Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Efecto de la Competencia
Positivos:
Negativos
Desempleo
INTRODUCCION GENERAL
“No es de la benevolencia del carnicero, del viñatero, del panadero, sino de sus
miras al interés propio es de quien esperamos y debemos esperar nuestro alimento”
“Rara vez se verán juntarse los de una misma profesión u oficio, aunque sea con
motivo de diversión o de otro accidente extraordinario, que no concluyan sus
juntas y sus conversaciones en alguna combinación o concierto contra el
beneficio común, conviniéndose en levantar los precios de sus artefactos o
mercaderías”
Dº Antitrust de EE.UU.
La primera ley federal antimonopolista, o antitrust, fue el Acta Sherman, que fue aprobada
por el Congreso de los Estados Unidos en 1890. El Acta Sherman prohíbe dos categorías de
prácticas: contratos, acuerdos, o combinaciones que restrinjan o detengan el comercio libre,
y prácticas monopolizantes que refrenen el desarrollo normal del comercio. Solo el
Departamento de Justicia de los Estados Unidos tiene jurisdicción para aplicar el Acta
Sherman en contra de los individuos y las empresas que violen esta ley.
En 1914, el Congreso de los Estados Unidos aprobó dos nuevas leyes antimonopolistas.
Primero, el Congreso aprobó el Acta de Comisión Federal de Comercio, que creó una
dependencia federal llamada la Comisión Federal de Comercio con jurisdicción civil y
penal sobre violaciones las leyes antimonopolistas. Segundo, el Congreso aprobó el Acta
Clayton, cuya función es fortalecer y reforzar la aplicación de las leyes antimonopolistas.
El Acta Clayton prohíbe nuevas prácticas antimonopolistas, como las fusiones y
adquisiciones de empresas que provocarían aumentos en precios, disminuirían opciones
comerciales, o que frenarían los avances de la innovación. El Acta Clayton también le
otorga a las respectivas procuradurías estatales el derecho de aplicar y hacer valer las leyes
federales antimonopolistas. El Congreso ha aprobado varias enmiendas al Acta Clayton,
primeramente en 1936 con el Acta Robinson-Pitman, que prohíbe las prácticas comerciales
discriminatorias. En 1976, el Congreso aprobó el Acta Hart-Scott-Rodino, que requiere que
toda empresa que desee fusionarse con otra empresa notifique al gobierno antes de la
fusión, con el fin de someterse a una investigación para determinar los efectos de la fusión
en el mercado.
Microsoft (2001)
A pesar de las supuestas reformas regulatorias, esta perniciosa tendencia en la aplicación
del antitrust ha continuado. El mejor y más reciente ejemplo es, por supuesto, US v.
Microsoft (2001). El centro del caso antitrust presentado por el Departamento de Justicia y
19 fiscales generales en 1998 fue que la decisión de Microsoft de integrar su navegador
Web, Explorer, en su sistema operativo Windows 98 excluía ilegalmente a los navegadores
de la competencia, como su rival Navigator de Netscape y evidenciaba un intento de
“monopolizar” que violaba la Ley Sherman.
Las acusaciones del gobierno nunca tuvieron sentido. El demandante argumentaba primero
que Microsoft tenía un monopolio en sistemas operativos (cerca de un 90% del mercado) y
que habían aprovechado ese poder en el mercado de navegadores para aplastar a Netscape.
Pero las cifras del gobierno de participación en el mercado eran muy incorrectas. Para
llegar a una supuesta porción de monopolio en el mercado, el tribunal aceptó una definición
del mercado relevante (“PCs de sobremesa de un solo usuario que usan chips compatibles
con Intel”), que excluía convenientemente todos los ordenadores y software de red
fabricados por los principales competidores de Microsoft como Apple, Sun, Novell y un
grupo de compañías más. Además, contar sólo sistemas licenciados permitía al Juez
Jackson excluir arbitrariamente todos los sistemas operativos vendidos en tiendas,
descargados de la web y todos los ordenadores “desnudos” enviados sin sistema operativo
en absoluto. Estos errores en los hechos estrechaban severamente el mercado competitivo
real y simplemente convertían a Microsoft en el monopolista que necesitaba el gobierno
para su violación de las leyes antitrust. Si la porción de mercado tiene algún sentido en el
análisis antitrust (lo que es extremadamente dudoso), la porción real de Microsoft en
cualquier mercado realistamente relevante era menor del 70% e insuficiente para cualquier
calificación de monopolio.
Apple (2013)
El pasado 10 de julio la Juez Federal de Nueva York Denise Cote falló que Apple conspiró
con varias editoriales para subir los precios de los libros electrónicos intentando así
eliminar la competencia, en particular de Amazon, una violación de las leyes
antimonopolios.
Además de lo anterior, la citada juez el pasado 6 de septiembre ha ordenado la prohibición
de que Apple pueda fijar acuerdos con cinco editoriales: Hachette, Harper Collins, Simon
& Schuster, y Penguin y Macmillan durante un periodo de 2 a 4 años
Así mismo también ha ordenado que Apple en el plazo de treinta días designe a auditor
externo, independiente, para que éste supervise el cumplimiento de la compañía de las leyes
contra monopolios.
Este país cuenta con una larga tradición regulatoria, cuya primera expresión concreta en
materia de libre competencia fue en 1890, donde se dicta su primera ley antimonopolios
que fue principalmente una readopción de los principios contenidos en el Common Law
sobre libertad de comercio.
Entre los empresarios más destacados de Estados Unidos, que forjarían las denominadas
giant corporations, sobresalieron los nombres de: Cornelius Vanderbilt (navieras y
ferrocarriles), John D. Rockefeller (petróleo), Andrew Carnegie (acero) y John Pierpont
Morgan (banca y finanzas).
Las discusiones sobre los intentos de monopolizar los mercados llegaron a Washington,
donde el debate se desarrolló apasionadamente. Uno de los más destacados críticos de los
monopolios fue el senador John Sherman, quien justificó su posición planteando que tal
como no se estaba dispuesto a tolerar a un rey en el poder político, tampoco se podía
permitir la existencia de un rey en la producción, el transporte y la venta de bienes.
Agregando que no se debía quedar sometido a los autócratas del mundo de los negocios,
cuyo poder les facilitaba obstaculizar la libre competencia y fijar los precios de los distintos
productos.
Ello generaría más tarde la instauración de leyes e instituciones cuyo objetivo (político)
inicial sería preservar las instituciones políticas y democráticas __eliminando a los
monopolios__, para luego pasar a un objetivo (económico) de proteger y garantizar la libre
competencia en el mercado.
1890. Sherman Act: Prohibe carteles y abusos unilaterales (Trust Petróleo y FFCC)
1911. The Rule of Reason: Caso Standard Oil & American Tobacco. Se dio paso a la
protección de la competencia y sus efectos en el mercado como fin de la ShA.
1914. Clayton Act: Determina condiciones para aplicación de la ShA y regula prácticas
restrictivas.
1914. Federal Trade Commission Act (agencia para la protección del consumidor y para
eliminar y prevenenir prácticas anticompetitivas.
Sherman Act.1890.
c) Las penas establecidas podían ser multas en dinero ($US 5.000) y, en casos específicos,
pena de cárcel, con una condena máxima de un año.
Estas disposiciones resultaron ser muy vagas, careciendo, además, de claridad al no definir
con precisión conceptos centrales como “monopolio”, “tentativa de monopolio” o
“restricción del comercio”, debiendo la jurisprudencia clarificarlas.
Hasta 1910 interpretación literal: La Sherman Act declaraba ilegal toda restricción al
comercio.
En el caso “Northern Pacific Railway Co. vs. United States” (1958), la Corte Suprema de
EE.UU sostuvo que “La Ley Sherman fue concebida como una amplia carta de libertades
económicas dirigida a preservar el ejercicio de una competencia libre e irrestricta como
norma de comercio.
a) los denominados contratos vinculantes (ventas atadas), por los cuales un cliente se ve
obligado a comprar un determinado producto, en circunstancias que prefiere uno distinto;
Todas estas prácticas no fueron definidas como ilegales per se –es decir, siempre–, sino
sólo cuando tenían el potencial de reducir significativamente la competencia.
Se busca controlar las fusiones, obligando a las partes a llevar a cabo la discusión dentro de
un plazo determinado, a efecto que las autoridades de defensa de la competencia puedan
investigar y, en su caso, impedir o modificar los términos en que se pretenda constituir la
operación que pueda coartar la competencia.
Épocas
1970 (Rule of Reason: Eficiencia económica se aplica principalmente. Per se Rule queda
acotado a acuerdos de precio)
El caso europeo es muy distinto del estadounidense. Algunos autores sostienen que el
modelo europeo de Antitrust se articuló por la primera vez en Austria a finales del siglo
XIX (desde donde se fue implantando al resto de Europa) y nació como rechazo al modelo
estadounidense.7
Después de 1945 Europa buscó nuevas estructuras económicas y políticas para evitar en el
futuro las catástrofes generadas por las dos guerras mundiales.
El desastre perpetrado por el régimen totalitario Nazi se originó en el mal uso del poder
sobre los recursos naturales de las industrias del hierro y del acero, convirtiendo las
empresas privadas en monopolios estatales que fueron utilizados posteriormente como
poderosas herramientas políticas. Este legado problemático dejó la idea que los monopolios
estatales controladores de una actividad comercial, y manejados fuertemente por un
gobierno, era algo que debía evitarse a toda costa. Como resultado, el Tratado de Roma
(Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea) se firmó en 1957 con el objetivo de
promover un mercado común y el desarrollo sostenible de la cohesión económica y social
entre los Estados miembros, eliminando las barreras y prohibiendo las preferencias,
forzando tanto a empresas privadas y estatales para competir en sus méritos, sin ser
asistidos o perjudicados por la intervención política.
Así, se buscó asegurar su desarrollo armonioso, reduciendo las diferencias ente las diversas
regiones, junto con contribuir, mediante una política comercial común, a la progresiva
supresión de las restricciones a los intercambios internacionales. Se reconoció por las
partes, sin embargo, que la eliminación de los obstáculos existentes exigiría una acción
concertada para garantizar un desarrollo económico estable, un intercambio comercial
equilibrado y una competencia leal. En este contexto, la creación de un régimen legal de
protección de la competencia jugó un papel fundamental en la consecución de este objetivo.
El Tratado de la Unión Europea establece entre sus principios que los Estados miembros y
la Comunidad instaurarán una política económica que se aplicará respetando el principio
de una economía de mercado abierta en régimen de libre competencia.
Uno de los objetivos del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea es la mejora del
nivel de vida y una continua y equilibrada expansión de la actividad económica, lograda
mediante el establecimiento de un mercado común cuya consecución no se vea malograda
por las barreras entre los Estados.
La política de competencia juega un papel importante para el logro de este objetivo, dado
que no tiene sentido garantizar la libre circulación de bienes y servicios si los consumidores
carecen de la posibilidad de elegir, libremente, entre varios oferentes a aquel que mejor
satisfaga sus necesidades en función de los precios o la calidad del producto. Y ello
sólomanete ocurrirá si la eliminación de los obstáculos públicos a la libre circulación
(aranceles, contingentes, regulaciones varias, etcétera) viene acompañada de una política
que prevenga y sancione las barreras que establecen los agentes privados mediante los
acuerdos de reparto de mercados, la fijación de precios o la limitación del comercio entre
Estados miembros.
Serán incompatibles con el mercado común y quedarán prohibidos todos los acuerdos entre
empresas, las decisiones de asociaciones de empresas y las prácticas concertadas que
puedan afectar al comercio entre los Estados miembros y que tengan por objeto o efecto
impedir, restringir o falsear el juego de la competencia dentro del mercado común y, en
particular, los que consistan en:
Será incompatible con el mercado común y quedará prohibida, en la medida en que pueda
afectar al comercio entre los Estados miembros, la explotación abusiva, por parte de una
o más empresas, de una posición dominante en el mercado común o en una parte
sustancial del mismo.
Así, sobre la base de estos artículos principales, y junto con el Reglamento del Consejo
Europeo sobre el Control de Concentraciones, se puede sostener que la política de
competencia de la Comunidad Europea se articula en torno a cuatro grandes ámbitos de
acción:
Todavía no hay consenso universal sobre cuál (s) debe (n) ser el (s) objetivo (s) del
derecho antitrust y cómo han de definirse correctamente las políticas de
competencia.
Objetivos Económicos
La competencia en sí.
2. Mejorar la eficiencia
Eficiencia estática
Eficiencia dinámica
Aunque con objetivos distintos, la libertad económica fue lo primero que quisieron
proteger los regímenes de competencia Europeos (unificación de un mercado
común) y los EE.UU (ideal democrático y frenar abusos).
MERCADO ESTADO
Desde que las fuerzas del mercado son desiguales, y en donde la libertad individual de un
actor puede socavar la libertad económica de otro (empresas monopólicas que expulsan a
competidores del mercado o que restringen su acceso a un mercado especifico), el derecho
de la competencia reacciona y coordina el ejercicio de estas libertades, limitando su campo
de acción y estableciendo garantías para protegerla (las libertades económicas
individuales no constituyen derechos absolutos).
El ordoliberalismo toma su nombre del anuario, editado por este grupo de autores,
llamado Ordo: Jahrbuch für die Ordnung von Wirtschaft und Gesellschaft al cual
contribuyen, además, autores como Friedrich von Hayek y Karl Popper.
1. Los precios tienen una función de información, para los actores económicos, acerca
del valor relativo de bienes y recursos escasos.
2. La situación anterior presupone estabilidad de la moneda y precios.
3. Los mercados deben ser abiertos. Debe existir acceso libre al mercado, lo que
presupone la no existencia de monopolios o carteles.
4. La propiedad privada sobre los medios de producción debe ser garantizada, pero se
debe obligar al uso responsable (incluyendo asuntos laborales y de utilización de
recursos comunes) de tal derecho.
5. Debe existir -en asuntos económicos - libertad contractual y de asociación
(incluyendo sindical). Las negociaciones entre esas asociaciones o individuos se
deben llevar a cabo sin intervención estatal, con la excepción de la imposición de
un salario mínimo cuando las condiciones de trabajo o económicas llevan los
ingresos a niveles incapaces de sostener las necesidades básicas de las familias.
6. Cada empresa debe asumir la responsabilidad y el riesgo por sus inversiones, la
rentabilidad y rendimiento de las mismas. Si una empresa quiebra, el estado no
debe rescatarla.
7. Debe haber constancia en la política económica a través de los cuales se disminuye
el riesgo para los actores económicos individuales.
8. Debe haber impuestos progresivos que permitan financiar el gasto público con el fin
de lograr una corrección empírica del ingreso nacional.
Ello permitiría una asignación más eficiente en los mercados, pero más importante
aún, una sociedad libre, en la medida que el Estado no caiga preso en los intereses
económicos de privados poderosos.
La libertad para competir, tal como lo entienden los ordoliberales, existe sólo dentro
de los confines de un orden de mercado que garantiza la ausencia de poder de
mercado.
II. El margen precio menos coste, que se basaría en la diferencia entre el precio y el coste
marginal19; esta medida se encuentra estrechamente ligada al concepto de índice de Lerner
que expresa dicho margen como una proporción del precio. III. Por último está la q de
Tobin, que es el ratio del valor de mercado de una empresa con respecto a su valor basado
en el coste de sustitución de sus activos. Esta medida no se aplica con la misma asiduidad
que las anteriores. Para completar el análisis emprendido por la Escuela de Harvard sólo
faltaría establecer algunos factores que caractericen o midan la estructura de mercado. El
más conocido es el grado de concentración de mercado, típicamente reflejado en las cuotas
de mercado de las empresas que operan dentro del mercado relevante. La concentración se
erige como una de las principales variables estructurales y juega un papel preponderante en
los estudios guiados por el paradigma E-C-R. Más adelante estudiaremos las medidas o
ratios de concentración más importantes. En segundo lugar estarían las barreras de entrada
y, por último, el nivel de sindicalización. Los primeros trabajos empíricos que relacionaron
la estructura de mercado con las medidas de resultados corrieron a cargo del mencionado
Bain20 en los años 50. Este autor, obsesionado por el papel que juegan las barreras de
entrada en el proceso competitivo, identifica tres tipos de fuentes básicas de barreras de
entrada: ventajas absolutas en coste, ventajas en diferenciación de producto y economías de
escala (Clarke, 1993: 108). Finalmente concluye que los beneficios son mayores en
aquellas industrias que soportan un mayor grado de concentración y grandes barreras de
entrada. Alentados por los estudios de Bain, numerosos economistas abordaron la
investigación con el objetivo de esclarecer el vínculo existente entre estructura y resultados
de mercado. Entre estos cabe mencionar a Schartzman (1959), Fuch (1961), Weiss (1963),
Comanor y Wilson (1967), Collins y Preston (1969), Caves (1972). En la mayoría de sus
trabajos se encuentra una relación positiva entre concentración de mercado (estructura) y
beneficios (resultados) no sin ciertas debilidades analíticas. A partir de los años 70, el
paradigma fue evolucionando ante nuevas evidencias que sugerían suprimir la rigidez
establecida por la relación unidireccional del modelo. Ahora se asume que los vínculos
entre la estructura, conducta, y resultados de mercado son mucho más complejos. En
particular, Clarke (1993: 14) subraya “la posibilidad de que la conducta y los resultados
afecten a la estructura, o de una forma más general, que la estructura, la conducta y los
resultados sean determinados conjuntamente en una determinada situación de mercado”.
Sea como fuere, el paradigma E-C-R y sus seguidores miran con recelo la concentración en
los mercados, pues consideran que ésta facilita la colusión, especialmente en el caso de que
concurran importantes barreras de entrada. El estudio de Salinger (1984) sobre
concentración y márgenes de beneficio puso de manifiesto que esa relación entre
concentración y beneficios empresariales sólo se estrecha si existen barreras a la entrada.
Parece lógico que, en ausencia de barreras de entrada, la concentración en una industria con
altos beneficios no duraría demasiado. Con las cuotas de mercado no sucede lo mismo que
con la concentración. Como señala Ordóñez de Haro (2009: 28), “elevadas cuotas de
mercado no son una evidencia directa de la presencia de poder de mercado”. La obtención
de altas cuotas de mercado por parte de las empresas suele reflejar su mayor
competitividad, un mayor grado de eficiencia alcanzado o la flexibilidad y el dinamismo
que el mercado moderno exige. Además, en lo que a política de competencia se refiere, el
enfoque de la Escuela de Harvard promueve una legislación orientada a la consecución de
objetivos a corto-medio plazo. Estos no se limitan a la búsqueda de la eficiencia, sino que
traspasan las fronteras puramente económicas para promover el progreso tecnológico, una
adecuada distribución de la renta, y la protección de la soberanía del consumidor (Schmidt
y Rittaler, 1989:17). Esta escuela considera el monopolio como un verdadero problema, por
lo que recomienda a las autoridades actuar de forma restrictiva ante las operaciones de
fusión. Además, se debería prestar especial atención a aquellas empresas que cumpliesen
ciertas características
estructurales, como por ejemplo, superar un determinado nivel del Índice de
HerfindhalHirschmann21. Esto se debe a su creencia en la efectividad de las barreras de
entrada. La Escuela de Harvard considera que, en aquellas industrias en las que existen
economías de escala, los productos estén diferenciados, o se cuenten con ventajas absolutas
en costes, la competencia potencial no es un riesgo real22. Aun con beneficios
extraordinarios, no se espera que entren nuevas empresas en el mercado, por lo que se
requiere intervención estatal. El problema se reduciría al cálculo de la pérdida de eficiencia
que se generaría en las empresas dominantes, un coste que los representantes de esta
escuela consideran soportable. Entre las principales críticas que se han vertido sobre el
paradigma E-C-R se recogen las dos más importantes: la primera, y más obvia, es su
defensa inicial de una visión de causalidad tan lineal. En particular, parece claro que los
factores de la estructura, aunque estáticos a corto plazo, podrían alterarse con el paso del
tiempo como consecuencia de las acciones (conducta) de las empresas de la industria. La
segunda crítica reside en la elección de las medidas utilizadas, ya que tanto la
concentración como la rentabilidad son variables difíciles de observar en la práctica
(Ordóñez de Haro, 2009: 30). A pesar de esto, el enfoque de Harvard sirvió de base para la
política de defensa de la competencia durante los años 6023 y hasta mitad de los 70, cuando
la ola neoconservadora comenzó a gestarse desde Chicago. En resumen, el paradigma E-C-
R sirvió para estimular un gran número de trabajos y establecer un conjunto de temas que
guiarían el desarrollo de la economía industrial, además de motivar la aparición de nuevas
teorías. Entre estas se encuentra la desarrollada por la llamada Escuela de Chicago que se
expone, a grades rasgos, a continuación.
Aquí subyace la hipótesis de que una mayor concentración facilita los acuerdos
colusorios entre las empresas, lo que se daría por diversos factores como que a
mayor concentración de la industria, mas fácil es disciplinar a los eventuales
miembros del acuerdo entre empresas, pues también será mas fácil detectar y
castigar a los que se desvíen de ellos.
Los efectos de esta visión sobre la política regulatoria han sido enormes. Así, un
conjunto de empresas, fundamentalmente en Estados Unidos, fueron obligadas a
desintegrarse horizontalmente, y a muchas mas se les impidió fusionarse, con el
objetivo de reducir la concentración. La divisioni, tanto horizontal como vertical, de
AT&T, que dio origen a las empresas de telefonía local conocidas como Baby Bells,
es un caso paradigmático en este proceso.
En los años 70’ la teoría pierde su hegemonía frente a los nuevos enfoques en
eficiencia presentados por la Escuela de Chicago.
“As a general proposition competition law consists of rules that are intended to
protect the process of competition in order to maximise consumer welfare”
(Richard Wish. Competition Law).
Este criterio permite que el derecho de la competencia se aplique no sólo de forma
general y abstracta, sino también en una forma dinámica y flexible toda vez que
permite al juez revisar en cada caso si el bien jurídico tutelado es vulnerado o no.
Proteger la Eficiencia
(La Escuela de Chicago y el nuevo enfoque relación ECD)
A pesar de las críticas que se puedan hacer a este conservador enfoque, en su haber hay
que poner el haber introducido el análisis económico riguroso a la política de
competencia. Es más, las recientes contribuciones en la aplicación de la teoría de juegos
se pueden considerar como un avance en la comprensión del comportamiento de
empresas y mercados a través de modelos analíticos que tratan de mantener el mismo
rigor que la teoría de precios, en esta ocasión desde la perspectiva de la interacción
estratégica.
En los años 70’ surge una nueva visión acerca de cómo estudiar la organización
industrial. Se origina como una crítica a la visión tradicional que analíticamente no
convencía en sus fundamentos.
La Escuela de Chicago, propone un nuevo enfoque ECD, en donde sugiere que las
altas utilidades (desempeño) y la concentración de la industria (estructura) podrían
provenir también de una mayor eficiencia de las empresas (conducta) por
innovación o economías de escala, o bien del establecimiento de barreras
estratégicas por parte de los operadores establecidos, y no necesariamente por
conductas colusivas o por una menor competencia.
Importancia. Las consecuencias de esta visión son, entre otras, que la mayor
concentración puede significar no solo más eficiencia, sino que también menores
precios para los consumidores.
Proteger la Eficiencia
A diferencia del enfoque tradicional que planteaba una relación unidireccional entre
la estructura de un mercado (oligopolios/concentración), la conducta (colusión y
falta de competencia) y el desempeño de sus empresas (altas utilidades), el nuevo
enfoque postula que las relaciones no son mecánicas ni unidireccionales.
¿Qué es la Eficiencia?
Ejemplo: Un productor de zapatos “No es lo mismo hacer bien las cosas, que hacer las
cosas correctas”.
Por otro lado, el concepto de eficiencia tiene una significado estático y otro
dinámico:
a. Enfoque estático: utilización óptima tanto de los recursos existentes como también
para lograr economías de escala.
Al igual que en el extranjero, en Chile también existe discusión respecto al bien jurídico
protegido. Nuestra piedra angular de defensa de la libre competencia, el Decreto Ley Nº
211 de 1973, establece expresamente el bien jurídico protegido, al señalar:
Art. 1º: “La presente ley tiene Ley por objeto promover y defender la libre competencia en
los mercados. Los atentados contra la libre competencia en las actividades económicas
serán corregidos, prohibidos o reprimidos en la forma y con las sanciones previstas en
esta ley”.
Sin embargo, no se define qué se entiende por “libre competencia”. Sobre el particular, no
establece ningún objetivo específico.
¿Para qué sirve determinar cuál es el bien jurídico tutelado por el derecho de la Libre
Competencia?
Según Valdés:
2.- Delimita las competencias de los órganos públicos y por tanto el ejercicio del ius
puniendi
3.- La concisión del tipo del art 3, le brinda al bien jurídico una importancia
interpretativa fundamental
4.- Como es expresión del ius puniendi el bien jurídico, asimismo, permite la
determinación de las causales de justificación de ciertas conductas.
La Doctrina
Tratado Internacional de Libre Comercio con EE.UU
El concepto de libre competencia en Chile, al igual que en Europa y EE. UU., ha tenido una
evolución y no existe uniformidad en su objetivo. Sin embargo, podemos distinguir dos
grandes etapas en las cuales se ha puesto mayor énfasis a uno o más objetivos en particular:
“el monopolio y las prácticas monopólicas son contrarias a una sana y efectiva
competencia en el abastecimiento de los mercados ya que mediante el control de la oferta o
demanda es posible fijar precios artificiales y lesivos al interés del consumidor [bienestar
del consumidor], como asimismo que tales actividades no incentivan la producción;
protegen al productor o distribuidor ineficiente [eficiencia]; tienden a la concentración del
poder económico [libertad] y distorsionan el mercado en perjuicio de la colectividad”
[eficiencia].
Como advierte el autor José Tomás morel, esta declaración de intenciones demuestra una
preocupación por alcanzar diversos objetivos, tanto de eficiencia y protección del
consumidor, como políticos en relación con la concentración del poder económico.