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Ramos Pazos, Rene - Derecho de Familia Tomo II PDF
Ramos Pazos, Rene - Derecho de Familia Tomo II PDF
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DERECHO DE FAMILIA
TOMO II
ED I TO RIAL
JURIDICA
DE CH IL E
T Í T U L O IV
DE LA FILIACIÓN
4
los hijos naturales, pero sin llegar a otorgarles los mismos dere-
chos que a los hijos legítimos. Tuvieron que transcurrir más de
46 años para que esta discriminación odiosa desapareciera, y
todos los hijos pasaran a tener los mismos derechos. Ello viene a
ocurrir recién con la Ley Nº 19.585, publicada en el Diario
Oficial de 26 de octubre de 1998, que entra en vigencia un año
después (art. 9º ).
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
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Costa Rica, que en su art. 17 Nº 5 proclama que "La ley debe
reconocer iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera del
matrimonio como a los nacidos dentro del mismo".
c) Prioridad del interés del hijo. La Declaración de los Derechos
del Niño, proclamada por Naciones Unidas en 1959, señala que
"El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes
tienen la responsabilidad en su educación y orientación; di-cha
responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres". La
reforma busca hacer realidad este principio a través de varias
disposiciones que, en cada caso, iremos estudiando. Especial
mención merece el art. 222 inc. 2°: "La preocupación fundamental
de los padres es el i n t e r é s s u p e r i o r del hijo, para lo cual procurarán
su mayor realización espiritual y material posible, y lo guiarán en
el ejercicio de los derechos esenciales que emanan de la
naturaleza humana de modo conforme a la evolución de sus
facultades". Muchas otras disposiciones se inspiran en la misma
idea (v. gr., arts. 225, inc. 3°, 229, etc). La Ley de Adopción, Ley
Nº 19.620, que debe ser considerada complementaria de la Ley N°
19.585, consagra cabalmente este principio.
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P RIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
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a) El padre y la madre de este hijo son el hombre y la mujer
que se sometier on a l a aplicación de estas técnicas (inc. 1º), y
b) No se puede en este caso impugnar la filiación; ni se
admite reclamar una filiación diferente.
De acuerdo a lo que se acaba de expresar, en el caso en que
en la aplicación de estas técnicas se hubiere recurrido a un
tercero (donante de espermios o de óvulos; o utilización de un
útero ajeno), el hijo ni el tercero tendrían acción de reclamación
de filiación. Por su parte, ni los padres ni el hijo podrían impug-
nar esta filiación.
En esta forma el legislador chileno cierra la puerta a juicios
difíciles, a veces escandalosos, como los que han tenido que co-
nocer y resolver los tribunales extranjeros.
Nos asisten dudas sobre la constitucionalidad del art. 182.
Ello, porque como lo veíamos recién, en conformidad al art. 7° de
la Convención sobre los Derechos del Niño (vigente para Chile
desde el 12 de septiembr e de 1990), todo niño tiene el der echo,
en la medida de lo posible, a conocer a sus padres. Y no debe
olvidarse que el art. 5° de la Carta Fundamental establece como
límite al ejercicio de la soberanía del Estado el respeto a los
derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana, entre
los cuales está, sin ninguna duda, el derecho de toda persona a
conocer sus propias raíces (der echo a la identidad).
Muchas otras interrogantes plantea la norma, las que tendrán
que ser resueltas cuando se dicte la ley especial sobre
fecundación asistida, que se anunció al discutirse el proyecto de
ley que dio origen a la Ley N° 19.585.
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
la legislación anterior. Dice el art. 45, inc. 2º que "los que tengan
la calidad de adoptantes y adoptados conforme a la Ley N° 7.61 3
o a las reglas de la adopción simple contempladas en la Ley Nº
18.703, continuarán sujetos a los efectos de la adopción previstos
en las respectivas disposiciones, incluso en materia sucesoria".
En la forma dicha se produce respecto de esas personas la
sobrevivencia de la legislación conforme a la cual se verificó la
adopción.
Cabe agregar que el mismo art. 45 en su inc. 3° establece que
"No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, esos adoptantes y
adoptados, cualquiera sea su edad, podrán acordar que se les
apliquen los efectos que establece el art. 37, inc. 1° de esta ley –
es decir, que el adoptado tenga la calidad de hijo del adoptante–
si se cumplen los requisitos siguientes". Estos requisitos los
estudiaremos más adelante.
De acuerdo a lo que se acaba de señalar, podría sostenerse
que hoy día, salvo los casos de sobrevivencia de las Leyes N º s
7.613 y 18.703, que recién mencionamos, no existe propia-mente
filiación adoptiva, pues lo que tipifica una institución son sus
efectos y, en conformidad al art. 37 de la 1ey N° 19.620, "la
adopción c o n c e d e al adoptado el estado de hijo de los adop-
tantes, con todos los derechos y deberes recíprocos establecidos
en la ley, y extingue sus vínculos de filiación de origen, para todos
los efectos civiles...". Sin embargo, ello no es tan efectivo, por
cuanto el adoptado mantiene la vinculación con su familia
biológica para el solo efecto del impedimento dirimente de
matrimonio establecido en el art. 5º de la Ley de Matrimonio Ci-
vil. Así lo dice el art. 37, inc. 1°, que después de establecer la
regla general –la desvinculación de su familia biológica– agrega
"salvo los impedimentos para contraer matrimonio establecidos
en el art. 5° de la Ley de Matrimonio Civil, los que subsistirán".
En relación con lo que venirnos diciendo, cabe agregar que al
discutirse el proyecto que dio lugar a la Ley N° 19.585 se dejó
constancia por la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia
y Reglamento del Senado que se juzgaba "impropio consignar en
todo caso como fuente de filiación a la adopción, considerando
que de acuerdo a las disposiciones legales vigentes (vigentes a esa
época) —Ley N° 7.613 y Ley N° 18.703–, la adopción común o la
adopción simple no generan estado civil
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ni extinguen los vínculos de filiación biológica, lo que produce
en cambio la adopción plena" (Boletín del Senado N° 1060-07,
pp. 64-65). Finalmente, cuando el proyecto se transformó en Ley
–Ley N° 19.585– quedó consignado que "la adopción, los dere-
chos entre adoptante y adoptado y la filiación que pueda esta-
blecerse entre ellos, se rigen por la ley respectiva" (art. 179, inc.
2°). La "ley respectiva" ha pasado a ser la Ley N° 19.620, que,
como acabamos de señalar, entró en vigencia el 27 de octubre
de 1999, junto con las reformas introducidas por la Ley N°
19.585.
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
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El inc. 2º del art. 183 señala que "En los demás casos la ma-
ternidad se determina por reconocimiento o sentencia firme en
juicio de filiación, según lo disponen los artículos siguientes".
Ello quiere decir que si la maternidad no queda determinada en la
forma que venimos estudiando, sea porque la declaración del
requirente no coincide con el comprobante de parto sea porque
no constan en la inscripción las identidades del hijo y de la
madre, sea porque no existe comprobante del parto, la de-
terminación sólo podrá hacerse por reconocimiento de la madre o
por sentencia firme en juicio de filiación.
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
quier tiempo, salvo el caso de los nacidos después de los 300 días
de decretada la separación judicial, con lo que claramente la.
norma se separa de la regla del art. 76.
La presunción se apoya en el hecho de que el marido al tiempo
de casarse haya tenido conocimiento del embarazo de la mujer. Por
ello el inc. 2° del art. 184 establece que "no se aplicará , esta
presunción respecto del que nace antes de expirar los ciento
ochenta días subsiguientes al matrimonio, si el marido no tuvo
conocimiento de la preñez al tiempo de casarse...". La excepción
nos acerca, ahora sí, a la regla del art. 76.
Pero el marido, en este caso, puede desconocer la paternidad
interponiendo la correspondiente acción de desconocimiento de
paternidad que se tramita en el plazo y forma de la acción de
impugnación (art. 184, inc. 2°). Será entonces el hijo quien
tendrá que probar que su padre se casó con conocimiento del
estado de preñez de su madre, lo que deberá hacer en el co-
rrespondiente juicio de desconocimiento de paternidad inicia-do
por su padre, art. 212. Como observa Court, a partir de la
reforma de la Ley N° 19.585, la distinción entre impugnación y
desconocimiento de paternidad está explícitamente formulada en
el propio Código (art. 184, incs. 2° y 4°) y fuera de él (art. 6° de la
Ley N° 4.808) (Eduardo Court Murasso, Nueva Ley de Filiación,
Edit. ConoSur Ltda., año 1999, p. 36).
Como acabamos de señalar, la acción de desconocimiento se
tramita en el plazo y forma de la acción de impugnación (art. 184,
inciso final). Pero, como explica Corral, "la coincidencia de los
plazos y forma no convierte esta acción en una de impugnación n,
porque en este caso lo que se pide al juez no es que compruebe la
falsedad de la filiación presumida, sino únicamente que constate
los supuestos de hecho del desconocimiento: esto es, que el
marido ignoraba. el embarazo al tiempo del matrimonio y que no
reconoció al hijo por actos positivos. Como se trata de hechos
negativos, la carga de la prueba recaerá en el demandado (el hijo,
por sí o representado)" (Hernán Corral Talciani, Determinación de la
filiación y acciones de estado en la reforma de la Ley N° 19.585, 1998,
Universidad de Los Ancles, Santiago de Chile, p. 56).
En el caso de los hijos nacidos después de 300 días de de-
cretada la separación judicial de sus padres, por excepción ope-
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ra la presunción de paternidad por el hecho de consignarse como
padre el nombre del marido, a petición de ambos cónyuges, en la
inscripción de nacimiento del hijo. La excepción es ampliamente
justificada, pues si los dos padres piden que se con-signe como
padre al marido, ello implica un manifiesto reconocimiento de
paternidad. Hacemos notar que para que opere esta excepción,
debe consignarse como padre el nombre del marido, a petición de
ambos cónyuges, no bastando en consecuencia la sola voluntad
del marido o de la mujer (art. 184, inc. 3°).
En todo caso, "la paternidad así determinada o desconocida
podrá ser impugnada o reclamada, respectivamente, de acuerdo
con las reglas establecidas en el Título VIII" (art. 184, inciso final).
En relación con el art. 184 se ha fallado que "habiendo nacido
el menor dentro y durante la vigencia del matrimonio de su madre
con su marido, la filiación que por mandato del art. 180 del
Código Civil corresponde al menor, por haberse concebido y
nacido durante la vigencia de ese matrimonio, es la de hijo
matrimonial de los cónyuges, pues es absolutamente cierto que es
su madre y el art. 184 del Código citado presume que dicho niño
es hijo del marido. De esa manera, conforme al art. 185 del Código
Civil, la filiación matrimonial queda determinada por el
nacimiento del hijo durante el matrimonio de sus padres, con tal
que la maternidad y la paternidad estén establecidas, de acuerdo
con los arts. 183 y 184 del mismo Código. La inscripción de
nacimiento del menor en que se indicó como padre de éste a uno
distinto del marido, así como su posterior reconocimiento como
hijo natural por un tercero, no surtieron ningún efecto, como
quiera que la filiación legítima del hijo, hoy filiación
matrimonial, quedó determinada de pleno derecho en virtud de la
presunción p a t e r is es que consagra el art. 184, inc.. 1° del
Código Civil; y no puede ser desvirtuada sino en la forma y por
las personas que indican los arts. 212 al 216 del mismo Código, y
en tanto ello no ocurre, la presunción legal de paternidad surte
todos sus efectos. Así, y de conformidad al art. 189 del mismo
Código Civil, el reconocimiento de un hijo no procede si tiene
una filiación, como ocurre en ese caso en que el hijo tiene
filiación matrimonial, no cabe sino acoger la demanda de
impugnación de la paternidad natural" (Corte de Temuco, 6 de
mayo de 2002, causa rol 1843-2001).
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
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517. RECO NO CI MIE NT O VO LU NTARI O TÁ CI TO O PRESU NTO . Es el
que la ley colige del "hecho de consignarse el nombre del padre o
de la madre, a petición de cualquiera de ellos, al momento de
practicarse la inscripción de nacimiento del hijo...". Trata de esta
forma de reconocimiento el art. 188, inc. 1°.
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En relación con el N° 1 de esta disposición, debemos formular
los siguientes comentarios:
1) Es semejante a lo que establecía el art. 271 N° 1, inc. 1º,
para el reconocimiento de un hijo natural. Al igual que a lo que
allí ocurría, para que opere no basta una referencia accidental,
tangencial o casual a la calidad de hijo. Así, por ejemplo, si una
persona confiere un mandato por escritura pública y señala que
"confiere poder a su hijo XX...", esa declaración no constituye
reconocimiento, por cuanto no ha sido hecha con el objeto de
reconocerle, sino de conferirle poder.
2) Llama la atención, y nos parece un error de ubicación de
la norma, que diga que se puede reconocer al hijo en el acto de
matrimonio de sus padres, desde que la disposición está es-
tablecida en el párrafo de la filiación no matrimonial, en que no
hay matrimonio.
3) En el caso que el reconocimiento se haga en la inscripción
de nacimiento del hijo, sólo podrá realizarse al momento de
practicarse tal inscripción, porque una vez hecha ésta, no se
puede modificar sino en virtud de sentencia judicial ejecutoria-da
(art. 17, Ley N° 4.808).
4) Debe relacionarse con los arts. 37 y 38 de la Ley N° 4.808,
que, con las modificaciones introducidas por las Leyes NOS 19.585 y
19.947, han quedado con el siguiente tenor: Art. 37: "El Oficial del
Registro Civil no procederá a la inscripción del matrimonio sin
haber manifestado privadamente a los contrayentes que pueden
reconocer a los hijos comunes nacidos antes del matrimonio para
los efectos de lo dispuesto en el artículo siguiente". El art.. 38
agrega: "En el acto del matrimonio o de requerir la inscripción a
que se refiere el art. 20 de la Ley de Matrimonio Civil, podrán los
contrayentes reconocer los hijos habidos con anterioridad, y la
inscripción que contenga esa declaración producirá los efectos
señalados en el inciso segundo del art. 185 del Código Civil".
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to especial y solemne. Lo último constituye una excepción a las
reglas generales.
Si el reconocimiento tiene su origen en un testamento, no
cabe hacerlo a través de mandatarios, desde que la facultad de
testar es indelegable (art. 1004).
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
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distintas actitudes: a) no comparecer a la audiencia preparato-
ria; b) comparecer y negar la filiación; c) comparecer y mani-
festar dudas sobre su paternidad o maternidad, y d) comparecer y
reconocer al hijo.
En cualquier momento durante la tramitación de la causa –
antes de que se sepa el resultado de las pruebas periciales bio-
lógicas o con posterioridad a ello– el demandado puede
reconocer al hijo, lo que hace que se trate de un reconocimiento
voluntario provocado. Voluntario, porque no hay sentencia
condenatoria, y provocado, porque es el resultado de una gestión
iniciada por el hijo.
En el caso de producirse este reconocimiento, deberá
levantarse un acta, que el tribunal deberá remitir, en copia
autoriza-da, al Registro Civil, para que se subinscriba al margen
de la inscripción de nacimiento del hijo o hija.
Si el reconocimiento voluntario no se produce y se dicta sen-
tencia que acoge la acción de reclamación, no se puede hablar va
de reconocimiento voluntario, sino, simplemente, de recono-
cimiento judicial (forzado), caso en que de conformidad al
artículo 221 del Código Civil, deberá subinscribirse la sentencia
al margen de la inscripción de nacimiento del hijo o hija.
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA- EFECTOS DEL MATRIMONIO
cio (art. 8º , inc. 1°, Ley N° 4.808). El art. 189, inciso final
confirma el carácter de requisito de oponibilidad al establecer que
"el reconocimiento no perjudicará los derechos de terceros de
buena fe que hayan sido adquiridos con anterioridad a la
subinscripción de éste al margen de la inscripción de nacimiento
del hijo".
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lo hace se exprese de alguno de los modos señalados en los arts.
187 y 188, según el reconocimiento sea voluntario expreso,
tácito o presunto o provocado.
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA- EFECTOS DEL MATRIMONIO
431.
REPUDIACIÓN DEL RECONOCIMIENTO. El hijo puede repudiar el
reconocimiento de que ha sido objeto (art. 101). En la historia de
la ley quedó claro que la repudiación procede aun-que sea
efectiva la filiación que se le pretende imponer (Informe
Comisión, Boletín 1060-07. p. 86).
Ya hemos explicado que el reconocimiento constituye un
acto jurídico unilateral que se perfecciona por la sola voluntad
de quien reconoce, sin que intervenga la voluntad del recono-
cido. Sin embargo, el hecho del reconocimiento da lugar a la
filiación y de ella derivan importantes consecuencias jurídicas
que pueden resultar inconvenientes para el reconocido, v. gr., la
obligación de otorgar alimentos al padre o madre. No es aven-
turado pensar; por otra parte, que el reconocimiento pueda ser el
resultado de mezquinos cálculos de un padre o madre que
actuaron movidos más que por un afán de proteger al hijo, pen-
sando en mejorar su propia situación.
Por ello la ley tenía que contemplar una instancia que per-
mitiera al hijo "zafarse" de los efectos del reconocimiento. Ello lo
puede lograr repudiando el reconocimiento, lo que tendrá que
hacer en los plazos y cumpliendo los requisitos que establecen
los arts. 191 y ss. Peñailillo, defendiendo la idea de la
repudiación, explica que "atendido el carácter unilateral del
reconocimiento, no es razonable que por esa decisión quede el
reconocido atrapado, en la situación de tener que emprender
todo un litigio impugnatorio". "Es apropiado entonces –conti-
núa– que el solo repudio, como acto simple y también unilate-
ral, le baste. Y quien quiera alterar el estado de cosas existente,
que accione (reclamando estado) " (ob. cit., p. 24).
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PRI MERA PARTE: DERECHO DE FAMI LIA- EFECTOS DEL MATRIMONI O
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tará los actos válidamente celebrados con anterioridad a ella".
La norma actual, art. I91, inc. 50 , es diferente: "la repudiación
privará retroactivamente al reconocimiento de todos los efectos
que beneficien exclusivamente al hijo o sus descendientes".
Luego tratándose del hijo o de sus descendientes la
repudiación opera retroactivamente. Por ello, "el hijo no podría
pretender suceder al padre que ha fallecido antes de que él
repudiara el reconocimiento" (Corral, ob. cit., p. 29) .
No obstante –agrega este autor– "cl efecto retroactivo no al-
tera los derechos ya adquiridos por los padres o terceros ni afecta
los actos o contratos válidamente ejecutados o celebrados con
anterioridad a la subinscripción (art.. 19I.5). La norma que man-
tiene los derechos adquiridos por los padres no debe extender-se
al derecho hereditario que pudiere invocar el progenitor en la
sucesión del hijo que reconoce, pues en tal caso la utilidad de la
repudiación en este caso se vería seriamente mermada" (Corral
Talciani, ob. cit., p. 29).
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PRIMERA PARTE. DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEI. MATRIMONIO
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la época permitían la investigación de la paternidad. No era, eso
sí, el caso del Código francés, que en su art. 340 la prohibía ex-
presamente, inspirado seguramente en aquella terrible máxima
atribuida a Napoleón de que "la sociedad no tiene interés en que
los bastardos sean reconocidos". Agrega este autor que la crítica
no debe ser hecha a Bello, sirio más bien a la Comisión Revisora
"ya que Bello, en el art. 313 del proyecto de 1853, contemplaba
"
varios casos en que era posible investigar la paternidad
(Evolución del Código Civil chileno, 2a edición, Edit. Temis, 1983,
Bogotá, Colombia, Nº 89, p. 100).
Si bien no cabía la investigación de la paternidad, no ocurría
lo mismo con la maternidad, pues desde sus orígenes el Código
establecía en el art. 288 que el hijo ilegítimo tenía derecho a que
la madre le asistiera con los alimentos necesarios, si no podía
obtenerlos del padre, agregando que esta acción no se podía
intentar en contra de una mujer casada. El art. 289 establecía
que "si la demandada negare ser suyo el hijo, será admitido el
demandante a probarlo con testimonios fehacientes que
establezcan el hecho del parto y la identidad del hijo...".
La situación cambió con la Ley N° 5.750, de 2 de diciembre
de 1935, que modificó el art. 280, admitiendo la investigación de
la paternidad en varios casos, pero únicamente para los efectos
de reclamar alimentos.
Recién en el año 1952, la Ley N° I0.27I permitió la investi-
gación de la paternidad para obtener la calidad de hijo natural,
condición que ya confería derechos de alimentos de mayor en-
tidad y derechos hereditarios.
En resumen, tenernos que concluir que ha habido en lo re-
lativo a la investigación de la paternidad una larga y lenta
evolución que comienza el año 1935 con la Ley N° 5.750 y que
culmina el año 1998, con la dictación de la Ley N° 19.585. Nues-
tro legislador no ha dado saltos, simplemente ha ido ajustando
las normas a la realidad social del momento y no parece nece-
sario abundar en razones para demostrar que el Chile del siglo
s.f. es muy diferente al de mediados del siglo XIX.
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
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teriza la filiación matrimonial es que los padres estén casados y
por ello para que se declare esta filiación debe demandarse con-
juntamente a ambos (art. 180).
En el caso en que sea el padre o la madre quien demande la
filiación matrimonial del hijo, debe el otro padre intervenir
forzosamente en el juicio, so pena de nulidad. Así lo establece el
art. 204, inciso final. Y ello también es plenamente justificado,
pues el resultado del juicio va a afectar a arribos padres. Por
consiguiente, y teniendo en cuenta los electos relativos de las
sentencias judiciales (art. 3°, inc. 2° del Código Civil), resulta
absolutamente necesario emplazar a ambos padres.
Si bien la norma señala que "deberá el otro progenitor in-
tervenir forzosamente en el juicio...", es evidente que sólo es
necesario emplazarlo, sin que sea indispensable que haga
gestiones en la causa. Deberá, por cierto, aunque no
comparezca, ser notificado de todas las resoluciones que se
dicten en el juicio, so pena de nulidad (art. 768, N° 9 del Código
de Procedimiento Civil).
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PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA -EFECTOS DEL MATRIMONIO
32
El plazo de tres años contado desde la muerte del padre o
madre se aplicará también cuando el hijo hubiere fallecido sien-do
incapaz, correspondiendo la acción en este caso a los herederos
del hijo. Corral señala que "podría pensarse que en tal caso los
herederos del hijo disponen del plazo otorgado en el art. 207: tres
años desde la muerte del hijo (no del padre). Pero creemos -
agrega- que debe considerarse preferentemente la norma del art.
206, que claramente establece una excepción a la regla general
que establece la extinción de la acción de reclamación en caso de
muerte del supuesto progenitor" (ob. cit., p. 5I).
El art. 206 representa una innovación con respecto al anterior
art. 272, que exigía que aquel que pretendiera obtener
judicialmente la calidad de hijo natural, debía intentar su demanda
en vida del supuesto padre o madre.
33
3) En cuanto al tribunal competente, es el juez de letras de
mayor cuantía del domicilio del demandado. Ello aun cuando el
hijo sea menor de edad, con lo que queremos decir que no es
materia de la competencia de los juzgados de menores. Cabe
agregar que a partir del 1° de octubre de 2005, conocerán de
esta materia los Tribunales de Familia (art. 8°, N° 9 de la Ley N°
19.968, de 30 de agosto de 2004). El procedimiento aplicable
será el establecido en el Título III, arts. 9° y ss., de la Ley N°
19.968.
34
Cabe entonces preguntarse si fallecido el supuesto padre (o
madre) es posible demandar a sus herederos considerando que
según el art. I097 del Código Civil, los herederos representan al
causante; y que la regla general es que los derechos y
obligaciones sean transmisibles.
En general, la doctrina nacional se pronuncia por la negati-
va, estimando que la acción de reclamación de filiación se debe
intentar en vida del supuesto padre (o madre), salvo la excepción
muy especial contemplada en el art. 206 (caso del hijo póstumo o
cuando alguno de los padres fallece dentro de los ciento ochenta
días siguientes al parto). En este sentido René Abeliuk, La filiación
y sus efectos, Editorial jurídica de Chile, 2000, N° 106, p. 160;
Paulina Veloso, La filiación en el nuevo Derecho de Familia, Edit.
Lexis Nexis, 2001, p. 190; Hernán Corral: "Determinación de la
filiación y acciones de estado en la reforma de la Ley N° 19.585",
artículo publicado en la Revista de Der ech o d e l a Univ ersi da d
Católica de Valparaíso XX, I999, p. 48).
El tema lo puso de actualidad un voto disidente del ministro
Kokisch y del abogado integrante René Abeliuk M., recaído en
una sentencia de la Corte Suprema de 2 de noviembre de 2004
(causa rol 2820-3), en que se sostiene que es posible de-mandar
a los herederos. René Abeliuk, redactor de la disidencia,
reconoce que con anterioridad él mismo pensaba de modo
distinto.
En defensa de esta tesis se pueden dar los siguientes argu-
mentos:
a) El texto del art. 205 si bien dice que la acción "le corres-
ponde sólo al hijo contra su padre o madre", lo es en el en-
tendido que el padre o madre, está vivo. Si está fallecido, entra a
operar el art. 1097, que establece que Yos herederos representan
al causante. El art. 205 no impide que pueda demandar a los
herederos, por lo que, aplicando la regla general, de que los
herederos representan al causante, debería admitirse tal
demanda.
b) Cuando la ley quiere impedir que se demande a los here-
deros, lo dice en forma expresa, como ocurría, por ejemplo, en el
art. 272 del Código Civil (anterior a la Ley N° 19.585), que a la
letra establecía: "En los casos a que se refieren los números 2°, 3°
y 4° del artículo anterior, la calidad de hijo natural sólo podrá es-
35
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
Esta norma era lógica en el caso de los hijos naturales, va que la filiación
natural sólo creaba una vinculación entre el padre (o madre) y el hijo. por lo que
parecía razonable que si fallecía el padre (o madre) no pudiera demandarse a sus
herederos. Pero, con la entrada en vigencia de la Ley Nº 19.585, la situación cambia,
pues el reconocimiento incorpora al hijo a la familia de su progenitor.
41)3
f) El art. 5° transitorio de la Ley N° 19.585 constituye un
buen argumento para concluir que puede demandarse a los he-
rederos. En efecto, el inc. 3° de esa disposición dispuso: "No
obstante, no podrá reclamarse la paternidad o maternidad
respecto de personas fallecidas con anterioridad a la entrada en
vigencia de la presente ley". Luego cabe entender, contrario
sensu, que si a la fecha en que entró en vigencia la Ley N°
19.585 -27 de octubre de 1999– el padre o madre estaba vivo, a
su muerte los herederos pueden ser demandados.
g) Uno de los principios fundamentales de la Ley Nº
19.585, es reconocer a toda persona el derecho a la identidad,
esto es, a poder conocer sus orígenes. Se trata de un derecho
consagra-do expresamente en la Convención sobre los Derechos
del Niño, cuyo art. 7º , punto 1, establece: "El niño será
inscripto (sic) inmediatamente después de su nacimiento y
tendrá derecho des-de que nace a un nombre, a adquirir una
nacionalidad y, en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y
a ser cuidado por ellos". También puede mencionarse la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, llamado
comúnmente Pacto de San José de Costa Rica, que en su art. 18
establece que "toda persona tiene derecho a un nombre propio y a
los apellidos de sus padres...". Justamente para asegurar este
derecho a la identidad la Ley Nº 19.585, asegura una amplia
investigación de la paternidad y maternidad. De lo que se viene
diciendo fluye que se trata de un derecho humano por lo que
atendido lo dispuesto en el art. 5º de la Constitución, tiene
aplicación preferente.
Parece ilustrativo señalar que la Sala Constitucional de la
Corte Suprema de justicia de Costa Rica, resolvió el 12 de marzo
de 1999 anular una parte del art. 95 del Código de Familia
estimando dicho tribunal que el derecho a la identidad no puede
tener limitaciones procesales que lo afecten en su esencia; y por-
consiguiente, la acción no puede caducar ni aun después de la
muerte del progenitor" (citado por Paulina Veloso, ob. cit., p. I84).
h) Debo reconocer que hay un argumento en la historia
fidedigna de la ley que parece debilitar la interpretación que ve-
nimos defendiendo: en el proyecto enviado por el Presidente de
la República a la Cámara de Diputados, se contenía un artículo
–el 200– que decía: "En caso de haber fallecido alguno
37
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA EFECTOS DEL MATRIMONIO
38
por "antecedentes suficientes" que hicieran plausible los hechos
en que se fundaba la demanda. Así, según Hernán Corral, lo que
exigía la ley eran antecedentes "como una expresión más amplia y
comprensiva de prueba o principio de prueba", esto es, de
"cualquier elemento inteligible, separado y distinguible del escrito
de demanda, del cual pueda desprenderse razonablemente una
conjetura de realidad de los hechos alegados por ésta". ("Control
previo de admisibilidad de la demanda en los juicios de filiación".
RDJ,, t. 96, la parte, p. 131). Una opinión distinta encontrábamos
en Paulina Veloso, quien afirmaba que "de acuerdo a las palabras
empleadas en el precepto, el requisito consistiría en que en la
demanda se deberán mostrar, exponer o aportar, datos,
referencias, historial, que hagan atendible los hechos en que ella
se funda", agregando que "no resulta, en cambio, posible sostener
que sea necesario aportar antecedentes contenidos en
documentos o instrumentos separados o distintos al escrito de
demanda. (Paulina Veloso, La filiación en el nuevo Derecho de Familia,
Edit. Lexis Nexis, 2001, pp. 141 y ss.). René Abeliuk tenía una
opinión semejante a la de Paulina Veloso. Afirmaba que "el
sentido de la norma actual es que el juez debe efectuar un
examen de la demanda. Y con él determinar si la acción aparece
bien fundada" (René Abeliuk Manasevich, La Filiación y sus efectos,
Editorial jurídica de Chile, 2000, p. 132).
La jurisprudencia sobre este punto fue abundante,
inclinándose, en general, por la segunda posición.
La Ley N° 20.030, al derogar el artículo 196, puso término a la
discusión. Sólo nos resta agregar que, a nuestro juicio, el le-
gislador al suprimir el referido artículo 196, actuó con mucho
sentido de la realidad, pues la exigencia en cuestión era difícil de
cumplir, por lo que la mayor parte de las demandas de re-
clamación de filiación eran declaradas inadmisibles.
39
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
40
los Tribunales de Familia, por cuanto la Ley N ' 19.968 estable-
ce en su art. 28 la libertad de prueba, estableciendo que "todos
los hechos que resulten pertinentes para la adecuada resolución
del conflicto familiar sometido al conocimiento del juez podrán
ser probados por cualquier medio producido en conformidad a
la ley". Además el art. 54 establece que "podrán admitirse como
pruebas: películas cinematográficas, fotografías, fonografias,
videograbaciones, otros sistemas de reproducción de imagen o de
sonido, versiones taquigráficas y, en general, cualquier medio
apto para producir fe" (inc. 1º), agregando en seguida que "el
juez determinará la forma de su incorporación al
procedimiento, adecuándola, en lo posible, al medio de prueba
más análogo". Cabe agregar que en conformidad al art. 32 de la
Ley N° 19.968, los jueces apreciarán la prueba de acuerdo a las
reglas de la sana critica. Agrega esta norma: "en consecuencia,
no podrán contradecir los principios de lógica, las máximas de
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados. La
sentencia deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda
la prueba rendida, incluso de aquélla que hubiere desestimado,
indicando en tal caso las razones tenidas en cuenta para hacer-
lo". Y el inciso final expresa que "la valoración de la prueba en la
sentencia requerirá el señalamiento de los medios de prueba
mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de los
hechos, de modo de contener el razonamiento utilizado para
alcanzar las conclusiones a que llegare la sentencia".
b) La ley admite las pruebas periciales de carácter biológico.
La más conocida es la prueba del ADN (sigla que corresponde al
ácido desoxirribonucleico), técnica inventada por los ingleses en
el año 1985, que según el decir de los especialistas, tiene un
grado de certeza, para excluir la paternidad o maternidad, que
alcanza a un 100% , y para incluirla oscila entre el 98,36 al
99,9999999982% .
La prueba del ADN es la más conocida, pero no la única,
pues existen otras, como el "análisis de grupos y subgrupos san-
guíneos" y "el análisis de antígenos de histocompatibilidad". La
primera tiene un grado de certeza de un I00% para excluir la
paternidad o maternidad, y de un 60 a un 70% para incluirlas; y
en la segunda, la probabilidad de exclusión es del I00% y el
valor de inclusión entre el 90 y el 99% .
41
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
42
puede constituir plena prueba (Gaceta jurídica N° 51, p. 83). En un
mismo sentido RDJ, t. 99, sec. l', p. 37; Gaceta Jurídica 266, p. 105;
Gaceta Jurídica 272 N° 8, p. 156; Gaceta Jurídica 285, Nº 3, p. 118;
Gaceta jurídica 289: sentencia de Corte de Concepción de 22 de
enero de 2003, causa rol 3436-2002; Corte de Concepción, 22 de
septiembre de 2003, rol 4336-2002.
La Ley N° 20.030 ha puesto término a esta discusión al re-
emplazar el inciso segundo del artículo 199 del Código Civil, por 4
incisos, uno de los cuales –el cuarto– señala que "la negativa
injustificada de una de las partes a practicarse el examen –se
refiere a la pericia biológica– hará presumir legalmente la pater-
nidad o la maternidad, o la ausencia de ella, según corresponda".
El inciso quinto de la misma norma determina cuándo hay ne-
gativa injustificada: "Se entenderá que hay negativa injustificada
si, citada la parte dos veces, no concurre a la realización del
examen. Para este efecto, las citaciones deberán efectuarse bajo
apercibimiento de aplicarse la presunción señalada en el inciso
anterior".
43
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEI. MATRIMONIO
41.1
requisito, ya que pudiera no estar en conocimiento del círculo
social de los interesados, pero no ser por ello menos permanente,
y entendió que de esta manera se alcanza en mejor medida el
propósito de la disposición (Boletín 1067-07, p. 114).
El inc. 2° agrega que "si el supuesto padre probare que la
madre cohabitó con otro durante el período legal de la
concepción, esta sola circunstancia no bastará para desechar la
demanda, pero no podrá dictarse sentencia en el juicio sin
emplazamiento de aquél". No tenemos clara la razón por la que
haya que emplazar a esta tercera persona. Tampoco sabemos qué
electos produce este emplazamiento ¿Se pretenderá con ello, nos
preguntamos, que la sentencia le afecte? ¿Significa que la sen-
tencia podría establecer la filiación respecto de este tercero? Nos
parece que ello no es posible, dado que el emplazamiento no se
hace al inicio del pleito, ya que la prueba de que la madre
cohabitó con otro se rendirá durante el probatorio. Por ello este
tercero quedaría en la indefensión, con lo que la norma sería
inconstitucional por vulnerar el art. 19, N° 3, inc. 5° de la Carta
Fundamental (debido proceso).
45
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
46
piadas en el Párrafo 2° del Título VIII del Libro 1 del Código Civil,
el del domicilio del demandado o demandante, a elección de este
último".
47
PRIM IRA PARTE: DERECHO DE FAMILIA-EFECTOS DEL MATRIMONIO
48
ción que debe intentar es la de impugnación fundada en el
artículo 2I2. A ella nos referiremos en los puntos que siguen.
49
totalidad del plazo (cuando fallece e] marido sin haber tomado
conocimiento del parto) o por el tiempo que faltare para
completarlo, en caso contrario (art. 213, inc. 1°).
No cabe que los herederos o terceros interesados impugnen si
el padre hubiere reconocido al hijo como suyo en su testamento
o en otro instrumento público (art. 2113, inc. 2°).
410
suprimió el calificativo "voluntario", porque en lo sucesivo el re-
conocimiento siempre va a tener este carácter (Boletín I060-07, p.
103).
51
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA- EFECtOS DEL MATRIMONIO
52
quedado establecido en autos, no es hija legítima de los cónyuges
litigantes, porque no existió el parto que le dio origen". "Ha-
biéndose producido tal hecho, él hace revivir la acción de
impugnación..." (Corte Suprema, 16 de noviembre de 1988, Fallos
del Mes N° 360, p. 7 4 6 ).
53
entren en funcionamiento los Juzgados de Familia creados por la
Ley Nº I9.968, el ejercicio de las acciones de reclamación e
impugnación de filiación se someterá a las siguientes reglas:
a) Se sujetará al procedimiento ordinario. sin los trámites de
réplica y dúplica. Las apelaciones que se deduzcan en contra de
las sentencias definitivas o interlocutorias que ponen término al
juicio o hacen imposible su continuación, gozarán de preferencia
para figurar en tabla y en su vista y fallo.
b) Para efectos de lo dispuesto en el artículo I99 del Código
Civil, el juez recabará por la vía más expedita posible, antes de
citar a las partes a oír sentencia, los resultados de las pericias
practicadas que no hubieren sido informadas al tribunal.
c) Las causas va radicadas en los juzgados Civiles al
momento de la entrada en vigencia de esta ley (entiéndase al 5 de
julio de 2005) se someterán a las dos reglas anteriores, en tanto
el estado procesal en que se encuentren lo permita".
54
I) Autoridad paterna;
II) Patria potestad;
III) Derecho de alimentos, y
IV) Derechos hereditarios.
55
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
'° Ver MARICRUZ Gómez DE LA TORRE "El interés superior de) niño", Gaceta
Jurídica 228, p. 23.
56
nal de la crianza y educación de sus hijos" (inc. 1°). "El cuidado
personal del hijo no concebido ni nacido durante el matrimonio,
reconocido por uno de los padres, corresponde al padre o madre
que lo haya reconocido. Si no ha sido reconocido por ninguno de
sus padres, la persona que tendrá su cuidado será determinada
por el juez" (inc. 2°).
Cabe observar que aunque la ley no hace distinción entre los
hijos, no puede desconocer dos realidades: 1. Que los hijos
pueden ser producto de filiación matrimonial o no matrimonial, y
2. Que cualquiera sea el caso –filiación matrimonial o no ma-
trimonial–, los padres pueden vivir juntos o separados.
Tratándose de hijos producto de un matrimonio, el cuida-do
personal de su crianza y educación corresponde a ambos padres,
que lo deben ejercer de consuno. Si alguno de ellos fallece, esta
función pasa al sobreviviente.
En el caso de los hijos de filiación no matrimonial, el cuida-do
corresponde al padre o madre que lo haya reconocido (art. 224,
inc. 2°). Sin embargo, si el reconocimiento ha sido por resolución
judicial con oposición del padre o de la madre, este padre o madre
quedará privado del cuidado del hijo. Así resulta de aplicar el art.
203: "Cuando la filiación haya sido determinada judicialmente
contra la oposición del padre o madre, aquél o ésta quedará
privado de la patria potestad v, en general, de todos los derechos
que por el ministerio de la ley se le confieren respecto de la
persona y bienes del hijo o de sus descendientes. El juez así lo
declarará en la sentencia y de ello se dejará constancia en la
subinscripción correspondiente.
Tratándose de padres separados, toca a la madre el cuidado
personal de los hijos (art. 225, inc. 1 °). Esta norma no se aplica
en dos casos: a) cuando existe un acuerdo de los padres en sen-
tido diverso, y b) cuando por resolución judicial se dispone otra
cosa.
a) Acuerdo de los padres. Así lo consigna el inc. 2° del art.
225: "No obstante, mediante escritura pública, o acta extendida
ante cualquier oficial del Registro Civil, subinscrita al mar-gen de
la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días
siguientes a su otorgamiento, ambos padres, actuando de común
acuerdo, podrán determinar que el cuidado personal de uno o
más hijos corresponda al padre...".
57
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA -EFECTOS DEL MATRIMONIO
58
6°. Cuando maltrataren o dieren malos ejemplos al menor, o
cuando la permanencia de éste en el hogar constituyere un
peligro para su moralidad, y
7°. Cuando cualesquiera otras causas coloquen al menor en
peligro moral o material.
Respecto al derecho de cuidado, cabe agregar que el padre
quedará privado de él cuando haya sido condenado por un delito
e significación sexual cometido en la persona del hijo (art. 370 bis
del Código Penal).
En relación con la materia que estamos tratando, la Corte e
Apelaciones de Santiago ha resuelto que "el hecho de convivir la
madre con quien no es su cónyuge legítimo, ni el padre de los
menores, en el mismo hogar que éstos habitan, la inhabilita en
los términos de los arts. 223, inc. 2° del Código Civil (esta
referencia debe entenderse hecha hoy día al art. 225, inc. 3°) y 42
Nº 6 de la Ley N° 16.618, por cuanto con ello da un manifiesto y
permanente eral ejemplo, que implica un necesario peligro para la
moralidad de los hijos, debiendo entregarse al padre la tuición"
(RDJ, t. 86, sec. 2ª, p. 30). Tiene este fallo un interesante voto
disidente del Ministro don Carlos Cerda F.
59
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
60
padre o la madre que no tenga el cuidado personal del hijo no
será privado del derecho ni quedará exento del deber, que con-
siste en mantener con él una relación directa y regular, la que
ejercerá con la frecuencia y libertad acordada con quien lo tiene
a su cargo, o, en su defecto, con las que el juez estimare con-
veniente para el hijo". Agrega la norma que "se suspenderá o
restringirá el ejercicio de este derecho cuando manifiestamente
perjudique el bienestar del hijo, lo que declarará el tribunal
fundadamente ".
La disposición recién citada introduce algunas precisiones
importantes respecto a la situación existente antes de entrar en
vigencia la Ley N° 19.585. En efecto, explicita que el padre que
no tiene el cuidado del hijo, no sólo tiene el derecho, sino el
deber de "mantener con sus hijos una relación directa y regu-
lar..." (Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Jus-
ticia y Reglamento, Boletín 1060-07, pp. 145-146). Por la misma
razón –se explica en el informe– se eliminó el vocablo "visitas"
por considerarse que limitaba en algunos casos esta
comunicación tanto en cuanto a su substancia como a la forma
en que puede ejercerse, entregándose, a falta de acuerdo de los
padres, al tribunal la determinación de la frecuencia y libertad
que ha de mantener esta relación, siempre en el marco de que
sea di-recta con el hijo y efectuada con periodicidad regular.
Finalmente se acotaron las extensas facultades que antes tenía el
Tribunal de Menores, al establecerse que la frecuencia y libertad
de esas relaciones será la que el juez estime conveniente "para
el hijo", y que la comunicación entre el padre o la madre y el
hijo sólo se suspenderá o restringirá cuando perjudique el
bienestar de este último en forma manifiesta, declaración que el
tribunal deberá hacer en resolución fundada (Boletín cit., p.
146).
Al transformarse el "derecho de visitas" del padre que no tiene
el cuidado personal del hijo, en un "derecho-deber", puede ser
compelido a cumplir con esta obligación de padre mediante
apremios en los términos contemplados en el art. 543 del Códi-
go de Procedimiento Civil, según veremos en el punto siguiente.
La Corte de Santiago, en sentencia de 7 de junio de 1995,
resolvió que "la visita de un padre a un hijo que como medida
cautelar haya podido resolver un juez civil ordinario, conociendo
una denuncia de la Ley N° 19.325 (Ley sobre violencia intra-
61
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO )
62
ejercer el cuidado personal del menor, y no se debatiere la forma
en que éste se relacionará con el padre o madre que quede
privado de su cuidado personal, la resolución se pronunciará
sobre este punto, con el mérito de los antecedentes que consten
en el proceso (inc. 2º, según texto actual establecido por la Ley N°
19.968).
En seguida, la disposición que venimos comentando resuelve
varias situaciones distintas:
a) Si por razones imputables a la persona a cuyo cuidado se
encuentre el menor, se frustra, retarda o entorpece de cualquier
manera la relación en los términos en que ha sido establecida, el
padre o madre a quien le corresponde ejercerla, puede solicitar
la recuperación del tiempo no utilizado, lo que el tribunal
dispondrá prudentemente (inc. 3°);
b) En el caso en que el padre o madre a quien corresponda
mantener la relación con el hijo dejase de cumplir, injustifica-
damente, la forma convenida para el ejercicio del derecho o la
establecida por el tribunal, puede ser instado a darle
cumplimiento, bajo apercibimiento de decretar la suspensión o
restricción, lo que no obstará a que se decreten apremios
cuando procedan, de conformidad al inc. 3° del art. 66, esto es,
de acuerdo al art. 543 del Código de Procedimiento Civil (arresto
hasta por 15 días o multa proporcional, que se puede repetir)
(inc. 3°). Respecto a esta norma, podemos acotar que se trata de
una sanción que sólo procede respecto del padre o madre que
deja de cumplir injustificadamente la relación con el hijo;
c) El tribunal puede disponer la suspensión o restricción
del ejercicio del derecho cuando manifiestamente perjudique el
bienestar del hijo e incluso si se acompañan antecedentes graves
y calificados que lo justifiquen, puede accederse provisio-
nalmente a la solicitud. La resolución del tribunal debe ser
fundada y podrá disponer que se ponga en conocimiento de los
terceros que puedan resultar involucrados, como los encargados
del establecimiento educacional en que estudie el menor (inc.
5°), y
d) El tribunal, luego de oír a los padres y a la persona que
tenga el cuidado personal del menor, podrá conferir derecho a
visitarlo a los parientes que individualice, en la forma y condi-
ciones que determine, cuando aparezca de manifiesto la conve-
63
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEI. MATRIMONIO
64
El inc. 3° prescribe que "confiada por el juez la tuición a uno
de los padres o a un tercero, el hijo no podrá salir sino con la
autorización de aquel a quien se hubiere confiado"; y el inc. 4°
(después de la modificación de la Ley N° 19.711) establece que.
"Regulado el derecho a que se refiere el art. 229 del Códig o Ci-vil
-derecho a tener una relación directa y regular con el hijo-por
sentencia judicial o avenimiento aprobado por el tribunal, se
requerirá también la autorización del padre o madre a cuyo
favor se estableció ".
El permiso que exige el art. 49 de la Ley de Menores se debe
prestar por escritura pública o por escritura privada autorizada
por un notario público. No se necesitará este permiso si el
menor sale del país en compañía de la persona o personas que
deben prestarlo (art. 49, inciso final).
para que éste logre "el pleno desarrollo en las distintas etapas de
su vida", tal como lo consigna la Carta Fundamental, y lo reitera
el art. 236 del Código Civil.
65
PRIMERA PARTE; DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
66
N° 19.585). Con la reforma, al eliminarse las distintas categorías de
hijos, la regla pasó a operar sea que se trate de filiación ma-
trimonial o no matrimonial, de tal suerte que hoy días todos los
hijos tienen abuelos, y éstos están obligados a suministrar alimen-
tos a sus nietos si los padres no estuvieren en condiciones de
hacerlo.
El art. 233 mantiene la idea que antes establecía el art. 231,
inc. 2°, de que "en caso de desacuerdo entre los obligados a la
contribución de los gastos de crianza, educación y establecimiento
del hijo, ésta será determinada de acuerdo a sus facultades
económicas por el juez, el que podrá de tiempo en tiempo mo-
dificarla, según las circunstancias que sobrevengan.
67
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
68
e) Que el que haga las suministraciones dé noticia al padre o
madre lo más pronto posible. Si por muerte o inhabilidad de los
padres., estos faltaren, la noticia deberá darse a quien
corresponda la sustentación del menor.
69
junto, idea que posteriormente se cambió, volviéndose a lo que ha
sido la tradición en nuestro Código Civil.
El art. 243 la define diciendo que "es el conjunto de derechos
y deberes que corresponden al padre o a la madre sobre los
bienes de sus hijos no emancipados".
Como se puede apreciar, la gran innovación que en esta
materia incorporó la Ley Nº 19.585 es conferir la patria potestad
tanto al padre como a la madre, v, además, sin distinguir si la
filiación de los hijos es matrimonial o no matrimonial. Nos parece
uno de los cambios más trascendentes de la nueva normativa.
Para apreciarlo en todas sus implicancias, recordemos
únicamente que con anterioridad sólo se encontraban sometidos
a patria potestad los hijos legítimos, quedando, por consiguiente,
excluidos los hijos naturales. Por ello sólo tos padres legítimos
tenían la representación legal de sus hijos menores. El padre
natural carecía de ese derecho. Al hijo natural lo re-presentaba
su tutor o curador. Y de aquí derivaban una serie de
consecuencias del más alto interés. como, por ejemplo, que para
enajenar bienes raíces del hijo natural se requería pública
subasta (a) t. 394). Con la reforma introducida por la Ley Nº
19.585, tal exigencia desapareció, y en buena hora, porque ella
dificultaba la administración de los bienes del menor. Por la
misma razón —no tener la patria potestad— antes el padre
natural no tenía la administración ni el goce de los bienes del
hijo, porque eran atributos de la patria potestad.
70
a ser reparada por el DL 328, de 1925, y posteriormente por la
Ley N° 5.521, del año 1934, que sólo a falta del padre otorga-ron
la patria potestad a la madre, situación que se mantuvo hasta la
entrada en vigor de la Ley N° 19.585.
Como con la reforma de la Ley Nº 19.585, la patria potestad la
puede tener tanto el padre como la madre, o ambos en con-junto,
y uno de los atributos de la patria potestad es la representación
del menor, es fundamental para los terceros que contratan con
éste conocer quién realmente lo representa, para saber con quién
tiene que entenderse. Por ello, la ley ha dado una serie de
normas, sobre las cuales es necesario poner atención. Nos parece
que la situación puede resumirse del modo siguiente:
a) Si no hay acuerdo entre los padres, la patria potestad la
tiene el padre (art. 243, inc. 3°).
b) Los padres pueden acordar que la patria potestad la tenga
el padre, la madre, o el padre o madre en conjunto. Este acuerdo
es solemne, siendo la solemnidad el que se haga por escritura
pública o en acta extendida ante cualquier oficial del Registro
Civil.
c) judicialmente se puede confiar el ejercicio de la patria
potestad al padre o madre que carecía de este derecho, o radicarlo
en uno solo de los padres, si la ejercían conjuntamente (art. 244,
inc. 3°).
d) Tanto en el caso del acuerdo de los padres, como de exis-
tir una resolución judicial que atribuya la patria potestad a al-
guno de ellos o a ambos, deberá subinscribirse el acuerdo o la
sentencia al margen de la inscripción de nacimiento del hijo. En
conformidad al art. 244, tal subinscripción deberá practicar-se
dentro de los treinta días siguientes a su otorgamiento.
Esto último nos plantea una duda ¿qué pasa si la subinscrip-
ción se realiza después de transcurridos los 30 días? ¿Significa
que es nulo el acuerdo o que la sentencia ya no se puede cumplir?
Dicho de otro modo, el plazo para practicar la subinscripción
¿constituye una solemnidad del acuerdo o simplemente es una
medida de publicidad frente a terceros?
La subinscripción sólo constituye una medida de publicidad
frente a terceros –así aparece del art. 246 del Código Civil y del
art. 8° de la Ley N° 4.808– y, por ello, no vemos por qué se exi-
71
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
72
cargo el cuidado personal del hijo, en conformidad al art. 225. Y
el art. 225 se refiere exclusivamente a los padres, no al tercero,
cuya situación está contemplada en el art. 226.
f) Si la paternidad y maternidad han sido determinadas ju-
dicialmente contra la oposición del padre y de la madre, no
corresponde a éstos la patria potestad, por lo que será necesario
nombrar al hijo un tutor o curador (art. 248, que debe relacio-
narse con el art. 203).
Queremos terminar este punto con una recomendación prác-
tica: en lo sucesivo cuando se contrate con un menor o se le quiera
demandar, deberá tenerse a la vista un certificado de su naci-
miento al día, para saber quién lo representa. Sólo así se tendrá la
seguridad de entenderse con el auténtico representante legal del
hijo.
73
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
74
fiere el derecho legal de goce sobre todos los bienes del hijo, con
las siguientes excepciones:
a) Bienes que integran el peculio profesional o industrial del
hijo (art. 250, Nº 1). Respecto de estos bienes, el goce lo tiene el
hijo (art. 251).
h) Bienes adquiridos por el hijo a título de donación, he-
rencia o legado, cuando el donante o testador ha estipulado que
no tenga el goce o la administración quien ejerza la patria
potestad; o haya impuesto la condición de obtener la
emancipación, o haya dispuesto expresamente que tenga el goce
de esos bienes el hijo (art. 250, N° 2).
e) Las herencias o legados que hayan pasado al hijo por in-
capacidad, indignidad o desheredamiento del padre o madre que
tiene la patria potestad, caso en que el goce corresponderá al
hijo o al otro padre (art. 250, N° 3).
Si el padre o la madre que tiene la patria potestad no puede
ejercer el derecho de goce sobre uno o más bienes del hijo, este
derecho pasará al otro; y si ambos estuvieren impedidos, la
propiedad plena pertenecerá al hijo y se le dará un curador para
la administración (art. 253, inc. 2°).
75
1) Para enajenar o gravar bienes raíces del hijo, aun perte-
necientes a su peculio profesional o industrial, o derechos
hereditarios, se requiere de autorización judicial con conocimiento
de causa (art. 254). La norma es semejante al art. 255 anterior a
la reforma de la Ley Nº 19.585, con la salvedad que se reemplaza
la voz "hipotecar" por "gravar". Además —y esto es más
importante— se amplió la limitación a la enajenación y gravamen
de los derechos hereditarios que corresponden al hijo. Ello con el
objeto de que esta norma "guarde armonía con la necesidad de
autorización que el art. 1749, inciso tercero, establece para
celebrar tales actos respecto de los derechos hereditarios de la
mujer casada en sociedad conyugal" (Boletín 1060-07, p. 169).
La sanción para el caso de incumplimiento es la nulidad re-
lativa.
2) En conformidad al art. 255, no podrá donar parte alguna
de los bienes del hijo, ni darlos en arriendo por largo tiempo, ni
aceptar o repudiar una herencia deferida al hijo, sino en la forma
y con las limitaciones impuestas a los tutores y curado-res. Estas
limitaciones están contempladas en el art. 402, para las
donaciones; en el art. 407, para los arriendos; y en el art. 397
(reiterado en los arts. 1225, 1236 y 1250), para la aceptación o
repudiación de una herencia.
Respecto de las donaciones, debe distinguirse entre:
a) bienes inmuebles, y
b) bienes muebles.
El padre no podrá donar bienes raíces del hijo, ni aun con
autorización judicial (art. 402, inc. Luego, si lo hace: nulidad
absoluta, por ser una norma prohibitiva (arts. 10, 1466, 1682).
Tratándose de bienes muebles, para donarlos requiere de autori-
zación judicial. El juez sólo autorizará estas donaciones cuando
exista "una causa grave, como la de socorrer a un consanguíneo
necesitado, contribuir a un objeto de beneficencia pública u otro
semejante, y con tal que sean proporcionadas a las facultades del
pupilo, y que por ellas no sufran un menoscabo notable los
bien es productivos" (art. 402, inc. 2°). El padre no tiene limitacio-
nes para hacer gastos de poco valor destinados a objetos de
caridad o de licita recreación (art. 402, inc. 3°). La sanción si no
se otorga la autorización judicial es la nulidad relativa (art. 1682).
76
En el caso de los arriendos, el padre no podrá dar en arriendo
los bienes raíces del hijo por más de cinco años si son urbanos,
ni por más de ocho si son rústicos, ni por más tiempo que el que
falte para que el menor cumpla 18 años (arts. 255 y 407). La
sanción si se incumple es la inoponibilidad: el contrato no afecta
al menor más allá de los 5 u 8 años, según se trate de predios
urbanos o rústicos, ni más allá del plazo que le falte para cumplir
18 años.
Tratándose de la aceptación de una herencia, el padre tiene
que aceptar con beneficio de inventario (arts: 255, 397, 1250). Si
no lo hace de esa fórma, el menor no será obligado por las deudas
y cargas de la sucesión sino hasta concurrencia de lo que existiere
de la herencia al tiempo de la demanda o se probare haberse
empleado efectivamente en su beneficio (art. 1250, inciso final).
Respecto de la repudiación de una herencia, el padre requiere
de decreto de juez con conocimiento de causa (art.. 255 en
relación con el art. 397; y art. 1236). La última norma señalada
tiene más amplitud que las anteriores, por cuanto no alcanza sólo
a la repudiación de una herencia, sino también a la de los
legados, que requieren de autorización judicial si se refieren a
bienes raíces o a bienes muebles que valgan más de un centavo. La
sanción a una repudiación hecha sin la competente autorización
judicial será la nulidad relativa por haberse omitido un requisito
que mira al estado o calidad del menor (art. 1682).
3) Tiene también el padre limitaciones respecto de la partición
de bienes en que tenga interés el menor.
Requiere de autorización judicial para provocar la partición de
las herencias o de bienes raíces en que tenga interés el menor
(art. 1322). La autorización se requiere sólo para provocar la
partición, no para intervenir en una partición que se haga de
común acuerdo, en conformidad al art. 1325 (así lo resolvió la
Corte Suprema, con fecha 27 de septiembre de 1937, en juicio
"Fritz con sucesión Fritz").
La designación de partidor, salvo la que haya sido hecha por
el juez, debe ser aprobada por la justicia (art. 1326).
La falta de autorización judicial para provocar la partición o la
omisión de la aprobación judicial del partidor nombrado, trae
consigo la nulidad relativa de la partición.
77
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
78
rior era inconveniente para la convivencia familiar y además in-
necesario, ya que cabe suponer que quien ejerce la patria
potestad ha ido informando adecuada y oportunamente a sus hijos
(Boletín 1060-07, p. 173).
79
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
80
diendo llegar a generar una obligación natural (arts. 1470, N° 2,
1682, 1691). Sin embargo, la ley se ha puesto en el caso de que el
hijo tenga peculio profesional, lo que podría inducir a los ter-ceros
a contratar con él creyendo que lo está haciendo dentro de ese
peculio, y por ello, como manera de proteger a esos ter-ceros,
establece que tales actos obligan al hijo en su peculio profesional o
industrial. Si no tiene peculio profesional o industrial, se vuelve a
la sanción normal (nulidad relativa).
El inc. 2° del art. 260 establece una excepción a la regla del
inc. 1º, es decir, en ese caso no se va a obligar el peculio profe-
sional o industrial. Dice: "Pero no podrá tornar dinero a interés, ni
comprar al fiado (excepto en el giro ordinario de dicho peculio) sin
autorización escrita de las personas mencionadas (padre, madre o
curador). Y si lo hiciere, no será obligado por estos contratos, sino
hasta concurrencia del beneficio que haya reportado de ellos".
81
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
627. JUICIOS DEL HIJO EN CONTRA DEL PADRE O MADRE QUE EJERCE
LA PATRIA POTESTAD. El art. 263 establece que "siempre que el
hijo tenga que litigar como actor contra el padre o la madre que
ejerce la patria potestad, le será necesario obtener la venia del
juez y éste, al otorgarla, le dará un curador para la litis".
82
Nada dice la ley sobre el caso en que sea el padre o la madre
que tiene la patria potestad quien demande al hijo. Frente a este
vacío se estima que por el hecho de que el padre o la madre
demande al hijo, lo está autorizando para litigar. En este caso se le
debe designar un curador para que lo represente en la litis. Así
ha sido resuelto (RDJ, t. 38, sec. P , p. 396).
83
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
84
633. LA LEY N° 19.585 ELIMINÓ LA EMANCIPACIÓN VOLUNTARIA.
Antes de entrar en vigencia la Ley N° 19.585 la emancipación era
de tres clases: voluntaria, legal y judicial. La ley recién citada supri-
mió la emancipación voluntaria, que era la que se producía por
un acuerdo entre el padre y el hijo. La eliminación nos parece ade-
cuada, pues tenía muy poca aplicación. En definitiva, hoy día la
emancipación sólo puede ser legal o judicial (art. 269, parte final).
454
va, aunque recaiga indulto sobre la pena, a menos que, atendida
la naturaleza del delito, el juez estime que no existe riesgo para el
interés del hijo, o de asumir el otro padre la patria potestad, y
4" En caso de inhabilidad física o moral del padre o madre, si
no le corresponde al otro ejercer la patria potestad".
Es importante señalar que con anterioridad a la entrada en
vigencia de la Ley Nº 19.585, para que los malos tratos pudieran
constituir la causal de emancipación judicial era necesario que
pusieran en peligro la vida del menor o amenazaren con causarle
grave daño (antiguo art. 267, N° 1), exigencias que hoy no
contempla el art. 271, Nº 1.
En el caso del Nº 2", deberá tenerse presente lo que dispone el
inc. 2° del art. 19 de la Ley N° 14.908: "Para los efectos de los
números 3º y 4º del art. 267 del Código Civil (con la reforma de la
Ley N° 19.585, la referencia debemos entenderla he-cha al N° 2°
del art. 271) se entenderá que hay abandono por parte del padre
o madre por el hecho de haber sido apremiado en la loma
señalada en el inciso anterior para el pago de pensiones de una
misma obligación alimenticia".
La Ley N° 19.617, publicada en el Diario Oficial de 12 de julio
de 1999, que modificó el Código Penal en relación con los delitos
de violación y otros de significación sexual, intercaló en dicho
Código el art. 370 bis, que contiene otra causal de emancipación
judicial. Dice la norma: "El que fuere condenado por alguno de
los cielitos a que se refieren los dos párrafos anteriores cometido
en la persona de un menor del que sea pariente, quedará privado
de la patria potestad si la tuviere o inhabilita-do para obtenerla si
no la tuviere y, además, de todos los derechos que por el
ministerio de la ley se le confieren respecto de la persona y bienes
del ofendido, de sus ascendientes y descendientes. El juez así lo
declarará en la sentencia, decretará la emancipación del menor si
correspondiere, y ordenará dejar constancia de ello mediante
subinscripción practicada al margen de la inscripción de
nacimiento del menor". Agrega el inc. 2° que "El pariente
condenado conservará, en cambio, todas las obligaciones legales
cuyo cumplimiento vaya en beneficio de la víctima o de sus
descendientes".
86
637. LA SENTENCIA QUE DECLARE LA EMANCIPACIÓN JUDICIAL
DEBE SUBINSCRIBIRSE. Así lo establece el inciso final del art. 271
"La resolución judicial que decrete la emancipación deberá su-
binscribirse al margen de la inscripción de nacimiento del hijo".
Esta subinscripción es un requisito de publicidad para que di-
cha resolución afecte a terceros (art. 8° de la Ley N° 4.808).
87
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
88
bio legislativo en esta materia no implicó modificar un estado civil
preexistente ni que se fijaran nuevas condiciones para adquirir
este estado civil..." (Disposiciones transitorias de la Le Nº 19.585.
Modificaciones al Código Civil en materia de filiación sucesión por causa
de muerte, Departamento de Derecho Privado, Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, 1999, p.
145). Y no deja de ser importante esta observación, pues a falta de
norma expresa, debe estarse a lo establecido en el art. 3°, inc. 1º
de la Ley de Efecto Retroactivo de las Leyes, según el cual el
estado civil adquirido conforme a una ley anterior constituye un
derecho adquirido, que debe subsistir aunque la ley bajo cuyo
imperio se constituyó pierda después su fuerza.
En todo caso y pese a que técnicamente el art. 1º transitorio
es deficiente, es claro en cuanto a que quien tenía la calidad de
hijo natural al 27 de octubre de 1999, ha pasado a tener, a partir
de esa fecha, los derechos que la nueva legislación establece para
los hijos.
Sin embargo, si su padre o madre hubiere fallecido con
anterioridad a la entrada en vigencia de la ley (antes del 27 de oc-
tubre de 1999), como los derechos hereditarios se ajustan a la
legislación vigente a la época de la apertura de la sucesión (art.
10, transitorio, inc. 3°) , a estos hijos les va a corresponder
únicamente lo que la legislación anterior al 27 de octubre de 1999
establecía para los hijos naturales. Ello significa que con-
curriendo con hijos de matrimonio hijos legítimos según la ter-
minología vigente a esa época, llevará, en términos generales, la
mitad de lo que a aquéllos correspondiere.
89
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
90
demandar el reconocimiento, de acuerdo a las nuevas disposicio-
nes, con una sola limitación: no pueden citar al mismo padre o
madre para que confiese la paternidad o maternidad.
91
no estaba sujeto a patria potestad; su representante legal era su
tutor o curador. Como hoy día la patria potestad se extiende a
todos los hijos, la ley en su art. 4° transitorio resolvió la situación
creada por el cambio de legislación del modo siguiente: "La
guarda a que estuviere sujeto el hijo natural expirará por la en-
trada en vigencia de esta ley, cuando de acuerdo con ella el hijo
debiera estar sujeto a patria potestad. El respectivo padre o ma-
dre entrará de pleno derecho en el ejercicio de la patria potestad
que le corresponde" (inc. 1º).
Cuando este artículo habla del hijo "que debiera estar sujeto
a patria potestad", se está refiriendo a los hijos menores.
Como a partir de la entrada en vigencia de la Ley N° 19.585 -
art. 244- la patria potestad puede corresponder indistintamente al
padre, a la madre o a ambos en conjunto, pero a falta de
acuerdo, al padre, debe entenderse la norma del art. 4° transi-
torio en el sentido que la patria potestad pasará de pleno derecho
al padre, y a la madre sólo en el caso que faltare el primero. Lo
anterior, sin perjuicio de que posteriormente puedan alterarse
estas reglas en virtud de lo que acordaren los padres o pudiere
resolver la justicia.
92
materia esta disposición se separa de lo dispuesto en el art. 25 de
la Ley sobre Efecto Retroactivo de las Leyes, que otorga al
prescribiente una opción entre el plazo de la ley antigua y la
nueva.
b) Los plazos que a la misma fecha río hubieren comenzado a
correr, aunque digan relación con hijos nacidos con anterioridad
a la entrada en vigencia de la nueva ley, se ajustarán a esta
nueva legislación (inc. 2°).
93
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
DE LA FILIACIÓN ADOPTIVA_
94
658. ANTECEDENTES DE LA ADOPCIÓN EN NUESTRO DERECHO PO-
SITIVO. Históricamente, podemos distinguir varias etapas:
1 ) El Código Civil no estableció reglas sobre adopción. La
institución sólo se vino a incorporar a nuestro derecho positivo
con la Ley N° 5.343, de 6 de octubre de 1934, posteriormente
sustituida por la Ley N° 7.613, publicada en el Diario Oficial de
21 de octubre de 1943, que se mantuvo vigente hasta el 26 de
octubre de 1999.
2) La adopción establecida en la Ley N° 7.613 era un con-
trato entre adoptante y adoptado que no generaba para este
último el estado civil de hijo del primero. Sólo creaba entre ellos
los derechos y obligaciones que la misma ley establecía. Al no
adquirir el adoptado la calidad de hijo del adoptante, no
constituía una real solución para los padres sin hijos, que. en la
mayoría de los casos, aspiraban a darles esa categoría. Ello
incluso motivó que en vez de adoptar, los matrimonios optaran
por el camino fraudulento de inscribirlos como hijos propios. En
términos vulgares se decía que "se metían al hijo en la libreta".
3) Para resolver el problema anterior, se dictó la Ley Nº
16.346, publicada en el Diario Oficial de 20 de octubre de 1965,
que, sin suprimir la adopción de la Ley N° 7.613, estable-ció la
"legitimación adoptiva", que, como lo señalaba su art. 1°, tenía
"por objeto conceder el estado civil de hijo legítimo de los
legitimantes adoptivos con sus mismos derechos y obligaciones,
en los casos y con los requisitos que se establecen en esta ley".
4) Posteriormente se dictó la Ley N° 18.703, de 10 de mayo
de 1988, que estableció normas sobre la adopción de menores,
derogando la Ley Nº 16.346 (que se estimaba engorrosa y daba
lugar a diversos problemas). Se mantuvo, no obstante, vigente la
Ley Nº 7.613.
La Ley N° 18.703 reemplazó la legitimación adoptiva que
había establecido la Ley N° 16.346, por dos tipos de adopción: la
simple y la plena. La primera no confería al menor el estado civil
de hijo de los adoptantes, pero permitía a éstos tenerlo a su
cuidado en su hogar, con obligación de criarlo, alimentarlo y
educarlo por lo menos hasta la educación básica o hasta que
tuvieran una profesión u oficio. Además el adoptante pasaba a
tener la patria potestad y los derechos y obligaciones que el Có-
PRIMERA PARTE; DERECHO DE FAMILIA- EFECTOS DEL MATRIMONIO
96
ción simple contempladas en la Ley N° 18.703. Ello porque si la
adopción era plena, el adoptado pasaba a tener la calidad de hijo
legítimo del causante.
En materia de derechos hereditarios, las personas adoptadas
de acuerdo a las Leyes Nºs 7.613 o 18.703. mantienen los dere-
chos que esas leyes les conferían (art. 45 de la Ley Nº 19.620).
Para la mejor comprensión de esta materia, debemos hacer
algunas distinciones:
a) Respecto de las sucesiones 'abiertas antes del 27 de octu-
bre de 1999, se aplican a estas personas las normas de la ley an-
tigua, pues según el art. 1º transitorio de la Ley Nº 19.585, "los
derechos hereditarios se regirán por la ley vigente al tiempo de la
apertura de la sucesión" (inciso final)
b) En cuanto a las sucesiones abiertas a partir del 97 de
octubre de 1999, en el caso de los adoptados en conformidad a la
Ley N° 7.613, debe tenerse presente lo dispuesto en el art. 24 de
la Ley N° 7.613: "en la sucesión intestada del adoptante, el
adoptado será tenido, para este solo efecto, como hijo natural, y
recibirá, en consecuencia, en los casos contemplados en los arts.
988. 989, 990, 991 y 993 del Código Civil, una parte igual a la que
corresponda o haya podido corresponder a un hijo natural".
Al desaparecer la distinción entre hijos legítimos y natura-les,
el cuadro se complica, pues el adoptado tenía, en términos
generales, los mismos derechos de un hijo natural, lo que im-
plicaba que en el primer orden sucesorio llevaba la mitad de lo
que correspondía a un hijo legítimo. La pregunta que cabe for-
mular es si esa eliminación favorece también al adoptado, que en
tal caso ya no llevaría la mitad de lo que lleva un hijo, sino lo
mismo que éste. Pensamos que con la supresión de la distinción
entre hijos legítimos y naturales, concurre en la misma
proporción que los demás hijos del causante, con lo que
efectivamente ha mejorarlo su situación. Así lo entiende también
Gonzalo Figueroa Yáñez: "Creo que en razón del texto de este
artículo, el adoptado verá mejorar su situación, en lo que
corresponde a los órdenes 1º, 3° y 4º , porque `será tenido como
hijo natural' y éste ha mejorado su situación sucesoral" (Gonzalo
Figueroa Yáñez, Ciclo de Charlas "Nueva Ley de Adopción N°
19.620. Aspectos sustantivos de la nueva ley", Colegio de
Ahogados de Chile, p. 18). Eduardo Court Murasso, después de
resolver que el pro-
97
PRIMERA PARTE DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
98
660. ADOPTANTES Y ADOPTADOS (LEY N° 7.613 ó 18.703) PUEDEN
ACORDAR QUE SE LES CONFIERAN LOS DERECHOS ESTABLECIDOS
EN LA LEY N° 19.620.
El art. 45 en su inc. 3º establece que "No obstante lo
dispuesto en el inciso anterior, esos adoptantes y adoptados —los
adoptados de acuerdo a la Ley N° 7.613 ó 18.703— cualquiera sea
su edad, podrán acordar que se les apliquen los efectos que
establece el art. 37, inc. 1° de esta ley —es decir, que el adoptado
tenga la calidad de hijo del adoptante– si se cumplen los
siguientes requisitos:
a) El pacto deberá constar en escritura pública, que suscri-
birán el o los adoptantes y el adoptado, por sí mismo o por cu-
rador especial, según el caso. Si la adopción se otorgó conforme a
la Ley N° 7.613, además deberán prestar su consentimiento las
otras personas que señala su art. 2°, y, en el caso de la adopción
simple establecida en la Ley N° 18.703, las personas casadas no
divorciadas requerirán el consentimiento de su respectivo
cónyuge;
b) El pacto se someterá a la aprobación del juez competen-
te, la que se otorgará luego de que se realicen las diligencias que
el tribunal estime necesarias para acreditar las ventajas para el
adoptado. Tales diligencias, en el caso de la adopción regulada
por la Ley N° 7.613, contemplarán necesariamente la audiencia
de los parientes a que se refiere el inciso primero de su art. 12, si
los hay; y tratándose de la adopción simple que norma la Ley Nº
18.703, la audiencia de los padres del adoptado, siempre que ello
sea posible, y
e) La escritura pública y la resolución judicial que apruebe el
pacto deberán remitirse a la oficina correspondiente del Ser-vicio
de Registro Civil e Identificación, a fin de que se practique una
nueva inscripción de nacimiento del adoptado como hijo del o de
los adoptantes, y sólo desde esa fecha producirá efecto respecto
de las partes y terceros (el texto de esta letra lo estableció la Ley
N° 19.910)".
El inciso final del art. 45 agrega que "se aplicará a la
adopción constitutiva de estado civil así obtenida el art. 38 de
esta ley, con la salvedad de que, además del adoptado, podrán
solicitar su declaración de nulidad las personas que tengan
actual interés en ella, en el cuadrienio que empezará a
computarse des-
99
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
100
b) Sólo permite la adopción de menores de 18 anos de edad
que se encuentren en determinadas situaciones (arts. 8° y 12).
Cabe precisar que la ley obliga al tribunal que conoce de la
adopción a tener en cuenta "las opiniones del menor, en función
de su edad y madurez" (art. 3°, inc. 1°), y para el caso de
tratarse de un menor adulto, será necesario contar con su con-
sentimiento, "que manifestará expresamente ante el juez durante
el respectivo procedimiento previo a la adopción..." y "en el curso
del procedimiento de adopción" (inc. 2°). Agrega esta norma que
"en caso de negativa, el juez dejará constancia de las razones
que invoque el menor..." y que "excepcionalmente, por motivos
sustentados en el interés superior de aquél (menor), podrá
resolver fundadamente que prosiga el respectivo procedimiento ".
Esta última parte de la disposición ha sido criticada, porque "si
se requiere el consentimiento de una persona para la existencia
del acto jurídico, la prescindencia de ese consentimiento no
puede generar el acto jurídico que se persigue" (Ambrosio
Rodríguez, ob. cit., p. 8). Este profesor llega a sostener que
"prescindir de la voluntad de una persona para romper los
vínculos de su familia de origen, para crear vínculos con otra
familia que no desea, teniendo, según la ley, voluntad, faltándole
solamente experiencia, en mi opinión es susceptible de im-
pugnación en virtud del principio de supremacía constitucional"
(ob. cit., p. 26).
c) "Tiene por objeto velar por el interés superior del
adoptado, y amparar su derecho a vivir y desarrollarse en el seno
de una familia que le brinde el afecto y le procure los cuidados
ten-dientes a satisfacer sus necesidades espirituales y
materiales, cuando ello no le pueda ser proporcionado por su
familia de origen (art. 1°, inc. 1°).
En esta parte, la ley se ajusta a lo dispuesto en el art. 21 de la
Convención sobre los Derechos del Niño, que entró en vigor para
Chile el 12 de septiembre de 1990.
Agreguemos, finalmente, que esta idea del respeto absoluto a
los intereses superiores del menor está expresada no sólo en el
art. 10 . sino también en varias otras disposiciones (arts. 3°, 1 2, N°
3, inc. 2°, 25, inciso final, 30, inc. 2°, etc.).
101
(1) Confiere al adoptado el estado civil de hijo respecto del o
los adoptantes (arts. 1 °, inc. 2°, 37). Consecuencia de ello es que.
el menor pierde su filiación de origen, salvo para ciertos efectos
(art. 1 inc. 2º, y art. 37).
e) Otorga al Servicio Nacional de Menores una importante
intervención en todo lo relacionado con la adopción (arts. 4°, 5°
6°, 7° 9º, Nºs 3, 10, 13, 17, 18, 19, 33). Entre otros aspectos, está
facultado para hacerse parte en todos los asuntos que regula la
ley que digan relación con la protección del menor: tiene la
obligación de llevar dos registros: uno de personas interesa-das
en adoptar y otro de menores que pueden ser adoptados; tiene
competencia exclusiva —el Servicio Nacional de Menores y los
organismos acreditados por éste— para intervenir en pro-gramas
de adopción, destinados a procurar al menor una familia
responsable, etc.
f) Distingue entre adoptantes residentes en Chile y no resi-
dentes en Chile (arts. 29 y ss.).
g) La ley garantiza la reserva de todas las tramitaciones,
judiciales y administrativas, salvo que los interesados en la
solicitud de adopción renuncien a esta garantía (art. 28). El
incumplimiento de este deber de reserva se sanciona severamente
(arts. 39 al 44).
102
l) SITUACIÓN ACTUAL ViGENTE HASTA EL 30 DE SEPTIEMBRE
DE 2005
103
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA EFECTOS DEL MATRIMONIO
104
"El procedimiento a que se refiere el artículo anterior podrá ini-
ciarse antes del nacimiento riel hijo, sólo cuando sea patrocina-do
por el Servicio Nacional de Menores o un organismo acreditado
ante éste. En tal caso, se efectuarán los trámites que
correspondan, y solo quedará pendiente la ratificación de la
madre y la dictación de la sentencia. En caso de no existir pa-
trocinio, el tribunal remitirá los antecedentes al Servicio Nacional
de Menores, suspendiendo la tramitación de la solicitud" (art. 10,
en texto dado por la Ley N° 10.910).
Respecto de la ratificación, pueden presentarse varias
situaciones:
a) Que la madre ratifique dentro del plazo de 30 días con-
tados desde el parto, su voluntad de entregar en adopción al
menor. Si así ocurre, el juez resolverá dentro de los quince días
siguientes.
b) Que transcurra el plazo referido sin que se produzca la
ratificación. En tal supuesto, no se le puede apremiar para que lo
haga y transcurrido el plazo se le tendrá por desistida de su
decisión (art. 10, inc. 2°).
c) Que la madre falleciere antes de ratificar. En este caso
"será suficiente manifestación de su voluntad de dar al menor en
adopción la que conste en el proceso" (art. 10, inc. 3°).
La norma del art. 10 que estamos comentando tiene por objeto
evidente evitar que aquella mujer que encontrándose embarazada
sienta que no podrá hacerse cargo del hijo, opte por el camino de
darlo en adopción y no interrumpa su embarazo mediante el
aborto.
Cuando entre en vigencia la ley que creó los Tribunales de
Familia (a partir del 1' de octubre de 2005), "ratificada por la madre
su voluntad (de dar al hijo que espera en adopción), el juez citará a
la audiencia de juicio para dentro de los cinco días siguientes".
105
PRIMERA PARTE: DERECHO DL FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
I I ) S I T U A C I Ó N A P A R T I R D EL 1 º D E O C T U B R E D E 2005
106
3) "El tribunal comprobará que los padres del menor de
edad no se encuentran capacitados o en condiciones de hacer-se
cargo responsablemente de él".
"Se entenderán comprobadas estas circunstancias con el
informe que, en tal sentido, haya emitido y presentado en
audiencia aquel de los organismos aludidos en el art. 6º que
patrocine al padre o madre compareciente o, si no mediare tal
patrocinio, con el que el tribunal ordene emitir a alguno de esos
organismos, para ser conocido en la audiencia del juicio".
4) "Si el padre o madre que no hubiere deducido la solicitud
hubiere fallecido o estuviere imposibilitado de manifestar su
voluntad, bastará la sola declaración del compareciente. En
dicho caso, como también si no se deduce oposición, el tribunal
resolverá en la audiencia preparatoria, en tanto cuente con la
rendición del informe a que alude el numeral precedente y haya
transcurrido el plazo de retractación a que se refiere el numeral 1
precedente".
5) "En su caso, la audiencia de juicio se llevará a cabo den-
tro de los quince días siguientes a la audiencia preparatoria. Sin
embargo, si el plazo de retractación a que se refiere el numeral 1
precedente estuviere pendiente a esa fecha, la audiencia de
juicio se efectuará dentro de los cinco días siguientes a su
vencimiento".
"No podrá suspenderse el desarrollo de la audiencia de juicio
ni decretarse su prolongación en otras sesiones por la cir-
cunstancia de que, hasta el día previsto para su realización, no
se hayan recibido los informes u otras pruebas decretadas por el
tribunal".
6) "La notificación de la sentencia definitiva a los compare-
cientes, en todo caso, se hará por cédula en el domicilio que
conste en el tribunal, salvo que sea posible efectuarla en forma
personal en la audiencia respectiva".
"Una vez ejecutoriada, será puesta en conocimiento del Ser-
vicio Nacional de Menores para los efectos previstos en el art. 5°"
(para que los incorporen al Registro de las personas que pueden
ser adoptadas).
En conformidad al inciso final del art. 10, "ratificada por la
madre su voluntad (de dar al menor en adopción), el juez citará a
la audiencia de juicio para dentro de los cinco días siguientes".
107
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA -EFECTOS DEL MATRIMONIO
108
3) Lo entreguen a una institución pública o privada de
protección de menores o a un tercero, con ánimo manifiesto de
liberarse de sus obligaciones legales".
Como la prueba de este ánimo es difícil, la ley ha establecido
dos presunciones que lo suponen:
a) Cuando la mantención del menor a cargo de la institución
o del tercero obedezca a una causa justificada, que la haga más
conveniente para los intereses del menor que el ejercicio del
cuidado personal por el padre, la madre o las personas a quienes
se haya confiado su cuidado (art. 12, N° 3, inc. 2º);
b) Cuando el padre, la madre o las personas que tuvieren el
menor a su cuidado no lo visiten por lo menos una vez, durante
cada cuatro meses si el menor tuviere más de un año de edad, o
una vez cada treinta días si tuviere menos de un año (art. 12,
incs. 2º y 3º con las reformas de la Ley Nº 19.910).
La institución o el tercero que reciba al menor que le ha sido
entregado por el padre, la madre o un tercero con el ánimo de
librarse de sus obligaciones legales "deberán informar al juez
competente del hecho de la entrega y de lo expresado por el o los
padres, o por- las personas que lo tenían a su cuidado" (art. 12,
inciso final), y
c) La Ley N° 19.910 agregó otra presunción de abandono, al
agregar el siguiente párrafo final al art. 12, N° 3: "Los casos de
abandono del menor en la vía pública, en lugar solitario o en un
recinto hospitalario, se entenderán comprendidos dentro de la
causal de este número. En dichos casos, se presumirá el ánimo
de entregar al menor en adopción por la sola circunstancia del
abandono".
109
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
110
fuese feriado. De igual forma se citará a los ascendientes y con-
sanguíneos del menor de edad cuya filiación no esté determi-
nada" (texto dado por la Ley N° 19.910).
El inc. 4° establece que el aviso debe ser redactado por el
secretario del tribunal y deberá incluir el máximo de datos
disponibles para la identificación del menor, La notificación se
entenderá practicada tres días después de la publicación del
aviso.
Termina el art. 14 expresando que "a las personas que no
comparecieren se las considerará rebeldes por el solo ministerio
de la ley, y respecto de ellas las siguientes resoluciones surtirán
efecto desde que se pronuncien" (inciso final).
Las personas citadas tienen para comparecer ante el tribunal
el plazo de 10 días hábiles contados desde su notificación (art.
15, inc. 1°), El inc. 2° establece que "vencido ese plazo, el juez, si
procediere, recibirá la causa a prueba en la forma y por el
término previsto para los incidentes". Termina el inciso
señalando que "la prueba testimonial tendrá lugar en las fechas
que fije el tribunal, dentro del término probatorio". ¿Qué quiere
decir el inc. 2º con la frase "si procediere"? ¿Cuándo procede
recibir la causa a prueba? En nuestro concepto, se debe recibir
la causa a prueba cuando alguna de las personas citadas
comparezca oponiéndose a que se declare al menor como
susceptible de ser adoptado.
En todo caso, esto es se reciba o no a prueba la causa, el juez
"podrá decretar de oficio las diligencias necesarias para verificar
la veracidad de los hechos y circunstancias que se invocan para
solicitar la declaración de que el menor es susceptible de ser
adoptado, en especial la imposibilidad de disponer de otras
medidas que permitan la permanencia del menor en su familia
de origen y las ventajas que la adopción representa para él. Los
informes que se evacuen al respecto deberán solicitarse a alguno
de los organismos a que se refiere el art. 6°, pudiendo el tribunal
estimar suficientemente acreditadas dichas circunstancias sobre
su solo mérito" (el párrafo final fue agregado por la Ley N°
19.910).
Pese a que la norma habla de que el juez "podrá decretar",
dando a entender que se trata de una facultad del tribunal, nos
parece que por la importancia de lo que se va a resolver, tiene la
obligación de ordenar la práctica de estas diligencias.
111
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
112
I I ) PROCEDIMIENTO QUE EMPEZARÁ A REGIR EL 1° DE OCTUBRE
DE. 2005
Según el art. 13 de la Ley N° 19.620, el procedimiento que tenga
por objeto declarar que un menor es susceptible de ser adoptado se
iniciará de oficio por el juez, a solicitud del Servicio Nacional de
Menores o a instancia de las personas naturales o jurídicas que
lo tengan a su cargo, tal como ocurre actualmente (pues la Ley
N° 19.968 no modifica el art. 13 de la Ley N° 19.620). Las
modificaciones se producen cuando el juez recibe la
correspondiente solicitud, materia que pasa a quedar reglada
por el nuevo art. 14 que incorpora la ley recién mencionada.
En conformidad al art. 14, "recibida la solicitud precedente
(la que tiene por objeto que se declare que el menor es suscep-
tible de ser adoptado), el juez a la brevedad posible, citará a los
ascendientes y a los otros consanguíneos del menor, hasta el
tercer grado en la línea colateral, siempre que la filiación
estuviere determinada, para que concurran a la audiencia
preparatoria a exponer lo que sea conveniente a los intereses de
aquél, pudiendo oponerse a la solicitud, bajo apercibimiento de
que, si no concurre, se presumirá su consentimiento favorable a
la declaración de que el menor es susceptible de ser adoptado.
Asimismo, deberá citarse al menor, en su caso, a la o las personas
a cuyo cuidado esté y a todos quienes puedan aportar
antecedentes para una acertada resolución del asunto, que
hubieren sido mencionados en la solicitud" (inc. 1º).
"La citación se notificará personalmente a los padres del
menor, y por carta certificada a las demás personas; todo ello,
en cuanto tuvieren domicilios conocidos. Para este efecto, si no se
conocieren los domicilios, el tribunal requerirá, en los términos
a que se refiere el párrafo segundo del número 2 del art. 9°. al
Servicio Electoral y al Servicio de Registro Civil e Identificación
que le informen, dentro de quinto día, el último domicilio de
dichas personas que conste en sus registros" (inc. 2°).
"De no establecerse el domicilio de alguna de ellas, o de no
ser habido en aquel que hubiere sido informado, el juez orde-
nará de inmediato que la notificación se efectúe por medio de un
aviso que se publicará gratuitamente en el Diario Oficial el día 1
ó 15 de un mes o el día hábil siguiente si aquél fuere fe-
113
riado. De igual forma se citará a los ascendientes y consanguí-
neos del menor de edad cuya filiación no esté determinada. El
aviso deberá incluir el máximo de datos disponibles para la iden-
tificación del menor. La notificación se entenderá practicada tres
días después de la publicación del aviso" (inc. 3º ).
El inciso final agrega que "A las personas que no compare-
cieren se las considerará rebeldes por el solo ministerio de la
ley, y respecto de ellas las siguientes resoluciones surtirán efecto
desde que se pronuncien".
Según el art. 15 de la Ley N° 19.620 (en el texto dado por la
Ley N° 19.968) "la audiencia preparatoria y las audiencias del
juicio se llevarán a cabo en los términos que establecen los
números 1 y 5 del art. 9°, respectivamente " (inc. 1º). "El juez
resolverá acerca de la veracidad de los hechos y circunstancias
que se invocan para solicitar la declaración de que el menor es
susceptible de ser adoptado, en especial la imposibilidad de
disponer de otras medidas que permitan la permanencia del
mismo en su familia de origen y las ventajas que la adopción
representa para él" (inc. 2°). "Los informes que se evacuen y
rindan al respecto deberán solicitarse a algunos de los
organismos a que se refiere el art. 6°, pudiendo el tribunal
estimar suficientemente acreditadas dichas circunstancias sobre
su solo mérito" (inc. 3°). "Si no se dedujere oposición y se
contare con los antecedentes de prueba suficientes para
formarse la convicción, el tribunal dictará sentencia en la
audiencia preparatoria" (inc. 4º ).
La sentencia que declare que el menor puede ser adoptado se
notificará por cédula a los consanguíneos que hayan aparecido
al proceso, en el domicilio que conste en el mismo, salvo que sea
posible efectuar fa notificación en forma personal en la au-
diencia respectiva. Una vez ejecutoriada, será puesta en conoci-
miento del Servicio Nacional de Menores. para los efectos
previstos en el art. 5° (art. 16 de la Ley Nº 19.620, en el texto
dado por la ley N° 19.968).
114
671. 1) SITUACIÓN ACTUAL. Según el art. 18 de la Ley Nº 19.968,
"conocerá de los procedimientos a que se refiere este título (Título
II: Procedimientos previos a la adopción) y el Título III (De la
adopción), el juez de letras, con competencia en materias de
menores, del domicilio o residencia del menor, entendiéndose por
domicilio del menor el de la institución correspondiente, si el
menor se encontrare al cuidado del Servicio Nacional de Menores
o de un organismo acreditado ante éste. No obstante, si existiera
ya una medida de protección anterior a su respecto, será
competente el tribunal que la haya dictado".
Termina el Título II con una norma importante. Nos referimos
al art. 19, que a la letra prescribe: "El juez ante el cual se siga
alguno de los procedimientos regulados en este título (se refiere al
Título II: Procedimientos previos a la adopción), podrá confiar el
cuidado personal del menor a quienes hayan manifestado al
tribunal su voluntad de adoptarlo y cumplan con los requisitos
señalados en los arts. 20, 21 y 22. La solicitud se tramitará en
cuaderno separado, que será reservado respecto de terceros
distintos de los solicitantes" (inc. 1° en texto dado por la Ley N°
19.910). "La resolución que apruebe dicha solicitud producirá sus
efectos sólo una vez ejecutoriada la sentencia que declare que el
menor de edad es susceptible de ser adoptado". Excep-
cionalmente, mediante resolución fundada, podrá autorizarse el
cumplimiento de dicha resolución durante el curso del respectivo
procedimiento, en los casos que indica el art. 19, inc. 2°.
El inc. 5° del art. 19 señala que "los menores cuyo cuidado
personal se confíe a quienes hayan manifestado al tribunal su
voluntad de adoptarlos serán causantes de asignación familiar, y
en esta calidad podrán acceder a los beneficios previstos en las
Leyes N°` 18.469 y 18.933, según el caso, y los otros que les
correspondan".
El inciso final establece que "si hubiese procesos de protección
incoados en relación con el menor, el juez ordenará agregarlos a
los autos".
115
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEI. MATRIMONIO
116
de la presente ley" (art. 19 de la Ley N° 19.620 con la
modificación de la Ley N° 19.968).
117
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
48'7
d) Deben ser mayores de veinticinco y menores de sesenta
años de edad y tener una diferencia de edad de 20 o más años
con el menor. El juez, por resolución fundada, podrá rebajar los
límites de edad o la diferencia de años, sin que esta rebaja
pueda exceder de 5 años. Además, estas exigencias no rigen si
uno de los adoptantes fuere ascendiente por consanguinidad del
adoptado (art. 20, incs. 2° y 3°).
119
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
120
gencias deberán realizarse dentro del plazo de 60 días, vencido el
cual, las no cumplidas se tendrán por no decretadas, debiendo
dictarse sentencia, sin más trámite. Deberá además agregar a los
autos la causa a que se alude en las letras a) y c) del art. 8°, según
corresponda.
8) Si los solicitantes no tienen el cuidado personal del menor,
"el tribunal, desde que aparezcan en autos antecedentes que a su
juicio sean suficientes, les otorgará la tuición del menor y
dispondrá las diligencias que estime pertinentes para establecer
la adaptación a su futura familia".
9) En cualquier momento el tribunal "podrá poner término al
ejercicio del cuidado personal del menor por los interesados,
cuando así lo estime necesario para el interés superior de aquél.
En todo caso, cesará de pleno derecho si el tribunal denegare la
solicitud de adopción, de lo que dejará constancia en la misma
sentencia, la cual dispondrá además la entrega del menor a quien
confíe su cuidado en lo sucesivo" (art. 24, inciso final).
121
a) Copia íntegra de la inscripción de nacimiento de la persona
que pretenda adoptar-.
h) Copia autorizada de la resolución judicial que declara que
el menor puede ser adoptado, dictada en virtud del art. 80 le-tras
a) o e), o certificados que acrediten las circunstancias a que se
refiere la letra b) del art. 8°, en su caso.
c) Informe de evaluación de idoneidad física, mental,
psicológica y moral del o de los solicitantes, emitido por el Servi-
cio Nacional de Menores o por un organismo autorizado por éste.
5) En el caso en que los menores en situación de ser
adoptados sean hermanos, el tribunal procurará que los adopten
los mismos solicitantes (art. 23, inciso final).
6) Si distintas personas solicitan la adopción de un mismo
menor, las solicitudes deberán acumularse a fin de ser resueltas
en una sola sentencia (art. 23, inciso final, agregado por la Ley N°
19.910).
7) Recibida por el tribunal la solicitud de adopción, la aco-
gerá a tramitación una vez verificado el cumplimiento de los re-
quisitos legales. En la misma resolución ordenará agregar los
antecedentes del proceso previo de susceptibilidad para la
adopción y citará a los solicitantes, con sus antecedentes de
idoneidad y medios de prueba, a la audiencia preparatoria, que se
llevará a cabo entre los cinco y los diez días siguientes. Se deberá
asimismo citar al menor en su caso (art. 24, inc. 1°, en el texto
dado por la Ley N° 19.968).
8) Si en base a los antecedentes expuestos se acreditan las
ventajas y beneficios que la adopción le reporta al menor; podrá
resolver en la misma audiencia. En caso contrario, decretará las
diligencias adicionales que estime necesarias, a ser presentadas
en la audiencia del juicio, la que se realizará dentro de los quince
días siguientes. Las diligencias no cumplidas a la fecha de
realización de la audiencia se tendrán por no decretadas y el
tribunal procederá a dictar sentencia, sin más trámite (art. 24, inc.
2°, según texto dado por la Ley N° 19.968).
9) Si los solicitantes no tienen el cuidado personal del menor,
deberán solicitarlo conjuntamente con la adopción, proce-
122
diendo el juez a resolver en la audiencia preparatoria, pudiendo
disponer las diligencias que estime pertinentes para establecer la
adaptación a su futura familia (art. 24, inc. 3°, según texto dado
por la ley N° 19.968).
10) El juez, en cualquier etapa del procedimiento, podrá
poner término al cuidado personal del menor por los
interesados, cuando así lo estime necesario para el interés
superior de aquél. En todo caso, cesará de pleno derecho si el
tribunal de-negare la solicitud de adopción, de lo que se dejará
constancia en la misma sentencia, la cual dispondrá además la
entrega del menor a quien confíe su cuidado en lo sucesivo (art.
24, inc. 4°, según texto dado por la Ley N° 19.968).
123
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
124
Si bien dicha ley exigía autorización judicial para que el
menor pudiera ser sacado del país, y obligaba al juez a adoptar
una serie de medidas para otorgarla, la protección que se quiso
dar era insuficiente, desde el momento que la institución
quedaba regulada por una ley extranjera. Y de hecho, se
cometieron di-versos abusos, generándose un tráfico ilícito de
menores que motivó más de una investigación judicial.
Con el objeto de subsanar estos inconvenientes, la Ley N°
19.620 reguló esta materia de un modo diferente. Un conocido
profesor resume el nuevo trato en los siguientes términos: "la
nueva ley cambia absolutamente esta situación y establece un
procedimiento para que extranjeros no residentes en Chile
adopten en el país, pero sujetos a la legislación chilena y
cumpliendo una serie de requisitos respecto de los cuales el
tribunal está obligado a velar por que efectivamente se lleven a
la práctica " (Ambrosio Rodríguez Quirós: "Nuevo Régimen de
Adopción ", Universidad del Desarrollo, Facultad de Derecho,
Cursos de Actualización en Derecho Civil, septiembre de 1999,
p. 5).
El art. 29 de la Ley N° 19.620 establece que la adopción de
un menor por personas no residentes en Chile se constituye de
acuerdo al procedimiento establecido en el párrafo 2° del Título
III de la ley –arts. 23 y ss.– y, cuando corresponda, deberá
ajustarse a las convenciones y convenios internacionales que la
regulen y se encuentran ratificados por Chile.
En relación con la referencia a las convenciones y convenios
internacionales, se debe mencionar la Convención sobre los
Derechos del Niño, que entró a regir para Chile el 12 de
septiembre de 1990 (Convención publicada en el Diario Oficial
de 27 de septiembre de 1990). En ella existe un artículo
especial –el 21– que regula diversos aspectos de la adopción,
que los Estados Partes deben considerar en sus legislaciones
internas. A modo de ejemplo, establece que la consideración
primordial de la adopción es el interés superior del menor; que
las adopciones deben ser autorizadas por autoridad competen-
te; que sólo pueden adoptar personas no residentes cuando el
menor no pueda ser atendido de manera adecuada en su país
de origen, etc.
125
683. REQ UI SI TO S DE LA ADOPCIÓN EN ESTE CASO. Para que per-
sonas no residentes en Chile puedan adoptar, deberán cumplir-se
los siguientes requisitos:
a) Que no existan matrimonios chilenos o extranjeros con
residencia permanente en Chile interesados en adoptar al menor,
que cumplan los requisitos legales, lo que deberá certificar el
Servicio Nacional de Menores, que para ello, según el art. 5°,
cuenta con un Registro Especial (art. 30).
Sin embargo, esta exigencia no es tan absoluta, pues la ley
admite que el juez acoja "a tramitación la solicitud de adopción de
un menor presentada por un matrimonio no residente en Chile,
aun cuando también estén interesadas en adoptarlo personas con
residencia permanente en el país, si median razones de mayor
conveniencia para el interés superior del menor, que expondrá
fundadamente en la misma resolución" (art. 30, inc. 2º) .
b) Los cónyuges adoptantes, sean nacionales o extranjeros,
deben cumplir los requisitos señalados en el art. 20, incs. 1º, 3° y
4°, y art. 22 (art. 31). Al no aplicarse en este caso el inc. 2° del
art. 20, quiere decir que no puede el tribunal rebajar los límites
de edad o la diferencia de años existente entre adoptantes y
adoptados. No rige tampoco el art. 21, por lo que quedan
impedidas de adoptar las personas solteras o viudas, salvo que se
trate del viudo o viuda de un matrimonio que en vida hubiere
iniciado la tramitación de la adopción.
e) La identidad de los solicitantes podrá acreditarse median-te
un certificado otorgado por el consulado de Chile en el país
respectivo, sujeto, en todo caso, a ratificación ante el tribunal una
vez que debiesen comparecer personalmente los solicitantes,
conforme lo dispone el inc. 1° del art. 35 de la presente ley (art.
31, inc. 2º, agregado por la Ley Nº 19.910).
d) La solicitud de adopción, en todos los casos regulados por
este párrafo, deberá ser patrocinada por el Servicio Nacional de
Menores o un organismo acreditado ante éste (inc. 30 agrega-do al
art. 31 por la Ley Nº 19.910).
126
se encuentre (art. 34). A partir del 1 ° de octubre de 2005, serán
competente los juzgados de familia (art. 8°, N° 14 de la Ley N°
19.968).
127
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA- EFECTOS DEL MATRIMONIO
128
acción de nulidad el juez con competencia en materias de familia
del domicilio o residencia del adoptado, en conformidad al
procedimiento ordinario previsto en la ley que crea los juzga-dos
de familia".
129
PRIMERA PARTE: DERECHO DE FAMILIA - EFECTOS DEL MATRIMONIO
130
SEGUNDA PARTE
691. CARACTERÍSTICAS.
1) Es un atributo de las personas naturales. Por ello no
puede faltar. Las personas jurídicas no tienen estado civil.
2) Es uno e indivisible, lo que significa que no se puede
tener simultáneamente más de un estado civil derivado de una
misma fuente. No se puede ser a la vez soltero y casado, etc.
3) Es incomerciable. La jurisprudencia reiteradamente ha
dicho que "el estado civil mismo es incomerciable; pero no lo son
los derechos puramente pecuniarios que de él emanan: de
134
éstos pueden disponer libremente las partes aun en el caso de
que el estado civil al cual los intereses patrimoniales están
subordinados sea materia de controversia" (RDJ, t. 9. sec. 1ª, p.
493; t. 23, sec. 1º p. 669).
4) Es irrenunciable (R!)/, t. 4, sec. 2', p. 103; t. 23, sec. 1",
p. 669).
5) No se puede transigir sobre él (art. 2450): (RDJ t. 23, sec.
1", p. 669).
6) Es imprescriptible (art. 2498).
7) Los juicios sobre estado civil no pueden someterse a ár-
bitros (art. 230 del Código Orgánico de Tribunales, en relación
con el art. 357, Nº 4 del mismo Código).
8) Es permanente. Ello quiere decir que no se pierde
mientras no se adquiera otro que lo sustituya.
693. FUENTES DEI. ESTADO CIVIL. Las fuentes del estado civil son:
a) La ley, por ejemplo, el estado civil de hijo lo tiene aquél
cuya filiación se haya determinado en conformidad a las reglas
previstas por el Título VII del Libro I del Código Civil (art. 33 del
Código Civil).
h) La voluntad de las partes. Así ocurre con el estado civil de
casados.
c) La ocurrencia de un hecho, por ejemplo, la muerte de
uno de los cónyuges hace adquirir al otro el estado civil de
viudo, v
d) Finalmente, la sentencia judicial, como ocurre, por
ejemplo, con la sentencia que declara a una persona hijo de otra.
135
partes que han litigado (art. 3º , inc. 2° del Código Civil). Esta
regla sufre una importante excepción en el caso de sentencias que
declaran verdadera o falsa la paternidad o maternidad del hijo,
pues el art. 315 señala que "el fallo judicial pronunciado en
conformidad con lo dispuesto en el Título VIII, que declara
verdadera o falsa la paternidad o maternidad del hijo, no sólo vale
respecto de las personas que han intervenido en el juicio, sino
respecto de todos, relativamente a los efectos que dicha pa-
ternidad o maternidad acarrea".
Esta excepción tiene el alcance que la misma norma señala:
rige exclusivamente para los juicios de reclamación e
impugnación de paternidad o maternidad. Así aparece del art.
315, que hace referencia al Título VIII, que se refiere a las
acciones de filiación, lo que queda confirmado con el art. 317, que
precisa quiénes son los legítimos contradictores en esos juicios.
Por ello se ha fallado que la norma no tiene aplicación respecto
del estado civil de casado (RDJ, t. 37, sec. 1ª , p. 229).
Es necesario tener presente que la regla del art. 315 sólo se
aplica a los juicios constitutivos de estado civil, y no a aquellos
otros de carácter patrimonial, en que la filiación sólo sirve de
fundamento a la acción (RDJ, t. 28, sec. 1ª, p. 439; t. 46 sec. la, p.
836; t. 68, sec. 2", p. 52).
El art. 316 indica los requisitos que deben cumplirse para que
los fallos a que se refiere el art. 315 produzcan estos efectos ab-
solutos. Dice la norma que es necesario:
1) que hayan pasado en autoridad de cosa juzgada;
2) que se hayan pronunciado contra legítimo contradictor, y
3) que no haya habido colusión en el juicio.
Respecto a la segunda exigencia –legítimo contradictor– el art.
317 señala que "en la cuestión de paternidad es el padre contra el
hijo, o el hijo contra el padre, y en la cuestión de maternidad el
hijo contra la madre o la madre contra el hijo" (inc. 1°). "Son
también legítimos contradictores los herederos del padre o madre
fallecidos en contra de quienes el hijo podrá dirigir o continuar la
acción y, también, los herederos del hijo fallecido cuando éstos se
hagan cargo de la acción iniciada por aquél o decidan entablarla"
(inc. 2°).
La Ley N° 19.585 sustituyó el inciso segundo del art. 317 por el
que se acaba de citar. Esta norma debe concordarse con los
136
arts. 206, 207, 213 y 216, que establecen los casos en que los he-
rederos del padre o madre pueden entablar las acciones de
reclamación o de impugnación de paternidad o maternidad o ser
demandados en su calidad de herederos del padre o madre,
respecto de esas mismas acciones.
En relación con este punto, el art. 318 establece que "El Fallo
pronunciado a favor o en contra de cualquiera de los herederos
aprovecha o perjudica a los coherederos que citados no
comparecieren".
De manera que si fallece el legítimo contradictor durante la
contienda, es necesario citar a sus herederos, para continuar con
la tramitación del juicio. Sólo cumpliéndose ese requisito les
afecta la sentencia, háyanse o no hecho partes en el juicio. Si
alguno no es citado, no le afecta el resultado del juicio (RDJ, t. 2",
sec. 1', p. 171).
Respecto al requisito de que no haya habido colusión, el art.
319 indica que "la prueba de colusión en el juicio no es admisible
sino dentro de los cinco años subsiguientes a la sentencia".
695. PRUEBA DEL ESTADO CIVIL. La prueba del Estado Civil está
sometida a reglas especiales que el Código establece en el Título
XVII del Libro I, arts. 304 y siguientes, que deben aplicarse con
preferencia a las contenidas en el Título XXI del libro IV "De la
Prueba de las Obligaciones".
Con anterioridad a la Ley Nº 19.585, el estado civil podía pro-
barse por medios principales, constituidos por las partidas, y por
medios supletorios, que podían ser otros documentos auténticos,
declaraciones de testigos presenciales y, a falta de éstos, por la
posesión notoria del estado civil (antiguo art. 309).
A partir de la entrada en vigencia de la Ley Nº 19.585, la
situación a nuestro juicio es la siguiente:
a) Existen medios de prueba principales, constituidos por las
partidas (art. 305); y b) a falta de partidas, se admite una prueba
supletoria, distinguiéndose entre la prueba del matrimonio (art.
309, inc. 1°) y la prueba de la filiación (art. 309, inc. 2º).
137
de casado, separado judicialmente, divorciado o viudo, y de pa-
dre, madre o hijo se acreditará frente a terceros y s e p ro ba rá po r las
respectivas partidas de matrimonio, de muerte, de nacimiento o
bautismo " (inc. 1°).
Esta disposición emplea las formas verbales "acreditará" y
"probará". Con ello quiere significar que las partidas cumplen
una doble función: servir de prueba de la filiación en juicio; y
servir de medio de acreditar una filiación determinada ante
cualquier requerimiento del quehacer jurídico.
El inc. 2° del art. 305, que antes se refería a la prueba del
parentesco natural, fue reemplazado por uno nuevo que se ajusta
a la nueva realidad creada por la ley N° 19.585, que eliminó la
filiación natural. El actual, inc. 2° dice: "El estado civil de padre,
madre o hijo se acreditará o probará también por la
correspondiente inscripción o subinscripción del acto de
reconocimiento o del fallo judicial que determine la filiación".
Queda claro entonces que el inc. 1° regula la prueba de la
filiación matrimonial, y el inc. 2º la de la filiación no matrimonial.
138
a) Impugnación por falta de autenticidad De acuerdo al art. 306,
las partidas se presumen auténticas citando están en la forma
debida. Ello significa, entonces –contrario sensu–, que pueden
impugnarse si no son auténticas, si se han falsificado.
l)) Impugnación por nulidad. No está expresamente contemplada
en la ley esta forma de impugnación, pero ella es lógica, desde
que se trata de instrumentos públicos que deben cumplir ciertos
requisitos, cuya omisión acarrea su nulidad. Así, por ejemplo, si
practicó la inscripción un funcionario incompetente.
c) Impugnación por falsedad en las declaraciones. Trata de esta
impugnación el art. 308: "Los antedichos documentos atestiguan
la declaración hecha por los contrayentes de matrimonio, por los
padres, padrinos u otras personas en los respectivos casos, pero
no garantizan la veracidad de esta declaración en ninguna de sus
partes" (inc. 1°). "Podrán, pues, impugnarse, haciendo constar
que fue falsa la declaración en el punto de que se trata" inc. 2°).
Es lógico que la partida no puede hacer fe de lo que las partes
declaren, por tratarse de un hecho que al oficial civil no le
consta. Pero, por otra parte, se presume que las partes dicen la
verdad. Por eso, sus declaraciones se presumen verídicas, sin
perjuicio de que esta presunción pueda destruirse probando que
no era cierto lo que en ellas se dijo. Incumbe el onus probandi al
que alega la falsedad, porque él invoca una situación anormal
(que las partes mintieron).
Esta causal de impugnación es la que se empleaba en los
juicios de nulidad de matrimonio por incompetencia del oficial
del Registro Civil, como lo señalamos en su oportunidad.
d) Impugnación por falta de identidad. Esta forma de
impugnación está contemplada en el art. 307: "Podrán
rechazarse los antedichos documentos, aun cuando conste su
autenticidad y pureza, probando la no identidad personal, esto
es, el hecho de no ser una misma la persona a que el documento
se refiere y la persona a quien se pretenda aplicar".
139
7 0 2 . A ) PR U E B A S U P L E T O R I A D E L MA T R I MO N I O . La regula el
art. 309, inc. 1° en los siguientes términos: "La falta de la partida
de matrimonio podrá suplirse por otros documentos auténticos.
por declaraciones de testigos que hayan presenciado la
celebración del matrimonio y, en defecto de estas pruebas, por la
notoria posesión del estado civil".
Luego, a falta de la partida de matrimonio, este medio de
prueba principal puede ser reemplazado: a) por otros documentos
auténticos, b) por declaraciones de testigos que hayan pre-
senciado la celebración del matrimonio, y c) en defecto de las
pruebas anteriores, por la notoria posesión del estado civil.
Se ha resuelto que "debe entenderse que `falta' una partida
tanto cuando no existe como cuando no es posible racionalmente
conseguirla" (RDJ, t. 68, sec. lª, p. 35). Este fallo aceptó probar el
estado civil de casado por los medios supletorios.
El primer problema que nos plantean estos medios supletorios
es si para recurrir a ellos es necesario acreditar previamente la
falta o extravío de la partida. No hay' unanimidad en la doctrina.
Para Claro Solar "es evidente que si la ley admite suplir la falta de
estos documentos por otras pruebas, es necesario acreditar
aquella falta para que las pruebas supletorias sean admisibles, y
así lo manifiesta claramente el art. 313 al exigir que para admitir
la notoria posesión del estado civil, que es la Ultima de las
pruebas aceptadas por el art. 309, se explique y pruebe
satisfactoriamente la falta de la respectiva partida o la pérdida o
extravío del libro o registro en que debiera encontrarse" (ob. cit., t.
IV, N° 1971, p. 92). Hay varios fallos en este sentido RDJ, t. 4, sec.
2", p. 63; t. 22, sec. la, p. 848; t. 23, sec. la, p. 4; t. 26, sec. lª, p.
228). Concuerda con Claro Solar, Álvaro Troncoso Larronde
("Prueba Supletoria del Estado Civil", Revista de Derecho
Universidad de Concepción, N° 118, pp. 73 a 92).
Somarriva tiene una opinión diferente, que funda en el mismo
art. 313, diciendo que de él se desprende que el único efecto que
produce el no explicar o probar satisfactoriamente la falta de
partidas es el mayor cuidado que deberá poner el juez en lo que
se refiere a la prueba de la posesión notoria. "Si esta prueba o
explicación existe, el juez podrá ser más liberal para dar por
establecida la posesión notoria" (Derecho de Familia N° 644, p. 611).
En el mismo sentido Fueyo (ob. cit., N° 1018, pp. 537-
140
538). La jurisprudencia más nueva se ha inclinado también por
esta opinión: RDJ, t. 35, sec. la , p. 92; e 36, sec. 1ª, p. 195; t. 40,
sec. 2a , p. 44; t. 46, sec. la , p. 753.
Un segundo problema que surge del art. 309 es si la ley ha
dispuesto un orden en el uso de los medios supletorios. Fueyo
comparte el criterio de una sentencia (RDJ, t. 20, sec. la , p. 396)
que establece que en ninguna parte la ley exige que los medios
supletorios de las partidas se usen sucesivamente en el orden que
ha dispuesto el art. 309, ni menos se ha impedido el empleo de
varios de ellos para el establecimiento del estado civil de un
modo fehaciente (ob. cit., t. 6º , vol. III, N° 1019, p. 538). Por
nuestra parte, pensamos que el art. 309 establece un cierto
orden, pues la posesión notoria sólo se admite "en defecto" de los
otros medios supletorios. Así lo dice el art. 309.
141
ción que deje constancia que el difunto era casado con una
persona determinada.
142
2) Debe ser continua (art. 31 2);
3) Debe haber durado 10 años continuos a lo menos (art.
312) ;
4) Debe haberse probado en la forma indicada en el art.
313, que pasamos a estudiar.
143
sante era español, resolvió que como la actora invocó un estado
civil –sobrina del causante– constituido de acuerdo a la
legislación española, "debió probar la existencia y vigencia de esa
legislación, única manera de saber si las probanzas allegadas al
juicio son suficientes e idóneas para acreditar los estados civiles y
grados de parentesco que invoca como fundamento de su de-
manda, y si tales estados civiles y parentescos se ajustan al dere-
cho español vigente a la fecha de fallecimiento del causante", y
agregó: "Que tratándose de aplicar en Chile un derecho
extranjero de un país no signatario del Código Bustamante, tal
derecho, para los efectos probatorios, se asimila a un `hecho',
incumbiendo el peso de la prueba a quien lo invoca..." (sentencia
de 24 de enero de 2003, causa rol 3006-2002, considerandos 4° y
5º ) .
En contra de esta sentencia, la actora interpuso recursos de
casación en la forma y en el fondo. Nuestro más alto tribunal
desechó ambos recu rsos y, en la parte que nos interesa, resolvió
que "nuestra legislación acoge, en general, el sistema de deter-
minación del parentesco y del estado civil de las personas me-
diante la aplicación de la ley correspondiente al país en que se
origina, constituye o adquiere, siempre que aquéllas no se en-
cuentren en alguna de las situaciones comprendidas en el
régimen de excepción vigente, caso en el cual regirá la ley
chilena. De tal manera que si es un extranjero –en este caso de
nacionalidad española– quien reclama derechos en una sucesión
intestada abierta en Chile, como en la especie ocurre, haciendo
valer un determinado vínculo de parentesco constituido bajo el
amparo de la legislación española que lo habilitaría para adquirir
en Chile la condición de heredero, debe entonces aplicarse la ley
del país a que pertenece para la comprobación de si el presunto
heredero tenía o no con el causante el vínculo que según nuestro
legislador lo hace acreedor a suceder (Corte Suprema, 8 de junio
de 2004, causa rol 1061-03, consid. 17°).
144
TERCERA PARTE
DERECHO DE ALIMENTOS
710. CONCEPTO. El concepto jurídico de "alimentos" no es igual
al vulgar, porque comprende no sólo el sustento (comida), sino
también los vestidos, la habitación, la enseñanza básica y media
y los costos del aprendizaje de alguna profesión u oficio. Así fluye
del art. 323.
El legislador no ha definido lo que entiende por alimentos,
pero ha (lado una clara idea de elfos en el art. 323: "Los alimentos
deben habilitar al alimentado para subsistir modestamente de
un modo correspondiente a su posición social" (inc. 1°).
"Comprenden la obligación de proporcionar al alimentario menor
148
na. Así, por ejemplo, un fallo de la Corte de Apelaciones de
Santiago de 3 de junio de 1987 (Gaceta Jurídica N° 84, p. 50), ha
establecido que dentro de estas necesidades fundamentales está
la de movilización y salud, y por lo tanto deben considerarse esos
rubros al definir el derecho de alimentos.
149
tos que se deben por ley a ciertas personas". Y el art. 337 señala
que las disposiciones de este título no rigen respecto de las asig-
naciones alimenticias hechas voluntariamente en testamento 0
por donación entre vivos, acerca de las cuales deberá estarse a la
voluntad del testador o donante, en cuanto haya podido
disponer libremente de lo suyo.
Cuando la persona obligada a pagar una pensión de alimen-
tos fallece, esos alimentos constituyen una asignación forzosa que
grava la masa hereditaria (a menos que el testador haya impuesto
esa obligación a uno o más partícipes de la sucesión), y son una
baja general de la herencia (arts. 1168, 959, N° 4).
150
ble del derecho que se reclama, "el juez deberá decretarlos alimen-
tos provisorios que correspondan, una vez transcurrido el término
de diez días contados desde la fecha de la notificación de la
demanda". En el inc. 2° se aclara que "se entenderá que existe
fundamento plausible cuando se hubiere acreditado el título que
habilita para pedir alimentos y no exista una manifiesta in-
capacidad para proveer". Hacemos notar que es obligación del
tribunal conceder estos alimentos provisorios, sin necesidad de
que se le pidan, cuando se cumplen los dos requisitos que la
norma contempla: a) que esté acreditado el título que da derecho
para exigir alimentos, y b) que no exista manifiesta incapacidad
para proveer.
Dentro del plazo señalado (diez días desde la notificación de la
demanda), el demandado podrá exponer los argumentos que
estimare pertinentes respecto a la procedencia de los alimentos
provisionales y acompañar los antecedentes co que se fundare.
En la notificación de la demanda deberá informársele sobre esta
facultad (inc. 3°). El art. 5° obliga al tribunal a pronunciarse de
oficio sobre los alimentos provisorios, haya o no el demandado
formulado sus observaciones (inc. 4°). La resolución que decrete
los alimentos provisorios es susceptible del recurso de reposición
con apelación subsidiaria, que se concederá en el solo efecto
devolutivo y gozará de preferencia para su vista y fallo (art. 5°,
inciso final).
151
La disposición recién citada demuestra que aunque la
persona obligada a prestar alimentos tenga medios económicos
en ex-ceso, no se le podrá exigir el pago de una pensión
alimenticia si el alimentario no los necesita para subsistir de un
modo correspondiente a su posición social. En la regulación de los
alimentos deberá tenerse muy en cuenta lo que venimos diciendo.
En relación con este requisito, se ha fallado que "si el ali-
mentario alega el hecho negativo de que carece de medios de
subsistencia, la prueba contraria corresponde al alimentante" (
Gaceta Jurídica 84, sentencia 3a, p. 50. En el mismo sentido RDJ, t.
38, sec. P, p. 384).
Creemos que estos fallos no se ajustan a la ley por contrariar
al art. 1698, pues de acuerdo a esta norma quien demanda los
alimentos debería probar los hechos en que funda su acción, entre
otros, su estado de necesidad. En este sentido Somarriva, Derecho
de Familia, N° 650, p. 616. Fueyo hace referencia al último fallo
citado, y adhiere a su doctrina (ob. cit., t. VI, N° 1044, p. 559).
2) Que el alimentante tenga los medios necesarios para otorgarlos. Así
se desprende del art. 329: "En la tasación de los alimentos se
deberán tomar siempre en consideración las facultades del
deudor y sus circunstancias domésticas". Incumbe la prueba de
que el alimentante tiene los medios para otorgar los alimentos a
quien los demanda (alimentario). Por excepción, la Ley de
Abandono de Familia y Pago de Pensiones alimenticias, Ley N°
14.908, en su art. 3°, inciso final, presume que el alimentan-te
tiene los medios para dar alimentos cuando los demanda un
menor a su padre o madre. Esta es una presunción simplemente
legal, que sólo opera cuando entre el alimentante y alimentario
existe el parentesco indicado.
Hay nutrida jurisprudencia en relación con este requisito. Así
se ha fallado que "con el fin de cumplir eficazmente el imperativo
de prestar alimentos en los casos que la ley señala, el juez debe
ponderar todos los antecedentes relacionados con las actividades
remuneradas del demandado". Entre estos antecedentes señala:
saldos en cuentas corrientes del demandado, estados de situación
presentados por el cuentacorrentista en los períodos que
interesan, etc. (Gaceta Jurídica N° 84, pp. 34-35). Otra
152
sentencia, en cambio, resolvió que "los dineros depositados en una
cuenta corriente bancaria no reflejan la situación económica de una
persona, sino, a lo más, el movimiento de dineros de la misma.
Porque en las diferentes partidas asentadas en ella no se indica ni
puede deducirse si dichas sumas corresponden a dineros propios
o ajenos, a operaciones de crédito que deban cancelarse
posteriormente, a sumas ahorradas o a simples movimientos
contables destinados a cubrir obligaciones contraídas anteriormente
con la misma institución o con terceros" (RDJ
153
719. CASOS DEL ART. 321. Esta disposición, después de las
modificaciones que le introdujo la Ley N° 19.585, establece: "Se
deb e n alimentos:
1° Al cónyuge;
2° A los descendientes;
3° A los ascendientes;
4° A los hermanos, y
9° Al que hizo una donación cuantiosa, si no hubiere sido
rescindida o revocada.
La acción del donante se dirigirá contra el donatario.
No se deben alimentos a las personas aquí designadas, en los
casos en que una ley expresa s e los niegue".
Lo normal en materia, de alimentos es la reciprocidad, con lo
que queremos decir que si una persona tiene derecho a re-
clamar alimentos a otra, está también obligado a
proporcionárselos, si esta última los necesitare. Esta regla de la
reciprocidad se rompe en algunos casos: por ejemplo, en el caso
de los hijos, cuando la filiación haya sido determinada
judicialmente contra la oposición del padre o madre, aquél o
ésta quedará privado de todos los derechos que por el ministerio
de la ley se le confieren respecto de la persona y bienes del hijo o
de sus descendientes. Luego el hijo puede demandar alimentos a
su padre o madre, pero estos últimos no pueden demandar al
hijo. Otro caso en que se rompe la regla de la reciprocidad es en
el caso 5°, sólo puede demandar alimentos el que hizo una
donación cuantiosa; la situación inversa no se da.
154
ga según el número 2°; 4° El que tenga según el número 3°; 5º El
del número 4º no tendrá lugar sino a falta de los otros".
"Entre varios ascendientes o descendientes debe recurrirse a
los de próximo grado. Entre los de un mismo grado, como
también entre varios obligados por un mismo título, el juez dis-
tribuirá la obligación en proporción a sus facultades. Habiendo
varios alimentarios respecto de un mismo deudor, el juez distri-
buirá los alimentos en proporción a las necesidades de aquéllos".
"Sólo en el caso de insuficiencia de todos los obligados por el
título preferente, podrá recurrirse a otro".
155
el art. 232, inc. 2° del Código Civil: "En caso de insuficiencia de
uno de los padres, la obligación indicada precedentemente pasará
en primer lugar a los abuelos de la línea del padre o madre que
no provee...".
4) Si el padre o madre del hijo que no cumple o cumple
imperfectamente con la obligación alimenticia, no tiene los me-
dios para proporcionar alimentos a sus nietos, esta obligación
pasa a los abuelos de la otra línea.
Frente a esta última conclusión, cabe preguntarse si se puede
demandar de inmediato a todos los abuelos, o si es necesario de-
mandarlos separadamente en el orden en que cada uno de ellos
está obligado. No vemos inconveniente en que se les demande a
todos en una sola demanda, siempre que se deje en claro a
quiénes se demanda primero y a quiénes sólo para el caso de
insuficiencia de aquéllos.
156
724. CARACTERÍSTICAS DE LA OBLIGACIÓN ALIMENTICIA. La obli-
gación alimenticia tiene algunas características especiales:
1) No se puede extinguir por compensación. Así lo señala el
art. 335: "El que debe alimentos no puede oponer al demandante
en compensación lo que el demandante le deba a él. Y esta misma
idea está reiterada en el art. 1662, inc. 2°.
2) La obligación alimenticia es intransmisible. Por lo menos
así es para un sector importante de la doctrina. Ello, porque de
acuerdo al art. 1168 "los alimentos que el difunto ha debido por
ley a ciertas personas gravan la masa hereditaria, menos cuan-do
el testador ha impuesto esa obligación a uno o más de los
partícipes en la sucesión".
De manera que si fallece el alimentante, su obligación no pasa
a sus herederos (por eso es intransmisible), sino que se hace
exigible sobre el patrimonio del causante, como baja general de la
herencia (art. 959, N° 4°). Sólo va a gravar a alguno de los he-
rederos cuando el testador así lo haya dispuesto, caso en que será
una deuda testamentaria. En este sentido Claro Solar, ob. cit.,
vol. 7, t. 13, pp. 165 y 166, y y. 2, t. 3°, p. 491; Somarriva, Derecho
de Familia, N° 655, p. 625.
Se pueden dar las siguientes razones para fundar la intrans-
misibilidad de la obligación alimenticia:
1) El art. 959, número 4°, va explicado.
2) Porque si esta obligación tuviera el carácter de trasmisi-
ble, no se justificaría el N° 4 del art. 959; habría bastado con el N°
2 de la misma disposición, que señala que constituyen baja
general de la herencia "las deudas hereditarias".
3) Porque la obligación de alimentos se funda en el paren-
tesco, matrimonio, adopción o en una donación, vínculos que
siempre generan obligaciones intransmisibles.
4) Se da también un argumento de historia fidedigna. En el
proyecto de 1853, el art. 371 establecía que la obligación de pres-
tar alimentos "se transmitía a los herederos y legatarios del que
ha debido prestarlos". Esta disposición fue suprimida por la
Comisión Revisora teniendo en cuenta el Derecho francés, en que
la obligación era intransmisible y considerando además los
problemas prácticos que la aplicación de la norma podría
producir.
Para Carlos Aguirre Vargas, la obligación alimenticia es
transmisible, tesis que se funda en los siguientes antecedentes:
157
1) La regla general es que todas las obligaciones son trans-
misibles; la excepción, que determinada obligación no lo sea, y
para que así ocurra se requiere de texto expreso.
2) Los herederos representan al causante, por lo que sus
obligaciones deben ser cumplidas por aquéllos (art. 1097).
3) El art. 332 establece que los alimentos debidos por ley se
entienden concedidos por toda la vida del alimentario, conti-
nuando las circunstancias que legitimaron la demanda. Ello sig-
nifica que a pesar de la muerte del causante, la obligación
subsiste mientras viva el alimentario y se mantengan las condi-
ciones bajo la cuales se otorgaron. Al ser ello así, tendrán que
hacerse cargo de la obligación los herederos de acuerdo al art.
1097.
Como se puede ver, hay argumentos para defender ambas
tesis, pareciéndonos más serios los en favor de la
intransmisibilidad (sobre este punto, véase Francisco Javier
Muñoz Flores, "Derecho de Alimentos", Memoria de Prueba,
Universidad de Concepción, año 1988, pp. 51 y ss.).
158
las demandas de alimentos el del domicilio del alimentante o
alimentario, a elección de este último" (inc. 1º).
Con anterioridad a la Ley Nº 19.741, en el caso de
alimentarios mayores, el juez competente era el del domicilio del
demandado, pues el art. 3º , inc. 3º , después de tratar el caso
de los alimentarios menores, señalaba que "En los demás casos,
regirán las reglas generales en cuanto no sean contrarias a la
presente ley". Ello significaba, en conformidad al art. 134 del
Código Orgánico de Tribunales, que era competente para conocer
de estos juicios, el del domicilio del demandado. Como se puede
apreciar, con la norma actual se (la al alimentario la opción para
elegir tribunal
b) En el caso que entre los demandantes de alimentos existan
menores, se aplica la regla del art. 2' de la ley Nº 14.908, que
después de la reforma de la Ley N° 19.741, dice: "De los juicios de
alimentos que se deban a menores, al cónyuge del alimentante
cuando éste lo solicitare conjuntamente con sus hijos menores, o
parientes mayores y menores de edad que los reclamaren
conjuntamente, conocerá el juez de letras de menores del
domicilio del alimentante o del alimentario a elección de este
último. Dicha competencia no se verá alterada por llegar el
menor a l a mayoría de edad mientras el juicio se encontrare
pendiente" (el art. 26, Nº 2 de la ley de Menores).
159
729. I) PROCEDIMIENTO APLICABLE A DEMANDAS INICIADAS ANTES
DEL 1° DE OCTUBRE DE 2005. En el caso en que los alimentos se
deban a menores o al cónyuge del alimentante y éste los solicita-
re conjuntamente con sus hijos menores, esta materia se tramita
de acuerdo al procedimiento de los Juzgados de Menores. Así lo
dice el art. 3° de la Ley N° 14.908. En conformidad al art. 34 de la
Ley de Menores, se aplica el procedimiento sumario, pero el
comparendo y la prueba testimonial tendrán lugar en la fecha o
fechas que fije el tribunal. De acuerdo a esta misma norma, "no
podrá decretarse la continuación del procedimiento conforme a
las reglas del juicio ordinario". En estos juicios "la demanda po-
drá omitir la indicación del domicilio del demandado si éste no la
conociera. En este caso, y en aquel en que el demandado no
fuere habido en el domicilio señalado en la demanda, el juez
deberá adoptar todas las medidas necesarias para determinar, en
el más breve plazo, su domicilio actual" (art. 2°, inciso final de la
Ley N° 14.908, después de la modificación de la Ley N° 19.741).
Tratándose de alimentos mayores, el juicio de alimentos se
tramitará conforme a las reglas del juicio sumario (art. 1 °, ínc. l°
de la Ley N° 14.908). Con anterioridad a la Ley N° 19.741, estos
juicios se regían por las reglas del juicio ordinario, sin los
trámites de réplica ni dúplica ni alegatos de buena prueba.
Cabe agregar que el art. inc. 2° de la Ley N° 14.908, en el
texto dado por la Ley N° 19.741, obliga a que "Toda resolución
que fije una pensión de alimentos deberá determinar el monto y
lugar de pago de la misma".
Se ha fallado que en estos juicios procede el abandono del
procedimiento, rechazándose "el argumento en cuanto a
considerar el carácter eminentemente mutable de las sentencias
dictadas en juicio de alimentos, como un elemento que
imposibilitaría el abandono del procedimiento" (Fallos del Mes N°
463, sentencia la, p. 1).
Finalmente, es necesario tener presente que "la petición de
alimentos provisionales se substanciará como incidente" (art. 1°,
inc. 2º, Ley N° 14.908).
160
N° 19.968 sobre Tribunales de Familia) "De los juicios de alimentos
conocerá el juez de familia del domicilio del alimentante o del
alimentario, a elección de este último, los que se tramitarán
conforme a las normas del procedimiento ordinario establecido en
la ley que crea los juzgados de familia en lo no previsto por este
cuerpo legal".
161
para el solo efecto de autorizar las firmas que se estamparen en
su presencia (art. 11, inc. 2º de la Ley N° 14.908, según texto
dado por la ley Nº 19.741).
b) El juez sólo podrá dar su aprobación a las transacciones
sobre alimentos futuros a que hace referencia el art. 2451 del
Código Civil, cuando se señalaren en ellas la fecha y lugar del
pago de la pensión, y el monto acordado no sea inferior al
establecido en el art. 3° de la presente ley (se refiere a la Ley N°
14.908), esto es, 40% del ingreso mínimo remuneracional que
corresponda según la edad del alimentante, y tratándose de dos o
más menores, dicho monto no podrá ser inferior al 30% por cada
uno de ellos, debiéndose sí respetar la norma de que la pensión
no puede exceder del 50% de las rentas del alimentante.
162
gada provisional, de manera que la pensión alimenticia y su monto
están siempre sujetos a la variación de las circunstancias del
alimentante y del alimentario, pues la obligación de prestar
alimentos legales o forzosos, como acontece en el caso de autos,
arranca de la ley y no de la transacción, como equivocadamente lo
entiende la actora en su escrito de apelación cuando ase-vera que
`como los alimentos fueron fruto de un pacto libre y privado, la
163
El art. 12 de la ley reglamenta diversos aspectos de este jui-
cio ejecutivo.
2) Se puede obtener también el pago r ecurriendo al art. 8º
de la Ley Nº 14.908, según texto dado por la Ley Nº 19.741: "Las
resoluciones judiciales que ordenen el pago de una pensión
alimenticia por un trabajador dependiente establecerán, como
modalidad de pago, la retención por parte del empleador. La
resolución judicial que así lo ordene se notificará a la persona
natu r al o jurídica que, por cuenta propia o ajena o en el des-
empeño de un empleo o cargo, deba pagar al alimentante su
sueldo, salario o cualquier otra prestación en diner o, a fin de
que retenga y entregue la suma o cuotas periódicas fijadas en
ella directamente al alimentario, a su representante legal o a la
persona a cuyo cuidado esté".
La notificación de las resoluciones a que se refiere el inciso
anterior se efectuará por carta certificada, dejándose testimonio
en el expediente de que la persona fue notificada por este me-
dio, de la fecha de la entrega de la carta a la oficina de correos,
la individualización de dicha oficina y el número de comproban-
te emitido por ella, el cual se adherirá al expediente a
continuación del testimonio. La notificación se entenderá
practicada al quinto día hábil siguiente a la fecha recién aludida.
Si la carta cer t ificada fuere devuelta por la oficina de correos por
no haberse podido entregar al destinatario, se adherirá al
expediente.
Agrega la nor ma que "el demandado dependiente podrá
solicitar al juez, por una sola vez, en cualquier estado del juicio
y antes de la dictación de la sentencia, que sustituya, por otra
modalidad de pago, la retención por parte del empleador" (inc. 3º
) y en el inc. 1º señala que "La solicitud respectiva se tramitará
como incidente. En caso de ser acogida, la modalidad de pago
decr etada quedará sujeta a la condición de su íntegro y oportu-
no cumplimiento". Finalmente el inc. 5º establece que "De existir
incumplimiento, el juez, de oficio, y sin perjuicio de las sancio-
nes y apremios que sean pertinentes, ordenará que en lo sucesivo
la pensión alimenticia decretada se pague conforme al inciso
primero".
Según el art.. 13 de la Ley Nº 14.908 (en el texto dado por la
ley N' 19.741), "Si la persona natural o jurídica que deba hacer
la retención a que se refier e el art. 8º desobedecier e la res-
164
pectiva orden judicial, incurrirá en multa, a beneficio fiscal,
equivalente al doble de la cantidad mandada retener, lo que no
obsta para que se despache en su contra o en contra del
alimentante el mandamiento de ejecución que corresponda". El
inc. 3º de esta disposición obliga al empleador a dar cuenta al
tribunal del término de la relación laboral, estableciendo que "En
caso de incumplimiento, el tribunal determinará la
responsabilidad de aquél en el hecho y aplicará, si
correspondiere, la sanción establecida en los incisos precedentes.
La notificación a que se refiere el art. 8° deberá expresar dicha
circunstancia".
El inc. 40 del art. 13 dispone que "en caso de que sea proce-
dente el pago de la indemnización sustitutiva del aviso previo a
que se refieren los arts. 161 y 162 del Código del Trabajo, será
obligación del empleador retener de ella la suma equivalente a la
pensión alimenticia del mes siguiente a la fecha de término de la
resolución laboral, para su pago al alimentario". Y el inciso final
agrega que "Asimismo, si fuere procedente la indemnización por
años de servicio a que hace referencia el art. 163 del Código del
Trabajo, o se pactare ésta voluntariamente, el empleador estará
obligado a retener del total de dicha indemniza-ción el porcentaje
que corresponda al monto de la pensión de alimentos en el ingreso
mensual del trabajador, con el objeto de realizar el pago al
alimentario. El alimentante podrá, en todo caso, imputar el monto
retenido y pagado a las pensiones futuras que se devenguen".
3) Finalmente, "si, decretados los alimentos por resolución que
cause ejecutoria, en favor del cónyuge, de los padres, de los hijos
o del adoptado, el alimentante no hubiere cumplido su obligación
en la forma pactada u ordenada o hubiere dejado de pagar una o
más cuotas, el tribunal que dictó la resolución deberá a petición
de parte o de oficio y sin más trámite imponer al deudor como
medida de apremio, el arresto nocturno entre las veintidós horas
de cada día hasta las seis horas del día siguiente, hasta por quince
días.'' El juez podrá repetir esta medida hasta obtener el íntegro
pago de la obligación". "Si el alimentante
19 Si bien el pacto de San José de Costa Rica instituye que nadie puede ser
detenido por- deudas, establece, como excepción, que ello no rige tratándose de los
deudores por alimentos (art. 7º, Nº 7).
165
infringiere el arresto nocturno o persistiere en el incumplimiento
de la obligación alimenticia después de dos períodos de arresto
nocturno, el juez podrá apremiado con arresto hasta por quince
días. En caso de que procedan nuevos apremios, podrá ampliar el
arresto hasta por treinta días". Agrega la norma que "...el tribunal
que dictare el apremio ordenará a la fuerza pública que conduzca
al alimentante directamente ante Gendarme-ría de Chile, a fin de
darle cumplimiento. Si el alimentante no fuere habido en el
domicilio que consta en el proceso, el juez adoptará todas las
medidas necesarias para hacer efectivo el apremio" (inc. 3º ); y que
"En caso de que fuere necesario decretar dos o más apremios por
la falta de pago de unas mismas cuotas, las pensiones
alimenticias atrasadas devengarán el interés corriente entre la
fecha de vencimiento de la respectiva cuota y la del pago efectivo"
(inc. 4º )
Es importante tener en cuenta que este medio sólo procede en
el caso en que los alimentarios tengan con el alimentante el
parentesco que la norma señala. Por ello, si una persona es con-
denada a pagar alimentos a su hermano, por ejemplo, y no cum-
ple, no cabe decretar apremios. Lo mismo cuando el condenado a
pagar alimentos es el abuelo.
El tribunal puede suspender el arresto y el cobro de intereses
corrientes si el alimentante justificare que carece de los medios
necesarios para el pago de su obligación alimenticia. "Igual deci-
sión podrá adoptar el tribunal, de oficio o a petición de parte o de
Gendarmería de Chile, en caso de enfermedad, invalidez,
embarazo o puerperio que tengan lugar entre las seis semanas
antes del parto y doce semanas después de él, o de circunstancias
extraordinarias que impidieren el cumplimiento del apremio o lo
transformaren en extremadamente grave" (art. 14, inciso final).
Se ha fallado que "no resulta prudente apremiar al deudor
(alimentante) para pagar de una sola vez las pensiones adeuda-
das ($ 2.917.712) sin que se disponga lo adecuado para resol-ver
fehacientemente si está o no en condiciones de hacerlo". "El juez de
la causa procederá a abrir un término probatorio a fin de
demostrar la capacidad o imposibilidad del recurrente para pagar
las pensiones alimenticias adeudadas" (Fallos del Mes 378, p. 213,
sentencia 1. Sobre apremios véase también Fallos del Mes 377, p.
112; Fallos del Mes 380, p. 35l) .
166
El art. 15 en su inciso final señala: "El mismo apremio se apli-
cará al que estando obligado a prestar alimentos a las personas
mencionadas en este artículo, renuncie sin causa justificada a su
trabajo después de la notificación de la demanda con el fin de
burlar dicha obligación y carezca de rentas que sean suficientes
para poder cumplir la obligación alimenticia". Esta disposición,
con un texto diferente, fue introducida por la ley N° 14.550, de 3
de marzo de 1961, y tuvo por objeto evitar que un alimentante
renunciare al trabajo con el objeto de no pagar los alimentos. Era
frecuente que en muchos casos se renuncia-re u, por lo menos, se
empleare como arma de presión la amenaza de renuncia al
trabajo para obtener avenimientos más favorables. Sobre este
tema la Excma. Corte Suprema, en sentencia de 31 de agosto de
1995, acogió una queja interpuesta en contra de la Corte de
Santiago, que dejó sin efecto la orden de apremio en contra de un
alimentante que alegó que no podía seguir pagando la pensión
alimenticia (porcentaje de sus remuneraciones en una empresa
determinada) acordada en un avenimiento, porque había dejado
de prestar servicios a esa empleadora, resolviendo que "subsiste la
obligación de pagar la pensión alimentaria convenida en un
avenimiento a base de la remuneración que el alimentante
percibía entonces de un empleador al que más tarde dejó de
prestar servicios, sin perjuicio del derecho a solicitar la variación
que procediere" (Fallos del Mes N° 441, sentencia 7, p. 944).
167
En relación con esta situación, deberá tenerse presente que
para los efectos de fijar la pensión de alimentos deberá estarse
exclusivamente a los medios económicos del alimentante, sin
considerar los que pueda tener el concubino o concubina. Fija-da
la pensión, de esa manera, el concubino o concubina responden
solidariamente del pago (véase Vodanovic, ob. cit., Nº 323, p.
190). Ello significa, por ejemplo, que si un varón con medios
económicos escasos tiene tina concubina adinerada, los alimen-
tos a que tiene derecho el cónyuge e hijos no mejoran por este
hecho. Sólo mejora la garantía.
Cuando el art. 18 de la ley N° 14.908 expresa que responden
solidariamente del pago de las pensiones alimenticias "los que,
sin derecho para ello, dificultaren o imposibilitaren el fiel y
oportuno cumplimiento de dicha obligación", se está refiriend o ,
p o r ejemplo, a los empleadores que hacen caso omiso de la orden
judicial de retener de l a remuneración de un empleado la parte
destinada al pago de una pensión alimenticia;
3) El art. 10 de l a Ley Nº 14.908 establece que "el juez po-
drá también ordenar que el deudo' garantice e l cumplimiento de
la obligación alimenticia con una hipoteca o prenda sobre bienes
del alímentante o con otra forma de caución". El inc. 2º de esta
disposición — a g r e g a d o por la Ley Nº 19.741- señala que "Lo
ordenará especialmente si hubiere motivo fundado para es-timar
que el alimentante se ausentará del país. Mientras no rinda la
caución ordenada, que deberá considerar el período estimado de
ausencia, el juez decretará el arraigo del alimentante, el que
quedará sin electo, por la constitución de la caución, debiendo el
juez comunicar este hecho de inmediato a la misma autoridad
policial a quien impartió la orden, sin más trámite";
4) En conformidad al art. 19 de la Ley Nº 14.908, "Si
constare en el expediente que en contra del alimentante se
hubiere decretado dos veces alguno de los apremios señalados en
el art. 14, procederá en su caso, ante el tribunal que corresponda
y siempre a petición del titular de la acción respectiva, lo siguien-
te: 1) decretar la separación de bienes de los cónyuges; y 2) au-
torizar a la mujer para actuar conforme a lo dispuesto en el inc.
2º del art. 138 del Código Civil, sin que sea necesario acreditar el
perjuicio a que se refiere dicho inciso".
168
"La circunstancia señalada en el inciso anterior será especial-
mente considerada para resolver: a) La autorización para la sa-
lida del país de los hijos menores de edad; b) La falta de
contribución a que hace referencia el art. 225 del Código Civil; c)
La emancipación judicial por abandono del hijo a que se refiere
el art. 271, número 2, del Código Civil".
Como va lo hemos dicho, con la modificación que la Ley N°
19.741 introdujo al art. 19 de la Ley N° 14.908 se corrigió una
anomalía que había creado la Ley N° 19.335, que consistía en
establecer que "cualquiera de los cónyuges" podía solicitar la se-
paración de bienes, si hubiere sido apremiado por dos veces, sin
percatarse de que la acción de separación judicial sólo compete a
la mujer; nunca al marido, puesto que es uno de los medios que
la ley tiene de proteger a la primera. Con la modificación de la
ley N° 19.741, se salva el error, pues se puede invocar alguno de
los derechos que establece la norma "a petición del titular de la
acción respectiva", titular que en el caso de la separación
judicial de bienes es la mujer.
Además con la modificación se amplía la protección de la
mujer casada en régimen de sociedad conyugal, puesto que le
permite actuar conforme a lo dispuesto en el inc. 2° del art. 138
del Código Civil, esto es, hacerlo respecto de los bienes del
marido, de los de la sociedad conyugal y de los suyos que
administre el marido, con autorización del juez, con conocimiento
de causa, sin que sea necesario acreditar el perjuicio que exige
dicho inciso.
Con la modificación de la Ley Nº 19.741, el hecho de haber
sido apremiado el padre o madre, por dos veces, en los términos
señalados en el art.. 14 de la Ley N° 14.908, es un antecedente que
se debe considerar para resolver sobre: a) la autorización para la
salida del país de los hijos menores de edad; h) para determinar
lo relativo al cuidado personal del hijo, pues faculta al juez
respectivo para no confiar este cuidado al padre o madre que
hubiere sido objeto de los dos apremios de que se viene tratando,
y c) para conceder la emancipación judicial del hijo, puesto que la
circunstancia de haberse decretado estos apremios debe el
tribunal tomarla en cuenta para determinar la situación de
abandono del hijo;
5) Cuando los alimentos fueren decretados a favor del
cónyuge, de los padres, de los hijos o del adoptado y el
alimentante
169
no hubiere cumplido su obligación en la forma pactada u orde-
nada o hubiere dejado de pagar una o más cuotas, "el juez
dictará también orden de arraigo en contra del alimentante, la que
permanecerá vigente hasta que se efectúe el pago de lo
adeudado. Para estos efectos, las órdenes de apremio y de
arraigo expresarán el monto de la deuda, y podrá recibir
válidamente el pago la unidad policial que les dé cumplimiento,
debiendo entregar el comprobante al deudor..." (art. 14). Además
el tribunal podrá decretar el arraigo del alimentante cuando el
deudor no garantice el cumplimiento de la obligación alimenticia
con una hipoteca o prenda (art. 10 de la Ley N° 14.908, con la
modificación de la Ley N° 19.741).
La Ley Nº 19.741, con estas modificaciones, puso fin a la dis-
cusión de si procedía o no el arraigo por el no pago de pensiones
alimenticias. Con anterioridad, algunos tribunales lo concedían
como medida de protección hasta mientras no se cumpliera la
obligación alimenticia declarada judicialmente (RDJ, t. 81, sec.
4ª, p. 203). En igual sentido Fallos del Mes 403, sent. 2, p. 322;
Fallos del Mes 418, sentencia 5, p. 764. En cambio, en otro caso,
una sentencia de la Excma. Corte Suprema de 10 de junio de
1996 resolvió que no procedía el arraigo, por-que no existe
precepto legal que lo autorice en la Ley N° 14.908, como afirma la
resolución de alzada, porque tal medida no que-da comprendida
dentro del art. 6º de dicha ley (Fallas del Mes 451, sentencia 13, p.
1276). Con la Ley Nº 19.741, esta discusión que-da terminada,
porque a partir de su entrada en vigencia, sí hay una ley que
autoriza la aplicación de esta medida compulsiva; y
6) Otra forma de propender al cumplimiento de la obligación
alimenticia la encontramos en el art. 55 de la Ley de Matrimonio
Civil, en cuanto esta norma obsta al divorcio unilateral si ha
habido incumplimiento reiterado de la obligación de suministrar
alimentos al cónyuge demandado o a los hijos comunes,
pudiendo hacerlo.
170
de ahorros o en otro establecimiento análogo, y se restituya al ali-
mentante o sus herederos luego que cese la obligación".
De acuerdo a esta disposición, lo normal será que el juez lije
la pensión de alimentos en una suma de diner o. Sin embargo, en
confor midad al inc. 2º del art. 9° de la Ley Nº 14.908, después
de las modificaciones de la ley N° 19.741, "El juez podrá
también fijar o aprobar que la pensión alimenticia se impute total
o parcialmente a un derecho de usufructo, uso o habitación
sobre bienes del alimentante, quien no podrá enajenarlos ni
gravarlos sin autorización del juez". Agrega la norma que "Si se
tratare de un bien raíz, la resolución judicial servirá de título
para inscribir los derechos reales y la prohibición de enajenar o
gravar en los registros correspondientes del Conservador de
Bienes Raíces. Podrá requerir estas inscripciones el propio
alimentario".
El inc. 3° del art. 9° establece que "la constitución de los
mencionados derechos reales no perjudicará a los acreedores del
alimentante cuyos cr éditos tengan una causa anterior a su
inscripción". Este inciso, que fue incorporado por la ley N°
19.741, tiene el claro propósito de evitar el fraude de algunos
deudo-res que para burlar a sus acreedores se hacían demandar
de alimentos por el cónyuge, quien pedía como pensión de
alimentos un der echo de usufructo sobr e el bien raíz hipotecado
o embargado.
"En estos casos, el usufructuario, el usuario y el que goce de
der echo de habitación, estarán exentos de las obligaciones que
para ellos establecen los arts. 775 y 813 del Código Civil
(caución e inventario), respectivamente, estando sólo obligados
a confeccionar un inventario simple" (inc. 2º). La Ley Nº 19.741
agregó que "Se aplicarán al usufructuario las normas de los arts.
819, inciso primero, y 2466, inciso tercero del Código Civil", es
decir, que estos derechos de uso y habitación son intransmisibles,
y no pueden cederse a ningún título, prestarse ni a r r endarse y
son además inembargables.
Otra innovación introducida por la Ley N° 19.741 en esta
materia fue establecer que "Cuando el cónyuge alimentario tenga
derecho a solicitar para sí o para sus hijos menores, la
constitución de un usufructo, uso o habitación en conformidad a
este artículo, no podrá pedir la que establece el art. 147 del
Código Civil respecto de los mismos bienes".
171
El inciso final del art. 9° expresa (con el nuevo texto dado por
la Ley N° 19.741) que "El no pago de la pensión así decretada o
acordada hará incurrir al alimentante en los apremios es-
tablecidos en esta ley, y en el caso del derecho de habitación o
usufructo recaído sobre inmuebles, se incurrirá en dichos apre-
mios aun antes de haberse efectuado la inscripción a que se
refiere el inciso segundo".
Hay abundante jurisprudencia relativa a pensiones alimen-
ticias fijadas en esta forma. Así se ha fallado que "si se concede a
los alimentarios el uso de una casa alhajada y apta para su uso y
habitación, quedan comprendidos en la prestación los insumos de
electricidad, teléfono y otros" (Fallos del Mes N° 277, p. 562); que "si
se fija como pensión alimenticia el usufructo de un inmueble
determinado del alimentante, que se encuentra dado en
arrendamiento, la resolución ha de cumplirse, a petición de parte
o de oficio, según lo dispuesto en el art. 9º de la Ley de Abandono
de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias, es decir,
notificándose judicialmente al arrendatario en la forma
establecida en el art. 48 del Código de Procedimiento Civil, que la
renta, la prestación en dinero que debe hacer, la retenga y
entregue directamente a los alimentarios, o a su representan-te
legal o a la persona a cuyo cuidado estén" (Fallos del Mes, N° 331,
p. 355). Pueden consultarse también los siguientes fallos
publicados en la Revista de Derecho 't jurisprudencia que tocan
aspectos diversos de pensiones alimenticias fijadas como usufruc-
tos: RDJ, t. 81, sec. 2º, p. 30; e 82, sec. 1ª, p. 71; t. 82, sec. 2º, p. 30;
t. 83, sec. 1", p. 183; t. 84, sec. 1ª, p. 106; Fallos del Mes N° 432,
sentencia 6, p. 858. Esta última resolvió que "para establecer si la
pensión alimenticia excede del margen legal, esto es, del 50% del
ingreso del alimentante, ha de considerarse la renta que pre-
sumiblemente produciría, si se arrendase la casa habitación ciada
en usufructo a los alimentarios a título de tal pensión" (en
relación con este usufructo alimentario, recomendamos ver la
obra Del juicio de Alimentos de Menores, de lrma Bavestrello Bontá y
Luz María Lippi Jordán. Edit. Jurídica ConoSur Ltda., 1992, pp.
60 al 71).
Finalmente, es importante tener presente lo dispuesto en el
inc. 1° del art. 9°: "El juez podrá decretar o aprobar que se im-
puten, parcial o totalmente, al pago de la pensión, las presta-
172
ciones determinadas que efectúe el alimentante con ocasión de la
educación, salud, vivienda, alimentación, vestuario, recreación u
otras necesidades del alimentario".
En cuanto a la cuantía de los alimentos, la fija el tribunal
teniendo en cuenta los medios de que dispone el alimentante y las
necesidades del alimentario. El art. 331 le da amplias atribu-
ciones. No obstante, el art. 10° de la ley N° 14.908 establece una
limitación importante: "El tribunal no podrá fijar como monto de
la pensión una suma o porcentaje que exceda del 50% de las
rentas del alimentante" (inc. 1°). Agrega la norma que "las
asignaciones por carga de familia no se considerarán para los
efectos de calcular esta renta y corresponderán, en todo caso, a la
persona que cause la asignación y serán inembargables por
terceros" (inc. 2º).
La idea del legislador es que las pensiones de alimentos se
vayan reajustando en el tiempo. Por ello el inc. 3º del art. 10º de
la Ley N° 14.908, en el texto dado por la Ley N° 19.741, establece
que "Cuando la pensión alimenticia no se fije en un porcentaje de
los ingresos del alimentante, ni en ingresos mínimos, ni en otros
valores reajustables, sino en una suma determinada, ésta se
reajustará semestralmente de acuerdo al alza que haya
experimentado el Índice de Precios al Consumidor fijado por el
Instituto Nacional de Estadísticas, o el organismo que haga sus
veces, desde el mes siguiente a aquel en que quedó ejecuto-riada
la resolución que determine el monto de la pensión".
En lo tocante a la fecha desde la cual se deben los alimentos,
el art. 331 del Código Civil dice que "los alimentos se deben desde
la primera demanda, y se pagarán por mensualidades
anticipadas". "No se podrá pedir la restitución de aquella parte de
las anticipaciones que el alimentario no hubiere devengado por
haber fallecido". La jurisprudencia ha resuelto que "al referirse el
legislador en el art. 331 a la primera demanda, para establecer
que desde ella se deben los alimentos, esta referencia debe
entenderse a la época de la notificación de la demanda y no al
tiempo o fecha en que fue presentada al tribunal correspondiente"
(RDJ, t. 60, sec. 1a , p. 298). ()tras sentencias han re-suelto que "el
art. 331 no hace distinción entre alimentos provisorios y
definitivos, observándose que este precepto legal es el único que
fija el momento preciso en que ellos comienzan
344
a devengarse " (RDJ, t. 29, sec. la, p. 520; t. 49, sec. 1a, p. 163).
También ha sido fallado que en el caso de aumentos de pensio-
nes, la nueva pensión se debe desde el momento en que se in-
terpuso la nueva demanda y no desde que causó ejecutoria la
sentencia que la aumentó (RDJ, t. 46, sec. lª, p. 396).
174
podían demandarlos hasta los 21 años, a menos que por algún
impedimento corporal o mental se hallaren imposibilitados para
subsistir de su trabajo.
Que ocurre cuando, por ejemplo, se le están dando alimentos
a una hija que se casa? ¿Se extingue automáticamente la pensión?
De ninguna manera; sin perjuicio de que el padre pueda
demandar el cese de la pensión, fundado en el art. 326, según el
cual cuando una persona para pedir alimentos reúna varios
títulos –hija y cónyuge en el ejemplo– sólo puede hacer uso de
uno de estos títulos, debiendo dirigirse primero en contra del
cónyuge (art. 326, inc. 2º). La obligación del padre sólo debe-ría
mantenerse si el cónyuge no está en condiciones de sumi-
nistrarlos.
175
tra la oposición del padre o madre que pretende reclamar
alimentos, sino que, además, es necesario que el padre o la madre
que pretende alimentos haya abandonado al hijo en su infancia.
Ambos requisitos deben concurrir en forma copulativa. Esta
mayor exigencia se justifica por el carácter fundamental para la
vida del alimentario que reviste la prestación alimenticia" (ob. cit.,
N ' 195, p. 190).
176
CUARTA PARTE
DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
740. GENERALIDADES. Los menores de edad y, en general, las
personas incapaces, requieren de una persona que los represente
y que vele por sus intereses. Si se trata de un menor sujeto a pa-
tria potestad, quien cumple esta función será el padre o madre
titular de dicha patria potestad, desde que la representación es
un atributo de ella. En caso contrario o cuando la incapacidad
deriva de otra causa, demencia, por ejemplo, será necesario de-
signarle a una persona para que cumpla estas funciones.
El art. 338 del Código Civil señala que "las tutelas y las cu-
radurías o curatelas son cargos impuestos a ciertas personas a
favor de aquellos que no pueden dirigirse a sí mismos o admi-
nistrar competentemente sus negocios, y que no se hallan bajo
potestad de padre o madre, que pueda darles la protección de-
bida" (inc. 1º), y la misma norma agrega: "Las personas que
ejercen estos cargos se llaman tutores o curadores y
generalmente guardadores" (inc. )-
Etimológicamente, la V07. t ut ela, proviene de "tueri" defender,
proteger, y "curatela", de cu ra, cu rati o, cuidado. Claramente,
entonces, estas instituciones han sido creadas y organizadas para
proteger los intereses tanto morales como pecuniarios de las
personas incapaces.
Las personas sometidas a tutor o curador se llaman pupilos
(art. 346).
55l
palmen te a la protección de la persona del incapaz y sólo en forma
secundaria, a los bienes. En cambio en la curatela la situación
era al revés.
A la fecha de dictación del Código Civil chileno, la distinción
entre tutela y curatela estaba ya totalmente dejada de lado. Sin
embargo, Bello la mantuvo. Esta dualidad creaba problemas,
puesto que cuando la persona sometida a tutela llegaba a la pu-
bertad, era necesario hacer una nueva designación para nom-
brarle un curador. Por ello cuando se estudió la reforma del
Código en lo que vino a ser la Ley N° 7.612, se revisó la situación.
Si bien no hubo acuerdo en establecer una sola categoría, por lo
menos se resolvió el problema principal que creaba la existencia de
las dos categorías al establecerse en el art. 436 que "llegado el
menor a la pubertad. su tutor entrará a desempeñar la curatela
por el solo ministerio de la ley".
Parece haber consenso en la doctrina en orden a que hoy día
no se justifica la distinción, desde que ambas se rigen por los
mismos principios (Rossel, ob. cit., Nº 483, p. 464; Somarriva,
Derecho d e F amilia, N° 670, p. 643).
181
esta razón, pueden ser: generales, especiales. adjuntas, de bienes,
interinas.
5) Para nombrar a un tutor, no se consulta a la voluntad del
impúber: en cambio, cuando se designa curador a un menor
adulto, éste propone la persona de su curador (art. 437).
182
excesivamente complicados. En este caso, el juez, oyendo a los
parientes del pupilo y al defensor público, podrá agregarle un
curador (art. 351).
5) Lo normal es que el pupilo sea una sola persona. No hay,
por regla general, pupilos múltiples. Sin embargo, pueden co-
locarse bajo una misma tutela o curaduría a dos o más
individuos, con tal que haya entre ellos indivisión de patrimonios
(art. 347, inc. 1º). Divididos los patrimonios, se considerarán
tantas tutelas y curadurías como patrimonios distintos, aunque
las ejerza una misma persona (inc. 2º).
6) Un mismo pupilo puede tener uno o más guardadores. Así
lo establece el inciso final del art. 347: "Una misma tutela o
curaduría puede ser ejercida conjuntamente por dos o más tu-
tores o curadores".
7) Los guardadores son, por regla general, personas natu-
rales. Por excepción, la Ley de Bancos (DEL N° 3, de 26 de
noviembre de 1997, Diario Oficial de 19 de diciembre de 1997)
admite que estas instituciones puedan ser guardadores en los
términos indicados en el art. 86 Nº 1, de la misma ley. En el caso
en que el guardador sea un banco, su función sólo alcanza a los
bienes del pupilo y no a su persona, por lo que será necesario
designar a otra persona.
183
Respecto de la mujer casada en régimen de sociedad
conyugal, con anterioridad a la reforma de la Ley N° 18.802, era
inca-paz. Sin embargo, no se le nombraba curador, porque el
marido administraba sus bienes y era su representante legal. Por
eso el art. 349 establecía en su inc. 1°: "No se puede dar curador
a la mujer casada no divorciada, ni separada de bienes, mientras
los administra el marido". Con la reforma, de la Ley N° 18.802, la
mujer pasó a ser plenamente capaz y por ello se dio un nuevo
texto al art. 349: "Se dará curador a los cónyuges en los mismos
casos en que, si fueren solteros, necesitarían de curador para la
administración de sus bienes".
h) Curaduría de bienes: Es aquella que se da a los bienes de
ciertas personas, pero que no alcanzan a su persona. El art. 343
precisa que "se llaman curadores de bienes los que se dan a los
bienes del ausente, a la herencia yacente, y a los derechos even-
tuales del que está por nacer".
c) Curaduría adjunta: La define el art. 344: "se llaman cura-
dores adjuntos los que se dan en ciertos casos a las personas que
están bajo potestad de padre o madre, o bajo tutela o curaduría
general, para que ejerzan una administración separada".
Se designa curador adjunto a una persona que ya tiene
representante legal, pues está bajo patria potestad o bajo tutela o
curaduría general. La función del curador adjunto consiste úni-
camente en administrar ciertos bienes del pupilo.
Los principales casos de curadurías adjuntas son los siguientes:
1) Si el padre o la madre que tiene la patria potestad no la
puede ejercer sobre uno o más bienes del hijo, se le dará un
curador para la administración de ese bien (art. 253, inc. 2°). Ello
va a ocurrir, por ejemplo, en los casos contemplados en el art.
250 N° 2 y Nº 3;
2) Cuando por sentencia judicial, que se debe subinscribir
al margen de la inscripción de nacimiento del hijo, se ha quita-do
al padre o madre, o a ambos, la administración de los bienes del
hijo por haberse hecho culpable de dolo, o de grave negligencia
habitual (art. 257, inc. 1°);
3) En el caso de la persona sometida a tutela o curaduría
general, cuando a petición del tutor o curador se nombra otro
curador, en el caso del art. 351;
184
4) En el caso en que se haga al pupilo una donación, he-
rencia o legado, a condición de que administre estos bienes la
persona que el donante o testador designen, y se acepta la do-
nación, herencia o legado. Si el testador o donante no hubieren
designado la persona, o la que ha sido designada no fuere idónea,
hará el magistrado la designación (art. 352), y
5) Cuando se suspenda la patria potestad respecto del padre
o madre (art. 348, inc. 2°).
d) Curaduría especial: Es aquella que se designa para un negocio
particular (art. 345). El ejemplo clásico es el curador ad litem. Pero,
además, tiene este carácter el que necesita la mujer menor de
edad para pedir la separación de bienes (art. 154); el que se da a
los hijos bajo patria potestad o guarda del padre o madre que
desea contraer nuevas nupcias (art. 124).
185
Con la dictación de la actual Ley de Adopción –Ley N° 19.620–
lo dicho en este número sólo pasará a tener aplicación respecto
de las personas que tenían la calidad de adoptan-te ala fecha en
que entró en vigencia la Ley N° 19.620, esto es, el 27 de octubre
de 1999. Ello por aplicación del art. 45 de la Ley N° 19.620.
2) El padre o madre puede nombrar por testamento:
a) tutor tanto a los hijos nacidos como a los que se
encuentren en el vientre materno, para el caso de que nazca vivo
(art. 354) ;
h) curador a los menores adultos y a los adultos de cualquiera
edad que se hallen en estado de demencia o sean sordomudos
que no entienden ni se dan a entender por escrito (art. 355);
e) curador para la defensa de los derechos eventuales del hijo
que está por nacer (art. 356).
Cuando un padre designa tutor al hijo que se encuentra en el
vientre materno, se presume que la persona designada lo está
también para la curaduría de los derechos eventuales de este
hijo, si antes de su nacimiento fallece el padre. Por esta razón,
viene a resultar que el curador de los derechos eventuales del hijo
que está por nacer puede arrancar su nombramiento de una
designación directa (art. 356), o de una designación indirecta,
cuando habiendo sido nombrado tutor del hijo que está en el
vientre materno, fallece el padre antes del nacimiento del hijo
(art. 486) .
En todo caso, deberá tenerse presente que la designación que
hace el padre en testamento sólo va a operar una Vez extinguida
la patria potestad de la madre, puesto que de acuerdo al art. 338,
no caben las guardas respecto de las personas que se encuentran
sometidas a patria potestad.
El padre o madre no tienen el derecho a designar guardador a
su hijo, en los siguientes casos: a) si ha sido privado de la patria
potestad por decreto judicial (emancipación judicial); h) si
habiendo tenido su guarda ha sido removido judicialmente por
mala administración (art. 357, inc. 1º), y c) si la filiación ha sido
determinada judicialmente contra la oposición del padre o madre,
caso en que este último carece del derecho de designar guardador
al hijo (art. 357, inc. 2°).
186
748. SITUACIÓN QUE SE PRESENTA CUANDO AMBOS PADRES DESIGNAN
GUARDADOR EN SU TESTAMENTO. El Código da las siguientes reglas:
a) "Si tanto el padre como la madre han nombrado guardador
por testamento, se atenderá en primer lugar al nombramiento
realizado por aquel de los padres que ejercía la patria potestad"
(art. 358).
h) Si no fuere posible aplicar la regla anterior, se aplicará a
los guardadores nombrados por el testamento del padre y de la
madre, la regla de los arts. 361 y 363, es decir, podrán dividir
entre ellos la administración (art. 361) o podrá el juez, oídos los
parientes del pupilo, confiar la curaduría a uno de los nombra-
dos o al número de ellos que estimare suficiente, y en este se-
gundo caso, dividirla como mejor convenga para la seguridad del
pupilo (art. 363).
3) El padre, la madre y cualquier otra persona, podrán nom-
brar un curador, por testamento o por acto entre vivos, cuando
donen o dejen al pupilo alguna parte de sus bienes, que no se les
deba a título de legítima (art. 360, inc. 1°). "Esa curaduría se
limitará a los bienes que se donen o dejan al pupilo" (art.. 360,
inc. 2°).
Como de acuerdo al inc. 2° del mismo artículo "esta cura-
duría se limitará a los bienes que se donen o dejan al pupilo",
quiere decir que se va a tratar siempre de una curaduría adjunta,
por referirse a bienes determinados. Con anterioridad a la Ley N°
19.585 el tenor del inc. 2° del art. 360 era diferente, ya que
hablaba que se podía nombrar "tutor o curador", lo que se
criticaba, pues las tutorías son siempre generales. El nuevo texto
del art. 360 no incurre en este defecto.
187
4) Pueden nombrarse varios tutores o curadores que se sus-
tituyan o sucedan uno a otro (art. 364).
188
Cabe agregar que aquellas personas que al 27 de octubre de
1999 tenían la calidad de adoptantes otorgada en conformidad a
la Ley N° 7.613, tienen derecho a ser llamadas en primer lugar
(antes del padre), derecho que les otorgaba el art. 29, inc. 1º de la
Ley N° 7.613 y que mantuvo el art. 45, inc. 2' de la Ley N°
19.620).
189
"Cuando se retarda por cualquier causa el discernimiento de una
tutela o de una curaduría, o durante ella sobreviene un embara-
zo que por algún tiempo impida al tutor o curador seguir ejer-
ciéndola, se dará por el magistrado tutor o curador interino, para
mientras dure el retardo o el impedimento". No se designa
curador interino cuando hubiere otro tutor o curador que pudiere
suplir la falta o cuando se trata de nombrar un tutor o curador
que suceda al que actualmente desempeña la tutela o curaduría y
puede éste continuar en ella por algún tiempo (art. 371, inc. 2°).
190
7 5 7 . A. DISCERNIMIENTO. Lo define el art. 373, inc. 20: "Se llama
discernimiento el decreto judicial que autoriza al tutor o curador
para ejercer su cargo".
Este trámite cumple varios objetivos:
1) Que el tribunal verifique si la persona designada cumple o
no cumple los requisitos legales.
2) Que exista una fecha cierta desde la cual el guardador
asuma su cargo.
3) Sirve de publicidad respecto de terceros.
Dadas las funciones que cumple el discernimiento, es un trá-
mite que se exige para todas las tutelas y curatelas,
testamentarias, legítimas y dativas. El inc. l° del art. 373 es muy
claro: "Toda tutela o curaduría debe ser discernida".
191
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
192
La Corte Suprema ha resuelto que se trata de nulidad relativa,
por ser el discernimiento un requisito establecido en
consideración a la incapacidad del pupilo. Además, esto se
corroboraría por el hecho de que admite ratificación (RDJ, t. 26,
sec. 1 ", p. 499). La Corte de Talca había resuelto que la nulidad
era absoluta, por haberse omitido un requisito de orden público, y
por ser el art. 373 una disposición prohibitiva. Arturo Alessandri
Besa es de opinión que se trata de un caso de nulidad absoluta
( D e la Nulidad y Rescisión en el Derecho Civil Chileno, Nº 397, p. 354).
En el mismo sentido Arturo Alessandri Rodríguez, RDJ, t. 26, lª
parte, pp. 105 y ss. En cambio, Fueyo se pronuncia por la
nulidad relativa (Derecho Civil, t. VI, N° 1163, p. 638). En el mismo
sentido Teodoberto Alvarez, RDJ, t. 30, 1' parte, p. 159.
193
CUARTA PARTE: D E LAS T UT ELAS Y CURAT ELAS
194
sus solemnidades. El art. 858 expresa: "Es inventario solemne el
que se hace, previo decreto judicial, por el funcionario competente
y con los requisitos que en el artículo siguiente se expresan" (inc.
Por excepción, se permite el inventario simple, "si el tutor o
curador probare que los bienes son demasiado exiguos para so-
portar el gasto de la confección de inventario...". En este caso el
juez, oídos los parientes del pupilo y el defensor de menores,
puede remitir la obligación de hacer inventario solemne y exigir
únicamente un apunte privado, bajo las firmas del tutor o
curador, y de tres de los más cercanos parientes mayores de edad
o de otras personas respetables a falta de éstos (art. 380).
2) El inventario debe hacerse en la forma que señalan los arts.
382 y ss. Debe contener una descripción lo más completa posible
de todos los bienes raíces y muebles del pupilo; comprendiéndose
los títulos de las propiedades, las escrituras públicas o privadas,
los créditos y deudas del pupilo. En general debe comprender
todos los objetos presentes, salvo los de ningún valor o utilidad o
que sea necesario destruir con algún fin moral. Incluso en el
inventario deben colocarse aquellas cosas que no siendo de
propiedad del pupilo se encuentran entre sus bienes (art. 384).
El legislador cuida mucho los intereses del pupilo y por ello
señala que "los pasajes obscuros o dudosos del inventario se in-
terpretarán a favor del pupilo, a menos de prueba contraria" (art.
388); y que si "el tutor o curador alegare haber puesto a
sabiendas en el inventario cosas que no le fueron entregadas
realmente, no será oído. aunque ofrezca probar que tuvo en ello
algún fin provechoso para el pupilo" (art. 387).
195
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
196
III. Obligaciones del guardador durante el ejercicio de la
guarda y su extinción, y
IV. Situación de los guardadores aparentes u oficiosos.
197
C U A R T A P A R T E: D E L A S T UT EL A S Y C U R AT E L A S
198
De acuerdo a los principios generales, si el pupilo es
absolutamente incapaz, no cabe la autorización, sólo procede la
representación.
El Código no resuelve qué ocurre si el guardador se niega a
dar la autorización y si, en ese caso, puede pedirse autorización
judicial. Somarriva cree que el menor adulto podría recurrir al
defensor público y el disipador al Ministerio Público para pedir a
través suyo la autorización, ello de acuerdo a los arts. 441 y 452,
respectivamente (Derecho de Familia, N° 715, p. 668).
El guardador puede también representar al pupilo. El art. 43
así lo establece. Sin embargo, y como va lo hemos señalado en
este trabajo, esta representación es para actos patrimoniales, pues
si el pupilo es relativamente incapaz, puede actuar por sí solo en
los actos de familia (matrimonio, reconocimiento de un hijo,
capitulaciones matrimoniales, testamento, etc.).
Si el guardador actúa dentro de la esfera de sus atribuciones,
sus actos obligan al patrimonio del pupilo (art. 1448).
El art. 411, con el claro objeto de defender los intereses del
pupilo, establece que "En todos los actos y contratos que ejecute
o celebre el tutor o curador en representación del pupilo, deberá
expresar esta circunstancia en la escritura del mismo acto o
contrato; so pena de que omitida esta expresión, se repute eje-
cutado el acto o celebrado el contrato en representación del
pupilo, si fuere útil a éste, y no de otro modo".
El art. 411 discurre que el acto que celebra el tutor o curador
es escrito. Si no lo es, se deberán aplicar las reglas genera-les en
materia de prueba para determinar' si el guardador actuó o no en
representación del pupilo.
199
bienes del pupilo, y es obligado a la conservación de estos bienes
y a su reparación y cultivo. Su responsabilidad se extiende hasta
la culpa leve inclusive".
Se trata de actos de simple administración, \a que están
dedicados a la conservación, reparación y cultivo de los bienes.
Equivalen a los que el mandatario general puede realizar por el
mandante, de acuerdo al art. 2132.
Dentro de esta idea, el Código señala una serie de actos que el
guardador puede realizar por el pupilo. Así, en virtud del art. 405,
puede recibir válidamente los pagos hechos al pupilo. La misma
idea se contiene en el art. 1579 "reciben legítimamente los tutores
y curadores por sus respectivos representados..."; en virtud del
art. 406 debe prestar el dinero ocioso del pupilo con las mejores
seguridades, al interés corriente que se obtenga con ellas en la
plaza o destinarlo a la adquisición de bienes raíces. respondiendo
por la omisión en esta materia, del lucro cesan-te, en cuanto
aparezca que el dinero ocioso del pupilo pudo emplearse con
utilidad manifiesta y sin peligro; por disposición del art. 408 debe
pagar las deudas del pupilo, inmediatamente que sean exigibles,
y perseguir a los deudores por los medios legales; el art. 409 le
obliga a interrumpir las prescripciones que puedan correr contra
el pupilo.
200
777. 1. ENAJENACIÓN Y GRAVAMEN DE BIENES RAÍCES DEL PUPILO.
Esta materia está tratada en los arts. 393 y 394 del Código. La
primera de estas normas establece que "No será lícito al tutor o
curador, sin previo decreto judicial, enajenar los bienes raíces del
pupilo, ni gravados con hipoteca, censo o servidumbre...; ni podrá
el juez autorizar estos actos, sino por causa de utilidad o necesidad
manifiesta". Y el art. 394 agrega: "La venta de cual-quiera parte de
los bienes del pupilo enumerados en los artículos anteriores, se
hará en pública subasta".
En relación con estas disposiciones podemos señalar lo
siguiente:
a) No se aplican al caso de la donación de bienes raíces,
materia que está sujeta a reglas especiales. El art. 402 las prohíbe.
h) No rige la limitación para las enajenaciones forzadas. Así lo
dice el art. 395, inc. 1°: "No obstante la disposición del art. 393, si
hubiere precedido decreto de ejecución y embargo sobre los bienes
raíces del pupilo, no será necesario nuevo decreto para su
enajenación".
c) Tampoco quedan comprendidos l o s gravámenes no
voluntarios, como las servidumbres legales ni "la constitución de
hipotecas, censos o servidumbres, sobre bienes raíces que se han
transferido al pupilo con la carga de constituir dicha hipoteca,
censo o servidumbre" (art. 395, inc. 2º).
d) Si bien el art. 394 sólo exige pública subasta para la venta
de bienes raíces del pupilo, sin extender la exigencia a otros títulos
traslaticios de dominio, se ha fallado que cualquiera sea el título.
se requiere de pública subasta. Concretamente el fallo la exigió
para una dación en pago (Gaceta d e los Tribunales, año 1911, t. II, p.
277, Nº 9I6). Discutible nos parece la sentencia, desde que la
norma del art. 394 es claramente excepcional. y por' ello debe ser
interpretada en forma restrictiva. Por lo demás, como lo señala
Claro Solar, la compraventa es el único título traslaticio
susceptible de pública subasta y eso explica por qué en el art. 393
se refiere a toda clase de enajenaciones y gravámenes, en cambio
en el artículo siguiente sólo a la venta. Agrega Claro Solar `la
inteligencia que damos al art. 394 no deja dudas al respecto: la ley
ha hablado de la venta, no de cualquier enajenación; y aplicar la
exigencia de la subasta pública para la permutación equivaldría
hacerla absolutamente imposible tratándose de bienes raíces de
201
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
202
cuenta el caso particular de que se trate. Si determinados
derechos hereditarios, considerando las fuerzas del patrimonio
del pupilo, son significativos, debe exigirse autorización judicial
para su enajenación y pública subasta para la venta, porque se les
puede considerar "bienes preciosos". Y, al revés, si no tienen
mayor valor, podrá el guardador enajenarlos con libertad. Un
viejo fallo exigió cumplir con las disposiciones de los arts. 393 y
394 para la venta y enajenación de derechos hereditarios (Gaceta de
los Tribunales, año 1909, t. 1°, N° 2I6, p. 3I3).
574
CUARTA PARTE: DE LAS T U T E LAS Y CURATELAS
204
El caso que ahora nos interesa es el del inc. 1° del art. 412,
pues en el inc. 2° se trata de actos prohibidos, que serán estu-
diados cuando veamos las prohibiciones.
Hay diversos fallos en que ha tenido aplicación el art. 4I2, inc.
1°. Así, se ha resuelto que es nulo el compromiso y la partición en
que intervino la madre por sí y como guardadora de sus hijos
menores, como asimismo las adjudicaciones hechas a la madre,
por haber incompatibilidad de intereses entre la madre y los hijos (
RDJ, t. 19, sec. l a, p. 487). Otra sentencia resolvió que es el
tribunal el que tendrá que determinar en cada caso si se produce
contraposición de intereses (RDJ, t. 35 sec. 1", p. 66).
Sanción. Si el guardador incumple el art. 412, inc. 1°, la
sanción es la nulidad relativa (Claro Solar, ob. cit., t. 4°, N° 2271,
p. 416; Arturo Alessandri R., "La autocontratación o el acto
jurídico consigo mismo", articulo publicado en la Revista de
Derecho y Jurisprudencia, t. 28, 1 a parte, N° 36, p. 36).
205
ciones o legados, si imponen obligaciones o gravámenes al pu-
pilo, no se pueden aceptar sin previa tasación (art. 398). Para
repudiar una herencia dejada al pupilo, el guardador requiere
de autorización judicial dada con conocimiento de causa (arts.
397 y 1236). Lo mismo para repudiar una donación o legado de
un bien raíz o de bienes muebles que valgan más de un centavo
(arts. 398 y 1236).
Sanción: En el caso de la aceptación de las herencias sin be-
neficio de inventario, la sanción es la inoponibilidad, de
acuerdo al art. 1250 inciso final: "No cumpliéndose con lo
dispuesto en este artículo, las personas naturales o jurídicas
representadas no serán obligadas por las deudas y cargas de la
sucesión sino hasta concurrencia de lo que existiere en la
herencia al tiempo de la demanda o se probare haberse
empleado efectivamente en beneficio de ellos".
En el caso de las donaciones o legados aceptados sin
tasación, estimamos que la sanción es la nulidad relativa,
porque se ha omitido un requisito establecido por la ley en
consideración
a l estado o calidad de las partes. Respecto de la repudiación
de tina herencia, legado o do-nación, sin autorización judicial,
la sanción también es la nulidad relativa, por la misma razón
señalada para el caso anterior.
207
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
208
1) Cualquier otro tutor o curador (y es importante para ellos
hacerlo, para evitar la responsabilidad subsidiaria de que habla el
art. 4I9);
2) Cualquiera de los consanguíneos más próximos del pupilo
(art. 416, inc. 2°);
3) El cónyuge del pupilo (art. 416, inc. 2°), y
4) El defensor público.
Esta obligación pesa sobre todos los guardadores, incluso los
testamentarios, y no puede el testador relevarlo de ella. Si lo hi-
ciere, semejante estipulación se tendrá por no escrita (art. 415).
209
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
210
fiándose los cargos de cualquier modo fehaciente (art. 2383, inc.
3°).
21
Creemos que esta norma no puede tener aplicación, atendido lo
dispuesto en el art. 7º, N° 7 del Pacto de San José: de Costa Rica.
211
Tribunales, a ñ o 1908, t. I, N° 590, p. 863; Gacela (le los Tribunales,
año 1914, t. I. N° 219, p. 604).
212
La ley ha establecido la incapacidad de ciertas personas para
desempeñar los cargos de guardador. Estas incapacidades son de
orden público. Con ello se busca la protección de los pupilos.
También ha considerado la ley algunas excusas para que las
personas llamadas a servir las guardas puedan liberarse de cum-
plir este deber. Naturalmente que estas excusas están estableci-
das en favor del guardador, por lo que queda entregada a su
voluntad el invocarlas o no.
El Código ha hecho la distinción entre incapacidad y excusa
en el art. 496: "Hay personas a quienes la ley prohíbe ser tutores
o curadores, y personas a quienes permite excusarse de servir la
tutela y curaduría". En seguida, trata de las incapacidades en el
párr. 1"; de las excusas en el párr. 2º y, finalmente, da en el párr.
3º "reglas comunes a las incapacidades y excusas".
384
CUARTA PARTE: DE LA S TUTELAS Y CURATELAS
214
que no rige en el caso del art. 135, en el de separación
convencional ni en el evento de haber entre los cónyuges régimen
de participación en los gananciales, en todos los cuales pocha el
juez, oyendo a los parientes, deferir la guarda al marido o a la
mujer (art. 503, con el texto dado por la Ley Nº I9.335), y
3) El hijo no puede ser curador de su padre disipador (art.
504).
Respecto al N° l, debe decirse que este es el único caso en que
el Código emplea la voz "padrastro". Debernos agregar que nada
dice la norma de "la madrastra", de donde se debe seguir que no
rige para ella la incapacidad, pues por ser éstas de derecho
estricto, no admiten aplicación analógica.
En cuando al caso 2, la redacción actual del art. 503 se debe a
las Leyes Nºs 18.802 y 19.335. En relación con la primera, con
anterioridad a su entrada en vigencia, la incapacidad se refería al
marido para ser curador de sir mujer separada totalmente de
bienes. Fernando Rozas, uno de los autores de la reforma que dio
origen a la ley N° 18.802, señala que al modificarse el art. 503, se
incurrió en el error de omitir lo que decía el inciso final del art.
503, que debió de haberse mantenido como inc. 2° Dicha norma
establecía que "si la mujer estuviere separada parcialmente de
bienes en conformidad al art. 166, el marido que ejerza su guarda
no tendrá la administración de aquellos bienes a que se extienda
la separación". Dice que la intención de los miembros de la
Comisión fue mantener ese inciso y que si no ocurrió así fue por
un simple olvido. Agrega Rozas que "esperamos que ello no tenga
mayor importancia, porque creemos que, a pesar de haber
quedado suprimido ese inciso, tendrá aplicación lo que en él se
decía. La separación parcial de bienes a que se refiere el art. I66
tiene lugar cuando a la mujer casada se hiciere una donación, o
se dejare una herencia o legado, bajo la condición precisa de que
en las cosas donadas, heredadas o legadas no tenga la
administración el marido" (Fernando Rozas, Análisis de las reformas
que introdujo la Ley N° 18.802, p. 39).
215
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
216
2) "Los tutores o curadores que hayan ocultado las causas
de incapacidad que existían al tiempo de deferírseles el cargo o
que después hubieren sobrevenido, además de estar sujetos a
todas las responsabilidades de su administración, perderán los
emolumentos correspondientes al tiempo en que, conociendo la
incapacidad, ejercieron el cargo" (art. 512, inc. 1°). Que esté
sujeto a todas las responsabilidades de su administración
significa que se le aplicará la norma del art. 423 en orden a que el
pupilo tendrá el derecho de jurar y apreciar la cuantía del
perjuicio recibido, comprendiéndose el lucro cesante, debiéndose
condenar al tutor o curador en la cuantía apreciada y jurada,
salvo que el juez haya tenido a bien moderarlas.
3) "Las causas ignoradas de incapacidad no vician los actos
del tutor o curador; pero, sabidas por él, pondrán fin a la tutela o
curaduría" (art. 512, inc. 2°). La ignorancia a que se refiere esta
norma comprende tanto la del guardador como la del ter-cero
(Somarriva, Derecho de Familia, Nº 807, pp. 732-733; Fueyo, ob. cit.,
t. VI, N° 1240, p. 689). Y según agrega este último autor, tiene
que tratarse de una ignorancia excusable.
4) "El guardador que se creyere incapaz de ejercer la tutela o
curatela que se le defiere, tendrá para provocar el juicio sobre su
incapacidad los mismos plazos que para el juicio sobre sus
excusas se prescriben en el art. 520" (art. 513, inc. 1°).
"Sobreviniendo la incapacidad durante el ejercicio de la tu-tela
o curaduría, deberá denunciarla al juez dentro de los tres días
subsiguientes a aquel en que dicha incapacidad haya empezado a
existir o hubiere llegado a su conocimiento; y se ampliará este
plazo de la misma manera que el de treinta días que en el art. 520
se prescribe" (art. 513, inc. 2º).
"La incapacidad del tutor o curador podrá también ser
denunciada al juez por cualquiera de los consanguíneos del
pupilo, por su cónyuge, y aun por cualquiera persona del pueblo"
(art. 513, inc. 3°).
217
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
218
tor y curador sucesivamente, podrá excusarse de continuar en el
ejercicio de su cargo; pero no podrá alegar esta excusa el cónyuge,
ni un ascendiente o descendiente (art. 518), y
13) En conformidad a la Ley de Bancos, si es designado guar-
dador un banco, puede excusarse de servir el cargo, sin expresar
causa (art. 86, inciso final del DFL N(' 3 de I997).
590
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURA T E L A S
220
rán entre los frutos de que debe deducirse la décima, las materias
que separadas no renacen, ni aquellas cuya separación deteriora
el fundo o disminuye su valor". Dicho de otro modo, no se
consideran para estos electos los productos.
Para mayor claridad, el inc. 2° del art. 537 establece que "por
consiguiente, no se contará entre los frutos la leña o madera que
se vende, cuando el corte no se hace con la regularidad necesaria
para que se conserven en un ser los bosques o arbolados"; y el
inc. 3° agrega "la décima se extenderá, sin embargo, al producto
de las canteras y minas".
El art. 536 se remite, respecto de los frutos pendientes al
tiempo de principiar o de expirar la guarda, a las reglas del
usufructo, lo que viene a significar que para aplicar la décima, se
consideran sólo los frutos pendientes al momento del inicio de la
guarda.
La décima se extrae de los frutos líquidos. Así se desprende
del art. 535: "Para determinar el valor de la décima, se tomarán
en cuenta, no sólo las expensas invertidas en la producción de los
frutos, sino todas las pensiones y cargas usufructuarias a que
esté sujeto el patrimonio" (inc. 2°).
El art. 528 establece que "los gastos necesarios ocurridos a
los tutores o curadores en el desempeño de su cargo se le abo-
narán separadamente, y no se imputarán a la décima".
221
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
dador, con audiencia de los otros (art. 526, inciso final), y regirán
sólo para el futuro (art. 527).
222
derando los bienes que administran, o una cantidad determina-
da en recompensa de su trabajo (art. 538).
223
dida en la causal 3 del mismo artículo—, sino como impedimento
legal para desempeñar el cargo (Fueyo, ob. cit., t. VI, Nº 1258, p.
703; Somarriva, Derecho) de Familia, N ° 819, p. 742).
2) Por fraude o culpa grave en el ejercicio de su cargo, y en
especial por las señaladas en los arts. 378 y 431.
3) Por ineptitud manifiesta (art. 539, Nº 3). La ley no explica
cuál puede ser la razón de esta ineptitud, debiendo por ello
entenderse que puede deberse a cualquier motivo: falta de
preparación; avanzada edad, falta de interés, etc.
4) Por actos repetidos de administración descuidada. El art.
540 presume descuido habitual en la administración por el
hecho de deteriorarse los bienes, o disminuirse considerable-
mente los frutos.
Por esta causal "no podrá ser removido el tutor o curador
que hiere ascendiente, o descendiente o cónyuge del pupilo, pero
se le asociará otro tutor o curador en la administración" (art.
539, inciso final).
5) Por conducta inmoral, de que pueda resultar daño a las
costumbres del pupilo (art. 539, N° 5).
6) En el caso de la tutela, "la continuada negligencia del
tutor en proveer a sustentación y educación del pupilo, es motivo
suficiente para removerle de la tutela" (art. 434).
224
1) Debe procederse a designar un nuevo guardador;
2) El removido debe indemnizar los perjuicios al pupilo (art.
544) ;
3) El guardador removido queda sujeto a la responsabilidad
penal, por los delitos que haya cometido en el ejercicio de su
cargo (art. 544, inciso final);
4) El guardador removido por torcida o descuidada
administración se hace incapaz de ejercer nuevas guardas (art.
497. N° 12);
5) El guardador removido por fraude o culpa grave será re-
movido de las otras guardas que pudiere tener, a petición del
respectivo defensor, o de cualquier persona del pueblo, o de oficio
(art. 54I);
6) En la mayoría de los casos, el guardador removido pierde
su derecho a remuneración (art. 533);
7) Si el padre o madre es removido de la guarda del hijo por
mala administración, pierde el derecho de designarle, por
testamento, tutor, o curador, salvo el caso del art. 360 (arts. 357 y
358).
225
CUARTA P A R T E : D E L A S T U T E L AS Y C U R A T O . A S
226
en vista de las facultades del pupilo, fije el máximum de la suma
que haya de invertirse en su crianza y educación" (art. 43I, incs.
2 ° y 3º ) .
7) "Si los frutos de los bienes del pupilo no alcanzan para su
moderada sustentación y la necesaria educación, podrá el tutor
enajenar o gravar alguna parte de los bienes, no contrayendo
empréstitos ni tocando los bienes raíces o los capitales
productivos, sirio por extrema necesidad y con la autorización
debida" (art. 432). Se ha fallado que "el guardador no está au-
torizado para obtener préstamos gravando los intereses del pupilo,
sin autorización judicial" (RDJ, t. 29, sec. P, p. 306).
8) "En caso de indigencia del pupilo, recurrirá el tutor a las
personas que por sus relaciones con el pupilo estén obligadas a
prestarle alimentos, reconviniéndolas judicialmente, si necesario
fuere, para que así lo hagan" (art. 433).
9) "La continuada negligencia del tutor en proveer a la sus-
tentación y educación del pupilo, es motivo suficiente para re-
moverle de la tutela" (art. 434).
227
CUARTA PARTE: D E LAS TUT ELAS Y C URAT ELAS
(00
844. CURADURÍA DE LAS PERSONAS SOMETIDAS A INTERDICCIÓN.
En el caso de los disipadores, de los dementes y de los sordo-
mudos que no pueden darse a entender por escrito, se requiere,
como trámite previo a la designación de curador, que se les
declare en interdicción. Ello implica una resolución judicial, que
los priva de la administración de sus bienes.
La declaración de interdicción, en el caso de los disipadores,
es un requisito de su incapacidad. Según el art. 1447, son relati-
vamente incapaces "los disipadores que se hallen en interdicción
de administrar lo suyo". No ocurre lo mismo tratándose de los
dementes y de los sordomudos que no pueden darse a entender
por escrito, en que se es incapaz —y en estos casos absolutamente
incapaz— aun antes de la interdicción. En el caso del demente, la
interdicción tiene importancia en materia de prueba, puesto que si
no hay interdicción, tiene que probar la demencia quien la alega;
en cambio si hay decreto de interdicción, se presume de derecho
la incapacidad (art. 465 del Código Civil).
230
847. JUiCiO DE INTERDICCIÓN. Debernos distinguir entre: I)
Situación vigente hasta el 30 de septiembre de 2005 y 11)
Situación a partir del 1° de octubre de 2005.
231
CUARTA PARTE: D E LAS TUT ELAS Y C URAT ELAS
232
su oposición o que esté casado con un tercero no podrá ejercer
este cargo" (art. 448, Nº I);
2) A los hermanos (art. 448, N° 2), y
3) A los colaterales hasta en el cuarto grado (art. 448, N° 3).
El juez tendrá libertad para elegir en cada clase de las
designadas en los números anteriores la persona o personas que
más a propósito le parecieren (art. 448, inc. 2°).
Cabe recordar que respecto de aquellas personas que al entrar
en vigencia la nueva ley de Adopción (Ley Nº 19.620) hayan tenido
la calidad de adoptantes en conformidad a la ley N° 7.613, serán
llamados antes que los ascendientes (art. 29 de la ley N° 7.613,
en relación con el art. 45 de la Ley N° 19.620).
233
CUA RTA P ARTE: DE LAS TUTE LAS Y CURA TELAS
234
En cuanto al procedimiento, se debe aplicar el procedimiento
ordinario regulado en los arts. 55 y ss., de la ley N° I9.968.
235
tren separados totalmente de bienes, sin perjuicio de las
excepciones contenidas en el inc. 2° de esa norma (art. 462, N°
1).
2) A sus descendientes (art. 462, Nº 2°).
3) Al adoptante (en conformidad al art. 29 de la Ley N°
7.613). Esto, como ya lo hemos venido señalando, rige
exclusivamente para la persona que tenía la calidad de
adoptante al momento en que entró a regir la Ley N° I9.620.
4) "A sus ascendientes, pero el padre o madre cuya
paternidad o maternidad haya sido determinada judicialmente
contra su oposición o que esté casado con un tercero no podrá
ejercer el cargo" (art. 462, Nº 3°) .
5) A sus hermanos (art. 462, Nº 4°).
6) A otros colaterales hasta el cuarto grado (art. 462, N° 5°).
Corresponde al juez, en los casos de los números 2°, 3º, 4º y
5° del art. 462, designar la persona o personas que le parecieren
más idóneas (art. 462, inciso penúltimo).
236
burlo, luego que cese el impedimento, pedir esta curaduría o la
separación de bienes".
El art. 461 hace aplicable al demente algunas reglas del
disipador, entre otras la del art.. 449, que trata la misma
situación.
Recordemos que en conformidad al art. 1762, la mujer que no
quisiere tomar sobre sí la administración de la sociedad conyugal,
ni someterse a la dirección de un curador, puede pedir la
separación judicial de bienes.
237
875. N o HAY INTERDICCIÓN PROVISORIA EN EL CASO DEL SORDO
O SORDOMUDO. Así se desprende del hecho de que el art. 470 no
haga aplicable al sordomudo los arts. 446 y 46I, que se refieren a
la interdicción provisoria.
238
que está por nacer". No hay otras, ha expresado la jurispruden-
cia ( RDJ, t. 7, sec. 1ª, p. 413).
Un autor ha dicho que "las curadurías de bienes son las que
tienen por objeto el cuidado y conservación de un patrimonio,
sin tomar en consideración su dueño a quien no se extienden"
(Jorge Guerra Rojas, "Estudio crítico de la jurisprudencia del
Código Civil", arts. 473 al 495, Memoria de Prueba, Edit.
Universitaria, año 1959).
239
"2' Que no haya constituido procurador, o que sólo le haya
constituido para cosas o negocios especiales".
Dice Somarriva que debe agregarse otro requisito: tiene que
tratarse de los bienes de una persona natural. (En el mismo
sentido, Jorge Guerra Rojas, ob. cit., p. 26.) La jurisprudencia, sin
embargo, es contradictoria. En efecto, en un caso se resolvió que "el
nombramiento de curador de bienes de un ausente sólo se puede
provocar respecto de una persona natural y no de una persona
jurídica (RDJ, t. IV, sec. 2ª, p. 50). En cambio, en otra oportunidad
se falló lo contrario: "Si una compañía extranjera carece de
domicilio en Chile, para los efectos de demandarla, es procedente
nombrarle el respectivo curador, pues se le considera ausente"
(Gaceta 1883, Nº 2, 301, p. 1265).
También se ha sentenciado que no se puede dar curador de
bienes en el caso de una persona que a la fecha de la designación
ya se encontraba fallecida (Gaceta de los Tribunales, año 1916, 1er
semestre, N° 75, p. 250). La situación de hecho que motivó este
fallo era la siguiente: en un Juzgado Civil de Santiago se demandó
la devolución de una propiedad que había sido adquirida por un
tercero en un remate ordenado en un juicio ejecutivo. Sostenían
los actores que la adjudicación era nula, ya que el ejecutado había
estado representado por un curador de ausentes, en circunstancias
que era un hecho de la causa aceptado por ambas partes, que el
ejecutado había fallecido con doce años de anterioridad a la
subasta (citado por Jorge Guerra Rojas, ob. cit., p. 19).
Respecto a la forma de acreditar las circunstancias exigidas
por el art. 473, del Código Civil, el art. 845 del Código de
Procedimiento Civil precisa que se hará a lo menos "con la
declaración de dos testigos contestes o de tres singulares, que den
razón satisfactoria de sus dichos. Podrá también exigir el tribunal
para acreditar esta circunstancia, que se compruebe por medio de
información sumaria cuál fue el último domicilio del ausente, y
que no ha dejado allí poder a ninguno de los procuradores del
número, ni lo ha otorgado ante los notarios de ese domicilio
durante los dos años que precedieron a la ausencia, o que dichos
poderes no están vigentes". Agrega el inc. 2° que "las diligencias
expresadas se practicarán con citación del defensor de ausentes; y
si este funcionario pide que se practiquen también algunas otras
para la justificación de las circunstancias requeri-
240
das por la ley, el tribunal accederá a ello, si las estima necesarias
para la comprobación de los hechos".
Fuera de los casos generales contemplados en el art. 473, hay
algunas situaciones particulares en que también se hace necesario
nombrar un curador de bienes. Ello ocurre:
a) respecto del deudor que se oculta. Así lo dice el art. 474
inciso final del Código Civil. La ocultación se hará constar, con
citación del defensor de ausentes, a lo menos en la forma que
expresa el inc. 1° del art. 845 del Código de Procedimiento Ci-vil
(art. 847 del Código de Procedimiento Civil), y
h) respecto de la persona a quien se pretende demandar
cuando se teme que en breve se alejará del país, se puede
solicitar como medida prejudicial que "constituya en el lugar
don-de va a entablarse el juicio, apoderado que le represente y
que responda por las costas y multas en que sea condenado, bajo
apercibimiento de nombrársele un curador de bienes". De ma-
nera que si esta persona no designa el apoderado, se le deberá
nombrar un curador de bienes (art. 844 del Código de
Procedimiento Civil).
241
CUARTA PARTE: DE LAS TUTELAS Y CURATELAS
242
hace en el caso del demente (art. 463), del disipador (art. 449) o
del sordomudo que no puede darse a entender por escrito (art.
470).
Somarriva cree, sin embargo, que después de la reforma de
la Ley N° 10.271, y teniendo presente que la regla general de los
arts. 449 (disipador), 463 (demencia) y 470 (sordomudez) es que
el guardador del padre o de la madre tenga de pleno derecho la
tutela o curaduría de los hijos bajo patria potestad de éstos, se
debe también concluir que dicha guarda corresponderá de pleno
derecho al curador de los padres (ob. cit., N° 787, p. 718). No
estamos convencidos de que ello deba ser así. Pensamos que no
se puede, por analogía, establecer de pleno derecho una guarda.
243
instancia del cónyuge sobreviviente, o de cualquiera de los parien-
tes o dependientes del difunto, o de otra persona interesada en
ello, o de oficio, declarará yacente la herencia... y se procederá al
nombramiento del curador de la herencia yacente".
A su turno el art. 481 del Código Civil prescribe que "se dará
curador a la herencia yacente, esto es, a los bienes de un difunto
cuya herencia no ha sido aceptada". Si se comparan las dos
normas recién transcritas, se verá que la segunda resulta
incompleta, pues la herencia puede no haber sido aceptada y no
obstante ello no procede la designación de un curador. Así ocurre
cuando hay albacea con tenencia de bienes que haya aceptado el
cargo.
244
ben desempeñar el cargo de curador, sin que pueda tomar parte
en las cuestiones que se susciten con motivo de la declaratoria
de la herencia yacente" (RDJ, t. 14, sec. 2ª, p. 15).
En relación con este caso, el art. 886 del Código de
Procedimiento Civil señala que se deberá enviar oficio al cónsul
respectivo haciéndole saber la declaración de la herencia
yacente, "a fin de que en el término de cinco días proponga, si lo
tiene a bien, la persona o personas a quienes pueda nombrarse
cura-dores". Agrega la norma que sí el cónsul propone curador,
se procederá en conformidad a lo dispuesto en el art. 483 del
Código Civil, lo que significa que "el magistrado discernirá la
curaduría al curador o curadores propuestos por el cónsul, si
fueren personas idóneas; y a petición de los acreedores, o de
otros interesados en la sucesión, podrá agregar a dicho curador o
curadores otro u otros, según la cuantía y situación de los bienes
que compongan la herencia".
Si el cónsul no hace proposición, el tribunal hará el
nombramiento de oficio o a propuesta del ministerio público (art.
886, inciso final, Código de Procedimiento Civil).
245
CUARTA PARTE: DE L A S TUTELAS Y CURATELAS
246
nes donados o asignados por testamento al hijo o pupilo, con la
condición de que no los administre el padre o el guardador del
donatario o asignatario (arts. 352 y 356).
TÍTULO FINAL
DEL C O N C U B I N A T O
247
grado de estabilidad y duración, realizando un género de vida
semejante a las unidas por vínculo matrimonial. No obstante,
como lo afirma un autor, "no todos los concubinatos responden a
este esquema, pues son numerosas las hipótesis en que no exis te
una residencia común y, por otra parte, las relaciones pue-„ « den
sostenerse en secreto". Y agrega: de todas formas, hasta con
que dichas relaciones sean duraderas para que se dé la situación de
concubinato" (Jean Carbonnier, Derecho Civil, t. 1, vol. II, p. 243,
Edic. Bosch, Barcelona, 1960).
248
Se suelen agregar algunos otros elementos, como "la aptitud
matrimonial", es decir, que los concubinos tengan capacidad
para contraer matrimonio entre sí (por lo que no se acepta la
relación adulterina, incestuosa ni de impúberes), y la
"apariencia matrimonial ".
Comentando el requisito de la aptitud matrimonial, Quin-
tanilla lo rechaza aduciendo que "una buena parte de las
situaciones de convivencia deriva precisamente de la
imposibilidad legal de romper el vínculo matrimonial anterior,
no obstante la situación real de crisis y ruptura matrimonial..." .
Agrega que el art. 18 de la Ley N° 14.908 demuestra que el
hecho de existir vínculo matrimonial no disuelto respecto de uno
de los concubinos no es impedimento para que se reconozca el
concubinato, al establecer la responsabilidad solidaria "de quien
viviere en concubinato con el padre, madre o cónyuge del
alimentante" (ob. cit., p. 214). En el mismo sentido hay
jurisprudencia (Corte de Apelaciones de Santiago, año I917;
Corte de Concepción, 14 agosto 1969, "Celso Vergara Burgos
con Orozimbo Flores Díaz").
Y en cuanto al requisito de la "apariencia matrimonial",
implica que los terceros consideren a la concubina como "la
mujer", "la cónyuge", del concubino, no la amante ni la querida.
Creemos que la publicidad de la relación no es elemento del
concubinato, pero sí debe ser considerado para la distinción en-
tic el simple concubinato y el concubinato notorio (hacía
referencia este último el art. 280 Nº 3 del Código Civil, antes de
la reforma de la Ley N° 19.585).
249
La definición de Puig Peña dada en el punto 907, se refiere a
este tipo de concubinato. También se refieren a él la sentencia de
la Corte de Valparaíso de 24 de junio de 1987, publicada en la
Gaceta jurídica N 85, sent. l, p. 50; y la de la Corte Suprema de 25
de julio de 1989, publicada en Fallos del Mes Nº 368, sent. 5, p.
33L
Pero además de ese concubinato completo, se admite otro, que
se diferencia del anterior en que falta la comunidad de vida y que
por la misma razón constituye una situación clandestina. Existen
relaciones sexuales estables, pero cada parte conserva su propia
habitación.
Otra clasificación que también se hace del concubinato es la
que distingue entre concubinato directo e indirecto. Directo "es
aquel en que la voluntad de los concubinos es lisa y llana-mente
mantener relaciones sexuales con visos de estabilidad"; e
indirecto aquel en que la intención inicial no es la de constituir
tal estado, sino de tenerse como marido y mujer, pero que viene a
resultar concubinato por haber faltado algún requisito de
existencia del matrimonio. El ejemplo que se da es lo ocurrido en
Chile recién dictada la ley de Matrimonio Civil, en que muchas
parejas, especialmente de estratos acomodados de la sociedad
chilena, contrajeron únicamente el matrimonio religioso, como
una actitud de rebeldía frente a la nueva legislación ("Estudio
Jurídico del Concubinato", José Hugo Coñuecar y Ramón Luis
León Lisboa, Memoria de Prueba, Universidad de Concepción, año
1971, p. 12).
250
partes son libres para iniciar la relación y para ponerle término.
Sin embargo, según algunos, las denominaciones "unión libre" o
"concubinato" no representan lo mismo, pues la primera es
aquella que mantiene un hombre y una mujer que no están
casados y que no tienen impedimentos para contraer nupcias.
En cambio, habría concubinato cuando los integrantes de la pa-
reja no puede casarse entre sí, por existir un impedimento legal
(Jorge O. Azpiri, ob. cit, p. 26).
Puig Peña y en Chile Fernando Fueyo usan la expresión
"unión marital de hecho", que como dice un autor, "sería más
expresiva de la real situación de vida que se produce entre los
que conviven y que trasciende la mera vinculación sexual que
sugiere la denominación concubinato " (Alvaro Quintanilla Pérez,
ob. cit., p. 216).
Los distintos nombres obedecen a la mayor o menor acep-
tación social que esta relación ha tenido en el devenir histórico.
Claramente no tiene la misma connotación la forma como se la
designe. Las denominaciones "amancebamiento" o "barraganía"
tienen una clara caiga peyorativa muy distinta a llamar-las, por
ejemplo, "uniones de hecho " o "uniones irregulares", trato
manifiestamente más benigno. Joan Miquel González Audicana,
cree preferible emplear expresiones más neutrales, como "unión
libre" o "unión extramatrimonial", lo que tendría la ven-taja de
delimitar el fenómeno desde una doble perspectiva: positiva:
comunidad de vida, y negativa: relación que sin ser matrimonio
guarda analogía con éste (Joan Miquel González. Audicana, "Las
uniones de hecho en el Derecho Comparado", trabajo que forma
parte del libro El Derecho europeo ante la pareja de hecho, Seminario
organizado por la Fundación Internacional Olf Palmer,
Barcelona, I996).
La tendencia actual es a mirar con mayor grado de
comprensión este tipo de uniones. A nadie asusta hoy el que
estas parejas intervengan en la vida social en un plano muy
parecido al de cónyuges y que no se ruboricen en reconocer
públicamente su condición. Cuando alguno de ellos presenta o
se refiere al otro, lo hace mencionándolo como "su pareja" o "su
compañera o compañero", sin que ello escandalice u ofenda a los
demás. Como expresa un autor, "se ha llegado a afirmar que la
constitución de una unión de hecho responde a una necesidad
implí-
251
cita o explícita de revalorizar la autonomía personal frente a la
institución matrimonial..." (Jorge O. Azpiri, Uniones de Hecho, Edit.
Hammurabi, Buenos Aires, 2003, p. 26).
252
(arts. 118 y ss.) ; en las Constituciones de Honduras (art. 11); de
Ecuador (art. 23); en el Código Civil de Guatemala (arts. 173 y
ss.; en la Ley N° 54 de 1990 de Colombia; en el Código de Familia
de Panamá del año 1995; y en algunos Estados de México, como
el de Hidalgo y el de Zapatecas, en que los Códigos de esos
Estados, vigentes desde I983 y 1986, respectivamente, regulan de
modo orgánico las uniones de hecho y su equipa-ración al
matrimonio. En estas legislaciones se da a los concubinos el trato
de casados a condición de que la convivencia se haya mantenido
durante una cierta cantidad de años. Se argumenta en defensa de
esta posición que responden a una necesidad social, sin que se
deba entrar a valorar las causas de este comportamiento. Como
dice una autora: "La razón fundamental de que exista una
regulación legislativa de la unión de hecho en gran parte de los
países hispanoamericanos se debe sobre todo a que las
condiciones sociales y económicas en las que viven una gran
parte de su población dificulta, en la mayoría de los casos, la
celebración del matrimonio. La pobreza, ignorancia y la lejanía de
las instituciones civiles son las principales causas por las que en
esos países las uniones extramatrimoniales son casi más
frecuentes que las matrimoniales...". (Carolina Mesa Marrera, Las
Uniones de Hecho, Edit. Arazadi, Navarra, España, I999, pp. 72-
73.)
Finalmente está la posición proteccionista, que es la más
generalizada, y que han adoptado Francia, algunas comunidades
de España, Paraguay (arts. 217 a 224 del Código Civil de I987) y
Brasil. En Nueva Gales del Sur (Australia) existe una ley de 1984,
De Facto Relationships, destinada a regular las relaciones de las parejas
de hecho. Situación parecida se da en Ontario (Canadá), en que la
Family Law Act, de 1990, regula en forma completa las relaciones
de familia, reconociendo que la unión de hecho como grupo
familiar merece tutela jurídica, si bien sigue considerando al
matrimonio como una forma de convivencia especialmente
protegida.
La forma de dar protección varía de un país a otro. En
algunos casos, se hace en forma tímida, sin más pretensión que
evitar situaciones de evidente injusticia. En otros, en cambio, se
trata de regular en forma sistemática los efectos de estas uniones,
permitiendo que sean los propios interesados los que, en
253
primer lugar, puedan adoptar los acuerdos que se acomoden a
sus intereses y, sólo a falta de ellos, otorgan soluciones
legislativas supletorias, que buscan conciliar los dos valores
fundamentales que están en juego: la libertad personal de los
integrantes de la pareja y la solidaridad, para que ninguno de
ellos quede desprotegido.
I a profesora de Derecho Civil de la Universidad de Barcelona
Encarna Roca Trias propuso en un seminario organizado por la
Fundación Internacional Olf Palmer, como aspectos que deberían
ser regulados, los siguientes: "1. Establecer un régimen específico
para la vivienda propiedad de uno de los convivientes, de forma
semejante a la vivienda arrendada; 2. Establecer un sistema de
compensaciones económicas entre los convivientes si ha habido
un enriquecimiento injusto; 3. No establecer derechos
sucesorios...". Agrega que "en todo caso, los legislado-res deberían
promocionar un sistema de pactos, que en todo momento resulta
más respetuoso con la manifiesta voluntad de no casarse que no
una regulación impuesta legalmente, ni que sea como sustitutoria
de una presunta voluntad de querer determinados efectos, que
nunca se ha producido" ("El Derecho Europeo ante la pareja de
hecho. Propuesta de regulación en el Derecho de Familia:
tendencias de los países europeos y opciones legislativas en
nuestro ordenamiento", pp. 87-88).
Las razones que motivan la tendencia actual a regular las
uniones maritales de hecho son varias. Desde luego, su aumento
notable, que hace que se las mire con mayor consideración,
incluso hasta en la denominación que se les da. Por otra parte
está el respeto a la libertad individual de las personas para
organizar como mejor estimen sus propias vidas, sus relaciones de
pareja, la familia que aspiran formar. Son ellos los que deben
establecer las bases del hogar en que desean vivir.
254
908. EFECTOS DEL CONCUBINATO EN EL DERECHO CIVIL. Hay
diversos efectos que pueden seguirse del concubinato. En los pun-
tos siguientes estudiaremos algunos problemas que han sido
resueltos por la doctrina o por la jurisprudencia extranjera:
a) Relaciones personales entre los concubinos. No hay un
estatuto jurídico que regule este aspecto. En Francia, a pesar de no
existir entre los concubinas los deberes de fidelidad, asistencia o
socorro mutuo, la jurisprudencia ha ido estableciendo que debe
haber en la pareja un cierto deber de lealtad que los obliga a actuar
de acuerdo a la buena fe, lo que se puede manifestar en la
obligación de indemnizar al conviviente abandonado bajo ciertas
circunstancias, v. gr., cuando se rompe la relación sin causa
justificada, después que se ha hecho abandonar al otro su trabajo o
se le ha hecho cambiar de residencia (Miquel Martín Casals, "Infor-
me de Derecho Comparado sobre regulación de la pareja de hecho".
Anuario de Derecho Civil, octubre-diciembre de 1995, p. I728).
b) Nulidad de par tos sobre mantención de concubinato. El
Tribunal Supremo español, en sentencia de 8 de marzo de I9I8, se
pronunció sobre los electos del pacto escrito celebrado }rol una
pareja de solteros que se obligaban a mantener relaciones sexuales,
brindándole ella al varón toda clase de atenciones y
consideraciones y obligándose este último, como justa
compensación y para demostrar el afecto que le profesaba, a
abonarle una renta vitalicia mensual. Cuando se produjo la ruptura
entre los amantes, la mujer se querelló por injurias; y el varón re-
trucó demandando la declaración de ineficacia del compromiso y la
devolución de las mensualidades pagadas, fundándose en haberlo
suscrito por miedo al escándalo, y haber incumplido la mujer el
compromiso. El juzgado de Primera Instancia y la Audiencia
Territorial declararon nulo el pacto de pagar la pensión, dejando en
claro esta última que el demandando no debía abonar a la
demandada las pensiones vencidas y no satisfechas. Deducido
recurso de casación. el Tribunal Supremo español lo desestimó
considerando que el contrato era inexistente, por ser ilícita su
causa corro contraria a la moral y buenas costumbres (cit. por
Enrique Fosar Benlloch, "Análisis de la jurisprudencia española
sobre las relaciones económicas de las uniones extra-
matrimoniales", Rev. General de Legislación y Jurisprudencia, Madrid,
marzo de 1983, Nº 3, p. 229).
255
c ) Nulidad de donaciones hechas por el concubino. E n otro
caso planteado ante los tribunales españoles, un varón de-mandó
la nulidad de diversas dona( iones hechas a la c o n c u b i n a ,
alegando ilicitud de la causa. El Juzgado dispuso la devolución
de los objetos donados, por existir causa ilícita. El tribunal d e
alza-da admitió que la donación era nula, pero no dio lugar a la
restitución. aduciendo que la entrega era torpe. El T r i b u n a l
el no, en sentencia de 16 de octubre de 1959, acogió un
recurso de casación, porque "con toda evidencia la entrega d e
autos tuvo por causa eficiente y final la iniciación y persistencia
de las relaciones íntimas fuera de toda regularidad legal,
atentatoria a las costumbres patrias, aun entre personas idóneas
p a r a con-traer cutre sí el matrimonio, incidiendo por tanto en la
sanción del art. 1275 del Código Civil, que expresamente declara
que los contratos con tara de ilicitud no producirán efecto
a l g u n o , lo cual lleva implícita, como natural consecuencia, la
d e v o l u c i ó n de las cosas a su titular...".
No hay duda que si el mismo caso se hubiera plante a do en
Chile, no debía haberse dado lugar a la demanda de nulidad, por
carecer el demandante de interés, en c o n f o r m i d a d al art. 1683
del Código Civil, pues celebró el contrato " s a b i e n d o o debiendo
saber el vicio que lo invalidaba". Agreguemos q u e la sentencia
recibió fuertes críticas. Torralba Soriano afirmar que "es posible
que en ciertos supuestos tal doctrina sea admisible, pero en el
caso resuelto por la sentencia parece que no, pues tal solución
implica la caída de la sanción totalmente s o b r e la amante, va
que el varón recupera todo lo que había d a d o después de
conseguir lo que había querido. Parece que se ha estimado más
culpable al que cobra por pecar que al que p a g a por ello" (cit. por
Enrique I- osar, art. cit., p. 232).
La doctrina francesa tiene un punto de vista distinto respecto
de la anulación de las donaciones. Esmein afirma q u e en el caso
de amantes que han tenido una larga convivencia, no, puede
sostenerse que las donaciones constituyan el precio de una
compra. Y con mayor razón si las donaciones se hacen c o n
motivo de la ruptura. "Se encuentra necesariamente —dice— como
clave de las liberalidades entre compañeros, una parte más o
menos amplia, más o menos delicada, más o menos m a r c a d a ,
de agradecimiento galante". Pero este sentimiento de agradeci-
256
miento, que el consenso público convierte casi en un deber, nada
tiene de inmoral a menos que claramente suponga el pago de los
servicios a una meretriz, esto es, de una mujer que comparte su
vida con varios hombres por un precio. Pero la concubina no es
una prostituta, desde que, en la mayoría de los casos, tal como se
supone ocurre en el matrimonio, existe fidelidad y monogamia
(Esmein, Revue Trimestrelle de Droit Civil,, t. 34, año 1935, pp. 768-
769, citado por Enrique Fosar, ob. cit., pp. 234-236). El mismo
Esmein reconoce que la jurisprudencia francesa anula las
liberalidades cuando el concubinato es adulterino.
Carlos Alvarez Núñez resume el tratamiento que la
jurisprudencia francesa ha dado a las donaciones entre
concubinos, señalando que se ha orientado en el siguiente
sentido:
"a) El concubinato, en sí mismo, carece de valor jurídico y, por
tanto, no constituye una incapacidad para disponer y para recibir
b) Ha aplicado la teoría de los móviles para apreciar la causa
en esta clase de liberalidades. Sobre estas premisas —agrega—han
concluido en la nulidad de las donaciones cuya causa impulsiva y
determinante ha sido el establecimiento, la remuneración o la
continuación de relaciones extramatrimoniales, se ha estimado
que en estos casos la causa es inmoral; en cambio han estimado
válidas aquellas que, fundadas en una idea de reparación, tenían
por razón determinante el deseo de asegurar la subsistencia de la
concubina después de la muerte del donante o de la ruptura del
concubinato" ("Algunas consideraciones sobre el concubinato",
Revista de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción,
pp. 5-31). Véase también sobre esta materia Hernán Larraín R.,
"Concubinato", Revista Estudios jurídicos, publicación de la Facultad
de Derecho de la Universidad Católica de Chile, vol. 2º. Nºs 1 y 2,
julio-diciembre 1973, pp. 125-144.
c) Prestaciones prometidas a la mujer con el fin de
indemnizarle de los perjuicios derivados del término del
concubinato. Se estima que los pactos celebrados por los ex
amantes, o por uno de ellos, con la familia de la concubina
muerta, con el objeto de indemnizar a la mujer cuando se ha roto
la situación extramatrimonial, son válidos, pues nada tienen de
ilícito.
En ese sentido, en una sentencia del Tribunal Supremo es-
pañol de 2 de octubre de 1932, se pueden leer las siguientes con-
257
sideraciones: "Los amores ilícitos, iniciados y mantenidos entre
un hombre culto, de edad madura, con pleno sentido de sus res-
ponsabilidades conyugales, y una joven huérfana, de dieciséis
años, que a fin de atender a su subsistencia ejercía un modesto
empleo, abandonado luego por ceder al capricho de la seducción,
al desplazar a la mujer del ámbito de una vida honesta, para
situarla en el rango de la concubina, cuya situación irregular se
agravó considerablemente al sobrevenir los frutos de la
maternidad, es evidente que originaron desde luego, aparte de la
pérdida de la estimación social, ciertos deberes morales
imputables al varón, el cual, consciente de ellos, no pudo por me-
nos de traducirlos en auxilios materiales, de índole económica,
que por el mero hecho de su prestación durante el transcurso de
las relaciones íntimas, se convirtieron en obligaciones naturales,
y después al romperse aquéllas, por el desamparo infidente del
seductor, y reconocidos por éste en la promesa formal de la
pensión ofrecida, vinieron a transformarse en una obligación ci-
vil, perfectamente exigible a virtud de la cual el seductor ha de
pagar, no donandi, sino solvendi ánimo...". Comentado
favorablemente este fallo, dice Fosar que "el Derecho debe
privilegiar la conciencia rígida del hombre o personas a él
allegadas que juzguen ha habido daños derivados de la seducción
de la mujer y consiguientemente, deben ser reparados mediante
una obligación que voluntariamente asumen" (o). cit., p. 244).
Algunos años después, el mismo Tribunal Supremo de Espa-
ña, ante un caso muy semejante, cambió diametralmente de
criterio, privando de todo valor a este tipo de pactos (sentencia de
2 de abril de 1941). Ello se explica por las profundas
transformaciones políticas experimentadas por España entre las
fechas de las dos sentencias (república en 1932, dictadura en
1941).
En Francia, fundándose en la teoría de las obligaciones
naturales, la jurisprudencia ha aceptado que se indemnice a la
concubina en caso de abandono. Se ha estimado lícito que el
concubino se obligue a pagar una suma de dinero o una pensión
periódica o contrate un seguro de vida en favor de su concubina
(Carlos Alvarez, artículo citado, p. 16).
d) Nulidad de compras simuladas hechas a nombre de la
concubina. Se resolvió por un tribunal español que el contrato de
compraventa a nombre de la mujer era inexistente, en cuan-
258
to dicho contrato carecía de realidad y entrañaba una simulación
relativa, toda vez que doña... no era la verdadera compra-dora,
apareciendo como tal para encubrir una donación de la finca que
hacía el concubino a la concubina. Se resolvió por ello que el
contrato de compraventa era nulo, por ilicitud e inmoralidad de la
causa y por no atenerse a los requisitos que para donación exigía
la ley. interpuesta casación, el Supremo Tribunal resolvió no
haber lugar al recurso (sentencia de 5 de octubre de I957).
Esta sentencia ha sido objeto de fuertes críticas. Fairén afirma
que no hubo donación, sino más bien un acto fiduciario. Agrega
que se trata de un contrato aparente, que no tiene por que
encubrir un negocio inexistente, sino más bien "una relación
distinta, pero muy usual, de puesta a disposición de una persona
de determinados bienes, sin un específico ánimo de beneficiarla
con un empobrecimiento correlativo, sino más bien con base en
una confianza recíproca". Otro autor, Torralba Soriano, también
critica la sentencia, pues estima que no hay causa ilícita.
Sostiene: "no hay duda de que la convivencia de los litigantes era
contraria a la moral, pero no parece que pueda sostenerse que la
real o supuesta donación tuviera causa ilícita por haber sido
hecha en contemplación de tales relaciones ilícitas, pues como
decía la demandada en una de sus alegaciones, después de doce
años de convivencia la pasión no es tan grande como para que la
donación tenga causa torpe". Agrega el mismo autor que "aun
admitiendo que todo el dinero de que disponía la pareja fuera del
demandante y que se trataba de una situación de adulterio, no es
lógico que, al final de un período tan considerable de vida en
común, se deje a la amante sin ningún medio económico".
Concluye este autor afirmando que debió reconocerse a la
concubina una participación en esa negociación (Fosar, artículo
cit., pp. 27I y ss.).
e) Nulidad de compraventa entre concubinos. Un concubino,
hombre casado en régimen de sociedad legal de ganancia-les,
vendió un bien raíz a su concubina. Fallecido el varón, su viuda
demandó la nulidad de la venta, aduciendo que había sido
simulada, pues la concubina compradora carecía de bienes para
hacer tal adquisición. La demandada se defendió alegando, entre
otras cosas, que cuando se hizo la compra el concubino y su
259
cónyuge vivían separados de hecho, y que la última convivía con
un tercero. La demanda fue acogida por estimarse que implicaba
una donación simulada (sentencia del Tribunal Supremo es-
pañol de 15 de noviembre de 1968).
f) El concubinato como título para invocar responsabilidad
extracontractual, en el caso de muerte del concubino. Ante los
tribunales franceses se han planteado demandas de mujeres en
contra de terceros responsables de la muerte de su concubino.
En general, se aceptaron este tipo de demandas. Los tribunales
no entraban a discutir la naturaleza ni la licitud del lazo exis-
tente entre los concubinos. Este criterio comenzó a variar
alrededor del año 1937. Un fallo de la Corte de Casación de 27
de julio de 1937 resolvió que el "demandante de una
indemnización delictual o cuasidelictual debía justificar no un
daño cual-quiera, sino que la lesión cierta de un interés
legítimo, jurídicamente protegido". Esta doctrina fue
posteriormente reiterada.
Carlos Álvarez analiza estas sentencias, explicando que
estimaron que la concubina carecía de un "interés legítimo", por
ser su situación ilegítima o extralegal, en la que ella misma se
había colocado. Se le aplicó el adagio nemo auditur propiam
turpitudinem allegans. Se agregó que para accionar es necesario
tener un interés legítimo "jurídicamente protegido", situación que
no se da en el caso de los concubinos, quienes si no pueden re-
clamar derechos entre sí, con menos razón pueden hacerlo
respecto de terceros. Finalmente, se consideró que no había
sufrido una "lesión cierta", pues si no podía intentar en contra
del concubino una demanda de alimentos, nadie podría
garantizar o asegurar que si hubiere seguido viviendo la habría
continuado ayudando. Por ello, no se habría producido un daño
cierto que indemnizar (ob. cit., pp. 18-19) (véase sobre este punto
también, Coñuecar y León, ob. cit., pp. 122 y ss.).
Este punto está especialmente analizado por Quintanilla,
quien cree que no es efectivo que en estos casos se trate de un
daño incierto, por cuanto debe estimarse como cierto el daño
cuando "hay una razonable probabilidad de prolongación de un
estado de cosas, sin que obste a ello la no existencia de un
derecho, sino de una mera ventaja dada voluntariamente " (ob.
cit., p. 245). Piensa que "la objeción de que no habría en este
caso
260
violación de un derecho ha perdido hoy importancia frente a la
aceptación casi unánime de la doctrina de que basta la lesión de
un interés". Cita al efecto un fallo italiano de 1946 que estableció-
Daño resarcible "es no sólo el que deriva de la lesión de un
derecho o expectativa legal, sino también el que deriva de la
perturbación de una situación de hecho, si tal perturbación
produce la cesación de concretas utilidades económicas que de
modo continuado se venían prestando aun por mera liberalidad".
Agrega que ya en Chile había sostenido lo mismo Arturo
Alessandri en su obra [De la responsabilidad extracontractual en el
Derecho Civil Chileno, Nº 138, p. 211. Finalmente, agrega que en
cuanto a la ilicitud del interés afectado "será una cuestión
apreciable en cada caso y conforme a las valoraciones morales
aceptadas" (ob. cit., pp. 245-246).
Para terminar este punto, señalemos que la tendencia actual
de la jurisprudencia francesa es aceptar este tipo de demandas,
desde que una sentencia de 27 de febrero de 1970 de la Cámara
Mixta reconoció la indemnización iure proprio del conviviente de
hecho. Hoy día la jurisprudencia está consolidada en el sentido
que para indemnizar un daño sólo se debe atender a su existencia
e importancia, sin que sea necesario exigir un vínculo
preexistente entre el difunto y quien solicita la indemnización, de
donde se sigue que los concubinos pueden demandarla invocando
daño moral e incluso patrimonial si el concubino fallecido
subvenía las necesidades materiales del sobreviviente (Miquel
Martín Casals, informe cit., p. I726).
g) Responsabilidad del concubino frente a las compraventas
domésticas hechas por la concubina. El concubinato no implica
una obligación alimenticia ni el deber de auxilios recíprocos. La
circunstancia de que el concubino entregue determinadas sumas a
la concubina no crea la obligación a continuar entregándolas. Sin
embargo, cuando la concubina ha contraído obligaciones para
atender las necesidades de la vida común, se admite, en doctrina,
que los proveedores se dirijan de preferencia contra el varón, que,
corrientemente, es el más solvente. Para ello se recurre a la teoría
de la apariencia, naciendo la responsabilidad del hecho de crear la
situación de apariencia. Por la misma razón, esta solución sólo
tendrá cabida en los casos de concubinatos notorios (Jean
Carbonnier, ob. cit., p. 244).
261
Se han dado otras fundamentaciones para justificar la
responsabilidad del concubino. Así, en algunos escasos fallos de
la jurisprudencia francesa se ha considerado la existencia de un
mandato tácito; en otros casos se ha recurrido a la agencia ofi-
ciosa (la mujer actuaría oficiosamente en interés —a lo menos
parcial— del concubino). Finalmente, se ha dado como
fundamento la responsabilidad e x t r acontractual de los
concubinos al presentarse frente a terceros como si estuvieren
casados (Quintanilla, ob. cit., p. 243). Sobre este punto puede
verse también Angélica Loreto Opazo Romero, "El Concubinato
en el Derecho Civil Chileno", Seminario de Titulación,
Universidad de Concepción, año 1985.
h) Responsabilidad civil por los delitos y cuasidelitos
cometidos por la concubina. En Francia se han rechazado este
tipo de demandas. Quintanilla cree que podrían admitirse en
Chile atendida la amplitud del art. 2320, inc. 1º, según el cual
"toda persona es r esponsable del hecho de aquellos que
estuvier en a su cuidado" (ob. cit., p. 214). Estamos de acuerdo
con esta opinión.
i) Contratación entr e los concubinos. No hay ningún tipo
de prohibición para que los concubinos puedan contratar entre
sí. Miquel Martín Casals señala que "tradicionalmente, el der echo
civil francés ha sometido a los cónyuges a un régimen más
riguroso que el aplicado a los c o n v i v i e n t es de hecho,
diferencia que se ha ido atemperando con el transcurso de los
años hasta desaparecer de modo definitivo con la refor ma del
Código introducida por la ley de 23 de diciembre de I985".
agrega que "la práctica ha consagrado las adquisiciones por
ambos convivientes con pacto de indivisión o el sistema de las
llamadas `adquisiciones cruzadas ' , en las cuales cada uno de
ellos adquier e una mitad indivisa en nuda propiedad y la ot r a en
usufructo. También la práctica ha propugnado la utilización de
una cláusula tontiniere o de acrecimiento, es decir, una compra
hecha en común por ambos convivientes con la estipulación de
que tras la muerte de uno de ellos el bien pertenecerá en su
totalidad al sobreviviente: el pacto también puede r eferirse
únicamente al der echo de habitación, circunstancia que lo
acercaría a las llamadas 'adquisiciones cruzadas". En todos esos
casos. se entiende que la cláusula comporta una doble condición
resolutoria y suspensiva y es válida siempre que conlleve una
verdadera alea-
262
toriedad, aunque las aportaciones de cada parte no sean
equivalentes" (Martín Casals, inf. cit., pp. I730-1731).
La jurisprudencia francesa acepta también el contrato de
trabajo entre los convivientes, con algunas limitaciones, como que
no puede ser por plazos excesivos o que represente para el "asa-
lariado " ventajas excepcionales, determinadas por el interés de
continuar la relación de convivencia (Martín Casals, inf. cit., p.
I731).
j) Situación patrimonial al término del concubinato. Cuan-do
una pareja ha vivido por un tiempo prolongado en concubinato,
terminado éste se genera una realidad patrimonial que debe ser
atendida. Se produce una situación semejante a aquella
ocurrida cuando se disuelve la sociedad conyugal, con la
diferencia de que en este caso no hay- normas legales que
resuelvan el conflicto.
Se han dado diversas soluciones:
1) Estimar que ha existido entre los concubinos una
comunidad o una asociación en participación o una sociedad de
hecho ( Josserand, Louis, Derecho Civil, t. 1, vol. II, Buenos Aires,
1930, p. 340). Existe en nuestro país jurisprudencia que ha
admitido la existencia de una comunidad en el caso de los
concubinos, siempre que se acredite que los bienes fueron ad-
quiridos con aportes comunes o, por lo menos, que son el re -
sultado de un esfuerzo conjunto (sentencias de Corte de
Apelaciones Pedro Aguirre Cerda, de 6 de diciembre de 1989,
RDJ, t. 86, sec. 2ª, p. I27; sentencia de la Corte Suprema de 6 de
abril de I994).
2) Estimar que la concubina puede demandar el pago de
remuneraciones, por el trabajo realizado en el hogar común.
3) Aplicar las reglas del enriquecimiento sin causa. Un fallo
de la Corte de Casación francesa de 19 de mayo de 1969 acogió la
demanda interpuesta por la concubina al término del
concubinato, que durante 5 años había colaborado en la
explotación de un café del concubino. Se dio lugar a la demanda
teniendo en cuenta que con su trabajo no remunerado se había
evitado al demandado contratar a otro asalariado, contribuyendo
de esa forma a la prosperidad del negocio. Así las cosas, hubo
un enriquecimiento para el demandado y un empobrecimiento
para la demandante (citado por Coñuecar y León, ob. cit, p. 48).
263
909. TRATAMIENTO DEL CONCUBINATO EN EL MUNDO DE HOY ( Sobre
esta materia hemos seguido muy de cerca el artículo "Con-tratos
entre compañeros en la unión libre", de Enrique Fosar
Benlloch, publicado en Re vista G e n e r a l d e L e g i s l a c i ó n y J u r i s p r u -
dencia, marzo 1983, N° 3, y también el "Informe en Derecho
comparado sobre la regulación de la pareja de hecho", de que es
autor el profesor Miquel Martín Casals, publicado en el Anuario de
Derecho Civil, t. XLVIII, fascículo IV, octubre-noviembre de I995,
Madrid, España).
Respecto del tratamiento legislativo del concubinato, en la
Europa de hoy día, Kiernn y Estaugh (citados por Casals) hacen
una división de los países europeos en tres grupos, según si la
convivencia se encuentra consolidada, es un fenómeno emergente
o se halla todavía poco extendida:
a) En el primer grupo se ubican Suecia, Dinamarca e Islandia,
países en que las uniones de hecho constituyen la mayoría de las
uniones entre convivientes jóvenes (y. gr., en Suecia, el 90% de
uniones de jóvenes de 16 a I9 años, en el año 1989), y disminuye
significativamente a medida que aumenta la edad de los
convivientes (v. gr., en Suecia, sólo el 21% entre los 35 y 39 años).
Por ello estos autores estiman que el concubinato tiene el carácter
de unión prematrimonial. En Suecia, casi el 50% de los hijos nacen
de estas uniones, si bien lo norma! es que las pa-rejas se casen
después de nacidos uno o dos hijos.
b) En el segundo grupo se ubican Alemania. Austria,
Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Holanda y Noruega. En estos
países el concubinato constituye una etapa de corta duración
(una media de 3 años en Francia y de 2 en Inglaterra), que
precede al matrimonio. Un dato que puede resultar interesante es
que en el año 1991, de 280.000 matrimonios celebrados en
Francia, 70.00() corresponden a parejas con a lo menos un hijo.
El porcentaje de las uniones de hecho en estos países
representa entre el I0 al 12% de todas las uniones entre
convivientes de más de 30 años.
e) En el tercer grupo se encuentran países como España,
Grecia, Irlanda, Portugal, en que baja considerablemente el
porcentaje de estas uniones de hecho (Miquel Martín Casals,
Informe citado, p. 1718).
264
En España, las sentencias del Tribunal Supremo hasta hace
algunos años trataba con dureza el concubinato, sin hacer nin-
gún tipo de distinciones. No importaba que los concubinos fueren
solteros o casados; tampoco el tiempo que se había mantenido la
unión. Cualquiera hiera la situación, los fallos consideraban estas
relaciones como "vínculos inmorales e ilícitos", "relaciones
íntimas fuera de toda regularidad, atentatorias a las costumbres
patrias..."; "estado de mancebía", etc. Por ningún motivo se utiliza
por los tribunales españoles la expresión "unión libre". Lo anterior
se explica por la acentuada influencia de la religión católica. No
se debe olvidar que el Concilio de Trento prohibió formalmente el
concubinato a clérigos y laicos y sus decretos fueron recibidos
como leves del Reino por la Real Cédula de 12 de julio de 1564.
La tendencia dominante en el mundo occidental de hoy día es
a reconocer la validez de los contratos concluidos entre
concubinas, y a aceptar un estatuto jurídico de la unión libre.
También a admitir que puedan generar una obligación
alimenticia. Así, en el estado de California "los tribunales están
dispuestos a reconocer que los compañeros han concluido dos
contratos distintos: uno de cohabitación ilícita, y el otro de
gestión por una parte de todo el dinero ganado por una y otra
parte" (Carol Brusch, cit. por Fosar, art. cit., p. 224) y en el caso
"Marvin con Marvin" el Tribunal Supremo de California declaró
que un contrato entre concubinos no está privado de efectos
jurídicos sino en la medida que tiene explícitamente por
contrapartida inmorales e ilícitos servicios sexuales
remunerados.
En Alemania, la opinión dominante es que el concubinato no
es por sí mismo tina cosa indecente e inmoral. Se aceptan ciertos
contratos, como por ejemplo la construcción en común de una
casa o la utilización en común de un automóvil adquirido
durante el período de vida en común o la explotación con-junta
de una empresa. Se hace una distinción cutre ellos y la
cohabitación. Lo mismo ocurre en Italia y Bélgica.
En Austria, y desde hace muchos años, se acepta la unión
libre sin discusión, como una institución jurídica, y la cohabitación
al margen del matrimonio no es considerada como inmoral.
En Suiza, se sigue considerando el concubinato como inmo-
ral, pero la Corte de Apelaciones de Zurich ha distinguido en-
265
tre el "concubinato que se reduce a una cohabitación puramente
sexual" y el concubinato que se presenta como una comunidad
de vida casi conyugal, con intereses económicos estrechamente
entrelazados.
En Canadá, la Ley de Reforma del Derecho de Familia de
1978, en su art. 52, permite a las parejas heterosexuales no ca-
sadas y que viven juntas establecer contratos que tienen fuerza
vinculante de manera muy parecida a la que es autorizada a las
personas casadas. Pueden convenir sus obligaciones y derechos
para la cohabitación, para el fin de ella o para el caso de falleci-
miento, y pueden reglamentar las mismas cuestiones que en un
contrato de matrimonio (capitulaciones matrimoniales diríamos en
Chile).
En Messina, los días 8, 9 y 10 de julio de 1981, se celebró un
Coloquio, sobre Derecho Europeo, convocado por el Consejo de
Europa para tratar como único punto "los problemas jurídicos
planteados por las parejas no casadas". Entre estos problemas se
destacaron: responsabilidad de los padres y guardas de los hijos;
obligación de alimentos; división del patrimonio durante el
período de vigencia de la unión libre; derechos relativos a la
vivienda; sucesión. reparación de los daños causados por un
tercero al otro miembro de la pareja; y relación entre los
miembros de la pareja y los terceros, especialmente en materia
contractual.
Y en Luxemburgo los días 29 y 30 de julio de 1982 se reunió
el Centro Internacional de Estudios Jurídicos y de Derecho
Comparado, anexo al Instituto Universitario Internacional de
Luxemburgo, para tratar el tema "la Familia de hecho",
estudiándose los aspectos sociológicos y la actitud del legislador
contemporáneo frente al matrimonio de hecho y la filiación, los
derechos y las obligaciones entre las parles y respecto de
terceros y los aspectos fiscales y las incidencias del matrimonio
de hecho sobre la seguridad social (Fosar, artículo citado, pp.
224 y ss.).
266
en cuanto establece que el concubinato de la madre con el su-
puesto padre, durante la época en que ha podio producirse le-
galmente la concepción, servirá de base para una presunción
judicial de paternidad. Otro caso lo encontramos en el art. 18 de
la Ley sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones Ali-
menticias, según el cual "serán solidariamente responsables del
pago de la pensión alimenticia quien viviere en concubinato con el
padre, madre o cónyuge alimentante...". Además el antiguo art.
280 N° 3 del Código Civil —norma derogada por la Ley Nº 19.585-
establecía que el hijo ilegítimo podía demandar alimentos de su
padre, probando que éste y su madre habían vivido en
concubinato notorio durante el tiempo que pudo legalmente
producirse la concepción.
64()
partes. No hasta haber convivido para que se puedan reclamar
derechos sobre los bienes adquiridos durante la vida en común.
Así se ha fallado que "la comunidad de bienes entre los concubi-
nos no emana del concubinato, ni de la circunstancia de haberse
adquirido durante el lapso en que hicieron vida matrimonial, sino
del hecho de haberse acreditado que los bienes fueron adquiridos
con el producto del trabajo realizado conjuntamente" (Corte
Suprema, RDJ, 1. 50, sec. p. 470; t. 53, sec. 2ª p. 33; t. 54, sec. 1 a
p. 71; t. 86, sec. 2ª, p. 127; Gaceta Jurídica 109, p. 23; Gaceta Juridi-
ca 198, p. 64; Fallos del Mes 139, p. 110; Fallos del Mes 368, p. 331;
Corte Suprema, sentencia de 5 de junio de 2001; Corte Suprema,
26 de mayo de 1997; Corte Suprema, 15 de octubre de 1996
(Libro de Sentencias Civiles de la Corte Suprema, octubre de
1996); Corte de Concepción, 29 de enero de 2004 (causa rol 334-
2003). En el mismo sentido de estos fallos, Jean Carbonier,
Derecho Civil, t. 1, vol. II, Edit. Bosch, Barcelona, año 1961, p.
244; Eduardo A. Zannoni, ob. cit., pp. 43 y ss.).
Se ha resuelto que "acreditándose la vida en común de los
concubinos, contratos suscritos y labor desplegada por uno de
ellos en la adquisición de bienes y la ocupación doméstica del
otro en el hogar común, revelan la voluntad de ambos de formar
una comunidad relativa a los bienes que tenían, y que pudieran
adquirir en el futuro mediante la mutua convivencia, detentando
cada uno de los comuneros un derecho sobre las cosas comunes,
idéntico al de los socios en el haber social, debiendo partirse
aquéllos acorde a las normas prescritas en el art. 227 N° 1 del
Código Orgánico de Tribunales" (Corte Pedro Aguirre Cerda, 6 de
diciembre de 1989, RDJ, t. 86, sec. 2ª, p. 127). En el mismo
sentido, Corte de Santiago, sentencia 6 de abril de 1994 (Gaceta
Jurídica Nº 166, p. 56).
En una oportunidad una viuda demandó que se declarara la
existencia de concubinato entre su esposo fallecido y la de-
mandada, de la cual habrían nacido hijas, y se habría formado
naturalmente una comunidad de bienes, que correspondería
percibir en parte a la sucesión legítima del fallecido. El juez de
primera instancia acogió la demanda, declarando haber existido
concubinato y haberse formado por ello una comunidad, en que
el 50% correspondía a la sucesión del difunto La Corte de
Santiago revocó el fallo de primer grado declarando que no po-
268
dían presumirse comunes los bienes, pese a que se había pro-
bado la existencia del concubinato, toda vez que durante todo ese
tiempo ambos concubinos tuvieron ingresos y se adquirieron
bienes a nombre propio. La Corte Suprema rechazó la casación
de fondo, por falta manifiesta de fundamentos (Fallos del Mes N °
462, sent. 6, p. 547).
En otro caso, la Corte Suprema rechazó una demanda in-
terpuesta por un concubino que pidió la declaración de
comunidad, por estimar que los bienes los había adquirido la
mujer con bienes propios, con el producto de su trabajo realizado
en forma independiente, agregando además que el actor
mantenía un vínculo matrimonial vigente y que contaba con un
patrimonio considerable conforme al mérito de autos. "Es decir,
dijo el fallo, se ha tratado de la unión extramarital de un hombre y
una mujer que aparece con bienes propios, que no han realizado
una actividad comercial, industrial o profesional conjunta, que
haya dado lugar a una sociedad de hecho" (RDJ, t. 86, sec. 1ª, p.
105, consid. 8°) . En el mismo sentido, sentencia de la Corte
Suprema de 23 de diciembre de 1996, que agregó que acoger la
demanda "importaría que una convivencia daría lugar
necesariamente en el orden patrimonial a una especie de
sociedad conyugal, con la agravante de que los concubinos no
podrían pactar separación de bienes ( Gaceta jurídica 198, p. 64).
La Corte Suprema en un antiguo fallo de 18 de agosto de
1920 resolvió que "si una mujer vive maritalmente con un hom-
bre y aquélla demanda a éste para que le pague sus servicios por
la atención de él, de los hijos y del hogar común, ha existido en
realidad 'un cuasicontrato innominado en derecho, cuya existencia se
deriva del hecho voluntario de haberse aceptado y consentido por
el demandado la sucesión durante años de los servicios
personales de la demandante y ese hecho es por su naturaleza
lícito" (Gaceta de los Tribunales, año 1920, 2º semestre, p. 56).
En otros casos, se ha resuelto que se produce una sociedad de
hecho (Gaceta de los Tribunales, año 1926, segundo bimestre,
sentencia 44, p. 44; RDJ, t. 5, sec. P, p. 1; t. 21, sec.1ª, p. 870: t. 32,
sec. P, p. 1; t. 35, sec. 1ª, p. 137).
Si la mujer no ha podido obtener la declaración judicial de
una comunidad, los tribunales han admitido sus demandas de
que se le remunere por los servicios personales prestados a la
642
otra parte. Se ha sostenido que tal situación configura "un
verdadero contrato innominado, cuya existencia deriva del hecho
voluntario de haberse aceptado por parte del concubino la
prestación ininterrumpida de los servicios de la mujer y, como
con-secuencia de ello, nace la obligación de remunerar tales
servicios. Como el hecho es lícito y no convencional, constituye
un cuasi contrato" (Alvarez, ob. cit., pp. 25-26) (RDJ, t. 19, sec. 1ª,
p. 256). Otros fallos en el mismo sentido: Gaceta de los Tribunales,
año 1920, sentencia 15, p. 36; RDJ, u 11, sec. 1ª, p. 277; t. 17,
sec. p. 12; L 65, sec. 3', p. 84.
Se ha aceptado la existencia de un concubinato y la consi-
guiente comunidad respecto de los bienes adquiridos por la
mujer, con el esfuerzo común, no obstante tratarse de una mujer
casada en régimen de sociedad conyugal (Corte de Concepción,
14 de agosto de 1969, causa Celso Vergara Burgos con Orozimbo
Flores Díaz. Esta sentencia no está publicada, y se encuentra
citada por Coñuecar y León, ob. cit., p. 101).
Para probar la comunidad existente entre concubinos, se
admiten todos los medios probatorios autorizados por la ley, in-
cluida la prueba de testigos (RDJ, t. 43, sec. V, p. 450).
Los tribunales al resolver el problema en alguna de las formas
que se acaban de mencionar —cuasi contrato de comunidad,
sociedad de hecho o cuasi contrato innominado— buscan evitar
el enriquecimiento sin causa de una de las partes en perjuicio de
la otra. Nos parece importante destacar que desde el momento
que la existencia de la comunidad (o sociedad de hecho) des-
cansa en el supuesto que hubo aportes de cada uno de los
integrantes de la pareja, no tiene por qué al liquidarse la
comunidad estimar que el reparto debe ser por partes iguales,
pues los aportes pueden haber sido muy distintos.
270
En esta materia ha habido un cambio radical. Desde luego,
es claro hoy día –y así ha sido resuelto por varios fallos– que el
concubinato no es ilícito. Como consecuencia de ello, hay varias
sentencias que han acogido demandas de indemnización por daño
moral: Gacela de los Tribunales, año 1945, 1 e r semestre, p. 232;
Fallos del Mes 496; Gaceta jurídica 232, p. 195 (Corte de Santiago,
sentencia de 28 de octubre de 1999); Corte de Concepción, 4 de
diciembre 2002 (causa rol 1537-2001) ; Corte de Copiapó, 12 de
julio de 2001 (causa rol 7581); Corte de Concepción, 19 agosto
de 2003 (rol 791-2002).
Estas decisiones nos parecen adecuadas, pues es evidente que
el fundamento de la indemnización por daño moral no tiene
relación directa con la existencia del matrimonio. Pensamos sí
que para la determinación de su monto debe considerarse, entre
otros aspectos, el que haya habido descendencia común y el
tiempo que duró la convivencia.
271
1981). El tribunal acogió la demanda, por estimar que si bien
estaba acreditada la convivencia de varios anos y que el
demandado le administró algunos negocios a la actora
(especialmente una ferretería), de las pruebas rendidas no se
desprendía que hubiere nacido algún derecho sobre los bienes
raíces materia del juicio, por lo que estimó que el demandado no
tenia titulo que legitimare su ocupación (RDJ t. 68, sec. 2ª, p.
102).
Hay diversas sentencias recaídas en causas de precario, in-
tentadas por uno de los concubinos cuando, terminada la
relación, uno de ellos sigue viviendo en el inmueble de propiedad
del otro. La doctrina seguida ha sido, en general, que el concu-
binato por sí sólo no es título suficiente para enervar la acción
de precario (RDJ, t. 60, sec. 1ª , p. 345; t. 68, sec. 2ª, p. 102). La
Corte de Valparaíso, en sentencia de 15 de septiembre de 199'7,
acogió una demanda de precario deducida contra la concubina
señalando que la demandada "no ha formalizado ninguna acción
en orden a lograr una declaración judicial acerca de la existencia
de la comunidad o sociedad de hecho que alega y los
consecuentes derechos sobre la finca, ni que ésta sea el producto
del trabajo común, por lo que cabe acoger la pretensión de
comodato precario promovida por la sucesión..." (Gaceta Jurídica
206, p. 90). Este fallo tiene un voto disidente del abogado in-
tegrante don Eduardo Niño Tejeda, en el sentido que "siendo los
actores continuadores de la persona del difunto, aunque la
relación afectiva del concubinato no sea transmisible, los efectos
lácticos y pecuniarios derivados del asentamiento por su causante
de un hogar común con la demandada en la propiedad objeto del
precario les empece" (consid. 5º ).
272
916. ASPECTOS NO CONSIDERADOS POR LA JURISPRUDENCIA CHI-
LENA. Nuestra jurisprudencia no se ha pronunciado sobre una
serie de aspectos que han motivado la preocupación de los tri-
bunales extranjeros. Así, no conocemos sentencias que hayan
tocado los siguientes aspectos: validez de las donaciones entre
concubinos; indemnización de perjuicios por ruptura del vínculo
concubinario; responsabilidad de un concubino por los delitos o
cuasidelitos cometidos por el otro, o por los contratos celebrados
por la concubina, etc. (sobre este punto puede verse Coñuecar y
León, ob. cit., pp. 118 y ss.).
273
BIBLIOGRAFÍA
REVlSTAS
OTROS TEXTOS
274
916. ASPECTOS NO CONSIDERADOS POR LA JURISPRUDENCIA CHI-
LENA. Nuestra jurisprudencia no se ha pronunciado sobre una
serie de aspectos que han motivado la preocupación de los tri-
bunales extranjeros. Así, no conocemos sentencias que hayan
tocado los siguientes aspectos: validez de las donaciones entre
concubinos; indemnización de perjuicios por ruptura del vínculo
concubinario; responsabilidad de un concubino por los delitos o
cuasidelitos cometidos por el otro, o por los contratos celebrados
por la concubina, etc. (sobre este punto puede verse Coñuecar y
León, ob. cit., pp. 118 y ss.).
275
INDICE
T í t u l o IV
DE LA FILIACIÓN
277
519. Reconocimiento voluntario expreso espontáneo de paternidad o
maternidad 384
520. El reconocimiento voluntario expreso espontáneo, por acto
entre vivos, puede hacerse a través de mandatarios ................. 385
521. Reconocimiento voluntario tácito o presunto ............................ 386
522. Si la inscripción de nacimiento del hijo se hace a través de un
mandatario ¿puede producirse el reconocimiento voluntario tá-
cito ? ........................................................................................ 386
523. Nueva forma de reconocimiento voluntario provocado ................ 387
523. bis. Situación transitoria en el caso de citaciones pendientes a
la fecha en que entró a regir la Ley N° 20.030 ........................... 38R
524. Reconocimiento que no conste en la inscripción de nacimien-
to debe subinscribirse al margen de ésta ..................................388
525. Límites al reconocimiento ........................................................389
526. Características de todo reconocimiento ....................................389
527. Es un acto jurídico unilateral ...................................................389
528. El reconocimiento es un acto solemne ......................................389
529. El reconocimiento es irrevocable ..............................................390
530. El reconocimiento no puede sujetarse a modalidades ...............390
53L Repudiación del reconocimiento ...............................................391
532. Sólo se puede repudiar el reconocimiento voluntario espon-
táneo .......................................................................................391
533. Personas que pueden repudiar; plazos para hacerlo .................391
534. Características de la repudiación .............................................392
535. La repudiación puede hacerse a través de mandatario .............392
536. No se puede repudiar si se aceptó el reconocimiento ................393
537. Efectos de la repudiación .........................................................393
538. Consecuencias de la repudiación en la filiación matrimonial 394
539. De las acciones de filiación ......................................................394
540. Las acciones de filiación suponen la investigación de la pater-
nidad o maternidad .................................................................. 395
541. Historia breve de la investigación de la paternidad en nuestra
legislación positiva ................................................................... 395
542. Principios que juegan en las acciones de filiación .................... 396
543. De las acciones de reclamación de filiación ................................ 397
511. Clases de acciones de filiación .................................................... 397
545. Acciones de reclamación de filiación matrimonial. Titular de
la acción .................................................................................. 397
516. Acción de reclamación de filiación no matrimonial. Titular de
la acción .................................................................................. 398
547. Si el hijo fallece mientras es incapaz, la acción de reclamación
la pueden ejercer sus herederos .....................................................
.............. 399
496. Situación del hijo póstumo ....................................................... 399
497 Características de la acción de reclamación de filiación 400
278
INDICE
279
578. Sanción a los que intervengan en la suplantación del parto ... 422
579. De los juicios de impugnación de la paternidad o maternidad . 422
580. Reglas transitorias por las que se regirá el ejercicio de las ac-
ciones de reclamación de impugnación mientras no entren a
funcionar los Tribunales de Familia ........................................... 422
581. Situación especial del hijo concebido mediante técnicas de re-
producción humana asistida ..................................................... 423
582. Subinscripción de la sentencia que acoge acciones de reclama-
ción o de impugnación .............................................................. 423
583. Efectos de la filiación. Derechos y deberes entre padres e hijos ... 423
584. Autoridad paterna .................................................................... 424
585. Deberes de los hijos para con sus padres y ascendientes ............ 424
586. Deber de respeto y obediencia a los padres ................................ 424
587. Deber de cuidado ...................................................................... 424
588. Derechos-deberes de los padres para con los hijos ..................... 425
589. Derecho-deber de cuidado ......................................................... 425
590. Tribunal competente y procedimiento de los juicios de tuición 428
591, Tribunales de Menores tienen hoy día mayores facultades para
privar a una madre del cuidado de su hijo ................................. 429
592. Derecho-deber de mantener con el hijo una relación directa
y regular ................................................................................... 429
593. Tribunal competente y furnia de hacer valer el derecho-deber
de mantener con el hijo una relación directa y regular ............... 431
594. Autorización para que el menor pueda salir al extranjero ........... 433
595. Crianza y educación ................................................................. 434
596. Padres privados del derecho a educar a sus hijos ......................434
597. Gastos de educación, crianza y establecimiento de los hijos ....... 435
598. La obligación de alimentar y educar al hijo que carece de bie-
nes pasa por insuficiencia de los padres. a sus abuelos, por una
y otra línea .............................................................................. 435
599. Derechos que asisten a quien alimenta y cría a un hijo ajeno 436
600. Suministro (le alimentos al menor ausente de su casa ............... 437
601. Facultad de los padres de corregir a sus hijos ........................... 438
602. Patria potestad ........................................................................ 438
603. Titulares de la patria potestad .................................................. 439
604. Atributos de la patria potestad ................................................. 442
605. Derecho legal de goce. Usufructo legal ...................................... 442
606. Definición ................................................................................ 442
607. Características ......................................................................... 443
608. Bienes sobre los que recae el derecho legal de goce .................... 443
609. Administración de los bienes del hijo ........................................ 414
610. Facultades administrativas del padre ........................................ 444
611. Responsabilidad del padre o madre por' la administración de
280
INDICE
281
646. Las personas que al 27 de octubre de 1999 –fecha de la en-
trada en vigencia de la nueva ley— no hayan tenido una filiación
determinada podrán reclamarla en conformidad a la nueva
ley ............................................................................................ 459
647. Mantención del derecho de alimentos y otros beneficios pecu-
niarios de los hijos ilegítimos obtenidos con anterioridad a la
entrada en vigencia de la Ley Nº 19.585 ..................................... 160
648. Adecuación de sentencias que otorgaron alimentos necesarios 460
649. Extinción de guardas del hijo natural ........................................ 160
650. Las emancipaciones voluntarias anteriores a la entrada en vi-
gencia de la Ley N° 19.585 se mantienen vigentes ...................... 461
651. Prescripción de plazos pala impugnar, desconocer o reclamar
filiación .................................................................................... 461
652. Titularidad de las acciones de impugnación, desconocimiento
o reclamación de filiación .......................................................... 462
653. Forma de ejercer estas acciones ................................................. 462
654. No puede demandarse el reconocimiento de paternidad o ma-
ternidad respecto de personas fallecidas con anterioridad a la
nueva ley .................................................................................. 462
655. Plazo de un año para interponer las acciones contempladas en
los artículos 206 y 207 del Código Civil ...................................... 462
656 Respeto a la cosa juzgada de las sentencias ejecutoriadas antes
de la entrada en vigencia de la Ley Nº 19.585 ............................. 463
DE LA FILIACIÓN ADOPTIVA
66()
INDICE
SEGUNDA PARTE
DEl ESTADO CIVIL
285
I NDI CE
C U A R T A PARTE
DE LAS TU TEL A S Y CU RA TELA S
(P13
754. Curador interino ...................................................................... 560
755. Características de la guarda dativa ........................................... 561
756. Diligencias y formalidades que deben preceder al ejercicio de
la tutela o curaduría ................................................................. 561
757. A) Discernimiento .................................................................... 562
758. Procedimiento para obtener el discernimiento ........................... 562
759. l) Situación vigente hasta el 30 de septiembre de 2005 .............. 562
760. Il) Procedimiento aplicable a partir del 1º de octubre de 2005 ..... 563
761. Sanción a la falta de discernimiento ......................................... 563
762. 13) Fianza o caución ................................................................ 564
763. Casos de excepción en que no es necesario rendir caución ........ 564
764. C) Inventario solemne .............................................................. 565
765. Clase y forma del inventario ..................................................... 565
766. Sanción a la falta de inventario ................................................ 566
767. Ámbito de aplicación de las normas sobre confección de in-
ventario .................................................................................... 567
768. Administración de los tutores y curadores ................................ 567
769. Facultad de los guardadores para autorizar al pupilo en los
actos judiciales y extrajudiciales, representarlo en estos actos y
administrar sus bienes .............................................................. 568
770. 1) Hay un solo guardador ..................................................................... 568
771. 2) Hay un guardador y un consultor ..................................................:568
772. 3) Hay pluralidad de guardadores ............................................. 569
773. Facultades del guardador de autorizar y representar al pupilo ... 569
774. Facultades del guardador en la administración de bienes del
pupilo ....................................................................................... 570
775. A) Actos que el guardador puede ejecutar libremente ................. 570
776. B) Actos que el guardador puede realizar cumpliendo ciertas
formalidades legales .................................................................. 571
777. 1. Enajenación y gravamen de bienes raíces del pupilo .............. 572
778. Sanción en caso de incumplimiento de estas formalidades ........ 573
779. 2. Enajenación o gravamen de bienes muebles preciosos o que
tengan valor de afección .........................................................................:573
780. Sanción si se han omitido las formalidades .................................. 573
781. 3. Donación de bienes muebles ................................................ 571
782. 4. Fianzas del pupilo ................................................................ 571
783. 5. Actos o contratos en que tenga interés el guardador o alguna de
las personas indicadas en el artículo 412 57 5
575
784. 6. Transacciones y compromisos en bienes del pupilo ............... 576
785. 7. Aceptación y repudiación de asignaciones o donaciones he-
chas al pupilo ........................................................................... 576
786. 8. Actos relacionados con la partición de bienes en que tiene
interés el pupilo ........................................................................ 577
787. C) Actos prohibidos .................................................................. 578
287
ÍNDICE.
288
826. Designación de guardador interino mientras dura el juicio .........595
827. Efectos de la remoción ..............................................................595
828. Reglas especiales relativas a la tutela ........................................596
829. Personas sujetas a tutela ..........................................................596
830. Tutelas se extienden a la persona y bienes del impúber ..............596
831. La tutela puede ser testamentaria, legítima o dativa ...................596
832. Reglas referentes a la administración de los bienes y al cuida-
do personal del impúber ...........................................................597
833. Reglas especiales relativas a la curaduría del menor ........................
834. Personas a quienes se aplican estas reglas ......................................
835. La curaduría del menor puede ser testamentaria, legítima o
dativa ..................... 598
836. Cuando el impúber llega a la pubertad. su tutor pasa de pleno
derecho a desempeñar esta curaduría ....................................... 598
837. El menor adulto que careciere de curador puede proponerlo
al juez ...................................................................................... 599
838. Facultades del curador en relación con la crianza y educación
del pupilo ................................................................................. 599
839. Representación del menor.......................................................... 599
840. El menor administra por sí solo su peculio profesional o in-
dustrial .................................................................................... 600
841, El curador administra la sociedad conyugal que tuviere el me-
nor y ejerce de pleno derecho la guarda de los hijos menores
del pupilo ................................................................................. 600
842. Derecho del pupilo para reclamar de la conducta de su cu-
rador ................................................................................................ 601
843. La curaduría del menor termina de pleno derecho al llegar a
los dieciocho años ..................................................................... 600
844. Curaduría de las personas sometidas a interdicción ................... 601
845. Curaduría del disipador ............................................................ 601
846. Personas que pueden pedir la interdicción del disipador ............. 601
847. Juicio de interdicción ................................................................ 602
848. I) Situación vigente hasta el 30 de septiembre de 2005 ............... 602
849. 11) Situación a partir del 1 de octubre de 2005 .......................... 602
850. Publicidad de las sentencias que declaran la interdicción ........... 602
851. Designación de curador ............................................................ 603
852. ¿Quién puede pedir el nombramiento del curador del disi-
pador? ...................................................................................... 603
853, Personas llamadas a la curaduría legítima del disipador .............. 603
854. Curaduría dativa ...................................................................... 601
855. Curador del marido disipador administra la sociedad conyugal
en cuanto ésta subsista y, de pleno derecho, ejerce la tutela o
curatela de los hijos en caso de que la madre, por cualquier
razón, no ejerza la patria potestad ............................................................ 604
289
ÍNDICE
290
888. La existencia de un mandato especial no obsta a la designación de un
curador de bienes al ausente 616
889. El curador tiene, como primera obligación, averiguar el para-
clero del desaparecido ............................................................... 616
890. Extinción de la curaduría del ausente ........................................ 616
891. Curador de la herencia yacente .................................................. 616
892. Razón de ser de la curaduría de la herencia yacente ................... 617
893. Facultades del curador de la herencia yacente ............................ 617
894. La curaduría de la herencia yacente sólo puede ser dativa .......... 617
895. Si el difunto deja herederos extranjeros, el cónsul respectivo
tiene derecho a proponer al curador o curadores que hayan
de custodiar y administrar los bienes ......................................... 617
896. Enajenación de bienes del difunto .............................................. 618
897. Curador de los derechos eventuales del que está por nacer ......... 618
898. Curaduría será testamentaria o dativa únicamente ..................... 619
899. Extinción de esta curaduría ....................................................... 619
900. De los curadores adjuntos .......................................................... 619
901. De las curadurías especiales ...................................................... 620
Título final
DEL CONCUBINATO