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MATERIALISMO HISTÓRICO

La concepción materialista de la historia (también conocida como materialismo histórico) es un


término acuñado por el marxista ruso Gueorgui Plejánov, que alude al marco conceptual identificado
por Karl Marx y usado originalmente por él y Friedrich Engels para comprender la historia humana.

Aunque el materialismo histórico se halla estrechamente ligado al marxismo; historiadores, sociólogos


e intelectuales no ligados al marxismo han tomado elementos de aquel para elaborar sistemas y
enfoques materialistas para el estudio de la historia.

...en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e
independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y
política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de
la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la
conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia.
Karl Marx, Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política (1859)
La teoría materialista de Marx reconoce múltiples influencias intelectuales y sociales:

Del filósofo alemán Hegel, su método dialéctico.


De los filósofos materialistas de la Ilustración, la idea de la influencia de las circunstancias y de la
educación sobre las personas.
De los historiadores franceses del periodo de la Restauración, los conceptos de clase social y lucha
de clases.
De los economistas ingleses Adam Smith y David Ricardo, la fundamentación económica de las
contraposiciones de clase y la teoría del valor-trabajo.
Del socialista francés Proudhon el énfasis en el proletariado como la clase revolucionaria de la
época.
Del socialismo reaccionario, la crítica amarga al fracaso de los ideales del liberalismo.
Del socialismo de Sismondi, la crítica de las consecuencias antisociales del régimen burgués.
De la izquierda hegeliana y del filósofo Feuerbach, la crítica de la filosofía especulativa y la idea de
la religión como resultado de la autoenajenación de la esencia humana.
De la revolución francesa y de Blanqui, la doctrina de la dictadura revolucionaria.
De los cartistas ingleses, la importancia de la lucha política para la clase obrera.
Del socialismo utópico, sus objetivos últimos: abolición de las clases sociales.

La génesis del materialismo histórico


El propio Marx detalló, en su Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859), el
itinerario de sus estudios que lo llevaron a formular su concepción de la historia y a desarrollarla con su
amigo y colaborador Engels.

El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crítica de la
filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los “Anales
francoalemanes”, que se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto
las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la
llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones
materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del
siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla
en la economía política. En Bruselas, adonde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro
dictada por el señor Guizot, proseguí mis estudios de economía política comenzados en París.

Marx también detalla en el mismo texto, el desarrollo de esta nueva concepción de la historia a partir
de su cooperación intelectual con Engels. Cita como textos que utilizan esta concepción a:

El bosquejo de Engels sobre la crítica de las categorías de la economía política (publicado en los
Anales franco-alemanes).
El libro de Engels La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845).
La ideología alemana, primer texto de Marx y Engels, inédito (1846).

El Manifiesto del Partido Comunista, de 1848, junto con Engels.


Discursos sobre el librecambio.
La miseria de la filosofía, obra polémica publicada en 1847 y dirigida contra el libro de Proudhon
Filosofía de la Miseria.

Entre las categorías teóricas centrales del materialismo histórico se encuentran: fuerzas productivas,
relaciones de producción, modo de producción, explotación, alienación, lucha de clases, plusvalor, y
fetichismo de la mercancía.
La aplicación científica y política

El materialismo histórico investiga la sociedad humana, tratando de hacerlo sin presupuestos


ideológicos, partiendo de los individuos empíricos y las relaciones que establecen entre ellos. A
diferencia de los enfoques que muestran al capitalismo como un sistema estático o como el producto de
una evolución "natural" del ser humano, la investigación histórico-materialista revela su carácter
histórico y por lo tanto transitorio en el desarrollo de la humanidad.

Marx y Engels aplicaron esta nueva concepción de la historia al análisis de los hechos políticos y
sociales del pasado y de su época y a la creación de una nueva corriente del socialismo, que a la toma
de partido por el comunismo y la lucha de clases proletaria sumaba el estudio científico de la sociedad
burguesa y de la transición de ésta a la sociedad comunista. Al explicar las revoluciones políticas y
sociales por la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción y por la lucha
de clases, Marx y Engels combatieron tanto la visión burguesa de la historia basada en la historia de las
ideas y de los "grandes hombres" como las corrientes socialistas que deducían la lucha por el
socialismo de los ideales abstractos de Justicia, Libertad e Igualdad. El desarrollo revolucionario de las
fuerzas productivas bajo el comunismo hacía posible que todas las necesidades humanas fueran
satisfechas, y que el desarrollo de la producción prescindiera de la división de la sociedad entre clases
explotadoras (poseedoras de los medios de producción sociales) y clases explotadas (obligadas a
mantener a las clases explotadoras mediante el plustrabajo). Con este planteo, el comunismo podía
concebirse como necesidad histórica en vez de como aspiración utópica, ya que las mismas
contradicciones internas del capitalismo generaban la necesidad de revolucionar las relaciones de
producción burguesas y creaban al sujeto histórico capacitado para tal misión: el proletariado.

De esta manera, el materialismo histórico, tal como lo formuló Marx, se encuentra indisolublemente
vinculado a la lucha de la clase proletaria por el comunismo. Esto no significa que sus conclusiones
(sobre todo en el campo económico) no sean científicas, sino que no están dirigidas a constituir una
ciencia positiva "neutral", sino un conocimiento científico útil para la emancipación proletaria.
El devenir posterior del materialismo histórico en el marxismo
Engels y el materialismo histórico

Tras la muerte de Marx, Engels prosiguió con su actividad política y con su actividad intelectual en la
aplicación y la divulgación de la concepción de la historia desarrollada por Marx y él. En su obra Del
socialismo utópico al socialismo científico de 1880, dice:

La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción, y tras ella el cambio
de sus productos, es la base de todo orden social; de que en todas las sociedades que desfilan por la
historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social de los hombres en clases o
estamentos, es determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo produce y por el modo de
cambiar sus productos. Según eso, las últimas causas de todos los cambios sociales y de todas las
revoluciones políticas no deben buscarse en las cabezas de los hombres ni en la idea que ellos se forjen
de la verdad eterna ni de la eterna justicia, sino en las transformaciones operadas en el modo de
producción y de cambio; han de buscarse no en la filosofía sino en la economía de la época de que se
trata. Cuando nace en los hombres la conciencia de que las instituciones sociales vigentes son
irracionales e injustas, de que la razón se ha tornado en sinrazón y la bendición en plaga, esto no es más
que un indicio de que en los métodos de producción y en las formas de cambio se han producido
calladamente transformaciones con las que ya no concuerda el orden social, cortado por el patrón de
condiciones económicas anteriores. Con ello queda que en las nuevas relaciones de producción han de
contenerse ya -más o menos desarrollados- los medios necesarios para poner término a los males
descubiertos. Y esos medios no han de sacarse de la cabeza de nadie, sino que es la cabeza la que tiene
que descubrirlos en los hechos materiales de la producción, tal y como los ofrece la realidad.

Sin embargo, ya en vida de Marx hubo epígonos que distorsionaron esta concepción convirtiéndola en
un mero determinismo económico. Engels denuncia esta situación en su carta a Joseph Bloch de 1890,
en la cual, si bien reivindica que la causa última de los cambios sociales se encuentra en las
condiciones económicas, esto no significa que esta influencia sea unilateral e inmediata ni que pueda
explicarse cada cambio social a partir de la economía. Engels admite que esta malinterpretación
economicista del materialismo histórico se debe a que, en su polémica con los socialistas utópicos y
con otros sectores que negaban la influencia de la economía, Marx y él se vieron obligados a resaltar el
rol de las condiciones económicas sin darle la importancia que se merecía a las condiciones extra-
económicas.
De teoría revolucionaria del proletariado a ciencia positiva

Karl Korsch ha argüido en sus obras Marxismo y filosofía (1923) y Karl Marx (1938) que el
materialismo histórico marxiano tal como fue heredado por la socialdemocracia alemana dejó de ser
una teoría crítica con finalidades prácticas para pasar a ser una doctrina de análisis positivo de la
realidad y, por lo tanto, el fundamento de una ciencia positiva. Según Korsch, esta desviación
dogmática tiene su raíz en el marxismo original, debido a su dependencia de la filosofía heredada de la
burguesía y la influencia en Marx y Engels de la tradición revolucionaria jacobina de la revolución
francesa.

Debido a esta disociación entre la teoría histórico-materialista y su aplicación para la lucha de clases
proletaria, se cimentó la creencia de que la dialéctica materialista marxiana podía ser utilizada como
elemento para la investigación científica positiva incluso fuera de las ciencias sociales. Un ejemplo de
esto es la obra de Engels Dialéctica de la naturaleza.
Otros enfoques materialistas de la historia

Fuera del campo del materialismo histórico de Marx, existen otros métodos de investigación histórica
para los cuales los rasgos definitorios de las sociedades humanas y la evolución histórica de las mismas
ha estado determinada o fuertemente condicionada ante todo por factores materiales (tecnología
disponible, sistema de producción, características geográficas y climáticas). Debido al intento de
establecer las ideas del materialismo histórico de modo independiente a la versión marxista del mismo,
se han acuñado términos nuevos como: materialismo cultural, funcionalismo ecológico, determinismo
geográfico, determinismo económico, y otros, que pueden ser considerados como concepciones
materialistas de la Historia. Diversos autores académicos como Jared Diamond o Marvin Harris han
tratado en detalle la evolución histórica de extensas áreas geográficas, y tratado de explicar rasgos
definitorios de la sociedad a partir de factores materiales, señalando que este tipo de factores son los
preponderantes cuando se trata de entender la evolución de las sociedades y las civilizaciones.

Maurice Godelier, entre otros tantos, se proponía mostrar cómo el marxismo constituía el modo
adecuado de abordar la historia de forma científica. Y con ese objetivo, intentaba satisfacer todas las
exigencias epistemológicas, todos los requisitos formales para la comprobación del estatuto científico
del campo de la historia.

«El materialismo histórico no es un modelo más de la historia, no es una filosofía de la historia;


constituye ante todo una teoría de la sociedad, cuya hipótesis sobre la articulación de sus niveles
internos y sobre la causalidad específica y jerarquizada de cada uno de sus niveles. Haciendo posible el
descubrimiento de la forma y de los mecanismos de esa causalidad y de la articulación, demostrará el
marxismo su capacidad de ser el instrumento de una verdadera ciencia de la historia».

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EPICURO
La época del surgimiento de Epicuro fue una época de decadencia para Grecia. Al desarrollo de un
sistema basado en la esclavitud y la rapiña, la expansión comercial y colonialista, sigue una época de
guerras entre las diferentes ciudades que, sumado a la carencia de un poder central, las debilita, con lo
que la península termina por ser sometida por Macedonia. Es a este período de decadencia al que la
filosofía de Epicuro enfrenta con un avanzado materialismo. Dando las espaldas a una despreciable
situación histórica, se aboca al estudio del desarrollo de los procesos naturales.
Nace en el 341 a. de C. en Samos, adonde su familia que pertenecía a la nobleza ateniense había
emigrado. A los 18 años Epicuro parte a Atenas para recibir su efebía (educación cívica y militar).
Luego se reúne con su familia en Colofón donde se convierte en maestro de escuela. Descubre la
filosofía por azar, leyendo a Demócrito. Según Diógenes Laercio es autor de más de 300 obras, de
temas variados y una obra monumental sobre la naturaleza. Se iguala a Demócrito por la amplitud de
sus temas de estudio y el carácter enciclopédico de su obra, ambos extienden el conocimiento y la
razón a todas las esferas del saber; ambos comparten el rechazo a la explicación mítico-religiosa.
Te puede interesar: Demócrito, el primer materialista
Instalado en Mitilene en el 309, donde enseña públicamente su doctrina, antes de un año debe emigrar
rápidamente, pues ha concitado en contra suyo a la población y a las autoridades.
Vuelto más prudente, establece su escuela en Atenas. Adquiere un jardín en el que se reúnen los
alumnos y el maestro. Las mujeres son recibidas como los hombres, lo que constituye una excepción en
el mundo griego. “Lo distinguía una humanidad sin límites, se veía gratificado con numerosos amigos,
y fue capaz de compartir los escasos recursos del huerto del famoso jardín durante una hambruna en
Atenas”, señala D. Laercio. A su muerte dona el jardín a sus discípulos. Epicuro muere en el 270, pero
su filosofía perdura hasta el final del imperio romano, por el que se extiende a través de sus discípulos
Lucrecio y Filodemo, quienes perpetúan su memoria defendiendo sus concepciones materialistas.
Lucrecio le dedicó su obra De la naturaleza de las cosas (De rerum natura), extenso poema dedicado a
exponer las doctrinas del maestro, en la que considera a Epicuro como un héroe victorioso sobre la
tiranía de la religión . La escuela epicúrea se mantiene viva durante siete siglos, y se apagará cuando el
oscurantismo cristiano alcance el poder, para volver a ser rescatada durante el Renacimiento.
En la concepción epicúrea los átomos son el último estadio de la materia, la más pequeña división de
los cuerpos, los ladrillos con que la naturaleza forma la diversidad del mundo y el estado en que los
cuerpos son estables. A diferencia de Demócrito, excluye de las explicaciones naturales el no-ser: un
cuerpo contiene un número limitado de átomos, estos y el vacío, ambos infinitos, conforman el
universo. El universo es ilimitado; si hubiera límite supondría alguna otra cosa que lo limite. La
infinitud es otro de los aspectos importantes del materialismo de Epicuro. Para Mondolfo, “Por encima
de los fantasmas de los dioses, ponía como verdadera divinidad universal el sumo poder de la
infinitud”.
La diversidad de la naturaleza se origina en las diferencias de magnitud, de forma, de peso de los
átomos, las que dan lugar a diversas composiciones. Es la permanencia de los átomos la que sostiene la
conservación de la materia; la naturaleza es autosuficiente.
Epicuro perfecciona la formulación de Demócrito, enfrentando los mitos y la superstición, buscando en
el conocimiento de la naturaleza combatir los miedos producidos por la ignorancia. El rayo, por
ejemplo, lejos de ser una manifestación divina, puede provenir del choque de las nubes, del
movimiento de la luz en su seno o de otras causas, siempre materiales: “¡Desterremos el mito!”
exclama.
Epicuro elabora el primer empirismo materialista, que se mantendrá constante en sus sucesores. Para
Marx, el empirismo de Epicuro es una novedad en el mundo intelectual griego y revoluciona la
filosofía de su tiempo . El origen del conocimiento estriba en las sensaciones, que dan acceso a la
naturaleza. Admite, en caso de carecer de una solución clara, la posibilidad de ofrecer diversas
explicaciones, como en el ejemplo del rayo. El conocimiento recae en la experiencia y plantea una
especie de razonamiento hipotético; este modo de razonar será aplicado más adelante por las ciencias
de la naturaleza.
Epicuro, siguiendo a Demócrito, desarrolla sus propios principios inmanentistas. No hay un pasaje del
no-ser al ser, un surgimiento de la nada por obra de un dios; la observación no nos demuestra en la
naturaleza más que un desarrollo propio, a cuyas leyes obedece. ¿De dónde nace la permanencia en la
naturaleza, la solidez de los cuerpos, su materialidad? Los sentidos, si bien no nos dan acceso a los
átomos, nos enseñan, por la observación de la descomposición de los cuerpos, su límite, que son los
mismos átomos. Estos son los principios de la organización de la naturaleza, y su concepto no es ajeno
a la experiencia. Los sentidos, la experiencia y la observación crean un vínculo entre la naturaleza y el
pensamiento.
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EL PENSAMIENTO.

Desde este órgano se gesta la creatividad y la imaginación, él y los órganos sensoriales son el puente
entre el mundo físico de los objetos y el mundo de la Ideas o Representaciones del hombre; que a
través del conocimiento de los fenómenos logra entender las leyes que gobiernan en la Naturaleza y en
la Sociedad. Y es así, que con la ayuda de la ciencia y la tecnología el hombre, puede transformar los
recursos que se encuentran en el medio ambiente en beneficio de la Humanidad.
El ser humano debe ser visto y estudiado como una totalidad, como un todo. Ya que el ser humano no
es un accidente cósmico, sino una fase culminante de todo el orden natural, con la función peculiar e
importante que realizar. Sólo él puede iluminar a la naturaleza con la luz del entendimiento y dirigir
conscientemente su vida y sus actividades dentro de una armonía voluntaria con este orden, pues
solamente él, de todos los seres visibles, posee la facultad de comprensión racional, por débil y
frágil que sea, de esa armonía cósmica.
Visión antropológica de Sócrates.

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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE DISCIPLINAS CIENTÍFICAS


Al analizar los orígenes históricos de una gran diversidad de disciplinas científicas, técnicas, sociales y
artísticas, se establece que éstas tuvieron una práctica rudimentaria desde que apareció el hombre sobre
la Tierra.

Lo mismo sucede con el origen de la CIENCIA, puesto que se afirma que los Actos del pensar son
universales y tan antiguos como el hombre; y que debido a sus limitaciones físicas, los hombres
prehistóricos tuvieron la necesidad de agruparse y cooperar entre sí para poder alcanzar, de manera
conjunta, determinados objetivos con mayor eficiencia y economía de acción y recursos.

Las actividades del hombre prehistórico tenían como primordial objetivo el satisfacer sus necesidades
relacionadas con la Supervivencia en un medio de peligros, tensiones, incomodidades, etc. Mientras un
hombre se dedicaba a lograr sus fines por sí mismo, realizaba Actos de pensamiento intuitivo; cuando
actuaba en conjunto, dentro del grupo se daban aspectos rudimentarios de pensamientos intuitivos en
conjunto, apoyamos en la experiencia de actividades anteriores.

La caza de animales para aprovechar su carne como alimento y la piel como vestido, fue de las
actividades principales que durante mucho tiempo realizaron los hombres prehistóricos y que sirve
como indicio innegable de una forma de Organización Primitiva y de la transmisión experiencias en los
grupos. Realizar tal actividad en grupo requería un Plan de Acción para logar el objetivo con mayor
facilidad y menores riesgos para la seguridad de los individuos, puesto que cazar animales salvajes
era una peligrosa aventura.

En principio el Plan de Acción consistía en asustar a los animales arrojándoles piedras, emitiendo
gritos, etc., para dirigirlos hacia un precipicio o trampas previamente construidas para la
consecución del objetivo.

Los métodos fueron evolucionando en la medida en que utilizaban su Inteligencia para inventar armas
(mazo, lanza, y posteriormente el arco y la flecha), como instrumentos para mejorar las formas de
realizar sus actividades de caza, estaban sustentados en la observación y la necesidades de su entorno;
pero esto se logró gracias a la experiencia y al razonamiento humano.

Todo lo anterior requería de la Cooperación Humana, donde podemos identificar un objetivo común de
grupo, una división rudimentaria del trabajo, y por deducción lógica, a ciertas personas que ejercían el
liderazgo sobre otras.3

1.1.- ORIGENES DEL CONOCIMIENTO

Desde tiempos remotos, el hombre ya se preocupaba por las cuestiones fundamentales de la realidad
que afectaban de modo especial a su existencia: el origen, la naturaleza, la historia y la finalidad de los
seres y, entre éstos, del hombre mismo.
Como respuesta que se esforzaba por dar a esos interrogantes no era de orden racional –como lo hará
más tarde la filosofía-, sino de naturaleza mágica y mítico-religiosa, construyó un saber anterior a la
filosofía al cual los filósofos suelen llamar “saber prefilosófico”.

El saber prefilosófico comprende, entonces, los planteamientos más profundos y universales del
hombre, planteamientos que mucho después (propiamente en el siglo VI a.C.) la filosofía retoma y trata
de contestar de forma racional y sistemática.

Como se ha señalado, el saber prefilosófico se preocupa, en consecuencia, por conocer y explicar, de


forma mágica y mítico-religiosa, el origen, la naturaleza, la historia y la finalidad de los seres.

De forma mágica porque en épocas del saber prefilosófico el hombre se sirve de la magia para conocer,
dominar y explicar la realidad parcial o total de los fenómenos que acontecen en la naturaleza.

Con el termino magia –del griego Magike Tecne: el arte de la magia-, se designaba originalmente “el
arte adivinatorio de los sacerdotes mazdeos” del zoroastrismo, en Persia.

La magia es de origen oriental y se difundió en Occidente durante el periodo grecorromano, perduró de


forma más o menos oculta a lo largo de la Edad Media para retornar a la luz con el Renacimiento,
época en que se le concibió como parte de la filosofía que “permite al hombre obrar la naturaleza y
dominarla”. Y fue así, como de esta manera los magos, tribu meda o casta sacerdotal persa, se
dedicaban a la astronomía y a la astrología; por esto, se les tenía “como administradores de las fuerzas
sobrenaturales”.

La magia entonces era y ha seguido siendo un modo de conocimiento y dominio de la realidad total.

El mito –del griego mitos: palabra, discurso público, historia-, fiel a su sentido original, significa
todo relato referente a un hecho real perteneciente a los orígenes, y repetido en el culto o en la historia
del mundo y del hombre. El hecho se hace presente en las palabras del narrador ya que, en otras
palabras, “el mito es una historia de los tiempo primitivos, tenida por verdadera, que explica y
fundamenta los fenómenos del medio ambiente, de la historia, de la sociedad y de la vida humana”.

Ahora bien, el mito vive y revive su fuerza en la religión politeísta, que en sus ceremonias religiosas
trae los acontecimientos pasados al presente en las palabras del que narra, del que canta los
acontecimientos pasados como explicación de la realidad presente.

De esta manera, también el mito y la religión son una forma de conocimiento, puesto que nos da a
conocer la realidad completa, mundo, hombre, historia y a la misma divinidad, a quien presentan en la
historia de ambos, como ocurrió en el caso de Mexico, Mesopotamia, Egipto y Grecia.

El mito, entonces, conoce en su nivel y explica, a su modo, la realidad que hace constantemente
presente en las palabras del narrador.
1.2.- El Pensamiento y sus Factores

¿Qué significa pensar?

Pensar es una actividad que realizamos de manera natural y espontánea, cada instante, cada día, todos
los seres humanos de todo el mundo durante nuestra estancia efímera y pasajera en este planeta tierra.

Quizás algunos se pregunten “¿Qué es pensar?”, o bien, “¿Por qué pensamos?”, nos parece saberlo
perfectamente; pero si estamos obligados a responder nos sentimos confundidos, titubeantes, y
acabamos por confesar nuestra ignorancia.

Factores del pensamiento

Sujeto pensante.
Proceso psíquico del pensar.
Objeto Pensado
Expresión de lo pensado

La historia de la filosofía tiene sus comienzos hace dos mil quinientos años, pero antes de ella existía
una forma de pensar pre-filosófica: el pensamiento mítico, es decir las primeras explicaciones que el
hombre dio de la realidad fueron de tipo religioso. Ante fenómenos como el rayo, el movimiento de los
astros, la vida de los animales y las plantas o la muerte de los miembros de la propia tribu, el hombre
primitivo carecía de explicaciones racionales. Y al no disponer de respuestas naturales para sus
interrogantes, se refugio en respuestas que aludían a fuerzas o seres sobrenaturales: un Dios airado
lanzaba sus rayos contra quienes le habían ofendido; el Sol, la Luna y otros astros eran los dioses que
movían el firmamento. A raíz de estas primitivas respuestas religiosas fueron apareciendo otras, mas
refinadas y complejas, que han llegado a nuestros días como doctrinas mas o menos fundamentadas en
la filosofía griega. También en el II milenio antes de nuestra era, los hebreos crearon una religión que
por primera vez en la historia incluía la idea de un Dios único, un Dios que se les había revelado a ellos
como pueblo.

La fase del pensamiento científico constituye, sin duda, la etapa mas positiva de la historia de
pensamiento. El científico es menos ambicioso que el filosofo: al científico no le preocupan los grandes
problemas especulativos de los filósofos; solo se ocupan de los hechos de la experiencia. Pero el
científico es mucho mas riguroso: explica esos hechos elaborando leyes científicas, es decir, leyes
generales que determinan las relaciones existentes entre los hechos observados. Además, relacionando
varias leyes entre si, pueden llegar a elaborar teorías científicas, mediante las cuales da explicaciones
mas amplias y acertadas de la realidad.
Aunque los babilonios y los egipcios tenían ciertos conocimientos de astronomía y de matemática,
simplemente se limitaban a coleccionar los datos observados; no elaboraban leyes que los explicasen,
ni por supuesto teorías. Quienes hicieron esto por primera vez fueron los griegos, por lo que, además de
ser los primeros filósofos, fueron también los primeros científicos.

Para poder dar inicio a la historia de la filosofía tuvieron que haber personas con grandes incógnitas y
que su sentido de curiosidad lo hayan hecho explorar, estudiar e investigar respecto a eventos curiosos
que han hecho que se plantearse interrogantes, es por ello que dentro de todas las fases que ha vivido la
filosofía se han destacado personajes que de alguna manera plantearon sus hipótesis formulando su
propia teoría y que a través del tiempo han permanecido en la historia, algunas vigentes en la
actualidad, otras han servido de fundamento para inspirar a otros y seguir en la búsqueda de la verdad o
de alguna explicación lógica que logre complacer a la religión y a la ciencia. Cabe destacar que cada
uno de estos personajes a los que se les hacen referencia en este trabajo han marcado de una manera
muy peculiar la mayoría de las ciencias (física, química, matemática, trigonometría, geometría,
biología, psicología, entre otras) contribuyendo así al progreso de la filosofía.

Los avances científicos de todos los géneros son numerosos, radicales, decisivos y apabullantes que nos
vemos obligados a recordar la frase de Russell "Con respecto a lo desconocido, pueden adoptarse dos
actitudes. Una consiente en aceptar la afirmación de gentes que dicen que saben, sobre la base de
libros, misterios u otras fuentes de inspiración. La otra consiente en examinar las cosas por si mismo, y
este es el camino de la ciencia y la filosofía" y a pensar que el hombre, enfrentando a la realidad,
seguirá siempre planteándose nuevas preguntas, que respuestas nuevas abrirán nuevas interrogantes,
que las nuevas respuestas no impulsaran al pensador genuino a adoptar una actitud dogmática sino,
antes bien, una postura critica, libre y cada vez mas racional ante la realidad.

ORIGEN Y DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA

Antes del s. VII a.C. nos encontramos el mito como forma de pensamiento en la antigua Grecia.

El mito puede ser definido como un conjunto de leyendas imaginativas y fantásticas que narran el
origen del universo, la situación del hombre y el final de los tiempos en los que volverá a existir la
felicidad perdida al comienzo de éstos; pero del mismo modo, el mito es una actitud intelectual en la
que se produce una personificación de las fuerzas de la naturaleza, es decir, se dota de voluntad y
personalidad a los elementos naturales. Así por ejemplo, en la mitología griega hay un Dios del mar,
otro del Viento, ... Estos dioses actúan según su voluntad y capricho.

A finales del s. VI a.C. se produce el nacimiento del pensamiento racional. Hay quién lo atribuye a la
genialidad griega. Sin embargo, tuvieron lugar una serie de cambios sociales, económicos e ideológicos
que motivaron este nacimiento.

CAMBIOS SOCIOECONÓMICOS: La sociedad griega era en principio una sociedad aristocrática y


guerrera, sociedad donde la nobleza poseía la tierra, dirigía los ejércitos, La economía estaba basada en
la agricultura, existiendo el trueque como única forma económica de intercambio, esta sociedad está
regida por unos valores propios de la sociedad aristocrática como el linaje, el éxito y la fama.
Alrededor del siglo VII a. C. se produce una revolución sin precedentes en el desarrollo de las técnicas
de navegación, lo cual propicia que se forme el comercio. El poder económico es arrebatado a la
nobleza por los comerciantes (sustituyéndose la aristocracia por la democracia), se reemplaza el
trueque por el dinero y aparecen las primeras ciudades o polis.
CAMBIOS IDEOLÓGICOS: La sociedad griega carecía de libros sagrados y de un sistema de
enseñanza organizada, por lo cual es fácil de transformar ideológicamente. Hasta esa época cada tribu
poseía su propia mitología diferente (e incluso se descubrieron nuevas mitologías a medida que se
colonizaban nuevas ideas), que se intentaron unificar en una mitología general en libros como la Ilíada
o la Odisea de Homero. Así se llegó a un escepticismo en la mentalidad popular, ya que si existían
tantas mitologías diferentes es muy probable que todas fuesen falsas, creándose un vacío ideológico.
Además, existe otro elemento que sólo aparece en la mitología griega: la idea de destino (fuerza
superior a la voluntad de los hombres y de los dioses y que determina aquello que necesariamente tiene
que ocurrir). El paso del mito al logos se produce, junto a todos los elementos que hemos visto
anteriormente, cuando se convierte o transforma la idea de mito en la idea de necesidad lógica o ley
natural.

Tanto la idea de destino como la idea de necesidad lógica constituyen la fuerza mayor de la naturaleza,
ya que no pueden ser cambiadas por nada. Sin embargo, mientras que la idea de destino es algo
incognoscible, la idea de ley natural es cognoscible. El pensamiento mítico está basado en lo aparente,
cambiante y múltiple, mientras que el pensamiento racional está basado en lo que realmente son las
cosas, la permanencia y la unidad.

Los presocráticos

Se conoce como filósofos presocráticos a un complejo grupo de pensadores griegos cronológicamente


anteriores a Sócrates, y que están repartidos en varias escuelas (jonios, efesios, pitagóricos y
pluralistas). Son los precursores, la prehistoria del pensamiento griego.

Antes de la aparición de los presocráticos existió en Grecia una forma de pensamiento orgánico: la
mitología. Los filósofos presocráticos desarrollaron un vocabulario más original, y a medida que fueron
forjando nuevos conceptos para referirse a la totalidad del mundo (Physis u Naturaleza), inventaron una
nueva racionalidad que les fue diferenciando de los mitólogos.

El fenómeno cultural de la filosofía presocrática nació en tos límites fronterizos del área helénica, en
las zonas de su colonización bélica o comercial, precisamente allí donde los griegos están en contacto
con el mundo oriental. Este contacto les permitió conocer los desarrollos del conocimiento egipcio y
babilónico en el campo de la astronomía, geometría y la aritmética.
Los presocráticos adoptaron sus métodos, pero los despojaron de su finalidad práctica. Les interesaban
los secretos de los astros, de las figuras y de los números por su belleza y por la excitación y
satisfacción intelectual que provoca su comprensión.

La preocupación presocrática fue eminentemente científica; pretendían explicar fenómenos y


comportamientos de la naturaleza, y comunicarlos a un público aún inmerso en un mundo tradicional
mítico-religioso; de ahí la forma sacralizada de muchos de sus fragmentos filosóficos.

Los modelos de pensamiento desarrollados por los presocráticos fueron imaginativos y fantasiosos: no
se circunscribían estrechamente dentro de los límites de la lógica y el sentido común, sino que
evidenciaban independencia de criterio, así como una gran capacidad creativa.

El pensamiento presocrático representó el primer esfuerzo fructífero del hombre frente al problema del
conocimiento del mundo. En aquel momento histórico todavía no se había delimitado el campo de la
filosofía respecto del de la ciencia, y ambas constituían una misma cosa. El problema fundamental era
un problema físico, naturalista; ¿Está el mundo hecho de una sustancia fundamental única? ¿Cuál es
esa sustancia o material? Los primeros filósofos no eran antropólogos (del griego anthropos, hombre),
pues su preocupación no era humanista. Aristóteles les llamó oi fisiologoi (los físicos). La mayoría de
las obras de los presocráticos presentan el mismo título: Peri fiseos (Acerca de la naturaleza). Así el
problema fundamental de estos primeros filósofos fue averiguar cuál era la sustancia primera (argé) de
la que están hechas todas las cosas de la naturaleza (physis). La historia del pensamiento presocrático
fue la sucesión de respuestas distintas a este mismo problema.

La escuela Jonio-Milesia

Tales de Mileto (624-548 a, de C.)

La historia considera a Tales como uno de los siete sabios clásicos de Grecia. Se ganó la vida como
comerciante, vendiendo aceitunas. Una anécdota de su vida nos narra que cuando iba por la calle
mirando los astros se cayó en un pozo, lo que provocó las burlas de sus conciudadanos.

El primer filósofo de la historia fue. pues, ya ridiculizado por sus preocupaciones filosóficas, alejadas
del sentido común de la vida cotidiana. Sin embargo, Tales no careció de sentido práctico: dirigió en
Mileto una escuela de náutica, construyó un canal y tuvo veleidades políticas, entre las que se cuenta la
elaboración de una constitución para la ciudad de Teos. Predijo un eclipse de sol que le dio fama de
semidiós en un momento en que la ciencia estaba en embrión, y que permite saber exactamente que el
filósofo vivía el día 28 de mayo del año 585 a. de C.. fecha en que se produjo el eclipse, según los
astrónomos.

Los griegos distinguían dos tipos distintos de realidades: una natural, que se desarrollaba por sí misma
(la physis o naturaleza) y otra artificial, producto de
la actividad humana y que no tenia en sí misma poder de auto desarrollarse (la techné o técnica).

Se ha dicho ya que el problema presocrático fue averiguar cuál era el principio material último de la
physis. Este principio material o argé sería la esencia misma de las cosas, aquello de que están hechas
todas las cosas del mundo, su sustancia material (en griego, su ousia).

Tales creyó que el primer principio era el agua, y quizá llegó a esta conclusión al observar que todos
los seres vivos precisan del elemento húmedo para seguir viviendo: las semillas precisan ser regadas
para generar las plantas; los animales y el hombre precisan el agua para vivir o mueren de sed. Esta
idea de Tales no era absolutamente original: los poetas Hornero y Hesíodo habían afirmado que el dios
Océano (que puede interpretarse como e! elemento húmedo) era el padre de todas las cosas; también en
la mitología oriental se habla a menudo de un caos acuoso como fundamento del que todo surge. Por
otra parte, la importancia concedida al agua pudiera ser un reflejo inconsciente de la importancia
sociológica del mar como elemento esencial de la vida de Mileto, ciudad que basaba su subsistencia
material en la pesca y en el comercio marítimo.

El principal mérito filosófico de Tales fue el de acuñar el concepto de «principio originario del que
proviene todo ser», aunque la palabra urge que expresa exactamente este concepto sea de época
posterior.

Tales tenía una visión antropomórfica del mundo. Utilizó su conocimiento del hombre como punto de
referencia para su conocimiento de lo real (proyección antropomórfica). Así, creyó que todo lo que se
mueve tiene un alma, lo que le indujo a creer que el hierro tenía alma, puesto que era atraído por el
imán. Esta doctrina se conoce con el nombre de hilozoísmo (de hyie, materia y zoé, vida); es decir, es
aquella concepción que cree que toda la materia natural es, en cierto sentido, materia viva. También se
la puede denominar animismo.

Anaximandro (611-546 a. de C.)

También era habitante de Mileto. Suyo es e! Primer escrito filosófico de Occidente, ya que de Tales no
se conserva nada escrito: ferifiseos o Sobre la Naturaleza. Lo mismo que Tales, no fue sólo un teórico
especulativo, sino que demostró un cierto saber práctico: construyó un mapa de las tierras conocidas en
su época, un globo celeste y un reloj solar.

Anaximandro creía que la respuesta de Tales al problema del argé. o sustancia primera de la que
provienen todas las cosas, era ilógica: es absurdo suponer que las cosas de naturaleza seca (el fuego,
por ejemplo) provienen del elemento húmedo, que es su contrario. Así, pues, para solucionar este
problema imaginó que todas las cosas provenían de una sustancia eterna, completamente
indeterminada, es decir, que no tenía ninguna cualidad definida, y que, por tal razón, podría llegar a
adquirir cualquier determinación, podría convertirse en cualquiera de las cosas de este mundo. A esta
sustancia indeterminada le llamó apeirón. Los primeros intérpretes concibieron el apeirón como el
fondo infinito e inagotable del que todo se nutre.
La concepción de Anaximandro se conoce en filosofía con el nombre de monismo (de monos, uno)
porque imagina que todas las cosas de este mundo provienen de una única realidad de fondo: el
apeirón.

Para Anaximandro, las cosas del mundo se engendran a partir del apeirón y, cuando mueren, vuelven al
apeirón. Ahora bien, este continuo engendrarse y

perecer hace que algunas cosas dominen sobre otras, lo que, para Anaximandro, es una injusticia
cósmica (una adikía). Además de esto, creyó que, como compensación, existe una justicia cósmica (una
dike) que restablecerá tarde o temprano el equilibrio, con lo que desaparecerá la injusticia. Esta noción
de la justicia cósmica prefigura la idea de que la naturaleza está dominada por leyes, idea que tendrá
fructíferas consecuencias para el pensamiento científico.

Intuyó también, adelantándose a su época, una de las ideas básicas de la filosofía del siglo XIX: la de
que la especie humana procede por evolución de otras especies inferiores. En efecto, Anaximandro
considero que los antepasados de los hombres fueron peces y, en consecuencia, poco a poco, éstos se
acostumbraron a vivir en tierra.

Anaxímenes (588-534 a. de C.)

Era discípulo de Anaximandro y también ciudadano de Mileto. Para Anaxímenes, el principio de todas
las cusas naturales era el aire. Opinó esto al concebir que el aire es aquello que permite existir a todos
los seres vivos. Para él, el aire era el fluido vivificador. El aire es lo que da origen a la vida, lo que hace
que tenga un alma (alma viene del latín anima, que. a su vez, proviene del griego uñemos, aire),

La escuela de Éfeso

Heráclito (536-470 a. de C.)

Nació en Éfeso (Jonia). Se saben muy pocas cosas de su vida. Parece ser que era de familia acomodada,
incluso aristocrática. De carácter retraído, se retiró a vivir solo a las montañas, donde se dedicó a la
meditación, alimentándose de hierbas.

Se le atribuye un libro, que lleva el mismo título que los de la mayoría de presocráticos (Sobre la
naturaleza), escrito en un estilo premeditadamente enrevesado, de oráculo o adivino, hecho en forma de
aforismos o refranes breves. La dificultad de la comprensión de esta obra le valió el sobrenombre de
«el oscuro».

Heráclito consideraba la realidad como algo esencialmente móvil y fluyente, en devenir.


Expresó esta idea metafóricamente: «No podemos bañarnos dos veces en el mismo río porque sus
aguas fluyen constantemente y el río deja de ser el mismo que era antes». Todo pasa constantemente de
un estado a su contrario, de la vida a la muerte, de lo seco a lo húmedo, etcétera. Todo cambia, pero no
de forma anárquica, sino siguiendo un orden que impone la Ley (Logos). Para Heráclito, el origen de
esta realidad en flujo continuo es el fuego. («Este cosmos no fue hecho por dioses o por hombres, sino
que siempre fue, es y será, al modo de un fuego eternamente viviente, que se enciende y se apaga con
medida».) De este fuego surgen los cuatro elementos básicos (aire, agua, fuego y tierra) que
combinados constituyen todas las cosas del cosmos. La combinación de los cuatro elementos se
produce mediante un enfrentamiento, una lucha. Así, para Heráclito, la lucha era una idea necesaria
para la creación de la realidad. Esto le indujo a alabar el concepto de la guerra, y no sólo en un plano
filosófico, sino también en un plano sociológico: en la sociedad, la guerra es buena porque decide qué
hombres son los hombres superiores y qué hombres deben ser tratados como esclavos.

La escuela de Elea

Jenófanes (570-480 a. de C.)

Nació en Colofón (Jonia) y llevó una vida errante, de rapsoda y poeta, hasta establecerse en Elea,
donde fundó una escuela filosófica. Era un hombre de mentalidad independiente; sus viajes le
enseñaron a pensar por cuenta propia, con un sentido crítico y antidogmático.

Jenófanes fue el primer teólogo de la historia de la cultura, el primero que trató el problema de Dios.
Criticó a los dioses de la mitología griega porque estaban cortados en patrón humano, pareciéndose
demasiado a los hombres. Y, si bien no llegó a una concepción monoteísta (creencia en la existencia de
un solo Dios), sí creyó en una especie de politeísmo jerarquizado (hay varios dioses, pero uno de ellos
es superior a todos los demás).

Jenófanes se rebeló contra la concepción de la cultura como un don de la divinidad y dijo: «Los
hombres lo han conseguido todo mediante sus esfuerzos inquisidores». También se enfrentó con la
escala de valores tradicionales que daban lugar preeminente a la fuerza; afirmó que la sabiduría es
superior a la fuerza, la belleza y la destreza.

Parménides (540-470 a. de C.)

Era de la misma ciudad de Elea. Parece ser que fue discípulo de Jenófanes, pero como filósofo puede
considerársele como muy superior. Se dedicó a cuestiones políticas, dando leyes civiles a su ciudad
natal. Lo que se conserva de su obra se halla en un extenso poema titulado Sobre la Naturaleza.

La preocupación de Parménides no fue tan naturalista o física como la de sus predecesores. Con él,
nace una nueva disciplina filosófica: la Metafísica, o ciencia que estudia el ser. El ser es la única
cualidad que tienen en común todos los objetos del mundo; unos son blancos, otros negros; unos
suaves, otros rugosos; unos circulares, otros rectos, pero todos los objetos son, todos poseen la cualidad
de ser.

Las características especiales que según Parménides tiene e! ser (el ser es único, inmóvil, eterno,
continuo etcétera) hacen que el concepto de ser se aproxime al concepto de Dios.

Zenón de Elea (siglo V a. de C.)

También era de Elea. Parece ser que fue el Discípulo predilecto de Parménides. Gracias a el, la escuela
eleática recibió aquella forma típica que se ha conocido con el nombre de erística o dialéctica. La
erística (de éris, lucha) es el arte del diálogo, de la disputa filosófica, de la argumentación.

En la escuela eleática se dio más importancia a los resultados de la argumentación abstracta que a tos
testimonios de los sentidos (racionalismo epistemológico). Así, por ejemplo, Zenón negó la existencia
del movimiento porque conceptualmente, mentalmente, es imposible imaginárselo, dado que el espacio
es divisible en un número infinito de puntos, y para moverse de un punto a otro habría que atravesar
infinitos puntos, lo cual es imposible.

La escuela Pitagórica

El primer problema que se presenta al estudiar esta escuela es la verosimilitud de la existencia de un


personaje llamado Pitágoras. Algunos estudiosos consideran que fue un individuo realmente existente,
que nació en Samos (¿570-496 a. de C.?), ciudad de la que emigró por las dificultades que le causaba el
gobernante Polícrates, estableciéndose en Cretona (Italia) cuando tenía 40 años. En esta ciudad
desplegó su principal actividad matemática y filosófica, fundando una escuela.

Parece ser que Pitágoras no escribió nada, pero supo reunir a un grupo de hombres sabios, con los que
realizó investigaciones filosóficas, a la vez que fundó una especie de comunidad con una estructura
religioso-científica, fuertemente impregnada de ascetismo y misticismo. El estudio de la matemática
fue considerado como un medio de perfeccionamiento espiritual.

La sociedad pitagórica fue un movimiento continuador de una religión primitiva; el orfismo, una
religión pagana en la que se rendía culto al dios Dionisos (Baco), dios del vino y de la sangre, en cuyo
honor se realizaban frecuentes orgías.

Históricamente cabe distinguir dos corrientes pitagóricas distintas: el circulo pitagórico antiguo y el
círculo pitagórico nuevo.

El Antiguo Círculo Pitagórico es el grupo que el mismo Pitágoras fundó en Cretona. A este grupo
pertenecieron una serie de sabios, entre los que podemos destacar a Alcmeón de Crótona, descubridor
del cerebro como órgano central de la vida psíquica, y a Filolao, que supo, anticipándose a su época,
que la tierra no ocupa el lugar central del cosmos. Esta primitiva secta se deshizo en la segunda mitad
del siglo V a. De C. por razones políticas: los demócratas en el poder los expulsaron por sus ideas
aristocratizantes y autoritarias.

Una vez expulsados de Cretona, los pitagóricos se establecieron en Tárente, formando el Nuevo
Círculo Pitagórico. Este se subdividió en dos grupos: los acusmáticos, ascetas pordioseros que seguían
al pie de la letra los supersticiosos preceptos prácticos, y los matemáticos, interesados por las ciencias y
las artes, particularmente la música, la geometría, la medicina y la

astronomía.

En la sociedad pitagórica se admitían en plena igualdad de derechos a hombres y mujeres; la estructura


de la propiedad era comunitaria, lo mismo que la forma de vida. Cuando la secta realizaba algún
descubrimiento científico o matemático, se consideraba como un hallazgo colectivo o se le atribuía a
Pitágoras, aún después de su muerte. Estos descubrimientos eran propiedad de la escuela y no podían
ser revelados al vulgo.

La importancia de los números

Para los pitagóricos, los números eran la esencia misma de realidades tan heterogéneas como el cielo,
el matrimonio y la justicia.

Anteriormente, los griegos habían representado los números con letras del alfabeto. Los pitagóricos los
representaron con puntos, estableciendo una estrecha relación entre matemáticas y geometría. El 1 era
el punto, el 2 la línea, el 3 el plano o el triángulo y el 4 el cuadro o el sólido.

La teoría pitagórica del número implicó que se considerase que la naturaleza es un todo bien
organizado y estructurado, que existía una legalidad cósmica subyacente a los fenómenos naturales.
Dos ideas que, a partir de esta teoría, adquirieron plena importancia, son las ideas de armonía y
proporción, que influyeron en múltiples aspectos de la vida griega: la poesía, la retórica, la arquitectura,
la religión, la ética, etcétera.

La influencia del pitagorismo ha sido inmensa. En Platón, San Agustín, Santo Tomás de Aquino,
Descartes, Spinoza, Leibniz, Hegel, etc., aparece esa mezcla de religión y razonamiento, de misticismo
y lógica. Esta mezcla dio origen a la teología intelectualizada de Occidente, distanciándole del
profundo misticismo contemplativo, metafísico e introspectivo de las civilizaciones orientales.

Los pluralistas

A esta escuela se la denominó así para distinguirla de las anteriores, que eran monistas (del griego
monos, uno). Los pluralistas creían a diferencia de los monistas, que la realidad se origina a partir de la
conjunción de varios principios y no a partir de un solo principio o argé. Los principales pensadores
pluralistas fueron: Empédocles, Anaxágoras, Leucipo y Demócrito.
Empédocles de Agrígento (492-430 a. de C.)

Fue un personaje muy extraño, mezcla de poeta, adivino y filósofo. Ejerció entre sus contemporáneos
una fascinación enigmática. Creyéndose inmortal, se arrojó al cráter del volcán Etna, muriendo
abrasado. Sus dos obras conocidas son Las Purificaciones y Perifiseos, escritas en verso y de las que
sólo se conservan algunos fragmentos.

Para Empédocles, todo lo que existe se ha formado por combinación y mezcla, en determinadas
proporciones. de las cuatro sustancias fundamentales: agua, aire, tierra y fuego, que son los cuatro
elementos de que se compone toda realidad y que a su vez están compuestos de partículas inmutables.
El mérito de Empédocles radicó en anticipar la idea científica de «elemento químico» (o «constituyente
último cualitativo de la realidad»). Así, un objeto concreto del mundo empieza a ser (unión de
partículas) o deja de ser (disgregación), pero las partículas básicas ni empiezan a ser ni dejan de ser;
son eternas e indestructibles. De esta forma prefiguró otra idea científica que más tarde se tradujo como
Ley de conservación de la materia (la materia no se crea ni se destruye; sólo se transforma), elaborada
por Lavoisier.

Junto a estos cuatro elementos, y para explicar el origen del movimiento que los pone en contacto y
Justifica su combinación, Empédocles introdujo la idea de «fuerza», pero con una envoltura religiosa.
Hay dos tipos de fuerzas divinas: una agregadora o Filia (el amor) y otra disgregadora o Neikos (el
odio). Estas dos fuerzas dominan alternativamente, sucediéndose una a otra en un proceso cíclico, y así
el mundo se va formando (dominio del amor) y destruyendo (dominio del odio) en un movimiento
eternamente repetido. La evolución del cosmos sería un eterno retorno.

Para Empédocles, en el origen de los tiempos, en el albor de la formación del mundo, el predominio del
amor hizo que las cosas se unieran indiscriminadamente unas con otras y así se formaron multitud de
seres monstruosos y deformes, de los que sólo sobrevivieron los más aptos, que son las especies
existentes en la actualidad. Los seres humanos eran ambiguos, hermafroditas y estériles; en ellos
cohabitaban dos principios: uno masculino y otro femenino; el odio separó estos dos principios y el
amor humano emprendió una búsqueda desesperada de la otra mitad de uno mismo para retornar a la
unidad primigenia, en la que hombre y mujer eran una y la misma cosa.

Anaxágoras de Klazomenes (500-428 a. de C.)

Expuso sus doctrinas en la Atenas de Pericles, de donde tuvo que huir a la muerte de éste, acusado por
el vulgo de ateísmo y de falta de respeto a la religión tradicional.

Para Anaxágoras, la realidad no se compone tan sólo de cuatro elementos, sino de infinitos elementos
cualitativamente distintos, de las partes pequeñísimas de que están hechas todas las cosas a las que
llamó homeomerías o spérmata (gérmenes). En cada cosa material hay infinitas spérmata, pero la cosa
toma aspecto exterior de la spérmata más abundante en ella. La formación de las diversas cosas las
explicó por la unión de las homeomerías y el cambio de una cosa en otra por una reestructuración de
las homeomerías que la componen.

Las cosas, pues, aunque estén formadas por los mismos constituyentes últimos, eran para Anaxágoras
diferentes entre sí, porque estos constituyentes se agrupan en distintas formas, según la posición que
ocupan.

Y así, la diferencia entre toda? las cosas no es una diferencia material cualitativa, sino una diferencia
formal cuantitativa. Las cosas son distintas porque es distinta su disposición o estructura interna.

Anaxágoras introdujo la idea del Nous o Mente Universal, que es una especie de sustancia espiritual,
un principio divino que combina las infinitas homeomerías causando la multiforme variedad de lo
existente.

Los atomistas: Leucipo y Demócrito

El fundador de la escuela atomista fue Leucipo (460-370 a. de C.), pero su obra está mezclada con la de
su discípulo y continuador Demócrito (460-370 a. de C.) hasta un punto en que es difícil deducir cuál
es la aportación personal de cada uno. Normalmente, se estudian sus ideas como si fueran expresión de
un solo pensador.

La concepción del mundo de los atomistas es profundamente materialista: no admiten ningún principio
espiritual, todo es materia, incluso el alma humana, Para los atomistas, los principios últimos de todas
las cosas eran los átomos (los indivisibles). Los átomos se diferencian de las homeomerías en que no
son sustancias con cualidades distintas, sino sustancias homogéneas; lo que diferencia unos de otros es
una serie de aspectos cuantitativos, como la forma, el tamaño, el peso, etcétera.

Los átomos son impenetrables, pesados, eternos, indestructibles, ocupan un lugar del espacio en el seno
de una especie de no ser o nada relativa que es el vacío. Los átomos son infinitos en número: no tienen
cualidades materiales de ninguna clase que los distingan entre sí: todos son de la misma naturaleza,
pero con una enorme variedad de formas distintas, que les hacen aptos para engarzarse, para
complementarse unos a otros formando las múltiples formas aparentes de lo real.

Los aspectos cualitativos de las otras realidades no atómicas, tales como el sabor, el color, el calor, etc.,
constituyen algo que, según los atomistas, pertenece no tanto al objeto físico cuanto al sujeto que los
percibe. Esta opinión de que la apariencia de las cosas se ve afectada por la subjetividad humana se
conoce en filosofía con el nombre de subjetivismo.

Para explicar el movimiento de los átomos, Leucipo y Demócrito no recurrieron a principios


espirituales exteriores a la materia (como Filia, Neikos, Nous, etc.), sino que su explicación es
puramente materialista. Los átomos se mueven porque son pesados y están en el vacío; es decir, su
movimiento es una caída, y en esta caída a distintas velocidades se produce la unión de unos con otros,
formándose así la totalidad de lo existente.

Los sofistas

Con el término «sofistas» se designa a un grupo de eminentes personalidades de la cultura y la filosofía


griegas que vivieron en el siglo V a. de C. En la actualidad el término «sofista» tiene un valor
semántico esencialmente negativo, debido a la tradición iniciada por los tres grandes clásicos de la
filosofía griega (Sócrates, Platón y Aristóteles). En realidad, en su origen, el término sofista significaba
sabio, hábil, competente, y era en este sentido que lo usaban quienes lo ostentaban.

Los orígenes del movimiento sofístico están estrechamente relacionados con el vasto cambio político y
social que, después de vencer a los persas, implantó en Grecia regímenes democráticos (salvo Esparta).
La democracia ateniense era una democracia directa, no representativa (como las actuales); es decir,
todos los ciudadanos tenían la posibilidad de participar directamente en las decisiones públicas, a través
de las frecuentes asambleas populares y tribunales públicos convocados. En estas intervenciones
públicas, la posibilidad de hacer prevalecer las propias tesis dependía única y exclusivamente de la
capacidad expresiva, retórica. Y aquí intervinieron los sofistas: su principal función (función que
realizaban en forma de profesores ambulantes y cobrando un sueldo) consistía en enseñar un nuevo
arte: la erística (de eris, lucha), concebida como el arte de persuadir y argumentar en

forma dialéctica; la erística era un procedimiento retórico, discursivo, que enseñaba la capacidad de
sostener indiferentemente el pro y el contra de cualquier tesis, sin preocuparse de la verdad o la
falsedad de lo defendido.

Aunque los sofistas explicaban sus técnicas y procedimientos a todo aquel que tuviera dinero para
pagarlo, su objetivo pedagógico primario no era tanto

formar a! pueblo como educar a los que debían ser caudillos de ese pueblo.

Para conseguir sus objetivos, los sofistas se dedicaron a estudiar profundamente toda una serie de
cuestiones gramaticales y lingüísticas.

El lenguaje adquirió con ellos el carácter de instrumento. Enseñaron a los jóvenes atenienses a
considerarlo como si fuese un arma, con un objetivo casi agresivo, que consistía en la mayoría de los
casos en convencer a los demás para ocupar uno mismo puestos sociales de responsabilidad.

En política, los sofistas fueron los fundadores de la demagogia (conducción del pueblo) y la psicagogia
(conducción de almas); en teoría del conocimiento

fueron los fundadores del escepticismo (doctrina que niega la posibilidad del conocimiento).
Con los sofistas, el hombre y las cosas humanas pasaron al primer plano de la problemática filosófica.
Eran humanistas; creían que el único saber que merece realmente tal nombre es el saber práctico, útil
para el hombre. Desde esta perspectiva, rechazaban la filosofía de la naturaleza de los primeros
presocráticos.

A partir de sus críticas, los sofistas fundaron el subjetivismo o relativismo («la verdad de la cosa
conocida es relativa al sujeto que la conoce»). Este relativismo subjetivista lo expresó perfectamente
Protegerás (480- 410 a. de C.): «El hombre es la medida de todas las cosas».

Los sofistas fueron individuos cosmopolitas, apartidas, que viajaron frecuentemente por todo el mundo
conocido. En este continuo viajar conocieron gran cantidad de costumbres y leyes, lo que les llevó a
rechazar la idea imperante de que la ley era algo eterno y universalmente válido. Los sofistas fueron, en
este punto, convencionalistas, no naturalistas.

Sócrates, Platón y Aristóteles fueron unos declarados antisofístas. Aristóteles ni siquiera los consideró
en sus escritos y Platón habló siempre de ellos como hombres prácticos, como activistas políticos, pero
no como pensadores teóricos, como filósofos, tratándoles siempre despectivamente.

LA FILOSOFÍA CLÁSICA GRIEGA

Sócrates (469-399 a. de C.)

Nacido de padre escultor y madre comadrona, fue un buen ciudadano de su patria natal, Atenas, a la
que sirvió como soldado en varias batallas de la guerra del Peloponeso. Sin embargo, jamás quiso
participar en actividades políticas, por impedírselo sus convicciones filosóficas. Al final de su vida se
presentó contra él la acusación de no creer en los dioses de la ciudad y corromper a la Juventud; fue
considerado culpable y se le condenó a suicidarse bebiendo cicuta. Su discípulo Platón haría más tarde,
la apología del sereno comportamiento de Sócrates frente a la muerte.

Los restos conservados de las obras que nos hablan de Sócrates (los diálogos de Platón, Antístenes y
Esquines) difieren en muchos aspectos concretos, pero todos ellos están orientados a ensalzar la
personalidad del maestro.

El punto de partida de la filosofía socrática es el problema moral, la autoconciencia ("conócete a ti


mismo»). Desarrollando esta idea. Sócrates se preocupó fundamentalmente por problemas éticos y
procuró investigar conceptualmente la esencia permanente de lo justo, lo bueno, lo bello, etc. Sus
investigaciones revisten la forma de preguntas sobre conceptos generales de carácter moral: ¿Qué es la
piedad?, ¿qué es el valor?, ¿qué es el autodominio?

Sócrates conoció muy a fondo las obras de los antiguos filósofos de la naturaleza, pero trasladó su
interés del universo al ser humano.
El conocimiento, auténtico para Sócrates, no era el saber por el saber, el saber teórico, sino la techne o
saber práctico, que tiene una utilidad para el hombre; y enceste sentido la medicina era el saber por
excelencia.

Sócrates pretendió fundamentar un conocimiento riguroso, hacer de la filosofía una ciencia. Para ello
defendió el método inductivo y condenó el método deductivo de los presocráticos: no hay que partir de
afirmaciones sobre la totalidad del mundo, como hacen los primeros filósofos, sino observar
empíricamente, experimentalmente, la realidad concreta y. en todo caso, inducir de aquí leyes o
principios generales.

Platón (428-347 a. de C.)

Nació en Atenas. Su verdadero nombre era Aristocles; el de Platón, con que ha pasado a la posteridad,
era un mote que significaba «ancho de espaldas».

Perteneció a una clase social acomodada, lo que le permitió recibir una educación esmerada en diversas
materias: literatura, gimnasia, música- pintura, poesía, etc. Inició sus estudios filosóficos con Cratilo,
discípulo de Heráclito y los perfeccionó, a partir de los 20 años. con Sócrates- Fue discípulo de éste y
recibió su influencia hasta un punto tal que ha sido difícil decidir cuáles de sus aportaciones filosóficas
son originales y cuáles son obra de su maestro.

Tras la muerte de Sócrates. Platón se dedicó a viajar por el mundo conocido: en Egipto y Cirené entró
en contacto con el saber matemático y astronómico de su tiempo: en la Magna Grecia pasó algún
tiempo con una secta de pitagóricos, y en sus tres viajes a Sicilia trató de crear un régimen político en
el que experimentar sus teorías sobre el Estado, expuestas en su obra La República, pero sin conseguir
resultados positivos.

A los 40 años de edad fundó la Academia, primera escuela filosófica organizada en plan pedagógico.
Enseñó en ella durante veinte años los más diversos temas: filosofía, matemática, astronomía, zoología,
etcétera.

Los años de la Academia fueron los de su madurez creadora y durante ellos escribió sus obras más
importantes: una Apología de Sócrates, 34 diálogos y 13 cartas (quizás apócrifas). La obra platónica es
una de las primeras obras verdaderamente filosóficas por lo que tiene de saber totalizador y universal,
ya que trata de los más diversos aspectos de la cultura: político, ético, físico, astronómico, teológico,
etcétera.

Platón sufrió la influencia de cuatro grandes filósofos: de Pitágoras adoptó elementos del orfismo: la
tendencia religiosa, la creencia en la inmortalidad del alma humana, el tono sacerdotal: de Parménides
aprendió que la auténtica realidad es eterna, inmutable e intemporal, y que el cambio que parecen
captar nuestros sentidos corporales no es mas que eso: apariencia, ilusión; de Heráclito extrajo la visión
crítica del inmovilismo parmenídeo: el dinamismo heraclíteo afirma que nada es permanente («todo
fluye») en el mundo sensible; de Sócrates, la preocupación por problemas éticos y sus ideas políticas
aristocráticas y antidemócratas.

Platón expuso su doctrina en forma de diálogos, tal vez porque en su época era preponderante la forma
de comunicación oral y porque el diálogo es la forma de escribir que más se asemeja a la de hablar.

Para Platón, el mundo inteligible es el único mundo que se merece verdaderamente el nombre de
realidad. pues él es quien proporciona las formas, tas ideas, los modelos, de los cuales el mundo natural
no es más que mera copia, reflejos, imitación. Por otra parte, la distinción platónica entre un mundo
sensible y un mundo inteligible lleva aparejada la distinción entre conocimiento empírico (sensitivo) y
conocimiento intelectivo.

Platón fue el autor de la primera utopía política de la historia de la cultura. Una utopía es la descripción
de una imaginaria sociedad perfecta, con un carácter programático (es decir, con la intención de que la
sociedad existente se rija, en un plazo mayor o menor de tiempo, por los principios políticos
enunciados en la utopía).

La utopía de Platón se encuentra en su obra más conocida: La República. Su planteamiento político es


muy original. Se basa en su propia teoría de que la sociedad no será perfecta hasta que los filósofos se
hagan reyes o los reyes se conviertan en filósofos. En términos actuales, diríamos que lo que nos
propone Platón es una especie de régimen de dictadura de los intelectuales (Política).

Aristóteles (384-322 a. de C.)

Nació en Estagira (región de Tracia). Fue hijo del médico de cabecera del rey Amintas de Macedonia.
A los 18 anos entró en la Academia platónica, y en ella permaneció durante dos décadas, hasta la
muerte de Platón, por quien siempre sintió una gran admiración. En el año 342 a. de C. fue llamado por
el rey Filipo de Macedonia para que se encargara de la educación de su hijo Alejandro Magno. En el
año 335 a. de C. regresó a Atenas y fundó su propia escuela: el Liceo (así llamado por estar en la plaza
de Apolo Licio), que al principio tuvo características similares a las de la Academia, pero que con los
años se convirtió en un círculo de investigación científica y cultural. Los peripatéticos (que así fueron
llamados los componentes de la escuela aristotélica) realizaron estudios de diversas materias y
acumularon sus conocimientos enciclopédicos en una especie de archivos.

Aristóteles dividió sus escritos en dos grandes familias:

Exotéricos: destinados a la publicidad (la mayoría se han perdido).

Esotéricos o acromáticos: usados como apuntes de clases en el Liceo, fueron publicados casi todos tres
siglos después de su muerte.
La primera época de Aristóteles es puramente platónica, tanto en la forma como en el contenido. En su
época de transición se enfrentó con algunas de las ideas del maestro, especialmente con su teoría de las
ideas, aunque siempre con mucho respeto («Siendo Platón y la verdad igual de amigos míos, siento el
imperioso deber de colocar a la verdad por delante»). Y, por fin, ya en su época de madurez, en el
Liceo, elaboró sus propias teorías filosóficas.

La obra de este período de esplendor puede dividirse así;

Escritos lógicos: Categorías. Predicamentos, Analíticos, Tópicos, agrupados más tarde bajo el nombre
de Organon (o Instrumento).

Escritos metafísicas: ocho libros de la filosofía natural y catorce libros de la filosofía primera o
metafísica.

Escritos físicos: Sobre el cielo. Generación y corrupción, Meteorología, Historia de los animales, del
alma, De la sensibilidad. De la memoria, del sueño y la vigilia, De la respiración, etcétera.

Escritos ético-políticos: Etica a Nicómaco. Política, Ética a Eudemo, Gran ética, Constitución de
Atenas.

Escritos estéticos: Poética, y Retórica.

La lógica, como ciencia formal del saber, nació con Aristóteles. Y con él quedó perfectamente
constituida en su forma clásica.

Las ideas lógicas más relevantes de Aristóteles se encuentran en su obra Analíticos. En ella concibe a la
lógica como un análisis, y en este sentido la compara con la anatomía.

La lógica

Mientras la ciencia anatómica sería un análisis de los cuerpos, la ciencia lógica sería un análisis del
pensamiento o del medio con el que se expresa este pensamiento: el lenguaje. Aristóteles descubrió que
el espíritu (el pensamiento, el lenguaje) posee una estructura interna similar a la de la materia. Así,
desmenuzó el espíritu humano y extrajo tres elementos fundamentales: el concepto, el juicio, y el
raciocinio.

El concepto es la representación intelectual abstracta de un objeto. El hombre conoce las cosas que le
rodean de una manera sensible (este monte, esta silla, este hombre), pero tiene una facultad
(abstracción) que le permite prescindir de las características concretas y accidentales de los objetos y
referirse a sus aspectos esenciales, es decir, le permite saber qué es el monte, la silla, el hombre,
etcétera, Estos aspectos esenciales constituyen la idea, el concepto o, en términos aristotélicos, el
universal.
Aristóteles clasificó los conceptos en 10 grupos distintos: una sustancia y nueve accidentales (cualidad,
cantidad, relación, tiempo, lugar, acción, pasión, estado, posición).

Cuando se unen dos o más conceptos para obtener un enunciado acerca de la realidad, se forma un
juicio. Un juicio es verdadero cuando se adecua con la realidad, es decir, cuando los dos conceptos que
se unen en el juicio se refieren a dos objetos efectivamente relacionados en la realidad.

El raciocinio es aquella forma lógica que consiste en inferir un juicio desconocido a partir de otros
conocidos. Hay dos clases de raciocinios: los deductivos (que a partir de una afirmación universal
deducen una afirmación particular).

Y los inductivos (que siguen el camino inverso: van de la recolección de datos particulares a la
afirmación de una verdad universal). Para Aristóteles, la forma perfecta de raciocinio es el deductivo, al
que llamó silogismo. La teoría de los silogismos (descripción de su forma, de su empleo, de sus leyes,
etcétera) constituye el núcleo de la lógica aristotélica.

La metafísica

Aristóteles es también el fundador de una nueva disciplina filosófica: la metafísica.

El objeto fundamental de estudio metafísico es el ser de las cosas. Las distintas ciencias particulares
estudian los objetos de este mundo ateniéndose a características específicas de ellos; así, la física
estudia

los objetos en cuanto móviles, la química, en cuanto mutables y reorganizables, la biología, en cuanto
vivos, etcétera. La metafísica estudiará a los objetos en cuanto existentes y la definió así: «Es la ciencia
del ser en cuanto ser». Ahora bien, Aristóteles no dedicó su atención a todos los seres, sino a aquel ser
modélico, arquetípico que es Dios, el más perfecto de todos los seres. Así, la Metafísica se convirtió en
una especie de teología. Las concepciones éticas de Aristóteles no son muy originales, limitándose a
ser la formulación en términos filosóficos de las ideas dominantes sobre el ethos (comportamiento,
conducta) en la sociedad de su tiempo.

La política

La obra política de Aristóteles es una de las primeras grandes sistematizaciones de la política de los
pueblos. En ella partió de un enorme cúmulo de material empírico (el estudio de las constituciones
políticas de la mayoría de las ciudades conocidas de su época). Para él, el Estado es la forma superior
de las comunidades humanas. La primera institución natural es la familia (basada en dos tipos de
relaciones: marido-mujer, amo-esclavo). La unión de varias familias constituye una aldea y la unión de
varias aldeas autónomas y autosuficientes constituye un Estado, una polis. Según Aristóteles el hombre
sólo puede realizarse plenamente en el interior de una comunidad política. Lo definió como zoon
politíkón, o sea, «animal político».

En cuanto a las formas de gobierno, delineó especulativamente un cuadro de regímenes políticos


posibles, considerando tres formas de gobierno aceptables y tres formas condenables:

Monarquía: Gobierno de uno solo.


Aristocracia: Gobierno de los mejores
Democracia: Gobierno de la multitud

Todos estos sistemas deben buscar el bien y la felicidad de todos. Cuando esto no ocurre aparecen
perversiones o degeneraciones:

La Monarquía da lugar a la Tiranía


La Aristocracia da lugar a la Oligarquía
La Democracia da lugar a la Demagogia

Aristóteles insinúa que el gobierno ideal puede ser el de una clase intermedia. De cualquier forma,
afirma que cualquier forma de gobierno es buena si respeta la felicidad, el bien y utilidad de todos.

Un gobierno que actúe correctamente ha de cumplir:

Esté de acuerdo con la naturaleza humana.


Esté de acuerdo con las condiciones históricas concretas que se dan.

EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO CRISTIANO

El cristianismo no es una filosofía propiamente dicha, sino una religión que, tal como queda expresado
en los dogmas de la Iglesia católica, «fue fundada por Jesucristo, hijo de Dios, enviado por Dios Padre
como Mesías, para salvar a los hombres según habían anunciado los profetas hebreos».

La designación de cristianos se dio por primera vez a los habitantes de Antioquía que profesaban la fe
predicada por San Pablo.

La religión cristiana se convirtió en menos de tres siglos en la religión oficial del Imperio romano y se
arraigó tan profundamente a los más esenciales aspectos de la cultura occidental que logró sobrevivir a
la caída del propio imperio y convertirse en el substrato básico de la civilización occidental.

Los pensadores que aportaron los elementos decisivos para permitir que el cristianismo se configurara
como religión oficial del Estado fueron los apologetas, así llamados porque en sus escritos se dedicaron
a hacer la apología del cristianismo.
La esencia definitoria del cristianismo como religión es su monoteísmo trascendente (la creencia en la
existencia de un solo Dios, que es algo completamente distinto del hombre y del mundo, algo que los
trasciende a ambos). Esta concepción monoteísta, cuya proyección actual es casi universal entre todos
los creyentes, fue en un principio elaborada exclusivamente por la civilización israelita, que la
consideraba verdad exclusiva y revelada directamente por Dios.

En la historia sagrada del pueblo judío se encuentra el núcleo básico de la gestación del cristianismo.

Los filósofos cristianos adoptaron muchas ideas del pensamiento griego pagano. De los escépticos
epicúreos adoptaron argumentos contra el politeísmo. Aristóteles les prestó una serie de conceptos
filosóficos (como los de sustancia, causa, materia) que eran imprescindibles para tratar los delicados y
sutiles temas de la teología cristiana (la creación del mundo a partir de la nada. la Santísima Trinidad,
etc.). La moral estoica aportó algunos elementos a la ética cristiana. El platonismo, con su desprecio del
mundo sensible, su creencia en la inmortalidad del alma humana y la afirmación de la existencia de un
mundo celestial fue una prefiguración del cristianismo, refiriéndose a Platón dijo San Agustín: «Nadie
se ha acercado tanto a nosotros».

Podemos dividir la filosofía cristiana medieval en dos grandes periodos: la Patrística y la Escolástica.

LA PATRÍSTICA: Es el conjunto de dogmas elaborados por los Padres de la Iglesia y los concilios.

San Justino fue el primero que trató de conciliar la fe reveladora y el conocimiento filosófico racional.
Para él, la filosofía era el don más precioso que Dios había hecho a los hombres, por lo tanto no podía
haber contradicción entre filosofía y religión.

Tertuliano (siglos II y III) dio una respuesta menos sensata, más fideista y religiosa, al anunciar Credo
quia absurdum («Solo creo lo que es absurdo, lo que repugna a la razón»).

Lactancio fue un ecléctico: consideraba que tomando las verdades parciales que se contenían en las
especulaciones de los filósofos griegos se obtendría un corpus doctrinal filosófico racional equiparable
con la verdad teológica revelada.

El gnosticismo fue una fusión de elementos escriturísticos y cristianos, griegos y orientales


(pitagorismo, platonismo, judaísmo y teosofía esotérica se entremezclaban). Trataron los mismos temas
que la ortodoxia cristiana, pero cayeron en la herejía. Sus principales aportaciones fueron:

sustitución de la fe por una forma de conocimiento racional llamada gnosis


afirmación de un dualismo entre Dios y la materia, posteriormente mejor desarrollado por otra
herejía: el maniqueísmo
desarrollo de la noción de Dios desconocido (el Dios del Antiguo Testamento no es el verdadero
Dios, pues ha creado la materia, origen del mal).
Orígenes (184-253) abogó por la utilización de pruebas filosóficas en la especulación teológica; como
Parménides. creía que la esférica era la forma perfecta y en un texto, afirma que los bienaventurados
entrarán en el cielo rodando porque habrán resucitado en la más perfecta de las formas, la esférica.

El Concilio de Nicea, celebrado el año 325, estableció las verdades de la religión cristiana en forma
dogmática e indiscutible. A partir de este momento,

la especulación de los Padres de la Iglesia fue limitada, no pudiendo enfrentarse a ninguno de los
dogmas y verdades oficialmente decretadas, salvo riesgo de excomunión. Esta intangibilidad del dogma
impuso la definición de la filosofía como ancilla theologiae, es decir, como esclava de la filosofía de
Dios, como sierva de la teología.

San Agustín (354-430)

San Agustín nació en Tagaste, una ciudad del norte de África, de padre pagano y madre cristiana (Santa
Ménica). Durante su juventud llevó una vida turbulenta, entregado a diversiones y placeres de carácter
pagano.

El problema filosófico que impulsó a San Agustín hacia el cristianismo es un problema que ha movido
a grandes sabios de todas las épocas: la búsqueda de la felicidad. El opinó que la verdadera felicidad
consiste en la sabiduría, por lo que toda su vida consistió en una larga investigación de la verdad.

Fue un escritor sorprendentemente prolífico: parece ser que escribió casi 500 obras, de las que las más
importantes entre las conservadas son: Las confesiones, La verdadera religión, La ciudad de Dios, La
inmortalidad del alma y La ciencia cristiana.

En la filosofía agustiniana, el punto de partida de toda reflexión filosófica es la existencia indudable de


un Yo filosofante. No se puede ser un escéptico consecuente, no se puede dudar de todo, pues para
dudar siempre hay que presuponer que existe un sujeto que duda. En la duda y el error encuentra San
Agustín la seguridad de la propia existencia- La siguiente frase expresa estas ideas: si enim fallor, sum
(si yerro, existo).

La filosofía agustiniana no es más que la formulación cristiana del pensamiento platónico. Para Platón
existían dos clases de realidades: la sensible y la ideal, y las cosas naturales participaban de la realidad
superior de las Ideas; para San Agustín, las verdades particulares que adquiere el hombre mediante la
ciencia participan de las verdades absolutas divinas.

San Agustín fue uno de los fundadores de la disciplina filosófica llamada filosofía de la historia,
germen de lo que en la actualidad es la sociología.

Cuando Roma fue saqueada por los bárbaros de Alarico, los paganos atribuyeron el desastre al
abandono de los antiguos dioses y dieron la culpa al cristianismo; decían los paganos que mientras
Júpiter fue venerado, Roma fue poderosa, pero que al ser abandonado por los emperadores cristianos,
Júpiter dejó de protegerla. San Agustín intentó responder a este ataque escribiendo su más monumental
obra: La ciudad de Dios, que poco a poco fue superando el proyecto original hasta convertirse en una
completa concepción cristiana de la historia.

La idea fundamental de La ciudad de Dioses que la historia tiene un sentido, se dirige hacia una meta,
señalada por la providencia divina. Los pueblos pueden rebelarse contra este destino que les impone la
providencia divina y formar una «ciudad terrena», pero pueden también acatar esta ley histórica que les
señala Dios y constituir así la «ciudad divina».

Estos dos esquemas intuitivos (la ciudad terrena y la ciudad divina) le sirvieron a San Agustín para
señalar la oposición política entre el Estado y la Iglesia. Durante toda la Edad Media, gracias a la
influencia de la Iglesia y a la debilidad de los monarcas y emperadores. los sistemas políticos
dominantes fueron teocracias (gobiernos de inspiración divina), pero con la llegada de la reforma
protestante pasó a primer plano la doctrina contraria: el erastianismo, que predicaba el dominio y la
superioridad temporal del Estado sobre la Iglesia.

LA FILOSOFÍA MEDIEVAL: LA ESCOLÁSTICA

Por escolástica se entiende aquella parte de la filosofía de la Edad Media europea que abarca desde la
época del Imperio de Carlomagno (siglo VIII) hasta el Renacimiento (siglo XV). El nombre de
escolástica proviene del hecho de que esta filosofía se elaboró en las instituciones eclesiásticas,
especialmente las escuelas conventuales, catedralicias o palatinas, de las que surgieron las primeras
universidades. En aquellas escuelas se enseñaron las siete artes medievales: el trivium (las llamadas
materias literarias: dialéctica, gramática y retórica) y el quadrivium (las llamadas materias científicas:
aritmética, astronomía, geometría y música).

Revelación y Razón

Antes de la aparición de las primeras universidades las escuelas medievales estaban divididas en dos
secciones: la schola externa (que se ocupaba de las ciencias «humanas» y estaba especializada en la
formación cultural de los seglares) y la schola interna (que se ocupaba de la teología y se especializaba
en la educación de los clérigos). Tanto en una como en otra, las enseñanzas se impartían en dos formas:
la lectio (la lección), consistente ei una clase magistral, y la disputado (la polémica), que era una
controversia entre el maestro y los discípulos acerca de un tema filosófico.

Las dos bases fundamentales del conocimiento escolástico eran la autoridad o revelación y la razón. La
revelación se fundaba en las Sagradas Escrituras, en las conclusiones de los concilios, en el
pensamiento de los Padres de la Iglesia y, en definitiva, en la tradición. La razón operaba en
discusiones que no pusieran en cuestión la premisa de la omnipotencia y omnipresencia divinas, así
como la elaboración de conceptos filosóficos, buscando la conciliación entre las tesis opuestas que a
veces se hallaban en el campo de la revelación. Esta era considerada jerárquicamente superior a la
razón.

Hasta San Agustín la filosofía cristiana estaba influida por el pensamiento de Platón. Después se inició
una etapa en la que la influencia de Aristóteles fue Fundamental

Santo Tomás de Aquino (1224-1274)

También llamado Doctor Angélico, nació en el castillo de Rocasecca, en Lombardía, cursó sus
primeros estudios en la abadía de Montecassino, ampliándolos en la universidad de Napóles, en donde
conoció a San Alberto Magno, quedando profundamente impresionado por el pensamiento de éste.
Ingresó en la orden dominica y enseñó teología en París, y posteriormente, en numerosas ciudades
italianas (Agnani, Orbicto, Roma). Falleció cuando se dirigía al concilio de Lyon, al que había sido
invitado por el Papa Gregorio X.

A pesar de que el tomismo es presentado general mente como una vía filosófica absolutamente distinta
del pensamiento de San Agustín, ello no es correcto, pues ambos parten del mismo fundamento común,
es decir, las bases del cristianismo. Lo que sí cabe señalar es que mientras San Agustín considera como
predominante el «orden del corazón». Santo Tomás coloca

como prioritario el «orden del intelecto». Resumiendo: en el primero, domina el sentimiento; en el


segundo, la razón, pero siempre aceptando la superioridad de la revelación providencial.

Por otra parte, en Santo Tomás hay un gran esfuerzo por asimilar las ideas de Aristóteles, presente en
toda su obra, aunque mezcladas con las aportaciones filosóficas de los antiguos Padres de la Iglesia y
recogiendo incluso alguna influencia de los filósofos árabes. Puede añadirse que la obra tomista no fue
excesivamente original, pero sí un gran esfuerzo de sistematización del saber que hasta entonces
permanecía disperso.

FILOSOFÍA MODERNA

Comprende todas las manifestaciones del pensamiento cronológicamente situadas entre el final de la
filosofía cristiana medieval y el pensamiento final de la Ilustración.

Este periodo se define especialmente por oposición al escolasticismo. Su fuerza radica en su capacidad
crítica, que puso en cuestión las tesis de la escolástica. Frente al rígido esquema medieval, el
pensamiento moderno se definió a través de las características que se resumen a continuación.

Autonomía del pensar

Los filósofos modernos se resistieron progresivamente a solicitar el tutelaje y el dictamen de los


dirigentes de la Iglesia respecto a sus tesis y especulaciones. Comenzó una auténtica lucha para
liberarse del dictado del dogma teológico. Los filósofos modernos abandonaron las reglas tenidas por
indiscutibles y los métodos universalmente aceptados, para establecer sus propias normal: de
verificación: coherencia racional, comprobación empírica, duda metódica, etc., rompiendo con la
fidelidad a lo establecido.

Libertad de razonar

La filosofía moderna intentó forjar una nueva concepción del mundo y de la sociedad y, aunque
inicialmente no prescindió absolutamente de la influencia religiosa, postuló la resolución de los
problemas mediante la libertad de razonamiento. Abandonó así progresivamente las verdades absolutas
o reveladas, intentando sustituir lo sobrenatural por lo natural, lo divino por lo humano, lo celeste por
lo terrenal, resolviendo zanjar definitivamente la polémica entre la fe y la razón en favor de esta última.

Liberación individual

La nueva filosofía contribuyó a la liberación de la individualidad, de un modo que antes sólo se produjo
en la Grecia clásica. Esta contribución fue casi simultánea a la lucha por la liberación de los grupos
nacionales que pugnaban por quebrar el imperialismo medieval. De algún modo, la filosofía moderna
se vincula al surgimiento de las nacionalidades.

La formulación científica

Otro rasgo del pensamiento moderno fue la intención de aproximar la filosofía y la ciencia. Fue en esta
época de la historia cuando comenzaron a estructurarse las ciencias naturales, entendidas como un
sistema de conocimientos rigurosamente clasificado y verificado. El pensamiento moderno acabó
convirtiendo a la filosofía en colaboradora de la ciencia. A partir de esta época fue frecuente que una
misma persona reuniera la doble condición de científico y filósofo. Galileo y Newton son grandes
ejemplos de este cambio. que alcanzó hasta la época contemporánea, como lo demuestra Bertrand
Russell. En esta perspectiva, los dos factores más importantes de la ciencia moderna (utilización
concreta de la experiencia del investigador y mentalidad matemática) fueron también dos de los temas
filosóficos más apasionadamente discutidos, hasta tal punto que dio lugar a dos de las más destacadas
escuelas filosóficas de la Edad Moderna: el racionalismo, que se fundó en tos aspectos lógico-
racionales del conocimiento, y el empirismo, que afirmó la validez absoluta de la experiencia en el
ámbito del conocimiento científico-filosófico.

Laicización

La nueva filosofía planteó tres condiciones importantes que a largo plazo resultaron decisivas: la
laicización (liberalización de tas costumbres respecto a la influencia religiosa), la extra oficialidad
(liberación e independencia de los comportamientos respecto de la tutela imperial) y la sustitución del
latín por los idiomas de las distintas nacionalidades.
Los filósofos importantes dejaron de ser clérigos y sus enseñanzas dejaron de estar respaldadas por las
instituciones políticas y por la Iglesia, penetrando hacia el pueblo a través del idioma nacional.

En general, se acostumbra a dividir la filosofía moderna en tres grandes periodos: el Renacimiento, el


Racionalismo, el Empirismo y la Ilustración.

Las disciplinas filosóficas que gozaron de mayor importancia en la Edad Media eran la teología y la
metafísica. La Edad Moderna no prescindió totalmente de ellas e incluso se llegaron a proponer nuevas
elaboraciones metafísicas como el panteísmo de Spinoza, pero su campo de interés primordial lo
constituyó la problemática en torno a la teoría del conocimiento.

RACIONALISMO Y EMPIRISMO

El Renacimiento: ciencia y humanismo en el origen de la modernidad.

El Renacimiento hemos de entenderlo como consecuencia de la crisis del siglo XIV que significa el fin
del feudalismo y el comienzo del mundo burgués. Le Golf afirma que esta crisis se debe al límite de la
tecnología medieval (artesanía) para responder a las nuevas necesidades que se le plantean.

Hacia 1300 o 1350 surge una crisis social por las epidemias de peste: las gentes se refugian en los
burgos produciéndose una concentración de la población. Se estanca y paraliza la agricultura debido a
esta reducción de la mano de obra por las epidemias y las migraciones.

Ante esta situación, el régimen feudal (basado en el pacto entre el señor y el vasallo por el cuál éste le
trabaja la tierra y el señor le defiende) cae y el señor feudal se ve obligado a comprar la mano de obra.
Surge entonces la burguesía, concepto que en un principio se refiere a los habitantes de los burgos
-ciudades- venidos del campo, que pasó a designar una nueva clase social que, frente a la aristocracia,
busca la fuente de riqueza en el trabajo, bajo la afirmación de que el hombre vale lo que produce.

Con los finales de la crisis, la población demuestra una actitud de búsqueda y desarrollo de los deseos
de vivir. En este clima surgen una serie de fenómenos:

Fenómeno de movilización social: el hombre comienza a pensar que la condición social es un


producto que hay que ganar.
Fenómeno vertical social: la nobleza pierde paulatinamente valor, ganándolo la burguesía.

(Marx afirmó que es en esta época cuando surge el capitalismo. )

Las naciones modernas surgen con la burguesía y son un fenómeno burgués. El poder de los reyes va
creciendo en las ciudades, estando las monarquías amparadas por el capital burgués. La transformación
del poder y el régimen feudal monárquico trae como consecuencia la unificación de las leyes, que hasta
entonces eran múltiples.
Un fenómeno fundamental de ésta época, y que se da preferentemente en el s XV, es la revolución
tecnológica, que tiene unas consecuencias que cambian la historia:

El invento de la brújula, que supone una nueva posibilidad de arriesgarse más allá del espacio
conocido, abriéndose las posibilidades de los descubrimientos y de las colonizaciones.
El telescopio, invención de Galileo, contribuye de una forma decisiva el cambio de la concepción del
mundo. El hombre se da cuenta de la infinitud del mundo y cambia su visión geocentrista por la
heliocentrista.
La pólvora, que supone la revolución militar y la muerte de las costumbres caballerescas. Los nuevos
ejércitos, basados en el poder de la artillería y tácticas de guerra y no en el potencial de caballería, son
mucho más costosos y sólo los reyes pueden mantener ejércitos poderosos, siendo éste un factor más
que explica la perdida de poder de los señores feudales.
La imprenta, de Gütemberg, permite el comienzo de la cultura escrita, que hasta ahora había estado
restringida a los monasterios. Se desarrollan las Universidades, que pronto adquieren una especial
importancia para la secularización de la cultura.

El elemento que más vigorizó a la economía fue el descubrimiento de nuevos mercados y la creación
de nuevas industrias, posibilitado en parte por la caída de los turcos. Se crean ligas comerciales en los
Países Bajos y las primeras colonias. Se crea el mercado de África y concluye el descubrimiento de
América, entrando nuevos productos y metales preciosos. Se comienza a implantar la industria
metalúrgica, relojera y cristalería, que desbancan el predominio textil.

Todos estos cambios tecnológicos poseen una serie de consecuencias económicas, políticas e
ideológicas; pero, especialmente, un cambio profundo de la actitud del hombre frente al mundo.

Con el Renacimiento aparece el naturalismo, que valora la naturaleza y la vida sensible; esto hace que
se dinamice el trabajo para poder gozar posteriormente de la naturaleza. Esta actitud naturalista
aumenta la curiosidad intelectual, la valoración del lujo, los viajes, las exploraciones y todo lo que
represente contacto con lo natural. Se comienza a valorar el paisaje y a humanizar el arte. La cultura se
va haciendo progresivamente laica e independiente de la autoridad eclesiástica y de los dogmas
religiosos.

Las pruebas de este naturalismo y de su cultura laica son:

El cambio de la actitud respecto de la muerte. El sentido laico de la muerte iguala a todos los
hombres. La muerte se suele ver como un castigo, o un final o tránsito, de hay que haya que activar la
energía para gozar lo máximo posible de la vida.
El tema de la fama es la solución laica a la supervivencia. El hombre medieval creía en el otro
mundo; la fama, en cambio, será la forma de sobrevivir tras la muerte en el Renacimiento.
Aparece el tema de la fortuna. El hombre medieval cree en la intencionalidad y providencia de Dios
en el mundo. En el Renacimiento la cultura se descristianiza y aparece las ideas de fortuna y
predeterminación; la suerte guía al hombre y el azar vuelve a ocupar un papel importante.
Hay una valoración ética de la persona. El ideal de la vida no es ya seguir un modelo -como los
sabios helenísticos o los santos del cristianismo-, sino afirmar la propia personalidad y el propio
modelo de vida.
Comienza la independencia del poder político frente a los Papas, como consecuencia del refuerzo del
poder de los reyes tras la caída del régimen político feudal. Los pensadores más importantes toman
partido por la independencia de ambos poderes; no con la intención de reforzar el poder de los reyes,
sino porque piensan en el poder de la Iglesia como espiritual y no concreto, y, por lo tanto,
independiente del Estado.

El núcleo ideológico del Renacimiento es el Humanismo, que podemos definir como la nueva cultura
que surge a partir del s XV que se centra en el hombre (antropocéntrico) y que tiene como finalidad al
hombre (antropotélico). Los temas más importantes que desarrolla el humanismo son: El tema del
sujeto y de su libertad, la relación del sujeto con Dios, y la relación del sujeto con el mundo y la
naturaleza. El Renacimiento se va a destacar por la vuelta a los ideales grecolatinos y por la
interpretación libre de la Biblia.

Como grandes humanistas podemos destacar: Leonardo da Vinci, Tomas Moro y Pico della Mirandola.

A ellos, sobre todo Pico, se debe la ruptura con la filosofía medieval. Así destacamos los
planteamientos:

El hombre es capaz de hacer el bien por sí mismo, frente a la naturaleza humana corrompida de la
filosofía medieval, que afirmaba que el hombre tiene tendencia al mal.
El hombre se considera un ser autónomo, que elige libremente su destino y acepta las consecuencias
de sus actos, frente a la filosofía medieval que afirma que el hombre sólo puede salvarse por la gracia y
fe divinas.

Los problemas mecánicos planteados por la nueva astronomía no podían ser resueltos por la mecánica
de Aristóteles. Los aristotélicos vieron en este hecho una argumentación contra la nueva astronomía,
pero Galileo y Newton demolieron sus objeciones con una mecánica científica moderna y ordenada.

Rene Descartes (1596-1650)

Descartes es el padre de la filosofía moderna. Sus obras más importantes son:

Reglas para la dirección del espíritu.


Principio de Filosofía
Meditaciones metafísicas
Discurso del método
Su filosofía surge en el siguiente contexto:

Se ha producido ya una cierta ruptura con la filosofía medieval, pero no se había planteado aún una
nueva forma de entender la verdad. Esta filosofía se va a basar en la confianza en la razón y la
consideración de esta como algo interno del individuo.
Se encuentra con el pensamiento religioso medieval, aunque ya sumido en una gran crisis. Para
Descartes la seguridad no proviene en principio de la seguridad que nos da el pensamiento divino, ni es
algo externo como el pensamiento griego, sino que deriva de la certeza de la mente humana.
Circunstancias de carácter social-político. En esta época aparecen nuevas clases sociales y se
produce cambios muy profundos en la sociedad. Se tiene que crear pues una forma de conocimiento
acorde a los nuevos tiempos y las necesidades de las nuevas clases sociales.

Intenta superar los 2 grandes prejuicios medievales en el tema del conocimiento:

Autoridad de Aristóteles, cuya forma de pensamiento se basa en los silogismos; consiste en aplicar
teorías generales a casos concretos: a partir de 2 premisas (una mayor o general y otra menor) vamos
obteniendo conclusiones y ampliando el conocimiento: El hombre es un ser racional; Luis es un
hombre. Luego Luis es un ser racional. Descartes se plantea la necesidad de un nuevo método ya que
los silogismos no nos permiten avanzar, crear, ...
Unión fe-razón, es decir, la verdad obtenida a través de la razón y de la fe coinciden.

Razón y método: el criterio de verdad.

Para Aristóteles había diversidad de ciencias, y cada una de ellas se diferenciaba de las demás por un
objeto formal propio y un método específico; esto originaba distintos géneros del saber que, según
Aristóteles eran incomunicables. Por ejemplo: la aritmética y la geometría; la primera tiene por objeto
formal propio lo discontinuo; y la segunda, lo continuo; ambas eran incomunicables.

Sin embargo, Descartes rechaza tal principio de incomunicabilidad de los géneros, por considerar que
el saber humano no se diversifica por la distinción de objetos formales, pues siendo la razón una, el
saber del hombre es uno sin admitir límites interiores. En el caso de la aritmética y la geometría, la
comunicación que genialmente estableció Descartes, por medio de la geometría analítica, hizo posible
la liberación de la matemática del sometimiento a los sentidos motivado por los planteamientos
intuicioncitas de Aristóteles.

La comunicación de todos los conocimientos, fundamentados todos en los mismos principios, supuso el
surgir de toda una forma nueva de hacer ciencia, la ciencia moderna, y de un método único.

Además, la comunicación de los conocimientos permitió que algunos ámbitos del saber estancados por
su sometimiento al método de observación sensorial (como la física), fuesen fecundados por
procedimientos más exactos y rigurosos. Así, la geometría analítica sustituye una concepción empírica
del espacio, por una concepción algebraica, es decir, meramente intelectual, que propicia la liberación
del pensamiento de su vinculación con lo concreto y particular. Esta es la esencia del racionalismo
cartesiano, el pensamiento separado e independiente de lo corpóreo. Para Aristóteles hubiera sido
absurdo hablar de un espacio real no observable por los sentidos, o, al menos, no imaginable.

Una de las premisas del pensamiento de Descartes es la sumisión a un método cuidadosamente elegido,
aunque esto no es original, pues ya en Platón hay una gran preocupación por los asuntos de método. En
Descartes nos encontramos con 3 momentos del método:

1. El método como camino de búsqueda de la verdad: la duda metódica. En primer lugar hemos de
decir que Descartes no es un escéptico, no considera la duda como un estado definitivo sino como una
situación transitoria para alcanzar la verdad: es una duda metódica y constructiva, es decir, como
instrumento para superar la duda misma. Naturalmente no se propone dudar de cada una de las ideas,
algo imposible, sino que cuestiona cada uno de los fundamentos de estas ideas.

Para Descartes solamente podremos llegar a la verdad cuando se llegue a una realidad de la que no
podamos dudar, algo de lo que tengamos absoluta certeza.

Descartes comienza dudando de los sentidos, por un hecho patente: éstos me engañan alguna vez, luego
he de pensar que pueden engañarme siempre.

Cuando sueño siento la existencia de las cosas igual que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La
dificultad para distinguir el sueño de la vigilia presta la posibilidad de dudar también de la existencia de
las cosas. Sin embargo es cierto que, aún fuera del estado de vigilia, hay verdades que prevalecen, las
matemáticas: "Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no
tendrá más que cuatro lados".

Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la hipótesis de que puede que Dios haya puesto en mi
mente estas ideas con la intención de engañarme. Pero existiría una posible objeción a esta hipótesis:
podría repugnar a la voluntad divina el querer engañarme. Para evitar equívocos con la fe, Descartes
sustituye la denominación de Dios engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que tiene la
voluntad de engañarme en todo lo que pienso. Con esta hipótesis ahora parece que no puedo tener nada
por cierto sin correr el riesgo de ser engañado; incluso con las verdades matemáticas puede ocurrir que
"haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de un
cuadrado".

Con todo este proceso de duda , desarrollado en la 1ª Meditación Metafísica, Descartes persigue, como
hemos dicho, llegar a una verdad absoluta, eliminando los prejuicios (algo parecido a la ironía
socrática).

Llegado a este punto, en la 2ª Meditación Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y es
entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda. Si dudo que dudo es indudable que
sigo dudando. El hecho de dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo tener la certeza de que
estoy dudando. Y dudar o engañarse implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando
es indudable que estoy existiendo. Por tanto estamos ante la primera verdad indubitable, la de mi propia
existencia como verdad pensante, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento:

Pienso, luego existo (Cogito, ergo sum)

Ya en su tiempo Descartes recibió la objeción de que el cogito era la conclusión de un silogismo -a los
que precisamente Descartes quiere evitar en su intento de ruptura con la filosofía medieval- cuya
premisa mayor (sobreentendida) sería "todo lo que piensa existe", la premisa menor "yo pienso", y la
conclusión "yo existo". Pero Descartes no aceptó este planteamiento, ya que, según él, "cuando alguien
dice pienso, luego existo, no infiere su existencia del pensamiento como si fuese la conclusión de un
silogismo, sino como algo notorio por sí mismo, contemplado por simple inspección de espíritu. Ello es
evidente, pues, si la dedujese mediante un silogismo, tendría que haber establecido antes esta premisa
mayor: todo lo que piensa es o existe. Y, muy al contrario, a esto último llega por sentir él mismo en su
interior que es imposible que piense si no existe." Conviene resaltar como aquí Descartes señala que la
idea de existencia es verdadera porque se le manifiesta al espíritu "como algo notorio por sí mismo".
Este va a ser, como veremos en el siguiente apartado, el criterio de verdad defendido por Descartes.

2. El método como criterio de verdad: la evidencia (claridad y distinción). Es en la 2ª parte del discurso
del método donde Descartes establece su criterio de certeza.

Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento,
Descartes realiza una profunda meditación analítica del cógito: por él la duda desemboca en la
evidencia de la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del cógito es la realidad existencial
del sujeto pensante: la duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero no puede
afectar al yo donde estos contenidos están. Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser
pensamiento. En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones necesarias, evidentes. Para
poder intuir conexiones necesarias entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues sólo la relación
entre ideas simples puede ser también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera intuición. El resto del
conocimiento es deducción. Por tanto, se tiene certeza de toda verdad que se obtenga por medio de una
intuición clara y, además, distinta. Precisemos las nociones de claro y distinto para Descartes:

- Una idea clara es aquella que se presenta de forma manifiesta a un espíritu atento.

- Una idea distinta es aquella tan precisa y diferente a todas la demás que sólo comprende lo que
manifiestamente aparece al que la considera como es debido.

Para Descartes las ideas constituyen los elementos básicos del conocimiento: no conocemos sino ideas.
Y al considerarlas como dotadas de realidad, puede plantearse la cuestión de la causa de tal realidad,
planteamiento que permitirá, como veremos resolver la cuestión de la existencia de Dios.
3. El método como crecimiento orgánico de la verdad: reglas de crecimiento de la razón. Las reglas del
método de crecimiento de la razón las compendia Descartes en sus famosos cuatro preceptos del
correcto pensar, expuestos en el Discurso del Método. El primero expresa la necesidad de precaución,
de decir, partir de intuiciones claras y distintas para efectuar las posteriores deducciones, para
garantizar así la fiabilidad del conocimiento. El segundo y el cuarto representan lo más genuino del
método matemático, pues indican la necesidad de proceder por análisis y síntesis; para tener garantía de
la verdad de nuestras síntesis, hemos de asegurarnos que la unión de una naturaleza simple con otra sea
necesaria. El tercer precepto es una apelación a la necesidad de proceder ordenadamente, un orden
desde lo simple a lo compuesto.

La novedad de Descartes y su época está en la entronización del método matemático. No es que la


filosofía extrapole para sí el método matemático, sino que la metafísica tiene el derecho a hacer propio
el método más apto para el conocimiento humano. Y este método es, precisamente, el matemático. Pero
entendiendo la matemática no reducida a meros problemas matemáticos, sino la matemática como
aplicación a la razón (Mathesis Universalis, como dijo Descartes) y no al revés. Pero, ¿en qué estriba la
superioridad del método matemático? La superioridad proviene de la simplicidad de su objeto, dado
que para Descartes el fundamento de evidencia y certeza, está, en que el conocimiento intuitivo es
absoluto -pues de lo simple, que es conocido por sí en su totalidad, no puede obtenerse falsedad alguna,
pues el error proviene de la composición, es decir, del juicio. A partir de la intuición de lo simple, se
induce-deduce todo lo demás. Está patente pues la renuncia de Descartes a la lógica clásica (silogismos
aristotélicos), por considerarla como meramente explicativa de lo sabido, no inventiva.

John Locke (1630-1704)

cursó estudios de teología, química y medicina en Oxford. Allí entró en contacto con la doctrina
escolástica y la teoría de Descartes. Es la formulación clásica del empirismo inglés. Parte del principio
de que todo conocimiento, incluso el abstracto es adquirido, y se basa en la experiencia, rechazando las
ideas innatas. El objeto de conocimiento son las ideas, definidas como contenido del entendimiento y
sin ningún carácter ontológico, ya que son el resultado directo de la sensación o la reflexión (ideas
simples), o el resultado de la actividad asociativa de la inteligencia humana (ideas compuestas). No
representa un empirismo radical y acepta el conocimiento por demostración, no fundamentado en la
experiencia, (como la demostración de la existencia de Dios por el argumento cosmológico o
teleológico), y la validez de conceptos originados por el sujeto (como los matemáticos o geométricos).

Sus obras más importantes son:

Ensayo sobre el entendimiento humano


Tratado sobre el gobierno civil
La racionalidad del cristianismo

David Hume (1711-1776)


estudió en un primer momento Derecho, pero pronto se dedicó a la Filosofía. Su filosofía proviene a la
vez del empirismo de Locke y del idealismo de Berkeley. Trata de reducir los principios racionales
(entre otros la casualidad) a asociaciones de ideas que el hábito y la repetición van reforzando
progresivamente., hasta llegar, algunas de ellas, a adquirir una aparente necesidad. Por lo tanto, las
leyes científicas sólo son para los casos en que la experiencia ha probado su certeza. No tienen, pues,
carácter universal, ni es posible la previsibilidad a partir de ellas. La sustancia, material o espiritual no
existe. Los cuerpos no son más que grupos de sensaciones; el yo no es sino una colección de estados de
conciencia. Es el fenomenismo.

Sus principales obras son:

Tratado sobre la naturaleza humana.


Investigación sobre el entendimiento humano
Investigación sobre los principios de la moral

CONCLUSION

Se dice que antes del siglo VI a.C. las leyendas imaginadas por los pobladores de la antigua Grecia
explicaban todos los fenómenos naturales, es decir utilizaban la personificación de dichos fenómenos,
pero a partir del siglo VII a.C. el hombre empieza a utilizar la racionalidad, esto se lo atribuyen a los
cambios socioeconómicos e ideológicos que ocurrieron para el momento. Para esta etapa en la historia
de la filosofía a los pensadores se le denominaron como Pre-Socráticos y todos ellos coincidían en
distinguir en la naturaleza un "kosmo" (orden en oposición al caos), que es dinámica y que presenta
leyes propias. De estas ideas, se crea la primera escuela filosófica que es la de los milesios en el siglo
VII a.C. y es donde se destacan: Anaxímenes (su arjé el aire) y Anaximandro (su arjé el Apeiron),
siguiendo la historia en el siglo VI a. de C. se presenta la escuela de Pitágoras, que se dedica a explicar
todo a través de las matemáticas y números, según los pitagóricos los números aparecen en pareja, por
lo que afirma que la naturaleza es algo dualista (día-noche, hembra-macho) todo se organiza por
parejas de la que destacan par e impar; entre los siglos VI y V a.C. aparece Heráclito de Efeso quien
parte del dinamismo y movimiento del universo, pero también aparece Parmenides quien sostiene una
teoría contraria a la de Heráclito.

Parmenides tuvo dos discípulos Zenón de Elea y Milesso de Samos quienes demostraron racionalmente
la imposibilidad del movimiento ya que dijeron "de la unidad no puede surgir el pluralismo, porque
supondría el paso del ser al no ser" es entonces cuando los filósofos admiten un pluralidad de
realidades que existen desde siempre y que por lo tanto son eternas; ya en el siglo V a.C. Anaxágoras
parte de la teoría de Zenón y Milesso y concluyó que: "todo esta en todo y participa de todo". En el
mismo siglo tiene lugar Demócrito de Abdera.

A mediados del siglo V a. de C. en Grecia sobre todo en Atenas se empieza a producir la llamada
Ilustración Griega, dentro de estas circunstancias nos encontramos a los Sofistas quienes partían del
escepticismo (la verdad absoluta no existe) y que a través de la palabra no se puede llegar a la verdad.
Para el mismo momento los razonamientos de Gorgias engloban los llamados sofismas (razonamientos
que parten de una idea y de su contrario, por lo que forzosamente han de ser verdaderos). Todos estos
planteamientos son los que se encuentra Sócrates, quien desarrolló la Mayéutica y abordó problemas
sociales y humanísticos, lamentablemente este personaje no dejó ningún escrito pero lo que se sabe de
el es gracias a uno de sus discípulos Platón quien crea su escuela en Atenas y quien tomó como su arjé
el alma, Platón afirma que el hombre posee tres almas que son las que dominan al cuerpo (el alma
racional –razón-, alma irascible –fortaleza-, y el alma concupiscible –apetito-): de este mismo
fundamento parte Aristóteles (discípulo de Platón) solo que este evalúa mas la parte gubernamental y el
comportamiento del hombre ante el poder llevando paralelamente sus estudios físicos, lógicos y
matemáticos.

Aproximadamente en el año 1.300 ó 1.350 surge una crisis social, que lleva nuevamente a otro cambio
ideológico causado por el descubrimiento de nuevos mercados y la creación de nuevas industrias, ya
que surge el capitalismo, pero también en ese momento hay un gran avance tecnológico puesto que se
crea: la brújula, el telescopio, la pólvora y la imprenta.

Ya en la filosofía moderna se encuentra René Descartes quien intenta superar los prejuicios medievales
(la autoridad de Aristóteles y la unión fe-razón) e hizo avances matemáticos, pero también tenemos en
el siglo XVII y XVIII a John Locke y David Hume quienes tratan la filosofía con mas racionalidad.

Como se observó anteriormente, la filosofía juega un papel muy importante dentro de nuestras vidas,
ya que la tecnología, los avances médicos-científicos, y la psicología que hoy en día manejamos, se lo
debemos a las personas que hace siglos se dedicaron a buscar un por qué, a plantear hipótesis y con el
tiempo las mas acertadas se convertirían en teorías

Las 18 Corrientes Filosóficas Principales y sus Representantes


Por
María Cárdenas Chicón

Algunas de las principales corrientes filosóficas son el idealismo, el empirismo, el racionalismo o el


irracionalismo. En este artículo, enumero las principales escuelas de pensamiento filosófico de la
cultura occidental.

Desde tiempos remotos, el hombre se ha planteado cuestiones como el origen de su existencia, la


verdad o el conocimiento. La filosofía se distingue de otras disciplinas que han intentado dar respuesta
a estos asuntos en la manera en la que justifica las respuestas. Se basa en argumentos racionales.

Para determinar cuáles son las corrientes filosóficas de la civilización occidental, es necesario tener en
cuenta el contexto histórico en el que se desarrollan. Los hechos históricos marcan el pensamiento de la
época.
La filosofía de la civilización occidental tiene su base en la antigua Grecia con los primeros filósofos,
los presocráticos procedentes a la Escuela de Mileto, fundada por Tales de Mileto. Algunos de ellos,
como Heráclito, tendrían una gran influencia en los pensadores de los años venideros, como es el caso
de Platón.

Posteriormente, con el esplendor de la ciudad de Atenas en el siglo V a.C, conocida como «era de
Pericles» vendrían los sofistas. Estos pensadores se centran en la organización política y social de la
polis. En este mismo siglo se sitúa la figura de Sócrates, primero en buscar una verdad absoluta y en
crear un procedimiento basado en el diálogo.

El discípulo de Sócrates, Platón, es el primer filósofo griego conocido del que se tienen obras
completas. Con él, empiezo la clasificación de las principales corrientes filosóficas de nuestra cultura.
14 principales corrientes filosóficas de Occidente
1- Filosofía clásica. Platón y Aristóteles

Tanto Aristóteles como Platón desarrollaron una teoría que abarcaba no sólo la pregunta universal
sobre el Ser y el conocimiento, sino que también estudiaron la ética y la política.
Platón y la Teoría de las Ideas

Platón (427-347 a.C) nació en una familia acomodada de Atenas durante la Guerra del Peloponeso. Fue
el discípulo de Sócrates y es el primer filósofo del que se tiene una teoría completa escrita, la Teoría de
las Ideas. Con esta teoría da respuesta al origen del mundo o del ser y del conocimiento.

El filósofo ateniense afirma que las Ideas son entes abstractos que rigen el mundo. El filósofo describe
en el mito de la caverna, en su República, el mundo como algo dual, que se divide en el mundo de las
Ideas al que sólo se accede a través del conocimiento y el mundo sensible o de los sentidos, que es
mera apariencia. Este último es cambiante por lo que no se considera fiable. Por esta teoría, Platón es
considerado el padre del Idealismo Objetivo.

Al igual que el mundo dual de Platón, el cuerpo también lo es, pues se divide en cuerpo y alma. Siendo
el alma, lo único que permanece.

Platón fue el fundador de la Academia a la que asistiría Aristóteles, del que hablaré después. Platón
tuvo una gran influencia sobre su discípulo, aunque éste introdujo cambios radicales y cuestionó la
teoría de su maestro.

La filosofía de Platón está presente en muchas otras corrientes de pensamiento posteriores. De hecho,
su concepción de un ser superior como la Idea del Bien y la dualidad de su teoría tendrá mucha
influencia en la religión y el cristianismo.

También existirá una corriente llamada neoplatonismo en el siglo II d.C. encabezada por Plotino y
Philo. Esta tendencia exagera las ideas de Platón mezclándolas con aspectos religiosos.
Aristóteles

Aristóteles nació en el siglo IV a.C. Fue muy prolífico en diferentes disciplinas como el arte o la
ciencia. A los dieciocho años emigró a Atenas donde se formó con Platón. El discípulo difiere del
maestro en su idea sobre la metafísica. Aristóteles hace gala de un mayor sentido común, según afirma
Bertrand Russell en su libro History of Western Philosophy.

Coincide con Platón en que es la esencia lo que define al ser, pero en su Metafísica hace una fuerte
crítica a la teoría de su maestro. Le objeta que no explica racionalmente la división entre el mundo de
las Ideas y el mundo sensible, ni la relación que tienen las Ideas con el mundo sensible.

Para Aristóteles tiene que existir algo más que le de movimiento y sentido al universo y que vincule lo
material con lo formal. Aristóteles tuvo una gran importancia para la filosofía medieval y escolástica.
2- Helenismo

Fuente: pixabay.com

El helenismo no es una corriente filosófica como tal, sino un movimiento histórico-cultural que se
produjo como consecuencia de las conquistas de Alejandro Magno. Las polis griegas se convirtieron en
reinos helenísticos que reunían características comunes. En esta época se dan varias corrientes
filosóficas reseñables.

Escepticismo. Fundado por Pirrón. Procede del verbo sképtomai (mirar con recelo). Se extendió
hasta el año 200 d.C en su vertiente más tardía. Defiende que lo importante es alcanzar la tranquilidad
del espíritu, por lo que no hay que pretender llegar a conocimientos absolutos, ya que ni los sentidos ni
la razón son fiables.
Epicureísmo. Esta corriente toma el nombre de su fundador, Epicuro, y propugna la obtención del
placer como el fin último. Es un culto al cuerpo, pues aunque entiende un mundo en el que existen los
Dioses, estos no tienen relación con el ser humano, cuyo único objetivo es alcanzar los deseos que
constituyen el motor de la existencia.
Estoicismo. Corriente fundada por Zenón de Citio, se extendió durante seis siglos (s.IV a.C-II d.C).
Según Zenón, el curso de la vida está determinado por las leyes de la naturaleza que se repiten
cíclicamente. La única forma de alcanzar la felicidad es vivir conforme a la naturaleza.

3- Escolástica o escolasticismo

Entre los siglos XI y XII, con la hegemonía de la religión cristiana, la filosofía vuelve a cobrar
importancia, en esta ocasión para explicar la existencia de Dios.

Fue San Agustín de Hipona el primero que trató de unificar la religión cristiana con la filosofía griega
clásica, pero fue con la escuela escolástica cuando llega a su punto álgido la filosofía aristotélica, que
se utiliza como argumento racional para demostrar la existencia de Dios.
El término escolástica proviene de las escuelas de clérigos de la época. El padre de esta corriente es
San Anselmo de Canterbury, aunque destacan otros como Santo Tomás de Aquino, cuya teoría también
combina aristotelismo y fe cristiana. Esta tendencia que abarca filosofía y religión se extendería hasta
el siglo XIV.
4- Humanismo

El humanismo es una corriente cultural que nace en el siglo XIV en Italia y se extiende por toda
Europa. Abarca hasta el siglo XVI y se caracteriza por su interés por los clásicos.

En el ámbito filosófico, destacan pensadores como Nicolás de Cusa, Marsilio Ficino o Pietro
Pomponazzi que desarrollan las teorías aristotélica y platónica, adaptándolas a los tiempos.

Es reseñable que, en esta época, la religión católica ya no está en auge por acontecimientos como la
Reforma Protestante encabezada por Martín Lutero.
5- Racionalismo

4 Inventos de René Descartes

En los siglos XVII y XVIII tiene lugar la revolución científica, que instaura un nuevo método de
conocimiento y nuevas disciplinas como la física matemática. En este contexto, nace la filosofía
moderna con corrientes como el racionalismo.

Las doctrinas clasificadas como racionalistas defienden que la realidad sólo puede conocerse a través
de la razón y que las ideas son algo que se dan a priori, son innatas y no proceden del mundo de los
sentidos.

El creador del racionalismo es René Descartes (1596-1650), que diseña una teoría filosófica en base al
método de análisis de las matemáticas, donde no dejaba margen de error. Es el conocido método de la
duda o método cartesiano.

Esta forma de conocimiento la describe en su principal obra, Discurso del Método (1637). También es
destacable de la teoría cartesiana la concepción dual del hombre en alma y cuerpo, sustancia pensante
(res cogitans) y sustancia extensa (res extensa), que será cuestionada por empiristas como Hume.

Su doctrina revolucionó la filosofía, ya que con el Renacimiento, habían resurgido corrientes como el
escepticismo a manos de Montaigne, que se replanteaban si era posible un conocimiento verdadero del
mundo para el hombre.

Escépticos a los que Descartes critica porque, según afirma, al negar la existencia de un conocimiento
verdadero ya están demostrando la presencia del pensamiento humano.
En esta corriente racionalista hay otros exponentes como Spinoza (1632-1677) y Leibniz.
6- Enciclopedismo y mecanicismo
frases de Voltaire

Retrato de Voltaire, pensador francés (1694-1778)

El siglo XVIII es el Siglo de las Luces por el nacimiento de la Ilustración. Un movimiento que ensalza
el conocimiento y cambia el orden centrado en Dios por un modelo antropocéntrico en el que se le da
prioridad a la razón.

La Ilustración se identifica simbólicamente con la Revolución francesa, que defiende la igualdad de


todos los hombres, a pesar de su procedencia. Con este hecho, se deja a un lado el Antiguo Régimen
para instaurar un nuevo orden político basado en la razón.

La revolución no hubiera sido posible sin grandes pensadores de esta época como Voltaire (1694-
1778), Rousseau (1712-1778) y por supuesto, sin Diderot (1713-1784) y la Enciclopedia, que publicó
con D’Alembert (1717-1783). El primer gran diccionario del saber humano que le da nombre a este
movimiento intelectual y filosófico.

Diderot y D’Alembert toman como referente a Francis Bacon, filósofo del siglo anterior. Bacon ya
criticó el saber tradicional que tenía a la ciencia como instrumento y defendió su labor social y su
importancia para el progreso del ser humano.

Por lo tanto, durante el Siglo de las Luces, la corriente filosófica que predomina es el mecanicismo y la
defensa de la filosofía experimental. Una filosofía que, según Diderot permitía un conocimiento al
alcance de todos, ya que no era necesario conocer los métodos matemáticos que usa Descartes con su
racionalismo.
7- Empirismo

Retrato de John Locke

Otra corriente que reacciona críticamente al racionalismo es el empirismo, que defiende el


conocimiento a través de la experiencia sensible.

No obstante, el empirismo no puede considerarse contrario totalmente al racionalismo, ya que las dos
teorías se basan en la razón y en las ideas, lo que varía es de dónde provienen estas, si son innatas o se
basan en la experiencia. Esta doctrina también se enmarca en los siglos XVII y XVIII y sus principales
exponentes son John Locke y David Hume.

El empirismo o «empirismo inglés» nace con el Ensayo sobre el entendimiento humano de John Locke,
donde defiende que el conocimiento se adquiere en base a la experiencia. En base a esta concepción
propone un método, el «método histórico» basado en la descripción de esas ideas dadas por la
experiencia.

Por su parte, David Hume lleva más allá el empirismo de Locke, hasta tal punto de rechazar la dualidad
cartesiana. Para Hume, los conceptos de «sustancia», «transcendencia» y «yo» son producto de la
propia imaginación. Todo procede de los sentidos.

Sólo distingue dos facultades humanas, la percepción inmediata o impresiones y la reflexión o ideas.
De acuerdo con esto, sólo tiene importancia lo presente, lo que palpan nuestros sentidos.

En base a esto, desarrolla una relación de causa y efecto, refiriéndose a que sabemos que algo va a
pasar porque pasa constantemente o de manera continuad. Las obras más importantes de David Hume
son Tratado sobre la naturaleza humana (1739-40) y Ensayos sobre el entendimiento humano (1748).
8- Criticismo o Idealismo Trascendental

Kant

El principal referente del Idealismo Transcendental es el filósofo prusiano Immannuel Kant (1724-
1804). Esta doctrina, recogida en su obra Crítica de la razón pura (1781) y posteriormente en Crítica de
la razón práctica (1788) y en Crítica del juicio (1790) defiende que el sujeto influye en el conocimiento
del objeto dado con condiciones impuestas.

Es decir cuando el sujeto intenta conocer algo trae con él elementos universales o sustancias
(fenómenos que permanecen en el tiempo) que vienen dados a priori.

El método de investigación que propugna Kant en base a esta teoría es el criticismo, consistente en
averiguar dónde están los límites del conocimiento. Trata de aunar los pensamientos empiristas y
racionalistas a los que critica por haberse centrado en una única parte de la realidad.

Otro elemento de gran importancia en la teoría kantiana es el imperativo categórico, una fórmula con la
que Kant resupe su concepción de la razón, que para él era el mayor derecho del ser humano.

Esa fórmula dice lo siguiente «Actúa de tal manera que no trates al hombre nunca como mero medio o
instrumento para tus propios fines, sino que siempre y al mismo tiempo lo consideres como un fin».

Aquí se ve la concepción igualitaria de la razón que tiene Kant, cualquier hombre tiene el mismo
derecho que tú a defender su razón.

De hecho, aunque en esta clasificación, enmarco a Kant como idealista, no está del todo claro por sus
constantes referencias en estudios sobre la Filosofía del Siglo de las Luces.
En un documento de Michel Foucault recogido en la Revista Colombiana de Psicología menciona un
texto de Kant publicado en un periódico alemán en el año 1784 que recoge la idea del filósofo sobre el
movimiento de las Luces.

El texto se titula ¿Qué es la Ilustración? (Was ist Aufklärug?). En él, Kant define la Ilustración como
una vía de escape al estado de minoría de edad en el que el hombre estaba por su propia culpa.
9- Marxismo y Materialismo Histórico

Karl Marx, pensador nacido en una provincia de Prusia (actual Alemania)

Las doctrinas materialistas son aquellas que conciben una única realidad basada en la materia y dónde
la conciencia es sólo una consecuencia de esa materia.

La principal corriente materialista del siglo XIX es el marxismo. Esta doctrina filosófica, histórica y
económica se sustenta en la lucha de clases. Afirma que la historia de la humanidad es la historia de la
lucha de poder entre unas clases y otras.

Esta teoría está fuertemente marcada por el contexto de Revolución Industrial y la aparición del sistema
capitalista. Los padres del marxismo son Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895).

La teoría marxista se basa en el materialismo histórico al afirmar que «la historia de la humanidad es la
historia de la lucha de clases». Según estos dos pensadores la economía (un concepto material) es el
motor del mundo y de las desigualdades sociales. Esta concepción materialista, la toman de Hegel, el
principal referente del idealismo absoluto.

Las obras más importante de Marx son El capital (1867) y Manifiesto comunista (1848), escrito este
último en colaboración con Engels.
10- Utilitarismo

El utilitarismo es una corriente filosófica creada por Jeremy Bentham (1748-1832). Según esta
doctrina, las cosas y las personas deben ser juzgadas por el placer y el bien que producen, siendo el fin
último la felicidad. Por lo tanto, acorde a este planteamiento es útil aquello que proporciona felicidad al
mayor número de personas.

Aunque el utilitarismo es un movimiento coetáneo al ilustrado, lo colocó después del marxismo, en el


siglo XIX, por la dimensión que le dio John Stuart Mill. John es hijo de James Mill (1773-1836),
también seguidor de esta teoría.

John Stuart Mill aporta un aspecto novedoso a esta teoría con la importante distinción entre satisfacción
y felicidad, estableciendo la primera como un estado puntual, mientras que la felicidad es algo más
abstracto. Siguiendo este enunciado, afirma que no tiene por qué estar relacionada una vida repleta de
hechos satisfactorios con una vida feliz.
11- Positivismo

Comte

Movimiento creado por Auguste Comte (1798-1857). Apuesta por una reforma social mediante una
ciencia (sociología) y una religión nueva basada en la solidaridad entre los hombres.

En base a esta teoría, plantea la ley de los tres estadios; el estadio teológico que toma como centro a
Dios, el estadio metafísico en el que el protagonista es el propio hombre y el estadio positivo donde la
ciencia prevalece y los hombres cooperan entre sí para darle solución a los problemas.
12- Irracionalismo
ÉTICA MODERNA

Nietzsche

El irracionalismo defiende la prevalencia de la voluntad del ser humano sobre la razón. Surge en el
siglo XIX y está representada principalmente por Arthur Schopenhauer (1788-1860) y Nietzsche
(1844-1900) .

Las teorías de Schopenhauer y Nietzsche difieren en muchos aspectos, pero también coinciden en otros
que hacen clasificar a estas dos teorías como irracionalistas. Ambos ponen la razón al servicio del
individuo.

Schopenhauer defiende el principio de individuación, por el que el hombre intenta dominar la realidad
a través de la razón para alargar lo máximo posible la vida del individuo.

Este afán por la supervivencia no se da sólo en hombres, sino en todo los seres vivos por lo que al final
se produce una «lucha cósmica» por seguir existiendo. Este afán es lo que el filósofo llama «voluntad
de vivir».

Nietzsche también se centra en el individuo pero lo concibe de forma distinta a Schopenhauer que pinta
un individuo desilusionado con la vida, mientras que el individuo de Nietzsche tiene una ilusión,
convertirse en «superhombre».

La obra más importante de Schopenhauer es El mundo como voluntad y representación (1818).

Los trabajos donde Nietzsche desarrolla su teoría son El origen de la tragedia (1872), La gaya ciencia
(1882 y 1887), Así habló Zaratustra (1883-1891), Más allá del bien y del mal (1886) y Genealogía de la
moral (1887).
14- Existencialismo

Sartre
Esta corriente surge a principios del siglo XX y, como su nombre dice, la principal cuestión que se
plantea es la existencia humana. Uno de sus precursores es Kierkegaard (1813-1855). Para los
existencialistas, la existencia del hombre está por encima de su esencia.
Entre los existencialistas encontramos también a Jean-Paul Sartre o Albert Camus. También estuvo
fuertemente influido por los planteamientos existencialistas el español Ortega y Gasset (1883-1955).
Si estás interesado en esta corriente filosófica, no dejes de visitar Las 50 mejores frases existencialistas.

15-Cinismo
Escuela filosófica fundada por Antístenes en el siglo IV a.C. Defiende que la virtud es el único bien,
llevando una vida que desprecia las riquezas. Entre los cínicos, destaca Diógenes.

16-Idealismo absoluto
Movimiento del siglo XVIII liderado por Hegel (1770-1831). Esta doctrina defiende que el espíritu es
la única realidad absoluta. Otros filósofos como Schelling (1775-1854) también hablaron de lo
absoluto.

17-Idealismo subjetivo o inmaterialismo

Lo real es lo que el sujeto observante percibe. Movimiento representado por Berkeley (1865-1753)

18-Estructuralismo
Movimiento cultural con aspectos filosóficos que analiza los sistemas o estructuras hasta llegar a un
concepto completo. Esta corriente es iniciada por Claude Lévi-Strauss. Otro representante de este
movimiento fue Michel Foucault

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