Está en la página 1de 14

Materialismo histórico

Como estudioso e investigador de las ciencias sociales, Marx atravesó por varias disciplinas


que luego integraría a un todo concreto.
De la crítica de la religión a la crítica de la filosofía; de la crítica de la filosofía a la crítica
del estado; de la crítica del estado a la crítica de la sociedad.
Es decir, de la crítica de la política a la crítica de la economía política, que culmina en la
crítica de la propiedad privada.
Es en la Ideología Alemana en donde Marx elabora y expone por primera vez su concepción
materialista de la historia.
Esta nueva concepción de la historia ya se vislumbraba en los escritos anteriores.
A fines de 1844, Marx se hallaba sobre el terreno de un determinismo económico.
Define la sociedad burguesa como la base natural del Estado moderno y considera la
investigación del modo de producción como condición previa al conocimiento de un
período histórico.
Ya en la introducción a la Crítica de la filosofía del derecho hegeliano había declarado que la
relación de la economía con el Estado es el problema central de la era moderna.
Luego, en los manuscritos de París había postulado toda la superestructura, familia, estado,
derecho moral, ciencia, arte, como modos particulares de la producción sometidos a
las leyes de esa superestructura.
La dialéctica de Marx puede apreciarse en la primera parte de la Ideología Alema
En ella integra las partes que forman la sociedad en un todo armónico y dialéctico.
La primera parte de la concepción materialista de la historia es como
una estructura orgánica
Cuyos miembros, se unen en una conexión tan necesaria y natural que, la ausente o
inexacta consideración de uno de ellos no puede menos que provocar la tergiversación del
todo.
Ahora bien, ¿Cuál es la diferencia entre la dialéctica hegeliana y la dialéctica Marxista?
La primera plantea, en forma especulativa o teórica, la necesidad de una superación de la
contradicción y la segunda considera, como parte esencial de su concepción, la solución real
de la contradicción.
La primera piensa la realidad y por tanto no influye sobre las condiciones históricas.
La segunda de acuerdo con la leyes históricas modifica, con la acción (praxis) consciente de
los hombres, la propia realidad histórica.
La nueva concepción materialista de la historia sustenta la primicia del factor económico
sobre los factores sociales e históricos.
Los hombres ven la diferencia entre ellos y los animales tan pronto comienzan a producir
sus medios de vida.
Al producir sus medios de vida, el hombre produce, indirectamente, su propia vida
material, los individuos son tal y como manifiesta la vida.
Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como
en el modo de cómo producen.
Marx expone por primera vez la importante influencia de la economía sobre la estructura
social y la cultura, relegando a un segundo término la importancia de la estructura social.
Será Engels mas adelante quien aclarará en una carta a Bloch, el por que ellos dos dieron
mayor importancia a la economía, de tal modo que fueran considerados mecanicistas
económicos de la historia.
En esa misma carta Engels completa la exposición materialista de la historia al reconocer el
papel histórico de la superestructura, en determinadas condiciones históricas, cuando se
revierte sobre la economía y acelera el proceso histórico.
Factor importante de la estructura social lo constituye la ideología, producto mental
generado por el modo de producción económico.
Al contrario de la conciencia, en la ideología los hombres en sus relaciones aparecen
invertidos como en una cámara oscura.
Este fenómeno se deriva del proceso histórico de su vida, exactamente igual que
la inversión de los objetos en la retina se derivan de su inmediato proceso fásico.
Esta inversión de la realidad que la ideología proyecta en la mente de los individuos, tiene
como función deformar ocultar y defender los intereses económico-políticos de las clases
dominantes.
Retomando la aclaración de Engels, de la carta a Bloch, podemos afirmar que el principal
instrumento que utiliza la clase dominante (los capitalistas) para poder continuar
explotando y dominando a los explotados y sumisos políticos es la ideología.
La reversión de la superestructura, y de la cultura, sobre el cimiento económico se realiza
principalmente por la ideología.
En cuanto a la visión antropológica de Marx cabe señalar que el hombre es visto en su
concreción real, en su relación dialéctica con su estructura económica y socio-histórica.
El ser social determina la conciencia social.
Está conciencia cuando no está contaminada por la ideología, es decir, cuando es de clase
proletaria, con su praxis revolucionaria puede cambiar las condiciones históricas del ser
social
Ya desde aquí encontramos una tesis del manifiesto comunista: toda clase que aspire a
implantar su dominación... tiene que empezar conquistando el poder político.
Marx aplica su concepción materialista de la historia al darle importancia al factor político
(integrante de la superestructura) en su relación con la producción económica.
La reversión de la política sobre la economía.
Para Marx el proletario, la economía y el comunismo se dan a nivel mundial.
Y no en un solo país como luego fue postulado por la burocracia stalinista
La praxis revolucionaria es propuesta cuando los autores de la ideología Alemana afirman:
Para nosotros el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que ha de
sujetarse la realidad.
Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosa
actual.
Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente.
La concepción materialista de la historia la expone Marx así:
1. En el desarrollo de las fuerzas productivas se llega a una fase en la que surgen fuerzas
productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden
ser fuentes de males, son más bien fuerzas destructivas.
A la vez, surge una clase social condenada a soportar todos los inconvenientes de la
sociedad sin gozar sus ventajas.
Clase que se ve expulsada de la sociedad y obligada a colocarse en la más resuelta
contradicción, con todas las demás clases sociales.
Una clase que forma la mayoría de todos los miembros de la sociedad.
De la que nace la conciencia de que es necesaria una revolución radical, la conciencia
comunista.
2.- Que las condiciones en que pueden emplearse determinadas fuerzas productivas son las
condiciones de la dominación de una determinada clase de la sociedad.
Cuyo poder social emanado de su riqueza, encuentra su expresión práctica en la forma de
Estado imperante en cada caso.
Razón por la cual toda lucha revolucionaria va necesariamente dirigida contra una clase que
ésta interesada en mantener el estado actual de la producción, la que ha dominado hasta
ahora
3.- Que todas las anteriores revoluciones dejaron intacto el modo de actividad y sólo
trataban de lograr una nueva distribución del trabajo.
Al paso que la revolución comunista va dirigida contra el carácter anterior de actividad,
elimina el trabajo asalariado y suprime la dominación de todas las clases, al acabar con las
clases mismas.
Esta revolución es llevada a cabo por la clase que la sociedad no considera como tal,
disuelve de paso todas las demás clases y nacionalidades.
4.- Que tanto para engendrar esta conciencia comunista, como para llegar adelante la cosa
misma, es necesaria una transformación en masa de los hombres
Cambio que sólo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante una
revolución violenta.
La revolución es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo.
Únicamente por medio de una revolución logrará la clase mayoritaria salir del lodo en que
se hunde y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases.
En resumen esta concepción materialista de la historia consiste pues, en exponer el proceso
real de producción partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata.
En concebir la forma de intercambio correspondiente a este modo de producción
engendrada por él.
Es decir, la sociedad civil en sus diferentes fases como el fundamento de toda la historia,
presentándola en su acción en cuanto Estado.
Explicando a base de él todos los diversos productos teóricos y formas de conciencia, la
religión, la filosofía, la moral, etc, así como estudiando a partir de esas premisas su proceso
de nacimiento.
Lo que naturalmente permitirá exponer las cosas en su totalidad y también por ello mismo,
la interdependencia entre estos diversos aspectos.
Esta concepción, a diferencia de la idealista, no busca una categoría en cada período, sino
que se mantienen siempre sobre el terreno histórico real.
No explica la práctica partiendo de la idea, sino explica las formaciones ideológicas sobre la
base de la práctica material.
Por lo cual llega, consecuentemente a la conclusión de que todas las personas y todos los
productos de la conciencia no pueden ser destruidas por obra de la crítica espiritual.
Sino que solo pueden disolverse por el derrocamiento práctico de las relaciones sociales
reales, de las que emanan estas quimeras idealistas.
De que la fuerza propulsora de la historia, (incluso de la religión, la filosofía y toda teoría),
no es la crítica, sino la revolución.
Las propias condiciones de vida del ser humano le imprimen un determinado desarrollo, un
carácter especial.
Por tanto las circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que éste hace las
circunstancias..
Marx completa la mencionada tesis sobre el destino al afirmar que el hombre puede
acelerar la historia, con su praxis política.
Más adelante Marx afirmará:
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo
circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se
encuentran directamente, que existen y les han sido legados por el pasado".
La reversión de la superestructura sobre la economía, como hemos dicho líneas atrás, se
manifiesta en su principal instrumento, la ideología dominante defensora de los intereses
económicos de la clase dominante.
Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época.
Dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es,
al mismo tiempo su poder espiritual dominante.
La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello,
al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual.
Lo que hace que se le sometan al propio tiempo por término medio, las necesidades para
producir espiritualmente.
Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las
relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas
como ideas.
Las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, son las ideas de su
dominación.
Los individuos que forman la clase dominante tienen también entre otras cosas, la
conciencia de ello, en cuanto dominan como clase.
En cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica se comprende de suyo que lo
hagan en toda su extensión.
Por tanto, entre otras cosas también como pensadores, como productores de ideas que
regulan la producción y distribución de las ideas de su tiempo.
Sus ideas son las ideas dominantes de la época.
Eje esencial de la concepción materialista de la historia lo constituye su médula humana,
vinculada a su posición proletaria que enarbola una praxis revolucionaria.
En cuanto a la visión humanista de Marx presenta aquí el aspecto decisivo contradictorio de
la sociedad burguesa, el de la alineación humana.
Es el punto en que la consideración económica y la ética se funden de suerte que ya no es
posible separarlas.
Los individuos son alienados por una forma de violencia ejercida contra ellos, que no
contempla más que sus fuerzas productivas.
Esta forma de alineación económica no les quita ni más ni menos que la totalidad de sus
fuerzas humanas.
El individuo económicamente esclavizado es integralmente, éticamente, alienado,
deshumanizado.
El hombre, bajo el capitalismo se encuentra alienado por que la sociedad burguesa lo está y
sólo se reintegrará en su esencia humana cuando sea destruida la propiedad privada de los
capitalistas y se construya la nueva sociedad.

Materialismo histórico o interpretación materialista de la historia

El materialismo histórico es la doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes que


rigen la evolución de la Sociedad humana. El materialismo histórico es la aplicación
consecuente de los principios del materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos
sociales. Antes de Marx imperaba en la ciencia la interpretación idealista de la historia.
La creación de la teoría del materialismo histórico está vinculada al descubrimiento más
grande hecho por Marx en cuanto a la interpretación de la historia y de los sucesos
históricos. “Así como Darwin descubrió la ley de la evolución del mundo orgánico,
Marx descubrió la ley de la evolución de la historia humana; el hecho tan sencillo, pero
oculto hasta entonces bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer
lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte,
religión, &c.; que por tanto la producción de los medios materiales inmediatos de vida
y, por consiguiente, la correspondiente fase de la evolución económica de un pueblo o
de una época son la base sobre la que se han desarrollado las instituciones estatales, las
concepciones jurídicas, el arte y también las ideas religiosas de los hombres, con arreglo
a la que por tanto deben explicarse y no al revés, como hasta entonces se había venido
haciendo” (Engels). El materialismo histórico ve en el desarrollo de los modos de
producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de los hombres, la
fuerza principal que determina toda su vida social, condicionando también la transición
de un régimen social a otro. Sin producir bienes materiales no puede existir ninguna
Sociedad. El hombre, con la ayuda de los instrumentos de trabajo, de la técnica, en el
proceso de producción influye sobre la Naturaleza, obteniendo lo necesario para
subsistir. El progreso de la Sociedad depende del perfeccionamiento del proceso de
evolución de la producción material. La historia de la Sociedad humana comienza desde
el momento en que el hombre se eleva hasta el empleo de implementos, convirtiéndose
en “un animal que produce instrumentos”. El aumento del dominio que el hombre ejerce
sobre la Naturaleza halla su expresión en la evolución de las fuerzas productivas de la
Sociedad. Y con la evolución de éstas, cambia también el otro aspecto necesario de la
producción material: las relaciones de los hombres en el proceso de la producción, las
relaciones de producción; cambia el régimen económico-social. El cambio de
las formaciones económico-sociales (ver) en la historia (el régimen de comunismo
primitivo, el régimen esclavista, el feudal, el burgués, el socialista) es, ante todo, la
substitución de unas relaciones de producción por otras más progresistas. Este cambio
es siempre la consecuencia, necesaria y sujeta a leyes, de la evolución de las fuerzas
productivas de la Sociedad. El afianzamiento de las nuevas relaciones de producción
suele tener lugar con el derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de
producción. Los méritos más grandes de la teoría del materialismo histórico de Marx
radican, por consiguiente, en haber puesto ante todo, su atención en las condiciones
objetivas de la producción material, en las leyes económicas que rigen la vida de la
Sociedad y que son el fundamento de toda la actividad histórica de los hombres. Gracias
a la teoría de Marx, “el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones sobre la
historia y sobre la política dejaron el puesto a una teoría científica asombrosamente
compleja y armónica, que revela cómo de un sistema de vida social, al crecer las fuerzas
productivas, se desarrolla otro más alto, cómo de la servidumbre de la gleba, por
ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin). Descubrir en la producción material el verdadero
fundamento de toda la vida y de la evolución de la Sociedad, permitió comprender por
vez primera el gran papel creador que las masas populares y trabajadoras desempeñan
en la historia. La historia de la evolución social fue comprendida por primera vez como
“la historia de los propios productores de bienes materiales, la historia de las masas
trabajadoras, que son el factor fundamental del proceso de producción y las que llevan a
cabo la producción de los bienes materiales necesarios para la existencia de la sociedad.
Esto quiere decir que la ciencia histórica, si pretende ser una verdadera ciencia, no debe
seguir reduciendo la historia del desarrollo social a los actos de los reyes y de los
caudillos militares, a los actos de los “conquistadores” y “avasalladores” de Estados,
sino que debe ocuparse, ante todo, de la historia de los productores de los bienes
materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la historia de los pueblos”
(Stalin). En dependencia del modo de producción existente, de la existencia material de
la Sociedad, se estructura también un determinado carácter histórico de todo el régimen
social, de las instituciones políticas, la manera de pensar de los hombres, sus
concepciones, ideas y teorías. La existencia social determina la conciencia social. No es
posible comprender correctamente la esencia de las instituciones políticas, de las ideas y
teorías, si se pierde de vista la base material de su origen: la estructura económica de la
vida de la Sociedad. No se puede comprender por qué en una época determinada nacen
unas instituciones e ideas, y otras en distinta época, si se toman como punto de partida
las propias instituciones e ideas y no el modo de producción. Por ejemplo, las formas
del Estado explotador (el Estado esclavista, feudal y capitalista) siempre dependieron de
la división de la sociedad en clases: esclavistas y esclavos, feudales y siervos, burgueses
y proletarios. También las formas de la conciencia social (las concepciones políticas, la
filosofía, la ciencia, la religión, &c.), dependen siempre, en última instancia, de las
relaciones de producción imperantes entre los hombres, formas que cambian
radicalmente al cambiar el modo de producción, al cambiar el régimen económico. Al
explicar el origen y la dependencia de las instituciones políticas, ideas y teorías respecto
del modo de producción, la teoría del materialismo histórico no niega, ni mucho menos,
la importancia de las primeras en la vida de la Sociedad. Al contrario, el materialismo
histórico subraya su enorme papel social. Y con ello, difiere de raíz del materialismo
económico) (ver). Una vez surgidas, las instituciones e ideas políticas y sociales se
convierten en una fuerza que influye sobre las propias condiciones que las habían
engendrado. Actúan como fuerzas reaccionarias al servicio de los sectores y clases
atrasados de la Sociedad, frenan el desarrollo social; o bien, sirviendo a las clases
avanzadas y revolucionarias, impulsan ese desarrollo. El materialismo y el historicismo
consecuentes están íntima e indisolublemente unidos en la teoría del materialismo
histórico. Por eso, precisamente, con el descubrimiento de la teoría del materialismo
histórico, la ciencia social se ha convertido por vez primera en la auténtica ciencia sobre
las leyes que rigen la evolución de la Sociedad humana.
Diccionario filosófico marxista · 1946:205-207

Materialismo histórico, o concepción materialista de la historia

Doctrina del marxismo-leninismo sobre las leyes del desarrollo de la sociedad


humana. El materialismo histórico es una consecuente extensión de las afirmaciones del
materialismo dialéctico al estudio de los fenómenos sociales. Hasta Marx, en la ciencia
dominaba una concepción idealista de la historia. La formación de la teoría del
materialismo histórico está relacionada con el gran descubrimiento hecho por Marx en
la interpretación de la historia y de los acontecimientos históricos.
“A semejanza de cómo Darwin descubrió la ley del desarrollo del mundo orgánico,
Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana, aquel simple hecho, oculto
hasta los últimos tiempos por las acumulaciones ideológicas, de que los hombres deben
comer, beber, tener vivienda y vestirse, antes de estar en condiciones de ocuparse de
política, ciencia, arte, religión, &c.; de que, por consiguiente, la producción de los
medios materiales inmediatos de la existencia y, con eso mismo, cada etapa dada del
desarrollo económico de un pueblo o de una época, forman la base sobre la cual se
desarrollan las instituciones estatales, los conceptos jurídicos, el arte y hasta las
representaciones religiosas de determinados hombres, por medio de cuya base debe ser
todo ello explicado, y no al revés, cual se hacía hasta el presente” (Engels).

El materialismo histórico ve en el desarrollo de la producción de los bienes materiales


necesarios para la existencia del hombre, la fuerza principal que determina toda la vida
social de los hombres y condiciona la transición de un régimen social a otro. Ninguna
sociedad puede existir sin producir bienes materiales. Con la ayuda de los instrumentos
de trabajo, de la técnica, el hombre, en el proceso de la producción, actúa sobre la
naturaleza y obtiene los objetos necesarios para la vida. De la perfección y desarrollo de
la producción material, depende el progreso de la sociedad. Desde el tiempo en que el
hombre se elevó hasta el uso de los instrumentos y se convirtió en “animal que hace
instrumentos”, comienza la historia de la sociedad humana.

En el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, encuentra su expresión el


aumento del dominio del hombre sobre la naturaleza. Con el desarrollo de las fuerzas
productivas cambia, también, la segunda parte necesaria de la producción material: las
relaciones en que entran los hombres en la producción, las relaciones de producción; así
mismo cambia el régimen económico social. El cambio de las formaciones económico-
sociales en la historia –el régimen comunista primitivo, el esclavista, el burgués, el
socialista– es, ante todo, el cambio de unas relaciones de producción por otras, más
progresistas. Este cambio es siempre un efecto necesario sujeto a leyes, del desarrollo
de las fuerzas productivas de la sociedad. El afianzamiento de las nuevas relaciones de
producción y de los regímenes económicos que, necesariamente aparecen con el
desarrollo de las fuerzas productivas, se origina ordinariamente, por vía de un
derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones de producción.
El extraordinario mérito de la teoría del materialismo histórico de Marx, consiste, por
consiguiente, en que esta teoría, ante todo, fijó su atención sobre las condiciones
objetivas de la producción material, las leyes económicas de la vida de la sociedad, que
son la base de toda la actividad histórica de los hombres. Gracias a la teoría de Marx,
“el caos y la arbitrariedad imperantes hasta entonces, en los conceptos sobre la historia
y la política, fueron sustituidos por una teoría asombrosamente sólida, armónica y
científica que demuestra cómo de un sistema de vida social, a consecuencia del aumento
de las fuerzas productivas, se desarrolla otro, más elevado: de la servidumbre de la
gleba, por ejemplo, surge el capitalismo” (Lenin).
El descubrimiento, en la producción material, de la verdadera base de toda la vida y
desarrollo de la sociedad, permitió comprender en la historia por vez primera el gran
papel creador de las masas populares, de los trabajadores. La historia del desarrollo
social se entendió, por primera vez como “historia de los propios productores de bienes
materiales; historia de las masas trabajadoras, que son las fuerzas fundamentales del
proceso de la producción y realizan la producción de los bienes materiales, necesarios
para la existencia de la sociedad. Eso quiere decir, que la ciencia histórica, si pretende
ser una verdadera ciencia, no puede seguir reduciendo más la historia del desarrollo
social, a los actos de los reyes y de los jefes militares, a los actos de los conquistadores
y avasalladores de Estados, sino que debe ocuparse, ante todo, de la historia de los
productores de los bienes materiales, de la historia de las masas trabajadoras, de la
historia de los pueblos” (Curso de historia).

Dependiendo del modo de producción existente, de la vida material de la sociedad, se


forma un determinado carácter histórico de todo régimen social, de las instituciones
políticas, de la forma del pensamiento de los hombres, sus conceptos, ideas y teorías. La
existencia social determina la conciencia social. No se puede comprender justamente la
esencia de las instituciones políticas, de las ideas y de las teorías, si se olvida la base
material de su origen: el ordenamiento económico de la vida de la sociedad.

No se puede comprender por qué en una época nacen unas instituciones e ideas y, en
otra, otras, si se parte de ellas mismas y no de los modos de producción. Las formas, por
ejemplo, del estado explotador (esclavista, feudal, capitalista), han dependido, siempre,
de la división de la sociedad en clases: amos y esclavos, señores y siervos, burguesía y
proletariado. Las formas de la conciencia social (los conceptos políticos, la ciencia, la
religión, &c.), también dependen siempre, en definitiva, de las relaciones de producción
dominante entre los hombres, y cambian, de modo radical, con las transformaciones en
el modo de producción y en los regímenes económicos.

Explicando el origen y la dependencia de las instituciones políticas, ideas y teorías,


del modo de producción, la teoría del materialismo histórico de ninguna manera niega
su importancia en la vida de la sociedad. Con esto, el materialismo histórico difiere, de
raíz del materialismo económico (ver). Una vez surgidas, las instituciones e ideas
políticas y sociales se convierten, ellas mismas, en una fuerza que actúa sobre las
condiciones que las han engendrado. Ellas, o detienen el desarrollo social, como fuerzas
reaccionarias que sirven a las capas y clases atrasadas de la sociedad, o impulsan ese
desarrollo adelante, sirviendo a las clases revolucionarias avanzadas. El materialismo y
el historicismo consecuentes están unidos, estrecha e indisolublemente, en la teoría del
materialismo histórico. Precisamente por eso, con el descubrimiento de la teoría del
materialismo histórico, la ciencia social, por vez primera, se convirtió en una auténtica
ciencia de las leyes del desarrollo de la sociedad humana.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:71-73

Materialismo histórico o concepción materialista de la historia

Extensión de los principios del materialismo dialéctico al estudio de la vida social;


aplicación de esos principios a los fenómenos sociales; ciencia de las leyes generales de
la evolución social.

Antes de Marx, dominaba en la ciencia la concepción idealista de la historia. La


teoría del materialismo histórico es el fruto del gran descubrimiento que hizo Marx en la
interpretación de la historia. “Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la
naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el
hecho tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre
necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer
política, ciencia, arte, religión, &c.; que, por tanto, la producción de los medios de vida
inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de
desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado
las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las
ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse; y no
al revés, como hasta entonces se había venido haciendo” (Engels, “Discurso ante la
tumba de Marx”, en Marx/Engels, Obras escogidas, t. II, p. 155, Ed. esp., Moscú,
1952).
El desarrollo de los modos de producción de los bienes materiales (ver), necesarios a
la existencia del hombre, tal es la fuerza esencial que determina toda la vida social y
condiciona el pasaje de un régimen social a otro. Ninguna sociedad puede existir sin
producir bienes materiales. Con ayuda de los instrumentos de trabajo, el hombre obra
sobre la naturaleza y se procura lo que le hace falta. De la evolución de la producción
material depende el progreso de la sociedad. La historia de la sociedad comienza a partir
del instante en que el hombre llegó a fabricar y utilizar instrumentos de producción.
Cuanto mayor es el nivel de las fuerzas productivas (ver), mayor es el dominio del
hombre sobre la naturaleza. Conjuntamente con el progreso de las fuerzas productivas,
cambia el segundo aspecto de la producción material: las relaciones de
producción (ver), y se transforma el régimen económico y social. Las nuevas relaciones
de producción que surgen sobre la base de las fuerzas productivas y que les
corresponden plenamente, constituyen la condición principal y decisiva que determina
el auge continuo e impetuoso de las fuerzas productivas. La sucesión de formaciones
económicas y sociales en la historia (la comuna primitiva, la esclavitud, el feudalismo,
el capitalismo, el socialismo) significa la substitución de relaciones de producción dadas
por relaciones de producción más progresivas. Esta sucesión es siempre la consecuencia
necesaria de la ley del desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. El
establecimiento de nuevas relaciones de producción se efectúa generalmente por medio
del derrocamiento revolucionario de las viejas relaciones.
El mérito de Marx y de Engels, por consiguiente, consiste en haber fijado la atención,
ante todo, en las leyes económicas de la vida social, en las condiciones objetivas de la
producción material, base de toda la actividad histórica de los hombres. Con el
materialismo histórico, “…el caos y la arbitrariedad que imperaban en las opiniones
sobre la historia y sobre la política, cedieron su puesto a una teoría científica
asombrosamente completa y armónica, que revela cómo de una forma de vida social se
desarrolla, al crecer las fuerzas productivas, otra más alta, cómo de la servidumbre de la
gleba, por ejemplo, nace el capitalismo” (Lenin, “Tres fuentes…”, en Obras
escogidas, t. I, p. 67, Ed. esp., Moscú, 1948).

El materialismo histórico terminó de una vez por todas con las teorías idealistas para
las cuales la historia de la sociedad era el resultado de la actividad desordenada y
arbitraria de los individuos, la resultante de las voluntades y de los deseos de los
hombres. La evolución de la sociedad, como la de la naturaleza, no está determinada por
deseos subjetivos, sino por leyes objetivas que no dependen ni de la voluntad ni de la
conciencia de los hombres. Éstos pueden descubrir las leyes objetivas, estudiarlas,
conocerlas, tenerlas en cuenta en sus actos, utilizarlas en su interés, limitar la acción de
algunas y dar libre curso a otras, pero no pueden modificarlas o abolirlas. Y menos aun,
crear nuevas. El inmenso significado del materialismo histórico, reside en que ha
descubierto y explicado las leyes del desarrollo social y que ha pertrechado así al
proletariado y a su partido con el conocimiento de las vías que conducen a la
transformación revolucionaria de la sociedad. Como lo señala Lenin, la concepción
materialista de la historia ha reducido las acciones de los individuos a las acciones de
las clases, cuya lucha determina el desarrollo de la sociedad.

La producción material es, pues, el fundamento de la vida y del devenir de la


sociedad. Este descubrimiento revela el gran papel creador de las masas trabajadoras en
la historia, y así quedó demostrado que la historia del desarrollo social es la historia de
los productores inmediatos, de las masas trabajadoras, fuerzas esenciales en la
producción de bienes materiales, indispensable a la existencia de la sociedad.

El modo de producción, la vida material de la sociedad condiciona el carácter de un


régimen social, de las instituciones políticas, la mentalidad de los hombres, sus
opiniones, sus ideas, sus teorías. La existencia social determina la conciencia social.
Imposible comprender la esencia de las instituciones políticas, de las ideas, de las
teorías, si se olvida su origen material: el régimen económico de la sociedad. Imposible
comprender por qué en tal época aparecen tales instituciones políticas e ideas, por qué
en otra época aparecen otras, si se parte de las propias instituciones políticas e ideas, y
no de la base económica (Ver Base y superestructura). La conciencia social –opiniones
políticas, concepciones del derecho y del arte, filosofía, religión y otras formas de
ideología– está en función de las relaciones de producción dominantes, y cambia
radicalmente con la transformación de la base, del régimen económico. Aunque
mostrando que las instituciones políticas, las ideas, las teorías, extraen su origen y
dependen de la base, la teoría del materialismo histórico no niega en absoluto la
importancia considerable de aquéllas en la vida social. En oposición al materialismo
económico que reduce a nada el papel de las ideas, el materialismo histórico subraya su
papel inmenso. Una vez surgidas, las instituciones sociales y políticas así como las
ideas, se convierten ellas mismas en una fuerza que actúa sobre las condiciones que las
han engendrado. O bien frenan el desarrollo social desempeñando el papel de fuerzas
reaccionarias que sirven a las capas y clases retardatarias de la sociedad, o bien
contribuyen al progreso sirviendo a las clases avanzadas, revolucionarias.

Gracias al materialismo histórico, la ciencia de la sociedad se ha convertido en una


ciencia exacta comparable a la biología. El materialismo histórico tiene una gran
importancia para la actividad práctica del partido comunista. Para no equivocarse en
política, el partido del proletariado debe fundar su acción no en principios abstractos,
los “principios de la razón humana”, sino en las condiciones concretas de la vida
material, en las necesidades reales de la sociedad.

En el prólogo de su obra Contribución a la crítica de la Economía Política, Marx


formuló la esencia del materialismo histórico: “…en la producción de su vida, los
hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus
formas productivas. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica
y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo
de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por
el contrario, el ser social lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada
fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las
relaciones de producción existentes, o, lo que no es sino la expresión jurídica de esto,
con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De
formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas
suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se
revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre
ella. Cuando se estudian esas revoluciones, hay que distinguir siempre entre los cambios
materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden
apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas,
políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra, las formas ideológicas en
que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del
mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no
podemos juzgar tampoco a estas épocas de revolución por su conciencia, sino que, por
el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida
material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones
de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas
las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas
relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia
hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se
propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las
cosas, vemos siempre que estos objetivos sólo brotan cuando ya se dan o, por lo menos,
se están gestando, las condiciones materiales para su realización” (Marx, Op. cit., en
Marx/Engels, Obras escogidas, t. I, p. 332, Ed. esp., Moscú, 1951).

La teoría del materialismo histórico, creada por Marx y Engels, fue desarrollada y
enriquecida por Lenin y Stalin, gracias al análisis de las nuevas condiciones históricas
en la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias, en la época de la
edificación del socialismo.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:337-339

Materialismo histórico

Parte componente de la filosofía marxista-leninista; ciencia que investiga las leyes


generales del desarrollo de la sociedad humana y las formas de su realización en la
actividad histórica de los hombres. El materialismo histórico es la sociología científica,
proporciona la base teórica y metodológica de las investigaciones sociológicas
concretas y de todas las ciencias sociales. Los filósofos premarxistas, sin excepción,
incluidos los materialistas, eran idealistas en la concepción de la vida social, pues no
pasaban de observar el hecho de que, a diferencia de lo que sucede en la naturaleza,
donde actúan fuerzas ciegas, en la sociedad actúa el hombre, ser consciente que se rige
en su hacer por estímulos ideales. Acerca de este particular indicaba Lenin que la idea
misma del materialismo en sociología había sido una idea genial (véase t. I, pág. 121).
La creación del materialismo histórico significó un cambio radical en el desarrollo del
pensamiento social. Permitió, por una parte, aplicar consecuentemente la concepción
materialista al mundo en su conjunto, no sólo a la naturaleza, sino, también, a la
sociedad. Por otra parte permitió descubrir la base de la vida social y las leyes que
determinan su desarrollo lo mismo que, por consiguiente, el desarrollo de todas las
demás facetas de la vida social, determinadas por la base material indicada. Subrayaba
Lenin (t. 1, pág. 120) que Marx había elaborado su idea fundamental sobre el proceso
histórico-natural del desarrollo de la sociedad destacando de las distintas esferas de la
vida social la económica; de todas las relaciones sociales, las relaciones de producción
como fundamentales y determinantes de todas las demás relaciones. Después de tomar
como punto de partida el hecho fundamental de toda sociedad humana: el modo de
obtener los medios de vida, el marxismo puso en conexión con él aquellas relaciones en
las que los hombres entran en el proceso de producción de su vida, y en el sistema de
estas relaciones de producción vio el fundamento –la base real de cada sociedad
determinada– el que se reviste de superestructuras político-jurídicas y de diversas
corrientes del pensamiento social. Cada sistema de relaciones de producción, surgido en
un determinado estadio del desarrollo de las fuerzas productivas, está subordinado a las
leyes que rigen la aparición, el funcionamiento y el paso a la forma superior, tanto a
leyes que son generales para todas las formaciones, como a las que son especiales,
propias sólo de una formación dada. Las acciones humanas en los límites de
cada formación económico-social –infinitamente diversas, individualizadas, no
susceptibles, al parecer, de cálculo ni sistematización alguna– fueron generalizadas y
reducidas a las acciones de las grandes masas, a las acciones de las clases sociales en la
sociedad dividida en clases; masas y clases que, con sus actos, realizan las necesidades
que han madurado del desarrollo social. El descubrimiento del materialismo histórico
acabó con dos insuficiencias capitales de todas las teorías sociológicas premarxistas, las
cuales, en primer lugar, eran idealistas, dado que se limitaban al estudio de los motivos
ideológicos de la actividad humana sin investigar a qué se debían tales motivos, qué
causas materiales los engendraban; en segundo lugar, tomaban en consideración
únicamente el papel de las personalidades históricas descollantes sin abarcar la acción
de las masas populares, auténticas creadoras de la historia. El materialismo histórico ha
descubierto el carácter materialmente condicionado del proceso histórico-social, y en
contraposición a las teorías del materialismo vulgar –que niegan el papel de las ideas, de
las instituciones y organizaciones políticas y de otras clases–, subraya su activa
influencia inversa sobre la base material que las ha engendrado. El materialismo
histórico constituye el fundamento histórico-científico del marxismo, que arma a los
partidos marxistas-leninistas, a la clase obrera y a los trabajadores todos con el
conocimiento de las leyes objetivas del desarrollo de la sociedad, les permite
comprender la importancia del factor subjetivo –la conciencia y organización de las
masas, sin lo cual es imposible la realización de las leyes de la historia. Los rasgos
fundamentales del materialismo histórico fueron expuestos por primera vez por Marx y
Engels en su trabajo La ideología alemana. Se da una formulación genial de la esencia
de esa parte del marxismo en el prefacio de la Contribución a la crítica de la economía
política (1859). Pero el materialismo histórico se convirtió en “sinónimo de ciencia
social” sólo cuando El Capital vio la luz (véase Lenin, t. 1. pág. 125). A medida que la
historia avanza y se va acumulando nueva experiencia del desarrollo histórico, también
se desarrolla y enriquece, necesariamente, el materialismo histórico, así como el
marxismo en su conjunto. Lenin dio un magnífico ejemplo de este desarrollo en la
época del imperialismo, de las revoluciones proletarias. En la época actual, época del
tránsito del capitalismo al socialismo, cuando en la U.R.S.S. se ha planteado ya
prácticamente el problema de la edificación de la sociedad comunista en todo el frente,
la generalización de la nueva experiencia del movimiento comunista mundial y, en
particular, de la experiencia de la lucha por el comunismo en la U.R.S.S., se da en el
nuevo Programa del Partido, adoptado en el XXII Congreso del P.C.U.S. En el
programa se encuentra desarrollada la teoría de la formación económico-social, después
de haber formulado la caracterización concreta de la formación comunista, las leyes a
que obedecen su formación y desarrollo; también se profundiza la teoría sobre el
Estado, sobre el Partido y muchas otras cuestiones. El Programa del P.C.U.S.
proporciona al pueblo soviético el plan claramente delineado de la edificación de la
sociedad comunista, plan que comprende una triple tarea: crear la base material y
técnica del comunismo, formar relaciones sociales comunistas y educar al hombre de la
sociedad comunista.
Diccionario filosófico · 1965:302-304

Materialismo histórico

Parte integrante de la filosofía marxista-leninista y ciencia filosófica sobre la


sociedad, que resuelve de modo materialista el problema fundamental de la
filosofía aplicado a la historia y que investiga sobre esta base las leyes sociológicas
generales del desarrollo histórico y las formas de su realización en la actividad de los
hombres. El materialismo histórico constituye la base teórica y metodológica de
la sociología y demás ciencias sociales. Todos los filósofos premarxistas, comprendidos
los materialistas, eran idealistas en la intelección de la vida social, pues se limitaban a
constatar el hecho de que, a diferencia de la naturaleza, donde actúan fuerzas ciegas, en
la sociedad actúan los hombres, seres conscientes, que se guían en su proceder por
motivos ideales. El surgimiento del materialismo histórico constituyó una revolución
radical en el desarrollo del pensamiento social. Por una parte, permitió enfocar de modo
consecuentemente materialista el mundo en su conjunto, no sólo la naturaleza, sino
también la sociedad, y por la otra, descubrir la base material de la vida social y las leyes
que determinan su desarrollo. Marx formuló su idea principal sobre el proceso histórico-
natural del desarrollo de la sociedad, destacando la esfera económica de las diversas
esferas de la vida social, y de todas las relaciones sociales, las relaciones de producción,
como principales y determinantes entre las demás relaciones. Tomando como punto de
partida el hecho principal para toda sociedad humana –la obtención de los medios de
vida–, el marxismo vinculó con este hecho las relaciones que los individuos contraen en
el proceso de inducción de su vida, y advirtió en el sistema de estas relaciones de
producción la base real de cada sociedad determinada, la cual se reviste de
superestructuras jurídico-políticas y diversas formas del pensamiento social. Cada
sistema de relaciones de producción, que surge en determinado grado de desarrollo de
las fuerzas productivas, se subordina tanto a las leyes del surgimiento, funcionamiento y
tránsito a una forma superior, comunes a todas las formaciones sociales, como a las
específicas, inherentes sólo a una de ellas. Las acciones de los individuos en el marco de
cada formación socio-económica –infinitamente diversas, individualizadas y, al parecer,
no sujetas a registro alguno ni a sistematización– fueron sintetizadas y reducidas a las
acciones de las grandes masas; en la sociedad dividida en clases, a las acciones de las
clases que realizan en ellas las necesidades maduras del desarrollo social. El
descubrimiento del materialismo histórico eliminó los dos defectos principales de todas
las teorías sociológicas premarxistas, que, en primer lugar, eran idealistas, pues se
limitaban al examen de los motivos ideológicos de la actividad humana y no
investigaban las causas materiales que los engendraban y, en segundo lugar, estudiaban
en lo fundamental tan sólo el papel de las personalidades destacadas en la historia, sin
prestar atención a las acciones de las masas populares, verdaderos artífices de la
historia. Al poner de relieve el condicionamiento material del proceso socio-histórico, el
materialismo histórico, en contraposición a las teorías materialistas vulgares, que niegan
el papel de las ideas, las instituciones y organizaciones políticas y otras, subraya la
influencia inversa y activa de éstas sobre la base que las ha engendrado y revela el
inmenso papel del factor subjetivo: las acciones de los hombres, clases y partidos y el
grado de conciencia y de organización de las masas. El materialismo histórico repugna
tanto el fatalismo como el voluntarismo. Los hombres mismos hacen su historia, pero
no la pueden hacer a su libre albedrío, pues cada nueva generación actúa en
determinadas condiciones objetivas, creadas antes de su aparición. Estas condiciones y
las leyes que actúan sobre su base brindan las diversas posibilidades para la actividad de
los hombres. La realización de estas posibilidades y, por tanto, el curso real de la
historia depende de los hombres, de su actividad e iniciativa y del grado de organización
y cohesión de las fuerzas progresistas. Marx y Engels expusieron por vez primera los
rasgos fundamentales del materialismo histórico en la obra La Ideología Alemana. A la
par que se acumulan nuevas experiencias del desarrollo histórico, se desarrolla y
enriquece necesariamente el materialismo histórico, al igual que el marxismo en su
conjunto. Lenin ofreció un magnífico ejemplo de tal desarrollo. El materialismo
histórico está estrechamente ligado a las tareas de la lucha revolucionaria de clase del
proletariado, a las necesidades de la edificación del socialismo y del comunismo y al
desarrollo de las ciencias. En las condiciones actuales, el materialismo histórico se
enriquece gracias a los esfuerzos colectivos del PCUS, de los partidos comunistas y
obreros de otros países y de los científicos marxistas del mundo entero.

También podría gustarte