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Índice
INTRODUCCIÓN
Una de estas crisis es la crisis Baring, la más conocida y la más importante de las
crisis del siglo XIX. Una crisis que debilitó al modelo primario-exportador pero que
paradójicamente, consolidaría a dicho modelo económico al recuperarse la
economía con posterioridad a la crisis.
Esta crisis está enmarcada dentro de lo que se conoce como Segundo Orden
Mundial, período económico internacional que será analizado en primer lugar.
Por un lado, estaban los países industriales, donde Inglaterra tenía la hegemonía 1.
Estos países exportaban capitales y mercancías e importaban productos
primarios. Por otro lado, estaban los países periféricos, que exportaban esos
productos primarios e importaban productos manufacturados. Además,
necesitaban capitales extranjeros para organizar su economía. “El 40% de las
manufacturas y bienes de capital iba hacia Asia, Sudamérica, África y Oceanía,
mientras que Gran Bretaña, Alemania y Francia constituían el 45% del mercado de
materias primas y alimentos. Por otra parte, entre 1815 y 1920, el continente
americano absorbió el 97% de la inmigración intercontinental 2”.
1
En este país había surgido la Revolución Industrial en 1750 aproximadamente
2
Rapoport, Mario, Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2003),
Editorial Emecé, Buenos Aires, 2010, p.25
3
Ferrer, Aldo, La economía argentina, Fondo de cultura económica, Buenos Aires,
2.010, p.145
4
Acorde a la teoría cuantitativa del dinero, aceptada en la época
Además, la deflación alentaba las exportaciones, todo lo cual volvía a equilibrar el
balance comercial. Lo contrario ocurría en caso de superávit comercial 5.
5
Cortés Conde, Roberto, Historia económica mundial, Editorial Ariel, Buenos Aires,
2.012, p.128
6
Rapoport, op.cit., p.27
7
EEUU se independizó en 1776
8
Gerchunoff, Pablo y Llach, Lucas, El ciclo de la ilusión y el desencanto, Editorial
Emecé, Buenos Aires, 2.010, p.17
controlar los ciclos económicos en su propio beneficio dada su posición
hegemónica en el comercio y las finanzas internacionales 9”.
9
Rapoport, op.cit., p.30
LA ECONOMÍA PREVIA A LA CRISIS
Las ideas del modelo económico pensado por los hombres de esta generación se
resumen en tres puntos: la constatación de la necesidad de esta inserción en la
división internacional del trabajo especializándose en nuestras ventajas
comparativa (la tierra, que produciría productos primarios), la urgencia por
solucionar la carencia de capital y mano de obra y la idea expandir la frontera
agropecuaria eliminando al indio y unificando el mercado interno 10.
Mitre inició un auge ferroviario ofreciendo a los extranjeros una garantía mínima de
rentabilidad anual del 7%, una legua de tierra a cada lado de la vía, libre
transferibilidad de las utilidades al exterior y exenciones impositivas 11, que se
extendieron hasta 1.947, año en que Perón los nacionalizó. Los ferrocarriles eran
sumamente necesarios para la agricultura, porque en caso contrario, no había
forma de trasladar las cosechas hasta el puerto de Buenos Aires. No había como
en Estados Unidos una red fluvial que posibilitara este traslado.
10
Rapoport, op.cit., p.32
11
Ferrer, op.cit., p.172
de inmigrantes, una ley que los encuadraba y el traslado a una colonia del interior,
si se le adjudicaba uno12.
A nivel provincial, además del Banco de Buenos Aires, se habían creado una serie
de bancos provinciales en la década del setenta. En 1.872 se creó el Banco
Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires 14. Sus cédulas serían adquiridas en
una parte importante por capitales belgas, entre otros inversores.
En 1.881, Roca sanciona la ley 1130 de unificación monetaria por la cual se sacan
de circulación las monedas existentes y se crea un patrón bimonetario: el peso oro
y el peso plata, de curso forzoso en el país. “Los bancos de emisión (el Nacional,
el de la provincia de Buenos Aires, el de Córdoba, el de Santa Fe y el Banco
Otero) debían sustituir sus viejas emisiones de billetes por los nuevos pesos
moneda nacional, que valdrían un peso oro. La flamante Casa de la Moneda
acuñaría piezas por valor de uno y cinco pesos 15”.
12
Gerchunoff y Llach, op.cit., p.21
13
Olarra Jiménez, Rafael, Evolución monetaria argentina, Editorial Universitaria de
Buenos Aires, Buenos Aires, 1.968, p.31.35-36
14
Olarra Jiménez, op.cit., p.33-34
15
Gerchunoff y Llach, op.cit., p.47
En 1.883 se adopta el patrón oro, abandonándose la plata (una tendencia mundial
en esos años al descubrirse nuevos yacimientos de ambos metales y poniendo en
crisis al bimetalismo16) y se inicia un período de convertibilidad monetaria que será
breve, ya que la paridad cambiaria fija se deberá romper en 1.885, cuando la crisis
de ese año desate una fuga de oro importante. Surgía así una prima del oro.
“La razón que inducía a esperar una alta tasa de retorno del capital era la
posibilidad de poner en producción los enormes recursos potenciales de la Pampa
Húmeda. Como señala Ferns, comentando la opinión de un dirigente británico, en
1.885 se consideraba que un millón de libras esterlinas colocadas en la Argentina
contribuiría a producir más artículos de venta que un millón de libras invertidas en
cualquier otra parte del mundo17”.
“Tal fue la situación que produjo la gran afluencia de capitales extranjeros, los
cuales sumaron alrededor de 710 millones de pesos oro (£ 140 millones) en los
años 1885- 90, a la República Argentina, cuya población era de 3.4 millones de
habitantes en 1890, Aproximadamente.la mitad de dicha suma fue obtenida por
medio de nuevas emisiones en la Bolsa de Valores de Londres, en tanto que los
inversores británicos suscribieron una considerable proporción de las cédulas
hipotecarias. Además, se habían producido inversiones privadas en empresas y
bienes raíces argentinos18”.
Los principales inversores británicos fueron la Baring Brothers (de larga trayectoria
en el país), la Casa Murrieta (de trayectoria más corta pero con amplios vínculos
con sectores locales) y Morgan (esta última desde mediados de los ochenta,
aunque menos vinculada con nuestro país).
Las cédulas hipotecarias tenían una alta tasa de interés y una doble garantía: “las
tierras hipotecadas y el respaldo del gobierno sobre obligaciones de distintos
bancos de origen estatal (...) fue uno de los instrumentos de especulación más
importantes antes de la crisis de 1890. A diferencia de los empréstitos, cuyo
16
Cortés Conde, op.cit., p.127
17
Rapoport, op.cit., p.48
18
Ford, Alec, (1969). Argentina y la Crisis de Baring de 1890. , Tercera Época, Revista
de Economía y Estadística Vol. 13, No. 3-4: 3º y 4º Trimestre, p.144
interés estaba fijado en pesos oro, el de las cédulas estaba determinado en pesos
papel, por lo que cualquier devaluación afectaba a sus tenedores 19”. Cotizaban
tanto en la bolsa londinense para inversores extranjeros como en la bolsa local
para inversores argentinos.
La crisis de 1.885 se dio porque hasta ese momento, entre 1.881 y 1.884, si bien
las importaciones crecieron extraordinariamente, el déficit comercial resultante se
financió con inversiones y empréstitos del exterior. En 1.885, este flujo
19
Rapoport, op.cit., p.50
20
Olarra Jiménez, op.cit., p.45
21
Olarra Jiménez, op.cit., p.43-44
22
Gerchunoff y Llach, op.cit., p.48
23
Ferns, H.S., Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Ediciones Solar-Hachette,
Buenos Aires, 1.992, p.402
internacional de capitales se detuvo “debido a la pérdida de confianza que se
produjo en el exterior como consecuencia del mayor signo negativo de la balanza
comercial y del sensible aumento de los pagos de intereses y beneficios por los
anteriores préstamos, cuyo cumplimiento empezaba a ponerse en duda (...) El
gobierno argentino llegó a un acuerdo con los banqueros extranjeros y la
confianza se restableció, pero la conversión se suspendió ante la carencia de
metálico, el 13 de octubre de 1.885 y no volvería a reanudarse por más de una
década24”.
A partir de ese año, coexisten el sistema de papel moneda nacional para las
transacciones internas y el oro o libra esterlina para las transacciones
internacionales.
24
Rapoport, op.cit., p.83
25
Ferns, op.cit., p.403
26
Ferns, op.cit., p.410
El sector ganadero, en los ochenta, se vio profundamente modificado por la
aparición del frigorífico. Se comenzó exportando hasta fines del siglo XIX carne
congelada de oveja, por ser este animal más fácil de manejar. La raza ovina
elegida fue la Lincoln, por lo que se dio un proceso de desmerinización. En cuanto
a las vacas, se exportaba ganado en pie hasta 1899, donde Inglaterra cerró sus
mercados a la carne argentina, argumentando un brote de aftosa.
Se buscaba con esto hacer frente a las obligaciones externas de Buenos Aires.
Pero las provincias no contaban con ese oro que Buenos Aires presuponía que
tenían y se endeudaron en el exterior de modo excesivo para poder hacerse del
oro y así poder emitir. Pero esta emisión se daría no contra oro sino contra deuda
en oro29. “El crecimiento de la deuda pública entre 1885 y 1889 fue notable. En
ese período, la deuda contraída por las provincias superó los 100 millones de
pesos oro y la de los municipios los 20 millones de la misma moneda” 30. Hacia
1891, la deuda externa era de 879 millones de pesos oro.
Formaron parte del sistema de bancos garantidos, el Banco Nacional, los bancos
provinciales y algunos bancos privados.
27
Cortés Conde, op.cit., p.137
28
Olarra Jiménez, op.cit., p.48-49
29
Gerchunoff y Llach, op.cit., p.49
30
Rapoport, op.cit., p.86
acciones. Esto se refleja en la sostenida suba de la prima del oro 31. También fue
alimentando una inflación. Esto beneficiaba a los productores agropecuarios
porque aumentaba los precios de los productos que vendían, mientras los salarios
y demás costos crecían en menor proporción, incrementándose así su tasa de
rentabilidad32. Por eso, se oponían a cualquier medida de financiamiento que no
sea emisionaria, como por ejemplo, reducción de gastos o incremento de
impuestos33.
31
Olarra Jiménez, op.cit., p.51
32
Ferns, op.cit., p.439
33
Ferrer, op.cit.199
LA CRISIS DE 1.890
Ese año 1.889 sería el último en que las inversiones británicas ingresaron,
representando entre el 40 y 50% de las mismas fuera del Reino Unido. El nuevo
medio de inversión eran las cédulas hipotecarias. Se prefería la seguridad antes
que las ganancias de capital en empresas o industrias 35.
“El excedente de pagos con respecto a los cobros produjo también una
exportación neta de oro de 36 millones de pesos oro en 1889, en comparación con
la importación neta de 16.7 millones de pesos del año 1888. Una vez que la prima
del oro comenzó a subir, la especulación se dirigió hacia mantener oro, de modo
34
Gerchunoff y Llach, op.cit., p.51
35
Ferns, op.cit., p.397
36
Ford, op.cit., p.145
que aceleró el aumento de aquélla. Puesto que las entradas de moneda extranjera
constituían el principal generador de ingresos, su disminución trajo aparejado un
movimiento descendente en los ingresos, los beneficios y la actividad en
general37”.
37
Ford, op.cit., p.160-161
38
Ford, op.cit., pp. 141-142
39
Ferns, op.cit., p.452
40
Olarra Jiménez, op.cit., p.52
máximo del 364% y la cotización de los títulos y acciones de los bancos y
empresas más importantes declinaban en forma espectacular: las del Banco
Nacional cayeron más de un 90% entre agosto de 1889 y junio de 1891, las del
Banco Constructor llegaron prácticamente a carecer de valor 41”.
41
Rapoport, op.cit., p.87
42
Ferns, op.cit., p.454
CAUSAS DE LA CRISIS
Hay diversas explicaciones de la crisis según los distintos enfoques de los autores.
En cambio, Williams, Prebisch y Ford tienen una visión estructuralista que toma
como eje los desequilibrios en el balance de pagos.
Raúl Prebisch, “estudió las vinculaciones entre los flujos de capital externo y el
nivel de las exportaciones con la actividad interna y el volumen del medio
circulante, desarrollando una concepción analítica de los ciclos económicos 45”. Por
lo tanto, su explicación apuntaría a la existencia de factores cíclicos originados en
el sector externo. La originalidad del autor radica en la distinción que hace entre
los ciclos económicos argentinos y los mundiales. También advierte que las crisis
argentinas comenzaban cuando el Banco de Inglaterra subía sus tasas de interés.
Aldo Ferrer habla de una crisis de crecimiento, en el sentido que las inversiones
efectuadas por los extranjeros requerían un cierto tiempo que los inversores no
estuvieron dispuestos a dar. Por tanto, la crisis se debería a que los capitales se
retiraron antes que maduren las inversiones 46.
43
Ferrer, op.cit., p.219
44
Rapoport, op.cit., p.91
45
Rapoport, op.cit., p.91
46
Ferrer, op.cit., p.219
El ajuste automático del patrón oro suponía que, como ya se vio anteriormente, al
salir el oro (déficit externo), las importaciones caerían logrando el equilibrio de la
balanza de pagos. El patrón oro en nuestro país no se ajustó a la teoría. Y si bien
las importaciones cayeron, los servicios de la deuda siguieron siendo rígidos, justo
en la parte descendente del ciclo económico 47. Como sostiene Ford, los
mecanismos del patrón oro a través de los precios no se daban y por eso toma a
las exportaciones como una variable exógena del modelo, dependiente de la
demanda externa y con precios internacionales únicos al tratarse de productos
primarios. En cambio, las importaciones dependían del ingreso nacional, que a su
vez dependía de las exportaciones y éstas, del nivel de ingreso europeo 48.
Alec Ford coincide con Ferrer49 en que la crisis fue de desarrollo, de acuerdo al
siguiente modelo:
A largo plazo, una vez terminados los proyectos de inversión (por ejemplo, en
ferrocarriles), la expansión de las exportaciones posibilitaría una expansión
importadora amén de la amortización de la deuda. Si el papel moneda estuviera
depreciado, y por tanto, la prima del oro subiera, el proceso de expansión
exportadora se aceleraría.
Ésta subió después de la crisis de 1.885: en 1886 la prima del oro fue 100, en
1890 la prima subió a 181, en 1892 fue de 239, y de 257 en 1894. Recién en 1896,
la prima del oro se redujo, según datos de Williams 52. Es decir, que los
exportadores siempre se mostrarían reticentes a cualquier medida que detuviera el
alza del oro.
Ferns también sostiene que “el hecho de que el arribo de las inversiones
extranjeras precediera el incremento productivo y físico en un considerable
51
Ferrer, op.cit., p.218-219
52
Ford, A. (1969). Argentina y la Crisis de Baring de 1890. , Tercera Época, Revista de
Economía y Estadística Vol. 13, No. 3-4: 3º y 4º Trimestre, pp. 139-140
53
Ford, op.cit., p.158-160
espacio de tiempo, ayuda a explicar sólo en parte la súbita detención de la
afluencia de capitales que precipitó la crisis Baring de 1.890 54”. Para él los factores
políticos fueron cruciales. Las autorizaciones concedidas para la construcción de
ferrocarriles donde los amigos del gobierno lo desearan, sin relación con las
posibilidades productivas, forzaron a las compañías ferroviarias a dejar de invertir
en locomotoras y vagones, para hacerlo en extensiones de líneas con el fin de
excluir a otra compañía rival u obtener beneficios garantizados de un gobierno
ansioso de complacer a sus amigos fomentando la construcción de ferrocarriles en
regiones donde aquéllos poseían tierras. Esta fiebre ferroviaria, a su vez, empujó a
un aumento del valor de las tierras atravesadas por estas redes. De este modo, el
favoritismo de Juárez Celman socavó la confianza de los inversores extranjeros en
la Argentina y precipitó la crisis de Baring 55.
En oposición a Ferns, Rory Miller duda de que la mala administración del gobierno
de Juárez Celman haya sido la causa primaria de la crisis, aunque los funcionarios
del gobierno pudieron haber contribuido secundariamente con su
irresponsabilidad56. En 1890, afirma Miller, hubo pánico en Europa por razones
totalmente ajenas a la política económica argentina, tales como, por ejemplo, el
fracaso del proyecto de Ferdinand de Lesseps del canal de Panamá y la situación,
cercana a la bancarrota, del banco de depósitos francés Comptoir National
d'Escompte, luego de un intento por controlar la oferta mundial de cobre. Estas
razones ajenas a la Argentina afectaron la confianza de los inversores, haciendo
mucho más dificultoso que a principios de la década de 1880 la obtención de
préstamos para este país. Finalmente, Miller remarca que Baring Brothers cometió
dos errores fatales: imprudentemente intentó monopolizar las concesiones en la
Argentina y lanzó proyectos de inversión demasiado rápidamente, sin asegurar
sus inversiones de capital. Baring sobrextendió sus negocios, de modo que, aun
sin la ayuda de las autoridades argentinas, igualmente se hubiese producido su
colapso.57.
54
Rapoport, op.cit., p.48
55
Ferns, op.cit., p.419
56
Miller, Rory, Britain and Latin America in the nineteenth and twentieth Centuries,
London and New York, Longman, 1.993, p.154
57
Miller, op.cit., p.174-178
Por su parte, Carlos Díaz Alejandro sostiene que fue uno de los ciclos de
depresión, típicos de economías exportadoras como la argentina, que
recurrentemente frenaron su expansión económica entre 1862 y 1930 (los otros
ciclos de depresión económica ocurrieron en 1875-1876 y en 1914-1917). Estos
ciclos se iniciaron debido a sequías, cambios en la demanda de mercancías en los
mercados mundiales y fluctuaciones en la inversión extranjera. Estos shocks
exógenos no tuvieron demasiada respuesta por parte de las políticas económicas
internas58.
Díaz Alejandro, Carlos F., Ensayos sobre la historia económica argentina, Editorial
58
Pero para arreglar definitivamente el tema se debía renegociar la deuda. Para ello
se envió a Victorino de la Plaza para negociar una moratoria con Lord Rotschild, a
cargo del comité de acreedores.
Este comité dividió a la Baring Brothers en dos. Una parte se quedó con los
pasivos y se declaró en quiebra. La otra parte se quedó con los activos para que
renegocie con Argentina la deuda.
59
Rapoport, op.cit., p.87
60
Cortés Conde, op.cit., p.131
61
Rapoport, op.cit., p.88
de Aguas Corrientes de Buenos Aires, empresa de la que en realidad eran
dueños62.
En el plano interno, Pellegrini tendrá más éxito para acabar con la crisis de
inflación, a través de la aplicación de medidas ortodoxas.
Además, aplicará políticas fiscales contractivas. Respecto del gasto público, será
reducido drásticamente, despidiendo 1.500 empleados públicos, reduciendo a la
mitad el presupuesto del Ministerio de Relaciones Exteriores, cancelando ventas
fraudulentas de tierras y reduciendo determinadas obras públicas por ser
costosas.
62
Rapoport, op.cit., p.88
63
Olarra Jiménez, op.cit., p.54-55
64
Gerchunoff y Llach, op.cit., p.51
65
Ferns, op.cit., p.464
Además creará en 1.890 la Caja de Conversión, aunque ésta recién se pondrá en
funcionamiento en 1.899, cuando afluyan hacia nuestro país gran cantidad de
divisas que sostengan la convertibilidad. La misma se sostendrá hasta 1.914 66.
66
Olarra Jiménez, op.cit., p.53.57
67
Ferns, op.cit., p.470
68
Rapoport, op.cit., p.88
69
Ferns, op.cit., p.447
Las exportaciones de maíz, que habían llegado a un máximo en 1.890 y se vieron
restringidas por condiciones climáticas adversas en los años siguientes, se
terminaron triplicando en 1.896 cuando el clima se tornó más favorable. Desde
1.896, el volumen de exportaciones posibilitó el incremento de las exportaciones
del que estamos hablando, ya que los precios siguieron deprimidos hasta fines de
siglo.
“Sin la construcción del ferrocarril nada de esto habría sido posible. Por otra parte,
el aumento registrado por la producción y la exportación de productos ganaderos
quedó empequeñecido ante el incremento en la de los cereales. Fue así como el
crecimiento económico se atribuyó más al pequeño agricultor (con frecuencia
inmigrante) que al acaudalado estanciero 70”.
Es entonces desde 1.895 que la prima del oro comienza a declinar, habiendo
llegado ese año a su máximo, por lo cual se produce una valorización del peso, es
decir, una apreciación cambiaria. Esto perjudicaba a los exportadores y
terratenientes que cobraban en oro sus exportaciones y beneficiaba a quienes
tenían ingresos en papel moneda, por ejemplo, los asalariados. Por eso, los
primeros presionarán al gobierno para que tome medidas que aseguren un tipo de
cambio elevado que los beneficie, como en 1.866, 1.899 y 1.927 72. Será Roca
quien en su segunda presidencia, a través de la Ley de Conversión, ponga en
funcionamiento la Caja de Conversión creada por Pellegrini en 1.890 y establezca
una paridad fija (un peso papel = 0,44 de oro sellado) 73.
70
Ford, op.cit., p.150
71
Rapoport, op.cit., p.89
72
Ferrer, op.cit., p.198
73
Rapoport, op.cit., p.90
CONCLUSIÓN
Finalmente, hay que recalcar el hecho que las crisis estaban siempre vinculadas a
una depreciación y a una emisión que era alentada por los grupos económicos con
contactos con el gobierno: los terratenientes productores y los exportadores de
productos primarios. Por lo cual, podemos afirmar que tienen un cierto grado de
co-responsabilidad en el desencadenamiento de la crisis Baring, aunque no
tengan la mayor responsabilidad.
BIBLIOGRAFÍA