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Facultad de Ingeniería
Ingeniería Ambiental
Presentan:
Es importante conocer el material o instrumentos por los cuales se pueden estudiar los
fenómenos químicos. En este reporte se conocerá los instrumentos de uso en el laboratorio
de química inorgánica más comunes o básicos que se conocieron durante la primera
práctica.
Para poder ser capaces de entender las reacciones químicas en el laboratorio, es una
necesidad reconocer e identificar los instrumentos o herramientas de éste. La razón por la
cual debemos conocer los instrumentos del laboratorio es para el uso correcto de estos.
OBJETIVO
Identificar los materiales utilizados en el laboratorio, para que sirven, cual es la función que
cumplen, sus nombres, usos y cuidados, para manipularlos y establecer el uso adecuado del
material del laboratorio; así también hacer mención de las medidas de seguridad y
precauciones del mismo.
DESARROLLO
Existen algunos sólidos que no se deben pesar en papel, como el hidróxido de sodio y
otras bases que rápidamente absorben la humedad del medio y pueden ser cáusticas, o
sustancias que ataquen de manera violenta al papel, como el cloruro de potasio. Para este
tipo de sustancias se utilizan recipientes de vidrio.
A fin de evitar daños o disminuir los desajustes de la balanza, es necesario seguir las
siguientes reglas:
1. No intentar pesar un objeto que haya sido calentado, debemos esperar a que alcance
la temperatura ambiente.
2. No tocar un objeto seco con las manos húmedas, usar pinzas o dedales para evitar el
depósito de humedad.
MEDICIONES DE VOLUMEN.
Las probetas (figura 1), buretas (figura 2) y pipetas (figura 3) tienen una marca sobre
la cual se debe observar la parte inferior del menisco, como se indica en la figura 4 (en los
pocos casos en que el menisco es convexo, la lectura se hace en la parte superior del
mismo). A este proceso de poner la superficie del menisco sobre la línea de la lectura se le
conoce como aforar y a la marca se le denomina línea o marca de
aforo.
Figura 1 Probeta graduada.
Figura 2 Bureta.
Existen diversos tipos de pipetas, como se muestra en la figura 3, y aunque es común llenar
las pipetas succionando con la boca (cuando no se trata de algún reactivo tóxico), aquí se
sugiere el uso de propipetas, para evitar al máximo el riesgo de tragar accidentalmente
algún reactivo. Las pipetas de uso común en el laboratorio se pueden clasificar como:
volumétrica o aforada (a), graduada; también se le conoce como pipeta de Mohr (b), de
Oswald-Folin (c) y serológica (d). En las pipetas de Oswald-Folin y serológicas la última gota
se expulsa soplando, mientras que en las pipetas volumétricas y graduadas la última gota
del líquido debe quedarse dentro de las mismas.
1. Usando los dedos pulgar e índice presionar sobre la válvula A, y apretar el bulbo B
con los demás dedos para expulsar el aire y producir un vacío que posteriormente
permita la entrada del líquido en la pipeta. Soltar la válvula A y el bulbo B
permanecerá comprimido.
2. Sumergir la punta de la pipeta en el líquido, Presionar sobre la válvula S para que el
líquido empiece a subir por la pipeta hasta el nivel o marca deseada.
3. Para expulsar el líquido, presionar sobre la válvula E y mantenerla presionada hasta
dejar salir la cantidad deseada de líquido.
4. Para permitir que caiga la última gota, mantener la presión sobre la válvula E y cubrir
la entrada con el dedo medio y apretar el bulbillo pequeño C.
Figura 5 Propipeta.
Tubo de ensaye: Son de forma cilíndrica y tamaño variable, uno de sus extremos está
abierto y el otro cerrado en forma semiesférica (figura 7). Pueden tener bordes rectos o con
labio, y tener tapón o sin tapón. Se empelan para realizar pruebas o ensayos químicos,
calentar líquidos, disolver sólidos, etc. Los tubos de ensaye se colocan sobre una gradilla.
Figura 7 Tubos de ensaye de vidrio.
Matraz Erlenmeyer: Son recipientes cónicos y de boca estrecha, con diferentes capacidades
de volumen, con o sin tapón. Se utilizan para realizar titulaciones, cristalizaciones, calentar
líquidos, recibir destilados y como accesorios en múltiples experimentos (figura 8).
Piseta: Son recipientes de plástico (figura 8), con diferentes capacidades y se usan en lugar
de los frascos lavadores.
Embudo: Son recipientes en forma cónica, prolongada por un tallo o vástago tabular que
termina en pico romo. El ángulo interno es de 58 o 60 grados de abertura y pueden ser de
vidrio refractario, blando o plástico, con tallo largo o corto. Cuando se desea usarlos para
separar filtrados es conveniente verificar el ángulo interno, ya que de éste depende la forma
en que se deberá doblar el papel filtro (figura 9).
Vasos de precipitado: Tienen diferentes capacidades (10 a 4000 ml) y formas (con labio de
vertido o sin él). Los vasos de precipitados tienen una gran variedad de usos. Pueden servir
como recipientes para baño María, para calentar líquidos, realizar diluciones, efectuar
reacciones químicas o procesos físicos, como son la maduración de un precipitado, filtración,
etc. (figura 9).
Vidrio de reloj: Es un vidrio redondo convexo que permite contener las sustancias para
luego mazarlas o pesarlas en la balanza. Se denomina vidrio de reloj ya que es muy similar a
uno de ellos (figura 11).
Los medidores de pH van desde dispositivos simples y económicos de tipo pluma, hasta
instrumentos de laboratorio complejos y caros, con interfaces de computadora y varias
entradas para mediciones de indicadores y temperaturas que se deben introducir para ajustar
la variación de pH. La salida puede ser digital o analógica, y los dispositivos pueden ser
alimentados por baterías o depender de la alimentación de línea.
Los medidores especiales y las sondas están disponibles para su uso en aplicaciones
especiales, tales como ambientes hostiles y microambientes biológicos. También hay
sensores de pH holográficos, que permiten la medición del pH colorimétricamente, haciendo
uso de la variedad de indicadores de pH que están disponibles. Adicionalmente, hay
medidores de pH comercialmente disponibles basados en electrodos de estado sólido, en
lugar de electrodos de vidrio convencionales.
Calibración y Mantenimiento.
Mediciones muy precisas requieren que el medidor de pH se calibre antes de cada medición.
Más típicamente, la calibración se realiza una vez al día de operación. La calibración es
necesaria porque el electrodo de vidrio no proporciona potenciales electrostáticos
reproducibles durante períodos de tiempos de uso prolongados.
La calibración se realiza con al menos dos soluciones tampón estándar que abarcan el
rango de valores de pH a medir. Para fines generales, son apropiados tampones a pH 4,00 y
pH 10,00. El medidor de pH tiene un control de calibración para establecer la lectura del
medidor igual al valor del primer amortiguador estándar y un segundo control que se usa
para ajustar la lectura del medidor al valor del segundo amortiguador. Un tercer control
permite ajustar la temperatura. Mediciones más precisas a veces requieren calibración a tres
valores de pH diferentes.
Las buenas prácticas de laboratorio dictan que después de cada medición se enjuagan
las sondas con agua destilada para eliminar cualquier traza de la solución que se mida, se
limpia para absorber el agua restante que podría diluir la muestra y alterar así la lectura.
1. Se deberá ser puntual u para ingresar al laboratorio deberá contar con guardapolvo,
lentes protectores, guantes propios y los requisitos indicados en cada trabajo práctico.
2. Siempre se deberá contar con elementos de limpieza (detergente, trapo), fósforos o
encendedor y un marcador para vidrio propios.
3. No se podrá salir del laboratorio sin autorización del Jefe de Trabajos Prácticos.
4. Se deberá conocer el tema del Trabajo Practico, las actividades a desarrollar y las
normas de seguridad a tener en cuenta. Ante cualquier duda siempre consultar con el
Jefe de Trabajos Prácticos.
5. La mesa del laboratorio debe permanecer siempre limpia y seca, se debe disponer
siempre una hoja de papel blanca sobre la cual se desarrollarán las experiencias.
6. Mantener el área de trabajo ordenada, sin libros, abrigos, bolsas, exceso de envases
de productos químicos y cosas innecesarias o inútiles. Recordar que el orden es
fundamental para evitar accidentes.
7. Al comenzar el Trabajo Practico controlar la presencia de todos aquellos elementos y
materiales necesarios, como también su estado de funcionamiento y limpieza.
8. Todo el material de vidrio deberá ser examinado cuidadosamente antes de usarse, el
material roto o trizado no se usará y se dispondrá en el contenedor adecuado.
9. Los residuos sólidos y papeles de filtro usados no deben arrojarse por la pileta. Se
almacenarán en contenedores apropiados para ello.
10.Está prohibido descartar cualquier tipo de sustancia líquida o sólida sin consultar
previamente al Jefe de Trabajos Prácticos.
11.Todas las llaves de agua, gas, equipos eléctricos, etc., deben estar apagados cuando
no se estén utilizando.
12.Todas las operaciones que requieran el manejo de reactivos nocivos para la salud
deben realizarse en la campana extractora de gases.
13.El material de vidrio deberá ser lavado escrupulosamente y secado después de
finalizar cualquier experimento.
14.Todo el material de vidrio que no vaya a usarse deberá guardarse en las estanterías
del laboratorio. Nunca se almacenará sobre las mesadas.
15.Se deberá presentar un informe escrito con todos los datos, observaciones y
conclusiones del Trabajo Practico realizado, de manera prolija y con letra clara. El
informe será individual y será corregido al finalizar el Trabajo Practico, de no cumplir
este requisito el mismo se considerará desaprobado.
Las botellas de reactivos contienen pictogramas y frases que informan sobre su peligrosidad,
uso correcto y las medidas a tomar en caso de ingestión, inhalación, etc. La ficha de datos de
seguridad, que debe estar disponible en el laboratorio, proporciona información
complementaria sobre las características propias de cada sustancia.
REFERENCIAS
Álvarez, J; Álvarez, V; Cervera, F.M; Garibay, C. Y; Pérez, M; Pérez, M. S; Verdugo, B.
(2017). Materia y entorno, manual de actividades. México, D.F: Innova.
Harris, D.C. (1992). Análisis químico cuantitativo. Grupo Editorial Iberoamérica, S.A. de C.V.
México. Cap. 2.
Skoog, A.D; West, D.M; y Holler, F.J. (1995). Química analítica. 6ª edición, McGraw-Hill
Interamericana de México, S.A. de C.V. México. Cap. 28.