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Doctorado en Ciencias de la Educación

Epistemología clasificación de las teorías y sus implicaciones en la


educación

Claudia Alexandra Casas Trujillo


MDCO19705

Ensayo Pensamiento Descolonial


Unidad 4: Epistemología clasificación de las teorías y sus implicaciones en
educación

Dra. Mabel Guadalupe Haro Peralta


Diciembre 19 de 2019

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La necesidad de Modelos Pedagógicos propios como símbolo de
resistencia a la occidentalización de la educación para la infancia de
la población indígena en Colombia y América Latina

El presente ensayo busca visibilizar la necesidad de las comunidades indígenas


inmersas en las urbes de Colombia y América Latina, de implementar un modelo
pedagógico propio para la formación de los niños indígenas, se parte como corpus
teórico desde las perspectivas conceptuales de interculturalidad y educación
intercultural propuestas por los autores Catherine Walsh y Tubino entre otros.
La interculturalidad emerge para los Latinoamericanos a partir de movimientos sociales,
comerciales y culturales entre los diferentes pueblos del mundo, desde varios siglos
atrás, Quijano (1999). Y nace en dos contextos específicos: desde lo social y la
institucionalidad. En el ámbito social, nace en un primer momento durante la invasión
europea como estrategia de dominación de la corona española, y en un segundo
momento, se articula a las reivindicaciones y formas contestatarias de los pueblos
indígenas que históricamente han sido negados y subalternizados.
En el contexto institucional, emerge como una estrategia del Estado-Nación para
implementar la educción escolar en los sectores marginados, entre ellos en la población
indígena, con el claro objetivo que estos sectores hagan parte de la monoculturalidad
que se encarga de formar los ciudadanos que el Estado - nación necesita en la
construcción de proyecto de repúblicas, lo que generó mayor desigualdad, inequidad
social, discriminación y racismo.
Durante los años 90, emerge un nuevo interés por la diversidad étnico – cultural en
Latinoamérica, este interés se centra en generar relaciones entre colectividades de
diferentes culturas con el beneficio de formar ciudadanos justos, igualitarios, capaces
de reconocer y aceptar otros mundos y otras formas de conocer al “otro” para construir
un mundo justo para todos. Catherine Walsh, afirma que el vocablo interculturalidad es

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un término de moda que se aplica en diferentes contextos y con intereses socio -
políticos totalmente opuestos a su verdadero significado.
Teniendo en cuenta lo anterior, la interculturalidad se abordará desde tres miradas
diferentes. En primer lugar, Walsh, C. (2010, p. 3) menciona en su artículo, lo referente
a la interculturalidad relacional, la cual permite “contacto e intercambio entre culturas,
es decir, entre personas, prácticas, saberes, valores y tradiciones culturales distintas, lo
que podría darse en condiciones de igualdad o desigualdad”. De acuerdo a lo anterior,
esta clase de interculturalidad permite la interacción entre diferentes colectividades lo
que deriva en un mestizaje, donde se perciben sincretismos que hacen parte de la
complejidad histórica de los pueblos indígenas en Latinoamérica. Pero también oculta
las problemáticas que genera la presente y continua colonización, como son: conflictos
de poder y dominación, dejando así relegadas las relaciones individuales.
En segundo lugar, se encuentra la interculturalidad funcional que consiste en reconocer
las diferencias entre culturas y la diversidad con el objetivo de incluirlas en un modelo
hegemónico establecido. Tubino (2005) afirma, que la interculturalidad es funcional al
sistema neoliberal en tanto que permite un dialogo, tolerancia y convivencia entre las
colectividades; pero no irrumpe en las desigualdades sociales existentes. La
interculturalidad funcional, es utilizada como una estrategia para incluir a los diferentes
sectores de la sociedad, que han sido excluidos durante la historia, en un modelo
neoliberal con la finalidad de mantener el estatus quo; esta es una nueva forma de
dominación y control étnico. Por ello, en los años 90 nacen políticas educativas que
permiten la “inclusión” de estos pueblos, entendiendo la educación como una manera
de dominación al servicio del modelo hegemónico imperante.
En tercer lugar, encontramos la interculturalidad crítica, la cual está pensada para lograr
una igualdad social y reconocimiento del “otro” desde abajo. Esta clase de
interculturalidad no se centra en la diversidad de los pueblos y tampoco en la historia
oficial la cual ubica al blanco en la cima de la pirámide social y a los afrodescendientes,
campesinos y pueblos indígenas en la base de esta. La interculturalidad crítica

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comprende que el concepto de diversidad emerge como respuesta a un modelo de
poder jerarquizado impuesto desde la colonización. Siguiendo esta línea, Walsh, C.
(2010) afirma que;
“la interculturalidad crítica se entiende como una herramienta, como un proceso y
proyecto que se construye desde la gente -y como demanda de la subalternidad-,
en contraste a la funcional, que se ejerce desde arriba. Apunta y requiere la
transformación de las estructuras, instituciones y relaciones sociales, y la
construcción de condiciones de estar, ser, pensar, conocer, aprender, sentir y
vivir distintas.” (pág. 4).
La interculturalidad crítica no se ha materializado aún, es un proceso que se debe
iniciar en cada rincón de Latinoamérica partiendo del respeto, la legitimidad e igualdad;
por ello es importante comprenderla para su construcción, pues debe intervenir en
diferentes ámbitos como: “el político, social, ético y epistémico -de saberes y
conocimientos-, que afirma la necesidad de cambiar no sólo las relaciones, sino
también las estructuras, condiciones y dispositivos de poder que mantienen la
desigualdad, inferiorización, racialización y discriminación.” (Pág. 4).

De acuerdo con lo anterior, esta propuesta busca la deconstrucción de un modelo


político hegemónico, de las estructuras sociales y de una mono educación que
acentúan el eurocentrismo, y a partir de las cuales, las comunidades indígenas fueron
configuradas como inferiores con respecto al europeo. Este proyecto se debe construir
a partir de la historia contada desde abajo por aquellos que no tiene voz (indígenas,
afros y campesinos), y que se encuentran inmersos en una estructura social propia de
un Estado moderno mercantilizado, homogenizado y occidentalizado.

En este mismo sentido, la educación se configura como institución política, social y


cultural en un escenario que reproduce la cultura al servicio del poder político
hegemónico de un Estado moderno. La educación intercultural debe permitir el dialogo

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entre sujetos que pertenecen a diferentes culturas con características específicas, a
diferencia de lo implementado en el aula en la actualidad, donde la educación
intercultural está fundamentada en una mirada eurocéntrica para conveniencia del
Estado, invisibilizando la historia y conocimientos propios de los pueblos originarios de
Latinoamérica.
En los años 80, como resultados de las luchas étnicas, se empieza a relacionar el
término intercultural con la educación; por ende:
“La adopción del término intercultural -utilizado primero en los países andinos-
fue asumido no como deber de toda la sociedad, sino como reflejo de la
condición cultural del mundo indígena, preparando al educando para actuar en
un contexto pluricultural marcado por la discriminación de las etnias indígenas”
(Chodi, 1990, citado en Walsh, C 2010).
Teniendo en cuenta lo anterior, el vocablo intercultural; en primer lugar, cobra un
sentido de lucha política desde el reconocimiento de las culturas indígenas, sus
saberes, sus tradiciones y legado que a lo largo de la historia fueron negados y
subalternizados, y en segundo lugar, la educación intercultural también hace parte de
un aparato ideológico y político, instrumentalizado por la institución educativa; es decir,
responde a una interculturalidad funcional como ya se explicó anteriormente.
En los años 90, emergen distintas reformas en los países Latinoamericanos como
resultado de las luchas indígenas para el reconocimiento de las múltiples culturas;
garantizando así la igualdad y protección los pueblos indígenas ante la ley de cada
país. Pero la verdadera razón de dichas reformas constitucionales responde a las
políticas neoliberales que se empiezan a implementar en la región con el claro objetivo
de incluir en un mercado capitalista, a los “excluidos” por la historia.
De lo anterior, es necesario enfatizar cómo el vocablo interculturalidad ha sido
instrumentalizado por el Estado para sus fines políticos. Es necesario promover un
proyecto intercultural crítico que permita la descolonización de la educación no sólo
para los pueblos indígenas sino también para todas las colectividades de

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Latinoamérica; una educación que permita reconocer que cada sujeto tiene una familia,
unas costumbres, una historia y unos conocimientos propios; para ello se debe
intervenir los contenidos eurocéntricos que se imparten en las aulas de clase, los cuales
desconocen la historia de América Latina y parten de una historia universal que solo
responde a Europa.

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CONCLUSIONES

Los saberes, tradiciones y legados derivados de la cosmología y cosmogonía de las


comunidades indígenas deben ser el fundamento de una pedagogía propia que permita
establecer un modelo educativo que de respuesta a necesidades escolares actuales
como la relación consigo mismo con los demás y con la naturaleza.
La interculturalidad debe tener una fundamentación surgida desde el contexto propio
alejada de posiciones europeizantes por ende es descolonizar la cultura y dar
relevancia a procesos educativos propios que enriquecen la ética y pueden dar
respuesta al desarrollo social sostenible.
La educación sigue siendo el instrumento válido para crear acciones disruptivas en el
contexto colombiano y Latinoamericano, es por ello que hablar de una interculturalidad
crítica es pertinente dentro del ámbito educativo indígena, en el cual la diversidad
emerge como respuesta a un modelo de poder jerarquizado impuesto desde la
colonización.
Por ello, es necesario formular e implementar una propuesta pedagógica sustentada
teórica y metodológicamente desde las bases epistemológicas de la interculturalidad
crítica posibilitando que los niños sean actores capaces de agenciar un cambio en la
sociedad dónde les permita el reconocimiento del otro con sus sabres, cultura e
identidad permitiendo la materialización de una verdadera educación intercultural.

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Referencias

Quijano, A. (1999). Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América


Latina. Dispositio, 24(51), 137-148.
Rojas, A. (2011). Gobernar (se) en nombre de la cultura. Interculturalidad y educación
para grupos étnicos en Colombia. Revista Colombiana de Antropología, 47(2), 173-198.
Tubino, F. (2005). La interculturalidad crítica como proyecto ético-político. Encuentro
continental de educadores agustinos, 24-28.
Walsh, C. (2010). Interculturalidad crítica y educación intercultural. Construyendo
interculturalidad crítica, 75, 96.

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