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Cronología
afirma que él vivió cuando Pitágoras era anciano. Pero dado que la autenticidad de las
observaciones no goza en modo alguno de una aceptación general, se deberá asignar una
Favorito testifica que Alcmeón fue el primero en escribir sobre una filosofía de la
naturaleza y Galeno lo menciona en dos ocasiones como autor de uno de los libros
trasmitidos bajo el título Sobre la naturaleza. Además, Diogenes dice que «Casi todo lo
vivió antes de la época de la especialización. El estudio del cuerpo humano era aún sólo
Crotona fue famosa desde muy temprano por sus médicos. Y al parecer Alcmeón
formó parte de una escuela (no pitagórica) reconocida de médicos aunque después de la
Epistemología
Las palabras iniciales de su tratado eran: «…Respecto a las cosas invisibles, y
respecto a las cosas mortales, los dioses ven con claridad, los hombres, sin embargo,
solamente pueden juzgar...». Alcmeón inicia su obra con humildad: la certeza es patrimonio
exclusivo de los dioses. Ellos conocen la verdad directamente, pero los hombres solamente
pueden ir tras los signos que les ofrece el mundo visible e, interpretándolos, reconocer lo
invisible. Cornford ha que el filósofo arcaico se muestra a sí mismo como el sucesor del
poeta-adivino, que habla bajo la inspiración divina, mientras que la actitud humilde hacia el
detallada de los casos particulares. Alcmeón escribe ya inmerso en el espíritu del tratado
«cuestiones invisibles y dudosas», como «lo que acontece en el cielo y bajo la tierra». Los
filósofos que actúan así pueden pretender que conocen la verdad, pero, realmente, se están
las concepciones de Alcmeón apunta a su preferencia por lo concreto, como base sólida de
uso de la idea fija, contemporánea suya, de basarse en una arché. Fue un físico y científico
formas matemáticas.
Sobre el cuerpo
Del mismo modo que los pitagóricos versaron sobre los contrarios, Alcmeón los
aplicó a la naturaleza humana. Según él, la mayoría de las cosas humanas están en parejas,
no de contrarios, sino como algo fortuito, mientras que los pitagóricos dijeron cuántos y
cuáles eran. Considerando al cuerpo como un número indeterminado de cualidades físicas y
libro De Sensu, que aclara que el hombre difiere de los demás en que es el único que posee
refiriéndose a cada sentido por separado. Todos los sentidos están, en cierto modo,
posición, porque obstruye los conductos a través de los que tiene lugar la sensación.
Respecto a la forma o los órganos del tacto no ha dicho nada. Posee un cierto interés
En De Anima II, 3, Aristóteles pone de relieve que la línea adoptada por Alcmeón
es la correcta y cita como prueba la superioridad del hombre sobre los demás animales.
Calcidio dijo que Alcmeón fue el primero que acometió la disección científica de un
ojo. Esto le habría posibilitado observar los nervios que discurren del ojo al cerebro. Por
Teofrasto sabemos que habló de «conductos» (πόροι), que van desde los órganos
sensoriales al cerebro, y mediante éstos puede haberse referido a los nervios, deduciendo de
aquellos cuya existencia podía ver aquellos que no. Platón alude al descubrimiento de
Alcmeón (aunque sin nombrarlo) en el Fedón (96 B), donde Sócrates, citando una lista de
varios filósofos de la naturaleza afirma que no es otra cosa que el cerebro lo que procura las
sensaciones.
Círculo
En los Problemata aristotélicos (fr. 2 DK): «Dice que la razón por la que los
hombres mueren es porque no pueden unir el principio con el fin.» Alcmeón posee gran
del movimiento circular. La cáscara externa de la totalidad del cosmos, y todos los cuerpos
celestes, parece que giran de un modo visible, según un patrón complicado de círculos que
ha continuado con repeticiones regulares desde tiempo inmemorial, como sabemos por las
informaciones de los astrónomos babilónicos. Era la causa de una repetición cíclica de los
describir a nosotros exactamente igual como viviendo antes de la Guerra de Troya que
después de ella. Si la vida es un círculo, y un círculo no tiene ni principio ni fin, nada puede
ser anterior por estar más próximo al principio: ni ellos anteriores a nosotros ni nosotros a
ellos.
final.» Otro ejemplo de la literatura médica, al comienzo del De Locis in Homine: «En mi
opinión, el cuerpo no tiene principio (arché), sino que todo es igualmente principio y fin,
porque cuando se ha trazado un círculo no puede hallarse su principio.» «En el sujeto
humano, que es lo que interesa ante todo a un médico como Alcmeón, el mantenimiento de
la vida depende del acoplamiento circular de todas las partes en un todo continuo. Cuando
este vinculo se rompe, se produce la muerte» (Kahn, op. cit., pág. 26). El alma humana
Sobre el alma
Puesto que el alma es inmortal, es evidente que sobrevive a la muerte física, y si los
hombres mueren «porque no pueden unir el principio con el final», pero el alma, que es
inmortal, sí que los une. De este modo, explicitamos en la filosofía de Alcmeón, la doctrina
de que el alma imita a los astros y cielos divinos no sólo en el movimiento originado en sí
mismo, sino en el movimiento circular. No existe indicio alguno de que Alcmeón creyera
en la transmigración, y se ha resaltado más de una vez que la distinción radical que trazó
entre los hombres y los animales habla más bien en contra de ella.
Psyché, para un pensador del siglo v, significaba no sólo un alma sino «alma». El
autocausado que realiza y comparte con los cuerpos celestes. Partes de esta sustancia-alma,
naturalmente, intentan llevar a cabo los mismos movimientos circulares, pero se encuentran
estorbadas por el material más pesado o tosco en el que están inmersas. Finalmente, la
manteniendo la integridad del círculo y el alma inmortal abandona el cuerpo que, debido a
ello, muere. La tarea de un médico es, detalladamente, mantener o restaurar el equilibrio en
Alcmeón dice que la inmortalidad del alma resulta de su parecido con los seres
inmortales, un parecido que posee en virtud de estar en eterno movimiento; porque todas
las cosas divinas también se mueven continuamente y siempre, a saber, la luna, el sol y las
estrellas y la totalidad del cielo (Aristóteles, De Anima, 405 a 30) (Cf. Hilozoismo). La
divinidad de los cuerpos celestes estaba firmemente asentada en la religión popular, pero
estorbada por el cuerpo para llevar a cabo sus giros naturales. Todo el tiempo que se
conserva el equilibrio físico, el alma es capaz de compartir con el cuerpo sus vivencias. Sin
embargo, se liberaba a fin de juntarse con la sustancia-alma pura entre los astros. Noción
Astronomía
En los pormenores de su astronomía (en la medida en que los doxógrafos nos dicen
algo sobre ella, que es muy poco; vid. A 4), se atribuye a Alcmeón la repetición de las
Cf. Platón
desarrollará Platón —el alma como automotriz, la analogía del movimiento circular—, pero
ha quedado claro que estas ideas se hallaban presentes en el pensamiento del siglo v o
antes, y sólo requerían la aplicación de una mente inteligente y perspicaz que les diera una
hemos visto la prueba similar de la inmortalidad del alma, de la que se sirvió en el Fedro y
las Leyes. El Timeo enseña que la actividad del alma del cosmos viviente consiste en
naturaleza que el alma del mundo, aunque de inferior cualidad, «los movimientos circulares
del alma inmortal» están prisioneros «en la marea creciente y menguante del cuerpo». La
deforma los círculos del alma, que han sido originalmente construidos por el Creador según
materia, dichos círculos «giraron de todas las formas posibles y se originaron todas las
unidos» (43 D-E), y esto explica la conducta irracional de los niños. En la vida adulta se ha
conseguido un cierto equilibrio y calma y los giros se producen de un modo más regular.
Jenófanes
Destrucción
Conocido por el mundo antiguo y podemos evidenciarlo por sus fragmentos como
los banquetes, contra el culto a los certámenes y los hábitos disipados de sus anteriores
El hecho de que ellos representaran a los dioses como dueños de actos inmorales y
las capacidades de representación del hombre, pensarían a sus dioses en forma animal.
(Citado por Aristóteles) Es tan impio decir que los dioses han nacido como decir que
han muerto, porque de ambas maneras se llegará a la conclusión de que hay un tiempo
a Pitagoras donde la religión seguía bien instaurada y no tambaleaba como en los siglos
Construcción
Jenofanes a través de sus críticas buscó predicar cómo él creía que es la verdadera
divinidad. Antes de exponer su construcción, hay que entender que las expresiones que él
utiliza no siempre son congruentes debido a que muchas veces se tratan de expresiones
polares, es decir, clichés utilizados para dar énfasis y que no deben tomarse al pie de la
Para él, Dios es UNO, eterno, el más grande entre los dioses y los hombres, en
algún modo semejante a los hombres en cuerpo y espíritu, en algún modo no; percibe como
cosas.
características:
Dios identificado con el universo (Según Sexto: συμφυη «que crece con»,
Aristóteles alega que él concentró su atención sobre la totalidad del cielo (ουρανος)
y dijo que el Uno, el dios, existe» O más bien que el Uno existe y es Dios o que el uno era
el Dios. Al fijar su atención sobre la naturaleza del universo, Jenófanes llegó a esta
inmóvil.
Dios identificado con el mundo
nacido.
El hecho de que se le predique inmovilidad, no daría lugar a que exista ningún tipo
tan extensa como la de Aristóteles, sino que su uso era más bien contextual que conceptual.
No se debe generalizar esta inmovilidad, sino que Jenofanes la utiliza para hacer un
contraste con la divinidad homérica y los seres vivos que viven en él, que son propios de
Guthrie concluye que para el poeta, el cósmos era un cuerpo esférico, vivo,
consciente y divino, la causa de us propios movimientos internos y del cambio. Esto mismo
no era más ni menos que la divinidad, por ello, no tenía principio ni disolución.
«De la tierra vienen todas las cosas, todas terminan en la tierra» (Fr. 27)
pero a diferencia de ellos, él niega el llegar a ser y el desaparecer y afirmó que el todo era
Estos versos probablemente son atribuidos no al todo, sino a los seres vivos
individuales de acuerdo a sustancias derivadas del universo. Esta creencia popular del
agricultura de que la vida orgánica se producía no sólo con tierra seca, sino que cuando esta
se humedecía, por la lluvia o el crecimiento del río, se fertilizaba para dar lugar al brotar
Jenófanes creyó que la tierra estaba sujeta a invasiones alternativas de la tierra firme
sobre el mar y del mar sobre la tierra firme con el correr del tiempo. « Todos los hombres
perecen cuando la tierra cae hacia el mar y se convierten en barro, luego comienza una
La mitología griega estaba familiarizada con los desastres que habían destruido a
toda o a la mayor parte de la raza humana. En el Timeo platónico el sacerdote egipcio dice
existen diferencias importantes. Anaximandro estaba hablando del origen del mundo y, , no
existían indicios de una vuelta al dominio del agua. Jenófanes no está hablando del origen o
la destrucción del cosmos. El proceso cíclico que describe se limita a la tierra, qué nunca
llega a destruirse, pero está claro que cuando el mar avanzara lo suficiente para eliminar la
normalmente la idea de una repetición cíclica de la historia interrumpida por desastres. Ésta
ápeiron y que de él volvería a surgir otro después, pero existen pocas pruebas de esta
suposición y no ocupó en sus concepciones el lugar central que tuvo el ciclo de los mundos
inmediata] sobre los dioses y sobre todo aquello acerca de lo que yo hablo; porque aunque
llegara a acertar plenamente al decir que es verdad, ni siquiera en este caso él mismo lo
sabría sobre todas las cosas no existe sino opinión.» (Fr. 34)
Sexto propone dos interpretaciones: la primera que todo es inaprensible: nadie
conoce la verdad, ni aunque diese por casualidad con ella, seguiría sin saber que es la
verdad. La segunda es que no está aboliendo toda aprehensión sino diferenciando entre el
proporciona certidumbre, y otros objetos de conocimiento sobre los que nadie puede estar
seguro excepto Dios. Éstos abarcarían la teología en sí y toda teoría. Los hombres no
podían tener en absoluto un conocimiento cierto: ése estaba reservado para Dios. Han de
contentarse con decir: «Yo creo que esto es verdad», lo que significa que todas las
creencias son igualmente probables. A pesar de ello, no puede decirse con seguridad, que
Jenófanes «separa de un modo claro y fundamental uno de otro» los dos ámbitos, el de lo
penetrarlas hasta acercarnos a la realidad que se esconde tras ellas, en la medida en que
nuestra inteligencia nos lo permita. Cuando sintamos que hemos alcanzado lo que al menos
se asemeja a la verdad, debemos aferramos a la creencia de que hemos vencido (fr. 35).
Demócrito y Ecfamto. Y se podría decir que “el inicio de esta tradición” la da Jenófanes, se
compare con la divindad o no, es la confrontación entre las apariencias y la verdad. Pero
esta ha estado latente desde los milesios hasta la actualidad: la explicación de lo implícito.
Heráclito debió este avance a su predecesor aunque lo despreciara, que dio pie a