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JHON LOCKE:
Gnoseología y Política
Aquí vemos, algo que ya habíamos visto en Descartes, que de lo que se parte no es el
de indagar a la naturaleza sino primero sospechar de su existencia y desplazar el problema
fundamental del Ser al Espíritu Humano, es decir, el preguntarse primero qué tan factible es
que el hombre, según sus capacidades, conozca lo real; es la pregunta, al mismo tiempo, por
el dónde reside la verdad. Aun así, Locke aclara en la Introducción de la misma obra, que en
realidad no quiere él descubrir la totalidad de lo real sino sólo indagar aquello que concierne
al hombre, en cuanto criatura racional, y a todo lo que a él concierne: cómo gobernar sus
opiniones y sus acciones; pues «…no debemos preocuparnos si hay otras cosas que escapan
a nuestro conocimiento…»3. Este, dice Locke, es el punto de partida indicado, el que
realmente importa en la indagación filosófica.
1
Locke, J. (1690). «Ensayo sobre el entendimiento humano». Introducción.
2
Ibidem: Epístola al lector.
3
Ibidem: Introducción.
como «término que sirve mejor -en mi opinión- para representar una cosa que sea objeto del
intelecto cuando el hombre piensa. Por lo tanto, lo he utilizado para expresar todo lo que
puede ser entendido como imagen, noción, especie o todo aquello alrededor de lo cual puede
ocuparse el espíritu al pensar…». Entendemos entonces que su concepto de idea reside
totalmente en el intelecto humano.
Sin embargo, él toma distancia de Descartes cuando niega las ideas innatas. Pues
ningún intelecto humano es capaz de forjar una idea, por lo que, en realidad, el origen de
estas ideas, y al mismo tiempo, su límite es la experiencia sensible. Explica que, en realidad,
lo que se llama idea innata es un consenso universal de los hombres acerca de determinadas
ideas y principios. Pero este consenso, se prueba por experiencia, no es universal; y esto
porque vemos que en los niños o en los enfermos mentales no existe idea universal e idéntica
de Dios, Alma o Mundo. Y como dijimos que el hombre de ninguna manera puede forjar
ideas, ni destruirlas, sino que su intelecto puede combinar de diversos modos ideas que
recibe. Y estas ideas, su materia prima, no es creable sino recibida exclusivamente de la
experiencia.
Entonces, ¿cómo llega al mundo la mente del hombre, si no es con ideas innatas? Y
aquí nos encontramos con la célebre imagen de la mente como «Tabula rasa». Esto quiere
decir que el Espíritu, llega al mundo como una especie de hoja totalmente en blanco, sobre la
que se imprimen los trazos de la experiencia. Y esta misma puede ser de dos tipos: a)
experimentamos objetos sensibles externos, o b) experimentamos las operaciones internas
del alma. Luego, de estas fuentes se derivan dos tipos de ideas simples, la materia prima de
conocimiento. De la a) proviene la impresión de cada sentido y su objeto específico, u objeto
compartido como la figura o el movimiento; y de la b) provienen ideas simples de las
operaciones internas como la de volición o percepción; y por último un combinado de las
anteriores como lo es la idea de dolor o placer.
Ciertamente, las ideas simples o impresiones perceptivas no son creadas, sino son
provocadas por lo externo. A este poder que tienen los objetos de provocar estas ideas la
llama Locke «cualidad del sujeto». Así la pared tiene la cualidad de producir en nosotros la
idea de dureza, de blanco, de aspereza, de rectángulo o columna. Esto es, tiene la cualidad de
producir en nosotros ideas de cualidades primarias reales, objetivas y permanentes de los
objetos (solidez, extensión, figura, cantidad, movimiento, etc.) o secundarias que son
combinaciones de las primarias (sabor, color, olor).
Pero no todo es pasividad en el espíritu, pues al recibir esta materia prima de ideas,
ahora puede combinarlas y actuar sobre ellas de distintos modos, de esa manera, creando
ideas complejas. Estas a su vez, Locke las divide en tres: a) ideas de modo, que son aquellas
que no subsisten por su cuenta sino son dependientes de la substancia o afecciones de esta; b)
la idea de substancia, que sea crea por la experiencia de siempre encontrarnos unidas
determinadas ideas, por lo cuál creamos una relación permanente entre ellas y le damos un
nombre-concepto; y c) ideas de relación, que surge de las relación de las ideas entre sí,
comparando y creando vínculos, algo así como los términos relativos (alto, bajo, padre, hijo,
etc.)
Pensamiento político