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Filósofos presocráticos

Los filósofos de Jonia: TALES DE MILETO (624-546 aprox.)

'No el hombre sino el agua, es la realidad de las cosas", Tales de Mileto

Como señalara Nietzsche que el paso de Tales fue fundamental puesto que marcó
un punto de inflexión a partir del cual se comenzaba a creer en la naturaleza en
cuanto al menos, se creía en la naturaleza del agua. "Como matemático y como
astrónomo, era hóstil a todo lo mítico y alegórico, y si llegó hasta la pura
abstracción de 'todo es uno' y formuló una expresión fúsica, se constituyó en una
excepción entre los griegos de su tiempo" F. Nietzsche, La filosofía en la época
trágica de los griegos (1932)

Aristóteles dice claramente que para Tales, el agua es el principio (arché) de todas
las cosas, aunque poco se sabe lo que quizó decir Tales en realidad. Podría
pensarse que ser refería a que todas las cosas están compuestas por agua o que la
tierra procede del agua y que por sobre el agua flota.

Posiblemente, éstas ideas tengan su origen en la mitología egipcia y babilónica y


que además, se base en la observación.

Otra de las famosas afirmaciones de tales es que todas las cosas 'están llenas de
dioses', la interpretación más difundida al respecto esque esta physis, que es el
agua, está dotada de vida y movimento propios; por lo tanto, todo está vivo y
animado.

ANAXIMANDRO DE MILETO: Inumerables


Mundos
ANAXIMANDRO DE MILETO (610-545 aprox.)

Anaximandro, realiza un avance notable respecto a Tales: El principio de todas las


cosas (arché) es el ápeiron ésto es, "lo indefinido, lo indeterminado". Se trata
pues, de un elemento no empírico y por su caracter indefinido permite explicar
mejor el origen de las cosas que a través de un elemento determinado.

"El principio (arché) de todas las cosas es el ápeiron. Ahroa bien, a partir de donde
ha generación para las cosas, hacia allí se produce también la destrucción, según la
necesidad; en efecto, pagan las culpas unas a otras y la reparación de la injusticia
según el roden del tiempo." Anaximandro de Mileto, Fr. I
Se suele discutir si Anaximandro concibió la idea de de 'inumerables mundos'
sucesivos temporalmente. Pero lo más probable que la idea se refiera a que el
ritmo de surgimento y desaparición se diese en el interior de un mismo mundo.

Hay quienes interpretan que Anaximandro quiso decir ue toda existencia individual
y todo devenir no son sino una usurpación una injusticia que han de ser pagadas
con la muerte. (En esta interpretación se observa cierto paralelo con jónico con
doctrinas budistas). Pero probablemente, Anaximandro quería suerir que del
ápeiron comienzas a separarse sustancias opuestas entre sí y cuando una prevalece
sobre la otra, se produce una reacción que establece el equilibro. El ciclo de las
estaciones ejemplificaría el concepto.

El ápeiron es 'inmortal e indestructible', es decir 'eterno y que no envejece'.


Anaximandro, le atribuye pues, los caracteres que la mitología griega otrogaba a
los dioses. De allí que se destaque respecto a Anaximandro el mérito de una
cosmología que no depende de representaciones míticas.

ANAXIMENES DE MILETO: El aire


ANAXIMENES DE MILETO (585-524)

El aire se diferencia de distintas substancias en virtud de la rarefaccción y la


condensación. Por la rarefacción se convierte en fuego; en cambio condensándose
se converte en viento, luego en nube y aún más condensado, en agua, en tierra
más tarde y finalmente, en piedra" Anaximenes según Teofrasto.

En efecto, Anaxímenes concibe al mundo como algo vivo.

HERACLITO DE EFESO: El fuego


Heráclito de Éfeso (544-484 aprox.)

"Este mundo, el mismo para todos los seres, no lo ha creado ninguno de los dioses
ni de los hombres, sino que siempre fue, es y será fuego eternamente vivo, que se
enciende con medida y se apaga con medida." Fr. 30

Siguiendo la tradición filosófica jónica, heráclitó ve en un elemento determinado, el


arché del universo. En esté caso, el elmento es el fuego.

Para Heráclito, no solo las cosas individuales salen del fuego y vuelven a él sino que
el mundo entero perece en el fuego para luego renacer. He aquí la imagen del "ciclo
cósmico" la que ya fuera apuntada por Anaximandro, ésto es, la antigua idea griega
del "eterno retorno" (que volverá a aparecer con Platón y los estoicos), así como
también la idea de un "juicio" universal. Se observa al respecto, probablemente,
ciertra influencia de la astronomía caldeo-babilónica.

Pero el aporte más trascendente de Heráclito, no es esta doctrina del fuego sino sus
ideas respecto a la contradicción y el Lógos. Todo está pues en constante
movimento porque el mundo fuye permanentemente:

"No es posible descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una substancia
mortal en el mismo estado, sino que por el ímpetu y la velocidad de los cambios se
dispers ay nuevamente se reúne y viene y desaparece." Fr. 91

Heráclito no hace otra cosa que tomar como punto de partida un dato que proviene
de la experiencia. Pretener que para Heráclito no existe más que el "devenir" y no
el "ser", es algo que no es posible justificar a partir de sus textos.

La estructura contradictoria de la realidad

Heráclito lleva a un extremo la doctrina jónica de los opuestos: la contradicción y la


disconria están en el origen de todas las cosas:

"La guerra es el padre y rey de todas las cosas" Fr. 53

Pero la contradicción, genera armonia.

El logos de Heráclito
"Aunque el Lógos es común, la mayoria vive como si poseyese su propia
inteligencia. Aunque escuchan no entiende. A ellos se les aplica el proverbio:
Presentes pero ausentes. El Lógos es eterno, no lo entiende los hombres al
escucharlo por primera vez ni después de que lo han oído. Los que velan tiene un
cosmos único y común; los que duermen retornan al suyo propio y particular"
Fr.2,34,1,89

La contradicción engendra aromonía porque hay una ley única que rige el universo,
que todo lo unifica y orienta. En este sentido, la idea de Heráclito es muy audaz:
afirmar que el Lógos o razón universal está también en el hombre
constituyendo su propia razón. Aparece así una idea que se repetirá muchas veces
a lo largo de la historia de la filosofía: el orden real coincide con el de la razón, una
misma ley o razón, rige al mundo y a la mente humana.

Filósofos de la Italia Meridional:


Pitagoras
La vida de Pitágoras se encuentra envuelta en leyendas. Nació en Jonia en la Isla
de Samos hacia el 572 a.C. donde aparentemente habría conocido a Anaximandro
de Mileto. Según la tradición, se le atribuyen viajes a Egipto, Babilonia (donde
conocería a Zoroastro fundador de la religión dualista persa – véase
mitología_irani-) e incluso India.

La tiranía de Polícrates le hizo abandonar Samos, trasladándose a Italia y


estableciéndose en Crotona. Allí funda una secta filosófica religiosa en donde
hombres, mujeres y niños viven en comunidad de bienes, manteniendo un riguroso
ascetismo y guardando secreto sobre las doctrinas profesadas.

Su influencia en Crotona es enorme y surgen varias leyendas: se considera a


Pitágoras hijo de Apolo (véase mitología_grecorromana), se le atribuyen diferentes
milagros, como que es capaz de recordar sus anteriores reencarnaciónes. La secta
por su carácter secreto y aristocrático y por su influencia en la ciudad, se ganó la
enemistad del pueblo y una revuelta popular expulsa a los pitagóricos.

Pitágoras debió refugiarse en Metapongo, donde murió poco después,


probablemente en el 496. Más tarde, la secta consiguió volver y reestableció su
influencia en las ciudades de Grecia Magna, hasta que el moviemiento democrático
en la segundo mitad del siglo V las volvió a dispersar.

Resulta difícil de determinar qué doctrinas se remontan a Pitágoras mismo y cuáles


a sus seguidores, puesto que estos tenían por costumbre atribuírselas a su
maestro. Entre los pitagóricos más conocidos recordemos a: Alcmeón, Fiolao y
Eurito.

La doctrina de Pitágoras

Contenido místico-religioso

La doctrina de la transmigración de las almas (en la que se observan notables


similitudes con el orfismo) y en consecuencia, afirmación de que existe un
parentesco entre todos los seres vivos, (parece que Pitagoras creyó en la
posibilidad de reencarnarse en una planta y no solamente en animales); creencia
en un eterno retorno de los mismos acontecimientos en ciclos cerrados. Además,
los pitagóricos practicaban numerosas reglas de abstinencia (abstinencia de carne,
que aparentemente se explicaría por el parentesco con otros seres vivos), Así como
diversas normas rituales y morales.

Para los pitagóricos, la ciencia estaba estrechamente ligada a la mística.


El número es el principio (arché) de todas
las cosas
Aristóteles explica que esta doctrina se base en descubrimientos empíricos, por
ejemplo, en el hecho de que los intervalos musicales que han entre las notas de la
lira pueden expresarse numéricamente. Pero además, parece que los pitagóricos
concibieron los números espacialmente, confundiendo el punto geométrico con la
unidad aritmética. Las unidades tiene, pues, extensión espacial y pueden ser
consideradas como el elemento material de las cosas. De esta forma, si las cosas se
componen de números es porque se componen de agregaciones de unidades-
puntos. Esta interpretación no hace sino corroborar algo conocido: los griegos
tenían cierta dificultad para concebir cualquier realidad sin extensión espacial
(Platón será quien primero conseguirá este logro, y luego será seguido por
Aristóteles). Se considera ésta la interpretación más probable repecto a la que el
número es el arché de todas las cosas.

El dualismo pitagórico
El dualismo parece ser el rasgo más característico de la doctrina pitagórica y podría
explicar el origen de la tradición que pone en contacto a Pitágoras con Zoroastro
(ver mitologia_irani). De todos modos, dualismo y doctrina del núemero coinciden
en la primera oposición (límite-ilimatado) con la segunda (par-impar) lo que
constituye "los elementos del número".

Este dualismo no es sino una versión más de la doctrina de los opuestos que
aparece en los filósofos jonios. La diferencia es que esta vez cobra la importancia
de doctrina escencial y conduce a artificiosas elaboraciones como la lista de los diez
pares de opuestos (ver siguiente post).

Implica también una doctrina de la armonía:

"En efecto, las cosas similares y afines entre sí no tienen ninguna necesidad de
armonía, pero las que son disímiles y distintas tienen necesidad de ser reunidas por
esta armonia, por la cual pueden reunirse en el cosmos. Pues la armonía es unidad
de las mezclas y concordancia de las discordancias"Filolao, Fr. 6 y 10

Cosmología pitagórica
Se reúnen en ella diversas doctrinas que convergen en una explicación global del
cosmos. Abundan en general, afirmaciones de difícil interpretación.
Se dice pues, que primero existió la Unidad (entendida como "límite" o lo
"limitado") rodeada por lo ilimitado. Luego, la unidad crece y se divide en dos; el
vacío de lo ilimitado se introduce en medio y mantiene las dos partes separadas: de
este modo, surgen el número 2 y la línea. Luego, se genera el número 3... y el
triángulo (la figura plana más simple) y con el 4 del tetraedro (el sólido más
simple)...

El mundo es descripto como un cosmos en armonía que resulta má sinteligible y


anticipa las doctrinas de Copérnico: el cosmos es na esfera en cuyo centro hay un
fuego originario. A continuación, vienen los cuerpos celestes: la "anti-tierra"
(agregada para completar el número de 10 planetas), la tierra, la luna, el sol, los
cinco planetas y el cielo de las estrellas fijas. Una esfera de fuego envuelve este
conjunto. El movimiento de las esferas celetes produce una maravillosa música,
que los humanos no podemos oir por estar acostumbrados a ella desde nuestro
nacimiento. Música y armonía que pueden ser traducidas en números... es la visión
del universo de una escuela que supo conciliar mística y matemáticas.

Parménides de Elea (540-470)


"Pues bien, te diré, escucha con atención mi palabra, cuáles son los únicos caminos
de investigación que se puede pensar uno: qué es y que no es posible ser, es el
camino de la persuasión -acompaña, en efecto, a la verdad-; el otro, que no es y
que es necesario no ser.

Te mostraré que este sendero es por completo inescrutable; no conocerás, en


efecto, lo que no es (porque es innaccesible) ni lo mostrarás.

Pues lo mismo es el pensar y el ser pensado." Fr. 2-3

La escuela de Elea fue tradicionalmente atribuida a Jenofanes de Colofón, quien se


habría instalado en Elea, tras emigrar de Italia. Allí, habría tenido como discípulos a
Parménides y otros más. Pero se trata de información incierta, lo más probable es
que el propio Parménides haya sido el fundador de la escuela.

Parménides vivió en Elea y participó en la redacción de las leyes de su ciudad. Y es


posible que su iniciación a la filosofía haya sido a través de los pitagóricos.

Inspirado probablemente en la literatura oracular y mistérica, el poema con el cual


comienza Parménides (citado al inicio de este post) da a entender que el contenido
que le sigue debe considerarse "revelación" filosófica.

El núcleo fundamental del poema se divide en dos partes:

1. La vía de la verdad (en la que expone su propia doctrina filosófica)


2. La vía de la opinión (doxa), en la que utilizando algunos elementos –
posiblemente de origen pitagórico- se expone una cosmología criticada como
"engañosa".

Parménides pretende pues, construir la vía de la verdad. Y así, deducirá que el Ser
("lo que es") es ingénito e imperecedero; finito, contínuo y único; indivisible e
inmóvil.

En efecto: el ser es imperecedero e ingendrado porque en caso contrario habría que


suponer que procede del no-Ser y vuelve a él; pero el no-Ser es impensable e
inexistente. Del mismo modo, el Ser es "uno", ya que si hubiera otra cosa sería el
no-Ser. Y también inmóvil, porque todo cambio sería hacia el no-Ser. E indivisible,
puesto que el vacío que separaría a las partes sería equilvanete al no-Ser.

El giro abstracto de Parménides

Se trata un notable ejercicio de lógica, con lo que se marca una distancia respecto
a los primeros filósofos jonios que hablaban de "los seres" buscando un arché de
carácter concreto e incluso empírico.

La lógica de Parménides no resulta demasiado convincente dado que solo maneja


dos conceptos opuestos: Ser y no-Ser. Cabe preguntarse entonces qué es lo que
quería decir en realidad.

En primer lugar, puede interpretarse que el objetivo fue el de demoler la filosofía de


sus predecesores, especialmente la escuela pitagórica. En esta línea, es posible
entender la negación del vacío, el tiempo y la pluralidad. El cambio y el movimiento
son considerados ilusorios. El ataca es puntual contra el dualismo pitagórico,
admitiendo como atributos del Ser sólo a los atributos que figuran en la columna
izquierda de la enumeración pitagórica (ver posts anteriores).

El Ser al que Parménides refiere es la Realidad o, el Mundo. Y pareménides no


podía concebirlo sino como algo corpóreo (la distinción entre lo material e
inmaterial aún no existe. El mundo es algo limitado, compacto, inengendrado e
imperecedero, excluyendo toda posibilidad de cambio y movimiento. Es como "una
esfera bien redonda", inmóvil y eterna.

Finalmente, se observa que de un modo explícito, se introduce la distinción entre


verdad y apariencia (u opinión) y se otorga primacía a la razón (lo que se puede
pensar) por encima de la apariencias sensibles y engañosas.

Los últimos presocráticos


Los presocráticos pueden dividirse en dos grupos: los partidarios del monismo y los
cercanos al pluralismo.

Mientras que los primeros filósofos pueden ser considerados monistas puesto que
buscaron el archéen un solo elemento (excepto los pitagóricos claramente
dualistas), los que siguieron son considerados pluralistas dado que ya no
buscarían un solo elemento (que al transformarse da lugar a todo) sino una
multiplicidad de éstos que al combinarse entre sí dan origen a un universo múltiple
y móvil.

Empedocles de Agrigento (Acragas)


(495-435 aprox.)
Para empédocles, la realidad es cocebida como una esfera, lo cual sugiere que
parte de la concepción de Parménides.

La esfera de Empédocles equivale al Ser de Parménides, aunque a diferencia de


éste último, no niega el valor de las apariencias porque para él, hay movimiento y
hay pluralidad de seres. Lo que hace es introducir dentro de la esfera a la variedad:
en su interior se encuentran los cuatro elementos:

agua

aire

fuego

tierra

Podría decirse pues, que habiendose inspirado en Tales, Anaxímenes y Heráclito,


agrega un tercer elemento (la tierra). Cada uno de estos elementos es eterno e
imperecedero, pero al mezclarse entre sí dan lugar a la diversidad de seres y
cambios que se observan en el mundo.

La mezcla de los elementos es producido por dos fueras cósmicas: el amor y el


odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre y que al explicar en su
lucha todo cuanto sucede, determinan la visión trágica que Empédocles tiene de la
existencia:

Estos elementos no cesan nunca su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la


influencia del Amor, y de este modo todo devinen lo Uno; otras veces se disgregan
por la fuerza hostil del Odio (...)y tienen una vida inestable (...)
Este mismo combate de dos fuerzas se ve claramente en la masa de los miembros
mortales. A veces, por efecto del amor, todos los miembros que posee el cuerpo se
reúnen en unidad, en la cima de la vida floreciente. Pero otras veces, separados
por el odio cruel, vagan por su lado a través de los escollos de la existencia." Fr.
17-20

Empedocles y su visión del hombre


La teoría de los cuatro elementos que han de estar en armonía, permite elaborar
una concepción de salud, que tendrá amplia repercusión en la medicina griega
posterior.

Utilizando otros términos Empédoclesconsidera al hombre un microcosmos, una


suerte de mundo microcópico (dado que contiene los mismos elementos) y ello le
permite formular una explicación de conocmiento por "simpatía": "lo semejante
conoce a lo semejante". Así, las emanaciones que proceden de las cosas entran por
los poros del cuerpo humano, yendo a encontrar lo semejante que en éste hay:

"Vemos la tierra por la tierra, el agua por el agua, el aire divino por el aire y el
fuego destructor por el fuego. Comprendemos el amor por el amor y el odio por el
odio." Fr. 109

ANAXAGORAS DE CLAZOMENE (500-428


aprox.)

Al igual que la de Empédocles, su filosofía, parte de los planteos de Parménides,


llegando a una solución relativamente parecida. Ya que el "ser" no puede empezar
ni parecer, y ya que lo "uno" ha de considerarse como inmutable, Anaxágoras –que
admite la pluralidad y la movilidad, así como los cambios y transformaciones de la
realidad- formula una teoría pluralista Todo lo que se produce y sucede es resultado
de la mezcla de innumerables elementos.

Nada viene a la existencia ni es destruido sino que todo es resultado de la mezcla y


la división Fr.17

Anaxágoras llama a esos elementos o principios con el nombre de "semillas", las


cuales son cualitativamente distintas e indefinidamente indivisibles. En todas las
cosas hay semillas de todas las cosas, de tal manera que "todo está en todo". Así
se explica que cualquier cosa puede llegar a ser otra distinta, y que si una cosa es
lo que es, es porque en ella predominan las semillas correspondientes: en el oro
predominan las semillas del oro, pero están también todas las demás (cosa que es
posible porque las semillas son minúsculas).

La pluralidad y los cambios (generación, corrupción, transformación) se explican


por la mezcla y disgregación de las semillas. El mundo se origina por medio de un
torbellino en el que se realizan las mezclas y separaciones progresivamente. Pero
este movimiento del torbellino tenía que ser explicado, puesto que Parménides
parecía haber demostrado que, de por sí, la Esfera permanece quieta e inmóvil:
Anaxágoras se verá obligado a introducir un "principio de movimientos", al que da
el nombre de Nous (Espíritu, inteligencia). El Nous es algo separado de la masa de
semillas y por ello nada lo limita, posee autonomía, conoce todo y tiene el máximo
poder.

DEMOCRITO DE ABDERA (460-370


aprox.)
El punto de partida es el atomismo elemento que también se encuentra presente
en los plantos de Parménides, tal como señala Aristóteles:

Algunos filósofos antiguos creyeron que lo que es debe ser neceariamente uno e
inmóvil; ya que siendo el vacío no-ente, no podría existir el movimiento sin un
vacío separado (de la materia), ni existir una pluralidad de cosas sin que algo los
separe (...) Pero Leucipo creyó tener una teoría que, concordando con la
percepción de los sentidos, no hacía desaparecer el nacimiento, la corropción, en
movimiento ni la pluralidad de los seres." (Aristótles, sobre la generación y la
corrupción)

Leucipo, aparentemente, pese a que hay quienes dudan de su existencia, habría


sido el maestro de Demócrito. En esta línea se observa entonces que el planteo es
similar al que aparece ya en Empédocles y Anazagoras: salvar la apariencia del
mundo, esto es su movimiento y pluralidad, salvar el valor de la
experiencia sensible, pero sin dejar de respetar los principios del
eleatismo. La solución buscada difiere este caso en un solo aspecto: admitir que el
vació o "no ser" y negar todo tipo de fuerazas distintas en la materia.

Partículas indivisibles
El mundo consta de infinitas partículas indivisibles (átomos) que son sólidas, llenas,
inmutalbes, de modo tal que cáda átomo posee las características atribuídas por
Parménides al "ser".

Pero a diferencia de éste, para Demócrito, los átomos son infinitos en número. Por
otra parte, los átmos carecen de caulidades sensibles y sólo se distinguen entre sí
por la figura (A difiere de B), el orden (AB difiere de BA) y la posición (A difiere de
Z).

Los átomos poseen moviento propio y espontáneo en todas direcciones y chocan


entre sí. El choque puede tener consecuencias diverdad: o bien rebotan y se
separan, o bien, se "enganchan" entre sí, gracias a sus figuras diversas. Se
producen entonces torbellinos de átamos que originan mundos infinitos,
engendrados y perecederos.

Los átomos explican de esta forma la multiplicidad de los seres, el movimiento y la


generación, destrucción. Pero se necesita un segundo principio: el vacio (o el no-
ser). El vacío es lo que explica la multiplicidad, ya que es lo que separa a los
átomos; y explica el movimiento, porque si no hay vacío no puede haber ni
choques ni desplazamientos.

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