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LA SOMBRA Y SU INTEGRACIÓN PSICOLÓGICA

En el proceso de individuación de la psicología de Carl Gustav Jung se tiende hacia el centro superior
de la psique, es decir, al Sí-Mismo, y para ello el Yo, nuestra conciencia o consciencia, va ampliando
su autoconocimiento e integrando los diversos arquetipos que configurarán su personalidad total.
El primer arquetipo que debe ser integrado es lo que Jung denominó con el nombre de sombra. Esto
supone comenzar conscientemente el proceso de individuación reconociendo y vivenciando los
contenidos de nuestro inconsciente personal. Percibir la sombra es como mirarse en un espejo que
nos muestra los recovecos de nuestro inconsciente personal, y, por lo tanto, aceptar la sombra es
aceptar el "ser inferior" que habita en nuestro interior.

La sombra que todavía no ha sido integrada en la conciencia origina multitud de proyecciones. La


sombra proyectada es la causante de la gran mayoría de los actos cotidianos en los que la
intercomunicación es obstruida por "ruidos" psíquicos. Acusamos a los demás de defectos que
anidan en nuestro interior y que no nos gusta reconocerlos como tales:

"Cuando un individuo hace un intento para ver su sombra, se da cuenta (y a veces se avergüenza) de
cualidades e impulsos que niega en sí mismo, pero que puede ver claramente en otras personas,
cosas tales como egotismo, pereza mental y sensiblería; fantasías, planes e intrigas irreales;
negligencia y cobardía; apetíto desordenado de dinero y posesiones..." (1).

La sombra, además de este tipo de omisiones presenta también una faceta que se manifiesta en actos
reflejos impulsivos (2):

"Antes de que se tenga tiempo de pensarlo, el comentario avieso estalla, surge el plan, se realiza la
decisión errónea, y nos enfrentamos con resultados que jamás pretendimos o deseamos
conscientemente".

La sombra impulsa al ser humano al contagio colectivo", a la psicología de masas y a las actuaciones
del hombre-masa (3):

"Cuando un hombre está sólo, por ejemplo, se siente relativamente bien; pero tan pronto como "los
otros" hacen cosas oscuras, primitivas, comienza a temer que si no se une a ellos le considerarán
tonto. Así es que deja paso a impulsos que, realmente, no le pertenecen. Es particularmente en
contacto con la gente del mismo sexo cuando una persona se tambalea entre su propia sombra y la de
los demás. Aunque si vemos la sombra en una persona del sexo opuesto, generalmente nos molesta
mucho menos y estamos más dispuestos a perdonar".

La sombra se personifica, por tanto, en personas del mismo sexo, tanto en sueños como en los mitos
y manifestaciones artísticas. Suele personificarse como una persona primitiva inferior, "como alguien
que tiene cualidades desagradables o que nos molesta" (4).

La sombra es también la causante de muchísimos conflictos políticos, sociales y religiosos; la


agitación política por ejemplo, está llena de proyecciones de la sombra en el enemigo o el traidor (5):
"La agitación política en todos los países está llena de proyecciones, en gran parte parecidas a las
cotilleos de vecindad entre grupos pequeños e individuos. Las proyecciones de todo tipo oscurecen
nuestra visión respecto al prójimo, destruyen su objetividad, y de ese modo destruyen también toda
posibilidad de auténticas relaciones humanas".

La represión que nuestra "función superior" (la función psicológica más imperante en nuestro Yo
consciente de las cuatro posibles: intuir, pensar, sentir y percibir) y nuestra tipología psicológica
(introvertido o extravertido) lleva a cabo con todo aquello que no se ajusta a ellas origina un
incremento de energía psíquica en la sombra, con lo cual ésta se torna más negativa. La misión de ser
humano es integrar este "hermano oscuro" y dejar de creer que somos mejores que los demás, siendo
conveniente no intentar reprimir totalmente la sombra.

La sombra personifica al inconsciente personal pero también es una componente arquetípica ya que
todos los seres humanos portan consigo una sombra, un "aspecto sombrío" que actua mediante la
proyección de contenidos del inconsciente personal. Estas proyecciones conforman un
comportamiento arquetípico que configura a la sombra como un fenómeno colectivo. Además la
sombra, como arquetipo, se encuentra vinculada al mal; por ello, el aspecto colectivo de la sombra ha
sido personificado en las figuras de los demonios, brujas y brujos, Satán, Mefistófeles, cábiros,
faunos, etc.

Pero la sombra es algo consustancial al individuo, ya que la propia naturaleza del mundo implica que
exista luz y exista oscuridad. La fuerza de la sombra no sólo actúa negativamente sino también
positivamente (6):

"La sombra no sólo consiste en tendencias moralmente desechable sino que muestra también una
serie de cualidades buenas, a saber: instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a
la realidad, impulsos creadores, etc".

Por ello, la integración de la sombra es un auténtico conflicto moral pues la confrontación con la
sombra supone tener "conciencia crítica despiadada del propio ser" (7):
"Que la sombra se convierta en nuestro amigo o en nuestro enemigo depende en gran parte de
nosotros mismos... La sombra no es siempre, y necesariamente, un contrincante. De hecho es
exactamente igual a cualquier ser humano con el cual tenemos que entendernos, a veces cediendo, a
veces resistiendo, a veces mostrando amor, según lo requiera la situación. La sombra se hace hostil
sólo cuando es desdeñada o mal comprendida " (8).

"Si la figura de la sombra contiene valiosas fuerzas, y fuerzas vitales, tienen que ser asimiladas a
experiencias efectivas y no reprimidas. Corresponde al Yo renunciar a su orgullo y fatuidad y vivir
conforme a algo que parece oscuro, pero que, en realidad, puede no serlo. Esto ha de requerir un
sacrificio tan heroico como la conquista de la pasión pero en sentido opuesto" (9).

El conflicto surge debido a que, en principio, ignora el Yo si un impulso de la sombra es positivo o


negativo. Este es uno de los problemas más conflictivos del proceso de individuación en esta primera
fase del camino de la integración de los arquetipos y de la búsqueda del Sí-Mismo. "El reconocimiento
de la sombra predispone a la modestia y hasta al temor a la esencia insondable del ser humano" (10).
Con el reconocimiento de la nombra el individuo comienza, consecuentemente, a relacionarse con los
demás de otra forma (11):

"Todavía hoy debemos tener sumo cuidado para no proyectar nuestra propia sombra de un modo
harto vergonzoso, y estamos como inundados por ilusiones proyectadas. Al representarse a una
persona suficientemente valiente como para desprenderse por entero de toda proyección piénsase en
un individuo consciente de poseer una sombra considerable. Tal hombre se ha cargado de nuevos
problemas y conflictos; se ha convertido en tarea seria para sí mismo, dado que no puede decir ya que
son los otros quienes hacen tal o cual cosa, ni que son ellos los culpables, y que hay que combatirlos.
Vive en la "casa del autoconocimiento, de la concentración íntima. Sea cual fuera la cosa que ande mal
en el mundo, este hombre sabe que igual ocurre también dentro de él mismo y si aprende solo a
"componérselas" con su sombra habrá hecho en verdad algo para el mundo. Habrá logrado entonces
dar respuesta a una ínfima parte, al menos, de los enormes problemas que se plantean en el presente,
buena parte de los cuales oponen tantas dificultades en razón de hallarse como envenenados por las
mutuas proyecciones. ¿Y podrá ver claramente quien no se ve a sí mismo ni aquellas oscuridades
que, inconscientemente, está transfiriendo en todas sus acciones?

La cita es larga pero sustancial. Se precisa una decisión moral considerable para confrontarse,
reconocerse, admitir e integrar a la sombra con el Yo. El mismo Jung advierte que "vivir consigo
mismo requiere una serie de virtudes cristianas que cada uno debe aplicar a la propia persona, o sea,
paciencia, amor, fe, esperanza y humildad" (12). La tolerancia es, pues, una virtud que primero debe
aplicarse uno consigo mismo y después con los demás.

Por todo lo comentado se deduce que el encuentro con la sombra coincide en muchas personas con
la concienciación del tipo de función psicológica y actitud tipológica al que pertenece ya que las
funciones indiferenciadas y la actitud psicológica reprimida conforman parte de nuestra sombra. Su
desarrollo, por tanto, va ligado al Yo y actúa de forma complementaria o compensatoria con respecto a
la conciencia mientras no se es consciente de dicha sombra (13).

NOTAS:
1.- VON FRANZ, Marie Louise, en el libro de Jung y otros autores, "El Hombre y sus Símbolos", Ed.
Aguilar, Madrid, 2ª edición, pág. 168.

2.- Opus cit, pág. 169. Por tanto, como indica Jolande JACOBI ("La Psicología de C.G. Jung", Ed.
Espasa y Calpe, Madrid, 1963, págs 168-169): "Uno puede encontrar su sombra sobre todo en las
proyecciones erróneas o cuando afloran en nosotros peculiaridades que solemos reprimir y dominar,
pero también en una figura exterior concreta. En el primer caso aparece en el material del inconsciente
como una figura del sueño que representa, personificadas, una o varias peculiaridades psíquicas del
que sueña; en el segundo es una persona del mundo en torno a la cual, por ciertas razones
estructurales se centraliza, siendo portadora proyectiva de esa o esas peculiaridades ocultas en el
inconsciente.

Es en nosotros mismos, precisamente, donde con mayor frecuencia y con mayor realidad percibimos
las cualidades de la sombra, siempre que estemos dispuestos a reconocer que nos pertenecen; así,
por ejemplo, cuando nos sobreviene una explosión de rabia; cuando bruscamente comenzamos a
maldecir o a conducirnos groseramente; cuando, del todo en contra de nuestra voluntad, actuamos de
un modo antisocial; cuando nos comportamos ruinmente con mezquindad, o aparecemos coléricos,
cobardes, frívolos o hipócritas: entonces desplegamos cualidades que en circunstancias ordinarias
ocultamos o reprimimos cuidadosamente y cuya existencia nosotros mismos ignoramos".

3.- Opus cit, pág. 169.

4.- FORDHAM, Frieda: "Introducción a la Psicología de Jung", Ed. Morata, Madrid, 1968.

Quizás sea necesario insistir sobre los contenidos y particularidades de la sombra a fin de tener bien
claro lo que se intenta expresar con este termino. Para ello recurriremos a diferentes definiciones
diversas sobre la sombra:

A) "La sombra es la parte inferior de la personalidad. La suma de todas las disposiciones psiquicas
personales y colectivas, que no son vividas a causa de su incompatibilidad con la forma de vida
elegida conscientemente y se constituyen en una personalidad parcial relativamente autónoma en el
inconsciente con tendencias antagónicas.

La sombra se comporta respecto a la consciencia como compensadora, su influencia, pues, puede ser
tanto negativa como positivas La omisión y la supresión de la sombra, así como la identificación del
Yo con ella, puede llevar a desdoblamientos peligrosos. Puesto que la sombra está próxima al mundo
de los instintos es indispensable tenerla en cuenta constantemente" ( JUNG: "Recuerdos, sueños y
pensamientos", Seix Barral, 1981, pág 419)

B) "La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y
otra vez le fuerza indirecta o indirectamente, así, por ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y
demás tendencias irreconciliables." (JUNG, ibiden).

C) "Bajo el aspecto individual la sombra es para lo oscuro personal como la personificación de los
contenidos de nuestra psique que a través de la vida no hemos admitido hemos arrojado o reprimido y
que, en ciertas circunstancias pueden tener también un carácter positivo. Bajo el aspecto colectivo
representan la parte oscura de lo colectivo-humano, la disposición estructural que yace en lo íntimo
de todo ser humano para lo inferior y lo oscuro". (Jolande JACOBI, opus cit., pág 170).

5.- VON FRANZ, opus cit., pág. 172.

6.- JUNG, C.G.: "Recuerdos, Sueños...", opus cit., pág. 420.

7.- JAGOBI, Jolande, opus cit., pág 172.

La integración de la sombra supone, tal y como nos indicó el simbólogo junguiano Juan GARCIA
FONT, en conversación privada, un "no tomarse demasiado en serio", lo que está unido al humor para
consigo mismo. Hay que burlarse un poco de uno mismo y de lo que uno considera importante, pero
¡cuidado..! no hay que desvalorarlo: "Podemos estar hablando de cosas muy serias, pero estando al
mismo tiempo en una actitud humorística. En la medida en que se establece un diálogo con la sombra
se establece un primer grado de integración. Lo cual se traduce inmediatamente en el lenguaje. Hay un
lenguaje de la sombra: el de la inspiración. Nosotros utilizamos en la comunicación una sintaxis
convencional, social; mas sucede entonces que esta ordenación del discurso ahoga la sombra. Y
como la sombra es el ser travieso, el ser que goza con el equívoco y que, en un momento, dado rompe
la estructura establecida. Así, el poeta, al ser un distorsionador del lenguaje, destroza significados
para alcanzar un superior sentido y esto le permite dialogar con la sombra. Un ejemplo sencillo de este
lenguaje de la sombra sería el siguiente: todos hemos oído ese refrán que dice” tanto va el cántaro a la
fuente que al final se rompe" pues bien, la sombra diría algo así: "Tanto va el cántaro a la fuente, que
al final se llena". Este humor que abre ventanas a la inspiración es una forma de integrar a la sombra.
Y de esta manera se vitaliza; el espíritu penetra en la palabra. Por ello, en la medida que la sombra
penetra en el discurso y la activa, la carga de energía, y se produce un paso en la integración".

8.- VON FRANZ, opus cit., pág 175.


9.- VON FRANZ, opus cit., pág 177.

10.- JUNG, "Psicología de la Transferencia", Ed. Paidós, Buenos Aires, 4ª edición, 1978, pág 103.

11.- JUNG, "Psicología y Religión", Ed. Paidós, Barcelona, 1981, pág 135.

12.- JUNG, "Psicología de la Transferencia", opus cit., pág 170.

13.- JACOBI, Jolande, opus cit., págs 167-168.

Á. Almazán de Gracia

En el proceso de individuación de la psicología de Carl Gustav Jung se tiende hacia el


centro superior de la psique, es decir, al Sí-Mismo, y para ello el Yo, nuestra
conciencia o consciencia, va ampliando su autoconocimiento e integrando los diversos
arquetipos que configurarán su personalidad total.
Saludos Alejandra y Cristina

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