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LA TRANSFORMACIÓN

 
SEGÚN C. G. JUNG
 
 
 
Jung entiende el proceso de maduración humana como un “camino de
transformación”. El objetivo esta transformación es conciliar las divergencias en
el proceso de maduración. La divergencia fundamental a la que se enfrenta el
hombre es la tensión entre el espíritu y el instinto. El camino de la
transformación afronta el cambio de las energías instintivas hacia otras formas,
por ejemplo hacia una determinada idea o sentimiento (idea, valor) sobre la
base y ayuda de un arquetipo prefijado. “La fascinación que procede del
arquetipo influye para que la energía del instinto –libido- se desvíe de su
dirección original y se oriente a su correspondiente expresión espiritual”
[Cartas20].
 
 
 
Oposición y lucha interior
 
Para Jung el proceso de la transformación es activado por la oposición entre
instinto y espíritu, entre conciente e inconsciente, entre razón y sentimiento. En
cuanto las oposiciones se concilian, se produce un cambio en el hombre. Pero
este proceso de transformación no siempre es visible. Por largo tiempo nada
experimentamos acerca de una transformación interior pero de pronto notamos
que algo ha cambiado en nosotros. Es un proceso vital. Así como una planta
crece sin que lo notemos así sucede también con la transformación en los
hombres.
 
Jung describe la transformación de una energía instintiva en energía espiritual,
con el ejemplo de un niño. Para un niño es normal anhelar a la madre. Pero
cuando uno ya mayor dirige su libido principalmente hacia su madre continúa
siendo infantil, continúa en la inmadurez e inseguridad. Para seguir madurando
debe orientar su libido hacia un símbolo, hacia imágenes espontáneas, hacia
modelos que transformen sus energías instintivas. Jung opina que tan pronto
como en la maduración del niño sea necesario desligarse de la madre
aparecerá un arquetipo de la madre, por ejemplo de la madre-Iglesia. Con eso
el joven puede librarse interiormente de la madre con la que se realiza una
“transformación vital”. … Por otra parte cabe notar que algunos han visto en
esta oposición de espíritu e instinto un cierto tinte gnóstico. Lo cierto es que
desde un punto de vista teológico el misterio de la Encarnación precisamente
afirma que nos transformamos a través de lo instintivo, no por desprendernos
de la materia, sino por encarnarnos en la materia. Un modo de hacerlo es a
través de los símbolos en sus diversas manifestaciones.
 
Transformación por los Símbolos y Ritos
 
Los símbolos pueden transformar las energías del hombre porque pueden ligar
entre sí el consciente y el inconsciente. Siempre y cuando el hombre comience
a dialogar con su inconsciente, cuando conecte sus sentimientos con su razón
las actuales experiencias con los Arquetipos del pasado,  entontes puede
caminar en el proceso de transformación el cual tiene como finalidad la
totalidad la plenitud, tal como Jung traduce la palabra bíblica “perfección”. Para
Jung es en última instancia la imagen de Dios la “que se opone frenando lo
meramente instintivo” [Símbolos de Transformación] realizando la energía
instintiva.
 
Así pues la transformación del instinto, según Jung se produce particularmente
por influencia del arquetipo. Y los arquetipos son activados y elevados al
conciente por medio de ritos y símbolos. Jung llama a los símbolos
“convertidores”. Así como un instalación hidráulica convierte la energía del
agua en energía eléctrica, así los símbolos convierten las energías biológicas
en energías espirituales. “Los símbolos funcionan como convertidores en
cuanto elevan la libido de su forma inferior a una más elevada” [Símb. de
transf.]
 
Para Jung un camino para la transformación de las energías es instintivas es el
sacrificio, tal como se realizó del modo más claro en la muerte de Jesús. “El
sacrificio no significa precisamente una regresión sino un paso feliz de la libido
al equivalente simbólico de la madre y con ello a un estado espiritual” [idem]. 
 
Jung llama también “introversión” a los antecedentes de la transformación. El
hombre orienta su energía hacia el interior con lo que la puede transformar. La
introversión puede suscitarse por los ritos, la oración y el sacrificio. Los ritos
“tienen la finalidad de orientar la libido hacia el inconsciente obligando con ello
a la introversión” [idem]. El Rito de transformación más eficaz para los
cristianos es la eucaristía. Jung designa la misa como un “rito del proceso de
individuación” [Arquetipos e Inconsciente Colectivo]. Su objetivo es “transformar
el alma del hombre empírico que es sólo una parte del sí mismo el cual se
expresa en su totalidad en Cristo” [idem].
 
La transformación es para el hombre una necesidad vital. Atarse al pasado
petrifica la vida. Es un principio de vida: “Toda juventud alguna vez queda
envejecida, toda hermosura se marchita, lo caliente se enfría, todo esplendor
se apaga y cada verdad se hace trivial y chata. Todas estas cosas han
alcanzado alguna vez su forma y todas las formas quedan expuestas a la
influencia del tiempo: envejecen, enferman, se quebrantan si no se
transforman. Pueden transformarse porque la chispa que invisible que una vez
las engendró tiene una fuerza eterna capaz de engendrar indefinidamente…
Una verdad es valedera por mucho tiempo sólo cuando se transforma y
prosigue dando testimonio en nuevas imágenes y en nuevas lenguas como un
vino nuevo guardado en odres viejos” [Simb. de trasnsf.]
 
La Transformación como integración
 
La transformación del hombre comienza en el inconsciente. Frecuentemente el
hombre por algún problema externo es obligado a ocuparse de su inconsciente.
Sus arquetipos de pronto se le aparecen en sus sueños o se le presentan en
los ritos de su feo en sus lecturas. “Cuando se produce un problema éste se
configura en el inconsciente bajo una determinada categoría. Siendo un
“numinos”es decir una energía específica suscita en el contenido del
conocimiento imágenes correlativas por las que puede ser mejor conocida y
con mayor capacidad de conciencia. Cuando esto pasa al consciente es
considerado una iluminación o revelacióno como una idea salvadora” [Símb. de
Transf.]. 
 
Jung opina que el hombre necesita frecuentes crisis en las que sus fuerzas
vitales se sientan debilitadas para que su inconsciente se conecte con el
consciente. El hombre se transforma sólo cuando integra su inconsciente. Una
vida de éxitos puede hacer peligrar su transformación cuando “olvida su
dependencia del inconsciente” [idem].
 
En la mitad de la vida: Integración de la Sombra
 
Un tiempo decisivo para la transformación del hombre transcurre a la mitad de
su vida. Muchos se aferran obstinadamente al pasado con lo que impiden la
transformación necesaria. Transformación no significa desplazar lo antiguo,
sino empalmarlo con lo nuevo e integrarlo. Según Jung, al promediar la vida
asoma la parte reprimida en la Sombra.
Cada hombre tiene dos polos: amor y odio, disciplina e indisciplina, razón y
sensación, Anima y Animus. En la primera mirad de la vida comúnmente vive
(concientemente) un solo polo. El otro queda en la sombra: A la mitad de la
vida asoma. Si en adelante vive lo que había estado en la Sombra reprimiendo
lo vivido hasta entonces no lo ayudará mucho. Vivirá lo contrario del mismo
modo unilateral como antes. A Jung le importa que la estrechez del consciente
por las oposiciones de ambos polos “se rompa y con ello construya un grado
mayor y más elevado del conciente” [Dinámica del Inconsciente].
 
No podemos resolver de una vez los problemas de la vida. Los debemos
abordar constantemente, de lo contrarionos estancaríamos. “Seguramente
recordamos a determinados amigos y compañeros de escuela que en su
tiempo habían sido jóvenes de ideales prometedores y al encontrarlos años
más tardelos vemos marchitos y agotados” [idem]. Se habían aferrado con
fuerza a lo que en algún momento encontraron como una solución
resistiéndose así a toda transformación. Nunca llegaron a ser hombres
íntegros.
 
“Lugares” de transformación
 
En un artículo sobre volver a nacer, Jung muestra las diversas formas y lugares
de la transformación. Habla de la transformación por la participación de un rito.
También puede transformarnos un relato [cf. Dinám. del Incosnc.] Hay también
técnicas como la meditación, el yoga, los ejercicios, que pueden proporcionar al
hombre la experiencia de la transformación. Se dan también preanuncios
naturales de transformación que nos plantean si la aceptamos o no, si la
reconocemos o no… “Estos preanuncios naturales se dan sobre todo en el
Sueño” [idem].
 
También por medio de encuentro con los hombreso por la lectura de libros,
podemos tomar contacto con las fuerzas interiores y descubrir en nosotros al
“Amigo del alma” que quiere conducirnos hasta el secreto de nuestra vida [cf.
idem]. Jung opina que todos tenemos un “Amigo del alma”interior que es
inmortal y que quiere transformar en nosotros lo mortal en inmortal.
“El hombre es como los gemelos Dioscuros de los que uno es mortal y el otro
inmortal siempre están juntos pero nunca se ponen de acuerdo. Los
preanuncios buscan acercarlos a esto, el inconsciente pone raparos por cuanto
el otro aparece como extraño y forastero y porque no nos podemos
acostumbrar a ser el único señor en la propia casa” [idem].
La finalidad de toda transformación es la conversión en mí mismode lo mortal
en inmortal, liberándome de la envoltura mortal que soy y despertando a la
vida” [idem].-

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