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Recomendación
Este libro es el segundo de una serie Spin-off de la
sagaLUX.
Te recomendamos haber leído esos libros antes, ya que
puede haber situaciones y personajes que no conocerás a
menos que ya hayas disfrutado de esa lectura.

-Patty

Primer Libro de la serie Origen:


Créditos
MODERADORA De Traducción
Patty

Traductoras
Alma16s VivianaG2509 Irupé Lucia BJ
Beth Rhys´ Darling Majo L Lixeto
Evares Vania Schweitzer Patty

CORRECCIÓN
Lucia BJ Evares Patty

LECTURA FINAL
Patty

DISEÑO
Evares
Sinopsis
Cuando Evelyn Dasher se cruzó con Luc, fue lanzada de
cabeza a su mundo, solo para descubrir que ya estaba mucho más
involucrada en él de lo que nunca había sospechado.

Los Luxen no son los únicos con un pasado oculto.


Hay un vacío en la memoria de Evie, meses perdidos de su vida y una
sensación persistente de que algo sucedió, algo que no puede recordar y
que nadie está dispuesto a contarle. Necesita descubrir la verdad sobre
quién es ella y quién era. Pero cada respuesta que encuentra solo trae
más preguntas.
Su búsqueda de la verdad la acerca cada vez más a Luc, el Origen en
el centro de todo. Es poderoso, arrogante, inhumanamente hermoso,
extremadamente peligroso... y posiblemente enamorado de ella. Pero
incluso cuando Evie se enamora de él, no puede evitar preguntarse si su
atracción es hacia ella o hacia el recuerdo de una chica que ya no existe.
Y todo el tiempo, una nueva amenaza se avecina:

Los informes de un virus mortal similar a la gripe, en la


que el gobierno insiste, es propagado por los Luxen.
Una enfermedad horrible que cambia a quienquiera que toque,
extendiendo el pánico en un país que ya está en su punto de ruptura.

Origin#2, La Sombra
Ardiente.
Índice
Capítulo 1 Capítulo 16 Capítulo 31
Capítulo 2 Capítulo 17 Capítulo 32
Capítulo 3 Capítulo 18 Capítulo 33
Capítulo 4 Capítulo 19 Capítulo 34
Capítulo 5 Capítulo 20 Capítulo 35
Capítulo 6 Capítulo 21 Capítulo 36
Capítulo 7 Capítulo 22 Capítulo 37
Capítulo 8 Capítulo 23 Capítulo 38
Capítulo 9 Capítulo 24 Capítulo 39
Capítulo 10 Capítulo 25 Capítulo 40
Capítulo 11 Capítulo 26 Capítulo 41
Capítulo 12 Capítulo 27 Sobre la Autora
Capítulo 13 Capítulo 28 Sombra Literaria
Capítulo 14 Capítulo 29
Capítulo 15 Capítulo 30
1
Traducido & Corregido por: Patty

—S
olo ponlo en tu boca ya.
Parpadeando rápidamente, levanté mi
mirada del humeante tazón de sopa de
tomate a donde estaba mi mamá.
Esas eran unas palabras que nunca quiero escuchar salir de su boca
otra vez.
Su cabello rubio se encontraba en una corta y ordenada cola de
caballo, y su blusa blanca estaba impresionantemente libre de
arrugas. Ella no me estaba mirando a mí, estaba mirando al otro lado
de la isla.
—Bueno —dijo la voz profunda a mi lado—. Ahora me siento
súper incómodo.
La mujer que creía que era mi madre biológica hasta hace unos días
parecía muy tranquila a pesar del hecho de que el comedor aún
estaba en ruinas debido al épico combate a muerte que había tenido
lugar hace menos de veinticuatro horas. Esta mujer no soportaba
ningún tipo de desorden. Sin embargo, las tensas comisuras de sus
labios me dijeron que estaba a unos segundos de convertirse en la
Coronel Sylvia Dasher, y que no tenía nada que ver con la mesa del
comedor rota o la ventana destrozada en el piso de arriba.
—Tú querías una sopa de tomate y queso a la parrilla —dijo,
señalando cada alimento como si fuera una enfermedad recién
descubierta—. Yo Los hice para ti, y tú todo lo que has hecho es
sentarte y mirarlos.
Eso era verdad
—Estaba pensando —Dio una pausa elaborada—. Hacer que me
hicieras queso a la parrilla y sopa de tomate fue demasiado fácil.
Ella sonrió con demasiada fuerza, pero no llegó a sus ojos.
Ojos que eran marrones solo porque usaba contactos especialmente
diseñados que bloqueaban los drones deCRA 1. Sus ojos reales eran de
un azul vibrante. Solo los había visto una vez. —¿Te preocupa que la
sopa esté envenenada?
Mis ojos se ensancharon cuando bajé el pan con mantequilla
perfectamentetostado y el queso derretido a mi plato.
—Ahora que lo mencionas, me preocupa que haya arsénico o
quizás algo de suero de Daedalus2 sobrante al azar en él. Quiero decir,
siento que nunca puedes estar tan cien por ciento seguro.
Lentamente, miré al chico sentado a mi lado en un taburete.Chicono
era exactamente la palabra correcta para describirlo. Tampoco era
humano. Era un Origen, algo más que los Luxen y humanos.
Luc.
Tres letras, sin apellido, y pronunciadas como Luke, eraun completo
enigma para mí, y él era… Bueno, él era especial y lo sabía.
—Tu comida no está envenenada. —le dije, inhalando
profundamente mientras trataba de inculcar algo de sentido común
en esta conversación que se dañaba rápidamente. La vela cerca de mí,
una que me recordaba a las especias de la calabaza, casi me
abrumaba con su aroma único, algo que me recordaba a los árboles
de pino y el aire fresco.
—No sé nada sobre eso, Peaches 3. —Los labios llenos de Luc se
curvaron en una media sonrisa. Estos eran labios con los que yo me
había familiarizado muy recientemente. Labios que me distraían tanto
como el resto de él—. Creo que Sylvia aquí no amaría nada más que
deshacerse de mí.
—¿Eso es tan obvio? —respondió ella, su sonrisa delgada y falsa se
estrechó aún más—. Siempre pensé que tenía una cara de póquer
bastante buena.
—Dudo que alguna vez pudieras ocultar con éxito tu odio
desenfrenado por mí. —Luc se recostó, cruzando los brazos sobre su
amplio pecho—.Quiero decir, la primera vez que vine aquí, hace
muchos años, me terminaste apuntando con una pistola, y la última

1
Control de Retina Alienígena. En el Original es: RAC (Retinal Alien Check).
2
Daedalus (Dédalo) son una división de investigación dentro del DOD (Departamento de
Defensa) Los cuales llevan años haciendo experimentos con humanos, Luxen, híbridos...
Entre otros. Aparecen por primera vez y más ampliamente en el 2do libro de la serie Lux.
3
Melocotón. Hemos conservado el original porque, al igual que Peanut (personaje de
Storm and Fury), al pronunciarlo queda mucho mejor. Aunque en algunas ocasiones
usaremos su traducción al español, ya que Luc suele usar mucho ese apodo en una oración.
vez que vine aquí, me amenazaste con una escopeta. Entonces, creo
que lo has dejado bastante claro.
—Siempre podríamos ir por una tercera vez —espetó ella, con los
dedos extendiéndose sobre el granito fresco—. La tercera vez es la
vencida, ¿cierto?
Luc bajó la barbilla y esas gruesas pestañas bajaron, protegiendo
asombrosamente los ojos en tonos de joya Amatista. El color no era lo
único que revelaba el hecho de que se encontraba allí algo más que el
ADN del Homo-sapiens. La línea negra borrosa que rodeaba su iris era
también una muy buena indicación de que solo había un poco de
humano en él. —No habrá una tercera vez, Sylvia.
Oh querido.
Las cosas eran… Bueno, muy torpes entre ella y Luc.
Tenían una historia desordenada que tenía todo que ver con lo que yo
solía ser, pero pensaba que todo el asunto de la sopa de tomate y
queso a la parrilla era como una bandera blanca, una… extraña
ofrenda de tregua, pero una ofrenda. Sin embargo. Obviamente, me
había equivocado. Desde el momento en que Luc y yo habíamos
entrado en la cocina, las cosas habían ido cuesta abajo entre ellos
dos.
—Yo no estaría muy segura de eso —comentó, recogiendo un
paño de cocina—. Sabes lo que dicen sobre los hombres arrogantes.
—No, no lo hago. —Luc dejó caer el codo a la isla y apoyó la
barbilla en el puño—. Pero por favor, ilumíname.
—Un hombre arrogante todavía se sentirá inmortal. —Ella levantó
la mirada y se encontró con la de él—. Incluso en su lecho de muerte.
—Está bien. —salté cuando vi la cabeza de Luc inclinada hacia
un lado—. ¿Pueden ustedes dos dejar de intentar superarse
mutuamente para que podamos comer nuestros sándwiches y sopa
como seres humanos normales? Eso sería genial.
—Pero no somos seres humanos normales. —Luc me lanzó una
larga mirada de reojo—. Y yo no puedo ser superado, Peaches.
Rodé los ojos. —Sabes a lo que me refiero.
—Él tiene razón, sin embargo. —Ella frotó en un lugar en la isla
que solo ella podía ver—. Nada de esto es normal. Nunca lo va a ser.
Fruncí el ceño, tenía que admitir que ella tenía razón. Nada era lo
mismo desde el momento en que Luc entró, de hecho, volvió a entrar
en mi vida. Todo había cambiado. Mi vida entera había implosionado
en el momento en que me di cuenta de que la mayoría de las cosas
sobre mí eran una mentira total.
—Pero necesito algo de normalidad en este momento. Como,
realmente necesito que algo sea normal en este momento.
La mandíbula de Luc se cerró con fuerza cuando volvió a mirar su
emparedado, con los hombros extrañamente tensos.
—Hay una sola forma en la que volverás a la normalidad en tu
vida, cariño —dijo ella, y me estremecí ante el apodo dulce
Era algo que siempre me llamaba. Cariño. Pero ahora, sabiendo que
había estado en mi vida durante los últimos cuatro años, la palabra
simple y dulce parecía equivocada. Irreal, incluso.
—¿Quieres algo normal? Quita a este de tu vida.
Dejé caer mi sándwich, sorprendida de que ella dijera eso, no solo
frente a Luc sino que ella lo dijera en absoluto.
La cabeza de Luc se levantó. —Ya me la quitaste una vez. Eso no
va a pasar de nuevo.
—No te la quité —respondió ella—. La salvé.
—¿Y para qué, Coronel Dasher? —La sonrisa de Luc era de gran
nitidez—. ¿Para darte a la hija que ya perdiste? ¿Para tener algo que
sabías podrías usar contra a mí?
Mi corazón se apretó dolorosamente en mi pecho.
—Luc…
El paño de cocina se arrugó bajo los dedos de mamá cuando su mano
se apretó en un puño. —Tú crees que lo sabes todo...
—Sé lo suficiente. —Su voz era demasiado suave, demasiado
uniforme—. Y es mejor que no olvides eso.
Un músculo vibraba a lo largo de su sien, y me pregunté brevemente
sípodrían irse a los golpes. —No la conoces. Conociste a Nadia. Esta
es Evie.
El aire que inhalé se atascó en mi garganta. Ella teníarazón, pero ella
también estaba equivocada. Yo no era Nadia. Yo tampoco era Evie. No
tenía idea de quién era realmente.
—No son la misma—continuó—. Y si realmente te preocupas por
ella, por Evie, saldrías de su vida y la dejarías ir.
Me sobresalté. —Eso no…
—¿Crees que la conoces mejor que yo? —La risa de Luc pudo haber
congelado las tierras verdes de Alaska—. Si crees que es tu hija
muerta, entonces estás viviendo en un mundo de fantasía. Y si crees
que el que yo salga de aquí es lo mejor, entonces tú no sabes nada.
Mi mirada se lanzó entre ellos. —Sólo para su información, estoy
sentada aquí. Totalmente presente para este argumento que es obvio,
se trata de mí.
Ambos me ignoraron.
—Y para dejar realmente, dolorosamente claro —continuó Luc—.
Si crees que me iré de nuevo, entonces obviamente te has olvidado de
quién soy.
¿Ella estaba empezando a quemar el paño de cocina?
—No he olvidado lo que eres.
—¿Y eso es? —desafió Luc.
—Nada más que un asesino.
Santo cielo.
Luc sonrió. —Entonces tú y yo deberíamos llevarnos muy bien.
¡Oh Dios mío!
—Es mejor que tú recuerdes que solo eres parte de su vida ahora
porque lo estoy permitiendo —replicó ella.
Luc mantuvo los brazos cruzados. —Sinceramente me encantaría
verte tratar de alejarme de ella ahora.
—No me provoques, Luc.
—En caso de que no te hayas dado cuenta, te he estado
provocando.
La energía blanca azulada osciló sobre los nudillos de mamá. Todas
las violentas y crudas emociones se arremolinaban dentro de mí como
un ciclón, azotando cada parte de mi ser. Esto era demasiado,
demasiado.
—¡Paren! ¡Ustedes dos! —Me levanté de un salto, y el taburete de la
barra se volcó, cayéndoseal suelo y sobresaltándola tanto a ella como
a Luc—. ¿Realmente creen que algo de esto me está ayudando ahora?
¿En absoluto?
Luc se giró en el taburete, con sus extraños ojos ligeramente abiertos,
mientras que mamá se apartó de la isla y dejó caer el paño de cocina.
—¿Han olvidado que casi morí anoche porque un origen psicótico y
ligeramente suicida tenía un venganza del tamaño de un T-Rex
contigo? —señalé a Luc, y su mandíbula se endureció en respuesta—.
¿Y has olvidado que has pasado los últimos cuatro años pretendiendo
ser mi madre? ¿Qué es científicamente imposible porque eres una
Luxen, algo más en lo que me has mentido?
La cara de mamá palideció. —Sigo siendo tu madre...
—¡Me nombraste como a una niña muerta!—grité, levantando mis
manos—. Ni siquiera me adoptaste. ¿Cómo es eso incluso legal?
—Esa es una muy buena pregunta. —sonrió Luc.
—¡Cállate! —Me balanceé sobre él, mi corazón se aceleró y mis sienes
empezaron a palpitar—. Tú también no has hecho nada más que
mentirme. ¡Incluso hiciste que tu amiga se hiciera mejor amiga de mí!
—Bueno, no la hice exactamente ser tu mejor amiga —respondió
él, lentamente desplegando sus brazos—. Eso solo simplemente
sucedió, me gusta pensar eso.
—No traigas la lógica en esto—le dije, apretando mis manos en
puños cuando las líneas de su boca se suavizaron—. Ustedes dos me
están volviendo loca, y casi no me queda nada de cordura. ¿Debo
recordarles lo que sucedió en las últimas cuarenta y ocho horas?
Aprendí que todo lo que sabía sobre mí era una mentira y que
estoyllena de ADN alienígena, cortesía de un suero que apenas puedo
pronunciar, y mucho menos hacer. Y si eso no es lo suficientemente
desordenado, encontré a un compañero super-duper muerto. Los ojos
de Andy se salían de su cara, y luego, literalmente, me arrastraron por
el bosque y tuve que escuchar la extraña manifestación de un Origen
que tenía problemas de abandono.
Ambos me miraron fijamente.
Retrocedí, respirando pesadamente. —Todo lo que quería hacer era
comer un maldito sándwich de queso a la parrilla, comer algo de sopa,
y ser normal durante cinco segundos, pero los dos lo han arruinado
y... —Sin previo aviso, una ola de mareos me invadió, haciendo que mí
pecho de repente se sintiera hueco—. Whoa
La cara de mamá se puso borrosa cuando mis rodillas se debilitaron.
—Evie...
Luc se movió tan rápido que no podría haberlo seguido aunque no
estuviera viendo extrañamente doble en este momento. En lo que
pareció medio segundo, tenía un brazo fuerte y firme alrededor de mi
cintura. —Evie —dijo, ahuecando mi mejilla y levantando mi cabeza.
Ni siquiera me había dado cuenta de que la había bajado—. ¿Estás
bien?
Mi corazón latía demasiado rápido, y mi cabeza se sentía como si
estuviera pesada con algodón. La presión se asentó en mi pecho
mientras mis piernas temblaban.
Estaba viva y de pie, así que eso significaba que estaba bien. Tenía
que estarlo.
Simplemente no podía pronunciar palabras en este momento.
—¿Qué pasa? —La preocupación entrelazó cada sílaba de la voz de
mamá mientras se acercaba.
—Mareada —jadeé, cerrando los ojos con fuerza. No habíacomido
nada desde el día anterior, y solo pude conseguirun bocado de comida
antes de que empezaran a discutir,por lo que sentirme mareada no
era tan sorprendente.
Además, la última semana…. o el mes había sido demasiado.
—Solo respira. —El pulgar de Luc se arrastró sobre mi
mandíbula, haciendo movimientos largos y relajantes—.Tómate unos
momentos y solo respira. —Hubo una pausa—. Ella está bien. Es solo
que ella… Ella fue herida bastante mal la noche anterior. Va a tomar
un poco para que esté al cien por ciento.
Pensé que eso era extraño, porque esta mañana sentía que podría
haber corrido una maratón, y normalmente no tenía ganas de correr a
menos que una horda de zombies me persiguiera.
Pero lentamente, el peso se levantó de mi cabeza y el pecho, y el
mareo se desvaneció. Abrí mis ojos, y el siguiente aliento que tomé se
atascó en mi garganta. No me di cuenta de que él estaba tan cerca, y
estaba encorvado, así que estábamos al nivel de los ojos, su cara a
solo unos centímetros de la mía.
Una mezcla de emociones completamente desconcertante despertó
profundamente dentro de mí, luchando por llegar a la superficie, para
que les prestara atención, para que esto tuvieran sentido.
Su mirada brillante se encontró con la mía cuando un mechón de
cabello ondulado de bronce cayó hacia adelante, protegiendo uno de
esos asombrosos y anormales ojos púrpuras. Tomé cuenta de las
características que fueron creadas de una manerainhumanamente
perfecta, aquellas que los simples mortales realmente no podríamos
lograr sin una mano quirúrgica experta.
Luc era hermoso; tan parecido a una pantera, y eso era a lo que a
menudo me recordaba. Un depredador elegante y cautivador que
distraía con su belleza para atraer a su presa.
Había un atrevido giro en las comisuras de sus labios llenos,
inclinándolos hacia arriba. Estábamos a principios de octubre, la luz
del sol entraba por la ventana de la cocina, cayendo en los pómulos
afilados, resaltándolos y creando sombras seductoras debajo de ellos.
Yo estaba mirando sus labios de nuevo.
Cuando lo miré, quise tocarlo, y mientras más lo miraba tenía
más ganas de hacerlo, esa sonrisa burlona salía de nuevo.
Mis ojos se estrecharon.
Solo unos pocos Orígenes podían leer los pensamientos tan fácilmente
como lo era para mí leer un libro. Luc era, por supuesto, uno de ellos.
Él había prometido permanecer fuera de mi cabeza, y creo que lo
hacía la mayor parte del tiempo, pero siempre parecía estar
mirándome furtivamente cuando yo estaba pensando en la cosa más
vergonzosa posible.
Como ahora mismo.
Su media sonrisa se convirtió en una sonrisa completa, yun aleteo
paso por mi pecho. Esa sonrisa suya era tanpeligrosa como la Fuente.
—Creo que ya se está sintiendo mejor.
Me aparté de él, rompiendo el abrazo mientras el calor se deslizaba
por mis mejillas. No pude mirar a Sylvia. Mamá. Lo que sea. Yo
tampoco quería mirarla.
—Estoy bien.
—Creo que deberías comer algo—dijo ella—. Puedo calentar la
sopa...
—Realmente no quiero comer nada—interrumpí, mi apetito
inexistente en este momento—. Simplemente no quiero que ustedes
dos peleen.
Mamá miró hacia otro lado, su pequeña barbilla sobresalía mientras
cruzaba los brazos sobre su pecho.
—Yo tampoco quiero eso —dijo Luc, su voz era tan baja que no
estaba segura de que mamá lo escuchara.
Mi pecho se apretó cuando me encontré con su mirada. —¿De verdad?
Parecía que estabas más que dispuesto a pelear.
—Tienes razón —dijo, sorprendiéndome—. Estaba siendo
antagónico. No debería haberlo sido.
Por un momento, todo lo que pude hacer fue mirarlo, y luego asentí.
—Hay algo que necesito decir, y ambos necesitan escucharlo. —Mis
manos se curvaron en puños sueltos—. Ella no puede alejarme de ti.
Sus ojos se profundizaron en un tono violeta, y cuando habló, su voz
fue más áspera. —Es bueno escucharlo.
—Solo porque no puedo ser retenida ni obligada a hacer nada que
no quiera hacer —agregué—. Eso va para ti también.
—Nunca imaginaría eso. —Estaba más cerca, moviéndose hacia
mí tan silenciosamente como un fantasma.
Dejando salir una respiración superficial, me enfrenté a mamá. Su
rostro estaba pálido, pero más allá de eso, no podía leer nada en su
expresión. —Y sé que no quieres tratar de separarnos a Luc y a mí, no
ahora y no después de todo. Estaban locos Ustedes tienen una
historia desordenada. Entiendo eso, y sé que ustedes dos nunca se
gustarán, pero realmente los necesito para que finjan que lo hacen.
Aunque sea un poco.
—Lo siento —dijo mamá, aclarando su garganta—. Élpodría
haber estado dispuesto a discutir conmigo, peroesto fue por mí. Lo
invité a almorzar, y luego fuiinnecesariamente grosera. Él obviamente
tiene susrazones para no confiar en mí o aceptar cualquiera demis
acciones de buena fe. Si fuera al contrario, sentiríalo mismo que él. —
Ella respiró hondo—. Lo siento, Luc.
El shock me salpicó cuando mis ojos se agrandaron, y noera la única
que la miraba como si no entendiera laspalabras que salían de su
boca.
—Sé que tú y yo nunca nos vamos a gustar —continuómamá—.
Pero tenemos que tratar de llevarnos bien. PorEvie.
Luc estaba tan quieto como una estatua en uno de lospocos museos
que habían sobrevivido a la invasión alienígena. Luego asintió. —Por
ella.

Más tarde esa noche, en mi habitación, me encontrésentada en el


borde de mi cama, mirando el tablero queestá lleno de fotos de mis
amigos y de mí. Ni siquierasabía cuándo los empecé a mirar, pero no
podía apartarla vista de ellas.
Luc se había ido poco después de la #fiestadequesoalaparrilla,
era lo mejor. Incluso si en cierto modo suavizaron las cosas, era mejor
si tenían algo de espacio entre ellos. Probablemente un código postal
entero vale la pena de espacio. Quería tener la esperanza de que
pudieran llevarse bien, pero también sabía que los dos no podrían
durar demasiado.
Suspiré, mi mirada recorriendo las fotos. Algunas de ellas eran fotos
de nosotros simplemente relajándonos. Otras nos mostraban con
disfraces de Halloween o vestidos con peinados y maquillaje en punto.
Heidi. James. Zoe y Yo
Zoe
Ella había sido la primera amiga que había hecho en Centennial High
cuatro años atrás. Lo hicimos de inmediato, ya que ambas sufrimos, o
al menos pensamos que tuvimos, una pérdida inimaginable después de
la invasión. Nuestra pequeña fiesta de dos se expandió rápidamente
para incluir a Heidi y luego, finalmente, a James. Los cuatro
habíamos sido unidos como ladrones, pero Zoe también me había
mentido. Al igual que Luc. Al igual que mamá. A Zoe le habían
ordenado que fuera mi amiga, que me cuidara porque Luc no podía, y
tal vez Luc tenía razón antes. Tal vez fue hecha para ser mi amiga,
pero nos convertiríamos en mejores amigas por nuestra cuenta.
¿Quién lo sabría?
Yo no. Y nunca lo haría.
Mi estómago gruñó una vez más, y supe que era hora de bajar, porque
mi estómago se sentía como si se quisiera comer solo. Una parte de mí
esperaba que mamá se hubiera escondido en su habitación. Me sentí
muy mal por pensar eso, pero las cosas siempre eran súper
incómodas después de una pelea, y no tenía el espacio en mi cerebro
para lidiar con eso. En el momento en que llegué al vestíbulo y
escuché la televisión, supe que no tenía tanta suerte.
Respirando hondo, cuadré los hombros y entré en la sala de estar. Un
episodio de Hoarders estaba colocado en la televisión, y sacudí la
cabeza mientras salía de la sala de estar.
Ella estaba en la isla, una botella de mostaza, una barra de pan y
un paquete de carne de la charcutería que se extendía ante ella.
Incluso había una bolsa de crema agria y chips de queso cheddar, mi
favorito. Carne asada. Ella estaba haciendo sándwiches de carne
asada, y era evidente, debido al hecho de que solo había mostaza en el
pan, que acababa de empezar. Mamá levantó la vista mientras recogía
el paquete de carne. —Espero quetengas hambre.
Mis pasos se ralentizaron. —¿Cómo supiste que estaba bajando?
¿Escuchabas las señales de vida afuera de la puerta de mi habitación?
—Tal vez. —Una mirada tímida cruzó su rostro—. Estaba
planeando persuadirte con esto si no bajabas.
Me detuve para pararme detrás del taburete que había golpeado
antes. —Estoy hambrienta.
—Perfecto. —Ella hizo un gesto hacia el taburete—. Estará listo
en unos momentos.
—Gracias.
Me senté, dejando caer mis manos sobre mi regazo mientras la
observaba poner una rebanada de carne asada sobre el pan y luego
otra. No tenía idea de qué decir mientras el silencio se extendía entre
nosotras. Por suerte o por desgracia, ella sabía exactamente qué decir.
—Si todavía estás molesta conmigo, lo entiendo completamente —dijo,
yendo al grano al estilo típico de laCoronel Dasher. Otra rebanada de
carne asada fue para el sándwich—. Me disculpé, pero sé que le dije
cosas a Luc hoy que no debería haber dicho, y tenías razón. Después
de todo, lo necesitabas hoy.
Doblé los brazos en mi regazo mientras miraba alrededor de la cocina.
—Luc… Él sí que comenzó. Quiero decir, él no tenía que sacar el tema
de las armas, y sé que ustedes dos probablemente nunca se llevarán
bien, pero...
—Lo necesitas —respondió ella por mí, colocando el pan sobre la
carne.
El calor golpeó mis mejillas. —Bueno, yo no diría exactamente eso.
Una leve sonrisa tiró de sus labios mientras me miraba. —Eres tan
parte de él como él es parte de ti. —Su sonrisa se desvaneció mientras
negaba con la cabeza—. Luc piensa que lo sabe todo. Pero no es así.
Gracias a Dios, Luc no estaba aquí para escucharla decir eso.
—Y él especialmente piensa que sabe por qué hice lo que hice
cuando decidí hacerlo… Ayudarte a convertirte en Evie, pero él no lo
hace. Él no está en mi cabeza —dijo, y me pregunté si se daría cuenta
de que Luc podía leer los pensamientos. Ella tenía que saberlo—. Y sé
que él no confía en mí. No puedo culparlo por eso.
—Pero, detuviste a Jason de intentar dispararle—señalé—. Y no
fuiste la única que guardó secretos. Él también. No es que le hayas
dado ninguna razón para no desconfiar de ti. Lo mismo ocurre con él.
Ella asintió mientras alcanzaba la bolsa de papas fritas.
—Tienes razón. Tal vez lo intentemos de nuevo, y la próxima vez,
tengamos mejores resultados.
—Tal vez —murmuré.
—No pareces muy convencida.
—No lo estoy —admití con una risa.
Una sonrisa irónica apareció cuando dejó caer algunas cosas en
el plato de papel, al lado del emparedado. —Pero algo de lo que puedes
estar segura es que soy tu madre. Puede que no lo sea por sangre o
por un certificado, y es posible que solo haya estado en tu vida
durante estos últimos cuatro años, pero tú eres mi hija y te amo.
Haría lo que fuera para asegurarme de que estás segura y feliz, como
cualquier madre que esté por ahí.
Mi labio inferior tembló cuando mi pecho y garganta se
quemaron. Hija. Madre. Palabras simples, pero poderosas. Palabras
que quería conservar.
—Sé que estás enojada porque te oculté todo y lo entiendo.
Sospecho que te llevará mucho más tiempo superar eso. No te culpo
Ojalá hubiera sido más directa contigo sobre él y sobre quién eras la
primera vez que apareció aquí, debería haberte dicho la verdad.
—Sí, deberías haberlo hecho, pero no lo hiciste. No podemos
cambiar nada de eso, ¿verdad? Es lo que es.
Mamá apartó la vista y luego pasó la mano por la parte delantera
de la camisa. Se había quitado la blusa y se había puesto una camisa
de algodón azul pálido. —Ojalá hubiera tomado diferentes decisiones
para que pudieras haber elegido otras tú.
Levanté mi mirada y la miré, realmente la vi. Algo sobre ella parecía
estar fuera de lugar. Mamá se veía al menos una década más joven
que su edad, pero parecía más pálida de lo normal. Sus rasgos
estaban cansados, y había líneas débiles alrededor de las esquinas de
sus ojos y surcos más profundos en su frente que había jurado que no
habían estado allí dos semanas antes.
A pesar de todas las mentiras y las millones de cosas que aún no
entendía, la preocupación floreció.
—¿Estás bien? Te ves cansada.
—Estoy un poco cansada. —Levantó la mano, tocando
ligeramente su hombro—. Ha pasado un tiempo desde que use el
poder de la Fuente.
Un temblor recorrió todo mi cuerpo. Ella había usado la fuente
cuando peleaba con Micah. —¿Eso es algo normal?
—Lo es cuando no has usado la Fuente por un tiempo, pero
estaré bien. —Ella sonrió entonces, débil pero real—. Termina de
comer.
Sintiéndome un poco mejor del todo y casi normal, devore el bocadillo
y las papas fritas tan rápido que fue increíble que no me ahogara. Una
vez que terminé, todavía estaba con hambre. Dejé mi plato de papel en
la basura, fui a la nevera y miré dentro, debatiendo si quería tomarme
la molestia de cortar las fresas que había visto y sofocarlas en azúcar
o si quería algo más sencillo.
—Cuando hayas terminado de refrescarte estando parada frente
al refrigerador, hay algo que quería mostrarte. —anunció mamá.
Resoplé mientras agarraba un paquete de queso en tiras. Caminando
hacia la papelera, saqué la envoltura y la arrojé a la basura.
—¿Qué?
—Sígueme.
Se dio la vuelta y la seguí hasta la parte delantera de la casa, hacia
las puertas francesas que conducían a su oficina. Abrió las puertas, y
mis pasos se ralentizaron.
Una pequeña parte de mí no quería ir a la oficina.
Había fotos de ella allí, de la verdadera Evie, escondida en un álbum
de fotos. Siempre me había dicho que no teníamos álbumes de fotos
antiguos. Me decía que no había tenido la oportunidad de agarrar
ninguno de ellos durante la invasión. Había creído ciegamente en eso,
pero ahora sabía la verdad y sabía por qué no podían existir álbumes
de fotos.
No hubiera sido yo en ellos. Era la verdadera Evie.
—¿Recuerdas la noche en que me llamaste cuando estaba en el
trabajo porque pensabas que había alguien en la casa?—preguntó.
La pregunta me tomó desprevenida. Ella estaba hablando de la
noche que había estado aquí sola y había escuchado a alguien abajo.
—Sí, probablemente no voy a olvidar eso hasta que tenga ochenta
años. Tú pensaste que me lo había imaginado.
—No lo hiciste. —Se volvió hacia su escritorio—. Alguien entro
aquí, y tomo algo.
Abrí la boca, pero no pude sacar ninguna de las palabras.
Probablemente fue algo bueno, porque la mayoría de las palabras que
se construían en mi lengua eranmaldiciones. Finalmente, encontré mi
voz. —Dijiste quenada fue tomado.
—Estaba equivocada. No te estaba ocultando nada. Simplemente
no me di cuenta hasta esta tarde. Estaba organizando mi oficina
cuando lo descubrí. —dijo.
No tenía idea de cómo podría organizar su oficina más de lo que
normalmente la tenía. Por el bien de todos, su oficina ya estaba más
organizada que un planificador mensual.
La inquietud surgió mientras la miraba. —¿Qué fue tomado?
Metió la mano en el cajón del escritorio y sacó ese maldito álbum de
fotos, colocándolo sobre el escritorio. Ella lo abrió a las páginas en
blanco. —Cuando estaba aquí sentándome, se me ocurrió abrir el
álbum. No lo había mirado en mucho tiempo, pero lo noté entonces.
Había fotos de la hija de Jason aquí. Otras fotos de cumpleaños y
algunas más… privadas. —Sus dedos se demoraron en las páginas en
blanco—. Las que fueron tomadas.
Confundida, levanté mi mirada hacia la de ella mientras mis
pensamientos giraban. —Tiene que haber sido Micah. Él había...
—¿Había qué?
Él había estado en esta casa antes, mientras yo había estado
durmiendo. Me había arañado, me había ahorcado. Pensé que había
sido una pesadilla hasta que me admitió lo que había hecho. Un
estremecimiento rodó a través de mí. Mamá no sabía sobre eso.
Cruzando mis brazos, me miré los pies descalzos. El esmalte de
uñaspúrpura había comenzado a astillarse en mi dedo gordo del pie.
Micah no admitió tomar fotos, y también afirmó que no había matado
a Andy, a uno de mis compañeros de clase, o a esa pobre familia de la
ciudad. Se había enterado de las muertes de Colleen y Amanda, y Luc
y yo habíamos asumido que había estado mintiendo.
¿Y si no mentía?
¿Por qué tomaría fotos de la verdadera Evie? Él sabía quién era yo
desde el principio. Él no necesitaba una prueba de imagen. Los nudos
torcían mi estómago mientras levantaba mi mirada hacia la de ella. —
¿Y si no fue Micah? ¿Por qué alguien los tomaría?
La línea de su boca se adelgazó hasta que el labio superior casi
desapareció. —No lo sé.
2
—¡No
Traducido & Corregido por: Patty

seremossilenciados! ¡No viviremos con


miedo! —La voz de April Collins se
escuchó desde el frente de la escuela un
lunes por la mañana, el sonido era como
las bisagras oxidadas en mis
terminaciones nerviosas—. ¡No más Luxen! ¡No más miedo!
Mis pasos se hicieron más lentos cuando entrecerré los ojos contra el
resplandor del sol. April estaba levantando un cartel rosa brillante,
agitándolo mientras el pequeño grupo de compañeros detrás de ella
continuaba diciendo—: ¡No más Luxen! ¡No más miedo!
Una maestra intentaba hacer pasar a April y los demás por la puerta
principal, pero no estaba teniendo mucha suerte. Parecía que
necesitaba cerca de dos tazas grandes de café para lidiar con esto.
Era demasiado pronto para esta tontería.
Debería haberme quedado en casa como mamá quería, solo para
evitar ver a April enojando a los estudiantes. Por otra parte, me habría
vuelto loca y mamá se habría quedado en casa. Si quería ver a mis
amigos y si quería ver a Luc, como planeaba hacerlo más tarde, eso
significaba que tenía que ir a la escuela.
Y al parecer tratar con April.
La buena noticia es que no había tenido más episodios de mareoa
pesar de que no había dormido mucho la noche anterior.
Primero, no podía dejar de pensar en las fotos que faltaban aunque,
bueno; tenía que haber sido Micah quien las había tomado, y cuando
finalmente me dormí, una pesadilla me había despertado horas más
tarde.
Había regresado al bosque con Micah y Luc… había sido herido
gravemente y...
Corte esos pensamientos cuando un escalofrío recorrió mi espina
dorsal, avancé. April había empezado a protestar afuera, en la entrada
principal por las mañanas y en el estacionamiento después de la
escuela, ambos lugares estaban obligados a ser vistos por los Luxen
registrados que asistían a nuestra escuela.
Mirando a mí alrededor, no vi a Connor ni a ninguno de los otros
Luxen, y esperaba que eso significara que habían ingresado a la
escuela antes de que empezara April. La mayoría de la gente los
ignoraba. Sólo unos pocos más se quedaron mirando. Una chica que
no reconocí, posiblemente una estudiante de primer año o una
estudiante de segundo año, les estaba gritando a ellos, pero lo que ella
estaba diciendo fue ahogado por April y los cantos de su grupo.
Mi agarre se apretó a medida que aceleraba el paso, apresurándome
por los escalones que conducían al frente deCentennial High. Cuando
me acerqué al grupo, April se giró haciamí. Bajó su estúpido póster
que, literalmente, no tenía ningún lema escrito en letras grandes con
una pluma de brillo real.
Sacudiendo la cabeza, me concentré en el dron de CRA que estaba
flotando junto a las puertas, examinando los ojos de los estudiantes
para asegurarse de que no estuvieran presentes los Luxen no
registrados. Lo que los creadores del avión no se dieron cuenta fue
que los Luxen y Origineshabían descubierto una forma de evitarlos
con los lentes de contactos que llevaban. A veces me preguntaba
cuánto duraría, la seguridad que brindaban. El gobierno tendría que
resolverlo con el tiempo, pero de nuevo, tenían que ver cuánto tiempo
habían estado la mayoría de los Luxen aquí sin muchas de las ramas
del gobierno o la población en general sabiendo que estaban aquí.
Décadas y décadas, si no más.
—¡Eh, Evie!—gritó April—. ¿Quieres unirte a nosotros?
Sin siquiera mirarla, extendí mi mano derecha y mi dedo medio
mientras seguía caminando hacia las puertas de vidrio.
—Eso no es bueno. —April se puso a caminar a mi lado—. No
deberías tratar a los amigos así, pero te perdonaré. Porque soy así de
amable.
Me detuve, frente a ella. Las cosas estaban tensas entre nosotras.
April y yo nunca habíamos sido cercanas, pero ella era alguiena la que
una vez había considerado como una amiga, a pesar deque siempre
había sido agresiva.
—No somos amigas, April. Ya no.
Sus cejas se alzaron. —¿Cómo que no somos amigas?
—¿En serio estás protestando en este momento? —exigí.
Se golpeó el muslo con el cartel. —¿Me veo como si estuviera
bromeando?
—Te ves como una fanática que se ha jalado el cabello demasiado
fuerte —le espeté, y sus mejillas se sonrojaron. Tal vez fue porque me
estaba muriendo este fin de semana, pero no tenía absolutamente
ningún filtro—. He intentado muchas veces hablarte sobre las cosas
horribles que estás diciendo y haciendo, pero eso ha sido como
hablarle a una pared de ladrillos. No sé qué te ha pasado, April,
quizás no te abrazaron lo suficiente cuando niña, pero sea lo que sea,
no es excusa para esta mierda.
Sus ojos se estrecharon. —Y no sé cómo puedes pararte allí y
defender a los Luxen...
—Ya hemos tenido esta conversación. —La interrumpí antes de
que ella pudiera hablar de mi supuesto padre—. No la voy a tener otra
vez, April.
Sacudió levemente la cabeza y luego inhaló profundamente por la
nariz. La determinación pellizcó sus rasgos.
—Nos pueden matar, Evie. Con un chasquido de sus dedos, tú
yyo podríamos estar muertas antes de tomar nuestro próximoaliento.
Son peligrosos.
—Están usando los brazaletes—le dije a pesar de que sabía que
solo los Luxen registrados los usaban—. Y si bien tienes razón,
pueden ser peligrosos y podrían matarnos, al igual que cualquier
persona que nos rodea. Somos igual de peligrosos y, sin embargo, no
ves a nadie que nos proteste.
—No es lo mismo —argumentó ella—. Este es nuestro planeta...
—Oh, vamos, no somos dueños de este planeta, April. Es un
planeta maldito, con espacio más que suficiente para todos
losalienígenas del mundo. Los Luxen aquí no te han hecho nada...
—¿Cómo sabes eso? No sabes lo que me han hecho o no —respondió
ella, y levantó las cejas. Dudé que hubiera sido arrastrada por el
bosque recientemente—. Mira, tengo opiniones diferentes, pero no
tienes por qué ser grosera conmigo porque no estamos de acuerdo con
esto. Solo tienes que respetar lo que siento.
—¿Respetar cómo te sientes? —Me reí secamente.
—Sí, eso es lo que dije. No sé qué tiene de gracioso eso.
—Lo que es tan gracioso es que te equivocas, April. No se trata
solo de tener diferentes opiniones y respetar eso. No me gusta la pizza.
Crees que la pizza es genial. Podemos acordar estar en desacuerdo,
pero se trata de lo correcto y lo incorrecto, y lo que estás haciendo
está mal. —Di un paso atrás, sin tener idea de cómo no podía
entender lo quele estaba diciendo. April siempre había sido difícil de
tratar y con frecuencia tenía opiniones que me hacían querer darle un
puñetazo en la garganta, ¿pero esto?—. Espero que lo veas algún día.
El pecho de April se levantó con una respiración profunda. —Crees
que voy a estar en el lado equivocado de la historia, ¿verdad? Ahí es
donde tú te equivocas, Evie.

—¿Es cierto? —exigió Zoe el momento en que apareció por mi


casillero, sus rizos apretados de color miel se encontraban en un
impecable moño que nunca pude dominar.
Abriendo la puerta, la miré. No tenía idea de lo que estaba hablando.
—¿Qué es cierto?
—¿Qué? —Ella me miró fijamente. Echando el brazo hacia atrás, me
dio un puñetazo en el brazo—. ¿En serio?
—Ouch.
Me froté en el lugar. Eso no fue un golpe suave, pero lo agradecí,
porque las cosas habían sido un poco raras entre Zoe y yo esta
mañana. No estábamos mal ni nada por el estilo, pero era como si
ambas estuviéramos caminando sobre cáscaras de huevo alrededor de
la otra. No es exactamente una gran sorpresa.
Todavía estaba procesando el hecho de que no nos habíamoshecho
amigas normalmente o que no solo Zoe era una Origen,como Luc, sino
que ella también me conocía cuando yo era Nadia.
Zoe obviamente estaba preocupada de que estuviera guardando cosas
en contra de ella, pero realmente no lo estaba. Las cosas eran
extrañas, pero ella seguía siendo mi amiga, una de mis mejores
amigas, y no iba a dejar que nuestra amistad se empezara a destruir.
Además, el casi morir me hizo darme cuenta de lo inútil que eran los
rencores, mientras salía de casa pensaba en todo ese tipo de cosas
que nunca sabrás si tendrán un mañana. A menos; claro que le
guarde rencor a April. Con ella, iba a acurrucarme y alimentar y regar
ese rencor.
Zoe ladeó la cabeza. —¿Te metiste con April esta mañana?
—Oh. Sí. Eso.
Sacudiendo mi brazo, saqué mi libro de inglés y lo metí en el estante.
Zoe parecía que iba a golpearme de nuevo, así que me aparté. —
Tuviste toda la mañana para mencionar que te encontraste conApril.
Acabo de escuchar a una chica que ni siquiera; estoy convencida de
que vaya a la escuela y hablo sobre eso mientras estaba en el baño.
Yo sonreí. —No fue un gran problema. Ella trató de hablar
conmigo, y yo no quería.
Zoe atrapó la puerta de mi casillero cuando comenzó a cerrarsepor sí
sola. Los brazaletes de color naranja y marrón alrededor desu delgada
muñeca resonaron suavemente. —¿No querías hablar con ella?
Necesito saber exactamente qué le dijiste que, aparentemente, hizo
que lanzara su póster a Brandon.
Mis cejas se dispararon hacia arriba. —¿Ella hizo eso?
Ella asintió. —Sí.
Una pequeña risita malvada se levantó en la parte de atrás de mi
garganta. Le conté lo que le había dicho a April cuando agarré mi libro
de historia y cerré la puerta. —Supongo que me metí bajo su piel.
—Suena como si lo hiciste. Dios, ella es la peor.
Asentí con la cabeza mientras nos acercábamos a un estudiante más
joven que se movía lentamente. —Entonces, ¿qué hiciste ayer?
—No mucho. Acabo de ver este documental realmente triste sobre
los pacientes de coma.
Zoe siempre ve las cosas más raras.
—¿Qué hay de ti? —preguntó ella.
—Luc vino—dije en voz baja—. Mamá le hizo queso a la parrilla y
sopa de tomate.
—Wow. —Ella me dio un codazo—. Eso es genial.
—Bien…
—¿No lo fue?
—Al comienzo lo era. Él y yo salimos por un rato al porche
yhablamos. —Podía sentir mis estúpidas mejillas calentarse—. Pero
lascosas se fueron al sur entre ellos bastante rápido. Discutieron y
sepuso feo. Ambos terminaron disculpándose.
—¿Incluso Luc?—Ella sonaba sorprendida.
—Sí. Supongo que las cosas están bien ahora, pero nunca van a
ser fans el uno del otro.
—Realmente no puedo culparlos —dijo Zoe—. Ellos tienen una…
—¿Historia desordenada? Sí. —Entramos en la cafetería. Olía a pizza
quemada—. Pero creo que es algo muy grande el que ambos se
disculparan. Creo que lo intentarán lo mejor que puedan.
—Me hubiera encantado haber sido una mosca en la pared
cuando les gritaste a las dos —dijo Zoe mientras cruzábamos la línea
—. Tú das miedo cuando te enojas.
Me reí de eso, porque cuando me enojo, todo lo que puedo hacer es
gritar. Si Zoe o Luc se enojaban, podrían incendiar casas enteras con
un movimiento de sus muñecas. La idea de que Zoe pensara que daba
miedo era ridícula.
Después de cargar mi plato con lo que pensé que podría ser carne
asada, pero como que se parecía a un estofado, Zoe tomó una pizza y
traté de no vomitar por su mala elección de vida.
James ya estaba en la mesa, comiendo de una bolsa de papas fritas.
Su tamaño era muy intimidante para la mayoría, pero era ungran oso
de peluche que odiaba la confrontación… y No podía culparlo,
considerado que la única vez que había hecho eso, sehabía
encontrado con el más malo de los Luxen.
Grayson.
Ugh
Básicamente, el Luxen le había dicho a James que le recordaba a una
de las víctimas en la vieja película Hostel, ¿y cuan escalofriante era
eso?
Tan pronto como nos sentamos, James nos preguntó—: Entonces,
¿Cuál es la mejor película de Taken? Uno. Dos. ¿O tres?
Lo miré fijamente.
—¿Hay tres de ellas? —preguntó Zoe.
Se quedó boquiabierto, y una papita se cayó, haciéndome reír.
—¿Cómo no sabes que hay tres de ellas?
—No he visto ninguna —admití.
Él parpadeó hacia mí. —Si estuvieras usando perlas, las estaría
agarrando ahora mismo.
Heidi se dejó caer en el asiento junto a James, sus mechones de color
carmesí le rozaban las mejillas las cuales eran mucho más pálidas de
lo normal. Inmediatamente, mi estómago se retorció cuando el instinto
emitió una advertencia.
Zoe debe haberse dado cuenta. —¿Qué pasa?
—¿Conocen a Ryan Hoar?—preguntó, y mi estómago se hundió.
Las últimas dos semanas, cuando alguien preguntó eso, no hubo
buenas noticias.
Con una papita a medio camino de su boca, James miró a Heidi.
—Sí, él está en mi clase de arte. ¿Por qué?
—No sé quién es él—dijo Zoe.
—Es un poco alto y delgado. Por lo general cambia mucho el color
de su cabello. Creo que la última vez que lo vi, era verde—explicó
Heidi, y eso sonaba vagamente familiar.
—En realidad, era azul el viernes —corrigió James—. No lo he
visto todavía. Arte es mi última clase.
—No vas a verlo —dijo Heidi, colocando sus manos sobre la mesa
—.Acabo de enterarme por su primo de que murió este fin de semana.
—¿Qué? —James dejó caer la bolsa de papas fritas—.Estaba en la
fiesta de Coop el viernes por la noche.
Inmediatamente, pensé en Micah. No podría ser, ¿verdad? Micah
estaba muerto, pero eso no significaba que no lo hubiera hecho antes
de que Luc lo asesinara—. Fue… ¿Asesinado?
—No. —Heidi negó con la cabeza—. Él contrajo una gripe o algo
así y murió de eso.
—¿Gripe?—repitió James como si no pudiera creer lo que había oído—
. ¿Quieres decir los estornudos y la tos?
Heidi asintió. —Sí.
—Wow —murmuré, incapaz de pensar en alguien que supiera que
en realidad había muerto de gripe.
Zoe se quedó mirando su plato. —Eso es triste.
—Sí—estuvo de acuerdo Heidi.
James no dijo nada mientras se recostaba, con las manos
cayendo en su regazo. Un silencio cayó sobre nosotros, y así,
aprendí… o recordé que una muerte natural, e inesperada, era tan
pesada como una no natural.
Y la muerte era una compañera constante, con o sin alienígenas
peligrosos.
3
Traducido & Corregido por: Patty

—T
ócalo.
—No —le dije, centrándome en el libro de texto
abierto mientras estaba recostada de lado. Había
estado en el apartamento de Luc durante
aproximadamente una hora, y necesitaba estudiar porque tenía la
sensación de que iba a tener un cuestionario de historia, pero dentro
de esa hora que he estado acá, probablemente me las arreglé para leer
un párrafo.
Sí, sobre eso…
No solo Luc era una gran distracción, sino que seguía pensando en
Ryan. No lo conocía en absoluto, pero todavía se quedó en mis
pensamientos. ¿Morir de gripe a tan temprana edad? Eso era…
aterrador, aterrador y triste, y casi podía escuchar la voz de mi madre
en la parte de atrás de mi cabeza, dando conferencias sobre la
importancia de las vacunas contra la gripe.
La escuela ya había sufrido demasiadas pérdidas.
—Vamos, Evie, tócalo—me dijo Luc, y luché por la forma en que mis
labios se torcían en respuesta a su profunda voz mientras trazaba
círculos ociosos a lo largo de la suave manta.
—No, gracias.
—Soy mucho más interesante que lo que sea que estés leyendo.
Esa afirmación fue muy molesta. Leía sobre el discurso de Gettysburg,
algo que era obvio se leía en cada año en la escuela.
—Tócalo —insistió—. Solo un poco. Sabes que quieres, Peaches.
Perdí la batalla para ignorarlo y mi mirada pasó del libro de texto al
largo y delgado cuerpo estirado a mi lado. Él sonrió, y un aleteo se
colocó en mi pecho. Esa sonrisa suya era tan peligrosa como la
Fuente.
—Tócalo. —dejó caer su cabeza hacia un lado.
No debería tocar ninguna parte de Luc, porque las cosas con él tenían
una tendencia a girar espectacularmente fuera de control de la mejor
y la peor manera posible.
—Melocotón —murmuró.
—Qué es lo que tú… —Me detuve al ver lo que él quería que tocara.
La punta de un dedo brillaba en un blanco brillante como una mini
bombilla. Respiré hondo, decidiendo entre querer alejarme y
acercarme un poco más. —¿Eres ET4?
Luc se rio entre dientes. —Soy mucho más caliente que ET.
—Eso no es decir mucho, te das cuenta de eso, ¿verdad? ET escomo
esta cosa abultada de Play-Doh—dije, mirando su dedo. Loque vi no
fue luz. Era la Fuente, un poder no de esta Tierra sino traído aquí por
los extraterrestres. Solo los Luxen, los híbridos y los Orígenes podrían
aprovechar la energía en diversos grados. Algunos podrían curarse
con él. Algunos podrían mover objetos.Todos podrían matar con eso.
Y Luc era hábilmente experto en todos los usos de la Fuente.
—¿Por qué quieres que lo toque? —le pregunté.
—Es una sorpresa, Peaches —dijo—. Sé que me extrañaste mientras
estabas en la escuela.
—No te extrañé mientras estaba en la escuela.
—No deberías decir mentiras, Melocotón.
Le lancé una mirada, pero la verdad era que él apareció de forma
aleatoria en mis pensamientos a lo largo del día, y siempre fue seguido
por un movimiento de inmersión en mi estómago. No tenía idea de lo
que eso significaba, si era algo bueno o malo, pero era extraño. Pasé
una buena cantidad de tiempo con él, así que, ¿cómo podría
extrañarlo ya? Solía pasar los fines de semana completos sin ver a mi
ex, Brandon, y realmente no lo extrañaba. En realidad, si estaba
siendo honesta, no lo había extrañado en absoluto.
—Está bien —le dije después de un momento—. Te extrañe.
—Mucho.
—Un poco —corregí, luchando con una sonrisa mientras miraba el
brillo blanco alrededor de su dedo y luego levanté mi mirada hacia
esos ojos impresionantes—. ¿Por qué quieres que lo toque?
Estuvo callado por un momento, y la burla se alivió de sus rasgos.

4
Si aún no han visto E.T. (El Extraterrestre). Hay una escena de la película en la que él tiene
la punta de su dedo iluminada.
—Porque esto es algo que solías amar hacer.
Mi corazón se alojó en mi garganta. Quería decir que era algo que a
Nadia le encantaba hacer.
Cuando supe por primera vez quién era yo, escuchar ese nombre,
Nadia, me hizo sentir mal del estómago, pero ahora tenía sed de
saber, de saber qué le gustaba y qué no le gustaba, cuáles eran sus
sueños, qué deseaba ser cuando fuera mayor Si ella era como yo, si
tendría miedo de casi todo, o si era valiente. Quería saber qué había
sido de ella que había capturado el corazón de alguien como Luc.
Tomando una respiración corta, levanté mi mano, confiando en que
Luc no dejaría que la Fuente me hiciera daño. El cálido resplandor era
agradable, como tomar el sol, y enviaba una descarga de electricidad
bailando por mi brazo. En el momento en que presioné mi dedo contra
el suyo, la habitación explotó con luz. Jadeé, comenzando a
retroceder.
—Mira —urgió él suavemente—. Mira a nuestro alrededor.
Con los ojos bien abiertos, aparté mi mirada de donde nuestros dedos
habían desaparecido bajo el brillo, y cuando vi su habitación, no podía
creer lo que estaba viendo.
El apartamento de Luc era un gran espacio abierto, con la excepción
de un baño y un armario. Desde donde estábamos en la cama, podía
ver directamente a la sala de estar y a la cocina que parecía rara vez
utilizada.
Pero cada centímetro cuadrado; el gran sofá y el televisor seccional,
las mesas laterales, e incluso la guitarra que se ve en las ventanas del
piso al techo, parecían estar cubierto de luces navideñas blancas
brillantes, flotantes y cálidas.
—¿Qué es esto?
Vi como una de las luces deslumbrantes pasaba por mi cara. Era tan
pequeño, del tamaño de una punta de aguja.
—Son las moléculas en el aire que se iluminaron. —Su respiración se
deslizó sobre mi mejilla—. La Fuente puede unirse e interactuar con
esas moléculas y los átomos que crean las moléculas. Normalmente,
no podrías verlos porque son muy pequeños, pero la fuente los
magnifica, y cuando ves uno, en realidad estás viendo a miles de ellos.
Por todas partes que miraba, veía las pequeñas bolas de luz
danzantes. —¿Es así como puedes usar la Fuente para mover cosas?
—Sí.
—Es hermoso. —Asombrada, contemplé la impresionante vista que
tenía ante mí. Quería acercarme y tocar una de las luces
deslumbrantes, pero no quería molestarlas—. Creo que es la cosa más
hermosa que he visto en mi vida.
—No es la cosa más hermosa que yo he visto. —Su voz era diferente
ahora, más profunda y más gruesa. Como si no tuviera control sobre
mí misma, giré mi cabeza hacia él.
La mirada de Luc enganchó la mía, y una sensación de escalofrío se
extendió por mi piel. Cada centímetro de mi cuerpo se dio cuenta de
él.
Mi corazón se aceleró. —¿Solía… hacer esto contigo?
No asintió ni se movió, pero de alguna manera, parecía más cerca.
Inhalé el aroma único de pino y especias de él. —Solías hacerme hacer
esto al menos una vez al día.
—¿Una vez todos los días? Eso parece excesivo.
—Fue solo al principio —admitió, y no había ningún error en el cariño
que se había deslizado en su tono—. Cuando eras muy pequeña, muy
joven, me molestaba porque me seguíasdurante horas hasta que te
hicieraver las luciérnagas.
—¿Luciérnagas?
—Sí. —Gruesas pestañas bajaron, protegiendo sus ojos—. Eso es lo
que llamaste a las luces. Luciérnagas.
—Parecen lucir como luciérnagas en un frasco. —Con esos ojos
intensos no enfocados en los míos, fue más fácil concentrarse en lo
que él estaba compartiendo conmigo—. ¿Te enojabas conmigo cuando
te pedía que hicieras esto?
—Siempre estuve molesto contigo cuando éramos más jóvenes. —Él se
rió entre dientes mientras presionaba la palma de su mano contra la
mía. El contacto envió otra onda de electricidad a través de mí,
causando hormigueos en las puntas de mis dedos—. Cuando no hacía
esto por ti, ibas a donde Paris y luego me culparía por tener que
hacerlo a pesar de que podría haberlo hecho yo mismo.
—Ojalá me acordara de Paris. —Sobre todo porque Luc habla de él
como si fuera como un hermano o padre mayor para él y para mí.
—Puedo ayudarte a recordar. —Su pulgar se deslizó por el costado de
mi mano—. Porque muchos de mis recuerdos eran tuyos.
Tú eres todos mis buenos recuerdos.
La presión se apretó en mi pecho, amenazando con cerrar mi garganta
con emoción. Eso es lo que Luc me había dicho cuando le pregunté si
había sido parte de sus buenos recuerdos, y le creí.
Simplemente no podía reencontrar esos recuerdos.
A veces no podía conciliar los dos mundos muy diferentes y vidas
diferentes. La Nadia que Luc afirmó era audaz y valiente, amable y
fuerte. La Evie que pensó en Sylvia como su madre y no tenía idea de
lo que estaba haciendo la mitad del tiempo. El monstruo conocido
como Jason Dasher y el héroe que honraron en todos los Estados que
nunca habían sido mi padre. Tenía recuerdos del hombre, lloré su
muerte, y en realidad nunca lo conocí.
¿Qué tan mal es eso?
Peor aún, a veces ni siquiera me sentía real.
Al igual que, ¿realmente me encantaba tomar fotografías, o fue solo
porque era algo que a Nadia le gustaba? Y si ese fuera el caso,
¿importaba porque, al final del día, era Nadia? No sabía qué quería
hacer con mi vida porque no tenía idea de quién era realmente.
¿Podría confiar en algo que quisiera cuando no sabía si eran mis
deseos, los de la verdadera Evie o los de Nadia?
¿Llamó Luc a Nadia Peaches también?
—Vuelve a mí —susurró Luc contra mi mejilla, y yo aspiré
bruscamente.
Parpadeando, me centré en las características que eran dolorosamente
familiares y no desgarradoras. —Estoy aquí.
—Fuiste a otro lugar. —Levantando su otra mano, atrapó un mechón
suelto de mi cabello pálido y lo metió detrás de mí oreja. Su mano se
demoró, deslizándose hasta la nuca de mi cuello—. ¿Ves estas luces?
Mi frente se frunció en confusión. —Sí.
—¿Sientes mi mano contra la tuya?
—Lo hago.
—¿Y sientes esto? —Deslizó su mano alrededor de mi cuello,
presionando suavemente su pulgar hacia donde mi pulso comenzó a
latir con fuerza mientras sus ojos buscaban los míos.
—Siento eso. —Tendría que estar muerta para no sentirlo.
—Eres real, Evie. No importa quién eras antes o quién pensabas que
eras. Eres real, y te veo.
El aire quedó atrapado en mi garganta y mis pulmones se sintieron
como si pudieran explotar. —Y nunca, ni una vez, llamé a Nadia
Peaches.
Había estado leyendo mis pensamientos. —Luc…
—No pude evitarlo. Estabas transmitiendo tus pensamientos en voz
alta. —Su pulgar se movió, alisando la piel justo debajo de mi oreja.
Sería prudente alejarse y poner algo de distancia entre nosotros, pero
no me moví. No pude. Una emoción iluminó mis venas, y una
cantidad ridícula de calor se vertió en mi pecho. —Así que, es… ¿Es
todo mío, entonces?
La pregunta podría haber sonado ridícula para cualquier otra
persona, pero pensé que Luc entendía. —Sí. —Su voz era áspera
cuando levantó su mano, arrastrando su pulgar debajo de mi
mandíbula—. Es todo para ti.
Una exhalación pesada me dejó. No pude describir cómo me sentía.
Era solo un apodo basado en la loción que me encantaba usar, pero
aun así, no era algo que le pertenecía a la Evie antes de mí o a Nadia.
Fui yo, aquí y ahora, y me aferré a eso desesperadamente.
La mano de Luc inclinó mi barbilla hacia un lado. El calor bajó por mi
garganta, enrojeciendo mi piel. Luc tenía labios que eran tansuaves
como el satén y duros como el acero. No tenía idea decómo una cosa
podía ser ambas cosas, pero sus labios eran, y losabía, porque los
había tocado, los había probado. Esos labios estaban tan cerca de los
míos, lo más cerca que habían estado desde la última vez que nos
besamos, y eso parecía hace una eternidad, aunque solo habían
pasado unos días.
Había sido su primer beso, bueno, Nadia había sido su primer beso, y
confiaba en que había sido el último.
—Evie. —Luc dijo mi nombre como si fuera una oración y una
maldición.
Respiré, pero no fue a ninguna parte. Su frente tocó la mía, y juré que
mi corazón se detuvo allí mismo.
Luc estaba tan cerca que sentí que sus labios se curvaban en una
sonrisa cerca de mi boca, y si giraba mi cabeza apenas un centímetro,
nuestros labios se tocarían.
¿Él querría eso?
¿Yo quería eso?
No estaba segura. La noche que nos habíamos besado, habíamos
hecho más. Habíamos estado cuerpo a cuerpo, nuestros cuerpos
enredados y moviéndose juntos, pero Luc se había detenido antes de
que llegáramos más lejos, y no éramos novio y novia. No había
etiquetas, ni definiciones de las que hablar. No es que necesitábamos
estar juntos para estar juntos. Solo estaba la expectativa de que
podríamos ser más, podría ser todo si solo me acercaba y lo tomaba.
Quiero eso, pero yo…
Tengo miedo.
Miedo que Luc se diera cuenta de lo que yo temía ya saber. Que él
estaba enamorado de una chica que ya no existía, y en última
instancia, ¿no estaría decepcionado? Estaba aterrorizada de dejarme
sentir este tipo de emociones que podrían conducirme a un corazón
roto. Asustada de ser siempre la segunda opción, o peor aún, una
imitación barata de lo real.
¿Luc incluso me vio a mí cuando me miró a los ojos, o sólo vio al
fantasma de Nadia y todavía no se había dado cuenta? No estaba
segura de si él sabía lo que quería, si realmente quería esto conmigo,
quienquiera que fuera.
—Siempre voy a querer eso —susurró contra mis labios.
Sobresaltada, me eché hacia atrás y rompí el contacto. Los átomos
encendidos parpadearon y luego desaparecieron en una serie de
crepitaciones. Mi mirada se dirigió al rostro de Luc.
Un lado de su boca se levantó cuando su mirada chocó con la mía. —
Todo lo que tienes que hacer es preguntar, Peaches. Todo lo que
tienes que hacer es decirme lo que quieres y es tuyo.
Abrí mi boca mientras mis mejillas se calentaban, alcancé el refresco
en la mesita de noche, tomando un gran trago. Un ligero temblor
sacudió la lata cuando la coloqué de nuevo en la mesita de noche que
estaba vacía, excepto por una gran lámpara de plata.
—Así que… —Me aclaré la garganta, buscando algo que decir—
.¿Cómo conociste a Paris?
—Es una historia bastante divertida —respondió después de un
momento—. Trató de matarme.
—¿Qué? —Mi cabeza se volvió hacia él. No había estado esperando eso
—. ¿Cómo es eso gracioso?
Él sonrió. —Fue poco después de que me escapé de Daedalus. Tenía
como cinco años, ¿creo?
Lo miré fijamente. —¿Él trató de matarte cuando tenías cinco años?
—Bueno, yo a los cinco años era como un humano normal a los
dieciséis años para todos los propósitos, pero sí, había sido
chantajeado para cazarme con este otro grupo de Luxen. Se suponía
que debían capturarme y llevarme de vuelta. Sin embargo, no es así
como paso.
Tuve la sensación de que podía adivinar lo que sucedió.
—Ellos, por supuesto, no estaban tan preparados como deberían
haber estado cuando me encontraron. Todos, excepto París, no tenían
ningún problema con lo que se estaba haciendo. Podría decirlo. —Se
golpeó con el dedo por un lado de la cabeza—. Así que, salvé a Paris.
En otras palabras, él había matado al resto de ellos… a los cinco años
Parpadeé lentamente. —¿Cómo lo estaban chantajeando?
—Tenían a sus hermanos —respondió—. Un hermano y una hermana.
Oh Dios.
—¿Que les pasó a ellos?
Luc apartó la mirada entonces. —Tratamos de encontrarlos y
liberarlos, pero fueron asesinados una vez que Daedalus descubrió
que Paris se había unido a mí en lugar de matarme.
—Dios —susurré, pensando que había muchos momentos como este
para él. Las personas que intentan matarlo o controlarlo, lo
experimentan y lo usan—. ¿Estás seguro de tener buenos recuerdos?
—Muchos.
No estaba muy segura de eso, y estaba pensando que tal vez fue una
bendición que no pudiera recordar mi infancia. Y deseaba poder
hacerlo… cambiar eso por él.
Aparté la vista de Luc, mi mirada se posó en la cámara en mi mochila.
La había traído conmigo, planeando finalmente ir a través de las fotos,
pero estaba intacta.
Había algo que quería hacer, pero era algo extraño. Como, súper raro.
—Nada es extraño para mí.
Suspiré. —Estás en mi cabeza otra vez.
—Culpable. —Cuando lo miré, él arqueó una ceja, totalmente
impenitente—. ¿Qué es lo que quieres hacer, Melocotón?
—Quiero tomarte una foto. —Mi cara se sentía como si estuviera
enllamas—. Y sé que suena espeluznante...
El interés llenó su expresión. —Eso suena caliente.
—¡No ese tipo de fotos! —Ahora mi cuerpo entero estaba ardiendo—.
Yo solo… Tienes expresiones tan interesantes. Tu cara, quierodecir.
Quiero capturarla en las fotos. —Me levanté, limpiándome las palmas
repentinamente húmedas mientras me apartaba de él—. Dios, decir
eso en voz alta suena tan espeluznante como el infierno. Solo olvida…
—Puedes tomar tantas fotos como quieras.
—¿De verdad? —Lo enfrenté, juntando mis manos. La emoción cobró
vida—. ¿No crees que es raro?
Luc sacudió la cabeza, enviando olas desordenadas que caían en
todas direcciones.
Miré a mi cámara y luego a Luc. La pregunta salió antes de que
pudiera detenerme. —¿Dijiste que a Nadia…? ¿Dijiste que siempre me
interesó tomar fotos?
Él asintió esta vez. —Te gustaba tomar mucho al aire libre. El otoño
era tu favorito. Luego el invierno, pero solo cuando había nevado. De
lo contrario, no te gustaba tomar esas fotos, porque...
—Todo parece muerto en medio del invierno —susurré, y cuando él
asintió de nuevo, me sentí un poco mareada—. Es raro. ¿Ya sabes?
Que haya piezas de Nadia en mí. Supongo que siempre han estado
allí. —Caminé hacia mi bolsa y levanté la cámara, envolviendo la
correa alrededor de mi brazo—. ¿Crees que hay algo de Evie en mí?
Luc se quedó callado por un momento. —No lo sé. No la conocía.
Jugué con los botones de la cámara. —Anoche estaba pensando que
estaba mal reemplazarla, ¿sabes? Como si fuera un insulto a su
memoria. Me hace sentir asquerosa.
—Aunque no fue de tu elección. No te despertaste un día ydecidiste
apoderarte de su vida. Sylvia… —Se interrumpió cuandolo miré. Sus
hombros estaban tensos, la línea de su mandíbulaáspera, volviendo la
belleza de todas esas líneas más brutal quecálida.
Levanté la cámara y tomé una foto antes de perder el valor. Noparecía
importarle.
—No te pongas esa clase de culpa —dijo—. No hiciste esa elección.
Yo sabía lo que estaba diciendo. Mamá había hecho esa elección,para
reemplazar la verdadera Evie conmigo. Ella no habíanecesitado hacer
eso. Una parte de mí pensó que no era prudente hablar de mamá con
él, especialmente después de lo sucedido eldía anterior, pero las
palabras, la verdad de todo, brotaron. —Ellapodría haberme dado
cualquier otra identidad.
—Sí, ella podría haberlo hecho. —Luc se mantuvo quieto mientrasme
acercaba lentamente a él—. Algo así te hace preguntarte por qué hizo
eso.
Mis dedos se detuvieron a varios centímetros de su cara. —Lo hace —
Tomé aire y luego le toqué la barbilla. Su cuerpo enterodio el menor
temblor, y retiré mi mano—. Lo siento. Sólo iba a…
—No, está bien. Sus ojos eran de un tono violeta más brillantecuando
tomó mi mano y me llevó los dedos a su barbilla.Con la garganta
inexplicablemente seca, incliné su cabeza haciaatrás y hacia la
izquierda para que la luz del sol atrapara el costadode su cara
nuevamente.
—Creo que lo hizo porque extrañaba a laverdadera Evie.
—La gente hace las cosas más extrañas por amor.
Con cuidado, aparté un grueso mechón de pelo de su cara. Susojos se
cerraron cuando las puntas de mis dedos rozaron sufrente. El calor se
deslizó en mis mejillas cuando retrocedí. —No temuevas.
—Tus deseos son órdenes.
Mis labios se contrajeron cuando levanté mi cámara, ajustando
elenfoque hasta que tomé una foto de él. Tomé varias a medida
queavanzaba hacia los pies de la cama, intentando capturar todos
losángulos llamativos mientras me sentía increíblemente tímida.
Bajando la cámara, caminé hacia él, girando la barbilla para queme
mirara directamente. Quería pedirle que sonriera, pero medaba
mucha vergüenza hacerlo.
—¿Vas a ver las que acabas de tomar? —preguntó.
Negué con la cabeza. —No hasta que termine.
—Esto es diferente...
Levanté mi mirada hacia él, y vi que estaba sonriendo. No unagrande
Ese tipo de sonrisas era raro para Luc, pero esta era unasonrisa
torcida, y cuando esos mechones de cabello sedesplomaron sobre su
frente, había una adorable miradadescabellada en él.
Tomé una foto.
—Antes, quiero decir —aclaró—. Veías cada foto después detomarla.
Pero nunca tomaste retratos. ¿Tomas muchos de ellosahora?
—No muchos, pero he tomado fotos de Zoe y Heidi, incluso James.
Pero más como de sorpresa, ¿sabes? Como cuando no me prestan
atención. —Cambié el modo a blanco y negro—. Supongo que eso es
algo que es todo yo.
—Lo es.
Sonriendo, levanté la cámara y tomé otra foto de él en blanco y negro,
y luego me acerqué a él para reajustar su ángulo.
Luc atrapó mis dedos cuando atrapó mi mirada, y todo mi cuerpo se
estremeció. Los arrastró sobre la línea de su mandíbula, hasta sus
labios separados. Su cálido aliento bailaba sobre las puntas de mis
dedos. Presionó un beso en un dedo. Un estremecimiento fuerte y
caliente me llegó.
—Me gusta esto —dijo, besando mi siguiente dedo.
—¿Qué? —¿Sonaba tan sin aliento como me sentía?
—Estás tomándome fotos. —Otro beso en otro dedo—. Me gusta que
me involucres en algo que te gusta hacer.
Una increíble sensación de silbido recorrió mi pecho, más que un
aleteo, como una hinchazón increíblemente dulce. —Me gusta…
Me miró a través de las pestañas gruesas, su boca a centímetros de mi
último dedo. —¿Qué?
Me sentí tibia y mareada cuando él sostuvo mi mirada. —Me gusta…
Que estés involucrado.
Un lado de su boca se levantó. —Lo sé —dijo, y luego, antes de que
pudiera responder, mordió mi meñique, un mordisco rápido que envió
un rayo de conciencia a través de mí.
Mi estómago se ahuecó mientras tomaba aire el cual parecía no hacer
nada para aliviar el repentino e intenso latido. La sonrisade Luc se
volvió completamente malvada mientras bajaba mi mano. Su mirada
pasó por encima de mi hombro. —Tendremos que seguir más tarde.
Abrí la boca, pero un golpe en la puerta me hizo callar. Lo miré
tontamente mientras se levantaba, todavía sosteniendo mi mano.
—¿Cómo haces eso? ¿Sabes cuándo alguien está a punto de llegar?
—Soy así de especial. —Luc me guio por el escalón y entró en su sala
de estar—. Como un copo de nieve, único y puro.
Reí mientras soltaba mi mano y se dirigía hacia la puerta. Desde
donde estaba, vi el mohawk azul de Kent cuando Luc abrió la puerta.
—¿Qué pasa?—preguntó Luc, pasando una mano por su cabello.
—Tenemos un problema.
4
Traducido por: Rhys´ Darling
Corregido por: Patty

Inquietud se mezclaba en mi estómago mientras me sentaba al


borde del sofá. Un problema podría ser cualquier cosa, desde
alguien golpeándose el dedo del pie hasta una redada en el club.
Todo era posible aquí.
—Perdón por molestarlos chicos.—Kent ladeo su cabeza. Yo no tenía
idea de cómo el peso de su mohawk no lo tiraba abajo. Me saludo con
la mano—. Hola, pastelito de miel. Me alegro de ver que estas bien. Tu
muriendo habría apestado.
Le devolví el saludo. No había visto a Kent desde antes del ataque de
Micah. Él no había sido parte de la limpieza.
Se volvió hacia Luc. —Es el oficial Bromberg. De nuevo. Esta vez,
se niega a irse hasta que hable contigo.
—¿Oficial? —Mi corazón se desplomo—. ¿Está pasando algo?
—Nada de qué preocuparse Peaches.—Luc se giró, dirigiéndose hacia
la cocina—. Bromberg está en FRE 5, y le gusta venir aquí y
mandonear, porque él sabe que tenemos Luxen no registrados aquí. —
Luc me sonrió mientras sacaba un estuche de lentes de contactos—.
El solo no puede probarlo.
¿FRE? Eso significaba que había un oficial de la Fuerza de
Respuesta Extraterrestre abajo, y yo no tenía idea porque eso no era
algo por lo que preocuparnos.
—Es por eso que me estoy quedando aquí,—vino una profunda,
familiar voz desde la puerta. Un alto Luxen de cabello negro se paró
en la puerta al lado de Kent. Daemon Black—. Soy muy perezoso para
ponerme las lentillas.
—O muy miedoso—bromeo Luc mientras se ponía las lentillas,
cambiando el color de sus ojos de una vibrante lila a un café oscuro—.
Deberías haberlo visto la primera vez que lo hizo. Pensé que él iba a
vomitar.

5
Fuerza de Respuesta Extraterrestre. Aunque, ya pudieron leer (Gracias a Evie) su
significado.
Daemon le disparo una mirada.
—Tampoco puedo soportar la idea de las lentillas. Meter eso pegado
en mi dedo, dentro de mi ojo… no gracias.—Me metí en la
conversación, y uno de los lados de la boca de Daemon se levantó.
—Eso es porque se supone que no debes meter tu dedo en tu ojo,
Peaches. —respondió Luc.
Ignore ese comentario. —¿Estás seguro que no debemos
preocuparnos por este oficial estando aquí?
—Todo está bien.—Se pavoneo hasta la puerta—. ¿Pensé que te ibas?
—le dijo a Daemon, y mientras ambos estaban ahí, ojo con ojo, me
preguntaba si Daemon pensaría que sería extraño si les tomaba una
foto.
Probablemente.
Así que, me resistí.
—Estoy en algo.—Él se paseó dentro del apartamento de Luc como si
fuera suyo—. No obstante, acompañaré a Evie mientras estas
ocupado.
Los ojos de Luc de estrecharon, y puedo jurar que la sonrisa de
Daemon aumento mientras se dejaba caer en el sofá al lado mío,
estirando su brazo en el espaldar.
—Estaré de vuelta pronto—dijo Luc, dando un último, largo vistazo
antes de enganchar un dedo en la parte posterior de su cuello,
haciéndolo dar la vuelta.
Kent hizo un gesto de despedida, y entonces la puerta se cerraba
detrás de ellos, y yo estaba sentada lado a lado con Daemon Black.
Con su ondulado cabello negro y esculpido rostro, él era tan
deslumbrante de ver como lo eran sus ojos verde-esmeralda.
El ADN alienígena hizo un buen trabajo.
Jugando con la correa de mi cámara, miraba la televisión, insegura de
que decir. La tele estaba encendida en un canal de noticias, pero el
volumen era tan bajo que no podía escuchar lo que decían. Había un
titular a lo largo del pie de pantalla, algo acerca de una cuarentena en
Boulder, Colorado.
—No tienes que preocuparte del oficial. —dijo Daemon, mirándome.
Esos ojos verde-esmeraldas eran tan brillantes, que era un poco
inquietante—. Luc lo tiene controlado. Este es solo otro lunes normal
para él.
—No creo que sea normal tener oficiales de la FRE apareciendo así. —
Baje mi cámara a mi regazo—. Quiero decir, ¿que si encontrara
pruebas sobre cualquier número de Luxen no registrados aquí?
—Entonces Luc se encargaría de eso.
—¿Encargarse de eso? ¿Así como ‗encargarse‘ del oficial?
—Probablemente no estés lista para esa respuesta.
Abrí mi boca, pero la cerré casi al instante. No era estúpida. No se
necesitaba ser un genio para darse cuenta a lo que Daemon se refería,
pero sospechar que Luc silenciaria al oficial de la manera ‗por siempre
y para siempre’ no era lo mismo que escuchar a Daemon confirmarlo.
Así que, cambie de tema.
—¿No has ido a casa aun? —pregunte.
Daemon sacudió su cabeza. —Me iré esta noche, una vez que
oscurezca. Me quedaría alrededor para asegurarme que todo esté bien
aquí después de lo sucedido con Micah, pero necesito estar en casa.
Mi chica está cerca de tener a nuestro primer bebe, y necesito estar
ahí con ella.
—¿Bebe? ¡Felicidades! —inmediatamente me imagine a Daemon
sosteniendo a un bebe, y mis ovarios pueden haber explotado un poco
—. Estar lejos ha tenido que ser realmente duro para ti.
—Lo es, venir aquí y obtener esos paquetes es algo que necesito hacer,
pero no me estoy perdiendo ni un segundo más del embarazo de Kat
—dijo. Paquete era la palabra clave para los Luxen no registrados.
Daemon y otros los movían de su escondite temporal, aquí en el club,
a algún lugar seguro, donde ellos puedan vivir sin miedo y sin ser
forzados a usar los brazaletes. A donde los movían, no tenía idea.
Nadie me ha puesto al corriente de esa parte aún—. Este es el último
viaje que hare por un tiempo, así que probablemente estés conociendo
a mi hermano pronto.
—Genial. —murmure, pensando en lo peligroso que era, lo que
hacían, y los riesgos que tomaban—. ¿He visto a tu…?
—Esposa. Su nombre es Kat, y sí, ustedes se han visto un par de
veces. —La mirada de Daemon desapareció a lo lejos—. Luc
probablemente se enfadará conmigo por decirte esto, pero la primera
vez que Kat y yo te vimos, estabas bailando.
Mi corazón tartamudeo. ¿Daemon me había visto bailar? No podía
creerlo. Amo bailar, pero solo lo he hecho en la privacidad de mi
habitación, donde podía dar vueltas como una marioneta bebe rota y
nadie podría juzgarme. ¿Pero Nadia bailo en frente de personas,
personas como Daemon?
—¿Lo estaba? —pregunte, con la garganta reseca.
Asintió.
Supongo que Nadia, la antigua no familiar yo, tuvo bragas más
grandes de las que yo tuve.
Imagínate.
Lo poco que sé de la vida de Nadia, me dice que ella era valiente,
fuerte y toda una versión más patea traseros que yo.
El asintió. —Fue en el Heraldo6, otro club de Luc. No existe ya,
fue destruido después de la invasión, pero te vimos ahí. Eras unos
años más joven que Luc, y estabas arriba del escenario bailando. Eras
realmente buena. Eso fue antes de…
Asentí lentamente, procesando este pequeño dato de información. Se
lo que antes significaba. Antes que los otros Luxen, los que no habían
vivido aquí por décadas desconocidas entre la población humana, nos
hayan invadido. Antes de que millones de personas y Luxen fueran
asesinados en una guerra total, antes, cuando era conocida como
Nadia Holliday, y antes cuando me puse tan enferma que estaba
muriendo por un cáncer en la sangre que ningún Luxen u Origen
podían curar.
No sabía que había habido otro club, y basados en la línea de tiempo
que conocía, rápidamente hice los cálculos. Mis ojos se abrieron de
par en par mientras sacudía mi cabeza. —¿Luc tuvo su propio club a
los trece o catorce años?
Una irónica sonrisa apareció.
—Sí, esa fue mi reacción cuando comprendí quien era Luc. Pero eso
era antes de siquiera saber que los Orígenes existían. De todas
maneras, más tarde esa noche, mientras Kat y yo hablábamos con
Luc, asomaste tu cabeza dentro de la habitación. La forma en la que el
reacciono a nosotros viéndote, a nosotros sabiendo que existías…Lo
supe justo en ese preciso momento, Luc y yo teníamos algo en común.
Fruncí el ceño. —¿Que? ¿Una buena apariencia adormecedora de
mentes?
La respuesta de Daemon fue una pequeña curva en sus labios que
mostro un indicio de profundos hoyuelos.
Un momento. ¿Dije eso en voz alta?
Como que quería golpearme a mí misma. Duro.
—Bueno, tenemos eso en común, pero no es eso en lo que estaba
pensando—respondió suavemente. Su sonrisa se desvaneció—.
¿Puedo darte algún consejo no pedido?

6
En el Original: Harbinger, en la traducción de Storm and Fury les mencioné que puede
significar: El Heraldo y también el Precursor. Además, recuerden que HARBINGER es el
nombre de la trilogía de Zayne.
—Seguro. —respondí, curiosa. Probablemente tenía que ver con mi
manera de conducir desde que casi caí encima de él una vez. Eso sí,
no fue totalmente mi culpa. Él había aparecido directamente en frente
de mi auto sin ninguna advertencia.
Daemon estuvo callado por un largo momento. —Luc y yo haríamos lo
que fuera para proteger a las personas que amamos.
Me detuve, incapaz de tomar más que un superficial respiro a la vez
que miraba al Luxen macho. No sabía cómo responder a eso.
—Yo mendigaría, imploraría, negociaría, y mataría para proteger a Kat
—el continuo, en voz baja, pero cada palabra me golpeo como un
trueno—. Nada en este mundo me detendría. Y no hay nada que no
haría…y es lo mismo para Luc cuando se trata de ti.
El siguiente respiro que tome se quedó atrapado en mi garganta
mientras que un resplandor daba vueltas y atravesaba mis venas. Una
indefinible cantidad de alegría se convirtió en una pelota en el centro
de mi esternón. Llenándome completamente. Sentía como si pudiera
flotar directamente al techo. ¿Ser amada de esa forma? He visto ese
tipo de poderoso amor que consume todo cada vez que Emery miraba
a mi amiga Heidi, así que sabía que era real, y saber que Luc sentía…
Luc sentía eso por Nadia, eso era.
El recordatorio pincho la pelota y me envió zumbando de vuelta a la
realidad.
Las cosas entre Luc y yo eran complicadas, y no tenía nada que ver
con el hecho de que yo era humana y Luc un Origen, y todo que ver
con quien yo solía ser.
Una chica que Luc había amado y perdido…una chica que aun ama.
Una chica que yo solía ser.
Una chica que no puedo recordar no importa cuánto lo intente.
—Luc ama a Nadia, y yo no soy ella—dije, deslizando mis
repentinamente sudadas manos sobre mis jeans—, pude haber sido
ella alguna vez y podría lucir como ella, pero no somos la misma
persona.
Daemon se quedó en silencio mientras me estudiaba. —Quizás ya no
tengas esos recuerdos, pero eso no significa que no eres ella y que Luc
no siente lo mismo por ti como lo sentía cuando te conoció como
Nadia. Y él era un niño en ese entonces, Evie, y él ya estaba dispuesto
a sacrificar a cualquiera a su alrededor para salvarte.
Algo acerca de eso tiro el borde de mis recuerdos. Había un destello de
familiaridad, pero se fue antes de poder agarrarlo. —¿Qué quieres
decir?
—¿De verdad quieres saber?
No estaba muy segura, pero asentí de todas formas. —Si.
Él se recostó, mirando hacia la televisión mientras que descansaba su
tobillo en su rodilla.
—¿Sabes que Kat fue capturada por Daedalus? —Daedalus había sido
una división secreta del Departamento de Defensa que fue
responsable de la asimilación de Luxen a la población humana mucho
tiempo antes que nos invadieran, y luego, de una serie atroz de
horríficos experimentos con ambos, Luxen y humanos—. ¿Sabes cómo
fue todo?
Sacudí mi cabeza.
—Estábamos tratando de liberar a la novia de mi hermano, y lo
hicimos yendo con información que Luc nos dio aun sabiendo que uno
de nosotros podría quedar atrapado y que los otros harían lo que
fuera por liberarlos. Todo el tiempo, él lo estuvo planeando.
Necesitaba a uno de nosotros adentro, uno de nosotros quien sería
expuesto a todos los diferentes sueros, especialmente a los nuevos
que estaban siendo desarrollados. En cierto modo, nos preparó.
Pensé que sabía a donde esto se dirigía, y también pensé que podría
estar enferma.
—Luc nos envió ahí para conseguir el último suero que él sabía que
Daedalus había creado, en un intento por curarte. Fue llamado el
suero Prometeo—siguió Daemon—. Ese suero era para ti. Kat y yo
podríamos haber muerto. No lo hicimos, pero personas murieron,
Evie, y te lo estoy diciendo ahora, el haría cualquier todo de nuevo
aun sabiendo cómo termina.
—¿Quienes murieron?—susurre, helada hasta los huesos.
—Muchas personas. Personas buenas murieron durante el proceso.
Un nombre vino a mi mente. —¿Paris?
—Fue uno de ellos.
Abrí mi boca, pero no supe que decir. No podía creerlo. Paris había
muerto por Luc.
Por mí.
Tanto como Luc hablaba de Paris, nunca menciono esto. Ni una vez.
—Si Luc fue la mente maestra detrás de todos ustedes siendo
capturados por Daedalus y de gente muriendo, ¿entonces cómo son
sus amigos ahora? —pregunte.
—¿Amigos de Luc?—rió Daemon por lo bajo, y debo admitir que fue
un lindo sonido aun estando segura que esto no era gracioso—.
Quieres decir, ¿cómo puedo dejar atrás el hecho de que Kat y yo casi
morimos? Fácil. Porque yo haría lo mismo si hubiera estado en esa
situación.
—¿En serio?—Lo mire boquiabierta.
—Claro que sí. Si fuera Kat la que estaba muriendo y hubiera alguna
oportunidad de que pueda salvarla, tiraría a cualquiera en este
edificio debajo de un bus, incluyéndote. —Se encogió de hombros
cuando parpadeé hacia él—. Luc y yo nos entendemos.
—Ese es un… interesante dato.—Empujando un mechón de cabello
fuera de mi rostro, mire hacia la televisión mientras escogía mis
siguientes palabras—. El hizo esas cosas por Nadia, porque la
amaba…creo que aún está enamorado de ella, y ella está básicamente
muerta, Daemon. Ella y yo no podríamos ser más diferentes.
Se inclinó hacia mí, brillantes ojos verdes se encontraron con los
míos. —Si Kat perdiera todos sus recuerdos mañana y no supiera
quien es ni quién soy yo, no cambiaría ni una jodida cosa acerca de
cómo me siento por ella. La seguiría amando tanto como lo hice el día
anterior.
Trague duro. —Eso no es lo mismo. Ustedes dos han estado
juntos. No es como que ella desapareció por años y luego apareció sin
recordar nada de su vida anterior.
Sus ojos se cubrieron con algo oscuro. —Kat desapareció de mi lado
una vez. Nada como lo que les paso a ti y a Luc, pero el tiempo no
hace que ese tipo de amor disminuya. Solo te vuelves más protector y
dispuesto a hacer cosas que otros no harían, solo para estar seguro de
que nada de eso vuelva a pasar otra vez.
Arrancado mi mirada de él, mire hacia abajo, a mis medias con
cuadros con pequeños fantasmas en ellas. No tenía duda que lo que
decía de sus sentimientos por Kat era ciento por ciento verdades, pero
las cosas eran diferentes entre Luc y yo.
—Y aquí es cuando mi consejo no solicitado entra en juego. Si crees
que Luc aún está enamorado de quien solías ser o de quien eres
ahora, no importa. El haría cualquier cosa para asegurarse que tu
estés a salvo en totalidad, y eso quiere decir que debes tener cuidado.
Me tomo un segundo formular una respuesta a eso. —¿Por qué
debería tener cuidado?
—¿Personas como Luc y yo? No somos los chicos malos, Evie, pero
tampoco somos los buenos. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?
—No realmente.
La mirada de Daemon volvió a la mía. —Tienes poder sobre él y sus
acciones, y como no te das cuenta de esto, solo lo hace a él más
peligroso.
Le lance una mirada escéptica. —No veo como tengo algún poder
sobre él, como eso lo hace peligroso, o como lo que haga o deje de
hacer sea mi responsabilidad.
—No estoy diciendo que sea tu responsabilidad. No lo es. Lo que Luc
haga, está todo sobre él. Lo que estoy diciendo es que necesitas saber
de lo que él es capaz.
—Lo sé. Lo he visto de primera mano.
—Has visto una parte de lo que es capaz. Yo también, y me gusta
pensar que soy un patea traseros. Mi legión de fans está de acuerdo
conmigo—Una rápida sonrisa apareció, mostrando sus profundos
hoyuelos—, pero él podría tirar todo este edificio abajo con el simple
tronar de sus dedos.
Mis ojos se ensancharon y mi estómago cayó. Había visto a Luc
arrancar de sus raíces tres arboles tan altos como un rascacielos,
¿pero tirar abajo todo un edificio? —Estas siendo un poco demasiado
dramático, ¿verdad?
Sacudió su cabeza, y se giró hacia la televisión. —Mi hermana.
Fruncí el ceño. —¿Qué?
—Mi hermana está en la tv.
El volumen aumentó sin que nadie tocara el control remoto, y me
imagine que eso era cortesía de Daemon y sus geniales dones
extraterrestres. Me gire hacia la tele.
Reconocí al hombre. El Senador Freeman apareció en la mitad de la
pantalla junto con la silueta de Nueva York. Él era senador de uno de
los estados del medio oeste. ¿Oklahoma? ¿Missouri? No lo sabía, pero
el hombre era totalmente anti-Luxen y en favor de endurecer las
políticas del PRA7, que el presidente estaba tratando de aprobar en el
Congreso, junto con la derogación de la Vigésimo Octava Enmienda,
que permite a los Luxen los mismos derechos básicos que los
humanos.
Él no estaba solo en la pantalla. Había una chica, una asombrosa
hermosa joven que era el reflejo femenino de Daemon.
—¿Dee? —dije, sacando el nombre de algún hueco de mi memoria.
—Sí, esa es Dee.

7
He colocado las siglas en español. El original en inglés es: ARP: Alien Registration Program
(Programa de Registro Alienígena).
—¿Qué está haciendo en la TV?—Asumí que ella era igual que su
hermano, una Luxen no registrado.
—Haciendo el trabajo de Dios. —dijo, y luego sonrió con suficiencia.
La hembra Luxen era absolutamente elegante, su cabello oscuro
como la noche estirado, lejos de su rostro, y sus ojos verde-esmeralda
asombrosamente brillantes. No podría decir donde se encontraba. El
fondo era una simple pared blanca.
El Senador Freeman estaba tenso sobre algo, sus mejillas enrojecidas
y labios en una línea. —Ustedes siguen diciendo que su raza no es
peligrosa, que son confiables, sin embargo, ha habido un incremento
constante de violencia de Luxen a humanos.
—No hay ninguna evidencia de que estos desafortunados ataques a
humanos hayan estado en manos de Luxen, solo son
especulaciones…
—Una familia entera en Charleston fue encontrada esta mañana,
quemada, de adentro hacia afuera —interrumpió agresivamente el
Senador Freeman, sus morenas mejillas enrojeciéndose aún más. —
¿Está diciendo que alguien de su gente no hizo eso?
No hubo mucho más que un parpadeo como respuesta en el rostro de
Dee mientras que calmadamente respondía—: Hay muchas cosas que
podrían explicar sus muertes, otras que un altercado con un Luxen…
—¿Cómo ser golpeado por un ser de luz?—Se burló.
Dee ignoró el comentario. —… ninguna de estas muertes sin
sentido han sido oficialmente vinculadas con algún Luxen, pero hay
abrumadora evidencia de violencia contra los Luxen…
—¿Oh, en serio?
Ella asintió. —Videos de golpizas has sido subidos a internet…
—Videos de ciudadanos americanos defendiéndose.
—Dios, ¿alguna vez la dejara terminar una oración?—murmuré—.
¿Cómo alguien puede tener una conversación con este tipo?
—La interrumpe porque no quiere escuchar nada de lo que ella pueda
decir —dijo Daemon, una mano golpeteando sobre su rodilla—.
Tampoco quiere que nadie la escuche.
—No sé cómo ella no pierde la cabeza y voltea una mesa.
—Me conoces, ¿verdad? Ella ha tenido veintidós años de práctica
lidiando con alguien que constantemente la interrumpe.
Sonreí. —La debiste preparar muy bien.
—Se ve como que lo hice.
Dee no se veía nerviosa en lo más mínimo mientras el senador se
deslizaba a otra diatriba acerca de cómo los Luxen cometían genocidio
a diestra y siniestra contra los humanos, lo cual era una completa
exageración, incluso si los Luxen o un grupo de ellos hayan sido
responsables por las recientes muertes…o las recientes muertes
causadas por Micah. El afirmó que no tuvo nada que ver con esas
muertes, pero nosotros lo sabíamos mejor.
—Ella es muy joven.—Peine mi cabello hacia atrás—. Estoy
sorprendida que ella este haciendo estas entrevistas.—Podría decir
que su juventud era otra cosa que irritaba al senador, simplemente en
la forma en la que él se dirigía a ella. Era la definición de
condescendencia y superioridad, y tenía la sensación que él les
hablaba así probablemente a todas las mujeres.
—Ya no quedan muchos Luxen adultos—dijo Daemon—. La mayoría
fueron asesinados durante la invasión y como daño colateral luego.
Dee se ha vuelto nuestra vocera no oficial.
—Eso es muy valiente de su parte.
—Lo es. Muchos Luxen no registrados quieren mantener un perfil
bajo, no queriendo que la gente vea sus rostros. Ella está bien
protegida, pero más importante aún, no tiene miedo.
—¿Protegida? ¿Por Archer? —pregunté—. ¿Por tí?
—Por todos nosotros.—Me dio un vistazo—. Toda una comunidad la
protege.
—No hay nada que temer a los Luxen—decía Dee, por lo que tenía que
ser la millonésima vez—. No somos más peligrosos que los humanos…
no más malvados o inocentes. Nosotros no somos monolíticos,
Senador Freeman, así como la raza humana no lo es. Si tuviéramos
que juzgar a toda la raza humana basados en el extraordinario
número de asesinos seriales, asesinatos masivos, violaciones, actos
racistas, y mucho más, ¿cómo lo haría sentir eso?
—Oh, buena pregunta.—Miré de vuelta a Daemon. Su cabeza estaba
inclinada hacia atrás, exponiendo su cuello—. Apuesto a que lo ignora
totalmente
—No estaría dispuesto a tomar esa apuesta.
—Si no hay nada que temer a los Luxen, ¿entonces por qué no
estamos teniendo esta conversación cara a cara? —preguntó el
Senador Freeman, con una muy practicada sonrisa, ignorando el
punto de Dee como sabía que lo haría—. En cambio, está lejos,
escondida en algún lugar desconocido.
La verde mirada de acero de Dee se centró en la cámara. —Porque
nadie necesita tener miedo de nosotros, pero no podemos decir lo
mismo de ustedes. Los humanos.
5
Traducido por: Rhys´ Darling

T engo una sorpresa para ti.


Corregido por: Patty

Miré al mensaje que Luc me había enviado mientras estaba


en mi clase de historia, volé ida y vuelta entre la emoción y la
inquietud.
¿Me tenía una sorpresa?
Eché un vistazo hacia el Sr. Barker. Estaba parado frente al pizarrón,
su batido verde en una mano, como siempre, y un pedazo de tiza en la
otra. O lo que sea que tome todos los días, era algo que nunca, jamás
en la vida pondría cerca de mi boca. Amo la carne, los carbohidratos y
el azúcar…y esa cosa luce como un huerto tirado en su vaso.
La pantalla de mi teléfono se ilumino de nuevo desde donde estaba
escondido debajo de mi escritorio, indicando otro mensaje.
Encuéntrame en tu auto
Las comisuras de mis labios se volvieron hacia abajo mientras escribía
rápidamente,Luegocon alrededor de cinco docenas de signos de
interrogación, junto con un emoticón pensativo.
Un segundo después, tuve su respuesta.
Tan Pronto como sea posible. La sorpresa está en una caja y se podría
sofocar
Por poco dejo caer mi teléfono fuera de mi regazo mientras
rápidamente escribí, ¿QUE? Luego continué el mensaje recordándole de
que estaba en medio de una clase.
Entonces sal tan pronto como puedas.
¿Tan pronto como pueda? ¿Como si solo pudiera entrar y salir del
colegio cada que quisiera? Este era el problema cuando eras amiga de
alguien quien obviamente no tuvo una educación estructurada y no
siguió absolutamente ninguna regla.
Han pasado dos días desde que el oficial Bromberg apareció en
Foretoken, exigiendo ver a Luc. Yo no tenía idea sobre qué quería
realmente el oficial. Cuando Luc regresó y después que Daemon se
fue, Luc le restó importancia a todas mis preguntas, afirmando que su
visita era solo rutinaria. No estaba segura si creerlo o no. Parte de mi
sospechaba que no me estaba diciendo toda la verdad porque no
quiere que me preocupe.
Lo cual era molesto.
Poniéndome derecha en mi silla, eché un vistazo sobre mi hombro a
Zoe. Ella estaba mirando al Sr. Barker, una sonrisa soñadora pegada
en sus mejillas café profundo mientras tiraba de un apretado rizo
color miel y luego volvía a su forma inicial.
Zoe tenía un flechazo por el Sr. Barker. Así como la mitad de la
escuela. Principalmente porque él tiene una asombrosa sonrisa.
Mi mirada viajó por toda la clase. La mayoría de mis compañeros
lucían medio despiertos, incluyendo Coop, quien seguía parpadeando
para mantener los ojos abiertos. Su cabeza rubia descansaba en un
puño mientras la otra mano colgaba flácida del escritorio.
Considerando cuánto le gustaban las fiestas a ese chico, no era tan
sorprendente verlo así. No conocía bien a Coop, así que solo podía
imaginar cómo lo estaba llevando después que el cuerpo de Andy fue
encontrado afuera de la casa de sus padres, donde había estado
siendo el anfitrión. ¿Coop también conocía a Ryan?
Noticias de la temprana muerte de Ryan han sido todo lo que
cualquiera hablaba esta mañana, pero para la hora del almuerzo, fue
como si ya todos lo hubieran aceptado.
Hasta que alguien estornudó.
Y luego hubo miradas de miedo, como si cada estornudo estuviera
rociando un virus de la gripe que posiblemente había matado a un
adolescente. Cuando hablé con mamá sobre eso, ella me había dicho
que la gripe podría matar, espacialmente si alguien tuviera
condiciones de salud subyacentes y que tristemente muchas personas
ni siquiera se dan cuenta hasta que se enferman.
El teléfono vibró en mi regazo de nuevo, y miré abajo.
Estoy ligeramente asustado de los pandas… solo para que sepas.
¿Pandas? ¿Qué en el mundo…? Sonreí. La burbuja apareció,
mostrando que otro mensaje se estaba escribiendo. El Sr. Barker
estaba hablando sin cesar sobre conquistadores o algo, y recibí otro
mensaje.
Los pandas son como una de las más engañosas criaturas en todo el reino
animal. Son suaves y lindos, por eso uno piensa que ellos quieren
abrazarte; pero en realidad, te rasgarían de miembro a miembro.
No tenía idea de cómo responder a eso.
Espera. Creo que esos son los osos Koala. Esas cosas son unos malditos
bastardos.
Y tampoco tenía idea de cómo responder a eso, así que le
respondí:Estaré afuera en veinte minutos.
Es mucho tiempo.
¿Qué haré durante veinte minutos?
Alguien podría intentar llevarme.
Soy valioso.
Y deseado.
Es tan duro ser yo.
Tan.
Duro.
Oh por Dios, Luc es un desastre.
Sacudiendo mi cabeza, tiré mi celular al bolsillo delantero de mi
mochila e intenté concentrarme por el resto de la clase, pero había un
extraño aleteo en mi estómago y uno más fuerte en mi pecho. Como si
estuviera zumbando. Nunca me he sentido de esta manera con mi ex,
Brandon, o cualquier tipo al azar del que me había enamorado. No
sabía qué pensar de este sentimiento, pero se siente como el primero
de algo importante.
Los siguientes veinte minutos fueron los más largos minutos en mis
diecisiete años de mi vida. Cuando sonó la campana, salté fuera de mi
asiento como si tuviera espinas en los pies.
—Tienes prisa.—señaló Zoe mientras metía su libro de historia en su
bolso.
—Sí, Luc ha estado escribiéndome. —Mantuve mi voz baja—. Dijo que
tiene una sorpresa para mí en una caja, y está preocupado de que se
vaya a sofocar o algo.
—Oh Dios. —Sus ojos se ampliaron—. Eso podría ser literalmente
cualquier cosa que él podría tener en esa caja. En serio, Evie.
Cualquier cosa.
—Lo sé. Es por eso que necesito darme prisa. —Me colgué la mochila
en el hombro.
—Mándame un mensaje después y dime lo que tenía para ti. —Me
pidió.
—Lo haré. —Hice un gesto de despedida a ella y a James, quien, con
sus ojos enrojecidos y su mirada aturdida, parecía que acababa de
despertarse.
James movió los dedos, bostezando.
Afuera en el pasillo, me apresuré a través de la multitud de
estudiantes, haciendo mi camino hacia la puerta trasera. Era una
forma fácil de salir. Todo lo que tenía que hacer era abrir las puertas y
luego caminar hacia el sol de principios de octubre.
Corté camino por el césped bien cuidado y luego subí la empinada
colina, mi corazón palpitaba pesadamente. De verdad que no tenía
idea qué podría tener Luc en esa casa. Si era alguna clase de mascota,
mamá enloquecería.
Ella no soportaba pelos de ningún tipo, y no estaba segura de cómo
me sentía con las escamas o las mascotas sin pelaje en general.
Caminé sobre el asfalto del parqueo, el aleteo intensificándose en mi
pecho mientras divisaba mi auto y al chico apoyado en este.
Luc estaba apoyado con sus largas piernas cruzadas en los tobillos,
descansando contra la puerta del conductor. Llevaba ese gorro de
punto gris y holgado que me gustaba mucho y sus gafas plateadas de
aviador. Mis pasos disminuyeron mientras mi corazón se aceleraba.
Hoy vestía una camisa que, irónicamente, presentaba una nave
espacial que transportaba a alguien y decía en intensas letras
blancas, Entra, perdedor.
Estaba sosteniendo una caja. Una pequeña caja blanca envuelta con
un lazo rojo. Definitivamente no había un gatito o un cachorro en la
caja. Era sólo lo suficientemente grande para quizás una muy larga
tarántula o una lagartija.
Lo golpearía directamente en sus partes de hombre si él tuviera una
araña peluda en esa caja.
Miró hacia arriba cuando me acercaba, esos labios llenos se ladearon
en una pequeña sonrisa. —Ahí estás. Estaba empezando a
preocuparme de que quizás iba a tener que entrar allí, levantar un
infierno sagrado y atraparte.
Miré la caja. —¿Te das cuenta de que tengo al menos dos clases
más?
—Lo hago. —Se alejó del auto y se inclinó, su aliento cálido bailando
sobre mi oído cuando dijo—: Pero lo que he planeado para ti es mucho
más divertido.
El deseo de saltarme clases bailaba dentro de mí. —¿Tiene algo que
ver con lo que sea que haya en la caja?
—Lo que hay en la caja es solo el comienzo.
Le di un vistazo a la caja en su mano. No había ningún hueco para
que ninguna cantidad de aire entre. —¿Es un panda?
—No creo que un panda quepa en esto.
—¿Un oso koala, entonces?
—Querido Dios, no. Estaríamos todos muertos si ese fuera el caso.
Las esquinas de mis labios se curvaron. —No pienso que los osos
koala sean así de agresivos.
—Sí, lo son, Peaches. Son demonios disfrazados con bolas de pelo.
Pregúntale a un australiano.
—No conozco a ninguno.
—Yo sí. —Luc movió la caja debajo de su brazo—. Déjame ver tus
llaves.
Estreché mis ojos. —¿Para qué necesitas mis llaves, y qué hay en
la caja? Pensé que estabas preocupado sobre eso sofocándose.
—Necesito tus llaves porque te estoy llevando a un lugar, y tendrás la
caja una vez estemos en el auto.
Probablemente debería dar la vuelta y dirigirme de regreso a la
escuela. Eso sería lo más inteligente por hacer. No debería saltarme
clases, especialmente con Luc. Pero la curiosidad se apoderó de mí, al
igual que algo mucho más fuerte, algo que me resultaba familiar.
—Está bien. —dije, metiendo la mano en el bolsillo de mi mochila.
Saqué mis llaves, desbloqueé el auto, y luego se las pasé a Luc—. Si
me meto en problemas, te estoy culpando totalmente a ti.
—Valdrá la pena. —Él sonrió mientras se deslizaba junto a mí,
abriendo la puerta del auto sin siquiera alcanzarla.
Perezoso.
Tirando mi mochila en el asiento trasero, me apresuré dando la vuelta
por la parte trasera del auto y me subí en el asiento del copiloto. La
caja estaba ahora en el regazo de Luc, y no se movía como si hubiera
nada en él.
Nada vivo, al menos.
Prendiendo el auto, clavó su mirada en mí a la vez que atrapaba su
labio inferior entre sus dientes. —¿Estás lista para tu sorpresa?
Asentí.
Luc levantó la caja. —Ten cuidado con ella.
La caja no era liviana, pero no era tan pesada tampoco, y cuando la
puse en mi regazo, nada se movió adentro. Miré hacia Luc. —¿Qué
hay en la caja?
—Arruinaré la sorpresa si te digo. —Él sacaba el auto del espacio de
parqueo—. Ábrela.
Recelosa, deslicé mis dedos debajo del rojo y satinado lazo,
deshaciéndolo. Respirando profundamente, levanté la tapa, preparada
para algo que salte y me pique en la cara.
Entonces vi lo que había en la caja.
Abrí mi boca.
Cerré mi boca.
Y luego una profunda y fuerte risa brotó de mí mientras miraba lo
que era, no creyendo realmente lo que estaba viendo.
—Su nombre es Diesel —me explicó Luc mientras salíamos del
parqueo, doblando a la derecha—. Le gusta ser abrazado y sostenido.
—Luc, esto es… —Otra risa se me escapó y sacudí la cabeza. No podía
creer lo que estaba viendo.
Era una roca.
Una roca ovalada del tamaño de una mano descansando en bolas de
algodón. Y no era sólo una roca normal. Tenía un rostro, un rostro
dibujado con marcador negro. Dos ojos redondos que tenían globos
oculares morados. Cejas. Una nariz angulosa. Una amplia sonrisa.
También había un rayo dibujado encima de la ceja derecha.
—Es una roca, Luc.—Miré hacia él.
—Su nombre es Diesel. No lo juzgues por la forma en la que vino.
Lo miré fijamente, boquiabierta. —¿Fue atacado por Voldemort?
—Tal vez.—La sonrisa de lado apareció—. Ha vivido una vida
interesante.
Moviendo mi cabeza lentamente, me tomó un par de momentos para
formular una respuesta coherente. —¿Me hiciste dejar la escuela
temprano porque tenías una roca para mí?
—Ahora, Peaches, es una roca mascota, y no te hice hacer nada.
Lo miré boquiabierta. No podía ni siquiera recordar la última vez que
oí las palabras roca y mascota usadas en la misma oración.
—¿Y dónde se suponía que debía mantenerla mientras esperaba a que
salieras de clases?—preguntó—. El camino a la escuela ya lo asustó
desde que empecé a moverme más rápido.
—Ni siquiera sé qué decir en este momento.—murmuré. Diesel, la roca
mascota me sonreía de vuelta—. ¿Gracias?
—No hay de qué.
Parpadeé mientras bajaba la mirada a la roca, peleando con una tonta
sonrisa, porque todo esto era sólo tan estúpido y absurdo que en
realidad fue algo sorprendente.
—Así que, ¿aprendiste algo interesante hoy en clases?—me preguntó,
y cuando levanté la mirada, me di cuenta que estábamos en la
Interestatal 70, dirigiéndonos al oeste.
—No realmente.—Me aferré a la caja—. April se estaba quejando de
nuevo. Como que discutimos.
—¿Qué pasó?
—No mucho. —Miré fuera de la ventana. Centros comerciales fueron
dando paso a altos olmos y robles, sus hojas eran de una
impresionante variedad de dorados y rojos—. Ella es…No lo sé. A
veces no comprendo cómo Zoe puede ser su amiga.
—Zoe tiene un asombroso control.
—Si pasaras tiempo con April, entenderías qué tan asombroso es ese
control —le dije, mirándolo.
Me golpeó entonces, cuánto había cambiado mi vida en cuestión de
semanas. Alrededor de un mes atrás, no podía ni siquiera entender el
estar en mi auto ahora, yendo quien sabe dónde, con alguien como
Luc, mientras se supone que debería estar en clases, estresándome
sobre qué demonios iba a hacer para graduarme. Cada pequeño
aspecto de mi vida, desde el más leve al más grande, había cambiado.
Algunos fueron importantes, y otros como en este momento, eran
pequeños y apenas perceptibles, pero se arrastraron hacia mí.
La Evie de hace dos meses no tendría el atrevimiento de hacer algo
así. Nunca me salté la escuela. Diablos, había estado demasiado
asustada para entrar en Presagio esa primera noche con Heidi.
¿Pero ahora?
Esto era una aventura. Esto era diversión comparado con todas las
cosas que han pasado y estaba segura que vendrían. Necesitaba esto.
Miré a Diesel y sonreí ante la repentina quemadura en el fondo de mi
garganta. No me había dado cuenta hasta este momento que
necesitaba esto, esta tonta como el infierno roca mascota y este viaje a
donde sea.
Mirando por encima a Luc, quería abrazarlo. Quizás hacer más. Como
besarlo. Excepto que eso causaría que choquemos, y bueno, me gusta
mi auto.
—¿Peaches?—Luc estaba esperando.
Sonrojada, estaba agradecida de que por una vez él no parecía estar
espiando en mis pensamientos. —Sólo quiero golpear a April en la
cara. Eso es todo lo que diré.
Se rió entre dientes. —Por favor, trata de abstenerte de hacer eso,
o al menos asegúrate de que yo esté allí primero para presenciarlo.
Riendo, descansé mi cabeza en el asiento. Vi una señal de la US-340
Este y, debajo de ella, las palabras Harpers Ferry. Lo repetí
distraídamente. Había algo familiar sobre eso. Sabía que era una
ciudad deWest Virginia, pero había algo más sobre eso. ¿Había estado
antes aquí o escuchado de este pueblo?—¿Nos dirigimos ahí?
¿Harpers Ferry?
—Sí. Estamos más o menos a 30 minutos de ahí ahora. Es una
pequeña y vieja ciudad. Famosa por John Brown, un abolicionista.
Cuando él saqueo la armería federal de la ciudad lo hizo con la
intención de armar a los esclavos, básicamente dio paso a la Guerra
Civil un año después.
Todo eso sonaba familiar. La Guerra Civil fue cubierta extensamente
en clase el último año, aun así, no pude quitarme el raro hormigueo
en mi nuca.
—Es también conocido por el hecho de que se encuentra justo en la
unión de los ríos Potomac y Shenandoah—decía—. Hermosa ciudad,
afortunadamente indemne de la invasión.
Asentí, escuchando lo que decía, pero al mismo tiempo, consumida
por el sentimiento de haber estado antes aquí. Pero sabía que no era
así. Al menos no que recordara, a menos que…
Santa mierda.
¿Estaba recordando haber venido aquí como Nadia? ¿O era sólo
conocimiento común obtenido de la escuela enterrado en mi
subconsciente?
El hormigueo aumentaba durante el recorrido restante. La vista era
hermosa, especialmente cuando cruzamos el puente y pude ver la
ciudad, lejos en la distancia, situada en el frente de la montaña que
era un impresionante caleidoscopio de amarillos y borgoñas. Mis
dedos picaban por tomar mi cámara del asiento trasero, pero estaba
congelada en mi lugar, sumergida en las olas blancas del rio abajo del
puente y la vista de una iglesia distante.
Nerviosismo despertó en mis venas. Mi estómago hecho nudos,
hundida en el silencio mientras Luc giraba a la derecha en un
pequeño hotel, y tuve mi primer vistazo de cerca a la ciudad mientras
se hundía y se levantaba, las casa esparcidas por las colinas y valles.
Había tomado otro giro a la derecha, y mientras subíamos las
siguientes colinas, las casas y negocios apilados juntos tocaron una
fibra sensible en mí.
Ciudad Baja.
Parpadeé, mis dedos apretando la caja en mi regazo. Estábamos
conduciendo hacia lo que era conocida como ciudad baja, una calle
llena de una cantidad de restaurantes y tiendas locales. ¿Cómo sabía
eso? ¿Avanzamos eso en clase? O…
Llegando a una señal de alto, Luc esperó a que un grupo de personas
usando lentes de sol y llevando cámaras, cruzara. Turistas. Giró a la
izquierda en adoquines y en el estacionamiento de lo que parecía ser
una estación de tren.
—¿Estás bien ahí? —preguntó Luc mientras apagaba el auto.
Asentí. —Sí. Es sólo que…no lo sé. Éste lugar me parece familiar, y no
sé si es por la escuela o si…
—Pregúntame, Evie.
Tragué y lentamente miré hacia él. Luc se había quitado los lentes de
sol, metiéndolos en la visera. —¿Vinimos antes aquí?
Ojos violetas se reunieron con los míos —Sí.
Aspiré un pequeño respiro.—Siento como si conociera este lugar, pero
no sé si es por la escuela o es algo más.
Luc estuvo callado un momento. —Veníamos aquí seguido. En
realidad, era uno de tus lugares favoritos. Hay un viejo cementerio al
que te gustaba sacarle fotos.
Una estrangulada y sonora risa salió de mí. —Eso es… oscuro.
Su sonrisa fue corta. —El cementerio no era lo que amabas más.
—¿Qué era?
Mirando a lo lejos, abrió la puerta del conductor. —Ya verás.
Por todo un minuto, me senté ahí, tratando de decidir si estaba lista
para hacer esto. Era la primera vez que verdaderamente iba a ir a
algún lugar que frecuentaba como Nadia, un lugar que significaba
algo. ¿Qué si iba a cualquier lugar que Luc me llevara y no sintiera
nada? ¿Absolutamente nada?
¿Qué si sintiera algo?
Las posibilidades eran igual de terroríficas, y mientras había una
pequeña parte de mí que quería quedarse en el auto con mi roca
mascota, ya no era esa Evie.
No podía ser esa Evie nunca más.
Con un superficial respiro que no hizo nada para quitar la presión que
sentía en mi pecho, abrí la puerta y bajé, cuidadosamente poniendo la
caja en el asiento.
La ventana estaba abierta, pero la dejé así. Luc me estaba mirando, y
sonreí. —Para que entre el aire, ya sabes, así Diesel no se sofoca con
el calor.
Una amplia, hermosa sonrisa atravesó sus facciones,
deslumbrándome por un momento. Era una rara sonrisa. Una real,
que alcanzó sus ojos, calentándolos.
—Mírate, de verdad pensando en Diesel.
Riéndome, cerré la puerta y me reuní con él. —Así que, ¿a dónde
vamos?
—Ya verás —Empezó a caminar, y sabía que estaba bajando su ritmo
así yo no tenía que acelerar para mantener su paso.
Caminas sobre la acera, pasando muchos lugares que estaban asando
u horneando algo que olía increíble. Luc nos maniobró para que
estuviera a la izquierda, más cerca de la calle, en un movimiento
extraño que no entendí completamente. Mientras caminábamos por la
acera, nuestro camino obstaculizado por personas tomando fotos y su
dulce pasado, mi mano izquierda rozó su derecha, enviando una
sacudida de conciencia a través de mí.
¿Tomaría mi mano? ¿La sostendría?
Mi corazón dio un tonto salto con el pensamiento.
Nunca nos habíamos tomado de la mano antes. Al menos no que
recordara.
Luego, más adelante, a la derecha, vi la iglesia de estilo gótico que
había visto desde el puente. A medida que nos acercamos, pude ver lo
antiguo que era, construida con piedra de color rojizo tostado, con
adornos blancos que delinean el campanario.
—Es hermosa.—Podía sentir mis ojos ampliándose—. Dios, tiene que
ser vieja.
—Es la iglesia San Pedro.
Paramos para cruzar la calle, y sentí uno de sus dedos cepillar sobre
mi mano. Mi corazón latía pesadamente, giré mi palma hacia él,
extendiendo un dedo al lado suyo. Luc no desperdició tiempo. Sus
dedos inmediatamente rodearon los míos, su agarre cálido y firme.
Era un gesto tan simple, pero era gigante para mí.
—Creo que fue construida a inicios de 1800 —dijo, su voz más gruesa
de lo normal—. También está embrujada.
Mi cabeza se giró hacia él. —¿Qué?
Luc estaba sonriendo mientras me conducía a través de la calle hacia
el amplio conjunto de empinados escalones que conducían a la iglesia.
—Sí, supuestamente por un cura o una monja… o un chupacabras.
—¿Chupacabras? —Me reí.
—Creo que era un cura o un reverendo. Un hombre del clérigo.—Me
guió hasta el patio de piedra de la iglesia, más allá de las multitudes
tomando fotos. Estábamos obteniendo miradas, bueno, él lo estaba.
No por sus ojos. Sino por su rostro y su altura—. Dimos un tour
fantasmagórico aquí con Paris una vez.
Mi sonrisa decayó con la mención del Luxen caído.
—Te asustaste tanto que empezaste a llorar.—Luc estaba mirando al
frente—. Hiciste que nos vayamos a mitad del recorrido del tour y que
te lleváramos a casa.
—Estás mintiendo.
—Nunca.—Me lanzó una mirada de soslayo, con los ojos brillantes de
picardía.
Pasamos la iglesia, hacia otro sendero más angosto que consistía en
escalones de piedra que conducían a una colina bastante empinada
rodeada de árboles. A la derecha, había ruinas de piedra detrás de los
árboles, recordando un pasado brutal. Mis pantorrillas estaban
ardiendo cuando llegamos a la mitad del camino, prueba de que
necesitaba caminar más. La mano de Luc permaneció alrededor de la
mía, hasta llegar a una colección de rocas suaves en las que algunas
personas se pararon.
Inmediatamente, giré hacia nuestra izquierda y esa sensación de
hormigueo de antes reapareció, pero esta vez, estaba por todo mi
cuerpo, como si hubiera entrado en una telaraña.
—Esta es la Roca Jefferson.—Luc asintió a las rocas lutita que
aparecieron precariamente apiladas una sobre otra, encaramadas en
el borde del acantilado. Cuatro pilares de piedra sostenían la roca
superior.
Luc estaba explicándome porqué se llamaba Roca Jefferson, algo
relacionado con Thomas Jefferson, pero había un zumbido en mis
oídos. Un pequeño niño pasó corriendo a nuestro lado, hacia los
escalones de piedra que acabábamos de subir, seguido de un padre de
aspecto harapiento.
Estaba atraída por las rocas. Liberando mi mano de la de Luc, me
acerqué, con las piernas temblorosas, y me detuve, colocando una
mano sobre la roca mientras miraba el Shenandoah.
No podía alcanzarlo.
Las palabras salieron de la nada, levantando los pequeños pelos de
todo mi cuerpo. El mareo me invadió, repentino y agudo. El aire se
apoderó de mis pulmones. No sabía si era por la altura o…
—Cuidado—murmuró, de repente a mi lado, una mano en mi espalda
baja—. Realmente no quiero bucear tras de ti.
Tomé un respiro para hablar, pero nada salió. El blanco brillo detrás
de mis ojos, y de repente, no vi el río rugiente abajo o el cielo azul y
sin nubes.
Vi a un chico pasar corriendo por la iglesia y subir esos viejos y
antiguos escalones. Se estaba riendo y el sol le puso el cabello bronce.
Estaba corriendo demasiado rápido, y no podía alcanzarlo.
No podía alcanzarlo.
Lo intenté…Siempre lo intentaba.
Y me dejó alcanzarlo por la roca, cuando nuestra ropa estaba cubierta
de polvo y el sudor cubría nuestra piel, y lo había besado. Me había
estirado sobre las puntas de mis zapatillas rojas y blancas, le rodeé el
cuello con los brazos escuálidos y lo había besado.
El recuerdo se fragmentó tan rápido como se había formado,
desapareciendo como gotas de lluvia en el sol.
—¿Evie?—Preocupación llenó su tono.
—Yo…—No pude recuperar el aliento mientras lo miraba a los ojos, los
ojos del chico que besé aquí, hace años—. Lo recuerdo.
6
Traducido por: Rhys´ Darling
Corregido por: Patty

Luc había tomado mi mano otra vez, guiándome lejos de la multitud


del Jefferson Rock, más arriba por el sendero y hacia la loma cubierta
de hierba que bordeaba el cementerio.
Nada acerca de las irregulares hileras de lápidas blancas y grises
era familiar para mí. Algunas de ellas estaban degradas por el tiempo,
y otras estaban nuevas y relucientes, pero la sensación de dedos
invisibles alrededor de mi nuca continuaba.
Luc se sentó, llevándome con él sobre el suave césped. Desde
donde estábamos, veíamos el río cortando a través del valle. La mano
que él sostenía temblaba en su apretado agarre. —¿Lo recuerdas? —
me preguntó, su voz gruesa como si su garganta estuviera apretada.
Restregué mi palma sobre mi pierna, asintiendo mientras tragaba
duro. —Te recuerdo corriendo en los escalones, y era como si lo
hubiéramos hecho cientos de veces antes y nunca podía alcanzarte,
pero entonces lo hice. Tú…—Cerré mis ojos apretadamente y luego los
abrí—. Tú me dejaste alcanzarte, y te besé. Extendí mis brazos hacia
ti, y te besé. ¿Es real? ¿El recuerdo?
Su impresionante rostro estaba pálido a la vez que su mano se
apretó alrededor de la mía. —Es real.
El siguiente aliento que tomé se quedó atrapado mientras
enrosqué mis dedos alrededor de él. Cerré mis ojos otra vez, viéndolo
como un niño, sus facciones eran las mismas, pero más suaves y
jóvenes, su cuerpo familiar pero más delgado. Inhalé bruscamente
cuando una brisa fresca levantó mi cabello y me lo echó sobre la cara.
—Fue justo después de la invasión, las cosas habían empezado a
calmarse, volvimos para ver si algo había cambiado aquí, y fue como
si fuera el único lugar de miles alrededor que no había sido tocado.
—Eso es extraño.
—Lo fue, pero el día que vinimos… fue un buen día. Tú te estabas
sintiendo bien. —Dejó ir mi mano, y entonces abrí los ojos, él se
estaba quitando la gorra de la cabeza—. Fue después de que te
dieron…
—¿El suero Prometeo? —dije, ojos amplios y cuestionadores me
miraron—. Daemon me dijo sobre eso.
Luc me miró por un largo momento. Tensión alrededor de su
boca, exhaló pesadamente. —El suero Prometeo pareció funcionar por
unos días. Tenías más energía. No tenías nauseas. Podías comer.
Todos esos malditos moretones que cubrían tu cuerpo empezaron a
desaparecer. Yo aún estaba alerta. No quería que estés corriendo
alrededor, pero tú querías venir aquí, ¿y quién era yo para negártelo?
Luc posó su mirada en el valle. —A veces me pregunto si tú
sabías que el suero no había funcionado más allá de darte un respiro
de la enfermedad. Mirando atrás, creo que lo sabías. —Levantando
sus manos, enredó sus dedos en su cabello—. De todas formas, ese
fue el día que me besaste, y maldición, cuesta mucho tomarme con la
guardia baja, pero te la ingeniaste para hacer exactamente eso.
Tenía… estos sentimientos por ti. No me gustaron al principio. Ni
siquiera los entendía. —Sus dedos se curvaron alrededor de sus
cortos mechones de cabello—. Y siempre pensé que me veías como un
hermano. Eso es todo lo que me permitía pensar. Era joven. Tú lo eras
más.
No sabía cómo cualquiera podría ver a Luc sólo como hermano,
si no era alguien que fuera su legítimo hermano, pero eso me lo
guardé para mí.
—… Pero me besaste y… —bajó sus manos a la vez que levantaba su
rostro al sol, con los ojos cerrados—. Me rompió de una manera que
no sabía que fuera posible.
—Eso no suena bien. —Sentí como que debía disculparme.
—Fue… —Levantó sus manos, sacudiendo su cabeza—. No fue malo,
Evie. Para nada. —Una sonrisa rápida apareció y luego se esfumó—.
Recuerdas lo que me dijiste más tarde, ¿mientras te miraba como un
idiota?
Sacudí mi cabeza. —No, no lo sé.
—¿Recuerdas algo más?
—No. Sólo eso, pero tan pronto como vi el letrero de la ciudad, me
sentí rara. Te dije eso. —Sumergí mis dedos en el pasto—. Es por eso
que me trajiste aquí? ¿Para ver si recordaba algo?
—¿Sí? ¿No? No lo sé. Principalmente, te traje aquí porque era un lugar
que sabía tú solías amar. Había estado preguntándome si aún sentías
lo mismo.
Viendo los viejos árboles y los ríos y valles alrededor, podía ver
porqué solía amar este lugar. Había un efecto calmante en él, estando
cerca de la civilización y aún de alguna forma seguir rodeada de la
naturaleza y de una rica historia. —Creo que podría empezar a amarlo
otra vez.
Estuvo en silencio y luego preguntó—: ¿Quieres quedarte o irte?
Sabía que, si le decía que quería irme, se levantaría tan rápido
que no podría siquiera terminar la oración, pero no quería irme. —
Aún no.
—De acuerdo. —Tragó.
Un silencio de compañerismo se instaló entre nosotros mientras
miraba las ramas moverse con el viento, hojas secas cayendo y
flotando hacia el suelo. El olor del río y la tierra nos rodeaba, y si no
hubiera sido por los millones de escalones que subimos para llegar
aquí, habría corrido de regreso a mi auto en busca de mi cámara.
—¿Qué fue lo que te dije? —pregunté, recordando lo que me había
dicho—. Después de besarte.
Luc estuvo callado por un largo tiempo. —Dijiste, No olvides esto.
Me quedé quieta. Dios. Quizás sabía que el suero no había
funcionado, porque eso era un infierno de cosa por decir.
—¿Cuán irónico es eso? — Se rió entre dientes, pero no tenía ninguna
suavidad—. Como si fuera capaz de alguna vez olvidar cómo se
sintieron tus labios tocando los míos. Cómo si alguna vez pudiera
olvidarte.
—Fui yo quien lo olvidó. —Lagrimas picaban en mis ojos mientras
recogía mis piernas hacia mi pecho y las envolvía con mis brazos. Él
no pudo olvidarme, y yo lo había olvidado a él—. Lo siento.
Su mirada chocó con la mía. —¿Por qué?
—No lo sé —Encogí mis hombros y descansé mi mejilla sobre
mis rodillas—. ¿Por todo esto? Porque parece más fácil no tener
estos recuerdos.
—No. Para nada. —Luc se acercó, trayendo su rostro más cerca al
mío—. Valoro cada recuerdo que tenemos juntos. Incluso los tristes.
No cambiaría un segundo de ellos por nada, porque tengo mis
recuerdos y tú tienes una segunda oportunidad. Viviste.
Más lágrimas obstruían mi garganta, y cerré mis ojos. —Y me
perdiste. —suspiré—. Te perdí.
—¿Nos perdimos el uno al otro? —preguntó, y sentí sus dedos en mis
mejillas, limpiando una lágrima que rodaba libre—. Tú y yo estamos
aquí ahora, ¿verdad? De alguna manera, me encontraste, y no soy
alguien que crea en casualidades. No creo que haya sido suerte que
hayas llegado a Presagio con Heidi. Creo que fue algo que estaba
destinado a ocurrir y yo…
Abrí mis ojos, encontrando los suyos. —¿Qué?
—Sólo te estaba esperando.

—Realmente es una roca mascota. —Heidi estaba mirando a Diesel,


quien ahora descansaba en una pequeña y linda cama de algodón y
medias enrolladas en la cima de mi mesa de noche—. Santa mierda.
Era después de la escuela del día siguiente, y había pasado
tiempo desde que las tres nos habíamos juntado. Zoe estaba en la silla
de la computadora que nunca uso, dando vueltas alrededor de mi
cuarto, y Heidi y yo tumbadas en mi cama.
—No sé si es una de las cosas más extrañas que he visto o una de las
más asombrosas. —La barbilla de Heidi estaba apoyada en su puño, y
su cabello carmesí estaba colocado en un moño despeinado—. Pienso
que las rocas mascotas dejaron de ser una cosa antes de que
naciéramos, pero creo que es la cosa más asombrosa.
—Lo es. —Sonreí en mi edredón—. No puedo recordar la última vez
que reí tan fuerte.
Zoe asintió con la cabeza mientras se acercaba. —Parte de mí
esperaba que fuera, como, una serpiente o algo.
Mis ojos se ampliaron. —No la quiero de ningún tipo.
—Lo sé. Entonces podría haberla tenido. —Me sonrió—. Por cierto, ¿ya
tienes tu disfraz para Halloween? —le preguntó a Heidi.
Asintió. —Claro que sí.
—¿De qué te disfrazarás? —pregunté.
—Rainbow Brite—respondió, y me reí—. No lo vieron venir, ¿verdad?
—En realidad, ya estaba pensando en ti como un Rainbow Brite, así
que… — miré hacia Zoe—. ¿Qué hay de ti?
—Creo que iré de la Mujer Maravilla. —Dejó caer sus manos en los
lados de la silla—. ¿O tal vez Daenerys? No estoy segura. ¿Tú?
—No tengo idea.
Las cejas de Heidi se fruncieron. —¿Vendrás a Presagio con
nosotras, verdad? Creí que tu juramento ante-Presagio estaba
oficialmente roto.
—Sí, lo está, voy a ir, pero no he pensado realmente en esto. Ya se me
ocurrirá algo. Tengo tiempo. —Sentándome, eché un vistazo a la
televisión y vi el titular de las noticias al pie de la pantalla—. Algo está
pasando.
Heidi siguió mi mirada mientras me inclinaba hacia ella, pero el
control remoto aún estaba lejos de mi alcance. —¿Qué está pasando
en la ciudad de Kansas?
Zoe levantó su mano y el control flotó del pie de la cama a su
mano. Le disparé una mirada celosa a la vez que ella aumentaba el
volumen.
Un reportero estaba en la pantalla, su cabello castaño recortado
muy cerca de su raíz. Me parecía vagamente conocido. —Acabamos de
recibir una declaración de oficiales respecto a la inquietante actividad
en el edificio de departamentos en Kansas. Jill, ¿nos puedes poner al
tanto?
Una pantalla dual apareció, revelando a una mujer de piel oscura
en un cuello de tortuga rosa pálido. Ella estaba parada al otro lado de
la calle de un edificio de ladrillo gris de varios pisos que estaba
acordonado con cinta amarilla y parcialmente bloqueado por
ambulancias y camiones de bomberos. —Sí, Allan, acabamos de
recibir la palabra del Sargento Kavinsky que este edificio de
departamentos sobre Broadway está bajo una completa cuarentena en
este momento. No hay una declaración oficial, pero lo que sí sabemos
de la situación es que empezó la noche anterior, cuando un colega de
uno de los inquilinos vino al edificio a revisar a un empleado de… —
mira hacia abajo a algo que sostiene en su mano, fuera de cámara—,
una firma local de marketing y publicidad que no había asistido a
trabajar el jueves y viernes, y no tuvo contacto con los empleados. Fue
este compañero de trabajo quien descubrió a varias personas
gravemente enfermas dentro del complejo; todos, según nos dicen,
ahora han fallecido.
—¡Diablos! —exhalé mientras Heidi se sentaba y se acercaba a mí.
—También nos han dicho que el compañero de trabajo ha sido puesto
en cuarentena, ya que existe el temor de exponerse a lo que sea que
haya enfermado y tal vez haya matado a los inquilinos de este edificio.
—continuó Jill—. Este complejo consta de quince pisos, y por lo que
hemos sido capaz de recolectar, todos los inquilinos en el complejo
están contabilizados dentro —Ella giró su cuerpo, inclinándose
ligeramente hacia el edificio—. También hemos adquirido
exclusivamente la información de que uno de los inquilinos fallecidos,
Lesa Rodríguez, trabajaba en una instalación comunitaria Luxen en la
ciudad de Kansas. Ahora, nos contactamos con este grupo y estamos
esperando una respuesta, pero esta situación parece muy evocadora
al evento del pasado Septiembre en una casa a las afueras de Boulder,
Colorado, donde una familia de cinco fue encontrada muerta, sus
cuerpos mostrando señales de una masiva y destructiva infección de
algún tipo. El padre de esa familia, el señor Jerome Dickinson, era el
propietario representante de una subdivisión Luxen.
La cámara hizo zoom, captando la actividad en la acera del
edificio. Había muchas personas en trajes blancos de peligro biológico
desapareciendo detrás de uno de los camiones de bomberos mientras
la reportera seguía hablando.
—El sargento Kavinsky ha dicho que no creen que haya alguna
amenaza para la comunidad hasta el momento; sin embargo, están
pidiendo a la gente que se mantenga alejada del complejo de
apartamentos y de la instalación comunitaria Luxen de la calle
Armour. Hemos recibido información que ésta instalación Luxen
también ha sido puesta en cuarentena como medida preventiva hasta
que puedan determinar si hay algún riesgo para el público. Los
edificios cercanos aquí, que albergan muchos negocios, estarán
cerrados hasta nuevo aviso.
Se giró hacia la cámara de nuevo. —Ahora, una fuente cercana a
la investigación que ha visto los cuerpos de los fallecidos está diciendo
que la condición de los restos es muy parecida a los de Colorado,
haciéndole creer a ésta persona que los individuos del complejo, tal
como la familia en Boulder, murieron por alguna clase de virus o
infección. Ésta fuente nos dijo que incluso las autoridades no están
publicando esto aún, se cree que la infección ocurre luego del
contacto cercano con un Luxen.
Oh no.
Heidi se puso rígida a mi lado, y mi estómago cayó al suelo. ¿Una
masiva y destructiva infección como…como una influenza
posiblemente? ¿Cómo el tipo de influenza que mató a Ryan?
—Eso es pura mierda —escupió Zoe.
—Si recuerdan, la causa de la muerte de la familia en Boulder se cree
que se debe en parte a una fiebre de tipo hemorrágico y una tormenta
de citoninas, la reacción abrumadora del cuerpo a una infección. A
veces verán eso en muchos casos de influenzas o con otros virus, pero
los funcionarios que investigan a la familia Boulder han declarado
que, si bien creen que fue un caso aislado, lo que había enfermado y
asesinado a la familia no se había visto antes.
El reportero volvió a aparecer al lado de la pantalla, reemplazando
la imagen del complejo. —Y ahora tenemos un edificio entero en
cuarentena con la posibilidad de la misma enfermedad, miles de
kilómetros lejos.
Jill asintió. —No ha sido confirmado, pero nuestras fuentes
sospechan que esta es la misma enfermedad que se cobró la vida de la
familia en Boulder.
La mirada del presentador de noticias se volvió sombría. Con el
incremento de actos de violencia y terror en ciudades de todo el país,
esto seguramente ayudará al Presidente McHugh a impulsar la
derogación de la vigésimo octava enmienda y a aumentar la
probabilidad de legislación como la Ley Luxen y el restablecimiento de
la Ley Patriota, que es la legislación respaldada por el Presidente
McHugh, siendo aprobada.
Jill estuvo de acuerdo mientras yo miraba a la pantalla.
A mi lado, Heidi tragó duro. —¿Crees que sea posible que lo que
sea que Ryan tuvo fue de lo que esta gente murió?
—No lo sé. —murmuré—. Ellos dijeron que lo que sea que esa
gente tuvo no era una amenaza para la comunidad, y estamos a miles
de kilómetros de ahí, pero…
—Pero ustedes oyeron lo mismo que yo, ¿verdad? —preguntó Zoe,
girándose hacia nosotras—. Eso suena a que le están echando la
culpa a los Luxen de lo que sea que esa gente haya enfermado.

—¡Mamá! —grité al momento que la escuché llegar a casa esa noche,


cerca de media noche, mis pies resonando en las escaleras mientras
me dirigía escalera abajo y dentro del vestíbulo. Había una persona
que yo conocía que estaba familiarizada con los virus y asuntos
biológicos que podrían pasar de una persona a otra. Mamá. Ella era
una fuente de conocimiento desde que trabajó en el área de
Investigación Médica del Ejército de los Estados Unidos y en
Materiales Compuestos en Fort Detrick en Frederick.
No sabía cómo podía seguir trabajando para un gobierno que
había operado y sancionado las acciones de Daedalus, pero de nuevo,
había muchos en el gobierno quienes estaban peleando por los Luxen,
y supongo que era seguro decir que había también muchos como
mamá, Luxen, que estaban ocultos a plena vista. Y después de todo lo
que había experimentado y visto, sabía que no podías hacer ningún
cambio si no estuvieras en medio de todo. Sentarse al margen o
esconderse sólo ayudó a la oposición.
—En la cocina. —Vino la respuesta.
Una vela estaba ardiendo en algún lugar, llenando el espacio con
la esencia de calabaza y caramelo. Me apresuré a través de la sala,
donde todo estaba prolijo y en su lugar, más allá de la mesa del
comedor que tuvo que ser reemplazada después del enfrentamiento
con Micah, y la encontré parada en la isla de la cocina, colocando su
maletín y su bolso.
Su cabello estaba recogido en una cola de caballo, y no había
ningún mechón fuera de lugar. Yo no necesitaba un espejo para saber
que la mía estaba retorcida y parecía una paca de heno en este
momento. Siempre había esta gracia y elegancia innata en mamá, y en
la forma en la que se mueve‘ yo sonaba como un montón de caballos
galopando escaleras abajo.
Ella bajó sus llaves. —¿Debería estar preocupada de que hayas
corrido por las escaleras a una velocidad en la que podrías haberte
roto el cuello?
—No exactamente. —Me subí al taburete—. Tengo una pregunta para
ti.
—Podría tener una respuesta. —Mamá caminó hacia el refrigerador y
agarró una botella de agua, asentándola en un posavasos dorado. Era
nuevo. Ella tenía el hábito de coleccionar posavasos al igual que otras
personas coleccionaban bolsos o zapatos caros.
—Pueden los humanos enfermarse de un Luxen? ¿Atrapar algo así
como un resfriado o influenza?
Mamá se me quedó mirando un momento. —Has visto las
noticias.
—Sí. —Me incliné hacia ella, descansando mis pies sobre las barras
del taburete—. Todo un edificio de departamentos en la ciudad de
Kansas ha sido puesto en cuarentena, y parece que todos están
enfermos o muertos adentro. Los reporteros estaban hablando como si
algún tipo de infección se hubiera pasado de Luxen a humanos,
pero…
—Los Luxen no pueden hacer que los humanos se enfermen, Evie. —
Irguiéndose, puso dos dedos sobre su frente como si estuviera con
dolor de cabeza—. No se conoce ninguna enfermedad de especies
cruzadas. Los Luxen, nosotros, ni siquiera nos enfermamos, no como
los humanos. —Cerró sus ojos brevemente—. Si esa pobre gente está
enferma de algún virus o infección, no es de los Luxen. Si alguien está
diciendo eso, es una opinión sin fundamento que no se basa
remotamente en la ciencia o en ninguna de las extensas
investigaciones que se han realizado.
Eso era lo que las chicas y yo pensábamos. —Entonces, ¿por qué
dirían eso? Sabes cómo la gente cree en lo que escucha o ve. Ellos
leen una estúpida publicación en Facebook sobre arañas asesinas
escondidas debajo de los asientos del baño, y aunque no tenga ningún
sentido, creen en eso y lo comparten cinco millones de veces. Las
personas van a creer esto.
Mamá movió su cabeza mientras bajaba su mano a la superficie
de la isla de granito. —La idea de los Luxen llevando algún tipo de
virus desconocido que pueda infectar a los humanos es mucho más
engañosa que la intoxicación por monóxido de carbono o un virus
como la gripe, que probablemente sea la fuente real de estas
enfermedades. Después de todo, es temporada de gripe.
—Ellos están diciendo que Ryan… el chico del que te hablé… murió
por la influenza. Sé que dijiste que la influenza puede matar, ¿pero es
de verdad tan mortal? ¿Y podría ser el mismo virus que mató a esas
personas en Kansas y en Boulder?
—Creo que es poco probable que sea la misma cepa, pero cada año,
hay casos de H1N1 y otras cepas que son bastante mortales. Además,
como te dije antes, puede ser extremadamente peligroso por aquellos
que tengan su sistema inmune comprometido. Las personas no
informan de este tipo de cosas porque no les va a dar rating que ellos
quieren.
—Lo que esos reporteros estaban diciendo es increíblemente peligroso.
—murmuré, llevando mi mirada a la pequeña ventana sobre el
fregadero—. La gente ya…
—La gente ya nos teme —ella terminó por mí, su voz tan tranquila,
que tuve que mirarla—. Las personas ya asumirán y pensarán lo peor
de nosotros, y es por eso que debo tener cuidado. Es por eso que Luc
debe tener cuidado. —Un escalofrío patinó sobre mi piel cuando mis
ojos se encontraron con el mismo tono de los míos. Sus lentillas eran
de un café cálido—. Y es por eso que tú debes tener cuidado también.
7
Traducido por: Rhys´ Darling
Corregido por: Patty

—Fue la culpa de mi hermano —dijo Emery, pasando su mano sobre


su cabeza, atrapando los mechones negros como un cuervo hasta los
hombros en sus dedos. Su cabello estaba rapado cerca del cráneo, por
un lado, y yo estaba tan cerca de copiar totalmente su peinado—. Amo
a Shia y lo extraño todos los días, pero fue su culpa.
Habían pasado dos semanas desde el viaje a Harpers Ferry y la
situación de cuarentena en Kansas, y afortunadamente, no se habían
presentado más situaciones así.
Las cabezas más frías y lógicas prevalecían. Hasta ahora. Muchos
médicos y científicos humanos estaban en la televisión todas las
noches, al igual que la hermana de Daemon, Dee, que intentaba
disipar los rumores de que se transmitía algún tipo de virus Luxen a
los humanos. Estaban avanzando, afortunadamente, porque no había
habido más casos del misterioso virus.
De alguna manera, los tres nos habíamos ocupado del tema de lo
que le sucedió a la familia de Emery durante y después la invasión,
mientras estábamos en el departamento de Emery, sobre Presagio.
Antes de saber que Emery era un Luxen, me dijeron que su familia
había muerto, pero nunca supe cómo.
—Había un montón de Luxen que vivían aquí que no estaban
contentos con tener que vivir como humanos. Ellos pensaban que
debían tener el control —explicaba Emery mientras se sentaba—. Que
éramos la más avanzada forma de vida, así que, ¿por qué vivir a la
sombra de los humanos? Mi mamá aún vivía en ese entonces, y
también mi otro hermano, Tobias. Ellos eran como yo, no tenían
ningún problema con los humanos. Quiero decir, hubiera sido genial
tener las cosas abiertas como ahora. Pretender ser humano no es
fácil.
—¿Porque tenías que forzarte a ti misma a ir más lento y moverte
como humano? —pregunté, vagamente recordando a Zoe explicando
porqué ella siempre llegaba de última en educación física.
Emery asintió cuando miró hacia Heidi. —Nos toma más energía
ir despacio. Por no decir que, es agotador estar siempre pendiente de
cuán rápido nos movemos o cómo nos comportamos, así que sería
agradable vivir más abiertos al tema, pero no en la manera que ellos
querían. Para Shia y otros como él, nunca fue sobre igualdad de
derechos. Era sobre dominar a los humanos y probar ser los más
fuertes, inteligentes, y mejores en todos los aspectos. Ellos ayudaron a
la invasión Luxen.
Respiré un poco mientras me hundía en los gruesos cojines.
—Shia los ayudó, y cuando la guerra empezó, él estaba en el otro
bando. —Se mordió el labio inferior, mirando el menú de una
panadería en la calle que ofrecía todas las variaciones de cupcakes
humanamente posibles—. Tratamos de sacarlo de ahí. Ya saben, para
hacerle ver que lo que ellos querían no era lo correcto. No era mejor
que lo que los humanos están tratando de hacer ahora. No quiso
escuchar, y sucedió justo después de la guerra… durante la primera
ola de incursiones, donde estaban reuniendo a los Luxen y…
Y matándolos.
Mis recuerdos del tiempo después de la invasión no eran reales…
o al menos, no eran mis recuerdos. O quizás el recuerdo del miedo y la
confusión habían sido míos y ese trauma había atravesado la fiebre,
quedándose implantado. De todas maneras, había sido un tiempo de
terror para los humanos y Luxen por igual.
—Lo habían visto antes, durante la guerra, y no podían distinguir a
Shia y Tobias. No es que importara entonces. Ambos fueron
asesinados, y mi madre intentó intervenir. Fue asesinada junto con
ellos. Sucedió muy rápido. Estaban vivos un momento y muertos al
siguiente. —Su labio inferior tembló mientras sacudía brevemente la
cabeza—. Ni siquiera sé cómo escapé. Ahora me resulta borroso, pero
salí de ahí.
—No tienes que hablar sobre esto —le dije, mi corazón doliendo
mientras Heidi descansaba su mejilla en el hombro de Emery—.
Quiero decir, no quiero que sientas como que tienes que hacerlo.
—No. Está bien. —La sonrisa de Emery fue breve—. Es bueno hablar
de estas cosas a veces. Ya saben.
Asentí. —¿Qué hiciste después?
—Moverme de ciudad en ciudad, tratando de mantener un perfil bajo.
Conocí a otros Luxen en el camino, otros como yo que no estaban
registrados y sólo querían vivir. Terminé en Maryland después de
escuchar sobre este lugar donde Luxen no registrados podían estar a
salvo.
—¿Presagio?
Ella asintió. —No podía creerlo, incluso después de conocer a
Luc. No podía entender cómo él, que en ese momento parecía de
quince o dieciséis años, podía llegar a garantizar la seguridad de
cualquiera, pero él me acogió y me puso en línea.
—¿Ponerte en línea?
Heidi miró a Emery antes de hablar. —Digamos que Emery
estaba en un camino destructivo y no muy comprensible.
—No estaba cuidando de mí misma. No comía bien y… hay drogas ahí
afuera que tienen los mismos efectos en nosotros que en ustedes —
dijo, y eso no lo sabía—. Ketamina. Algunos narcóticos. —Se frotó las
manos—. Heroína. Se necesita el doble de dosis, a veces más de que
un humano puede soportar, para que tenga los mismos efectos, pero
me caí por la madriguera del conejo.
Oh Dios, no sabía qué decir. Lo siento no se sentía suficiente. Lo
único que le podía ofrecer era no juzgarla, y eso fue lo que hice. Luxen
o humano, no todos los que tomaron ese camino lo hicieron porque se
despertaron un día y decidieron arruinar su vida. Algunos terminaron
allí debido a que los médicos humanos recetaron medicamentos para
el dolor. Otros, como Emery, intentaban escapar del trauma, y podía
entender eso.
La empatía era poderosa.
—Cuando conocí a Luc, no tenía idea que era un Origen. Ni siquiera
sabía que existían. No entraba en mi cabeza cómo había pasado diez
minutos conmigo y parecía ya saber mis más profundos secretos.
—¿Estaba leyendo tus pensamientos? —pregunté.
Una rápida sonrisa apareció. —Sí, y él sabía de inmediato que
tenía un problema, y que limpiarme era su única condición para
ayudarme. Y lo hizo, él, Grayson y Kent. No fue fácil. Demonios,
todavía hay días…
—Nunca más. —Heidi ahuecó la mejilla de Emery, guiando la mirada
del Luxen hacia la suya—. ¿Correcto?
—Correcto. —suspiró Emery.
Sentí que invadía un momento íntimo, uno vulnerable, así que
bajé la mirada al menú. Vi la gloriosa lista de cupcakes, pero no
estaba procesando las palabras.
Estaba pensando en lo que Emery acababa de compartir.
Luc no sólo le había dado un hogar a Emery, así como lo hizo con
muchos otros, sino que también la había limpiado. Dios. Esa no fue
una pequeña hazaña para los humanos.
Luc no hacía milagros, pero él era… bueno, sólo era Luc.
—Está bien, ahora realmente necesito algunos cupcakes. —La risa de
Emery fue temblorosa—. ¿Qué vas a pedir, Evie?
—Um… —Miré de vuelta al menú—. ¿Puedo tener todos?
Antes que las chicas puedan responder, hubo un golpe en la
puerta, y Emery gritó—: Pasa.
Me giré, y mi corazón hizo un pequeño salto cuando vi que era
Luc. No lo había visto más temprano, pero supuse que estaba
alrededor. Primero, noté su polera. Era gris con una imagen de un
panda al medio. Decía CUIDADO, LOS PANDAS SON OSOS. Y más
abajo, en letras pequeñas, decía, AUNQUE NO TAN MALOS COMO
LOS OSOS KOALA.
Inmediatamente recordando su mensaje despotricando sobre eso,
sonreí.
La mirada de Luc se centró en mí. No necesitaba mirar a su
alrededor; era como si supiera exactamente dónde estaba sentada
desde el momento en que abrió la puerta.
—Vine a interrumpir la fiesta de chicas. —Caminó hacia donde estaba
sentada—. Porque sé que me extrañaban.
—Sólo estábamos sentadas aquí, hablando lo mucho que te
extrañábamos, y nos preguntábamos en qué estabas —respondió
Emery, sonriendo.
—En realidad, estábamos al borde de las lágrimas por el hecho de que
no nos habias bendecido con tu presencia aún —añadió Heidi—.
¿Verdad, Evie?
—Sí. —respondí secamente.
—Ustedes, chicas, calientan mi alma. —Luc acomodó gentilmente un
mechón de mi cabello, y miré hacia él—. Tengo una sorpresa para ti.
Inmediatamente me volví muy recelosa.
Heidi, por otro lado, aplaudía emocionada, recordándome
vagamente a una foca. —Estoy emocionada por ver qué es.
—Igual. —repitió Emery mientras estiraba una larga pierna sobre la
mesa de café.
Lo cierto, es que yo también lo estaba, porque realmente no tenía
idea de lo que Luc tenía para mí hoy. Diesel, la roca mascota, no fue
su último regalo. No habían habido más viajes a
Harpers Ferry ni a ninguna parte, pero habían muchas sorpresas.
Muchas sorpresas raras.
—Es privada. —La sonrisa de Luc era francamente perversa.
Mis ojos se abrieron.
—Eso lo hace todo más interesante. —dijo Heidi.
—Lo hace, pero… —Tocó el puente de mi nariz y le di un manotazo en
la mano—.
¿Puedo robarte?
Los miré y, después de un momento, asentí. —¿Pueden pedirme
uno de los pastelitos de Butterfinger?
—Quieres decir, como, ¿tres de ellos?‘‘ —Heidi me corrigió.
Me reí mientras me levantaba, dejando caer el menú sobre la
mesa de café. —Sí. Envíame un mensaje de texto cuando estén aquí.
—Lo haremos.
Mientras pasaba alrededor del sofá, Luc se estiró y tomó mi
mano. Calor explotó en mis mejillas, porque sabía malditamente bien
que ambas, Heidi y Emery, estaban viendo, y no quería oír el final de
eso.
Pero no quité mi mano de la suya. Dejé que me guiara fuera del
apartamento de Emery y más allá del pasillo. —¿ A dónde me llevas?
—Es una sorpresa, Melocotón.
—No estoy segura de que me gusten tus sorpresas.
—No te gustan. —él repitió—. Porque tú amas mis sorpresas.
Arqueé una ceja. —Si…no creo que estemos de acuerdo. Amé ir a
Harpers Ferry, ¿pero el resto de ello? No estoy segura sobre eso.
—Qué te hizo decir eso?—La puerta de las escaleras se abrió antes de
que lleguemos.
—Diesel. —Le recordé.
—¿Qué pasa con mi apuesto muchacho?
Subimos las gradas. —Él está bien.
—Sé que lo está, porque él se sienta en tu mesa de noche.
La estúpida roca estaba sentada allí. Fue lo último que vi antes
de caer dormida la noche anterior y la primera cosa que vi al
despertar.
Eché una mira hacia él, y lo encontré sonriéndome. —Bien, ¿qué
hay del pasado domingo? Me pediste que pasara por aquí porque me
tenías una sorpresa, y la sorpresa fue una maratón de todas las
películas de James Bond.
—James Bond es genial.
—Odio esas películas. —remarqué mientras llegábamos a su piso.
Luc acercó su cabeza junto a la mía, tan cerca que sus labios
cepillaban sobre mi mejilla cuando nos detuvimos en frente de su
puerta. —Lo sé.
Cuando habló, sentí su aliento, y un fuerte estremecimiento me
recorrió la espalda.
—Y todavía me gustas a pesar de que James Bond es un clásico y no
tienes buen gusto. —añadió, abriendo la puerta con sólo ondear su
mano.
—¿Cómo es eso una sorpresa?
—No sabías que pasaría, ¿lo sabías? Estoy seguro que esa es la
definición de sorpresa. —Me llevó a su apartamento con poca luz. Las
persianas estaban cerradas, bloqueando la mayor parte del sol de la
tarde.
—Estoy muy segura que una sorpresa debe ser algo que le interesa a
la persona que la recibe. —La puerta se cerró detrás de nosotros.
—No creo que eso sea lo que significa. —Luc me empujó hacia
adelante, y fui, deteniéndome directamente frente a él.
Tuve que inclinar la cabeza hacia atrás para encontrar su mirada
sombría. —¿Qué tal el día anterior a eso? Dijiste que tenías una
sorpresa cuando vine y me diste queso y pan.
—La sorpresa era que ibas a hacer sándwich de queso a la parrilla. —
explicó.
Lo miré en blanco. —¿Qué sobre la mascota Chia8?
Luc se carcajeó, y fue un sonido agradable, bailando sobre mi
piel. —Aún no puedo creer que te las ingeniaste para matar una Chia
Pet en una semana.
—Estaba defectuosa. —murmuré—. Y era una Chia Mr. T, ¿cómo
siquiera pudiste conseguirla?
—Tengo Chia Pet conexiones.
Me quedé mirándolo. —Eso es…especial. Mira, solo estoy
tratando de decir que tienes un historial de sorpresas que no me
gustaron o que no tengo idea de cuál es su propósito.
—Todas mis sorpresas tienen propósito. Ya verás. —Sosteniendo aún
mi mano, me condujo a la plataforma elevada de su habitación. Era
mucho más oscuro en esta parte del dormitorio; sólo pude distinguir
la forma de su cama—. Ésta es una sorpresa especial que no
involucra queso, pan o a James Bond.
—¿O Chia Pets?

8
Chia Pet era una marca de piezas de arcilla con forma de mascotas a las que se les aplicaban,
sobre su cuerpo acanalado, semillas humedecidas de chia, una planta aromática de ciclo
anual.
Otra risa envió un estremecimiento a mi estómago de la manera
más placentera. —No odio las Chia Pets lo suficiente como para
otorgarte otra.
Fruncí el ceño.
—Espero que te guste ésta. —Sus manos fueron a mis hombros, y en
la oscuridad, él me giró. Sus manos permanecieron donde estaban, su
peso siendo reconfortante—. ¿Lista?
—¿Si? —Me esforcé por ver en la oscuridad.
Un momento después, la lámpara del techo se encendió,
aturdiéndome momentáneamente. Mis ojos tardaron un segundo en
enfocarse mientras escaneaba la habitación.
Y entonces lo vi.
Descansaba sobre la cama, una fotografía enmarcada que tenía
aproximadamente dieciséis por veinte. En el momento en que lo vi,
supe lo que era.
Una fotografía tomada desde el cementerio en Harpers Ferry, con
vistas a los exuberantes valles verdes y al río rocoso azul verdoso de
Shenandoah. Y supe en mis huesos y en cada célula de mi ser que
había tomado esa foto. No recordaba haberme acercado, pero mis
dedos se movieron a la foto de todos modos.
Mis labios se separaron al mismo tiempo que sacudía mi cabeza,
y una parte de mí pensó que, si Luc no hubiera tenido sus manos
sobre mis hombros, podría hundirme en el suelo.
—Yo…yo tomé esa foto.
—Lo hiciste. —Su voz cerca de mi oído, tranquila.
—No recuerdo haberla tomado, pero sé que lo hice. —dije—. ¿Cómo
eso tiene sentido?
—Desearía poder responder eso.
El siguiente aliento que tomé se quedó atorado mientras me
apoyé en él, dejando descansar mi espalda y cabeza sobre su pecho.
—¿Lo tuviste todo este tiempo?
Las manos de Luc se deslizaron de mis hombros por mis brazos,
deteniéndose justo antes de mis codos. —La tomaste una de las
últimas veces que fuimos, y amaste demasiado la foto, hablabas de
tenerla impresa y enmarcada, pero…
Cerré mis ojos y tragué duro. —¿Se nos acababa el tiempo?
—Sí… —fue su ronca respuesta. —Se nos acababa el tiempo.
—Pero aquí está.
Luc estuvo callado durante un tiempo. —Después de instalarme
aquí, comencé a revisar algunas cosas que había traído. Encontré tu
vieja cámara; todavía la tengo, si quieres verla. De todos modos,
comencé a mirar las fotos y vi ésta. La imprimí y enmarqué hace unos
tres años.
¿La tuvo por tres años? Mis ojos se abrieron y mis pestañas se
sentían húmedas.
—No la colgué. No sé por qué. La guardé en uno de los cuartos
adicionales aquí. —Levantó un hombro—. Pensé que deberías tenerlo,
ya que es tuyo. Puedes guardarlo aquí o puedes llevarlo a casa…
Dando la vuelta, no me detuve a pensar en lo que estaba
haciendo. Sólo lo hice. Probablemente fue como lo que hice ese día en
Jefferson Rock, cuando fui una chica diferente y él era el mismo chico.
Lancé mis brazos alrededor de su cuello y me estiré sobre las
puntas de mis pies. Sus manos se movieron a mis caderas,
sosteniéndome mientras llevaba mis labios a los suyos.
Y lo besé.
No fue tanto un beso. Un rápido roce a sus labios que de todas
maneras causó un corto circuito en mi sistema. Fue como tocar una
llama, y cuando me alejé y di un paso atrás, mis manos temblando
mientras bajaban por su pecho y luego lejos de él, estaba sorprendida
que mis labios no estuvieran en llamas, aunque sí hormigueaban.
Luc bajó su mirada hacia mí, sus labios separados y el centro de
sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas. Parecía que una pluma
podría derribarlo.
—Gracias. —dije, dando un paso atrás mientras juntaba mis manos—
. Me encanta esta sorpresa.
Por un momento, no hubo ninguna reacción de él. Sus rasgos y
cuerpo estaban impasibles como una estatua, y luego una amplia y
hermosa sonrisa rompió a través de su rostro. Al estar en el extremo
receptor, sentí que necesitaba sentarme y tomarme un momento para
absorberlo.
—En cualquier momento, Melocotón —murmuró—. En cualquier
momento.

Caminando a la clase de historia el viernes por la tarde con Zoe,


sofoqué un bostezo. Una pesadilla me había despertado poco después
de quedarme dormida, y luego Luc me había llamado y terminé
quedándome despierta durante varias horas, viendo una serie
divertida en mi computadora portátil mientras Luc hacía lo mismo
desde su departamento. Me quedé dormida con la risa de Luc en mi
oído, y eso fue tan agradable, no, tan maravilloso, como la foto que me
había dado. La había llevado a casa conmigo y lo había colgado sobre
mi cama, y pensé, o esperaba, que este nivelado.
—¿Crees que tengamos examen hoy? Siento que hemos estado
esperando por uno.
—Dios, espero que no, porque ni siquiera sé deletrear mi nombre
ahora mismo —dijo ella.
Me reí. —Son 3 letras.
—Mira —dijo ella—. No subestimes mi incapacidad para deletrear
ahora.
—Intentaré no… —Mi hombro derecho se movió hacia adelante
cuando alguien se chocó conmigo. Girando, mi boca se abrió—. Whoa,
Coop. Buenas tardes a ti.
El chico alto y rubio pasó junto a nosotros, arrastrando los pies
por el aula. No se disculpó, ni siquiera pareció darse cuenta de que
casi me había derribado. Enderecé la correa de mi bolso, mirándolo.
Parecía un desastre, un desastre caliente. Su camisa a rayas de color
azul marino y dorado estaba tan arrugada que parecía que se la había
puesto en el último minuto, y su cabello peinado sobresalía en todas
las direcciones.
Miré a Zoe. —¿Qué en el mundo?
Ella sacudió su cabeza. —Parece resaca.
—Como si supieras cómo es eso.
—Oh, nunca olvidaré durante el verano cuando decidiste probar cada
botella en el gabinete de licores de tu madre —respondió ella—. Eso es
algo que nunca olvidaré, muchas gracias.
Encogiéndome, casi podía saborear el licor. Fue como si gasolina
bajara por mi garganta y las malas elecciones de vida volvieran a
subir. —Dios, no me lo recuerdes.
—Oye, al menos podemos olvidarlo mientras revisamos al Sr. Barker.
—Eres muy sexy para ese maestro —le dije.
—No hay vergüenza en mi juego —dijo mientras pasábamos por el
podio.
Coop tomó su asiento en el medio, luciendo tan pastoso como una
rosquilla en polvo. Un brillo de sudor fino le salpicó la frente. ¿Tenía
fiebre? Pensando en Ryan y las familias en Kansas City, resistí el
impulso de cubrir toda mi cara con mi camisa. Dudaba que este virus,
si era una gripe, aún persistiera.
—¿Oye, Coop?‘
Levantó la cabeza y su mirada nublada se encontró con la mía. —
Hola.
Dejé que mi bolso se me escapara del brazo.—Amigo, pareces una
mierda. ¿Estás bien?
—Me siento como una mierda. —Se pasó la mano por la mejilla.
—Probablemente debiste quedarte en casa. —Me deslicé en mi
asiento y comencé a buscar en mi bolso.
—Sí —murmuró—.Tengo un examen el próximo período.
Probablemente vaya a la oficina de la enfermera después de eso.
Zoe se dejó caer en la silla detrás de mí. —No parece que vayas a
llegar hasta el próximo período.
—Gracias por el voto de confianza. —Coop acunó su cabeza en sus
brazos. En un par de segundos, parecía que estaba fuera. Dejé caer
mi bolso en el suelo cuando el Sr. Barker entró en clase, y como todos
los días, tenía ese batido de aspecto asqueroso en la mano.
Empecé a mordisquear mi bolígrafo como si fuera algo tan
maravilloso como la foto que Luc me dio; y a caer dormida cuando su
risa se pasó por mi cabeza.
Las cosas se sentían... bueno, se sentían normales.
Todavía tenía algo de hambre, incluso después del almuerzo. Zoe
y yo ya no estábamos caminando sobre cáscaras de huevo, y ella
estaba mirando al maestro como si se estuviera muriendo de hambre,
y todo eso era un viernes normal. Había sido una semana normal, en
realidad.
Los músculos que ni siquiera me di cuenta estaban tensos, ahora
estaban relajados. Necesitaba esto, la normalidad, porque así es como
lidiaría con todo lo que sucedió. Y estaba tratando. Totalmente.
Porque la única otra opción era acurrucarse en una esquina en algún
lugar y balancearse de un lado a otro, y aunque no tenía idea de quién
era realmente, sabía que no era yo.
Al darme cuenta de que el Sr. Barker había comenzado a dar
conferencias, garabateé todo lo que pude de lo que estaba hablando,
ignorando a Zoe mientras repetía casi todo lo que Barker decía en voz
baja… con un acento inglés muy malo.
Tenía mi mejilla aplastada contra mi puño y mi pluma flotando
sobre el papel cuando se abrió la puerta. Un zumbido de bajo nivel
entró en la habitación. El Sr. Barker no dejó de hablar cuando me
asomé y vi que el dron CRA entraba en la clase.
Drones.
Ugh.
La cosa se cernía a unos cinco pies del suelo, sus ejes negros
giraban mientras avanzaba por el primer pasillo, deteniéndose en
cada persona para escanear sus retinas.
No importa cuántas veces los vi en el centro comercial o en clase,
me asustaban muchísimo. Como, ¿qué pasa si fue pirateado y
comenzó a pinchar a la gente en los ojos con una de sus cosas de su
eje en la parte inferior?
Nunca lo había visto pinchar el ojo de alguien, pero eso no
significaba que no fuera un miedo razonable.
Aunque sabía que Zoe tenía sus contactos y nunca la había
golpeado antes, mis palmas todavía se sentían sudorosas mientras
pensaba en cómo todos los días en la escuela se sentaba a través de
esto. Oculta solo por un par de contactos. ¿Y los demás, los Luxen
que no podían ocultar lo que eran? Mi estómago se agrió. Algunos
pensaron que los drones CRA eran necesarios. Una parte de mí
incluso podía entender por qué se sentían así, pero seguía siendo un
abuso atroz de la privacidad. Peor aún era que había un porcentaje de
la población que ni siquiera lo consideraba, ya que no creían que
Luxen mereciera los mismos derechos básicos.
El dron sonó, un sonido que honestamente no creí haber
escuchado nunca. El pequeño avión no tripulado estaba en el tercer
pasillo, esperando al lado del asiento de Coop. Tenía la barbilla
hundida y el sudor había humedecido el cabello en la nuca. No estaba
mirando hacia arriba como se suponía que debía hacerlo.
—Coop —gritó el Sr. Barker, frunciendo su boca.
Coop no respondió.
El centro del dron giró y volvió a sonar. El Sr. Barker frunció el
ceño mientras descansaba su libro de texto en el podio y se paraba
frente a él. —Coop. —Habló más fuerte, más duro—. Será mejor que
no estés dormido.
Coop no estaba dormido. Sus nudillos estaban blanqueados por
lo apretado que estaba agarrando el borde de su escritorio. Su gran
cuerpo temblaba.
Dejé mi pluma y me moví inquieta en mi asiento. La preocupación
me llenó. No conocía a Coop tan bien, pero no quería verlo meterse en
problemas.
—Creo que está enfermo —dijo una chica llamada Kristen. Ella estaba
sentada al lado de Coop pero se estaba alejando de él—. Realmente no
se ve bien en absoluto. ¿Tiene esa gripe que mató a Ryan?
Murmullos de preocupación aumentaron en toda la clase
mientras el Sr. Barker caminaba por el pasillo. —Coop, ¿qué está
pasando?
Coop levantó lentamente la cabeza. Solo podía ver su perfil, y
estaba más pálido de lo que había estado cuando ingresó a la clase. El
dron se fijó en su lugar, alineándose con sus ojos. La luz blanca
pulsaba una y luego dos veces.
La luz se puso roja.
El dron emitió un chillido, una sirena baja que aumentó hasta
que sonó como si un coche de policía estuviera rugiendo por el aula, y
fue todo lo que cualquiera de nosotros podía escuchar. Me congelé en
mi asiento, con los ojos muy abiertos.
¿Qué estaba pasando?
Una pequeña voz en la parte posterior de mi cabeza me dijo que
sabía lo que estaba sucediendo a pesar de que nunca lo había visto
suceder.
—Diablos —escuché a Zoe decir en voz baja.
Una gran sensación de mal presentimiento se apoderó de mí,
enviando un escalofrío helado en espiral por mi columna vertebral.
El avión no tripulado CRA había fichado a Coop, recogiendo
ADN alienígena.
8
Traducido por: Vania Sánchez Schweitzer
Corregido por: Patty

l
a
E rostro pálido e incrédulo del Sr. Barker, mientras comenzó
retroceder, con las sillas rechinando en el suelo.
—Todo el mundo quédese tranquilo —dijo sin sonar tranquilo en
absoluto—. Necesito que todos mantengan la calma y se queden en
sus asientos.
Zoe ya estaba de pie, pero yo estaba quieta como una estatua en mi
silla, mi corazón palpitaba como un tambor.
Esto era imposible. La sirena del dron sonó mientras alguien gritaba
sobre el ruido.
—¡Algo anda mal con eso! ¡Coop es un humano!
Mas gritos de protesta se unieron al primero, pero el dron siguió
sonando. ¿Se equivocaba?, no tenía ni idea, nunca había oído hablar
si eso sucedía, pero tenía que ser eso, Coop era humano. No era un
luxen, un hibrido o un origen.
A menos que fuera como Zoe, escondiendo lo que era.
¿Pero por qué ella hubiese escondido lo que él era, si ese fuese el
caso?
El dron se movió mientras Coop se levantaba, se balanceo dejando
caer la cabeza hacia atrás. El sudor le inundo la cara, viajando por su
cuello en gotas. Un color rosado moto sus mejillas pálidas. Coop abrió
los ojos y el aire salió de sus pulmones, mientras alguien gritaba. La
sangre se filtraba de las esquinas de los ojos de Coop, corriendo por
sus mejillas y llegando a la comisura de su boca. Su pecho estaba
agitado como si no pudiera respirar.
Oh no.
No. No. No.
El señor Barker dejo de retroceder y sus labios se movieron sin
palabras. O tal vez estaba diciendo lo mismo que yo, pero el dron
estaba ahogando el sonido. Coop se rompió, liquido rojo y alquitrán
salía de su cuerpo. Salpicando el suelo y las piernas de la silla.
Jadeando por aire, Salí de mi asiento y di un paso atrás, chocando
contra Zoe. Su mano fría me agarro por la parte superior de mi brazo.
—Coop—susurre con mi corazón latiendo muy rápido—. Oh Dios mío
Coop—Fui hacia el sin pensar. Los dedos de Zoe se apretaron en mi
brazo.
—No lo hagas. Algo no está bien aquí.
Ese fue el eufuismo del año, en ese momento el señor Barker corrió
hacia Coop. Preocupación reemplazaba la confusión. Llego a él
agarrándolo del brazo.
—Que pasa Coop, dime que es esto…
Todo sucedió rápido. Coop levanto el brazo, golpeando el dron con su
antebrazo, el dron voló atraves de la habitación, golpeando el costado
de la cabeza de otro estudiante. El lamento de la sirena se detuvo.
Alguien grito cuando el chico cayo, con la cara haciendo un sonido de
agrietamiento enfermizo cuando se fue al suelo. La sangre se
acumulaba a su alrededor.
Barker estaba volando atraves de la habitación, salte hacia atrás
cuando nuestro maestro se estrelló contra la ventana y luego la
atravesó. Fragmentos de vidrio volaban como misiles, cortando la ropa
y la piel.
Coop lo había arrojado.
Eso no era normal.
Mierda, nada de esto era normal.
Gritos y gritos estridentes perforaron el aire y Coop enfureció,
recogiendo silla y mesas y lanzándolas, se partieron contra la pizarra,
aquellos al lado de la puerta corrieron, pero Zoe y yo y todos los que
estábamos cerca de las ventanas rotas quedamos atrapados.
—Tenemos que salir de aquí —dijo Zoe, mirando toda la habitación.
Coop estaba destrozando el aula.
—¿En serio? —dije gritando mientras una silla pasaba por sobre
nuestras cabezas—. Creo…
—¿Tienes alguna idea? Porque…
Coop le arranco la pata a una silla, destrozándola, rompiendo madera
y metal. Su fuerza era inhumana. Giro y la lanzo. La pata voló hacia
nosotros, hacia Zoe.
No pensé
Girando empuje a Zoe con fuerza. Ella se derrumbó a un lado y yo
seguí de pie. Lo que se sentía como un trozo de hielo golpeo mi mejilla
izquierda un segundo antes de que la pata de la silla se estrellara
atraves de la ventana, directamente donde Zoe había estado de pie.
Así fue como se sentía al principio, un hielo fue atravesado atraves de
mi mejilla y luego me quemo. El vidrio llovió sobre nosotros cayendo
en nuestro cabello.
—Evie—dijo, los ojos de Zoe se ensancharon—. Tu cara.
Agachada a su lado me toque la cara con una mano temblorosa y dije
—: Estoy bien.
—Sabes que no necesitas hacer eso —susurro atraves de los dientes
apretados, mientras agarraba mi muñeca, sacando mi mano. La
sangre me tiño los dedos. Ambas saltamos cuando algo se rompió
cerca de nosotras otra vez.
—Tengo que hacer algo—Zoe todavía se aferraba a mi mano—. Va a
herir a más gente, tengo que…
—No—dije, tirándola del brazo, balanceándome hacia ella—. No
puedes hacer eso, si lo haces… —No necesitaba terminar la frase, si
Zoe intervenía, la expondría a cada persona de la clase, el mundo no
sabía de los orígenes o híbridos. Pensarían que era una luxen no
registrada… desapareciendo.
Zoe apretó los ojos, mientras tomaba un aliento desigual. Algo más se
estrelló contra nosotros y ella abrió los ojos.
—Evie tengo que…
—Todos abajo. —Estallo una voz masculina—. Todo el mundo contra
el suelo ahora, las palmas contra el piso.
Oficiales vestidos como miembros del SWAT se presentaron en la
habitación, vistiendo todo de negro y cascos protegiendo sus rostros.
Llevaban rifles, de la clase larga y aterradora. No se parecía a la fuerza
de respuesta alienígena. Para nada.
Zoe me jalo y quede de rodillas de inmediato, en cuestión de segundos
nuestros vientres estaban en el suelo, nuestras cabezas abajo. Coop
se giró hacia ellos, aun de pie.
—Esta es nuestra última advertencia—volvió a aparecer la voz—.
Detente o te detendremos.
No, no, no. No podían dispararle a Coop, estaba enfermo. No podían.
Sonó como un ruido zapping, una sucesión de electricidad rápida.
Dispararon. Coop se sacudió, mientras los ganchos cavaban
profundamente en su hombro. Esperaba que se cayera, un Taser no
era broma.
Pero no lo hizo.
Coop dio un paso hacia los hombres
Otro teaser disparado, los ganchos le cayeron en el vientre y siguió
adelante, no se desacelero, dejando a un lado la silla incluso cuando
un tercer teaser lo golpeo en la pierna. Todavía estaba de pie, todavía
iba hacia ellos.
¿Cómo era posible?, los teaser y las pistolas de aturdimiento incluso
afectaron a un luxen.
Los compañeros de clase, estaban en el suelo, sus rostros pálidos,
algunos ensangrentados y todos ellos tenían los ojos apretados,
firmemente cerrados, vi las botas de los oficiales en la puerta de la
clase. Vi a Coop.
Tres disparos de teaser y todavía estaba de pie.
—Un paso más y te mataremos —grito uno de los oficiales
—Vamos compañero, no nos hagas hacer esto, detente.
—Por favor—le dije, con voz baja, apretando los dedos de Zoe hasta
que pude sentir los huesos de su mano—. Vamos Coop por favor
detente.
Coop no lo hizo
La sangre se filtraba de su nariz y sus ojos, y esa sangre no se veía
bien, había un tinte negro azulado, Dios mío.
Tiro la cabeza hacia atrás y rugió. El sonido me hizo temblar. Oí a Zoe
maldecir.
Coop grito tan fuerte y profundamente como si estuviera siendo
desgarrado desde el interior. Hubo un sonido de agrietamiento de
huesos rompiéndose.
Uno de los oficiales con rifle largo se acerco a la a la fila de agentes.
Sonó como un fuego artificial, un golpe rápido. Entonces un agujero
del tamaño de un centavo apareció en el centro del muslo derecho de
Coop, su pierna tembló y tropezó. Dos de los oficiales se lanzaron tras
las mesas volcadas, enfrentándose a Coop.
Lucho contra ellos, tirando a uno de ellos y liberándose. Se
necesitaron cuatro oficiales para derribarlo. Cuatro oficiales, tres
impactos de teaser y una bala en la pierna y el todavía estaba gritando
y todo el tiempo oí sus huesos rotos.
Nos mantuvieron en el suelo, boca abajo hasta después de que Coop
fue retirado el aula, se sentía como un éter, el silencio se extendió, a
pesar de que solo habían sido minutos, hasta que una voz
desconocida nos ordeno pararnos y salir de la habitación de manera
ordenada.
Nos escoltaron fuera de la escuela, no nos permitieron ir a nuestros
casilleros ni parar. Me quede cerca de Zoe, y no recordaba el paseo
hasta mi coche o como termine en el asiento del pasajero con Zoe
conduciendo, a pesar que ella tenía su propio coche, pero allí
estábamos. Sin preguntar sabía que Zoe conducía a Foretoken. Eso
tenía sentido porque después de lo que acabábamos de ver, Luc tenía
que saberlo, tal vez incluso sabría algo de aquello, porque yo no tenía
ni idea de lo que había pasado con Coop. Todo lo que sabía era que lo
que le pasaba a él seguro que no era por la gripe.
Sostuve mi bolsa de libros cerca de mi pecho y mire hacia adelante
como un pequeño robot, después de lo que había sucedido, los
edificios que llegan al cielo, el césped cuidado en frente de las casas y
los automóviles que llenaban la carretera se sentían un poco falsos.
¿La mujer de la furgoneta en el semáforo a nuestro lado tendría idea
de que Coop arrojo a un maestro por la ventana?, ¿y luego herido
gravemente a otro estudiante? El conductor del autobús de la ciudad
volando por la intersección sabría que Coop había vomitado sangre y
el señor ¿sabría que hay algo más antes de enloquecer como el
infierno?, ¿Barker estaría bien?, ¿o el tipo al que le había azotado la
cabeza? No lo sabía, desde que pensé que esto saldría en las noticias,
le envié un mensaje a mi mama y le dije que estaba bien, no había
vuelto a saber de ella, pero eso no era raro. Probablemente era ardilla
en un laboratorio de alguna parte.
La normalidad de hoy había sido demasiado breve.
Apretando mi bolso como si fuera una bolsa de estrés gigante,
exhale largo y duro. Dios, le había disparado con un teaser. Le
dispararon varias veces y con una bala real y aún no había caído.
—¿Estás bien? —pregunto Zoe mientras nos acercábamos a la calle
hacia Foretoken.
Asentí con la cabeza. —¿Tu?
—No, en realidad no
—Yo tampoco —admití—, no puedo creer que eso haya pasado.
Zoe no respondió y ninguna de nosotros hablo mientras estacionaba y
cruzábamos la concurrida calle.
Clyde nos recibió en la entrada principal, dándonos la bienvenida con
un gruñido de reconocimiento.
Un señor cara de papa se asomaba en la parte delantera de su
camisa, entre un par de monos de jeans azules. Me cogió del brazo, su
agarre sorprendentemente suave, para una mano tan grande. Lo mire
y me asintió.
—Rostro.
No sabía lo que decía.
Los pircings en sus mejillas y cejas brillaban por las luces del techo,
mientras sacudía la barbilla otra vez, soltando mi brazo.
—Tienes sangre en la cara, chica
Oh, me limpie la mejilla, había un rasguño que había olvidado. —
Es solo un rasguño.
—Si Luc lo ve, podría reaccionar como si fuera una herida de bala —
se quejó y Zoe resoplo en acuerdo.
Clyde se metió la mano al bolsillo trasero y saco un pañuelo rojo y
blanco.
—La ubicación no es excelente.
No tuve oportunidad de protestar. Clyde fue rápido mientras jugaba a
la enfermera, limpiando cuidadosamente el rastro de sangre.
—Gracias —le dije cuando termino
Se quejó de nuevo —Luc probablemente todavía lo vera.
Realmente esperaba que no.
Clyde se alejó desapareciendo en los recesos más oscuros del piso
principal del club.
Me di la vuelta después de Zoe hacia la entrada de empleados.
Siempre me extrañaba ver el club así, vacío, sin gente y las sillas
sobre las mesas.
Acabamos de llegar al piso de Luc cuando la puerta se abrió, y ahí
estaba él, vestido con jeans y una camisa de camuflaje que decía: NO
PUEDES VERME.
Me reí fuerte, con mucha intensidad que me dolió la garganta, porque
a la luz de las cosas, parecía inapropiado.
—Emery acaba de decirme lo que paso. Heidi se lo dijo. —anunció, su
mirada parpadeando de Zoe hacia mí—. ¿Estás bien?
—¿Qué sabes?
—Que un chico se volvió loco en clases y que lanzo a un profesor por
la ventana. —Nos abrió más la puerta para poder entrar.
—Realmente eso solo es una décima parte de la historia.
Zoe pasó por la puerta.
—¿Heidi está en camino?
—Supongo que si —Luc se congelo cuando lo supo.
En menos de un segundo, estaba frente a mí.
Tropezando maldecí. —Dios odio cuando haces eso.
—Estas herida. —dijo levantando la mano y colocando un dedo en mi
mejilla. Solo entonces se giró hacia donde Zoe estaba—. ¿Qué paso?
Maldición, Clyde tenía razón.
—No estoy herida.
—Tienes un corte. Su mandíbula era dura como su barbilla, inclino la
cabeza hacia abajo—. ¿Cómo es que esta herida?
—Estoy totalmente bien. —Unmusculo se flexiono en su mandíbula
—Ella me empujo fuera del camino de una pata de una silla que se
había convertido en un proyectil. —explicó Zoe—. Le dije que no era
necesario.
Alejándome de Luc me acerque a Zoe. —¿Cómo que no era necesario?,
podrías haber acabado con la pata de la silla incrustada en la cabeza.
—Habría salido de su camino antes de que eso sucediera. Hizo una
pausa—. Soy así de rápida.
—Ella no habrá salido lastimada. —Luc me jalo de la manga de mi
camisa y me enfrente a él—. Y aunque fue bastante admirable lo que
hiciste, ella debe cuidar de ti y estoy segura de que Zoe lo aprecia.
Zoe se encogió. —No era necesario Luc
—Sabes lo que pienso, si alguien lanza una pata de una silla a la
cabeza de alguien que me importa y yo puedo intervenir. Voy a
intervenir. No me quedare sin hacer nada.
—Peaches.
—Excepto por ti.—le dije—. Dejaría que te golpeara en la cabeza
porque tienes un cráneo duro.
Un lado de su boca se curvo. —Estoy bien con ello,Peaches.
Entornando los ojos. —Lo que sea Luc.
Colocando su mano en mi espalda se agacho y susurro—: Me llevaría
mil patas de silla si eso significara que te quedaras fuera de peligro.
No tenía ni idea de cómo responder a eso, afortunadamente no tuve
que hacerlo porque Zoe comenzó a contarle a Luc lo que había pasado
y entramos directo en la habitación suya. Un espacio abierto con sofás
gigantes y una tv que era obscenamente grande. Kent se unió a
nosotros. Coca-cola en la mano y su mohawk todo parado. Siguiendo
a Luc me senté en el sofá y Zoe y Kent ocuparon unos asientos clase
puff que nunca había visto antes en la habitación de Luc.
Para cuando Zoe termino de contar lo que sucedió, había bebido casi
toda mi Coca-Cola y Kent la observaba sacudiendo lentamente su
cabeza.
—Eso es imposible. —dijo—. Los drones CRA no atacan humanos.
—Lo sé. —respondió ella—. Pero eso fue lo que sucedió y si él llevaba
contactos y se escondía, lo habría sentido
—Era como si tuviera fiebre o algo así, dijo que se iría a casa después
de hacer el examen. Estaba hablando y luego se descompuso y
comenzó a vomitar esas cosas.
Descanse mi Coca-Cola en mi rodilla mientras miraba a Luc.
—Es posible que haya conocido a un luxen y fue curado por él y
comenzó a mutar.
Kent negó con la cabeza. —La mutación no se ve así, te enfermas
y todo eso pero no te enfureces así, ¿verdad Luc?
Luc que había estado muy callado durante toda la discusión se inclinó
hacia adelante y apoyo las manos en sus rodillas. —Cuando Daedalus
estaba tratando de recrear la mutación, estaban desarrollando sueros
que se administraban en humanos que habían sido mutados. LH-11
fue uno de ellos al igual que el suero Prometeo.
Los músculos de mi cuello se apretaron. Esos eran los sueros que Luc
había hecho que Daemon y Kat consiguieran para mí.
—Los sueros fueron diseñados para acelerar la mutación y mejorarla.
A menudo no funcionaban, lo que provocaba que el sujeto mutase
rápidamente y en algunos casos, enfurecía. —explico Luc—. Así que si
le dieron algo así, entonces podría explicar la fuerza y la rabia.
—Pero, ¿Cómo era eso posible? —pregunte—. Daedalus ya no existe,
así que incluso si de alguna manera un luxen lo hubiese sanado,
¿Cómo se lo habrían dado?
—Tenemos algunas muestras de ellos. —dijo calmado—. Solo en caso
de emergencia. —señalo
Realmente no quería saber que emergencia justificaría el uso de
aquello. Pero era Luc y esto era Foretoken.
—Puedo entender que ustedes tengan sus manos puestas en estos
sueros, pero ¿y los otros luxen?
Luc me miro.—No es imposible, pero si improbable. Si eso es lo que lo
hizo, entonces significa que alguien mástenía lazos con Daedalus.
—¿Qué tan malo sería si ese fuera el caso? —pregunto Kent,
balanceándose para quedar más cómodamente sentado.
—Si fue un luxen quien hizo la mutación y le dio el suero, entonces
realmente apesta para ellos. —explico Luc
—Espera, ¿si se curó no tendría un rastro? —pregunté mirando a Zoe
—. ¿Tú lo habrías visto?
—Los rastros pueden desaparecer durante la mutación. La fiebre lo
quema. —explico—. Pero no vi ni un rastro en él y creo que yo lo
habría notado.
Las cejas de Luc se alzaron. —Entonces no séqué podría causar
la mutación espontanea con ese tipo de resultados.
Lo mire, con atención a lo que Luc no sabía. Porque Luc parecía
saberlo todo.
—Tal vez estamos analizándolo mal, quizás no fuera una mutación lo
que podría haberlo causado. —Zoe me miro.
Nadie respondió.
Pero pensé en la gente del complejo de apartamentos, enfermados por
algún tipo de virus que los reporteros habían dicho que un luxen
había traspasado a un humano. Mama me había dicho que era
imposible, pero ¿y si se equivocaba? La gente de Kansas City se
enfermó y murió como Ryan hace unas semanas. Ryan podría haber
tenido la gripe, pero ¿y si había algo como la gripe que los humanos
estaban absorbiendo de los luxen?
9
Traducido por: Vania Sánchez Schweitzer
Corregido por: Patty

N adie sabía lo que le había sucedido a Coop en los siguientes


días de escuela después de que arrojara sangre de brackish
por toda la clase antes de ser disparado por tres Tasers y
una bala, pero las noticas locales y nacionales habían recogido la
historia y las especulaciones eran salvajes, desde la creencia que
había atrapado este misterioso virus luxen a la posibilidad que estaba
consumiendo alguna droga llamada ET, que aparentemente
involucraba dispararse uno mismo con sangre alienígena. Yo estaba
casi 100% segura que no era ni lo uno ni lo otro, ya que ni yo ni nadie
que conociera, ni siquiera Luc, había oído hablar de alguien que
hiciera eso.
En las noticias todas las noches había gente al azar, de mediana
edad con un poco de historial médico hablando sobre los riesgos de
este nuevo altísimo producto traído de los suburbios seguros de
américa. Afirmaban que cuando mezclabas la sangre luxen con
opioides, se convertía en un poderoso estimulante que podía causar
hemorragias internas masivas y la muerte.
Todo parecía algún tipo de informe ficticio sensacionalista, pero la
gente lo creía.
Nos enteramos de que el sr. Barker estaría bien, como al que le
pegaron en la cabeza, ninguno volvió a la semana siguiente y era
dudoso si el Sr. Barker volvería.
Coop probablemente no estaba bien.
De todos los medios de comunicación que cubrían lo que paso en
nuestra escuela, fuera de la especulación y los rumores, nadie sabía lo
que le hacían a Coop y no daban tampoco respuesta. Ni siquiera
cuando sus padres aparecieron en tv poco después del incidente,
exigiendo que se les permitiera ver a su hijo, y eso no era lo único
raro.
Había algo muy malo con aquello
—Deberías venir. —Zoe le estaba diciendo a James, mientras
caminábamos por la colina al estacionamiento después de la escuela.
Sacándome de mis pensamientos.
—Todos se van a disfrazar, es una fiesta de Halloween. Vamos será
divertido y todos necesitamos un poco de diversión en este momento.
—No hay manera en el infierno de que vaya a ir a Foretoken. —
respondió James—. Podríamos estar en medio de un apocalipsis
zombie y si fuera el único lugar seguro, aun así no iría ahí.
Resople, mientras sacaba la cámara de mi bolso, después revise
lalente.
—Eso parece un poco excesivo, ¿no crees? —preguntó Zoe—. ¿Y si la
cura estuviera allí?
—No, no, sacaría el brazo por una ventana y dejaría que me mordiera
el zombi antes de pisar ese lugar.
—¡No más luxen, No más miedo!
Parando, gire la cabeza y mire fijamente la entrada del
estacionamiento.
—Tienes que estar bromeando—murmuró James a mi espalda
mientras veíamos bien lo que estaba pasando—. ¿Alguna vez se
cansaran de esto?
—Creo que la respuesta es no. —murmure—. Y realmente me estoy
cansando de oír ese canto, como muy cansada.
Un grupo de estudiantes estaban sentados en el medio del
estacionamiento bloqueando al menos un par de docenas de
automóviles en la salida.
La líder del canto estaba en el medio, su cuerpo delgado, vibraba
con hostilidad.
¡Ugh!
No había hablado con April desde esa mañana en la escuela.
Obviamente la conversación no había ido a ninguna parte. Peor aún,
su grupo de protesta se había duplicado en tamaño desde todo lo que
había pasado con Coop.
Ella estaba sosteniendo un estúpido letrero color rosa, con una
cara de alienígena en forma ovalada cortada mientras gritaba—: ¡No
más luxen, no más miedo!
Sus secuaces cantaban con ella, sosteniendo sus propios carteles
estúpidos, reconocí a mi ex entre ellos, y eso fue doblemente
vergonzoso para mí.
—Ya no viviremos con miedo —grito April, empujando la señal idiota,
sobre ella—. No seremos asesinados, no en nuestros hogares y en
nuestra escuela, no nos enfermaremos, no lo haremos.
—Cállate. —grite ganando unas risas de la galería de intrusos, pero
muchas más miradas de desprecio.
April se giró hacia nosotros y sus labios rojos brillantes se
adelgazaron. —¡No seremos silenciados!
Entorne los ojos. —No puedo creer que yo era amiga de ella.
—He pensado eso unas cien veces. —dijo James cambiando su bolso
de libros al otro hombro—. No tengo idea de porque ustedes eran
amigas de ella, nunca fue agradable.
—No estoy segura. —Mire a Zoe, que estaba mirando al grupo con
cara impresionada. James ni siquiera sabía la mitad, nunca
entendería como Zoe logro hablar con April todos estos años, siendo lo
que era. Pero una de mis muchas fantasías involucraban golpear su
coleta rubia, mientras se daba cuenta que una de sus amigas durante
años era en parte alienígena y ella no tenía idea. Eso nunca sucedería,
pero aun así imaginarlo trajo una sonrisa a mi cara.
—Gracias a Dios nosotros siempre llegamos tarde y estamos
estacionados en la parte de atrás, podemos ignorarlos.
—Si pero ellos no tienen tanta suerte. —James sacudió su barbilla en
la dirección del pequeño grupo de pie a la derecha de April, y su
tripulación.
Mis hombros se apretaron cuando reconocí a Connor y al joven
luxen Daniel, habían otros dos con ellos y sus coches estaban
rodeados por el circulo.
—Ni siquiera los vi allí. —Zoe cruzo los brazos sobre su suéter lila,
mientras miraba por encima de su hombro.
—¿Dónde están los profesores?, ¿ellos no ven nada de lo que está
pasando? —Teniendo en cuanta la enorme audiencia que el grupo
estaba llamando, los profesores tenían que saber que algo estaba
ocurriendo aquí. La irritación se arremolino en mí. Había intentado
hablar con April una vez sobre su mierda anti-luxen, pero había sido
tan exitoso como hablar con una pared de ladrillos.
Lo peor fue que Connor y el otro luxen no podían hacer nada con
los inhibidores en sus muñecas, eran prácticamente humanos, pero si
se defendían por si mismos serian catalogados como agresores.
Contra… cualquier mierda que April estuviera gritando.
—¡Oye April! —Levante mi cámara y tome una foto de ella—. ¿Cómo
hago una imagen para conmemorar tu intolerancia?
April dejó caer el cartel rosa, miro directamente hacia mí, sus
ojos eran azul pálido.
—Lo juro por Dios Evie, si tomas una estúpida foto, romperé tu
cámara. —Ella me alcanzo, pero yo me moví hacia atrás,
manteniéndome fuera de su alcance—. Lo digo en serio.
—Yo también —le dispare manteniendo un buen agarre de mi cámara,
probablemente sería un buen momento para mencionar que ya había
sacado una foto—. ¿Qué?, ¿te preocupa tener pruebas reales de lo
estúpida que eres?
Zoe resoplo—: Dudo que le importe
—Nadie les pregunto. —April levanto la mano colocando su palma a
centímetros de la cara de Zoe.
Las cejas de Zoe se levantaron, pero April no se asustó.
—No deberías tomar las fotos de alguien sin su permiso.
—¿Lo dices enserio?—exigí—. Estas bloqueando la mitad del
estacionamiento.
—¿Qué?, es nuestro derecho dado por Dios, libertad de expresión y
solo estamos protestando. —Levanto un dedo en la dirección de
Connor—. Ellos enfermaron a Coop.
—¡Y a Ryan! —grito otra chica del grupo de April—. Lo mataron.
—No enfermaron a nadie. —espeto Zoe.
—Obviamente no sabes de lo que estás hablando. —April se giró.
—Pensé que necesitabas un permiso para esto. —Intervino James
—Es el estacionamiento de la escuela. —respondió April—. No
necesitamos un permiso, y de nuevo, es nuestro derecho.
—¿Qué hay de sus derechos? —exigí
—¿Sus derechos? —sonrió April—. Este no es su planeta
—Sus derechos a poder venir a la escuela y poder irse sin tener que
lidiar con todos ustedes, y si, la última vez que lo comprobé, si tenían
derechos.
Ella rodo los ojos. —No se lo merecen
-—Oh Dios mío. —Impresionada por lo que dijo, quería poner tanta
distancia entre nosotros como fuera posible—. Eres terrible April, solo
ve a protestar a algún lugar donde los seres humanos decentes y los
luxen, no tendremos que escucharte o verte, o mejor aún deja de ser
un ser humano asqueroso.
La aparte y casi golpee a Brandon.
—Evie —me miró fijamente, con el letrero colgando de la yema de sus
dedos—. ¿Estas realmente bien, con ellos estando aquí?
—Ella lo está. —April cruzo los brazos—. Es una traidora a su especie
Rodé los ojos. —Si estoy totalmente de acuerdo con ellos estando
aquí, y no tenías ningún problema con ellos antes, ¿Qué ha
cambiado?
Brandon miro al luxen, el grupo de manifestantes seguía
enfrente de sus coches.
—Me entusiasme, eso es lo que cambio. —Sus ojos azules, ojos que
solía encontrar hermosos, me miraron fijamente—. Mataron a tu
padre.
—Cállate. —Lo silencie, empujándolo mientras April y Zoe
comenzaban a discutir entre sí—. Ustedes no tienen idea de lo que
están hablando en absoluto. —Brandon me cogió del brazo y me
detuvo.
—¿Qué quieres decir con que no tengo idea? Tu padre murió luchando
contra ellos. De todas las personas, debieras ser la última en
apoyarlos.
—Mi padre era un ser humano de mierda. —Mi mirada cayo donde
sus dedos se aferraban a mi brazo, el mismo brazo que Micah había
roto en este estacionamiento, la confusión se dibujó en su cara.
—¿Que? tu padre fue un héroe Evie.
Dios quería realmente vomitar, él no tenía idea.
—Déjame ir. —Fruncí el ceño.
—¿Por qué?, ¿para que puedas correr hacia ellos y asegurarte de que
están bien? —Forzó su mano—. Me entere que acompañaste
escoltando a esa pequeña mierda de luxen a clases.
—Suéltame para que no rompa mi cámara en tu estúpida cara. —Le
dije, tirando de mí brazo. Su agarre se apretó más, y una ráfaga de
dolor agudo estallo en mi brazo—. Me enfadare mucho por romper mi
cámara, pero si no me sueltas enserio valdrá la pena hacerlo.
—De verdad?—Sus ojos se dilataron en la impresión—. ¿Me harías
daño, en vez de hacérselos a ellos?
—Preferiría no lastimar a nadie, pero si me sigues agarrando con
mucho gusto te lastimaría por ellos. —Mire al grupo de manifestantes.
Estaban de pie, mirándose de otro modo—. ¿Quieres saber porque?,
tu eres el que me agarra, no ellos.
—Amigo suéltala. —James estaba de pronto a mi lado, aunque incluso
si era un osito no confortativo era más grande y amplio que Brandon
por mucho. James me arrebato la cámara de las manos—. Realmente
no quiero que rompas esto en su cara, te encanta tu cámara Evie.
Eso era cierto. Brandon quedo mirando al osado James y luego
me soltó, mi brazo dolía.
—No los entiendo chicos, mataron a Collen a Amanda, mataron a
Andy, y ¿actúan como si no fueran un problema? ¿Qué pasa con
ustedes?
—No, ellos no lo hicieron, no tuvieron nada que ver con sus muertes.
—¿Cómo lo sabes? —disparo
Desee poder decirle exactamente como lo sabía, pero no pude, yo
conocía a Brandon desde que empecé a ir a esta escuela, casi cuatro
años. No habíamos salido todo ese tiempo, solo unos tres meses, pero
habíamos sido amigos antes y después. Brandon parecía un buen
tipo, inteligente y amable, pero ahora parecía un completo extraño
para mí.
—¿Qué te paso? tu nunca fuiste así
—¿Qué me paso? —desafío—. Me desperté Evie y lo vi, lo que
realmente está sucediendo, lo que nos están haciendo, estaba tan
dormido que ni siquiera era gracioso.
—¿Qué crees que está pasando?
—Están tomando nuestros derechos Evie, nos están quitando nuestro
trabajo y la ayudad el gobierno. —argumentó—. Están enfermando a
la gente, son asesinos.
Podían ser asesinos, lo había visto con mis propios ojos, y aunque
había una parte de mí que empezaba a preguntarse si había algo en
todo esto del virus luxen, Brandon estaba tan equivocado.
—También lo son los humanos. —Le dije—. Matamos tanto como
los luxen, más si miras nuestra historia y miras todas la
enfermedades que nos pasamos unos a otros, principalmente la
estupidez, no están disparando escuelas o teatros, no están matando
desarmados adolescentes y escondiéndose detrás de una placa, no
están gaseando a gente inocente ni haciendo estallar edificios, ellos no
son...
—Humanos. —me corto—. Ellos no son humanos Evie, están matando
gente, familias enteras, mira las noticias.
Disgustada sacudí la cabeza. —Son más humanos que tú en este
momento.
—Dios mío. —gritó April. Girándome, en la esquina de mi ojo vi que
los luxen estaban en sus coches, y los manifestantes habían
comenzado a disiparse, siendo capaces de salir del estacionamiento—.
Mira, se escapan, maldita sea
Brandon golpeo algo, con las mejillas enrojecidas, cuando el carro
del luxen salió del estacionamiento. Su cabeza se giró hacia mí, y le
sonreí brillantemente.
—Ustedes ni siquiera pueden protestar eficientemente.
Zoe tocó con sus dedos la cara de April, haciéndola estremecerse.
—Un poco patético.
—Demonios —grito Brandon
—Para que lo sepas tengo mucha vergüenza ajena en este momento.
—Le dije a Brandon—. Por ustedes —Me detuve—. Y por mí, por haber
salido contigo.
Su cara se puso rojo brillante.
—Hiciste más que salir conmigo, estúpida.
—Usa palabras bonitas Brandon, o te arrepentirás. —le sonrió James.
La mandíbula de Brandon se flexiono mientras cerraba la boca,
mirándome.
—Lo que sea. —dijo
Levante mi mano y extendí el dedo medio.
Ignorándolo murmuro algo bajo que sonaba como un amante
luxen.
—Está bien. —April se apresuró a Brandon y coloco el brazo alrededor
de él—. No serán un problema por mucho tiempo.
—Sigue soñando. —le dijo Zoe cuando ellos comenzaban a irse—. Tu
esmalte de uñas esta picado. —agregó Zoe, sonriendo, hasta que sus
ojos se centraron en mi dirección—. Dios quiero golpearla.
—Tu y yo, ambas —empecé a caminar hacia mi auto.
—Sí, estoy de acuerdo. ¿Eso me convierte en una mala persona? —
pregunto James
—No. —dijimos Zoe y yo al mismo tiempo, caminando hacia adelante.
Zoe miro por encima de su hombro hasta donde April y Brandon
habían desaparecido, negó con la cabeza.
—Sin embargo estoy preocupada.
Me detuve frente a mi auto, mientras James me devolvía la
cámara
—¿Sobre qué?
Zoe exhalo fuertemente cuando su mirada se fijó en nosotros.
—Me preocupa, porque finalmente harán algo estúpido y realmente
peligroso.
10
Traducido por: Irupé

Corregido por: Patty

e
me M desperté con un sudor frío, jadeando por aire mientras
rascaba la garganta, buscando los dedos que aún podía
sentir clavándose en mi piel.
No es real. No es real. No es real.
Conteniendo respiraciones profundas y estremecedoras, aparté mis
manos del cuello. Nadie estaba aquí ahogándome. Fue una pesadilla.
Sabía eso, pero aún empujé la manta por mis piernas y me puse de
rodillas, con el corazón retumbando contra mis costillas mientras
revisaba la habitación.
La luz de la luna se filtraba bajo las cortinas y viajaba por el suelo y al
pie de la cama. Escaneé las estanterías familiares y los montones de
ropa. La televisión colocada en el tocador, estaba encendida pero a
bajo volumen porque había estado teniendo dificultades para conciliar
el sueño sin la luz, pasaba de una escena de crimen salpicada de
sangre a la siguiente.
Archivos forenses.
Realmente necesitaba dejar de dormirme con esa programación,
aunque encontraba que el tipo que narraba el programa tenía una voz
extrañamente relajante.
La puerta de mi habitación todavía estaba cerrada, al igual que la
ventana de la habitación, ambas cerradas aunque sabía que había
muchas criaturas que las cerraduras no podían mantener lejos.
Pero fue solo una pesadilla.
Lo sabía, pero todavía encendí la lámpara que estaba encima de la
mesita de noche. Vi a Diesel la roca sonriéndome.
Deslizándome de la cama, me lancé al baño, apretando el interruptor
en la pared. Una luz brillante se vertió en el espacio estrecho mientras
levantaba mi camisa con manos temblorosas.
Mi estómago estaba libre de rasguños o moretones, tal como lo decía
la parte racional y lógica de mi cerebro. Estaba bien, estaría bien,
Micah estaba muerto y yo estaba...
No sabía quién era.
Las náuseas se retorcieron bruscamente en mi estómago, poniéndome
de rodillas con un gruñido áspero. Agarrando la fría base de porcelana
del inodoro, perdí todo lo que había comido la noche anterior. Las
lágrimas brotaron de las esquinas de mis ojos mientras mi garganta y
mi pecho ardían con la fuerza de los temblores que sacudían mi
cuerpo. La enfermedad de las arcadas comenzó de forma rápida y
poderosa, terminando en dolorosos y secos tirones hasta que todos los
músculos se soltaron y mi cuerpo cedió.
Me encontré tendida de lado en el frío azulejo del piso del baño,
acurrucada fuertemente, temblando mientras cerraba los ojos. Apreté
los labios y conté cada respiración que inhalaba por la nariz. No tenía
idea de cuánto tiempo pasó. ¿Cinco minutos? ¿Diez? ¿Muchos más?
Lentamente, desplegué mis piernas y me moví sobre mi espalda,
abriendo mis ojos para mirar fijamente al techo.
Había escuchado su voz en la pesadilla. Micah. Había estado
despotricando sobre Luc y advirtiéndonos que todo ya había
terminado, tal como lo había hecho en el bosque.
Ni Luc ni yo teníamos idea de lo que estaba hablando, pero esas
palabras eran como fantasmas que permanecían en los recovecos de
mi mente. ¿Realmente había estado tratando de decirnos algo, o eran
solo las palabras de alguien que quería causar tanto dolor y terror
como fuera posible antes de morir?
Quería odiar a Micah, y lo hacía, pero también sentí... Dios, también
sentí lástima por él, y no me gustó la sensación cargada y fea que dejó
la pena. Me salpico la piel como una mancha de aceite. Lo odiaba por
eso y por lo que había obligado a Luc a hacer: matarlo. Sabía que eso
atormentaba a Luc, porque se había sentido responsable de Micah, de
todos esos Orígenes. Despreciaba a Micah por cómo me había
lastimado y aterrorizado.
Micah había sido un asesino, pero también había sido una víctima.
Creado en un laboratorio, fue criado de un Luxen y un híbrido para
ser el humano perfecto, el soldado perfecto. Dado que Dios sabe qué
tipo de drogas, Micah podría haber parecido tener mi edad, pero solo
tenía diez años. Pudo haber sido extremadamente inteligente y
extraordinariamente manipulador, pero también era solo un niño que
necesitaba sentirse querido y se había sentido abandonado y
traicionado por Luc.
Lo odiaba, pero aún lo compadecía. Me sentí mal por todos esos niños
que Luc tenía que... cuidar porque se habían vuelto malos.
Pero Micah definitivamente estaba muerto, y yo estaba acostada en el
piso del baño en medio de la noche.
Gimiendo, me senté y lentamente me puse de pie. Arrastrándome
hacia el tocador, abrí el agua y luego me incliné, recogí el agua helada
y me la eché en la cara. Contuve un jadeo agudo, pero lo hice de
nuevo, dejando que empapara mi piel y la mayor parte de mi cabello.
Alcancé el enjuague bucal, agitándolo hasta que desapareció el sabor
de la bilis. Luego levanté mis ojos hacia el espejo manchado de agua y
miré a la chica que me devolvió la mirada.
Reconocí la cara en forma de corazón y el cabello húmedo y rubio
pegado a las mejillas enrojecidas de un rosado pálido. Los grandes
ojos marrones eran míos, al igual que los labios separados y la
barbilla ligeramente puntiaguda que realmente no coincidían con el
resto de mi cara.
Esaera yo.
—Mi nombre es Evie —Me aclaré la garganta mientras ponía mis
manos sobre el tocador, estabilizándome—. Mi nombre es... ¿Nadia
Holliday? —Negué con la cabeza—. No. No soy ella. Soy Evie Dasher.
Yo tampoco era ella, ¿verdad?
Pero yo era Peaches...
Me pasé las manos por la cara mientras me alejaba del fregadero. Y
recordaba algo de Nadia. El beso. Nuestro primer beso. Puede que no
tenga ningún otro recuerdo de mi tiempo como Nadia, pero sabía en
mis huesos que también había sido mi primer beso.
Un sonido de mi teléfono me sobresaltó. Me aparté del espejo y apagué
la luz, corriendo a mi cama. Encontré el teléfono medio enterrado
debajo de una almohada y lo levanté, mi estómago se retorció y se
hundió cuando vi el nombre de Luc en la pantalla.
No puedo Dormir. ¿Tu?
Me senté en la cama. Una extraña mezcla de agitación anticipada y
trepidante reemplazó las náuseas agitadas, y no estaba segura de si
eso era mejor o peor.
Desde el día en Harpers Ferry, las cosas habían cambiado entre
nosotros. Lo que comenzaba a sentir por él, o lo que siempre había
sentido por él, estaba por todas partes. ¿Cómo podría desenredar esos
sentimientos de un pasado que no podía recordar y de un presente
que me dejó completamente confundida?
Tampoco puedo dormir,respondí el mensaje de texto.
Pasó un momento y luego: Déjame entrar.
¿Déjame entrar? ¡Mierda! Tiré de la cama, me di la vuelta y miré la
ventana de mi habitación. Estaba él…
Hubo un suave golpe.
Estaba realmente fuera de mi ventana.
Me apresuré antes de que uno de nuestros vecinos lo notara
encaramado en mi ventana como un pterodáctilo caliente.
—¿Evie? —vino la voz apagada—. ¿Diesel está durmiendo?
Una sonrisa tiró de mis labios. Probablemente no debería dejarlo
entrar, pero quería una distracción después de esa pesadilla.
Eso es lo que me dije a mí misma cuando aparté las cortinas y empujé
la ventana hacia arriba. Que dejarlo entrar no tenía nada que ver con
esa distracción siendo Luc. El aire fresco de la noche entró.
—Mi mamá está en casa.
—Lo sé —La luz de la luna cortó sobre su rostro llamativo.
—No deberías estar aquí.
Luc sonrió mientras me ofrecía una lata de refresco.
—Lo sé.
—¿Simplemente no te importa?
—¿Sobre qué te atrapen? No.
Lanzándole una mirada oscura, le quité la lata de la mano y luego
retrocedí.
—Si ella te atrapa, realmente no te vas a ganar ningún punto brownie.
—Ella no me atrapará.
Como un gato grande, entró por la ventana y aterrizó ágilmente,
silenciosamente sobre sus pies. Se enderezó a toda su altura. No era
exactamente baja, pero Luc aún se alzaba sobre mí. Se volvió y cerró
la ventana.
Con la lata de refresco en la mano, traté desesperadamente de
ignorar el aleteo profundo en mi pecho mientras revisaba la puerta del
dormitorio, asegurándome de que estuviera cerrada. Luego,
respirando hondo, lo enfrenté.
Llevaba una camiseta blanca lisa y un par de pantalones de franela
gris y burdeos. Su cabello era un desastre, las olas se alzaban en
todas direcciones, y se veía absolutamente adorable, que era una
palabra que nunca pensé que usaría para describir a Luc.
Pero había algo infantilmente encantador en él mientras estaba allí,
con los ojos llenos de telarañas de sueño. En ese momento, cuando
parecía que acababa de salir de la cama, casi podía olvidar lo que era.
—¿Has venido hasta aquí en pijama? —Mi mirada bajó—. ¿Y descalzo?
—Mis pies ni siquiera tocaron el suelo —Me dio una sonrisa descarada
mientras su mirada se desplazaba sobre mí en una lectura rápida—.
Me gusta la camisa.
Mirándome, fruncí el ceño. La camisa que llevaba era al menos tres
tallas más grande. Era una carpa sin forma, y mientras no comenzara
a hacer saltos, no había forma de que él supiera que no llevaba
sujetador. Una gran cantidad de pierna estaba en exhibición ya que la
camisa solo llegaba a la mitad de mis muslos.
Pero Luc había visto mucho más que mis piernas.
—¿Qué te gusta de eso? —pregunté.
Un lado de su boca se acurrucó.
—Hay una lista inconmensurable de cosas que me gustan de esta
camisa, pero la REINA DE LAS NAPS escrita en la parte delantera está
entre las tres primeras.
—Oh —Miré hacia abajo otra vez. Sí. Mi camisa decía eso.
Aparentemente, había olvidado cómo leer. Me preguntaba cuáles
serían las otras dos cosas, pero no tuve el coraje de preguntar.
Su mirada pasó de mí al espacio sobre mi cama. Apareció una lenta
sonrisa y supe que estaba mirando la fotografía enmarcada de la foto
que me había dado. Había decidido llevarla a casa esa noche, y
después de clavar varios agujeros en la pared sobre mi cama,
finalmente lo había nivelado.
Al menos, pensé que sí.
—Archivos forenses—dijo después de un momento, inclinando la
cabeza hacia la televisión mientras yo agarraba el borde de la camisa,
tirando de ella lo más lejos posible—. Creo que eres la única persona
que puede quedarse dormida con eso.
Mientras estaba de espaldas a mí, casi me lancé hacia la cama,
todavía agarrada del borde de mi camisa mientras me zambullía
debajo de las sábanas.
—Probablemente por eso tengo pesadillas.
Luc se volvió hacia mí y, aunque no podía ver sus ojos, podía sentir su
mirada mientras tiraba de la suave manta hasta mi cintura. Dio un
paso y luego se detuvo.
—No es por eso que tienes pesadillas.
Soltando la manta, lo miré con el pecho apretado.
—¿Por qué dices eso?
Levantó mi laptop de donde descansaba y se sentó a los pies de la
cama.
—Has pasado por muchas cosas, Peaches. Me has visto matar a
Luxens y te has encontrado con cadáveres. Micah te hirió y aprendiste
que toda tu vida fue una mentira. Seguro que tienes algunas
pesadillas.
—¿Tú las tienes?
—Casi todas las noches.
Un tipo diferente de presión se apoderó de mi pecho.
—¿Qué tipo de pesadillas tienes?
Estuvo callado por un largo momento.
—Cosas que ya han sucedido —dijo y luego siguió adelante
rápidamente—. ¿Qué te despertó?
—Micah —dije, diciendo la verdad en lugar de mentir o evitar su
pregunta como lo haría normalmente.
—Micah está muerto. Tú lo sabes —Su cabeza se volvió en mi
dirección y en las sombras de la habitación nuestros ojos se
encontraron—. Probablemente por eso tienes pesadillas.
—Sé que está muerto, es solo que...
—Has pasado por mucho —repitió—. Desearía que Micah estuviera
vivo para poder matarlo de nuevo.
—No digas eso. Sé que no querías matarlo, y sé que matarlo te
molestó.
Luc inclinó la cabeza hacia un lado.
—¿Por qué piensas eso?
—Porque recuerdo lo que me dijiste sobre los otros Orígenes, y pude
ver que lo que tenías que hacer es algo que se quedó contigo.
—Lo fue, pero Micah fue diferente.
—¿Cómo?
—Porque Micah hizo algo que ninguno de los otros hizo —Se levantó
con la computadora portátil en la mano y caminó hacia la cabecera de
la cama. Se sentó a mi lado, al otro lado, en su lado. No es que él
tuviera un lado, pero sí que lo hizo—. Te lastimó. No me arrepiento de
nada de lo que le hice.
Respiré profundamente.
—No quieres decir eso.
—Lo hago. No hay ni una pizca de arrepentimiento en mí. Se lo
merecía, merecía algo peor. Te lastimó, Evie.
—También mató a otras personas, pero...
—No me importa eso.
Mi boca se abrió cuando un mechón de cabello cayó sobre mi mejilla.
—Cuando te rompió el brazo, ya tenía en su ataúd —Se apoyó contra
la cabecera y estiró sus largas piernas—. ¿Él atacándote de nuevo y
lastimándote como lo hizo? terminó de poner los clavos finales.
Mi mirada se alzó hacia la suya, respiré hondo y dije la verdad.
—No sé qué decir a eso.
Me miró un momento más y luego asintió.
—No necesitas decir nada.
Me estiré para apartarme el pelo de la cara, sin saber si le creía o no.
Luc giró bruscamente hacia mí, sus largos y cálidos dedos rodearon
mi muñeca.
—¿Qué le pasó a tu brazo? —El contacto de sus dedos envió una
sacudida agradable por mi brazo. Seguí su mirada mientras él
levantaba mi brazo, examinándolo. Al principio, no sabía de qué
estaba hablando, pero luego vi las manchas azules que estropeaban el
interior de mi antebrazo.
—Estas son huellas digitales —Su boca se tensó—. ¿Quién hizo esto?
Sacudí mi cabeza.
—Hubo algunos idiotas que protestaban contra los Luxen en la
escuela hoy, y las cosas se calentaron.
Su cabeza ladeó a un lado.
—¿Quién hizo esto, Evie?
Mi mirada se dirigió a la suya. La violencia apenas desatada se agitó
en sus ojos, igualando su tono. No había forma de que le contara lo
que sucedió, y de inmediato comencé a pensar en cachorros con colas
esponjosas que meneaban y gatitos persiguiendo pelotas.
Los ojos de Luc se entrecerraron.
—No es nada —le dije.
—Como el infierno que no es nada —finalmente miró hacia otro lado
mientras bajaba mi brazo hacia su muslo—. Nadie debería tocarte de
una manera que deje un moretón atrás.
Tenía que estar de acuerdo con esa última parte…
—Estoy seguro de que los Luxen aprecian que los hayas defendido,
pero debes tener cuidado.
—Lo hago.
Él cruzó la mano sobre los moretones.
—Esto me dice que no eres lo suficientemente cuidadosa —Su palma
comenzó a calentarse—. Hay personas por ahí que están tan
controladas por su odio y su miedo que no pensarán dos veces antes
de dañar a alguien en nombre de lo que crean. Incluso personas que
creías conocer.
El calor rodó por mi brazo y me lavó el codo.
—¿Me estás curando? —Cuando él no dijo nada, mis ojos se abrieron
—. Luc, no deberías hacer eso. Es solo un hematoma — mantuve mi
voz baja mientras tiraba de mi brazo—. ¿Y si…?
—Nada va a suceder después de una rápida curación —Su otra mano
se había doblado sobre la mía, y su pulgar se deslizó hacia adelante y
hacia atrás a lo largo del centro de mi palma—. No vas a mutar.
—¿Cómo lo sabes?
Una sonrisa torcida apareció cuando sus pestañas se levantaron.
—Lo sé todo, Peaches. ¿No has aprendido nada?
—Tú no eres omnipresente —Un agradable cosquilleo recorrió mi piel.
Se rio entre dientes.
—Eso es omnisciente, Melocotones.
—Lo que sea —murmuré, dejando caer mi cabeza hacia atrás contra
la cabecera. Necesitábamos hablar más sobre Micah y cómo se sentía
realmente Luc, pero el calor hormigueante fue más que una
distracción.
Sus dedos se deslizaron lejos del área magullada, y supe sin mirar que
los moretones habían desaparecido, pero sus dedos seguían
buscando, acariciando.
—No tendrás el rastro. Por el…
—Suero de Andrómeda —terminé por él—. Lo recuerdo, pero solo
porque no tengo rastro, ¿eso significa que no puedo ser mutada?
Su mano se alisó sobre mi brazo, enviando un estremecimiento por mi
columna vertebral. Mi pierna derecha se curvó.
—No a través de mí sanándote.
Giré mi cabeza hacia él.
—¿Los orígenes no pueden mutar a los humanos?
—Correcto —Su palma, callosa, se deslizó por mi brazo. Besó el centro
de mi mano y luego la volvió a poner en mi regazo—. ¿Recuerdo que
mencionaste hace un par de días que te gusta BuzzFeed Unsolved?
—Lo hice —Heidi me había presentado a BuzzFeed Unsolved, y Ryan y
Shade se estaban convirtiendo rápidamente en mis dos humanos
favoritos, bueno, supuse que eran humanos y no Luxen. Hoy en día,
realmente no podías decirlo. No cuando había muchos Luxen por ahí,
no registrados y usando esos contactos para ocultar sus ojos de los
drones CRA.
Humano o Luxen, realmente podría ir por la dramática narración de
cuentos de Ryan y el hilarante ingenio irónico de Shade.
—¿Quieres ver algunos episodios? —preguntó, recogiendo mi
computadora portátil.
—Sí —Extendí la mano, presionando mi dedo hacia el lector para
desbloquearlo.
Me acurruqué mientras Luc buscaba el episodio que tenía algo que
ver con el Hombre Polilla en West Virginia. Luché por ignorar lo cerca
que estábamos, hombro con hombro, muslo con muslo. De alguna
manera sus piernas estaban debajo de las mantas ahora, y el material
suave de la parte inferior de su pijama raspaba contra mis piernas
desnudas, dejándome la sensación de que tenía que quitarme las
mantas para cuando comenzara el video.
Traté de prestar atención, pero en cuestión de minutos, mis
pensamientos me llevaron a una de las muchas cosas que me habían
arrodillado en el baño. ¿Había hecho algo así con Nadia? ¿Se quedó y
vio videos porque ella, yo, no podía dormir?
Lo miré, odiando y amando el movimiento de tirón en mi pecho
cuando vi la leve sonrisa en su rostro mientras veía a Ryan y Shane 9
atravesar un bosque. De alguna manera, él sabía que estaba
despierta, y aunque había una parte de mí que quería saber cómo,
también tenía miedo de averiguarlo.
Porque, ¿qué pasaría si fuera algún tipo de vínculo, algún extraño
vínculo alienígena que había forjado con Nadia que lo había guiado a
mi habitación esta noche, por todas las veces que había tratado de
curarme como Nadia? Tal vez no pudo mutarme, pero ¿podría haberse
creado algún vínculo?
¿Cómo sabía Luc que estaba teniendo pesadillas? Mamá ni siquiera
sabía que yo pasaba muchas noches a la semana así. No quería que
se preocupara o se sintiera más culpable de lo que ya lo hacía.
Y ella ya tenía suficiente para sentirse culpable.
Por lo que deduje de Emery, las curaciones repetidas podrían vincular
a un humano a un Luxen o un Origen en algún tipo de nivel
metafísico. No tenía idea, pero realmente esperaba que Luc y yo no
estuviéramos conectados así, porque parecía súper extraño e invasivo.
—Hola —dijo Luc.
Alejándome de mis pensamientos, lo miré.
—¿Sí?
—¿Eres un mago?
—¿Qué? —me reí en voz alta mientras miraba la pantalla del portátil.
Shade estaba de pie al lado de un camino oscuro cerca de Point
Pleasant, West Virginia, haciendo ruidos fuertes y extraños de
animales.
—Porque cada vez que te miro, todo lo demás desaparece10.
—Oh, Dios mío —dije, rodando los ojos.
—Alguien necesita llamar a la policía.
Me mordí el labio.
—Porque tiene que ser ilegal parecer tan sexy como yo, espera. Me
refería a ti. Debe ser ilegal lucir tan bella como tú.

9
Error (Aunque no sé por parte de quién) Ya que en el pdf en inglés del libro aparece Shane,
pero ya Evie había mencionado que era Shade.
10
Pickud Lines (Frases para coquetear en el idioma inglés).
Riendo por lo bajo, me puse de espaldas. Luc dijo las peores frases
para coquetear que había escuchado en toda mi vida, y aun así nada
me distrajo más que sus ridículas frases.
—Eres un idiota.
—Tengo una aún mejor —Se deslizó hacia abajo para que nuestras
cabezas descansaran sobre almohadas—. ¿Tu padre era un
extraterrestre?
—No quiero ver a dónde vas con esto.
—Porque no hay nada como tú en la tierra.
—Por favor deja de…
—Nunca —hubo una breve pausa—. Debes ser una escoba, porque
me has puesto de pie.
—Eres una bola de maíz de proporciones épicas de bolas de maíz.
Estaba más cerca, nuestras bocas a centímetros de distancia.
—Pero me extrañas cuando no estoy aquí.
Cerrando los ojos, dejé escapar un pequeño suspiro. Extrañaba sus
estúpidas camisas que siempre eran tan aleatorias. Echaba de menos
la forma en que podía irritarme un segundo y hacerme estallar en
carcajadas al siguiente. Extrañaba la tonta y misteriosa media sonrisa
que siempre parecía estar en su rostro, como si estuviera en todos los
secretos del universo. Lo extrañaba antes de aparecer al azar en la
ventana de mi habitación como un bicho raro con una lata de Coca-
Cola fresca y fría. Extrañaba la forma en que a veces parecía que no
podía quitarme los ojos de encima. Extrañaba la forma en que me
miraba, porque nadie, especialmente Brandon, me miraba como si
fuera la única persona importante para él en todo el mundo.
Extrañaba…
—Te extraño cuando no estás aquí, Peaches.
Incluso extrañaba ese apodo idiota.
Respiré hondo, abrí los ojos y vi que los suyos estaban cerrados, esas
gruesas pestañas abanicaban sus mejillas.
—Te echo de menos.
11
Traducido por: Irupé
Corregido por: Patty

—D ios—se quejó Heidi el viernes durante el


almuerzo, sacando mi mirada de la bandeja del
almuerzo. Pensé que era bistec y salsa de
Salisbury, pero no estaba completamente segura, porque la porción de
carne también se parecía vagamente a un pastel de carne y sabía a
cartón mojado—. ¿Qué hemos hecho para merecer esto?
Levanté la vista al mismo tiempo que Zoe lo hizo, las dos escaneamos
la cafetería llena de luz brillante. La vimos al mismo tiempo. April.
Dirigiéndose directamente hacia nosotros, cortando entre mesas y
personas, su larga cola de caballo se movió detrás de ella. No tenía
idea de por qué estaba caminando hacia nosotros. ¿Cómo podría no
darse cuenta de que ninguno de nosotros quería tener algo que ver
con ella? Lo habíamos dejado dolorosamente claro.
Dejé caer el codo sobre la mesa y gemí.
—Hoy no, Satanás.
Zoe suspiró, dejando caer su sándwich de mantequilla de maní sobre
su servilleta.
—No estoy de humor para ella.
—¿Quién está de humor para ella? —Heidi presionó su mejilla contra
su puño mientras colocaba mi tenedor de plástico, por si acaso cedía
al impulso de convertirlo en un proyectil.
April llegó a nuestra mesa con una velocidad inquebrantable, sus ojos
pálidos destellando mientras su mirada se enfocaba en mí.
—¿Qué hiciste?
—¿Yo? —Miré alrededor de la mesa, confundida—. No he hecho nada.
Estrujándose entre Heidi y Zoe, plantó una mano de manicura
francesa en la mesa y se inclinó hacia adelante, apuntando la otra
directamente a mi cara.
—Eso es una mierda.
—Estoy fuera —James se levantó, tomando un puñado de papas fritas
del plato de Zoe antes de girar, dejándonos para lidiar con April.
Todo en mí se centró en los delgados dedos a centímetros de mi cara.
¿Qué tan fácil sería para mí extender la mano y romperlos?
Demasiado fácil. Un lado de mi labio se curvó cuando mi piel se erizó
con el deseo de escuchar el crack.
Me sorprendí levantando mi mano. Sorprendida, me alejé de su dedo
mientras mi corazón golpeaba contra su jaula. ¿Le iba a romper el
dedo? No es que nadie me culpe si lo hiciera, pero no era una persona
violenta.
Al menos no pensé que lo fuera.
—No sé qué crees que hice —dije, después de un momento—. Pero
realmente necesitas quitar tu dedo de mi cara.
—Y necesitas quitar tu cuerpo de mi presencia —agregó Zoe,
inclinándose lo más que pudo hacia su izquierda.
—No te estoy hablando a ti —April miró a Zoe con los labios curvados
—. ¿Estás usando un mono?
Las cejas oscuras de Zoe se levantaron, y luego me miró.
—Recuérdame que no vale la pena.
—No lo vale —me encontré con la mirada de Zoe y luego miré a April—
. Sinceramente, no tengo idea de lo que estás hablando, y tu dedo
todavía está en mi cara.
—¿Realmente no sabes que algún tipo abordó a Brandon afuera de su
casa esta mañana? —El dedo de April todavía estaba en mi cara, cada
vez más cerca.
—¿Abordó? —se rió Heidi—. Lo siento. Eso suena divertido.
—¿Alguien lo asaltó? Puedes asumir con seguridad que no fui yo.
—Ni mierda, pero el tipo lo abordó por tu culpa —respondió April
bruscamente, y una sensación de conocimiento me invadió—. Lo sacó
de su auto y luego procedió a romper cada hueso en su mano.
Mi boca se abrió, y tuve una repentina sospecha de que sabía quién
era.
—Y luego le dijo que si alguna vez te miraba o respiraba en tu
dirección general otra vez, sería lo último que haría —April estaba
prácticamente zumbando de rabia mientras silbaba—. Y el tipo era un
Luxen. Tenía esos ojos extraños.
Mi mandíbula estaba oficialmente sobre la mesa. Luc, Tenía que
haber sido Luc, pero no se lo había dicho la noche anterior. Me
aseguré de no pensar siquiera en el nombre de Brandon.
Inmediatamente, pensé en lo que Daemon me había dicho,
básicamente me había advertido.
—Él ha estado en el hospital toda la mañana, y tendrá que usar un
yeso durante tres semanas —dijo April, y hubo una parte de mí que se
sorprendió de que fuera todo lo que Luc había hecho.
—Entonces, tal vez Brandon no debería agarrar a la gente como lo
hizo ayer —Zoe tomó su emparedado y dio un gran mordisco—. Solo
digo.
¿Se lo había dicho Zoe a Luc?
—Le dices a tu monstruo de Luxen que se mantenga alejado de
Brandon, lejos de nosotros, o se arrepentirá.
No pude evitarlo. Una carcajada salió de mí cuando imaginé decirle a
Luc que se mantuviera alejado de ellos o de lo contrario.
Las mejillas de April se pusieron rojas.
—¿Crees que soy graciosa?
—Sí —asentí.
—Veremos cuán gracioso crees que es —luego me tocó la punta de la
nariz.
Me aparté de la sorpresa y no pude detener el estallido de ira al rojo
vivo. Reaccioné sin pensar. Mis dedos se envolvieron alrededor de los
de ella antes de que ella tuviera la oportunidad de retirar su mano.
Por la sorpresa abrió mucho los ojos, y luego sus brillantes labios
rojos se curvaron en una sonrisa.
—Hazlo. Te reto, Evie.
El hueso era frágil. Lo sabía. Demonios, sabía de primera mano
exactamente cuán frágiles podían ser los huesos y con qué facilidad
podían romperse. Mi piel se calentó cuando inhalé por la nariz,
sosteniendo su mirada. Podría hacerlo fácilmente. Quería.
Probablemente más de lo que quería hacer en mi vida.
Y eso fue un poco desordenado.
Sin embargo, no me importaba.
—Evie —la suave voz de Zoe me sacó de allí.
Parpadeando, dejé caer la mano de April como si su toque me hubiera
quemado. Inquieta, junté mis manos en mi regazo.
La sonrisa de April creció.
—No lo creo —al enderezarse, se dio la vuelta, casi golpeando a Heidi
y Zoe en sus caras con su cola de caballo.
Heidi me estaba mirando.
—Realmente pensé que lo ibas a hacer. Verdad de Dios, pensé,
Mierda, ella va a romper el dedo de April, y no sabía si debería
detenerte o aplaudirte.
Me reí, pero sonó tan forzado como se sintió cuando me encontré con
la mirada de Zoe.
—¿Le dijiste a Luc?
—No. No lo hice.
Entonces, ¿cómo...?
Me di la vuelta, mi mirada se dirigió exactamente a donde solían
sentarse los Luxen. Todos estaban allí, todos excepto uno.
Connor
Me di la vuelta, saqué mi teléfono de mi mochila y envié un mensaje
rápido a Luc.
Necesitamos hablar.

Eran poco antes de las cinco cuando Luc respondió. No preguntó por
qué le estaba enviando mensajes de texto.
Su respuesta fue:Encuéntrame en Walkers.
Walkers era una hamburguesería no muy lejos de mi casa, y servía
hamburguesas fritas increíbles. Como hamburguesas de la vieja
escuela, ni siquiera remotamente saludables. No había estado allí en
años, pero siempre les daba una mirada de anhelo cada vez que
pasaba por el estacionamiento generalmente lleno.
Cuando agarré mi bolso pequeño del asiento delantero y salí del viejo
Lexus que había pertenecido al hombre que pensé que había sido mi
padre, sentí como si un nido de mariposas revoloteara en mi pecho.
¿Por qué demonios estaba tan nerviosa?
No tenía ni idea.
Bueno. Eso fue una mentira.
Estaba nerviosa porque lo había besado hace dos días. No lo fue,
pero casi lo hice. Aunque lo había visto desde entonces, estaba...
estaba enamorada de Luc.
A pesar del hecho de que estaba 100 por ciento segura de que le había
roto la mano a Brandon. No es que Brandon no lo mereciera, pero Luc
no podía simplemente correr rompiendo las manos de la gente.
Cerrando la puerta, me subí a la acera y me dirigí a la puerta de
cristal. Había volantes pegados a lo largo de las ventanas delanteras
del restaurante. La mayoría parecía que habían estado allí un tiempo
y estaban ofreciendo cosas en venta o gratis. Alguien tenía una
camada de adorables gatitos en blanco y negro.
Pero uno de los volantes se destacó. Es difícil no notarlo ya que estaba
justo en el centro de la puerta y usaba letras grandes y audaces.
LUXEN NO BIENVENIDOS AQUÍ.
Debajo de las palabras estaba la cara alienígena estándar, la cabeza
ovalada y los grandes ojos negros. El símbolo de la barra invertida del
círculo estaba sobre él11, supongo, ¿para los extraterrestres que no
podían leer?
Eso tenía que ser nuevo. La última vez que estuve aquí, no le
prohibieron a los Luxen comerse sus pedazos de cielo que obstruyen
las arterias.
¿Por qué elegiría Luc un lugar que discriminara a los Luxen?
Por otra parte, no estaba exactamente sorprendida por eso.
Al abrir la puerta, fui inmediatamente rodeada por el aroma digno de
grasa de carne frita y cebolla, una combinación que solo funcionaba
en los comensales. Sosteniendo mi bolso, escaneé las mesas redondas
en el medio mientras daba un paso adelante. No lo vi. ¿Y si todavía no
estuviera aquí? Y si…
Ahí.
Vi a Luc

11
El círculo y la línea roja son el símbolo universal de ´PROHIBIDO´.
El hecho de que todo lo que necesitaba ver era un poco de su cabello
sobre las cabinas de vinilo rojo y sabía que era él, me hizo querer
golpearme la garganta. Ugh Los enamoramientos eran estúpidos.
Pasé alrededor de una mesa llena de niños y comencé a caminar
hacia la parte de atrás del restaurante. A la derecha de donde estaba
sentado, había una televisión encendida, transmitiendo alguna
estación de noticias.
Luc no levantó la vista cuando me acerqué a la mesa. Estaba
concentrado en algo en su teléfono.
—Peaches —dijo—. Incluso en este lugar lleno de grasa, todavía puedo
oler los duraznos.
Con el ceño fruncido, me deslicé en la cabina frente a él, colocando mi
bolso a mi lado.
—¿Te das cuenta de lo extraño que es eso, tu fascinación por los
duraznos?
—No es mi fascinación por los duraznos. Es mi fascinación con los
melocotones. Tú. ¿Eso es espeluznante?
—Sí —dije, alargando la voz mientras esta horrible parte de mí que
existía en lo más profundo, muy profundo en el interior se puso un
poco... vertiginosa.
—Tampoco me importa que sea raro. Estoy viviendo mi mejor vida por
aquí —Finalmente levantó la vista, y yo... Dios, mi aliento hizo esta
pequeña cosa atrapada. Esos ojos. El color violeta era sorprendente,
sin importar cuántas veces los vi. Él era…
—¿Extraordinariamente guapo? ¿Tanto es así que te preguntas cómo
es que un espécimen tan perfecto podría estar sentado frente a ti?
Mi mandíbula se contrajo cuando el calor me infundió las mejillas.
—¿Tan ardiente que casi no puedes creer que soy real? —continuó—.
Lo sé. También me cuesta creer que soy real.
—Eso no es…
Se inclinó, apoyando la barbilla en la palma de su mano. Un mechón
de cabello ondulado cayó hacia adelante, rozando sus cejas.
—¿Eso no es lo que estás pensando?
Respiré profundamente. No estaba pensando eso exactamente, pero sí,
algún tipo de variación.
—Sal de mi cabeza, Luc.
Se rio por lo bajo.
Mis ojos se entrecerraron.
—¿Necesito recordarte que dijiste que no leerías mis pensamientos?
Solo hemos tenido esta conversación un millón de veces.
—Dije que en su mayoría no leería tus pensamientos. Y como he dicho
antes, a veces eres tan ruidosa que no puedes pararlo —Él se encogió
de hombros mientras su mirada parpadeaba sobre mi hombro—. Ya
era hora. Estoy sediento.
Apareció una mujer mayor, colocando refrescos altos frente a cada
uno de nosotros, junto con pajitas.
—Dos golpes —ella le guiñó un ojo a Luc—. Tus pedidos saldrán en
breve.
Esperé hasta que la camarera se fue y luego me incliné hacia
adelante.
—¿No te preocupa estar aquí ya que son anti-Luxen? —pregunté. No
podía distinguir un Origen aparte de un Luxen, así que dudaba que
los propietarios de Walkers pudieran. Y dudaba que vieran una
diferencia entre los dos, incluso si lo supieran. Luc no llevaba lentes
de contacto. Si un avión no tripulado CRA entrara aquí, la mierda
golpearía al ventilador.
Un lado de su boca se levantó.
—¿Me veo preocupado?
—No. Te ves pomposo y arrogante.
La sonrisa se extendió en una sonrisa.
—Creo que esas son dos descripciones geniales para mí.
—Lo pomposo no se ve bien en nadie, amigo —le respondí secamente
—. Y solo para tu información, no estaba pensando en que estuvieras
caliente.
Eso fue, de hecho, una mentira total.
Luc sonrió mientras arqueaba una ceja.
Dios mío, lo estaba haciendo de nuevo.
—Luc…
—Te pedí una hamburguesa con queso y tocino, sin tomate y sin
pepinillos —interrumpió, recogiendo una de las pajitas.
Completamente desprevenida, comencé a preguntarle cómo sabía
que no me gustaban los encurtidos o los tomates en mis
hamburguesas, pero luego me di cuenta.
—¿Entonces antes tampoco me gustaron?
Su mirada se dirigió a la mía y luego se alejó.
—No. Te gustaba comerlos por separado. Tomates de jardín...
—¿Cortado y con sal? —susurré.
Esos ojos se encontraron con los míos de nuevo.
—Sí. Los encurtidos estaban bien siempre que...
—No estén en nada —sentándome, dejé caer mis manos en mi regazo
—. Wow.
Pasó un largo momento.
—Entonces, ¿querías verme? Sé que me extrañas aunque anoche te
acurrucaste contra mí.
—No estaba acurrucada contra ti —¿Lo estaba? Sinceramente, no lo
recuerdo. Se había ido cuando desperté esta mañana.
Metió la pajita en mi bebida.
—Estabas envuelta a mí alrededor como un pulpo.
Lo fulminé con la mirada.
—Por cierto, solo voy a recordarte que anoche me dijiste que me
extrañaste.
Lo hice.
—Debo haber estado drogada.
—Es solo mi presencia.
Resoplando, tomé el envoltorio de paja y comencé a doblarlo en
pequeños cuadrados.
—Te envié un mensaje de texto porque necesitamos hablar de
Brandon.
—¿Quién es ese?
Le lancé una mirada insípida.
—Sabes exactamente quién es él. Especialmente desde que le
rompiste el brazo esta mañana.
—Oh, ese tipo —me miró, concentrándose en mis dedos—. Le rompí la
mano, en realidad. No su brazo. ¿Qué hay de él?
Mis dedos se detuvieron.
—¿Qué hay de él? Le rompiste la mano.
Luc asintió, tomando un sorbo de su bebida.
—Eso hice.
Lo miré por un momento.
—Eso no estuvo bien, Luc.
—¿No lo fue?
La camarera apareció justo entonces, colocando dos platos apilados
con hamburguesas y papas fritas frente a nosotros.
—¿Algo más que ustedes dos necesiten?
Sacudí la cabeza y Luc dijo—: No por el momento, pero gracias.
La señora mayor asintió y luego se dio la vuelta, corriendo hacia otra
mesa.
Luc agarró la botella de ketchup y luego procedió a ahogar su
hamburguesa en ella.
—No debería haberte agarrado en primer lugar —me ofreció la botella
—. Y definitivamente no debería haberte agarrado lo suficientemente
fuerte como para dejar moretones.
Tomé la salsa de tomate.
—Estoy de acuerdo, pero eso no significa que el que le rompas la
mano está bien. Esta no es una sociedad ojo por ojo.
—Tienes razón. Es una sociedad de mano por un moretón —Luc
mordió su hamburguesa y, milagrosamente, nada del ketchup se filtró
y golpeó su camisa. Eso solo tenía que ser el resultado de
superpoderes alienígenas—. Vamos a tener que aceptar estar en
desacuerdo.
Suspiré.
—Luc.
—¿Sabes que mucha gente pronuncia mi nombre para la Suerte? —
preguntó mientras yo daba un mordisco más pequeño.
Ketchup golpeó la mesa. Suspire nuevamente.
—No. No lo sabía. Y no intentes cambiar de tema.
La mitad de su hamburguesa ya se había ido.
—¿Sabías que a veces, cuando estás dormida, haces pequeños ruidos
de animales?
Bajando mi hamburguesa, fruncí el ceño.
—¿Qué?
Sus labios se fruncieron cuando una expresión pensativa se asentó en
su rostro.
—Anoche, cuando te quedaste dormida una vez que Shane y Ryan
llegaron a la cervecería, estabas haciendo estos pequeños ruidos como
de cachorro.
Mi cabeza se inclinó lentamente hacia un lado.
—¿De verdad?
—Deveras.
El calor se deslizó en mi cara.
—Estás mintiendo.
—Nunca haría tal cosa —sus ojos brillaron—. Por cierto, me fui
alrededor de las cuatro, y juraría que Sylvia ya había salido de la casa.
—Ha estado yendo a trabajar temprano —rodando los ojos, tomé un
bocado de mi hamburguesa—. Y deja de intentar cambiar de tema,
loco. No puedes correr y romper las manos de la gente, Luc.
Terminando su hamburguesa, pasó a sus papas fritas.
—Puedo correr y hacer lo que quiera.
—Voy a arrojarte esta hamburguesa en la cara.
Sus labios se torcieron.
—Por favor apunta a mi boca.
—Eres ridículo.
—Entre muchas otras cosas —levantando una papa, me señaló—.
Mira, sé que mi reacción al enterarme de que un chico te agarró lo
suficiente como para dejar moretones puede verse como excesiva, pero
si te toca otra vez, lo haré peor.
—Luc, en serio...
—Odia a los Luxen, ¿verdad? ¿Piensa que no se merecen los derechos
básicos y que no hay nada mejor que un Luxen muerto? —Él se
inclinó hacia delante con la voz baja—. Sienten lo mismo por aquellos
que apoyan a los Luxen, interactúan con ellos y los protegen. Él siente
lo mismo por ti, y lo demostró cuando te agarró.
Se me revolvió el estómago.
—Entonces, necesitaba una muy buena advertencia para mantenerse
alejado de ti —Luc se metió la papa en la boca—. Y si no lo hubiera
hecho, Connor lo habría hecho, y dado que Connor está registrado y
rastreado, eso no habría terminado bien para él.
—Puede que no termine bien para ti. Puede que no estés registrado,
pero no es que seas invisible —cogí la servilleta para limpiarme los
dedos—. Demonios, estás aquí sin contactos, y no tengo idea de cómo
nadie se da cuenta de lo que eres.
—Porque las apariencias pueden ser engañosas, Peaches.
Mis ojos se entrecerraron mientras limpiaba mis dedos.
—¿Cómo es eso?
—Bueno, puede haber un letrero anti-Luxen en la puerta de entrada
de este elegante y grasiento establecimiento, pero ¿nuestra camarera?
Uno de los raros Luxen más viejos. No registrado y oculto a plena
vista.
Lo miré fijamente.
—¿Y ese feliz grupo de adolescentes de allí? Ninguno de ellos es
humano —cuando comencé a mirar detrás de mí, me detuvo—. No
seas obvia, Melocotones. ¿Los propietarios?
—¿Luxen? —susurré.
—Una mujer Luxen y su esposo híbrido. La pareja mayor que todos
piensan que los dueños son, en realidad son señuelos. Son solo dos
humanos que conocen a los verdaderos dueños desde hace más de
una década.
Colocando la servilleta sobre la mesa, recogí mi Coca-Cola mientras
reflexionaba sobre esto.
—Realmente están ocultos a la vista.
Luc sonrió.
—Estamos a salvo aquí.
Mi mirada se conectó con la suya, y un extraño aleteo comenzó en lo
profundo de mi pecho como si hubiera un nido de colibríes intentando
zumbar para salir. Lo cual fue muy estúpido, porque me molestó tanto
como me gustaba.
Que era mucho.
Luc recogió una papa frita y se la metió en la boca. No rompió el
contacto visual. Ni una sola vez.
El calor pinchó mi piel cuando los labios de Luc se levantaron. Una
conexión zumbante y ardiente se encendió a la vida. El zumbido en mi
pecho se extendió a mi estómago. Más intenso que antes, y sabía que
eso solo podía significar una cosa.
Problemas.
Grandes problemas.
12
Traducido por: Beth
Corregido por: Patty

O al
M ientras crecía, amé Halloween—Halloween y Navidad.
menos pensé que lo hacía. Quién sabía si realmente lo
hacía desde que no tenía recuerdos reales antes de los últimos cuatro
años, pero cada Halloween que podía recordar, amaba disfrazarme y
ver películas de terror mientras me llenaba de dulces.

Este año era diferente. Todo se sentía mal, y no era sólo porque
de hecho estaba en un club en lugar de la casa de Zoe o Heidi,
sentada junto a Luc y mirándolo como…

—Me estás mirando.

Parpadeando, alejé mi mirada de Luc. Lo había estado mirando.


Era algo difícil no hacerlo cuando él estaba sentado ahí, su cabeza
ligeramente inclinada a un lado y una misteriosa sonrisa curvando las
esquinas de sus labios.

—No, no lo estoy —murmuré.

—Uh-huh. Lucía como si estuvieras completamente aturdida ahí.


¿En qué estás pensando? —preguntó Luc.

Esa era una pregunta difícil, porque se sentía como si estuviera


pensando acerca de todo. Levantando un hombro, escaneé la
abarrotada pista de baile de Foretoken mientras columnas de vibrante
luz púrpura fluían desde el techo, deslizándose sobre los cuerpos
agitados. Perdí de vista a Heidi y Zoe en la multitud de ángeles y gatos
sexys, Panteras Negras y vampiros. ¿En qué no estaba pensando?

Mi mente estaba corriendo a un millón de millas por minuto y no


era realmente propicia para estar en un club. Sentía que era más
adecuada para mirar malhumorada por la ventana de una cafetería.

—Peaches…

Miré hacia Luc. Estaba sentado junto a mí, un brazo arrojado a lo


largo del respaldo del sofá. Su otra mano descansaba en su muslo,
sus largos dedos tamborileando. Era la imagen de una perezosa
arrogancia, pero sabía que podía lanzarse a la acción en cualquier
momento. Cuando no respondí, la mano detrás de mí tiró de una de
mis coletas.

Alejé mi cabello de sus dedos. —¿No vas sólo a leer mis


pensamientos?

—No te gusta cuando lo hago.

—¿Eso te ha detenido antes? —Miré de reojo, pensando que había


visto un destello del súper lindo disfraz de la Mujer Maravilla de Zoe,
pero no era ella. Ella había desaparecido con un chico de edad
universitaria, y tenía la sensación de que esta noche terminaría con
travesuras del tipo divertido y atrevido.

—Más de lo que te imaginas, Peaches.

Le lancé una mirada, y él me sonrió. —Sólo estoy pensando


acerca de… todo.

Su cabeza se inclinó. —Eso suena como mucho.

—Lo es. —Y realmente lo era.

Él estuvo callado por un largo momento. —¿Un centavo por tus


pensamientos?

Me reí, pensando que no había escuchado ese decir en un tiempo.


La verdad era, no estaba segura que pudiera darle sentido al desastre
de pensamientos o explicar la extraña inquietud que invadía cada
célula de mi cuerpo.

Me sentía como si tuviera que estar ahí afuera, bailando con mis
amigas y divirtiéndome, en lugar de sentarme aquí, demasiado
asustada, demasiado controlada, demasiado lo que sea para sólo
dejarlo ir y ser quien solía ser.

Y no quería hablar acerca de nada de esto.

Retorciendo una de mis coletas en una cuerda, lo miré. Esos ojos


eran sombríos en la luz tenue, pero la pesadez de su mirada aún
estaba ahí, intensa y consumidora.

—¿Alguna vez fuimos por dulce-o-truco? Ya sabes, ¿cómo niños? —


pregunté tras un momento.
—Eso fue tan aleatorio. —rió entre dientes—. Lo hicimos un par
de veces.

—¿Lo hicimos? —Mi mirada hizo su camino a la de él.

Él asintió. —Nunca lo había hecho antes de tí. Nunca tuve


realmente algún interés en eso.

Mis cejas se alzaron. —¿Cómo no querrías disfrazarte e ir a


conseguir dulces?

—No era exactamente un niño normal.

—No eres exactamente un chico normal justo ahora.

Él rió de nuevo, sus hombros levantándose y cayendo, y me gustó


mucho el sonido. Creo que demasiado. —Cierto.

Girando hacia él, levanté una pierna. —¿Cuéntame sobre eso?


Como, de qué nos disfrazábamos, y ¿te divertías?

—Nos divertíamos. —Pasó los dientes por su labio inferior—.


Paris nos llevaba a la mejor subdivisión, donde nos daban barras de
dulces de gran tamaño.

—Lindo. —reí, dejando ir mi cabello y después retorciéndolo una


vez más.

Sus pestañas descendieron. —Nos hacía vaciar nuestras bolsas al


final de la noche y contarlas de manera uniforme, pero siempre
terminabas con más.

—¿Porque tú me dabas los dulces?

—Demonios, no. Trabajaba duro por esos dulces. A la mitad de la


noche, tú de algún modo me hacías cargar tu bolsa. Yo tenía brazos
pequeños entonces. Esa mierda era pesada, así que no estaba
regalando nada de eso. —Se estiró, deteniendo mis dedos sobre mi
cabello—. Esperabas hasta que me iba a dormir y te metías
furtivamente en mi habitación y los robabas.

—¡De ninguna manera! —Le dejé alejar mi mano de mi cabello.

—Lo juro por Dios, estoy diciendo la verdad, mi pequeña sexy Big
Bird.

—¡Por tercera vez, no estoy disfrazada como Big Bird! —exclamé,


señalando mis medias amarillas que combiné con un par de overoles
con short de mezclilla y una blusa amarilla de manga larga con mi
otra mano. El gorro amarillo y un par de lentes de esquí que encontré
en una tienda de descuentos completaban el disfraz. —Soy un minion.

—Eres un sexi minion.

—Lo que sea. —Sonreí. Su disfraz consistía en una playera negra


que decía en letras blancas NO NECESITO UN DISFRAZ, LA GENTE
QUIERE SER YO.

Dios, esa era una playera tan Luc.

Estuvo callado por un momento, y la burla disminuyó en su tono


mientras una mirada distante aparecía en su rostro. —El primer
Halloween, tú te disfrazaste como la Princesa Leia, y yo fui como Han
Solo12.

Resoplé. —¿En serio?

—Síp. Excepto que tú exigiste tener un sable de luz.

Mi mirada cayó a donde él sostenía mi mano, sus dedos


entrelazados con los míos. Se veía tan fácil, toda la cosa de sostener-
las-manos, así que ¿por qué estaba hiperconsciente deeso? Aclaré mi
garganta. —Leia debió de haber sido entrenada como Jedi. Sabe
pelear.

—Esa no es una batalla que vaya a ganar. —Su pulgar se movió


sobre mi palma—. El segundo año, tú fuiste como princesa, pero de
algún modo, pusiste tus manos en un par de nunchucks, y te volviste
una princesa ninja. Aún no tengo idea de dónde encontraste un par
de nunchucks.

Realmente deseaba recordar cómo había puesto mis manos en


ellos, porque sonaba realmente bizarro. —¿Y tú?

—Fui como un fantasma. Sábana y todo.

—Creativo.

Él resopló. —Un año fuimos como forajidos. Yo era Jesse James,


y tú eras Belle Star.

—¿Belle Star?

—Ella fue una famosa forajida que se creía estuvo con Jesse
James —explicó, y ahora que sabía que nos disfrazamos de forajidos,
pensé que sonaba adorable—. Ninguno de nosotros realmente sabía

12
Personajes de la franquicia: Star Wars
quiénes eran. Fue idea de Clyde. Tú… estuviste enferma un año y no
fuiste. —Su voz se calmó—. Habías estado tan emocionada de ir.
Halloween y Navidad eran tus festividades favoritas, pero estabas tan
enferma. —Hubo una pausa—. Eso fue antes de que supiéramos qué
estaba mal contigo. Paris pensó que era la gripe.

Me tensé mientras miraba cerrar los ojos. No había sido la gripe.

—Lloraste y lloraste porque él no te dejaría ir. Eso… me llegó. —


Frotó el centro de su pecho con el talón de la mano—. Como sea, salí
por tí, determinado por llevar más dulces de los que alguna vez
hubieras visto.

Mi corazón tartamudeó en mi pecho mientras alzaba mi mirada a


la suya. Inmediatamente, se formó la imagen de un niño pequeño con
cabello color bronce alborotado y ojos morados traviesos, saliendo
para conseguir dulces de Halloween como un soldado siguiendo sus
instrucciones. ¿Era eso otro extraño recuerdo o sólo mi imaginación?
Decidí que no importaba, porque me gustaba la imagen lo suficiente
para almacenarla.

—¿Y lo hiciste? —pregunté, pensando que ya sabía la respuesta.

Su mirada encontró la mía. —Por supuesto que lo hice. Tenías


una cosa por las barras Mound. Te conseguí suficientes para medio
año.

—¿En serio? —sonreí—. Amo Mounds, y no conozco a nadie más que


le gusten. Zoe casi vomita en su boca cuando las como frente a ella.

—¿Porque son asquerosas?

Rodé mis ojos. —No son asquerosas. Son un delicioso cielo hecho
de coco y chocolate.

—Tu gusto en dulces es casi tan malo como tu gusto en películas.


—Él estaba cerca de nuevo, su boca a pulgadas de la mía.

El ritmo de mi corazón se aceleró. —¿Y qué hay sobre antes? ¿Era


una fan de James Bond?

—Sí y no. Pensabas que James Bond debió haber sido Janet
Bond.

Reí, pero se desvaneció rápidamente. —Suena a que Nadia estaba


adelantada a su tiempo.

—Tú estabas adelantada a tu tiempo —corrigió él suavemente.


La siguiente respiración que tomé se atoró en mi garganta, y no
sabía qué decir. Era raro. Yo era como el vóleibol, rebotando de ida y
vuelta desde la aceptación de que yo era Nadia, de que ella era yo, y
después la sensación de que ella era una persona completamente
diferente.

Todo lo que sabía era que no me sentía como ella justo ahora.

—Lindo disfraz. —comentó Kent mientras se dejaba caer en una


de las sillas cerca del sofá. Él estaba definitivamente en un disfraz,
vistiendo medias rayadas en blanco y negro y algún tipo de shorts
fruncidos que estaban asegurados justo sobre sus rodillas con una
banda elástica. Su camisa blanca tenía mangas esponjosas y enormes
botones en el centro. Había grandes lágrimas pintadas bajo sus ojos.

—Ella es Big Bird —ofreció Luc.

Iba a golpear a Luc. —Soy un minion.

—Y eres adorable, Dulce Conejita.—Kent subió los pies sobre la


pequeña mesa de cristal.

—¿De qué estas vestido?

—¿No lo sabes? —Me envió una sonrisa infantil que insinuaba


hoyuelos—. Te daré una pista.

—Okay.

Kent se inclinó, sus ojos marrones bien abiertos. —Todos


flotamos aquí abajo.

—¡Eres Pennywise!13

—Algo así. —Se echó hacia atrás, bajando las cejas mientras
señalaba las lágrimas debajo de sus ojos—. Soy Pennywise Emo.

—¿Pennywise Emo? —Reí mientras lo miraba—. Lo veo ahora. Me


gusta. ¿Eres tan psicótico como el Pennywise normal?

—Me gusta pensar que soy la versión de Pennywise que aún come
niños pero se siente mal después de eso. No sólo porque imagino que
los niños pueden dar indigestión sino porque comer niños podría
hacerme sentir como un glotón y soy intolerante al gluten. Siento que
los niños estarían llenos de gluten —explicó mientras Luc parpadeaba

13
Personaje del escritor Stephen King. Pueden leer su historia IT (Aunque el nombre del
personaje aparece en varias de sus historias). Técnicamente es un payaso asesino con
extraños poderes que sale en busca de sangre.
lentamente—. Y sería agotador, ya sabes, tener que atraer a los niños
a las alcantarillas para ñom ñom en ellos. Imagino que cuando no
estuviera comiendo niños, me deprimiría, lamentando lo difícil que es
mi vida y cómo todos me malentendían.

Lo miré. —Has pensado mucho en esto.

—Lo he hecho.

—A un nivel aterrador, Kent.

Esa sonrisa creció y aparecieron los hoyuelos. —Lo sé.

—Sabía que había una razón por la que me gustabas tanto —


intervino Luc—. Eres la clase perfecta de raro.

—Eso soy. —sonrió Kent felizmente, lo que era una vista extraña
con las lágrimas y todo—. ¿Dónde está Grayson?

—Probablemente fuera en las calles, robando dulces de los niños


—remarcó Luc, y resoplé.

De hecho podía imaginar a Grayson haciendo eso.

Atrayendo mis piernas, puse mis brazos alrededor de ellas


mientras miraba a la gente bailar, y nerviosa, ansiosa energía se
construyó dentro de mí. Mientras miraba los cuerpos moviéndose al
ritmo de la música, la necesidad de salir y mover mi cuerpo junto a
ellos se arrastró sobre mí. La inquietud de antes regresó con
venganza. Había un deseo de dejar que la música se filtrara en mi piel
y músculos. Había tenido ese deseo antes, y ahora pensaba que sabía
por qué.

Era algo que solía hacer como Nadia, así que ¿por qué no podía
hacerlo ahora?

—Oh, ahí está —murmuró Kent, y levanté la mirada, siguiendo la


suya.

Era Grayson.

El alto, rubio Luxen se dejó caer en la silla opuesta a Kent


mientras sacaba una Blow Pop. Él tampoco estaba disfrazado.
Dudaba que alguna vez hubiera celebrado Halloween.

Probablemente odiaba Halloween y Navidad y el día de San Valentín y


cada festividad que había. Hizo una pausa, desenvolviendo su Blow
Pop mientras miraba hacia nosotros. —¿Qué?
—Eres tan lindo —dijo Kent con una sonrisa.

Grayson arqueó una ceja hacia él. —Todo el mundo parece estar
pasando un momento increíble. —Su tono podría haber congelado
más a los glaciares—. Me alegro mucho de haber venido aquí.

—No tenías que hacerlo —señaló Luc.

—¿Y no bendecirlos a todos con mi presencia? —Grayson sonrió


satisfecho—. Nunca sería tan egoísta.

Rodé mis ojos pero mantuve mi boca cerrada. Grayson no era un


fan mío. No tenía idea de por qué. Nunca le había hecho nada. Al
principio, pensé que era porque era humana, pero él no tenía
problema con Kent.

Mi mirada volvió a la pista de baile, y una vez más, pude sentí la


tensión apretando mis músculos. Podía hacerlo. Salir ahí, encontrar a
las chicas, y bailar. Podía.

No me moví.

Pero Luc lo hizo.

Quitando sus brazos del respaldo del sofá, se levantó, ofreciendo


su mano. —Vamos.

Demonios.

Él había leído mis pensamientos.

No me moví mientras le lanzaba una mirada. No había forma en


esta vida que yo fuera a dejarlo sacarme a la pista de baile.

Luc movió los dedos. —Confía en mí.

Me congelé.

Luc nunca me había pedido hacer eso. Una vez había preguntado
si él esperaba que confiara en él, y él había respondido que nunca
había pedido eso de mí.

¿Y ahora lo hacía?

La verdad era, yo sí confiaba en Luc. No cuando lo conocí al


inicio, pero sabía ahora que no me iba a obligar a hacer algo que no
quisiera o para lo que no estuviera lista. Consciente de que Grayson y
Kent miraban, estiré mis piernas y puse mi mano en la suya.
Luc me sacó del sofá. —Ustedes saben dónde encontrarme si me
necesitan —dijo mientras me guiaba alrededor de la mesa de vidrio—.
Sólo asegúrense de que sea importante.

—En otras palabras, más vale que alguien esté muriendo. —


Sonrió Kent burlonamente, y sacudí mi cabeza—. Lo tengo, jefe.

Luc no me llevó a la pista de baile, gracias a Dios. Me guió


alrededor de la pista y de vuelta por el pasillo, hacia la entrada
marcada como EMPLEADOS. Muchas de las letras estaban tachadas,
dejando sólo la palabra DOS14 detrás. No hablamos mientras subíamos
a su apartamento, no hasta que estuvimos dentro, la puerta se cerró
detrás de nosotros. Una de las luces cerca del sofá se encendió,
arrojando luz amarillo mantequilla.

—¿Qué estamos haciendo?

Luc caminó alrededor para estar parado frente a mí. Había una
curvatura secreta en sus labios, una que causó que mi estómago se
enroscara. Sin decir una palabra, él quitó cuidadosamente el gorro y
los lentes de esquí que usaba, dejándolos en el sofá.

Alcé una ceja. —Luc.

—Ya verás. —Sacó su teléfono de su bolsillo, revolviendo algo


antes de dejarlo en el brazo del sofá.

Sin tener idea de lo que planeaba, le dejé tomar mis manos en las
suyas. Un momento después, un ritmo constante resonó desde su
teléfono, solo el sonido de la batería, junto con los riffs de la guitarra.

Los pequeños cabellos de mi cuerpo se levantaron mientras Luc


me atraía hacia él, colocando mis manos en su pecho. La canción.
Recordaba que estaba sonando la primera vez que entré al club con
Heidi.

Don’t fret, precious, I’m here… (No te preocupes, preciosa, estoy aquí…)

Step away from the window, go back to sleep… (Aléjate de la ventana,


vuelve a dormir…)

Sin embargo, había algo más acerca de la canción…

Las manos de Luc cayeron a mis caderas, y dejé de pensar en la


canción. —Sólo cierra tus ojos —dijo—, y déjate ir.
14
No había manera correcta de colocar el juego de palabras (Si es que había alguno). Pero
supongo que es algo parecido a cuando Katy y Daemon van con Blake (Boris) a conocer a
Luc (Opal) y hay un cartel que dice: ´Solo Personal´ y debajo colocaron ´fenómenos´.
Eso era más difícil de hacer. Levanté la mirada hacia él con ojos
amplios. Bailar con él no era más fácil que bailar en el club con un
montón de gente que no conocía… o me gustaban… o me importaban.

Su sonrisa aumentó un poco cuando comenzó a balancear su


cuerpo en sintonía con el ritmo de los tambores. Sus ojos se cerraron,
sus espesas pestañas descendieron, y mientras su cuerpo se movía
con fluidez a unas pulgadas del mío, mi ritmo cardiaco se aceleró.

—Cierra tus ojos —repitió.

Con el corazón latiendo fuertemente, hice lo que dijo. Cerré mis


ojos y me concentré en la sensación de su corazón latiendo bajo mi
palma. Él estaba bailando, y yo sólo estaba parada ahí. Y yo podía
bailar. Sabía que podía, pero no estaba siquiera intentándolo.

Podía al menos intentar.

Y tenía la sensación de que Nadia intentaba todo.

—No tienes que ser como eras. —Sus labios rozaron mi oreja—.
Sólo necesitas ser tú.

Respirando entrecortadamente, encontré el ritmo y comencé a


moverme contra él, y se sintió como una eternidad poder perder la
rigidez en mis piernas y brazos y encontrar el ritmo de la música, pero
lo hice.

Y la música, el compás de los tambores y el ritmo, desbloquearon


algo en lo profundo de mí —algo que sabía cómo libertad, y el
sentimiento resonó a través de mí, de mis extremidades y mi cuerpo.

Luc no habló mientras bailaba con él, y yo no abrí mis ojos. No


me dejé pensar en que estaba en el apartamento de Luc, bailando con
él en medias amarillas y overoles. No me dejé pensar acerca del
pasado —nuestro pasado— o el futuro. No había nada más que la
música y el ritmo de los tambores, el ritmo del corazón de Luc.

Me dejé ir.

Moviendo mis hombros y mis caderas, deslicé mis manos por el


plano estómago de Luc y luego las levanté sobre mi cabeza, porque
eso es que sentía que debía hacer. Lo que quería. Giré, la mano de
Luc se deslizó de mi cadera, a través de la parte baja de mi estómago,
enviando oleadas de estremecimientos por todo mi cuerpo. Sentí su
barbilla rozar mi cuello mientras el ritmo se aceleraba.
No supe cuánto tiempo pasó, pero la canción se volvió algo más y
el aire a nuestro alrededor se espesó. El sudor salpicaba mi frente, y
cuando me estiré para soltar mi cabello de las coletas, no paré de
bailar.

Tampoco lo hizo Luc.

Mi espalda estaba presionada contra él, y mientras nuestros


cuerpos se movían juntos, había un tipo diferente de calor
invadiéndome que no tenía nada que ver con vergüenza o
autoconsciencia y todo que ver con sentirlo a él, su esencia única. El
aire pesado cambió a nuestro alrededor, y cuando Luc me giró de
vuelta hacia él, supe que esto no era acerca de probar que aún podía
bailar.

Que aún era ella, porque eso era de lo que se había tratado.

Ahora era sobre algo más.

Había poder en esto. Una libertad que disfrutaba. Estaba en la


punta de mis tenis mientras deslizaba mis brazos alrededor de su
cuello. Su cabeza bajó, su frente presionada contra la mía. Una oleada
de poder fluyó a través de Luc, transfiriéndose a mi piel mientras
nuestros cuerpos se agitaban con el ritmo, fusionándose en todos los
lugares correctos e interesantes. Era como la noche en su cama,
cuando había menos ropa entre nosotros. Recuerdos de esa noche
danzaron en mi cabeza como caramelos de Luc semidesnudo.

Sintiéndome mareada y cálida, abrí los ojos. Luc levantó la


cabeza, y había pinchazos de luz blanca en sus pupilas.

Una mano grande subió por mi costado, siguiendo las caídas y


subidas de mi cuerpo todo el camino hacia arriba, hasta mi cuello. Su
pulgar se detuvo brevemente en mi pulso y luego continuó hasta que
sus dedos se extendieron sobre mi mandíbula, acunando mi mejilla.

Mis dedos se curvaron alrededor de los cortos mechones de


cabello en la base de su cuello.

—Creo… —Su pulgar se arrastró por mi labio inferior, provocando


que inhalara una corta respiración mientras él bajaba mi barbilla.
Nuestras miradas se encontraron y sostuvieron—. Creo que me estoy
distrayendo un poco.

—¿Por qué? —pregunté mientras me presionaba contra él.

El brazo alrededor de mi cintura se apretó mientras un sonido


bajo salía de él. —Por esto.
Me congelé, mis ojos ampliándose mientras mis mejillas se
ruborizaban. Oh mí, santas llamas bebés en todas partes, podía sentir
justamente cuán distraído estaba.

No me alejé de él. En cambio, me acerqué incluso más, lo que no


parecía posible antes pero lo fue. Estábamos pecho contra pecho,
cadera con cadera. Calor rezumaba de mi piel, volviendo mis
músculos líquidos. Hubo una oleada de sensaciones nuevas y
poderosas. Me sentía vacía, dolorida y deseosa.

Gimiendo, dejó caer su frente contra la mía una vez más, su


mano deslizándose a mi cadera, guiando la mía contra la suya. Un
fuerte estallido de placer iluminó mis venas. Nuestras bocas estaban
tan cerca que podía saborearlo en mi lengua.

Bésame.

No dije esas palabras. Nunca dejaron mi boca mientras mis


manos se abrían y cerraban contra el algodón de su playera. Su
cabeza se inclinó y su nariz se deslizó sobre mi mejilla y después al
otro lado de mi mandíbula. Sus labios cepillaron el hueco justo debajo
del hueso y después de nuevo sobre el lugar donde mi pulso latía
salvajemente. No podía respirar. Mis ojos se cerraron. Quería que me
besara. Necesitaba que…

Luc se movió, y repentinamente, nos estábamos moviendo.


Estaba arriba y luego estaba abajo, y en un tartamudeante latido
después, estaba en el sofá, sobre mi espalda. Luc se cernía sobre mí,
una mano colocada en el cojín junto a mi cabeza, la otra bajando por
mi garganta, su toque tan ligero como alas, y su mano no se detuvo
ahí. Bajó por el centro de mi pecho, el suave contacto quemando a
través de la mezclilla y la delgada, holgada playera. Él apenas me
estaba tocando, pero mi espalda se arqueó mientras cerraba mi boca,
sellando el sonido y las palabras que sabía que estaban a segundos de
derramarse de mis labios.

Me gustas.

La música se detuvo mientras mi mirada seguía su mano,


dejando una estela de pesadez palpitante que estaba llena de
promesas.

Te deseo.

Un temblor recorrió su brazo cuando sus dedos llegaron a mi


ombligo y luego se deslizaron por mi costado, hasta mi cadera.
Lentamente, levantó esas pestañas imposiblemente gruesas, y las
pupilas de esos extraordinarios ojos morados eran de un blanco
diamante, intenso y consumidor. Me volví consciente de mis manos
descansando sobre su pecho, su estómago, y cuando se inclinó, mi
sangre tronó a través de mí.

—Tú —habló él—. Sólo has sido tú. Ahora. Antes. No ha habido
nadie más. Sólo… no puede haberla.

Mis labios se separaron mientras sus palabras sus palabras se


hundieron a través de la bruma. Espera. ¿Quiso decir lo que pensé
que dijo?

Un golpe en la puerta nos sobresaltó a ambos. La incredulidad


tronó a través de mí mientras Luc maldecía por lo bajo y sus ojos se
cerraban. Sus llamativos rasgos eran todas líneas duras y labios
exuberantes y separados

El golpe se repitió, y esta vez una voz le siguió—: Lo siento. Sé


que estás ocupado, pero esto no puede esperar.

Sus ojos se abrieron, y esas pupilas aún eran de un blanco


brillante. No parecía que se fuera a mover.

No estaba segura de querer que lo hiciera.

—Lo siento —dijo, y en un parpadeo, estaba sobre sus pies,


jalándome a una posición sentada.

—Está bien. —Aturdida, retiré varios mechones de cabello lejos


de mi cara mientras Luc hacía su camino hacia la puerta, abriéndola.

Una figura alta estaba de pie ahí, e inmediatamente reconocí el


negro, ondulado cabello e impresionantes ojos verdes—ojos que se
ampliaron mientras me veían sentada en el sofá, muy seguramente
luciendo como un desastre sudoroso. Me miró como si nunca me
hubiera visto antes, pero ese no era el caso.

—¿Daemon? —No había sabido que estaba de vuelta en la ciudad,


especialmente después de que dijo que no dejaría a su esposa.

—No. —continuó mirándome, luciendo un poco atónito—. Soy


Dawson.

Whoa.

Era una buena cosa que estuviera sentada. Era el hermano de


Daemon y Dee —el extraño tercer hermano Luxen. Haber visto a los
tres, dos en persona y una en TV, era como ver un unicornio.
Nunca había visto a un set completo de trillizos Luxen. Daemon,
Dawson y su hermana eran los primeros, y sabía que eran una rareza
desde que la mayoría fueron asesinados en la invasión y después.

Parpadeando varias veces, aturdida de que fueran casi idénticos


como Luc había dicho. Buen Dios, era como ver el reflejo de Daemon.
Bizqueé mientras lo estudiaba. Bueno, había pequeñas diferencias. El
cabello de Dawson era ligeramente más largo y rizado, y su voz no era
tan profunda como la de Daemon.

Pero eso era todo.

Raro. Cool. Además, de nuevo, algo raro.

—¿Nos hemos… um… conocido antes? —pregunté, sintiéndome


extraña, pero podíamos haber sido mejores amigos por siempre
cuando fui Nadia y no tendría ni idea.

—Brevemente —respondió Luc mientras se movía para estar


entre Dawson y yo, no ya no podía ver al Luxen. Luc era igual de alto
y marginalmente más amplio—. Esta es Evie —dijo Luc, destacando
mí nombre mientras me levantaba del sofá y me hacía a un lado para
poder ver a Dawson

Dawson asintió. —Un placer conocerte, Evie.

—Igualmente. —Sonreí al Luxen que era de algún modo familiar y


al mismo tiempo un extraño.

—Perdón por molestarlos a ambos, pero esto no puede esperar.


Algo está pasando con la chica —explicó Dawson—. Creo que está
muriendo.
13
Traducido por: Beth
Corregido por: Patty

—¿C hica? —Mi estómago se desplomó todo el


camino hasta mis pies. Inmediatamente,
pensé en mis amigas, pero si fuera una de
ellas, ¿no lo habría dicho Dawson? Además,
ellas estaban abajo, divirtiéndose. Estaban bien—. ¿Qué chica?

Luc vaciló.

Mi mirada se movió de Dawson a él. —¿Qué está pasando, Luc?

—Su nombre es Sarah —respondió Luc mientras salía al pasillo—


. Y yo pensé que tenía gripe o algo. —Le dijo la última parte a Dawson.

No tenía idea de quién era Sarah, ¿pero gripe? —¿Gripe como la


gripe en la ciudad de Kansas?

—No lo sé, Peaches.

Siguiendo a Luc al pasillo, me di cuenta de que Dawson no había


venido aquí sólo. Grayson estaba esperando.

—¿Qué está haciendo ella aquí? —exigió.

Mis ojos se estrecharon, pero entonces Luc miró sobre su


hombro hacia mí como si apenas notara que lo había seguido al
pasillo.

—Dame un momento —dijo Luc, y después tomó mi mano,


metiéndome de nuevo en su apartamento. La puerta se entrecerró
pero no se cerró completamente—. Probablemente deberías quedarte
aquí, esperar hasta que regrese. Esto no debería tardar mucho.

Lo miré por un largo momento, algo atrapada entre la


incredulidad y la irritación. —Sólo unos minutos antes, estábamos en
ese sofá y tus manos estaban sobre mí, mis manos estaban sobre tí.
Los ojos de Luc se cerraron mientras hacía un gruñido bajo. —No
me lo recuerdes. Estoy intentando todo para no pensar en eso en este
momento.

Mis mejillas se ruborizaron ante el sonido, enviando escalofríos


por mi columna. —El punto es, estábamos realmente, horriblemente
cerca entonces, y hemos estado más cerca…

—No estás ayudando —gimió.

Las puntas de mis orejas ardían. —¿Algo obviamente está


pasando y quieres que me siente aquí y espere a que regreses?

Sus ojos se abrieron, y sus pupilas eran blanco brillante de


nuevo. —Básicamente.

—No es así como funciona, Luc. Quiero ir contigo.

—No estoy seguro de que eso sea prudente, Peaches.

—¿Por qué? —Coloqué mis manos en mis caderas.

—Porque si hay incluso una pequeña posibilidad de que esa chica


tenga algún tipo de virus raro, no quiero que estés expuesta a él.

No quería ser expuesta tampoco. —No me contagié de nada por


Coop, y él se sentaba justo junto a mí.

—Tal vez, pero es más que eso. Eras parte de este mundo antes,
pero ya no más. Lo que está pasando aquí no te toca. Lo que yo hago
no te toca.

—Pero soy parte de este mundo. Mi mamá es una Luxen no


registrada. Una de mis mejores amigas es una Origen, y la otra está
saliendo con una Luxen. He sido inyectada de ADN alienígena y no en
una forma divertida.

Luc abrió la boca mientras alzaba las cejas.

No le dejé decir nada. —Y luego estás tú, estamos tú y yo, y estoy


tratando de descifrar qué significamos tú y yo. Y no puedo hacerlo si
me empujas fuera de este mundo, tú mundo.

—De acuerdo. —Algo parecido al respeto brillaba en sus ojos


mientras una lenta sonrisa tiraba de sus labios—. Entonces vamos a
meterte hasta las rodillas en este mundo.
En el momento en el que Luc y yo volvimos al pasillo y nos dirigimos
hacia la puerta de la escalera, Grayson abrió la boca, y sabía que
estaba a punto de decir algo ignorante. Luc lo silenció antes de que
pudiera.

—Ella está aquí porque quería estarlo. —El tono de Luc no dejaba
espacio para argumentos, y resistí la urgencia de sacarle la lengua a
Grayson—. ¿Cuál es su condición?

Dawson nos observaba a los tres con curiosidad mientras


fácilmente seguía el ritmo de las largas pisadas de Luc y comenzaban
a bajar las escaleras. —Está despierta, pero, bueno, no estoy muy
seguro de que eso sea una buena cosa.

—¿Puedes caminar más rápido? —chasqueó Grayson detrás de mí—.


Tú eres tan lenta como una tortuga de tres piernas.

Las esquinas de mis labios descendieron. La forma en que dijo tú


era como si estuviera hablando de una cucaracha mutante
arrastrándose por el suelo. —Siempre puedes caminar frente a mí,
sabes.

—No confío en ti detrás de mí.‖

Reí. —¿Qué en el mundo voy a hacerte yo a ti?

—Todo es posible —respondió de regreso.

—¿Gray? —llamó Luc desde varios pasos enfrente.

—¿Sí?

—Cállate.

Grayson murmuró una maldición bajo su aliento, y después dijo,


más alto—: Mira, sólo no estoy seguro de que quieras que ella vea
esto.

—¿Ver qué? —Me aferré a la barandilla mientras rodeaba un rellano.


Grayson aún estaba detrás de mí, y yo estaba dispuesta a apostar que
él estaba involucrado en un debate interno masivo sobre si debería
empujarme o no por las escaleras.

Dawson miró a Luc antes de hablar, y supuse que lo que sea que
vio en la expresión de Luc fue interpretado como permiso.
Todos siempre veían primero a Luc antes de hacer

algo. Bueno, todos excepto yo.

—Estaba moviendo a un grupo ayer, y había una pareja, un


Luxen y una chica humana, Sarah —dijo Dawson—. Nos encontramos
algunos problemas y tuvimos que volver aquí.

¿Fue la relación entre el Luxen y la chica humana lo que provocó


el problema? Las relaciones entre Luxen y humanos eran actualmente
ilegales. Si el humano tenía menos de dieciocho, sus guardianes
enfrentaban multas sustanciales, y si tenían más de dieciocho, podían
enfrentar tiempo en prisión.

Heidi estaba tomando un riesgo enorme al estar con Emery, pero


el amor lo valía. Realmente creía eso, así que estaba emocionada por
Heidi. Ella tenía la clase de amor por Emery que hacía un corte en mi
pecho que era tanto aterrador como esperanzador, y era obvio que
Emery se sentía igual… pero eso no significaba que no me preocupara
por ellas.

Alcanzamos el tercer piso, y mis ojos siguieron a Luc bajando el


amplio pasillo, mi mirada manteniéndose en lo ancho de sus
hombros. Desde que el público en general ni siquiera sabía que los
Orígenes existían, asumirían que Luc era un Luxen si vieran sus ojos
o lo atraparan usando la Fuente. Así que, si salíamos juntos, sería un
riesgo también.

Espera. ¿Estaba planeando involucrarme con Luc? Bueno, le


acababa de decir que estaba tratando de averiguar qué éramos
nosotros, y era verdad. Tal vez no me había dado cuenta hasta este
mismo momento. Además, un par de minutos atrás, estaba dispuesta
a enredarme alrededor de él como un pulpo caliente, así que…

Luc giró lentamente la cabeza y me miró sobre su hombro, sus


cejas levantadas mientras articulaba, ¿Pulpo caliente?

¡Oh por Dios! Mis manos se cerraron en puños, pero antes de que
pudiera gritarle, Dawson estaba hablando de nuevo.

—Encontramos problemas justo fuera de Virginia —estaba


diciendo Dawson—. Uno de esos malditos equipos de recuperación
nos vio, y hubo una pelea. Dos Luxen fueron asesinados, uno de ellos
era el novio de la humana.

Mi corazón se apretó por la pareja que no conocía mientras


miraba a Luc de nuevo, sorprendida de que él no hubiera mencionado
nada desde que me presenté en Foretoken esta tarde. El miedo se
formó como bolas de plomo en mi estómago. ¿Luc salía en estas
misiones? No lo había mencionado, pero Luc nunca decía realmente lo
que hacía con su tiempo, y él seguro como el infierno no me había
dicho nada de esto.

En su lugar, me llevó dentro de su apartamento y bailó conmigo.

—¿Ella fue herida en la pelea? —pregunté, concentrándome de nuevo


en el tema en cuestión.

Dawson sacudió la cabeza, enviando ondas negras en cada


dirección. —Archer nos encontró a mitad del camino y se llevó al resto
de los Luxen, pero la chica…

—¿Qué? —La confusión se arremolinó.

—Sin el Luxen para responder por ella, ella no sería bienvenida


donde estaban yendo —respondió Luc, ralentizando sus pasos así
estaba parado junto a mí—. Y como dije, está enferma.

Luc había dicho eso.

La puerta se abrió repentinamente al final del pasillo, y vi a Kent


y su rostro de Pennywise Emo salir. —Nunca he estado tan feliz de
verlos a ustedes chicos de lo que estoy justo ahora. Incluso más feliz
que si me hubieran traído un cubo de pollo de Popeyes —dijo mientras
Grayson resoplaba detrás de mí—. Hay algo realmente extraño
pasando aquí, y siento como que necesito un adulto, y también
quisiera que Chas nunca hubiera bajado por Grayson y por mí.

¿Chas? Me tomó un momento poner un rostro al nombre. Él era


el Luxen que había sido golpeado tan mal por Micah, aún estaba
sorprendida de que estuviera vivo. No lo había visto en lo que se
sentía como una eternidad.

Kent se hizo a un lado, abriendo la puerta ampliamente para que


Luc pudiera entrar, y finalmente pude ver dentro de la habitación. Un
fuerte jadeo separó mis labios en el momento en que vi a esta chica.
Ella estaba frente a una estrecha cama, tiras de cabello rubio
colgando alrededor de su rostro hundido en mechones delgados y
flojos.

Sarah estaba de pie, pero como había dicho Dawson, no estaba


segura de que eso fuera una buena cosa. Ella lucía como si la muerte
estuviera parada a su lado. Coop no había lucido así, y pensé en que
él se había visto mal. Esto era mucho más severo.
Cuando Luc habló, su voz era calmada y tranquilizadora como si
estuviera hablando a un animal enfermo y acorralado. —Hey, ¿qué
estás haciendo fuera de la cama? ¿Necesitas algo? Podemos
conseguirlo para ti para que puedas descansar.

La chica se tambaleó hacia un lado, con los hombros encorvados


hacia adelante mientras levantaba la cabeza. Gruesas venas negras
aparecieron debajo de su piel.

—Buen Dios —susurré, dando un paso atrás, pero me estrellé


con Grayson mientras él se adelantaba. Me metió en la habitación.
Esto no era igual a lo de Coop. Él no tenía venas negras.

Una tos irregular y húmeda sacudió todo el cuerpo de la chica. —


Yo... no me siento bien.

—El eufemismo del año —murmuró Kent mientras Dawson


bordeaba la pared.

Luc lo ignoró. —Lo sé. Es por eso que deberías volver a la cama,
así puedes mejorar.

No creía que ella fuera a mejorar.

—¿Debería conseguirle algo? —pregunté, queriendo ayudar—. ¿Tal vez


agua?

—¿Parece que el agua le vaya a ayudar? —replicó Grayson,


lanzándome una mirada que mostraba cuán tonta pensaba que era—.
No creo que una carga de penicilina le fuera a ayudar.‖

Odiaba admitirlo, pero Grayson tenía un punto. —Realmente no


necesitabas decir eso en voz alta.

—¿Qué? —respondió él—. Sólo estoy siendo honesto.

—¿Qué tal si tratas de ser discreto?

Grayson abrió la boca, pero Luc lo miró sobre su hombro. El


Luxen se calló. Finalmente. Me concentré en Luc. Era difícil no
reconocer la forma en que estaba parado con los hombros cuadrados
y las piernas abiertas como si me estuviera bloqueando a Sarah, como
había hecho con Dawson antes.

¿Estaba preocupado de que ella fuera a estornudar sobre mí?

Miré alrededor de Luc.


Los delgados brazos de la chica estaban cruzados sobre su
estómago. —¿Dónde está Richie?

—Sabes que él ya no está aquí, pero yo lo estoy. Así como Kent y


Dawson. Somos amigos. Incluso Grayson. ¿Recuerdas? —preguntó
Luc, y supuse que Richie debió haber sido el novio de la pobre chica—
. Estoy cuidándote, Sarah, y creo que es mejor si…

Sarah se dobló y jadeo violentamente. Bilis negra azulada fue


arrojada, salpicando el piso, y parecía que casi… brillaba.

Me tapé la boca con la mano, porque eso sí lucía familiar.

Grayson sacó una Blow Pop—Manzana Ácida— de su bolsillo y


lentamente comenzó a desenvolverla. —Eso es asqueroso.

Sarah vomitó de nuevo, y la cosa que salió de ella no parecía


normal. Era como si se hubiera tragado un galón de aceite y pintura
azul, y eso estaba subiendo de nuevo.

Más valiente de lo que yo alguna vez sería cuando alguien estaba


vomitando algo que lucía como eso, Luc comenzó a ir hacia ella, pero
se detuvo cuando Sarah lanzó su cabeza hacia atrás. Cualquier
sustancia que estaba saliendo de ella se deslizó por su barbilla y
cubrió el frente de su arrugada playera.

—Ellos….me hicieron aaalgo —jadeó la chica, agitada—. Ellos me


hicieron aaalgo…

Su espalda se arqueó en un ángulo profundo y antinatural. Algo


se quebró, recordándome a una ramita seca rompiéndose. Jadeé
mientras Sarah caía hacia adelante, cayendo sobre sus rodillas y
palmas. Sus brazos salieron de sus cuencas. Sus caderas se
extendieron. Más líquido oleoso y espeso cayó al suelo.

Sus huesos continuaron rompiéndose, justo como los de Coop lo


habían hecho.

Dawson había parado de moverse. —¿Qué demonios está…?

La cabeza de Sarah se echó hacia atrás mientras su boca se


estiraba en un grito silencioso que parecía desgarrarle las mejillas.
Esas venas de tinta se levantaron de su piel, de su cara, garganta y
brazos.

Luc estaba repentinamente frente a mí mientras extendía su


brazo, empujándome hacia atrás. El horror me inundó cuando su
cuerpo se contorsionó en una serie de chasquidos que me recordaron
la leche siendo agregada a los Rice Krispies.

Nunca comería ese cereal de nuevo.

Sarah colapsó, hundiéndose sobre sí misma, la parte superior de


su cuerpo encontrándose con sus piernas dobladas. No se movió. No
parecía que siquiera respirara. Las venas se retrajeron,
desapareciendo debajo de su piel.

Los hombros de Sarah se levantaron mientras ella respiraba


profundamente y después se seguía levantando con varias
respiraciones más. Estaba viva. ¿Cómo es que estaba viva?

—Creo que ella podría ser un zombie —susurró Kent—.


Prepárense. Disparo a la cabeza, chicos. Disparo. A. La. Cabeza.

La exhalación de Luc fue audible. —¿Es en serio?

Kent asintió. —He visto esto en películas. Te lo estoy diciendo, si


ella se levanta después de eso, esto es algún tipo de cosa zombie, y
ella va a ser rápida y querrá comer mi rostro, porque soy el más lindo,
y el más lindo siempre consigue que le coman su rostro primero.

—Sabes, él podría tener un punto —dijo Dawson, una ceja


levantada—. Me gusta considerarme un experto en zombies.

Luc se volteó hacia él. —¿Un experto en zombies?

Él asintió. —Sí, y estoy seguro de que he visto esto en…

Sarah se levantó.

Como, levantada directamente del suelo sin ponerse de pie como


si un titiritero escondido hubiera tirado de sus cuerdas. En un
segundo, ella estaba sobre sus pies, y después estaba fuera del piso.

Santa mierda, ella se cernía sobre el piso, y sí, Coop no había


hecho eso.

Mi boca cayó abierta, y parpadeé una vez y luego dos veces,


pensando que estaba viendo cosas, pero nope, la chica estaba
suspendida en el aire.

—Eso no es un zombie —dijo Grayson, las pupilas de sus ojos


volviéndose blancas—. No sé qué demonios es eso, pero eso tampoco
es una humana.
La curiosidad se marcó en el rostro de Luc mientras levantaba la
vista a la chica. —Esto es… diferente. Inesperado.

Mi corazón comenzó a golpear contra mis costillas como si fuera a


latir hasta salirse mientras Luc la miraba como si fuera un
interesante proyecto de una feria de ciencias.

Sarah levantó su cabeza. Sus ojos, Whoa, sus ojos eran orbes
negros con un centro que era…

Miré a Grayson.

Las pupilas de Sarah eran como las de los Luxen, como las de
Grayson, cuando estaban a punto de tomar su verdadera forma. Sus
pupilas eran como dos estrellas en la oscura noche.

Dawson y Luc acababan de decir que ella era humana, y aunque


yo no fuera una doctora o científica, sabía que esos no eran ojos
humanos y que los humanos no levitaban.

Los finos cabellos a lo largo de mis brazos se levantaron.

Ella volvió al suelo, esos raros ojos escaneando la habitación. Sus


labios se retrajeron cuando Luc se movió hacia adelante. Un gruñido
bajo reverberó.

¿Le estaba gruñendo a Luc?

Su cabeza giró bruscamente, y contuve el aliento cuando


nuestras miradas se conectaron. Sus fosas nasales se dilataron
cuando olfateó el aire. Ella dio un paso hacia mí. Ladeó la cabeza
hacia un lado, y un sonido bajo y espeluznante salió de ella.

Me presioné contra la pared, aplastándome. No tenía idea de qué


estaba pasando, pero tampoco quería ser el centro de su atención.

Luc se hizo a un lado, bloqueándome una vez más. —Tranquila,


Sarah. No quiero lastimarte. —El olor a ozono quemado llenó el aire
cuando una tenue sombra blanquecina rodeó su cuerpo—. Pero lo
haré.

La cabeza de Sarah giró hacia Luc. Pasó un momento, y luego se


movió, y se movió rápido. Pasó velozmente a un lado de Luc, pasando
rápidamente por la cama y la silla que había estado colocada ahí,
hacia la ventana cuadrada.

No se detuvo.
Me tensé. —Ella va a…

Corriendo a través de la habitación, saltó. El cristal se hizo


añicos, enviando fragmentos al suelo. Se abrió una cortina, y luego
Sarah se había ido, saliendo por la ventana y hacia al callejón de
abajo.

Todos nosotros estábamos atrapados en nuestro lugar, parados


en silencio hasta que Luc suspiró pesadamente y dijo—: Bueno,
estaba pensando en reemplazar esta ventana, de todos modos.
14
Traducido por: Beth
Corregido por: Patty

—E ntonces, ¿sólo vamos a pretender que eso no


pasó? —pregunté, sentándome en una de las
salas comunes en el tercer piso. Luc se había ido
con Grayson y Dawson, a quienes se les había unido Zoe… en su traje
de Mujer Maravilla… para intentar localizar a la chica ya que no
estaba tirada en el callejón, un desastre de huesos y tejidos rotos
como lo habría estado un humano normal si se hubiera arrojado por
una ventana.

Kent colocó una Coca-Cola fría en la mesita de café frente a mí. —


Bienvenida a mi mundo. Sólo un Halloween regular aquí en
Foretoken.

Lo miré.

—¿Dices que ella… levitó? —preguntó Emery, atrayendo mi atención


de nuevo a donde esta estaba sentada frente a mí. Emery estaba
vestida como Gatúbela, de la cabeza a los pies, en cuero azul oscuro.
Heidi estaba en su traje rojo, blanco y azul, y Kent aún estaba vestido
como Pennywise, así que era realmente extraño tener esta
conversación justo ahora.

Levanté mi bebida con manos temblorosas, dando la bienvenida


al rocío de burbujas carbonatadas contra mi garganta seca. —Ella
totalmente levitó lejos del suelo.

—Y esto ocurrió después de que escupió agua negra pantanosa


por todas partes. —Kent se sentó en el brazo de mi silla—. Y algo azul.
No tengo idea de qué era la cosa azul.

Heidi se estremeció mientras retiraba un mechón de cabello color


carmesí. —¿Que pudo haber hecho que eso pasara?

—¿Mordida de zombie? —sugirió Kent servicialmente—. Porque


realmente pienso que se volvió un zombie. Tal vez uno vegetariano
desde que no intentó comernos, pero definitivamente un zombie.
Parpadeé una vez y luego dos veces.

—La revisé más temprano, antes de que llegaran aquí. —Emery


miró a Heidi—. Tenía la fiebre muy alta, pero realmente pensé que
sólo era un resfriado. Me imaginé que lo había atrapado en algún
lugar en sus viajes, y con todo lo que le pasó a su novio, ella tenía que
estar agotada emocional y físicamente.

—Eso definitivamente no era un resfriado —comentó Kent—. A


menos que un resfriado cause ahora que tus venas se vuelvan negras
bajo tu piel.

—No creo que haya nada que cause eso —dijo Heidi.

Me recliné mientras mi mirada caía a mi Coca. Ese pesado,


incómodo sentimiento de antes volvió a salir. Sarah había dicho algo
que se mantenía rondando una y otra vez por mi cabeza.

Ellos me hicieron algo.

—Era muy similar a lo que pasó con Coop —dije—. Pero tampoco
fue lo mismo. Como, él no levitó o tenía venas negras, pero era
superfuerte.

—Haya sido como lo que pasó con ese chico Coop o no, nunca
había visto algo como eso. —Kent pateó con una pierna rayada en el
sofá a nuestro lado, asustada del tipo salir corriendo del edificio
gritando y agitándome. ¿Tres meses atrás? Totalmente lo habría
hecho. ¿Ahora? Estaba perturbada por lo que había visto, pero
también había visto muchas cosas raras y perturbadoras desde que
Luc había vuelto… a mi vida.

—Sus huesos… pude escucharlos rompiéndose —dije, casi


asustada de cerrar los ojos por cualquier periodo de tiempo porque
estaba segura de que podría verla—. ¿Cómo en el mundo saltó y corrió
después de eso?

Kent levantó un hombro.

—Y sobrevivió a la caída, lo que es una locura. —Heidi atrajo sus


rodillas a su pecho—. ¿Están seguros, chicos, de que ella es humana?

Emery asintió. —Definitivamente humana.

—Pero nosotros no hacemos eso —respondió Heidi—. No nos


enfermamos así, o sobrevivimos a lo que su cuerpo hizo, y arrojarnos
por la ventana, más sobrevivir una caída de cinco pisos para después
sólo salir corriendo.
No estaba segura de que Sarah correteara, pero esa imagen ahora
estaba atorada en mi cabeza. —Pero mira a Coop. Él era
completamente humano, también.

Kent cruzó los brazos. —Ella era tan humana como lo soy yo, a
pesar de lo que Grayson pueda decir sobre mí.

—Sé que ustedes chicos dijeron que las mutaciones no lucen así,
pero tal vez eso es lo que es —dijo Heidi—. Y nadie sabe con seguridad
si esos sueros que el Daedalus utilizó aún están allá afuera.

—Nosotros habríamos visto el rastro en ella. —Emery estiró sus


piernas—. Justo como Zoe habría visto el rastro en ese chico con el
que todas ustedes iban a la escuela.

—Tal vez hay un suero totalmente diferente que quita el rastro —


arrojó Kent—. Todo es posible.

—Sarah de hecho dijo algo. —Miré a Kent, golpeteando mi pie


contra el suelo—. La escuchaste, ¿cierto? Ella dijo, ‗Ellos me hicieron
algo’.

Un ceño fruncido tiró de su boca. —No escuché eso.

—¿Qué? —Levanté la mirada hacia él—. Lo dijo justo después de


vomitar y antes de que se volviera en algo directo de una película de
terror. Lo dijo dos veces.

Sus cejas castaño-rojizas se alzaron. —No la escuché decir nada


como eso.

—¿Cómo…? —Miré a las chicas, quienes me estaban viendo de


regreso. ¿Cómo en el mundo Kent no la escuchó?

Las cejas de Kent se fruncieron. —Sin embargo, hizo estos


sonidos de trino extraños. Escuché eso.

Los había escuchado, también, pero la había escuchado hablar.


Había sido un poco arrastrado, pero había hablado. Estaba pasando
mucho, así que supuse que no podía estar sorprendida de que Kent
no la hubiera escuchado entre el vómito y los huesos rompiéndose.

—¿Qué piensas que harán ellos con la chica si la encuentran? —


preguntó Heidi, girando hacia su novia.

Emery miró a Kent, y un largo momento pasó antes de que


contestara. —Depende de lo que ella haga. Ellos no la dejarán
lastimar a nadie, y no la van a dejar exponer lo que estamos haciendo
aquí. Si se reduce a algo como eso, Luc se hará cargo de ello. —El
tono de Emery era contundente—. Eso es lo que él hace.

Eso es lo que él hace.

Tragué fuerte mientras esas palabras reemplazaban lo que Sarah


había dicho. Luc se haría cargo de ella, justo como se había hecho
cargo de esos Orígenes que Daedalus había creado, esos niños que
habían sido más peligrosos que cualquier Luxen adulto lo podría ser
alguna vez para los humanos. Él se haría cargo de Sarah justo como
Micah lo había forzado a hacerlo aquella noche en el bosque.

Él tendría que matar a esta chica si probaba ser un riesgo para


las personas o lo que ellos hacían aquí.

Mi boca se secó, y el trago de soda no ayudó.

Luc era… él era un chico quien, un poco más de una hora antes,
había bailado conmigo y me había dicho que yo sólo tenía que ser
quien ya era, no quien solía ser. Él podía hacerme reír con sus
ridículas sorpresas y terribles piropos, distraerme cuando me perdía
en el pasado que no podía recordar o el miedo residual del ataque de
Micah. Él era un chico quien vestía absurdas playeras y refugiaba
Luxen y humanos por igual que estaban en necesidad, recogiendo
gente a su alrededor como uno tomaría y cuidaría animales callejeros.
Él ayudó a Emery a limpiarse. Luc era amable.

Y Luc era también un asesino.

Lo había visto con mis propios ojos, cuando tres Luxen se habían
presentado y uno de ellos me había atacado. Lo había visto cuando él
finalmente terminó el reinado asesino de Micah. Había visto la
precisión brutalmente fría de sus asesinatos, y también había visto la
mirada embrujada en esos impresionantes ojos amatista después. No
había matado a Brandon, pero había roto la mano del tipo sin ningún
remordimiento.

Un estremecimiento me atormentó.

El contraste de quién era y qué podía ser, su gentileza


interminable y su dureza inquebrantable, era sorprendente a pesar de
que había visto sus dos lados antes, sabía exactamente qué haría y
qué tan lejos llegaría para proteger a los demás.

Y escucharlo ahora todavía me sacudía.

—Hey. —Kent empujó mi hombro con su codo—. Él hará lo que


sea correcto, pastelito. Siempre lo hace.
Sorprendida de que Kent hubiera seguido mis pensamientos,
forcé una frágil sonrisa mientras colocaba mi vaso en el extremo de la
mesa. Necesitando algo que hacer con mis manos, comencé a
desenredar los nudos en mi cabello con mis dedos.

—Y ella podría haber estado solo asustada. Quién sabe lo que le


pasó o por qué está enferma —razonó Kent—. No tiene que terminar
de la peor forma posible. No siempre.

¿Pero no lo hacía?

—Yo lo haría —habló Emery, atrayendo mi atención. Nuestras


miradas se encontraron y sostuvieron—. Todos nosotros haríamos
exactamente lo que Luc tiene que hacer. Yo mataría para proteger
aquellos que me importan y aquellos que amo sin vacilación. Haría lo
mismo para proteger este lugar y lo que hacemos aquí. Igual Kent.
Igual Grayson. No es algo que queramos hacer; es algo que tenemos
que hacer. Ninguno de nosotros vacilaría. Todos nosotros tenemos que
vivir con ello.

Traté de tragar de nuevo, pero mi garganta era como un desierto


mientras asentía en entendimiento. Daemon había dicho lo mismo… y
después más.

Heidi se recargó en Emery y le susurró algo, después besó su


mejilla de piel olivácea antes de retroceder.

—No creo que lo que Luc ha tenido que hacer está mal. Sin
embargo, todos ustedes hablan de matar como si no fuera nada, pero
sé que es algo para Luc —para todos ustedes—, y que es una parte
cotidiana de sus vidas. —Dejé de jugar con mi cabello—. Para ser
honesta, no sé qué pensar al respecto porque… todo esto es nuevo
para mí.

—Y para mí. —Heidi enlazó su brazo con el de Emery mientras su


mirada se conectaba con la mía—. Este no es un mundo del que
hayamos sido parte.

Este era un mundo del que solía ser parte, antes cuando había
sido Nadia. No tenía idea de si había aceptado fácilmente la
implacable naturaleza de la supervivencia o si me había angustiado
también entonces.

O si sólo había tenido un mejor entendimiento de ello.

Pero acababa de exigirle a Luc dejarme ser parte, involucrarme en


este mundo. No creía que estuviera hecha para él. Sólo no esperaba
esto.
Emery cepilló sus labios sobre la frente de Heidi, y cerré los ojos,
frotando mis dedos a lo largo de mis sienes. ¿Había ofendido a Emery?
Esperaba que no, pero ella tenía que entender que nada de esto era
un Halloween normal para mí o para Heidi.

Nosotras normalmente comprábamos dulces y teníamos un


maratón de películas de terror. Generalmente no éramos testigos de
una chica volviéndose en Dios sabe qué antes de arrojarse por una
ventana.

—Bien. —Kent arrastró la palabra—. Esto ha tomado un giro


hacia lo extraño.

Resoplé.

La puerta se abrió detrás de nosotros, terminando el tenso


silencio. Torcí la cintura, mi corazón saltándose un latido cuando Luc
entró en la habitación con Dawson detrás de él. La puerta se cerró
mientras apretaba el respaldo del sofá. La mirada de Luc
inmediatamente se conectó con la mía. No había nada que obtener de
su expresión. Sus rasgos estaban apagados.

—¿Encontraron a la chica zombie? —preguntó Kent.

—Ella no es un zombie —dijo Luc con un suspiro mientras


caminaba alrededor del sofá. Seguí su progreso, enderezándome
cuando se sentó junto a mí, lo suficientemente cerca para que su
muslo descansara contra el mío.

—Eso es lo que la gente sigue diciendo hasta que alguien


atraviesa una puerta y comienza a comerse tu nariz —respondió Kent.

Los labios de Heidi se curvaron mientras parpadeaba


rápidamente.

—No la encontramos. —Dawson se recargó contra la pared,


cruzando los brazos—. Y recorrimos toda la ciudad.

—¿Cómo es eso posible? —La voz de Heidi aumentó de tono mientras


se inclinaba hacia adelante—. La condición en la que estaba, ¿cómo es
que siquiera está viva?

—Buena pregunta. —Luc se reclinó, lanzando su hombro sobre el


sofá, detrás de mí—. Si ella aún está en la ciudad, se está escondiendo
en algún lado. Grayson y Zoe están revisando unos pocos lugares.

—¿Crees que lo que sea que le haya pasado es lo mismo que le pasó a
Coop? —pregunté.
—No lo sé, Peaches. —Su mirada se deslizó hacia mí, y sentí sus
dedos moverse entre los mechones de mi cabello, encontrando el
centro de mis hombros. Luc estaba siempre… tocándome, siempre
que estaba sentado cerca, pasando su mano sobre la mía o jugando
con mi cabello. El acto parecía casi inconsciente, como si no notara su
necesidad de probar de que yo estaba, de hecho, sentada junto a él.
No me importaba. Si lo hiciera, no lo dejaría. Para ser honesta, me
gustaba porque había esta parte profundamente escondida dentro de
mí que necesitaba el recordatorio de que él estaba también ahí.

Pensé acerca de lo que Emery y Kent habían dicho. —Ella dijo


que le habían hecho algo.

Sus ojos encontraron los míos. —¿Qué?

De ninguna manera.

¿Luc tampoco la había escuchado?

Miré a Dawson, y él lucía como si tampoco supiera de lo que


estaba hablando. —Pensé que la escuché decir algo.

—¿Decir qué? —Sus dedos se deslizaron por la base de mi cuello.

—Pensé que dijo: ‗Ellos me hicieron algo‘, pero ¿ninguno de


ustedes la escuchó?

Dawson sacudió la cabeza.

La mirada de Luc buscó la mía atentamente. —No, Melocotón. No


escuchamos eso.

¿Qué demonios? ¿Lo había imaginado? Mis hombros se


desplomaron. ¿Tal vez fue una alucinación auditiva? ¿O pensé que los
sonidos que ella hacía eran palabras? La mente podía hacer eso,
tomar sonidos y convertirlos en algo familiar.

Luc aún me observaba, las cejas arqueadas.

—Esto, más o menos me recordó un poco a la gente que el


Daedalus mutaba con esos sueros nuevos. —La mandíbula de
Dawson trabajó mientras miraba el suelo—. Vi suficiente de eso con
mis propios ojos mientras estaba… con ellos.

El aire se atascó en mi garganta. ¿Dawson había estado con el


Daedalus en algún punto? Recordaba lo que Luc había dicho sobre los
Luxen que habían sido retenidos por el Daedalus y todas las cosas
terribles en las que la organización los había forzado a ser parte.
Cosas indescriptibles.

—Es como por lo que algunos de esos sujetos pasaron, pero no.
Los que vi fueron más… sangrientos. —Dawson exhaló pesadamente—
. Y el Daedalus ya no existe, así que no puede ser eso.

—Pero eso no significa que alguien no haya puesto sus manos en


los sueros o inyecciones restantes, justo como ya sospechábamos. —
Luc ahora tenía mi cabello entre su pulgar y su dedo índice. Nadie en
la habitación podía verlo, pero se sentía como si todos lo supieran
porque yo era hiperconsciente de lo que él estaba haciendo. Había
algo tranquilizador sobre su toque y el suave tirón en mi cuero
cabelludo cada vez que él pasaba su pulgar sobre los mechones de mi
cabello—. Es posible que eso es lo que le pasó a ella.

—O tal vez —Dios, no puedo creer que esté diciendo esto—, pero
tal vez es algún tipo de enfermedad —dijo Emery, exhalando
pesadamente—. No pensamos que haya algo que podamos pasarle a
los humanos, pero las cosas evolucionan, ¿cierto? O tal vez es algo
humano que no hemos visto aún. Todos ustedes vieron las noticias
acerca de la gente que se enfermó con algo que parecía la gripe,
¿cierto? Los mató rápidamente y supuestamente tenía síntomas que
ninguno de los doctores había visto antes. Ustedes chicos ya tuvieron
a alguien muriendo en la escuela, y luego el otro chico se enfermó.

—¿Podemos todos nosotros sólo reconocer que la gripe no hace eso?


—Kent aún estaba encaramado en el brazo del sofá—. A menos que
sea, lo adivinaron, una gripe zombie.

Dawson esbozó una sonrisa.

—Ella levitó —le recordó Luc a Emery—. Dejó directamente el


piso. Eso es más sobrenatural que viral.

Emery exhaló pesadamente. —Necesitamos encontrarla, porque


es la única forma en que vamos a resolver esto.

De hecho, yo tenía una idea. Una buena. Una inteligente. Una


útil.

La emoción golpeó a través de mí. Por una vez, podría ser útil
cuando se trataba de uno de sus problemas en lugar de ser parte de
su problema. —Puedo hablar con, um, mi mamá. Es decir, si alguien
sabe cualquier cosa sobre el Daeda…

—No —me interrumpió Luc—. Absolutamente no.


Me puse rígida. —¿Por qué no?

Sus ojos se movieron a los míos, esos ojos con tonos de joya tan
duros como el granito. —No quiero que discutas nada de lo que ves
aquí con Sylvia Dasher.

Mi piel picaba como si un ejército de hormigas de fuego hubiera


descendido sobre mí. —Eso no tiene sentido. Ella ya sabe de Ryan y
Coop, y si alguien sabe…

—Espera. —Dawson se empujó lejos de la pared, los brazos


descruzándose mientras me veía, sus ojos ligeramente amplios—.
¿Eres la hija de los Dasher? Pensé que eras…

—Algo así —dije—. Ella es algo así como mi madre.

Un brillo blanquecino comenzó a rodear el cuerpo de Dawson


mientras se movía hacia mí. El centro de sus pupilas se volvió blanco,
abarcando los iris hasta que sus ojos brillaron como diamantes duros.

No vi ni sentí a Luc moverse.

Un momento él estaba descansando junto a mí, y un latido


después, él estaba directamente frente a Dawson, frente a frente. —
Necesitas tranquilizarte —dijo Luc, su voz tan suave como lo había
sido cuando le había hablado a Sarah—. Evie no tiene nada que ver
con el Daedalus.

Dawson no respondió, pero Emery había quitado su brazo del de


Heidi, su cuerpo entero tenso y listo. Mientras tanto, Kent lucía como
si le faltara un cubo de palomitas para pasar lo que él obviamente
encontraba entretenido.

El resplandor blanquecino palpitó alrededor de Dawson, y Luc


avanzó hacia él, obligando al Luxen a retroceder. —Ella no es su hija.
Ella no ha tenido nada que ver con ellos, hombre. Necesitas calmarte
o tendré que hacerte calmar. ¿Me entiendes? Espero que lo hagas,
porque realmente no quiero convertir a Bethany en viuda y la pequeña
Ash sin padre.

—¡Luc! —jadeé, deslizándome hasta el borde del sofá mientras la


advertencia de Daemon salía a la superficie una vez más—. Jesús. Eso
es un poco demasiado.‖

—No, no lo es. —Su respuesta vino en un gruñido bajo—. No es


ni de cerca suficiente.

Lo miré boquiabierta. —Sí, lo es.


El suave brillo alrededor de Dawson se desvaneció mientras
pasaba un largo, tenso momento. —Te entiendo, Luc.

—Bien.

Ninguno se movió por un largo momento, y después Dawson


volvió a donde había estado parado contra el muro, su mandíbula
palpitando mientras su mirada esmeralda se movía de Luc a mí. —Lo
siento, sólo estoy un poco confundido.

—Bienvenido al club. —Kent sonrió mientras Luc regresaba al


lugar junto a mí.

Heidi me miró, su nariz fruncida como siempre lo estaba cuando


trataba de resolver algo, y mi estómago se hundió. Como ella no sabía
la verdad sobre mí, sabía que nada de esto tenía sentido para ella.

El cuerpo entero de Dawson estaba tenso y estirado como si


estuviera tratando de contenerse.

Luc sonrió burlonamente.

Lo fulminé con la mirada hasta que el giro de sus labios se


desvaneció. —Eso era totalmente innecesario.

—Si supieras lo que le hicieron a él y lo que él daría por sólo una


cucharada de retribución, entenderías cuán necesario era eso.

La sangre se drenó de mi rostro mientras miraba a Dawson. Él no


negó lo que Luc había dicho mientras sus ojos encontraban los míos.
Si hubiera sido la hija real de Jason Dasher o si Luc no hubiera
estado aquí, ¿Dawson me habría herido?

—No quiero que le digas nada a Sylvia —repitió Luc—. Nada,


Peaches. Absolutamente nada.

Las esquinas de mis labios descendieron. —Ella trabaja con


enfermedades infecciosas, y ella…

—Y ella trabajaba para el Daedalus —me interrumpió él,


retirando su brazo del respaldo del sofá—. Ella es absolutamente la
última persona que necesita saber sobre lo que pasó aquí.

—Ella trabajó para ellos en tiempo pasado —le recordé mientras


Kent quitaba su pierna de la silla y se enderezaba—. Y ella no era
parte de las cosas horribles que ellos hicieron.
—Eso es lo que ella dice, Melocotón. Eso no significa que sea
verdad.

Cada músculo de mi espalda se tensó. —¿No le crees?

Luc no respondió.

El Luxen de pelo oscuro en la esquina lo hizo. —Nunca conocí a


esta Sylvia, pero conocía bien a su esposo, y también sé que tal vez, al
principio, el Daedalus tenía buenas intenciones. Querían erradicar la
enfermedad y mejorar la vida humana, pero no había una sola
persona dentro de esa organización que no supiera en qué se
convirtieron. Todos en el Daedalus eran completamente conscientes
de lo que estaban haciendo y cómo estaban desarrollando sus sueros

Presioné mis manos entre mis rodillas. —Ella no. Lo juro. Sé que
trabajó para ellos, pero ustedes no lo entienden.

¿Podría decirle a Dawson quien era ella realmente y lo que había


hecho para asegurarse de que Jason Dasher no lastimara a otra
persona?

—Ella puede ayudarnos al menos a averiguar lo que le pasó a


Sarah —repetí—. Y no es como si lo de esta noche fuera un caso
aislado.

—No va a pasar. —Luc se puso de pie una vez más—. Lo que pasó
en la escuela no es lo mismo que está pasando aquí.

Cualquier control que haya tenido sobre mi paciencia se perdió


cuando levanté la mirada hacia él. —La última vez que revisé, amigo,
no puedes decirme lo que puedo o no hacer. No puedes decirme que
haga nada.

Los ojos de Emery se ampliaron mientras Luc giraba fluidamente,


mirándome. —Puedo decidir quién sabe lo que pasa aquí, Peaches.
Eso no es lo mismo que decirte qué hacer.

—Es exactamente la misma cosa que decirme qué hacer —


repliqué.

—No en mi mundo —respondió él.

—En mi mundo, que es el mundo de todos, lo es. —Me puse de


pie, abriendo mucho los brazos—. No hay razón por la que no pueda
decirle, especialmente cuando ella es probablemente la única persona
en esta ciudad completa que podría saber lo que le pasó a esa chica —
quien aún está allá afuera, por cierto, ¡corriendo alrededor con sus
venas negras como serpientes y esperemos no comiéndose la cara de
alguien!

—Por el amor de Dios, la chica no es una zombie, porque los


zombies no son reales.

—¿Pero los Alien lo son?‖

Me lanzó una mirada suave.

—No confías ni un poco en ella, ¿o sí?

Luc bajó la barbilla hacia mí, con voz baja. —Ni remotamente. No
confiaría en ella con un ratón de laboratorio —dijo, y jadeé, porque
eso parecía excesivo—. Ni siquiera confiaría en ella con Diesel.

—¡Diesel es una maldita roca!

—Exactamente —replicó con aire de suficiencia.

Sacudí mi cabeza. —Estás siendo ridículo.

—Estoy siendo inteligente. Deberías intentarlo.

—¡Lo hago! —grité—. Y tal vez deberías intentar no ser un idiota


degradante.

—No estoy siendo…

—Piensa mucho antes de terminar esa declaración, porque


acabas de decir que estaba siendo estúpida —lo interrumpí.

Su pecho se levantó con una profunda respiración. —Tienes


razón. Eso estuvo mal. Lo siento —dijo, sus ojos resplandeciendo de
un púrpura intenso—. No debería haber dicho eso, y reconocerlo no
cambia quién es ella. Tal vez hayas olvidado que te mintió y lo que te
quitó, pero yo no lo he hecho.

Mis dedos se curvaron, presionando contra mis palmas. —Me


mentiste también, Luc, ¿o estás convenientemente olvidando eso?

—No he olvidado nada. —Sus rasgos estaban marcados, los


labios presionados en una delgada, dura línea—. Ella te quitó la vida
que conocías de ti.

—Tú me la quitaste también —me levanté sobre la punta de mis


pies, y Luc se estremeció—. No puedes poner todo sobre ella. —Una
voz que apenas reconocía como la mía me dejó—. Tú hiciste la
elección de darme a ellos. Tú…
—¿Cómo en el infierno puedes decir eso? Yo no te di a ellos, Evie. —
Sus ojos eran nubes tormentosas ahora, agitados y peligrosos—.
¿Necesito recordarte eso? Hice la única cosa que pude para salvar tu
vida. Estabas muriendo, y ese bastardo de Jason Dasher tenía una
cura. Fue Sylvia quien exigió que me alejara de ti después de eso. Ese
fue un trato que ella me forzó a hacer, porque si no estaba de
acuerdo, tú habrías muerto. No te abandoné. Me mató alejarme.

Temblando por sus palabras, rápidamente me di cuenta de que


no debería haber dicho eso. —Sé que no me diste a ellos. Lo siento. No
debería haber dicho eso, pero eso no cambia el hecho de que también
me ocultaste grandes secretos.

—Sí, porque tú definitivamente me habrías creído si te lo hubiera


dicho inmediatamente.

—Aún no es excusa para mentir por omisión. —La verdad era, no


le habría creído. ¿Quién lo haría? Pero ese no era el punto, porque
ésta situación completa me hizo darme cuenta de algo muy
importante. Luc me mantuvo en la oscuridad acerca de muchas cosas,
y pensé que era para mantenerme a una distancia segura de las cosas
peligrosas e ilegales que ellos hacían aquí, pero ahora estaba
comenzando a pensar que esa no era la única razón. Había una buena
probabilidad de que él me estuviera manteniendo en la oscuridad por
Mamá—. Aún no me dices todo, Luc. Estás ocultándome cosas ahora.

—¿Cómo qué?

—Aún no me dices sobre Sarah o lo que pasó con los otros Luxen.
Aún no me dices el 99 por ciento de las cosas que haces aquí incluso
cuando tienes oficiales apareciendo al azar, y apuesto a que eso pasa
seguido incluso cuando yo sólo sé de esa única vez.

Luc alejó la mirada.

—Responde esto: ¿tú vas en estos viajes? ¿Ayudas a mover a los


Luxen fuera de aquí?

Su mandíbula se apretó. —A veces lo hago cuando estás en la


escuela. Viajes rápidos donde Archer o Daemon vienen a encontrarme.

La inhalación que tomé no fue a ninguna parte. —Y nunca me


dijiste sobre esto. —Mi corazón comenzó a latir con fuerza en mi
pecho—. ¿Qué si te sucediera algo en uno de estos viajes? Ni siquiera
lo sabría, Luc. No tendría ni idea. Simplemente te habrás ido.

Su mirada se disparó a la mía. —No te digo porque no quiero


preocuparte.
Dejé escapar la verdad. —¿Crees que no me preocupo ya, Luc? Lo
que haces aquí es una locura peligrosa. Demonios, tu propia
existencia es peligrosa. No decirme no me va a hacer preocuparme
menos.

La línea de su mandíbula se suavizó, al igual que el destello en


sus ojos. —No necesitas preocuparte por mí, Melocotón. Siempre voy a
volver a ti. Es una promesa.

El calor sonrojó mi rostro. Siempre voy a volver a ti. Esa promesa


me emocionó y enojó, me dejó con esperanza y llena de temor.

Y entonces la más extraña sensación me golpeó. Lo había


escuchado hacer esa promesa antes, ¿o no?

—No te digo a donde voy con esos Luxen o donde son recogidos
porque conocimiento como ese te pone en peligro, y también te vuelve
peligrosa.

—¿Me vuelve peligrosa? —Me tomó un momento darme cuenta de lo


que quería decir, y no podía creerlo—. ¿Realmente crees que le diría a
alguien lo que pasa aquí? ¿Que yo haría eso?

No respondió por un largo momento. —No creo que dijeras algo


por ser maliciosa, pero el hecho de que confíes en Sylvia significa que
hay cosas que no puedo confiarte.

Luc y yo estábamos parados cara a cara, y me di cuenta de que


todos habían saltado fuera de la habitación como pelotas de goma.
Estábamos solos y ni siquiera me había dado cuenta hasta ese
momento.

—Debo confiar en ella. Es mi mamá…

—Sylvia no es tu madre.

Contuve el aliento, sintiendo como si me hubieran golpeado en la


cara, porque lo que dijo se acercaba a lo que estaba sintiendo y a los
pensamientos que ya me dejaban tambaleándome con culpa y
confusión.

Madre. Hija. Sólo palabras y etiquetas, pero palabras poderosas —


palabras que iban más allá de la sangre.

Me golpeó entonces mientras parpadeaba la incómoda


quemadura detrás de mis ojos. Me había contado una buena cantidad
de mentiras y guardaba aún más secretos, justo como lo hizo Zoe y
justo como Luc todavía lo hacía. Las cosas eran un poco incómodas
entre Zoe y yo, y estaba empezando a encontrar mi camino con Luc,
pero no era justo darles pases y no darle uno a ella.

Porque al final del día, ella era mi madre. Ella mantenía un techo
sobre mi cabeza y mi estómago lleno. Ella me cubría de amor y
aliento, y era mi madre en cada sentido de la palabra.

—Ella es la única madre que recuerdo —dije, con voz gruesa—.


La amo.

—Mierda. —Luc se pasó la mano por el pelo—. Evie, yo…

—Ella no tenía que cuidarme ni mantenerme durante estos años.


Lo sabes. —Me alejé de él—. Quizás tengas razón. Tal vez no se puede
confiar en ella por completo, pero sigue siendo mi madre, y todavía
soy su hija. Y no creo por un segundo que ella haría algo que me
ponga en peligro o me haga daño. Y me di cuenta de que no confías en
mí, y ni siquiera sé qué decir al respecto.

Luc se movió hacia mí, pero levanté mi mano mientras me alejaba


hacia la puerta. Él se mantuvo quieto. —¿A dónde vas?

—A casa. —Caminé por la habitación—. Sabes, donde vive mi


mamá.

—Evie —me llamó, y me detuve, girando hacia él—. Es en serio.


No le digas nada a tu madre.

Apreté el pomo con la mano, y si pudiera arrancarlo de la puerta,


había una buena posibilidad de que se lo hubiera arrojado. —No
tienes que repetirlo, Luc. Lo entiendo. Tranquilízate.

Luego cerré la puerta detrás de mí con suficiente fuerza que


estaba seguro de que todos en el club podían escucharla.

Mis pulmones ardían cuando empujé las puertas exteriores de


Foretoken, con las llaves en la mano, saliendo en la fresca noche de
octubre. Respirando profundamente el aire frío, di la bienvenida a la
brisa que cubría mi piel punzante.

No podía creer que Luc me había dicho eso.

No podía creer lo que yo le había dicho a él.


Y realmente esperaba que Sarah no apareciera de la nada y
tratara de comer mi rostro.

La ira zumbó por mis venas mientras me obligaba a seguir


caminando, mi mano libre abriéndose y cerrándose. Una parte de mí
entendía totalmente por qué Luc tenía problemas de confianza cuando
se trataba de Mamá. Eso no me sorprendía en absoluto. Mira lo que
sucedió durante el #momentodequesoalaparrilla. Pero ella se disculpó,
y él también, y él ni siquiera le estaba dando una oportunidad. Peor
aún, él no confiaba en mí, y eso fue un shock.

Dirigiéndome a la cuadra donde estaba estacionada, pasé varias


tiendas cerradas, muchas de ellas con carteles de SÓ LO HUMANOS.
Sacudí mi cabeza mientras pisoteaba la acera. Qué…

La lámpara parpadeó sobre mí, y luego la del otro lado de la calle


hizo lo mismo. Mis pasos se ralentizaron y luego se detuvieron cuando
la lámpara al final de la cuadra, cerca de donde estaba estacionado mi
auto, también parpadeó

Eso no era normal.

Y la última vez que las lámparas habían hecho eso, había


encontrado el cadáver de un compañero de clases.

Nope. No estaba por repetir ese evento traumático.

Girando sobre mis talones, me encontré parada frente a un


pecho. Jadeé mientras retrocedía un paso. Un hombre estaba delante
de mí, tan cerca que podía sentir la... frialdad irradiando de él.

Era mayor, tal vez en sus veintes. Su cabello era de un negro


intenso, que se mezclaba con el cielo sin estrellas de arriba, y su piel
era del color del alabastro. Sus ojos…

Eran del tono más pálido de azul que hubiera visto alguna vez,
como si los irises hubieran sido drenados de casi todo el color.

Un escalofrío invadió mi piel. —Disculpe. —Retrocedí, mi corazón


acelerándose.

El hombre inclinó su cabeza a un lado, el tajo de su boca se


adelgazó aún más mientras olfateaba el aire.

Oh no.

Oh, demonios, no.


Cuando la gente comenzaba a olfatear el aire, no quería tener
nada que ver con eso. Los músculos de mis piernas se tensaron
mientras me preparaba para correr de regreso al club sólo en caso…

El pecho, cubierto con una camisa oscura abotonada, se


dispersó. Todo su cuerpo se rompió en una nube de humo negro como
la tinta que se elevó a varios pies del suelo. Gruesos zarcillos de niebla
de medianoche latieron cuando la cosa retrocedió varios pies.

Terror puro explotó en mi estómago mientras mi boca se abría, pero


ningún sonido salió. Miré a la criatura.

Oh por Dios, sabía lo que era. Emery y Kent me habían descrito


esto antes.

Un Arum se paraba frente a mí.

Eran archienemigos de los Luxen, otra raza de Aliens que había


batallado con los Luxen por años antes de que ambos planetas fueran
destruidos en su guerra, forzándolos a buscar asilo en la Tierra. Ellos
eran justo tan mortales como los Luxen podían ser, pero por razones
muy distintas.

Nunca había visto a uno, pero sabía que eso era lo que estaba
mirando, y eso significaba que tenía que salir como el infierno de aquí.

La masa sombría se reconstruyó, tomando rápidamente la forma


de un hombre. Por un breve segundo, no era más que una elegante
obsidiana, una oscuridad opaca, y luego parecía un hombre una vez
más.

Dio un paso, sus labios retrocediendo para revelar dientes rectos,


extrañamente afilados. —¿Qué eres tú?
15
Traducido por: Beth
Corregido por: Patty

¿E n serio me preguntó qué era yo justo cuando él se


había transformado en un maldito borrón de humo
palpitante?

—Soy una humana —dije, apretando mis llaves. Estaba preparada


para enterrarlas profundamente en su rostro si se movía una pulgada
hacia mí.

La pálida mirada del Arum parpadeó sobre mí. —¿Estás segura?

Lo miré boquiabierta. ¿Estaba segura? —Sí, totalmente, cien por


ciento…

Espera.

No era cien por ciento humana, ¿o sí? Tenía un poco de ADN


alienígena en mí, gracias al suero Andrómeda. ¿El Arum podía sentir
eso? Eso tenía sentido ya que me habían dicho que ellos podían sentir
a los Luxen, y había una pequeña, pequeñísima parte de eso en mí.

Pero si él podía captar eso en mí, ¿el dron RAC no habría detectado el
ADN? ¿O eran los Arum más sensibles?

—Hey—llamó Grayson desde la dirección del club, y el Arum se volteó


—. ¿Eres tú, Lore?

¿Lore?

¿Eso era un nombre?

—Sí—respondió Lore, dando un paso a un lado.

—¿Con quién estás hablan…?—Grayson apareció unos pies detrás del


Arum, el palo blanco de su Blow Pop saliendo de la esquina de su
boca—. Oh, eres tú.
Dijo tú como si fuera una nueva ETS15.

Mis ojos se estrecharon en él. Supe que no había encontrado a Sarah


desde que él estaba aquí alrededor atragantándose con su paleta.

—¿La conoces?—Lore miró sobre su hombro hacia mí.

—Desafortunadamente—respondió Grayson—. Pertenece a Luc.

—¿Disculpa?—Parpadeé una vez, dos veces—. No le pertenezco a


nadie.

Lore levantó las manos, dando otro amplio paso lejos de mí. —No
toqué ni un solo pelo de su cabeza. Todo lo que hice fue sorprenderla.
Accidentalmente. No a propósito. Estoy comportándome bien.

Mis ojos se estrecharon.

Grayson resopló. —Si lo estás buscando, él está adentro. Déjale


saber a Clyde, y él hará bajar a Luc.

Tenía tantas preguntas, comenzando con ¿qué demonios estaban


haciendo un Luxen y un Arum hablando amigablemente cuando eran,
como, enemigos mortales? ¿Y por qué en este mundo Grayson dijo que
yo le pertenecía a Luc?

—Te alcanzaré ahí dentro —dijo Grayson, hablando con el Arum.

Lore asintió y se dio la vuelta para continuar hacia el club,


deteniéndose para mirar brevemente sobre su hombro hacia mí, su
pálido rostro marcado con incertidumbre.

Yo estaba aún parada bajo la lámpara que ya no parpadeaba,


pensando en la noche en que encontré el cuerpo de Andy. Había sido
después de saber que yo no era Evie. Había ido a la fiesta de Coop y
salido con James solo para distanciarme de todo lo que se había
estado cayendo a pedazos. Y fue entonces cuando supe que Zoe
también era una Origen. Fue cuando estaba dejando la fiesta que
tropecé con Andy. No había sido cercana a él, y él había estado
haciendo bullying al joven Luxen Daniel, pero la forma en que murió…

Lentamente, levanté la mirada a la luz amarilla como la mantequilla.


Las luces habían parpadeado y se habían apagado, y la temperatura
había descendido significativamente la noche de la fiesta de Coop,
justo como lo habían hecho ahora. Pensé una vez más en cómo Micah
había negado asesinar a Andy y esa familia…

15
Enfermedad de Transmisión Sexual.
¿Había sido un Arum?

Pero no creía que un Arum pudiera matar así, haciéndolo parecer


como si la persona hubiera sido golpeada por un rayo o quemada
desde adentro.

Temblando, bajé mi barbilla y miré alrededor de la oscura, vacía calle.


¿Qué si Micah había estado diciendo la verdad y había otro asesino
entre nosotros?

Esos pensamientos se desvanecieron a un segundo plano cuando me


di cuenta de que no estaba exactamente sola. —¿Encontraste a
Sarah?

Grayson me enfrentó. Estábamos a varios pies de distancia, y él


estaba de pie fuera del alcance de la lámpara, pero cuando habló,
podía escuchar la sonrisa en su voz. —¿Luzco como si la hubiera
encontrado?

Mi mano se curvó tan fuerte que las llaves se enterraron en mi palma.


—Eres un imbécil.

—Me han llamado cosas peores.

—Oh, estoy segura de que lo has sido.

Grayson estaba repentinamente frente a mí. Era casi tan alto como
Luc, y se alzaba sobre mí. Cada instinto que poseía me gritó para dar
un paso atrás, y pensaba que sintió eso basada en su sonrisa
burlona.

Me mantuve firme. —No te tengo miedo.

—Ahora, tú y yo sabemos que eso no es verdad. Bueno, a menos que


haya sobreestimado tú inteligencia, lo que es posible.

Mi ser entero ardía con el deseo de golpear esa sonrisa de vuelta a la


galaxia de la que vino.

—Los humanos deberían de temernos incluso si venimos en paz y sin


intención de hacer daño.—La burla goteaba de su tono—. Después de
todo, somos la forma de vida superior en este planeta.

—Wow —dije—. Y yo aquí pensando que nadie podría superar jamás


el ego de Luc.
—Y aquí estoy yo preguntándome por qué demonios él está tan
obsesionado contigo—replicó él—. Le recuerdas a alguien a quien solía
conocer. Entiendo eso.

Mi corazón tartamudeó. Grayson no sabía quién era yo, pero ¿sabía


sobre Nadia?

—Pero he pasado una cantidad de tiempo impío en los últimos tres


años más o menos vigilándote. Eres tan aburrida y patéticamente
humana, que es realmente ridículo pensar que Luc estaría interesado
en ti —continuó, y luché contra el impulso de poner los ojos en blanco
—. Y aunque hay humanos que son sorprendentemente interesantes,
no hay nada único o especial en ti.

Sus palabras picaban como un avispón, más de lo que deberían, pero


me negué a mostrarlo. —Dime cómo te sientes realmente, Grayson. No
te contengas.

La sonrisa burlona en su rostro desapareció. —Eres un riesgo para


Luc y para lo que hacemos aquí. Estamos salvando vidas, Evie.
¿Sabes qué es lo que pasará si su presidente se sale con la suya? Un
genocidio masivo de mi gente. Eso es lo que están tratando de
prevenir aquí mientras tú corres alrededor, ¿haciendo qué? ¿Yendo a
la escuela? ¿Fiestas? ¿Tomando fotos o saliendo con tus amigos y, tal
vez, de vez en cuando, defendiendo a algún pobre, indefenso Luxen?
No haces más que ponernos en riesgo.

Me estremecí ante la cruda verdad de lo que dijo. ¿Qué estaba


haciendo? Un grande y gordo nada la mayoría de los días.

Grayson no había terminado. —No sólo eres una amenaza por


quién es Sylvia Dasher, sino porque eres el eslabón más débil que
puede y será explotado —dijo, y cada palabra que decía era como una
bofetada—. A pesar de la opinión popular, Luc no es indestructible.
Mientras más tiempo estés en su vida, más probable es que consigas
que lo maten… o peor.

—El brunch es un poco estúpido cuando lo piensas—murmuré


mientras veía a Zoe sacar un trozo de nuez de su muffin de chocolate
—. Como, ¿por qué no simplemente almorzar? ¿Y por qué no pides un
muffin sólo de chocolate como yo en lugar de sentarte allí y sacar las
nueces?

Zoe levantó la mirada, sonriendo burlonamente. —Estás de un humor


increíble esta mañana.
Estaba de un terrible, no muy bueno, mal humor.

Ni siquiera sabía por qué había accedido a encontrarme con Zoe un


domingo tarde en la mañana. No era apta como compañía.
Obviamente. Las palabras de Grayson aún me quemaban como un
incendio. Lo que me dijo la noche anterior había sido duro, pero
también había sido verdad. Yo no era… fuerte. No como Zoe. No como
ninguno de ellos. Incluso si fuera ruda con una katana, lo cual no era,
aún sería el eslabón más débil entre ellos. Esa era una píldora amarga
para tragar.

Y tanto como odiaba admitirlo, me había quedado despierta anoche


después de regresar a casa, esperando que Luc apareciera en la
ventana de mi habitación, y no lo había hecho. No visita. No texto.

No incluso después de que logré quedarme dormida y desperté,


jadeando por aire tras una pesadilla.

Supuse que todavía estaba molesto, y no sabía cómo sentirme al


respecto. Yo también estaba aún enojada, pero no estaba
acostumbrada a que Luc se enojara conmigo. De ningún modo.
Siempre tuve la impresión de que incluso cuando se estaba irritando
conmigo, estaba feliz de poder irritarse conmigo, lo cual era un poco
extraño pero, dada nuestra historia, también tenía sentido.

—Y me gusta una pizca de nueces en mis muffins. No montones. Es


demasiada nuez. —Dejó caer la nuez en una servilleta mientras yo
arrugaba mi nariz—. ¿No te estás sintiendo bien? Por lo general, ya te
habrías tragado tu muffin entero en este punto. Espero que no te
estés enfermando.— Sus ojos se ampliaron—. O termines con lo que
tenía esa chica.

—Bueno, si lo estoy, al menos puedo arrojarme por una ventana y


sobrevivir, así que está eso.

—Mírate, siendo positiva y esas cosas.

Resoplé mientras jugaba con un popote. —No puedo creer que ella
esté sólo desaparecida. Como, ¿a dónde demonios se fue?

—No lo sé. —suspiróZoe mientras sacudía la cabeza—. Podría estar en


cualquier parte. Tal vez fue a algún lugar y murió.

La pesadez se asentó sobre mí. —Dios, sé que había algo muy


malo con ella, pero odio la idea de cualquiera muriendo solo así. Ella
estaba asustada, Zoe. Ella no tenía ni idea de lo que le estaba
pasando.
—Lo sé.

—Emery parecía pensar que ella había atrapado algún virus extraño
que vimos en TV, pero si los Luxen no pueden enfermar a los
humanos, e incluso si fuera algo relacionado…

—No hace que todos ustedes hagan eso. —Asintió Zoe—. A menos que
sea algo totalmente loco. Quiero decir, algo que alguien ha creado,
pero con el Daedalus desaparecido, eso no tiene sentido.

Lo que significaba que todos nosotros teníamos muchas preguntas y


absolutamente ninguna respuesta.

Moví mi muffin sobre uno de sus lados. —Vi la cosa más rara cuando
me fui anoche, no tan extraña como lo que le pasó a Sarah, pero rara.

—Dado que estabas alrededor de Foretoken, podría ser literalmente


cualquier cosa.

—Verdad, pero vi un Arum. De hecho, hablé con él.

—¿Lore? ¿Te encontraste con él?

Parpadeé mientras mis dedos se congelaban alrededor del popote. —


¿Lo conoces?

—No muy bien o algo, pero lo he visto a él y a su hermano una vez o


dos, su hermano Hunter. No el otro hermano legítimamente psicótico
—explicó ella—. Él estaba ahí cuando regresé.

—Estoy un poco confundida. Pensé que los Arum eran, como, los
chicos malos. Los archienemigos de los Luxen.

—La mayoría lo son, pero no todos los Arum asesinan gente y se


alimentan de Luxen no dispuestos. Algunos son justo como los Luxen,
tratando de encontrar un lugar en este mundo y tener una existencia.

—¿Hay Luxen que están dispuestos a que se alimenten de ellos? Eso


suena… Excéntrico. ¿Y Lore es uno de ellos?

—Si no lo fuera, no estaría vivo justo ahora.—Zoe sonrió tensamente—


. Luc no lo toleraría si lastimara a la gente.

Todo bien entonces.

—Lore nos ayuda de vez en cuando —explicó—. Moviendo paquetes y


cosas. Él estuvo ahí para ayudar a Dawson a mover al resto del grupo,
desde que encontraron problemas.
Tomé un rápido sorbo. —¿Tú los ayudas a mover paquetes, o tú
solo estás en deber Evie todo el tiempo?

—No estoy en deber Evie. Más como deber de mejor amiga—dijo,


colocando sus brazos sobre la mesa—. Pero los he ayudado en el
pasado.

—¿Eso… te asusta?—pregunté, manteniendo mi voz baja—. Es decir,


la gente piensa que eres humana, pero si te atraparan moviendo
Luxen no registrados, no importaría incluso si lo fueras.

—Es… preocupante, pero no hacer nada para ayudar a esta gente es


peor —dijo ella—. Esta es la cosa, Evie. Nadie sabe realmente dónde
van estos Luxen no registrados cuando son capturados. ¿Son
encarcelados en alguna parte? ¿Mantenidos en instalaciones?
¿Asesinados? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que no son
registrados y reintegrados en la sociedad. Nunca son vistos de nuevo.

Había una parte ingenua de mí que quería creer que los Luxen que
eran capturados estaban ahí afuera, en algún lugar seguro, porque
era más fácil vivir con eso. Pero la ingenuidad no igualaba la
estupidez. Después de todo lo que había aprendido, lo sabía mejor.

Me recliné, mirando a la vitrina de cristal con las delicias horneadas


mientras un hombre con dos niños pequeños entraba. No haces nada
más que ponernos en riesgo. Cerré los ojos con fuerza por un momento
mientras las palabras de Grayson me perseguían. —¿Puedo ayudar?
Quiero decir, ¿con los paquetes?

Zoe sonrió hacia mí mientras un rizo caía sobre su mejilla. —Ya estás
ayudando.

—¿Cómo?

—Siendo mi mejor amiga.

—Eso no es ayudar.—Suspirando, acomodé mi cabello detrás de mi


oreja—. Estoy segura de que de hecho puedo hacer algo.

Zoe se inclinó hacia delante. —Ser mi mejor amiga es ayudar. No


tienes ni idea de lo que significa ser normal.

De hecho, sabía exactamente lo que era ser normal.

—Crecí en un laboratorio, Evie. Mis salones de clases eran


habitaciones blancas con niños que habían sido engendrados y
diseñados para ser soldados perfectos. Sin una familia con la cual
hablar. No tenía amigos con quienes ir al brunch, porque no podíamos
ser amigos, no cuando teníamos que pelear unos contra otros para
probar que éramos los mejores. Y tenías que ser el mejor. Si no, las
consecuencias eran… extremas.

—Zoe—murmuré, mi pecho doliendo por ella, por todos ellos.

—Cuando Luc me liberó, mi vida comenzó, pero no sabía realmente lo


que era la vida hasta que te conocí y a Heidi y a James—dijo. Las
lágrimas picaban en mis ojos mientras continuaba—: Cuando estoy en
la escuela o salgo con ustedes chicos, me siento normal. Me siento
más que cualquier maldita cosa para lo que fui creada. No tienes idea
de cuánto ayuda eso.

Estiré la mano sobre la mesa ovalada y puse mi mano sobre su brazo.


—Lo sé, y me alegra poder darte eso. Es solo que no quiero ser un
riesgo o inútil, ¿sabes? Solo quiero ser útil.

Su mirada buscó la mía. —¿Por qué pensarías que eres un riesgo


o inútil? Eres una de las personas más fuertes que conozco.

—Aprecio el sentimiento, pero no hay forma de que sea una de las


personas más fuertes que conoces.

—Descubriste la verdad acerca de quién eres, sobre quien era tu


madre y yo, y Luc. Lidiaste con un Origen psicótico, y te levantaste,
desempolvaste tu trasero, y lidiaste con eso. La mayoría de la gente,
incluyendo a mi tipo, se estaría balanceando en una esquina en
alguna parte. No sólo eso, cuando pensaste que yo podía ser herida,
no lo pensaste dos veces antes de asegurarte de que estuviera fuera de
peligro—me recordó ella—. No te das suficiente crédito. ¿Sabes por
qué? Déjame decirte.

Oh no. Zoe estaba a punto de despotricar

—Son todos los ideales de mierda de fuerza que nos empujan a la


cara. Películas. Libros. Televisión. Revistas Uno pensaría que después
de que el mundo casi terminara, las personas habrían arreglado sus
vidas, pero oh no. Todavía operamos con la ideología del poder
femenino, pero es solo poder femenino si eres una asesina.

Me recliné.

—¿Qué nos está enseñando eso a nosotras las mujeres? ¿Que si no


eres físicamente fuerte, si no puedes patear traseros, eres débil? ¿Que
si te sientes abrumado o emocional, no eres fuerte? ¿O que si no eres
emocional, algo está mal contigo? Eso es una mierda, y no es realista.
—Sus hombros se tensaron—. La fuerza real no existe en los
músculos o habilidad mortal. Existe en tu habilidad para levantarte y
seguir adelante después de que la mierda golpea el ventilador. Eso es
la fuerza.

—Está bien, Zoe. Estoy completamente de acuerdo.

Ella exhaló pesadamente. —Dios, soy superhumana, e incluso yo


estoy como, ¿puedo solo leer un libro o ver una película donde la
chica es realmente, no lo sé, un ser humano normal? Y no me hagas
empezar con toda la mierda de ‗chico loco‘ o ‗chica loca‘, porque voy a
despotricar hasta el día en que me muera sobre la misoginia
internalizada detrás de todo eso.

—Okay. Cálmate.—Di palmaditas en su brazo y después levanté mi


refresco, dando un gran trago—. La gente está comenzando a vernos.

—Lo que sea.—Se reclinó en su asiento—. Solo no puedo soportar la


idea de tu sintiéndote de esa forma sobre ti.

—Lo siento. Es sólo que… no lo sé.—Sonreí tensamente—. No hay


nada que podamos hacer para averiguar qué le pasó a Coop, ¿y cómo
puedo ayudar a buscar a Sarah? Supongo… Sólo estoy de un humor
raro, así que no deberías de ponerme atención justo ahora.

Zoe me miró mientras se quitaba un rizo suelto de la cara. —¿Tu


extraño estado de ánimo tiene algo que ver contigo y Luc teniendo una
épica discusión anoche?

Me encogí de hombros a medias.

—Escuché que querías ir con Sylvia sobre Sarah. —continuó


picoteando su muffin—. Y Luc no estaba nada complacido con eso.

—Eso sería el eufemismo del año—respondí secamente.

—Un poco.—Levantó su muffin—. ¿Sin embargo, sí entiendes por qué?


¿Cierto?

Un movimiento tormentoso llenó mi estómago. El por qué detrás de la


demanda de Luc era todo en lo que había pensado la noche anterior.
—Lo entiendo, y al mismo tiempo no.

—¿Qué quieres decir?

Mi mirada cayó a mi delicia de chocolate. —Entiendo por qué Luc no


confiaría en ella. Lo hago. Pero tengo que creer lo que ella me dijo,
Zoe. Que ella no era parte de las terribles cosas que hizo Daedalus.
Zoe no dijo nada mientras colocaba una pieza de muffin en su boca,
masticándola lentamente.

—¿Qué?—dije, leyendo la vacilación en sus facciones. Me incliné hacia


adelante, bajando la voz—. Sabes que Luc dijo que ella no era mi
madre.

—Y fue un imbécil por decir eso. Totalmente.

—Sabes que fue ella quien mató a Jason, ¿cierto? Fue ella. No Luc. Su
matrimonio entero se desmoronó cuando se enteró de lo que él
formaba parte.

Ella fue lenta en responder. —Sé todo eso, Evie, pero…

—¿Pero qué?

Ella metió cerca de la mitad de su muffin en su boca. —¿Pero qué si


ella no está diciendo la verdad?

Abrí mi boca.

—Escúchame, Evie. No lo sabemos. Tampoco tú, y lo que Luc hace es


demasiado riesgoso.

—Sé eso.—La irritación cosquilleó sobre mi piel.

—Esta es la cosa. Ella pudo haber estado hasta las rodillas en todas
las cosas de Daedalus y después tuvo un cambio de corazón. O pudo
no haber tenido nada que ver con esos horribles experimentos.
Nosotros sólo no lo sabemos.

Zoe tenía un punto. —Lo entiendo, pero tengo que creerle. No ha


hecho nada para mostrarme que lo que me ha dicho es mentira. ¿Y
por qué lo sería? Porqué me aceptaría, me curaría…

—¿Y te daría recuerdos falsos de la Evie real?—Su voz era baja, pero
sus palabras me golpearon como un rayo—. ¿Por qué hizo eso?

Hielo reemplazó el calor, empapando mis venas. Esa era la pregunta


que siempre me hacía muy a menudo, incluso después de que se me
había dado una respuesta. —Creo… ella sólo extrañaba a la Evie real.

Zoe estuvo callada por un largo momento. —Puedo entenderlo… hasta


cierto punto. Lo hago, no me malinterpretes. Pero tú tenías una vida
antes de conocerla. Tenías amigos, amigos que eran tu familia.
Personas que te amaban y extrañaban. ¿Por qué no te curó y te
devolvió tu vida dejando entrar a Luc cuatro años atrás?
Pensé que podría vomitar.

Lo que Zoe estaba diciendo era algo que se arrastraba en mi mente a


altas horas de la noche, pero era algo en lo que casi no podía
entretenerme.

—¿Por qué hizo ella ese trato?—continuó Zoe, enrollando su servilleta


—. No estoy tratando de molestarte, pero sólo nunca entendí por qué
ella insistió en convertirte en alguien más.

El corte afilado a lo largo de mi pecho se sintió demasiado real cuando


levanté una mano, pasando mis dedos por mi cabello.

—No es la única cosa que no entiendo.

—¿Hay más?—Una sonrisa temblorosa me abandonó.

Zoe me miró por un largo momento. —¿Dónde estabas entre el tiempo


en que Luc te llevó con Sylvia y cuando te inscribieron en la escuela?

Parpadeé. —¿Qué? ¿Qué quieres decir?

Sus cejas se levantaron. —¿Luc nunca te preguntó? ¿Habló sobre


ello?

—No. Es decir, él me dijo que me llevó con ellos y que hizo el trato,
pero no tuve una línea del tiempo de eventos o algo.

Su mandíbula trabajó mientras alejaba la mirada. —Luc te llevó con


Sylvia en Junio, un mes más o menos después de que terminó la
invasión, y nadie te volvió a ver hasta que comenzaste la escuela el
Noviembre siguiente. Fue el primer día en que las escuelas abrieron
después de la invasión.

Mis cejas se fruncieron. —¿Qué estás diciendo?

—No lo sé.—Levantó las manos—. ¿Recuerdas aquel verano? Es decir,


¿más allá de recuerdos vagos?

Comencé a decir que sí, ¿pero eso era cierto? Mis recuerdos después
de la invasión eran breves y vagos. Recordaba… quedarme adentro
mucho tiempo, acurrucada con libros… mirando televisión cuando
comenzó a funcionar otra vez. Sin embargo, mientras más pensaba en
esos recuerdos, más frágiles se volvían. Aparecían agujeros, largos
periodos de tiempo donde no podía decir exactamente qué había
estado haciendo. Sólo vistazos de sentarme frente a la ventana o en el
sofá con un libro y el sentimiento de… espera.
Antes de averiguar quién era yo, recordaba lo suficiente para no
cuestionar la vaguedad de mis recuerdos, ¿pero ahora?

Ahora sabía demasiado para no preguntar.

—No recuerdo nada que se sienta… concreto.—Levanté mi mirada a la


de Zoe—. ¿Estás diciendo que estaba sólo perdida durante ese
tiempo?

—No sé si perdida es la palabra correcta, pero Luc tenía ojos en la


casa desde el inicio. Él no te vio. Eso no quiere decir que tú no
estuvieras ahí o que hubieras salido, pero es extraño. —Se reclinó,
cruzando los brazos—. Sus decisiones sólo eran… extrañas.

Repentinamente, pensé en lo que Mamá me había dicho antes de que


me hubiera mostrado las fotos perdidas de la Evie real.

—Ojalá hubiera tomado diferentes decisiones para que pudieras haber


elegido otras tú.

Pensé que ella había estado hablando sobre Luc.

¿Pero qué si estaba hablando de algo totalmente diferente? Y si Luc


tuvo ojos en esa casa esos meses entre llevarme ahí y cuando fui a la
escuela, ¿por qué demonios no había sacado el tema?

¿Qué sabía él?


16
Traducido por: Lucia BJ
Corregido por: Patty

Cuando dejé a Zoe, no fui a casa. Simplemente... no pude en ese


momento, así que conduje hasta Centennial Lake e hice algo que no
había hecho en mucho tiempo.
Con mi cámara en la mano, comencé a tomar fotos de todos los
rojos y dorados del otoño. Mi cámara era una especie de escudo, y
estaba una vez más frente a mí, manteniendo una barrera entre el
mundo y yo y formando una barrera dentro de mí. Necesitaba eso,
porque lo que dijo Zoe estaba tatuando mi piel, perforando mis
huesos.
¿Por qué mamá me dio la vida de Evie?
Pasé la mayor parte de la tarde allí, saliendo justo cuando el
anochecer se deslizaba por el cielo. Salir, hacer algo que me
encantaba, ayudó a calmar la picante inquietud. No tenía una mejor
comprensión de todo o una claridad repentina, pero me sentí más
como yo de lo que lo había hecho en semanas. Quienquiera que fuera
yo.
Cuando llegué a casa, mamá no estaba allí, y terminé parada en
la cocina, arrastrando los dedos por el granito frío de la isla de la
cocina, sintiendo que debería estar haciendo algo... otra cosa. Algo
más.
Algo con un propósito.
Como salir y buscar a la aún desaparecida, y posiblemente
zombificada, Sarah; pero ¿dónde comenzaría a buscar? Si Luc,
Grayson y Dawson no pudieron encontrarla, ¿por qué yo podría
hacerlo? Con la piel demasiado tensa y con picazón, me di vuelta
lentamente en la cocina. Mamá finalmente había conseguido nuevas
velas para reemplazar las dañadas. Se colocaron en el centro: pilares
gruesos y blancos sobre candelabros de madera gris. Las escaleras
finalmente parecían como antes de que apareciera Micah.
Tomé mi teléfono de donde lo había dejado en el mostrador y abrí
mis mensajes de texto. Mi dedo se posó sobre el último mensaje que
Luc había enviado el viernes por la tarde, que había sido otra queja
extraña sobre cómo los mapaches no reciben suficiente amor.
Mis dedos volaron sobre el teclado, escribiendo las palabras ¿Por
qué me dio la vida de Evie?
No presioné enviar.
Porque no estaba segura de qué era peor: Luc no sabiéndolo o...
Luc sabiendo exactamente por qué.
Suspirando, borré el texto y luego me dirigí a la sala de estar,
levantando la cámara del respaldo del sofá. Me dirigí a mi habitación,
colocando mi teléfono en la mesita de noche junto a Diesel. Mi libro de
texto de historia estaba abierto en mi cama. Sabiendo que me
esperaba un examen, debería haber estado estudiando, pero estaba
demasiado inquieta para eso.
En cambio, me senté e hice clic en mi cámara. No había visto
ninguna de las fotos que había tomado en las últimas semanas, ni
siquiera las de Luc, y ¿qué era mejor que hacer clic sin pensar en las
fotos?
En este momento, no había nada.
Volviendo a las fotos que había tomado de Luc, me di cuenta de
inmediato de que había estado en lo cierto cuando las tomé. Todas
esas líneas llamativas de su rostro se habían comunicado a través de
la lente de la cámara.
La fotografía en blanco y negro de él era mi favorita. Había algo
en los colores monocromáticos que le daban un toque crudo y brutal.
Las comisuras de mis labios se levantaron mientras seguía hojeando
las fotos. Habían pasado años desde que las subí o incluso las miré en
la cámara, pero todavía me sorprendí cuando me encontré con las
fotos que había tomado el día que mi compañera de clase, Colleen,
había sido encontrada muerta en el baño de la escuela.
Dios mío, había olvidado que las había tomado.
Seguí viéndolas mientras un nudo de emoción se formaba en mi
garganta. Ver estas fotos fue como estar de vuelta en ese momento,
tragada por la confusión y el miedo. Las caras en las fotos eran
borrosas para mí mientras parpadeaba rápidamente para aclarar mi
visión. Las imágenes de sus sombras en el pavimento me golpearon
con fuerza.
Así fue como me sentí.
Yo era la sombra y no la persona.
Dios.
Ese fue un pensamiento deprimente y un poco exagerado.
Apreté los ojos y exhalé bruscamente. Necesitaba arreglar mi
vida. Seriamente. Estaba viva. Podría ser mucho peor. Como, podría
estar muerta.
Comencé a pasar las fotos de ese día cuando algo extraño me
llamó la atención.
—¿Qué demonios? —susurré.
La última foto era de un pequeño grupo. Uno de ellos era Andy.
Dios. Mi pecho se retorció. Había una cualidad irreal en ver una foto
de alguien días antes de morir y pensar en cómo no tenían idea de que
sus días estaban contados, pero eso no fue lo que me llamó la
atención. Era quien estaba parada a su lado.
April Collins, y había algo mal con su foto.
Frunciendo el ceño, me acerqué. Era como si hubiera dos Aprils.
Una era normal, bueno, tan normal como April podría ser. Alta.
Esbelta. Largo cabello rubio recogido en una coleta alta. Y luego una
parada directamente detrás de ella como una capa oscura. Revisé las
fotos y no vi nada de eso en ninguna otra foto que había tomado ese
día, y eso fue más que extraño.
Esta no era la primera vez que veía una foto como esta de ella. Al
hacer clic de nuevo en la foto que le había tomado en el parque,
contemplé la foto de April junto a los columpios, con su hermana
pequeña.
La misma cosa. Parecía una sombra detrás de ella.
—Tan extraño —murmuré, volviendo a la foto en la escuela.
Recordé que había tomado otra fotografía de ella, cuando había estado
protestando en el estacionamiento.
Apresurándome a través de las fotos, la encontré. Era April, con
el pelo recogido, la cara torcida, cuando la pillé en medio de gritar
algo. La ira prácticamente vibró a través de la fotografía. Su ira no fue
lo único que capturé.
La extraña sombra, casi como una superposición, también era
visible.
Era malditamente extraño.
Pensé en lo que había visto fuera de la fiesta de Coop, justo antes
de encontrar el cuerpo arruinado de Andy, y lo que había visto cuando
Lore apareció fuera del club. Los Arum eran como sombras: sombras
que ardían, una oscuridad que estaba cubierta de luz. Todos los
demás estaban convencidos de que había visto a Micah la noche que
había encontrado a Andy o había confundido lo que había visto, pero
...
—Mierda —susurré—.¿April es un... Arum?
Me tragué una risa bastante nerviosa. Sabía que sonaba ridículo,
pero April odiaba a los Luxen. Y ella era una especie de malvada
encarnación.
Me quité un mechón de pelo de la cara mientras miraba la
extraña imagen de April. Sin embargo, había muchos agujeros en mi
teoría. Si April fuera un Arum, ¿Zoe no sentiría eso?, ¿Los otros
Luxen? Además, pensé que Emery había dicho que los Arum no solían
mezclarse con la población humana, que mantenían su distancia.
Pero si no se trata solo de una extraña foto al azar, entonces,
¿qué podría ser?

A la mañana siguiente, surgió una idea entre el inglés y la


química, mientras hacía todo lo posible por no estresarme por toda la
discusión con Luc u obsesionarme por lo que Zoe había dicho. Lo que
significaba que estaba de un humor súper extraño, pero algo
productiva.
Necesitaba otra foto de April, una tomada preferiblemente dentro
para ver si había ese extraño efecto de superposición, y sabía
exactamente dónde encontrar una.
En los Anuarios.
No tenía idea de si realmente había comprado uno el año pasado,
pero la biblioteca de la escuela tenía un montón de basura métrica.
En el almuerzo, me desvié. Mientras me dirigía a la biblioteca fría
y con olor a almizcle, me dirigí a la izquierda, cerca del escritorio
principal, donde se guardaban todos los anuarios de cada año.
En el fondo de mi mente, sabía que mi repentina obsesión con
April tenía más que ver conmigo que con ella. Esa pequeña y molesta
voz en la parte posterior de mi cabeza me dijo que me estaba
concentrando en ella porque era mucho más fácil que concentrarse en
todo lo demás.
Pero lo que sea.
Hojeando las imágenes brillantes, rápidamente descubrí dónde se
habría colocado la foto de April entre Janelle Cole y Denny
Collinsworth.
No había foto de April en nuestro tercer año. Cerrando el anuario,
lo volví a colocar en su lugar y luego tomé el de nuestro segundo año.
Unos segundos después, estaba mirando una foto de April, tomada
hace casi dos años, y definitivamente era ella. Su nombre estaba
debajo de la foto. Su cabello rubio estaba recogido extremadamente
apretado, y los familiares labios rojos se curvaron en una amplia
sonrisa.
Esa fotografía de April era normal. Sin efecto de sombra extraño.
Luego revisé nuestro primer año y encontré otra normal.
Dos fotografías normales y luego una que falta. ¿Eso significó
algo? Realmente no tenía idea, pero sabía lo suficiente sobre fotografía
para saber que el extraño efecto que solo ocurría en las imágenes de
April era súper extraño.
En lugar de dirigirme a la cafetería, encontré un asiento junto a
las ventanas que daban al patio y saqué mi cámara de la mochila. El
bajo zumbido de las computadoras y las luces del techo se
interrumpió solo por estornudos o risas ocasionales. Había algo
relajante en la quietud de la biblioteca, y después de dormir solo unas
dos horas la noche anterior, probablemente fue algo bueno estar
sentada allí y no con mis amigos.
No es que los estuviera evitando, pero necesitaba, no sé, silencio.
Al encontrar una bolsa de papas fritas guardadas en mi mochila,
las comí mientras encendía mi cámara y comencé a hojear las fotos
del lago. No las había visto el día anterior.
Eran bastante buenas, pensé. No es que se necesitara mucho
talento para tomar fotos de los árboles. ¿Las fotos de Luc, sin
embargo? Fueron increíbles. Quería imprimirlas y enmarcarlas, pero
sí, eso parecía espeluznante. Seguí hojeando mis fotos y volví a la
primera imagen extraña de April.
Agachándome en mi asiento, me metí otra papita en la boca
mientras la miraba. Las tres fotos fueron tomadas afuera. Las dos
únicas imágenes interiores de April fueron de hace más de un año.
¿Eso significó algo? Tal vez. Probablemente no. Otra papita entró en
mi boca mientras pensaba en cómo April siempre había reaccionado
con bastante fuerza a la idea de que le tomaran una foto, incluso
cuando estábamos en términos más amigables. La niña había
reaccionado un poco excesivamente en el estacionamiento. Como si
tuviera algo...
—Yo.
Saltando con el sonido de la voz de Heidi, casi dejo caer la cámara
cuando levanté la vista y vi su trenzado cabello carmesí. —Oye.
Ella levantó las cejas. —¿Es eso todo lo que tienes que decirme?"
—Um —Miré a mi alrededor—. ¿Buenas tardes? —Hice una
pausa—.¿Quieres una papita?
Ella me lanzó una mirada insípida cuando se dejó caer en el
asiento a mi lado.
—¿Que estás haciendo aquí?
—Estaba mirando algo —Me encogí de hombros—. Y no tengo
mucha hambre.
—Eso es BS. En primer lugar, siempre tienes hambre.
Eso era realmente cierto, pero murmuré—: Dios. Gracias.
—Nunca pasas el rato en la biblioteca durante el almuerzo.
Apoyó la barbilla en la palma de su mano. —Estoy preocupada
por ti.
—¿Por qué? No deberías estarlo.
—¿No debería estarlo? —La expresión de su rostro decía que
debería saberlo mejor.
—Las cosas se pusieron realmente raras el sábado por la noche y
luego un poco feas. Y sé que has pasado por mucho últimamente,
especialmente con todo el asunto de Micah.
Abrí la boca pero la cerré. Ella podría saber sobre Micah, pero eso
era solo la punta del iceberg. —No deberías estar preocupada.
—¿De Verdad? ¿Tú y Luc siguen enojados el uno con el otro?
Sacudí mi cabeza, suspirando mientras jugueteaba con la
cámara.-—Todo está bien con Luc. —No es exactamente cierto—.
Estoy siendo un poco asocial en este momento.
—Está bien ser un poco asocial de vez en cuando —Hizo una
pausa—. Luc dijo algunas cosas extrañas el sábado por la noche sobre
tu madre.
Mierda.
Había olvidado que ella había dado testimonio de algo de eso.
Mirando hacia otro lado, luché por no tener una cantidad
impresionante de vómito y decirle todo: que no era Evie Dasher, que
tenía sentimientos por Luc, y que había una buena posibilidad de que
la única mujer que conocía como mi madre no lo era. Fui
completamente honesta conmigo y que ... me sentía inútil.
Y mientras estaba sentada allí, tuve la repentina sensación de
claridad que esperaba que llegará el día anterior en el lago. Me había
sentido así mucho antes de haber conocido la verdad y antes de que
Luc volviera a mi vida. Como si estuviera haciendo los movimientos
todos los días, existente pero no realmente viva; inquieta y sin
dirección.
¿Podría haber sido porque me empujaron a la vida de otra
persona?
Bueno, duh. Ahora parecía algo obvio.
De cualquier manera, Heidi merecía saber la verdad. —Es una
historia muy larga.
—Tenemos tiempo.
—No creo que tengamos suficiente tiempo para todo, pero mi
mamá... descubrí que no es mi madre biológica -—dije, manteniendo
la voz baja.
—¿Te adoptó o algo así?
—¿Mas o menos?
Estaba frunciendo el ceño cuando la miré.
—¿No me estás diciendo lo que está pasando porque no te dije
que Emery era una Luxen?
—No. No, en absoluto. Es solo que... es realmente un poco
desordenado, pero... no estoy... no sé cómo decir esto. —Mis manos se
apretaron en mi cámara—. Bueno. No soy Evelyn Dasher.
Aunque no la miré, me di cuenta de que me estaba mirando. —
¿Dime de nuevo?
Respirando profundamente, le dije la... verdad. Que solía
llamarme Nadia Holliday y que había vivido con Luc hasta que me
enfermé. Me llevó casi todo el almuerzo explicarle qué era el suero de
Andrómeda y cómo me convertí en Evie, cuando terminé, Heidi me
miraba con la boca abierta.
—Mierda, Evie, quiero decir, Nadia. ¿Cómo se supone que te
llame?
—Evie. Supongo. Quiero decir, Nadia se siente raro. No soy ella,
bueno, lo soy, pero soy Evie.
—Sí. Eres Evie —Ella sacudió lentamente la cabeza—. No sé qué
decir.
Me reí por lo bajo. —Bienvenida al club.
—Es una locura —dijo, sus ojos me miraban como si buscaran
alguna señal de que no era quien ella pensaba que era—. ¿Qué pudo
hacer Daedalus? Algunas de las cosas son milagrosas. Pudieron
salvarte la vida, pero luego hicieron todas estas cosas horribles. Es
solo que... es demasiado.
Era demasiado.
—He estado pensando en eso. Como, creo que todo tiene un lado
bueno y malo, y con Daedalus no fue diferente. Probablemente
salvaron muchas vidas, pero nada de eso compensa las cosas terribles
que hicieron. Tal vez por eso mamá trabajó para ellos, por el bien que
estaban haciendo, lo estaban haciendo en un momento.
—No puedo creer que sea una Luxen. Maldición. —Heidi se rió de
repente—. ¿Es por eso que Zoe nunca fue a tu casa cuando tu madre
estaba en ahi?
Asentí. —Sí, mamá hubiera sabido lo que era. Zoe se mantuvo
alejada.
—Maldición —Alisó una mano sobre los finos mechones de
cabello que enmarcaban su frente—. -Maldita sea, Evie.
Mis labios se torcieron. —Lo sé.
—Tiene sentido, al menos toda la parte de Luc. Cómo estuvo
contigo. Emery no pudo resolverlo. En el tiempo que ella lo ha
conocido, él nunca ha sido de la forma en que es contigo, con nadie
más.
Al apretar los labios, respiré hondo y luego cerré los ojos y dije
algo que ni siquiera me permití pensar.
—Me gusta, Heidi.
—Lo sé.
Sacudí la cabeza, manteniendo los ojos cerrados. —Las cosas con
él son complicadas. Me gusta él. Puedo sentirlo aquí. —Alcé la mano
hacia el centro de mi pecho—. Me gusta Luc y sus estúpidas camisas
y sus frases realmente tontas, Heidi. Son tan malas que no tienes
idea. Y me gusta la forma en que me mira como...—Se me quebró la
voz—. Me mira como tú miras a Emery. Y me gusta cómo me hace
sentir especial. Me gusta que sea divertido y que sea súper inteligente.
Incluso me gusta cómo... no puede arrepentirse, a pesar de que eso
está mal. Ni siquiera me importa. Sé que me gusta Luc, y ahora él está
enojado conmigo.
—Eso está bien, Evie. No es que Luc esté enojado contigo, sino
todo lo demás.
Lentamente, abrí los ojos. —Sé que me gusta por lo que es, pero
le gusto por lo que era.
La comprensión se deslizó en sus ojos.- —Evie, no lo sabes.
—Pero lo sé. ¿Tal vez eso va a cambiar?, O tal vez eso no importa,
porque yo soy ella, pero me aterroriza, porque, ¿qué pasa si nunca lo
acepto? ¿Ya sabes?
—Oh, Evie. No te conocía, Nadia, lo que sea, en ese entonces,
pero ahora eres más genial que la mierda, y no te das suficiente
crédito.
Le sonreí. —Tienes que decir eso.
—No. Yo no. Podría fingir que tengo una llamada telefónica y
abandonar esta conversación.
Una risa salió de mí. —Eso es terrible —Exhalando fuertemente,
me enderecé—. Me alegra que sepas la verdad ahora.
—Yo también —Ella respiró hondo—. Bueno. Entonces, ¿qué
haces con la cámara?
Acogiendo de buena manera la distracción para no llorar, decidí
mostrarle la foto de April.—La última foto en la que estuvo fue así
también. ¿Ves? Nada más sobre la foto es extraña excepto ella.
Ella frunció el ceño. —¿Y tienes otra foto de ella así?
—Sí —le dije que echara un vistazo al anuario—. Es muy raro.
Nunca había visto algo así, ¿y sabes lo que estaba pensando? —Bajé
la voz mientras miraba alrededor de la biblioteca para asegurarme de
que no había nadie cerca de nosotros—. No pude evitar pensar en el
Arum, pero, ¿Zoe no sabría si ella fuera una?
—Creo que sí. Al menos, eso es lo que dijo Emery. Se pueden
sentir unos a otros, incluso los Orígenes y los híbridos. —Se apartó un
mechón fino de pelo rojo de la cara—. Tal vez ella tiene uno de esos
fantasmas de esa vieja película, ¿sabes? ¿Cómo se llamaba? ¡Ajá! El
rencor. Tal vez el rencor fantasma está unido a ella —dijo, frunciendo
el ceño ante la pantalla de mi cámara—. ¿Tú sabes de qué estoy
hablando? ¿O sabes a qué me refiero? La espeluznante niña
fantasma...
—Sé de lo que estás hablando —La miré con las cejas levantadas
—. No creo que sea eso.
—¿Entonces qué es eso?
—No lo sé —Estudié el extraño contorno oscuro—. Desearía tener
otra foto de ella, una en el interior para ver si es solo algún tipo de
problema de exposición extraño en el exterior frente a...
—¿En comparación con su ser perseguido por un fantasma de
venganza? —sugirió.
Me encogí de hombros. Un fantasma de venganza sonaba tan
plausible como April... quién sabe qué.
—Quiero decir, eso tendría sentido, ¿sabes? Tal vez es por eso
que es tan amargada y mala —Se enderezó—. Vamos a tomar una foto
de ella.
Me reí. —April realmente no es fanática mía.
Ella puso los ojos en blanco. —Al igual que April es fanática de
cualquiera. Me gusta ver a April enojarse. Me trae una cantidad
indescriptible de alegría.
—Cada vez que April se enoja, ¡literalmente desapareces! -—le
susurré—. Como, estas un segundo aquí y te vas al siguiente.
Ella sonrió, y sentí mis labios comenzar a curvarse a cambio. —
Eso es cierto, pero si tomas la foto, ella se enojará contigo y no
conmigo, y puedo ser testigo.
—Eso está mal.
—Venga. Vamos a hacerlo. Ella estaba en el pasillo cuando vine
aquí, haciendo su estúpido "No más Luxen, No más miedo" —dijo.
Gruñí. —Pensé que tenían prohibido hacer eso dentro de la
escuela.
—Yo también, pero lo estaban haciendo cuando vine a buscarte.
Puedes tomar una foto de ella y publicarla en Internet. Nombre y
vergüenza, bebé. —Heidi realmente no me dió muchas opciones.
Levantando mi cámara, comenzó a caminar hacia el frente de la
biblioteca.
Mierda.
Agarré mis cosas y me apresuré a alcanzarla. Ella ya estaba en la
salida mientras yo estaba abrochando mi bolso. —Dame mi cámara.
—Solo si prometes tomar una foto de April. —La sostuvo
demasiado alto para que yo la alcanzara.
—Esto es estúpido —Realmente lo era, porque estaba casi segura
de que la foto saldría normal, pero estaba sonriendo, y no estaba
pensando en cómo era un desastre, y sabía que por eso estaba
haciendolo Heidi—. Bueno. Dame la cámara.
—¿Lo Prometes?
—Sí. Lo prometo.
—Apuntado. —Heidi entregó la cámara, y nos dirigimos al pasillo
cerca de la cafetería.
—No escucho ningún cántico —Doblamos la esquina y
encontramos a una docena de estudiantes de pie cerca del trofeo,
sosteniendo sus estúpidos carteles. Brandon estaba entre ellos. Ugh
Su mano estaba enyesada, y una sonrisa bastante cruel tiró de mis
labios mientras escaneaba el grupo. Había un maestro parado frente a
ellos, con los brazos cruzados. Esperaba que eso significara que todos
estaban en problemas—. Y no veo a April.
—Hey. —Ella se paró frente a mí, agitando sus manos hacia una
de las chicas que sostenía un cartel—. ¿Dónde está tu líder?
—¿Quién? —respondió una chica con mocosidad.
Heidi dejó escapar un suspiro que habría enorgullecido a
Grayson. —April. ¿Dónde está April?
—En el baño.
Girándose hacia mí, Heidi me agarró la mano.—Perfecto.
—¿En serio quieres que entre en el baño y le tome una foto?
Estoy bastante segura de que eso es ilegal.
—No tienes que tomarle una foto cuando está sentada en el baño
—Me arrastró de regreso por el pasillo, a la vuelta de la esquina, y
hacia los baños. Nuestros pasos se ralentizaron cuando ambas
llegamos a la misma conclusión. April estaba en el baño en el que
habían encontrado a Colleen.
Dejé de caminar, como si hubiera golpeado una pared de
ladrillos.
—No voy a entrar allí.
Heidi estaba a mi lado. —Bueno, yo tampoco.
Solo estábamos nosotras en el pasillo, y tenía que pensar que era
porque nadie en su sano juicio quería estar cerca de donde se
encontró a Colleen. Toda el área solo da malas vibras. Comencé a
alejarme, pero la puerta del baño se abrió y salió April, con el cabello
peinado hacia atrás en su cola de caballo estándar y con una nueva
capa de lápiz labial rojo.
Ella se detuvo cuando nos vio.
—Hazlo —susurró Heidi, y luego me dio un codazo tan fuerte en
mi brazo que casi me derribó.
April comenzó a fruncir el ceño. —¿Hacer qué?
Sintiéndome tonta, levanté la cámara y grité—: ¡Feliz Navidad!
—¿Qué? Ni siquiera es Acción de Gracias... —April contuvo el
aliento cuando el flash de mi cámara se apagó—. ¿Qué demonios? —
Ella explotó.
Heidi se rió, recordándome a una hiena, mientras bajaba la
cámara y cambiaba la pantalla a las imágenes tomadas.
—Lo siento —murmuré, nada de culpa cuando retrocedí—. Solo
quería comprobar algo.
—¿En serio me tomaste una foto? —exigió April.
——No —mentí, haciendo clic en la imagen que acabo de tomar.
Ahí estaba April. Ojos entrecerrados y labios fruncidos. No estaba
segura de qué demonios estaba mirando, porque allí estaba otra vez,
el extraño contorno de la sombra alrededor de la forma de April—. Ahí
está.
—¿Otra vez? —Parte del humor desapareció de la voz de Heidi.
—Sí —Alcé la mirada.
April parecía completamente normal parada frente a mí. Tal vez
era un fantasma de venganza.
—¿Qué? —exigió April—. Déjame ver.
Antes de que pudiera responder, April me quitó la cámara de la
mano. Casi esperaba que la arrojara contra la pared, pero todo lo que
hizo fue mirar la imagen, sus labios se adelgazaron hasta que no
quedó nada más que un corte rojo.
—Bueno —dijo Heidi, alargando la voz—. Esto es realmente...
Me volví hacia Heidi mientras ella hacía este extraño sonido de
asfixia. Su boca se movía, pero no salían palabras. Todo su cuerpo se
sacudió como si algo la hubiera agarrado.
Heidi parpadeó cuando su bolso se deslizó de su brazo y cayó al
suelo.
El tiempo se detuvo. Algo rojo se filtró por la esquina de su boca.
La confusión me inundó. ¿Qué era ese rojo? Mi mirada bajó. Había, oh
Dios mío, su camisa estaba abierta sobre su hombro derecho, y color
rojo, rojo estaba en todas partes. El horror se apoderó de cada parte
de mí en su agarre helado.
—¿Heidi?
Ella cayó, doblada como un acordeón, y yo salí disparada hacia
adelante, tratando de atraparla, pero mis pies se deslizaron debajo de
mí y su repentino peso fue demasiado. Bajé, mis rodillas se partieron
del suelo e intenté abrazarla, pero ella se escapó de mis brazos y rodó
sobre su espalda.
—Heidi —le susurré, agarrando su camisa—. Heidi.
Tenía los ojos abiertos y su rostro estaba muy pálido, demasiado
pálido. Ella comenzó a hablar, pero el único sonido que salió de ella
fue una tos húmeda y sangrienta mientras se aferraba a mi brazo.
Lentamente, miré a April.
Ella sostuvo mi cámara en una mano, y su otra mano... no
estaba bien. Su mano parecía casi transparente, pero su antebrazo
estaba cubierto de sangre... y tejido. La presión se cerró sobre mi
pecho.
El humo salió de mi cámara. El olor a plástico quemado se
mezclaba con el abrumador aroma de la sangre. La mirada de April se
encontró con la mía, y retrocedí. Sus ojos, oh Dios mío, sus ojos.
La totalidad de sus ojos era tan negra como la obsidiana, pero
sus pupilas brillaban como diamantes blancos.
Había visto ojos así antes.
Sarah.
La chica que Kent creía firmemente que se había convertido en
zombie y se lanzó por la ventana.
April dejó caer la arruinada cámara humeante y me dijo—: Mira
lo que me hiciste hacer.
17
Traducido por: Lucia BJ
Corregido por: Patty

Cada músculo de mi cuerpo se encerró mientras miraba a April.


Ella se rió como si alguien acabara de contar un chiste.
—Deberías ver tu cara ahora mismo. Me recuerdas a Andy antes,
bueno, ya sabes. De que murió.
Me sacudí, mi mirada volviendo a Heidi. Las muertes que Micah
había dicho que no había causado. Andy, esas familias...
—Tú —susurré—. Fuiste tú.
La boca de April se torció en una especie de sonrisa. —Culpable.
La mano de Heidi se deslizó de mi brazo. La rabia se apoderó del
horror y quise excavar en April, desgarrarla con mis uñas y dientes
como un animal, pero la parte lógica de mi cerebro estaba en control.
Heidi era la prioridad. Sabía que necesitaba sacarla de aquí rápido.
Luc podía curarla, arreglarla como me había arreglado antes, porque
Heidi no iba a morir.
No permitiría que eso suceda.
April me buscó, y mi corazón se aceleró cuando extendí mi brazo
pero no hice contacto. Su cola de caballo se levantó de su hombro
mientras retrocedía varios pasos. Ella se contuvo antes de caer.
Su barbilla se hundió mientras mostraba sus dientes perfectos y
rectos en un gruñido que no sonaba remotamente humano.
Santo cielo. Saltando a la acción, me arrastré hacia atrás. Me
puse de pie y me di la vuelta, corriendo hacia la pared detrás de mí,
hacia el cuadrado rojo de metal. Envolviendo mis dedos alrededor de
la palanca blanca, accioné la alarma de incendios.
El zumbido agudo de la alarma fue inmediato. Me di la vuelta
cuando las pequeñas luces brillantes destellaron por el pasillo.
April dio un paso atrás, su cabeza giró hacia el creciente sonido
de voces y pasos. Ella se giró hacia mí, dejando escapar un sonido de
trino desconcertante que envió un escalofrío por mi columna
vertebral.
Era el mismo sonido que Sarah había hecho.
April me lanzó un beso, sonriendo mientras se alejaba. Se fue en
un instante, nada más que un borrón.
No tuve un segundo pensamiento. Bien entonces. Me apresuré al
lado de Heidi y agarré su brazo derecho. —Tienes que levantarte,
Heidi. Por favor. Tienes que ayudarme a sacarte de aquí. Por favor.
Heidi gimió cuando la puse de pie. Ella no habló. El pánico
floreció en mi pecho. —Heidi. Por favor. —Mi voz se quebró—. Oh
Dios, por favor, levántate.
Rodeando su cintura con mi brazo, usé cada onza de fuerza que
tenía para levantarla sobre sus pies. Su cuerpo entero temblaba
mientras la guiaba por el pasillo hasta la salida más cercana. —Todo
irá bien. Lo prometo. Te estoy ayudando.
Aunque Luc y yo no habíamos hablado desde nuestra discusión,
lo necesitaba. No sabía si Zoe podría curar a Heidi. Sabía que no era
algo que todos los Orígenes o incluso Luxen pudieran hacer, pero
sabía que Luc podía.
—Lo prometo. Por favor, aguanta allí.
Usando mi cadera, abrí la puerta y tropezamos con la parte de
grava del estacionamiento trasero. Alcanzando mi bolsillo trasero,
encontré el número de Luc a través de la bruma de las lágrimas. —Por
favor, contesta el teléfono. Por favor.
Heidi gimió cuando la forcé a subir la pequeña colina de hierba,
hacia la fila de autos. Su aliento salía en pantalones bajos y
sibilancias extrañas. —Evie, yo... yo no...
—Solo espera. Por favor. —El teléfono sonó una vez en mi oído, y
luego estaba la voz de Luc—.-Necesito tu ayuda. Ahora mismo.
—¿Dónde estás? —preguntó de inmediato.
—Heidi está herida, está muy herida —Mi agarre comenzó a
resbalar cuando llegamos a la segunda fila de autos—. Era April. Ella
está... No sé qué es ella, pero atacó a Heidi. Sus...
—¿Tú estás en la escuela? ¿Dónde estás?
—En el estacionamiento - ¡Heidi! —grité, casi dejando caer el
teléfono.
Sus rodillas cedieron, y la bajé lo mejor que pude.—Por favor
apúrate. Oh Dios, por favor dime que puedes llegar aquí ahora.
—Estaré ahí.
Dejé caer el teléfono y presioné mi mano sobre el hombro de
Heidi. La piel se sentía mal debajo de mi palma, desigual y demasiado
suave para estar en lo cierto. —Va a estar bien. Luc ya viene.
Su mirada con los ojos muy abiertos seguía lanzándose desde mí
hacia el cielo. —Esa... esa fue... una tonta... idea. La... imagen
completa.
—Detente —Las lágrimas cayeron por mi cara. La sangre se
filtraba a través de mis dedos. ¿Cómo podía perder tanta sangre y
quedar algo? Su rostro estaba aún más pálido, la piel comenzaba a
ponerse azul alrededor de sus labios. ¿Llamar a Luc fue la elección
correcta?
—Está bien -—Seguía diciendo eso—. Está bien.
—Quiero... —Ella tosió, rociando finas gotas de sangre—. Quiero
ver... Emery.
—Lo harás —Me incliné, besando su frente—. La verás otra vez.
De repente, Zoe estaba allí, su rostro oscurecido por una gran
cantidad de rizos.
—Luc llamó. Está en camino.
—¿Puedes curarla? —La sangre corrió por mi brazo, debajo de las
mangas de mi camisa.
Zoe sacudió la cabeza mientras se apresuraba al lado de Heidi.
Con una impactante muestra de fuerza, levantó a Heidi en sus brazos.
—Mi auto es el más cercano.
Agarrando mi teléfono y mi bolso, me puse de pie, siguiendo a
Zoe mientras corría dos filas hacia abajo. Todo en este punto era
borroso. Zoe puso a Heidi en el asiento de atrás, y tuve una terrible
sensación de déjà vu, pero era yo quien ahora se aferraba a Heidi. Su
cabeza estaba en mi regazo mientras mantenía mi mano sobre su
hombro. Zoe se subió al asiento del conductor. Acababa de encender
el auto cuando se abrió la puerta del pasajero frente a mí. No era Luc.
Emery la atravesó, su expresión afectada. —Oh, Dios, oh no,
Heidi —Ella apartó mi mano, dejando la suya donde había estado la
mía.
—Abre esos ojos para mí, bebé. Abre esos hermosos ojos para mí,
Heidi. Vamos, por favor, abre los ojos para mí.
—Lo siento —susurré, mis manos revoloteando sobre Heidi—. Lo
siento...
La puerta se abrió detrás de mí, y en el momento en que los
brazos rodearon mi cintura, supe que era Luc. Me sacó del auto y me
rodeó la cintura con un brazo mientras se inclinaba a mí alrededor. —
Llévanos al club.
Él cerró la puerta justo cuando vi a Emery entrar en su verdadera
forma. Todo el asiento trasero del auto se llenó de luz blanca brillante.
—Tengo que ir con ellas. —Tiré de su brazo, alcanzando la puerta
trasera—. Tengo que...
Grava voló cuando Zoe salió del lugar de estacionamiento,
volando por la estrecha abertura. Me retorcí, mis manos empapadas
de sangre se deslizaron del brazo de Luc. —No. Necesito...
—No hay nada más que puedas hacer. —Me dio la vuelta,
manteniendo un brazo asegurado alrededor de mi cintura mientras
tomaba mi barbilla—. ¿Estás bien?
—Emery dijo antes que no era buena en la curación. Por eso te
llamé...
—Está en las mejores manos posibles. Evie, necesito saber si
estas...
—¡Estoy bien! —grité, tratando de alejarme, pero Luc aguantó—.
Emery dijo...
—Emery la ama —Luc me atrajo hacia él mientras su mano se
deslizaba alrededor de mi cuello—. Escúchame. No te interpones entre
un Luxen y a quién aman, pase lo que pase.
—¿Qué? —Nada de eso me importaba en este momento—. Heidi
no puede morir, Luc. Ella no puede...
—Ella no lo hará. Emery no lo permitirá. —Dejó caer su brazo y
tomó mi mano—. Dame tus llaves. Nos llevaré al club.
—¿Estará bien? —Me acerqué, sacando las llaves de mi bolso
cuando escuché los camiones de bomberos que aullaban—. ¿Estará
bien?
Luc tomó mis llaves. —Emery no la dejará morir.
—No entiendo-—dije, con las manos temblorosas mientras
corríamos hacia mi auto—. Emery dijo que no era buena curando.
Luc abrió la puerta del conductor. —¿Recuerdas cómo te dije que
todos los Luxen tienen la capacidad de curarse? Algunos son mejores
que otros, pero te digo que cuando se trata de alguien a quien aman,
no hay nadie mejor para curarlos.
—Eso no tiene sentido —Me senté en el asiento delantero
mientras Luc cerraba la puerta detrás de él—. Me sanaste...
La intensa mirada de Luc encontró la mía cuando encendió el
auto.
Mi corazón dio un vuelco contra mis costillas mientras miraba
hacia otro lado y tragaba con dificultad, mi garganta estaba
demasiado seca. Ni siquiera podía pensar en eso en este momento o
incluso en el hecho de que no habíamos hablado desde nuestra
discusión el sábado por la noche. Todo lo que podía pensar era en
Heidi. Salió del lugar de estacionamiento.
—Sabes que los Luxen y algunos Orígenes pueden sanar y que no
todos son buenos en eso, especialmente cuando se trata de alguien
con quien... no se sienten fuertemente conectados. Pero cuando se
trata de alguien que les importa, no importa cuán pobres sean sus
habilidades en cualquier otro momento, pueden traer a esa persona al
borde de la muerte. Daedalus lo estudió extensamente. Hay una
ciencia sobre cómo podemos sanar a un humano.
Eso lo recordaba. La energía dentro de ellos podría reparar los
tejidos y el daño causado al cuerpo. Es cómo pudieron curarse a sí
mismos, pero nada de eso explicaba cómo Emery, que no podía curar
mi brazo roto, podía curar un agujero gigante y enorme en el hombro
y el pecho de Heidi.
—También hay misticismo —continuó Luc—. Una parte que ni
siquiera los mejores investigadores o médicos pueden explicar. -—
Hubo una pausa—. Por favor, ponte el cinturón de seguridad.
Me reí, y salió un sonido ahogado. Con las manos temblorosas,
me abracé. Mis manos... estaban cubiertas de sangre, la sangre de
Heidi. Si ella muriera...
Aplasté mis labios, vagamente consciente de que mi cuerpo se
mecía lentamente de un lado a otro. Un entumecimiento se apoderó
de mí mientras Luc conducía. Me miré las manos.
—Necesitas decirme qué pasó —dijo después de lo que pareció
una eternidad.
Respiré hondo, pero la sensación no fue a ninguna parte. —Era
April. Fue ella.
—Necesito un poco más de detalles.
Un escalofrío me atravesó y cerré los ojos. Necesitaba unirlo. Luc
necesitaba saber lo que vi. Tomé otro respiro y comencé desde el
principio, con las fotos de April y el extraño efecto que había visto.
—Le mostré a Heidi las fotos. Creo que me estaba enfocando en
eso, porque entonces no estaba pensando en todo lo demás y Heidi...
ella lo sabía. —Mi voz se quebró cuando una ola de lágrimas ardientes
subieron por mi garganta—. Ella sugirió que fuéramos a tomar una
foto de April para ver si se trataba de un extraño efecto al aire libre.
Fue estúpido, pero ella solo estaba tratando de distraerme.
Luc escuchó mientras giraba hacia la calle que conducía a la
parte trasera de Foretoken.
—La encontramos y le tomé una foto. Eso... eso fue todo. —
Levantando mi mano derecha, me limpié la mejilla—. El efecto fue el
mismo. Tenía esta sombra a su alrededor. April tomó mi cámara y vio
la imagen, y ni siquiera sé cómo sucedió. Todo lo que sabía era que
tenía que sacar a Heidi de allí, que necesitaba llamarte, porque era
malo. Hice sonar la alarma de incendios.
—Inteligente. Lo hiciste bien.
El siguiente aliento que tomé fue más estable, pero no sentí que
estuviera bien. Si no hubiera levantado mi cabeza y Heidi no me
hubiera buscado, nada de esto habría sucedido. —Fue como si April
pasara la mano por el hombro a Heidi. A través de él, y la mano de
April... era casi transparente. Y sus ojos... eran exactamente como los
de esa chica, los de Sarah. Negro puro con pupilas blancas.
Luc se detuvo en un espacio estrecho junto a la entrada trasera, y
pude sentir su mirada sobre mí. —¿Estás segura?
—Sí —Lo miré—. Sus ojos eran todos negros excepto las pupilas.
Eran blancos Como un luxen. Y ella era rápida como un Luxen. Igual
que Sarah, pero nada de ellas es Luxen.
—No.
—¿Y no era Arum u Origen?
Sacudió la cabeza.
—Sarah se enfermó. Lo vimos con nuestros propios ojos, y
aunque nunca he visto una mutación humana y ustedes dijeron que
eso no era lo que parecía, creo que necesitamos re-examinar todo el
asunto de la mutación —dije, y Luc miró lejos, su mandíbula
apretada.
—Porque sea lo que sea April, es lo que es Sarah, y sé que
ustedes no escucharon a Sarah, pero yo sí. Dijo que alguien le hizo
eso a ella.
Su mirada encontró la mía cuando su cabeza se volvió hacia mí.
—Te creo.
—Si eso le pasó a Sarah y a April, ¿quién lo hizo?
Luc reclinó la cabeza contra el asiento.- —Solo hay un grupo de
personas que pueden... hacer algo así.
Pensé que ya podría saberlo. —¿Daedalus?
—Sí.

Me senté al lado de Zoe en silencio, mientras esperábamos una


actualización. Luc me había traído aquí cuando llegamos y luego se
había ido a ver a Emery y Heidi. No lo habíamos visto desde entonces.
Kent había aparecido en algún momento, y estaba anormalmente
callado mientras estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia el
suelo, con el pelo azul recogido en una pequeña cola de caballo.
Soltando un suspiro tembloroso, apoyé la mejilla en el hombro de
Zoe. Las cosas se aclararon de repente en esos largos y silenciosos
momentos. Había mucho sobre el mundo que no conocía. Todavía
tenía que averiguar mucho sobre mí, pero había una maldita cosa que
sabía.
Iba a matar directamente a April.
Y sabía que Zoe estaría allí conmigo cuando lo hiciera.
No sé cuánto tiempo había pasado cuando se abrió la puerta y
entró Luc. Levanté la cabeza del hombro de Zoe y ella me agarró de la
mano mientras estábamos juntos.
—¿Esta ella...? —No pude obligarme a terminar la pregunta.
—Vamos —Luc mantuvo la puerta abierta para nosotros.
Zoe me apretó la mano cuando salimos al pasillo y seguimos a
Luc por un tramo de escaleras y luego a una habitación a tres puertas
de la entrada. Grayson estaba afuera, y por una vez, no me estaba
mirando como si quisiera golpearme a través de una pared.
La puerta se abrió y ya no pensaba en Grayson. Me sentí mal
mientras caminábamos por una habitación con poca luz y entramos
en otra, mi mirada rebotaba hasta que se acomodó en una cama. Vi a
Heidi y Emery.
Yacen en el centro. Heidi estaba de espaldas y Emery estaba de
lado, acurrucada a su alrededor. Ambas estaban increíblemente
quietas. Una manta estaba debajo de los brazos de Heidi. Tenía los
hombros desnudos y pude ver la piel enojada y arrugada de su
hombro derecho. Era una cicatriz de tamaño decente, pero parecía
algo que había sucedido semanas antes, no horas.
Saqué mi mano de la de Zoe. —¿Ellas están…?
—Están bien —respondió Luc.
Zoe se movió primero, caminando hacia un lado de la cama de
Heidi. Se arrodilló y apoyó las manos sobre la cama. Ella no habló,
pero Emery levantó la cabeza ligeramente. Manchas oscuras llenaron
la piel de color oliva bajo sus ojos.
No podía moverme, arraigada al lugar en el que estaba parada.
En ese momento, las pestañas de Heidi se agitaron y sus ojos se
abrieron. Se pellizcó la nariz mientras miraba a Zoe.
—Hey —susurró.
—Hola —La voz de Zoe se quebró—. ¿Cómo te sientes?
—Como... si alguien tenía su mano dentro de mí. —Heidi volvió
la cabeza hacia mí. Ella se humedeció los labios—. Tuve...
posiblemente... la peor idea, ¿no?
Solté una risa ronca que terminó en un sollozo. Mis piernas
comenzaron a moverse y me fui a la cama, sentándome
cuidadosamente a su lado. —Lo siento mucho. Estoy tan...
—No fue... tu culpa. —Heidi respiró hondo mientras bajaba las
pestañas.
No estaba segura de poder estar de acuerdo con eso.
Heidi tragó saliva mientras miraba a Emery. —Siempre... pensé
que April era... un monstruo épico.
Emery apartó un mechón flojo de pelo rojo de la cara de Heidi. —
La voy a matar. Va a ser lento y extremadamente doloroso.
—Vas a tener que hacer cola para eso —dijo Zoe.
No podía creer que Heidi estuviera allí, viva, hablando y
bromeando. El asombro me llenó mientras miraba a Emery. Cuando
Luc me curó, me sorprendió, pero de alguna manera me separé de él
al mismo tiempo. Probablemente como mecanismo de afrontamiento,
pero esto fue extraordinario.
—Gracias —le dije.
Emery no apartó la mirada de Heidi. —No tienes que
agradecerme.
—¿Dónde... está ella? —preguntó Heidi—. ¿April?
—No lo sé. —Tragué saliva y luego volví a mirar a Luc—.Pero la
encontraremos.
Los ojos de Heidi se cerraron de nuevo. —Es tan extraño.
—¿Qué? —preguntó Zoe, y sentí que había un millón de cosas
que eran extrañas en este momento.
—Odiaba a los Luxen, ¿Correcto? Ella lideraba protestas y...
obviamente no es humana.
La mandíbula de Zoe se endureció cuando se encontró con la
mirada de Emery. —Es terriblemente irónico.
—Sí —respiró Heidi.
Ella se durmió después de eso. Fue difícil dejarlas, pero era
evidente que Emery también estaba exhausta. Necesitaban descansar.
En el pasillo, me apoyé contra la pared, casi mareada por el alivio.
—Pensé... —Negué con la cabeza—. Pensé que iba a morir.
—Ella lo hubiera hecho si no hubieras actuado rápidamente —
Zoe apoyó su hombro contra la pared junto a mí—. La salvaste.
—No, no lo hice. Emery lo hizo.
Luc y Grayson se unieron a nosotras, cerrando la puerta del
departamento de Emery detrás de nosotras. Respirando
profundamente por lo que se sintió la primera vez en horas, levanté la
cabeza.
—¿Estás lista? —le dijo Grayson a Zoe.
Asintiendo, ella se apartó de la pared.—Sí.
—¿Lista para qué? —pregunté, enderezándome.
—Vamos a visitar la casa de April —explicó Zoe—. A ver si ella
está allí.
—¿Qué? —La preocupación explotó—. ¿Vas a ir allí? Vi de lo que
ella es capaz, Zoe.
—No vamos a comprometernos —intervino Grayson—. No es que
estés preocupada por mi bienestar ni nada.
Le lancé una mirada. Realmente no lo estaba. —Ella puso su
mano sobre el hombro de Heidi.
—Y pondré mi mano sobre su pecho —dijo Zoe, sonriendo—. No
es que estemos involucradas, pero si me acerco lo suficiente y la mato
accidentalmente, entonces, ¡ay!.
—Ustedes ni siquiera saben qué es April —dije—. April no es un
Luxen, un Arum, un híbrido, un Origen o un unicornio mágico. Es
algo que incluso Luc no había visto antes.
—¿En serio? —Grayson deslizó una larga mirada en dirección a
Luc—. Esta sería una primera vez.
Un lado de los labios de Luc se levantó. —Hay una primera vez
para todos.
Mis manos se apretaron en puños. Nada de esto era remotamente
divertido.-—Los drones CRA nunca llegaron a April —les recordé a
todos—. - Dios solo sabe lo que es, y tú vas a ir a buscarla. No quiero
que te lastimes.
—Si no tratamos de encontrarla, ¿quién lo hará? —desafió
Grayson—. ¿Llamamos a la policía? No sabemos si sus armas la
detendrán.
—¿Pero ustedes pueden? —exigí.
Grayson levantó las cejas.-—¿Dudas de nuestra genialidad
extrema?
Lo miré por un momento y luego sacudí la cabeza. —No estoy
sugiriendo llamar a la policía. No soy idiota.
—Es bueno saberlo —respondió Grayson suavemente—. Estaba
empezando a preocuparme.
Cualquier agarre tedioso que tenía en mi autocontrol se rompió.
—Esa es mi amiga que casi muere allí, y esta es mi amiga también —
le dije, señalando a Zoe—, que arriesgará su vida, entonces, si no
tienes nada que agregar, ¿qué tal si te callas?
Zoe metió su labio inferior entre los dientes. Conocía esa mirada.
Ella estaba haciendo todo lo posible para no estallar en carcajadas.
—Bueno, ahora que lo sacamos del camino, creo que es hora de
que todos salgan a la carretera —anunció Luc.
El plomo llenó mi estómago mientras me giraba hacia Zoe. —No
quiero que te lastimes.
—No lo haré.
—Yo tampoco —agregó Grayson con un suspiro—. Pero no te
importa.
—No —comenté, odiando no poder hacer nada. Puede que tenga
un poquito de ADN alienígena en mí, pero no hizo nada para hacerme
útil en estas situaciones... a menos que haya una alarma de incendio
aleatoria que activar.
Saltando hacia adelante, abracé a Zoe, apretándola lo suficiente
como para que hubiera una buena posibilidad de que le rompiera las
costillas. Había visto de lo que Luc era capaz, pero eso no significaba
que no me preocuparía por ella... o incluso por él. O cualquiera de
ellos... incluso Grayson, contrario a lo que acababa de decir. —Ten
cuidado.
—Lo haré.
Miré a Grayson. —Que tampoco te maten. Podría traumatizar a
Zoe.
Él rodó los ojos.
Solo entonces miré a Luc, y había un brillo divertido en sus ojos.
—¿Vas a ir con ellos?
—No, tú y yo tenemos algo que hacer.
—¿Lo hacemos?
—Ven conmigo. —Luc me tomó de la mano, sin realmente darme
una opción. Probablemente sea algo bueno, porque había una buena
posibilidad de que corriera tras Zoe y la atacara, evitando que se
fuera. Luc no habló mientras me llevaba escaleras arriba a su
departamento, ni dijo una palabra mientras me sentaba en su amplio
y esponjoso sofá.
Frotando mis palmas sobre mis rodillas, miré detrás de mí
cuando él subió a la plataforma elevada de lo que era su dormitorio.
Una imagen de él y yo se formó de inmediato. Nosotros bailando y
luego nosotros en el sofá, tan cerca de besarnos.
Maldición, eso se sintió como una eternidad.
Escuché el agua abrirse mientras pensaba en lo rápido que todo
podría cambiar.
Luc regresó a la habitación con un paño húmedo. Se arrodilló
frente a mí. Se me cortó la respiración cuando él tomó mi mano y
comenzó a limpiar las manchas oscuras. Había olvidado que estaba
cubierta de sangre.
—¿Todavía tienes tu pistola paralizante? —preguntó Luc.
Me tomó un momento darme cuenta de lo que estaba hablando.
—No. Yo, um, no la he visto desde esa noche con Micah. —Lo observé
por un momento—. ¿Por qué no fuiste con ellos?
—Me necesitaban aquí. —continuó antes de que yo pudiera
responder—. Voy a llevarte a casa, pero primero necesito que te
limpies. Una vez que termine, te conseguiré una camisa limpia.
Entonces saldremos de aquí.
—¿Qué pasa con Heidi?
—Ella va a estar débil por un tiempo- —Luc arrastró la tela
húmeda sobre mi mano—. Entonces probablemente se sentirá como si
hubiera ganado un millón de dólares.
—¿Como yo lo hice?
—Sí, pero ella tiene un rastro en ella. Entonces, ella está por
venir con un desagradable caso de gripe.
Heidi tenía un rastro como se suponía que debía ser un humano.
No tuve uno después de que Luc me curó por el suero de Andrómeda.
—Entonces, ¿se quedará en casa donde ningún Arum pueda
verla?
Los Arum rastrean al Luxen y a quienes estaban cerca de ellos
por los rastros que dejan y que solo podían ver los extraterrestres y
los Orígenes.
Luc asintió con la cabeza. —Hasta que se desvanece.
Pensé en Lore. —¿Ese Arum todavía está aquí?
Sus pestañas se levantaron y sus ojos violetas perforaron los
míos. —Se fue con Dawson, pero ella estaría a salvo con Lore.
Tenía que aceptar su palabra. —¿Ella... va a mutar?
Él frotó suavemente entre mis dedos. —Aún no lo sabemos.
Probablemente no, ya que esta es la primera vez que es curada por un
Luxen, pero fue bastante sustancial. Es una especie de esperar y ver.
Mi estómago se desplomó. —Pero si ella muta, podría morir,
¿verdad?
—No dejaremos que eso suceda. —Volvió a bajar la mano y cogió
la otra—. Tenemos todo lo necesario para ayudar en la mutación, para
asegurarnos de que se mantenga, si se trata de eso.
—¿Cosas tomadas del Daedalus?
El asintió.
Pasó un largo momento mientras intentaba darle sentido a todo,
pero luego mi atención se enganchó. Finalmente leí el frente de su
camisa negra.
Había una nave espacial que transportaba perros y decía:
"ESTAMOS AQUÍ PARA LOS PERROS PORQUE LOS HUMANOS SON
BRUTOS". Una risa salvaje salió de mí.
Las comisuras de sus labios se inclinaron hacia arriba. —¿Qué?
—Tu camisa. —Parpadeé para contener las lágrimas, lágrimas de
risa o estrés, no tenía idea—. Es graciosa.
—Oh. —Se miró a sí mismo—. Un poco irónico, ¿no?
Asentí.
Luc me estudió en silencio por unos momentos. -—¿Estás bien?
Sí. ¿No, quizás? No sabía lo que sentía, así que no dije nada.
—¿Has llamado a Sylvia? —preguntó.
—Ni siquiera estará en casa, pero le envié un mensaje de texto
para hacerle saber que estaba con Zoe y Heidi. No le dije lo que pasó.
—Parte de mí ni siquiera quiere mencionar esto debido a cómo
terminaron las cosas la última vez, pero necesito decir esto. Sylvia no
puede saber sobre esto. Incluso si confiara en ella, está en una
posición muy precaria. No hay forma de que todas las personas con
las que trabaja y para las que trabaje no se den cuenta de lo que es.
Por alguna razón, están de acuerdo con que ella finja ser humana,
pero si ella comenzó a hurgar... —Su mano se calmó—. Ella no
necesita saber sobre esto, y debemos tener cuidado de en quién
confiamos y en quién ponemos en peligro.
Su mirada se encontró y sostuvo la mía. —Podría ponerte en
peligro. Incluso con Daedalus, no más, todavía hay personas que
matarían para descubrir cómo te curaste. Vendrán por ti.
Un escalofrío me atravesó.
—Tratarían de llevarte. ¿Entiendes eso?
—Sí. —Su mirada bajó mientras parecía concentrarse en lo que
estaba haciendo—. ¿Luc?
—¿Peaches?
Esa fue la primera vez que usó ese apodo desde que apareció en
el estacionamiento. —Sé que las cosas se... calentaron entre nosotros
el sábado por la noche, y sé que no confías en ella, pero ella puede
involucrarse en lo que le sucedió a Sarah o lo que sea que sea April.
—Ella estuvo involucrada en curarte. Trabajó dentro del Dédalo
de alguna manera hasta hace cuatro años. —Él se quedó quieto—.
Todo lo que sé con certeza cuando se trata de Sylvia es que ella te ama
mucho y que desea que nunca hayas entrado en este club.
Agarré mi rodilla con mi mano libre, incapaz de comprender
dónde estaría si no hubiera entrado en Foretoken esa noche con
Heidi.
Luc me miró de nuevo. —Puedo contar con una mano en cuántas
personas confío irrevocablemente, y ella no es una de ellas. He
aprendido que las personas, sin importar cuánto las amemos o cuánto
creamos que las conocemos, son realmente capaces de hacer
cualquier cosa.
El fondo de mi garganta ardía. —Si eso es cierto, ¿cómo confías
en alguien?
Levantó un hombro mientras bajaba la mirada. —Te preparas
para lo peor y esperas lo mejor, Melocotones.
—¿Confías en mí? —La pregunta surgió de mí como un volcán en
erupción.
Un músculo apareció en su mandíbula. —Solía hacerlo.
Eso dolió como una patada en el pecho. Mirando hacia otro lado,
miré la guitarra que nunca lo había visto o escuchado tocar. —¿Es
porque no recuerdo... todo o por mi madre?
—Sí. No. Todo lo anterior y nada de eso —respondió.
—Estás enojado conmigo —le dije—. Todavía estás enojado
conmigo.
Luc no respondió. Un destello de emoción cruzó por su rostro,
desapareció antes de que pudiera leer lo que era.
—Por Halloween. Porque yo... —Me detuve, sintiendo que mi
lengua estaba pegada al paladar. Cerré los ojos—. Salí de aquí el
sábado, enojada. Estaba enojada contigo, Obviamente todavía estás
enojado conmigo, pero llegaste en el momento en que te llamé. No lo
dudaste y...
Me estaba mirando.- —A veces quiero sacudirte.
—¿Disculpa?
—¿Qué pensarías que haría? Me necesitabas y estaba allí. No hay
otra opción. —Algo feroz brilló en esos ojos color amatista—. ¿Cómo
no lo sabes todavía? Sí, estoy enojado. Estoy en un estado constante
de enojo, Evie. Simplemente lo escondo bien.
Mi corazón tronó en mi pecho.
Su mirada atravesó la mía. —Estoy enojado con lo que has
tenido que experimentar. Estoy enojado porque tienes pesadillas, y
estoy enojado por la situación en la que nos encontramos. Estoy
furioso por lo que le sucedió a Heidi y a los inocentes Luxen que no
quieren nada más que vivir sus vidas. Estoy furioso porque pensé que
estaba ahorrando... —Se interrumpió, su pecho se alzó con una
respiración profunda. Sacudió la cabeza.
—Hay muchas cosas por las que estoy enojado, pero nunca estoy
enojado contigo.
Todo mi cuerpo se sacudió.
Luc entrelazó sus dedos con los míos. —¿Estaba molesto el
sábado por la noche? Sí. ¿Irritado de que te sorprenda que vaya
cuando me necesites? , Oh sí. Pero nunca estoy enojado contigo —
repitió—. Estaba tratando de darte algo de espacio después de todo.
Supuse que lo necesitabas. Supuse que los dos lo necesitábamos.
No sabía qué decir, y en ese momento me di cuenta de que,
aunque las palabras eran poderosas, no siempre eran necesarias.
Saltando hacia adelante, envolví mis brazos alrededor de Luc
antes de que pudiera darme tiempo para pensar en lo que estaba
haciendo. La acción obviamente lo sorprendió, porque se congeló pero
no cayó hacia atrás. Eso duró solo un segundo antes de que sus
brazos me rodearan, abrazándome con fuerza. Mi cara estaba
plantada contra su pecho.
—Gracias —dije, y no estaba segura de saber siquiera por qué le
estaba agradeciendo.
¿Por todo?
Eso sonaba bien.
Su mano cruzó la parte posterior de mi cabeza, los dedos se
enredaron en mi cabello. —Melocotones...
Lo apreté más fuerte.
Su barbilla rozó la parte superior de mi cabeza.
—Uno de estos días, te darás cuenta de que nunca me he ido y
nunca lo haré.
18
Traducido por: Lucia BJ
Corregido por: Patty

Antes de que Luc y yo nos fuéramos, miré a Heidi. Las dos chicas
estaban dormidas, y no quería despertarlas, así que me escabullí,
diciéndome que volvería al día siguiente.
Una vez que estaba en el auto, con Luc detrás del volante,
agarramos hamburguesas y respondí la cadena de textos de James.
Quería saber dónde habían desaparecido todos después de la alarma
de incendios, y odiaba ser evasiva.
—Sé que no puedo decirle a James la verdad, pero esto apesta. —
Volví a poner mi teléfono en mi bolso y lo dejé junto a mis pies—. Es
como tener una vida alternativa.
Él arqueó una ceja. —Será más fácil.
—¿En serio? —Me quedé mirando el oscuro tramo de árboles. La
subdivisión en la que vivía estaba rodeada de espesos bosques a
ambos lados de la carretera, y eso me gustaba. Ahora parecía oscuro y
lleno de pesadillas—. No estoy segura de si eso es algo bueno.
Él me miró. —Depende de cómo lo mires.
No estaba segura de qué otra forma podría mirarlo, pero si era
bueno o malo, ahora era mi vida y tenía que lidiar con eso.
Cuando llegamos a la entrada, supe de inmediato que mamá
todavía no estaba en casa. No era tan tarde, pero la única luz
encendida estaba en el pasillo de arriba, indicando que aún no había
regresado de Frederick.
Miré a Luc mientras él apagaba el motor. —Gracias de nuevo...
—No me agradezcas por esto.
—Lo acabo de hacer.
—No lo acepto —Abriendo la puerta del lado del conductor,
desplegó su largo cuerpo y salió.
Me apresuré a salir del auto, casi olvidando mi mochila.
Arrancándolo, me lancé sobre la hierba, haciendo que se encendieran
los detectores de movimiento. Luc estaba esperando en el porche
delantero. —¿Qué estás haciendo?
Su rostro estaba ensombrecido bajo la luz del porche. —
Esperando a que abras la puerta.
Ladeé la cabeza. —Me imaginé eso, pero ¿vienes?
—No te quiero aquí sola. No cuando April está afuera y no
tenemos idea de dónde está. —Hizo una pausa—. Si no me quieres
aquí, puedo volver a llamar a Zoe o...
—No, está bien —Excavando las llaves de mi casa, abrí la puerta
principal, esperando que no se diera cuenta de cómo me temblaban
los dedos—. Solo tenemos que tener cuidado.
—Sylvia se enloquecerá si llega a casa y me encuentra —Se rió
por lo bajo mientras me seguía—. Ella no sabrá que estoy aquí.
Aunque mamá no había dicho nada sobre la última visita
nocturna de Luc, no estaba segura de que eso significara que no tenía
idea de que él había estado aquí. De pie en el vestíbulo, cambié mi
bolso por mi brazo.
—Necesito darme una ducha rápida —Aunque estaba usando
una de las térmicas de Luc que olía a él, sabía que había sangre en
lugares donde Luc no había limpiado—. Si todavía tienes hambre o
quieres tomar una copa, hazlo.
Su mirada se dirigió hacia mí y asintió, con las manos en los
bolsillos.
Dudé y luego giré sobre mis talones, subiendo corriendo las
escaleras. Una vez en mi habitación, cerré la puerta y dejé mi bolso
junto a mi escritorio. Cogiendo un par de pantalones de dormir, me
desvestí rápidamente, enrollando mis jeans en una bola y
arrojándolos al cesto. Empecé a agarrar una camisa pero decidí traer
la camisa prestada de Luc conmigo.
Después de pasar un cepillo por mi cabello, arrancando Dios sabe
cuántos mechones en el proceso, lo levanté con un moño y luego me
metí en la ducha.
El agua caliente me picó el pecho y el estómago, haciéndome
estremecer al estar debajo del rocío. Respiré hondo, pero no fue a
ninguna parte. Lentamente, levanté mis manos, colocándolas sobre mi
cara.
Algo crujió dentro de mí. Había una pared que nunca supe, y no
era una pequeña fisura, sino una fractura que sacudía cada hueso de
mi cuerpo. Las lágrimas corrieron por mi garganta y brotaron detrás
de mis ojos cerrados. No había forma de detenerlas, y las dejé salir,
apretando fuertemente la mandíbula para no emitir ningún sonido.
Lloré por Heidi y lo cerca que había estado de morir hoy. Lloré por
el pánico que Emery debió sentir cuando la vio. Lloré por lo asustada
que Zoe y yo habíamos estado esperando saber si Heidi iba a estar
bien. Y lloré porque no quería que Luc estuviera enojado todo el
tiempo. Lloré porque tenía el afecto de Luc, su lealtad, pero no tenía
su confianza y, la verdad era que lo dudaba, una y otra vez. Estar
juntos.
De nuevo juntos.
Aparté mis manos temblorosas de mi cara y tomé mi esponja
rosa, enfocándome en restregarme la piel hasta que se volvió rosa y el
agua que rodeaba el desagüe estaba limpia. Para cuando me sequé y
me puse mis pantalones cortos para dormir y la térmica de Luc, el
vapor había cubierto el espejo y lo había juntado. Abrí la puerta y mi
corazón se lanzó a mi garganta.
Luc estaba en mi habitación, parado frente al panel de corcho de
fotos. Miró por encima del hombro, su mirada recorría desde la punta
de los dedos de mis pies, dedos de los pies que aún necesitaba
quitarme el esmalte o rehacerlo, hacia los mechones de cabello
húmedo que se enroscaban alrededor de mis mejillas. Una suave
sonrisa apareció.
—Lo siento —dijo, volviendo a las fotos clavadas—. Pensé que
debería esperar aquí por si Sylvia llega a casa.
—Tiene sentido. —Tocando el borde de la térmica gris, me
acerqué a la cama y me senté—. Espero que no te importe que llevo
puesta tu camisa.
Luc se volvió hacia mí. —En realidad, es exactamente lo
contrario.
No sabía qué decir a eso. Se enfrentó de nuevo al panel de corcho.
—Grayson llamó mientras estabas en la ducha. Acaban de visitar la
casa de April. Ella no estaba allí, y no parecía que nadie más hubiera
estado allí por un tiempo. No hay padres.
—Eso es realmente extraño. April tiene una hermana pequeña.
—Grayson dijo que Zoe también lo señaló, pero no había nadie
allí.
El miedo se formó como una hierba en la boca de mi estómago. —
Esa actualización no podría ser buena en absoluto.
—Probablemente no.
Se acercó a la mesita de noche, metiendo la mano en el bolsillo de
sus pantalones. Inmediatamente reconocí el pequeño objeto negro.
Una pistola paralizante.
—Tomé algunas cosas antes de venir aquí. Mantenla contigo.
Quién sabe si funcionará contra April, pero vale la pena tenerlo.
Asentí.
—Y también te traje esto. —En su palma había un objeto negro
largo, brillante, con forma de colgante que estaba cincelado hasta un
punto fino. Estaba asegurado a una cadena de plata—. Esto es
obsidiana. ¿Recuerdas lo que hace?
—Sí, es mortal contra los Arum.
—Una vez más, no tengo idea si funcionará contra April, pero
quiero que sigas teniendo esto en todo momento. Incluso cuando te
duchas. —Levantó el collar, y yo me incliné, con el corazón latiendo
con fuerza mientras me pasaba el collar por los hombros,
asegurándolo detrás de mí cuello. Las puntas de sus dedos rozaron mi
piel mientras enderezaba la cadena—. ¿Bueno?
—Está bien —Cogí el pedazo de obsidiana. El collar no era tan
pesado como pensé que sería. El vidrio volcánico tenía
aproximadamente tres pulgadas de largo, y la cadena plateada era
delicada, girando en espiral sobre la parte superior de la obsidiana—.
¿Esto detendría a un Arum? Estaba imaginando algo... más grande y
más grueso.
—Eso es lo que dices.
Levantando mi cabeza, lo miré fijamente. —¿De Verdad?
—Quiero decir, lo configuraste perfectamente —respondió con
una sonrisa maliciosa—. Una pieza muy pequeña de obsidiana puede
causar un daño importante a un Arum. Apúñalos en cualquier parte
con eso, y van a caer. Y el final es perversamente agudo, así que
intenta no apuñalarte a ti misma.
Esa fue una promesa que no estaba segura de poder cumplir.
Solté la obsidiana, y se apoyó entre mis senos, en el exterior de la
camisa prestada de Luc.
Luc regresó al tablero de corcho. —¿Puedo admitirte algo y no te
enojarás?
Levantando mis piernas y cruzándolas, tomé mi almohada y la
planté en mi regazo. —Depende de lo que sea.
—He visto algunas de estas fotos antes, y no estoy hablando de
cuándo estuve aquí antes.
—¿Qué quieres decir?
Inclinando su cuerpo hacia un lado, colocó la punta de un dedo
contundente contra una imagen. Era de Zoe y de mí, de primer año en
casa. —Vi esto hace casi cuatro años. Solo habían pasado unos
meses, tal vez cuatro, desde... desde que te convertiste en Evie. Nunca
te había visto con un vestido antes. Pensé que... eras tan bonita.
Llevaba un vestido de color morado oscuro con cintura imperio, y
no estaba segura de si me veía bonita. Sin embargo, parecía que
alguien había arrojado brillo sobre mí.
Pero Luc había pensado que me veía bonita, y a pesar de todo,
eso trajo una pequeña sonrisa a mis labios.
—¿Y éste? Víspera de Todos los Santos. Hace tres años. —Señaló
una foto mía con Heidi y Zoe mientras me cortaba la respiración.
Sabía el año exacto. Estábamos vestidos como los Heathers de la
película Heathers—. Un disfraz tan oscuro. Me encantó. ¿Y éste? La
primera vez que te vi en una foto con James, yo...
—¿Qué?
Luc sacudió la cabeza. —Pensé que era tu novio.
—¿James? ¿Qué? —Me reí suavemente—. No es así; nunca ha
sido así con nosotros.
-—Lo sé. Zoe dijo lo mismo.
Se me ocurrió algo. —¿Viste fotos de Brandon y yo?
—Sí. Podrías haberlo hecho mejor —Me tragué otra risa,
principalmente porque eso era cierto teniendo en cuenta su retórica
anti-Luxen. Dios, si supiera lo que era April.
Luc volvió a estar conmigo otra vez. —¿Lo amaste?
Mis ojos se abrieron cuando sentí mis mejillas sonrojarse. —Yo...
creo que lo hice al principio. Quiero decir, él fue mi primer novio real.
Sus hombros parecían tensarse. —¿Crees? ¿Entonces eso
significa que no lo hiciste?
—Pensé que lo hice por un segundo caliente, pero no lo hice. —
Hablar de mi ex con Luc fue extraño—. Me gustó, pero siempre sentí
que debería haber sido más —Agarré la almohada—. Entonces, ¿viste
la mayoría de ellos en tiempo real?
—Tengo que verte crecer sin que lo sepas. —Cruzó los brazos
sobre el pecho—. Eso sonó más espeluznante de lo que pretendía.
—No lo es —Y no lo fue, no para mí, no para nosotros. Fuera de
contexto, claro. Pero sabía cómo había visto esas fotos. Solo otras dos
personas tenían copias de ellos—. ¿Zoe?
Él asintió distraídamente.- —No pedí verlas. Se sintió mal
hacerlo, y ya era espeluznante que hiciera que Zoe te vigilara. Pero
quería verlas. Quería verte, y Zoe lo sintió, y ella periódicamente me
las mostraba o se aseguraba de que obviamente estuvieran expuestas
en su casa. Por favor, no te enojes con ella.
—No lo haré —Probablemente hubiera hecho lo mismo.
Lo observé por unos momentos, sabiendo que no tenía ninguna
de sus propias fotos.—¿Alguna vez quisiste eso?
—¿Qué?
—¿Una vida adolescente normal? ¿Fiestas de Halloween y
amigos? ¿Fotos en paneles de corcho? ¿Cuentas de Instagram? —Me
reí un poco y el sonido se desvaneció rápidamente—. Ir a la escuela.
Odiándolo. Queriendo ir a la universidad, pero... teniendo miedo de
crecer. ¿Alguna vez quisiste algo de eso?
Luc gradualmente me enfrentó.—¿Honestamente?
Asentí.
—Mi respuesta podría... molestarte.
—Recientemente he visto muchas cosas que me han molestado,
así que dudo que tu respuesta sea peor.
Luc caminó hacia el otro lado de la cama y se sentó.- —Nunca
quise nada de eso hasta que lo tuviste. —Se apoyó contra la cabecera
—. Nunca hubo una parte de mí que quisiera ir a la escuela o fiestas
hasta que vi esas fotos. Entonces lo hice.
Un dolor me atravesó el pecho. - —Te aburrirías tanto en la
escuela.
—No si hubieras estado allí —Apareció una sonrisa torcida—.
Incluso lo consideré una vez, ¿sabes? Inscribirme para estar cerca de
ti. Pero no podía arriesgarme. Entonces, me quedé en la ciudad, y una
vez que comenzaron a registrar Luxen, obligándolos a usar
Discapacitados, abrí Foretoken.
—¿Y eso es todo? ¿Nunca quisiste hacer otra cosa?
—¿Cómo qué? —Levantó la mano, y el control remoto voló del
tocador a su mano—. ¿Vivir como si fuera un adolescente normal? —
Me entregó el control remoto—. No.
—Quise decir ser alguien más. Alguien que no tiene que
preocuparse de que la gente descubra que no eres exactamente
humano.
—No me preocupo por eso —comentó levantando el hombro—. ¿Y
por qué querría ser otra persona? Soy increíble.
—Wow —murmuré, pensando que él no estaba siendo sincero.
¿Cómo podría serlo cuando admitió antes que estaba enojado todo el
tiempo?
Él sonrió, pero se desvaneció rápidamente. —No quise hacerte
llorar.
—¿Qué? —Casi dejo caer el control remoto.
El tono de sus ojos se profundizó. —Sé que estabas llorando
antes.
—Cómo... —Sacudí mi cabeza—. Estaba en la ducha. ¿Podrías
oírme?
Su mirada parpadeó sobre mí. —No te escuché, Peaches. Me di
cuenta cuando saliste. Tus ojos.
—Oh. —Eso tenía sentido—. No me hiciste llorar. Ha sido un…
—¿Un día duro? Sé que lo ha sido, y sé lo que dije sobre no
confiar completamente en que no ayudaste. No quería... hacer eso. Y
sí confío en ti, Evie. Es solo que tu relación con Sylvia complica las
cosas. Solo tenemos que encontrar una manera de trabajar con eso.
Un nudo se formó en mi garganta. Si estaba siendo honesta
conmigo misma, su falta de confianza no tenía mucho que ver
conmigo, sino que entraba en juego cuando mi madre estaba
involucrada. —Lo sé. Es solo que... hoy fue aterrador, y hay muchas
cosas en mi cabeza. Todo el día, en realidad. Por eso estaba en la
biblioteca. Es por eso que estaba tratando de distraerme.
—¿De qué? —Arrastrando el control remoto sobre el edredón,
pensé en lo que Zoe me había dicho el domingo mientras colocaba mi
cabeza contra la cabecera. Las palabras que necesitaba pronunciar
me llenaban la garganta, pero no quería darles voz. Sentí que una vez
que daba vida a los pensamientos y las sospechas, no podía
recuperarlos.
Pero necesitaba hacerlo.
—Ayer hablé con Zoe, y ella dijo algunas cosas que tenían
sentido.
—¿Zoe teniendo sentido? Nunca.
Mi sonrisa fue breve y mi estómago lleno de nudos. —Es extraño
que mamá me haya dado la vida de Evie Dasher —susurré, mirando el
ventilador del techo que se agitaba lentamente.
—Creo que lo hizo porque simplemente extrañaba a Evie, la
verdadera, pero lo que hizo no fue justo.
Luc estaba tan callado, tan quieto que tuve que mirarlo. Me
estaba mirando, las pupilas ligeramente dilatadas.
—No fue justo para mí en absoluto. Tuve una vida. Tenía amigos
—dije, pensando que lo que había dicho Zoe estaba tan lleno de
verdad que dolía—. Tenía amigos que eran mi familia. Tenía
recuerdos, y simplemente no estaba bien.
Sus ojos cerrados, pestañas gruesas abanicando su piel. —No. No
lo estaba.
Tragué fuerte. —¿Por qué no me dejó ser yo? ¿Por qué hacerme
ser otra persona?
Volvió la cabeza, con la garganta trabajando. —No sé,
melocotones.
—Empecé a enviarte mensajes de texto ayer, porque ¿y si esa no
fuera su razón? ¿Qué pasa si solo estoy siendo deliberadamente
ingenua? No confías en ella. Ella trabajó para el Dédalo. ¿Y si hubiera
una razón diferente?
El nudo en mi garganta se hinchó, amenazando con ahogarme.
—Zoe me dijo algo que no puedo sacar de mi cabeza. Ella dijo que me
llevaste a los Dashers alrededor de junio y que no me volvieron a ver
hasta que fui a la escuela, que fue en noviembre. Y no sé por qué me
molesta tanto, pero lo hace —Los ojos de Luc se abrieron y sus labios
se separaron, pero no dijo nada.
—¿Es verdad? —La humedad se acumuló en mis pestañas
mientras miraba su perfil—. ¿Nadie me vio durante ese tiempo? ¿Ni
una sola vez?
Se pasó los dientes por el labio inferior, y la inquietud aumentó a
medida que pasaron varios momentos. —No te vi. Nadie lo hizo. Yo...
—Me miró, colocando las puntas de sus dedos contra mi mejilla—. No
creo que estresarte por esto te vaya a hacer ningún bien.
—Pero...
—Hay muchas cosas que no se explican. Cosas de las que no sé
las respuestas, pero en este momento, no sigas ese camino.
Mi mirada buscó la suya. —¿Y si quiero ir por ese camino? Como,
¿quiero correr por ese camino?
—Si quieres, tendrías que ir con ella, pero quiero estar allí si lo
haces. ¿De acuerdo? —preguntó Luc, con voz suave mientras su
pulgar se movía a lo largo de la línea de mi mandíbula—. Necesito
estar ahí.
—Está bien —susurré, inquieta.
Sintiéndolo inclinarse, me tensé y luego, un instante después,
sentí sus labios rozar el centro de mi frente. —Ahora, intentemos
relajarnos y ver lo que hay en la TV.
No estaba segura de cómo podría relajarme de nuevo, pero asentí,
viéndolo alejarse, y luego levanté el control remoto. Encendí el
televisor y comencé a pasar sin pensar por los canales borrosos. —
Detente —dijo—. Es Dee.
Luc tenía razón.
Ella estaba en la pantalla, junto con el senador Freeman, que
parecía segundos de volar un vaso sanguíneo importante a lo largo de
su sien. —El presidente McHugh tiene todo el derecho de derogar la vigésimo
octava enmienda.
—¿Estás diciendo que está facultado para despojar los derechos de los
ciudadanos de Estados Unidos? —desafió Dee—. Una vez que comienza con el
Luxen, ¿quién puede decir que se detiene allí?
—Los Luxen no son ciudadanos estadounidenses.
—La vigésimo octava enmienda dice de manera diferente —lo corrigió Dee—. Lo
que el presidente quiere hacer es desmesurado.
—Lo que los Luxen han hecho a nuestro planeta es desmesurado, Sra. Black —El
senador sacudió la cabeza—.Los Luxen ha matado indiscriminadamente, y ahora hay
evidencia que sugiere que su especie está portando algún posible virus que no solo
está infectando sino matando humanos. ¿Qué tienes que decir al respecto?
Había una grieta en la compostura de Dee, un rubor de tono de piel de oliva. —
No hay forma de que un Luxen sea responsable de ningún virus o enfermedad.
Ninguno en absoluto.
—Entonces, ¿estás sugiriendo que no solo nuestros gobiernos locales mienten,
sino también los CDC?
—No sería la primera vez, ¿verdad? —respondió Dee—. Si algún informe afirma
que los Luxen está enfermando a los humanos, es una mentira, biológicamente
imposible. Entonces, lo que debes hacer y lo que todos los espectadores en casa
deben hacer es preguntarse, ¿ por qué alguien mentiría sobre eso?
19
Traducido por: Lucia BJ
Corregido por: Patty

Lo que dijo Dee encajó las cosas para mí. Pensé en cómo Heidi
había cuestionado el odio de April hacia los Luxen y la feroz defensa
de los derechos humanos. Qué irónico era, teniendo en cuenta que
April obviamente no era humana.
April había matado a Andy y a la familia que había sido local en
el área, y aunque ella no había admitido un motivo, se hizo bastante
obvio para mí cuando escuché al senador continuar despotricando
sobre lo violentos y atemorizantes que eran los Luxen.
—Ella quería que la gente pensara que era un Luxen —espeté.
—¿Qué? —Luc me miró con las cejas levantadas.
—¡April! Ella mató a Andy y a esa familia de una manera que te
haría pensar que un Luxen lo hizo. O un origen. Pero nadie sabe que
ustedes existen, así que lo que sea —continué—. De todos modos, ella
también estaba allí, volviendo a la gente contra los Luxen en la
escuela. Quiero decir, ella ha acumulado muchos seguidores. Nada de
esto es casual, Luc. Estaba matando y haciendo que la gente pensara
que era un Luxen. ¿Por qué?
Luc echó un vistazo a la televisión donde el senador Freeman
ahora estaba discutiendo con uno de los defensores de los derechos
humanos de Luxen.
—¿Y si esa familia de la que hablaba el senador no fue asesinada
por un Luxen sino por algo que puede hacer que parezca que lo fue?
April no puede estar haciendo esto sola. Asesinar gente y hacer que
pareciera que los Luxen eran los responsables. Hacer que la gente los
odie y tema. Hay que involucrar a más personas, tal vez incluso a sus
padres.
—Siempre hay más personas involucradas.
—Entonces tiene que haber evidencia de eso. Tal vez hay alguna
evidencia en su casa. Podría haber algo allí que podría señalarnos
hacia quien sea responsable de esos asesinatos y tal vez decirnos qué
demonios es April.
Me miró fijamente.—Probablemente tengas razón, pero usaste el
real nosotros y no estamos haciendo nada. No irás a ninguna parte
cerca de la casa de April.
La irritación pinchó mi piel. —Luc...
—Es demasiado arriesgado.
—¡Todo es arriesgado! —Casi grité mientras me movía,
poniéndome de rodillas a su lado—. Estar viva me está poniendo
locamente arriesgada.
—Peaches...
—¡Ves! Como dijiste antes, soy un milagro andante. Un raro
ejemplo de los sueros que trabajan para humanos sin mutarlos. Vivo
con un Luxen no registrado y soy amigo de ellos y de tí, ¡y de Zoe!
Cada día es un riesgo.
—Tienes razón, así que no agreguemos nada más a esos riesgos
—Esos ojos violetas brillaron.
Golpeé con mis manos mis muslos.—¿Solo quieres que haga qué?
¿Quedarme encerrada en mi casa o en la escuela?
—Uh. —Frunció el ceño—. Sí.
—No es justo. Todos ustedes están ahí afuera tomando riesgos
mientras yo estoy sentada sin hacer nada o lastimando a la gente...
—No lastimaste a Heidi.
Ignoré eso. —Y entiendo que no hay mucho que pueda hacer.
Ustedes tienen súper poderes. Soy bastante inútil, un nueve de cada
diez...
El ceño se profundizó. -—Nunca eres inútil.
También ignoré eso. —Pero puedo ayudar aquí. Puedo mirar a
través de las cosas. Esto es algo que puedo hacer.
Sacudiendo la cabeza, miró hacia otro lado. Un músculo a lo
largo de su mandíbula vibró.
—Necesito poder hacer algo —razoné, mi mirada buscó en su
rostro mientras me estiraba entre nosotros, colocando mi mano sobre
su brazo—. Por favor, comprende que tengo que hacer algo y ayudame
en lugar de tratar de detenerme.
Luc echó la cabeza hacia atrás, con los ojos cerrados mientras
apretaba los labios. Luego hizo lo más extraño. Él rió, una risa
profunda y retumbante.
Ahora era mi turno de fruncir el ceño. —¿Qué?
Sacudió la cabeza y luego abrió los ojos, deslizándome una larga
mirada. —¿Quieres saber algo sobre... Nadia?
Me tensé, sin esperar que dijera eso.
—Ella era la única persona que podía hacerme hacer algo que no
quería o que no creía que fuera una buena idea. No importa cuánto
temiera que fuera a irse de lado, ella me haría hacerlo. En realidad,
me tenía envuelto alrededor de su meñique. —Las pestañas gruesas
bajaron—. Iremos a la casa de April mañana, después de la escuela.
Mis labios se separaron en una inhalación aguda. Una vez más,
Luc estaba diciendo tanto mientras decía tan poco. Me mordí el labio,
pero realmente no había forma de detenerlo.
Sonreí.

Un grito se alojó en mi garganta cuando me levanté, jadeando por


aire, mis ojos se abrieron de par en par. Por un momento, no entendí
dónde estaba, ya que el suave resplandor de la televisión brillaba a los
pies de mi cama.
Mi corazón golpeaba contra su jaula mientras escaneaba mis
alrededores. Estaba en mi habitación, no en el bosque fuera de la
casa, esta vez cara a cara con una April sangrienta en lugar de Micah.
Estaba en casa. Segura. Heidi estaba a salvo. Micah estaba muerto, y
April... estaba en algún lugar, solo Dios...
—¿Evie? —La voz áspera del sueño vino de mi lado.
En mi cama.
En mi habitación.
Mi cabeza se giró hacia mi izquierda y vi la forma de Luc
alzándose sobre su codo. ¿Todavía estaba aquí? Mi mente todavía
estaba obstruida por el sueño y las imágenes de April destrozándose...
—Hola. —Luc se sentó rápidamente. Su cara estaba a
centímetros de la mía mientras su mano se movía en un círculo lento
y relajante a lo largo de mi espalda baja—. ¿Estás bien?
Me tragué el aumento de las náuseas y gruñí—: Sí.
Su otra mano llegó a mi mejilla. Aunque apenas podía ver sus
ojos, podía sentir su mirada irguiéndose sobre mi rostro. Luego me
hizo bajar cuidadosamente para que mi mejilla descansara sobre su
hombro. Había espacio entre nuestros cuerpos, varias pulgadas, para
ser exactos, pero su brazo todavía me rodeaba, su mano se apretó en
un puño flojo, descansando justo por encima de mi cadera, y mi
corazón todavía estaba acelerado. Mantuve mis manos en el espacio
entre nosotros.
—Todavía estás aquí.
—Sí. Sylvia llegó a casa un poco después de la medianoche, creo.
Entonces me quedé dormido. Lo siento.
—Está bien.
Su otra mano descansaba sobre su estómago. —¿Lo está?
¿Lo estaba? Nunca oiría el final si estuviera atrapado en mi
habitación, durmiendo a mi lado. No es como si fuera la primera vez,
pero ninguno de nosotros sabía si estábamos juntos, y dormir uno al
lado del otro seguramente no ayudaría en nada.
Aun así, asentí cuando mi corazón finalmente comenzó a
desacelerarse.
Luc guardó silencio durante varios largos momentos. —
¿Pesadillas?
—Sí —susurré.
—¿Quieres hablar de eso?
Sacudí mi cabeza.
—¿Quieres que me quede?
Mis piernas se curvaron debajo de la suave manta, presionando
contra la pierna de Luc. Por lo general, la manta estaba en el suelo en
algún lugar, pero en algún momento me debe haber cubierto. No
hablé. No pude.
Asentí.
El brazo alrededor de mi cintura se apretó, y el único sonido fue
el zumbido de la conversación proveniente de la televisión. Luc no
habló, pero vi sus dedos moverse. Golpeaban a ritmo lento contra la
parte inferior del estómago, y cuando mis ojos se acostumbraron a la
habitación con poca luz, pude ver que su camisa se había levantado
cuando él se echó hacia atrás, exponiendo una delgada capa de piel
sobre los jeans que él tenía. Llevaba. Observé esos dedos largos
mientras continuaban moviéndose, pensando en el poder que esos
dedos podían ejercer.
Lentamente, mi mirada se levantó, viajando sobre su estómago
hasta donde su pecho subía y bajaba constantemente, casi como si se
hubiera vuelto a dormir. Sabía que estaba despierto. Me preguntaba
cuántas veces nos habíamos acostado de esta manera que no
recordaba, al lado del espacio más pequeño entre nosotros, espacio
que fácilmente podría volverse inexistente si solo me acercara a él o
levantara una mano.
El calor inundó mi piel y tuve la repentina urgencia de quitarme
la manta. La térmica no era la mejor prenda para llevar a la cama,
pero sabía que el calor que quemaba mis venas tenía poco que ver con
la camisa que llevaba.
Tenía todo que ver con quién estaba acostado a mi lado y lo que
sentía por él. Una confusa mezcla de anhelo y temor.
Mi mirada encontró su camino hacia su perfil. Sus ojos estaban
cerrados, pero había una tensión en la línea de su mandíbula.
¿Estaba tan despierto como yo? Cada parte de mí se volvía hiperactiva
hacia él, de cada respiración que tomaba, de lo profundo que se
hundía su pecho y luego se elevaba, del ritmo de sus dedos. ¿Estaba
tan consciente de mí como yo lo estaba de él en este momento?
Me imaginaba que había innumerables veces que nos habíamos
acostado así, pero dudaba que hubiera estado pensando lo que estaba
pensando ahora. Habíamos sido demasiado jóvenes para albergar las
imágenes que pasaban por mi mente. Recuerdos de la noche en su
cama, nuestras manos y bocas frenéticas y codiciosas. El rápido beso
de agradecimiento que le había otorgado después de ver la fotografía
enmarcada de Harpers Ferry. Nosotros bailando de cadera a cadera en
Halloween y luego él flotando sobre mí, tocándome, su boca a
centímetros de la mía.
Si Dawson no hubiera llamado a esa puerta, Luc me habría
besado y me habría deleitado. Mi pulso se aceleró, latiendo
fuertemente mientras mis dedos se curvaban en la manta entre
nosotros. Necesitaba hacer a un lado estos pensamientos. Era tarde y
me acababa de despertar de una pesadilla. Algunas cosas realmente
horribles se habían derrumbado, por lo que mi mente no estaba
funcionando exactamente en su mejor momento, pero a raíz de una
pesadilla empapada de sangre, hubo una repentina sensación de
claridad que me había eludido en el lago el domingo. Me eludía desde
la primera vez que entré en Foretoken.
Todavía estaba tratando de descubrir quién era, si era Nadia o
Evie, y si eso incluso importaba al final del día. Estaba luchando por
encontrar mi lugar en el mundo de Luc, para sentirme útil y menos
como una carga que necesitaba ser protegida. Era cautelosa de que
después de todo lo que Luc había dicho y prometido, todavía estaba
enamorado de quien solía ser y no de quién era hoy.
Pero sabiendo todo eso no cambió, que recordaba lo que se
siente ser sostenida por él, o la sensación de que yo era la única
persona en todo el mundo por la que movería el universo si fuera
necesario. La incertidumbre que sentí no disminuyó la dulzura de él
acostado despierto y mirando videos graciosos conmigo o
distrayéndome con terribles frases. La cautela no eclipsó su feroz
protección o cómo entendió cuándo necesitaba espacio o cuándo
necesitaba hacer algo que no implicara que me quedara atrás. La
confusión que sentí sobre mi pasado no fue más poderosa que cómo
me había sentido el día en que me tomó de la mano y me mostró
Jefferson Rock. Todas esas cosas fueron cuando yo era Melocotones
para él. No Nadia. Y lo que sentí no tenía nada que ver con quien solía
ser o en quién me había convertido. Tenía todo que ver con quien era
ahora.
Yo quería a Luc.
Quería sus manos y su boca sobre mí.
Quería sentir su cuerpo contra el mío.
Yo quería ser suya.
Quería que fuera mío.
Quería su confianza.
Cerrando los ojos, me estremecí cuando la comprensión me
atravesó como un golpe físico. Seguí temblando, con las manos
temblorosas, y mientras inhalaba profundamente, su aroma fresco y
al aire libre, hizo que me cortara la respiración. Los escalofríos solo
aumentaron porque sabía lo que sentía, lo que deseaba y sabía que
era yo quien deseaba esas cosas.
Fue como despertarse de repente después de años de un sueño
profundo. Había una hinchazón en mi pecho que parecía que podría
elevarme directamente al techo si no fuera por su brazo a mí
alrededor. Los escalofríos no desaparecieron.
—¿Tienes Frío? —murmuró Luc, su voz rompiendo el silencio.
—Sí —mentí. A decir verdad, me estaba quemando tanto que
podría haberme incendiado espontáneamente.
En las sombras, creí verlo sonreír como si supiera lo mejor.
Quizás lo hacía. Tal vez había estado escuchando mis pensamientos
todo este tiempo, pero no me importó, porque el brazo alrededor de mi
cintura se curvó, y luego la parte delantera de mi cuerpo se presionó
contra su costado y mi pierna derecha se enredó con la suya.
El contacto calentó mis terminaciones nerviosas. Mi pecho se
volvió apretado, pesado y dolorido, y esa plenitud, ese latido, se
deslizó más abajo, entre mis piernas, centrando exactamente donde
su muslo ahora descansaba contra mí.
El puño de mi cadera se desplegó y su palma se aplastó. Debajo
de la manta, el calor de su mano quemó mis pantalones cortos de
dormir. Luego su pulgar comenzó a moverse, un círculo lento que se
parecía mucho al de mi espalda cuando me desperté, pero no había
nada relajante en cada pasada de su pulgar.
Estaba iniciando un incendio en mi sangre, y había un poder en
lo que me di cuenta, lo que me estaba dejando sentir. Al igual que
cuando bailamos en Halloween lo que me había hecho sentir.
Libertad.
Moví mis caderas más cerca, esperando que su mano se moviera,
vagara, pero se quedó dónde estaba, los círculos cada vez más
pequeños.
El aire que estaba logrando ingresar a mis pulmones no fue
suficiente cuando puse mi mano sobre su pecho, justo debajo de su
corazón.
Luc se quedó increíblemente quieto. Su pulgar se detuvo y sus
dedos presionaron la carne de mi cadera. Ni siquiera sentí su pecho
moverse mientras arrastraba mi mano por la superficie plana de su
estómago, hacia donde sus dedos habían dejado de golpear.
Mis dedos encontraron los suyos, trazando las elegantes líneas de
sus huesos y tendones, sobre sus nudillos y luego el fino polvo sobre
su antebrazo.
—Melocotones —murmuró—. Deberías estar dormida.
En la oscuridad, mi mano subió por su brazo, debajo de la
manga de su camisa. Su piel era la combinación más interesante de
acero y satén. - —Yo no tengo sueño.
Luego su pecho se movió, profundo e inestable. —Deberías
intentar irte a dormir. Tienes clase por la mañana. Intenta ser
responsable.
Las burlas en su tono trajeron una sonrisa a mis labios. —¿Qué
pasa si no quiero ser responsable?
Se movió solo un poco, presionando su duro muslo contra la
parte más suave de mí. Cerré los ojos cuando dijo—: Entonces eres
una mala influencia.
—No creo que nadie pueda influenciarte. —Apenas reconocí mi
voz.
Su cabeza se volvió hacia mí, y cuando habló, sentí su aliento en
mi frente. —Estás muy equivocada al respecto.
Arrastré mi mano hacia su pecho, donde pude sentir su corazón
latir con fuerza. —Pruébalo.
Luc hizo este sonido profundo y gutural que me curvó los dedos
de los pies. —Evie...
Me mordí el labio mientras me levantaba sobre mi codo y lo
miraba. Moviendo mi mano de su pecho, puse mis dedos contra su
mandíbula. El mechón de pelo me provocó; las yemas de los dedos
también cuando su mano se deslizó a mi espalda baja.
—No tengo sueño —repetí—. ¿Tú sí?
Me miró y vi un pinchazo de luz blanca donde estaban sus
pupilas. —Ni siquiera remotamente en este momento.
—¿Lo siento?
Un lado de su boca se enganchó. —No hay una pequeña parte de
ti que lo lamente.
Él estaba en lo correcto. —Yo estaba pensando…
—¿Acerca de? —Su mano recorrió mi columna vertebral,
enredando los mechones de cabello que se habían soltado durante el
sueño.
—Sobre algo que me dijiste en Halloween. —Puse mi dedo sobre
su barbilla y luego hacia arriba, tocando el centro de su labio inferior.
La mano en mi cabello formó un puño.
El pinchazo de luz se hizo más brillante y ancho. —¿Qué te dije?
—Dijiste... que solo era yo. Que solo podría ser yo —le recordé.
—¿Lo hice?
Mi cabeza se inclinó hacia un lado cuando las comisuras de mis
labios comenzaron a bajar. —¿No te acuerdas?
La mano en mi cabello se soltó. —Lo hago.
—Idiota. —Mis ojos se estrecharon.
Él respondió con un rápido pellizco en la punta de mi dedo,
haciéndome jadear cuando la mordida me sacudió. Esos ojos
sostuvieron los míos cuando sentí sus labios cerrarse sobre mi dedo y
el movimiento de su lengua.
Todo mi cuerpo se tensó.
Él me miró.
—¿Qué te dije? ¿Puedes repetirlo? Tengo una memoria
increíblemente a corto plazo en este momento.
—Dijiste que solo había sido yo. —Respirando con respiraciones
cortas y poco profundas, deslice mi dedo húmedo sobre su labio
inferior. La presunción me llenó cuando volvió a agarrarme el pelo—.
Dijiste que no había nadie más.
Esos ojos adquirieron una calidad pesada y encapuchada.- "Sí, dije
eso".
Bajé la cabeza, deteniéndome a centímetros de su boca. —¿Es
verdad?
—Sí. —Su voz era más profunda, más gruesa.
El puente de mi nariz rozó la suya. —¿Significa lo que creo que
significa?
Su otra mano se levantó de su estómago y aterrizó en mi cadera.
—¿Qué crees que significa?
Me iba a hacer decirlo. —¿Significa que no has estado con
alguien?
—Ha habido... otras con los que he tenido algunos momentos
de... disfrute. Besos. —dijo, tirando suavemente de mi cabeza hacia
atrás, exponiendo mi cuello—. Conmovedor. Aprendizaje. Algún nivel
de placer. —Su boca encontró el centro de mi cuello, y me estremecí—
. ¿Pero me preguntas si alguna vez he estado con alguien?
Me sonrojé desde la punta de las orejas hasta los dedos de los
pies. —Sí. —Mi voz sonó áspera—. Eso es lo que estoy preguntando.
Presionó un pequeño beso donde me latía el pulso. —Entonces la
respuesta es no.
Mis ojos se cerraron.
—Nunca podría hacerlo. —continuó, tono ronco—. Nunca quise
hacerlo. No con los recuerdos de ti y lo que podríamos haber sido.
La sensación de hinchazón en mi pecho regresó, y pensé que si
tenía recuerdos de él, habría sido lo mismo conmigo.
Pero ese no fue el caso. Bajé la barbilla y abrí los ojos. Esas
pupilas ahora eran blancas, brillantes como el sol. —Estaba con
Brandon. Nosotros…
—No me importa. —dijo—. Eso no cambió nada para mí. No
cambia nada para mí.
El siguiente aliento que tomé fue tembloroso cuando bajé mí
frente a la suya. No sabía qué hacer con el conocimiento de que él
nunca había estado con nadie por mi culpa. Había una cantidad
absurda de alegría posesiva ante ese conocimiento, y una parte de mí
sabía que debería sentirme mal por eso, pero no lo hice.
—Todavía no tengo sueño. —susurré.
—Lo sé.
No respondí. No tuve oportunidad, porque Luc cambió,
moviéndose más rápido de lo que podía rastrear. Me rodó sobre mi
espalda, y luego estuvo a mi lado, una mano en mi cadera y la otra
sosteniéndose. Mi corazón casi salió de mi pecho cuando él bajó su
cabeza hacia la mía.
—Dime lo que quieres. —Sus labios rozaron los míos en la
oscuridad—. Necesitas decir las palabras, Evie.
—Tú —susurré en el espacio entre nuestras bocas, mientras mi
corazón latía tan rápido que no entendía cómo podía continuar—. Te
deseo.
Sacudió la cabeza y un mechón de su cabello rozó mi frente. —Ya
me tienes. Entonces, eso no puede ser lo que quieres ahora.
Mi corazón se apretó cuando el aliento que contuve se convirtió
en un jadeo embriagador. Levanté mis manos, colocándolas sobre sus
hombros.
—Creo que lo sé. —Su nariz rozó la mía—. Quieres mi boca. —
Esos labios tocaron mi mejilla—. Quieres mis manos. —La mano en
mi cadera se apretó—. Quieres mis labios sobre los tuyos.
Había estado escuchando mis pensamientos. Incliné mi cuerpo
hacia el suyo, deseando que su mano se moviera, sus labios tocaran
los míos. Alguna cosa.
Luc gruñó bajo en su garganta cuando su mano presionó mis
caderas contra el colchón. —No.
—¿No? —repetí tontamente.
El asintió. —Hay algo que debes entender completamente
primero.
No estaba segura de ser capaz de entender nada en este
momento, pero lo intentaría. —¿Qué?
Esas pupilas brillantes se aferraron a las mías, negándose a
dejarme mirar hacia otro lado.
—No tienes idea de cuánto tiempo he esperado a que lleguemos a
este punto. He fantaseado con eso. Soñé con eso. Tenía pesadillas
sobre eso. Hubo momentos en los que creí que nunca llegaríamos a
este momento, pero nunca, nunca, dejé de querer esto, de quererte.
Nunca dejé de esperar que encontráramos nuestro camino de regreso
el uno al otro y que eventualmente estuviéramos aquí, que me
encontrarías y me querrías. Que sería digno de ti.
¿Digno de mí? , ¿Cómo podía pensar que no lo era?
—Te deseo tanto que a veces duele respirar. —Su voz se volvió
más suave, pero sus palabras se hicieron más poderosas—. No hay
nada que quiera más que perder cada parte de mí en ti. Nada. Y sí,
eso no es una exageración. Atornillaré la paz mundial y la jodida
armonía para todas las especies en este planeta. Eres todo lo que he
querido por lo que se ha sentido para siempre.
Escuchar sus palabras fue como ser alcanzado por un rayo, y no
había terminado.
—Si te doy lo que quieres, no hay vuelta atrás. ¿Estás lista para
eso? —Su mano se deslizó por mi cintura, deteniéndose justo debajo
de mi pecho—. Porque ya he esperado por siempre esto, por ti. No he
hecho nada más que mirar y esperar, y no me voy a ir otra vez. Si te
beso, si te vuelvo a tocar, no podré volver a ser como son las cosas
ahora. —La siguiente respiración que tomó tembló tanto como yo—.
No podré fingir que no eres mi todo.
No pude respirar.
—Que siempre me tendrás a mí. Que siempre serás mía —
continuó, sus palabras rápidas y acaloradas—. ¿Estás lista para eso?
Porque es intenso, lo sé. Tengo mucho que tratar. Tú ¿Crees que soy
un puñado ahora? Aún no has visto nada, Peaches. Estoy necesitado
cuando se trata de afecto, tu afecto, y me he estado muriendo de
hambre.
Y me estaba muriendo de hambre por él.
—Entonces, dime, por favor, ¿realmente tuviste un momento de
claridad, Evie, o es solo un momento de necesidad nacido del deseo de
distraerte?
Toqué su mejilla con dedos temblorosos, sintiendo su piel zumbar
bajo la punta de mis dedos. Sentí que estaba a punto de bajar de un
acantilado. —Quiero que me beses.
Un gruñido de satisfacción lo abandonó, y luego su boca estuvo
sobre la mía. No perdió tiempo. Sus labios separaron los míos en un
beso profundo y poderoso que me dejó conmocionada. Su lengua se
deslizó contra la mía mientras tiraba de sus hombros, arrastrándolo
hacia mí, y por un momento, estábamos frente a frente mientras él
inclinaba su cabeza, su mano acunando mi mandíbula.
Luc me besó como si se estuviera muriendo de hambre, como si
pudiera devorarme con sus labios, su lengua, y yo quisiera ser
devorada por completo. Intenté moverme, pero la manta se había
enredado de alguna manera en nuestras piernas, manteniendo la mía
inmovilizada. Un gemido de frustración rompió nuestro beso, y la
carcajada de Luc levantó los pequeños pelos de todo mi cuerpo.
—¿Es eso todo lo que querías? —preguntó.
Intenté sacudir mi cabeza, pero su mano sostuvo mi barbilla en
su lugar. Tenía que hablar. —No.
—¿Qué más?
—Tú. —repetí. Mis manos se deslizaron por sus costados,
encontrando la piel desnuda debajo.
Su cabeza se echó hacia atrás y gimió cuando las yemas de mis
dedos patinaron sobre la piel de su espalda. Su barbilla se rompió, y
me estaba besando una vez más, pero se movió de lado. No tuve
oportunidad de protestar.
La mano de Luc dejó mi barbilla y bajó por mi garganta. Me moví
con el camino de su mano, arqueándome mientras su palma rozaba la
parte superior de mi pecho. No se detuvo allí, y la decepción estalló.
—Más tarde —prometió, y luego su palma arrastraba un círculo
perezoso por mi estómago, deslizando sus dedos sobre mi ombligo. Su
mano alcanzó la banda de mis pantalones cortos.
Podría haber dejado de respirar.
La mirada de Luc era puro fuego cuando sus ojos se posaron en
los míos. Solo las puntas de sus dedos se deslizaron bajo el material
suave.
—¿Esto? ¿Es esto lo que querías?
Estaba más allá de la capacidad de hablar, mi pulso latía con
fuerza. Todo lo que pude hacer fue asentir.
La electricidad bailó sobre su mano mientras se deslizaba
completamente debajo de la banda, y me mordí el labio con fuerza
para no llorar. Saboreé la sangre y no me importó. Me levanté de la
cama cuando sus dedos encontraron su camino.
—Sí. —Su voz era gruesa mientras miraba su mano—. Creo que
lo sé, pero solo quiero estar seguro. ¿Ya sabes? ¿Qué es lo que quieres
ahora?
Respiré hondo y me di cuenta vagamente de que me haría
decirlo.
Uno de sus dedos se movió, acercándose tanto que un sonido
estrangulado salió de mí. —Todo lo que quieras. Siempre. Solo tienes
que decirme.
—Tócame —gruñí—. Por favor.
Esos ojos brillantes se dispararon hacia los míos. —Por
supuesto.
Y luego me tocó, y mis caderas se sacudieron y mi cabeza cayó
hacia atrás. Me pareció oírlo maldecir por los latidos de mi sangre. Él
podría haber dicho mi nombre, pero no podía estar segura.
Me movía contra su mano, las caderas se alzaban y giraban
mientras él me miraba, con los ojos fijos en mi cara, empapándome en
cada respuesta. Con cualquier otra persona, me habría sentido
demasiado incómoda, demasiado consciente de mí misma como para
dejarlo ir por completo, pero con él...
Con Luc, todo parecía posible.
Volvió a maldecir, y luego se inclinó sobre mí, apartándome los
labios mientras me aferraba a él, mis dedos clavando en la piel tensa
de su costado. No se rindió. No se detuvo. Mi espalda se arqueó fuera
de la cama, y él me siguió, la punta de su lengua probando los jadeos
que separaban mis labios.
—Voy a tener que recordar eso —murmuró contra mi boca—.
Parece que realmente te gusta.
Lo hacía.
Realmente lo hacía.
Recogiendo mis pensamientos, Luc se rió entre dientes y luego
empujó mi cabeza hacia atrás. Su boca abrió un camino caliente por
mi garganta. —Sé que te va a gustar más esto.
Todo mi cuerpo se sacudió, las piernas se curvaron, las caderas
se levantaron. Agarré su muñeca cuando un gemido bajo se me
escapó. No para retirar su mano, sino para mantenerla allí.
—Lo sabía. —Me pellizcó el cuello, provocando un agudo grito
de mí.
Su boca se cerró sobre la mía otra vez, y perdí todo sentido del
tiempo, perdido en la oscuridad de la habitación, con Luc. Respirando
pesadamente contra mis labios separados, Luc maldijo por lo bajo.
Todo era demasiado.
La tensión se rompió y mi grito fue silenciado por su boca, por un
beso que fue tan feroz como el placer que golpeaba mi cuerpo.
Había una buena posibilidad de que mi corazón se detuviera en
algún momento, y la única razón por la que sabía que aún estaba viva
era porque podía sentir los suaves besos que Luc me dejaba caer por
la frente húmeda, los ojos cerrados, la punta de la nariz y sobre mis
mejillas.
—Evie.
La forma en que dijo mi nombre obligó a mis ojos a abrirse, como
si estuviera rogando y maldiciéndome en el mismo instante. Había un
tenue resplandor blanquecino que lo rodeaba. Su cara estaba a
centímetros de mí, y la necesidad de bañarlo con la misma atención
me atravesó. Quería que sintiera lo que acababa de sentir, que
compartiera...
Lo alcancé, deslizando mi mano por su estómago, más lejos. Mi
corazón se detuvo nuevamente.
Luc me agarró la muñeca. —Melocotones.
—¿Qué? —Me esforcé contra su agarre—. Quiero tocar…
—Dios. —gimió—. No termines esa oración. Me estás matando.
—No tengo que terminar la oración. Solo déjame terminar lo que
quiero hacer.
Su risa fue estrangulada. —No tienes idea de cuánto me gustaría
dejarte terminar conmigo.
Mis mejillas se sonrojaron.
—Pero no aquí. —Levantó mi mano hacia su boca y besó el centro
de mi palma—. Vamos a despertar a Sylvia.
Lo miré fijamente. —¿Ahora estás preocupado por ella?
—Sí. Créeme. Definitivamente la despertaré —respondió, y mis
cejas se levantaron—. ¿Quieres darme algo que quiero?
—Sí, lo hago. Realmente lo hago.
—Solo déjame abrazarte. —Pasó sus dedos por los míos—. Eso es
lo que me gustaría en este momento.
Basado en lo que había sentido segundos antes, dudaba que eso
fuera lo que él quería, pero había olvidado que no estábamos solos en
casa, y estábamos empujando nuestra suerte.
—¿Más tarde, entonces? —Sentí mi cara arder—. Tenemos un
más tarde.
Una suave sonrisa apareció en sus labios. —Lo hacemos.
—Está bien. —Apreté su mano—. Creo que podemos ser
responsables ahora y dormir.
Él se rió entre dientes mientras se levantaba sobre mí,
besándome rápidamente antes de sentarse a mi lado. Un momento
después, tenía un brazo debajo de mí y el otro a mí alrededor. Estaba
de espaldas a su frente, y él me abrazó tanto que no había duda de
que estaba siendo responsable.
Más que yo.
Me moví un poco, sonriendo cuando él gimió en mi oído. —
Compórtate —advirtió, apretando la mano que aún sostenía—. Y ve a
dormir.
—Está bien. —Mi sonrisa se convirtió en una sonrisa y pasaron
varios momentos—. ¿Luc?
—¿Sí? —Él suspiró.
—Gra…
—Por favor, no me agradezcas por eso —interrumpió—. Sé que
fue increíble. Podría decir. Te vi todo el tiempo. Pero fue un placer.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando lo miré por encima del
hombro. —Wow, Luc. Iba a decir que era algo especial.
—Oh, sí, eso también.
—No iba a agradecerte, porque eso sonaría extraño y esas dos
palabras no sonarían igual. —Puse mi mejilla nuevamente sobre la
almohada—. Eres tan arrogante.
—Lo amas.
Mi respiración se detuvo en la garganta. Me encantó su molesta
arrogancia. Me hizo reír cuando no me molestó. Y también me encantó
cómo me sostenía, tan apretado que no había espacio entre nosotros,
y con sus dedos aún enroscados en los míos. Me encantó lo que
acabábamos de compartir, porque encontró placer en darme placer.
Me gustó…
—Ve a dormir, Evie.
Respirando con dificultad, cerré los ojos húmedos. Me fui a
dormir, más rápido de lo que creía posible, y dormí más profundo de
lo que lo había hecho en meses, tal vez incluso años.
20
Traducido por: Irupé
Corregido por: Irupé & Patty

Luc ya se había ido cuando los primeros rayos del amanecer


comenzaron a arrastrarse por la ventana. Me di la vuelta y respiré
hondo. La almohada a mi lado olía a él.
Cerrando los ojos, me puse de espaldas una vez más. Anoche me
sentí como en un sueño, pero sabía que era real. Todo lo que me di
cuenta, todo lo que dijo y todo lo que hicimos.
No me arrepentí ni un momento, ni un solo segundo, pero eso no
detuvo el aleteo nervioso que me obligó a salir de la cama y a la
ducha.
Las cosas habían cambiado.
En mí.
En Luc
Entre nosotros.
Tenía todo el día para fijarme en qué significaba exactamente eso y
hacia dónde conduciría, pero en este momento había otra razón por la
que me apresuré a prepararme una hora antes de que normalmente
me levantara.
Quería hablar con mamá antes de que se fuera.
Con el pelo todavía húmedo, corrí escaleras abajo, saludada por el
rico aroma del café. Mamá estaba en la cocina, sacando su taza de
viaje del lavavajillas. La mata de pelo rubio estaba metida detrás de
las orejas, y llevaba una blusa negra y pantalones. Su bata de
laboratorio estaba al lado de su bolso y maletín.
—Te levantaste temprano —dijo, volviéndose hacia mí, y no había
duda de las sombras oscuras debajo de sus ojos—. ¿Está Luc arriba?
—¿Qué? —me detuve, un tipo completamente diferente de horror
se apoderó de mis entrañas. ¿Sabía ella... sobre lo de anoche?
Ella levantó una ceja rubia.
—¿De verdad crees que no sé si no ha roto su hábito de tocar la
ventana de tu habitación como un ladrón en medio de la noche?
Oh, mi Dios.
Los centros de mis mejillas se calentaron.
—Un ladrón no tocaría la ventana de una habitación.
—Luc es el tipo de ladrón que lo haría.
No tenía idea de cómo responder a eso.
—No he dicho nada acerca de que Luc esté aquí, porque sé que
eres una chica inteligente —comenzó mamá, y mis ojos se abrieron.
Esta no era la conversación que esperaba ni deseaba. Nunca—.
También sé que después de todo lo que sucedió y después de todo lo
que has aprendido, necesitas el apoyo y no quiero interponerme en
eso, así que he sido muy indulgente con estas visitas, pero él necesita
comenzar a usar la puerta de entrada como un ser humano normal.
—No es un ser humano normal —señalé, incapaz de detenerme.
Esa ceja se estiró aún más.
—Necesita comenzar a comportarse como tal.
—Bueno. Le diré —cambié mi peso de un pie a otro—. Llegaste
tarde a casa anoche.
—Sí, muchas cosas han estado sucediendo en el trabajo —se
acercó a la cafetera.
—¿Qué ha estado pasando en el trabajo? Has estado trabajando
mucho de tarde.
—Lo sé —vertiendo el café, sacudió la cabeza—. Es todo el asunto
del virus Luxen. Básicamente estamos persiguiendo rumores e
imposibilidades para ver si posiblemente nos hemos perdido alguna
enfermedad que sea transmisible.
Fui a la nevera y agarré el zumo de naranja. No podía hablar de
Sarah, pero eso no significaba que no podía preguntar sobre ella de
una manera indirecta.
—¿Ha habido más casos?
—Solo unos pocos esporádicos.
—¿Algo como lo que le pasó a Coop?
Mamá negó con la cabeza y volvió a meter la olla en la cafetera.
—No que yo supiese. Solo hay más casos de personas que se
enferman y algunas mueren —levantó la mano, agarró un vaso y me
lo entregó—. ¿Es por eso que te levantas tan temprano?
No, no fue así, y aunque quería insistir más en estos casos, había
algo más de lo que tenía que hablar con ella antes de ir a la escuela y
ella tenía que ir a trabajar.
Llevé mi vaso y jugo a la isla.
—En realidad, hay algo de lo que he querido hablar contigo.
Ella me miró y enroscó la tapa de su taza.
—Bueno. Soy toda oídos por... —miró el reloj en su muñeca—. Por
unos quince minutos.
Quince minutos deberían ser suficientes para seguir el camino por
el que Luc quería estar aquí. Se enojaría si descubriera lo que estaba
a punto de hacer, pero pensé que era una conversación que mamá y
yo tendríamos que tener a solas.
—Estaba pensando en después de que me diste el suero que me
curó.
—Oh —la sorpresa cruzó por su rostro—. ¿Qué pasa con eso?
Vertí mi jugo.
— ¿Luc me trajo a ti en junio?
Con el ceño fruncido, ella asintió.
—Sí. A finales de mes.
—¿Cuánto tiempo... tardó en funcionar el suero? —tomé un sorbo
para lavar la sequedad en la boca y la garganta.
—La fiebre tardó un par de días en desaparecer y luego una
semana más o menos para que se recuperara por completo —dijo—.
Fue entonces cuando te conté sobre... Evie.
—¿Y luego qué? —pregunté, mi agarre resbaladizo en mi vaso—.
He estado tratando de recordar ese verano antes de comenzar la
escuela, y todo lo que tengo son estos vagos recuerdos de leer libros y
mirar televisión, pero nada concreto. Es como cuando trato de pensar
quién era antes de que me dieran el suero.
—Fue la fiebre y probablemente un efecto secundario del suero —
colocó su taza de viaje en una montaña rusa—. Le hizo algún daño a
tu memoria a corto plazo.
Nunca lo había mencionado antes, pero no estaba segura de si eso
significaba algo.
—¿Qué hice ese verano? ¿Acabo de salir de eso?
Mamá puso sus manos sobre el granito mientras su mirada
parecía agudizarse.
—¿Qué hizo—? —se humedeció los labios—. ¿Qué dijo Luc que
hiciste?
El hielo goteó por mi columna vertebral, endureciendo mi cuerpo.
—Luc no dijo nada —esa parte no era realmente una mentira.
—Entonces, ¿por qué preguntas sobre esto?
—Porque Zoe solo señaló que nadie me vio hasta que me presenté
en la escuela, y recuerdo ese día. Recuerdo los días previos a eso,
compras de regreso a la escuela y esas cosas, pero yo... —tragué
saliva—. No puedo entender nada antes de eso.
¿Fue ese alivio lo que vi aflojar las facciones de su rostro o solo
estaba siendo demasiado sospechosa? No estaba segura, pero ella
suspiró profundamente mientras recogía el cabello que había caído
hacia adelante.
—Te estabas recuperando, Evie. Realmente no estabas fuera de
eso, pero necesitabas tiempo para recuperarte y tiempo...
—¿Para qué me convierta en alguien más?
Ella se estremeció, y yo estaba dividida entre sentirme mal y no
sentirme culpable en absoluto.
—Sí. Hubo días en que eras perfecta, pero no tenías idea de quién
eras. No eras Nadia. No eras Evie. Eras solo una cáscara de una niña.
Necesitabas tiempo, así que te mantuve aquí.
La miré, mi jugo descuidado. Eso tiene sentido. Más o menos.
Dudaba que después de una fiebre tan intensa, estuviera despierta,
completamente convertida en la copia al carbón de Evie, pero...
—¿Eso es lo que te molesta? —preguntó ella, su mirada buscó la
mía—. Sé que Zoe probablemente no quiso decir nada al hablar
contigo sobre esto, pero realmente desearía que fuera más cuidadosa.
—¿Acerca de?
—Acerca de hacerte preocupar por cosas que realmente no
importan —ella dio la vuelta a la isla y se detuvo delante de mí—. Y
obviamente te has estado preocupando si te levantas tan temprano
para hablar de eso conmigo.
Miré hacia otro lado.
—¿Por qué?
—¿Por que qué? —acunó mi mejilla con su mano fría, guiando mi
mirada hacia la de ella, a los ojos marrones que me eran familiares
pero que no eran reales. Contactos que ocultaban quién era
realmente.
—¿Por qué me diste los recuerdos de Evie? —le pregunté—. ¿Por
qué me hiciste eso? ¿Por qué no me dejaste volver a ser yo otra vez?
—Te lo dije. Me lo he preguntado un millón de veces, y yo...
—Te perdiste a la verdadera Evie —me aparté de ella—. Eso no fue
justo para mí —mi labio inferior tembló cuando di un paso atrás—. En
absoluto.
—Lo sé —el dolor atravesó sus rasgos—. Créeme lo sé.

Durante todo el día del martes, esperaba que April apareciera en


la escuela, pero no lo hizo, y nadie parecía estar hablando de su
ausencia. Todavía. Zoe y yo sabíamos que eso no iba a durar mucho.
Y tampoco lo estaba manteniendo a James en la oscuridad.
—Todo lo que digo es que todos ustedes han estado actuando de
manera extraña —nos decía mientras avanzábamos penosamente por
la pequeña colina que conducía al estacionamiento.
—¿Quién ha estado actuando raro? —Zoe entrecerró los ojos
mientras buscaba alrededor de su bolso sus gafas de sol.
—Todos ustedes. Hasta el último de ustedes —James me señaló y
luego a Zoe y luego frente a él—. Ese soy yo señalando a Heidi, quien
supuestamente tiene mono.
—¿Qué quieres decir supuestamente? —compartí una mirada con
Zoe—. Suenas como si la gente no bajara con mono.
—Literalmente, nunca he conocido a alguien que haya tenido
mono a nuestra edad.
Zoe resopló.
—Eso no significa que la gente no lo entienda todo el tiempo. Lo
obtuvo de Emery —dijo, y yo levanté las cejas—. Esas dos se besan
todo el tiempo.
—No me importa lo que digan ustedes. Cada uno de ustedes ha
estado actuando extraño desde...
—¿Desde qué?
—Desde... él —James se detuvo, y Zoe y yo hicimos lo mismo,
siguiendo su mirada.
Luc estaba recostado contra mi auto, con las piernas largas
cruzadas en los tobillos y los brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos
estaban ocultos por los aviadores plateados, y llevaba el gorro de
punto gris y holgado. Estaba vestido con jeans oscuros y un Henley
azul marino.
Se veía bien. Realmente bien.
Y con solo mirarlo, inmediatamente pensé en lo de anoche —er,
esta mañana— lo que sea. Todo mi cuerpo se sonrojó, e incluso desde
donde estaba, vi sus labios curvarse en una pequeña sonrisa
petulante.
Egomaniaco.
La energía nerviosa había zumbado en mis venas todo el día, en
parte por la conversación con mamá, en parte esperando que
apareciera April, y en parte por lo que íbamos a hacer esta noche,
pero también por Luc, por nosotros.
Definitivamente había un nosotros ahora.
Esa sonrisa suya se levantó al otro lado, y supe en ese momento
que el bastardo estaba asomándose a mis pensamientos.
Luego inclinó la cabeza hacia James, y esa sonrisa se volvió
francamente depredadora. Era como un gato grande segundos antes
de agarrar un ratón.
James y Luc se habían conocido brevemente. No había ido tan
bien. No es del todo sorprendente: Luc no era buena gente.
—Hey —Luc asintió con la cabeza a James.
—Hola —se quejó, mirando a Luc como si quisiera pedir su
identificación, la última dirección conocida y posibles alias—. ¿Qué
estás haciendo aquí?
—James —le golpeé el brazo.
Luc solo se rió entre dientes mientras se alejaba de mi auto,
acercándose a nosotros.
—Voy a llevar a Evie al cine —dijo, y mis cejas se levantaron
cuando dejó caer su brazo sobre mis hombros—. ¿Verdad, Peaches?
No íbamos al cine, pero no era como si pudiera decirle a James la
verdad. Le di a Luc una mirada aguda.
—Algo como eso.
La mirada de James rebotó entre nosotros.
—¿Puedo ir con ustedes?
—En realidad, vienes conmigo —Zoe, que sabía lo que estábamos
haciendo Luc y yo, rodeó su brazo con el de James.
—¿Lo estoy? —la sorpresa coloreó su tono cuando el brazo de Luc
se apretó a mi alrededor.
—Sí —Zoe comenzó a tirar de James—. Vamos a ir a la tienda a
darle a Heidi un regalo de recuperación. Algo con chocolate y tal vez
algunas uvas.
—¿Chocolate y uvas? —murmuró Luc, rizando los labios.
—A Heidi le encanta comerlos juntos —le expliqué cuando Zoe nos
devolvió el saludo.
—Eso es raro.
Comencé a salir de debajo del brazo de Luc, pero él me atrapó y
tiró de mí contra él, de frente a frente. Vi mis ojos ensancharse en el
reflejo de sus gafas de sol.
—¿Recuerdas lo que dije anoche? —preguntó.
—Dijiste muchas cosas anoche.
—Lo hice, pero te advertí.
—Avisarme sobre...
Luc me besó y no fue como los feroces besos de hambre de la
noche anterior. Esto fue lento y sensual, un roce de sus labios sobre
los míos, una, dos veces, y luego alejó la costura de mi boca.
Profundizó el beso, y probé chocolate en su lengua mientras me
hundía en él.
Cuando finalmente levantó su boca de la mía, casi jadeaba por
respirar.
—Te advertí que estaba necesitado.
—Lo hiciste —eso fue todo lo que pude decir.
—Muy necesitado.
Abrí mis ojos.
—Puedo decirlo.
—¿Demasiado?
—No —susurré, y no fue así.
—Bien —riéndose, besó mi frente y luego dio un paso atrás. Me
quedé allí por un buen minuto tratando de descubrir qué estaba
haciendo antes de abrir la puerta trasera y comenzar a tirar mi bolso,
pero me detuve, mirando el asiento trasero vacío.
Luc vino detrás de mí.
—¿Qué estás haciendo?
Parpadeando, sacudí la cabeza.
—No lo sé. Simplemente parece extraño no tener mi cámara en mi
asiento trasero o en mi bolso. April la destruyó. Pero no es importante.
¿Listo?
—Sí —Luc caminó hacia el lado del pasajero—. ¿Estás segura de
que a James no le gusta?
—Positivo. Y no importaría si lo fuera, porque no me gusta tanto —
abrí la puerta del conductor.
—Simplemente no le gustas.
Luc descansó sus antebrazos en el techo del automóvil.
—¿Cómo puede alguien no gustar de mi? Soy increíble.
Estreché mis ojos.
—En realidad, soy adorable y muy querido por las masas —él
mostró una sonrisa amplia, demasiado encantadora—. Tu amigo tiene
que quererme.
Mis labios se torcieron.
—Sube al auto, Luc.
—Me gusta cuando me ordenas. Especialmente anoche cuando
dijiste "beso".
—Sube al auto, Luc.
—Sí, señora —me dio un saludo alegre.
Poniendo los ojos en blanco, me puse al volante y cerré la puerta.
Al presionar el botón de encendido, lo miré.
—Espera —Luc se inclinó, alisando su pulgar sobre mi labio
inferior, enviando una aguda emoción a través de mis venas. Cada
parte de mi ser se volvió completamente consciente de la yema de su
dedo. El contacto fue inesperado y breve, nada como un beso, pero
aun así me aturdió—. Lo tengo.
—¿Qué? —parpadeé.
—Un pedazo de pelusa —una pequeña sonrisa reservada adornaba
sus labios mientras se reclinaba en su asiento—. Pensé que iríamos al
club primero. Dale tiempo para visitar a Heidi, conseguir algo de
comida y luego esperaremos hasta que se ponga el sol. Escurrirse por
la casa de otra persona es más fácil cuando está oscuro.
Eso tenía sentido, y me hizo pensar que Luc tenía mucha
experiencia escabulléndose por lugares donde no debería estar. Y
quería ver a Heidi algo feroz. Nos habíamos enviado mensajes de texto
durante todo el día, y ella sonaba como siempre, pero necesitaba verla
con mis propios ojos.
—Suena como un plan.
Al salir del lugar de estacionamiento, mantuve mis ojos en el
estacionamiento ocupado.
—¿Pasó algo interesante hoy en la escuela?
Sacudí la cabeza mientras bajaba la ventana, dejando que el aire
fresco del otoño entrara por el auto.
—Realmente no. Nadie parecía pensar en que April no estuviera en
la escuela. Su grupo estaba protestando esta mañana.
Miró por la ventana del pasajero, con las manos apoyadas sobre
las rodillas dobladas. Su perfil era sorprendente, especialmente en el
brillante sol de otoño. Era criminal usar un gorro de punto tan
malditamente bien.
—Esperemos que encuentren un nuevo pasatiempo —dijo.
—Uno esperaría, pero lo dudo. Es como si April despertara algo en
ellos, les diera algo a quien culpar de todos sus problemas.
Luc asintió lentamente.
—Estaba tratando de ser optimista.
Resoplé.
—Bueno, solo estoy siendo realista.
—¿Melocotones?
Mi corazón dio un vuelco.
—¿Sí?
—La luz es verde, así que… —me miró con los labios en las
esquinas—. Necesitarás dejar de mirarme y conducir.
Parpadeé, sonrojándome.
—Oh. Sí. Tienes razón.
Luc se rió entre dientes.

Heidi parecía que había pasado un mes en un spa, con la piel


radiante y su apetito completamente asombroso. Incluso comparado
con el mío. Se había tragado la hamburguesa que Kent había traído de
la cocina y tres pastelitos que habían venido de una de las panaderías
cercanas.
Había comido dos pastelitos, y probablemente habría comido más
si Kent no hubiera robado los dos últimos al salir.
Pasé la mayor parte de la tarde con Heidi y Emery, y no fue hasta
que el sol comenzó a ponerse que llamaron a la puerta de Emery.
Suponiendo que era Luc y él estaba listo para participar en una
pequeña ruptura y entrar, mi estómago se retorció en nudos cuando
le di un beso a Heidi en la mejilla y abracé a Emery, esta última
devolvió el gesto con la incomodidad de todos los que no abrazaban en
el mundo.
Luego salí al pasillo. Luc se había quitado el gorro de punto y las
gafas de sol, y sus olas de bronce y desordenadas se adherían
adorablemente en todas las direcciones.
—Oye —me sentí extrañamente tímida mientras juntaba mis
manos.
Su mirada recorrió mi rostro.
—¿Cómo estuvo Heidi?
—Perfecta. Como si hubiera estado de vacaciones durante un mes.
Incluso Emery no parece exhausta.
Un lado de su boca se levantó.
—Eso es lo que hará el amor.
Mi mirada se alzó hacia la suya, y él se apartó de la pared. No
sabía exactamente qué hacer cuando él cerró la distancia entre
nosotros. La noche anterior, había sido descarado y confiado, pero
una timidez se apoderó de mí cuando se detuvo frente a mí. Era como
si nunca hubiera estado en una relación antes, y aunque no nos
habíamos otorgado etiquetas, sabía que eso era lo que estábamos
tratando de hacer.
Tal vez fue porque ahora estaba en una relación que importaba y
por eso se sentía diferente. ¿Como si fuera el primero todo?
Su mirada atrapó la mía, y miré hacia otro lado, dejando escapar
una risa temblorosa.
—Lo siento. Estoy siendo rara. Es solo que no sé cómo actuar
ahora.
—Solo sé tú misma —dijo, agarrando un mechón de cabello y
colocándolo detrás de mi oreja—. O se un unicornio. Uno de los dos.
Me reí de nuevo.
—Eres extraño.
—Extrañamente encantador —corrigió, su mano se demoró detrás
de mi oreja—. ¿Lista?
Empecé a asentir pero me detuve.
—Tú y yo. Estamos haciendo esto, ¿verdad? ¿La cosa juntos?
¿Cómo novio y novia? —el calor se deslizó por mis mejillas—. No le he
dicho nada a Zoe o Heidi, porque yo solo... no lo sé. ¿Quería
asegurarme de que eso es lo que somos?
Luc me miró tanto tiempo que comencé a preocuparme un poco.
Luego se inclinó, acercando su boca a mi oído.
—Si tienes que preguntar eso, tal vez no estuve lo suficientemente
claro anoche. Solo estamos tú y yo. Novio. Novia. Compañeros.
Amantes —dijo, y los músculos bajos de mi estómago se tensaron—.
No me importa cómo me llames mientras me llames tuyo.
Dios.
Dios.
Me derretí allí, dejando caer la frente sobre su pecho. Su mano se
deslizó hasta la nuca de mi cuello.
—¿Está bien? —dijo—. ¿Estoy siendo claro ahora?
—Sí —le dije a su pecho.
—¿Estás listo, entonces?
—Sí.
—Primero tienes que levantar la cara de mi pecho.
—Correcto.
Él se rió entre dientes, y luego levanté la cabeza.
—Está bien —dijo.
—¿Qué es?
—Estoy nerviosa.
Mi mirada encontró la suya.
—¿Sobre lo que vamos a hacer esta noche?
—Bueno, sí, sobre eso, pero estoy diciendo que está bien estar
nervioso o no saber cómo actuar por nosotros —dijo—. También estoy
nervioso.
—¿En serio? —dije dudoso.
—Realmente —su mirada buscó la mía—. Eres la única persona
cuya opinión me ha importado.
El siguiente aliento que tomé se enganchó en algún lugar
alrededor de mi corazón acelerado.
—Me preocupa ser demasiado, porque sé que lo soy —su cabeza se
inclinó hacia un lado—. Me preocupa que lo que quiero te apure a
desearlo. Me preocupa que yo... que nunca pueda ser lo
suficientemente bueno para ti.
Lo miré sorprendida.
—¿Cómo pudiste...? —negué con la cabeza—. Eres lo
suficientemente bueno, Luc, y no eres demasiado.
Sus cejas se alzaron.
—Bueno, está bien, eres mucho, pero es mucho lo que me gustas,
y por eso está bien. —puse mis manos sobre su pecho, y debajo de mi
palma, pude sentir su corazón latir tan rápido como el mío—. No
puedo creer que estés nervioso o que creas que no eres suficiente.
—El hecho de que no lo demuestre no significa que no lo siento —
tragó saliva y bajó la voz—. No he hecho esto en absoluto,
Melocotones. Nunca he estado en una relación o tomado una mano
antes de tomar la tuya. He hecho cosas con otras, pero tú eres el
primera... la primera en muchas cosas. ¿Cómo podría no estar
nervioso?
No sabía qué decir, porque sabía de manera inherente que las
palabras no importarían en este momento. No después de lo que había
admitido en voz baja.
Estirándome, ahuequé sus mejillas y acerqué su boca a la mía. Lo
besé, y en ese beso, esperaba que él pudiera sentir lo que sus
palabras significaban para mí, lo que hicieron por mí.
Y pensé que sí, porque cuando volví a ponerme de pie y deslice mis
manos por su pecho, su pecho subía y bajaba pesadamente.
La sonrisa que tiró de los labios de Luc se calentó cuando tomó mi
mano. Ahora sabiendo que no era solo yo la que estaba nerviosa y
preocupada, sentí que la timidez se esfumaba mientras él me
conducía escaleras abajo y hacia la entrada trasera del callejón. Kent
nos estaba esperando allí, al volante de un SUV negro, y para
entonces, lo había juntado.
—¿De quién es este auto? —pregunté cuando abrí la puerta
trasera del pasajero.
Luc me sonrió y decidí que probablemente no quería saber a quién
pertenecía este vehículo y cómo llegaron a adquirirlo.
—Pensé que era mejor no estar en tu automóvil en caso de que las
cosas se pusieran mal —dijo mientras cerraba la puerta.
Los nudos en mi estómago se tensaron cuando me incliné hacia
adelante, agarrando el respaldo de su asiento.
—¿Crees que las cosas irán mal?
—No lo creo, pero es mejor estar preparados.
—Y si las cosas comienzan a ir mal, es por eso que estoy aquí,
cariño —Kent me saludó con la mano y fruncí el ceño, sin tener idea
de por qué me llamó así. Su mohawk tocó el techo del SUV—. Soy un
gran conductor de escapada.
—¿Es algo que tienes que hacer mucho?
Él sonrió al espejo retrovisor.
—Si tan solo supieras.
Mi mirada se dirigió a la parte posterior de la cabeza de Luc. ¿Con
qué frecuencia necesitaban un conductor para una escapada? ¿Fue
cuando se mudaron Luxen sin registrar? Me recosté, juntando mis
manos en mi regazo mientras pensaba en todas las cosas que Luc y
su tripulación hicieron y que no tenía idea.
Eso iba a necesitar cambiar.
Pero en este momento, necesitaba concentrarme en mis
florecientes aspiraciones criminales.
No tardó mucho en llegar a la casa de April. Ella vivía a las afueras
de la ciudad, en un largo tramo de carretera. La subdivisión era más
pequeña, las casas estaban más separadas. Kent estacionó en un
bloque diferente, permaneciendo en el auto mientras Luc y yo
salíamos. Las calles estaban vacías y tranquilas, con la excepción del
automóvil al azar o el perro lejano y ladrando.
Intentaba desesperadamente no pensar en lo que estábamos
haciendo. Si bien esto había sido idea mía, nunca había irrumpido en
la casa de nadie, especialmente en la casa de una criatura psicótica.
Por otra parte, ¿quién sabía? Quizás cuando era Nadia, había sido
un ladrón rudo al acecho.
Me temblaban las manos, así que las metí en los bolsillos de mis
jeans cuando cruzamos la calle de April y subimos a la acera.
—¿Estás bien allí? —preguntó Luc.
—Estoy nerviosa —admití—. Y no estoy hablando de nosotros.
Él me miró.
—Eso se espera. No es como si te involucraras un poco en entrar y
salir a diario.
—¿Tu si?
Se rió por lo bajo cuando apareció la casa de dos pisos de estilo
colonial de April.
—Se me conoce por irrumpir en una casa o... veinte.
Le lancé una mirada.
—Agradable.
—No tienes que hacer esto. Puedes esperar con Kent, y eso estaría
bien. En realidad, lo preferiría.
—No —respondí de inmediato—. Puedo hacer esto.
Luc asintió mientras cortaba hacia el costado de la casa, pasando
numerosas ventanas oscuras. El patio trasero estaba cercado, pero la
puerta estaba abierta, enmarcada por arbustos de mariposas. Pude
ver el contorno de un gran set de juegos al aire libre. Un columpio se
balanceaba en la brisa, haciendo un crujido suave. Una ola de piel de
gallina se levantó a lo largo de mis brazos, debajo de mi suéter.
Me detuve.
Igual que Luc.
El instinto rugió a la vida, gritando que nos estaban observando.
Tan pronto como terminó ese pensamiento, una sombra se apartó de
la parte trasera de la casa y se colocó debajo del tenue resplandor de
una luz solar.
Girándome, vi los pasos y me dirigí hacia ellos. Había estado en la
casa de April varias veces a lo largo de los años, así que sabía dónde
estaba su habitación arriba. Luc y yo subimos las escaleras cubiertas
de alfombras, nuestros pasos en silencio, y entramos en un largo
pasillo.
Era extraño estar aquí ahora, preguntándome si todo lo
relacionado con April había sido una actuación que ella quería que
viéramos. ¿Siempre había sido así... lo que sea que fuera? ¿Su odio
hacia los Luxen era real o un acto? ¿Sabía ella qué era Zoe y, cuando
éramos amigas, algo de eso había sido real?
—Hay algo extraño en esta casa —dijo Luc cuando abrió una
puerta y encontró el armario de la ropa.
—¿Qué te hace decir eso? —me moví al otro lado de la pared.
—No hay un solo sonido aquí. Sin ventilador No hay golpes ni
golpes de aire que se activan y desactivan —ahora que lo señaló, me di
cuenta de que tenía razón—. Es como caminar por un cementerio, un
cementerio embrujado.
Me estremecí al abrir la puerta a lo que parecía ser una habitación
de invitados.
—Gracias por poner eso en mi cabeza.
—De nada —se abrió una puerta y luego Luc dijo—: Dijiste que
tenía una hermana pequeña, ¿verdad?
—Sí.
—Esta debe ser su habitación —él entró—. Hay algo de ropa
tendida en la cama. Parece algo que pertenece a un niño.
Mis dedos se curvaron sobre el mango frío, el corazón latía con
fuerza. ¿Dónde estaba la familia de April? ¿Eran lo que fuera ella,
incluida su hermana pequeña? Avancé, abriendo la puerta de la
habitación de April con una mano mientras jugueteaba con la
obsidiana que colgaba de mi collar, frotando mi pulgar a lo largo de la
roca lisa. Las persianas de esta habitación ya estaban cerradas, y me
apresuré hacia una cama, encendiendo la lámpara. Primero vi el
tocador de maquillaje, donde varios tubos de lápiz labial rojo estaban
cuidadosamente apilados en un pequeño cubículo.
—Jackpot —escuché decir a Luc desde algún lugar del pasillo—.
Encontré una oficina.
Su habitación estaba impecablemente ordenada, mucho... como la
de mamá. Todo tenía su propio lugar. ¿Una pequeña estantería con
libros alineados en... orden alfabético? Yo entrecerré los ojos. Sí.
Guau. Bufandas enrolladas en una canasta en la parte superior,
maquillaje apilado en cubículos, y su escritorio libre y despejado. Fue
como lo recordaba.
En el centro de su cama perfectamente hecha había un unicornio
de peluche.
Conocía a ese unicornio.
Durante el verano después de que la escuela comenzó de nuevo, el
verano que recordaba, habíamos ido a la feria del condado. Zoe había
ganado ese unicornio de peluche y se lo había dado.
No sé cuánto tiempo estuve mirando al unicornio, pero finalmente
aparté mi mirada de él y me acerqué a su escritorio, abriendo los
cajones. Nada más que grapadoras y una variedad de clips de papel de
colores. Sus paredes estaban desnudas. No fotos. No hay pinturas ni
carteles, y pensé que ya había tenido fotos antes. Me volví hacia su
tocador, dejando ir la obsidiana.
Realmente no sabía lo que estaba buscando. No es como si
hubiera un diario que April guardase, explicando todo.
Aunque eso sería útil.
Al abrir el primer cajón, vi un montón de calzoncillos e hice una
mueca. ¿Realmente iba a ir?
Luc apareció repentinamente detrás de mí, doblando su brazo
alrededor de mi cintura, atrayéndome contra su pecho.
—Alguien está aquí.
21
Traducido por: Irupé
Corregido por: Irupé & Patty

Mi corazón dio un salto en mi garganta mientras le susurré:


—¿Qué?
—Sólo vino a través de la puerta principal.
—Mierda —susurré, con el estómago vacío.
—Quiero ver quién es y lo que están haciendo.
Asentí con la cabeza, con la esperanza de que significara que nadie
estaba matando a nadie esta noche. A no ser que fuera Abril. Yo
estaba totalmente de acuerdo con matarla.
Una sonrisa cruzó el rostro de Luc.
—Sanguinario. Me gusta.
No había tiempo para enojarse con él leyendo mis pensamientos.
Luc, obviamente mucho más hábil en este tipo de cosas, se lanzó a la
acción. Moviéndose rápido, me levantó como si no fuera más que un
gatito aturdido. El cajón de la cómoda se cerró y la lámpara se apagó
sin que él la tocara, dejando la habitación a oscuras mientras giraba
hacia la puerta del armario.
Unos pasos subieron las escaleras, tan silenciosos como nosotros.
Mi cuerpo brilló caliente y frío. Un segundo después, me presionaron
las camisas y los suéteres cuando Luc cerró silenciosa y rápidamente
la puerta del armario detrás de él.
Las perchas se balancearon, golpeándose entre sí y enviando una
nube de polvo al aire. Saqué mi mano y los atrapé, deteniendo a los
pequeños bastardos unos segundos antes de que se encendiera la luz
de la habitación de April.
Mi corazón se aceleró tan rápido que pensé que podría estar
enfermo cuando Luc extendió la mano detrás de él, colocando su
mano en mi cadera. No había espacio entre nosotros cuando dio un
paso atrás, manteniéndome contra la pared.
La última vez que habíamos estado en un armario, había
terminado con un beso robado y oficiales de ART voladores.
Realmente esperaba que no hubiera oficiales de ART involucrados
esta vez.
A través de los pequeños huecos en los listones de la puerta del
armario, vi a una mujer con pantalones negros entrar a la habitación.
Agarré la parte posterior de la camisa de Luc, presionando mis
labios. Él apretó mi cadera a cambio. Quienquiera que estuviera en la
habitación abrió la cómoda en la que había estado...
Mi nariz de repente me hizo cosquillas y picaba. El polvo! El
cosquilleo creció hasta que me lloraron los ojos. Oh no. Lo pude
sentir. Un estornudo en el fondo de mi nariz.
Oh, no. Oh, no. Oh, no.
Esta fue una idea terrible. Idea horrible. Me iba a dar una patada
giratoria en la cara por pensar en esto.
Cerré los ojos con fuerza mientras mis dedos se clavaban en la
espalda de Luc. Volvió la cabeza hacia mí y planté mi rostro en su
espalda, rogándole a Dios que pudiera detener el estornudo, porque
sabía que si estábamos expuestos, Luc reaccionaría primero y
pensaría más tarde, y no teníamos idea de quién estaba allí afuera. Sn
i fueran malos o buenos... o humanos.
El cajón se cerró haciendo clic en su lugar. Un escalofrío de
electricidad bailó sobre mi piel, irradiando de Luc. La tensión salió de
su cuerpo, electrificando el pequeño espacio. ¿Podría decir que estaba
a punto de estornudar? ¿Estaba leyendo mi...
Ocurrió.
Todo mi cuerpo se sacudió cuando el estornudo salió como un
pequeño dolor.
—Mierda —murmuró Luc.
Con los ojos muy abiertos, eché la cabeza hacia atrás justo a
tiempo para ver a la mujer frente al tocador girar hacia las puertas del
armario.
Todo sucedió muy rápido.
Luc me empujó hacia atrás cuando la puerta del armario se abrió,
golpeándose contra la pared. Una energía blanquecina y chasqueante
bajó por su brazo, escupiendo chispas en el aire a nuestro alrededor
cuando la mujer levantó el brazo. Un rayo de Fuente dejó la mano
extendida de Luc.
Pop. Pop. Pop.
La mujer gritó mientras su cuerpo giraba, sus brazos giraban. Un
arma. Ella había estado sosteniendo una pistola antes de que volara
en el aire junto con algo blanco, y luego ambas cayeron a la alfombra
cuando golpeó la cama, agarrándose el hombro.
Luc se tambaleó hacia mí y mis brazos lo rodearon, tratando de
atraparlo, pero fue inútil. Era demasiado grande y pesado. Fui
golpeada con una sensación perversa de déjàvu cuando Luc cayó
sobre una rodilla, su gruñido de dolor envió una sacudida de puro
terror a través de mí mientras su peso me arrastraba hacia el espacio
entre el armario y la cama.
No.
De ninguna manera.
Aparecieron agujeros rojos del tamaño de una moneda de cinco
centavos en la parte delantera de la camisa de Luc, y esos agujeros
comenzaron a gotear rápidamente, corriendo por la parte delantera de
su estómago.
— ¡No! —grité mientras agarraba su hombro. Esto no fue posible.
Este era Luc. No pudo ser fusilado—. No.
Esa palabra no cambió la realidad. Luc, oh Dios, Luc había
recibido un disparo. Tres veces. El horror me agarró con garras
heladas.
No puedo hacer esto sin él.
La voz que entró en mis pensamientos sonó como la mía, pero no
lo era, y tenía una pesadez que parecía años de fabricación.
El pánico explotó cuando Luc rodó sobre su espalda, cerró los ojos
y apretó los labios. El resplandor de la Fuente parpadeó alrededor de
su brazo y luego se apagó cuando las venas debajo de sus ojos se
llenaron de una luz blanca brillante, que se hizo visible debajo de la
piel. Esos agujeros, esas heridas, parecían extenderse. Puse mis
manos sobre ellos, tratando de detener el flujo de... sangre azul rojiza.
—Luc —susurré. El era poderoso. Era un maldito superhumano,
pero le habían disparado tres veces en el pecho y tenía un corazón en
ese pecho destrozado. Lo sentí latir, y uno de los agujeros, oh, Dios,
Corté esos pensamientos.
Luc iba a estar bien. Tenía que hacerlo, porque no podía perderlo.
Así no. Nunca más...
La mujer rodó de la cama al otro lado. Mi amplia mirada se movió
alrededor de la habitación y vio el arma que estaba a unos metros
delante de mí.
Arrastrándome de rodillas, agarré el arma cuando la mujer se
levantó, tambaleándose inestablemente. El metal se presionó contra
mi palma cuando me puse de pie y la miré por primera vez. Era
mayor, con el pelo oscuro recogido en una cola de caballo. Nunca
había visto a la mamá de April. Esta mujer no se parecía a ella,
excepto por los horribles labios rojos, pero ¿quién más podría ser?
Una mano fue presionada en su hombro. La sangre se derramó por su
brazo.
Ella gritó, apresurándome, y yo ...
El instinto rugió a la superficie y se hizo cargo. Mi cerebro se
apagó mientras nivelaba el arma y apretaba el gatillo. No escuché el
estallido del arma disparando, pero la bala se hizo realidad. La mujer
se echó hacia atrás, con los brazos flácidos al caer sobre la cama,
deslizándose aproximadamente una pulgada antes de detenerse. Su
pecho no se movió. Sus ojos estaban abiertos, amplios y sin ver. Su
frente ...
Una neblina de familiaridad se deslizó a lo largo de los bordes de
mis pensamientos, solo fuera de mi alcance agarrándolo y dándole
sentido. Había una sensación de estar aquí antes, ¿haber hecho esto
antes? Sin embargo, eso no podría ser correcto. Nunca antes había
tenido un arma.
Estoy segura que nunca le había disparado a nadie antes, pero
una voz susurró al borde de mi subconsciente. Coges un arma y
apuntas a matar. No herir. Matar. Esa voz... era familiar...
Lentamente, bajé el arma.
—Evie —Luc gimió, y me sacudí cuando su dolorida voz me puso
en acción.
— ¡Luc! —girándome, me tiré al suelo junto a él, colocando el arma
en el suelo junto a mí. Lo alcancé, tirando de su camisa. Una
rebanada de pánico me atravesó cuando vi las tres heridas. Uno en el
lado izquierdo de su pecho, demasiado cerca de donde estaba su
corazón. Uno a la derecha. Otro justo debajo. La sangre le recorrió el
estómago, brillando azul a la luz.
Tenía los ojos abiertos, esas pupilas de un blanco brillante
mientras levantaba la cabeza del suelo.
—Esta era... mi camisa favorita.
— ¿Qué? —me reí, pero salió como un sollozo estrangulado. Le
toqué la frente, le eché el pelo hacia atrás y dejé una mancha de
sangre: su sangre—. Es solo una estúpida camisa, Luc. Estás
sangrando mucho. Has estado...
—Lleno de agujeros. Lo sé.
—Dime qué tengo que hacer —supliqué, porque sabía que no era
como si pudiera llamar al 911—. Porque esto no puede ser bueno.
—Saca mi teléfono de mi bolsillo. Lo que es correcto. Se
desbloqueará. Y llama a Grayson. No es tan malo, así que puede
arreglar esto.
— ¿No tan mal? ¡Tienes tres agujeros de bala en el pecho! —le grité
cuando metí la mano en su bolsillo derecho, saqué su teléfono y
rápidamente encontré el número de Grayson.
El Luxen respondió al primer timbre.
—Yo.
—Le dispararon a Luc —le dije.
— ¿Así que? No sería la primera vez.
¿No sería la primera vez? ¿Qué? Mi mirada se dirigió al pálido
rostro de Luc.
— ¡Le dispararon varias veces en el pecho, gilipollas!
La risa de Luc terminó en un gemido.
—Ay.
—Deberías haber dicho eso primero —Grayson colgó.
—Creo que vendrá —deslicé su teléfono en mi bolsillo trasero.
—Él está viniendo. Con su ayuda, sanaré... más rápido, pero... —
levantando un brazo, su ceño se frunció cuando la luz azul
blanquecina se tragó su mano—. Es posible que desee mirar hacia
otro lado, porque esto es... va a ser asqueroso.
De ninguna manera iba a parpadear, porque temía que si lo hacía,
él dejaría de hablar, dejaría de respirar y no podía arriesgarme.
—Tengo que sacar estas balas. Hay algo... desagradable en ellos —
la mandíbula de Luc se apretó, y su cabeza retrocedió contra la
alfombra mientras su mano temblaba y la luz de la Fuente pulsaba.
Un latido después, su espalda se arqueó y luego tres balas se
desprendieron de su pecho, flotando bajo su palma.
Mi boca se abrió cuando caí de espaldas sobre mi trasero.
—Mierda.
Ni siquiera podía creer lo que estaba viendo, y había visto a Luc
hacer cosas locas antes. Rasga árboles desde las raíces. Lanza a
Micah varios pies por el suelo. Recuperarse de las heridas que
matarían a un humano en menos de un nanosegundo. Pero esto…
Luc se derrumbó hacia atrás, respirando con dificultad.
—Tiempos divertidos.
— ¿Cómo? —me lancé hacia adelante, agarrando su mano—.
¿Cómo hiciste eso?
—Especial —jadeó, sus pupilas ultra blancas mientras me miraba
—. No soy un... experto en armas, pero no te parecen balas normales,
¿verdad?
Las balas ensangrentadas, pequeñas y cilíndricas eran... extrañas.
Las puntas redondeadas eran claras, y dentro había algo que parecía
luz azul o agua.
—No —vi su mano cerrarse a su alrededor—. ¿No deberían verse
más... usados?
—Creo que sí. Algo debe haber salido mal con ellos —una gota de
sangre se filtró por la comisura de sus labios—. Lo siento.
Sacudí mi cabeza mientras limpiaba rápidamente la mancha de
sangre a lo largo de su boca.
— ¿Para qué?
—Tienes que dispararle. Debería haberla sacado.
Los músculos a lo largo de mi espalda se encerraron cuando
acerqué su mano a mi pecho.
—No es tu culpa. Estornudaba como una idiota, y tenía que
hacerlo. ¿Correcto? Ella te disparó de inmediato, incluso antes de que
pudiera ver quién eras. Tenía que ser mala, ¿verdad?
—Correcto.
Sus ojos se cerraron y mi corazón se detuvo.
— ¡Luc! Abre tus ojos. Por favor.
Cuando lo hizo, sus pupilas estaban negras una vez más, y toda la
sangre parecía haberse escurrido de su rostro.
—Te he visto empalar con ramas y volver a levantarte, pero...
—Algo pasa con las balas.
— ¿Qué…?
— Bueno, esto es un desastre —anunció Grayson desde la puerta,
y luego estaba al lado de Luc, revisando su pecho—. ¿Puede esperar
hasta que te saquemos de aquí?
—No puede esperar —apreté la mano de Luc—. Arreglalo.
Los penetrantes ojos azules se encontraron con los míos.
—Eres una maldición, ¿lo sabes? —escupióGrayson—. Heidi ayer.
Luc hoy. ¿Quién será el suertudo SOB que será mañana?
Respiré profundamente, incapaz de responder, porque comenzaba
a sentirme como una maldición.
—Cállate —gruñó Luc—, y sácame de aquí.
Grayson negó con la cabeza al pasar un brazo por debajo de los
hombros de Luc, ayudándolo a sentarse y ponerse de pie. Me levanté
con las piernas temblorosas cuando solté la mano de Luc. Me volví
hacia la cama
—No —Luc gimió—. No la mires, Melocotones. Nada bueno vendrá
de eso.
Luc probablemente tenía razón. Cuando comencé a apartar la
mirada, lo vi en la alfombra: el artículo que la mujer debe haber
sacado de la cómoda. Era una pequeña bolsa blanca con cremallera
del tamaño de un libro de tapa dura. Lo agarré y luego seguí a Luc y
Grayson a través de la casa y salimos por la puerta trasera. El hecho
de que Luc estuviera en posición vertical fue un milagro.
Gracias a Dios, Kent se estaba acercando a la acera cuando
salimos de un lado de la casa.
Apenas capaz de recuperar el aliento, volví a mirar a la casa de
April. Había un sedán en el camino de entrada que no había estado
allí antes. Todo parecía normal, pero los vecinos tuvieron que haber
escuchado algo.
—Melocotones —dijo Luc, tono urgente.
La puerta trasera de la camioneta estaba abierta, y entré,
escabulléndome mientras Grayson ayudaba a Luc a sentarse a mi
lado. Inmediatamente, extendí la mano para agarrar la mano de Luc.
— ¿Cómo puedo ayudar? —pregunté, colocando la bolsa blanca a
mi lado.
Apoyó la cabeza contra el asiento, con la mandíbula apretada.
—Solo quédate aquí.
—Puedo hacer eso —prometí, con el corazón apretado cuando la
parte posterior de mi garganta ardía—. Definitivamente puedo hacer
eso.
— ¿Vas a sangrar por todo el interior de este auto? —Kent estaba
inclinado entre los dos asientos delanteros—. Porque soy, como, un
conductor de Uber. Sangre o vómito, voy a golpearte con una multa —
Kent me miró—. ¿Te gustaría agua?
Le devolví la mirada.
—A él le gusta fingir que a veces es un conductor de Uber —la
sonrisa de Luc era más débil de lo normal—. Y él no tiene agua.
Kent puso los ojos oscuros en blanco.
—Quería salir corriendo a buscar agua, pero alguien, Grayson,
dijo que no teníamos tiempo. Es como si nadie entendiera mis sueños
y aspiraciones.
—Nadie entiende nada de ti, Kent.
Grité cuando la puerta detrás de mí se abrió de repente. Zoe subió,
sorprendiéndome.
—¿Cómo…?
—Nuestro conductor de Uber, Kent, llamó —cerró la puerta detrás
de ella—. Supuse que ustedes podrían usar una mano extra.
—Le dispararon a Luc —le dije mientras Grayson se subía al
asiento del pasajero delantero—. Como tres veces.
—Puedo ver —ella hizo una mueca mientras se inclinaba a mi
alrededor—. No puedo creer que te dejes disparar. Otra vez.
—Ustedes son muy comprensivo —murmuró Luc mientras Kent se
alejaba de la acera.
— ¿Por qué siguen actuando como si esto sucede a menudo? —me
giré hacia Luc—. ¿Esto sucede a menudo? —mi voz sonó aguda—. ¿Te
disparan mucho?
Luc se calló.
Me volví hacia Zoe, que miraba atentamente por la ventana.
—¿Le disparan mucho?
—No respondas eso —ordenó Luc.
—¿Qué? —grité.
—Sabes, solo quiero recordarles a todos en este vehículo qué mala
idea pensé que era entrar a esa casa —anunció Grayson—. Pero nadie
me escucha.
— ¿Hay algún punto en tu declaración, Grayson? —preguntó Luc.
—Realmente no.
La mitad de la cara de Luc estaba en las sombras, pero me pareció
ver una sonrisa.
—No tenías que venir aquí.
Sacudiendo la cabeza, Grayson se dio la vuelta cuando pasamos
un conjunto de faros en dirección a la subdivisión.
—Como si tuviera otra opción.
—No puedes verme —dijo Luc—. Pero rodé los ojos con tanta
fuerza que se me cayeron de la parte posterior de la cabeza.
— ¿Pueden ustedes dos no pelear en este momento? —espetóZoe,
y 100 por ciento de acuerdo con ella—. Estoy bastante seguro de que
parece que te vas a desmayar, Luc.
Él hizo.
— ¿En serio? —Grayson se giró hacia nosotros—. Puedo curarte
ahora, porque estoy seguro como el infierno de no llevarte.
—Creo que definitivamente deberías curarlo ahora —le dije a
Grayson.
El me ignoro.
—No me voy a desmayar —se quejó Luc—. Nunca me desmayo.
—Será mejor que no, porque eres pesado —murmuró Grayson—. Y
no es así como quiero cerrar mi noche.
—A veces tienes que hacer cosas que no quieres hacer —respondió
Luc.
— ¿Como ahora? —Grayson me lanzó una mirada.
—Bueno, ahora quiero desmayarme, solo para que tengas que
cargarme —la mano de Luc se estremeció alrededor de la mía.
—Zoe puede llevarte —respondió Grayson.
—Sí, podría. ¿Por qué? Porque nosotros los Orígenes no somos tan
llorones como Luxen.
—Suenas como si te hubieras dado cuenta de eso —la risa de Luc
terminó en una tos húmeda—. Vamos, todos lo saben. Luxen
significa... "llorón sobre titulado" en latín.
—No —dijo Grayson, mirando en el asiento trasero—. No lo hace.
Zoe se rio.
—En realidad, creo que Luxen significa "falta de personalidad" en
latín.
—Sí, eso suena bien —Luc asintió.
—Hola, muchachos... —Kent tenía una mano en el volante
mientras el SUV aceleraba—. Detrás de nosotros.
Me giré en el asiento al mismo tiempo que Zoe y Luc lo hicieron. El
auto que nos había pasado en dirección contraria había dado una
vuelta en U y nos estaba alcanzando. Se encendieron luces altas que
me hicieron hacer una mueca.
—Aquí vamos —Luc echó la cabeza hacia atrás y soltó una risa
salvaje, el tipo de risa que podría haber sido contagiosa en cualquier
otra situación—. Las cosas están a punto de ponerse realmente
interesantes.
¿Las cosas estaban a punto de ponerse interesantes? ¿Estaban
todos fuera de sí? Estaba bastante seguro de que la respuesta era sí, y
tenía un mal presentimiento sobre la risa de Luc.
— ¿Es solo un auto? —preguntó Grayson.
Luc asintió con la cabeza.
—Parece ser.
Los faros se acercaban, y de repente mi cabeza se llenó de
imágenes de persecuciones épicas de automóviles que terminaron con
carne destrozada con metal.
—Necesitas ponerte el cinturón de seguridad —Luc se tambaleó
hacia adelante, palmeando el pliegue del asiento, buscando el
cinturón.
Lo miré como si le hubiera crecido una mano en el centro de la
frente y me estuviera volteando.
— ¿Te preocupa el cinturón de seguridad?
—Sí. No quiero que pases por un parabrisas o algo así —no pudo
encontrar el cinturón. Había una buena posibilidad de que estuviera
sentado en él—. ¿Puedes moverte? Creo que está detrás de ti o de Zoe.
Cuando me incliné hacia adelante, Luc habló directamente en mi
oído.
—Estaremos bien.
Antes de que pudiera responder, las venas de Grayson se
iluminaron. Se me cortó la respiración. No importó cuántas veces vi a
un Luxen tomar su verdadera forma, todavía fue un shock verlo
hacerlo y estar tan cerca.
Un brillo blanco llenó el interior del SUV cuando la luz en sus
venas se filtró en su piel, reemplazando huesos y tejidos. El calor
estalló como si el aire caliente hubiera sido pateado, y retrocedí,
presionando el asiento. El brillo era tan intenso, como mirar al sol, y
tuve que protegerme los ojos. No tenía idea de cómo Kent podía
conducir.
En unos instantes, Grayson estaba cubierto de luz y era hermoso,
como me imaginaba que se veía un ángel. Lo único que le faltaba eran
las alas.
—Creo que necesitamos algo de música —Kent presionó un botón
en el volante y la música sonó por los altavoces, sorprendiéndome.
¿Música? ¿Ahora era un buen momento para poner música? ¿Era
de verdad?
Él era...
Al principio, no reconocí el ritmo rápido de la batería o las
palabras. Tal vez en circunstancias diferentes, lo hubiera hecho, pero
fue solo ruido, un ruido fuerte que hizo que todo se sintiera más
surrealista, mucho más fuera de control. Mi ritmo cardíaco se aceleró
cuando la bolsa blanca se deslizó del asiento, aterrizando cerca de mis
pies.
Los neumáticos chirriaron cuando Kent apretó los frenos y me
lanzó hacia adelante. Hubiera terminado en el tablero de
instrumentos si Luc no hubiera extendido su brazo, forrándome. Él
gruñó mientras la música fluía.
“¡Oh! Veo a un hombre en la parte de atrás, de hecho, sus ojos son
tan rojos como el sol. Y la niña…”
Zoe agarró mi brazo agitado, tirándome hacia atrás cuando el SUV
de repente se aceleró, subiendo sobre dos ruedas mientras giramos en
medio del camino, deslizándonos sobre el asfalto.
—¡Oh, Dios mío! ¡Dios mío! —grité.
—¡Cinturón de seguridad! —Luc gritó.
Grayson abrió la puerta del pasajero cuando la letra gritó:
“Y el hombre en la parte de atrás dijo: "Todos atacan", y se convirtió
en un bombardeo de salón de baile.”
Grayson explotó desde el vehículo, aferrándose a la puerta
batiente. Por una fracción de segundo, estaba seguro de que tenía que
ser matador, pero luego pasó por delante de nuestro SUV, un borrón
de luz con forma de humano.
— ¿Qué está haciendo? —grité, girando mientras el SUV se colaba,
girando como un trompo. Se me revolvió el estómago y me golpeé la
boca con la mano. A mi lado, Luc tarareaba junto con la música, sus
dedos golpeando su rodilla mientras todo el mundo giraba, sin verse
afectado mientras continuaba buscando mi cinturón de seguridad
mientras sangraba por tres heridas de bala.
En su verdadera forma, Grayson apareció entre el SUV y el
automóvil. Su luz pulsaba, brillando con un tinte rojizo.
La ventana junto a Zoe se hizo añicos, rociando fragmentos de
vidrio por todas partes, en mi cara, en mi cabello. Alguien, Zoe o Luc,
me empujó la parte posterior de la cabeza.
Un rayo de luz salió disparado de Grayson, golpeando los
neumáticos delanteros del vehículo.
Las chispas salieron de debajo de la parte delantera del automóvil,
y se fue completamente en el aire, volando directamente en el aire
mientras los altavoces gritaban.
El auto voló sobre el SUV, volteando como una voltereta, el capó
sobre el maletero. Mi boca se abrió.
El auto se estrelló contra el techo al otro lado de nosotros,
sacudiendo nuestro SUV.
—Voy a estar enferma —gemí, sin pelear cuando mi cabeza fue
empujada hacia abajo nuevamente—. Voy a estar muy enferma.
"Y la chica de la esquina dijo: "Chico, quiero advertirte..."
Salté cuando escuché a Grayson cerrar la puerta del pasajero.
El SUV se puso en movimiento, los neumáticos giraron cuando fui
arrojado hacia arriba y hacia atrás. Mi trasero se cayó del asiento
cuando el SUV giró bruscamente. Zoe extendió un brazo para
prepararse y pensé que alguien, tal vez Luc, intentó atraparme, pero
ya era demasiado tarde.
Mi cabeza chocó contra el techo del SUV. El dolor explotó y apagó
mi columna vertebral, sacando el aire de mis pulmones cuando estalló
una explosión de estrellas detrás de mis ojos. Hubo un destello de
blanco cegador y luego una nada tranquila y feliz.
22
Traducido por: Evares
Corregido por: Evares & Patty

Estaba rodeada por el aroma a pino y cítricos y envuelta en un


cálido zumbido, acostada en cálida y lujosa hierba mientras el sol de
verano me golpeaba, a nosotros.

Podría quedarme aquí para

siempre. Lo que quieras.

El recuerdo se disipó como humo al oír otra voz. —Necesitas ser


cuidadoso, Luc.

Grayson. Él estaba aquí, no en mi memoria, sino aquí, y yo


estaba... ¿acostada junto a Luc? Sí. Estaba acurrucada a su lado, mi
cabeza en la curva de su hombro. Cómo terminé aquí era una extraña
mancha borrosa.

—Siempre tengo cuidado —respondió Luc, su voz sonaba cansada


pero fuerte. La sorpresa parpadeó a través de mí, porque le habían
disparado. Tres veces y...

Todo volvió a toda prisa. La casa de Abril. Luc siendo disparado.


Balas raras. Yo... yo matando a lachica, y luego la persecución en
automóvil. Me golpeé la cabeza, pero me sentía bien. Descansada.
Cálida, incluso.

Alguien me había curado.

—Sí, voy a tener que estar en desacuerdo con esa declaración —


respondió Grayson—, fuiste disparado tres veces, Luc. Estabas
distraído por...

—Podré estar tendido en esta cama, pero si la estás culpando a


ella por esto, voy a tirarte a través de la pared. No contra una, sino a
través de una. —la voz de Luc era suave, demasiado suave—. Y eso
me molestará, porque me gusta mi apartamento y realmente no quiero
tener que remplazar una pared.

No dude ni un segundo que Luc podría hacer exactamente lo que


había advertido.
Eso no pareció detener a Grayson. —Preferiría no ser lanzado a
través de una pared, pero eso no cambia el hecho de que estabas
distraído por ella. ¿Qué hubieras hecho si no hubiera estado cerca
para curarla? —él desafió, y miedo chocó profundamente en mi
interior—. ¿Si no hubiera podido de curarla?

Esperen. ¿Qué? ¿Grayson me curó? ¿Alguien le puso una pistola


en la cabeza y le obligó a hacerlo?

—Y mientras estamos en el tema de curarla, ¿por qué demonios no


tiene rastros una vez más? —demandó Grayson— No tenía uno
cuando curaste su brazo roto o después de que las cosas se vinieran
abajo con ese Origen. Eso no es normal.

—Sea lo que sea, no es de tu incumbencia.

Grayson se echó a reír, pero el sarcasmo se notaba. —¿Qué


demonios es ella, Luc? Porque no es humana.

Tensión reptó por mis músculos. Era humana. Solo tenía un poco
de ADN alíen en mi interior, pero Grayson no sabía eso.

—No importa si es humana o una maldita chupacabras. Si tengo


repetir lo que dije una vez más, no te va a gustar. —Hubo una breve
pausa—. ¿Entiendes?

Grayson estuvo en silencio por un momento. —Sí, te entiendo,


Luc.

—Bien —suspiró Luc—. Ahora, sal de mi vista.

—Lo que sea, jefe.

—¿Gray? —Luc llamó después de un momento—. Gracias por


hacerte cargo de nosotros.

—Por supuesto —no había ni una onza de sarcasmo en su


respuesta—. Te haré saber si Kent averigua que pasa con esas balas.

—Perfecto —respondió Luc, y luego escuché la puerta cerrarse. Un


momento pasó—. Ya puedes dejar de pretender que estás dormida.

Me disparé tan rápido que fue como si tuviera resortes debajo de


mí, y me giré hacia él, mi mirada remojándose en cada detalle de él. El
tono de su piel había mejorado. No había rastro del pálido blanco
fantasma. Me devolvió la mirada con ojos muy encapuchados. Mi
mirada bajó a sus hombros desnudos, y luego arrebaté la manta,
tirándola de lado y dejando su pecho expuesto.
Mi boca se abrió cuando el shock rugió a través de mí incluso
cuando sabía que obviamente lo habían curado. Todavía no podía
creer lo que vi más allá del cabello castaño. Un hematoma sobre la
piel rosada de su pezón izquierdo. Otra leve marca azulada baja en el
centro de su pecho, y un moretón púrpura en su hombro derecho,
cerca de donde mi cabeza había estado descansando.

Me moví sin pensarlo.

Agarrando sus mejillas, acerqué mi boca a la de él, y cada


momento de miedo e incertidumbre se derramó en ese beso. No había
nada hábil en la forma en que mis labios se presionaron contra los
suyos o la forma desesperada en que buscaba su aliento en mi lengua.
Había un borde de pánico en el beso, uno que me dijo que aunque no
había permitido que la idea de no poder besarlo nuevamente entrara
en mi cabeza, había estado allí.

Luc rompió el contacto, respirando con pesadez. —Sigue


besándome de esa manera y voy a terminar participando en
actividades para las que probablemente no este físicamente apto en
este momento —arrastró sus manos en una ligera caricia en mi
cintura.

Me levanté. —Son solo moretones. Me refiero, no debería estar


sorprendida, pero... —gentilmente, coloqué mis dedos cerca del
hematoma que estaba muy cerca de su corazón—. Fuiste herido.

—Estoy bien —colocó su mano sobre la mía—. Solo un poco


desgastado. En un par de horas, estaré tan bien como nuevo.

Lo escuché. Lo hice. Y vi que estaba bien. Lo vi con mis propios


ojos, pero también seguía viendo la sangre goteando de su pecho y su
cara pálida. Mi labio tembló. —Podrías haber muerto.

—No tan fácilmente.

—Eso no fue fácil —miré hacia él, sacudiendo mi cabeza—.


Estabas sangrando, y necesitabas ayuda. Nunca te vi necesitando
ayuda antes.

Algo parpadeó sobre su rostro. —Estoy bien, Peaches. No necesitas


preocuparte.

—¡Pero estoy preocupada! —Me recosté, retirando mi mano—.


Fuiste disparado porque yo estornudaba, y luego todos hablaban
como síque te hubieran disparado una docena de veces no fuera la
gran cosa.
—No diría una docena de veces.

—¡Luc! —quería golpearlo—. Estoy hablando en serio.

—Yo también —giró su cabeza hacia mí—. Fui disparado tres


veces. Dos veces cuando estábamos moviendo un Luxen, y uno
cuando le di la espalda a la persona equivocada. Contrariamente a lo
que dirán los demás, no es algo de lo que tenga costumbre hacer.

Lo miré boquiabierta. —¿Te das cuenta de que la mayoría de las


personas pasan toda su vida sin siquiera recibir un disparo, Luc?

—No soy la mayoría de la gente. —sus labios subieron de un lado.

—¡Esto no es gracioso! —Sacudiendo la cabeza, trate de tragar el


aumento de emociones atascando mi garganta—. Ayer, fue Heidi.
Pensé que iba a perderla. Hoy, fuiste tú, y pensé que iba a perderte. Y
no puedo hacer esto sin ti.

La pereza desapareció de sus rasgos cuando su mirada se agudizó.


—Tú no vas a hacer esto sin mí.

Estúpidas lágrimas llenaron el fondo de mis ojos. —¿Qué hubiera


pasado si su puntería hubiera sido un poco mejor? ¿Unos centímetros
a la izquierda? ¿O si ella...?

Luc se sentó rápidamente con solo una mueca rápida. —Evie...

—¡No deberías estar sentado! —grité—. Deberías estar acostado y


mejorar y...

—Estoy bien —tomó mis mejillas entre sus cálidas manos—. Te lo


prometo. No voy a ningún lado. No voy a dejarte.

—¡No puedes hacer esa promesa de nuevo! ¡Me dijiste que nunca
ibas a dejarme, y la rompiste! —en el momento de que esas palabras
salieron de mi boca, respiré profundamente. Una ola de mareo me
invadió.

—¿Qué? —susurró Luc, sus ojos buscando los míos mientras


acercaba mi rostro al suyo—. ¿Qué acabas de decir?

—Yo... yo no lo sé —cerré los ojos—. No sé porque dije eso. Nunca


me hiciste esa promesa antes.

—Pero lo hice.

Mis ojos se abrieron. —¿Qué?


—Te prometí eso antes de que te llevara con los Dasher —sus
pulgares se deslizaron sobre mis mejillas—. Te dije que nunca iba a
dejarte.

—Yo... yo no recuerdo eso. —dije, confundida—. Me refiero, lo dije,


pero no lo recuerdo.

Asintió lentamente mientras deslizaba una mano dentro de mi


cabello. —Yo tampoco rompí esa promesa. Me mantuve cerca. Nunca
te dejé.

—Pero eso no tiene sentido que ella... me refiero, que yo pensaría


eso. La fiebre se llevó mis recuerdos, así que no te habría recordado.
Como, no hubiera pensado que rompiste una promesa en ese
momento —intenté resolver eso en mi cabeza—. Esto es tan confuso.

—Sí, lo es —sus dedos se enroscaron en mi cabello—. ¿Te sientes


bien?

—Sí. Mi cabeza no duele, incluso —le dije—. No puedo creer que


Grayson me curó. ¿Lo amenazaste?

Una media sonrisa apareció. —No. No lo hice.

No estaba segura de creer eso.

—Pero no estaba hablando de tu golpe en la cabeza —continuó—.


Me refería más a lo que hay dentro de ella. Estos últimos días han
sido... demasiado.

—Estoy bien —parpadee las lágrimas de regreso—. Tú estás bien.


También lo está Heidi.

—Sí.

Cerrando mis ojos, me hice hacia adelante, presionando mi frente


contra la suya. Un largo momento pasó. —Estaba asustada. No sabía
qué hacer. Me sentí totalmente inútil viéndote sangrar.

Sus labios barrieron los míos y un estremecimiento se hizo paso


dentro de mí. —No fuiste inútil.

—Yo... —él estaba en lo cierto. Por primera vez, no fui inútil. Le


disparé a alguien en la cabeza, y no estaba segura de si eso era mejor
o peor.
—Mejor —él susurró, su agarre en mi cabello tensándose mientras
sus labios se deslizaron sobre los míos nuevamente—. Porque la
alternativa era lastimarte, y eso es inaceptable.

—¿Yo...? —respiré hondo—. ¿Yo he matado antes?

—¿Qué? —retrocedió.

Abrí mis ojos. —Le disparé a esa mujer en la cabeza como si no


fuera nada. Cogí el arma, apunté y apreté el gatillo, y yo...

Él dejó caer sus manos sobre mis rodillas. —La adrenalina puede
hacer que las personas hagan lo que parece imposible. Puede
aumentar los sentidos, incluso sentir que se ralentizan las cosas.

—Tal vez, pero después yo... escuché una voz en mi

cabeza. Luc se quedó muy quieto. —¿Qué escuchaste?

—La voz de un hombre diciendo algo así como: 'Coge el arma, puedes
matar'. La voz era familiar, pero no sé a quién escuché decir eso o... si
tal vez lo escuché en la televisión o algo así —sacudí mi cabeza—. Ni
siquiera estoy segura de que sea real o de lo que podría significar.

—Lo resolveremos —sus manos fueron a mis brazos, y luego me


tiró hacia abajo a su lado, así que estábamos acostados cara a cara—.
También hiciste otra cosa.

—¿Qué? —pregunté, distraída.

Besó mi frente. —Tomaste algo de la casa. Lo que la mujer agarró


de la cómoda.

La bolsa blanca. Lo había olvidado —¿Que había adentro?

—Jeringas —respondió—. Jeringas llenas de lo que parecen ser


sueros.

Aproximadamente una hora después, Luc estaba levantado y


moviéndose como si nada hubiera pasado. Estábamos en una de las
salas comunes del tercer piso.

Toda la tripulación estaba allí, y yo estaba sentada junto a un Luc


ahora completamente vestido. Su brazo descansaba en el respaldo del
sofá.
Le envié un mensaje de texto a mamá informándole que estaba
estudiando con Zoe. No recibí una respuesta, así que supuse que eso
significaba que todavía estaba en el trabajo.

—Eran algún tipo de agentes de la ley. Bueno, supongo —decía


Kent desde donde estaba parado detrás de Emery y Heidi. Sus brazos
estaban cruzados sobre su pecho—. No llevaban uniformes, pero dado
que los persiguieron, vamos a decir que definitivamente estaban con
algún nivel del gobierno.

—¿Qué pasó con el auto y las personas que estaban en él? —


preguntó Heidi.

—Poof16 —respondió Kent—. Chas y yo nos aseguramos de que


nadie encuentre los restos. Los incendió.

Zoe sonrió y fue francamente espeluznante. —Usó la Fuente, la


quemó y todo lo que contenía hasta que solo quedaron cenizas.

Querido Dios.

—¿Y la mujer en la casa de April? —pregunté.

—Escuché que hubo una explosión de gas allí —ofreció Kent, y la


sonrisa en su rostro era tan inquietante como la de Zoe.

—Entonces, ¿no hay evidencia de nada? —supuso Heidi, y cuando


la miré, me pregunté cómo sería el rastro para aquellos que pudieran
verlo—. ¿Están todos seguros?

—Estamos libres, pero tenemos evidencia —Grayson caminó hacia


adelante, colocando varios objetos cilíndricos en la mesa de café. Las
balas que Luc se había quitado. Me tensé. Grayson no había
terminado con su show-and-tell17. Luego sacó cuatro pistolas del aire,
al parecer, y las dejó sobre la mesa—. Estos fueron tomados de los
ocupantes del automóvil antes de su cremación prematura.

Cerré brevemente mis ojos.

Luc se estiró hacia adelante, levantando una pistola. Descargó la


Glock como un profesional—. Las balas son las mismas —Me las
mostró y tenía razón. Sus puntas estaban llenas de algo que parecía
luz azul. Miró a Kent—. ¿Son lo que creo que son?

16
Nota de la traductora: En español “poof” significa maricón. Nota de Patty: También puede
significar el típico POOF Cuando algo o alguien se desvanece… creo que eso es lo que paso
acá.
17
“Show and tell” es una “exposición”. (Puede ser: `Mostrar y contar ).
—¿Una nueva forma armada de PEM? Sí. Lo son —respondió él, y
mi estómago cayó.

PEM significaba pulso electromagnético, una arma mortal para los


Luxen. Habían sido utilizadas sobre ciudades durante las invasiones a
gran escala, friendo las redes eléctricas de esas ciudades y matando a
los Luxen en su interior. El equipo de FRE usó alguna forma del arma,
pero eso era más como un Taser.

—No solo Luxen, Peaches. Eso eliminaría un híbrido y un Origen


—Luc captó mis pensamientos—. Pero estas balas son diferentes —
colocó la Glock y la cámara sobre la mesa—. Algo nuevo.

—No fueron diseñados para matar sino para herir —Grayson


levantó uno, frunciendo el ceño mientras lo estudiaba—. ¿Lo qué es
bastante interesante, no crees?

—Sí —Luc se recostó, lanzando su brazo detrás de mí una vez más


—. ¿Por qué tendrían un arma que hiere en lugar de matar?

—Eso suena como algo bueno —comentó Heidi, mirando a Emery


—. ¿Correcto?

—No necesariamente. No sabemos qué hubiera pasado si Luc no


hubiera sido capaz de sacarlos —ella estaba mirando la extraña
pantalla sobre la mesa—. Los equipos regulares de FRE no están
armados con estos. Tienen las armas buenas, anticuadas y que
matan-a-la-vista PEM y Tasers. Ellos van por un tiro mortal. Este
grupo, sin embargo, tiene algo que nunca habíamos visto antes.

Maldita sea.

Crucé mis brazos sobre mi cintura, sintiendo que me había


deslizado en un viejo episodio de The X-Files. —¿Y la bolsa blanca?
¿Alguna idea de qué tipo de suero contiene?

Kent sacudió la cabeza mientras se sentó en el brazo de la silla


donde Zoe estaba sentada. —No tengo idea. Ninguno de nosotros tiene
manera de entender eso más allá de mirarlo, así que no hay forma de
que sepamos si tiene algo que ver con Sarah o con ese tipo con el que
todos ustedes fueron a la escuela.

—La mayoría de los sueros se veían similares —Luc me pasó los


dedos por el cabello—. Cuando Dawson o Archer regresen, lo cual
debería ser pronto, se los entregaremos.

—¿Por qué? —pregunté, jugando con el colgante de obsidiana.


—Tienen a alguien que sabe lo que es —respondió.

Yo también.

Mamá.

Pero sabía que no debía sugerir eso. —Así que aquí están los
hechos. Todavía no tenemos idea de qué es April, pero obviamente
está trabajando con la mujer que estaba en su casa, que tenía una
caja llena de algún tipo de suero que puede o no haber causado lo que
le sucedió a Sarah y posiblemente a Coop, y a quien sea que ustedes
chicos... incineraron, eran personas que tenían armas PEM
especialmente diseñadas.

Luc sonrió. —Suena bien.

—Lo que nos lleva a la pregunta de quiénes podrían ser estas


personas —dijo Emery.

—Tiene que ser el Daedalus —un músculo se flexionó en la


mandíbula de Luc mientras me miraba.

—¿Cómo? —los ojos de Zoe se abrieron—. Tú destruiste...

—Destruí todos los lugares que pude encontrar, y pensé que ese
era el final de ellos, pero obviamente estaba equivocado.

Nadie en la sala hizo un chiste sobre que Luc estaba equivocado.


Así de grave era la mera idea de que Daedalus estuviera activo.

Levantándose de su silla, Zoe maldijo mientras se acercaba a la


ventana. —No pueden volver. Simplemente no pueden.

Luc retiró el brazo del respaldo del sofá. —No creo que hayan
vuelto —dijo—. Estoy empezando a pensar que nunca se fueron.

Actuar normal.

Eso fue lo que Luc había dicho la noche anterior, antes de


quedarse dormido con mi mejilla apoyada en su pecho, cerca de una
de las heridas de bala curativas. Regresó a casa conmigo y se quedó a
pasar la noche a pesar de que había una buena posibilidad de que
mamá descubriera que había estado allí.

Pero usó la puerta de entrada, y no había habido travesuras entre


nosotros, nada como la noche anterior. Me había besado. Mucho.
Breves roces de sus labios contra los míos o mi mejilla o sien. Pero se
había quedado dormido antes que yo.

Pensaba que esas balas modificadas podrían haberle sacado más


de lo que estaba dejando ver, y eso me aterrorizó. Probablemente por
eso estuve despierta la mitad de la noche, escuchándolo respirar.

Actuar normal mientras estaba en la escuela. Actuar normal en


casa. Actuar como si no le hubiera disparado a una mujer en la
cabeza, que un grupo completo de posibles oficiales no hubieran sido
incinerados, y que no fuera posible que una de las organizaciones
gubernamentales más poderosas y malvadas conocidas por el hombre
todavía funcionara.

Y actuar como que no les encantaría ponerme las manos encima.

Se suponía que todos debíamos estar acostados. No hacer nada


que atraiga atención no deseada mientras descubrimos qué hay
realmente en esas jeringas y si el Daedalus todavía está activo.

Eso fue más fácil decirlo que hacerlo, porque cada vez que alguien
miraba en mi dirección, confiaba en que lo sabían todo.

Como ahora.

Brandon y su grupo de fanáticos anti-Luxen estaban sentados en


su mesa, bastante apagados sin su cabecilla, allí almorzando como
personas normales en lugar de protestar.

Excepto que Brandon seguía mirándome cada cinco segundos.


Probablemente fue por el enorme yeso azul y blanco en su mano, pero
¿y si supiera lo que era April?

¿Y si toda esa mesa lo supiera?

Sonaba paranoica.

Tosiendo sobre su codo, James tomó su agua y tomó un trago. —


Ugh. Creo que me estoy poniendo mono18ahora.

Zoe levantó las cejas. —¿De verdad? ¿No dijiste ayer que mono era
una noticia falsa?

—Aparentemente, Dios me está demostrando que estoy equivocado


—él sollozó—. Me siento como una mierda.

18
Abreviación para la enfermedad “mononucleosis infecciosa”.
—No creo que sea mono —le dije, resistiendo la necesidad de
alejarme de él al mismo tiempo que surgió la preocupación—. A menos
que estuvieras besándote con Heidi o Emery.

—Desearía. —extendió la mano con los dedos cubiertos de


gérmenes y me robó una chip—. Sólo un resfriado.

—Acabas de poner tu enfermedad en mis chips —cogí la bolsa y la


dejé caer en su plato.

James me lanzó una sonrisa mientras agarraba la bolsa. —


Gracias.

Mis ojos se entrecerraron. —Tú lo hiciste a propósito.

—Tal vez —él corrió la voz.

—Eres malo.

La risa de Zoe sonó forzada hacia mí, la miré y vi que también


estaba mirando a James con preocupación. —Pero también
inteligente.

Era poco probable que James estuviera enfermo de la misma


manera que Coop y Sarah, o incluso Ryan, pero no obstante me
preocupaba. —¿Tienes fiebre o algo?

Sacudió la cabeza. —De ningún modo. No sé por qué ustedes


estaría preocupada por atrapar algo. No recuerdo que ninguna de
ustedes se enfermara —dijo James, masticando mis papas fritas—.
Incluso cuando Heidi y yo tuvimos gripe el año pasado, ustedes dos
estaban completamente bien.

Sabía por qué Zoe no se había enfermado. Los orígenes no


atrapaban gripes ni virus. ¿Era lo mismo para mí debido al suero de
Andrómeda? Ahora que lo pienso, no recuerdo haber estado enferma
en lo absoluto.

Huh.

Revisé el reloj en la pared y vi que solo teníamos unos minutos


antes de que terminara el almuerzo. Enrollando la servilleta, me eché
el bolso al hombro y me levanté.

—¿A dónde vas? —preguntó Zoe.

—Al baño —cogí mi bandeja—. ¿Quieres venir?


Ella me lanzó una mirada mientras levantaba su tenedor.
Moviendo mis dedos hacia ellos, caminé hacia el basurero y tiré mi
bandeja antes de salir al pasillo. Giré a la izquierda, dirigiéndome
hacia el baño en la parte delantera de la escuela. Estaba lejos del
camino, pero la única otra opción cercana era el baño en el que se
había encontrado a Colleen, en el que había desaparecido la
confrontación con April.

Incluso sabiendo que April era algo más que humano, no podía
imaginar cómo había usado ese baño.

Ugh.

Mientras caminaba, busqué en el bolsillo delantero de mi mochila


hasta que encontré mi teléfono. Al sacarlo, vi que tenía un mensaje de
texto de Luc.

Nos vemos en el estacionamiento después de la escuela.


Tengo una sorpresa para ti

Una sonrisa tiró de mis labios mientras escribía de regreso: ¿Es


una mascota de Chia?

Desearías, fue la respuesta.

Me reí mientras abría la puerta del baño. El olor a desinfectante


me derribó y mi sonrisa se desvaneció. Se sintió extraño tener un
momento de normalidad después de... después de todo, pero también
se sintió bien.

Realmente era como una vida alternativa, supuse mientras


entraba en el cubículo, y tal vez me estaba acostumbrando a eso,
acostumbrándome más rápido de lo que nunca pensé.

O tal vez era realmente bueno en la compartimentación.19

Todavía no le había contado a Zoe o Heidi sobre mi cambio de


status en relaciones. Principalmente porque en realidad no había
tenido tiempo, y también se sentía sin importancia en medio de la
posible reaparición del Daedalus y todo lo demás.

Pero quería contarles.

Había una parte tonta de mí que quería gritar desde los tejados.

Descargué el inodoro, me eché la mochila al hombro y abrí la


puerta del cubículo, encontrándome cara a cara con April.
19
Separar o dividir en compartimientos.
23
Traducido por: Evares
Corregido por: Evares &Patty

Mi piel se volvió helada mientras miraba a April, la sorpresa


inmovilizándome. El pensamiento más extraño se me ocurrió cuando
la puerta del compartimento se cerró detrás de mí.

Parecía tan... normal, tan April.

El cabello rubio recogido en una coleta afilada y apretada. Labios


tan rojos como la sangre fresca. Su suéter blanco tenía estas
pequeñas mangas ondeando. La pálida mirada azul fija en la mía
parecía humana.

¿Sabía que posiblemente maté a su madre?

—¿Te vas a lavar las manos, Evie? —preguntó ella.

Pequeños pelos de gallina se alzaron sobre mi carne. —¿Me vas a


dejar?

—Por supuesto —dio un paso atrás y hacia un lado—. Tú y yo


necesitamos hablar, y prefiero hacerlo de forma higiénica.

Sin saber si se trataba de algún tipo de truco, la miré mientras me


acercaba al fregadero más cercano a la ventana, una ventana
demasiado pequeña para salir por ella.

No es como si tuviera una oportunidad si lo intentara. Había visto


lo rápida que era.

—Pareces sorprendida de verme.

Con las manos temblorosas, abrí el agua cuando encontré su


reflejo en el espejo manchado de agua. —Sí. Lo estoy.

—No deberías.
Mi mente estaba corriendo un millón de millas por segundo
mientras luchaba por mantener la calma. Tenía mi Taser en el bolsillo
delantero de mi mochila y el collar de obsidiana debajo de mi suéter.
No estaba sin armas. Solo tenía que llegar a ellos. ¿Y qué? ¿Podría
apuñalar a April?

Demonios, sí, ¿después de lo que le hizo a Heidi? Yo podría. ¿Pero


tendría la oportunidad?

—¿Por qué no lo estaría? —pregunté, obligando a mi voz a


mantenerse nivelada—. Casi matas a Heidi.

—¿Casi? —ella suspiró mientras se cruzaba de brazos—. Eso es


decepcionante. Esperaba que estuviera muerta.

La furia me inundó mientras lentamente me lavaba las manos bajo


el agua tibia. Mi mirada se disparó hacia la puerta.

—Nadie entrará. No hasta que yo quiera que lo hagan. Solo somos


tú y yo. Y tengo una pregunta. Heidi no debería haber sobrevivido a
eso. Eso significa que tiene un Luxen envuelto alrededor de su bonito
dedo meñique, ¿no?

No dije nada, tragando saliva.

—¿O un Origen?

Mi corazón se detuvo.

—Crees que no sé sobre ellos, sobre él. Luc. Sé lo suficiente como


para alejarme de él. Por ahora —continuó ella—. ¿Y crees que no sé
qué es Zoe? Siempre lo he sabido. ¿Fue ella la que curó a Heidi?

Como el infierno si le diría algo.

April resopló, sonriendo. —No importa. Descubriré todos tus


secretos muy, muy pronto.

Iba a empujar la cuchilla de obsidiana en sus globos oculares


muy, muy pronto. —¿Qué eres? —pregunté, cerrando el agua.

—Somos el alfa y el omega —su sonrisa se extendió, mostrando


sus dientes—. Somos el principio y el fin.
—Okay. Bueno, eso respondió a la pregunta de si estás
clínicamente loca o no —alcancé la toalla de papel—. También de que
eres un poco asesina, estúpida...

—Ahora. No quieres hacerme enojar, Evie. Tengo que jugar bien.

Al secarme las manos, la enfrenté. —¿Por qué tienes que jugar


bien?

—Reglas —Ella puso los ojos en blanco—. Incluso yo tengo que


seguirlas.

Tirando la toalla de papel a la basura, moví mi mochila al frente y


alcancé el bolsillo delantero.

April dio un paso adelante. —¿Qué crees que estás haciendo?

—Solo estoy consiguiendo mi desinfectante de manos —le dije,


desabrochando lentamente el bolsillo delantero—. ¿Con quién estás
trabajando?

Su cabeza se ladeó a un lado.

—¿El Daedalus?

Si se sorprendió al escuchar esas palabras, no lo mostró.

—Quiero decir, estabas matando gente y haciendo que parezca que


los Luxen lo están haciendo. Estabas volviendo a la gente contra ellos,
y claramente no eres humana.

—Por supuesto que no soy humana. Quiero decir, duh —ella se rió
como si le hubiera sugerido la cosa más ridícula del mundo—. Sabes,
primero pensé que era Heidi.

Mis cejas se juntaron cuando mi dedo se detuvo en la cremallera.


—¿Qué?

—A quién estaba buscando —April volteó su cola de caballo sobre


su hombro—. Obviamente, estaba equivocada.

Mis dedos se curvaron alrededor del frío plástico de la pistola


eléctrica. —No sé de qué demonios estás hablando.

—Lo sabrás. Muy pronto. No se supone que...


Sacando la pistola de aturdimiento mientras avanzaba
bruscamente, balanceé mi brazo hacia ella.

Su mano salió disparada, tan rápido como una cobra golpeando.


Ella me agarró por la muñeca y giró bruscamente, ejerciendo la
cantidad adecuada de presión para causar una punzada de dolor.
Jadeé. —Déjalo caer —dijo en voz baja como si estuviera hablando con
un cachorro—. Chica mala. Déjalo caer.

Aguanté.

—¿Una pistola eléctrica? —me retorció la muñeca otra vez, y eso


fue todo. Mis dedos se abrieron de golpe. No tuve control. Ella
rápidamente lo agarró—. Lo único que haría es realmente enojarme.

Soltando mi muñeca, dio un paso atrás y arrojó la pistola eléctrica


a la basura. —Aquí estoy, siendo cortés y paciente, y tú...

Al romper la cadena de mi collar, liberé el colgante de obsidiana


mientras me lanzaba hacia ella. El movimiento debió de haberla
tomado por sorpresa, porque no se movió y tomó la peor parte de mi
peso cuando me estrellé contra ella, golpeando la obsidiana contra su
pecho. La piel cedió con un repugnante sonido de succión. El calor
húmedo se encontró con mi puño cuando April comenzó a caer hacia
atrás...

De repente, estaba en el aire.

Volando hacia atrás, me estrellé contra la pared al lado de la


ventana. El aire salió de mis pulmones cuando caí hacia adelante, mis
rodillas se partieron del azulejo. Me contuve un segundo antes de
plantar cara en el suelo sucio y desagradable. Jadeando, levanté la
cabeza y miré a través de los mechones de cabello.

El colgante de obsidiana estaba atascado en su pecho superior


izquierdo, demasiado alto para haber golpeado su corazón. Maldita
sea.

La sangre oscura y manchada de tinta manchó su suéter blanco


cuando extendió la mano y agarró la obsidiana. —¿De verdad?
¿Obsidiana? —lo dejó caer al suelo—. ¿Crees que soy un Arum?
Porque si es así, eso es un poco insultante.

Empujé el pánico que subía por mi pecho, amenazando con


ahogarme. —¿Qué demonios eres?
April se movió muy rápido.

Un segundo estaba parada junto a los lavabos y al siguiente


estaba arrodillada frente a mí, sus dedos se curvaron alrededor de mi
barbilla, forzando mi cabeza hacia atrás. —Te daré una buena pista.

Sus dedos se clavaron en mi barbilla cuando buscó en su bolsillo


trasero y sacó algo. Por un momento, casi no reconocí lo que sostenía
entre sus delgados dedos.

Era una fotografía.

Una foto de una niña rubia con un hombre, un hombre que me


habían dicho en los últimos cuatro años que era mi padre, y una
mujer que conocía como mi madre.

Era una de las fotos que faltaban en el álbum de fotos.

Santo cielo. —Estabas en la casa, tomaste las fotos.

—Sí, fui yo —April me lanzó la foto, y me estremecí cuando me


golpeó en la cara y luego cayó al suelo—. Sospeché que eras tú
después de que empezaste a defender el Luxen, así que me fui a tu
casa y encontré estas fotos. Interesante. Esa chica se parece un poco
a ti, así que pensé que tal vez eras tú. Mierda más extraña ha
sucedido, ¿sabes? Pero luego comenzaste a salir con ese Origen. Luc.

Mi corazón latía tan rápido cuando ella se inclinó. Sus labios


rozaron las esquinas mías mientras hablaba. —Se suponía que aún
no debía ser expuesta. Tenía mi propósito. Ya has descubierto qué es
eso, pero seguiste adelante y lo arruinaste con esa estúpida cámara
tuya —su agarre se apretó, haciéndome llorar—. No tienes idea de
cuántos problemas me metí por eso.

No había forma de que pudiera hablar con sus dedos clavándose


en mi mandíbula, sosteniéndome en su lugar. Arrojé todo lo que
sentía a mi mirada. Cada onza de odio y furia se derramó de mí.

—Entonces, ¿cómo te llamo? Obviamente no eres Evie Dasher. Eso


es lo que no puedo entender —continuó, y no tenía idea de qué estaba
balbuceando—. ¿Quién diablos eres tú? Eso te hace muy, muy
interesante para mí. —ella se rió—. Pero lo sabremos pronto. Todo lo
que he hecho, lo que estamos haciendo, es el precio del bien mayor.
Se acerca una guerra, Evie. La gran guerra, la única guerra, y
nivelaremos el campo de juego.
April sonaba como loca.

—Vamos a hacer del mundo un lugar mejor —April me soltó la


barbilla y retrocedí—. Tú y yo.

—Lo único que voy a hacer es matarte.

April ladeó la cabeza hacia un lado. —No estás matando a nadie.

—Maté a tu madre —escupí, apenas reconociendo la voz dentro de


mí—. Le disparè justo en la cabeza.

Ella resopló. —Esa no era mi madre. Esa era mi controladora. Y no


dije eso en voz alta.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. —¿Qué?

Sonriéndome como si estuviéramos cotilleando sobre un jugoso


secreto, ella se levantó y sus ojos se volvieron negros, todo excepto sus
pupilas. Brillaban blancas cuando ella sacó algo de su bolsillo
delantero. Lo que sostenía en la mano parecía un llavero.

Me puse de pie, ignorando la llamarada de dolor que me recorrió la


espalda.

—Es hora de despertarse —presionó su dedo sobre el llavero—.


Quienquiera que seas.

Mi mundo explotó.
271
24
Traducido por: Evares
Corregido por: Evares &Patty

Un dolor agudo y punzante explotó a lo largo de la base de mi cráneo,


robando el siguiente aliento que tomé y golpeando mis piernas debajo de
mí.

Agarrándome la cabeza, caí, pero no sentí el impacto con el piso.

La presión creció dentro de mi cráneo, y abrí la boca para gritar, pero


no salió ningún sonido. El dolor llegó en oleadas y oleadas, chispeando a
través de mi cerebro e iniciando incendios a lo largo de las sinapsis. Mi
cerebro estaba en llamas. Podía sentirlo arder a través de mi cráneo
mientras rodaba sobre mi costado, formando una bola.

El dolor... oh Dios.

El dolor era tan intenso que podía ser atropellada por un camión de
basura y no me importaría.

Demonios, lo agradecería.

Todo mi cuerpo se puso rígido, las piernas dolorosamente rectas


cuando mis manos se apartaron de mi cabeza. No puedo soportar esto. No
pude. Mi cerebro se estaba volviendo loco. Lo pude sentir. Todo estaba
revuelto.

—Lo llaman la Ola Cassio, porque obviamente, alguien está


obsesionado con la mitología griega. Es una onda de sonido. No puedo
escucharlo, pero está en tu cerebro, haciendo lo suyo —la voz de April
cortó el dolor punzante—. Algo así funciona como un jammer, o eso me
han dicho. Entra allí, revuelve todos los neurotransmisores y demás. Un
poco en mal estado, si lo piensas. Aparentemente, hay armas a gran escala
en desarrollo, pero ninguna como esta. Esto no tiene impacto en los
humanos. ¿Escuchaste eso, Evie? Esta pequeña cosa es como un silbato
de perro.

Pensé que podría haberme tocado con su zapato, pero no estaba


segura. Las náuseas se agitaron cuando mi visión se volvió blanca y el
pánico me atravesó, retorciéndose con el dolor punzante y cegador. No
272 pude ver. Yo iba a...

Imágenes brillantes comenzaron a parpadear dentro de mí. Arena


dorada. Agua azul verdosa. Espuma de mar. Nunca había estado en la
playa, pero la vi y sentí el cálido sol en mi piel, la arena caliente debajo de
mis pies, debajo de mis pies desnudos. Otra imagen lo reemplazó. Un
hombre que nunca había visto antes, flaco, con el pelo rubio y grasiento.
Colgado y desmayado en un sofá que olía a orina de gato y comida rancia.
Luego un niño corriendo por la orilla del Potomac. Se estaba riendo y el sol
le puso el cabello bronce. Estaba corriendo demasiado rápido, y no pude
alcanzarlo.

Va a estar bien ahora. Eso es lo que había dicho. Recordé. Justo como
lo prometí.

Pero había mentido. Había prometido no dejarme nunca, y también


había mentido sobre eso. Me había dejado y ni siquiera había querido ir
con ellos. No confiaba en ellos, pero él insistió, y todo fue una mentira.
Todo sobre ellos, sobre lo que ofrecían, era mentira, y pagué por la mentira
con sudor y lágrimas, sangre y muerte...

El fuego se extendió, borrándolo, borrándonos a nosotros, y fue para


siempre, su cara y su voz se rompieron en pedazos. Me estaba muriendo,
no, había muerto a manos de una aguja y una mujer que me prometió que
todo estaría bien.

Verdad.

Era la verdad envuelta en mentiras.

—La Ola Cassio solo afecta a las personas con un cierto código genético
que proviene del suero de Andrómeda —decía April, y la escuché, pero las
palabras no estaban conectadas ni tenían sentido—. El suero es un código
que espera ser accedido.
Me vi a mi misma. Vi una versión más joven de mí misma. ¿Trece, más
o menos? Era yo con el pelo recogido en una cola de caballo. Yo en
pantalones negros, camisa negra. Una pistola, una pistola en mi mano y
una voz en mi oído

273 Sus palabras. Los ojos marrones oscuros se centraron en los míos. No
eres como ellos. Era un milagro que no fuera así. Lo sabía. Él lo sabía.

Sabes lo que tienes que hacer

Yo sabía que...

Otra voz se entrometió, una que creí reconocer. Ellos vendrán por ti. Y
cuando lo hagan, no sabrán qué les golpeó.

No. No, ellos...

Nada.

De repente, no había nada en mi cabeza. Simplemente genial, gran


vacío. Vacante. El dolor desapareció, dejando nada más que un dulce y
feliz vacío detrás. Lentamente, la rigidez se filtró de mis músculos y mis
piernas se curvaron. El sudor me corría por el costado de la cara cuando
abrí los ojos y vi piernas vestidas de mezclilla.

¿Dónde estaba?

Levanté la mirada para ver a una chica parada frente a mí, sus ojos
negros y sus pupilas blancas.

¿Quién era ella?

La conocía. Pensé que sí, pero mi cabeza estaba llena de pelusa y


algodón, al igual que mi boca y garganta.

La niña levantó el brazo y ofreció la mano. —Una vida...

—Por una vida —gruñí.

—Perfecto —sus labios rojos se curvaron en una sonrisa—. Ven. Nos


está esperando.

Levantando mi mano, puse la mía en la de ella. Tomé su mano y luego


la tomé a ella.
Colocando mi otra mano en el piso, la pateé, barriendo sus piernas
debajo de ella. Sus ojos se abrieron de sorpresa antes de caer, su cadera se
rompió del piso.

Me puse de pie.

274 —¿Qué estás haciendo? —farfulló, empujando hacia arriba—. Esto no


está bien. No se supone que...

Avanzando bruscamente, la agarré por su cola de caballo y la puse de


pie. El aire helado la sopló, y su mitad inferior comenzó a perder algo de su
solidez.

Me di la vuelta, llevándola conmigo. Con mi mano a lo largo de la parte


posterior de su cabeza, la arrastré hacia adelante. Ella trató de contenerse
agarrando el fregadero.

No iba a pasar.

Los músculos se flexionaron y sus brazos se rindieron. La estrellé


contra el espejo de frente.

—No es genial —ella escupió sangre cuando la tiré hacia atrás—. Estás
cometiendo un error. Enorme error...

Ella retrocedió, atrapándome en el estómago. Tropecé un paso hacia


atrás, pillándome. Se giró hacia mí, su cuerpo se levantó del suelo
mientras las sombras teñidas de rojo teñido de luz se derramaban de ella,
envolviéndose alrededor de sus piernas, subiendo a lo largo de su cuerpo.

Ella se convirtió en una sombra, una sombra que ardía.

Saltando hacia adelante, arrebaté la hoja de obsidiana del suelo. La


piedra estaba al rojo vivo en mi mano cuando salté al fregadero detrás de
ella. Me di la vuelta y agarré su cola de caballo, tirando de su cabeza hacia
atrás.

—¿Cómo...? —jadeó, las sombras sobre su pecho.

—No soy como tú.

Luego golpeé la hoja en el centro de su cabeza, perforando tejido y


hueso.
Su boca se abrió, pero no salió ningún sonido cuando cayó hacia
adelante, su cuerpo parpadeando entre el humo y la luz.

Estaba muerta antes de golpear el suelo, un cuerpo pálido y hundido


en un charco de oscuridad.

275 Salté del fregadero, limpiando la sangre de la cuchilla con mis jeans.
Luego levanté mi otra mano, pasé mis dedos por mi cabello, alisé los
mechones mientras me giraba hacia el espejo roto.

Me vi a mi misma.

Vi mis ojos, y los iris eran negros, las pupilas blancas. Yo vi...

Como ser absorbido de nuevo, me golpeé contra mí misma. Mi


conciencia finalmente despertó y se apoderó.

Jadeando, me aparté del espejo y dejé caer la pieza de obsidiana —Oh,


Dios mío, ¿qué hice?

Me di la vuelta y la vi, vi a April con un agujero en la cabeza. —Oh


Dios.

Yo hice eso.

Recordé completamente hacer eso. No estaba muy segura de cómo,


pero le di una patada total en el trasero... y empujé una cuchilla en su
cabeza.

Y no me sentí nada mal por esa parte.

Una parte lógica de mi cerebro se hizo cargo. April estaba muerta, y


nadie podía venir aquí y encontrarme con ella. O posiblemente encontrarla
en absoluto, porque eso sería malo, realmente malo.

Porque legítimamente la asesiné y limpié su sangre en mis jeans.


Estaba nadando en evidencia.

Saltando a la acción, corrí hacia la puerta del baño y casi lloré de alivio
cuando vi que tenía una cerradura en el interior. Me aseguré de que aún
estuviera cerrada y luego corrí de regreso a mi mochila. No tenía idea de
cuánto tiempo tenía antes de que alguien intentara entrar aquí.
Agarrando mi teléfono, intenté primero con Zoe. Ella estaba aquí y
podía llegar a mí más rápido, pero cuando sonó el teléfono y no respondió,
me di cuenta de que probablemente lo tenía en silencio.

—Mierda —colgué y llamé a Luc mientras miraba detrás de mí hacia


donde April estaba tendida. La bilis se deslizó por el fondo de mi garganta.
El teléfono sonó una vez.
276
—¿No deberías estar en clase? —respondió Luc—. ¿O estás tan
emocionada por mi sorpresa? No es una mascota de Chia, melocotón.

Mis rodillas casi se doblaron ante el sonido de su voz. Me levanté, pero


doblé la cintura. —Algo malo ha sucedido.

Todos los rastros de humor desaparecieron de su voz. —¿Estás bien?

—Sí, pero yo... acabo de matar a April en el baño de la escuela, y no sé


qué hacer. Llamé a Zoe, pero ella está en clase y no responde —le dije
apresuradamente—. Y realmente la maté, Luc. Está súper muerta y no
puedo salir del baño.

—¿Por qué no te puedes ir?

Miré al espejo y me estremecí. —Algo está mal conmigo.

—Dime en qué baño estás.

Le dije dónde encontrarme. —Luc, por favor... date prisa.

—Estaré ahí.

Sosteniendo el teléfono contra mi pecho, cerré los ojos con fuerza


mientras me apoyaba contra el lavabo. Luc era rápido. Él estaría aquí en
minutos y todo estaría bien.

Como siempre lo prometió.

Un agudo estallido de dolor atravesó mi sien y casi dejo caer el


teléfono. Intentaron surgir recuerdos fragmentados: las imágenes que
había visto después de abril tenían... ¿Qué había hecho ella? Al abrir los
ojos, respiré hondo. Había presionado un botón en un llavero.

277
¿ temblorosa para limpiarme. Rojo manchó mis dedos. Me sangraba la nariz.
Cóm Me volví hacia el espejo, medio asustada de ver mis ojos.
o lo
habí Eran normales, lisos, viejos y marrones. No ese espeluznante en blanco
a y negro. Para nada como Sarah y April. Tal vez lo había imaginado. Algo
llam había sido...
ado
Vi el cuerpo de April en el espejo, acostada allí
ella?
¿La —Está bien —susurré, y tragué saliva—. No te imaginaste a Jack.
Ola Saltaste a este fregadero como un asesino y la apuñalaste en la cabeza.
Cassi
o? Al darme la vuelta, vi la mano abierta de April. El llavero descansaba
Hice en su palma. Me sumergí, se la quité de la mano y la metí en mi bolsillo.
una
muec Agarrando el teléfono, me acerqué al fregadero, manteniéndome alejada
a de las piernas de April. Probablemente no debería haberla matado. Tenía
cuan preguntas, muchas, pero, una vez más, no había tenido exactamente el
do el control de mí misma. Tan pronto como su mano tocó la mía, reaccioné
dolor con... una precisión bastante mortal. Yo quería matarla. Necesitaba
punz sacarla, y aunque en ningún momento bromeé acerca de querer matarla
ante después de lo que le hizo a Heidi, realmente no pensé que fuera capaz de
me hacerlo.
apuñ
Tampoco había pensado que era capaz de levantar un arma y
aló
dispararle a alguien en la cabeza.
detrá
s de Su voz volvió a sonar débil, pero allí, en el fondo de mi mente. Tienes
los que ser más rápida y más fuerte que él.
ojos.
La Era la misma voz que había escuchado después de dispararle a la
hum mujer en la casa de April: su controladora.
edad
se —Evie? —vino una voz apagada desde el otro lado de la puerta del
acu baño. —¿Puedes dejarnos entrar?
muló
Corriendo hacia la puerta, rápidamente tiré la cerradura y abrí la
debaj
puerta. En el momento en que vi a Luc en la puerta, me lancé hacia él,
o de
mi
nariz
, y
exten

una
man
o
envolviéndolo con mis brazos y piernas. Me atrapó fácilmente, caminando
hacia adelante mientras pasaba su mano por mi cabello.

—Melocotón —murmuró contra el costado de mi cabeza—. Si se


necesita un asesinato para que me saludes así, no me voy a quejar.

278 Una risita que sonaba histérica se elevó a través de mí cuando enterré
mi rostro en su cuello. —Eso no es divertido.

—No estoy bromeando —hubo una pausa—. ¿Estás herida? Vi sangre


en tu cara.

—Solo una hemorragia nasal —mi cabeza golpeaba algo feroz y me


dolía la espalda como el infierno, pero estaba bien.

—¿Estás segura?

Murmuré un sí contra su cálida piel.

—Wow —la voz de Grayson llenó el baño—. Realmente la mataste.

Asentí, preguntándome si usaba contactos para pasar los drones CRA.

—Impresionante —agregó de mala gana.

—¿Es eso un agujero en su cabeza? —esa era Emery, y comencé a


levantar la cabeza, pero Luc mantuvo mi rostro enterrado—. Y... ¿soy solo
yo, o su sangre se ve súper rara?

—Necesito que limpien este baño antes de que alguien se dé cuenta de


lo que sucedió aquí —ordenó Luc—. Pásame su bolso, Gray —un segundo
después, sentí a Luc mover mi bolso sobre su hombro. Comencé a
moverme para liberarme, pero el brazo que me rodeaba se apretó—. Nop.
Me gustas justo donde estás.

Alguien suspiró profundamente. Sonaba como Grayson.

—Tengo que bajar —le dije.

—No, no tienes —Luc comenzó a retroceder—. Lo que necesito que


hagas es esperar.

—¿Qué...?

279
L fresco, supe que estábamos afuera, y solo unos segundos después él
uc se estaba disminuyendo la velocidad, deteniéndose y abriendo una puerta.
dio
vuelt —Estamos en tu auto —ni siquiera estaba sin aliento cuando me bajó
a, y al asiento del pasajero, y luego sus manos estaban en mis mejillas,
luego inclinando mi cabeza hacia atrás—. Tu nariz todavía está sangrando.
se
—Está bien —sentí que su palma comenzaba a calentarse, pero agarré
fue,
su muñeca y aparté su mano—. No creo que debas hacer eso más.
y
supe —Puedo arreglar lo que sea que esté haciendo que tu nariz sangre...
que
estab —No creo que puedas —susurré.
a
corri —Creo que me conoces mejor que eso.
endo
No lo estaba entendiendo. Me balanceé hacia él, mis dedos cavando en
,
la piel de su muñeca. —Algo me pasó a mí.
movi
éndo —¿Qué? —los ojos de Luc buscaron los míos mientras aplanaba su
se palma contra mi mejilla.
tan
rápid —Creo que me convertí en el Terminator.
o que
no Sus cejas se alzaron. —¿Tu qué?
sería
—Sí. Le pateé las piernas debajo de ella como si supiera jujitsu, y luego
nada
salté, Luc, salté al fregadero y giré como una bailarina. Agarré su cabeza y
más
la apuñalé con la cuchilla de obsidiana.
que
un Ladeó la cabeza hacia un lado. —Eso es... algo caliente.
borró
n —Luc, estoy hablando en serio.
para
cualq Sus ojos violetas brillaron. —Y de nuevo, no estoy bromeando.
uiera
—Yo tampoco. Hice algo que era imposible para mí, y es más que eso.
que
Mucho más que eso —mis uñas estaban cavando en la piel de su muñeca.
pudi
Podía sentirlo, pero él no se estremeció—. Creo que, oh Dios, creo que soy
era
como ellos, como April y Sarah.
verlo.
En el
mom
ento
en
que
sentí
aire
Sus labios se separaron. —Evie...

—No lo entiendes. Hay algo en mí que April abrió —me estremecí—. Fui
yo, pero no lo era.

Su intensa mirada buscó la mía. —Bueno. Voy a necesitar que me


cuentes todo.
280

Hice exactamente eso cuando Luc nos llevó al club y luego a su


departamento, donde puso una Coca-Cola fría en mi mano. Bebí todo
como si acabara de salir del desierto, muriendo de sed.

—¿Dijiste que ella presionó un botón en un llavero? —él se paró frente


a mí.

Colocando la lata vacía en la mesa auxiliar, me incliné hacia un lado y


saqué el llavero. Era negro con un pequeño botón rojo en el centro. —Es
esto —se lo entregué—. Ella dijo... ¿Creo que dijo que era una especie de
onda de sonido llamada Ola Cassio? Y que solo afecta a las personas con el
suero de Andrómeda, descifrando algún tipo de código en el suero. ¿Tengo
un código en mi cabeza?

—¿Como un código de computadora? —le dio la vuelta al llavero—. No


creo que tengas un código de computadora en tu cabeza.

—Duh —espeté, frotando mis palmas sobre mis rodillas—. Pero hay
algo allí, porque además del dolor mortal, tenía imágenes, Luc. Como
vislumbros de recuerdos. Vi a un hombre; parecía colgado, y olía a orina
de gato... y a moho.

Luc se había quedado muy quieto. —Creo que viste a tu padre, tu


verdadero padre.

Me sacudí, de alguna manera no sorprendida y sin embargo...


perturbada. —Y te vi, a ti como un niño. Corriendo por el río, por el
Potomac. Estábamos descalzos y embarrados. Creo... creo que nos
reíamos. ¿Hicimos eso?

Luc dio un paso adelante pero se detuvo. —Sí. Mucho.


Solté un suspiro tembloroso. —Cuando el dolor cesó, ella comenzó a
decirme algo y terminé la oración por ella. "Una vida por una vida", y eso
suena como algo de Stephen King.

Sus cejas subieron por su frente.

281 —Entonces supe lo que estaba diciendo, lo que significaba, pero ahora
no tengo idea de cómo o por qué lo sabía. Entonces ella me dijo: ‗Ven. Él nos
está esperando’.

Una luz blanca apareció en sus pupilas. —¿Él?

Asentí. —No tengo idea de quién es él, pero escuché la voz de un


hombre cuando sentí que mi cabeza se estaba separando. Era la misma
voz que escuché después de dispararle al la controladora de April. Dijo
algo como: "No te gustan", y luego tuve el recuerdo de estar vestida con
pantalones negros y una camisa, con una pistola. No lo vi, pero escuché su
voz.

Sus dedos se curvaron sobre el llavero. —¿Y entonces fue cuando esta
voz dijo que no eras como los demás?

—Sí, y él dijo algo más. Como si necesitara ser más rápida y más
fuerte. No recuerdo exactamente —hice una mueca cuando un estallido de
dolor atravesó mi cráneo.

—¿Estás bien? —Luc estaba inmediatamente a mi lado, su mano en


mi mejilla.

—Sí —respiré lentamente mientras el dolor disminuía—. Cada vez


que trato de recordar lo que me dijo, me duele la cabeza.

—Entonces no lo hagas. Detente...

—No puedo parar. Nada de esto tiene sentido, y estoy segura de que
no lo entenderé si no lo intento —me aparté, pasé las manos por el pelo y
aparté los mechones de mi cara—. April actuó como si una vez que
presionara el botón, sería diferente, que iría voluntariamente con ella o
algo así. Pensé…

Colocando el llavero en su bolsillo, colocó sus manos sobre las mías y


suavemente quitó mis dedos de mi cabello. —¿Qué?
Tomé una respiración superficial. —Pensé que iba a morir. El dolor
era tan malo, Luc. Parecía que no me quedaría nada para cuando
terminara. Pensé... —mi voz se quebró—. Fue muy malo. No sé cómo estoy
viva...

282 —Peaches —se inclinó, apoyando su frente contra la mía—. Detente.


No puedo... te escucho decir esto, y quiero explotar algo sabiendo que
sentiste ese tipo de dolor y que no había nada que pudiera hacer para
detenerlo. Que ni siquiera sabía que estaba sucediendo, que debería haber
estado allí.

Temblando, cerré los ojos. —No sé lo que hizo, pero hizo algo, Luc.
Esa Ola de Cassio o lo que sea, desbloqueó algo en mí y lo vi, Luc.

—¿Qué quieres decir? —él echó mi cabeza hacia atrás, y cuando mi


mirada se encontró con la suya, pude ver la preocupación grabada en las
líneas llamativas de su rostro—. ¿Además de convertirte en Terminator?

Agarrando sus muñecas, asentí y susurré—: Tengo demasiado miedo


de decirlo en voz alta.

—No tengas miedo —las puntas de sus dedos tocaron mi mejilla—.


Nunca conmigo.

Nunca conmigo. Esas palabras me dieron el coraje de hablar lo que


era aterrador incluso reconocer. —Vi mis ojos. Eran como los de Sarah,
como las de April. Eran negros y mis pupilas blancas. Por eso no pude
salir del baño. Volvieron a la normalidad después de un par de minutos,
pero los vi.

Sus cejas se fruncieron. —Eso no es posible.

—Lo sé —tragué saliva—. Pero los vi. No me lo imaginaba. Vi mis


ojos, y así es como se veían.

Un temblor recorrió sus manos. —Eres humana, Evie. Eres humana


a excepción de...

—Excepto por el suero de Andrómeda, y April dijo que había algún


tipo de código en ese suero. Tal vez no sea un código de computadora, pero
ella presionó ese botón y mi cerebro se cortó, y luego le pateé el trasero,
Luc. No puedo caminar en línea recta la mayoría de los días, pero le di una
patada en el culo en un nanosegundo. Pero es más que eso —dije con el
corazón palpitante—. ¿La voz de ese tipo? Lo escuché antes, y luego James
mencionó algo al azar hoy. Está resfriado y dijo que nunca me había
enfermado, ni Zoe ni yo, ¿y sabes qué? El tiene razón...

283 —Eso no significa que no eres humana. —soltó mis mejillas y se


levantó.

—Pero lo que hice hoy no fue algo que alguien como yo pudiera hacer
—me humedecí los labios—. Tal vez por eso no tengo rastro. No es tanto el
suero sino lo que había en ese suero, y ahora... ¿Qué va a pasar? ¿Qué
pasa si empiezo a mutar como Sarah o Coop? Porque aceptemos el hecho
de que Coop probablemente estaba pasando por alguna versión de lo que
le estaba sucediendo a Sarah. ¿Y si...? —respiré profundamente—. Cuando
Sarah se enfermó, se había escapado como si no tuviera idea de quién era,
como si estuviera corriendo hacia alguien. ¿Y si me vuelvo a perder? ¿Qué
pasa si muto y no recuerdo nada de esto...

—No te va a pasar nada. Nada. No voy a dejar que te pase nada.

—¡Deja de decir eso! —me puse de pie, con el corazón palpitante—.


No puedes controlar todo lo que sucede. Nadie puede.

—Ruego diferir —sus labios se adelgazaron cuando se apartó de mí.


La tensión tensó sus hombros y el aire se cargó con estática—. Siempre
tengo el control...

—No cuando se trata de esto —razoné, sacudiendo la cabeza—. ¿Por


qué crees que es imposible? Toda la evidencia apunta hacia allí...

—¡Porque lo sabría! —rugió, girando hacia mí. Una carga de energía


atravesó la habitación. La bombilla explotó dentro de la pantalla de la
lámpara en la mesa auxiliar, haciéndome saltar. Su voz bajó cuando bajó
la barbilla—. Debería saber si no eres humana, si ese suero hizo más que
devolverte la vida.

—No puedes conocerlo todo, Luc.

Sacudió la cabeza mientras daba un paso adelante. —Te conozco.

Contuve el aliento inestable. —Hace solo unos días, me dijiste que


conocías a Nadia, pero no me conocías. ¿Ha cambiado eso?
—Sí. Me equivoqué —en un abrir y cerrar de ojos, él estaba justo
frente a mí—. Me di cuenta de que era, el momento en el que me dijiste
que me querías.

Mi corazón tartamudeó y luego dio un vuelco. —Eso no significa que


sepas lo que me está pasando, y algo es…

284 El pecho de Luc se alzó con una respiración profunda, y luego se


apartó de mí, caminando hacia la ventana. Las persianas estaban
levantadas y el cielo nublado de noviembre era gris y sombrío. —No me
gusta esto, porque siempre sé lo que está pasando. Siempre tengo
respuestas —Se pasó una mano por el pelo—. Y no tengo idea de lo que
está pasando aquí. Me recuerda a…

Di un paso hacia él. —¿A qué?

—A cuando te enfermaste por primera vez —su voz había bajado


tanto que apenas lo escuché—. No tenía las respuestas entonces. No pude
arreglarte. No pude hacer nada, pero... —su cabeza se echó hacia atrás y
exhaló pesadamente—. Es el único momento en el que he tenido miedo.

Quería ir a él, pero estaba arraigada en donde estaba parada. —


¿Tienes miedo ahora?

Otra oleada de energía atravesó la habitación, enviando un baile


estático sobre mi piel. —Lo tengo.
25
285 Traducido por: VivianaG2509
Corregido por: Patty

S
i Luc tenía miedo, entonces debería estar aterrorizada. Estaba
asustada, pero al mismo tiempo, me sentía... alejada de eso.
Sabía lo que me estaba pasando, pero me sentí normal cuando vi
a Luc separarse de la ventana y mirarme.
Me sentí como Evie, lo que sea que eso signifique.
—Nunca me pareciste el tipo de persona que tenga miedo—le dije, siendo
honesta.
—Por lo general, no lo soy, pero cuando se trata de ti...—Se detuvo,
mirando hacia otro lado. Un músculo se flexionó a lo largo de su
mandíbula. Inhaló profundamente—. Resolveremos esto.
—¿Lo haremos?
—Lo haremos.—Se me acercó y me tomó la mano. Se sentó, tirando de mí
hacia su regazo, y yo fui, levantando mis piernas y cubriéndolas con las
suyas. Su aguda mirada parpadeó sobre mi cara—. Hay mucho de lo que
tenemos que hablar. Las cosas van a cambiar ahora.
El aire se alojó en mi garganta. Las cosas tenían que cambiar ahora. Lo
sabía. Pequeños nudos se formaron en la boca de mi estómago mientras
bajaba la mirada. El miedo y la incertidumbre echaron raíces. No tenía que
preguntar para saber que esas cosas cambiaban la vida.
Dos dedos presionaron contra mi barbilla, inclinándola hacia arriba. —
Pero hay dos cosas que debemos atender primero que son más
importantes.
—¿Qué podría ser más importante que eso?
—Esto.
Los dedos debajo de mi barbilla se curvaron cuando acercó mi boca a la
suya, deteniéndose a solo una pulgada de sus labios tocando los míos. La
mano a lo largo de mi barbilla se deslizó hasta la nuca. Pasó un latido y
luego me besó. Hubo una chispa innegable que pasó entre nosotros en el
momento en que nuestros labios se unieron. El beso comenzó lentamente,
solo un roce de sus labios, pero tan pronto como los míos se separaron,
286 hizo este sonido que causó una ondulación en mi estómago. Me besó más
fuerte y luego aún más fuerte, y tuve que pensar que solo Luc tenía el
poder de besar el miedo y la incertidumbre, el conocimiento contaminado
de que había algo drásticamente mal en mí.
Todos esos problemas seguían ahí, pero por un momento no pudieron
tocarnos. Cuando volvió a levantar la cabeza, estaba un poco aturdida.
—Todavía hay una cosa más.
—Mmm. —Mis labios todavía hormigueaban, partes de mi cuerpo aún
latían en sintonía con el latido de mi corazón.
—Mi sorpresa.
Me había olvidado de eso. —¿Estás seguro de que no es una mascota
Chia?
Se rio entre dientes mientras levantaba su mano. Un momento después,
apareció una caja en su mano, proveniente de algún lugar fuera de la línea
de mi visión. Estaba envuelto en un papel que misteriosamente hacía
juego con sus ojos. Él me lo entregó.
Lo miré y luego a él. —¿Qué es esto?
—Ábrelo.
Ninguna de las sorpresas era envuelta antes. Deslicé mi dedo a lo largo del
espacio y aparté el papel brillante.
—Oh, Dios mío —susurré, mirando a una cámara nueva –una cámara cara
como el infierno. Una Canon T6 Rebel con todos los accesorios, accesorios
que nunca tuve el dinero extra para comprar o usar—. Luc.
—Tu cámara vieja se arruinó, y sé cuánto te gusta tomar fotos.
Las lágrimas nublaron mi visión mientras miraba la cámara.
—Además, debes volver a tomar esas fotos de mi rostro increíblemente
guapo.
—Luc—susurré, agarrando la caja.
Estuvo en silencio por un momento. —¿Vas a llorar? Por favor no llores.
No me gusta cuando lloras. Me dan ganas de freír cosas, y hoy ya he
derribado dos lámparas...

287
Rien a que te guste.
do,
—Me encanta. —Pasé mi mano sobre la caja, y luego me reí—. Hoy me
me
convertí en un maestro asesino y maté a April. Puedo o no ser algún tipo
lancé
de Señor qué sé yo, pero yo... me siento bien. No es la cámara o los besos,
hacia
aunque ambos ayudaron—agregué cuando levantó sus cejas—. Pero fuiste
él y
tú. Gracias.
lo
besé. Sonriendo, miró hacia otro lado y dejó caer la mano. —No es nada... —Su
—No teléfono sonó, y buscó en su bolsillo para comprobarlo—. Han vuelto... con
tenía el cuerpo de April.
s que
hace
r
esto,
pero
la
estoy Una parte de mí no quería saber por qué habían traído el cuerpo de April
mant y, sin embargo, sentí una curiosidad mórbida mientras seguía a Luc al
enie piso principal del club, donde todos esperaban.
ndo. Zoe fue en línea recta hacia mí, seguida rápidamente por Heidi. Ambas me
Siem abrazaron, y cuando Zoe se retiró, ella dijo—: No puedo creer que lo hayas
pre. hecho, y tengo preguntas. Estoy un poco enojada porque no pude hacerlo.
Él —Únete al club—comentó Emery mientras caminaba, dirigiéndose hacia el
sonri pasillo del que acabamos de llegar.
ó
mien —¿Cómo la mataste? —demandó Heidi, prácticamente saltando de un pie
tras al otro—. Bueno. Eso salió mal, pero ¿cómo sucedió todo esto? Tengo
se muchas preguntas.
pasa Miré a Luc. —Bueno, esa es una especie de larga historia...
ba
los —Muéstrame tu mano—dijo Grayson, apareciendo de la nada.
dedo
Medio temerosa de que me dejara caer una tarántula en la mano, hice lo
s por
que me pidió.
el
pelo. Grayson dejó caer mi colgante de obsidiana en mi palma, limpia de sangre
—Me y la cadena había sido reemplazada. Antes de que pudiera agradecerle o
alegr preguntarle cómo reemplazó la cadena tan rápido, ya se estaba alejando de
mí, dirigiéndose a la cocina.
Mi mirada se encontró con la de Luc, y había una pequeña sonrisa secreta
en sus labios mientras inclinaba la cabeza. Envolví mis dedos alrededor
del colgante. Eso fue amable de Grayson.
Todavía no me gustaba.
—¿A dónde van todos? —pregunté.

288 —A la autopsia—respondió Luc.


— niéndose para colocar un breve e inesperado beso en la esquina de mis
¿Qué labios. Murmuró—: No lo olvides. Estoy necesitado.
? —
Mis ojos se abrieron y sentí mis mejillas sonrojarse cuando Luc se alejó.
exigi
mos Zoe se volvió hacia mí. —Tú y yo realmente necesitamos tener una larga
Heidi conversación. Y no estoy hablando solo de April.
y yo
Eché un vistazo al pasillo donde todos habían desaparecido. —Luc y yo...
de
bueno, estamos juntos, creo. Quiero decir, no. No lo creo. Lo sé. —Mi cara
inme
estaba ardiendo—. Estamos totalmente juntos…
diato
, y Ella me golpeó el brazo. —¿Y no me lo has dicho?
luego
Heidi —Ouch. —Me froté el brazo—. Simplemente sucedió hace un par de días, y
todo ha sido tan loco que no he tenido la oportunidad.
se
dio —Siempre puedes hacer tiempo para decirme que tienes novio,
la especialmente cuando ese novio es Luc. ¡Por Dios!, Evie.
vuelt
a y —Debería haberte dicho entre Heidi casi muriendo y Luc recibiendo un
disparo —respondí—. Tal vez hacerlo entre una manicura y una pedicura.
se
fue —Me hubiera encantado una manicura y una pedicura.—Su sonrisa era
tras amplia y rápida—. Hablando en serio. Estoy feliz de escuchar esto. Ambos
Emer han pasado por mucho para llegar hasta aquí.
y.
Asintiendo, jugueteé con el colgante en mi mano mientras miraba por el
Luc pasillo. —Él es... él es Luc.
pasó
junto Zoe se rio. —Eso es todo lo que necesitas decir para que yo entienda.
a mí, Yo sonreí. —Probablemente deberíamos ver lo que están haciendo, y luego
dete puedo decirte lo que sucedió.
Ella estuvo de acuerdo, así que fuimos por el pasillo, atravesamos las
puertas batientes y entramos en la cocina mientras me ponía el collar.
Usarlo después de haberlo usado para apuñalar a April en la cabeza era…
Las dos nos detuvimos.
Acostada en una mesa de preparación, debajo de ollas y sartenes de acero
inoxidable, estaba April. Su piel había adquirido una palidez cerosa, y su
289 frente...
Rápidamente aparté la vista de ella hacia donde estaban Heidi y Emery, la
cabeza de la primera ladeada hacía un lado mientras miraba a la chica
muerta.
Luc estaba de espaldas a la puerta, con los brazos cruzados, y Grayson
estaba parado al pie de la mesa, con la cara impasible.
Era Clyde, el gorila tatuado y perforado, y el Luxen, Chas, en lo que estaba
enfocado. Clyde estaba vestido como un carnicero de una película de
terror, con guantes gruesos que le llegaban a los codos y una especie de
dela en su nariz.
ntal
—Ustedes no estaban bromeando—susurré, horrorizada y algo
de
morbosamente interesada.
goma
que Chas le entregó lo que parecía ser un bisturí a Clyde, dijo—: Voy a hacer
cubrí mi primera autopsia.
a su
—¿En la cocina?—Kent se apresuró a entrar en la habitación, deslizándose
mon
hasta detenerse—. ¿Dónde me hago papas fritas en la mañana?
o. Un
par Clyde arqueó una ceja perforada. —Bueno, sí, quiero decir, es el lugar
de perfecto.
pequ
eños —No—argumentó Kent—. Es exactamente lo contrario del lugar perfecto.
ante —Es una superficie limpia y plana que ofrece privacidad y muchos tazones
ojos —respondió Clyde.
con
mont —¡No quiero saber qué piensas poner en los cuencos que uso para mi
ura ensalada y cereal!—exclamó Kent, y tuve que estar de acuerdo con él.
negr —¿Por qué estamos haciendo una autopsia?—preguntó Emery, luciendo
a se un poco pálida alrededor de la boca—. Quiero decir, ¿realmente nos va a
posa decir qué es ella?
ron
Luc se encogió de hombros y sacudió lentamente la cabeza.
—Quiero ver cómo se ve su interior —respondió Clyde con calma.
Mis ojos se abrieron de par en par. —Estoy bastante segura de que esa es
la primera declaración que cada asesino en serie hace cuando es atrapado.
Clyde me dio una sonrisa de dientes.
Muy bien entonces.
290 —En otra vida, Clyde era médico. —Luc me miró por encima del hombro—.
En realidad es bastante hábil en todo lo relacionado con cortar y rebanar.
Esa última declaración no fue particularmente tranquilizadora.
—Cuando Luxen y Arum mueren, vuelven a sus formas verdaderas. Ambos
parecen... cascarones. Su piel se vuelve translúcida; uno es claro, el otro
es oscuro.—Luc inclinó la cabeza hacia un lado—. Los híbridos se parecen
a los humanos cuando mueren. Lo mismo para los Orígenes. Ya sabemos
que ella no es ninguna de estas cosas.
Contuve el aliento.
—Pero sabemos que sea lo que sea, en la muerte, no es como un Origen o
un híbrido—continuó Luc mientras señalaba a Clyde.
—Su cuerpo todavía está bastante cálido—explicó Clyde, y yo iba a tener
que tomar su palabra al respecto. Con una mano enguantada, él levantó
su brazo flácido—. ¿Ves estas marcas, parecen como moretones? Eso es
acu tan notable. Por lo general, toma un par de horas.—Él bajó su brazo y
mula luego le levantó el suéter, revelando aproximadamente una pulgada de su
ción estómago. Allí también había piscinas de color azul negruzco—. Eso no es
de todo.
sang
Heidi tragó saliva y chilló—: ¿No lo es?
re.
Es —No.—Clyde bajó el dobladillo de su suéter—. Ella se está...
dema desintegrando.
siado
—¿Qué? —dije.
pront
o —Su piel está empezando a descascararse y a volverse lo que me recuerda
para a cenizas o polvo.—Levantó la mano y la giró para que quedara con la
que palma hacia arriba. Había un polvo de algo blanco rosáceo en las puntas
eso de los dedos enguantados. Parecía polvo—. Parece que se está
sea descomponiendo rápidamente.
—Además su sangre es diferente—dijo Grayson—. Esta era casi negra con
un tinte azul. Parecía lo que Sarah vomitó y lo que todos ustedes dijeron
que se parecía a Coop.
¿Era negra mi sangre?
No. Mi sangre era roja y de aspecto normal. La había visto suficientes
veces para saber eso. Pero si fuera como April de alguna manera, ¿me
291 desintegraría cuando muriera? ¿Mi piel simplemente... se despegaría? La
presión se cerró sobre mi pecho mientras cruzaba los brazos sobre mi
estómago.
—Existe la posibilidad de que haya otras cosas diferentes en ella —
continuó Clyde mientras Luc se volvía, caminando de regreso a donde yo
estaba—. Tejido. Órganos. Y así sucesivamente. Tengo un amigo de
confianza que es un patólogo que puede realizar algunas pruebas. Sin
embargo, tengo que obtener las muestras.
—¿Podemos hablar acerca de esto? —preguntó Kent, con las manos en las
caderas—. Porque no estoy contento con que esto suceda en la cocina. Sé
muy bien que uno de ustedes va a esperar que limpie, y esta no es la
América que me prometieron.
Los labios de Zoe se arquearon cuando Clyde levantó el escalpelo una vez
más.
—Nop. —Retrocedí, levantando mis manos. Todo esto era demasiado
surrealista—. No puedo estar aquí mientras haces esto. Sé que veré cosas
que no puedo no ver. No necesito ninguna parte de esto.
Grayson sonrió, pero no me importó. Me di la vuelta y salí de la cocina al
pasillo tranquilo y poco iluminado.
—¿Peaches?—Luc estaba justo detrás de mí, y seguí caminando. No estaba
segura de a dónde iba, pero estaba cerca de la barra cuando él apareció
frent para que lo rastreara—. Hola — dijo, colocando sus manos sobre mis
e a hombros—. ¿Dónde está tu cabeza ahora?
mí,
—¿Ahora?—Me reí—. Um, solo espero no desintegrarme cuando muera,
movi
pero, de nuevo, estaría muerta, así que supongo que no me importaría.
éndo
se —No te vas a desintegrar.
dema
—Bueno, realmente no lo sabemos, ¿verdad?
siado
rápid Sus manos se movieron hacía mis caderas. —Mira, hay algo que pasa
o contigo. No lo estoy negando, pero las cosas no cuadran en este
momento.—Apretó las manos y luego me levantó sobre la barra—. No
sabemos nada en este momento, así que no nos centremos en todo lo
relacionado con la muerte.
Tragando saliva, asentí cuando escuché las puertas abrirse desde el
pasillo. Unos momentos después, se nos unieron Heidi, Zoe y Grayson.
Al notar cómo Luc estaba parado entre mis piernas, sus manos en mis
292 caderas, Heidi levantó una ceja y frunció los labios.
Iba a tener una conversación con ella más tarde también.
—Entonces, ¿cuál es el trato? —preguntó Zoe, apoyándose contra la barra
—. ¿Qué pasó en el baño con April?
Luc me miró, sus ojos buscando los míos. —¿Quieres hablar de esto
ahora?
Asentí, sabiendo que esto era algo que necesitaba decir ahora en lugar de
más tarde. Entonces comencé a contarles todo, y mientras hablaba, Luc se
quedó a mi lado, su presencia extrañamente reconfortante.
—Ella tenía fotos de la verdadera Evie, las que fueron tomadas del álbum
de fotos de mi madre. Pensé que Micah lo había hecho, pero fue April —
expliqué, frotándome las rodillas con las manos—. Pero ella no sabe que
realmente soy... Nadia.
—Espera. ¿Qué?—Todo en Grayson se volvió sólido como una roca.
Le di una mirada rápida a Luc. Estaba mirando a su amigo de cerca. —
Realmente soy Nadia Holliday. Me dieron el suero de Andrómeda y, bueno,
es una larga jodida historia, pero no tengo recuerdos de mi tiempo como
Nadia.
—¿Tú eres laNadia?—demandó, desplegando sus brazos.
—Ella es—respondió Luc.
Luc solo pronunció dos palabras, pero parecieron atravesar a Grayson
como una bala de cañón. El Luxen dio un paso atrás mientras miraba a
Luc. —¿Cómo no pudiste decirme?
— conocía a Evie antes.—La voz de Luc era baja, tranquila—. Las únicas
Zoe otras personas que sabían eran las que la habían conocido antes. Daemon
lo y Dawson. Archer. Clyde. Nadie más necesitaba saberlo. Sería demasiado
sabía arriesgado. Todavía es un riesgo.
porq
Grayson parpadeó como si algo se le hubiera acercado demasiado a su
ue
cara. Parecía que iba a decir algo, pero cerró la boca y sacudió la cabeza.
Pasó un largo momento y luego Grayson dijo—: Debería haberlo sabido.
Luc inclinó la cabeza. —¿Habría cambiado algo?
No estaba seguro de a qué se refería Luc con esa pregunta, pero si se
refería a que si Grayson supiera que yo era Nadia lo hubiera hecho más
amable conmigo, iba a ir con un gran y gordo, no. Grayson no respondió,
sin embargo. Miró hacia otro lado, con un músculo contraído en la
293 mandíbula.
Luc se volvió hacia mí y dijo suavemente—: Continúa.
Les dije el resto, sin dejar nada afuera, pero el Luxen no dejaba de llamar
mi atención. Grayson parecía furioso. Los ojos de zafiro se entrecierran con
cada segundo que pasa, los labios se adelgazan y la mandíbula se
endurece.
Parte de mí no podía culparlo por estar enojado.
Me había observado durante años por orden de Luc, y pensé que podría
odiarme por eso, pero nunca supo que era Nadia –la Nadia.
Todavía no le di un pase por decir que era inútil.
Cuando terminé, Zoe y Heidi me miraron como si me hubiera crecido un
tercer ojo en el centro de mi frente y les estuviera guiñando un ojo.
—Sé que todo esto suena imposible, pero es cierto—terminé—. Todo lo es.
Zoe se pasó una mano por la cabeza, recogiendo sus rizos y tirando de
ellos hacia atrás. —No creo que nada sea imposible. No después de ver de
primera mano de lo que es capaz el Daedalus. Pero esto realmente está ahí
afuera.
Grayson todavía parecía enojado, pero preguntó—: ¿Tienes este llavero?
—Sí. —Luc buscó en su bolsillo y lo sacó—. No he visto nada como esto
que pueda hacer lo que le hizo a Evie. Espero que Daemon o alguno de los
otros tenga alguna idea. Les enviaré un mensaje.
Eché un vistazo al llavero en su mano, recordando fácilmente el dolor. —
Presionó ese botón, y eso fue todo. Dolor –y luego me convertí en
Terminator.
—¿Qué pasa si lo presionas de nuevo? —preguntó Grayson.
Mi mirada se disparó hacia él, entrecerrando los ojos. —¿Además de sentir
que apuñalan una y otra vez en la cabeza?
me
—Sí, además de eso. —La sequedad se filtró en su tono.
—No volveremos a presionarlo—respondió Luc, con los dedos sobre el
mando.
—¿Y si presionarlo de nuevo hace algo? ¿Le devuelve más recuerdos y la
convierte en Terminator de nuevo? —respondió Grayson.
—¿Y si le causa más dolor? ¿La lastima? —Luc bajó la mano, los dedos
aún cerrados alrededor del mando.
294 —¿O qué pasa si no hace nada?—desafió Grayson—. Saber eso nos dice
algo.
—No.—Luc sacudió la cabeza.
—¿Cómo podría presionarlo y no hacer nada para que Evie nos diga algo?
—preguntó Zoe.
—No sé por qué seguimos teniendo esta conversación. —Luc se cruzó de
brazos.
—Bueno, podría decirnos que lo que sea que haya hecho esa cosa –la
Onda Cassio–, está desbloqueando cualquier código que April afirme que
haya en el suero. Nos diría que al menos no tenemos que preocuparnos de
que alguien más vuelva a presionar el botón y haga Dios sabe qué con ella.
Zoe parecía pensativa y...
Maldición
—Él tiene un punto—le dije—. Si hace algo o no, nos dará algunas
respuestas.
Luc se volvió hacia mí, su expresión severa. —No va a pasar.
—Luc…
—No hay forma de que alguien esté presionando un botón que podría
causarte un dolor debilitante.
—Tal vez no lo hará, sin embargo. —Agarré el borde de la parte superior de
la barra—. Mira, no quiero volver a sentir el dolor, pero es un riesgo…
—Que no estoy dispuesto a dejarte tomar.
La irritación pinchó mi piel. —Pero estoy dispuesta a aceptarlo.
Él ladeó la cabeza. —¿Hay algo en mis palabras o mi postura que te dé la
impresión de que esto va a suceder? Entonces, cambiemos de tema.
—Es mi elección, Luc.
—Y también es mi elección evitar que tomes decisiones estúpidas —replicó.
Salté de la barra. —No puedes elegir lo que hago y lo que no hago con
295 mi cuerpo.
—Oh no. Ni siquiera intentes ese argumento.—Me enfrentó—. Eso es
manzanas y naranjas. No se trata de tu derecho a hacer lo que quieras,
por favor. Se trata de que evites que te hagas daño a ti misma.
—Estoy de acuerdo con Luc. Podríamos descubrir algo presionando el
botón, pero tampoco sabemos qué hará —dijo Heidi—. Porque tampoco
sabemos si presionar ese botón despojará sus recuerdos a más largo plazo.
Por lo tanto, no creo que debamos hacerlo.
Me crucé de brazos. —No estas ayudando.
—Lo siento —murmuró Heidi—. Pero esos son mis dos centavos.
Tomando una respiración larga y lenta, probé una ruta diferente. —¿Y si
me devuelve más recuerdos, recuerdos de quién solía ser? Vale la pena el
riesgo. Hazlo. Pulsa el botón. Es la única forma.
—Nada vale el riesgo de verte lastimada. Ni siquiera que recuerdes cada
maldito segundo de lo que era ser Nadia. —Él bajó la barbilla y bajó la voz
—. Sé que quieres sentirte útil. Que quieres demostrar que puedes
ayudarnos –ayudarte a ti misma– pero este no es el camino.
Me quedé quieta.
Grayson maldijo por lo bajo. —Olvídalo—dijo—. Fue una idea de mierda.
—Sí. —Luc deslizó el mando en su bolsillo—. Lo fue.
—¡No, no lo fue!—Sacudiendo mi cabeza, me di la vuelta y me apoyé contra
la barra—. Entiendo que no quieres verme herida…
—O peor —intervino—. Ni siquiera sabemos qué es realmente la Onda
Cassio. Lo que realmente significa cuando entra allí y revuelve mierda en
tu cabeza. Hasta que aprendamos más sobre lo que es y lo que hace,
debemos evitar presionar los botones al azar.
—También voy a tener que estar del lado de Luc aquí. —Zoe apoyó los
codos en la barra—. Creo que deberíamos esperar hasta que sepamos más.
Por supuesto, también tenían un punto. Frustrada, crucé los brazos. —¿Y
qué se supone que debo hacer mientras esperamos?—Todas esas cosas
importantes que Luc y yo necesitábamos discutir, pero que había hecho a
un lado antes, salieron a la superficie—. ¿Puedo ir a la escuela? ¿Incluso
me voy a casa? Si April estaba con Daedalus o algún otro grupo, se darán
296 cuenta de que está desaparecida, tal vez muerta, ¿y luego qué? Ella habló
como si supieran que yo existía.
—No estoy seguro de que estés lista para esta conversación, Peaches.
No lo estaba, pero eso no significaba que no deberíamos tenerla. —Necesito
prepararme, porque mañana van a estar aquí más temprano que tarde, ¿y
luego qué?
—No puedes acercarte a un dron CRA. No hasta que podamos probar uno.
Entonces, la escuela está fuera de discusión hasta entonces.
Creo que ya lo sabía en el momento en que vi mis ojos blancos y negros en
el espejo, pero aun así, fue como un golpe al estómago. ¿Qué pasa si no
puedo volver? ¿Nunca? ¿Qué pasa si no me puedo graduar?
—Sabes, podríamos ponerla en contacto —dijo Grayson, y mi mirada se
disparó hacia él—. Nadie sabría la diferencia.
—Él tiene razón, pero no es seguro para ti—dijo Luc, dando un paso hacia
mí—. No hasta que sepamos más.
Sabía lo que más significaba. Si realmente fuera el Daedalus detrás de
todo. Si ahora iban a venir por mí. Pero si la escuela no era segura, ¿lo era
mi hogar?
¿ Lo era mi madre?
Un estremecimiento me atormentó, porque toda la tarde había estado
tratando de no pensar en ella –pensar si sabía que había algo en ese suero,
si había estado mintiendo todo el tiempo. Miré hacia arriba y encontré la
mirada de Luc fija en la mía.
—Nada de esto... esto no tiene sentido—dijo Heidi, retorciendo un mechón
de pelo rojo—. Eres humana, quiero decir, sí, está todo el asunto del
suero, pero eres humana. El dron CRA nunca te ha llegado…
—Y eso nunca llegaba sobre April—interrumpió Zoe con el ceño fruncido.
—¿Podría April haber estado usando contactos entonces?—sugirió Heidi.
—Supongo que lo descubriremos si Clyde extrae sus ojos —respondió
Grayson.
Curvé mi labio superior. —Vi sus ojos cambiar.
—April usando contactos antes o no, no explica nada. Has sangrado rojo.
No te has convertido en una criatura a medio humo—señaló Heidi, y
asentí, porque ambas eran ciertas—. Simplemente no entiendo. ¿Cómo

297
demo que yo sepa. Los sueros pueden mutar, pero no te convierten en un
nios especialista en artes marciales cinco segundos después —respondió Luc.
pasa
Zoe se apartó de la parte superior de la barra, y cuando su mirada se
ste
encontró con la mía, tuve que pensar que estaba considerando lo mismo
de
que yo.
trope
zar Esos meses de verano perdidos de los que no tenía memoria real. ¿Y si no
con hubiera estado en la casa? Pensé en cómo había manejado esa arma en la
el casa de April. La voz masculina que había escuchado. ¿Y si?…
aire
Ni siquiera pude terminar el pensamiento, porque ¿cómo podría ser
a
posible? ¿Cómo podría ser entrenada y luego borrar todo recuerdo de eso?
sacar
¿Cómo podría una onda de sonido desbloquear eso?
a
April ¿Y cómo demonios no estaba involucrada mi madre?
como
un —Me preguntaste... si sabía por qué Sylvia te dio la vida de Evie, y te dije
asesi que no —dijo Luc en el silencio.
no a Me puse rígida. No sabía que había hablado con ella sobre esto. No tuve la
sueld oportunidad de contarle todo lo que había sucedido.
o
entre —Quería creer que era porque extrañaba a esta otra chica. El corazón,
nado incluso el de un Luxen, puede hacer que la gente haga cosas locas. Pero
? nunca pude obligarme a creerlo —continuó, su mirada púrpura se clavó en
la mía—. Cuando me preguntaste si sabía dónde estabas el verano
Apreté después de que te curaron, no mentí. Quería creer que estabas allí, dentro
mis de esas paredes, siendo atendida. Tenía que creer eso en ese momento.
labios
.— Un escalofrío me atravesó y sentí todos los ojos sobre nosotros.
Buen
—¿Quieres saber por qué no confío en ella? Es por esto. Aquí mismo.
a
pregu Ahora mismo. Puede que no sepa lo que te hicieron, pero hay una persona
nta. que tiene que hacerlo. Esa es Sylvia.


¿Pued
e un
suero
hacer
todo
eso?—
Heidi
se
volvió
hacia
Luc.

Ning
uno
298

26
Traducido por: VivianaG2509
Corregido por: Patty

i
M casa estaba vacía cuando Luc y yo aparecimos una hora más
tarde, lo que tenía sentido ya que la escuela acababa de
terminar. Mamá no volvería por al menos tres horas más, y
eso sería si llegara a casa a tiempo.
—¿Le enviaste un mensaje de texto? —preguntó Luc mientras me seguía,
llevando mi mochila y mi nueva cámara.
Asentí. —Traté de llamar, pero fue directo al correo de voz. —La energía
nerviosa zumbó a través de mí cuando fui a la cocina—. Eso es normal,

299
pero —me di cuenta cuando abrí la nevera y agarré una botella de agua—.
le ¿Quiero una?
envié
Luc se paró en la puerta, sacudiendo la cabeza.
un
mens —Quiero decir, ella ha estado trabajando tan tarde. Lo sabes, así que no es
aje tan sospechoso, pero... —Cerré la puerta, volviéndome hacia él—. Te vas a
de enojar conmigo.
texto
—Dudoso.
,
dicié Me arrastré hacia él. —Hablé con ella la mañana después de que Heidi se
ndole lastimó, sobre... sobre el verano antes de comenzar la escuela. Sé que
que dijiste que querías estar allí, pero yo...
nece
sitab —¿No podías esperar?—Comenzó a caminar hacia atrás. Sacudiendo mi
a cabeza, le di una sonrisa tímida mientras lo seguía—. ¿Qué dijo ella?
habl —No mucho. Ella pensó que me habías dicho algo y luego preguntó qué
ar me dijiste.
con
ella y Su mirada se agudizó cuando llegamos a las escaleras. —Por supuesto que
que lo hizo.
era Empecé a subir los escalones. —Le dije que era algo que surgió en una
una conversación con Zoe, y ella me dijo que estaba aquí, pero que no era apta
emer para salir en público. Que algunos días no recordaba nada, ni siquiera que
genci era Evie, y otros estaba bien. Y le pregunté por qué lo hizo –darme los
a. recuerdos de Evie.—Doblamos el rellano y supe que Luc estaba
— disminuyendo considerablemente sus pasos para que pudiera seguirle el
Perfec ritmo—. Ella dijo lo que me había dicho antes. Que echaba de menos a la
to. verdadera Evie.

— Luc estaba callado cuando entramos en mi habitación, colocando mi bolso


Sabe junto al escritorio y la cámara encima. Luego habló—: ¿Le crees?
s, no No estaba lista para pronunciar esas palabras, me acerqué a la mesita de
la he noche y puse la botella en el soporte, al lado de Diesel. Levantando el
visto control remoto, encendí el televisor, manteniendo el volumen bajo. —Yo…
desd
e...a —No tienes que responder a la pregunta.—Se sentó en la cama y apoyó los
ntea brazos sobre los muslos.
yer
—¿Por qué? ¿Porque ya sabes la respuesta?

300
Luc eció una media sonrisa. —Creo que eres valiente… Me reí
no
por eso. —No soy valiente.
respo
ndió, Él levantó las cejas. —Dices eso a pesar de que hace unas horas recibiste
y otro golpe que te cambió la vida.
tampo
—Oh, puede parecer que estoy lidiando con eso, pero probablemente voy a
co
necesitar años de terapia intensiva. —Hice una pausa—. Si existe tal cosa
parecí
para posibles experimentos alienígenas.
a
engreí Experimento.
do al
respec Eso es lo que era, ¿no?
to. En Dios, eso era tan difícil de procesar como aprender la verdad de quién era
vez de yo.
eso,
cambi Luc no se desanimó. —No solo eso, tenías que defenderte. Hoy tomaste
ó de una vida y tenías que hacer eso, pero sé que no es algo fácil de procesar.
tema. Él lo sabría, ¿no? Un escalofrío me recorrió. La verdad era que no podía
—Sé permitirme pensar en el hecho de que había matado a alguien...o el hecho
que de que no sentía culpa. ¿Eso significaba que algo estaba mal conmigo?
estab Como, ¿no debería sentir…?
as
moles —No hay nada malo contigo—respondió Luc, escuchando a escondidas mis
ta pensamientos—. Hiciste lo que necesitabas hacer.
conmi Me paseaba delante de él, jugueteando con la pieza de obsidiana. —¿Como
go tú lo haces?
antes.
Luc asintió. —Hay veces que no siento culpa. Ninguna. No siempre es así.

¿Qué Pensé en los jóvenes Orígenes. —Eres valiente, Luc. Haces cosas que
delató nadie más querría hacer para que otros estén protegidos.
eso?
—Y te ofreciste voluntariamente para pasar por lo que suena como el peor
A dolor posible de nuevo—insistió—. Y estás lista para enfrentar a Sylvia,
sabiendo lo que eso podría significar.
p
No podía decirnos nada o podía contarnos todo, y si fuera lo último, no
a
sabía qué haría.
r
Pero definitivamente no sería bonito.
—Si eso no te hace valiente, no sé qué lo hace.
Eso me hacía...desesperada por saber qué demonios era y qué podía
pasar.
—No.—Luc extendió la mano, agarrando mi mano. Me tiró sobre su regazo.
Su mirada atrapó la mía—. Te pareces mucho a quien eras cuando te
conocí. No tienes idea. Siempre has sido valiente. Siempre has sido fuerte.
301
Me iste una o dos veces? Sí. —Soltando mi mano, extendió sus dedos a lo
relajé largo de mi mejilla—. Pero te levantaste todos los días y lo enfrentaste. Al
con igual que te has levantado todos los días desde que supiste quién eres
él. realmente. Esa es la fuerza, Peaches. Del tipo real.
—Te Eso fue lo que dijo Zoe. —Simplemente siento que no tengo control
enfre sobre nada. Ninguno de nosotros sabe lo que va a suceder.—Mi voz bajó
ntast como si me preocupara que me escucharan—. Podría mutar. Podría...
e al cualquier cosa es posible.
diag
nósti Deslizando su mano hacia la parte posterior de mi cabeza, atrajo mi frente
co de hacia la suya. —Si sucede algo así, voy a estar aquí. No te dejaré escapar.
cánc No te dejaré olvidar.
er de —¿Promesa?—susurré.
la
mis —Promesa —juró, su nariz rozando la mía—. Y sé que lo superarás. No por
ma mí, no por tus amigos, sino por ti.
man El siguiente aliento que tomé fue tembloroso. Tal vez... solo tal vez ambos
era. teníamos razón. Quizás fui valiente a mi manera. Era fuerte, y si eso era
Simp cierto, si lo que él decía era correcto, entonces podría enfrentar lo que
leme estaba por venir... lo que fuera.
nte
trata Permitirme creer en eso aflojó un poco, no toda, la tensión en mis
con hombros, y no estaba segura de si él sabía cuánto significaba eso para mí.
ellos. Cerré la pequeña distancia entre nosotros y lo besé, esperando que él
¿Te pudiera sentir lo que hice, incluso si no tuviera el coraje de decirlo, o
enoja pensarlo, porque aunque podría ser tan valiente como él dijo que era,
ste? todavía había algunas cosas que me aterrorizaban.
Si.
¿Te Lo que sabía que comenzaba a sentir por él era una de ellas.
romp
Su mirada se cruzó sobre mi hombro, hacia la televisión. —Oh diablos.
—¿Qué? —Seguí su mirada hacia la televisión. El volumen subió y, a
menos que el televisor se haya vuelto consciente de sí mismo, supuse que
sabía quién era el responsable—. Él de nuevo.
Una sonrisa irónica torció sus labios. —Está mucho en la televisión.
—En serio. No creo que haya habido un presidente en la televisión tanto
como el Presidente McHugh—comenté.
302 Luc resopló.
El presidente estaba dando algún tipo de información afuera, en lo que
supuse que era la rosaleda de la Casa Blanca. A lo largo de la parte
inferior había otra pancarta de BREAKING NEWS, que anunciaba que la
Cámara no había aprobado el proyecto de ley que cambiaría el Programa
de Registro Alienígena, o la Vigésimo Octava Enmienda que reconocía y
otorgaba a los Luxen los mismos derechos que los humanos.
El grandes estados, lo hice con la promesa de que haría que Estados Unidos
presid estuviera a salvo una vez más, y la votación de hoy es una decepción.—
ente Miró directamente a la cámara, haciendo esa cosa espeluznante de mirada
obvia sin parpadeo—. Estos cambios en el PRA son necesarios e inevitables. Solo
mente en las últimas cuarenta y ocho horas, hubo un ataque en Cincinnati por
no dos terroristas Luxen no registrados –y no se equivoquen, eso es lo que
estab
son. Terroristas.
a
conte Un músculo se flexionó a lo largo de la mandíbula de Luc mientras sus
nto dedos trabajaban rápidamente con los pequeños botones de mi suéter.
con
eso. Nada te sacaba del estado de ánimo más rápido que ver al presidente en la
televisión.

Cuan —Hay Luxen que quieren jugar según las reglas –los cambios en el PRA los
do mantendrán a salvo. Hay Luxen que no quieren jugar según las reglas y
hice que quieren hacernos daño —continuó el presidente McHugh—. Y es por
camp eso que no puedo, en buena conciencia, esperar y no hacer nada para
aña proteger a las personas por las que fui elegido para proteger. Estoy
para emitiendo una orden ejecutiva que implementará estos cambios en el
ser el Programa de Registro Alienígena.
Presi Me deslicé del regazo de Luc hacia la cama.
dent
e de —No solo eso, estoy emitiendo una orden ejecutiva para restablecer la Ley
estos Patriota y la Ley Luxen, permitiendo que todas las ramas del gobierno,
incluidos los militares, tomen medidas sin precedentes.
¿Podría hacer esto? No tenía ni idea. Quiero decir, sabía cómo funcionaban
los niveles básicos del gobierno. Todo el asunto de los controles y
equilibrios. La casa. El Senado. El poder judicial. ¿Podría el presidente
emitir una orden y seguirla?
El presidente seguía mirando directamente a la cámara cuando dijo—:
Estos cambios entrarán en vigencia de inmediato y tendrán toda la fuerza
303 de la ley, de conformidad con la Constitución de los Estados Unidos de
América.
Luc se puso rígido mientras murmuraba—: Así comienza.

—Evie, despierta.
Gimiendo, me puse de rodillas y planté la cara en la almohada. Aún no
puede ser de mañana. No había escuchado sonar mi alarma.
La mano de mamá cayó sobre mi hombro, sacudiéndome. —Necesito que
te amá me sacudió de nuevo. —Cariño, necesito que te levantes.
despi Ahora.
ertes
Algo sobre su tono llegó a través de las telarañas del sueño, y todo lo que
.
había sucedido antes se estrelló contra mí. April. Las preguntas. El
Sacud presidente en televisión y luego Luc recibiendo una llamada de Grayson
í su una hora después. El oficial había regresado –el oficial Bromberg, haciendo
mano, cumplir una mezcla de la Ley Luxen y la Ley Patriota. Había exigido acceso
empuj al club y quería ver a Luc. Quería ir con él, pero Luc no me quería allí
ando hasta que supiera lo que Bromberg estaba haciendo.
mi
brazo Había prometido volver, y esperé toda la noche por él y por mamá,
debaj eventualmente me puse el pijama y luego me quedé dormida. Una parte de
o de mí no podía creer que lo hubiera hecho, después de todo.
mi
almoh ¿Había pasado algo?
ada.
Mi corazón golpeó contra mi pecho mientras rodaba sobre mi costado. La
M habitación estaba oscura, pero pude distinguir el contorno de mamá.
Estaba inclinada sobre mí, con una de sus manos plantadas en la cama a
mi lado. Algunas de las telarañas del sueño se despejaron. Claramente,
todavía era de noche.
—¿Es Luc? —pregunté, frotando mi mano por mi cara.
—No—respondió ella—. Necesito que te levantes.
—¿Qué hora es?
304 —Son poco más de las dos. —Mamá retrocedió de la cama cuando dejé
caer mi mano—. Necesito que te levantes —repitió.
Un segundo después, se encendió la luz del techo, inundando la
habitación con un brillo blanco y crudo. Con una mueca, alcé el brazo
para protegerme los ojos del resplandor brillante. Mamá se apresuró hacia
mi tocador y se agachó frente a él, agarrando lo que parecía ser mi ropa
interior.
¿Que en el…?
—¿Qué estás haciendo?—Me levanté sobre mis codos—. Recibiste mi
mensaje…
—No hay mucho tiempo para explicar—dijo sin mirarme—. Y necesito que
hagas exactamente lo que te digo, Evie, porque ellos vienen por ti.

27
Traduci miedo helado me paralizó. Algún tipo de instinto primario me dijo
do por: quiénes eran ellos, y lo supe, solo lo supe.
Viviana
G2509 —¿El Daedalus? —pregunté.
Corregi Mamá se levantó rápidamente de la cómoda y se apresuró a mi lado.

E
do por:
Arrodillándose, agarró mi mano entre las suyas frías. La miré, mi pecho
Patty
subía y bajaba pesadamente. —Lo siento—dijo con la cara pálida. Las
delgadas líneas en las comisuras de sus ojos parecían más profundas de lo
normal, más notorias—. Lo siento mucho.
l
—¿Que está pasando? ¿Dónde está…?
—Oh, Evie.—Mamá cerró la boca y sacudió la cabeza antes de apretar mi
mano—. Las cosas en el trabajo se han salido de control.
—¿Sabes lo que pasó hoy?—le pregunté.
Sus ojos buscaron los míos mientras apretaba mis mejillas. Sus manos
eran como bloques de hielo. —Las cosas están a punto de comenzar a
suceder, y cuando lo hagan, todo sucederá rápidamente. ¿Entiendes?—
305 Dejándome ir, ella se levantó—. La gente ni siquiera se dará cuenta hasta
que sea demasiado tarde.
—¿La gente no se dará cuenta de qué?
Ella dejó escapar un suspiro tembloroso mientras tragaba con dificultad.
—Era parte del plan. Desde el principio. Dejaron que todo esto sucediera,
pero perdieron el control y tenemos que irnos.
—¿Qué plan? ¿De qué estás hablando? —Las náuseas me retorcieron el
estómago—. ¿Sabes que…?
—Si. Lo sé. Y ellos también.
La miré desde donde estaba sentada. Si ella lo sabía y ellos lo sabían, eso
significaba que ella siempre lo había sabido. Y luego había mentido.
—Explicaré lo que pueda, pero necesito que te levantes y te prepares. —
Mamá se volvió hacia mi escritorio. Vi mi bolso morado del fin de semana
colocado allí, el lindo con los lunares azules. Parecía lleno—. Solo haz lo
que te pido. Por favor.
Levantándome sobre piernas temblorosas, la vi caminar hacia mi armario.
Cogió un par de jeans oscuros del estante. —Aquí. Póntelos.
Sintiéndome fuera de eso, le quité los jeans y los dejé caer sobre la cama.
Ella agarró un suéter. La percha giró y cayó al fondo del armario. El hecho
de que ella no levantara la percha o comentara lo desordenado que estaba
mi armario me asustó más que nada. Había mentido –ella había estado
mintiendo, pero la forma en que estaba actuando...
Algo malo estaba en marcha.
Me necesito que te vistas ahora.
entreg
ó el Por unos segundos, no pude moverme, y luego tomé el suéter. Las manos
suéter de mamá temblaban mientras se alisaba el pelo suelto de la cara. Estaba
.— vestida como si acabara de llegar a casa del trabajo. Pantalones oscuros y
Evie, una blusa blanca. Incluso llevaba puesto lo que llamaba sus zapatos
realm cómodos, zapatos negros con tacón bajo. Obviamente había venido
ente directamente de Fort Detrick.
Mamá se detuvo frente a mí nuevamente, ahuecando mi mejilla con una
mano y cepillando mi cabello hacia atrás con la otra. —Dios, Evie, nunca
quise que llegara este día.
El aire se me enganchó en la garganta cuando dejé caer la camisa sobre la
cama y apreté sus muñecas. —¿Sabes lo que me pasó?
—Por favor, Evie. No hay tiempo. —Sus ojos, esos contactos marrones, se
306 encontraron con los míos. Estaban acuosos—. Estará bien, te lo prometo,
pero necesito que te prepares.
No le creí ni por un segundo.
Incluso si todo lo que sucedió hoy nunca hubiera sucedido, ser despertada
así en medio de la noche no significaba que las cosas iban a estar bien.
Inclinándose, mamá presionó sus labios en el centro de mi frente. —Sé que
tienes preguntas, pero necesito que confíes en mí.
Mi labio inferior tembló cuando di un paso atrás. —Pero no lo hago.
Ella se encogió como si la hubiera golpeado, bajando las manos. —Me lo
merezco. Lo hago. Pero por favor, prepárate.
De repente queriendo llorar y gritar a la vez, me obligué a asentir mientras
mi estómago se revolvía y se desplomaba. Sacudiéndome fuera de mi
pijama, agarré los jeans y me los puse.
¿Dónde estaba Luc?
Mamá caminó hacia los pies de la cama mientras sacaba su teléfono
celular y lo miraba. —Vamos—murmuró, presionando sus labios mientras
su dedo tocaba la pantalla—. Venga.
Con un ojo en ella, agarré un sujetador de mi tocador y enganché el
pequeño broche en el frente.
Sabía sin lugar a dudas que no iría a ningún lado con ella.
Mi pie, el izquierdo, comenzó a golpear nerviosamente mientras me ponía
el suéter que era más que una camisa pesada sobre mi cabeza, la
inquietud formando como bolas de plomo en mi estómago. Todo se sentía
surrealista mientras enderezaba el algodón desgastado.
Caminando hacia donde estaban mis planos junto al escritorio, me los
puse. a un sobre grueso al lado de la bolsa. Lo recogí y lo abrí. — Santo cielo.
Habí
Billetes de cien dólares estaban perfectamente alineados en el sobre. Tenía
que haber más de mil dólares allí. Probablemente incluso un par de miles.
Una billetera verde oscuro estaba al final del fajo de billetes. Un pasaporte.
Lo saqué y casi me caigo.
Una foto mía me devolvió la sonrisa. La misma imagen de mi licencia de
conducir, pero el nombre debajo no era Evie Dasher.
307 Ni siquiera era el nombre de Nadia.
La inquietud se extendió como una hierba nociva. —¿Quién demonios es
Stephanie Brown? —Me volví hacia ella—. Es una identificación falsa y
dinero.
—Solo prepárate —repitió, tomando el dinero de mí y colocándolo junto a
la bolsa—. Ahora.
La miré fijamente. —Necesitas decirme qué demonios está pasando en
este momento.
—Evie…
—¡Me has estado mintiendo desde el principio!—le grité con el corazón
acelerado—. Si sabes lo que me pasó hoy, siempre has sabido que
hay...hay algo dentro de mí.
—Por favor, explicaré…
—¿Me quitaste la vida y esperas que confíe en ti?
—Y estoy tratando de devolverte la vida.
El vidrio explotó.
El cuerpo de mamá se sacudió como si alguien la hubiera empujado. Ella
tropezó hacia adelante. El celular rebotó en la alfombra. Ella abrió la boca
cuando su barbilla cayó.
Todo pareció ralentizarse.
Vi la ventana rota y las cortinas ondulantes detrás de ella, y luego seguí su
mirada. Estaba mirando la parte delantera de su bonita blusa blanca –la
bonita blusa blanca con una mancha roja de un cuarto de tamaño en el
centro.
Dio un paso y sus rodillas cedieron. Se dobló como un saco, cayendo de
espaldas antes de que pudiera respirar otra vez.
La mancha roja se extendió tan rápidamente que todo su pecho se cubrió
en segundos.
Estaba arraigada a donde estaba parada, y luego cada músculo reaccionó.
Salté hacia adelante. —¡Mamá! ¡Dios mío, mamá!—Me arrodillé junto a ella
—. ¡Mamá!
Abrió la boca mientras parpadeaba rápidamente, sus manos revoloteando
en el aire. Esa no era una mancha en su blusa. Era sangre, mucha sangre.
—Evie...
308 El horror me inundó cuando presioné mis manos sobre su pecho, una
horrible sensación de estar atrapada en un círculo vicioso me abrumaba.
Heidi. Luc. Mamá. La sangre empapó mis palmas.
—No. No, esto no está sucediendo.—Un nudo se hinchó en mi garganta,
amenazando con ahogarme—. ¡Esto no está sucediendo!
El cuerpo delgado de mamá se contrajo cuando me agarró. Sus dedos se
arrastraron sobre mi brazo. Sus ojos se abrieron de par en par.
No. No. No. No.
Presioné su pecho, pero no sirvió de nada. Pensé que podría haber
empeorado las cosas, porque el calor húmedo se derramó entre mis dedos.
Un temblor se apoderó, haciéndome difícil mantener las manos firmes.
—Vas a estar bien—le dije, con voz gruesa. ¡Teléfono! Necesitaba llamar a
Luc. Él podría curarla—. Va a estar bien. Necesito llamar…
Me agarró la muñeca cuando levanté las manos y tomé el teléfono que
había dejado caer. —Lo intenté. —Una delgada mancha de sangre salió de
la esquina de su boca, y sabía, oh Dios, sabía que eso era malo. Había
visto suficientes repeticiones de Life in the ER para saber eso—. No
importa...qué, Evie. —Su respiración vibró mientras tomaba aire que no
parecía ir a ninguna parte, no parecía ayudar en absoluto—. Te amo...te
he amado como si fueras mía, y yo... intenté hacer esto... bien, pero es... es
demasiado tarde. Él viene... por ti. Lo siento.
—No —susurré, y no sabía a qué le estaba diciendo que no.
Me soltó la muñeca y su mano cayó al suelo. Su pecho se levantó, pero eso
fue todo, y su mirada fija en mí, pero sabía que no me estaba viendo.
Una sensación punzante bailaba sobre mi piel. Fue como estar dividida en
dos. Una parte de mí era lógica y sabía lo que estaba sucediendo.
Acababan de dispararle a mamá por la ventana de mi habitación y se
había ido, la bala la golpeó en algún lugar donde ni siquiera un Luxen
podía sobrevivir, o era una bala diseñada para matar un Luxen. No estaba
segura, pero sabía que ella estaba salvando el pasado y, sin embargo, no lo
hice porque no podía aceptarlo.
La agarré del hombro y la sacudí ligeramente. Mis dedos mancharon de
sangre sobre el cuello de su blusa. —¿Mamá?

309 No hubo respuesta.


—¡Mamá! —Esto no estaba sucediendo. Dios mío, esto no estaba
sucediendo. Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras me inclinaba
sobre ella. Mis manos manchadas de sangre se cernían inútilmente sobre
ella—. No hagas esto. No estoy molesta contigo. No lo estoy. Lo siento.
Confío en ti. Yo…
Una luz tenue parpadeaba bajo su blusa, como una linterna que se prende
y se apaga. Mi mirada voló a su cara, y de su boca, el resplandor líquido se
derramó. Retrocediendo, caí sobre mi trasero cuando una luz tenue
reemplazó su piel pálida, y su cuerpo...no era el de ella. Vi la forma de las
manos y las características de su rostro, pero había venas plateadas
debajo de la piel semitransparente.
No.
Sacudí mi cabeza mientras miraba a lo que había sido mi madre, en su
verdadera forma. Sabía lo que eso significaba. Ya lo sabía, porque su
pecho no se movía, y ella no respiraba, y no pude retirar nada de lo que le
dije. No pude cambiar nada de eso.
Enrosqué mis dedos en mis palmas, hundiendo mis uñas mientras
apretaba brevemente mis ojos. Se me abrió la boca, pero no emití ningún
sonido. No pude. La ira y el terror me ahogaron. Grité –grité desde el
fondo, sacudiendo mi cráneo y sacudiendo mis entrañas.
El piso se sacudió debajo de mí. La cama se sacudió a mi lado. La cómoda
tembló y toda la casa tembló.
Puerta trasera abierta. Ventana trasera izquierda abierta .
Aspiré un jadeo agudo.
Esa era la alarma de la casa. Mi mirada voló de la cara translúcida de mi
madre a la puerta abierta de la habitación. Dedos helados de miedo se
arrastraron por mi columna vertebral. Ese no era Luc. Él se acercaba a la
ventana. Por supuesto, alguien acaba de disparar a través de dicha
ventana, pero si Luc estuviera aquí, él no dispararía una alarma.
Sistema desarmado. Listo para apagar.
El aire salió de mis pulmones. La alarma de la casa acababa de apagarse.
Nadie además de mamá y yo teníamos el código...

310
Algui borroso cuando mi visión se sumergió. Ni siquiera podía pensar en cómo
en se veía su cuerpo en este momento, qué podría significar eso. ¿Qué debo
estab hacer? ¿Qué debo hacer? Al darme la vuelta, vi la bolsa y el fajo de billetes.
a en
Sal de la casa y llama a Luc. Ocultarse era una estupidez. Había visto
la
Taken suficientes veces para saber que eso nunca terminó bien.
casa.
Contraatacar no era una opción a menos que milagrosamente me
El
convirtiera en Terminator nuevamente, y no me sentía como ruda en este
insti
momento.
nto
me Moviéndome como si estuviera atrapada en un sueño, agarré el sobre y lo
gritó metí en mi bolso, haciendo una mueca cuando dejé huellas de sangre.
que
Limpié mis palmas a lo largo de mis caderas y luego volví a la cama,
me
agarrando mi teléfono celular. Comencé a girar, pero luego me detuve,
levan
agarrando a Diesel. Me di la vuelta, sin tener idea de dónde estaba mi
tara
cargador. ¿Tal vez en mi mochila? No había tiempo. Regresé corriendo a la
y me
bolsa mientras marcaba el número de Luc. Sonó...y sonó, y eso fue malo,
movi
porque Luc siempre respondía al primer o segundo timbre.
era.
¿Y si hubieran venido por él también?
Con
el La presión se cerró sobre mi pecho cuando colgué el teléfono y lo dejé caer
cuer en mi bolso. No podría pensar en eso en este momento. No podía pensar
po en...en mamá. Agarrando la correa, la puse sobre mi hombro.
temb
land Inhalando profundamente, me arrastré hacia la puerta abierta. No miré
o, me hacia atrás. No podía mirar hacia atrás. Tenía que concentrarme. Eso es lo
levan que Luc me diría. Centrarse. Pero fue difícil, porque cuando salí a la
té y madera dura, cada paso que daba sonaba como un rebaño de vacas
me pisoteando sus pies. Los temblores sacudieron cada miembro de mi
alejé cuerpo. Salí al pasillo, manteniéndome cerca de la pared.
de La luz del vestíbulo estaba apagada, pero había un suave resplandor
mam proveniente de la sala de estar. No escuché nada, pero sabía que alguien
á. Su tenía que estar en la casa. La única salida era bajar las escaleras.
cuer
po se No quería mirar.
volvi No quería moverme.
ó
Pero tuve que hacerlo.

Me aparté de la pared y contuve el aliento mientras me dirigía a la


barandilla. El sudor humedeció mi frente mientras miraba hacia abajo. Al
principio, no vi nada.
Entonces vi un rifle.
Como el rifle de asalto que llevaban los oficiales de FRE. El que llevaba el
rifle estaba vestido de negro. Su rostro estaba cubierto. No por uno de esos
311 cascos tipo SWAT –sino por una máscara de esquí negra que imaginé que
lleva ar cuando vi cuatro, porque se dirigían a las escaleras.
ban
Mierda.
los
asesi Me tropecé con la barandilla y me presioné contra la pared. Si iba a
nos. convertirme en una asesina patea traseros, ahora era el momento. Ahora
estaba…
Amigo
Asesi Abrí la boca pero no pude tomar suficiente aire. El pánico se abrió paso a
no no través de mí. Estaban aquí por mí. Mi pecho se comprimió. No pienses en
estab esto. No ahora. Mi mirada salvaje giró por el pasillo, aterrizando en la
a solo. puerta de la habitación de mi madre. Comencé a moverme, porque todo lo
Otro que podía hacer en este momento era esconderme.
hom El pomo de la puerta de la habitación de mi madre giró.
bre o
muje Mi corazón se detuvo.
r Oh no.
estab
a Podía escuchar botas en los escalones. Los bordes de mi visión se
detrá oscurecieron cuando la puerta del dormitorio se abrió sin hacer ruido.
s de Músculos bloqueados mientras me preparaba para ser acribillada a
él, y balazos.
luego
El terror me consumió como una marea creciente. Sin previo aviso, los
vi a
ligamentos y músculos de mis rodillas simplemente dejaron de funcionar.
otro.
Mi cuerpo se deslizó por la pared. Venían de ambos lados. Fui jodida en
Dejé
todas direcciones desde el domingo, y lo que estaba dentro de mí antes
de
cuando enfrenté a April ya no estaba allí. Iba a morir.
cont
Iba a morir antes de tener la oportunidad de decirle a Luc…
Una forma salió de la habitación de mamá, las piernas largas rápidamente
devoraban la distancia entre nosotros. Retrocedí, tratando de hacerme
invisible, pero fue inútil.
La muerte avanzó y mis ojos se acostumbraron a la oscuridad, destacando
rasgos –rasgos familiares. Los labios carnosos se arquearon en una
sonrisa. En su camisa gris había una de esas etiquetas adhesivas de color
312 rojo y blanco que decían HOLA, MI NOMBRE ES y escrito con un marcador
negro en el espacio en blanco decíaTERMINATOR.
¿Terminator?
Extendió su mano hacia mí cuando estaba a unos metros de mí. —Ven
conmigo si quieres vivir20.
Abrí la boca y una risa áspera y baja ladró fuera de mí mientras arrastraba
mi mirada hacia la suya. La presión se cerró más fuerte en mi pecho.
Luc se paró frente a mí.
Su mirada se movió de su mano a mi cara. —Se supone que debes tomar
mi —Entonces te salvaba como un completo patea traseros.—Ladeó la cabeza
man hacia un lado—. Esto no está funcionando como había previsto.—Cerrando
o, y la mano, bajó el brazo—. Y esto se está volviendo un poco incómodo.
se
—¿Qué? —respiré. Esa fue la única palabra que pude decir.
supo
ne Su mirada parpadeó hacia la escalera. —Terminator 2. Peaches, si no has
que visto la película, vamos a tener problemas. —Esos ojos violetas profundos
debo me respondieron—. ¿Por favor dime que eres fanática de Arnold? Si no,
pone podría llorar.
rte
Mis dedos cubiertos de sangre se clavaron en la correa de mi bolso. —¿En
de
serio me estás preguntando…
pie.
Se movió increíblemente rápido.
Lo
miré, Luc me agarró del brazo. Un segundo estaba medio agachada contra la
respir pared, y al siguiente estaba tropezando hacia atrás. Me tropecé con la
ando pared mientras él caminaba hacia el centro del pasillo, justo cuando una
pesad máscara cubierta de pasamontañas despejó la parte superior de los
ament
escalones.
e.

20
Seeeh, frase de la película TERMINATOR 2.
—¿Eres fanático de Arnold? —preguntó Luc de nuevo, esta vez dirigiéndose
al chico.
El tipo con aspecto de comando giró el rifle hacia Luc. Un punto rojo
patinó en la pared, aterrizando en el centro del pecho de Luc. Se me cortó
la respiración cuando me aparté de la pared. No otra vez…
—Voy a tomar eso como un no. —Luc disparó a un lado, agarrándome
313 mientras el hombre disparaba. La bala se estrelló contra la pared.
Luc estaba borroso cuando soltó mi brazo y se lanzó hacia adelante,
sacando el rifle de la mano del tipo. —Ya me dispararon esta semana. No
busco una repetición.
Un instante después, el comando salió volando por la barandilla. Su grito
de sorpresa terminó en un ruido sordo y carnoso.
Dos segundos.
Eso fue tal vez cuántos segundos pasaron.
Santo cielo.
Retrocediendo, di media vuelta, preparada para correr, pero tropecé al ver
a Zoe…
Abajo, la puerta principal se abrió de golpe y se arrancó de las bisagras,
chocando contra uno de los hombres del vestíbulo. Estaba inmovilizada en
el son, que parecía normal durante unos cinco segundos, pero luego se
suelo encendió desde el interior. Una red de brillantes venas blancas apareció
como debajo de su piel. Estática llenó el aire.
un
—Evie... —Zoe no me miró mientras avanzaba—. Necesitas correr.
insec
to Corrí.
aplas
Fui directamente a la habitación de mi madre, la pesada bolsa golpeó mi
tado.
muslo. Alguien gritó de dolor detrás de mí, pero no miré cuando entré en
De
la habitación, atrapé la puerta y la cerré de golpe.
pie
en la Tropezando con mis propios pies, me di la vuelta y me aparté el pelo de la
puert cara. La habitación de mamá estaba oscura –demasiado oscura. Golpeé a
a lo largo de la pared, presionando el interruptor. La luz inundó la
estab habitación. La cortina frente a la ventana se balanceaba con la brisa.
a
Sabía que no estaba pensando con claridad. Más tarde, odiaría haber
Gray
corrido, pero por el momento, nada tenía sentido en mi cabeza. Nada…
—Oh Dios—susurré, tragando saliva mientras escaneaba la habitación de
mamá. Sus zapatillas de deporte estaban metidas debajo del banco al pie
de la cama. Junto a ellos estaban sus zapatillas de gatito borrosas que
eran tan ridículas. Se los había comprado para ella en su último
cumpleaños.
Mi garganta se contrajo cuando las lágrimas llenaron mis ojos. Oh Dios,
314 ella estaba muerta en el piso de mi habitación, y no podía hacer esto. El
amargo mordisco de la pérdida consumía todo, absorbía energía y…
Cortando esos pensamientos, me dije a mí misma que necesitaba unirme.
Tenía que hacerlo, porque solo había dos caminos frente a mí. Sobrevivir o
rendirme, y no quería morir. No quería esconderme. Yo quería pelear.
Para eso estás entrenada...
La voz me dobló cuando un dolor sordo estalló detrás de mis ojos. Era él,
el hombre.
La puerta del dormitorio se abrió, y la intensa mirada de Luc me recorrió
la cara y luego la bajó, deteniéndose en mis brazos y manos. —¿Estás
herida?
—No.—Mis manos temblaban—. La sangre no es... no es mía.
—Entonces, ¿quién…?—La comprensión brilló en su rostro, y él maldijo
rápidamente—. Evie...
La forma en que dijo mi nombre, lleno de tristeza, casi me rompió, porque
era pesado y genuino, y él lo sabía.
—Ella dijo...dijo que vendrían por mí.
Un golpe tocó la pared fuera de la habitación mientras me miraba.
— ndiste.
¿Cóm
o Luc se movió antes de que pudiera rastrearlo. Se sintió como si hubiera
supist pasado un latido del corazón, y luego él estaba justo en frente de mí,
e que apretando mis mejillas. —No tenemos tiempo para nada de eso en este
debías momento.
venir?
Él estaba en lo correcto.
Te
llamé, Me deslicé, poniendo distancia entre nosotros. —Pero...
pero
no —Sylvia me llamó hace una hora, pero estaba...ocupado. Llegué tan pronto
respo como recibí el mensaje, aparentemente en el mejor o el peor momento,
dependiendo de a quién le preguntes.
Eso fue literalmente lo último que esperaba que dijera.
—Ahora, necesito que seas valiente, Evie, como sé que puedes ser, porque
tenemos que largarnos de aquí. Estamos casi fuera de tiempo.
Con el cuerpo temblando, asentí. —Estoy lista.
Algo ruidoso se estrelló fuera de la habitación, y salté, casi esperando que
315 alguien o algo derribaran la puerta.
Luc giró, acechando hacia la ventana. Con un movimiento de su mano, las
cortinas volaron por la habitación. —Esta es nuestra única salida.
—¿La ventana? ¿Cómo se supone que salga de la casa por esa ventana?
El miró por encima de su hombro. —Tú saltas.
Mi boca se abrió. —Sé que fui toda patea traseros sobre April, pero no
creo que pueda saltar por esta ventana.
Giró la cintura y me extendió la mano. —Me aseguraré de que aterrices
con seguridad.
Mi mirada pasó de su rostro a su mano. Sabía que se aseguraría de que no
me rompiera el cuello, pero saltar por una ventana... —¿Qué pasa con
Zoe?
—Ella estará bien—dijo—. Dame tu bolso.
Lo levanté de mi hombro y se lo entregué. Luc lo tomó. —¿Qué tienes en
esto? ¿Un bebé?
—No lo sé. Mamá… —Me quedé sin aliento—. Ella lo empacó.
Él no respondió a eso y dejó caer la bolsa por la ventana. Ni siquiera lo
escuché golpear el patio de abajo –el duro patio de cemento a una
distancia que rompe el cuello. Estaba agachado en el alféizar de la ventana
en menos de un nanosegundo, encaramado allí como si tuviera toda la
habitación del mundo. —Lánzate.
Mi na y luego a su mano. Aturdida, puse mi mano en la suya.
mirad
Porque confiaba en él.
a
rebotó Irrevocablemente
de él
Los dedos de Luc estaban calientes mientras se envolvían alrededor de los
a la
míos. Subí una pierna mientras agarraba el marco de la ventana. Miré
venta
hacia la oscuridad, sintiendo que no podía recuperar el aliento.
Luc se movió, rodeando con un brazo mi cintura. Sus labios rozaron la
curva de mi mejilla. –—Tú vas a estar bien.
Luego se movió.
No hubo tiempo para reaccionar. Se apartó de la ventana. Un segundo
después, estábamos en el aire. Ni siquiera hubo un momento para gritar.
La noche se extendió y nos tragó enteros, arrastrándonos tan rápido que el
316 viento atrapó mi cabello y me lo puso en la cara.
El impacto fue discordante.
Aterrizando sobre sus pies, Luc tomó la peor parte de la caída –una caída
que habría partido las piernas de un humano por la mitad. Ni siquiera
tropezó. Enderezándose, todavía tenía mi mano mientras levantaba mi
bolso. —Tenemos que irnos.
Luc comenzó a correr, y fui con él, sin una oportunidad real de pensar en
el hecho de que acababa de saltar de una ventana de dos pisos y sobreviví.
Los perros ladraron mientras cruzábamos varios metros más. Estaba
jadeando mientras él cortaba el costado de una de las casas a varias de la
mía, corriendo hacia la calle. El sudor se derramó y sentí que mi corazón
iba a salir de mi pecho.
Un SUV oscuro esperaba en la acera. Luc me soltó la mano y abrió la
puerta trasera, y no lo dudé. Trepando al asiento trasero, me sentí aliviada
de ser recibida con el mohawk azul de Kent.
Pero algo estaba mal.
Bajo el resplandor de la luz del techo, pude ver que su labio estaba roto.
Tenía un moretón oscuro y feo en la cara, sobre el pómulo izquierdo.
Agarré el respaldo de su asiento cuando Luc arrojó mi bolso a mi lado. —
¿Estás bien?
—He visto días mejores, dulce conejita.
Luc estaba a mi lado, cerrando la puerta de golpe. —Vamos.
Me giré hacia él. —¿Y qué hay de Zoe? ¿Grayson?
—Saben dónde encontrarnos. —Inmediatamente encontró el cinturón de
seguridad, arrastrándolo sobre mí y enganchándolo—. No vamos a repetir
la Kent se apartó de la acera, disparándose mientras miraba detrás de
últim nosotros, casi esperando ver coches persiguiéndonos. La calle estaba vacía
a y oscura.
vez.
—¿Qué pasó?—Me volví hacia Luc, pensando en la cara de Kent, la
llamada que lo envió al club. Nudos llenaron mi estómago—. Algo pasó.
¿Qué?
Luc se echó hacia atrás, exhalando pesadamente en el silencio. No hubo
argumentos. No hay música a todo volumen. Esto estaba mal. —No fue
solo el oficial Bromberg quien vino. Era él y un maldito ejército cercano de
317 oficiales delGOCA.
Mis manos se deslizaron del respaldo del asiento de Kent.
—La orden ejecutiva —continuó, mirando por la ventana—. No solo
atacaron Foretoken, sino que lo arrasaron. Tomó a todos antes de que yo
llegara allí, y aquellos que no fueron de buena gana...
No.
—¿Quién? —susurré.
—Chas.—La voz de Luc era plana—. Clyde. Ellos… se fueron. Muertos.
No.
—Kent salió. Grayson también.
Pero –siempre había un pero.
—Se llevaron a Emery y Heidi —dijo, con voz aguda mientras sentía que mi
interior comenzaba a ceder—. Por eso estaba ocupado. No en el club sino
en un área de espera. Las saqué. Fue bastante... explosivo, y estoy seguro
de que serán los titulares de las noticias de la mañana.
El alivio me invadió, pero no duró mucho. ¿Titulares mañana? ¿Clyde?
¿Chas? No los conocía bien, al menos no como Evie, pero su pérdida...
Y mamá...
Contuve el aliento tembloroso. —¿Dónde están? Emery y Heidi.
—En algún lugar seguro por ahora. No podemos preocuparnos por ellas en
este momento. —Luc me miró y no estaba segura de cómo se suponía que
no debía preocuparme por ellas, por Zoe. Incluso Grayson—. Ellos sabían.
Se aseguraron de que estuviera ocupado, y luego hicieron su movimiento
por ti. Esto fue una trampa, Evie.
318

28
Traducido por: VivianaG2509
Corregido por: Patty

P
ero ellos fallaron.
Esta fue una configuración masiva, dirigida al lugar de Luc y
al mío, pero no pudieron capturarme ni matarme.
Traté de resolverlo todo. —¿El club? ¿Dijiste que fue arrasado?
—Nada más que humo y brasas ahora —respondió Kent desde el frente—.
Pero ese era Luc.
Luc ya no me miraba. Estaba concentrado en la oscuridad fuera de la
ventana. —Una vez que llegué allí, vi lo que estaba sucediendo y me
aseguré de que no quedara nadie, me enojé un poco. Sin embargo, era
necesario deshacerse de él. Fuimos cuidadosos, pero eso no significa que
no haya evidencia.
¿Cómo el cuerpo de April?

319
Me alrededor del aire vacío. —No fue hasta que llegué a las instalaciones que
acerq tenían a Emery y Heidi en que supe lo que estaba sucediendo en tu casa.
ué,
—¿Cómo? —Retiré mi mano, sosteniéndola contra mi pecho.
coloc
ando —Transmisiones de radio. —La risa de Kent fue sin humor—. Estúpidos
mi comandos. Los escuchamos hablar. Escuché tu dirección.
man
—Y luego vi el mensaje de Sylvia —agregó Luc—. Ella dijo que necesitaba ir
o
a sacarte. Que venían por ti.
sobre
su Me sacudí. —¿Solo sacarme a mí y no a ella?
brazo
. — El silencio de Luc fue suficiente respuesta, y me pregunté si ella incluso
Yo había planeado salir de esa casa. Si ella supiera...
estoy Alejándome de esos pensamientos, me froté las manos con las piernas. —
... lo ¿Era el Daedalus?
sient
o por —Sí—gruñó Luc, y la luz blanca parpadeó sobre sus nudillos—. Fue el
Chas Daedalus.
y
Clyd
e.
Sobr
e
todo.
El camino era un borrón de árboles sombríos y luego casas. Todo lo que
Él sabía era que cuando la camioneta se detuvo en un callejón estrecho
movi detrás de una hilera de casas oscuras, estábamos fuera de Columbia.
ó su
Seguí a Luc fuera del asiento trasero, jadeando y tropezando hacia el
braz
costado de la camioneta cuando Grayson apareció de repente junto a Luc,
o
solo.
hacia
su Saboreé el miedo en mi lengua. —¿Dónde está Zoe?
piern
—Ella está bien—respondió, y quería escuchar más que eso. Necesitaba
a, y
verla.
mis
dedo Luc puso una mano sobre mi hombro, guiándome lejos del SUV unos
s se segundos antes de que Kent se fuera. —¿A dónde va? —le pregunté.
curv
—Para encontrarse con Zoe para conseguir suministros —respondió Luc,
aron
dándome la vuelta—. Él estará de vuelta. Ambos.

320
¿Lo son estaba adelante, desbloqueando y abriendo una puerta. Lo seguimos
haría en silencio, entrando en una pequeña cocina que olía a manzanas
n especiadas. Se adelantaron. Se encendió una lámpara que proyectaba una
ellos? luz mantecosa sobre muebles gastados colocados esporádicamente en toda
—Sí la habitación cerrada.
— Grayson fue a la ventana, deteniéndose para pararse de espaldas a
respo nosotros. Estaba tan quieto como una estatua, casi como si fuera parte de
ndió la habitación, un mueble.
Luc,
capt —¿Por qué no te sientas? —ofreció Luc.
ando Por una vez, no discutí. Me senté y luego me di cuenta de lo débiles que se
mis
sentían mis piernas. Me miré las manos. Cubierta de sangre. De nuevo.
pens
amie La sangre de mamá.
ntos
Apreté mis ojos cerrados. —¿Dónde estamos?
mien
tras —Estamos en una casa segura por el momento.
me
cond —Una casa segura...—Al abrir los ojos, dejé que mi mirada barriera la
ucía habitación de nuevo. Mi cerebro estaba lleno de pelusas, como si se
a hubiera frotado contra una toalla—. ¿Qué están consiguiendo Kent y Zoe?
travé Grayson suspiró tan fuerte que podría haber sacudido las paredes, y luego
s de finalmente nos enfrentó. —Ojalá algo de alcohol muy fuerte.
un
cami No estaba segura si quería ver a un Grayson borracho.
no Mi mirada se enfocó en una foto enmarcada en la mesa al lado de mí.
de Estirándome, lo recogí. Era una foto de una familia –una mamá y un papá,
grava y dos niños pequeños sonriendo con sus caras de querubines.
y
luego ¿Casa segura? ¿O acabamos de entrar en la casa de alguien?
a un
—Necesito saber qué, si acaso, te dijo Sylvia.—Luc se sentó frente a mí al
pequ
borde de una mesa de café de madera rayada—. ¿Puedes decirme?
eño
patio El fondo de mi garganta ardía, pero asentí. —Esperé que regresaras.
. Estaba preocupada y todo, pero terminé quedándome dormida. Lo
siguiente que supe fue que ella estaba allí, sacudiéndome para despertar.
Gray
Eran poco más de las dos.
—Entonces, probablemente ni siquiera treinta minutos antes de llegar allí
—dijo Grayson.
—¿Entonces qué?—Luc se frotó la palma de la mano contra el pecho.
Lo miré con la boca abierta. —Ella me dijo que teníamos que irnos, que
iban a venir y que lo lamentaba. Que las cosas se habían salido de control.

321 Su mirada chocó con la mía, y luego se arrodilló para que estuviéramos a
la altura de los ojos. —¿Dijo ella lo que se le fue de las manos?
S ba asustada. — Me di cuenta de que Grayson se había vuelto hacia
acud nosotros—. Ella dijo que dejaron que esto sucediera, pero perdieron el
í mi control. Ella nunca dijo quiénes eran ellos y le dije que yo...
cabe
Vi mis manos otra vez. Eran más de color óxido que rosa. Tanta sangre. El
za.
siguiente aliento que tomé se atascó mientras bajaba mis manos a mi
—No,
regazo. La mirada de Luc siguió mis movimientos. Estaba vagamente
pero
consciente de que él estaba de pie y alejándose, dejándome en la
ella
habitación con Grayson.
dijo
que Lo cual era como estar sola.
este
Grayson volvió a mirar por la ventana otra vez, y se veía tranquilo en este
ha
momento, relajado, pero la tensión se derramó de él. El aire entraba y salía
sido
de mis pulmones. Casi esperaba que la familia propietaria de esta casa
el
entrara en cualquier momento y se asustara. Llamarían a la policía, y
plan
luego Grayson se convertiría en una bombilla alienígena y la gente saldría
todo
lastimada nuevamente.
el
tiem La gente moriría.
po.
Ella Más personas morirían esta noche.
estab Apreté mis ojos cerrados, los apreté hasta que comencé a ver manchas
a blancas de luz. Tal vez esto fue una especie de pesadilla.
divag
ando Todavía estaba en la cama y me iba a despertar. La vida sería denueva
. normalidad. Mamá estaría abajo, preparándose para el trabajo en sus
Nunc zapatillas tontas, y yo le preguntaría sobre el suero y la Onda Cassio, y ella
a la tendría una explicación lógica para ello. Ella siempre lo hacía.
he Pero esto no era una pesadilla, y era una tontería incluso entretener el
visto pensamiento, porque la realidad se acercaba rápidamente, en la cantidad
así. de tiempo que se tardaba en apretar un gatillo invisible.
Esta
No habría despertar de esto.
Esta era la vida.
Estaba sucediendo
Demasiados pensamientos estaban corriendo, todos ellos compitiendo por
la atención. Lentamente, abrí los ojos. La habitación se nubló un poco
cuando las palabras de mamá volvieron a mí.

322 Ella se disculpó conmigo.


Lo último que me dijo fue que lo sentía. Mi pecho se contrajo.
Traté de vaciar mi cabeza, porque necesitaba probar que lo que Luc había
dicho antes era correcto. Yo era fuerte. Yo era valiente. Yo trataría. Pero se
me ocurrió una idea horrible, que me robó el aliento. ¿Estaba mamá
todavía acostada en el piso de la habitación? ¿Alguien la había
enco ía?
ntra
Me apagué
do?
No Justo ahí.
tenía
En ese mismo momento.
idea
de Era como si un cable conectado a mis emociones hubiera sido cortado en
cuán dos. Mis hombros cayeron, y el aliento que separaba mis labios estaba
to vacío.
tiem
po —Aquí.
habí Tonta, miré hacia arriba. Luc había regresado y sostenía una toallita
a húmeda.
pasa
do. Un músculo golpeó a lo largo de su mandíbula, y luego se sentó en el
¿O borde de una mesa de café. Estaba directamente frente a mí, lo
nadi suficientemente cerca como para que nuestras rodillas se tocaran.
e lo —Tenemos que dejar de hacer esto—le dije, señalando la toalla—. Se está
sabía convirtiendo en un hábito.
, a
nadi Él arqueó una ceja.
e le No sé por qué dije lo que hice a continuación. Las palabras simplemente
impo salieron de mí. —Debería haberla escuchado. Ella me dijo que me
rtaba levantara y me vistiera, pero tardé demasiado. Hice demasiadas preguntas.
todav Tal vez si no lo hubiera hecho, ya habríamos salido de la casa antes…
—No lo creo, Peaches.—La tela colgaba de sus dedos—. Creo que si no te
hubieras estancado, te habrían capturado afuera, antes de que
pudiéramos llegar a ti.
—Antes de que ella... —Tomé una respiración profunda y lenta para aliviar
el peso sofocante en mi pecho y garganta—. Ella dijo que lo intentó, pero él
venía por mí. Ella no llegó a decir quién era.
323 Luc tomó mi mano, doblando la cálida tela sobre mis dedos mientras
levantaba su mirada hacia la mía. —Nadie te va a llevar. Nadie, Evie.
Yo le creí.
Yo lo hacía.
—Dijiste que ella te llamó. Creo que ella estaba hablando de ti —dije, y eso
tenía sentido, que estaba tratando de asegurarme—. Puedo hacerlo yo
misma, limpiarme las manos.
Pasaron varios largos momentos mientras nos mirábamos el uno al otro.
—Sé que puedes, pero necesito hacer esto.
Soltando un suspiro tembloroso, asentí. Un breve silencio cayó entre
nosotr mía.
os. —
—Le dije que no confiaba en ella—susurré—. Cuando ella me pidió que
¿Luc?
solo confiara en ella, le dije que no.
Esas
Se inclinó y volvió a mirarme a la altura de los ojos. —No te hagas esto a ti
pesta
misma. —Su voz era tan baja como la mía.
ñas
grues —Le dije a ella...—Mi mirada se desvió de su rostro, de vuelta a mis
as se manos. Mis manos estaban limpias, impecables, excepto debajo de las
levant uñas. Me tragué el nudo en la garganta, pero se atascó—. Le dije que me
aron quitó mi vida.
cuand
Su frente se detuvo contra la mía. —Evie…
o su
mano —Y ella dijo que estaba tratando de devolverme mi vida. Eso es lo que dijo
se antes de que le dispararan.
detuv
La toalla desapareció en un destello de Fuente y cenizas, luego se movió y
o
tiró de mí hacia él, y terminamos enredados en el sofá. La distancia corta y
sobre
extraña en el SUV ya no estaba allí. Él me abrazó y yo lo abracé, porque
la
los dos perdimos esta noche.
Habíamos perdido mucho
Pasó algún tiempo antes de que Grayson hablara. —¿Dijo que las cosas se
iban de las manos? ¿En Fort Detrick?
—Ella no dijo eso, pero sé que acababa de llegar del trabajo —dije, y
Grayson se apartó de la ventana—. Dijo que las cosas comenzarían a
suceder y que sucederían rápidamente. No sé si ella estaba hablando de
324 las personas que vinieron a la casa o algo más.
Frotando mis manos sobre mis muslos, traté de recordar sus palabras más
claramente, pero el pánico y la confusión de esos momentos lo hicieron
difícil. —Había empacado una bolsa con esta identificación falsa y dinero…
—Me di cuenta de que todavía estaba en el SUV—. Ella tenía mucho
dinero. Miles, probablemente.
—Estaba preparada —dijo Luc, alejando su brazo de mi cintura—. A
menos que normalmente tenga miles por ahí, estaba preparada.
—Lo que significa que ella sabía que esto podría suceder—le susurré—.
Todo este tiempo...
Luc miró hacia otro lado por un momento, y luego sus ojos encontraron
los míos. —Lo siento, Evie, por lo que le sucedió, por lo que tenías que
presenciar.
Ahora era yo quien no podía mirarlo. Bajé la barbilla, cansada. —Gracias
—susurré, aclarándome la garganta—. ¿Sabes por qué la mataron? Como,
tenían que saber que ella no estaba registrada. Ella trabajó para ellos.
—Me a venir, y no iba a dejar que te llevaran.—Deslizando sus manos sobre su
pare rostro, sacudió la cabeza—. Lo que nos deja con muchas preguntas.
ce
Contuve el aliento tembloroso. —Ella sabía lo que me pasó en la escuela,
que
con April y la Onda Cassio; pero si estaba al tanto de lo que me dieron,
ella
¿por qué trataría de evitar que me llevaran?
estab
a —No hay forma de que ella no supiera lo que se te dio—dijo Luc, su
trata mirada recorriendo mi rostro—. Ella es quien administró el suero.
ndo
—Eso no significa que ella supiera exactamente lo que había en él —razoné
de
desesperadamente.
sacar
te. Un músculo se flexionó en la mandíbula de Luc mientras se enfocaba en
Sabí los rasguños a lo largo de la superficie de la mesa de café.
a
que —De cualquier manera, ella estaba tratando de sacarte de allí antes de que
iban llegaran —dijo Grayson—. Deben haberlo sabido.

—Y el Daedalus vería eso como una traición —agregó Luc—. No importaría


lo que hiciera por ellos en el pasado o en el presente; la verían como una
traidora, y no toleran a los que ven como enemigos.
Cerré mis ojos. ¿Podría ser que ella sabía lo que me habían dado, que lo
había aceptado, pero que luego cambió de opinión? Y si ese fuera el caso,
¿hizo que lo que ella hizo fuera menos horrible? Si ella sabía en algún
325 momento lo que me habían hecho, ¿eso hizo que su muerte fuera menos
difícil de procesar?
No.
No lo hizo.
Presioné mis palmas en mis ojos. —Traté de... no sé, convocar lo que me
pasó antes con April. Quería contraatacar, pero no me sentía diferente. No
como lo hice cuando fui después de April.
—Tal vez eso fue algo de una sola vez —sugirió Grayson.
—O tal vez simplemente no sabes cómo usar... lo que sea que hay en ti—
dijo Luc, y cuando bajé las manos, él se puso de pie. Ni siquiera lo había
escuchado moverse.
Bajé la mirada. —No puedo creer que te haya llamado.
Luc me enfrentó. —¿Porque ella me odiaba?
El aliento que tomé se atascó. —No creo que ella te odiara.
—No le gusté. Está bien. —Apareció una sonrisa irónica—. Cuando me
apuntó con una escopeta, fue una buena indicación de dónde estábamos
el uno con el otro.
—¿Ella te apuntó con una escopeta? —exigió Grayson.
—Si. conocido.
E Lo miré y luego sacudí la cabeza. —Después de todo el queso a la parrilla...
l —Mi voz se quebró—. Creo que ella estaba tratando de confiar en ti.

L —Ella no tenía ninguna razón para no confiar en mí —dijo, y retrocedí


u ante la verdad en eso y lo que significaba. No teníamos razón para confiar
x en ella—. Sylvia sabía que si estabas en peligro, vendría. No importa cómo
e nos sintiéramos el uno con respecto al otro, ella lo sabía.
n

s
e

e
c
h
ó

r
e
í
r
.


W
o
w
.

D
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s
e
a
r
í
a

h
a
b
e
r
l
a
Los minutos pasaron mientras esperábamos a que regresaran Zoe y Kent,
y cada minuto parecía una hora en esa sala de estar. Grayson había vuelto
a mirar por la ventana y no habló. Tampoco Luc.
326 Pero en algún momento, Luc regresó a donde estaba sentado en el sofá, y
se quedó callado cuando me acercó a su regazo y cruzó sus brazos a mí
alrededor. No hubo palabras mientras guiaba mi mejilla hacia su pecho y
apoyaba su barbilla sobre mi cabeza.
Todo lo que él podía ofrecerme en estos momentos eran las mismas cosas
que yo podía ofrecerle. Estar allí. Comodidad. Cercanía. No cambiaba nada
de lo que sucedió, no disminuyó la pena o la confusión o la ira que corrían
por mis venas como ácido de batería, pero ayudó. No estaba sola. Tampoco
él.
Un temblor me recorrió, rodando desde la punta de mis dedos hasta los
dedos de los pies. Mi garganta pareció encogerse. Mantenlo junto. Lo repetí
una y otra vez hasta que sentí que podía respirar de nuevo. Necesitaba
priorizar y concentrarme. Las cosas tenían que hacerse.
El aliento que tomé se sintió tan frágil como el cristal. —Tenemos que
llamar a alguien para que cuide a mamá.—Levanté la mejilla—. No puedo
dejarla allí. Tenemos que llamar a alguien.
—Está bien.—Las manos de Grayson estaban en sus caderas—. Esta es
probablemente una pregunta retórica, pero ¿eres una idiota?
—Cuidado—advirtió Luc, su mirada se estrechaba en el Luxen—. No estoy
de humor para explicar lo imprudente que sería irritarme en este
momento.
Las fosas nasales de Grayson se dilataron.
—No soy una idiota. —Me giré hacia él—. No puedo dejar a mi madre
simplemente acostada allí. Sé que suena loco, pero no lo entiendes. Ella
estaba…
—¿Crees que no entiendo lo que es dejar que los cuerpos de mis seres
queridos se pudran? —Un resplandor blanquecino rodeó a Grayson y
contuve el aliento—. ¿Que eres la única que ha tenido que vivir sabiendo
que no puedes hacer nada para darle a tu familia el más mínimo respeto?
Odio decírtelo, pero no eres la primera ni la última en pasar por eso.

327
— eso.
Eso
No podía ver a Grayson, pero sabía que se había alejado de Luc, porque
es
estaba junto a la ventana otra vez, y sacudí la cabeza. —Lo siento —
sufici
susurré—. No lo sabía.
ente.
—En El silencio me saludó.
un
Enderezando mis manos, presioné las puntas de mis dedos en mis
segu
rodillas. Tendría que dejarla allí. Nadie que la quisiera para cuidarla. No
ndo,
hay funeral. Nada. Eso era mucho con lo que lidiar. Incluso para mí.
me
dejar —Lo es. —Luc estaba a mi lado otra vez—. Pero piensa de esta manera.
on Sylvia te quería a salvo. Ella no quiere que hagas nada para poner en
en el peligro eso.
sofá
y Luc Antes de que pudiera responder, Luc se volvió, mirando la parte trasera de
estab la casa. Grayson dio un paso adelante. Me tensé cuando escuché una
a puerta cerrarse y me relaje cuando vi que eran Zoe y Kent.
frent —¿Cómo te sientes? —Ella vino inmediatamente a donde estaba sentada
e a mientras Kent se dirigía a Luc, hablándole con una voz que era demasiado
mí—. baja para que yo la escuchara. La preocupación llenó su expresión
Sabe mientras colocaba sus manos sobre mis hombros—. ¿Evie?
s de
prim Podía sentirlo, esto desmoronándose dentro de mí. Lo atrapé a tiempo,
era volviendo a juntar todas esas piezas. –—Estoy bien.
man No parecía que ella creyera eso en absoluto.
o
cómo —¿Y tú?—le pregunté—. ¿Te lastimaste cuando aparecieron en el club?"
es Zoe sacudió la cabeza. —No. Estoy bien. Salí, pero...
ver
la luz —¿Has visto a Heidi? ¿Emery? ¿Están bien?
apag —Si. Lo están. Heidi está asustada, pero está bien. —Miró a Grayson, que
arse. había vuelto a mirar por la ventana como un perro esperando al cartero—.
Ella Fui a tu habitación...
solo
acab Aire alojado en mi garganta.
a de —Lo siento mucho, Evie. Si hubiéramos llegado más rápido...
pasa
r por Si hubieran llegado antes, ¿habría cambiado algo? No lo sabía. Nunca lo
sabría.

328
—¿A nte, si hubiera dicho que íbamos a la luna, no me habría sorprendido más.
dónd
Una risa seca se me escapó. —¿Qué?
e
vamo —Vamos a Houston." Luc dio un paso adelante—. Ese es el lugar más
s seguro que conozco. Hay personas allí que pueden ayudarnos a descubrir
ahor qué ha sucedido.
a? —
La confusión se apoderó. —La zona 3 no es nada. Es un páramo —
preg
dije. Houston fue una de las ciudades absolutamente destruidas por las
unté,
bombas de pulso no nucleares. Fueron evacuados y amurallados—. ¿Por
mira
qué demonios estaríamos yendo allí?
ndo
alred —No tienes idea de lo que hay más allá de los muros, en esas ciudades.—
edor Luc inclinó la cabeza—. Es donde tomamos los Luxen no registrados.
de la Bueno, uno de los lugares. También es donde viven Daemon y Dawson.
habit
ación No entendí —¿Cómo? Ellos dijeron…
. Toda la ventana de la sala delantera explotó, enviando fragmentos de
Kent vidrio volando. Zoe gritó cuando fue golpeada hacia atrás.
se
sentó Un terror cegador rugió a través de mí mientras me disparaba hacia
en el adelante. —¡Zoe!
braz De la nada, un brazo me enganchó alrededor de la cintura y me arrastró
o del contra un arcón duro. Luc. Ni siquiera lo había visto moverse.
sofá.
Me esforcé, agarrando su brazo. —¡Déjame ir! Zoe está…

Vam —Ella está bien—dijo, abrazándome fuertemente a él—. Mira, ella está
os a bien.
la Estaba buscando, pero me tomó largos segundos para que todo tuviera
Zona sentido visual. Zoe estaba agachada. Grayson sostenía algo en su mano.
3 — Estaba mirando por encima de la mesa de café, frotándose el hombro.
respo
ndió —Una roca —dijo Grayson, sonando desconcertado—. ¿Una roca?
Zoe, Kent estaba boca abajo, en el suelo. Su mirada pasó de Grayson a
y nosotros. —Estoy tan confundido.
since
rame —Eso dolió—dijo Zoe, y mis piernas casi se rindieron.
—Bueno...—El brazo de Luc era como una banda de acero alrededor de mi
cintura. Su pulgar se movió a lo largo del costado de mi costilla en un
círculo lento y relajante—. Eso es inesperado.
Todavía estaba agarrando su brazo. —¿Tú crees?
Grayson se puso de pie lentamente, y luego no fue más que un borrón.
Terminó en la puerta principal, la mayor parte de su cuerpo oculto
329 mientras miraba por la pequeña ventana. —No veo nada… ¡Oh, mierda!—
Se deslizó en su forma Luxen, convirtiéndose en una bombilla con forma
hum a. Una ráfaga de aire caliente se estrelló contra nosotros. Sentí que mis
ana pies abandonaban el piso cuando un grito se atoró en mi garganta. Las
en el paredes temblaron. Polvo empolvado en el aire. Las ventanas explotaron y
mom ya no podía sentir a Luc detrás de mí.
ento
Golpeé el suelo sobre mis rodillas. El instinto estalló en la vida. Lancé mis
exact
brazos hacia arriba, sobre mi cabeza, justo cuando algo cayó sobre mí.
o en
¿Pedazos de la pared? Paneles de yeso. Gruñí cuando me golpeó la
que
espalda, derribándome. El aire se volvió espeso de inmediato, cubriendo mi
la
garganta y dificultando la respiración.
puert
a ¿Acabamos de ser bombardeados?
explo
Con las orejas sonando, me asomé por el espacio entre mis brazos. El

humo blanco entró en la sala de estar y no pude ver más de un pie delante
por
de mi cara. Con el corazón palpitante, comencé a gritar, pero mis
sus
pulmones se apretaron. Toses profundas y estremecedoras me
bisag
consumieron cuando me moví de lado. Los escombros se me deslizaron.
ras.
Con los ojos llorosos y espasmos en el cuerpo, me aclaré la garganta. —
Luc ¿Zoe? ¿Luc? —Pensé que había gritado, pero el sonido seguía siendo muy
mald fuerte.
ijo
Al examinar la habitación destruida, vi dónde había estado la mesa de
cuan
café. Estaba hecha pedazos, con las piernas arrancadas. No se encontraba
do
a Zoe por ninguna parte. Miré a la derecha y creí ver a alguien tropezar
me
con sus pies. Era solo una forma.
agarr
ó, El pánico se apoderó con garras afiladas mientras yo trepaba por el suelo,
presi buscando a Luc. ¡Ahí! Algo estaba extendido por el suelo cerca de las
onán escaleras. No podría ser él –de ninguna manera.
dome
contr —Luc—gruñí, comenzando a levantarme, tratando de levantarme.
a el
suelo
. Un
segu
ndo
desp
ués,
otra
explo
sión
sacu
dió la
casa
–la
casa
enter
Del humo espeso y nublado, una figura alta vino hacia mí. Al principio
pensé que era Grayson, tal vez incluso Kent, pero a medida que la forma se
acercaba, separando el humo, vi lo que tenía en la mano y me señaló.
El cañón de una pistola.

330

29
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty

l
E hombre tenía una máscara negra de ski, cubriendo su rostro
por completo. Todo mi ser se concentró en la punta del arma
mientras mi corazón parecía detenerse en mi pecho.
Iba a morir, y la gente mentía.
No vi mi vida pasar frente a mis ojos. No hubo un álbum mental de fotos,
resaltando los mejores momentos. Todo lo que veía era el cañón del arma.
La mano enguantada que la sostenía. Una mano que no se sacudía. Ni
siquiera un temblor. Él la sostenía como si hubiese apuntado un arma a
una chica adolescente cientos de veces.
Un estremecimiento rodo sobre mi piel, mientras veía que su dedo índice
se sacudía, y entonces, apretó el gatillo mientras bajaba el arma,
apuntando al centro de mi pecho. El disparo sonó como un trueno.
Levanté mi mano por puro instinto, como si mi mano pudiera de alguna
manera detener la bala.
Esperé el dolor. El sangrado, y el dolor final.
Pero, no llegó.
El hombre estaba observando el arma. ¿Había fallado?
—¿Qué demonios?—preguntó con voz apagada.
No cuestioné mi suerte.
Agarrando el pesado trozo de paneles de yeso que había caído sobre mí,
331 me puse de pie y balanceé el pedazo de la pared tan fuerte como pude. Se
conectó con su brazo, rompiéndose por la mitad. El hombre gruñó y el
arma volvió a disparar, esta vez la bala atravesó el suelo junto a mí.
Di un paso hacia atrás con las manos vacías, mientras el humo y
polvo caían. Mi mirada salvaje buscó alrededor buscando otra arma. Su
mano se extendió, y ni siquiera vi venir el golpe.
El dolor al rojo vivo estalló a un lado de mi cabeza. Vi estrellas detrás de
mis ojos. Gritando, me tambaleé a un lado, mareada y con náuseas. Mis
rodillas golpearon el suelo.
Santo cielo, el hombre golpeaba como un boxeador profesional.
Un rugido invadió mis sentidos, y por un segundo, pensé que tal vez un
tanque entraba por la casa. En este punto, todo era posible, pero el
sonido... era en parte animal, en parte humano. Un sonido de pura rabia
primitiva que se desata. La electricidad llenó el aire, explotando y
crujiendo.
Levanté la cabeza, haciendo una mueca cuando la habitación pareció girar
y girar. Sin previo aviso, una figura apareció frente a mí, parada como un
centinela furioso, hombros anchos y piernas extendidas.
EraLuc.
Él era la fuente del sonido—La fuente de esa furia devastadora. La
casa comenzó a temblar de nuevo. Jadeando, caí contra la pared
destruida.
—Eso fue un gran error —gruñó Luc.
Las tablas del suelo se sacudieron. Partículas de polvo se elevaron en el
aire, seguidas de trozos rotos de pared. Una luz blanca y luminosa llenó
las venas a lo largo de los antebrazos de Luc. Estática cargó el aire. Se
levantaron piezas de muebles, succionados hasta el techo.
Ese era Luc, todo Luc, y ese tipo de poder era insondable.
El hombre enmascarado tenía un deseo de muerte. Giró el arma hacia Luc,
y Luc... se echó a reír. Una risa profunda y desafiante que me pusó los
pelos de punta. Las palabras de Micah volvieron a mí a toda prisa.
Todos éramos estrellas negras, pero Luc era la más oscura…

332
El No creo que necesites esto.
arma
Entonces Luc abrió su mano.
salió
volan Nada más que polvo tamizado a través de sus largos dedos, cayendo
do de silenciosamente al suelo.
la
—Cristo.—El hombre enmascarado retrocedió un paso.
man
o del Hice eco del sentimiento.
hom
bre La luz blanca parpadeó sobre los nudillos de Luc, saliendo y escupiendo
enm electricidad. Avanzando, me empujé con las manos y me puse de pie.
ascar Luc levantó su brazo. Un poderoso rayo de energía surgió de su palma,
ado, golpeando el pecho del hombre. La explosión lo levantó en el aire y lo hizo
aterri girar hacia el suelo a varios metros de distancia.
zand
o en El hombre enmascarado aterrizó en un montón deshuesado y humeante.
la de Sin espasmos. Sin gemidos. El hombre estaba muerto en el momento en
Luc. que la luz lo golpeó.
Los
músc Luc comenzó a girarse hacia mí, pero escuché a Zoe gritar su nombre. Se
ulos detuvo justo cuando varios hombres, más de media docena, entraron por
se donde una vez estuvo la puerta principal y se extendieron por la
flexio habitación.
naro Estos hombres se parecían a los que habían entrado en mi casa, vestidos
n a de negro, con los mismos rifles de cañón largo.
lo
largo Zoe salió de la nada, saltando sobre el sofá volcado como una maldita
de su gimnasta olímpica. Era rápida, nada más que una mancha de rizos y
espal extremidades largas cuando apareció frente al asesino más cercano.
da y Arrebatando el rifle de las manos sorprendidas del hombre, lo giró como
hom un bate de béisbol, golpeando al pistolero enmascarado en la cabeza. El
bros. hombre cayó y dudé de que volviera a levantarse.
Meta Como un rayo, se hundió mientras otro disparaba. Su mano salió
l disparada, agarrando la pantorrilla del hombre. Gritó, dejando caer el rifle.
moli Se le doblaron las rodillas cuando se convirtió en una radiografía viva. Sus
do huesos se iluminaron debajo de su piel.
junto
. — Un rayo de pura energía atravesó la habitación y se estrelló contra otro
pistolero. Vino de Grayson. Estaba de pie, en modo Luxen, pero Luc...

333
Se os del suelo.
levan
Nunca lo había visto hacer eso.
taba
del —¿Han visto la primera película de los X-Men?—preguntó Luc, hablando
suelo como si estuviera discutiendo sobre el clima—. Es vieja, pero una de mis
por favoritas. Si me preguntan, una de las mejores escenas cinematográficas
vario en toda la historia del cine estuvo en esa película.
s
Lo miraron fijamente, retrocediendo lentamente mientras en algún lugar, a
metr
lo lejos, las sirenas sonaban.
os.
Me Pude escuchar la sonrisa en la voz de Luc cuando dijo—: Voy a recrearla.
trope
cé Luc levantó las manos.
con Todos los fusiles volaron de las manos de los atacantes, luego se
pane detuvieron en el aire. Los fusiles se voltearon y se volvieron contra sus
les dueños.
de
yeso Había visto esta película.
rotos Yo conocía esta escena.
, con
la Dudaba mucho que hubiera un profesor X que entrara aquí.
boca —¿Zoe? —dijo Luc.
abier
ta. Una cálida mano se curvó alrededor de la mía y miré. Zoe ahora estaba
Esta parada detrás de mí, su cara y cabello cubiertos de polvo. Ella habló, pero
ba no pude escuchar las palabras saliendo de su boca, sobre el golpeteo de mi
susp sangre. Cuando ella comenzó a moverse, comenzó a tirar de mí hacia
endi adelante, y fui con ella.
do Esquivando muebles caídos y paredes destruidas, entramos en lo que
en el quedaba de una cocina. Las puertas del armario estaban abiertas, e
aire, incluso aquí, los artículos habían subido al techo. Ollas y sartenes.
flota Utensilios, todo el metal estaba doblado por la mitad, como si tratara de
ndo ser absorbido por el techo.
a
vario —Tenemos que irnos. —Kent apareció, abriendo la puerta de malla, y esta
s se desprendió de sus bisagras, colgando torcida. La sangre manchaba la
metr piel debajo de su labio inferior, y no estaba segura de sí era de antes o no.
Me alegré de verlo aún de pie.
Zoe salió corriendo de la cocina, agarrándome fuertemente de la mano. Sin
embargo, busqué, mirando hacia atrás a través del desastre. —¿Qué pasa
con Luc?
—Estará bien. —Zoe salió al aire fresco de la noche, pero me aferre al piso
con mis pies.
—No lo voy a dejar—le dije.
334 —Estará bien. Te lo juro… ¡Cristo! —jadeó cuando liberé mi brazo de su
agarr una serie de lo que sonó como fuegos artificiales, una rápida sucesión de
e, estallidos y golpes, uno tras otro.
hacié
No sabía qué sentir mientras estaba parada allí. ¿Simpatía por estos
ndol
hombres? ¿Empatía? No. No sentí nada de eso. Estaban aquí para
a
matarnos.
trope
zar. Luc estaba de repente frente a mí, apareciendo del polvo. Las pupilas de
sus ojos ardían brillantemente cuando su mirada se clavó en la mía.
Me
di la Con el corazón palpitando, levanté la mano con la palma hacia arriba.
vuelt
Su mano se cerró sobre la mía, y luego estábamos corriendo por un patio
a y
trasero estrecho, empujando a través de la maleza y la hierba. Pasamos
estab
por un cobertizo deteriorado, apareciendo en un callejón.
a a
medi Zoe se detuvo repentinamente adelante. Un SUV de gran tamaño estaba
o estacionado detrás, encendido. Pintado de blanco y definitivamente lo
cami suficientemente grande como para acomodar a un equipo de béisbol, sabía
no que este no era en el que me había metido antes. Este era un Yukon. No
de sabía mucho sobre autos, pero sabía que estas cosas eran
regre extremadamente caras.
so a
travé —¿Cómo conseguiste este auto? —le pregunté.
s de —Utilicé habilidades y mi increíble cuenta de crédito. —Kent se subió al
la asiento del conductor y se pasó la mano por el labio—. Entra.
puert
a —¿Tu habilidad es robo de autos?
cuan Zoe abrió la puerta de atrás, indicándome que subiera. —Entre otras
do cosas.
escu
ché Por el momento, robar un automóvil era definitivamente la menor de mis
preocupaciones. Entré, y segundos después, Zoe estaba a mi lado,
cerrando la puerta de golpe, y Luc estaba cruzando el otro cuando
Grayson se situó en el asiento delantero.
Nadie dijo nada cuando el SUV salió del callejón y salió a la carretera
principal, disminuyendo la velocidad cuando varios autos de policía
pasaron junto a nosotros y se dirigieron a la pobre y destruida casa
Dejamos atrás los barrios silenciosos y tranquilos y salimos a la carretera,
335 acelerando.
Miré a Luc. Estaba mirando por la ventana, su perfil como si estuviera
hecho de piedra. La tensión irradiaba de él.
—Debería haber mantenido vivo a uno de ellos —se quejó Grayson,
moviéndose en el asiento—. Me imagino que podríamos haber hecho
hablar a uno de ellos.
Mi cabeza se giró en dirección a Grayson. —No creo que hayamos tenido
tiempo para eso.
Luc tartamudeó mientras colocaba suavemente su mano sobre mi mandíbula,
me sus dedos fríos rozaban mi sien, justo donde el dolor estalló por el golpe
miró que había recibido.
lenta
El toque apenas estaba allí, no exactamente no deseado, pero
ment
definitivamente provocando un alboroto de respuestas en mí. Respiré
e. En
hondo y luego lo sentí. El calor irradiaba de la punta de sus dedos, y
la
retrocedí, chocando con Zoe. Me estaba curando, y no era necesario.
oscu
Estaba bien, pero él estaba pensando en mí, siempre pensando en mí, y
ridad
me incliné, colocando mis dedos a lo largo de su mandíbula.Pasó un
del
momento, y luego sus dedos desaparecieron de mi mejilla. Me aparté,
SUV,
escaneando su rostro. Las sombras se deslizaron por las facciones de Luc
su
cuando se retiró, mirando por la ventana una vez más, y no hubo nada
mira
más que silencio por kilómetros y kilómetros.
da
recor Fue Kent quien rompió el silencio, primero al intentar jugar un juego de I
rió Spy21 con Grayson, lo cual era imposible por dos razones. Uno, afuera
mi estaba completamente oscuro y no podíamos ver nada, y dos, Grayson no
rostr estaba interesado. Ni remotamente. Estaba bastante segura de haber
o. Mi escuchado a Grayson amenazar con golpear a Kent en un área que
coraz garantizaría que Kent tenga dificultades para ir al baño.
ón
Entonces Kent encendió la radio.

21
Yo espió (También conocido en varios países como: Veo Veo) Consiste en mirar a tu alrededor y
la otra (u otras) personas han de adivinar qué es lo que espías.
Para consternación de todos, se instaló en una estación que tocaba música
country.
Huh. Nunca lo habría adivinado.
Se produjo una discusión, que terminó cuando Grayson amenazó con
matarlo, y entonces la radio fue apagada, y entonces todo estuvo silencioso
de nuevo, e intenté no enfocarme en 4 cosas:
336 Mi mamá.
El silencio anormal y estoico de Luc.
El paradero de Heidi y Emery.
La necesidad abrumadora de ir al baño.
Mire a Luc, deseando que estuviéramos en un lugar más privado donde
pudiéramos hablar. Algo estaba mal con él, y sabía que eso tenía que ver
con lo que sucedió en la casa y en su club. Él había asesinado a esos
hombres, él había tenido que hacerlo, pero sabía que eso lo estaba
molestando, como también lo hacía la perdida que sufrió esa noche. Él me
había dicho que algunas muertes no lo afectaban, sin embargo, otras sí lo
hacían, y yo tenía la sospecha de cómo lo estaban afectando los sucesos
recie ud se enfrentó con la necesidad de encontrar un orinal. Habían
ntes.
estado viviendo, personas respirando.
L
Personas que probablemente tenían familias. Personas, imaginé, que se
a levantaban todas las mañanas, tal vez tomaban café y miraban las
noticias. Gente que probablemente le gustaba el pastel de chocolate y el
bistec. Gente que quería acabar con mi vida.
i
Gente que había acabado con la vida de mi madre antes de que tuviera la
n oportunidad de conocerla realmente, porque cuando me senté en el Yukón,
encajada entre Zoe y Luc, me di cuenta de que nunca la conocí.
q
Realmente no.
u
Solo supe lo que mamá me había mostrado.
i
Y ya era hora de admitir que la mayoría de lo que mamá me había
e
mostrado era una mentira, como April. ¿Cómo había llamado April a la
t mujer que pensé que había sido su madre? Su manipuladora. ¿Era eso lo
que también era mi madre? ¿Una manipuladora?
Un bulto se formó en mi garganta haciendo que me esforzara mientras
miraba el perfil de Luc, dejando de lado mis propios problemas. Estas
muertes lo estaban afectando, y esas personas... no habían sido buenas.
Lo creía en mi corazón.
Aclarándome la garganta, me froté las rodillas con las manos. —
Entonces... um, ¿a dónde vamos? Quiero decir, sé que dijiste Houston,
337 pero ¿cuánto tiempo tomará eso?
—Conducir sin parar tomaría un poco más de veinte horas. —Zoe levantó
una pierna y la apoyó contra la puerta. Ella bostezó y supuse que tomar
un vuelo estaba totalmente fuera de discusión—. Tomará unas cuantas
horas, dependiendo del tráfico
—La hora pico nos alcanzará en algunas de las ciudades grandes. —
intervino Kent desde el volante.
—No vamos a ir directamente por ese camino —dijo Luc, y probablemente
fue la primera vez que dijo en más de una hora—. No podemos.
Me giré hacía él. —¿Puedes explicarte mejor?
No me miró y pensé que tenía los ojos cerrados. —No podemos
simplemente pasar a la Zona 3 y llamar a la puerta.
Kent se rio entre dientes. —¿Hay incluso una puerta para llamar?
—¿Has estado allí? —le pregunté.
—Vengo de allí.
Tantas preguntas salieron a la superficie, pero Luc volvió a hablar. —
Tenemos que hacer unas... llamadas. Asegurarnos de que se sepa sobre
nues mantener un bajo perfil durante un par de días.
tra
—Vamos al ATL. —La cresta de Kent se balanceaba—. A Hot-lanta 22, que
llega
rima con Mylanta. Y santa. Ah, y con Fanta 23. —Hizo una pausa—. Dios,
da.
haría cosas sucias y desagradables por algunas Fanta en este momento.
Tend
¿Y tú, Evie? Nunca he preguntado ¿Te gusta la Fanta?
remo
s que Lo miré fijamente. —No la he probado.

22
Canción de The Allman Brothers Band
23
Fanta es una marca de refresco con gas, propiedad de la compañía The Coca-Cola Company
—¿Qué? Eso es lo primero que haremos cuando lleguemos a Peach tree 24.
Voy a conseguirte un poco de Fanta. Es como un orgasmo de fruta
carbonatada en la boca.
Mis ojos se abrieron. Las imágenes que estaban en mi cabeza…
—Dios—murmuró Zoe por lo bajo—. En realidad no vamos a Atlanta, sino
a uno de los suburbios.
338 Mi estómago tomó ese momento para recordarme que en realidad había
cinco cosas que estaba tratando de ignorar.
Luc levantó la cabeza de la ventana e inclinó su cuerpo hacia el mío. —
¿Hambrienta?
No tenía sentido mentir. —Sí.
—Detente en la próxima estación de servicio o paradero —ordenó.
—Sí, señor. —lo saludó Kent.
—¿Seguro que es una buena idea? —Grayson retiró las piernas del tablero
—. Solo estamos en Virginia. No tan lejos.
—Hacemos una parada rápida y volvemos a la carretera. —Luc se inclinó
hacia delante y apoyó los brazos sobre los muslos—. Deberíamos estar
bien.
Deberíamos no sonaba exactamente tranquilizador.
—Lo haremos bien—dijo Zoe.
A partir de ese momento, la conversación giró en torno a los diferentes
tipos de Fanta que Kent insistió en que debía probar, y honestamente,
Dios, solo pensé que había un tipo. Unos quince minutos después, tomó
una salida cerca de Richmond, y terminamos en el estacionamiento de un
gran Exxon abierto toda la noche. Solo había otro auto en el
estacionamiento.
Zoe e el brazo, llamando mi atención. Ella ya había salido y estaba inclinada
me sobre el asiento. —Tu bolso está en la parte de atrás. Es posible que
tocó desees tomar una camisa limpia antes de dirigirte allí.
ligera
Al principio no le entendí, pero luego miré mi camiseta y vi las manchas
ment
oscuras en mi pecho y estómago. Sangre.

24
Dos opciones probables: Es un árbol conocido como: melocotonero. Pero, parece que también es
un restaurante/Tienda de regalos cerca de Main Street.
Sí. Eso atraería atención no deseada.
Reprimiendo un estremecimiento, asentí y salí. Al levantar la vista, vi que
Grayson y Kent ya estaban cruzando el estacionamiento, entrando al
lugar. Zoe se demoró al otro lado, dándome la espalda mientras miraba el
camino. Mis piernas se sentían temblorosas mientras caminaba hacia la
parte trasera del Yukón. La escotilla ya estaba abierta, y mi bolso morado
339 estaba allí.
La bolsa que mamá había empacado.
Parpadeé rápidamente, luchando contra la humedad que se acumulaba en
mis ojos mientras abría con cuidado la cremallera y abría los costados. El
sobre de dinero todavía estaba allí, al igual que el pasaporte... y Diesel.
Tratando de no pensar en las manchas a lo largo del sobre o en cómo todo
se metió en esta bolsa, saqué la primera camisa que vi. Después de
asegurarme de que la costa estaba despejada, me quité rápidamente la
camisa arruinada, planeando tirarla al basurero más cercano o tal vez
quemarla. Uno de los dos. Me puse la camisa nueva, inhalando el aroma
del detergente.
El dolor se apoderó de mi pecho, tan real y tan fuerte. Casa. Mi camisa
olía a casa, a mamá.
Corté esos pensamientos y comencé a cerrar la bolsa, deteniéndome de
repente cuando pensé en mi teléfono. ¿No lo había dejado caer en mi
bolso?
—No encontrarás tu teléfono —dijo Luc.
Jadeando, me di la vuelta, colocando una mano contra mi pecho. —Cristo,
me vas a dar un ataque al corazón.
—No quisiera que eso suceda. En serio. —Dio la vuelta por la parte trasera
del SUV—. Destruimos tu teléfono cuando llegamos a la casa en Columbia.
Probablemente no lo suficientemente pronto. Después de todo, nuestra
ubicación fue descubierta con una rapidez que fue impresionante.
Meses atrás, me habría vuelto loca si mi teléfono hubiera sido destruido.
Quiero decir, mi teléfono tenía todo. Incluso un juego de Candy Crush que
había estado jugando durante aproximadamente dos años seguidos,
alcan 935. ¿Pero hoy?
zand
Solo suspire. —Bueno.
o un
nivel Luc apoyó su cadera contra el SUV. Estaba callado mientras yo
de acomodaba la ropa. —Tenía que hacerlo —dijo finalmente.
Cerrando mi bolso, lo enfrenté. Sabía exactamente de qué estaba
hablando. —Sé que lo tenías que hacer. Sé que eso suena duro, pero tenía
que suceder. Nos iban a matar…
—El hombre que tenía su arma contra ti no tenía balas cargadas en su
arma. —Sus brazos se cruzaron sobre su pecho—. Era una especie de
tranquilizante. No estaban planeando matarte.
340 La conmoción me recorrió. —¿Por qué eso se siente peor que ellos
queriendo matarme?
—Porque lo es.
Un escalofrío me atravesó. Daedalus no me quería muerta.Solo me querían,
y sabiendo lo que sabía, eso sería peor que la muerte. Aparté esos
pensamientos, porque ¿qué podría hacer al respecto ahora? Nada. Di un
paso hacia Luc. —¿Estás bien?
Luc no respondió por un largo momento. —No son sus muertes las que me
molestan, Evie. En el momento en que vinieron por ti, eso fue todo para
ellos. No iban a salir de ahí. Ni siquiera es lo que sucedió en Foretoken.
Perder a Chas y a Clyde me va a comer, no hay duda en ello, pero lo que te
está sucediendo ahora es mi culpa.
Se me revolvió el estómago.
—Te hice esto —dijo—. Te hice esto para salvarte, y todo lo que he hecho
es ponerte en la mira del Daedalus.
341

30
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty

I ntenté que Luc me hablara después de lo que me había dicho, pero


él estaba siendo imposible. Además, no tuvimos la oportunidad. No
había privacidad y no teníamos tiempo.
Así que dejaría esa conversación para más tarde.
Después de usar el baño y tomar un buffet de papas fritas y galletas de la
estación de servicio, volvimos a la carretera. Mi estómago lleno me dijo que
había comido de más. Incluso había un refresco Fanta naranja, cortesía de
Kent. En algún momento, Zoe se subió a los asientos detrás de nosotros,

342
estir debí haberlo hecho, porque después de un tiempo, me encontré
ándo acurrucada al lado de Luc. La luz del día entraba por las ventanas cuando
se todos mis sentidos se activaron y comenzaron a funcionar nuevamente.
mien
El pecho de Luc subió y cayó profundamente debajo de mi mano. Estable.
tras
La mano sobre mi cadera estaba quieta. Estaba dormido y no quería
yo
despertarlo. No me atreví a moverme o respirar demasiado fuerte. Mi
mira
mirada se movió desde el respaldo del asiento.
ba
por Y directo a los ojos azules ultra-brillantes de Grayson.
la
Contuve el aliento, pero logré no moverme.
venta
na, Grayson estaba mirando alrededor de su asiento, mirándome, a nosotros.
obser Whoa ¿Cuánto tiempo había estado haciendo eso?
vand
o los —Espeluznante —articulé.
valle Él sonrió y mi nariz se arrugó. La amplia sonrisa de oreja a oreja era aún
s más espeluznante. Su mirada se alzó, y luego comenzó a darse vuelta,
cubie dejándome para pensar cómo sentarme sin despertar a Luc. Solo tendría
rtos que ser sigilosa, como un...
de
árbol El pulgar unido a la mano en mi cadera se movió. El aire se enganchó en
es mi garganta. El movimiento no fue una contracción. Oh no, fue un
pasa deslizamiento lento y muy controlado del pulgar sobre la curva de mi
r cintura, provocando una serie aguda de hormigueo en mis piernas y en mi
borro costado.
sos. Volví a mirar el asiento frente a mí, mi respiración ahora era rápida y
No superficial.
recor Luc estaba... estaba dibujando... ¿símbolos? Un círculo perezoso.
daba Una estrella. ¿Una… &?
habe
rme Definitivamente estaba despierto.
qued Cada parte de mi ser se centró en ese pulgar, sin dejar espacio para
ado pensar por qué estaba aquí, a dónde nos dirigíamos o qué había sucedido.
dorm Mi cerebro se había retirado oficialmente, entregando el control a mi
ida, cuerpo, y mi cuerpo estaba lleno de curiosidad.
pero
Luc dibujó un chulito.
Una tensión cálida y embriagadora me invadió, y dentro de mis zapatos,
mis dedos de los pies se curvaron. Luc apenas me tocaba y mi corazón
seguía acelerado.
Mis ojos se cerraron e inmediatamente la vi, mi madre en su verdadera
forma, yaciendo muerta en el piso de mi habitación. La tristeza atravesó la
agradable bruma. Me puse rígida mientras mis pensamientos vagaban de
343 eso a otro choque de trenes. Después de lo que sucedió con April, supe que
pasaría un tiempo antes de que mi vida volviera a la normalidad. Si es que
algu esas dos vidas. Pero mientras yacía allí, acurrucada contra Luc, escapando
na a una ciudad en la que nunca había estado y luego a otra que creía
vez destruida, me di cuenta de que tal vez sabía por qué Luc no había querido
lo incluirme en lo que hacía en el club.
hací
No había lugar entre esos dos mundos. Estabas dentro o fuera, y ahora no
a.
había otra opción. Ahora lo sabía muy bien.
Supu
se Su mano se detuvo.
que
Respirando lentamente, respiré hondo, volví la cabeza y miré hacia arriba.
tenía
algu Sus ojos color amatista se encontraron con los míos. —Oye.
na
—Hola—gruñí.
esper
anza —Lo siento —susurró, y supe que estaba hablando sobre cómo no había
de tenido opción en esta situación. Tal vez ni siquiera necesitaba echar un
pode vistazo a mis pensamientos para saber a dónde iban.
r
volve Me incorporé, apartándome el pelo de la cara, sin sorprenderme al
r a la descubrir que se sentía como si una ardilla hubiera anidado en él.
escu Mirando por encima de mi hombro, vi que Zoe todavía estaba dormida,
ela, acurrucada en el asiento trasero. Dándome la vuelta, junté mis manos.
ver a
Jame —Muy amable de su parte que finalmente se unan a nosotros —murmuró
s y Kent desde el asiento del conductor.
grad No podía creer que aún condujera, pero me di cuenta de que el moretón y
uarm el labio partido se habían ido. Eché un vistazo al asiento del pasajero.
e. ¿Grayson lo había curado?
Que
podrí Miré por la ventana, entrecerrando los ojos. No tenía idea de dónde
a estábamos. Estábamos rodeados de árboles gruesos y altos, divididos
tener esporádicamente por lindas casas de aspecto antiguo. Kent dobló por un
camino angosto, y esos robles antiguos finalmente cubrieron la calle,
creando una espeluznante cubierta que me recordó a dedos huesudos y
alargados.
Así no era como me imaginaba un suburbio de Atlanta. —¿Dónde
estamos?
—A unos cinco minutos de donde necesitamos estar, Evie Beanie—
respondió Kent, y fruncí el ceño—. Estamos en Decatur.
344 ¿Evie Beanie? Creo que prefería pastelito. —¿Qué tan lejos está de
Atlanta?
—No muy lejos en absoluto. Unas pocas millas —respondió—. El sistema
ferroviario MARTA va desde Atlanta hasta aquí. Muchos viajeros. Mucha
gente que no nos va a prestar atención.
Mis —Decatur es una ciudad vieja, fundada antes de la Guerra Civil. —Luc se
man movió en el asiento a mi lado. Un segundo después, golpeó su mano contra
os se el respaldo del asiento, haciéndome saltar.
retor
—¿Qué demonios? —Zoe se levantó, deteniéndose a escasos centímetros
ciero
de golpearse la cabeza contra el techo del automóvil. Se giró hacia Luc con
n
los ojos entrecerrados—. Imbécil.
junta
s Él sonrió mientras levantaba su mano, arrastrando sus dedos a través de
nervi las ondas desordenadas. —Casi estamos allí.
osam
—Sabes, podrías haberme despertado de una manera agradable —
ente.
respondió ella.

Los... Se rio por lo bajo. —Me conoces mejor que eso.
los
árbol —Cierto—murmuró, sentándose. Su mirada parpadeó hacia la mía—.
es ¿Cuánto tiempo has estado despierta?
son —Solo unos momentos.
herm
osos. —Apuesto a que no te despertó así. —suspiró Ella.
Espel Sonreí un poco, y me sentí rara cuando miré hacia adelante. Soltando un
uzna suspiro tembloroso, volví a mirar por la ventana, porque eso era más fácil
ntes que, bueno, pensar en todo en este momento. El Yukón disminuyó la
pero velocidad y luego giró a la derecha, subiendo una colina empinada. La luz
herm del sol se asomó a través de los árboles cuando algunos de los robles se
osos. despejaron. Una casa apareció a la vista.
Una gran casa de madera, como una cabaña, pero mucho más grande.
Dos pisos con un porche elevado, el lugar parecía un refugio. Me incliné
hacia adelante, mi mirada patinando sobre las muchas ventanas. —¿De
quién es esta casa?
—Mía —respondió Luc.

345 Inclinándome hacia atrás por la ventana, lo miré. —¿Qué?


Un lado de su boca se levantó. —Tengo muchas propiedades bajo una
identificación falsa con dinero real. —Hizo una pausa, rascándose
ociosamente el pecho—. Esta es una de ellas.
La conmoción me dejó sin palabras, y no sabía por qué, de todo lo que
había sucedido, que él poseyera múltiples propiedades me sorprendió
tanto. Tal vez fue porque no lo había mencionado. Por otra parte, no podía
entender cuándo surgiría eso en la conversación.
El Yukón se detuvo frente a la puerta de madera de un garaje. Grayson
abrió la puerta del pasajero. El motor todavía retumbaba cuando
realmente me di cuenta del lugar dónde estábamos.
Ya no estaba en Maryland.
Estab é pasa ahora?—No le pregunté a nadie en particular. Fue
a en
Georgi Luc quien respondió—: Entramos.
a, en Tragando el nudo en mi garganta, lo miré.
una
ciuda —Descansamos. Esperamos —dijo él, su mirada sostenía la mía—. Eso es
d de lo que hacemos.
la que
nunca Nada de eso sonaba lo suficiente. De ningún modo. Podríamos descansar
había Podríamos esperar, pero había más. —Necesitamos averiguar qué
oído demonios me hicieron y por qué llevó a esto.
habla La admiración bailaba a través de sus rasgos llamativos. —Lo haremos.
r.
El interior de la casa era asombroso, tan hermoso y espacioso como lo era

en el exterior. El nivel inferior estaba completamente abierto, el espacio
¿ dominado por una gran sala de estar con uno de esos sofás seccionales
que eran dos amplios cojines; el tipo de sofá que te tragaría y nunca te
Q
dejaría salir. Había un televisor del tamaño del Yukón montado en la
u pared. Había un comedor y una cocina digna de un chef famoso. Había
escaleras que conducían a un segundo piso.
—¿La gente vive aquí regularmente? —pregunté, pensando que era un
desperdicio de hermoso espacio para permanecer vacío.
Luc caminó hacia adelante, hacia la cocina. —Mucha gente entra y sale,
pero nadie se queda aquí regularmente.
—Es mi lugar favorito. —Kent se zambulló en el sofá, aterrizando con un
gruñido feliz—. Despiértame antes de que te vayas…
346 Me detuve detrás del sofá, frunciéndole el ceño. Había plantado la cara en
uno de los cojines, y todo lo que pude ver fue el flácido mohawk azul.
Grayson entró en la cocina, siguiendo a Luc, que ahora estaba en la
nevera. —Vamos a necesitar abastecernos de algo de comida y bebidas —
dijo, con la cabeza inclinada mientras miraba lo que había en la nevera.
—¿Cuánto tiempo crees realmente que estaremos aquí? —pregunté.
—Lo que le tome a Daemon saber qué pasó. —Cerrando la puerta, se
enderezó y caminó detrás de una enorme isla de la cocina—. Eso es lo que
estamos esperando. ¿Ves esa puerta allí?—Él asintió a las dos puertas al
otro lado de la cocina—. La de la izquierda es la despensa. La de la
derecha conduce al sótano. No bajes al sótano.
—Bueno, eso suena como el comienzo una película de terror—respondí.
Me lanzó una mirada seca.
Levanté mis manos. —Está bien Lo que sea. —No es como si lo estuviera
planeando. Los sótanos siempre estaban llenos de arañas, telarañas y
fantasmas, pero ahora tenía mucha curiosidad.
Z e. —Me dirijo arriba para elegir una habitación.
o
e —¡No es justo!—Llegó la voz apagada de Kent, pero no se movió de su
p posición boca abajo en el sofá.
a Zoe sacudió la cabeza mientras se dirigía hacia las escaleras. Recogiendo
s
mi bolso, la seguí. —Hay dos habitaciones principales —explicó cuando
ó
llegamos a la cima—. Una al final de cada pasillo.
r
o —¿Has estado aquí antes?
z
á Zoe asintió sin mirarme.
n
—¿Cuando?
d
o Se dirigió hacia una habitación cerrada con puertas dobles. —La última
m vez fue este verano cuando yo...
Mi mente retrocedió en el tiempo. —¿Cuándo dijiste que te ibas de
vacaciones con tu tío? Me dijiste que iban a Ocean City.
—Vine aquí en su lugar. —Zoe empujó la puerta y nos recibió un aire
fresco que olía ligeramente a madera de teca—. Tenía que hacerlo. De
todos modos, tú tomas esta habitación. Tiene su propio baño, como la que
está en el otro extremo, la cual tomaré yo. Los chicos pueden tener las
347 otras habitaciones y compartir el otro baño.—Encendiendo una luz, se
detuvo y se volteó hacia mí—. Porque no estoy compartiendo un baño con
ellos. —Hizo una pausa—. ¿Pero supongo que compartirás uno con Luc?
No sabía cómo responder eso. Estábamos juntos. Novio. Novia. Sin
embargo, compartir una habitación parecía… el siguiente nivel. Entonces,
solo me encogí de hombros.
Zoe arqueó una ceja.
Al entrar en la espaciosa habitación, dejé mi bolso en la cama y luego me
senté. Zoe se unió a mí después de unos segundos. No dijimos nada
mientras estábamos sentadas allí, mirando la puerta cerrada del baño.
Escaneé la habitación, encontrando una guitarra en la esquina.
Esta era la habitación de Luc.
Ella habló primero. —No era así como esperaba que pasaría mi
semana.
Mis labios se torcieron, y luego una risa áspera estalló en mí. —Ni la mía.
—Vamos a estar bien. —Ella chocó su hombro con el mío—. Nos
dirigiremos a la Zona 3, y habrá personas allí que nos podrán decir lo
que… te hicieron. Tendrán respuestas y estaremos a salvo.
Tragando saliva, asentí. —¿Volveremos a ver a Emery y Heidi?
—Si. Por supuesto. Se dirigen hacia allí, pero van a mantener un perfil
bajo Solté una risa seca—. ¿Vivimos nuestros días allí, en una ciudad destruida
por por las armas PEM? No hay clases. Sin escuela. Sin universidad. Ningún
un trabajo, supongo.—Negué con la cabeza—. ¿Es ese el futuro?
tiem
Zoe guardó silencio por un largo momento. —No lo sé, Evie. Realmente no
po.
lo sé.
Fuer
on
vista
s, así
que
solo
tiene
n
que
tener
cuid
ado.
—¿Y
luego
qué?

preg
unté,
mirá
ndol
a—.
¿Qué
pasa
una
vez
que
llegu
emos
allí?
Desc
ubri
mos
qué..
. me
hicie
ron,
¿pero
luego
qué?

348

31
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty

L o primero que hice cuando Zoe se fue para tomar su habitación


fue ducharme. Me sentía pegajosa y asquerosa, y esperaba que
una vez que estuviera limpia, mi mente estuviera más clara.
Buscando en mi bolso, saqué un par de jeans y una camisa. Aunque era
cómodo en la casa y sobre todo en noviembre, todavía estaba pegajoso y
húmedo afuera. Mi mano rozó un tubo mientras sacaba un par de
interiores.
Melocotones.

349
Mi cado mi crema hidratante.
alient
o Las lágrimas quemaron el fondo de mis ojos cuando coloqué el tubo sobre
jadeó. la cama y luego saqué a Diesel, colocándolo en la mesita de noche.
Parpadeando para contener las lágrimas, retrocedí y me dirigí al baño.
Mam
á Me quité la camisa, junto con los jeans, mirando hacia abajo. Me quedé
habí helada. Manchas cobrizas marrones estaban en mi estómago, mis
a muslos…
empa Mis manos colgaban sin fuerzas a mis costados.
cado
mi La sangre me había empapado, secándose en mi piel. No lo había notado
crem porque los jeans eran oscuros. Por otra parte, no estaba segura de haberlo
a notado de todos modos. Un dolor sordo en mi pecho me dejó sin aliento.
hidra Miré hacia arriba, captando mi reflejo en el espejo sobre el tocador.
tante Casi no me reconocí.
favor
ita. Cuando me detuve para usar el baño en la estación de servicio, no me
No lo había mirado. No sé por qué. Simplemente no pude. No quería mirarme a
podí mí misma ahora, pero no podía mirar hacia otro lado.
a Sombras tenues se formaron bajo mis simples ojos marrones que parecían
creer cansados. Mi cara estaba más pálida de lo normal, casi como si estuviera a
. Las punto de enfermarme. ¿Era yo? Pensé en Sarah y la bilis negra que había
cosa vomitado. Era posible. ¿Quién sabía lo que pasaría? Las pecas estaban allí,
s siempre ahí. Mis labios se veían un poco secos, y eso fue un poco
locas asqueroso.
habí
an Me toqué la mejilla, donde el hombre me había golpeado. No había marca.
estad Nada.
o
Parecía que siempre lo hacía. ¿Cuántas veces me había parado frente al
suce
espejo de mi baño, tratando de averiguar si era más Evie o Nadia?
dien
¿Cuántas veces me había quedado despierta por la noche, luchando por
do, y
llegar a un acuerdo con quién solía ser y quién era ahora? Incontables
mi
veces.
madr
e Demasiadas.
habí
Porque ahora me parecía tan claro que no importaba. Era una mezcla de
a
ambas, y tampoco era ninguna de ellas.
empa
También parecía que no había dormido en una semana.

350
Tal en ella, conteniendo un gemido cuando el agua golpeó mi piel. Músculos
vez que ni siquiera sabía que tenía gritando de alivio cuando me di la vuelta,
un dejando que la corriente me bañara. Bajé la vista a mis pies y una
mes. bocanada de aire salió de mis labios.
Alejá El agua rosada corría entre mis dedos de los pies, yendo el desagüe.
ndo Sangre. La sangre de mamá.
me
del Me golpeé la cara con las manos, cerré los ojos y apreté los labios,
espej conteniendo la respiración.
o, Mamá.
abrí
la La incredulidad me recorrió, esa parte de mi cerebro que todavía no podía
duch creer que ella se hubiera ido. Solo habían pasado dieciséis horas más o
a y, menos desde la última vez que hablé con ella.
en Dieciséis horas. Tal vez un poco más, pero hace solo unas horas, ella
unos había estado viva…
insta
ntes, Ahora ella se había ido.
se Y ahora me había ido, ¿no?
estab
a Diminutas luces blancas se formaban detrás de mis párpados. Una
form quemadura comenzó en mis pulmones.
ando
¿La gente me estaba buscando ahora? ¿Dejaron a mamá allí para que la
un
policía la encontrara? La situación tuvo que haber sido reportada.
vapo
¿Alguien había encontrado a mi madre y había comenzado a hacer
r
preguntas? ¿Era una persona desaparecida, asumida... muerta? ¿O el
cálid
público ni siquiera sabía lo que pasó? Tal vez nos habían borrado.
o y
enca Mi cabeza comenzó a nadar y mi cuerpo comenzó a sentirse destrozado.
ntad
Un temblor sacudió mis brazos y luego mis piernas. Empecé a quebrarme,
or.
pero me contuve. Apartando las manos de mi cara, abrí los ojos y la boca,
Me
arrastrando profundos tragos de aire, tan profundo que me ahogué y luego
quité
me tambaleé. Lanzando un brazo, golpeé mi mano contra la pared de
la
azulejos y me estabilicé.
ropa
resta Mantenerme entera y tranquila. Eso es lo que necesitaba hacer.
nte y Mantenerme tranquila. Yo podía hacer esto. Tenía que hacerlo.
entré
Así que lo hice.

351
Abrí roto antes?
los
La inquietud se deslizó a través de mí mientras levantaba mi rostro hacia
ojos
el agua, pero forcé mi mente en blanco, y luego cosí cada parte rota de
y me
nuevo. Me lavé el pelo dos veces, me froté el cuerpo dos veces con el
ende
maravilloso gel de baño con aroma a madera que estaba segura de que
recé,
pertenecía a un hombre. Incluso me froté la planta de los pies y entre los
quité
dedos de los pies. Cuando terminé de ducharme, mi cuerpo estaba rosado
la
por todo el lavado, y pensé que lo había arreglado.
man
o del Agarré una de las toallas grandes y esponjosas y la envolví alrededor de
azule mí, apretando las dos mitades sobre mis pechos. Al encontrar un peine,
jo, el me puse a desenvolver todos los enredos ridículos mientras me miraba los
azule pies, porque evitar el espejo parecía contraproducente para mantenerme
jo cuerda.
roto.
Satisfecha con mi cabello, abrí la puerta del baño, salí e inmediatamente
Mi
me encontré cara a cara con un pecho bien esculpido, dorado y húmedo.
cabe
za se El pecho de Luc.
incli
Jadeando, retrocedí un paso mientras mis manos volaban hacia mi toalla,

aferrándola por mi vida. Mi mirada se disparó hacia la suya.
hacia
un Todo el oxígeno huyó de mis pulmones, mi cuerpo y mi cerebro al ver su
lado expresión, su mirada.
mien
tras Sus ojos estaban muy abiertos, y el tono púrpura estaba literalmente
mira agitándose, arremolinándose con una potente emoción que chamuscó las
ba puntas de mis oídos. Sus rasgos eran marcados y agudos, llenos de
entre tensión. Los labios se separaron, no parecía que estuviera respirando en
ella y absoluto mientras me miraba, y él...
mi Luc parecía... hambriento.
palm
a. Un fino escalofrío patinó sobre mi piel. Las demandas se elevaron hasta la
¿Habí punta de mi lengua. Abrázame. Tócame Bésame. Quédate conmigo, porque
a entonces no tendría que pensar en otra cosa, y sabía que Luc podía
hecho hacerlo posible.
eso?
Su mirada bajó, cayó a donde mis dedos apretaron la toalla y luego bajó.
¿O se
La toalla era grande, pero no era larga. Apenas cubría todas mis partes de
había
chica, y su mirada era lenta y pesada como una caricia.

352
Mi toalla.
coraz
Me sentí desnuda.
ón
come Nuestras miradas chocaron y me di cuenta de lo cerca que estábamos
nzó a parados. Solo unos cuantos metros nos separaban.
latir
Su pecho se levantó. —Eres... —Se interrumpió, pero esa palabra fue
con
profunda, áspera.
fuerz
a en Esa palabra se sintió desnuda.
mi
pech Una mano se levantó de su costado. Una pierna se movió hacia adelante,
o, y hacia mí, y un cálido rubor se extendió por mi piel. Las pupilas de sus ojos
esas se convirtieron en diamantes.
pesta Humedecí mis labios cuando una sensación nerviosa me inundó, y un
ñas sonido profundo y gutural salió de él, haciendo que los músculos bajos de
impo mi estómago se contrajeran.
sible
ment Sabía que, si me tocaba ahora, estaría perdida. Él estaría perdido.
e Luc parpadeó y fue como un interruptor que se enciende. Él dio un paso
grue atrás. Sus mejillas parecían profundizarse en color. ¿Se estaba
sas sonrojando?
se
levan Dios mío, Luc estaba sonrojado.
taron —Lo siento—dijo, su voz áspera y cruda—. Me di una ducha en la otra
cuan habitación y venía a buscar la guitarra. Iba a entrar y salir. —Él tragó
do él saliva—. No tenía la intención de que esto sucediera.
levan
tó su Le creí, pero surgió la confusión. —Está bien.
mira Luc abrió la boca pero pareció cambiar de opinión. Por un segundo,
da. pareció completamente nervioso. Se giró, con movimientos más rígidos que
Sentí su gracia fluida normal, y salió de la habitación sin mirar atrás. Y me
que quedé en el mismo lugar durante varios momentos, preguntándome qué
ni demonios había pasado. ¿Qué estaba pasando con él?
siqui
era Miré hacia donde la guitarra todavía estaba recostada.
lleva Luego me cambié rápidamente. Descalza, crucé la habitación y salí al
ba pasillo. Vi la puerta abierta a la habitación al otro lado del pasillo. De
una alguna manera sabía que él estaba allí.

353
Me la cabeza. Cuando su cabeza se liberó del cello, se quedó quieto, dejando
acerq que el dobladillo flotara.
ué y
Luc sabía que estaba allí.
miré
aden —Olvidaste la guitarra.
tro.
—Sí, más o menos lo hice. —Se giró muy lentamente, y tal alivio parpadeó
Luc
en su rostro cuando me vio que me pregunté si había pensado que todavía
estab
estaba usando solo la toalla.
a
para Sintiéndome insegura, me quedé en la puerta. —Vi que tenías una guitarra
do en tu departamento. Supongo que tocas y no fue solo para alardear.
frent
e a Esa declaración sonó tan estúpida en voz alta como lo hizo en mi cabeza.
una Luc asintió con la cabeza.
cama
ango —¿Es esa habitación normalmente tuya?
sta, —Sí, pero la habitación es toda tuya. —Luc me miró por completo, su
con mirada recorría mi rostro—. Probablemente deberías descansar un poco.
todos Grayson y Zoe se dirigieron a la tienda de comestibles para recoger algo de
los comida. Estarán afuera por mucho tiempo.
músc
ulos —No creo que pueda dormir ahora mismo. Hay demasiadas cosas en mi
largo cabeza. —La incertidumbre se arraigó en mi pecho. Quería preguntarle por
s y qué no se quedaba conmigo, pero no podía pronunciar las palabras. Tal
delga vez solo quería darme mi espacio o tener algo de espacio para él. No era
dos gran cosa.
de su —Comprensible —dijo.
espal
da La energía ansiosa zumbó a través de mí mientras juntaba mis manos. —
expu ¿Kent todavía está desmayado en el sofá?
estos —Sí. Se podría arrojar una bomba nuclear y no se despertaría.
mien
tras —Debe ser agradable. —Justo en ese momento, se me acabaron las cosas
se que decir, bueno, cosas que tuve el coraje de decir. Empecé a irme—. Está
poní bien, um. Supongo que intentaré descansar un poco…
a —Mi verdadero nombre es Lucas.
una
cami Pensando que estaba escuchando cosas, me di la vuelta.
sa
Luc se sentó en el borde de la cama. —Bueno, al menos así me llamaban
sobre
cuando estaba con Daedalus. Nunca tuve un apellido. Yo solo era Lucas.

354
Cami Una sonrisa irónica torció sus labios—. Ya nadie me llama así. Demonios,
nand la mayoría ni siquiera se da cuenta de que Lucas es mi nombre. Ni
o siquiera Zoe. París lo hacía, sin embargo. Tú…—Él exhaló pesadamente—.
hacia Tú lo hacías. Te lo dije cuando éramos más jóvenes.— Hubo una pausa—.
él, Ni siquiera sé qué me hizo comenzar a pensar en ello, pero solo quería que
me lo supieras de nuevo.
detu
La simpatía aumentó mientras lo observaba, a pesar de que ahora estaba
ve
descubriendo que me habían dado algo que tenía la posibilidad de
justo
mutarme aún más, algo que me había dado la capacidad de luchar y
antes
matar brevemente. Hubo brechas de tiempo que no se pudieron explicar,
de
un verano completo que simplemente faltaba, y me enfermaba pensar
tocar
demasiado al respecto. Era un experimento, pero aún no tenía idea de
lo.
cómo era crecer como él y Zoe. Al final del día, no importaba lo poderosos
Un
que fueran. Todavía tenían emociones y pensamientos humanos, deseos y
insti
necesidades, y todo les había sido despojado, incluso un apellido.
nto
innat Mi corazón se rompió por él, por todos ellos y por nosotros. —Podrías darte
o me un apellido, ¿sabes?
dijo
—Parece un poco tarde para eso.
que
no —¿Por qué?—Me apoyé en una cómoda—. No creo que haya un límite de
querr tiempo para elegir un apellido.
ía
eso. Él inclinó la cabeza. —Sabes, tienes un buen punto.
— —Por supuesto que sí. —Sonreí débilmente—. Elige uno.
Los
apelli Sus cejas se alzaron. —¿Ahora mismo?
dos —¿Por qué no? No es que tengamos algo mejor que hacer.
están
sobre Estirando sus largas piernas, las cruzó por los tobillos. —Tenemos que
valor averiguar qué te hicieron.
ados. Me tensé.—Tenemos que hacerlo, pero ¿tenemos que hacerlo ahora?
— Un lado de su boca se inclinó hacia arriba. —No. Solo porque no hay
Supo mucho que podamos descubrir mientras estamos aquí. Cuando lleguemos
ngo a la Zona 3, habrá personas allí que pueden saber. O sabrá a dónde ir. —
que Hizo una pausa—. Es raro.
sí.—
—¿Qué es raro?

355
— Bueno, es un mal momento para que tus habilidades que todo lo saben no
Que intervengan.
no sé
—Eso es verdad. —Me miró.
lo
que —Tampoco sabes lo que son Sarah y April, o eran, lo que probablemente
te sea lo que soy—señalé.
hicie
—Gracias por mostrar mis defectos.
ron—
respo Sonreí. —Eso es para lo que estoy aquí.
ndió,
cruz —Eso y decirme que elija un apellido.
ando Asentí.
los
braz La mirada de Luc se alzó hacia la mía. Pasó un momento y luego palmeó el
os espacio a su lado. —Siéntate. Necesito tu ayuda, y tu cercanía me
sobre inspirará.
el —Eso no tiene sentido. —Pero me aparté de la cómoda y me acerqué,
pech sentándome en la cama. No había mucho espacio, por lo que nuestros
o—. muslos estaban presionados uno contra el otro—. ¿Feliz?
Sigo
pens Me miró con una sonrisa misteriosa. —Casi. Está bien. —Cruzó los tobillos
ando —. Creo que sé cuál quiero que sea mi apellido.
en —¿Cuál?
eso.
Lo sé —Creo que será un apellido apropiado. Te gustará.
todo. —Solo el buen Señor sabe lo que va a ser —respondí secamente.
Siem
pre. —King25.
¿Per —¿Qué?—Arqueé una ceja.
o
esto? —King. Me voy a poner el apellido King.
No
—Wow.—Me reí—. Ni siquiera sé qué decir al respecto.
tengo
ni —Luc King. Creo que suena increíble.
idea.
—Creo que parece que deberías ser un jefe de la mafia.

—Como dije, completamente apropiado.

25
Al español significa: Rey…

356
Pasé yo. —Sabes que eres rudo. Puedes flotar en el suelo.
los
—¿Es un requisito para ser rudo?
dedo
s por —Estoy bastante segura de que lo es. —Me puse el cabello detrás de la
la oreja y dejé de mover los pies—. Entonces, todo esto de la Zona 3.
alfo Realmente no lo entiendo. Esas ciudades son básicamente inútiles,
mbra ¿verdad? Sin electricidad. Nada. Y todos han sido evacuados.
suav
Luc inhaló profundamente. —Las ciudades no están vacías. Nunca lo
e y
han estado.—Se giró hacia mí, apoyando una mano en la cama detrás de
sonr
él—. El público en general cree que el agradable y atento gobierno entró
eí. —
allí y evacuó a todos después de que se arrojaron las bombas EMT y todos
Tiene
los Luxen estaban muertos, ¿verdad?
un
sonid Mi frente se arrugó. —Tenían que hacerlo, ¿verdad? Porque allí no
o funciona nada: no hay luces, no hay refrigeración ni calefacción. No hay
agra estufas ni equipo médico. Podría seguir, pero creo que entiendes el punto.
dable
. Luc Me estudió de cerca. —No lo hicieron.
King, La incredulidad dio paso al puro shock. —¿En serio me estás diciendo que
rudo dejaron gente allí... amurallada en esas ciudades, y luego le dijeron al
extra mundo que evacuaron a todos los humanos de allí?
ordin
ario. —Si. Eso es lo que te estoy diciendo.

— Lo miré boquiabierta. No tenía ninguna razón para no creerle, pero esto


¿Qué? era enorme y también horrible.
¿Cree —Hubo personas que no pudieron evacuar. Los que eran ancianos o
s que
enfermos. Aquellos que eran demasiado pobres o tenían una familia que
soy
debían cuidar. Gente, gente humana, que el gobierno decidió no
rudo?
merecedores de ser salvadas. Personas que ellos pensaron que no
Le aportarían para construir un mañana mejor y seguro.
lancé
El horror creció. —Oh Dios mío…
una
mira Su cara era dura. —No creo que Dios haya tenido nada que ver con
da de eso, pero la gente sí. Humanos Los imbéciles más grandes de la Tierra.
sosla
No podría discutir eso.
—Cada una de las zonas tenía diferentes grados de población en ellas.
Mucha gente tiene... bueno, digamos que sus condiciones de vida eran tan
pobres que muchas no lograron pasar el primer año de las murallas.
Muchos de ellos estaban muriendo dentro de esos muros, en esas
ciudades estériles alimentadas con la mentira de que venía ayuda, y
finalmente llegó la ayuda. El Luxen.

357 —¿El... Luxen no registrado?


—Si. Esas ciudades pueden estar sin electricidad, pero no sin poder.
Tanto mo el mundo no sabía esto? Las paredes se habían levantado rápidamente,
asco e increíblemente, pero ¿cómo podría el mundo no saber que había gente en
ira me esas ciudades?
llenar
on —El mundo solo ve lo que quiere ver—respondió Luc a mi pregunta no
que ni formulada en voz baja—. No quieren reconocer cuán inhumanos pueden
siquie ser los humanos. Esta no es la primera vez que la gente se queda atrás
ra cuando ocurre una tragedia.
podía
pensa —Pero ¿Cómo podrían ocultarlo? No todos en el mundo son unos imbéciles
r con indiferentes.
clarid —Las bombas de pulso. Los aviones no pueden volar a menos de cien
ad.
millas de esas ciudades. Los drones tampoco funcionan. Las imágenes de
¿Cóm
satélite se interrumpen en las áreas, al igual que las señales de los
o
teléfonos celulares. Los expertos dicen que será así durante al menos otra
podría
n década más o menos.
dejar Él estaba en lo correcto. Me había olvidado tontamente del radio de las
a la consecuencias y de cómo varios aeropuertos importantes cerca de esas
gente ciudades tuvieron que reubicarse. —¿Entonces estas personas están
allí?
atrapadas allí?
¿Cóm
o —Por ahora —dijo—. Están siendo atendidos.
podía
n ser —¿Por los Luxen? ¿Por los Luxen no registrados?
tan
—Registrados y no registrados.
inhu
mano —¿Cuándo comenzaste a ayudar a los Luxen a ir allí? —pregunté,
s? esperando que no me dejara afuera como solía hacer.
¿Có Él no lo hizo.
—Cuando el presidente McHugh comenzó a hacer campaña. Dijo cosas
que incomodaron mucho a los Luxen. Comenzó con querer trasladar a los
Luxen a sus propias comunidades.—Su labio se curvó en una sonrisa
burlona—. Creo que las comunidades son el código para otra palabra con
C menos atractiva, que la historia nunca ha visto favorablemente.
Un escalofrío me atravesó. No, ni por un segundo pensé que algo bueno
358 podría venir de las comunidades exclusivas de Luxen.
—La Zona 3 es uno de nuestros escondites para aquellos que estamos
ayudando a trasladar y si alguien necesita mantener un bajo perfil.
Obviamente, transportar Luxen tiene sus riesgos.
—Obviamente —murmuré, una vez más impresionada por él, por todos
ellos—. No sé si alguna vez te dije esto o no, pero lo que estás haciendo es
increíble.
Él se encogió de hombros. —Lo que estoy haciendo también significa
que mucha gente me debe favores.
Lo a los Luxen.
miré
Luc no respondió de inmediato. —¿Y por qué piensas eso?
de
cerca —Porque siento que te conozco lo suficientemente bien como para saber
. — que eso no es cierto—le dije.
No
Su mirada parpadeó sobre mi rostro y deseé que me tocara. Deseaba que
creo
hiciera más.
que
recog —No creo que me conozcas tan bien como crees que lo haces—dijo.
er
favor —¿Por qué dirías eso?
es —Porque me estás dando demasiado crédito. —Levantó un hombro y luego
sea cambió de tema antes de que yo pudiera responder—. Obviamente, un
la gran problema con las zonas es la comunicación. Como los teléfonos
únic celulares no funcionan dentro de un radio de aproximadamente 160
a kilómetros de las ciudades, establecimos puntos estratégicos fuera de ese
razó radio, lugares donde se pueden dejar mensajes en los teléfonos
n por desechables.
la
que —Una lechuga de Harry Potter sería realmente genial —murmuré.
estás —Cierto.
ayud
ando El silencio cayó entre nosotros mientras mi mente divagaba sobre lo que
había aprendido. Había una sensación de asombro y desesperanza, una
mezcla extraña. La cuestión era que Luc y la pandilla no podían trasladar
a todos los Luxen a zonas más seguras. Muchos se verían obligados a
ingresar a estas comunidades.
Había que hacer algo, porque no había forma de que todos los Luxen
pudieran ser trasladados.
—Hey. —El dorso de su mano rozó mi mejilla cuando atrapó un mechón de
359 cabello, colocándolo detrás de mi oreja.
Levanté la barbilla y mi mirada se movió hacia la suya. Sus ojos brillantes
del color de las lilas, tan intensos, sostenían los míos. Parecía que había
estado a punto de decir algo, pero las palabras se habían quedado en el
camino.
Sus dedos se quedaron justo debajo de mi oreja. Una chispa se encendió,
pasando de su piel a la mía, zumbando en el aire. Tomé un respiro, pero
no fue a ninguna parte.
Por favor.
Eso fue todo lo que pude pensar. Por favor. Quería que me besara. Quería
perderme en él. Quería olvidar y quería recordar.
La tensión cubrió su boca, y mi corazón se aceleró. Su aliento fue un golpe
cálid a maldición salió de la sala de estar, y retrocedí, un poco sin aliento
o a lo cuando la voz de Kent retumbó—: ¿Luc? ¿Evie? Creo que ustedes dos
largo deben venir aquí.
de
Podía sentir la intensa mirada de Luc mientras me levantaba, sin ver
mi
mejill realmente la habitación. —Pensé que habías dicho que todavía estaba
a, desmayado y que una bomba nuclear ni siquiera lo despertaría.
acerc Se aclaró la garganta, pero cuando habló, tenía esa cualidad ahumada. —
ándo Aparentemente, estaba equivocado.
se
más Algo decepcionada y totalmente confundida por la razón por la que no lo
y había besado, salí corriendo de la habitación. Luc estaba justo detrás de
más. mí, deslizándose fácilmente y bajando los escalones primero.
.. Lo miré como si pudiera arrojarle dagas a la espalda y, al pie de la
Una escalera, levantó la vista y me guiñó un ojo.
rápid Mis ojos se entrecerraron.
Kent estaba sentado en el sofá, su atención centrada en la televisión. Su
mohawk había renunciado a la vida y se había dejado caer a un lado.—
Ustedes necesitan ver esto.
—¿Ver qué...?—La voz de Luc se apagó, y luego maldijo.
—¿Qué?—Mi mirada siguió la de Luc cuando bajé a la sala de estar y miré
la televisión.
360 Me quedé boquiabierta.
Había una foto de mi mamá, mi hermosa y feliz mamá. Era su insignia de
Fort Detrick.
El piso se balanceó.
Una mano, la mano de Luc, se envolvió alrededor de mi brazo justo cuando
la imagen en la televisión cambió.
—Oh, Dios mío —susurré.
Estaba mi cara, mi foto sonriente del anuario, para ser exactos, y debajo
de mi cara y mi nombre había palabras en mayúsculas que me
confundían.
SE BUSCA EN RELACIÓ N AL ASESINATO DE SYLVIA DASHER.
3 2

M
Traducido por: Lixeto
Corregido por: Patty
e reí.

Me senté y escuché el informe del jefe de policía de Columbia


mientras la foto de mi madre estaba en el lado izquierdo de
la pantalla y la mía debajo de la de ella. El jefe de policía dijo que era
sospechosa de un asesinato al estilo de una emboscada.
Ni siquiera sabía lo que significaba matar al estilo emboscada. ¿Como si
me hubiera escondido en un arbusto en alguna parte y luego saltara?
El jefe de policía también dijo que me consideraban armada y peligrosa.
Ese es el momento exacto en que me reí.
Así que esa fue mi reacción al escuchar que se sospechaba de mi por del
361 asesinato de mi madre. Me reí y sentí que me iba a reír más. Como en el
tipo de risa que nunca se detiene.
Algo estaba mal conmigo.
¿Nunca pasó por la mente de la policía que tal vez me había pasado algo
malo? ¿Nadie pensó que necesitaba ayuda? Inmediatamente fui implicada
en un acto donde la evidencia tenía que haber demostrado lo contrario. No
era patóloga forense, pero sabía que era obvio ver cómo se disparaba una
bala desde fuera de la casa. ¿Pensaron que era una tiradora experta?
¿Además del hecho de que la puerta principal había explotado?
¿Por qué estaba haciendo estas preguntas? No informaban sobre lo que
realmente sucedió, y sabía lo que eso significaba. La policía estuvo
involucrada en lo que le sucedió a mi madre.
Estaban involucrados con el Daedalus.
Kent apagó el televisor y arrojó el control remoto sobre un cojín. —Las
cosas se pusieron realmente complicadas. Esto es mucho más grande de lo
que habíamos anticipado.
Apreté mis labios porque podía sentir una risita muy inapropiada
burbujeando.
Luc cruzó los brazos sobre su pecho. Su mandíbula estaba tan apretada
que se partiría por la mitad. — Eso es un eufemismo.
me
—Esto es lo que hacen. —Kent se pasó la mano por el pelo azul—. Tuercen
preg
lo que realmente sucedió para que se ajuste a su agenda.
unté
si la Lo miré fijamente, abrí la boca y luego la cerré, completamente perdida en
mita cuanto a cómo responder.
d
La puerta del garaje se abrió de repente, y los tres nos giramos. Grayson y
inferi
Zoe entraron, llevando varias bolsas llenas de víveres. Ellos pararon.
or de
su —¿Qué está pasando? —preguntó Zoe, mirándonos a los tres.
cara
Grayson suspiró. —¿Incluso quiero saber?
—Oh, nada preocupante —dijo Kent, dejándose caer en el sofá—. Solo que
Evie está implicada en el asesinato de su madre en la televisión nacional.
Zoe bajó la bolsa que sostenía.
—No hay nada como un pequeño matricidio para comenzar tu semana —
dije, otra carcajada casi histérica que se acumulaba en mí—. ¿Cierto?

362 —Cierto—murmuró ella.

Miré al techo, incapaz de dormir, incapaz de apagar mi cerebro el tiempo


suficiente como para dormir.
Había sido lo mismo la noche anterior.
Después de que Zoe y Grayson regresaron con las compras, se hizo la
cena. Espaguetis. Comí medio plato y luego me fui a mi habitación y me
quedé allí, fingiendo estar dormida cuando Zoe llamó a mi puerta y gritó
mi nombre.
En el momento en que Zoe me vio en la mañana, ella trató de hablar sobre
lo que había estado en las noticias, pero no le di importancia e intenté
ignorar la expresión de preocupación que se deslizaba en su expresión.
Luc nunca llamó a la puerta, anoche ni esta noche. Se había ido esta
mañana cuando me desperté y, según Zoe, estaba explorando los
alrededores para asegurarse de que no hubiera actividad inusual que
indicara que alguien había descubierto nuestro paradero.
No tenía idea de lo que pasaba con Luc. Algo había cambiado entre
nosotros. Quién era él en mi habitación el día antes de que vinieran por
mamá, para mí, no era el mismo Luc que vi ahora.
Podía ver destellos de quien era él, cuando me lavó las manos y me retuvo
en la Luc del que me estaba enamorando, mientras dormía contra él en el auto.
casa
Pero había una distancia entre nosotros que no entendía, y en este
de
momento, cuando lo necesitaba, se había ido, y no sabía si era por lo que
segu
le sucedió a su club, a Clyde y Chas, o si era algo más.
ridad
. Él La luz de la luna se extendía sobre el techo mientras rodaba sobre mi
era costado. Pensé en mi madre, en lo poco que la conocía. Podría haber
el
estado involucrada en el Daedalus hasta el momento en que le quitaron la
vida con un solo disparo. No tenía idea, y era poco probable que alguna vez
lo supiera.
¿Pero cómo podría ella? Tratándome como si fuera su hija, amándome y
cuidándome.
Conteniendo el aliento, me senté y levanté las piernas de la cama mientras
363 la presión se cerraba sobre mi pecho. No podría quedarme aquí por más
tiempo.
La sala de repente se contrajo. Mi cerebro había decidido claramente
comenzar a meterse conmigo, porque comenzó a arrojar preguntas más
terribles e inductoras de pánico. ¿Olvidaría cómo era mi vida antes, bien,
antes de que todo se fuera al infierno? ¿Podría siquiera sobrevivir?
—Detente. —Mis manos se cerraron en puños.
¿Volvería a ver a Heidi? ¿Estaba ella realmente a salvo? ¿Qué iba a hacer
una vez que llegara a la Zona 3?
Se me cerró la garganta, y luego me quité la camiseta sin mangas y me
puse el sujetador y la chaqueta de punto, ya que no tenía idea de si
alguien más estaba despierto. Me di la vuelta, corriendo hacia la puerta.
Abriéndola con llave, bajé rápidamente las escaleras, mis pies descalzos
susurrando en los escalones. Había dejado una pequeña lámpara al lado
del sofá, que emitía un suave resplandor por toda la habitación.
Moviéndome hacia la cocina, me detuve cuando llegué a la puerta trasera
que conducía a un porche cubierto. —¿Qué estoy haciendo?
—Buena pregunta.
Jadeando, me di la vuelta y vi a Grayson parado en la sala de estar. —
Dios. —Tragué, colocando mi mano sobre mi estómago—. Me asustaste.
Él arqueó una ceja, mirándome.
Muy bien entonces. Miré a mí alrededor. —Yo... no podía dormir.
Él me miró fijamente.
El silencio se extendió entre nosotros mientras cambiaba mi peso de un
pie al otro. Esto se estaba volviendo incómodo. —¿Supongo que tampoco
podía ir?
s
—Estaba patrullando. Asegurándome de que nadie se acerque demasiado
dorm
a la casa sin nuestro conocimiento.
—Oh. —Gire mis dedos alrededor del dobladillo de mis pantalones cortos
para dormir—. ¿Es algo que haces normalmente?
Me miró desinteresadamente, lo que fue una mejora de él mirándome
como si fuera el peor de los legítimos. —Sí, es algo que todos los Luxen
hacen y han hecho desde el principio de los tiempos.
Bueno, eso sonó dramático, pero ¿qué sabía yo? —No tenía ni idea.
364 —Por supuesto que no. Ahora temes al mañana, porque ahora has
experimentado algo personal que te muestra cuán aterrador puede ser el
mundo. —Su tono era duro—. Siempre hemos temido al mañana.
Me moví incómoda. —Sé lo que es el miedo.
Miró hacia otro lado, un músculo palpitante a lo largo de su mandíbula. —
Supongo que sí.
No tenía idea de cómo responder a eso.
Grayson inclinó la cabeza. —No sabía que eras ella.
Estaba hablando de Nadia.
—Tiene sentido ahora. Nunca entendí por qué estaba dispuesto a
arriesgarlo todo por ti. —Hizo una pausa, su mirada parpadeó sobre mí—.
No podía entenderlo, pero había oído hablar de Nadia. Habló de ella, de ti
solo unas pocas veces. Era obvio que había estado enamorado. Ahora
entiendo por qué él es como es contigo. Si hubiera sabido quién eras,
nunca habría dicho que eras inútil.
Abrí la boca para señalar que no debería haberme dicho eso sin importar
quién solía ser o quién creía que era.
Pero Grayson ya se había ido.
Se había movido tan rápido que se me levantaron las puntas del cabello, y
me quedé de pie en la cocina como si hubiera estado hablando conmigo
misma.
—¿Qué demonios? —murmuré.
Frotando mis manos por mi cara, me di vuelta y miré la nevera. La idea de
comer me llenó de náuseas, pero estaba estresada; por lo tanto, la comida
era lo único aceptable
Un sonido bajo y crujiente atravesó el silencio, el sonido de bisagras no
utilizadas en la puerta frotándose.
Bajando las manos, me di la vuelta lentamente. La cocina parecía normal.
Ninguna fuente del sonido allí. La puerta de la despensa o del sótano
estaba abierta unos centímetros.
¡Qué en el mundo!
Avanzando lentamente hacia allí, toqué la perilla fría y abrí la puerta. Las
bisagras chirriaron cuando el aire y la a humedad me rodearon. Mi
365 corazón se aceleró cuando di un paso adelante, mirando hacia la
oscuridad. —¿Hola?
El silencio me saludó.
Frunciendo el ceño, miré a la puerta. Colgaba un poco dispareja.
Probablemente no se había enganchado correctamente. Empecé a cerrar la
puerta y un escalofrío patinó sobre mi piel. Exhalé y mi aliento formó una
nube brumosa frente a mis labios. Piel de gallina se formó mientras la
temperatura caía.
Mi mirada volvió a la escalera. Estaba completamente oscuro, tanto que
solo podía ver los dos escalones, y la luz de la cocina parecía golpear una
pared invisible, sin penetrar en la profundidad de la oscuridad.
La negrura oscura del sótano rozó el segundo escalón, rodó sobre la
madera vieja y gastada como el aceite.
Bueno, eso fue extraño.
Muy extraño.
Tal vez esta casa estaba embrujada, algo extraño.
Todavía agarrando la puerta, di un paso atrás. La oscuridad, las sombras
se levantaron, expandiéndose y ondulando sobre la pared. Zarcillos
humeantes se deslizaron hacia la luz, y el aire se volvió helado.
Un grito se acumuló en mi garganta y murió en el aire helado.
La espesa sombra se contrajo, retrocediendo y girando. Fuera de la
mancha de oscuridad, se formó una forma. Dos piernas. Un torso,
Hombros y brazos. Una cabeza, un cuerpo entero que era tan negro y
brillante como el aceite de medianoche.
Un Arum, era un Arum.
Se levantó, alcanzando el escalón más alto. La cabeza se inclinó,
moviéndose como una cobra. Una voz susurró—: ¿Qué tenemos aquí?
Santa mierda, la voz, la voz estaba en mi cabeza.
366 Un brazo se extendido. Las yemas de los dedos se formaron, y un latido
después, los dedos se retiraron. Algo no es normal.
Hubo un momento en el fondo de mis pensamientos cuando reconocí que
la voz me recordaba a la de Sarah, a las palabras que solo había podido
escuchar en una habitación llena de gente.
El cuerpo de la sombra latía y ondulaba, acercándose. Los dedos se
curvaron hacia adentro. Un movimiento de tirón barrió mi cuerpo, y me
deslicé una pulgada hacia adelante antes de poder detenerme.
La cosa siseó cuando se extendió de nuevo. Algo no está bien. Algo no es
natural.
Hizo otro sonido, un cruce entre un gruñido y un gemido. La cosa
retrocedió, perdiendo su forma. En una nube de humo helado y negro, se
desvaneció en las sombras que se aferraban a las paredes agrietadas. Las
sombras en el hueco de la escalera del sótano volvieron al nivel normal de
espeluznante aceptable.
Me quedé allí, con la boca abierta. ¿Eso acaba de suceder? ¿O fue solo una
pesadilla realmente, realmente loca? Como una pesadilla larga y
prolongada.
—¿Qué demonios estás haciendo?

33
Traducido por: Majo L

S
Corregido por: Patty

altando unos buenos 15 centímetros del piso, solté un


pequeño grito—: ¡Luc!
Él estaba parado justo dentro de la cocina, sus ojos color amatista se
agitaban.
—Sé que te dije que no entraras al sótano.
Con el corazón latiendo a mil por hora, luche por recuperar el aliento.
—No fui al sótano, la puerta se abrió y este Arum subió los escalones.
Santa mierda, pensé que este lugar estaba embrujado al principio
367 Una expresión suave se puso en su rostro. —El lugar no está
embrujado
—Sí, lo sé, ahora, ¿Por qué hay un Arum en el sótano?
Luc se adelantó rozándome mientras bajaba las escaleras. Un
momento pasó. —La razón por la que te dije que te mantuvieras lejos del
sótano, es porque hay túneles que corren bajo tierra, permitiendo que los
Arum viajen sin previo aviso. A veces vienen y saludan cuando saben que
estoy aquí.
Mi boca se abrió. —Bueno, eso suena perfectamente normal Luc
—No siempre están en el sótano, y no siempre es un problema. —
Cerró la puerta y me miró—. No te lo dije porque no pensé que alguien
estaría aquí, y no quería que te asustaras.
Lo mire bastante segura que mi expresión se resumía a ¿qué
demonios? —Pero, por supuesto, debería haber imaginado que estarías
intentando activamente que te mataran aún con un cerrojo en la puerta.
—No estoy haciendo nada —Salí de mi asombro—. La puerta se abrió
sola. No lo toqué, y si me dices eso de nuevo, voy a comenzar a pensar que
estás tratando activamente de que te mate.
Sus ojos se estrecharon. —¿Qué haces en la cocina a las dos de la
mañana?
—No podía dormir —confesé, sorprendida cuando vi que su expresión
se suavizaba un poco. Lo ignoré—. ¿Y tú qué haces en la cocina a las dos
de la mañana?
—Tampoco podía dormir.
Me aparté el pelo de la cara. —¿Y qué estaba haciendo un Arum en el
sótano a las dos de la mañana?
Sus labios se torcieron mientras miraba la puerta cerrada del sótano.
—Probablemente parando para ver quién estaba aquí
—¿Crees que tal vez podrías haberme dicho sobre un Arum posiblemente
arrastrándose por el sótano en lugar de ser tan vago?
La mandíbula de Luc se apretó. —Sí. Veo que no me pasó por la
cabeza. En lugar de No entres al sótano, podrías haber dicho, Oye, a veces
un Arum se arrastra por el sótano, así que no entres, pensé que no
entrarías ahí.

368 Dios mío, quería pisotear mi pie, como pisotear legítimamente mi pie
en su cara.
—No fui ahí. Abrí la puerta y el subió las escaleras como si saliera de
una película de terror.
Luc arqueó una ceja. —Creo que el Arum encontrará esa descripción
un poco ofensiva.
Mi boca se abrió mientras la ira hervía, mezclándose con la
frustración por todo.
—Lo que sea. No hablare contigo.
—En realidad, si me estás hablando a mí.
Levantando una mano, la mantuve mientras pasaba junto a él. —
Habla con eso.
—Eso es muy maduro.
Levanté la otra mano y extendí el dedo medio. —Especial de dos por
uno.

—Eso ni siquiera tiene sentido.


Al llegar a las escaleras, lo miré por encima del hombro. —Cállate.
Él se río, en realidad se río. Haciendo mi mejor esfuerzo para no subir
pisoteando las escaleras porque otras personas estaban durmiendo,
caminé hacia la habitación, con las manos en puños apretados. Entré. —
No puedo creer que me hayas dicho que me callara.
Girando, miré hacia donde estaba parado en el pasillo, justo en frente
de mi puerta. —No puedo creer que pienses que me importa que estés
sorprendido. Agarrando la puerta del dormitorio, la cerré—. Lucas.
Como si hubiera sido golpeada por una pared invisible, la puerta se
detuvo a mitad de camino. Oh querido Dios. Luc entró en la habitación, su
expresión era una mezcla de incredulidad e ira.
Quizás usar su nombre completo fue un error. Sin que nadie tocara la
puerta, se cerró detrás de Luc, cerrándose suavemente. Cuando lo miré, él
parecía... asombrado. Como imaginé que alguien lo hacía la primera vez
que vio una estrella fugaz.

369
— es verdad, pero por si las dudas, déjenme decirlo nuevamente. Cállate. Y
No déjame agregar a eso. Vete.
pued
Sus labios se separaron. —Eres tan...
o
pens —¿Qué?
ar en
Estaba callado mientras su mirada se movía de mí hacia la mesita de
la
noche, y me pregunté si estaba mirando a Diesel. —Eres hermosa cuando
últim
te enojas
a vez
que —¿Sabes qué? Puedes irte… Espera. —Todo mi sistema se sacudió—.
algui ¿Qué?
en
me La cabeza de Luc se inclinó hacia un lado, enviando varios mechones
dijo de cabello hacia un lado. —Dije que eres hermosa cuando estás enojada. Y
que eres hermosa solo de pie allí. Incluso eres hermosa cuando estás triste. Y
me cuando eres feliz, eres impresionantemente hermosa.
calla Me quedé atónita en un silencio absoluto. Mis manos se pusieron
ra y flojas
no
termi —No esperaba que dijeras eso —dije con voz ronca. El aleteo estaba
nó allí, en lo profundo de mi pecho, pero también había un movimiento
con agrietado en mi pecho. Como si un mazo me golpeara las costillas. La
una emoción cruda y potente se estrelló contra mí con la fuerza de un veloz
marc tren de carga—. No me digas eso ahora mismo. Es un mal momento.
a de —¿Mal momento? Me gusta pensar que no hay mal momento para decirle
que a alguien que es hermosa. —dijo, en voz baja—. Especialmente cuando a
mad menudo las personas, sin importar si son humanas o no, tienden a
ura quedarse sin tiempo antes de decirle eso a alguien
en el
suelo —Dios —susurré.
. La sensación de la grieta se extendió, cortando profundamente. Me
— frote la cara con las manos cuando el nudo de emoción se hinchó,
Por amenazando con ahogar todo pensamiento racional. Las lágrimas
algu quemaron la parte posterior de mi garganta y me subieron a los ojos.
na Hubo silencio, y luego los cálidos dedos de Luc me rodearon las
razó muñecas. —No dije eso para molestarte.
n,
sient No fue lo que dijo lo que me molestó.
o que Tampoco fue como lo había dicho.

370
F soltó, y cuando abrí los ojos, él buscó los míos con atención. —Vas a
ue necesitar dejarlo salir. No puedes seguir sin pensar ni sentir.
porq
Presionando mis labios, sacudí mi cabeza.
ue
me —Te quemará por dentro como una fiebre. Tienes que dejarlo salir.
hizo
Un sonido roto dividió el aire, y me tomó un momento darme cuenta
senti
de que había sido yo quien había hecho ese sonido.
r y
me —Dijiste que era valiente y fuerte, y eso es lo que estoy tratando de ser
hizo ahora mismo. Necesito mantenerlo así.
pens
ar, y Él bajó la barbilla. Nuestros ojos no estaban al nivel, no con lo alto
en que era, pero estábamos cerca. —Eres valiente y fuerte, pero te estoy
este diciendo que no lo seas ahora.
mom El pánico se apoderó. No podía dejarlo salir, porque no podía
ento, enfrentar lo que le había sucedido a mi madre, no ahora, porque entonces
comb sería cierto y sería real.
inar
esas Aparté mis manos de las suyas. —Estoy enojada contigo, así que deja
dos de intentar ser solidario. Es confuso. —Las cejas de Luc se arquearon—.
cosa ¡Que, sí! Estoy enojada y me estás confundiendo. En primer lugar, estabas
s era actuando como un imbécil conmigo, abajo. No abrí esa estúpida puerta del
pelig sótano, y has estado actuando raro, desde mí... desde que todo sucedió
roso. —Evie...
L —Has estado distante y sé que has pasado por cosas malas. Estoy
uc tratando de ser comprensiva. Perdiste a Clyde, Chas y el club, pero yo... —
suav Mi voz se quebró, y me tomó un momento hablar de nuevo—. Vi a mi
emen madre morir frente a mí. Su sangre empapó mis manos y mi ropa. Y no me
te importa que ella realmente no fuera mi madre o que tuviera algo que ver
apart con lo que me hicieron; ¡ella seguía siendo mi madre! No tengo idea de lo
ó mis que realmente está sucediendo, lo que sucederá dentro de cinco minutos.
man Y perdiste a las personas que te importan, que has protegido y cuidado, y
os de sé que te está haciendo daño, lo admitas o no. Quiero estar aquí para ti,
mi pero me excluiste y no entiendo.
cara.
No Su boca se cerró de golpe cuando miró hacia otro lado. No tuve
me respuesta, y eso no fue lo suficientemente bueno. Ahora no. No después de
todo.

371
D brillaban con un deslumbrante violeta. —Y no lo he hecho.
i un
—Pero lo has hecho —susurré—. -Mental y emocionalmente, me has
paso
dejado totalmente, y no consigo lo que quieres de mí. Dices que solo puedo
hacia
ser yo. Como si yo fuera lo único...
él
con —Lo eres. —Estaba más cerca, a un pie de mí—. Eres lo único para
las mí; siempre has lo sido. Fuimos hechos el uno para el otro.
man
—Entonces, ¿por qué me has dejado afuera, Luc?
os
temb Miró hacia otro lado, sacudiendo su cabeza una vez más.
loros
as. Con el pecho hundiéndose, sacudí la cabeza. No tenía espacio para
—Me esto además de todo lo demás. —Sal. Por favor. Es tarde, y yo...
dijist —Te hice esto —dijo, su voz tan baja que no estaba segura de haberlo
e que escuchado bien al principio.
no
me Pero lo hice.
ibas Me sacudí. —¿Qué?
a
dejar —Hice esto. Todo esto, porque era egoísta y débil y no podía soportar
. pensar en vivir en un mundo en el que ya no existieras. —Mi corazón se
Nunc detuvo—. Cuando ese bastardo Jason Dasher hizo una oferta para curarte
a a cambio de su vida, lo supe. En el fondo, sabía que tenía que haber una
más. trampa, porque siempre hay una trampa, pero estaba desesperado. Haría
cualquier cosa, así que te llevé allí y acepté que te dieran Dios sabe qué.
S Entonces me alejé. Hice mi parte del trato y me alejé mientras quién sabe
u lo que te estaban haciendo. Hice esto, Evie.
cabe
za La emoción me obstruyó la garganta. —Luc.
giró —Y ahora mira. Me aseguré de que vivieras, ¿y para qué? Para que
brus experimentes la destrucción de tu vida. Para que encuentres cadáveres y
came seas objetivo de un Origen. Para que veas morir a tu madre y para que
nte todo tú futuro sea arrancado de ti y para que seas perseguida por puras
en personas jodidamente malvadas, porque eso es lo que es Daedalus. Hice
mi esto y la gente murió. Eso fue lo que hice. Eso es lo que pienso cuando te
direc miro, porque yo...
ción,
sus —Me dio la vida —susurré. Todo su cuerpo se sacudió—. Eso es lo
ojos que hiciste. Te aseguraste de que yo viviera. No sabías que esto iba a
suceder.

372
— ojos se pusieron blancas—. Porque debería haberlo sabido. Que estaría
Eso intercambiando tu muerte por...
no
—¡Por la vida! —repetí—. Sí, las cosas están muy desordenadas en este
impo
momento, pero si no hubieras corrido ese riesgo, no estaríamos parados
rta.
aquí. No tendríamos esta segunda oportunidad, algo que muy poca gente

tiene. Lo tenemos por ti.
Las
pupil —¿Y esa segunda oportunidad eclipsa todo? ¿Lo que ha sucedido a Sylvia?
as de ¿Para ti? ¿Es...? —se estremeció—. No importa. No creo que sea digno de
sus ti.
Eso me sorprendió, y me llevó un momento darme cuenta de que
había dicho algo similar antes. —¿Cómo puedes pensar eso?
—No lo pienso. —respondió, bajando las pestañas gruesas—. Lo sé
—Estás equivocado. —Crucé la distancia entre nosotros. Él se puso
rígido y puse mis manos en sus mejillas—. Me mereces, y desearía que
todas estas cosas malas no hubieran sucedido, pero no te culpo. Nunca
podría culparte, porque creo que te amo, y no quiero que te arrepientas de
estar aquí conmigo...
Luc se sacudió de mis manos, su pecho subía y bajaba rápidamente.
—¿Qué? ¿Qué dijiste?
Bajé mis manos. —Dije que no quiero que te arrepientas de estar aquí
conmigo.
—Lo que dijiste antes de eso.
Repasé mis pensamientos y... Dios mío, dije que lo amaba. Esas
palabras salieron de mi boca, una declaración de lo que ni siquiera me
permitiría reconocer. Una proclamación que no había estado lista para
sentir, pero estaba lista para decir. Porque era la verdad. Me enamoré de
Luc y ni siquiera sabía exactamente cuándo. Si era en algún lugar entre la
primera línea de recogida terrible y las extrañas sorpresas que no tenían
sentido. Tal vez fue la primera vez que me besó en el armario de Foretoken
o la primera vez que me tomó de la mano. O tal vez siempre había estado
enamorada de él, porque estaba segura de que lo había hecho antes,
incluso si no podía recordarlo.
—Te amo —le dije, temblando—. Estoy enamorada de ti, Luc.
373

34
Traducido por: Majo L
Corregido por: Patty

uc L se movió tan rápido que no lo vi. Solo sabía que lo había hecho
cuando su boca tocó la mía y sus brazos se cruzaron a mí

374
alrede e decir eso —dijo contra mis labios, sus manos deslizándose por mi
dor. espalda—. Ver tus labios moverse alrededor de esas palabras. Puede que
El no las merezca, pero soy codicioso. Todavía soy egoísta. No puedes
beso recuperarlas.
me
—No lo haría. —jadeé cuando él me levantó y se giró, llevándome a la
dejó
cama para que estuviera en su regazo, sentándome a horcajadas sobre él—
sin
. Y me mereces.
alient
oy Sus manos llegaron a mi cara. Sus dedos trazaron mis labios y mi
llego a mandíbula, y por un largo momento, solo me miró, y luego sus labios
mi estuvieron sobre los míos. Nuestros besos tomaron una vida diferente, se
alma. llenaron de una urgencia que nunca antes había experimentado. Me
La enderecé en sus brazos, colocando mis manos sobre sus hombros. Se
feroci deslizaron por su duro pecho, quedando atrapados entre nosotros cuando
dad él me tiró más cerca. Algo sobre la forma en que me besó se convirtió en
me desesperación, incluso en pánico.
destro
Me estaba besando como si se nos acabara el tiempo.
zó y
me En el momento en que ese pensamiento cruzó por mi mente, sentí la
recon misma oleada de desesperación a pesar de que me dije que no lo
struyó estábamos. Me moví para liberar mis manos, y el gemido de Luc puso rojas
. las puntas de mis orejas. No disminuí la velocidad, a pesar de que sabía
que había mucho en lo que debíamos concentrarnos. Ambos

necesitábamos estos minutos en medio de la confusión y la falta de
Se
respuestas, la sangre... y la muerte.
sient
e No sé si fue él o yo o los dos, pero sus manos estaban en mis caderas,
como abriéndose y cerrándose, meciéndolas mientras me mordía los labios y la
si garganta. Luego, los pequeños botones de mi suéter se abrieron y el
hubi material se separó, pero sus manos nunca dejaron mis manos.
era
esper Aturdida, me aparté y miré hacia abajo, viendo un simple encaje rosa.
ado —Ese es un talento ingenioso.
toda —¿Lo es? —Pinchazos de luz blanca llenaron sus pupilas cuando un lado
mi de su boca se levantó.
vida
para Su boca volvió a la mía y luego se alejó. El camino de los besos abrió
escu un sendero por mi garganta, sobre la pendiente de mi clavícula, y luego
chart más abajo. Sentí sus dedos a lo largo de mi hombro, enganchándolos bajo
una correa, guiándolos hacia abajo y hacia abajo hasta que la copa se

375
aflojó húmeda cuando mi cabeza cayó hacia atrás, mi boca se abrió en un jadeo
y agudo.
esos
Luc levantó la cabeza y se recostó. Había un brillo perverso en sus
dedo
ojos, un giro atrevido en sus labios mientras me miraba.
s,
esos Nunca antes me había expuesto así, y no sabía lo que pensaba
labio cuando me miraba, al ver que el rubor se extendía desde mi cuello y
s se bajaba. —Eres hermosa, Evie —dijo, con voz ronca y reverente—. Te lo
desli dije, pero no importa. Ya sé que no te lo he dicho lo suficiente. Eres tan
zaro hermosa que me lleva a la distracción. Perfecta. —Esos ojos se alzaron
n hacia los míos, y había una expresión de asombro en su rostro.
sobre
Puse mis manos en sus mejillas y lo besé, esperando que de alguna
la
manera él pudiera sentir lo que pensaba de él cuando sabía que las
piel
palabras no serían suficientes. Luc era digno y eso no tenía nada que ver
sensi
con todo lo que había hecho por mí, sino con lo que había hecho por
ble.
innumerables Luxen, por Emery y Grayson, por Kent y Zoe, y por más.
Lo
mis Tiré de su camisa, y él se movió, inclinándose hacia atrás y
mo le levantando los brazos para que pudiera quitársela por encima de su
suce cabeza. La dejé caer en la cama a mi lado y me empapé con toda la piel
dió a desnuda y dura.
la
No hay moretones a la vista.
otra
corre Luc se curó por completo de recibir tres disparos, pero aun así me
a, a incliné, besando cada punto que había sido golpeado. No necesitaba un
la moretón para saber dónde habían estado; Recordaría esos lugares hasta
otra que muriera. Un centímetro debajo del hombro derecho. El centro, entre
copa, los pectorales definidos. Centímetros a la izquierda de su corazón.
y la
piel Escuché su inhalación irregular mientras mis manos bajaban por su
de estómago, hacia su ombligo y luego hacia el botón de sus jeans, y aún más
gallin abajo. Lo sentí tensarse contra mi mano. —¿Puedo?
a se —SI. Totalmente —dijo—. Definitivamente.
exten
dió Una suave risa me llego cuando alcancé el botón de sus jeans y luego
sobre su cremallera, y cuando no me detuvo, agarre valor. Al primer toque de
mi mis dedos en él, su espalda se inclinó como si lo hubiera quemado, y
piel rompió el beso cuando todo su cuerpo se volvió imposiblemente tenso. Abrí
fría y los ojos, preocupada de haber hecho algo mal. Abrió la boca y luego la
cerró, y por primera vez parecía que no tenía palabras.

376
O rlo. —Eres hermoso y digno. —Sacudió la cabeza con la mandíbula
tr apretada—. No entiendo cómo puedes pensar que no lo eres, y yo... no
a quiero que pienses eso. No me gusta.
p
ri Luc contuvo el aliento. —Dios. Evie, no... —Bajó la cabeza sobre mi
m hombro. Sus labios besaron mi cuello—. No es necesario que hagas esto.
e
—Quiero hacerlo. —Enrosqué mis dedos alrededor de su cabello
r
a mientras lo rodeaba.
v Esto no era algo que había hecho a menudo en mi vida. ¿Una vez, tal
e vez? No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero basándome en el
z siguiente aliento de Luc, pensé que estaba haciendo algo bien. Y cuando
p
sus caderas se sacudieron, levantando su cuerpo y a mí de la cama, tuve
a
la sensación de que no estaba decepcionado en absoluto.
r
a Apoyé una mano sobre su pecho mientras él se recostaba una vez
él más, esos ojos brillantes brillaban sobre mi cara y más abajo, hacia donde
. se separaba mi suéter y hacia donde se movía mi mano. Sus labios se
P separaron mientras su pecho subía y bajaba rápidamente. —Evie.
asé Él gimió mi nombre, y algo... algo comenzó a suceder. Sus pupilas se
los volvieron blancas y aparecieron puntos finos y débiles debajo de su piel, en
dedo toda su cara y garganta, y aún más abajo. Una luz blanca brillaba dentro
s de él. El aire a nuestro alrededor se cargó. La estática crujió: Luc se
sobre levantó, una mano agarrando la parte posterior de mi cabeza, los dedos
él enredados en mi cabello. Tiró y se estiró, y nuestras bocas chocaron.
mien Labios. Dientes. Lenguas La energía salto, atravesándome. Se hinchó, y
tras luego todo su cuerpo pareció ponerse rígido, cada músculo bloqueándose
mira mientras jadeaba en nuestros besos. El aire a nuestro alrededor parecía
ba electrificado, y luego sentí que la tensión desaparecía lentamente.
hacia
abajo Luc me abrazó con fuerza, pero mantuvo un pequeño espacio entre
, nosotros mientras continuaba temblando debajo de mí, su cuerpo grande y
sonr poderoso tiembla. Cuando finalmente se calmó, me aparté y abrí los ojos.
oján Me estaba mirando si como nunca antes me había visto, y esa era una
dome mirada extraña para él, porque siempre me miraba como si supiera
antes exactamente quién era.
de Había una suavidad en su rostro, y por varios momentos, nos
volve miramos el uno al otro. —Dame un segundo, ¿de acuerdo? No te muevas.
r a
mira Cuando asentí, me levantó otra vez, dejándome en la cama mientras
se levantaba, desapareciendo en el baño.

377
U r eso.
sand
—Lo sé. Lo miré—. Yo quería.
o el
tiem —Te lo agradezco. Mucho. Como, mucho, mucho. —Una pequeña
po de sonrisa apareció—. Yo nunca…
man
Mis cejas se alzaron. —Nunca... ¿qué?
era
sabia Su mirada se encontró con la mía. —Nunca había experimentado eso
, con alguien.
arreg
lé mi —Pensé que habías dicho que hiciste cosas.
sosté —Cosas, sí. Pero nunca eso con alguien. —Levantó un hombro,
n completamente avergonzado de hablar de esto.
cuan
do —¿Contigo mismo?
escu —Si. Más veces de las que probablemente quieras saber
ché
que Una lenta sonrisa comenzó a tirar de mis labios. —Probablemente.
el —Pero tú eres la primera. Sabía que podía sentirse así, pero yo...
agua tampoco tenía idea. —Abrió la boca, la cerró y luego pareció intentarlo de
se nuevo—. No te hice daño, ¿verdad?
abría
. Luc —No. —Me incliné hacia adelante, besando su mejilla—. ¿Por qué
reap piensas eso?
areci —Perdí un poco de control allí, si no lo notaste. ¿La fuente? —Mis ojos
ó. Se se abrieron. ¡Mierda, estaba en lo cierto! Sonreí, bastante engreída porque
sentó le había causado hacer eso.
a mi
lado, Se movió hacia mí, devolviéndome el beso, lenta y débilmente. Sentí
tranq sus dedos rozar mi estómago. —Sabes lo que esto significa, ¿verdad?
uilo —¿Qué? —Mis cejas se fruncieron.
por
un —Si juegas, yo también. —Me guío sobre mi espalda, con los
largo músculos girando y flexionando a lo largo de la piel desnuda de sus
mom hombros y brazos.
ento. Oh.
—No
tenía Oh mí.
s que
Luc me besó como si estuviera bebiendo de mis labios, y luego su
hace
boca estaba patinando por mi garganta, alrededor de la cadena de plata

378
mien do sus manos se movían más abajo, sobre mi ombligo y luego hacia la
tras banda de mis pantalones cortos para dormir.
tirab
Hizo una pausa, levantando la mirada hacia la mía. —¿Puedo?
a del
colga Con el corazón acelerado, asentí.
nte
Luc arrastró la banda una pulgada. —Tengo que escucharte decirlo,
de
Peaches.
obsid
iana. —¿En serio?
Sus
labio Un lado de su labio se levantó. —En serio.
s y —Sí —le dije—. Puedes.
dedo
s —Entonces lo haré.
estab Besó la piel debajo de mi ombligo, y luego lo hizo. Una emoción llenó
an mis venas cuando levanté mis caderas, ayudándolo a quitarme los
en pantalones cortos, balanceándome hacia atrás mientras lo hacía.
todas Aterrizaron en algún lugar del suelo. Aunque él todavía tenía los jeans
parte puestos, no tenía nada más que quitarme.
s a la
vez, —Tengo una pregunta muy importante —dijo, mirándome con los
tiran labios entreabiertos—. ¿Tienes alguna idea de cuánto me deshaces?
do y Mi pecho se apretó y luego se hinchó. —¿Cómo... cómo te ... deshago?
acari
cian Las puntas de sus dedos se arrastraron sobre el pliegue entre mi
do, muslo y la cadera, haciendo que mi respiración se detuviera.
lamie —En todos los sentidos. —El aire atrapado en mi garganta por una
ndo razón completamente diferente ahora.
y
mord Bajó su dedo por mi muslo, y luego lo vi bajar la cabeza. Su cabello
isque rozó la piel debajo de mi ombligo. Mi corazón se lanzó a mi garganta.
ando —Yo... nunca he hecho esto antes, —susurré, abriendo y cerrando las
. manos sobre las sábanas.
Cada
puls Su boca siguió su dedo. —Yo tampoco.
o
—Eso... eso no parece verdad. —Todo mi cuerpo se sacudió cuando
vibra sentí sus labios sobre mi piel—. Parece que sabes lo que estás haciendo.
ba
cuan —Realmente no. —Separando mis piernas, se instaló allí—. -Solo
estoy haciendo lo que se siente bien. —Su cálido aliento bailaba sobre una

379
parte —Voy a tener que hacerlo mejor que eso.
extra
Estaba de acuerdo con eso.
ordin
aria Él se rio entre dientes y supe de inmediato que había captado mis
ment pensamientos.
e
Su dedo se acercó nuevamente antes de alejarse. Mis caderas se
sensi
levantaron por instinto, en un instante de silencio.
ble
mien —¿Sabes a qué me recuerda esto? —dijo, levantando su mirada hacia la
tras mía una vez más. Respirando en pantalones cortos y poco profundos,
desli sacudí la cabeza—. Cuando estabas pensando en querer escalarme como
zaba un...
un
—No —le dije.
dedo
por —Cachondo…
mi
musl —Luc
o—. —Pulpo —terminó.
¿Lo
estoy —Te odio.
hacie —No, no lo haces. —Luc me sonrió entonces, y fue real y hermoso,
ndo suavizando las líneas duras y llamativas de su rostro—. Me amas.
bien?
Y luego estaba bebiendo de mí otra vez, esta vez de mi piel, y cada
— parte de mí se estremeció. Su lengua. Sus dientes. Sus manos. Me estaba
Y moviendo con él, girando y girando, jadeando por aire. Mi ritmo se aceleró
o cuando mis dedos se clavaron en su cabello suave y rebelde. Todo sobre
.
mí se volvió frenético. Mis jadeos La forma en que me moví. Los sonidos
.
que vinieron de mí. La forma en que dije su nombre, una y otra vez, y
.
c luego fue como cuando toqué la Fuente. La electricidad ondulaba sobre mi
r piel. La luz me llenó, y Luc estaba conmigo a través de la luz, hasta que
e mis piernas estaban flojas y mis dedos se habían deslizado de su cabello.
o Luc se relajó, estirándose a mi lado. Me rodeó la cintura con un brazo
q
y tiró de mi cuerpo contra su pecho. La manta se dobló sobre nosotros y
u
e supe que no la había tocado.
s —Eres tan perezoso —murmuré.
í
. —Estás celosa.

380
— erlo sabido.
L
o —¿Qué?
e Besó el espacio debajo de mi oreja.
st
o —Debería haberlo sabido cuando vi a Diesel. —Por un momento no
y. supe de qué estaba hablando, pero mi mirada se desvió hacia la cara
sonriente de la roca de forma ovalada—. Debería haber sabido que me
L
amabas.
u
c
e
st
u
v
o
e
n
si
le
n
ci
o
p
o
r
u
n
m
o
m
e

35
n
t
o.

D
e
b Traducido por: Majo L
e
Corregido por: Patty

a

L
h
a
b uc y yo nos quedamos callados y en silencio por un momento, sus
381 dedos trazando formas ociosas a lo largo de mi estómago. Un círculo
alrededor de mi ombligo. Un triángulo encima de él. Una cara sonriente
cerca de mi cadera mientras mis pensamientos pasaban de una cosa a
otra, evitando cosas que destrozarían la paz que había invadido mi alma.
—Me acabo de dar cuenta de que no te pregunté sobre el Arum —dijo
Luc, con los dedos sobre la curva de mi cintura—. ¿Dijo o hizo algo.
—Nada realmente, pero... —Me moví sobre mi espalda, haciendo que
las mantas se deslizaran sobre mi pecho, y sus dedos encontraron su
camino al centro de mi estómago una vez más—. En realidad, él habló... en
mi mente.
Un ceño fruncido comenzó a aparecer en su boca bien formada. —Así
es como se comunican en su verdadera forma. ¿Qué dijo él?
Me estremecí ante el recuerdo. —Dijo que no era... normal. Y sabes,
esa no es la primera vez. Lore, el otro Arum, dijo lo mismo.
Sus ojos se entrecerraron. —¿Qué?
Me di cuenta de que no le había dicho a Luc lo que Lore había dicho
cuando me vio fuera del club. —Lore me preguntó qué era. Como si
pudiera sentir algo... dentro de mí. Pensé que era el suero de Andrómeda,
pero ahora...
—No podría sentir el suero. —La pereza desapareció de sus rasgos
mientras me miraba—. Y no deberías haberlo escuchado hablar.
Digerí eso. —Sabes, él sonaba como Sarah, ¿y recuerdas cuando la
escuché hablar? Ella dijo que le habían hecho algo, y nadie más escuchó
eso. Tal vez porque estaba en mi cabeza, al igual que el Arum. Sé que
suena loco, pero...
—No lo hace. —Inclinó la cabeza hacia abajo, pasando sus labios
sobre mi frente.
—Simplemente no sé lo que significa todavía. Todo lo que considero
es imposible. —Los músculos a lo largo de su brazo se tensaron—. O no
tiene sentido. —Vi las sombras parpadear en su rostro—. No te gusta no
saber, ¿verdad?
Él resopló—: ¿Es tan obvio?
—Totalmente.
Apareció una breve sonrisa. —No estoy acostumbrado a no saber,
Peaches. No es un súper poder. ¿Sabes cómo se las cosas?. Puedo leer
pensamientos, así que muy poco se me oculta.
Me pareció un súper poder. —Cuando me reuní con Jason y Sylvia,
indagué en sus pensamientos. No fue fácil —dijo después de un momento
—. Ambos tenían escudos levantados. Sabían que podía leer sus
382 pensamientos, por lo que fueron cuidadosos.
—¿Qué quieres decir con escudos?
—Muchos de los que trabajaron en Daedalus, especialmente aquellos
que estuvieron involucrados en el desarrollo de Orígenes, aprendieron a
bloquear sus pensamientos. Principalmente por desviación, pensando en
cosas al azar, pero otros podrían hacer que pareciera que sus cabezas
estaban simplemente... vacías. Jason y Sylvia fueron buenos en eso, pero
nadie es perfecto. Ni siquiera ellos. Miré a su alrededor y no encontré nada
que me hiciera pensar...
Le hiciera pensar que iban a convertirme en un experimento. No tuve
que leer su mente para saber dónde habían ido sus pensamientos.
Rodé sobre mi costado, frente a él, y luego me acurruqué cerca,
forzando su barbilla hacia arriba mientras ponía mi mejilla contra su
pecho y movía un brazo debajo de la manta, alrededor de su cintura. Me
acercó aún más, enredando sus piernas con las mías.
—¿Luc? —susurré después de unos momentos.
—¿Peaches?
—Gracias.
—¿Por qué me estás agradeciendo?
—Estar aquí. —Besé la cálida piel de su pecho—. Gracias por estar
aquí.

El sol acababa de alcanzar su punto culminante cuando Luc se


levantó de la cama y me despertó.
Parpadeé para abrir los ojos llenos de sueño. —¿Te vas?
—Grayson necesita verme —murmuró y luego besó las comisuras de
mis labios cuando se deslizó sobre mí—. Sin embargo, todo está bien.
Vuelve a dormir.

383
C ra casi como si sus palabras tuvieran algún tipo de impulso, porque me
omen tranquilicé y me dormí antes de que él saliera de la habitación.
cé a
Cuando abrí los ojos nuevamente, la habitación estaba llena de luz
levan
brillante y cálida, y la cama estaba vacía. Me tomó un par de minutos
tarm
recordar que Grayson había llamado de alguna manera a Luc. ¿Había
e,
llamado a la puerta y yo estaba tan fuera de sí que no me había
pero
despertado hasta que Luc se levantó?
su
man Dudaba que Luc hubiera permitido que Grayson entrara a la
o en habitación.
mi
Mis pensamientos fueron a la deriva la noche anterior, y me enganché
mejill
en algún lugar entre la euforia y el dolor, sintiéndome completa y aún
a me
vacía. Era un lugar extraño para estar, tener la alegría de darse cuenta de
detu
lo que sentía por Luc, admitir eso y ver cómo lo había afectado, y también
vo.
tratar de procesar la pérdida de mi madre, de la vida como la conocía.
—Es
temp Pero podría lidiar con esto. Sabía que podía, como Evie y como Nadia.
rano Cuando me levanté, mis músculos estaban menos apretados y doloridos, y
— pensé que eso tenía que ver con finalmente descansar un poco.
dijo,
sus Quizás un poco demasiado.
ojos Eran casi las once de la mañana. Me apresuré a prepararme, a darme
violet una ducha rápida y luego a ponerme un par de jeans y una camisa suelta
as se de rayas rosa y blanca que no recordaba haber tenido en mi armario.
enco
ntrar Girando hacia la puerta, di un paso y luego tropecé cuando el piso se
on balanceó debajo de mí y las paredes se tambalearon. La casa se estaba
con moviendo, no, no la casa. Era yo. Respiraba con dificultad el aire dentro y
los fuera de mí mientras me doblaba.
míos Una poderosa oleada de mareos me invadió cuando apreté las rodillas
—. y cerré los ojos. La luz blanca explotó detrás de mis ojos. No hubo dolor,
Nece solo estática hasta que se formó una imagen de mí parado sobre un
sitas cuerpo. Un cuerpo de niño no mayor que yo. Se le escapó lo que parecía
desc tinta negra de las orejas y la nariz mientras estaba allí... esperando más
ansa instrucciones
r.
—Impecable —dijo una voz—. Estoy tan orgulloso de ti. Eso
E fue completamente perfecto Nadia.
Fui absorbida cuando la imagen se desvaneció y la casa dejó de
moverse. El mareo se disolvió. Lentamente, abrí los ojos, y cuando no
sentía que iba a caer, me enderecé.
¿Qué demonios fue eso? ¿Un recuerdo? Si es así, ¿de qué? Porque
seguro que parecía… sonaba como si yo...
Había matado a alguien.
384
H a por ello. Y me había llamado
a Nadia.
b Limpiándome las manos sudorosas en las caderas, di un paso hacia la
puerta y luego otro.
í
Sabía que la voz en mi cabeza no había sido la de Luc. Había sido el
a
que seguía escuchando en esos breves recuerdos aleatorios, y nadie me
llamaba Nadia excepto Luc. Necesitaba decirle esto de inmediato, porque
tenía que significar algo.
s
Al salir de la habitación, caminé deprisa por el pasillo y estaba a
i
medio camino de las escaleras cuando escuché la voz de Luc. —¿Cómo
d está Katy? —preguntaba.

o —No del todo feliz de que no estoy con ella, debe llegar en cualquier
momento, así que necesito estar en casa —una voz profunda que reconocí
respondió inmediatamente. Daemon—. Pero lo sabías cuando dejaste tu
r mensaje.

e Apreté los labios. La última vez que hablé con Daemon, dijo que no
dejaría a su esposa otra vez, pero aquí estaba. —Necesitaba tu ayuda —fue
c la respuesta de Luc—. De todos ustedes. No pido eso a menudo. —Hubo
o una pausa—. Nunca he preguntado, para ser honesto.

m —Y es por eso que estamos aquí —respondió Daemon—. Además, Kat


está emocionada de que venga a verte.
p
—Será genial pasar un tiempo con ella —dijo Luc—. No puedo decir lo
e mismo de ti.
n Daemon se río entre dientes, aparentemente sin molestarse por la
s declaración de Luc. —Y aquí estoy pensando que te encantaba pasar el
rato conmigo.
a
—Prefiero ver C-SPAN que pasar el rato contigo. —Hubo otra pausa—
d . No tú, Dawson. Me gusta salir contigo.
Hubo un resoplido, y luego otra voz se entrometió, una ligeramente
ronca. —¿Qué hay de mí?
—Ni siquiera puedo mirar a Olive Garden igual por tu culpa, y me
encantaban sus champiñones rellenos, así que no, no estoy feliz de verte
—dijo Luc mientras bajaba otro escalón.
—Pensé que nunca volverías a mencionar eso —dijo la voz ronca. Esa
385 voz era vagamente familiar.
—¿Qué pasó en Olive Garden? —preguntó Zoe.
—Bueno... —comenzó Luc—. Digamos que Archer toma las cosas
demasiado literalmente. De todos modos, ¿qué les llevó tanto tiempo llegar
hast Llegué a la abertura en el hueco de la escalera, mientras veía a todos
a en la habitación. Zoe estaba sentada en el borde del sofá, y Luc estaba de
aquí? pie ante el televisor, con los brazos cruzados. Entre la forma en que mi
estómago se hundió cuando lo vi, y el aleteo en mi pecho, sentí que tenía

alas.
Tuvi
mos Aparté la vista de él e hice una doble toma mientras mi mirada se
probl posaba sobre los dos tipos altos y de cabello oscuro que estaban de pie
emas uno al lado del otro. Tenían el pelo ondulado y ojos del color de las joyas
fuera de esmeraldas, y sus caras podrían haber lanzado un millón de fantasías
de en todo el mundo. Uno de ellos, el que tenía el pelo más corto, estaba
Texa sonriendo. Tenían hoyuelos. Hoyuelos.
s —
Gemelos Luxen.
respo
ndió Había visto a Daemon y Dawson por separado, pero verlos ahora era
Dae un poco desconcertante. Me tomó un momento darme cuenta de cuál era
mon Dawson. Tenía el pelo más largo, si no recuerdo mal.
—. Vi
No estaban solos. Estirado en el sofá como si siempre hubiera estado
algo
allí, había un hombre de cabello color arena que había conocido una vez
bast
antes. Archer.
ante
en Luc se volvió hacia mí.
mal
estad Nuestras miradas se encontraron. Sus ojos se abrieron. —Evie —
o, en Varias cosas sucedieron a la vez. Uno de los gemelos maldijo.
reali —¡Mierda! —exclamó Archer. Se sentó, su rostro se desvaneció de todo
dad color tan rápido que me preocupaba que pudiera desmayarse. ¿Podrían los
Orígenes desmayarse? Miré detrás de mí, casi esperando que pie grande
estuviera parado allí. Nadie estaba ahí. La comprensión se filtró en la cara
de Zoe, y palideció cuando se puso de pie.
—Oh, Dios mío. —Archer se levantó, volviéndose hacia donde estaba
Luc—. Oh, Dios mío, Luc.
—Te escuché la primera vez, Archer —espetó Luc—. Y sugeriría que
386 todos piensen muy sabiamente antes de reaccionar exageradamente o
decir algo. Puedo explicarlo. —Hubo una pausa—. Tal vez.
—¿Qué está pasando? —pregunté, comenzando a ponerme nerviosa.
La mirada de Archer se volvió hacia mí. Su boca se abrió.
—Lo digo en serio.
Las pupilas de los ojos de Luc se pusieron blancas. Archer cerró la
boca de golpe. Al bajar del respaldo, me detuve porque todos los demás se
detuvieron.
—Daemon... —Su hermano dio un paso a un lado.
D miraba. Las venas debajo de su piel se volvieron de un blanco brillante. —
aemo ¿Qué demonios, Luc?
n
Luc se movió tan rápido como un rayo. En un abrir y cerrar de ojos,
sigui
él estaba parado entre Daemon y yo. La tensión se desprendió de Luc,
ó la
cargando el aire con estática. —Retrocede, Daemon.
mira
da de —¿Retroceder? —La desconfianza se filtró a través de la voz de Daemon—.
su ¿Qué demonios es eso, Luc?
herm
—¿Eso? —chillé. ¿Estaba hablando de mí? —. Nos hemos visto un par de
ano.
veces. ¿No te acuerdas?
Su
cabe —Lo recuerdo, pero no lucias así la última vez —dijo, la luz blanca se
za se extendió por sus mejillas, bajando por su garganta mientras Zoe se movía,
incli saltando alrededor del sofá y acercándose hueco de escalera.

hacia —¿Lucir cómo? —Agarré la parte posterior de la camisa de Luc, tirando de
un ella—. ¿Cómo me veo?
lado —Está bien, dijo, colocando una mano en mi cadera—. Y estará
mien realmente bien en el momento en que Daemon retroceda.
tras
me Un brillo blanquecino rodeó a Daemon. —¿Qué hiciste, Luc? —
preguntó—. ¿Es así como la salvaste?
—Lo que voy a hacer será algo realmente malo —advirtió Luc. Una
luz blanca crepitante apareció de los nudillos de Luc, escupiendo en el aire
—. Déjame recordarte, Daemon. Puedes ser un alfa, pero yo no soy el
omega. Retrocede, o alguien estará muy enojado conmigo, y esa persona se
llama Katy. Y ella me gusta. Mucho. No quiero hacerla llorar.
—¿Me estás amenazando? —Daemon sonaba incrédulo. Luc parecía crecer
387 en altura. El aire en la sala abierta se volvió pesado, sofocante.
Un trueno sacudió las paredes y me aparté de Luc con los ojos muy
abiertos.
—Daemon —dijo Archer en voz baja, su mirada rebotando de Luc a mí
—. Ella no puede ser una amenaza.
—Eso no es lo que me parece —gruñó el Luxen—. ¿Y quieres que la
traigamos de vuelta con nosotros? ¿Estás loco, Luc? No voy a traer eso a
donde Kat y mi hijo...
Luc se adelantó. Grité, pero ya era demasiado tarde. Un segundo Luc
estaba parado frente a mí, y al siguiente estaba golpeando a Daemon
contra la pared con una mano plantada en el centro del pecho del Luxen.
Un pedazo de yeso se elevó en el aire cuando Luc se levantó del piso,
llevando a Daemon con él. Dios mío...
—Tú, Kat y tu hijo no estarían aquí si no fuera por mí. —Rayos de luz
blanca se curvaron en el aire, extendiéndose alrededor de Luc como las
alas se unía en la habitación—. Después de todo lo que he hecho por ti y los
de tuyos, ¿me rechazarías en mi momento de necesidad?
un
Daemon levantó las manos, pero se estrellaron contra la pared. La
ángel
placa de yeso se derrumbó debajo de ellos. —¿Y pondrías todo mi mundo
. Las
en peligro? —gruñó, los tendones de su cuello se tensaron mientras
pare
luchaba por levantar la cabeza de la pared—. ¿Eres tan egoísta?
des
de la —Ya deberías saber la respuesta a eso —gruñó Luc—. Lo soy.
casa
—¡Alto! —grité cuando Archer agarró a Dawson, alejándolo de Luc y
gemí
Daemon—. Luc! ¡Detente!
an
bajo Me dirigí hacia ellos, pero una ráfaga de viento me hizo retroceder
el varios pasos. Mi boca se abrió. —¡Luc!
pode
r que —No te acerques a nosotros, porque si él mira en tu dirección, eso es
todo —advirtió Luc, y apenas reconocí su voz.
—No sé qué está pasando, pero necesitas relajarte —insistí mientras
Daemon luchaba contra el agarre de Luc—. ¿Por favor? ustedes dos.
Porque realmente estoy empezando a asustarme
Estática cargó la habitación, haciendo pesado el aire. Entonces la luz
se alejó de la cara de Daemon.
—Mi error. —Luc lo miró por un momento y luego lo dejó caer. El
388 Luxen aterrizó ágilmente sobre sus pies. El silencio tenso se extendió
cuando Luc se bajó—. Ese es una gran horrible ups el que hiciste allí —
dijo Luc—. Asegurémonos de no volver a hacerlo.
Los labios de Daemon se torcieron en una sonrisa mientras caminaba
a un lado, y una vez más, estuve en la línea de su vista por solo un breve
segundo. Luc ensombreció sus movimientos, bloqueándolo.
La puerta se abrió en ese momento, y allí estaba Kent, sosteniendo
una enorme caja blanca. —Tengo donas... —Bajó la caja, observando la
escena delante de él—. Um, ¿qué me perdí?
—Quédate ahí —dijo Zoe, y Kent lo hizo.
Daemon dio otro paso atrás. —No voy a hacer nada, Luc. Yo solo
tengo mucha, mucha curiosidad por ella.
Aliviada de que ya no parecía que Luc iba a matar a Daemon, levanté
las manos. —¿Alguien me va a decir qué demonios está pasando y por qué
me están mirando así?
—Tus ojos —Luc me miro—, son tus ojos
—Mis ojos... —Me detuve cuando la comprensión me explotó. Me
lancé al espejo rectangular sobre la mesa y sí, mis ojos estaban negros con
pupilas blancas—. Oh, Dios mío, no sé por qué están haciendo esto. —Me
di la itorio y tenía un recuerdo. Venía aquí para decírtelo.
vuelt
—¿Qué recordaste? —pregunto Luc capturando mis muñecas mientras
a y
alcanzaba mis ojos.
Luc
estab Intenté concentrarme en él,consciente del hecho de que todos estaban
a allí escuchando. —Lo recordé de la nada, pero él me llamó Nadia, Luc. En la
—. memoria, usó ese nombre, y no tiene sentido. —Respiré entrecortadamente
Me —. ¿Mis ojos todavía lucen así?
mare
Un músculo se flexionó a lo largo de la mandíbula de Luc mientras
é en
asentía.
el
dorm —Supongo que esto ha sucedido antes, —declaró Dawson.
—Sí —respondió Zoe, mirándome—. Una vez antes.
—Realmente creo que deberían comenzar a contarnos qué demonios
pasó —dijo Archer, con los brazos cruzados sobre el pecho—. Todo lo que
sabemos es que Foretoken fue allanado y que necesitabas nuestra ayuda.
—Es una larga historia —respondió Luc—. Pero lo esencial es que
había algo en el suero de Andrómeda que le dieron a Evie cuando estaba
389 enferma. No sé qué es
—Espera. ¿No sabes lo que es? —Daemon parpadeó una vez y luego
dos veces—. ¿En serio?
—Si
—¿De verdad? —insistió Daemon.
Luc lo miro sobre su hombro —Si Daemon no sé qué demonios le
dieron. Porque obviamente me mintieron.
—Wow —Daemon sonrió y mis ojos se entrecerraron—. Esta es una
primera vez
—Como sea —Archer se aclaró la voz—. Ella no lucia así la última vez.
—Era April. Esta chica en mi escuela ¿Te acuerdas de Sarah? —Me
volví hacia Dawson y él asintió—. Creemos que April fue como Sarah.
Mutado en algo que nunca hemos visto antes. April estaba matando
humanos y culpando a los Luxen por ello. Casi mata a Heidi, nuestra
amiga. —Miré a Zoe mientras Luc se movía para pararse a mi lado, su
mirada de halcón se clavó en Daemon—. De todos modos, ella tenía este
llavero. Lo presionó y, no sé, desbloqueó algo que estaba en el suero. Me
convirtió en este asesino como en dos segundos y mis ojos se hicieron así,
pero eso es todo. Todavía soy Evie... o Nadia ... o quien sea. No sabemos
qué está pasando.
—¿Un llavero? —preguntó Daemon.
—Sí —respondió Luc—. Esta chica lo llamó una Onda Cassio. Tengo el
llaver Eaton tenía alguna idea
o.
No tenía idea de quién era Eaton; Esta fue la primera vez que escuché
Esta
ese nombre. Archer maldijo por lo bajo mientras miraba a los gemelos.
ba
plan —¿Qué? —gruñó Luc—. Siento que ustedes tres saben algo que puede
eand explicar la reacción exagerada de Daemon.
o ver
—No fue una reacción exagerada —dijo Daemon, y la cabeza de Luc
si
se sacudió en su dirección. El Luxen levantó las manos—. ¿Recuerdas
cómo dije que nos metimos en problemas y por eso nos retrasamos? Nos
encontramos con esta... cosa cerca de la frontera de Louisiana y
Mississippi
¿Cosa?, tenía un mal presentimiento acerca de esto
—Lucia como un humano, se sentía como un humano —dijo Dawson
mirándome—. Lo vimos en una parada de descanso Acher tuvo que usar el
390 baño
—Porque tiene la vejiga de un niño de dos años —murmuró Daemon,
y Archer se encogió de hombros.
Dawson continuó—: Pensé que era solo un hombre humano normal,
pero luego fue directamente hacia mí. Intento quitarme la cabeza.
—Nunca había visto algo así y sabes que he visto muchas cosas —dijo
Archer, sentándose frente a Kent—. El tipo era como una maldita
máquina. Nos costó a derribarlo, y apenas lo logramos
—Le disparamos en la cabeza —dijo Dawson—. Era la única forma en
que podíamos matarlo.
—¿Como un zombie?
Una breve sonrisa apareció en la cara de Dawson. —Sí, como un
zombie. Tenía los ojos como los de Evie. Negro con pupilas blancas.
—¿Parecía un Arum? —pregunté—. ¿Como si estuviera hecho de humo o
algo así?
Dawson me miro —El lucia como un Arum, pero no era un Arum
—Diablos, esto se vuelve más interesante —Kent, todavía de pie junto
a la puerta, abrió la caja y sacó una rosquilla—. Para que todos lo sepan,
tus ojos realmente están empezando a asustarme, Evie Beanie.
—Honestamente no tengo control sobre eso. No tengo idea de por qué
estan así
Kent mordió la rosquilla.
—La última vez que sus ojos se volvieron así fue después de que April
usó la onda de sonido —habló Grayson, y fue la primera vez que me di
cuen la casa. Estaba de pie en la cocina, y no tenía idea de cuánto tiempo había
ta de estado allí—. Eso no fue lo único que sucedió.
que
Asentí —Sí, fue cuando me volví Terminator
estab
a en —¿Eres Terminator ahora? —Kent dio otro mordisco a su rosquilla
—Yo… yo no siento nada diferente —dije, volviéndose hacia Luc
mientras la ansiedad florecía—. Quiero decir, me siento normal excepto
por los ojos.
—¿Te duele la cabeza? —preguntó—, ¿o algo así?
Sacudí mi cabeza. —Estaba realmente mareada, pero ahora me siento
normal.
391 Luc se inclinó, rozando sus labios sobre mi frente cuando su mirada
se encontró con la de Grayson. —Te quiero allá afuera. Asegúrate de que
no haya nadie cerca.
Hubo un crujido como si una piedra hubiera golpeado una de las
ventanas, y la rosquilla a medio comer se deslizó de los dedos de Kent.
Un escalofrío recorrió mi columna mientras una escena horriblemente
familiar se desarrollaba ante mí. Rojo, rojo brillante roció en el aire cuando
todo el cuerpo de Kent se sacudió hacia atrás. Los gemelos y Archer se
dieron la vuelta, este último se pasó una mano por la cara. Rojo también
estaba allí, en sus mejillas y ahora en su mano, y el cabello azul de Kent
se oscureció, y la mitad de su cabeza se había ido, completamente...
Oh Dios. Dios mío...
Kent estaba muerto antes de que su cuerpo golpeara el suelo.
36
392 Traducido por: Alma16s
Corregido por: Patty

P ensé que estaba gritando, pero no era yo. Era Zoe. Ella pasó
junto a mí con velocidad cegadora, llegando al lado de Kent
cuando Grayson salió disparado de la cocina, pero ya era
demasiado tarde.
—¿Qué demonios? —gritó Daemon un segundo antes de cambiar a su
verdadera forma. Un segundo más tarde, Dawson se unió a él. Eran luces
gemelas brillantes con forma de humanos.
Me dirigí hacia Kent aturdida, pero Luc me atrapó con un brazo
alrededor de mi cintura. Me levantó de mis pies y se dio la vuelta. La
habitación se volvió borrosa mientras toda la ventana delantera explotó.
Los hombres avanzaron, las botas primero, y aterrizaron con sus
rifles gruesos apuntados. La puerta voló por las bisagras, cayendo en la
pared. La puerta trasera la siguió, golpeándose contra la estufa. Hombres
con equipo táctico directo entraron a la casa junto con la lluvia, con las
armas desenfundadas.
No armas normales.
El terror me dejó sin aliento cuando agarré el brazo de Luc,
reconociendo las armas modificadas por PEM
Los hombres se extendieron rápidamente, apuntando con sus armas a
cada criatura viviente en la habitación. Podrían matar fácilmente con solo
un movimiento del gatillo. Mi mirada salvaje recorrió la habitación
mientras Luc me sostenía cerca de su pecho. Archer tenía los puños
apretados a los costados. Los gemelos estaban volviendo a sus formas
humanas; cada uno de ellos tenía un arma apuntando sobre ellos. Zoe y
Grayson se estaban levantando, la furia grabada en sus rasgos.
Todos los hombres, más de una docena, llevaban el mismo tipo de
pasamontañas que tenían los hombres que habían entrado a mi casa.
Eran el mismo grupo que nos había seguido hasta la casa en Columbia.
Nos encontraron aquí.
Uno de los hombres habló—: Todo lo que queremos es a la chica.
El aliento de Luc bailaba a lo largo de mi mejilla. —A riesgo de sonar
cliché, sobre mi cadáver.
—Eso se puede arreglar fácilmente.
Me tensé.
El pecho de Luc retumbó contra mi espalda mientras se reía. —Sí, eso
no va a ser fácil.
—Bueno, podemos hacerlo fácil o podemos hacerlo difícil. —El hombre
393 que hablaba inclinó la cabeza hacia un lado—. Preferimos la manera fácil.
Danos a la chica, o comenzaremos a derribar a cada una de estas
personas, una por una.
El aire crujió alrededor de Daemon.
—Y tal vez eliminarán a algunos de nosotros en el proceso —agregó el
hombre, con voz inquietantemente tranquila—. Pero definitivamente
eliminaremos a muchos de ustedes. ¿Dispuesto a arriesgarte a eso?
Sabía la respuesta de Luc. Sí, se arriesgaría a eso.
Mi corazón latía con fuerza mientras miraba el arma apuntando a Zoe.
Era rápida, increíblemente, pero ¿sería lo suficientemente rápida? ¿O sería
ella como Kent? ¿Se fue antes de que él siquiera golpeara el suelo? Lo
mismo para Grayson, aunque estaba segura de que todavía me odiaba, no
quería verlo morir.
¿Y qué hay de los demás? No los conocía muy bien, pero me gustaban
cuando no parecían tener miedo de mí, y quería que llegaran a sus
familias, a sus futuras esposas.
Me estremecí cuando la parte de atrás de mi garganta ardía. ¿Y Luc?
Lo amaba, estaba enamorada de él, no podría tratar con él muriendo.
No podría lidiar con más personas muriendo por mi culpa.
Y algunos de ellos o todos estaban a punto de morir por mi culpa.
Estas armas los matarían a todos. Una sorprendente realización flotó a la
superficie. Solo había una salida de esto para mí.
—Déjanos tener a la chica y todos ustedes saldrán de aquí —dijo el
hombre nuevamente—. Vivos y enteros.
Los dedos de Daemon se movieron a su lado. —Ahora tengo mucha
curiosidad de por qué querrían una chica humana, pero nos dejarían vivir.
Tenía bastante confianza en este punto, Daemon sabía que no era un
humano común, pero se estaba haciendo el tonto.
El hombre que estaba hablando no apartó sus ojos de Luc y de mí. —
No tenemos problemas con los Luxen o los Origines.
Se me cortó la respiración cuando los ojos de Zoe se abrieron.
—Bueno, obviamente no trabajas para el gobierno, entonces —
respondió Daemon, en su tono casual.
La energía aumentó en el interior de Luc. Podía sentirlo zumbando a
través de él. Su cuerpo vibró con poder. Se movió un poco, y reconocí mi
oportunidad cuando la tuve. Él aflojó su brazo para moverme y estar
detrás de él. Tenía segundos para decidirme, pero no los necesitaba.
Pensé en Kent tirado en el piso.
Pensé en mamá.
Pensé en Chas y Clyde y Dios sabe cuántos otros murieron por mi
culpa.
Y pensé en cómo Luc había salvado mi vida, probablemente más veces
de las que podría contar, y ahora era el momento de salvar la suya.
Me liberé, solo vislumbrando la conmoción que ondeaba en la cara de
Luc.
—¡Está bien! —grité, levantando mis manos—. Ustedes me tienen a mí.
Estoy aquí. No necesitas lastimar a alguien más.
El horror llenó los ojos de Zoe. —Evie.
—Está bien. —Di un paso adelante, hacia el hombre que había
hablado. —. Voy a estar bien.
394 Sabía que no sería así.
Sabía que no estaría bien cuando uno de los hombres me agarró del
brazo y me empujó hacia adelante. Las cosas no iban a estar bien, ya que
fui impulsada hacia la puerta abierta. Y sabía que había una buena
posibilidad de que aún trataran de matar a todos en esa habitación, pero
tenía que hacer algo. Ya no podría permanecer al margen
Me zumbaron los oídos cuando puse un pie delante del otro. Un
entumecimiento se apoderó de mí cuando salí al porche.
Luc no dijo una palabra, pero aún podía sentir el inmenso poder
acumulándose detrás de mí, estirando las costuras de la casa.
Tres hombres más esperaban allí. Uno dio un paso adelante,
agarrando mi otro brazo en un apretado agarre. Quería decir algo
sarcástico mientras me sacaban del porche. Quería demostrar que era
valiente y no tenía miedo, pero estaba temblando tanto que no podía
formar palabras.
La lluvia empapó mi cabello, tirando de los mechones libres mientras
caminaba sobre piernas débiles. Esto realmente estaba sucediendo, y
sabía lo que venía. No me llevaban afuera para conversar conmigo. No me
conducían a través del camino de entrada, empujándome a través de la
gruesa línea de árboles para llevarme a un picnic.
—Detente —gritó un hombre.
Empapada y temblando, obedecí, mirando al frente. Debajo de los
árboles pesados, la lluvia no caía tanto, pero los troncos de los árboles se
nublaron frente a mí. Voy a morir. No podía entrar suficiente aire a mis
pulmones. Iba a morir antes de vivir mi vida, incluso antes de saber cuál
era realmente mi vida, quién era realmente.
—De rodillas —ordenó el hombre.
Mi cuerpo reaccionó por instinto, comenzando a seguir la orden, pero
me detuve. —No —susurré.
—¿Qué dijiste?
—No voy a hacer que esto sea fácil para ti —dije, recuperando el
aliento. —Empecé a enfrentarlo, porque me condenaría si les permitía
dispararme en la parte posterior de la cabeza—. Estoy…
El dolor estalló en mi mandíbula, deslumbrante. Dicho esto, casi me
caigo cuando levanté la mano hacia mi palpitante mandíbula. Probé
sangre en mi boca.
Una mano se estrelló contra mi espalda, empujándome hacia
adelante. —No dejes que se dé la vuelta. Ella no puede verlo venir, o no
funcionará.
Otra mano aterrizó en mi hombro, obligándome a arrodillarme. Con
los ojos muy abiertos, caí hacia adelante, mis dedos cavaron en el suelo
húmedo y suelto. Abrí la boca. La sangre goteó, golpeando mi mano.
395 Era de color rojo. Llanura, sangre normal.
Una llamarada de dolor sordo cruzó la parte posterior de mi cráneo
cuando me volví a ver, de pie en una habitación blanca, rodeada de
hombres.
Muéstrales antes de que te lastimen, la voz del hombre me susurró al
oído, y me habían lastimado una y otra vez. Tuve los moretones para
demostrar eso, los dolores que iban más allá de los huesos.
Muéstrales de lo que eres capaz. Demuéstrame que vales este regalo de
la vida. ¡Muéstrales! la voz gritó en mis recuerdos.
Fue como un interruptor que se activa en algún lugar dentro de mi
subconsciente.
El miedo se convirtió en rabia, y estaba al rojo vivo y poderoso cuando
surgió a través de mí y luego hacia afuera, una onda de choque que se
extendió.
—Mierda —dijo alguien—. Ponla abajo. Bájala ahora…
Levanté la cabeza al hombre que estaba frente a mí, con el rifle en la
mano.
Sentí el suelo bajo mis manos hundirse y ceder. El suelo retumbó
cuando imaginé al hombre ante mí siendo tragado por la tierra y la lluvia.
Quería que se fuera.
Una tierra rica y oscura se extendió de la punta de mis dedos como
mil serpientes. Llegó a sus pies pateados en segundos, formando
enredaderas gruesas y grumosas. Gritó, levantando el cañón del rifle
mientras lo empujaban hacia atrás. El arma disparó, disparando hacia el
cielo cuando el suelo se derrumbó debajo de él, absorbiéndolo.
Y luego él se fue.
Me levanté, dando la vuelta hacía el hombre enmascarado detrás de
mí. Levanté la mano. —Vuela.
Una ráfaga de viento ardiente lo levantó de arriba abajo, por encima
de los árboles y aún más alto, hasta que se perdió en las espesas nubes.
Bajé la mano. El hombre lo siguió, golpeando la tierra húmeda con un
golpe carnoso.
Me volví hacia un hombre que retrocedía mientras bajaba su rifle, y
levanté la mano.
—No —dijo, levantando la mano—. No…
Enrosqué mis dedos en mi palma.
Su cabeza giró hacia la derecha y sus hombros se derrumbaron. Su
pecho crujió y sus piernas se doblaron cuando sus brazos se rompieron y
retorcieron. No era más que un desastre arrugado.
Un arma disparó, y me di la vuelta. La bala no me golpeó. Una luz
blanca brillante iluminaba el claro. Un grito de dolor partió el aire. Una
ráfaga de viento golpeó el claro, y el hombre frente a mí cayó hacia

396
adela aba, y esa no había sido yo. Ladeé mi cabeza a un lado
nte, mientras esperaba.
colap Sonó otro disparo, un destello azul, y el suelo tembló. Vi las armas
sand volar hacia arriba, arrancadas de las manos de los hombres.
o en Desaparecieron entre los árboles.
el Él avanzó como si no le importara el mundo. —Estoy realmente
suelo molesto porque tuve que venir aquí bajo la lluvia —miró en mi dirección y
. El tenía unos extraños ojos púrpuras— Después de ti.
arma Fruncí el ceño. —No te necesito.
toda El movimiento llamó mi atención. Estiré el brazo y los hombres a mi
vía izquierda giraron en el aire, hacia las ramas. Regresaron a la tierra a la
estab velocidad de la luz.
a Alguien cargó contra el chico de ojos púrpuras, él inclinó la cabeza
agarr hacia un lado. —¿De Verdad?
ada El hombre no disminuyó la velocidad, y Ojos púrpuras entró al
en ataque y lo agarró por el cuello. Hubo un crujido repugnante justo cuando
su otro se apresuraba hacia él.
man Riendo, giró hacia la izquierda y pateó, barriendo las piernas debajo
o. del hombre. Al atraparlo por la parte delantera de su camisa, El chico lo
E estrelló contra el suelo. Una luz blanca salió de su mano.
l Me detuve, mirándolo. El hombre que sostenía en el suelo echó la
cabeza hacia atrás, gritando cuando el brillo lo cubrió. En cuestión de
c segundos, la cabaña se llenó con el olor a carne quemada y tierra.
u Ojos Púrpuras era fuerte.
e Peligroso.
r Poderoso.
p Una amenaza.
o Pero yo lo era más
Levanté ambos brazos y el temblor en el suelo se convirtió en un
d rugido. A su alrededor, los árboles se sacudían y se retorcían cuando se
e levantaba un gran viento que me agitaba el pelo. Las ramas rotas se
l alzaron del suelo. Una atravesó el claro, perforando al hombre más
cercano a mí directamente en el pecho. Otros dos cayeron de esa manera,
h empalados profundamente en el suelo.
o La energía cargó el aire. El olor a ozono quemado aumentó. Me levanté
m del suelo, y los árboles continuaron temblando y el suelo rodó debajo de
b mí, cediendo cuando los rayos cayeron cerca, demasiado cerca.
r Los árboles se arrancaron del suelo, exponiendo raíces largas y
e nudosas. Una nube de rica y húmeda tierra rociada.
—Santa Mierda —susurró alguien.
h Aplaudí mis manos juntas.
u Los árboles volaron a través del claro, y ojos púrpuras se agachó,
m golpeando el suelo cuando sonaron gruñidos carnosos, seguidos de gritos
e conmocionados que terminaron abruptamente. Hubo un fuerte estruendo.

397
Y té la mano.
l Se detuvo, sus ojos se abrieron ligeramente mientras su cabello
u mojado se enroscaba en su frente.
e —Peaches...
g Lo miré fijamente.
o Lentamente, levantó las manos como si se rindiera.—Evie, está bien...
si Nombres
le Los nombres aparecieron en mis pensamientos. Nadia. Evie. Peaches.
n Tenían significado, llevaban peso, pero él era poderoso. Podía lastimarme,
ci y no podía permitir eso. No otra vez. Nunca de nuevo.
o. —Soy yo. —Su voz era suave—. Evie, soy yo.
B —¿Estás haciendo paisajismo? —Escuché que alguien preguntaba, y me
ajé volví hacia el sonido de la voz.
los Era un hombre de cabello oscuro con ojos verde esmeralda. Detrás de
brazo él, vi una réplica idéntica de él, y había dos rubias, y una niña con piel de
s a color marrón oscuro. Había hombres enmascarados aún vivos,
los sobrevivientes, tambaleándose sobre sus pies. Se giraron, lanzándose
costa entre los árboles.
dos Uno de los hombres de cabello oscuro y la rubia alta se fueron,
mien desapareciendo tras ellos. Los hombres enmascarados podían correr, pero
tras un... Luxen siempre, siempre sería más rápido. Eran Luxen. Los dos que
exten corrieron tras esos hombres. Sabía lo que eran, y también eran amenazas.
día —Ese no fui yo —dijo el que había venido a pelear a mi lado. Ojos
los púrpuras—. Esa fue ella.
dedo El Luxen de cabello oscuro maldijo por lo bajo, y sentí el poder
s y ondular dentro de mí nuevamente mientras movía mi cabeza de lado a
me lado. Un resplandor blanco comenzó a formarse a su alrededor, una
tirab muestra de su fuerza.
a al Un reto.
suelo Una amenaza.
. Se —Daemon —dijo Ojos púrpuras—. Voy a necesitar que hagas lo que
romp digo y corras.
ió —¿Qué? —dijo el Luxen llamado Daemon.
una —Ahora —ordenó el otro—. Maldición, corre, ahora.
ramit Demasiado tarde.
a y Levanté la mano y convoqué la ira dentro de mí, dejándola salir y
me encontrar su objetivo.
conc
entré
en
Ojos
púrp
uras.
Él
mero
deó
hacia
mí y
yo
levan
37
U
398 Traducido por: Alma16s
Corregido por: Patty

n rayo de tinta negra teñida de luz rojo blanquecina brotó de mi


palma, golpeando al llamado Daemon en el hombro. Voló hacia
atrás. Hubo un grito de dolor cuando Daemon rodó hacia el
árbol, entrando y saliendo de su verdadera forma mientras
giraba la palma de mi mano hacia arriba, doblando mis dedos hacia
adentro. Daemon se levantó del suelo, retorciéndose y luchando mientras
lo atraía hacia mí. No estaba muerto. Todavía.
Eso cambiaría
—¡Alto! —gritó Ojos Púrpuras—. ¡Detente ahora, Evie!
Evie.
Él ahora estaba de pie frente al Luxen, su cabello mojado cayendo de
su rostro rígido, su camisa desgarrada por sus hombros.
Todo en mí se centró en él. Incliné mi cabeza hacia un lado mientras
doblaba mi mano en un puño, imaginando su cuerpo derrumbarse y
agrietarse, cediendo ante mí.
Pero eso no sucedió.
Dio un paso hacia mí, los labios despegados en un gruñido. —Evie,
soy yo. Luc Necesito que detengas esto. Ahora.
Apreté mi mano más fuerte.
Dio otro paso, apareciendo un agujero en sus jeans, a lo largo de su
rodilla. Se estremeció cuando levantó la barbilla. —Soy yo. Estoy aquí.
Evie, necesito que vuelvas a mí.
No entendía cómo seguía de pie. No entendía por qué estaba aquí, por
qué su voz ahogaba a la otra, quien exigió que demostrara que era la más
fuerte, que era la mejor.
La parte delantera de su camisa se rasgó. Pinchazos de sangre azul
rojiza aparecieron en sus mejillas mientras sus pupilas brillaban
completamente blancas.
La tensión se apoderó de mis músculos cuando algo o alguien
comenzó a gritar en la parte posterior de mi cabeza.
La camisa le atravesó el pecho cuando retrocedió un pie. Se estaba
derrumbando. Podía verlo en la forma en que sus hombros se doblaban y
en el blanco de sus ojos y la tensión de su boca. Él era el poder
personificado.
Pero yo era prácticamente un dios.
Ojos Púrpuras cayó sobre una rodilla. —No hagas esto —jadeó,
girando la cabeza hacia un lado. Los músculos a lo largo de su cuello se
399 tensaron—. No hagas esto.
Sonreí.
Golpeó una mano contra el suelo, apenas sosteniéndose mientras las
venas debajo de su piel se llenaban de blanco. Le siguió la mano izquierda,
golpeando la tierra suelta. Su espalda se inclinó.
—Nadia. —Su voz se quebró.
Me sacudí, todo mi ser retrocedió. Mi concentración se debilitó. El
poder parpadeó y retrocedió en oleadas.
Nadia
Ella era una niña, una niña enferma e indefensa. Asustada y
golpeada, y yo estaba...
Levantó la cabeza una vez más, la piel de sus mejillas se desvaneció.
—Va a estar bien. Te lo prometo.
Un temblor me recorrió. Había escuchado eso antes. Me había dicho
esas palabras antes. Una promesa…
Realmente nunca te dejé.
Otro estremecimiento se abrió paso a través de mí. Él había hecho
esas promesas. Mis ojos encontraron los suyos, y los suyos eran de una
hermosa e impresionante amatista. No podía apartar la mirada de ellos. Mi
pecho se levantó bruscamente. Ojos Púrpuras. Conocía esos ojos. Soñaba
con ellos. Los extrañé. Los lamenté. Confiaba en ellos.
Jadeando, solté el poder, y se enroscó fuertemente, dentro de mí,
rompiendo en todo el bosque.
Eché la cabeza hacia atrás, gritando cuando el fuego y la oscuridad
estallaron dentro de mí. La sombra ardiente que había tatuado mi piel y
cubierto mis músculos, que se había entrelazado con mis huesos y era
parte de mí.
Siempre había sido parte de mí.
Los árboles gemían bajo el peso del poder. El suelo gimió cuando caí
de rodillas y caí hacia adelante, dejando que mi mejilla descansara sobre
la hierba fresca.
Mi cabeza no estaba en blanco.
Mi cuerpo volvió a ser mío.
Me acurruqué hacia adentro cuando una corriente constante de
pensamientos comenzó a gotear, mientras la conciencia se afianzaba. Yo
era Nadia. Yo era Evie. Yo era Peaches. Podía sentir la lluvia fría
arrojándome. Había sido Daemon al que había atacado.
Luc, casi lo mato. Luc, a quien amaba con todo en mí.
Oh Dios.
¿Qué me pasaba?
¿Qué había dentro de mí?

400
D dedos estaban ahora en mi mejilla, recogiendo el cabello mojado—. Evie,
e abre los ojos para mí.
repe No quise hacerlo. No quería ver lo que le había hecho.
nte —Evie, por favor —suplicó, y Luc nunca suplicaba.
las —Lo siento —susurré, apretando los ojos con fuerza—. No sé qué está
man mal conmigo. Lo siento.
os —Está bien —dijo Luc, deslizando una mano debajo de mi mejilla,
estab levantándome de la hierba empapada a sus brazos—. Estoy bien. Mira.
an Estoy bien.
sobre Sacudí la cabeza, tratando de alejarme, de poner algo de distancia
mí, entre nosotros porque había algo muy mal conmigo, y no se podía confiar
un en mí.
toqu —No hay nada malo contigo.
e Una risa áspera se desprendió de mí. —Hay algo muy mal conmigo.
suav —Está bien. —Sus manos se extendieron por mis mejillas—.
e en Probablemente hay algo un poco mal contigo.
mi —¿Un poco mal conmigo? ¿Un poco? ¡Intenté matarte! ¡Y Daemon! —Me
hom estremecí cuando sus labios presionaron mi frente—. Casi lo hice.
bro y —Pero no lo hiciste. Estoy aquí. —Sus labios se deslizaron sobre mi
cade mejilla—. Estoy aquí, y también Daemon. Abre los ojos y mira.
ra, Tomando varias respiraciones profundas, hice lo que me pidió. No
pero estábamos solos El Luxen estaba a varios metros de distancia, en su forma
todav humana. Estaba vivo, pero no parecía exactamente emocionado.
ía me —No me importa cómo se ve —dijo Luc, guiando mi mirada hacia él—.
estre Mírame. Por favor.
mecí. Lo miré
Tem Donde su piel había comenzado a despegarse, no había nada más que
blé tenues marcas rosadas a lo largo de sus mejillas. Parecía que tenía una
de la quemadura de sol, pero aún podía verlo en mi mente. Delgadas tiras de
cabe carne cediendo, rasgando…
za a —Detente. —Ahuecó mis mejillas—. Estoy bien. ¿No lo ves? Estoy
los bien, Peaches.
pies. —Pero te lastimé a ti y a Daemon —susurré, cruzando mis dedos
— temblorosos alrededor de sus muñecas—. Los iba a matar a los dos. Me
Evie detuve, pero...
— —Te detuviste, y eso es todo lo que importa.
susu No estaba segura si eso era cierto. Parar no era todo lo que
rró la importaba. No borró el dolor que les había causado. ¿Qué pasa si sucedía
voz. nuevamente y no pueda parar? ¿Entonces qué?
Luc Luc hizo este sonido en el fondo de su garganta mientras me miraba a
Los los ojos. —Resolveremos esto. Sigo diciendo eso, pero te prometo, Evie, que
lo resolveremos. ¿Está bien? Cree en eso. En mí.

401
T n el estómago. Había hecho eso, y había tratado de hacerle algo peor a
enía Luc, quien era la cosa más poderosa en esta Tierra, y, sin embargo, se
muc había estado rompiendo debajo de mí.
has No entendí cómo era posible.
gana —Realmente no tengo idea de cómo hice algo de eso. Uno de ellos me
s de golpeó y me tiró al suelo, y vi mi sangre, y fue como si se lanzara un
hace interruptor —le dije, deslizando mis manos por sus brazos—. Escuché su
rlo, voz en mi cabeza, ordenándome que demostrara que valía... una vida. Yo
pero creo que…
esto —¿Qué? —Sus pulgares acariciaron mis mejillas, alejando mi mirada de
estab los cuerpos rotos.
a —Creo que he hecho esto antes... en una habitación blanca llena de
más hombres que me habían hecho daño. —Sacudí la cabeza de nuevo—. No lo
allá entiendo. Solo sabía qué hacer. Imaginar y hacer que suceda.
de él, Luc estuvo callado por un largo momento. —Estos hombres que crees
más que te lastimaron... ¿recuerdas lo que te hicieron?
allá Sacudí mi cabeza en su agarre suelto.
de —¿Sabes lo que les pasó?
noso Yo lo sabía. —Los maté.
tros. —Bueno.
Mi Mi mirada se disparó hacia la suya.
mira —¿Están bien, chicos? —gritó Zoe—. Porque todos estamos empezando a
da preocuparnos mucho.
pasó —¿Estás bien? —preguntó Luc en voz baja.
de la Asentí, aunque no estaba segura, pero no podía sentarme aquí bajo la
suya lluvia decreciente.
a los Luc tomó mis manos y se levantó, ayudándome a levantarme. Dejé
cuer que me llevara a donde estaban Daemon y Zoe.
pos —Lo siento —le dije a Daemon—. No sé lo que me pasó. Lo siento.
espa Sus labios estaban presionados en una delgada línea mientras miraba
rcido a Luc y luego asintió.
s a No esperaba que aceptara mis disculpas.
nues Daemon miró a Luc y había mil palabras no dichas en su expresión
tro dura e implacable.
alred —Lo sé —dijo Luc, obviamente captando los pensamientos de Daemon
edor. —. Hablaremos.
Las Daemon inclinó la cabeza. —Sí, lo haremos.
náus Mirando a Zoe y descubriendo que me estaba mirando como si no
eas supiera qué decir, contuve un estallido de vergüenza y aparté la mirada,
me mi mirada se desvió sobre los cuerpos, algunos todavía...
retor Uno de ellos todavía estaba vivo, de costado y estirando la mano hacia
ciero su muslo, donde podía ver claramente un arma todavía atada allí.

402
L de dolor del hombre fue cortado por la mano de Luc alrededor de su cuello.
uc lo Levantando al hombre de sus pies, Luc lo sostuvo en el aire. La cara
vio al del hombre se puso rojiza. El escupitajo voló mientras clamaba por el
mis agarre de Luc con su mano buena. Sus pies patearon, pero Luc lo sostuvo
mo allí como si no fuera más que una bolsa de comestibles.
tiem —Cada parte de mí quiere alargar esto —dijo Luc, su voz
po terriblemente tranquila—. Quiero que tengas miedo cada último segundo
que que te queda. Quiero el último pensamiento sobre cuán precioso fue ese
yo. último aliento de aire que tomaste.
Se Al retroceder, me topé con un tronco de árbol. Miré hacia abajo, un
dispa poco perdida en los bordes quemados y desiguales.
ró —Detente —ordenó Daemon, haciendo a un lado la rama de un árbol
hacia como si fuera una bolsa de papel mientras avanzaba—. Luc, para.
dela —Ahora, ¿por qué haría eso, Daemon?
nte, —Porque sería prudente mantenerlo con vida. Saben lo que es ella.
agarr Mojando mis labios, tragué fuerte. —Luc, él tiene un punto. Podría
ando decirnos por qué siguen viniendo... y tal vez lo que soy.
el Los ojos del hombre se hincharon cuando Luc aumentó la presión
braz sobre su cuello. No iba a parar. Pensé en Kent. No lo culpo si no se
o detiene. Por mucho que quisiera saber por qué seguían viniendo por mí,
derec todavía podía entenderlo.
ho Podría haber aguantado la respiración.
del Con lo que parecía ser una gran moderación, Luc retiró los dedos de
hom la garganta del hombre y lo dejó caer. Golpeó el suelo rocoso en un montón
bre. desordenado, arrastrando el aire y escupiendo.
El Un silencio tenso siguió cuando Zoe cruzó el claro, sus ojos llenos de
chas ira apenas contenida. —¿Hay más de ustedes por ahí? ¿Vienen más
quid equipos?
o de —No. —El hombre tosió—. Nosotros... éramos el único equipo, pero
los ellos sabrán... que algo pasa si... no hablamos por radio de noche.
hues Daemon miró a Archer, pero el Origen se centró en Luc. En ese caso,
os sabía que Archer apoyaría a Luc, si Luc decidía terminar con la vida de
era este hombre en ese mismo momento. Una parte de mí pensaba que Luc
como podría, aunque había dejado ir al hombre. Violencia mortal grabada en sus
rama rasgos, una promesa de retribución.
s —¿Cómo te llamas? —preguntó Luc.
secas Rodando sobre su costado, el hombre se atragantó mientras luchaba
que por respirar. —Steve—gruñó—. Steven Chase.
se Los labios de Luc se curvaron. —Vas a hablar Steve, y tal vez, solo tal
romp vez puedas respirar un poco más.
en. Esperaba que el hombre peleara, porque parecía que era del tipo
El militar. En todas las películas que había visto, las personas que se veían
grito

403
como como un canario.
él —No queríamos ningún problema con ustedes. Realmente no lo
requ hacíamos —gruñó.
erían —¿En serio? —Burla goteó del tono de Luc mientras se inclinaba,
un agarrando al hombre por la parte delantera de su camisa. Arrastrándolo
mont por la camisa, levantó al hombre, como si fuera un gatito, para ponerse de
ón de pie—. Mira alrededor. Tienes muchos problemas.
convi —Lo sé —Steven estaba temblando, con el brazo roto colgando sin
ccion fuerzas—. Pero no teníamos otra opción. Teníamos un trabajo que hacer.
es y Todos ustedes... estaban en el camino. Solo la queríamos a ella. Esas
tortu fueron nuestras órdenes. Sacarla y luego nos iríamos a casa.
ras Archer arrastró al tipo hasta la casa. Literalmente. Lo arrastró por la
antes piel de su cuello. Luc se mantuvo cerca, pero no habló. No hasta que
de llegamos a la casa y Grayson y Dawson regresaron.
come —¿Los atraparon? —preguntó Luc, haciendo referencia a los que habían
nzar corrido, y cuando asintieron, no me sentí nada mal por esos hombres. Se
a giró hacia Daemon. —Asegura a él imbécil.
revel Seguí caminando, siguiendo a Zoe, pero Luc extendió la mano y me
ar agarró del brazo. —Oh no. No tú. Te quedarás aquí conmigo por un
secre momento.
tos. Zoe dudó, y pensé que era por mí, pero luego me di cuenta de que
S estaba dando vueltas por Luc. Ella estaba preocupada por él.
te —Está bien —dije, solo queriendo terminar con esto, pensando que
v sabía por qué quería hablar conmigo—. Solo me va a gritar...
e —Maldita sea —gruñó Luc.
n Mis ojos se entrecerraron sobre él. —Y no voy a matarlo.
C —¿Estás segura? —preguntó ella.
h Me sentí mal porque ella tuviera que preguntar eso. —Sí. —suspiré—.
a Estoy segura.
s Delante de Zoe, los labios de Daemon se torcieron mientras nos
e miraba. —Vamos, Zoe. Ayúdame a encontrar algo con lo que atar este
n imbécil.
o. Zoe no se movió por un segundo, y luego finalmente se dio la vuelta,
É alejándose hacia los chicos. Observé hasta que todo el grupo se fue antes
l de soltar un suspiro irregular y profundo. Me giré hacia donde estaba Luc,
c registrando vagamente la furia hirviendo grabada en su rostro fríamente
a impactante, y me di cuenta de cuánto había estado conteniendo hasta que
n se aseguró de que no iba a matar a nadie.
t Respiró hondo y lento. —Voy a tratar de mantener la calma sobre
a esto, debido a lo que acaba de suceder, pero necesito sacar esto de mi
b pecho, porque si no lo hago, podría explotar.
a Me crucé de brazos. —Lo sé…

404
— os establecido varias veces.
No Parpadeé —Bueno, eso es completamente…
sabe Luc se lanzó hacia adelante, moviéndose tan rápido que no tuve
s oportunidad de reaccionar. Sus manos apretaron mis mejillas, inclinando
una mi cabeza hacia atrás. En un latido tartamudeado, su boca estaba sobre la
mier mía.
da — El beso fue profundo y repentino, hermoso en su crudeza, y mi cuerpo
dijo, reaccionó sin pensar en las emociones casi brutales que se vertían en el
hirvi beso. Mis manos aterrizaron en su pecho y mis dedos se clavaron en su
endo camisa. Le devolví el beso, y llegó a lo más profundo de mí, quemándose en
mien mi alma.
tras Esto fue mucho mejor que ser sermoneada.
daba Para cuando ambos tomamos aire, el pecho de Luc estaba subiendo
un irregularmente bajo mis manos. Apoyó su frente contra la mía, y ninguno
paso de nosotros se movió. Ni siquiera abrí los ojos. Nos quedamos allí en
adela silencio mientras la lluvia comenzaba a caer nuevamente, un fino brillo
nte que se asentó en nuestra piel.
—. —Debes saber que no pensé que ibas a poder hacer lo que hiciste
Creo cuando te llevaron afuera.
que —Yo tampoco —admití.
es —Y esto empeora. No sabía si llegaría a tiempo —dijo, enviando un
algo escalofrío a través de mí—. Pensé que esta vez, esto sería todo. No más
que negociaciones ni milagros.
hem Respirando el aroma de la lluvia y el bosque, abrí los ojos. —No fue
así.
—Pudo haber sido. —Sus manos se deslizaron de mis mejillas,
deslizándose hacia la parte superior de mis brazos. Él retrocedió y mis ojos
se abrieron. Las gotas de lluvia se aferraron a sus gruesas pestañas—.
Nunca vuelvas a hacer algo así. No me importa lo que puedas hacer.
—Yo... tuve que hacer algo. Yo tenía…
—No tenías que hacer nada. —El tono de sus ojos se hizo más
profundo que el violeta—. Lo tenía controlado. Eso es lo que hago.
—Mataron a Kent. —Mi voz se quebró—. Iban a matar a cada uno de
ustedes por mi culpa. No podría simplemente quedarme allí y dejar que
eso sucediera.
Su mandíbula se endureció. —Te quedarás allí y permitirás que eso
suceda si eso es lo que se necesita para sobrevivir.
Lo miré boquiabierta. —¿En serio? No puedes estar hablando enserio.
—Estoy hablando muy enserio.
—¡Y hubieras estado muerto! —Al soltarme, di un paso atrás, ignorando el
hecho de que casi lo había matado a yo misma—. Zoe habría estado
muerta. Todos en esta casa habrían muerto. No me importa cuán
especiales sean ustedes. No eres inmortal. No eres intocable, y si algo le
sucedió a... —Me interrumpí, limpiándome la niebla que se acumulaba en

405
mi a manejado la situación.
rostro —¿Poniendo en peligro la vida de todos allí? ¿Es así como lo habrías
—. Sé manejado?
que lo Los labios de Luc formaron una línea delgada y dura.
que —Así es como lo has manejado antes, ¿verdad? ¿Con París?
hice —Alguien ha estado hablando. —Sus hombros se tensaron.
fue Sabía que era difícil mencionarlo, pero tenía que hacerlo. —Lo has
peligr hecho antes. Poner a otros en riesgo por mí. Hubieras sacrificado a todos
oso. en esa habitación, y no puedes seguir haciendo eso, Luc. —Luchando por
Sabía mantener la calma, aparté mi cabello mojado de mi cara—. Esa fue mi
que elección...
cuand —No fue tu elección. —La ira llenó su voz—. Sé que te dije esto antes,
o pero siento que necesito repetirme solo para que estés claro. ¡No pasé la
tomé mitad de mi vida olvidada de Dios tratando de mantenerte con vida para
la que solo lo tires todo!
decisi —¡No lo estaba tirando! —grité, con las manos en alto—. Estaba tratando
ón de de salvar la vida de las personas que me importan. Si honestamente crees
irme que habría estado esperando y permitiría que más personas murieran por
con mi culpa, entonces no me conoces en absoluto.
ellos,
podría
morir.
No
tomé
esa
decisi
ón a
la
ligera.
S
us
ojos
se
entrec
erraro
n. —
Fue
una
elecci
ón
estúpi
da,
descui
dada
e
impru
dente.
Yo
habrí
38
406 Traducido por: Alma16s
Corregido por: Patty

T odos en la casa apartaron sus miradas en el momento en que


entré por la puerta principal rota. No me molestaba sentir
vergüenza de que claramente hubieran escuchado o visto todo.
Un rápido vistazo alrededor de la habitación reveló varios parches
quemados en el piso contra las paredes. No había cuerpos. No quedaba
nada de ellos.
Ni siquiera parpadeé.
Me dirigí directamente hacia el hombre ahora atado en una silla de la
cocina con lo que parecían cuerdas elásticas.
La mirada de Archer parpadeó sobre mi hombro, y supe sin mirar que Luc
se había unido a nosotros. No quería mirarlo, porque entendía por qué
estaba enojado, pero también tenía que entender por qué había hecho lo
que había hecho.
Seguí avanzando, y por el rabillo del ojo, vi que alguien había puesto una
manta sobre Kent, cubriendo su torso.
Fue Zoe.
Todavía estaba arrodillada junto a su cuerpo, su rostro manchado de
lágrimas frescas.
Mi pecho se apretó dolorosamente cuando me detuve frente al hombre. De
cerca, vi que era de mediana edad, con líneas finas alrededor de los ojos y
boca apretada. Sus ojos oscuros se dirigieron a mi cara. Me parecía
normal, como si estuviera casado y tuviera 2.5 hijos. Un tipo que pasaba
los sábados por la mañana cortando el césped y charlando con sus vecinos
sobre el mantillo y los herbívoros.
Y había sido enviado para detener a una adolescente o matarla, y había
aceptado el trabajo. No renuncio ni nada de eso.
Apartando las emociones turbulentas, exhalé irregularmente. —Quiero
saber lo que soy, y si incluso intentas mentir, lo juro por Dios, te romperé
el otro brazo.
—Maldición—murmuró alguien detrás de mí.
La mirada de Steven recorrió la habitación y pude sentir a Luc cada vez
más cerca. Ni siquiera quería saber cómo lo sabía, pero lo hice. La
garganta magullada del hombre funcionaba con una golondrina. —Mi
equipo... fue contratado. No sé quién...
—Es posible que desees pensar dos veces antes de ir por esa ruta. —Luc se
deslizó a mi lado—. Tienes otros 205 huesos que puedo romper, y tienes
muchos tejidos que puedo licuar con un toque.
Mi labio se curvó con disgusto.
Luc sonrió. —¿Entonces quieres intentar responder esa pregunta otra
vez?
—Espero que no responda. —Daemon se dirigió hacia la cocina y apartó
407 un cojín del sofá—. Tengo una agresión acumulada que me encantaría
resolver.
Me crucé de brazos. —Creo que realmente necesitas responder la
pregunta de manera diferente.
El pecho de Steven se levantó irregularmente. —No trabajamos para el
gobierno. Somos parte de los Hijos de la Libertad.
Daemon suspiró. —No creo que nos estés tomando en serio. —Dio un paso
adelante, su sonrisa tan misteriosa y fría como la de Luc—. Creo que
necesito mostrarte cuán serios somos.
—¡Estoy hablando en serio!—insistió, su cabeza girando salvajemente—.
Ellos son... Somos una organización fundada...
—¿En las colonias americanas originales? Espera. —Zoe se puso de pie
con la nariz arrugada—. Los Hijos de la Libertad eran una sociedad secreta
que protegía los derechos de los colonos y estaban en contra de los
impuestos. Ya sabes, el conjunto ―Sin impuestos sin representación‖. ¿La
fiesta del té de Boston?
La habitación estaba tan silenciosa que se podía oír un grillo eructar.
—Dios. —Se limpió las mejillas con el dorso de las manos—. Aprendimos
sobre ellos en la clase de historia. A diferencia de algunas personas—dijo,
enviándome una mirada aguda—, presté atención.
—Ella tiene razón—dijo Steven, las palabras salieron de él a toda prisa—.
El SOL26 fue creado para proteger a los colonos. La gente piensa que la
sociedad se disolvió con los años, pero nunca lo fue. Estuvimos activos
durante la Guerra Civil y durante la invasión Luxen. Siempre hemos
sabido que los extraterrestres han estado aquí, porque tenemos agentes en
todos los niveles del gobierno.
—¿En serio? —respondió Daemon secamente.
—Tenemos miembros en todos los estados, y cada vez que se necesita el
SOL, ya sea en tiempos de guerra o conflicto, respondemos a la llamada. —
El orgullo llenó la voz y los ojos de Steven—. Lo hacemos sin
reconocimiento o registro, sabiendo que podríamos morir en cualquier
misión y sería como si nunca hubiéramos existido.
—¿Cómo Batman? —preguntó Luc.
Daemon rio.
—¿No me crees? Puedo probarlo. Todos los miembros están marcados. Tira
hacia abajo el lado derecho de mi camisa. —Steven asintió con la cabeza
ante sus palabras—. Tú lo verás.

26
Iniciales de: Hijos de la Libertad (Pero en inglés).
Luc hizo exactamente eso. Agarrando el cuello de la camisa negra, la
apartó a un lado, revelando lo que parecía ser un tatuaje con una
serpiente enrollada sobre una bandera estadounidense. Era todo un color,
408 sombreado en negro.
Mis cejas se alzaron.
—Todo lo que prueba es que tienes un tatuaje de culo feo. —Luc soltó la
camisa y Steve se dejó caer en la silla de madera—. Todo esto suena como
una mierda, pero he escuchado cosas más extrañas, así que estoy
escuchando. ¿Por qué los chicos de Liberty estarían interesados en ella?
Steven tragó mientras su mirada parpadeaba entre Luc y Daemon. —Crees
que somos enemigos. No lo somos.
—Lo somos—corrigió Luc.
—Al menos no deberíamos serlo—insistió Steven mientras la frustración se
elevaba en su voz—. Está a punto de suceder, y sucederá rápidamente si
no lo detenemos. Terminará antes de que alguien supiera que incluso
comenzó.
Aire frío me provocó la nuca. —Mi madre dijo algo similar. —Miré a
Luc—. Justo antes... Ella estaba diciendo algo así.
—Sylvia Dasher?—Steven dijo su nombre con un rizo de desdén—. Ella era
parte de eso, parte del Proyecto Poseidón.
Dawson gimió mientras se deslizaba detrás de la silla y echaba la cabeza
hacia atrás. —¿Qué pasa con los nombres griegos?
Su hermano se quedó muy quieto. —¿Qué es el Proyecto Poseidón?
—Fue el mayor logro de Daedalus—explicó Steven, sus labios se
estrecharon de dolor—. Y fue su creación más horrible.
Dando un paso atrás, froté mis manos sobre mis caderas. —¿Sabes sobre
Daedalus?
—Por supuesto lo hacemos. Los monitoreamos lo mejor que pudimos.—Su
mirada pasó de Daemon a Luc—. No estamos de acuerdo con lo que están
haciendo. Están jugando a ser Dios. Todos ustedes saben exactamente lo
que son.
—¿Son? —Preguntó Dawson—. Daedalus ya no existe.
Steven sacudió la cabeza y recordé que no sabían lo que sospechábamos,
lo que sabíamos. —No, todavía están activos, mucho. Pensaste que los
sacaste—dijo, fijando su mirada de pánico en Luc—. Pero no lo hiciste.
—Obviamente—murmuró Luc.
—Espera un segundo. —Las manos de Daemon se abrieron y cerraron a
sus costados—. ¿Estás diciendo que Daedalus todavía está activo?
—No tuvimos la oportunidad de decirte eso, porque estos imbéciles nos
interrumpieron—dijo Luc—. Chicos, sé que todos quieren concentrarse en
Daedalus, y lo entiendo, pero tratemos con una cosa jodida a la vez. Por lo
tanto, un poco más de detalle sobre el Proyecto Poseidón sería genial.
—Wow. —resopló Daemon—. ¿Esas son dos cosas que no sabes?
Luc miró a Daemon. —Estoy literalmente en el peor estado de ánimo
posible que puedas imaginar en este momento.

409
— acabo de enterarme de que la organización responsable de cada una de las
¿Ent pesadillas de Kat sigue funcionando.
once Luc exhaló pesadamente. —Estoy empezando a pensar que no debería
s? Yo haber detenido a Evie.
tamb —Bien. —Daemon puso los ojos en blanco—. Eso realmente está ayudando
ién con mi estado de ánimo.
estoy —¿Me veo como que me importa?
de —¿Chicos, en serio? —Alcé las manos con exasperación, y la mitad de la
mal habitación se agachó como si esperaran ser arrojados al techo—. ¿No
hum pueden hacer esto ahora?
or. Ninguno de los dos parecía que fuera algo que pudieran controlar, pero
En ambos guardaron silencio.
caso Me concentré en Steven. —Dinos qué es eso.
de —El Proyecto Poseidón fue su programa más largo, nada parecido a lo que
que habían trabajado antes. ¿Híbridos? ¿Orígenes? —Él sacudió la cabeza,
lo haciendo una mueca—. Esto, si tiene éxito, haría que cada creación que se
haya haya presentado antes parezca un juego de niños.
s No había duda de que Steven sabía exactamente qué había estado
olvid haciendo Daedalus, pero en realidad no nos estaba diciendo nada.
ado, —Me estoy aburriendo —advirtió Luc.
tu —Los registros indican que habían estado trabajando en el Proyecto
novia Poseidón desde que llegaron los Luxen, desde que el primer Arum llegó
solo aquí. Sí —dijo cuándo Dawson dejó escapar un improperio—. El proyecto
inten estuvo plagado de tantos fracasos que creímos que lo que intentaban era
tó imposible, ni siquiera una preocupación. Tenía que ser imposible: la
mata combinación de ADN de Luxen y Arum.
rme —¿Qué? —gritaron Daemon y Grayson al mismo tiempo. Fue Daemon
desp quien continuó—: Eso es imposible. Nuestro ADN no es compatible.
ués —¿No es así?—desafió Steven—. ¿Sería imposible dentro de un recipiente
de humano?
que Luc desplegó sus brazos. —Nada es imposible.
tú —Lo lograron. No nos dimos cuenta hasta después de la guerra, pero
inten tuvieron éxito en formas que nunca imaginamos, mucho antes de que
taste pudiéramos haberlo adivinado. Las cosas que han creado, son imparables,
mata ejercen las habilidades de Luxen y Arum, más poderosas que su origen
rme más fuerte. —Su mirada se dirigió a Luc—. No son vulnerables a la
a mí obsidiana ni al ónix armado.
— Eso fue lo que roció en el aire en una niebla invisible. Al igual que el
señal Discapacitador causó el dolor extremo de Luxen.
ó —Las armas modificadas por PEM no los dañan—continuó, su pecho subía
Dae y bajaba pesadamente—. Una vez que se completa su mutación, solo un
mon disparo en la cabeza los derribará, pero son rápidos, más rápidos que una
—. Y maldita bala. Lo he visto.

410
— ar. Sus huesos se rompen y reforman, sus vasos sanguíneos gotean.
Sant Fiebre. Vómitos.—Cerró los ojos—. Todo su cuerpo y mente cambian. No
a son como los híbridos. No son lo mismo después. Son asesinos
mier programados e imparables.
da— —Sarah. —Zoe se volvió y se pasó la mano por el pelo—. April.
mur Posiblemente incluso Coop y...
muró Ella no necesitaba decirlo.
Zoe, Yo.
con —¿Has visto las noticias? ¿Sobre los brotes de los que los medios culpan a
los los Luxen?—La risa de Steven era seca como huesos viejos—. No eran
ojos personas enfermas. Eran humanos mutantes.
muy —¿Cómo?—susurré, y Zoe se dio la vuelta rápidamente—. ¿Cómo están
abier mutando las personas? ¿Por qué?
tos —Algunos de ellos fueron creados en los laboratorios. Estamos bastantes
—. seguros de que tuvo lugar en el complejo en Frederick—dijo, haciendo
¿Diji referencia a Fort Detrick, donde trabajaba mi madre—. Eran como los
ste Orígenes. Crearon durmientes y los llamaron Troyanos, y al igual que su
cuan homónimo, se han infiltrado en todos los niveles de la sociedad. Pero otros
do son... eran humanos normales que fueron mutados.
su —¿Cómo?—exigió Daemon—. ¿Cómo podrían los humanos normales
muta mutar?
ción —Es una gripe—dijo, mientras la garganta trabajaba para tragar—.
está Daedalus mutó una cepa de gripe común para portar esta mutación, y la
comp liberaron. No sabemos cuándo, pero es por eso que algunos humanos
leta? comienzan a mutar.
¿Có El horror combinado con incredulidad crecía dentro de mí.
mo —Esto es imposible—murmuró Zoe.
se ve —No lo es—insistió Steve—. Los agentes biológicos armados no son nada
su nuevo, y Daedalus ha tenido décadas para perfeccionar esto.
muta —Si lo que dices es cierto, ¿cómo es que no tenemos miles de estos
ción? humanos mutantes corriendo? —pregunté.
— —Vacunas contra la gripe. Las personas que recibieron vacunas contra la
Com gripe aún pueden contraer la gripe, pero debilita la cepa mutada en el
o un virus. No mutarán—explicó, y sentí que el piso se movía debajo de mí
espe mientras pensaba en cómo mamá había mencionado la importancia de las
ctácu vacunas contra la gripe. Tanto es así que a menudo bromeaba que ella
lo de debe estar recibiendo sobornos de los creadores—. Los que no recibieron la
terro vacuna contra la gripe, o morirán durante la mutación, o mutarán, y los
r. que recibieron la vacuna tendrán la peor gripe en su vida.
Está El silencio llenó la habitación, y pensé en Ryan. Con la gripe normal, las
a personas morían si tenían problemas de salud no diagnosticados, como
nivel problemas cardíacos o enfermedades autoinmunes. Personas cuyos
celul cuerpos probablemente no pudieron soportar la mutación.

411
—No Sentí que necesitaba sentarme.
cree —De ninguna manera. —respiróDawson—. Esto es... esto es demasiado
mos para creer.
que Archer avanzó, llegando a pararse al otro lado de Luc. —Nunca he
haya escuchado o visto algo así, ni una sola vez durante todo mi tiempo en
n Daedalus.
lanza —No lo hubieras hecho. —Steven torció el cuello de lado a lado—. Fue
do el demasiado secreto. Por lo que pudimos reunir, solo unos pocos tenían
virus autorización para el proyecto o para la clave que creó la mutación.
a —¿Y cómo se llamaba eso? —preguntó Daemon—. ¿Bola de Mierda 101?
gran El miedo goteó en la mirada de Steven. —No es una mierda. Nada de esto
escal es. Tenían tres sueros. Algunos de ustedes los conocen bien. LH-11.
a Prometeo y Andrómeda: Andrómeda crea los troyanos.
todav Mis manos cayeron a mis costados. Traté de hablar, pero mi garganta se
ía, cerró.
pero —No—dijo Luc, avanzando bruscamente. Agarró la camisa del hombre,
no levantándolo del suelo y de la silla—. Estás mintiendo.
hay —¿Por qué iba a hacerlo? —gritó—. ¿Qué punto tendría eso?
form Miré a Luc, preguntándome por qué no le creía a este hombre y luego me
a de di cuenta rápidamente de que no quería hacerlo.
estar —No tiene motivos para mentir, Luc. —Archer se volvió hacia él—.Lo que
segu dice suena increíble, pero tú y yo sabemos que Daedalus era capaz de casi
ros. cualquier cosa.
Al —Tiene razón—apretó Steven con los dientes apretados—. Hemos estado
men rastreando a los troyanos, tratando de llegar a ellos antes de que se
os activen y sacarlos después, como hicimos en Kansas City y Boulder. Algo
todav viene, algo grande. Los que no hemos podido capturar han desaparecido.
ía no No sabemos por qué, pero sabemos que no es para vivir sus días en una
— granja. Cualquiera sea la razón por la que fueron creados, está sucediendo
conti ahora.
nuó Parecía que Daemon fue el primero en darse cuenta, porque se giró
Steve lentamente, mirándome directamente. —¿Y por eso estás aquí?
n—. Luc dejó caer a Steven y la silla cayó con un ruido sordo. —No lo digas —
Pero ordenó, pronunciando las palabras en voz tan baja que apenas lo escuché.
es Steven lo ignoró. —Ella es un Troyano. Viste lo que ella hizo allí
viral. afuera. ¿Alguna vez has visto algo así? No, ninguno de ustedes lo ha
Solo hecho.
será No pude hablar.
cuest —Si no me crees, puedo probarlo—interrumpió, su amplia mirada fija en
ión Daemon—. Intenta dispararle.
de —¿Qué? —exclamé.
tiem Archer ladeó la cabeza hacia un lado. —No creo que ninguno de nosotros
po. vaya a caer en eso.

412
—¡No de dispararme en la cabeza afuera!—grité una frase que nunca pensé que
me tendría que decir.
están —Desde atrás—aclaró Steven—. Si no puedes verlo venir, no puedes
escu detenerlo.
chan Respirando pesadamente, lo miré fijamente. —No se puede decir la verdad.
do! Sé que hice algunas cosas bastante rudas y aterradoras, pero no puedo
— detener mágicamente las balas.
gritó —Yo puedo—dijo Luc.
Steve Lo miré con las cejas levantadas.
n—. —Hazlo. —La mirada de Steven se desvió alrededor de la habitación—.
Si Hazlo y verán que no estoy mintiendo.
inten —Nadie le está disparando a Evie—dijo Luc—. Lo siento.
tas —Bueno—dijo Daemon—. Si lo hacemos y ella detiene la bala, entonces
dispa sabemos que está diciendo la verdad.
rarle, —¿Te perdiste todo el Dark Phoenix afuera? —exigió Zoe—. Realmente no
no creo que debamos arriesgarnos a dispararle para demostrar lo que está
suce diciendo.
derá, Luc se enfrentó a Daemon. —No estamos disparando a Evie.
inclu —Solo digo que tal vez podríamos apuntar a su pierna o algo así —sugirió
so si Daemon con mucha ayuda—. Eso no la mataría si resulta que está lleno
ella de basura, y ella probablemente lo matará.
no Mi boca se abrió. —No hay razón para dispararme. Estoy…
ha Mientras todos a mí alrededor discutían sobre si estaba bien o no
sido dispararme, pensé en mamá y mi corazón se abrió de par en par. La poca
activ esperanza que me quedaba de que ella no había sido parte de lo que me
ada. habían hecho se había ido. Ella tenía que haber sabido...
Lo —Necesitas sacarla —dijo Steven, rompiendo el silencio—. Debes hacerlo
que antes de que sea demasiado tarde.
hay Luc se dio la vuelta lentamente, frente a todos en el grupo. —Nadie la está
dentr tocando. ¿Todos entienden eso? Porque usé lo último de mi generosidad
o de para no matar a este hombre cuando sacó un arma afuera. Ese tanque
ella está vacío.
la Nadie respondió. Hubo asentimientos, algunas miradas largas
prote intercambiadas, y luego Steven habló una vez más—: Llegará un momento
gerá. en que te arrepentirás de esto. —Steven levantó la barbilla—. Llegará un
— momento en que desearás haberla dejado y, para entonces, será
¡Uste demasiado tarde.
des Eso fue lo mismo que Micah nos había dicho, y cuando miré a Luc, supe
estab que estaba pensando lo mismo.
an Micah lo había sabido.
trata Él sabía lo que era.
ndo No había más información que Steven pudiera proporcionar, y cuando salí
de la casa, no esperaba que Steven viviera mucho más.

413
Y no calor. —Eso no debería haberle sucedido a Kent.
lo —No, no debería.
hizo. —Sé que no lo conocí tanto como ustedes, pero me gustó. —Abrí los ojos y
Sabí mis pestañas estaban húmedas—. Era divertido, y era...
a que —Bueno. Kent fue bueno en general —Luc terminó por mí, y luego tomó mi
se mano—. Vamos.
habí Luc me llevó fuera del porche, hacia donde Grayson y Zoe habían
a ido caminado. No habían ido donde estaban los otros cuerpos sino detrás de la
cuan cabina, cerca de un banco de piedra.
do No hablamos sobre lo que Steven nos había dicho o confirmado. No creo
Gray que ninguno de nosotros estuviese pensando en eso cuando Zoe levantó la
son mano y tocó la Fuente. Grayson se unió. Luc también, y cuando ya no
llevó quedaban más que cenizas, se nos unieron los gemelos y Archer.
a Kent no fue enterrado en la niebla, y no se pronunciaron palabras, ni
Kent, lápidas para marcar su tumba. Solo un parche de tierra quemada y un
que silencio pesado y palpable.
habí Si Kent estuviera aquí, probablemente no habría silencio. Él contaba una
a broma inapropiada. Probablemente me llamaría con un apodo extraño y
sido luego nos haga reír a todos.
envu Todo lo que podía decirme era que no lo había visto venir. No había habido
elto dolor. Había tomado un respiro... y luego no lo hizo, y tuve que pensar que
en eso era al menos un consuelo. No le dolió, pero no fue justo y no fue
una correcto, porque, como dijo Luc, Kent era bueno.
mant Mis lágrimas se unieron a la niebla en mis mejillas.
a. No sé cuánto tiempo estuvimos allí parados antes de que Daemon hablara.
Zoe —Tenemos que irnos antes de que lleguen más—dijo—. Antes de que sea
sigui demasiado tarde.
ó al
Luxe
n y
cerré
los
ojos
al ver
la
cara
de
Kent.
Sentí
la
prese
ncia
de
Luc
sin
escu
charl
o.
Sentí
su
39
414 Traducido por: Alma16s
Corregido por: Patty

o
N había tiempo para ducharnos o cambiarnos, así que nos
amontonamos en dos vehículos nuevos que habían sido
estacionados en el garaje. Ambos eran modelos más
antiguos, un Jeep Cherokee indescriptible y un Taurus de cuatro puertas.
Daemon se subió al volante del sedán y yo me subí al asiento trasero con
Zoe. Luc estaba en el asiento del pasajero. Dawson y Grayson se unieron a
Archer en el Jeep. Fue más que extraño ver a Daemon conduciendo. Me
había acostumbrado tanto a ver a Kent allí en un corto período de tiempo
que simplemente me sentí mal.
Él debería estar aquí.
No debería ser polvo y cenizas.
Tirando de la manta que había sacado de la habitación a mí alrededor,
apoyé la mejilla en la ventana fría. Mis jeans estaban fríos y rígidos en
algunos lugares, pegados a mi piel en otros. Estaba sucia, pero estaba
viva.
Seguí reproduciendo todo lo que Steven nos había dicho. Había un virus
súper aterrador que podía mutar a los humanos en esta cosa o podría
matarlos. James había estado estornudando la última vez que lo habíamos
visto. ¿Se estaba enfermando? ¿O se había vacunado contra la gripe?
No dudaba de lo que Steven había dicho. Que fui el resultado del Proyecto
Poseidón, algo tan increíblemente peligroso que una sociedad secreta
centenaria me había perseguido. Que yo era un Troyano, mutado por mi
madre y escondido en la sociedad para que eventualmente me despertaran
a realizar algunos actos nefastos.
Excepto que obviamente algo había salido mal con mi mutación. No era
como April.
Pero me sentí... mal en mi piel. Como si no supiera qué haría a
continuación, de lo que era realmente capaz, y no podía dejar de pensar en
el Troyano, en Daemon y la tripulación que se nos habían cruzado en el
camino. Había tratado de matarlos.
Había tratado de matarlos.
¿Volvería a suceder eso? Me llevaban a un lugar donde vivían sus familias,
a un lugar donde los traumatizados Luxen y los humanos ya habían
pasado lo suficiente, y yo...
Yo era capaz de cualquier cosa.
Contuve el aliento y lentamente lo dejé salir.
Lo estaba sosteniendo.
415 Once horas. Ese es el tiempo que tomaría este viaje. Tanto Daemon como
Luc querían hacer el viaje con descansos mínimos en el baño, lo que se
tradujo en uno, y yo completamente entendí eso. Ser visto por alguien era
peligroso, especialmente yo, ya que mi cara había sido cubierta por las
noticias.
Pero deseé haber salvado algunos de los tranquilizantes de la casa de
seguridad para poder noquearme.
Los minutos se convirtieron en horas, y en algún momento, Zoe se había
quedado dormida a mi lado mientras miraba a Luc y Daemon, algo
cautivados por su... ¿amistad? No tenía idea de cómo los dos podían pasar
de amenazarse y estrellarse contra las paredes a conversar y reírse como si
nada hubiera pasado.
Todavía me sentía como una mierda por lastimar a Daemon, pero parecían
haber olvidado su escaramuza. ¿O tal vez ya que amenazarse mutuamente
era algo que había sucedido mucho, era solo un día normal para ellos?
Probablemente lo último.
Varias veces, Luc me miró como si estuviera comprobando que yo estaba,
de hecho, en el asiento trasero. No habíamos tenido la oportunidad de
hablar realmente después de nuestro pequeño enfrentamiento fuera de la
cabaña.
Me miró de nuevo ahora, esos ojos color amatista se posaron sobre mí.
Deseé en ese momento poder leer sus pensamientos.
—¿Estás bien allí? —preguntó—. ¿Necesitas parar o algo?
Sacudí mi cabeza y miré a Zoe. —Ella está fuera.
—Bueno. Ella necesita descansar.—Luc miró hacia el frente—. Estamos
haciendo buen tiempo.
Dejé caer la manta hasta la cintura. Mi camisa ya estaba seca y mis
pantalones estaban húmedos. Con la voz baja, pregunté—: ¿Cómo será
este lugar?
—Has estado imaginando tiempos medievales, ¿no?—Daemon miró por el
espejo retrovisor.
Presionando mis labios, asentí. —Eso o algo post-apocalíptico con perros
salvajes deambulando por la calle y personas recolectando lluvia para
beber agua.
Luc se volvió hacia mí, una lenta sonrisa tirando de sus labios.
—¿Qué?—Estoy bastante segura de que había visto esas dos cosas en al
menos una docena de películas del fin del mundo.
—No es tan post-apocalíptico —respondió Daemon, y pude escuchar la
sonrisa en su voz—. Mucha naturaleza ha recuperado grandes porciones
de la ciudad. Es una locura lo rápido que sucedió eso, pero nos estamos
adaptando. Kat y yo hemos estado allí por casi dos años. Lo mismo para
Dawson y Beth. Archer y mi hermana han estado allí más tiempo,
ayudando a los que se quedaron atrás.
Una gran parte de mí todavía no podía creer que la gente acabara de
quedarse atrás. No debería sorprenderme que ese fuera el estado de la
humanidad, pero aun así era inquietante.
416 —Y todavía hay algo de electricidad utilizada en emergencias, como si
hubiera que realizar un procedimiento médico—explicó Daemon—. Los
encendemos usando la Fuente. No es algo que hacemos a menudo. Se
pueden rastrear las principales salidas de energía. Entonces, hemos hecho
un montón de búsqueda. Las baterías valen su peso en oro. Como lo son
los suministros para acampar.
Nunca había estado acampando, así que esto debería ser interesante.
—Al menos no es verano—comentó Luc—. Se puede obtener más de cien
grados y no hay aire acondicionado.
Mis ojos se abrieron. —¿Qué tiempo hace ahora?
Daemon se rio entre dientes. —En los setenta durante el día,
cincuenta en la noche. No tuvimos un verano tan malo como pudimos
haber tenido. Parte de mí se pregunta si tiene que ver con la falta de
contaminación y máquinas, pero tenemos formas de mantener las casas
algo frescas. Proporcionar flujo de aire es esencial, como lo es la sombra.
Para las casas que no tenían porches o árboles para bloquear el sol, se han
construido toldos. Permanecer en los niveles más bajos de los hogares
ayuda. Los sótanos son pocos y distantes entre sí debido a la piedra caliza,
y las casas que tienen sótanos se usan para personas mayores o personas
sensibles al calor. Pero cuando hace mucho calor, todo lo que puedes
hacer es fingir que no hace tanto calor.
—¿Qué hacen todos en la ciudad?
—Todos los que pueden trabajar, trabajan. Mucha gente cultiva y dirige
ranchos ganaderos que nunca antes habían tenido experiencia con él. La
comida es algo de lo que no tenemos que preocuparnos tanto como lo
hicimos al principio—explicó—. La vida dentro del muro no es muy
diferente del exterior. Hay leyes y personas para hacerlas cumplir. Las
escuelas funcionan durante los días a pesar de que no hay muchos niños.
Muchos no sobrevivieron el primer año.
Tragué fuerte.
—Tenemos médicos, Luxen e híbridos que vinieron a la ciudad — continuó
—. La ciudad es más una comunidad ahora. Todos ayudan a todos. Es la
única forma en que sobrevivirán.
—¿Cuántas personas están ahí?
Fue Luc quien respondió—: En el área metropolitana, antes de la
población, superaba los dos millones. ¿Ahora es qué, Daemon?
—Un poco más de veinte mil, y alrededor de cinco mil de ellos son
trasplantes de Luxen —respondió.
—¿Eso significa que el resto salió antes de que las ciudades fueran
amuralladas?
Ninguno de los dos respondió por un largo momento, y luego Daemon
habló—: Nadie lo sabe realmente. Hubo muchos disturbios civiles y caos
después de la invasión y cuando se lanzaron las bombas PEM. Cientos de
miles tuvieron que haber muerto en las semanas y meses posteriores, la
mayor parte de violencia entre humanos. Otros que tenían los medios y la
salud salieron.
417 Me recosté, girando la manta entre mis dedos. —¿Por qué no se han ido los
humanos ahora? ¿Cómo pueden no tener miedo de que alguien se vaya y
los exponga a todos allí?
—Es una amenaza con la que viven a diario —dijo Luc, mirando por el
parabrisas—. Pero muchos de ellos simplemente no quieren ser parte de
un mundo que los descartó.
—Puedo entender eso, pero todavía tiene que ser un gran riesgo.
—Todas las salidas están muy controladas y no queremos estar en la
posición en la que tengamos que impedir que alguien se vaya. Hasta
ahora, no ha sido un problema. —Daemon hizo una pausa—. Tendremos
que cruzar ese puente si llegamos a él.
Parecía un puente bastante grande para cruzar más tarde.
—Pero esperamos nunca llegar allí. —La voz de Daemon se endureció—.
No planeamos quedarnos escondidos para siempre. La ciudad no es solo
un santuario para aquellos olvidados o cazados. También es la zona cero
para la resistencia.

Altos robles y olmos dieron paso a pantanos pantanosos que finalmente se


nivelaron en largos tramos de nada más que praderas. Nos detuvimos una
vez para usar el baño y luego, al caer la noche, volvimos a la carretera.
No a las autopistas que habíamos estado viajando.
Daemon tomó caminos polvorientos que pasaban por las ciudades más
grandes cerca de Houston que todavía estaban pobladas, pero sabía que
nos estábamos acercando a la Zona 3 porque habíamos dejado de ver
autos en la carretera o cualquier signo de vida o luz en las casas.
Salpicando las praderas, o en los apartamentos que se extienden como
manos vacías y desnudas en la noche estrellada.
Una ansiedad nerviosa me llenó cuando Daemon se detuvo en un lavado
de autos abandonado, seguido por el Jeep.
—Caminamos desde aquí—dijo Zoe, abriendo la puerta del auto.
Salí al aire fresco de la noche, divisé autos cubiertos de polvo en la
oscuridad mientras me acercaba a la cajuela del auto para agarrar mi
bolso.
Luc se unió a mí, tomando la bolsa antes de que pudiera ponerla sobre mi
hombro. —Tengo esto.
—Puedo llevarlo—le dije.
—Tenemos que movernos rápido. —Cerró el maletero.
—¿Estamos en Houston? —pregunté.

418
— Asentí.
Subu —Entonces vámonos—dijo Archer desde algún lugar en las sombras.
rbios Luc tomó mi mano y la apretó. Mi estómago se revolvió como un abanico
. — en alto cuando salimos por la parte trasera del lavadero de autos y
Dae atravesamos patios vacíos cubiertos de maleza.
mon Nadie habló mientras nos apresurábamos a través de la oscuridad, y sabía
apar que todos ellos podían moverse un millón de veces más rápido que yo, pero
eció estaban disminuyendo la velocidad, ejerciendo mucha más energía para
por hacerlo.
la Podría intentar ir más rápido, y teniendo en cuenta lo que había hecho en
parte el bosque, probablemente podría ser tan rápida como ellos, tal vez incluso
de más rápida.
atrás Pero ni siquiera sabía cómo aprovechar lo que había dentro de mí, y si lo
cuan hiciera, ¿me daría la vuelta y trataría de matar a todos a mí alrededor?
do Parecía que cada vez que me convertía en un asesino rudo, iba tras
los cualquier cosa que percibiera como una amenaza, y como todos los que
otros estaban cerca eran un Luxen o un Origen, no pensé que eso terminaría
tres bien.
se Entonces, caminé tan rápido como pude, sosteniendo la mano de Luc con
unier un agarre mortal.
on a —Lo estás haciendo perfectamente—dijo Luc mientras atrapaba un cable
noso que colgaba bajo, levantándolo del camino.
tros —Gracias—susurré.
—. La milla parecía extenderse por una eternidad mientras cruzábamos calles
Todo vacías y extensos rancheros, pasando piscinas que olían a musgo y juncos
aquí balanceándose hasta las rodillas.
está En cualquier momento, esperaba que un chupacabras saltara de la nada.
aban Luc se rió entre dientes mientras me miraba por encima del hombro. —Los
dona chupacabras no son reales, Peaches.
do. —No sé sobre eso.
Tene —Kat probablemente estaría de acuerdo contigo—dijo Daemon desde el
mos frente—. Está convencida de que son reales. Ella dice que puede oírlos
apro aullar de noche.
xima —Eso probablemente sería un perro—comentó Luc.
dame —O un coyote—dijo Zoe—. Definitivamente creo que hay coyotes por aquí.
nte Mis ojos se abrieron. —Espero que sea un coyote amigable.
una Alguien se rio entre dientes. Quizás Dawson. Entonces Archer dijo—:No lo
milla descubramos.
a pie. Finalmente, después de una eternidad, limpiamos un espeso matorral y lo
¿Ere vi a la luz plateada de la luna.
s —Mierda—susurré.
buen Una pared de acero estaba delante de nosotros hasta donde alcanzaba la
a con vista. Tenía que tener cerca de cien pies de altura, y cuando nos rodeamos,
eso?

419
mant deslizarse en su forma Luxen, convirtiéndose en un brillante faro blanco.
enié —¿Qué está haciendo?
ndon —Haciéndoles saber que estamos aquí —respondió Luc.
os Un instante después, el Luxen volvió a su forma humana y escuché el
cerca suave gemido del acero rozándose contra sí mismo.
del —¿Daemon?—Vino una voz baja y masculina.
culti —Aquí —respondió el Luxen, y luego estábamos cruzando la zanja de
vo de tierra, en dirección a una abertura que ni siquiera podía ver. Los gemelos
árbol desaparecieron en la pared, y luego perdí de vista a Zoe y Grayson.
es Mi corazón se aceleró en mi garganta cuando mis pies se desaceleraron.
pesa Realmente no tenía idea de lo que me esperaba al otro lado de la pared.
dos, Una ciudad olvidada Gente que nos daría la bienvenida o sería cautelosa.
no vi Alguien allí podría saber lo que me iba a pasar.
ning Podría decirme qué esperar.
una Meses antes, no hubiera querido saber la verdad. Preferiría esconderme de
abert eso. Pero ya no era así.
ura. —Evie.—La voz de Luc era tranquila pero fuerte.
¿Cóm Respirando profundamente, asentí. —Estoy bien. Estoy lista.
o en Y luego di un paso adelante, de la mano con Luc, hacia lo desconocido.
el
mund
o
constr
uyero
n
esto,
sabie
ndo
que
había
gente
adent
ro?
—No
les
impor
taba.
—Luc
me
arrast
ró.
Más
adela
nte,
vi a
uno
de
los
geme
los
40
420 Traducido & Corregido por: Patty

E ntramos en un campo oscuro que una vez había sido un


parque. Había un columpio a la luz de la luna, los asientos no
estaban conectados en las cadenas.
No sé por qué fue lo primero que noté, y no a los hombres armados
con rifles.
No nos estaban prestando mucha atención, y rápidamente me di
cuenta de que eran guardias, obviamente protegiendo la entrada a la Zona
3.
Subimos la colina, pasando el parque, y abajo vi filas de casas y una
ciudad imponente y extensa, completamente oscura.
Un resplandor amarillo parpadeó a la vida varios metros más
adelante, seguido por otro y luego otro. Lámparas de gas que iluminaban
la calle. Había gente esperándonos.
Daemon desapareció.
Así de rápido se movió. Desapareció, y un latido del corazón después,
oí una risa suave y femenina.
—¿Cómo estás? —Escuché a Daemon decir, y entonces surgieron un
montón de preguntas por parte de él—. ¿Te sientes bien? No hay
problemas, ¿verdad? Lo estás haciendo...
—Estoy perfecta —fue la respuesta—. Especialmente ahora. Te
extrañamos.
Entonces Archer se fue. Hubo un chillido, y yo entrecerré los ojos, al
ver cómo levantaba a alguien por encima de su hombro.
Dawson suspiró. —Presumido.
Y luego se fue.
Hubo risas, masculinas y femeninas, y luego un repique de risitas que
provenían de un niño, y voces suaves, momentos íntimos de reencuentros.
Zoe se detuvo y pensé que, como yo, quería darles espacio. Los cuatro nos
tomamos nuestro tiempo para llegar a ellos, con Grayson a la espalda.

421 Un sonido de chasquido me llamó la atención. El viento levantó las


cortinas que estaban estiradas de una casa, la tela ondulando.
—Santos bebés extraterrestres —dijo una mujer, y la lámpara de gas
se acercó a su rostro, revelando a una hermosa joven de cabello castaño y
grandes ojos—. ¿Es ese el Luc? ¿Se ha congelado oficialmente el infierno?
¿Hay otra invasión alienígena en el horizonte?
—Sí, soy yo. —Me apretó la mano y me dijo en voz baja—: ¿Quieres
conocer a Kat?
Lo hacía.
Vi a Zoe caminar hacia donde Dawson estaba parado con otra mujer.
Luc soltó mi mano mientras se movía silenciosamente hacia adelante, y
luego se sumergió, abrazando a alguien mucho más bajo de lo que él era,
incluso más bajo que yo. Murmuró algo, y la oí reírse mientras él
retrocedía, enderezándose.
—¿Segura que no vas a tener gemelos? —preguntó.
—Dios mío, no digas eso, Luc —contestó Kat mientras yo movía mis
manos—. No estoy exactamente preparada para un especial de dos por
uno.
Luc se rió. —Estoy seguro de que Daemon lo está.
—En realidad... —Daemon se calló—. La mera idea me da una serie de
ataques al corazón.
—Sé un hombre, Daemon; podrías estar preparándote para tener
trillizos.
—Estoy tan contento de haber ido a buscarte —respondió secamente
—. Estoy tan contento.
Yo sonreí cuando Luc se volvió hacia mí, y vi que ahora estaba
sosteniendo lo que parecía ser una linterna de gas. Yo me adelanté.
—Kat, esta es Evie —dijo, enfatizando mi nombre como siempre lo
hacía cuando era alguien que me conocía de antes.
Ahora que estaba más cerca de ellos, podía ver lo bonita que era la
mujer... y también lo embarazada que estaba. Parecía como si debiera de
haber dado a luz la semana pasada.

422
D mano torpemente, sin saber qué decir.
aemo
Ella sonrió mientras extendía una mano, agarrando la mía con cariño.
n se
—Estoy encantada de verte. A ambos. —Ella miró a Luc y luego a mí—.
habí
Daemon dijo que no te acuerdas de la reunión... pero sólo quiero decir que
a
me alegro de verte aquí.
movi
do —Gracias. Lo mismo. Quiero decir, no te recuerdo, pero estoy
para contenta de estar aquí —divagué, sonando como una idiota mientras
parar dejaba caer su mano—. Voy a dejar de hablar ahora.
se
Luc puso su brazo sobre mis hombros mientras se inclinaba,
detrá
susurrándome en el oído—: Lo estás haciendo bien.
s de
su No estaba tan segura de eso.
espo
sa, Pero Kat me sonreía -a nosotros- y había un secreto en su sonrisa
dos cuando dijo—: Sabes, Luc. Siempre lo supe.
man —Silencio —murmuró, apretando un beso rápido debajo de mi oreja.
os
desc Daemon le susurró algo a Kat, y su sonrisa vaciló cuando su mirada
ansa se fijó en mí. —Lo siento mucho —dijo ella—. Oí hablar de lo que le paso a
ndo tu madre. Sé que eso no cambia nada o lo hace mejor, y lo sé. Sólo quiero
sobre decir que lo siento.
un El siguiente aliento que tomé fue tembloroso. —Gracias. Te lo
estó agradezco.
mago
muy Su sonrisa estaba llena de la clase de dolor que yo sabía que venía de
hinc una experiencia de primera mano.
hado —¡Hola! —se oyó una voz alegre, y me giré a mi derecha.
.
Inmediatamente reconocí a la impresionante mujer de pelo negro que
— estaba allí de pie junto a Archer. —Tú eres Dee —le dije.
H
ol Parpadeó. —Lo soy.
a.
—¿La recuerdas? —preguntó Kat.

Ag —No. No lo sé. Acabo de verla en la tv. —Me volví hacia Dee—.
ité Siempre te he visto... —Me callé, haciendo una mueca de dolor.
la
Archer sonrió.
Luc murmuró—: No te preocupes. Eso no sonó para nada
espeluznante.
Le di una mirada oscura que sabía que podía ver.
Zoe se rió.
—Entonces, ¿me has visto básicamente hablar con una pared? —
423 preguntó ella sonriendo.
— ces sí.
S
i Dee se rió mientras se inclinaba hacia Archer, y no pude evitar notar
e cómo ambos hermanos miraban a Archer como si quisieran golpearlo
s hacía otra galaxia.
a
—¡Tío Luc! Tío Luc! —gritó una niña.
p
a Volviéndome hacia el sonido, vi a una niña pequeña, de unos cuatro
r años de edad, sobre la cadera de Dawson, estirando los brazos mientras
e ella agitaba sus manos. Había una mujer de pie junto a ellos, su pelo
d oscuro recogido en un desordenado moño. Tenía una mano en la espalda
e de Dawson.
s
el ¿Tío Luc?
S
e Mis ojos casi se me salen de la cabeza mientras Luc caminaba hacia
n la chica, levantando sus manos.
a La niña prácticamente se empujó de los brazos de Dawson a los de
d
Luc. Ella le envolvió sus pequeños brazos alrededor del cuello.
o
r De repente recordé lo que Luc había dicho cuando Dawson se dio
F cuenta de quién era yo, o con quién había estado conectada.
r
e No quiero que Bethany se quede viuda y sin padre.
e
Esta era la esposa y la hija de Dawson.
m
a Lo que significaría que como Dawson era un Luxen y Beth era una
n híbrido, la niña era una.....Origen.
,
e La mujer sacudía la cabeza con asombro. —No lo ha visto en años,
n pero lo recuerda. —Me sonrió, extendiendo una mano—. Lo siento. Soy
t Beth. La esposa de Dawson.
o
n Le estreché la mano, preguntándome si la había conocido antes o no.
—Encantada de conocerte.
—¿Cómo está mi Ashley favorita? —preguntó Luc, inclinando la cabeza
hacia atrás.
—¡Soy tu única Ashley! —Ella plantó sus manos en su pecho,
inmovilizándolo con una mirada bastante seria para una niña tan
pequeña.
Sólo le sonrió de una manera un poco triste. —Estás creciendo, casi
424 tan alta como yo.
Su cabeza se inclinó hacia un lado. —¡No soy tan grande!
—Uh-huh —dijo.
—¡Nuh-uh!
Mi corazón... bueno, hizo esta pequeña cosa extraña mientras miraba
a s de ningún tipo, verle con ella....
Luc
Suspiré.
con
esta —Eso debería ser ilegal, ¿no? —murmuró Zoe en mi oído—. Un tipo
niña. tan ardiente sosteniendo un niño.
Se
Asentí con la cabeza mientras Luc seguía discutiendo con la niña
apret
sobre si ella o no, se estaba volviendo tan alta como él.
ó y
se Doblando los brazos sobre mi pecho, miré a mí alrededor y me di
hinc cuenta de que Grayson desapareció. —¿Dónde está Grayson? —le susurré
hó, y a Zoe.
aunq
ue Ella suspiró, metiendo sus manos en los bolsillos de sus vaqueros. —
no Creo que sólo necesitaba un tiempo a solas.
estab Kent. El dolor amargo surgió como un pozo sin fin. Sabía que lo que
a ni sentía no era nada comparado con lo que los demás estaban
remo experimentando.
tame
nte —Quiero presentarte a alguien muy especial para mí, Ash. —Luc se
pens volvió hacia mí.
ando —Esta es...
en la
idea —Nadia —dijo la niña.
de Uh.
bebé
—No, esta es Evie —la corrigió Luc gentilmente.
—No, no lo es. —La niña me estudió, arrugando su pequeña nariz—.
Ella es Nadia.
Um.
—De acuerdo. —La madre de la niña se abalanzó sobre ella, sacando
hábilmente a su hija de los brazos de Luc—. Ya ha pasado tu hora de
dormir. Te dejé quedarte despierta para ver a tu papá, pero es hora de que
425 te acurruques con las chinches.
—Las horas de dormir son estúpidas —refunfuñó la niña mientras se
arrojaba por encima del hombro de Beth de modo que estaba frente a mí—
. Y no quiero acurrucarme con bichos.
A mí tampoco me gustaría.
Beth se dio la vuelta. —Fue muy agradable verlos a ustedes. Estoy
segura de que los veremos por la mañana.
—Sí. —Luc se me unió.
Dawson asintió a Luc y luego me dio una pequeña media sonrisa. —
Tranquilos esta noche, niños.
— en los brazos de su padre. Ella nos saludaba y yo le devolví el saludo.
¿Niño
s? — —Lo siento por eso —dijo Daemon—. Ash puede ser... diferente.
resopl —Está bien, ¿pero cómo lo supo? Basado en su edad, no podría
ó Luc. haberme conocido antes. ¿Verdad? ¿Me leyó la mente o algo así? —
B pregunté, y luego fruncí el ceño—. Bueno, eso no tiene sentido, porque no
eth y estaba pensando en ser Nadia o algo así.
Daw —Puede leer los pensamientos —explicó Dee—. Pero Ash es... muy
son diferente. A veces espeluznante, pero de una manera adorable.
se
fuero Las cejas de Zoe se levantaron.
n, y —Bueno, eso explica por qué ama al tío Luc —le dije.
la
pequ Luc me dio un codazo con su brazo. —No te pongas celosa.
eña
—¿Tuvieron problemas de camino aquí? —preguntó Kat, frotando una
Ash
mano a lo largo de su vientre.
termi
nó —No al llegar, pero al salir, lo hicimos. —Archer dejó caer su brazo
sobre los hombros de Dee—. Hablaremos luego. Se está haciendo tarde.
Luc levantó la vista, más allá del grupo. Su brazo se apretó sobre mis
hombros. —General Eaton —anunció—. ¿Debería saludarte?
Un hombre se adentró en el resplandor de las linternas, un hombre
mayor con el pelo blanco. Estaba vestido con una camisa blanca de
algodón.
—Como si alguna vez hubieras saludado a alguien en tu vida. —El
426 hombre era casi tan alto como Luc y Archer, y aunque parecía tener más
de sesenta años, estaba en forma.
Entonces recordé a Luc diciendo que planeaba ver si Eaton sabía lo
que era la Onda Cassio. Este era el hombre que posiblemente tenía todas
las respuestas
—Esta es Evie... —empezó Luc.
—No, no lo es. —El general me miró por encima de la larga y torcida
pendiente de su nariz—. Sé exactamente quién es ella. Nadia Holliday.
Todo dentro de mí se cerró mientras Zoe intercambiaba una mirada
con Archer y Dee.
Que te llamaran Nadia dos veces en un par de minutos era raro.
—Bueno —dijo Luc mientras miraba al general—. Eres un infierno
para romper el hielo.
El hombre mayor sonrió con fuerza. —Hablaremos más tarde. —
Escaneó el grupo—. Me alegro de que todos hayan llegado a salvo. Archer,
quiero un informe ahora.
A envidia. Besó la mejilla de Dee antes de que se retirara. —Esto no debería
rcher llevar mucho tiempo —le dijo.
suspi
—No lo hará. —Eaton me asintió con la cabeza antes de girar

bruscamente, caminando por la oscura calle, como si estuviera actuando
tanto
para un ejército que no podíamos ver.
que
Gray —Nos vemos más tarde —dijo Archer, y luego se fue corriendo,
son poniéndose al día fácilmente con el hombre mayor.
habrí
Kat levantó las cejas. —Ha estado de mal humor últimamente. Estrés.
a
tenid —Me lo imagino —murmuré, más que nerviosa mientras veía
o desaparecer al general en la oscuridad.
—Vamos, estoy segura de que están hambrientos y exhaustos —dijo
Kat—. Puedo mostrarles la casa que les tenemos lista.
—Yo lo haré —dijo Dee—. Daemon, llévatela a la cama antes de que dé
a luz delante de nosotros y traumatice a todos.
Kat se volvió hacia ella lentamente.

427 La sonrisa en la cara de Dee era angelical. —Sólo me preocupo por ti.
—Uh huh —murmuró.
—Perfecto. —Daemon empezó a alejarla—. Quiero meter a Kat en la
cama.
—Nadie quiere saber eso —comentó Dee.
—Para descansar —enfatizó, y luego miró a Luc—. No olvides que
necesitamos hablar.
—No lo haré —contestó Luc, y un fino escalofrío me recorrió la
columna vertebral.
Tenía la sensación de que sabía de qué quería hablar.
Nos despedimos, y entonces Dee nos guiaba por la calle oscura,
iluminada sola por la lámpara que Zoe llevaba ahora.
—Hay dos casas junto a la nuestra que están vacías y son perfectas —
decía Dee—. Podrán tomar una ducha rápida, pero hará frío.
Estuve a punto de gemir. —Una ducha sería increíble, frío o no.
—¿Cómo tienen el agua corriendo? —preguntó Zoe, siguiendo el paso de
Dee—. No todos ustedes tenían eso antes.
—Encendimos algunos de los generadores en anticipación a que les
gustaría refrescarse. El viaje es ridículamente largo —explicó—. Y sé que
eso sería lo primero que querría.
—Eres magnífica —le dijo Zoe.
D e rió. —Lo intento.
e A medida que avanzábamos, podía oír el lejano zumbido de las
conversaciones bajas. La gente estaba definitivamente aquí, escondida en
e
las casas o bajo las marquesinas.
—¿Ha llegado alguien más? —pregunté, pensando en Heidi y Emery.
s
—Ustedes son los primeros.
—Emery y Heidi probablemente no estarán aquí por varios días más
—explicó Luc.
Asentí con la cabeza, preocupándome.
—Por cierto, Evie está enamorada de ti, Dee —anunció Luc al azar.
—¡Luc! —jadeé mientras Zoe se reía. Lo golpeé, pero se apartó corriendo.
428 Dee se giró, su largo pelo girando a su alrededor. —Lo tomaré como
un cumplido.
Iba a golpear a Luc en la garganta. —Lo es. Quiero decir, espero que lo
sea. Es sólo que creo que salir en la tele y hablar con el senador y
mantener la calma es realmente admirable.
—Gracias. —Ella caminó hacia mí, pasando su brazo por el mío—. No
es fácil. A veces, quiero voltear una mesa o encontrar al senador y
golpearle la cara. —Su frente se arrugó—. Lo que reforzaría todas las cosas
terribles que dice de nosotros, así que desafortunadamente, no puedo
hacer eso.
—Lástima —dije, ganando una sonrisa rápida.
—Tomar el camino más inteligente no es divertido.
—¿Filmas aquí? —le pregunté.
Ella agitó la cabeza. —Podríamos encender todo el equipo necesario,
pero existe la posibilidad de que nos rastreen. Nos vamos de aquí para
hacer las entrevistas.
Zoe se detuvo repentinamente, su mirada siguiendo un área de
madera. —¿Me están poniendo en la casa de ladrillos con las persianas
blancas? En la que normalmente me quedo —preguntó, y me sorprendió
de nuevo lo poco que sabía de Zoe.
—Sí —respondió Dee.
—Genial. Voy a ir a ver a dónde fue Grayson —dijo, apareciendo a mi
lado—. ¿A menos que quieras que me quede un rato?
—No, estoy bien. —Deslizándome de Dee, abracé a Zoe—. ¿Nos vemos
por la mañana?
—Suena como un plan. —Se volvió hacia donde Luc estaba a mi lado.
— e a buscar a Grayson —dijo en voz baja, quitándole la lámpara—.
V Asegúrate de que esté lidiando con todo.
—Haré lo mejor que pueda —dijo, y luego se fue en un borrón.
—Perdiste a alguien. —Dee se pasó la cola de caballo sobre el hombro
—. Kent. —Esa palabra, sólo un nombre, estaba llena de dolor—. No está
con ustedes.
—Sí, fue Kent. —La mano de Luc encontró la mía, y yo apreté la suya
—. Ellos eran más.
429 —Lo siento —dijo, suspirando con fuerza al empezar a caminar—.
Nunca es más fácil. Después de todo lo que hemos pasado, lo que
probablemente seguirá pasando, nunca será más fácil.
Siento mucho toda tu pérdida. Él era.....era Kent.
—Gracias —murmuró Luc.
Dee nos llevó más allá del área de madera hasta una calle a nuestra
izquierda. —Aquí es donde todos vivimos, donde podemos meternos en los
asuntos de los demás. Esta casa está lista.
La seguimos por un camino agrietado hasta una pequeña casa estilo
ranchero. Se detuvo frente a la puerta, abriéndola, y luego se acercó
encendiendo lámparas de gas a medida que avanzaba.
—Todo de ladrillo. Mantengan cerradas las puertas de las
habitaciones extra, las persianas cerradas durante el día y las ventanas
abiertas por la noche, y se mantendrá fresco en esta época del año. —
Señaló al techo—. También obtienen un buen flujo cruzado que incluso
hace girar a los ventiladores.
El ventilador estaba girando perezosamente. Miré a mi alrededor,
espiando varios muebles cómodos y una cocina.
—Asumí que ustedes dos están de acuerdo en quedarse en el mismo
lugar. —Dee se detuvo, poniendo sus manos en sus caderas—.
Probablemente debería haber comprobado eso primero.
Luc me miró, la suave luz de la lámpara iluminaba sus rasgos. Esperó
a escuchar lo que yo diría, dejándome la decisión a mí.
Asentí con la cabeza. —Eso está perfecto. Quiero decir, está bien.
Totalmente.
Una sonrisita se dibujó en los labios de Luc y sentí que mis mejillas se
sonrojaban.

430
— —Dee esperó en la puerta.
Bien.
—Eso sería perfecto —respondió Luc.
Hay
algu Ella asintió y se zambulló fuera de la puerta, desapareciendo en la
nos noche.
artíc
Durante unos momentos, Luc y yo nos quedamos allí parados, y luego
ulos
dijo—: Averigüemos dónde está la ducha.
de
tocad Pasamos por el estrecho y corto pasillo y entramos en un dormitorio
or que olía a lavanda y aire fresco. Luc puso mi bolso en la cama y luego se
fresc acercó a la mesita de noche. Había una lámpara de gas que cobró vida. La
os en ducha terminó en un pequeño y pintoresco baño detrás de una de las
el puertas.
baño
. Luc colocó la lámpara que había traído al lado en el lavabo. El suave
Traer resplandor le devolvió un golpe a las sombras. —¿Por qué no te duchas
é primero?
algo —¿Estás seguro?
de
ropa Asintió, retrocediendo mientras miraba a su alrededor. —Estás súper
extra asquerosa.
que Me reí, el sonido áspero pero estaba ahí. —Bonito.
debe
ría Una sonrisa apareció. —Aquí hay algunas toallas, y hay una bata en
qued la parte de atrás de la puerta. —Recogiendo la toalla, la colocó en el
arles tocador junto a la lámpara—. ¿Estás bien?
y —Sí. —Me quedé mirando la toalla. Era rosa o blanco rosado. Había
algo una especie de dibujo en ella.
de
comi —¿Estás segura?
da Me forcé a asentir con la cabeza mientras miraba alrededor del baño.
en Había cepillos de dientes y enjuague bucal, champús y acondicionadores
unos en la ducha. Todo esto había sido colocado aquí por Dee, pero la gente
minu definitivamente había vivido aquí. —¿Crees que lo lograron?
tos,
¿de —¿Quién?
acue —La gente que vivía aquí.
rdo?
—No lo sé. Esperemos que lo hayan hecho.

431
D Todo se sentía pesado, y yo... no quería pensar más en la muerte.
ecidí
—Estaré justo afuera —dijo Luc, cerrando la puerta tras él.
que
eso Mirando la ducha, sabiendo que iba a hacer frío, no me di tiempo
era para pensar en ello. Me quité la ropa cubierta de barro y luego abrí el
lo agua. Murmurando una maldición en voz baja, me puse bajo la regadera.
que
—Mierda —jadeé, el aire saliendo de mis pulmones mientras el rocío
yo
helado golpeaba mi piel. Por un momento, me sorprendió la inmovilidad,
esper
pero la superé. Tomé una botella de champú y luego tomé la ducha más
aba,
rápida y fría de mi vida.
porq
ue si Salí, temblando mientras agarraba la toalla y me frotaba la piel helada
no lo y mi pelo se sentía como si estuviera cubierto de hielo. Congelada, agarré
habí la bata y pasé mis brazos a través de ella, sujetándola con fuerza alrededor
an de mi cintura. Encontré un peine y luego abrí la puerta del baño. Luc
logra estaba entrando al dormitorio, llevando un plato de comida. Mi estómago
do, y refunfuñó.
ya no
estab —Pareces un cubo de hielo.
an —Me siento como uno. —Salté de un pie al otro—. Pero me alegro de
aquí, estar limpia.
en
su —Yo también.
propi —Cállate.
a
casa, Se rió mientras colocaba el plato en un tocador, junto con un agua
eso embotellada. —Dee trajo algo de ropa junto con esto. Tenemos todo un
signif surtido de quesos y verduras.
icaba —Yum.
que
simp Se acercó a una silla en la esquina y cogió algo de ropa. —Hay más
leme agua embotellada en la cocina. No estoy seguro de dónde la consiguieron,
nte pero vamos a asumir que es seguro beberla.
no lo Sonreí un poco por eso.
hicie
ron. —Voy a ir a congelarme hasta morir. ¿Estás bien?
—Sí.
Luc dudó, y luego fue al baño, y yo me concentré en comer tantos
trozos de apio y trozos de queso como pude sin asfixiarme. Luego busqué
en mi bolso y me di cuenta de que había dejado mis calzoncillos de dormir
en la cabaña. No hay nada que pueda hacer al respecto ahora.
Pero no me había olvidado de Diesel.
Saqué la piedra y lo puse en la mesita de noche, junto a la lámpara.
432 Entonces cogí una de las botellas de agua y me bebí el líquido.
L caderas, y nada más. Mi mirada se fijó un poco en toda la piel dura,
a húmeda y desnuda que se exhibía.
puert
Realmente necesitaba dejar de mirarlo.
a del
baño —No me importa —dijo.
se
—Sal de mi cabeza. —Tomé el plato y me acerqué a la cama—. Ni
abrió
siquiera pareces tener frío.
no
más —Me estoy congelando, pero valió la pena.
de
cinco Me senté en la cama, cruzando los tobillos. —Supongo que es algo a lo
minu que nos acostumbraremos.
tos —Imagínatelo.
desp
ués, Le eché un vistazo mientras levantaba la mano para empujar las
y Luc hebras húmedas de pelo hacia atrás de su cara.
salió —Así que... ¿cuándo deberíamos ver a este general? —le pregunté—.
con Él es el que crees que será capaz de responder algunas de nuestras
un preguntas, ¿verdad?
mon
o de —Sí. Mañana por la mañana, si quieres.
dorm Asentí con la cabeza mientras le ofrecía a Luc una zanahoria.
ir Colocando sus dedos alrededor de mi muñeca mordió la zanahoria y luego
que se sentó a mi lado en la cama.
colga
ba Revisó el plato de verduras y queso. —¿Quieres algo más para comer?
indec —No, estoy llena. Deberías comer, sin embargo.
ente
ment —Luego. —Movió la bandeja de mi regazo y la colocó en la mesita de
e de noche, descansando junto a la lámpara de gas y Diesel. Me tiró del brazo y
sus me puso de rodillas. Enroscó un brazo alrededor de mi cintura, y me
empujó hacia su regazo—. ¿Cómo estás procesando todo?
—No lo sé. —Me relaje en su contra, un poco sorprendida por la
facilidad de estar tan cerca de él. Pero se sentía bien, incluso natural—.
Me sorprende que hayamos llegado hasta aquí. Me mantuve pensando que
nos íbamos a encontrar con una emboscada o algo así; sigo esperando que
pase algo.
—Estamos a salvo aquí. —Me quitó el pelo mojado de la cara y luego
433 dejó caer su mano al espacio por encima de mi rodilla, donde terminaba la
bata.
Por ahora no habíamos hablado entre nosotros.
Y había algo más no dicho que no podía seguir así. —¿Están a salvo
de mí?
—Evie...
— quiere aquí, y no lo culpo. No sabe de lo que soy capaz. Ni siquiera lo sé, y
Es tú tampoco.
una
—Realmente no me importa lo que Daemon quiera.
preg
unta —Luc. —suspiré.
válid
—Eso no significa que no entienda sus preocupaciones —agregó,
a —
apretando mi rodilla—. Lo hago. También entiendo por qué sentiste que
dije
tenías que hacer algo para detener todo en la cabaña, aunque yo no
—.
estuviera de acuerdo. Te conozco, Peaches. Entiendo que tú también estás
¿Y
preocupada. No sabemos lo que va a pasar dentro de una hora, mucho
no es
menos un día o una semana, pero lo que sí sé es que estamos juntos.
eso
¿Verdad?
de lo
que —Correcto.
Dae
mon —Pase lo que pase, vamos a enfrentarlo juntos, y no permitiré que le
quier hagas daño a cualquiera que no se lo merezca —dijo—. Tienes que creer en
e eso. Te detuve antes. Te detendré de nuevo.
habl Pero casi lo mato cuando trató de detenerme antes.
ar
conti —Confía en mí —susurró Luc contra mi frente—. Necesito que confíes
go? en que no dejaré que lastimes a nadie aquí.
Sé Cerré los ojos, temblando. Confió en él. Irrevocablemente. Y eso
que significaba que iba a tener que actuar en base a esa confianza. Respirando
no hondo, asentí. —De acuerdo.
me
—De acuerdo —repitió, besando mi mejilla.
Pasaron varios momentos mientras descansaba en su abrazo, los
escalofríos filtrándose en mi piel. —Cuando Kat dijo lo de mi madre, me
hizo pensar que ella, ya sabes, que había pasado por algo así.
—Lo ha hecho. —Levanté la cabeza, y en la lámpara parpadeante, me
encontré con su mirada—. Kat perdió a su madre durante la invasión.
—Oh. —La pesadez regresó, asentándose en mi pecho—. Eso es muy
434 triste.
—Sí, lo es.
El peso de su mano en mi rodilla atrajo mi mirada. Coloqué mis
manos sobre él, trazando el hueso de un dedo y su nudillo. Entonces
levanté la vista, mirando la habitación desconocida.
—Todo ha cambiado. Supongo que ha sido un flujo continuo de
cambios.
—Lo ha sido. —Su pulgar se movió sobre mi rodilla—. Ha sido mucho.
Había sido tanto que pensé en el día en que me llevó a Harpers Ferry.
Esa tarde se sintió como si fuera hace una vida. —¿Qué pasa después? —
Me mañana y él tiene todas las respuestas? Él puede decirme por qué paso
volví esto y qué va a pasar, ¿pero luego qué? No podemos...
hacia
—¿No podemos qué?
él,
enco Respiré superficialmente. —No podemos quedarnos aquí para
ntra siempre, escondidos. Esa no es la clase de vida que quiero.
ndo
—Esa no es la clase de vida que yo tampoco quiero.
su
mira —Entonces, ¿qué pasa ahora?
da
en la —Bailamos.
luz Parpadeé. —¿Qué? ¿Ahora mismo?
tenu
e—. —Sí. —Me levantó de su regazo y me puso de pie. Se levantó,
¿Y si extendiendo su mano.
habl —Pero no hay música.
amos
con —Haremos la nuestra.
Eato Levanté las cejas. —Eso fue...
n
—¿Extremadamente romántico y encantador? —sugirió.
—Eso fue muy cursi.
—Aunque el queso27 es increíble.
—Sí, lo es. —Sonreí—. Pero también fue muy inesperado.
—La mayoría de las mejores cosas lo son. —Movió los dedos—. Baila
conmigo, Evie.
435 Sacudiendo mi cabeza, puse mi mano en la suya, y él me tiró hacía él.
Uno de sus brazos me rodeó la cintura, y luego me levantó para que yo
estuviera de pie descalza. Mis manos cayeron sobre su pecho. Su piel
estaba fría por la ducha.
Luc comenzó a balancearse, y en unos momentos estábamos
bailando a pesar de que no había música. Hizo todo el trabajo mientras yo
lo miraba, preguntándome si alguna vez no había estado enamorada de él.
¿Y no era eso la cosa más loca? Estaba segura de que me enamoré de
él cuando era Nadia, y aquí estaba yo como Evie, y estábamos en el mismo
lugar. Yo lo amaba.
Levanté la mano y puse mi palma en su mejilla y moví su boca hacia
la mía. Al principio lo besé lentamente, y cuando sus labios se separaron,
tomé el beso más profundamente. Mi lengua se movió contra la suya, y me
encantó cómo se sentía, cómo sabía. El beso era vertiginoso en su
intensidad, y cuando me eché para atrás, me sentí desnuda. ¿Siempre
sería así?
T el presentimiento de que sí.
e Siempre
n Dejamos de bailar.
í —¿Me preguntaste qué haremos ahora? —Los labios de Luc rozaron los
míos, y me quedé sin aliento—. Encontramos a los responsables de esto, y
a
luego quemamos todo su mundo. Nada nos detendrá.

27
En el original: Chessy. Puede significar tanto ´Queso´ y ´Cursi´.
41
436 Traducido & Corregido por: Patty

H abía una parte de mí que no esperaba quedarse dormida. No


después de todo lo que había pasado o con lo que nos esperaba
por la mañana, y no en un lugar tan extraño como la casa de
alguien más. No me sentía como un invitado. Me sentí como un
ocupante ilegal, pero en el momento en que mi cabeza golpeó la almohada
al lado de la de Luc, debo haberme desmayado, porque cuando abrí los
ojos, había un poco de luz que se filtraba bajo las persianas, viajando a
través del pie de la cama.
Y yo estaba envuelta alrededor de Luc como si hubiera estado
preocupada en mi sueño de que él desapareciera o algo. Sábanas finas
enredadas en nuestras caderas. Una de mis piernas estaba de alguna
manera metida entre los suyos. Tenía un brazo sobre su cintura y el otro
estaba enroscado alrededor de mí agradablemente pesado. Mi mejilla
descansaba sobre su pecho desnudo.
Despertarme así era diferente. Se sentía completamente nuevo.
Íntimo. Y me... me gustó esto. Mucho.
Cerrando los ojos, respiré más profundamente. El fresco aroma del
jabón mezclado con la lavanda que se aferraba incluso a las sábanas. Luc
estaba sorprendentemente cómodo para levantarme. Nosotros no nos
habíamos ido a la cama así. Habíamos estado juntos, yo de espaldas y Luc
de su lado, de cara a mí. Lo que nos unió en nuestro sueño fue tan
poderoso como lo era cuando estábamos despiertos. ¿Fue la química?
¿Todas las pequeñas cosas que me hicieron ser quien era y lo hicieron ser
quien él era, se sentían atraídos el uno por el otro? ¿Fue el pasado
compartido aunque no pudiera recordarlo? ¿Él? ¿O fue todo lo que
recordé, todo lo que vino después?
Sea lo que sea, no importaba, porque me encantaba esto, y esto... se
sentía mal después de perder a Kent, Clyde, Chas y a mi madre mientras
Emery y Heidi seguían allí afuera, lentamente haciendo su camino hacia
aquí. Me pareció inapropiado dado que nos habíamos hecho cargo del
hogar de alguien, posiblemente incluso de una familia que había muerto.
Me hizo pensar que era injusto que seguía teniendo todas estas
oportunidades cuando nadie más lo hacía, y ni siquiera sabía si yo las
437 merecía.
Si mereciera esto, despertarme en los brazos de alguien que me ama
tanto como yo lo amo.
No sabía si lo sabía, porque al final del día, yo no sabía lo que era, y
tampoco Luc. Y tal vez era injusto, pero estaba segura como el infierno que
iba a luchar con todo en mí para tener más mañanas como esta, para
dejar de perder a las personas que amaba, y para tener a todos mis amigos
conmigo, seguros y felices.
Cuando Luc dijo que encontraríamos al responsable de todo esto y
quemaríamos todo su mundo, sus palabras se dirigieron a una parte de mí
que yo no sabía que existía hasta ese momento. No sabía lo que era.
Determinación. Retribución. Justicia. Podrían ser todos ellos, pero lo que
sí sabía es que no había pestañeado cuando él lo dijo. No hubo ni un
momento de vacilación, aunque sabía que cualquier camino que
tomáramos iba a ser violento. La Evie que habría pisado el freno y sugerido
que llamáramos a la policía había muerto en el suelo junto con la única
mujer que conocía como mi madre, y la Evie que había nacido en la casa
segura en las afueras de Atlanta no se quedaría de brazos cruzados y vería
cómo alguien más salía herido. Lo que haya cobrado vida dentro de mí en
el bosque, seguro que no lo permitiría. Podría ser peligroso. Puede que sea
un troyano. Pero yo confiaba en Luc; creía que él me detendría si llegaba el
momento. Como ya lo había hecho antes.
Porque lo que nos atrajo el uno al otro mientras estábamos despiertos
e incluso dormidos también era lo suficientemente poderoso como para
pasar por encima de lo que residía en mí, llegando a mí.
Abrí los ojos y levanté la cabeza. La cara de Luc estaba girada hacia
mi lado de la cama, su perfil visible. Todavía no podía superar cómo se
veía mientras dormía. Sus rasgos angulosos se suavizaron de una forma
que rara vez lo hacían cuando estaba alerta. El otro mundo estaba todavía
allí, pero borroso, y casi podría imaginar que éramos normales, y esta era
nuestra cama, y teníamos días, semanas, meses y años de simplemente
vivir extendidos ante nosotros, un tiempo infinito para explorarnos unos a
otros y al mundo, para crecer y aprender juntos. Me gradué de la escuela y
descubrí lo que quería. Mudarnos juntos por querer y desear en vez de por
necesidad. Casarnos y tal vez incluso formar una familia de alguna
manera, dentro de muchos, muchos, muchos años.

438
P esa vida. Todavía.
e —Peaches —murmuró Luc, sorprendiéndome—. Ojalá hubieras traído
tu cámara. Podrías tomar una foto. —Su brazo a mí alrededor se apretó—.
r
Duraría más tiempo.
o
—Idiota. —Sonreí—. No quise despertarte.
—Está bien. —Un ojo dormido se abrió—. Nunca podría quejarme de
n que me despertaras así.

o Un dulce movimiento de hinchazón llenó mi pecho. —Oírte decir eso


hace que quiera besarte.
Luc volteó su cabeza hacia mí cuando su mano en mi costado se
é deslizó por mi espalda, enredándose en el desorden de mi cabello. —Esa es
r una forma aún mejor de despertar, así que, ¿qué te detiene?

a Me moví y bajé la cabeza. —Probablemente tenga aliento matutino.

m —Probablemente yo también. —Abrió los ojos completamente—. No


me importa.
o
Cuando lo miré fijamente, me di cuenta de que a mí tampoco. —
s ¿Dormiste bien?
—Sí. —Su otra mano me ahuecó la mejilla—. Pensé que no iba a
n dormir, pero me quedé dormido después de ti. Eres como mi dosis perfecta
de melatonina.
o
Me reí de eso, y luego bajé mi boca a la suya, besándolo. Sólo quería
s darle uno rápido, pero eso no fue lo que pasó. En el momento en que
o empecé a levantar la cabeza, Luc me hizo rodar debajo de él.

t —Ahora, puedes darme un beso de buenos días mejor que ese —


bromeó, y esta vez, lo hice.
r
Nos perdimos un poco el uno en el otro por un tiempo. Besos.
o Sabíamos que teníamos que levantarnos y encontrar al general, pero
s ambos parecíamos sentir que esto era... era tan importante como lo eran
todas las respuestas posibles en el mundo. No era sólo vivir el momento.
Fue aprovechar los segundos que teníamos porque ya habíamos
c perdido tantos, y cuando se asentó sobre mí, los besos se volvieron más
urgentes, nuestros toques se volvieron más frenéticos a medida que nos
o
movíamos y nos retorcíamos uno contra el otro. La electricidad pareció
n cargar el aire mientras levantaba la cabeza, su pecho subiendo y bajando

439
pesa . Miré en esa extraña y hermosa mirada suya, y lo supe. De repente lo
dame supe.
nte
Esto era todo.
mien
tras Él. Yo. Sin ropa. Juntos. Como, realmente juntos. No sería mi primera
me vez, pero sería la suya, y esta vez, en una cama y una casa que pertenecía
mira a otra persona, se sentía mucho mejor que antes.
ba
Los ojos de Luc se iluminaron con una intensa amatista. —¿Evie?
con
las Fue uno de esos raros momentos en los que no me importaba que él
pupil se hubiera dado cuenta de mis pensamientos. —Sí —susurré—. Quiero
as de decir, si tú...
un
blan Nunca llegué a terminar la pregunta, porque Luc me besó y esta vez
co había algo completamente diferente. Era lento y profundo, y hermoso, y
brilla luego se volvió más. Tomó la camisa que me había puesto antes de
nte e acostarme y la empujó con sus manos.
inten Un golpe en la puerta principal nos paralizó. Mis ojos volaron a los
so. suyos mientras me aferraba a la banda de sus pantalones. Tenía mi
Habí camisa en la mitad del pecho.
a
una —Es nuestra imaginación —dijo, la voz áspera como una lija—. No
tensi oímos nada.
ón —No oí nada. —Levanté mi cabeza contra la suya, besándolo. Su
en gruñido me atravesó. Fue a por mí camisa de nuevo, y le tiré de los
su pantalones mientras arqueaba la espalda. Sus manos, su mirada estaba
boca tan cerca.
que
hizo El golpe llegó de nuevo, esta vez seguido por la voz apagada de Kat. —
que Chicos, ¿están todos despiertos?
mi El gemido que salió de Luc no se parecía en nada al de antes. Dejó
coraz caer la cabeza en mi cuello. —Podríamos ignorarla.
ón
salta —Podríamos. —Le solté los pantalones, doblando mis brazos a su
ra alrededor.
por —Ella se irá. —Sus labios se posaron sobre mi cuello—.
todos Eventualmente.
lados
Giré mi cabeza hacia la suya, buscando su boca. —Tiene que hacerlo.

440
— si se acercara a otra ventana—. Quiere verlos y está muy impaciente. —
Defin Una pausa—. Como de costumbre.
itiva
Luc suspiró.
ment
e. — Una risita se me metió por la garganta. —No creo que se vaya a ir.
Me
—Creo que tienes razón. Desafortunadamente, nunca he estado más
besó,
decepcionado en mi vida. —Luc levantó la cabeza y gritó—: Danos veinte
presi
minutos.
onan
do —Creo que también voy a estar decepcionada —murmuré.
su
cuer Luc me miró, con las cejas levantadas y los ojos ligeramente abiertos. —
po Peaches.... —La risa estalló en mí antes de que pudiera detenerla, y me
contr sentí bien al reírme, y me sentí incluso mejor cuando silenció esa risa con
a el otro beso.
mío
en la
cama
.

¡Eato
n me A lo lejos, el centro de Houston se asomaba, un cementerio de
envió edificios construidos de acero y piedra. Fue lo primero que vi después de
! — que Luc y yo nos unimos a Kat, que nos estaba esperando en el porche.
La Había algo desconcertante en ver una ciudad de ese tamaño
voz completamente estancada, y me hizo recordar los tenues recuerdos de lo
de tranquilas que habían estado las cosas después de la invasión. No tenía
Kat idea si esos recuerdos eran reales o algo que se había implantado, pero la
reso ciudad parecía embrujada, un fantasma del pasado...
nó,
esta —Siento haberte hecho esperar. —Luc cerró la puerta—. No
vez esperábamos ser convocados tan temprano.
más
—Nosotros tampoco. —Kat se levantó del asiento de madera en el que
cerca
había estado sentada, con una mano sobre la parte baja de la espalda, la
,
otra agarrando un sombrero de color crema. Mientras ella no se
como
miraba remotamente cómoda, se veía muy linda con la simple tela azul
pálida de un vestido con manga larga—. Pero Eaton estaba golpeando
nuestra puerta al amanecer, haciendo que Daemon entrara en el Yard28.
—¿El Yard? —pregunté, saliendo del porche. Desearía haber cogido una
camisa más gruesa, ya que estaba más fresco de lo que pensaba.
—Está a unas cuadras, cerca de la vieja escuela secundaria. —Se
puso el sombrero, con los bordes flexibles cubriendo la mayor parte de su
441 cara—. Es donde... bueno, no importa. Por cierto, no creo que Eaton
durmiera en toda la noche.
N mon le había hablado de mí? No se necesitó un salto de lógica para asumir
o me que lo había hecho. Sería lo primero que le diría a Luc. ¿Qué le pareció?
pasó ¿Estaba preocupada? Incómoda, arrastré mi mirada desde ella hasta la
por calle de enfrente. Casas casi idénticas a la que teníamos frente a mí. Era lo
alto mismo tanto a la izquierda como a la derecha, pero no había señales de
que vida en su interior, ni voces bajas de conversación silenciosa. El único
Kat sonido era el suave chasquido de la brisa que atrapaba las copas de los
habí árboles. Era temprano, pero no tanto.
a
—¿Vive la gente en estas casas? —pregunté, pensando que todo el lugar
camb
me recordaba a la primera temporada de ese show de zombis.
iado
de La mano de Luc se dobló alrededor de la mía, atrayendo mi mirada.
tema Estaba observando a Kat mientras ella caminaba a nuestro lado.
en
—Muchos están trabajando en los mercados o haciendo lo que hacían
lugar
antes de que todo esto sucediera —dijo, guiándonos por la calle. Me di
de
cuenta de que estábamos caminando hacia el camino por el que habíamos
decir
entrado—. Los niños están en la escuela, no en la antigua, sino en una
me
casa que ha sido construida para las diferentes edades. Otros aún pueden
para
estar en la cama.
qué
se No quería pensar en el hecho de que una casa era lo suficientemente
estab grande para todos los niños en edad escolar.
a
usan Las calles estaban limpias, mientras que la mayoría de los patios estaban
do el ocupados por pastos altos y de junco, lo que tenía sentido. Dudaba de que
patio se necesitara un combustible preciso para mantener el césped a una cierta
. altura. Sólo había unos pocos coches aparcados en las entradas. Tal vez
¿Dae cinco. Todos eran al menos un década de edad, y me di cuenta de que era
porque se habrían hecho pre-eléctricos de ignición. A medida que

28
El Patio.
avanzábamos, la sensación distintiva de ser... observado se deslizaba
sobre mí, y por cada ventana oscura que pasábamos, la sensación crecía.
—¿Está Eaton en el mismo lugar? ¿La casa azul cerca del parque?
Kat asintió.
—¿Por qué no regresas y descansas? —dijo Luc, deteniéndose—. Conozco
442 el camino.
—No está mal que camine. Creo que se supone que debería estar
haciéndolo, en realidad, pero termino jodidamente cansada. —Se rió,
acariciando su barriga—. ¿Quién iba a decir que cocinar un bebé podría
ser tan agotador?.
Me sonrió por eso. —Tendrá que salir en cualquier momento,
¿verdad?
— es normal. O la gente sigue diciéndome que lo es. Es sólo que...
Creo
—Vas a estar bien. Los dos van a estar bien—le aseguró Luc, y yo me
que
preguntaba si estaba leyendo sus pensamientos o no.
en
reali —Lo sé. —Cuando levantó la barbilla, pude ver la sonrisa en su rostro. Era
dad débil y cansada—. Lo sé —repitió—. Voy a regresar. Ven a buscarme
llevo cuando terminen. Tenemos que ponernos al día.
un
—Lo haremos.
día o
más Me quedé callada mientras veía a Kat volver por donde vinimos. —Si
de llegan a tener que inducir el parto o... hacer algo como una cesárea,
retra ¿tienen las cosas que necesitarían para eso? ¿O médicos que puedan hacer
so — eso aquí?
dijo
Luc se quedó callado durante un largo momento. —Hay unos pocos
ella,
doctores, y creo que uno o dos cirujanos. Hay suministros médicos, cosas
preoc
que dejaron atrás y cosas que otros han escarbado. —Él inclinó la cabeza
upac
hacia el cielo—. Es una híbrido y tiene a Daemon, tiene a su familia.
ión
Ninguno de ellos dejará que pase cualquier cosa.
en
su Sus palabras debían ser un alivio, pero yo seguía preocupada por la chica
voz que no conocía. Con o sin habilidades extraterrestres especiales, las
—. mujeres han muerto dando a luz desde el principio de los tiempos, incluso
Pero cuando tenían acceso a todas las medidas que salvan vidas.
eso
—Ella estará bien. —Su voz era más suave.
Asentí con la cabeza, y luego empezamos a caminar de nuevo, cruzando la
calle. Por el rabillo del ojo, vi a alguien junto a uno de los porches de una
pequeña casa, y cuando miré hacia arriba, se movió bajo el dosel,
pareciendo desaparecer entre las sombras. Pensé en que Kat no había
querido decirme lo que estaba pasando con lo que fuera el Patio, y tenía la
sospecha de que no todo el mundo estaba en el trabajo o en la escuela.
Estaban en sus casas o escondidos, porque…
443 —Es por nuestra culpa.
Le eché un vistazo
—Sé lo que estás pensando, y no, no porque esté leyendo tu mente. —Me
apretó la mano—. Bueno, lo hice, pero sólo un poco.
—De verdad —le contesté secamente.
—Fue una lectura mental accidental.
—Uh huh.—Un pequeño perro salió trotando de una de las estrechas
calles, meneando la cola, corriendo de un lado a otro—. La gente se
esconde por nuestra culpa.
—Porque no nos conocen —explicó.
— eso que ella no me dijo para qué se usa el Patio y cambio de tema.
Pue
—No es personal.
do
ente —¿Cómo es que eso no es personal?
nder
—De la misma manera en que no se puede confiar en nadie que se
lo.
presente aquí, en un lugar que es uno de los pocos espacios seguros para
—Y
todos, y especialmente cuando se cree que esa persona ha muerto —dijo,
lo
siendo todo lógico—. Todos han pasado por mucho. La confianza no se da
hací
y rara vez se gana cuando se la pides a gente que ha sido traicionada una
a—.
y otra vez.
No
conf Me quedé callada, porque Luc tenía razón. No es que no haya pensado
ía en eso originalmente. No podía culpar a ninguno de ellos por ser cauteloso
en a mí alrededor cuando yo también era cautelosa conmigo misma, pero era
mí, difícil saber que no se confiaba en ti.... y que había una buena idea, razón,
¿ver para ello.
dad
? Es A unas dos manzanas por una calle más estrecha, vi el parque más
por adelante. La brisa estaba balanceando los columpios sin asiento y jugando
con las malas hierbas que eran muy altas. La casa azul se situaba entre lo
que parecía haber sido una vez un mercado de la esquina y una casa que
era idéntica en su forma pero lo que pintaba de rojo se había desvanecido.
Luc me condujo a lo largo del cemento agrietado de la pasarela y a los
escalones de madera que sonaron bajo nuestro peso. Llamó a la puerta, y
no fueron más que unos segundos más tarde que se abrió.
—Pensé que ustedes dos estarían aquí a primera hora de la mañana. —El
444 General Eaton se hizo a un lado, revelando una pequeña habitación que
olía raro y estaba iluminada por una lámpara de gas en la esquina—. No
pensé que tendría que enviar a alguien a buscarte.
Luc simplemente sonrió. —Fue un largo viaje hasta aquí.
El general se enfadó como respuesta.
—¿Te has portado bien?—preguntó Luc, soltando mi mano y dejándome
entrar primero. Cerró la puerta detrás de mí.
—He estado mejor y he estado peor. —Se giró, caminando de vuelta a un
sofá de cuero que tenía una abertura en la parte de atrás. Cogió una
botella de líquido de color ámbar—. Te ofrecería algo para beber, pero todo
lo que tengo ahora mismo es cerveza caliente y ustedes dos son menores
de edad.
Luc resopló. —¿En serio? ¿Todavía seguimos las leyes por aquí?
—Si no lo hacemos, perderemos la civilización. —Se sentó—. Y no podemos
perder eso.
—No, no podemos —murmuró Luc mientras yo trataba de averiguar si el
gene mañana.
ral
Escaneando la habitación, vi montones de libros y mapas enrollados
norm
apilados contra la pared. Era como si hubiera saqueado una biblioteca o
alme
una librería, lo que era totalmente posible. Esta casa no se asemeja a la
nte
bebía nuestra, donde todavía quedaban los restos de la anterior personalidad del
cerve propietario. Esta casa, al menos esta habitación, estaba destripada y
za desolada, con un aspecto muy parecido al de un hogar después de un
tan apocalipsis.—Sé por qué querían hablar conmigo. Especialmente tú. —Eso
temp me lo dijo a mí.
rano El cuero crujió bajo su delgado cuerpo mientras se recostaba contra el
por cojín. —Quieres preguntar sobre lo que eres.
la
Asentí con la cabeza, y me gustó que fuera directo al grano.
Luc se sentó en varias cajas reforzadas. —Algo que tengo que decir. Estaba
por aquí después de la invasión, pero nunca la conociste cuando era
Nadia.
—Tienes razón. Nunca la conocí oficialmente, pero conocí a la verdadera
Evie Dasher —respondió.
Eso no me lo esperaba.
445 Luc se enderezó. Aparentemente él tampoco se lo esperaba. —¿Cuándo
ocurrió eso?
—Cuando era una niña, unos años antes de su muerte. —Tomó un sorbo
de su cerveza.
—La semejanza entre ustedes es extraña.
—Yo... no estaba segura de lo mucho que me parecía a ella. Vi fotos suyas,
pero...
—Pudieron haber pasado como primas. Tal vez incluso hermanas. El
parecido era pura suerte. —dijo.
—¿De verdad? —le pregunté
Asintió con la cabeza. —Fuiste parte del Proyecto Poseidón, la mezcla
de ADN humano con el de un Luxen y un Arum. Eras un durmiente, un
troyano, viviendo como un humano hasta que se activara. Al igual que lo
que está sucediendo en todos los Estados Unidos mientras hablamos. No
pueden ser detectados, ni por los drones del CRA ni por ninguna
tecnología desarrolladas.
—Bueno, definitivamente sabes lo que es.—Luc descansaba sus brazos
sobre sus rodillas dobladas—. ¿Qué es el propósito del Proyecto Poseidón?
—No la dominación del mundo —respondió Eaton, tomando otro trago—.
Pero si, la dominación del universo.
— tan seco como el desierto—. ¿Nos resbalamos y caímos en una película de
¿De los Vengadores?
verda
—¿Cuándo ha sido otra cosa para Daedalus? ¿Cuándo han tenido alguna
d? —
vez un propósito diferente?—respondió el general, y me crucé de brazos—.
El
Quieren ser grandes titiriteros, tirando de los hilos de todo el mundo,
tono
desde los líderes mundiales hasta los funcionarios de los ayuntamientos, y
de
lo que sea que exista ahí fuera, en la inmensidad que es el universo… En
Luc
sus mentes, están esforzándose por crear un mundo mejor. No son los
era
villanos. Al menos ellos no lo creen. Ellos creen que son los héroes de la
historia. Ese siempre ha sido Daedalus, y sabes eso, Luc, mejor que la
mayoría.
—¿Cómo es posible?—pregunté, recordando lo que April me había dicho—.
¿Cómo es que no saben que lo que están haciendo está mal?
—A lo largo de la historia, muchas personas muy inteligentes se han
convencido a sí mismas de que lo que creen, lo que son sus ideologías, es
446 mejor para las masas en general. Esto ha ocurrido mil veces. Esto no es
nada nuevo.
—¿Cómo exactamente planean hacer del mundo un lugar mejor forzando a
los Luxen a mutar en híbridos de Luxen-Arum?—pregunté, pensando que
era una maldita pregunta válida.
Así que no tenía ni idea de por qué se rió.
—Porque al final del día, aquellos que controlan Daedalus y que dirigen
nuestro gobierno, y el mundo, son el uno por ciento de los uno por ciento.
Eso tampoco es nada nuevo. Todo lo que sucede en este mundo sucede en
beneficio de ellos, multimillonarios y CEOs, dinero viejo y nuevo, y están
en los bolsillos de todos los políticos desde el principio del tiempo.
Luc apretó los labios y asintió. —Gracias por la apestosa pero precisa
historia de La educación cívica no se enseña en las escuelas, pero eso no
responde a nuestras preguntas.
—Pero lo hace. Estos hombres poderosos, sus familias y sus compañías
nunca han visto cuestionado su rígido control del mundo. Eran humanos
de carne y hueso, la persona común y corriente, eran dioses. Nada podía
desafiar su poder. No hasta que el Luxen llegó por primera vez. Todo
cambió entonces. —Eaton bajó la botella a su pierna—. De repente
estaban estos seres que podían parecer humanos, podían adaptarse
rápidamente, más avanzados en casi todos los sentidos que un humano, y
eran armas ambulantes. No hace falta dar un salto de lógica pensar que si
los Luxen se desmarcaban, eventualmente tomarían el control. Demonios,
las cosas podría ser mejor si eso sucediera. Tal vez la raza humana en sí
misma no es la mejor.
—Posiblemente. —Luc se detuvo—. Excepto por losLuxen
invas —Sí, excepto por ellos.—Eaton sonrió, y yo parpadeé—. Estas personas
oresa fundaron Daedalus, lo colocaron dentro del Departamento de Defensa con
sesin la función de asimilar al Luxen, pero también para estudiarlo. Conoces la
os. historia de Daedalus, así que no te aburriré con eso. —Su dedo golpeó la
botella—.Sólo hay que recordar que querían poder crear algo mejor y más
fuerte que el Luxen, algo que pudiera ser controlado. Comenzaron con
híbridos y se dirigieron a Orígenes, pero no se detuvieron allí. Querían
crear algo que pudiera ser programado genéticamente, y como saben, los
Orígenes todavía tenían demasiado sentido de sí mismos para que eso
funcionara.
Luc inclinó la cabeza. —Eso es lo que hacemos.
447 —Nancy no podía dejar ir el Proyecto Origen. Era su mascota —dijo, y la
mandíbula de Luc se endureció inmediatamente. No sabía quién era Nancy
e hice una nota mental para preguntar sobre eso más tarde—. Mientras
tanto, otros dentro de Daedalus estaban desarrollando el Proyecto
Poseidón, con la mentalidad de colmena que tienen tanto Luxen como
Arum—continuó Eaton—. Su primer éxito fue en los noventa. Así de lejos
va esto. Fue un montón de ensayo y error, como lo fue con los híbridos y
los Orígenes,pero tuvieron suficiente éxito como para saber que a través de
los troyanos, podrían ganar el control real. Sólo necesitaban el escenario
adecuado para que todo esto se juntara.
Luc pareció darse cuenta antes que yo. —¿La invasión?
Asintió con la cabeza.—Daedalus sabía que se acercaba, había
interceptado la comunicación entre los Luxen y los que aún no habían
llegado. Además, trabajaron con suficiente Arums para saber que los
Luxen, al igual que los humanos, no eran pacíficos.
—Sabían lo que vendría. ¿Por qué? —Respiré, horrorizada y enferma—.
¿Por qué iban a hacer eso? Tanta gente murió.
—Y la manada se adelgazó. La sobrepoblación es un problema real. Bueno,
lo era. —Tomó un sorbo de su cerveza—. Pero también sirvió para otro
propósito. La invasión creó miedo y luego hostilidad.
Pensé en lo que Dee había dicho en la tele, y luego en April. —¿Y es por
eso que continúan incriminando a los Luxen por cosas que están llevando
a cabo?
Asintió una vez más
—Porque los humanos no pueden estar de acuerdo con el Luxen.—Luc se
inclinó hacia atrás, empujando una mano a través de su pelo—. Los Luxen
son más numerosos, pero hay más que suficientes en este planeta para
tomar un control considerable, tal vez incluso un control completo. Maldita
sea. —Agitó la cabeza—. Ellos realmente quieren erradicar a los Luxen, y
lo están haciendo volviendo a los humanos completamente contra a ellos.
—No sólo al Luxen en este momento. Quieren que los híbridos y la mayoría
de los Orígenes se vayan. —añadió Eaton—. Están usando el miedo y la
ignorancia, que son las más grandes y poderosas armas de destrucción
masiva jamás creadas.
Sintiéndome un poco mareada, me di la vuelta a mitad de camino
mientras me quitaba el pelo de la cara. —Esto es lo que mamá quiso decir,
448 ¿no? Cuando ella dijo que dejaron que esto pasara, pero se le escapó de las
mano. ¿Estaba hablando de la invasión?
—Me lo imagino —contestó—. Si tienen éxito en erradicar a los Luxen y al
resto, entonces no hay nada que impida que los troyanos tomen el poder.
—¿Y qué pasa entonces? —Me enfrenté a él.
—Imagino que será presentado como una utopía. En realidad, será algo así
como un distopía, pero mucho peor.
—Pero no te estás escondiendo aquí sin ningún propósito—le recordó Luc
—. Esta no es la única zona llena de Luxen lista para irrumpir en las
puertas. El Yard no está siendo usado para jugar a la lucha. Ustedes se
están entrenando y preparando.
El Yard.
Para eso se usaba el Yard.
—¿Cuánto tiempo más crees que estamos a salvo aquí? Es sólo cuestión
de tiempo antes de que nos descubran.
—Entonces peleamos —dijo Luc, y me encontré asintiendo—. ¿No es eso
para lo que la mayoría de nosotros ha sidocreado?
Los descoloridos ojos azules de Eaton me siguieron. —Quiero saber lo que
sabes sobre tus habilidades, cuando empezaron. Todo.
Así que le dijimos todo lo que sabíamos sobre lo que me habían hecho, sin
dejar nada fuera. Cuando terminé, estaba exhausta a pesar de que Luc y
yo habíamos compartido la tarea.
—Eres diferente al resto. Imagino que tiene que ver con que te hayan dado
diferentes sueros de antemano. La mentalidad de la colmena programada
en los troyanos no se ha afianzado del todo. —dijo—. Pero tú dijiste que
cuando atacaste a los hombres que vinieron por ti, Los de Liberty. ¿No eras
tú misma?
—No, era como si estuviera allí, pero estaba viendo las cosas de otra
manera, como si fuera una tarea que había que llevar a cabo. Esaes la
mejor manera de explicarlo. —Empecé a caminar el estrecho espacio entre
las pilas de libros—. Y no sé por qué sucedió. Era como un interruptor que
se activó.

449 —¿Es posible que se haya usado otra arma de ondas sonoras cerca? —
preguntó Luc—. ¿La Onda de Cassio?
—No lo creo. Como dije, lo más probable es que fueran los múltiples
sueros. Eres una casualidad en una manera. ¿Esos sueros que confiscaste
de la casa de la chica? Habría estado interesado en verlos.
—Sí, se han ido —dijo Luc.
Eaton se quedó callado por un momento y luego miró hacia donde yo
estaba. —A Daedalus realmente le encantaría poner sus manos sobre ti.
No eres como los otros, y ellos querrían llevarte aparte, poco a poco, para
averiguar exactamente por qué.
Bueno, esa declaración no me hizo sentir cálida y tranquila.
—Vas a necesitar tener tus habilidades bajo control —dijo, aún
mirándome, y luego, después de una pausa—, si puedes.
¿Si puedo?
Vaya, eso fue motivador.
—Ella puede —insistió Luc—. Yo la ayudaré.
El General Eaton tomó un trago de su botella. —Por supuesto que lo
harás.
Luc frunció el ceño. —¿Qué se supone que significa eso?
—Ustedes dos son un desastre en potencia, ¿cómo es que no lo ven?—
Eaton miró la botella que sostenía mientras Luc y yo intercambiábamos
una larga mirada. Entonces Eaton se rió—. Bueno, uno de ustedes vería la
verdad si dejara de distraerse por las emociones y el pasado.
Bueno, eso podría ser honestamente a cualquiera de los dos.
—Creo que es hora de que dejes la bebida—sugirió Luc.
Eaton levantó la mirada hacia Luc. —¿Crees que esto no fue planeado
desde el principio? Eres más listo que eso, Luc. Ya sabes cómo funciona
Daedalus. Saben cómo funciona.
Luc se cerró la boca con una llave.
—¿De qué está hablando?—exigí.

450
Eato Luc, recordando que él me había dicho lo mismo. Estamos hechos el uno
n no para el otro.
le
—¿Crees que no fue diseñado desde el momento en que dejaste Daedalus,
quitó
Luc? ¿Que no sabían que eventualmente encontrarías a alguien por quien
la
harías cualquier cosa? Ya sabes cómo manipularon a los Luxen que
mira
estaban cerca de los humanos. Mira a Daemon y Dawson. Daedalusdiseño
da de
sus relaciones con la esperanza de que mutaran a un humano.
enci
ma a Se me levantaron las cejas. ¿Diseñó sus relaciones?
Luc.
—Un agente de Daedalus estaba conectado tanto con Bethany como con

Kat —explicó Luc—. No las coloco con Dawson o Daemon, pero fue capaz
Uste
de informar sobre ellos y ayudar a que las cosas siguieran su curso, ya sea
des
en el último paso de la mutación o en la transformación.
dos
fuero —Dios —susurré.
n
hech —¿Y crees que no te hicieron lo mismo? —desafió Eaton, y la cabeza de
os el Luc se dirigió hacia él—. ¿Alguna vez se te ocurrió que sabían de ella desde
uno el momento en que se escapó de su casa y se fue a tus brazos? ¿Que no los
para estaban siguiendo a los dos, vigilándoos? Sólo tuvieron suerte cuando ella
el se enfermó.
otro. La mandíbula de Luc se apretó mientras miraba al general, y sentí que
Un necesitaba sentarme.
fino —Su cáncer era su oportunidad perfecta. Sabían que estabas tratando de
escal conseguir los sueros para dárselo a ella. LH-11. Prometeo. Eso no era la
ofrío cura, sino que la preparaba para el suero final. Andrómeda. Sólo tenían
patin que esperar hasta que estuvieras lo suficientemente desesperado para
ó correr ese riesgo y llevarla a con ellos.
sobre
mi Los rasgos de Luc se volvieron ásperos, y tuve que hablar en su defensa. —
piel No me llevó a Daedalus. Me llevó...
mien —¿A Sylvia Dasher? Niña, sé que creías que esa mujer era tu madre, tal
tras vez de alguna manera, lo era, pero era parte de Daedalus hasta el
me momento en que decidió que no podía hacer lo que se le pedía —dijo, y si
volví pensaba que mi corazón se había roto cuando Steven empezó a hablar, me
a había equivocado. Se estaba rompiendo ahora—.Esas cosas que dijiste que
hacia podías hacer... La lucha. El tiroteo. ¿Lo qué les hiciste a esos hombres
fuera de Atlanta? Fuiste entrenada por Daedalus, entregada por Sylvia, y
luego tus recuerdos fueron borrados.
Me senté entonces, en una silla de ordenador desgastada y chirriante.
—¿Qué quieres decir con que sus recuerdos fueron borrados, después del
entrenamiento? —preguntó Luc—. El suero…

451 —Causó fiebre, pero nunca le quitó los recuerdos. Sylvia te mintió. Ella te
dio el suero y luego mutaste. Una vez que Sylvia supo que ibas a sobrevivir
te tu banco de memoria a corto y largo plazo —dijo, y supe en ese momento
entre que si mamá... si esa mujer no hubiese muerto, Luc la habría cazado.
gó a
Y la hubiera matado.
Daed
alus. Lo sabía, porque estaba en la forma en que se giraba y me miraba, en el
Hubi horror que se deslizaba en sus rasgos cuando se dio cuenta de que yo
eras había sido Nadia cuando me desperté del suero y que había seguido siendo
sabid Nadia cuando yo... me había entrenado.
o
Luc palideció, y aunque no podía leer su mente, sabía que aunque no
exact
podía recordar lo que era ser entrenado en Daedalus, él sí lo hacía.
ame
nte —Por alguna razón, Sylvia cambió de opinión. Fue la única cosa que
quié Daedalus no había planeado. —Eaton miró entre Luc y yo—. Amor. —Se
n rió entonces, sacudiendo su cabeza—. No se habían anticipado a que
eras Sylvia te cuidara como una madre cuidaría a su hijo. Ella puede que haya
hast cambiado de opinión y haya intentado sacarte, pero no te equivoques, ella
a que sabía lo que había en esos sueros. Ella misma creó el Suero de
termi Andrómeda. Trabajó en los primeros de sus fracasos y de sus éxitos. El
nara Suero de Andrómeda no existiría si no fuera por ella.
s el
entre Presioné mi mano contra el centro de mi pecho, sobre mi corazón. No
podía hablar.
nami
ento. —No fuiste su primer éxito, ni mucho menos.—Volvió a mirar la botella—.
Ento Pero eras diferente. No sólo por tu mutación, sino por él.—Asintió con la
nces cabeza en la cabeza de Luc, sin mirar hacia arriba. Cuando volvió a
la hablar, su voz estaba cansada y amarga—. Tenías que saber, Luc, que
Ola encontrarían alguna forma de hacerte volver.
de
Cassi —Nunca me harán volver —dijo Luc, con un tono tan frío como el del
o se Ártico—. Eso puedo prometerlo.
usó El General Eaton levantó la vista entonces. —¿Estás tan seguro de eso? —
para Su mirada me miró fijamente—. No lo reconociste en el bosque, ¿verdad?
freír
—No —susurré—. Lo vi como...
—Lo veías como una amenaza y un desafío y necesitabas dominarlo. Las
tres cosas para las que estabas codificada. —Las esquinas de sus labios se
volvieron hacia abajo—. Estabas codificada para una sola persona, y ese
no es ese chico sentado aquí.
—¿Qué demonios significa eso? —preguntó Luc.
452 Tenía una pregunta mejor. —¿Estás diciendo que lo que pasó en el
bosque podría pasar de nuevo, y no me acordaré de él? ¿Otra vez? ¿No
podrá regresarme?
La tristeza se deslizó en los ojos viejos del general. —Estabas codificada
para responder sólo a una persona...
— utadora! Soy una persona...
¡Deja
—No, tú eres la Sombra Ardientey él es la Estrella más Oscura, y juntos,
de
traerán la Noche más brillante.
decir
eso! Me tambaleé.
—Me
—¿Qué?—dijo Luc.
levan
té de Eaton se rió roncamente. —Palabras clave. Así es como él solía
un llamarlos a los dos.
salto,
mi —¿Estrella más oscura? ¿Sombra Ardiente? Eso suena como un montón
pech de mierda —gruñó Luc.
o —No. No lo es.—Agité la cabeza—. Micah... te llamó La Estrella más
subie Oscura. No creí que fuera un nombre, pero... —Respiré superficialmente—.
ndo ¿Quién demonios es él? ¿Y cómo sabes todo esto?
y
baja —Sé todo esto, porque traté de cerrar el Proyecto Poseidón cuando me di
ndo cuenta de ello. Fallé.—Sus nudillos estaban blanqueados por lo apretado
—. que estaba agarrando la botella—. Lo subestimé. No lo volveré a hacer.
¡No —¿Quién?—Luc se levantó y se acercó al hombre, y pensé que podría
soy estrangularlo si no respondía—. ¿A quién se supone que está codificada?
una ¿Quién está detrás de esto? Dímelo para que yo sepa a quién necesito
mald matar.
ita
comp —Ya lo hiciste —contestó Eaton—. Al menos, creías que lo habías hecho.
Eso es lo que te hicieron creer.
Un escalofrío explotó a lo largo de mi nuca y me bajó por la columna
vertebral. —No. No. De ninguna manera.
—Dasher —dijo Eaton, su brazo retorciéndose con una velocidad que
traicionó a su edad. La botella se lanzó a través de la habitación,
rompiéndose al impactar con la pared—. Jason Dasher.

453

Fin.
SOBRE LA AUTORA
454 Jennifer L. Armentrout
ar a las personas sobre los diversos grados de ceguera se ha convertido en
una pasión para ella, junto con la escritura, lo que planea hacer todo el
tiempo que pueda.
Jennifer vive en Shepherds town,

rumores que has escuchado sobre


su estado no son ciertos. Cuando no
está trabajando duro escribiendo.
Ella pasa su tiempo leyendo, viendo

pasando el rato con su esposo y su


Border Jack Apollo. A principios de
2015, Jennifer fue diagnosticada con
retinitis pigmentosa, un grupo de

la muerte de las células en


la retina, lo que
eventualmente
result
a en
pérdi
da de
visión
,
entre
otras
comp
licaci
ones.
Debid
oa
este
diagn
óstico
,
educ
Sombra Literaria
455

Nuestro blog:

El Rincón de Winnie

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