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El silogismo es la forma fundamental del argumento en la lógica formal. La noción de silogismo fue
introducida en la ciencia por Aristóteles, quien lo consideraba como la forma fundamental del
conocimiento científico que permite de dos proposiciones conocidas deducir nuevos y distintos juicios.
Así, el silogismo es un argumento en el que, de dos juicios, las llamadas premisas, se obtiene por
intermedio del concepto común (término medio) contenido en ambas premisas, un nuevo juicio,
deducción o conclusión. La forma más general de un silogismo se construye según este tipo: “Todos los
hombres son mortales. Juan es un hombre. Por consiguiente, Juan es mortal”. En este silogismo, el
concepto “hombre” es el término medio, el concepto común de ambas premisas, y que hace posible la
consiguiente conclusión. El silogismo en Aristóteles tuvo, en gran medida, un contenido y significado
reales, objetivos.
Silogismo
Se llama silogismo a una forma de razonamiento lógico deductivo, cuya estructura fija consta de dos
proposiciones distintas actuando como premisas y una tercera como conclusión del razonamiento. A las
dos primeras se las conoce como premisa mayor o universal y premisa
menor o particular respectivamente.
El silogismo tiene lugar siempre en los mismos tres pasos: Se parte de una primera premisa o premisa
mayor, que supone una afirmación general o universal, de carácter amplio (1), luego de una segunda o
menor de índole particular, específica respecto a una realidad puntual que deseamos contrastar con la
premisa primera (2) y así obtener finalmente una conclusión (3).
Reglas
Para que este razonamiento se produzca de forma correcta, sin incurrir en falacias, deben tenerse en
consideración las siguientes reglas:
El silogismo es una argumentación en la que, en base a un antecedente que compara dos conceptos con
un tercero, permite inferir o deducir un consecuente.
En otras palabras, se puede decir que el modelo de silogismo está compuesto por tres proposiciones que
incluyen un término medio (el cual es común a las dos premisas y se descarta en la conclusión) y dos
extremos. Uno de los ejemplos más usuales es el siguiente:
Hay que tener en cuenta que un silogismo no siempre impulsa conclusiones verdaderas, más allá de que
siga una forma válida de razonamiento. Por ejemplo:
Aunque el silogismo es válido desde un punto de vista lógico, la conclusión tiene un carácter falso, ya
que Snoopy es un perro ficticio y nunca fue cachorro.
Cabe destacar que los silogismos suponen que, de dos premisas negativas, nunca puede obtenerse una
conclusión. Por otra parte, de dos premisas afirmativas, no puede obtenerse una conclusión negativa.