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Münchhausen”:
Sintetizar las premisas fundamentales de la concepción positivista en el dominio de las
ciencias sociales
La concepción de una sociedad naturalista surgió en el siglo 19, durante una época de
gran agitación social y política. La Revolución Industrial ha conducido a una rápida
urbanización e industrialización, que tiene profundas repercusiones en las estructuras sociales
tradicionales. En este contexto, el positivismo ofreció una forma de entender y ordenar el
mundo social que cambia rápidamente.
El positivismo también fue visto como una forma de mejorar la sociedad. Los positivistas
creían que, al comprender las leyes del desarrollo social, podrían crear una sociedad más justa
y equitativa. Sin embargo, el positivismo también ha sido criticado por ser demasiado simplista
y por ignorar el papel de la agencia humana en la configuración de la sociedad.
¿Qué es la "física social" para Comte? ¿En qué presupuesto epistemológico básico
destacan sus concepciones metodológicas?
Auguste Comte acuñó el término "física social" para describir la aplicación del método
científico al estudio de la sociedad. Comte creía que la sociedad, como el mundo físico, podía
estudiarse utilizando datos objetivos y medibles. También creía que los fenómenos sociales
podían explicarse mediante leyes generales.
Durkheim creía que la regla fundamental del método sociológico es tratar los hechos
sociales como cosas. Esto significa que los sociólogos deben estudiar los fenómenos sociales
tal como existen realmente, en lugar de como son percibidos por los individuos.
Durkheim creía que los sociólogos deberían tomar las siguientes precauciones para
producir conocimiento objetivo:
Deben evitar usar sus propias experiencias personales o sesgos para interpretar los
datos.
Deben usar una variedad de métodos para recopilar datos, como encuestas, entrevistas
y observación participante.
Deben ser conscientes de las limitaciones de sus datos y estar dispuestos a revisar sus
teorías cuando sea necesario.
Introducción
Lowy propone superar el positivismo mediante una concepción dialéctica y crítica del
conocimiento, que reconozca la historicidad, la relatividad y la pluralidad de las ciencias
sociales y humanas. Lowy se inspira en autores como Marx, Weber, Durkheim, Lukács,
Gramsci, Benjamin y otros, que han desarrollado una visión más compleja y dinámica de la
realidad social, incorporando elementos como la acción humana, el conflicto, la ideología, la
cultura y la utopía. Lowy defiende así una ciencia comprometida con la transformación social y
con la emancipación de los oprimidos.
El texto se divide en cuatro partes: en la primera parte, Lowy expone los rasgos
generales del positivismo; en la segunda parte, Lowy analiza el trilema de Münchhausen y sus
implicaciones para el positivismo; en la tercera parte, Lowy presenta algunas críticas al
positivismo desde diferentes perspectivas; y en la cuarta parte, Lowy esboza los principios de
una ciencia dialéctica y crítica.
Lowy define el positivismo como una corriente filosófica que surge en el siglo XIX con
Auguste Comte y que se extiende hasta el siglo XX con autores como Emile Durkheim, Max
Weber o el Círculo de Viena. El positivismo se caracteriza por los siguientes rasgos:
El positivismo pretende aplicar el modelo de las ciencias naturales a las ciencias sociales
y humanas, buscando leyes generales y universales que expliquen los fenómenos sociales. El
positivismo asume que la naturaleza y la sociedad son realidades objetivas e independientes
del sujeto que las conoce.
Cualquier proposición que pretenda ser verdadera necesita una justificación, es decir,
una razón o un fundamento que la apoye.
Cualquier justificación debe apelar a otra justificación previa, es decir, a otra proposición
que la sustente.
Por lo tanto, el proceso de justificación debe detenerse en algún punto, lo que implica
tres posibilidades:
Una regresión infinita: la justificación nunca termina y se remonta cada vez más atrás,
sin llegar nunca a un principio seguro. Por ejemplo: A se justifica por B, B se justifica por C, C se
justifica por D, etc. Esta opción es insatisfactoria porque deja sin resolver el problema de la
justificación y porque es imposible de llevar a cabo.
Lowy aplica este trilema al positivismo y muestra que sus principios no son más que
dogmas o tautologías que no pueden ser demostrados ni refutados. Por ejemplo:
El principio de verificación: según el cual solo son verdaderas las proposiciones que
pueden ser verificadas empíricamente. Este principio es un dogma, pues no puede ser
verificado empíricamente. Si se intenta verificarlo empíricamente, se cae en una regresión
infinita o en una circularidad. Si se acepta sin verificarlo, se cae en un corte arbitrario.
El principio de causalidad: según el cual todo fenómeno tiene una causa y todo efecto
tiene una explicación. Este principio es una tautología, pues no dice nada sobre la naturaleza o
la forma de las causas y los efectos. Si se intenta explicar el principio de causalidad mediante
otro principio, se cae en una regresión infinita o en una circularidad. Si se acepta sin explicarlo,
se cae en un corte arbitrario.
Desde una perspectiva histórica y sociológica, Lowy muestra que el positivismo surge
como una ideología al servicio de las clases dominantes y del sistema capitalista. El positivismo
legitima el orden social existente y oculta las contradicciones sociales y las luchas de clases. El
positivismo niega la historicidad y la relatividad de las ciencias sociales y humanas y pretende
imponer un modelo único y universal de racionalidad científica.
Mensaje recibido. Aquí está el resumen que he generado del texto de Michael Lowy
"Positivismo o el principio del Barón de Münchhausen": Introducción El texto de Michael Lowy
es una crítica al positivismo, la corriente filosófica que pretende fundar el conocimiento
científico en la observación empírica y el método experimental, excluyendo cualquier otra
forma de saber. Lowy sostiene que el positivismo es una ideología que sirve a los intereses de
las clases dominantes y que oculta las contradicciones sociales y las luchas de clases. Además,
el positivismo es incapaz de dar cuenta de la complejidad y la diversidad de la realidad
histórica y cultural, y se basa en una concepción mecanicista y determinista de la naturaleza y
la sociedad. Lowy se apoya en el trilema de Münchhausen, un argumento que cuestiona la
posibilidad de una justificación última para cualquier proposición, incluso en las ciencias
formales como la matemática y la lógica. Según este argumento, toda justificación debe apelar
a otra justificación previa, lo que conduce a tres alternativas insatisfactorias: una regresión
infinita, un corte arbitrario o una justificación circular. Lowy aplica este trilema al positivismo y
muestra que sus principios no son más que dogmas o tautologías que no pueden ser
demostrados ni refutados. Lowy propone superar el positivismo mediante una concepción
dialéctica y crítica del conocimiento, que reconozca la historicidad, la relatividad y la pluralidad
de las ciencias sociales y humanas. Lowy se inspira en autores como Marx, Weber, Durkheim,
Lukács, Gramsci, Benjamin y otros, que han desarrollado una visión más compleja y dinámica
de la realidad social, incorporando elementos como la acción humana, el conflicto, la
ideología, la cultura y la utopía. Lowy defiende así una ciencia comprometida con la
transformación social y con la emancipación de los oprimidos. El texto se divide en cuatro
partes: en la primera parte, Lowy expone los rasgos generales del positivismo; en la segunda
parte, Lowy analiza el trilema de Münchhausen y sus implicaciones para el positivismo; en la
tercera parte, Lowy presenta algunas críticas al positivismo desde diferentes perspectivas; y en
la cuarta parte, Lowy esboza los principios de una ciencia dialéctica y crítica. Primera parte: El
positivismo Lowy define el positivismo como una corriente filosófica que surge en el siglo XIX
con Auguste Comte y que se extiende hasta el siglo XX con autores como Emile Durkheim, Max
Weber o el Círculo de Viena. El positivismo se caracteriza por los siguientes rasgos: - El
positivismo afirma que el único conocimiento válido es el conocimiento científico, basado en la
observación empírica y el método experimental. El positivismo rechaza cualquier otro tipo de
saber, como el filosófico, el religioso o el artístico, considerándolos especulativos, metafísicos o
irracionales. - El positivismo pretende aplicar el modelo de las ciencias naturales a las ciencias
sociales y humanas, buscando leyes generales y universales que expliquen los fenómenos
sociales. El positivismo asume que la naturaleza y la sociedad son realidades objetivas e
independientes del sujeto que las conoce. - El positivismo adopta una actitud neutral y
desinteresada frente a los objetos de estudio, pretendiendo eliminar cualquier influencia
subjetiva o valorativa. El positivismo se presenta como una ciencia pura y desvinculada de
cualquier compromiso político o moral. - El positivismo confía en el progreso científico y
técnico como fuente de bienestar y felicidad para la humanidad. El positivismo cree que la
ciencia puede resolver todos los problemas sociales y humanos. Segunda parte: El trilema de
Münchhausen Lowy recurre al trilema de Münchhausen para cuestionar la validez del
positivismo. El trilema de Münchhausen es un argumento que se remonta a la antigüedad,
pero que fue formulado de manera explícita por el filósofo alemán Hans Albert en 1968. El
argumento se basa en la figura del barón de Münchhausen, un personaje literario que se saca
del lodo tirando de su propio pelo. El argumento discurre así: - Cualquier proposición que
pretenda ser verdadera necesita una justificación, es decir, una razón o un fundamento que la
apoye. - Cualquier justificación debe apelar a otra justificación previa, es decir, a otra
proposición que la sustente. - Este proceso de justificación no puede continuar
indefinidamente, pues sería irrealizable y no proporcionaría ninguna certeza. - Por lo tanto, el
proceso de justificación debe detenerse en algún punto, lo que implica tres posibilidades: -
Una regresión infinita: la justificación nunca termina y se remonta cada vez más atrás, sin
llegar nunca a un principio seguro. Por ejemplo: A se justifica por B, B se justifica por C, C se
justifica por D, etc. Esta opción es insatisfactoria porque deja sin resolver el problema de la
justificación y porque es imposible de llevar a cabo. - Un corte arbitrario: la justificación se
interrumpe en algún momento y se acepta una proposición sin justificarla. Por ejemplo: A se
justifica por B, B se justifica por C, y C no se justifica. Esta opción es insatisfactoria porque
implica una suspensión arbitraria del principio de razón suficiente y porque recurre a un
dogma o un axioma indemostrable. - Una justificación circular: la justificación se cierra sobre sí
misma y se apoya en una proposición que ya había sido utilizada antes. Por ejemplo: A se
justifica por B, B se justifica por C, y C se justifica por A. Esta opción es insatisfactoria porque
implica una falacia lógica y porque no ofrece ninguna garantía de verdad. Lowy aplica este
trilema al positivismo y muestra que sus principios no son más que dogmas o tautologías que
no pueden ser demostrados ni refutados. Por ejemplo: - El principio de verificación: según el
cual solo son verdaderas las proposiciones que pueden ser verificadas empíricamente. Este
principio es un dogma, pues no puede ser verificado empíricamente. Si se intenta verificarlo
empíricamente, se cae en una regresión infinita o en una circularidad. Si se acepta sin
verificarlo, se cae en un corte arbitrario. - El principio de causalidad: según el cual todo
fenómeno tiene una causa y todo efecto tiene una explicación. Este principio es una
tautología, pues no dice nada sobre la naturaleza o la forma de las causas y los efectos. Si se
intenta explicar el principio de causalidad mediante otro principio, se cae en una regresión
infinita o en una circularidad. Si se acepta sin explicarlo, se cae en un corte arbitrario. - El
principio de objetividad: según el cual la realidad existe independientemente del sujeto que la
conoce y puede ser conocida tal como es. Este principio es un dogma, pues no puede ser
demostrado ni refutado. Si se intenta demostrarlo o refutarlo mediante la observación o la
experiencia, se cae en una regresión infinita o en una circularidad. Si se acepta sin demostrarlo
o refutarlo, se cae en un corte arbitrario. Tercera parte: Críticas al positivismo Lowy presenta
algunas críticas al positivismo desde diferentes perspectivas: - Desde una perspectiva histórica
y sociológica, Lowy muestra que el positivismo surge como una ideología al servicio de las
clases dominantes y del sistema capitalista. El positivismo legitima el orden social existente y
oculta las contradicciones sociales y las luchas de clases. El positivismo niega la historicidad y la
relatividad de las ciencias sociales y humanas y pretende imponer un modelo único y universal
de racionalidad científica. - Desde una perspectiva epistemológica y metodológica, Lowy
muestra que el positivismo es incapaz de dar cuenta de la complejidad y la diversidad de la
realidad histórica y cultural. El positivismo reduce la realidad
Desde una perspectiva ontológica y antropológica, Lowy muestra que el positivismo es incapaz
de reconocer la especificidad de la realidad social y humana, que no se reduce a la naturaleza física o
biológica. El positivismo ignora la acción humana, que es intencional, creativa y transformadora, y que no
se ajusta a las leyes causales y deterministas. El positivismo niega la libertad, la subjetividad y la
individualidad de los seres humanos, y los trata como objetos pasivos y uniformes.
Desde una perspectiva ética y política, Lowy muestra que el positivismo es incapaz de cuestionar
los valores y los fines de la ciencia y de la sociedad. El positivismo se limita a describir los hechos y a
buscar su eficiencia y su utilidad, sin preguntarse por su sentido o su legitimidad. El positivismo se alinea
con el poder establecido y con el status quo, y se opone a cualquier crítica o cambio social. El positivismo
deshumaniza la ciencia y la sociedad, y las somete a una racionalidad instrumental y tecnocrática.