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Educación Inclusiva en América Latina

Inclusión educativa
El enfoque inclusivo se basa en la valoración de la diversidad como elemento enriquecedor del proceso
de enseñanza-aprendizaje y en consecuencia favorecedor del desarrollo humano. Reconoce que lo que
nos caracteriza a los seres humanos es precisamente el hecho de que somos distintos los unos a los
otros y que, por tanto, las diferencias no constituyen excepciones. Desde esta lógica, la escuela no
debe obviarlas y actuar como sí todos los niños aprendieran de la misma forma, bajo las mismas
condiciones y a la misma velocidad, sino por el contrario, debe desarrollar nuevas formas de enseñanza
que tengan en cuenta y respondan a esa diversidad de características y necesidades que presentan los
alumnos llevando a la práctica los principios de una educación para todos y con todos.
Necesidades Educativas Comunes
Se refieren a las necesidades educativas que comparten todos los alumnos y que hacen referencia a
los aprendizajes esenciales para su desarrollo personal y socialización, que están expresados en el
currículo regular.
Necesidades Educativas Individuales
No todos los alumnos se enfrentan a los aprendizajes establecidos en el currículo con el mismo bagaje
de experiencias y conocimientos previos, ni de la misma forma. Las necesidades educativas
individuales hacen referencia a las diferentes capacidades, intereses, niveles, ritmos y estilos de
aprendizaje que mediatizan el proceso de
Por otra, en este mismo punto la educación, en América Latina no puede desconocer algunos aspectos
que atañen a la inteligencia, el aprendizaje, la pragmática, la orientación y la formación en valores,
vinculados estos con la formación en pensamiento crítico y libertario, formación integral, entre otros;
los cuales a su vez van dándose en medio de las dinámicas actuales de mercado y consumo que exigen
la formación en innovación, y que proponen nuevas metas para pretender el perfeccionamiento del
individuo como persona para desempeñarse de forma activa y consciente en el medio social
El mayor desafío que enfrenta en la actualidad, la mayoría de los países es cómo hacer efectivo el
derecho que tienen todos los niños(as) y jóvenes de acceder a la educación y beneficiarse de una
enseñanza de calidad adecuada a sus necesidades individuales de aprendizaje. Para progresar hacia la
consecución de este objetivo, la escuela ha de conseguir el difícil equilibrio de ofrecer una respuesta
educativa, a la vez comprensiva y diversificada, proporcionando una estructura curricular común a
todos los alumnos, incluidos aquellos que presentan necesidades educativas especiales (NEE), que evite
la discriminación y desigualdad de oportunidades y considere al mismo tiempo sus características y
necesidades individuales.
Legislación clara y precisa
Es importante contar con una legislación educativa amplia de carácter general que incluya la
educación especial, que asegure el mantenimiento de las prestaciones educativas a los niños y jóvenes
con NEE y contribuya a articular una política al respecto. Asimismo, es fundamental, que la ley se
enmarque en la nueva conceptualización de las NEE y de la educación inclusiva, y defina quienes son
los alumnos con NEE, los responsables de su identificación, las diferentes modalidades educativas para
su escolarización y la provisión de servicios de apoyo y recursos destinados a esta población.
La inclusión educativa en los procesos de formación básica, de bachillerato, y profesional, se estén
vinculando directamente con la adaptación a los acelerados cambios de la época contemporánea, los
cuales junto con el desarrollo científico y tecnológico, son parte de los procesos de globalización
acorde a las apreciaciones discursivas que hacen referencia directa a lenguajes empresariales
«productos, servicios y competencias», obligando a la planeación de nuevos esquemas curriculares
para adecuar el servicio educativo a nuevas realidades, esto se nota en las nuevas prácticas y
metodologías pedagógicas, que buscan relacionar a la escuela con estos marcos sociales dominantes.
Por todo lo anterior la tensión que surge al encontrar la necesidad de cambio obliga a que todos los
agentes educativos sean cuestionados y orientados, pues de hecho sobre ellos en este momento está
recayendo la responsabilidad social de formar a las nuevas generaciones en los procesos de conciencia
social sobre equidad y diversidad; esto implica no sólo pensar en el profesorado, pues aunque sean los
primeros que han de ser preparados, no implica que sean ellos los únicos que han de cargar dicha
responsabilidad. La comunidad educativa debe intervenir para hablar de inclusión con todos sus
agentes educativos, pero a nivel social el reto es más grande dado que los modos simplificadores de
pensar, trae como consecuencia, apelaciones reduccionistas, unidimensionales y finalmente cegadoras
de una simplificación de las realidades o fenómenos de los que intentan dar cuenta.
Conclusiones
La apuesta por la educación inclusiva está siendo instaurada a nivel internacional en la mayoría de
países del mundo, pero, en la región latina y del Caribe, aún queda camino por recorrer. Existe un
compromiso común, en materia inclusiva educativa y desde el plano social, en el desarrollo y ejecución
de planes y programas que traten sobre la atención a todos los niños y niñas, jóvenes y adultos en
situación de vulnerabilidad, pero parte del contexto, la no idoneidad de las condiciones hace que la
inclusión no se traduce en un progreso real y de calidad en las prácticas institucionales y pedagógicas
de las escuelas. Se ha considerado la formación docente como la clave para una mejora educativa, es
decir, no se puede hablar de mejora educativa sino se desarrolla la formación de los docentes.
Favorecer una red de escuelas inclusivas con el objetivo de compartir experiencias de formación inter e
intraescolar. Es esencial crear un espacio para las escuelas y docentes de discusión teórica- práctica
sobre los estilos y las prácticas con las que sustentan su trabajo escolar. Es esencial favorecer una red
escuelas que se dirijan al mismo objetivo, proveyéndolas de recursos materiales y profesionales
adecuados potenciando así buenas prácticas y estrategias inclusivas.
Procuremos que nuestras escuelas, colegios y universidades recreen una educación que es para todas y
con todos, aunque el mundo aun no es para todos, debemos derrocar las barreras que impiden el
reconocimiento de los otros.

Montánchez, M., Carrillo-Sierra, S. M., & Barrera, E. (2017). Inclusión educativa: Diversidad a partir
de la otredad. de La Base de la Pirámide, Maracaibo, Ediciones Universidad del Zulia, 271-282.

Duk, C. (2000). El enfoque de la educación inclusiva. Fundación INEN.

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