Está en la página 1de 4

CARTA DE UN PADRE A SU HIJO

Querido hijo…
Mientras duermes, viéndote descansar, desde cierta distancia, pienso en ti. Cuando la
noche llega y el cansancio parece ganar la batalla, el silencio se alía con el alma y salen
a combatir misteriosamente, trayendo al corazón tantas preguntas…
¡Cuánto te quiero! Es lo primero que me brota del corazón. Cuánto te quiero… No sé
explicártelo muy bien… Tal vez cuando seas padre lo descubrirás por ti mismo. Un
amor proporcional al sufrimiento que siento a la par. Cuando uno ama, se abre al
sufrimiento. Uno no puede amar sin darse, sin vaciarse, sin desnudarse, sin exponerse.
Desde que apareciste, yo soy más fuerte en mi fragilidad. Y sufro más. Y amo más. Y
soy más.
¿Eres feliz? Es la pregunta fundamental que, creo, al menos a mí, más atormenta a un
padre. Sé que tu felicidad no depende de mí, ni soy yo quién te la va a proveer, pero no
puedo dejar de pensar si tú madre y yo estamos acertando para ayudarte en esta tarea
que hay que afrontar. Porque la felicidad no depende tanto de lo fuera como de lo que
uno cocina por dentro. Esa interioridad, ese misterio que nos habita, nuestras
aspiraciones, nuestros sueños, nuestro dolor, nuestra serena alegría, el amor que
damos y percibimos… Yo te veo feliz pero también percibo que no llego a todo lo que
eres. Te conozco y no alcanzo a conocerte por completo a la vez. Y eso, en parte, me
llena de preocupación. ¡Querría conocerte por entero! Pero eso sería casi poseerte… Y
no, no eres mío.
Muchas noches, al acostarme, te pongo en manos de Dios e intento relajarme,
asumirme como padre con todos mis errores, y confiarte a las manos de un Padre y una
Madre mejores que los que tienes en la tierra. Dios sí te conoce, no te grita como yo, ni
te regaña, ni te decepciona, ni te confunde, ni te exige más allá de lo que puedes dar…
Aunque, en parte, y pensándolo bien, hay cosas que Dios me ha prestado de su “kit de
padre”. Porque yo te amo. Porque yo te espero siempre. Porque yo te perdono. Porque
yo te curo las heridas. Porque sueño con lo mejor para ti. Porque veo el diamante que
te habita y los dones que te han sido dados. Porque me gusta que me abraces, que
descanses en mí, que busques refugio en mis besos, en mi mirada…
¡Qué difícil enseñarte! ¡Qué difícil educarte! ¿Dónde poner límites? ¿Cuándo apretar
para sacar lo mejor de ti y enseñarte el camino del esfuerzo, de la tarea, de la misión,
de la encomienda, de la fidelidad, de la fortaleza? ¿Cuándo abrir simplemente los
brazos y recibirte vencido, sin más? ¿En qué cosas me excedo y en cuáles me quedo
corto?
¿Y de Dios qué puedes decirme? Me gustaría rezar más contigo, contarte muchas cosas,
llevarte a mil sitios, que vivieras mucho de lo que yo he vivido y descubierto… Creo que
me quedo corto en mucho pero lo asumo. También este camino es personal y sólo tú
puedes andarlo. Te acompaño como padre y como hermano en la fe.
Me voy despidiendo. Gracias por ti. Gracias por lo que me enseñas. Gracias por tu
coraje, por tu alegría, por luchar por tu autonomía. Gracias por quererme y dejarte
querer.
Un abrazo fraterno
PAPÁ
CARTA DE UNA MADRE A SU HIJO ADOLESCENTE
Arranca una nueva etapa completa de desafíos y quiero contarte que son para los
dos. Deseo que los podamos enfrentar con amor y siempre codo a codo. Hoy
terminas la escuela primaria.
Sé que estás de paso y que tengo la dicha enorme de ser tu mamá. A mí me dieron
la oportunidad de ayudarte a que puedas ser lo mejor que quieras ser. No es fácil
la tarea. Tengo mis defectos, mis virtudes y lucho por ser mejor persona. Y ahí
estás vos, esperando quizás respuestas, consejos, guías o silencios que no siempre
entiendo cómo brindar.
El amor es mi bandera. Un amor infinito que intenté transformar en caricias,
abrazos, besos, apoyo y también en límites, retos y reflexiones. El amor es todo
eso: es cada día poder marcarnos las cosas que debemos mejorar, recalcar todo
aquello que está bien encaminado y lograr brindarte las herramientas para que
puedas crear las alas que te llevarán a donde quieras ir cuando lo desees.
Ahora entendí. Recién ahora. La libertad empieza por casa y quiero que seas libre.
Déjame seguir ayudándote a crecer, a ser tu guía. No quiero que seas como yo,
que me digas a todo que sí ni que vivas mi vida. Uno tiende a quedarse en lo que
conoce y a veces es más fácil intentar seguir pasos de otro. Tenedme
mucha paciencia.
Para vos es todo nuevo, queréis buscar tu rumbo y por sobre todo encontrar tu
propio ser. Yo pasé por mucho y no quiero verte sufrir. Me confundo por
momentos y creo que tu vida sería más simple si pudiese evitar que te golpees con
tus propios problemas. Aunque me cuesta llevarlo a la práctica, quiero que sepas
que intento quedar a un costado para que manejes las piedras que aparecen en tu
camino. Eso sí, ahí estaré cuando necesites un hombro para llorar, una mano que
te levante o dos que aplaudan de alegría.
Voy a estar siempre con vos. No importa qué pase. En esta nueva etapa, seguro
que sucederán cosas que llegarán a salirse de control. Por favor recuerda que con
tu papá te amamos y que siempre estaremos aquí para vos.
No voy a solucionar tu vida. No lo haré. Desde mi lugar, y con todo mi
ser, intentaré que logres tener las herramientas en tu mente y en tu corazón para
que puedas volar, ser feliz, ir hasta donde quieras y volver con la frente en alto.
Dicen que la adolescencia es una etapa complicada. Quizás así lo sea. No es lo
mismo vivirla como adolescente que como padre. Ya me entenderás, seguro,
cuando yo sea abuela y esté solo para mimar a los nietos.
Con todo el amor de mi alma, quiero que sepas que intentaré ser lo mejor que
pueda para acompañarte, guiarte y protegerte, haciendo que crezcas seguro,
confiado y rodeado del amor de una familia.

Mamá
CARTA DE JESÚS

Querido Amigo:¿Cómo estás?, te escribo esta carta porque quiero decirte que
te amo, y me gustaría tener una relación más cercana contigo. De más está
que te pregunte como estás, porque estoy pendiente de ti cada minuto, y
hasta ese último pensamiento que tantas veces te desvela, lo conozco.

Te noto a veces tan distante de mí, que he sentido miedo de perderte para
siempre. Ayer te vi muy triste y quise arrancar de ti esa angustia, lo grité a los
cuatro vientos pero no me buscaste. Te vi ayer hablando con tus amigos, te vi
comer fuera de hora, y recorrí contigo la calle de tu casa, quise mirar con tus
ojos eso que guardas y que te provoca tanta nostalgia, y quise que tú me
escucharas pero no lo hiciste, y así esperé todo el día.

Al llegar la noche te di una hermosa puesta de sol para cerrar tu día, y una
suave brisa para tu descanso. Después de un día tan agitado, esperé, pero
nunca viniste. Te vi dormir anoche y quise tocar tu frente, envié rayos de luna
que se reflejaron en tu casa para ver si te despertabas conmigo, pero seguías
en tu sueño.

Quiero compartir contigo tantas cosas, pero no me dejas. En la mañana era


tarde y te fuiste apresurado sin ni siquiera sospechar lo importante que eres
para mí. Te amo y trato de decírtelo por medio del cielo azul, de la lluvia.... y mi
voz se pierde como un eco detrás de tus pensamientos.

Te hablo al oído a través de las hojas de los árboles y el olor de las flores, te
grito en los riachuelos de la montaña, doy a los pajaritos canto de amor solo
para ti. Te visto con el calor del sol y te perfumo el aire con el aroma de la
naturaleza. Me escucharás cuando hagas silencio en tu interior, te intento guiar
moviendo en ti buenos deseos, déjate llevar por ellos. No estoy en el más allá...
estoy en tus pensamientos! Regálale una mirada de amor a todo el que te rodea
y me descubrirás a cada instante.

Hoy busqué alguien que me prestó sus manos y esta hoja de papel para
escribirte, en lo adelante escribiré en tu corazón si me lo permites, solo dime
Si... yo se que es duro vivir en este mundo, realmente lo se, pero si confías en
mi, a partir de hoy tendrás nuevas fuerzas. Habla conmigo, desahoga tus
angustias y ansiedades que yo siempre tengo tiempo para ti, cuéntamelo todo,
llora si quieres, soplaré tus lágrimas para acariciar tu rostro.

Llámame a cualquier hora del día o de la noche, que yo nunca duermo, y


siempre te responderé. Si puedes caminar y mirar con amor el universo, con
humildad tu rostro en el espejo, con ternura aquel que te sonríe, con
misericordia aquel que te pide compasión, y con perdón aquel que te hizo
llorar... mi voz serán tus pensamientos!... Que no sea largo el camino que habré
de recorrer tras de tí.

Tu amigo fiel, JESÚS.


CARTA DE JESÚS A UN JOVEN COMO TÚ
Mi querido amigo (a):

Hoy quiero escribirte porque quiero conversar contigo... Sí, quiero hablarte con
la voz del corazón y escuchar la voz del tuyo. Hace tiempo que te estoy esperando;
sé que mantienes muchas cosas entre manos, que no tienes tiempo... pero, mi
amor por ti es superior a todo lo que tengas que hacer, y por eso, hoy decidí
escribirte.
Ah, se me había olvidado decirte quién soy; pero ¿no es verdad que tu ya sabes
quién es el que te escribe?
Soy yo, Jesús, el hijo de María, tu amigo y salvador.
Dime amigo: ¿te cuesta creer? Para mí es tan importante contar con tu fe, porque
quiero que me hagas presente vivo entre los hombres. ¿Te gustaría participar
conmigo en esta gran misión de salvar la humanidad y llevar mi amor a los
hermanos?
A mis amigos les he dicho que yo soy "La luz del mundo", pero, ¿sabes una cosa?
Yo te necesito a ti para disipar tantas sombras que oscurecen la vida de los
hombres.
¿Acaso no te das cuenta que el pecado ha enceguecido muchas mentes y
endurecido muchos corazones?
Y... ¿tú mismo, no tienes la experiencia de la oscuridad en tu propia vida?
¿Quieres entonces, que compartamos hoy de tú a tú, esa situación tuya que te
quita la paz e impide tu crecimiento interior?

¿Qué es lo que te está destruyendo, qué te pasa? Acaso ¿la impureza..., la


incredulidad..., el egoísmo..., la mentira..., el desamor..., ha manchado tu
juventud y por eso te sientes inquieto? Háblame con toda confianza, pues quiero
ayudarte, brindarte mi amor misericordioso y sanarte con mi gracia.
Al decirle un día a mis amigos que mi Cuerpo era verdadera comida y
mi Sangre verdadera bebida, muchos dieron un paso atrás y rompieron su
amistad conmigo. Al preguntarle a los doce si también querían dejarme, Pedro
me contestó: "Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabra de vida eterna".
Ahora dime tú, amigo (a), que eres joven y amas la vida ¿qué estás haciendo con
tu juventud? ¿Qué es lo que buscas? ¿Qué es lo que anhelas?
Háblame, aquí estoy para escucharte... ánimo... No tengas miedo..., Yo estoy
contigo. Yo he vencido la muerte y el dolor. Tu corazón puede descansar seguro
en el mío, porque sólo quiero que tengas vida y la tengas en abundancia; para
esto me envió mi Padre, que es también tu Padre; Él te ama tanto que me envió
para salvarte... ¿Te das cuenta cuan inmenso es el amor de Dios por ti? Esta carta
me está saliendo un poco larga, ¡pero créeme que estoy feliz comunicándome
contigo!
Perdóname, pero quiero hacerte una pregunta, la misma que un día le hice a un
amigo: "Pedro... ¿me amas? ¿Cómo me lo aseguras? ¿Por qué no examinas un
poco tu comportamiento con los hombres, mis hermanos, antes de responderme?
¡Gracias! Un millón de gracias por escucharme... por lo que me has confiado... y
también por la respuesta que acabas de dar.
No olvides nunca que si te sientes cansado o triste, puedes contar conmigo, yo te
aliviaré... Eso sí, trata de aprender de mí que Soy manso y humilde de corazón...
Bueno, hasta pronto, saludes a los tuyos, a todos los que amas... Diles que
siempre los estoy esperando, porque mi amor por ti es eterno y no se agota
jamás.
Para ti la fuerza de mi amor y el de mi Padre que es el mismo...

No me olvides nunca... "Yo jamás te abandonare"

Tu amigo de siempre:

JESÚS

También podría gustarte