Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
A menudo, los signos y síntomas del cáncer de hígado no aparecen sino hasta que la
enfermedad se encuentra en etapas más avanzadas, aunque a veces pueden
presentarse más temprano. Si acude al médico cuando comienza a notar los síntomas,
es posible que el cáncer se diagnostique más temprano, cuando es más probable que el
tratamiento sea útil. Algunos de los síntomas más comunes del cáncer de hígado son:
Algunos otros síntomas pueden incluir fiebre, venas agrandadas en el abdomen que se
pueden observar a través de la piel, y sangrado o moretones anormales.
Las personas que tienen hepatitis crónica o cirrosis pueden sentirse peor de lo habitual
o solo presentar cambios en los resultados de los análisis de laboratorio, tal como en los
niveles de alfafetoproteína (AFP).
Algunos tumores del hígado producen hormonas que actúan en otros órganos aparte del
hígado. Estas hormonas pueden causar:
Muchos de los signos y síntomas de cáncer de hígado también pueden ser causados por
otras afecciones, incluyendo otros problemas hepáticos. No obstante, si tiene cualquiera
de estos problemas, es importante que consulte con su médico de inmediato para que
se pueda determinar la causa y recibir tratamiento de ser necesario.
Después del diagnóstico de cáncer hígado, los médicos tratarán de averiguar si el cáncer
se ha propagado y si es así, a qué distancia. Este proceso se llama estadificación (o
determinación de la etapa). La etapa (estadio) de un cáncer describe cuánto cáncer hay
en el cuerpo, y ayuda a saber qué tan grave es el cáncer, así como la mejor manera de
tratarlo. Los médicos también usan la etapa del cáncer cuando hablan sobre estadísticas
de supervivencia.
La etapa del cáncer de hígado van desde la etapa I (1) a IV (4). Por regla general,
mientras más bajo sea el número, menos se ha propagado el cáncer. Un número más
alto, como la etapa IV, significa una mayor propagación del cáncer. Si bien la experiencia
del cáncer de cada persona es única, los cánceres con etapas similares suelen tener un
pronóstico similar, y a menudo son tratados de manera muy similar.
Existen varios sistemas de clasificación por etapas para el cáncer de hígado, y no todos
los médicos utilizan el mismo sistema. El sistema de estadificación que se emplea con
más frecuencia en los Estados Unidos para el cáncer de hígado es el
sistema TNM del American Joint Committee on Cancer (AJCC) que se basa en tres
piezas clave de información:
La extensión (tamaño) del tumor (T): ¿Qué tan grande ha crecido el cáncer? ¿Hay
más de un tumor en el hígado? ¿Ha alcanzado el cáncer las estructuras cercanas,
como las venas en el hígado?
Los números y las letras después de la T, N y M proporcionan más detalles sobre cada
uno de estos factores. Los números más altos significan que el cáncer está más
avanzado. Una vez que se han determinado las categorías T, N y M de una persona,
esta información se combina en un proceso llamado agrupación por etapas para
asignar una etapa general.
Por lo general, la etapa del cáncer de hígado se determina según los resultados del
examen médico, las biopsias, y los estudios por imágenes (ecografía, CT o MRI, etc.),
también llamada etapa clínica. Si se realiza una cirugía, la etapa patológica (también
llamada la etapa quirúrgica), se determina mediante el examen del tejido extirpado
durante una operación.
Es importante hablar con el médico sobre todas sus opciones de tratamiento, incluyendo
sus objetivos y posibles efectos secundarios, para ayudarle a tomar la decisión que mejor
se ajuste a sus necesidades. Algunos factores que se deben considerar son:
Es posible que usted sienta que debe tomar una decisión rápidamente, pero es
importante que se tome el tiempo de asimilar la información que acaba de conocer.
También es importante que haga preguntas si hay algo que no entiende bien. Para
algunas sugerencias, lea "¿Qué debe preguntar a su médico sobre el cáncer de
hígado?”.
Si el tiempo lo permite, puede que también quiera obtener una segunda opinión de otro
doctor o equipo de atención médica que le ofrezca más información y le ayude a sentir
más confianza sobre el plan de tratamiento que escoja. Si usted no sabe adónde acudir
para obtener una segunda opinión, pídale ayuda a su médico.
Al considerar sus opciones, busque “señales de advertencia” que pueden sugerir fraude.
¿Promete el método curar todos los tipos de cáncer o la mayoría de ellos? ¿Le indican
que no debe recibir tratamiento médico habitual? ¿Es el tratamiento un “secreto” que
requiere que usted visite determinados proveedores o viaje a otro país?
Desde principios de los años 80’, ha estado disponible una vacuna para ayudar a prevenir
la infección por HBV. Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de
los Estados Unidos (CDC) recomiendan que todos los niños, así como los adultos, en
riesgo reciban esta vacuna para reducir el riesgo de hepatitis y cáncer de hígado.
Para HCV, no existe una vacuna. El prevenir la infección por HCV y HBV en las personas
que no están inmunizadas se basa en comprender cómo estas infecciones ocurren.
Estos virus se propagan por compartir agujas contaminadas (entre usuarios de drogas),
sexo sin protección, o durante el nacimiento.
En el pasado, las transfusiones de sangre también eran una fuente principal de infección
por hepatitis. Sin embargo, debido a que los bancos de sangre en los Estados Unidos
realizan pruebas en la sangre donada para detectar estos virus, el riesgo de contraer una
infección por hepatitis mediante una transfusión de sangre es extremadamente bajo.
Se les debe hacer pruebas a las personas en alto riesgo de HBV o HCV para determinar
si tienen estas infecciones, de tal manera que se pueda vigilar en ellas el desarrollado
de una enfermedad del hígado, y ser tratada si es necesario.
Un bebé de una madre que está infectada con HBV también está en riesgo de ser
infectado.
El CDC recomienda que usted se haga pruebas de HCV si cualquiera de las siguientes
afirmaciones aplica a usted:
Nació entre 1945 y 1965 (debido a que la mayoría de las personas en los Estados
Unidos que están infectadas con HCV nacieron en esos años)
Se ha inyectado drogas alguna vez (aun cuando haya sido una sola vez o hace
mucho tiempo)
Necesitó medicamentos para un problema de coagulación de la sangre antes de
1987
Recibió una transfusión de sangre o un trasplante de órgano antes de julio de
1992 (cuando se comenzaron a realizar pruebas para detectar HCV en la sangre
y los órganos)
Recibe hemodiálisis a largo plazo
Está infectado por VIH
El tratamiento de la infección crónica por HCV puede eliminar el virus en muchas
personas.
Se usan varios medicamentos para tratar la HBV crónica. Estos medicamentos reducen
el número de virus en la sangre y disminuyen el daño al hígado. Aunque no curan la
enfermedad, estos medicamentos reducen el riesgo de cirrosis y pueden disminuir el
riesgo de cáncer de hígado.
El consumo de alcohol puede ocasionar cirrosis, lo que a su vez puede dar lugar a cáncer
de hígado. Evitar el alcohol o consumir alcohol con moderación podría ayudar a prevenir
el cáncer de hígado.
Debido a que el fumar también aumenta el riesgo de cáncer de hígado, no fumar también
prevendrá algunos de estos canceres. Si fuma, dejar el hábito ayudará a reducir su riesgo
de este cáncer, así como de muchos otros cánceres y enfermedades que pueden
amenazar la vida.
Evitar la obesidad podría ser otra manera de ayudar a protegerse contra el cáncer de
hígado. Las personas que son obesas tienen más probabilidad de padecer enfermedad
de hígado graso y diabetes, afecciones que han sido asociadas al cáncer de hígado.
La mayoría de los países desarrollados también tienen reglamentos para proteger a los
consumidores y los trabajadores de ciertos químicos que se sabe causan cáncer. Por
ejemplo, la Agencia para la Protección Ambiental (EPA) redujo el nivel permitido de
arsénico en el agua potable en los Estados Unidos. Sin embargo, esto puede seguir
siendo un problema en áreas del mundo donde el arsénico llega naturalmente hasta el
agua potable.
si el cáncer se ha diseminado;
Cirugía
La cirugía es la extirpación del tumor y de parte del tejido circundante sano durante una
operación. Es probable que este sea el tratamiento dirigido a la enfermedad más
satisfactorio, particularmente para pacientes con buena función hepática y tumores que
se pueden extraer de manera segura de una porción limitada del hígado. Quizás la
cirugía no sea una opción si el tumor abarca demasiado el hígado, si el hígado está
demasiado dañado, si el tumor se ha diseminado fuera del hígado o si el paciente tiene
otras enfermedades graves. Un oncólogo cirujano es un médico especializado en el
tratamiento para el cáncer mediante cirugía. Un cirujano hepatobiliar también cuenta
con capacitación especializada en cirugía del hígado y el páncreas. Algunas veces,
cirujanos especialistas en trasplantes de hígado intervienen en estas operaciones.
Antes de la cirugía, hable con el equipo de atención médica sobre los posibles efectos
secundarios de la cirugía específica a la que se someterá. Obtenga más información
sobre los conceptos básicos de la cirugía de cáncer.
Se utilizan dos tipos de cirugía para tratar el HCC:
Radioterapia
La radioterapia es el uso de rayos X u otras partículas con alta potencia para destruir
las células cancerosas. El médico que se especializa en administrar radioterapia para
tratar el cáncer se denomina radioncólogo.
Terapia dirigida
La terapia dirigida es un tratamiento con fármacos que apunta a los genes o a las
proteínas específicos del cáncer, o a las condiciones del tejido que contribuyen al
crecimiento y a la supervivencia del cáncer. Este tipo de tratamiento bloquea el
crecimiento y la diseminación de las células cancerosas y, a la vez, limita el daño a las
células sanas.
Estudios recientes demuestran que no todos los tumores tienen los mismos objetivos.
Para determinar cuál es el tratamiento más eficaz, el médico puede realizar pruebas
para identificar los genes, las proteínas y otros factores involucrados en el tumor. Esto
ayuda a que los médicos puedan encontrar el tratamiento más eficaz que mejor se
adapte a cada paciente, siempre que sea posible. Además, se están realizando
muchos estudios de investigación para obtener más información sobre objetivos
moleculares específicos y tratamientos nuevos dirigidos a ellos. Obtenga más
información sobre los conceptos básicos de los tratamientos dirigidos.
Para el HCC, los fármacos antiangiogénicos son el tipo de terapia dirigida más
frecuente. La terapia antiangiogénica (en inglés) se centra en detener la
angiogénesis, que es el proceso de formación de vasos sanguíneos nuevos. Dado que
un tumor necesita los nutrientes transportados por los vasos sanguíneos para crecer y
diseminarse, el objetivo de las terapias antiangiogénicas es “matar de hambre” al
tumor. Se cree que el sorafenib (Nexavar) actúa a través de este proceso. El sorafenib
se usa para tratar el HCC avanzado que no puede extirparse por completo con cirugía.
Se lo toma en forma de un comprimido que se debe tragar (por vía oral). Los efectos
secundarios de sorafenib incluyen diarrea y ciertos problemas cutáneos.
En abril de 2017, la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug
Administration, FDA) de EE. UU. aprobó el uso de otra terapia dirigida, el regorafenib
(Stivarga), para tratar a personas con HCC que fueron tratadas previamente con
sorafenib. El regorafenib también inhibe la angiogénesis y ya se lo utiliza para tratar el
cáncer colorrectal y tumores estromales gastrointestinales.
Los cuidados paliativos son cualquier tratamiento que se centre en reducir los
síntomas, mejorar la calidad de vida y brindar apoyo a los pacientes y sus familiares.
Cualquier persona, independientemente de la edad o del tipo y estadio de cáncer,
puede recibir cuidados paliativos. Los cuidados paliativos actúan mejor cuando
comienzan lo más pronto posible en el proceso del tratamiento del cáncer. A menudo,
las personas reciben tratamiento para el cáncer al mismo tiempo que reciben
tratamiento para aliviar los efectos secundarios. De hecho, los pacientes que reciben
ambos tratamientos al mismo tiempo con frecuencia tienen síntomas menos graves,
mejor calidad de vida e informan que están más satisfechos con el tratamiento.
Una remisión puede ser temporal o permanente. Esta incertidumbre hace que a
muchas personas les preocupe que el cáncer regrese. Aunque muchas remisiones son
permanentes, es importante hablar con su médico sobre la posibilidad de que el cáncer
regrese. Comprender el riesgo de recurrencia y las opciones de tratamiento puede
ayudar a que usted se sienta más preparado si, en efecto, el cáncer regresa. Obtenga
más información sobre cómo sobrellevar el temor a la recurrencia (en inglés).
Si el cáncer regresa después del tratamiento original, recibe el nombre de cáncer
recurrente. Puede reaparecer en el mismo lugar (lo cual se denomina recurrencia
local), en las cercanías (recurrencia regional) o en otro lugar (recurrencia a distancia).
Cuando esto sucede, comenzará otra vez un nuevo ciclo de pruebas para obtener la
mayor cantidad de información posible sobre la recurrencia. Después de realizadas
estas pruebas, usted y su médico hablarán sobre sus opciones de tratamiento. A
menudo, el plan de tratamiento incluirá los tratamientos descritos anteriormente, como
cirugía y radioterapia, pero quizás se combinen de un modo diferente o se administren
con una frecuencia diferente. Su médico puede sugerir ensayos clínicos que estén
estudiando métodos nuevos para tratar este tipo de cáncer recurrente. Sea cual fuere
el plan de tratamiento que usted elija, los cuidados paliativos serán importantes para
aliviar los síntomas y los efectos secundarios.
Con frecuencia, las personas con cáncer recurrente experimentan emociones tales
como incredulidad o temor. Se alienta a los pacientes que hablen con el equipo de
atención médica respecto de estos sentimientos y que consulten sobre servicios de
apoyo que los ayuden a sobrellevar la situación. Obtenga más información sobre cómo
afrontar la recurrencia del cáncer (en inglés).
Si el tratamiento no funciona
Recuperarse del cáncer no siempre es posible. Si el cáncer no se puede curar o
controlar, a la enfermedad se la puede denominar avanzada o terminal.
Es posible que los pacientes con cáncer avanzado y con una expectativa de vida
inferior a los 6 meses quieran considerar un tipo de cuidados paliativos denominado
cuidados para enfermos terminales. Los cuidados para enfermos terminales están
pensados para proporcionar la mejor calidad de vida posible para las personas que
están cerca de la etapa final de la vida. Es recomendable que usted y su familia hablen
con el equipo de atención médica respecto de las opciones de cuidados para enfermos
terminales, que incluyen cuidados domiciliarios para enfermos terminales u otros
lugares de atención médica. El cuidado de enfermería y los equipos especiales pueden
hacer que permanecer en el hogar sea una opción factible para muchas familias.