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radiólogos intervencionistas.”
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Revisión científica
Miguel Casares Santiago
Radiólogo vascular intervencionista. MD PhD. Red Asistencial Juaneda
Traducción
Alma Rosa Higuera
Médico Cirujano por la Universidad Nacional Autónoma de México
Se han adoptado las medidas oportunas para confirmar la exactitud de la información presentada y
describir la práctica más aceptada. No obstante, los autores, los redactores y el editor no son respon-
sables de los errores u omisiones del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación
de la información que incluye, y no dan ninguna garantía, explícita o implícita, sobre la actualidad,
integridad o exactitud del contenido de la publicación. Esta publicación contiene información gene-
ral relacionada con tratamientos y asistencia médica que no debería utilizarse en pacientes indivi-
duales sin antes contar con el consejo de un profesional médico, ya que los tratamientos clínicos que
se describen no pueden considerarse recomendaciones absolutas y universales.
El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se
reproduce en este libro y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea
posible. Algunos fármacos y productos sanitarios que se presentan en esta publicación sólo tienen
la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) para uso limitado al ámbito experimen-
tal. Compete al profesional sanitario averiguar la situación de cada fármaco o producto sanitario
que pretenda utilizar en su práctica clínica, por lo que aconsejamos consultar con las autoridades
sanitarias competentes.
LINDSAY MACHAN, MD
Profesor Adjunto de Radiología de la University of British Columbia y Radiólogo In-
tervencionista del Vancouver Hospital, Vancouver, Canadá. Antes actuó como líder
regional de Radiología Intervencionista en Vancouver Coastal Health y como Ra-
diólogo Intervencionista en el Hammersmith Hospital de Londres, Reino Unido, y el
Hospital de la University of Pennsylvania en Filadelfia, Pensilvania. Recibió su MD
por la University of Alberta, Edmonton, Canadá. Hizo su residencia en Radiología
Diagnóstica e Intervencionista en la University of British Columbia. Fue Presidente
de la Western Angiographic and Interventional Society y miembro fundador de la
Canadian Interventional Radiology Association. Fue cofundador de Angiotech Phar-
maceuticals, Inc., y de Ikomed Medical en Vancouver, Canadá, ambas empresas de
dispositivos médicos.
JANETTE D. DURHAM, MD
Profesora de Radiología de la Facultad de Medicina de la University of Colorado, Au-
rora, Colorado. Anteriormente actuó como Directora Médica de Radiología Interven-
cionista, Codirectora del Cardiac and Vascular Center y Jefa del Personal Médico del
Hospital de la University of Colorado, Aurora, Colorado. Cuenta con un MD por la Fa-
cultad de Medicina de la Indiana University, Indianápolis, Indiana, así como un MBA
por la University of Denver, Denver, Colorado. Realizó su residencia en Radiología
Diagnóstica en la Indiana University, Indianápolis, Indiana, y en Medicina Vascular en
el Massachusetts General Hospital, Facultad de Medicina de Harvard, Boston, Massa-
chusetts. Fue Presidenta de la Society of Interventional Radiology (SIR).
COLABORADORES
vi
Colaboradores vii
John A. Kaufman, MD, MS, FSIR Riccardo Lencioni, MD, FSIR, EBIR
Frederick S. Keller Professor of Professor of Radiology
Interventional Radiology Pisa University School of Medicine
Oregon Health and Science University Pisa, Italy
Portland, Oregon
Robert J. Lewandowski, MD, FSIR
Frederick S. Keller, MD Associate Professor of Radiology
Professor of Interventional Radiology Northwestern University
Oregon Health and Science University Chicago, Illinois
Portland, Oregon
David Li, MD, PhD
Neil M. Khilnani, MD Assistant Professor of Radiology
Associate Professor of Clinical Division of Interventional Radiology
Radiology New York-Presbyterian Hospital/Weill
Weill Cornell Medicine Cornell Medical Center
New York, New York New York, New York
Martin R. Prince, MD, PhD, FACR Tarun Sabharwal, MBBcH, FRCSI, FRCR,
Professor of Radiology FSIR, FCIRSE, EBIR
Cornell and Columbia Universities Consultant Interventional Radiologist
New York, New York Department of Interventional Radiology
Guy’s and St. Thomas’ Hospitals
Bradley B. Pua, MD London, United Kingdom
Assistant Professor of Radiology
New York-Presbyterian Hospital/Weill Nisha I. Sainani, MD
Cornell Medical College Staff Radiologist
New York, New York Brigham and Women’s Hospital
Harvard Medical School
Ajit S. Puri, MD Boston, Massachusetts
Associate Professor of Radiology and
Gloria M. Salazar, MD
Neurosurgery
Instructor of Radiology
University of Massachusetts Medical
Massachusetts General Hospital/
School
Harvard Medical School
Worcester, Massachusetts
Boston, Massachusetts
Martin G. Radvany, MD, FSIR Riad Salem, MD, MBA
Chief, Interventional Neuroradiology Professor of Radiology, Medicine, and
WellSpan Neurosciences & Radiology Surgery
York, Pennsylvania Northwestern University
Chicago, Illinois
Mahmood K. Razavi, MD, FSIR, FSVM
Director, Center for Clinical Trials and J. Anthony Seibert, PhD, FAAPM, FACR
Research Professor, Department of Radiology
St. Joseph Heart and Vascular Center University of California Davis Health
Orange, California System
Sacramento, California
Sidney Regalado, MD
Clinical Assistant Professor of Radiology Raj P. Shah, MD, MBA
NorthShore University Health System/ Resident, Department of Radiology
University of Chicago Hospitals Hartford Hospital
Evanston, Illinois Hartford, Connecticut
Eric H. Reiner, DO Ji Hoon Shin, MD, PhD
Associate Professor of Radiology Professor of Radiology
Yale University School of Medicine University of Ulsan College of Medicine
New Haven, Connecticut Asan Medical Center
Seoul, South Korea
Robert J. Rosen, MD
Director of Peripheral Vascular Stuart G. Silverman, MD, FACR
Intervention Professor of Radiology
Director, AVM Center of New York Brigham and Women’s Hospital/
Lenox Hill Heart and Vascular Institute Harvard Medical School
New York, New York Boston, Massachusetts
xii Colaboradores
Barry T. Katzen, MD
xiv
PREFACIO
Líbranos, Señor, de la incapacidad de dejar las cosas como están, del fervor exa-
gerado por lo nuevo y el desprecio por lo antiguo, de anteponer el conocimiento
a la sabiduría, la ciencia al arte y la inteligencia al sentido común, de tratar a los
pacientes como casos, y de hacer que sea peor el remedio que la enfermedad.
xv
CONTENIDO
Colaboradores vi
Prólogo xiv
Prefacio xv
Abreviaturas xxv
2 Flebografía diagnóstica 26
Rulon L. Hardman y Krishna Kandarpa
Isquemia y hemorragias
5 Ictus isquémico agudo: tratamiento endovascular 56
Rajan K. Gupta, Jennifer R. Simpson y David A. Kumpe
8 Hipertensión renovascular:
tratamiento endovascular 109
Thomas A. Sos y David W. Trost
Aneurismas y malformaciones
16 Aneurismas y disecciones de la aorta torácica 204
David S. Wang y Michael D. Dake
Embolización tumoral
22 Metástasis hepáticas: quimioembolización 258
Michael C. Soulen
xviii Contenido
Varicoceles y várices
Biopsia y drenaje
51 Gastrostomía, gastroyeyunostomía,
yeyunostomía y cecostomía percutáneas 478
Ji Hoon Shin, Andrew J. Lipnik, Ho-Young Song y Daniel B. Brown
Ablación tumoral
55 Tumores pulmonares 530
Bradley B. Pua y Stephen B. Solomon
Intervenciones musculoesqueléticas
58 Biopsia y ablación musculoesqueléticas 555
Peter L. Munk
APÉNDICES
Indicaciones
La angiografía diagnóstica con catéter se realiza con más frecuencia cuando hay
intención de proceder con la intervención endovascular o cuando la tomografía
computarizada (TC) o la angiografía por resonancia magnética (ARM) no son diag-
nósticas o no se pueden realizar. Las indicaciones incluyen:
1. Como parte de los procedimientos endovasculares percutáneos (p. ej., trombólisis,
angioplastia con balón, aterectomía, trombectomía, colocación de endopróte-
sis, embolización y administración de fármacos por venoclisis)
2. Diagnóstico de la vasculopatía primaria (p. ej., enfermedad vascular oclusiva,
vasculitis, trastornos angioespásticos, aneurismas, malformaciones arterioveno-
sas [AV] y fístulas AV)
3. Complicaciones vasculares por traumatismos, cirugías o enfermedades
4. Definición de las características anatómicas vasculares antes del procedimiento
(p. ej., revascularización, resección local de tumores, trasplante de órganos, embo-
lización compleja y evaluación de hemorragia arterial)
5. Diagnóstico y localización de tumores vasculares (p. ej., adenomas paratiroideos y
tumores neuroendocrinos pancreáticos)
Contraindicaciones
Absolutas
Desde el punto de vista clínico, un paciente inestable con disfunción multisistémica
(si la angiografía es absolutamente necesaria, deben corregirse las anomalías subya-
centes y es necesario adoptar medidas preventivas contra complicaciones previstas).
Relativas
1. Infarto del miocardio reciente, arritmia grave y desequilibrio importante de elec-
trólitos séricos
2. Reacción grave al medio de contraste registrada en el pasado (Cap. 64)
3. Insuficiencia renal (Cap. 65). Considerar hidratación previa o angiografía con CO2
4. Paciente que no colabora (considerar anestesia general)
5. Coagulopatías o alteración grave del perfil de coagulación
6. Incapacidad para permanecer acostado sobre la camilla de angiografía por insufi-
ciencia cardíaca congestiva o compromiso respiratorio
7. Bario residual en el abdomen de un estudio reciente (ocultará detalles de la angio-
grafía visceral)
8. Embarazo, debido al riesgo de exposición del feto a radiación ionizante
9. Síndrome de Ehlers-Danlos (alto riesgo de lesión arterial, disección)
Preparación preprocedimiento
1. Evaluar y documentar el motivo de consulta del paciente, anamnesis breve, ante-
cedentes personales y patológicos, alergias, procedimientos quirúrgicos previos y
medicación actual ( fig. 1-1). Explicar el procedimiento al paciente y realizar una
1
2 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
exploración física dirigida, incluidos pulsos periféricos. Todos los estudios image-
nológicos previos y las pruebas fisiológicas (p. ej., estudios vasculares no invasivos,
ARM, TC y estudios de perfusión) deben estar disponibles para su revisión en el
momento del procedimiento.
2. Obtener el consentimiento informado (Cap. E-95).
3. Verificar los resultados de laboratorio, incluidos tasa de filtración glomerular
estimada (TFGe), hemoglobina, razón normalizada internacional (INR, de inter-
national normalized ratio), tiempo de tromboplastina parcial (TTP) y recuento de
plaquetas. La evaluación sistemática de los parámetros de coagulación antes de la
angiografía transfemoral quizá no siempre sea necesaria, y limitar la evaluación
de las características de la coagulación en pacientes que tienen signos clínicos de
enfermedad hemorrágica o hepatopatía y en aquellos que están anticoagulados
puede evitar pruebas y demoras innecesarias.
CAPÍTULO 1 Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter3
4. Las guías del hospital sobre el ayuno preprocedimiento deben respetarse porque
es posible que se deba administrar sedación consciente (p. ej., sólidos y líquidos no
claros 6-8 h; líquidos claros, 2-4 h).1 Los medicamentos orales pueden tomarse con
una pequeña cantidad de agua.
5. Véase el Capítulo 65 para una evaluación de la hidratación en un paciente con ne-
fropatía subyacente.
6. El paciente debe orinar antes de ir a la sala de la angiografía (a menos que ya tenga
una sonda vesical).
7. Consideraciones para pacientes con enfermedades o trastornos específicos: consul-
tar con el médico tratante o que lo derivó en todos los temas que se enumeran a
continuación (para más detalles, véanse los capítulos citados).
a. Paciente heparinizado: detener la infusión de heparina 2 h antes de la pun-
ción arterial para normalizar el estado de coagulación. Un TTP de 1.2 veces el
valor control es aceptable, si no hay otras alteraciones de la coagulación. De
manera alternativa, puede vigilarse el tiempo de coagulación activado (TCA).
Como esta prueba puede realizarse en la sala, el momento de retirar el catéter
y reanudar el tratamiento con heparina se puede determinar con mayor preci-
sión. Se puede reanudar la heparina 2-4 h después de retirar el catéter en caso
de compresión manual del punto de punción o antes en casos seleccionados
(p. ej., personas en las que se usó un dispositivo de cierre de la punción arterial
o cateterismo venoso). En aquellos que reciben inyecciones de heparina de bajo
peso molecular, se sigue con la dosis preprocedimiento.2
b. Paciente warfarinizado: se suspende la warfarina 3-5 días antes de la punción
arterial, si es posible. En pacientes internados con INR alta persistente e indica-
ciones de angiografía no urgente se puede administrar la vitamina K (2-10 mg)
por vía oral, 24-48 h antes del procedimiento o por vía intravenosa (i.v.) en las
12-24 h previas al procedimiento con monitorización seriada de la INR para la
reversión.3 Los individuos que requieren procedimientos urgentes deben tra-
tarse con productos de acción corta para revertir la anticoagulación, como
plasma fresco congelado (PFC), complejo de protrombina concentrado (CPC),
factor VIIa recombinante o CPC activado. El objetivo es lograr una INR de 1.5 o
menor. Cuando la interrupción de la anticoagulación es inaceptable (p. ej., válvu-
las cardíacas protésicas metálicas), la warfarina puede suspenderse y es posible
hacer la transición de la anticoagulación con heparina de bajo peso molecular de
forma ambulatoria o puede internarse para la transición con heparina i.v.
c. Anticoagulantes orales: tres nuevos anticoagulantes orales son el inhibidor
directo de la trombina, dabigatrán, y dos inhibidores directos del factor Xa, ri-
varoxabán y apixabán. Estos medicamentos tienen vidas medias relativamente
cortas (, 14 h). Por tal motivo, la interrupción 1-2 días antes de la punción
arterial suele ser suficiente (mayor en pacientes con nefropatía, porque estos
fármacos se eliminan por los riñones).4,5 Recientemente, la Food and Drug
Administration de Estados Unidos aprobó un fragmento de anticuerpo mono-
clonal, el idarucizumab, para neutralizar los efectos del dabigatrán en caso de
urgencia hemorrágica.
d. Antiplaquetarios: incluyen ácido acetilsalicílico, clopidogrel y glucoproteína
(GP) IIb/IIIa. Las guías recomiendan la interrupción de los dos últimos hasta
la eliminación (5-7 días para clopidogrel y 8-48 h para GP IIb/IIIa) o la posible
transfusión de plaquetas en casos de urgencia.2,5
e. Paciente trombocitopénico: para punciones transfemorales o transaxilares,
el recuento de plaquetas funcional debe ser mayor de 50 000/μL.2
f. Paciente diabético dependiente de insulina: junto con el médico que deriva
al paciente, se debe reducir la dosis de insulina por la mañana a la mitad y progra-
mar el procedimiento para ese momento del día si es posible. Antes del procedi-
miento se puede iniciar una infusión lenta de dextrosa al 5 % por venoclisis y la
expansión de volumen con líquidos i.v. está indicada para prevenir la nefropatía
causada por el contraste. Las concentraciones de glucosa en sangre deben vigi-
larse durante los procedimientos prolongados; tal vez se requiera titulación antes
de reanudar el régimen habitual de la dosis de insulina. Si un paciente diabé-
tico tratado con insulina protamina neutra de Hagedorn (NPH) recibe heparina
4 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
Procedimiento
Cateterismo retrógrado de la arteria femoral: técnica de Seldinger
1. Preparación:
a. Preparación estéril del punto de punción (con solución yodada o de clorhexidina
después del afeitado de la ingle) y cubrir con campos quirúrgicos al paciente. El
paciente debe estar en una posición cómoda que pueda tolerar durante el proce-
dimiento antes de la preparación.
CAPÍTULO 1 Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter5
FIGURA 1-2 • Esquema de la técnica Seldinger con una aguja cubierta por una funda de plástico.
De arriba abajo: (1) la aguja y el mandril se introducen juntos en la arteria; (2) se retira el mandril y se
retrocede la aguja hasta que se observe el enérgico reflujo pulsátil de la sangre; (3) se retira la aguja
dejando la cánula plástica; (4) se introduce una guía a través de la cánula de plástico; (5) se fija la guía
y la cánula se retira con compresión sobre el punto de punción; (6) la vía se dilata, y (7) se coloca un
catéter sobre la guía (de Johnsrude IS, Jackson DS, Dunnick NR. A Practical Approach to Angiography.
2nd ed. Boston, MA: Little, Brown; 1987:36, reimpreso con autorización)
FIGURA 1-3 • (Continuación) B: proyección lateral de la misma región que ilustra cómo la arteria
y la vena ilíacas externas (no se muestran) ingresan en la pelvis por encima del ligamento inguinal.
Un punto de punción por encima del ligamento no se puede comprimir y podría provocar una gran
hemorragia pélvica
f. Tanto la punción de doble pared como la de pared simple son técnicas acepta-
bles. Las punciones de pared simple son útiles cuando se accede directamente
a injertos, si el paciente tiene alteraciones en los parámetros de la coagulación o
cuando es obligatoria la prevención de cualquier sangrado de un punto de pun-
ción. El acceso cuidadoso de pared simple con un trocar también es importante
si se está considerando emplear un dispositivo de cierre arterial percutáneo.
Una técnica incorrecta puede dar lugar a traumatismos de la pared del vaso, sin
importar el tipo de aguja utilizada (para conocer las agujas disponibles, véase
Cap. E-92).
g. Una vez que hay un buen retorno sanguíneo pulsátil a través de la aguja, se
introduce delicadamente una guía en la arteria femoral en dirección cefálica,
a través de las arterias ilíacas y en la aorta mediante guía fluoroscópica.
(1) Si el retorno sanguíneo no es pulsátil, valorar punción venosa (punción más
lateral si es necesario), aguja parcialmente intramural (recolocación) y en-
fermedad oclusiva grave (verificar con una inyección de una pequeña canti-
dad de medio de contraste antes de proceder).
(2) Si hay dificultades para pasar la guía por la punta de la aguja, no se debe
forzar. Se permite una suave manipulación, pero es mejor sacar la guía,
mantener la presión sobre el punto de punción durante 3-5 min y empezar
de nuevo.
(3) Si la guía no se puede avanzar a través de las arterias ilíacas, puede introdu-
cirse un dilatador de 5 Fr en la arteria femoral sobre la guía, y si se observa
sangrado brusco, se puede inyectar medio de contraste con delicadeza para
evaluar el problema.
(4) Conocer bien las guías disponibles y sus aplicaciones será útil para progre-
sar sobre las arterias ilíacas tortuosas o difíciles (Cap. E-92).
3. Cateterismo:
a. Una vez que la guía está en la aorta, puede introducirse un dilatador adecuado
sobre ésta, que se cambia luego por el catéter deseado.
(1) Empujar el catéter puede ser difícil si la vía de entrada es demasiado vertical
o si los tejidos subcutáneos no se han abierto adecuadamente.
CAPÍTULO 1 Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter9
FIGURA 1-4 • Localización del punto de punción femoral. A: vista frontal que muestra la palpación
con la mano por debajo del ligamento inguinal (continúa)
(2) En los pacientes obesos se utiliza una guía rígida (extrarrígida, si es necesa-
rio) para evitar el acodamiento subcutáneo. Una guía con un diámetro que
coincida con el diámetro de la luz interior del catéter angiográfico, a me-
nudo funciona mejor debido a que permite una transición más suave entre
la guía y el catéter. Traccionar con una cinta el panículo abdominal inferior
para alejarlo de la ingle también resulta útil.
(3) Se puede emplear un introductor de tamaño apropiado para comodidad
del paciente y minimizar el riesgo de traumatismo arterial, en especial si se
prevén múltiples intercambios de catéter. Si se utiliza un introductor, es im-
portante lavarlo a menudo o conectarlo a una bolsa con solución salina hepa-
rinizada para prevenir la formación de trombos en su interior.
10 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
FIGURA 1-4 • (Continuación) B: se pone una pinza hemostática y la posición correcta se verifica
por fluoroscopia (opcional, pero también puede servir para poner a prueba la fluoroscopia antes de
la punción) (continúa)
FIGURA 1-4 • (Continuación) C: vista lateral que muestra la relación entre el sitio de la incisión
cutánea y el punto de punción de la pared del vaso (continúa)
la arteria braquial sería cerca de la sección distal del húmero, donde puede ser
más fácil de comprimir sobre la diáfisis humeral, en el codo.
d. Administrar anestesia local con cuidado y evitar una penetración profunda,
debido a la proximidad del plexo braquial. Una de las complicaciones de la
punción de la arteria axilar es un hematoma que causa compresión del plexo
braquial, por lo que a menudo se prefiere una punción de la arteria braquial.
e. La guía ecográfica es muy recomendable para el acceso arterial de los miembros
superiores. La arteria se identifica de nuevo por su falta de compresibilidad rela-
tiva en comparación con la vena o la presencia de flujo Doppler pulsátil.
f. Las arterias axilar y braquial se desplazan fácilmente hacia los lados. Por lo tanto,
debe fijarse con firmeza la arteria en el punto de punción con el dedo índice (iz-
CAPÍTULO 1 Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter13
FIGURA 1-4 • (Continuación) E: vista frontal que muestra la punta de la aguja dentro de la luz sin el
mandril (continúa)
FIGURA 1-4 • (Continuación) F: la guía se pasa a través de la aguja dentro del vaso y hasta la aorta.
La guía se utiliza para dilatar el trayecto y colocar el catéter (no se muestra)
FIGURA 1-5 • (Continuación) C: orientación del transductor y la aguja durante la punción guiada por
ecografía. D: punta de la aguja (flecha) vista en la arteria después de pasar por los tejidos subcutáneos
(línea discontinua)
FIGURA 1-7 • Relaciones anatómicas de la arteria axilar respecto de la cabeza del húmero, y la
ubicación de la axila y los puntos de punción altos de la arteria braquial
18 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
FIGURA 1-8 • Prueba de Allen. La compresión sobre las arterias radial y cubital se realiza mientras
se cierra la mano en un puño, lo cual blanquea la piel. Luego, se abre la mano y la compresión sobre la
arteria cubital se libera para ver si el flujo cubital arterial es suficiente para reperfundir la mano
Aguja
Guía
FIGURA 1-9 • Punción de la arteria radial. A: la mano se coloca en posición supina y en ligera
flexión dorsal con una toalla enrollada o una férula especial. A continuación, se utiliza la palpación o
la guía ecográfica para obtener acceso con micropunción a la arteria radial (continúa)
CAPÍTULO 1 Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter19
Catéter
Vaina
FIGURA 1-9 • (Continuación) B: con la técnica de Seldinger, se hace avanzar un introductor sobre la
guía para lograr un acceso estable dentro de la arteria
(2) Una vez que la aguja está bajo el nivel de la cabeza femoral, se retira el man-
dril y se fija una jeringa de 20 mL a la aguja. La aguja se retira lentamente y se
aspira de forma intermitente y suave. Cuando se observa un flujo no pulsátil
de sangre oscura, la punta de la aguja está en la vena. Luego se puede intro-
ducir una guía a través de la aguja y en la vena. La dilatación subsiguiente y
la colocación del catéter son similares a las de la técnica arterial ya descrita.
(3) Un inconveniente de la técnica de Seldinger para la punción de la vena fe-
moral es que si la arteria es más superficial que la vena, se puede atravesar
con la aguja sin darse cuenta, ocasionando una lesión arterial o una fís-
tula AV.
d. La compresión manual postoperatoria de 5-10 min por lo general es suficiente.
Tratamiento posprocedimiento1
1. Compresión de la punción arterial (15 min): si se ha tratado al paciente con he-
parina durante el procedimiento, los parámetros de coagulación se deben haber
normalizado (TTP cercano al valor basal o TCA de unos 150 seg) antes de retirar
el catéter y de comprimir el punto de punción.
FIGURA 1-10 • Compresión de la arteria radial. Un manguito suave da compresión cuando se infla
hasta la presión arterial media para lograr hemostasia con preservación del flujo de sangre
20 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
FIGURA 1-11 • Vista lateral de una mano derecha que comprime la arteria femoral derecha contra la
cabeza del fémur. El dedo medio descansa sobre el punto de punción arterial, el dedo índice se encuen-
tra por encima y el dedo anular se encuentra por debajo. La compresión no debe obstruir la luz del vaso
CAPÍTULO 1 Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter21
5. Revisar la presión arterial y el pulso cada 30 min durante 2 h y luego cada hora
durante 4 h.
6. Líquidos i.v.: 1 000 mL de dextrosa al 5 %, solución salina seminormal (D5½SN)
en 125-250 mL/h y, a continuación, 1 000 mL D5½SN en 75-150 mL/h, o hasta
que el paciente pueda ingerir alimentos y líquidos. Ajustar la administración de
líquidos según el estado cardiopulmonar y renal del paciente.
7. Si el individuo no puede orinar y tiene estrés urinario, se puede colocar una sonda
hasta que pueda caminar.
8. Reanudar la dieta e indicaciones anteriores.
9. Si se necesita heparinización y no hay problemas relacionados con el punto de
punción, se reinicia la administración por venoclisis en unas 2 h.
10. En todos los pacientes internados se realiza una revisión posprocedimiento du-
rante la tarde y el día después de la operación, a fin de evaluar y tratar cualquier
efecto adverso del procedimiento.
Sitio
Complicaciones Femoral Axilar
Incidencia global 1.73 3.29
Muertea 0.03 0.09
Sistémica
Cardíaca 0.29 0.26
Colapso cardiovascular 0.03 0.04
Neurológica (global) 0.17 0.46
Convulsiones 0.06 0.15
Insuficiencia renal 0.01 0.01
Fiebre/escalofríos 0.004 0.004
Sitio de punción
Hemorragiab 0.26 0.68
Trombosis/obstrucciónc 0.14 0.76
Seudoaneurisma 0.05 0.22
Fístula arteriovenosa 0.01 0.02
Amputación de extremidades 0.01 0.02
Total 0.47 1.7
Asociadas con catéter y guía
Perforación/extravasación del medio de 0.44 0.37
contraste
Embolia distal 0.10 0.07
Rotura 0.10 0.02
Reacción de contraste idiosincrática
Incidencia global 4.0
Que requiere ingreso 0.1
Desenlace letal (1/20 000) 0.006
a
Alrededor del 25 % de las muertes se deben a disección aórtica o rotura; el 18 % se originan de
complicaciones cardíacas.
b
Comprende casi el 25 % de las complicaciones que requieren cirugía. La hemorragia es también la
complicación más frecuente que no requiere cirugía.
c
Abarca aproximadamente el 50 % de las complicaciones que requieren cirugía. La incidencia de
tromboembolia asintomática es alta.
Programa de captura
Estudio (sitio de la inyección) Volumen total y velocidad de imágenes
Flebocavografía inferior (desde la 40 mL a 20 mL/seg 4/seg × 4 seg
confluencia de la vena ilíaca)
Vena femoral común 24 mL a 6 mL/seg 2/seg × 4 seg
Flebografía renal (selectiva) 25 mL a 10 mL/seg después de 2/seg × 4 seg
inyectar epinefrina en arteria renal 1/seg × 2 seg
Flebografía suprarrenal (selectiva) Izquierda: 8 mL a mano 2/seg
Derecha: 5 mL a mano 2/seg
Flebocavografía superior (vena antecu- 30 mL a 15 mL/seg 0 × 3 seg
bital unilateral o bilateral) 1/seg × 12 seg
Flebografía hepática de enclavamiento 5 mL a mano 2/seg
Programa de captura
Estudio (sitio de la inyección) Volumen total y velocidad de imágenes
Arteriografía pulmonar unilateral 50 mL a 25 mL/seg 4/seg × 3 seg
1/seg × 3 seg
Arteriografía pulmonar lobular 18 mL a 6 mL/seg 4/seg × 3 seg
1/seg × 3 seg
Ventriculografía derecha (intracavitaria) 50 mL a 15 mL/seg Cine
Auriculografía derecha (intracavitaria) 50 mL a 25 mL/seg Cine
Referencias
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Analgesia. Reston, VA: American College of Radiology; 2015.
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26 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
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2 Flebografía diagnóstica
Rulon L. Hardman y Krishna Kandarpa
Indicaciones
Flebografía de los miembros inferiores
1. Diagnóstico de trombosis venosa profunda (TVP) después de un estudio ecográ-
fico no diagnóstico o incompleto; también ante una alta sospecha clínica de TVP,
pero con estudio ecográfico del miembro negativo
2. Planificación para la trombólisis venosa dirigida por catéter
3. Evaluación de malformaciones venosas
4. Valoración de encarceramiento venoso por tumor
5. Evaluación de reflujo venoso e insuficiencia valvular por flebografía descendente
del miembro inferior
Contraindicaciones
Relativas
1. Reacción previa al medio de contraste (premedicar si es necesario)
2. Insuficiencia renal
3. Embarazo: flebografía con ecografía dúplex y FRM para minimizar la radiación al
feto. Utilizar protección de plomo sobre la pelvis durante fluoroscopia
4. Estado cardiopulmonar gravemente afectado
Preparación preprocedimiento
1. Aclarar la indicación del procedimiento.
2. Revisar las imágenes previas de ecografía, pletismografía venosa y transversales
disponibles.
3. Restringir la ingestión oral a líquidos; nada por vía oral (NPO) si se planea sedación
consciente (según la política hospitalaria).
4. Evaluar la creatinina y el estado de hidratación, en especial en pacientes con
diabetes.
a. Si se prevé un volumen de medio de contraste grande, puede ser apropiada la
hidratación por vía intravenosa (i.v.).
b. Detener la metformina en personas con diabetes o función renal alterada; reini-
ciar después de la evaluación de la creatinina en 48 h.
5. Obtener el consentimiento informado.
Procedimiento
Flebografía ascendente de los miembros inferiores3,4
De las diversas técnicas de flebografía descritas en la literatura médica, las dos que
se citan con mayor frecuencia son la técnica de Greitz (modificada por Rabinov y
Paulin) y la técnica de Thomas.5,6 Se describe una combinación de estos métodos,
desarrollada para las salas de fluoroscopia convencional. Hoy en día, las mesas in-
clinables de fluoroscopia tienen imágenes por sustracción digital integradas, lo que
permite una modificación adicional de estas técnicas.
1. Se coloca al paciente sobre una mesa fluoroscópica inclinable, de preferencia con
capacidad integrada de angiografía por sustracción digital (ASD). Se usa un apoya-
piés de 15.2 o 30.5 cm para sostener la pierna contralateral. La rodilla del miembro
bajo estudio se puede apoyar a 30º de flexión sobre una almohadilla de espuma
para mejorar el flujo a través de la vena poplítea. Evitar la compresión externa
excesiva, que puede obstruir esta vena.
2. Acceder a una vena periférica en el dorso del pie con una aguja mariposa calibre 20
o 21, o un catéter i.v. periférico pequeño. Dirigir la aguja hacia los dedos de los pies si
es posible, para ayudar al relleno de las venas profundas. Si se observa extravasación,
se deja el catéter en su sitio y se selecciona otra ubicación para el acceso.
a. Un pie hinchado puede producir compresión de las venas superficiales.
(1) Elevar el miembro varias horas antes del procedimiento o
(2) Envolver el pie con una venda elástica durante 30-60 min o más, según sea
necesario.
b. Colapso de las venas poco visibles:
(1) Mantener el miembro en una posición declive o
(2) Aplicar compresas calientes en el dorso del pie.
(3) La guía ecográfica se usa hoy en día de forma sistemática para facilitar un
acceso difícil.
3. Preparación para la infusión: poner una llave de tres vías, con entradas para una je-
ringa para medio de contraste y una jeringa o bolsa con solución salina heparinizada.
4. La flebografía se hace con contraste no iónico, hipoosmolar o isoosmolar a una con-
centración de 200-300 mg/mL. Un medio de contraste con una concentración alta
(350 mg/mL) no se mezcla con la sangre como lo hace una concentración baja. La
flebografía sistemática en general requiere entre 50 y 100 mL de contraste.
28 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
FIGURA 2-1 • Inclinación de la mesa para realizar una flebografía ascendente del miembro inferior.
A: Por debajo de la rodilla con mesa inclinada: proyecciones AP y laterales a 45-60º. B: sobre la
rodilla, con la mesa inclinada 30-45º: proyecciones AP y laterales. C: sobre el muslo y la ingle con
la mesa inclinada 15-30º: proyección AP. D: imagen frontal supina de la pelvis y la parte baja del
abdomen. La maniobra de Valsalva durante la elevación de la pierna evaluada facilita la opacificación
de las venas ilíacas y la vena cava inferior (De Kim DS, Orron DE. Peripheral Vascular Imaging and
Intervention. St. Louis, MO: MosbyYear Book; 1992:284, con autorización)
IE
FC
SI
FS
FP
FIGURA 2-3 • Venas pélvicas y abdominales profundas. La vena gonadal izquierda drena en la
vena renal izquierda. La vena gonadal derecha casi siempre desemboca directamente en la vena cava
inferior. La vena ilíaca interna surge de la confluencia de las venas glútea superior, glútea inferior,
pudenda, obturatriz, sacra lateral, hemorroidal media, vesical, uterina y vaginal. VCI, vena cava inferior;
RI, renal izquierda; RD, renal derecha; GI, gonadal izquierda; GD, gonadal derecha; IE, ilíaca externa;
FC, femoral común; II, ilíaca interna (elaborada por Sharon A. Vogl)
variantes anatómicas que se pueden ver en una radiografía, por ejemplo, las
costillas cervicales. Buscar colaterales venosas alrededor de la obstrucción.
Flebografía con CO2
Es una alternativa razonable a la flebografía con contraste en pacientes con alergia al
medio de contraste o insuficiencia renal. En individuos con insuficiencia renal, pero
sin diálisis todavía, pueden tomarse mejores imágenes para el acceso de diálisis si se
planifica con CO2.
1. El CO2 es un gas de baja viscosidad que se produce de manera endógena, que no es
alergénico ni nefrotóxico y es muy soluble.
a. Como es un gas, la viscosidad del CO2 (de 1/400 respecto del líquido de con-
traste) es insignificante, lo que permite inyectarlo a través de agujas pequeñas
(calibre 27).
b. Su alta solubilidad permite su difusión en sangre y eliminación por los pulmones.
2. Se debe tener cuidado de utilizar un sistema autónomo (hermético) al administrar
CO2. Hay varias opciones de tanques de CO2: los de grado de investigación suelen
ser más puros que los de grado médico. El CO2 debe cambiarse periódicamente
para evitar la oxidación y los contaminantes que se acumulan en los tanques. Sin
importar qué sistema se emplee, debe tenerse sumo cuidado de evitar a toda costa
la inyección de aire ambiental o de otros gases. Se describen tres sistemas de
administración:
a. Jeringa de 60 mL. Se conecta una jeringa de 60 mL con válvula antirretorno y
una llave de paso de tres vías a la línea de un depósito de CO2. Se llena la jeringa
con CO2 y rápidamente se limpia la jeringa tres veces. Se bloquea el CO2 en la
jeringa valvulada con la llave de paso. Se fija la llave de paso al catéter con cone-
xión Luer.
b. Bolsa reservorio con válvula unidireccional (Merit Medical, South Jordan, UT).
Se llena la bolsa reservorio y se limpia tres veces. Se llena la jeringa de la bolsa,
pero se evita la compresión exagerada de CO2 dentro de la jeringa.
c. Depósito desechable con válvula K (AngioAdvancements, LLC, Ft. Myers, FL). Un
conector en válvula K es un sistema cerrado que permite el flujo de CO2 de un
pequeño cartucho desechable a una jeringa de “depósito” ( fig. 2-5). Luego, el
gas es empujado desde la jeringa con reservorio hasta la jeringa de “administra-
ción”. Las válvulas de un solo sentido entre las conexiones permiten un sistema
hermético cerrado continuo.
FIGURA 2-5 • Válvula K® (AngioAdvancements, LLC, Ft. Myers, FL). Permite el flujo de CO2 desde la
fuente a un una jeringa de “depósito” de 60 mL. El diseño permite el intercambio “hermético” de gases
entre jeringas
34 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
3. Flebografía:
a. Las imágenes ASD se obtienen a velocidades altas (seis fotogramas por se-
gundo). La mayoría de los sistemas de angiografía digital tienen un programa
informático para imágenes por CO2 que permite obtener imágenes secuencia-
les apiladas (sumadas) para mejorar el contraste de la imagen.
(1) La inyección de 5-20 mL en el antebrazo y la parte baja de la pierna, por lo
general, suele ser suficiente para generar imágenes.
(2) Casi siempre se necesitan 10-30 mL en la parte superior del brazo y el muslo.
(3) Se requieren 30-40 mL para evaluar la VCI.
b. Debe esperarse 30-60 seg entre las inyecciones para permitir la absorción del
gas inyectado.
c. El CO2 desplaza los gases sanguíneos para generar una imagen de contraste
negativo (venas blancas sobre fondo de escala de grises).
4. Consideraciones sobre las imágenes:
a. El CO2 flota y se elevará a la parte del vaso que no se encuentre en declive, a
menos que desplace todo el volumen sanguíneo en el vaso. Este principio debe
considerarse si hay un declive trombótico o una anomalía vascular. La oblicui-
dad de 90º demostrará si se está tomando la imagen de toda el área del vaso.
b. El CO2 se ve mejor en los vasos pequeños.
c. Los defectos del gas CO2 deben desaparecer en 30 seg. Si el gas persiste, proba-
blemente haya una contaminación del CO2 con aire del ambiente.
5. Seguridad:
a. Durante un estudio puede administrarse de forma segura una dosis total de
hasta 1.6 mL/kg de CO2.9
b. “Burbuja de aire”: el gas puede quedar atrapado en la rama de un vaso no declive,
lo cual bloquea el flujo sanguíneo y causa isquemia. Para evitar esta burbuja de
aire, se espera al menos 60 seg entre las inyecciones para eliminar el gas.
c. A diferencia del medio de contraste, el CO2 es un gas compresible. Una jeringa
de 20 mL puede contener hasta 200 mL de gas gracias a la compresión. Una
inyección a alta presión puede causar dolor, lo cual puede evitarse utilizando
una jeringa grande que impida la compresión excesiva (60 mL).
d. Contaminación: el CO2 fácilmente puede estar contaminado. No se deben
dejar reposando las jeringas llenas de CO2 por mucho tiempo, porque este gas
es reemplazado lentamente con aire de la habitación. Deben intercambiarse los
tanques o depósitos de CO2 con regularidad.
e. No utilizar el CO2 en coronarias, aorta torácica o vasos cerebrales debido al
riesgo de provocar un ictus o apoplejía.
Cuidados posprocedimiento
1. En general, no se requiere una observación posprocedimiento después de una fle-
bografía de los miembros superiores o inferiores sin sedación.
2. La hidratación posprocedimiento es importante tras administrar grandes volúme-
nes de medio de contraste para evitar la intoxicación renal. Se recomienda una
ingestión de líquidos en los pacientes que puedan beber; los líquidos i.v. se deben
considerar en personas hospitalizadas o que se recuperan de la sedación.
3. Se debe lavar el material de contraste de las venas de los miembros al final del
estudio mediante la administración i.v. de solución salina heparinizada (1 000 U/L)
durante varios minutos.
4. Los pacientes con alteraciones cardiovasculares o episodios previos de insuficien-
cia cardíaca congestiva (ICC) pueden necesitar tratamiento diurético después de
recibir grandes cantidades de medio de contraste.
Resultados
1. La sensibilidad de la evaluación de los miembros por TVP es del 100 % para los
coágulos mayores de 0.5 cm. La especificidad es del 95 %, siguiendo el criterio es-
tricto de un defecto de relleno observado en más de una proyección.4
a. Puede haber estudios falsos positivos como resultado de:
(1) Escaso relleno de una vena, creación de un seudotrombo.
CAPÍTULO 2 Flebografía diagnóstica35
Referencias
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3 Dispositivos de cierre vascular
Evan Lehrman y Joshua L. Weintraub
Indicaciones
Los DCV pueden utilizarse sin reservas cuando se cumplen los siguientes criterios:
1. Punción de la arteria femoral común (AFC):
a. Entre el nacimiento de la arteria epigástrica inferior (por debajo del ligamento
inguinal) y la bifurcación femoral ( fig. 3-1).
b. Si hay una bifurcación femoral alta (por encima de la cabeza femoral), se debe
considerar la punción o el acceso contralateral de la arteria femoral superficial
(AFS) homolateral.
2. Acceso retrógrado.
3. Diámetro arterial de 5 mm o mayor.
4. No hay una gran placa de ateroma en la pared anterior del sitio de acceso.
a. Considerar la técnica de punción guiada por ecografía para evitar la placa.
2. Punción anterógrada:
a. Varios informes apoyan el uso de DCV tras la punción anterógrada (AFC o AFS).2
3. Se ha descrito el cierre de la punción de arterias no femorales con DCV:
a. Arteria braquial3
b. Arteria poplítea4
c. Arteria axilar5
4. Punción alta de la arteria ilíaca externa:
a. La CM puede ser ineficaz: hay riesgo de hematoma retroperitoneal que puede
ser mortal.
b. Hay informes sobre el uso de un nuevo dispositivo hemostático de cierre de la
punción percutánea (Angio-Seal®) en esta situación clínica cuando las caracte-
rísticas de los pacientes son favorables.1
c. Quizá sea necesario un tratamiento quirúrgico.
Contraindicaciones
No hay contraindicaciones absolutas para el DCV. Si ocurre cualquiera de las siguientes
situaciones, se debe considerar una estrategia hemostática alternativa, como la CM:
1. Campo contaminado:
a. Los DCV infectados exigen tratamiento quirúrgico con una alta morbilidad y
una mortalidad no desdeñable.
2. Enfermedad arterial periférica aterosclerótica grave calcificada en la arteria femo-
ral común (AFC):
a. La CM puede ser lo más apropiado.
b. Informes recientes sugieren que los DCV son seguros en esta población.6
38 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
Procedimiento
Los siguientes pasos deben adoptarse antes de la colocación de un dispositivo como
parte del procedimiento para el DCV:
1. Realizar una angiografía de la AFC homolateral para evaluar el punto de punción
y el calibre del vaso ( fig. 3-1):
a. Inyección manual de 5-10 mL de medio de contraste a través del introductor.
b. Puede realizarse al principio mediante un introductor de micropunción antes
de adaptarlo para el procedimiento.
c. A menudo se requieren proyecciones oblicuas para separar el introductor y la
AFC para identificar claramente el sitio de acceso.
2. Considerar volver a pintar la ingle con clorhexidina al 2 % y alcohol isopropílico al
70 % (ChloraPrep®) y gasas húmedas estériles.
3. Realizar el cambio de guantes o quitarse los externos si se usa doble enguantado.
4. Disecar con maniobras romas las partes blandas entre la piel y la arteriotomía:
a. Es crucial para el éxito de la colocación de varios DCV.
b. Ayuda a alertar en caso de una hemostasia incompleta, que puede detectarse
fácilmente por el sangrado del punto de punción.
5. Se vuelve a administrar lidocaína subcutánea en partes blandas para anestesia.
6. Intercambiar con una guía el introductor colocado por el DCV o introducir este
último en el introductor, según el dispositivo que se utilice.
7. Se despliega el dispositivo: véanse las secciones siguientes para instrucciones es-
pecíficas y diagramas de varios de los dispositivos más usados en cada categoría.
8. Reposo en cama durante 1-2 h, seguido de prueba de deambulación.
9. Evaluar la ingle para buscar datos de hematoma tardío o seudoaneurisma antes de
dar de alta al paciente.
Tipos de dispositivos
Hoy en día existen varias categorías de DCV, cada una con su propio mecanismo de
acción, aplicaciones y curvas de aprendizaje.
1. Aproximadores activos (cuadro 3-2)
Estos dispositivos cierran la arteriotomía mecánicamente, porque el material está
fijado a la pared del vaso. Con el Angio-Seal, la arteriotomía queda entre una placa
endovascular y un tapón de colágeno. En los dispositivos que usan suturas y clips,
la propia arteriotomía se cierra como una cincha. Los aproximadores activos se
consideran la forma más segura de DCV, pero tienen el riesgo más alto de compli-
caciones graves.
2. Aproximadores pasivos (cuadro 3-3)
Estos dispositivos aplican un sellador, un gel o un tapón extravascular en la super-
ficie de la arteriotomía para lograr la hemostasia. A menudo, también se aplican
1-3 min de CM. Estos dispositivos tienen el riesgo más alto de hemostasia incompleta.
3. Auxiliares hemostáticos sin residuos (cuadro 3-4)
Se trata de un grupo heterogéneo de dispositivos que no dejan ningún material
detrás al final del procedimiento.
4. Parches hemostáticos (cuadro 3-5)
Se colocan de manera externa sobre la dermatotomía antes de la CM. Las sustan-
cias interactúan con los productos de la sangre para ayudar a la hemostasia.
5. Compresión mecánica auxiliar (cuadro 3-6)
Estos dispositivos permiten que la CM sea realizada por un dispositivo en lugar de
un operador.
CAPÍTULO 3 Dispositivos de cierre vascular39
Tamaño del
introductor
Dispositivos Fabricantes Mecanismo (Fr) Comentarios
StarClose SE Abbott Pinza 5, 6 Clip extravascular
Vascular cierra la arteriotomía
Angio-Seal St. Jude Placa/tapón 6, 8 Arteriotomía
–VIP Medical encerrada entre la
–Evolution placa y el tapón de
colágeno
Perclose Abbott Sutura 5-8 Suturas de poliéster
–ProGlide Vascular trenzado o monofi-
–A-T lamento
Prostar XL Abbott Sutura 8.5-10 Sutura de poliéster
Vascular trenzado, que se usa
para introductores
grandes
FemoSeal St. Jude Discos endo- 7 Discos de polímero
Medical vasculares y biodegradable
extravascu-
lares
Tamaño del
introductor
Dispositivos Fabricante Mecanismo (Fr) Comentarios
Mynx Access Sellador 5-7 Aplica sellador de polieti-
–Grip Closure lenglicol mientras crea
–Ace hemostasia temporal con
un balón endovascular
FISH Morris Sellador 5-8 Parche de cierre de matriz
Innovative extracelular premontado
en el introductor para el
procedimiento
EXOSEAL Cordis Sellador 5-8 Ácido poliglicólico aplicado
a través del introductor
Tamaño del
introductor
Dispositivo Fabricante Mecanismo (Fr) Comentarios
CATALYST Cardiva Disco 5-7 El disco de malla de nitinol
–CATALYST II Medical endovascular se deja en
–CATALYST III su sitio bajo tensión hasta
lograr hemostasia y, a
continuación, se quita el
disco. CATALYST II está
recubierto de caolín/
quitosán. CATALYST III
está recubierto de caolín/
quitosán y protamina.
Axera Arstasis Arteriotomía 5, 6 Acceso por micropunción
intramural convencional convertido
extensa para un trayecto largo
intramural superficial.
Sólo se requiere una
CM breve.
Tamaño del
introductor
Dispositivo Fabricante Mecanismo (Fr) Comentarios
Syvek Excel Marine Polymer Parche N/A La poli-N-acetil glu-
Technologies cosamina activa las
plaquetas
MPatch Medafor Parche N/A Las microesferas porosas
deshidratan la sangre,
lo cual concentra los
factores de coagulación
Clo-Sur PAD Medtronic Parche N/A Biopolímero de acetato
Vascular poliprolato con car-
gas positivas que atrae
a los eritrocitos
D-Stat Dry Vascular Parche N/A La trombina activa los
Solutions factores de coagulación
y las plaquetas
Chito-Seal Abbott Vascular Parche N/A Las moléculas de quito-
sán con cargas positivas
atraen eritrocitos y
plaquetas
Neptune Biotronik Parche N/A Los apósitos de alginato
Pad de calcio facilitan la
hemostasia
N/A, no aplica.
CAPÍTULO 3 Dispositivos de cierre vascular41
Tamaño del
introductor
Dispositivo Fabricante Mecanismo (Fr) Comentarios
FemoStop St. Jude Compresión N/A El dispositivo se ajusta
Medical con balón alrededor del paciente y,
a continuación, se infla el
balón en el área de la ingle
Introductor del
dispositivo Banda
Localizador de de color
la arteriotomía Topes
claros
Figura 3-2 • Despliegue del Angio-Seal. Véase sección 1.c para instrucciones detalladas (cortesía de
St. Jude Medical)
“Chasquido” 1 “Chasquido” 2
“Chasquido” 3 “Chasquido” 4
Figura 3-3 • Aplicación de StarClose. Véase sección 2.d para instrucciones detalladas (cortesía de
Abbott Vascular. © 2010 Abbott Laboratories. Todos los derechos reservados)
CAPÍTULO 3 Dispositivos de cierre vascular43
Émbolo de la aguja
Agujas Agujas
Pie Pie
Conexión Conexión Brazalete
Marcador
a b Punta de de la luz
la aguja
Manguito
Pie
Figura 3-4 • Aplicación de Perclose. Véase sección 3.c para instrucciones detalladas (cortesía de
Abbott Vascular. © 2010 Abbott Laboratories. Todos los derechos reservados)
44 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
Marcado pulsátil
Luces de
la sutura
Luz del
marcador
Cono
Puerto Agujas
marcador
Portaagujas Puntas de
las agujas
Figura 3-5 • Aplicación de Prostar XL. Véase sección 4.c para instrucciones detalladas (cortesía de
Abbott Vascular. © 2010 Abbott Laboratories. Todos los derechos reservados)
CAPÍTULO 3 Dispositivos de cierre vascular45
Figura 3-6 • Aplicación de Mynx. Véase sección 5.c para instrucciones detalladas (cortesía de
AccessClosure)
46 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
Figura 3-7 • Aplicación de EXOSEAL. Véase sección 6.c para instrucciones detalladas (© 2013
Springer-Verlag Berlin, Alemania)
CAPÍTULO 3 Dispositivos de cierre vascular47
A B
Figura 3-8 • Aplicación del dispositivo Axra. Véase sección 7.c para instrucciones detalladas
(© 2015 Arstasis. Todos los derechos reservados)
Técnicas avanzadas
1. Técnica Perclose para arteriotomías grandes:7
a. Los DCV con suturas se utilizan para cerrar arteriotomías grandes.
(1) Dos dispositivos Perclose o un dispositivo Prostar XL.
b. Se utiliza para reparar un aneurisma endovascular percutáneo.
c. Accesos que se obtienen al inicio con introductor de 6 Fr y guía de 0.889 mm
(0.035”).
d. Dos dispositivos Perclose ProGlide se despliegan en sucesión por cada giro de
30º en sentido opuesto (horas 10 y 2) o se despliega un dispositivo Prostar XL.
48 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
2. Complicaciones mayores:
a. Resultado del daño al vaso durante el despliegue del dispositivo, el desalojo de
la placa durante la colocación o la embolización del dispositivo.
b. El daño vascular es más probable con dispositivos aproximadores activos que
ciñen de forma mecánica la arteriotomía cerrada, pero la embolización puede
presentarse con aproximadores activos o pasivos.
c. Las complicaciones mayores casi siempre requieren cirugía abierta o repara-
ción endovascular.
d. En general, estas complicaciones son bastante raras, con una reducción de la
incidencia tras el perfeccionamiento de los dispositivos y la acumulación de
experiencia por parte del operador.
3. Complicaciones menores:
a. Aparte de las lesiones nerviosas, por lo general las complicaciones menores son
el resultado de una falla del dispositivo o ineficacia de la CM.
b. Los hematomas suelen tratarse de forma conservadora, pero quizá requieran
transfusión sanguínea.
c. El seudoaneurisma suele tratarse con inyección de trombina o compresión con
un endoinjerto, o con cierre con DCV que se reserva para casos persistentes.
d. Se han informado lesiones cutáneas superficiales de los ramos del nervio femo-
ral con el despliegue del dispositivo Angio-Seal.
Resultados
1. Muchos informes de casos de complicaciones graves relacionadas con el uso de
DCV a finales de la décadas de 1990 y a principios de la de 2000.12
2. Metaanálisis y estudios clínicos controlados aleatorizados de cateterismo corona-
rio entre mediados y finales de la década de 2000 plantearon una preocupación por
el aumento de las tasas globales de complicaciones con el uso de DCV.13,14
3. Sólo un metaanálisis específico para el uso de DCV en radiología intervencionista
no mostró diferencias estadísticamente significativas entre los grupos con DCV y
CM.15 Hubo una tendencia a la reducción de las complicaciones con el dispositivo
Angio-Seal y mayores complicaciones con el Perclose.
4. Hay informes de uso de StarClose en pacientes de oncología intervencionista con
buenos rasgos de seguridad, incluso con valores altos de razón normalizada inter-
nacional (INR, de international normalized ratio) y menor recuento de plaquetas.16,17
5. Los estudios controlado aleatorizados ISAR-CLOSURE y CLOSE UP mostraron que
el DCV no es inferior a la CM al hallar reducción de las tasas de hematomas en el
grupo con DCV en comparación con el grupo con CM.18,19
Referencias
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4 Tratamiento de las complicaciones vasculares
John Chung y Lindsay Machan
Las complicaciones en el sitio de acceso son relativamente raras, y van desde pe-
queños hematomas en la ingle hasta la sección de la arteria de acceso con desangra-
miento.1-3 Las complicaciones más frecuentes y sus tasas de incidencia se enumeran
en el cuadro 4-1.
Seudoaneurismas
La complicación del sitio de acceso vascular que requiere intervención con mayor fre-
cuencia es la formación de un seudoaneurisma. Sorprendentemente, la reparación qui-
rúrgica tiene tasas elevadas de complicaciones, del 19-32 %,4 incluidas cicatrización
inadecuada de la herida, neuralgias del nervio femoral y filtraciones linfáticas; es por
ello que los procedimientos guiados por ecografía han revolucionado el tratamiento.5
Indicación
1. Identificación de un seudoaneurisma en el sitio de acceso arterial. El tratamiento
conservador de observación se ha abandonado.
Contraindicaciones
Absolutas
1. Pacientes con inestabilidad hemodinámica
2. Hemorragia activa (retroperitoneal o percutánea); hematoma en expansión
3. Necrosis inminente de la piel debido al tamaño del hematoma/seudoaneurisma
4. Isquemia aguda distal del miembro debido a los efectos de compresión del hema-
toma/seudoaneurisma
5. Infección activa en el sitio de acceso percutáneo
Relativas
1. Ancho del cuello del seudoaneurisma mayor de 8 mm
2. Falta de un cuello discernible del seudoaneurisma
3. Diámetro del saco del seudoaneurisma menor de 10 mm (mayor riesgo de trom-
bosis arterial)
Preparación preprocedimiento
1. Imágenes detalladas, casi siempre ecografía o de manera alternativa angiografía
por tomografía computarizada (ATC) o angiografía por resonancia magnética
(ARM). Deben identificarse la extensión y las características morfológicas del seu-
doaneurisma, incluidos el número de lóbulos así como el ancho y la longitud de su
cuello. Si se realiza una ecografía, el patrón de la forma de la onda Doppler del flujo
de salida arterial también debe valorarse.
51
52 SECCIÓN I Acceso vascular y angiografía dirigida por catéter
Procedimiento
Compresión guiada por ecografía
1. Fue el primer tratamiento guiado por ecografía de los seudoaneurismas iatróge-
nos descrito,5 y sigue siendo la opción terapéutica preferida para los seudoaneu-
rismas menores de 1 cm y aún es aceptable cuando no hay trombina disponible.
2. Se inyectan grandes cantidades de anestésico local. Debe considerarse la sedación
intravenosa. Debido a los extensos hematomas, estos pacientes a menudo mues-
tran sensibilidad extrema al tacto.
3. Se coloca un transductor ecográfico lineal (4-7 MHz) en la ingle afectada para ob-
servar directamente el cuello y el cuerpo del seudoaneurisma (o el lóbulo más cer-
cano al cuello en un seudoaneurisma complejo multilobulado), así como la arteria
de la que surge el seudoaneurisma.
4. Con guía ecográfica Doppler color en tiempo real, se aplica presión sobre el seu-
doaneurisma con la sonda para eliminar el flujo a través de éste mientras se man-
tiene el flujo a través de la arteria principal.
5. La presión se alivia lentamente a intervalos de 10 min para evaluar la presencia de
flujo persistente a través del seudoaneurisma.
6. Al momento en el que se identifica un flujo persistente, se repite el paso 4 hasta
que el flujo interno del seudoaneurisma permanece obliterado cuando la presión
del transductor está totalmente liberada.
7. Las limitaciones de esta técnica incluyen necesidad de tiempos relativamente lar-
gos, molestias para el paciente y posible necesidad de sedación, así como mayores
tasas de fracaso respecto de otros métodos de tratamiento guiados por ecografía.
Cuidados posprocedimiento
1. Evaluación con Doppler o palpación de la circulación del pie homolateral inmedia-
tamente después del tratamiento percutáneo.
2. Reposo en cama un mínimo de 2 h después del tratamiento guiado por ecografía.
3. Es esencial la evaluación por ecografía Doppler de seguimiento del seudoaneu-
risma a las 24 h.
Resultados
1. Compresión guiada por ecografía:5,6
a. El éxito técnico varía del 63 al 88 %.
b. Los tiempos promedio de compresión son de 30-44 min; por lo tanto, las moles-
tias del paciente y la necesidad de sedación y analgesia son frecuentes.
c. Las tasas de fracaso aumentan de modo importante si se administra anticoa-
gulación en el paciente (≤ 70 %) o si el tamaño del seudoaneurisma es mayor
de 4 cm.
2. Inyección de trombina guiada por ecografía:4,5,7,8
a. Las tasas de éxito técnico primario son del 90-94 %, con tasas globales de éxito
entre el 93 y 100 %. El promedio de los intervalos de dosis de trombina inyecta-
das van de 225 a 425 UI.
b. Los tiempos del procedimiento resultan notablemente más cortos que los de
la compresión guiada por ecografía. La sedación del paciente por lo general
no es necesaria.
c. Por lo general hay fracasos en los seudoaneurismas mayores de 6 cm de diámetro.
Complicaciones1,4,5
1. Dolor en la ingle (41 %).
2. Reperfusión del seudoaneurisma (2.1 %).
3. Tromboembolia (0.8 %).
4. Reacción alérgica, si se utiliza trombina bovina.
5. Infecciones transmitidas por sangre, si se usa trombina humana.
6. La expansión aguda o la rotura del seudoaneurisma, o ambas situaciones a la vez,
después de la cirugía, requieren tratamiento urgente (2.1 %); lo anterior sólo se
ha descrito cuando se utiliza compresión guiada por ecografía.
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S E CCIÓN I I
PROCEDIMIENTOS TRANSARTERIALES
Indicaciones
La selección de pacientes para el tratamiento endovascular se basa en la localización
de la oclusión, el tiempo de inicio de los síntomas y los resultados de las imágenes que
estiman la parte infartada y de penumbra isquémica. Se analizan las estrategias de
imagen de manera amplia en la sección Preparación preprocedimiento. Los datos con
más peso para el plan terapéutico endovascular se encuentran en los pacientes que
son candidatos y reciben una dosis completa (0.9 mg/kg) de tPA i.v. El análisis de los
subgrupos de los estudios aleatorizados sugiere que el beneficio de la trombectomía
persiste en pacientes que no son candidatos para el tPA i.v., y el tratamiento endo-
vascular no debe retrasarse en esta población.1,3,4
1. Ictus isquémico agudo sintomático por OGV documentado
a. Circulación anterior:
(1) Los datos de mayor peso para la trombectomía endovascular se encuentran
en pacientes con oclusiones de la arteria carótida interna intracraneal o la
arteria cerebral media proximal (M1). El análisis de subconjuntos de estu-
dios aleatorizados demuestra un beneficio cuando hay una oclusión de la
carótida extracraneal.1,3 Hay menos datos sobre el tratamiento de la oclu-
sión de la arteria cerebral anterior proximal (A1) y las ramas proximales de
la arteria cerebral media (M2).
(2) Los datos con más peso son de pacientes que pueden iniciar el tratamiento
endovascular 6 h después de su última revisión normal (URN). La evidencia
de beneficio en ventanas temporales mayores de 6 h es menos sólida, pero pa-
rece prometedora con una selección estricta de los pacientes.3,10 Los criterios
de selección deben establecerse en cada institución de manera individual.
56
CAPÍTULO 5 Ictus isquémico agudo: tratamiento endovascular57
b. Circulación posterior:
(1) La oclusión de la arteria basilar es un objetivo razonable debido al pronós-
tico sombrío del ictus de la circulación posterior de grandes vasos.
(2) Las ventanas de tiempo para el tratamiento se extienden a menudo hasta
24-48 h.
Contraindicaciones
No hay un acuerdo uniforme sobre las contraindicaciones para el tratamiento en-
dovascular, sobre todo ahora que la trombectomía mecánica se puede realizar
con poco o ningún fibrinolítico, y deben definirse institucionalmente o analizarse
caso por caso.
Absolutas
1. Reacción anafiláctica al medio de contraste.
2. Conversión en ictus hemorrágico o desplazamiento de la línea media.
3. Núcleo del infarto grande con espera fútil de revascularización. Estas contraindi-
caciones dependerán de la estrategia imagenológica empleada (véase la sección
Preparación preprocedimiento sobre el análisis de las imágenes).
a. Resonancia magnética en secuencias de difusión infarto mayor de 70 mL.
b. Hipodensidad mayor de un tercio del territorio de la arteria cerebral media
(ACM) o tomografía computarizada (TC) sin contraste con una puntuación de
la Alberta Stroke Program menor de 6.
c. Área de penumbra igual o menor del 20 % en las imágenes de perfusión.
d. Relleno de las colaterales de la ACM menor del 50 % en la angiografía por tomo-
grafía computarizada (ATC) multifase (se correlaciona bien con ASPECTS ≤ 5).
Relativas
1. Falta de acceso vascular adecuado. Aunque se ha descrito el acceso directo a la
carótida y los miembros superiores para la intervención en el ictus, la mayoría
de las intervenciones en dicha alteración se realizan desde un acceso femoral, y
la falta de este último impide que la mayoría de los operadores no cualificados
para realizar las técnicas más avanzadas proporcionen un tratamiento seguro
y oportuno.
2. Déficit clínico mínimo o mejoría rápida de los síntomas del ictus después de admi-
nistrar tPA i.v.
3. Mal estado funcional basal. Todos los estudios aleatorizados recientes excluyeron
a los pacientes con mal estado funcional basal. El juicio clínico debe guiar la toma
de decisiones, ya que algunos pacientes con buena funcionalidad pueden no ser
independientes antes del ictus (como aquellos que presentan amputaciones de
miembros inferiores) y quizá se beneficien sustancialmente con el tratamiento
de reperfusión.
4. Expectativa de vida corta u otras enfermedades graves.
5. Los factores médicos que aumentan el riesgo de hemorragia y contraindican la
administración de tPA i.v. (cuadro 5-1) también son contraindicaciones relativas
cuando se contempla el uso de fibrinolíticos intraarteriales (i.a.), aunque estos ries-
gos se reducen sustancialmente con la trombectomía mecánica cuando se pueden
evitar los fibrinolíticos.
Preparación preprocedimiento
1. Anamnesis, exploración física, evaluación con la escala del ictus de los National
Institutes of Health (NIHSS) y consulta con un neurólogo.
a. Los pacientes con ictus isquémico agudo deben ser evaluados rápidamente en
el servicio de urgencias en consulta con un neurólogo. El objetivo principal es
establecer un diagnóstico correcto de ictus isquémico agudo. Debe calcularse
la puntuación NIHSS, ya que es un método estandarizado para determinar la
gravedad del ictus y el control de los cambios en el tiempo. Los síndromes de
ictus de los grandes vasos anteriores y posteriores (cuadro 5-2) deben diferen-
ciarse de los síndromes de ictus lacunar (cuadro 5-3) y pueden usarse para ayu-
dar a guiar la localización clínica de un coágulo.
58 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Circulación anterior
Oclusión de la ACA • Hemiparesia contralateral: pierna . brazo
• Pérdida sensitiva contralateral: pierna . brazo
• Confusión, cambios de personalidad
Circulación posterior
Oclusión de la ACP • Hemianopsia homónima contralateral
• Pérdida sensitiva contralateral
• Posible afasia
• Desconjugación de la mirada (poco frecuente)
ACA, arteria cerebral anterior; ACM, arteria cerebral media; ACP, arteria cerebral posterior.
tes apoyan los protocolos de TC para favorecer una rápida selección de pacientes
para trombectomía. Varias técnicas por imagen han demostrado conducir a una
selección eficaz de los pacientes, incluidas la ATC sola, la ATC multifase (ATCm) y
las imágenes de perfusión con TC o RM. El uso de imágenes avanzadas quizá es más
importante en ciertos períodos (. 6 h). Deben desarrollarse protocolos institucio-
nales basados en evidencia, factores locales y preferencias del operador.
a. Tomografía computarizada sin contraste
La tomografía computarizada sin contraste (TCSC) es rápida, no tiene contra-
indicaciones y está disponible las 24 h del día en la mayoría de las instituciones,
por lo que es perfecta para la exclusión de hemorragia y la selección para la
administración de tPA i.v. La ASPECTS es una escala de 10 puntos para definir
los primeros cambios isquémicos en la TCSC. Un examen TCSC normal tiene
una puntuación de 10, con un punto por cada área de cambios isquémicos en
un segmento definido. Los pacientes con una gran área isquémica (ASPECTS
, 6) deben ser excluidos del tratamiento endovascular. Deben usarse otros es-
tudios de imagen vasculares para documentar la presencia de una OGV antes
de proceder al tratamiento endovascular.
b. Angiografía por tomografía computarizada
La ATC puede realizarse con rapidez en casi todos los pacientes. Es muy precisa
para la identificación de una oclusión vascular, fácil de leer y la información
obtenida sobre el arco aórtico y la vasculatura del cuello es útil para la planifi-
cación de las intervenciones endovasculares. De los estudios aleatorizados re-
cientes, el MR CLEAN (de Multicenter Randomized Clinical Trial of Endovascular
Treatment for Acute Ischemic Stroke in the Netherlands) usa de manera predo-
minante la TCSC y la ATC sola para la selección endovascular.1 Sin embargo, la
ATC sola permite seleccionar algunos pacientes con infartos de base amplia o
penumbra mínima que no se beneficiarán con el tratamiento endovascular.
c. Angiografía por tomografía computarizada multifase
La ATCm usa fases venosas adicionales para evaluar las colaterales y excluir
pacientes con un infarto de base grande que no pueden beneficiarse del trata-
miento endovascular. Una ATC estándar se realiza en la etapa arterial tardía,
desde el arco aórtico a través del vértice, y luego se efectúan inmediatamente
dos tomas adicionales en las fases venosa y venosa tardía sólo en el cerebro.
Esta estrategia se usó en el estudio ESCAPE (de Endovascular Treatment for
Small Core and Anterior Circulation Proximal Occlusion with Emphasis on Mini-
mizing CT to Recanalization Times), en el que se usó un relleno colateral menor
del 50 % del territorio de la ACM para excluir a los pacientes con un infarto de
base grande, y se correlacionó con una puntuación ASPECTS ≤ 5.3 Las venta-
jas de este abordaje incluyen bajo coste, mínima radiación adicional y rápidos
tiempos posprocesamiento.
d. Tomografía computarizada de perfusión
La tomografía computarizada de perfusión (TCP) incluye un bolo de contraste adi-
cional con escaneo continuo de un segmento cerebral o, más recientemente,
imágenes de todo el cerebro, con el que el programa informático puede usarse
para calcular diversos parámetros, como tiempo de inicio (TDI), tiempo hasta el
pico (THP), tiempo medio de tránsito (TMT), volumen sanguíneo cerebral (VSC)
y flujo sanguíneo cerebral (FSC). Se generan mapas codificados por color. El cere-
bro en riesgo se representa mejor por las zonas donde el THP es mayor de 6 seg,
aunque también se tienen en cuenta las zonas de mayor TMT y en las que el
TDI se aproxima a la penumbra. Las áreas donde el VSC o el FSC se reducen por
debajo de los umbrales especificados se usan para estimar la base del infarto.
Existe una gran controversia en la literatura sobre el uso de la TCP para la
estimación de la base del infarto y la penumbra para la selección de pacien-
tes para el tratamiento endovascular. La evaluación de los mismos datos de
origen en diferentes paquetes informáticos conduce a distintas estimaciones
de la base del infarto y la penumbra, por lo que la TCP podría ser poco fiable
para la selección de pacientes.12 También hay preocupación por la radiación
con la TCP. Sin embargo, los estudios SWIFT PRIME (de Solitaire with the Inten-
tion for Thrombectomy as Primary Endovascular Treatment) y EXTEND-IA (de
Extending the Time for Thrombolysis in Emergency Neurological Deficits–Intra-ar-
terial) demostraron que la TCP con el programa de reconstrucción automati-
CAPÍTULO 5 Ictus isquémico agudo: tratamiento endovascular61
Procedimiento
1. Consideraciones generales
a. Protección de vías aéreas y consideraciones de anestesia
La intubación puede ser necesaria para la protección de las vías aéreas, pero no
se debe realizar de forma sistemática. Varios estudios retrospectivos han demos-
trado un mejor resultado clínico con la sedación consciente en comparación con
la anestesia general. Estos análisis tienen un fallo inherente, ya que los pacientes
con ictus más graves y los ictus hemisféricos izquierdos tienden a requerir in-
tubación y a tener un peor resultado. A pesar de estas limitaciones, la anestesia
62 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
FIGURA 5-1 • Trombectomía endovascular con Solitaire. Mujer de 81 años de edad con hemipa-
resia izquierda y confusión. NIHSS de 20. Recibió una dosis completa de activador del plasminógeno
tisular intravenoso. A: la ATC muestra un corte de M1 derecho (flecha blanca). B: el tiempo hasta
el pico (THP) en la tomografía computarizada de perfusión (TCP) muestra gran penumbra isquémica
(contorno blanco). C: el mapeo del volumen sanguíneo cerebral (VSC) mediante TCP muestra un área
central pequeña de infarto (contorno blanco). D: el angiograma posteroanterior (PA) muestra corte de
M1 a la derecha (flecha blanca) distal a la arteria temporal anterior. Téngase en cuenta la ondulación
y el espasmo de la carótida interna con la colocación del catéter guiado con balón (flecha gris). E: an-
giograma lateral que muestra ausencia de llenado en el territorio de la arteria cerebral media (ACM)
derecha. F, G: imágenes fijas PA y lateral que muestran la colocación de un dispositivo de extracción
Solitarie de 6 × 30 mm. El extremo distal (flecha blanca) se coloca a una distancia moderada distal al
coágulo (flecha gris). El coágulo se recuperó en un solo paso bajo reversión del flujo. H, I: angiogra-
mas PA y lateral postrombectomía que muestran la trombólisis en la reperfusión del infarto cerebral
(TEIC) 3. La paciente mejoró con rapidez a una calificación de 5 en una escala de ictus
(10) Comenzar a aspirar sobre la rama lateral del catéter con balón con una je-
ringa de 60 mL. Es útil tener un asistente para realizar esta tarea. De forma
alternativa, puede utilizarse una bomba de aspiración Penumbra® (Penum-
bra Inc., Alameda, CA) en caso de haber un solo operador. Una carótida muy
tortuosa con la guía con balón ubicada en un codo, puede limitar la eficacia
de la aspiración, y es preferible colocar el CGB en un segmento recto del vaso
para optimizar la reversión del flujo.
(11) Recuperar el stent extractor (canastilla) y los coágulos en el CGB con un
movimiento suave y lento de arrastre. Esto puede ser doloroso para el pa-
ciente, especialmente si está despierto.
(12) Aspirar de forma vigorosa el CGB para eliminar los residuos embólicos y
la sangre.
CAPÍTULO 5 Ictus isquémico agudo: tratamiento endovascular65
FIGURA 5-2 • Trombectomía endovascular con los catéteres Penumbra y Solitarie. Varón de
52 años de edad con infarto agudo de miocardio al que le realizó un cateterismo cardíaco con colo-
cación de stent farmacoactivo por la oclusión completa de la coronaria derecha. El paciente dejó de
responder. La TC mostró una hiperdensidad basilar sospechosa de trombosis. No era candidato para
el tPA i.v. debido a un procedimiento reciente y hematemesis por eptifibatida i.v. La calificación en
la escala de NIHSS al ingreso fue de 22. A: ATC coronal que muestra coágulos en el tope de la basi-
lar (flecha blanca). B, C: angiografías AP y lateral donde se observa un defecto de llenado en el tope
de la basilar (flecha blanca). La arteria cerebral izquierda y las perforantes talámicas posteriores
no se llenan. D: mapeo lateral que muestra la colocación del catéter Penumbra 5 MAX ACE (flecha
blanca) para el coágulo basilar. La aspiración por sí sola no tuvo éxito en la eliminación de coágulos.
E, F: imágenes fijas PA y lateral que muestran el despliegue de un stent extractor Solitarie de
6 × 30 mm (la flecha es la parte distal del stent) en la arteria cerebral posterior derecha desplegada
a través del catéter Penumbra (flecha blanca) en la basilar. Una parte del stent se colocó distal al
coágulo. El coágulo se recuperó bajo aspiración directa con el catéter Penumbra después de dos
pases. G: vista PA postrombectomía que muestra recanalización de la TEIC 3 con espasmo en P1
del lado izquierdo (flecha blanca) tratada con verapamilo i.a. H: vista lateral postrombectomía en la
que se observa la reperfusión de las perforantes talámicas (flecha blanca). I: resonancia magnética
postrombectomía que muestra infarto talámico pequeño a la izquierda y otro más grande a la
derecha (flechas blancas). El paciente recuperó la consciencia y se le dio de alta con una calificación
de 3 de la NIHSS
restaura con rapidez. Se debe dejar pasar por lo menos 3 min para aspirar el
coágulo hacia el interior del catéter. Otra opción es aspirar con una jeringa
de 60 mL.
(8) Si el flujo no se ha restaurado y el coágulo no ha sido expulsado dentro de
la bomba después de 2-3 min, se retira lentamente el catéter de aspiración.
El coágulo casi siempre está “encajado” dentro del catéter de aspiración y
se retira como un fragmento grande. Esta primera estrategia de técnica de
“aspiración directa” se ha denominado ADAPT (de a direct aspiration).16
(9) Aspirar el introductor o el CGB de forma vigorosa y eliminar la sangre.
(10) Realizar una angiografía.
(11) Se repite la aspiración o se cambia por un stent extractor, según la necesidad.
(12) Una vez que se obtiene la reperfusión, se reduce la presión arterial como se
describió antes.
3. Fibrinólisis intraarterial
Hoy en día, los fibrinolíticos i.a. en general se usan cuando fracasan los métodos
mecánicos, por ejemplo, en los vasos distales más pequeños donde los dispositi-
vos mecánicos no pueden colocarse de forma segura o para el tratamiento de com-
plicaciones embólicas distales de embolectomías mecánicas. La fibrinólisis i.a. usa
tanto tPA (Genentech, South San Francisco, CA) como inhibidores de la glucopro-
teína IIb/IIa, como el abciximab (Janssen Biotech, Horsham, PA).
a. Se usa un neuromicrocatéter de punta blanda de 0.533 mm (0.021”) o menor a
través del coágulo, de preferencia mediante técnica de mapeo vascular. Puede
usarse una microcirugía blanda de 0.356 mm (0.014”) con forma de “J” para cru-
zar la lesión como se describió antes.
b. La mayoría de los médicos de Estados Unidos utilizan el tPA i.a. como fibrinolítico
de elección. Suelen aplicarse varios miligramos a través del coágulo conforme se
retira el microcatéter. Luego, éste se vuelve a avanzar hacia el coágulo para lograr
una infusión local, que puede hacerse con una inyección manual o a través de una
solución diluida (50 mg de tPA en solución salina normal de 250 mg) mediante
una bomba de infusión. La dosis de la solución i.a. apropiada probablemente esté
entre 5 y 10 mg/h. La dosis total del tPA i.a. para la mayoría de las intervenciones
es de 10-20 mg, cuando no se ha administrado tPA i.v. sistémico.
c. El control con arteriografía se debe realizar a través del catéter guía en el cuello
cada 10-15 min.
d. Además, se puede administrar abciximab, en alícuotas de 1 mg hasta alrededor
de 5 mg. El abciximab es particularmente eficaz en la disolución de tapones
hiperagudos de plaquetas.
e. Los criterios de valoración para resolución del coágulo, mejoría clínica o he-
morragia son similares a los de las técnicas mecánicas.
4. Manejo del introductor
Después de una trombectomía, el introductor inguinal puede suturarse y dejarse
en su lugar durante la noche o puede utilizarse un dispositivo de cierre. Se debe
realizar una arteriografía femoral común para asegurar que el introductor no
ocluye el vaso o que las características anatómicas son apropiadas para un dispo-
sitivo de cierre. Si el introductor se deja en su sitio, debe estar conectado a una vía
con solución salina heparinizada.
Cuidados posprocedimiento
1. Los pacientes se tratan en la unidad de cuidados intensivos (UCI) con observación
constante por parte del personal de enfermería y del médico de dicha unidad.
2. Tras un ictus isquémico, la reevaluación del paciente debe ser frecuente en busca
de empeoramiento clínico, el cual puede ser un signo de hemorragia intracraneal
sintomática (HICS). Las revisiones neurovasculares se realizan cada 15 min du-
rante la primera hora y al menos cada hora después, durante las primeras 24 h. Un
aumento en la puntuación NIHSS de 4 puntos o mayor es señal de que se ha pro-
ducido una HICS y se deberá realizar una TC urgente para evaluar la hemorragia.
3. El lugar de la punción de la arteria femoral y los pulsos distales deben monito-
rizarse según las guías institucionales. El hematoma inguinal es la complicación
más frecuente en el sitio de punción.
68 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Resultados
Antes del año 2013, la evidencia para la trombectomía mecánica provenía de estudios
realizados sin una rama control no intervencionista. En enero de 2013, se publica-
ron tres estudios aleatorizados (Interventional Management of Stroke III [IMS III], A
Randomized Controlled Trial on Intra-Arterial Versus Intravenous Thromolysis in Acute
Ischemic Stroke [SYNTHESIS Expansion], y Mechanical Retrieval and Recanalization of
Stroke Clots Using Embolectomy [MR RESCUE]) que no mostraron mejores resultados
con el tratamiento endovascular en comparación con el mejor régimen médico, lo
cual hizo surgir dudas sobre la eficacia de las técnicas endovasculares.7,17,18 El resul-
tado negativo de estos estudios se ha atribuido en gran medida a la mala selección de
los pacientes, la falta de registros de la OGV antes de la aleatorización, el uso de dis-
positivos mecánicos más antiguos, las bajas tasas de revascularización y los tiempos
de revascularización más lentos.
Recientemente, se han publicado cinco estudios aleatorizados (MR CLEAN,
ESCAPE, EXTEND-IA, SWIFT PRIME y REVASCAT) que compararon el trata-
miento endovascular más el mejor plan terapéutico frente al óptimo tratamiento
médico solo para el ictus por OGV de la circulación anterior. Todos demostraron
un beneficio notable del tratamiento endovascular.1-5 Estos resultados se obtuvie-
ron en pacientes con déficits clínicos de moderados a graves. Se emplearon técni-
cas por imagen para registrar la oclusión de la circulación anterior de los grandes
vasos. Se utilizaron dispositivos de trombectomía modernos, especialmente los
stents extractores, y se obtuvieron tasas de revascularización elevadas. Se excluye-
ron los individuos con infartos de base amplia. La mayoría de los pacientes reci-
bieron dosis completas de tPA i.v., cuando estaba indicado. La punción inguinal se
mantuvo por unas 6 h. En este contexto, se observó una mejoría del 14 al 31 % en
la independencia funcional a los 90 días en el grupo endovascular en comparación
con el mejor tratamiento médico como control. Esto corresponde con un número
necesario de tratar de casi 4 para prevenir la incapacidad de un solo paciente.
Además, hubo una tendencia a la reducción de la mortalidad y no hubo diferencia
estadística en la hemorragia intracraneal sintomática. En el cuadro 5-5 se muestra
un resumen de las características de los pacientes y los valores de los resultados
de estos estudios.
Con la mejoría en los dispositivos y la técnica, se puede esperar un aumento en
el grado de recanalización (. 90 %) y una reducción del tiempo de recanalización in-
traoperatorio (a menos de 40 min). Sin embargo, puede mejorar más la eficacia si
se agiliza el proceso desde la aparición de los síntomas hasta el ingreso de los pa-
cientes en el área intervencionista, lo que incluye enseñanza al público para adquirir
consciencia de la urgencia de los síntomas del ictus, el transporte de los afectados
a un centro apropiado y la mejoría de los tiempos para la evaluación del paciente
y el inicio del tratamiento correcto, mientras se organiza la derivación adecuada
de pacientes seleccionados para ingresar en la sala donde se realizará la interven-
ción. Aunque hoy en día se ha estudiado poco, es probable que la calidad del manejo
postrombectomía aguda en la unidad de cuidados intensivos y el régimen de segui-
miento de rehabilitación también afecten el resultado a largo plazo.
Cuadro 5-5 Estudios aleatorizados del tratamiento endovascular del ictus de la circulación anterior de los grandes vasos1-5
Grupo con
tratamiento Endo Control Endo Control Endo Control Endo Control Endo Control
Núm. de pacientes 233 267 165 150 35 35 98 98 103 103
Mediana de la NIHSS 17 (14-22) 18 (14-21) 16 (13-20) 17 (12-20) 17 (13-20) 13 (9-19) 17 (13-20) 17 (13-19) 17 (14-20) 17 (12-19)
(RIC)
tPA i.v. 87 % 91 % 73 % 79 % 100 % 100 % 100 % 100 % 68 % 78 %
URN de la ingle (min)a 260 − NR − 210 − 224 − 269 −
TEICm 2B/3 59 % − 72 % − 86 % − 88 % − 66 % −
Stent extractorb 97 % − 86 % − 100 % − 100 % − 100 % −
PRm 0-2 a 90 días 33 % 19 % 53 % 29 % 71 % 40 % 60 % 36 % 44 % 28 %
Mortalidad a 90 días 21 % 22 % 10 % 19 % 9% 20 % 9% 12 % 18 % 16 %
Endo, tratamiento endovascular; NR, no registrada; PRm, puntuación de Rankin modificada (0-2 se considera que corresponde a la independencia funcional); RIC, rango intercuartil;
TEICm 2B/3, puntuación modificada de la trombólisis en el infarto cerebral (2B/3 se considera buena revascularización); URN, última revisión normal.
a
Tiempos promemedio informados.
b
Cuando un dispositivo se usa para la revascularización, se usa el porcentaje de stents extractores.
69
Ictus isquémico agudo: tratamiento endovascular69
70 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
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Indicaciones
De acuerdo con las guías de 2011 para el tratamiento de los individuos con enfer-
medad carotídea extracraneal y de la arteria vertebral, aquellos que cumplan los si-
guientes criterios son candidatos para la revascularización carotídea:1
1. Los pacientes con riesgo quirúrgico promedio o bajo que presentan un ictus isqué-
mico no incapacitante o síntomas isquémicos cerebrales transitorios, incluidos
ictus hemisféricos o amaurosis fugaz, dentro de los 6 meses (enfermos sintomá-
ticos), deben someterse a EAC, si el diámetro de la luz de la ACI homolateral se
reduce más del 70 % según las imágenes no invasivas o más del 50 % según los datos
de la angiografía por catéter, y la tasa de ictus perioperatorio o la mortalidad es
menor del 6 %.
2. La EPAC está indicada como una alternativa a la EAC en personas sintomáticas
con riesgo medio o bajo de complicaciones asociadas con la intervención endo-
vascular, cuando el diámetro de la luz de la ACI se reduce en más del 70 % según las
imágenes no invasivas o más del 50 % según la angiografía por catéter, y si la tasa
esperada de ictus periprocedimiento es menor o equivalente a la de EAC.
3. Los pacientes de alto riesgo para la EAC son los más beneficiados por el procedi-
miento EPAC. La práctica actual propugna el uso de un dispositivo de protección
embólica cuando se coloca una endoprótesis carotídea; con esto en mente, los ries-
gos asociados con la EPAC son quizá incluso más bajos que los relacionados con la
EAC, sobre todo en este grupo de pacientes de alto riesgo.2 Los pacientes se consi-
deran de “alto riesgo” cuando presentan las siguientes enfermedades o caracterís-
ticas anatómicas asociadas (o dos criterios menores en algunas investigaciones):3-9
a. Enfermedades de alto riesgo
(1) Criterios mayores:
(a) Insuficiencia cardíaca congestiva (clase funcional de la New York Heart
Association [NYHA] III/IV)
(b) Fracción de eyección ventricular izquierda , 30 %
(c) Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que se manifiesta
con volumen espiratorio forzado , 30 %
(d) Cirugía cardíaca abierta reciente (dentro de 6 semanas)
(e) Insuficiencia renal dependiente de diálisis
(f ) Diabetes no controlada (glucosa en ayuno . 400 mg/dL, cetonas en
orina . 2)
(g) Pacientes en evaluación o en espera de trasplante de órganos importantes
(2) Criterios menores:
(a) Edad . 75 años
(b) Angina inestable (clase III/IV según la Canadian Cardiovascular Society
[CCS])
(c) Infarto agudo de miocardio (IAM) reciente (, 30 días)
(d) Enfermedad grave en las arterias coronarias (. 2) con estenosis . 70 %
(pacientes con angina de pecho)
CAPÍTULO 6 Estenosis de la arteria carótida73
Contraindicaciones
Además de las contraindicaciones absolutas y relativas aplicables a todos los procedi-
mientos angiográficos e intervencionistas, las siguientes se aplican a la EPAC:
Absolutas
1. Oclusión crónica de la arteria carótida
2. Alergia a la medicación antiplaquetaria
3. Alergia a los metales de la endoprótesis (níquel, titanio, cobalto, cromo y otros,
según la endoprótesis elegida)
4. Diátesis hemorrágica incorregible
5. Configuraciones anatómicas que impiden la navegación de los dispositivos a su
sitio de destino
Relativas
1. Coágulo fresco dentro de la estenosis
2. Ictus reciente (, 4-6 semanas antes) o ictus incapacitante previo (. 3 en la escala
de Rankin modificada)
3. Hemorragia intracraneal reciente
4. Hemocultivos positivos/septicemia
5. Estado de inmunodepresión
6. Calcificación circunferencial o casi circunferencial
Preparación preprocedimiento
1. Antecedentes basales y exploración física:
a. Considerar la posibilidad de realizar una consulta para la evaluación del riesgo
cardíaco o pulmonar antes del procedimiento.
b. Los pacientes con deterioro potencial de la función renal deben ser evaluados en
busca de riesgo de nefropatía provocada por el medio de contraste. La diálisis se
debe coordinar según sea necesario para los pacientes con nefropatías terminales.
2. Evaluación neurológica exhaustiva por parte de un neurólogo independiente, in-
cluida la evaluación mediante la NIHSS, la escala de Rankin modificada y el índice
de Barthel de actividades de la vida diaria.
74 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
3. Electrocardiograma de 12 derivaciones.
4. Electrólitos en suero, incluidos nitrógeno ureico en sangre y creatinina, hemo-
grama completo, tiempo de protrombina/razón normalizada internacional (INR,
de international normalized ratio)/tiempo de tromboplastina parcial (TTP).
5. Gonadotropina coriónica humana en orina en mujeres en edad fértil.
6. Pruebas de imagen:
a. La ecografía (modo B y Doppler) es la piedra angular de la detección de una es-
tenosis carotídea. Es la prueba diagnóstica inicial recomendada para detectar
estenosis carotídeas con significación hemodinámica. Su disponibilidad es am-
plia y muestra con precisión una estenosis con limitación de flujo en las caróti-
das. El estudio debe ser realizado por un técnico cualificado en un laboratorio
certificado.
(1) Parámetros primarios: velocidad sistólica máxima (VSM) y estimación di-
recta del grosor de la placa.
(2) Parámetros secundarios: la velocidad de fin de diástole (VFD) y la relación
de la ACI/arteria carótida común (ACC) (relación VSM en la ACI/VSM en la
ACC homolateral).
(3) Permite contemplar la evaluación de la composición de la placa y las carac-
terísticas de su superficie (estables frente a placa inestable). La ecografía,
sin embargo, es una modalidad que depende del operador y su sensibilidad
y especificidad pueden variar en gran medida para la detección de caracte-
rísticas de una placa inestable. La sensibilidad promedio en varios estudios
para la detección de ulceraciones de la placa se ha estimado en cerca del
60 % con una especificidad del 74 %.
(4) Como complemento de la angiografía por resonancia magnética (ARM)/an-
giografía por tomografía computarizada (ATC), las cuales pueden evaluar
otras anomalías carotídeas, vertebrales e intracraneales, incluidas lesiones
en tándem, disección, trombos e irregularidades de los bordes de la placa.
b. La ARM puede utilizarse para excluir estenosis, pero es limitada para la cuan-
tificación del grado de estenosis y resulta susceptible a una amplia variedad de
artefactos. Existen múltiples técnicas:
(1) Time of flight (TOF), no requiere contraste intravenoso (i.v.).
(2) La fase de contraste de la ARM permite la cuantificación del flujo sanguíneo,
la velocidad de flujo y el volumen sanguíneo.
(3) Un mayor contraste mejora la calidad de la imagen y reduce los artefactos
relacionados con el flujo no laminar.
c. Resonancia magnética (RM) para las características morfológicas de la placa.
Varios estudios han investigado la asociación entre la RM y las mediciones de
las estructuras histológicas. Estas mediciones morfológicas de la pared del vaso
carotídeo efectuadas con RM han demostrado una fuerte correlación con los
datos histológicos.10 Los datos de éstos y otros estudios apoyan la idea de que
la composición de la placa por sí sola puede ser de valor en la evaluación del
riesgo de eventos futuros; algunos investigadores aún consideran éste un valor
limitado para la caracterización de la calcificación de la placa.
d. La ATC es útil para evaluar el grado de estenosis y las calcificaciones de las
carótidas y el arco aórtico. Una evaluación precisa del tipo de arco aórtico, la
tortuosidad de la arteria carótida común, y el curso y calibre de las estenosis
proximales y distales de los vasos también se pueden obtener a través de este
método. Otros usos:
(1) A medida que mejora la resolución de la nueva generación de tomogra-
fías computarizadas de detectores múltiples (TCDM), también lo hace la
detección de úlceras en una placa ateroesclerótica en las carótidas. Esta
información es útil en la planificación del procedimiento y la selección del
dispositivo.
(2) La angiografía por sustracción digital (ASD) sigue siendo el estudio de re-
ferencia, pero la ATC tiene sensibilidad y especificidad altas para el diag-
nóstico de la estenosis intracraneal, que puede ser muy relevante en la
planificación de una intervención en un paciente con estenosis de la caró-
tida extracraneal.
CAPÍTULO 6 Estenosis de la arteria carótida75
Procedimiento
1. Administración de fármacos intraprocedimiento:
a. Anticoagulación. El procedimiento se hace con anticoagulación en casos bien se-
leccionados con heparina no fraccionada o un inhibidor directo de la trombina.
(1) Heparina no fraccionada con un tiempo de coagulación activado (TCA) pre-
visto de 250-300 seg. Se comienza con 50-70 UI/kg i.v. en bolo y se titula de
forma adecuada.
(2) Inhibidores directos de la trombina, en particular para pacientes con trom-
bocitopenia causada por heparina. Todavía no se han establecido regímenes
estandarizados de bivalirudina y argatrobán.
(a) El régimen sugerido para el argatrobán es de 15-30 μg/kg/min i.v. con un
bolo de 350 μg/kg, seguido por 25 μg/kg/min i.v.
(b) El régimen de dosificación sugerido para la bivalirudina es de un bolo i.v.
de 0.75 mg/kg, seguido por 1.75 mg/kg/h i.v. por 4 h. El TCA debe revi-
sarse 5 min después del bolo y se puede administrar un bolo i.v. adicional
de 0.3 mg/kg, si es necesario.
b. Bloqueadores de glucoproteína (GP) IIb/IIIa, en el caso de la formación de un
coágulo rico en plaquetas en la endoprótesis.
(1) El TCA basal debe ser menor de 200 seg antes de la administración, para re-
ducir el riesgo de hemorragia intracraneal, lo que se puede lograr mediante
el bloqueo de una parte de la actividad de la heparina con la administración
de protamina por venoclisis.
(2) Eptifibatida: 2 μg/kg/min i.v. Se inicia con un bolo de 180 μg/kg (hasta
22.6 mg en total), con una administración de sostén máxima de 15 mg/h i.v.
(3) Abciximab: 0.125 μg/kg/min i.v. por 12 h. Iniciar con un bolo de 0.25 mg/kg i.v.,
10-60 min antes de comenzar el procedimiento. La dosis máxima por veno-
clisis es de 10 μg/min.
c. Tratamiento de la bradicardia durante el procedimiento:
(1) Glucopirrolato: 0.2-0.4 mg i.v. Este fármaco se administra de manera profilác-
tica cuando la lesión está cerca del bulbo carotídeo, porque la presión sobre
los barorreceptores durante la angioplastia transluminal percutánea (ATP)
o la colocación de una endoprótesis pueden desencadenar una bradicardia.
Se puede repetir la dosis si hay un intervalo largo antes de la angioplastia.
(2) Atropina: bolo i.v. de 0.6-1.0 mg.
(3) En raras ocasiones se requiere dopamina.
d. Antihipertensivos intraarteriales (i.a.) y tratamiento del vasoespasmo:
(1) El nicardipino es útil en el tratamiento (y prevención si se usa antes de la in-
tervención endovascular) del vasoespasmo cerebral relacionado con la colo-
cación de un dispositivo de protección cerebral, angioplastia y colocación de
endoprótesis. La dosis es de 2-10 mg en bolo i.v. a una velocidad lenta de casi
1 mg/min. Se debe vigilar constantemente la presión arterial.
(2) El verapamilo tiene los mismos beneficios, dosis y velocidad de administra-
ción que el nicardipino.
e. Tratamiento de la hipotensión. La solución coloidal (20 % de albúmina) puede
ser útil al tratar la hipotensión periprocedimiento mediante la expansión de vo-
lumen endovascular. Además, la albúmina se considera útil para la mejoría
de la microcirculación cerebral independiente del aumento de la presión arte-
rial. La albúmina se debe administrar con lentitud, a razón de 50 mL por más de
20 min y se puede repetir cada 4-6 h.
2. Acceso. En general, la EPAC se realiza a través de un acceso en la arteria femoral
común. También se pueden usar punciones radiales, braquiales, axilares o directas
en carótidas.
3. Angiografía diagnóstica:
a. Realizar el acceso con la técnica de Seldinger modificada y un sistema de micro-
punción.
CAPÍTULO 6 Estenosis de la arteria carótida77
Cuidados posprocedimiento
1. Si el paciente se encuentra estable, se ingresa en una unidad de observación de
24 h (durante la noche).
a. Comprobar las constantes vitales y realizar un examen neurológico cada hora.
b. Mantener la presión arterial sistólica entre 100 y 160 mm Hg.
c. Si se coloca, dejar la sonda de Foley en gravedad hasta unas horas antes del alta.
d. Administrar líquidos v.o. y seguir a dieta regular según la tolerancia.
e. Hidratar al paciente con solución salina normal (SN) a razón de 150 mL/h para
un total de 400 mL.
f. Iniciar profilaxis de la trombosis venosa profunda.
g. Mantener el reposo en cama hasta la mañana siguiente.
2. Seguimiento:
a. Continuar con 75 mg de clopidogrel v.o. por día y 325 mg/día de ácido acetilsa-
licílico v.o. durante 6 semanas. Después de este tiempo, los pacientes permane-
cen con 81 mg diarios de ácido acetilsalicílico v.o. de por vida.
b. Realizar una ecografía dúplex a los 6 meses y 1 año después del procedimiento.
Resultados
El estudio NASCET (de North American Symptomatic Carotid Endarterectomy) fue el
primero en demostrar que los pacientes sintomáticos con estenosis carotídea se be-
neficiaban más de la revascularización quirúrgica que del tratamiento médico, con
una reducción importante en las tasas de ictus y mortalidad en poblaciones con es-
tenosis del 50 % o mayor.14 El estudio CETS (de Asymptomatic Carotid Atherosclerosis)
corroboró estos datos.15 Los resultados del estudio ACAS (de Asymptomatic Carotid
Atherosclerosis Trial) demostraron que la EAC es mejor que el tratamiento médico
para los pacientes asintomáticos con estenosis del 60 % o mayor y que puede servir
como base para procedimientos de revascularización en esta población.16
El estudio CAVATAS (de Carotid and Vertebral Artery Transluminal Angioplasty)
fue el primer gran estudio aleatorizado para demostrar la viabilidad y la seguridad de
las intervenciones endovasculares carotídeas.17 A pesar del uso de endoprótesis en
sólo el 26 % de los pacientes en el grupo endovascular, y la ausencia de dispositivos
de protección cerebral, mostró riesgos mayores y eficacia similares entre la inter-
vención quirúrgica y la endovascular a los 3 años. La subsiguiente proliferación de
dispositivos para EPAC se acompañó del reclutamiento de pacientes en una serie
de estudios patrocinados por el fabricante.
El estudio SHAPPHIRE (de Stenting and Angioplasty with Protection in Patients at
High Risk for Endarterectomy) fue aleatorizado y controlado, y comparó EPAC con EAC
en pacientes de alto riesgo con arteriopatía carotídea sintomática o asintomática.2,8 El
estudio demostró que, en una población de alto riesgo para EAC, la EPAC no fue inferior
a la EAC en el riesgo a 30 días de ictus, muerte o infarto de miocardio. Por otra parte,
también detectó que la EPAC no fue menos eficaz que la EAC en el estudio con varia-
bles múltiples a 3 años. Los resultados de varios estudios respaldados por el fabricante
demostraron que, en pacientes con alto riesgo de EAC, la EPAC no fue inferior con res-
pecto a los criterios de rendimiento objetivos derivados de los estudios históricos de
EAC. Los resultados de estos estudios apoyaron la aprobación por la Food and Drug
Administration (FDA) de Estados Unidos de la variedad de dispositivos disponibles y
han apoyado el uso continuado de EPAC en la población de alto riesgo.
Los resultados de otros dos estudios controlados aleatorizados crearon dudas
sobre la seguridad de las EPAC. Los estudios EVA-3S (de Endarterectomy versus Angio-
plasty in Patients with Symptomatic Severe Carotid Stenosis) y SPACE (de Stent-suppor-
ted Percutaneous Angioplasty of the Carotid Artery versus Endarterectomy) terminaron
antes de tiempo después de no poder demostrar la falta de inferioridad de la EPAC
frente a la EAC en cuanto a complicaciones periprocedimiento.18,19 Sin embargo, es
importante destacar que estos estudios estaban preocupados por la inexperiencia
del operador en el brazo de la EPAC y el uso sin uniformidad de los dispositivos de
protección contra la embolia cerebral. El estudio EVA-3S fue multicéntrico y requirió
poca experiencia del operador (cinco procedimientos con EPAC anteriores, o sin pro-
cedimientos EPAC, si estaban supervisados). El estudio SPACE se llevó a cabo sin el
actual uso obligatorio de los dispositivos de protección cerebral, que se emplearon
CAPÍTULO 6 Estenosis de la arteria carótida81
Estudio, año Pacientes Datos clave Muerte o cualquier ictus OR (IC 95 %) Comentarios
CAVATAS-CEA, 200117 504 Multicéntrico; pacientes de EAC: 25/253 (9.9 %) p = SN en el artículo original; Seguimiento por 3 años; uso rela-
cualquier edad con esteno- EPAC: 25/251 (10 %) OR no informado tivamente bajo de endoprótesis
sis carotídea sintomática o (26 %) en el grupo de EPAC.
asintomática adecuada para
EAC o EPAC
SAPPHIRE, 20042 334 Aleatorizado multicéntrico; EAC: 9.3 % de los pacientes p = 0.18 Terminado antes de tiempo debido
pacientes con estenosis sintomáticos a una falta en la aleatorización.
carotídea asintomática $ 80 % EPAC: 2.1 % de los pacien-
(70 %) y estenosis carotídea tes sintomáticos
sintomática $ 50 % (30 %)
EVS-3S, 200624 527 Multicéntrico; pacientes con EAC: 10/259 (3.9 %) RR = 2.5 (1.2-5.1), p = 0.01 Estudio terminado antes de tiempo
estenosis carotídea sintomá- EPAC: 25/262 (9.6 %) debido a problemas de seguridad
tica . 60 % dentro de los 120 y eficacia, la preocupación por la
días antes del reclutamiento inexperiencia del operador en el
adecuado para EAC o EPAC brazo de EPAC y la ausencia de
uniformidad en el uso de los dis-
positivos de protección contra la
embolia.
SPACE, 200619 1 183 Multicéntricos: pacientes Variables de evaluación pri- 1.19 (0.75-1.92) Estudio concluido antes de tiempo
. 50 años con estenosis caro- marias de ictus isquémico tras el análisis de eficacia; “pre-
tídea sintomática . 70 % en el homolateral o muerte desde ocupación sobre la inexperiencia
día 180 antes del reclutamiento el momento de la aleato- del operador en el grupo de EPAC
rización hasta 300 días y el uso carente de uniformidad
después del procedimiento; de los dispositivos de protección
EAC: 37/584 (6.3 %) contra la embolia”.
EPAC: 41/599 (6.8 %)
EVA-3S, 4 años de segui- 527 Multicéntrico, aleatorizado, Eventos de resultados HR para cualquier ictus o Un análisis de función de riesgo
miento, 200818 abierto, evaluador ciego, estu- principales de hasta muerte periprocedimiento mostró que las diferencias de
dio de no inferioridad. 4 y de cualquier ictus 1.77 (1.3-3.2) 4 años en las probabilidades acu-
El resultado fue comparado durante la intervención p = 0.04 muladas de los resultados entre
después de EPAC con el o muerte: HR para cualquier ictus o EPAC y EAC se explican en gran
resultado después de EAC EAC: 6.2 % muerte de 1.39 (0.96-2.00) medida por el mayor riesgo peri-
en 527 pacientes que tenían EPAC: 11.1 % p = 0.08 procedimiento (dentro de los 30
estenosis carotídea de al HR para EPAC frente a EAC días luego del procedimiento) de
menos 60 %, la cual de manera 1.97 (1.06-3.67) la colocación de endoprótesis
reciente se había convertido en p = 0.03 en comparación con la endarte-
sintomática rectomía. Después del período
perioperatorio, el riesgo de ictus
homolateral fue bajo y similar entre
los dos grupos de tratamiento.
(continúa)
83
84
Cuadro 6-2 Estudios aleatorizados que comparan la endarterectomía con la colocación de endoprótesis en pacientes sintomáticos con
estenosis carotídea (continuación)
Estudio, año Pacientes Datos clave Muerte o cualquier ictus OR (IC 95 %) Comentarios
SPACE, 2 años de segui- 1 214 Se reclutaron pacientes con Población con intención de Población con intención de Tanto en la población con intención
miento, 200825 estenosis sintomática grave de tratar: tratar: de tratar como en aquella por pro-
la arteria carótida (70 %) para Ictus isquémicos homolate- Ictus isquémicos homo- tocolo, la estenosis recurrente del
este estudio de no inferioridad rales en 2 años, incluidos laterales dentro de los 70% fue más frecuente de modo
y se asignaron al azar con un posibles ictus o muertes 2 años, incluidos cualquier importante en el grupo de EPAC
diseño de aleatorización en periprocedimiento ictus periprocedimiento o que en el grupo de EAC, con una
bloques para ser objeto de EPAC: 56 (9.5 %) muerte: estimación en la tabla de mor-
EPAC o EAC. EAC: 50 (8.8 %) HR 1.10 (0.75-1.61) talidad del 10.7% frente al 4.6%
Cualquier muerte entre Cualquier muerte entre la (p = 0.0009) y 11.1% frente a 4.6%
la aleatorización y los 2 aleatorización y los 2 años: (p = 0.0007), respectivamente.
años: HR 1.11 (0.67-1.85)
EPAC: 32 (6.3 %) Cualquier ictus entre la alea-
EAC: 28 (5.0 %) torización y los 2 años:
Cualquier ictus entre la HR 1.10 (0.77-1.57)
aleatorización y los 2 Ictus isquémico homolateral
años: dentro de 31 días a 2 años:
EPAC: 64 (10.9 %) HR 1.17 (0.51-2.70)
EAC: 57 (10.1 %) Población por protocolo:
Ictus isquémico homolate- Ictus isquémicos homolate-
ral dentro de los 31 días y rales dentro de los 2 años,
los 2 años incluidos posibles ictus o
EPAC: 12 (2.2 %) muertes periprocedimiento:
EAC: 10 (1.9 %) HR 1.23 (0.82-1.83)
Población por proto- Cualquier muerte entre
colo: ictus isquémicos la aleatorización y los
homolaterales dentro de 2 años:
los 2 años, incluyendo HR 1.19 (0.83-1.73)
posibles ictus o muertes Ictus isquémico homolate-
periprocedimiento: ral dentro de los 31 días y
EPAC: 53 (9.4 %) los 2 años:
EAC: 43 (7.8 %) HR 1.18 (0.51-2.73)
Cualquier muerte entre
la aleatorización y los
2 años:
EPAC: 29 (6.2 %)
EAC: 25 (4.9 %)
Cualquier ictus entre
la aleatorización y los
2 años:
EPAC: 61 (11.5 %)
EAC: 51 (9.8 %)
Ictus isquémico homolate-
ral dentro de los 31 días
y los 2 años:
EPAC: 12 (2.3 %)
EAC: 10 (2.0 %)
(continúa)
85
86
Cuadro 6-2 Estudios aleatorizados que comparan la endarterectomía con la colocación de endoprótesis en pacientes sintomáticos con
estenosis carotídea (continuación)
Estudio, año Pacientes Datos clave Muerte o cualquier ictus OR (IC 95 %) Comentarios
SAPPHIRE, 3 años de 260 Se recopilaron datos a largo Ictus: Ictus:
seguimiento, 200826 plazo para 260 personas; se EPAC: 15 (9.0 %) p = 0.99 (−6.01-06.01)
incluyó estenosis carotídea EAC: 15 (9.0 %) Muerte:
sintomática de al menos el Ictus homolateral: p = 0.68 (−10.09-06.01)
50 % del diámetro luminal o una EPAC: 11 (7.0 %)
estenosis asintomática de al EAC: 9 (5.4 %)
menos el 80 % Muerte:
EPAC: 31 (18.6 %)
EAC: 35 (21 %)
Nota: los datos se calcula-
ron usando n = 167 para
ambos grupos porque no
se proporcionó informa-
ción detallada para EPAC
y EAC para n = 260
ICSS, 201020 1 713 Estudio multicéntrico. En el Datos de 120 días de OR no disponible El resultado primario fue de una
estudio, el grado de estenosis seguimiento: HR 1.86 (1.26-2.74) tasa de 3 años de ictus letal
de la carótida fue del 70-99% en EPAC: 72/853 (8.5 %) p = 0.001 o incapacitante en cualquier
el 89% de los pacientes de en- EAC: 40/857 (4.7 %) territorio; se han proporcionado
doprótesis y en el 91% de los de los resultados provisionales
endarterectomía. Los pacientes de la tasa de 120 días para
del estudio tuvieron estenosis ictus, muerte o IAM en el
carotídea . 50% medida con procedimiento.
los criterios de NASCET
CREST, 201022 2 502 El estudio incluyó 1 321 pacientes Cualquier ictus periopera- Cualquier ictus perio- El riesgo de un resultado primario
sintomáticos y 1 181 pacientes torio o ictus homolateral peratorio o un ictus compuesto de ictus, IAM o
asintomáticos después del procedi- homolateral después del muerte no difirió de modo notable
miento: procedimiento: entre pacientes sintomáticos y
Los pacientes sintomáticos en el Sintomático: Sintomático: asintomáticos entre EPAC y EAC.
estudio tuvieron $ 50% de este- EPAC: 37 (5.5 ± 0.9 DE) p = 0.04
nosis carotídea por angiografía, EAC: 21 (3.2 ± 0.7 DE) Cualquier ictus periope-
$ 70% por ecografía o $ 70% Cualquier ictus periope- ratorio o muerte o ictus
por ATC o ARM. Los pacientes ratorio o muerte o ictus homolateral después del
asintomáticos con estenosis ca- homolateral después del procedimiento:
rotídea (individuos con síntomas procedimiento: Sintomático:
más allá del día 180 se conside- Sintomático: p = 0.02
raron asintomáticos) $ 60% por EPAC: 40 (6.0 ± 0.9 DE)
angiografía, $ 70% por ecogra- EAC: 21 (3.2 ± 0.7 DE)
fía o $ 80% por ATC o ARM
ICSS, 201421 1 713 Estudio multicéntrico. En el Promedio de 4.3 años de Riesgo acumulativo a Cualquier ictus fue más frecuente en
estudio, el grado de estenosis seguimiento. Sucesos: 5 años con HR = 1.71, IC de el grupo de EPAC que en el de EAC,
carotídea fue del 70-99 % en ictus letal o incapacitante: 95 %, 1.28-2.30, p , 0.001; los cuales fueron sobre todo no in-
el 89 % de los pacientes de EPAC: 52/853 (6.1 %) población por protocolo, a capacitantes. La distribución de las
endoprótesis y en el 91 % de los EAC: 49/857 (5.7 %) 5 años, riesgo acumulado puntuaciones en la escala de Ran-
individuos de endarterectomía. Cualquier ictus: de 8.9 % frente a 5.8 %, 1.53, kin modificada a 1 y 5 años, o el se-
Estudio de los pacientes con EPAC: 119/853 (13.9 %) 1.02-2.31, p = 0.04 guimiento final, no difirió de modo
estenosis de la carótida . 50 % EAC: 72/857 (8.4 %) importante entre los grupos de tra-
medida según los criterios de tamiento. Los resultados funciona-
NASCET les a largo plazo y el riesgo de ictus
letal o incapacitante son similares
para la colocación de endoprótesis
y la endarterectomía carotídea en
la estenosis sintomática.
DE, desviación estándar; HR, cociente de riesgo; IC, intervalo de confianza; OR, cociente de probabilidad; RR, reducción del riesgo.
Adaptado de Brott, TG, Halperin JL, Abbara S. et al. 2011 ASA/ACCF/AHA/AANN/AANS/ACR/ASNR/CNS/SAIP/SCAI/SIR/SNIS/SVM/SVS guideline on the management of patients
with extracranial carotid and vertebral artery disease: executive summary: a report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on
Practice Guidelines, and the American Stroke Association, American Association of Neuroscience Nurses, American Association of Neurological Surgeons, American College of
Radiology, American Society of Neuroradiology, Congress of Neurological Surgeons, Society of Atherosclerosis Imaging and Prevention, Society for Cardiovascular Angiography and
Interventions, Society of Interventional Radiology, Society of NeuroInterventional Surgery, Society for Vascular Medicine, and Society for Vascular Surgery. Developed in collabora-
tion with the American Academy of Neurology and Society of Cardiovascular Computed Tomography. J Am Coll Cardiol. 57(8):1002-1044.
87
88
Cuadro 6-3 Estudios que comparan la endarterectomía con la colocación de endoprótesis en pacientes asintomáticos con estenosis
carotídea
Estudio, año (referencia) Pacientes Datos clave Muerte o cualquier ictus Valor de p Comentarios
2
SAPPHIRE, 2004 334 Estudio aleatorizado multi- Asintomáticos: 0.2 Terminó antes de tiempo debido a
céntrico de pacientes con EAC: 10.2 %b un fallo en la aleatorización.
. 50 % de estenosis carotídea EPAC: 5.4 %b
sintomática (58 %) o . 80 % de Combinados:
estenosis carotídea asinto- EAC: 9.8 %b
mática (42 %) con al menos un EPAC: 4.8 %b
criterio de comorbilidada (grupo
de riesgo quirúrgico alto)
SAPPHIRE, 20088 334 Estudio aleatorizado multi- Datos de 3 años de Ictus: 0.99 No pudo demostrarse una diferen-
céntrico de pacientes con SAPPHIRE Muerte: 0.68 (o no cia significativa en los resultados
estenosis carotídea asintomá- Ictus: informada) a largo plazo entre los pacientes
tica . 80 % (70 %) y $ 50 % de EAC: 15/167 de EPAC con DPE y aquellos
estenosis carotídea sintomá- EPAC: 15/197 con EAC.
tica (30 %) Muerte:
EAC: 35/167
EPAC: 31/167
CREST, 201022 2 502 El estudio incluyó a 1 321 Cualquier ictus perioperato-Cualquier ictus perioperato- El riesgo de resultado primario
pacientes sintomáticos y 1 181 rio o un ictus homolateral rio o un ictus homolateral compuesto de ictus, IAM o
asintomáticos. Los sintomá- después del procedi- después del procedimiento: muerte no difirió de modo notable
ticos en el estudio tenían $ miento: Asintomático: 0.15 entre los pacientes sintomáticos y
50 % de estenosis carotídea por Asintomático: Cualquier ictus periope- asintomáticos entre EPAC y EAC.
angiografía, $ 70 % por eco- EPAC: 15 (2.5 ± 0.6 DE) ratorio o muerte o ictus
grafía o $ 70 % en ATC o ARM. EAC: 8 (1.4 ± 0.5 DE) homolateral después del
Los pacientes asintomáticos Cualquier ictus periope- procedimiento:
en el estudio tenían esteno- ratorio o muerte o ictus Asintomático: 0.15
sis carotídea (aquellos con homolateral después del
síntomas más allá de 180 días procedimiento:
se consideraron asintomáticos) Asintomático:
$ 60 % por angiografía, $ 70 % EPAC: 15 (2.5 ± 0.6 DE)
por ecografía o $ 80 % en ATC EAC: 8 (1.4 ± 0.5 DE)
o ARM.
DE, desviación estándar; DPE, dispositivo de protección embólica; OR, cociente de probabilidad.
a
Criterios de alto riesgo como se ha descrito antes.
b
Muerte, ictus e infarto de miocardio (IAM).
Adaptado de Brott, TG, Halperin JL, Abbara S. et al. 2011 ASA/ACCF/AHA/AANN/AANS/ACR/ASNR/CNS/SAIP/SCAI/SIR/SNIS/SVM/SVS guideline on the management of patients
with extracranial carotid and vertebral artery disease: executive summary: a report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on
Practice Guidelines, and the American Stroke Association, American Association of Neuroscience Nurses, American Association of Neurological Surgeons, American College of
Radiology, American Society of Neuroradiology, Congress of Neurological Surgeons, Society of Atherosclerosis Imaging and Prevention, Society for Cardiovascular Angiography
and Interventions, Society of Interventional Radiology, Society of NeuroInterventional Surgery, Society for Vascular Medicine, and Society for Vascular Surgery Developed in colla-
boration with the American Academy of Neurology and Society of Cardiovascular Computed Tomography. J Am Coll Cardiol. 57(8):1002-1044.
89
90 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Complicaciones y su tratamiento
1. Las complicaciones de la EPAC, como reacción alérgica al medio de contraste,
hematoma inguinal o hematoma retroperitoneal, se tratan de manera similar a
como se haría en cualquier otro estudio angiográfico. La anticoagulación y la an-
tiagregación pueden aumentar la frecuencia y la gravedad de las complicaciones
hemorrágicas.
2. Bradicardia. Se observa con poca frecuencia si la lesión a tratar está calcificada y
cerca del bulbo carotídeo; la bradicardia suele ser transitoria y resuelve espontá-
neamente. La bradicardia se puede evitar inflando lentamente el balón de la ATP
bajo monitorización con electrocardiograma o el tratamiento previo con gluco-
pirrolato. Quizá sea necesario usar atropina, aunque con poca frecuencia, como
se describió antes. Rara vez, el paciente puede requerir un marcapasos ventricular
transvenoso transitorio.
3. Hipotensión arterial. Administrar por venoclisis coloide, dopamina o neosinefrina,
según necesidad.
4. Vasoespasmo arterial. Por lo general, se resuelve espontáneamente; de lo contra-
rio, administrar verapamilo o nicardipino como se indicó antes.
5. Disección arterial. Se trata mediante la colocación de endoprótesis aguda o se da
por terminado el procedimiento ATP/EPAC y se administra tratamiento médico.
Si se opta por este último, se continúa la heparina como puente para el uso de
cumarina. La anticoagulación con cumarina se mantiene por 6 meses después del
procedimiento.
6. Tromboembolia aguda. Consultar con un neurocirujano. Hay varios tratamien-
tos para atender la tromboembolia aguda, incluidos abciximab o eptifibatida in-
traarteriales (i.a.), tPA i.a., trombectomía con un stent extractor, trombectomía
aspirativa, con tratamientos complementarios, como la administración por ve-
noclisis de coloides y la inducción de hipertensión arterial.
7. Rotura de la placa con oclusión inmediata de los vasos. Proceder con la EPAC.
8. Cobertura incompleta de la lesión a tratar. Colocar una segunda endoprótesis.
9. Hematoma del cuello. Puede tener lugar durante la ATP/EPAC debido a una ro-
tura arterial o venosa; por lo general, se presenta en quienes han tenido una EAC
y suele ser autocontenida. Realizar heparinización inversa con protamina (pro-
tamina i.v., 10 mg por cada 1 000 U de heparina administrados). Si esta rotura
es de los grandes vasos, de inmediato se ocluye el vaso mediante un catéter con
balón. Los métodos reconstructivos pueden incluir la colocación urgente de una
endoprótesis cubierta (uso actual no previsto). Debe considerarse la oclusión en-
dovascular permanente segura de toda la arteria carótida con coils. Se traslada al
paciente para cirugía de urgencia si es necesario.
10. Edema cerebral por reperfusión. Se puede controlar mediante la administración
de manitol y corticoesteroides.
11. Hemorragia intracerebral. Consultar con el servicio de neurocirugía. La hemorra-
gia intracerebral puede asociarse con la reperfusión o deberse a la transfor-
mación tardía de una pequeña lesión isquémica.
12. Infarto de miocardio. Una complicación poco frecuente durante la ATP/EPAC;
consultar con un cardiólogo.
Referencias
1. Brott TG, Halperin JL, Abbara S, et al. ASA/ACCF/AHA/AANN/AANS/ACR/ASNR/CNS/
SAIP/SCAI/SIR/SNIS/SVM/SVS guideline on the management of patients with extracra-
nial carotid and vertebral artery disease: executive summary: a report of the American
College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice
Guidelines, and the American Stroke Association, American Association of Neuroscience
Nurses, American Association of Neurological Surgeons, American College of Radiology,
American Society of Neuroradiology, Congress of Neurological Surgeons, Society of Athero-
sclerosis Imaging and Prevention, Society for Cardiovascular Angiography and Interven-
tions, Society of Interventional Radiology, Society of NeuroInterventional Surgery, Society
for Vascular Medicine, and Society for Vascular Surgery. Developed in collaboration with
CAPÍTULO 6 Estenosis de la arteria carótida91
24. Mas JL, Chatellier G, Beyssen B, et al. Endarterectomy versus stenting in patients with
symptomatic severe carotid stenosis. N Engl J Med. 2006;355(16):1660–1671.
25. Eckstein HH, Ringleb P, Allenberg JR, et al. Results of the stent-protected angioplasty
versus carotid endarterectomy (SPACE) study to treat symptomatic stenoses at 2 years:
a multinational, prospective, randomised trial. Lancet Neurol. 2008;7(10):893–902.
26. Gurm HS, Yadav JS, Fayad P, et al. Long-term results of carotid stenting versus endarter-
ectomy in high-risk patients. N Engl J Med. 2008;358(15):1572–1579.
Procedimiento1,2,5
1. A menudo se administra un bolo de heparina estándar en el momento de la angio-
grafía (casi 2 000 U por vía intravenosa [i.v.] para un adulto promedio frente a una
dosis basada en el peso para lograr un tiempo de coagulación activado (TCA) de
200-250 seg).
2. Inyecciones bilaterales en las carótidas común, interna y externa o inyecciones bi-
laterales en la carótida común (cuando el cateterismo es difícil o si la enfermedad
de la bifurcación de la carótida común impide el cateterismo seguro).
3. Inyecciones vertebrales bilaterales o una inyección vertebral con reflujo en la arteria
vertebral contralateral proximal al origen de la arteria cerebelosa posterior.
4. La angiografía debe incluir proyecciones anteroposterior (AP), lateral y al menos
una oblicua de la circulación intracraneal, para facilitar la visualización de las
zonas de ramificación, donde por lo general aparecen los aneurismas.1,2
5. Puede realizarse una angiografía rotacional digital con reconstrucción tridimen-
sional (3D) además o en lugar de las proyecciones oblicuas; puede proporcionar
múltiples imágenes en proyecciones con reducción del medio de contraste y la
radiación en comparación con la imagen ortogonal convencional. Es importante
estudiar estas imágenes rotacionales cuidadosamente para no pasar por alto lesio-
nes en tándem.6
6. Maniobras auxiliares para mejorar la visualización de las arterias comunicantes:
a. Las proyecciones múltiples, la angiografía rotacional, los fotogramas rápidos
y los volúmenes de inyección crecientes son herramientas simples para mejorar
la visualización de la arteria comunicante y el aneurisma.
b. Compresión transversal de la carótida: compresión manual de la carótida con-
tralateral en el cuello durante la inyección y la filmación para aumentar el flujo
a través de la arteria comunicante anterior con el fin de mejorar la observación.
c. Prueba de Alcock: compresión manual de la carótida bilateral durante la inyec-
ción vertebral y filmación para aumentar el flujo a través de las arterias comu-
nicantes posteriores para mejorar la visualización.
d. Angiografía cerebral negativa: para excluir la posibilidad de que un aneurisma
roto quede oculto por un espasmo o un trombo, tradicionalmente se realiza
una angiografía de seguimiento 7-10 días después de la valoración inicial. Más
recientemente, este seguimiento se realiza mediante ATC a la semana y antes
del alta del paciente. También se puede hacer una resonancia magnética (RM)
junto con la angiografía por resonancia magnética (ARM).7,8
e. La angiografía intraoperatoria o postoperatoria se realiza a menudo para opti-
mizar la colocación de clips y evaluar la permeabilidad de los vasos adyacentes.
Los introductores se colocan en el quirófano y se establece el acceso estéril. El
reconocimiento rápido y la revisión del sitio del clip cuando sea necesario pue-
den mejorar los resultados.
7. Hemorragia subaracnoidea espinal:
a. A menudo, se presenta con cefalea o dolor cervical. Se puede encontrar sangre en
la base del cráneo y en la región cervical superior.
b. Deben tomarse imágenes transversales con RM+/−ARM antes de la arteriogra-
fía espinal. La ATC espinal puede ser útil cuando está contraindicada la RM.
Las proyecciones transversales pueden permitir una angiografía vertebral más
limitada.
c. La ampliación del protocolo angiográfico cerebral incluye ambas arterias verte-
brales cervicales, y deben examinarse las cervicales ascendentes, las costocer-
vicales, así como los troncos tirocervicales.
d. Además, las arterias radiculares espinales deben cateterizarse de forma selec-
tiva para excluir una fuente de hemorragia subaracnoidea espinal. Cuando la
arteriografía cerebral es negativa y se sospecha un origen espinal, la angiografía
espinal total se realiza, por lo general, en una sesión separada, debido a consi-
deraciones respecto del contraste.
Cuidados posprocedimiento
1. Controlar la hemostasia en el sitio de punción de la forma habitual, con compre-
sión manual o un dispositivo de cierre vascular.
2. Las órdenes de enfermería posprocedimiento incluyen controles neurológicos.
CAPÍTULO 7 Urgencias vasculares de cabeza y cuello95
Resultados1-3,5,8
1. La ATC confirma un aneurisma cerebral en la mayoría de los casos y ayuda a la
selección de los pacientes para clipado quirúrgico o tratamiento endovascular.1-3
2. La ASD se realiza para aquellos pacientes con hemorragia subaracnoidea negativa
por ATC, en la selección de pacientes para el tratamiento endovascular y en la
evaluación intraoperatoria o postoperatoria.5
3. En la mayoría de las circunstancias (. 85 %), la arteriografía diagnóstica demues-
tra la existencia de un aneurisma cerebral. La repetición de la angiografía (ASD,
ATC) mejora el rendimiento a más del 95 %.8
4. La RM+/−ARM del cerebro y la columna vertebral pueden ser adyuvantes en
el diagnóstico, en especial cuando la imagen arterial inicial es negativa para
aneurisma.
Complicaciones9-13
Las complicaciones de la angiografía cerebral diagnóstica incluyen alergia al medio de
contraste, ataque isquémico transitorio (AIT), ictus (0.5-2 %), hematoma y disección.
Preparación preprocedimiento
1. Anestesia general, una vía arterial, ventriculostomía y catéteres venosos centrales,
según sea necesario para la atención del paciente.
2. La preparación es similar a la de la angiografía cerebral diagnóstica.
96 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Procedimiento
1. Sistemas de coils desprendibles para el tratamiento endovascular de los aneuris-
mas (de varios proveedores).
2. Hay una amplia variedad de diámetros, longitudes, formas y grados de blandura.
Las nuevas tecnologías incluyen resistencia al estiramiento.
3. Los microcoils de platino se introducen mediante un microcatéter colocado en el
aneurisma con un catéter guía de al menos 5 o 6 Fr.
4. Para la aplicación de coils asistida con balón, se necesitan catéteres guía con un
diámetro interno grande, y el balón se infla a través del cuello del aneurisma para
proteger la arteria principal durante la colocación del coil. El balón se desinfla
antes de desplegar el coil para ver si éste se colapsa, aunque aún se puede retirar.
Un balón también puede proporcionar cierta protección en caso de rotura durante
el procedimiento y puede salvar vidas.
5. La administración de heparina se titula a un nivel de TCA de unos 200-300 seg,
después de haber aplicado un bolo de heparina estándar al inicio de la angiografía
(2 000 U i.v. para un adulto promedio de 70 kg).
6. El embolización con coils asistida por endoprótesis se reserva para pacientes con
aneurisma no roto que pueden tratarse de forma electiva con antiagregantes pla-
quetarios antes del tratamiento. La endoprótesis se coloca cruzando el cuello del
aneurisma y se accede a éste a través de la malla de la endoprótesis. Como alter-
nativa, el aneurisma puede cateterizarse y el catéter quedar incarcerado por la
endoprótesis. Se coloca un coil en el aneurisma y el microcatéter se retira.
Cuidados posprocedimiento
1. Atención en la unidad de cuidados intensivos (UCI), monitorización del vasoespasmo.
2. La heparinización sistémica (tiempo de tromboplastina parcial [TTP] de 40-60 seg)
se mantiene durante al menos 48 h. El tratamiento antiplaquetario, por lo general
ácido acetilsalicílico, se añade después de 24 h.
3. Seguimiento de la ATC para evaluar el vasoespasmo y la estabilidad del coil.
Resultados14,15
1. Mediante las técnicas endovasculares con coils, el estudio ISAT (de International
Subarachnoid Aneurysm) evaluó el tratamiento de los aneurismas saculares rotos y
demostró una reducción del riesgo absoluto del 7.4% para el tratamiento endovascu-
lar en comparación con la cirugía. Los indicadores fueron muerte e incapacidad a
1 año. Hay muchas críticas al estudio, pero otros estudios y el seguimiento prolon-
gado del ISAT han apoyado la conclusión básica.
2. Los aneurismas con sacos más pequeños tienen la tasa de oclusión total más alta.
Complicaciones9-13
1. Las complicaciones de la angiografía cerebral diagnóstica son alergia al medio de
contraste, AIT, ictus (0.5-2 %), hematoma y disección.
2. El riesgo de rotura del aneurisma es bajo durante la angiografía diagnóstica y de
casi el 1-3 % durante la colocación de un coil endovascular.
3. El riesgo de AIT/ictus durante la colocación del coil endovascular (complicaciones
tromboembólicas) es del 3-5 %, según la serie. Algunos autores consideran que el
riesgo de ictus durante los procedimientos diagnósticos o endovasculares se reduce
con la administración de heparina en el procedimiento y 48 h después de la colo-
cación del coil endovascular.
4. La compactación de los coils dentro del aneurisma puede provocar su recurrencia,
que requiere la colocación de coils adicionales, endoprótesis o tratamiento con de-
rivación del flujo, o clipado quirúrgico.
5. Perforación o lesión vascular con hemorragia; compromiso del vaso adyacente u
originario principal por un trombo o por compresión de masa del coil.
Preparación preprocedimiento
1. La oclusión permanente de la arteria originaria principal debe ser precedida por una
arteriografía diagnóstica para visualizar el aneurisma y evaluar el polígono de Willis.
2. Se realiza una prueba de tolerancia a la oclusión con balón (TOB) para evaluar la
capacidad del paciente de soportar la oclusión permanente.
3. El valor predictivo de la TOB se potencia con una hipotensión controlada durante
la oclusión y con pruebas de flujo sanguíneo cerebral mediante tomografía compu-
tarizada por emisión de fotón único (SPECT) con hexametilpropilenamina oxima
(HMPAO) en el momento de la oclusión (véase Prueba de tolerancia a la oclusión con
balón para conocer la técnica).
Procedimiento
1. La oclusión de la carótida interna o la vertebral se puede hacer de forma segura con
clipado quirúrgico, microcoils de platino o, más recientemente, tapones Amplat-
zer®. Los balones desprendibles ya no están disponibles en Estados Unidos.17
2. La oclusión proximal es suficiente en la mayoría de los casos para generar una
trombosis sin la necesidad de “atrapar” el aneurisma.
Complicaciones16
1. Las complicaciones de la angiografía cerebral diagnóstica son alergia al medio de
contraste, AIT, ictus (0.5-2 %), hematoma y disección.
2. El riesgo de ictus, inmediato o tardío, es la complicación más preocupante. Después
de pasar por una prueba de TOB carotídea, la predicción de un buen resultado clí-
nico, anatómico y fisiológico es mayor del 85 %. El tratamiento en la UCI es impor-
tante para mantener la presión de perfusión cerebral tras la oclusión de la carótida.
Indicaciones19,20
1. La indicación primaria para angiografía es para el diagnóstico y el tratamiento
endovascular en el contexto de sospecha de vasoespasmo (deterioro neurológico
focal o generalizado, que no responde al tratamiento médico).
2. El tratamiento endovascular debe iniciarse poco después de la aparición de los
síntomas y tras el fracaso del tratamiento médico inicial para maximizar la opor-
tunidad de mejoría clínica.
3. La TC (sin contraste) se realiza antes que la angiografía para determinar las
áreas de lesión isquémica parenquimatosa y excluir otras causas (no vasoespás-
ticas) de deterioro neurológico, como la hidrocefalia o una nueva hemorragia. El
Doppler transcraneal y la ATC pueden mostrar signos directos de vasoespasmo. La
ATC puede identificar el espasmo de los vasos proximales y periféricos.
Contraindicaciones
1. Las contraindicaciones relativas para la angiografía cerebral son insuficiencia
renal e hipertensión no controlada.
2. Las contraindicaciones relativas para el tratamiento del vasoespasmo son infarto
isquémico o hemorrágico en el territorio afectado. La revascularización puede
producir una hemorragia grave de los territorios isquémicos o infartados.
Preparación preprocedimiento
1. Se realiza la evaluación preangiográfica estándar de los parámetros de la coagula-
ción (tiempo de protrombina [TP], TTP y razón normalizada internacional [INR,
de international normalized ratio]) y de la función renal (nitrógeno ureico en san-
gre [BUN] y creatinina).
2. El paciente debe ser vigilado como en la UCI: monitorización de la PIC y arterial y
de las vías centrales. La mayoría de los pacientes requieren apoyo de anestesia con
intubación, sedación y parálisis muscular, especialmente aquellos con angioplastia.
Procedimiento19,20
1. Tratamiento endovascular del vasoespasmo: administración de un vaso-
dilatador
a. Con el uso de un catéter guía de 5 o 6 Fr, se introduce un microcatéter (sistema
10 o 18) en la arteria carótida interna, la arteria vertebral o las ramas proxima-
les afectadas y se realiza la angiografía de control. Se confirma el vasoespasmo
y debe conseguirse una posición estable del catéter.
b. La papaverina, un inhibidor de la fosfodiesterasa, ya no se recomienda para el
tratamiento del vasoespasmo, pues puede ser neurotóxico, aumentar la PIC y
originar ceguera monoocular si se administra debajo de la arteria oftálmica.
c. Los antagonistas de los canales de calcio, como el nicardipino y el verapamilo,
han sustituido a la papaverina en el tratamiento por infusión del vasoespasmo. El
nicardipino se inyecta a razón de 0.5-0.6 mg por vaso y es un vasodilatador más
potente que el verapamilo. Este último se administra en un bolo de 5 mg en 5 mL
CAPÍTULO 7 Urgencias vasculares de cabeza y cuello99
de solución salina normal durante 5 min para una dosis máxima de 15 mg por
vaso. Recomendación de clase IIb de la American Heart Association (AHA).
d. Se realiza un control arteriográfico intermitente para registrar la respuesta an-
giográfica. Se usa la dosis mínima necesaria para reanudar un buen flujo san-
guíneo cerebral.
e. Complicaciones del tratamiento endovascular del vasoespasmo:
(1) El aumento de la PIC era un problema con la administración de papaverina,
que ya no se recomienda más.
(2) La hipotensión, en respuesta a la inyección de un vasodilatador, puede dar
lugar a una reducción de la presión de perfusión cerebral. La supervisión
de la vía arterial es fundamental durante estos procedimientos de infusión.
(3) El paro respiratorio (administración en la arteria basilar) puede conducir a
un bloqueo cardíaco en los ancianos.
(4) Se ha reportado la hemorragia de la retina con la inyección de papaverina
debajo de la arteria oftálmica.
(5) Se ha informado hemorragia en territorios infartados debido a vasoespasmo
después de la administración de un vasodilatador (infarto hemorrágico).
2. Angioplastia transluminal con balón para el vasoespasmo19,20
a. Un vasoespasmo establecido quizá no responda al tratamiento vasodilatador y
tal vez requiera una angioplastia terapéutica. Esto puede asociarse con el grado
del espasmo y el momento del tratamiento.
b. La carótida interna distal, el segmento M1 de la arteria cerebral media, el seg-
mento A1 de la arteria cerebral anterior, la unión vertebrobasilar, la arteria ba-
silar y, algunas veces, el segmento P1 de la arteria cerebral posterior, pueden ser
susceptibles de angioplastia para un vasoespasmo.
c. La angioplastia es más exitosa para el tratamiento del vasoespasmo en la ar-
teria carótida interna distal y los segmentos A1 y M1 de las arterias cerebrales
anterior y media, respectivamente. El sistema vertebrobasilar también puede
responder a la angioplastia, pero los riesgos son mayores en la arteria basilar y
el segmento P1 de la arteria cerebral posterior, debido a la presencia de ramas
perforantes (véase a continuación).
d. La angioplastia para el vasoespasmo se realiza con un microbalón de silicona
blando, no desprendible, inflado con presiones intermitentes bajas para expan-
dir el vaso de manera mecánica y mejorar el flujo.
e. Complicaciones de la angioplastia en el vasoespasmo:
(1) Un riesgo más alto que el de la inyección de un vasodilatador
(2) Disección arterial
(3) Rotura arterial
(4) Trombosis u oclusión arterial
(5) Secuelas embólicas secundarias
Resultados20
1. Alrededor del 66 % de los pacientes reaccionan al tratamiento del vasoespasmo
sólo con el vasodilatador (nicardipino . verapamilo).
2. Alrededor del 54 % del resto responde a una combinación de papaverina y angio-
plastia.
3. La respuesta al tratamiento es mejor cuando se inicia dentro de las 2 h después
del inicio de los síntomas. Pocos pacientes muestran una mejoría clínica pos-
terior al tratamiento endovascular con síntomas clínicos estables de duración
mayor de 48 h.
100 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Indicaciones
1. La angiografía puede estar indicada cuando la hemorragia no está confinada a la
región de los ganglios basales, no se asocia con hipertensión o no está en una locali-
zación típica para la angiopatía amiloide.
2. En los pacientes que necesitan descompresión urgente del hematoma parenqui-
matoso debido a un efecto de masa, no debe realizarse una angiografía hasta des-
pués de la descompresión quirúrgica. Esto tiene el beneficio adicional de reducir el
efecto de masa que potencialmente comprime la enfermedad vascular subyacente.
Preparación preprocedimiento
1. Las imágenes no invasivas, incluida la ATC (realizada en el momento de la TC sin
contraste inicial) o las imágenes cerebrales por RM/ARM para la evaluación de la
enfermedad vascular subyacente preceden a la angiografía por catéter en la mayoría
de estos pacientes.
2. La preparación sistemática para la angiografía cerebral debe incluir la evaluación de
los parámetros de la coagulación (TP, TTP, INR) y la función renal (BUN, creatinina).
Procedimiento
1. El bolo de heparina se puede administrar durante la angiografía (2 000 U i.v. para
un adulto promedio) según los factores de coagulación y el momento de la cirugía.
CAPÍTULO 7 Urgencias vasculares de cabeza y cuello101
Cuidados posprocedimiento
Incluye la hemostasia en el sitio de la punción y el manejo posprocedimiento, como
cualquier intervención.
Resultados y complicaciones
1. El rendimiento de la angiografía urgente del hematoma intracerebral es muy va-
riable y depende de los hallazgos en las imágenes no invasivas con respecto a la
localización y la naturaleza del hematoma.
2. La sensibilidad de las imágenes no invasivas puede aumentar si se agrega con-
traste o con una ATC antes de la angiografía para selección de los pacientes.
3. Las complicaciones incluyen los riesgos estándares de la angiografía cerebral diag-
nóstica y los riesgos relativos de cualquier intervención descritos antes.
Urgencias otorrinolaringológicas
Epistaxis23-25
Etiología y diagnóstico
1. Displasia vascular hereditaria: prototipo: telangiectasia hemorrágica heredi-
taria y displasia vascular autosómica dominante con telangiectasias que com-
prometen la mucosa nasal, la piel y las vías respiratorias. Las MAV hepáticas y
pulmonares son frecuentes.
2. Tumores: primarios o metastásicos que afectan la cavidad nasal o los senos para-
nasales, que pueden presentar epistaxis intratable. La TC puede definir la localiza-
ción y la extensión de la tumoración y puede sugerir el diagnóstico.
3. Traumatismos nasales y faciales: tanto los penetrantes como los contusos pue-
den producir una lesión vascular, que incluye laceración, oclusión, seudoaneu-
risma y fístula arteriovenosa. La TC define la extensión de la lesión ósea y muestra
la proximidad de los fragmentos de la fractura, el cuerpo extraño o la trayectoria
102 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
del proyectil hacia los grandes vasos de la cabeza y el cuello. El hecho de añadir el
ATC a la TC inicial presenta la ventaja de definir la permeabilidad vascular antes
de determinar la necesidad de la angiografía por catéter.
4. Causas intracraneales de la epistaxis
a. La rotura de aneurismas de la carótida petrosa o cavernosa a veces puede pre-
sentarse con epistaxis. Los seudoaneurismas traumáticos en esta localización
incluyen la lesión iatrógena de la carótida interna durante la cirugía hipofisaria
o esfenoidal.24,25
b. La fístula arteriovenosa dural también puede ser una causa de epistaxis.
5. Epistaxis idiopática
a. Sin causa subyacente de hemorragia; puede asociarse con diátesis hemorrá-
gica, anticoagulación, incluido el consumo de ácido acetilsalicílico. A menudo
es vista al inicio de la temporada de calor (mucosa nasal seca).
b. Embolización conservadora con partículas: está indicada cuando el tapona-
miento posterior no puede controlar la hemorragia.
Indicaciones23-25
Las indicaciones angiográficas incluyen la epistaxis intratable, que no responde a ta-
ponamientos retrofaríngeos y anteriores. A menudo está asociada con una pérdida
importante de sangre que requiere transfusión.
Preparación preprocedimiento
1. Preparación sistemática para la angiografía cerebral que incluye la evaluación
de los parámetros de la coagulación (TP, TTP, INR) y la función renal (BUN, crea-
tinina).
2. El control de la vía aérea es de suma importancia en un paciente que puede tener
una hemorragia mientras se encuentra en posición supina sobre la mesa para an-
giografía. Es preferible el apoyo anestésico con intubación y anestesia general.
Procedimiento
1. Se administra un bolo de heparina estándar en el momento de realizar la angiogra-
fía (2 000 U i.v. para un adulto promedio).
2. El protocolo angiográfico debe incluir el examen de las carótidas interna y externa,
o ambas arterias carótidas comunes cuando la enfermedad oclusiva carotídea in-
terna grave impide el cateterismo selectivo seguro.
3. Se debe evaluar la irrigación vascular de la mucosa nasal:
a. Tanto las arterias maxilar interna distal como las faciales distales que irrigan la
mucosa nasal.
b. La arteria oftálmica puede proporcionar una irrigación importante a la mucosa
nasal a través de ramas etmoidales.
c. Otras contribuciones a la carótida interna son el tronco inferolateral, la arteria
del agujero redondo y otras ramas pétreas o cavernosas.
4. Protocolo angiográfico
a. Carótidas internas (bilaterales)
b. Carótidas externas (bilaterales)
c. Arterias maxilares internas (bilaterales)
d. Arterias faciales (bilaterales)
5. Protocolo de embolización
a. Deben embolizarse las ramas distales de la mucosa nasal a través de tres de
las cuatro arterias principales de la irrigación nasal dependientes de las caróti-
das externas sin tocar los troncos principales.
b. Al menos una de las arterias principales de los territorios distales permanece
intacta para proporcionar el flujo colateral a la mucosa remanente y prevenir
la necrosis.
c. Los fármacos embolizantes incluyen los siguientes:
(1) Partículas de espuma de alcohol polivinílico de 150-250 o 250-355 μm para
evitar la necrosis.
(2) Los tapones de Gelfoam y los microcoils de platino pueden ayudar en ciertas
situaciones; sin embargo, deben evitarse las oclusiones proximales y tratar
CAPÍTULO 7 Urgencias vasculares de cabeza y cuello103
Complicaciones
Las complicaciones incluyen los riesgos de rutina de la arteriografía cerebral, así
como el riesgo de lesión vascular local y la posibilidad de esfacelo de la piel o de la
mucosa nasal si el tamaño de las partículas es demasiado pequeño o si la circulación
colateral está comprometida.
Cuidados posprocedimiento
1. Hemostasia del sitio de punción.
2. Atención en la UCI o en una unidad de tratamiento escalonado.
3. Los tapones nasales se retiran cuando los parámetros de coagulación han vuelto
a la normalidad, seguidos de una angiografía con un bolo de heparina (a menudo
los taponamientos se retiran al día siguiente).
Preparación preprocedimiento
1. Preparación de rutina para la angiografía cerebral que incluya la evaluación de los
parámetros de la coagulación (TP, TTP, INR) y la función renal (BUN, creatinina).
2. En general, los protocolos angiográficos para la lesión traumática deben incluir el
examen del arco aórtico, ambas carótidas comunes, las carótidas internas y exter-
nas y las dos arterias vertebrales. Según el mecanismo y la naturaleza de la lesión,
se puede modificar este protocolo.
3. Se administra un bolo de heparina estándar en el momento de la angiografía
(1 000-2 000 U i.v. para un adulto promedio). Esto es modificable si hay lesiones
adicionales y según el momento de la cirugía.
Complicaciones
Éstas incluyen riesgos de rutina de la arteriografía cerebral, la posibilidad de lesión
vascular local e ictus. Los riesgos varían de acuerdo con la técnica terapéutica aplicada.
Cuidados posprocedimiento
1. Hemostasia del sitio de punción.
2. Monitorización neurológica en la UCI, sobre todo cuando están comprometidas
las carótidas internas o las arterias vertebrales.
3. Se requiere apoyo hemodinámico si se sacrificó un vaso grande para el tratamiento.
Preparación preprocedimiento
1. Preparación de rutina para angiografía cerebral que incluya la evaluación de los
parámetros de la coagulación (TP, TTP, INR) y la función renal (BUN, creatinina).
2. El control de las vías aéreas es de suma importancia en un paciente que puede
tener una hemorragia mientras se encuentra en decúbito supino sobre la mesa
de angiografía. Se prefiere apoyo anestésico, con intubación y anestesia local de
reserva cuando sea posible, para permitir la evaluación clínica.
Arteriografía diagnóstica
1. En general, los protocolos angiográficos deben incluir el examen de las dos caróti-
das comunes y las carótidas internas y externas. Deben estudiarse tantos los vasos
intracraneales como los extracraneales.
2. Si se considera la oclusión de la carótida, debe evaluarse la circulación de la arteria
vertebral, así como el polígono de Willis y la permeabilidad anterior y posterior de
las arterias comunicantes.
Procedimiento
1. Se realiza una prueba TOB con colocación de un catéter con balón no desprendi-
ble en la carótida interna o común. Se pueden usar microbalones o un balón de
oclusión convencional de 8.5 mm.
2. Se hepariniza de forma sistémica al paciente durante la oclusión temporal (TCA
de 250-300 seg).
3. La evaluación neurológica debe ser continua durante el período de la oclusión
temporal.
4. Se provoca la hipotensión sistémica con reducción de la presión arterial media a
dos tercios de lo normal usando nitroprusiato de sodio u otra intervención far-
macológica. Durante este período de reducción de presión, se inyecta HMPAO al
paciente para realizar una evaluación de primer paso del flujo sanguíneo cerebral.
5. El balón se desinfla y se retira. Se lleva al paciente al departamento de medicina
nuclear para obtener imágenes por SPECT, dejando el introductor suturado en
su sitio.
6. Si el paciente tolera la exploración clínica y la SPECT no muestra alteraciones lo-
calizadas, se vuelve a realizar una angiografía para la oclusión permanente (véase
Sacrificio permanente de la carótida).
Hemorragia tumoral
1. La hemorragia bucal, nasal o paratraqueal puede originarse en la neovasculariza-
ción tumoral o la erosión de la pared de un pequeño vaso en lugar de una erosión
de un vaso grande.
2. Se pueden encontrar laceraciones vasculares o seudoaneurismas y se tratan direc-
tamente con embolización del sitio específico de hemorragia.
108 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
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Hipertensión renovascular
La hipertensión renovascular (HRV) es responsable de alrededor del 5 % de todos los
pacientes hipertensos5-7 y, en general, se debe a ateroesclerosis (75 % de los indivi-
duos con HRV) o displasia fibromuscular (DFM) de la arteria renal.
Nefropatía isquémica
La nefropatía isquémica, en general, se produce por una EAR ateromatosa bilateral; la
DFM casi nunca es la causa. Muchos pacientes con esta enfermedad tienen HRV coe-
xistente. Especialmente en la nefropatía isquémica de reciente comienzo, la revascu-
larización puede revertir el proceso o prevenir un mayor deterioro de la función renal.
3. Edema pulmonar repentino recurrente: los pacientes con HRV o azoemia a me-
nudo tienen EAR bilateral grave, por lo cual sus riñones no pueden excretar sodio
y agua; en general no presentan coronariopatía grave.19
4. Angina inestable: algunos pacientes con angina inestable y EAR presentan una
mejoría de sus síntomas coronarios después de la revascularización renal.20
Relativas
1. Oclusión total de segmento largo16
2. Enfermedad grave de la aorta que predispone a mayor riesgo de embolización del
ateroma
FIGURA 8-1 • Técnica de la angioplastia renal mediante un catéter en “cayado de pastor” (recur-
vado). Tras la selección de una arteria renal adecuada (A), se hace avanzar una guía con punta flexible
a través de la lesión bajo control fluoroscópico (B). El catéter es empujado a través de la estenosis
retirando el catéter en el sitio de la punción (C). Entonces, la guía se cambia por una guía en “J” rígida
resistente (D), y se introduce un catéter con balón adecuado para dilatar la lesión (E) (tomado de
Percutaneous transluminal angioplasty of the renal arteries. In: Castañeda-Zúñiga WP, Tadavarthy TM,
eds. Interventional Radiology, Vol 2. 2nd ed. Baltimore, MD: Williams & Wilkins; 1992:370)
la arteria renal e inyectando a través de una llave con adaptador lateral. A menudo
se ve una hendidura de la angioplastia que en general resuelve en unos 3 meses.8
12. Si el resultado angiográfico y el gradiente de presión posterior a la ATPR son
aceptables, el procedimiento termina; de lo contrario, se usa un balón de diá-
metro 1 mm mayor que el anterior en el segmento estenótico sobre la guía, y la
angioplastia se repite hasta que se obtiene un resultado satisfactorio.
13. Se debe recordar que, si la colocación de la endoprótesis/ATPR ha fracasado o si
el paciente va a ser sometido a una revascularización quirúrgica sin intento de
angioplastia, el angiografista debe evaluar los vasos donantes o principales que
probablemente se usen para la reconstrucción. Se debe realizar una angiografía
lateral de buena calidad del tronco celíaco y una medición de la presión en pre-
sencia de un síndrome de compresión del ligamento arcuato medio. La arteria
esplénica se puede utilizar para revascularizar el riñón izquierdo28 y las arterias
hepática y gastroduodenales para reconstruir la circulación renal derecha.29
14. Antes de retirar el catéter con balón de la arteria dilatada o donde se colocó la
endoprótesis, se debe aspirar el balón hasta conseguir su colapso máximo, pero des-
pués de retirar el balón, se debe liberar el vacío para evitar la formación de “ale-
tas” cortantes. Al retirarlo, el catéter se gira en la dirección en la que las aletas del
balón tienden a colapsar. La maniobra de avanzar suave y parcialmente la guía/
introductor sobre el balón desinflado antes de retirarlo (descrita antes) puede ser
muy útil, especialmente si el balón está “atrapado” por la malla de la endoprótesis.
Contraindicaciones30-40
Relativas
1. Enfermedad de las ramas de los vasos
2. Longitud de la lesión mayor de 2 cm
3. Diámetro de la arteria renal menor de 4 mm (considerar una endoprótesis coronaria
o liberadora de fármaco)
4. Anatomía de la arteria renal desfavorable, sin suficiente longitud distal del vaso
para permitir la derivación quirúrgica, en caso necesario
5. Enfermedad vascular intrarrenal difusa
6. Lesión no distensible
7. Tamaño del riñón menor de 7 cm
2. Guías: la introducción inicial de la guía debe ser con un alambre metálico atrau-
mático blando, como se describe en la sección Angioplastia con balón de la arteria
renal. La guía inicial debe cambiarse por una más firme para la introducción de
la endoprótesis. Hoy en día, los balones y las endoprótesis renales tienen puntas
muy blandas, pero se usan guías rígidas de 0.457 mm (0.018”); si se trabaja a través
de un introductor o un catéter guía de 0.356 mm (0.014”) de diámetro, también se
pueden usar guías para coronarias, como el Grand Slam® y el Ironman® (Abbott
Vascular Solutions, Santa Clara, CA). Las guías hidrofílicas, especialmente la de
punta rígida V-18® (Boston Scientific/Medi-Tech, Natick, MA), sólo deben usarse
como último recurso, ya que pueden disecar o perforar fácilmente; si se usan,
deben intercambiarse tan pronto como sea posible. Para los sistemas de 0.889 mm
(0.035”), las guías adecuadas son la TAD-II y la Rosen estándar (varios fabricantes).
3. Catéteres angiográficos: los catéteres para la angiografía diagnóstica inicial y
para cateterismo selectivo de la arteria renal se eligen con los mismos criterios
que para la angioplastia renal.
4. Catéteres guías e introductores: siempre se usan para la colocación de una en-
doprótesis. El sistema Flexor Ansel Sheath® (Cook Medical Inc., Bloomington, IN)
que se usa con frecuencia viene con dos dilatadores: uno cónico con una guía de
0.889 mm (0.035”) y el otro también cónico para una guía de 0.4572 mm (0.018”).
Preparación preprocedimiento
La preparación para la colocación de la endoprótesis de la arteria renal es la misma
que para la ATPR con balón descrita antes.
Procedimiento
1. Se realiza una angiografía diagnóstica estándar para evaluar las lesiones. Con-
viene asegurarse de visualizar las arterias en una proyección oblicua que muestre
adecuadamente el orificio renal. La mejor proyección es la OAI, por lo general
a 5-10º para la arteria renal izquierda y a 20-30º para los orificios de la arteria
renal derecha.
2. Se registran los gradientes de presión a través de la lesión. Un gradiente de pre-
sión de reposo mayor del 10 % de la PA sistólica máxima es hemodinámicamente
significativo.
3. Se atraviesa la lesión con un catéter y una guía, igual que en la angioplastia con
balón. Se debe administrar un bolo de heparina i.v. a dosis de 3 000-5 000 U, se-
guido de un goteo de 750-1 000 U/h. El tiempo de coagulación activado (TCA) que
se busca debe ser de casi 2.5 veces el valor inicial.
4. Se puede usar nitroglicerina en la arteria intrarrenal selectiva en bolos de 100 μg
para prevenir o revertir el espasmo.
5. Hay varias técnicas para colocar la endoprótesis; casi todas usan sistemas de
0.457 mm (0.018”) o menores. Ya no es sistemática la predilatación con un balón
relativamente pequeño, de 3 mm de diámetro o menor. Al principio se puede hacer
avanzar un introductor largo de 5 Fr de diámetro con un dilatador cónico a través
de la estenosis, sobre la guía de 0.457 o 0.356 mm, para asegurar el despliegue de la
endoprótesis, sobre todo si la estenosis es muy excéntrica y está muy calcificada.
La técnica de “espalda desnuda” usa un introductor o un catéter guía que nunca
cruza la lesión. Hay catéteres balón y endoprótesis compatibles de 0.889 mm
(0.035”) y muchos de 0.356-0.457 mm (0.014-0.018”) disponibles en la configura-
ción sobre guías; hay dispositivos de 0.457 mm (0.018”) y más pequeños en dise-
ños de intercambio rápido de tipo monorail. Los catéteres balón de intercambio
rápido de tipo monorail son más fáciles y rápidos de introducir e intercambiar
( fig. 8-1). Una de las principales desventajas del sistema de monorail es la falta de
una luz en la guía, que hace imposible (1) inyectar medio de contraste, (2) obtener
mediciones de la presión, y (3) cambiar las guías durante la intervención. Muchos
operadores siguen prefiriendo un sistema de 0.889 mm (0.035”) y predilatación
mediante un introductor con punta cónica de 6 Fr y 35-65 cm de largo. Si se desea
una colocación primaria de una endoprótesis, el introductor de la endoprótesis
puede colocarse inmediatamente después de atravesada la lesión.
6. Se debe elegir una endoprótesis y balón de dilatación que cubran de forma ade-
cuada la lesión y expandir la endoprótesis hasta el diámetro normal del vaso. No
116 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
hay que dejarse engañar por la dilatación postestenótica y usar un balón dema-
siado grande. Si hay alguna duda, se utiliza uno más pequeño y luego se dilata a un
diámetro mayor, si es necesario. Si la lesión es ostial, entonces la longitud de la en-
doprótesis debe adaptarse para asegurar que se extiende 1-2 mm en la luz aórtica y
que pase la estenosis.
7. Se debe introducir con cuidado la endoprótesis a través del sistema hemostático
del introductor. Si se usa un introductor vascular estándar, se debe tener cui-
dado de que la endoprótesis no se desplace del balón durante el paso a través de
la membrana hemostática.
8. Con el introductor fijo, se observa mediante fluoroscopia cómo la endoprótesis
avanza a través de éste hasta el sitio de la lesión.
9. Tras el posicionamiento inicial de la endoprótesis, ésta se mantiene inmóvil y
se retrae el introductor para descubrir la malla. Una vez que ésta se encuentra
totalmente descubierta, no hay que intentar volverla a meter en el introductor,
porque la endoprótesis puede deslizarse fuera del balón. Cuando se usa la técnica
de “espalda desnuda”, el sistema de endoprótesis debe empujarse con cuidado a
través de la lesión, verificando que la endoprótesis no se enganche en la estenosis.
10. La angiografía (limitar siempre el medio de contraste) debe realizarse a través
del introductor antes de desplegar la endoprótesis para confirmar su posición.
Se debe asegurar la proyección oblicua de la imagen de la arteria, donde se ob-
serva mejor la lesión. Esto tiene gran importancia para la colocación óptima de
una endoprótesis en las lesiones ostiales.
11. Cuando se usa un dispositivo de inflado, se infla el balón de manera constante
bajo monitorización fluoroscópica hasta que se expande totalmente. No se debe
inflar el balón por encima de su presión nominal de rotura.
12. Se debe desinflar el balón totalmente y aspirar con una jeringa de 50 mL, si es
necesario. Luego se retrae el balón manteniendo la guía fija, y se retira a través
del introductor. Si la endoprótesis se mueve durante la extracción del balón, el
introductor se puede usar para mantenerlo en su sitio o incluso para comenzar a
plegar el balón como ya se describió, para evitar que la endoprótesis se desplace.
13. Será necesario repetir una angiografía, ya sea a través del introductor o de un
catéter (avanzado sobre la guía) proximal a la endoprótesis. Se debe conservar la
posición de la guía a través de la endoprótesis si es posible, y se evalúa con angio-
grafía el contacto con la pared y de cualquier estenosis residual.
14. En caso necesario, se usa un balón más grande y se abre más la endoprótesis.
15. Si se necesita más de una endoprótesis, debe tenerse especial cuidado cuando se
hace avanzar una guía, un introductor o una nueva endoprótesis para evitar el des-
plazamiento o la deformación de la que ya se desplegó antes (se debe usar una guía
de punta muy blanda para evitar el paso por debajo o a través de la malla de la en-
doprótesis). Quizá se requiera un introductor para atravesar la primera endoprótesis.
16. Cuando se colocan endoprótesis en serie, se aconseja una superposición de las en-
doprótesis de unos 2 mm. Hay que evitar las separaciones y la superposición exce-
siva, ya que esto puede contribuir a la formación de hiperplasia local de la íntima.
17. Una vez colocada la endoprótesis a su diámetro definitivo deseado, se realiza una
arteriografía, se miden los gradientes de presión a través del segmento con en-
doprótesis y, si es necesario, se evalúa con ecografía endovascular la aposición
apropiada de la pared y la expansión total de la endoprótesis en toda la región.
18. Se retira el introductor femoral si el TCA es menor de 180 seg, frente a los 300 seg o
más durante el procedimiento. Se controla la hemostasia en el sitio de la punción
mediante compresión inguinal o, de forma alternativa, con un dispositivo de cierre.
Cuidados posprocedimiento
Revascularización percutánea renal por angioplastia transluminal percutánea renal
o endoprótesis
1. Se monitoriza la función renal (creatinina sérica y el nitrógeno ureico en sangre
[BUN, de blood urea nitrogen]) al menos las primeras 24 h.
2. Se vigila la PA durante 24-48 h.8
a. Si la PA disminuye mucho, por debajo de los niveles normales, se administra
solución salina normal por venoclisis.
b. Si la PA aumenta durante o después del procedimiento, se considera el capto-
pril8 (un IECA) o un medicamento de acción corta (si la PA . 100 mm Hg).
CAPÍTULO 8 Hipertensión renovascular: tratamiento endovascular117
Complicaciones
1. Global: la incidencia de complicaciones es del 13 %.7,8,18,52-54
2. La incidencia de complicaciones mayores (que requieren una intervención quirúr-
gica o producen un curso alterado de la hospitalización) es del 3-11 %7,8,52 frente al
20 % para la derivación quirúrgica.7
3. Mortalidad a 30 días: menos del 1 %.7,8,11,17,18,43-47,50-52 En el pasado, se informó una
mortalidad quirúrgica del 5.9 %;9 más recientemente, se registró una mortalidad
quirúrgica del 0-5.4 %.45,46
4. Complicaciones en el sitio de la angioplastia:
a. Trombo local: 1 %.7,52-54
b. Disección no oclusiva relacionada con la angioplastia: 2-4 %.8,52 Cuando es nece-
sario, la mayoría de estos sujetos reciben una derivación quirúrgica con buenos
resultados.8
c. Rotura arterial: 1-2 %.7,52-54
d. Embolia periférica renal: 2 %.52
e. Disección relacionada con la guía: 4 %.52
5. Complicaciones relacionadas con la angioplastia:
a. Insuficiencia renal: insuficiencia renal aguda o exacerbación aguda de una in-
suficiencia renal crónica: 1.5-6.0 %.7,8,52-54 Esto puede deberse a muchos factores;
los más frecuentes son nefropatía por el medio de contraste y embolia por mi-
crocolesterol. Alrededor del 1 % puede ir a diálisis crónica.54
b. Nefrectomía: 1 %8 frente a 15 % para derivación quirúrgica.7,8
c. Infarto renal segmentario y hematoma perirrenal sin tratamiento ni secuelas,
con éxito terapéutico: 3 %.7,52
6. Otras complicaciones:
a. Embolia de los miembros: 1.5-2.0 %.7
b. Microembolias de colesterol: 1 %.16
118 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Indicaciones
1. Para determinar qué pacientes con HRV pueden beneficiarse de la revasculariza-
ción mediante angioplastia o cirugía.
2. Para definir la importancia fisiológica de la EAR registrada en las imágenes.
Contraindicaciones
1. Los pacientes que no son candidatos para la revascularización no se beneficiarán
de la valoración selectiva de la RVR.
2. La falta de un acceso adecuado a las venas renales o la vena cava inferior (VCI)
(p. ej., las oclusiones venosas o los filtros de VCI que impiden un acceso seguro).
Preparación preprocedimiento
1. Igual que para la angiografía renal.
2. De forma ideal, los pacientes deben suspender todos los antihipertensivos durante
2 semanas antes de la toma de muestras (esto rara vez se logra, a no ser que las
personas se encuentren hospitalizadas). Sin embargo, en general es posible retirar
la administración de b-bloqueadores y los IECA algunos días antes de la evalua-
CAPÍTULO 8 Hipertensión renovascular: tratamiento endovascular119
ción de la renina. El valor predictivo del muestreo de RVR es bajo cuando la renina
plasmática es estimulada por la administración prolongada de los IECA.
3. El captopril (1 mg/kg de peso corporal) administrado 60-90 min antes de tomar
muestras de sangre de la vena renal selectiva aumenta la precisión diagnóstica de
la prueba, al aumentar la secreción de renina en el lado del riñón estenótico, sobre
todo en lesiones unilaterales de la arteria renal. La estimulación con captopril57 y
la depleción de sodio58 mejoran la sensibilidad de lateralización.
Procedimiento
1. Punción venosa: el acceso, con opción a guía ecográfica, se realiza con aguja cali-
bre 19 en una sola pared o con una aguja de micropunción (mientras el paciente
realiza una maniobra de Valsalva para distender la vena). Se debe evitar la punción
inadvertida de la arteria y la creación de una fístula arteriovenosa.
2. Cateterismo selectivo:
a. Se introduce un Cobra 2 de 5 Fr con un acceso lateral en la punta distal a 2-3 mm
del orificio final.
b. A veces se necesitará un catéter sidewinder u otro catéter curvado para acceder
a las venas renales.
3. El catéter debe hacerse avanzar más allá del orificio de la vena gonadal izquierda
que desemboca con mayor frecuencia en el tercio medio proximal de la vena renal
izquierda. La muestra de la vena renal derecha se puede tomar más cerca de la
cava, porque la vena gonadal derecha entra directamente en la VCI.
4. Se cateterizan las venas sin medio de contraste, ya que afecta la producción de re-
nina. Se toma una imagen con el catéter en cada vena renal en la posición por explo-
rar, buscando en la VCI en toda su longitud para identificar venas renales anómalas.
5. Toma de muestras de control de la VCI infrarrenal. Se deben desechar al menos
2 mL de sangre antes de recoger cada muestra.
6. Las muestras deben obtenerse lo más cercanas entre sí como sea posible (dentro
de los 20 min). Después, se envían en hielo al laboratorio para su procesamiento.
Conviene consultar con el laboratorio de química especializada en cuanto a la
forma en la que se desea manejar las muestras.
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La isquemia mesentérica aguda (IMA) es una urgencia terapéutica que requiere una in-
tervención rápida para conseguir un resultado favorable.1-3 A pesar de los avances en el
diagnóstico y las intervenciones, la mortalidad asociada con la IMA sigue siendo alta,
históricamente entre el 60 y 80%,4 con estudios más recientes que indican un rango del
52-70%.5,6 Sin embargo, es probable que las altas tasas de mortalidad publicadas estén
alteradas por enfermedades concomitantes asociadas en este grupo de pacientes.
La naturaleza grave de esta entidad patológica justifica un elevado índice de sos-
pecha clínica, especialmente en pacientes ancianos con enfermedades cardiovascu-
lares o factores de riesgo tromboembólicos. Los factores de riesgo para la IMA varían
según la etiología subyacente. Algunos factores de riesgo frecuentes para las causas
tromboembólicas de la IMA son edad avanzada, ateroesclerosis, arritmias cardía-
cas, miocardiopatías dilatadas, valvulopatía cardíaca grave, infarto del miocardio
reciente, hipercoagulabilidad y tumores malignos intraabdominales.1 Los factores
de riesgo para IMA atribuibles a trombosis venosa incluyen deshidratación, hipoten-
sión, hipertensión portal, hipercoagulabilidad, infecciones abdominales, neoplasias
abdominales, pancreatitis, traumatismos y esplenectomía.7 Los factores predispo-
nentes vinculados con el desarrollo de IMA no oclusiva incluyen estado de hipoflujo,
hipotensión prolongada, edad avanzada con enfermedades cardiovasculares y uso de
medicamentos, como vasopresores o digital.
La presentación clínica de la IMA se describe clásicamente como dolor abdominal
periumbilical agudo e intenso desproporcionado respecto de los hallazgos de la ex-
ploración física, con hasta el 25 % de pacientes que manifiestan signos peritoneales.8
CAPÍTULO 9 Isquemia mesentérica aguda123
Indicaciones
1. Diagnóstico de IMA y determinación de la etiología:
a. Aunque la angiografía sigue siendo el patrón de referencia para el diagnóstico
de la IMA, su papel diagnóstico ha sido sustituido en gran medida por la an-
giografía por tomografía computarizada (ATC) y la angiografía por resonancia
magnética (ARM).13
(1) La ATC y la ARM producen imágenes de alta resolución bidimensionales y
tridimensionales de la anatomía mesentérica arterial y venosa que facilitan
el diagnóstico preciso y la planificación del tratamiento para la IMA oclu-
siva, y también hallazgos sugestivos de IMNO.
(2) Hallazgos secundarios asociados con la isquemia intestinal vistos en la ATC
y la ARM:
(a) Íleo y distensión intestinal
(b) Engrosamiento de la pared intestinal o impresiones digitales
(c) Gas intramural o en la vena porta y/o neumoperitoneo
(d) Realce de la pared intestinal afectada
124 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
(continúa)
126 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Cuadro
Cuadro 9-1
9-1
Causas y tratamiento de la isquemia mesentérica aguda
(continuación)
Características de las
Causas Datos generales imágenes Tratamiento
Trombosis • Constituye menos del • Defecto de llenado intralumi- • Hidratar al paciente y
de la VMS 5 % del total de los nal en las venas mesentéri- corregir los factores
casos de isquemia cas con congestión venosa y predisponentes
mesentérica aguda edema de la mucosa • Anticoagulantes
• Los factores predis- • Vasoespasmo arterial secun- • Si hay infarto intestinal,
ponentes incluyen dario y perfusión disminuida se justifica la cirugía
hipertensión portal, • Engrosamiento prolongado • Anticoagulación
enfermedad infla- de la mucosa preoperatoria y posto-
matoria abdominal, • Ausencia o retraso en la peratoria
anticonceptivos opacificación de las venas • Papaverina intraarte-
orales, cirugía previa mesentéricas rial (i.a.) si coexiste
en el sistema venoso • Opacificación prolongada de vasoconstricción
portal, traumatismo y las vénulas y venas regiona- arterial mesentérica
estados de hipercoa- les más grandes • Si no hay signos
gulabilidad • Íleo, edema de la mucosa, peritoneales o acidosis
• La trombosis venosa infarto intestinal láctica, las opciones
mesentérica causa endovasculares
edema de la mucosa incluyen acceso tran-
que conduce a hipo- sarterial, sistémico y
perfusión arterial transhepático o transyu-
gular para trombólisis
intratrombo, trombec-
tomía mecánica, angio-
plastia y colocación de
endoprótesis
• La mayoría de los pa-
cientes pueden tratarse
de forma conservadora
con medidas de apoyo y
anticoagulación
Disección • El 5 % de todos los • Identificación de los con- • La mortalidad operatoria
aórtica casos de isquemia ductos verdaderos y falsos es alta
mesentérica aguda con posible observación de • Es útil la ecografía endo-
• Alta mortalidad ope- un colgajo de disección que vascular o intravascular
ratoria (90 %) en esta se extiende en la AMS o la • Tratamiento con en-
cohorte alteración del caudal que doinjerto para cubrir
• La vascularización perfunde la AMS la fenestración aórtica
mesentérica puede • Íleo, edema de la mucosa, primaria
llegar desde la luz infarto intestinal • Creación de fenestra-
verdadera o falsa ciones de novo para
• Resulta un flujo igualar presiones
inadecuado cuando la entre las luces verda-
irrigación sanguínea deras y falsas
no cumple con las • Uso de endoprótesis en
necesidades metabó- la AMS para presionar
licas del intestino hacia abajo el colgajo
disecado
(+) ¿Sala
Trombólisis híbrida o Signos
endovascular (con quirófano (–) (+) peritoneales (–)
ATP y endoprótesis equipado o acidosis
¿Angiografía Administración láctica Administración
si hay trombosis disponible? disponible por goteo de papaverina
aguda). Cuando
dentro de plazo de papaverina
hay signos Endovascular inmediato (< 60 min)? + cirugía
peritoneales o sin relación con
acidosis láctica, signos peritoneales Persisten
se realiza una Sí
y acidosis láctica (+) los (–)
cirugía de urgencia si se justifica por signos
No
CAPÍTULO 9
FIGURA 9-1 • Algoritmo de tratamiento para isquemia mesentérica aguda. ATC, angiografía por tomografía computarizada; ATP, angioplastia
127
Isquemia mesentérica aguda127
transluminal percutánea.
128
128
Embolia de la AMS,
Verificar la etiología
trombosis aguda de
con angiografía
AMS, o IMNO
o ATC
(véase la parte A)
Trombosis de Disección
vena mesentérica aórtica
superior
Signos peritoneales
(+) (–)
y acidosis láctica
Cirugía con resección Tratamiento Reparación Reparación con
de intestino no viable médico óptimo quirúrgica endoinjerto
+/- papaverina preoperatoria +/- colocación de
Resolución endoprótesis en el
Nuevo síndrome
rápida del colgajo +/- fenestración
peritoneal (+) (–)
síndrome Mejoría
Respuesta
UCI y indeterminada Anticoagulación Signos peritoneales
Cirugía
monitorización Comprobaciones a largo plazo y acidosis láctica
en 12-24 h
FIGURA 9-1 • (Continuación) AMS, Arteria mesentérica superior; ATC, arteriografía con tomografía computarizada; IMNO, isquemia mesenté-
rica no obstructiva; RI, radiología intervencionista; UCI, unidad de cuidados intensivos.
CAPÍTULO 9 Isquemia mesentérica aguda129
Contraindicaciones
1. La insuficiencia renal es una contraindicación relativa para la administración de
medio de contraste, lo cual limita la posibilidad de realizar una ATC diagnóstica o
una intervención endovascular. Sin embargo, la insuficiencia renal provocada por
el medio de contraste puede ser un riesgo menor para un paciente en comparación
con el retraso diagnóstico y terapéutico de una enfermedad muy letal.
2. La ATC diagnóstica o la intervención endovascular en un individuo con antecedente
de alergia grave al medio de contraste, en general, están contraindicadas. En aque-
llos con muy alta sospecha diagnóstica de IMA, el uso de premedicación al contraste
y de anestesia general puede reducir las preocupaciones sobre los riesgos de alergia
al contraste. La ARM puede ser una modalidad diagnóstica alternativa aceptable.
3. La evidencia de infarto intestinal puede obligar a una exploración quirúrgica de
urgencia y resección del intestino muerto. Una intervención endovascular sola
puede no ser apropiada. Sin embargo, se sabe que el tratamiento endovascular
adyuvante mejora los resultados quirúrgicos y ayuda a minimizar la cantidad de
intestino resecado.2,9 Las intervenciones endovasculares también dan la oportu-
nidad de mejorar el vasoespasmo mesentérico con la administración por goteo de
papaverina i.a. dirigida por catéter antes, durante o después de la cirugía.
4. Las contraindicaciones relativas para la angiografía y una intervención endo-
vascular incluyen bacteriemia no controlada y diátesis hemorrágica persistente.
5. Otras contraindicaciones dependen de las características específicas del trata-
miento que se intenta:
a. La papaverina está contraindicada en pacientes con bloqueo cardíaco com-
pleto y alergias a la papaverina. También hay otras contraindicaciones relativas
(cuadro 9-2).
b. Los trombolíticos están relativamente contraindicados en pacientes con san-
grado activo o alteraciones hemorrágicas, traumatismos recientes, hipertensión
130 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Procedimiento
1. Acceso arterial: se puede lograr ya sea a través de la arteria femoral, la braquial
izquierda o la radial para intervenciones arteriales. Sin importar el lugar de acceso
elegido, se debe colocar y asegurar un introductor de tamaño adecuado.
a. Aunque los avances en la tecnología de catéteres e introductores han reducido
la necesidad de un acceso arterial braquial, ciertas situaciones clínicas exigen
el uso de la arteria braquial o la radial, incluyendo vías inaccesibles de la ingle
(es decir, oclusiones totales de la arteria aorta o ilíaca, infecciones inguinales
activas y retracciones con flexión) y factores anatómicos mesentéricos (cuando
los vasos mesentéricos tienen un ángulo caudal muy agudo con respecto a la
aorta). En estas situaciones, el acceso del catéter y la intervención pueden ser
más fáciles desde la arteria radial o la braquial.
b. La arteria braquial es un abordaje de segunda línea porque se asocia con una
mayor tasa de complicaciones en comparación con el acceso femoral.20 El
riesgo de ictus se reduce con un acceso arterial braquial izquierdo en compa-
ración con uno braquial derecho, porque evita la manipulación de catéteres y
guías en el origen de los vasos cerebrales (con excepción de la arteria vertebral
132 SECCIÓN SECCIÓN II PROCEDIMIENTOS TRANSARTERIALES
izquierda). El uso de la arteria radial reduce el riesgo de lesión del nervio bra-
quial, pero hay peligro definido de trombosis de la arteria radial. Por lo tanto,
se debe realizar una prueba de Allen para garantizar que haya un arco palmar
intacto. Tener dispositivos de longitudes apropiadas para realizar las interven-
ciones necesarias puede ser más difícil en el acceso de la arteria radial.
c. Si se está considerando el uso de trombolíticos, el acceso arterial se debe rea-
lizar empleando guía por ecografía para asegurar la entrada no traumática en
una sola pared en la arteria.
2. Imágenes preliminares:
a. Se realiza una aortografía abdominal anteroposterior (AP) y lateral, de prefe-
rencia simultáneas (biplano) con un catéter en “cola de cerdo” (en “J”). Estas
imágenes pueden evitarse para minimizar la carga de medio de contraste y agi-
lizar el procedimiento si antes se definen las características anatómicas vascula-
res mesentéricas con una ATC o una ARM lo suficientemente bien como para
permitir un abordaje terapéutico más dirigido.
(1) La aortografía AP es particularmente útil para la evaluación de la enfer-
medad aórtica, la vascularización colateral y la perfusión global del in-
testino. Además, aunque la principal enfermedad oclusiva afecta los vasos
proximales principales y las ramificaciones de primer orden de la circulación
mesentérica, las características anatómicas arteriales de las más distales se
aprecian mejor en la proyección AP.
(2) Las imágenes tardías en la proyección AP permiten observar la vena me-
sentérica superior (VMS), la vena mesentérica inferior (VMI) y la vena porta
(VP) para evaluar la permeabilidad venosa mesentérica.
(3) La aortografía lateral debe definir el origen y la permeabilidad del tronco
celíaco, la AMS y la arteria mesentérica inferior (AMI).
3. Cateterismo de la arteria mesentérica superior:
a. Hay varios catéteres de 4 y 5 Fr disponibles (AngioDynamics, Queensbury, NY;
Boston Scientific, Natick, MA; Cook Medical, Bloomington, IN) que “engan-
chan” rápidamente la AMS. Aunque en general se usan catéteres Cobra RC1,
RC2 y C2 para seleccionar la AMS, los catéteres de curvas inversas como el Sos 1
y 2, y los catéteres Simmons 1 y 2, tienen una mayor estabilidad para realizar
otras intervenciones posteriores (p. ej., la administración de papaverina).
(1) Los catéteres RC1 o RC2 y C2 Cobra se colocan por encima del vaso de in-
terés y se traccionan lentamente para enganchar el vaso objetivo. Luego,
se puede avanzar una guía con punta suave a través del catéter más distal-
mente dentro de la AMS sobre el cual el catéter se puede manipular hasta
una posición más estable.
(2) Una vez conformados, los catéteres de curva inversa (Sos y Simmons) se hacen
avanzar en sentido craneal desde una posición inferior hasta que la punta del
catéter llega al vaso destinatario. Después se empuja una guía de punta blanda
dentro del vaso destinatario y el catéter se retrae con delicadeza sobre la guía
para asentarse en la AMS en una posición más estable.
b. Un introductor largo (p. ej., Flexor Ansel 2®, Cook Medical, Bloomington, IN)
avanzado sobre una guía de apoyo con el dilatador interno o solo sobre un ca-
téter hasta el origen de la AMS puede ser útil si se intentan intervenciones adi-
cionales (colocación de endoprótesis, trombectomía mecánica o embolectomía
por aspiración).
4. Angiografía de la arteria mesentérica superior:
a. El diagnóstico de IMA y la confirmación etiológica a menudo se hacen con una
ATC o una ARM previa, pero también pueden lograrse fácilmente mediante
una combinación de aortografía o angiografía selectiva de la AMS. Los hallazgos
angiográficos de las diversas causas de la IMA se resumen en el cuadro 9-1.
(1) La inyección selectiva de contraste AP en la AMS debe hacerse a una veloci-
dad de 4-6 mL/seg y durar 10 seg (40-60 mL de volumen total). La serie debe
realizarse durante al menos 30-40 seg para permitir la visualización de las
venas mesentéricas. La angiografía selectiva de la AMS es especialmente útil
para hacer el diagnóstico de IMNO, sobre todo si hay una mejoría impor-
tante en las características del flujo y la visualización de los vasos rectos
con la repetición de la angiografía después de la infusión i.a. de 60 mg de
papaverina directamente en la AMS. Además, la isquemia mesentérica por
CAPÍTULO 9 Isquemia mesentérica aguda133
Cuidados posprocedimiento
1. Todos los pacientes tratados por IMA deben ingresarse en la UCI, sin importar la
causa subyacente. Los objetivos del tratamiento en el período perioperatorio o en
torno al procedimiento son rehidratación, reanimación, evitar el daño por reper-
fusión, prevenir la propagación del coágulo y la septicemia, y reducir al mínimo la
extensión de la lesión intestinal.
a. Quizá sea necesario realizar un control intensivo de las constantes vitales y
la presión venosa central. Es obligatorio el control estricto de la hipotensión
mediante vasodilatadores, si bien es raro, porque . 90 % de la papaverina ad-
ministrada en la AMS se metaboliza como primer paso en el hígado. Si es nece-
sario, se pueden usar vasopresores o fármacos cardiotónicos, como dopamina
(2-5 mg/kg/min) o dobutamina (0.5-1.0 mg/kg/min diluida a 2.5-20 mg/kg/min),
respectivamente, pero su uso debe limitarse cuando sea posible. La vasopresina
y los a-agonistas deben evitarse porque puede haber un empeoramiento de la
vasoconstricción mesentérica.
b. Es necesaria la corrección de las alteraciones hidroelectrolíticas para minimi-
zar el riesgo de arritmias o hipotensión más pronunciada.
c. Se recomienda la anticoagulación con heparina intravenosa. El bolo inicial de
heparina debe ser de 70-100 U/kg, a menos que se vaya a realizar una interven-
ción mayor (p. ej., una punción transhepática) y luego se diluye para mantener un
tiempo de tromboplastina parcial (TTP) de 60-80 seg. No se debe recomendar el
uso de heparina de bajo peso molecular (HBPM) si se contempla un tratamiento
endovascular, debido a que la HBPM tiene una vida media larga y su excreción se
ve afectada por los cambios en la función renal. Además, no existe una prueba
fácil para vigilar su actividad (como el TTP) sin hacer estudios de factor Xa.
d. La trombosis venosa mesentérica puede producir edema o rotura de la mu-
cosa intestinal, con siembra secundaria de bacterias gastrointestinales en el
coágulo. De ahí que estos pacientes están en riesgo de generar tromboflebitis
séptica por microorganismos gramnegativos y anaerobios, por lo que se reco-
mienda tratamiento con antibióticos de amplio espectro para estos individuos.
136 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Resultados
1. Los resultados óptimos se obtienen con el diagnóstico temprano y la intervención
rápida:1-3
a. A pesar de los avances terapéuticos, la mortalidad no ha mejorado mucho en
los últimos 70 años como consecuencia de la dificultad para hacer un diagnós-
tico rápido.4 Existen informes aislados de tasas de mortalidad tan bajas como
del 24 %,23 pero la mayoría de las estimaciones varían entre el 52 y 70 %.5,6
b. Los predictores de mayor mortalidad en el marco de la IMA incluyen puntua-
ción alta de enfermedades asociadas según la escala de la Society of Vascular
CAPÍTULO 9 Isquemia mesentérica aguda137
Complicaciones
1. Sitio de acceso:
a. Formación de hematomas o seudoaneurisma
(1) Aumento del riesgo con trombólisis y anticoagulación
2. Hipotensión asociada con papaverina (u otro vasodilatador):
a. Se produce con mayor frecuencia si el catéter se desconecta de forma inadvertida
de la AMS y la administración por goteo se produce directamente en la aorta.
3. Complicaciones relacionadas con el medio de contraste:
a. Toxicidad renal: aumento del riesgo de deshidratación, insuficiencia renal y
embolia renal asociada.
b. Reacciones alérgicas.
4. Complicaciones relacionadas con la trombólisis:
a. Hemorragia en el sitio de acceso o a distancia, embolización, ictus y hemorragia
intraperitoneal con acceso transhepático para trombosis venosa mesentérica.
5. Complicaciones asociadas con la angioplastia:
a. Lesión del vaso: disección, rotura.
b. Embolización distal.
6. Lesión por reperfusión que se manifiesta como una respuesta inflamatoria sisté-
mica o síndrome de insuficiencia respiratoria aguda.
7. Arritmias cardíacas.8
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CAPÍTULO 10 Hemorragia digestiva aguda139
vascular Angiography and Interventions, Society for Vascular Medicine and Biology,
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Peripheral Arterial Disease) endorsed by the American Association of Cardiovascular
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Indicaciones
1. En la hemorragia digestiva alta (HDA), la endoscopia suele ser el primer estudio que
se realiza, ya que permite el diagnóstico en la mayoría de los casos y a la vez tratar
la hemorragia mediante métodos de inyección, térmicos, etcétera. La angiografía
no se usa para diagnóstico sino para tratar la hemorragia en curso (en general con
embolización). Las indicaciones incluyen:
a. Hemorragia demasiado intensa como para que el endoscopista pueda definir
el origen
b. Hemorragia no controlable mediante tratamiento endoscópico
140 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Contraindicaciones
Absolutas
1. Dado que la angiografía y la embolización pueden requerirse como procedimien-
tos para salvar la vida, no hay contraindicaciones absolutas.
2. El antecedente de reacciones al medio de contraste que ponen en peligro la vida es
una contraindicación importante, pero se puede utilizar un preparado rápido con
esteroides si se necesita una angiografía para detener una hemorragia crítica.
Relativas
1. Hay varias contraindicaciones relativas que pueden ayudar a decidir no hacer una
arteriografía, especialmente si las indicaciones son en principio marginales:
a. Insuficiencia renal.
b. Alergia al medio de contraste.
c. Coagulopatía incorregible.
d. Si la hemorragia es masiva, la cirugía tal vez sea preferible a la angiografía, por-
que esta última quizá no pueda controlarla tan rápido como la cirugía.
Preparación preprocedimiento
1. Anamnesis y exploración física:
a. Una anamnesis adecuada puede dar pistas sobre la causa del sangrado. Por
ejemplo, el antecedente reciente de una polipectomía en un paciente con HDB
apuntaría a sangrado por polipectomía, pero la presencia de vómitos intensos
recientes en una persona con HDA sugeriría un desgarro de Mallory-Weiss.
b. Se deben evaluar otras anomalías médicas (sobre todo alergias, cardiopatías y
neumopatías) que puedan aumentar el riesgo de realizar una angiografía.
2. Asegurar el control adecuado:
a. El control automático de la PA es esencial, ya que los pacientes con HDA pue-
den estar hipotensos.
b. Electrocardiograma (ECG), oximetría de pulso y capnografía: la pérdida de san-
gre y la dilución de la sangre por infusión de cristaloides reduce la capacidad de
oxigenación y transporte de oxígeno de la sangre, lo cual aumenta la posibilidad
de isquemia cardíaca y quizá de arritmias o infartos.
c. Temperatura corporal: los pacientes pueden estar hipotérmicos por la trans-
fusión de grandes cantidades de líquidos. La hipotermia puede inducir una
coagulopatía al reducir la eficacia de varios factores de coagulación. Se debe
mantener a los pacientes cubiertos, utilizar calentadores de sangre y considerar
el uso de manta térmica.
CAPÍTULO 10 Hemorragia digestiva aguda141
Procedimiento
1. Angiografía diagnóstica:
a. Debe colocarse un introductor en la arteria para evitar perder el acceso si el ca-
téter angiográfico se ocluye durante la embolización. En la mayoría de los casos
se usa un acceso femoral, salvo en las oclusiones más proximales.
b. Casi nunca se realizan aortografías, porque la visualización de la extravasación
del contraste en el tubo digestivo requiere de una inyección más selectiva.
c. La primera selección del vaso depende de la sospecha de la fuente probable
de sangrado según la anamnesis, los signos clínicos y la localización proporcio-
nada por los exámenes de eritrocitos marcados o la TC. Si no hay indicios claros
de la fuente, algunos prefieren seleccionar primero la arteria mesentérica inferior
(AMI) para estudiar el recto antes de que la vejiga suprayacente se llene del medio
de contraste. Cuando se sospecha una HDA, la arteria mesentérica superior
(AMS) y el tronco celíaco son los objetivos principales. En la HDB deben evaluarse
en primer lugar la AMI y la AMS. Sin embargo, si estas rutas son negativas, debe
inyectarse el tronco celíaco (p. ej., la arteria gastroduodenal [AGD]), porque una
hemorragia duodenal distal intensa puede presentarse como una HDB. Si la ex-
travasación no se aprecia en la inyección de los troncos principales, puede reque-
rirse una inyección más selectiva. Para una hemorragia del fondo gástrico o del
duodeno deben evaluarse la AGD y la arteria gástrica izquierda, respectivamente.
La elección de inyecciones selectivas depende de la localización proporcionada
por el estudio de eritrocitos marcados, la TC o los hallazgos endoscópicos.
d. Las inyecciones con medio de contraste son de 5-6 mL/seg para la AMS y el tronco
celíaco, y de 2-3 mL/seg para la AMI. Las inyecciones prolongadas de 4-5 seg ayu-
dan a maximizar la visualización de la extravasación del medio de contraste, lo
que evita la superposición entre la inyección arterial y la fase venosa.
e. El registro debe continuarse hasta que la fase venosa se haya limpiado para ayu-
dar a distinguir entre la extravasación del medio de contraste de una opacifica-
ción venosa persistente. Aunque la angiografía por sustracción digital (ASD) es la
técnica estándar, las imágenes en el modo sin sustracción son importantes para
distinguir entre la verdadera extravasación y los artefactos que causen un registro
erróneo por el movimiento respiratorio o peristáltico. El uso de glucagón antes de
la angiografía puede ayudar a reducir los artefactos por el movimiento intestinal.
f. Por desgracia, la hemorragia digestiva es a menudo intermitente y una angio-
grafía puede ser negativa, incluso después de detecciones positivas de eritro-
citos marcados. Si no se identifica un punto de sangrado, algunos autores2,3
apoyan el uso de maniobras de provocación, como la administración i.v. de
vasodilatadores, heparina o incluso trombolíticos como el activador tisular del
plasminógeno (tPA). El objetivo es estimular el sangrado para permitir la loca-
lización de la anomalía, que luego hará posible el tratamiento. En una serie re-
ciente, estas infusiones ayudaron a identificar el sitio de la hemorragia el 37.5 %
de los casos sin causar inestabilidad hemodinámica.2
142 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
necesitan uno o dos microcoils cortos para evitar embolizar un área vascular
demasiado grande.
c. Si el sitio de sangrado es más amplio (como en una angiodisplasia) o si el mi-
crocatéter se puede avanzar cerca de, pero no justo en el sangrado, entonces
se puede aplicar una inyección de partículas de alcohol de polivinilo dirigidas
por flujo. Se debe tener cuidado de inyectar sólo una muy pequeña cantidad de
partículas para evitar embolizar un territorio arterial excesivo. Las partículas
deben tener más de 300 mm, porque las partículas más pequeñas pueden viajar
periféricamente y tienen una tasa alta de infarto.
d. El pegamento de NBCA ha ido ganando cada vez más aceptación como
agente embolizante para la HDB. El pegamento tiene la ventaja de ser una
sustancia fluoroscópicamente visible, dirigida por flujo y que es más dura-
dero que otras partículas dirigidas por flujo. Además, como es oclusivo sin
tener que depender de la formación de trombos, funciona mejor en los pa-
cientes con coagulopatías.6
Cuidados posprocedimiento
1. Indicaciones de rutina postangiografía y tratamiento del punto de punción:
a. Las constantes vitales deben registrarse con frecuencia con el objetivo de
buscar cualquier signo de resangrado, como un hematoma retroperitoneal,
que puede generarse a partir de una punción inadvertida por encima del liga-
mento inguinal.
b. El punto de punción debe inspeccionarse en busca de un hematoma, con cada
revisión de las constantes vitales.
c. La evaluación neurovascular del miembro distal al sitio de la punción permite
comprobar signos de oclusión arterial o la embolización distal.
2. Evaluar si la hemorragia digestiva se ha detenido o no:
a. Revisión de constantes vitales en busca de estabilidad hemodinámica. La hipo-
tensión o la taquicardia persistente pueden ser signos de hemorragia en curso.
b. Control seriado de las concentraciones de hemoglobina y hematócrito.
c. Vigilar la actividad y el volumen de la pérdida de sangre en el tubo digestivo,
ya sea con sonda nasogástrica o el grado de hematoquecia-melena en la HDB.
Cabe recordar que el colon es un depósito grande y puede contener una gran
cantidad de sangre. Por lo tanto, la eliminación de sangre por el recto puede
ocurrir bastante después de que la hemorragia ha sido controlada. Este ha-
llazgo clínico debe tomarse en contexto. La hemorragia activa continua es poco
probable si el paciente elimina sangre oscura pero tiene constantes vitales y
hematócrito estables.
3. Goteo de vasopresina:
a. Si se inició este goteo, el paciente debe ser observado en una unidad de cuida-
dos intensivos (UCI) con monitorización cardíaca continua.
b. El goteo debe continuarse en la UCI a la velocidad final de partida durante casi
12 h. En ese momento, la velocidad del goteo se reduce a 0.1 U/min cada 12 h.
Tras estar a 0.1 U/min durante 12 h, el goteo de vasopresina se sustituye por uno
de solución salina durante varias horas más. Si no hay más signos de hemorra-
gia, el catéter puede retirarse.
Resultados
1. Vasopresina:
a. Aunque la vasopresina detiene eficazmente la hemorragia en el 85 % de los
casos de sangrado diverticular, el efecto constrictivo se detiene después de con-
cluir el goteo. Por lo tanto, se observa resangrado hasta en el 50 % de los casos
en los que se usa.4 Por esta razón y por la necesidad de cateterismo prolongado,
rara vez se usan goteos de vasopresina en la actualidad.
2. Embolización del tubo digestivo superior:
a. El éxito técnico se define como la capacidad para administrar la sustancia em-
bolizante en el sitio deseado con la terminación del sangrado activo. Esto se
distingue del éxito clínico, ya que algunos pacientes han seguido sangrando a
144 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Complicaciones
1. Complicaciones estándar comunes a todos los angiogramas:
a. Puede detectarse sangrado u oclusión en el sitio de punción y disección vascu-
lar, pero son raros.
b. Reacciones al medio de contraste.
2. Complicaciones por vasopresina:
a. Puede producirse un infarto intestinal, pero es poco frecuente.
b. Las complicaciones cardiovasculares, incluyendo infarto del miocardio, arrit-
mias e hipertensión arterial, son las más habituales y ocurren con una frecuen-
cia del 4.2 %.
3. Complicaciones de la embolización:
a. La embolización no dirigida implica el uso de material embolizante que pasa
de forma inadvertida a un lecho vascular que no era el objetivo previsto, lo que
puede deberse a una presión excesiva cuando se inyectan las partículas diri-
gidas por flujo o por acodamientos del catéter fuera del vaso diana cuando se
despliega el coil. Esta complicación es rara.
CAPÍTULO 10 Hemorragia digestiva aguda145
Referencias
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11 Intervenciones aortoilíacas
Joshua D. Kuban, Sun Ho Ahn y Timothy P. Murphy
Indicaciones
1. Claudicación intermitente (definida como dolor o síntomas reproducibles en glúteos,
muslos o pantorrillas con el esfuerzo, que disminuye con el reposo) incapacitante
o que altera el estilo de vida, resistente al tratamiento médico y las modificaciones
en los hábitos cotidianos.
2. Isquemia aguda de los miembros: dolor en reposo y/o pérdida de tejidos.
3. El TransAtlantic Inter-Society Consensus (TASC) proporciona un algoritmo general
para el tratamiento quirúrgico, en comparación con el endovascular, de la en-
fermedad aortoilíaca (TASC II) de acuerdo con la morfología y ubicación de la
lesión (cuadro 11-1). El uso sistemático de la clasificación TASC II ha caído en des-
uso, porque los datos apoyan el tratamiento endovascular de las lesiones TASC C y
D. El tratamiento endovascular está indicado como primera línea en casi todos los
casos de enfermedad aortoilíaca, mientras que la cirugía está indicada en aque-
llos en quienes fracasa el tratamiento endovascular.
4. La angioplastia está indicada para las lesiones concéntricas, no calcificadas y pe-
queñas (, 3 cm).
5. La colocación de endoprótesis primaria se recomienda para las estenosis comple-
jas y las oclusiones totales crónicas.
6. La colocación de la endoprótesis secundaria está indicada para la angioplastia sin
éxito técnico (gradiente residual . 5 mm Hg o más del 30 % de estenosis residual) y
las complicaciones, incluyendo la disección con limitación de flujo y la perforación
del vaso.
Contraindicaciones
No hay contraindicaciones absolutas. Las contraindicaciones relativas de la arterio-
grafía se aplican a las intervenciones endovasculares aortoilíacas.
1. Coagulopatía incorregible
2. Antecedentes de alergia o posible reacción letal al medio de contraste yodado
3. Insuficiencia renal grave no dependiente de diálisis
Preparación preprocedimiento
1. Se debe realizar una anamnesis y una exploración física, con especial atención en
el sistema vascular. El operador debe realizar una evaluación vascular periférica
y registrar los sitios y la calidad de los pulsos en los miembros de ambos lados.
2. Deben revisarse u obtenerse, si es necesario, imágenes no invasivas pertinentes
(registro del volumen del pulso, índices braquiales segmentarios multinivel de los
miembros inferiores, angiografía por tomografía computarizada [ATC], o angio-
grafía por resonancia magnética [ARM]).
3. Las evaluaciones preprocedimiento de laboratorio deben incluir recuento de pla-
quetas, tasa de filtración glomerular (TFG)/creatinina y pruebas de coagulación.
4. Antes del procedimiento, debe determinarse el índice tobillo-brazo (ITB) inicial.
5. Es indispensable evaluar el estado del ácido acetilsalicílico para realizar la seda-
ción consciente.
147
148 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Procedimiento
Arteriografía diagnóstica
1. Se prefiere el acceso por la AFC. A veces puede requerirse el acceso por el brazo
izquierdo. Para la parte diagnóstica del examen, en general se prefiere el abordaje
CAPÍTULO 11 Intervenciones aortoilíacas149
Técnica de la angioplastia
1. El balón de angioplastia se coloca de forma que cubra la lesión. La colocación apro-
piada del balón en general se confirma con la inyección de medio de contraste a
través del introductor justo antes de su despliegue, pero también se pueden usar
puntos de referencia fluoroscópicos o el mapeo (cartografía) digital de seguimiento.
2. El balón de la angioplastia se infla con un dispositivo para este fin hasta que se re-
suelve la estenosis. En general, 8 atm es suficiente. Sin embargo, si se requieren más
de 10 atm, hay que tener cuidado con una posible rotura arterial, en especial si el
paciente refiere dolor importante durante el inflado del balón. El dolor persistente
después de desinflar el balón puede indicar una rotura arterial, y si se confirma, es
indispensable hacer una angiografía inmediata del punto de la angioplastia.
3. La arteriografía postangioplastia es útil para evaluar el éxito, el fracaso y las com-
plicaciones técnicas. En caso de estenosis residual (. 30 %) o disección que limite
el flujo, puede requerir una segunda dilatación más prolongada o colocar una
endoprótesis.
A B
Endoprótesis disponibles
1. Hay una gran variedad de endoprótesis disponibles para ser usadas en la enferme-
dad aortoilíaca y un análisis detallado está más allá del alcance de este capítulo.
Las categorías generales de endoprótesis incluyen las autoexpandibles, con balón
expandible (BE) y las endoprótesis cubiertas.
2. Las endoprótesis autoexpandibles están compuestas por nitinol o Elgiloy® y tienen
memoria. Vienen comprimidas en un catéter de aplicación que no tiene cubierta
en la colocación.
a. Ventajas: las endoprótesis autoexpandibles casi siempre tienen mayor flexibili-
dad, conformabilidad y permiten su avance fácil. Su capacidad elástica permite
su colocación en segmentos que experimentan compresión externa.
b. Desventajas: las endoprótesis autoexpandibles en general tienen menor resis-
tencia tangencial y debido a su acortamiento son más difíciles de colocar con
precisión en sitios como las bifurcaciones o los ostia.
c. Ejemplos de endoprótesis autoexpandibles (lista selectiva, no exhaustiva): Zil-
ver® (Cook, Bloomington, IN) ( fig. 11-2A), WALLSTENT® (Boston Scientific,
Natick, MA), Absolute® (Guidant, Santa Clara, CA), Luminexx® (C.R. Bard, Co-
vington, GA), SMART® (Cordis endovascular/Johnson & Johnson, Warren, NJ).
A B
Selección de endoprótesis
Se elige una endoprótesis adecuada a las características de la lesión (diámetro, loca-
lización, longitud, calcificación y excentricidad).
1. Diámetro: por lo general, se usan diámetros de endoprótesis de 10-15 mm en la
aorta (aunque en algunos casos, un diámetro de 8 mm es aceptable, por ejemplo
en una persona pequeña, de edad avanzada, con isquemia aguda de los miembros
y estenosis aórtica grave), de 8-10 mm en la AIC y de 7-9 mm en la AIE. El diámetro
de la luz que se alcance después de la colocación de la endoprótesis se reducirá
0.5-1 mm por la hiperplasia de la neoíntima sobre la endoprótesis, y esto debe con-
siderarse cuando se estima su tamaño. Cuando la endoprótesis ya se incorporó a
la pared arterial, un diámetro luminal de por lo menos 6 mm es lo mejor. Para lo-
grarlo, es preferible usar un diámetro mínimo de endoprótesis de 7 mm si el calibre
de la arteria del paciente puede adaptarse.
2. Localización: en lesiones ostiales y de la bifurcación aórtica, quizá sea preferible
una endoprótesis BE por su mayor fuerza radial y la posibilidad de una coloca-
ción precisa.
3. Longitud: en las lesiones localizadas pequeñas, las endoprótesis BE resultan idea-
les. En lesiones u oclusiones más largas, se prefiere el tratamiento con endoprótesis
autoexpandibles. Aunque se pueden superponer múltiples endoprótesis BE para
tratar la estenosis de la arteria ilíaca difusa, su falta de elasticidad impide el movi-
miento en la arteria con la endoprótesis. El movimiento pulsátil de la pared produce
tensiones dentro de la endoprótesis, que pueden causar su rotura debido a la fatiga
del metal. De manera alternativa, si las endoprótesis no se superponen sino que se
colocan de forma contigua, su movimiento puede provocar cizallamiento en las ar-
terias y un seudoaneurisma en los espacios entre las endoprótesis.
4. Calcificación y excentricidad: las placas ateroescleróticas calcificadas o excén-
tricas, por lo general, exigen una endoprótesis con mayor fuerza radial, es decir,
una endoprótesis BE.
154 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Situaciones especiales
1. Oclusiones totales crónicas (OTC) ( fig. 11-3):
a. La mayoría de las OTC pueden tratarse de manera exitosa con métodos en-
dovasculares. La mayoría de las oclusiones son atravesadas con una guía
hidrófila con punta angulada y un catéter dirigible. Se puede usar un láser excí-
mero cuando no pueda crearse un canal piloto, pero rara vez es necesario.
b. En oclusiones largas, la trombólisis previa puede reducir la longitud de la oclu-
sión, revelar la estenosis, reducir la posibilidad de embolia y mejorar la aposi-
ción entre la endoprótesis y la pared. Las desventajas incluyen aumento de la
duración del procedimiento, hospitalización prolongada, presencia de trombo
crónico resistente a la trombólisis y riesgos de sangrado. Debido a la natura-
leza crónica de la OTC, la trombólisis previa a la colocación de la endoprótesis
sistemática ha caído en desuso.
c. El paso de la guía debajo de la íntima tal vez sea inevitable en algunos casos. Lo
anterior resulta aceptable siempre y cuando se consiga la reentrada en la luz
verdadera, lo cual puede requerir el acceso anterógrado y retrógrado a la oclu-
sión de manera simultánea.
(1) Técnica del “asa (loop) con la guía” modificada: si se puede pasar una guía,
pero no un catéter, la guía puede extraerse con un lazo desde un acceso con-
tralateral y fijarse firmemente desde ambos extremos para pasar un catéter.
(2) Puede requerirse una recanalización con aguja en ciertas situaciones, en las
cuales no se puede pasar una guía por la luz verdadera. Cuando se intenta la
recanalización con aguja, (1) se infla un balón distensible como diana, (2) se
debe minimizar la distancia entre el balón diana y la aguja, (3) se debe con-
firmar un efecto de indentación en el balón y observarse en múltiples pro-
yecciones, y (4) se debe inyectar medio de contraste en el trayecto antes de
colocar la endoprótesis para garantizar que está en la subíntima y no se ha
perforado la arteria.
(3) Puede ser necesario el uso de dispositivos de reentrada (p. ej., Outback Ltd,
Cordis Endovascular®/Johnson & Johnson, Warren, NJ) o una ecografía en-
dovascular.
2. Lesiones de la bifurcación aórtica:
a. Estas lesiones incluyen estenosis y/u oclusión, que compromete el origen o los
orígenes de la(s) AIC y una placa de la aorta abdominal distal que se extiende a
los orificios de la(s) AIC. Puede requerirse una endoprótesis de apoyo en la AIC
contralateral incluso si no hay allí una estenosis hemodinámicamente significa-
tiva. En este caso, la endoprótesis contralateral protege el ostium contralateral
de la compresión por la endoprótesis terapéutica homolateral y también puede
reducir el flujo turbulento. Otra opción es inflar un balón de angioplastia con
distensibilidad baja en la AIC no estenótica para estabilizar la colocación de
una endoprótesis y proteger el ostium.
b. Técnica: sólo debe colocarse una endoprótesis en la aorta abdominal distal des-
pués de examinar el origen de la arteria mesentérica inferior y el estado de las
arterias mesentérica superior e hipogástricas y el tronco celíaco. Idealmente, la
intervención debe preservar el origen de la arteria mesentérica inferior (AMI);
sin embargo, esto no siempre es posible. Un introductor vascular de longitud
apropiada debe introducirse a través de cada AFC. El mapeo digital o la inyec-
ción manual en tiempo real a través de uno de los introductores es esencial para
el despliegue preciso de la endoprótesis en la bifurcación aórtica. La colocación
ideal de la endoprótesis es a menos de 5 mm en sentido cefálico de la bifurca-
ción aórtica. La extensión de la endoprótesis en la aorta debe ser limitada, dado
que reduce la durabilidad del resultado del procedimiento. Las endoprótesis
deben desplegarse mediante una “técnica del beso de la endoprótesis”, es decir,
inflar el balón de forma simultánea mientras se intenta mantener la presión
de inflado durante el despliegue.
3. Estenosis de la AFC coexistente: en los casos de estenosis de la AFC, además de la
arteriopatía ilíaca homolateral, debe considerarse una endarterectomía de la AFC
con el objetivo de preservar la durabilidad de la intervención ilíaca. Idealmente, la
cirugía debe llevarse a cabo en el momento de la intervención aórtica, o al menos
durante la misma hospitalización, para reducir el riesgo de trombosis de la
CAPÍTULO 11 Intervenciones aortoilíacas155
A B
FIGURA 11-3 • (Continuación) D: tras avanzar los catéteres en la aorta por cada extremo de la guía,
se despliegan las endoprótesis sobre las guías introducidas en la aorta desde ambos accesos. La angio-
grafía posterior a la colocación de las endoprótesis muestra una recanalización endovascular exitosa
Cuidados posprocedimiento
1. Algunos pacientes bien seleccionados con intervenciones sin complicaciones pue-
den ser dados de alta con seguridad el mismo día de la intervención, pero la mayo-
ría quizá requiera hospitalización de una noche.
2. Los estudios vasculares en serie y el ITB se realizan en el área de recuperación.
3. Si hay insuficiencia renal, los autores realizan una hidratación durante la noche.
4. Durante el seguimiento se evalúa a los pacientes en el consultorio durante 1-4 se-
manas y luego de forma longitudinal.
5. Existe cierta controversia sobre el uso y la duración de la antiagregación plaque-
taria única y doble después de la colocación de una endoprótesis.3 Los autores
siguen dando 75 mg de clopidogrel durante 1-3 meses y 81 o 325 mg de ácido ace-
tilsalicílico de forma indefinida después de colocar una endoprótesis.
6. Dejar de fumar, mejorar las pruebas de lípidos y reducir la presión arterial son me-
didas intensivas que debe alentar el propio intervencionista o en conjunto con el
médico de atención primaria.4
7. Todos los pacientes con arteriopatía periférica deben tomar estatinas, indepen-
dientemente de las concentraciones de lípidos, con pocas excepciones (p. ej., he-
patopatía crónica, miopatías causadas por estatinas).
8. Si el paciente recibía cilostazol antes del procedimiento, éste debe continuarse.5
CAPÍTULO 11 Intervenciones aortoilíacas157
Resultados
Intervención, tratamiento médico y ejercicio físico
1. Colocación de endoprótesis con éxito técnico y permeabilidad:
a. En general, el éxito técnico alto varía un poco según el tipo de lesión.6
(1) A a C de TASC, 94-100 %; D de TASC, 85-90 %
b. Las tasas de permeabilidad primaria varían entre los informes, pero en general
son del 90, 75, 70 y 50 % a 1, 3, 5 y 10 años, respectivamente. Las tasas de permea-
bilidad secundaria a largo plazo son mayores: 90, 80 y 65 % a los 3, 5 y 10 años,
respectivamente.7-9
c. Las lesiones tradicionalmente complejas (C/D de TASC) tienen una tasa de per-
meabilidad menor del 10 %; estudios más recientes sugieren tasas de permeabi-
lidad similares.
d. La angioplastia con balón sola tiene tasas de permeabilidad más bajas en com-
paración con la colocación de endoprótesis, con el 75, 60 y 50 % de permeabili-
dad primaria a los 1, 3 y 5 años.10
2. Estudio aleatorizado prospectivo CLEVER (de Claudication: Exercise versus Endo-
luminal Revascularization):11
a. Había 111 pacientes aleatorizados a atención médica óptima, ejercicio físico su-
pervisado más atención médica óptima (endoprótesis autoexpandible) o revascu-
larización con endoprótesis más atención médica óptima.
b. El cambio en el tiempo de caminata pico para el segundo grupo fue significativa-
mente mayor que en el tercero. Ambos fueron significativamente mayores que
en el grupo con atención médica óptima.
c. Las mediciones de la calidad de vida y las puntuaciones validadas para cami-
nata fueron mayores en el tercer grupo que en el segundo (con endoprótesis
autoexpandible).
d. Los programas de ejercicio físico supervisado son pocos y, en general, no
están cubiertos por el seguro médico, lo cual limita la generalización de los
resultados.
3. El metaanálisis mostró una ventaja en el ITB y en los tiempos de caminata en cinta
cuando se añadió la endoprótesis al tratamiento médico y el ejercicio supervisado.
Sin embargo, no hubo diferencias significativas entre la colocación de endopróte-
sis sola y el ejercicio físico supervisado solo.12
A B
Complicaciones y tratamiento
1. Definición de las principales complicaciones de la Society of Interventional Ra-
diology: las complicaciones que requieren tratamiento u hospitalización menor
(, 48 h); las que necesitan un tratamiento mayor y aumento inesperado del nivel
de atención, u hospitalización prolongada; las que resultan en secuelas permanen-
tes o la muerte.
2. Un metaanálisis de 1 300 ATP ilíacas y 816 pacientes con endoprótesis ilíacas
mostró tasas de mortalidad a 30 días del 1 y 0.8 %, respectivamente. Las tasas de
complicaciones mayores que requirieron tratamiento para grupos de ATP y en-
doprótesis fueron del 4.3 y 5.2 %.14
3. Las complicaciones mayores incluyeron rotura arterial, disección, trombosis, em-
bolia distal, hematoma en el lugar del acceso y seudoaneurisma, así como infec-
ción de la endoprótesis.
a. Roturas arteriales ( fig. 11-4):
(1) Las intervenciones aortoilíacas rara vez se complican con roturas arteriales.
Se han notificado tasas de entre el 0.8 y 0.9 %.
(2) En general, se diagnostican durante el procedimiento, porque los pacientes se
quejan de dolor persistente después de la intervención, o se puede ver la ex-
travasación del medio de contraste. La reanimación del paciente debe comen-
zar de inmediato con líquidos intravenosos, medicamentos para el sostén de
la presión arterial y reversión de la anticoagulación con sulfato de protamina
y transfusiones por razón necesaria. Se infla inmediatamente un balón a una
presión baja (3-4 atm) que cubra el sitio de rotura, y se debe inyectar medio
de contraste por encima y por debajo para asegurar un sellado apropiado.
Puede requerirse una endoprótesis cubierta para excluir la rotura. Se puede
requerir un tratamiento quirúrgico de urgencia, si lo anterior fracasa.
b. Disecciones: pueden producirse durante el cateterismo, la ATP o la colocación
de una endoprótesis. Si se observa una limitación del flujo, se puede sellar el
colgajo con ATP o una endoprótesis.
c. Embolización distal: la mayoría de los émbolos pueden resolverse con aspira-
ción por catéter, dispositivos de aspiración (p. ej., AngioJet® [Boston Scientific,
Natick, MA] y el Sistema Indigo® [Penumbra médico, Alameda, CA]), y trombo-
líticos. La trombectomía quirúrgica tradicional a cielo abierto puede requerirse
en casos graves, en raras ocasiones.
d. Seudoaneurisma y hematoma en el sitio de acceso: véase el Capítulo 4.
e. Infección de la endoprótesis: es rara, pero puede tener resultados devastadores,
incluida la pérdida de un miembro o la muerte. Darcy informó ocho casos re-
gistrados en su revisión, pero probablemente sea una subestimación.18 Fiebre,
dolor y hemocultivos positivos son signos de infección de la endoprótesis. Puede
producirse un seudoaneurisma y septicemia. La administración intensiva de an-
tibióticos es imprescindible y puede justificarse una exploración quirúrgica.
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La tecnología ha avanzado con rapidez en los últimos años, y las opciones endovascu-
lares disponibles para el tratamiento de la enfermedad de la arteria femoral superficial
(AFS) han aumentado notablemente. Aunque la angioplastia transluminal percutá-
nea (ATP) (con balón) antes se consideraba el abordaje inicial para el tratamiento de
la enfermedad femoropoplítea, esta técnica está siendo reemplazada por las endopró-
tesis convencionales, recubiertas y liberadoras de fármacos, y por los balones libera-
dores de fármacos, que han mejorado las tasas de permeabilidad y los resultados. Se
CAPÍTULO 12 Tratamientos en la arteria femoral superficial161
puede realizar una aterectomía como terapia adyuvante, y ésta puede ser valiosa para
el tratamiento de la reestenosis de las endoprótesis. A medida que aparecen nuevos
estudios clínicos, sigue evolucionando el papel preciso de cada uno de estos nue-
vos recursos tecnológicos en el área endovascular de la AFS en constante expansión.
Indicaciones
1. Claudicación moderada a grave que limita el estilo de vida (categoría de Fon-
taine IIb, estadios 2 y 3 de Rutherford) en pacientes en los que ha fracasado el
tratamiento médico (es decir, el cilostazol o el programa de ejercicios).
2. Isquemia aguda de las extremidades, que se caracteriza por dolor en reposo, úlce-
ras que no cicatrizan o gangrena.
3. Antes o después de la cirugía de derivación, para aumentar el flujo de entrada o
de salida.
4. Rescate de un injerto de derivación fallido con estenosis que limita significativa-
mente el flujo de la anastomosis o las venas.
Contraindicaciones
No hay contraindicaciones absolutas para el tratamiento endovascular de la AFS. La
mayoría de las contraindicaciones que se describen a continuación son relativas.
1. Coagulopatía no corregible.
2. Insuficiencia renal grave (tasa de filtración glomerular [TFG] , 30) en ausencia de
hemodiálisis. El paciente debe estar hidratado, se minimiza el uso de contraste y
debe considerarse la angiografía con dióxido de carbono.
3. Fase activa de una vasculitis.
4. Pacientes no ambulatorios con enfermedad grave y con una expectativa de vida
limitada o demencia.
5. Pacientes con síntomas de claudicación leves.
6. Características anatómicas desfavorables:
a. Oclusión de AFS con compromiso de arteria poplítea y trifurcación de los vasos.
b. Enfermedad hemodinámicamente significativa de la arteria femoral común
(AFC). Se recomienda una endarterectomía femoral combinada con trata-
miento endovascular de la AFS o derivación femoropoplítea. Se puede consi-
derar la angioplastia o la aterectomía de la femoral común en pacientes que no
son candidatos para la cirugía. La colocación de endoprótesis en la AFC no es
deseable y puede impedir opciones quirúrgicas futuras.
c. Calcificación importante que compromete un segmento largo de la AFS, espe-
cialmente la calcificación en “arrecife de coral”.
d. Ausencia de salida de al menos un vaso al pie.
e. Compromiso hemodinámicamente significativo de aporte vascular que no
puede corregirse por medios quirúrgicos o endovasculares.
f. Enfermedad aneurismática grave en el lugar de acceso previsto.
Preparación preprocedimiento
1. Realizar estudios fisiológicos preprocedimiento con una evaluación arterial no
invasiva con y sin ejercicio físico (la prueba de esfuerzo no se realiza en pacientes
con isquemia aguda de los miembros), incluidos los valores de referencia del ín-
dice tobillo-brazo (ITB), pletismografía segmentaria con registros del volumen del
pulso y presión del dedo del pie cuando sea apropiado.
a. Pueden usarse estudios imagenológicos preprocedimiento como la angiografía
por tomografía computarizada (ATC) o la angiografía por resonancia magné-
tica (ARM) para planificar un tratamiento específico para cada paciente. Las
imágenes transversales son valiosas para determinar el sitio de acceso y planifi-
car el procedimiento, lo que finalmente permite usar el método más seguro con
menos contraste y exposición a la radiación.
2. Preparación para la angiografía: verificar una función renal basal estable. Los
procedimientos de urgencia o no demorables en pacientes con insuficiencia renal
necesitan medidas preventivas, como la hidratación intensiva con o sin acetilcis-
162 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Procedimiento
1. Se obtiene el acceso arterial inicial.
a. El acceso femoral común contralateral es lo habitual para los procedimientos
sobre la AFS; sin embargo, este acceso puede no ser posible en los pacientes con
una bifurcación aórtica primaria muy aguda, con una reparación endovascular
previa de un aneurisma o con una derivación aortobifemoral.
b. El acceso anterógrado homolateral es útil si también se requiere alguna inter-
vención tibial, siempre que el hábito corporal del paciente y las características
anatómicas de la AFC lo permitan.
c. Si la oclusión compromete el origen de la AFS o la AFS proximal, en general se
requiere un acceso contralateral.
d. En los pacientes con oclusión proximal de la AFS y enfermedad grave en la AFC
contralateral, se puede considerar un acceso poplíteo o en la AFS distal.
e. En la actualidad, los dispositivos no tienen la longitud suficiente para realizar
intervenciones en la AFS media a distal a través de un acceso radial o braquial
en el miembro superior.
f. La punción arterial tibiopedia se puede usar junto con el acceso anterógrado o
femoral común contralateral en la recanalización de las oclusiones complejas.
2. Realizar una angiografía inicial, incluidas imágenes distales.
a. Pueden requerirse múltiples proyecciones para establecer un mapa vascular
que dé la ubicación exacta y las características morfológicas de algunas lesiones.
b. En general se toman proyecciones anteroposteriores y laterales del pie en pacien-
tes sin insuficiencia renal antes de la intervención para establecer valores de inicio.
3. En general, las estenosis mayores del 50 % se consideran hemodinámicamente sig-
nificativas en los pacientes sintomáticos.
a. Las proyecciones ortogonales y la correlación con imágenes no invasivas y estu-
dios fisiológicos son de suma importancia.
b. Aunque pueden usarse guías de presión para determinar la importancia he-
modinámica de las lesiones dudosas, esto se realiza con poca frecuencia en el
segmento femoropoplíteo.
4. Anticoagulación durante las intervenciones.
a. En general, se administra anticoagulación con heparina o bivalirudina al rea-
lizar una intervención endovascular para minimizar el riesgo de trombosis
CAPÍTULO 12 Tratamientos en la arteria femoral superficial163
A B
FIGURA 12-1 • A: arteriografía no selectiva en una mujer de 75 años de edad con claudicación
(izquierda . derecha) que muestra oclusión de ambas arterias femorales superficiales (AFS). B: la
AFS izquierda se recanalizó empujando un asa de guía a través del segmento ocluido. C, D: las AFS se
dilataron con balón y endoprótesis, con buen flujo (cortesía de Razavi MK, Gilbert M y Razavi M)
CAPÍTULO 12 Tratamientos en la arteria femoral superficial165
A B
C
D
FIGURA 12-2 • Mujer de 78 años de edad con claudicación grave de la extremidad infe-
rior izquierda. La angiografía selectiva confirmó la oclusión de la arteria femoral superficial (AFS)
izquierda. A: con reconstitución de la arteria poplítea. B: la reentrada en la luz verdadera se logró
con el dispositivo OUTBACK® (Cordis, Inc., Bridgewater, NJ). El OUTBACK se encuentra al lado del
segmento reconstituido (C) y el dispositivo proyecta una aguja de nitinol en el flujo adyacente de la
luz (flecha) (D) (continúa)
CAPÍTULO 12 Tratamientos en la arteria femoral superficial167
FIGURA 12-2 • (Continuación) La AFS se dilató con balón y se colocó una endoprótesis (E y F)
(cortesía de Razavi MK, Gilbert M y Razavi M)
Cuidados posprocedimiento
1. Si se usa la compresión manual para lograr la hemostasia en el sitio de acceso,
el tiempo de coagulación activado debe ser menor de 180 seg para minimizar el
riesgo de hemorragia. En general, los autores no revierten la heparina con prota-
mina a menos que haya una complicación hemorrágica, ya que existe un riesgo
de anafilaxia.
2. Los dispositivos de cierre confieren un beneficio en la reducción del tiempo para la
ambulación del paciente. Véase el Capítulo 3 para obtener más información.
3. Aunque no hay consenso con respecto al tratamiento antiplaquetario doble, el
plan terapéutico antiplaquetario de por vida con ácido acetilsalicílico (81 mg) o
clopidogrel (75 mg) es esencial en todos los pacientes con arteriopatía periférica.
Como se dijo antes, los individuos tratados con balón o endoprótesis liberadores
de fármacos requieren tratamiento antiplaquetario doble por un período breve
168 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
(1 mes para el balón liberador de fármaco Lutonix®, 2 meses para el Zilver PTX®
[Cook Medical, Bloomington, IN], según las instrucciones de uso).
4. La modificación de los factores de riesgo es obligatoria, con especial atención en
el tratamiento intensivo de la diabetes, la hipertensión, la hiperlipidemia y el ta-
baquismo. A menos que haya una contraindicación o una reacción alérgica, deben
indicarse estatinas en todos los pacientes. Se ha demostrado que las estatinas dis-
minuyen la mortalidad cardiovascular en los pacientes con arteriopatía periférica.
5. Aunque no hay guías estándar, se recomienda el seguimiento postratamiento de la
enfermedad femoropoplítea. Se debe hacer un estudio arterial no invasivo con me-
dición del ITB postintervención para establecer los nuevos valores de base. Deben
realizarse consultas con o sin estudios de seguimiento dúplex a los 1, 3, 6 y 12 meses,
y cada año después de eso. Los pacientes con isquemia aguda de las extremidades
requieren seguimientos más frecuentes.
Resultados
El tratamiento de la AFS evoluciona con rapidez. Aunque hay ciertas recomendacio-
nes generales, no existe consenso clínico en muchas áreas, y el intervencionista debe
mantenerse al día cuando los nuevos datos clínicos cambien el abordaje terapéutico.
1. Angioplastia con balón (ATP). De acuerdo con el ensayo clínico RESILIENT, la an-
gioplastia y la colocación de endoprótesis convencionales fueron equivalentes
para las lesiones menores de 5 cm de longitud.2 La ATP sola debe reservarse para
estas lesiones cortas, siempre que no se produzca una disección limitante de flujo.
2. Endoprótesis convencionales de metal (EM) no recubierto:
a. El estudio RESILIENT comparó la ATP con la colocación de EM en el segmento
femoropoplíteo con una longitud promedio de la lesión de 64 y 71 mm, respecti-
vamente. La permeabilidad a 12 meses se consiguió en el 36.7% del grupo de ATP
y en el 81.3 % del grupo de endoprótesis, con revascularización de la lesión des-
tinataria (RLD) libre de obstrucción del 45.1 y 87.3 %.2 A los 3 años, la RLD libre
de obstrucción (75.5 % frente a 41.8 %) y el éxito clínico (63.2 % frente a 17.9 %)
mejoraron significativamente en el grupo de las endoprótesis.3 Se observó una
tasa de rotura de la endoprótesis del 4.1 % a los 18 meses.
b. La endoprótesis Supera® (Abbott Vascular) es una nueva generación de EM ela-
borada con una tecnología de alambre entretejido flexible y fuerte usada para
el tratamiento de la AFS y la enfermedad de la poplítea proximal. El estudio clí-
nico SUPERB [de Comparison of the SUpera PERipheral System in the Superficial
Femoral Artery], que evaluó esta endoprótesis en las lesiones con una longitud
promedio de 7.8 cm, confirmó una permeabilidad primaria a 1 año del 78.9 %. La
RLD libre de obstrucción fue del 89, 84 y 82 % a 1, 2 y 3 años, respectivamente.4
Las tasas de permeabilidad disminuyeron cuando las endoprótesis fueron in-
advertidamente elongadas más allá de su límite nominal durante su despliegue.
La tasa de roturas de la endoprótesis fue del 0.6 % a los 3 años.
3. Las endoprótesis liberadoras de fármacos (Zilver PTX®, Cook Medical, Blooming-
ton, IN) han demostrado ser mejores que la angioplastia con balón y la EM provi-
sional. En el estudio clínico aleatorizado Zilver PTX, la RLD libre de obstrucción
a 5 años fue del 83.1 % para el grupo Zilver PTX en comparación con el 67.6 % para
el grupo estándar, que incluye angioplastia y colocación de endoprótesis provisio-
nal óptimas.5 Además, la permeabilidad primaria a los 5 años fue del 66.4 % para el
grupo de las endoprótesis liberadoras de fármacos en comparación con el 43.4 %
para el grupo estándar, lo que representa una reducción del 41 % de las reestenosis.
La tasa de roturas de la endoprótesis fue del 1.9 % a los 5 años. Al escribir estas
líneas, éste es el único estudio clínico para la enfermedad de la AFS con 5 años
de seguimiento.
4. Los balones liberadores de fármacos (BLF) tienen una mejor permeabilidad
que los balones de angioplastia estándar.
a. El estudio clínico aleatorizado IN.PACT SFA mostró mayores tasas de permea-
bilidad a 1 año para los BLF (IN.PACT Admiral, Medtronic) en comparación con
la angioplastia estándar (89.8 % frente a 66.8 %). La RLD fue del 2.4 % en la rama
de los BLF en comparación con el 20.6 % en el otro grupo.6 El promedio de lon-
gitud de la lesión fue similar entre ambos grupos (8.9 frente a 8.8 cm).
CAPÍTULO 12 Tratamientos en la arteria femoral superficial169
b. La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos aprobó el BLF Luto-
nix en 2014 (como el primer BLF aprobado en dicho país) con base en el estudio
clínico LEVANTE 2, el cual mostró una mejoría de la permeabilidad primaria
del 29.4 % con el BLF Lutonix (Bard) en comparación con la ATP (73.5 % frente a
56.8 %) a 1 año.7 La longitud promedio de la lesión en este estudio fue de 63 mm.
Los BLF pueden convertirse en el nuevo estándar de atención en el tratamiento
de las lesiones A y B de TASC, cuando no haya calcificación importante.
c. El papel de los BLF en lesiones más largas C y D de TASC queda por verse; puede
requerirse una endoprótesis en las disecciones de limitación de flujo y las este-
nosis residuales importantes (. 30 %).
5. Endoinjertos/endoprótesis cubiertas. La enfermedad de segmento largo (. 20 cm)
se trata mejor con una endoprótesis cubierta (VIABAHN®, GORE, Flagstaff, AZ), si
la circulación terminal es adecuada.
a. De acuerdo con el estudio VIPER de la endoprótesis con superficie bioactiva
de heparina VIABAHN, en el tratamiento de la enfermedad obstructiva de la
arteria femoral superficial, que evaluó lesiones con una longitud promedio de
19 cm, hubo una tasa de permeabilidad primaria del 73 % con la VIABAHN que
no se vio afectada por el diámetro o la longitud (, 20 cm frente a . 20 cm)
del dispositivo. Si los endoinjertos sobrepasaban el 20 % del diámetro en com-
paración con el diámetro del vaso original, las tasas de permeabilidad se vie-
ron reducidas.8
b. En un estudio multicéntrico prospectivo VIASTAR, que comparó la endopróte-
sis VIABAHN con superficie bioactiva PROPATEN frente a la endoprótesis de
nitinol desnuda para el tratamiento de lesiones largas en la enfermedad oclu-
siva de la arteria femoral superficial, se aleatorizaron pacientes a la VIABAHN
frente a la EM con una longitud promedio de la lesión de 19 cm en la primera
y de 17.3 cm en la segunda.9 La tasa de permeabilidad primaria global a 1 año
fue del 78 % en el grupo VIABAHN frente al 54 % en el grupo de EM; para la lon-
gitud de la lesión mayor de 20 cm, las tasas de permeabilidad fueron del 73 %
frente al 33 %, respectivamente. Este estudio proporciona evidencia de nivel 1
de que las lesiones largas de la AFS quizá se traten mejor con un endoinjerto.
(1) Para obtener resultados óptimos, se debe realizar una dilatación antes de
colocar el dispositivo, y la ATP, una vez desplegado el endoinjerto, exige
el uso de balones que coincidan con el diámetro del dispositivo.
(2) Ha habido cierta preocupación sobre que la obstrucción de las colaterales
con una endoprótesis cubierta pueda dar lugar a una mayor incidencia de
isquemia aguda de los miembros cuando haya una oclusión de la endopróte-
sis. Sin embargo, la incidencia de isquemia aguda de los miembros después
de la oclusión de la endoprótesis cubierta no es mayor que la observada des-
pués de la oclusión de una EM.
6. Aterectomía:
a. Hay varios dispositivos de aterectomía disponibles: SilverHawk® y TurboHawk®
(Covidien/Medtronic, Mansfield, MA), Diamondback® (Cardiovascular System
Inc., St. Paul, MN), Jetstream® (Pathway Medical, Garden Grove, CA), Turbo-Elite®
y Turbo-Tandem® (Spectranetics Inc., Colorado Springs, CO), Phoenix® (Volcano,
San Diego, CA) y Crosser® (Bard, New Providence, NJ).
b. De acuerdo con el estudio DEFINITIVE LE, la aterectomía direccional con
los dispositivos SilverHawk o TurboHawk es un método terapéutico seguro
y eficaz para los pacientes con claudicación e isquemia aguda de las extremi-
dades.10 La tasa de permeabilidad primaria a 12 meses fue del 78 %, sin dife-
rencias entre los pacientes con diabetes y sin diabetes. Las complicaciones
incluyen embolización distal (3.8 %), perforación (5.3 %) y cierre súbito (2.0 %)
con una tasa de endoprótesis de rescate del 3.2 %.
c. En la institución donde se desempeñan los autores, la aterectomía casi nunca
se usa como tratamiento primario de la enfermedad de la AFS, a pesar de que la
reducción de volumen puede ser útil para ciertas situaciones clínicas enumera-
das a continuación:
(1) Tratamiento complementario de la enfermedad muy calcificada, en especial
los “arrecifes de coral” y la calcificación excéntrica, que no pueden tratarse
adecuadamente con angioplastia o colocación exclusiva de endoprótesis.
170 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Complicaciones
1. Los procedimientos en los vasos femoropoplíteos tienen una tasa de complicacio-
nes de hasta el 10 %, y el 3-4 % requieren tratamiento.
2. Las complicaciones en el sitio de acceso son frecuentes e incluyen hematoma, seu-
doaneurisma, fístula arteriovenosa, oclusión vascular y hemorragia retroperito-
neal. Esta última en general se debe a una “punción alta” inadvertida de la arteria
ilíaca externa (por encima del ligamento inguinal). Debe tenerse especial cuidado
cuando se realiza la punción femoral común anterógrada para evitar la punción de
la ilíaca externa. El acceso arterial guiado por ecografía es muy útil.
3. La tromboembolia distal provoca oclusión vascular. Los factores que predispo-
nen a la enfermedad tromboembólica incluyen isquemia aguda del miembro con
trombo, anticoagulación inadecuada durante la intervención, tratamiento de las
oclusiones largas y aterectomía.
4. La disección que limita el flujo es más frecuente después de la dilatación brusca
del balón.
5. Rotura o perforación arterial. La perforación puede deberse a una guía, un dispo-
sitivo de OTC o uno de aterectomía, o a la dilatación agresiva de un balón o una
endoprótesis. Los pacientes con enfermedades del tejido conjuntivo subyacente,
vasculitis y quienes usan esteroides por tiempo prolongado tienen mayor riesgo.
6. Infección.
7. Nefropatía por medio de contraste, en especial en pacientes con datos basales de
la función renal alterados. Véase el Capítulo 65.
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13 Intervenciones arteriales infrapoplíteas
Mahmood K. Razavi
Introducción
Las intervenciones arteriales infrapoplíteas se efectúan casi exclusivamente en el
caso de isquemia crítica de los miembros inferiores (ICMI) crónica. Aunque la ar-
teriopatía periférica es un trastorno frecuente, la ICMI sólo aparece en el 10 % de
los pacientes con dicha enfermedad.1 El término ICMI únicamente debe utilizarse
cuando los síntomas se deban a alteraciones isquémicas. El diagnóstico se confirma
mediante la medición del índice tobillo-brazo, las presiones del dedo del pie (PDP) o
la presión de oxígeno transcutánea.
Diagnóstico diferencial
Dolor
1. Neuropatía diabética: a menudo descrita como “ardor” que empeora por la noche
y tiene una distribución simétrica en los pies o las piernas. A menudo hay otros
signos y síntomas de neuropatía.
2. Síndrome de dolor regional complejo: antes conocido como “distrofia simpática”;
los pacientes a menudo tienen un flujo arterial normal.
3. Neuropatía sensitiva periférica: varias alteraciones pueden causar la neuropatía
sensitiva aislada, como deficiencia de vitamina B12, siringomielia y toxicidad por
alcohol y otras toxinas, como ciertas sustancias antineoplásicas.
4. Compresión de la raíz nerviosa: varias enfermedades de la columna vertebral pue-
den dar lugar a dolor continuo en la pierna. Casi nunca hay signos de isquemia.
5. Tromboangitis obliterante (enfermedad de Buerger): por lo regular aparece en
fumadores jóvenes. La causa es la isquemia distal debida a enfermedad vascular
inflamatoria que involucra tanto a arterias como a venas.
Indicaciones
1. Arteriopatía en el marco de dolor en reposo o pérdida de tejidos:
a. Según la disponibilidad de personal capacitado, el abordaje endovascular suele
ser el tratamiento de primera elección para la revascularización en la ICMI.
b. La cirugía de derivación puede reservarse para los fracasos de los tratamientos
endovasculares.
172
CAPÍTULO 13 Intervenciones arteriales infrapoplíteas173
Contraindicaciones
Absolutas
1. Las contraindicaciones para la angiografía.
Relativas
1. La enfermedad anatómica avanzada, así como la oclusión del segmento largo que
afecte la trifurcación ( fig. 13-1A). Lo anterior se debe a la poca utilidad del trata-
miento endovascular más que a verdaderas contraindicaciones en estos casos.
Preparación preprocedimiento
1. Igual que para cualquier paciente que se realiza una arteriografía.
2. Debe asegurarse una hidratación adecuada a menos que una nefropatía terminal
o una insuficiencia cardíaca congestiva impidan una hidratación intensiva.
3. La anestesia general puede hacer que el procedimiento sea más fácil. Los pacien-
tes con ICMI a menudo presentan dolor intenso y no pueden mantener sus piernas
y pies en una posición durante períodos prolongados.
4. El tratamiento con antiagregante plaquetario preprocedimiento es obligatorio,
si no existen contraindicaciones. Se recomienda el uso de tratamiento antiagre-
gante doble con ácido acetilsalicílico y una tienopiridina cuando los pacientes
puedan tolerarlo.
FIGURA 13-1 • Arteriografía por sustracción digital en un varón de 78 años de edad con dolor en
reposo. A: se observan ocluidas las arterias femoral superficial (AFS), poplítea y proximales de la trifurca-
ción. B: imágenes tardías que demuestran la revascularización de las arterias peronea y tibial posterior
174 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Procedimiento
1. Acceso arterial: se pueden usar tres sitios anatómicos. Independientemente del
acceso, la punta del introductor/catéter guía debe colocarse lo más cerca posible
de la zona enferma para obtener el torque máximo y la mayor fuerza de empuje.
a. Arteria femoral común (AFC) contralateral: es la preferida en los pacientes con
ingles inaccesibles (p. ej., cicatriz de cirugía previa), obesidad mórbida con gran
panículo adiposo u oclusión grave de la arteria femoral superficial (AFS), todo
lo cual hace difícil un acceso homolateral anterógrado.
b. Arteria femoral común homolateral: es el acceso preferido en la mayoría de los
pacientes con enfermedad infrapoplítea, excepto en las situaciones descritas
antes. El acceso anterógrado en la AFC:
(1) Tiene mejor manejo y capacidad de empuje de guías, catéteres y dispositivos.
(2) Proporciona una distancia más corta a las lesiones a tratar.
(3) Pueden tratarse mejor las lesiones por debajo del tobillo.
(4) En caso de complicaciones, como tromboembolias, la proximidad al sitio de
destino mejora la capacidad de aspirar a través de catéteres cortos.
c. Acceso tibiopedio: se puede usar si fracasan los intentos de recanalización an-
terógrada de las oclusiones totales crónicas (OTC).2 Las agujas y los introduc-
tores específicos para este fin (4 o 5 Fr) hacen que este acceso sea más práctico.
El acceso guiado por ecografía es el método preferido de abordaje, aunque
también se pueden usar imágenes fluoroscópicas o angiográficas ( fig. 13-1B).
El autor usa el acceso pedio como tratamiento intervencionista, sólo en caso
de fracaso del acceso anterógrado. Otros autores usan el acceso pedio en pa-
cientes con dorsalgia intensa o alteración respiratoria que no pueden tolerar la
posición horizontal por mucho tiempo.3
2. Atravesar las lesiones: puede ser dificultoso y llevar mucho tiempo en la región
infrapoplítea. Esto es especialmente cierto en las OTC de segmento largo, porque
los vasos a menudo están calcificados, son de pequeño calibre y hoy en día no exis-
ten dispositivos de reentrada específicos para estas arterias. Se ha perfeccionado
una variedad de guías especiales y catéteres de soporte para ayudar en este tipo de
lesiones. Los dispositivos y accesos óptimos están en continua evolución.
a. Guías especiales: tienen extremos robustos y catéteres de soporte compatibles
de alto rendimiento. Algunos operadores prefieren guías de 0.457 mm (0.018”)
junto con catéteres compatibles. Sin embargo, en la mayoría de los casos se
prefieren las guías de 0.356 mm (0.014”). Varias compañías, incluidas Abbott
Vascular, Terumo, Asahi, Boston Scientific y Cook, hacen guías que están bien
adaptadas para las intervenciones infrapoplíteas. Éstas tienen características de
rendimiento diferentes y no hay ninguna que haya demostrado ser mejor que
otra. Dependen de la preferencia del operador. Los intervencionistas deben fa-
miliarizarse con estas guías para poder elegir su plataforma favorita.
b. Catéteres de soporte: han mejorado la capacidad de empuje, la trazabilidad y las
características de soporte longitudinal alto. Algunos ejemplos de catéteres de so-
porte para la región infrapoplítea son Rubicon® (Boston Scientific, Natick, MA),
speX® (ReFlow Medical, San Clemente, CA), Seeker® (Bard Peripheral Vascular,
Tempe, AZ), TrailBlazer® (Covidien, Plymouth, MN), Quick-Cross® (Spectranetics,
Colorado Springs, CO), Minnie® (Vascular Solutions, Minneapolis, MN), CXI ca-
theters® (Cook Medical, Bloomington, IN) y Tornus® (Asahi Inc., Santa Ana, CA).
c. Herramientas para cruzar la lesión: a veces, el paso de guías por un segmento
largo ocluido con lesiones calcificadas no es posible con catéteres de soporte
especializados. De ahí que algunos fabricantes hayan ideado herramientas de
cruce para el sector infrapoplíteo para ayudar a la recanalización del segmento
CAPÍTULO 13 Intervenciones arteriales infrapoplíteas175
largo con OTC, a saber, Viance® (Covidien, Plymouth, MN), Crosser® (Bard
Peripheral Vascular, Tempe, AZ), TruePath® (Boston Scientific, Natick, MA),
catéter láser Turbo-Elite® (Spectranetics, Colorado Springs, CO), Wingman®
(ReFlow Medical, Mission Viejo, CA), KittyKat® (Avinger, Redwood City, CA) y
PowerWire® (Baylis Medical, Montréal, Quebec, Canadá).
3. Herramientas terapéuticas: una vez que se han cruzado las lesiones destinatarias,
deben tratarse las estenosis.
a. Angioplastia: es el pilar terapéutico en la región infrapoplítea (denominada “an-
gioplastia con balón convencional”). La mayoría de los fabricantes venden balo-
nes de alto rendimiento de diferentes diámetros y longitudes para aplicaciones
infrapoplíteas. Se debe usar el balón más largo que mejor coincida con el seg-
mento enfermo, cuidando que concuerde lo más posible el diámetro del balón
con el del segmento adyacente sano. Usar un diámetro del balón más pequeño es
un error frecuente que puede conducir al “recoil” o a resultados subóptimos.
b. Dispositivos de extracción: con aterectomía rotacional o direccional, o con láser.
Todos los sistemas disponibles para extracción (aterotomía) tienen instrumen-
tos para intervenciones infrapoplíteas; aunque el autor prefiere dispositivos con
“corte al frente”, la experiencia y el nivel de comodidad del operador deben deter-
minar qué dispositivo usa. Hoy día no hay datos que demuestren la superioridad
de un sistema de aterectomía sobre otro en las intervenciones infrapoplíteas.
c. Balones cubiertos de fármacos (BCF), endoprótesis metálicas desnudas o en-
doprótesis convencionales (EPC), endoprótesis liberadoras de fármacos (ELF),
o estructuras vasculares liberadoras de fármacos bioabsorbibles (EVLFB):
actualmente no hay ELF, BCF o EVLFB específicas para los vasos tibiales en
Estados Unidos. Las EPC coronarias y las ELF se usan fuera de su indicación
específica cuando se necesitan endoprótesis. Otra EPC fuera de su indicación es
la Xpert® (Abbott Vascular, Santa Clara, CA), que es una endoprótesis de nitinol
autoexpandible compatible de 4 Fr en diámetros de 3-8 mm.
d. Balones especialidad para este sector:
(1) Las lesiones resistentes a la angioplastia pueden tratarse con el balón de
corte Flextome® (Boston Scientific, Natick, MA) o un balón con estrías An-
gioSculpt® (Spectranetics, Colorado Springs, CO), diseñados para superar
este tipo de lesiones. Debido a su perfil más bajo, el AngioSculpt es más ade-
cuado para atravesar las lesiones infrapoplíteas.
(2) Un balón especial diseñado para reducir en teoría el traumatismo de la an-
gioplastia es el balón Chocolate® (TriReme Medical, Pleasanton, CA), cuyos
estudios para investigar sus resultados a largo plazo están en curso.
4. Tratamientos farmacológicos: la anticoagulación en el procedimiento se puede
lograr con heparina con un objetivo de tiempo de coagulación activado de más
de 250 seg. Un anticoagulante alternativo es la bivalirudina por vía intravenosa en
dosis estándar. Las propiedades de anticoagulación más precisas y predecibles de
la bivalirudina quizá sean preferibles para el tratamiento de los pacientes con OTC
de segmento largo infrainguinal.
Cuidados posprocedimiento
1. El tratamiento de los pacientes con isquemia crítica de los miembros inferiores
se realiza mejor en un entorno multidisciplinario. El cuidado óptimo de la herida,
el tratamiento del dolor y la infección, y la modificación activa de los factores de
riesgo son parte integral del plan terapéutico óptimo de los pacientes con isque-
mia crónica grave de los miembros.
2. Los pacientes con úlceras del pie deben evaluarse en centros de atención de heridas y
tratarse de forma adecuada antes y después del procedimiento de revascularización.
3. El tratamiento con antiagregantes plaquetarios posprocedimiento se continúa de
manera indefinida. El tratamiento con antiagregantes plaquetarios dual puede in-
terrumpirse 3 meses después del procedimiento para continuar con monoterapia.
Cabe señalar que no hay guías actualizadas para el tratamiento antiagregante pla-
quetario dual en los pacientes con ICMI.
4. Debe hacerse seguimiento por imagen con evaluación arterial con eco Doppler a
intervalos regulares de acuerdo con el esquema de tratamiento médico y las políti-
cas de reembolso de las aseguradoras locales. Si hay persistencia o recurrencia de
los síntomas, deben realizarse consultas extraordinarias.
176 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Resultados
1. Salvamento de los miembros y control del dolor y la infección: varios estudios han
documentado tasas de salvamento del miembro del 70-90 % a 1 año en este grupo
de pacientes con estrategias de endorrevascularización, las cuales son similares a
los resultados de la derivación quirúrgica.
a. Un metaanálisis de los resultados de estudios clínicos aleatorizados que compa-
raron diferentes tratamientos para los vasos infrapoplíteos no mostró diferen-
cias importantes en las tasas de salvamento de los miembros y, por lo tanto, del
tratamiento recomendado con angioplastia de tipo POBA (de plain old balloon
angioplasty), con endoprótesis de salvamento usando EPC cuando es posible.4
Cabe señalar que la recuperación del miembro es una herramienta relativa-
mente insensible para medir las diferencias progresivas entre varias técnicas y
recursos tecnológicos.
2. Permeabilidad, cicatrización de las heridas, mejorías según la clasificación de
Rutherford-Becker y tasa de revascularización de la lesión destinataria: hay dife-
rencias entre las diversas técnicas y los dispositivos de intervención infrapoplítea.
a. Aunque el uso de BCF se asoció con una mayor permeabilidad (73 % frente a
26 % a 1 año) en el estudio clínico DEBATE-BTK,5 el estudio aleatorizado más
grande IN.PACT DEEP no logró mostrar diferencias entre la POBA y el BCF.6
b. Hay dos estudios prospectivos aleatorizados internacionales en curso para in-
vestigar los resultados del BCF frente a la POBA (Lutonix BTK e Illuminate BTK).
Los resultados pueden determinar la utilidad del BCF en la región infrapoplítea.
c. El uso de ELF parece mejorar la permeabilidad, la cicatrización de heridas y
la supervivencia a 1 año, sin recurrencias, así como reducir la reestenosis y la
necesidad de reintervención en comparación con la POBA en lesiones relativa-
mente cortas.7,8
3. Dada la incertidumbre actual sobre el tratamiento endovascular óptimo para los
pacientes con ICMI, los resultados locales y las experiencias individuales quizá
determinarán la estrategia de uso. Los resultados de los estudios en curso deben
aclarar la participación de los diferentes dispositivos en el tratamiento de pacien-
tes con ICMI.
Complicaciones
1. Las complicaciones más frecuentes son las relacionadas con la angiografía,
como las complicaciones del acceso vascular y la lesión renal.
2. La lesión vascular, como la rotura, es poco frecuente y puede tratarse mediante
colocación de prótesis cubiertas, EPC o inflado prolongado con balón. En caso de
fracaso o inestabilidad del paciente, puede ser necesaria una intervención qui-
rúrgica. También se puede realizar la embolización del vaso, especialmente si la
arteria ya estaba ocluida.
3. También puede haber fracasos agudos de la intervención según los dispositivos
usados y la experiencia del operador.
a. La imposibilidad de atravesar un segmento ocluido se produce en el 5-10 % de
los casos.9 En esta situación, el acceso tibiopedio a menudo puede tener éxito
en lograr la recanalización. Los detalles técnicos de la instrumentación y el ac-
ceso para ellos están más allá del alcance de este capítulo y se pueden encontrar
en otro sitio.2
b. Otras causas de fracaso son la trombosis, la disección y el retroceso elástico. Este
último es frecuente en las intervenciones infrapoplíteas. El uso de dispositivos
para reducción de volumen, inflado prolongado a alta presión, balones de corte/
con estrías y la colocación de endoprótesis, han demostrado mejorar los resulta-
dos agudos.9
Referencias
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CAPÍTULO 14 Isquemia aguda de los miembros177
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teal drug-eluting stents: a meta-analysis of randomized controlled trials. Cardiovasc
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9. Razavi MK, Mustapha JA, Miller LE. Contemporary systematic review and meta-analysis
of early outcomes with percutaneous treatment for infrapopliteal atherosclerotic
disease. J Vasc Interv Radiol. 2014;25(10):1489–1496.Severe uncontrolled high blood
pressure (BP) (systolic BP .180 mm Hg or diastolic BP .110 mm Hg)
Indicaciones
Oclusión(es) trombótica(s) o embólica(s) de las arterias principales o de injertos de
derivación con claudicación de reciente comienzo o isquemia que amenaza el miem-
bro (cuadro 14-1).1-4 Los trombos, tanto agudos (menos de 14 días de duración) como
crónicos, pueden tratarse de esta manera.5
Contraindicaciones
Absolutas1-4
1. Sangrado interno activo o reciente, incluida la hemorragia digestiva (dentro de los
10 días)
2. Isquemia irreversible de los miembros con pérdida importante de tejido o daño
nervioso permanente (pérdida grave sensitiva-motora, parálisis/rigidez muscular)
178 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Evaluar
contraindicaciones Revascularización
para trombólisis
o cirugía
TDC ± TMP ± ATP/ Revascularización quirúrgica
Evaluar la duración endoprótesis • Embolectomía
de la isquemia revascularización endovascular • Derivación
FIGURA 14-1 • Algoritmo para la evaluación y el tratamiento de la isquemia aguda de los miembros.
Una vez diagnosticada, se inicia la anticoagulación y el tratamiento subsecuente depende de la
clasificación de la IAE. Las opciones iniciales incluyen trombólisis dirigida por catéter (TDC) con o sin
trombectomía mecánica percutánea (TMP) o revascularización quirúrgica. Las categorías clínicas de
la IAE incluyen: (a) miembros viables, sin amenaza inmediata de pérdida de tejidos, fuerza muscular y
sensibilidad intactas, y señales Doppler arteriales/venosas audibles; (b) marginalmente amenazados,
con riesgo de pérdida de tejidos o de la sensibilidad mínima o nula, leve pérdida de la fuerza muscular,
y señales Doppler arteriales con frecuencia inaudibles, pero señales Doppler venosas intactas (trata-
das con prontitud, estos miembros son recuperables y dan tiempo para realizar imágenes vasculares);
(c) amenaza inminente que requiere atención urgente, sin demora, y se manifiesta como miembros con
pérdida sensitiva (mayor que los dedos de los pies) y motora (leve a moderada) con señales Doppler
arteriales inaudibles, aunque señales Doppler venosas audibles (estos miembros son recuperables);
y (d) isquemia irreversible o miembro no viable, con pérdida importante de tejidos, pérdida profunda
sensitiva y motora (parálisis), y señales Doppler arteriales/venosas inaudibles. APP, arteriopatía perifé-
rica; ARM, angiografía por resonancia magnética; ATC, angiografía por tomografía computarizada; ATP,
angioplastia transluminal percutánea; ECG, electrocardiografía; Eco, ecografía; ETE, ecocardiograma
transesofágico; ETT, ecocardiograma transtraqueal; IDPB, índice dedo del pie-braquial; ITB, índice
tobillo-brazo; RPV, resistencia pulmonar vascular
Cuadro 14-1 Clasificación de la isquemia aguda de extremidades
Clase de Rutherford Categoría Pronóstico Pérdida sensitiva Debilidad muscular Doppler arterial Doppler venoso
I Miembro viable Sin amenaza inmediata Ninguna Ninguna Audible Audible
(isquemia reversible)
IIA Miembro rescatable: mar- Recuperable si se revascula- Mínima (dedos de los Ninguna Con frecuencia Audible
(isquemia reversible) ginalmente amenazado riza rápidamente pies) o ninguna inaudible
IIB Miembro rescatable: Recuperable si se revascula- Más que los dedos de Leve a moderada En general Audible
(isquemia reversible) amenaza inminente riza inmediatamente los pies y se asocia inaudible
con dolor en reposo
III Miembro no viable Pérdida del miembro o daño Pérdida con anestesia Parálisis profunda Ninguno Ninguno
(isquemia irreversible) permanente con pérdida profunda (rigor)
importante de tejidos o daño
permanente inevitable del
nervio
Tomado de Rutherford RB, Baker JD, Ernst C, y cols. Recommended standards for reports dealing with lower extremity ischemia: revised version. J Vasc Surg. 1997;26:517–538.
179
CAPÍTULO 14 Isquemia aguda de los miembros179
180 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Relativas1-4
Aunque la trombólisis casi nunca se considera en las siguientes situaciones, la deci-
sión clínica gira en torno al beneficio anticipado y los riesgos asociados. Son esencia-
les una cuidadosa evaluación clínica y el buen juicio en la selección de los pacientes,
en especial aquellos de edad avanzada.
1. Antecedentes de hemorragia digestiva
2. Cirugía mayor no vascular reciente (10 días), inclusive biopsia
3. Traumatismo reciente
4. Episodio de reanimación cardiopulmonar reciente (10 días)
5. Hipertensión arterial no controlada (PA sistólica . 180 mm Hg o PA diastólica
. 110 mm Hg)
6. Émbolos de origen cardíaco (si hay sospecha, realizar ecocardiograma)
7. Endocarditis bacteriana subaguda
8. Coagulopatía
9. Embarazo y puerperio (, 10 días)
10. Enfermedad cerebrovascular grave
11. Retinopatía diabética hemorrágica
Preparación preprocedimiento
1. Las imágenes no invasivas de buena calidad (ecografía Doppler color, tomo-
grafía computarizada con multidetector o angiografía por resonancia magnética)
“pueden” tener un papel importante antes de comenzar la trombólisis intraarte-
rial para definir la distribución de la enfermedad.
2. La evaluación de laboratorio estándar debe incluir hematócrito/hemoglobina
(. 10 g/dL y 30 % por volumen), recuento de plaquetas (. 100 000/μL), nitrógeno
ureico en sangre/creatinina de base, tiempo de protrombina (TP) con razón nor-
malizada internacional (INR, de international normalized ratio), tiempo de trom-
boplastina parcial (TTP) (de manera alternativa, tiempo de coagulación activada
[TCA]) y concentraciones de fibrinógeno (opcional).
3. Selección del punto de acceso: la revisión de angiografías anteriores es útil para
planificar el punto de acceso. La enfermedad oclusiva puede tratarse tanto desde
el lado homolateral como desde el contralateral. Una aproximación anterógrada
homolateral puede limitar el manejo del catéter, lo que facilita las técnicas com-
plementarias, como la tromboembolectomía por aspiración y la dilatación con
balón. La punción directa y cuidadosa de un injerto, por lo general, no tiene ries-
gos; se debe evitar la punción de la arteria axilar cuando se prevea un tratamiento
trombolítico.
Procedimiento
1. Tras obtener el acceso intraarterial deseado y la colocación del respectivo intro-
ductor, se realiza una arteriografía de referencia para documentar la extensión del
trombo y la arteriopatía ( fig. 14-2).
2. Después de identificar la oclusión y decidir sobre la trombólisis intraarterial
( fig. 14-3), el introductor corto de 5 Fr (casi siempre usado al principio) se reem-
plaza por un introductor largo de 6 Fr que cruce la bifurcación (cuando sea
posible, colocar la punta del introductor en la arteria ilíaca externa, en caso de
oclusión de todas las ramas del miembro inferior).
3. A continuación, se intenta atravesar la oclusión (mediante una guía hidrófila an-
gulada de 0.889 mm (0.035”) con o sin la ayuda de un catéter con ángulo pequeño,
por ejemplo, un Bernstein/glide/Quick-Cross Support Catheter [Spectranetics,
Colorado Springs, CO]). El progreso se monitoriza mediante una angiografía y la
posición del catéter se ajusta de forma adecuada. Las proyecciones oblicuas pue-
CAPÍTULO 14 Isquemia aguda de los miembros181
FIGURA 14-2 • Patrones angiográficos que corresponden típicamente a las categorías clínicas de
isquemia aguda: (I) miembros viables, a menudo muestran una única oclusión segmentaria con cola-
terales evidentes y la revascularización de vasos de salida a la pantorrilla; (II) miembros amenazados,
pueden tener lesiones en tándem, en serie o en paralelo, con colaterales permeables y revasculariza-
ción de los vasos de la pantorrilla, y (III) miembro con isquemia irreversible, que presenta oclusiones
extensas trombóticas en paralelo, con las colaterales ocluidas y sin revascularización distal de vasos
(tomada de McNamara TO. Thrombolysis as an alternative initial therapy for the acutely ischemic limb.
Semin Vasc Surg. 1992;5:89-98.)
den ayudar a encontrar el orificio de entrada del trombo. Una vez atravesado, se
hace avanzar la guía a través del trombo bien distalmente, y el catéter se avanza
sobre ella para permitir el intercambio por una guía más resistente.
4. Tras definir la longitud de la oclusión, se coloca un catéter para infusión trombolí-
tica sobre la guía. Casi siempre el catéter para infusión debe cubrir toda la longitud
de la oclusión y extenderse a unos 2-5 cm en cada extremo.
a. Un trombo resistente al paso de la guía estándar (prueba de paso de guía)
puede ser crónico y difícil de disolver.6,7 Sin embargo, esto no debe desalentar el
intento de trombólisis.1-5 Si la punta del catéter no se puede colocar con éxito
dentro del trombo, se puede poner cerca éste para un breve intento de trata-
miento lítico (regional). Esto puede disolver el trombo proximal para un intento
posterior tras la colocación del catéter intratrombótico.
b. El fracaso para colocar el catéter dentro del trombo (posición intratrombótica
del catéter) reduce la probabilidad de éxito técnico de las lisis.2,3
5. Selección del catéter: hay varios catéteres para infusión (p. ej., un catéter con
válvula para infusión Cragg-McNamara® [Covidien, Plymouth, MN] y el catéter
para infusión MicroMewi® [Covidien, Plymouth, MN]) con diferentes longitudes
de catéteres y segmentos para infusión. Los catéteres suelen utilizarse para una
infusión lenta y continua del trombolítico.
6. Fármacos trombolíticos (véase el cuadro 14-2 para la dosis de la infusión):
la trombólisis dirigida por catéter se basa en la difusión del fármaco dentro del
trombo, un proceso lento que requiere un gradiente de alta concentración para
conducir el reactivo al interior del coágulo.
a. Se han descrito varios trombolíticos y hoy en día ninguno cuenta con la apro-
bación de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos para su
uso en arterias o venas periféricas. Los estudios prospectivos aleatorizados que
compararon los fármacos trombolíticos directamente son pocos y, por lo tanto,
no ofrecen una comparación importante.
(1) La urocinasa fue la sustancia que más se utilizó en Estados Unidos, pero
ya no está disponible. El activador tisular del plasminógeno recombinante
humano (rt-PA) se ha usado más ampliamente en Europa.8 La bibliografía
sobre terapéutica trombolítica refleja estos patrones de preferencias.2 La
182 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Introductor
G
Trombo
A B C D E
FIGURA 14-3 • Etapas de la trombólisis intraarterial. A: se muestra un segmento ocluido del vaso
mediante arteriografía. B: se introduce un catéter coaxial a través del introdutor intraarterial y se
avanza a la parte proximal del trombo, y después se avanza la guía hasta el extremo distal del trombo
(prueba de recorrido de la guía). C: se introduce un catéter con orificios múltiples y la punta ocluida en
todo el trombo, el cual satura con la sustancia lítica administrada mediante infusión con pulsos rápidos
(otra alternativa es un catéter con un orificio distal o un catéter con algunos orificios laterales cercanos
al extremo distal que se hacen avanzar en sentido distal y luego se retraen en sentido proximal
mientras se van depositando pequeñas dosis del fármaco lítico en cada sitio). D: la infusión continua
se administra a través de un catéter con orificio en el extremo con su punta en el trombo proximal
y un catéter más pequeño con orificio lateral que está mucho más avanzado dentro del coágulo (se
muestra aquí un segmento distal del trombo sin tratar, aunque un catéter con orificios a los lados con
su punta ocluida puede introducirse para inundar el trombo con el fármaco en toda su longitud lítica).
E: conforme la trombólisis progresa, ambos catéteres pueden avanzarse, pero con esta configuración,
el catéter interno sólo se puede avanzar en los trombos frescos. El proceso continúa hasta que todo el
trombo se disuelve y una lesión obstructiva subyacente queda al descubierto para el tratamiento por
angioplastia o cirugía. G, guía
183
CAPÍTULO 14 Isquemia aguda de los miembros183
184 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Cuidados posprocedimiento
1. Vendaje compresivo en el sitio de entrada del catéter; el sitio de punción se eva-
lúa cada 30 min durante 4 h y luego cada 2 h en el curso de la infusión.
2. Los pacientes suelen tratarse en la unidad de cuidados intensivos o intermedios
y las constantes vitales son supervisadas con frecuencia según el protocolo insti-
tucional para trombólisis. Se comprueban los pulsos de los miembros (palpación/
Doppler) cada 4 h o con más frecuencia según lo indiquen los datos clínicos.
3. Monitorización de laboratorio:
a. Hematócrito, TP y TTP/TCA cada 2 h en dos ocasiones y después según necesidad
b. El TTP deseado es de 2.0-2.5 veces el valor de control (con un valor de control de
35 seg, el objetivo de TTP sería 70-90 seg o menor según la preferencia del opera-
dor). El TCA debe ser de alrededor de 300 seg durante el tratamiento trombolítico.
4. Se controlan entradas y salidas de líquidos y la creatinina en suero.
5. Es mejor evitar las inyecciones intramusculares durante este período.
6. Solución salina heparinizada (1 500 U de heparina en 500 mL de solución salina
normal): se usa a través de un catéter coaxial (velocidad para mantener permeable
la vena), si éste no se está usando para el fármaco lítico.
7. En caso de fiebre, se sugiere paracetamol, no ácido acetilsalicílico.
8. En general, el paciente se regresa a la sala para la repetición de la angiografía en
4-12 h para comprobar la disolución del trombo o según se requiera de acuerdo
con los datos clínicos.
9. El tratamiento se termina ante la evidencia de recanalización satisfactoria (reso-
lución angiográfica con mejoría clínica y retorno de las señales Doppler), de com-
plicaciones o de fracaso.
CAPÍTULO 14 Isquemia aguda de los miembros185
Resultados
1. A pesar de su uso generalizado, los datos de la trombólisis en la isquemia aguda del
miembro son limitados. Una revisión14 encontró 10 estudios controlados aleatori-
zados que tratan el tema. De ellos, sólo cinco compararon la lisis directamente con
la cirugía. Además de estos estudios, en el Reino Unido hay una gran base de datos
sobre trombólisis: National Audit of Thrombolysis in Acute Leg Ischemia (NATALI).
2. Tres estudios clínicos aleatorizados (ROCHESTER, STILE y TOPAS5,7,15) que
compararon la trombólisis con la cirugía primaria han definido largamente el
papel de la TDC en el tratamiento de la isquemia aguda del miembro. Aunque
la tasa de salvamento del miembro con TDC a 1 año en todos estos estudios fue la
misma que la de recuperación del miembro con revascularización quirúrgica
(82-88 %), la tasa de mortalidad a 1 año fue notablemente más baja: 16 % en
el ensayo ROCHESTER frente a 42 % para la cirugía, de 6.5 % frente a 8.5 % en el
ensayo STILE, y de 13.3 % contra 15.7 % en TOPAS. Se observó que la isquemia
aguda del miembro asociada con la oclusión aguda de los injertos de derivación
tiene un mejor resultado que la oclusión aguda en los vasos primarios, tanto en
el estudio TOPAS como en el STILE. Por lo tanto, los ensayos demostraron una re-
ducción en la magnitud de las intervenciones necesarias y una mejor supervivencia
temprana con la TDC. Sin embargo, la aplicación del tratamiento trombolítico se
asocia con complicaciones hemorrágicas e ictus, y además hay informes de isque-
mia recurrente.1-5 Por lo tanto, se recomienda la TDC principalmente para trombo-
sis del injerto o en trombosis in situ de los vasos originales de corta duración.
3. Los datos acumulados2,16 de series de estudios publicadas sobre trombólisis con
urocinasa para la isquemia aguda de los miembros inferiores muestran un resul-
tado positivo trombolítico en el 85-95 % de los pacientes, con duración promedio
de la infusión de aproximadamente 24 h. Una rápida respuesta temprana (, 2 h)
a la trombólisis se asocia con un mejor éxito inicial.1-3 Generalmente se ha in-
formado que la duración de la infusión es más corta con rt-PA1-4,10,16 y mucho
más larga con estreptocinasa.1,2 La duración del tratamiento puede variar con
las dosis y velocidades de infusión utilizadas.2,10 Las menores tasas de éxito y las
mayores tasas de complicaciones de la estreptocinasa en relación con la uroci-
nasa y la rt-PA se asocian muy probablemente con la gran pérdida de plasminó-
geno y fibrinógeno causada por el fármaco anterior.17
4. La permeabilidad a largo plazo mejora si las lesiones subyacentes se tratan rá-
pidamente mediante técnicas percutáneas o quirúrgicas.1-4,6 La permeabilidad a
largo plazo, por lo general, es mejor para las oclusiones suprainguinales tratadas
con éxito ( frente a oclusiones infrainguinales)6 y los injertos venosos ( frente a los
injertos sintéticos).1,2
5. Cuando la trombólisis fracasa, la trombectomía simple o la revisión del injerto
también tienen malos resultados.2
186 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
6. Los pacientes con isquemia aguda de los miembros inferiores que son tratados
inicialmente con técnicas trombolíticas tienen una tasa de supervivencia sin
amputación significativamente mayor de 6 meses5 a 1 año7 en comparación con
los que son tratados con cirugía. El beneficio parece tener especial importancia
en los pacientes con oclusiones embólicas agudas.7,18 Se ha publicado que los indi-
viduos con oclusiones crónicas (duración . 14 días) tienen un mejor pronóstico a
largo plazo con la intervención quirúrgica inicial,5 aunque la trombólisis todavía
es una opción viable para ellos.
7. Dos estudios prospectivos y aleatorizados compararon la infusión convencional
de dosis baja con diferentes técnicas usando trombólisis a dosis alta y mostra-
ron resultados contradictorios.12,19 Sin embargo, un estudio más reciente de Plate
y cols.20 no mostró ninguna desventaja con el tratamiento lítico a dosis altas y
corta duración (120 min) en comparación con un regimen a dosis baja de larga
duración (24 h). Se produjeron eventos hemorrágicos graves en el 7 % de los pa-
cientes con dosis altas frente al 13 % con el régimen de dosis bajas, y la mortalidad
a 1 mes fue del 10 y 11 %, respectivamente.
Complicaciones
1. La mortalidad global aceptada para la trombólisis en el período periprocedi-
miento es del 3-5 %, y las causas principales son ictus, infarto de miocardio o
complicaciones hemorrágicas. Sullivan y cols.12 demostraron que la probabi-
lidad de una complicación mayor aumentó significativamente según la dura-
ción de la trombólisis. Las incidencias de diversas complicaciones se muestran
en el cuadro 14-3.
2. La incidencia de una reacción alérgica grave con estreptocinasa o rt-PA es menor
del 0.5 %, pero es más baja con urocinasa; las hemorragias intracraneales son me-
nores del 1 %, sin diferencias importantes entre los fármacos.1-3,21
3. Como muchos de los factores que aumentan las complicaciones hemorrágicas
aún son inciertos, es prudente dirigir los esfuerzos hacia la detección temprana
y el manejo adecuado de la hemorragia. Los pacientes que desarrollan hipofibro-
genemia (concentración de fibrinógeno , 100 mg/dL) durante el tratamiento son
más propensos a una hemorragia. Además, es recomendable evitar la punción ar-
terial en áreas anatómicas no compresibles (p. ej., la arteria axilar).
4. Otras complicaciones informadas de la trombólisis son las siguientes:
a. Formación de trombos en torno al catéter (con heparinización i.v.): 3-5 %1-3,21
b. Septicemia o insuficiencia renal , 1 %21
c. Formación de seudoaneurisma en el sitio de punción , 1 %21
Referencias
1. Kandarpa K. Catheter-directed thrombolysis of peripheral arterial occlusions and deep
vein thrombosis. Thromb Haemost. 1999;82:987–996.
2. Thrombolysis in the management of lower limb peripheral arterial occlusion—a con-
sensus document. Working Party on Thrombolysis in the Management of Limb Isch-
emia. Am J Cardiol. 1998;81:207–218.
3. Kandarpa K. Technical determinants of success in catheter-directed thrombolysis for
peripheral arterial occlusions. J Vasc Interv Radiol. 1995;6:55S–61S.
4. Valji K. Evolving strategies for thrombolytic therapy of peripheral vascular occlu-
sions. J Vasc Interv Radiol. 2000;11:411–420.
190 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
En todo el mundo, los traumatismos son la principal causa de muerte en los pacien-
tes menores de 44 años. En 2013, produjeron una reducción de más de 2.1 millones de
años potenciales de vida con un coste directo de más de 700 mil millones de dólares
en Estados Unidos. Estas cifras no toman en consideración los gastos adicionales por
incapacidad o pérdida de la productividad financiera de los supervivientes.1 El coste
para la sociedad sólo por la pérdida de la productividad es de unas cuatro veces los
gastos médicos directos.2
Se han hecho grandes avances para mejorar la atención al paciente traumatizado
en Estados Unidos. Los sistemas integrados que inician la reanimación en el sitio y
aceleran el traslado a centros especializados han ayudado a salvar vidas, y estos siste-
mas siguen evolucionando. En el pasado, el paciente con un traumatismo era atendido
preferentemente en un quirófano. Uno de los objetivos principales de la atención de los
traumatismos era acelerar el traslado del lugar del accidente al quirófano, donde podía
lograrse el diagnóstico y el tratamiento definitivo. Sin embargo, en la última década, y
debido principalmente al despliegue de la tomografía computarizada (TC) helicoidal en
la sala de urgencias, la ruta que sigue el paciente hoy pasa por la TC. El diagnóstico y la
selección de los pacientes se han trasladado del quirófano al tomógrafo. Después del
diagnóstico por TC, la atención es dirigida de forma acelerada con base en los hallazgos
de las imágenes (ortopédica, neuroquirúrgica, laparotomía o radiología intervencionista
[RI]). El equipo de reanimación se desplaza con el paciente. La tomografía de cuerpo en-
tero antes de la intervención en pacientes hemodinámicamente inestables o que requie-
ren control de urgencia del sangrado se asocia con una supervivencia significativamente
mayor que el paso directo a cirugía al llegar.3 Incluso la distancia entre el quirófano de
urgencias y el equipo de TC predice de forma independiente la supervivencia.4
La radiología intervencionista también ha evolucionado desde 1972, cuando Mar-
golies y cols. describieron por primera vez la terapia de embolización para el control
del traumatismo pélvico. Las técnicas y los dispositivos para tratar a las víctimas de
traumatismos de manera no quirúrgica han sido validadas, y se ha ampliado el espec-
tro de la atención proporcionada. La radiología intervencionista se ha convertido en
parte indispensable del equipo de urgencias, con la capacidad de tratar rápidamente
la hemorragia exanguinante a través del cuerpo sin el retraso inherente y la morbili-
dad de la exploración abierta. El viejo estereotipo de que los pacientes inestables con
hemorragia exanguinante por traumatismo debían ir al quirófano y los pacientes es-
tables a radiología intervencionista ya no se aplica. Cuando el espacio de radiología
intervencionista está adecuadamente configurado y tiene personal entrenado y expe-
rimentado, la decisión de usar esta vía frente al quirófano debe basarse en el diagnós-
tico, no en la urgencia. Los principales centros de urgencias reconocen cada vez más
la importancia de la medicina guiada por técnicas imagenológicas y la necesidad de
proporcionar los recursos y el personal experto capaz de integrar eficazmente la ra-
diología intervencionista con el entorno de la atención de las urgencias traumáticas.
Los primeros pasos de la intervención por traumatismos son similares, indepen-
dientemente de la localización de la lesión. Primero se analizan algunas consideracio-
nes generales. Los detalles implicados en el tratamiento de tipos específicos de lesiones
traumáticas abdominales (incluyendo esplénicas, hepáticas y renales), pélvicas, de las
arterias lumbares y de los miembros se analizan luego, junto con sus complicaciones.
Contraindicaciones
Relativas
1. Embarazo: la valoración del riesgo relativo puede demostrar que la morbilidad de
la cirugía excede el riesgo teórico de exposición a la radiación, sobre todo en el
último trimestre de la gestación. La planificación anticipada de estos escenarios
es primordial.
2. Insuficiencia renal: la necrosis tubular aguda con hipotensión prolongada es un
problema mucho más frecuente en los pacientes con traumatismos que la nefropa-
tía por contraste.
3. Alergia al contraste: es importante esclarecer los verdaderos antecedentes (idio-
sincráticos frente a anafilácticos). En la mayoría de los pacientes, esta cuestión se
resolverá en el momento de la TC. Según la presentación y el riesgo relativo, incluso
en un paciente alérgico confirmado puede ser razonable realizar el estudio tras con-
sultar con otros miembros del equipo de urgencias.
Preparación preprocedimiento
1. La reanimación continua es esencial en todos los aspectos de la atención de los trau-
matismos, incluida la intervención endovascular. Ello implica asegurar la vía aérea y
la ventilación adecuada, así como un acceso por vía intravenosa (i.v.) apropiado, con
vías grandes para líquidos, medicamentos y transfusiones. El calentamiento del pa-
ciente y el reemplazo de los factores de coagulación ayudarán en la hemostasia. A ex-
cepción de la estabilización cervical, la evaluación neurológica puede esperar en los
pacientes hemodinámicamente inestables. Aunque asociada con un peor pronóstico,
no es probable que la lesión neurológica sola cause un shock hemodinámico grave.
2. Los estudios de laboratorio básicos no son un requisito previo para la angiografía
por traumatismos, y el procedimiento no debe retrasarse por esperar el hemo-
grama completo, la química sanguínea y los parámetros de coagulación. Un déficit
de base en aumento es el indicador de laboratorio más sensible de shock hemodi-
námico y precederá a la caída en el hematócrito.
3. La revisión por TC y otros estudios por imagen disponibles para identificar todos los
posibles sitios de lesión y las fuentes ocultas de sangrado, es esencial para formular
un plan de intervención. La TC de urgencia es la piedra angular del diagnóstico inicial.
Una TC negativa en un niño es predictiva en un 99.6% para excluir cualquier lesión in-
traabdominal.5 En traumatismos abdominales penetrantes, la TC es más sensible que
la ecografía abdominal centrada en traumatismos y los datos actuales sugieren que su
uso como herramienta primaria (durante la reanimación) salva vidas.3,6
4. La reanimación debe continuarse durante todo el procedimiento. Los procedimien-
tos para salvar vidas no deben postergarse en espera de hemoderivados. La emboli-
zación segura puede realizarse en pacientes inestables si el sujeto responde, incluso
transitoriamente, a un bolo de reanimación rápido de 2 L.7 Las transfusiones deben
administrarse mientras el paciente está en la sala de angiografía para evitar retrasos.
Procedimiento
1. El acceso arterial, por lo general, se obtiene a través de la arteria femoral común. Un
introductor vascular es fundamental en todos los casos. En caso de shock hemodi-
námico grave, los pulsos femorales pueden no ser palpables y siempre debe haber un
equipo de ecografía. Se puede usar un introductor 1 a 2 Fr más grande que el catéter
previsto y conectar el acceso lateral a un manómetro para controlar la presión arte-
rial. Puede usarse el mismo introductor para la reanimación, según la necesidad. Se
debe fijar el introductor si se va a dejar en el sitio después del procedimiento.
2. Las imágenes de diagnóstico angiográfico han sido reemplazadas en gran parte
por la TC. El tratamiento no debe postergarse para documentar la angiografía. Si se
observa una extravasación en la fluoroscopia con inyección manual, se debe registrar
CAPÍTULO 15 Tratamiento de los traumatismos193
y continuar el tratamiento sin una imagen formal con inyector cuando la situación
exige rapidez. Los hallazgos angiográficos en la rotura de vasos en caso de traumatis-
mos pueden incluir extravasación, obstrucción, fístula arteriovenosa o de otro tipo,
desgarro de la íntima y seudoaneurisma. La extravasación observada en la TC y no en
la angiografía puede deberse a vasoespasmo, una velocidad de sangrado baja (p. ej.,
el sangrado venoso), cambios en la presión arterial, gasto cardíaco o anatomías anó-
malas. Siempre deben tomarse proyecciones ortogonales cuando los hallazgos no
sean claros en una imagen. Una sola proyección angiográfica puede omitir hallazgos
importantes y no debe fiarse en ella para descartar una lesión vascular. Las imágenes
selectivas pueden mostrar una extravasación no visible en una imagen frontal.
3. Las opciones para alcanzar la hemostasia en una lesión vascular traumática in-
cluyen embolización, colocación de una endoprótesis desnuda o cubierta y la obs-
trucción temporal con balón.
a. La embolización puede hacerse con espuma de espongostán o aplicando de
forma selectiva tapones comprimidos secos acertadamente llamados “torpedos”.
Se pueden emplear microémbolos de partículas de alcohol de polivinilo, material
embólico esférico, coils (espirales) metálicos macroembólicos, tapones endolu-
minales o cualquier combinación de lo anterior. La espuma de espongostán, en
general, se usa en situaciones donde es necesaria la oclusión vascular temporal
rápida. Se adapta bien para usarse en oclusiones de pequeñas arterias terminales
y cuando hay un sangrado difuso de las ramas, como se ve a menudo en casos de
fracturas pélvicas. En general, los coils se usan para la embolización de los vasos
primarios más grandes o para aislar fístulas arteriales. Los coils y tapones despren-
dibles permiten un control preciso de su liberación.
b. Las endoprótesis desnudas y cubiertas pueden controlar rápidamente la he-
morragia exanguinante a la vez que preservan la continuidad luminal cuando
se rompen vasos más grandes, como las arterias aorta, carótida, hepática, renal,
ilíaca y las femorales superficiales.
c. La obstrucción temporal con balón es un componente importante en el arse-
nal de la RI para la hemostasia. Inflar el balón del tamaño adecuado, compati-
ble dentro de la arteria proximal al sitio de sangrado puede producir un control
hemostático inmediato. Entonces, la luz central resulta útil para estudiar el
punto de sangrado y hacer un plan terapéutico. Pueden avanzarse microcatéte-
res a través de la luz central para aplicar émbolos cuando esté indicado. Pueden
medirse las presiones distales. La obstrucción temporal con balón puede lograr
el control proximal durante la exposición quirúrgica y la colocación preventiva
de un balón puede ser útil cuando hay un alto riesgo potencial de sangrado.8 Un
ejemplo es el uso de la obstrucción temporal con balón en lesiones penetrantes
de la arteria subclavia proximal para el control hemostático y la reparación me-
diante una resección clavicular en lugar de la esternotomía.
4. Una vez estabilizado el paciente, es importante realizar una angiografía para con-
firmar la hemostasia antes de retirar el introductor de acceso. Pueden conside-
rarse los dispositivos de cierre en esta población, pues los pacientes pueden estar
fuertemente sedados y pueden requerir procedimientos adicionales, o estar en
alto riesgo de coagulopatía relacionada con la transfusión.
Cuidados posprocedimiento
1. Todos los pacientes traumatizados deben ser controlados para detectar signos de
hemorragia persistente o tardía con análisis de sangre seriados, exploración física
y controles de constantes vitales. Es responsabilidad del médico tratante identificar
complicaciones y asegurarse de que el paciente se ha recuperado de la intervención.
2. La profilaxis adecuada para la infección y la trombosis venosa profunda se debe
considerar en pacientes con lesiones traumáticas.
3. Se recomienda una angiografía de seguimiento después del tratamiento endo-
vascular de fístulas arteriovenosas (FAV).
Traumatismos abdominales
En orden de frecuencia, los órganos abdominales más frecuentemente lesionados son
el bazo, el hígado y el riñón. Con el uso generalizado de técnicas por imagen transver-
sales y técnicas endovasculares, la mayoría de los pacientes con traumatismos abdo-
194 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Lesión esplénica
Históricamente, la lesión traumática del bazo se ha tratado mediante esplenectomía
u observación. Con la creciente aceptación de la embolización de la arteria esplénica,
se puede evitar con seguridad la cirugía en la mayoría de los pacientes.9 Los benefi-
cios inmunitarios de la preservación esplénica son aceptados.10 Existe gran variabi-
lidad en la práctica, aun entre los centros de urgencia más importantes. Un examen
comparativo de cuatro centros de urgencia de nivel 1 demostró que los centros con
las tasas más altas de embolización también presentan las tasas más altas de rescate
esplénico.11 La probabilidad de éxito de conservación del bazo aumenta cuando la
embolización se usa para desgarros de grado 3 y 4.12
Indicaciones
1. Traumatismos contusos:
a. Extravasación de contraste observada en la fase arterial de la TC o en la an-
giografía. Existe cierto debate sobre la ventaja de la embolización sobre la
observación para los pacientes estables que se presentan con un grado 1-3
de laceración y extravasación tipo “sangrado activo” de contraste en el parén-
quima en la TC.13
b. Inestabilidad hemodinámica o requerimiento de transfusión de más de 4 unida-
des de eritrocitos sedimentados en 24 h. Los estándares vigentes de las socie-
dades quirúrgicas desaconsejan la embolización en el marco de la inestabilidad
hemodinámica; sin embargo, las series más grandes demuestran cambios claros
en el porcentaje de pacientes sometidos a embolización sin un cambio en la
distribución de las puntuaciones de lesión esplénica.9
c. Hallazgos de lesión esplénica grado 3 (laceración . 3 cm o hematoma . 5 cm)
o laceración vascular (compromiso de vasos hiliares o segmentarios) en la TC
con o sin extravasación activa. Un infarto segmentario del bazo en la TC sugiere
lesión de las ramas de la arteria esplénica.14
d. Seudoaneurisma intraesplénico o FAV observados en la TC. En general, son sig-
nos de embolización ineficaz o fracaso del control observacional.14
e. Hemorragia tardía evidenciada por inestabilidad hemodinámica recurrente o
requerimientos de transfusiones después de la observación inicial o emboliza-
ción por traumatismo esplénico.
2. Traumatismos penetrantes:
a. El papel de la angiografía en el traumatismo esplénico penetrante es limitado.
Estos pacientes generalmente requerirán una laparotomía debido al riesgo de
lesiones viscerales asociadas.
Procedimiento
1. Planificar el abordaje de acuerdo con los hallazgos de la TC. Se realiza una angio-
grafía del tronco celíaco con fase venosa portal para visualizar la vena esplénica.
El catéter se avanza en la arteria esplénica y se realiza una arteriografía esplé-
nica en una proyección diferente.
2. La extravasación puede ser extremadamente sutil. Si no hay extravasación o lesión
vascular en la angiografía, hay una alta probabilidad de que el tratamiento no qui-
rúrgico tenga éxito. La rotura tardía es rara en estas circunstancias.
3. Si se observa una extravasación o una lesión vascular, la intervención puede reali-
zarse como se describe a continuación:
a. Hemorragia intraesplénica: la embolización proximal con coils de la arteria es-
plénica es un método bien descrito para obtener una hemostasia rápida en la
hemorragia intraesplénica. Este procedimiento disminuirá temporalmente
la presión arterial de la pulpa controlando así la hemorragia intraesplénica.
Dado que se preserva la circulación colateral, la embolización proximal de la
arteria esplénica con coils se asocia con un bajo riesgo de infarto esplénico.
La embolización proximal debe realizarse con coils de un tamaño 20-25 %
mayor que el diámetro del vaso, colocados justo distales al origen de la arte-
ria pancreática dorsal. Los coils deben ser de gran tamaño, porque la arteria
CAPÍTULO 15 Tratamiento de los traumatismos195
Resultados
La embolización con coils de la arteria esplénica proximal en un traumatismo tiene
una tasa de éxito técnico del 90-95 %, con una tasa de éxito clínico similar, en térmi-
nos de evitar la esplenectomía. Parece que los resultados de la embolización proximal
y distal también son similares.14,15 Al exigir embolización para todos los pacientes
hemodinámicamente estables con lesiones de grado 3 a 5, una institución aumentó
el porcentaje de bazos rescatados del 52 al 67 % y redujo la tasa de errores de obser-
vación del 15 al 5 %.12
Complicaciones
1. Infarto: hasta cierto punto es de esperarse, particularmente con la emboliza-
ción distal. La importancia de los infartos periféricos asintomáticos en la TC pos-
procedimiento es cuestionable.
2. Abcesos: se describieron abscesos en el 4 % de los casos de una serie multicéntrica
grande.16 El riesgo puede reducirse al mínimo limitando la manipulación y otras
exposiciones de la espuma de espongostán antes de la administración.
Lesión hepática
El hígado es un órgano muy vascularizado con una irrigación sanguínea doble: por la
arteria hepática y por la vena porta. La hemorragia traumática del hígado clínicamente
más significativa ocurre con más frecuencia con la circulación arterial hepática, pero
el traumatismo vascular más devastador es la lesión venosa hepática. Una ventaja po-
tencial del tratamiento no quirúrgico de los traumatismos hepáticos puede ser evitar
la hemorragia no controlada de una laceración venosa hepática oculta descubierta
durante la movilización del hígado.
Indicaciones
1. Traumatismos contusos:
a. Inestabilidad hemodinámica recurrente a pesar de la reanimación o de necesi-
dad de más de 4 U de transfusión de eritrocitos sedimentados en 24 h.
b. Los resultados de la TC que indican lesión hepática grave incluyen:
(1) Laceración de grado 3 o superior según la American Asociation for the Sur-
gery of Trauma (AAST) o extensión de la lesión que compromete una vena
hepática importante
(2) Extravasación localizada del material de contraste
(3) Hematoma grande subcapsular o perihepático
196 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Contraindicaciones relativas
1. Históricamente, la inestabilidad hemodinámica que no responde a la reanimación
inicial era indicación de tratamiento quirúrgico de urgencia en lugar de la angio-
grafía, pero esto está cambiando, como se vio antes. Es probable que una combi-
nación de cateterismo y cirugía abierta produzca los mejores resultados.17
2. Hepatopatía preexistente: la embolización y la resección de varios segmentos he-
páticos pueden colocar al paciente en riesgo de insuficiencia hepática. Una téc-
nica minuciosa y la embolización subselectiva están justificadas en pacientes con
signos de cirrosis para minimizar el infarto hepático.
3. Compromiso de la irrigación sanguínea de la vena porta: en caso de trombosis
de la vena porta o flujo portal hepatófugo, el paciente tiene un mayor riesgo de
infarto hepático después de la embolización de la arteria hepática. Sin embargo, el
riesgo relativo de la embolización subselectiva se debe sopesar frente a los riesgos
de hemorragia continua o el riesgo relativo del tratamiento quirúrgico.
Procedimiento
1. La indicación de angiografía diagnóstica depende de lo agudo de la presentación
y los resultados de la TC. En un paciente inestable, lo que importa es la velocidad
para alcanzar la hemostasia. Una vez controlado el sangrado, se puede realizar
una evaluación diagnóstica completa.
2. La evaluación completa debe comprender una angiografía de la arteria mesenté-
rica superior que incluya una fase venosa con el objeto de mostrar la integridad
y permeabilidad de la vena porta. Como existen muchas variantes anatómicas
vasculares hepáticas, la arteriografía de la arteria mesentérica superior es im-
portante para excluir vasos aberrantes o accesorios, como una arteria hepática
derecha accesoria.
3. El catéter o microcatéter diagnóstico puede introducirse en la arteria hepática
común o la propia para permitir una angiografía hepática selectiva. Deben to-
marse varias proyecciones oblicuas para evaluar la lesión arterial, incluyendo ar-
teriografías hepáticas selectivas izquierda y derecha, si es necesario.
4. La embolización puede realizarse de varias maneras según la distribución de las
lesiones y el tiempo disponible:
a. Varios puntos de extravasación: se debe hacer una embolización general con
espuma de espongostán o partículas grandes (más de 500 mm) en la arteria he-
pática izquierda o derecha, o la arteria hepática propia (con el catéter de 5 Fr).
El cateterismo distal a la arteria cística es recomendable para evitar la emboli-
zación de la vesícula biliar.
b. Punto único de extravasación: tras el cateterismo subselectivo de la rama da-
ñada a través de un microcatéter, la embolización localizada puede realizarse
con espuma de espongostán, partículas o microcoils.
CAPÍTULO 15 Tratamiento de los traumatismos197
c. Fístulas entre la arteria hepática y la vena porta, la vena hepática o los conduc-
tos biliares: debe aislarse el vaso principal de la fístula con coils o microcoils.
Para las fístulas de la arteria hepática principal, una endoprótesis encubierta es
una opción terapéutica atractiva.
Resultados
La embolización hepática en el marco de un traumatismo tiene una tasa de éxito
técnico de entre el 88 y 100 %. La probabilidad de éxito depende de la gravedad de la
lesión, la presencia de coagulopatías y de la agudeza.18 En niños, una reciente serie
retrospectiva de 5 años describe un éxito terapéutico del 100 %, a pesar de que el 46 %
presentó laceraciones de grado 4.19 En adultos con lesiones de grado 4 y 5, la emboli-
zación junto con cirugía tiene la menor mortalidad.20
Complicaciones
Es importante diferenciar las complicaciones relacionadas con el evento traumático
de las complicaciones del procedimiento. Una revisión reciente de un solo centro que
comparó el tratamiento quirúrgico con la embolización en 396 pacientes mostró la
misma morbilidad relacionada con el hígado y una reducción de la mortalidad del 17 %
para los pacientes tratados quirúrgicamente frente al 3 % en los pacientes tratados
con emboloterapia.21 Se necesitan estudios aleatorizados prospectivos para determi-
nar mejor el papel del abordaje quirúrgico frente a los métodos guiados por imagen.
1. Lesiones de la vesícula biliar: son raras en la embolización oncológica y menos
probables con los émbolos mayores usados en caso de traumatismo. Sin embargo,
cuando sea posible, se debe confirmar que la punta del catéter se encuentre distal
a la arteria cística antes de la embolización.
2. Necrosis o insuficiencia hepática: se hace una revisión de la TC para evaluar el flujo
venoso portal antes de la embolización arterial hepática. Se evitan polvos o agentes
líquidos. La extensión del daño parenquimatoso subyacente y el estado de la perfu-
sión pueden influir en el grado de necrosis más que el procedimiento de emboliza-
ción. De hecho, el grupo con mayor riesgo de necrosis hepática es el de los pacientes
que se presentan para embolización definitiva tras lesiones de alto grado tratadas
inicialmente con laparotomía o empaquetamiento hepático para control de daños.18
Lesión renal
La mayoría de los traumatismos renales contusos son leves y autolimitados y no re-
quieren tratamiento. Los pacientes con riñones solitarios necesitan procedimientos
de rescate renal más agresivos. La causa más frecuente de lesión vascular renal es la
iatrógena, tras una biopsia renal o la realización de una nefrostomía.
Indicaciones
1. Traumatismos contusos:
a. Inestabilidad hemodinámica recurrente a pesar de la reanimación o requeri-
miento de más de 4 U de transfusión de eritrocitos sedimentados en 24 h y los
resultados de la TC muestran lesión renal significativa como:
(1) Rotura renal
(2) Hematoma subcapsular grande, igual o superior al 50 % del volumen renal
(3) Extravasación activa
b. Signos de lesión renovascular en la TC:
(1) Extravasación de contraste.
(2) Hematoma perinéfrico central entre el riñón y la aorta o la vena cava infe-
rior, que sugiere una lesión del espesor total de la arteria renal.
(3) Infarto segmentario del riñón, que señala enfermedad embólica por lesión
arterial proximal o la oclusión de la arteria renal segmentaria.
(4) Infarto total del riñón, que sugiere una lesión de la arteria renal principal u
obstrucción. Esto se asocia con un mal pronóstico para la preservación renal.
c. Soplo o frémito abdominal que sugiere una fístula arteriovenosa renal.
d. Hematuria macroscópica incontrolable o cólico urinario grave y continuo que
sugiere una fístula arteriocalicial.
198 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
2. Traumatismos penetrantes:
a. El papel de la angiografía en las lesiones penetrantes del retroperitoneo es
limitado. Cuando la lesión penetrante produce de forma asociada lesiones in-
traperitoneales y retroperitoneales, los pacientes requieren una intervención
quirúrgica, pero si la lesión se limita al retroperitoneo, la embolización puede
reducir el riesgo de nefrectomía. En particular, la embolización es el trata-
miento de elección en la lesión vascular renal iatrógena, ya sea como conse-
cuencia de una biopsia renal o de la realización de una nefrostomía.
b. Inestabilidad hemodinámica recurrente a pesar de la reanimación o requeri-
miento de más de 4 U de transfusión de eritrocitos sedimentados en 24 h y re-
sultados de TC con lesión renal significativa, como fue mencionado antes, sin
evidencia de lesión intraperitoneal.
Procedimiento
1. Si se sospecha una lesión proximal de la arteria renal, debe realizarse una aorto-
grafía para evaluar el origen del vaso.
2. Se usa un catéter selectivo para cateterizar la arteria renal y se lleva a cabo una ar-
teriografía renal selectiva. Si la arteriografía selectiva no puede teñir todo el riñón,
se realizan proyecciones adicionales y se debe considerar la posibilidad de una ar-
teria renal accesoria o una rama vascular trombosada. Se recomienda la revisión de
las imágenes reconstruidas.
3. Si se observa una lesión vascular, puede efectuarse la intervención como se des-
cribe a continuación:
a. Disección renal, laceración o extravasación de la arteria. Se usa una endopró-
tesis desnuda o cubierta para preservar el flujo al riñón si la lesión se puede
atravesar.
b. Hemorragia intraparenquimatosa o seudoaneurisma. Debe realizarse la embo-
lización subselectiva. Ya que la arteria renal es terminal, a diferencia de la del
hígado o bazo, no existe la necesidad de embolización distal al sitio de la lesión
vascular, salvo que participe más de una rama renal. En el riñón, el objetivo es
reducir al mínimo los segmentos desvascularizados para maximizar la preser-
vación del tejido renal.
c. Fístula arteriovenosa intraparenquimatosa o arteriocalicial. La emboliza-
ción del vaso principal proximal a la lesión debe realizarse con microcoils.
Debe tenerse en cuenta que las fístulas arteriocaliciales pueden ser difíciles
de diagnosticar angiográficamente debido a la extravasación de contraste
en el sistema colector. La opacificación precoz de un cáliz sugiere la presen-
cia de una fístula arteriocalicial.
4. Se deben realizar proyecciones tardías a los 15-30 min para evaluar la lesión urete-
ral. Los uréteres deben visualizarse hasta el nivel de la vejiga.
Resultados
Varias series de pacientes con traumatismos renales han mostrado una tasa de
éxito mayor al 95 % de la emboloterapia en el tratamiento de la lesión renal paren-
quimatosa como medio para obtener la hemostasia, maximizando la función renal
y evitando la nefrectomía.22 La permeabilidad a largo plazo de las endoprótesis
colocadas en el marco de un traumatismo agudo de la arteria renal principal re-
quiere evaluación adicional y puede no ofrecer beneficios frente a la nefrectomía.23
Las guías de la American Urological Asociation (AUA) 2014 recomiendan cirugía o
embolización en los pacientes hemodinámicamente inestables sin respuesta o con
respuesta transitoria a la reanimación.24
Complicaciones
El infarto del parénquima renal distal es una consecuencia de la embolización
renal eficaz. La técnica selectiva es importante para minimizar el grado de infarto.
Además, no puede diferenciarse la desvascularización debido a una lesión renal
subyacente.
CAPÍTULO 15 Tratamiento de los traumatismos199
Traumatismo pélvico
Los pacientes con fracturas pélvicas que se presentan en estado de shock tienen una
mortalidad de entre el 30 y 50%. El sangrado asociado con tales fracturas proviene de
ramas intramusculares de pequeño y mediano calibre que no son reconocibles durante
la cirugía. La primera acción a tomar es la inmediata estabilización de la fractura con
un fijador externo y la reanimación. La pérdida de sangre continua requiere un trata-
miento agresivo para detener el sangrado. La TC ha suplantado en gran parte al lavado
peritoneal y a la ecografía en el departamento de urgencias para descartar puntos de
hemorragia extrapélvica. Una vez que la causa está limitada en la pelvis, el siguiente
paso es la angiografía. Hay datos claros que correlacionan el tiempo para alcanzar la
hemostasia con embolización y la supervivencia.25 Las opciones quirúrgicas en esta po-
blación son limitadas y el foco está en la fijación externa ortopédica y el empaqueta-
miento para control de daños, habitualmente seguidos de una embolización.
Indicaciones
1. Traumatismos contusos:
a. Shock hemodinámico persistente o recurrente a pesar de la reanimación en un
paciente con fracturas de la pelvis o un hematoma retroperitoneal y sin eviden-
cia de hemoperitoneo. La embolización para tratar la hemorragia arterial es el
tratamiento de elección aceptado en los pacientes con hemorragia asociada
con fracturas pélvicas y no debe postergarse por una fijación externa.
b. Hemorragia en curso por fracturas pélvicas que requieren transfusión de más de
4 U de eritrocitos sedimentados en 24 h o 6 U de eritrocitos sedimentados en 48 h.
c. Extravasación de contraste retroperitoneal en la evaluación por TC de la pelvis,
en un marco de inestabilidad hemodinámica o signos de pérdida de sangre con-
tinua a pesar de la fijación pélvica.26
d. Hematoma retroperitoneal grande o extendido identificado en la laparotomía.
2. Traumatismos penetrantes:
a. La lesión pélvica penetrante con riesgo de lesión intestinal requiere laparoto-
mía. Sin embargo, si no hay sospecha de lesión intestinal, la lesión pélvica en
proximidad a los grandes vasos sanguíneos o con hallazgos de lesión vascular
en las imágenes puede evaluarse por angiografía.
b. Después de la laparotomía por traumatismo penetrante en la pelvis para ex-
cluir lesión vascular o alcanzar la hemostasia definitiva.
Procedimiento
1. Al inicio se realiza la estabilización pélvica en el servicio de ortopedia para limitar
el volumen pélvico y ayudar a controlar el sangrado, en especial el de origen ve-
noso. Muchos cirujanos envuelven la pelvis con una sábana como medio rápido de
estabilización pélvica; sin embargo, hay datos que sugieren que los fijadores exter-
nos y abrazaderas en “C” se asocian con una mejoría en la supervivencia.
2. El plan inicial y el abordaje se basa en los resultados de la TC y la gravedad del caso.
Si el paciente no está estable, no se debe perder el tiempo con el diagnóstico com-
pleto; se debe abordar el problema. Se debe seleccionar la ilíaca interna del lado con
mayor extravasación o con una fractura desplazada y embolizar la división posterior
de la ilíaca interna con espuma de espongostán u ocluirla con balón. Si es necesa-
rio, se usa un balón de oclusión proximal de flujo lento y un microcatéter para selec-
cionar y embolizar. En última instancia, la medida en la que la intervención será útil
para el paciente depende de la velocidad con la que se logre la hemostasia inicial.25
3. La embolización o la oclusión inicial a menudo producen estabilización rápida y
drástica, permitiendo al operador evaluar y completar el tratamiento de una ma-
nera más sistemática y selectiva.
4. A menos que esté contraindicado, una vez estabilizado, debe realizarse una aorto-
grafía pélvica y abdominal debido a la asociación entre traumatismo pélvico y le-
sión de órganos sólidos o arterial retroperitoneal, particularmente si hay fracturas
de las apófisis transversas lumbares o de cuerpos vertebrales.
200 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Resultados
Algunas series recientes de pacientes con traumatismos pélvicos han mostrado tasas
de éxito técnico de cerca del 100 % y tasas de éxito clínico del 95 %. En una serie de
78 pacientes sometidos a embolización por traumatismos pélvicos, sólo cuatro mos-
traron hemorragia recurrente, la mayoría de los cuales respondieron a una segunda
embolización.27 Como se indicó antes, existe una correlación entre el tiempo hasta
la embolización y la supervivencia.25
Complicaciones
1. Impotencia (2 %): sin embargo, ningún estudio ha demostrado que sea producida
por la embolización de la arteria ilíaca interna en el contexto de un traumatismo.
No está claro si la mayoría de las impotencias postraumáticas se deben a la frac-
tura pélvica subyacente o al procedimiento de embolización.28
2. Necrosis de glúteos (6 %): se debe evitar el uso de partículas pequeñas y reconocer
que más de un factor (p. ej., hipotensión, lesión muscular subyacente y empaque-
tamiento quirúrgico) se asocia con esta complicación.
Indicaciones
1. Traumatismos contusos:
a. Inestabilidad hemodinámica recurrente a pesar de la reanimación o reque-
rimiento superior a 4 U de transfusión de eritrocitos sedimentados en 24 h y
fracturas de cuerpos vertebrales lumbares o de apófisis transversas, con o sin
traumatismo pélvico.29
CAPÍTULO 15 Tratamiento de los traumatismos201
Procedimiento
1. Por lo general, se realiza una aortografía plana para evaluación inicial. Se correla-
cionan los resultados con la TC. A menudo, no se observará extravasación activa;
el único hallazgo de lesión de la arteria lumbar en la aortografía es la no opacifica-
ción de un vaso constreñido u ocluido.
2. La angiografía de la arteria lumbar selectiva se realiza en el nivel de interés y el
cuerpo vertebral por encima y por debajo para excluir el llenado colateral del vaso
lesionado. Si se encuentra una lesión (oclusión/extravasación o espasmo), debe
llevarse a cabo la embolización como sigue:
a. En general, se usan microcatéteres y coils, y si se puede atravesar el vaso lesio-
nado, deben desplegarse de forma distal a proximal en todo el sitio.
b. La arteria de Adamkiewicz (arteria espinal anterior) emerge de las arterias in-
tercostales torácicas inferiores izquierdas (75 %). En raras ocasiones nace de las
arterias lumbares. Si se observa durante el examen diagnóstico, se debe confir-
mar y proceder con cuidado. Debe evitarse el uso de partículas pequeñas o de
espuma de espongostán.
Resultados
La angiografía para la hemorragia retroperitoneal se ve obstaculizada por la baja
sensibilidad en la identificación de la fuente de sangrado. A menudo, la hemorra-
gia retroperitoneal es autolimitante. Sin embargo, cuando se encuentra una lesión
vascular, la embolización se asocia con una tasa alta de eficacia técnica en el control
de la hemorragia. Como se señaló, la lesión de la arteria lumbar puede ser difícil de
acceder y tratar.
El índice tobillo-brazo también es una herramienta útil para descartar una lesión
arterial significativa. Un índice de 0.9 en ausencia de síntomas excluye la participa-
ción arterial.31
Indicaciones
1. Traumatismos contusos:
a. Si un déficit del pulso persiste tras la reducción de la fractura, la angiografía
está justificada.
b. Lesiones traumáticas asociadas:
(1) Luxación de la rodilla o fractura conminuta desplazada de la tibia proximal
(2) Luxación de codo
(3) Luxación de hombro en los ancianos
(4) Disociación escapulotorácica
2. Traumatismos penetrantes:
a. Los traumatismos penetrantes de los miembros con signos duros de lesión
vascular justifican una intervención inmediata.
b. La penetración de proyectiles de alta velocidad (p. ej., rifles de asalto) en proxi-
midad a un gran vaso justifica la angiografía incluso en ausencia de signos
duros de lesión. La energía del proyectil al entrar puede causar cavitación y le-
siones por la onda expansiva a muchos centímetros de la zona de la bala. Entre
las posibles lesiones resultantes están el vasoespasmo, la trombosis, el desgarro
de la íntima, la perforación, la fístula arteriovenosa y el hematoma intramural.
Procedimiento
1. Se pueden colocar marcadores opacos en las heridas de entrada y salida para iden-
tificar la zona de la lesión.
2. La evaluación inicial debe comenzar con una angiografía en múltiples oblicuida-
des centradas en el sitio de la lesión. La inyección del contraste debe ser desde una
ubicación lo suficientemente próxima para identificar posibles orígenes colatera-
les de perfusión.
3. Las opciones terapéuticas dependen de la localización y el tipo de lesión, como se
describe a continuación:
a. En arterias grandes, como las femorales, poplíteas, subclavias y humerales su-
perficiales, se informa que las endoprótesis cubiertas son eficaces para tratar
seudoaneurismas, fístulas arteriovenosas, disección y extravasación activa.
b. En arterias pequeñas, como la radial, cubital, peronea y tibial, se aconseja la
oclusión expandible y con coils, si se puede lograr el control proximal y dis-
tal. Antes de la embolización se requiere la confirmación de una circulación
distal adecuada y de la permeabilidad de las colaterales. La obstrucción puede
deberse a espasmo o disección y debe tratarse con embolización si puede lo-
grarse un acceso proximal y distal. Las técnicas en estos casos son idénticas
a las usadas para cruzar obstrucciones no traumáticas. En una serie, las lesio-
nes tibiales anteriores aisladas tuvieron una incidencia mayor de pérdida del
miembro que las de la tibial posterior o la peronea.32
c. Las arterias musculares que nacen de los vasos principales, como la femoral
profunda, y las arterias femorales y poplíteas superficiales deben tratarse con
embolización subselectiva con coils o partículas, lo más cerca posible al sitio de
la lesión.
d. El tratamiento de la fístula arteriovenosa postraumática parece complicado.
Todo el flujo arterial de entrada de la fístula debe ser obstruido en el momento
de la embolización inicial para sellar permanentemente la fístula. En las arterias
mayores, se puede usar una endoprótesis cubierta para aislar la lesión de la pared
del vaso, pero si el sitio de fistulización es una rama vascular, atravesar la abertura
con una endoprótesis cubierta será insuficiente, pues la fístula reclutará el flujo
colateral. Se requiere una cuidadosa evaluación angiográfica del sitio real de la
lesión de la pared vascular. En vasos más pequeños, el uso de coils distales y proxi-
males para aislar la fístula, por lo general, es eficaz. Debe tenerse cuidado para
evitar la migración del coil al sistema venoso. Las fístulas cortas pueden reque-
rir injertos venosos y arteriales. Se recomienda una arteriografía de seguimiento
para confirmar el aislamiento adecuado para las fístulas arteriovenosas tratadas.
CAPÍTULO 15 Tratamiento de los traumatismos203
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204 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Introducción
Aneurisma aórtico torácico1,2
1. Dilatación localizada de la aorta torácica mayor del 50 % de lo normal. El límite
superior de calibre normal de la aorta torácica descendente es de 3-3.5 cm.
2. Incidencia: 5.9-0.4 casos por cada 100 000 personas/año.
CAPÍTULO 16 Aneurismas y disecciones de la aorta torácica205
Disección aórtica1-3
1. Comienza con un desgarro de la íntima de la aorta y la capa interna de la media,
que permite que la sangre abra un plano longitudinal dentro de la media. El col-
gajo de disección resultante separa la luz de la aorta en verdadera y falsa. La falsa
luz puede comprimir la verdadera u obstruir el flujo de una rama de la aorta, cau-
sando isquemia de un órgano. La gran mayoría de los desgarros primarios se ori-
ginan justo distales al origen de la arteria subclavia izquierda (ASI) o a unos pocos
centímetros de la válvula aórtica. Se pueden formar comunicaciones adicionales
entre las luces verdadera y falsa.
2. Incidencia: 2-3.5 y 0.5-2.1 casos por cada 100 000 personas/año para todas las di-
secciones y los limitados a la aorta torácica descendente, respectivamente.
3. Proporción de hombres y mujeres de 2:1 a 5:1.
4. Clasificaciones:
a. Sitio anatómico:
(1) Sistema Stanford:
(a) Tipo A: compromete a la aorta ascendente (60-70 %).
(b) Tipo B: compromete a la aorta torácica descendente (30-40 %).
(2) Sistema de DeBakey:
(a) Tipo I: compromete a la aorta ascendente y descendente.
(b) Tipo II: compromete a la aorta ascendente.
(c) Tipo III: compromete a la aorta descendente sin extensión (IIIa) o con
extensión (IIIb) en la aorta abdominal.
b. Tiempo desde el inicio de los síntomas:
(1) Aguda: , 2 semanas.
(2) Subaguda: 2-6 semanas.
(3) Crónica: . 6 semanas.
c. Curso clínico: en la presentación inicial, el 30-42 % se clasifican como “compli-
cadas” debido a la rotura acontecida o inminente de la aorta, la malperfusión
de las arterias viscerales o periféricas, el rápido crecimiento aneurismático de
la falsa luz, la hipertensión refractaria o el dolor intratable.
5. Factores de riesgo: la mayoría de los pacientes (70-90 %) tienen hipertensión.
Otros factores de riesgo son aneurismas preexistentes, enfermedades del tejido
conectivo (p. ej., síndrome de Marfan), válvula aórtica bicúspide, embarazo, trau-
matismo y iatrogenia.
6. La historia natural es muy variable. La principal complicación tardía es la dilata-
ción de la falsa luz y su rotura final. La degeneración aneurismática de la falsa luz
ocurre en el 20-50 % en 4 años, a pesar del tratamiento médico óptimo. Los predic-
tores de degeneración incluyen un desgarro primario ⩾ 10 mm, diámetro aórtico
total ⩾ 40 mm, diámetro de la falsa luz ⩾ 22 mm y trombosis parcial de la falsa luz.
7. Tratamiento convencional:
a. Disección aórtica de tipo B no complicada: tratamiento médico óptimo con con-
trol de la presión arterial (presión arterial sistólica diana de 100-120 mm Hg), el
pulso (diana , 60 latidos/min) y el dolor. Se debe mantener un control perma-
nente para monitorizar los signos de progresión de la enfermedad, la dilatación
aneurismática de la falsa luz y la malperfusión.
206 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Endoprótesis cubiertas
Después de que la primera endoprótesis cubierta aortica torácica se implantara en un
paciente en 1992, el primer dispositivo comercial fue aprobado por la Food and Drug
Administration (FDA) en 2005. En el momento en el que esto se escribe, hay cuatro
endoprótesis cubiertas torácicas comerciales aprobadas por la FDA (cuadro 16-1),
la mayoría de las cuales son dispositivos de segunda generación: Conformable TAG®
(W.L. GORE and Associates, Flagstaff, AZ), Valiant® (Medtronic, Santa Rosa, CA),
Zenith TX2 Pro-Form® (Cook Medical, Bloomington, IN) y RELAY® (Bolton Medical,
Sunrise, FL). Hay otros dispositivos comerciales disponibles fuera de Estados Unidos.
Indicaciones1,2
Las indicaciones aprobadas por la FDA específicas de cada dispositivo aparecen en
el cuadro 16-2.
1. Aneurismas aórticos torácicos descendentes:
a. Asintomático con un diámetro ortogonal mínimo . 5.5 cm o más de dos veces
el diámetro de la aorta adyacente sin aneurisma
b. Asintomático, con crecimiento . 1 cm por más de 1 año
c. Sintomático, sin importar el tamaño del aneurisma
Indicación Dispositivos
Aneurisma aórtico torácico Todas las endoprótesis torácicas aprobadas por la FDA
Úlcera ateroesclerótica penetrante Todas las endoprótesis torácicas aprobadas por la FDA
Lesión aórtica torácica contusa Conformable TAG, Valiant
Disección aórtica de tipo B Conformable TAG, Valiant
Contraindicaciones
Absolutas
1. Hipersensibilidad o alergias a los materiales del dispositivo
2. Afecciones que pueden aumentar el riesgo de la infección del injerto endovascular
Relativas
Los criterios de exclusión de los estudios clínicos de la FDA pueden obviarse a discre-
ción del operador, teniendo en cuenta que los resultados pueden variar.
1. Anatomía inadecuada para la reparación aórtica endovascular torácica.
a. Los obstáculos anatómicos pueden ser superados con procedimientos quirúr-
gicos adyuvantes (véase la sección Consideraciones especiales).
2. Hipersensibilidad o alergias al material de contraste o insuficiencia renal.
3. Enfermedades asociadas graves con esperanza de vida relativamente corta.
4. La reparación aórtica endovascular torácica no se recomienda en pacientes con
enfermedad subyacente del tejido conectivo, excepto como un procedimiento de
rescate o complemento de la terapia quirúrgica.1
208 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
1 3
64
2
1. Diámetro del cuello proximal
2. Diámetro del cuello distal
3. Longitud del cuello proximal
4. Longitud del aneurisma
5. Longitud del cuello distal
6. Longitud total del tratamiento
7. Radio de curvatura
Criterios anatómicos
1. Zonas de fijación proximal y distal:
a. Aneurismas aórticos torácicos descendentes: se requieren segmentos de aorta
normales con una longitud distal igual o mayor de 20 mm a la arteria subclavia
izquierda o la arteria carótida común izquierda y proximal al tronco celíaco.
b. Disecciones aórticas complicadas agudas de tipo B: sin criterios anatómicos es-
trictos. Una zona de fijación proximal igual o mayor de 10 mm distal a la arteria
subclavia izquierda en general es suficiente.
c. Ausencia de trombo o calcificación importantes.
d. Diámetros aórticos que pueden ser tratados con los dispositivos disponibles,
generalmente menor de 40 mm.
e. Por lo general, se recomienda un radio de curvatura mayor de 35 mm o angula-
ción aórtica de menos de 60º.
2. Acceso vascular iliofemoral:
a. Calibre suficiente para usar sistemas de aplicación o anatomía adecuada para
un tratamiento operativo
b. Ausencia de tortuosidad, trombo o calcificación significativos
210 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Preparación preprocedimiento
Selección del dispositivo para aneurismas aórticos torácicos descendentes
1. Diámetro del dispositivo: los diámetros del dispositivo, en general, son un 10-20 %
más grandes en relación con el diámetro luminal de las zonas de fijación nativa.
a. Si el diámetro de la zona de fijación distal es significativamente menor que el de
la proximal, se debe considerar una endoprótesis cubierta cónica o una combi-
nación de dispositivos de diferentes diámetros.
2. Longitud del dispositivo: por lo general, las zonas de fijación más largas son prefe-
ribles siempre que sea posible.
a. Si se van a usar varias endoprótesis cubiertas, los dispositivos deben superpo-
nerse un mínimo de 5 mm.
b. Si la zona de fijación es angulada, la longitud terapéutica deberá ser alargada.
Es particularmente importante para las zonas de fijación proximales que el ex-
tremo proximal del dispositivo no esté cerca de la curva interna en un ángulo
agudo. Hacerlo puede causar una mala aposición de la endoprótesis cubierta
a lo largo de una curva interior marcada, aumentando el riesgo de endofugas o
colapso de la endoprótesis cubierta.8
c. Para un aneurisma aórtico torácico descendente grande, puede requerirse un
aumento en la longitud del dispositivo para incluir el acodamiento de la en-
doprótesis cubierta en el saco aneurismático.
Selección del dispositivo para las disecciones aórticas de tipo B agudas complicadas
1. Diámetro del dispositivo: las endoprótesis cubiertas son al menos 5-10 % más
grandes que el diámetro luminal de la aorta sin disecar justo proximal al desgarro
primario.
2. Longitud del dispositivo: la longitud adecuada sigue siendo polémica, con estra-
tegias que van desde la cobertura focal proximal de la rotura hasta la cobertura
menos frecuente de toda la disección. No se recomienda la exclusión de las ramas
aórticas mesentéricas. Si la disección se complica con una rotura, en general son
necesarios varios dispositivos para prevenir el flujo retrógrado en la falsa luz a
través de desgarros distales. La secuencia preferida de implantación de los varios
dispositivos es de proximal a distal.
Consideraciones especiales
1. Arteria subclavia izquierda y tronco celíaco:
a. Para las lesiones que se extienden cerca pero no proximales a la arteria subcla-
via izquierda, las limitaciones en la zona de fijación son cada vez más un mayor
desafío. A menudo se necesita cubrir intencionalmente la arteria subclavia iz-
quierda para ampliar la zona de fijación proximal.
b. Aunque existen opiniones divergentes, es recomendable la revascularización
preprocedimiento de rutina de la arteria subclavia izquierda (p. ej., deriva-
ción carótida izquierda-subclavia) en los pacientes con la exclusión prevista de
la arteria subclavia izquierda, a menos que la reparación aórtica endovascular
torácica se realice de urgencia.9
c. Las enfermedades aórticas torácicas que se extienden proximalmente a la ar-
teria subclavia izquierda requieren tratamientos híbridos quirúrgico y endo-
vascular, como la técnica de la trompa de elefante.7
d. No se recomienda la cobertura intencional del tronco celíaco sin revasculari-
zación previa. Los abordajes híbridos, quirúrgico y endovascular, para el trata-
miento de los aneurismas toracoabdominales están bajo investigación.
e. Otros abordajes para superar problemas anatómicos de la zona de fijación inclu-
yen el desarrollo de endoprótesis cubiertas aórticas torácicas fenestradas y rami-
ficadas y las técnicas de revascularización percutánea (injerto de “chimenea”).
2. Drenaje de líquido cefalorraquídeo:10
a. Este drenaje puede prevenir y revertir la isquemia de la médula espinal en los
procedimientos abiertos y endovasculares de la aorta torácica.
b. El drenaje del líquido cefalorraquídeo profiláctico debe considerarse en pacien-
tes con hipotensión perioperatoria (presión arterial media , 70 mm Hg), longi-
tud aórtica terapéutica mayor de 20 cm, endoprótesis que cubre entre los niveles
de T8 y L2 y antecedentes de reparación del aneurisma aórtico abdominal.
CAPÍTULO 16 Aneurismas y disecciones de la aorta torácica211
Procedimiento
Los procedimientos de despliegue son extremadamente específicos de cada disposi-
tivo. Los pasos descritos aquí proporcionan un esquema general para el despliegue de
la endoprótesis cubierta torácica.
Acceso vascular
1. El acceso arterial es preferentemente a través de la arteria femoral común, pero
puede ser por medio de las arterias ilíacas comunes o externas, o de la aorta
infrarrenal distal. Se puede colocar quirúrgicamente un tubo de acceso temporal
para facilitar el despliegue del dispositivo.
2. El acceso vascular se consigue por lo general mediante flebotomía quirúrgica, pero
cada vez más se hace mediante abordajes percutáneos.
3. Para las disecciones aórticas, se debe seleccionar un sitio de acceso que permita la
entrada a la luz verdadera.
Consejos importantes
1. La manipulación de guías y del sistema de aplicación en el arco aórtico debe man-
tenerse al mínimo.
2. La hipotensión debe evitarse para reducir el riesgo de isquemia de la médula espinal.
Cuidados posprocedimiento
Inmediato
1. Los pacientes son vigilados en la unidad de cuidados intensivos durante un mí-
nimo de 24 h.
a. La presión arterial media debe mantenerse a más de 100 mm Hg inmediata-
mente después del despliegue del dispositivo.
b. Vigilar la función hemodinámica y buscar signos y síntomas de paraplejía o
paraparesia, ictus, isquemia mesentérica o de los miembros inferiores y otras
posibles complicaciones inmediatas.
c. La anticoagulación postoperatoria no es necesaria.
Resultados
Aneurismas de aorta torácicos descendentes
Los resultados de estudios clínicos de dispositivos aprobados por la FDA son:
1. Tasa de éxito técnico: 98-99.5 %.13-15
2. Al año:13-15
a. El 91-92.9 % de los aneurismas aórticos torácicos descendentes permanecen
estables o disminuyen (. 5 mm) de tamaño.
b. Rotura de aneurisma ≤ 0.7 %; conversión a cirugía abierta ≤ 0.7 %; y migración
de la endoprótesis cubierta del 0.7-3.9 %.
CAPÍTULO 16 Aneurismas y disecciones de la aorta torácica213
3. A los 5 años:16,17
a. Mortalidad relacionada con el aneurisma del 2.8-5.9 % con reparación aórtica
endovascular torácica en comparación con el 11.7-12 % para cirugía abierta.
b. Entre el 81 y 94.1 % de los aneurismas aórticos torácicos descendentes perma-
necen estables o disminuyen de tamaño.
Complicaciones8
Tempranas
1. Síndrome postimplantación: febrícula, leucocitosis leve, proteína C reactiva alta y
derrame pleural reactivo. Es autolimitado y debería resolverse dentro de 1 semana.
2. Isquemia de la médula espinal (0.8-3 %): la paraparesia o paraplejía son menos fre-
cuentes que con la reparación quirúrgica abierta.
a. Si se detecta en etapas tempranas, puede revertirse con el drenaje del líquido
cefalorraquídeo y manteniendo una presión arterial media de 80-90 mm Hg.
b. Para evitar la hipotensión intracraneal, el drenaje debe realizarse durante las
primeras 24-72 h y limitado a menos de 15 mL/h o 350 mL/día.
3. Ictus (2.1-3.6 %): asociado con tiempos de procedimiento más largos y con la mani-
pulación excesiva del dispositivo dentro del arco aórtico.
4. Perforación aórtica, redisección o extensión de una disección existente. La disec-
ción retrógrada en la aorta ascendente se informó en el 0.7-2.5 % de los casos de
reparación aórtica endovascular torácica de la disección aórtica de tipo B.11
214 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Tardías
1. Endofugas.
2. Isquemia medular que puede presentarse hasta 30 días después de la implanta-
ción del dispositivo.
3. Migración del dispositivo, colapso, separación de componentes o desgarro de
tejidos.
4. Rotura de la endoprótesis: las aisladas suelen ser de poca importancia clínica.
5. Enfermedad residual o recurrente y progresión hacia la eventual rotura.
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Indicaciones
1. Malformaciones arteriovenosas pulmonares (MAVP): consisten en una conexión
congénita entre una arteria y una vena pulmonares, sin un lecho capilar normal.
Son el tipo más frecuente de conexiones arteriovenosas pulmonares. Se asocian
con telangiectasia hemorrágica hereditaria (síndrome de Osler-Weber-Rendu) en
el 56-97 % de los pacientes2,3 y a menudo son múltiples en esta situación.
2. Fístulas arteriovenosas pulmonares adquiridas: son menos frecuentes, clínica-
mente poco significativas y pueden ocurrir en diversas enfermedades:4
a. Cirrosis (síndrome hepatopulmonar), que rara vez son tan grandes que ameri-
ten embolización
b. Cortocircuitos de Glenn o Fontan en cardiopatías congénitas
c. Infecciones como esquistosomiasis y actinomicosis
d. Carcinoma tiroideo metastásico y enfermedad trofoblástica gestacional
e. Amiloidosis
f. Síndrome de Fanconi
g. Erosión de un aneurisma en una vena
h. Traumatismos
3. Aneurismas de arterias pulmonares: los aneurismas falsos y verdaderos de las ar-
terias pulmonares tienen diversas etiologías:5
a. Estado postesténotico e hiperdinámico (como en cortocircuitos izquierda a de-
recha), en general en el marco de una cardiopatía congénita.
216 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Contraindicaciones
No hay ninguna contraindicación absoluta para la embolización de la arteria pul-
monar; sin embargo, la oclusión de una malformación o una fístula en alguien con
hipertensión pulmonar grave debe realizarse con precaución dado el riesgo de una
elevación adicional de la presión arterial pulmonar y una cardiopatía pulmonar
(cor pulmonale).
Consideraciones periprocedimiento
1. Sedación ligera, el paciente debe poder contener su respiración.
2. No debe haber burbujas de aire ni coágulos en los catéteres o la vía intravenosa,
porque pueden producir embolización paradójica.
3. Se realiza una flebotomía si hay policitemia marcada para reducir el riesgo de
trombosis en el sitio de punción y trombosis pericatéter. La policitemia es rara
dada la presencia de epistaxis relacionada con la THH en la mayoría de los pacien-
tes con MAVP.
4. 3 000-5 000 U de heparina para prevenir la trombosis pericatéter que podría produ-
cir una embolización paradójica.
5. Profilaxis antibiótica, por lo general, con 1 g de cefazolina.
6. Los procedimientos electivos, en general, se realizan de manera ambulatoria.
7. Si hay muchas MAVP bilaterales, se debe considerar el tratamiento en más de una
sesión y la embolización sólo en un pulmón a la vez para evitar la pleuritis bilateral.
Procedimiento
1. Cateterismo:
a. Abordaje de vena femoral con la colocación de un introductor de 7 Fr. Se deben
usar puntos de punción alternos si se necesita más de un cateterismo en un
intervalo corto.
b. Se usa un catéter pigtail (cola de cerdo) de 5 Fr para obtener las presiones pul-
monares y realizar la angiografía pulmonar. La angiografía puede restringirse
a las regiones de la anomalía con base en una TC previa. Debe tenerse cui-
dado con la hipertensión pulmonar debido a MAV hepáticas, la hipertensión
pulmonar primaria (que puede asociarse con THH de tipo 2) y otras etiologías
frecuentes. Cuando son graves, la emboloterapia debe realizarse con cautela,
especialmente si las MAVP son grandes.
c. El catéter pigtail se intercambia por un catéter guía multipropósitos de 7 Fr de
80 cm de largo con un catéter coaxial angulado de 5 Fr y 100 cm largo (Lumax
guide®, Cook Medical, Bloomington, IN). El catéter guía proporciona un mayor
soporte y permite el uso coaxial de una variedad de catéteres de 5 Fr de diferen-
tes formas. Se selecciona la arteria pulmonar que irriga la MAVP con el catéter.
Pueden usarse guías orientables e hidrófilas como ayuda. A veces se requieren
microcatéteres coaxiales. Se realiza una angiografía selectiva para confirmar la
posición correcta y determinar el sitio apropiado para la oclusión.
d. Se debe prestar mucha atención para evitar cualquier entrada de aire en los ca-
téteres. Las guías deben retirarse con el cono del catéter sumergido en un reci-
piente con solución salina.
2. Sitio de la oclusión:2 en general, se emboliza la arteria principal, y la oclusión debe
ser tan distal como resulte posible, más allá de cualquier rama importante hacia el
pulmón normal y tan cerca como sea posible de la conexión arteriovenosa, prefe-
riblemente dentro de 1 cm. Aunque tradicionalmente no se ha considerado nece-
sario embolizar el nido, existe cierta controversia.
3. Dispositivo para embolización: se usa un dispositivo mecánico de tamaño ade-
cuado, que puede colocarse dentro de la arteria principal sin riesgo de migrar a
través del cortocircuito derecha a izquierda.
a. Los coils (espirales) de embolización pueden usarse básicamente para cual-
quier MAV. Es importante formar una densa red transversal de metal para
lograr la oclusión prolongada; no se debe confiar en la simple promoción de
la trombosis por una red menos tupida de coils de fibra. El primer coil debe
ser un 20 % o 2 mm más grande que el diámetro del vaso, y los coils adicio-
nales más pequeños, por lo general, se colocan dentro de los primeros en
todas las lesiones, excepto en las más pequeñas. Los coils de platino suave
empujables, como los Nesters® (Cook, Bloomington, IN) y los Tornados®
(Cook, Bloomington, IN), son los más útiles para las MAVP pequeñas y me-
dianas, y pueden enroscarse en sí mismos. Los coils con mayor fuerza radial
(p. ej., Inconel MReye coils®, Cook, Bloomington, IN) se usan para las fístulas
más grandes de alto flujo. Rara vez se necesitan microcoils más pequeños, de
0.457 mm (0.018”) (sólo si se requirió un microcatéter para llegar a la lesión).
220 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Vena
MAV SIMPLE
Arteria
Catéter
guía de 7 Fr Catéter
coaxial 5 Fr
Parte inicial
del coil an-
clado en la
rama lateral Saco
arteriovenoso
FIGURA 17-1 • Colocación del primer coil durante la embolización de una MAV simple con la parte
inicial de este coil anclado en una rama lateral distal. Se colocan coils adicionales dentro y próximos al
primero para lograr una densa red de metal que ocluya el vaso
ción de estos dispositivos pueden ser menores que las de los coils, aunque con el
tapón vascular Amplatzer I, el uso complementario de coils parece ser útil para
reducir ese riesgo.
c. Microvascular Plugs® (Reverse Medical, Irvine, CA): actualmente hay dos versio-
nes de tapones microvasculares disponibles, una diseñada para los vasos con
diámetro de 1.5-3 mm y la otra para vasos de 3-5 mm de diámetro. Además, hoy
en día hay experiencias publicadas sobre su uso en la embolización de MAVP.11
4. Embolización regional: el compromiso difuso segmentario o multisegmentario
puede requerir embolización de una región del pulmón.
5. La angiografía postembolización debe realizarse para confirmar la oclusión y bus-
car arterias principales accesorias a partir de otras regiones cercanas del pulmón.
Cuidados posprocedimiento
1. Se deben retirar las vías intravenosas para evitar la embolización paradójica iatró-
gena de aire o de trombos a través de las MAVP residuales.
2. La espirometría de incentivo puede ser útil para tratar de mejorar las atelectasias
y la pleuritis después de la embolización de MAVP de mayor tamaño.
3. Seguimiento prolongado después de la embolización de malformaciones arterioveno-
sas pulmonares:
a. El seguimiento está indicado para evaluar la persistencia o recurrencia de una
lesión tratada y el crecimiento o agrandamiento de otras MAVP.
b. Régimen: el seguimiento debe hacerse cada 6-12 meses y luego cada 3-5 años:
(1) Se realiza una evaluación clínica.
(2) La evaluación fisiológica con la oximetría de pulso es fácil de llevar a cabo.
Un estudio fisiológico más revelador puede ser la prueba de esfuerzo con
estrés, en busca de cualquier descenso en la saturación de oxígeno, así como
el valor de referencia.
(3) Tomografía computarizada: se debate si al menos la primera tomografía
debe realizarse con contraste para evaluar cualquier mejoría residual del
saco o vena de drenaje adyacente. En cuanto al tamaño, el aneurisma de una
lesión tratada debe reducirse, por lo general, un 70 % o más.
c. La presencia de alteraciones justificaría una angiografía pulmonar.
d. Se recomienda la profilaxis antibiótica antes de que se lleven a cabo proce-
dimientos dentales y otros de tipo “sucio” debido a la probable presencia de
MAVP pequeñas o microscópicas residuales.
e. Manejo de otros problemas relacionados con la THH. En particular, la defi-
ciencia de hierro debe corregirse considerando datos que muestran un mayor
riesgo de trombosis en esta población.3
Resultados2,3,9,10,12
1. La oclusión completa inicial se logra en más del 90 % de los casos.
2. Se aprecia una mejoría subjetiva en la función y los síntomas respiratorios.
3. Los riesgos de ictus, AIT y absceso cerebral se reducen considerablemente a menos
de un 3% cada uno, y aún más si se eliminan todas las MAVP de cualquier tamaño.
4. Las migrañas suelen mejorar.
5. Los índices de persistencia o recurrencia varían:
a. Con coils, en general son del 3-8 %, pero a veces son más altos (hasta del 58%). A
menudo, esto se debe a la recanalización de una rama embolizada, seguida por
la presencia de una rama accesoria. Éstas pueden tratarse con embolización.
Una tercera causa es la reperfusión colateral de ramas pequeñas de la arteria
pulmonar (más probable en niños), y una cuarta causa es el flujo colateral distal
al sitio de la oclusión por arterias sistémicas bronquiales u otras. La importancia
de este pequeño cortocircuito de izquierda a izquierda es incierta, y rara vez se
informa hemoptisis.
b. Con los tapones vasculares Amplatzer, las tasas informadas suelen ser cercanas
a cero.
6. El crecimiento de MAVP pequeñas a un tamaño que requiere tratamiento tiene
lugar en el 14-19 % de los casos y puede, por supuesto, causar síntomas recurrentes.
222 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Complicaciones3,13-15
1. Embolización paradójica de aire, trombos o de un dispositivo de oclusión. Los por-
centajes indicados a continuación son todos menores en las series recientes.
a. Clínicamente, esto puede dar lugar a:
(1) Angina o bradicardia: presumiblemente debido al aire que fluye en la arteria
coronaria derecha en posición anterior con el paciente en decúbito supino.
Esto se ha informado en hasta un 5 % de los casos. Puede tratarse con nitro-
glicerina y atropina. No se han observado consecuencias adversas.
(2) Isquemia cerebral: se ha informado un ataque isquémico transitorio en
hasta un 2 % de los casos y el ictus en menos del 1 %.
b. La embolización paradójica por un dispositivo de oclusión se ha producido en
menos del 1-4 % de los casos, pero las secuelas graves son raras. El dispositivo
debe ser recuperado si ha migrado a un lecho arterial crítico.
2. La rotura de las MAVP con hemorragia es rara y se trata mediante la conclusión
de la embolización.
3. La trombosis venosa local es bastante rara.
4. La pleuritis es el efecto colateral más frecuente después de la embolización de una
MAVP.
a. Hay fiebre y dolor torácico varios días después de la intervención en el 3-16% de
los casos. Pueden tratarse con antiinflamatorios no esteroideos.
b. Puede aparecer una pleuritis tardía tras varias semanas en el 2-5 % de los pa-
cientes, con fiebre alta e infiltrados en la radiografía. También es autolimitada.
5. La hemoptisis tardía por irritación colateral sistémica en una MAV persistente o
reperfundida es un fenómeno raro. Si se realiza la embolización sistémica, debe
hacerse con precaución, debido al riesgo de que cualquier partícula migre a través
de la irrigación sistémica y pase a través de la MAV y produzca una embolización
paradójica sistémica.
6. Efectos de la exposición a la radiación por múltiples estudios. Esto puede fomentar
un cambio en el papel de la TC de seguimiento tardío, particularmente en pacientes
asintomáticos sin hipoxemia. Las mejorías en la RM pueden permitirle desempeñar
un papel más importante en el futuro.
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Introducción
1. Definición de los aneurismas aórticos abdominales (AAA):
a. Un aumento de diámetro del 50 % en comparación con el segmento aórtico nor-
mal adyacente, o
b. Diámetro del saco mayor de 3 cm.
2. Clasificación de los aneurismas:
a. Morfológicamente: fusiforme, que afecta toda la circunferencia arterial, o sacu-
lar, que afecta sólo una parte de la circunferencia arterial.
b. Por su relación con las arterias renales: suprarrenal, yuxtarrenal o infrarrenal.
3. Las asociaciones incluyen aumento de la edad, sexo masculino, hábito tabáquico,
enfermedad coronaria, hipercolesterolemia, enfermedad vascular periférica, hi-
pertensión y antecedentes familiares (mayor incidencia en familiares de primer
grado). La prevalencia informada es del 2-8 % en ancianos de 65 años de edad.1,2
4. La historia natural de los AAA implica la expansión continua que causa un au-
mento del riesgo de rotura o embolización distal. Los factores de riesgo para la ro-
tura de los AAA incluyen tamaño del aneurisma, grado de expansión, hipertensión
224 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Indicaciones
1. Urgentes:
a. Rotura sospechada o confirmada
b. Aneurisma sintomático (dolor abdominal o de espalda y sensibilidad), indepen-
dientemente del diámetro
c. Aneurisma en rápida expansión: crecimiento . 1 cm en 12 meses5
2. Electivas:
a. Aneurisma fusiforme asintomático: . 5.5 cm de diámetro para los varones;
. 5.0 cm para las mujeres.3,5
b. Aneurisma atípico (úlcera ateroesclerótica penetrante, disecante, micótica o
sacular) dos veces el diámetro de la aorta infrarrenal normal.
c. Los AAA más pequeños con aneurismas ilíacos comunes concomitantes que re-
quieren reparación (. 2.5-3.0 cm de diámetro) o asociados con complicaciones
trombóticas o embólicas.8
d. AAA inflamatorios.
Contraindicaciones
1. Arteria mesentérica inferior (AMI) permeable en el marco de un importante estre-
chamiento de la arteria mesentérica superior (AMS), donde la primera es la fuente
de irrigación predominante en el intestino.
2. Los pacientes deben cumplir con los criterios anatómicos para la colocación efi-
caz de la endoprótesis cubierta, incluyendo zonas de fijación proximal y distal ade-
cuadas, así como vasos de acceso convenientes ( fig. 18-1).
Dispositivos aprobados para la reparación endovascular de los aneurismas aórticos por la Food and Drug
Cuadro 18-1 Administration (FDA)
DE del introductor
Cuello: Zona de sellado (Fr) para un D del
Aprobación Material de la Material Ubicación Lmin/Dmax/Amax ilíaco Sistema de cuello proximal
Dispositivo Fabricante de la FDA endoprótesis de injerto de la fijación (mm/mm/°) D/ Lmin (mm) aplicación de 24 mm
Aleación de cromo Anatómica en la Introductor
AFX Endologix 2011 PTFE 15/32/60 10-23/15 19
y cobalto bifurcación aórtica separado
Poliéster Introductor 22
Aorfix Lombard 2013 Nitinol Infrarrenal con ganchos 15/29/90 9-19/15
trenzado integrado
Poliéster Suprarrenales con Introductor
Endurant II Medtronic 2010 Nitinol 10/32/60 8-25/15 18
trenzado ganchoss integrado
Introductor
Excluder C3 GORE 2011 Nitinol PTFE Infrarrenal con ganchos 15/32/60 8-25/10 20
separado
Endoprótesis de cromo-cobalto para proporcionar irrigación
a desde el segmento infrarrenal a las piernas rodeadas Introductor
Nellix Endologix 10/32/60 9-35/20 17
por endobolsas llenas de polímero para sellar el saco integrado
aneurismático
Anillos de sellado su- 7/30/45
prarrenal con ganchos o bien Introductor
Ovation Prime TriVascular 2011 Nitinol PTFE 8-20/10 14
e infrarrenal llenos de 10/30/60 integrado
polímero
Poliéster Suprarrenales con Introductor
Zenith Flex Cook 2003 Acero inoxidable 15/32/60 7.5-20/10b 21
trenzado ganchos integrado
Homolateral
Zenith Poliéster Suprarrenales con 9-21/30b; Introductor
Cook 2012 Acero inoxidable 4/31/45 23
Fenestrated trenzado ganchos contralaterales integrado
7-21/30b
Amax, angulación máxima; D, diámetro; DE, diámetro externo; Dmax, diámetro máximo; Lmin, longitud mínima; PTFE, politetrafluoroetileno.
a
Actualmente bajo investigación clínica con exención en fase de investigación por la FDA.
b
225
CAPÍTULO 18 Aneurismas aórticos abdominales225
Las medidas del diámetro ilíaco para los dispositivos de Cook Zenith son de pared externa a pared externa.
226 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Ángulo 1
D1
Arteria renal izquierda
D2
L1
Aorta abdominal
L2
D4
Ilíaca
D3 Ilíaca
común derecha común izquierda
D5 D6
L3 L4
D7 D8
b. Desventajas:
(1) Resolución espacial inferior y puede omitir los vasos colaterales menores de
2 mm de diámetro.
(2) Es susceptible a artefactos por movimiento.
(3) Incapacidad para evaluar el grado de calcificación de la íntima. Si se usa la
ARM, entonces la TC sin contraste debe considerarse de forma conjunta.
4. Ecografía:
a. Ventajas:
(1) Fácilmente disponible.
(2) No invasiva.
(3) Sin exposición a la radiación.
b. Desventajas:
(1) Las mediciones de diámetro y longitud son menos fiables que con otras mo-
dalidades.
(2) Dependiente del operador y de la constitución física del paciente.
5. Ecografía intravascular:
a. Ventajas:
(1) Proporciona una visión transversal en tiempo real de 360º del vaso que se
está evaluando.
(2) Se usa en conjunto con la angiografía con reducción de contraste o angio-
grafía con CO2 para evaluar la patología aortoilíaca, confirmar la posición
de las ramas y los vasos, así como determinar el tamaño de la endoprótesis.
b. Desventajas:
(1) Dependiente del operador. El catéter puede no permanecer en un plano co-
axial, lo que distorsiona la anatomía y da lugar a mediciones inexactas.
Criterios anatómicos
1. Cuello proximal:
a. Definición: segmento de la aorta entre el origen de la arteria renal más baja y la
cara superior del aneurisma.
b. Morfología: es de vital importancia en la evaluación del aneurisma y es el factor
más frecuente para excluir la reparación endovascular.
c. Longitud: la mayoría de las endoprótesis cubiertas requieren al menos 15 mm
para asegurar un sellado proximal adecuado. Algunos dispositivos permiten
la fijación transrenal del manguito proximal, que permite la reparación endo-
vascular en pacientes con un cuello incluso de 4 mm.
d. Diámetro: los requisitos dependen de qué dispositivo ha de ser desplegado. A fin
de medir correctamente para la mayoría de los dispositivos, deben usarse los
límites de la pared externa. Esto mide los medios externos y la adventicia,
las capas en las que se apoyará y anclará la endoprótesis cubierta. La mayo-
ría de los cuellos más proximales divergen caudalmente y tienen forma cónica;
como regla general, el diámetro no debe aumentar más del 10 % desde el ex-
CAPÍTULO 18 Aneurismas aórticos abdominales229
tipo II debido al relleno retrógrado. Esto también requiere una amplia per-
meabilidad de la arteria hipogástrica contralateral (para evitar la claudicación
glútea), y el paciente no debe depender de las arterias hipogástricas para la
perfusión intestinal.
d. Aneurismas bilaterales de la arteria ilíaca común: el tratamiento endovascular
de los aneurismas bilaterales de la AIC que se extienden hasta el nivel de la
bifurcación ilíaca requiere embolización bilateral de las arterias hipogástricas
para asegurar la exclusión total de los aneurismas. Aunque puede haber una
isquemia pélvica o intestinal, varios estudios sugieren que los riesgos asociados
con la oclusión bilateral de la arteria hipogástrica se limitan, por lo general, a la
claudicación glútea y a la disfunción eréctil.3 Los riesgos de la oclusión bilate-
ral de la arteria hipogástrica pueden ser reducidos mediante una oclusión gra-
dual de cada arteria hipogástrica (procedimiento realizado cada 4-6 semanas)
y la embolización limitada al tronco principal para preservar los vasos colate-
rales pélvicos. Ésta puede ser la mejor opción en pacientes que de lo contrario
son de alto riesgo para la reparación quirúrgica. Como alternativa, puede consi-
derarse la técnica en “sandwich”, que consiste en la colocación de dos endopró-
tesis cubiertas paralelas dentro de una rama ilíaca para crear un componente
ilíaco bifurcado “estándar”, para preservar el flujo a la arteria hipogástrica.11
Existen endoprótesis cubiertas ilíacas ramificadas en algunos países.
4. Acceso vascular:
a. Las arterias femorales e ilíacas comunes son las vías para la introducción del
dispositivo. Los cambios ateroescleróticos significativos con calcificación grave
y formación de placa, la reducción del diámetro y una marcada tortuosidad son
factores que pueden complicar el despliegue del dispositivo y contraindicar la
reparación endovascular. Las causas más frecuentes de fracaso técnico son la im-
posibilidad de desplegar el dispositivo a través de las arterias ilíacas o la rotura de
las arterias durante el retiro del dispositivo.
b. Las mujeres tienden a tener calibres menores en arterias ilíacas que los varones.
c. En ausencia de calcificación grave, la tortuosidad con frecuencia puede redu-
cirse introduciendo una guía rígida como la Amplatz Super Stiff® (Boston Scien-
tific, Marlborough, MA) o la Lunderquist® (Cook Medical Bloomington, IN). La
estenosis focal con frecuencia puede ser pretratada con angioplastia simple.
d. Incisión percutánea frente a quirúrgica: en comparación con la exposición fe-
moral abierta, la reparación percutánea endovascular del aneurisma (RPEVA)
con una técnica “precierre” con un dispositivo de cierre mediado por sutura
Perclose ProGlide® (Abbott Vascular, Inc., Redwood City, CA) es menos invasiva
y se asocia con menor tiempo quirúrgico y más complicaciones relacionadas
con el acceso, respecto de la incisión quirúrgica con operadores experimenta-
dos.12 La técnica de “precierre” con el dispositivo de cierre mediado por sutura
ha sido aprobada por la FDA para su uso con introductores de hasta 21 Fr. La
técnica percutánea no se recomienda en pacientes con arterias femorales co-
munes de diámetro menor de 5 mm o que contengan calcificaciones que cubran
toda la pared anterior, circunferenciales y mayores del 50 % de la circunferencia
de la pared posterior, debido al aumento del riesgo de complicaciones y conver-
sión a la incisión.12 Se recomienda el acceso ecográfico dentro de la arteria fe-
moral común, 1 cm proximal a la bifurcación femoral y en la posición horaria de
las 12 de acuerdo con las manecillas del reloj.
Procedimiento
1. Los pasos específicos y detallados del procedimiento son diferentes para cada dis-
positivo. Sin embargo, en general hay algunos pasos básicos.
2. El acceso bilateral a la arteria femoral común se obtiene por vía percutánea o a
través de una incisión quirúrgica y la anticoagulación sistémica se consigue con
heparina intravenosa.
3. Se avanza un catéter pigtail (cola de cerdo) con marcadores a través del acceso
contralateral al nivel de las arterias renales. Puede realizarse una aortografía ab-
dominal para confirmar las mediciones de longitud preprocedimiento.
4. El acceso homolateral con guía flexible se intercambia a través de un catéter de diag-
nóstico por una guía súper rígida que se coloca en la aorta torácica descendente.
CAPÍTULO 18 Aneurismas aórticos abdominales231
Cuidados posprocedimiento
1. El control inmediato y hospitalario posprocedimiento implica la evaluación de
ambos sitios de acceso de las ingles en busca de infección o hematoma, la evalua-
ción de la perfusión distal y la función renal, así como de la deambulación precoz.
La hospitalización es de 1-3 días.
2. Tras la recuperación del procedimiento inicial, se requiere la vigilancia mediante
estudios por imagen durante un plazo indefinido. Se presta especial atención al
diámetro del AAA, la detección y clasificación de las endofugas, y la evaluación
de la morfología de la endoprótesis cubierta.
3. Las modalidades por imagen específicas y sus ventajas y desventajas ya se analiza-
ron. La ATC sigue siendo la modalidad más utilizada para el seguimiento después
de la REAA. En pacientes con insuficiencia renal, se realiza una TC sin contraste o
una ecografía dúplex color y una radiografía simple.
4. La exploración física y el seguimiento por imagen se recomiendan a los 1-3 meses
y 6 meses posprocedimiento. Si no se identifican endofugas, los pacientes son se-
guidos a intervalos anuales. En caso de endofuga, los pacientes se evalúan cada
6 meses en los primeros 2 años y luego anualmente, a menos que el tratamiento
sea obligatorio (se aborda en el análisis siguiente).
Resultados
1. La REAA se asocia con una pérdida de sangre significativamente menor, menos
días en cuidados intensivos, menos días de hospitalización, menos complica-
ciones sistémicas y disminución de la mortalidad hospitalaria y a 30 días frente
a la reparación a cielo abierto del AAA. Además, la mortalidad relacionada con
el aneurisma es significativamente menor con la REAA en comparación con la
reparación abierta.3
232 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Complicaciones
1. La REAA es menos invasiva que la cirugía abierta y tiene tasas anuales más bajas de
rotura tardía del AAA. Las complicaciones incluyen endofugas, expansión del saco
del aneurisma, migración de la endoprótesis cubierta, rotura de la endoprótesis,
estenosis, trombosis e infección del injerto y la ingle, y hematoma retroperitoneal.5
2. Alrededor del 30 % de los pacientes con AAA tratados con REAA pueden requerir
intervenciones secundarias, significativamente superior a la reparación abierta.13
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CAPÍTULO 19 Tratamiento de las endofugas de las endoprótesis cubiertas233
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común contralateral en endoprótesis cubiertas arterial, que aumenta el riesgo de rotura. Colocar una endoprótesis expandible
aortouniilíacas [IC]). con balón o metálica desnuda en la
zona de sellado comprometido
Reparación abierta
II Fuente del flujo de sangre en las ramas (con mayor 25.2 En general, no requieren tratamiento Embolización con abordaje transar-
frecuencia AMI, arteria lumbar) con flujo retrógrado inmediato, porque las endofugas de tipo II terial o percutáneo
en el saco aneurismático. con frecuencia se trombosan espontá- Reparación abierta
Puede involucrar un solo vaso de irrigación (IIA) o neamente.
varios (IIB).
III Fuente del flujo de sangre por un defecto estructural en la 1.0 Igual que en el tipo I, debe tratarse inme- Extender la endoprótesis cubierta para
endoprótesis cubierta, incluidas separaciones de unión diatamente por su comunicación directa cubrir el componente modular sepa-
dentro de los dispositivos modulares (IIIA) o fracturas de con la alta presión arterial, que aumenta el rado o la perforación dentro del injerto
la endoprótesis cubierta o perforaciones del tejido (IIIB). riesgo de rotura. original. Realinear la endoprótesis
Procedimientos transarteriales
IV Fuente del flujo de sangre a través de la porosidad en , 1.0 Se observa muy rara vez. Reversión de la anticoagulación
la endoprótesis cubierta y se manifiesta como un Autolimitada y no requiere tratamiento.
“babeo” en la angiografía inmediata postimplantación Se resuelve espontáneamente una vez que
en los pacientes totalmente anticoagulados. se normaliza el estado de coagulación del
paciente.
V Expansión continua del aneurisma en ausencia de 2.0 Todas las modalidades por imagen deben ser Control mediante imágenes (y
una endofuga confirmada (endotensión). La etiología consideradas antes del diagnóstico, porque posiblemente un sensor de presión
exacta es desconocida, pero las endofugas de tipo V la reparación quirúrgica abierta es el único remoto) de la presión del saco
pueden representar instancias ocultas de tipos I, II o tratamiento. aneurismático
III, ultrafiltración de sangre a través de la endoprótesis Reparación abierta
cubierta, o trombo dentro del saco, dando por resultado
una barrera ineficaz a la transmisión de la presión.
a
Tipo de etiología y endofuga determinado por la demostración de contraste dentro del saco aneurismático excluido.
b
Incidencia de endofugas después de la REAA.18
CAPÍTULO 19 Tratamiento de las endofugas de las endoprótesis cubiertas235
f. Las imágenes de la fase venosa son más sensibles que las de la fase arterial para
la detección de endofugas (sobre todo de las distales de tipo I).7
g. La exposición a la radiación es una preocupación con la TC y se está estudiando
la eliminación de una de las fases, en especial la de precontraste.
3. Resonancia magnética (RM):
a. La RM con gadolinio ha demostrado en muchos estudios ser al menos tan pre-
cisa como la angiografía por tomografía computarizada (ATC) para determinar
el tamaño del aneurisma y la posición de la endoprótesis cubierta, y también es
útil para la detección de endofugas en endoprótesis de nitinol.8
b. Los estudios con gadolinio son útiles para la detección de endofugas pequeñas y
tienen más sensibilidad que la TC para las endofugas de tipo II de flujo lento.9,10
c. El estudio de precesión libre de estado constante (PLEC) puede tener una sen-
sibilidad superior para diagnosticar la endotensión.10
d. La ARM con alta resolución temporal reclasificó correctamente varias endofu-
gas de tipo I que inicialmente se etiquetaron como de tipo II con la ATC.11
e. Los pacientes con una expectativa de vida larga, para quienes la exposición a
la radiación acumulativa resulta de mayor preocupación, y aquellos que son
alérgicos al contraste yodado, son buenos candidatos para la vigilancia con RM
más que con TC.
f. Las endoprótesis de acero inoxidable pueden causar artefactos extensos y las
endoprótesis Elgiloy® pueden ocultar la luz de la endoprótesis cubierta; por lo
tanto, no se pueden evaluar estas endoprótesis con RM.1
g. Los estudios de RM requieren más tiempo y son más costosos que la TC.
4. Ecografía:
a. Algunos investigadores han encontrado útil la ecografía para el seguimiento
posterior a la REAA, específicamente para la mejor caracterización de las en-
dofugas mediante el análisis espectral Doppler y agentes de contraste con
microburbujas.12
b. Usada por algunos centros junto con la radiografía abdominal para la vigilan-
cia de primera línea, las anomalías detectadas por cualquiera de las dos moda-
lidades requieren una ARM confirmatoria.13
c. La ecografía, aunque es portátil, segura y económica, está limitada por su de-
pendencia del operador y sus dificultades para evaluar pacientes obesos.
5. Angiografía por sustracción digital (ASD):
a. Es el método estándar para la clasificación de las endofugas debido a su capa-
cidad para demostrar la dirección del flujo, así como su alta resolución espacial
y temporal.14
b. La ASD es particularmente útil para la detección de los vasos de salida en las
endofugas de tipo II.14
c. Las adquisiciones largas pueden utilizarse para realizar la detección de endo-
fugas de flujo lento que podrían no verse de otra manera durante la fase tardía
de la TC.
6. Sensores de presión remotos:
a. Método novedoso, no invasivo, que se emplea para detectar endofugas y mo-
nitorizar la eficacia del procedimiento y la estabilidad a largo plazo del injerto
después de la REAA, especialmente con las endoprótesis cubiertas torácicas.
b. El sensor de presión remoto se despliega durante la REAA y se fija en el in-
jerto o dentro del saco aneurismático. Estos dispositivos utilizan tecnología
de radiofrecuencia inalámbrica con el fin de transmitir mediciones directas
de la presión sistólica, diastólica, media y diferencial dentro del saco aneuris-
mático residual, con confirmación inmediata de los cambios de presión en el
saco aneurismático.15
c. Entre las ventajas de los sensores de presión remota se incluye la posibilidad
de realizar varios exámenes en un paciente dado en cualquier momento sin
usar radiación ionizante, lo que permite la detección temprana de la endo-
tensión y la evaluación temprana usando imágenes selectivas para confirmar
la endofuga.15
d. Se requieren estudios a largo plazo para demostrar la eficacia del dispositivo
para la vigilancia postoperatoria.
CAPÍTULO 19 Tratamiento de las endofugas de las endoprótesis cubiertas237
(2) Con el paciente en decúbito prono, se realiza punción guiada por fluorosco-
pia del saco aneurismático con una aguja de 21 o 22 gauges. El punto de pun-
ción en la piel debe estar al menos a un palmo de distancia de la línea media.
(3) Una vez que se accede al saco de la endofuga, se introduce una aguja con
vaina introductora de 6 Fr mediante la técnica de punción de agujas parale-
las. Como alternativa, puede usarse un equipo largo de micropunción.
(4) La combinación de aguja/introductor se avanza más allá del sitio estimado
de la endofuga, la aguja se retira y el introductor se extrae lentamente hasta
que fluye sangre pulsátil por él.
(5) En general se usa un abordaje por la izquierda; sin embargo, si es necesario,
se puede realizar una punción transcava del lado derecho.
(6) Se realiza una angiografía a través del introductor translumbar o un catéter
coaxial y se registran las presiones.
(7) Según la anatomía del saco de la endofuga, la posición de la punción y la
elección del agente embólico, la embolización se puede realizar directa-
mente a través del introductor. Como alternativa, se puede avanzar un mi-
crocatéter coaxial a través del saco en los orígenes de los vasos nutrientes y
de drenaje, y realizar la embolización selectiva.
d. También se ha realizado la ligadura quirúrgica abierta o laparoscópica de los
vasos de entrada y salida.9
e. La consideración general es que la intervención selectiva de endofugas de
tipo II es un abordaje seguro. La mayoría de los pacientes con este tipo de en-
dofugas sin expansión del saco aneurismático evolucionan bien sin necesi-
dad de intervención, porque con frecuencia estas endofugas se trombosan
espontáneamente.1 En un estudio grande de una sola institución en pacientes
con endofugas de tipo II documentadas, casi el 75 % de las endofugas se sellaron
espontáneamente dentro de un período de 5 años sin intervención, casi el 80 %
permanecieron sin agrandamiento del saco mayor de 5 mm durante un período
de 4 años, y casi el 65 % de los pacientes se mantuvieron sin necesidad de inter-
vención después de un período de 4 años.17
3. Endofugas de tipo III:
a. Al igual que las endofugas de tipo I, las de tipo III se tratan inmediatamente
en el momento del diagnóstico debido a la comunicación directa entre la alta
presión arterial sistémica y el saco aneurismático.5
b. Se suele usar una extensión de la endoprótesis cubierta para cubrir el compo-
nente modular separado o la perforación dentro del injerto original.
4. Endofugas de tipo IV: este tipo de endofugas son autolimitadas y no requieren tra-
tamiento. Se resuelven espontáneamente una vez que el estado de coagulación del
paciente se normaliza.5
5. Endofugas de tipo V: la endotensión se trata, por lo general, con la reparación
abierta del aneurisma. Por lo tanto, todas las modalidades (TC, RM y ecografía)
deben realizarse antes de este diagnóstico.4
Consideraciones especiales
1. El número de ramas aórticas permeables y la cantidad de trombo en el saco aneu-
rismático antes de la operación se correlacionan con el riesgo de desarrollo de
endofugas.1
2. El contraste localizado en la periferia del saco aneurismático sin contacto con la
endoprótesis puede representar una endofuga de tipo II. Una configuración tubu-
lar contigua a la pared aórtica también sugiere una endofuga de tipo II. Si está por
delante, el vaso más probable es una AMI permeable. Si está en posición postero-
lateral, el vaso más probable es una arteria lumbar.5
3. El contraste ubicado en posición central alrededor de la prótesis, pero no periféri-
camente dentro del saco aneurismático, probablemente representa una endofuga
de tipo I o III y debe ser tratada de inmediato.5
4. Las endofugas de tipo II mayores de 1.5 cm se han asociado con la expansión pos-
terior del aneurisma.19
5. Casi todas las endofugas muestran material de contraste en las arterias lumbares
o mesentéricas inferiores en la ATC. Este material de contraste puede representar
el flujo eferente de una endofuga de tipo I o III, o el flujo aferente en una de tipo II.
Por lo tanto, la ASD es el método estándar para la clasificación de las endofugas. La
evaluación con ASD se realiza, por lo general, antes de la intervención.1
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20 Aneurismas viscerales
David M. Hovsepian y Sebastian Kos
Los aneurismas arteriales viscerales (AAV) son entidades raras que aparecen en apro-
ximadamente el 2 % de la población, según series de autopsias. En general, los AAV se
observan en pacientes asintomáticos durante estudios por imagen transversales, lo
que sugiere que su prevalencia puede ser mayor de lo estimado con anterioridad.
De mayor importancia, el 22 % de los pacientes con AAV presentan fugas o roturas,
verdaderas urgencias con una tasa de mortalidad del 8.5 %.1
Los criterios de intervención se basan en si las tres capas de la pared arterial están
afectadas (aneurismas verdaderos) o no (seudoaneurismas). Los aneurismas verda-
deros se tratan de acuerdo con su tamaño, su localización y sus síntomas, mientras
que todos los seudoaneurismas requieren tratamiento debido a tasas significativa-
mente mayores de rotura (~25 %) y mortalidad (~50 %).2,3
Etiología4,5
1. Idiopáticos
2. Ateroesclerosis
3. Trastornos hereditarios complicados debido a la necrosis quística de la media
(p. ej., síndrome de Ehlers-Danlos de tipo IV, síndrome de Marfan) o arteriopatías
(neurofibromatosis de tipo 1 [NF-1])
4. Mediólisis arterial segmentaria
5. Displasia fibromuscular
6. Traumatismo contuso o penetrante (incluye lesiones iatrógenas)
7. Inflamatorios
a. Degradación proteolítica, por ejemplo, pancreatitis
8. Infecciones
a. Invasión directa
b. Émbolos sépticos por abuso de drogas intravenosas (i.v.), endocarditis
9. Vasculitis
a. Poliarteritis nudosa (PAN)
b. Uso de anfetaminas i.v.
10. Neoplasias
CAPÍTULO 20 Aneurismas viscerales241
Indicaciones
La calcificación de la pared de un aneurisma no reduce el riesgo de rotura.
1. Aneurismas arteriales viscerales:
a. Asintomáticos: en el caso de las mujeres en edad fértil no embarazadas o en los
pacientes que están a punto de recibir un trasplante hepático, aquellos aneu-
rismas que tengan un tamañomayor de 2.0-2.5 cm. Nota: las guías del American
College of Cardiology (ACC) y de la American Heart Association (AHA) indi-
can un umbral de tratamiento de 2.0 cm, mientras que algunos autores han
sugerido un umbral de 2.5 cm.6
b. Aumento del tamaño.
c. Sintomáticos (p. ej., dolor, hemorragia, hipertensión renovascular).
2. Seudoaneurismas de la arteria visceral:
a. Todos, incluidos los pacientes asintomáticos, sin importar el tamaño del seu-
doaneurisma.
Contraindicaciones
Absolutas
Ninguna.
Relativas
1. Contraindicaciones de la angiografía:
a. Reacciones anafilácticas a medios de contraste yodados (considerar una angio-
grafía con dióxido de carbono [CO2] o de gadolinio como alternativa)
b. Coagulopatía no corregible
c. Insuficiencia renal
2. Embarazo
3. Infección aguda o crónica en el área de destino
4. Hipertiroidismo agudo
5. Carcinoma tiroideo y administración prevista de yodo radiactivo
6. Riñón único con un aneurisma/seudoaneurisma de la arteria renal
Preparación preprocedimiento
1. Valoración por técnicas imagenológicas:
a. Se debe realizar una angiografía por tomografía computarizada (ATC) o una
angiografía por resonancia magnética (ARM) para establecer las relaciones
vasculares, identificar variaciones congénitas o postoperatorias importantes y
definir la anatomía de las ramas.
b. Entre los estudios de laboratorio que se deben llevar a cabo si se sospecha
este trastorno, se incluyen un hemograma completo, el recuento de plaque-
tas, la razón normalizada internacional (INR, de international normalized
ratio), la creatinina sérica y la tasa de filtración glomerular estimada. Para
aquellos pacientes que reciben heparina puede estar indicado el tiempo de
tromboplastina parcial. Cuando existe la sospecha de vasculitis o enfermeda-
des inflamatorias, se debe evaluar la proteína C reactiva.
2. Preparación del paciente:
a. Obtener el consentimiento informado.
b. Restricciones de la ingestión oral según las pautas (p. ej., nada por vía oral
[NPO] durante 6-8 h para sólidos, 3-4 h para líquidos que contengan grasa,
1-2 h de agua y líquidos transparentes). En general, están permitidos los medi-
camentos orales con sorbos de agua.
c. Acceso i.v. seguro.
d. No se han establecido pautas antibióticas periprocedimiento.
e. Monitorización de las constantes vitales (presión arterial, frecuencia cardíaca y
saturación de oxígeno).
242 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Procedimiento
1. Antisepsia y colocación de campos estándar.
2. Obtener acceso arterial. Con frecuencia, un introductor o un catéter guía propor-
cionan el acceso selectivo más estable a los troncos viscerales, especialmente si los
orígenes arteriales están en ángulo agudo. Las vías alternativas de acceso, como a
través del miembro superior, también pueden proporcionar una orientación más
favorable en los casos de angulación marcada hacia abajo de las ramas aórticas.
3. Se realiza una aortografía si no se ha hecho una ATC o una ARM, o si éstas son in-
adecuadas o dudosas. Algunos autores propugnan el uso de agentes i.v. para redu-
cir el peristaltismo, como glucagón (1 mg) o butilbromuro de hioscina (20-40 mg).
4. Se selecciona el vaso original usando un catéter de 4 o 5 Fr. Las formas útiles in-
cluyen los catéteres Cobra 2® (Cook Medical Inc., Bloomington, IN) y Sos Omni
Selective® (AngioDynamics, Latham, NY). Se realiza una angiografía selectiva.
5. Si está disponible, la tomografía computarizada (TC) de haz cónico puede ser una
herramienta útil para definir mejor la anatomía tridimensional,7 especialmente
cuando hay ramas superpuestas. Las recomendaciones generales son las siguientes:
a. Campo de visión de 48 cm, posición isocéntrica en la punta del catéter.
b. Se inyectan 3 mL de dilución de contraste y solución salina (50:50) durante 8 seg.
c. Se establece un retraso de rayos X de 2 seg y una velocidad de rotación de 30º
por segundo sobre el arco estándar de 200º, con imágenes de 3º por marco.
d. La reconstrucción de las imágenes se realiza en una estación de trabajo espe-
cializada y debe incluir proyecciones de intensidad máxima (PIM) para planifi-
car mejor el abordaje.
e. Se accede a la rama donde se encuentra la anomalía. Como regla general, si es
menos de dos veces el tamaño del catéter selectivo utilizado, se avanza un mi-
crocatéter coaxialmente a través de éste hasta el destino. La elección del micro-
catéter depende de la estrategia embólica, y se debe prestar atención al tamaño
de la luz interna para el agente embólico empleado. Por ejemplo, una luz in-
terna de 0.071 mm (0.028”) puede dejar que se atasquen microcoils (microespi-
rales) desmontables de 0.457 mm (0.018”), impidiendo su despliegue adecuado.
f. Las opciones de fármacos embolizantes incluyen coils de acero inoxidable, pe-
gamentos, endoprótesis cubiertas y descubiertas, tapones vasculares Amplat-
zer® (AGA Medical Corp, Plymouth, MN) o una combinación de ellos.
Estrategias de embolización
1. El cierre de las “puertas delantera y trasera” consiste en la colocación de dispo-
sitivos de oclusión para bloquear el flujo arterial y todos los vasos de salida, lo que
anula el AAV. Se trata primero el flujo eferente. Antes de ocluir el flujo aferente,
se debe tener cuidado de no omitir ramas importantes, porque al ocluir el flujo
de entrada puede hacerlas inaccesibles.
2. Endoprótesis cubiertas: pueden desplegarse a través del cuello del AAV para pre-
servar el flujo en el vaso principal mientras se excluye el flujo en el saco aneuris-
mático.8 Debe producirse la trombosis del aneurisma sin necesidad de embolizar
el saco. Los sistemas de aplicación para dispositivos más grandes pueden ser de-
masiado rígidos para llegar con seguridad a la zona de destino, lo que requiere una
estrategia diferente para tratar el aneurisma. Si la arteria de origen es pequeña,
podrían necesitarse endoprótesis para usos neurológicos o cardiovasculares.
3. El empaquetamiento con coils del saco aneurismático es una estrategia útil
para los aneurismas verdaderos con cuellos estrechos que conserva el flujo en la
arteria principal. Rara vez se usa para los seudoaneurismas debido al riesgo de
perforación o rotura del saco.
4. El empaquetamiento con coil a través de una endoprótesis desnuda es una
buena opción para los aneurismas verdaderos con cuellos anchos. Tras colocar
una endoprótesis autoexpandible en el vaso principal se avanza un microcatéter
a través de los intersticios y se depositan microcoils en el saco aneurismático. La
endoprótesis evita el prolapso de los coils hacia el vaso principal.
5. Los agentes embólicos líquidos, como el pegamento de n-butil cianoacrilato
(NBCA) o el Onyx® (copolímero de etileno y alcohol vinílico; ev3, Plymouth, MN),
generalmente requieren más experiencia del operador que los dispositivos me-
CAPÍTULO 20 Aneurismas viscerales243
Cuidados posprocedimiento
1. Observación y control estándar postangiografía.
2. Analgésicos, según necesidad.
3. Para los síntomas del síndrome postembolización, pueden agregarse antipiréticos
y antieméticos (p. ej., ondansetrón).
4. Realizar ACT o ARM dentro de 1 mes para evaluar el saco aneurismático y la per-
fusión distal del órgano, en busca de signos de isquemia o infarto.
Resultados
1. No existen series comparativas o prospectivas grandes; el éxito técnico del trata-
miento transcatéter es superior al 90 %.3,4,8,11
2. La mortalidad general por rotura del AAE es del 10-25 %. Cuando la rotura tiene
lugar durante el embarazo, hay un 70 % de riesgo de muerte materna y un 90 % de
riesgo de muerte fetal.14
Complicaciones y su tratamiento
1. Angiográficas (general , 3 %). Véase el Capítulo 1 y el cuadro 4-1.
2. Relacionadas con la embolización:
a. Isquemia o infarto de órgano:
(1) Considerar la consulta con manejo de dolor cuando éste sea grave.
b. Formación de absceso (en general rara, más frecuente después de la emboliza-
ción esplénica):
(1) Tratamiento antibiótico i.v. u oral; rara vez es necesario el drenaje percutá-
neo (abscesos grandes).
c. Embolización no deseada:
(1) Imágenes transversales de seguimiento (ACT o ARM) si hay sospecha; trata-
miento de acuerdo con los resultados clínicos y de las imágenes.
d. Síndrome postembolización:
(1) Fiebre, malestar general, náuseas y vómitos, leucocitosis, en general 1-3 días
después del procedimiento, autolimitados en algunos días.
(2) Analgésicos, antieméticos i.v. y control del dolor, por razón necesaria; obser-
vación permanente.
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CAPÍTULO 21 Malformaciones arteriovenosas de las vísceras y los miembros 245
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21 Malformaciones arteriovenosas
de las vísceras y los miembros
Robert J. Rosen y Allison Borowski
Indicaciones
1. Hemorragia
2. Dolor
3. Ulceración
4. Estado cardíaco hiperdinámico
5. Masa que interfiere con la actividad normal
6. Lesiones que interfieren con el crecimiento y el desarrollo normales
7. Lesiones desfigurantes
Contraindicaciones
Absolutas
1. Anatomía que impida que el material embólico pueda alojarse en el sitio de destino.
Relativas
1. Probabilidad de mejoría clínica mínima: las malformaciones son lesiones benig-
nas, generalmente aisladas en pacientes jóvenes sanos. La mejoría en la imagen
angiográfica no siempre implica mejoría del estado general del paciente.
2. Contraindicaciones para la angiografía:
a. Reacción anafiláctica grave al contraste yodado
b. Insuficiencia renal aguda
c. Coagulopatía no corregible
3. Embarazo.
4. Infección de la vasculatura a tratar.
Preparación preprocedimiento
1. Estudios por imagen preprocedimiento:
a. Los estudios ecográficos se realizan fácilmente en la consulta y proporcionan
información valiosa sobre las características de profundidad y flujo, pero en
general no ofrecen información anatómica lo suficientemente detallada para
planificar una intervención.
CAPÍTULO 21 Malformaciones arteriovenosas de las vísceras y los miembros 247
Procedimiento
Malformaciones de alto flujo
Por definición, las malformaciones de alto flujo implican una conexión arteriovenosa
anómala a un nivel un poco mayor que el capilar. Éstas pueden variar desde las co-
nexiones tipo fístula directa (más frecuente en las lesiones cavernosas del pulmón,
los riñones y la carótida) hasta comunicaciones de vasos con un nido o red central, de
vasos de tamaño variable ( fig. 21-1). El objetivo terapéutico es tratar la comunicación
anómala, que puede ser una tarea compleja.
1. Se realiza una angiografía selectiva detallada para determinar el tipo de malfor-
mación, los vasos de irrigación, los patrones de drenaje venoso y las rutas regio-
nales colaterales, las cuales proporcionan un margen de seguridad para evitar la
isquemia pero también pueden reperfundir la malformación. Dada la información
detallada disponible de la TC y la RM, en general no se realiza una angiografía
diagnóstica hasta el momento de la intervención prevista.
2. Una vez que se ha definido la anatomía, se efectúa el cateterismo coaxial superse-
lectivo de los vasos arteriales de nutrición. El sistema coaxial es esencial para pro-
teger los vasos proximales si el material embólico se adhiere a la punta del catéter,
así como para ofrecer un acceso seguro para los depósitos repetidos de material
embólico, sin tener que realizar una recolocación selectiva de catéter cada vez.
3. La elección del material embólico es crítica y depende de las características de
flujo y tamaño del vaso. Lo ideal es eliminar el nido preservando el flujo en los
vasos normales. Nota: la oclusión proximal de la arteria de irrigación es ineficaz,
porque sacrifica el acceso transvascular futuro al nido y promueve la recircula-
ción colateral.
4. Deberá considerarse la distribución del material embólico una vez inyectado, por-
que los patrones de flujo pueden cambiar rápidamente durante la embolización,
dando lugar a reflujo o embolización de áreas no deseadas.
248 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Arterias
Venas
FIGURA 21-1 • MAV de alto flujo. El tratamiento debe estar dirigido a erradicar el nido, ya que
prácticamente todos tienen múltiples arterias de nutrición y la oclusión proximal resulta en el recluta-
miento de colaterales
5. No hay ningún agente embólico ideal para todas las MAV. Los medios utilizados
incluyen:
a. Dispositivos de oclusión proximal: entre ellos, coils (espirales), tapones (como
el Amplatzer Vascular Plug®, St. Jude Medical, St. Paul, MN) y balones despren-
dibles; éstos pueden ser adecuados para tratar lesiones de tipo fístula, donde se
requiere una simple interrupción de una conexión arteriovenosa macroscópica.
Estos dispositivos también pueden ser útiles para proteger los vasos normales
de la embolización distal, redireccionar el flujo o evitar la pérdida de material
embólico en la circulación venosa en ciertas situaciones. No son adecuados
como agente embólico definitivo en malformaciones complejas y sólo dificul-
tarán el tratamiento subsecuente.
b. Microesferas: éstas pueden ser útiles para “podar” un cortocircuito arterio-
venoso, pero en general se produce una recanalización con recurrencia de la
lesión. Este medio es útil para la embolización preoperatoria para reducir el
sangrado durante la resección o para controlar problemas isquémicos distales
a la MAV que causan un fenómeno de “robo”.
c. Agentes líquidos de “relleno”: éstos ofrecen la posibilidad de rellenar y ocluir
permanentemente el nido de la malformación. El uso de estos agentes requiere
capacitación especializada y experiencia en cuanto a técnicas de preparación y
administración.
(1) Pegamento n-butil cianoacrilato (NBCA) (Codman Neuro®, Warren, NJ):
es un adhesivo que se polimeriza rápidamente en contacto con cualquier
medio iónico y en general se mezcla con Ethiodol®. El aceite se emplea para
enlentecer la polimerización del adhesivo, aumentar su viscosidad y pro-
porcionar radiopacidad.7 Lo mejor es limitarse a manejar unos cocientes
(Ethiodol/pegamento) y familiarizarse con su comportamiento (los autores
en general emplean una mezcla 1:1).
(a) El pegamento se inyecta a través de un microcatéter, bien como una serie
de pequeños depósitos (0.2-0.8 mL) empujados por dextrosa en agua al
5 % en un nido de vaso pequeño, o como una “columna continua” cuando
se trata de vasos más grandes o de flujo más rápido.
(b) A veces se usa el control de flujo mediante catéteres con balón, pero en
la mayoría de los casos es preferible dejar que el flujo de sangre lleve el
agente hacia el interior del nido.
(2) El copolímero de alcohol etilenvinílico (EVOH) (Onyx®, ev3, Plymouth,
MN) es un polímero usado junto con el solvente dimetilsulfóxido (DMSO).
CAPÍTULO 21 Malformaciones arteriovenosas de las vísceras y los miembros 249
A B
C D
FIGURA 21-2 • MAV de una extremidad. A: la angiografía muestra una gran vena de drenaje.
B: flebografía realizada en la vena de drenaje. Embolización con coil. C: punción directa de un nido para
escleroterapia percutánea. D: angiografía postembolización que muestra la oclusión del nido y de la
vena de drenaje
A B
FIGURA 21-3 • MAV de una extremidad. A: angiografía a través de punción directa del nido de una
MAV del pie. La aguja fue introducida usando inyecciones de contraste arterial como guía. B: la angio-
grafía por catéter arterial proximal muestra que el nido ha sufrido la ablación después de la inyección
directa de NBCA a través de una aguja de 21gauges
CAPÍTULO 21 Malformaciones arteriovenosas de las vísceras y los miembros 251
yendo control del flujo mediante balón, coils gigantes y, en algunos casos, adhesivo
de polimerización rápida para formar un molde instantáneo. Algunos autores han
informado el uso de un abordaje venoso con estas lesiones.
distales normales. Como estas malformaciones tienden a ser difusas y cruzan planos
tisulares normales, la resección a menudo no es factible. Aunque la embolización
rara vez es curativa, puede reducir el cortocircuito y mejorar la perfusión distal.
1. Se realiza una angiografía superselectiva cuidadosa para identificar las arte-
rias principales de la malformación y los vasos críticos para la circulación que
deben preservarse para la perfusión distal normal.
2. Si se planifica un abordaje transarterial, cada vaso de irrigación se emboliza cui-
dadosamente usando un agente líquido de relleno como NBCA, Onyx y, en algunos
casos, fármacos esclerosantes. Los esclerosantes deben usarse con precaución, ya
que el daño isquémico puede ocurrir en músculos, nervios o la piel en caso de
embolización en un área no deseada o reflujo del fármaco.
3. Como los patrones de flujo pueden cambiar casi instantáneamente en el curso de
la embolización, las angiografías deben realizarse después de cada embolización,
para documentar las nuevas rutas de flujo antes de continuar el procedimiento.
4. Como en cualquier lesión de alto flujo, debe evitarse la oclusión proximal. Una vez
más, si no se dispone de un abordaje transarterial, puede realizarse la emboliza-
ción venosa o la punción directa del nido.
5. En general, el tratamiento seguro y eficaz de la MAV de un miembro requiere un
abordaje paso a paso en varias sesiones. El tratamiento debe limitarse a sólo
unos pocos vasos a la vez para mantener la perfusión adecuada de los tejidos
normales. Casi siempre es preferible ser demasiado conservador en lugar de muy
agresivo en el tratamiento de estas lesiones, ya que el riesgo de una complicación
isquémica es alto.
Malformaciones venosas
Las malformaciones venosas son mucho más frecuentes que las lesiones de alto flujo,
en la mayoría de las series en una proporción de 10:1. Para propósitos clínicos, las
dos principales categorías son las lesiones venosas cavernosas y las displasias veno-
sas, con una combinación de ambos tipos en algunos individuos. Pueden aparecer a
cualquier edad y tienden a crecer con el individuo; en algunos casos muestran exa-
cerbación con la actividad y lesiones o cambios en el ambiente hormonal (pubertad
y embarazo).
Malformaciones venosas cavernosas
Son en gran medida el tipo más frecuente de malformación vascular y consisten en
espacios venosos esponjosos, de bajo flujo, que se llenan por gravedad y se vacían
con la compresión. En el pasado, fueron incorrectamente llamadas “hemangiomas
cavernosos”. No son hemangiomas y no siguen el curso clínico de la involución que
se observa en esas lesiones. Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y atra-
vesar planos fasciales. Pueden tener los cambios típicos en la piel, como lunares,
manchas en vino de Oporto o angioqueratomas. Es usual la trombosis espontánea
de estas malformaciones y puede presentarse con dolor, hinchazón e inflamación,
lo que en general se resuelve espontáneamente en 1-2 semanas y sólo requiere trata-
miento sintomático (elevación, fármacos antiinflamatorios, ácido acetilsalicílico en
dosis bajas, compresas calientes).
1. Los estudios por imagen incluyen ecografía (que puede realizarse en la consulta y
en general muestra la presencia y tipo de malformación) y RM con contraste (que
confirma el diagnóstico y proporciona información anatómica detallada).
2. Si la malformación parece puramente venosa en la exploración física y en los es-
tudios por imagen, probablemente no esté justificada la angiografía por catéter.
Cabe señalar que la RM con frecuencia exagera los cortocircuitos microvascu-
lares en las malformaciones venosas, lo que hace que éstas se malinterpreten
como una MAV.
3. Los estudios de laboratorio se encuentran en general dentro de límites norma-
les. Un trastorno de la coagulación llamado coagulopatía intravascular localizada
(CIL) es específica para las MV y se caracteriza por sus concentraciones elevadas
de dímero D y bajas de fibrinógeno. Ha habido informes de casos de CIL que pro-
gresan a una coagulopatía intravascular diseminada (CID) durante o inmediata-
mente después de la escleroterapia.11 Se ha argumentado que los pacientes que
presentan CIL deben tratarse con heparina profiláctica de bajo peso molecular
CAPÍTULO 21 Malformaciones arteriovenosas de las vísceras y los miembros 253
10 días antes y después del tratamiento para evitar la conversión a CID y el san-
grado prolongado periprocedimiento.
4. La piedra angular del tratamiento es la inyección directa de medios esclerosantes
para producir una trombosis localizada dentro de la lesión, seguida de fibrosis y
retracción. Muchos medios se han usado con este propósito, incluidos el etanol
y el tetradecil sulfato de sodio (Sotradecol®, en concentraciones de 1-3 %). En ge-
neral, los autores usan Sotradecol al 3 % para las lesiones más profundas, y dejan
las concentraciones de 1-1.5 % para las lesiones más superficiales a fin de redu-
cir el riesgo de formación de ampollas o ulceración. Las concentraciones más
bajas (0.5 %) pueden usarse en tejidos especialmente sensibles como la mano o la
piel delgada y frágil de los niños. También se ha informado el uso de antibióticos
con propiedades esclerosantes como la doxiciclina y de antineoplásicos como
la bleomicina, pero estos fármacos se utilizan más frecuentemente en el trata-
miento de la ML, que se analiza a continuación.
5. Antes de la inducción anestésica, el paciente (los padres, en casos pediátricos)
identifica el área sintomática y se marca la piel. La identificación del paciente
de la zona más sintomática se correlaciona estrechamente con la malformación
subyacente en casi todos los casos y permite al operador dar prioridad a la parte
más sintomática de la malformación cuando se requieren varias sesiones.
6. En las lesiones de los miembros, se realiza una flebografía periférica al momento
del estudio inicial para confirmar la suficiencia del sistema venoso profundo
y definir cualquier comunicación importante entre la malformación y las venas
profundas. Se coloca una vía intravenosa periférica con una infusión salina he-
parinizada durante todo el procedimiento para reducir el riesgo de trombosis ve-
nosa profunda por estasis o fuga del agente esclerosante en el sistema de drenaje
venoso. Puede requerirse un sistema de perfusión a presión para mantener la in-
fusión si se usa un torniquete o un esfigmomanómetro automático para el control
del flujo eferente. Los autores usan el control del flujo eferente con un sistema de
torniquete automático en la mayoría de los casos de tratamiento de los miembros,
inflado por encima de la presión diastólica, pero por debajo de la sistólica; esto no
sólo evita el paso del agente embólico hacia las venas sistémicas, sino que tam-
bién distiende la malformación haciendo que la lesión sea más fácil de puncionar.
7. La guía para dirigir la punción de la malformación puede basarse en una com-
binación de marcado del punto de la piel, palpación de la masa, ecografía en
tiempo real o puntos de referencia de los estudios previamente realizados. A veces
puede requerirse una guía por TC o RM para el acceso a lesiones no fácilmente
visibles en la ecografía.
8. La piel se prepara con antisepsia y colocación de campos de la manera habitual.
9. Después de la punción con una aguja pequeña (en general, una aguja de micro-
punción de 7 cm con punta ecogénica) o una combinación de aguja/introductor,
se observará retorno de sangre. El contraste se inyecta lentamente y mostrará el
llenado de un espacio vascular de apariencia “esponjosa”. Finalmente, se opacifi-
carán las pequeñas venas de drenaje que conectan la malformación con una vena
sistémica en algún nivel.
a. Al infiltrar las malformaciones intramusculares, se puede observar un aspecto
estriado que debe diferenciarse de la extravasación en el tejido muscular; no
habrá retorno espontáneo de sangre mientras la punta de la aguja se encuen-
tre dentro del músculo normal.
10. Posteriormente, se inyecta con lentitud el fármaco esclerosante bajo control
fluoroscópico.
a. Aunque la mezcla acuosa del contraste radiográfico en una concentración
adecuada para proporcionar la opacificación de la esclerosante reduce el
efecto esclerosante, una pequeña cantidad de Ethiodol® (0.5 mL por cada
10 mL de esclerosante) proporcionará la opacificación adecuada mientras
conserva la potencia del fármaco.
b. La inyección de medios de tipo detergente como el Sotradecol en espuma
ha demostrado proporcionar mejor efecto esclerosante con un menor
volumen total de líquido necesario.12 Hay informes esporádicos de alte-
raciones neurológicas transitorias después de usar agentes espumosos,
presumiblemente debido a las microburbujas que entran en la circulación
254 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Displasias venosas
1. Las displasias venosas congénitas, como el síndrome de Klippel-Trenaunay, están
entre las malformaciones vasculares encontradas con mayor frecuencia clínica-
mente. El síndrome de Klippel-Trenaunay es una malformación congénita, por
lo general, limitada a una sola extremidad, con mayor frecuencia en la pierna.
Los hallazgos incluyen venas anómalas o varicosas unilaterales (con frecuencia
graves), cubiertas por marcas de nacimiento, como hemangiomas o angioquera-
tomas, malformaciones venosas y anomalías regionales óseas y de partes blandas
asociadas, incluyendo sobrecrecimiento, subcrecimiento y gigantismo focal. Hay
muchas variaciones y subtipos, cuyo alcance excede este capítulo. La gran mayo-
ría se encuentra en personas normales sin antecedentes familiares de malforma-
ciones vasculares. Algunos estudios recientes han demostrado que este trastorno
parece ser un tipo de mosaicismo, en el que los tejidos comprometidos muestran
genes anómalos que no se encuentran en el resto del cuerpo.
2. Las opciones terapéuticas son limitadas:
a. Una afectación leve no requerirá ningún tratamiento o medidas simples como
medias elásticas de soporte.
b. En casos sintomáticos, la presencia o ausencia de un sistema venoso profundo
normal en el miembro suele ser el factor determinante para decidir si es via-
ble el tratamiento intervencionista. Antes se pensaba que la mayoría de estos
CAPÍTULO 21 Malformaciones arteriovenosas de las vísceras y los miembros 255
Malformaciones linfáticas
1. Las malformaciones linfáticas (ML) son relativamente infrecuentes y notable-
mente difíciles de tratar, en especial el tipo microquístico infiltrante.
2. Pueden registrarse episodios infecciosos e inflamatorios espontáneos, un evento
pocas veces visto en otras malformaciones vasculares.
3. Las lesiones microquísticas pueden tratarse con eficacia mediante drenaje e in-
yección directa de fármacos esclerosantes dentro de la cavidad (véase Cap. 54).
Con frecuencia, se coloca un catéter de drenaje en la cavidad y se realizan series
de instilaciones de esclerosantes hasta que no se obtiene más salida. Se han em-
pleado varios fármacos, pero a menudo se utilizan doxiciclina y bleomicina. Un
fármaco específico, el OK-432, derivado de una proteína estreptocócica, también
ha sido descrito para su uso en estas lesiones, en las que provoca una intensa reac-
ción inflamatoria seguida de fibrosis. Este fármaco no se encuentra actualmente
disponible en Estados Unidos.
a. El polvo de doxiciclina se reconstituye con solución salina a una concentración
de 10 mg por 1 mL. El volumen de doxiciclina utilizado está determinado por el
tamaño de la ML. En general, dos tercios del volumen original se infunden hasta
una dosis máxima de 300 mg.
b. La bleomicina es un quimioterápico que puede tratar eficazmente las ML y MV
con mínimo edema después del procedimiento.14 Esta propiedad ha probado
ser útil en el tratamiento de regiones anatómicas sensibles, como cabeza y cue-
llo, vías respiratorias y regiones susceptibles de síndrome compartimental (an-
tebrazo, pantorrilla).
(1) Aunque la fibrosis pulmonar es habitual con dosis de por vida acumuladas
de bleomicina (. 300 mg), esta toxicidad se considera dependiente de la
dosis. No se han informado casos de fibrosis pulmonar después de recibir
escleroterapia con bleomicina usando la dosis aceptada de 1 mg/kg con
un máximo de 15 mg por sesión. La sensibilidad aguda pulmonar a la bleo-
micina puede presentarse horas después de la administración. Este evento
raro no parece ser dependiente de la dosis y responde bien a corticosteroi-
des y tratamiento sintomático.15
(2) La bleomicina se usa más frecuentemente como un líquido, pero también
puede usarse como una espuma con Ethiodol y aire.
4. Las lesiones microquísticas y vesiculares cutáneas son mucho más difíciles de tra-
tar; en algunos casos, el tratamiento superficial con láser y la resección quirúrgica
con injertos de piel han sido eficaces.
Cuidados posprocedimiento
1. La atención inmediata posprocedimiento incluye reposo en cama durante 6 h
después de los procedimientos transarteriales, mientras que los procedimientos
transvenosos requieren 2 h de reposo en cama.
2. Una disminución gradual de la dosis de esteroides orales se continúa durante
2 días después del tratamiento de las malformaciones de flujo lento, para reducir
256 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Resultados
Los resultados varían según el tipo de malformación tratada y su gravedad. Como
se vio, los tratamientos de las MAV a menudo se realizan de manera gradual, y pue-
den necesitarse varias sesiones durante un período de años. En la experiencia de los
autores, la embolización y la escleroterapia han tenido éxito en mejorar el dolor, el
sangrado y las úlceras que no cicatrizan en casi el 80 % de los pacientes. Las lesio-
nes aisladas pueden requerir un tratamiento individual, mientras que los pacientes
con malformaciones extensas pueden necesitar múltiples procedimientos a lo largo
de su vida.
Perspectivas
Se encuentran en curso investigaciones respecto de las anomalías del desarrollo
vascular y de posibles opciones de tratamiento farmacológico. Más recientemente,
una vía (PI3K/mTOR), responsable de regular la angiogénesis y la proliferación ce-
lular, se ha vuelto un importante tema de interés. Aunque los detalles de la vía de
señalización de mTOR están fuera del alcance de este capítulo, hay varios componen-
tes, incluidos el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF, de vascular endothe-
lial growth factor) y otras proteínas, que se han asociado con anomalías vasculares
en modelos animales. Se ha demostrado que la rapamicina (sirolimús), un inhibidor
directo de mTOR, trata de forma eficaz tanto las lesiones venosas como las ML. Las
lesiones han reaparecido después de la suspensión del fármaco y, por lo tanto, los pa-
cientes requieren tratamiento de por vida. Hay varios medicamentos adicionales,
como el bevacizumab, un anticuerpo monoclonal contra VEGF, y la talidomida, que
han mostrado resultados prometedores.16
Complicaciones
Malformaciones de alto flujo
1. Embolización en áreas no deseadas
2. Paso de materiales embólicos al flujo venoso y pulmonar
3. Isquemia debido a la oclusión de ramas que alimentan los tejidos normales
4. Complicaciones locales o sistémicas debido a la toxicidad inherente del agente
embólico
Malformaciones venosas
1. Ulceración o ampollas en el sitio de la inyección de la piel
2. Trombosis venosa profunda debido al control insuficiente del flujo eferente du-
rante la inyección del esclerosante
3. Síndrome compartimental (especialmente de la pantorrilla y el antebrazo)
4. Complicaciones cardiopulmonares (arritmia, edema pulmonar, muerte súbita)
Referencias
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22 Metástasis hepáticas:
quimioembolización
Michael C. Soulen
Indicaciones
1. Metástasis predominantemente hepática. Los pacientes con enfermedad mínima
o silente extrahepática pueden ser candidatos si la enfermedad hepática se consi-
dera la causa dominante de la morbilidad y mortalidad para ese individuo.
2. Más allá de los tumores malignos primarios hepáticos, como el carcinoma hepato-
celular y el colangiocarcinoma, los tumores que suelen cumplir con estos criterios
incluyen las metástasis de cáncer colorrectal, tumores neuroendocrinos, mela-
noma ocular y sarcomas. En algunas ocasiones, el cáncer de páncreas, mama, pul-
món y otros tendrán únicamente metástasis hepáticas o con predominio hepático.
Contraindicaciones
1. Contraindicaciones de la angiografía:
a. Reacciones anafilácticas graves a medios de contraste radiográficos
b. Coagulopatía no corregible
c. Enfermedad vascular periférica grave que impida el acceso arterial
2. Contraindicaciones de la administración de quimioterapia:
a. Trombocitopenia grave (< 50 000 por μL) o leucopenia (recuento absoluto de
neutrófilos < 1 000 por μL)
b. Insuficiencia cardíaca (clase III o IV de la American Heart Association) o renal
(creatinina > 2.0 mg/dL)
3. Contraindicaciones de la embolización de la arteria hepática:
a. La presencia de encefalopatía hepática o ictericia es una contraindicación ab-
soluta para la embolización.
b. La tolerancia a la oclusión de la arteria hepática depende de la presencia de flujo
en la vena porta. Ésta debe evaluarse cuidadosamente en el momento de la angio-
grafía. El compromiso en el flujo sanguíneo venoso portal es sólo una contraindi-
cación relativa para la embolización hepática. La quimioembolización se puede
realizar con seguridad a pesar de la oclusión de la vena porta si hay flujo colateral
hepatópeto.1 En este contexto debe embolizarse un volumen menor en un mo-
mento dado.
c. Cuando el parénquima está afectado, el hígado se vuelve más dependiente
de la arteria hepática y menos de la vena porta. Se ha identificado un sub-
grupo de pacientes en alto riesgo de insuficiencia hepática aguda después
de la embolización de la arteria hepática. Tienen más del 50 % del volumen
hepático sustituido por el tumor, lactato deshidrogenasa mayor de 425 UI/L,
aspartato aminotransferasa superior a 100 UI/L y bilirrubina total de 2 mg/dL
o mayor.2
d. La presencia de una anastomosis bilioentérica, una endoprótesis biliar o una
esfinterotomía previa permite la colonización de las vías biliares con bacterias
entéricas. La embolización de la arteria hepática causa daño de los conductos
biliares microscópicos, dando lugar a la formación de abscesos hepáticos, que
puede ser letal.3 Esto ocurre casi universalmente incluso con profilaxis antibió-
ticas rutinarias. Los regímenes profilácticos intensivos pueden reducir la inci-
dencia de un absceso hepático a un 20 %.4
e. La oclusión biliar es una contraindicación relativa. Incluso con una bilirrubina
normal en suero, la presencia de conductos biliares intrahepáticos dilatados
predispone al paciente a un alto riesgo de necrosis y biloma hepático en los seg-
mentos obstruidos del hígado. Presumiblemente, la resistencia a la salida de
bilis aumenta la presión en los sinusoides, lo que a su vez reduce el flujo portal
y hace que el hígado dependa más de la sangre arterial.
258
CAPÍTULO 22 Metástasis hepáticas: quimioembolización259
Preparación preprocedimiento
Evaluación pretratamiento
1. Diagnóstico tisular o diagnóstico clínico convincente (p. ej., masa hepática con
características y marcadores tumorales elevados)
2. Estudios imagenológicos transversales del abdomen y la pelvis (tomografía compu-
tarizada [TC] o resonancia magnética)
3. Exclusión de enfermedad extrahepática grave (radiografía o TC de tórax, tomogra-
fía por emisión de positrones con TC)
4. Estudios de laboratorio como hemograma completo, tiempo de protrombina,
tiempo de tromboplastina parcial, creatinina, pruebas de función hepática y mar-
cadores tumorales
Procedimiento
1. La arteriografía visceral diagnóstica (incluida la arteriografía mesentérica supe-
rior y celíaca) se realiza bajo sedación consciente para determinar la irrigación
arterial al hígado y confirmar la permeabilidad de la vena porta. Casi la mitad de la
población tiene variaciones importantes de la arteria hepática. Los orígenes de los
vasos que irrigan el intestino (gastroduodenal, gástrica derecha o pilórica, supra-
duodenal) se observan cuidadosamente para evitar la embolización del estómago
o el intestino. Se debe identificar la arteria cística. La quimioembolización de
la arteria hepática derecha proximal a la arteria cística es segura; sin embargo, la
de la vesícula biliar debe evitarse si es posible para disminuir la gravedad del sín-
drome del postembolización.
2. Una vez definida claramente la anatomía arterial, se avanza un catéter superse-
lectivamente en la arteria hepática derecha o izquierda, dependiendo de en qué
lóbulo se localizan la mayoría de las lesiones. Debe realizarse una angiografía su-
perselectiva con inyector con series prolongadas para confirmar la posición del
catéter y excluir los vasos no objeto de embolización antes de inyectar cualquier
260 SECCIÓN Procedimientos transarteriales
Cuidados posprocedimiento
1. Hidratación intensiva (SN, 3 L cada 24 h) y después dextrosa al 5 %, solución salina
al 0.45 % (D5 ½ SN) en 80 mL/h hasta que la ingestión oral sea adecuada.
2. Antibióticos i.v. hasta el alta (p. ej., cefazolina 500 mg cada 8 h, metronidazol
500 mg cada 12 h).
3. Terapia antiemética i.v. (ondansetrón y dexametasona, 8 mg i.v. cada 8 h).
4. Se administran opiáceos, proclorperazina y paracetamol con liberalidad para el
control del dolor, las náuseas y la fiebre. A veces se requiere una bomba de analge-
sia controlada por el paciente si el dolor es intenso. Dosis típicas de este tipo son
sulfato de morfina 1-2 mg/h, demanda de 1-2 mg, con un bloqueo entre dosis de
10-15 min. Como alternativa, puede usarse hidromorfona en una dosis de 0.2 mg/h
y 0.2 mg a demanda.
5. El paciente es dado de alta tan pronto como la ingestión oral sea adecuada y no
se requieran opiáceos parenterales para controlar el dolor. La mayoría de los indi-
viduos son dados de alta en 1 día; muchas aseguradoras ahora sólo aprueban una
estadía de 23 h. La duración promedio de la estadía es de 1.3 días. Los antibióti-
cos orales (clavulanato de amoxicilina o ciprofloxacino 500 mg dos veces al día) se
mantienen por otros 5 días, así como antieméticos (proclorperazina 10 mg por vía
oral [v.o.] cada 6 h o granisetrón 1 mg v.o. cada 12 h, u ondansetrón 8 mg v.o. cada
12 h) y opiáceos orales (paracetamol/codeína, oxicodona/paracetamol o hidro-
morfona 2 mg), 1-2 comprimidos cada 4 h por razón necesaria. Los pacientes que
toman opiáceos deben ser advertidos sobre el estreñimiento y se les dan instruc-
ciones para un régimen de laxantes asociado.
6. Los estudios de laboratorio se repiten en 3 semanas. No se requieren estudios ima-
genológicos de hígado entre procedimientos, a menos que el paciente presente
signos o síntomas que sugieran una complicación.
7. En 4 semanas, el paciente regresa para un segundo procedimiento en el otro ló-
bulo del hígado. Según la anatomía arterial, pueden requerir dos a cuatro procedi-
mientos para el tratamiento de toda la carga tumoral, tras lo cual la respuesta es
evaluada por la repetición de estudios por imagen y marcadores tumorales. Los
pacientes con tumores confinados a un lóbulo pueden requerir la embolización
del otro lóbulo, porque se forman rápidamente colaterales intrahepáticas entre los
lóbulos embolizados y no embolizados.
Resultados
1. Hepatoma:7,8 alrededor del 60-80 % de los pacientes tienen una estabilización o re-
gresión de su hepatoma y una disminución de la concentración de α-fetoproteína,
si ésta es elevada. La mediana de la duración de la respuesta es de 12-15 meses.
La prolongación de la supervivencia se ha demostrado en dos estudios clínicos
aleatorizados. Los factores pronósticos importantes incluyen la carga tumoral,
262 SECCIÓN Procedimientos transarteriales
Complicaciones
Las principales complicaciones de la embolización hepática incluyen insuficiencia
hepática o infarto (2 %), absceso hepático (2 %), necrosis biliar o estenosis, rotura del
tumor, cirugía por colecistitis y embolización fuera del objetivo hacia el intestino.
Con una cuidadosa selección de los pacientes y una técnica escrupulosa, la inciden-
cia de estos eventos graves colectivamente es del 5-7 %. Otras complicaciones inclu-
yen eventos cardíacos, insuficiencia renal y anemia que requiere transfusión, con una
incidencia de menos del 1 %. La mortalidad a 30 días oscila entre el 1 y 4 %.
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23 Carcinoma hepatocelular:
quimioembolización
Jean-Francois H. Geschwind, Maria Tsitskari y
Christos S. Georgiades
Indicaciones
1. La indicación primaria para la QETA es el tratamiento de los CHC irresecables,
específicamente los que se encuentran en estadio intermedio (denominado esta-
dio B) según el sistema de estadificación del Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC).
2. Las indicaciones secundarias incluyen:
a. Puente hasta el trasplante, en especial para los pacientes en riesgo de exceder
los criterios de Milán para el trasplante hepático (un tumor inferior a 5 cm, o
hasta tres tumores, cada uno de menos de 3 cm).6,7
b. Reducción del tamaño hasta la resección o los criterios de tamaño para realizar
un trasplante. Los datos son congruentes, pero no concluyentes.8
c. Como asistencia para la cirugía al reducir la masa del tumor contiguo a un
plano de resección importante (es decir, derecha o izquierda de la vena portal).
Los datos que apoyan esto no son del todo sistemáticos y depende de la prefe-
rencia del cirujano.
d. Como paliativo en pacientes con CHC en estadio avanzado (estadio C de la
BCLC), que incluye individuos con invasión macrovascular y que se encuentran
debilitados.
263
264 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Contraindicaciones
Absolutas
1. Enfermedad hepática avanzada mal compensada. A veces, los pacientes con enfer-
medad de Child-Pugh C bien compensada pueden ser tratados con QETA, si ésta
puede realizarse selectivamente.
2. Encefalopatía refractaria al tratamiento médico, a menos que la QETA pueda rea-
lizarse selectivamente.
3. Mal estado general: los pacientes con índices del Eastern Cooperative Oncology
Group (ECOG) . 2 o índice de Karnofsky , 70 no se benefician de la QETA.
4. Diátesis hemorrágica no corregible.
5. Enfermedad metastásica extrahepática de gran masa tumoral. Si el CHC no se con-
sidera un factor que limita la vida del paciente, entonces la QETA no le beneficiará.
6. Infección activa.
Relativas
1. Bilirrubina total mayor de 4. Si la hiperbilirrubinemia se debe a oclusión biliar y
puede revertirse mediante drenaje, puede considerarse el uso de la QETA. El dre-
naje debe ser externo para evitar atravesar el esfínter de Oddi. El atravesar la am-
polla de Vater puede producir colonización bacteriana de los conductos biliares
intrahepáticos, lo cual puede contribuir a la formación de abscesos intrahepáticos
o colangitis pos-QETA como consecuencia de la isquemia profunda del plexo peri-
biliar causada por la QETA.
2. Reacción anafiláctica al medio de contraste. En caso de insuficiencia renal, el ga-
dolinio puede ser sustituido por CO2 si el objetivo a tratar se mapea a priori.
3. Reacción anafiláctica a la quimioterapia. La embolización sólo con partículas puede
tener beneficios.
4. Oclusión de la vena porta. Los estudios han demostrado que la oclusión de la vena
porta no aumenta el riesgo de complicaciones mientras que la reserva hepática esté
dentro de los parámetros (Child-Pugh A o B) o que exista flujo hepático colateral.9
Preparación preprocedimiento
1. Se requiere una revisión multidisciplinaria del estado de la enfermedad del pa-
ciente para asegurar que no haya opciones curativas pasadas por alto.
2. Consulta clínica durante la cual el paciente, y con frecuencia la familia, es total-
mente informado sobre los riesgos y beneficios, así como las expectativas razona-
bles de la terapia.
3. Revisión de las imágenes para planificar el procedimiento, preferentemente me-
diante RM.
4. Nada por vía oral (NPO) (excepto medicamentos autorizados) por al menos 8 h antes
de la sedación/anestesia.
5. Hidratación intravenosa (i.v.). La deshidratación debida al NPO, la carga de con-
traste, la nefrotoxicidad por la quimioterapia y el síndrome de lisis tumoral au-
mentan el riesgo de daño renal agudo. Si no existe ninguna contraindicación, se
recomienda un bolo de solución salina normal (es decir, 500 mL) seguido de hidra-
tación i.v. continua (100 mL/h).
6. Premedicación:
a. Dexametasona, 10 mg i.v.; difenhidramina, 50 mg i.v.
b. Nefroprotectores, si es necesario. Lo más importante es la hidratación.
c. Antieméticos: ondansetrón, 8 mg i.v.
Procedimiento
1. Una sedación moderada es adecuada para la mayoría de los pacientes.
2. Preparación estéril del acceso femoral.
3. Arteriografía:
a. La aortografía abdominal puede revelar la irrigación colateral del tumor, pero
no es necesaria.
b. Arteriografía mesentérica superior para identificar las arterias hepáticas acce-
sorias y evaluar la permeabilidad de la vena porta.
CAPÍTULO 23 Carcinoma hepatocelular: quimioembolización265
Cuidados posprocedimiento
1. Soporte sintomático:
a. Hidratación intensiva.
b. Control de dolor: preferentemente analgesia controlada por el paciente.
c. Antieméticos: ondansetrón, 8 mg i.v.
d. Dexametasona, 8 mg i.v. cada 8 h durante 48 h (u oral para pacientes dados de alta).
2. Alta:
a. El paciente ambulatorio es dado de alta cuando muestra una adecuada inges-
tión por vía oral (v.o.) y micción. Para la mayoría de los pacientes es adecuado
un ingreso que incluya una noche o de 23 h. A veces, los síntomas graves pueden
requerir hospitalización adicional. El día posterior a la embolización con lipio-
dol debe realizarse una TC sin contraste para documentar la distribución de la
mezcla de embolización.
b. Medicamentos contra el dolor, según necesidad, y antieméticos si se requieren.
c. Se deben indicar inhibidores de la bomba de protones y sucralfato cuando haya
sospecha de embolización gástrica fuera del objetivo o cuando el tratamiento
incluyó una arteria hepática izquierda que nace de la arteria gástrica izquierda.
3. Seguimiento:
a. Estudios por imagen:
(1) TC sin contraste pos-QETA para determinar la distribución del lipiodol y
evaluar el adecuado tratamiento del tumor (solamente para QETA con-
vencional). A menos que las complicaciones o los síntomas indiquen otra
cosa, se debe realizar una RM o una TC con contraste hepático 3-4 semanas
después del procedimiento, y el paciente debe ser evaluado clínicamente en
busca de complicaciones y de respuesta terapéutica.
(2) Después de tratamientos locorregionales, la necrosis tumoral no necesaria-
mente se acompaña de una reducción de tamaño. Por lo tanto, los criterios
de respuesta basados puramente en el tamaño han sido abandonados (cri-
266 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
FIGURA 23-1 • La TC en fase portal con contraste (A) del hígado al inicio del tratamiento muestra
una masa mínimamente realzada (flecha). La arteriografía hepática derecha (B) muestra una lesión
ligeramente hipervascularizada en el lóbulo derecho hepático (cabezas de flecha). La TC realzada
con contraste, 5 semanas después de las PLF-QETA (C), muestra necrosis central parcial de la lesión
(asterisco). Con base en los criterios de la OMS o RECIST, no hay ninguna respuesta mientras el
tamaño de la lesión permanezca sin cambios. Sin embargo, usando los criterios de la EASL y
mRECIST, ha habido una respuesta del 50 y 60 %, respectivamente. La EASL representa una estima-
ción del porcentaje de necrosis del tumor, mientras que mRECIST se calcula como 100 % × (relación
de diámetro de tumor viable [flecha de doble cabeza blanca] sobre el diámetro total del tumor [flecha
negra de dos puntas]) (D)
Resultados
1. El beneficio en la supervivencia se ha demostrado en pacientes Child-Pugh A y B
en comparación con el tratamiento sintomático solo.
a. En 2002, Llovet y cols.1 publicaron los resultados de un ensayo controlado alea-
torizado que fue suspendido en etapa temprana porque la QETA proporcionó
un beneficio en la supervivencia estadísticamente significativo en el grupo de
CAPÍTULO 23 Carcinoma hepatocelular: quimioembolización267
Complicaciones
Las complicaciones esperadas relacionadas con la QETA se resumen en el cuadro 23-1.
El efecto secundario más frecuente de este procedimiento es el síndrome posqui-
mioembolización en hasta un 80 % de los pacientes. Está compuesto por una tríada de
dolor abdominal, náuseas y fiebre, y no es indicación de una verdadera complicación.
Las complicaciones más graves relacionadas con la QETA son la insuficiencia
hepática, la embolización fuera del objetivo y los abscesos hepáticos.
1. La insuficiencia hepática puede evitarse con la adecuada selección de los pacien-
tes. La enfermedad hepática avanzada está indicada por Child-Pugh C, bilirrubina
alta, albúmina baja, mal estado general o encefalopatía, que son predictores im-
portantes de insuficiencia hepática después de la QETA. El tratamiento en tales
pacientes debe evitarse a menos que exista un objetivo muy específico, como la
QETA superselectiva, para mejorar la posibilidad de trasplante del paciente.
Acción para la
Complicación Factor de riesgo Riesgo ( %) reducción del riesgo
Insuficiencia Child-Pugh C 5-10 Embolización superselectiva
hepática, muerte, T. bilirrubina ⩾ 4 mg/dL Desconocido
encefalopatía Albúmina ≤ 2 mg/dL
Mal estado general
Absceso hepático Esfínter de Oddi compro- 30-80 Antibióticos de
metido amplio espectro
Preparación del intestino
Embolización Anatomía aberrante, sobre , 10 Colocar catéter distal
fuera del objetivo todo la arteria gástrica a origen de la arteria
izquierda o derecha gástrica
Vigilar quimioreflujo
Embolia pulmonar Arteria hepática para la deri- , 1 Embolización con Gelfoam
vación de la vena hepática del cortocircuito
Hemorragia varicosa Várices gastroesofágicas Desconocido Bandas endoscópicas
pre-QETA
Insuficiencia renal Insuficiencia renal, diabetes 0.05-5 Hidratación, renoprotec-
aguda ción, minimizar contraste
268 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
2. Los abscesos hepáticos son una complicación rara, a menos que haya coloniza-
ción del conducto biliar por la flora gastrointestinal como resultado del compro-
miso del esfínter de Oddi (asa biliar, hepaticoyeyunostomía). En este último caso,
el riesgo de un absceso hepático es del 60-80 % y sólo se reduce mínimamente con
los antibióticos de amplio espectro y la preparación colónica antes de la QETA.
Esta última puede producir isquemia biliar y un absceso local.
3. La embolización fuera de objetivo puede ser catastrófica y se evita conociendo
bien la anatomía vascular, con la experiencia y una técnica meticulosa. La dilución
de las PLF con contraste y su visualización continua y magnificada limitan las pro-
babilidades de reflujo.
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Indicaciones
1. Microesferas de vidrio:
a. TheraSphere® fue aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) en
1999 como tratamiento compasivo, definido como seguro y probablemente be-
neficioso para el tratamiento del carcinoma hepatocelular irresecable con o sin
trombosis de la vena porta (TVPo), o como puente hasta el trasplante en los pa-
cientes que podían tener catéteres adecuadamente colocados. Este dispositivo
también está aprobado para el tratamiento de neoplasias hepáticas en Europa
y Canadá.
2. Microesferas de resina:
a. SIR-Spheres® obtuvieron aprobación precomercial por la FDA en 2002, y fueron
definidas como seguras y eficaces para el tratamiento del cáncer colorrectal
metastásico en el hígado con el uso concomitante de floxuridina. Este disposi-
tivo también está aprobado en Europa, Australia y varios países asiáticos para
el tratamiento de las neoplasias hepáticas.
270 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Contraindicaciones
Absolutas
1. Contraindicaciones de la angiografía:
a. Coagulopatía no corregible
b. Insuficiencia renal grave
c. Reacción anafiláctica grave a los medios de contraste yodados
d. Enfermedad vascular periférica grave que impida el acceso arterial
2. Enfermedad extrahepática potencialmente mortal de forma inmediata
3. Incapacidad para evitar la liberación del 90Y en el tubo digestivo
4. Cortocircuito hepatopulmonar:
a. Para TheraSphere, la limitación de lo que puede administrarse en los pulmo-
nes depende de la dosis pulmonar, no de la fracción del cortocircuito pulmonar
(FCP) (30 Gy por infusión, 50 Gy acumulativo).
b. Para las SIR-Spheres, la infusión está limitada por la FCP (20 %).
Relativas
1. Trombosis de la vena porta:
a. Los pacientes con TVPo principal tienen mal pronóstico; los pacientes Child-
Pugh A con TVPo principal pueden ser tratados con seguridad.
b. La radioembolización no está contraindicada en la TVPo lobular o segmentaria.
2. Mala reserva hepática:
a. Bilirrubina total . 2 mg/dL.
b. Los riesgos pueden ser reducidos por la radioembolización selectiva.
3. Mal estado general:
a. Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG) . 2.
4. Oclusión biliar:
a. Los riesgos de complicaciones infecciosas son significativamente mayores en el
marco de un esfínter de Oddi comprometido.
Preparación preprocedimiento
1. Selección de pacientes:
a. Antecedentes, exploración física y evaluación del estado general
b. Estudios clínicos de laboratorio (hemograma completo con diferencial, nitró-
geno ureico en sangre, creatinina sérica, electrólitos séricos, función hepática, al-
búmina, lactato deshidrogenasa, tiempo de protrombina, análisis de marcadores
tumorales: antígeno carcinoembrionario [CEA], α-fetoproteína [AFP])
c. Tomografía computarizada (TC) de tórax para la evaluación de las metástasis
de pulmón
d. TC o resonancia magnética (RM) del abdomen y la pelvis para estadificación
con evaluación de la permeabilidad de la vena porta
e. Estudios del cortocircuito pulmonar con arteriografía/macroagregados de
albúmina
2. Preparación del paciente:
a. Nada por vía oral (NPO) 6 h antes del procedimiento:
(1) Los medicamentos se permiten con sorbos de agua.
b. Línea intravenosa periférica colocada antes del procedimiento:
(1) Hidratación de los pacientes con insuficiencia renal.
Procedimiento
1. Angiografía pretratamiento:1 para definir la anatomía arterial hepática, permitir
la embolización de los vasos comunicantes que pueden provocar embolización de
áreas no deseadas por las microesferas y facilitar la dosimetría de la radiación.
a. Aorta abdominal (catéter pigtail [cola de cerdo]; 15 mL/seg por 30 mL):
(1) Permite la evaluación del tronco celíaco, la arteria mesentérica superior
(AMS) y la permeabilidad de la arteria renal, así como la tortuosidad aórtica,
y orienta la selección del catéter visceral adecuado.
b. Arteria mesentérica superior (catéter de curva invertida; 3 mL/seg por 30 mL):
CAPÍTULO 24 Tumores malignos hepáticos: radioembolización271
Cuidados posprocedimiento
1. Manejo ambulatorio:
a. Los pacientes son dados de alta después del tratamiento apropiado de la pun-
ción femoral, 2 h con dispositivos de cierre y 6 h con compresión manual.
b. Los pacientes pueden recibir 7-10 días de una fluoroquinolona si se trató todo
el lóbulo derecho y la vesícula biliar está presente.
c. Todos los pacientes deben tomar un inhibidor de la bomba de protones durante
7-10 días después del tratamiento.
2. Seguimiento:
a. Evaluación clínica: se deben buscar efectos secundarios del tratamiento
(p. ej., cansancio, náuseas, fiebre, dolor abdominal) y complicaciones poten-
ciales (p. ej., colecistitis por radiación, úlcera gastrointestinal).
b. Laboratorio: marcadores tumorales (AFP, CEA, CA 19-9, cromogranina A, CA-
125), hemograma completo, pruebas de función hepática y química general a
las 4-6 semanas después del procedimiento.
c. Estudios imagenológicos: se realizan estudios por imagen (TC trifásica, RM di-
námica mejorada con gadolinio, imagen de perfusión) y tomografía por emisión
de positrones (PET) en el momento apropiado para evaluar los resultados de
la terapia. En general, el lóbulo opuesto se trata poco después de la evaluación
de la respuesta. La determinación y evaluación de la respuesta al finalizar la
274 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Resultados
1. Carcinoma hepatocelular:
a. La mediana de supervivencia es comparable a la de la quimioembolización
para pacientes en estadio intermedio (17 meses; rango 16.9-18 meses) y a sora-
fenib para pacientes en estadio avanzado (11 meses; rango 10-13.8 meses).2,3
b. La calidad de vida, sobre todo el bienestar social y funcional, es mejor con la
radioembolización en comparación con la quimioembolización.4
c. El tratamiento en pacientes con TVPo es seguro, con una mediana de supervi-
vencia de 8-14 meses.5 Los mejores resultados se alcanzan cuando la dosis de
radiación del tumor supera los 205 Gy.6
2. Enfermedad metastásica colorrectal en el hígado:
a. La mediana de la supervivencia en el marco de la terapia de rescate (después
de fracasar como mínimo en la segunda línea de tratamiento sistémico) es de
10.5 meses.7,8
b. Se han estudiado nuevos conceptos junto con la quimioterapia;9 están en curso
estudios que combinan la radioembolización con la quimioterapia de primera
o segunda línea.
3. Colangiocarcinoma:
a. Mediana de la supervivencia de unos 11 meses, similares a la terapia sistémica
(gemcitabina y cisplatino).10 El colangiocarcinoma periférico (tumor sólido)
puede responder, pero el infiltrativo no.
Complicaciones
1. Síndrome posradioembolización:
a. Cansancio
b. Dolor abdominal
c. Náuseas
d. Anorexia
e. Fiebre
2. Reacción idiosincrática: durante el posprocedimiento inmediato después de la
radioembolización, los pacientes pueden presentar una reacción rara e inusual,
casi idéntica a la de pacientes que recibieron urocinasa, con rigidez y alteraciones
hemodinámicas.
3. Complicaciones:
a. Abscesos
b. Biloma
c. Gastritis o úlceras
d. Colecistitis por radiación
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10. Mouli S, Memon K, Baker T, et al. Yttrium-90 radioembolization for intrahepatic
cholangiocarcinoma: safety, response, and survival analysis. J Vasc Interv Radiol.
2013;24(8):1227–1234.
desean conservar su útero”. Este hallazgo fue confirmado en una reciente revisión sis-
temática de Cochrane Collaborative.4
Indicaciones
1. Sangrado menstrual abundante:
a. Los miomas suelen causar sangrado menstrual intenso sin sangrado intermens-
trual. La excepción son los miomas submucosos, que pueden, además, causar
sangrado intermenstrual y metrorragias. En casi todos los casos, los miomas
deben ser profundos dentro del útero y distorsionar la cavidad endometrial
para provocar un sangrado abundante. Si sólo hay miomas serosos o miomas
intramurales pequeños y hay sangrados intensos, se deben considerar otras po-
sibles causas antes de proceder con la embolización.
2. Presión pélvica:
a. Los síntomas más frecuentes relacionados con la masa son sensación de pre-
sión, pesadez o distensión abdominal. Estos síntomas en general empeoran du-
rante el período menstrual y responden bien a la EMU. Es importante recordar
que cierta inflamación perimenstrual es normal, la cual probablemente persis-
tirá a pesar de una EMU exitosa.
3. Dolor pélvico:
a. Los miomas, por lo general, ocasionan cólicos menstruales o dolor menor mante-
nido. Con menos frecuencia, pueden provocar dolor punzante o grave. Cuando
el dolor es el síntoma predominante, es importante considerar otras causas
de dolor pélvico femenino como la endometriosis. Además, las pacientes a me-
nudo experimentarán dolor espontáneo o a la palpación sobre un mioma par-
ticular. Si los miomas están sobre todo en un lado de la pelvis y la paciente tiene
dolor en el otro, se deben considerar otras causas.
4. Urgencia miccional, polaquiuria, incontinencia, retención e hidronefrosis:
a. Los miomas uterinos en general comprimen la vejiga causando urgencia miccio-
nal y polaquiuria, las cuales responden bien a la embolización. La incontinencia
urinaria es menos frecuente, y en las mujeres que han tenido partos por vía vagi-
nal, la incontinencia puede ser de origen multifactorial. La hidronefrosis puede
deberse a un útero miomatoso sustancialmente agrandado y en general se re-
suelve después de la EMU. Sin embargo, se requiere una ecografía renal de segui-
miento 3-6 meses después del tratamiento para asegurar la resolución.
Contraindicaciones
Absolutas
1. Embarazo
2. Sospecha de leiomiosarcoma o tumor endometrial, cervical u ovárico
a. A veces se necesita una embolización preoperatoria antes de la resección qui-
rúrgica de un tumor probablemente maligno y constituye un uso aceptable de
la embolización, pero la EMU no debe considerarse nunca como una terapia
única en un probable leiomiosarcoma.
Relativas
Muchas de estas contraindicaciones relativas son circunstancias que se pueden tra-
tar de otra manera y no deben excluir el uso de la embolización.
1. Coagulopatía o necesidad de anticoagulación continua:
a. Con la cirugía se presentan los mismos y mayores riesgos de sangrado. Los ries-
gos pueden reducirse o eliminarse con el uso de un dispositivo de cierre arterial
en el sitio de la punción.
2. Insuficiencia renal:
a. El uso de contraste debe limitarse y la paciente estar bien hidratada antes del
procedimiento.
3. Reacción alérgica previa grave a contrastes yodados:
a. La medicación previa con corticosteroides puede reducir este riesgo. Es impor-
tante que los fármacos y el equipo adecuados estén disponibles de inmediato y
que haya una vía intravenosa (i.v.) segura. El apoyo anestésico puede ser útil.
CAPÍTULO 25 Embolización de miomas uterinos277
Preparación preprocedimiento
1. Antecedentes preprocedimiento, exploración física y consulta con un radiólogo
intervencionista:
a. Examen ginecológico por un ginecólogo dentro de 1 año
b. Evaluación del tamaño del útero (mediante semanas de embarazo) útil durante
la exploración abdominal
2. Evaluación por imagen:
a. La resonancia magnética (RM) con contraste es la técnica recomendada, ya que
permite una evaluación precisa del número de miomas, su tamaño y localiza-
ción, así como para la detección de adenomiosis.
b. La ecografía transabdominal y transvaginal de buena calidad puede ser un sus-
tituto adecuado de la resonancia magnética en un entorno de atención de re-
cursos limitados.
3. Evaluación de laboratorio:
a. Una citología vaginal actual, que debe ser normal.
b. Biopsia endometrial cuando el sangrado menstrual se prolonga mucho o
cuando hay sangrado intermitente entre ciclos. Una regla útil es realizar biop-
sias cuando haya períodos menstruales habituales de más de 10 días o cuando
haya sangrado con más frecuencia que cada 21 días.
c. Hemograma completo, electrólitos séricos (con creatinina sérica) y una prueba
de embarazo en orina o suero en mujeres en riesgo de embarazo antes del pro-
cedimiento. Dada la importancia de descartar el embarazo, se realiza una
prueba de orina en todas las mujeres premenopáusicas.
d. Pruebas de coagulación sólo en las pacientes en quienes se sospeche la presen-
cia de una coagulopatía.
4. Preparación de la paciente:
a. Nada por vía oral, excepto los medicamentos normales con un sorbo de agua,
durante al menos 6 h antes del procedimiento.
b. La mayoría de los intervencionistas colocan una sonda de Foley en la vejiga
antes del procedimiento, para comodidad de la paciente y para mantener la
vejiga vacía, lo cual reducirá la dosis fluoroscópica.
c. Se debe explicar a la paciente la recuperación que se espera tenga después del
procedimiento y se le debe instruir sobre el uso de la bomba de analgesia con-
trolada por el paciente (ACP) para opiáceos i.v.
d. Muchos intervencionistas dan una dosis única de antibióticos profilácticos
como cefazolina, 1 g i.v., aunque no hay evidencia de que esto tenga algún im-
pacto en las tasas de infecciones después del procedimiento.
e. Se deben preparar los medicamentos necesarios para el tratamiento posproce-
dimiento y tenerlos listos para administrarlos inmediatamente al concluir.
f. Se coloca una vía i.v. y la paciente debe estar hidratada. Un método consiste en
infundir 500 mL de solución salina normal 2 h antes y durante el procedimiento,
y la velocidad se reduce a 125 mL/h después.
g. La paciente es sedada con fentanilo y midazolam en el inicio del procedimiento,
con seguimiento continuo por personal de enfermería entrenado en sedación.
Procedimiento
1. Cateterismo de la arteria uterina:
a. Puede usarse la punción femoral unilateral o bilateral con un introductor de 4 o
5 Fr en cada punto de punción.
278 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
A B
b. El material embólico se inyecta en dosis pequeñas usando el flujo en los vasos ute-
rinos para desplazar el material embólico a la vascularización arterial del mioma.
Las ramas miomatosas se identifican como vasos grandes y en general curvilí-
neos que rodean cada mioma antes de penetrarlo. Se trata de los objetivos de la
oclusión. La meta es no ocluir toda la arteria uterina sino dejarla con un flujo en-
lentecido o próximo a la estasis, según el tipo de material embólico utilizado. No
deben usarse tapones de espuma de espongostán o coils (espirales) suplementa-
rios, porque pueden ocluir completamente las arterias uterinas de forma prema-
tura. Esto impediría repetir la embolización si se desarrollaran nuevos miomas.
280 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Cuidados posprocedimiento
1. Cuidados generales de la paciente:
a. La mayoría de los intervencionistas monitorizan a la paciente en el hospital
durante la noche, aunque cada vez es más frecuente el alta el mismo día. El
tratamiento posprocedimiento, en general, es el mismo para las pacientes que
pasan la noche internadas, que en las ambulatorias.
b. La dieta debe iniciarse progresivamente, según tolerancia. Las náuseas pueden
ser un problema si se progresa demasiado rápido.
c. La sonda de Foley puede retirarse después de 6 h.
d. La hidratación i.v. debe continuarse hasta que se toleran los líquidos por vía oral.
2. Control del dolor:
a. En general, el dolor es moderado durante 2-6 h después de la embolización
debido a la isquemia miometrial transitoria. La intensidad del dolor probable-
mente dependa del grado de oclusión de las arterias uterinas (debe evitarse la
sobreembolización).
b. En el hospital, el pilar del control del dolor es el uso de opiáceos i.v. administra-
dos, por lo general, con una bomba de ACP y de antiinflamatorios no esteroideos,
en principio ketorolaco i.v. El ketorolaco se administra en dosis de 30 mg i.v. cada
6 h independientemente del dolor, y los opiáceos por ACP como complemento.
En las primeras horas, la dosis típica de la ACP puede ser insuficiente, sin impor-
tar el medicamento utilizado. Se pueden necesitar dosis suplementarias. Este
tipo de dosis añadida a menudo no es necesario, pero será la diferencia entre un
procedimiento tolerable y otros que no lo son. Durante muchos años, el parace-
tamol i.v. ha sido una parte clave del control del dolor en Europa, en dosis de 1 g
cada 6 h. Este fármaco ha sido recientemente aprobado en Estados Unidos y es
un complemento útil para los regímenes terapéuticos actuales.
c. En el momento del alta, se cambia a medicamentos orales. En general, se usa
una dosis oral de antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno o el na-
proxeno en dosis a intervalos regulares durante 4 o 5 días, los cuales se com-
plementan con oxicodona/paracetamol oral o hidrocodona/paracetamol con
uso intermitente, según necesidad, para el dolor más grave. El dolor máximo
después del alta suele presentarse en los días 2 y 3 de la postembolización.
d. La mayoría de las pacientes presentan calambres intermitentes, cansancio y
malestar general, con fiebre leve durante varios días en un tercio de los casos.
En general, la recuperación es de 7-10 días para reanudar la actividad.
3. Náuseas:
a. El segundo síntoma más frecuente que necesita tratamiento médico son las náu-
seas, las cuales pueden evitarse en gran medida con dosis profilácticas de
ondansetrón (4 mg i.v. en el momento del procedimiento con un adicional
CAPÍTULO 25 Embolización de miomas uterinos281
Resultados
1. Resultados a corto plazo:
a. Tanto la menorragia como los síntomas relacionados con la masa (dolor, presión
y síntomas urinarios) mejoran en el 80-95 % de las pacientes, según la revisión de
estudios.
b. La reintervención es necesaria en aproximadamente el 5-10 % de las pacientes
dentro del primer año debido a la ausencia de mejoría de los síntomas.
2. Resultados a largo plazo:
a. La EMU ha demostrado ser eficaz en comparación con la cirugía, en estudios
aleatorizados, a los 5 años del tratamiento.11,12
b. No hay datos suficientes para determinar si es preferible la miomectomía o la EMU
en mujeres que buscan quedar embarazadas, aunque los resultados de un estu-
dio comparativo indican que hay mejores resultados con la miomectomía en los
primeros 2 años en mujeres que no han tenido cirugía previa por mioma.5
Complicaciones
1. Expulsión del mioma:
a. La expulsión del mioma, que se produce en alrededor del 5 % de los casos, es la
complicación grave más frecuente y se presenta como cólicos menstruales fuer-
tes, con o sin secreción, expulsión de tejidos o sangrado abundante.13 También
puede tener una presentación más crónica, con flujo vaginal persistente, a me-
nudo descrito como acuoso o mucoso transparente, que puede llegar a sobrein-
fectarse. Esto tiene lugar con más frecuencia de 3 semanas a 6 meses después del
procedimiento y, por lo general, con miomas intracavitarios grandes o miomas
grandes con una gran interfase submucosa.
b. El diagnóstico puede realizarse mediante un examen vaginal si hay tejido en la
vagina o un cuello uterino dilatado. La expulsión o parto inminente puede pre-
sentar los mismos síntomas, pero con un examen vaginal negativo. El examen
pélvico con RM mostrará tejido descendiendo por la cavidad endometrial, apun-
tando hacia el cuello uterino con dilatación ocasional del orificio cervical in-
terno. En la fase más avanzada, el cuello uterino puede estar dilatado y el tejido
extenderse desde la cavidad endometrial hasta la vagina.
2. Embolia pulmonar:
a. La complicación mortal más frecuente, con una incidencia de 1 en 400 casos.
b. Después de la EMU hay una hipercoagulabilidad transitoria (similar a la de la
cirugía, pero menor).
c. El uso de dispositivos de compresión neumática intermitente en las piernas
puede reducir el riesgo. Para las pacientes de alto riesgo, debe considerarse la
profilaxis con heparina de bajo peso molecular.
3. Embolización no deseada:
a. Debido a material embólico que ocluye la irrigación a órganos adyacentes. Muy
rara vez se producen lesiones en otros órganos (excepto los ovarios) o la piel,
probablemente menos de 1 por cada 1 000 pacientes para los intervencionistas
experimentados.
4. Lesiones miometriales:
a. Las lesiones miometriales también son raras, alrededor de 1 por cada 500. El
diagnóstico debe sospecharse cuando el dolor es persistente y no mejora des-
pués de 4-5 días postembolización o cuando el dolor es lo suficientemente
intenso como para exigir la rehospitalización. La RM con contraste mostrará
áreas no contrastadas en el miometrio.
5. Pérdida de reserva ovárica/insuficiencia ovárica:
a. Puede ocurrir como resultado de la embolización uterina y es dependiente de
la edad. Aproximadamente el 5 % de las mujeres mayores de 45 años pueden
tener amenorrea temporal o permanente después de la EMU. A los 40 años, la
probabilidad es cercana al 1 %.
282 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Indicaciones
1. Embolización de la arteria esplénica por hiperesplenismo y pancitopenia:
a. Trastornos hemáticos (púrpura trombocitopénica idiopática, talasemia, esfe-
rocitosis hereditaria)
b. Cirrosis con hipertensión portal
c. Tumores primarios (linfoma, leucemia)
d. Enfermedad congénita (p. ej., enfermedad de Gaucher, atresia de vías biliares)
e. Hiperesplenismo idiopático
f. Esplenomegalia asociada con quimioterapia
2. Embolización de la arteria renal:
a. Embolización total:
(1) Insuficiencia renal terminal con hipertensión secundaria intratable
(2) Insuficiencia renal terminal con síndrome nefrótico o pérdida intratable
de proteínas
(3) Insuficiencia renal terminal con hidronefrosis y dolor lumbar secundario
intratable1
(4) Trasplantes renales fallidos con síndrome de intolerancia al injerto
(5) CCR grande inoperable causante de síndrome paraneoplásico
(6) Como preparación para la cirugía en aquellos pacientes que reúsan recibir
transfusiones
(7) Hematuria inducida por neoplasia intratable en el paciente no quirúrgico
b. Embolización parcial:
(1) CCR pequeño con hematuria o síndrome paraneoplásico en el paciente no
quirúrgico
(2) Gran CCR con hematuria o síndrome paraneoplásico en paciente monorreno
no quirúrgico
(3) Angiomiolipoma2
(4) Preparación para radiofrecuencia o crioablación de CCR3
(5) Como preparación para la cirugía en aquellos pacientes que reúsan recibir
transfusiones
Contraindicaciones
Absolutas
No hay contraindicaciones absolutas para la embolización de la arteria renal o esplé-
nica. Como, por lo general, estos procedimientos implican otras disciplinas clínicas,
es decir, oncólogos, nefrólogos, urólogos, hematólogos, etcétera, debe obtenerse un
consenso multidisciplinario antes de llevar a cabo estos tratamientos.
Relativas
1. Contraindicaciones para la angiografía:
a. Reacción anafiláctica grave a medios de contraste yodados (alternativas: ga-
dolinio, CO2)
b. Coagulopatía incorregible
c. Insuficiencia renal
283
284 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
2. Embarazo
3. Infección aguda o crónica del bazo o el riñón
4. Hipertiroidismo agudo
5. Carcinoma tiroideo y terapia prevista de yodo radiactivo
6. Para la embolización de la arteria renal: riñón solitario
Preparación preprocedimiento
1. Evaluación preprocedimiento:
a. Es necesario obtener el consentimiento informado antes del procedimiento.
b. Debe realizarse una angiografía por tomografía computarizada (ATC) o angio-
grafía por resonancia magnética (ARM) antes del procedimiento para conocer
la anatomía vascular, el grado y la localización de la enfermedad (p. ej., tumor),
y el tamaño de los órganos a tratar (bazo).
c. Datos de laboratorio recientes, incluidos tiempo parcial de tromboplastina,
razón normalizada internacional (INR, de international normalized ratio), crea-
tinina, tasa de filtración glomerular, hemograma completo, recuento de plaque-
tas y proteína C reactiva.
2. Preparación del paciente:
a. La preparación del paciente y el control preoperatorio varían ampliamente
entre centros y operadores. En 1979, Spigos y cols.4 describieron un régimen
para la embolización de la arteria esplénica que todavía es aceptado por al-
gunos autores.5 Éste incluye la profilaxis antibiótica (p. ej., cefazolina 1 g, 12 h
antes y 1-2 semanas después del procedimiento) y antibióticos locales adiciona-
les (p. ej., gentamicina) aplicados en la solución embólica. Nota: se han utilizado
otros regímenes que incluyen cobertura de amplio espectro (p. ej., piperacilina/
tazobactam, 3.38 g intravenoso [i.v.] cada 12 h × 3 días) y 5 millones de unidades
de penicilina V junto con el agente embólico, pero no existe evidencia para la
recomendación de una “mejor práctica”. Se debe mantener la esterilidad es-
tricta (antisepsia quirúrgica o limpieza con yodopovidona) para reducir al mí-
nimo el riesgo de infección postembólica.
b. En la embolización esplénica, es necesario aplicar una vacuna antineumocócica
(14 valente) días antes del procedimiento. Existe controversia sobre este tema.
c. Nada por vía oral (NPO) durante al menos 6 h antes del procedimiento.
d. Establecer el acceso i.v.
e. Terapia de apoyo (p. ej., volumen, oxígeno).
f. Establecer monitorización del paciente (electrocardiograma [ECG], frecuencia
respiratoria, frecuencia cardíaca, oximetría de pulso).
g. Administrar sedación consciente. Nota: en la embolización renal total puede re-
querirse anestesia general (sobre todo cuando se usan embolizantes líquidos).
h. Administrar fármacos antieméticos i.v. (p. ej., difenhidramina 50 mg, dexame-
tasona 10 mg, ondansetrón 2-4 mg).
i. Antisepsia y colocación de campos.
j. Para la mayoría de los casos, debe elegirse un acceso transfemoral. En casos
raros (p. ej., oclusión de la arteria pélvica), puede usarse un acceso en el miem-
bro superior.6
Procedimiento
1. Embolización de la arteria esplénica:
a. Una vez establecido el acceso arterial, se realiza el cateterismo selectivo
del tronco celíaco y la arteria esplénica. Para ello, se usan catéteres de 5 Fr
(p. ej., Cobra, Sidewinder) en combinación con una guía hidrófila.
b. Se realiza una arteriografía y se estudia la anatomía individual (deben conside-
rarse las variaciones anatómicas); el catéter se avanza con seguridad evitando
los vasos que no van a tratarse (para la esplénica: embolización de la pan-
creática dorsal, la pancreática magna y los vasos gástricos cortos o el reflujo
en la aorta; para la renal: suprarrenales, espinales y colaterales lumbares). Sin
embargo, el catéter selectivo no debe avanzarse en los vasos de menos de dos
veces el diámetro del catéter para evitar la estasis y la oclusión. El tamaño de
CAPÍTULO 26 Embolización esplénica y renal285
Cuidados posprocedimiento
1. Embolización de la arteria esplénica:
a. Antibióticos i.v. (cefazolina 500-1 000 mg cada 8 h, según la función renal).
b. Terapia analgésica (percloropromazina y paracetamol). En la mayoría de los
casos se requiere una bomba de analgesia controlada por el paciente (ACP).
c. Tratamiento antiemético (ondansetrón y dexametasona).
d. Antes del alta o después de 1 mes, se realiza una TC o RM para evaluar la canti-
dad real de tejido infartado.
e. La duración de la hospitalización dependerá de la enfermedad subyacente,
el grado de síndrome de postembolización y la presencia de complicaciones.
Según la experiencia de los autores, la mayoría de los pacientes pueden ser
dados de alta 3-6 días después del procedimiento.
f. Se deben proporcionar instrucciones específicas para reducir la posibilidad de
rotura esplénica en las fases agudas y subagudas (3-6 meses).
CAPÍTULO 26 Embolización esplénica y renal287
Resultados
1. Embolización de la arteria esplénica: los datos descritos sobre los beneficios clíni-
cos de la embolización de la arteria esplénica se basan en estudios clínicos limita-
dos con un número relativamente bajo de pacientes.
a. Tras la embolización de la arteria esplénica, se observó un aumento en las pla-
quetas dentro de las 2 semanas posteriores al procedimiento hasta en el 90 % de
los pacientes. La hipertrombocitemia transitoria es habitual, y el recuento de pla-
quetas es normal incluso años después del procedimiento.
b. Se observaron tasas de éxito de hasta un 70 % en 35 pacientes que presentaban
hipertensión portal debido a atresia biliar, oclusión portal extrahepática y
cirrosis idiopática.1,8
c. Pålsson y cols.9 presentaron resultados a largo plazo en 26 pacientes para la
embolización esplénica parcial. En estos pacientes con hipertensión portal,
la frecuencia de episodios de hemorragia por várices del esófago se redujo
significativamente, y la hemoglobina, los leucocitos y las plaquetas aumen-
taron.9 Sin embargo, se debe hacer notar que los datos sobre el efecto de la
embolización de la arteria esplénica sobre el riesgo de sangrado varicoso son
controvertidos.
d. En otro estudio sobre embolización esplénica parcial, uno de 11 pacientes
con respuesta completa y cinco de nueve con respuesta parcial presentaron
recidivas después de un período promedio de 34 meses. Se repitió la emboli-
zación, que dio como resultado la respuesta total en un paciente y respuesta
parcial en cuatro.10
e. Respecto de la esplenectomía total quirúrgica y el riesgo relativo de síndrome
de infección grave postesplenectomía, incluso la literatura quirúrgica actual
aboga por la embolización esplénica parcial como un procedimiento seguro
y eficaz.11
f. No se ha demostrado ninguna diferencia significativa en el resultado al compa-
rar el agente embólico (coils frente a partículas de espongostán).
2. Embolización de la arteria renal:
a. No hay evidencia de que la embolización renal tenga un beneficio terapéutico
para el CCR.12 Sin embargo, sí hay evidencia reciente de que la embolización
selectiva preoperatoria puede facilitar la cirugía laparoscópica para el tumor
CCR T1.13
b. En pacientes con patología renal (p. ej., malformaciones arteriovenosas, an-
giomiolipoma, sangrado recurrente) y alto riesgo quirúrgico para nefrectomía
quirúrgica, el éxito clínico con respecto al control del sangrado agudo (defi-
nido como la resolución de los síntomas sin necesidad de más intervenciones)
es comparable entre la embolización transarterial y la nefrectomía total.
c. La nefropatía terminal, la hipertensión secundaria y el síndrome nefrótico pue-
den ser tratados con éxito mediante la realización de una embolización renal
total bilateral (90-100 %).14
d. En los pacientes con intolerancia al injerto, la embolización total del injerto
puede ser clínicamente eficaz en un 50-90 % de los casos.15,16
e. En 64 pacientes con poliquistosis renal, la embolización renal produjo una re-
ducción del tamaño del riñón y mejoró su calidad de vida.1
f. En el seguimiento a largo plazo de 34 pacientes sometidos a embolización con
etanol para angiomiolipoma, la tasa de éxito clínico y radiológico combinada
fue del 85 %.17 Otros estudios demostraron que la embolización por angiomio-
lipoma es eficaz y segura, y conserva la función renal.18 Con una mediana de
seguimiento de 28 meses tras la embolización, la reducción promedio del volu-
men del angiomiolipoma fue alta (. 70 %).
288 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Complicaciones
1. Embolización de la arteria esplénica:
a. Complicaciones del punto de punción arterial.
b. Dolor, náuseas, derrame pleural reactivo, atelectasia y fiebre postembolización
se consideran efectos secundarios del tratamiento más que complicaciones.
c. Absceso esplénico (, 10 %) sobre el tejido infartado y debido al reflujo de bac-
terias del aparato digestivo a través de la vena esplénica por inversión del flujo.
d. El riesgo de otras complicaciones potencialmente graves (p. ej., perforación
esplénica, necrosis de la pared gástrica, pancreatitis) puede reducirse con una
técnica minuciosa y la embolización selectiva.
2. Embolización de la arteria renal:
a. Complicaciones locales en el punto de la punción arterial.
b. Al igual que en la embolización esplénica, el riesgo de complicaciones mayo-
res, especialmente la embolización fuera del objetivo (p. ej., reflujo aórtico,
infarto suprarrenal, embolización colónica y periférica), puede reducirse al mí-
nimo mediante una técnica minuciosa y embolización selectiva.
c. El síndrome postembolización, en general, se considera un efecto secundario,
como se describe antes.
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Indicaciones
1. SVUI debidos a HPB sin mejoría o sin tolerancia al tratamiento médico (inhibido-
res de la 5-a-reductasa o a-bloqueadores selectivos)
2. SVUI debidos a HPB y retención urinaria con sonda permanente
3. Pacientes que no desean aceptar los riesgos y las complicaciones de los tratamien-
tos quirúrgicos
Contraindicaciones5
Absolutas
1. Infección urinaria activa
2. Atonía vesical
290 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
Relativas
1. Confirmación o sospecha de neoplasia maligna
2. Hipocontractilidad del músculo detrusor
3. Trastornos de la coagulación
Preparación preprocedimiento
1. Un equipo multidisciplinario de urólogos, radiólogos intervencionistas y radiólo-
gos de diagnóstico participan en la selección y el seguimiento de los pacientes.
2. La puntuación IPSS (de International Prostate Symptom Score, con grados leve,
moderado y grave) y el índice IIEF (de International Index of Erectile Function, con
grados grave, moderado, moderado a leve, leve y sin disfunción) se usan como
herramientas de evaluación. Los pacientes también responden a un cuestionario
de calidad de vida (CDV) que incluye la pregunta “Si tuviera que pasar el resto de
su vida con la afección urinaria actual, ¿cómo se sentiría?”.
3. A todos los pacientes se les realiza un examen de tacto rectal y la medición de
antígeno prostático específico (PSA, de prostate-specific antigen); si hay sospecha
de cáncer, se realiza una biopsia transrectal de la próstata.
4. Se lleva a cabo un estudio urodinámico para confirmar la presencia de obstrucción
infravesical y evaluar la función vesical. Algunos pacientes todavía pueden presen-
tar obstrucción en las pruebas de seguimiento urodinámico, a pesar de la mejoría
de los SVUI.
5. La resonancia magnética (RM) pélvica también desempeña un papel importante
en la evaluación. El volumen prostático total, las mediciones de la glándula cen-
tral, la presencia de nódulos de HPB, la evaluación de la simetría del lóbulo prostá-
tico, la protrusión del lóbulo medio y la presencia de áreas sospechosas en la zona
periférica pueden revisarse con detalle.
a. Por otra parte, las secuencias de poscontraste muestran un patrón parenqui-
matoso prostático y cambios ateroescleróticos de las arterias pélvicas.
b. También pueden evaluarse el espesor de la pared de la vejiga y hallarse diver-
tículos, pólipos y cálculos, así como trastornos de otras estructuras pélvicas.
c. En la gran mayoría de los casos, no se necesita utilizar bobinas endorrectales.
Procedimiento
1. Se administra un antibiótico intravenoso antes de la EAP, por lo general, cipro-
floxacino o una cefalosporina de tercera generación; por ejemplo, antes del proce-
dimiento se indica ciprofloxacino 400 mg i.v. y 500 mg por vía oral dos veces al día
durante 7 días después de la EAP.
2. Para conseguir una buena referencia de la posición de la próstata y las estructuras
relacionadas en la pelvis, se introduce una sonda de Foley en la vejiga en todos los
pacientes, y el balón se llena con una solución del 10-30 % de contraste yodado.
3. El procedimiento se realiza bajo anestesia local a través de un abordaje femoral
unilateral en la sala de radiología intervencionista.
4. La EAP para la HPB puede ser un procedimiento técnicamente difícil. Identificar
y cateterizar las ramas arteriales a tratar están entre los pasos más técnicos y que
requieren más tiempo.
a. Los cambios ateroescleróticos son frecuentes.
b. La identificación de las arterias a tratar puede ser difícil. Se han descrito nume-
rosos orígenes de la arteria vesical inferior y sus ramas prostáticas, incluyendo
CAPÍTULO 27 HPB: embolización de la arteria prostática291
FIGURA 27-1 • Acrónimo PROVISO (P = Pudenda interna; R = Rectal media; O = Obturatriz; VI = Vesi-
cal Inferior; y S = Superior; bajo vista Oblicua)
292 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
FIGURA 27-2 • A: ASD después del cateterismo distal de la arteria vesical inferior izquierda desde
una vista posterior anterior. Nótese la opacificación de la glándula central izquierda y su relación
con la sonda de Foley (F). B: ASD de control postembolización que muestra desvascularización de la
glándula central izquierda
CAPÍTULO 27 HPB: embolización de la arteria prostática293
Cuidados posprocedimiento
1. La sonda vesical se retira después del procedimiento, excepto en aquellos pacien-
tes con retención urinaria previa y uso crónico de catéteres o sondas permanen-
tes. En estos casos, se instruye a los individuos para que regresen una semana
después para retirar el catéter e intentar la micción espontánea. Si persisten los
síntomas de retención urinaria y no se puede retirar la sonda, se realiza otro in-
tento una vez por semana.
2. Los pacientes son dados de alta del hospital 3-6 h después de la EAP. El uso de
dispositivos de cierre ha reducido el tiempo de recuperación.
3. El control de los síntomas postembolización se logra con analgésicos no opiáceos
y antiinflamatorios no esteroides. Se indican también antibióticos (ciprofloxacino
500 mg 12/12 h) e inhibidores de la bomba de protones durante 1 semana.
a. Todos los pacientes tratados con EAP presentaron disuria, polaquiuria y te-
nesmo vesical y se asocian con la prostatitis isquémica.
b. Al igual que cualquier otra embolización visceral, pueden observarse síntomas
como náuseas, fiebre sin infección, ardor uretral, dolor pélvico o periprostático,
pequeñas cantidades de sangre en la orina o mezclada en las heces con moco
durante 3-5 días (síndrome postEAP).7
4. El PSA sérico se mide 24 h después de la EAP y parece relacionarse con los re-
sultados clínicos. Los grados más altos de PSA se han correlacionado con más
isquemia prostática.7
5. Se aconseja a los pacientes que llamen al radiólogo intervencionista si hay algún
problema durante la primera semana.
6. Vuelven a los 3 y 12 meses y después una vez al año para evaluación clínica, RM,
flujometría, prueba de PSA y evaluación IPSS y CDV.
294 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
FIGURA 27-3 • TC con haz cónico (A) y reconstrucción 3D (B) que muestra opacidad
parenquimatosa de la glándula central izquierda de la próstata (GC). F, sonda de Foley
CAPÍTULO 27 HPB: embolización de la arteria prostática295
FIGURA 27-4 • A: ASD oblicua homolateral de la arteria ilíaca interna derecha que muestra las
ramas anteriores y su relación con el balón de la sonda de Foley. AVS, arteria vesical superior; AVI,
arteria vesical inferior; API, arteria pudenda interna. B: vista anteroposterior con microcatéter en el
origen de las arterias prostáticas (AP). Se observan las ramas intraprostáticas derechas y la opacifica-
ción del lóbulo izquierdo parcial (punta de flecha). Se observa (flecha) un cortocircuito arterial colate-
ral que vasculariza el pene (continúa)
296 SECCIÓN II Procedimientos transarteriales
FIGURA 27-4 • (Continuación) C: en este caso se colocó un microcoil de platino que ocluye el
cortocircuito antes de la inyección de microesferas para evitar la embolización fuera del área a
tratar (flecha). La próstata no se opacifica y se identifican los vasos que irrigan la parte derecha de
la vejiga después de la embolización de la próstata (asterisco)
Resultados
1. El éxito técnico en la embolización bilateral varía entre el 75 y 94.3 %.7,8 Cuando se
considera la embolización técnicamente eficaz tanto unilateral como bilateral, las
tasas publicadas llegan al 95 y 100 %.4
2. El éxito clínico, incluido una IPSS menor de 8 y un CDV menor de 3, varía entre el
80.7 y 97.1 % a 3 meses, 75.2 % a 12 meses y 72.0 % a 24 y 36 meses.3,4,7,8
a. Los valores IPSS y CDV por encima de estas puntuaciones durante el segui-
miento se consideran recurrencia de la enfermedad que requiere terapia (tra-
tamiento médico, embolización o resección quirúrgica). La tasa de recidivas en
un seguimiento promedio de 20 meses es del 14.2 %.9
3. Los rangos de reducción del volumen de la próstata van del 20 al 40 % (promedio
del 30 %) en los diferentes grupos ( fig. 27-5).4-10
a. En un estudio que incluyó sólo pacientes con próstatas mayores de 90 g,7 el
éxito clínico fue del 97.1 % después de 3 meses, con una reducción promedio
del volumen prostático del 32.0 % y un aumento de la tasa de flujo urinario
máximo del 114.1 % (p , 0.01 para todos).
4. Para los pacientes con retención urinaria crónica, el éxito clínico puede definirse
como la extracción del catéter permanente y éste varía del 91 al 100 %.7,8
5. Gao y cols.10 compararon resultados de la EAP (n = 57) y la RTUP (n = 57) en
un seguimiento promedio de 22.5 meses. Los resultados clínicos, que incluyeron
valores de IPSS y CDV, flujo urinario máximo y volumen de orina residual posmic-
cional, fueron comparables en ambos grupos, tras 12 y 24 meses de seguimiento.
El grupo de la RTUP mostró mejores resultados en el primer y tercer mes; sin em-
bargo, la estancia hospitalaria fue significativamente menor en el grupo de EAP
(2.9 frente a 4.8 días, p , 0.001).
CAPÍTULO 27 HPB: embolización de la arteria prostática297
FIGURA 27-5 • (Continuación) C: nódulos infartados (flechas) que se presentan como áreas avascu-
lares en la RM de control 3 meses post-EAP (secuencia poscontraste con grasa suprimida)
Complicaciones y tratamiento
El procedimiento EAP se considera seguro, con una muy baja incidencia de compli-
caciones mayores. Sin embargo, existe un potencial de aparición de complicaciones
graves cuando no se usa la técnica correcta.
1. En un estudio reciente,7 la incidencia global de complicaciones fue del 20.6 %
(17.7 % menores, 2.9 % mayores); la complicación principal estuvo asociada
con la infección urinaria que requiere hospitalización para tratamiento con an-
tibióticos intravenosos.
2. No se ha informado mortalidad relacionada con la EAP.
3. Las complicaciones en general son menores y autolimitadas o controladas con tra-
tamiento médico.
a. El síndrome postembolización es frecuente, pero se trata fácilmente con an-
tieméticos, analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos. Rara vez se requiere
hospitalización y el uso de opiáceos.
b. Otras posibles complicaciones relacionadas con el procedimiento son las del
punto de punción, como hematomas, sangrado urinario, rectal o seminal (en
general autolimitados), infecciones urinarias o prostatitis infecciosa.
4. Las principales complicaciones se asocian con la embolización fuera del área a
tratar, que da como resultado una isquemia visceral.
a. Hasta la fecha se ha informado al menos un caso de necrosis de la pared vesical
que requirió resección quirúrgica.4
b. Otros casos incluyen isquemia de la pared vesical y rectal, infarto óseo y radio-
dermatitis.
Resumen
En general, el conocimiento de la anatomía arterial pélvica, las anastomosis vas-
culares y la familiaridad con las técnicas avanzadas de microcateterismo son fun-
damentales para optimizar los resultados y evitar complicaciones. Los radiólogos
CAPÍTULO 27 HPB: embolización de la arteria prostática299
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S E CCIÓN I I I
PROCEDIMIENTOS TRANSVENOSOS
Los dispositivos de acceso venoso central (VC) pueden colocarse más rápido, con más
seguridad y menos complicaciones cuando se usa la guía por imagen que cuando se
colocan según puntos de referencia anatómicos externos.1 Un catéter VC no tu-
nelizado tiene ciertas ventajas sobre un catéter tunelizado o un acceso subcutáneo
torácico implantable. Los catéteres VC no tunelizados, en general, se colocan sola-
mente con anestesia local, a menudo en la cama del paciente en la unidad de cuidados
intensivos (UCI), cuando éste se encuentra demasiado enfermo para ser transportado.
Como estos catéteres temporales se colocan sin un túnel subcutáneo, pueden usarse
parámetros de coagulación menos estrictos. Al terminar la indicación de uso para
estos catéteres, los dispositivos se pueden retirar fácilmente en la cama del paciente.
Indicaciones2
1. Indicaciones terapéuticas:
a. Administración de quimioterapia, alimentación parenteral total, hemoderiva-
dos, medicamentos y líquidos intravenosos.
b. La realización de hemodiálisis y plasmaféresis se aborda en el Capítulo 33.
2. Indicaciones diagnósticas:
a. Confirmación de un diagnóstico o establecimiento de un pronóstico
b. Monitorización terapéutica
c. Toma repetida de muestras de sangre
Contraindicaciones
Absolutas
1. Celulitis en el punto de inserción
2. Alergia al material del catéter
Relativas
1. Coagulopatía no corregible.
2. Oclusión venosa central.
3. Los catéteres centrales de inserción periférica (CCIP) están contraindicados en los
pacientes en riesgo de insuficiencia renal crónica o que tienen una nefropatía cró-
nica, porque pueden dañar los posibles sitios de realización de fístulas que podrían
requerirse en una diálisis futura.
Preparación preprocedimiento
La preparación antes del procedimiento es similar independientemente del disposi-
tivo de acceso elegido.
1. Revisión de la historia clínica para:
a. Establecer la indicación
b. Obtener antecedentes en torno a dispositivos de acceso VC concurrentes o pre-
vios y de las complicaciones relacionadas, como edema de miembros o facial
c. Identificar alergias pertinentes2
300
CAPÍTULO 28 Acceso venoso central: no tunelizado301
Procedimiento
1. Consideraciones generales:
a. Los catéteres VC no tunelizados y CCIP se colocan en la sala de radiología in-
tervencionista o en la cama del paciente (con o sin guía fluoroscópica) según la
preferencia del operador y el estado clínico del paciente.
b. La piel se limpia con una preparación de clorhexidina al 2 %. El protocolo de an-
tisepsia quirúrgica estándar para el operador incluye lavado de manos, guantes,
mascarilla, gorro y bata quirúrgica.
c. En todas las colocaciones de vías se usa anestesia local con lidocaína al 1 %.
d. Elección de la vía:
(1) Los catéteres VC difieren en composición, longitud, luz y tamaño. Una luz
interna grande resulta óptima para las infusiones de líquidos viscosos,
mientras que la disponibilidad de varias luces facilita la administración
de infusiones compatibles. En general, cuanto mayor es la luz, mayor es el
tamaño del catéter. Para los catéteres con varias luces, si una luz aumenta
de tamaño, las otras tendrán que ser menores, para mantener un diámetro
exterior del catéter razonable. La elección del tamaño del catéter y el nú-
mero de luces es importante, ya que el riesgo de infección y trombosis de
los vasos es mayor a medida que aumenta el tamaño del catéter y el número
de luces.
(2) Hay CCIP y catéteres VC no tunelizados para inyección automática y pue-
den identificarse por el tubo del catéter que indica los parámetros de la veloci-
dad de inyección. El CCIP Bard Power® (Bard Access Systems, Salt Lake City,
UT) tiene una velocidad de inyección máxima de 5 mL/seg a 300 psi.
e. Técnica de guía:
(1) Se recomienda la guía por ecografía para las venopunciones a fin de evitar la
punción accidental de arterias.
(2) Cuando el paciente pueda tolerar médicamente el ser trasladado a la sala de
angiografía, se utiliza la guía fluoroscópica con el fin de lograr la visuali-
zación de guías y catéteres y la flebografía. Al final del procedimiento, se
toma una imagen fluoroscópica focalizada para documentar la posición
de la punta del catéter.
(3) Cuando se colocan vías VC en la cama del paciente, sólo se usa la guía eco-
gráfica. Después se toma una radiografía de seguimiento para verificar la
posición de la punta del catéter.
302 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
A B
Cuidados posprocedimiento
1. Cuando se usan estudios por imagen como guía, rara vez se produce una mala
posición del catéter. Si no se colocó el catéter bajo guía fluoroscópica, se toma una
radiografía de tórax después del procedimiento para documentar su posición.
2. Los pacientes reciben instrucciones escritas que describen el cuidado del catéter y
de sus sitios de salida. Se explican los signos y los síntomas de complicaciones y se
proporciona información de contacto.
3. El cuidado de los catéteres VC se basa en el protocolo del hospital e incluye ins-
trucciones para el lavado de la vía y cambios de la curación.
Resultados
La colocación exitosa de un dispositivo de acceso VC requiere un catéter insertado en
el sistema venoso con la punta en el sitio deseado. El catéter también debe funcionar
adecuadamente para su uso previsto (administración de medicamentos frente a diá-
lisis).2 Las tasas de éxito de colocación informadas son del 95-96%. El umbral para la
colocación exitosa en la VYI es del 95% y en la vía subclavia o periférica es del 90%.2
Complicaciones
Las complicaciones se clasifican como tempranas (dentro de los 30 días posteriores a
la colocación) o tardías (después de 30 días). Las complicaciones tempranas se sub-
dividen en las que se presentan dentro de 24 h (relacionadas con el procedimiento)
CAPÍTULO 28 Acceso venoso central: no tunelizado305
A B
y las que se presentan después de esa ventana temporal. La introducción guiada por
imagen se asocia con tasas más bajas de complicaciones en comparación con la colo-
cación utilizando puntos de referencia anatómicos externos.2,5 La tasa global de com-
plicaciones es del 7 %.2,5 El umbral general del procedimiento para las complicaciones
mayores es del 3 %.4 La colocación guiada por imagen tiene menos complicacio-
nes tempranas (5-10 %), menores tasas de infección (9.7 frente a 14 por cada 1 000 días
con el catéter) y menos complicaciones tardías (20 % frente a 30 %) cuando se com-
para con la colocación quirúrgica.7 Varias de las complicaciones más frecuentes se
describen a continuación.
1. Mala posición:
a. La mala posición del catéter inmediatamente después de la colocación es rara
cuando se usa una guía por imagen. Una mala posición de la punta se produce en
un 3-32% de los casos sin guía por imagen frente al 0-4% con ella.7 La guía fluoros-
cópica es útil para confirmar la correcta colocación del catéter, y se pueden hacer
ajustes inmediatos en el momento de la colocación. Si la posición del catéter es
dudosa, también se puede realizar una flebografía. Las radiografías de tórax de
rutina no son necesarias después de la colocación del catéter guiado por imagen.
Si se coloca un CCIP en la cama del paciente, se debe tomar una radiografía de
tórax de seguimiento para verificar la posición de la punta del catéter.
b. Las puntas de catéter pueden alojarse en distintos sitios debido a variantes ana-
tómicas, incluidas una VCS izquierda, una VCS duplicada, una vena pulmonar
anómala, o una vena colateral o retrógrada dentro de una vena.
2. Neumotórax:
a. La incidencia de neumotórax y punción arterial accidental es baja cuando se usa
la ecografía como guía para el acceso a la VYI (1-2%). El riesgo de neumotórax es
mayor cuando sólo se usan puntos de referencia anatómicos externos para el ac-
ceso directo de la vena subclavia.1 El riesgo es del 0% para la colocación del CCIP.
b. La mayoría de los neumotórax permanecen asintomáticos, especialmente si la
pleura visceral se desplaza a menos de 2 o 3 cm de la pleura parietal, pero es
evidente por imagen inmediatamente después del procedimiento. Rara vez, un
neumotórax tardío puede aparecer varios días después.1,8-10
3. Embolia gaseosa:
a. La embolia gaseosa es una complicación rara que se presenta si la presión in-
tratorácica cae durante la introducción del catéter en la vena a través de un
introductor pelable (1 %). La entrada de aire puede reducirse haciendo que el
paciente mantenga una presión intratorácica positiva continua tarareando y al
comprimir manualmente la porción externa del introductor inmediatamente
después de retirar el dilatador y la guía. El introductor debe quedar comprimido
hasta que el catéter se avanza dentro de él. Los émbolos gaseosos pequeños se
encuentran menos a menudo, porque los pacientes están asintomáticos. Los
émbolos gaseosos grandes pueden ser sintomáticos, con tos y dificultad respi-
ratoria, o incluso pueden ser letales. En estos casos se verá la imagen del aire en
la aurícula derecha o el tracto de salida de la pulmonar con fluoroscopia. El uso
de un introductor pelable con válvula puede ayudar a reducir este riesgo.10
4. Grandes vasos o perforación cardíaca:
a. La perforación es una complicación rara (, 1 %) que puede ocurrir si el dilata-
dor se avanza sobre una guía mal posicionada o fuera de la vena cava inferior.1,10
Los catéteres colocados en la vena subclavia derecha son más propensos a esto,
porque el vaso entra de forma perpendicular en la VCS. Puede haber signos de
inestabilidad hemodinámica, hemotórax, hematoma mediastínico o tapona-
miento cardíaco.
5. Complicaciones tardías, como infección, formación de una cápsula de fibrina,
trombosis venosa y rotura del catéter, y su manejo se analiza en el Capítulo 29. En
general, ocurren en accesos colocados durante mucho tiempo.
Referencias
1. Funaki B. Central venous access: a primer for the diagnostic radiologist. AJR Am J
Roentgenol. 2002;179:309–318.
2. Lewis CA, Allen TE, Burke DR, et al. Quality improvement guidelines for central venous
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3. Malloy PC, Grassi CJ, Kundu S, et al. Consensus guidelines for periprocedural manage-
ment of coagulation status and hemostasis risk in percutaneous image-guided inter-
ventions. J Vasc Interv Radiol. 2009;20:S240–S249.
4. O’Connor SD, Taylor AJ, Williams EC, et al. Coagulation concepts update. AJR Am J
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access. J Vasc Interv Radiol. 2003;14:S443–S452.
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venous occlusion. Radiology. 2001;218:471–476.
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surgical placement of central venous catheters. Cardiovasc Intervent Radiol. 1997;20:
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8. Tyburski JG, Joseph AL, Thomas GA, et al. Delayed pneumothorax after central venous
access: a potential hazard. Am Surg. 1993:59:587–589.
9. Vescia S, Baumgärtner AK, Jacobs VR, et al. Management of venous port systems in
oncology: a review of current evidence. Ann Oncol. 2008;19:9–15.
10. Bhutta ST, Culp WC. Evaluation and management of central venous access complica-
tions. Tech Vasc Interv Radiol. 2011;14:217–224.
29 Acceso venoso central: tunelizado
Sidney Regalado y Brian Funaki
Los dispositivos de acceso venoso central (VC) de largo plazo son los catéteres tuneli-
zados y los reservorios (puertos) de acceso subcutáneo en el tórax. Los primeros se
usan semanas a meses (o incluso años) y a menudo se colocan para quimioterapia,
alimentación parenteral total, plasmaféresis y hemodiálisis. Los reservorios implan-
tables subcutáneos se usan para acceso si la indicación persiste meses o años. En
general, los reservorios se colocan para quimioterapia. Los catéteres tunelizados se
colocan y reemplazan más fácil y rápidamente, pero tienen un mayor riesgo de in-
fección y limitan más el estilo de vida (el aspecto estético global y la facilidad para la
higiene) en comparación con los reservorios subcutáneos. Todos estos dispositivos
pueden retirarse cuando ya no son necesarios.1
Indicaciones2
1. Administración de quimioterapia, alimentación parenteral total, hemoderivados,
medicamentos y líquidos intravenosos
2. Realización de hemodiálisis y plasmaféresis (Cap. 33)
Contraindicaciones
Absolutas1
1. Bacteriemia o sepsis
2. Celulitis en el punto de inserción
3. Alergia al material del catéter
Relativas1
1. Coagulopatía no corregible
2. Oclusión de acceso venoso central
Preparación preprocedimiento
La preparación antes del procedimiento es semejante a la de la colocación de caté-
teres VC temporales descrita en el capítulo anterior, con algunas diferencias que se
describen a continuación.
1. Además de la anestesia local, los pacientes con frecuencia requieren sedación
consciente. Se indica ayuno (nada por vía oral o NPO) durante 6 h, o en conformi-
dad con el protocolo institucional.
2. Deben respetarse las recomendaciones para los parámetros de coagulación con
el objetivo de evitar complicaciones hemorrágicas.3 El acceso VC tunelizado y
los reservorios subcutáneos se consideran procedimientos con riesgo moderado
de sangrado.
a. Debe evaluarse de rutina la razón normalizada internacional (de international
normalized ratio) en todos los pacientes, cuyo objetivo es inferior a 1.5.
b. Se recomienda evaluar el tiempo parcial de tromboplastina en los pacientes que
reciban heparina no fraccionada intravenosa. El rango normal es de 25-35 seg y
debe ser inferior a 1.5 veces el control.
c. El recuento de plaquetas no es necesario de rutina, pero la transfusión sí
cuando el recuento sea menor de 50 000/μL. Otros autores aceptan un recuento
plaquetario de 25 000/μL o mayor.4
d. Se suspende el clopidogrel durante 5 días antes del procedimiento. El ácido ace-
tilsalicílico se continúa.
e. Debe suspenderse la última dosis de heparina de bajo peso molecular (dosis
terapéutica) previa al procedimiento.
308
CAPÍTULO 29 Acceso venoso central: tunelizado309
Procedimiento
1. Consideraciones generales:
a. Los catéteres tunelizados y los reservorios se colocan en una sala de fluoroscopia.
b. La piel se esteriliza con una preparación de clorhexidina al 2 %. El protocolo
de antisepsia quirúrgica estándar para el operador incluye lavado de manos,
guantes, mascarilla, gorro y ropas quirúrgicas.
c. Se usa anestesia local con lidocaína al 1 % para todas las colocaciones de vías.
d. Se utiliza sedación consciente con citrato de fentanilo y clorhidrato de midazolam
de manera rutinaria. El personal de enfermería debe vigilar continuamente las
constantes vitales.
e. Elección del dispositivo: al igual que con los catéteres temporales, es impor-
tante elegir el tamaño de catéter más pequeño y el número mínimo de luces
para satisfacer las indicaciones para el acceso a fin de disminuir las complica-
ciones trombóticas. Los dispositivos de inyección automática sirven para admi-
nistrar el contraste durante la tomografía computarizada (TC).
f. Técnica de guía:
(1) Se recomienda la guía por ecografía en las venopunciones.
(2) La guía fluoroscópica se utiliza para la visualización de guías, catéteres y
flebografía.
g. Elección de la vena:
(1) Las venas yugulares son el sitio de acceso preferido para los catéteres tuneli-
zados y los puertos subcutáneos. Estos últimos pueden colocarse a través de
una vena del brazo, como un catéter central de inserción periférica (CCIP);
sin embargo, los puertos en los brazos se asocian con un mayor riesgo de
complicaciones, como la trombosis.1
(2) Las venas femorales son los sitios de acceso venoso menos óptimos, porque
hay un mayor riesgo de infección y peor permeabilidad.1,6
(3) Cuando se agotan las venas convencionales, se debe considerar el acceso no
convencional.
2. Catéteres venosos centrales tunelizados:
a. Para las mujeres con senos grandes, la mama debe fijarse con cinta en dirección
caudal para evitar la retracción excesiva (con movimiento de la punta del caté-
ter en dirección cefálica) cuando la paciente vuelve a una postura vertical.
b. La colocación de catéteres tunelizados en venas convencionales es esencial-
mente la misma para todas las indicaciones. El acceso a la vena yugular es simi-
lar al acceso no tunelizado ( fig. 29-1A-C).
c. Se introduce una guía convencional en el sitio de acceso en la vena cava inferior
( fig. 29-1D).
d. La ruta subcutánea prevista del túnel se anestesia con lidocaína mediante una
aguja larga y, preferiblemente, una sola entrada cutánea.
e. Se realiza una incisión cutánea en la pared del tórax en el sitio deseado de en-
trada del catéter para confeccionar un túnel subcutáneo de 8-10 cm de longitud,
y se introduce un dispositivo tunelizado a través de esta incisión hacia el sitio
de la flebotomía en el cuello haciendo una suave curva en la zona ( fig. 29-1E).
Algunos dispositivos tienen una curva preformada.
f. Se coloca un introductor pelable de tamaño adecuado a través del acceso yugu-
lar sobre la guía rígida de 0.889 mm (0.035”).
g. El catéter tunelizado se tracciona a través del túnel para que el manguito de re-
tención proximal quede al menos 2 cm dentro de la entrada del túnel ( fig. 29-1F).
h. Después, el catéter se avanza enérgicamente a través del introductor pelable
de la yugular, colocando la punta en la unión de la vena cava superior con la
aurícula derecha (VCS/AD) ( fig. 29-1G). Se debe evitar la embolia gaseosa.
i. El sitio de la flebotomía en el cuello se cierra con pegamento cutáneo (Derma-
bond®, Ethicon, Mokena, IL) o un punto.
310 SECCIÓN III Procedimientos Transvenosos
SONDA ECOGRÁFICA
Vena yugular
interna Tiroides
AC
Vena yugular
interna Tiroides
AC
FIGURA 29-1 • Colocación del catéter tunelizado. A: evaluación ecográfica transversal de la vena
yugular interna derecha (VYID). B: la vena es compresible, lo que sugiere permeabilidad del vaso. AC,
arteria carótida (continúa)
310
CAPÍTULO 29 Acceso venoso central: tunelizado311
GUÍA
INCISIÓN CUTÁNEA
GUÍA
FIGURA 29-1 • (Continuación) C: guía ecográfica para la punción con aguja fina de la VYID. D: la
guía se avanza en la vena cava inferior (la porción continua es externa al vaso y la porción larga
intermitente es intravascular)
312 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
GUÍA
INCISIÓN EN LA PIEL
TUNELIZADOR
GUÍA
GUÍA
INCISIÓN EN LA PIEL
MANGUITO
CATÉTER
GUÍA
MANGUITO
FIGURA 29-1 • (Continuación) G: punta del catéter tunelizado en la unión VCS/AD (la porción
punteada es externa a la piel, la porción continua está en la vía y el patrón reticulado es intravascular)
A B
C D
FIGURA 29-2 • Colocación de un reservorio subcutáneo torácico A: se coloca una guía en la vena
cava inferior (VCI) con guía fluoroscópica. B: se confecciona un bolsillo con disección roma después
de hacer una incisión en la piel de 2-3 cm. Se realiza un túnel subcutáneo mediante un dispositivo
tunelizador (flecha). C: el catéter (flecha doblada) se avanza a través del túnel en el sitio de la
flebotomía de cuello. D: el catéter se avanza por un introductor pelable. La mayoría de los reservorios
todavía tienen que ensamblarse conectando las vías del catéter, el cono y el puerto. El reservorio
(punta de flecha) se sepulta en el bolsillo y el bolsillo se cierra. Punta del catéter en la unión VCS/AD
g. El catéter se recorta a nivel del bolsillo del reservorio, se conecta con el depósito
de este último y se fija en el cono (en los sistemas no integrados). Se debe tener
cuidado de que la longitud del catéter dentro del bolsillo sea suficiente para co-
nectar el puerto, pero no tanta como para que se doble el catéter. El reservorio
se lleva al bolsillo.
h. El bolsillo se cierra en dos planos. El plano profundo se cierra con puntos reab-
sorbibles 3-0 (Ethicon, Mokena, IL). Un informe reciente sugiere que se puede
utilizar material reabsorbible dentado para el cierre del plano profundo con
CAPÍTULO 29 Acceso venoso central: tunelizado315
Cuidados posprocedimiento
1. Con una guía por imagen, la mala posición del catéter es rara. Se toma una radio-
grafía focalizada para documentar la posición de la punta.
316 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
2. Los pacientes reciben instrucciones por escrito sobre los cuidados adecuados del
catéter y la herida. Se analizan los signos y síntomas de complicaciones y se pro-
porciona información de contacto.
3. El cuidado de los catéteres tunelizados y reservorios subcutáneos se basa en el
protocolo del hospital e incluye instrucciones para el lavado de la vía y el cambio
de las curaciones.
4. Catéteres de inyección automatizada:
a. Los catéteres tunelizados de inyección automatizada tienen etiquetas de iden-
tificación en el catéter que indican las máximas tasas de inyección.
b. Los reservorios de inyección tienen varios identificadores de seguridad. Cier-
tos dispositivos pueden identificarse por su forma o mediante la palpación de
puntos sobre el tabique. También hay identificadores en la TC o las radiografías
simples. Durante las inyecciones debe usarse una aguja Huber especial de in-
yección automatizada.
c. Los pacientes deben recibir información por escrito que documente el tipo de
dispositivo que tienen colocado.
Resultados
Como con el acceso temporal, se logra la colocación fluoroscópica exitosa de un dis-
positivo de acceso VC con la punta en el sitio deseado y con el funcionamiento apro-
piado para su uso en casi todos los casos (95 %).
Complicaciones
Las complicaciones tempranas del acceso VC se describieron en el capítulo anterior
y se pueden aplicar al acceso VC a largo plazo. Los catéteres VC a largo plazo tienen
complicaciones tardías particulares porque su tiempo de implantación es mayor que
el de los catéteres temporales.
1. Infección:
a. Se trata de la complicación más habitual. Los patógenos más frecuentes son
Staphylococcus coagulasa negativos, S. aureus, bacilos gramnegativos aero-
bios y Candida albicans.1
(1) En general, los reservorios tienen las tasas de infección más bajas, seguidos
por los catéteres tunelizados y luego los no tunelizados.7,8 Se han informado
tasas de infección de reservorios de 0.21 por cada 1 000 días/catéter, mientras
que para las vías tunelizadas ascienden a 2.77 por cada 1 000 días/catéter.1,9
(2) La tasa de infecciones del sitio de salida del catéter es de 0.26 por cada
1 000 días/catéter. La tasa de infecciones del torrente sanguíneo es de 0.19
por cada 1 000 días/catéter.1,8,9
(3) En casos de sospecha de infección de la vía, los pacientes son tratados con
antibióticos de amplio espectro que cubran los patógenos más frecuentes.
La opción antibiótica se adapta con base en los resultados de los hemoculti-
vos, los cultivos de la herida o de las puntas de catéter.
2. Formación de una cápsula de fibrina:
a. Es la causa más frecuente de disfunción del catéter. La consulta clásica es por-
que el catéter puede infundirse pero no aspirarse.
b. Una cápsula de fibrina es una capa proteica de material eosinófilico con células
inflamatorias dispersas que rodean el catéter y la punta, y que puede identifi-
carse en la flebografía de contraste acumulándose en la punta o viajando en una
dirección retrógrada a lo largo del catéter en lugar de fluir directamente en las
venas centrales.1,10
c. Se forman cápsulas de fibrina alrededor de casi todos los catéteres VC. La dis-
función del catéter secundaria a una cápsula de fibrina se observa en un 13-57 %
de los catéteres de diálisis (que puede detectarse rápidamente debido a las
tasas de flujo bajas). La disfunción del catéter debido a una cápsula de fibrina,
por lo general, se observa con menos frecuencia en los reservorios y las vías
de diálisis no tunelizadas, porque estos catéteres pueden funcionar a pesar de
tener tasas de flujo bajas.11
CAPÍTULO 29 Acceso venoso central: tunelizado317
d. La disfunción del catéter causada por un trombo en su punta puede imitar los
síntomas de una cápsula de fibrina, ya que ambos pueden ocasionar una vál-
vula unidireccional que perturba el funcionamiento correcto.
3. Trombosis venosa central relacionada con el catéter:
a. Las manifestaciones del síndrome de la VCS, como inflamación y edema de
brazos y cara, pueden deberse a una trombosis venosa central relacionada con
el catéter. Con frecuencia hay una estenosis preexistente que se agrava por un
coágulo agudo superpuesto. La mala posición de la punta del catéter aumenta
el riesgo de trombosis.10
b. La incidencia es de alrededor del 4 %.2
4. Pinzamiento del catéter:
a. Las complicaciones relacionadas con el catéter, al pasar a través de la vena sub-
clavia, no ocurren con el acceso de la VYI.
b. Los catéteres que se colocan demasiado medialmente están comprimidos de
manera crónica contra la costilla derecha y la clavícula por el ligamento costo-
clavicular y el músculo subclavio.1,10 La compresión repetitiva puede producir
fatiga y rotura del material. El fragmento de catéter puede entonces embolizar el
corazón o la arteria pulmonar (~1 %).10
Referencias
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Roentgenol. 2009;193:1656–1664.
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30 Manejo del acceso venoso central
Jamie B. Arton y Mitchell Smith
Lavado
Se utilizan anticoagulantes como la heparina para mantener los catéteres permeables,
ya que previenen la trombosis intraluminal. Falta evidencia clínica a favor o en contra
del uso de lavados de heparina en las vías centrales, lo cual se destaca en muchas de
las recomendaciones basadas en la evidencia para el cuidado de los catéteres.12 Una
revisión sistemática publicada por Mitchell y cols.12 encontró evidencia débil para el
uso de lavados de heparina para reducir la incidencia de oclusión de catéteres. Los
riesgos del lavado de heparina incluyen trombocitopenia inducida por heparina y re-
acciones alérgicas a la heparina y contaminantes químicos. No se ha realizado ningún
estudio que tenga suficiente solidez estadística para evaluar el riesgo de trombocito-
penia inducida por heparina debido al lavado de rutina del catéter venoso central.12
Un estudio aleatorizado que comparó los lavados con solución salina normal
frente a los de heparina en los CVC a corto plazo no tunelizados no mostró diferen-
cias en la permeabilidad del catéter y sugiere que la frecuencia de los lavados y la
técnica adecuada son fundamentales para mantener la permeabilidad del catéter.12
Los CDC no recomiendan el uso de terapia anticoagulante, pero el objetivo de sus
recomendaciones es la prevención de la infección y no mantener la permeabilidad
del catéter.
Las guías institucionales para la atención de la vía, por lo general, son estableci-
das por comités dedicados al acceso venoso central con base en la evidencia disponi-
ble. Un ejemplo se presenta en el cuadro 30-1.
319
320 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Concentración de
Tipo de vía heparina Cantidad Frecuencia
CCIP 10 U/mL 3 mL Diario
No tunelizados 10 U/mL 2 mL Diario
CVC (excepto catéte-
res para hemodiálisis
temporal)
Catéteres para hemo- 1 000 U/mL Véanse las recomenda- Después de la
diálisis no tunelizados ciones del fabricante inserción y después
basadas en la de cada hemodiáli-
longitud del catéter, sis (mantenido por
suelen hallarse en las personal capacitado
luces del catéter en diálisis)
CVC tunelizados 10 U/mL o 100 U/mL, Véanse las recomenda- Diario a semanal según
(excepto catéteres según tipo de vía ciones del fabricante las recomendaciones
para hemodiálisis) basadas en la del fabricante y las
longitud del catéter, guías institucionales
suelen hallarse en las
luces del catéter
Catéter tunelizado para 1 000 U/mL Véanse las recomenda- Después de la inser-
hemodiálisis ciones del fabricante ción y después de
basadas en la cada tratamiento de
longitud del catéter, hemodiálisis (por
suelen hallarse en las personal capacitado
luces del catéter en diálisis)
Groshong No requiere la hepa- 5 mL solución salina Cada 7 días o con
rina debido al diseño normal mayor frecuencia,
del catéter. Lavar según necesidad
con solución salina
normal
Reservorio implantado 100 U/mL 5 mL Cada 30 días o con
mayor frecuencia,
según necesidad
Curaciones
Los CDC recomiendan el uso de dispositivos de cierre sin suturas para ayudar a pre-
venir las infecciones (Categoría II).9,11 Tanto los apósitos de poliuretano transpa-
rente estériles como las gasas estériles y cinta adhesiva son apropiados para las vías
centrales (Categoría IA). No hay ninguna evidencia que demuestre que una curación
sea superior a otra para la prevención de infecciones. La gasa es más adecuada si
el sitio del catéter está sangrando o si el paciente está diaforético (Categoría II). El
apósito debe cambiarse, sin importar de qué tipo sea, si está sucio o comienza a des-
prenderse de la piel (Categoría IB). Según la preferencia del paciente, se pueden cam-
biar los apósitos transparentes una vez por semana (Categoría II). Las gasas deben
cambiarse cada 2 días. Los pacientes pueden ducharse con el apósito en el sitio 48 h
después de la colocación, siempre que el catéter esté cubierto con otro apósito im-
permeable (Categoría II). Los catéteres tunelizados bien cicatrizados pueden quedar
al descubierto, excepto en el caso de pacientes inmunodeprimidos; no se han emitido
recomendaciones para las curaciones de estos catéteres. Debe usarse una gasa im-
pregnada con clorhexidina en los catéteres de corto plazo en los pacientes mayores
de 2 meses si la tasa de infección no disminuye (Categoría IB).
Prevención de infecciones
Algunas estrategias adicionales de prevención de infecciones incluyen el uso de un-
güentos antisépticos de yodopovidona en el punto de salida del catéter de hemodiáli-
sis, después de la inserción y al final de cada sesión de diálisis, dado que el ungüento no
interactúa con el material del catéter (Categoría IB). Pueden usarse ungüentos con
gramicidina/bacitracina/polimixina B si están disponibles. Si no disminuyen las
tasas de ISAVC, los CDC recomiendan el uso de CVC impregnados en clorhexidina/
sulfadiacina de plata o minociclina/rifampicina en los pacientes que necesiten un
acceso por 5 días o más (Categoría IA). Se recomienda la profilaxis de bloqueo anti-
biótico en pacientes con catéteres de largo plazo que han tenido varias infecciones
de la vía (Categoría II).11
Referencias
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Indicaciones
1. La FAV no madura. La primera evaluación del acceso debe realizarse 6 semanas
después de la confección.
a. Fistulografía diagnóstica si:
(1) Flujo < 600 mL/min
(2) Vena de drenaje < 6 mm de diámetro
b. Angioplastia de las estenosis en cualquier lugar del circuito hasta las venas
centrales; no existe evidencia de que la estenosis venosa central afecte la
maduración.
c. Embolización o ligadura de venas “competentes”. Se trata de un tema contro-
vertido ya que hay poca evidencia de que el tratamiento de estos vasos contri-
buya con la maduración.3
2. FAV no funcionante. Se considera que una FAV fracasa cuando hay estenosis en el
flujo aferente o eferente superior al 50 % asociada con:
a. Disminución del flujo (reducción de la depuración)
b. Aumento de la presión venosa estática
c. Seudoaneurisma
d. Sangrado prolongado después del retiro de la aguja
e. Edema del brazo
f. Recirculación
g. Exploración física con resultados anómalos
3. FAV coagulada.
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía no corregible.
2. Infección de la fístula. Nota: la infección de la fístula es muy rara. A diferencia de
los IAV, la presencia de eritema y calor sobre una FAV coagulada casi siempre
es una tromboflebitis y no una infección.
Relativas
1. Cortocircuito cardiopulmonar de derecha a izquierda (para procedimientos de
descoagulación debido al riesgo de embolia paradójica).
2. Antecedentes de reacción alérgica al medio de contraste.
3. Enfermedad cardiopulmonar significativa. Durante los procedimientos de des-
coagulación pueden producirse émbolos pulmonares. La mayoría de las veces
no presentan consecuencias clínicas; sin embargo, en pacientes con insuficiencia
ventricular derecha, hipertensión pulmonar y arritmias cardíacas, se han infor-
mado embolias pulmonares letales.
324 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
4. Isquemia distal a la anastomosis AV. El aumento del flujo a través de una fístula
puede desviar más sangre de la zona isquémica y producir un empeoramiento de
un síndrome de robo.
5. Infección sistémica.
Preparación preprocedimiento
1. Consentimiento informado. La entrevista también ayuda a establecer un lazo de
confianza con el paciente y a aliviar la ansiedad.
2. Se deben administrar antibióticos intravenosos (i.v.) antes de la trombectomía/
trombólisis (cefazolina i.v. 1-3 g [con base en el peso] o vancomicina 0.5-1.5 g i.v.
[con base en el peso], porque el contenido de una fístula con un coágulo puede
estar colonizado).4
3. Los antecedentes de la fístula actual (junto con la exploración física) son uno de
los pasos más cruciales de la evaluación. Debe evaluarse y documentarse:
a. Cuándo se creó el acceso
b. Tipo de acceso
c. Fracasos en la maduración (si ha habido algún uso eficaz anterior)
d. Cuándo hubo disfunción o coagulación
e. Presencia de síntomas de robo
f. Edema del brazo, cara o tórax
g. Fiebre o escalofríos
h. Antecedentes de intervenciones
4. Independientemente del tipo de acceso, se debe evaluar y documentar:
a. Pulsos: radial, cubital y braquial (usar Doppler si no es palpable).
b. Relleno capilar y temperatura de mano/brazo.
c. Colaterales en la pared torácica.
d. Examen cardíaco y pulmonar: se hace la evaluación de la capacidad del paciente
para tolerar con seguridad el procedimiento y la sedación moderada. Los indivi-
duos con edema pulmonar pueden requerir diálisis a través del catéter temporal.
e. Antes de cada intervención debe realizarse una exploración física de la FAV:
(1) Tipo y condiciones del acceso ( fístula radiocefálica, braquiocefálica y trans-
posición de vena basílica o cefálica), presencia de aneurismas, seudoaneu-
rismas o hematomas y localización de la anastomosis. Esta información
ayuda en la elección del sitio de acceso a la fístula.
(2) Presencia o ausencia de frémito/pulso.
(3) Evaluación de la fístula si está tensa o blanda (incluso con frémito).
5. La revisión de imágenes de las intervenciones anteriores es esencial (especial-
mente cuando hay un fracaso temprano después de un procedimiento previo). En
particular, para determinar si la intervención anterior fue óptima. Éste es un paso
crítico y no debe omitirse.
6. Deben evaluarse los parámetros de la coagulación (razón normalizada interna-
cional [INR, de international normalized ratio], tiempo de tromboplastina parcial
[TTP] y recuento de plaquetas). Los valores de INR < 2 seg, TTP < 40 seg y plaque-
tas > 25 000 son resultados aceptables.
Procedimiento
Las intervenciones realizadas en la FAV incluyen fistulografía y angioplastia en fís-
tulas no maduras o no funcionantes, y eliminación del coágulo en las fístulas ocluidas
(procedimientos de descoagulación). Cada una se describe por separado.
Fistulografía y angioplastia transluminal percutánea (con balón) para las fístulas
que no maduran
1. Se preparan las herramientas adecuadas y el equipo antes del procedimiento:
a. Para el acceso a la fístula: catéter intravenoso Angiocath® calibre 18 o un juego
para micropunción.
b. Guías: Roadrunner® (Cook Medical, Bloomington, IN) (preferido), Bentson® o
Glidewire® cónica larga (cono de 8 cm).
CAPÍTULO 31 Fístulas para diálisis325
que tales venas realmente derivan flujo es ocluir temporalmente la vena mediante
compresión externa y determinar si hay una mejoría en la exploración física o,
idealmente, mediante medición directa del flujo. Las venas competidoras son ex-
tremadamente raras, menos del 1 % en la mayoría de las prácticas.3
8. El tratamiento de venas “competidoras” no se debe hacer al mismo tiempo que la
ATP de la estenosis, porque ésta permite la maduración en la mayoría de las fístu-
las que no lo hacen.3
9. El sitio de punción puede cerrarse de varias formas, teniendo cuidado de no trom-
bosar la fístula:
a. Para los accesos arteriales y todas las punciones de fístulas que no maduran, los
autores recomiendan la compresión manual. La compresión guiada por ecogra-
fía puede ayudar a prevenir los hematomas en los pacientes con brazos grandes.
b. Compresión manual con un coagulante.
c. Un punto en bolsa de tabaco con un dispositivo temporal que sostenga los hilos
o el nudo.
retirado. La eliminación del coágulo adherido a la pared puede dar mejores re-
sultados después de la descoagulación.
d. Tratamiento de la estenosis de la anastomosis o la perianastomosis: la clave de
una trombólisis eficaz en un acceso para diálisis es el restablecimiento del flujo.
Lo anterior se logra, por lo general, tratando el tapón anastomótico/estenosis.
Inicialmente, éstos pueden tratarse con un balón de Fogarty o un dispositivo de
trombectomía de contacto con la pared, seguido de una ATP.
e. Tratamiento de las estenosis significativas con angioplastia o endopróte-
sis: después de confirmar con cuidado el flujo anterógrado en la fístula con
una pequeña inyección de contraste, puede realizarse una fistulografía diag-
nóstica. Sin embargo, para evitar émbolos arteriales, el flujo hacia adelante
debe documentarse antes de realizar el estudio diagnóstico. Toda estenosis
identificada se trata con ATP.
f. Fistulografía posprocedimiento: se realiza una fistulografía después del proce-
dimiento, desde la anastomosis hasta la aurícula derecha, que incluya la vena
eferente primaria. El flujo arterial aferente puede visualizarse mediante la oclu-
sión del flujo eferente y el reflujo de contraste (preferido) o mediante la inyec-
ción de contraste directamente en la arteria. El flujo venoso puede obstruirse
usando un balón o mediante compresión externa (manual o con un manguito
de presión). La compresión manual puede elevar la dosis de radiación para el
operador. Se usan los mismos puntos finales anatómicos y clínicos que para
la angioplastia de fístulas no funcionantes.
g. Hemostasia del sitio de acceso: como para las fístulas no funcionantes.
2. Trombólisis farmacéutica:
a. Trombólisis primaria: el uso de trombolíticos es otra manera de obtener la per-
meabilidad. Se colocan dos catéteres desde direcciones opuestas sin cruzar la
anastomosis. Se pulsan heparina y agentes líticos en el coágulo hasta que se
destruye. Toda estenosis subyacente que sea descubierta se trata de la manera
estándar.10 Las dosis de activador tisular del plasminógeno (tPA) varían entre 3
y 20 mg. Para los coágulos resistentes o cuando haya una carga grande de coá-
gulos, puede realizarse una infusión trombolítica.
b. Trombólisis auxiliar: cuando haya coágulos muy firmes, volúmenes grandes
de coágulos o en las fístulas que han estado coaguladas por más de 1 semana,
algunos operadores instilan agentes líticos en el coágulo antes de la trombec-
tomía mecánica. El agente lítico, tPA (2-4 mg) o reteplasa (2-3 U), combinado
con heparina (3 000-5 000 U), se inyecta en la fístula coagulada 0.5-2 h antes
del procedimiento. Para evitar los émbolos venosos centrales y arteriales de-
bido a la presurización de la fístula, ambas “ramas” de la fístula se ocluyen
manualmente. La teoría es que la lisis parcial del coágulo antes o durante la
trombectomía mecánica acortaría el procedimiento; sin embargo, en un estu-
dio aleatorizado prospectivo se demostró que éste no era el caso.11
Cuidados posprocedimiento
1. Diálisis posterior: el estado del paciente, el esquema de la diálisis y los niveles de
potasio antes del procedimiento guiarán la decisión para dializar en el día del pro-
cedimiento. Si se necesita una diálisis urgente, el paciente deberá hospitalizarse.
2. Los pulsos distales se deben revisar y documentar.
3. Para asegurar la calidad, se debe confirmar que el acceso no sirve para diálisis.
Resultados
1. Resultados de la angioplastia de la fístula cuando la FAV no funcionante no ha
sufrido trombectomía mecánica o trombólisis:12
a. Éxito técnico (menos del 30 % de estenosis residual): 96 %.
b. Permeabilidad primaria después de la intervención: 94 % en 1 mes, 82 % a los
3 meses, 63 % a los 6 meses, 53 % en 1 año y 29 % a los 2 años.12
c. Permeabilidad secundaria después de la intervención: 94 % a los 6 meses, 84 %
en 1 año y 79 % en 2 años.13
CAPÍTULO 31 Fístulas para diálisis329
Complicaciones
Mayores
1. Rotura de una vena resultante de un acceso no funcionante
2. Muerte relacionada con sepsis
3. Sobrecarga de volumen de líquidos administrados durante el procedimiento
4. Complicaciones hemorrágicas de la trombólisis
5. Embolización arterial pulmonar o del miembro
6. Émbolos arteriales (pueden ser mayores o menores)
Menores
1. La rotura venosa se ha informado en hasta un 10 % de las fístulas transpuestas. Lo
anterior, por lo general, no llevará a la pérdida del acceso si se reconoce y se trata.
2. Trombosis de la fístula durante la ATP.
3. Bacteriemia.
4. Formación de un seudoaneurisma.
Referencias
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330 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
en asa preferido sobre injerto recto), injerto de brazo e injerto prostético en la pared to-
rácica (“injerto en collar”). El IAV del miembro inferior es un acceso de último recurso.
La justificación para el seguimiento y los métodos de vigilancia son iguales que en
las fístulas para diálisis y se analizan en el Capítulo 31.
Indicaciones
1. IAV no funcionante. Anomalía clínica o hemodinámica y estenosis asociada del
vaso o el injerto mayor del 50 %, que produce:
a. Reducción del flujo (reducción de la depuración)
b. Aumento de la presión venosa
c. Seudoaneurisma
d. Sangrado prolongado después del retiro de la aguja
e. Edema del brazo
f. Recirculación
g. Examen físico anómalo
2. IAV coagulado
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía no corregible
2. Infección del injerto
Relativas
1. Cortocircuito cardiopulmonar de derecha a izquierda (para los procedimientos de
descoagulación debido al riesgo de embolia paradójica).
2. Antecedentes de reacción alérgica al contraste.
3. Infección sistémica.
4. Enfermedad cardiopulmonar significativa. Durante la realización de los procedi-
mientos de descoagulación pueden ocurrir embolias pulmonares. La mayoría de
las veces no presentan consecuencias clínicas importantes, pero en pacientes que
tienen insuficiencia ventricular derecha, hipertensión pulmonar o arritmias car-
díacas, se han informado embolias pulmonares letales.
5. Isquemia distal a la anastomosis arteriovenosa (AV). El aumento del flujo a través
de un injerto puede desviar más sangre de la zona isquémica y producir un agrava-
miento del síndrome de robo.
6. Los IAV colocados menos de 30 días antes de la intervención no han formado su-
ficiente tejido cicatricial alrededor de la prótesis y pueden sangrar con la punción.
El hematoma resultante puede llevar a la pérdida del acceso de la hemodiálisis o
a una infección local. La permeabilidad asociada con la descoagulación en esta
situación es extremadamente baja.
Preparación preprocedimiento
1. Un médico (de preferencia quien realiza el procedimiento) o enfermero/a avan-
zado (dependiendo de la política del hospital o la ley estatal) debe conseguir el
consentimiento informado. Este encuentro también ayuda a establecer un lazo
de confianza con el paciente y alivia su ansiedad.
2. Se deben administrar antibióticos intravenosos (i.v.) antes de la trombectomía
(cefazolina o vancomicina, según el peso), porque el contenido de un injerto coa-
gulado con frecuencia está colonizado.2
3. Obtener los antecedentes del IAV actual (junto con la exploración física) es uno
de los pasos más importantes antes del procedimiento. También se debe evaluar y
registrar:
a. Cuándo se creó el acceso
b. Tipo de acceso
c. Cuándo se presentó la disfunción o la coagulación
d. La presencia de síntomas de robo
e. Edema de brazo, cara o tórax
332 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Procedimiento
Las intervenciones realizadas en los IAV incluyen fistulografía y angioplastia en injer-
tos no funcionantes y eliminación del coágulo en injertos ocluidos (procedimientos
de descoagulación).
Cuidados posprocedimiento
1. Diálisis postoperatorias: el estado del paciente, el programa de diálisis y las con-
centraciones preoperatorias de potasio guiarán la decisión para dializar en el día
del procedimiento. Si se requiere diálisis urgente, el paciente puede tener que ser
hospitalizado para que ésta se lleve a cabo.
2. Los pulsos distales se deben revisar y documentar.
3. Para asegurar la calidad, se debe confirmar que el injerto sirve para la diálisis.
Resultados
1. Resultados de la angioplastia del injerto cuando no ha sufrido trombectomía me-
cánica o trombólisis:
a. Éxito clínico (capacidad para hacer al menos una sesión de diálisis): 86-98 %.9,10
b. Permeabilidad primaria después de la angioplastia: 85, 53 y 29 % a 3, 6 y
12 meses, respectivamente.10
c. Permeabilidad primaria asistida de injertos después de ATP: 56-86 y 37-63 % a
los 6 y 12 meses, dependiendo de si se usó un balón convencional frente al balón
con corte.9
2. Descoagulación o trombólisis mecánica:
a. Eliminación eficaz del trombo: 89-100 %.10-12
b. Permeabilidad primaria después de la intervención: 40-63 % a los 3 meses y
cerca del 20-26 % en 12 meses.10,13
Referencias
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336 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Indicaciones
1. Pacientes con necesidad urgente de diálisis, que no tienen una fístula o un injerto
para hemodiálisis funcionante.
2. Pacientes con nefropatía crónica de fase 5 (CKD5) que requieren tratamiento de
hemodiálisis aguda pero no tienen acceso para hemodiálisis utilizable:
a. Los catéteres de uso prolongado (tunelizados) deben utilizarse en el marco de
un plan para un acceso vascular permanente o de un catéter para diálisis peri-
toneal, mientras se espera la confección o maduración de una fístula arteriove-
nosa o un injerto prostético.
b. Existen pocas indicaciones para el uso de un catéter venoso central tuneli-
zado como acceso vascular permanente, incluso en pacientes con insuficien-
cia cardíaca que no toleran una derivación de izquierda a derecha, anomalías
CAPÍTULO 33 Control y tratamiento del catéter para diálisis337
Contraindicaciones
Absolutas
1. La sepsis es una contraindicación absoluta para la colocación de un catéter para
hemodiálisis tunelizado. Se puede colocar un catéter no tunelizado temporal en
pacientes que requieren hemodiálisis.
2. Coagulopatía no corregible. Puede usarse un catéter no tunelizado bajo guía eco-
gráfica para minimizar las punciones y prevenir las complicaciones.
Relativas
1. Coagulopatías. Los pacientes con parámetros de la coagulación anómalos o re-
cuentos de plaquetas bajos deben ser tratados adecuadamente antes de la colo-
cación del acceso. La uremia también causa disfunción plaquetaria que puede
producir hemorragia, y puede requerir tratamiento, como la administración
de acetato de desmopresina (DDAVP).
2. Anomalías electrolíticas. Los pacientes urémicos pueden tener irritabilidad
cardíaca e hipercalemia, por lo que se recomienda controlar el potasio sérico
en pacientes con signos o síntomas de insuficiencia renal aguda. El potasio ele-
vado puede inducir arritmias, manifestadas por ondas T en pico, ondas P planas,
QRS prolongado e irritabilidad cardíaca que hace a los pacientes susceptibles
de arritmias. Todos los pacientes con hipercalemia, particularmente la forma
aguda, deben ser evaluados con un electrocardiograma (ECG) y tomarse medi-
das para reducir el potasio sérico. Las intervenciones incluyen kayexalato oral
(sulfonato de poliestireno sódico), insulina y glucosa intravenosas (i.v.), y albute-
rol inhalatorio.
3. Ortopnea. Los pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva, edema pulmonar o
apnea del sueño pueden no ser capaces de mantener la posición supina durante un
procedimiento intervencionista. Se requieren la optimización de la oxigenación y
una juiciosa administración de sedación. Se puede considerar un catéter temporal
o tunelizado del miembro inferior, porque así el paciente no tiene que estar com-
pletamente en posición supina durante la colocación en la vena femoral o safena.
Preparación preprocedimiento
Consideraciones básicas
1. Una evaluación enfocada de los antecedentes médicos actuales y recientes del pa-
ciente debe incluir:
a. Diagnóstico primario y antecedentes médicos relevantes
b. Conocimiento de los procedimientos de acceso venoso central previos y sus
complicaciones
c. Alergias a medicamentos incluidos los medios de contraste
2. Obtener y documentar el consentimiento informado.
3. A menudo, para los procedimientos de inserción de catéteres se usa una sedación
ligera o moderada y se requiere personal cualificado y equipo de monitorización
338 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
fisiológica. El paciente debe ayunar (nada por vía oral [NPO]) según la política del
hospital para la sedación. En general deben suspenderse los alimentos sólidos 6 h
antes y los líquidos 2 h antes del procedimiento.
4. Los estudios de laboratorio preprocedimiento incluyen razón normalizada inter-
nacional (INR, de international normalized ratio) para todos los pacientes, tiempo
parcial de tromboplastina activado para individuos que reciben heparina y re-
cuento de plaquetas en aquellos con factores de riesgo específicos. El perfil de la
coagulación del paciente debe corregirse a una INR menor de 1.5 y un recuento
plaquetario mayor de 50 000/μL. Se sigue con clopidogrel hasta 5 días antes del
procedimiento. El tratamiento antiagregante plaquetario de 81 mg de ácido acetil-
salicílico no requiere suspensión.
El cambio o el retiro de un catéter tunelizado para hemodiálisis se considera
de bajo riesgo de sangrado y las pruebas de coagulación preprocedimiento deben
limitarse a pacientes con trastornos hemorrágicos conocidos, enfermedad hepá-
tica grave y pacientes anticoagulados.3
5. La administración de antibióticos sistémicos antes del procedimiento no ha de-
mostrado reducir la incidencia de infecciones postoperatorias relacionadas con
el catéter.4
Procedimiento
Inserción de catéter tunelizado para hemodiálisis
1. Todos los procedimientos con catéter para hemodiálisis requieren la aplicación de
una técnica estéril óptima.1
2. Cuando se usan las venas yugulares interna o externa, el cuello del paciente debe
extenderse un poco y la cabeza debe girarse para proporcionar una exposición
adecuada del sitio de inserción.
3. Para la inserción de un catéter tunelizado para hemodiálisis, por lo general, se
administra una sedación moderada con fentanilo i.v. y midazolam. En general,
no se necesita sedación o analgésicos en los procedimientos de retiro o cambio
de catéter.
4. Se identifica el sitio de entrada de la vena y el tejido circundante se infiltra con
5-10 mL de solución con lidocaína con o sin adrenalina al 1-2 %. El sitio de entrada
de la vena debe hallarse cerca de la base del cuello para evitar el acodamiento del
catéter. Antes de la punción se realiza una dermatotomía pequeña en este sitio,
para evitar los cuernos cutáneos. Se puede usar una pinza de Kelly para separar el
tejido en la dermatotomía hasta la vena con mayor seguridad.
5. Al introducir la aguja en la vena se puede usar la guía ecográfica, ya que reduce las
tasas de complicaciones:7
a. Una guía para agujas mejora la precisión de la punción de la vena.
b. Aplicar aspiración suave al avanzar la aguja puede ayudar a determinar cuándo
ha entrado la punta de la aguja en la vena si la visión es óptima.
c. En un abordaje lateral para venopunción, la aguja debe ser visible en su totalidad.
340 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
vena cava inferior. Si hay un ángulo difícil en el sitio de la flebotomía, puede usarse
una guía hidrófila rígida que no se doble a través de cada luz. Mientras se man-
tiene una posición estable de la guía, el catéter para hemodiálisis se retira del túnel
subcutáneo. A medida que el catéter es retirado del sitio, un ayudante debe aplicar
compresión manual en el túnel subcutáneo para evitar una embolia gaseosa y he-
morragia en el sitio de salida. La punta del catéter para hemodiálisis debe inspec-
cionarse para comprobar que está intacta y se ha retirado completamente.
7. Si se desea, se puede realizar una flebografía antes de la inserción del catéter para
hemodiálisis de reemplazo. El ayudante debe mantener compresión manual en el
túnel subcutáneo para evitar una embolia gaseosa o sangrado en el sitio.
a. Se avanza un catéter angiográfico de 5 Fr sobre la guía y se coloca dentro de la
vena central. Se retira la guía y se inyecta contraste para opacificar e identificar
cualquier estenosis, trombo o cápsula de fibrina. Al terminar la flebografía, se
inserta la guía y se coloca dentro de la vena cava inferior, y se retira el catéter
angiográfico de 5 Fr.
b. En ciertas situaciones es conveniente mantener la posición intravascular de la
guía durante la flebografía central. Puede introducirse un catéter guía de 6 Fr
sobre la guía y colocarse dentro de la vena central. El dilatador interno del ca-
téter guía se retira manteniendo la posición de ésta. Se introduce un adaptador
lateral (Tuohy Borst) sobre la guía y se ajusta a la conexión Luer del catéter guía.
Se inyecta contraste a través del adaptador lateral y se realiza una flebogra-
fía. Al terminar la flebografía, se retira el catéter guía mientras se mantiene la
posición de la guía.
8. El nuevo catéter para hemodiálisis se introduce sobre la guía. La mayoría de los
catéteres para hemodiálisis tunelizados disponibles tienen un orificio lateral en
el extremo distal de la luz venosa (azul) para permitir la manipulación de la guía
a través de los extremos distales de las luces venosa y arterial. Esta manipula-
ción permite una mayor estabilidad de la punta del catéter. La guía sale del catéter
a través del conector Luer arterial donde el operador lo toma y luego avanza el
nuevo catéter para hemodiálisis en el túnel subcutáneo. La guía se mantiene es-
table en una posición fija mientras el nuevo catéter para hemodiálisis se avanza
a través del túnel subcutáneo, dentro de la vena central, y se coloca con la punta
distal en la aurícula derecha.
a. Al retirar un catéter infectado o colonizado, puede resultar útil limpiar la guía
con una gasa empapada en alcohol antes de introducir el nuevo catéter para
hemodiálisis.
9. El catéter se fija y cura de manera similar a una vía recién colocada.
Cuidados posprocedimiento
1. La posición de la punta del catéter, por lo general, se verifica durante el procedi-
miento mediante fluoroscopia. Si la documentación fluoroscópica de la posición
final de la punta del catéter no es posible, entonces debe realizarse una radio-
grafía de tórax.
2. Los pacientes reciben instrucciones por escrito que describen el cuidado ade-
cuado del catéter y de su salida. Se analizan signos y síntomas de complicaciones
como fiebre, eritema, edema y exudado. El paciente recibe información para casos
de urgencia.
3. Algunos pacientes pueden necesitar analgésicos orales para el control del dolor
durante las siguientes 24-48 h posteriores a la inserción de un catéter tunelizado.
4. El tratamiento diario de un catéter tunelizado para hemodiálisis es responsa-
bilidad del personal de enfermería en el centro de tratamiento de hemodiálisis
del paciente.
5. Cada paciente debe tener planificado un acceso vascular permanente. El catéter
para hemodiálisis debe ser monitorizado y usarse durante poco tiempo.
CAPÍTULO 33 Control y tratamiento del catéter para diálisis343
Resultados
1. La colocación eficaz de un catéter para hemodiálisis depende de la habilidad y la
experiencia del médico, pero con ecografía, fluoroscopia y flebografía se pueden
colocar catéteres en casi todos los pacientes. Pueden usarse vías alternativas de
acceso venoso (translumbar, transhepática) para individuos con oclusión de las
venas centrales.
2. El éxito funcional de un catéter para hemodiálisis es de vital importancia. Las
guías NKF-KDOQI de la National Kidney Foundation para el acceso vascular reco-
miendan velocidades de flujo sanguíneo del catéter mayores de 350 mL/min, pero
un flujo arterial alto sostenido no es posible en todos los pacientes.1 Las velocida-
des subóptimas de flujo del catéter pueden proporcionar una cinética de diálisis
aceptable para algunos individuos.6
Los catéteres para hemodiálisis no tunelizados tienen menores velocidades
de flujo sanguíneo, una mayor incidencia de infección y menor supervivencia en
comparación con los catéteres para hemodiálisis tunelizados.9,10 Por esta razón,
deben usarse de preferencia catéteres tunelizados.
3. La supervivencia a largo plazo de un catéter tunelizado para hemodiálisis puede
depender de la localización del sitio de inserción. Los catéteres insertados en la
vena yugular interna izquierda tienen tendencia a acodarse y presentan mayor
movimiento de la punta del catéter en comparación con los catéteres inserta-
dos desde la vena yugular interna derecha. En un estudio, la mediana de super-
vivencia de los catéteres insertados a través de la vena yugular interna derecha
(633 días) fue significativamente mayor que la de los catéteres insertados a través
de la vena yugular interna izquierda (430 días) o la vena femoral (116 días).5 Sin
embargo, otros estudios no han logrado demostrar diferencias entre catéteres de
lado derecho y lado izquierdo.7
Complicaciones y tratamiento
Las complicaciones relacionadas con el catéter son una importante causa de hospi-
talización, morbilidad y mortalidad en los pacientes dependientes de hemodiálisis
y, como tal, es vital el dominio excelente de la técnica con estos catéteres.9,10 Las
complicaciones deben clasificarse en mayores (que requieren la intensificación de la
atención) y menores (no requieren más atención), y éstas deben informarse de ma-
nera sistemática.11
1. Complicaciones relacionadas con un abordaje de la yugular o la subclavia: no
deben exceder el umbral general del 4 % según las guías de la Society of Interven-
tional Radiology (SIR).12,13 Las tasas de complicaciones reales en la práctica son:
a. Mala posición (3 %):
La mayoría de los casos requieren reposicionamiento o recambio sobre guía.
b. Neumotórax (1-3 %):
Puede tratarse con un tubo pleural si es sintomático.
c. Hemotórax (1 %):
Debe ser evaluado con tomografía computarizada (TC) con contraste, preferi-
blemente con fase arterial e imágenes tardías. Si hay extravasación activa, está
indicada la cirugía abierta o una intervención endovascular. En algunos casos
puede estar indicado un tubo pleural.
d. Hematoma (1-3 %):
En general, se trata mejor con compresión directa y posiblemente la reversión
de la anticoagulación. A menudo no se requieren más intervenciones.
e. Perforación venosa (0.5-1 %):
Muchos casos de perforación son inmediatamente letales (por lo general, por
hemopericardio); sin embargo, la perforación no letal a menudo requiere una
intervención quirúrgica inmediata. En algunos casos, se puede inflar un balón
344 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
grande (p. ej., un balón de Coda) para ganar tiempo en una perforación venosa,
hasta que sea posible la intervención quirúrgica.
f. Embolia gaseosa (< 1 %):
El paciente debe ser colocado en decúbito lateral izquierdo con oxígeno al
100 % para prevenir la embolia a través de un foramen oval permeable, que está
presente en el 25 % de la población.14 Se deben colocar las almohadillas del des-
fibrilador cardíaco y se debe contar con personal apropiado ante la posibilidad
de un paro cardíaco. Los operadores también deben prepararse para una posi-
ble intubación en caso de insuficiencia respiratoria grave.
g. Dehiscencia de la herida (1 %):
En general, requiere el retiro del catéter y la colocación de un segundo catéter
en el sitio si se sospecha una infección. En la mayoría de los casos son necesa-
rios los antibióticos.
h. Sepsis inducida por el procedimiento (1-3 %):
Si el catéter central es tunelizado, debe retirarse y colocarse un catéter tempo-
ral. La sepsis debe tratarse como cualquier otra, con escalamiento apropiado de
la atención clínica según la gravedad.
i. Trombosis venosa asociada (4 %):
La trombosis venosa asociada requiere el retiro del catéter y su reemplazo en un
segundo sitio con anticoagulación, en la mayoría de los casos.
2. Complicaciones a largo plazo de los catéteres para hemodiálisis:
a. Oclusión del catéter relacionada con una trombosis venosa o una cápsula de
fibrina (8 %):
En muchos casos, es preferible mantener el acceso en el sitio del catéter ocluido.
Éste a veces se puede mantener retirando el catéter sobre una guía con veno-
plastia y, probablemente, colocando una endoprótesis si el acceso venoso es
rescatable. El recambio del catéter solo no tiene éxito en la mayoría de los casos,
porque al retirarlo no necesariamente se rompe la cápsula de fibrina presente.
b. Estenosis venosa:
La estenosis venosa es una consecuencia casi inevitable del cateterismo ve-
noso permanente a largo plazo. Puede tratarse con angioplastia y colocación
de endoprótesis.
c. Infección:
La infección relacionada con el catéter es una causa importante de hospitaliza-
ción, morbilidad y mortalidad en pacientes dependientes de hemodiálisis. Se ha
informado una amplia variedad en las tasas de infección, y las diferencias pue-
den deberse a variaciones en la práctica clínica. En el mayor metaanálisis dispo-
nible en la actualidad, la tasa de infección para los catéteres no tunelizados va
de 4.8 a 6.6 infecciones por cada 1 000 días y para los catéteres tunelizados entre
1.2 y 1.6 infecciones por cada 1 000 días.15 Los microorganismos Staphylococcus
epidermidis y S. aureus son responsables de la mayoría de las infecciones rela-
cionadas con catéteres. En algunos casos, el catéter debe retirarse y el paciente
debe permanecer sin vía y con tratamiento antibiótico concurrente o se puede
colocar un catéter temporal hasta que los cultivos sanguíneos estén limpios.
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Arteriografía pulmonar
Los avances en modalidades radiográficas menos invasivas, como la angiografía pul-
monar por tomografía computarizada (APTC), sola o con estrategias que incluyen
calificaciones del riesgo clínico, ecografía venosa y medición de las concentracio-
nes séricas del dímero D, han reducido significativamente el papel diagnóstico de
la arteriografía guiada con catéter en la embolia pulmonar (EP). Sin embargo, la ar-
teriografía sigue siendo útil para la toma de decisiones (en comparación con otras
modalidades) cuando se sospecha una EP, para el diagnóstico anatómico vascular y
el tratamiento.1
Indicaciones
Diagnóstico de embolia pulmonar
1. Para conciliar las discrepancias entre la sospecha clínica de embolia pulmonar y
los resultados de una APTC o la evaluación de su probabilidad con un estudio de
ventilación-perfusión (V/Q) con radionúclidos.
2. Antes de la colocación de un filtro en la vena cava inferior (VCI), especialmente si
no puede documentarse una trombosis venosa profunda (TVP) de extremidad o
una trombosis de la vena renal como una fuente de émbolos.1
346 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Contraindicaciones relativas
La evaluación cardíaca puede ser necesaria en ciertos casos:
1. Hipertensión pulmonar grave coexistente (véase punto 3 de "Procedimiento"). La
evaluación no invasiva de la presión pulmonar mediante ecocardiografía o méto-
dos de estudios por imagen transversales puede ser útil.
2. Bloqueo de rama izquierda en el electrocardiograma (ECG). Colocar un catéter
para solucionar un bloqueo cardíaco completo en caso de bloqueo de la rama de-
recha inducido por catéter.
3. Irritabilidad ventricular. Es obligatorio, antes de la terapia, realizar una arteriogra-
fía pulmonar solamente si el riesgo de anticoagulantes o terapia trombolítica es
alto debido a evidencia objetiva de EP.
4. Deben tratarse y evaluarse otras enfermedades mortales concomitantes (p. ej.,
insuficiencia congestiva) de manera apropiada antes de realizar la arteriografía
pulmonar.
5. Reacción previa grave al contraste documentada.
Preparación preprocedimiento
1. Preparación estándar preprocedimiento para angiografía (véase Cap. 1). Debe
determinarse si hay indicación para la colocación de un filtro, en caso de que el
estudio sea positivo.
2. Se verifica el estado cardiopulmonar (antecedentes, exploración física, pruebas
diagnósticas, etc.). Aunque los parámetros clínicos y de laboratorio individuales
pueden ser inespecíficos, una combinación de manifestaciones significativas su-
gestivas de EP es valiosa en la selección de pacientes para estudios diagnósticos
adicionales.3
3. Revisión: radiografía de tórax, ECG (descartar infarto agudo de miocardio, evaluar
arritmias y tensión ventricular derecha [P-pulmonar, desviación del eje derecho,
bloqueo de rama derecha o S1Q3T3]), evaluación V/Q, APTC, estudios venosos, he-
modinámica de lado derecho (si se dispone de catéter de Swan-Ganz ya colocado);
la presión de enclavamiento pulmonar es útil para descartar insuficiencia cardíaca
izquierda. La presión al final de la diástole del ventrículo derecho (PFDVD) y la
presión de la arteria pulmonar (AP) pueden determinar el grado de hipertensión
pulmonar y sirven para guiar una angiografía pulmonar a medida.
4. Evaluar electrólitos séricos, nitrógeno ureico en sangre/creatinina en sangre, pará-
metros de la coagulación (tiempo parcial de tromboplastina < 1.5 veces el control;
tiempo de protrombina < 15 seg) y plaquetas (> 75 000/μL).
CAPÍTULO 34 Embolia pulmonar: arteriografía, trombectomía y trombólisis347
5. Las arritmias se tratan con lidocaína profiláctica 50-100 mg i.v.; consultar con car-
diología, si es necesario.
6. Se requiere monitorización cardíaca continua en todos los pacientes. Se prepara y
activa un marcapasos transvenoso si el paciente tiene bloqueo de la rama izquierda.
Procedimiento
1. Acceso venoso: en general, dentro de las venas femorales (de preferencia a la de-
recha) si no hay evidencia de trombosis iliofemoral. Hasta el 14 % de los pacientes
sometidos a angiografía pulmonar pueden tener trombos en la vena cava inferior.1
En caso de duda, se realiza una ecografía limitada de las venas femorales, antes de
puncionar y efectuar la flebografía de la pelvis o de la vena cava inferior.
2. Catéteres:
a. Acceso femoral: se recomienda, pero no es necesario, colocar un introductor
venoso. Pueden usarse catéteres preformados (p. ej., Grollman) o pigtail (“cola
de cerdo”) manipulados con una guía con punta flexible. Los catéteres de alto
perfil se usan para la angiografía con película. Los nuevos catéteres de bajo per-
fil pueden emplearse, junto con la ASD, mientras pueda inyectarse contraste
con seguridad a las velocidades de flujo necesarias.
b. Acceso braquial o yugular: existen catéteres de bajo perfil preformados que en-
tran en la AP sin necesidad de guías con punta flexible.
c. El catéter de Swan-Ganz (para la medición de la presión y posible inyección
subselectiva con oclusión con balón) es adecuado para todos los sitios de ac-
ceso. Si es necesario, este catéter también puede cambiarse sobre una guía por
otro catéter diagnóstico. Esto debe hacerse con rapidez para evitar inducir
arritmias cuando el endocardio está expuesto a una guía desnuda.
3. Medición de las presiones del hemicardio derecho: aproximadamente el 30 %
de los pacientes sometidos a angiografía pulmonar pueden tener hipertensión
pulmonar.3 La PFDVD debe ser de 20 mm Hg o menor (y la presión sistólica de
la AP ≤ 70 mm Hg); si estas presiones son mayores, la mortalidad asociada con la
angiografía pulmonar aumenta (aproximadamente 2-3 %).1 En tal caso, se debe
usar una inyección subselectiva (con balón de oclusión, si es necesario) y medios
de contraste no iónicos. Estas medidas de seguridad son aún más importantes si
el gasto cardíaco es menor que el normal.1
4. Técnica arteriográfica:
a. Agentes de contraste: se prefieren medios de contraste no iónicos de osmolari-
dad baja, y se consideran obligatorios para pacientes con presiones elevadas
del lado derecho. Algunos medios alternativos de bajo coste son aceptables
cuando las presiones del lado derecho son normales.
b. Velocidades de inyección:
(1) Arteriografía selectiva: AP derecha o izquierda, 30-50 mL a 15-25 mL/seg.
(2) Arteriografía subselectiva: usar la APTC o el V/Q como guía, especialmente
para pacientes con hipertensión pulmonar (PFDVD ≥ 20 mm Hg). Ajus-
tar la velocidad y el volumen según el tamaño de la región a ser estudiada
(5-15 mL/seg durante 2 seg, con oclusión del balón, no más de 5-7 mL de
volumen total seguido de desinflado rápido del balón).1
(3) Inyección de AP principal: 70 mL a 35 mL/seg, para la evaluación anatómica
de las arterias pulmonares centrales con anomalías congénitas.
(4) Las velocidades de inyección pueden modificarse con la ASD o la dilución de
los medios de contraste.
c. Estudios por imagen: usar APTC o V/Q como guía; la demostración de un solo
coágulo es suficiente para tomar una decisión terapéutica.
(1) Siempre se debe obtener las imágenes con una inspiración máxima.
(2) Se comienza con vistas homolaterales oblicuas anterior y posterior (45-60º)
del lado con mayor sospecha según los estudios anteriores. En algunas oca-
siones pueden ser necesarias proyecciones anteroposteriores adicionales.
(3) Pueden requerirse proyecciones periféricas superselectivas, especialmente
si los estudios previos sugieren pequeños émbolos periféricos, que pueden
perderse con las inyecciones centrales.4,5 El 76 % de los pacientes del estudio
PIOPED I (de Prospective Investigation of Pulmonary Embolism Diagnosis) te-
348 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Cuidados posprocedimiento
1. Tratamiento postangiográfico estándar.
2. Traumatismo cardíaco: suspender anticoagulantes; internar en la unidad de cui-
dados intensivos cardíaca.
3. Arritmias: para las frecuentes extrasístoles ventriculares se administra un bolo de
lidocaína 50 mg i.v. por el catéter en la aurícula derecha (AD) (total hasta 100 mg).
Resultados
Sensibilidad
Si se hace de inmediato y con cuidado, la sensibilidad de la arteriografía pulmonar
es extremadamente alta. Una angiografía de alta calidad negativa descarta una EP
clínicamente significativa.1 La tasa de falsos negativos de la angiografía (determinada
por el seguimiento) fue del 0.6 % en el estudio PIOPED I.1
Los resultados del estudio PIOPED II demostraron una necesidad de pruebas
adicionales cuando los resultados de la angiografía por tomografía computarizada
(ATC) multidetector y la flebografía por tomográfica computarizada (FTC) fueron
negativas en el marco de un alto índice de sospecha clínica, dada la tasa de falsos ne-
gativos del 18 % de la APTC-FTC en tales casos (hasta el 40 % de falsos negativos para
APTC solamente). Sin embargo, las pruebas adicionales no necesariamente se limi-
tan a una ASD pulmonar, sino que pueden incluir una ecografía venosa del miembro
inferior y una gammagrafía V/Q.6 Se requiere un estudio del miembro inferior normal
(ya sea por FTC o por ecografía) antes de decidir qué hacer con la anticoagulación en
los pacientes con sospecha de EP pero con ATC pulmonar normal.
Especificidad
Si se utilizan los criterios rígidos de defecto de llenado intraluminal indudable o un
corte arterial abrupto, la especificidad de la arteriografía pulmonar es casi del 100 %.1
Trombólisis
Trombólisis venosa sistémica
Una revisión de la literatura muestra que la trombólisis sistémica (i.v.) para la EP
reduce rápidamente la carga del coágulo y mejora los parámetros hemodinámicos en
los pacientes con shock o hipoperfusión sistémica.11 Un estudio aleatorizado mostró
una ventaja en la supervivencia así como un cambio favorable significativo en la pre-
sión sistólica del VD, además de una mejoría en la tolerancia al ejercicio en pacientes
que reciben heparina además de fibrinólisis frente al uso de heparina sola.12 Sin em-
bargo, con la posible excepción de aquellos con disfunción ventricular derecha,12 la
trombólisis no ha demostrado reducir la mortalidad o el riesgo de EP recurrente en
pacientes que están hemodinámicamente estables.11 El riesgo de presentar trombó-
lisis sistémica aumenta con la edad y el índice de masa corporal. La estratificación
del riesgo para la intervención precoz e intensiva se debe realizar cuando los siguien-
tes resultados clínicos aumentan el riesgo de EP de un paciente: hipotensión arterial
(< 90 mm Hg sistólica o caída > 40 mm Hg); hallazgos ecocardiográficos de aumento
de la poscarga ventricular derecha, esfuerzo cardíaco derecho o hipertensión pul-
monar; diagnóstico de hipertensión pulmonar precapilar (presión arterial pulmonar
[PAP] media > 20 mm Hg, en presencia de PAP de oclusión normales); aumento del
gradiente de O2 arterial-alveolar > 50 mm Hg; y EP clínicamente grave con contrain-
dicación de terapia anticoagulante o trombolítica.
Indicaciones
1. Pacientes con shock, hipotensión u otros signos de hipoperfusión sistémica causa-
dos por EP masiva aguda.
2. Pacientes con EP submasiva con disfunción ventricular derecha, pero de otra ma-
nera estables (controvertido).11.13
Contraindicaciones
1. Hemorragia interna activa o coagulación intravascular diseminada
2. Antecedentes de ictus (últimos 3 meses)
3. Cirugía o traumatismo intracraneal o intraespinal reciente (últimos 3 meses)
4. Neoplasia, malformación arteriovenosa o aneurisma intracraneal
5. Diátesis o contraindicación absoluta para la anticoagulación
6. Hipertensión no controlada grave (contraindicación relativa)
Procedimiento
Los trombolíticos se administran a través de una vía intravenosa periférica. Los proto-
colos actualmente aprobados se muestran en el cuadro 34-1. Durante el tratamiento
trombolítico, no se administra heparina y deben evitarse los procedimientos de ac-
ceso vascular y la extracción de sangre. Ya que todos los protocolos son cortos y las
dosis se asocian con el peso, las pruebas de fibrinógeno, productos de degradación
de la fibrina y tiempo de trombina no son obligatorias. Se observó que la administra-
ción i.v. periférica fue tan eficaz como la directa en la AP principal.11 Se ha demostrado
una ventana de 14 días para su administración eficaz. La estreptocinasa, la urocinasa
y los activadores tisulares del plasminógeno (tPA) (alteplasa) están aprobados por la
Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento de la EP masiva.
Protocolos de dosificación
Los protocolos para los trombolíticos sistémicos se muestran en el cuadro 34-1.
Resultados
1. Resolución más rápida del trombo que con el tratamiento con heparina sola.
2. Reduce la hipertensión pulmonar dentro de 2 h de tratamiento.
CAPÍTULO 34 Embolia pulmonar: arteriografía, trombectomía y trombólisis351
Complicaciones
Los principales riesgos de la terapia trombolítica son la hemorragia y el ictus. Una
revisión de la literatura médica informó una tasa de hemorragia mayor del 11 % y un
riesgo de hemorragia intracraneal del 1.2-1.9 %.11
Trombectomía
Embolectomía quirúrgica
La embolectomía quirúrgica es el último recurso terapéutico para los pacientes con
una EP fulminante que son demasiado inestables, cuando el tratamiento no ha te-
nido éxito o tienen contraindicaciones para la terapia trombolítica. La embolectomía
quirúrgica tiene una alta morbilidad y mortalidad en estos individuos gravemente
enfermos. Un metaanálisis de 597 pacientes sometidos a embolectomía pulmonar
con circulación extracorpórea mostró una mortalidad del 29 %, que aumentó al 58 %
en los pacientes que requirieron reanimación cardiopulmonar.11 Estas cifras son me-
nores en los centros especializados; sin embargo, la embolectomía quirúrgica no se
encuentra ampliamente disponible y sólo unos pocos centros tienen suficiente expe-
riencia con este procedimiento.11 Éste fue el impulso para el desarrollo de dispositi-
vos percutáneos para el tratamiento de la EP masiva.
con trombolíticos en 49 pacientes tuvo éxito clínico en 45 (92 %), sin una perfora-
ción ventricular o de la AP.15
a. Dispositivo de trombectomía Helix Clot Buster® (Microvena, White Bear Lake,
MN): se trara de un catéter de 8 Fr con impulsor cerrado manejado a 150 000 rpm
con una turbina de aire, que se introduce a través de un catéter guía de 10 Fr. Se
ha informado su uso en varios pacientes. Se ha observado hemólisis asociada
y hemoptisis.
b. AngioJet® rapid thrombectomy system (Possis Medical, Minneapolis, MN): un
chorro de solución salina a alta velocidad desde una unidad automatizada crea
un fuerte efecto Venturi en la punta de un catéter de 5 o 6 Fr. Lo anterior da
lugar a una fragmentación del trombo en micropartículas que son aspiradas por
el catéter. Se ha informado su uso eficaz;16 sin embargo, el dispositivo AngioJet
también se ha asociado con bradiarritmias y muertes cuando se emplea en las
arterias pulmonares y tiene una advertencia de la FDA para ese uso.
c. Catéter de trombectomía hidrodinámica Cordis Hydrolyser® (Cordis, Miami
Lakes, FL): este dispositivo de 7 Fr emplea un inyector automático de medio
de contraste estándar para crear un chorro de solución salina en la punta. Este
sistema utilizado sobre guía también funciona bajo el principio de Venturi. Se
ha descrito su uso eficaz en muchos pacientes.
d. Sistema de trombectomía Oasis® (Boston Scientific, Natick, MA): es un sistema
sobre guía que usa un inyector automático angiográfico normal para crear un
chorro de solución salina y efecto Venturi. No se ha descrito su uso en la EP.
e. Sistema EndoWave® (EKOS, Bothell, WA): usa ultrasonido de baja intensidad
y alta frecuencia que no tiene ningún efecto lítico en sí mismo, pero cuando
es concomitante con la infusión trombolítica, separa los filamentos de fibrina
sin fragmentación del trombo. Se ha descrito su uso seguro y exitoso en la EP
masiva sin complicaciones importantes asociadas y un tiempo de infusión pro-
medio de unas 24 h.
3. Trombectomía con aspiración: extracción del trombo mediante aspiración mecá-
nica, que requiere varias pasadas de catéter.
a. Catéter de embolectomía pulmonar Greenfield® (Boston Scientific, Natick, MA):
aprobado por la FDA para la EP, este catéter de 10 Fr tiene ventosas de 5 o 7 mm
y se dirige con un gran mango de control. Se requiere un introductor grande
(16 Fr para una ventosa de 5 mm) o una flebotomía. Greenfield y cols. usaron el
dispositivo en 46 pacientes durante más de 22 años. Se extrajeron los émbolos
en el 76 % de los casos, con una supervivencia a 30 días del 70 %.11
b. Técnica de catéter guía: un catéter guía coronario de 8 o 9 Fr (sin orificios latera-
les) se coloca a través de un introductor de 10 Fr (la punta se deja en la AP). La
aspiración se realiza con una jeringa de 60 mL, y se extraen pequeñas cantida-
des de coágulos en cada introducción. Sigue siendo un medio simple y rentable
para la eliminación del trombo.
c. Técnica de catéter aspirativo: un catéter aspirativo de 14 Fr se coloca a través de
un introductor de 16 Fr, y se aspira con una jeringa de 30 mL (tres casos infor-
mados, todos técnicamente eficaces).
d. ASPIREX ®(Straub Medical, Wangs, Suiza): dispositivo de 8 Fr de aspiración
mecánica del trombo, diseñado específicamente para el tratamiento de la EP.
El catéter se introduce sobre una guía de 0.457 mm (0.018”) en el sitio de oclu-
sión proximal de la AP o con el mayor contenido de trombo, donde es activado.
Un motor hace rotar un espiral localizado en el cuerpo del catéter a 40 000 rpm,
creando presión negativa; se macera el trombo y se extrae a través de un sistema
de aspiración en forma de “L”. El dispositivo se ha usado con éxito en la EP.
e. AngioVac® (AngioDynamics, Albany, NY): es una cánula de diámetro grande
(22 Fr) aprobada por la FDA para el drenaje venoso durante la circulación ex-
tracorpórea por hasta 6 h para incluir la extracción o el lavado de trombos o
émbolos frescos y blandos. Este dispositivo requiere un perfusionista y aneste-
sia general, además del equipo de radiología intervencionista. Se ha informado
su uso eficaz en la EP masiva.17
4. Fragmentación del coágulo mediante catéteres con formas para uso diagnóstico
y catéteres de angioplastia transluminal percutánea con balón: se han descrito mu-
chas técnicas. La fragmentación se ha realizado usando guías, catéteres (pigtail,
multipropósito, guía) y angioplastia transluminal percutánea (ATP) con catéteres
354 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Conclusiones
1. La decisión de proceder con el tratamiento percutáneo de la EP debe ser tomada
por un equipo multidisciplinario compuesto por radiólogos intervencionistas,
internistas, cardiólogos y cirujanos cardiotorácicos que estén familiarizados con
todas las opciones terapéuticas disponibles para la EP.
2. Los médicos que realizan estos procedimientos deben estar familiarizados con las
posibles complicaciones y su tratamiento:
a. Paro cardiopulmonar refractario o recurrente
b. Hemoptisis y edema pulmonar por reperfusión
c. Hemólisis (con dispositivos reolíticos)
d. Hemorragia (con enzimas líticas y anticoagulantes)
3. Si es posible, debe prepararse el servicio de cirugía cardíaca de respaldo antes de
la intervención.
4. En la actualidad, no hay una técnica única claramente establecida como superior
y, por lo tanto, la elección de las técnicas depende de la experiencia personal del
médico y la institución. Una combinación de fragmentación mecánica del coágulo,
trombectomía y trombólisis dirigida por catéter, por lo general, es la estrategia
más eficaz.
5. Debe considerarse la colocación de un filtro de VCI antes o después del trata-
miento percutáneo de la EP masiva.
6. Un análisis de 2 392 pacientes con EP aguda y compromiso hemodinámico rea-
lizado por el International Cooperative Pulmonary Embolism Registry (ICOPER)
demostró que ciertas enfermedades se asociaban con EP masiva más que con
EP no masiva, incluyendo insuficiencia cardíaca congestiva, reducción de la
fracción de eyección sistólica ventricular izquierda y disfunción renal. Un ter-
cio de los pacientes con EP masiva no tenían hipocinesia ventricular derecha
ecocardiográfica; al menos en algunos de estos pacientes, las enfermedades car-
diopulmonares asociadas pueden haber sido la causa principal de inestabilidad
hemodinámica.18 La EP masiva se asoció más frecuentemente con trombos en
el hemicardio derecho (10 %) que la EP no masiva (4 %). Este hallazgo es impor-
tante porque la evidencia ecocardiográfica de trombos del hemicardio derecho,
en el marco de la EP masiva, puede cambiar el plan terapéutico de trombólisis a
embolectomía quirúrgica.19
Referencias
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35 Filtros de vena cava
Jennifer P. Montgomery y John A. Kaufman
Los filtros de la vena cava son dispositivos endovasculares diseñados para prevenir
la embolia pulmonar (EP) al atrapar los émbolos venosos. No impiden la formación
de nuevos trombos ni promueven la lisis de un trombo o un émbolo preexistente.
Los principales métodos para el tratamiento y la profilaxis de la trombosis venosa
profunda (TVP) y la EP son farmacológicos.
Hay tres clases básicas de filtros:
1. Filtros permanentes:1 los filtros de vena cava permanentes son dispositivos no di-
señados para reutilizarse ni recuperarse de ninguna manera; representan la clase
más antigua de filtros, con los cuales existe la mayor experiencia.
2. Filtros opcionales:2 filtros permanentes diseñados para ser retirados por vía per-
cutánea o que pueden pasar a un estado de no filtración. Los dos tipos básicos son
los filtros recuperables y los convertibles:
a. Los filtros recuperables pueden ser retirados o colocados de nuevo por vía
percutánea durante una ventana de tiempo específica del dispositivo, después
de lo cual se incorporan a la pared de la vena cava y funcionan como disposi-
tivos permanentes. Los fabricantes sugieren rangos de recuperabilidad sobre
la base de estudios clínicos y la experiencia. En la práctica, la recuperabilidad
del filtro puede variar con el tiempo. La recuperación de estos dispositivos no
es necesaria.
b. Los filtros convertibles pueden modificarse estructuralmente después de la
implantación para que ya no funcionen como filtros. Tras la conversión, parte
del filtro o su totalidad permanece en la vena cava del paciente sin proporcio-
nar protección contra la EP. Cuando la conversión es por medios mecánicos y
requiere un procedimiento percutáneo, la recuperación de estos dispositivos
no es necesaria, y el filtro puede ofrecer una protección permanente. Cuando
la conversión está incorporada en el filtro y tiene lugar sin intervención, la du-
ración de la protección contra la EP es limitada.
3. Filtros temporales: los filtros temporales no están diseñados para la colocación
permanente. A menudo no tienen medios de fijación a la pared de la vena cava,
sino que son sostenidos en el sitio por sujetadores o catéteres que pueden salir
por la piel en el sitio de inserción o que quedan sepultados en el tejido subcu-
táneo. Estos dispositivos deben retirarse, y la filtración permanente requiere la
extracción del filtro temporal y la colocación de un dispositivo diferente. Las
indicaciones para la colocación de filtros temporales son las mismas que para
los recuperables.
356
CAPÍTULO 35 Filtros de vena cava357
Contraindicaciones
1. Existen circunstancias raras en las que los filtros pueden estar contraindicados,
a saber:
a. Trombosis total de la vena cava
b. Incapacidad para acceder a la vena cava
c. Incapacidad para realizar el estudio por imagen durante la colocación del filtro
d. Vena cava demasiado pequeña o demasiado grande para alojar con seguridad
el filtro
e. Alergia confirmada a un componente del filtro
2. Las siguientes no son contraindicaciones para la colocación del filtro:
a. Sepsis en curso (incluida una tromboflebitis séptica, dado que la alternativa
al atrapamiento del trombo infectado en un filtro es una embolia pulmonar
séptica).
b. Incapacidad para documentar el trombo periférico residual en un paciente con
EP y con indicación para filtro de vena cava. Las técnicas por imagen actuales
no pueden evaluar todas las posibles fuentes de émbolos, y se pueden formar
más trombos y embolizar después de la realización del estudio.
Preparación preprocedimiento
1. El consentimiento para la colocación de un filtro de vena cava debe incluir todos
los riesgos habituales asociados con los procedimientos venosos percutáneos, así
como los siguientes:6
a. Riesgo de EP recurrente: 5 %.
b. Riesgo de trombosis sintomática de la cava: 1-5 % (cabe recordar que el propó-
sito del filtro es atrapar émbolos).
c. Riesgo de embolización, fractura o mala posición del filtro: 1 %.
d. Riesgo de perforación sintomática por un elemento del filtro: , 1 %.
e. Riesgo de taponamiento del pericardio por colocación del filtro de la vena cava
superior (VCS): 2 %.7
358 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Procedimiento
1. Obtener acceso: según el dispositivo, los filtros de vena cava pueden colocarse
desde las venas femorales, yugulares (internas o externas), subclavias, del
miembro superior o directamente dentro de la VCI mediante abordaje trans-
lumbar. Los abordajes preferidos para los filtros que no se avanzan sobre una
guía o filtros de un diseño relativamente rígido son la vena yugular interna y la
femoral derecha.
2. Estudios por imagen: los estudios por imagen de alta calidad durante la colocación
del filtro maximizan la probabilidad de un resultado satisfactorio. Los estudios por
imagen de mala calidad aumentan la probabilidad de mala colocación del filtro y
otros errores del operador.8,9
a. Objetivos de los estudios por imagen antes de la colocación:
(1) Definir la anatomía de la vena cava y de la vena renal:
(a) Una VCI duplicada aparece en menos del 1 % de los casos y en general
drena en la vena renal izquierda, pero también puede hacerlo más abajo.
(b) La VCI se encuentra del lado izquierdo en menos del 1 % de los casos.
(c) La vena renal izquierda circumaórtica se encuentra en el 3-4 % de los
casos. El componente inferior del anillo venoso pasa por detrás de la
aorta y drena en la vena cava inferior, más abajo que la vena renal iz-
quierda normal.
(d) La vena renal izquierda retroaórtica aparece en el 2-3 % de los casos y en
general drena en la VCI por debajo de la vena renal derecha o rara vez
en la confluencia de las venas ilíacas.
(e) La VCS duplicada aparece en menos del 1 % de los casos.
(f) La VCS izquierda persistente drena en el seno coronario.
(g) La VCS del lado izquierdo es extremadamente rara.
(2) Determinar el tamaño de la vena cava:
(a) La “mega vena cava” (diámetro de la VCI > 28 mm) se encuentra en
menos del 1 % de los casos.
(b) La VCI en general es ovalada en su sección transversal, por lo que las
mediciones en un solo plano pueden no ser precisas.
(3) Confirmar la permeabilidad de la vena cava.
b. Cavografía:
(1) Para la VCI, se coloca el catéter de tipo pigtail o “cola de cerdo” (4 Fr o mayor)
en la confluencia de las venas ilíacas.
(2) Para la VCS, se inyecta desde una vena braquiocefálica.
(3) Se utiliza la misma colocación y campo de visión que se emplea durante el
despliegue del filtro.
(4) Velocidad de la inyección del contraste yodado de 15-20 mL/seg durante 2 seg.
(5) La cavografía con CO2 puede realizarse mediante la inyección manual de
30-40 mL de CO2.
(6) La angiografía con sustracción digital (ASD) filma 4-6 fotogramas/seg con
suspensión de la respiración en una proyección anteroposterior. Pueden ob-
tenerse proyecciones adicionales, según la necesidad. La vena ilíaca con-
tralateral y las venas renales se identifican por la afluencia de sangre no
opacificada o por reflujo de contraste en los orificios de las venas.
(7) Si las venas no pueden localizarse, se debe recolocar el catéter pigtail más
cerca de la ubicación esperada de las tributarias, aumentar la velocidad y el
volumen de la inyección de contraste, utilizar una proyección oblicua, cate-
terizar las venas selectivamente y emplear una ecografía intravascular (EIV).
CAPÍTULO 35 Filtros de vena cava359
FIGURA 35-1 • Lugares sugeridos para la colocación del filtro VC para (A) una VCI infrarrenal
normal sin ningún trombo intraluminal; (B) un trombo en la VCI infrarrenal, no demasiado cerca de
las venas renales y con suficiente espacio para fijar las piernas del filtro; (C) un trombo infrarrenal y
en la vena renal; (D) VCI duplicada: dos filtros infrarrenales (A) o un único filtro (B) en el segmento su-
prarrenal; (E) retroaórtico (inserción baja) de una vena renal izquierda (A o B); (F) vena renal izquierda
circumaórtica; (G) inserción de la vena renal izquierda en la confluencia de las venas ilíaca izquierda
y cava inferior (A o B); (H) colocación en la VCS para limitar los émbolos del miembro superior
(c) Los filtros que no son en forma de cono deben colocarse por debajo de
los orificios de la vena renal.
(d) Todos los filtros deben colocarse de modo que haya contacto adecuado
con la pared entre los elementos estabilizadores del filtro y la VCI.
(e) Cuando ya hay un filtro, éste no contiene trombos y la indicación es EP
recurrente, se puede colocar un segundo filtro debajo del primero si hay
espacio suficiente. De lo contrario, se coloca un segundo filtro encima
del primero (suprarrenal, si es necesario).
CAPÍTULO 35 Filtros de vena cava361
Cuidados posprocedimiento
1. Filtros permanentes:
a. Monitorización de rutina en el período posprocedimiento inmediato para los
procedimientos de acceso venoso.
b. Se pide al paciente y los cuidadores que estén alerta por si hay edema en los
miembros, que puede indicar una trombosis cava o una TVP.
c. El tratamiento farmacológico primario o la profilaxis para la TEV deben co-
menzar en la primera oportunidad segura.
d. Se toman radiografías abdominales regulares (cada 3-5 años) para vigilar la po-
sición e integridad del filtro. Hay distintas proyecciones útiles para identificar
la inclinación, la rotura o la migración de una rama.
2. Filtros recuperables:
a. Lo mismo que en los puntos a.-c. para filtros permanentes.
CAPÍTULO 35 Filtros de vena cava363
Resultados6,19,20
1. Despliegue eficaz: 99 %.
2. EP recurrente posfiltro: 0.5-6 %.
Complicaciones6,19,20
Se han expresado preocupaciones respecto de que los filtros recuperables puedan
presentar una incidencia mayor de eventos adversos que los permanentes.21
1. Procedimiento mayor: menos del 1 %.
2. Trombosis en el lugar de acceso (sintomática): 2 %.
3. Trombosis de la cava: 0.6-8 %.
4. Rotura del filtro: 2-10 %.
5. Migración del filtro (mayor): 1 %.
6. Infección del filtro: bastante menos del 1 %.
7. Penetración/perforación de la VCI (en general asintomática): 0-86 %.
8. Mortalidad debida al filtro a 30 días: menos del 1 % (nota: la tasa de mortalidad
global a 30 días del 17 % se debe, principalmente, a enfermedades concurrentes).
Preparación preprocedimiento
1. Condiciones recomendadas antes de la recuperación o conversión del filtro:
a. No existe una indicación para un filtro permanente.
b. El riesgo de EP grave es aceptablemente bajo como resultado de un cambio en
el estado clínico, el mantenimiento de una anticoagulación adecuada sostenida
o una buena profilaxis.
366 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Procedimiento
1. Acceso:
a. Depende del diseño del filtro; en general, la vena yugular o la femoral.
2. Estudios por imagen: las imágenes de alta calidad durante la recuperación del fil-
tro aumentan la probabilidad de recuperación exitosa y reducen al mínimo las de
complicaciones o de una recuperación difícil o prolongada.
a. Objetivos de los estudios por imagen previos a la recuperación:
(1) Evaluar la presencia de trombos atrapados en el filtro.
(2) Definir la posición del filtro en la vena cava.
(3) Evaluar la presencia de factores que ocasionen complicaciones, como una
punta o un gancho de recuperación encajados o la penetración de una rama.
CAPÍTULO 35 Filtros de vena cava367
(4) Si otros métodos por imagen (TC, RM, ecografía) logran estos objetivos den-
tro de las 24 h antes del procedimiento, la cavografía basada en catéter es
opcional, pero muy recomendable.
b. Cavografía:
(1) Para la VCI, se pone un catéter pigtail (5-7 Fr) debajo del filtro. Se debe tener
cuidado de no desalojar el filtro o atrapar catéteres o guías en él.
(2) Para la VCS, se inyecta desde una vena braquiocefálica.
(3) La velocidad de inyección del contraste yodado es de 15-20 mL/seg, por 2 seg.
(4) La ASD toma 4-6 fotogramas/seg durante una suspensión de la respiración
en una proyección anteroposterior. Pueden tomarse proyecciones adiciona-
les según la necesidad para evaluar el estado del filtro.
c. EIV: en los pacientes con contraindicaciones para todos los medios de con-
traste, puede usarse la ecografía intravascular, junto con la fluoroscopia, para
evaluar el filtro antes de la recuperación.
(1) Valorar la presencia de trombos.
(2) Evaluar si hay una punta o un gancho encajados en la pared de la cava.
(3) Identificar si hay penetración de una rama.
3. Recuperación:
a. Técnica general:
(1) Los elementos del filtro en contacto con la pared de la VCI pueden estar cu-
biertos por una capa de matriz fibrocelular, una neoíntima y una seudoíntima.
Los elementos que perforan esta pared quedan encapsulados (salvo que entren
en otra luz) por el tejido que se halla en continuidad con la adventicia de la VCI.
(2) Se coloca un introductor del tamaño adecuado cerca del sitio previsto para
enganchar el ápice del filtro. Se deben consultar las instrucciones del fabri-
cante respecto del tamaño apropiado del introductor; en general, es mayor
que el tamaño del introductor de despliegue.
(a) Si se anticipa una recuperación difícil por la incorporación de elementos
del filtro en la pared de la VCI, se deben considerar introductores coaxia-
les de longitud similar.
(3) Se introduce un asa y un catéter u otro dispositivo de recuperación reco-
mendado a través del introductor y se engancha el filtro.
(4) La técnica para extraer el filtro varía según el dispositivo. Consultar siempre
las instrucciones del fabricante. Existen dos abordajes básicos.
(a) Desprender el filtro de la VCI:
i. Mantener el filtro en posición estable y empujar el introductor de re-
cuperación sobre el filtro hasta que quede totalmente capturado en el
introductor.
(b) Traccionar del filtro de la VCI:
i. Mantener el introductor en posición estable e introducir el filtro en el
introductor de recuperación.
(5) Una vez que el filtro está dentro del introductor, se recupera evitando el
daño del introductor por los bordes afilados del filtro. Se revisa la integridad
de este último verificando que todas las piezas fueron retiradas.
(6) Se hace una cavografía posterior a la recuperación si el paciente informa
dolor durante o después del procedimiento, o después de una recuperación
prolongada o difícil.
b. Dispositivos de recuperación:
(1) Asas endovasculares o variantes
(2) Dispositivos patentados de prensión
(3) Pinzas para biopsia
(4) Introductores de láser de exímeros
4. Solución de problemas en las recuperaciones difíciles (véase el Capítulo e-82, Re-
trieval of Intravascular Foreign Bodies).
a. Dificultad para tomar el gancho u otros sitios para enganchar el filtro; esto a
menudo se relaciona con la inclinación del filtro o las tortuosidades de la vena
cava (p. ej., paciente con escoliosis).
(1) Puede introducirse un catéter curvo para enganchar el filtro y así moverlo a
una posición más central dentro de la vena.
(2) Se puede usar un catéter guía direccional para avanzar el asa endovascular
a la ubicación apropiada sobre el filtro.
368 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
(3) Puede utilizarse una segunda guía (doble guía) para dirigir el dispositivo de
recuperación hasta el filtro. Se enrosca un catéter de 5 Fr a través del filtro
junto al gancho o el sitio de enganchado, y se retira el catéter sobre una guía
rígida. Se avanza un asa endovascular sobre o junto a la guía rígida para
capturar el filtro.
(4) Se avanza un catéter con curva invertida a través del filtro, teniendo cuidado
de que permanezca por encima de cualquier soporte de suspensión. Luego
se avanza una guía hidrófila a través de este catéter, se enhebra la guía desde
el mismo sitio de acceso venoso y se tira del extremo distal del alambre a
través del introductor para formar un asa. Se captura el filtro usando un ta-
maño de introductor y de asa adecuados o se hacen pasar ambas ramas del
asa para tomar el filtro.26 Véase figura e-82-3.
(5) Se infla con suavidad un balón dentro del filtro para intentar enderezarlo en
la vena.
b. La punta del filtro está adherida a la pared de la cava. La imagen característica
clave es una cubierta de tejido no opacificada alrededor de la punta del filtro o
una proyección de la punta del filtro fuera de la luz venosa opacificada.
(1) Se forma una lazada alrededor del vértice del filtro, haciendo correr la guía
entre los elementos del filtro y la pared de la cava, y no a través de los elemen-
tos del filtro. Se aplica tracción sobre la lazada para separar el vértice del
filtro de la pared de la cava.
(2) Se infla con delicadeza un balón dentro del filtro para tratar de liberar su
vértice de la pared de la cava y enderezarlo en la vena.
(3) Con mucho cuidado, se emplean pinzas endobronquiales rígidas para libe-
rar el vértice incrustado del filtro.27
(a) Después de una flebografía detallada, se avanzan las pinzas endobron-
quiales (modelo 4162; Bryan Corp, Woburn, MA) a través de un introduc-
tor de 12 o 14 Fr.
(b) Si es necesario, las pinzas pueden doblarse un poco para dirigirlas a la
punta del filtro.
(c) Se toma y retira el tejido que rodea la punta del filtro.
(d) Una vez extirpado el tejido encapsulante, se toma la punta del filtro y
éste se retira a través del introductor.
c. El filtro se encuentra firmemente adherido a la pared de la cava, lo cual en ge-
neral se diagnostica después de capturar el filtro, mientras se intenta introducir
en el catéter.
(1) Cuando se usa un sistema de introductor coaxial, los introductores externos
e internos se pueden avanzar secuencialmente sobre el filtro.
(2) Se avanza un catéter balón desde un acceso independiente y se intenta qui-
tar los soportes del filtro de la pared de la cava inflando suavemente el balón.
(3) Se avanza el introductor con láser de exímeros sobre el filtro para destruir
los tejidos adheridos.28
(a) Se conecta el introductor con punta láser al CVX-300 Excimer XeCl Laser
System® (Spectranetics Corp, Colorado Springs, CO) y se calibra según el
protocolo a 60 mJ/mm2.
(b) Se inserta el introductor de punta láser de 12 Fr sobre una guía coaxial a
través de un introductor de 14 Fr hasta encontrar resistencia.
(c) Mientras se mantiene una suave tracción sobre el filtro con el asa, se ac-
tiva el láser y se avanza el introductor.
(d) La recuperación asistida por láser usa la ablación fototérmica del te-
jido mientras se aplica tensión sobre el filtro, en general con una fuerza
mucho menor que en otras técnicas.29
d. Se abandona el intento de recuperación:
(1) Se realiza una cavografía para evaluar el estado del filtro y la VCI:
(a) Se debe considerar un curso corto de anticoagulación si se observa una
lesión de la VCI o un trombo.
(b) Si el filtro ya no sirve de protección frente a la EP, el hecho se comunica
al paciente y al médico de atención primaria.
(2) Si el filtro permanece colapsado y causa una estenosis de la VCI, se hace una
angioplastia sobre el filtro, con un balón del tamaño adecuado a la VCI, para
empujar el filtro contra la pared.
CAPÍTULO 35 Filtros de vena cava369
e. Conversión:
(1) Técnica general:
(a) Se determina el mecanismo de conversión para el dispositivo del paciente.
i. Por ejemplo, la extracción con asa de un capuchón apical limitante.
(b) Se realiza la evaluación y se toman las imágenes como se describió antes
para los procedimientos de recuperación.
(c) Se utilizan introductores y dispositivos endovasculares adecuados para
la activación de la conversión del filtro.
(d) Se confirma el retiro de todos los componentes extraíbles del paciente.
(e) Se realiza una cavografía para documentar el estado de la VCI y el dispo-
sitivo convertido.
Cuidados posprocedimiento
1. Monitorización de rutina en el período inmediato posterior a los procedimientos
de acceso venoso.
2. El tratamiento primario o profilaxis de la TEV debe continuar hasta que ya no esté
clínicamente indicado.
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episodio inicial de TVP está implicada la vena subclavia del brazo dominante. El
desarrollo del SPT está directamente relacionado con la continua presencia del
trombo dentro del sistema venoso profundo durante las semanas iniciales y meses
después de la TVP, por al menos dos vías: (1) el trombo residual bloquea físicamente el
flujo de sangre (“obstrucción”) y (2) la trombosis estimula la inflamación, lo que perju-
dica directamente a las válvulas venosas, causando incompetencia valvular (“reflujo”).
Cuando hay reflujo u obstrucción, aparece una hipertensión venosa ambulatoria que
finalmente conduce al edema, la hipoxia y la lesión tisular, una disfunción progresiva
de la función de bomba de la pantorrilla, fibrosis subcutánea y ulceración de la piel
por SPT.5 Por lo tanto, es lógico que la eliminación rápida del trombo y la restaura-
ción del flujo venoso profundo sin obstrucciones con trombólisis dirigida por catéter
(TDC) deben mejorar rápidamente los síntomas iniciales de TVP y evitar el reflujo
valvular tardío, la obstrucción venosa y el SPT.
Indicaciones
1. La TDC urgente de primera línea se realiza como complemento de la terapia
anticoagulante para evitar complicaciones que pongan en riesgo la vida, las extre-
midades y los órganos por TVP aguda.
a. En los pacientes con compromiso circulatorio agudo que pone en riesgo la ex-
tremidad (o sea, flegmasia cerúlea dolorosa).
b. En los pacientes con trombosis extensa de la vena cava inferior (VCI), conside-
rados de alto riesgo de EP letal.
c. En los pacientes con insuficiencia renal aguda por extensión del trombo a la
VCI suprarrenal o a las venas renales.6
2. La TDC de segunda línea no urgente se realiza en pacientes con TVP proximal
sintomática que presentan progresión clínica o anatómica de la TVP con el trata-
miento anticoagulante.
a. Extensión rápida de un trombo iliocavo o subclavio/braquiocefálico
b. Exacerbación o persistencia de los síntomas mayores de los miembros superio-
res o inferiores
c. Ausencia de suficiente mejoría de los síntomas para permitir la deambulación
o la función normal del brazo
3. La TDC de primera línea no urgente puede realizarse como complemento de la
terapia anticoagulante para permitir el alivio más rápido de los síntomas o la pre-
vención a largo plazo del SPT en pacientes con TVP proximal sintomática aguda.
a. Los pacientes con TVP iliofemoral aguda (definida como TVP que afecta la vena
ilíaca o la vena femoral común) son probablemente los mejores candidatos
para la TDC de primera línea.
b. Los pacientes con TVP aguda axilosubclavia relacionada con el síndrome de
Paget-Schroetter también parecen ser excelentes candidatos para un abordaje
combinado de cirugía intervencionista, en el que el primer paso es la elimina-
ción del trombo mediada por TDC.
Contraindicaciones
1. Hemorragia interna activa
2. Hemorragia digestiva reciente (< 3 meses)
3. Ictus reciente (< 6 meses)
4. Hemorragia intraespinal o intracraneal, tumores, malformación vascular o
aneurisma
5. Disfunción hepática grave
6. Trombocitopenia grave u otras diátesis hemorrágicas
7. Embarazo
8. Hipertensión grave no controlada
9. Cirugía mayor reciente (< 10 días), traumatismos, reanimación cardiopulmonar,
parto, litotricia u otros procedimientos invasivos mayores
10. Operación ocular reciente (< 3 meses) o retinopatía hemorrágica
11. Endocarditis bacteriana o tromboflebitis séptica bacteriana aguda
12. Disfunción renal moderada a grave
372 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
13. Enfermedad aguda grave que impide la adecuada sedación o la colocación apro-
piada sobre la mesa
14. Pacientes mayores de 70 años de edad, que pueden estar en mayor riesgo de com-
plicaciones hemorrágicas
Preparación preprocedimiento
1. Obtener los antecedentes clínicos y realizar la exploración física para confirmar
la presencia de un síntoma o una manifestación clínica que amerita terapia inten-
siva. Conocer los factores de riesgo del paciente para complicaciones hemorrági-
cas, su estado ambulatorio de referencia y su expectativa de vida. Los pacientes
que son crónicamente no ambulatorios o que tienen muy poca expectativa de vida
pueden no mostrar beneficios significativos con la TDC.
2. Revisión de la ecografía Doppler venosa para confirmar el diagnóstico de TVP,
evaluar la extensión del trombo y planificar el abordaje terapéutico. Si es necesa-
rio, puede realizarse la evaluación de venas centrales con tomografía computari-
zada (TC), flebografía por resonancia magnética (RM) o flebografía por inyección.
3. Evaluación de laboratorio: creatinina sérica, hemoglobina (Hgb)/hematócrito
(Hct), recuento plaquetario, razón normalizada internacional (INR, de internatio-
nal normalized ratio), tiempo de tromboplastina parcial (TTP). Debe realizarse una
prueba de embarazo en mujeres fértiles en edad reproductiva.
4. Se debe propiciar una discusión equilibrada de riesgos, beneficios, alternativas e
incertidumbres en torno a la TDC y obtener el consentimiento informado. Se dis-
cute el uso de medidas adyuvantes, como angioplastia y colocación de endopróte-
sis, para el tratamiento de las lesiones estenóticas que estén al descubierto.
5. Para la mayoría de los pacientes, es necesario verificar que la INR esté por debajo
de 2.0 (preferiblemente 1.5) antes de iniciar la TDC y suspender cualquier anti-
coagulante irreversible al menos 24 h antes del procedimiento. Estos parámetros
pueden modificarse en pacientes con manifestaciones clínicas graves o con disfun-
ción renal (estos últimos pueden requerir períodos más largos de suspensión de la
anticoagulación oral). Si el paciente tiene alergia al contraste de leve a moderada,
se premedica con esteroides y antagonistas de la histamina (véase Cap. 64).
6. En algunos pacientes con TVP de los miembros inferiores se puede colocar un fil-
tro recuperable de VCI antes de comenzar la TDC. Dado que las tasas de EP son
bajas cuando se usa TDC por infusión (véase la sección Complicaciones), la coloca-
ción de un filtro de la VCI probablemente sea innecesaria cuando se usa este mé-
todo.7,8 Sin embargo, actualmente es clara la necesidad de la colocación del filtro
de la VCI antes de la terapia de trombólisis farmacomecánica dirigida por catéter
(TFDC) en una sola sesión.
Procedimiento
1. Se selecciona un sitio de acceso venoso, de preferencia periférico a la extensión
del trombo:
a. Algunos sitios habituales para el tratamiento de la TVP de miembros inferio-
res son la vena poplítea o la tibial posterior. Otras venas que pueden usarse
son la yugular interna, la safena menor y otras venas tibiales homolaterales.
No se recomienda usar la femoral común contralateral (para evitar causar una
TVP contralateral).
b. Para la TVP de los miembros superiores, los sitios habituales son las venas
braquiales y las basílicas.
c. En la elección de un sitio de acceso, es importante considerar el tamaño ne-
cesario del introductor para acomodar el catéter o el dispositivo de infusión
previsto. Por ejemplo, no es prudente seleccionar un sitio de acceso por la vena
tibial posterior distal si se necesita un introductor de 8 Fr. En ciertas situacio-
nes, cuando el trombo se extiende a través de la vena poplítea y en la pantorrilla,
se pueden usar sitios de acceso adicionales (venas poplítea y tibial posterior).
2. Se debe administrar sedación consciente con la supervisión apropiada, realizar
la preparación estéril e inyectar anestésico local (p. ej., lidocaína al 1 %) en la piel
de la(s) vena(s) seleccionada(s).
CAPÍTULO 36 TVP aguda de las extremidades: trombectomía y trombólisis373
3. Se hace una punción guiada por ecografía para obtener un acceso para el catéter en
la(s) vena(s) seleccionada(s). En general, se usa un transductor lineal de 5-7.5 MHz.
Una aguja de micropunción de calibre 21 es visible en la ecografía, y puede ayudar
a minimizar el sangrado. Se pasa una guía de 0.457 mm (0.018”) y se intercambia
por un dilatador de transición, y luego se avanza un catéter de diagnóstico (4 o
5 Fr) en el sistema venoso sobre una guía hidrófila de 0.889 mm (0.035”). El control
fluoroscópico en tiempo real debe usarse durante todo el procedimiento.
4. Se realiza una flebografía a través del catéter diagnóstico para definir la extensión
del trombo. Lo anterior debe hacerse con inyecciones manuales de contraste yo-
dado seriadas de 5-10 mL, diluidas con solución salina normal al 0.9 % e imágenes
con sustracción digital.
5. Se cambia el catéter diagnóstico por un introductor vascular de 7-8 Fr.
6. Debe decidirse si se realiza una TDC de “infusión” o de “una sola sesión farma-
comecánica”, y seleccionar el catéter de infusión correspondiente. Si se usa una
TFDC de una sola sesión, diríjase al paso 8.
7. Pacientes sometidos a TDC de infusión:
a. Se selecciona un catéter multiorificio lateral con un segmento de infusión que
coincida con la longitud del segmento venoso trombosado. Para la TDC de
infusión, puede usarse un catéter de infusión tradicional multiorificio lateral o
un catéter de infusión emisor de ultrasonido (EkoWave®, Corporación EKOS,
Bothell, WA). Algunos autores creen que la TDC asistida por ultrasonido afloja
los filamentos de fibrina, facilita la dispersión del fármaco y acelera el trata-
miento con una menor dosis trombolítica.
b. Se avanza el catéter a su posición sobre la guía y se comienza la infusión del
fármaco trombolítico. Nota: ninguno de estos fármacos ha sido aprobado por
la Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento de la TVP; todos
han sido aprobados para otras indicaciones, pero se usan de forma no oficial
para este padecimiento.6 Por el momento, la mayor experiencia publicada, que
incluye un riguroso estudio multicéntrico controlado aleatorizado,8 ha usado
el activador tisular del plasminógeno.
(1) El activador tisular del plasminógeno recombinante (rt-PA), a dosis de
0.01 mg/kg, no debe exceder 1.0 mg/h.8,9
(2) Urocinasa a 120 000-180 000 U/h.
(3) Reteplasa a 0.50-0.75 U/h.
(4) Tenecteplasa a 0.25-0.50 mg/h.
c. Si se realiza la TDC asistida por ultrasonido, se presiona el botón de inicio
(Start) de la máquina para administrar energía de ultrasonido de baja poten-
cia durante la administración del fármaco.
d. Simultáneamente, se administra terapia anticoagulante concomitante por:
(1) infusión subterapéutica de heparina no fraccionada (HNF) a través del
introductor vascular en una dosis por hora lo suficientemente baja para evi-
tar que el TTP se vuelva supraterapéutico; se puede apuntar a un TTP de 1.2-
1.7 veces el control o a menos de 60 seg, o simplemente usar una dosis en el
rango de 6-12 U/kg/h;8,9 o bien, (2) administrar heparina de bajo peso molecu-
lar (HBPM) como la enoxaparina a 1 mg/kg en inyecciones subcutáneas cada
12 h.9 Se desaconseja el uso de fondaparinux, rivaroxabán, dabigatrán, apixa-
bán y edoxabán durante la terapia trombolítica, ya que estos fármacos no son
fácilmente reversibles y podría producirse una hemorragia, y no existen estu-
dios prospectivos sobre el uso concomitante con fármacos trombolíticos.
e. Si se trata una TVP de miembro inferior, se debe elevar la pierna sintomática
durante la infusión.
f. Se debe monitorizar al paciente en una unidad de cuidados intensivos (UCI)
o intermedios durante la infusión y obtener estudios de laboratorio de sangre
periférica, por lo menos cada 8-12 h (Hgb/Hct, TTP). Se siguen de cerca estos
parámetros, porque los valores altos de TTP durante la trombólisis se han aso-
ciado con complicaciones hemorrágicas y un rápido descenso en el hemató-
crito puede ser un signo de sangrado oculto (p. ej., hemorragia retroperitoneal).
g. El personal de enfermería o el médico tratante deben evaluar con frecuencia
al paciente en busca de sangrado centinela (p. ej., epistaxis, sangrado del oído,
sangrado profuso del sitio de acceso), que puede indicar un estado trombolí-
tico sistémico mayor que el deseado.
374 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
sión multiorificio lateral dentro del trombo y se realiza una TDC de infusión de la
misma manera que antes. El fármaco se puede infundir hasta que se observe una
trombólisis casi total (> 90 %), haya una hemorragia clínicamente manifiesta o
hasta observar un progreso mínimo en dos flebografías posteriores. Tal vez lo
mejor es que la infusión trombolítica sea lo más corta posible, para evitar pro-
blemas de sangrado; se sugiere menos de 24 h para tratar la TVP unilateral y
menos de 36 h para la TVP bilateral, aunque estas pautas no han sido validadas
prospectivamente.
11. Tratamiento de lesiones obstructivas: una vez completados los pasos de extrac-
ción del trombo, se realiza una nueva flebografía.
a. La angioplastia con balón y la colocación de una endoprótesis pueden rea-
lizarse para corregir áreas de estenosis venosa u obstrucción persistentes,
porque estas lesiones, cuando no se tratan, se asocian con altos índices de
retrombosis inmediata.
b. Las endoprótesis autoexpandibles con flexibilidad radial pueden usarse en la
vena ilíaca y extenderse a la vena femoral común, si es necesario.
c. Las endoprótesis en la vena femoral o poplítea no se mantienen permeables,
por lo que la angioplastia con balón es la mejor elección para las lesiones este-
nóticas femoropoplíteas.
d. Está contraindicada la colocación de endoprótesis en la vena subclavia; en los
pacientes con síndrome de Paget-Schroetter se debe realizar una cirugía sobre
el opérculo torácico en algún momento después de la TDC.
e. En la actualidad, ninguna endoprótesis ha sido aprobada por la FDA para su
uso en la vena ilíaca.
12. Se realiza una flebografía final, se retira el introductor y se logra la hemostasia
mediante compresión directa.
Cuidados posprocedimiento
1. La anticoagulación de nivel terapéutico debe reanudarse inmediatamente des-
pués de que se logra la hemostasia usando HNF o HBPM. Para la mayoría de los
pacientes, la transición a un medicamento oral puede comenzar la misma noche
(warfarina, INR objetivo 2-3) o al día siguiente (rivaroxabán, dabigatrán, apixabán o
edoxabán). Si el paciente se encuentra en riesgo particularmente alto de retrombo-
sis, se puede continuar la HBPM y postergar la transición a la terapia oral.
2. Los pacientes con un sitio de acceso en el miembro inferior deben permanecer en
reposo con la pierna inmóvil durante al menos 4 h. Después de eso, la deambula-
ción precoz es deseable.
3. Para los pacientes que reciben warfarina, se continúa con heparina (HNF o HBPM)
hasta que la INR sea superior a 2.0, por 2 días consecutivos. Excepción: en pacien-
tes con TVP relacionada con cáncer, la monoterapia con HBPM (no warfarina) es
el tratamiento de elección.
4. En los sujetos en los que se colocó un filtro de VCI recuperable, éste puede ex-
traerse en cualquier momento, una vez finalizada la TFDC. No hay necesidad de
detener la anticoagulación para la recuperación del filtro, a menos que ésta sea su-
praterapéutica. En general, el paciente debe ser anticoagulado terapéuticamente y
no debe tener trombo significativo (≥ 25 % del volumen del filtro) dentro del filtro.
5. Si el paciente tiene edema importante del miembro inferior, se ofrece la opción de
usar medias de compresión graduada (20-30 o 30-40 mm Hg) diariamente. Aunque
su uso no evita el SPT ni reduce el dolor de los miembros inferiores, puede ayudar
a reducir el edema.10
6. El paciente debe ser seguido durante el mes después del procedimiento. Mientras
tanto, la monitorización cuidadosa de los valores de INR con ajuste de la dosis es
esencial para evitar la retrombosis en los pacientes que reciben warfarina.
Resultados
1. TDC sola de infusión, resultados tempranos: la TDC sola de infusión ha demos-
trado disolver el trombo agudo en más del 80 % de los pacientes con TVP aguda
(definida según la duración de los síntomas ≤ 14 días) proximal en un registro
376 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Complicaciones
1. Se produjo hemorragia grave en el 3.2 % (3 de 92) de los pacientes que recibieron
TDC en el estudio CaVenT. Una hemorragia requirió cirugía y otra una transfusión
de sangre. En ese estudio, no hubo ninguna hemorragia intracraneal, lo que su-
giere que, en el marco del estudio clínico con una cuidadosa selección de pacien-
tes y una técnica definida, la TDC puede ser razonablemente segura. Sin embargo,
como muestran los datos registrados, en el mundo real de la TDC, aproximada-
mente el 11 % de los pacientes sometidos a TDC pueden sufrir una hemorragia
grave, y el 0.4-0.9 % presentarán una hemorragia intracraneal. Estos resultados
ciertamente sustentan la importancia de una selección cuidadosa de los pacien-
tes y una vigilancia diligente.
2. Se presentó una EP sintomática en el 1.3 % de los pacientes en el registro multicén-
trico de TDC de urocinasa, y se produjo una EP letal en el 0.2 % de los pacientes.
Debido a que la mayoría de los pacientes tenían TVP iliofemoral aguda, estas tasas
no parecen superar lo que se esperaría para una cohorte similar de pacientes tra-
tados sólo con anticoagulante. Hasta el momento, la EP grave se ha informado en,
por lo menos, un paciente tratado con TFDC de una sola sesión,26 pero aún no se
han establecido las tasas de EP sintomática y EP letal para estas técnicas.
CAPÍTULO 36 TVP aguda de las extremidades: trombectomía y trombólisis377
3. Prevención de complicaciones:
a. Durante la TDC o la TFDC, el médico debe reducir la dosis de medicamento o
detenerla totalmente a su discreción, si hay preocupaciones de seguridad.
b. Si se produce sangrado grave en el sitio del acceso venoso (no controlado me-
diante un aumento del tamaño del introductor o compresión), debe suspen-
derse la administración del fármaco. Si el aumento de tamaño del introductor
o la compresión son eficaces para detener el sangrado, el medicamento puede
reiniciarse con una dosis más baja y evaluaciones repetidas cuidadosas del sitio
de acceso para asegurar la no recurrencia.
c. Si se presenta un sangrado grave en un lugar distante, o si se observa una reacción
grave o potencialmente letal, debe suspenderse permanentemente la adminis-
tración del trombolítico.
d. Si se produce un sangrado intenso, también debe suspenderse la infusión
de heparina y, a discreción del médico, puede administrarse protamina o
crioprecipitados.
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37 Angioplastia y colocación
de endoprótesis por flebopatía crónica
Raj P. Shah y Michael J. Hallisey
La angioplastia primaria con balón del sistema venoso tiene tasas elevadas de fra-
caso técnico y de recidiva de la oclusión a corto plazo. El uso de endoprótesis ve-
nosas mejora la permeabilidad a largo plazo y evita el retroceso elástico. La única
excepción de esta elevada tasa de fracasos de la angioplastia transluminal percutá-
nea (ATP) con balón primaria venosa pueden ser los pacientes con catéteres venosos
centrales previos que no están en hemodiálisis crónica. En estos pacientes, la an-
gioplastia con balón sola puede proporcionar una mejoría significativa. Una técnica
que es útil y factible para el tratamiento de las estenosis venosas es la ATP con balón
de ultra alta presión. Este procedimiento puede otorgar permeabilidad después de
la angioplastia venosa, especialmente en la eferencia de los injertos de hemodiáli-
sis. La angioplastia percutánea con balón de corte (APBC) es una técnica útil para
ciertos tipos de estenosis muy cicatrizadas o resistentes. Sin embargo, la APBC debe
utilizarse como respaldo de una ATP con balón primaria subóptima debido a las ma-
yores tasas de complicaciones y al hecho de que puede ser más dolorosa que la ATP
con balón convencional.
Indicaciones
Paciente con síntomas por:
1. Obstrucción de la vena cava superior (VCS) por causas malignas y benignas.1,2 El
síndrome de VCS es más frecuente en las neoplasias torácicas (80-90 %), por lo
general, carcinomas broncogénicos.
2. Estenosis de las venas subclavia y braquiocefálica debidas a catéteres venosos
centrales permanentes previos.
3. Estenosis recurrentes de la vena subclavia en aquellos pacientes con enfer-
medad de Paget-Schroetter o síndrome de estrecho torácico, después de que
el individuo ha sido sometido a resección de la primera costilla o la cabeza de
la clavícula.3
4. Obstrucciones de la vena cava inferior (VCI) o de la vena iliofemoral: síndrome de
May-Thurner o de Cockett ( fig. 37-1).4 Las endoprótesis pueden utilizarse cuando
hay una obstrucción residual después de la ATP con balón y compresión extrín-
seca de la VCI (p. ej., por agrandamiento del lóbulo caudado del hígado o compre-
sión ganglionar).
5. Estenosis venosas relacionadas con el acceso de hemodiálisis: véanse los Capí-
tulos 31, 32 y 33.
6. Síndrome de Budd-Chiari: el tratamiento endovascular se ha convertido en el
procedimiento de elección debido al traumatismo mínimo que produce y una
rápida recuperación.
7. Estenosis u oclusiones de la vena porta.
8. Oclusión venosa crónica: la trombosis venosa profunda (TVP) oclusiva crónica
y el síndrome postrombótico. Se debe considerar la intervención endovascular
después de maximizar el tratamiento médico.
9. Estenosis venosa pulmonar: hay informes publicados del tratamiento exitoso de
la estenosis de la vena pulmonar con angioplastia venosa después del trasplante
de pulmón. Sin embargo, se necesitan estudios adicionales para validar la seguri-
dad y la eficacia a largo plazo.
10. Esclerosis múltiple (EM): varios informes en la literatura publicada y revisada
por pares describen una relación potencial entre la circulación venosa anómala,
denominada insuficiencia venosa cefalorraquídea crónica (IVCC), y la EM. La
evidencia actual sobre la eficacia de la venoplastia percutánea para la IVCC por
EM es insuficiente en calidad y cantidad. Por lo tanto, este procedimiento debe
usarse en el contexto de la investigación.
378
CAPÍTULO 37 Angioplastia y colocación de endoprótesis por flebopatía crónica379
VCI
Aorta
FIGURA 37-1 • Síndrome de May-Thurner. La arteria ilíaca derecha superpuesta comprime la vena
ilíaca izquierda adyacente
Contraindicaciones
1. Síndrome de Paget-Schroetter (trombosis de esfuerzo): compresión extrínseca tran-
sitoria, intermitente y traumática de la vena subclavia entre el músculo subclavio y
el ligamento costocoracoideo, que provoca inflamación local y trombosis oclusiva.
2. Síndrome del estrecho torácico: atrapamiento de la vena subclavia a su salida del
tórax entre la primera costilla y la clavícula. Este trastorno no se debe a una
anomalía endoluminal.
Nota: la colocación de una endoprótesis primaria y la ATP con balón están con-
traindicadas en estos pacientes. La patología subyacente no es endoluminal, por lo
que la angioplastia o la colocación de una endoprótesis pueden complicar el trata-
miento, que requiere trombólisis seguida de cirugía. Por otra parte, la colocación
de una endoprótesis en estos segmentos produce un traumatismo compresivo
repetitivo de la endoprótesis y su reoclusión. Debe hacerse la resección quirúr-
gica de la palanca de compresión (primera costilla o cabeza de la clavícula) desde
un principio ( fig. 37-2). La colocación de una endoprótesis debe reservarse para
los pacientes que ya tienen una resección de la primera costilla por un síndrome
de Paget-Schroetter o una obstrucción benigna de la vena y que presentan fracasos
resistentes o repetidos con la ATP con balón.
Preparación preprocedimiento
1. Revisión de los antecedentes del paciente por:
a. Inserción previa de una vía central
b. Levantamiento de pesas o ejercicio pesado de brazos
c. Cirugía intratorácica anterior
d. Tumores
2. Revisión de la tomografía computarizada (TC) torácica para determinar si hay
algún tumor que cause la compresión de la VCS.
3. En los pacientes con una estenosis venosa cerca de otras estructuras vasculares o
enterales, es importante hacer una TC preprocedimiento antes de usar el balón de
corte, para asegurarse de no dañar las estructuras adyacentes.
4. Suspender la ingestión oral durante la noche.
5. Obtener los parámetros de laboratorio: creatinina, razón normalizada interna-
cional (INR, de international normalized ratio), tiempo de protrombina, tiempo de
tromboplastina parcial, recuento de plaquetas y hematócrito.
380 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Escaleno ant.
Escaleno medio
Clavícula
Arteria
subclavia
Vena subclavia
Clavícula
Vena subclavia
FIGURA 37-2 • Síndrome del estrecho torácico. A: la vena subclavia puede quedar pinzada en su
salida entre la clavícula y la primera costilla. B: el aspecto de la flebografía típica de una estenosis
subyacente se debe a la reacción inflamatoria externa
Procedimiento
Estenosis venosa central y de miembros superiores
1. La vía intravenosa en el lado afectado se utiliza para llevar a cabo una flebografía
de la parte superior del brazo. Se elige un segmento continuo de la vena (preferi-
blemente en la fosa antecubital).
2. Se realiza el mapeo (cartografía) venoso para identificar la longitud de la oclusión
o una estenosis. Se determina el diámetro normal de la vena.
3. Un introductor de acceso de 7 Fr se coloca mediante la técnica de Seldinger esté-
ril. Si el introductor de despliegue de la endoprótesis elegida requiere un catéter
mayor de 7 Fr, se debe considerar un abordaje por la vena femoral o la yugular.
4. Se usa la combinación de un catéter de 5 Fr angulado (p. ej., Berenstein)/guía hi-
drófila para atravesar la lesión, con la posición final de la punta de la guía de in-
CAPÍTULO 37 Angioplastia y colocación de endoprótesis por flebopatía crónica381
Síndrome de Budd-Chiari
1. El síndrome de Budd-Chiari se produce por membranas o estenosis focales en la
VCI o las venas suprahepáticas. Algunas de las venas suprahepáticas pueden per-
manecer ocluidas, pero los síntomas todavía pueden resolver si se abre una sola
vena suprahepática con una endoprótesis.
2. La flebografía diagnóstica puede realizarse a través de un acceso de las venas yu-
gular interna derecha o femoral, pero en raras ocasiones se requiere una aproxima-
ción transhepática. En este último caso, debe prepararse la piel en la línea axilar
382 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Cuidados posprocedimiento
1. Los pacientes pueden ser dados de alta el mismo día después de la angioplastia
venosa o la colocación de una endoprótesis.
2. Estos pacientes deben recibir ácido acetilsalicílico de por vida (325 mg) diaria-
mente. Para individuos con síndrome de May-Thurner y TVP subyacente, se con-
CAPÍTULO 37 Angioplastia y colocación de endoprótesis por flebopatía crónica383
sidera el tratamiento con 3-6 meses de warfarina. Aún existe un debate sobre el
uso de anticoagulación después de colocar una endoprótesis venosa en pacien-
tes con síndrome de la VCS maligno; la anticoagulación prolongada después del
tratamiento endovascular puede no ser obligada, porque el riesgo de retrombosis
es bajo y el de sangrado es alto; se prescribe ácido acetil salicílico por un lapso
breve (1 mes) sin anticoagulación en sujetos con riesgo de sangrado. Si el paciente
consulta con trombosis cruórica o un síndrome trombofílico paraneoplásico, está
indicada la HBPM durante 2-4 semanas.8
3. Se justifica el seguimiento en 6 meses con ecografía Doppler dúplex para evaluar la
permeabilidad.
4. Puede necesitarse una flebografía después de 1 mes y angioplastia de manteni-
miento. Si se ha colocado una endoprótesis, en general es suficiente con repetir la
angioplastia de la endoprótesis.
Resultados
1. Obstrucción maligna de la VCS: éxito técnico de la endoprótesis endovascular
mayor del 95 %, con alivio de los síntomas en 24-72 h. El fracaso se debe a la incapa-
cidad de cruzar el segmento obstruido. La permeabilidad primaria se informa en el
85-100 % de los casos a los 3 meses; la permeabilidad secundaria es del 93-100 %.1
2. Obstrucción benigna de la VCS: la angioplastia y colocación de endoprótesis en
estos pacientes da lugar a una permeabilidad primaria del 77-91 % a 1 año, con una
permeabilidad secundaria del 85 % a los 17 meses. El tratamiento endovascular es
eficaz durante 3 años y, a menudo, se debe repetir la intervención. Todavía no hay
datos suficientes que evalúen la eficacia a largo plazo del tratamiento endovascu-
lar en los casos de obstrucción de la VCS benigna.9,10
3. Estenosis de vena subclavia y de vena braquiocefálica: para las lesiones cau-
sadas por catéteres venosos centrales previos, la angioplastia primaria seguida
por un retroceso mayor del 50 % sugiere una predisposición a la recurrencia y la
retrombosis. A menos que haya una fístula arteriovenosa preexistente en el brazo
homolateral que mantenga el buen flujo, las endoprótesis también tienden a trom-
bosarse. Las endoprótesis deben usarse sólo cuando hay un retroceso elástico im-
portante y después de fracasos repetidos de la angioplastia. Para los pacientes con
síndrome del estrecho torácico, la angioplastia y la colocación de endoprótesis se
emplean después de la resección quirúrgica de la primera costilla.3
4. Obstrucciones iliofemorales y de la vena cava inferior (síndrome de May-
Thurner/síndrome de Cockett): las tasas de permeabilidad primaria de la an-
gioplastia venosa iliofemoral y la colocación de endoprótesis a 6, 12 y 24 meses
fueron del 88, 78.3 y 78.3 %, respectivamente. Las de permeabilidad secundaria
para la misma duración son del 100, 95 y 95 %. Se observan mejores resultados en
la colocación de endoprótesis para el síndrome de May-Thurner y causas idiopá-
ticas, mientras que la trombofilia y la compresión externa auguran resultados
menos favorables.11 La angioplastia con balón sola no está indicada, deben usarse
endoprótesis autoexpandibles, y las reoclusiones tardías de las endoprótesis son
raras. Para las obstrucciones de la VCI, la tasa de éxito técnico inicial es del 88 %;
la de permeabilidad primaria a los 19 meses es del 80 %, con una permeabilidad
primaria asistida del 87 %.12
5. Síndrome de Budd-Chiari: las tasas acumuladas de permeabilidad primaria a 1,
5 y 10 años fueron del 95, 77 y 58 %, respectivamente. Los factores pronósticos in-
dependientes de reoclusión incluyen un aumento en el recuento de leucocitos y el
uso de ATP sola. Las tasas acumuladas de permeabilidad secundaria a 1, 5 y 10 años
fueron del 97, 90 y 86 %, respectivamente. Las tasas acumuladas de supervivencia a
1, 5 y 10 años fueron del 96, 83 y 73 %, respectivamente. Los factores independien-
tes de riesgo contra la supervivencia incluyen sangrado por várices, aumento de la
concentración de fosfatasa alcalina y nitrógeno ureico en sangre, y reoclusión.13,14
Complicaciones
1. La hemorragia en el sitio de punción es la complicación más frecuente. La compre-
sión local, por lo general, resulta suficiente como tratamiento.
384 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Referencias
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38 Biopsia transvenosa
Matthew G. Gipson y Rajan K. Gupta
Indicaciones
1. Biopsia hepática transvenosa:5
a. Pacientes con enfermedad hepática difusa con contraindicación a la biopsia
percutánea, incluidos aquellos con trastornos de la coagulación, ascitis, pelio-
sis hepática u obesidad mórbida.
b. Pacientes que requieren evaluación hemodinámica como parte de su evalua-
ción diagnóstica.
2. Biopsia renal transvenosa:
a. Pacientes con sospecha de nefropatía de alto riesgo para la biopsia percutánea,
incluidos aquellos con trastornos de la coagulación u obesidad mórbida.
b. Después del fracaso de la biopsia renal percutánea.
Contraindicaciones
Relativas
1. Falta de un acceso venoso adecuado (obstrucción de la vena cava superior)
2. Diagnóstico de lesiones focales
3. Parámetros de la coagulación no corregibles
Preparación preprocedimiento
1. Se revisan las indicaciones para el procedimiento, los antecedentes médicos y
quirúrgicos y los estudios por imagen pertinentes. La anatomía del trasplante es
particularmente pertinente.
2. Se realiza una exploración física localizada.
3. Se obtiene el consentimiento informado detallando los riesgos específicos para el
procedimiento, así como la posible necesidad de transfusión de sangre si se pre-
senta sangrado periprocedimiento. En todos los casos se obtiene el consenti-
miento para una posible biopsia percutánea; en una minoría de pacientes, la
anatomía puede impedir la biopsia segura.
4. Se deben evaluar los valores de tiempo de protrombina, razón normalizada interna-
cional (INR, de international normalized ratio), tiempo de tromboplastina parcial,
recuento de plaquetas y creatinina en suero. Cada institución debe establecer los
parámetros de coagulación aceptables; como pauta general, INR menor de 2.0 y
recuento de plaquetas mayor de 50 000/μL son aceptables. Si la situación clínica in-
dica una biopsia, estos parámetros pueden ignorarse, por ejemplo, en pacientes con
insuficiencia hepática fulminante, en quienes la corrección puede ser imposible.
5. Todos los pacientes deben tener un acceso intravenoso (i.v.) periférico para facili-
tar la sedación.
6. Ayuno o nada por vía oral (NPO) según las pautas de sedación: líquidos durante 8 h
y NPO 4 h preprocedimiento.
Procedimiento
1. Acceso transvenoso:
a. El paciente se coloca en decúbito dorsal sobre la mesa fluoroscópica.
b. Disminuir la sedación al principio es útil para obtener presiones venosas hepáticas
precisas y reproducibles. Antes de la biopsia puede utilizarse sedación adicional.
c. Se recomienda el acceso por la yugular interna derecha, dada la alineación ana-
tómica directa con la vena cava superior y la vena cava inferior (VCI).
d. Tras la anestesia local con lidocaína al 1 %, se realiza un acceso venoso yugular
interno con guía ecográfica directa. Se coloca un catéter introductor de 5 Fr a
través de un introductor vascular de 9 Fr.
2. Biopsia hepática:
a. Hay dos sistemas de biopsia hepática transyugular aprobados por la Food and
Drug Administration (FDA) disponibles para su uso, a saber: (1) el TLAB-Patel
Set®(Argon Medical, Plano, TX), disponible con una aguja para biopsia cali-
bre 18 o 19 Flexcore; y (2) el sistema LABS-100/200® (Cook Medical, Blooming-
ton, IN), con una aguja para biopsia Quick-Core calibre 18 o 19.
386 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Documentación
del cero preciso
Trazado medio
Cuidados posprocedimiento
1. Atención general al paciente:
a. Estos procedimientos, por lo general, son bien tolerados, y los pacientes pueden
reanudar sus actividades normales en 24 h.
CAPÍTULO 38 Biopsia transvenosa389
b. Dieta líquida para la primera hora; dieta normal después de eso si se tolera.
c. Monitorizar las constantes vitales cada 15 min durante 1 h, luego cada 30 min
durante 2 h y luego cada hora después del procedimiento hasta que sea dado
de alta.
d. Si las constantes vitales son estables y se controla el dolor, el paciente podría ser
dado de alta después del período de reposo de cama (2 h para biopsias hepáti-
cas transvenosas y 4 h después de las biopsias renales transvenosas).
e. Los pacientes reciben instrucciones por escrito sobre el seguimiento de posi-
bles complicaciones tardías.
Resultados
1. Biopsia hepática transvenosa:
a. El éxito técnico informado es excelente (97 %), y la causa más frecuente de fra-
caso es la imposibilidad de cateterizar una vena suprahepática adecuada, por
lo general, en pacientes después del trasplante hepático.3 La falta de acceso
transvenoso es otra razón para el fracaso técnico; sin embargo, las venas yugu-
lar interna izquierda, yugular externa, subclavia o femoral pueden usarse para
completar el examen.7
b. Cuatro tractos portales completos (TPC) se consideran el mínimo para definir
una biopsia de trasplante de hígado para descartar rechazo, y seis TPC se consi-
deran lo mínimo para la evaluación del diagnóstico histológico de la hepatopa-
tía difusa (es decir, recurrencia de una hepatopatía vírica). Con frecuencia, uno
o dos pasos de la aguja son adecuados para el diagnóstico histopatológico. Sin
embargo, se requieren muestras hepáticas de 20 mm de longitud con 11 TPC
para calificar y estadificar la hepatitis crónica.8,9
c. La fragmentación de la muestra se ve con mayor frecuencia en casos de cirrosis
hepática y se ha informado en un 14-25 % de las muestras de biopsia hepática
transvenosa. La fragmentación puede interferir con la calidad de los diagnósti-
cos de la muestra.7
d. Se obtiene tejido adecuado hasta en el 96 % de las veces según las experien-
cias informadas.10 Una aguja de calibre mayor (calibre 18) puede proporcionar
mejores muestras para la estadificación de la fibrosis hepática. En general se
envían cuatro núcleos.
2. Biopsia renal transvenosa:
a. El éxito técnico es del 92-96 % y la mayoría de los fracasos se deben a la imposi-
bilidad de canular las venas renales.2,4
b. La suficiencia del tejido es del 98 % y se puede comparar con la biopsia renal
percutánea.4
3. Mediciones de presión venosa hepática:
a. El éxito técnico es mayor del 95 % y sólo está limitado por la incapacidad para
cateterizar las venas suprahepáticas.11
Complicaciones
1. Biopsia hepática transvenosa:3 las complicaciones globales (7.1 %) se relacio-
nan con la punción hepática (3.5 %) o con otro mecanismo (3.3 %). La mayoría
son complicaciones menores e incluyen fiebre, hematoma en el cuello, dolor ab-
dominal y sangrado menor alrededor de la cápsula hepática. Las mayores son
neumotórax, hemorragia intraperitoneal y arritmias, observadas en el 0.6 % de
los pacientes. La mortalidad es rara (0.1 %), como resultado de una hemorragia
intraperitoneal o una arritmia ventricular.
2. Biopsia renal transvenosa:4 las complicaciones mayores (1 %) que requieren
transfusión de sangre o intervención son raras. La hematuria microscópica tran-
sitoria es más frecuente.
3. Mediciones de presión venosa hepática: hemorragia en el sitio de acceso, reac-
ciones vagales y arritmias pueden encontrarse con una frecuencia similar a la
de la biopsia transyugular. Otras complicaciones más graves están relacionadas
con la biopsia hepática concurrente transvenosa. No se han informado muertes
hasta la fecha por medición del GPVH.12
390 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Referencias
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Indicaciones
1. Pacientes con enfermedad hepática primaria o metastásica candidatos a resec-
ción hepática, a excepción de:
a. Hígado subyacente normal y futuro remanente hepático estandarizado (FRHe;
véase la definición en el texto siguiente) menor del 20 %3,7,8
b. Cirrosis o fibrosis avanzada y FRHe menor del 40 %9,10
c. Quimioterapia extensa y FRHe menor del 30 %11
2. Pacientes con diabetes mellitus sin enfermedad hepática subyacente, ya que pue-
den beneficiarse con la EVP porque la magnitud de la hipertrofia hepática poste-
rior a la resección es, en general, menor en estos individuos.12
3. Pacientes que fueron sometidos a hepatectomía compleja con cirugía extrahepá-
tica concomitante, particularmente pancreatectomía. En este último grupo, los
estudios han demostrado que la regeneración hepática es inversamente propor-
cional a la magnitud de la pancreatectomía.7
Contraindicaciones
Absolutas
1. Hipertensión portal clínica evidente
2. Invasión extensa de la vena porta que impide la manipulación segura del catéter y
la administración óptima del material embólico
3. Oclusión lobular total de la vena porta (derecha o izquierda), cuando el flujo san-
guíneo portal ya ha sido desviado5
Relativas
1. Metástasis extrahepáticas, incluida linfadenopatía portal.
2. La hepatectomía de dos tiempos ha incrementado el número de pacientes con
hepatopatía bilobular que resultan elegibles para una EVP y posible resección cu-
rativa; sin embargo, la hepatopatía difusa sigue siendo una contraindicación
para la EVP.
3. Tumor que impide el acceso seguro al sistema venoso portal (el abordaje puede
variar de acuerdo con la localización del tumor; véase el análisis de los abordajes
homolateral y contralateral en el siguiente texto).
4. Dilatación biliar dentro del FRH (es necesaria la descompresión biliar antes de
llevar a cabo la EVP).
5. Hipertensión portal leve.
6. Coagulopatía no corregible.
7. Insuficiencia renal.
Preparación preprocedimiento
1. Determinación del FRH
a. El volumen de hígado se correlaciona directamente con la talla del paciente;
por lo tanto, normalizar el volumen de hígado esperado con respecto a la talla
del individuo permite una evaluación más precisa del FRH. Éste es el principio
que llevó a la propuesta y validación clínica de un FRHe.13
392 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Procedimiento
1. Aunque la EVP puede promover la hipertrofia de cualquier lóbulo, la EVP izquierda
en general no se realiza porque la hepatectomía izquierda deja un volumen rema-
nente hepático suficiente para que la insuficiencia hepática posthepatectomía sea
poco probable.16 Además, los pacientes que requieren una hepatectomía izquierda
ampliada (resección de todo menos el hígado posterior derecho: segmentos 6 y 7)
para la curación tienen un FRH de aproximadamente el 33 % del volumen hepático
total (20 % es todo lo que se requiere). Por estas razones, el análisis subsiguiente se
centrará en los abordajes de la EVP del lado derecho.
2. Embolización de todo el hígado tumoral. En el contexto clínico apropiado (p. ej.,
cirrosis), antes de la hepatectomía derecha se realiza una EVP derecha. Para los
pacientes sometidos a una hepatectomía derecha ampliada (es decir, la resección
del hígado derecho y el segmento 4), debe hacerse la embolización de las venas
portales del hígado derecho y el segmento 4 (no sólo una EVP derecha). Los moti-
vos son los siguientes:
a. La hipertrofia del FRH (segmentos 2 + 3 ± 1) aumenta más con la emboliza-
ción del segmento 4 que sin ella.17
b. Con una EVP derecha sola, el segmento 4 se hipertrofia, aumentando así la lon-
gitud del plano de sección y complicando potencialmente la cirugía.
CAPÍTULO 39 Embolización preoperatoria de la vena porta393
c. La EVP derecha sola está asociada con un mayor riesgo de crecimiento tumoral
en el segmento 4 (se ha observado que los tumores en este segmento crecen con
mayor rapidez respecto del tiempo que tarda la regeneración del parénquima
hepático subyacente).18
3. La EVP percutánea se puede realizar mediante un abordaje transhepático homo-
lateral o contralateral.19-22 La elección del abordaje depende principalmente
de la carga tumoral hepática, la necesidad de embolización del segmento 4 y
la preferencia del operador. El abordaje homolateral no requiere perforar el FRH,
pero puede ser técnicamente más difícil. El abordaje contralateral permite el ac-
ceso fácil de la vena porta y, en general, es más rápido, pero en casos raros puede
causar daños al FRH, lo que impide la resección curativa. Además, el cateterismo
de las venas portales del segmento 4 puede ser difícil con el abordaje contralateral
(es decir, el acceso de la vena porta izquierda para la EVP derecha), lo que puede
llevar a que el catéter esté mucho tiempo dentro del sistema porta izquierdo y, a su
vez, puede producir trombosis.
Abordaje homolateral19-21,23
Para la punción transhepática de la vena porta derecha, véase la figura 39-1.
1. Una aguja de Chiba calibre 22 (Neff Percutaneous Access Set®, Cook, Bloomington,
IN) se avanza en una rama venosa portal periférica fuera del área de FRH bajo
guía ecográfica en tiempo real. Se introduce una guía de 0.457 mm (0.018”) a tra-
vés de la aguja, y después se intercambia por un dilatador del tamaño adecuado
mediante fluoroscopia.
2. Un introductor vascular de 5 o 6 Fr se coloca en la rama de la vena porta derecha.
3. Se realiza una portografía con un catéter angiográfico de 5 Fr situado dentro de
la vena porta principal. Se toman imágenes de sustracción digital en las proyec-
ciones anteroposterior y craneocaudal.
4. Se realizan portografías selectivas de derecha e izquierda, para delinear mejor
las variaciones anatómicas y, específicamente, la anatomía venosa portal en el
segmento 4.
5. Cuando se requiere la embolización del segmento 4, se lleva a cabo primero esta
parte del procedimiento. Así se evita la dificultad de manipular el catéter y el
riesgo de desplazamiento del material embólico al intentar embolizar el seg-
mento 4 después de la EVP de lado derecho homolateral.
6. El segmento 4 se emboliza con un microcatéter de 3 Fr de manera coaxial a través
de un catéter selectivo de 5 Fr.
7. Los agentes embólicos esféricos, como las microesferas de tris-acryl (EmboGold
Microspheres®, Biospheres Medical, Rockland, MA), son la forma de tratamiento
de elección. Las microesferas, que varían en tamaño desde 100 hasta 700 μm, se
administran de manera incremental bajo fluoroscopia.
8. Una vez finalizada la embolización con material particulado, se pueden colocar
microcoils (microespirales) de fibras o tapones en los segmentos más proximales
para reducir aún más el flujo portal, lo que promueve todavía más la hipertrofia y
disminuye las tasas de recanalización.24
9. Se han empleado muchos otros materiales embólicos para la EVP, sin diferencias
notables en el grado o el índice de hipertrofia. Estos otros agentes incluyen, pero
no se limitan a: pegamento de fibrina, n-butil cianoacrilato (NBCA) mezclado con
aceite yodado, espuma de tetradecil sulfato de sodio, espuma de espongostán,
trombina, coils metálicos, otras micropartículas (p. ej., partículas PVA) y alcohol
absoluto.20,25-27 La decisión de usar un agente en particular queda a discreción
del operador y depende, principalmente, de la magnitud de la embolización y la
cirugía, la preferencia del operador por un catéter en especial y el abordaje y la fa-
miliaridad del operador con un agente específico.
10. Una vez completada la embolización del segmento 4, se retira el microcatéter y
el catéter operativo se intercambia por uno de curva inversa de 5 Fr. Esta forma
permite la fácil manipulación del catéter en las ramas venosas portales derechas,
debido a su ángulo obtuso con la dirección del introductor.
11. La ramificación anatómica venosa porta “normal” se halla sólo en el 65 % de
los casos.28 La variante más frecuente es una vena porta derecha posterior que
surge como la primera rama de la vena porta principal (13 % de los casos). La
394 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
FIGURA 39-1 • Los diagramas ilustran la técnica de la EVP derecha homolateral transhepática
extendida al segmento 4 mediante partículas de agente embólico y coils. A: el introductor vascular
proporciona acceso a una rama de la vena porta derecha con un catéter selectivo en la vena porta
izquierda. De manera coaxial, a través del catéter selectivo, se coloca un microcatéter en una rama
del segmento 4 justo antes de la embolización. B: finalizada la embolización del segmento 4, se usa
un catéter selectivo de curva invertida para administrar el material embólico en las ramas de la vena
porta derecha. C: tras completar la EVP derecha extendida al segmento 4, se observa la redistribución
del flujo sanguíneo en el hígado no embolizado (FRH)
CAPÍTULO 39 Embolización preoperatoria de la vena porta395
trifurcación portal con ramas izquierda, anterior derecha y posterior que se ori-
ginan de una vena porta principal también es frecuente (9 % de los casos). La
TC de haz cónico con brazo en "C" intraprocedimiento puede emplearse para
delinear mejor la anatomía portal.
12. La embolización de las ramas de la vena porta derecha se realiza de manera si-
milar, usando partículas más pequeñas primero para ocluir las ramas distales,
de menor tamaño, y partículas más grandes, posteriormente, para ocluir las
ramas más proximales, más grandes. Tras alcanzar la embolización cerca de la
estasis, se colocan coils o tapones dentro de las ramas secundarias de la porta
para reducir aún más la afluencia venosa.24
13. Se realiza una portografía final con el catéter colocado dentro de la vena porta
principal.
14. Una vez terminada la embolización, se retiran el catéter operativo y el introduc-
tor vascular y se ocluyen los trayectos de acceso con coils.
Abordaje contralateral21,29
Para la punción de la vena porta izquierda transhepática, véase la figura 39-2.
1. Se accede al sistema venoso portal mediante una técnica similar. Este abordaje
tiene la ventaja del cateterismo anterógrado de la vena porta derecha principal
y sus ramas sin los ángulos agudos hallados durante la EVP, usando el abordaje
homolateral.
2. La rama de la vena porta a puncionar en el FRH debe estar cefálica respecto de
cualquier rama embolizada.
3. Se accede a una rama portal periférica, preferentemente perteneciente al seg-
mento 3, por vía subxifoidea.
4. Deben extremarse los cuidados durante la punción, porque cualquier lesión im-
portante al FRH impedirá el tratamiento quirúrgico adicional.
5. Se introducen el catéter y el introductor vascular. La punta del introductor
vascular puede colocarse en la vena porta principal, lo que facilita las portogra-
fías posteriores.
Cuidados posprocedimiento
1. La EVP es bien tolerada, y a menos que los pacientes tengan enfermedades gra-
ves asociadas, son dados de alta al día siguiente de realizado el procedimiento.
El mecanismo de acción para la EVP está mediado predominantemente por la
apoptosis, y los pacientes, en general, no desarrollan el síndrome postemboliza-
ción que se observa con la embolización hepática arterial transcatéter (causada
por necrosis).23
2. Hidratación vigorosa hasta que la ingestión oral sea adecuada.
3. Si es necesario, se administran opiáceos, antieméticos, antipiréticos y fármacos
para el control del dolor, las náuseas y la fiebre.
4. El paciente se da de alta tan pronto como la ingestión oral sea adecuada y ya no
requiera opiáceos parenterales para controlar el dolor (aunque el dolor es atípico
después de la EVP).
5. La TC del abdomen se repite después de 3-4 semanas para verificar el GH.
CAPÍTULO 39 Embolización preoperatoria de la vena porta397
Resultados
1. La EVP está indicada con un hígado subyacente normal y un FRHe de menos del
20 %. Una serie de 112 pacientes encontró que un FRHe de menos del 20 % y un
grado de hipertrofia de FRHe después de la EVP de menos del 5 % eran factores
pronósticos de un resultado deficiente después de la resección.3
2. En una serie de 301 pacientes consecutivos sometidos a hepatectomía derecha
ampliada, los pacientes con un FRHe preoperatorio de menos del 20 % tenían tasas
significativamente más altas de insuficiencia hepática postoperatoria y muerte
por insuficiencia hepática, en comparación con los pacientes con FRHe superior
al 20 % (p , 0.05). Además, los pacientes sometidos a EVP antes de la cirugía para
aumentar su FRHe a más del 20 % tenían tasas estadísticamente equivalentes de
insuficiencia hepática a las de los pacientes con más del 20 % al inicio del estudio.
Este estudio confirmó el papel beneficioso de la EVP en la reducción de las tasas de
complicaciones perioperatorias en pacientes que tenían una hipertrofia hepática
normal hasta un FRHe mayor del 20 %.8
3. La regeneración hepática ocurre a una velocidad y capacidad reducida en el hí-
gado enfermo, una observación directamente asociada con los resultados clínicos.
4. La EVP está indicada en la cirrosis o la fibrosis avanzada con una FRHe de menos del
40 %. Un estudio prospectivo con asignación alternativa, en el que los pacientes con
enfermedad hepática crónica fueron asignados a EVP o sin EVP antes de la resec-
ción, validó un punto de corte mínimo más alto de FRHe en menos del 40 %; el grupo
con EVP tenía un tamaño promedio de FRHe del 35 % y demostró una incidencia
significativamente menor de complicaciones, incluida la insuficiencia hepática.9
5. La EVP está indicada después de la quimioterapia de más de 12 semanas y con un
FRHe de menos del 30 %. Un análisis retrospectivo de 194 pacientes con metásta-
sis hepáticas por cáncer colorrectal sometidos a hepatectomía derecha ampliada
halló que tanto la larga duración de la quimioterapia (definida como más de 12 se-
manas) como el FRHe inferior o igual al 30 % fueron factores pronósticos de insu-
ficiencia hepática. No se informaron casos de muerte postoperatoria y sólo hubo
dos casos de insuficiencia hepática postoperatoria si el FRHe era superior al 30 %.11
6. La EVP no impide la quimioterapia. En una serie de 64 pacientes consecutivos so-
metidos a EVP, éstos fueron clasificados en dos grupos: los que recibieron quimio-
terapia (n = 25) y los que no (n = 39), en previsión de una resección hepática derecha
ampliada. El grupo con quimioterapia demostró un claro beneficio en la supervi-
vencia en comparación con el otro (49 % frente a 24 % de supervivencia a 5 años;
p = 0.006), tanto en la resección quirúrgica como en las cohortes no quirúrgicas.33
7. Además del FRHe, el GH y la TCC se correlacionan con la disfunción hepática
postoperatoria. De las tres medidas, un valor de corte de TCC de menos del
2.0 % por semana demostró la más alta precisión (81 %), con una sensibilidad
del 100 % y una especificidad del 71 % en la predicción de insuficiencia hepática
postoperatoria en una serie de 107 pacientes sometidos a EVP y posterior hemihe-
patectomía o hepatectomía derecha o ampliada.15
Complicaciones
1. Las guías para mejorar la calidad de la Society of Interventional Radiology sugie-
ren umbrales para complicaciones mayores relacionadas con la EVP del 6 % y una
morbilidad del 11 %. La mayoría de las tasas de complicaciones publicadas están
muy por debajo de este rango.34,35
2. Las complicaciones de la EVP son similares a las de otros procedimientos transhepá-
ticos guiados por imagen e incluyen hematoma subcapsular, hemoperitoneo, he-
mobilia, formación de abscesos, colangitis y sepsis, cortocircuitos arterioportales,
fístula arterioportal y neumotórax.5,23
3. Aunque raras, las complicaciones específicas para EVP percutánea incluyen
embolización fuera del objetivo, recanalización de los segmentos embolizados
y extensión de la trombosis de la vena porta que incluye las ramas izquierda o
principal. La trombosis portal puede responder bien a la trombólisis química
y mecánica.
398 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
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40 Derivaciones portosistémicas
intrahepáticas transyugulares
Ziv J. Haskal
Indicaciones1-10
1. Eficacia determinada mediante estudios controlados:
a. Prevención secundaria de la hemorragia por várices
b. Ascitis cirrótica refractaria
2. Eficacia evaluada en series no controladas:
a. Várices con hemorragia aguda refractaria
b. Gastropatía hipertensiva portal
c. Hemorragia por várices gástricas
d. Hidrotórax hepático refractario
e. Síndrome hepatorrenal (tipo 1 o 2)
f. Síndrome de Budd-Chiari
3. No claro, eficacia variable descrita en pequeñas series o informes de casos:
a. Enfermedad venooclusiva
b. Síndrome hepatopulmonar
c. Descompresión preoperatoria profiláctica
d. Restauración de la permeabilidad de la vena porta antes del trasplante o du-
rante la terapia de trombosis esplenomesentérica dirigida por catéter
Contraindicaciones
Absolutas
1. Insuficiencia hepática grave o progresiva rápida
2. Encefalopatía grave o no controlada
3. Insuficiencia cardíaca
4. Hipertensión pulmonar grave
Estas contraindicaciones son válidas para la mayoría de los procedimientos quirúr-
gicos de derivación portosistémica. Los pacientes con estadios muy avanzados de
hepatopatía no toleran la privación del flujo portal de nutrientes que se produce
después de las derivaciones descompresivas totales o parciales. En estos casos,
las derivaciones pueden acelerar la insuficiencia hepática y deben considerarse so-
lamente como último recurso y, de forma ideal, como puentes para llevar a cabo el
trasplante inminente.
Relativas
1. Contraindicaciones para procedimientos angiográficos:
a. Infarto de miocardio reciente, arritmia o desequilibrio electrolítico graves
b. Reacción grave al medio de contraste precedente (se requiere profilaxis o la
creación de TIPS usando dióxido de carbono)
c. Coagulopatías no corregibles
d. Incapacidad para yacer en posición horizontal sobre la mesa angiográfica por
insuficiencia cardíaca congestiva o compromiso del estado respiratorio; posible
necesidad de intubación
e. Embarazo, debido al riesgo de exposición del feto a la radiación ionizante
2. Trastornos que pueden aumentar la dificultad técnica de la creación de una TIPS:
a. Obstrucción biliar.
b. Tumor hepático o del páncreas.
c. Hepatopatía poliquística.
d. Trombosis de la vena cava inferior o suprahepática.
e. Trombosis del sistema porta (porta, esplénica, mesentérica).
f. En los casos de trombosis de vena cava, suprahepática o del sistema porta, se
han descrito procedimientos modificados utilizando abordajes transcavos,
transhepáticos o transesplénicos. La focalización en el objetivo se puede refor-
zar todavía más a través de una ecografía intravascular (EIV) para la creación
de una TIPS en los casos de abordajes sistemáticos, derivación portosistémica
intrahepática directa (DIPS, de direct intrahepatic portosystemic shunt) o anato-
mía compleja.
CAPÍTULO 40 Derivaciones portosistémicas intrahepáticas transyugulares401
Preparación preprocedimiento
1. Se obtiene el consentimiento informado. El cuadro 40-1 enumera las complicacio-
nes de los procedimientos que pueden ser analizadas con el paciente.7
2. Ecografía, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) previas
para evaluar la permeabilidad de la vena porta y el parénquima hepático, porque
la incidencia de carcinoma hepatocelular es mayor en los pacientes con cirrosis.
3. Monitorización hemodinámica estándar, que incluye electrocardiograma (ECG),
saturación de oxígeno, presión arterial y, posiblemente, capnografía, si corres-
ponde, para administrar la sedación de acuerdo con los protocolos hospitalarios.
4. En pacientes con hemorragia aguda, hay que asegurarse de que se realicen es-
fuerzos satisfactorios de reanimación antes de comenzar. Éstos pueden incluir
transfusiones de sangre o plasma, mantenimiento de la presión y colocación de
catéteres con balón para taponamiento. En general, los recuentos de plaquetas
se corrigen a más de 50 000/μL y la razón normalizada internacional a más de 1.5.
5. Debe administrarse profilaxis con antibióticos intravenosos. Muchos medica-
mentos pueden proporcionar una cobertura satisfactoria, incluyendo ceftriaxona,
ampicilina/sulbactam o, en pacientes alérgicos a la penicilina, levofloxacino, ci-
profloxacino, clindamicina o vancomicina.
6. La TIPS puede realizarse bajo sedación consciente con fentanilo y midazolam por
vía intravenosa. Cuando hay apoyo anestésico, muchos centros usan anestesia ge-
neral, especialmente para los pacientes pediátricos, o atención anestésica monito-
rizada con administración de propofol.
7. Reunir los componentes necesarios:
a. Sistema TIPS. Existen varios equipos, incluidos los sistemas Haskal, Rösch-
Uchida y Ring (Cook Medical, Bloomington, IN). El factor que rige principal-
mente la elección del equipo es la preferencia del operador. Los sistemas Haskal
y Rösch-Uchida son adecuados para la aplicación VIATORR® (WL Gore & Asso-
ciates, Flagstaff, AZ), gracias a la inclusión de un introductor vascular de 10 Fr.
El equipo Ring contiene un introductor vascular de 9 Fr, adecuado para el des-
pliegue de las endoprótesis metálicas desnudas, no de los endoinjertos de TIPS
aprobados por la Food and Drug Administration (FDA).
b. Endoprótesis metálicas. Casi todas las endoprótesis metálicas disponibles se
han usado para apoyar el trayecto parenquimatoso de una TIPS, incluidas las
expandibles con balón, trenzadas autoexpandibles de nitinol y cortadas con
láser, así como las endoprótesis recubiertas de politetrafluoroetileno (PTFE).
Sin embargo, sólo dos dispositivos están aprobados por la FDA específicamente
para su uso en las TIPS: el WALLSTENT® (endoprótesis desnuda) y el VIATORR
(endoprótesis recubierta de politetrafluoroetileno expandido [ePTFE]).8-14
c. El uso de guías para ingresar en la porta es una cuestión de preferencia del ope-
rador. Si se usa el sistema TIPS Haskal o Ring, puede ser útil una guía hidrófila
cónica larga rígida, como un Roadrunner® (Cook Medical, Bloomington, IN) o
un Glidewire® (Terumo Corporation, Tokio, Japón).
d. Catéteres de angioplastia con balón, de 8-10 mm de diámetro.
e. Transductor de presión.
8. Ecocardiografía en los casos electivos: a discreción del operador, sobre todo si se sos-
pechan presiones elevadas del lado derecho del corazón o hipertensión pulmonar.
Procedimiento
1. El acceso preferido es a través de la vena yugular interna derecha; sin embargo,
las derivaciones se pueden crear fácilmente mediante un abordaje yugular iz-
quierdo. Se han empleado los abordajes yugular externo, femoral, transhepático
y transcavo. Se realiza la punción guiada por ecografía de la vena yugular interna.
Una vez introducida una guía hacia la aurícula derecha (AD), el personal de la
sala debe prestar especial atención al ECG. Pueden producirse arritmias durante
los intentos de cruzar la válvula de Eustaquio en la vena cava inferior (VCI). El
autor se asegura de que la señal del ECG sea audible para tener una indicación
inmediata de posibles arritmias.
2. El introductor vascular se hace avanzar en la AD. Se registran las presiones auricu-
lares iniciales. Si la presión media de la AD es superior a 10 mm Hg, se debe con-
siderar la reducción de todos los líquidos innecesarios. Si la presión es muy alta,
se considera si puede haber una hipertensión pulmonar no reconocida o una insu-
ficiencia cardíaca valvular. Como regla general, los pacientes sometidos a TIPS
deben estar “secos” de los líquidos intravenosos. Las TIPS aumentan la precarga
cardíaca al desviar sangre portal de presión superior a la aurícula derecha. Se debe
minimizar intencionalmente el uso de líquidos intravenosos durante la TIPS.
3. Se usa un catéter curvo de usos múltiples (MPA/B) para cateterizar una vena
hepática adecuada. El orificio de la vena suprahepática derecha, por lo general,
está en un espacio más alto de lo que “se espera” por fluoroscopia. El introductor
vascular se hace avanzar en la vena. Se realiza una flebografía hepática libre y
de enclavamiento con inyección manual. Una flebografía por catéter enclavado
o con dióxido de carbono de oclusión con balón (debido a la baja viscosidad del
gas) puede ser útil para opacificar el sistema porta. Como alternativa, la porto-
grafía con dióxido de carbono puede realizarse inyectando gas directamente a
través de las puntas de las agujas TIPS en el parénquima hepático. Advertencia: la
inyección del contraste yodado o dióxido de carbono con fuerza excesiva durante
la flebografía de enclavada ha dado lugar a laceraciones y hemorragias hepáticas
graves o letales.
4. Se coloca una guía de Amplatz a través del catéter en la vena suprahepática se-
leccionada, el catéter de diagnóstico se retira y se avanzan la aguja de punción
transyugular y sus introductores en la vena suprahepática. Puede ser útil avanzar
el sistema de agujas sobre una guía “invertida”, es decir, el extremo opuesto de la
guía Amplatz en la vena suprahepática. La guía se retira y se aplica presión suave
sobre la aguja para evitar su retracción por la respiración del paciente. Una jeringa
parcialmente llena con medio de contraste se conecta al cono de la aguja.
5. En los casos difíciles (p. ej., las TIPS transcava, Budd-Chiari, trombosis de la vena
porta), se puede usar una aguja fina coaxial de 60 cm a través de la aguja Cola-
pinto. Si se usa una aguja fina coaxial, se emplea una guía de nitinol de 0.457 mm
(0.018”) de 180 cm de largo al ingresar en una rama adecuada de la porta.
6. Cuando se utiliza el abordaje de la vena suprahepática derecha, la aguja se hace
girar en sentido anterior y se desplaza centralmente dentro de la vena, a unos
2 cm de su ostium. Se avanza en paralelo a la columna vertebral en dirección a
la ubicación prevista de la vena porta intrahepática ( fig. 40-1). La longitud del
paso de la aguja es variable; depende del tamaño real del hígado y de las posi-
ciones relativas de las venas suprahepáticas y porta. Los operadores pueden
modificar la curva de la aguja doblándola antes de la inserción. Lo anterior
puede ser útil en los casos de hígados cirróticos pequeños. Con frecuencia, esto
se puede estimar mediante una evaluación fluoroscópica del hígado o con las
CAPÍTULO 40 Derivaciones portosistémicas intrahepáticas transyugulares403
FIGURA 40-1 • Una aguja de punción Colapinto sale de la vena suprahepática derecha, pasa a
través del parénquima hepático, y entra en la vena porta derecha
Para los adultos, como regla general, deben usarse WALLSTENT o VIATTOR de
10 mm de diámetro. Los aspectos técnicos específicos de la medición del VIA-
TORR (con un catéter marcador radiopaco) y el despliegue deben incluirse en el
entrenamiento del dispositivo específico.
13. Puntos finales:
a. Objetivos principales: establecer la derivación de diámetro más pequeño que
alcance el punto final clínico deseado.
b. Sangrado de las várices esofágicas: reducción del gradiente portosistémico
(porta-aurícula derecha) a 12 mm Hg o menos. Si hay un cortocircuito esple-
norrenal espontáneo en un paciente con várices gástricas, puede requerirse
un gradiente menor para desviar el flujo de las várices a la TIPS, seguida o
precedida por la embolización ablativa de las várices usando coils (espirales),
esclerosantes u otros líquidos embólicos.
c. Ascitis refractaria (o hidrotórax hepático): los puntos finales del gradiente de
presión son menos claros. Algunos autores sostienen que el gradiente debe
ser inferior al usado para las várices esofágicas; éste debe compensarse con la
a menudo mayor encefalopatía basal hallada en los pacientes con ascitis re-
fractaria de larga duración. Como las TIPS son paliativas, el efecto de la ascitis
debe equilibrarse con la producción de encefalopatía portosistémica excesiva (o
agravamiento de la función hepática). En los pacientes con ascitis, la derivación
Cuidados posprocedimiento
1. Las instrucciones y observación posprocedimiento dependen del estado clínico
del paciente, es decir, en cuidados intensivos o piso de recuperación.
2. La presión en la aurícula derecha aumenta sistemáticamente cuando se establece
una TIPS. Cuando la presión media de la AD es mayor de 10 mm Hg después de la
TIPS, el autor indica una diuresis durante la noche de más de 1 L. El gasto cardíaco,
el índice cardíaco y la presión en la AD pueden permanecer elevados durante más
de 1 mes después de la TIPS. Las presiones auriculares derechas finales excesi-
vamente altas, sobre todo en pacientes con hemorragia grave que reciben reanima-
ción con líquidos, pueden limitar los efectos de descompresión de la derivación y
llevar a un edema pulmonar secundario evitable (que puede confundirse con un
síndrome de dificultad respiratoria del adulto).
3. La mayoría de las derivaciones se cubren con endoinjertos de ePTFE. Si las TIPS se
han creado con una endoprótesis metálica desnuda, debe realizarse ecografía de la
TIPS posprocedimiento antes del alta. Ésta servirá como punto de referencia para
la comparación durante la consulta externa de seguimiento de la derivación y
para detectar cualquier trombosis o estenosis aguda, como las debidas a fístulas
TIPS-biliares o la hipercoagulabilidad (p. ej., en pacientes con Budd-Chiari). Si se
usó un VIATORR, se debe evitar la ecografía inmediata intrahospitalaria poste-
rior a la TIPS; en la fase aguda, los espacios aéreos dentro del material del injerto
reflejarán el ultrasonido, lo que se parece a una oclusión de la derivación. Dentro
de 1-2 semanas, el injerto normalmente “se impregna” por acción capilar, volvién-
dose ecográficamente transparente. La ecografía de referencia después de la TIPS
y VIATORR se debe llevar a cabo en el momento de la primera consulta ambulato-
ria para control de la de TIPS.
4. Si se emplean endoprótesis metálicas desnudas, la ecografía debe realizarse a los 3,
6 y 12 meses en el primer año y cada 3-6 meses después, en función de la situación
clínica. Dada la predisposición de las derivaciones metálicas desnudas a desarrollar
estenosis, deben considerarse planes para revestirlas con endoinjertos de ePTFE en
cada consulta. El seguimiento ecográfico puede ser menos frecuente en pacientes
con dispositivos VIATORR, dadas las expectativas de permeabilidad a largo plazo.
Resultados
1. Éxito técnico: la creación de una TIPS entre la vena suprahepática y una rama in-
trahepática de la vena porta tiene un éxito del 95 %.7
406 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Complicaciones
1. Las complicaciones del procedimiento se muestran en el cuadro 40-1.
2. Encefalopatía hepática: después de todas las formas de derivación portosistémica
puede aparecer una encefalopatía hepática espontánea o agravarse una previa. El
factor pronóstico más fuerte es la encefalopatía preexistente. El riesgo es mayor en
pacientes con ascitis refractaria, porque la hepatopatía subyacente es más grave.
3. Las TIPS creadas con endoprótesis no recubiertas son propensas a la estenosis de
la derivación, que resulta en hipertensión portal en el 25-50 % de los casos dentro
de 6-12 meses posprocedimiento. Lo anterior destaca la obligatoriedad de realizar
un seguimiento rutinario de revisión y profiláctico. La tasa de estenosis de las TIPS se
reduce enormemente con las endoprótesis cubiertas con ePTFE.11-14 El seguimiento
clínico sistemático de los pacientes con TIPS es un aspecto necesario de la atención
radiológica intervencionista. Es importante la coordinación con hepatólogos, gas-
troenterólogos y, cuándo sea pertinente, médicos de trasplante de hígado.
4. Las hemorragias recurrentes casi siempre se asocian con hipertensión portal re-
currente debido a la estenosis o trombosis de la derivación. En el marco de una
hemorragia recurrente o de acumulación de líquidos, las ecografías de TIPS “nega-
tivas” no deben disuadir a los operadores de la ausencia de necesidad de un cate-
terismo directo de la derivación y de una evaluación hemodinámica.
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Indicaciones
1. Prevención secundaria de la hemorragia por várices gástricas recurrentes. En la
mayoría de los casos, la OTRB (y sus variantes) no se realiza durante la hemorra-
gia aguda de las várices, aunque la evolución del procedimiento permite su uso,
cada vez más frecuente, en estas circunstancias.
2. Profilaxis primaria de la hemorragia por várices gástricas. En contraste con el he-
misferio occidental, ésta es una indicación frecuente en Asia. Las comparaciones
de los resultados publicados de series respectivas deben tener esto en cuenta.
3. Tratamiento de la hipertensión portal agravada por encefalopatía portosistémica
(tipo cortocircuito), desarrollo de ascitis o empeoramiento de las várices esofági-
cas. La obliteración del cortocircuito puede mejorar la función hepática.3
4. Hemorragia por várices ectópicas (p. ej., duodenales). Anatómicamente, todas las
várices a tratar (sean gástricas o ectópicas) deben tener un drenaje eferente acce-
sible al catéter (p. ej., gastrorrenal o gastrocavo).
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía no corregible.
2. El paciente es demasiado inestable como para tolerar el tiempo requerido para el
procedimiento. Estos individuos pueden ser más adecuados para una derivación
portosistémica intrahepática transyugular (TIPS).
Relativas
1. Ascitis refractaria
2. Disfunción hepática grave
3. Várices esofágicas de alto riesgo asociadas
Preparación preprocedimiento
1. Consentimiento informado.
2. Estudios por imagen preprocedimiento, ya sea tomografía computarizada (TC)
con contraste de fase triple o angiografía por resonancia magnética (ARM)/flebo-
grafía por resonancia magnética (FRM) para evaluar la vena porta y la extensión del
cortocircuito portosistémico. La TC puede ser más útil debido a su accesibilidad, y
porque permite reconstrucciones multiplanares. Es importante evaluar el tamaño
del cortocircuito gastrorrenal para determinar la adecuación del procedimiento y la
selección del dispositivo. También es importante conocer el volumen del flujo portal
al cortocircuito. Esto puede ser difícil, porque algunos de estos cortocircuitos pue-
den tener varias venas aferentes pequeñas. Los estudios por imagen también se
pueden usar para identificar venas colaterales que pueden requerir embolización
antes de la instilación de esclerosantes (p. ej., venas frénicas o pericardiofrénicas).
3. Las pruebas de laboratorio incluyen un panel metabólico básico y de electrólitos,
hemograma completo, parámetros de la coagulación y función hepática. El re-
cuento de plaquetas por encima de 50 000/mL es adecuado para llevar a cabo este
procedimiento.
4. Monitorización hemodinámica con electrocardiografía, presión arterial y satura-
ción de oxígeno.
5. En pacientes con sangrado agudo e inestabilidad hemodinámica, se debe instituir
una reanimación intensiva. Lo anterior puede requerir eritrocitos sedimentados,
plasma fresco congelado, plaquetas, crioglobulina, apoyo de la presión y líquidos
intravenosos (i.v.).
6. La sedación consciente con midazolam y fentanilo i.v. resulta favorable para la
mayoría de los pacientes.
CAPÍTULO 41 Obliteración transvenosa retrógrada con balón409
Procedimiento
Obliteración transvenosa retrógrada con balón
1. El acceso, en general es a través de las venas yugular interna o femoral. Se coloca
un introductor adecuado según el tamaño estimado del ostium del cortocircuito y
el balón de oclusión necesario. En general, son adecuados los introductores vascu-
lares de 7-9 Fr y 50-70 cm de largo.
2. Cateterismo del cortocircuito gastrorrenal que tiene su origen en la vena renal
izquierda:
a. Con un catéter de 4-5 Fr (Cobra, de curva inversa, Simmons 1 o Headhunter),
se selecciona la vena renal izquierda. Después se avanza el dispositivo hacia
el hilio renal y se rota suavemente mientras se tensa, en dirección a la pared
cefálica de la vena renal izquierda. La vena gastrorrenal desemboca en la vena
renal izquierda a través de una vena suprarrenal agrandada a lo largo de su cara
central cefálica.
b. Se avanza una guía metálica o hidrófila cubierta con teflón suave dentro del
cortocircuito gastrorrenal, después de lo cual se coloca un introductor largo
sobre el catéter de diagnóstico y la guía más allá de la unión del cortocircuito
y la vena renal. Se puede colocar un catéter o una “guía de compañía” paralela
con la guía original. Después de la flebografía del cortocircuito, el catéter se
cambia por un balón de oclusión del tamaño adecuado. El balón se coloca en
una localización caudal segura dentro del cortocircuito, ligeramente inflado,
y se realiza una flebografía retrógrada con contraste para comenzar el mapeo
(cartografía) del cortocircuito. Se pueden emplear contraste yodado y dióxido
de carbono además de la TC de haz cónico.
c. En Asia existen catéteres de oclusión con balón OTRB de curva inversa simples
y dobles, los cuales pueden reducir el número de pasos del cateterismo de la
vena gastrorrenal.
3. La evaluación a través de la flebografía de oclusión de la anatomía del cortocir-
cuito puede revelar venas colaterales, por ejemplo, paravertebrales, pericárdicas,
pericardiofrénicas o venas frénicas inferiores, que requerirían un coil de emboli-
zación antes de la instilación del agente esclerosante. De lo contrario, cuando se
usan esclerosantes líquidos, estas venas de gran tamaño podrían impedir el lle-
nado con contraste de todas las várices y, por lo tanto, la necesidad de esqueletizar
el cortocircuito. Debe identificarse la “aferencia” del cortocircuito (es decir, en di-
rección a la vena esplénica) para poder instilar la cantidad apropiada de solución
embólica, suficiente para ocluir la mayoría de las várices pero sin derrame en la
vena esplénica.
4. Se avanza un microcatéter a través de la luz del balón dentro de las várices en la
medida de lo posible. La intención es exponer la mayoría de las várices al agente
oclusivo o esclerosante, sin reflujo hacia la vena esplénica.
410 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Cuidados posprocedimiento
1. Los pacientes que van a recibir una OTRB electiva deben ser hospitalizados para
observación durante la noche.
2. La evaluación de laboratorio en las primeras 48 h puede mostrar un incremento
leve de la bilirrubina total y de los parámetros de función hepática, en general
autolimitado, quizás relacionado con el aumento de la presión y el flujo portal.
El deterioro persistente de la función hepática es indicación para una ecografía
Doppler hepática para descartar la trombosis de la vena porta.
3. Deben controlarse el estado hídrico y la función renal del paciente:
a. Después de la obliteración de las várices puede aparecer ascitis, hidrotórax y
edema del miembro inferior o exacerbarse estos síntomas.
b. La función renal puede verse afectada por una hemoglobinuria, por el con-
traste, trombosis de la vena renal o el desarrollo de un síndrome hepatorrenal.
4. En el postoperatorio puede realizarse una endoscopia alta junto con una ecografía
endoscópica para verificar la obliteración de las várices gástricas.
5. Deben tomarse imágenes transversales ( flebografía por tomografía computarizada
o flebografía por resonancia magnética) al menos una vez durante el transcurso
del seguimiento clínico ambulatorio en 3-6 meses y después, según esté clínica-
mente indicado.
Resultados1,2,4-11
1. El éxito técnico informado fue del 80-100 %.
2. Trombosis completa de las várices gástricas: 75-100 %. La mayoría de los informes
sugieren una trombosis total mayor del 95 %.
3. Sangrado recurrente de las várices gástricas entre 0 y 9 %.
CAPÍTULO 41 Obliteración transvenosa retrógrada con balón411
C D
FIGURA 41-1 • Paciente de 50 años con sangrado recurrente de várices gástricas, sometido a
OTRB electiva. A: la TC muestra grandes várices gástricas (flecha) drenando a través de un corto-
circuito gastrorrenal (flecha) en la vena renal izquierda. B: el cortocircuito ha sido cateterizado. Se
observa una guía auxiliar en forma de "J" de 1.5 mm en la parte caudal del cortocircuito. Se introdujo
un microcatéter en una vena frénica izquierda prominente (flechas). Este vaso colateral se embolizó
con coils. C: se desplegó un AVP-II (flecha negra) junto con el catéter de infusión, pero no se despren-
dió. La flebografía de oclusión con tapón demuestra la estasis del contraste dentro del cortocircuito
(flechas blancas). Los coils de embolización se pueden ver dentro de la vena frénica (punta de flecha).
D: después, se inyectó la mezcla de Gelfoam por el catéter de 5 Fr. Una vez que la flebografía con-
firmó que el material embólico había llenado la mayoría de las várices (flechas blancas), se retiró el
catéter y se separó el tapón. La imagen muestra la estasis de la mezcla de Gelfoam y el contraste en
las várices. La endoscopia y la ecografía endoscópica confirmaron la trombosis de várices 24 h más
tarde. Lo anterior se confirmó con una tomografía computarizada 4 semanas después
412 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Complicaciones
1. Aumento de ascitis e hidrotórax hepático.12
2. Hemoglobinuria cuando se utiliza un agente esclerosante que contiene oleato de
etanolamina-iopamidol, que causa hemólisis. Puede administrarse haptoglobina,
2 000-4 000 U, para prevenir la aparición de una insuficiencia renal.13
3. La rotura del balón con fuga del esclerosante o el agente embólico puede causar
una embolia pulmonar o la trombosis de la vena renal.
4. Agravamiento de las várices esofágicas.2,9,10
5. La tasa de trombosis de la vena porta es del 1 %.11
6. Dolor abdominal.
7. Fiebre.
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42 Embolización de varicocele
Eric H. Reiner, Lindsay Machan y Jeffrey S. Pollak
Indicaciones6-8
1. Dolor inguinal crónico (excluidas otras etiologías)
2. Infertilidad y anomalías seminales correspondientes
3. Varicocele recurrente después de la reparación quirúrgica
4. Atrofia testicular en un paciente pediátrico
Contraindicaciones
1. Coagulopatía grave
2. Reacción al contraste grave demostrada previamente
Preparación preprocedimiento
1. Se trata de procedimientos ambulatorios.
2. Preangiografía, investigación y preparación estándar.
3. Ecografía escrotal. Todavía no se han establecido criterios diagnósticos que sean
universalmente aceptados. Cada vez se utiliza más el reflujo anómalo con ma-
niobra de Valsalva en lugar de los rígidos criterios del tamaño, ya que el diáme-
tro venoso varía significativamente con la hidratación, la ansiedad y el esfuerzo
inspiratorio.
4. Pruebas de laboratorio (pueden omitirse en pacientes jóvenes sin antecedentes
médicos pertinentes): hemoglobina/hematócrito, recuento de plaquetas, tiempo
de protrombina/tiempo de tromboplastina parcial, creatinina (tasa de filtración
glomerular estimada).
Procedimiento
1. Debe evitarse la radiografía directa/fluoroscopia del escroto. Casi todo el proce-
dimiento se realiza con el uso de placas simples y “captura por fluoroscopia”. La
fluoroscopia pulsada puede utilizarse para minimizar todavía más la exposición a
la radiación. En raras ocasiones se usan los escudos testiculares.
413
414 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
VCI VR
Colateral capsular
Colateral hiliar
Cresta ilíaca
Colaterales
paralelas
Colaterales paralelas
Rama
superior
del pubis
Varicocele
FIGURA 42-1 • Anatomía de la VEI izquierda, varicocele testicular y rutas de drenaje colateral
VCI VR
Colateral capsular
Colateral hiliar
VEI
Colateral cólica
Cresta ilíaca
Espuma
Colaterales
paralelas
Colaterales paralelas
Rama Coil
superior
del pubis
Varicocele
FIGURA 42-2 • Técnica de STS y coils. El primer nido de coils se coloca a nivel del anillo inguinal
interno. Después de colocar el primer nido, se inyectan 2-3 mL de espuma de STS en el sitio de la
oclusión. Si se identifican colaterales paralelas adicionales, se realiza una segunda inyección a nivel
del segundo nido de coils. El resto de la VEI, en general, se deja permeable mientras no se identifiquen
otras colaterales paralelas, en caso de que el paciente deba recibir otro tratamiento
A B
ésta drena en la vena renal derecha. Si la VEI no se llena desde la vena renal, por lo
general se encuentra inmediatamente por delante y debajo del ostium de la vena
renal derecha. Si se emplea un acceso femoral, puede utilizarse un microcatéter de
3 Fr para navegar por el ostium de la VEI e ingresar en la VEI superior derecha. Si
se usa el abordaje yugular, en la mayoría de los casos será suficiente con una guía
deslizante angulada y un catéter multipropósito. La flebografía espermática dere-
cha y, si es positiva, la embolización se realizan como en la izquierda.
Cuidados posprocedimiento
1. Se retiran todos los catéteres y el introductor; se debe lograr la hemostasis en el
sitio de la punción.
2. Se monitoriza al paciente en la sala de recuperación durante 1-2 h antes del alta
(deben cumplirse los criterios de evaluación de alta ambulatoria).
3. Alrededor del 10 % de los pacientes tendrán algún dolor de espalda que dura
24-48 h. En general, bastará con analgésicos no opiáceos y fármacos antiinflama-
torios no esteroideos (AINE) y evitar la actividad vigorosa durante 3 días.
4. Con el método del coil en la vena inferior y espuma de STS, hasta el 10 % de los
CAPÍTULO 42 Embolización de varicocele419
pacientes pueden tener edema escrotal y malestar leves que se alivian fácilmente
con AINE y una almohadilla de calefacción durante 24-48 h.
5. Ecografía escrotal de seguimiento a los 3 meses.
Resultados
1. Los resultados de la cirugía o de las técnicas endovasculares son casi idénticos.4
2. El éxito técnico de la embolización del varicocele no tratado y la recurrencia
postoperatoria es del 93-100 %.6,8
3. Entre el 30 y 35 % de las parejas infértiles tendrán un embarazo normal si no hay
factores de infertilidad femenina. En la literatura médica se han informado tasas
de embarazo del 11-60 %.12
4. Los pacientes, por lo general, vuelven a trabajar al día siguiente, en comparación
con un promedio de 6 días después con las técnicas microquirúrgicas.13,14 Los pa-
cientes sometidos a cirugía inicialmente y después a la embolización para las reci-
divas expresan una fuerte preferencia por la embolización.15
Complicaciones
1. Coils:
a. Mala colocación del coil o migración hacia la circulación venosa central.
b. Puede ocurrir una perforación venosa, por lo general autolimitada, cuando
existe espasmo, y se insiste con la manipulación del catéter. La mejor opción es
detener el procedimiento y esperar unos 5-10 min para que el espasmo dismi-
nuya espontáneamente.
2. Esclerosante y pegamento:
a. Flebitis por reflujo de la espuma de STS en el plexo pampiniforme. Por lo gene-
ral, es autolimitada. Se puede tratar con ibuprofeno o ketorolaco y limitación
de la actividad a nada más extenuante que caminar hasta que los síntomas
cedan en los casos graves.
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Indicaciones
1. Dolor pélvico crónico inexplicable
2. Várices pélvicas observadas en laparoscopia, ecografía o cirugía abierta en un pa-
ciente con síntomas apropiados
3. Venas varicosas recurrentes de los miembros inferiores inmediatamente después
de un tratamiento quirúrgico adecuado o con una distribución anómala
4. Várices sintomáticas labiales/perineales
Contraindicaciones
1. Contraindicaciones de la angiografía:
a. Reacciones anafilácticas graves a medios de contraste radiográficos
b. Coagulopatía no corregible
c. Insuficiencia renal grave
2. Fobia a los implantes médicos
3. Coexistencia de otra causa de dolor pélvico no tratada adecuadamente (relativa)
Preparación preprocedimiento
Evaluación pretratamiento
1. Si la paciente sufre dolor pélvico:
a. Evaluación clínica detallada por el ginecólogo o el especialista de dolor pélvico.
b. Laparoscopia diagnóstica.
c. Ecografía pélvica o resonancia magnética (RM).1
d. Educación de la paciente. Incluso antes de la flebografía diagnóstica, debe in-
formarse a la paciente que el síndrome de congestión pélvica es polémico y no
es aceptado como causa de dolor pélvico por muchos médicos.2,3 Los gine-
cólogos con frecuencia ven venas pélvicas dilatadas en las parturientas pero
sin síntomas y a veces no ven venas dilatadas en pacientes sintomáticas. La
ectasia venosa pélvica puede ser una consecuencia normal del embarazo, pero
el flujo es anterógrado, mientras que, en el síndrome de congestión pélvica, las
pacientes tienen flujo retrógrado en la vena ovárica. El dolor pélvico crónico
no responde a la embolización en todas las pacientes, y con otros síndromes
de dolor crónico, puede tardar hasta 6 meses en responder.
CAPÍTULO 43 Embolización de las venas ováricas y pélvicas421
Preparación de la paciente
1. Organizar el procedimiento según la menstruación o de acuerdo con el ciclo de
dolor no es importante.
2. Dieta líquida después de la medianoche para los procedimientos matutinos, líqui-
dos después del desayuno para los de la tarde.
3. Hospitalización de corta duración. Debe obtenerse el consentimiento informado y
asegurar que alguien pueda llevar a la paciente a su casa.
4. Se establece una vía intravenosa periférica (i.v.).
5. Sedación con midazolam 2 mg y fentanilo 100 μg i.v. Estas pacientes pueden estar
ansiosas y requieren una gran cantidad de sedación.
Procedimiento4,5
1. Vía transyugular:
a. Posición de la paciente en decúbito dorsal sobre la mesa con la cabeza vuelta
hacia la izquierda.
b. Antisepsia y colocación de campos.
c. Punción en la vena yugular. Se recomienda la guía ecográfica.
d. Con la técnica de Seldinger, se coloca un introductor de 5-7 Fr en la vena yugular.
e. Se avanza el catéter multipropósito (MPA) a través de un introductor en la vena
renal izquierda periférica.
f. Se lleva a cabo una flebografía renal izquierda mediante inyección forzada de
20 mL de contraste con la paciente realizando la maniobra de Valsalva, para iden-
tificar todos los canales colaterales.
g. Si no hay reflujo en la vena ovárica y ésta nace claramente de la vena renal,
se considera un estudio negativo. La flebografía ovárica selectiva para detectar
reflujo en venas no dilatadas, por lo general, no es necesaria.
h. Si hay reflujo de la vena ovárica y várices, se dirige el catéter hacia el tronco
principal de la vena ovárica y se repite la inyección de 20 mL de contraste con la
paciente realizando la maniobra de Valsalva, para identificar todos los canales
colaterales y várices. Se debe incluir la parte inferior de los huesos del pubis
en el margen inferior y obtener imágenes tardías, porque las várices pueden
llenarse y vaciarse con lentitud.
i. Se avanza el catéter en cada una de las ramas principales de la vena ovárica y
se embolizan, así como la vena ovárica principal y todos los canales colaterales
visibles, con pegamento, esclerosante (líquido o espuma) o coils (espirales), ex-
tendiéndose hacia atrás hasta unos 2 cm del origen de la vena ovárica. El método
preferido del autor es infundir tetradecil sulfato de sodio al 3%, 2 mL mezclados
con 0.5 mL de contraste en la vena ovárica inferior, mientras la paciente realiza
la maniobra de Valsalva, hasta que haya estasis en el extremo del catéter y oclu-
yendo después la vena ovárica principal con uno o dos coils largos (p. ej., 38-8-10).
j. Se realiza una flebografía renal izquierda con el catéter en la vena renal perifé-
rica a fin de confirmar la oclusión de la vena ovárica izquierda.
k. Se dirige el catéter MPA dentro de la vena renal derecha y se hace una flebografía
renal derecha para asegurarse de que la vena ovárica derecha no nace de ella (4%).
l. Si no, se dirige el catéter inmediatamente por delante y debajo del orificio de la
vena renal derecha. Si la vena ovárica derecha no está allí, se realiza un recono-
cimiento delicado a lo largo de la pared de la vena cava inferior con un movi-
miento hacia arriba y abajo, desde el orificio de la vena renal derecha hasta la
confluencia ilíaca, iniciando lateralmente y rotando ligeramente hacia la parte
anterior en cada barrido. Puede nacer a la izquierda de la línea media.
m. La flebografía ovárica derecha y, si es necesaria, la embolización se realizan de
la misma manera que se describe para el lado izquierdo.
n. Se selecciona secuencialmente cada vena ilíaca interna y se inyectan 20 mL de
contraste con la paciente realizando una maniobra de Valsalva. Algunos médicos
llevan a cabo una flebografía ilíaca interna y la embolización con un catéter
422 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
con balón de oclusión. El autor usa el mismo catéter MPA de la manera descrita
antes para la embolización selectiva si hay reflujo y várices.
2. Vía transfemoral:
a. Antisepsia de la piel, como para la angiografía femoral.
b. Se inserta un introductor de 5-7 Fr en la vena femoral derecha y se dirige un
catéter Cobra a la vena renal izquierda periférica y cada vena ilíaca interna. Se
realiza la embolización y la flebografía selectiva usando los mismos criterios
diagnósticos y métodos descritos para la vía transyugular.
c. El catéter se cambia por un catéter Simmons II o equivalente y es dirigido den-
tro de la vena ovárica derecha.
3. Várices labiales:
a. Muy difíciles de eliminar; en general se requieren varias sesiones.
b. Primero se exluye y se trata el reflujo de las venas ovárica, pélvica y safena mayor.
c. Punción directa con una aguja de palomilla calibre 27 bajo visión directa o eco-
gráfica. Utilizar una mesa basculante puede ser de ayuda. En la mayoría de los
casos, la flebografía no es necesaria.
d. Se inyecta el esclerosante de elección (p. ej., tetradecil sulfato al 0.5 %).
e. La paciente debe usar ropa interior compresiva al menos por 2 días.
Cuidados posprocedimiento
1. Se observa a la paciente en reposo durante 60 min, y si se encuentra estable y
alerta, se da de alta para que un adulto responsable pueda llevarla a su casa.
2. La necesidad de analgésicos varía mucho. El uso de antinflamatorios no esteroides
o paracetamol/codeína durante 3 días suele ser adecuado.
Complicaciones
Un 80-90 % de las pacientes sufren un síndrome postembolización, caracterizado por
dolor, fiebre y náuseas. La gravedad varía mucho, desde dolor leve hasta insoportable,
y puede durar desde horas hasta varios días. El tratamiento es la analgesia y evitar la
actividad extenuante. Otros efectos secundarios significativos son poco frecuentes.
Resultados6-8
1. Rango de éxito técnico del 96.7-100 %.
2. La mejoría del dolor informada es del 73.7-100 %, con más frecuencia, alrededor
del 75 %. El dolor se resuelve en el 0-57.9 % de los casos.
3. Lo anterior se compara con la ooforectomía bilateral e histerectomía con reem-
plazo hormonal posterior (mejoría de los síntomas en el 66 % de las mujeres) y
ligadura quirúrgica de la vena ovárica izquierda (mejoría en un 73 %).
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44 Ablación térmica y no térmica de la vena
safena
Ronald S. Winokur, Neil M. Khilnani y Robert J. Min
Introducción
La flebopatía crónica (FC) de los miembros inferiores es resultado de la hiperten-
sión venosa causada más frecuentemente por válvulas incompetentes en las venas
safenas y sus afluentes primarios, y con menos frecuencia por la obstrucción venosa
profunda crónica y el reflujo después de una trombosis venosa profunda (TVP) pre-
via. En los pacientes con reflujo de la vena safena, el tratamiento en general comienza
con la ablación de estas venas.
Ablación térmica frente a no térmica
La ablación térmica es la inducción de la oclusión no trombótica de una vena me-
diante la aplicación de energía térmica directamente sobre las paredes de la vena. Los
procedimientos de ablación térmica requieren anestesia tumescente para comprimir
y aislar las venas tratadas, así como para controlar el dolor. La ablación endove-
nosa con láser (AEVL) (también llamada ablación endovenosa o tratamiento endo-
venoso con láser) y la ablación por radiofrecuencia (ARF) son las técnicas más
utilizadas. Las que no requieren calor ni tumescencia desarrolladas para el cierre de
la vena safena incluyen pegamento de cianoacrilato (VenaSeal®, Sapheon/Covidien/
Medtronic, Morrisville, NC), ablación mecanoquímica (AMQ) (ClariVein®, Vascular
Insights, Quincy, MA) y microespuma de polidocanol endovenosa (Varithena®, BTG
International, West Conshoshocken, PA).
El mecanismo subyacente de los procedimientos ablativos térmicos y no térmi-
cos consiste en producir la oclusión y la fibrosis irreversible de la vena por medio
de daño térmico; mecánico para la AMQ; la coaptación de la pared de la vena y una
respuesta inflamatoria de los macrófagos para el VenaSeal; o la desnaturalización de
las proteínas por robo para el Varithena.1,2
Las modalidades de ablación térmica tienen un historial probado de eliminación
de várices segura, eficaz y duradera, mientras que se estudian nuevas técnicas no
térmicas que parecen prometedoras para producir el cierre eficaz con la posible me-
joría de la aceptabilidad por parte del paciente y la reducción del riesgo de lesión
térmica del nervio adyacente.
Anatomía de las venas superficiales de la pierna
Para obtener resultados exitosos se requiere un conocimiento profundo del proceso
de la enfermedad y de la anatomía del sistema venoso superficial, y un examen com-
pleto con ecografía Doppler. El sistema venoso superficial del miembro inferior se
compone de innumerables venas colectoras subcutáneas y de los troncos safenos
y sus tributarias. Los componentes más reconocidos del sistema venoso superficial
son las venas safenas magna (interna) y menor (externa). Las venas safenas se en-
cuentran entre la fascia superficial y la muscular en un compartimento llamado es-
pacio safeno.
La vena safena interna (VSI) inicia en el dorso del pie y asciende por la parte
media de la pantorrilla y el muslo, para unirse a la vena femoral común en la fosa
oval ( fig. 44-1). Algunas tributarias importantes incluyen las venas circunflejas an-
teriores y posteriores de muslo y pantorrilla, la vena safena accesoria anterior, la VSI
accesoria posterior y la vena safena accesoria superficial. Estas venas de aparición
frecuente a menudo se encuentran de forma segmentaria en la pantorrilla o el muslo,
pero pueden servir como canal de flujo primario cuando la verdadera VSI es congéni-
tamente muy pequeña o ausente en algunos segmentos.
La vena safena externa (VSE) comienza en la cara lateral del pie, pasa por detrás
del maléolo lateral y luego asciende hasta la línea media de la pantorrilla ( fig. 44-2). El
extremo cefálico de la VSE es variable. La anatomía clásica establece que ésta drena
en la vena poplítea justo por encima del nivel en el que divergen las dos cabezas del
423
424 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
V. femoral
gastrocnemio. Sin embargo, hay una terminación poplítea dominante en más del
60 % de los casos. En el resto, la VSE se extiende en dirección más cefálica en un espa-
cio entre las fascias musculares superficial y profunda. Estos extremos cefálicos de la
vena son variables e incluyen el drenaje en una vena perforante, en la parte posterior
del muslo, así como una vena que se comunica con la VSI (también conocida como
vena de Giacomini o intersafena). En la práctica, las combinaciones de los patrones de
drenaje de la VSE descritos son frecuentes en muchos pacientes.
La ablación térmica se ha realizado con éxito en la VSI y la VSE, la vena safena
accesoria anterior, las venas circunflejas anteriores y posteriores del muslo, y en la
extensión del muslo de la VSE.
Indicaciones
1. Clínicas:
a. Síntomas de insuficiencia venosa que afectan la calidad de vida, como dolor,
pulsaciones, sensación de pesadez, cansancio, inquietud, calambres nocturnos,
edema y prurito.
b. Cambios cutáneos asociados con la hipertensión venosa crónica, como lipo-
dermatoesclerosis, atrofia blanca, ulceración curada o activa, tromboflebitis
venosa superficial recurrente en venas varicosas y sangrado espontáneo.
c. Consideraciones estéticas (de restauración).
2. Anatómicas:
a. Reflujo importante documentado en el examen de ecografía Doppler (ecografía
diagnóstica) (reflujo > 0.5 seg)
CAPÍTULO 44 Ablación térmica y no térmica de la vena safena425
Vena glútea
Vena poplítea
Vena safena
menor o externa
FIGURA 44-2 • Diagrama de las venas de la cara posterior de la pantorrilla y el muslo. La VSE
comienza detrás del maléolo lateral y asciende por la línea media de la pantorrilla. En cerca de
dos tercios de los casos, su terminación principal es en la vena poplítea a unos 2 cm por encima del
pliegue de la rodilla. En el resto de los casos, la terminación primaria se extiende más cefálica
Contraindicaciones
Absolutas
1. Pacientes en quienes la vena safena que será sometida a la ablación es responsable
de una parte significativa del flujo anterógrado colateral alrededor de una oclusión
venosa profunda.
Relativas
1. Relacionadas con el estado clínico del paciente:
a. Mujeres con embarazo o en lactancia (preocupaciones relacionadas con el uso de
anestésicos, efluencia de sangre caliente que puede pasar a través de la placenta
al feto o exposición a medicamentos asociados con la esclerosis o adhesivos). El
“bombeo y descarga” de leche de la madre reduciría esta contraindicación en
el período puerperal.
b. Disfunción hepática o alergia que hace imposible emplear la anestesia local (la
solución salina fría puede ser útil como alternativa).
c. Coagulopatía grave no corregible. Puede realizarse la ablación en pacientes que
reciben warfarina o antiplaquetarios.3 Los procedimientos no han sido estudia-
dos en pacientes tratados con fármacos orales más nuevos.
d. Síndromes de hipercoagulabilidad grave (en los que el riesgo del tratamiento
supera los beneficios a pesar de la anticoagulación profiláctica).
426 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Evaluación preprocedimiento
1. Historia clínica completa, que incluya síntomas de insuficiencia venosa, antece-
dentes familiares y de embarazo, tratamiento previo de venas varicosas y ante-
cedentes personales o familiares de trombosis venosa profunda, tromboflebitis
venosa superficial o estados hipercoagulables.
2. Exploración física dirigida del miembro inferior (incluye parte inferior del abdomen).
3. Empleo de la puntuación informada por el médico: Venous Clinical Severity Score
(VCSS) y Clinical, Etiologic, Anatomic, Pathophysiologic (CEAP), que establecen el
estado basal del paciente. También debe realizarse una evaluación de la calidad
de vida que afecta a los síntomas antes y después de cualquier tratamiento. Exis-
ten varios instrumentos validados, incluidos y sin limitarse a: Venous Insufficiency
Epidemiological and Economic Study (VEINES), Quality of Life (QOL), Aberdeen
Varicose Vein Questionnaire (VVQ), Cuestionario de insuficiencia venosa crónica
(CIVIQ) y Specific Quality of Life and Outcome Response-Venous (SQOR-V).4
4. Debe realizarse una ecografía diagnóstica de todo el sistema venoso profundo y
superficial. El examen venoso superficial debe llevarse a cabo mientras el paciente
está de pie o en una posición de Trendelenburg invertida acentuada para evitar
falsos positivos o negativos, en cuanto a la presencia de reflujo significativo. Este
examen debe identificar todos los segmentos venosos incompetentes y ayudar a
dilucidar todas las venas anómalas visibles.5
Preparación preprocedimiento
1. No hay restricciones en la dieta. El procedimiento, en general, se hace sólo con
anestésicos locales.
2. Se debe obtener el consentimiento informado.
3. Debe usarse una mesa de procedimiento que permita balancear al paciente supino
en posición de Trendelenburg, así como la elevación de la cabeza y el torso.
4. Se realiza una ecografía diagnóstica (con el paciente en posición vertical) para
marcar la localización y la extensión de la vena o venas en las que se aplicará la
ablación y ubicar referencias anatómicas importantes, incluidas uniones venosas
profundas, segmentos aneurismáticos, tortuosos, hipoplásicos y aplásicos, y gran-
des afluentes de la vena o comunicaciones con venas perforantes incompetentes.
La unidad de ecografía debe tener una sonda lineal de 7.5-13 MHz.
5. Si se lleva a cabo la ablación térmica, se prepara la infusión para anestesia tumes-
cente. En la institución de los autores, es una mezcla de 440 mL de solución salina
normal al 0.9 %, 50 mL de lidocaína al 1 % y 10 mL de bicarbonato de sodio al 8.4 %.
Procedimiento
Ablación térmica
1. El paciente se coloca sobre la mesa de procedimientos en posición de Trendelen-
burg inversa y se realiza la antisepsia estándar. La VSI y sus afluentes se tratan en
posición supina con la rodilla vuelta hacia fuera. La VSE y la colateral del muslo se
tratan en decúbito prono.
2. Mediante guía ecográfica, se accede al punto más periférico del segmento venoso
incompetente a tratar. A veces, puede requerirse más de un punto de acceso para
permitir el tratamiento de todo el segmento incompetente de venas tortuosas, hi-
poplásicas y aplásicas, membranas o espasmos venosos, y venas tratadas
CAPÍTULO 44 Ablación térmica y no térmica de la vena safena427
FIGURA 44-3 • A: ecografía axial de la VSI antes de la inserción del introductor láser. B: ecografía
axial en el mismo nivel que A con la fibra de la AEVL, el introductor en su sitio y el líquido de la anestesia
tumescente alrededor
tante evitar la inyección de solución salina en este catéter, porque ésta iniciaría la
polimerización.
4. El catéter de administración hidrófobo se pone en el introductor y se coloca a
unos 5 cm por debajo de la USF. Se inicia la compresión con la sonda ecográfica
a unos 2-3 cm por encima de este punto de inyección para provocar la coaptación
de la vena.
5. La primera aplicación de cianoacrilato se realiza en dos inyecciones de 0.09 mL
(el gatillo se activa 3 seg a 5 cm y luego, inmediatamente después, se activa 3 seg a
6 cm por debajo de la USF). El catéter se retira otros 3 cm manteniendo la compre-
sión externa, tanto con la sonda ecográfica como por encima, como con una mano
sobre el sitio de inyección, a fin de coaptar el segmento de la vena que contiene el
cianoacrilato durante 3 min. Luego, se aplica cianoacrilato adicional a intervalos
de 3 cm seguidos por 30 seg de compresión con sonda ecográfica y con la mano,
para provocar coaptación. El último sitio de inyección está a 2-4 cm del sitio de
CAPÍTULO 44 Ablación térmica y no térmica de la vena safena429
acceso. Se retira el catéter con un tirón rápido para separar cualquier cianoacrilato
que pudiera conectar el catéter con el cianoacrilato intravenoso (i.v.). Si queda
algo extendido sobre la piel, se corta con una tijera.
6. Las instrucciones de uso no recomiendan usar medias de compresión graduada
después de VenaSeal.
Ablación mecanoquímica
1. La preparación del paciente, la posición y el acceso a la vena de destino son iguales
que para la ablación térmica.
2. El catéter ClariVein (AMQ), con su guía de dispersión protegida, se inserta con un
introductor corto en el sitio de punción. La guía de dispersión se desenvaina del
catéter y se ubica a 1 cm de la USF bajo guía ecográfica.
3. La posición del paciente se cambia de la de Trendelenburg inversa a la plana.
4. Se activa la rotación de la guía del catéter a unas 3 500 rpm durante 2-10 seg para
inducir espasmo y evitar el flujo central del esclerosante.
5. El catéter se retira a una velocidad máxima de 1.5 mm/seg (7 seg/cm) con instila-
ción simultánea de tetradecil sulfato de sodio al 1.5 %. La administración del fár-
maco se regula para dispersarlo en toda la longitud de la vena, en general 6-10 mL
en la VSI y 2-4 mL en la VSE. Después, se retira el dispositivo y se aplica compresión
manual en el sitio de punción.7
6. Se coloca una media de compresión graduada posprocedimiento, que se usa du-
rante el día por 10-14 días.
Espuma de polidocanol inyectable (Varithena)
1. La espuma de polidocanol está aprobada para su uso en la VSI, las venas safenas
accesorias y sus tributarias varicosas. Además de marcar el curso de la VSI incom-
petente, se debe marcar la USF, cualquier vena perforante del muslo y las venas
perforantes paratibiales altas de la pantorrilla. También se marca la piel 5 cm por
debajo de la USF para facilitar su identificación. Por último, las tributarias vari-
cosas que deben ser tratadas al mismo tiempo también se marcan, incluidas las
venas perforantes de reentrada.
2. El paciente se prepara de una manera similar a la de la ablación térmica.
3. La vena de destino es accesible con un angiocatéter o un sistema de micropun-
ción. El lugar inicial óptimo está en la mitad del muslo, a menos que se encuentre
una vena perforante en el sitio, en cuyo caso el acceso debe estar en un nivel más
alto. Se debe tener cuidado de no realizar el acceso muy cerca de la USF. El catéter
se conecta a un tubo lleno de solución salina y se confirma la posición intraluminal
por la aspiración de sangre, se lava con solución salina y se fija a la piel con cinta
adhesiva o esparadrapo.
4. El frasco de espuma de polidocanol se carga según las instrucciones de uso y se
deja reposar 1 min.
5. Una jeringa especialmente diseñada se conecta con el depósito y se inyectan 3 mL
de espuma de polidocanol para purgar el aire en la jeringa y la tapa del depósito.
Después, se retiran con la jeringa 5 mL de espuma de polidocanol y se dejan en
el depósito 3 seg más.
6. La pierna, entonces, se eleva por lo menos 45º. Después, se retira la jeringa y se
inyecta una alícuota inicial del fármaco en el tubo de conexión bajo guía ecográ-
fica, mientras se comprime de manera manual la vena por debajo del acceso i.v.
Cuando la inyección alcanza unos 3-5 cm por debajo de la USF, se detiene tem-
poralmente y se coloca presión en la VSI justo por encima de ese nivel (para pre-
venir la progresión de la espuma a la vena femoral común) hasta que se produce
un espasmo venoso, lo que en general requiere unos pocos segundos a 3 min.
Luego, se inyecta fármaco adicional distalmente después de soltar la presión en
ese sitio para llenar la VSI distal y los afluentes de la vena varicosa visible.2 Pos-
teriormente puede colocarse una aguja adicional o un acceso i.v. dentro de las
várices tributarias, comprimiendo las venas perforantes importantes con el ob-
jetivo de minimizar el llenado del sistema venoso profundo. La cantidad máxima
recomendada en las instrucciones de uso es de 5 mL por inyección, llegando a un
total de 15 mL por sesión.
430 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
7. Se coloca una media de compresión graduada en la parte alta del muslo con
30-40 mm Hg, con o sin rodillos de compresión adicionales, sobre las venas trata-
das. Se baja la pierna del paciente y se le permite caminar.
8. El paciente puede necesitar un segundo tratamiento en hasta un 25 % de los
casos. El cartucho de Varithena dura 1 semana, por lo que se recomienda que el
paciente regrese para hacerse una ecografía diagnóstica y un posible segundo tra-
tamiento 5-7 días después del primero.
Cuidados posprocedimiento
1. La deambulación se inicia de inmediato y está indicada después de cualquiera de
los procedimientos mencionados. Los autores recomiendan 1 h de deambulación
justo después del procedimiento y 2 h de caminata al día durante 2 semanas, aun-
que no hay datos científicos que apoyen esta recomendación.
2. En general, no se recomienda realizar ejercicio vigoroso las primeras 2 semanas
después del tratamiento. Se desaconsejan los períodos prolongados de inmovili-
dad, como los que ocurren en los vuelos o viajes en automóvil largos, poco des-
pués de la ablación endovenosa para minimizar la probabilidad de estasis venosa
que podría aumentar el riesgo de TVP. Estas prácticas no se basan en datos.
3. Los pacientes deben volver para su evaluación clínica y una ecografía diagnóstica
para confirmar la oclusión de la vena y descartar complicaciones.
a. Si un médico está tratando de identificar la extensión del trombo en la unión
safenopoplítea (USP) o la USF, puede ser necesaria una ecografía diagnóstica
en las primeras 72 h después del procedimiento.8 Sin embargo, dado el curso
clínico benigno y transitorio del trombo inducido por calor endotérmico en
las venas profundas y sus confluencias, y la aparentemente baja tasa de trom-
bosis venosa profunda en la pantorrilla, la necesidad de evaluar a todos los pa-
cientes dentro de las 72 h en busca de trombos no tiene sustento.
b. La evaluación clínica y la ecografía diagnóstica 1 mes después de la ablación
permiten evaluar los primeros resultados y planificar cualquier tratamiento ac-
cesorio, según la necesidad.
4. El valor de la ecografía diagnóstica periódica es controvertido. Sin embargo, no es
necesario hacer este seguimiento de la vena tratada si ya no es visible. La ecografía
diagnóstica de seguimiento periódico sí puede ser necesaria para evaluar la etiolo-
gía de nuevas várices tributarias.
a. La historia natural de una vena troncular tratada térmicamente con éxito incluye
el engrosamiento agudo de la pared venosa sin trombo intraluminal significativo
en las primeras semanas después del tratamiento. En los meses siguientes, ocurre
la retracción progresiva de la vena y su desaparición en la ecografía.8-10
b. La desaparición de la vena tratada al parecer tiene lugar más lentamente con
ClariVein y Varithena, si hay segmentos omitidos, y en el caso de Varithena la
recanalización es más frecuente. Después de la ablación con VenaSeal, la luz
de la vena aparece más ecogénica inmediatamente después de la ablación y
permanecerá así y no totalmente retraída durante el primer año, con pocas re-
canalizaciones más allá de 6 meses.
Resultados
1. Ablación térmica:
a. La AEVL y ARF dan lugar a la obliteración durable de la vena safena en el 97 %
de los casos.11
b. La ablación endovenosa de la VSE tiene una tasa de éxito técnico cercana al
100 % y al menos un 90 % de cierre de la vena en 3-6 meses.12,13
c. Las venas tratadas con éxito se ocluyen y retraen con el tiempo, y se vuelven
difíciles de detectar. La duración promedio de una VSI tratada para reducirse
a un cordón fibroso de menos de 2.5 mm de diámetro es de 6 meses.10 Al año,
después de la AEVL de la VSI, el 95 % de los segmentos tratados no se pudieron
hallar, el 2 % estaban ocluidos pero visibles y el 2 % todavía eran permeables.14
d. No hay diferencias claras en los resultados entre la ARF y la AEVL; sin embargo,
cuatro estudios clínicos han sugerido una reducción del dolor inmediatamente
CAPÍTULO 44 Ablación térmica y no térmica de la vena safena431
después del procedimiento con ARF y tasas más altas de cierre venoso a largo
plazo con AEVL, aunque esta diferencia es muy pequeña.15
2. VenaSeal:
a. Dos estudios han demostrado una tasa de oclusión total del 94-99 % a los 3 meses
después del tratamiento sin eventos adversos graves.16
3. Ablación mecanoquímica:
a. En un estudio clínico de 30 venas tratadas con AMQ, la tasa de cierre primario
a los 260 días fue del 96.7 %, sin eventos adversos hasta 6 meses después.17
b. Este estudio también observó que no hubo dolor durante el procedimiento; sólo
se requiere 1 mL de anestesia local en el sitio de canulación y no hubo hemato-
mas después del tratamiento.17
4. Varithena:
a. El estudio VANISH-2 informó los resultados de 232 pacientes aleatorizados
para recibir ablación con espuma de polidocanol endovenosa o placebo con un
seguimiento de 8 semanas. El tratamiento con Varithena mostró una mejoría
estadísticamente significativa en los resultados informados por los pacientes
con el cuestionario Varicose Vein Symptom Questionnaire (VVSymQ), sobre el
aspecto desde la perspectiva del paciente y de un médico (en condiciones de
ciego), y en la respuesta en la ecografía diagnóstica (tasas de cierre del 83 y 86 %
con espuma de polidocanol al 0.5 y 1 %, respectivamente) a los 3 meses.2
b. Los datos preliminares presentados como resumen sugieren una tasa de cierre
del 78 % a 1 año.
Complicaciones
1. Ablación térmica:
a. La mayoría de los eventos adversos después de la ablación endovenosa fueron
menores.18
(1) Se observa con frecuencia dolor, equimosis, dolor a la palpación e indura-
ción sobre el segmento tratado y se resuelven normalmente en 7-14 días.
Después de la ablación de la VSI, los pacientes pueden desarrollar una sen-
sación de tirantez similar a la que se siente después de un esfuerzo muscu-
lar en el muslo medial, que es autolimitada y que, por lo general, mejora con
el estiramiento, el uso de antiinflamatorios no esteroideos y las medias de
compresión graduada.
(2) Se han informado flebitis superficiales de tributarias varicosas en un 5 % de
los casos y en ocasiones pueden evitarse con una flebectomía ambulatoria
si la ablación aísla el afluente y el efluente de la tributaria.18
b. Algunos efectos adversos importantes son lesiones nerviosas, quemaduras de
la piel y TVP. La tasa de estas complicaciones es mayor en centros que atienden
pocos casos. Se han informado disestesias y quemaduras de piel en un número
pequeño de casos, y la tasa de TVP es menor del 1 % después de AEVL y ARF.19
2. VenaSeal:
a. La aparición de eritema y dolor a la palpación sobre la vena tratada fue del
11.4 % en un estudio multicéntrico de 70 pacientes.1
b. En el estudio de la viabilidad inicial en 38 pacientes, hubo ocho incidencias
(21.1 %) de extensión del trombo filiforme en la USF; sin embargo, en el estudio
multicéntrico de seguimiento que utilizó una distancia mayor del punto de
partida de la USF, hubo sólo un caso (1.4 %) de extensión del trombo a través
de la USF.1
3. Ablación mecanoquímica:
a. En el estudio clínico inicial con AMQ hubo tres casos de equimosis menores,
pero sin TVP, lesiones de piel o lesión del nervio en 30 casos.17
4. Varithena:
a. La microespuma de polidocanol endovenosa (PEM) tiene un riesgo bajo de efec-
tos adversos, con un 95 % de ellos clasificados como eventos leves o moderados
y sin eventos cerebrovasculares ni migrañas.
b. En la formulación aprobada (PEM al 1 %), el efecto adverso informado con
mayor frecuencia fue la retención del coágulo (27.6 %), lo cual se puede esperar
con la esclerosis química.
432 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Referencias
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45 Venas varicosas, perforantes y arañas
vasculares: ablación líquida
Lindsay Machan
Introducción1,2
La distensión y la disfunción de las venas pequeñas, que en última instancia alimen-
tan y drenan el sistema venoso superficial, pueden aparecer solas o asociadas con
reflujo de la vena troncular. Las anomalías de las venas pequeñas incluyen telan-
giectasias (“arañas vasculares”), vasos rojos planos menores de 1 mm de diámetro
y várices reticulares que tienen un color cianótico y 2-4 mm de diámetro. Las telan-
giectasias aparecen en hasta el 28.9 % de los varones y el 40.9 % de las mujeres. Los
factores de riesgo incluyen herencia, embarazo, hormonas femeninas, aumento de
peso y permanecer sentado o parado mucho tiempo.
Cuando las venas perforantes son competentes, derivan la sangre del sistema su-
perficial al sistema profundo. Sigue habiendo controversia en cuanto a la necesidad
de tratar las perforantes incompetentes, excepto cuando están directamente asocia-
das con una ulceración venosa activa.
La escleroterapia es la ablación de una estructura vascular mediante la inyec-
ción de un irritante químico. En las piernas, es el tratamiento principal para la en-
fermedad venosa de vasos pequeños. La escleroterapia para la ablación de venas
grandes, que en general se realiza bajo guía ecográfica, se usa sobre todo cuando
las técnicas analizadas en el capítulo anterior no son aplicables, como con las gran-
des várices tortuosas. Una escleroterapia excelente es esencial para lograr la satis-
facción del paciente y el éxito clínico, en especial con los pacientes que consultan en
busca de tratamiento estético.
Indicaciones1,3
1. Escleroterapia de venas pequeñas y grandes:
a. Estética
b. Alivio de síntomas:
(1) Dolor
(2) Ardor
c. Enfermedad remanente después de una cirugía o de un tratamiento endove-
noso del reflujo troncular
2. Incompetencia de las perforantes:
a. Se han agotado todos los tratamientos del reflujo superficial coexistente
b. Diámetro > 3.5 mm
c. Reflujo > 0.5 seg
d. Proximidad con una ulceración activa
Contraindicaciones4
Absolutas
1. Alergia al esclerosante
2. Tromboflebitis aguda/trombosis venosa profunda
3. Estado hipercoagulable
Relativas
1. Embarazo/lactancia materna
2. Fobia a las agujas
3. Incapacidad para tolerar la compresión
4. Flebopatía periférica
5. Enfermedades infecciosas o sistémicas de la piel
6. Asma o migraña no controladas
433
434 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Preparación preprocedimiento
1. Antecedentes y exploración física igual que para el reflujo venoso de las safenas.
Las expectativas del paciente deben ser claramente definidas y, si es necesario,
modificadas de manera realista.
2. Ecografía Doppler. Si se demuestra reflujo en la safena o en otras venas tronculares
superficiales, éste debe tratarse primero. Algunos profesionales realizan esclerote-
rapia en la misma sesión después de la obliteración de la vena troncular, mientras
otros prefieren esperar hasta 12 semanas.
3. Cabe considerar la toma de fotografías antes del tratamiento para documentación
y comparación con los resultados postoperatorios.
4. El consentimiento informado debe incluir la aclaración de que, por lo general, se
requieren varias sesiones terapéuticas y que pueden aparecer nuevos vasos con
el tiempo.
Procedimiento5,6
En el cuadro 45-1 se muestra una lista de agentes inyectables utilizados para la es-
cleroterapia. Sólo los detergentes sulfato de tetradecil sódico y polidocanol están
aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) para la inyección intravenosa.
Los esclerosantes empleados de manera habitual son el tetradecil sulfato de sodio y
la solución salina hipertónica (la concentración al 23.4 % está aprobada por la FDA,
pero su uso para la escleroterapia no es oficial).
Venas perforantes7
1. En general, la escleroterapia se realiza con espuma bajo guía ecográfica.
a. Con el paciente en posición supina, se canula la perforante o, preferiblemente,
una tributaria con una aguja de calibre 21 o 22.
b. La espuma se inyecta hasta justo antes de que se extienda a la vena profunda,
por lo general, con un volumen de 0.5-1 mL. Se pide al paciente que contraiga la
pantorrilla tan pronto como se haya completado la inyección, para prevenir
la extensión de la espuma en el sistema profundo.
2. Otros métodos incluyen la cirugía, la ablación térmica con láser o radiofrecuen-
cia y la oclusión con cianoacrilato. Estas técnicas están fuera del alcance de este
capítulo.
Cuidados posprocedimiento
1. La compresión después de la escleroterapia mejora los resultados clínicos, pero
no existe un consenso en la duración.8 Si bien 3 días de compresión dan lugar a
una mejoría mayor que la no compresión, 3 semanas de compresión continua con
20-30 o 30-40 mm Hg con medias de compresión graduadas rinden los mejores
resultados.
a. El cumplimiento del paciente puede ser un problema; si un individuo no tolera
bien la compresión, las medias de compresión graduadas deben utilizarse al
menos la primera noche y después todos los días durante 1 semana.
2. El paciente debe empezar a caminar de inmediato, pero debe evitar el ejercicio
intenso durante 1 semana.
436 SECCIÓN III Procedimientos transvenosos
Resultados
1. Escleroterapia de venas pequeñas: no hay publicaciones sobre los resultados del
tratamiento basados en evidencia. Los informes publicados indican satisfacción
del paciente del 60-80 % y una reducción estadísticamente significativa de las te-
langiectasias detectables en comparación con las regiones no tratadas.9
2. Várices no tronculares: se dispone de datos limitados.3,5
a. Venas > 5 mm de diámetro: 81 % de éxito técnico (oclusión por ecografía Doppler).
b. Venas < 5 mm de diámetro: 92 % de éxito técnico.
c. Persistencia de la oclusión a 2 años de seguimiento:
(1) 53 % después de la inyección de espuma
(2) 12 % después de la escleroterapia líquida
3. Escleroterapia de las perforantes: con incompetencia sólo de las perforantes, la es-
cleroterapia puede permitir la cicatrización rápida de las úlceras en el 86.5 % de los
pacientes con un tiempo promedio de curación de 36 días.10
Complicaciones11,12
1. Reacciones alérgicas: 0.3 %, incluida la anafilaxia. La incidencia más alta es con el
oleato de etanolamina.
2. Hematomas: frecuentes y autolimitados.
3. Extravasación.
4. Hiperpigmentación: 10-30 %.
5. Redes telangiectásicas (desarrollo de finas telangiectasias rojas en el área de trata-
miento), 15-20 %. Puede presentarse espontáneamente o deberse a una inyección
demasiado rápida o una concentración demasiado elevada de esclerosante.
6. Tromboflebitis superficial.
7. Necrosis tisular: más frecuente con la solución salina hipertónica. La causa puede
ser la extravasación o la inyección en una rama arterial.
8. Trombosis venosa profunda: extremadamente rara.
9. Efectos adversos específicos de la escleroterapia con espuma, especialmente en
pacientes con un foramen oval permeable:12
a. Visuales (escotoma o amaurosis)
b. Neurológicos (ataques isquémicos transitorios, ictus, migraña)
c. Síntomas pulmonares (tos, dolor)
5. Necrosis tisular: la causa puede ser la extravasación o la inyección en una rama ar-
terial. Si se encuentra palidez de la piel al inyectar esclerosante, el masaje o un un-
güento de nitroglicerina al 2 % pueden reducir o prevenir la necrosis. Si el paciente
presenta necrosis de la piel después de la escleroterapia, se recomienda consultar
con un especialista en cirugía estética.
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S E CCIÓN I V
PROCEDIMIENTOS NO VASCULARES
Indicaciones
1. Evaluación de un nódulo pulmonar solitario (nódulos sólidos, parcialmente sóli-
dos y no sólidos) con características sospechosas de cáncer de pulmón primario y
sin características benignas, como composición grasa o calcificación en un patrón
benigno1,2
2. Valoración de nódulos pulmonares con crecimiento documentado a velocidad de
una neoplasia
3. Evaluación mediante tomografía por emisión de positrones (PET, de positron emis-
sion tomography) de lesiones pulmonares PET positivas sospechosas de malignidad
4. Análisis de nódulos pulmonares como parte de una estrategia de estadificación en
pacientes con neoplasia conocida (cáncer de pulmón y neoplasias extratorácicas)
5. Obtención de tejido para la caracterización molecular para guiar una terapia
6. Evaluación de infecciones pulmonares focales refractarias a la terapia estándar
7. Valoración de masas pleurales y engrosamiento pleural o acumulaciones de lí-
quido pleural
8. Evaluación de masas mediastínicas, hiliares y linfadenopatías
9. Valoración de masas de la pared torácica y lesiones líticas de la costilla
Contraindicaciones
1. Paciente que no se encuentra en condiciones de cooperar (considerada por algu-
nos como la única contraindicación absoluta)
2. Diátesis hemorrágica (razón normalizada internacional [INR, de international
normalized ratio] > 1.3, recuento de plaquetas < 50 000 por μL)
3. Medicamentos asociados con aumento del riesgo de sangrado (riesgo relativo,
algunas o todas pueden suspenderse antes del procedimiento; se debe considerar
también la localización de la lesión)
4. Enfisema bulloso grave
5. Neumonectomía contralateral o función gravemente limitada en el pulmón con-
tralateral
6. Tos no tratable
7. Sospecha de quiste hidatídico (debido al riesgo de reacción anafiláctica)
8. Posible malformación arteriovenosa pulmonar, aneurisma vascular o secuestro
pulmonar (intralobular o extralobular)
9. Hipertensión pulmonar (especialmente cuando se considera la biopsia de una
lesión central)3
10. Pacientes en ventilación con presión positiva
Preparación preprocedimiento
1. Se deben explicar tanto el procedimiento como sus posibles complicaciones al
paciente 1 semana antes de la biopsia, si se realiza como ambulatoria. Los médi-
cos que derivan al paciente también pueden proporcionar información adecuada
sobre el procedimiento, la cual debe ser revisada antes de llevarse a cabo al obte-
ner el consentimiento.
438
CAPÍTULO 46 Procedimientos de biopsia de pulmón, mediastino y pared torácica439
2. Se suspende el ácido acetilsalicílico 5 días antes de la biopsia, así como otros an-
tiinflamatorios no esteroideos 2 días antes del procedimiento. Los pacientes con
anticoagulantes orales deben cambiar a heparina 2-3 días antes, que, a su vez, debe
suspenderse unas horas antes de comenzar el procedimiento.
3. Se debe obtener la INR, el tiempo de protrombina, el tiempo de tromboplastina
parcial y un recuento de plaquetas 24 h antes de la biopsia.
4. Es necesario corregir cualquier trastorno hemorrágico con plasma fresco conge-
lado, plaquetas o vitamina K.
5. Se indica al paciente que no ingiera alimentos ni bebidas 8 h antes de la biopsia.
6. Elección de la técnica por imagen apropiada para dirigir el procedimiento:
a. La tomografía computarizada (TC) se usa como guía para la mayoría de las
biopsias transtorácicas con aguja (BTA).4 La TC permite la planificación de una
trayectoria para evitar atravesar el pulmón aireado. Si esto no fuera posible,
puede ayudar a planificar un camino para que la aguja evite posibles obstáculos
como fisuras interlobulares, bullas pulmonares, grandes estructuras vasculares
y huesos. Además, también ayuda a diferenciar las áreas necróticas de las via-
bles dentro del tumor.
b. La fluoroscopia con TC ofrece las ventajas de la TC combinadas con la imagen
en tiempo real, pero no es tan ampliamente disponible como la TC. También
existe el riesgo de mayor exposición a la radiación para los radiólogos que reali-
zan este procedimiento con frecuencia.
c. La guía fluoroscópica ofrece imágenes en tiempo real para las lesiones en dos
proyecciones. Aunque antes era el estándar de atención, en la actualidad esta
modalidad es menos útil para los nódulos pulmonares pequeños y ha sido sus-
tituida en gran medida por la TC.
d. La guía ecográfica es útil para la biopsia de la pared torácica, la pleura, el me-
diastino anterior y las lesiones pulmonares periféricas.5
7. Elección de la aguja adecuada para el procedimiento (cuadro 46-1):
a. Hay dos tipos de agujas para biopsia: las agujas de aspiración, que proporcio-
nan un aspirado celular para la exploración citológica, y las agujas de corte,
con las cuales se obtiene un núcleo de tejido para el examen histológico. Algu-
nas agujas, como de Turner y las de Westcott, producen fragmentos pequeños
y permiten un aspirado celular. La mayoría de las agujas para biopsia están dis-
ponibles en diámetros que van desde calibre 16 hasta 22; también se han desarro-
llado agujas de calibre 25.
b. Cuando se usa una técnica de una sola aguja, se deben realizar múltiples
punciones pleurales para obtener varias muestras. Por otra parte, puede usarse
un sistema de aguja coaxial para obtener muestras múltiples con una sola
punción pleural. En este tipo de sistema, una aguja interna más fina se inserta
a través de una aguja exterior más grande llamada introductor. Por lo tanto,
la pleura es puncionada por una aguja que es más grande que la que se usa para
obtener la muestra. Las agujas de corte del tipo Tru-Cut accionadas por mangos
activados por resorte son útiles para obtener un núcleo grande de tejido, que es
de particular valor para el diagnóstico de lesiones benignas (p. ej., hamartomas,
granulomas) y linfomas.6
Procedimiento
1. Se coloca al paciente en la mesa para biopsia de forma que el sitio de entrada en
la piel quede derecho. Cuando la facilidad para la realización y el riesgo de com-
plicaciones no resultan sustancialmente afectados por la posición del paciente, la
posición en decúbito prono es recomendable para minimizar el movimiento de
la pared torácica y la ansiedad del paciente al ver la aguja. También se facilita co-
locar el lado de la biopsia hacia abajo después del procedimiento.
2. Realización del examen preliminar:
a. Para las biopsias guiadas por TC, se toma una radiografía preliminar seguida
por imágenes para localizar la vista axial a través de la lesión. Las lesiones del ló-
bulo superior, por lo general, no requieren ninguna instrucción especial sobre la
respiración. Cuando se observa movimiento del nódulo cerca del diafragma, se
indica contener la respiración. Se pide al paciente que realice una pequeña ins-
piración para que haya la menor cantidad de movimiento una vez que la aguja
haya pasado a través de la pleura y menos posibilidades de un neumotórax, pues
con la respiración profunda habrá mayor movimiento y probabilidad de rasgar
la superficie pleural. Se solicita al paciente que mantenga el mismo grado de ins-
piración cada vez que se le pida contener la respiración (cada vez que se explora
la lesión o se avanza la aguja para biopsia). A menudo es útil practicar la conten-
ción de la respiración con el paciente antes de comenzar el procedimiento.
b. Cuando se usa guía ecográfica, se lleva a cabo un examen preliminar para con-
firmar la visibilidad de la lesión.
3. Cuando se usa la TC como guía, la dosis debe reducirse a la mínima cantidad ne-
cesaria para monitorizar el procedimiento, ya que no se está realizando para fines
diagnósticos. En general, ésta puede ser menor al rango de exposición usado en las
TC para búsqueda sistemática de cáncer de pulmón. Se deben reducir tanto el KVp
como los mAs para alcanzar una dosis estimada de menos de 1.0 mSv durante todo
el procedimiento.
4. Se planifica el trayecto deseable de la aguja y se marca el sitio de entrada en la piel:
a. Siempre que sea posible, se elige un camino de la aguja que evite el pulmón ai-
reado para reducir la probabilidad de neumotórax. Una técnica que puede utili-
zarse en algunos casos para evitar la punción de pulmón aireado es la expansión
del espacio extrapleural inyectando una mezcla de lidocaína-solución salina.8 Si
se debe atravesar el pulmón aireado, deben evitarse estructuras como fisuras in-
terlobulares, bullas, quistes y estructuras vasculares grandes. Las lesiones que se
encuentran directamente debajo de una costilla que obstruye el acceso pueden
alcanzarse con un abordaje oblicuo, con o sin angular el gantry.9
b. Una manera práctica de localizar el sitio de entrada de la piel consiste en colocar
una fila de objetos metálicos (p. ej., agujas de inyección) en la piel en el nivel de-
seado y hacer el barrido. También hay marcadores cutáneos ampliamente dis-
ponibles para este propósito. La piel justo debajo o entre estos objetos se puede
marcar con un rotulador. Es útil trazar el camino anticipado de la aguja para
biopsia en la consola de la TC para que pueda seguirse en una etapa posterior.
5. Antisepsia del sitio de entrada en la piel con un desinfectante como yodopovidona
o clorhexidina. Se cubre la piel con campos estériles. Se anestesian la piel y el tejido
subcutáneo infiltrando 5-10 mL de lidocaína al 1%, pero sin atravesar la pleura.
La superficie pleural puede ser muy sensible, y se requiere una anestesia adecuada
para reducir el malestar y el movimiento al mínimo. El paciente también debe ser
informado de las sensaciones normales de presión durante la manipulación de la
aguja, porque quienes no anticipan tales sensaciones pueden sentirse ansiosos
con la noción falsa de que la anestesia local era insuficiente. La confianza y la coo-
peración de los pacientes son de importancia mayúscula para la realización de
una biopsia eficaz de pulmón.
CAPÍTULO 46 Procedimientos de biopsia de pulmón, mediastino y pared torácica441
6. Se usa la aguja para anestesia como guía para la colocación de la aguja para biop-
sia. Se avanza la aguja para biopsia a lo largo de la trayectoria prevista hasta que la
punta esté dentro de la lesión. Cuando el procedimiento se realiza con guía de TC,
se debe obtener al menos una imagen superior y una inferior a la punta de la aguja
para documentar que de hecho se encuentra dentro de la lesión y evitar errores de
muestreo debido a un efecto de promedio del volumen parcial.10
7. Toma de muestra de la lesión. El proceso de toma de muestras real varía en fun-
ción del diseño de la aguja y la técnica de biopsia utilizados (biopsia histopato-
lógica [core] o aguja fina de aspiración). Por lo general, se retira el mandril de la
aguja y se adosa una jeringa en el cono de la aguja. El émbolo se retrae para ge-
nerar aspiración, y la aguja se mueve con cuidado para cortar células de la lesión
y extraerlas. La aspiración disminuye a medida que se van retirando la aguja y
la jeringa.
8. Idealmente, la aguja y la jeringa se entregan a un citólogo en el sitio para su pro-
cesamiento inmediato, estudio a menudo conocido como evaluación citológica
inmediata o evaluación rápida en el sitio. A medida que la evaluación de muestras
pequeñas de material se ha vuelto mucho más sofisticada en los últimos años, la
necesidad de tener un protocolo bien desarrollado con el citólogo es cada vez más
importante. Las muestras deben dividirse y asignarse para las diferentes pruebas.11
En ausencia de un patólogo en el sitio, el aspirado se coloca sobre un portaobjetos
a modo de frotis y se fija en alcohol al 95% para la evaluación citológica, mientras
que los fragmentos más grandes se colocan en una solución de formol para su
evaluación histopatológica. Los análisis adicionales para marcadores moleculares
como el receptor del factor de crecimiento epidérmico y el homólogo del oncogén
vírico del sarcoma de la rata Kirsten (K-RAS) también se realizan para los cánceres
de pulmón recién diagnosticados, a fin de determinar su susceptibilidad a trata-
mientos farmacológicos específicos. Si se sospecha una causa infecciosa, parte de
la muestra obtenida debe colocarse en un tubo de ensayo estéril para evaluación
microbiológica adicional.
9. Si se usa un sistema de aguja coaxial, se puede emplear la técnica del parche de
sangre para reducir la probabilidad de desarrollar un neumotórax. Esta técnica
implica la inyección de 4 mL de sangre autóloga en los 2 cm más periféricos de
la zona de la aguja.12 Lo anterior requiere el uso de una aguja coaxial, con la aguja
interna para realizar la biopsia y la externa para inyectar la sangre autóloga. La
técnica del parche de sangre ha demostrado reducir significativamente la tasa de
neumotórax.13 El éxito de esta técnica depende de la inyección de sangre autóloga
en el parénquima pulmonar no enfisematoso. La inyección de sangre autóloga en
un área con enfisema bulloso puede producir un sello inadecuado de la punción
pleural. También se han usado materiales que no son sangre autóloga.
Cuidados posprocedimiento
1. Si la biopsia se realizó usando la TC como guía, se debe obtener un análisis inme-
diato posbiopsia en el nivel donde se efectuó el procedimiento para detectar un
posible neumotórax. Como alternativa, puede tomarse una radiografía de tórax
espiratoria anteroposterior (AP) con el paciente sentado en posición vertical
( fig. 46-1).
2. Si no se observa neumotórax importante y el paciente está asintomático, se trans-
porta al paciente en una camilla al área de recuperación para observación.
3. Es necesario observar al paciente durante 2 h después del procedimiento. El pa-
ciente debe permanecer acostado en el período de observación. Se deben moni-
torizar las constantes vitales, por lo menos dos veces por hora. Estas medidas
previenen la aparición de un neumotórax y facilitan la reabsorción de uno pequeño
existente, e incluyen colocar al paciente en una posición de “sitio de punción hacia
abajo” y la administración de oxígeno nasal.14,15 Los pacientes hospitalizados esta-
bles pueden ser monitorizados en sus habitaciones.
4. Si se sospecha que hay un neumotórax importante durante el período de observa-
ción, se deben tomar imágenes de tórax de forma inmediata, como radiografía de
tórax con espiración vertical sentado o varios cortes con TC de tórax. De lo con-
trario, las imágenes adicionales se obtienen después del período de observación.
442 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Biopsia pulmonar
Dar de alta con instrucciones para volver si reaparecen los síntomas agudos
FIGURA 46-1 • Control y tratamiento de los pacientes después de una biopsia pulmonar guiada por
TC. Ntx, neumotórax; Rx, radiografía de tórax
de paso de tres vías y el aire se retira usando una jeringa de 60 mL. El catéter se
retira una vez lograda la reexpansión del pulmón. El paciente se coloca con el
“lado de la biopsia abajo” y se realizan radiografías de tórax seriadas para obser-
var la recurrencia del neumotórax.9 Una alternativa consiste en colocar al pa-
ciente con el lado de la biopsia hacia abajo y luego elegir una nueva posición
para aspirar desde un trayecto independiente.
b. Colocación de un catéter torácico pequeño (11 Fr) en el segundo o tercer es-
pacio intercostal, en la línea medioclavicular. El catéter torácico puede estar
conectado a una válvula de Heimlich unidireccional. Hay muchos sistemas de
aspiración torácica disponibles para este propósito. Los pacientes en los que se
ha colocado un pequeño catéter torácico pueden ser hospitalizados para obser-
vación, aunque se ha informado el control ambulatorio exitoso.16 Si la filtración
de aire ha cesado, el catéter se puede quitar varias horas después de la coloca-
ción, y el paciente puede ser dado de alta.17
Resultados
1. La BTA es muy precisa para el diagnóstico de neoplasias intratorácicas, incluyendo
tumores malignos de pulmón, hiliares, mediastínicos y pleurales. La sensibilidad
global informada para los nódulos malignos es de hasta el 95%,18 mientras que
para los benignos es más variable en función de la técnica utilizada para realizar el
procedimiento, ya sea biopsia histopatológica o por aspiración con aguja fina. Lo
anterior se complica más si se considera como benigno el diagnóstico específico o
inespecífico. En los casos en que se hace un diagnóstico benigno inespecífico con
base en múltiples muestras y la confirmación de la punta de la aguja dentro de la
lesión, se ha informado una sensibilidad del 90%.19 Sin embargo, como existe la po-
sibilidad de omitir una lesión maligna, se debe hacer un plan para su seguimiento
posterior. A medida que el procedimiento ha ido madurando junto con los avances
en la tecnología de TC, la biopsia de las lesiones más pequeñas, de menos de 1 cm,
es hoy en día mucho más frecuente. Sin embargo, la precisión diagnóstica puede
disminuir sustancialmente a medida que las mejorías en la técnica permiten reali-
zar intentos de biopsia de lesiones más pequeñas.20,21
2. Un diagnóstico falso positivo es extremadamente raro y se estima que ocurre en
menos del 2% de los casos.22
3. Aunque la BTA es precisa para el diagnóstico de malignidad, la tasa de diagnós-
ticos benignos específicos es baja, y va del 16 al 68% en series donde están dis-
ponibles tales datos.8 Un diagnóstico citológico o histopatológico negativo debe
interpretarse con precaución, ya que puede no representar verdaderamente un
diagnóstico benigno, sino simplemente la incapacidad para llegar a uno maligno.
4. Factores que mejoran el rendimiento diagnóstico de la BTA:6,8,18,23
a. Una colocación cuidadosa del paciente y la confirmación de la localización de
la punta de la aguja dentro de la lesión.
b. Cuando es necesario, el muestreo de diferentes áreas dentro de la lesión. Cuando
está disponible, la orientación mediante el análisis de las imágenes PET de las
zonas de mayor actividad puede ser útil.
c. Tamaño más grande y sitio favorable de la lesión.
d. La experiencia del radiólogo y del citólogo que realizan el estudio.
e. Uso de una aguja para corte. Lo anterior ha demostrado ser particularmente
beneficioso para mejorar la probabilidad de obtener un diagnóstico específico
en lesiones benignas no infecciosas.
5. La presencia de un citólogo en el lugar es ideal. Varios estudios prospectivos han
demostrado que la evaluación citológica inmediata puede mejorar significativa-
mente la precisión diagnóstica de la BTA guiada por TC.11,24-26
Complicaciones
Frecuentes
1. Neumotórax: la incidencia de neumotórax relacionada con la BTA varía del 5 al
60%. La frecuencia informada del desarrollo de un neumotórax posbiopsia es
del 20-25%, mientras que la de neumotórax que requiere drenaje torácico es del
444 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Poco frecuentes
1. Hemotórax y hematoma de la pared torácica
2. Reacción vasovagal
Raras
1. Embolia gaseosa29
2. Hemoptisis masiva
3. Taponamiento cardíaco
4. Siembra maligna en el trayecto de la aguja
5. Torsión de pulmón
6. Hemorragia letal
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47 Drenaje con catéter de acumulaciones
intratorácicas
Jared D. Christensen, Jeremy J. Erasmus y Edward F. Patz Jr.
Indicaciones
1. Derrame pleural maligno:1-4
a. La invasión tumoral en el espacio pleural puede causar obstrucción linfática,
que deriva en la acumulación de líquido pleural.
b. Indicaciones de tratamiento:
(1) Pacientes con disnea, tos o dolor torácico
(2) Derrames importantes antes de la quimioterapia para evitar la acumulación
de antineoplásicos en el espacio pleural
(3) Derrames sintomáticos resistentes al tratamiento o recidivantes
(4) Factores predictivos de necesidad de terapia definitiva (catéter permanente
o pleurodesis) en el momento del diagnóstico: pH bajo (< 7.2), gran volu-
men y edad del paciente
c. Estadificación:
(1) Una evaluación citológica del líquido pleural puede proporcionar informa-
ción clínica importante para la estadificación. La presencia de un derrame
maligno indica una enfermedad en estadio IV en la mayoría de los cánceres.
(2) El rendimiento celular para marcadores tumorales genéticos diagnósticos
y pronósticos del derrame pleural a menudo es insuficiente para el análisis;
sin embargo, algunos estudios pequeños han notificado posibles aplicacio-
nes en el cáncer de pulmón y el mesotelioma pleural maligno.5,6 Se requieren
más investigaciones para su validación.
2. Derrame paraneumónico y empiema:3,7-10
a. Etapas secuenciales en la evolución de un derrame paraneumónico y desarrollo
de un empiema con recomendaciones terapéuticas asociadas:
(1) Exudativo: se acumula líquido parenquimatoso intersticial adyacente al
sitio de infección, el cual fluye a través de la pleura visceral hacia el espa-
cio pleural (altos valores de proteína, líquido estéril, pH normal y glucosa).
En general, la antibioticoterapia es eficaz para combatir la neumonía y los
derrames subyacentes.
(2) Fibropurulento: bacterias, leucocitos polimorfonucleares y residuos celula-
res dentro del espacio pleural. Además, las barreras de fibrina pueden crear
bolsillos loculados. Se recomienda un drenaje percutáneo cuando el análi-
sis de líquido indique una glucosa pleural < 60 mg/dL o un pH < 7.2.
(3) Organizativo: los fibroblastos producen una respuesta fibrótica extensa
(corteza pleural, emparedamiento), lo cual crea una resistencia significa-
tiva al movimiento respiratorio y limita el valor del drenaje percutáneo.
b. Los derrames paraneumónicos aparecen en el 20-57% de los pacientes con
neumonía, el 10% de los cuales requieren drenaje. La clasificación del derrame
determina el tratamiento. Según el American College of Chest Physicians, los derra-
mes se clasifican de acuerdo con su volumen, su química y su bacteriología:
(1) Categoría 1: derrame pleural de flujo libre < 1 cm de espesor en una radio-
grafía en decúbito; no necesita tratamiento.
(2) Categoría 2: derrame de flujo libre de pequeño a moderado (> 1 cm, < 50 %
del hemitórax) con pH pleural > 7.2, glucosa > 60 mg/dL, lactato deshi-
drogenasa inferior al triple del límite superior en suero, tinción de Gram y
cultivo negativos. No necesita drenaje, ya que la mayoría de los pacientes
responden a los antibióticos.
(3) Categoría 3: derrame de flujo libre grande (> 50% del hemitórax), un
derrame loculado, con la pleura parietal engrosada o pH pleural < 7.2,
glucosa pleural < 60 mg/dL o tinción de Gram y cultivo positivos; requiere
el uso de drenaje.
446
CAPÍTULO 47 Drenaje con catéter de acumulaciones intratorácicas447
Contraindicaciones
1. Relativas:
a. Deficiencia de la coagulación:
(1) Razón normalizada internacional (INR, de international normalized ratio) > 1.5
(2) Trombocitopenia (< 50 000 plaquetas/μL)
(3) Tratamiento de anticoagulación
b. Fibrotórax extenso: evita la reexpansión pulmonar y limita el valor del drenaje
percutáneo.
2. Absolutas: no existen contraindicaciones absolutas para colocar un tubo de tórax
(toracostomía).
Preparación preprocedimiento
1. Suspensión de la ingestión oral, de preferencia 8 h antes del procedimiento.
2. Obtención de un consentimiento informado.
3. Pruebas de laboratorio: índices de coagulación (tiempo de protrombina/INR) y
plaquetas. Si el paciente está en un tratamiento de anticoagulación, el procedi-
miento debe programarse de manera que coincida con su finalización según las
recomendaciones farmacológicas del fabricante, para reducir al mínimo el riesgo
de hemorragia.
4. Obtención de un acceso por vía i.v.
5. Control de las constantes vitales: electrocardiograma, presión arterial y oximetría
de pulso.
6. Selección de las imágenes y la guía: fluoroscopia, ecografía o tomografía compu-
tarizada (TC). La mayoría de los derrames malignos pueden drenarse con fluoros-
copia o ecografía, aunque las acumulaciones de líquido complicadas en el espacio
pleural (derrame paraneumónico y empiema) y los abscesos pulmonares pueden
necesitar una TC.
448 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Procedimiento
Derrame pleural maligno1-4,11-13
1. Frecuente en pacientes con cáncer (15%): más del 75% se debe a un cáncer pulmo-
nar y de mama, así como a linfoma.
2. Es un evento preterminal con una mediana de supervivencia de entre 4 y 6 meses.
3. El objetivo del tratamiento es la paliación (alivio de los síntomas y prevención de
recidivas).
Contraindicaciones
1. La corteza pleural gruesa de tejido maligno que reviste a la pleura visceral im-
pide la reexpansión pulmonar completa después de drenar el derrame (síndrome
de emparedamiento pulmonar); la pleurodesis pocas veces es eficaz.
2. Masa central que se encuentra obstruyendo las vías respiratorias e impide la re-
expansión pulmonar.
3. Acumulaciones de líquidos loculados y complejos.
4. Índice de Karnofsky < 40.
Procedimiento
1. Posición del paciente:
a. Normalmente realizado con ecografía o fluoroscopia en decúbito supino.
2. Acceso del drenaje percutáneo:
a. En general, sexto o séptimo espacio intercostal en la línea media axilar. Se in-
gresa en los dos tercios medios del espacio intercostal para evitar las estructu-
ras neurovasculares subcostales y la irritación del periostio.
3. Colocación de catéteres APD:
a. Los catéteres APD de calibre pequeño (12-14 Fr) son el tratamiento de elección,
ya que son fáciles de insertar y bien tolerados, además de tener tasas de res-
puesta similares a las de los catéteres de calibre grande.
b. Se inyecta anestesia local, por lo general lidocaína al 1-2%, en los tejidos blandos
a nivel de la pleura. Después de avanzar la punta de la aguja, siempre se debe
aspirar antes de inyectar, para evitar una inyección intravascular de lidocaína.
c. Se abre la piel con una hoja pequeña para facilitar el acceso de la aguja y el
catéter. La incisión debe ser más grande que el catéter.
d. Se inserta una aguja-trocar de calibre 18 en el espacio pleural; el ingreso en el
espacio se nota por la disminución abrupta en la resistencia al movimiento
hacia adelante de la aguja. La colocación precisa se facilita mediante guía
por imagen.
e. Retiro del mandril. Se confirma la posición de la aguja aspirando una pequeña
cantidad de líquido pleural. Si la punta se encuentra en el espacio pleural, el
líquido volverá a fluir libremente.
f. Se introduce una guía de punta flexible de 100 cm y 0.965 mm (0.038”) (Cook
Medical Inc., Bloomington, IN) a través del trocar en el espacio pleural. Luego
se retira el trocar y se deja la guía en su sitio.
g. Se dilata de forma seriada la trayectoria hasta llegar al diámetro del catéter.
h. El catéter antes seleccionado se prepara con el refuerzo metálico y se intro-
duce sobre la guía. El refuerzo facilita la introducción del catéter APD a través
de los tejidos subcutáneos. En cuanto la punta ingresa en el espacio pleural, el
refuerzo se desconecta del catéter y se mantiene fijo a medida que este último
ingresa al espacio pleural.
CAPÍTULO 47 Drenaje con catéter de acumulaciones intratorácicas449
Cuidados posprocedimiento
1. Después del procedimiento se toma una radiografía para garantizar la colocación
adecuada del tubo y establecer un valor inicial para el seguimiento.
2. Reposo de 2-4 h.
3. Revisar las constantes vitales cada 15-30 min por 1 h, y después cada 60 min por 2 h.
4. En el hospital, los tubos se conectan a un sistema Pleur-Evac® (DeKnatel Divi-
sion, Pfizer Hospital Products Group, Fall River, MA) con aspiración continua de
20 cm de H2O.
5. Fuera del hospital, los tubos se conectan a una bolsa Tru-Close® de 600 mL (Ure-
Sil, Skokie, IL) o una bolsa de pierna para recolección de orina Dover® (Sherwood
Medical, St. Louis, MO) para drenaje por gravedad.
6. Los tubos se lavan con 5-15 mL de solución salina bacteriostática cada 8 h.
7. Debe llevarse un registro diario de la salida de líquido, y mientras el drenaje se
mantenga alto, no son necesarias las radiografías diarias de tórax. Cuando el dre-
naje disminuye a unos 100-200 mL en un período de 24 h, se toma una radiografía
de tórax para descartar la presencia de líquido loculado y garantizar la reexpan-
sión pulmonar total. Si el líquido y el aire pleural han sido totalmente evacuados
(en general, en 2-5 días), se realiza la pleurodesis con un esclerosante.
8. Se han usado varios esclerosantes para tratar los derrames pleurales malignos.
En la actualidad, el talco es el agente preferido para la pleurodesis (5 g de talco
pulverizado y en suspensión, 50 mL de solución salina y 10 mL de lidocaína al
1%). La doxiciclina (500 mg, 30 mL de solución salina y 30 mL de lidocaína al 1%),
la bleomicina (60 U en 50 mL de solución salina) y el nitrato de plata (20 mL y
0.5%)14-16 pueden ser otras opciones al talco para la pleurodesis, pero su eficacia
es menor y muy frecuentemente su instilación causa dolor.
a. Se introduce un esclerosante en el espacio pleural a través del catéter de
drenaje.
b. El paciente cambia de posición cada 15 min durante 2 h para distribuir el es-
clerosante en el espacio pleural.
c. El catéter APD se vuelve a abrir para llevar a cabo una aspiración durante 24 h.
d. Este catéter se retira si el líquido en el drenaje permanece con un valor menor de
200 mL en 24 h. Puede administrarse otra dosis del esclerosante si el nivel
de drenaje del líquido es mayor de 200 mL.
9. El catéter APD se retira cortando su extremo distal, lo cual permite liberar el hilo
de anclaje interno y desenrrollar el asa del catéter pigtail a medida que éste se
retira. El sitio de la piel se cubre con una gasa vaselinada.
10. En pacientes con catéteres de drenaje a largo plazo, el líquido se drena periódi-
camente en botellas de vacío de 600 mL, colocando el tubo preconectado con un
dilatador firme en la válvula en el extremo distal del catéter PleurX.
Resultados
1. La respuesta, observada por la mejoría de los síntomas y la prevención de la acu-
mulación de líquido, depende del drenaje completo del líquido y la reexpansión
pulmonar.
2. El 70-90% de los pacientes responden al tratamiento (sin esclerosis, el drenaje fra-
casa en más del 90% de los pacientes, y el líquido puede volver a acumularse tan
solo 3 días después de retirar el catéter APD).
3. En los pacientes con catéteres a largo plazo o permanentes, el grado de mejo-
ría de la disnea es comparable con el de la pleurodesis. La recidiva tardía de
450 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
derrames es poco frecuente (< 15%), y casi el 50% de los pacientes tendrán una
pleurodesis espontánea dentro del mes.
4. La mayoría de los pacientes con síndrome del pulmón emparedado presentan me-
joría de los síntomas después del drenaje (mejoría de la disnea y mayor tolerancia
al ejercicio).
Complicaciones
1. Funcionamiento inadecuado del tubo (p. ej., obstrucción, acodamiento y posición
errónea). En los pacientes con catéteres a largo plazo, el mal funcionamiento del
tubo es poco frecuente, y los catéteres permanecen en su sitio hasta su muerte
(mediana de 115 días).
2. Infecciones.
3. Hemorragia.
4. Neumotórax: hasta el 30% de los pacientes tendrán aire en el espacio pleural des-
pués de la colocación del tubo de tórax. Lo más probable es que esto se deba a
un fenómeno ex vacuo, dado que el pulmón está relativamente rígido y no puede
volver a expandirse con rapidez. En la mayoría de los casos, el aire desaparece to-
talmente en un par de días.
5. Loculaciones: es una complicación rara y puede requerir varios catéteres de drenaje.
Pueden usarse fibrinolíticos, como la estreptocinasa y la urocinasa, para drenar de
manera eficaz los derrames pleurales malignos complejos y loculados, con una baja
tasa de complicaciones (véase Derrame paraneumónico y empiema).
6. Edema pulmonar por reexpansión: poco frecuente; la incidencia puede disminuir
con una extracción razonable de líquido (es decir, < 500 mL/h).
Contraindicaciones
Corteza pleural o fibrotórax, que impide la reexpansión pulmonar y limita el valor del
drenaje percutáneo.
Procedimiento
Colocación de catéteres APD (véanse las secciones anteriores).
Cuidados posprocedimiento
1. Después del procedimiento, se toma una radiografía para garantizar la colocación
adecuada del tubo y establecer un valor inicial para el seguimiento.
2. Reposo por 2-4 h.
3. Revisar las constantes vitales cada 15-30 min por 1 h, y después cada 60 min por 2 h.
4. Llevar un registro diario del drenaje.
5. Si el líquido pleural está loculado, pueden ser necesarios varios catéteres de dre-
naje, aunque los fibrinolíticos pueden servir para drenar acumulaciones complejas.
6. En general, los tubos se dejan en su sitio hasta que el paciente presente una mejo-
ría clínica, que el drenaje sea mínimo (< 50 mL/24 h) y que los antibióticos intra-
venosos (i.v.) se cambien a otros por vía oral (v.o.).
Resultados
El drenaje con catéter suele ser eficaz y completo a los 5-10 días de su inserción,
mientras que la resolución de la acumulación de líquidos se informa en el 70-90%
de los casos.
Complicaciones
1. Funcionamiento inadecuado del tubo (p. ej., obstrucción, acodamiento y posición
errónea).
2. Hemorragia.
CAPÍTULO 47 Drenaje con catéter de acumulaciones intratorácicas451
3. Neumotórax.
4. Loculaciones: resultan normales debido al contenido de fibrina dentro del exu-
dado pleural. Pueden requerirse varios catéteres de drenaje, aunque los fibrinolí-
ticos pueden servir para facilitar el drenaje de acumulaciones pleurales complejas
o loculadas. Los fibrinolíticos disminuyen el tiempo de drenaje de líquidos y la
estancia hospitalaria. Una contraindicación para su utilización es la presencia de
una fístula broncopleural.
a. Para movilizar el líquido purulento viscoso puede usarse un activador tisular
del plasminógeno recombinante (r-tPA) (2-6 mg en un volumen de entre 50 y
250 mL según el volumen del derrame, infundido todos los días por 1-3 días),
estreptocinasa (250 000 U en 100 mL de solución salina normal todos los días
por 1-3 días) o urocinasa (80 000 U cada 8 h por 1-3 días) administrados en el
espacio pleural.
b. El r-tPA y la urocinasa tienen la ventaja de ser no antigénicos y no asociarse con
fiebre, que se presenta en aproximadamente el 25% de los pacientes después de
administrar la estreptocinasa.
c. Después de la instilación, el catéter APD se cierra por 2 h para que el fibrino-
lítico se distribuya por el espacio pleural y después vuelve a abrirse para una
aspiración continua.
d. Aunque los fibrinolíticos pueden servir en pacientes con derrames paraneumó-
nicos, no deben usarse en caso de empiema.
Absceso pulmonar3,8-9,17
1. Por lo general, es ocasionado por bacterias anaerobias y ocurre posteriormente a
la aspiración.
2. El tratamiento médico (antibióticos sistémicos y drenaje postural) es el de elec-
ción y es curativo en la mayoría de los pacientes.
3. El drenaje percutáneo puede considerarse cuando fracasa el tratamiento médico o
surgen complicaciones (véase la sección Indicaciones).
Contraindicaciones
1. Ninguna.
2. En el caso de los pacientes pediátricos, es importante diferenciar un absceso pul-
monar de una neumonía necrosante, dado que la aspiración percutánea de esta
última se asocia con una alta tasa de complicaciones ( fístula broncopleural y neu-
motórax persistente).
Procedimiento
1. Posición del paciente:
a. Es importante para lograr un drenaje seguro y eficaz. Aunque el drenaje percu-
táneo puede realizarse con el paciente en decúbito supino o prono, el absceso
debe estar en una posición dependiente de la gravedad para evitar la aspira-
ción de pus en el pulmón normal.
2. Acceso del drenaje percutáneo:
a. Un acceso óptimo garantiza que el catéter con aguja atraviesa la pleura anó-
mala contigua y el pulmón en dirección al absceso.
b. Al evitar el pulmón normal, puede impedirse el desarrollo de una fístula bron-
copleural o pioneumotórax.
3. Colocación del catéter de drenaje:
a. El drenaje puede realizarse con un trocar o con la técnica de Seldinger. Aunque
la perforación directa de la cavidad del absceso con un sistema de drenaje con
trocar de una sola punción ahorra tiempo, la técnica de Seldinger para coloca-
ción del catéter de drenaje sobre guía permite un mayor control y puede reducir
la tasa de complicaciones.
b. La técnica de Seldinger consiste en colocar una aguja trocar calibre 18 a través
de la pared torácica hacia el absceso. Se realiza la aspiración de pus con la aguja
transtorácica, con la cual se puede drenar completamente el absceso. La aspi-
ración de pus puede utilizarse como una medida diagnóstica y terapéutica, y
puede ser suficiente para un tratamiento eficaz. Si el drenaje es incompleto, se
coloca un catéter.
452 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
c. Primero, se inserta una guía de 0.965 mm (0.038”) con el segmento distal flexi-
ble (Cook Medical Inc., Bloomington, IN) a través de la aguja en el exudado y
después se introducen dilatadores secuenciales hasta alcanzar el diámetro del
catéter de drenaje.
d. Se inserta un catéter APD de 12-14 Fr (Flexima APD®, Boston Scientific, Natick,
MA) en el exudado. Se aspira el pus y el pigtail se cierra en su sitio.
e. El catéter se mantiene en su lugar mediante un disco cutáneo adhesivo (Hollis-
ter Inc., Libertyville, IL) o un disco de retención externo Molnar (Cook Medical
Inc., Bloomington, IN).
f. Se realiza otra TC para confirmar la colocación correcta del catéter y determi-
nar el drenaje. Si el absceso está loculado, pueden insertarse más catéteres.
g. Los catéteres están conectados a un sistema de drenaje bajo agua, como Pleur-
Evac (DeKnatel Division, Pfizer Hospital Products Group, Fall River, MA), con as-
piración continua a 20-30 cm H2O. El catéter se lava regularmente con 5-15 mL
de solución salina para facilitar el drenaje del líquido purulento viscoso.
Cuidados posprocedimiento
1. Después del procedimiento, se toma una radiografía para garantizar la colocación
adecuada del tubo y establecer un valor inicial para el seguimiento.
2. Reposo por 2-4 h.
3. Evaluación de constantes vitales cada 15 y 30 min por 1 h, y luego cada 60 min por 2 h.
4. Registro diario del drenaje.
5. Cuando los parámetros clínicos (temperatura y número de leucocitos) y las radio-
grafías de tórax indican la resolución del absceso, puede sacarse el catéter.
Resultados
1. En general, la colocación de un catéter de drenaje es curativa y, en la mayoría de los
casos, no es necesaria la cirugía. Después del drenaje con catéter, se presenta rápi-
damente una mejoría clínica y radiográfica (la mediana del tiempo de resolución
es de 10-15 días, aunque se produce una notoria mejoría de las infecciones [ fiebre
o leucocitosis] en un período de 48 h).
2. El drenaje fracasa cuando el absceso:
a. Contiene material viscoso y organizado.
b. Está multiloculado.
c. Tiene una pared gruesa y no colapsable.
Complicaciones
1. Algunas posibles complicaciones son hemorragia, fístula broncopleural y empiema.
2. La tasa de mortalidad es menor del 5%. Sin embargo, la morbilidad y mortalidad
de los pacientes tratados con drenaje percutáneo es menor que la de los sometidos
a resección quirúrgica, aunque, en general, están más enfermos que estos últimos.
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CAPÍTULO 48 Embolización del conducto torácico por quilotórax453
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Vena subclavia
Hígado
Linfáticos
intestinales
CQ
Linfáticos
hepáticos
Intestino
Linfáticos
lumbares
FIGURA 48-1 • Esquema de la ruta del quilo (flechas). El líquido quiloso se origina en el sistema
linfático intestinal, pasa a través de los vasos linfáticos intestinales hacia la CQ y posteriormente hacia
el CT. Las interrupciones de este flujo pueden causar derrames quilosos (ascitis quilosa, quilotórax, qui-
lopericardio, etc.). En casos muy poco frecuentes, esta ruta puede alterarse (malformaciones linfáticas)
y el quilo redirigirse fuera de la vía normal, por ejemplo, hacia el perineo o los miembros inferiores
La embolización del conducto torácico (ECT) es una técnica percutánea guiada por
imagen y mínimamente invasiva, alternativa a las intervenciones quirúrgicas, para
tratar las filtraciones quilosas por encima del diafragma. Esta técnica incluye dos
pasos: primero la linfangiografía y después un acceso transabdominal y embolización
del CT. La linfangiografía se realiza para visualizar el punto de acceso hacia el sis-
tema linfático y la ubicación de la filtración quilosa. En comparación con el método
quirúrgico “a ciegas”, la visualización de la filtración y la anatomía linfática mejora
significativamente el resultado.2
Indicaciones
En el marco de un tratamiento conservador inicial fracasado:
1. Quilotórax que afecte el estilo de vida
2. Quilopericardio
3. Filtración quilosa después de una cirugía del cuello
El tratamiento conservador inicial consiste en el tratamiento de la enfermedad
subyacente (p. ej., linfoma), toracocentesis a repetición y modificar la alimentación.
CAPÍTULO 48 Embolización del conducto torácico por quilotórax455
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía incorregible
Relativas
1. Embarazo
2. Reacción anafiláctica grave previa a contraste yodado
Preparación preprocedimiento
1. Los antecedentes y la exploración física deben poner énfasis en el sistema linfático
y buscar traumatismos torácicos o intervenciones anteriores.
a. En el caso de la sedación consciente, debe evaluarse la clasificación de la Ame-
rican Society of Anestethiologists (ASA).
b. Se deben documentar cuidadosamente las alergias y reacciones al contraste, e
indicar el tratamiento correspondiente antes del procedimiento.
2. Se realiza un análisis de laboratorio del líquido.
a. En caso de quilotórax, deben buscarse concentraciones significativamente ele-
vadas de triglicéridos en pacientes con dieta normal. En individuos con una
dieta sin grasas o nada por la boca (NPO), la concentración de triglicéridos
puede ser baja.3
b. Además, se realiza una evaluación del líquido linfático para detectar cifras im-
portantes de linfocitos en el recuento diferencial (más del 60%).4
c. La presencia de quilomicrones es diagnóstico de quilo, a menos que el líquido
contenga sangre.
3. Se debe obtener el consentimiento informado, en el cual se describen con detalle
las posibles complicaciones.
4. Imágenes:
a. En los casos de quilotórax no traumático, se lleva a cabo inicialmente una re-
sonancia magnética (RM) potenciada en T2 de tórax y abdomen.5 El objetivo
es descartar la ascitis y las malformaciones linfáticas, así como definir la ana-
tomía del CT.
(1) Si una imagen no invasiva demuestra líquido libre en el abdomen, debe
sospecharse una ascitis quilosa con migración hacia el tórax a través de las
fenestraciones diafragmáticas. Se recomienda un muestreo y análisis del
líquido abdominal en busca de quilo.
(2) Si se identifica una malformación linfática en la RM y se determina que el CT
es permeable en una linfangiografía convencional, no debe realizarse una
ECT de prueba. En vez de eso, debe hacerse una escleroterapia o una inyec-
ción directa en la malformación linfática con embolización.
5. El perfil de coagulación debe estar dentro de los límites aceptables: INR < 1.5. En
caso de coagulopatía, se administran hemoderivados para corregirla.
6. La sedación consciente se lleva a cabo con administración, en incrementos, de mi-
dazolam y fentanilo.
a. La ingestión oral debe restringirse de manera adecuada por lo menos durante
6 h previo al procedimiento, excepto los medicamentos normales que se toman
con agua.
b. Para el ayuno en diabéticos dependientes de insulina, las dosis de la mañana de
ésta deben reducirse a la mitad antes del procedimiento.
7. Se administran antibióticos profilácticos durante el procedimiento (p. ej., cefazo-
lina 1 g i.v.).
Procedimiento
1. La linfangiografía intraganglionar es una alternativa al técnicamente complicado
y laborioso método tradicional de la linfangiografía pedia.6
a. Se utiliza la guía ecográfica para acceder de manera directa a los ganglios linfá-
ticos bilaterales inguinales mediante una aguja raquídea calibre 25 (BD Medi-
cal, Franklin Lakes, Nueva Jersey, NJ).
456 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Cuidados posprocedimiento
1. Atención general del paciente:
a. No es necesario hospitalizar al paciente durante la noche; sin embargo, la deci-
sión de internar a un individuo para monitorización posprocedimiento puede
adoptarse con base en criterios clínicos.
b. Por lo general, el dolor después de la embolización es mínimo. El control ade-
cuado del dolor depende de la enfermedad subyacente y del médico que derivó
al paciente.
2. Tratamiento de la secreción quilosa:
a. Revisar la secreción de los tubos de drenaje pleural después de la embolización.
(1) Si la acumulación disminuyó significativamente poco después del procedi-
miento, está indicada una prueba de provocación alimentaria, que consiste
en la administración de helado o crema.
(2) Si la prueba de provocación alimentaria es negativa (no hay un aumento
de la secreción en el tubo de tórax), se puede avanzar la dieta y sacarse los
drenajes torácicos.
b. En los pacientes sin tubo pleural, pueden utilizarse radiografías seriadas de se-
guimiento para evaluar la eficacia del tratamiento.
c. En los casos en los que el cateterismo y la embolización del CT sean técnica-
mente eficaces, pero la respuesta clínica fracase por una persistencia del derrame
quiloso, debe considerarse otra embolización. Las causas de fracaso de la pri-
mera embolización de prueba podrían ser un segundo conducto paralelo y una
filtración en el punto de acceso a la CQ.
Resultados
1. Quilotórax traumático: la tasa global de éxitos según intención de tratar de la mayor
serie realizada, con 109 pacientes, fue del 71%.2 La tasa de éxitos se asocia di-
rectamente con la capacidad técnica de cateterizar la CQ o el CT. Si la ECT era
técnicamente eficaz, la eficacia clínica era del 90%.
a. La ECT mediante embolización con coils tiene una tasa de éxitos clínicos menor
que con coils y pegamento (84% frente a 91%).2 Los coils no sólo sirven como una
matriz para la polimerización de pegamento, sino también como fuente doble de
embolización cuando el líquido para embolización fracasa.
2. Quilotórax no traumático: la tasa global de éxitos clínicos según intención de tra-
tar de la serie más grande, con 34 pacientes, fue del 53%, mejor que la tasa de
éxitos del 27% informada por Maldonado y cols.7 para un tratamiento conservador
y quirúrgico combinado para el quilotórax no traumático.
a. En el estudio de Nadolski y cols.8 se observaron cuatro patrones linfangiográfi-
cos con una tasa de éxitos clínicos variable:
(1) CT normal (17.6%): tasa de éxitos clínicos del 16%.
(2) Oclusión del CT (58.8%): tasa de éxitos clínicos del 75%; el 88% cuando fue
técnicamente exitosa.
(3) Incapacidad de opacificación del CT (17.6%): tasa de éxitos clínicos del 16%
sólo con base en la linfangiografía. No se intenta acceder al CT o embolizarlo.
(4) Extravasación del quilo del CT o las tributarias ductales (5.9%): tasa de éxi-
tos clínicos del 50%.
458 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
CT permeable Escleroterapia
+ ML Embolización: lipiodol
Sí. Derivación de Denver Alteración por ML
Presencia de
ascitis quilosa CT permeable +
No. RM con linfangio- colaterales Embolización
grafía convencional.
Linfangiografía para
descartar ML y definir
anatomía y filtración CT ocluido o
filtración Embolización
Derivación de
Embolización
Denver
FIGURA 48-2 • Algoritmo para el tratamiento del quilotórax no traumático. CT, conducto torácico;
ML, malformación linfática
Complicaciones
1. Complicaciones inmediatas:
a. Embolización fuera del área a tratar: hay descritos dos casos de embolización
de la arteria pulmonar a partir de una embolización puntual con pegamento
TRUFILL®.
(1) El primer caso (asintomático) implicó el derrame retrógrado de pegamento
en la vena cava inferior y después en la circulación pulmonar.
(2) Es probable que el segundo caso (sintomático) se tratara de una sobreinyec-
ción de pegamento en el CT, con derrame anterógrado de pegamento desde
el CT hacia la vena subclavia y de ahí a la circulación pulmonar.1,2
2. Complicaciones a largo plazo:
a. Enteropatía perdedora de proteínas, linfedema y ascitis quilosa manifestados
por diarrea crónica (12%), edema en miembros inferiores (7%), inflamación bi-
lateral mamaria (2%) y distensión abdominal (5%).9
Referencias
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thoracic duct embolization. J Vasc Interv Radiol. 2012;23(5):613–616.
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8. Nadolski G, Itkin M. Thoracic duct embolization for the management of chylothoraces.
Curr Opin Pulm Med. 2013;19(4):380–386.
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thoracic duct embolization. J Vasc Interv Radiol. 2012;23(1):76–79.
Indicaciones
Incluyen, entre otras:2
1. Diagnóstico de neoplasia primaria
2. Confirmación de presunta metástasis
3. Determinación del estadio neoplásico
4. Diagnóstico de procesos benignos (tumores, quistes, infecciones o inflamación)
5. Análisis molecular para planificación terapéutica
6. Monitorización del tratamiento
Contraindicaciones
1. Diátesis hemorrágica incorregible
2. Lesión inaccesible (p. ej., rodeada de hueso, vía de acceso no segura, etc.)
3. Paciente no cooperador o poco dispuesto
Procedimiento
Preparación intraprocedimiento8
1. Preparación del paciente:
a. Establecer un acceso por vía i.v.
b. Sedación y analgesia: la sedación mínima o moderada con opiáceos parente-
rales y benzodiazepinas suele ser eficaz. Casi nunca es necesaria una sedación
profunda y anestesia general.
c. Colocar al paciente en una posición cómoda sin afectar el acceso de la aguja al
sitio de entrada.
d. Antisepsia de la piel (campo) mediante un antiséptico yodado y alcohol o clor-
hexidina.
462 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Procedimiento9-11
1. Se anestesian la piel y los tejidos subcutáneos con lidocaína local al 1 o 2%. Se rea-
liza una incisión superficial en la piel de 3-5 mm con un bisturí.
2. Selección de la aguja para biopsia:
a. Tamaño de la aguja:
(1) Aguja fina (calibre 20-25): ideal para una citología, puede traspasar el intes-
tino para tener acceso a una estructura sólida y la hemorragia es mínima.
(2) Aguja grande (calibre 14-19): permite analizar la citología o la histología de
las muestras, aumenta la rentabilidad y ayuda a subtipificar tejido, especial-
mente en caso de linfoma; la posibilidad de hemorragia es mayor, pero puede
ser necesaria en algunos pacientes.
b. Cortante:
(1) Tipos de aguja con borde cortante:
(a) Bisel agudo
(b) Bisel en 90º
(2) Tipos de aguja con corte lateral:
(a) Brecha en la cánula
(b) Brecha en el estilete
c. Con resorte o automática (corte lateral).
d. Se elige una aguja para biopsia con base en lo siguiente:
(1) Tamaño y profundidad de la lesión: en lesiones pequeñas y profundas, puede
ser necesaria una aguja calibre 20 (o superior), lo suficientemente rígida
para dirigirla con precisión, dado que las agujas de calibre 22 y 25 tienden a
“inclinarse” fuera de la trayectoria prevista.
(2) Vía de acceso: si es necesario atravesar el espacio intestinal o pleural, se pre-
fiere una aguja fina (calibre 20-25).
(3) Sospecha diagnóstica:
(a) Diagnóstico primario conocido: se necesita menos tejido; suele bastar con
una aguja fina.
(b) Diagnóstico primario desconocido: pueden ser necesarias agujas más
grandes (calibre 14-19), especialmente si la biopsia previa con aguja fina
no fue diagnóstica.
(c) Presunto linfoma: casi siempre basta con agujas finas (calibre 20-25),
pero pueden ser necesarias agujas más grandes (calibre 14-19) para sub-
tipificar los linfomas.
(d) Mayor posibilidad de hemorragia (diátesis hemorrágica y lesión hiper-
vascular): es probable que con las agujas finas (calibre 20-25) se pro-
duzca menos hemorragia. Con las agujas más grandes (calibre 14-19) es
posible que haya más hemorragia, pero pueden ser necesarias en algu-
nos casos.
(4) Preferencia del citopatólogo: casi siempre se prefiere una muestra prelimi-
nar “de una sola capa de células de espesor” para la preparación en el por-
taobjetos; por lo tanto, el primer acceso debe ser con una aguja fina, pero
luego pueden ser necesarias muestras grandes.
(5) Principio general: se usa la aguja más fina posible para abordar la lesión con
eficacia y obtener material suficiente. Se ha demostrado que las agujas finas
de hasta calibre 25 son diagnósticas.
3. Técnica guiada por imagen:1
a. Biopsia guiada por ecografía:
(1) Se realiza un examen completo con ecografía de la lesión y la región circun-
dante para confirmar la lesión y planear la biopsia. La prueba deberá ser
llevada a cabo por el radiólogo, quien también hará la biopsia.
CAPÍTULO 49 Biopsia abdominal percutánea463
e. Masa presacra o pélvica (guía por TC o RM; ecografía casi nunca se usa):
(1) Transglútea: en la mitad posterior de la escotadura ciática mayor, cerca
del sacro por detrás, para evitar el nervio ciático por delante, y por de-
bajo del nivel del músculo piriforme para evitar los vasos glúteos por delante
de dicho músculo.
(2) Otros abordajes incluyen una biopsia transvaginal y transrectal (sólo con
guía por ecografía) si no es posible otra vía de acceso segura.
f. Bazo (guía por ecografía, TC o RM):
(1) Atravesar la menor cantidad de parénquima en dirección a la lesión puede
reducir el riesgo de hemorragia.
g. Páncreas: dada la estrecha relación anatómica del páncreas con el estómago y
el duodeno, la biopsia de muchas lesiones pancreáticas se realiza con una eco-
grafía endoscópica. Sin embargo, en general, el muestreo de tejido se limita a
agujas finas. Cuando se necesita tejido para una evaluación histológica, debe
realizarse un abordaje percutáneo.
(1) Puede intentarse el abordaje anterior de prueba. Si es necesaria una vía
transgástrica o transduodenal, la masa quística podría contaminarse en
caso de que el pH gástrico no sea normal.
(2) Cuando no es viable un abordaje anterior, puede ser posible uno posterior
en los casos de lesiones en el cuerpo y cola del páncreas.
(3) El riesgo de pancreatitis puede reducirse si no se atraviesa el páncreas nor-
mal ni se incluye tejido pancreático en la muestra.
8. Biopsia parenquimatosa de órganos:20,21
a. Hígado:
(1) En la mayoría de los casos, es adecuada una ecografía. En pacientes de talla
grande puede ser necesaria una TC.
(2) Abordaje en el lóbulo izquierdo: un abordaje subxifoideo epigástrico al ló-
bulo hepático izquierdo evita atravesar el espacio pleural. Esta técnica se
realiza cerca de la línea media alejada de los vasos principales, en la región
de la línea alba.
(3) Abordaje en el lóbulo derecho: debe realizarse un abordaje de prueba sub-
costal o intercostal bajo.
(4) En general, basta con dos o tres muestras con aguja calibre 18.
(5) El paciente se recupera 6 h después del procedimiento.
b. Riñón:
(1) Se obtiene una muestra de sangre para tipificación.
(2) Puede usarse una ecografía como guía. En pacientes de talla grande puede
ser necesaria una TC.
(3) Dirigirse a la corteza del polo inferior. Debe obtenerse una muestra de la
parte del riñón más periférica en la medida de lo posible.
(4) En general, basta con dos o tres muestras con una aguja de calibre 18.
(5) Se debe hospitalizar al paciente para una observación breve (< 24 h).
(6) Seguimiento continuo del hematócrito.
9. Reducción del riesgo de hemorragia: pasos opcionales que se siguen durante el
procedimiento:22,23
a. Compresión en el sitio de entrada en la piel.
b. Taponamiento colocando el lado homolateral hacia abajo.
c. Tapar la trayectoria con un coágulo autógeno o espuma: cuando se sospecha
una hemorragia posprocedimiento o el riesgo es mayor y se usa una técnica
coaxial, el mandril puede insertarse por la mitad y dejarse 1 o 2 min para permi-
tir inyectar el coágulo que se forma introduciendo el estilete antes de retirar el
introductor. Además, puede inyectarse una esponja de gel comprimida reabsor-
bible (Gelfoam®, Pfizer Inc., Nueva York, NY) o espuma de alcohol polivinílico
(Ivalon®, Unipoint Lab, High Point, NC) a lo largo de la trayectoria a medida que
se retira el introductor.
Cuidados posprocedimiento
1. Se debe considerar una radiografía de tórax o TC en espiración para descartar un
neumotórax en caso de duda de abertura del espacio pleural.
CAPÍTULO 49 Biopsia abdominal percutánea467
Resultados
1. Debe recuperarse tejido diagnóstico en al menos el 80-95% de los casos.
2. Los falsos negativos casi siempre se deben al abordaje inadecuado de lesiones
pequeñas o el muestreo de partes necróticas de lesiones grandes. La capacidad
diagnóstica mejora si se garantiza que la punta de la aguja está dentro de la lesión
durante el procedimiento.2
3. Una biopsia alrededor de una lesión grande puede evitar un centro necrótico.
Complicaciones
1. Generales, variables y estimadas:2,24 < 2%.
2. Hemorragia: es la complicación más frecuente y clínicamente significativa; se pre-
senta en menos del 2% de las biopsias (sin incluir la del parénquima renal, en la cual
existe un riesgo levemente mayor); casi nunca ocurren muertes por hemorragia.
3. Infecciones: muy poco frecuentes.
4. Una lesión en un órgano en la cual se requiere una cirugía o intervención de otro
tipo (en caso de un órgano primario o adyacente [p. ej., perforación visceral o de
conducto], depende de la vía): < 2%.
5. Neumotórax: variable, depende de la vía de acceso, probablemente < 1%.
6. Pancreatitis (depende de la vía de acceso): 2-3% si se realiza una biopsia de pán-
creas normal; menos si no se atraviesa páncreas normal.
7. Diseminación de tumores en el trayecto de la aguja: notificada en la mayoría de los
tumores, aunque, en general, es muy rara; su ocurrencia aproximada es del 0.003-
0.009%.
8. Tasa de mortalidad: 0.006-0.031%.
Genómica
En la era de la medicina personalizada y la terapia dirigida,25 es frecuente realizar
pruebas de patología molecular (p. ej., inmunohistoquímica, reacción en cadena de
la polimerasa, hibridación fluorescente in situ, secuenciación, matriz de ARN mensa-
jero y metilación) en la muestra de la biopsia para identificar:
1. Biomarcadores moleculares que predicen la evolución natural de la enfermedad y
su pronóstico.
2. Receptores expresados (p. ej., factor de crecimiento endotelial vascular) y variabi-
lidad genética vinculada con una respuesta terapéutica diferente y toxicidad.
3. Marcas distintivas de vías de cáncer y objetivos para intervenciones farmacológi-
cas específicas.
4. Heterogeneidad inherente de muchos tipos de cáncer que disminuye la eficacia
terapéutica.
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468 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
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50 Drenaje de abscesos abdominales
y acumulación de líquido
Ashraf Thabet y Ronald S. Arellano
Indicaciones
1. Caracterización del líquido:
a. Diferenciar el líquido purulento, la sangre, la bilis, la orina, la linfa y las secrecio-
nes pancreáticas
b. Determinar si la acumulación está infectada o es estéril
2. Tratamiento de la septicemia:
a. Curativo en pacientes con abscesos simples
b. Curativo o sólo con el fin de ganar tiempo en pacientes con abscesos complejos
o pancreáticos
3. Alivio de los síntomas:
a. Aliviar la presión y el dolor debidos al tamaño o la ubicación de la acumulación
(p. ej., seudoquistes pancreáticos)
b. Obliteración de quistes o acumulaciones recidivantes con esclerosantes2
Contraindicaciones
Absolutas
1. Ausencia de una vía segura hacia la acumulación debido a la presencia de vasos o
vísceras interpuestos.
2. Paciente no dispuesto a cooperar. Puede considerarse la anestesia general.
Relativas
1. Coagulopatías: deben corregirse mediante la administración de los hemoderiva-
dos adecuados antes de proceder.
2. Acumulación estéril (p. ej., hematoma): un drenaje prolongado con catéter puede
aumentar el riesgo de infección secundaria.
3. Durante el procedimiento es necesario atravesar la pleura: riesgo de neumotórax,
derrame pleural y empiema.
4. Quiste equinocócico: la filtración del contenido puede desencadenar una reacción
anafiláctica. Un tratamiento médico previo puede reducir el riesgo.
5. Absceso tumoral: puede ser necesario un drenaje con catéter de por vida.
6. Inestabilidad hemodinámica o afectación cardiopulmonar.
Preparación preprocedimiento
1. Ayuno o nada por boca (NPO) durante 8 h antes del procedimiento (nota: si se
prevé el uso de contraste oral para la guía con tomografía computarizada [TC], el
tiempo con orden de NPO debe modificarse según corresponda).
2. Consentimiento informado por escrito.
3. Vía intravenosa: calibre 20 o superior.
4. Estudios recientes de la coagulación. Estudios de laboratorio: tiempo de protrom-
bina menor de 15 seg, razón normalizada internacional (INR, de international nor-
malized ratio) menor de 1.5, plaquetas mayores de 50 000/μL.
5. Suspender los anticoagulantes y los antiplaquetarios, como la warfarina y el ácido
acetilsalicílico, según indicación clínica.
469
470 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Procedimiento
1. Imágenes preliminares:
a. Revisar las imágenes previas para (1) visualizar la anomalía, (2) decidir el mé-
todo de guía adecuado y (3) seleccionar la vía de drenaje.
b. Inmediatamente antes del procedimiento, confirmar que la acumulación se vea
con claridad con el método de guía por imagen seleccionado y verificar la ruta
segura hacia la acumulación.
c. TC preliminar:
(1) Poner al paciente en la mejor posición para el drenaje (decúbito supino, prono
o lateral) y fijar una cuadrícula radiopaca sobre el área de la acumulación.
(a) El decúbito lateral puede reducir el riesgo de lesión de la pleura, porque
fija el hemitórax homolateral.
(b) De ser posible, se deben colocar ambos brazos del paciente sobre su ca-
beza para mejorar la calidad de la imagen mientras se drenan las acumu-
laciones del cuadrante superior.
(2) Se toman cortes contiguos de 5-10 mm de grosor a través de la región de in-
terés. Si surge alguna duda, puede administrarse un medio de contraste
intestinal (oral o rectal) o intravenoso (i.v.) y tomarse otras imágenes para
distinguir la acumulación de las estructuras circundantes normales.
(3) A partir de las imágenes preliminares y con ayuda de las marcas en la retícula,
se identifica una vía segura para el drenaje y el punto de punción cutánea, el
ángulo de entrada de la aguja y la distancia a la acumulación. En ocasiones,
cuando no hay una vía segura para la punción, la angulación del gantry o el
cambio de posición del sujeto pueden mostrar una vía segura para el drenaje.
2. Determinación de la ruta del catéter:
a. La ruta óptima para el drenaje con catéter debe considerar el tamaño y la forma
del absceso, así como que la vía más segura desde la piel hasta la acumulación
CAPÍTULO 50 Drenaje de abscesos abdominales y acumulación de líquido471
7. Acumulaciones viscerales:
a. Hígado:
(1) Al drenar acumulaciones hepáticas, se debe evitar atravesar vasos grandes,
conductos biliares dilatados y la vesícula biliar.
(2) Debe tenerse la precaución de evitar atravesar la pleura, aunque no siem-
pre es posible. Se puede utilizar un acceso subcostal y lo más anterior que
sea posible; éste puede lograrse mejor con una combinación de ecografía
y fluoroscopia en vez de una TC, porque la aguja puede angularse y avan-
zarse en dirección craneal.
(3) Los abscesos piogénicos son las acumulaciones hepáticas más frecuentes
susceptibles a un drenaje percutáneo.
(4) El tratamiento médico se considera el de primera línea en los quistes
equinocócicos (hidatidosis). El drenaje puede realizarse en pacientes con
enfermedades resistentes que han sido sometidos a tratamiento médico
por al menos 2 semanas.3 Los aspirados pequeños pueden reemplazarse
con solución salina hipertónica antes de colocar el catéter para reducir el
riesgo de filtración intraperitoneal.
(5) El tratamiento médico también se considera el de primera línea en caso de
amebiasis, aunque puede realizarse un drenaje en caso de enfermedad re-
sistente al tratamiento o acumulaciones hepáticas periféricas que pueden
ser más susceptibles a la rotura.
(6) Los bilomas, sobre todo si están sobreinfectados, también son susceptibles
a drenaje percutáneo.
b. Bazo: los abscesos también pueden aspirarse o drenarse siempre y cuando los
parámetros de coagulación estén normalizados.4 Se debe atravesar la menor
cantidad posible de parénquima esplénico.
c. Páncreas: los seudoquistes y los abscesos sintomáticos son susceptibles de
drenaje. Un débito persistente por los catéteres indica una fístula pancreática,
la cual puede confirmarse con una inyección de contraste a través del catéter;
un tratamiento auxiliar con octreotida puede ayudar a cerrar la fístula.
d. Urinomas: pueden tratarse con un drenaje con catéter, pero puede ser nece-
sario un catéter nefroureteral auxiliar o un catéter de nefrostomía percutánea
con una endoprótesis ureteral si el débito alto persiste.
8. Acumulaciones subfrénicas:5
a. Dada su ubicación, existe riesgo de atravesar la pleura, lo que puede derivar en
derrame pleural, empiema o neumotórax.
b. La combinación de ecografía y fluoroscopia puede permitir un acceso subcos-
tal, con el cual puede accederse a las acumulaciones más craneales angulando
la aguja en dirección superior.
c. También puede emplearse una guía con TC y atravesar la pleura, si no hay otro
acceso disponible; sin embargo, en general no debe atravesarse el parénquima
pulmonar. Se debe evaluar la presencia de neumotórax y hemotórax en imáge-
nes posprocedimiento.
9. Drenaje transglúteo:6 el catéter debe insertarse lo más cerca posible del borde
sacrococcígeo y por debajo del músculo piriforme, a nivel del ligamento sacroes-
pinoso. Lo anterior ayuda a evitar las estructuras neurovasculares situadas en
dirección más lateral y superior; si se atraviesa el plexo sacro o los vasos glúteos in-
feriores de manera accidental, puede producirse un dolor pasajero en los glúteos
o una hemorragia, respectivamente. La inclinación del gantry puede ayudar a lo-
grar un acceso óptimo. El acceso transglúteo también es adecuado en niños.
10. Drenaje transrectal y transvaginal:5,7
a. Transrectal: es adecuado para las acumulaciones anteriores o posteriores al
recto, así como para abscesos prostáticos. Con este acceso, el paciente se co-
loca en decúbito lateral izquierdo.
b. Transvaginal: dado que existe la posibilidad de siembra de ciertos tumores
pélvicos, el acceso transvaginal se usa en circunstancias específicas, como
para quistes endometriales recidivantes, quistes hemorrágicos sintomáticos,
acumulaciones postoperatorias, malas candidatas para la cirugía y embaraza-
das. No es adecuado para acumulaciones presacras. En el acceso transvaginal,
474 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
FIGURA 50-1 • Conjunto sonda-guía. La guía modificada (fabricada con el tubo protector del catéter)
se fija a la sonda a lo largo de la ranura guía con dos bandas de goma estéril (flechas rectas), y no
debe proyectarse más allá de la cabeza del transductor (flecha curva). La guía debe cortarse al tamaño
adecuado para permitir un avance del catéter de al menos 5 cm a través de la cúpula vaginal. Este
tubo de plástico rígido es lo suficientemente grande como para tolerar un catéter-trocar de hasta 14 Fr.
Debe abrirse con anterioridad en toda su longitud, de manera que se pueda sacar una vez desplegado
el catéter (de O’Neill MJ, Rafferty EA, Lee SI, et al. Transvaginal interventional procedures: aspiration,
biopsy, and catheter drainage. Radiographics. 2001;21:657–672.)
Cuidados posprocedimiento
1. Cuidado del catéter:
a. El cuidado de los catéteres debe estar a cargo de radiólogos con un cono-
cimiento óptimo del procedimiento y sus complicaciones. Lo mejor es que
el paciente quede internado y que un miembro del equipo intervencionista
lo monitorice diariamente y resuelva cualquier problema relacionado con el
procedimiento.
b. Se debe inspeccionar el catéter para garantizar que la llave está abierta hacia la
bolsa de drenaje, que el catéter no se ha desplazado, y que no haya filtraciones
pericatéter ni complicaciones cutáneas locales, como celulitis.
c. Las instrucciones escritas deben mencionar el lavado del catéter con 10 mL de
solución salina cada 8 h, 5 mL hacia la acumulación y 5 mL hacia la bolsa, para
476 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Resultados
1. La tasa de éxitos del drenaje percutáneo de las acumulaciones no complicadas
puede superar el 90%.1,10 Sin embargo, disminuye significativamente con las acumu-
laciones complejas, como aquellas con loculación o inflamación (p. ej., absceso
pancreático).
2. La tasa de recidivas de una acumulación después del drenaje es de entre el 8 y 20%,
y casi siempre se produce por el retiro temprano del catéter, una fístula no detec-
tada o el drenaje de un absceso tumoral.
Complicaciones
En general, las tasas de complicaciones notificadas son inferiores al 15%2 y la mor-
talidad a 30 días es del 1-6%. Las complicaciones pueden ser mayores o menores.3
Mayores
1. Las complicaciones mayores incluyen hemorragia, shock septicémico, fístula enté-
rica, peritonitis y hemoneumotórax.
2. La punción de un vaso sanguíneo puede producir una hemorragia abrupta y grave
que requiere una transfusión, una angiografía con embolización o incluso una la-
parotomía como tratamiento. Por lo tanto, todos los pacientes requieren una mo-
nitorización continua de sus constantes vitales después de un procedimiento de
drenaje para detectar una hemorragia oculta.
3. Durante la inserción del catéter puede perforarse una víscera subyacente, como
el intestino. Si hay signos de peritonitis, obstrucción intestinal o líquido entérico
en el catéter, debe realizarse una inyección de contraste a través del catéter para
verificar la posición de este último, detectar una fístula e identificar un derrame
CAPÍTULO 50 Drenaje de abscesos abdominales y acumulación de líquido477
peritoneal libre. Si se detecta una comunicación intestinal, con o sin filtración pe-
ritoneal libre, es necesaria una cirugía inmediata. Lo anterior permite tomar la
decisión entre retirar el catéter de inmediato durante la laparotomía en caso de
peritonitis o dejarlo en su sitio por 3 o 4 semanas hasta que el trayecto madure.
Menores
1. Las complicaciones menores incluyen dolor, hemorragia, infecciones y filtración
pericatéter.
2. Las causas de mal funcionamiento o filtración pericatéter son acodamiento, obs-
trucción o desplazamiento del tubo. Si las medidas clínicas simples, como aspi-
ración o lavado, no son eficaces, puede ser necesaria una inyección a través del
catéter o la manipulación o reemplazo bajo fluoroscopia. Si el catéter se arranca
accidentalmente, la medida que se deba adoptar depende de la duración, el volu-
men y la naturaleza del débito, de los hallazgos en las imágenes y del estado clí-
nico del paciente, y puede hacerse una prueba sin catéter o colocarse otro catéter
en otro sitio.
3. Si se sospecha una infección en el sitio de inserción del catéter, se deben tomar
muestras con hisopos y enviarse para cultivo e iniciarse un tratamiento adecuado
con antibióticos.
4. La hemorragia producida después de la inserción del catéter, por lo general, es
autolimitada, pero a veces puede requerir una angiografía.
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51 Gastrostomía, gastroyeyunostomía,
yeyunostomía y cecostomía percutáneas
Ji Hoon Shin, Andrew J. Lipnik, Ho-Young Song
y Daniel B. Brown
Tipos de sondas
1. Una sola función especializada (alimentación o descompresión):
a. Gastrostomía (sonda G):
(1) Técnicamente más simple, ya que no necesita tanta manipulación.
(2) Sonda más corta que evita la obstrucción.
(3) Conserva la función gástrica, lo cual permite una alimentación más variada
y un mantenimiento más simple.
(4) Puede convertirse en una sonda de gastroyeyunostomía una vez madurado
el trayecto percutáneo (10-21 días).
b. Yeyunostomía (sonda “Y”):
(1) Puentea el estómago y es necesaria una dieta elemental y una infusión lenta
por bomba para evitar el síndrome de evacuación gástrica rápida.
(2) Es necesario un mayor cuidado de la sonda.
(3) Sonda de gastroyeyunostomía (GY) de una luz:
(a) Es un catéter colocado a través del estómago con la punta en el ligamento
de Treitz o más allá.
(b) Resulta más sencillo de colocar mediante fluoroscopia que la sonda
“Y” directa.
(c) Es un catéter más largo que la sonda “Y” directa, lo cual lo vuelve más pro-
penso a la obstrucción.
2. Doble función: gastroyeyunostomía de doble luz:
a. Requiere una dieta elemental y una bomba de infusión yeyunal lenta.
b. La luz gástrica se necesita en los siguientes casos:
(1) Descompresión en pacientes con gastroparesia u obstrucción del tracto de
salida gástrico
(2) Medicamentos absorbidos sólo por el estómago
Gastrostomía percutánea
Indicaciones1-6
1. Apoyo nutricional para pacientes con problemas para consumir alimentos por vía
oral, ya sea por disfagia, riesgo de aspiración u obstrucción debida a:
a. Apoplejía y trastornos neuromusculares
b. Masa o neoplasia esofágica
c. Lesiones en la cabeza, el cuello o el mediastino (que incluye cirugía o radiación
reciente)
2. Derivación de la alimentación por filtraciones esofágicas provocadas por cirugía o
traumatismo reciente
478
CAPÍTULO 51 Gastrostomía, gastroyeyunostomía, yeyunostomía...479
Contraindicaciones1-6
Absolutas
1. Anatomía poco satisfactoria (p. ej., no existe un acceso percutáneo seguro al estó-
mago debido a la interposición del colon o el hígado)
2. Coagulopatía no corregible
Relativas
1. Cirugía gástrica previa con deformación anatómica (p. ej., gastrectomía subto-
tal o derivación gástrica). El acceso al estómago puede ser muy complicado, lo
cual hace necesario el uso de técnicas avanzadas o una guía por TC.
2. Ascitis masiva. La paracentesis y la gastropexia antes del procedimiento pueden
reducir la incidencia de filtración peritoneal.
3. Várices en la pared gástrica o abdominal debidas a hipertensión portal.
4. Afectación inflamatoria, neoplásica o infecciosa de la pared gástrica (puede afec-
tar la cicatrización y la formación del trayecto).
5. Reflujo gastroesofágico grave. La alimentación debe administrarse hacia el yeyuno
a través de una gastroyeyunostomía percutánea (GYP) o una sonda de yeyunosto-
mía percutánea (YP).
6. Derivación ventriculoperitoneal.
Preparación preprocedimiento
1. Revisar los antecedentes quirúrgicos y las imágenes previas en busca de signos
de alteraciones de la anatomía gástrica, una vía de acceso percutáneo seguro
y ascitis.
2. Revisar y corregir cualquier coagulopatía según la necesidad.
3. Se administran unos 200 mL de suspensión de bario diluido 12 h antes del procedi-
miento para delinear el colon. En general, el gas colónico es suficiente para delimitar
el colon, pero puede instilarse una pequeña cantidad de aire o medio de contraste
por el recto durante el procedimiento para mejorar el mapeo (cartografía).
4. Ayuno o nada por boca (NPO) 8 h antes del procedimiento.
5. Se requiere una sonda NG (colocada en la cama del paciente la noche anterior al
procedimiento) para insuflar, con el fin de pegar el estómago contra la pared abdo-
minal anterior y así desplazar las vísceras adyacentes, lo que hace más fácil la co-
locación segura de la sonda de gastrostomía. Si se complicara colocar la sonda NG
en la cama del paciente, un catéter angiográfico colocado bajo guía fluoroscópica
inmediatamente antes del procedimiento puede servir para la insuflación.
6. La sedación consciente debe administrarse con cautela en los pacientes con tumo-
res cerebrales o del cuello, o con afectación respiratoria por trastornos neuromuscu-
lares, como la esclerosis lateral amiotrófica. De hecho, la capacidad para colocar
sondas de gastrostomía con guía radiológica de forma segura y cómoda con seda-
ción mínima es una ventaja particular en esta población de pacientes.
Procedimiento
1. Antisepsia del área subcostal izquierda y el epigastrio.
2. Para reducir el peristaltismo gástrico, puede administrarse glucagón (0.5-1.0 mg)
o butilescopolamina (20 mg) por vía intravenosa (i.v.).
3. Se insufla aire en el estómago a través de una sonda NG hasta lograr una dilata-
ción gástrica fluoroscópicamente adecuada.
4. Aunque la necesidad de una gastropexia de rutina sigue siendo debatida, en los
casos clínicos en los que hay un deterioro en la capacidad para formar un trayecto
maduro (p. ej., pacientes con esteroides de por vida) o un alto riesgo de filtración
peritoneal (pacientes con ascitis), es obligada la fijación con gastropexia.1,2,7,8
5. Si no se usa la gastropexia, puede ser necesario continuar con la insuflación de
aire durante el procedimiento para mantener el estómago dilatado, por lo cual
480 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Cuidados posprocedimiento
1. Debe realizarse una monitorización continua de las constantes vitales y un examen
abdominal seriado en busca de signos de peritonitis que puedan indicar filtración
CAPÍTULO 51 Gastrostomía, gastroyeyunostomía, yeyunostomía...481
Hígado
Estómago
Colon
transverso
Arteria
epigástrica
inferior
FIGURA 51-1 • A: sección transversal del abdomen a nivel del cuerpo del estómago con el
paciente en decúbito supino. No se observan ni el hígado ni el colon delante. B: vista frontal que
muestra una ventana hacia el cuerpo del estómago (X), que evita la arteria epigástrica inferior, el
lóbulo hepático izquierdo y el colon transverso (continúa)
482 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Bazo
Riñón
Hígado
Páncreas
Estómago
Colon
transverso
FIGURA 51-1 • (Continuación) C: vista sagital que muestra la ubicación superficial de la pared an-
terior del estómago dilatado. El hígado se encuentra en dirección cefálica y la luz del colon transverso
se encuentra en dirección caudal al estómago
FIGURA 51-2 • Método alternativo para colocar una sonda de gastrostomía percutánea. A: el
estómago se infla con aire a través de la sonda NG para acercar la pared gástrica a la pared
abdominal. B: la punción se realiza con una aguja-catéter calibre 16 apuntando verticalmente
hacia abajo, y se avanza una guía con punta en forma de “J” de 0.889 mm (0.035”) a través de
éste. C, D: antes de insertar el introductor pelable, se avanzan los dilatadores aponeuróticos sobre
la guía hasta obtener un diámetro adecuado. E: la sonda se avanza sobre la guía a través del
introductor pelable. F: tras colocar la sonda en su sitio, se retira la guía y se pela el introductor (de
Maynar M, et al. Gastrointestinal tract intervention. En: Castaneda-Zuniga WR, Tadavarthy SM,
eds. Interventional Radiology. 2nd ed. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 1992: 1219,
con autorización)
484 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
FIGURA 51-3 • Técnica de una sola fijación. A: se realiza una punción con una aguja calibre 17
precargada con una sola fijación. B: tras confirmar su ubicación dentro del estómago, se despliega el
anclaje empujándolo con una guía. C: después de retirar la aguja calibre 17, el anclaje se empuja con
fuerza hacia la pared abdominal anterior. D: los dilatadores aponeuróticos se avanzan sobre la guía
hasta obtener un diámetro adecuado. E,F: se introduce una sonda de gastrostomía (10-16 Fr) sobre la
guía en el estómago. Nota: para la colocación de la sonda de yeyunostomía percutánea, se usa una
técnica similar
Resultados
El éxito técnico de los accesos GRP y GYP se acerca mucho al 100 %.1-6
Complicaciones
1. De acuerdo con un metaanálisis de la literatura médica, la mortalidad a 30 días
por cualquier causa es de entre el 41 y 8 %,3 dependiendo de la gravedad de la en-
fermedad subyacente.3 La mortalidad a 30 días relacionada con el procedimiento
es menor del 0.5 %.
2. Las complicaciones mayores (hemorragia, peritonitis, infección de la herida, per-
foración gastrointestinal, aspiración, desplazamiento de la sonda que exige repetir
el procedimiento, y septicemia) son inferiores al 8 %.3 Las gastrostomías quirúrgi-
cas y endoscópicas tienen tasas más altas de mortalidad y complicaciones;3 por lo
general, la GRP es el método preferido.
3. La peritonitis asociada con GRP es una complicación poco frecuente, pero la más
grave.8 Esta devastadora complicación es causada por la extravasación del conte-
nido gástrico en el peritoneo, ya sea por una filtración intraperitoneal alrededor
de un sitio de punción enteral o por la migración de la sonda y erosión visceral que
causa una perforación en el estómago (o el intestino delgado en el caso de yeyunos-
tomía directa). La sonda de alimentación debe mantenerse; la evaluación clínica
indicará si es necesaria una consulta con cirugía y una laparotomía exploradora.
4. La frecuencia de la neumonía aspirativa es menor con la GRP (0.8-5 %) que con la
GEP (6-20 %, que se relaciona con la sedación profunda y la técnica usada durante
el procedimiento endoscópico).
5. Se reportan complicaciones menores en el 5-10% de los casos (infección superficial de
la herida, filtración menor alrededor de la sonda, desplazamiento de la sonda, etc.).3
6. Las complicaciones gastrointestinales, como hemorragia y perforación después de
GRP o GYP, ocurren en menos del 2 % de los casos.3 La embolización transarterial
es útil para controlar una hemorragia masiva.2,11
7. Otras complicaciones, como desgarro del hígado, el páncreas o el bazo y una fís-
tula gastrointestinal, son raras.
Gastroyeyunostomía percutánea
En pacientes con antecedentes o riesgo de reflujo gastroesofágico o aspiración,
se debe considerar la gastroyeyunostomía percutánea (GYP). La GYP puede realizarse
colocando una sonda de alimentación (GYP primaria) o convirtiendo una sonda de
gastrostomía previa en una de gastroyeyunostomía (conversión a GYP).12 Esta con-
versión puede realizarse en cualquier momento después de la colocación exitosa
de una sonda de GP si se usa la gastropexia o, si no se usa, una vez que el trayecto
maduró (en un período de 1-3 semanas). La colocación o conversión en sonda GYP
puede realizarse a las pocas horas de su inserción. En general, se usan tres tipos de
sondas de gastroyeyunostomía: una sonda de GY de una sola luz de 10 cm de largo y
calibre 10.2 Fr (equipo de gastroyeyunostomía Carey-Alzate-Coons, Cook), una sonda
de GY de una sola luz de 63 cm de largo y calibre 14.0 Fr (equipo de gastroyeyunosto-
mía Shetty, Cook) y una sonda de GY de doble luz de 80 cm de largo y calibre 16.5 Fr
(equipo de gastroyeyunostomía Carey-Alzate-Coons, Cook).
Yeyunostomía percutánea
La colocación primaria de la sonda de YP está indicada en pacientes con anteceden-
tes de aspiración crónica, cirugía gástrica (es decir, gastrectomía) o posición gástrica
anómala. La punción percutánea del yeyuno es más compleja que la del estómago,
debido a su gran movilidad y capacidad de colapsar. El éxito técnico de la coloca-
ción de una sonda de YP varía entre el 85 y 95 %.13,14 También puede usarse una sonda
de gastrostomía con pigtail de 12 Fr o mayor (catéter de gastrostomía percutánea
Wills-Oglesby, Cook).
1. Se introduce una sonda angulada calibre 5 Fr (cobra o head-hunter) y una guía de
0.889 mm (0.035”) (hidrófila si es necesario; éstas pueden ser más rígidas que lo ne-
cesario) a través de la fosa nasal y se dirige por el esófago hacia el yeyuno mediante
guía fluoroscópica.
2. La dilatación de las asas yeyunales se logra inyectando lentamente solución salina.
Mediante fluoroscopia frontal y lateral, la punta de la sonda se coloca en un asa
yeyunal proximal llena de aire, para que sea el objetivo, en una parte que esté lo sufi-
cientemente cerca de la pared abdominal anterior.
3. La punción del yeyuno dilatado se lleva a cabo mediante guía fluoroscópica o
ecográfica.13 En general, se utiliza una aguja calibre 17 precargada con un ancla
Cope.13 Nota: la técnica es similar a la de la figura 51-3 para la colocación de una
sonda de gastrostomía. Otra alternativa para la punción consiste en emplear
una aguja de Chiba calibre 21 (Cook).14 Después de confirmar la posición intralu-
minal de la aguja, se avanza una guía de 0.457 mm (0.018”) lo más lejos posible
hacia el yeyuno para poder introducir una sonda Neff calibre 6 Fr (Cook). Después,
se despliega el anclaje Cope en el yeyuno a través de la sonda Neff. Se realiza la
dilatación seriada del sitio de entrada y se introduce la sonda.
4. La alimentación posterior al procedimiento y la manipulación de la sonda son si-
milares a la de la sonda de GYP.
Cecostomía percutánea
La cecostomía está indicada para la descompresión o derivación en caso de incon-
tinencia fecal, seudoobstrucción del colon (síndrome de Ogilvie) o vólvulo cecal.15,16
Las sondas de cecostomía también pueden utilizarse para administrar laxantes en
caso de irrigación anterógrada en pacientes con estreñimiento crónico por un intes-
tino neurogénico, lo cual evita la necesidad de realizar varios enemas retrógrados.15,16
La extensión posterolateral del peritoneo alrededor del ciego a lo largo del hueso
ilíaco posterolateral suprayacente es lo que permite emplear un abordaje intraperito-
neal anterior en vez de uno retroperitoneal.
1. En caso de ser necesario, el ciego se distiende con aire a través de una sonda de
Foley colocada por el recto.
488 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
2. Se realiza una punción en una sola pared bajo guía fluoroscópica con una aguja
Majestic® calibre 18 de 7 cm con un protector Seldinger (Merit Medical, South Jor-
dan, UT).15 La aguja se carga previamente con dos anclajes de retención metálicos
(Cook). Tras confirmar la localización intraluminal de la punta de la aguja con una
inyección de medio de contraste, se usa una guía Amplatz de 0.889 mm (0.035”)
para desplegar los anclajes y se retira la aguja dejando la guía en su lugar.
3. Aunque los anclajes se traccionan para acercar el ciego a la pared abdominal, se
dilata el trayecto (con un dilatador Coons, Cook) sobre la guía para poder intro-
ducir una sonda de cecostomía calibre 8.5-10 Fr (catéter Dawson-Mueller, Cook).
Cuando se va a dejar por mucho tiempo, puede requerirse la conversión con un
botón de cecostomía (catéter Trapdoor®, Cook) con una punta distal en forma
de espiral.
4. La sonda se fija al drenaje externo para descompresión o se emplea para la irriga-
ción o enema anterógrados, según la necesidad.
5. La tasa de éxitos técnicos es alta en pacientes con incontinencia fecal (≈ 100 %), el
89 % de los cuales presenta una mejoría.15
6. Las complicaciones son poco frecuentes. Se puede formar tejido de granulación
alrededor del sitio de inserción y la sonda puede desplazarse.
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52 Intervenciones biliares percutáneas
David W. Hunter
Las técnicas endoscópicas mejoran cada vez más, especialmente debido a la incor-
poración de la guía ecográfica.1 El acceso a las vías biliares intrahepáticas o extrahe-
páticas puede lograrse no sólo a través de la vía transampular normal, sino también
desde el estómago o duodeno. Con la sonda ecográfica a unos pocos centímetros del
objetivo, las punciones rara vez fallan. Se pasa una guía a través de la aguja de pun-
ción desde las vías biliares hacia el duodeno. Se utiliza una guía pasante con una
“técnica de rendezvous” (encuentro) para completar el procedimiento a través de un
acceso transampular normal. Como en la mayoría de los casos la punción implica
sólo una aguja y una guía, el trayecto es corto. Los problemas de sangrado son relati-
vamente menores y poco frecuentes.
La intervención biliar percutánea sigue siendo útil cuando la endoscopia fracasa
o es poco probable que tenga éxito, y en un metaanálisis reciente se demostró que
las técnicas percutáneas tienen una mayor eficacia terapéutica que la colangiopan-
creatografía retrógrada endoscópica (CPRE) en los casos de oclusiones malignas.2
Sin embargo, como consecuencia del nuevo proceso de “selección”, la mayoría de los
casos percutáneos son técnica y médicamente difíciles. Requieren una cuidadosa
planificación, una técnica minuciosa, un seguimiento clínico prolongado y la estre-
cha cooperación entre cirujanos hepatólogos y endoscopistas. De hecho, gran parte
de los resultados exitosos más gratificantes y notables se deben a los esfuerzos con-
juntos de un endoscopista y un cirujano para superar un obstáculo que pudo haber
impedido su trabajo de manera independiente.
Indicaciones
Colangiografía transhepática percutánea (CTP):
1. Antes de la intervención biliar percutánea, cuando la causa es evidente.
2. En pacientes pediátricos, que no cooperan o que están muy enfermos, en quie-
nes una nueva prueba diagnóstica, especialmente la resonancia magnética
(RM), requeriría otra sedación, o que pudiera provocar un retraso en el trata-
miento necesario.
3. Cuando hay signos de obstrucción clínicos y de laboratorio en pacientes con una
coledocoyeyunostomía (anastomosis) que no parece obstruida en las imágenes no
invasivas, como resultado de una menor distensibilidad ductal y con conductos
mínimamente dilatados o no dilatados (p. ej., un trasplante hepático o pacientes
quirúrgicos después de una pancreatectomía o una duodenectomía).
Drenaje biliar percutáneo (DBP):
1. Paliación o tratamiento de una obstrucción biliar por una estenosis benigna (p. ej.,
postoperatoria o postrasplante) o una estenosis maligna después de un drenaje
fallido mediante CPRE.
a. Ya no se considera que la descompresión preoperatoria esté sistemáticamente
indicada; varias evaluaciones recientes de esta práctica y un metaanálisis han
demostrado que, en realidad, se asocia con una mayor morbilidad y debe evi-
tarse a menos que haya otro motivo de fuerza mayor, como una colangitis, que
debe corregirse antes de la cirugía.3
2. Colangitis o bilis infectada.
3. Lesión de las vías biliares o filtración de bilis por causas traumáticas o iatrógenas.
4. Estenosis compleja que afecta las vías izquierdas y derechas (p. ej., colangiocarci-
noma Billroth IV, colangitis esclerosante y colangitis isquémica).
5. Facilitar los procedimientos intraductales:
a. Biopsia de estenosis
b. Braquiterapia para colangiocarcinoma
La dilatación percutánea de estenosis y las endoprótesis metálicas autoexpan-
dibles se utilizan para:
1. Dilatación de estenosis:
a. Estenosis benignas
489
490 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía no corregible
2. Uso obligatorio de clopidogrel
Relativas
1. Coagulopatía moderada no corregible o empleo de ácido acetilsalicílico:
a. Se debe considerar una infusión de plasma fresco congelado (PFC), crioprecipi-
tados o plaquetas durante el procedimiento.
2. Ascitis de gran volumen:
a. Se debe considerar la paracentesis antes del procedimiento y durante éste.
b. Se utiliza un abordaje del lado izquierdo, porque en general no suele haber asci-
tis en dirección anterior.
3. Inestabilidad hemodinámica:
a. Se debe considerar que puede deberse a una filtración biliar infectada que
puede corregirse con drenaje.
Relativas
1. Coagulopatía, incluyendo uso de antiplaquetarios (p. ej., clopidogrel)
2. Deterioro de la función hepática a pesar de un drenaje externo adecuado
3. Expectativa de vida menor de 30 días y paciente estable con un catéter externo
4. Infección visible que afecta el trayecto percutáneo o el sitio de entrada
5. Residuos o cálculos intraductales visibles
Preparación preprocedimiento
1. Anamnesis y exploración física dirigidas.
2. Revisar los estudios por imagen, aclarar las indicaciones y establecer un plan.
a. Considerar si la colangiopancreatografía por resonancia magnética (CRM),
ecografía o tomografía computarizada (TC) proporcionarán la información ne-
cesaria sin un procedimiento más invasivo.
b. La CRM se ha vuelto tan precisa que, incluso cuando es probable una interven-
ción, se realiza para verificar el problema y tener una idea exacta de la anato-
mía ductal.
3. Revisar como mínimo las siguientes pruebas sanguíneas:
a. Hemograma completo y recuento de plaquetas:
(1) Número correcto de plaquetas mayor de 50 000/μL.
(2) Evaluar una caída de los niveles de hemoglobina (Hgb) o con valor inferior a
8 g/dL.
(3) Evaluar un aumento del número de leucocitos o superior a 12 mil millones
de células/L.
CAPÍTULO 52 Intervenciones biliares percutáneas491
Procedimiento
Colangiografía transhepática percutánea (CTP)
1. Se coloca al paciente en decúbito supino.
a. Se abduce el brazo derecho en un apoyabrazos. Para evitar la lesión del plexo
braquial, no se abduce más de 90º si el paciente está bajo anestesia general.
b. Se debe garantizar que el brazo en “C” gire libremente alrededor del paciente
a nivel del hígado desde al menos la posición oblicua anterior derecha de 40º
hasta la posición oblicua anterior izquierda de 40º.
2. Se realiza una exploración ecográfica rápida del abdomen superior y la parte infe-
rior derecha del tórax.
a. Hay que confirmar que la anatomía y la patología del hígado sean las esperadas.
b. Se delinea el área para preparar la piel, con generosidad. Se debe incluir todo
el epigastrio hasta el ombligo, el cuadrante superior derecho por encima y por
debajo del reborde costal, y toda la pared lateral derecha del tórax desde el dia-
fragma hasta la punta del segmento 5. Debe considerarse no sólo el sitio en el
que se espera que la aguja entre en la piel, sino también otros posibles sitios de
punción y de colocación de la sonda ecográfica.
3. Antisepsia y colocación de campos.
492 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
FIGURA 52-1 • El examen transversal del epigastrio muestra el conducto del segmento 3 (flecha)
sin flujo de color inmediatamente por delante de la vena porta roja
CAPÍTULO 52 Intervenciones biliares percutáneas493
FIGURA 52-2 • La aguja (flecha) ingresa paralela al transductor y se observa claramente cómo
atraviesa la piel (lado derecho superior de la imagen) por debajo de la punta, que está por delante del
conducto del segmento 3
FIGURA 52-3 • En la segunda introducción, a medida que la aguja era retirada, se ingresó en el
conducto como se observa por la depuración lenta del contraste en dirección central. El contraste
llegó hasta una obstrucción y después se movió en dirección periférica hacia un segundo conducto,
lo cual sirvió para definir la anatomía; además, no fue necesaria otra inyección
3. Se avanza un equipo triaxial hacia los conductos girando más que empujando y
evitando empujar el refuerzo metálico más allá de la parte recta del trayecto.
4. Se pone una guía flexible o de Rosen (Cook Inc., Bloomington, IN) en el conducto
y se deja la guía metálica de 0.457 mm (0.018”) en su sitio hasta finalizar el proce-
dimiento. En todas las técnicas biliares es obligatorio usar una guía de seguridad.
5. Se inserta un introductor de 5 o 6 Fr en el conducto. Se debe descomprimir el con-
ducto permitiendo que la bilis fluya por el puerto lateral del introductor y tomar
una muestra para realizar un cultivo. Es muy útil dejar el puerto lateral del intro-
ductor abierto durante el procedimiento para mantener baja la presión intraduc-
tal, lo que evitará una sepsis posprocedimiento.
6. Se dirige un catéter deslizante de 4 o 5 Fr hacia el punto de obstrucción o la fil-
tración. Se realizan pequeñas inyecciones de contraste con cuidado ( fig. 52-4)
en el sitio de la obstrucción con al menos dos proyecciones. Si el paciente está
inestable o la obstrucción no puede atravesarse fácilmente, se debe considerar
colocar un catéter pigtail (“cola de cerdo”) por encima de la obstrucción.
a. Se utiliza un catéter pigtail de 6 Fr en los pacientes pediátricos o si se desea
limitar el grosor del trayecto.
b. En la mayoría de los adultos se puede usar un catéter de 8-10 Fr.
c. En los pacientes en los que se prevén intervenciones transhepáticas (biopsia
o extirpación de cálculos) y, en especial, en cualquier procedimiento conjunto
en el que se realice una endoscopia, debe emplearse un catéter de 12-14 Fr.
7. Otra opción consiste en atravesar la obstrucción o la filtración y colocar un catéter
interno-externo.
a. Durante el primer procedimiento se puede realizar una dilatación con balón
o colocarse una endoprótesis metálica, pero sólo si no hay signos visibles o
clínicos de infección en el paciente y la bilis.
8. Sugerencias para las estenosis complejas o en varios niveles:
a. Debe realizarse una ductografía rotatoria digital sin sustracción para definir
con precisión el curso de la luz a través de la estenosis.
b. Se inserta un introductor 6 Fr de 25 cm de largo 2-5 cm por encima de la obs-
trucción para permitir una mayor fuerza de avance sobre el catéter coaxial.
c. Se prueban diferentes guías metálicas. Las más utilizadas tienen una punta
recta y flexible, mientras que las hidrófilas tienen una punta curvada de
0.889 mm (0.035”). Si no sirven, se debe considerar una guía hidrófila recta
de 0.889 mm (0.035”) o un microcatéter coaxial con una guía controlable de
0.355 o 0.406 mm (0.014 o 0.016”).
d. Se prueba con diferentes catéteres, incluidos los de curva invertida sin forma
y los de curvatura invertida (SosOmni®, Angiodynamics, Latham, NY) con
la parte de la punta invertida cortada, de manera que el catéter parezca una
curva en “C” en la punta, con la “C” cortada de forma que apunte en la direc-
ción deseada.
e. Se infla un catéter de oclusión con balón cerca de la estenosis para forzar el
avance del medio de contraste hacia la luz de ésta. Mientras se inyecta a través
de un adaptador “Y”, se debe dirigir una guía controlable de 0.356 o 0.406 mm
(0.014 o 0.016”) a través de la estenosis.
f. Se debe puncionar el conducto del otro lado de la estenosis que no se puede atra-
vesar y cruzarla en dirección retrógrada, enganchar la guía y hacer que la guía
pase de lado a lado para terminar el procedimiento anterógrado ( fig. 52-5A-C).
9. Si todos estos intentos por ingresar en el sistema biliar con fines diagnósticos
o terapéuticos fracasan, se debe considerar puncionar la vesícula biliar. Eviden-
temente, este acceso no funciona para la mayoría de los problemas, en especial
para los intrahepáticos, pero puede ser una solución útil para los problemas ha-
bituales de las vías biliares o de la ampolla.
10. Se fija el catéter a la piel.
a. La toma de piel y tejido subcutáneo debe ser profunda para reducir la posibili-
dad de arrancar la sutura.
b. Se debe colocar el refuerzo metálico en el catéter y luego ajustar la sutura
a su alrededor con un nudo corredizo para “sujetar” bien el catéter, y luego
hacer nudos cuadrados para fijarlo en su sitio. No deben ajustarse demasiado
los nudos, de modo que no se pueda retirar el refuerzo o se comprometa la luz.
c. Se coloca un apósito de manera que no haya tensión en la sutura.
CAPÍTULO 52 Intervenciones biliares percutáneas497
A B
FIGURA 52-5 • En este paciente con colangitis esclerosante grave fracasaron tanto la CPRE como
el drenaje percutáneo transhepático anterógrado inicial. Se realizó un procedimiento de rendezvous
interno. A: la colangiografía muestra cinco áreas de oclusión.
1) La unión del conducto central izquierdo al conducto hepático común
2) El colédoco distal que lleva al duodeno (A-C)
3) La unión entre el conducto izquierdo y el derecho
4) La unión entre los conductos derechos anterior y posterior
5) La unión entre el conducto izquierdo aislado y el conducto derecho común
B: con la inyección de contraste como guía, la parte ligeramente dilatada del colédoco justo
sobre la ampolla se perforó mediante guía fluoroscópica con una aguja calibre 21 en dirección
cefálica (continúa)
498 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
f. Se deben predilatar las estenosis rígidas con un balón 2-3 mm más pequeño que
la endoprótesis para evitar su migración. Además, un balón más pequeño causa
menos hemorragia, la cual puede ocluir la endoprótesis. Hay que desplegar la
endoprótesis y verificar su posición y flujo mediante inyecciones suaves a través
del introductor en al menos dos proyecciones.
g. Tumores de la bifurcación intrahepática:
(1) A través de un acceso unilateral, las endoprótesis pueden colocarse de tal
modo que drenen un solo lado o ambos lados con una configuración en “T”.
(2) Con un abordaje bilateral, las endoprótesis pueden colocarse de ambos
lados en una configuración en “Y”.
(a) Usar los balones paralelos antes de colocar la endoprótesis bilateral en “Y”.
(b) Las endoprótesis en “Y” se colocan mejor de manera simultánea que en
secuencia.
(c) A pesar las dificultades técnicas que presentan las endoprótesis en “T”
y en “Y”, pueden obtenerse excelentes resultados si se presta la atención
adecuada.5
h. Se coloca un catéter de drenaje por encima de la(s) endoprótesis y se tapa,
a menos que se produzca una hemorragia.
Cuidados posprocedimiento
1. Después de la colangiografía, se indica reposo por 2 h. Tras la dilatación de la es-
tenosis, la mayoría de los pacientes pueden tratarse como ambulatorios y recibir
el alta 4-6 h después de la observación, una vez que se redujo el riesgo de sepsis
posprocedimiento.
a. Se deben seguir las recomendaciones hospitalarias en cuanto al alta después de
la sedación. El paciente debe ir a casa acompañado de un adulto responsable.
b. El paciente debe ser instruido para que busque atención médica si siente un
dolor nuevo o que empeora, en el pecho o el cuadrante superior derecho, disnea
(especialmente con respiración profunda), dificultad para respirar, síntomas de
infección o heces rojas o negras. Estos síntomas, en general, se presentan en un
período de 1-72 h después del procedimiento.
2. Después del drenaje:
a. Se monitorizan las constantes vitales cada 30 min por 1 h, luego cada hora por
4 h, cada 6 por 24 h y después según la necesidad, por lo general, en cada turno.
Si existe el riesgo de sepsis, pueden ser necesarios controles más frecuentes de
las constantes vitales y el paciente puede quedar internado en una unidad
de cuidados intensivos (UCI).
b. Se revisa el hemograma y los cultivos (sanguíneo y biliar) según la necesidad.
c. Todos los días se evalúan las pruebas de función hepática durante 2 o 3 días, y
después cada 2 o 3 días hasta que haya una tendencia clara. Esto es de especial
importancia si los valores estaban muy elevados, porque el ritmo al que las cifras
de laboratorio se normalizan puede ser un indicador de la competencia del dre-
naje; una corrección lenta, mínima o un empeoramiento de dichos valores puede
indicar un drenaje inadecuado que debe evaluarse y corregirse inmediatamente,
o un grave daño en los hepatocitos que posiblemente no puede corregirse.
d. Se deben ordenar las pruebas de seguimiento adecuadas, como colangiografía,
dilataciones o procedimientos de otro tipo.
3. Cuidados del catéter:
a. No existen pautas o procedimientos clínicos de “mejores prácticas” sobre la ma-
nipulación del catéter. Deberán seguirse las pautas de la institución.
b. Hay que tomarse el tiempo de escribir indicaciones detalladas acerca del cui-
dado del catéter y la piel, así como los cambios de las curaciones. Es necesario
comunicarse con el equipo de tratamiento, incluidos el médico que hará el se-
guimiento y el personal de enfermería domiciliaria.
c. Es muy importante limpiar el sitio con una solución bactericida o antiséptica,
como yodopovidona, secar con cuidado el sitio con una gasa estéril y cambiar
el apósito todos los días o con más frecuencia si es necesario para evitar infec-
ciones cutáneas e incluso una posible colangitis.
d. Se registra el débito cada 8 h en el hospital y todos los días en el hogar.
CAPÍTULO 52 Intervenciones biliares percutáneas501
Resultados
1. El éxito técnico de una colangiografía (introducción de una aguja en un conducto
e inyección de contraste en el conducto adecuado para hacer diagnóstico) debe
ser superior al 95 % en los pacientes con conductos dilatados y, según estándares
publicados, superior al 65 % en aquellos con conductos no dilatados.7 Mediante
técnicas cuidadosas guiadas por ecografía, utilizando el espacio portal como ob-
jetivo, paciencia y llenando la aguja con la mayor cantidad posible de contraste
antes de la inyección para reducir al mínimo la inyección de aire, las tasas de éxito
técnico en los pacientes con conductos no dilatados deberían ser muy superiores,
cercanas al 90 %. Esta tasa se ha publicado en informes modernos sobre pacien-
tes con conductos no dilatados, la cual se espera que mejore aún más con las nue-
vas técnicas de guía.
2. Debe colocarse un drenaje en más del 90 % de las vías biliares en las que se logró
introducir una cánula y la opacificación exitosas.7
502 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
3. En pacientes con una filtración biliar debida a una cirugía, especialmente una le-
sión en una colecistectomía laparoscópica, un drenaje transhepático a través de
los conductos y percutáneo hacia el biloma, de ser necesario, puede resolverse con
éxito el problema agudo en el 90 % o más de los casos. Sin embargo, la mayoría de
estas lesiones son tan graves que se requiere una cirugía correctiva final. No obs-
tante, para que la cirugía tenga éxito, es fundamental un catéter percutáneo como
marcador de la ubicación de los conductos.
4. Dilatación:
a. Existen pocos datos acerca de la mezlca de estenosis benignas en los pa-
cientes no trasplantados, pero en un informe reciente se sugiere que puede
alcanzarse una tasa de éxito clínico del 76.5 % con las técnicas percutáneas
actuales.8
(1) Éxito técnico informado: 100 %.
(2) Las tasas de reestenosis en sitios anastomóticos y no anastomóticos son
similares, excepto en las anastomosis por trasplante, cuyos resultados de-
penden del sitio y el método terapéutico.
(3) Las tasas globales de permeabilidad secundaria varían del 45 al 80 %.8
(4) Las estenosis ductales o perianastomóticas isquémicas secundarias a com-
promiso arterial por trasplante tienen muy malos resultados, con una per-
meabilidad secundaria a los 12 meses del 0 %.9
5. Colocación de la endoprótesis:
a. Algunos informes recientes han aclarado en parte los respectivos roles y las
tasas de éxito de las endoprótesis desnudas, recubiertas y plásticas por CPRE en
enfermedades malignas. Casi todos los investigadores de endoprótesis cubier-
tas mencionan específicamente que las tasas de complicaciones, sobre todo de
la colecistitis y la pancreatitis, no son peores que las de las otras endoprótesis.
Sin embargo, esta afirmación debe interpretarse con cautela, porque el número
de pacientes en todos estos estudios es pequeño, y si se informa un caso de
colecistitis o de pancreatitis, es casi siempre en el grupo con endoprótesis cu-
biertas. Por lo anterior, cuando se colocan estas endoprótesis, deben incluirse
estas complicaciones durante el consentimiento informado. Además, cuando
se evalúan en la literatura médica los estudios de endoprótesis biliares, tanto
percutáneas (metálicas) como por CPRE (plásticas, desnudas y metálicas recu-
biertas), hay que ser cauto al comparar los datos de mediana de la permeabi-
lidad en la endoprótesis, porque es claro que si se observan los datos sobre la
permeabilidad y supervivencia de cada estudio, se concluye que corresponden
a poblaciones de pacientes muy dispares, en las cuales puede haber diferencias
notables en los tiempos de supervivencia.
b. Los resultados de la CPRE en varios estudios, entre los que se incluye uno alea-
torizado prospectivo reciente, han demostrado que las endoprótesis desnudas
o metálicas recubiertas son superiores a las plásticas, ya que han logrado una
mejoría significativa en las tasas medianas de permeabilidad (385 días frente a
153 días), así como una reducción concomitante en la colangitis (4.9 % frente
a 24.5 %) y procedimientos adicionales.10
c. En gran parte de la literatura sobre la CPRE, que incluye un estudio prospectivo,
aleatorizado y con enmascaramiento doble reciente, no existen diferencias sig-
nificativas entre las endoprótesis recubiertas y desnudas en la tasa de permea-
bilidad mediana (153 días frente a 127 días), la mediana de supervivencia de los
pacientes (154 días frente a 157 días) o complicaciones, de las que sólo hubo
dos, sepsis y pancreatitis, ambas con las endoprótesis recubiertas.11
d. Por fortuna, en los últimos años se han realizado estudios más grandes y me-
jores con endoprótesis percutáneas, cuyos resultados clínicos y técnicos son
impresionantes. Las tasas de éxito técnico casi siempre son del 100 % y, con
los nuevos recubrimientos biliares específicos, las complicaciones y los pro-
blemas han disminuido considerablemente. A diferencia de la literatura sobre
CPRE, un estudio prospectivo reciente sobre endoprótesis percutáneas recu-
biertas o desnudas indica que el promedio de permeabilidad de las desnudas
(413.3 días) fue significativamente superior al de las recubiertas (207.5 días).12
La supervivencia global fue similar en las desnudas (359.9 días) y recubiertas
(350.5 días). Aunque en ambos grupos se presentaron complicaciones meno-
res de proliferación del tejido tumoral en los bordes de la endoprótesis y obs-
CAPÍTULO 52 Intervenciones biliares percutáneas503
Complicaciones
Colangiografía transhepática percutánea (CTP)
Complicaciones mayores (2 %). Una tasa de complicaciones del 4 % debe ser motivo
para revisar la técnica.7
1. Hemorragia:
a. Subcapsulares o peritoneales
b. Pleurales (sólo con punciones del lado derecho)
c. Biliares
2. Infecciones:
a. Colangitis
b. Sepsis
3. Filtración de bilis:
a. Peritoneal
b. Pleural (sólo con punciones del lado derecho)
Colecistostomía percutánea
Aunque la colecistostomía no se realiza con frecuencia, cuando se necesita, la situa-
ción casi siempre es urgente y compleja. Los beneficios son inmediatos y notorios.
Sin embargo, estos pacientes siempre están muy enfermos y su evolución, sea con
tratamiento quirúrgico o no quirúrgico, está llena de problemas y contratiempos.
Una vez colocado el catéter en la vesícula biliar, los pacientes merecen y necesitan un
compromiso continuo de su médico.
Indicaciones
1. Colecistitis en un paciente que no es buen candidato para la cirugía de forma tem-
poral o permanente.
2. Sepsis idiopática en un paciente internado en la UCI una vez descartados otros
orígenes.
3. Se requiere acceso a las vías biliares para la intervención y otros métodos para
obtenerlo han fracasado, incluido el DBP.14
506 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Contraindicaciones
Absolutas
La mayoría de los pacientes que necesitan una colecistostomía percutánea están
muy enfermos; no hay contraindicaciones absolutas.
Relativas
1. Coagulopatía o tratamiento antiplaquetario o anticoagulante
2. Ascitis
Preparación preprocedimiento
1. Como se describe para el DBP.
2. Se define la anatomía de la vesícula biliar con ecografía o TC.
Procedimiento
1. El procedimiento puede llevarse a cabo totalmente con guía por ecografía, in-
cluso portátil.
2. Se deben repetir las imágenes ecográficas para confirmar la anatomía y planificar
la vía de acceso.
3. Antisepsia y colocación de campos quirúrgicos y uso de un transductor ecográfico.
4. Se inyecta lidocaína en la piel y a lo largo de todo el trayecto hasta el hígado o la
vesícula biliar.
a. Se elige el acceso más fácil con base en la anatomía del paciente y la vesícula
biliar.
b. Es un tema de debate si la vía de acceso más segura o estable es la transhe-
pática o la transperitoneal subhepática. Existen pocos datos que indiquen
que una vía de acceso es mejor que la otra, ya que ambas tienen ventajas y
desventajas. En caso de una vía de acceso transhepática, se debe utilizar una
aguja roma para la parte del trayecto que atraviesa el hígado para reducir la
hemorragia poscolecistostomía.
5. Perforar la vesícula biliar bajo guía por ecografía.
a. Si se emplea la técnica de Seldinger, se debe dilatar el trayecto y colocar el
catéter bajo control fluoroscópico para reducir al mínimo la posibilidad de
perder el acceso a la vesícula biliar, lo que desafortunadamente es frecuente
cuando se realizan maniobras “ciegas” en procedimientos guiados por TC o
sólo por ecografía.
b. Si el trayecto va directamente por la cavidad peritoneal hacia una vesícula bi-
liar distendida, se debe considerar un catéter con trocar de 6-8 Fr, de manera
que no sea necesario intercambiar dilatadores y catéteres sobre una guía. De
este modo, se eliminará el problema de derrame de bilis en el peritoneo, lo que
puede causar un dolor insoportable.
c. La entrada directa a la vesícula biliar también puede lograrse con una técnica
de “recambio único”, perforando con una aguja con introductor de 5 Fr a tra-
vés de la cual se coloca una guía metálica e inmediatamente después el catéter.
d. Si se utiliza una técnica en la cual deben colocarse los dilatadores y los ca-
téteres por separado, se debe considerar la extracción de 10-20 mL de bilis
después de la punción original para reducir la presión dentro de la vesícula y
reducir al mínimo la filtración de bilis.
6. Si el procedimiento se realiza con fluoroscopia, se deben inyectar 3-5 mL de con-
traste con la primera aguja para ingresar en la vesícula biliar. Lo anterior per-
mitirá un perfil aproximado de la vesícula biliar, suficiente para tener la certeza
de que se está en la luz durante la colocación del catéter y que la pared no está
tan necrótica que filtrará incluso con una presión baja. Se realizan inyecciones
diagnósticas cuando haya mejorado el estado del paciente. Hay que evitar todo
aquello que pueda causar filtraciones y sepsis.
7. La guía suave y flexible se enrolla tres o cuatro veces en la vesícula biliar. Una guía
flexible no ejerce una fuerza excesiva sobre la pared. Otra opción es avanzar una
guía rígida sólo hasta poder usar la parte rígida cuando está en la vesícula biliar.
CAPÍTULO 52 Intervenciones biliares percutáneas507
Cuidados posprocedimiento
Como se describe en el DBP y además:
1. Se lava el catéter lentamente con 10-15 mL de solución salina normal cada 6-8 h.
2. Si el estado del paciente empeora en algún momento, se toman imágenes del ab-
domen superior de inmediato, de preferencia con TC, aunque una ecografía puede
ser adecuada.
3. Una vez estabilizado el paciente, se realiza una colecistografía con contraste diluido
al 50 %. Se evalúa la vesícula biliar, la posición del catéter y la permeabilidad del cís-
tico y el colédoco, con especial atención a la presencia o no de cálculos y residuos.
4. Tan pronto como sea posible, se establece un plan definitivo con respecto al des-
tino de la vesícula.
5. Si la vía biliar está permeable, el paciente mejora y se toma la decisión de retirar el
catéter, se considera primero tapar el tubo por 72 h para garantizar que el paciente
se mantenga sin síntomas.
a. El trayecto debe estar maduro antes de retirar el catéter. En general, esto tarda
3 semanas, aunque puede ser necesario un período de 4-6 semanas para los
trayectos puramente transperitoneales.
b. Se retira el catéter sobre una guía metálica y se inserta un introductor de 4-5 Fr.
Se inyecta contraste con suavidad, a medida que se retira el introductor. Si el
medio de contraste se derrama en la cavidad peritoneal, el tubo debe reinser-
tarse y se repite el procedimiento dentro de 1 o 2 semanas.
6. Si el catéter se deja en su sitio, debe cambiarse cada 1-3 meses.
Resultados
1. Éxito técnico: 95 %.15
2. La mayoría de los pacientes mejoran de manera considerable en un lapso de 72 h.
3. Los pacientes con cálculos en la vesícula responden mejor que aquellos sin cálculos.
4. Curiosamente, los ecografistas endoscópicos intervencionistas también comenza-
ron hace poco a realizar un drenaje transmural de la vesícula biliar16 y han publi-
cado resultados comparables a los de las técnicas percutáneas.
5. Si la vesícula biliar se emplea para un procedimiento sobre los conductos cen-
trales, los resultados varían ampliamente según el tipo de procedimiento y la
capacidad de acceder al colédoco, que puede ser muy difícil o incluso imposible
dependiendo de la anatomía y la patología del conducto quístico.14
508 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Complicaciones
Las tasas de complicaciones mayores varían del 0 % a aproximadamente el 10 %.
1. Filtración de bilis con peritonitis.
2. Hemorragia:
a. Dentro de la vesícula biliar
b. Desde el trayecto transhepático
3. Reacción vasovagal durante el procedimiento debido a la manipulación de la
vesícula biliar.
4. Desplazamiento del catéter. Se trata de un problema muy importante y una com-
plicación de gran frecuencia y morbilidad. Algunos datos anecdóticos indican
que un trayecto a través del hígado y el área desnuda puede ser más estable, pero,
desafortunadamente, incluso en las mejores circunstancias es complicado perfo-
rar el área desnuda debido a su amplia variación anatómica en tamaño y forma.
Sin embargo, independientemente del trayecto que siga el catéter, un problema
más importante es el movimiento respiratorio del hígado y la vesícula biliar que
lentamente sacan el catéter de esta última. Si se observa un movimiento respira-
torio muy marcado de la vesícula biliar al insertar un drenaje, se debe poner un
segmento de catéter lo más enroscado posible en la vesícula biliar y verificar la
posición después de 3, 7 y 14 días para garantizar que no se está soltando. Se sabe
que incluso las espirales de los catéteres tipo pigtail bien formadas “se salen” de la
vesícula biliar, lo cual provoca una gran filtración en la que puede ser necesaria
una cirugía correctiva de urgencia.
5. Sepsis.
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Introducción
Existen cuatro tipos de drenaje urinario percutáneo por catéter:
1. La nefrostomía percutánea (NPC) se refiere a un catéter de drenaje externo colo-
cado a través de un acceso por el flanco, ubicado en la pelvis renal ( fig. 53-1A).
2. Una endoprótesis nefroureteral o nefroureterostomía ingresa en el sistema colec-
tor por un flanco (como en la NPC) con un asa o rulo de autofijación en la pelvis
renal, y se extiende hacia abajo por el uréter terminando en la vejiga, lo cual per-
mite un drenaje interno y externo ( fig. 53-1B). Estos catéteres son menos propen-
sos a desplazarse que una NPC, especialmente en los pacientes de talla grande.
510 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
A B
C D
FIGURA 53-1 • Tipos de drenaje renal. (A) La NPC es un catéter de drenaje externo obligatorio;
(B) el catéter nefroureteral puede drenar interna y externamente; (C) la endoprótesis ureteral es un
dispositivo interno que drena hacia la vejiga nativa; y (D) la nefrostomía retrógrada, colocada a través
de un conducto ileal, drena la pelvis renal hacia el dispositivo de urostomía en la pared anterior
abdominal
Indicaciones1-4
1. Uropatía obstructiva incluida una obstrucción ureteral por causas iatrógenas,
neoplásicas o inflamatorias.
CAPÍTULO 53 Nefrostomía percutánea y colocación de endoprótesis ureteral... 511
2. Derivación de la orina:
a. Filtración de la orina
b. Fístula vesicovaginal o colovesical
3. Acceso para intervención percutánea:
a. Nefrolitotomía percutánea
b. Biopsia o ablación tumoral
c. Dilatación de una estenosis
4. Localización preoperatoria del uréter
5. Antes y después de una litotricia extracorpórea por ondas de choque
6. Después de un procedimiento quirúrgico que implica mantener la permeabilidad
del uréter durante la cicatrización
Contraindicaciones
1. Coagulopatía no corregible: el riesgo de no realizar un drenaje se sopesa con el riesgo
de hemorragia y pérdida del riñón.
Específicas de las endoprótesis anterógradas ureterales:
1. Obstrucción no tratada de la salida vesical
2. Infección urinaria no tratada
3. Vejiga espasmódica o sin distensibilidad
4. Fístula vesical
5. Vejiga no nativa
Preparación preprocedimiento
1. Antes del drenaje renal, es importante tomar imágenes axiales para evaluar la pre-
sencia de hidronefrosis, variaciones anatómicas (duplicación, posición incorrecta
o riñón en herradura), quistes, tumores, cálculos o urinoma perinéfrico. En ciertas
ocasiones, una nefrografía con radiotrazadores puede servir para medir la fun-
ción renal diferencial.
2. El paciente debe estar informado de todo el procedimiento, riesgos y complicacio-
nes, tratamientos alternativos, mantenimiento del catéter y plan a largo plazo.
3. Los estudios de laboratorio pertinentes incluyen pruebas de hematócrito (Hct),
recuento de leucocitos y plaquetas, razón normalizada internacional (INR, de in-
ternational normalized ratio) y creatinina.
4. La coagulopatía debe corregirse según las normas locales. Los objetivos típicos
son INR < 2.0 y recuento de plaquetas > 50 000/μL. La anticoagulación oral debe
suspenderse mediante una estrategia puente si esto no puede hacerse totalmente.
5. Si es pertinente para el caso, se realiza un análisis de orina, así como un cultivo y
un antibiograma.
6. Ayuno (nada por vía oral o NPO) de conformidad con las normas del hospital para
que la sedación sea segura. El paciente puede tomar hasta 230 mL de líquidos 2-6 h
antes del procedimiento, pero NPO 2 h antes.
a. Puede considerarse una interconsulta con anestesia en pacientes que tienen
problemas con el decúbito prono o compromiso respiratorio que puede empeo-
rar con dicha posición.
7. Establecer un acceso intravenoso (i.v.) para la sedación y profilaxis con antibióticos
preprocedimiento si es necesario:
a. La clasificación de acuerdo con el riesgo para determinar los antibióticos profi-
lácticos apropiados reduce la tasa de complicaciones infecciosas.5,6
(1) Los pacientes con riesgo bajo reciben cefazolina 1 g i.v. antes de la coloca-
ción del tubo.
(2) Los pacientes con riesgo alto (como aquellos con cálculos) reciben ceftria-
xona 1 g i.v. cada 24 h o ampicilina 1-2 g i.v. cada 6 h y gentamicina 5 mg/kg
i.v. cada 24 h.
b. Después del procedimiento no se administran antibióticos de rutina, pero
puede justificarse su uso según los signos de infección.
c. La American Heart Association ya no recomienda el uso de antibióticos para pre-
venir la endocarditis bacteriana en pacientes sometidos a procedimientos en las
vías urinarias.⁷
512 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
SUTURA
PARA
FIJACIÓN
FIGURA 53-2 • Las dos formas básicas de los catéteres de drenaje con autorretención. A: tipo
Malecot o en forma de tulipán. B: catéter con espiral de autorretención
Procedimiento
Nefrostomía percutánea
1. Posición del paciente: de ser posible, decúbito prono o decúbito oblicuo. Las pa-
cientes embarazadas suelen sentirse cómodas sólo de costado.
CAPÍTULO 53 Nefrostomía percutánea y colocación de endoprótesis ureteral... 513
2. Se usa fluoroscopia o ecografía para determinar un sitio de acceso adecuado que
después se prepara y se cubre con campos quirúrgicos.
3. El sitio de entrada en la piel se encuentra a lo largo de la línea axilar homolate-
ral posterior, de prefrencia debajo de la undécima costilla para evitar ingresar
al tórax. Un abordaje subcostal es más cómodo para los pacientes.
a. Para evitar complicaciones hemorrágicas, la trayectoria de la aguja hacia el
riñón debe ser a lo largo de la “línea avascular de Brodel” ( fig. 53-3). Esta tra-
yectoria, normalmente a 30-45º con respecto a la superficie de la mesa, tam-
bién debe evitar otras estructuras interpuestas, como el hígado y el colon.
Idealmente, debe dirigirse hacia un cáliz en la zona baja posterior.
b. Si se realiza una NPC para tratar cálculos, la elección del cáliz de entrada es
fundamental, ya que debe permitir el mejor acceso a éstos.
c. Una entrada posterior directa sólo sirve para opacificar el sistema colector;
este acceso no debe utilizarse para colocar un catéter, ya que es incómodo
para el paciente y hace que se acode y funcione mal.
Posterior
Anterior
FIGURA 53-3 • Corte transversal de un riñón que muestra la trayectoria de la aguja por la línea
avascular de Brode y la relación de las divisiones anterior y posterior de la arteria renal con la pelvis renal
y el infundíbulo. El plano de división arterial es el área menos vascularizada del riñón y normalmente es
donde se realizan las punciones de nefrostomía para evitar dañar estructuras vasculares grandes (redi-
señado por Hunter DW, y cols. Percutaneous urologic techniques, Cap. 15, Parte 1. En: Castaneda-Zuniga
WR, Tadavarthy SM, eds. Interventional Radiology. 2nd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1992:787)
514 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
d. Debe evitarse la punción directa de la pelvis renal para colocación del catéter
debido al riesgo de hemorragia.
4. Se administra anestesia local (lidocaína al 1%) en el sitio de entrada elegido en la piel.
5. Se hacer una pequeña incisión a través de la dermis para facilitar la introducción
del catéter.
6. Los sistemas de introducción más utilizados son los equipos Cope, Jeff o Neff (Cook,
Bloomington, IN) y AccuStick® (Boston Scientific, Marlborough, MA) que permiten
un acceso inicial con aguja fina (calibre 21 o 22) y la colocación posterior de una
guía metálica de 0.889 y 0.965 mm (0.035 o 0.038”) con un introductor coaxial de 6 Fr.
a. Durante una respiración suave, se avanza la aguja hacia el cáliz previsto me-
diante guía fluoroscópica o ecográfica ( fig. 53-4A).
(1) En caso de hidronefrosis, se prefiere la guía ecográfica.
(2) La guía fluoroscópica es más adecuada cuando hay reparos radiopacos
(p. ej., cálculos calcificados, grapas quirúrgicas o endoprótesis ureteral
permanente).
(3) En el caso de los sistemas colectores no dilatados en los pacientes con con-
centraciones de creatinina normales o casi normales, pueden inyectarse
50-100 mL de contraste i.v. para opacificar el objetivo.
b. Cuando la aguja ingresa en el parénquima renal, la punta se moverá sincróni-
camente con el riñón. Al ingresar en el sistema colector, hay una disminución
abrupta en la resistencia al movimiento de la aguja hacia adelante.
c. Se retira el mandril de la aguja. En caso de hidronefrosis, la orina drenará li-
bremente. En caso contrario, se debe retirar lentamente la aguja mientras se
aspira con una jeringa plástica llenada hasta la mitad con contraste en un tubo
conector hasta que salga la orina.
d. Se inyecta una pequeña cantidad de contraste diluido para confirmar la posi-
ción de la aguja, y sólo si no hay sospecha de infección, se opacifica el sistema
colector. En caso de sospecha de infección, el sistema debe descomprimirse
parcialmente antes de inyectar el contraste para reducir al mínimo la trans-
locación bacteriana por la distensión posterior del sistema colector.9 Debe
evitarse una descompresión total, ya que dificultará el ingreso posterior si se
pierde el acceso de manera involuntaria.
e. Si se realiza una punción central, el sistema colector puede opacificarse sua-
vemente para visualizar un cáliz periférico adecuado para la punción con una
segunda aguja.
f. Una vez logrado el acceso en el cáliz objetivo, la aguja se cambia sobre una
guía de 0.457 mm (0.018”) por el introductor coaxial ( fig. 53-4B,C) (nota: los
refuerzos metálicos internos deben avanzarse sólo hasta el punto de entrada
del sistema colector para evitar la perforación accidental de la pelvis renal).
g. Se aspira orina por el introductor de 6 Fr para cultivo o citología. Están en alto
riesgo de cultivo positivo los sujetos con derivaciones urinarias, cistectomía,
colocación reciente de catéter o endoprótesis, o signos clínicos de infección.9
h. Se amplía la incisión en la piel con una pinza a una profundidad de casi 0.5 cm
antes de introducir el catéter.
7. El introductor coaxial se cambia sobre una guía metálica de 0.889 o 0.965 mm
(0.035 o 0.038”) por un catéter de NPC (por lo general, de 8 Fr) ( fig. 53-4D-G).
a. La introducción de un catéter de NPC de 8 Fr o mayor puede ser más fácil con
dilatadores de teflón.
b. El refuerzo metálico de la NPC sólo se usa para facilitar el acceso a través de los
tejidos blandos extrarrenales y no se avanza más allá del parénquima renal. Si se
dificulta pasar el catéter por los tejidos blandos, se usa un introductor pelable.
c. Una vez que la punta del catéter esté totalmente dentro de la pelvis renal o el
uréter proximal, se reforma la punta tipo pigtail dentro de la pelvis renal. Para
esto, se retira el refuerzo metálico, se retrae parcialmente la guía metálica y se
fija la punta aplicando una ligera tensión sobre la cuerda externa ( fig. 53-4).
8. Se retira la guía metálica por completo y se inyecta contraste para confirmar la
posición del catéter.
9. Se debe abrir el catéter a un drenaje externo y obtener una imagen para registrar la
descompresión del sistema colector y confirmar el buen funcionamiento del catéter.
10. Se fija el catéter a la piel con un disco de retención o un punto.
11. Se fija una bolsa de drenaje al cono externo.
CAPÍTULO 53 Nefrostomía percutánea y colocación de endoprótesis ureteral... 515
2. Se usa una guía metálica angulada de 0.889 mm (0.035”) con recubrimiento hidró-
filo para palpar el orificio estrechado. Puede requerirse una guía metálica rígida con
recubrimiento hidrófilo para atravesar una obstrucción fibrosada. Se debe tener
cuidado, ya que estas guías de baja fricción superficial pueden perforar el uréter.
3. Si la guía metálica no puede atravesar un uréter redundante o en forma de “S”, se
avanza un catéter angulado, como uno de Berenstein, a unos 5 mm por encima de
la primera curva y después una guía metálica con punta flexible o angulado con
CAPÍTULO 53 Nefrostomía percutánea y colocación de endoprótesis ureteral... 517
FIGURA 53-4 • (Continuación) E: se puede realizar una dilatación opcional del trayecto con un
dilatador aponeurótico sobre la guía. F: se introduce un catéter de nefrostomía sobre la guía con una
cánula rígida para dar apoyo mientras cruza el tejido blando subcutáneo (continúa)
FIGURA 53-4 • (Continuación) G: catéter de NPC Cope con espiral formada en la pelvis renal
Extremo
de la
guía
Primer
codo
FIGURA 53-5 • Medición del uréter para determinar la longitud de la endoprótesis. A: la guía y el
catéter se extienden más allá de la unión ureterovesical (UUV). Una vez que la guía se encuentra en
la vejiga a 2 o 3 cm de la UUV, la parte en el flanco se dobla sobre el cono del catéter. B: se retira la
guía hasta que la punta se encuentra en la pelvis renal aproximadamente 1 cm sobre la unión
pieloureteral (UPU). Se realiza un segundo codo en la guía. C: La distancia entre ambos codos de
la guía determinará la longitud del catéter entre las curvas tipo pigtail (reimpresión de Fritzsche P,
Lang EK. Stenting of the ureter—antegrade and retrograde techniques. En: Pollack HM, ed. Clinical
Urography: An Atlas and Textbook of Urological Imaging, vol. 3. Philadelphia, PA: WB Saunders;
1990:2771)
Sutura
Empujador
Catéter
doble “J”
Catéter
tipo pigtail
FIGURA 53-6 • Endoprótesis doble “J” de Silastic®. A: avance de endoprótesis doble “J” sobre
la guía más allá del sitio de obstrucción. B: primer plano del extremo proximal de una endoprótesis
doble “J” de Silastic con una sutura pasada a través de un orificio lateral para posicionamiento.
C: con el extremo proximal de la endoprótesis mantenido en su sitio con el empujador, se retira la
sutura y se libera el asa proximal. D: la endoprótesis hace un asa en el infundíbulo del polo inferior,
y el empujador ha sido cambiado por un catéter pigtail para un drenaje externo temporal (rediseñado
por Hunter DW, et al. Percutaneous urologic techniques, cap. 15, parte 1. En: Castaneda-Zuniga WR,
Tadavarthy SM, eds. Interventional Radiology. 2nd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1992:881)
Nefrostomía retrógrada
Cuando existe un conducto ileal después de una cistectomía, la nefrostomía retró-
grada es el sistema de drenaje urinario preferido ( fig. 53-1D).10
1. El acceso anterógrado al riñón se logra igual que cuando se pone una NPC.
2. Se avanza un catéter angulado y una guía hidrófila para pasar la obstrucción en
el conducto.
3. Con el paciente en decúbito lateral, se prepara el sitio de urostomía. El catéter y la
guía se dirigen fuera de la ostomía (en este caso, es necesario otro operador).
4. Después, se avanza una guía rígida en dirección retrógrada desde el extremo del
catéter (que sale por el estoma) hasta el cono (en el flanco) y se retira el catéter
angulado.
5. Un catéter de nefrostomía retrógrado (40-50 cm de longitud) se avanza sobre la guía
a través del estoma hasta que el asa de autofijación se encuentre en la pelvis renal.
6. Puede avanzarse un catéter de “seguridad” anterógrado sobre el extremo flexible
de la guía (por el flanco) hacia el riñón antes de retirar la guía para mantener el
acceso anterógrado.
7. Se retira el alambre y se colocan los mecanismos de autofijación del catéter.
8. Se inyecta contraste en cualquier catéter para confirmar un drenaje adecuado a
través del catéter retrógrado hacia la urostomía.
9. Si se dejó un catéter anterógrado, puede taparse y retirarse en el primer recambio
eficaz del catéter retrógrado en un período de 1-3 meses. Dado que los conductos
son de tamaño y tortuosidad variables, puede ser complicado cambiar el catéter
retrógrado y quizá sea necesario revertir el acceso anterógrado.
d. El catéter se recambia sobre una guía rígida por una endoprótesis que se avanza
hasta la pelvis renal. La guía se retira para que se forme la espiral tipo pigtail en
la pelvis renal.
e. Se usa un “empujador” para introducir el extremo de la endoprótesis por la ure-
tra mientras se retira la guía para que se forme la espiral tipo pigtail distal en la
vejiga. Posteriormente, puede retirarse el introductor de la uretra.
Cuidados posprocedimiento
1. Después de colocar un nuevo catéter o un recambio con sedación, reposo y mo-
nitorización de las constantes vitales cada 15-30 min durante 2-4 h.
2. Si el drenaje se realizó para aliviar una obstrucción, puede haber una diuresis
abundante. Monitorizar el gasto urinario permite un reemplazo i.v. de volumen.
3. Si la NPC tiene fines de descompresión, se continúa el drenaje externo hasta recu-
perar el flujo anterógrado. Si la NPC tiene el fin de proporcionar un trayecto para
la posterior extracción de cálculos y no hay obstrucción, el catéter puede taparse
hasta que se realice el procedimiento.
4. Reanudar la dieta preprocedimiento.
5. Continuar los antibióticos, sólo si hay signos de infección.
6. Tratar el dolor y la fiebre de forma sintomática.
7. Si hay coágulos que obstruyen el catéter e impiden un buen drenaje, se lava con
5-10 mL de solución salina bacteriostática normal cada 4-8 h.
8. Puede observarse orina teñida de sangre hasta 48 h después:
a. Si persiste una hematuria importante, puede realizarse un estudio del tracto.
b. Si los valores de hematócrito bajan sin una hematuria importante, se debe
comprobar la presencia de hemorragia retroperitoneal.
9. Después de la nefroureterostomía o la colocación de una endoprótesis anteró-
grada, los pacientes pueden presentar irritación vesical y un aumento anómalo
en el número de micciones durante algunos días, que en la mayoría de los casos
es autolimitado.
10. Los catéteres de NPC y nefroureterostomía se cambian habitualmente cada
3 meses (o más si es necesario) para evitar que se obstruyan por incrustaciones y
residuos.8 En general, en este recambio no es necesaria la sedación i.v. o sólo una
pequeña cantidad. Las endoprótesis ureterales anterógradas se cambian cada
3-6 meses.
11. En caso de pacientes con oclusiones frecuentes del catéter, lo más recomendable
es un lavado con solución salina normal (10 mL 2 veces al día).
12. El uso sistemático de antibióticos profilácticos para el recambio del catéter sigue
siendo tema de debate.
Resultados
1. La colocación de un tubo de NPC, especialmente en sistemas colectores dilatados,
es muy eficaz (95-100 %).
2. La permeabilidad global de una endoprótesis ureteral es del 80 %, y la mayoría de
los fracasos ocurren a los 2 meses de haberla colocado.
a. La vida de la endoprótesis puede prolongarse:
(1) Aumentando el flujo de orina, mediante pacientes bien hidratados
(2) Administrando antibióticos profilácticos al colocar la endoprótesis
(3) Evitando colocar la endoprótesis en sistemas colectores con presencia de
sangre o infección
Complicaciones y tratamiento1,4-7,9
Mayores: 4.0 %
1. Hemorragia masiva que requiere cirugía o embolización transcatéter: 1-3.6 %.
a. En raras ocasiones pueden ser necesarias una angiografía y una embolización.
b. Si no se observa el vaso responsable, la NPC debe retirarse sobre una guía y
realizarse otra arteriografía renal para visualizar cualquier vaso sangrante o
CAPÍTULO 53 Nefrostomía percutánea y colocación de endoprótesis ureteral... 523
anómalo que el catéter pueda ocultar o tapar. Inmediatamente después de la
angiografía, se vuelve a insertar rápidamente la NPC para taponar la sangre.
2. Sepsis: 1-2 %.
3. Neumotórax: < 1 %.
4. Muerte por hemorragia: < 0.2 %.
5. Peritonitis: poco frecuente.
FIGURA 53-7 • Diagrama que ilustra el retiro de un catéter Cope obstruido. A: la incrustación
con sales urinarias produjo la fijación del hilo que endereza el asa del catéter. Se ha cortado el cono
del catéter y se pasó una sutura de seda por su extremo romo. B: la sutura de seda se pasó por la
luz del introductor pelable, que después se avanzó sobre el catéter Cope haciendo que el borde del
introductor libere el hilo y enderezca el asa. C: una vez enderezada el asa, se pasa una guía metálica
de 0.889 mm (0.035”) por la luz del asa hacia el sistema colector. D: Mientras la guía metálica se
mantiene en posición, el catéter se retira a través del introductor pelable (rediseñado por Hunter DW,
et al. Percutaneous urologic techniques, cap. 15, parte 1. En: Castaneda-Zuniga WR, Tadavarthy SM,
eds. Interventional Radiology. 2nd ed. Baltimore: Williams & Wilkins; 1992:838.)
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stenting: technique-indications-complications. Eur Radiol. 2006;16:2016–2030.
CAPÍTULO 54 Drenaje y esclerosis de linfoceles y quistes525
Con frecuencia se encuentran lesiones quísticas en imágenes axiales que suelen ser
un hallazgo incidental sin síntomas relacionados. Éstas pueden ser congénitas o ad-
quiridas. Prácticamente cualquier órgano sólido puede tener quistes. Los congénitos
casi siempre se encuentran en el hígado, el páncreas, los riñones y los ovarios. Las
lesiones quísticas adquiridas, como linfoceles, hematomas, seromas, urinomas y bi-
lomas, pueden aparecer después de una cirugía, un traumatismo o una infección.
A nivel histológico, existen dos categorías amplias: (1) quistes reales, revestidos por
epitelio, y (2) seudoquistes revestidos por tejido fibroso o de granulación sin epitelio.
Pueden producir síntomas si son grandes, se complican con una hemorragia o una
infección, o si presentan una torsión. Salvo en caso de torsión (que debe tratarse con
cirugía), una estrategia terapéutica viable es la aspiración percutánea en una o varias
sesiones y un drenaje con catéter con o sin escleroterapia.1,2
La aspiración percutánea permite un análisis diagnóstico y puede ser terapéu-
tica. Cuando el quiste es grande, es más eficaz el drenaje con catéter, porque el líquido
puede tener un volumen de 1 L o más.1 El catéter puede dejarse en su sitio para lograr
un drenaje prolongado en caso de que el líquido vuelva a acumularse. A veces, la obli-
teración del quiste puede lograrse sólo con un drenaje permanente. Si después de la
aspiración o el drenaje vuelve a aparecer un quiste, la escleroterapia es una opción
segura y eficaz.3,4
Los esclerosantes incluyen yodopovidona, tetraciclina/doxiciclina, bleomicina,
cianoacrilato, tetradecil sulfato de sodio, solución salina hipertónica y ácido acético.
526 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Indicaciones
1. Dolor o molestias: referido o localizado.5
2. Infección secundaria.
3. Secuelas funcionales por efecto de masa.
a. Quistes renales: hematuria, compresión del sistema colector e hipertensión.2
b. Linfoceles: edema en las piernas, tromboflebitis, disfunción en un trasplante
renal.6
c. Quistes hepáticos, renales y esplénicos: obstrucción biliar (ictericia o colesta-
sis) o intestinal (estreñimiento o saciedad temprana).
Contraindicaciones
Absolutas
1. Comunicación con estructuras vitales, como vasos, árbol biliar, conducto pancreá-
tico o sistema colector renal
2. Comunicación con la cavidad peritoneal o retroperitoneo (especialmente en casos
de cirugía previa)
3. Ausencia de un margen seguro para el acceso percutáneo
Relativas
1. Coagulopatías
2. Paciente que no cumple (en especial si se deja un drenaje para una terapia de varias
sesiones)
Preparación preprocedimiento
1. Evaluación de síntomas y pruebas de laboratorio, y su correlación con las imágenes:
a. ¿Los síntomas del paciente (saciedad temprana, aumento anómalo en el número
de micciones, dolor, etc.) se asocian con el sitio de una lesión quística conocida?
b. ¿Las anomalías detectadas en las pruebas de laboratorio (hiperbilirrubinemia,
concentraciones elevadas de creatinina sérica, etc.) se asocian con el sitio de
una lesión quística conocida?
2. Imágenes:
a. Ecografía, tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) para
describir la lesión (simple o compleja, nodularidad en los tejidos blandos indi-
cativa de tumor, vascularidad, etc.). Si la lesión es grande o no se observa bien
en la ecografía, se debe realizar una TC o RM para describir completamente su
grado y estructura interna.
b. Se evalúa la seguridad y la posibilidad del acceso percutáneo, las estructuras
vitales adyacentes, y se elige el modo de guía por imagen. Dado que las lesiones
quísticas más sintomáticas son grandes y están llenas de líquido, se puede ac-
ceder fácilmente a la mayoría mediante guía ecográfica.
c. Si se sospecha una neoplasia quística o necrótica, se debe reconsiderar el pro-
cedimiento de drenaje, pero no realizar la esclerosis. El drenaje de colecciones
quísticas de tumores se realiza algunas veces con fines paliativos, pero no
debe considerarse la esclerosis debido a que existe el riesgo de comunica-
ción con estructuras adyacentes vitales.
3. Definición de las expectativas clínicas:
a. Aclarar y comunicar el plan terapéutico al médico que deriva y al paciente. En
general, se necesitan varias sesiones en las que debe enfatizarse la cooperación
del paciente (p. ej., la posición corporal posterior al procedimiento cambia des-
pués de inyectar un esclerosante).
b. El paciente debe saber que puede tener un catéter de drenaje durante el trata-
miento, cuyos débitos diarios deben registrarse.
CAPÍTULO 54 Drenaje y esclerosis de linfoceles y quistes527
Procedimiento
Diagnóstico
1. Puede realizarse una aspiración o drenaje inicial al insertar la aguja sin colocar
el catéter (si el acceso es sencillo) o colocándolo (si el acceso es complejo) para
obtener líquido que se envía a pruebas de laboratorio (hemograma completo,
creatinina en líquido/nitrógeno ureico en sangre, triglicéridos, linfocitos, citología
y tinción o cultivo de Gram).
2. En caso de urinomas, puede ser necesaria una aspiración o drenaje para controlar
los síntomas o evitar una sobreinfección. No deben contener linfocitos o triglicé-
ridos, pero sí presentar concentraciones de creatinina superiores a las del suero y
equivalentes a las de la orina. Los urinomas no se esclerosan; debe solucionarse la
filtración subyacente para tratar colecciones reacias.
3. Después de una operación, se pueden observar seromas y linfoceles en los cua-
les no sólo es necesaria una aspiración o drenaje, sino que las colecciones recidi-
vantes pueden necesitar esclerosis. Los seromas no deben contener linfocitos o
triglicéridos, mientras que los linfoceles contienen linfocitos y posiblemente trigli-
céridos (y quilomicrones).
4. Las colecciones con sospecha de infección deben aspirarse o drenarse teniendo en
cuenta una terapia antimicrobiana. En ciertas circunstancias se ha realizado una
esclerosis, como en la hidatidosis.8
Aspiración y drenaje
1. El drenaje o la escleroterapia de quistes pueden realizarse de manera ambulatoria,
ya sea con un tratamiento de una o varias sesiones. El tratamiento de colecciones
infectadas (como en la equinococosis) debe realizarse con el paciente hospitali-
zado sólo para una monitorización prolongada.
2. Vale la pena intentar la aspiración o el drenaje inicial de una lesión quística sin-
tomática sin esclerosis hasta que se haya establecido la presencia de un quiste
recidivante o la recidiva de los signos o los síntomas.
3. Puede utilizarse la técnica de Seldinger o de trocar directa, dependiendo de la co-
modidad del cirujano, así como del tamaño y la localización de la lesión.
4. En general, se prefiere la guía ecográfica (especialmente en lesiones superficiales
claramente visualizadas). Una TC sirve para lesiones difíciles de visualizar con la
ecografía.
5. Cuando se establece una ventana percutánea segura para la lesión, puede reali-
zarse el acceso inicial con un sistema de micropunción coaxial o una aguja-trocar
calibre 18.
6. Si se considera necesario un catéter de drenaje, por ejemplo, para colecciones
mayores, o si se intenta un drenaje aspirativo prolongado, puede colocarse uno
multipropósito de 8-12 Fr.
7. Un drenaje persistente (o la recidiva de quistes y síntomas después de retirar el
drenaje) justifica la escleroterapia. Se recomiendan las imágenes axiales con TC o
ecografía antes de la terapia para reevaluar las características y la accesibilidad de
los quistes.
528 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Escleroterapia
1. Antes de la escleroterapia, se realiza una cistografía para garantizar que el quiste
sea independiente.
a. Una vez confirmado, se procede a la escleroterapia. En general se requieren va-
rias sesiones de escleroterapia.
2. Detalles del procedimiento:
a. Yodopovidona: una instilación al 10% (Betadine®; Purdue Pharma, Stamford, CT)
equivalente a la mitad del volumen de líquido aspirado, sin exceder los 100 mL.
Después, el catéter se tapa por 2 h y el paciente se rota los 360º, pasando 15 min
en cada posición (es decir, decúbito supino, decúbito lateral derecho, decúbito
prono y decúbito lateral izquierdo). Luego, el catéter se conecta a un drenaje
por gravedad.6
b. Etanol deshidratado (95-99 %): el procedimiento es similar al de la yodopovi-
dona. La cantidad instilada equivale a la mitad del volumen de líquido aspirado,
con un máximo de 100 mL para evitar la toxicidad del etanol. El catéter se tapa
y el paciente se rota los 360º, pasando 5-10 min en cada posición. El etanol debe
aspirarse totalmente antes de retirar el catéter. Si aparece dolor durante la in-
yección, pueden instilarse 10-15 mL de lidocaína al 1 % en la cavidad quística.2,6
c. Doxiciclina: se reconstituyen cinco viales de doxiciclina en polvo (100 mg cada
uno, total 500 mg; American Pharmaceutical Partners, Los Ángeles, CA) en
20 mL de solución salina normal y 5 mL de lidocaína al 1 %. La mezcla se inyecta
en la cavidad quística y el tubo se tapa por 1 o 2 h. El paciente debe rotarse
para permitir el contacto con toda la pared quística. Después, debe aspirarse el
esclerosante.6,9
d. Sellador de fibrina (TISSEEL VH; 5 mL, equipo de dos componentes; Baxter
Healthcare, Westlake Village, CA): el quiste debe aspirarse totalmente para
aumentar al máximo el contacto con la pared. Puede emplearse un catéter ve-
noso central de tres luces de 7 Fr (AK15703; Arrow, Reading, PA) con el fin de
administrar el sellador de fibrina. Un catéter de dos luces puede ser suficiente,
pero uno de una sola luz no es compatible porque los fármacos se polimeri-
zarán durante la administración. El sellador de fibrina se prepara según las
recomendaciones del fabricante. Ambas jeringas se calientan a 37 °C y las so-
luciones se inyectan simultáneamente a través de luces separadas del catéter
para un total de 10 mL. Pueden agregarse 80 mg de gentamicina a una de las
jeringas, pero no existen datos que demuestren que esto disminuye la tasa de
infecciones posprocedimiento. Se retira el catéter y se da masajes en el sitio
para limitar las filtraciones y aumentar al máximo el contacto con la super-
ficie. En una sesión puede realizarse un tratamiento con TISSEEL y después
retirarse el catéter. Si es necesario, pueden llevarse a cabo varios tratamientos
en distintas sesiones.7
Cuidados posprocedimiento
1. El paciente debe monitorizarse inmediatamente después del procedimiento por
1 o 2 h en un área de observación para controlar la estabilidad hemodinámica y el
dolor (se recomienda un tiempo de 2 h si se deja un drenaje).
2. La intolerancia al drenaje o un dolor intenso justifica un tratamiento hospitalario
o el retiro del drenaje. Normalmente, la terapia es bien tolerada y no es necesa-
rio un control excesivo del dolor.
3. Si se coloca un catéter, se le pide al paciente que lleve un registro diario de los dé-
bitos para su posterior revisión en una consulta de seguimiento. El catéter puede
permanecer varios días o semanas durante la escleroterapia o incluso por varios
meses en algunos casos.
4. Debe considerarse retirar el catéter o suspender la escleroterapia si los débitos
en el drenaje son inferiores a 10-20 mL por 24 h. Se recomienda evaluar el drenaje
antes de retirar el catéter, ya sea con una TC o una inyección de contraste con
fluoroscopia, para confirmar el colapso del quiste y descartar que una posición in-
correcta del drenaje sea la causa de la menor secreción.
CAPÍTULO 54 Drenaje y esclerosis de linfoceles y quistes529
Resultados
1. El drenaje y la escleroterapia han demostrado ser eficaces para el tratamiento de
las lesiones quísticas sintomáticas.1-4,6 Tasas esperadas de eficacia:
a. Quistes renales simples: reducción de volumen del 93-98 % en una sola sesión de
esclerosis con alcohol.
b. Quistes hepáticos simples: reducción de volumen del 95 % (rango del 40-100 %).
c. Linfoceles: tasa de éxitos con el drenaje percutáneo y la esclerosis tan alta como
del 94 y 100 %, respectivamente.2
2. Es probable que el tamaño del quiste afecte las tasas de éxito, ya que el tratamiento
eficaz de los quistes más grandes es más complejo.6
3. Existen opciones de tratamiento quirúrgico, como la marsupialización o el deste-
chamiento de los quistes; sin embargo, algunos estudios comparativos demues-
tran que la escleroterapia es igualmente eficaz.1-4,6 Puede considerarse una cirugía
en las lesiones cuyo acceso es complicado o aquellas en las que el tratamiento con
drenaje o escleroterapia no fue eficaz.
4. El drenaje y la escleroterapia también son una opción cuando fracasa el trata-
miento quirúrgico inicial.10
Complicaciones
Mayores
1. Son poco frecuentes y pueden reducirse al mínimo con una planificación adecuada
de la vía de acceso y una evaluación minuciosa antes de instilar el esclerosante.
2. La absorción o inyección intravascular accidental de etanol puede provocar hipo-
tensión prolongada, aumento de la resistencia vascular pulmonar o alteración del
nivel de consciencia y depresión del sistema nervioso central.
Menores
1. Infecciones relacionadas con el catéter
2. Dolor localizado o lesiones en tejidos (p. ej., renales: necrosis tubular aguda; hepá-
ticas: infarto, estenosis biliares; derrame peritoneal: dolor intenso)
3. Quiste recidivante
Referencias
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55 Tumores pulmonares
Bradley B. Pua y Stephen B. Solomon
Cáncer de pulmón
El cáncer pulmonar primario es la principal causa de muerte en Estados Unidos. El
cáncer pulmonar no microcítico (CPNM) representa el 85 % de este tipo de neopla-
sias, mientras que el microcítico representa aproximadamente el 15 %. En general, el
microcítico es más agresivo, y los pacientes presentan un compromiso extenso de los
ganglios linfáticos y metástasis. En la actualidad, esta característica limita la ablación
de este subtipo de tumor a un tratamiento de último recurso, el cual se basa princi-
palmente en quimioterapia y radioterapia sistémicas. Por otro lado, los pacientes con
CPNM se presentan mucho antes, lo cual permite un tratamiento local, como cirugía,
radioterapia corporal estereotáctica y ablación. Actualmente, la terapia quirúrgica
(resección lobular) se considera el tratamiento de primera línea del cáncer de pul-
món en estadio inicial, mientras que la ablación se reserva para los pacientes que no
son candidatos a la cirugía. Otras indicaciones para el tratamiento del CPNM pueden
incluir (1) rescate (respuesta deficiente o nula a la quimioterapia, radiación o ciru-
gía), o (2) focos únicos de crecimiento de un tumor en un paciente con enfermedad
metastásica estable.
El tratamiento de las metástasis pulmonares sigue siendo un tema muy debatido.
El manejo de las metástasis limitadas con metastasectomía fue validado retrospec-
tivamente al observarse un aumento en la supervivencia actuarial una vez realizada
la resección completa (resección R0).2 La ablación térmica también es parte del tra-
tamiento de este subconjunto de pacientes, el cual, además de ayudarlos a enfrentar
otras metástasis en el futuro, conserva la función pulmonar.
530
CAPÍTULO 55 Tumores pulmonares531
Indicaciones
Neoplasia maligna detectada con biopsia
1. Cáncer pulmonar primario en estadio inicial:
a. Inoperable o rechazo a la cirugía.
(1) Reserva pulmonar limitada (véase sección Preparación preprocedimiento)
b. Recidivas: después de la cirugía, radiación o quimioterapia.
2. Enfermedad metastásica limitada:
Enfermedad metastásica difusa que responde a la quimioterapia sistémica con un
solo foco que no responde.
3. Tratamiento de último recurso:
a. Después de la radiación: recidiva local en el lecho posradiación.
b. Después de la cirugía: recidiva local en el lecho postoperatorio.
c. Paliación de los síntomas: por lo general, dolor.
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía no corregida:
a. Anomalías no corregidas de pruebas de laboratorio:
(1) Razón normalizada internacional (INR, de international normalized ratio)
mayor de 1.5
(2) Recuento de plaquetas inferior a 50 000/μL
b. Diátesis hemorrágica no corregida
2. Bacteriemia o infección activa:
a. Después de la ablación, el tejido puede ser un nido de infección y puede formar
abscesos.
Relativas
1. Tumores adyacentes a órganos vitales:
a. Mediastino, vasos sanguíneos grandes (aorta o arteria pulmonar principal),
esófago y pared torácica.
b. Se considera una contraindicación relativa; pueden emplearse técnicas de se-
paración (como se describe después) para crear un área de amortiguación entre
el tumor y las estructuras vitales vecinas.
2. Proximidad a vasos > 3 mm:
a. Aunque no sea una contraindicación real, algunos estudios indican que la proxi-
midad a vasos de este tamaño puede causar un efecto “disipador de calor” sufi-
cientemente significativo, lo cual aumenta la tasa de progresión tumoral local.3
Preparación preprocedimiento
1. Anamnesis y exploración física dirigida a:
a. Antecedentes de diátesis hemorrágica.
b. Afectación cardiopulmonar concurrente, que puede afectar la elección de la
sedación.
(1) Una función pulmonar afectada puede contraindicar la resección.
(a) Las pruebas funcionales pulmonares pueden verse afectadas de forma
pasajera después de la ablación.
(2) La ablación puede realizarse en el pulmón contralateral en un paciente con
una neumonectomía previa.4
c. Marcapasos e implantes metálicos:
(1) Aunque se ha informado la ARF y la AMO en pacientes con marcapasos/
desfibriladores, se sigue recomendando desactivar estos dispositivos du-
rante la ablación de tumores pulmonares.5 La desactivación con un imán
sobre el marcapasos o desfibrilador eliminará temporalmente la actividad
de detección hasta que se retire el imán. En estos casos, puede utilizarse la
crioablación.
(2) Los implantes metálicos, si son pequeños, pueden calentarse debido al cir-
cuito creado desde la sonda de ARF hasta la almohadilla a tierra.
532 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
2. Trabajo en equipo:
a. El tratamiento de pacientes con tumores primarios y metastásicos debe ha-
cerse después de hablar con un equipo multidisciplinario que trate al paciente.
(1) Idealmente, se debe presentar al paciente y hablar de su tratamiento con un
equipo multidisciplinario, como un comité de evaluación de tumores.
3. Biopsia preprocedimiento:
a. En general, las lesiones que se tratan deben ser neoplasias malignas detectadas
con biopsia.
(1) A veces es preferible realizar la biopsia en otro momento porque:
(a) Los hallazgos de la biopsia pueden alterar el tratamiento.
(b) La posibilidad de hemorragia durante la biopsia puede ocultar la lesión
por tratar, lo cual disminuye su eficacia. Un corto intervalo entre la biopsia
(≈ 1 semana) y la ablación permitirá resolver estos cambios posbiopsia.
4. Imágenes antes del procedimiento y elección de la guía:
a. Antes del procedimiento debe realizarse una tomografía computarizada (TC) o
tomografía por emisión de positrones (PET)/TC para evaluar el estadio, planifi-
car la trayectoria y tener un punto de referencia para el seguimiento.
b. Guía:
(1) TC: la gran mayoría de las ablaciones pulmonares se realizarán mediante
guía con TC.
(2) Ecografía: es eficaz para el tratamiento de lesiones pulmonares periféricas o
masas en la pared torácica.
(3) Fluoroscopia con TC: tiene la ventaja de presentar imágenes en tiempo real
mientras se coloca el aplicador.
5. Factores que disminuyen la eficacia de la ablación:
a. Tumores > 3 cm.
(1) Cáncer primario: se determinó que el tratamiento de tumores menores de
3 cm se asocia con una mayor tasa de necrosis tumoral total y supervivencia
libre de progresión local.6
(2) Metástasis: el tratamiento de tumores menores de 3 cm se asocia con una
mayor supervivencia general.7
b. La proximidad a los vasos grandes puede actuar como un disipador de calor
que limita la eficacia del tratamiento.
Procedimiento
1. Anestesia:
a. Puede utilizarse sedación moderada o anestesia general y local.
(1) Ventajas de la anestesia general:
(a) Control de las vías respiratorias.
(b) El control de la ventilación (el ritmo y el volumen corriente) puede ayu-
dar a localizar y entrar en la lesión.
(c) Movimiento del paciente limitado.
2. Posición del paciente:
a. Almohadillas a tierra (ARF):
(1) Las almohadillas a tierra dispersivas deben colocarse en un área bien prepa-
rada, sin vello o rasurada, equidistantes del objetivo. Para reducir el riesgo
de quemaduras cutáneas, se debe tener cuidado al colocarlas antes de la
ablación y atender su posición durante ésta.
b. Almohadillas:
(1) Es fundamental colocar almohadillas en áreas con haces neurovasculares
importantes.
(a) Se han informado lesiones del plexo braquial en pacientes cuya posición
es errónea.
3. Antibióticos:
a. Pueden administrarse 1 h antes del procedimiento para cubrir la flora de la piel.
(1) Ningún estudio demuestra la necesidad de antibióticos. Sin embargo, el te-
jido desvitalizado puede ser un nido de infecciones.
4. Posición y puntos de acceso (similares a la biopsia pulmonar):
a. La trayectoria debe:
(1) Limitar la cantidad de surcos interlobulillares atravesados.
CAPÍTULO 55 Tumores pulmonares533
Sagital
Coronal
Preprocedimiento
FIGURA 55-1 • Aplicador de ablación por radiofrecuencia con varias ramas, las cuales cubren todo
el tumor. Es importante garantizar una cobertura adecuada en varios planos
534 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
7. Técnicas adicionales:
a. Superposición de las sondas:
(1) Puede emplearse más de una sonda o realizarse la ablación en varios lugares
con una sola sonda al tratar tumores mayores de 3 cm.
(a) Puede aumentar el riesgo de neumotórax.
b. Técnicas de separación:
(1) Para el tratamiento de lesiones yuxtapleurales y paramediastínicas, puede
crearse un neumotórax artificial para separar la lesión de las estructuras
antes mencionadas.
c. Termopares:
(1) Los termopares (termocuplas) colocados en el borde del tumor o cerca de
estructuras sensibles pueden guiar las elecciones de los parámetros del dis-
positivo de ablación.
8. Aprovechar las imágenes:
a. El empleo habitual de reconstrucciones tridimensionales puede ayudar a opti-
mizar la colocación de la sonda.
9. Elección de la energía de ablación (ARF, microondas o crioablación):
a. Las microondas deben evitarse en lesiones menores de 1-2 cm de la superficie
pleural. Las áreas de AMO contiguas a la superficie pleural son propensas a for-
mar fístulas broncopleurales.
b. Un ciclo corto pretratamiento de congelación y descongelación de 3 min cada
uno puede permitir una mejor formación de bolas de hielo cuando se utiliza
la crioablación de manera secundaria para aumentar la conductividad de la
hemorragia frente a la del aire.
c. La crioablación es mejor tolerada en pacientes sometidos al procedimiento con
sedación consciente que con anestesia general.
Cuidados posprocedimiento
1. Tratamiento inmediato posterior al procedimiento:
a. Se realiza una TC posprocedimiento para evaluar el área de ablación, el posible
daño colateral y la presencia de hemorragia pulmonar o neumotórax. Si existe
un neumotórax significativo, puede llevarse a cabo una aspiración de prueba
del aire antes de sacar el aplicador de ablación.
b. El procedimiento puede realizarse con alta el mismo día, aunque es conve-
niente mantener al paciente bajo observación durante la noche cuando tienen
otras enfermedades asociadas.
c. Debe tomarse una radiografía de tórax inmediatamente después del procedi-
miento y a las 2 h siguientes. Si el paciente tiene síntomas, las imágenes deben
tomarse antes.
d. Estadía por la noche:
(1) Control del dolor: el dolor se controla bien con oxicodona más paraceta-
mol y suele disminuir de manera significativa al día siguiente. La mayoría
de los pacientes no sienten dolor; si llegan a tener dolor leve, se controla con
los analgésicos usuales previo al alta.
(2) Antes del alta debe realizarse una radiografía de tórax para evaluar la nece-
sidad de tratamiento por neumotórax tardío o complicaciones de otro tipo.
e. Tubo pleural: un neumotórax que se expande o recidiva (si recurre después de
la primera aspiración) requiere un tubo pleural o de tórax.
(1) Los pacientes más sintomáticos requieren tubos pleurales.
(2) Casi siempre se puede retirar el tubo pleural al día siguiente de realizado el
procedimiento.
2. Seguimiento con imágenes:
a. Tomografía computarizada:
(1) Se realiza una nueva TC con contraste en un período de 1-3 meses y otra
cada 3 meses para evaluar un tumor local recidivante.
(2) Hallazgos normales: opacidad en vidrio esmerilado alrededor del tumor tra-
tado que se consolida en un período de 2-3 meses.
(3) Hallazgos anómalos: aumento del contraste.
(a) Nueva captación del contraste o irregularidades en áreas tratadas en
comparación con el estudio inicial.
CAPÍTULO 55 Tumores pulmonares535
FIGURA 55-2 • Imágenes de seguimiento con PET y TC después de la ARF. Las imágenes antes del
procedimiento muestran una lesión que capta fluorodesoxiglucosa (FDG) (flecha blanca) dentro del
parénquima pulmonar (flecha negra). A los 4.5 meses del tratamiento, la lesión parece más grande
(flecha negra) debido a cambios inflamatorios circundantes, ya que la PET muestra un borde liso
y circular circundante de captación de FDG (flecha blanca), que es un hallazgo esperado. A los
40 meses de la ARF, la lesión tratada es más pequeña que la anterior al tratamiento (flecha negra)
sin actividad significativa de la FDG en el sitio del tumor (flecha blanca). Es necesario un seguimiento
continuo para evaluar una lesión dilatada o cambios o aumentos en la actividad de la FDG
Resultados
1. Tratamiento de tumores pulmonares primarios:
a. Ablación con radiofrecuencia:
(1) Estudio RAPTURE (de Radiofrequency Ablation of Pulmonary Tumors Res-
ponse Evaluation) prospectivo, multicéntrico y con intención de tratar:13 su-
pervivencia específica con cáncer pulmonar no microcítico del 92 % a 1 año
y del 73 % a los 2 años (tumores < 3.5 cm).
(2) Simon y cols.:6 con seguimiento a 5 años, supervivencia general (cáncer pul-
monar no microcítico tratado) del 78 % a 1 año y del 27 % a los 5 años (tumo-
res < 3.0 cm).
536 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Complicaciones y tratamiento
1. Neumotórax:
a. El riesgo de neumotórax es variable; en los estudios más modernos se indican
tasas tan bajas como del 9-13 %,17 y neumotórax que requieren tubo pleural
del 3.5 %.18
b. Tasas de neumotórax notificadas en estudios más grandes:
(1) RAPTURE:13 19.7 %.
(2) Simon y cols.:6 28.4 %.
(3) De Baère y cols.:8 54 %.
2. Hemoptisis:
a. Se observa hemoptisis moderada en el 3 % de los casos.
b. Puede presentarse una hemorragia pasajera en la expectoración después de la
ablación; se debe informar a los pacientes que es de resolución espontánea.
3. Neuropatía:
a. El tratamiento de tumores yuxtapleurales puede causar parestesias o dolor
pleural.
(1) Aunque se resuelven de manera espontánea con el tiempo, pueden admi-
nistrarse antiepilépticos como pregabalina o gabapentina con el objetivo de
tratarlos.
b. Se ha informado la aparición de lesión nerviosa diafragmática por el tratamiento
de masas paramediastínicas.
(1) Aunque es de resolución espontánea, es preferible evitarla.
c. Lesión en el plexo braquial: causada por la mala posición del paciente.
4. Dolor:
a. Para calmar casi todo tipo de dolores, la noche anterior al procedimiento pue-
den utilizarse opiáceos o analgesia controlada por el paciente; la mayoría de
las veces el dolor desaparece o disminuye significativamente después del pro-
cedimiento.
5. Otros:
a. Fiebre
b. Infección o absceso, Aspergillus en la cavidad
c. Fístula broncopleural
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CAPÍTULO 56 Tumores hepáticos537
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complications after computed tomography-guided radiofrequency ablation of lung
tumors. Cardiovasc Intervent Radiol. 2008;31:122–130.
56 Tumores hepáticos
Laura Crocetti y Riccardo Lencioni
Indicaciones
1. CHC en estadio muy temprano y temprano, de acuerdo con la clasificación del Hos-
pital Clínico de Barcelona (BCLC, de Barcelona Clinic Liver Cancer) (cuadro 56-1)
cuando el paciente no es candidato a resección o trasplante de hígado. El paciente
debe tener un solo tumor menor de 5 cm o como máximo tres nódulos menores de
3 cm cada uno, sin signos de invasión vascular o extensión extrahepática, prueba
del estado general 0 y si presenta cirrosis hepática, clase de Child-Pugh A o B.
2. Pacientes no quirúrgicos con oligometástasis por CCR aisladas en el hígado. Algu-
nos casos con enfermedad metastásica hepática y pulmonar limitada por CCR pue-
den calificar, siempre y cuando la enfermedad extrahepática sea curable.
3. Metástasis hepáticas por otros cánceres primarios. Se han informado resultados
iniciales prometedores en el tratamiento de tumores mamarios y endocrinos.3
Contraindicaciones
Absolutas
1. Tumor localizado a menos de 1 cm de un conducto hepático importante, debido al
riesgo de estenosis tardía
2. Dilatación de las vías biliares intrahepáticas
3. Localización anterior exofítica del tumor, debido al riesgo de diseminación
4. Coagulopatía intratable o incontrolable
Relativas
1. Consideraciones anatómicas:
a. Más de cinco lesiones. La cantidad de lesiones no debe considerarse una con-
traindicación absoluta a la ARF si se logra un tratamiento eficaz de todos los
depósitos metastásicos. Sin embargo, la mayoría de los centros prefieren tratar
pacientes con cinco lesiones o menos.3
b. El tamaño del tumor no debe superar los 3 cm en el eje más largo para lograr
la tasa más alta de ablación total con la mayoría de los dispositivos disponibles
actualmente.3
2. Anastomosis bilioentérica, debido al riesgo de abscesos hepáticos.
3. Lesiones superficiales, debido al mayor riesgo de complicaciones.
4. Lesiones superficiales adyacentes a cualquier parte del tubo digestivo, debido al
riesgo de lesión térmica de la pared gástrica o intestinal (considerar la disección
hídrica o con gas).
5. Tumores localizados en la cercanía de la vesícula biliar, debido al riesgo de cole-
cistitis iatrógena.
6. Prótesis ferromagnéticas que pueden actuar como disipadores de calor y causar
quemaduras cutáneas.
7. Marcapasos/desfibriladores. Si es necesario, desactivar el dispositivo y volver a
programarlo.
Preparación preprocedimiento
1. Evaluar la historia clínica y los antecedentes, la exploración física y los estudios
por imagen previos para determinar la indicación y la viabilidad de la ablación.
CAPÍTULO 56 Tumores hepáticos539
Procedimiento
1. La ablación térmica puede realizarse con sedación intravenosa o anestesia general
mediante la monitorización cardíaca estándar, de la presión y del oxígeno. En algu-
nos centros se emplea anestesia general con intubación traqueal. Puede utilizarse
la puntuación de la American Society of Anesthesiologists (ASA) para evaluar el
estado físico del paciente antes de la ARF; si la puntuación es hasta ASA III, pueden
recibir tratamiento.3
2. Consideraciones técnicas:
a. Ablación con radiofrecuencia:
(1) El objetivo de la ARF consiste en inducir una lesión térmica en el tejido
mediante aplicación de energía electromagnética. Con la ARF, el paciente
es parte de un circuito de bucle cerrado que incluye un generador de RF,
540 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
A B
C D
Cuidados posprocedimiento
1. Después de la ablación, se recomienda reposo por 1-2 h.
2. La monitorización de las constantes vitales se lleva a cabo en la sala de recu-
peración. Si durante la monitorización las constantes vitales son estables, el
hemograma y las pruebas funcionales hepáticas no cambian de manera signifi-
cativa, y no se observan complicaciones, el paciente puede ser dado de alta al día
siguiente del procedimiento.
CAPÍTULO 56 Tumores hepáticos543
A B
Resultados
1. Carcinoma hepatocelular:
a. CHC en estadio muy temprano:
(1) Los nódulos menores de 2 cm, no subcapsulares o perivasculares, son el ob-
jetivo ideal para la ARF percutánea. Los datos histológicos de las piezas he-
páticas extirpadas en pacientes sometidos a ARF indicaron que el tamaño
del tumor y la presencia de lesiones grandes (> 3 cm) contiguas a vasos
afectan significativamente el efecto terapéutico local. La tasa de respuesta
completa llega al 97 %, y la de supervivencia a 5 años es del 68 %.8
(2) En estos tumores pequeños centralmente localizados, la ARF parece
cuestionar el papel de la resección, permitiendo tasas de supervivencia a
largo plazo similares a las de la resección, con conservación del parénquima
hepático. Recientemente, un estudio de análisis de decisiones de Cho y
cols.9 proporcionó información confirmatoria acerca de los respectivos
CAPÍTULO 56 Tumores hepáticos545
A B
C D
FIGURA 56-3 • CHC tratado con ARF y quimioembolización con partículas liberadoras de fármacos.
La TC pretratamiento muestra un CHC hipervascularizado en el segmento 7 (A). La ARF se realiza
con guía ecográfica mediante un electrodo expandible con múltiples varillas (RITA Medical System,
AngioDynamics) (B). El tratamiento finaliza con una inyección intrarterial de 2 mL de partículas
liberadoras de 100-300 μm cargadas con doxorrubicina 50 mg (DC Bead, Biocompatibles). La TC
inmediatamente después del procedimiento confirma la acumulación del material inyectado a lo largo
de la periferia del área de ablación (C). La TC de seguimiento muestra una respuesta completa (D)
con ARF con el grupo de cirugía. La recidiva local en el sitio de ablación o re-
sección ocurrió en el 32 y 4 % (p < 0.001), otro tipo de metástasis alejadas del
sitio de tratamiento previo en el 50 y 34 % (p = 0.179), y la recidiva sistémica
se produjo en el 32 y 37 % (p = 0.820) de los pacientes después de la ARF y la
cirugía, respectivamente. El tiempo hasta la progresión fue significativamente
menor en los pacientes tratados principalmente con ARF (203 frente a 416 días;
p = 0.017). Después del tratamiento primario, se demostró una supervivencia
global a 3 años similar en ambos grupos terapéuticos: 67 y 60 %, respectiva-
mente; p = 0.93. Los autores concluyeron que, en este subconjunto específico
de pacientes, pese a las notables diferencias en la recurrencia tumoral local y el
menor tiempo hasta la progresión, la supervivencia en pacientes con metásta-
sis hepáticas tempranas por CCR no depende del modo de tratamiento hepá-
tico primario.15
Complicaciones3,6
1. Complicaciones mayores (2.2-3.1 %):
a. Hemorragia intraperitoneal (1 %)
b. Absceso hepático (0.3 %)
c. Perforación intestinal (0.3 %)
d. Neumotórax o hemotórax (0.1 %)
e. Estenosis en las vías biliares (0.1 %)
f. Diseminación tumoral a lo largo del trayecto de la aguja (0.5 %)
g. Quemaduras cutáneas (0.1 %)
2. Complicaciones menores (5-8.9 %):
a. Dolor
b. Fiebre
c. Derrame pleural asintomático
d. Hemorragia intraperitoneal asintomática de resolución espontánea
3. Mortalidad (0.1-0.5 %). Las causas más frecuentes de muerte son sepsis, insufi-
ciencia hepática, perforación del colon y trombosis de la vena porta.
Referencias
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9. Cho YK, Kim JK, Kim WT, et al. Hepatic resection versus radiofrequency ablation
for very early stage hepatocellular carcinoma: a Markov model analysis. Hepatology.
2010;51:1284–1290.
548 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
57 Tumores renales
Joseph P. Erinjeri y Timothy W.I. Clark
Indicaciones
Masas renales T1 (< 7 cm) en pacientes que:
1. Tienen enfermedades asociadas que impiden la cirugía.
2. Tienen enfermedades asociadas que impiden la anestesia general endotraqueal.
3. Requieren conservación del parénquima renal (riñón solitario o insuficiencia renal).
4. Tienen varios tumores en el mismo riñón (Von Hippel-Lindau o Birt-Hogg-Dubé),
cuya resección dificultaría la reconstrucción renal.
5. Tienen tumores complejos para cuya resección sería necesario un tiempo prolon-
gado de isquemia.
6. Prefieren técnicas mínimamente invasivas en lugar de una cirugía abierta o lapa-
roscópica.
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía no corregible (razón normalizada internacional [INR, de internatio-
nal normalized ratio] > 1.5, recuento de plaquetas < 50 000/μL).
CAPÍTULO 57 Tumores renales549
Relativas
1. Consideraciones anatómicas:
a. Masas anteromediales, sin una vía percutánea segura a la lesión.
2. Contraindicaciones de la ablación por radiofrecuencia (ARF):
a. Prótesis en la cadera, la cual puede actuar como conducto eléctrico y aumentar
el riesgo de abrasión cutánea.
b. Marcapasos/desfibrilador. La energía de radiofrecuencia puede interferir con
la función de un marcapasos o un desfibrilador. Para disminuir al mínimo
el riesgo, se considera la crioablación; otra opción es utilizar un imán para
desactivar el dispositivo y calibrarlo o reprogramarlo después de realizar el
procedimiento.
Preparación preprocedimiento
1. Consulta clínica:
a. Anamnesis y exploración física completas.
b. Estudios de laboratorio con énfasis en los parámetros de coagulación (INR y re-
cuento de plaquetas) y función renal (creatinina y tasa de filtración glomerular
[TFG]). Deben revisarse los valores iniciales de hematócrito y hemoglobina.
c. Revisión de la medicación. En la mayoría de los pacientes debe suspenderse el
ácido acetilsalicílico y otros antiplaquetarios 5 días antes del procedimiento.
Sin embargo, en pacientes con endoprótesis en las arterias coronarias o vascu-
lares puede ser prudente continuar estos medicamentos para reducir el riesgo
de una posible trombosis de la endoprótesis. La warfarina debe ajustarse a una
INR < 1.5. La enoxaparina debe mantenerse al menos hasta 12 h antes de reali-
zar el procedimiento.
2. Imágenes preprocedimiento:
a. Una urografía por tomografía computarizada (TC) con contraste proporciona
imágenes óptimas antes de realizar el procedimiento que permiten la estadifi-
cación, la caracterización de la masa renal y la evaluación de la proximidad de
la masa con respecto al sistema colector y otras estructuras vitales (intestino,
uréteres, órganos y nervios). Una opción es la resonancia magnética (RM) di-
námica con contraste. Los pacientes con una TFG de 30-60 mL/min/1.73 m2
deben recibir hidratación intravenosa (i.v.) (antes de la TC con contraste) o
una dosis de contraste más baja (antes de la RM). Los pacientes con una TFG
menor de 30 mL/min/1.73 m2 no deben recibir contraste yodado o gadoli-
nio. Aunque la ecografía puede definir claramente el tumor y su relación con
el sistema colector y el hilio renal, las imágenes transversales proporcionan
un reconocimiento completo de los tejidos circundantes, que puede ser útil
para llevar a cabo la planificación del tratamiento.
b. Debe realizarse una comparación con las imágenes previas para evaluar la tasa
de crecimiento de la lesión. El tamaño tumoral y la tasa de crecimiento de las
lesiones renales se asocian con su potencial de malignidad. Más del 40 % de
las masas renales menores de 1 cm y el 25 % de las menores de 3 cm son benignas.2
c. Por lo general, los tumores exofíticos pueden tratarse con mayor eficacia, dado
que la grasa perirrenal actúa como aislante térmico que ayuda a mantener
la temperatura objetivo durante la ablación. Por el contrario, las lesiones cen-
trales que están muy cerca del sistema colector o los vasos hiliares sufren los
efectos de la disipación del calor, que pueden limitar la capacidad para alcanzar
la temperatura objetivo en la lesión.
3. Biopsia. En el caso de las masas renales pequeñas, la sensibilidad de la biopsia
para el diagnóstico de tumores es del 80-92 %, mientras que la especificidad es
del 83-100 %.3 Hasta el 5 % de las biopsias de masas renales pequeñas terminan
en un diagnóstico de tumor benigno. Existen varios casos especiales en los cua-
les la biopsia debe realizarse antes de la ablación para evitar procedimientos in-
necesarios o ineficaces:
a. Neoplasia extrarrenal (en la que la masa renal puede representar una enferme-
dad metastásica en vez de un tumor renal primario)
b. Sospecha de linfoma
c. “Masa” renal asociada con una infección urinaria (que puede ser un absceso o
una masa inflamatoria)
550 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
4. Ayuno durante la noche, nada por vía oral (NPO) antes del procedimiento
5. Consentimiento informado
6. Selección de los dispositivos:
a. Ablación por radiofrecuencia. Existen aplicadores lineales y en serie con múlti-
ples varillas (sombrilla). Los aplicadores en serie vienen en varias geometrías y
pueden desplegarse en diferentes tamaños, lo cual permite que el cirujano adapte
el área de la ablación al tamaño y la forma del tumor. Es importante observar
si un dispositivo “quema hacia adelante” (desde la punta hacia el aplicador no
desplegado distalmente después de desplegar las varillas) o “quema hacia atrás”
(desde la punta hacia el aplicador no desplegado proximalmente después de des-
plegar las varillas). Las sondas lineales son un poco más fáciles de usar, ya que no
es necesario desplegar las varillas, lo que puede ser difícil después de la primera
ablación debido al cambio en la consistencia del tejido renal coagulado. El trata-
miento de los tumores con un aplicador lineal debe realizarse de manera análoga
a la biopsia con aguja. En la mayoría de los dispositivos de radiofrecuencia sólo
puede utilizarse un aplicador a la vez. Si el tumor es grande, deben realizarse va-
rias ablaciones en serie para garantizar una cobertura adecuada de la lesión.
b. Crioablación. La principal ventaja técnica de la crioablación con respecto a
la ARF es que las zonas de ablación pueden monitorizarse en tiempo real con
TC, RM o ecografía. Dos parámetros pueden variar en la selección de aplicado-
res de crioterapia para delimitar el área de ablación: (1) la longitud del área activa
del aplicador, que afecta la longitud de la región de ablación o “bola de hielo” y
(2) el diámetro del eje, que afecta el diámetro axial de la bola de hielo. Un aplica-
dor con un eje de diámetro mayor produce una bola de hielo de mayor diámetro
axial. Dado que pueden colocarse varios aplicadores de manera simultánea y las
zonas de ablación se juntan, los tumores de formas complejas pueden atacarse
con una combinación de aplicadores de diferentes longitudes y diámetros.
c. Tecnologías emergentes. En la actualidad, se realizan estudios preclínicos
y en fase temprana acerca de nuevas modalidades de ablación renal guiada
por imagen.
(1) Ablación por microondas. Una aguja en forma de antena emite energía de mi-
croondas al tejido circundante, la cual calienta el tejido de forma citotóxica.
(2) Ecografía focalizada de alta intensidad. La energía ultrasónica se enfoca
para producir altas intensidades acústicas en el tejido, lo cual genera calor
citotóxico debido a la absorción de la energía acústica.
(3) Electroporación irreversible. Esta técnica no térmica emplea campos eléc-
tricos pulsados para crear defectos o poros permanentes a nanoescala en la
membrana plasmática de las células, lo que ocasiona su muerte.
(4) Ablación con láser. La luz láser aplicada directamente sobre el tejido lo ca-
lienta de forma citotóxica.
7. Antibióticos. Cefazolina 1 g i.v.
Procedimiento
1. Monitorización de constantes vitales con sedación consciente o anestesia (elec-
trocardiograma, presión arterial, oximetría de pulso y respiración).
2. Sedación o anestesia. Una lesión térmica por frío produce un dolor mínimo, mien-
tras que una por calor causa dolor considerable. En general, los pacientes some-
tidos a crioablación toleran el procedimiento con sedación moderada ( fentanilo
y midazolam), mientras que los sometidos a ARF pueden necesitar una sedación
profunda o anestesia general.
3. Posición y abordaje del paciente. Por lo general, los pacientes se colocan en decú-
bito prono. La posición del individuo facilita la colocación de la sonda en lesiones
posteriores del polo inferior. En lesiones del polo superior, la posición en decúbito
homolateral desinfla el pulmón homolateral, lo cual reduce al mínimo el riesgo
de neumotórax. El decúbito supino oblicuo (homolateral hasta 30º) puede ser útil
en lesiones laterales y ayudar a desplazar el intestino medialmente lejos de los ri-
ñones; se han descrito abordajes transhepáticos en decúbito supino. En lesiones
del polo superior, especialmente a la izquierda, la proximidad de los pulmones y
la pleura puede limitar las opciones de acceso. Puede establecerse un neumotó-
rax o un derrame pleural iatrógenos insertando una aguja calibre 22 en el espacio
CAPÍTULO 57 Tumores renales551
Cuidados posprocedimiento
1. Reposo por 4 h o hasta que la hematuria comience a ceder.
2. Se revisan las constantes vitales cada 15 min durante la primer hora, 30 min por
2 h, cada hora por 4h y, finalmente, cada 8 h.
3. Monitorización del ingreso y egreso de líquidos. Puede observarse orina teñida de
sangre hasta 48 h después del procedimiento. Es normal una apariencia de “limo-
nada rosa”.
4. Se reanuda la dieta previa al procedimiento.
5. Se continúan los antibióticos por 8 h después del procedimiento.
6. El paciente puede ser dado de alta el mismo día, pero, según la edad y el estado
general, se recomienda permanecer internado durante la noche.
7. Imágenes:
a. Debe realizarse una TC o RM en un período de 1-3 meses para identificar la
presencia de un tumor residual por una ablación incompleta. Puede observarse
un sutil realce en la periferia del área de ablación en las primeras imágenes (que
pueden representar inflamación), pero normalmente desaparece en 6 meses.
Deben tomarse imágenes de seguimiento cada 3-6 meses durante el primer año
para vigilar la recidiva de la enfermedad.
b. Si el paciente no muestra realce residual en un período de 1 año, pueden em-
plearse intervalos de imágenes más extensos (1-2 años).
Resultados
1. No se han realizado estudios comparativos aleatorizados entre la ablación térmica
(ARF o crioablación) y la nefrectomía parcial, el tratamiento de referencia del cán-
cer renal T1.
2. Se observa recidiva local en el 2.6 % de los pacientes después de una cirugía con-
servadora de nefronas, el 4.6 % después de la crioablación y el 11.7 % después de la
ARF (como lo determina un metaanálisis de 99 estudios de 6 471 tumores tratados
con nefrectomía parcial, crioablación, ARF o vigilancia activa).6 La recidiva local
fue mayor en pacientes con tumores más grandes.
CAPÍTULO 57 Tumores renales553
Complicaciones
1. Hemorragia: 20-40 %, normalmente de resolución espontánea.
a. Hematuria macroscópica: es poco frecuente la eliminación de coágulos.
b. Hematoma (subcapsular o extracapsular): el drenaje casi nunca sirve, ya que la
cápsula taponará la hemorragia. Si es grave, puede observarse un deterioro en
la función renal o hipertensión (riñón de Page).
2. Filtración de orina: 1 %, la rotura de la cápsula con filtración de orina puede variar
de una pequeña cantidad de orina observada fuera del riñón en imágenes de segui-
miento hasta un urinoma franco. Algunos estudios en animales y series de casos
en seres humanos indican que el riesgo de lesión en el sistema colector puede ser
menor con la crioablación que con la ARF.10
3. Lesión nerviosa: < 1 %, un daño térmico en el nervio intercostal puede provocar
insensibilidad en el tronco. Los nervios ilioinguinal, iliohipogástrico o genitofemo-
ral se encuentran a lo largo de la cara anterior del músculo psoas y pueden dañarse
durante la ablación de la lesión renal posteromedial, lo cual provoca insensibili-
dad en la ingle o las piernas, o debilidad para la flexión de la cadera. Estos efectos
pueden ser permanentes o pasajeros dependiendo del grado de la lesión nerviosa.
Las opciones terapéuticas son limitadas.
4. Diseminación en el trayecto: 0.6-2.5 %, poco frecuente, pero la ablación del tra-
yecto puede disminuir al mínimo el riesgo.
5. Quemaduras cutáneas: < 1 %, las quemaduras debidas a las almohadillas a tierra
con la ARF pueden disminuirse rasurando la piel debajo de éstas (para garantizar
la conducción uniforme a través de la piel), colocando el eje largo de la almohadilla
perpendicular a la pierna y reduciendo al mínimo la presión sobre la almohadi-
lla. Lo más importante es realizar revisiones físicas periódicas para identificar un
sobrecalentamiento de la almohadilla.
6. Infecciones: poco frecuentes, los antibióticos profilácticos pueden disminuir al
mínimo el riesgo.
7. Ablación no dirigida: poco frecuente si se mantiene un margen de 1 cm a los ór-
ganos vitales, nervios o intestino. Es importante considerar que la ubicación de
estructuras fundamentales puede cambiar cuando se comparan las imágenes pre-
vias al procedimiento y durante éste.
Referencias
1. Siegel R, Ma J, Zou Z, et al. Cancer statistics, 2014. CA Cancer J Clin. 2014;64:9–29.
2. Frank I, Blute ML, Cheville JC, et al. Solid renal tumors: an analysis of pathological
features related to tumor size. J Urol. 2003;170:2217–2220.
3. Silverman SG, Gan YU, Mortele KJ, et al. Renal masses in the adult patient: the role of
percutaneous biopsy. Radiology. 2006;240:6–22.
4. Chosy SG, Nakada SY, Lee FT Jr, et al. Monitoring renal cryosurgery: predictors of tissue
necrosis in swine. J Urol. 1998;159:1370–1374.
5. Rehman J, Landman J, Lee D, et al. Needle-based ablation of renal parenchyma using
microwave, cryoablation, impedance- and temperature-based monopolar and bipolar
radiofrequency, and liquid and gel chemoablation: laboratory studies and review of the
literature. J Endourol. 2004;18:83–104.
6. Kunkle DA, Egleston BL, Uzzo RG. Excise, ablate or observe: the small renal mass
dilemma—a meta-analysis and review. J Urol. 2008;179:1227–1234.
7. Whitson JM, Harris CR, Meng MV. Population-based comparative effectiveness
of nephron-sparing surgery vs ablation for small renal masses. BJU Int. 2012;110:
1438–1443.
8. Hui GC, Tuncali K, Tatli S, et al. Comparison of percutaneous and surgical approaches
to renal tumor ablation: metaanalysis of effectiveness and complication rates. J Vasc
Interv Radiol. 2008;19:1311–1320.
9. Kunkle DA, Uzzo RG. Cryoablation or radiofrequency ablation of the small renal mass:
a meta-analysis. Cancer. 2008;113:2671–2680.
10. Warlick CA, Lima GC, Allaf ME, et al. Clinical sequelae of radiographic iceball
involvement of collecting system during computed tomography-guided percutaneous
renal tumor cryoablation. Urology. 2006;67:918–922.
58 Biopsia y ablación musculoesqueléticas
Peter L. Munk
Biopsia musculoesquelética
Introducción
La responsabilidad de llevar a cabo la biopsia musculoesquelética varía considera-
blemente de un departamento a otro. En muchas instituciones, ésta ha quedado en
manos de un radiólogo intervencionista, porque la biopsia ósea es muy distinta de
la biopsia tradicional de tejidos blandos que suele practicarse con imagenología ab-
dominal o pélvica.1,2 Los instrumentos y la técnica utilizados son diferentes, y casi
siempre se requiere analgesia con o sin sedación. La manera en la que se realiza una
biopsia también tiene profundas implicaciones en la cirugía que llevará a cabo el on-
cólogo ortopedista si se diagnostica un sarcoma. Por este motivo, no puede dejar de
destacarse la importancia de una planificación adecuada de la biopsia (la vía por la
cual se realiza y el área del tumor muestreado). Este último punto se recalca conti-
nuamente. La biopsia de masas de tejidos blandos del sistema musculoesquelético
es muy similar a la de tejidos blandos en otros sitios salvo que, una vez más, en dicha
biopsia se necesita una planificación adecuada, de manera que la cirugía definitiva
no se vea afectada.1
Indicaciones
1. Diagnóstico de tumor óseo, muscular o de tejido conectivo. A menos que se de-
muestre lo contrario, siempre debe sospecharse un sarcoma.1
2. Confirmación de una presunta metástasis.
3. Descartar una neoplasia en una lesión que puede ser benigna.
Contraindicaciones
Absolutas
1. Imágenes y estadificación incompletas de la lesión antes de la biopsia.1
2. Razón normalizada internacional (INR, de international normalized ratio) supe-
rior a 1.5.
3. Paciente poco dispuesto a cooperar o imposibilidad de obtener un consentimiento
informado del paciente o cuidador responsable.
4. Incertidumbre acerca de la ruta de resección quirúrgica definitiva planificada. La
trayectoria de la biopsia debe ser la misma que el cirujano pretende emplear para
extirpar definitivamente el tumor, ya que un sarcoma es muy propenso a presentar
siembras en el trayecto de la biopsia. Por lo anterior, dicho trayecto debe extir-
parse en el momento de la cirugía definitiva. Una ruta mal concebida o planificada
puede afectar significativamente la cirugía realizada: un procedimiento para sal-
var un miembro puede terminar en una amputación o un procedimiento curativo
puede terminar en uno que no lo sea. Si existen dudas con respecto a la ruta de la
biopsia, se debe consultar al cirujano que realizará la cirugía definitiva.1,2
Relativas
1. Recuento de plaquetas inferior a 50 000/μL o empleo reciente de antiagregantes
plaquetarios. En estos casos, aumenta el riesgo de hematoma, cuyo trayecto puede
diseminar el sarcoma.
Preparación preprocedimiento
1. Deben tomarse imágenes locorregionales definitivas. En la mayoría de los casos
se trata de imágenes axiales, obtenidas de preferencia por medio de resonancia
magnética (RM).
2. Debe decidirse el tipo de guía por imagen que se va a utilizar para el procedimiento
y reservarse el equipo.
555
556 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
3. Se realiza una consulta con cirugía, incluida una evaluación clínica completa y
una planificación provisoria de cirugía definitiva para evaluar la ruta requerida
para la biopsia.
4. Debe obtenerse un consentimiento informado para la biopsia, ya sea del paciente
o un cuidador responsable.
5. Es necesario tener a disposición una cama para cuidado ambulatorio, así como
personal de enfermería para monitorizar al paciente y administrar analgesia +/−
sedación (que a menudo son necesarias en una biopsia ósea).
6. Nada por vía oral (NPO) desde la medianoche del día anterior al procedimiento,
salvo por los medicamentos.
7. Debe disponerse que el paciente sea acompañado a su domicilio después del pro-
cedimiento si se administraron medicamentos. En casos poco frecuentes, cuando
esto no es posible, puede ser necesario una hospitalización más prolongada o in-
cluso permanecer internado durante la noche.
Procedimiento
1. Preparación del paciente:
a. Es necesario un acceso intravenoso. El paciente debe ser monitorizado por
un miembro del personal de enfermería con la capacidad de administrar seda-
ción (midazolam) o analgesia ( fentanilo) durante el procedimiento. Se recomien-
dan monitorización electrocardiográfica (ECG) y de la saturación de oxígeno.
b. El paciente debe colocarse en una posición cómoda que pueda mantener du-
rante todo el procedimiento.
c. En el centro del autor, los tumores óseos mineralizados se biopsian bajo guía
de tomografía computarizada (TC) para documentar de manera precisa la po-
sición de la aguja. De esta forma, se conoce con exactitud la sección de tumor
muestreada. A veces puede realizarse una biopsia de tumores destructivos muy
grandes mediante guía fluoroscópica, aunque esto es excepcional. En general,
la biopsia de masas de tejido blando se realiza con ecografía. En el caso de tu-
mores óseos con componentes de tejidos blandos asociados con la lesión ósea,
también se puede realizar una biopsia exitosa con ecografía.1
d. La posición del paciente debe permitir un acceso óptimo al sitio de la biopsia
a través de la ruta decidida en el momento de planificar la cirugía y la consulta
con el oncólogo ortopedista.
e. Se realiza la antisepsia y la colocación de campos en el área de acceso.
2. Preparación del médico:
a. Es imprescindible un lavado quirúrgico de las manos y el uso de guantes, así
como protección facial o protectores oculares.
b. Se recomienda el uso de un recipiente para las agujas y dispositivos que eviten
la necesidad de volver a taparlas.
3. Detalles del procedimiento de biopsia:
a. Por lo general, el paciente recibe una pequeña dosis de midazolam antes del
procedimiento.
b. La piel se anestesia con lidocaína al 2 % y una aguja calibre 25.
c. Se realiza una incisión en dirección longitudinal (nunca transversal) de apro-
ximadamente 1 cm. Lo anterior no sólo facilita la introducción del instrumen-
tal, sino que también le permite al cirujano ver claramente el sitio de punción
usado para la biopsia y garantizar su extirpación en el momento de la cirugía
(si se prefiere, después puede colocarse un punto al finalizar para identificar el
sitio de la biopsia).
d. Se infiltra el trayecto de la biopsia con anestesia local (lidocaína al 2 % con una
aguja raquídea calibre 20 o 22): primero, se planifica bien el trayecto (en el cual
puede ser necesario colocar una matriz de localización en el caso de la TC), y se
calcula la distancia desde el sitio de punción hasta el área objetivo dentro del
tumor, de manera que pueda seleccionarse una aguja del tamaño adecuado. El
área objetivo del tumor se elige de acuerdo con la ruta que utilizará el cirujano
y la ubicación del tejido viable (no necrótico o mucinoso). La ruta seleccionada
no debe atravesar un compartimento no contaminado y debe evitar estructuras
CAPÍTULO 58 Biopsia y ablación musculoesqueléticas557
Cuidados posprocedimiento
1. El paciente es monitorizado durante 2-4 h, dependiendo de la cantidad de analge-
sia y sedación administrada. En la mayoría de los casos, al finalizar este período, el
paciente está listo para regresar a su domicilio.
2. El sitio de punción se verifica cada 15 min durante la primera hora y cada hora a
partir de entonces.
Resultados
1. La biopsia musculoesquelética histopatológica es una técnica muy eficaz que
produce resultados diagnósticos en el 90-93 % de los pacientes. El rendimiento
diagnóstico tiende a ser ligeramente superior en los individuos con neoplasias
malignas e inferior en aquellos con una enfermedad benigna.
2. Por lo general, en pacientes con extenso material mixoide o necrótico, existe
un mayor riesgo de obtener material de biopsia no diagnóstico; por esta
razón, debe hacerse todo lo posible por tomar muestras de partes sólidas y via-
bles del tumor.
3. Los pacientes con procedimientos quirúrgicos definitivos después de biopsias mal
planificadas necesitan un procedimiento distinto o más complejo en hasta el 19 %
de los casos; el procedimiento para salvar un miembro termina en una amputa-
ción en aproximadamente el 5 % de este subgrupo.
Complicaciones
1. Siembra tumoral a lo largo del trayecto de la biopsia, que puede ocurrir en el 5-10 %
de los casos; sin embargo, dado que el trayecto se extirpa durante la cirugía defini-
tiva, no representa un problema en la mayoría de los pacientes.1
2. Hemorragia y hematoma.
558 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Indicaciones
1. Tratamiento de osteoma osteoide y otros tumores benignos, como osteoblastoma
y fibromatosis.9
2. Tratamiento paliativo de depósitos metastásicos óseos y musculares. En los hue-
sos, puede realizarse junto con una inyección de cemento de metilmetacrilato (ce-
mentoplastia) para dar sostén estructural adicional.11-14
3. Rizotomía paliativa para el dolor intratable cuando fracasan otras técnicas más
conservadoras.
Contraindicaciones
Absolutas
1. En general, no debe realizarse la ARF si es probable que un nervio esté en la zona de
ablación. Aunque es poco frecuente, en ciertos pacientes que necesitan paliación
CAPÍTULO 58 Biopsia y ablación musculoesqueléticas559
Relativas
1. Antiagregantes plaquetarios: el procedimiento puede llevar a un riesgo de hema-
toma inaceptablemente alto.
2. Presencia de cartílago articular cercano suprayacente o superficie articular nor-
mal: la ablación de hueso subyacente puede causar necrosis en el cartílago o el
hueso y un posible colapso o artritis, lo cual es aceptable si la esperanza de vida
es limitada o no se considera que existe otra solución satisfactoria para con-
trolar el dolor. Los pacientes deben estar plenamente informados de este posi-
ble riesgo.
3. Una cercanía a la lámina epifisaria puede causar necrosis o fusión de ésta, lo que
puede ser un riesgo aceptable si está a punto de colapsar.
Preparación preprocedimiento
1. Imágenes para planificación del procedimiento:
a. Osteoma osteoide: el diagnóstico de osteoma osteoide se determina con un
cuadro clínico característico de dolor nocturno que se alivia con antiinflamato-
rios no esteroideos.
(1) En general, las características de las imágenes bastan para hacer el diag-
nóstico (especialmente los hallazgos en las imágenes axiales de un nido de
tejido blando rodeado de esclerosis).
(2) La vía de acceso se planifica de manera que se eviten estructuras normales
importantes, como el fascículo neurovascular. Lo anterior también permi-
tirá planificar la anestesia (es decir, decúbito prono o supino).
b. Metástasis: en pacientes con metástasis es necesario tomar imágenes axiales
(TC o RM) para definir completamente la extensión de la lesión y las estructu-
ras adyacentes involucradas.
(1) Es importante determinar si hay hueso cortical intacto entre la lesión y
alguna estructura fundamental. El hueso cortical es un aislante térmico im-
portante que brinda mayor seguridad a las estructuras normales durante la
ARF, pero NO durante la crioablación.
(2) La evaluación del grado de necrosis o esclerosis de la lesión ayudará a pla-
nificar las áreas de la lesión que necesitan ablación, así como el tipo de
sonda que probablemente se utilizará (sondas tipo sombrilla en lesiones no
escleróticas grandes frente a sondas rectas en lesiones más mineralizadas
o pequeñas).
(3) La ruta de acceso se planifica de manera que se eviten estructuras normales
importantes, como el fascículo neurovascular.
2. Se evalúan la INR y el recuento de plaquetas.
3. Debe obtenerse un consentimiento informado en el cual se describan los posibles
riesgos de la ablación, en particular la destrucción de estructuras normales cerca-
nas. Se debe enfatizar el posible daño de las raíces nerviosas, la médula espinal y
las articulaciones.
4. En muchos de estos procedimientos se requiere anestesia general (casi inevitable
en el osteoma osteoide si el hueso debe perforarse para su tratamiento), en cuyo
caso es obligatoria la evaluación de un anestesista antes de la hospitalización. Los
procedimientos en lesiones distintas del osteoma osteoide pueden realizarse con
anestesia raquídea, bloqueo regional o incluso sedación consciente.3
a. En lesiones superficiales tratadas con crioablación, puede no requerirse anes-
tesia general, porque la punta de la sonda a veces debe colocarse a lo largo de la
corteza en lugar de atravesarla.
5. La mayoría de las ablaciones de osteomas osteoides son procedimientos am-
bulatorios y deben tomarse las medidas necesarias con antelación para mo-
nitorizar al paciente 4 h después del procedimiento. En individuos sometidos
a ablación por metástasis (+/− cementoplastia), la hospitalización nocturna
560 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
es mucho más necesaria, ya que se lleva a cabo una ablación en una interfase
tumor/hueso normal más grande, lo cual resulta particularmente doloroso en
las lesiones pélvicas. La ablación raquídea puede tratarse como un procedi-
miento ambulatorio.1,13,14
6. Muchos médicos utilizan antibióticos profilácticos, pero existen pocos datos obje-
tivos que avalen esta práctica.
Procedimiento
1. Se establece un acceso intravenoso. Como regla general, se administra antibioti-
coterapia profiláctica preprocedimiento, a menos que exista una contraindicación
específica. Después se proporciona una pequeña dosis de sedante.
2. Se inyecta anestesia general o se realiza un bloqueo nervioso raquídeo o regional.
Es importante determinar la vía de acceso a la lesión antes de inducir la anestesia,
de manera que el paciente pueda ser colocado en una posición adecuada para ob-
tener imágenes óptimas y tener acceso para la anestesia. La ablación, en general,
se realiza con TC convencional o de haz cónico en el osteoma osteoide y con estas
técnicas o fluoroscopia en las lesiones metastásicas.
3. Se toman imágenes preliminares para seleccionar una ruta con la cual acceder
a la lesión sin atravesar estructuras neurovasculares importantes. Si se trata una
lesión ósea con la superficie cortical intacta, siempre que sea posible, debe prefe-
rirse una ruta que permita ingresar en la lesión perpendicularmente a la superficie
ósea, ya que esto facilita el acceso de la aguja.
4. Se realiza la antisepsia y la colocación de campos.
5. Se aplica anestesia local (lidocaína al 2 % con una aguja calibre 25 y se infiltra todo
el trayecto, lo cual puede requerir una aguja raquídea calibre 20 o 22).
6. Si se va a atravesar la corteza intacta, será necesario un sistema coaxial para ac-
ceder a la lesión. Muchos sistemas de ablación vienen como un equipo coaxial,
en el cual la sonda pasa a través de una cánula o aguja externa más grande. La
cánula se coloca mediante guía por imagen, ya sea por TC convencional o de haz
cónico o fluoroscopia, y se introduce la sonda de forma coaxial a través de ella.
Antes de introducir la sonda, puede ser necesario establecer un conducto preli-
minar si el tejido es duro o mineralizado, mediante una aguja para biopsia ósea
que pase a través de la cánula y hacia la lesión. La sonda puede introducirse por
debajo del conducto preliminar. Debe confirmarse que la sonda se encuentre en
el área objetivo esperada y no adyacente a estructuras normales importantes
antes de la ablación.
a. Si se trata una lesión de tejidos blandos, no debe utilizarse un sistema coaxial.
Pueden introducirse varias sondas para cubrir la lesión a tratar, lo cual per-
mite proporcionar tratamiento a un mayor volumen tumoral en un período
más breve.
7. Se realiza la ablación. Si se emplea un sistema coaxial, es importante, tanto con la
ARF como con la crioablación, garantizar que la punta activa de la sonda no esté
superpuesta con la aguja externa, ya que el calor o la formación de bolas de hielo
se propagará a lo largo de toda la aguja.
a. Ablación por radiofrecuencia. Es fundamental seguir estrictamente los pro-
tocolos del fabricante. La mayoría de los generadores tienen protocolos reco-
mendados para la ablación de diferentes órganos, los cuales son un punto de
partida muy útil. En general, la ablación de lesiones musculoesqueléticas nece-
sita mucha menos energía que la de tejidos blandos, como el hígado o el riñón.
Mientras mayor sea el grado de esclerosis y mineralización, menor será la can-
tidad necesaria de energía, dado que los tejidos óseo y mineralizado funcionan
como aislantes térmicos.14
(1) En la mayoría de los casos tratados con ARF, es necesario colocar almohadi-
llas a tierra bien ubicadas y verificar que estén en su sitio y adecuadamente
conectadas al generador antes de comenzar el protocolo de radiofrecuencia
para evitar abrasiones en áreas no objetivo.
CAPÍTULO 58 Biopsia y ablación musculoesqueléticas561
Cuidados posprocedimiento
1. Si el paciente ha estado bajo el cuidado de un anestesista durante el procedi-
miento, puede ser transferido para continuar la monitorización al área de recupe-
ración después de la anestesia.
2. En los pacientes no enviados al área de recuperación deben monitorizarse sus
constantes vitales cada 15 min por 30 min y luego cada hora. La mayoría de
los pacientes pueden recibir el alta después de 4 h. En aquellos con procedimien-
tos cercanos a vías nerviosas importantes, como las de la columna vertebral y la
pelvis, también deben monitorizarse la función motora y sensitiva de los miem-
bros inferiores para descartar un daño neural.
3. La mayoría de los pacientes sólo necesita un tratamiento sintomático para dolor
leve en el sitio de la punción por unos días, que en general se controla con anti-
inflamatorios no esteroideos o paracetamol más codeína. Muchos ya están tra-
tados con estos medicamentos, porque los han tomado para el dolor por un
osteoma osteoide.
4. Los pacientes sometidos a ARF como parte de su procedimiento paliativo pueden
sentir mayor dolor, especialmente en la pelvis, que puede durar 6-48 h y mejorar
con rapidez. Por este motivo, los pacientes sometidos a ARF de lesiones pélvicas
pueden beneficiarse con una hospitalización nocturna posprocedimiento. El dolor
por la crioablación puede evitarse o disminuirse al mínimo con una dosis única de
ketorolaco 30 mg i.v. al finalizar el procedimiento.
Resultados
1. Osteoma osteoide:
a. En más del 90 % de los pacientes sometidos a ARF para el tratamiento de os-
teoma osteoide, el dolor desaparece por completo.3 Del 10 % restante, aproxi-
madamente el 90 % presentará alivio del dolor si se vuelven a tratar. Por este
motivo, la ARF pasó a ser el tratamiento de referencia en los centros donde está
disponible.
2. Tratamiento paliativo de tumores metastásicos:
a. El alivio del dolor depende de la ubicación y el tamaño de la lesión, así como de
la enfermedad subyacente. En varias series, se notificó que el alivio de dolor fue
total o que mejoró notoriamente en el 60-80 % de los casos.3-7,10
b. Datos anecdóticos indican que, en ciertos casos, un tratamiento conjunto con
cementoplastia puede brindar un mayor beneficio y dar sostén estructural en
áreas de carga, como el acetábulo.
c. La ARF se usa cada vez más, pero todavía no se considera el tratamiento de refe-
rencia, aunque se reconoce como un tratamiento auxiliar importante y valioso.
Complicaciones
1. Daño en las estructuras neurales adyacentes que provoca una disfunción mo-
tora o sensitiva en la distribución del nervio objetivo. Con la ARF o crioabla-
ción puede haber daño en otros órganos inmediatamente adyacentes, como el
562 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Referencias
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59 Vertebroplastia y cifoplastia
Martin G. Radvany y Kieran Murphy
Indicaciones
Fractura por compresión secundaria a:1,2
1. Osteoporosis
2. Cáncer
3. Hemangioma
Contraindicaciones
Absolutas1,2
1. Fracturas asintomáticas por compresión del CV
2. Mejoría del paciente con el tratamiento médico
3. Infección local o sistémica en curso
4. Fragmento óseo retropulsado que causa mielopatía o síntomas neurológicos
5. Afectación del conducto raquídeo secundario a tumor que causa mielopatía
6. Coagulopatía no corregible; tiempo de protrombina (TP) (razón normalizada in-
ternacional [INR]) superior a 1.3 × control, tiempo de tromboplastina parcial su-
perior a 1.3 × normal, recuento de plaquetas inferior a 70 000/μL
7. Alergia al opacificador o al cemento óseo
564 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Relativas1,2
1. Radiculopatía que supera el dolor vertebral provocada por un síndrome de com-
presión no relacionado con aplastamiento vertebral. En ocasiones puede llevarse
a cabo una VP o una cifoplastia antes de un procedimiento de descompren-
sión vertebral.
2. Retropulsión asintomática de un fragmento de fractura que afecta significativa-
mente el conducto raquídeo y, por lo tanto, aumenta la posibilidad de que quede
cemento en el espacio epidural y de que el paciente tenga síntomas agudos.
3. Extensión de un tumor asintomático en el espacio epidural.
Preparación preprocedimiento
1. Evaluación del paciente: evaluar la historia clínica y los antecedentes, realizar
una exploración física y estudios por imagen para determinar la necesidad y via-
bilidad de VP o cifoplastia. Se deben solicitar más estudios, según sea necesario,
para evaluar los niveles que serán tratados. Las imágenes axiales también ayuda-
rán a determinar el tamaño de la aguja que se usará para la VP o cifoplastia.
a. Como mínimo, deben revisarse las radiografías simples para evaluar el nivel y
el grado de compresión del CV.
b. La resonancia magnética (RM) tiene la ventaja de documentar otros trastornos
vertebrales que pueden contribuir con el síndrome doloroso, especialmente en-
fermedades degenerativas de la columna vertebral.
c. Algunos pacientes pueden tener contraindicaciones para la RM, como mar-
capasos o instrumentos en la columna vertebral que afectan la calidad de las
imágenes. En estos pacientes, una gammagrafía ósea puede ayudar a localizar
niveles sintomáticos con indicación de tratamiento.4
d. Es fundamental una tomografía computarizada (TC) para identificar fracturas
que son posibles rutas de extravasación de cemento. Además, las fracturas del
pedículo se observan mejor con una TC, lo cual puede determinar el pedículo
que estará disponible para su acceso.
2. Consulta preprocedimiento: los riesgos, beneficios, alternativas y objetivos deben
conversarse con el paciente. Debe obtenerse un consentimiento informado por
escrito. Se deben dar instrucciones específicas al paciente sobre cómo prepararse
para el procedimiento y lo que debe esperar durante y después de éste. Se debe
incluir un análisis sobre la posibilidad de fractura de un nivel adyacente, especial-
mente en personas con osteoporosis grave y enfermedad de Kummel, que es bási-
camente un infarto óseo del CV que produce planos de clivaje grandes similares a
vacíos intervertebrales.
a. Se realiza una exploración física del corazón, los pulmones y las vías respi-
ratorias, según sea necesario, para la sedación. Se documenta el estado neu-
rológico, que incluye fuerza, sensibilidad (es decir, toque ligero o pinchazo) y
propiocepción de los miembros inferiores.
b. Se modifica la dieta según el protocolo del centro; por ejemplo, nada por vía
oral, salvo los medicamentos, 8-12 h antes del procedimiento.
c. La mayoría de los procedimientos de VP se realizan de manera ambulato-
ria; la cifoplastia puede llevarse a cabo en el hospital o de forma ambulatoria,
según la necesidad médica.
(1) Se pide al paciente que llegue a tiempo para iniciar el procedimiento a la
hora esperada.
(2) El paciente debe estar acompañado por un adulto para que lo cuide y lleve a
su domicilio.
(3) Se comunica al paciente sobre los signos y los síntomas de las complica-
ciones del procedimiento y se le proporciona un número de teléfono de
contacto.
d. En los casos en los cuales el paciente no soporte el decúbito prono, puede ser
necesaria una intubación y anestesia general.
3. Pruebas de laboratorio: se realizan las pruebas de laboratorio habituales.
a. TP (INR): la INR debe ser menor de 1.3.
b. El recuento de plaquetas debe ser mayor de 70 000/μL; sin embargo, también es
importante una función plaquetaria adecuada.
CAPÍTULO 59 Vertebroplastia y cifoplastia565
Procedimiento
1. Preparación del paciente:
a. Debe establecerse una vía intravenosa (i.v.).
b. El paciente debe recibir antibióticos antes del procedimiento para cubrir la
microflora de la piel. Puede administrarse cefazolina 1 g i.v. 30 min antes. Si el
paciente es alérgico a este fármaco, pueden administrarse vancomicina 500 mg
o clindamicina 600 mg.
c. El paciente se coloca en decúbito prono en la mesa para angiografía, y se locali-
zan los niveles que se van a tratar.
d. Se realiza la antisepsia y la colocación de campos.
2. Preparación del médico:
a. Es obligatorio el lavado quirúrgico de las manos; se trata de un implante orto-
pédico permanente.
b. Se recomienda utilizar doble guante, dado que el solvente del cemento es un
solvente lipídico que puede disolver los guantes y dañar el tejido. Por lo tanto,
el cemento no debe estar en contacto con el guante hasta tener una consisten-
cia de masa.5 Algunos cirujanos presentan dermatitis por contacto con el ce-
mento después de un uso continuo.
Vertebroplastia
Mediante fluoroscopia, se localiza el cuerpo vertebral al nivel que se va a tratar. El
intensificador de imágenes anteroposterior (AP) debe estar alineado de manera que
quede perpendicular al pedículo al nivel por tratar. Casi siempre se necesita una incli-
nación superior o inferior, así como homolateral. Es fundamental que la cara medial
del pedículo pueda observarse bien, de manera que la aguja no traspase el conducto
raquídeo durante la inserción. En el plano lateral, el intensificador de imágenes debe
estar inclinado de forma que permita observar la pared posterior claramente junto
con el trayecto del tejido.
1. Se anestesian la piel y los tejidos subcutáneos con lidocaína local al 1 %. Se intro-
duce una aguja raquídea calibre 21 a lo largo del trayecto previsto de tejido blando
hacia el periostio. Luego se anestesian el periostio y el trayecto de tejido blando. Con
una buena dosis de anestesia local en el periostio, no será tan necesaria la sedación.
2. Selección de la aguja:
a. Tamaño de la aguja: en la región lumbar, es adecuada una aguja calibre 11. En la
región torácica, los pedículos son más pequeños y es posible que sea necesaria
una aguja calibre 13 y a veces una 15, debido al menor tamaño.
b. Punta de la aguja: una punta biselada en 45º permite dirigir la aguja a medida
que avanza. Este bisel se puede resbalar sobre el pedículo; se recomienda que
los principiantes utilicen un estilete en punta de diamante, ya que es menos
probable que se resbale. Sin embargo, la aguja con bisel permite acercarse más
a la línea media, dado que la cara plana puede emplearse para deslizarse a lo
largo de la corteza interior del pedículo, un truco que no puede hacerse con un
estilete con punta de diamante.
3. Se introduce la aguja hasta el CV y se coloca en el borde superior y externo del
pedículo. Luego, se introduce la aguja y se monitoriza con fluoroscopia para ga-
rantizar que no atraviese la cara medial del pedículo hasta que la aguja esté más
allá de la pared posterior del CV en la proyección lateral. Se avanza hasta el tercio
anterior del CV.6 Después se toma una imagen inicial en el plano AP y lateral.
4. El cemento de polimetilmetacrilato se mezcla según las instrucciones del fabricante.
Cuando tenga una consistencia de pasta de dientes, se inicia la inyección bajo vi-
gilancia fluoroscópica constante. Si el cemento comienza a filtrarse por una vena
o hacia el espacio discal, se deja de inyectar por 30 seg. Se retrocede la aguja y se
inyecta un poco más, y se detiene cuando el cemento llegue al tercio posterior del CV.
Si se logra un llenado adecuado con una sola aguja, se considera una técnica de un
solo pedículo ( fig. 59-1); si no, se requiere un abordaje bipedicular ( fig. 59-2). La clave
es distribuir el cemento para dar sostén estructural en los dos tercios anteriores del
CV. No se trata de volumen; llenar el CV como un recipiente de adelante hacia atrás
sólo lo vuelve rígido y cambia la carga al CV adyacente, lo cual aumenta su riesgo de
fractura. Un llenado excesivo también incrementa el riesgo de extravasación.
566 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
La aguja no debe
atravesar la cara
medial del pedículo
hasta pasar la pared
posterior del CV
Pared lateral
del pedículo
Intensificador de imágenes
AP perpendiculares al
pedículo
La aguja se introduce
en el tercio anterior
del CV
Pared
posterior
del CV
Se inyecta cemento en los dos
tercios anteriores del CV bajo
una monitorización fluoroscópica
constante hasta que llegue al
tercio posterior del CV
Detener Posición de
relleno la aguja
Técnica bipedicular
Intensificador de imágenes AP
perpendicular al pedículo
La aguja se introduce
en el tercio anterior
del CV
Cifoplastia
1. Mediante fluoroscopia, se localiza el CV al nivel a tratar. El intensificador de imá-
genes AP debe estar alineado de forma que quede perpendicular al pedículo en el
nivel a tratar. En general, se requiere una inclinación superior o inferior, así como
homolateral. Es fundamental poder observar bien la cara medial del pedículo, de
manera que la aguja no ingrese en el conducto raquídeo durante la inserción. En
el plano lateral, el intensificador de imágenes debe estar inclinado de modo que
permita observar claramente la pared posterior junto con el trayecto en el tejido.
2. Se anestesia la piel y los tejidos subcutáneos con lidocaína local al 1 %. Se intro-
duce una aguja raquídea calibre 21 a lo largo del trayecto previsto de tejido blando
hacia el periostio. Se anestesia el periostio y el trayecto de tejido blando. Con una
buena dosis de anestesia local en el periostio, no será tan necesaria la sedación.
3. Se introduce el pasador guía hasta el CV colocándolo en la parte media del pe-
dículo. Se avanza el pasador y se monitoriza con fluoroscopia para garantizar que
568 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
no atraviese la cara medial del pedículo. Cuando el pasador esté dentro del CV, se
avanza el obturador sobre el pasador guía hasta la parte posterior del CV. Después,
se introduce una cánula operativa sobre el obturador hasta que se encuentre en la
parte posterior del CV.
4. Con el taladro manual, se debe ampliar el conducto para el impactor óseo inflable
cerciorándose que se mantenga dentro del CV. Se infla el impactor óseo mientras
se monitoriza la presión de inflado. El inflado debe detenerse cuando se alcance la
presión límite recomendada, cuando el balón esté contiguo a alguno de los bordes
corticales o se alcance el volumen máximo del balón.
5. El cemento se mezcla según las instrucciones del fabricante. Cuando tenga una
consistencia de pasta de dientes, se comienza a inyectarlo bajo monitorización
fluoroscópica constante. Si empieza a filtrarse fuera del CV, se deja de inyectar por
30 seg. Se retrocede la aguja y se inyecta un poco más. La inyección se detiene
cuando la capa de cemento alcanza los dos tercios hacia la cortical posterior del
CV en las imágenes fluoroscópicas laterales.
6. Se debe mantener en un recipiente, como una aguja de 20 mL o un vaso para mues-
tra estéril, una pequeña cantidad del cemento como “referencia” para monitorizar
su consistencia a temperatura ambiente. Una vez solidificado, en aproximada-
mente 20 min, el paciente puede ser movilizado de la mesa de procedimientos.
Cuidados posprocedimiento
1. La observación después del procedimiento consiste en monitorizar al paciente
hasta que cumpla con los criterios del alta del tipo de sedación o anestesia que
se haya administrado.
2. Si el paciente tiene nuevos signos radiculares o de la médula espinal, debe reali-
zarse una TC para evaluar el depósito de cemento.
Resultados
El éxito se define como un alivio significativo del dolor o una mayor movilidad por las
herramientas de medición validadas.1
1. Vertebroplastia: debido a que las fracturas por compresión vertebral tienen dife-
rentes etiologías, existen ciertas diferencias tanto en los resultados como en las
tasas de eficacia.
a. En el caso de la osteoporosis, varios autores han informado tasas de eficacia
del 90 %.7-10.
b. Cuando hay compromiso neoplásico, se han publicado tasas de éxito tan altas
como del 97 %;11 sin embargo, en la mayoría de las series se reportan tasas de
éxito del 70-80 %.8,12
2. Cifoplastia: no existe tanta información publicada en comparación con la PV.
a. En caso de osteoporosis, se han informado tasas de éxito de hasta el 96 %.13-15.
b. Cuando hay compromiso neoplásico, se han reportado tasas tan altas como del
100 %,16-18 aunque estos estudios incluyeron muy pocos pacientes.
Complicaciones
1. Vertebroplastia:
a. Hubo complicaciones clínicamente significativas en pacientes con metástasis
en la columna vertebral con tasas del 10 % frente al 3 % en pacientes con fractu-
ras osteoporóticas.19
b. La mayoría de las complicaciones son pasajeras y menores e incluyen:
(1) Hemorragias
(2) Fracturas de costilla o del elemento vertebral posterior
(3) Embolización del cemento en los pulmones a través del plexo venoso para-
vertebral
(4) Irritación de las raíces nerviosas
(5) Neumotórax en lesiones torácicas
(6) Infección
CAPÍTULO 59 Vertebroplastia y cifoplastia569
Referencias
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Indicaciones
1. Bloqueo selectivo de la raíz nerviosa:
a. Prueba diagnóstica para la lumbalgia:
(1) Hallazgos no definitivos en las imágenes
(2) Definición de la fuente específica del dolor antes de la cirugía cuando exis-
ten anomalías en las imágenes en varios niveles
(3) Dolor postoperatorio inexplicable
(4) Análisis neurológico dudoso
b. Alivio temporal del dolor por radiculopatía en pacientes con:
(1) Hernia de disco
(2) Radiculopatía recidivante después de una discectomía
2. Inyección epidural de esteroides:
a. Alivio temporal de la radiculopatía:
(1) Patología localizada centralmente en el conducto raquídeo (p. ej., hernia de
disco central o estenosis espinal)
(2) Cuando no puedan identificarse nervios individuales como el origen más
probable de los síntomas
(3) Radiculopatía recidivante después de una laminectomía
b. Como herramienta diagnóstica para determinar el tipo y el nivel de tratamiento
quirúrgico.
c. Cuando hay síntomas relacionados con una raíz nerviosa, pero no existe un
diagnóstico radiológico definitivo que los explique.
CAPÍTULO 60 Inyecciones en la columna para el control del dolor571
Contraindicaciones
Absolutas
1. Coagulopatía (recuento de plaquetas < 50 000/μL; razón normalizada internacio-
nal [INR, de international normalized ratio] ≥ 1.5)
2. Infección sistémica o local
3. Embarazo
4. Incapacidad técnica para llegar a la raíz nerviosa
5. Dosis máxima de corticoesteroides alcanzada por otros procedimientos para tra-
tar el dolor
Relativas
1. Alergia grave a un medicamento
2. Examen clínico dudoso; sospecha de otra etiología
Preparación preprocedimiento
1. Como la de un procedimiento ambulatorio sin preanestesia.
2. Se debe llevar a cabo una revisión detallada de las indicaciones y los objetivos del
procedimiento, así como de los resultados pertinentes de laboratorio y de las téc-
nicas por imagen.
3. Registrar la distribución e intensidad del dolor (p. ej., escala analógica visual).
4. Obtener un consentimiento informado.
a. El uso de un modelo de la columna para ejemplificar el procedimiento puede
facilitar la compresión por parte del paciente de la técnica, las metas y las
expectativas.
Procedimiento
1. Imagen:
a. Tradicionalmente, se ha llevado a cabo con una fluoroscopia giratoria en un
solo plano.
b. Una fluoroscopia biplano puede reducir el tiempo del procedimiento.
c. En algunos centros, se usa TC o fluoroscopia con TC, especialmente cuando la
guía fluoroscópica se considera complicada o fracasó.
2. Medicamentos e inyectables: se utilizan muchos tipos, volúmenes y cantidades de
anestésicos locales y corticoesteroides.
a. En general, puede realizarse un BSRN diagnóstico y una IEE con 1-2 mL de lido-
caína al 2 % o bupivacaína al 0.25-0.5 %.
b. En inyecciones terapéuticas, el volumen total de corticoesteroides, por lo gene-
ral, es de 1 mL.
c. El volumen total de la inyección de anestesia local y corticoesteroides no debe
ser superior a 3 mL. Si se realizan varias inyecciones en la misma consulta,
debe considerarse reducir la dosis de corticoesteroides inyectada en cada sitio
para minimizar la dosis acumulada.
d. No existe un beneficio claro de un preparado de corticoesteroides con res-
pecto a otro.1 El cuadro 60-1 muestra una lista de los corticoesteroides más
utilizados.
e. Nota: la Food and Drug Administration convocó a un grupo sobre la seguridad
de las inyecciones epidurales de esteroides (http://www.fda.gov/Drugs/Drug-
Safety/ucm394280.htm). Lo anterior ha sido tema de amplio debate; sin em-
bargo, muchos médicos no han modificado su práctica.
f. Es frecuente el empleo de una solución de triamcinolona 40 mg y 2 mL de bupi-
vacaína al 0.5 % (volumen total de 3 mL).
3. El paciente se coloca en decúbito prono en la mesa para fluoroscopia.
4. Se realiza la antisepsia y la colocación de campos en la zona lumbar mediante una
técnica estéril.
5. Inserción de la aguja:
a. Bloqueo selectivo de la raíz nerviosa en L1-L4:
(1) Se inclina el tubo de fluoroscopia en dirección craneal o caudal para colo-
car el espacio discal en el nivel objetivo, lo más paralelo posible al haz de
rayos X, con la apófisis espinosa en la línea media entre los dos pedículos
para lograr una verdadera proyección anteroposterior (AP).
572 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
FIGURA 60-1 • Posición de la aguja en procedimientos para el control del dolor en la columna.
A: BSRN en L4. Proyección oblicua posterior derecha que muestra el “triángulo de seguridad” (flecha).
B: proyección oblicua que muestra la posición de la aguja de BSRN en L5 (continúa)
574 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
FIGURA 60-1 • (Continuación) C: BSRN en S1. Imagen PA que muestra la aguja dentro del agujero
sacro izquierdo en S1. D: inyección epidural de contraste en L3 o L4. Proyección lateral
(6) Cuando la aguja ingresa al espacio epidural, se producirá una pérdida re-
pentina de resistencia.
(7) Bajo fluoroscopia lateral, se inyectan 1-3 mL de medio de contraste no ió-
nico para confirmar que la aguja está en el espacio epidural ( fig. 60-1D). Se
confirma en una proyección AP.
(a) Cuando existen anomalías en varios niveles o no puede llegarse al nivel
deseado, puede inyectarse una mayor dosis de esteroides (p. ej., 80 mg de
triamcinolona frente a 40 mg).
(b) Cuando el medio de contraste se limita a un lado de las imágenes AP, el
paciente debe colocarse del lado no opacificado por 10 min.
e. Inyección epidural de esteroides caudal:
(1) Se localiza el hiato sacro en la parte superior del pliegue interglúteo me-
diante palpación o fluoroscopia. Éste puede mostrarse fácilmente por medio
de ecografía.
(2) Después de la anestesia local, se inserta una aguja calibre 22-25 desde la línea
media posterior, inclinada de manera pronunciada en dirección cefálica.
Con uso de la técnica de pérdida de la resistencia antes descrita, se sentirá
un ligero chasquido cuando la aguja atraviese el ligamento sacrococcígeo
hacia el espacio epidural.
(3) Se confirma el ingreso epidural mediante contraste, como ya se describió.
(4) Algunos médicos diluyen el líquido que se inyecta hasta un volumen total de
20 mL con solución salina normal.
6. Una vez determinada la posición adecuada de la aguja, se inyecta lentamente la
anestesia o la solución esteroidea.
7. La aguja se retira y se coloca un apósito.
Cuidados posprocedimiento
1. Se observa al paciente por 15-20 min. Un adulto responsable debe estar a su cui-
dado una vez dado de alta.
2. Se dan instrucciones de no conducir ni operar maquinaria pesada por el resto del
día y de retomar las actividades normales al día siguiente.
3. Tampoco debe bañarse ni sumergirse en agua (como en un jacuzzi o piscina) por el
resto del día.
4. Se disminuyen los analgésicos según la respuesta al procedimiento.
5. Debe hablarse acerca de un plan intermedio y a largo plazo, que incluya las visitas
de seguimiento y el médico correspondiente.
6. Puede entregarse una hoja de alta (opcional), en la cual se describan:
a. Tipo de procedimiento realizado
b. Problemas esperados posprocedimiento (p. ej., dolor)
c. Métodos para tratar problemas frecuentes
d. Problemas que requieren una reevaluación urgente (p. ej., síntomas y signos de
infección)
e. Información de contacto de quien realiza el procedimiento o un representante
Resultados4
1. Los bloqueos diagnósticos sólo con anestesia local pueden ser eficaces en minu-
tos; los esteroides lo serán en varios días, máximo después de 1 semana.
2. Los efectos de la anestesia local desaparecerán a las 6-24 h, dependiendo de si se
usa lidocaína o bupivacaína. Debe advertirse al paciente que volverá a tener los
síntomas previos al procedimiento hasta que los esteroides hagan efecto.
3. Los bloques terapéuticos pueden tener una duración media de 3-6 meses.
4. La eficacia del BSRN y la IEE depende de la patología que causa el dolor.
a. El dolor por la hernia de disco puede desaparecer más pronto que el causado
por la estenosis espinal.1
b. Los pacientes con estenosis grave del receso lateral responden de manera
menos favorable al BSRN.
Complicaciones5
1. Generales:
a. Infección
b. Hemorragia
576 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Indicaciones
1. Lumbalgia o dolor cervical vinculado con un síndrome de las superficies articulares
2. Dolor complejo en el eje espinal relacionado con las superficies articulares
CAPÍTULO 60 Inyecciones en la columna para el control del dolor577
3. Tratamiento para aquellos en los que han fracasado los procedimientos dirigidos
a la columna, como las vertebroplastias, el bloqueo de las raíces nerviosas o la
inyección epidural de esteroides
Contraindicaciones
Las mismas que para los bloqueos selectivos de las raíces nerviosas y la inyección
epidural de esteroides.
Preparación preprocedimiento
1. Los procedimientos para las facetas articulares se realizan de forma ambulatoria.
a. Se le pide al paciente que disponga de opciones para trasladarse a su domicilio.
b. Casi nunca se requiere sedación; tampoco hay restricciones en la ingestión oral.
c. No es necesario suspender los antiplaquetarios, ya que el riesgo de hemorragia es
muy bajo con este procedimiento. Sin embargo, los anticoagulantes deben suspen-
derse por un período adecuado para garantizar un perfil de coagulación óptimo.
d. En general, se pide al paciente que suspenda los analgésicos el día del procedi-
miento para obtener la mejor evaluación posible.
2. La evaluación preprocedimiento debe incluir una revisión focalizada de los apa-
ratos y sistemas, así como determinar alergias y los medicamentos actuales,
además de obtener información con respecto a la ubicación, la naturaleza y la in-
tensidad de la lumbalgia. Idealmente, la evaluación se realiza con herramientas
aceptadas, como la escala visual analógica o la escala de incapacidad por dolor
lumbar de Oswestry. También es fundamental revisar todos los estudios pertinen-
tes con imágenes para garantizar una eficacia técnica y clínica.
Procedimiento
1. Imágenes. Pueden utilizarse guías por fluoroscopia o TC. Cualquiera es adecuada,
aunque la mayoría de los intervencionistas prefieren la fluoroscopia, reservando la
TC para un acceso difícil a las superficies articulares, como en los casos de una hi-
pertrofia importante en alguna superficie articular y la esclerosis con formación
excesiva de osteofitos.
2. Medicamentos e inyectables (véase cuadro 60-1). No existe un beneficio claro de
un preparado de corticoesteroides con respecto a otro.4
a. Una articulación facetaria lumbar recibe 1-1.5 mL de líquido. El volumen total de
la inyección de anestesia local y corticoesteroides no debe ser superior a 2 mL.
b. Si es necesario usar contraste para confirmar la colocación de la inyección in-
traarticular, puede emplearse cualquier medio de baja osmolaridad (0.25-0.5 mL).
c. En general, pueden realizarse inyecciones diagnósticas en las superficies articu-
lares con 0.5-1.5 mL de lidocaína al 2 % o bupivacaína al 0.5 %.
d. En inyecciones terapéuticas, el volumen total de corticoesteroides es de 0.5-1.0 mL.
e. En caso de los BRM, pueden utilizarse criterios similares.
FIGURA 60-2 • Esquema de una proyección oblicua posterior derecha de la columna lumbar que
muestra la aparición del “terrier escocés”. El asterisco muestra el punto deseable de entrada para una
inyección intraarticular en la articulación facetaria derecha en L3 o L5
FIGURA 60-3 • Diagrama axial que destaca cómo la cara posterior de la superficie articular se
visualiza primero, a medida que uno se desplaza de dirección lateral a la línea media. Al aumentar
la inclinación lateral, se demostrará realmente la cara anterior de la superficie articular. Como tal, la
menor inclinación necesaria para visualizar la superficie articular bajo fluoroscopia permitirá la mejor
ejecución de una inyección intraarticular
CAPÍTULO 60 Inyecciones en la columna para el control del dolor579
FIGURA 60-4 • Diagrama de la columna lumbar en una proyección oblicua posterior derecha que
muestra la orientación y posición de los nervios del ramo medial con respecto a la anatomía ósea.
Los asteriscos marcan los puntos donde se coloca la aguja para realizar un BRM en una articulación
facetaria derecha en L4 o L5. Los nervios a tratar en realidad corresponden con los ramos mediales
derechos de L3 y L4, respectivamente
580 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
Cuidados posprocedimiento
1. Se observa al paciente por 15-20 min. Un adulto responsable debe cuidarlo una vez
dado de alta.
2. Las limitaciones en las actividades dependen en gran medida del paciente.
3. Se dan instrucciones de no conducir ni operar maquinaria pesada por el resto del
día y de retomar las actividades normales al día siguiente.
4. Tampoco debe bañarse ni sumergirse en agua (como en un jacuzzi o piscina) por el
resto del día.
5. Se deben disminuir los analgésicos según la respuesta al procedimiento. Si el pa-
ciente toma opiáceos, el médico que los receta debe determinar si los reduce.
6. Puede entregarse una hoja de alta (opcional; véase la sección anterior).
7. Debe hablarse acerca de un plan intermedio y a largo plazo, que incluye visitas y
médico de seguimiento.
Resultados
1. Los bloqueos diagnósticos realizados sólo con anestesia local pueden ser eficaces
en minutos, mientras que los efectos de los corticoesteroides tardan varios días en
aparecer, máximo 1 semana.
2. Los efectos de la anestesia local usada como bloqueo diagnóstico desaparecerán a
las 6-24 h, dependiendo de si se usa lidocaína o bupivacaína.
3. Los bloqueos terapéuticos pueden tener una duración media de 3-6 meses.4,7
4. Dependiendo del beneficio obtenido, los pacientes pueden ser candidatos a más
inyecciones intraarticulares o BRM. Sin embargo, es fundamental una reevalua-
ción con los índices de dolor objetivo y una exploración física. Debe tenerse en
cuenta que la importancia de los bloqueos terapéuticos en las articulaciones face-
tarias para el tratamiento de la lumbalgia crónica sigue siendo un tema de debate.
Complicaciones
1. Infecciones
2. Hemorragia
3. Debilidad o parestesias (pasajeras) en los miembros inferiores
4. Crisis de dolor después del procedimiento (poco frecuente y suele aliviarse con
analgésicos orales)
CAPÍTULO 60 Inyecciones en la columna para el control del dolor581
Indicaciones
1. Diagnósticas: evaluar la importancia de la articulación sacroilíaca como origen
del dolor en pacientes con lumbalgia.
2. Terapéuticas: tratamiento de trastornos dolorosos conocidos de la articulación
sacroilíaca.
a. Inflamatorios
b. Degenerativos
c. Otros
Contraindicaciones
Las mismas que para ciertos bloqueos de las raíces nerviosas e inyección epidural
de esteroides.
Preparación preprocedimiento
Como la realizada para las superficies articulares.
Procedimiento
Los procedimientos percutáneos para la articulación sacroilíaca pueden realizarse
mediante guía fluoroscópica o TC.
1. Se obtiene el consentimiento informado junto con pruebas de una menor fuerza
motora en los miembros inferiores.
2. Se considera el empleo de sedantes y analgésicos intravenosos leves (opcional).
a. Si se administran, se garantiza una monitorización adecuada del paciente.
b. Se debe tener cuidado con la sedación excesiva.
3. El paciente se coloca en decúbito prono sobre la mesa para fluoroscopia.
4. Se localiza la articulación sacroilíaca objetivo, dirigida a 1 cm sobre su extremo
más caudal para evitar una articulación fibrosa en dirección superior ( fig. 60-5).
a. El grado de oblicuidad homolateral para visualizar bien el componente inferior
de la articulación sacroilíaca puede variar de 0 a 20-30º.
b. El fluoroscopio se inclina en dirección caudal en aproximadamente 20-25º.
5. El área objetivo se prepara con una técnica estéril.
6. Se avanza una aguja raquídea calibre 22 de 9 cm (3.5”) hacia la cara posteroinferior
de la articulación sacroilíaca.
7. Es opcional (aunque recomendable) una inyección de contraste de baja osmolari-
dad para confirmar la posición de la aguja intraarticular.
8. La inyección de anestesia local (bupivacaína) frente a la combinación de bupi-
vacaína y corticoesteroides depende de si se realiza un bloqueo diagnóstico o
terapéutico.
9. Si se utiliza una TC o fluoroscopia con TC de forma preliminar, se realiza una TC
de las articulaciones sacroilíacas, por lo general en cortes de 5 mm. El resto del
procedimiento se realiza como ya se describió. Es opcional (aunque recomenda-
ble) la inyección de material de contraste no iónico para garantizar la colocación
582 SECCIÓN IV Procedimientos no vasculares
FIGURA 60-5 • Esquema de la articulación sacroilíaca derecha (leve proyección oblicua posterior
derecha). El asterisco representa el punto óptimo para la colocación de la aguja con el objeto de
garantizar el acceso a la parte sinovial de la articulación
Cuidados posprocedimiento
Como el realizado para las superficies articulares.
Resultados
1. Se espera que el dolor disminuya en un período de 12 h en aproximadamente el
90 % de los pacientes sin antecedentes de cirugía de columna: el 50-80 % tiene un
alivio inmediato.9,10
2. A diferencia de muchos otros procedimientos percutáneos para el dolor de co-
lumna, los pacientes que reciben inyecciones terapéuticas para la articulación
sacroilíaca tienen un período más prolongado de alivio sintomático, el cual es de
10 meses en promedio.11
Complicaciones
1. Infecciones
2. Hemorragia
3. Debilidad o parestesias (pasajeras) en los miembros inferiores
4. Dificultad en el vaciamiento (pasajera)
Referencias
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4. Heran MK, Smith AD, Legiehn GM. Spinal injection procedures: a review of concepts,
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CAPÍTULO 60 Inyecciones en la columna para el control del dolor583
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into the sacroilíac joints in patients with spondyloarthropathy: indication and
follow-up with contrast-enhanced MRI. J Comput Assist Tomogr. 1996;20(4):512–521.
S E CCIÓN V
CONTROL DEL PACIENTE DURANTE
EL PROCEDIMIENTO
Las causas de daño devastador para el paciente durante una intervención son el
sitio equivocado, el procedimiento equivocado y el paciente equivocado (WSWPWP,
de wrong site, wrong procedure, and wrong patient). Lo anterior, en general, es raro
(1 por cada 50 000-100 000 procedimientos), pero su prevalencia aumenta si se con-
sidera el lado equivocado,1,2 lo que probablemente también ocurra en intervencio-
nes no quirúrgicas y otras disciplinas quirúrgicas.3 Los errores médicos atraen la
atención negativa de los medios, disminuyen la confianza pública en el sistema
de salud y devalúan y desmoralizan a los médicos. Estos errores, evitables casi
siempre, ocurren por una mala comunicación y falta de liderazgo por parte de los
operadores.4 La cultura organizacional y las estructuras jerárquicas verticalistas en
el quirófano también influyen.2,5 Para evitar estos errores y mejorar la seguridad
de los pacientes, la Joint Commission ( JC; en vigor a partir de 2004) de Estados
Unidos exige la creación de un Protocolo universal en todos los hospitales, salas
de atención ambulatoria e instalaciones quirúrgicas en consultorios que buscan
acreditación. En 2008, la Society of Interventional Radiology (SIR) publicó guías
complementarias para cumplir con este requisito.6 La última revisión de la JC del
Protocolo universal entró en vigor a partir del 1 de enero de 2010.7 Sin embargo,
incluso en la era del Protocolo universal, la prevalencia de los errores WSWPWP
todavía es significativa e inaceptable. Es necesaria una estrategia multifacética
(Protocolo universal, lista de control de seguridad quirúrgica de la OMS, capacita-
ción del equipo médico, etc.) para evitar estos errores.8
Protocolo universal
1. El Protocolo universal es un proceso de tres pasos que incluye varias estrategias
para evitar errores WSWPWP:
a. Verificación antes del procedimiento
b. Marcaje del sitio
c. Tomarse el tiempo para hacer la verificación
2. Todos los pasos del Protocolo universal se complementan entre sí y están diseña-
dos para introducir redundancias en la práctica para confirmar el sitio, el proce-
dimiento y el paciente correctos.5
3. Es poco probable que se reduzca la incidencia de errores WSWPWP utilizando
un solo paso.5
Indicaciones
Todos los procedimientos invasivos, ya sean quirúrgicos o no, que exponen a los pa-
cientes a un riesgo más que mínimo.9
1. La JC define los “procedimientos invasivos” como aquellos que consisten en la
“punción o incisión de la piel, inserción de un instrumento o introducción de ma-
terial extraño en el cuerpo. Los procedimientos invasivos pueden realizarse con
fines diagnósticos o terapéuticos”.
2. Los procedimientos frecuentes, como la colocación de un catéter central de inser-
ción periférica (CCIP), así como una vía central y un tubo de tórax, deben cum-
plir con los requisitos del Protocolo universal.
584
CAPÍTULO 61 Protocolo universal en radiología intervencionista585
Verificación preprocedimiento
1. Aspectos básicos:
a. Los objetivos de una verificación antes del procedimiento son: (1) garantizar la
disponibilidad de todos los documentos, la información y el equipo pertinentes;
(2) hacer comprender al paciente todo lo relacionado sobre el procedimiento
que se realizará; (3) todos los integrantes del área de operaciones o de proce-
dimientos deben identificar de forma correcta al paciente y el procedimiento
que realizarán.
b. En cada etapa debe confirmarse el sitio, el procedimiento y el paciente correctos
desde que se toma la decisión de realizar el procedimiento hasta que el indi-
viduo es sometido a éste. Esta verificación puede realizarse más de una vez y
ocurrir en más de un lugar antes del procedimiento.
c. El paciente debe estar involucrado en la verificación, ya que debe estar des-
pierto y consciente durante el procedimiento en la medida de lo posible.
d. Puede emplearse una lista estandarizada en el proceso de verificación. Dicha
lista permite verificar que toda la información, los documentos pertinentes y
el equipo necesario:
(1) Estén disponibles antes del procedimiento.
(2) Tengan una identificación y etiqueta correctas que correspondan con los
identificadores del paciente.
(3) Estén revisados y correspondan con las expectativas del paciente y con
la comprensión por parte del equipo del paciente del procedimiento y el sitio
previstos.
2. Cuándo:
a. En el momento en el que se programa el procedimiento.
b. En el momento de realizar las pruebas y la evaluación antes del ingreso.
c. En el momento del ingreso al centro para el procedimiento, ya sea electivo o de
urgencia.
d. Antes de que el paciente salga del área preprocedimiento o que ingrese en el
quirófano.
e. En todo momento en el que la responsabilidad de la atención recae en otro in-
tegrante del equipo.
3. Cómo:
a. Identificación del paciente (brazalete), etiquetado correcto de los elementos
relacionados con el paciente y confirmación cruzada al verificar las historias
clínicas, como los estudios por imagen, lo cual se realiza con una lista estanda-
rizada (antes llamada “lista de control”).
(1) Una lista estandarizada contrarresta las omisiones o los errores humanos.
(2) Una lista estandarizada útil incluye información simple claramente definida
que los médicos necesitan y que los instan a acatar las medidas de seguri-
dad en la práctica diaria.10
(3) Una lista de seguridad eficaz estandarizada mejora la comunicación y la
continuidad de la atención, ya que disminuye las tasas de complicaciones y
de mortalidad. En un estudio prospectivo multinacional de 7 688 pacientes,
586 SECCIÓN V Control del paciente durante el procedimiento
Marcas en el sitio
1. Aspectos básicos:
a. Las marcas en el sitio son necesarias en cualquier procedimiento que consista
en una incisión, punción percutánea o inserción de un instrumento antes del
procedimiento (véanse las excepciones más adelante).
(1) Cuando tanto las estructuras del lado derecho como del izquierdo son anó-
malas, según las recomendaciones de la SIR, las marcas de la piel deben rea-
lizarse incluso si se emplean imágenes durante el procedimiento.6
(2) Según la JC, se recomiendan (aunque no son necesarias) marcas en los pro-
cedimientos bilaterales (para un mismo procedimiento, equipo y aparatos).9
b. El sitio por marcar no debe ser ambiguo y debe estar claramente visible y en el
sitio del procedimiento actual o próximo. Si un sitio no corresponde con el pro-
cedimiento, no debe marcarse a menos que sea necesario por algún otro as-
pecto de la atención.
c. De ser posible, las marcas se realizan con el paciente despierto y consciente.
d. En circunstancias específicas (p. ej., pacientes o niños que no hablan, que están
en coma o que son incompetentes), el proceso de marcas en el sitio debe mane-
jarse de forma similar al del consentimiento informado.
2. Cuándo:
a. El sitio del procedimiento se marca al principio, antes de que el paciente se
mueva al sitio donde se realizará el procedimiento.
CAPÍTULO 61 Protocolo universal en radiología intervencionista587
(2) En general, se usa la palabra SÍ y las iniciales del intervencionista que reali-
zará el procedimiento,12 o una flecha que apunte al sitio.13
(3) No debe emplearse una equis (X), ya que podría denotar un sitio que no debe
operarse y causar confusión.
Registro
1. Debe completarse el registro del Protocolo universal e incluirse en la historia clí-
nica del paciente.
a. Un registro adecuado incluye una casilla de verificación o nota breve con res-
pecto a que el tiempo de espera transcurrió de manera exitosa, y debe estar
ubicada de manera coherente en la historia clínica. No es necesario documen-
tar cada paso del tiempo de espera si todo el contenido se especifica en otro
lugar (política, procedimiento manual, etc.).9
2. Cualquier integrante del equipo que haya participado directamente en el procedi-
miento puede llevar a cabo el registro del Protocolo universal.
3. En la figura 61-1 se presenta un ejemplo de lista de control del Protocolo universal.
Evaluación terminada
Tiempo de espera
Confirmar la identidad del paciente
Debe completarlo cualquier integrante
del personal que participe en el pro- El equipo y el paciente están de acuerdo con el
cedimiento. Algunas áreas en blanco procedimiento a realizar
pueden no corresponder
Confirmar el lado, el sitio y la posición correctos
FIGURA 61-1 • Ejemplo de lista de control del Protocolo universal (adaptado del Departamento de
Radiología del Massachusetts General Hospital)
590 SECCIÓN V Control del paciente durante el procedimiento
Referencias
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13. Masud D, Moore A, Massouh F. Current practice on preoperative correct site surgical
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November 15, 2014.
Monitorización recomendada
1. Normas. Una monitorización cardiovascular y respiratoria minuciosa facilita la
detección temprana de complicaciones asociadas con la anestesia y debe reducir
la morbilidad y la mortalidad generales. En un esfuerzo por mejorar la seguridad
del paciente durante la anestesia, en la mayoría de las instituciones se describen e
implementan normas mínimas de monitorización.15
2. Personal designado para la monitorización. Debe designarse a un profesional
(miembro del personal de enfermería titulado o un médico) responsable de moni-
torizar las constantes vitales, administrar los medicamentos y llevar un registro.
Esta persona debe estar presente durante todo el procedimiento y no tener otras
responsabilidades importantes durante el período de monitorización.
3. Temperatura. Todos los anestésicos, los opiáceos y los sedantes tienen la capa-
cidad para reducir el umbral de vasoconstricción y escalofríos, lo cual aumenta la
posibilidad de hipotermia durante el procedimiento. El mantenimiento de la nor-
motermia produce mejores resultados.16 Además, según el proyecto SCIP (de Surgi-
cal Care Improvement Project), es necesario un calentamiento activo para mantener
una temperatura de 36 ºC o menor dentro de los 30 min posprocedimiento.17
4. Recomendaciones. En procedimientos radiológicos, deben adoptarse normas mí-
nimas de monitorización (cuadro 62-1).
Medicamentos preprocedimiento
1. Pautas. La administración de medicamentos antes de un procedimiento nunca
debe ser sistemática. La elección del fármaco, la dosis y la vía de administra-
ción deben ser personalizadas. Después de la administración oral e intramuscu-
lar (i.m.), puede requerirse un tiempo (30-60 min) para absorber el fármaco y lograr
el efecto deseado. Si no puede observarse continuamente al paciente después de
una inyección i.m., se recomienda la administración i.v. de los medicamentos justo
antes del procedimiento (con monitorización del paciente).
2. Resumen de fármacos de empleo frecuente:
a. Midazolam:
(1) Indicaciones: ansiólisis, inducción de sedación y amnesia.
(2) Dosis y vía de administración: 2-7 mg i.m. o 1-3 mg i.v.
(3) Efectos adversos: sedación profunda en pacientes mayores de 70 años. En
pacientes de 60-69 años, es muy eficaz midazolam 2-3 mg i.m.18
(4) Contraindicaciones: primer trimestre del embarazo y glaucoma agudo de
ángulo estrecho.
b. Droperidol:
(1) Indicaciones: prevención y tratamiento de náuseas y vómitos.
(2) Dosis y vía de administración: 2.5-5.0 mg i.m. o 0.625-1.25 mg i.v.
(3) Efectos adversos: sedación prolongada con la administración i.m., hipo-
tensión, síntomas extrapiramidales y exacerbación de la enfermedad de
Parkinson.
(4) Contraindicación: prolongación del intervalo QT corregido.
c. Hidroxizina:
(1) Indicaciones: prevención de náuseas y vómitos, prurito y ansiólisis.
(2) Dosis y vía de administración: 25-100 mg i.m.
(3) Efectos adversos: sedación excesiva y boca seca.
(4) Contraindicación: glaucoma de ángulo estrecho.
d. Difenhidramina:
(1) Indicaciones: sedación y profilaxis contra una reacción al contraste.
(2) Dosis y vía de administración: 25-50 mg por vía oral (v.o.), 25-50 mg i.m. o
12.5-25 mg i.v.
(3) Efectos adversos: sedación excesiva, mareos, boca seca, dificultad para ori-
nar y secreciones bronquiales espesas.
(4) Contraindicaciones: asma aguda y glaucoma de ángulo estrecho.
e. Sulfato de morfina:
(1) Indicaciones: analgesia y sedación.
(2) Dosis y vía de administración: 2-10 mg i.m. o 1-3 mg i.v.
(3) Efectos adversos: depresión respiratoria, hipotensión, náuseas, vómitos,
prurito y espasmo biliar.
f. Citrato de fentanilo:
(1) Indicaciones: analgesia.
(2) Dosis y vía de administración: 25-50 μg i.v.
(3) Efectos adversos: depresión respiratoria, bradicardia, náuseas, vómitos,
rigidez muscular y espasmo biliar.19
CAPÍTULO 62 Sedación, analgesia y anestesia595
g. Clorhidrato de nalbufina:
(1) Indicaciones: analgesia y sedación.
(2) Dosis y vía de administración: 5-10 mg i.m. o 1-5 mg i.v.
(3) Efectos adversos: sedación excesiva, náuseas, vómitos, mareos, analgesia li-
mitada, agitación, reversión de los efectos analgésicos producidos por otros
opiáceos.
(4) Vías biliares: menor elevación de la presión biliar que con el fentanilo y el
butorfanol.19
h. Ketorolaco:
(1) Indicación: analgesia sin depresión respiratoria; puede utilizarse en combi-
nación con opiáceos.
(2) Dosis y vía de administración: 15-60 mg i.m./i.v.
(3) Efectos adversos: disfunción plaquetaria reversible (24-48 h después de sus-
pender el fármaco), gastritis, úlcera péptica e inhibición de la autorregula-
ción renal.
Se ha informado insuficiencia renal aguda después de una dosis de keto-
rolaco por su efecto sobre la autorregulación renal y, por lo tanto, debe uti-
lizarse con precaución durante los procedimientos en los cuales se administra
una carga elevada de colorante-contraste.20
i. Propofol:
(1) Indicación: sedación para un cuidado anestésico monitorizado, sedación
con anestesia neuroaxial, inducción y mantenimiento de anestesia general y
sedación de pacientes intubados y con ventilación mecánica en la unidad de
cuidados intensivos (UCI).
(2) Dosis y vía de administración: bolo 1-2 mg/kg i.v. para inducción de anes-
tesia general; infusión de mantenimiento de 25-200 μg/kg/min i.v., depen-
diendo de la profundidad de la sedación deseada.
(3) Efectos adversos: hipotensión, depresión cardiovascular y apnea. Escozor
en el sitio de la inyección. Reacción anafiláctica a la emulsión; tener precau-
ción con los pacientes alérgicos al huevo y la soya (soja). Puede ocurrir un
síndrome por infusión de propofol con el uso a largo plazo o a corto plazo
en dosis altas. Sólo deben emplearlo profesionales capaces de reanimar
a los pacientes con un nivel de sedación mayor al previsto.21,22
j. Dexmedetomidina:
(1) Indicación: sedación o sedación complementaria en la UCI; mantiene la res-
piración espontánea.
(2) Dosis y vía de administración: dosis de carga de 0.5-1.0 μg/kg i.v. durante
más de 10 min, seguida de 0.2-1.0 µg/kg/h i.v. por hasta 24 h.
(3) Efectos adversos: bradicardia e hipotensión.23
k. Prednisona:
(1) Indicación: profilaxis contra la reacción al contraste.
(2) Dosis y vía de administración: 50-75 mg v.o. la noche anterior y 1-2 h antes
de la exploración.
(3) Efectos adversos: hiperglucemia, hipertensión y retención de líquidos.
l. Metilprednisolona:
(1) Indicación: profilaxis contra la reacción al contraste.
(2) Dosis y vía de administración: 32 g v.o. la noche anterior y 1-2 h antes de la
exploración.
(3) Efectos adversos: hiperglucemia, hipertensión y retención de líquidos.
3. Elección del fármaco. Los fármacos más usados son los anestésicos locales
del grupo amida. Es preferible emplear anestesia local en lugar de ésteres por su
mayor potencia, duración prolongada y muchas menos reacciones alérgicas docu-
mentadas. En procedimientos radiológicos, la lidocaína (1-1.5 %) es el anestésico
local del grupo amida más utilizado por su rápido inicio de acción y su duración
de 1-1.5 h. Sin embargo, la acción de la mepivacaína (1.0-1.5 %) y la bupivacaína
(0.5 %) es más prolongada (1.5-4 h).
4. Alcalinización de los anestésicos locales. La infiltración subcutánea e intradér-
mica de anestesia local puede causar dolor. Sin embargo, la alcalinización de los
anestésicos locales (con la incorporación de bicarbonato de sodio) puede reducir
las molestias asociadas con la infiltración cutánea y subcutánea.24 En el caso de la
lidocaína, se agrega 1 mEq de bicarbonato de sodio en 10 mL de anestesia. No se
recomienda la alcalinización de la bupivacaína, porque incluso las dosis pequeñas
de bicarbonato de sodio pueden causar la precipitación del anestésico local.
5. Dosis y técnica de inyección. Se requiere una colocación cuidadosa de la aguja,
aspirar antes de la inyección y después de cada 3-5 mL, y observar con frecuencia
al paciente durante la infiltración para evitar la inyección intravascular de anesté-
sico local. La inyección i.v. rápida de anestésicos locales puede causar toxicidad.
La dosis total de lidocaína no debe ser superior a 4 o 5 mg/kg (adulto sano), mien-
tras que la dosis de bupivacaína no puede ser superior a 3 mg/kg. Se recomienda
una reducción de la dosis del 30 al 50 % en pacientes ancianos y aquellos con
insuficiencia hepática e insuficiencia cardíaca congestiva, mientras que la dosis
máxima en pacientes obesos depende del peso corporal magro.10 Una dosis exce-
siva de anestésico local, que provoca una concentración elevada en suero, puede
derivar en una letargia prolongada después de los procedimientos radiológicos,
especialmente en la población infantil.25
Anestesia neuroaxial
1. Indicaciones:
a. Cuando es necesario un alto nivel de analgesia para el procedimiento sin un em-
pleo excesivo de opiáceos.
b. Para lograr la relajación muscular regional.
c. Con el fin de controlar el dolor posprocedimiento.
2. Epidural torácica y lumbar: la anestesia epidural puede utilizarse en procedi-
mientos del abdomen superior (hepatobiliar) e inferior, renales o pélvicos.32
a. Sitios de colocación sugeridos para procedimientos radiológicos:
(1) Procedimientos en el abdomen superior en T4-L1
(2) Procedimientos renales en T6-L1
(3) Abdomen inferior, pelvis y miembros inferiores en T10-L3
598 SECCIÓN V Control del paciente durante el procedimiento
Anestesia general
1. Indicaciones:
a. Si el procedimiento puede comprometer las vías respiratorias.
b. Pacientes muy ansiosos que rechazan la anestesia local con sedación o aneste-
sia regional.
c. Pacientes que no pueden cooperar y potencialmente agresivos debido a una
discapacidad mental o trastorno agudo.
2. Desventajas:
a. Los riesgos son los inherentes a la anestesia general.
b. Es necesario disponer de cobertura anestésica y transportar el equipo al área
de radiología.
c. Aumento de los costes de atención.
d. La anestesia inhalatoria tiene efectos vasodilatadores que reducen la circula-
ción sanguínea renal y la filtración glomerular, lo que puede incrementar la sus-
ceptibilidad a la nefropatía inducida por radiocontraste. Por lo tanto, se debe
prestar atención a la correcta hidratación de estos pacientes, ya que se espera
que reciban un volumen importante de radiocontraste.33
Cuidados posprocedimiento
1. Monitorización. La monitorización de las constantes vitales debe realizarse en el
área de recuperación; además, se deben buscar complicaciones posprocedimiento
intervencionista realizados con sedantes y opiáceos, o anestesia regional o general.
2. Criterios para el alta de los pacientes ambulatorios:
a. Las constantes vitales deben regresar a los valores anteriores al procedimiento
y mantenerse estables por 1 h. Se debe considerar un tiempo adicional de 1 o 2 h
en los pacientes con AOS.8
b. Los pacientes deben estar recuperados de los sedantes o somníferos lo sufi-
ciente para que deambulen con asistencia.
c. Los individuos deben estar orientados.
d. Los pacientes deben ser capaces de orinar y tolerar líquidos por vía oral.
3. Instrucciones para el alta de los pacientes ambulatorios:
a. Las instrucciones deben estar por escrito y entregarse al acompañante respon-
sable del paciente.
b. Los problemas esperados deben indicarse en una lista.
c. Los pacientes deben tener un número telefónico o de localizador para llamar
en caso de dudas o complicaciones.
4. Seguimiento:
a. Pacientes hospitalizados. Todos los pacientes deben ser evaluados después de
un procedimiento intervencionista. Se recomienda documentar en la historia
clínica la eficacia de la sedación o anestesia empleada y todas las complicaciones
del procedimiento. Estos comentarios pueden ser muy valiosos al momento de
planificar procedimientos futuros de radiología intervencionista y quirúrgicos.
b. Pacientes ambulatorios. El seguimiento de los pacientes ambulatorios también
es importante y puede efectuarse mediante un cuestionario vía telefónica o
correo electrónico.
Referencias
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63 Administración de fármacos
Ellen McKeon-Levine y Petra Clark
Consideraciones preprocedimiento
Las indicaciones de la premedicación nunca deben ser sistematizadas, sino adap-
tarse a la edad, el peso, el estado de salud, la condición física, el nivel de ansiedad,
los antecedentes de alergias, las reacciones farmacológicas previas, la tolerancia o el
abuso de medicamentos, los datos de laboratorio, y la duración y el tipo del procedi-
miento del paciente.
1. Los pacientes con antecedentes de reacciones al medio de contraste necesitan
premedicación para evitar una reacción adversa o una anafilaxia. El Protocolo Mo-
dificado de Greenberger recomienda la administración de prednisona 50 mg vía
oral (v.o.) 13, 7 y 1 h antes de administrar el contraste; la última dosis se administra
junto con clorhidrato de cetirizina 10 mg v.o. o difenhidramina 50 mg por vía in-
travenosa (i.v.). El Protocolo Láser Modificado se emplea en pacientes diabéticos,
quienes no toleran los esteroides y en los que ya los han tolerado. Este protocolo
consiste en la administración de prednisona 40 mg v.o. 12 y 2 h antes del contraste;
la última dosis se vuelve a administrar junto con clorhidrato de cetirizina o difen-
hidramina, como se describió en el Protocolo Modificado de Greenberger.
2. Se recomienda la aplicación de profilaxis antimicrobiana para evitar infecciones
en todos los pacientes que tienen un catéter venoso central tunelizado o un caté-
ter de drenaje.
3. Se recomienda el uso de antieméticos en pacientes con náuseas y vómitos después
de la operación.
4. Los pacientes con anticoagulación deben recibir instrucciones del médico para
suspender estos medicamentos o iniciar una terapia puente hasta que puedan vol-
ver a administrarse los anticoagulantes habituales.
5. Los pacientes con insuficiencia renal deben hidratarse (en la medida que lo tole-
ren) y ser considerados para un tratamiento previo con acetilcisteína por v.o.
Abreviaturas y equivalentes
Cuadro 63-1 de unidades habituales
Abreviaturas Equivalentes
Microgramo mg 1 000 μg = 1 mg
Miligramo mg 1 000 mg = 1 g
Gramo g 1 000 g = 1 kg
Kilogramo kg 11 kg = 1 kg (2.2 lb)
Microgota mgtt 60 μgtt = 1 mL
Mililitro mL 1 000 mL = 1 L
CAPÍTULO 64 Tratamiento de las reacciones a los medios de contraste603
Cálculos de la dosis
Unidades (cuadro 63-1)
1. El peso corporal se mide en kilogramos (kg).
2. La concentración del fármaco se mide en microgramos por mililitro (μg/mL).
3. La dosis se mide en microgramos por kilogramo de peso corporal por minuto
(μg/kg/min).
Lecturas recomendadas
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Principios generales1
1. El radiólogo debe tener la pericia, la experiencia y el equipamiento para tratar la
mayoría de las reacciones a los medios de contraste (que no son potencialmente
letales) sin ayuda.
2. Para responder de manera eficaz a las reacciones potencialmente mortales, el
equipo debe estar compuesto por personal totalmente capacitado y certificado en
soporte vital cardíaco avanzado, y contar con un carro y equipo para reanimación.
3. Los fármacos y el equipo para tratar todas las reacciones, de menores a potencial-
mente mortales, deben estar a la mano y ser renovados con regularidad. Incluyen
los fármacos habitualmente requeridos (difenhidramina, inhaladores b-agonistas,
atropina y epinefrina) y el equipamiento (tubos endotraqueales, laringoscopio, mo-
nitor, marcapasos externo y desfibrilador). Si no están en la sala, deben colocarse en
un lugar accesible en segundos en el área en la cual se administra el contraste.
4. El tiempo de respuesta al tratamiento debe reducirse al mínimo.1 No todas las reac-
ciones al contraste se presentan con los signos y síntomas típicos; si no se reconoce
que un paciente tiene una reacción adversa, puede retrasarse el tratamiento.2 Por
el contrario, la reacción debe diagnosticarse y comprenderse correctamente (una
reacción de ansiedad puede confundirse con una reacción anafiláctica temprana).
604 SECCIÓN V Control del paciente durante el procedimiento
Conocer al paciente
1. Antes del procedimiento, se debe preguntar sobre cualquier exposición previa a
material de contraste yodado, reacciones adversas y antecedentes pertinentes.
a. ¿El paciente tiene antecedentes de asma? De ser así, ¿tiene una respiración si-
bilante de forma continua? El contraste puede provocar broncoespasmo y em-
peorar la constricción prexistente de las vías áreas.
b. ¿El paciente tiene antecedentes de alergias varias o graves? Esto aumenta el
riesgo de una reacción adversa al contraste.
c. ¿El paciente tiene antecedentes de arteriopatía coronaria, estenosis aórtica
o algún otro problema cardíaco significativo? El material de contraste puede
afectar la función cardíaca.4
d. ¿El paciente recibe un tratamiento por insuficiencia cardíaca congestiva? El ma-
terial de contraste aumentará el volumen circulante efectivo y puede causar
edema pulmonar en un paciente descompensado.
e. ¿Existen motivos por los cuales el paciente pueda tener una insuficiencia renal?
(véase el Capítulo 65). Éstos incluyen insuficiencia renal conocida, obstrucción
en la salida de la vejiga (hombres o mujeres), diabetes prolongada, infecciones
recidivantes o cálculos renales.
f. ¿El paciente tiene otras enfermedades importantes activas? ¿El paciente está
particularmente ansioso o no puede colaborar?
2. El radiólogo que realiza el procedimiento debe conocer los medicamentos habi-
tuales del paciente. Algunos fármacos pueden ocultar los síntomas de una reac-
ción al contraste.
a. Los β-bloqueadores disminuyen la frecuencia cardíaca y bloquean la respuesta
taquicárdica al estrés fisiológico; además, reducen los efectos de la adrenalina
(a y b-agonistas), lo cual hace necesario una mayor dosis para lograr un efecto
fisiológico similar. Una vez superado el efecto del b-bloqueador, predomina un
efecto a-adrenérgico sin oposición de la adrenalina con un aumento notorio
en la resistencia vascular periférica y una respuesta hipertensiva posterior.
Adicionalmente, las reacciones vasovagales se caracterizan por causar
hipotensión y bradicardia. En pacientes con terapia de b-bloqueadores, una
reacción anafiláctica puede confundirse con una vagal por la ausencia de
taquicardia.
b. Los calcioantagonistas suelen indicarse en caso de hipertensión, insuficien-
cia coronaria y arritmias. Son vasodilatadores periféricos; la corrección de la
hipotensión mediante reposición de líquido puede ser más difícil por la vaso-
dilatación periférica persistente.
c. La metformina, un hipoglucémico oral, casi nunca provoca acidosis láctica,
que es letal en un gran porcentaje de pacientes. Debido a la eliminación renal, se
consideró que debía contraindicarse en pacientes con concentraciones eleva-
das de creatinina sérica, aunque, con base en la información empírica, debe re-
considerarse esta precaución.5-7 Según las recomendaciones actuales de la Food
and Drug Administration, la metformina debe suspenderse por 48 hcuando se
administra contraste (Cap. 65).5
CAPÍTULO 64 Tratamiento de las reacciones a los medios de contraste605
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Diagnóstico
La NIC se define a menudo como un aumento del 25 o 50 % o 0.5 mg/dL en la creati-
nina sérica, o una disminución del 25 % o mayor en la TFGe. El mejor abordaje para
hacer un diagnóstico clínicamente relevante de la NIC es medir la creatinina sérica
inicial y la TFGe, y luego la creatinina sérica de aquellos en riesgo a las 24 o 48 h con
mediciones constantes por 7-14 días si se observa una elevación inicial.5-8 Aunque se
ha demostrado que un aumento en la creatinina sérica a las 24 h es el mejor factor
predictivo de NIC en la actualidad, como hay variaciones normales diarias, es posible
que una sola medición no sea lo suficientemente sensible o precisa.
Historia natural
En la mayoría de los casos, la NIC se caracteriza por un aumento de la creatinina
sérica en 1-7 días a partir de la administración del contraste, en el cual la función
renal vuelve a la normalidad en 2-4 semanas. Es poco frecuente una nefropatía en
estadio terminal, incluso en pacientes cuya función renal está significativamente
afectada (nefropatía crónica grado 3 o superior, es decir TFG < 60).9
Factores de riesgo
1. En pacientes con función renal normal (es decir, no sólo creatinina sérica normal,
sino también TFGe normal mayor de 90 mL/min/1.73 m2), el riesgo es muy bajo o
probablemente nulo. Sin embargo, véase la advertencia posterior con respecto a
los cambios agudos en la función renal producidos por alteraciones en la perfu-
sión renal.
2. Los pacientes con insuficiencia renal preexistente están en riesgo. El riesgo es muy
limitado en pacientes con nefropatía crónica estadios 1 o 2 (TFG ~ 60-89). Aunque
es lógico pensar que el riesgo aumente con el agravamiento de la disfunción, se
desconoce si esto es verdad. El motivo es que probablemente varios otros factores
influyan en la incidencia y la gravedad de la NIC (p. ej., medicamentos nefrotóxicos
o deterioro del gasto cardíaco).
3. El riesgo aumenta en un factor de 2 en pacientes con diabetes mellitus.10 Nueva-
mente, el riesgo parece limitarse en aquellos con nefropatía crónica estadio 3 o
superior (TFG ≤ 60). Este riesgo se demostró casi exclusivamente en pacientes
con diabetes de tipo I; el riesgo entre la creciente población con diabetes de tipo II
no está claramente definido. Es probable que exista un mayor riesgo, en función de
la duración y la gravedad de la diabetes.
4. Una mayor edad también es un factor de riesgo, pero sólo en aquellos con altera-
ciones de la función renal. Es importante recordar que la función renal disminuye
con la edad, como se refleja en la TFG y TFGe reales, pero no necesariamente en
la creatinina sérica.
5. Se supone que la deshidratación es un factor de riesgo importante. Muchos pa-
cientes ancianos están relativamente deshidratados al principio. Además, por des-
gracia, es una práctica habitual mantener a los pacientes en ayuno o nada por
vía oral (NPO) por 12 h o más antes de los procedimientos, lo cual empeora la
deshidratación. En gran parte, esto sucede por motivos olvidados (quizá relacio-
nados con el temor de que aparezcan náuseas, vómitos y aspiración después de
administrar el contraste) y en general no es necesario. Incluso en pacientes que
deben recibir sedación, no hay necesidad de suspender los líquidos por más de 3 o
4 h antes del procedimiento.
6. Una mala perfusión renal también es un problema, la cual puede ocurrir en pre-
sencia de insuficiencia cardíaca, traumatismo grave con hemorragia importante o
causas de otro tipo, como hipotensión o hipovolemia (p. ej., cirugía mayor). Estas
situaciones pueden causar una reducción aguda en la función renal que no nece-
sariamente se refleja en la creatinina sérica.
7. Varios medicamentos (p. ej., aminoglucósidos, inhibidores de la enzima conver-
tidora de angiotensina, b-bloqueadores, diuréticos y antiinflamatorios no esteroi-
deos [AINE]) predisponen a la NIC. Hasta el momento, se justifica la precaución
con ciertas nefrotoxinas conocidas (aminoglucósidos y ciertos quimioterapéuticos),
pero no con la mayoría de los fármacos. Los AINE bloquean las prostaciclinas, que
610 SECCIÓN V Control del paciente durante el procedimiento
Profilaxis
En la actualidad no existe una forma eficaz de tratar la NIC una vez desarrollada.
Sin embargo, la prevención ha avanzado bastante. El método más aceptado es la hi-
dratación, que es considerada importante a nivel mundial. Algunos estudios13,14 han
demostrado que:
1. La hidratación intravenosa (i.v.) es más eficaz que la oral (quizá sólo porque es más
confiable).
2. La solución salina normal es más eficaz que la solución salina seminormal.
3. La solución salina normal es más eficaz después de 12 y no 4 h.
El protocolo normal, de ser viable, consiste en una hidratación previa por 12 h
con 1 mL/kg/h de solución salina normal, y luego una hidratación continua al
mismo ritmo por 6-12 h después del procedimiento. Lógicamente, este tratamiento
no es viable en la mayoría de los pacientes ambulatorios. En estos pacientes, debe
CAPÍTULO 65 Nefropatía inducida por contraste: prevención y tratamiento611
Otras consideraciones
1. Pacientes con terapia de reemplazo renal aguda o crónica (hemodiálisis o diálisis
peritoneal).
Al parecer, estos pacientes no tienen un riesgo adicional de nefrotoxicidad por
medios de contraste. Como regla general, cuanta más función renal residual
quede, mejor es el pronóstico. Por lo tanto, es importante limitar el volumen
612 SECCIÓN V Control del paciente durante el procedimiento
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APÉNDICES
A Anatomía vascular
Krishna Kandarpa
I I
G
H
H
G J
F
J F
E
C D
A
A
D
B E
C
B
A B
FIGURA A-1 • Arteria pulmonar derecha en proyecciones oblicua anterior derecha (A) y oblicua
anterior izquierda (B). A, segmento medial del lóbulo medio derecho (LMD); B, segmento basal ante-
rior del lóbulo inferior derecho (LID); C, segmento basal lateral del LID; D, segmento basal posterior
del LID; E, segmento basal medio del LID; F, segmento lateral del LMD; G, segmento superior del LID;
H, segmento posterior del lóbulo superior derecho (LSD); I, segmento apical del LSD; J, segmento
anterior del LSD (cortesía de J. S. Singer, MD)
A-1
A-2 Apéndices
E
H H
G
E F
A
A D
B
D C B
A B C
FIGURA A-2 • Arteria pulmonar izquierda en proyecciones oblicua anterior derecha (A) y oblicua
anterior izquierda (B). A, segmento inferior de la língula; B, segmento basal anteromedial del lóbulo inferior
izquierdo (LII); C, segmento basal lateral del LII; D, segmento basal posterior del LII; E, segmento anterior del
lóbulo superior izquierdo (LSI); F, segmento superior de la língula; G, segmento superior del LII; H, segmento
apical posterior del LSI (cortesía de J. S. Singer, MD)
Aorta abdominal
A FI
HI
TC GI
HD
GED E
HP HC
GD
R
R
R L
L
MS
MI
L L
IC IC
FIGURA A-3 • Esquema de la aorta abdominal y sus ramas. Arterias: A, aorta abdominal;
TC, tronco celíaco; GI, gástrica izquierda; FI, frénica inferior; E, esplénica; HC, hepática común; GD,
gastroduodenal; GED, gastroepiploica derecha; HP, hepática propia; HD, hepática derecha; HI, hepá-
tica izquierda; R, renal; MS, mesentérica superior; MI, mesentérica inferior; L, lumbares; IC, ilíaca
común (con autorización de Dyer R. Handbook of Basic Vascular and Interventional Radiology. New
York, NY: Churchill Livingstone; 1993:65)
APÉNDICE A Anatomía vascularA-3
CM
MS AMI
CM Y HS rACI
Y CI
rDCM
Y
CD Y
rACD
S rDCI
S
S
IC
S
FIGURA A-4 • Esquema de la arteria mesenté- FIGURA A-5 • Esquema de la arteria mesen-
rica superior y sus ramas. Arterias: MS, mesen- térica inferior. Arterias: AMI, arteria mesentérica
térica superior; CM, cólica media; rDCM, rama inferior; CI, cólica izquierda; HS, hemorroidal
derecha de la cólica media; CD, cólica derecha; superior; CM, cólica media (llenado retrógrado);
Y, yeyunal; I, ileal; IC, ileocólica; rACD, rama rACI, rama ascendente de la cólica izquierda;
ascendente de la cólica derecha (con autoriza- rDCI, rama descendente de la cólica izquierda; S,
ción de Dyer R. Handbook of Basic Vascular and sigmoide (con autorización de Dyer R. Handbook
Interventional Radiology. New York, NY: Churchill of Basic Vascular and Interventional Radiology.
Livingstone; 1993:100) New York, NY: Churchill Livingstone; 1993:108)
Lecturas recomendadas
Abrams HL. Abrams’ Angiography: Vascular and Interventional Radiology. 3rd ed. Boston,
MA: Little, Brown and Company; 1983.
Johnsrude IS, Jackson DC, Dunnick NR. A Practical Approach to Angiography. 2nd ed.
Boston, MA: Little, Brown and Company; 1987.
Kadir S. Diagnostic Angiography. Philadelphia, PA: WB Saunders; 1986.
Reuter SR, Redman HC, Cho KJ. Gastrointestinal Angiography. 4th ed. Philadelphia, PA: WB
Saunders; 1986.
A-4 Apéndices
Arterias de la pelvis
Aorta
Arteria circunfleja
ilíaca profunda
Arteria circunfleja
femoral media
FIGURA A-6 • Anatomía arteriográfica de las ramas pélvicas y proximales de la arteria femoral (con
autorización de Johnsrude IS, Jackson DC, Dunnick NR. A Practical Approach to Angiography. 2nd ed.
Boston, MA: Little, Brown and Company; 1987)
FIGURA A-8 • Esquema de las principales rutas parietales de circulación colateral potenciales en
la enfermedad oclusiva aortoiliofemoral. Arterias: 1, epigástrica superior; 2, intercostal; 3, subcostal;
4, lumbar; 5, sacra media; 6, ilíaca común; 7, ilíaca externa; 8, ilíaca interna; 9, iliolumbar; 10, glútea
superior; 11, glútea inferior; 12, sacra lateral; 13, obturatriz; 14, pudenda interna; 15, pudenda
externa; 16, circunfleja ilíaca profunda; 17, circunfleja ilíaca superficial; 18, circunfleja femoral media;
19, circunfleja femoral lateral; 20, rama lateral ascendente; 21, rama lateral descendente; 22, femoral
profunda; 23, femoral superficial; 24, epigástrica inferior (con autorización de Figley MM, Muller RF.
The arteries of the abdomen, pelvis, and thigh. I. Normal roentgenol anatomy, II. Collateral circulation
in obstructive arterial disease. Am J Roentgenol Radium Ther Nucl Med. 1957;77:296-311, © the
American Roentgenology Society)
A-6 Apéndices
Común
Interna Arteria
ilíaca
Externa
Ligamento inguinal
Arteria circunfleja
femoral lateral
Arteria obturatriz
Rama
ascendente
Arteria circunfleja
Rama femoral medial
transversal
Rama
descendente
1.a
2.a
Arteria
perforante
3.a
4.a Rama
safena
Arteria
genicular
medial
superior
Arteria genicular
lateral superior
Arteria
Arteria genicular poplítea
lateral inferior
Arteria
Anterior genicular
Arteria
tibial Posterior medial
inferior
Arteria peronea
FIGURA A-9 • Esquema compuesto de la anatomía normal de la arteria femoral, sus ramas, las
arterias distales de desvío y los posibles vasos colaterales
APÉNDICE A Anatomía vascularA-7
Lecturas recomendadas
Abrams HL. Abrams’ Angiography: Vascular and Interventional Radiology. 3rd ed. Boston,
MA: Little, Brown and Company; 1983.
Johnsrude IS, Jackson DC, Dunnick NR. A Practical Approach to Angiography. 2nd ed.
Boston, MA: Little, Brown and Company; 1987.
Kadir S. Diagnostic Angiography. Philadelphia, PA: WB Saunders; 1986.
Reuter SR, Redman HC, Cho KJ. Gastrointestinal Angiography. 4th ed. Philadelphia, PA: WB
Saunders; 1986.
A-8 Apéndices
Tronco
tirocervical
Tronco
Arteria costocervical
circunfleja
humeral Arteria mamaria
interna
Posterior Pectoral
Anterior menor
Arteria torácica
lateral
Arteria
braquial Arteria
profunda Arteria cubital subescapular
colateral superior
Arteria
radial
recurrente
Arteria cubital recurrente
Anterior
Posterior
Arteria
radial
Arteria interósea
Arteria cubital
Arco
palmar
profundo
DPP
DPP(5)
DPP(p)
DPC
MP
PP APS
MP
APP
rPP
rPS
R
C
FIGURA A-11 • Anatomía arterial clásica de la mano. Las variantes anatómicas en la red vascular
de la mano son frecuentes. APP, arco palmar profundo; APS, arco palmar superficial; C, arteria cubital;
DPC, arterias digitales palmares comunes (del arco superficial); DPP, arterias digitales palmares pro-
pias; DPP(p), arteria digital palmar propia (pulgar) del arco palmar profundo; MP, arterias metacarpia-
nas palmares (del arco profundo); PP, arteria principal del pulgar; PPD (5), arteria digital palmar propia
(quinto dedo) del arco superficial; R, arteria radial; rPS, rama palmar superficial (de la arteria cubital);
rPP, rama palmar profunda (de la arteria radial) (con autorización de Dyer R. Handbook of Basic Vascular
and Interventional Radiology. New York, NY: Churchill Livingstone; 1993:132)
A-10 Apéndices
Arterias intracraneales
Arteria
comunicante
anterior
Arteria oftálmica
Arteria cerebral
media
Círculo
arterial Arteria carótida
cerebral interna
(polígono
de Willis)
Arteria
comunicante
posterior
Arteria cerebral
posterior
Arteria cerebelosa
superior
Arteria basilar
Arteria laberíntica
Arteria cerebelosa
anteroinferior
Arteria cerebelosa
posteroinferior
Arteria vertebral
Arteria espinal
anterior
TRANSFUSIÓN:
Si son necesarios hemoderivados antes del procedimiento, nombre de la persona
notificada
Plan, si es necesario, para resolver la situación:
CUIDADOS POSTOPERATORIOS:
¿El paciente está bajo atención domiciliaria? Sí No
¿Se necesitan cuidados domiciliarios después del procedimiento? Sí No
En caso afirmativo, el nombre y el número de teléfono de la persona a contactar:
Plan:
¿Viajes recientes?:
¿Algo más que quisiera compartir acerca de sus antecedentes personales de salud o
estado actual?
Técnica
1. Lavar la luz del catéter; purgar todo el aire del sistema con solución isotónica
heparinizada.
2. Verificar la integridad del balón: sumergir la punta del catéter en la solución
e inflar el balón; inspeccionar si hay fugas o defectos, como excentricidad.
3. Obtener un acceso venoso; insertar un introductor.
4. Se avanza el catéter hacia el sistema venoso central. El balón se infla con 1.5 mL
de dióxido de carbono. Muchos operadores prefieren el aire ambiental por su
disponibilidad, pero el balón nunca debe inflarse con aire cuando el catéter se
utiliza en un paciente pediátrico, o cuando se sospecha un cortocircuito intra-
cardíaco o intrapulmonar.
5. Empujar el catéter en la aurícula derecha (AD).
a. Continuar el avance del catéter con el balón inflado; la AD está a unos 40 cm
desde el sitio de la inserción femoral.
b. Desinflar el balón y registrar la presión media y fásica de la AD.
6. Empujar el catéter hacia el ventrículo derecho (VD).
a. Inflar el balón y empujar el catéter a través de la válvula tricúspide; el reflujo
tricuspídeo puede impedir esta maniobra.
b. Colocar el catéter en un sitio no arritmógeno dentro de la punta del VD; el vér-
tice del VD está a unos 50 cm desde el lugar de la inserción femoral.
c. Desinflar el balón y registrar la presión fásica del VD.
7. Avanzar el catéter hasta la arteria pulmonar (AP).
a. Inflar el balón.
b. En sentido contrario al de las agujas del reloj, se aplica fuerza de torsión al ca-
téter hasta que el balón se dirija hacia arriba en dirección al infundíbulo o cono
de salida del VD.
c. Retirar el catéter lentamente.
d. Avanzar el catéter utilizando la onda sistólica de eyección del VD para ayudar a
dirigir el balón a través de la válvula pulmonar.
(1) Una inspiración profunda del paciente puede facilitar esta maniobra.
A-14
APÉNDICE C Monitorización hemodinámica y de las presiones cardiovasculares A-15
Complicaciones
1. Infarto pulmonar segmentario:
a. Puede ser consecuencia de la migración distal de la punta del catéter a la vascu-
latura pulmonar periférica y al acuñamiento espontáneo de la punta del catéter.
b. Puede ser el resultado de la embolización gaseosa de la vasculatura pulmonar
distal después de la rotura del balón en la AP, el hemicardio derecho o el sis-
tema venoso.
2. Perforación de la arteria pulmonar:
a. Puede producirse por el inflado prolongado del balón.
(1) El tiempo de inflado del balón debe ser el mínimo.
(2) Se limita el número de mediciones de la presión de enclavamiento capilar
pulmonar (PECP), así como el tiempo de inflado a dos ciclos respiratorios
o 10-15 seg.
(3) Existe un mayor riesgo de perforación de la AP en las pacientes de sexo
femenino de edad avanzada, con anticoagulación, hipotermia o hiperten-
sión pulmonar.
b. Puede ocurrir después de la sobredistensión de los vasos sanguíneos.
(1) El balón no debe inflarse por encima del volumen recomendado, porque la
sobredistensión de los vasos puede generar un traumatismo vascular.
(2) La PAP debe controlarse antes de inflar el balón para verificar que el catéter
está en la AP y no se ha desplazado en sentido distal.
(a) Suspender el inflado del balón cuando se reconoce la transición de un
trazado de PAP a uno de PECP.
(b) Si el balón del catéter se infla con menos de 1.5 mL de gas, desinflar el
balón y retirarlo 1-2 cm antes de volverlo a inflar.
(3) Se recomienda la evaluación fluoroscópica de la posición del catéter.
c. Vigilar al paciente para detectar signos y síntomas de perforación de la AP.
(1) Hemoptisis
(2) Dolor
(3) Dificultad respiratoria
3. Embolización:
a. Puede producirse por la formación de microtrombos por el catéter y el conse-
cuente desplazamiento a la vasculatura pulmonar distal. Los catéteres de la AP
A-16 Apéndices
deben lavarse con regularidad o de forma continua (3-6 mL/h) con una solución
isotónica heparinizada para reducir al mínimo la formación de trombos.
b. El riesgo de trombosis aumenta con el uso a largo plazo de catéteres centrales
permanentes.
c. Puede resultar de la introducción iatrógena de aire en la circulación venosa con
migración a la vasculatura pulmonar distal. La inyección de menos de 2 mL de
aire en el hemicardio derecho o la AP, como en el caso de la rotura del balón, en
general no da lugar a secuelas adversas en adultos sin cortocircuito de derecha
a izquierda. El sistema debe purgarse de aire antes de reenviar el lavado a la
circulación venosa.
4. Arritmias cardíacas:
a. Pueden surgir durante la inserción y el retiro del catéter.
b. Quizá se deban al movimiento retrógrado de la punta del catéter en el VD tras
desinflar el balón.
c. La monitorización mediante ECG es esencial desde la inserción hasta el retiro
del catéter.
(1) Predominan las despolarizaciones ventriculares prematuras transitorias.
(2) Pueden producirse arritmias ventriculares mortales.
(3) En ocasiones aparece un bloqueo de rama derecha.
(4) Puede presentarse un bloqueo cardíaco completo, en especial en pacientes
con bloqueo de rama izquierda subyacente.
5. Infección, sepsis y endocarditis:
a. Existe riesgo de infección nosocomial con cualquier procedimiento invasivo.
b. El riesgo puede reducirse de modo sustancial usando una técnica aséptica
apropiada durante la preparación, el acceso vascular y la inserción y el manejo
del catéter.
(1) Se afeita y prepara el sitio de la punción con un antimicrobiano (solución de
yodopovidona al 1 %).
(2) Se debe realizar el lavado de manos apropiado.
(3) La utilización de ropa y guantes estériles es esencial.
6. Perforación del corazón o los grandes vasos: una complicación rara que puede evi-
tarse asegurándose de que el balón esté inflado antes de empujar el catéter a través
del corazón.
7. Neumotórax: una complicación rara informada tras el acceso vascular a través de
las venas yugular interna y subclavia.
Descenso de x Onda c
Onda a
Onda v
Descenso de y
Presión del VD
(2) Eyección:
(a) La presión del VD supera la PAP, se abre la válvula pulmonar y la sangre
se expulsa hacia la AP.
(b) La fase de expulsión rápida se produce a partir de la apertura de la vál-
vula pulmonar hasta el pico de la presión sistólica del VD.
(c) La fase de eyección reducida va desde el pico de la presión sistólica del
VD hasta el cierre de la válvula pulmonar.
(3) Relajación isovolumétrica:
(a) Como la presión en la AP supera a la del VD, la válvula pulmonar se cierra.
(b) La relajación isovolumétrica sigue, y la forma de onda de desviación
negativa continúa.
(c) La apertura de la válvula tricúspide marca el final de la relajación isovo-
lumétrica y el inicio de la diástole del VD.
(4) El llenado ventricular rápido se produce desde la apertura de la válvula
tricúspide hasta alcanzar la diástole. Se produce una desviación negativa
rápida por la relajación del VD.
(5) Reducción del llenado ventricular/diástole:
(a) El llenado lento del VD se produce hasta la sístole y se distingue por un
aumento gradual de las presiones de la AD y el VD, y del volumen del VD.
(b) Se observa una línea de base estática, porque las presiones del VD y la
AD son iguales en toda la fase.
(c) La PTDVD se mide en el pico de la onda T del ECG.
APÉNDICE C Monitorización hemodinámica y de las presiones cardiovasculares A-19
3. Arteria pulmonar:
a. Presión: PAP = 15-30/4-12 mm Hg; presión media de la AP = 9-18 mm Hg.
(1) La presión sistólica de la AP es igual a la presión sistólica del VD, porque,
en esencia, forman una cavidad común durante la sístole, cuando la válvula
pulmonar está abierta.
(2) La presión sistólica de la AP no es igual a la presión sistólica del VD cuando
existe una valvulopatía pulmonar.
b. Análisis de la forma de la onda ( fig. C-4):
(1) Sístole:
(a) El aumento de la PAP se genera cuando la sangre es expulsada del VD
a la AP.
(b) El pico de la onda sistólica se produce durante la onda T del ECG.
(c) El VD y la PAP continúan incrementándose hasta que el VD empieza a
relajarse.
(2) Diástole:
(a) El VD y la PAP disminuyen hasta que la presión en la AP supera la presión
del VD y la válvula pulmonar se cierra. Esto produce la muesca dicrótica
que marca el inicio de la relajación isovolumétrica del VD.
(b) La presión sigue reduciéndose hasta que se inicia la contracción del VD
y el ciclo se repite.
4. Enclavamiento capilar pulmonar:
a. Presión: PECP media = 2-10 mm Hg.
(1) Al inflar el balón, se ocluye una pequeña rama de la AP, lo que permite la
transmisión retrógrada de la onda de presión de la aurícula izquierda (AI)
a través de la vasculatura pulmonar.
(2) La PCPE es igual a la presión de la AI cuando no hay obstáculos entre la AP
y la AI en todo el ciclo cardíaco.
Presión de la AP
Presión de ECP
Técnica
1. Lavar el catéter pigtail con una solución isotónica heparinizada antes de su intro-
ducción en el sistema arterial.
2. Considerar la anticoagulación sistémica, en especial en los casos en los que
se emplea una guía que estará en contacto prolongado con la sangre (es decir,
cuando atraviesa una válvula aórtica estenótica), o cuando se anticipa o tiene
lugar un tiempo de procedimiento prolongado.
3. Debido a su diseño circular, el catéter pigtail puede empujarse sobre una guía a la
aorta ascendente con guía fluoroscópica.
4. Se retira la guía y se lava la sonda con cuidado.
5. Se deben registrar la presión media de la aorta y la presión fásica.
6. Luego se avanza el catéter pigtail a una posición no arritmógena en el VI. Una vál-
vula aórtica con estenosis de moderada a grave puede obstruir la progresión hacia
el VI, lo cual requeriría la utilización de una guía para atravesar el espacio anular.
7. Se retira la guía y se lava la sonda con cuidado.
8. Debe registrarse la presión fásica del VI, de modo que el eje vertical (ampli-
tud) incluya la excursión completa de la forma de onda de presión del VI (p. ej.,
0-200 mm Hg). Algunos operadores también registran la presión del VI a una ve-
locidad de barrido rápido (100 mm/seg), de manera que el eje vertical abarque
sólo el componente diastólico de la forma de la onda (0-40 mm Hg), a fin de faci-
litar la medición exacta de la presión telediastólica del ventrículo izquierdo.
9. Cuando se sospecha una estenosis mitral o submitral, se debe registrar la
PECP del VI de manera simultánea y a una velocidad de barrido rápido (p. ej.,
100 mm/seg), de manera que el eje vertical incluya sólo los componentes de la
forma de la onda de presión diastólica del VI (p. ej., 0-40 mm Hg) ( fig. C-6). Lo
anterior facilitará la medición precisa del gradiente de presión transvalvular
mitral, que puede emplearse para calcular el área de la válvula mitral (es decir,
mediante las ecuaciones de Gorlin o Hakki).
a. La transmisión retrógrada de la onda de presión de la AI a través de la vasculatura
pulmonar al sitio de oclusión con balón de la AP genera una demora en el trazo
ascendente de la forma de onda de la PECP. El empleo de la PECP sin ajuste
de dicha demora sobreestima el gradiente de presión transvalvular mitral y
subestima el área de la válvula mitral. Este retraso es una función de la RVP
y puede ajustarse por medio del desplazamiento horizontal de fase (superpo-
sición de la formas de onda del VI y el ECP) para mejorar la precisión en la
medición del gradiente transvalvular mitral.
b. Los registros simultáneos de las formas de onda de presión de la AI y el VI
pueden realizarse con un catéter pigtail insertado a través de un introductor
A-22 Apéndices
ECP
FIGURA C-6 • Los trazados de las presiones telediastólica del ventrículo izquierdo y de enclavamiento
capilar pulmonar se superponen
AS
VI
FIGURA C-7 • Trazado de la presión ventricular izquierda con trazado de la presión arterial sistémica
(AS) superpuesta
(2) Comprobar las especificaciones del fabricante (diámetro interno del ca-
téter exterior y diámetro exterior del catéter interno) para determinar la
compatibilidad coaxial.
(3) En un sistema de catéter coaxial se debe monitorizar la permeabilidad de
la luz. La interrupción de flujo laminar alrededor del catéter interior favo-
rece la estasis de la luz y el aumento de la trombogenicidad.
Complicaciones
1. Embolización:
a. Puede dar lugar a la formación de microtrombos del catéter o de la guía y la
consiguiente embolización a cerebro, vísceras o miembros. Los catéteres arte-
riales deben lavarse de forma regular o continua (3-6 mL/h) con una solución
A-24 Apéndices
c. Signo de la raíz cuadrada (depresión diastólica temprana rápida con una meseta
mesodiastólica):
(1) Pericarditis constrictiva
(2) Miocardiopatía restrictiva
(3) Insuficiencia del VI de moderada a grave
(4) Bradicardia (artefactos)
d. Onda a: atenuación/ausencia.
(1) Insuficiencia aórtica grave
(2) Estenosis mitral
(3) Insuficiencia mitral
(4) Fibrilación auricular
(5) Aleteo auricular
(6) Paro auricular
Efectos respiratorios
Puede producirse una variación de las presiones intracardíacas y pulmonares con los
cambios en la presión intratorácica.
1. Todas las presiones: puede haber variaciones cíclicas en la amplitud de los traza-
dos medios y fásicos de las presiones sistémica, ventricular y de la AP. La amplitud
de la presión se puede acentuar en presencia de enfermedad pulmonar impor-
APÉNDICE C Monitorización hemodinámica y de las presiones cardiovasculares A-31
Lecturas recomendadas
Barash PG, Cullen BF, Stoelting RK, eds. Clinical Anesthesia. 7th ed. Philadelphia, PA:
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Baim D, Grossman W, eds. Grossman’s Cardiac Catheterization: Angiography and Interven-
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D Protocolos de angiografía por resonancia
magnética
Nanda Deepa Thimmappa y Martin R. Prince
Secuencias TDV axial 2D PLEC axial e IDR ARM-Gd coronal ARM resuelta
SG Axial T1P sangre obscura 3D en el tiempo
ARM-Gd coronal PLEC sagital CHCV post-Gd del pie y la
en 3D cinética (barra de axial y coronal pantorrilla
caramelo) sintomáticos
PLEC coronal ARM para
cinética control del
PLEC cinética en bolo en 3D
válvula aórtica del diafragma
plana hasta el tobillo
ARM-Gd coronal 3D con manguitos
con sincronía con de presión
el ECG sanguínea
CHCV post-Gd inflados en el
coronal y axial muslo para
reducir la
contaminación
venosa
ARM, angiografía por resonancia magnética; ARM-Gd, angiografía por resonancia magnética con-
trastada con gadolinio; AV, arteriovenosa; CF, contraste de fase; CHCV, captación hepática con
captación de volumen; CPRM, colangiopancreatografía por resonancia magnética; ECG, elec-
trocardiograma; EGRD, eco de gradiente degradado; EGRUD, eco de giro rápido de un solo disparo;
GS, grasa suprimida; IRTCC, imágenes de resolución temporal de cinética de contraste (TRICKS,
de time-resolved imaging of contrast kinetics); PLEC, precesión libre de estado constante (SSFP, de
Steady-State Free-Precession); IDR, inversión doble-recuperación (DIR, de double inversion
recovery); RM, resonancia magnética; TDV, tiempo de vuelo; TVP, trombosis venosa profunda; T1P,
ponderado en T1; 2D, dos dimensiones; 3D, tres dimensiones.
A-32
APÉNDICE D Protocolos de angiografía por resonancia magnéticaA-33
Tras la REAA (aorta Evaluación después de la reparación Vértice torácico al ángulo costo-
torácica) endovascular de aneurisma frénico inferior
AV, arteriovenosa; DFM, displasia fibromuscular; N/A, no aplica; REAA, reparación endovascular
de aneurisma de la aorta.
A-34
APÉNDICE E Protocolos de angiografía por tomografía computarizada A-35
Retraso de
Contraste Disparador la lectura Fases adicionales
100 mL a Disparador automatizado a la 4 seg N/A
5 mL/seg aorta ascendente: 100 UH
100 mL a Disparador automatizado a la 7 seg N/A
5 mL/seg arteria pulmonar principal:
115 UH
120 mL a Disparador automatizado a la 5 seg Sin contraste en el mismo
4 mL/seg aorta ascendente: 100 UH rango del síndrome aortotorá-
cico agudo sospechado
90 mL a Disparador automatizado a la 5 seg N/A
4 mL/seg aorta ascendente: 100 UH
90 mL a Disparador automatizado a la 15 seg Fase venosa en 60-90 seg
4 mL/seg aorta en T12: 100 UH después del contraste para
isquemia intestinal aguda
90 mL a Disparador automatizado a la 12 seg N/A
4 mL/seg aorta en T12: 100 UH
120 mL a Disparador automatizado a la 15 seg Sin contraste y fase venosa a
4 mL/seg aorta en T12: 100 UH los 60 seg durante el mismo
rango
90 mL a Disparador automatizado a la 5 seg Sin contraste opcional a tra-
4 mL/seg aorta ascendente: 100 UH vés del endoinjerto ± 60 seg
después del contraste a
través del endoinjerto
90 mLa Disparador automatizado a la 15 seg Sin contraste opcional a tra-
4 mL/seg aorta en T12: 100 UH vés del endoinjerto ± 60 seg
después del contraste a
través del endoinjerto
120 mL a Disparador automatizado a la 17 seg N/A
4 mL/seg aorta en T12: 100 UH
Nombre
comercial Contenido de Osmolalidad
Clase Nombre genérico (Distribuidor) yodo (mg/mL) (mOsm/g)
Alta osmolalidad: 1. Sodio y/o diatrizoato Hypaque® 141 633
iónico de metilglucamina (Nycomed- 282 1 415
Amersham) 370 2 016
Renografin® 141 644
(Bracco) 282 1 404
2. Sodio y/o iotalamato 370 1 940
de metilglucamina 202 1 000
Conray® 282 1 400
(Mallinckrodt) 400 2 100
Baja osmolalidad: 1. Ioxaglato meglumina Hexabrix® 320 602
monomérico de sodio (Mallinckrodt,
iónico-no iónico Guerbet)
2. Ioversol Optiray® 160 355
(Mallinckrodt) 320 680
350 702
3 Iohexol Omnipaque® 240 520
(Nycomed- 300 672
Amersham) 350 844
4. Iopamidol Isovue® (Bracco) 200 413
300 616
370 796
5. Iopromida Optivist® (Berlex, 300 605
Schering) 370 780
6. Ioxilan Oxilan® (Cook) 300 585
350 695
Dímero no iónico 7. Iodixanol Visipaque® (GE 270 290
Healthcare) 320 290
A-36
ÍNDICE ALFABÉTICO DE MATERIAS
I-1
I-2 Índice alfabético de materias