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La tristeza de un indio

Un día por la mañana, bajo un sol radiante se observó a Juancho , un hijo del pueblo
conocido como el tío Juancho, cuidando y pastando ovejas en el poblado de Warpac.
Todos los días cumplía con su trabajo de sol a sol realizando maniobras por cambiar de
aspecto con adornos y maquillaje trasquilando a los animalitos más pequeños, a veces
hasta olvidando de comer, no tenía tiempo ni para poder bañarse ni dedicarse a su
bienestar personal .

Esta ruta de vida iba perjudicando su salud, cada vez tenía un peor aspecto y se olvidaba
de la misión de protección que tenía que cumplir a favor de Eusebio su patrón que en el
pueblo era el Virrey.

Una noche, el Virrey se enteró por medio de algunos indígenas que estaban organizando
un atentado en su contra e hizo apresar a los culpables, ordenando como castigo que a
Juancho le quitaran todas sus propiedades por no proceder correctamente ante el Virrey.
De un día para otro se quedó en la calle, sus amigas lo abandonaron y no tenía siquiera
un poco de dinero para comprar sus alimentos. Medio desnudo y enfermo permanecía
sentado en una de las esquinas cerca a su casa.

Pasaban muchas personas, tanto indígenas como españoles, todos los despreciaban y
se burlaban de él, sólo algunas personas bondadosas quiénes visitaban el lugar le
ofrecían un poco de cancha y un vaso de agua que era parte de su fiambre.

El tío Juancho no se movía de su lugar, siempre solo y callado se dedicaba a recordar


su trabajo en la hacienda, su antigua riqueza y su vida juvenil. A veces se quedaba
dormido y soñaba a las doncellas de antes, los ricos manjares que disfrutaba, de tanta
rutina la gente al verlo lo apodó el “Indio triste”.

Después de un tiempo, Juancho dejo de comer lo que le daban e incluso no recibía ni


agua, ya ni siquiera podía llorar, se habían secado sus lágrimas y se encontraba siempre
sumido en su preocupación y en sus fuertes pensamientos. Cada día estaba más débil
sentía fuertes dolores de cabeza, tenía fuertes trastornos, no podía moverse, sentía un
dolor profundo y desagradable.

Un día amaneció casi muerto, inmóvil sobre el pavimento, lo cogieron del brazo le dieron
Masajes y empezó a moverse, unos campesinos visitantes del pueblo de Collac que
pasaban por ahí lo levantaron, lo bañaron, lo vistieron, considerando un acto humanitario
y compañerismo y devoción, pero el hombre siguió como siempre sufriendo y pagando
su castigo con infortunio.

A la siguiente semana, ocurrió algo espantoso, lo volvieron a encontrar en la vereda, esta


vez ya muerto, lo cargaron en hombros y lo llevaron al cementerio de Warpac donde lo
sepultaron.

El Virrey, como ejemplo de hacer pagar su lealtad por el descuido se sus acciones,
mando hacer una estatua de su figura sentada con los brazos cruzados sobre las rodillas,
los ojos hinchados y la lengua afuera. La colocaron en la esquina donde siempre estaba
y llamaron a esas calles” calles del indio triste”. Los visitantes cuando llegaban al lugar
preguntaban ¿quién es, de quién se trata? Algunos preguntan en coro.

Lágrimas turbias gritan los campesinos conmovidos por su enfermedad

Los familiares de Juancho: Killay y Niyarac, llagaron de un largo viaje, emprendieron una
búsqueda por todo el valle , solo encontraron la estatua , de inmediato acordaron realizar
venganza en contra del “Poderoso Virrey” y buscaron apoyo a los hombres más fuertes,
a Cahuide y Manco Inca, cada uno con su tropa, por lo que Killac se manifiesta:

- Por favor Cahuide y Manco Inca, hermanos míos ayúdanos a luchar contra el Virrey,
para que nuestras futuras generaciones sean respetadas,¡ claro que si recuperaremos
nuestro derecho de vivir con libertad!

Empieza la lucha contra el Virrey , con una historia. Manco inca había iniciado
movilizando a su ejército con riguroso ataque . Cahuide por otro lado había emprendido
otra lucha, de fuego hasta que los hombres del Virrey retrocedían y caían muertos.

Todo el pueblo presenció esta terrible lucha , la cual terminó con la derrota del Virrey .
La tristeza del indio había sido reconocido y llevado a honores.

La bella.

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