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Un día cuando Rosendo Maqui, volvía caminando por los Andes, se cruza
con una culebra a la cual no puede matar y lo considera un malagüero
¡desgracia! dijo, llevaba yerbas: huarajo, cola de caballo, supiquegua,
culén, para su esposa Pascuala que se encontraba enferma, desde lo más
alto divisa la comunidad de Rumi, un poblado del cual era Alcalde, toda la
comunidad era feliz pues decían: que la felicidad nace de la justicia y que
la justicia nace del bien de todos. Con Pascuala se amaban de igual
manera como el agua ama la tierra habían tenido cuatro hijos y tres hijas,
a parte habían criado a Benito Castro adoptándolo al igual que a un hijo.
Iba pensando y meditando cuando de repente ya en el atardecer un grito
lo conmociona: Rosendooooooooo….taita Rosendoooo…., el eco repitió
el llamado, su perro canela lo alcanza, baja con rapidez, escucha el
sonido de la campana de la capilla algo malo había pasado, cruzó la plaza
llegó a su casa, las personas que estaban ahí lo dejaron pasar al observar
a su esposa se quedó mudo e inmóvil Pascuala su mujer había muerto.
ZENOBIO GARCIA Y OTROS NOTABLES.
Pascuala, fue vestida con la mejores ropas, y fue velada en el corredor,
con la mejores viandas que le gustaban, Teresa la mayor de las hijas
lloraba, recordaba a su madre como una persona que tenía el “corazón de
oro y la palabra de plata”, Rosendo mascaba coca, su esposa siempre la
había ayudado a ser alcalde con su sencillez y bondad, posteriormente
llegaron tres taimados jumentos que traían cañazo de la localidad de
Muncha, al mismo tiempo llegaron una comisión presidida por el
gobernador del pueblo un tal Zenobio García junto con otros
comisionados los cuales saludaron a Rosendo. Doroteo Quispe, inicio los
rezos pues era un gran rezador, le dio padrenuestros y avemarías,
posteriormente sirvieron la comida, mientras Rosendo seguía despierto
recordando a su esposa con un sentimiento hondo y potente, ya cuando
el sol subió dos cuartas, el cadáver de Pascuala fue cubierto con cobijas
lo colocaron en la quima, y fue enterrada con dignidad. Mientras tanto el
gobernador Zenobio García, y sus visitantes se despedían de Rosendo.
DIAS VAN, DIAS VIENEN.
Pasó el tiempo y en el caserío se apagaba ya, poco a poco cual un fogón
en la noche el recuerdo de Pascuala, a lo lejos un caballo se asomaba era
Don Álvaro Amenábar y Roldán, en persona, Rosendo Maqui lo saludo,
pero no recibió el saludo, más al contrario aseveró: “ya sabes estas
tierras son mías y he presentado demanda”, Rosendo respondió que la
comunidad tenía sus papeles.
Rosendo separa cuatro caballos y se dirigen a los límites de la
comunidad, ahí les hace saber los linderos de la comunidad
especialmente a don Augusto pues él es el más joven.
Posteriormente se dirigen a la casa del “tinterillo” Bismark Ruiz, para
preguntarle cómo va el juicio que sigue la comunidad en contra de Don
Álvaro Amenábar, Bismark les responde que ha presentado los títulos de
propiedad de la comunidad y que acompañados de un buen recurso,
darán resultado positivo para la comunidad de Rumi, le pide cincuenta
soles a Rosendo y les dice: “Que no hay por qué preocuparse pues el
juicio va bien.”
Nasha Suro, la curandera, asevera a Rosendo que ha visto en la coca
acontecimientos malos en contra de la comunidad de Rumi, pero
Rosendo tiene fe y confianza en lo que le ha dicho el “tinterillo” Bismark
Ruiz.
Se presenta el Mágico un personaje que vende artículos, era un
mercachifle un cincuentón, alto y huesudo, que se presenta ansioso de
comprar las escopetas de la comuneros.
EL FIERO VASQUEZ.
El Fiero Vásquez, era un bandido asaltante, que vestía siempre de negro,
lo de fiero se lo gano porque por el norte le dicen “fiero” a las personas
que son picados por la viruela, su cara morena, nariz roma, quijadas
fuertes son los que le caracterizaba.
Un día cuando Doroteo iba a la capital de provincia a comprar: ceras
cohetes, globos, tronadores, con la finalidad de celebrar la fiesta de San
Isidro, llevaba cien soles, cuando de repente arreando su mula divisa a lo
lejos al “Fiero Vásquez”, esconde a su burro y él se mete en una hoyada
rezando al Sr, Justo Juez, ¡sal de ahí indio!, y el Doroteo salió, y le dijo
que solamente tenía cuatro centavos para comprar su salcita, de un
latigazo en la alforja, el Fiero Vásquez logra que los cien soles que llevaba
Doroteo rodara al suelo, lo recoge, mientras que Doroteo sigue rezándole
al Sr. Justo Juez para que no lo mate.
A cambio de que le enseñe la oración de Sr., Justo Juez, el Fiero Vásquez
le obsequia un pañuelo anudado en una esquina, es así como nace la
amistad entre Doroteo y el Fiero Vásquez amistad que sin lugar a dudas
todas la personas de Rumi admiraban.
Un día cuando se celebraba la fiesta de San Isidro el Fiero Vásquez llega
montando su caballo, conversa con su amigo Doroteo y a la vez reparte
los regalos traídos, se le acerca don Rosendo Maqui, charlan y miran
pasar al gobernador Zenobio García seguido de tres hombres, todos
llevaban carabinas, el Fiero Vásquez pone en alerta a don Rosendo y le
comenta que el tal Amenábar está en conversaciones con el gobernador y
los tres hombres entre ellos el sinvergüenza del mágico.
EL MAIZ Y EL TRIGO.
Las palabras del Fiero Vásquez, pone pensativo a Rosendo Maqui, el cual
convoca a reunión a sus regidores haciendo sonar la campana cuatro
veces, llegaron a la casa por orden primero Porfirio Medrano, Goyo Auca,
Clemente Yacu y Artidoro Oteíza. Maqui le hace saber sobre las gestiones
realizadas con Bismark Ruiz, asimismo sobre los presagios de Nasha
Suro, del mismo modo los informes y sospechas del Fiero Vásquez.
Deciden enviar a Goyo Auca para conversar seriamente con Bismark
Ruiz, y pedirle amplios informes, Rosendo enviaría a Mardoqueo para que
espiara las actividades de Umay. La cosecha se debía realizar en
previsión de cualquier acontecimiento que pudiera ocurrir, los trigos ya
estaban maduros y soplaba viento fuerte, entonces comenzó la cosecha,
niños, jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades fueron al maizal,
el campo se tiño de color policromo, todos con alegría el campo
reluciente, cosechan, y agradecen a la tierra por la producción, Anselmo
toca el arpa, otros cantan ya el atardecer se acerca y termina la faena,
viven la verdad de haber conquistado la tierra para el bien común y el
tiempo para el trabajo y la paz.
Se prosigue con la trilla, los hombres beben chicha y trago, las mujeres
amontonan la cosecha los jinetes con sus caballos pisotean, trillan, las
espigas vuelan todo es alegría, risas, las indias con la yerba santa barren
hasta el último grano, después se ventea el trigo con la ayuda de ese
viento fuerte y sonoro de los andes, se hace el reparto de la cosecha
entre los comuneros de acuerdo a sus necesidades y el excedente es
destinado para la venta.
EL AUSENTE.
El gran ausente era sin lugar a dudas Benito Castro, Rosendo también los
extrañaba nadie sabía dónde estaba, solo con su caballo cruzo los Andes
hacia las cordilleras, por el Callejón de Huaylas, donde buscaba fortuna,
pero todos los indios de esa zona eran explotados por los hacendados
pagándoles una miseria allí se encontraba Benito.
Un día se perdieron una cantidad de vacas de unos de los hacendados de
inmediato se apresaron a los indios y los metieron en una celda hecho de
piedra, llena de barro y porquería, allí los torturaron, Benito era mudo
testigo de ello pues vivía al costado, al amanecer del día siguiente al ver
los sufrimientos de los indios, Benito palanquea la llave de la celda y fuga
junto con los torturados Indios.
Se fugó hacía el sur, un día cuando estaba dando de comer a su caballo
Lucero, mira una cantidad de gente que viene protestando era Toribio
Pajuelo y sus partidarios que estaban quejando en contra de la miseria y
la explotación que hacían los hacendados contra su pueblo privándolos
del agua y demás recursos, una bala salida no sé de dónde hiere a
Pajuelo disipando a la gente, que son arrestados por el gobernador del
distrito, entre ellos Benito, con el transcurrir del tiempo todos salen libres
menos Benito por ser extraño, al poco tiempo el Subprefecto de la
localidad le concede libertad, así sufría en esos lares llenos de miseria y
pobreza el tal Benito.
EL DESPOJO.
Rosendo Maqui llamó a sus regidores puesto que dentro de dos días
tenían que escuchar la sentencia del Juez, ya nada tenían que hacer, “de
acuerdo con las partes” habían fijado la fecha de entrega y toma de
posesión para el 14 de octubre. Don Rosendo mando llamar a Augusto
Maqui para que fuera de espía y contara lo que estaba pasando en Umay,
se escondió en la noche con su caballo y a pie trepando una pared logra
ingresar donde estaban los caporales borrachos, logra escucharlos
diciendo: “que la entrega será el 14, para ello don Álvaro Amenábar había
dispuesto 20 hombres para su respaldo y además de ello el subprefecto
vendrá con 20 gendarmes más”, con ello ninguno de los indios opondría
resistencia. Rosendo Maqui llama a asamblea a la comunidad con la
finalidad de darles a conocer la sentencia y lo investigado por don
Augusto, los comuneros entran en rabia y enojo iban a ser despojados de
la tierra en donde pasaron tantos años de su vida tantos años de
sembríos vieron crecer a sus hijos a sus nietos ahora iban a ser
despojados, unos quería resistir comprando armas, otros quería la
renuncia del alcalde y sus regidores, pero como siempre don Rosendo
puso paños fríos como buen alcalde, podemos resistir dijo pero “ellos
vendrán con más gente y tarde o temprano nos sacarán” , tenían que
evitar más muertes de indios, mujeres y de niños, la única posibilidad era
irse a la meseta del Yanañahui.
Mientras tanto Casiana la mujer del Fiero Vásquez escucha la
conversación y de inmediato parte en su búsqueda, con sigilo y sin que
nadie se diera cuenta parte hacia la escarpada del Alto donde se
encuentra escondido, camina y camina y ya se hace de noche es preciso
la presencia del Fiero puesto que él tiene hombres armados y les podrá
ayudar, ya en las alturas siente mareos parece que se quiere desmayar,
pero agarra fuerza y prosigue en los más alto grita el nombre de
“valencioooooo”, el cual acude al llamado y da refugio a Casiana, y logra
llamar al Fiero Vásquez.
Por otro lado todos los comuneros trepaban lenta y penosamente las
alturas del Yanañahui llevando consigo una historia tronchada y reacia a
morir. Entretanto don Álvaro hizo su entrada al caserío junto al juez y al
subprefecto iban también sus hijos, el tinterillo Iñiguez, y atrás para
sorpresa de todo Bismark Ruiz. El Juez leyó el acta, y de inmediato
tomaron posesión de las tierras comunales. Un mujer advierte que
Mardoqueo no se encuentra, lo buscan y miran que desde la altura estaba
sosteniendo una piedra posiblemente decidido a tirar a la comitiva, en los
instantes en que la comitiva de Amenábar avanza para retirarse,
Mardoqueo suelta la piedra e instantáneamente mata al tinterillo Iñiguez,
entre una lluvia de balas Mardoqueo también es muerto en el acto. Ya
nada ni nadie podían hacer nada.
LA TORMENTA.
Ya en las cumbres del Yanañahui los comuneros se prestan a hacer sus
casas pues ya se avista la presencia de las lluvias, es preciso hacer de
cualquier modo ya después habría ocasión de hacer casas. Los
comuneros se enteran que acaba de llegar un joven abogado miembro de
la asociación pro indígena de nombre Arturo Correa Zavala, el cual le
manifiesta que se podía apelar a la corte superior y después a la corte
suprema toma el caso y para sorpresa de todos no les cobra nada.
Después de unos días sale un indio arreando un burro en la cual se lleva
la apelación que hiciera el joven abogado lo cual es asaltado por la gente
de Amenábar y posteriormente incinerado por el mismo. Entretanto en las
cumbres del Yanañahui la tormenta comienza con rayos y truenos que se
entrecruzan, crispando la tierra, las piedras, se forman lagos y pequeños
riachuelos, el aire húmedo entraban a las casas, toda la pampa entera se
había inundado, los animales algunos habían fugado temerosos de la
tormenta, otros habían muerto entre ellos el caballo de Rosendo Maqui,
pues un rayo le había caído causándole la muerte, todas las chacras
había sido arrasadas, el año sería malo, el invierno se mostraba ya en
toda su fuerza y la pampa siempre se encontraba anegada, los comuneros
jóvenes se fueron los más viejos se quedaron, Rosendo presenciaba con
tristeza la disgregación de su comunidad, ante ellos para su pesar aún
más se presentaba la presencia de Amenábar que quería tenerlos como
esclavos para la explotación de su mina.
Personajes principales
Rosendo Maqui: alcalde de Rumi, no le gustan los enfrentamientos
físicos, es buena persona. Sin embargo, es acusado de robo de ganado y
asesinado a golpes.
Don Álvaro Amenábar: hacendado de Umay, tiene un carácter rudo y
ambicioso, solo desea hacer a los comuneros sus esclavos. Sobornó a
jueces y testigos para que el alcalde de Rumi perdiera a su comunidad.
Benito Castro: hijo adoptivo de Rosendo Maqui, es un hombre de carácter
fuerte y valiente, que participó en la represión de guerrilleros de
Cajamarca. Regresa a Rumi luego de 16 años y lidera a los comuneros
para defender a su pueblo.
Personajes secundarios
Bismarck Ruiz: un abogado fanático del alcohol, sobornado por
Amenábar para no defender a la comunidad de Rumi.
Pascuala: esposa de Rosendo, fallece al inicio del relato debido a su
avanzada edad.
Anselmo "el tullido": es criado por Rosendo y Pascuala, se trata de un
indio inválido que, tras llegar a la Yanañahui no soporta el clima frío y
tiempo después, fallece.
Fiero Vázquez: su nombre corresponde a “ el picado de viruelas” , es un
temido bandolero de la región que comparte celda con Rosendo Maqui y
posteriormente, logra huir. Sin embargo, tiempo después muere de
manera misteriosa.
Clemente Yacu: tiene buen sentido de humor, es arrogante y posee
conocimientos sobre los tipos de suelos, especialmente en lo que
respecta a cultivos.
Porfirio Medrano: es el regidor de Rumi, fue despojado de su rifle usado
para cazar venados. Era un montonero azul y muere defendiendo la
comunidad de Yanañahui.