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Historia-Militar-de-El-Salvador. Cnel - Bustamante Maceo PDF
Historia-Militar-de-El-Salvador. Cnel - Bustamante Maceo PDF
DE EL SALVADOR
(1821 – 1935)
Escrita por
GREGORIO BUSTAMENTE
1935
PRÓLOGO
I
De fecha reciente es una disposición gubernativa, abriendo
un concurso entre la oficialidad intelectual del ejército, con oferta
de un premio, no sé si material o moral, para el que escribiera una
narración histórica de nuestra vida militar.
El tiempo pasó, se llegó el término señalado para cerrar el
concurso y ……¡que tristeza!, se declaró desierto.
En vista de la pereza o la ignorancia de nuestros militares,
sin pretensiones de erudito, me resolví a escribir el presente libro
que yo titulo: «Historia Militar de El Salvador»
II
Sé muy bien que, al ver la luz pública este libro, saltarán
muchos criticones para atacarlo; pero pregunto ¿Por qué ellos no
han hecho lo que yo, tal vez con todos los recursos a la mano y
obligados por los puestos que el Supremo Gobierno les confiara?
Yo lo hago por mi propio esfuerzo, sin ayuda de nadie, y lo edito
con dinero prestado.
III
Con el fin de hacer algunas rectificaciones, publiqué en la
prensa diaria de la capital, algunos pasajes de este libro, para que
alguien hiciera luz en algunos hechos históricos; pero nadie
desvirtuó lo publicado, y solo uno que otro egoísta, quizá por afán
de ver su nombre en letras de imprenta, algo dijeron; pero no
lograron más que exhibirse sin lograr desvirtuar los hechos.
IV
Algunas personas, al tener noticia de mi trabajo,
intentaron, con ofertas de ayuda, que tergiversara algunos
hechos históricos en interés particular y hasta de hechos en que yo
he actuado y de que tengo plena conciencia de decir la
-3-
verdad; pero fueron desairados para publicarlo con verdadera
independencia y para que la juventud que se levanta, vea con
claridad meridiana la historia militar de la patria.
V
Considero un deber de patriotismo no dejar hundirse en las
tinieblas del olvido, los hechos heroicos de nuestros antepasados
que forman la gloriosa historia de la patria, y que conocerán
nuestros hijos para decir ante el mundo entero: estos fueron
nuestros progenitores, y nosotros les superaremos.
Tributar honor a nuestros héroes, es mantener vibrante el
alma popular. Los pueblos que no levantan un altar a los hombres
que forjaron su grandeza con la espada, la pluma o la ciencia, no
merecen tal nombre. Los hechos gloriosos de los hombres forman
la vida de los pueblos, y esos pueblos se mantienen altivos
mientras perdure el recuerdo de sus héroes
VI
Encabezo este libro honrándolo con los nombres de los
personajes que figuraron como Presidentes de Centro=América,
primero; como Jefes del Estado de El Salvador, segundo; y como
Presidentes de la República, por último; con las fechas en que
actuaron, para que, a modo de índice, se pueda ver quienes
mandaban cuando se efectuaron los hechos.
VII
La presente edición va acompañada de los rasgos
biográficos de algunos de los militares que han sobresalido por su
talento y su valor en las distintas contiendas armadas del país,
sintiendo no haber podido recoger, como fué mi deseo, otras que
casi se han perdido en la penumbra del tiempo, debido a nuestra
idiosincrasia carente de amor filial y patriótico.
También va adjunta una colección de anécdotas militares
que complementa nuestra vida de soldados, y que forma la
historia de nuestros héroes anónimos, con el fin de que perdure el
recuerdo de ellos.
Gregorio Bustamante
San Salvador, octubre de 1935
-4-
Presidentes de las
“Provincias Unidas del Centro de América”
1823 a 1838
-5-
Jefes de Estado y Presidentes de El Salvador
1824 a 1935
-7-
HISTORIA MILITAR DE EL SALVADOR
LA REPÚBLICA FEDERAL
(1821 – 1842)
Combate de Arrazola
El Día 23 de Marzo de 1827
-10-
mientras los salvadoreños se apoderaban de Pinula, y los atacó el
día 23 en el sitio llamado la « La Puerta », sobre el camino que de
la capital conduce a Arrazola, librándose un combate en que los
invasores fueron derrotados.
En abril del mismo año de 1827, las tropas de Arce
ocuparon la ciudad de Santa Ana, y un mes después llegaban al
cuartel general de Prado, establecido en Apopa, distante cuatro
leguas de la capital salvadoreña.
Combate de Milingo
El Día 18 de Mayo de 1827
-11-
Delgado y se proponían por tal motivo eliminarle, primero, del
mando del ejército, y después de la Presidencia de la República.
Con tal fin, el Vice-Presidente le invitó para que lo
depositara interinamente en el Brigadier Francisco Cáscara y
habiéndolo hecho así, el General Arce, en octubre del mismo año,
volvió a Guatemala para ponerse al frente del Ejecutivo Federal.
- 12 -
Arzú para alentar el espíritu de sus tropas, decidió pasar la
frontera, y por el camino de Conguaco y Yupiltepeque, cruzó el
río de Paz y ocupó sin resistencia la plaza de Chalchuapa el 29 de
febrero de 1828.
Batalla de Chalchuapa
El 1°. de Marzo de 1828
-13-
el ejército del General Arzú, dispuso el General Morazán marchar
en auxilio del Jefe Prado, y con tal objeto depósito el Poder en
don Diego Vigil e invadió El Salvador por el camino de San
Miguel, con tropas de Texiguat.
El General Arzú destacó entonces, de las fuerzas sitiadoras,
una columna federal, al mando del Coronel Vicente Domínguez y
que envió al Oriente con orden de contener el avance de los
hondureños. Casi al mismo tiempo algunas tropas del Vice-Jefe
Prado se dirigieron en busca de Morazán, para proteger su paso
por el río Lempa.
Batalla de Gualcho
El 6 de Julio de 1828
- 14 -
El Jefe Aycinena envió una fuerte columna de auxilios para
fortalecer las tropas que asediaban San Salvador; pero el General
Juan Pren la destrozó en Quezaltepeque el día 24 de agosto,
derrota que lleno de desaliento a los federales, que fueron batidos
de nuevo el 18 de septiembre en Ayutuxtepeque.
Rendición de Mejicanos
El 20 de Septiembre de 1828
-15-
ocupó las alturas de «La Pava», que denominan la Hacienda
«San Antonio», donde Arzú llegara el 08 de octubre, resignó el
mando de sus tropas en el Coronel Antonio de Aycinena, quien,
acorralado por las de Morazán, rindió también las armas al
siguiente día; quedando así destruido el ejército federal que Arce
y los conservadores de Guatemala habían enviado a El Salvador
para sojuzgar a sus autoridades.
«La capitulación que redacte –dice Morazán en sus
memorias –fue firmada inmediatamente, y con sorpresa vieron los
enemigos que, cuando ellos habían convenido en ser mis
prisioneros de guerra, se les dejaba en libertad para volver a
Guatemala, suministrándoles, además el dinero necesario para el
prest del soldado, y concediéndoles por una gracia, todo lo que
solicitaban. Aunque nunca me arrepentí de haber observado esa
conducta, pocos días después, tuve el disgusto de saber que el
enemigo saqueaba los pueblos del tránsito y había cometido un
asesinato, en pago de la generosidad con que se le trató, violando
asi la capitulación que acababa de firmar, en la que se había
consignado un artículo a la seguridad de los mismos pueblos».
El dia 23 de octubre llegó Morazán a San Salvador con sus
tropas vencedoras, y fué recibido por el Jefe Prado y el pueblo
salvadoreño, con expresivas muestras de alegría.
GUERRA DE HONDURAS Y EL
SALVADOR CONTRA GUATEMALA
-16-
que se designó, estuvo listo a fines de enero de 1829 e invadió
Guatemala por el camino de Guajiniquilapa, encontrándose el
dia 29 en «Corral de Piedra» en donde se le unieron algunos
antigueños y el militar francés Isidoro Saget.
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Acciones de Mixco, San Miguelito y Las Charcas
-18-
Capitulación de Guatemala
El día 11 de Abril de 1829
La Conspiración de 1832
- 19-
triunfo del partido liberal dos años antes, se trasladó a Santa Ana,
en donde recibió la comunicación del Jefe rebelde, intimándole a
salir del territorio del Estado, conducta extraña que determinó al
congreso a autorizar al Presidente para que sometiese por las
armas al Jefe rebelde, que amenazaba con sustraer al Estado del
Pacto Federal.
Combate de Jocoro
El 14 de Marzo de 1832
El 12 de Septiembre de 1832
-20-
día 12 de septiembre de aquel año, del Castillo de San Fernando
de Omoa, capturando al rebelde, que fué pasado por las armas.
Domínguez fue fusilado también, en Comayagua, el 14 del mismo
mes, terminando así la gran conspiración servil de 1832.
En Mayo de 1832
-21-
Ruptura del Pacto Federal
El 2 de Febrero de 1839
GUERRA DE HONDURAS Y
NICARAGUA CONTRA EL SALVADOR
El 6 de Abril de 1839
-22-
del General don Francisco Morazán, y aunque fueron éstos
atacados, no lograron los invasores ventaja alguna; pero en la
madrugada del siguiente día, Morazán se introdujo con algunas
tropas en la hondonada que separa las colinas que ocupaba el
enemigo, y haciendo fuego sobre ellas, se retiro sigilosamente,
protegido por la escasa claridad de la mañana. Al salir el sol, las
tropas de Morazán atacaron a los invasores, debilitados por la
lucha que entre ellos mismos sostuvieron, provocada por la
astucia del Jefe salvadoreño y derrotados completamente, dejando
en el campo numerosos muertos y heridos. Los hondureños
evacuaron precipitadamente el territorio del Estado.
-23-
«Ejército Pacificador de Centro América», invadió El Salvador
por el camino de Choluteca a San Miguel, a mediados del mismo
mes de septiembre.
El General Morazán, después de ordenar la concentración de
su ejército a San Salvador, salió el 16 de septiembre de la ciudad,
para observar los movimientos del enemigo.
Una insurrección en la capital, provocada por Pedro León
Velásquez, le obligó a retroceder rápidamente, y a pesar de que se
le amenazó con victimar a su familia, que estaba prisionera, si
atacaba la ciudad, lo hizo el día 18 del mismo mes, y la recuperó
en dos horas de combate.
Mientras tanto, Ferrera, que avanzaba por el camino de
Suchitoto, ocupó Cojutepeque y pernoctó en San Pedro Perulapán
el día 24.
Morazán, entonces, con 700 hombres que tenía, avanzó con
sigilo sobre las posiciones ocupadas por Ferrera con 1,500
hombres, a quien sorprendió el día 25 y le derrotó completamente.
En Marzo de 1840
-24-
llegada la oportunidad para hacer la guerra al Gobierno de Rivera
Paz, a quien consideraba como un obstáculo para la
reconstrucción de la República. Alistó, al efecto, una columna de
1,400 hombres y con ellos invadió el territorio de Guatemala en
marzo de 1840.
Rivera Paz llamó a las armas a los guatemaltecos y se
preparó para la defensa, colocándose el General Carrera en « El
Aceituno», mientras Morazán ocupaba en « Corral de Piedra », y
«Fraijanes», y se aproximaba a marchas forzadas sobre la capital.
-25-
Occidente de la ciudad, y la segunda, El Calvario y San
Francisco, al Sur, habiéndose replegado los salvadoreños al
recinto de la plaza principal, en donde pronto se vieron sitiados
por los guatemaltecos y sin parque de fusil.
Las tropas de Morazán había perdido mucho de su efectivo
y no tenían esperanzas de ser auxiliados, mientras que las de
Carrera aumentaban continuamente, por lo cual el Jefe
salvadoreño reunió un Consejo de Oficiales, que aprobó la idea de
romper el cerco; y en efecto, a las tres de la mañana del siguiente
día, Morazán abandonó la plaza de Guatemala, por la calle que va
al templo de Guadalupe, tomó luego el camino de La Antigua,
llevando consigo 172 heridos. Había perdido su ejército 414
hombres, muertos en la acción.
Las tropas de Carrera recuperaron la plaza de Guatemala, el
día 19 de marzo de 1840.
El 20 de septiembre de 1840
Sucesos de Honduras
(1840-1841)
-27-
Los centroamericanos a la defensa de la patria amenazada por los
ingleses; y creyendo oportuno el volver a Centro América,
Morazán llegó al puerto de La Unión, en Compañía de Isidoro
Saget, José Miguel Saravia, Trinidad Cabañas, Francisco Rascón
y algunos oficiales y soldados, desembarcaron sin ninguna
resistencia, habiéndose internado hasta San Miguel, en febrero de
1842.
Al saber el Comandante de las Armas de El Salvador,
General don Francisco Malespín el arribo de Morazán, levantó
algunas tropas y marchó sobre la citada ciudad, cuando aquél
había vuelto a La Unión y hecho rumbo a Acajutla, al frente de
una escuadrilla compuesta por cinco buques. Permaneciendo en el
citado puerto varios días, reclutó gente y retornó a La Unión, en
donde recibió algunos elementos de guerra y vio aumentar su
tropa a 500 hombres que fueron organizados en la Isla Martín
Pérez. En abril siguiente Morazán hizo rumbo a Costa Rica.
El 15 septiembre de 1842
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Cartago y se hospedó en casa del Coronel Mayoga, para curarse
una herida que había recibido en el combate; pero como se les
perseguía de cerca, fue rodeada la casa donde se encontraban los
fugitivos, y cuando ya no fué posible salvarse, se suicido el
General Saravia, tratando de hacer lo mismo Villaseñor. Solo
Morazán aceptó con entereza su destino.
Fueron llevados a San José los prisioneros, y puestos a la
disposición del Gobierno presidido por Antonio Pinto, se les
condenó a muerte sin forma de proceso, habiéndose ejecutado la
sentencia en Morazán y Villaseñor que estaba herido, en la tarde
del día 15 de septiembre de 1842 vigésimo Primer aniversario de
la independencia patria.
Barrundia refiere así los últimos momentos del General
Morazán: «Mando preparar las armas, se descubrió, mandó
apuntar, corrigió la puntería, dió la voz de fuego y cayó. Aún
levantó la cabeza sangrienta y dijo: estoy vivo. Una nueva
descarga lo hizo expirar».
Así concluyó la vida del último Presidente de la Federación
Centroamericana, que antes de morir pronunció estas palabras,
dirigiéndose a su compañero de suplicio: «Querido amigo, la
posteridad nos hará justicia».
-29-
GUERRA DE HONDURAS Y EL
SALVADOR CONTRA NICARAGUA
El año de 1844
-30-
Caída de Malespín en El Salvador
El 22 de febrero de 1845
El año de 1845
-31-
Unión, mientras las tropas de Cordero eran batidas en los llanos
de Sensenti el 10 de julio, teniendo este Jefe que replegarse a
Suchitoto.
Guardiola, que en su invasión a El Salvador había ocupado
San Miguel, fué a su vez batido por el General salvadoreño
Nicolás Angulo en «El Obrajuelo», el 15 de agosto, y esa serie de
acciones de armas que no decidían la contienda, obligó a los
Gobiernos beligerantes a acordar un armisticio, precursor de la
paz que se convino en Sensenti, el 27 de noviembre del mismo
año.
Así terminó aquella guerra entre los tres Estados, que en
abril de 1842 se habían confederado por el Pacto de Chinandega,
quedando sin efecto ese esfuerzo por la reconstrucción de la
nacionalidad centroamericana.
El 1° . y 25 de Noviembre de 1846
-32-
ALIANZA DE EL SALVADOR Y
HONDURAS CONTRA GUATEMALA
El año de 1850
Batilla de La Arada
El 2 de Febrero de 1851
El Año de 1856
El 21 de Marzo de 1856
-35-
Batalla de Rivas
El 11 de Abril de 1856
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El Ejército Aliado en León
14 de septiembre de 1856
-37-
Ataque sobre Rivas y Granada
El 2 de Octubre de 1856
-38-
Los Costarricenses Vuelven a Nicaragua
En Octubre de 1856
Recuperación de Granada
-39-
fuertecito y muelle hasta tomarlo a la bayoneta. El día 27 a las 5
de la mañana, se dió el asalto a la plaza, quedando los filibusteros
reducidos a la Parroquia, de donde, acosados por las bayonetas, se
retiraron a la «La Sirena», edificio situado al extremo oriente de
aquella iglesia, haciendo explosión una mina subterránea que
dejaron preparada en la torre izquierda, sin causar gran daño. El
ataque continuó, desalojándolos de sus defensas y dejándolos
reducidos a los intermedios de la calle que parte de la plaza a la
iglesia de Guadalupe, hacia el Este. Los filibusteros quedaron
reducidos a 250 hombres y se vieron obligados a abandonar la
plaza, dejándola totalmente incendiada, y huyeron por las aguas
del Lago hacia Rivas. Los aliados ocuparon la ciudad reducida a
cenizas.
Había muerto, durante el sitio, el General Mariano Paredes,
victima del mortífero cólera el 2 de diciembre de 1856, y el
General Joaquín Solares había sucumbido de fiebre el 28 de
noviembre en Masaya; por tal motivo, asumió el mando en Jefe
de la División guatemalteca, el General José Víctor Zavala.
El 4 de marzo de 1857
El 16 de marzo de 1857
-40-
con grandes pérdidas, y el General Máximo Jerez tomó posiciones
a inmediaciones de Rivas, amenazando la Plaza, en la hacienda
«Las Cuatro Esquinas».
El 18 del mismo mes llegó a San Jorge el General José
Joaquín Mora al frente de la 3” División costarricense; y fue
encargado del mando en Jefe de los Ejércitos Aliados, por
acuerdo de los demás Generales, y activo las operaciones
militares.
El 1° de abril estaba sitiada la plaza de Rivas; el General
Chamorro ocupó San Esteban, de donde rechazaba
constantemente el enemigo, y el General Xatruch conservo La
Puebla, cortando la comunicación con La Virgen y San Juan del
Sur.
Por acuerdo del 8 de abril de 1857, el Gobierno de El
Salvador nombró al General Barrios. General en Jefe de las
Fuerzas que operaban en Nicaragua, de este Estado, y le ordenó
salir inmediatamente con 1,000 hombres al teatro de la guerra
para ponerse a las ordenes del General José Joaquín Mora,
General en Jefe de los Ejércitos Aliados.
El 2 de mayo de 1857
Asalto de Sensuntepeque
El 1° de mayo de 1859
-43-
Santiago Delgado, asaltó la plaza de Sensuntepeque
desconociendo la autoridad del Senador. Presidente General
Gerardo Barrios; pero no habiendo encontrado eco en su
intentona, y sabedores que iban sobre ellas las fuerzas del
Gobierno, se volvieron a Honduras llevándose muchas bestias y
enseres que habían arrebatado a los vecinos de la ciudad.
El 1° de Abril de 1862
El Año de 1863
-44-
Constitución, y como negasen a hacerle algunos párrocos, el
General Barrios los expulso del país, y el mismo Zaldaña se vió
obligado a salir de la República y asilarse en Guatemala.
Pero un suceso de mayor trascendencia, determinó la
completa ruptura entre estos Gobernantes, y fue que, en agosto de
1862, el Presidente de Nicaragua, General Tomás Martínez, envió
a San Salvador a Máximo Jerez y Fernando Chamorro,
proponiendo a Barrios un proyecto de unión centroamericana,
bajo la condición de que se ofreciese a Carrera la Presidencia,
proyecto que Barrios rechazó, a Pesar de ello, Jerez y Chamorro
se trasladaron a Guatemala y conferenciaron en los propios días
de septiembre, con el General Carrera, que también lo desechó,
pues conocía ya la actitud del Gobernante salvadoreño.
Batalla de Coatepeque
Los Días 23 y 24 de Febrero de 1863
-45-
le incorporó la División General Vicente Cerna, y juntos
ocuparon Santa Ana el 21 del mismo mes.
-46-
Teniente-Coronel don Ignacio Nuila, Segundo Ayudante del
2°. Jefe.
Don Fabio Castillo, Tesorero General
Teniente Efectivo «Román Peña, Ayudante del Tesorero.
Licenciado «Rafael Izaguirre, Cirujano Mayor.
« «Darío Mazariego, Ayudante del Cirujano.
« «Carlos Aragón, Ayudante del Cirujano.
« «Braulio Viteri, Auditor General.
-47-
Coronel Graduado don Manuel Estévez, Comandante del
2°.Batallón.
Teniente Coronel «José María Jerez, Mayor del 2°.Batallón.
Tte.Cnel. Efectivo «Antonio Medina, Ayudante del 1er. Jefe.
Sub-Teniente «Daniel Escobar, Ayudante del 1er. Jefe.
Teniente Efectivo «Manuel Bonilla, Ayudante del 2°. Jefe.
« « «Joaquín Gutiérrez, Ayudante del 2°. Jefe.
Sub-Teniente «Rafael Mayora, Ayudante del Comandante
Del 1er. Batallón
Teniente Efectivo «Luís Macia, Ayudante del Comandante del
2°. Batallón.
Sub-Teniente «Carlos Velis, Ayudante del Mayor del 2°.
Batallón.
«Julián Recinos, Ayudante del Mayor del
2°. Batallón.
-48-
Capitán Efectivo don Felipe Molina, Ayudante del Mayor de la
División
Capitan Graduado «Doroteo Funes, Ayudante del 2°.Jefe.
Sub-Teniente «Francisco Ortiz, Ayudante del
Comandante del 1er. Batallón.
« « «Natividad Ortiz, Ayudante del
Comandante del 2°.Batallón.
Capitan Graduado «Catarino Ortiz, Habilitado.
Bachiller «Crescencio Castellanos, Cirujano de la
División.
-49-
Sub-Teniente don Eligio Miranda, Abanderado.
« « «Jose Zarate, Abanderado.
El Inspector General,
Rafael Osorio.
-50-
El día 10 de ese mes, llegó el General Barrios a Coatepeque,
dedicándose a distribuir los servicios y a organizar la defensa;
fortificó la calle que conduce a Santa Ana, (El Atajo) que ocupó
el General González con el General Hernández, el «Cerro de San
Pedro», (Malakoff) que ocupó el General Bracamonte; el centro,
(la población) fue confiado al General Escalón, y en la retaguardia
en el cerro de «El Congo», se colocó el General Osorio,
comprendiendo en todo, un radio como de legua y media; la
Artillería fue distribuida entre los dos cerros y parte en la plaza,
comandada por los oficiales franceses Biscouby y Basel.
El centro tenía su principal apoyo en la cuesta a la salida
para Santa ana, allí, a uno y otro lado del camino, se construyeron
prolongadas trincheras en las laderas del cerro en que esta situado
aquel pueblo, y que dominan una larga extensión del camino de
Santa Ana; en la cumbre de una estrecha loma, se construyó una
trinchera con el fin de que el enemigo no se apoderase de una
fuente que corre al otro lado de dicha loma; esa posición casi
quedo desconectada con la defensa general, por lo que tenía que
ser un principal objetivo del enemigo; su defensa fue
encomendada al Coronel Estévez; una vereda que de Coatepeque
conducía al volcán de Santa Ana, fue interceptada con un
promontorio de maderas.
El General Carrera lanzó 6,500 hombres sobre los
salvadoreños que apenas eran unos 5,000 pero con la ventaja de
estar a la defensiva en buenas posiciones y con muy buenos Jefes.
Los fuegos se rompieron a las 10 de la mañana del día 22 de
febrero de 1863 entre dos patrullas de reconocimiento de ambos
ejércitos; y el día 23 los guatemaltecos atacaron el «Cerro de San
Pedro», por la mañana, y habiendo sido rechazados, se
concretaron a bombardear las posiciones durante el resto del día.
Por la noche rodearon el «Cerro de San Pedro», e intentaron
asaltarlo; pero fueron rechazados. Al despuntar el día 24 los
guatemaltecos iniciaron un ataque general con todo su ejército;
como a las nueve de la mañana, una fuerte columna cayo sobre la
-51-
loma defendida por el Coronel Estévez con 150 hombres, que, al
retirarse, dejo incendiados los montes cercanos que en pocos
momentos quemaron muertos y heridos.
Los guatemaltecos que escaparon de la muerte, buscaron su
salvación en la fuga; pero no desmayaron en su arremetida. Por la
vereda del volcán al pueblo, obstruida con maderas, intentaron
entrar a la plaza; pero el propio General Barrios, con su Guardia
de Honor, acudió al momento y rechazó el asalto.
El General Carrera dirigiendo en personal su artillería desde
lo alto de luna loma situada a la altura de Coatepeque, como a 700
metros de distancia, disparaba sus cañones sobre la plaza y el
«Cerro de San Pedro»; pero la artillería salvadoreña estaba mejor
servida, y logro desmontar varias piezas enemigas. Bombas
caídas en los reductos de San Pedro, incendiaron las barracas de
hojas de caña e hicieron pedazos una pipa que contenía abundante
agua.
Entre tanto los guatemaltecos intentan un último y
desesperado asalto; pero una compañía de santanecos, con el
Capitan Estanislao Pérez a la cabeza, los rechaza con denuelo;
esto pasaba como a la una de la tarde. El General González sale
de sus reductos y ataca al enemigo por el frente; pero pronto fue
rodeado y se vió obligado a retroceder a punta de bayoneta; al
mismo tiempo el General Bracamonte ataca por un flanco y logra
picar la retaguardia enemiga, desconcertando todo el ejército de
Carrera, que se precipita en completa derrota a las 5 de la tarde
del día 24 de febrero de 1863.
-52-
Entre los Jefes y oficiales de Carrera encontrados muertos
en el campo de batalla, estaban los Coroneles Cleto Castillo, Luís
Martínez, Brígido Lucero, un tal Bruno, y otros que no se
pudieron reconocer, mas los oficiales Paniagua, Carías,
Cividanes, Cuevas, Minera Beteta, Castillo y tantos otros
desconocidos.
Los Jefes y oficiales del General Barrios que mas se
distinguieron fueron: José María Jerez, Santander, Luzarraga,
Estévez, Juan Antonio Chico, Cayetano Díaz, Lisandro
Chamorro. Zepeda, Martínez, Vigil, Matamoros, Galarza,
Sigüenza, Nuila, Medina, Ignacio Henríquez, Agapito Alvarado,
Gallardo, Nicanor Fonseca, Calderón, Castellanos y el Capitán
Estanislao Pérez, que se lucio con su compañía de santanecos
derrotando a los «Camisas Rojas» y «Camisas Azules»; mas los
Capitanes Santiago Nuila y Domingo Chacon; los Tenientes
Casimiro Escobar, Manuel Gudiel, Bartolo Bonilla, José María
Nuila, Estanislao Figueroa, José María Peña, Juan Manuel Coto,
Federico Salazar, Basilio Guevara, Sargento José María Rojas,
Capitan Leal, Tenientes Hilario Duran, Sotego Choriego,
Gregorio Rivas, Sargento Salguero y Cabo Justo Ordóñez.
-53-
dejando varios muertos de los suyos, y llevándose el cadáver de
uno de sus jefes y el del oficial, Rafael Páez y más de 20 heridos,
que condujeron en hombros de prisioneros paisanos.
El 12 de Abril de 1863
GUERRA DE EL SALVADOR Y
HONDURAS CONTRA NICARAGUA
-54-
Combate de San Jacinto
El día 28 de 1863
-55-
Nueva Invasión de Carrera
El día 7 de junio de 1863
Sucesos de Sonsonate
El día 27 de junio de 1863
-56-
de lo que se fraguaba en la capital y por la tarde ingresaba a ella
acompañado de don José Antonio González, hermano del General
don Santiago González, que venía protestándole adhesión y
respeto; pero para esa noche estaba preparada una sublevación
contra el Presidente, urdida por el mencionado González, que, al
considerarse descubierto, se escapó a media noche acompañado
de los señores Ireneo Chacon, Manuel Suárez, Manuel Meléndez,
Mariano Pinto y Emeterio Ruano, dirigiéndose a Chalatenango
donde iniciaron un levantamiento; pero habiendo fracasado con
en la capital, huyeron hacia Honduras.
-57-
el Auditor de Guerra Licenciado Adolfo Zuniga, por quien se
tuvo en esta capital la primera noticia del atentado. Tras el
General Cabañas vinieron primero los Coroneles Bil y Matamoros
con el Batallón de esta capital, y poco después, el General Osorio
con su División, siguiéndole un sinnúmero de jefes, oficiales y
soldados. Los Generales Chico y Escalón, siendo los primeros en
el complot, se quedaron en Santa Ana con el General sublevado.
-58-
Combate de Santa Ana
Sucesos de Suchitoto
El 27 de Julio de 1863
-59-
Digna Actitud del General Barrios
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Consejo de Generales
En Agosto del año de 1863
El 12 de Agosto de 1863
El 12 de agosto de 1863, el Coronel Ramírez con 50
hombres voluntarios volcaneños de San Salvador, tomó el pueblo
de Quezaltepeque, haciendo al enemigo 7 muertos, y capturando
20 fusiles y cogiendo 5 prisioneros que condujo a la capital, de
donde había salido la noche antes.
Los Duendes
-61-
Al mando del Teniente-Coronel Calixto Luna, a mediados de
agosto de 1863, con la misión de ir a Santa Ana para asustar al
enemigo que estaba en aquella plaza y animar a los dispersos que
dejara el General González, para que ingresaran a reunirse con sus
camaradas a la capital; pero esos «Duendes» no se conformaron
con asustarlos, sino que tomaron la plaza de Santa Ana, haciendo
muchos prisioneros y capturando muchas armas, y de allí se
dirigieron a Chalatenango, cuya plaza atacaron; pero no tomaron
por falta de parque, regresando a su base de operaciones,
habiendo sufrido pocas bajas y dejando sembrado el terror en los
enemigos.
Indignación Pública
-62-
Excursión del General Barrios
El 5 de Septiembre de 1863
-63-
Carrera y el puñado de traidores miserables que lo acompañan,
pues los tiradores tenemos el legitimo orgullo de alzar nuestras
fuentes a presencia de todo Centro América y del mundo entero,
sin que la traición ni la cobardía las hayan manchado jamás.
Nosotros amantes de la independencia y libertad de nuestra Patria
y de su gobierno legitimo, por su santa causa, pelearemos, bien lo
sabéis Excelentísimo Señor, hasta derramar la última gota de
sangre a vuestro lado, y así estamos seguros que lo harán todos
nuestros compañeros. San Salvador 17 de septiembre de 1863.
Comandante, Coronel Wenceslao Matamoros; Capitán Mayor,
Doroteo Funes; Capitán de Tiradores, Agustín Rosales; Capitán
de la Primera, Estanislao Pérez; Capitán de la Segunda, Casildo
Cubías; Capitán de la Tercera, Salvador Orantes; Capitán de la
Cuarta Regino Monterrosa; Capitán de la Quinta, Luís Quiroa.
Tenientes: Jeremías Luna, Manuel Flores, Tomas Moreira, Santos
Sánchez, Pedro J. Avela, Felipe Villavicencio, Eusébio Saravia,
Sotero Choriego, Marcos Meléndez, Concepción González, José
Maria Campo, Ignacio Rosales, Ildefonso Cerro, Asunción Velis,
Santiago Pérez, Jacinto Parracia, Pío Castillo, Francisco Zamora,
Teodoro Mejia, Teodoro Rodríguez, Ignacio Marcial, Prudencio
Parada, Francisco Argumedo, Daniel Pacas, Benito Agreda, Juan
Gabino Custodio y Jesús Suárez».
-64-
«Mayoría General del Ejército Expedicionario de la
República de Guatemala.–Nueva San Salvador , septiembre 18 de
1863. –Señor General don Gerardo Barrios: –Teniendo ya
reunidos todos los elementos que pudiéramos tener necesidad
para tomar a viva fuerza esa ciudad, podríamos desde luego
verificarlo; pero deseando, al mismo tiempo evitar los males
incalculables que irremediablemente deberan sufrir, tanto la
ciudad misma, como muchos de sus inocentes moradores, he
recibido instrucciones del Excmo. Señor Presidente, General en
Jefe del Ejército, para dirigirme a Ud. como lo hago, intimándole
la rendición de la plaza, en el perentorio término de cuarenta y
ocho horas; en cuyo caso nada tendrán que temer sus habitantes, a
quienes se darán las mayores garantías en sus personas y
propiedades; pero, si pasado el termino, la ciudad fuese tomada,
como lo será a viva fuerza. Ud. será responsable ante Dios y los
hombres, de los incalculables males que se originen; conviniendo
en ese caso que Ud. haga salir de su recinto a los extranjeros,
ancianos, mujeres y niños; disminuyéndose así, hasta cierto
punto, los terribles estragos que puedan ocasionar el bombardeo
que Ud. se empeña en acarrear sobre la capital de esta República.
No puedo figurarme que quepa en el corazón de un verdadero
salvadoreño, la idea de ocasionar tan grandes como inevitables
desgracias, en cambio de unas pocas horas de un mando
puramente nominal. Y me lisonjea la seguridad de que Ud.
aceptara esta intimación, que se ha publicado por la prensa, para
conocimiento del publico, y que Ud. considerara como una tabla
de salvación, que tengo mucho gusto en proporcionarle, tanto en
beneficio del pueblo salvadoreño, como en el de Ud. mismo, a
quien siempre he profesado amistad, y de quien me repito atento
seguro servidor. –J. Víctor Zavala ».
٭ ٭
٭
San Salvador, septiembre 18 de 1863. –Señor General don
José Víctor Zavala, Segundo Jefe del Ejército de Guatemala.
–Mi Estimado Amigo: –Acabo de recibir su comunicación oficial
-65-
fecha de hoy, en la cual me notifica de orden del General Carrera
la rendición de esta plaza en el perentorio término de cuarenta y
ocho horas, ofreciendo garantías a todos los habitantes de esta
población, y en el caso de que no se rindan las armas, protesta
Ud. ante Dios y los hombres que yo seré el responsable de los
males que se originen. Me indica Ud. además que hará salir a los
extranjeros ancianos, mujeres y niños, para disminuir los
estragos del bombardeo. Mi amigo: me alegro mucho al observar
que Ud. está siempre de buen humor, inventando para darle
expansión a su genio, y que ni los trabajos de la campaña le
quitan sus travesuras. Ud. me ha dirigido su citada carta en forma
oficial, creyendo espantarme para vengarse del susto que le dieron
«Los Duendes» al ejército guatemalteco con las bombas de
cartón. Por lo que a mí toca, ha llevado chasco completo, porque
conozco su genio travieso; pero por lo que respecta a las viejas
que han trascendido su broma, no se la perdonaran, pues noto en
este momento que corren con sus «bombones» por las calles
pidiendo a gritos que las dejen salir de las trincheras, para que no
las maten y quemen los bombones de Carrera: son sus propias
palabras. Mi amigo respete otra vez la ancianidad. No le
perdonarán jamás las viejas el susto que les ha dado Ud. y antes
que lo maldigan rogando a Dios que se le seque la mano derecha,
procure reconciliarse con ellas volviéndoles su tranquilidad,
declarando en el Boletín que todo lo del ataque a la plaza y
bombardeo, ha sido para dar motivo de reír. Cuanto he dicho lo
creo de buena fe; no puedo pensar que el Mayor o Segundo Jefe
del Ejército de Guatemala, sea considerado por el General
Carrera, como el órgano para comunicarse directamente con el
Presidente legitimo de esta República, y si he abierto el pliego a
que me refiero, fue en la inteligencia de ser una carta particular.
Si fuese un asunto serio la intimación que se hace de rendir las
armas, estaría yo muy contento por ser Ud. quien me comunica la
voluntad y deseos del General Carrera. Recuerdo que Ud. en
febrero de este año, se dirigió desde Chingo al Ministro de
Relaciones de esta República,
-66-
notificándole que en derechura venía a esta capital, que ocuparía
irremisiblemente con su División de «vanguardia»; y según
noticias, mudó de parecer el General Carrera, y regresó desde
Coatepeque hasta Guatemala. Ahora es Ud. él mismo y por cuyo
conducto se comunica que quiere el General Carrera ocupar esta
plaza; es consiguiente que yo espere que se arrepienta en las rodas
de la ciudad, y se marche a la de Guatemala, por lo cual no he
creído oportuno fijarme en la proposición, no sea que me quede
esperando los huéspedes. Cuídese mucho y mande a su afectísimo
S.S. Q.S.M.B. –Gerardo Barrios».
El 3 de Enero de 1865
El 15 de Mayo de 1865
El 5 de Marzo de 1871
GUERRA DE EL SALVADOR Y
GUATEMALA CONTRA HONDURAS
El año de 1872
El año de 1873
El 21 de Junio de 1875
El Año de 1876
El 25 de Marzo de 1876
Batalla de Pasaquina
El 14 de Abril de 1876
Campaña Nacional
El año de 1885
Ordenes Generales
Cuartel General en Santa Ana, marzo 19 de 1885.
«Orden General:
«Servicio, el de campaña, General de día para hoy, el de
División don Indalecio Miranda y Jefe de día Coronel don
Salvador Avila; el General en Jefe del Ejército, Presidente de la
República, ha tenido a bien en esta fecha, dar al ejército la
organización siguiente: General de División Doctor Rafael
Zaldivar, General en Jefe del Ejército; General de División don
-82-
Adán Mora, Mayor General del Ejército; General de División don
Indalecio Miranda, Comandante de la 1ª.División; General de
División don Carlos Molina, Comandante de la 2 ª. División;
General de División don Fernando Figueroa, Comandante de la 3
ª. División; General de División don Pedro Escalón, Comandante
de la 4 ª. División; General de División don Santiago Nuila,
Comandante de la 5ª. División. Brigadas: Comandante de la
Primera Brigada, General don Doroteo Funes; Mayor de la
Primera Brigada, Coronel Efectivo don Abraham Castillo Mora;
1er. Batallon, Comandante, Coronel Efectivo don Rosendo
Orellana. Segunda Brigada. –Comandante, General don Regino
Monterrosa; Comandante de 3er. Batallón, Coronel Efectivo don
Juan Calderón; Comandante del 4°.Batallón, Coronel Efectivo
don Felipe Calderón, Tercera Brigada.–General don Manuel
Montalvo, Comandante; 5°.Batallón, Coronel Graduado don
Ezequiel Moreno, Comandante; 6°.Batallón Comandante,
Coronel Graduado don Manuel Fonseca. Cuarta Brigada. –
Comandante, General don Santiago Nuila; 7°. Batallón,
Comandante, Teniente Coronel Efectivo don David Trejo; 8°.
Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Máximo Cortes,
Quinta Brigada.Comandante, General don Braulio Velásquez;
9°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don José Perez;
10°.Batallón, Comandante, don Gregorio Larreynaga. Sexta
Brigada.–Comandante, General don Joaquín Gutierrez;
11°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Ignacio
Marcial; 12°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don
Samuel Jiménez. Séptima Brigada. –Comandante, General don
Carlos Zepeda, 13°.Batallón, comandante, Coronel Efectivo don
Elías Reyes; 14°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don
Francisco Hurtado, Octava Brigada. –Comandante, General don
Narciso Avilés; 15°.Batallón, Comandante, Comandante,
Teniente Coronel Efectivo don Salvador Orantes; 16°.Batallón,
Comandante, Teniente Coronel Efectivo don Eusebio Menéndez.
Novena Brigada. –Comandante, General don Federico Velarde;
17°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Felipe Dia;
-83-
18°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don David
Quiñónez. Décima Brigada. –Comandante, General don Hipólito
Belloso; 19°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don
Prospero Ruiz. El día de mañana saldrá el nombramiento de los
Comandantes de los 20°., 21°. Y 22°. Batallones. Los Señores
Comandantes de los cuerpos respectivos remitirán también el día
de mañana el nombre y la graduación de los Mayores de los
Batallones enumerados, para publicarlos en la Orden General.
Se nombran Ayudantes del General en Jefe, al Coronel
Efectivo don Marcos Cañas; a los Tenientes Coroneles Efectivos
don Pedro S. Spilburry, don Marcos Aguiluz; a los Capitanes
Efectivos, don Carlos Marroquín, don Felipe Chacón y don
Antonio Delgado; a los Tenientes Efectivos, don Casimiro Campo
y don Manuel Andaluz; y en la orden del día de mañana se darán
a reconocer a los que faltan. Se nombran Ayudantes del Mayor
General a los Tenientes Coroneles Efectivos don Pedro A. Mora,
don Mariano Machón y don Felipe Lara; al Capitán Efectivo don
Manuel Serrano, al Teniente Efectivo don Antonio Cobos y al
Subteniente Efectivo don José Guerrero. Se da de alta en el
Estado Mayor General a los Coroneles Doctores don Francisco
Galindo, don Rafael Reyes y don Juan María Villatoro. El señor
General en Jefe del Ejército y Presidente de la República ha
tenido a bien conferir a los Coroneles Graduados don Ezequiel
Moreno, don Sabas Azmitia y don Manuel Fonseca, la efectividad
de sus grados, y al Teniente Coronel don David Trejo ha tenido a
bien conferirle el Grado de Coronel Efectivo del Ejército. Por
tanto se ordena a quienes corresponda guardar a los Jefes
expresados los fueros y preeminencias que conforme a Ordenanza
debe gozar.
«Se agrega al cuerpo de Ayudantes del señor General en
Jefe, al Coronel Efectivo don Manuel Monedero, y a los
Capitanes Efectivos don Jorge Lainez y don José A. Ruiz».
«Se nombra Mayor de la Brigada «Monterrosa» al Coronel
Efectivo don Obdulio Espínola. –El Mayor General, Mora».
٭٭٭
-84-
«Cuartel General en Santa Ana.
«Orden General para el día 200 de marzo de 1885.
«Servicio, el que esta mandado.
«Se agregarán a la División «Miranda», para que se les
coloque en las plazas que haya vacantes, a los Coroneles don
Daniel y don Cruz Miranda, al Capitán Graduado don José Díaz,
al de igual grado don Inocente Acevedo, al Capitán Efectivo don
Alejandro Varela y al Teniente don Florencio Rivas. El señor
General Miranda dará cuenta de la colocación de estos individuos,
para estar al corriente del puesto que se les haya designado. –El
Mayor General, Mora».
٭٭
٭
«Orden General del 25 de marzo de 1885.
«Servicio el que está ordenado.
«General de día para hoy, el de Brigada don Rafael Osorio,
y jefe de día el Teniente Coronel don Eusebio Menéndez.
«Se ordena, que el General Osorio proceda a organizar la
fuerza de su mando, tomando por base las dos compañías que
tiene de San Vicente, al Batallón «Jiménez». Que el Teniente
Coronel Efectivo don Prospero Aguilar sea Comandante de
Artillería, y el de igual grado don Ceferino Azucena, sea el Jefe
de la Reserva del mismo cuerpo. –El Mayor General, Mora».
-85-
donde fue atacado, y después de reñido combate, se retiró hacia
Chalchuapa. Los guatemaltecos intentaron cortarle la retirada por
Atiquizaya; pero llegaron tarde, pues los salvadoreños pasaron
antes e ingresaron a Chalchuapa.
La ciudad de Chalchuapa estaba ocupada por los Generales
Adán Mora, Indalecio Miranda, Horacio Villavicencio, Rafael
Osorio, Rosendo Orellana, Jaime Avila, Francisco Ruiz, Braulio
Aragón, Felipe Barrientos, Doroteo Funes, Joaquín Leiva, Pedro
Escalón, y llegados de «El Coco», y San Lorenzo, Carlos Molina
y Carlos Zepeda que venía herido. Celebraron un Consejo de
Generales, y resolvieron vencer o morir en aquella plaza,
conviniendo que el Jefe que dejase penetrar en ella al enemigo,
seria responsable ante la Patria del desastre consiguiente.
Batalla de Chalchuapa
El día 2 de abril de 1885
-86-
La gloria de aquellos valientes defensores de la integridad
nacional, donde perecieran tantos bravos coronados de laureles,
aun perdura; pero lo que está mas vivo en el alma del ejército
salvadoreño, es el nombre de Rafael Osorio, que habiendo sido
ascendido a General antes de marchar a la guerra, no quiso
ostentar las estrellas de tal, alegando que las ganaría en el campo
de batalla, y las ganó muriendo como un héroe.
No llegaron a 3000 hombres los defensores de Chalchuapa,
y el General Barrios lanzó sobre la plaza 12000 combatientes. La
artillería salvadoreña estuvo servida por buenos oficiales,
mandados por el intrépido Alberto Touflet, francés de nacimiento,
pero salvadoreño de corazón, y allí perdió la vida con valentía sin
igual, lo mismo que Leiva, Cajal, Aragón, Orellana, Chávez,
Benito González y otros jóvenes que supieron morir con honor, y
el inolvidable Coronel Peralta, que intimado a rendirse, lanza una
injuria al invasor, y muere heroicamente.
El año de 1885
-87-
Los revolucionarios se apoderaron de la plaza de
Chalatenango,y el General José Maria Rivas marchó al encuentro
de las tropas nicaragüenses enviadas por aquel Gobernante en
auxilio del Dr. Zaldivar y Figueroa, mandadas por el General
Narciso Talavera, a las cuales derrotó el General Rivas en la
reñida acción de Santo Domingo, donde fue muerto el General
Miguel Brioso, quien al caer en manos de los soldados que
acompañaran al invito General Santiago Delgado, en Pasaquina,
diez años antes, donde fuera sacrificado por Brioso aquel
denodado Jefe, lo despedazaron a machetazos al pie de «Cerro
Partido».
Después que las fuerzas revolucionarias ocuparon
Ahuachapán y Cojutepeque, el General Fernando Figueroa
deposito el poder en el Senador don José Rosales, quien
reconoció al Gobierno presidido por el General Menéndez, que
ocupó la ciudad de San Salvador el día 22 de junio de 1885.
El año de 1889
-88-
tierra, el 10 de julio de 1885, en «Cerro Partido», con los
Generales Brioso, Aviles, Parilla y Monterrosa; suma que el
digno General Rivas no acepto para sí, sino que la cedió para la
instrucción popular.
En el círculo del Gobernante estaba decretada la caída del
Gobernador y Comandante del Departamento de Cuscatlán, y al
efecto fue nombrado para sustituirle el General Aquilino Calonge,
quien al llegar a Cojutepeque, fue capturado por el General Rivas.
El caudillo llamó a sus amigos y se preparó para repeler las
fuerzas que el Gobierno destacara para reducirle a la obediencia;
pero «El Chachacaste» y «El Mango» fueron testigos de la
bravura de los de Rivas.
El General Horacio Villavicencio ocupó el puesto que dejara
el General Rivas, concretándose a eliminar de la vida a todos los
humildes hijos del pueblo que de algún modo demostrasen
simpatías por el caudillo caído, y se formo el panteón de «Los
Amatillos».
-89-
edificio inmediatamente. El General Menéndez, fue víctima de un
ataque cardiaco, según diagnosticaron los médicos que lo
asistieron; el caso fue que el General Menéndez murió, lo mismo
que el General Marcial al intimar la rendición de la guardia de
Honor Presidencial, defendida por el General Francisco Martínez
Olivares. Todo esto pasó en las primeras horas de la noche del día
22.
El General don Carlos Ezeta expidió una proclama el día 23
explicando los móviles de aquella insurrección, y asumió el
poder, pidiendo el reconocimiento de su Gobierno a las demás
Republicas de Centro América; y como Guatemala y Honduras en
vez de hacerlo, movilizaron sus tropas sobre El Salvador para
sostener el primer designado de esta República, Dr. don Rafael
Ayala, la guerra fue inevitable entre estos países.
El Año de 1890
-90-
Actitud del General José Maria Rivas
El 29 de julio de 1890
El 29 Abril de 1894
En la madrugada del día 29 de abril de 1894, fue tomado el
cuartel de artillería de Santa Ana, por un grupo de emigrados
venidos de Guatemala, encabezados por los Generales Rafael
Antonio Gutierrez, Joaquín Pérez, Francisco Hurtado, Tomas
Regalado, Lisandro Arévalo, el Dr. Prudencio Alfaro y los Jefes
interiores José María Rodríguez, (chepito), Santiago Calidonio,
Juan de Dios Ortiz y Patricio Magaña; acompañados de un grupo
de campesinos, haciendo un total de 44.
Los oficiales de la guarnición, Miguel Ángel Cortes, Adolfo
Galán y David Cartagena, fueron conquistados por el Presbítero
Juan de Dios Sandoval para felicitar la entrada al cuartel.
Era Comandante del Cuerpo el Coronel Isaías Solís; pero
esa noche dormía en su casa, y al ser avisado de lo que pasaba,
quiso, solo, restablecer el orden, muriendo en su leal intento.
El Mayor General del Ejército y Comandante del
Departamento de Santa Ana, General don Antonio Ezeta, que
dormía en casa de una meretriz, huyó hacia Coatepeque,
acompañado de sus ayudantes y del Director de Policía, Coronel
Ángel Vásquez, para esperar tropas de la capital y recuperar la
plaza.
El Coronel Hermógenes Escobar. Sub-Director de Policía,
con los individuos de su Cuerpo y secundado por el destacamento
que prestaba servicio en guardia de cárcel, se aprestó al combate,
y al despuntar el día, fue atacado por los revolucionarios,
trabándose una lucha encarnizada que duró hasta las tres de la
tarde, muriendo el Coronel Escobar.
-92-
El día 30 del mismo mes, fue proclamado Presidente
Provisional de la República el General don Rafael Antonio
Gutierrez, y nombrado Jefe de Operaciones el General Joaquín
Pérez.
Combate de Sensuntepeque
El 27 de Mayo de 1906
-100-
«Mongoy» de donde fueron desalojados por los soldados
gobiernistas de Guatemala en las jornadas del 8 al 10 de junio
siguiente. Se organizan de nuevo e invaden por Ayutla, y son
rechazados por tercera vez el día 11 del mismo me de junio.
El Año de 1906
-101-
-102-
El Año de 1907
__________
Batalla de Namasigüe
Del 18 al 24 de Marzo de 1907
-103-
Sublevación del Sexto de Infantería
El 22 de Mayo de 1922
-106-
-107-
molino fantasma, horas malditas en que la miseria viene a tocar a
la puerta custodiada por el honor. Y es una satisfacción inmensa
que declaro a sus conciudadanos que esa fue la única pordiosera,
que fue mal recibida por el General Vásquez, quien, siempre
erecto, no le sacrifico un ápice de su dignidad. En efecto: Fue en
tales momentos angustiosos del prescrito, que el entonces
Presidente de Costa Rica, que se decía su amigo, le ofreció
quinientos pesos mensuales por que albergara en su casa, el título
de Inspector General del Ejército. Vásquez rehúso el honor, por
los siguientes motivos: «Yo no puedo usar un uniforme que no
sea el de mi país, dijo;» y después agregó: «además los
costarricenses tendrían razón de reprocharme el sueldo que les
quito para no hacer nada». Diz que esa fue la época sola, en que
el General Vásquez, siempre pulcro, se le envió andar con el
ruedo de los pantalones un tanto usados ¿se refería a este episodio
cuando me decía, que por la manera de dar se conocía la nobleza
de un hombre? Los hechos de guerra del General Vásquez, son
mejor conocidos por sus compatriotas, que por mi. Seria una obra
patriótica, la que emprendería el hondureño que escribiera la
historia de los seis meses de la Presidencia de don Domingo. Me
consta el alto concepto que conservó siempre del soldado de su
país. Su gratitud intensa hacia sus compañeros de armas en la
cruenta campaña de 1893, en la cual hubo momentos en que luchó
uno contra treinta. Se quejaba amargamente de la desmoralización
en que las continuas revoluciones han sumido el espíritu militar
de cuatro de las repúblicas centroamericanas, en donde a veces la
traición sirve de peldaño glorioso al traidor, en vez de su patíbulo.
Desde este punto de vista, Vásquez consideraba al costarricense
como el mejor soldado del Istmo, porque no es traidor, ni
cobarde, ni vicioso, ni insubordinado; pero cuando el hondureño
está comandado por un Jefe que le inspire confianza, es el soldado
mas heroico que se pueda encontrar. Espero que el letrado que
haya de bosquejar la historia del sitio admirable, que sostuvo en
Tegucigalpa, durante 33 días, en 1893, no se hará esperar mucho
tiempo.
-108-
Sitio memorable, digno de un Massena, en que los sitiados
careciendo de todo, debían aprovisionarse en el campo de los
sitiadores para continuar la lucha. Un italiano manejaba una
maquineta rudimentaria de fabricar cápsulas, y cuando las bajas
redujeron su tropa a 300 hombres es decir, a menos de la tercera
parte, cuando a los asediados les faltó el pan y el agua, y aun la
maquineta del italiano se rompió, Vásquez convocó a Consejo a
sus oficiales. Como es natural, la casi unanimidad del Consejo,
opinó que no quedaba mas recurso que rendirse. «Yo no me
rindo» –contestó el Jefe –. Prefiero morir, abriéndome paso por
entre los enemigos»; y la retirada gloriosa de los 300 vasquitas
hacia la frontera de El Salvador, comenzó, rompiendo el arma
blanca, las filas de innumerables enemigos coligados. Al llegar a
los confines de la República, a aquel grupo de héroes le quedaba
una cápsula por soldado. Vásquez mandó a hacer alto, y esperó la
llegada del más cercano de sus perseguidores. Esta era el General
Manuel Bonilla con su tropa; el Comandante de los 300 mando
hacer la última descarga, y entró en tierra salvadoreña, con el
bagaje glorioso de sus hazañas.
«¿Cuándo aparecerá el Plutarco inspirado que habrá de
escribir las VIDAS de estos varones de la raza américo-latina?
«Esta es quizá la única pagina militar de ese hondureño
ilustre; pero esa pagina es bella, por la dignidad de su gesto y la
elocuencia de su enseñanza. Vivir siempre listo a sacrificar el
todo por el todo, en aras del deber y del honor. Es uno de los
distintivos del héroe latino; esa fue también una de las divisas del
ex-Presidente de Honduras. No era don Domingo, hombre que se
retirara ante la amenaza arbitraria de unos cuantos barcos de
guerra o de algunos batallones de infantería extranjera. El hubiera
obligado al audaz provocador a desembarcar sus tropas, y no se
hubiera retirado, sino después de haberle librado un par de
combates y después de haber lavado el ultraje inferido a la Patria,
regando el territorio nacional con un poco de sangre del invasor.
¡Quijotismo! gritarán algunos; mas sin un poco de quijotismo no
puede haber verdadera grandeza en la historia.
-109-
En 1893 el Presidente de Honduras hubiera encontrado un apoyo
eficaz en Ezeta, si hubiera querido mantenerse en el poder, y si
hubiera solicitado ese apoyo, que el pueblo salvadoreño, siempre
generoso, le ofrecía con entusiasmo. Prueba de ello la popularidad
de que gozaba Vásquez en esa época, en la República vecina, y
las manifestaciones de simpatía con que fue recibido en todas
partes. Mas Vásquez no se rebajo a solicitar el auxilio de nadie.
Aun mas: rehusó al dictador Ezeta una entrevista que le
propusiera éste, algún tiempo antes de que se rompieran las
hostilidades entre su Gobierno y el de Nicaragua.
«Cuando el General Vásquez me refirió el caso, algunos
años después, agregó: «Bueno era yo para extenderle la mano a
un traidor». Tal era el temperamento del hombre que la hermana
República de Honduras acaba de perder. Espíritu noble y géneros,
por todas partes dejo una estela de afectos, de estima y de
admiración. Inteligencia amplia y estricta, parecía deber sus
pensamientos e inspirar sus actos en la altura donde soplan los
«cuatro vientos del espíritu humano». Sirva de consuelo a la
noble Honduras, la gloria, rendida, incompleta por las
circunstancias de la política, la gloria roja, y sin embargo bella,
que le han dado sus dos hijos predilectos. Si resultaran ciertas las
profecías que hacen los augures de nuestros tiempos y las
nacionalidades de Centro América, hubieren de defender su
independencia indolatina, los nombres Morazán y Vásquez, serán
como dos banderas muy altas que flamearan siempre en la
vanguardia de nuestras líneas».
_____
Pasajes de la Vida Militar del Autor
-110-
-111-
ciudad capital; y que, sin estar totalmente curado se batió durante
los treinta y tres días que duró el sitio de Tegucigalpa, donde fue
ascendido al grado de Capitán por su buenos comportamientos; y
que, no queriendo quedarse cuando el General Vásquez rompió el
sitio para buscar la frontera de El Salvador, no se separo de su
Jefe hasta llegar a la capital salvadoreña, donde fue especialmente
recomendado al General Presidente de la República, don Carlos
Ezeta, en unión de sus demás compañeros. Conste también: que,
el día 30 de abril de 1894, por orden especial del Señor Presidente
de la República de El Salvador, don Carlos Ezeta, fueron
llamados y dados de alta, previo reconocimiento de sus
respectivos grados militares, todos los Jefes y Oficiales que
habían acompañado en Honduras al denodado General Domingo
Vásquez, y mandados a combatir sobre la ciudad de Santa Ana,
donde un dia antes había surgido una revolución encabezada por
el General Rafael Antonio Gutiérrez; y que, entre los llamados, se
encontraban, el que esto declara, el General José David Polío, los
Coroneles José Maria Villatoro, Luís Rodas, Manuel Vásquez,
Juan Maria Cuellar, Adolfo Nolasco, Rivera y otros mas, y los
Capitanes Gregorio Bustamante, Trinidad Jereda, Juan Pino,
Víctor Manuel Muñoz y otros mas. Declaró tambien: que el
Capitan don Gregorio Bustamante fue ascendido a Mayor del
Ejercito el dia 4 de mayo de 1894, por su valentía en el combate
del dia anterior que duró doce horas, y asi se hizo constar en la
Orden General de esa fecha. Lo mismo me consta que fue
ascendido al grado de Teniente-Coronel por su arrojo en el
combate recuperando la plaza de Chalchuapa el día 24 del mismo
mes. También declaro: por haber intervenido en los
acontecimientos que, el ya Coronel don Gregorio Bustamante, se
encontró en el sitio de Tegucigalpa que resistieron las fuerzas del
Gobierno dictatorial del General Rafael López Gutiérrez, el año
de 1924; y que, el Coronel Bustamante, encontrándose de
incógnito dentro de la ciudad, prestó importantísimos servicios a
la revolución encabezada por los Generales Vicente Tosta,
-112-
Gregorio Ferrera, Tiburcio Carias Andino, Francisco Martínez
Funes y el infrascrito, comprando elementos de guerra
clandestinamente y enviándolos a los Jefes de «Toncontin» y
«Berrinche», con una completa información del enemigo, y que,
por ultimo, sedujo a los defensores del sector «El Picachito»,
para que por ese lado penetrara el revolucionario General
Tiburcio Alvarado a la ciudad sitiada. Me consta también: que el
día 14 de agosto de 1924, salio de Tegucigalpa el Coronel don
Gregorio Bustamante con una columna a expedicionar por el
Suroeste de la República, en persecución de la revolución
encabezada por los Generales Julio Peralta y José María Fonseca,
y que, después de haberlos desalojado de los pueblos de «San
José», «Libertad» y «Curaren», los batió seriamente a
inmediaciones del pueblo de «Lauterique», el dia 19 del mismo
mes de agosto; y que, en ese sangriento combate, recibió un
balazo en el omoplato derecho, y que, después del triunfo, sus
oficiales y soldados lo proclamaron General del Ejército, en
premio de su valor y pericia, habiéndolo confirmado toda la
prensa de Honduras, con felicitaciones muy calurosas. Firmado en
la ciudad de San Salvador, a los once días del mes de junio de mil
novecientos treinticinco. –Heriberto O. Jeffries. –General de
División del Salvador, Honduras, Costa Rica, Colombia y
Panamá».
El anterior documento fue autenticado ante los oficios del
cartulario Dr.don Constantino Hernández, y firman como testigos
el Dr. don Rafael Viana y don Benjamín Rivera.
________
Rasgos Biográficos del General don
Benjamín Molina Guirola
-113-
-114-
En 1870, el 6 de julio, pocos días después de ser nombrado
Comandante de Zacatecoluca y Jefe de Milicias del Departamento
de La Paz, recibe el nombramiento de Teniente Coronel
Graduado.
-115-
la guerra a El Salvador, y el Coronel Molina recibe órdenes de sus
Jefes de salir para San Miguel a reunirse allí con el General
Brioso, Jefe de la División de Oriente que defendía los santos
derechos de la independencia patria.
-116-
Carlos Ezeta. Este acto de su carrera política es muy discutido,
pero según el mismo lo dice en sus memorias y autobiografía,
obedeció únicamente a su acendrado patriotismo, pues esperó
salvar a El Salvador de la guerra fratricida que esperaban iba a ser
declarada por Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Dice el General Molina Guirola en su autobiografía:
«Acepte el nombramiento de Ministro General, no porque
estuviera del lado de Ezeta, ni acuerpara su bandera, pues era un
traidor, sino porque creía en esos momentos difíciles, podía yo
salvar al país, si no de una guerra, por lo menos de una invasión.
No me arrepiento de haber obrado como lo hice, ni por ello
ninguna culpa me reprocha mi conciencia; antes de todo banderín,
de todo partido político, de toda diferencia personal, esta el bien,
la seguridad y la defensa de la patria».
Por su política conciliadora logró que, ni Honduras ni
Nicaragua, atacaran a El Salvador y definieran su política; y al
mismo tiempo, habiendo agotado todos los medios conciliadores
con Guatemala y al convencerse que aquella República quería la
guerra, puso en pie de defensa un ejército de 40,000 hombres,
perfectamente equipados, el mas grande que hasta esa fecha se
había visto en El Salvador.
Ocupaba el Ministerio General, y cuando el Presidente
Provisorio Ezeta, se encontraba en Santa Ana dirigiendo la
gloriosa campaña de 1890, el General don José Maria Rivas se
insurrecciona contra el Gobierno constituido y ataca la madrugada
del 29 de julio, la ciudad de San Salvador.
Sitiado el General Molina Guirola en la Casa Blanca,
después de una heroica defensa de 14 horas, sin parque y solo con
14 sobrevivientes de los defensores, tiene que declararse vencido,
es tomado preso, pero al huir Rivas, vencido por las tropas
comandadas por el General Antonio Ezeta, recobra su libertad,
pero su salud muy quebrantada, a consecuencia de las privaciones
y del mal estado de sus heridas que conservaba abiertas desde la
batalla de Pasaquina, se va deshaciendo poco a poco todas las
Carteras, hasta que renuncia de la última en agosto de ese año.
-117-
Pocos meses después acepta el nombramiento de Ministro
Plenipotenciario, encargado de la Legación de primera clase que
se había creado ante el Gobierno de los Estados Unidos de Norte
América. Sirvió el Gobierno en ese cargo casi cuatro años, y al
regresar al país se retira completamente de la política, y en el seno
de su familia, muera en su residencia de Santa Tecla, en la
madrugada del 2 de julio de 1900.
______
-118-
El 1887, estando de comandante Local de la villa de Nejapa,
fue trasladado a Santa Ana y nombrado Capitan de la Escuela de
Cabos y Sargentos, recién fundada en aquella ciudad; después de
algún tiempo fue nombrado Instructor de Chalchuapa, y 2°. Jefe
de aquella plaza.
El año de 1889 paso a Sonsonate como Capitan de
Compañía e Instructor de Milicias del Departamento, y en ese año
estalló la revolución en Cojutepeque, encabezada por el General
José Maria Rivas, por cuyo motivo salió un batallón de Sonsonate
al mando del Teniente Coronel don Dionisio López, figurando el
Capitan Avelar como Ayudante Mayor, y regresando a Sonsonate,
después de dejar pacificado el Departamento de Cuscatlán
vinieron los acontecimientos de 1890, dando por resultado la
muerte del General Menéndez y la guerra con Guatemala, y en un
batallon salido de Sonsonate al mando del Coronel Jesús Valdés,
marchó el capitan Avelar como 2° Jefe, con rumbo a
Ahuachapán, siendo el Jefe de la Brigada el General Valentín
Amaya, y habiendo llegado a esa plaza el General don Carlos
Ezeta, ordenó que se reconociera el grado de Teniente-Coronel al
Capitán Avelar. Organizando un nuevo batallon, se nombro Jefe
de él al Coronel Joaquín López, 2°. a Avelar, saliendo a
incorporarse a las fuerzas mandadas por el General Antonio
Ezeta, a cuyas ordenes se libraron los combates de «El Pinalon»,
«Tierra Blanca», «Paraje Galán», «Piedras Azules»,
«Atecatempa», «Contepeque» y «Volcán de Chingo»; en este
último, por haber hecho retroceder al enemigo en el llano de ese
volcán, el General en Jefe dió a reconocer a Avelar como Coronel
Efectivo.
El año de 1894, actuaba Avelar como Comandante y
Gobernador del Departamento de Cuscatlán, de donde fue
llamado a esta capital por el Presidente de la República General
don Carlos Ezeta, para que comandase el batallón «Los
Colorados» y saliese sobre Santa Ana a combatir la revolución
que, encabezada por el General Rafael Antonio Gutiérrez, había
tomado aquella ciudad. Al llegar a Coatepeque se incorporó a las
fuerzas del General Antonio Ezeta, y su batallón hizo importante
-119-
Papel en los combates que se libraron en los primeros días del
mes de mayo de ese año, donde fue aclamado el Coronel Avelar
por sus soldados, General del Ejército, grado que fue aprobado
inmediatamente por el Supremo Gobierno.
Caído el régimen ezetista, el General Avelar emigró y
permaneció en Guatemala algún tiempo, y habiendo vuelto al
país, se encontraba de baja en Santa Ana, el año de 1906 donde
fue llamado por el General Tomás Regalado para que le ayudase
en su campaña contra Guatemala, y como no hubiese organizado
alguna, le acompaño hasta que fue herido en uno de los
encuentros de armas librados antes del 11 de julio, fecha en que
murió Regalado y conducido a Chalchuapa en unión del General
José Montufar y del Mayor Teodoro Cantón, que también venían
heridos.
El año de 1907, el General Avelar salió de esta capital
comandando un cuerpo de Jefes y Oficiales, bajo las órdenes del
General José Dolores Preza, que comandaba las fuerzas que
marchaban a Honduras en auxilio de aquel Gobierno, y de la
plaza de Choluteca, fue destacado Avelar a ocupar la hacienda
«San Pedro» cera de la garganta de Namasigüe, donde se libraron
sangrientos combates, desgraciados para los salvadoreños,
viéndose obligados a reconcentrarse a Choluteca y después a
Pasaquina. De esta última población fue destacado el General
Avelar, nuevamente, sobre la frontera de Honduras y ocupo el
lugar llamado «Los Amates», con su fuerza. En este lugar
permaneció hasta que se firmó la paz.
Por sus buenos comportamientos en la campaña, la
Honorable Asamblea Nacional de ese mismo año, por
aclamación, le confirió el grado de General de División.
-120-
«Sisimite» y la defensa del cerro de «San Pedro Malakoff».
En 1889 asistió a los combates de «El Mango», cerca de
Cojutepeque.
En 1890 asistió a los combates de «El Pinalon», «Tierra
Blanca», «Paraje Galán», «Piedras Azules», «Atescatempa»,
«Buena Vista» y «Cerro de Chingo».
En 1894 asistió a los combates de la aldea «Las
Quesadillas», «El Molino», «Caña Brava», «Primavera», «Las
Pulgas», «Calle de La Laguna», «Finca de doña Maria Álvarez»,
«Cerro de Tecana» y «Cerro de Valdés».
En 1906 asistió a los combates de «La Hacienda» y
«Contepeque», donde fue herido.
En 1907 asistió al combate de la haciendo «San Pedro», a
inmediaciones del pueblo de Namasigüe.
-121-
-122-
Heriberto O. Jeffries
-123-
A principios del año de 1892, se sublevo el Coronel
Leonardo Nuila en el puerto de La Ceiba, y Jeffries, que ya había
sido ascendido al grado de Comandante 1°. marcho sobre Nuila
bajo las órdenes de los Generales Belisario Villela y Félix A.
Molina, que batieron en Quiebra Botija, capturándolo el Coronel
Salvadoreño Alejandro Dávila. A mediados del mismo año, fue
tomado el mismo puerto de La Ceiba por el licenciado Enrique
Lozano con un grupo de emigrados, proclamando como
Presidente de la Republica al Dr. Policarpo Bonilla y Jeffries fue
a recuperar el puerto, bajo las órdenes del General Jesús Quiroz,
salidos de San Pedro Sula. A fines de ese mismo año, invadió el
Dr. Bonilla por el lado de Nicaragua, con una fuerte columna de
revolucionarios hondureños, apoyados por el General José Santos
Zelaya, Gobernante de Nicaragua, y Jeffries se batió con ellos en
«Las Anonas» y «El Corpus», ayudando eficazmente a
rechazarlos.
En enero de 1893, el Dr. Policarpo Bonilla, siempre
apoyado por Nicaragua, invadió otra vez Honduras, internándose
en el país, pero numerosas fuerzas del Gobierno lo batieron en
todas partes y Jeffries, que ya era Coronel, se acreditó otra vez
como valiente en los sucesivos combates de «Tatumbla»,
«Tegucigalpa», «La Cuesta», «Cedros», «Guaimaca» y «El
Salto»; tirándolos al territorio nicaragüense por el lado de
Olancho. A fines del mismo año, invadió de nuevo el Dr. Bonilla
a Honduras, con armas del Gobierno de Nicaragua. Entonces el
Poder Legislativo facultó al General don Domingo Vásquez, que
ya ocupaba la Presidencia legalmente, para declarar la guerra a
Nicaragua. Y fuerzas nicaragüenses invadieron el territorio en
apoyo de la revolución del Dr. Bonilla. Jeffries salió de
Tegucigalpa con otros Jefes sobre Yuscaran, ocupada por el
General Nicaragüense Silvestre Herradora con sus fuerzas; pero,
atacado formidablemente por Jeffries y sus compañeros lo
derrotaron completamente. Mientras el General Ortiz ocupaba
Choluteca con numerosas fuerzas nicaragüenses, donde fue
atacado por el propio General Vásquez, llevando a su vanguardia
al Coronel Jeffries. La batalla fue sangrienta.
-124-
y duró tres días pero Vásquez fue rechazado y obligado a
reconcentrarse a Tegucigalpa, donde resistió 33 días de asedio, y
Jeffries se batió casi todos los días con arrojo temerario en «El
Berrinche», «Piedra Grande», «La Granja», «Zopilotera»,
«Juana Laines», «Picachito», y «El Picacho»; esta última
posición había sido tomada por el enemigo, y Jeffries la recuperó
heroicamente con sus valientes gracianos e intibucaes, que
siempre le seguían de noche, con sus hombres desnudos y solo
armados de machetes, valiéndole esa acción las frases históricas
del inolvidable Juan J. Cañas: «Donde Heriberto Jeffries asoma,
siembre la muerte y el espanto», y el General Vásquez que no
había querido hacerlo General por su demasiada juventud, se vió
obligado a conferirle las estrella tan gallardamente, ganadas, y
conste que el General Vásquez, solo hizo tres Generales en todas
sus campañas, que fueron: Heriberto Jeffries, Eduardo Campos y
Jaime de la peña; estos últimos murieron heroicamente en el sitio.
El General Vásquez, obligado por las circunstancias, rompió el
cerco, batiéndose en retirada y cargando los heridos que no
quisieron abandonarlo; se batió en Reitoca, abriéndose paso, y
vino a librar su ultimo combate a orillas del Goascoran, cobrando
la frontera salvadoreña, y siempre Jeffries se distinguió en esas
ultimas acciones, efectuadas en los primeros días del mes de
marzo de 1894.
En la ciudad de San Salvador tuvo un incidente caballeroso
el General Jeffries, que provocó el enojo del Presidente don
Carlos Ezeta, que ordenó ponerlo preso en los sótanos del Cuartel
de Artillería. allí se encontraba cuando estalló la revolución en
Santa Ana, el 29 de abril de 1894 y Ezeta o mandó sacar para
hacerle presente que el General Vásquez, antes de partir para
Costa Rica, lo había recomendado como buen militar, invitándolo
para que le ayudase a debelar la revolución, y como Jeffries
aceptara, inmediatamente tomó el mando de unas fuerzas de
Cojutepeque, migueleñas y de esta capital, marchando hacia
Coatepeque y llevando como 2° Jefe al Coronel Gregorio Molina,
a donde llegaron el 3 de mayo siguiente en momentos que el
-125-
General Antonio Ezeta era rechazado y herido en la aldea de «Las
Quesadillas»; pero la oportuna llegada de Jeffries y Molina, salvó
la situación de ese dia. Jeffries avanzó hasta colocarse muy cerca
de Santa Ana y allí permaneció, rechazando al enemigo varias
veces y donde se le notificó su ascenso a General de División.
Triunfante la revolución, Jeffries se unió a don Antonio
Ezeta en Santa Tecla y lo salvó de ser capturado, consiguiendo,
además, que se embarcara en La Libertad, a bordo del cañonero
«Bennington»; allí fue invitado el General Jeffries por los Jefes
de la revolución para que se quedase en el país, ocupando un
honorífico cargo; pero a instancias del General José Santos
Zelaya, Presidente de Nicaragua, que temía mucho a Jeffries, fue
desterrado por el General Gutierrez, Presidente de El Salvador,
refugiándose en Costa Rica, donde contrajo matrimonio y tuvo
varios hijos.
Recién llegado a Costa Rica el General Jeffries, asistía a una
función teatral, acompañado del General Domingo Vásquez,
cuando fue llamado por el Presidente de la Republica don Rafael
Iglesias, para que fuera con fuerzas a recuperar el puerto de
Limón, que había sido tomado por una revolución encabezada por
don Federico Mora. Después que Jeffries recupero el puerto, fue
nombrado Comandante General de la Costa Atlántica,
aprovechando esa ocasión para ayudar a don Baldomero Vargas a
construir el parque mas lindo que existe en Centro América, en
Limón, sin que le costara ni un centavo al Gobierno. En esa
misma época 1897 Jeffries fue nombrado Jefe de las Fuerzas de
«Bocas del Colorado» y río San Juan, que estaban para batirse
con las fuerzas nicaragüenses.
En 1898 vino el General Jeffries de incógnito a El Salvador,
acompañado del Dr. Francisco Antonio Reyes, entrando por el
puerto de La Unión, con el objeto de ayudar al General Regalado
a botar al General Gutierrez de la Presidencia de la República.
Después del triunfo, Regalado le ofreció la Dirección General de
Policía, puesto que no acepto Jeffries, pues él no tenia intención
-126-
de quedarse en el país, sino que vino porque creyó que había que
pelear contra José Santos Zelaya, su enemigo irreconciliable; pero
como eso no paso, se regreso a Costa Rica.
Poco tiempo después fue llamado el General Jeffries por el
General Carlos Alban de Panamá, por medio de don Manuel
Calderón Ramírez, para que le ayudase a combatir la revolución
que se había levantado contra él, y después de los combates
victoriosos de «Buena Ventura» y «Tumaco», Albán lo mandó a
los Estados Unidos y Europa, con la comision de comprar
elementos de guerra, inclusive un barco, que Jeffries compró en
Génova a Bennet, dueño del «New York Herald», y después de
haberlo armado en guerra, lo bautizo con el nombre de «El
Pinzón» y lo entrego al Gobierno de Colombia en el puerto de
Colón.
Jeffries fue nombrado Comandante de las flotillas del
Atlántico y del Pacifico, y «El Pinzón» hizo el mejor papel en la
batalla del río «Hacha» contra los venezolanos que venían en
auxilio de la revolución encabezada por el General Uribe.
Después Jeffries paso al Pacifico, para unirse al Gral. Quirino
Escalón, que, llamado de El Salvador por Albán, debía organizar
una revolución contra Nicaragua, y en cuyo plan entraba la
captura de los Presidentes de Centro América, que estaban en
conferencias en el puerto de Corinto. Jeffries contaba con una
flotilla de tres barcos armados, y tomó, de orden de Albán, el
vapor chileno «Lutaro», de 10,000 toneladas, para transportar las
fuerzas que tenia listas para la expedición. El «Lutaro», estaba en
reparación anclado en la bahía, sin funcionar sus calderas, y
habiendo sido atacado por el vapor revolucionario «Padilla», los
numerosos prisioneros del «Lutaro», se sublevaron y asesinaron
al General Albán e incendiaron el barco, hundiéndolo. Jeffries
estaba a bordo del remolcador «Chucuita»,de donde ataco al
«Padilla», obligándole a retirarse muy dañado. Jeffries siguió
siempre al servicio del gobierno de Colombia, bajo las ordenes
del nuevo Jefe nombrado en lugar de Albán Sicar Briceña; pero
-127-
-128
en la construccion de la carretera del Sur, hasta que murió
Bonilla, trasladándose a Nicaragua para hacerse cargo de los
trabajos de ingeniaría en la carretera de Matagalpa para Managua;
pero renuncio al salir de la Presidencia don Emiliano Chamorro,
con quien siempre fue buen amigo.
Tiene el defecto el General Jeffries de proteger siempre a los
caídos, sobre todo a los hondureños, sin fijarse en colores
políticos; asi, pues tuvo gran numero de emigrados en sus trabajos
de Nicaragua, por lo que, al subir al poder el General López
Gutierrez en Honduras, le puso obstáculos para que ingresase a
ese país; entonces se vino a El Salvador en busca del General
Gregorio Ferrera, para ayudarlo en su revolución contra López
Gutierrez en 1924 y como no lo encontrase en San Salvador, se
fue a buscarlo a Honduras, uniéndosele a inmediaciones de
Comayagua una noche antes de librarse el combate para tomar esa
plaza, cooperando, como siempre con marcada inteligencia, y
valor, al grado de capturar en Flores, al General Román Díaz, a
quien quito gran cantidad de elementos de guerra. Siguió la
campaña hasta sacar a los dictoriales de Tegucigalpa, después de
haber asediado esa plaza por mas de 40 días, pero antes de entrar
a Tegucigalpa, tuvo un incidente mortal con uno de los
revolucionarios, recibiendo dos graves heridas. Otro incidente
desgraciad, en las calles de la capital, lo obligo a refugiarse en el
Palacio Viejo, cuartel del General Ferrera; y cuando este Jefe, que
desempeñaba las funciones de Ministro de la Guerra, se sublevo
contra el Presidente Tosta, Jeffries, obligado por las
circunstancias tuvo que acompañar a Ferrera y actuó con
admirable pericia en el combate de Santa Rosa de Copan, donde
fueron derrotadas las fuerzas del Gobierno; coopero con la misma
inteligencia en la toma de Comayagua, derrotó al enemigo en
Zambrano y triunfo en San Isidro y habría triunfado en
Ajuterique, si el General Ferrera no lo hubiera abandonado,
huyendo con 1,500 hombres y el tren de guerra dejándolo
empeñando en la batalla, en unión del valiente General José María
Reina y otros no menos valientes Jefes.
-129-
Cuando el General Jeffries alcanzó a Ferrera en Santa
Maria, lo humilló enrostrándole su cobardía. Las fuerzas
quisieron seguir la campaña con Jeffries como Jefe; pero éste no
aceptó según el dijo, por no ser hondureño para asumir tal
responsabilidad, y se retiro a El Salvador, donde se hizo cargo de
la construccion de un tramo de ferrocarril de la I.R.C.A., en
donde, como siempre, tuvo abierta la bolsa para favorecer a los
hondureños, esencialmente al os valientes intibucaes y gracianos
que siempre lo han seguido.
________
-130-
emigrados salvadoreños que amenazaban por ese rumbo,
encabezados por el General Potenciano Escalón, a quienes batió
obligándolos a repasar la frontera hondureña. Después del
combate de Santa Rosa, el Coronel Nuila recibió orden de salir a
marchas forzadas hacia el puerto de La Unión; pero esa orden no
era del General Figueroa, sino suplantada por el Capitan del
puerto quien había hecho causa común con los revolucionarios y
tomado prisionero al General Figueroa. Al llegar a La Unión, fue
apresado tambien el Coronel Nuila y encerrado en la misma
bartolina con el General Figueroa. En el mes de noviembre de
1898, cuando el General Tomas Regalado rompió la Republica
Mayor de Centro América; el Coronel Nuila tomó parte en el
ataque de la plaza de Usulután con fuerzas migueleñas; pero
fracasó en este ataque y entonces se retiro a la vida privada, donde
fue sorprendido por un ataque de parálisis que lo llevó a la tumba
el 15 de diciembre de 1908 en el pueblo de El Triunfo,
Departamento de Usulután.
_____
Datos Biográficos del General
-131-
Presidente Dueñas, asistió a los combates de Santa Ana,
defendiendo la iglesia del Carmen. Los años de 1872 a 1875
siendo ya teniente-coronel graduado militó a las órdenes del
General Espinosa, he hizo la campaña de Honduras contra el
General Medina, siendo herido en el combate de «El Llano del
Conejo». en la segunda expedición a Honduras, siendo Teniente
Coronel Efectivo, salió herido en la toma de Santa Bárbara, plaza
que tomaron por asalto los salvadoreños. A su regreso fue
ascendido a Coronel.
En la campaña nacional de 1876 estuvo bajo las órdenes del
General Francisco Menéndez, en Occidente, y estando sitiadas las
fuerzas salvadoreñas en Apaneca por las fuerzas del General
Venancio Barrios, fue destacado con una compañía de remicheros
para protegerlas, pasando a viva fuerza entre las filas enemigas
por el llano de «La Otra Banda», e ingresando a la plaza, ocupó
la Iglesia del pueblo, en donde resistió hasta que el General
Menéndez lo protegió atacando por el lado de Ahuachapan. Allí
fue ascendido a General de Brigada.
Poco tiempo después emigro a Guatemala y estando en una cena
en compañía de los Generales Luís Molina, Venancio Barrios y
otros, empezaron a hacer reminiscencias de Apaneca y ya
acalorados, Zepeda dijo a Barrios: “A vos y tus hombres los pisé
con las herraduras de mi caballo en el llano de La Otra Banda»”,
por esas frases se disgusto Barrios y ordenó al General Molina
que lo apresase; Molina, pariente de Zepeda por parte de madre,
trató de salvarlo sacándolo para México, radicándose en
Tapachula donde al salir una noche de una reunión, fue herido por
un desconocido, a quien, en su defensa, pegó un tremendo
garrotazo causándole la muerte; pero antes de morir declaro que
había sido mandado por Barrios, y se reconoció que ese individuo
era un gran asesino.
Por tales motivos el General Zepeda se trasladó a Honduras,
donde permaneció hasta el año de 1880, ocupando varios puestos
públicos, uno de ellos la Comandancia y Gobernación del
Departamento de El Paraíso, y en ese año regreso a El Salvador
radicándose en Armenia.
-132-
En el año de 1885, cuando la guerra nacional, fue mandado
a ocupar las posiciones de «El Coco» en unión de otros jefes,
donde fue herido de gravedad. En la historia del General Zamora
Castellanos aparece en un episodio de ese combate que lo
enaltece mucho.
El año de 1890 en la guerra con Guatemala, actuó bajo las
órdenes del General Antonio Ezeta, en los combates de «El
Sacamil» y «El Coco».
En el año de 1893 fue llamado de Honduras por su viejo
amigo General Domingo Vásquez, quien lo distinguió con el
nombramiento de Mayor General del Ejercito, y en tal carácter,
acompaño lealmente a su digno Jefe en sus campañas hasta que
Vásquez cayo, quedándose en Tegucigalpa por ser enemigo del
Gobierno del General Ezeta, y después se traslado a Guatemala,
en donde estaba cuando los valientes 44 se tomaron el cuartel de
Santa Ana, el 29 de abril de 1894; y queriendo ingresar a la
revolución, fue apresado en Jutiapa por las autoridades
guatemaltecas, hasta que logro fugarse e ingresar a Santa Ana el
dia 13 de mayo de ese año. Poco después salió con una fuerza
revolucionaria a interceptar el ferrocarril en Armenia, y el 8 de
junio siguiente se posesiono de Sonsonate.
El General Zepeda desempeño varios puestos públicos en el
Ramo de la Guerra, y fue Diputado a la Asamblea Nacional en
tiempo del General Menéndez, muriendo en la ciudad de San
Salvador, el dia 27 de septiembre de 1906 en el seno de su
familia.
-133-
Anécdotas Militares
____
-134-
en el pueblo, se dirigía a formar su campamento en las faldas de
su cerro con un crecido numero de hombres armados de machete.
Tres días y tres noches llevaba de fatigas aquella gente y ya se
empezaba a notar el descontento por tanto trajín. «El Janane»,
solo observaba a su gente, sin darle explicaciones; pero el
momento que nuestro héroe esperaba, por fin llegó. La noche
estaba muy oscura y tempestuosa; la lluvia caía a torrentes sobre
el campamento enemigo; «El Janane», manda formar su gente y
le ordena que se despojen de los vestidos; todos obedecen, pues
«El Janane», no es hombre que ordena dos veces; les da las
instrucciones precisas y marcha sobre el campamento enemigo
con aquella legión de diablos desnudos y entilados; decapita los
centinelas a su paso y penetra al centro enemigo, con rapidez tal,
que nadie se dió cuenta cabal de lo que acontecía. «El Janane»,
ordenó una matanza, sin perdón, de todo aquel que estuviera
vestido y la sorpresa fue tan tremenda en aquella gente confiada,
que todos huyeron sin saber por donde, en la creencia de que los
diablos los perseguían. La carnicería fue horrorosa, y el «El
Janane», a buena mañana, mando correo tras correo a la capital,
dando aviso de haber derrotado al enemigo y de estar en posesión
de muchas armas con abundante parque de varias cajas
conteniendo mucho pisto, y de un cajón grande repleto de
escapularios, rosarios y medallas.
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-136-
El Indio no Olvida, ni Perdona
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Encontré Gallos en El Salvador
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tené paciencia; ayer eran Uds., hoy son los otros, a ratito cada
uno; pero ¿que ha conseguido, padre? lo mismo que conseguían
con Uds., rebajar a la mitad el castigo.
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pelean hasta perder la vida; así, pues no era posible contenerlos.
Cruzaba el río, como antes dije y era de ver la solicitud paternal
del Jefe, General Vásquez, haciendo primero pasar a los heridos,
después a la tropa y oficiales, y por último él, que, acompañado
de sus fieles ayudantes defendía la retirada, haciendo los disparos
de despedida a sus tenaces perseguidores. De este lado del río se
encontraba una fuerza salvadoreña que hizo fuego sobre aquellos
hombres, como en negación de asilo, y a no haber intervenido el
invicto General Vásquez, con toda la energía que le caracterizaba,
prohibiendo que se contestaran aquellos fuegos, se hubiera
entablado un serio combate de funestísimas consecuencias. Las
armas fueron rendidas y aquellos valientes fueron conducidos
presos hasta la villa de Anamorós, donde se encerró en la cárcel
del lugar a los principales Jefes, y ¡aquel caballeroso soldado que
volara desde el puerto de Amapala hasta San Miguel, en junio de
1875, para salvar las honras y las vidas de las familias de aquella
metrópoli, amenazadas por una cuadrilla de malhechores! Aquel
hombre, pequeño de cuerpo, pero alma grande, que traía el
corazón traspasado de dolor, porque dejaba flameado en el
Capitolio de su querida patria una bandera extraña, a causa de la
desenfrenada ambición de unos pocos y la incomprensión de sus
demás hermanos. ¡Aquel hombre digno de respeto y
consideración por su intachable conducta patriota, fue vejado en
la cárcel del humilde pueblo de Anamorós, en unión de sus
valientes compañeros, que aunque derrotados, venían con la
frente muy alta y cargada de laureles! ¡Preciso es que no fuera
salvadoreño el Jefe despótico que ordenara tales atropellos, y
preciso tambien que tuviera atrofiada el alma para no inspirarle
respeto aquel grupo de héroes, que en su marcha, simulaba una
procesión fúnebre! Con el gran Vásquez venían Jefes de
reconocida honradez y valentía a toda prueba, como los Generales
Heriberto Jeffries, el mas joven de los Jefes, Jesús Quiroz,
Leopoldo Córdova y tantos Jefes mas, casi todos heridos en
distintas partes del cuerpo y en distintos combates; pues sin sanar
unas, eran recibidas otras heridas. Aquellos hombres, en lugar de
-142-
encontrar un asilo sagrado en el territorio salvadoreño,
encontraron la cárcel y el despojo hasta de los objetos mas
insignificantes de su uso personal; pero, en San Miguel estaba
como Comandante y Gobernador un verdadero interprete de los
humanitarios y justicieros sentimientos del pueblo salvadoreño, y
obedeciendo a sus propios impulsos de genuino cuzcatleco, al
enterarse de los vejámenes que sufrían sus hermanos en desgracia,
destaco inmediatamente al Coronel José Dolores Nuila, con
fuerza suficiente, con la orden de arrebatarlos de las manos del
tirano y conducirlos con toda consideración a San Miguel. Nuila
llega a Anamorós a media noche y reclama a los presos y como se
tardaran en salir los Jefes de la cárcel, se dirigió el personalmente
a sacarlos, se arrima a la reja y, ¿Qué vió, que lo dejara como
clavado en el lugar? el cuadro siguiente: Vásquez estaba
sonriendo, sentado en una humilde camilla de soldado, y en el
suelo sentados sobre una manga chapina, a Jeffries con un cabo
de vela alumbrando a Córdova, que, solicito, remendaba los
pantalones de Quiroz que, abiertos de la parte mas ancha, en una
agachada, dejaban al descubierto las partes mas intimas del
hombre, y este Jefe, acurrucado en un rincón, operando que su
camarada terminara la operación, y Jeffries, ese gringo amargo
frente al enemigo y guasón por excelencia, que a todo el mundo le
toma el pelo con una franqueza sin igual, en su lenguaje bárbaro-
gringo-español amonestaba a Quiroz, diciéndole que era una
vergüenza para un Jefe hondureño dejarse fusilar así.
Digna de todo encomio fue la conducta del Coronel Nuila
que, aunque obraba obedeciendo ordenes de su Jefe, el entonces
Coronel don Emilio F. Avelar, probo el deseo sincero de mitigar
en todo lo que pudo la penosa situación de sus protegidos.
Antes de entrar a San Miguel, el Coronel Nuila mando a
formar su tropa en columna de honor y se coloco a la cabeza de
ella, la Banda Militar de la ciudad dejó oír los acordes
acompasados de nuestro conmovedor Himno Nacional, y a lo
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-144-
-145-
Sale de peque para Santa Tecla, sin ordenar la preconcentración
de los puestos avanzados ocupados por el General Jeffries y el
valiente coronel Gregorio Molina, que avisados por una
vivandera, se dan cuenta de lo que pasaba y se retiran tambien
sobre Santa Tecla, recogiendo a su paso elementos de guerra
abandonados y engrosando sus filas con soldados dejados en
abandono por sus jefes. A su paso por la hacienda de «El Sitio del
Niño» apagan el incendio dejado por las fuerzas de don Antonio
y llegan a Santa Tecla en momentos que los vecinos se
preparaban para darle caza a «El León de la Frontera», que casi
estaba solo; pero la llegada de las fuerzas del Jeffries y Molina los
hace desistir de su propósito. Del puerto de La Libertad hablan
por teléfono y el Coronel Federico Breve no entiende lo que le
dicen, solo oye el nombre de Jeffries, cree que le hablan en
baturro y llama a este Jefe para ver si el entiende; resultando que
hablaba el Capitan del cañonero norteamericano «Bennigton»,
Thomas, amigo de infancia de Jeffries, que le ofrece refugio en su
barco. Este jefe le comunica a don Antonio la generosa oferta de
su amigo y le ofrece interceder para que Thomas lo reciba a bordo
del barco en unión de sus poquísimos compañeros. No había
tiempo que perder y se dirigen hacia el puerto; pero en Zaragoza
estaba el Coronel Salvador Ayala, con una fuerza destacada de
San Salvador, que estaba ya en poder de la revolución, con el
objeto de capturar a los fugitivos; pero Jeffries ordena a sus dos
cornetas, que no lo habían abandonado, que toquen atención y
ataque a la bayoneta por distintos rumbos de la población, y la
fuerza de Ayala se encierra en las casas dejando libre el paso. Don
Antonio llega al puerto y se embarca acompañado de diez y seis
compañeros, entre los que se encontraban Juan Cienfuegos,
Florencio Bustamante y Guzmán (El Choco), mas los Capitanes
José Maria Castro, Fernando Carranza Tenorio, y los dos cornetas
de Jeffries; de los demás no recuerdo el nombre. A bordo estaban
cuando llegó un oficial del puerto con una carta firmada por el
General Estanislao Pérez, de San Salvador, dirigida al Señor
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Uno de tantos días dispuso el jefe del cuerpo mandar a bañarse a
un pelotón de reos al puerto, y designo al Mayor Chicas, para que
fuera en su custodia con un grupo de soldados; Chicas era el
segundo jefe del cuerpo, el Capitan Federico C. Grande, el
tercero: Jefe de flagelación, el Teniente Escobar (a) La Muerte, y
el terror del presidio, el Teniente Pleités.
Perdura la imaginación de los pacíficos habitantes de La
Libertad la tragedia siguiente: cuando el Mayor Chicas obligó al
pelotón de reos a internarse en el mar, como era natural, las
cadenas fueron aterradas por la arena y muchos de aquellos
desgraciados perecieron ahogados; y como los humanitarios
porteños quisiesen auxiliarlos, el Mayor Chicas lo impidió
diciéndoles «Son unos bandidos. Lo que hay que sentir son las
cadenas»…….
La Providencia, ya que no la justicia humana, se encargó de
castigar a esos criminales. El Coronel, Comandante del Cuerpo,
murió envenenado poco después en Olocuilla, el Mayor Chicas,
nombrado Comandante Local de Victoria, Departamento de
Cabañas, fue despedazado a machetazos por los vecinos de dicho
pueblo; el Capitan Calero Grande, fue muerto de una puñalada en
uno de los estancos de esta capital; el Teniente Escobar, fue
retirado del Ejercito, y por hambre, según dijo el, entro a prestar
servicios de policia de línea, y al Teniente Pleites, se le vio
ambular por las calles de esta ciudad consumido por la terrible
tuberculosis. Y para borrar la impresión dolorosa que ha dejado
en las conciencias honradas de la narración histórica anterior, voy
a referir otra no menos verídica, que prueba que siempre ha
habido, hay y habrá de todo en la Viña del Señor.
En el pueblo de Estancuelas allá por los años de 1905 a
1906, existió una modesta y graciosa muchacha que, por sus
virtudes era la adoración de todo el pueblo. En una de sus salidas
a un valle cercano un sátiro criminal abuso de la indefensa
muchacha, y como en su heroica resistencia golpeara y amenazara
a aquel malvado con denunciarlo ante las autoridades, aquel
hombre sin entrañas la asesino bárbaramente.
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