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HISTORIA MILITAR

DE EL SALVADOR

DESDE LA INDEPENDENCIA DE CENTRO


AMERICA, HASTA NUESTRO DIAS

(1821 – 1935)

Escrita por

GREGORIO BUSTAMENTE

Coronel del Ejército de El Salvador

1935
PRÓLOGO

I
De fecha reciente es una disposición gubernativa, abriendo
un concurso entre la oficialidad intelectual del ejército, con oferta
de un premio, no sé si material o moral, para el que escribiera una
narración histórica de nuestra vida militar.
El tiempo pasó, se llegó el término señalado para cerrar el
concurso y ……¡que tristeza!, se declaró desierto.
En vista de la pereza o la ignorancia de nuestros militares,
sin pretensiones de erudito, me resolví a escribir el presente libro
que yo titulo: «Historia Militar de El Salvador»

II
Sé muy bien que, al ver la luz pública este libro, saltarán
muchos criticones para atacarlo; pero pregunto ¿Por qué ellos no
han hecho lo que yo, tal vez con todos los recursos a la mano y
obligados por los puestos que el Supremo Gobierno les confiara?
Yo lo hago por mi propio esfuerzo, sin ayuda de nadie, y lo edito
con dinero prestado.

III
Con el fin de hacer algunas rectificaciones, publiqué en la
prensa diaria de la capital, algunos pasajes de este libro, para que
alguien hiciera luz en algunos hechos históricos; pero nadie
desvirtuó lo publicado, y solo uno que otro egoísta, quizá por afán
de ver su nombre en letras de imprenta, algo dijeron; pero no
lograron más que exhibirse sin lograr desvirtuar los hechos.

IV
Algunas personas, al tener noticia de mi trabajo,
intentaron, con ofertas de ayuda, que tergiversara algunos
hechos históricos en interés particular y hasta de hechos en que yo
he actuado y de que tengo plena conciencia de decir la

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verdad; pero fueron desairados para publicarlo con verdadera
independencia y para que la juventud que se levanta, vea con
claridad meridiana la historia militar de la patria.

V
Considero un deber de patriotismo no dejar hundirse en las
tinieblas del olvido, los hechos heroicos de nuestros antepasados
que forman la gloriosa historia de la patria, y que conocerán
nuestros hijos para decir ante el mundo entero: estos fueron
nuestros progenitores, y nosotros les superaremos.
Tributar honor a nuestros héroes, es mantener vibrante el
alma popular. Los pueblos que no levantan un altar a los hombres
que forjaron su grandeza con la espada, la pluma o la ciencia, no
merecen tal nombre. Los hechos gloriosos de los hombres forman
la vida de los pueblos, y esos pueblos se mantienen altivos
mientras perdure el recuerdo de sus héroes

VI
Encabezo este libro honrándolo con los nombres de los
personajes que figuraron como Presidentes de Centro=América,
primero; como Jefes del Estado de El Salvador, segundo; y como
Presidentes de la República, por último; con las fechas en que
actuaron, para que, a modo de índice, se pueda ver quienes
mandaban cuando se efectuaron los hechos.

VII
La presente edición va acompañada de los rasgos
biográficos de algunos de los militares que han sobresalido por su
talento y su valor en las distintas contiendas armadas del país,
sintiendo no haber podido recoger, como fué mi deseo, otras que
casi se han perdido en la penumbra del tiempo, debido a nuestra
idiosincrasia carente de amor filial y patriótico.
También va adjunta una colección de anécdotas militares
que complementa nuestra vida de soldados, y que forma la
historia de nuestros héroes anónimos, con el fin de que perdure el
recuerdo de ellos.
Gregorio Bustamante
San Salvador, octubre de 1935
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Presidentes de las
“Provincias Unidas del Centro de América”

1823 a 1838

Por decreto de la Asamblea Nacional Constituyente de fecha


1°. de Julio de 1823, se organizó el Poder Ejecutivo Federal,
provisionalmente con un triunvirato compuesto por los
ciudadanos Licenciados don Pedro Molina, don Antonio Rivera
Cabezas y don Juan Vicente Villacorta, cuyas funciones duraron
hasta el mes de septiembre del mismo año, siendo sustituido por
otro triunvirato compuesto de los Licenciados don Tomas O´
Horán, don Santiago Milla y don Juan Vicente Villacorta, que
gobernaron hasta 1825, fecha en que se eligió el primer Presidente
de las «Provincias Unidas del Centro de América», triunfando en
la elección el señor General don Manuel José Arce; y por orden
de años, los ciudadanos siguientes:

Gral. don Manuel José Arce………………del año 1825 a 1827


Dr. don Mariano Beltranena..(por deposito) ,, ,, ....... 1827
Gral. don Manuel José Arce……………… ,, ,, 1827 a 1828
Dr. don Mariano Beltranena.(por deposito) ,, ,, 1828 a 1829
Dr. don Francisco Barrundia……(interino) ,, ,, ..…. 1829
Gral. don Francisco Morazán………………,, ,, 1829 a 1834
Gral. don J. Gregorio Salazar..(por deposito),, ,, 1834 a 1835
Gral. don Francisco Morazán…………… ,, ,, 1835 a 1838

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Jefes de Estado y Presidentes de El Salvador

1824 a 1935

Dr. don Juan Vicente Villacorta………… del año1824 a 1827


Dr. don Mariano Prado…(por depósito) ,, ,, 1827 a 1829
Dr. don José Maria Cornejo…………… ,, ,, 1829 a 1832
Dr. don Joaquín San Martín…(de facto) ,, ,, 1832
Dr. don Mariano Prado……………… ,, ,, 1832 a 1834
Dr. don Carlos Zalazar……(por depósito) ,, ,, 1834 a 1836
Dr. don Diego Vigil…………………….. ,, ,, 1836 a 1837
Dr. don Timoteo Menéndez……………… ,, ,, 1837 a 1839
Gral. don Francisco Morazán…………… ,, ,, 1839 a 1840
Dr. don José Antonio Cañas…(por depósito),, ,, ..…. 1840
Dr. don Norberto Ramírez………(de facto) ,, ,, .…. 1840
Dr. don Juan Lindo………….(por depósito),, ,, 1840 a 1841
Dr. don Juan José Guzmán……..(interino) ,, ,, 1841 a 1842
Gral. don Francisco Malespín……………. ,, ,, 1842 a 1844
Gral. don Joaquín Eufrasio Guzmán (por depósito),, ,, 1844 a 1845
Dr. don Doroteo Vasconcelos…………… ,, ,, 1845 a 1846
Dr. don Eugenio Aguilar………………… ,, ,, 1846 a 1848
Dr. don Doroteo Vasconcelos…………… ,, ,, 1848 a 1850
Dr. don Ramón Rodríguez…(por depósito) ,, ,, ……….1850
Dr. don José Félix Quiroz…,, ,, ,, ,, ,, 1850 a 1851
Dr. don Francisco Dueñas…,, ,, ,, ,, ,, 1851 a 1852
Dr. don José Maria San Martín…,, ,, ,, ,, ,, … 1852
Dr. don Francisco Dueñas……………… ,, ,, 1852 a 1853
Dr. don José Maria San Martín…………… ,, ,, 1853 a 1855
Dr. don Francisco Dueñas…(por depósito) ,, ,, 1855 a 1856
Dr. don Rafael Campo… ,, ,, ,, ,, ,, ……. 1856
Dr. don Francisco Dueñas . ,, ,, ,, ,, ,, ……. 1856
Dr. don Rafael Campo…………………….. ,, ,, 1856 a 1858
Dr. don Miguel Santón del Castillo (por depósito) ,, ,, …… 1858
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Gral.don Joaquín Eufrasio Guzmán(por depósito) del año1858 a1859
Dr. don José Maria Peralta……... ,, ,, ,, ,, …..... 1859
Gral. don Gerardo Barrios……….(interino) ,, ,, 1859 a 1860
Gral. don Gerardo Barrios………………… ,, ,, 1860 a 1863
Dr.. don Francisco Dueñas……….(interino),, ,, 1863 a 1865
Dr.. don Francisco Dueñas……………… ,, ,, 1865 a 1869
Dr. don Francisco Dueñas…(por reelección),, ,, 1869 a 1871
Gral. don Santiago González…..(interino) ,, ,, 1871 a 1872
Gral. don Santiago González……………. ,, ,, 1872 a 1875
Dr. don Andrés Valle………………………,, ,, 1875 a 1876
Dr. don Rafael Zaldívar…………(interino) ,, ,, 1876 a 1879
Dr. don Rafael Zaldívar…………………… ,, ,, 1879 a 1882
Dr. don Ángel Guirola…… (por depósito) ,, ,, 1882 a 1883
Dr. don Rafael Zaldívar………………… ,, ,, 1883 a 1885
Gral. don Fernando Figueroa (por depósito) ,, ,, ……1885
Don José Rosales…..…………. ,, ,, ,, ,, ..…..1885
Gral. don Francisco Menéndez…(interino) ,, ,, 1885 a 1887
Gral. don Francisco Menéndez……………. ,, ,, 1887 a 1890
Gral. don Carlos Ezeta…………………… ,, ,, 1890 a 1894
Gral. don Rafael Antonio Gutiérrez……… ,, ,, 1894 a 1898
Gral. don Tomas Regalado………..……… ,, ,, 1898 a 1903
Don Pedro José Escalón……………..…… ,, ,, 1903 a 1907
Gral. don Fernando Figueroa………..…… ,, ,, 1907 a 1911
Dr. don Manuel Enrique Araujo……………,, ,, 1911 a 1913
Don Carlos Meléndez…………(interino)… ,, ,, 1913 a 1914
Dr. don Alfonso Quiñónez Molina(por depósito) ,, ,, 1914 a 1915
Don Carlos Meléndez…………………..… ,, ,, 1915 a 1918
Don Jorge Meléndez……………………… ,, ,, 1918 a 1922
Dr. don Alfonso Quiñónez Molina……… ,, ,, 1922 a 1926
Dr. don Pío Romero Bosque……………… ,, ,, 1926 a 1930
Ing. don Arturo Araujo…………………… ,, ,, …….. 1930
Gral. don Maximiliano H. Martínez (interino). ,, ,, 1930 a 1934
Gral. don Andrés Ignacio Menéndez (por depósito),, ,, 1934 a 1935
Gral. don Maximiliano H. Martínez……… ,, ,, 1935 …….

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HISTORIA MILITAR DE EL SALVADOR

LA REPÚBLICA FEDERAL

(1821 – 1842)

Los patriotas Manuel José Arce y Dr. José Matías Delgado,


no aceptaron la anexión a México decretada el dia 5 de enero de
1822, y organizaron la resistencia contra las decisiones del
Gobierno de Guatemala. El General Gaínza, al tener noticias de lo
que pasaba, envió tropas sobre El Salvador para someterlos; y
Arce, nombrado General de las fuerzas de San Salvador, ocupó la
ciudad de Santa Ana y persiguiendo al Sargento Mayor Abos
Padilla, lo derrotó en «El Espinal ».
Ese fué el primer combate librado entre guatemaltecos y
salvadoreños.

El Coronel Manuel Arzú, enviado por Gaínza con una


columna bien equipada, recuperó la plaza de Santa Ana y llegó
hasta las afueras de la ciudad de San Salvador el dia 3 de junio del
mismo año, en que después de apoderarse del barrio del Calvario,
se vió obligado a retroceder ante el empuje formidable de los
patriotas salvadoreños, declarándose en completa derrota y
dejando en poder de los vencedores, armas y municiones, y el
campo sembrado de cadáveres.

En vista de la resistencia inesperada de San Salvador,


Iturbide mandó de Chiapas (México) al Brigadier Vicente Filísola
con 600 hombres, los cuales llegaron a Guatemala el día 13 de
julio siguiente.
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El Brigadier Filísola abrió una serie de conferencias con el
General Arce y el Dr. Delgado, que, al consentir en ellas, se
propusieron engañarle, mientras mejoraban sus elementos de
defensa, pues estaban resueltos a resistir la invasión de los
imperialistas.

Convencido el Brigadier Filísola de la inutilidad de sus


gestiones, dejó al frente del Gobierno de Guatemala al Coronel
Felipe Caballos, y tomó el mando de las tropas imperialistas y
estableció su cuartel general en Mapilapa, a cuatro leguas de San
Salvador, a mediados de diciembre siguiente. Asedió la Plaza de
San Salvador, que cayó en su poder el día 9 de febrero de 1823,
después de los reñidos combates de Guazapa y Guayabal, en que
sus armas quedaron vencedoras.
Con la pérdida de la capital. quedó desorganizado el ejército
salvadoreño y emprendió su retirada por el camino de Olocuilta,
buscando el paso del río Lempa; pero, seguido de cerca por las
fuerzas enemigas, capituló en Gualcinse, el 21 del mismo mes de
febrero. El Brigadier mexicano se apresuró a regresar a
Guatemala, al saber que Iturbide había sido depuesto por los
republicanos de México, encabezados por el Coronel Antonio
López de Santa Ana, el 1°. de febrero de 1823

Combate de Arrazola
El Día 23 de Marzo de 1827

El Jefe de Estado, don Mariano Prado, que desempeñaba


esas funciones por enfermedad de don Juan Vicente Villacorta,
con las fuerzas que tenía concentradas en Ahuachapán y Santa
Ana, invadió a Guatemala a mediados de marzo de 1827, cuyas
fuerzas mandaba el Coronel Ruperto Trigueros, acompañado de
los técnicos militares Nicolás Raoul e Isidoro Saget, con el objeto
de restablecer a las autoridades destituidas por el Presidente Arce.
Arce depositó el poder en el Vice-Presidente don Mariano
Beltranena, y se situó con tropas federales en Ciudad Vieja,

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mientras los salvadoreños se apoderaban de Pinula, y los atacó el
día 23 en el sitio llamado la « La Puerta », sobre el camino que de
la capital conduce a Arrazola, librándose un combate en que los
invasores fueron derrotados.
En abril del mismo año de 1827, las tropas de Arce
ocuparon la ciudad de Santa Ana, y un mes después llegaban al
cuartel general de Prado, establecido en Apopa, distante cuatro
leguas de la capital salvadoreña.

Combate de Milingo
El Día 18 de Mayo de 1827

Las tropas salvadoreñas, mandadas por el Coronel Tomás


Alfaro, se encontraban el 17 de mayo en los llanos de «El Ángel»
en tan mala posición que, para salvarlas, Alfaro se valió de un
ardid entablando pláticas con Arce, mientras sus tropas se
retiraban a la capital sin ser molestadas. Arce que comprendió la
burla dejó su cuartel de Apopa y atacó la plaza de San Salvador
por el lado de Milingo; pero el lugar estaba bien fortificado y
mejor defendido. En vano fueron los esfuerzos que hizo por
abrirse brecha., se declara en derrota y va a parar a Santa Ana y
de allí a Guajiniquilapa, ya en territorio guatemalteco, a donde
llegó el dia 24 del mismo mes.
El Jefe salvadoreño don Mariano Prado, hizo varias
propuestas después del combate de Milingo, al Vice-Presidente
Beltranena; una de ellas era el traslado de la capital a San
Salvador, pero como no aceptara, continuó la guerra.
Reorganizadas las tropas federales, invadieron de nuevo a El
Salvador, y el General Arce ocupó la plaza de Chalchuapa el 14
de julio siguiente, y la de Santa Ana el 16.
Ya por entonces, tanto el Vice-Presidente de la República
como el Jefe del Estado de Guatemala, don Mariano de Aycinena,
y con ellos el partido conservador, desconfiaban de Arce, a quien
suponían en tratos secretos con el Dr. José Matías

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Delgado y se proponían por tal motivo eliminarle, primero, del
mando del ejército, y después de la Presidencia de la República.
Con tal fin, el Vice-Presidente le invitó para que lo
depositara interinamente en el Brigadier Francisco Cáscara y
habiéndolo hecho así, el General Arce, en octubre del mismo año,
volvió a Guatemala para ponerse al frente del Ejecutivo Federal.

Entonces el ejército salvadoreño, reorganizado por su nuevo


General en Jefe, Rafael Merino, se dirigió sobre Santa Ana,
defendida por 500 guatemaltecos, y se apodero de ella el 17 de
diciembre; pero el General Cáscara, que se hallaba en
Coatepeque, trató de recuperarla con 1300 hombres y atacó a los
salvadoreños, trabándose una lucha sangrienta en las calles de la
ciudad. Los jefes celebraron por último un armisticio,
comprometiéndose Cáscara a evacuarla y retirarse a Sonsonete.
El ejército guatemalteco evacuó, entonces, el territorio de El
Salvador y llegó a Guatemala a fines de diciembre del propio año.

Nueva Invasión a El Salvador


En Enero de 1828

En enero de 1828, el Presidente Arce nombró al Brigadier


Guillermo Perks, General en Jefe de las fuerzas federales
expedicionaria; pero cuando llegó este militar a Jalpatagua, lugar
donde estableció su cuartel general, fue recibido con marcada
antipatía por la oficialidad, al extremo que el 9 de febrero, los
Coroneles Manuel Montúfar y Vicente García Granados,
destituyeron a Perks. El General Arce, comprendiendo entonces
su desprestigio en el ejército, resignó el cargo de Presidente de la
República en el Vice-Presidente Beltranena, quien nombró para
sustituir a Perks, al General Manuel Arzú quedando así eliminado
Arce, tanto del mando del ejército, como del Ejecutivo Federal.

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Arzú para alentar el espíritu de sus tropas, decidió pasar la
frontera, y por el camino de Conguaco y Yupiltepeque, cruzó el
río de Paz y ocupó sin resistencia la plaza de Chalchuapa el 29 de
febrero de 1828.

Batalla de Chalchuapa
El 1°. de Marzo de 1828

Empezaban a cicatrizar las heridas de la campaña anterior,


cuando ya había que enfrentarse nuevamente con el enemigo, que
ocupaba una plaza bien conocida por sus condiciones de defensa.

El General Rafael Merino se alista y sale de Santa Ana con


3,000 hombres bien equipados, dispuestos a recuperar la Plaza de
Chalchuapa, y el 1°. de marzo siguiente embistió con furia las
fortificaciones enemigas; pero fué rechazado, se organiza y
vuelve a la carga con mayor ardor; pero con igual resultado. La
matanza fue terrible: había en el campo más de 600 muertos y los
heridos eran numerosísimos.

Este desastre obligó a Merino replegarse rápidamente a la


capital del Estado, dando en esa ocasión el Vice-Jefe Prado
muestras de mucha serenidad y energía. Procuró la reorganización
de las tropas destinadas a resistir a los federales victoriosos, que
llegaron a las puertas de San Salvador el día 3 del mismo mes de
marzo.

Sitio de San Salvador


Del 3 de Marzo hasta Fines de Septiembre de 1828

En el pueblo de mejicanos, a una legua de la capital,


estableció el General Arzú su cuartel general, y dispuso el asedio
de San Salvador, asedio que iba a durar siete meses.

Cuando en Comayagua se supo la derrota de los


salvadoreños y que empezaba el sitio de la capital de Estado por

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el ejército del General Arzú, dispuso el General Morazán marchar
en auxilio del Jefe Prado, y con tal objeto depósito el Poder en
don Diego Vigil e invadió El Salvador por el camino de San
Miguel, con tropas de Texiguat.
El General Arzú destacó entonces, de las fuerzas sitiadoras,
una columna federal, al mando del Coronel Vicente Domínguez y
que envió al Oriente con orden de contener el avance de los
hondureños. Casi al mismo tiempo algunas tropas del Vice-Jefe
Prado se dirigieron en busca de Morazán, para proteger su paso
por el río Lempa.

Batalla de Gualcho
El 6 de Julio de 1828

El Coronel Vicente Domínguez se encontró con la columna


del General Morazán, en la mañana del día 6 de julio, en la
hacienda de Gualcho; se traba el combate, y Morazán derrota a
Domínguez, Morazán retorna a San Miguel en busca de dinero
para pagar su tropa, mientras el General Arzú, dejando al frente
de las fuerzas sitiadoras al Coronel Manuel Montúfar, se dirigió
en busca de Morazán que ya había repasado la frontera porque sus
fuerzas habían disminuido considerablemente a causa de las
deserciones e iba a Honduras para reorganizarla. El enemigo que
marchaba a su retaguardia, llegó hasta la ciudad de Nacaome, y
no atreviéndose a perseguirlo por el camino de La Sierra, que
estaba ya fortificada, regresó a San Miguel.

El triunfo de Gualcho alentó a los defensores de San


Salvador, que al conocer la marcha de Arzú en busca de Morazán,
atacaron las posiciones federales, y aunque fueron rechazados en
la acción del 31 de julio, frente a mexicanos el 14 de agosto
siguiente derrotaron al Coronel Montúfar en Quezaltepeque.

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El Jefe Aycinena envió una fuerte columna de auxilios para
fortalecer las tropas que asediaban San Salvador; pero el General
Juan Pren la destrozó en Quezaltepeque el día 24 de agosto,
derrota que lleno de desaliento a los federales, que fueron batidos
de nuevo el 18 de septiembre en Ayutuxtepeque.

Rendición de Mejicanos
El 20 de Septiembre de 1828

La situación era desesperante para los federales, que faltos


de recursos y sin esperanzas de ser auxiliados, se resolvieron a
rendir las armas, el día 20 del mismo mes en su cuartel general de
Mejicanos, quedando prisioneros, además de las tropas, los Jefes
Juan Montúfar, José Antonio Palomo y el poeta José Batres
Montúfar, que fueron llevados a San Salvador, donde guardaron
prisión por algún tiempo.

Rendición de San Antonio


El 9 de Octubre de 1828

El ejército federal estaba aniquilado. De él, que con tanto


brío empezara la campaña de El Salvador en aquel año, con su
lujosa victoria en Chalchuapa y el sitio de la capital del Estado,
solo quedaba la columna que al mando del General Arzú, se había
dirigido al Oriente en busca de Morazán, y que llegó a San
Miguel pocos días después de haber sido evacuada por el Jefe
Hondureño.
En Tegucigalpa organizó Morazán sus nuevas tropas, e
invadió nuevamente El Salvador a principios de octubre, por el
camino que atraviesa el río Goascorán, y se acercó a San Miguel,
población que el General Arzú se apresuró a desocupar. Cuando
Arzú supo la rendición de Mejicanos, quiso buscar la frontera de
Guatemala por el camino de Usulután, hacia la frontera de
Honduras; pero cuando Morazán, adelantándose,

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ocupó las alturas de «La Pava», que denominan la Hacienda
«San Antonio», donde Arzú llegara el 08 de octubre, resignó el
mando de sus tropas en el Coronel Antonio de Aycinena, quien,
acorralado por las de Morazán, rindió también las armas al
siguiente día; quedando así destruido el ejército federal que Arce
y los conservadores de Guatemala habían enviado a El Salvador
para sojuzgar a sus autoridades.
«La capitulación que redacte –dice Morazán en sus
memorias –fue firmada inmediatamente, y con sorpresa vieron los
enemigos que, cuando ellos habían convenido en ser mis
prisioneros de guerra, se les dejaba en libertad para volver a
Guatemala, suministrándoles, además el dinero necesario para el
prest del soldado, y concediéndoles por una gracia, todo lo que
solicitaban. Aunque nunca me arrepentí de haber observado esa
conducta, pocos días después, tuve el disgusto de saber que el
enemigo saqueaba los pueblos del tránsito y había cometido un
asesinato, en pago de la generosidad con que se le trató, violando
asi la capitulación que acababa de firmar, en la que se había
consignado un artículo a la seguridad de los mismos pueblos».
El dia 23 de octubre llegó Morazán a San Salvador con sus
tropas vencedoras, y fué recibido por el Jefe Prado y el pueblo
salvadoreño, con expresivas muestras de alegría.

GUERRA DE HONDURAS Y EL
SALVADOR CONTRA GUATEMALA

A fines de Enero de 1829

Los Gobiernos de Honduras y El Salvador, después de las


victorias alcanzadas por sus tropas en 1828, decidieron restablecer
por las armas las autoridades de Guatemala, disueltas por el
Presidente Arce en 1826, y al efecto, prepararon un ejército de
2,000 hombres que pusieron a las ordenes del General Francisco
Morazán, El « Ejército Aliado Protector de la Ley » nombre con

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que se designó, estuvo listo a fines de enero de 1829 e invadió
Guatemala por el camino de Guajiniquilapa, encontrándose el
dia 29 en «Corral de Piedra» en donde se le unieron algunos
antigueños y el militar francés Isidoro Saget.

El Vice-Presidente Beltranena y el Jefe del Estado


Aycinena, alentados por los conservadores encabezados por el
Arzobispo Casaus, lograron reunir tambien un ejército de 2,000
hombres, que, al mando del Coronel Vicente Domínguez, se situó
en la « La Arada », lugar a propósito para interceptar el paso de
Morazán; pero éste, que burlo aquella posición, ocupó las alturas
de Pinula y Domínguez se reconcentró precipitadamente sobre la
capital.

« Una triple línea de defensa guarnecía la ciudad. – dice el


General Miguel García Granados en sus memorias -. La primera o
exterior, comprendía por el Sur, lo que era conocido con el
nombre de «Lomas de Buena Vista», extendiéndose por el Oeste
hasta «La Barranca del Incienso» y por el Este hasta mas allá de
«La Barranquilla». Del lado del Norte la línea se trazó sobre
garitas del Golfo y de Chinautla; formando así un perímetro como
de legua y media de Norte-Nordeste a Sur-Suroeste, y de tres
cuatros de legua de Este a Oeste. En cuanto a las dos líneas
interiores, de las cuales solo la cercana a la plaza quedó
concluida, consistía en un cordón de barricadas o parapetos,
llamadas aquí impropiamente trincheras».

El día 05 de febrero siguiente, fueron rechazados los


invasores en la acción de la Garita del Golfo; mas, repuesto
Morazán, envió tropas a La Antigua para proteger un movimiento
liberal, y en aquella población se reinstalaron las autoridades del
Estado, disueltas por Arce, a cuyo frente figuró el Consejero
Mariano Centeno.

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Acciones de Mixco, San Miguelito y Las Charcas

El 15 de Febrero y el 06 de Marzo de 1829

Una columna salvadoreña fué derrotada en Mixco, el día 15


de febrero de 1829, que determinó el ataque a La Antigua,
ocupada por Morazán; pero éste envió al encuentro de las tropas
enemigas al Coronel Enrique Terrelonge, que, protegido por la
caballería del Coronel Corzo, derrotó a los guatemaltecos en San
Miguelito, el día 6 de marzo siguiente.
«Las descargas seguidas que oía en el camino. –dice, el
General Morazán en sus memorias – me acreditaban que aquel
Jefe (Terrelonge) se había comprometido en una acción con tan
poca tropa, pero todos mis esfuerzos por tomar parte en ella,
fueron inútiles. Solo llegué al campo de batalla para premiar el
valor, socorrer a los heridos y proteger los prisioneros».
Entonces Morazán ocupó otra vez Mixco y luego la
hacienda de «El Aceituno», y al aproximarse a la capital, fue
atacado en «Las Charcas» por el Coronel Agustín Prado, que no
pudiendo resistir el empuje de los aliados, se reconcentró a
Guatemala.
Asedio de Guatemala
El 7 de Abril de 1829

El 7 de abril, el ejército aliado puso sitio a la capital de la


Federación. Ese día se exploró por el rumbo de Buena Vista y el
8, el Coronel Raoul, que estaba al servicio de Morazán, fingió una
retirada con 1,000 hombres hacia El Salvador, propalando la falsa
noticia de que en aquel Estado había estallado una revolución,
ardid que tenía por objeto ocultar los movimientos que se
preparaban para el asalto de la ciudad.
El día 9, la primera división de las tropas de Morazán ocupó
el edificio de la Universidad, la segunda la Iglesia y el convento
de la Merced, la tercera San Francisco y la cuarta Santo Domingo.
Se libraron el día 10 reñidos combates en las calles y los
invasores se aproximaron a la plaza principal

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Capitulación de Guatemala
El día 11 de Abril de 1829

El Jefe Aycinena, el día 11 por la mañana, propuso a


Morazán un armisticio, mientras arreglaban las bases de
capitulación, a lo cual contestó el Jefe del ejército aliado, que su
posición no le permitía perder un momento ni convenir en otra
cosa sino en su inmediata rendición, prometiendo garantizar la
vida y propiedades de cuantos en ella se encontrasen, proposición
que, aceptada por Aycinena, dió origen al convenio celebrado el
día 12 entre el General Morazán y dos delegados de aquel Jefe,
Manuel Arzú y Francisco Pavón. En dicho convenio se estipuló la
suspensión de hostilidades y la ocupación de la plaza sitiada, por
el «Ejército Aliado Protector de la Ley», debiendo reconcentrarse
antes sus defensores a los cuarteles respectivos, para depositar en
ellos las armas, que debían entregar al vencedor.
Morazán ocupó su recinto el día 13 de abril de 1829; declaró
poco después roto el convenio por las malicias que notara en su
cumplimiento, y redujo a prisión al General Arce, a Beltranena, a
Aycinena y a otros principales miembros del régimen caído, que
fueron extrañados del país.

La Conspiración de 1832

Durante el año de 1832, estalló un movimiento


revolucionario, casi al mismo tiempo: en San Salvador, en el
Norte de Honduras y en Soconusco, cuyo plan general fue
fraguado por los corifeos del partido conservador desterrados de
Guatemala en 1829, que encontraron apoyo en el Arzobispo Fray
Ramon Casaus y Torres, asilado en La Habana.
En enero del citado año tuvo conocimiento el General
Morazán, que el Jefe del Estado de El Salvador, don José
María Cornejo, de acuerdo con los conservadores, se proponía
cambiar el orden de cosas establecido en la República por el

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triunfo del partido liberal dos años antes, se trasladó a Santa Ana,
en donde recibió la comunicación del Jefe rebelde, intimándole a
salir del territorio del Estado, conducta extraña que determinó al
congreso a autorizar al Presidente para que sometiese por las
armas al Jefe rebelde, que amenazaba con sustraer al Estado del
Pacto Federal.

Combate de Jocoro

El 14 de Marzo de 1832

El General Morazán, con suficientes tropas y auxiliado por


los gobiernos de Guatemala y Nicaragua, presididos
respectivamente por el Dr. Gálvez y Dionisio Herrera, marchó a
El Salvador, derroto a Cornejo el 14 de marzo siguiente en los
Llanos de Jocoro, y lo obligó a refugiarse en su propia capital.

Toma de San Salvador

El Día 28 de Marzo de 1832

La ciudad de San Salvador fue atacada el día 28 del mismo


marzo por Milingo, Soyapango y Agua Caliente, penetrando hasta
las calles de la población, y después de ruda lucha de dos horas,
se apoderaron de ella los federales, quedando prisioneros Cornejo
y sus principales Jefes y oficiales, que fueron remitidos a
Guatemala.

Toma del Castillo de Omoa

El 12 de Septiembre de 1832

Triunfante el General Morazán en El Salvador, envió a


Honduras contra Ramón Guzmán, al Coronel Terrelonge, cuyas
tropas, al mando del Coronel Agustín Guzmán, se apoderaron, el

-20-
día 12 de septiembre de aquel año, del Castillo de San Fernando
de Omoa, capturando al rebelde, que fué pasado por las armas.
Domínguez fue fusilado también, en Comayagua, el 14 del mismo
mes, terminando así la gran conspiración servil de 1832.

Sublevación de San Miguel

En Mayo de 1832

La Asamblea de El Salvador declaró popularmente electos:


Jefe de Estado, a don Mariano Prado, y Vice-Jefe, a don Joaquín
San Martín; pero como Prado no fuera grato a los partidos, se
promovió una sublevación en el Departamento de San Miguel,
que proclamo Jefe a San Martín.
Contra lo dispuesto en la Constitución del Estado, la
Asamblea lo declaró electo como propietario, acto que desaprobó
el Congreso Federal, y el Presidente de la República facultó al
General don Carlos Salazar para que asumiese el Gobierno de El
Salvador, lo cual no se verificó sino hasta el 23 de junio de 1834,
después que Salazar hubo rechazado un ataque de las tropas de
San Martín en la propia capital y lo batiera completamente el
General Saget en Jiquilisco.

San Salvador, Capital de la República, 1833

Por deposición del Vice-Presidente de la República, General


don José Gregorio Salazar, que desempeñaba las funciones del
Presidente por depósito del propietario, General don Francisco
Morazán, fue trasladada la capital de la República a la ciudad de
San Salvador en 1833.

-21-
Ruptura del Pacto Federal

El 2 de Febrero de 1839

El Congreso Federal, reunido en San Salvador el 18 de


mayo 1838, autorizó a los Estados para que se organizasen, con
presidencia de las leyes nacionales, mientras se reformaba la
Carta Fundamental de la República, y en tal virtud, el Jefe de
Honduras, don Justo Milla, que ejercía el mando desde 1837,
convocó una Constituyente que declaró, el 12 de octubre de 1838,
la soberanía e independencia del país; pero, con anterioridad, lo
había hecho Nicaragua, y por último Costa Rica, con fecha 14 de
noviembre del mismo año.
En tales circunstancias, se llegó al 2 de febrero de 1839, sin
que se hubiesen elegido Diputados al Congreso, Magistrados a la
Corte Suprema y Jefes del Ejecutivo, y por lo tanto, la República
quedó acéfala y disuelto de hecho el Pacto Federal.

GUERRA DE HONDURAS Y
NICARAGUA CONTRA EL SALVADOR

El 6 de Abril de 1839

Honduras y Nicaragua, tan luego como reasumieron su


independencia, se ligaron por el Pacto de 18 de enero de 1839
contra el Gobierno de El Salvador; cuyo Jefe, don Timoteo
Menéndez, encomendó la defensa del país al Coronel Narciso
Benítez, que derrotó a los nicaragüenses en las lomas de Jibia, el
28 de mazo siguiente. Poco después cruzaba la frontera el General
Hondureño don Francisco Ferrera, nombrado Jefe del Ejército
aliado en aquella campaña.
El General Ferrera llegó el día 5 de abril con 1,500 hombres
frente a las posiciones que ocupaban los salvadoreños en la
hacienda de « El Espíritu Santo», a las órdenes

-22-
del General don Francisco Morazán, y aunque fueron éstos
atacados, no lograron los invasores ventaja alguna; pero en la
madrugada del siguiente día, Morazán se introdujo con algunas
tropas en la hondonada que separa las colinas que ocupaba el
enemigo, y haciendo fuego sobre ellas, se retiro sigilosamente,
protegido por la escasa claridad de la mañana. Al salir el sol, las
tropas de Morazán atacaron a los invasores, debilitados por la
lucha que entre ellos mismos sostuvieron, provocada por la
astucia del Jefe salvadoreño y derrotados completamente, dejando
en el campo numerosos muertos y heridos. Los hondureños
evacuaron precipitadamente el territorio del Estado.

Morazán en la Jefatura de El Salvador, 1839

La Asamblea Legislativa de El Salvador declaró


popularmente electo Jefe del Estado, al General Francisco
Morazán en 1939.
Los Gobiernos de Honduras, Nicaragua y Guatemala,
alarmados por la presencia del General Morazán, en la Jefatura de
El Salvador, pensaron en derribarle y provocaron de nuevo la
guerra. Tropas de las dos primeras debían invadir el territorio
salvadoreño; pero Morazán, adelantándose a tales proyectos, trato
de derrocar al Presidente de Honduras, General Francisco Ferrera,
y al efecto, envió contra ésta al General Trinidad Cabañas, que el
26 de agosto de 1839 ocupó Comayagua y a principios de
septiembre Tegucigalpa, después del combate de «Cuesta
Grande». Las autoridades hondureñas huyeron al Departamento
de Olancho.

Batalla de San Pedro Perulapán

El Día 25 de septiembre de 1839

El Presidente de Honduras, General Ferrera, vencido por


Cabañas, obtuvo del Gobierno nicaragüense los auxilios
convenidos, y con 1,600 hombres que logro reunir y que intituló:

-23-
«Ejército Pacificador de Centro América», invadió El Salvador
por el camino de Choluteca a San Miguel, a mediados del mismo
mes de septiembre.
El General Morazán, después de ordenar la concentración de
su ejército a San Salvador, salió el 16 de septiembre de la ciudad,
para observar los movimientos del enemigo.
Una insurrección en la capital, provocada por Pedro León
Velásquez, le obligó a retroceder rápidamente, y a pesar de que se
le amenazó con victimar a su familia, que estaba prisionera, si
atacaba la ciudad, lo hizo el día 18 del mismo mes, y la recuperó
en dos horas de combate.
Mientras tanto, Ferrera, que avanzaba por el camino de
Suchitoto, ocupó Cojutepeque y pernoctó en San Pedro Perulapán
el día 24.
Morazán, entonces, con 700 hombres que tenía, avanzó con
sigilo sobre las posiciones ocupadas por Ferrera con 1,500
hombres, a quien sorprendió el día 25 y le derrotó completamente.

Ultima Campaña de Morazán en Guatemala

En Marzo de 1840

Vencido el Jefe conservador Francisco Ferrera, quedaron


fallidas las esperanzas de los Gobiernos de Honduras y Nicaragua
contra El Salvador, no así las de Guatemala, presidido a la sazón
por don Mariano Rivera Paz, que se plegaba con facilidad a las
exigencias del General Carrera, el cual provocaba conflictos con
el vecino Estado. Al efecto, apoyó primero a don Francisco
Rascón, que sublevó parte de Santa Ana, y se situó Carrera, con
1,300 hombres, en la línea fronteriza, para incitar a los pueblos
cercanos a la insurrección, sin que el Gobierno Rivera Paz diese
explicaciones de aquellos de manifiesta hostilidad.
En enero del siguiente año, el General Carrera, anexionó el
Estado de Los Altos a Guatemala, y Morazán creyó entonces

-24-
llegada la oportunidad para hacer la guerra al Gobierno de Rivera
Paz, a quien consideraba como un obstáculo para la
reconstrucción de la República. Alistó, al efecto, una columna de
1,400 hombres y con ellos invadió el territorio de Guatemala en
marzo de 1840.
Rivera Paz llamó a las armas a los guatemaltecos y se
preparó para la defensa, colocándose el General Carrera en « El
Aceituno», mientras Morazán ocupaba en « Corral de Piedra », y
«Fraijanes», y se aproximaba a marchas forzadas sobre la capital.

Toma de Guatemala por Morazán

El dia 18 de Marzo 1840

Las fuerzas defensoras de la plaza, en número de 800


hombres, se encontraban al mando del General Vicente Cruz.
Morazán atacó la ciudad el 18 de marzo de 1840, a las tres de la
mañana, con 907 salvadoreños, por la garita de « Buena Vista »,
y rodeando el llano de San Juan de Dios, situó una escolta en la
plazuela del templo de Guadalupe, mientras un batallón al mando
del General Trinidad Cabañas, ocupaba las lomas del Calvario, y
asaltando las trincheras que defendían por ese lado la ciudad,
fueron acercándose los invasores al recinto de la Plaza de Armas,
que ocuparon después de vencer la resistencia de sus defensores,
quedando en su poder toda la artillería con su correspondiente
parque, y ciento y pico de barriles de pólvora.

Toma de Guatemala por Morazán


El día 19 de Marzo de 1840

El General Carrera, dividiendo sus tropas en dos columnas,


la una al mando de su hermano Sotero y la otra al del Coronel
Francisco Malespín, ordenó un contra-ataque a las tropas de
Morazán, en la propia capital, operación que se efectuó el
mismo día 18, ocupando la primera, San Juan de Dios al

-25-
Occidente de la ciudad, y la segunda, El Calvario y San
Francisco, al Sur, habiéndose replegado los salvadoreños al
recinto de la plaza principal, en donde pronto se vieron sitiados
por los guatemaltecos y sin parque de fusil.
Las tropas de Morazán había perdido mucho de su efectivo
y no tenían esperanzas de ser auxiliados, mientras que las de
Carrera aumentaban continuamente, por lo cual el Jefe
salvadoreño reunió un Consejo de Oficiales, que aprobó la idea de
romper el cerco; y en efecto, a las tres de la mañana del siguiente
día, Morazán abandonó la plaza de Guatemala, por la calle que va
al templo de Guadalupe, tomó luego el camino de La Antigua,
llevando consigo 172 heridos. Había perdido su ejército 414
hombres, muertos en la acción.
Las tropas de Carrera recuperaron la plaza de Guatemala, el
día 19 de marzo de 1840.

Destierro del General Morazán


El 4 de Abril de 1840

Otra vez los Gobiernos de Guatemala, Honduras y


Nicaragua, se unieron contra Morazán, y tropas de la primera, al
mando del General Francisco Cáscara, se situaron en la frontera
de El Salvador.
Morazán, entonces, trató de evitar a la nación nuevos
sacrificios, y como se pretextara que su presencia en aquella
jefatura era la causa del malestar público, determinó expatriarse, y
después de depositar el Gobierno en el Jefe Político del
Departamento, se embarco en La Libertad, a bordo de la goleta
«Izalco», que le condujo a la América del Sur, habiéndose
embarcado el 4 de abril de 1840.
Acompañaron al General Morazán a su destierro, Diego
Vigil, José Maria Saravia, Carlos Salazar, Nicolás Angulo,
Gerardo Barrios y Antonio Rivera Cabezas, habiéndose
establecido los proscritos en David, (Nueva Granada), en donde
Morazán escribió sus memorias y su celebre manifiesto a los
pueblos centroamericanos.
-26-
Sublevación de San Salvador

El 20 de septiembre de 1840

El 20 de septiembre de 1840, estalló un insurrección en San


Salvador que llevó el poder a don Norberto Ramírez; pero éste, al
entrar en dificultades con don Francisco Malespín, ya nombrado
General de las Armas, depósito el cargo el 7 de enero del
siguiente año, en don Juan Lindo, amigo de los conservadores de
Guatemala.
Inspirada por el nuevo Jefe, la Asamblea emitió el Decreto
de 30 de enero de 1841, estableciendo la República, cuya
Constitución fué promulgada el 11 de abril siguiente,
Constitución que Lindo derogó de acuerdo con el General
Malespín, en noviembre del mismo año.

Sucesos de Honduras

(1840-1841)

Hemos visto que el Jefe de Honduras, don Justo Milla, se


coaligó con el de Nicaragua para hacer la guerra a El Salvador, y
que a principios de enero de 1840, el General Cabañas, con
fuerzas salvadoreñas, ocupo las principales plazas de aquel
Estado.
Los Gobiernos nicaragüense y hondureño levantaron
entonces algunas tropas, que al mando del Coronel Manuel
Quijano, derrotaron a Cabañas en la hacienda «El Potrero», cerca
de Tegucigalpa, el 31 de enero, teniendo éste que replegarse a San
Miguel.
Vuelta de Morazán a Centro América
En febrero de 1842

Estaba Morazán en el Perú, próximo a embarcarse para


Chile, cuando llegó a sus manos la proclama del Director de
Nicaragua, Licenciado don Pablo Buitrago, en que llamaba a

-27-
Los centroamericanos a la defensa de la patria amenazada por los
ingleses; y creyendo oportuno el volver a Centro América,
Morazán llegó al puerto de La Unión, en Compañía de Isidoro
Saget, José Miguel Saravia, Trinidad Cabañas, Francisco Rascón
y algunos oficiales y soldados, desembarcaron sin ninguna
resistencia, habiéndose internado hasta San Miguel, en febrero de
1842.
Al saber el Comandante de las Armas de El Salvador,
General don Francisco Malespín el arribo de Morazán, levantó
algunas tropas y marchó sobre la citada ciudad, cuando aquél
había vuelto a La Unión y hecho rumbo a Acajutla, al frente de
una escuadrilla compuesta por cinco buques. Permaneciendo en el
citado puerto varios días, reclutó gente y retornó a La Unión, en
donde recibió algunos elementos de guerra y vio aumentar su
tropa a 500 hombres que fueron organizados en la Isla Martín
Pérez. En abril siguiente Morazán hizo rumbo a Costa Rica.

Muerte de Morazán en San José de Costa Rica

El 15 septiembre de 1842

Florentín Alfaro se insurreccionó en Alajuela el día 11 de


septiembre de 1842 y se dirigió a San José, donde también se
insurreccionaron las tropas de plaza, encabezadas por Antonio
Pinto,que ordenó el ataque contra la guardia del Jefe Estado,
compuesta de 40 salvadoreños, se defendió bizarramente y
rechazo tres veces el asalto de 400 insurrectos, el día 12; pero
cuando Morazán vió diezmada su escolta y creyó oportuno llegar
con los Jefes que dirigían el movimiento a un arreglo para la
suspensión de aquella desigual lucha, trató de salir de San José y
dirigirse a Puntarenas, en donde el General Isidoro Saget se
encontraba al frente de fuerzas adictas a su persona. Poniendo en
práctica su proyecto, rompió el cerco de enemigos y acompañado
de los Generales Vicente Villaseñor y José Maria Saravia, llegó a

-28-
Cartago y se hospedó en casa del Coronel Mayoga, para curarse
una herida que había recibido en el combate; pero como se les
perseguía de cerca, fue rodeada la casa donde se encontraban los
fugitivos, y cuando ya no fué posible salvarse, se suicido el
General Saravia, tratando de hacer lo mismo Villaseñor. Solo
Morazán aceptó con entereza su destino.
Fueron llevados a San José los prisioneros, y puestos a la
disposición del Gobierno presidido por Antonio Pinto, se les
condenó a muerte sin forma de proceso, habiéndose ejecutado la
sentencia en Morazán y Villaseñor que estaba herido, en la tarde
del día 15 de septiembre de 1842 vigésimo Primer aniversario de
la independencia patria.
Barrundia refiere así los últimos momentos del General
Morazán: «Mando preparar las armas, se descubrió, mandó
apuntar, corrigió la puntería, dió la voz de fuego y cayó. Aún
levantó la cabeza sangrienta y dijo: estoy vivo. Una nueva
descarga lo hizo expirar».
Así concluyó la vida del último Presidente de la Federación
Centroamericana, que antes de morir pronunció estas palabras,
dirigiéndose a su compañero de suplicio: «Querido amigo, la
posteridad nos hará justicia».

Conflicto entre Guatemala y El Salvador


En julio de 1844

El General Manuel José Arce, con auxilio del General


Carrera, se propuso derrocar al Presidente de la República de El
Salvador, General Francisco Malespín, a mediados del año de
1844. Arce penetró hasta Atiquizaya; fué derrotado en
Coatepeque y Malespín invadió el territorio guatemalteco,
llegando hasta Jutiapa, de donde retrocedió al saber que Carrera
marchaba contra él. La guerra entre los dos países se evitó
entonces por los Tratados de Quezada, celebrados en agosto de
1844.

-29-
GUERRA DE HONDURAS Y EL
SALVADOR CONTRA NICARAGUA

El año de 1844

Cuando los Coquimbos (nombres dados a los Generales


morazanistas que llegaron de Costa Rica) se convencieron de que
Malespín no era capaz de derrocar a Rafael Carrera, provocaron
en San Miguel una insurrección dirigida por el General Cabañas,
el día 5 de septiembre de 1844; pero como Malespín marchaba
contra ellos con fuerzas superiores, se refugiaron en Nicaragua,
cuyo Gobierno, presidido por don Manuel Pérez; se negó a
entregarlos a las autoridades salvadoreñas. Este incidente motivó
que la Asamblea de El Salvador, autorizara a Malespín para hacer
la guerra a Nicaragua, de acuerdo con el Gobierno de Honduras,
presidido por Ferrera.
El General Malespín, depósito el poder en el Vice-
Presidente don Joaquín Eufrasio Guzmán, se puso al frente del
ejército que tituló: «Ejército Protector de la Paz» y ordenó la
invasión de Nicaragua, el 14 de noviembre, en dos columnas; la
salvadoreña, comandada por el General Trinidad Muñoz y la
hondureña, por el General Santos Guardiola. El 26 del mismo
noviembre, los aliados pusieron sitio a la plaza de León,
defendida por el Senador Emiliano Madrid, habiendo sido aquel
sitio uno de los episodios mas horribles de las guerras
centroamericanas, por la saña crueldad que en él desplegara el
General Malespín.

La plaza resistió los continuos asaltos de los sitiadores,


durante 59 días, hasta que cayó en su poder el 24 de enero de
1845. Se contaron muchas víctimas, entre ellas el Senador
Madrid, fusilado de orden del vencedor.

-30-
Caída de Malespín en El Salvador

El 22 de febrero de 1845

Se habían escapado de León, antes de que la ocupara el


«Ejercito Protector de la Paz», los Generales Cabañas, Barrios y
demás coquimbos, que se dirigieron a la Ciudad de San Salvador
y lograron convencer al Vice-Presidente en ejercicio del Poder
Joaquín Eufracio Guzmán, de lo necesario que era cambiar en
aquel Estado el orden de cosas implantado por Malespín, ya
desacreditado ante la opinión por la guerra sin cuartel que hacía a
Nicaragua, y Guzmán asumió la Comandancia de las Armas el 2
de febrero de 1845 y se preparó para resistir al Presidente
derrocado, que envió tropas contra Guzmán, que derrotaron al
General Cabañas en la acción de Quelepa; pero fué a la vez
derrotado el General Malespín por las que mandaba el propio
Guzmán, en la jornada de Montero, el 22 de febrero de aquel año.

GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y HONDURAS

El año de 1845

Como el Presidente hondureño, Coronado Chávez, hiciera


aprestos militares para con ellos colocar en el Gobierno
salvadoreño al General Malespín, emigrado en aquella República,
Joaquín Eufracio Guzmán, envió sobre Comayagua una columna
de tropas al mando del General Cabañas, mientras que otra
invadía a Honduras por el camino de Chalatenango, a las órdenes
del General Cordero, y a la vez fué llamado de Honduras el Jefe
de los Texiguat, José María Valle (a) Chelón, quien recibió
auxilios de El Salvador para invadir dicha República, y cuya
invasión se efectuó el día 2 de junio de 1845.
Cabañas no encontró resistencia, sino hasta cerca de
Comayagua, en donde fué derrotado por el General Santos
Guardiola, que a su vez invadió El Salvador por el puerto de La

-31-
Unión, mientras las tropas de Cordero eran batidas en los llanos
de Sensenti el 10 de julio, teniendo este Jefe que replegarse a
Suchitoto.
Guardiola, que en su invasión a El Salvador había ocupado
San Miguel, fué a su vez batido por el General salvadoreño
Nicolás Angulo en «El Obrajuelo», el 15 de agosto, y esa serie de
acciones de armas que no decidían la contienda, obligó a los
Gobiernos beligerantes a acordar un armisticio, precursor de la
paz que se convino en Sensenti, el 27 de noviembre del mismo
año.
Así terminó aquella guerra entre los tres Estados, que en
abril de 1842 se habían confederado por el Pacto de Chinandega,
quedando sin efecto ese esfuerzo por la reconstrucción de la
nacionalidad centroamericana.

Invasión y Muerte de Malespín

El 1° . y 25 de Noviembre de 1846

El 20 de febrero de 1846 ocupó la Presidencia de la


República de El Salvador don Eugenio Aguilar, contra quien
promovió, poco después el Obispo de la Diócesis, Jorge Viteri y
Ungo, un movimiento subversivo al orden, que motivo la
dimisión del Presidente Aguilar; pero sus partidarios, apoyados
por el Comandante del Departamento de San Miguel, General
Gerardo Barrios, le llevaron de nuevo al poder, el día 17de julio
del mismo año, y el Obispo Viteri tuvo que buscar refugio en
Honduras, Desde allí el Obispo indujo al General Malespín a que
llevase la revolución a El Salvador para recuperar el puesto que
había perdido, y en efecto, la invasión tuvo lugar el 1° . de
noviembre siguiente; pero habiéndosele rechazado por las fuerzas
del Gobierno, fué asesinado Malespín por los indígenas de San
Fernando, el día 25 del mismo mes.

-32-
ALIANZA DE EL SALVADOR Y
HONDURAS CONTRA GUATEMALA

El año de 1850

El Presidente Vasconcelos, de acuerdo con el Presidente


Lindo, de Honduras, favoreció la insurrección de José Dolores
Nufio, contra el Presidente de Guatemala, don Mariano Paredes,
movimiento que fue sofocado por el Comandante de las Armas,
General Rafael Carrera, en noviembre de 1850, y Nufio huyó a El
Salvador, en donde se reunían tropas del país y de Honduras,
ligadas contra el gobierno conservador de Guatemala.
El General Carrera, conociendo el peligro, levantó un
ejército y se dispuso a rechazar la invasión de los aliados.

Batilla de La Arada

El 2 de Febrero de 1851

Como la guerra se hiciera inevitable, el Presidente de El


Salvador, Doroteo Vasconcelos, se puso al frente del ejército
expedicionario, y depositando el poder en el Senador mas
inmediato, reconcentró sus tropas en la plaza de Metapán, en
numero de 4,000 hombres, habiendo nombrado como General en
Jefe, al General Trinidad Cabañas.
El Capitán Eusebio Bracamonte, destacado de Ocotepeque
por el General José Dolores Nufio, invadió el territorio
guatemalteco con el fin de impedir que una partida de facciosos
salvadoreños, despachada de Jutiapa por el General Vicente
Cerna, se introdujera al Departamento de Sonsonate a
revolucionar contra el Gobierno de El Salvador, y habiéndola
sorprendido en Ipala, la batió con 40 hombres de su mando,
capturando a los principales cabecillas, que paso por las armas e
ingreso a Metapán el dia 5 de enero de 1851. los fusilados fueron:
Petronilo Castro, Juan Machuca, Benito Jovel, Rafael González
(a) Macaco y Matías Casco.
-33-
La División migueleña, al mando de los Generales Asturias y
Gerardo Barrios, ocupó la aldea de Chingo el día 22 del mismo
mes, y el General Cabañas, con 1,500 hombres llegó a Metapán el
24; habiéndose dirigido a Esquipulas el General Vicente Vaquero
con 500 hombres a reunirse con las fuerzas salvadoreñas que
ocupaban dicha plaza.
El General Carrera, con el grueso de las suyas, abandono el
camino de Jutiapa, y avanzando por el de Chiquimula ocupó las
posiciones de San José y La Arada, en donde fué atacado por los
salvadoreños al mando del General Cabañas el 2 de febrero
siguiente, habiendo sufrido los invasores después de sangrienta y
porfiada lucha, la mas completa derrota.

COSTA RICA Y EL SAVALDOR


DECLARAN LA GUERRA A WALKER

El Año de 1856

El filibustero William Walker se había apoderado de


Nicaragua con un ejército de aventureros reclutados en los
muelles de San Francisco y Nueva York, y amenazada la
independencia de la América Central.

Walker se hace elegir Presidente de Nicaragua, bajo la


presión de las armas filibusteras, y reúne un Congreso en Granada
para que le de posesión del cargo, y pone en práctica sus
propósitos decretando la confiscación de los bienes de sus
enemigos, empréstito de dos millones de pesos, la lengua inglesa
como idioma oficial y el restablecimiento de la esclavitud negra
en Nicaragua, para cuyo efecto derogó las leyes federales, que la
habían abolido.
Bajo amenaza tan tremenda, el Gobierno de Costa Rica
declaró la guerra a los filibusteros, el día 1°. de marzo de 1856,
siguiéndole en su actitud enérgica, el Gobierno de El Salvador,
contando para ello con los auxilios guatemaltecos ofrecidos por el
General Carrera.
-34-
Por otra parte, el Presidente legitimo de Nicaragua, don José
María Estrada, que había invadido por la frontera de Honduras,
organizó en Somotillo su Gobierno el 21 de junio de 1856; pero
atacado en «El Ocotal» por una partida de asesinos, fué muerto el
13 de agosto siguiente.
Trinidad Cabañas de acuerdo con Máximo Jerez, se dirigió a
El Salvador, en donde acababa de inaugurar su Gobierno don
Rafael Campo, y logró que éste pidiese explicaciones a Patricio
Rivas sobre el aumento de la falange americana, que se componía
de 2,200 hombres. Campo ofreció a Cabañas influir en el ánimo
de los Presidentes de Guatemala, Rafael Carrera, y de Honduras,
Santos Guardiola, para llevar un ejército aliado contra los
filibusteros, y al efecto, el día 18 de julio de ese mismo año, los
Gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, se
comprometieron a unir sus fuerzas proporcionalmente, para
arrojar de Nicaragua a los aventureros.

Combate de Santa Rosa

El 21 de Marzo de 1856

El Presidente Mora, de Costa Rica, levanto un ejército bien


equipado, que dividió en dos columnas, la una destinada a operar
sobre la zona del río San Juan y la otra sobre el Departamento de
Rivas, poniendo al frente de esta última al General José Joaquín
Mora.
De Rivas envió Walker 250 filibusteros sobre la providencia
de Guanacaste, al mando de Luís Schellinger que penetró hasta la
hacienda de Santa Rosa en donde fue atacado por 500
costarricenses, el día 21 de marzo de 1856, derrotándolos
completamente en menos de una hora de combate, haciéndoles
muchos muertos y tomándoles 12 prisioneros. De parte de los
defensores de Centro América, murieron 16 valientes, entre ellos
los Capitanes José María Gutiérrez y Manuel Quiroz y los
Tenientes Justo Castro y Manuel Rojas. Este primer triunfó alentó
al ejército defensor de Centro América.

-35-
Batalla de Rivas

El 11 de Abril de 1856

El descalabro de sus tropas en Santa Rosa, obligó a Walker


a dirigirse a Granada; pero volvió sobre la ciudad de Rivas,
cuando supo que los costarricenses la habían ocupado el 11 de
abril siguiente, fortificándose en ella. Los filibusteros lograron
parapetarse en los edificios llamados Mesones del Cabildo y de
Guerra y de la casa de Máximo Espinoza, (en el Mesón Guerra
estaba Walker con lo mejor de su tropa) en la iglesia su
campanario y casa de la señora Abarca, llamada del Dr. Colle,
resistiendo allí los ataques del General Mora y las fuerzas
demócratas. A las 11 del día ocuparon los filibusteros la plaza por
el lado de la iglesia, y los demócratas y costarricenses, desde una
cuadra atrás del Mesón Guerra, hacía Noreste; teniendo libres los
caminos de La Virgen y San Juan. En un encuentro cuerpo a
cuerpo sostenido por el nicaragüense Francisco Elizondo, y
ayudados por las teas incendiarias de Juan Santamaría y Manuel
Mongalo, se decidió la batalla a favor de los defensores de Centro
América, que había durado 20 horas. los defensores de la
autonomía patria perdieron en ese memorable día, además del
héroe Santamaría, a los valientes militares José Manuel Quiroz,
Juan Francisco Corral, Vicente Valverde, Carlos Alvarado,
Miguel Granados, Florencio Quiroz, Pedro Dengo, Juan Ureña,
Pablo Valverde, Ramon Portugués y Jerónimo Jiménez, y estaban
heridos 260 entre jefes, oficiales y soldados. Entre los que mas se
distinguieron en esa acción, figuran el General José María Cañas,
Coroneles Lorenzo Salazar, Manuel Arguello y Juan Alfaro Ruiz,
y los Capitanes Santiago Mollet y Román Rivas.
Después de la derrota, Walker se dirigió a Granada, y el 24
del mismo mes, el ejército costarricense tuvo que volverse a su
país, diezmado por el cólera que apareció en sus filas, y a
principios de mayo, habían muerto de la terrible epidemia los
valientes Alfaro Ruiz, Zenón Mayorga, Rojas y otros.

-36-
El Ejército Aliado en León

A mediados del año de 1856

Resuelta la expedición, una División del Ejército


guatemalteco marcho a Nicaragua, al mando del General Mariano
Paredes, en mayo de 1856. Tropas salvadoreñas se dirigieron al
mismo lugar, a las órdenes del General Ramon Belloso, habiendo
llegado las primeras a Somotillo el 4 de julio siguiente, y las
segundas a Playa Grande el 8 del mismo mes. El Presidente de
Honduras, General Guardiola, envió a su vez, otra columna al
mando del General Florencio Xatruch. Los aliados llegaron a la
ciudad de León, residencia del Gobierno demócrata que presidía
don Patricio Rivas, a mediados de aquel año, y se unieron a las
fuerzas legítimas y demócratas que allí se organizaban a las
órdenes del General Tomas Martínez.

Combate de San Jacinto

14 de septiembre de 1856

Como supiese el Presidente Rivas, que Walker se preveía de


víveres en las haciendas situadas sobre el valle del río Tipitapa,
envió algunas tropas a explorar a aquella comarca, y una columna
que iba a órdenes del Coronel José Dolores Estrada, tomó
posiciones en San Jacinto, donde fue atacado por los filibusteros
al mando de Byron Cole, en la mañana del día 14 de septiembre, y
al ser rechazados los americanos, dejaron en el campo muerto a su
jefe con 27 mas, después de 4 horas de combate, quedando
muerto, de parte de las nacionales, el valiente oficial Ignacio
Jarquín.

-37-
Ataque sobre Rivas y Granada

El 2 de Octubre de 1856

Después que los aliados resolvieron atacar a Walker salieron


de León con dirección al cuartel general filibustero, y el General
Belloso hizo un movimiento estratégico sobre Masatepe y ocupó
la plaza de Masaya. El General Jerez y el Coronel Zavala se
movieron por el camino real de Managua con todo el grueso de su
ejército y ocuparon el pueblo de Nindirí. El día 2 de octubre de
1856; fue atacada la plaza de Masaya por los filibusteros; pero
fueron rechazados, y el Coronel José Víctor Zavala, atacó la plaza
de Granada, con resultado negativo. El día 11 a las 8 de la noche,
fue nuevamente atacada la plaza de Masaya por más de 700
filibusteros, y después de 24 horas de lucha, fueron rechazados
dejando como 50 muertos y llevándose como 200 heridos. Las
fuerzas que defendieron la población, fueron salvadoreñas y
nicaragüenses, muriendo en ella el Capitán Sérbulo Espinosa y el
Teniente Timoteo Bernabé. La cooperación del Coronel Pedro
Rómulo Negrete, fue de mucha importancia en la defensa. Los
Coroneles Zavala y Estrada, que se encontraban en Diriomo, a 2
leguas de Granada, tomaron esta plaza y ocuparon Jalteva,
después de reñido combate, capturando muchos filibusteros y
hasta la bandera de Walker; pero habiendo sido contra-atacados
por los filibusteros doblemente reforzados, se vieron obligados a
abandonarla en manos del enemigo.

El 21 del mismo mes, llegó a León la Segunda División


salvadoreña al mando del General Domingo Asturias, y se dirigió
a incorporarse al ejército aliado que ocupaba los Departamentos
orientales.
El 31 del mismo fue destacado por el General Belloso el
Coronel Félix Ramírez para ocupar la ciudad de Rivas, y el 7 de
noviembre, las fuerzas costarricenses con las de Ramírez,
ocuparon San Juan del Sur y amenazaron La Virgen.

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Los Costarricenses Vuelven a Nicaragua
En Octubre de 1856

Para cooperar a la acción de los aliados, el Presidente de


Costa Rica, don Juan Rafael Mora, envió otro ejército a
Nicaragua, a las órdenes del General José Maria Cañas, que el 1°
de noviembre ocupo la ciudad de Rivas y se posesionó de la línea
terrestre de El Tránsito, después de rechazar a los filibusteros;
pero fue detenido por Walker en su avance, en la acción de
«Cuesta Grande». Walter volvió a Granada, plaza que
amenazaban de continuo los centroamericanos, quienes resistieron
con éxito varios ataques de los filibusteros en Masaya el 15 de
noviembre. Poco después cayó en poder de los filibusteros la
plaza de Rivas.

Recuperación de Granada

Desde fines de noviembre hasta mediados de Diciembre de 1856

Con refuerzos guatemaltecos y salvadoreños que los


Generales Joaquín Solares y Domingo Asturias, respectivamente,
llevaron al campo de los aliados, emprendieron éstos el asedio de
Granada, plaza defendida por el Coronel Henningsen, mientras
Walker se trasladaba a Rivas y detenía a los costarricenses que
avanzaban por el Sur.
Desde el día 24 de noviembre de 1856, el ejército aliado
ocupaba los alrededores de Granada, y desde esa fecha hubo
varios encuentros de armas bastante reñidos; pero con éxito
favorable para los aliados. El enemigo se vió en la necesidad de
reconcentrarse a la plaza, fortificándose en las casas que la
circuyen, únicas que quedaban por incendiarse, y el fuertecito del
Lago, punto en comunicación con los vapores de la Compañía de
El Tránsito. El día 26 ocupó las casas de los «Leones»,
«Rouhaoud» y «Espinosa», situadas al Norte de la plaza, y este
mismo día, se dió un fuerte ataque, a las 8 de noche, al

-39-
fuertecito y muelle hasta tomarlo a la bayoneta. El día 27 a las 5
de la mañana, se dió el asalto a la plaza, quedando los filibusteros
reducidos a la Parroquia, de donde, acosados por las bayonetas, se
retiraron a la «La Sirena», edificio situado al extremo oriente de
aquella iglesia, haciendo explosión una mina subterránea que
dejaron preparada en la torre izquierda, sin causar gran daño. El
ataque continuó, desalojándolos de sus defensas y dejándolos
reducidos a los intermedios de la calle que parte de la plaza a la
iglesia de Guadalupe, hacia el Este. Los filibusteros quedaron
reducidos a 250 hombres y se vieron obligados a abandonar la
plaza, dejándola totalmente incendiada, y huyeron por las aguas
del Lago hacia Rivas. Los aliados ocuparon la ciudad reducida a
cenizas.
Había muerto, durante el sitio, el General Mariano Paredes,
victima del mortífero cólera el 2 de diciembre de 1856, y el
General Joaquín Solares había sucumbido de fiebre el 28 de
noviembre en Masaya; por tal motivo, asumió el mando en Jefe
de la División guatemalteca, el General José Víctor Zavala.

Combate de «El Coyol»

El 4 de marzo de 1857

El General Chamorro con 500 hombres, a las 5 de la tarde el


día 4 de marzo de 1857, tuvo un sangriento encuentro con los
filibusteros en el llano de «El Coyol», obligándolos a replegarse a
la plaza de Rivas, quedando en el campo 28 muertos, 40 rifles y 3
prisioneros.
Batalla de San Jorge

El 16 de marzo de 1857

En la mañana del día 16 de marzo de 1857, se presentó el


enemigo ante las fortificaciones del cuartel general de San Jorge y
dió un ataque que duro todo el día; pero fue rechazado

-40-
con grandes pérdidas, y el General Máximo Jerez tomó posiciones
a inmediaciones de Rivas, amenazando la Plaza, en la hacienda
«Las Cuatro Esquinas».
El 18 del mismo mes llegó a San Jorge el General José
Joaquín Mora al frente de la 3” División costarricense; y fue
encargado del mando en Jefe de los Ejércitos Aliados, por
acuerdo de los demás Generales, y activo las operaciones
militares.
El 1° de abril estaba sitiada la plaza de Rivas; el General
Chamorro ocupó San Esteban, de donde rechazaba
constantemente el enemigo, y el General Xatruch conservo La
Puebla, cortando la comunicación con La Virgen y San Juan del
Sur.
Por acuerdo del 8 de abril de 1857, el Gobierno de El
Salvador nombró al General Barrios. General en Jefe de las
Fuerzas que operaban en Nicaragua, de este Estado, y le ordenó
salir inmediatamente con 1,000 hombres al teatro de la guerra
para ponerse a las ordenes del General José Joaquín Mora,
General en Jefe de los Ejércitos Aliados.

Captura de los Vapores del Río San Juan


Años de 1856 y 1857

Interesado en la destrucción del poder de Walker el


Comodoro Vanderbilt, Jefe de la Compañía de El Tránsito, envió
desde los Estados Unidos al diestro marino Spencer, quien
habiéndose puesto a las órdenes del Presidente Mora, guió la
expedición destinada a la captura de los vapores del río San Juan,
que estaban en poder de los filibusteros, llegaron los
costarricenses, al mando del Coronel Bariullier y del Mayor
Máximo Blanco, al estero de Copalchí, el 21 de diciembre de
1856, y se apoderaron por sorpresa del fuerte «La Trinidad», en
donde se organizó la pequeña flota que el 23 del mismo mes
arribó a San Juan del Norte, habiendo capturado los buques
filibusteros «Wheeler»,«Morgan»,«Machuca»y«Bulwer» con
los cuales volvió a «La Trinidad».
-41-
En el «Bulwer» remontaron los costarricenses el río San
Carlos, en busca del General en Jefe, José Joaquín Mora, y se
apoderaron también, por su sorpresa, del Castillo Viejo y del
Vapor «Ogden» allí anclado. Sorprendieron el 30 de diciembre a
la guarnición del puerto San Carlos y el 3 de enero siguiente cayó
en su poder el vapor de ese nombre, con lo que terminó aquella
feliz expedición.

La toma de vapores del río San Juan, fue para Walker un


golpe mortal, porque perdía con ellos la comunicación con las
aguas del Atlántico.

Sitio y Capitulación de Rivas

El 2 de mayo de 1857

Los aliados marcharon sobre Rivas, única plaza que poseía


Walker y que estaba resuelto defender. Establecieron su cuartel
general en el puerto lacustre de San Jorge, donde rechazaron los
continuos ataques de los filibusteros, y a donde llegó, el 19 de
marzo siguiente, el General Mora, Jefe del Ejército Defensor de
Centro América.
Mora ordenó el sitio de Rivas, en donde Walker rechazó los
ataques del 23 al 26 de marzo y el 11 de abril siguiente, sin que
mejorara por eso su ya precaria situación.
Cayó en poder de los aliados San Juan del Sur, con lo que
fue cerrada la comunicación que mantenían hasta entonces los
filibusteros con el exterior por aquel puerto. El General Mora
permitió, sin embargo, que salieran de Rivas las mujeres y los
niños, para renovar el bombardeo, el día 27.
Desde el 6 de febrero de ese año, había anclado en San Juan
la corbeta de guerra norteamericana «Saint Mary» cuyo capitán,
Enrique Davis, ofreció su mediación a los combatientes para
terminar la prolongada lucha. Aceptada por los aliados se convino
por ultimo el 1° de mayo siguiente con el enviado de Walker,
Coronel Henningsen, en la capitulación de la plaza,
-42-
estipulándose además, que los americanos saldrían de Rivas y de
la República, después de entregar las armas a los aliados,
comprometiéndose estos a respetar la vida y hacienda de los
nacionales, que habían militado a las ordenes de Walker, quien
salio de Rivas en la tarde de ese día, se dirigió a San Juan del Sur,
y tomó un vapor que lo condujo a Panamá. El Ejército Aliado
ocupó la ciudad el 2 de mayo de 1857 por la mañana.
Asi terminó aquella guerra que consumió muchas vidas, y
que puso en inminente peligro la autonomía e independencia de la
América Central.

Sublevación en el Cuartel de San Salvador

El Día 3 de marzo de 1859

Habiendo las Cámaras decretado la inhabilitación para el


ejercicio del mando supremo del Senador don Miguel Santón del
Castillo un grupo de desafectos del Senador General Joaquín
Eufrasio Guzmán, que ejercía el mando por ley, provocó una
sublevación en el interior del cuartel de San Salvador, la noche
del día 3 de marzo de 1859, encabezada por los músicos de la
banda marcial, e inducidos por el Coronel Santiago Delgado; pero
como dicho Jefe no se presentará al cuartel, como era convenido,
el movimiento fracasó, y en la madrugada del día siguiente,
fueron escarmentados los insurrectos por los leales del Gobierno
mandados por el General Santiago González.

Asalto de Sensuntepeque

El 1° de mayo de 1859

Esa noche del día 1°. de mayo de 1859, un grupo de


emigrados salvadoreños procedentes de Honduras, como de 50
hombres encabezados por el General Ciriaco Choto y el Coronel

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Santiago Delgado, asaltó la plaza de Sensuntepeque
desconociendo la autoridad del Senador. Presidente General
Gerardo Barrios; pero no habiendo encontrado eco en su
intentona, y sabedores que iban sobre ellas las fuerzas del
Gobierno, se volvieron a Honduras llevándose muchas bestias y
enseres que habían arrebatado a los vecinos de la ciudad.

Asalto de Santa Ana

El 1° de Abril de 1862

En la madrugada del día 1° de abril de 1862, fue sorprendida


la ciudad de Santa Ana, a los gritos de «Viva la Religión », «
Viva el Señor Obispo», por el Teniente Coronel Francisco Sáenz,
acompañado de 15 oficiales guatemaltecos destacados de la
guarnición de Jutiapa, entre los que se encontraban el Capitán
Luís García, Agustín Cantoral, Manuel Campos y como 60
hombres que habían recibido armas de las autoridades
guatemaltecas con ese fin; pero como los santanecos les volvieran
la espalda, se dirigieron a las cárceles de la ciudad en busca de
prosélitos entre los reos, ofreciéndoles su libertad si los
secundaban, y habiendo sido repulsados hasta de esos, les entró el
desaliento y resolvieron abandonar la empresa dirigiéndose a la
frontera de su procedencia, perseguidos por las fuerzas del
Gobierno procedentes de Ahuachapan y otras guarniciones.

GUERRA ENTRE GUATEMALA Y EL SALVADOR

El Año de 1863

El 15 de Septiembre de 1861 pronunció discurso oficial en


el Palacio de San Salvador, el Licenciado don Manuel Suárez, y
en el censuro algunos abusos del clero, no sin que protestara el
Obispo don Tomás Zaldaña, que fue obligado a jurar la

-44-
Constitución, y como negasen a hacerle algunos párrocos, el
General Barrios los expulso del país, y el mismo Zaldaña se vió
obligado a salir de la República y asilarse en Guatemala.
Pero un suceso de mayor trascendencia, determinó la
completa ruptura entre estos Gobernantes, y fue que, en agosto de
1862, el Presidente de Nicaragua, General Tomás Martínez, envió
a San Salvador a Máximo Jerez y Fernando Chamorro,
proponiendo a Barrios un proyecto de unión centroamericana,
bajo la condición de que se ofreciese a Carrera la Presidencia,
proyecto que Barrios rechazó, a Pesar de ello, Jerez y Chamorro
se trasladaron a Guatemala y conferenciaron en los propios días
de septiembre, con el General Carrera, que también lo desechó,
pues conocía ya la actitud del Gobernante salvadoreño.

Batalla de Coatepeque
Los Días 23 y 24 de Febrero de 1863

El presidente Barrios nombro Ministro de la Guerra, a don


Manuel Irungaray, enemigo político de Carrera, el cual instado
por los doctores Dueñas y Zaldaña, pidió al Presidente de El
Salvador lo retirara de aquel puesto, y como Barrios se negara a
sastifacer aquella pretensión, «La Gaceta, periódico oficial de
Guatemala, reclamo con acritud, contestando la prensa
salvadoreña en términos tales, que la guerra se hizo inevitable.
La Cámara de Representantes autorizó entonces a Carrera
para invadir a El Salvador, y luego que estuvo lista la expedición,
el Presidente depósito el mando en el Consejo de Ministros, y
poniéndose al frente del ejército, llegó a Jutiapa el 9 de febrero de
1863, seguido por las Divisiones de los Generales José Víctor
Zavala y Serapio Cruz, que se le unieron en aquella plaza.

Pronto se movieron los guatemaltecos sobre el


Departamento de Ahuachapan, habiendo ocupado Zavala el
pueblo de Yupiltepeque y Carrera, Chalchuapa, en donde se

-45-
le incorporó la División General Vicente Cerna, y juntos
ocuparon Santa Ana el 21 del mismo mes.

Mientras tanto, Barrios, facultado ampliamente por la


Asamblea reunida en sesiones extraordinarias, hizo salir las
primeras Divisiones del ejército salvadoreño de la capital el 6 de
febrero del mismo año, se puso al frente de ellas y establecio su
cuartel general en Coatepeque, pueblo distante tres leguas y
media de Santa Ana.

CUARTEL GENERAL DE LA PLANA MAYOR


DEL EJÉRCITO DE OPERACIONES

Estado Mayor General

General de División don Trinidad Cabañas, Mayor General 2°.


Jefe.
Presbítero «Domingo Maria Jehl, Vicario General.
General de División «Rafael Osorio, Inspector General.
«Manuel Pérez Lasala, Primer Secretario de
S.E.
Coronel Efectivo «Héctor Galinier, Primer Ayudante de S.E.
Teniente-Coronel «Aquiles Bigot. Segundo Ayudante de S.E.
« « «Fernando San Clemente, Tercer Ayudante
de S.E.
« « «Juan Alfredo Penouil, Cuarto Ayudante de
S.E.
« « «Calixto Luna, Aposentador.
Coronel Efectivo «Juan Antonio Chica, Primer Ayudante del
2°. Jefe.

-46-
Teniente-Coronel don Ignacio Nuila, Segundo Ayudante del
2°. Jefe.
Don Fabio Castillo, Tesorero General
Teniente Efectivo «Román Peña, Ayudante del Tesorero.
Licenciado «Rafael Izaguirre, Cirujano Mayor.
« «Darío Mazariego, Ayudante del Cirujano.
« «Carlos Aragón, Ayudante del Cirujano.
« «Braulio Viteri, Auditor General.

Plana Mayor de la Guardia de Honor de Su Excelencia


Coronel Graduado don Tomás Santander, Primer Comandante.
Tte/Cnel. Graduado «Lisandro Chamorro, Mayor del Batallón.
Sub-Tte. Efectivo «Beltrán Moreno Ayudante del Comandante.
« Graduado «Fernando Letona, Sub-Ayudante del
Comandante.

Plana Mayor del Cuerpo de Artillería


Teniente Coronel don Horacio Parker, Primer Comandante
Sub-Teniente «Antonio Herrera, Ayudante.
« « «Ciriaco Canales, Guarda-Parque

Plana Mayor de la 1ª. División «González »


General de División don Santiago González, Primer Jefe.
Coronel de Efectivo «Salvador Galarza, Segundo Jefe.
« « «José Luzarraga, Comandante del 1er.
Batallón
Tte-Cnel.Graduado «Wenceslao Matamoros, Mayor del 1er.
Batallón.

-47-
Coronel Graduado don Manuel Estévez, Comandante del
2°.Batallón.
Teniente Coronel «José María Jerez, Mayor del 2°.Batallón.
Tte.Cnel. Efectivo «Antonio Medina, Ayudante del 1er. Jefe.
Sub-Teniente «Daniel Escobar, Ayudante del 1er. Jefe.
Teniente Efectivo «Manuel Bonilla, Ayudante del 2°. Jefe.
« « «Joaquín Gutiérrez, Ayudante del 2°. Jefe.
Sub-Teniente «Rafael Mayora, Ayudante del Comandante
Del 1er. Batallón
Teniente Efectivo «Luís Macia, Ayudante del Comandante del
2°. Batallón.
Sub-Teniente «Carlos Velis, Ayudante del Mayor del 2°.
Batallón.
«Julián Recinos, Ayudante del Mayor del
2°. Batallón.

Plana Mayor de la 2ª.División «Paz Y Orden»

General de División don Rafael Osorio 1er. Jefe.


Coronel Graduado «Julián Martínez, 2°. Jefe
Tte.Cnel.Graduazdo «Agapito Alvarado, Comandante del 1er.
Batallón.
Capitan Efectivo «Miguel Molina, Comandante del 2°.
Batallón.
« « «Tiburcio, Elena, Mayor del 1er. Batallón.
« « «Juan Merino, Mayor del 2°. Batallón
Tte.Cnel.Graduado «Luís Cotera, Ayudante del 1er. Jefe
Capitan Efectivo «Pantaleón Peralta, Ayudante General.

-48-
Capitán Efectivo don Felipe Molina, Ayudante del Mayor de la
División
Capitan Graduado «Doroteo Funes, Ayudante del 2°.Jefe.
Sub-Teniente «Francisco Ortiz, Ayudante del
Comandante del 1er. Batallón.
« « «Natividad Ortiz, Ayudante del
Comandante del 2°.Batallón.
Capitan Graduado «Catarino Ortiz, Habilitado.
Bachiller «Crescencio Castellanos, Cirujano de la
División.

Plana Mayor de la 3ª. División «Bracamonte»

General de Brigada don Eusébio Bracamonte, 1er. Jefe.


Teniente-Coronel «Braulio Velásquez, Mayor de la División.
« « «Ignacio Henríquez, Comandante del 1er.
Batallón.
« « «Antonio Carmona, Comandante del 2°
Batallón.
« « «Serapio Garay, Mayor del 1er. Batallón.
« « «Indalecio Miranda, del 2°. Batallón.
Capitan Efectivo «Ignacio Villacorta, Ayudante del 1er. Jefe.
« « «Nemesio Revelo, « « « «
« « «Rafael Lara, « « « «
Sub-Teniente «Bruno Rosales, « « « «
« « «Juan Peralta, « « « «
« « «Manuel Escobar « « « «
Teniente Efectivo «Emeterio Marin, « « 2° .
«
« « «Miguel Peralta, Ayudante del 1er.
Batallón.
« « «Dolores Miranda, Ayudante del 2°.
Batallón
« « «David Barros, Habilitado.

-49-
Sub-Teniente don Eligio Miranda, Abanderado.
« « «Jose Zarate, Abanderado.

Plana Mayor de la 4ª. División «Bracamonte»

General de División don Mariano Hernández 1er. Jefe.


General de Brigada «José Chica, 2°. Jefe
Coronel Graduado «Saturnino Sigüenza, Comandante del 1er.
Batallón.
Tte.Cnel.Efectivo «Patricio Zepeda, Comandante del 2°.
Batallón.
Tte. Cnel.Graduado «Cayetano Díaz, Mayor del 1er. Batallón.
Capitan Efectivo « Nicanor Fonseca, Mayor del 2°. Batallón.
« « «Domingo Chacon, Ayudante del 1er. Jefe.
« « «Manuel Delgado, Habilitado
Teniente Efectivo «Casimiro Escobar. Ayudante del 2°. Jefe.
« « «Nicolás Chica, Ayudante del Comandante
del. 1er. Batallón.
« « «Máximo Cabrera, Ayudante del 2°.
Comandante del 1er. Batallón.

Plana Mayor de la 5ª. División «Escalón»

General de División don Pedro Escalón 1er. Jefe.


Capitan Efectivo «Francisco Garcia, 2°. Jefe.
« « «Ramón Lima, Ayudante del 2°. Jefe.
Teniente Efectivo «Victoriano Hidalgo, Ayudante del 1er.
Jefe
Sub-Tte. Efectivo «Salvador Herrera, « « « «
Cabo 1°. «Manuel Arroyo, Corneta de Ordenes.
Coatepeque, febrero 15 de 1863

El Inspector General,
Rafael Osorio.

-50-
El día 10 de ese mes, llegó el General Barrios a Coatepeque,
dedicándose a distribuir los servicios y a organizar la defensa;
fortificó la calle que conduce a Santa Ana, (El Atajo) que ocupó
el General González con el General Hernández, el «Cerro de San
Pedro», (Malakoff) que ocupó el General Bracamonte; el centro,
(la población) fue confiado al General Escalón, y en la retaguardia
en el cerro de «El Congo», se colocó el General Osorio,
comprendiendo en todo, un radio como de legua y media; la
Artillería fue distribuida entre los dos cerros y parte en la plaza,
comandada por los oficiales franceses Biscouby y Basel.
El centro tenía su principal apoyo en la cuesta a la salida
para Santa ana, allí, a uno y otro lado del camino, se construyeron
prolongadas trincheras en las laderas del cerro en que esta situado
aquel pueblo, y que dominan una larga extensión del camino de
Santa Ana; en la cumbre de una estrecha loma, se construyó una
trinchera con el fin de que el enemigo no se apoderase de una
fuente que corre al otro lado de dicha loma; esa posición casi
quedo desconectada con la defensa general, por lo que tenía que
ser un principal objetivo del enemigo; su defensa fue
encomendada al Coronel Estévez; una vereda que de Coatepeque
conducía al volcán de Santa Ana, fue interceptada con un
promontorio de maderas.
El General Carrera lanzó 6,500 hombres sobre los
salvadoreños que apenas eran unos 5,000 pero con la ventaja de
estar a la defensiva en buenas posiciones y con muy buenos Jefes.
Los fuegos se rompieron a las 10 de la mañana del día 22 de
febrero de 1863 entre dos patrullas de reconocimiento de ambos
ejércitos; y el día 23 los guatemaltecos atacaron el «Cerro de San
Pedro», por la mañana, y habiendo sido rechazados, se
concretaron a bombardear las posiciones durante el resto del día.
Por la noche rodearon el «Cerro de San Pedro», e intentaron
asaltarlo; pero fueron rechazados. Al despuntar el día 24 los
guatemaltecos iniciaron un ataque general con todo su ejército;
como a las nueve de la mañana, una fuerte columna cayo sobre la

-51-
loma defendida por el Coronel Estévez con 150 hombres, que, al
retirarse, dejo incendiados los montes cercanos que en pocos
momentos quemaron muertos y heridos.
Los guatemaltecos que escaparon de la muerte, buscaron su
salvación en la fuga; pero no desmayaron en su arremetida. Por la
vereda del volcán al pueblo, obstruida con maderas, intentaron
entrar a la plaza; pero el propio General Barrios, con su Guardia
de Honor, acudió al momento y rechazó el asalto.
El General Carrera dirigiendo en personal su artillería desde
lo alto de luna loma situada a la altura de Coatepeque, como a 700
metros de distancia, disparaba sus cañones sobre la plaza y el
«Cerro de San Pedro»; pero la artillería salvadoreña estaba mejor
servida, y logro desmontar varias piezas enemigas. Bombas
caídas en los reductos de San Pedro, incendiaron las barracas de
hojas de caña e hicieron pedazos una pipa que contenía abundante
agua.
Entre tanto los guatemaltecos intentan un último y
desesperado asalto; pero una compañía de santanecos, con el
Capitan Estanislao Pérez a la cabeza, los rechaza con denuelo;
esto pasaba como a la una de la tarde. El General González sale
de sus reductos y ataca al enemigo por el frente; pero pronto fue
rodeado y se vió obligado a retroceder a punta de bayoneta; al
mismo tiempo el General Bracamonte ataca por un flanco y logra
picar la retaguardia enemiga, desconcertando todo el ejército de
Carrera, que se precipita en completa derrota a las 5 de la tarde
del día 24 de febrero de 1863.

El General González, con un cuerpo de caballería, salió en


persecución del enemigo que no se detuvo hasta llegar a Jutiapa,
dejando en el campo más de 900 muertos y más de 1,500 heridos,
9 piezas de artillería, casi 2,000 fusiles, parque en abundancia, y
todo clase de equipos. Los heridos fueron cuidados en los
hospitales de Santa Ana, y los numerosos prisioneros recibieron
un peso de plata cada uno, un vestido y su libertad para volver a
sus hogares.

-52-
Entre los Jefes y oficiales de Carrera encontrados muertos
en el campo de batalla, estaban los Coroneles Cleto Castillo, Luís
Martínez, Brígido Lucero, un tal Bruno, y otros que no se
pudieron reconocer, mas los oficiales Paniagua, Carías,
Cividanes, Cuevas, Minera Beteta, Castillo y tantos otros
desconocidos.
Los Jefes y oficiales del General Barrios que mas se
distinguieron fueron: José María Jerez, Santander, Luzarraga,
Estévez, Juan Antonio Chico, Cayetano Díaz, Lisandro
Chamorro. Zepeda, Martínez, Vigil, Matamoros, Galarza,
Sigüenza, Nuila, Medina, Ignacio Henríquez, Agapito Alvarado,
Gallardo, Nicanor Fonseca, Calderón, Castellanos y el Capitán
Estanislao Pérez, que se lucio con su compañía de santanecos
derrotando a los «Camisas Rojas» y «Camisas Azules»; mas los
Capitanes Santiago Nuila y Domingo Chacon; los Tenientes
Casimiro Escobar, Manuel Gudiel, Bartolo Bonilla, José María
Nuila, Estanislao Figueroa, José María Peña, Juan Manuel Coto,
Federico Salazar, Basilio Guevara, Sargento José María Rojas,
Capitan Leal, Tenientes Hilario Duran, Sotego Choriego,
Gregorio Rivas, Sargento Salguero y Cabo Justo Ordóñez.

Asalto y Saqueo de Ahuachapán

El día 28 de Marzo de 1863

El Comandante del Departamento de Jutiapa, (Guatemala)


Coronel Leandro Navas, atacó la ciudad de Ahuachapán con 500
hombres, a las 6 de la mañana del día 28 de marzo de 1863; plaza
que estaba guarnecida con 67 soldados que se defendieron mas de
dos horas; pero la ciudad fue tomada, muriendo el Comandante en
ella, Coronel Francisco Moran, el Capitán Vicente Madrid y los
Tenientes Eduardo Mendoza y Vicente Salinas, 13 soldados y 2
civiles. La población fue saqueada e incendiado el edificio del
Convento y otras casas, y al saber que una fuerza de Chalchuapa
iba sobre el, se retiro hacia la frontera de su procedencia,

-53-
dejando varios muertos de los suyos, y llevándose el cadáver de
uno de sus jefes y el del oficial, Rafael Páez y más de 20 heridos,
que condujeron en hombros de prisioneros paisanos.

Asalto y Saqueo de Metapán

El 12 de Abril de 1863

El Coronel Leando Navas, Jefe Político y Militar de Jutiapa,


a la cabeza de 500 soldados guatemaltecos, asaltó y saqueó la
indefensa villa de Metapán el día 12 de abril de 1863; destruyó
los archivos de las oficinas públicas, incendiándolos y a las 12 del
mismo día salió llevándose presas varias personas entre ellas, a
los ciudadanos Olayo Magaña y Vicente Gomez, a quienes exigió
una fuerte suma por su rescate.

GUERRA DE EL SALVADOR Y
HONDURAS CONTRA NICARAGUA

En Abril del año de 1863

Con el fin de romper la alianza pactada entre Carrera,


Presidente de Guatemala, y Martínez, Presidente de Nicaragua,
que pretendían derrocar a los Presidentes de El Salvador y
Honduras, estos, después de los triunfos de Coatepeque y
Olancho, declararon la guerra a Nicaragua, y al efecto, enviaron
sus tropas hacia aquel país. El General Barrios destacó una
División al mando del General Eusebio Bracamonte, que salió a
unirse con las fuerzas hondureñas en Choluteca, y fue nombrado
General en Jefe del Ejército Expedicionario en Nicaragua y el
General Máximo Jerez, que inmediatamente invadió aquel
territorio, lanzó una proclama en el lugar de «Satoca».
El día 20 de abril de 1863, y el día 28 del mismo mes se encontró
en Telica, a dos leguas de la ciudad de León.

-54-
Combate de San Jacinto

El día 28 de 1863

Parapetado el ejército nicaragüense en los pretiles del cerro


de San Jacinto, puesto ventajoso, y en número de 1,500 hombres,
fue batido complementado por tres compañías vicentinas al
mando del Coronel Galanza y una brigada de artillería al mando
del Comandante Basel, en dos horas de reñidísimo combate,
distinguiéndose el Coronel Adolfo Zuniga; pero a su vez fueron
rechazados en los suburbios de León el día 29 del mismo mes,
quedando tales circunstancias, que se vieron obligados a buscar
las fronteras salvadoreñas.

El General Barrios fracaso también en su proyecto de


apoderarse por mar del puerto Corinto, mientras los nicaragüenses
tomaban el de amapala, y en tal situación, supo que el General
Carrera Movilizaba de nuevo su ejército para invadir a El
Salvador.

Asalto y Asesinatos en Candelaria de la Frontera

La noche del día 2 de Mayo de 1863

A las 12 de la noche del dia 2 de mayo de 1863, fue asaltada


la hacienda y el valle de Candelaria, en jurisdicción de Santa Ana,
por una fuerza guatemalteca de 50 hombres mandada por el
Oficial Darío Lorenzana, destacada de Jutiapa, y habiendo
capturado al alcalde auxiliar de dicha demarcación, don Manuel
Puquir, y a los ciudadanos don Vicente Ramírez y don Antonio
Ramos, los fusiló en el acto, despojándolos de cuanto tenían. Y
después de consumado el crimen, regresó al territorio
guatemalteco por el camino mita, llevándose prisioneros a los
hijos de una de las victimas y don Rafael Palma.

-55-
Nueva Invasión de Carrera
El día 7 de junio de 1863

Organizadas las tropas guatemaltecas destinadas a atacar a


Honduras y a El Salvador, Carrera salió de Guatemala el día 7 de
Junio de 1863 con dirección a la frontera salvadoreña y ocupó
Chalchuapa el día 21 del mismo mes, en unión del General José
Víctor Zavala, quedando el General Serapio Cruz en Atiquizaya
con 1,000 hombres; mientras el General Vicente Cerna vencía a
las tropas hondureñas en Santa Rosa de Copán.

Sucesos de Sonsonate
El día 27 de junio de 1863

A las 3 de la tarde del día 27 de junio de 1863, de improviso


se presentó una partida de tropas guatemaltecas, como de 60
hombres, al Gabildo Municipal de Izalco, donde se encontraba el
Gobernador del Departamento de Sonsonate, don Miguel Laizar,
encabezada por Juan Choto, Rafael Campo, Licenciado Ipiña,
Agustín Velado, un joven Arce y el Licenciado Zaldivar. Se
apoderaron estos del Gobernador, a quien Zaldivar dió de
bofetadas, llevándolo a Sonsonate para entregarlo al General
Zavala que ocupaba esa ciudad, quien lo puso inmediatamente
incomunicado.

Al siguiente día fue proclamado por los invasores


Barrientos, Zaldivar y otros emigrados, el Licenciado Francisco
Dueñas, como Presidente Provisorio de la República de El
Salvador.

Conspiración en San Salvador


El día 28 de Junio de 1863

Inesperadamente, procedente de Santa Ana, llegó al pueblo


de mejicanos el Presidente Barrios, acompañado de su Guardia de
Honor, el día 28 de Junio de 1863, que ya tenía conocimiento

-56-
de lo que se fraguaba en la capital y por la tarde ingresaba a ella
acompañado de don José Antonio González, hermano del General
don Santiago González, que venía protestándole adhesión y
respeto; pero para esa noche estaba preparada una sublevación
contra el Presidente, urdida por el mencionado González, que, al
considerarse descubierto, se escapó a media noche acompañado
de los señores Ireneo Chacon, Manuel Suárez, Manuel Meléndez,
Mariano Pinto y Emeterio Ruano, dirigiéndose a Chalatenango
donde iniciaron un levantamiento; pero habiendo fracasado con
en la capital, huyeron hacia Honduras.

Sublevación del General González en Santa Ana

El día 30 de junio de 1863

El Comandante General del Ejército, General Barrios,


retardo su regreso a Santa Ana, por los motivos antes indicados,
dando tal demora margen a que el mal aconsejado General
Santiago González, cometiese su traición; y el día 30 del mismo
mes de junio, a las 6 de la tarde, reunió el ejército en la plaza de
Santa Ana, fingiendo sus agentes una alarma, y mientras el ilustre
General Trinidad Cabañas, que tenía el mando en Jefe, había ido
al Campamento del General Osorio, publican que el Presidente
Barrios había sido desconocido en la capital y que era menester
que el ejército lo desconociera también y que se proclamase al
General González, su General en Jefe. Al regresar el General
Cabañas de su excursión, increpó a González su criminal
proceder, enrostrándole que comprometía el honor de la Nación, y
esto lo efectuaba a presencia de una veintena de Jefes y Oficiales
conjurados, revolver en mano, que proferían mil amenazas, y, por
no empeorar la situación, resolvió retirarse en la misma noche, y
asi lo efectuó, acompañado de los Generales Bracamonte y
Alvarado, de los Coroneles Mejía y Espinosa, don Manuel Lasala,
don Luís Beteta y otros. Antes que todo había salido

-57-
el Auditor de Guerra Licenciado Adolfo Zuniga, por quien se
tuvo en esta capital la primera noticia del atentado. Tras el
General Cabañas vinieron primero los Coroneles Bil y Matamoros
con el Batallón de esta capital, y poco después, el General Osorio
con su División, siguiéndole un sinnúmero de jefes, oficiales y
soldados. Los Generales Chico y Escalón, siendo los primeros en
el complot, se quedaron en Santa Ana con el General sublevado.

El dia 1°. de julio siguiente, el General González mandó a


tratar con el General Zavala en Sonsonate a don Simón Vides;
mas aquel Jefe puso preso a Vides, creyendo que iba con el fin de
engañarlo; pero al cerciorarse de la vedad, lo puso en libertad,
ordenándole que fuera a decir a González, que reconocieran al Dr.
Dueñas como Presidente Provisorio de la República.

Al mismo tiempo que a Sonsonate, salió el Licenciado


Vicente Loucel para Chalchuapa con misión de González para el
General Carrera; pero este contestó a González intimándole la
rendición de la plaza y que se uniera a sus fuerzas, adhiriéndose al
Acta de Sonsonate o que le entregara todo el armamento; todo en
el término de cuatro días. La repulsa de Carrera aterró a González
y entonces envió a conferenciar con él a don Manuel Gómez, que
nada consiguió: el dia 2 envió a don Manuel Sandoval y a otras
personas que no recabaron mas que la promesa de que continuaría
el armisticio. Amaneció el día 3 y las fuerzas guatemaltecas se
aproximaron a Santa Ana, presentándose un Ayudante de Carrera
intimando la rendición de la plaza, en nombre de este. Entonces
González, que rehusó rendirse, apresto las fuerzas existentes, que,
de 4,000 hombres habían parado en 1,200 mas el batallón de
Santa Ana, disparar un tiro, se retiro desbandándose; lo mismo
hicieron otras tropas, quedando mas o menos 700 hombres.

-58-
Combate de Santa Ana

El día 4 de julio de 1863

A las 8 de la mañana del día 4 de julio de 1863 3000


guatemaltecos iniciaron el ataque a Santa Ana, y por todos lados
fueron rechazados. Sin embargo, una gruesa columna de
guatemaltecos logró, como a las 12 del día, apoderarse de un
reducto; pero pronto fue rechazada también. Continuó la pelea
hasta anochecer. Herido el General González en la mano derecha,
desamparo su fuerza y tomó el camino de Coatepeque, no parando
sino hasta Opico. Los Generales Escalón y Chico también
desaparecieron, y sin Jefes las tropas, siguieron peleando hasta las
dos de la mañana. Los artilleros clavaron las piezas e inutilizaron
el parque. Al amanecer del día 5 entró el enemigo, matando a
todos los heridos que encontró, sin excepción ninguna, y se
entregó al saqueo general de todas las casa.
Quedaron en poder del enemigo 8 cañones, más de 2,000
fusiles y rifles; mucho parque y 10,000 pesos que había en la
Tesorería del Ejército.

Sucesos de Suchitoto

El 27 de Julio de 1863

A principios del mes de julio de 1863, después de la huída


de los conspiradores de San Salvador, se unió el General Mariano
Hernández a las fuerzas del General Cerna, que ocupaba
Suchitoto, y habiéndolo dejado éste Jefe en esa plaza con 400
hombres, en la madrugada del día 27 del mismo mes, fue
completamente deshecho por una columna destacada de la capital
por el General Barrios.

-59-
Digna Actitud del General Barrios

A mediados de Agosto de 1863

A mediados de agosto de 1863, el General Barrios,


queriendo evitar que se siguiera derramando la sangre de sus
conciudadanos y salvar el país de la anarquía, propuso al General
Carrera, por medio del Cuerpo Diplomático residente en
Guatemala, que resignaría el poder en la persona llamada por la
ley y se desocuparía el territorio salvadoreño, a cambio de que los
invasores regresasen a sus respectivos países, puesto que la
guerra, según Carrera, era contra la personal de Barrios,
considerado, como el perturbador de la paz en Centro América, y
no contra el pueblo salvadoreño; pero Carrera contestó que no
bastaba con que Barrios dejase el poder y se expatriara: que era
indispensable que ocupase la Presidencia de la República el
Licenciado Francisco Dueñas.

Avance de las Fuerzas Aliadas Sobre San Salvador

En Agosto del año 1863

Cuando el General Carrera, supo, a mediados de agosto


de 1863, que el General Cerna se aproximaba por el camino de
Chalatenango, procedente de Honduras, y que los nicaragüenses
se acercaban por San Miguel, movilizó su ejército sobre la ciudad
de San Salvador.

El General Cerna, en sus partes rendidos a Carrera,


recomienda especialmente a los Jefes y Oficiales que le
acompañan: General Santiago González, Coronel Balbino
Espinosa, Tenientes-Coroneles Horacio Parker, José Maria Rivas,
Comandante de Cojutepeque, Francisco Iraheta, Pedro Falla, José
Dolores Molina e Ignacio Molina; a los Capitanes Francisco
Rivas y Vega y Obdulio Espinola y al Teniente Lisandro Letona.

-60-
Consejo de Generales
En Agosto del año de 1863

«Consejo de Generales reunidos para juzgar al Capitán


Simón Calderón y al Teniente Vaquerizo, preso el primero por
haberse fugado frente al enemigo, en San Miguel Tepesontes,
cuando mandaba en Jefe una partida de tropas que fueron a dicho
pueblo en comisión del Gobierno, después de oídas las
declaraciones de varios testigos y la defensa que del supuesto
culpable hizo el Coronel Matamoros, lo condenó ayer a ser
degradado públicamente delante del Ejército. El Teniente
Vaquerizo, acusado de haber intentado seducir alguna tropa para
que se pasase el enemigo, y por haberle encontrado un mapa de la
ciudad y sus principales atrincheramientos, que se presumía era
para Carrera, fue también condenado a degradación pública,
prisión mientras el enemigo permanezca en nuestro territorio, y
destierro perpetuo de la República después que aquel la haya
evacuado». «Ambas causas están ahora a presencia del General
en Jefe por si tiene a bien confirmar la sentencia pronunciada por
el Consejo».

Excursión del Coronel Ramírez

El 12 de Agosto de 1863
El 12 de agosto de 1863, el Coronel Ramírez con 50
hombres voluntarios volcaneños de San Salvador, tomó el pueblo
de Quezaltepeque, haciendo al enemigo 7 muertos, y capturando
20 fusiles y cogiendo 5 prisioneros que condujo a la capital, de
donde había salido la noche antes.

Los Duendes

«Los Duendes»: así se llamó una expedición compuesta de


150 hombres que el General Barrios destaco de la capital,

-61-
Al mando del Teniente-Coronel Calixto Luna, a mediados de
agosto de 1863, con la misión de ir a Santa Ana para asustar al
enemigo que estaba en aquella plaza y animar a los dispersos que
dejara el General González, para que ingresaran a reunirse con sus
camaradas a la capital; pero esos «Duendes» no se conformaron
con asustarlos, sino que tomaron la plaza de Santa Ana, haciendo
muchos prisioneros y capturando muchas armas, y de allí se
dirigieron a Chalatenango, cuya plaza atacaron; pero no tomaron
por falta de parque, regresando a su base de operaciones,
habiendo sufrido pocas bajas y dejando sembrado el terror en los
enemigos.

Indignación Pública

1°. de Septiembre de 1863

Con fecha 1°. de Septiembre de 1863 circuló una protesta


titulada: «Indignación Pública», repudiando el proceder de las
autoridades guatemaltecas, que en la capital de aquella República
pisotearon las banderas salvadoreñas cogidas en Santa Ana el 4 de
julio último; firmada por algunos oficiales defensores de la plaza
de San Salvador, y son los siguientes: Comandante Santos
Valencia, Capitán Mayor Candelario Ibarra, Capitanes Nicolás
Garay, Benito Belloso, Juan Somoza, Antonio Gamero, Laureano
Campos, Eduardo Sazo y José María Saravia; y los Tenientes
Manuel Ramírez, José María Angulo, Doroteo Pineda, José D.
Macias, Eleuterio Flores, Félix Molina, Bernardino Avila, y los
Sub-Tenientes Vicente Guadrón, Cosme Canizales, Francisco
Panameño, Idelfonso Paniagua, José María Martínez, Agapito
Escalante, Sebastián Cardoza, Octavio Valdés, Blas Minero,
Manuel Flamenco, Lisandro Villacorta, Ramon Chica, Filadelfo
P. Sosa, Ignacio Esquivel y Miguel Morales.

-62-
Excursión del General Barrios
El 5 de Septiembre de 1863

El día 5 de septiembre de 1863 salió el General Barrios de la


capital, acompañado del General Bracamonte, con 200 hombres
sobre Soyapango, por haber tenido noticias de que el enemigo
estaba en ese pueblo; pero no estando sino mas allá, mando al
General Bracamonte que diera un rodeo y lo atacara por la
retaguardia, mientras él lo batía de frente; en efecto, atacáronlo a
dos fuegos y lo derrotaron, haciéndole varios muertos y
quitándole armas, municiones y bestias.

Exposición de Varios Oficiales


El 17 de Septiembre de 1863

El Primer Batallon de la División «Bracamonte» con fecha


17 de septiembre de 1863, elevó a la Superioridad la exposición
que literalmente dice:« EXPOSICIÓN. Excelentísimo Señor
Capitan General, General en Jefe del Ejército y Presidente de la
República, don Gerardo Barrios excelentísimo Señor: –Los Jefes,
Oficiales y Tropa del Primer Batallón de Tiradores de la División
«Bracamonte»: Tenemos la honra de manifestaros, que si el
gobierno se encontrase, en cualquier tiempo, en alguna dificultad
o escasez de recursos, nosotros todos exigimos ser también
participes de las necesidades de la Patria, lo mismo que lo hemos
sido de sus glorias y abundancia. Pero desde hoy, Excelentísimo
Señor, deseamos que se nos admita la renuncia, que
espontáneamente hacemos a favor del Erario, de la tercera parte
de nuestro diario, y si las circunstancias lo demandasen algún día,
estamos resueltos a alimentarnos, si fuere necesario, con el
correaje de nuestras fornituras ennegrecidas en los campos de
Coatepeque, antes que el pérfido invasor profane con su planta
nuestro patrio suelo. Si Excelentísimo Señor, estamos resueltos
hasta esa extremidad, y solo con nuestra muerte podrá triunfar

-63-
Carrera y el puñado de traidores miserables que lo acompañan,
pues los tiradores tenemos el legitimo orgullo de alzar nuestras
fuentes a presencia de todo Centro América y del mundo entero,
sin que la traición ni la cobardía las hayan manchado jamás.
Nosotros amantes de la independencia y libertad de nuestra Patria
y de su gobierno legitimo, por su santa causa, pelearemos, bien lo
sabéis Excelentísimo Señor, hasta derramar la última gota de
sangre a vuestro lado, y así estamos seguros que lo harán todos
nuestros compañeros. San Salvador 17 de septiembre de 1863.
Comandante, Coronel Wenceslao Matamoros; Capitán Mayor,
Doroteo Funes; Capitán de Tiradores, Agustín Rosales; Capitán
de la Primera, Estanislao Pérez; Capitán de la Segunda, Casildo
Cubías; Capitán de la Tercera, Salvador Orantes; Capitán de la
Cuarta Regino Monterrosa; Capitán de la Quinta, Luís Quiroa.
Tenientes: Jeremías Luna, Manuel Flores, Tomas Moreira, Santos
Sánchez, Pedro J. Avela, Felipe Villavicencio, Eusébio Saravia,
Sotero Choriego, Marcos Meléndez, Concepción González, José
Maria Campo, Ignacio Rosales, Ildefonso Cerro, Asunción Velis,
Santiago Pérez, Jacinto Parracia, Pío Castillo, Francisco Zamora,
Teodoro Mejia, Teodoro Rodríguez, Ignacio Marcial, Prudencio
Parada, Francisco Argumedo, Daniel Pacas, Benito Agreda, Juan
Gabino Custodio y Jesús Suárez».

Carrera se Aproxima a San Salvador

El día 11 de Agosto de 1863

El día 11 de agosto de 1863, llegó el General Carrera,


acompañado de los Generales Serapio Cruz y José Víctor Zavala,
a Quezaltepeque, con 3,000 hombres, dispuesto a establecer el
asedio formal de la ciudad capital.
El día 10 de septiembre siguiente, estaban ocupados
Tonacatepeque, Soyapango y la ciudad de Santa Tecla, de donde
el General Zavala en nombre de Carrera pidió la rendición de San
Salvador al General Barrios. Véase las comunicaciones cruzadas
entre ambos Jefes, que a continuación se insertan:

-64-
«Mayoría General del Ejército Expedicionario de la
República de Guatemala.–Nueva San Salvador , septiembre 18 de
1863. –Señor General don Gerardo Barrios: –Teniendo ya
reunidos todos los elementos que pudiéramos tener necesidad
para tomar a viva fuerza esa ciudad, podríamos desde luego
verificarlo; pero deseando, al mismo tiempo evitar los males
incalculables que irremediablemente deberan sufrir, tanto la
ciudad misma, como muchos de sus inocentes moradores, he
recibido instrucciones del Excmo. Señor Presidente, General en
Jefe del Ejército, para dirigirme a Ud. como lo hago, intimándole
la rendición de la plaza, en el perentorio término de cuarenta y
ocho horas; en cuyo caso nada tendrán que temer sus habitantes, a
quienes se darán las mayores garantías en sus personas y
propiedades; pero, si pasado el termino, la ciudad fuese tomada,
como lo será a viva fuerza. Ud. será responsable ante Dios y los
hombres, de los incalculables males que se originen; conviniendo
en ese caso que Ud. haga salir de su recinto a los extranjeros,
ancianos, mujeres y niños; disminuyéndose así, hasta cierto
punto, los terribles estragos que puedan ocasionar el bombardeo
que Ud. se empeña en acarrear sobre la capital de esta República.
No puedo figurarme que quepa en el corazón de un verdadero
salvadoreño, la idea de ocasionar tan grandes como inevitables
desgracias, en cambio de unas pocas horas de un mando
puramente nominal. Y me lisonjea la seguridad de que Ud.
aceptara esta intimación, que se ha publicado por la prensa, para
conocimiento del publico, y que Ud. considerara como una tabla
de salvación, que tengo mucho gusto en proporcionarle, tanto en
beneficio del pueblo salvadoreño, como en el de Ud. mismo, a
quien siempre he profesado amistad, y de quien me repito atento
seguro servidor. –J. Víctor Zavala ».
‫٭ ٭‬
‫٭‬
San Salvador, septiembre 18 de 1863. –Señor General don
José Víctor Zavala, Segundo Jefe del Ejército de Guatemala.
–Mi Estimado Amigo: –Acabo de recibir su comunicación oficial

-65-
fecha de hoy, en la cual me notifica de orden del General Carrera
la rendición de esta plaza en el perentorio término de cuarenta y
ocho horas, ofreciendo garantías a todos los habitantes de esta
población, y en el caso de que no se rindan las armas, protesta
Ud. ante Dios y los hombres que yo seré el responsable de los
males que se originen. Me indica Ud. además que hará salir a los
extranjeros ancianos, mujeres y niños, para disminuir los
estragos del bombardeo. Mi amigo: me alegro mucho al observar
que Ud. está siempre de buen humor, inventando para darle
expansión a su genio, y que ni los trabajos de la campaña le
quitan sus travesuras. Ud. me ha dirigido su citada carta en forma
oficial, creyendo espantarme para vengarse del susto que le dieron
«Los Duendes» al ejército guatemalteco con las bombas de
cartón. Por lo que a mí toca, ha llevado chasco completo, porque
conozco su genio travieso; pero por lo que respecta a las viejas
que han trascendido su broma, no se la perdonaran, pues noto en
este momento que corren con sus «bombones» por las calles
pidiendo a gritos que las dejen salir de las trincheras, para que no
las maten y quemen los bombones de Carrera: son sus propias
palabras. Mi amigo respete otra vez la ancianidad. No le
perdonarán jamás las viejas el susto que les ha dado Ud. y antes
que lo maldigan rogando a Dios que se le seque la mano derecha,
procure reconciliarse con ellas volviéndoles su tranquilidad,
declarando en el Boletín que todo lo del ataque a la plaza y
bombardeo, ha sido para dar motivo de reír. Cuanto he dicho lo
creo de buena fe; no puedo pensar que el Mayor o Segundo Jefe
del Ejército de Guatemala, sea considerado por el General
Carrera, como el órgano para comunicarse directamente con el
Presidente legitimo de esta República, y si he abierto el pliego a
que me refiero, fue en la inteligencia de ser una carta particular.
Si fuese un asunto serio la intimación que se hace de rendir las
armas, estaría yo muy contento por ser Ud. quien me comunica la
voluntad y deseos del General Carrera. Recuerdo que Ud. en
febrero de este año, se dirigió desde Chingo al Ministro de
Relaciones de esta República,
-66-
notificándole que en derechura venía a esta capital, que ocuparía
irremisiblemente con su División de «vanguardia»; y según
noticias, mudó de parecer el General Carrera, y regresó desde
Coatepeque hasta Guatemala. Ahora es Ud. él mismo y por cuyo
conducto se comunica que quiere el General Carrera ocupar esta
plaza; es consiguiente que yo espere que se arrepienta en las rodas
de la ciudad, y se marche a la de Guatemala, por lo cual no he
creído oportuno fijarme en la proposición, no sea que me quede
esperando los huéspedes. Cuídese mucho y mande a su afectísimo
S.S. Q.S.M.B. –Gerardo Barrios».

Sitio de San Salvador


Del 29 de septiembre al 26 de Octubre de 1863

Es el día 22 de septiembre de 1863. Los ejércitos aliados se


movilizaron sobre San Salvador, y el General Carrera estableció
su cuartel general en San Jacinto, y cuando consideró que los
defensores de la plaza no podrían recibir auxilios de ninguna
especie, ordenó que toda su artillería, emplazada en las alturas del
cerro, abrieran sus fuegos sobre la ciudad. El bombardeo duró
todo el día 29, hasta entrar la noche; había empezado al rayar el
día, y de la plaza se correspondió de igual manera. El día 30 se
reanudó el combate de artillería de ambas partes, suspendiéndose
al entrar la noche. El día 1°. de octubre siguiente, volvió el
combate de artillería, suspendiéndose como a las 12, que el
General Carrera ordenó un ataque general a la plaza, con
numerosas fuerzas de infantería; pero fue rechazado en todas
partes con grandes pérdidas. Volvió el bombardeo casi continuo
durante muchos días, y una que otra carga de infantería a los
sectores de la plaza; pero siempre sin resultado favorable para
Carrera. Así transcurrieron los días del sitio, en una lucha
porfiada y sangrienta; pero después de 20 días de heroísmos, las
municiones empezaron a escasear, los mismos que las provisiones
de boca; más, sin embargo, el espíritu guerrero no decaía. Llegó
el momento de hacer balas hasta de las varillas de los
-67-
balcones de las casas, se cargaban los fusiles con clavos, aldabas,
bisagras, y piedras y no se escaparon ni los tipos de imprenta, el
agua había que conquistarla a tiros, pues las corrientes del
Acelhuate y las de Las Oscuranas, estaban en poder de los
sitiadores. Muchas casas habían sido incendiadas; cada día se
libraban sangrientos combates en las calles de la ciudad,
especialmente por los sectores del Calvario, por el lado del
Panteón y Santa Lucía. Así llegó el día 26 de octubre de 1863, y
por la noche de ese día, el General Barrios evacuó la plaza
abriéndose campo a la bayoneta y tomando el camino de Apopa;
pero antes, el Alcalde del Barrio de San José, Capitán don
Laureano Campos, incendio su propia casa para que las hordas de
Carrera no profanasen su humilde hogar, según él dijo, y juró no
quitarse las bardas jamás en señal de duelo, juramento que
cumplió aquel hidalgo soldado e ilustre patriota.
El General Carrera ocupó la ciudad por la mañana del día 27
del mismo mes. Y la soldadesca se dedicó a sus acostumbrados
saqueos y asesinatos.
El día 28 el Coronel Juan José Barrientos atacó al General
Barrios en el llano de El Ángel y en Apopa. En el Guayabal se
parapeto el General Barrios y rechazo al Coronel Gregorio
Solares; pero continuó su retirada, perseguido por el General
Santiago González, que lo fue tiroteando hasta la hacienda de San
José Arrazola. En Sebastián fue capturada la vanguardia del
General Barrios, comandada por los Coroneles Alejo Cáceres y
Luciano Argote; pero los barristas los rescataron después de un
reñido encuentro. De San Miguel salió el General Florencio
Xatruch con el objeto de detener al General Barrios; pero su
empeño fue infructuoso, pues éste logró embarcarse el día 18 de
noviembre del mismo año, disfrazado de marinero, a bordo de un
barco de guerra ingles que lo condujo a Panamá, y para burlar la
vigilancia de las autoridades, sus amigos dieron una fiesta en el
puerto a los marinos del barco, quienes al regresar de noche a
bordo, lo llevaron entre ellos.
-68-
El General Carrera hizo pasar por las armas, pocos días
después, en Santa Ana, a muchos de los vencidos, inclusive al
Ministro de Guerra don Manuel Irungaray, que se había escapado
de San Salvador en unión de don Eugenio Oyarzun y don Luciano
Luna, capturados en Atiquizaya.

Decreto del Gobierno de El Salvador Suspendiendo sus


Relaciones con el de la República de Costa Rica

El 3 de Enero de 1865

Con fecha 3 de enero de 1865 se dió el decreto que dice: El


Presidente de la República de El Salvador. –CONSIDERANDO:
Que el perturbador de la paz de Centro América don Gerardo
Barrios, ha llegado a Costa Rica y que es necesario prevenir con
medidas precautorias los males que este hecho pueda causar a El
Salvador: que si el Gobierno de Costa Rica tiene el derecho de dar
asilo a las personas que guste, el de El Salvador tiene el deber de
conservar, por los medios que estén a su alcance, el orden y la paz
de esta República, se ha servido decretar lo siguiente: Artículo
Primero.– Quedan cortadas las relaciones de toda especia con la
República de Costa Rica, y no se dará curso a ninguna
correspondencia que venga de aquel país ni a la que se dirija de
esta Republica para aquella. Las cartas u oficios que vengan antes
del tiempo necesario para que se sepa esta providencia, serán
devueltas al lugar de su procedencia. Artículo Segundo. –No se
permite en nuestros puertos y fronteras el desembarque ni
introducción de ningún pasajero procedente de Costa Rica, y los
que lleguen por no haber sabido a tiempo esta prohibición;
quedan sujetos a un escrupuloso registro. Artículo Tercero. –Los
que de cualquier manera contravengan a lo dispuesto en este
decreto y a los que se les apruebe por algún medio, que mantienen
correspondencia con don Gerardo Barrios o sus agente, sufrirán la
pena de seis meses de trabajos forzados con cadena, si fueren
-69-
centroamericanos, y si extranjeros serán desterrados de la
República. Artículo Cuarto.– Estas penas se impondrán
gubernativamente y no podrán conmutarse sino por impedimento
físico. Artículo Quinto.– Los empleados omisos o morosos en el
cumplimiento de esta disposición, perderán sus empleos y serán,
además castigados según su falta. Artículo Sexto.– El presente
decreto regirá mientras el perturbador Barrios permanezca en
Costa Rica. Lo tendrá entendido el Ministro de Relaciones
Exteriores y dispondrá lo necesario a su cumplimiento. Dado en
San Salvador a 3 de enero de 1865. .–Francisco Dueñas.–El
Ministro de Relaciones Exteriores: Gregorio Arbizú.»

Pronunciamiento del General Cabañas en San Miguel

El 15 de Mayo de 1865

Al divulgarse la muerte del General Carrera, Presidente de


Guatemala, acaecida el 14 de abril de 1864, creyeron los liberales
llegada la oportunidad de restablecer en la Presidencia de la
República al General Gerardo Barrios, que se encontraba
emigrado en Costa Rica, y el 15 de mayo de 1865 el General
Trinidad Cabañas promovió un alzamiento en San Miguel,
desconociendo la autoridad del Dr. Francisco Dueñas, quien envió
a sofocarlo a los Generarles González y Florencio Xatruch.
Cabañas que se había dirigido al puerto de La Unión para
recibir a Barrios, fue atacado allí por las fuerzas de González y
Xatruch y completamente derrotado el día 29 siguiente, (digno de
mencion es el valor temerario del General Cabañas, que al verse
derrotado, se dirigió solo, por entre las fuerzas enemigas en busca
del General Xatruch, a quien le disparó varios tiros a quema ropa
sin lograr herirlo; pero los ayudantes de éste hicieron fuego contra
Cabañas, infiriéndole dos heridas), pudo escaparse, buscando
refugio a bordo de un barco de la marina norteamericana, dejando
muertos en el puerto al Comandante de éste. Coronel Clemente
-70-
Cierra y a su segundo Coronel Lorenzo Torres, mas ocho oficiales
y varios músicos de la Banda Marcial. Cabañas se defendió con
650 hombres, siendo atacado por un número más o menos igual.
El combate terminó a las 3 de la mañana, habiéndose distinguido,
de parte de las fuerzas de González y Xatruch, el Coronel Felipe
Barrientos; los Tenientes Coroneles, Luciano Hernández y Luís
Cruz; los capitanes Antonio Zaragoza, Rafael Lara, Abdulio
Espinola y Victoriano Hidalgo; los Tenientes Lisandro Letona,
Antonio Villatoro y Miguel Pérez; los SubTenientes Manuel
Contreras, Miguel Barraza y Ramón Xatruch; el Coronel
Indalecio Miranda, Jefe del Batallón Vicentino y con él, el
Coronel Inocente Marín, los Capitanes Francisco Rivas y
Francisco Burgos, y el Sub-Teniente Manuel Flores.

Captura y Muerte del General Gerardo Barrios


El 29 de Agosto de 1865

En ex - Presidente Gerardo Barrios, que procedente de Costa


Rica se dirigía a La Unión, a bordo del barco Manuela Planas, se
vio obligado, por haber un rayo desarbolado su nave, a arribar al
puerto nicaragüense de Corinto, en donde fue hecho prisionero, de
orden del Presidente de la República General Martínez, quien
después de varias gestiones diplomáticas, convino en entregarlo al
gobierno de El Salvador, bajo la condición de que fuese respetada
su vida.
Conducido a San Salvador y encerrado en la cárcel pública,
fue el General Barrios sometido a un Consejo de Guerra, que le
condeno a muerte, a pesar de la defensa que le hiciera el Coronel
Domingo Fagoaga, y la elocuentísima que él se hiciera por mas de
cinco horas, sentencia que se ejecutó a las cuatro y media de la
mañana del día 29 de agosto de 1865, al pie de La Ceiba que se
encuentra a la entrada del cementerio de la ciudad capital.
-71-
Revolución en El Salvador

El 5 de Marzo de 1871

La emigración salvadoreña fue auxiliada por el Presidente


de Honduras, General don José Maria Medina, quien rompió sus
relaciones con el Doctor Dueñas y le declaró la guerra en 1871. El
5 de marzo invadió el territorio una columna hondureña. Que fue
derrotada en Pasaquina por el General Florencio Xatruch; pero
otra que tomó el camino de Sensuntepeque, llegó a la población,
en la que fue proclamado Presidente Provisorio el General
Santiago González, quien a fines de marzo ocupó la ciudad de
Santa Ana, donde fue atacado por las fuerzas del Gobierno,
mandadas por el General Tomás Martínez, durante los días 7 a 10
de abril, siendo estas rechazas, mientras los revolucionarios se
apoderaban de San Miguel, y del puerto de La Unión.
La batalla de Sana Ana abatió el poder del Dr. Dueñas que
propuso un arreglo; pero sin esperar contestación, se refugió en la
Legación Americana, cuando supo que los revolucionarios, al
mando del General González, marchaban sobre la capital, en
donde hicieron su entrada sin encontrar resistencia, el día 15 del
mismo mes.
El Presidente de Honduras concertó la paz con el nuevo
Gobierno establecido en San Salvador.

GUERRA DE EL SALVADOR Y
GUATEMALA CONTRA HONDURAS

El año de 1872

Para contener la reacción conservadora, los Gobiernos de El


Salvador y Guatemala decidieron hacer la guerra a Honduras, y
tres columnas del ejército salvadoreño la invadieron, una por el
camino de Nacaome, al mando del General Miguel Espinosa, que
-72-

derrotó a los hondureños en Sabana Grande, y ocupo Tegucigalpa


el dia 9 de mayo de 1872; la otra por el Golfo de Fonseca, a las
ordenes del General Ricardo Streber, que ocupo Amapala, y la
tercera por el camino de Chalatenango, comandada por el
Presidente González, la cual desalojo de Gracias al General
Medina. González estableció allí un Gobierno Provisorio,
presidido por el Licenciado don Céleo Arias.
El Presidente de Guatemala, General García Granados,
desde el 8 del mismo mayo marchó al frente de las tropas a la
frontera hondureña y se unió en Gracias al ejército salvadoreño, la
columna guatemalteca del General Gregorio Solares.
Medina, después de haber sido rechazado en Comayagua, se
retiro a Trujillo y se embarco para Omoa, e internándose hasta
San Pedro Sula, fue derrotado por los salvadoreños en la acción
de Santa Cruz, el día 12 de julio siguiente, corriendo igual suerte
en Santa Bárbara el día 26. Poco después fue hecho prisionero.

Guerra de Guatemala y El Salvador en Honduras

El año de 1873

Por Oriente de Guatemala surgió un movimiento


revolucionario encabezado por don Enrique Palacios, en julio de
1873, que al ser rechazado, se internó en territorio hondureño al
perseguirle las tropas del Gobierno.
Las fuerzas que perseguían a Enrique Palacios se internaron
tambien en territorio de Honduras, y le alcanzaron y derrotaron a
orillas del río chamelecón, el 09 de agosto permaneciendo dichas
tropas en el Departamento de Gracias, en donde se les unió una
columna salvadoreña que iba en apoyo de don Céleo Arias.
Combatido también por los reaccionarios que se habían
apoderado, desde el mes de junio anterior, del puerto y castillo de
Omoa.
-73-
Los Presidentes Barrios y González conferenciaron entonces
en la población fronteriza de Chingo para decidir sobre los
asuntos de Honduras, y convencidos de que el Gobierno de Arias
era incapaz de dominar aquel movimiento, dispusieron sustituirle
por el General Ponciano Leiva, que inauguró su administración en
Choluteca el 23 de noviembre de 1873, y como Arias se opusiera
a tal resolución, las tropas aliadas se movilizaron de Gracias sobre
Comayagua, de donde fue desalojado aquel gobernante, mientras
el General salvadoreño Juan José Samayoa se apoderaba del
puerto de Amapala en diciembre del mismo año.
Aceptado por los pueblos de Honduras, el General Leiva fue
electo Presidente Constitucional en 1874, e inauguró su período
en febrero de 1875.

Administración del Mariscal González en El Salvador

En los años de 1872 a 1876

La disposición del Gobierno haciendo cesar los efectos del


Concordato y la ley secularizando los cementerios, causaron mala
inteligencia entre el Gobierno y la autoridad eclesiástica. La
cuestión se debatió acaloradamente por la prensa de ambas
autoridades.
Una constitución emitió la nueva Carta Fundamental en
1873.

Asesinatos en San Miguel

El 21 de Junio de 1875

Con sutiles pretextos pero en realidad disgustados y


ofuscados por el fanatismo religioso, a causa de las reformas
introducidas en la nueva Carta Fundamental, el Prebistero José
Manuel Palacios, cura de San Miguel, lanzo contra las autoridades
civiles y militares de la ciudad, una cuadrilla de facinerosos
-74-

encabezada por Resalió Santana, Nicolás Benavides, Simón


Manzanares, Félix Granillo y otros, atacando las turbas, la noche
del dia 20 de junio de 1875, la casa del cuartel. Los asaltantes
entraron y asesinaron al Gobernador y Comandante General
Felipe Espinosa; a su segundo, General Juan Manuel Castro, y a
varios soldados de la guarnición, al Jefe de Serenos, Trinidad
Coello, y al Señor Narciso Benítez; se dirigieron a las cárceles y
pusieron en libertad a los reos; cortaron las líneas telegráficas
para el interior de la República; saquearon los almacenes
comerciales e incendiaron varias casas; durante el día y la noche
del 21 cometieron atrocidades; pero el día 22 se presentó el
Coronel Domingo Vásquez, que llegado del puerto de Amapala,
los atacó y capturó, dando cuenta con ellos a las autoridades, y el
dia 27 del mismo mes fueron fusilados 14 bandidos.

GUERRA ENTRE GUATEMALA Y EL SALVADOR

El Año de 1876

Como el General Leiva, Presidente de Honduras, no


cumplió sus compromisos con el General Barrios, éste, de
acuerdo con el nuevo gobernante salvadoreño, don Andrés Valle,
apoyo al General don José María Medina, que se había
proclamado Presidente de Honduras en la ciudad de Gracias, en el
mes de marzo de 1876.
Valle, en vez de apoyar a Barrios en aquella ocasión, como
se convino en las conferencias de Chingo, se unió a Leiva y
acogió a los emigrados guatemaltecos para atacar a Barrios.
Entonces tropas salvadoreñas, unidas a las de Honduras,
rechazaron al General Medina en la acción de «Los Naranjos»,
por lo cual Barrios corto sus relaciones con el gobierno de El
Salvador, aceptando la guerra provocada.
El ejército salvadoreño cubrió las fronteras guatemaltecos
con la División del Mariscal González; las del Norte, con la
-75-
del General Santiago Delgado, y la Oriental, con la del General
Miguel Brioso; mientras, el General Barrios enviaba sobre
Honduras parte de su ejército al mando del General Gregorio
Solares, a la que iba agregada parte de la emigración salvadoreña,
a las órdenes del General Indalecio Miranda.

Acciones de «El Platanar» y Apaneca

El 25 de Marzo de 1876

Desde el 10 de marzo de 1876 había declarado el Gobierno


de El Salvador el estado de sitio en la República. Los
guatemaltecos avanzaron sobre sus fronteras occidentales,
habiendo tenido lugar el primer encuentro el día 25 de marzo en
la hacienda «El Platanar», en donde fueron derrotados los
salvadoreños, y Barrios ocupó las plazas de Ahuachapan y
Chalchuapa.
Los Generales Solares y Miranda, que marchaban por la
frontera meridional de Honduras, invadieron a El Salvador por
Oriente, dividiendo sus tropas: 500 hombres a las órdenes de
Miranda que ocupo la ciudad y puerto de La Unión, y Solares,
con 2,000 hombres, se dirigió sobre Pasaquina, mientras los
guatemaltecos, por Occidente, se apoderaban y perdían
sucesivamente el pueblo de Apaneca.

Batalla de Pasaquina

Los Días 17,18 y 19 de Abril de 1876

El General Brioso, Jefe de la División de Oriente,


compuesta de 1,500 hombres, salió de San Miguel y se situó en el
pueblo de Santa Rosa de Lima, donde empezó a fortificarse.
La División estaba organizada así: 800 hombres al mando
del General Fernando Figueroa y 700 hombres al mando del
Coronel Benjamín Molina Guirola; este Jefe fue destacado por
-76-
el General Brioso para contener el avance del enemigo que
amenazaba por el lado del río Lempa, al que batió al pasar el río,
lo persiguió y desalojo de Mapulaca y por último lo derrotó en
«El Portillo», replegándose al grueso del ejército en Santa Rosa
de Lima.

El General Brioso mando al General Santiago Delgado con


una diminuta fuerza a ocupar el pueblo de Pasaquina en la
mañana del día 17 de abril de 1876, donde fue atacado por el
General Solares en la misma mañana; pero el General Delgado se
defendió heroicamente hasta perder la vida, sustituyéndole en la
defensa los Coroneles Ignacio Henríquez y Jerez, hasta que, como
a las 2 de la tarde, atacaron a los guatemaltecos los Generales
Fernando Figueroa y Longino Sánchez; el primero por el centro
con 150 hombres y el segundo por el flanco derecho con 100 lo
desalojaron de «Las Lomas de la Pelea», y lo cargaron a la
bayoneta hasta hacerlos desocupar la parte de la población
ocupada, derrotándoles completamente.

El General Miranda salió de La Unión con su fuerza y logró


reorganizar la diezmada de Solares y volvieron al ataque
ocupando el cerro de «El Partideño» y «Las Lomas de la Pelea»,
de donde tirotearon la plaza durante todo el día 18, y como nunca
llegaran los refuerzos ofrecidos desde la capital, el día 19 no
pudieron resistir el formidable ataque que se les hizo, viéndose
obligados a romper el cerco a punta de bayoneta y dirigirse a San
Miguel, pero sin dejar sus heridos, entre los que iban el General
Figueroa y el Coronel Molina Guirola.

En el campo de batalla quedaron mas de 600 muertos, y


entre ellos los guatemaltecos General Cuevas con muchos Jefes
Oficiales y de parte de los salvadoreños, además del General
Delgado, los Coronel Ignacio Enríquez y el valiente Jerez.
-77-
Batalla de Apaneca

El 14 de Abril de 1876

Mil guatemaltecos salieron de Atiquizaya y ocuparon


Apaneca.
El General Francisco Menéndez salió de Ahuachapán,
ocupo Ataco y se apoderó de La Cumbre, interceptando las
comunicaciones entre Apaneca, Atiquizaya y Chalchuapa.
El día 13 de abril de 1876, los guatemaltecos presentaron
acción entre 8 y 9 de la mañana y se empeñó el combate.

Los Generales Andrés Van Severen y Estanislao Pérez, con


1200 hombres, ocuparon Juayúa, amenazando la retaguardia del
enemigo y prologándose los fuegos del lado de Átaco y «La
Cumbre».
Las tropas enemigas que estaban en Montúfar, marcharon
hacia Tacuba, amenazando Ahuachapán, que Barrios quería ocupa
a todo trance.

El día 14, a las 8 de la mañana, ocuparon los salvadoreños el


pueblo de Apaneca, después de un dilatado y reñido combate. El
enemigo huyó dejando sus heridos, y el Coronel Carlos Molina lo
persiguió con 200 hombres.

El General Menéndez hizo un movimiento de flanco para


unirse a los Generales Van Severen y Pérez que atacaban por el
lado de Juayúa. Los Coroneles Molina y Carlos Zepeda salieron a
su persecución con 600 hombres.
Las bajas de ambos ejércitos fueron numerosas, y entre ellas
se contó el valiente Coronel Florencio Lira, de parte de los
salvadoreños.
El Coronel Agustín Aguilar, con 300 hombres, reconoció el
campo, encontrando en el un cañón, muchos fusiles y bastantes
cartuchos.
-78-
Batalla de Ahuachapán

Del 18 al 21 de Abril de 1876

El General Francisco Menéndez reconcertó sus fuerzas a la


plaza de Ahuachapán, atacada tenazmente por los guatemaltecos,
sosteniéndose una lucha porfiada y sangrienta.

El General Barrios con 4000 hombres, empezó el asedio de


Ahuachapán, a la 1 de la tarde del día 18 de abril de 1876
haciendo inauditos esfuerzos por tomarla; pero siempre fue
rechazado con grandes perdida. La artillería funcionó sin
interrupción de ambas partes. El panteón fue el principal objetivo
de los guatemaltecos; pero todos sus intentos fracasaron.
La lucha se prolongo hasta el día 21 y el 22 el enemigo se
retiro por haberse convenido un armisticio entre el General
Barrios y el Presidente don Andrés Valle.

En esas acciones y en las de Oriente, quedo probada la


capacidad de los Jefes que actuaron en los campos de batalla,
conquistando sus estrellas de Generales los Coroneles Carlos
Molina Agustín Aguilar, Carlos Zepedea, Constantino Ambrogi y
Benjamín Molina Guirola, y las de Divisionarios, los Brigadieres
Francisco Menéndez, Fernando Figueroa, Longino Sánchez, Luís
Molina y Estanislao Pérez (Se cuenta que cuando el General
Barrios ocupo Santa Ana, después de firmado el convenio de
Chalchuapa, quiso ver a los Jefes que se habían batido con el,
para felicitarlos, y que dijo «Encontré gallos en El Salvador».)

El día 25 de abril de 1876 se firmo en Chualchuapa el


convenio por el cual resignaba el poder don Andrés Valle en el
Dr. Rafael Zaldivar, por ser esa la voluntad del General Justino
Rutino Barrios.
-79-
Convenio de Chalchuapa
Firmado el 25 de Abril de 1876

«Los infrascritos José María López Uraga, General de


División y Mayor General del Ejército de la República de
Guatemala, comisionado expresamente por el señor Presidente de
dicha República don J. Rufino Barrios, por una parte; y José Valle
Jacinto Castellanos y Encarnación Mejía, Enviados
Extraordinarios del señor Presidente de la República de El
Salvador don Andrés Valle; deseando poner terminó a las
calamidades de la guerra que actualmente existe entre ambas
Repúblicas, después de examinados recíprocamente sus plenos
poderes y encontrándolos en debida forma, han convenido en
celebrar la paz bajo las condiciones siguientes: 1ª–El Señor
Presidente de la República don Andrés Valle, resignará el mando
supremo en la persona y en los términos que adelante se
expresarán. 2ª.–El General don Santiago González, cesa
inmediatamente en su carácter de Vice-Presidente de la
República; debiendo también resignar el mando en Jefe del
Ejército en el Señor Comandante General Presidente de la
República don Andrés Valle. Tanto el señor Valle como el señor
González, tendrán completadas garantías en sus personas e
intereses. 3ª–Las fuerzas que actualmente ocupan la ciudad de
Santa Anal, se concentraran inmediatamente a la capital de la
República, debiendo estar evacuada a las 12 del día 27 de los
corrientes. Los elementos de guerra que no puedan ser trasladados
a la capital, se entregarán bajo inventario para su reintegro, al
señor Mayor General del Ejército de Guatemala, ó a la persona
que éste designe. 4ª–La ciudad de Santa Ana con un radio de dos
leguas, será ocupada por las fuerzas del General Barrios; y
durante la ocupación, continuarán las autoridades civiles en el
ejercicio de sus funciones, quienes prestarán los auxilios
correspondientes; dando al General Barrios, garantías en su
persona e intereses y a todos los habitantes de dicha ciudad. Las
fuerzas de Guatemala que operan en el Oriente de esta República,
ocuparan la ciudad de San Miguel.
-80-
con un radio de una legua, ofreciendo las mismas garantías a los
habitantes de aquella ciudad; a cuyo efecto, el señor General
Barrios impartirá las correspondientes órdenes al ocupar Santa
Ana. 5ª.–El Señor Valle convocará una junta de personas
notables de la República, para que dentro de cuatro días contados
desde la ratificación de este convenio, se reúnan en la ciudad de
Santa Ana, con el objeto de elegir, de acuerdo con el General
Barrios, la persona en quien dicho señor Valle resigne el mando
supremo. 6ª.–La persona designada, convocará dentro de diez
días a todos los pueblos de la República, para que, un mes
después, elijan libremente su Gobernante. 7ª.Cuando la persona
designada por la junta, de acuerdo con el General Barrios, haya
organizado su Gobierno y dado el Decreto de convocatoria, las
fuerzas de Guatemala desocuparán el territorio de la República.
8ª.–El General Barrios celebrará con la persona designada por la
junta, un tratado definitivo, para asegurar la paz entre ambas
Repúblicas. 9ª.–El presente convenio será ratificado
inmediatamente por el Señor Presidente de la República de
Guatemala; y por telégrafo, dentro de 24 horas, por el Señor
Presidente de esta República. Y las ratificaciones, canjeadas, seis
horas después.
En fe de lo cual, firmamos el presente duplicado en
Chalchuapa, a las cuatro y media de la tarde del dia veinticinco de
abril de mil ochocientos setenta y seis».

Campaña Nacional
El año de 1885

Por decreto de 28 de febrero de 1885, el General Justo


Rufino Barrios proclamó la unión de Centro América, bajo la
forma de un Gobierno Central Unitario, y asumió la Jefatura
Militar de la nueva República.
El Gobierno de El Salvador empezó a movilizar su ejército
para oponerlo al de Guatemala, sin que el Dr. Zaldivar se
atreviera a contrarrestar la opinión publica, que rechazaba aquel
Decreto.
-81-
El Dr. Cárdenas, Gobernante de Nicaragua, envió una
columna de tropas, a las ordenes del General Florencio Xatruch,
en auxilio de El Salvador; pero el General Bográn, Presidente de
Honduras, que estaba en todo de acuerdo con el General Barrios,
a la vez movilizó otra fuerte columna a las órdenes del General
Longino Sánchez, que se situó en Choluteca para impedir el paso
de las tropas que venían de Nicaragua.

Operaciones Militares en la Frontera Salvadoreña

El General Barrios escalonó un ejército de 14,000 hombres


en los Departamentos de Jutiapa y Chiquimula, y el día 23 de
marzo salió de la capital para Jutiapa, en donde el día 28 celebró
un Consejo de Generales, que resolvió el avance de las tropas,
divididas en tres alas, habiendo ocupado ese día la Brigada
«Girón», las alturas de Chingo, donde se enfrentaron los
guatemaltecos con los salvadoreños que ocupaban «El Coco».
El ejército salvadoreño cubrió la frontera de Guatemala con
tropas al mando del General Adán Mora; la de Honduras con las
de los Generales Andrés Van Severen y jesús Parrilla, y la
Oriental con la del General Lisandro Letona, el Presidente Dr.
Zaldivar estableció su cuartel general en la ciudad de Santa Ana.

Ordenes Generales
Cuartel General en Santa Ana, marzo 19 de 1885.
«Orden General:
«Servicio, el de campaña, General de día para hoy, el de
División don Indalecio Miranda y Jefe de día Coronel don
Salvador Avila; el General en Jefe del Ejército, Presidente de la
República, ha tenido a bien en esta fecha, dar al ejército la
organización siguiente: General de División Doctor Rafael
Zaldivar, General en Jefe del Ejército; General de División don
-82-
Adán Mora, Mayor General del Ejército; General de División don
Indalecio Miranda, Comandante de la 1ª.División; General de
División don Carlos Molina, Comandante de la 2 ª. División;
General de División don Fernando Figueroa, Comandante de la 3
ª. División; General de División don Pedro Escalón, Comandante
de la 4 ª. División; General de División don Santiago Nuila,
Comandante de la 5ª. División. Brigadas: Comandante de la
Primera Brigada, General don Doroteo Funes; Mayor de la
Primera Brigada, Coronel Efectivo don Abraham Castillo Mora;
1er. Batallon, Comandante, Coronel Efectivo don Rosendo
Orellana. Segunda Brigada. –Comandante, General don Regino
Monterrosa; Comandante de 3er. Batallón, Coronel Efectivo don
Juan Calderón; Comandante del 4°.Batallón, Coronel Efectivo
don Felipe Calderón, Tercera Brigada.–General don Manuel
Montalvo, Comandante; 5°.Batallón, Coronel Graduado don
Ezequiel Moreno, Comandante; 6°.Batallón Comandante,
Coronel Graduado don Manuel Fonseca. Cuarta Brigada. –
Comandante, General don Santiago Nuila; 7°. Batallón,
Comandante, Teniente Coronel Efectivo don David Trejo; 8°.
Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Máximo Cortes,
Quinta Brigada.Comandante, General don Braulio Velásquez;
9°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don José Perez;
10°.Batallón, Comandante, don Gregorio Larreynaga. Sexta
Brigada.–Comandante, General don Joaquín Gutierrez;
11°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Ignacio
Marcial; 12°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don
Samuel Jiménez. Séptima Brigada. –Comandante, General don
Carlos Zepeda, 13°.Batallón, comandante, Coronel Efectivo don
Elías Reyes; 14°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don
Francisco Hurtado, Octava Brigada. –Comandante, General don
Narciso Avilés; 15°.Batallón, Comandante, Comandante,
Teniente Coronel Efectivo don Salvador Orantes; 16°.Batallón,
Comandante, Teniente Coronel Efectivo don Eusebio Menéndez.
Novena Brigada. –Comandante, General don Federico Velarde;
17°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don Felipe Dia;

-83-
18°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don David
Quiñónez. Décima Brigada. –Comandante, General don Hipólito
Belloso; 19°.Batallón, Comandante, Coronel Efectivo don
Prospero Ruiz. El día de mañana saldrá el nombramiento de los
Comandantes de los 20°., 21°. Y 22°. Batallones. Los Señores
Comandantes de los cuerpos respectivos remitirán también el día
de mañana el nombre y la graduación de los Mayores de los
Batallones enumerados, para publicarlos en la Orden General.
Se nombran Ayudantes del General en Jefe, al Coronel
Efectivo don Marcos Cañas; a los Tenientes Coroneles Efectivos
don Pedro S. Spilburry, don Marcos Aguiluz; a los Capitanes
Efectivos, don Carlos Marroquín, don Felipe Chacón y don
Antonio Delgado; a los Tenientes Efectivos, don Casimiro Campo
y don Manuel Andaluz; y en la orden del día de mañana se darán
a reconocer a los que faltan. Se nombran Ayudantes del Mayor
General a los Tenientes Coroneles Efectivos don Pedro A. Mora,
don Mariano Machón y don Felipe Lara; al Capitán Efectivo don
Manuel Serrano, al Teniente Efectivo don Antonio Cobos y al
Subteniente Efectivo don José Guerrero. Se da de alta en el
Estado Mayor General a los Coroneles Doctores don Francisco
Galindo, don Rafael Reyes y don Juan María Villatoro. El señor
General en Jefe del Ejército y Presidente de la República ha
tenido a bien conferir a los Coroneles Graduados don Ezequiel
Moreno, don Sabas Azmitia y don Manuel Fonseca, la efectividad
de sus grados, y al Teniente Coronel don David Trejo ha tenido a
bien conferirle el Grado de Coronel Efectivo del Ejército. Por
tanto se ordena a quienes corresponda guardar a los Jefes
expresados los fueros y preeminencias que conforme a Ordenanza
debe gozar.
«Se agrega al cuerpo de Ayudantes del señor General en
Jefe, al Coronel Efectivo don Manuel Monedero, y a los
Capitanes Efectivos don Jorge Lainez y don José A. Ruiz».
«Se nombra Mayor de la Brigada «Monterrosa» al Coronel
Efectivo don Obdulio Espínola. –El Mayor General, Mora».

‫٭٭٭‬
-84-
«Cuartel General en Santa Ana.
«Orden General para el día 200 de marzo de 1885.
«Servicio, el que esta mandado.
«Se agregarán a la División «Miranda», para que se les
coloque en las plazas que haya vacantes, a los Coroneles don
Daniel y don Cruz Miranda, al Capitán Graduado don José Díaz,
al de igual grado don Inocente Acevedo, al Capitán Efectivo don
Alejandro Varela y al Teniente don Florencio Rivas. El señor
General Miranda dará cuenta de la colocación de estos individuos,
para estar al corriente del puesto que se les haya designado. –El
Mayor General, Mora».
‫٭٭‬
‫٭‬
«Orden General del 25 de marzo de 1885.
«Servicio el que está ordenado.
«General de día para hoy, el de Brigada don Rafael Osorio,
y jefe de día el Teniente Coronel don Eusebio Menéndez.
«Se ordena, que el General Osorio proceda a organizar la
fuerza de su mando, tomando por base las dos compañías que
tiene de San Vicente, al Batallón «Jiménez». Que el Teniente
Coronel Efectivo don Prospero Aguilar sea Comandante de
Artillería, y el de igual grado don Ceferino Azucena, sea el Jefe
de la Reserva del mismo cuerpo. –El Mayor General, Mora».

Combates de «El Coco» y San Lorenzo


Los Días 30 y 31 de Marzo de 1885

El 30 de marzo de 1885, la artillería, guatemalteca abrió sus


fuegos sobre las fuerzas salvadoreñas que ocupaban «El Coco»,
sus a las órdenes de los Generales Carlos Molina y Carlos
Zepeda, consistentes en 800 hombres, que obligados por la
superioridad numérica y la de los cañones enemigos, mas la
desventaja de sus posiciones, se retiraron a San Lorenzo, cuyas
alturas ocupaba el General Regino Monterrosa con 1500 hombres,

-85-
donde fue atacado, y después de reñido combate, se retiró hacia
Chalchuapa. Los guatemaltecos intentaron cortarle la retirada por
Atiquizaya; pero llegaron tarde, pues los salvadoreños pasaron
antes e ingresaron a Chalchuapa.
La ciudad de Chalchuapa estaba ocupada por los Generales
Adán Mora, Indalecio Miranda, Horacio Villavicencio, Rafael
Osorio, Rosendo Orellana, Jaime Avila, Francisco Ruiz, Braulio
Aragón, Felipe Barrientos, Doroteo Funes, Joaquín Leiva, Pedro
Escalón, y llegados de «El Coco», y San Lorenzo, Carlos Molina
y Carlos Zepeda que venía herido. Celebraron un Consejo de
Generales, y resolvieron vencer o morir en aquella plaza,
conviniendo que el Jefe que dejase penetrar en ella al enemigo,
seria responsable ante la Patria del desastre consiguiente.

Batalla de Chalchuapa
El día 2 de abril de 1885

Mas de 14000 hombres mandados por el General Justo


Rufino Barrios, avanzaron sobre Chalchuapa. El General Camilo
Álvarez, avanzo hasta «Los Caulotes» con 2000 hombres,
interceptando el camino de Chalchuapa a Santa Ana, y al
despuntar el día 2 de abril de 1885, la artillería enemiga abrió sus
fuegos sobre la plaza, iniciándose el asalto de ella con la
infanteria por todos los sectores; pero los salvadoreños no
cedieron, rechazaron aquel primer empuje formidable; vuelven a
la carga con mayor furia, pero también son rechazados. El
General Barrios se enfurece y es avisado de que las fuerzas de
Jalapa no quieren combatir con el Coronel Girón que las manda, y
va él en persona e inicia el asalto por el Sector «Casa Blanca»,
defendido por los Generales Miranda y Barrientos, y muere en su
intento; el enemigo vuelve a retroceder, pero lo alienta el General
Venancio Barrios que, loco de fuerza, quiere vengar la muerte de
su caudillo; pero también muere este jefe, y el enemigo se retira
en completo desorden, cargando los cadáveres de sus dos jefes
mas queridos. Eran las diez y media de aquella mañana.

-86-
La gloria de aquellos valientes defensores de la integridad
nacional, donde perecieran tantos bravos coronados de laureles,
aun perdura; pero lo que está mas vivo en el alma del ejército
salvadoreño, es el nombre de Rafael Osorio, que habiendo sido
ascendido a General antes de marchar a la guerra, no quiso
ostentar las estrellas de tal, alegando que las ganaría en el campo
de batalla, y las ganó muriendo como un héroe.
No llegaron a 3000 hombres los defensores de Chalchuapa,
y el General Barrios lanzó sobre la plaza 12000 combatientes. La
artillería salvadoreña estuvo servida por buenos oficiales,
mandados por el intrépido Alberto Touflet, francés de nacimiento,
pero salvadoreño de corazón, y allí perdió la vida con valentía sin
igual, lo mismo que Leiva, Cajal, Aragón, Orellana, Chávez,
Benito González y otros jóvenes que supieron morir con honor, y
el inolvidable Coronel Peralta, que intimado a rendirse, lanza una
injuria al invasor, y muere heroicamente.

Revolución del General Menéndez

El año de 1885

Los desbordes de la opinión pública contra el Presidente Dr.


Rafael Zaldivar, después de la batalla de Chalchuapa, fueron
incontenibles, y una revolución encabezada por el General
Francisco Menéndez, invadió el país por la frontera de Guatemala
y ocupó la ciudad de Chalchuapa en los primeros días del mes de
mayo de 1885.
El día 13 del mismo mes, la revolución ocupó la ciudad de
Santa Ana después de un combate que duró dos horas. En ella se
establecio un Gobierno Provisional, presidido por el General
Francisco Menéndez, cuyas tropas tomaron Sonsonate, derrotando
a las del gobierno. El Dr. Zaldivar resignó el poder en el General
Fernando Figueroa y se embarcó en el puerto de La Libertad para
el exterior.

-87-
Los revolucionarios se apoderaron de la plaza de
Chalatenango,y el General José Maria Rivas marchó al encuentro
de las tropas nicaragüenses enviadas por aquel Gobernante en
auxilio del Dr. Zaldivar y Figueroa, mandadas por el General
Narciso Talavera, a las cuales derrotó el General Rivas en la
reñida acción de Santo Domingo, donde fue muerto el General
Miguel Brioso, quien al caer en manos de los soldados que
acompañaran al invito General Santiago Delgado, en Pasaquina,
diez años antes, donde fuera sacrificado por Brioso aquel
denodado Jefe, lo despedazaron a machetazos al pie de «Cerro
Partido».
Después que las fuerzas revolucionarias ocuparon
Ahuachapán y Cojutepeque, el General Fernando Figueroa
deposito el poder en el Senador don José Rosales, quien
reconoció al Gobierno presidido por el General Menéndez, que
ocupó la ciudad de San Salvador el día 22 de junio de 1885.

Insurrección del General Rivas en Cojutepeque

El año de 1889

Era gobernador y Comandante del Departamento de


Cuscatlan, el General José María Rivas, hombre vigoroso de
cuerpo y de recia voluntad, amaba a su pueblo y éste le
correspondía con creces, en su cuartel de Cojutepeque casi no se
veían soldados, todos tenían permiso para permanecer en sus
trabajos agrícolas y tenían el equipo en sus propias casas, con la
orden de que al oír, la detonación de un cañonazo en el pueblo, se
presentaran listos a su Jefe. Todo marchaba bien, pero la envidia
de los que rodeaban al Gobernante empezó a morderle, sobre
todo, que ya era muy marcada la inclinación del General
Menéndez Lara, para dejar en el poder al Dr. Julio Interiano, y por
eso el General Rivas estorbaba; había un antecedente que
enalteció su nombre, y fue el hecho de que, siendo el Presidente
Menéndez tan dura para dar dinero, le asignara al General Rivas
la suma de diez mil pesos como recompensa de haber dado en

-88-
tierra, el 10 de julio de 1885, en «Cerro Partido», con los
Generales Brioso, Aviles, Parilla y Monterrosa; suma que el
digno General Rivas no acepto para sí, sino que la cedió para la
instrucción popular.
En el círculo del Gobernante estaba decretada la caída del
Gobernador y Comandante del Departamento de Cuscatlán, y al
efecto fue nombrado para sustituirle el General Aquilino Calonge,
quien al llegar a Cojutepeque, fue capturado por el General Rivas.
El caudillo llamó a sus amigos y se preparó para repeler las
fuerzas que el Gobierno destacara para reducirle a la obediencia;
pero «El Chachacaste» y «El Mango» fueron testigos de la
bravura de los de Rivas.
El General Horacio Villavicencio ocupó el puesto que dejara
el General Rivas, concretándose a eliminar de la vida a todos los
humildes hijos del pueblo que de algún modo demostrasen
simpatías por el caudillo caído, y se formo el panteón de «Los
Amatillos».

Sublevación del General Carlos Ezeta


El 22 de Junio de 1890

Desde que asumiera el poder en El Salvador, el General don


Francisco Menéndez, se celebraba con paradas militares todos los
años el dia 22 de junio, conmemorando el triunfo de la revolución
que lo llevara al solio presidencial.
Para la celebración del 22 de junio de 1890 el General don
Carlos Ezeta hizo venir de Santa Ana una fuerte columna de
soldados, con tal pretexto; pero en realidad era con el objeto de
derrocar al General Menéndez. En la mansión presidencial,
llamada «Casa Blanca», se daba un suntuoso baile en honor del
Presidente General Menéndez y lo mejor de la sociedad se había
dado cita en sus salones.
El General Melecio Marcial se presentó en los salones de la
fiesta, acompañado de una numerosa escolta militar, intimando al
Presidente su rendición, y ordenó que desocuparan las señoras el

-89-
edificio inmediatamente. El General Menéndez, fue víctima de un
ataque cardiaco, según diagnosticaron los médicos que lo
asistieron; el caso fue que el General Menéndez murió, lo mismo
que el General Marcial al intimar la rendición de la guardia de
Honor Presidencial, defendida por el General Francisco Martínez
Olivares. Todo esto pasó en las primeras horas de la noche del día
22.
El General don Carlos Ezeta expidió una proclama el día 23
explicando los móviles de aquella insurrección, y asumió el
poder, pidiendo el reconocimiento de su Gobierno a las demás
Republicas de Centro América; y como Guatemala y Honduras en
vez de hacerlo, movilizaron sus tropas sobre El Salvador para
sostener el primer designado de esta República, Dr. don Rafael
Ayala, la guerra fue inevitable entre estos países.

GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y GUATEMALA

El Año de 1890

Con motivo de los sucesos que se desarrollaron en San


Salvador el día 22 junio de 1890, el General Manuel Lisandro
Barillas, Presidente de la República de Guatemala, movilizó
tropas sobre la frontera de El Salvador y declaró el estado de
guerra, con fecha 28 del mismo mes.
Las hostilidades se rompieron entre las tropas salvadoreñas
y guatemaltecas, librándose el primer combate en «Paraje
Galán», donde fue derrotado el General Camino Álvarez que
defendía la plaza con fuerzas, guatemaltecas, replegándose a
Atescatempa. Allí fue atacado por el General Antonio Ezeta el 20
de julio siguiente, habiéndose apoderado los salvadoreños de esa
posición, y el día 21 se libraron las acciones de Cotepeque y Mita,
donde tambien salieron vencedores los salvadoreños, mientras se
acercaba el General Cayetano Sánchez a «El Coco», nulificando
sus ventajas por las derrotas sufridas en «Paraje Galán»,
«Atescatempa», «Contepeque» y «Mita».

-90-
Actitud del General José Maria Rivas

El 29 de julio de 1890

El General José María Rivas, llegando de Honduras,


diciendo al General Ezeta que venía en su ayuda, ingresó a
Cojutepeque, reunió un regular ejército e ingreso a San Salvador,
donde fueron equipadas sus tropas, saliendo con dirección a la
frontera; pero en la ciudad de Santa Tecla se le unieron varios
amigos que le indujeron a regresar a la capital, proclamando
Presidente Legitimo de la República, al Dr. don Rafael Ayala, que
estaba refugiado en Honduras; atacó la ciudad capital, defendida
por el General Benjamín Molina Guirola, Ministro General del
General Ezeta, que parapetado en el edificio del Gobierno «Casa
Blanca»., con reducido numero de soldados, se defendió
valientemente, no siendo suficientes los heroicos esfuerzos del
joven militar don Manuel Rivas para rendirlo; pero las
municiones se le agotaron y solo le quedaban 14 hombres para
defenderse, los demás habían muerto o estaban heridos; en esas
condiciones se rindió, quedando prisionero. Los sucesos se
verificaron el día 29 de julio de 1890, y el combate duró 14 horas.
El General Carlos Ezeta estaba en Santa Ana, dirigiendo las
operaciones de la guerra con Guatemala, cuando supo lo que
pasaba en la capital, y ordenó a su hermano Antonio que viniera
inmediatamente a recuperarla.
El General Antonio Ezeta abandonó la frontera y se dirigió a
marchas forzadas sobre San Salvador, que recupero día 1°. de
agosto siguiente, después de reñidos combates en las calles de la
ciudad y cuartel de artillería, saliendo derrotado el General Rivas
con dirección hacia los pueblos de San Sebastián y Aculhuaca,
donde fue capturando, y traído a la capital, fue pasado por las
armas.
Al mismo tiempo el General Horacio Villavicencio, que se
encontraba en la frontera con mando de fuerzas, desconoció al
Gobierno Provisional de El Salvador representado por el General
don Carlos Ezeta, volviendo sus armas contra éste; pero fracaso
en su intento.
-91-
El General Barillas, Presidente de Guatemala, en vista de los
descalabros sufridos, el día 26 de agosto, mediando el Cuerpo
Diplomático, firmó la paz y reconoció el Gobierno del General
Carlos Ezeta.

Revolución del General Rafael Antonio Gutierrez

El 29 Abril de 1894
En la madrugada del día 29 de abril de 1894, fue tomado el
cuartel de artillería de Santa Ana, por un grupo de emigrados
venidos de Guatemala, encabezados por los Generales Rafael
Antonio Gutierrez, Joaquín Pérez, Francisco Hurtado, Tomas
Regalado, Lisandro Arévalo, el Dr. Prudencio Alfaro y los Jefes
interiores José María Rodríguez, (chepito), Santiago Calidonio,
Juan de Dios Ortiz y Patricio Magaña; acompañados de un grupo
de campesinos, haciendo un total de 44.
Los oficiales de la guarnición, Miguel Ángel Cortes, Adolfo
Galán y David Cartagena, fueron conquistados por el Presbítero
Juan de Dios Sandoval para felicitar la entrada al cuartel.
Era Comandante del Cuerpo el Coronel Isaías Solís; pero
esa noche dormía en su casa, y al ser avisado de lo que pasaba,
quiso, solo, restablecer el orden, muriendo en su leal intento.
El Mayor General del Ejército y Comandante del
Departamento de Santa Ana, General don Antonio Ezeta, que
dormía en casa de una meretriz, huyó hacia Coatepeque,
acompañado de sus ayudantes y del Director de Policía, Coronel
Ángel Vásquez, para esperar tropas de la capital y recuperar la
plaza.
El Coronel Hermógenes Escobar. Sub-Director de Policía,
con los individuos de su Cuerpo y secundado por el destacamento
que prestaba servicio en guardia de cárcel, se aprestó al combate,
y al despuntar el día, fue atacado por los revolucionarios,
trabándose una lucha encarnizada que duró hasta las tres de la
tarde, muriendo el Coronel Escobar.

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El día 30 del mismo mes, fue proclamado Presidente
Provisional de la República el General don Rafael Antonio
Gutierrez, y nombrado Jefe de Operaciones el General Joaquín
Pérez.

Combate de Coatepeque a «Las Quesadillas»

El día 3 de Mayo de 1894

El día 3 de mayo de 1894, iban a jugarse los destinos no


solo de El Salvador, sino de la América Central, (dados los
designios del General Antonio Ezeta, que, al suceder en el poder a
su hermano Carlos, pretendía extender sus dominios hasta
Honduras) en desigual batalla. Entre 7 y 8 de la mañana de ese día
memorable, desfilaron las primeras columnas de Coatepeque
sobre Santa Ana, mandadas por los Generales Proto Jacinto
Colocho y León Bolaños, por los flancos, y la del centro por el
General Antonio Ezeta. Luego detuvieron los primeros
encuentros, y los revolucionarios, batidos formidablemente,
fueron perdiendo terreno hasta llegar a la aldea «Las
Quesadillas»
donde estaba resuelto el General Máximo Salguero, a contener el
avance de las fuerzas del Gobierno.
El General Salguero murió valientemente aquella mañana; pero el
General Ezeta recibió una herida en la cabeza que lo incapacitó
para el mando, y lo delego en el General León Bolaños.
Las fuerzas entraron en desaliento al ver herido a su Jefe; pero los
del General Colocho, que avanzaban por el flanco derecho, no se
detuvieron hasta ocupar las primeras casas de Santa Ana, por el
lado del Campo de Marte. La revolución se consideró perdida y
empezó a preparar la retirada por el camino de Texistepeque, y a
no haber sido la heroicidad del Mayor José María Rodríguez,
(chepito), que con unos pocos soldados abandonados, por los
Coroneles Francisco Menéndez, Silva y Tadeo Pérez, que se
introdujo audazmente entre las fuerzas del Gobierno, provocando
una matanza entre ellas mismas, dando por resultado una derrota
espantosa que los obligara a dejar abandonados numerosos
-93-
elementos de guerra, que al Mayor Rodríguez, recogió y condujo
a Santa Ana, la revolución había concluido. Malísima era la moral
de las fuerzas del General Ezeta; pero la oportuna llegada del
General Heriberto O. Jeffries y del Coronel Gregorio Molina, que
con fuerzas de Cojutepeque, migueleñas y del Calvario de esta
capita, salvaron la situación. Iniciando nuevamente el avance, se
libraron los reñidos combates de «Primavera», «Las Pulgas»,
«Las Quesadillas» y «Barranca de Bejuco», en la primera de las
cuales, hizo alarde de valentía el Coronel Emilio F. Avelar,
valiéndole, por voluntad unánime de sus tropas, el grado de
General, que inmediatamente confirmó el Gobierno.
En uno de esos encuentros cayo avanzado el Teniente-Coronel J.
Mariano Calderón, e invitado para que ayudase a la revolución,
contestó: Yo he jurado fidelidad a mi Gobierno, y prefiero morir
antes que traicionarlo; por esa contestación tan digna, fue
apreciado por los Jefes de la revolución, que, aunque prisionero lo
trataron siempre bien.
El General Sotero Choriego hizo varios esfuerzos por tomar
el cerro de «Tecana», defendido por el Coronel Luís Gomez;
pero fue siempre rechazado con numerosas perdidas.

Combate del 3 de Mayo

De Los Naranjos a la Aldea «El Matasano», el Año de 1894

El General RosendoFerrera, nombrado Jefe de Operaciones de


Occidente, salio de Sonsonate y ocupo la hacienda Los Naranjos ,
y el dia 3 de mayo de 1894, inició su avance sobre la ciudad de
Santa Ana, a las seis de la mañana. Por los flancos marcharon los
Coroneles Félix Rodolfo Cristales, Rodolfo Kreitz, Adolfo
Nolasco, Luís Rodas, Manuel Vásquez, José María Villatoro y
otros. Por el centro el General Joaquín López y el Coronel Juan
Maria Cuellar, con un cuerpo de caballería, y con la infantería,
también por el centro, los Coroneles Antonio Castellanos y José
del Carmen Herrera. La retaguardia fue cubierta por el General en
-94-
Jefe y el General José Tomas Vilanova, con un selecto grupos de
Jefes y Oficiales, rompiéndose los fuegos inmediatamente, y
como a las cuatro horas de combate, fue herido el valiente
Coronel Castellanos y sus tropas vacilaron en el avance; pero el
Capitan Gregorio Bustamante, machete en mano, las alentó
imputándolas hacia delante, afirmándose el empuje, con la
presencia del Jefe Castellanos, que vendado de la cabeza, volvió a
ocupar su puesto de honor. El combate continuo hasta las seis de
la tarde, hora en que ocuparon las fuerzas gobiernistas la aldea de
«El Matasano» y se establecio el campamento general en la finca
del Dr. Cornelio Lemus, situándose la caballería del General
López en la Finca de Belismelis.
Días después fueron desalojados los revolucionarios del
cerro «Los Quesos», donde dejaron muerto al valiente Coronel
Salvador Montalvo, y a punto estuvieron de perder al General
Tomás Regalado, que, en unión de Francisco Soriano y Valeriano
Menéndez, quedaron confundidos con los soldados del Gobierno,
logrando escaparse, gracias a la oscuridad de la noche.

Combate de «El Portezuelo»


El Día 17 de Mayo de 1894.

El día 17 de Mayo de 1894, entre dos y tres de la tarde,


fueron atacadas las fortificaciones de «El Portezuelo» por las
fuerzas gobiernistas dirigidas por el General José Tomás
Vilanova, y mandadas por los Coroneles Ciro Mora, Adolfo
Nolasco, Antonio Castellanos, José María Villatoro, Luís Rodas
Galán, Quezada y Rivera, con fuerzas migueleñas, tecleñas y de
San Salvador, cuyas posiciones estaban defendidas por los
Generales Tomás Regalado y Francisco Hurtado. El empuje fue
formidable, los Coroneles Quezada, Galán, Rivera y Rodas,
murieron como valientes, sobre todo, el intrépido Luís Rodas, que
-95-
logró hasta caer detrás de las trincheras enemigas, y con ellos
numerosos subalternos; los heridos fueron numerosísimos, entre
éstos, el Jefe del Batallon migueleño Coronel Adolfo Nolasco,
sustituyéndole el segundo Jefe, Mayor Gregorio Bustamante,
quien por orden del General Vilanova, se retiró del combate como
a las ocho de la noche, reconcentrándose al cuartel general de la
fina «Lemus».

Combate de la Finca «Lemus».

El día 22 de Mayo de 1894

Fuerzas revolucionarias destacadas de Santa Ana, a las


órdenes del General Manuel Monedero, atacaron el cuartel
general de las fuerzas del Gobierno, establecido en la finca del Dr.
Cornelio Lemus, el día 22 de mayo de 1894.
Los revolucionarios, burlando la vigilancia de los puestos
avanzados de los gobiernistas, consiguieron atacar por la
retaguardia el campamento, habiendo llegado hasta a asaltar
algunos reductos; pero fueron rechazados vigorosamente, sobre
todo por la valiente actitud del General José David Polio, del
Capitan Huezo con su Compañía Migueleña y de la del Capitan
Bernardo López Méndez, Jefe de la batería de cañones
Grussonwerk, que los Barrios con sus fuegos. El enemigo se
retiro dejando numerosos muertos y heridos en los alrededores del
campamento, en busca de la ciudad de Santa Ana, lugar de su
procedencia.
En los combates últimamente descritos, continuaron su
titulo de valientes, José del Carmen, Ezequiel y Lucas Herrera,
Cipriano Rosales, Adolfo Nolasco, Leonidas Vargas, Gustavo
Medina, el migueleño Palomeque, el artillero Arriaga, (este
ultimo fusilado injustamente por el General Ferrera) y muchos
oficiales mas.
-96-
Descarrilamiento del Ferrocarril

El Día 5de Mayo de 1894

El Presidente de l a República, General don Carlos Ezeta, en


vista de la inutilidad de sus esfuerzos para vencer la revolución de
Santa Ana, dispuso marchar al campo de las operaciones y salio
de la capital con las ultimas tropas que pudo reunir, acompañado
de un numeroso Estado Mayor; pero a inmediaciones de la
estación de Ateos, el dia 5 de mayo de 1894, una mano criminal
descarrillo el tren, muriendo en la catástrofe, muchos de sus
acompañantes, por lo que regresó a la capital a caballo y muy
contrariado.
En las ciudades de Ahuachapán, Atiquizaya y Chalchuapa,
se libraron reñidos combates, plazas que perdían y volvían a
recuperar ambos contendientes.
El General Luís Alonso Baraona, destacado de Santa Ana,
salio con fuerzas sobre Chalatenango, plaza que atacó con tan
mala suerte, que derrotado por el Coronel Encarnación Gambetta
Cruz, segundo Jefe de las fuerzas de la guarnición, fue tambien
herido y obligado a replegarse sobre Cojutepeque y a unirse con
el General Manuel Rivas que había tomado esa ciudad,
derrotando al Comandante de la plaza, General Erasmo Salazar, a
quien quitó la artillería y demás pertrechos de guerra en el lugar
«Los Amatillos», obligándole a huir por los barrancos a
inmediaciones de la laguna de Ilopango.
General Tomás Regalado , tambien destacado de Santa Ana,
ocupó la población de Opico e interceptó las comunicaciones
telegráficas, trasmitiendo partes fechados en San Salvador para
Antonio Ezeta, y otros fechados en Coatepeque para Carlos Ezeta;
pero en realidad expedidos de Opico; en ellos hizo creer a ambos
Generales que ya no quedaba mas remedio que rendirse o
abandonar el país.
El Presidente Ezeta, temeroso de caer en manos del General
Manuel Rivas, abandono la capital y se dirigió al puerto de La
Libertad, embarcándose en el vapor «Valeria» con rumbo a
Panamá.
-97-
El Mayor General del Ejército, General don Antonio Ezeta,
se retiró de Coatepeque, llegando a Santa Tecla, y se dirigió
tambien al mismo puerto, logrando embarcarse en el cañonero
norteamericano Bennington, gracias a las gestiones del General
Heriberto O. Jeffries, mientras el General Rosendo Ferrera se
entregaba en Sonsonate y era conducido preso a la capital en
unión de varios Jefes.
Los Generales Manuel Rivas y Luís Alonso Baraona,
ocuparon la capital, y el General Rafael Antonio Gutierrez al
frente de sus tropas vencedoras, ocupó San Salvador el día 16 de
junio de 1894.
Pronunciamiento del General Regalado
El 13 de Noviembre de 1898

El día 13 de noviembre de 1898 se pronunció en San


Salvador el cuartel llamado «La Brigada de Línea», contra el
Gobierno de El Salvador presidido por el General Rafael Antonio
Gutiérrez.
Fuerzas de Santa Ana ingresaron a la capital para acuerpar
el movimiento revolucionario, y proclamaron Presidente
Provisional al General Tomás Regalado.
El Presidente Constitucional, General Gutiérrez, abandonó
la ciudad y se dirigió hacia la frontera de Honduras, refugiándose
en aquel país.
Mientras el Comandante del cuartel «El Zapote», General
Francisco Reyes, no quiso rendirse y se preparo para el combate,
en espera del Vice-Presidente, Dr., Prudencio Alfaro, que había
salido de Sonsonate sobre la capital con 800 hombres,
acompañado del General Salvador Avila, Comandante de aquel
Departamento.
El General Reyes fue atacado por los revolucionarios; pero
resistió el ataque con la esperanza de la llegada del Dr. Alfaro, el
que solo se arrimo a la ciudad capital y se dirigió en busca de la
frente de Honduras, para unirse a las fuerzas ofrecidas por los
gobernantes de Honduras y Nicaragua que pretendían sostener la
República Mayor de Centro América; en esa
-98-
confianza, llegó a la ciudad de Sensuntepeque y se fortificó en
ella. Mientras el Comandante de El Zapote, al verse abandonado,
se rindió.

Combate de Sensuntepeque

El Día 19 de Noviembre de 1898

De San Salvador salieron fuerzas revolucionarias en


persecución de las legítimas, que parapetadas, esperaban en
Sensutepeque, y antes del medio día del 19 de noviembre de
1898, fueron atacadas por tropas santanecas mandadas por los
Generales Ladislao Salazar y Guillermo Valdés, y gente de la
capital y de Sensuntepeque, al mando del Coronel Ángel Castillo.
La plaza estaba defendida por los Generales Prudencio Alfaro,
Luís Alonso Baraona, Salvador Avila, Ciro Mora, Joaquín
Gutierrez y muchos Jefes mas.
El ataque dio principio desde Guaco sobre la cuesta de San
Francisco, rompiendo el reten que estaba al pie de ella; pero los
defensores de ese sector, Coroneles Juan Amaya y Esteban
Cuellar, los rechazaron enérgicamente; al mismo tiempo los
revolucionarios atacaron por el sector del Calvario, defendido por
el Coronel Leoncio Camacho; pero tambien fueron rechazados
con grandes perdidas. El ataque se generalizó y corrió sangre en
abundancia, y como a las cuatro de la tarde, las fuerzas
revolucionarias intentaron un asalto dispersado; ya subían la
cuesta de San Francisco hacia la plaza, pero el General Joaquín
Gutierrez se lanzó contra ellos y los tiró sobre Guaco, haciéndoles
numerosos muertos, y de parte de los legitimistas, perecieron
heroicamente los oficiales Pedro Rivera y Longino González, el
primero al pie de la bandera que se le había confiado, y el
segundo, en la vanguardia de la tropa de Gutiérrez. Las
municiones eran ya escasas y en vano se operaron las enviadas de
San Miguel por el General Horacio Villavicencio.
-99-
con el oficial Sebastián Hernández. Se reunió un Consejo de
Generales y resolvieron evacuar la plaza y refugiarse en
Honduras; solo un grupo de valientes se quedo, pero a las ocho de
la mañana, del dia siguiente fueron rodeados y obligados a
rendirse.
La ciudad cayó en manos de los revolucionarios y la
soldadesca se entregó al saqueo, encabezada por el Coronel Ángel
Castillo, que, ebrio de sangre, pidió permiso al General Regalado
para formar un Consejo de Guerra y fusilar a los prisioneros, por
traidores, como él decía; pero el Jefe de la revolución, que ya
tenia conocimiento de los desmanes de Castillo, le contesto:
«Sírvase poner en libertad inmediatamente a los 19 reos políticos
que dice tener en su poder, antes de que entre ellos se forme el
Consejo de Guerra que ha de juzgar a Ud.–firmado. T.
Regalado».
Los prisioneros fueron el Coronel José María Sermeño, los
Tenientes-Coroneles Gregorio Bustamante y Ezequiel Herrera, el
Mayor Vicente Bolaños, y los oficiales José Tomás Herrera,
Manuel de Jesús Tablas, Eliseo Fernández, Cesar Estrada y Juan
Pacheco y los señores Salvador Avila (h), Rodrigo Delgado y
Aguirre y José María Castro; completando el numero de 19, con
unos humildes inditos de Izalco. Asi terminó la República Mayor
de Centro América.

Revolución Contra Estrada Cabrera

El 27 de Mayo de 1906

Los Generales José Montúfar y Salvador Toledo, emigrados


guatemaltecos, con el apoyo del General Tomás Regalado, quien
aunque no era Presidente de la República, mandaba tanto o mas
que el Gobernante don Pedro José Escalón, invadieron el
territorio guatemalteco el día 27 de mayo de 1906, y ocuparon la
población de Mita; pero fueron atacados por la fuerzas de aquel
Gobierno y obligados a refugiarse en este Estado. Vuelven a
invadir los revolucionaron y se apoderan de las alturas de

-100-
«Mongoy» de donde fueron desalojados por los soldados
gobiernistas de Guatemala en las jornadas del 8 al 10 de junio
siguiente. Se organizan de nuevo e invaden por Ayutla, y son
rechazados por tercera vez el día 11 del mismo me de junio.

GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y GUATEMALA

El Año de 1906

El estado de guerra entre El Salvador y Guatemala se


declaró por los motivos antes indicados, y el General Regalado
salio de San Salvador hacia la frontera guatemalteca, después de
haber cañoneado la Casa Presidencial, por enojo con el Presidente
de la Republica, don Pedro José Escalón, e invadió a Guatemala
el dia 9 de julio de 1906. Las fuerzas guatemaltecas ocupaban las
posiciones del Jicaro, donde fueron atacadas por los salvadoreños
y tomaron parte de ellas. El día 10 se continuo la batalla por el
mismo sector; pero sin gran resultado. El General Regalado
reclama refuerzos de Santa Ana. Que le llegan a medias y el día
11 se lanza desesperadamente contra el enemigo; pero en el lugar
conocido por «El Entrecijo», cayó muerto. Los salvadoreños
emprenden la retirada y el enemigo invade El Salvador y
converge hacia Metapán, donde estaban los Generales José
Dolores Preza y Aquilino Duarte, fortificados en los cerros «El
Huehuecho», «El Picudo», «Cerro de las Víboras» y «Las
Crucitas»; esta última posición estaba defendida por el General
José Antonio Tercero y los Coroneles Antonio C. Martínez, y fue
el principal objetivo del enemigo, que no pudo tomar nunca a
pesar de sus esfuerzos de los días 14 y 15 de julio 1906 la plaza
de Metapán contaba con 2,000 defensores y las fuerzas que la
atacaban eran en número de 7,000 hombres mandados por el
General Juan Bautista Padilla y el Coronel Antonio Méndez
Monterrosa.

-101-

Combates de «El Platanar» y «Las Escobas»

Los Días 14 y 17 de julio de 1906

El General Félix Rodolfo Cristales salió de Ahuachapán y se


posesiono de las haciendas de «El Platanar» y «Las Escobas»,
en territorio guatemalteco, el día 11 de julio de 1906, y se
fortificó en ellas.
El día 14 fue atacado por las fuerzas guatemaltecas que
lograron desalojarlo de «Las Escobas»; pero esas posiciones
fueron recuperadas por los salvadoreños mandados por los
Coroneles Mariano Montenegro, Santiago Ruiz y Rafael Rivas,
después de un reñidísimo combate que costó la vida de muchos
valientes, entre ellos la del tipógrafo Israel Ramos y la de dos
hijos del arrojado Coronel Montenegro.
El día 17 del mismo mes, corría el plazo de un armisticio
acordado entre ambos combatientes; pero a las 6 de la mañana de
ese día, los guatemaltecos, en número como de 6000 hombres
mandados por el General Miguel Larrave, rompieron sus fuegos
sobre todas las posiciones de los salvadoreños, que, defendidas
por el Norte por el Coronel José Manuel Duron y el Mayor
Liberato Mendoza; por el Sureste por los Tenientes-Coroneles
Antonio Romero y Gregorio Bustamante; por el Oeste, el Cerro
«Las Margaritas», ocupado por los Teniente-Coroneles Felipe
Figueroa y Manuel Fiallos y el centro por la fuerza vicentina, la
Escuela Politécnica y una selecta Plana Mayor, por el chileno
Coronel Carlos Ibáñez, los rechazaron bravamente, dejando en el
campo muchos muertos, un considerable numero de prisioneros y
algunos elementos de guerra en poder de los vencedores
salvadoreños.
Con la intervención de los Estados Unidos del Norte y la de
los Estados Unidos Mexicanos, se firmo el tratado de paz a bordo
del barco de guerra norteamericano «Marblehead», y así terminá
la guerra.

-102-

GUERRA ENTRE EL SALVADOR Y NICARAGUA

El Año de 1907
__________
Batalla de Namasigüe
Del 18 al 24 de Marzo de 1907

Una revolución encabezada por el General Dionisio


Gutiérrez y apoyada por el Gobierno por el Gobierno de
Nicaragua, invadió a Honduras con el fin de derrocar al
Presidente General don Manuel Bonilla; y como fuera rechazada
en «Los Calpules« y «El Carrizal», tropas hondureñas atacaron a
los nicaragüenses enviados en auxilio de Gutiérrez y como el
Gobernante de El Salvador, General don Fernando Figueroa,
apoyara al General Manuel Bonilla en Honduras, la guerra se hizo
inevitable entre las tres Repúblicas.
5000 Salvadoreños al mando del General José Dolores
Preza, se dirigieron a Choluteca para unirse a las tropas del
Presidente de Honduras, y los nicaragüenses se apoderaron de San
Marcos de Colón y de las gargantas estratégicas de «El Corpus»
y «Namasigüe»; en esas posiciones fueron atacados por los
salvadoreños con un empuje formidable, pero desorganizado,
dando por resultado un verdadero desastre para las tropas del
General Preza.
La paz fue firmada a bordo del crucero norteamericano
«Chicago», en las aguas de Ampala.

Sublevación de los Cadetes en San Salvador


El 15 de Febrero de 1922
Una Compañía de Cadetes en San Salvador, con la mira de
derrocar del poder al Presidente de la República, don Jorge
Meléndez, se sublevo el día 15 de febrero de 1922 y como no
fuera secundada por los demás cuerpos armados de la capital,
huyeron y se refugiaron en Honduras.

-103-
Sublevación del Sexto de Infantería

El 22 de Mayo de 1922

A media noche del día 22 de mayo de 1922 un grupo de


paisanos, encabezados por Oliverio Gronwell Valle y Mandados
por el Capitan Fernando Carranza Tenorio, se posesionó del
cuartel Sexto de Infantería, sublevando parte de la guarnición y
reduciendo a prisión a los Jefes.

Al amanecer del día 23 siguiente, fue atacado el Sexto por


tropas de los otros cuarteles de la capita, y restablecido el orden.
-104-

Rasgos Biográficos de Algunos Militares

General Francisco Morazán

El héroe de la Unión Centroamericana, el vencedor en cien combates, el


caudillo que es, él sólo, la más grande figura política y guerrera, desde la
independencia a nuestros tiempos; el triunfador de San Pedro Perulapán «Las
Charcas», «El Espíritu Santo» y Guatemala, nacido el 3 de octubre en la ciudad de
Tegucigalpa, en el año de 1799 y muerto el 15 de septiembre de 1842 en San José de
Costa Rica, por la facción separatista, cumple el próximo 3 de octubre el 136
aniversario de su nacimiento; porque Francisco Morazán no ha muerto, ni morirá
nunca en el corazón de los centroamericanos.
EL GRAFICO se honra una vez mas al publicar la efigie del genio militar, bajo
cuyo busto dice: «PROVINGIAS UNIDAS DEL CENTRO DE AMERICA» y da su
voz de aliento en estos días, a los que aun persiguen el ideal morazánico, que es sin
duda el mas alto sueño realizable que deben tener los Estados disgregados de la
antigua Federación (Reproducción de la Revista «El Graficó» de
Tegucigalpa)

General Domingo Vásquez


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Juicios de un Escritor Costarricense

El Señor Dr. don Ramon Zelaya, distinguido intelectual


de Costa Rica, que ejercía las funciones de Cónsul de su país en
Génova, Italia tuvo ocasión de tratar íntimamente al Dr. y
General Domingo Vásquez, cuando este malogrado hombre
publico hondureño vivió en la tierra de Juan Santamaría; y al
tener noticias de su fallecimiento escribió un articulo dirigido al
Director de «La Prensa» , diario que se editaba en
Tegucigalpa, en el cual muestra los rasgos mas salientes del
carácter moral del General Vásquez y narra vario hechos que
confirman los juicios que el escritor costarricense expone.
He aquí algunas de esas atinadas y discretas observaciones:
«Hace una docena de años, en efecto en una época en que
Costa Rica estuvo a punto de ser arrastrada fuera de las
tradiciones de su pueblo, el General Vásquez recibió en Nueva
York, por medio de los respectivos Ministros Plenipotenciarios, la
oferta simultánea de los Gobiernos de aquella República y de
El Salvador, de todo cuando pudiera necesitar en dinero,
armamento y hombres, para que recuperara la Presidencia de su
país. Este hubiera sido el primer paso para encerrar al General
Zelaya, su mortal enemigo, en un círculo de hierro.
«Sin la menor vacilación, don Domingo rehusó en forma
cordial, y como los proponentes insistieran por cable, fue
expresamente de Nueva York a Costa Rica a dar las gracias al
Presidente y a ratificar su negativa. Algunos años después,
refiriéndome el caso, me decía el General Vásquez: «Nada me
repugna tanto como hacer una guerrilla imbécil de nuestras
atrabiliarias revoluciones, andar por campos y montañas,
sorprendiendo aldeas y matando indios». Y agregó «Si he de
volver a la Presidencia de mi país, y tengo el presentimiento de
que volveré que sea por el voto de mis conciudadanos. Y si

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no, nó». La suerte se encargó de desmentir sus presentimientos,


por desgracia de la América Central. Bajo la dictadura de Manuel
Bonilla, el Comandante Militar de un importante Departamento
de Honduras, uno de tantos oficiales formados por Vásquez, le
escribió ofreciéndole entregar las fuerzas que comandaba. Y me
consta que de Costa Rica le contestó el General: « He tenido
siempre por ti la mayor estima, y me dolería mucho tener que
retirártela por traidor; permanece fiel a tu Jefe » . Y todo esto se
lo decía y hacia con la naturalidad de quien da un consejo
desinteresado en una causa ajena. Noble y generoso, le fue
siempre un inmenso placer rendir servicio a todo el que tocaba a
su puerta; y daba, sin contar amigos ni enemigos, con delicadeza
de gesto, con discreción romántica, sin reclamar ni esperar la
gratitud de los hombres.
Solamente el actual Presidente de Costa Rica, Licenciado Cleto
González Víquez, está dotado de un altruismo comparable al de
Vásquez. Su conversación concisa, toda ella salpicada de frases
lapidarias, era una continua enseñaza. Con una admirable
espontaneidad, sentada en forma de sentencia la solución mas
digna de cada problema, de cualquiera divergencia social o
política.«Por la manera de dar se reconoce un hombre».
«Hay servicios que provocan el odio, antes que la gratitud de
quien los recibe» «Yo no tengo que arrepentirme de uno solo de
los actos de mi vida. «Si hubiera de recomenzar esta, la repetiría
idéntica a la primera edición» «Nada me es mas insoportable, que
la compañía de los majaderos ensimismados». «Se me ha tratado
de tirano, porque en momentos de tormenta, hice saber, que
cuando yo mando, mando». Tal es el tipo de la frase cortante y
clara de Vásquez, frase clara y limpia como una hoja de acero,
como su alma del soldado, gentil hombre.
Y él, que tantos puñados de oro repartió por el mundo, entre
necesitados e ingratos, tuvo horas amargas y crueles en mi país,
Costa Rica, horas que la vida no ha escatimado nunca a las almas
grandes y bien templadas, horas tristes en que la dignidad de esos
hombres se debate en el vació de la Natura, como las alas de un

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molino fantasma, horas malditas en que la miseria viene a tocar a
la puerta custodiada por el honor. Y es una satisfacción inmensa
que declaro a sus conciudadanos que esa fue la única pordiosera,
que fue mal recibida por el General Vásquez, quien, siempre
erecto, no le sacrifico un ápice de su dignidad. En efecto: Fue en
tales momentos angustiosos del prescrito, que el entonces
Presidente de Costa Rica, que se decía su amigo, le ofreció
quinientos pesos mensuales por que albergara en su casa, el título
de Inspector General del Ejército. Vásquez rehúso el honor, por
los siguientes motivos: «Yo no puedo usar un uniforme que no
sea el de mi país, dijo;» y después agregó: «además los
costarricenses tendrían razón de reprocharme el sueldo que les
quito para no hacer nada». Diz que esa fue la época sola, en que
el General Vásquez, siempre pulcro, se le envió andar con el
ruedo de los pantalones un tanto usados ¿se refería a este episodio
cuando me decía, que por la manera de dar se conocía la nobleza
de un hombre? Los hechos de guerra del General Vásquez, son
mejor conocidos por sus compatriotas, que por mi. Seria una obra
patriótica, la que emprendería el hondureño que escribiera la
historia de los seis meses de la Presidencia de don Domingo. Me
consta el alto concepto que conservó siempre del soldado de su
país. Su gratitud intensa hacia sus compañeros de armas en la
cruenta campaña de 1893, en la cual hubo momentos en que luchó
uno contra treinta. Se quejaba amargamente de la desmoralización
en que las continuas revoluciones han sumido el espíritu militar
de cuatro de las repúblicas centroamericanas, en donde a veces la
traición sirve de peldaño glorioso al traidor, en vez de su patíbulo.
Desde este punto de vista, Vásquez consideraba al costarricense
como el mejor soldado del Istmo, porque no es traidor, ni
cobarde, ni vicioso, ni insubordinado; pero cuando el hondureño
está comandado por un Jefe que le inspire confianza, es el soldado
mas heroico que se pueda encontrar. Espero que el letrado que
haya de bosquejar la historia del sitio admirable, que sostuvo en
Tegucigalpa, durante 33 días, en 1893, no se hará esperar mucho
tiempo.

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Sitio memorable, digno de un Massena, en que los sitiados
careciendo de todo, debían aprovisionarse en el campo de los
sitiadores para continuar la lucha. Un italiano manejaba una
maquineta rudimentaria de fabricar cápsulas, y cuando las bajas
redujeron su tropa a 300 hombres es decir, a menos de la tercera
parte, cuando a los asediados les faltó el pan y el agua, y aun la
maquineta del italiano se rompió, Vásquez convocó a Consejo a
sus oficiales. Como es natural, la casi unanimidad del Consejo,
opinó que no quedaba mas recurso que rendirse. «Yo no me
rindo» –contestó el Jefe –. Prefiero morir, abriéndome paso por
entre los enemigos»; y la retirada gloriosa de los 300 vasquitas
hacia la frontera de El Salvador, comenzó, rompiendo el arma
blanca, las filas de innumerables enemigos coligados. Al llegar a
los confines de la República, a aquel grupo de héroes le quedaba
una cápsula por soldado. Vásquez mandó a hacer alto, y esperó la
llegada del más cercano de sus perseguidores. Esta era el General
Manuel Bonilla con su tropa; el Comandante de los 300 mando
hacer la última descarga, y entró en tierra salvadoreña, con el
bagaje glorioso de sus hazañas.
«¿Cuándo aparecerá el Plutarco inspirado que habrá de
escribir las VIDAS de estos varones de la raza américo-latina?
«Esta es quizá la única pagina militar de ese hondureño
ilustre; pero esa pagina es bella, por la dignidad de su gesto y la
elocuencia de su enseñanza. Vivir siempre listo a sacrificar el
todo por el todo, en aras del deber y del honor. Es uno de los
distintivos del héroe latino; esa fue también una de las divisas del
ex-Presidente de Honduras. No era don Domingo, hombre que se
retirara ante la amenaza arbitraria de unos cuantos barcos de
guerra o de algunos batallones de infantería extranjera. El hubiera
obligado al audaz provocador a desembarcar sus tropas, y no se
hubiera retirado, sino después de haberle librado un par de
combates y después de haber lavado el ultraje inferido a la Patria,
regando el territorio nacional con un poco de sangre del invasor.
¡Quijotismo! gritarán algunos; mas sin un poco de quijotismo no
puede haber verdadera grandeza en la historia.

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En 1893 el Presidente de Honduras hubiera encontrado un apoyo
eficaz en Ezeta, si hubiera querido mantenerse en el poder, y si
hubiera solicitado ese apoyo, que el pueblo salvadoreño, siempre
generoso, le ofrecía con entusiasmo. Prueba de ello la popularidad
de que gozaba Vásquez en esa época, en la República vecina, y
las manifestaciones de simpatía con que fue recibido en todas
partes. Mas Vásquez no se rebajo a solicitar el auxilio de nadie.
Aun mas: rehusó al dictador Ezeta una entrevista que le
propusiera éste, algún tiempo antes de que se rompieran las
hostilidades entre su Gobierno y el de Nicaragua.
«Cuando el General Vásquez me refirió el caso, algunos
años después, agregó: «Bueno era yo para extenderle la mano a
un traidor». Tal era el temperamento del hombre que la hermana
República de Honduras acaba de perder. Espíritu noble y géneros,
por todas partes dejo una estela de afectos, de estima y de
admiración. Inteligencia amplia y estricta, parecía deber sus
pensamientos e inspirar sus actos en la altura donde soplan los
«cuatro vientos del espíritu humano». Sirva de consuelo a la
noble Honduras, la gloria, rendida, incompleta por las
circunstancias de la política, la gloria roja, y sin embargo bella,
que le han dado sus dos hijos predilectos. Si resultaran ciertas las
profecías que hacen los augures de nuestros tiempos y las
nacionalidades de Centro América, hubieren de defender su
independencia indolatina, los nombres Morazán y Vásquez, serán
como dos banderas muy altas que flamearan siempre en la
vanguardia de nuestras líneas».
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Pasajes de la Vida Militar del Autor

Obra en poder del autor de la «Historia Militar» de El


Salvador, el documento, debidamente autenticado, que
literalmente dice:
«Me consta de vista, que el Teniente don Gregorio
Bustamante, el año de 1890. estando de baja, fue llamado por el

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General Longino Sánchez para que lo acompañara, en calidad de


ayudante, en la ciudad de Tegucigalpa, cuando el día 8 de
noviembre el General Sánchez desconoció al Presidente de la
Republica, General don Luís Bográn; y que, cuando Sánchez en
persona tomó el Palacio Presidencial, el oficial Bustamante
desarmo y redujo a prisión al Jefe del Estado Mayor de Bográn,
General don Ramón Mendizábal, y a toda su oficialidad.
Tambien me consta que el Teniente Bustamante se batió
valientemente en las calles de la ciudad y en el cuartel de San
Francisco, durante tres días y tres noches que duró el combate
entre las fuerzas del Gobierno, en numero como de 4000
hombres, mandados por los Generales Vitalicio Laínez, José
Santos Bardales, Horacio Villavicencio, José Maria Reina (p),
Dionisio Gutiérrez, Miguel R. Dávila, Miguel Oquelí Bustillo,
Matute, Gallardo y otros mas; y los soldados de Sánchez, que no
llegaban a 400 mandados por el propio Sánchez, Isidoro Pacheco,
Juan Suazo, Félix Herrera, Calixto y Federico Lozano, Francisco
y Juan Paguagua, Francisco Discua y otros oficiales; y que,
cuando Sánchez abandono el cuartel antes dicho, y rompió las
líneas que le asediaban, Bustamante contribuyó eficazmente a
romper la línea de «El Guanacaste» que defendía el General
Horacio Villavicencio, donde quedó gravemente herido y
prisionero. También me consta, por encontrarme en esa época en
Tegucigalpa al servicio del Gobierno de Honduras, que, en los
partes rendidos por el Coronel Ernesto Barrera al Ministerio de la
Guerra, figuraba el nombre del Teniente Gregorio Bustamante,
entre los audaces que, salidos de La Unión, tomaron el puerto de
Amapala el día 5 de mayo de 1891. Igualmente me consta: que
encontrándose en esta ciudad de San Salvador, el Teniente
Gregorio Bustamante, fue llamado por el General Domingo
Vásquez, de Tegucigalpa, en octubre o noviembre de 1893; y que,
siendo ayudante de dicho Jefe en la batalla de Choluteca, librada a
mediados del mes de enero de 1894, contra las fuerzas
revolucionarias encabezadas por el Dr. Policarpo Bonilla y el
ejercito nicaragüense mandado por el General J. Anastasio Ortiz,
fue herido en el pecho al tercer día de lucha y conducido a la

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ciudad capital; y que, sin estar totalmente curado se batió durante
los treinta y tres días que duró el sitio de Tegucigalpa, donde fue
ascendido al grado de Capitán por su buenos comportamientos; y
que, no queriendo quedarse cuando el General Vásquez rompió el
sitio para buscar la frontera de El Salvador, no se separo de su
Jefe hasta llegar a la capital salvadoreña, donde fue especialmente
recomendado al General Presidente de la República, don Carlos
Ezeta, en unión de sus demás compañeros. Conste también: que,
el día 30 de abril de 1894, por orden especial del Señor Presidente
de la República de El Salvador, don Carlos Ezeta, fueron
llamados y dados de alta, previo reconocimiento de sus
respectivos grados militares, todos los Jefes y Oficiales que
habían acompañado en Honduras al denodado General Domingo
Vásquez, y mandados a combatir sobre la ciudad de Santa Ana,
donde un dia antes había surgido una revolución encabezada por
el General Rafael Antonio Gutiérrez; y que, entre los llamados, se
encontraban, el que esto declara, el General José David Polío, los
Coroneles José Maria Villatoro, Luís Rodas, Manuel Vásquez,
Juan Maria Cuellar, Adolfo Nolasco, Rivera y otros mas, y los
Capitanes Gregorio Bustamante, Trinidad Jereda, Juan Pino,
Víctor Manuel Muñoz y otros mas. Declaró tambien: que el
Capitan don Gregorio Bustamante fue ascendido a Mayor del
Ejercito el dia 4 de mayo de 1894, por su valentía en el combate
del dia anterior que duró doce horas, y asi se hizo constar en la
Orden General de esa fecha. Lo mismo me consta que fue
ascendido al grado de Teniente-Coronel por su arrojo en el
combate recuperando la plaza de Chalchuapa el día 24 del mismo
mes. También declaro: por haber intervenido en los
acontecimientos que, el ya Coronel don Gregorio Bustamante, se
encontró en el sitio de Tegucigalpa que resistieron las fuerzas del
Gobierno dictatorial del General Rafael López Gutiérrez, el año
de 1924; y que, el Coronel Bustamante, encontrándose de
incógnito dentro de la ciudad, prestó importantísimos servicios a
la revolución encabezada por los Generales Vicente Tosta,

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Gregorio Ferrera, Tiburcio Carias Andino, Francisco Martínez
Funes y el infrascrito, comprando elementos de guerra
clandestinamente y enviándolos a los Jefes de «Toncontin» y
«Berrinche», con una completa información del enemigo, y que,
por ultimo, sedujo a los defensores del sector «El Picachito»,
para que por ese lado penetrara el revolucionario General
Tiburcio Alvarado a la ciudad sitiada. Me consta también: que el
día 14 de agosto de 1924, salio de Tegucigalpa el Coronel don
Gregorio Bustamante con una columna a expedicionar por el
Suroeste de la República, en persecución de la revolución
encabezada por los Generales Julio Peralta y José María Fonseca,
y que, después de haberlos desalojado de los pueblos de «San
José», «Libertad» y «Curaren», los batió seriamente a
inmediaciones del pueblo de «Lauterique», el dia 19 del mismo
mes de agosto; y que, en ese sangriento combate, recibió un
balazo en el omoplato derecho, y que, después del triunfo, sus
oficiales y soldados lo proclamaron General del Ejército, en
premio de su valor y pericia, habiéndolo confirmado toda la
prensa de Honduras, con felicitaciones muy calurosas. Firmado en
la ciudad de San Salvador, a los once días del mes de junio de mil
novecientos treinticinco. –Heriberto O. Jeffries. –General de
División del Salvador, Honduras, Costa Rica, Colombia y
Panamá».
El anterior documento fue autenticado ante los oficios del
cartulario Dr.don Constantino Hernández, y firman como testigos
el Dr. don Rafael Viana y don Benjamín Rivera.
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Rasgos Biográficos del General don
Benjamín Molina Guirola

Padres del General Molina G. Coronel don José Dolores Molina y


Lara y doña Concepción Guirola de la Cotera.
Nació en Zacatecoluca, a la media noche del 24 de
diciembre de 1844. Estudio sus primeras letras en colegios de

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Zacatecoluca y San Vicente; y trasladada su familia a San


Salvador, asistió a las clases del Colegio de don Nicolás Tiberino.

Por la ruina de la capital, del 16 de abril de 1854, regresaron


los Molina a Zacatecoluca, en donde el niño Benjamín asistió a la
escuela pública para completar sus estudios de primaria, como sus
hermanos mayores. Terminados esos estudios, su padre lo envió a
Santa Tecla, internándolo en el colegio Tridentino, que acababa
de ser fundado por el señor Obispo Zaldaña. Allí principio el
estudio de humanidades, matemáticas, ciencias naturales e
idiomas, y en 1861 al recibir el bachillerato, fue declarado
competente para comenzar sus estudios en la Universidad
Nacional.
Asistió a la Universidad desde ese año hasta 1863 época en
que abrazo la carrera de las armas. Con ideas conservadoras,
como todos los de su familia, que las seguían por tradición y por
convencimiento, se alistó como voluntario en las tropas
revolucionarias que, ayudadas por las tropas de Carrera,
Presidente de Guatemala, querían derrocar al Gobierno liberal del
Capitan General don Gerardo Barrios y elevar al solio
presidencial al Licenciado Francisco Dueñas, líder conservador.

Por heroicos y distinguidos servicios que prestó el Teniente


Molina Guirola a la causa de Dueñas, éste, cuando subió al poder,
lo ascendió el 17 de junio de 1864 al grado de Capitan. En esa
misma fecha del año siguiente, fue Capitan Efectivo, grado que
meritoriamente gano en el ataque de La Unión, llevando a cabo la
noche del 29 de mayo de 1865 por el General don Florencio
Xatruch contra el General Cabañas, que se había sublevado en
San Miguel a favor del General Barrios, y que al saber que iba
hacer atacado por fuerzas superiores a las suyas, se había retirado
al puerto de La Unión donde, como ya sabemos, fue vencido. El
Capitan Molina Guirola iba como Ayudante del General Xatruch
en esa expedición.

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En 1870, el 6 de julio, pocos días después de ser nombrado
Comandante de Zacatecoluca y Jefe de Milicias del Departamento
de La Paz, recibe el nombramiento de Teniente Coronel
Graduado.

Caída la Administración de don Francisco Dueñas, por la


revolución que llevó al poder al General González Molina Guirola
quiso retirarse del servicio activo, pues habíase conservado a fiel
a Dueñas, pero al negarse González a darle de baja, y sabiendo
que Dueñas había desligado del juramento de fidelidad a sus
tropas, felicita Molina por su comportamiento y hace que siga
ejerciendo la Comandancia de Zacatecoluca.

En marzo de 1872, Honduras declara la guerra a El


Salvador, y Molina Guirola, al prestar sus servicios a la Patria,
ejerciendo siempre la Comandancia de Zacatecoluca, recibe
órdenes del Ministerio de la Guerra para que salga con una
Brigada contra Cojutepeque ciudad que se había insurreccionado
contra el Gobierno constituido. En la batalla contra los
insurrectos, Molina se cubrió de gloria, y fue tal el heroísmo que
demostró en esa acción, que el Ejecutivo, el 8 de agosto de ese
mismo año, lo ascendió al grado de Teniente-Coronel Efectivo.

En 1874, el Coronel Molina, después de servir al Gobierno


como Comandante del puerto de La Libertad y Administrador de
Correos del mismo puerto, es nombrado Gobernador y
Comandante del Departamento del mismo nombre, en los últimos
días de marzo. El 9 de ese mes había sido ascendido Coronel
Graduado, por disposición que la Asamblea Nacional había
tomado el 24 de febrero; siendo ascendido el 30 de julio del año
siguiente, al grado de Coronel Efectivo, después de prestar sus
servicios al Gobierno en una misión secreta militar llevada a cabo
satisfactoriamente en San José de Guatemala a fines del año 74.
Ocupaba de nuevo la Gobernación y Comandancia del
Departamento de La Libertad en 1876, cuando Guatemala declara

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la guerra a El Salvador, y el Coronel Molina recibe órdenes de sus
Jefes de salir para San Miguel a reunirse allí con el General
Brioso, Jefe de la División de Oriente que defendía los santos
derechos de la independencia patria.

De San Miguel fue destacado el Coronel Molina, con una


Brigada, a hacer un reconocimiento por aquellos departamentos, y
sabiendo que el enemigo se encontraba cerca, por el «Vado del
«Río Lempa», le presenta batalla, haciéndole retroceder. En
«Mapulaca» y «El Portillo», acciones en que derroto
completamente a los contrarios, lo consagraron como una
estratega de primera orden; pero estas batallas no fueron de tanta
importancia como para hacer salir del territorio nacional a los
invasores.
En «Pasaquina», ultima batalla a la que asistió el Coronel
Molina en esa campaña, y que duró tres días, fue herido
gravemente, y en sumo estado de postración, fue llevado a las
minas de «El Tabanco». En la batalla de Pasaquina había muerto
su hermano menor, don Asiselo.

El 26 de abril de ese mismo año, fue ascendido a la


graduación de Brigadier; mas enfermo de muerte, es trasladado al
puerto de La Unión, en donde lo embarcan para La Libertad,
ciudad de la cual es trasladado a Santa Tecla, a donde llegó el
1° de septiembre para que muriera en el seno de su familia, pues
los médicos lo habían desahuciado.
En articulo de muerte, contrae enlace, el 6 de ese mismo
mes y año, con la señorita doña Juana Antonia Zaldaña, sobrina
carnal del ilustrísimo Señor Obispo del mismo apellido, Segundo
Mitrado de esta Diócesis. El General Molina Guirola se retira de
las milicias y después de un año de grave enfermedad, se
restablece poco a poco, dedicándose a la vida de hogar y de donde
salio, casi forzado por las circunstancias, a ocupar el Ministerio
General el 25 de julio de 1890, en la Administración del General

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Carlos Ezeta. Este acto de su carrera política es muy discutido,
pero según el mismo lo dice en sus memorias y autobiografía,
obedeció únicamente a su acendrado patriotismo, pues esperó
salvar a El Salvador de la guerra fratricida que esperaban iba a ser
declarada por Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Dice el General Molina Guirola en su autobiografía:
«Acepte el nombramiento de Ministro General, no porque
estuviera del lado de Ezeta, ni acuerpara su bandera, pues era un
traidor, sino porque creía en esos momentos difíciles, podía yo
salvar al país, si no de una guerra, por lo menos de una invasión.
No me arrepiento de haber obrado como lo hice, ni por ello
ninguna culpa me reprocha mi conciencia; antes de todo banderín,
de todo partido político, de toda diferencia personal, esta el bien,
la seguridad y la defensa de la patria».
Por su política conciliadora logró que, ni Honduras ni
Nicaragua, atacaran a El Salvador y definieran su política; y al
mismo tiempo, habiendo agotado todos los medios conciliadores
con Guatemala y al convencerse que aquella República quería la
guerra, puso en pie de defensa un ejército de 40,000 hombres,
perfectamente equipados, el mas grande que hasta esa fecha se
había visto en El Salvador.
Ocupaba el Ministerio General, y cuando el Presidente
Provisorio Ezeta, se encontraba en Santa Ana dirigiendo la
gloriosa campaña de 1890, el General don José Maria Rivas se
insurrecciona contra el Gobierno constituido y ataca la madrugada
del 29 de julio, la ciudad de San Salvador.
Sitiado el General Molina Guirola en la Casa Blanca,
después de una heroica defensa de 14 horas, sin parque y solo con
14 sobrevivientes de los defensores, tiene que declararse vencido,
es tomado preso, pero al huir Rivas, vencido por las tropas
comandadas por el General Antonio Ezeta, recobra su libertad,
pero su salud muy quebrantada, a consecuencia de las privaciones
y del mal estado de sus heridas que conservaba abiertas desde la
batalla de Pasaquina, se va deshaciendo poco a poco todas las
Carteras, hasta que renuncia de la última en agosto de ese año.

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Pocos meses después acepta el nombramiento de Ministro
Plenipotenciario, encargado de la Legación de primera clase que
se había creado ante el Gobierno de los Estados Unidos de Norte
América. Sirvió el Gobierno en ese cargo casi cuatro años, y al
regresar al país se retira completamente de la política, y en el seno
de su familia, muera en su residencia de Santa Tecla, en la
madrugada del 2 de julio de 1900.
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Vida Militar del General de División

don Emilio F. Avelar

Ingreso al Ejército el año de 1883, como Sub-Teniente, y


fue agregado al Cuerpo de Artillería comandado por el General
Adán Mora en esta capital.
Fue ascendido a Teniente Efectivo el siguiente año y
trasladado a Santa Ana, en donde, el año de 1885, se le ordenó
ponerse a las órdenes del General Doroteo Funes, Jefe de una
Brigada, siendo Comandante de Batallón, el entonces Coronel
Rosendo Orellana, que le nombro ayudante. En esa situación se
encontraba cuando se desarrollaron los históricos acontecimientos
de aquel año, habiendo tomando parte en las acciones de armas de
«El Coco» y Chalchuapa, en donde fue ascendido al grado de
Capitán, después de la batalla del 2 de abril, en que murió el
General Justo Rufino Barrios.
El mismo año de 1885, fue destacado de esta capital, a las
órdenes del General Ezequiel Moreno, que fue a atacar la
revolución que había estallado en Santa Ana, encabezada por el
General don Francisco Menéndez.
Del cuartel general de Coatepeque, se destacaron varias
veces las fuerzas del General Moreno para atacar al enemigo, y el
capitan Avelar, algunas veces actuaba como Ayudante Mayor,
otras como Capitan de Compañía y una vez, como 2°. Jefe del
1er. Batallón por muerte del Jefe respectivo.

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El 1887, estando de comandante Local de la villa de Nejapa,
fue trasladado a Santa Ana y nombrado Capitan de la Escuela de
Cabos y Sargentos, recién fundada en aquella ciudad; después de
algún tiempo fue nombrado Instructor de Chalchuapa, y 2°. Jefe
de aquella plaza.
El año de 1889 paso a Sonsonate como Capitan de
Compañía e Instructor de Milicias del Departamento, y en ese año
estalló la revolución en Cojutepeque, encabezada por el General
José Maria Rivas, por cuyo motivo salió un batallón de Sonsonate
al mando del Teniente Coronel don Dionisio López, figurando el
Capitan Avelar como Ayudante Mayor, y regresando a Sonsonate,
después de dejar pacificado el Departamento de Cuscatlán
vinieron los acontecimientos de 1890, dando por resultado la
muerte del General Menéndez y la guerra con Guatemala, y en un
batallon salido de Sonsonate al mando del Coronel Jesús Valdés,
marchó el capitan Avelar como 2° Jefe, con rumbo a
Ahuachapán, siendo el Jefe de la Brigada el General Valentín
Amaya, y habiendo llegado a esa plaza el General don Carlos
Ezeta, ordenó que se reconociera el grado de Teniente-Coronel al
Capitán Avelar. Organizando un nuevo batallon, se nombro Jefe
de él al Coronel Joaquín López, 2°. a Avelar, saliendo a
incorporarse a las fuerzas mandadas por el General Antonio
Ezeta, a cuyas ordenes se libraron los combates de «El Pinalon»,
«Tierra Blanca», «Paraje Galán», «Piedras Azules»,
«Atecatempa», «Contepeque» y «Volcán de Chingo»; en este
último, por haber hecho retroceder al enemigo en el llano de ese
volcán, el General en Jefe dió a reconocer a Avelar como Coronel
Efectivo.
El año de 1894, actuaba Avelar como Comandante y
Gobernador del Departamento de Cuscatlán, de donde fue
llamado a esta capital por el Presidente de la República General
don Carlos Ezeta, para que comandase el batallón «Los
Colorados» y saliese sobre Santa Ana a combatir la revolución
que, encabezada por el General Rafael Antonio Gutiérrez, había
tomado aquella ciudad. Al llegar a Coatepeque se incorporó a las
fuerzas del General Antonio Ezeta, y su batallón hizo importante

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Papel en los combates que se libraron en los primeros días del
mes de mayo de ese año, donde fue aclamado el Coronel Avelar
por sus soldados, General del Ejército, grado que fue aprobado
inmediatamente por el Supremo Gobierno.
Caído el régimen ezetista, el General Avelar emigró y
permaneció en Guatemala algún tiempo, y habiendo vuelto al
país, se encontraba de baja en Santa Ana, el año de 1906 donde
fue llamado por el General Tomás Regalado para que le ayudase
en su campaña contra Guatemala, y como no hubiese organizado
alguna, le acompaño hasta que fue herido en uno de los
encuentros de armas librados antes del 11 de julio, fecha en que
murió Regalado y conducido a Chalchuapa en unión del General
José Montufar y del Mayor Teodoro Cantón, que también venían
heridos.
El año de 1907, el General Avelar salió de esta capital
comandando un cuerpo de Jefes y Oficiales, bajo las órdenes del
General José Dolores Preza, que comandaba las fuerzas que
marchaban a Honduras en auxilio de aquel Gobierno, y de la
plaza de Choluteca, fue destacado Avelar a ocupar la hacienda
«San Pedro» cera de la garganta de Namasigüe, donde se libraron
sangrientos combates, desgraciados para los salvadoreños,
viéndose obligados a reconcentrarse a Choluteca y después a
Pasaquina. De esta última población fue destacado el General
Avelar, nuevamente, sobre la frontera de Honduras y ocupo el
lugar llamado «Los Amates», con su fuerza. En este lugar
permaneció hasta que se firmó la paz.
Por sus buenos comportamientos en la campaña, la
Honorable Asamblea Nacional de ese mismo año, por
aclamación, le confirió el grado de General de División.

Combates a que Asistió el General Avelar

En 1885 en la guerra nacional, asistió al combate de «El


Coco» y batalla de Chalchuapa. Este mismo año, contra la
revolución de Menéndez, a los combates de «La Barranca del
Bejuco», «Primavera», «Caña Brava»,

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«Sisimite» y la defensa del cerro de «San Pedro Malakoff».
En 1889 asistió a los combates de «El Mango», cerca de
Cojutepeque.
En 1890 asistió a los combates de «El Pinalon», «Tierra
Blanca», «Paraje Galán», «Piedras Azules», «Atescatempa»,
«Buena Vista» y «Cerro de Chingo».
En 1894 asistió a los combates de la aldea «Las
Quesadillas», «El Molino», «Caña Brava», «Primavera», «Las
Pulgas», «Calle de La Laguna», «Finca de doña Maria Álvarez»,
«Cerro de Tecana» y «Cerro de Valdés».
En 1906 asistió a los combates de «La Hacienda» y
«Contepeque», donde fue herido.
En 1907 asistió al combate de la haciendo «San Pedro», a
inmediaciones del pueblo de Namasigüe.

Puestos que ha servido el General Avelar

1891. –Jefe media Brigada en el Departamento de


Cuscatlán, bajo las órdenes del General Aquilino Calonge,
Comandante y Gobernador del Departamento de Cabañas. Mayor
de la Plaza del Departamento de San Salvador y Organizador de
las Milicias del mismo Departamento.
1892. –Comandante del Departamento de La Paz y
Organizador de sus Milicias. Director General de Administración
Militar, con residencia en San Salvador. Jefe del Estado Mayor de
la Mayoría General del Ejército, con residencia en Santa Ana.
1893. –Comandante y Gobernador del Departamento de San
Miguel.
1894. –Comandante y Gobernador del Departamento de
Cuscatlán .
1900. –Comandante y Gobernador del Departamento de
Morazán.

-121-

1900. –Comandante y Gobernador del Departamento de


La Unión y Capitán del puerto.
1903. –Comandante y Gobernador del Departamento de
Usulután. Inspector General de las Fuerzas disponibles de la
Republica, con residencia en San Salvador.
1900. –Jefe de la Organización de Milicias del
Departamento de San Salvador.

Actuación del General Avelar en Guatemala

En el año de 1897, cooperó eficazmente en la revolución


encabezada por los Licenciados Prospero Morales, Feliciano
Aguilar y General Daniel Fuentes Barrios, cuyas directas órdenes
tomó parte en los ataques de «San Juan Ostuncalco y Tierra
Blanca, y habiendo sido rechazados, Avelar emigro a México.
Vuelto a Guatemala, de México, fue llamado por el
Gobierno para defender la plaza de San Marcos, a las órdenes del
General Luís Molina, plaza que fue tomada por el enemigo,
después de reñido combate, quedando muerto el Mayor de Plaza,
Coronel Manuel Reyna Barrios, el Coronel Ingeniero Carlos Vela,
con muchos oficiales, y prisionero el General Molina.
El General Avelar se escapó rompiendo línea con los
músicos de la Banda; pero sin dejar sus heridos y pasando por el
pueblo de Cucho, llego a Coatepeque, (Guatemala) se unió a las
fuerzas del General Mariano Serrano, incorporándose después a
las del General Manuel Lisandro Barrillas, y se le ordeno que
pasara a Retalhuleu, y de allí a defender el puerto de Champerico,
donde permaneció hasta concluir la guerra.
El General Avelar estuvo al servicio del Presidente Estrada
Cabrera hasta los últimos días en que cayó éste del poder,
habiendo sido a última hora Jefe del 1°. y 2°. Cuerpos de
Artillería, que fueron los últimos en rendirse y esto hasta que
Estrada Cabrera capitulo en «La Palma».

-122-

Rasgos Biográficos del General

Heriberto O. Jeffries

Allá por el año de 1887 llegó a Honduras, siendo muy


Joven, el norteamericano Heriberto O. Jeffries, contratado por una
compañía maderera para practicar sondeos en las desembocaduras
de los caudalosos ríos que mueren en el Atlántico.
Al terminar esos trabajos, vino a El Salvador, acompañado del
Padre Matute Brito, con el objeto de comprar unas bestias y
habiéndoles sucedido percance, llegaron a la capital en los días
que se empezaban a desarrollar los acontecimientos políticos del
año de 1890 y cuando el General José Maria Rivas se regreso de
Santa Tecla para tomar la capital, Jeffries, que era amigo desde
Honduras del joven militar don Manuel Rivas, lo acompaño en el
combate, atacando «Casa Blanca» donde fue herido de un pie;
pero se pudo escapar, volviéndose a Honduras.
Las capacidades e inteligencia demostradas por el joven
Jeffries, lo hicieron acreedor a la estimación del Gobierno y por
su carácter jovial y generoso, se abrió campo en la sociedad
hondurense. Este joven había sido educado en una de las mejores
escuelas militares de su país, y cuando llego a Honduras, era
Teniente, con prácticas en la Escuela Naval; de manera fácilmente
se hizo amplio campo tambien en el Ejército Nacional, y el
Presidente Bográn le encomendó el difícil trabajo de levantar la
Carta Militar de Honduras, trabajo que no pudo concluir, debido a
la agitación política que se empezó a desarrollar en todo el país.
El 8 de noviembre de 1890, ocurrió la sublevación del
General Longino Sánchez en Tegucigalpa, y Jeffries encabezando
un grupo de norteamericanos, ayudo eficazmente al General
Bográn a restablecer el orden constitucional, donde tuvo ocasión
de distinguirse en los sangrientos combates que se libraron
durante varios días, afirmando, con su conducta, el aprecio del
Gobernante y la admiración de sus compañeros de armas.

-123-
A principios del año de 1892, se sublevo el Coronel
Leonardo Nuila en el puerto de La Ceiba, y Jeffries, que ya había
sido ascendido al grado de Comandante 1°. marcho sobre Nuila
bajo las órdenes de los Generales Belisario Villela y Félix A.
Molina, que batieron en Quiebra Botija, capturándolo el Coronel
Salvadoreño Alejandro Dávila. A mediados del mismo año, fue
tomado el mismo puerto de La Ceiba por el licenciado Enrique
Lozano con un grupo de emigrados, proclamando como
Presidente de la Republica al Dr. Policarpo Bonilla y Jeffries fue
a recuperar el puerto, bajo las órdenes del General Jesús Quiroz,
salidos de San Pedro Sula. A fines de ese mismo año, invadió el
Dr. Bonilla por el lado de Nicaragua, con una fuerte columna de
revolucionarios hondureños, apoyados por el General José Santos
Zelaya, Gobernante de Nicaragua, y Jeffries se batió con ellos en
«Las Anonas» y «El Corpus», ayudando eficazmente a
rechazarlos.
En enero de 1893, el Dr. Policarpo Bonilla, siempre
apoyado por Nicaragua, invadió otra vez Honduras, internándose
en el país, pero numerosas fuerzas del Gobierno lo batieron en
todas partes y Jeffries, que ya era Coronel, se acreditó otra vez
como valiente en los sucesivos combates de «Tatumbla»,
«Tegucigalpa», «La Cuesta», «Cedros», «Guaimaca» y «El
Salto»; tirándolos al territorio nicaragüense por el lado de
Olancho. A fines del mismo año, invadió de nuevo el Dr. Bonilla
a Honduras, con armas del Gobierno de Nicaragua. Entonces el
Poder Legislativo facultó al General don Domingo Vásquez, que
ya ocupaba la Presidencia legalmente, para declarar la guerra a
Nicaragua. Y fuerzas nicaragüenses invadieron el territorio en
apoyo de la revolución del Dr. Bonilla. Jeffries salió de
Tegucigalpa con otros Jefes sobre Yuscaran, ocupada por el
General Nicaragüense Silvestre Herradora con sus fuerzas; pero,
atacado formidablemente por Jeffries y sus compañeros lo
derrotaron completamente. Mientras el General Ortiz ocupaba
Choluteca con numerosas fuerzas nicaragüenses, donde fue
atacado por el propio General Vásquez, llevando a su vanguardia
al Coronel Jeffries. La batalla fue sangrienta.

-124-
y duró tres días pero Vásquez fue rechazado y obligado a
reconcentrarse a Tegucigalpa, donde resistió 33 días de asedio, y
Jeffries se batió casi todos los días con arrojo temerario en «El
Berrinche», «Piedra Grande», «La Granja», «Zopilotera»,
«Juana Laines», «Picachito», y «El Picacho»; esta última
posición había sido tomada por el enemigo, y Jeffries la recuperó
heroicamente con sus valientes gracianos e intibucaes, que
siempre le seguían de noche, con sus hombres desnudos y solo
armados de machetes, valiéndole esa acción las frases históricas
del inolvidable Juan J. Cañas: «Donde Heriberto Jeffries asoma,
siembre la muerte y el espanto», y el General Vásquez que no
había querido hacerlo General por su demasiada juventud, se vió
obligado a conferirle las estrella tan gallardamente, ganadas, y
conste que el General Vásquez, solo hizo tres Generales en todas
sus campañas, que fueron: Heriberto Jeffries, Eduardo Campos y
Jaime de la peña; estos últimos murieron heroicamente en el sitio.
El General Vásquez, obligado por las circunstancias, rompió el
cerco, batiéndose en retirada y cargando los heridos que no
quisieron abandonarlo; se batió en Reitoca, abriéndose paso, y
vino a librar su ultimo combate a orillas del Goascoran, cobrando
la frontera salvadoreña, y siempre Jeffries se distinguió en esas
ultimas acciones, efectuadas en los primeros días del mes de
marzo de 1894.
En la ciudad de San Salvador tuvo un incidente caballeroso
el General Jeffries, que provocó el enojo del Presidente don
Carlos Ezeta, que ordenó ponerlo preso en los sótanos del Cuartel
de Artillería. allí se encontraba cuando estalló la revolución en
Santa Ana, el 29 de abril de 1894 y Ezeta o mandó sacar para
hacerle presente que el General Vásquez, antes de partir para
Costa Rica, lo había recomendado como buen militar, invitándolo
para que le ayudase a debelar la revolución, y como Jeffries
aceptara, inmediatamente tomó el mando de unas fuerzas de
Cojutepeque, migueleñas y de esta capital, marchando hacia
Coatepeque y llevando como 2° Jefe al Coronel Gregorio Molina,
a donde llegaron el 3 de mayo siguiente en momentos que el

-125-
General Antonio Ezeta era rechazado y herido en la aldea de «Las
Quesadillas»; pero la oportuna llegada de Jeffries y Molina, salvó
la situación de ese dia. Jeffries avanzó hasta colocarse muy cerca
de Santa Ana y allí permaneció, rechazando al enemigo varias
veces y donde se le notificó su ascenso a General de División.
Triunfante la revolución, Jeffries se unió a don Antonio
Ezeta en Santa Tecla y lo salvó de ser capturado, consiguiendo,
además, que se embarcara en La Libertad, a bordo del cañonero
«Bennington»; allí fue invitado el General Jeffries por los Jefes
de la revolución para que se quedase en el país, ocupando un
honorífico cargo; pero a instancias del General José Santos
Zelaya, Presidente de Nicaragua, que temía mucho a Jeffries, fue
desterrado por el General Gutierrez, Presidente de El Salvador,
refugiándose en Costa Rica, donde contrajo matrimonio y tuvo
varios hijos.
Recién llegado a Costa Rica el General Jeffries, asistía a una
función teatral, acompañado del General Domingo Vásquez,
cuando fue llamado por el Presidente de la Republica don Rafael
Iglesias, para que fuera con fuerzas a recuperar el puerto de
Limón, que había sido tomado por una revolución encabezada por
don Federico Mora. Después que Jeffries recupero el puerto, fue
nombrado Comandante General de la Costa Atlántica,
aprovechando esa ocasión para ayudar a don Baldomero Vargas a
construir el parque mas lindo que existe en Centro América, en
Limón, sin que le costara ni un centavo al Gobierno. En esa
misma época 1897 Jeffries fue nombrado Jefe de las Fuerzas de
«Bocas del Colorado» y río San Juan, que estaban para batirse
con las fuerzas nicaragüenses.
En 1898 vino el General Jeffries de incógnito a El Salvador,
acompañado del Dr. Francisco Antonio Reyes, entrando por el
puerto de La Unión, con el objeto de ayudar al General Regalado
a botar al General Gutierrez de la Presidencia de la República.
Después del triunfo, Regalado le ofreció la Dirección General de
Policía, puesto que no acepto Jeffries, pues él no tenia intención

-126-

de quedarse en el país, sino que vino porque creyó que había que
pelear contra José Santos Zelaya, su enemigo irreconciliable; pero
como eso no paso, se regreso a Costa Rica.
Poco tiempo después fue llamado el General Jeffries por el
General Carlos Alban de Panamá, por medio de don Manuel
Calderón Ramírez, para que le ayudase a combatir la revolución
que se había levantado contra él, y después de los combates
victoriosos de «Buena Ventura» y «Tumaco», Albán lo mandó a
los Estados Unidos y Europa, con la comision de comprar
elementos de guerra, inclusive un barco, que Jeffries compró en
Génova a Bennet, dueño del «New York Herald», y después de
haberlo armado en guerra, lo bautizo con el nombre de «El
Pinzón» y lo entrego al Gobierno de Colombia en el puerto de
Colón.
Jeffries fue nombrado Comandante de las flotillas del
Atlántico y del Pacifico, y «El Pinzón» hizo el mejor papel en la
batalla del río «Hacha» contra los venezolanos que venían en
auxilio de la revolución encabezada por el General Uribe.
Después Jeffries paso al Pacifico, para unirse al Gral. Quirino
Escalón, que, llamado de El Salvador por Albán, debía organizar
una revolución contra Nicaragua, y en cuyo plan entraba la
captura de los Presidentes de Centro América, que estaban en
conferencias en el puerto de Corinto. Jeffries contaba con una
flotilla de tres barcos armados, y tomó, de orden de Albán, el
vapor chileno «Lutaro», de 10,000 toneladas, para transportar las
fuerzas que tenia listas para la expedición. El «Lutaro», estaba en
reparación anclado en la bahía, sin funcionar sus calderas, y
habiendo sido atacado por el vapor revolucionario «Padilla», los
numerosos prisioneros del «Lutaro», se sublevaron y asesinaron
al General Albán e incendiaron el barco, hundiéndolo. Jeffries
estaba a bordo del remolcador «Chucuita»,de donde ataco al
«Padilla», obligándole a retirarse muy dañado. Jeffries siguió
siempre al servicio del gobierno de Colombia, bajo las ordenes
del nuevo Jefe nombrado en lugar de Albán Sicar Briceña; pero

-127-

contrariado por la muerte de Albán, que dejaba cortado su deseo


de derrocar a José Santos Zelaya. los combates se sucedieron
encarnizadamente, tomando parte en casi todos el General
Jeffries, pero Briceño no lo supo estimar como su antecesor, y
empezaron a disgustarse ambos Jefes, sobre todo Briceña que
atribuía al otro las derrotas seguidas que sufrían sus fuerzas del
Jefe de los indios de Penonomé, Victoriano Lorenzo, hombre
astuto y valiente, que en uno de los combates mató a un hermano
de Briceña. Por fin Victoriano Lorenzo tuvo que rendirse y
entregar las armas, mediante el convenio de respetar su vida y
quedar bajo la protección del General Jeffries, que lo garantizó en
su propia casa, conociendo los designios y encono de Briceña
contra el Jefe indio; pero el protegido de Jeffries, hombre
confiado, como todo valiente, aprovecho una ausencia de su
protector, y salio de la casa, capturándolo sus feroces enemigos
que le dieron muerte a palos. Cuando el General Jeffries se dio
cuenta de lo sucedido rompió completamente con aquellos
hombres, y les juro que los castigaría en forma tal, que no
pudieran olvidarlo jamás.
El General Jeffries se embarcó para Nueva York con varios
amigos, en busca de salud, regresando a Panamá en octubre,
dispuesto a dedicarse a sus trabajos agrícolas; pero el 3 de
noviembre siguiente estalló la revolución, proclamando la
independencia de Panamá, para lo cual Jeffries prestó importantes
servicios, y el Dr. Nicanor Ovario, Ministro de la Guerra de la
Nueva República, lo nombro Comandante General de la Flotilla
del Pacifico; y la nueva República fue reconocida por el Gobierno
de los Estados Unidos, cinco días después; pero al organizarse esa
nueva entidad política, Jeffries puso su renuncia, dedicándose a
trabajos de ingeniería, y construyo los mejores puentes de hierro
del país, por cuenta de la Compañía «Trust de Acero de New
York».
En 1907 Jeffries se trasladó a Nueva York, donde
permaneció hasta el año de 1911; regreso a Honduras y
aprovechando los vínculos de amistad que de antaño lo ligaban
con el General Manuel Bonilla, Gobernante de ese país le ayudó

-128
en la construccion de la carretera del Sur, hasta que murió
Bonilla, trasladándose a Nicaragua para hacerse cargo de los
trabajos de ingeniaría en la carretera de Matagalpa para Managua;
pero renuncio al salir de la Presidencia don Emiliano Chamorro,
con quien siempre fue buen amigo.
Tiene el defecto el General Jeffries de proteger siempre a los
caídos, sobre todo a los hondureños, sin fijarse en colores
políticos; asi, pues tuvo gran numero de emigrados en sus trabajos
de Nicaragua, por lo que, al subir al poder el General López
Gutierrez en Honduras, le puso obstáculos para que ingresase a
ese país; entonces se vino a El Salvador en busca del General
Gregorio Ferrera, para ayudarlo en su revolución contra López
Gutierrez en 1924 y como no lo encontrase en San Salvador, se
fue a buscarlo a Honduras, uniéndosele a inmediaciones de
Comayagua una noche antes de librarse el combate para tomar esa
plaza, cooperando, como siempre con marcada inteligencia, y
valor, al grado de capturar en Flores, al General Román Díaz, a
quien quito gran cantidad de elementos de guerra. Siguió la
campaña hasta sacar a los dictoriales de Tegucigalpa, después de
haber asediado esa plaza por mas de 40 días, pero antes de entrar
a Tegucigalpa, tuvo un incidente mortal con uno de los
revolucionarios, recibiendo dos graves heridas. Otro incidente
desgraciad, en las calles de la capital, lo obligo a refugiarse en el
Palacio Viejo, cuartel del General Ferrera; y cuando este Jefe, que
desempeñaba las funciones de Ministro de la Guerra, se sublevo
contra el Presidente Tosta, Jeffries, obligado por las
circunstancias tuvo que acompañar a Ferrera y actuó con
admirable pericia en el combate de Santa Rosa de Copan, donde
fueron derrotadas las fuerzas del Gobierno; coopero con la misma
inteligencia en la toma de Comayagua, derrotó al enemigo en
Zambrano y triunfo en San Isidro y habría triunfado en
Ajuterique, si el General Ferrera no lo hubiera abandonado,
huyendo con 1,500 hombres y el tren de guerra dejándolo
empeñando en la batalla, en unión del valiente General José María
Reina y otros no menos valientes Jefes.

-129-
Cuando el General Jeffries alcanzó a Ferrera en Santa
Maria, lo humilló enrostrándole su cobardía. Las fuerzas
quisieron seguir la campaña con Jeffries como Jefe; pero éste no
aceptó según el dijo, por no ser hondureño para asumir tal
responsabilidad, y se retiro a El Salvador, donde se hizo cargo de
la construccion de un tramo de ferrocarril de la I.R.C.A., en
donde, como siempre, tuvo abierta la bolsa para favorecer a los
hondureños, esencialmente al os valientes intibucaes y gracianos
que siempre lo han seguido.
________

Datos Biográficos del Coronel

José Dolores Nuila

Padres del Coronel José Dolores Nuila: General don


Santiago Nuila y doña Josefa Henríquez; hizo sus estudios
militares en una de las primeras escuelas militares del país;
acompaño al General Francisco Menéndez y a su padre, General
Nuila, en la revolución de 1885 que derrocó al Presidente Dr.
Rafael Zaldívar, donde figuró en lugar prominente el General
Nuila. Cuando el General José Maria Rivas, en 1889, ataco la
plaza de Cojutepeque, siendo Comandante del Departamento el
General Horacio Villavicencio, el Coronel Nuila que
desempeñaba las funciones del Mayor de Plaza de San Vicente,
salió con fuerzas disponibles vicentinas a atacar al General Rivas
a Cojutepeque, y en un combate que duro varias horas, desalojo a
Rivas del parque de la ciudad, obligándolo a retirarse a «El
Chachacaste», en donde continuo atacándolo hasta hacerlo huir
hacia Sensuntepeque. Cuando cayo el Presidente General Carlos
Ezeta, en 1894 desempeñaba la Gobernación y Comandancia del
Departamento de Morazán, en donde recibió orden del General
Fernando Figueroa, Jefe de Operaciones de Oriente, para
organizar un batallon y marchar con él a la frontera de Honduras,
por el lado de Santa Rosa, para detener la invasión de los

-130-
emigrados salvadoreños que amenazaban por ese rumbo,
encabezados por el General Potenciano Escalón, a quienes batió
obligándolos a repasar la frontera hondureña. Después del
combate de Santa Rosa, el Coronel Nuila recibió orden de salir a
marchas forzadas hacia el puerto de La Unión; pero esa orden no
era del General Figueroa, sino suplantada por el Capitan del
puerto quien había hecho causa común con los revolucionarios y
tomado prisionero al General Figueroa. Al llegar a La Unión, fue
apresado tambien el Coronel Nuila y encerrado en la misma
bartolina con el General Figueroa. En el mes de noviembre de
1898, cuando el General Tomas Regalado rompió la Republica
Mayor de Centro América; el Coronel Nuila tomó parte en el
ataque de la plaza de Usulután con fuerzas migueleñas; pero
fracasó en este ataque y entonces se retiro a la vida privada, donde
fue sorprendido por un ataque de parálisis que lo llevó a la tumba
el 15 de diciembre de 1908 en el pueblo de El Triunfo,
Departamento de Usulután.
_____
Datos Biográficos del General

de División don Carlos Zepeda

Nació el General don Carlos Zepeda en la ciudad de


Zacatecoluca, el año de 1833 fue hijo del Coronel Ignacio Zepeda
secretario y amigo de confianza del General don Francisco
Morazán, ingreso como soldado al ejercito que organizó el
General Barrios, figurando en las filas de los Generales González,
Espinoza, Los Choto y otros mas. Por motivos que se ignoran, se
traslado a Guatemala, donde fue hecho Teniente Ayudante del
General Serapio Cruz y cuando este Jefe fue decapitado, estaba
con él, logrando escapar y refugiarse en el Convento de las
Monjas, donde era superiora Teresa Zepeda, hermana de su padre.
El año de 1871 cuando el General Santiago González botó al

-131-
Presidente Dueñas, asistió a los combates de Santa Ana,
defendiendo la iglesia del Carmen. Los años de 1872 a 1875
siendo ya teniente-coronel graduado militó a las órdenes del
General Espinosa, he hizo la campaña de Honduras contra el
General Medina, siendo herido en el combate de «El Llano del
Conejo». en la segunda expedición a Honduras, siendo Teniente
Coronel Efectivo, salió herido en la toma de Santa Bárbara, plaza
que tomaron por asalto los salvadoreños. A su regreso fue
ascendido a Coronel.
En la campaña nacional de 1876 estuvo bajo las órdenes del
General Francisco Menéndez, en Occidente, y estando sitiadas las
fuerzas salvadoreñas en Apaneca por las fuerzas del General
Venancio Barrios, fue destacado con una compañía de remicheros
para protegerlas, pasando a viva fuerza entre las filas enemigas
por el llano de «La Otra Banda», e ingresando a la plaza, ocupó
la Iglesia del pueblo, en donde resistió hasta que el General
Menéndez lo protegió atacando por el lado de Ahuachapan. Allí
fue ascendido a General de Brigada.
Poco tiempo después emigro a Guatemala y estando en una cena
en compañía de los Generales Luís Molina, Venancio Barrios y
otros, empezaron a hacer reminiscencias de Apaneca y ya
acalorados, Zepeda dijo a Barrios: “A vos y tus hombres los pisé
con las herraduras de mi caballo en el llano de La Otra Banda»”,
por esas frases se disgusto Barrios y ordenó al General Molina
que lo apresase; Molina, pariente de Zepeda por parte de madre,
trató de salvarlo sacándolo para México, radicándose en
Tapachula donde al salir una noche de una reunión, fue herido por
un desconocido, a quien, en su defensa, pegó un tremendo
garrotazo causándole la muerte; pero antes de morir declaro que
había sido mandado por Barrios, y se reconoció que ese individuo
era un gran asesino.
Por tales motivos el General Zepeda se trasladó a Honduras,
donde permaneció hasta el año de 1880, ocupando varios puestos
públicos, uno de ellos la Comandancia y Gobernación del
Departamento de El Paraíso, y en ese año regreso a El Salvador
radicándose en Armenia.

-132-
En el año de 1885, cuando la guerra nacional, fue mandado
a ocupar las posiciones de «El Coco» en unión de otros jefes,
donde fue herido de gravedad. En la historia del General Zamora
Castellanos aparece en un episodio de ese combate que lo
enaltece mucho.
El año de 1890 en la guerra con Guatemala, actuó bajo las
órdenes del General Antonio Ezeta, en los combates de «El
Sacamil» y «El Coco».
En el año de 1893 fue llamado de Honduras por su viejo
amigo General Domingo Vásquez, quien lo distinguió con el
nombramiento de Mayor General del Ejercito, y en tal carácter,
acompaño lealmente a su digno Jefe en sus campañas hasta que
Vásquez cayo, quedándose en Tegucigalpa por ser enemigo del
Gobierno del General Ezeta, y después se traslado a Guatemala,
en donde estaba cuando los valientes 44 se tomaron el cuartel de
Santa Ana, el 29 de abril de 1894; y queriendo ingresar a la
revolución, fue apresado en Jutiapa por las autoridades
guatemaltecas, hasta que logro fugarse e ingresar a Santa Ana el
dia 13 de mayo de ese año. Poco después salió con una fuerza
revolucionaria a interceptar el ferrocarril en Armenia, y el 8 de
junio siguiente se posesiono de Sonsonate.
El General Zepeda desempeño varios puestos públicos en el
Ramo de la Guerra, y fue Diputado a la Asamblea Nacional en
tiempo del General Menéndez, muriendo en la ciudad de San
Salvador, el dia 27 de septiembre de 1906 en el seno de su
familia.

-133-

Anécdotas Militares
____

«El Janane» de Nejapa

En el pueblo de Nejapa vivió un individuo de apellido


Cucufate, mas conocido por el apodo de «El Janane» , por tener
una abertura en el labio superior de la boca, que le impedía
pronunciar claramente las palabras. Allá por los años de 1835 a
1840 fue invadido nuestro territorio por las fuerzas guatemaltecas;
mandadas por el General Carrera y la nobleza de aquel país, que
no veían con buenos ojos al Gobierno liberal de nuestra
República.
Fue el caso que el ejercito enemigo acampo en «El
Playon» ,
Extensión de terreno plano y limpio que existía desde el pueblo de
Nejapa hasta la hacienda de «El Sitio del Niño» , y que hoy esta
transformado, debido a las repetidas correntadas de lava arrojadas
sobre esa planicie por el Volcán de San Salvador. «El Janane»
era el encargado por el Supremo Gobierno de guardar el orden en
el pueblo de Nejapa y de vigilar los movimientos del enemigo,
que solo esperaba la orden de Carrera y de la nobleza de
Guatemala para marchar sobre la capital cuscatecla.
«El Janane», hombre patriota y astuto, como todos los hijos de
nuestros campos, tenia organizada su patrulla, de tal manera, que
estaba al corriente de todos los pormenores del campamento
enemigo. Todas las noches, después de dejar arreglado el servicio

-134-
en el pueblo, se dirigía a formar su campamento en las faldas de
su cerro con un crecido numero de hombres armados de machete.
Tres días y tres noches llevaba de fatigas aquella gente y ya se
empezaba a notar el descontento por tanto trajín. «El Janane»,
solo observaba a su gente, sin darle explicaciones; pero el
momento que nuestro héroe esperaba, por fin llegó. La noche
estaba muy oscura y tempestuosa; la lluvia caía a torrentes sobre
el campamento enemigo; «El Janane», manda formar su gente y
le ordena que se despojen de los vestidos; todos obedecen, pues
«El Janane», no es hombre que ordena dos veces; les da las
instrucciones precisas y marcha sobre el campamento enemigo
con aquella legión de diablos desnudos y entilados; decapita los
centinelas a su paso y penetra al centro enemigo, con rapidez tal,
que nadie se dió cuenta cabal de lo que acontecía. «El Janane»,
ordenó una matanza, sin perdón, de todo aquel que estuviera
vestido y la sorpresa fue tan tremenda en aquella gente confiada,
que todos huyeron sin saber por donde, en la creencia de que los
diablos los perseguían. La carnicería fue horrorosa, y el «El
Janane», a buena mañana, mando correo tras correo a la capital,
dando aviso de haber derrotado al enemigo y de estar en posesión
de muchas armas con abundante parque de varias cajas
conteniendo mucho pisto, y de un cajón grande repleto de
escapularios, rosarios y medallas.
_____

«30 Arriba» y «30 Abajo»

Allá por los Nonualcos, existió una hacienda cuyos


propietarios eran españoles, y entre los colonos había una indita,
morena, simpática y atrayente, muy apetecida por uno de los hijos
de «los Chapetones», asi llamados los españoles; pero era la
novia de Anastasio Aquino, joven indio, altivo y valiente, a quien
la muchacha daba preferencia.

-135-

El hijo del «Chapetón», que asistía a la capital como estudiante,


intrigó con el Jefe Militar para que fuera capturado su rival
Aquino y remitido como recluta a hacer plaza de soldado, y le
dejara el campo libre con la morena.
En efecto, Aquino fue reclutado, en unión de varios indios, y
era conducido amarrado por la escolta correspondiente; pero
comprendió la mala jugada de su rival, y desde que salió del
pueblo empezó a conquistar a sus compañeros para tirarse contra
los soldados que los custodiaban, y cuando llegaron a «El Agua
Escondida», lugar de sesteo obligado de las comisiones militares,
situado en el lugar conocido por «Las Vueltas del Loco», en el
camino que de esta capital conduce al puerto de La Libertad; cayó
de sorpresa sobre los soldados y les quitó las armas, regresando a
los Nonualcos.
Allí comprendió el Indio Aquino que seria perseguido por
tropas del Gobierno, y alguien le aconsejó que regresase al mismo
lugar de «Las Vueltas del Loco» con la gente que ya se le había
unido, y se emboscase para sorprender a la tropa que viniese en su
persecución, puesto que no sospecharían de su audaz maniobra, y
que, una vez el enemigo entrado en las vueltas referidas, ordenara
a los suyos que ascendían a 60 hombres armados con machetes y
los pocos fusiles quitados anteriormente: «30 Arriba» y «30
abajo» para que no se le escapara ni un enemigo. Asi lo hizo, y en
realidad, derrotó la fuerza que de esta capital iba en su
persecución, quitándole las armas y municiones con que pronto se
hizo caudillo celebre.Tomó Zacatecoluca proclamándose «Rey de
los Nonualcos» , y después tomó San Vicente, donde despojó de
su corona a la Virgen del Pilar, y se coronó con ella. Así fue que,
creyendo que era un talismán para el triunfo, su grito de guerra
«30 Arriba» y «30 abajo» siempre lo empleó en los encuentros
que sostuvo con las tropas del Gobierno, y a pesar de él, fue
capturado y pasado por las armas.

-136-
El Indio no Olvida, ni Perdona

Los coquimbos (nombre dado a los jefes morazanistas


llegados de Costa Rica a Nicaragua el año de 1844) en su lucha
por derrocar a Rafael Carrera de la Presidencia de Guatemala,
provocaron una insurrección en San Miguel, dirigida por el
General Trinidad Cabañas; pero habiendo fracasado, los
insurrectos se refugiaron en Nicaragua. Reclamado por el General
Francisco Malespín, Gobernante de El Salvador, los asilados en la
tierra de los lagos, el Presidente de aquella Republica, don
Manuel Pérez se negó a entregarlos. Este hecho motivo la guerra
de El Salvador contra Nicaragua en aquel año.
Perduran en la imaginación de los leoneses los actos de
barbarie cometidos por el General Malespín. Los episodios mas
horribles de la guerra se verificaron entonces, al grado de fusilar
al defensor de la plaza, Senador Emiliano Madrid, en unión de
varios salvadoreños que cayeron en su poder, inclusive unos
pobres indígenas originarios de San Fernando.
Derrocado Malespín y odiado por propios y extraños, se
refugio en Honduras, de donde, empujado por el Obispo Viteri y
Ungo, invadió El Salvador, y habiendo sido rechazado por las
tropas del Gobierno, fue capturado y muerto por los alguaciles del
pueblo de San Fernando; siendo el Mayor de la patrulla, un
indígena hermano de otro que fuera fusilado por Malespín en
León de Nicaragua.
La cabeza del General Malespín fue separada del tronco de
su cuerpo y triada a esta capital, clavada en la punta de una vara
de huiscoyol, y en La Garita hoy Regimiento de Caballería, fue
expuesta al publico por muchos días, metida en una jaula de
hierro; y los indios de San Fernando siempre allí presentes, se
encargaban de dar detalles de la vida y muerte del que fuera el
General Francisco Malespín, lo que confirma el titulo del presente
episodio histórico.

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Los Cantor en Cojutepeque

Desempeñaba las funciones de Comandante en el


Departamento de Cuscatlán, el Coronel don Joaquina Gutierrez.
En la ciudad de Cojutepeque se celebraban las tradicionales
fiestas de enero el año de 1885, y en los chinamos levantados en
la plaza, frente al cuartel, se oían las músicas de acordeones y
dulzainas, acompañadas de sonoras y guitarras.
La venta de aguardiente y Chicha fuerte, bebida favorita de
los indios, Expedia libremente y se servía en sendos huacales de
morro.
La alegría estaba en lo mejor, cuando unos gritos de mujer, a
inmediaciones de la muralla del cuartel, alborotaron a la
muchedumbre; era un oficial de la guarnición que un poco pasado
de tragos, trataba mal a una morena que llegada a la fiesta, de San
Pedro Perulapán, no quiso corresponder a las exigencias del
militar; después se supo que todo aquel alboroto obedecía a un
plan premeditado, pues esa muchacha, en unión de otras, había
estado comprando los cartuchos a los soldados y regalándoles
aguardiente.
Entre 4 y 5 de la tarde del dia 20 de enero del año en
referencia, un grupo de paisanos encabezados por el Capitan
Tomás Cantor, se lanzó sobre la guardia matando al oficial, al
centinela y a otros soldados, apoderándose de las armas.
El Comandante Coronel Gutierrez, se encontraba en el alto
del cuartel, y al darse cuenta de lo que pasaba, bajo por la estrecha
escalera, encontrándose en medio de ella con el Capitan Cantor,
que subía y se trabo un combate cuerpo a cuerpo, del que
resultaron heridos ambos contendientes.
Quiso la casualidad que acababa de llegar una comision
militar, y esa, en un combate a punta de bayoneta y machete
limpio, restableció el orden, quedando muertos los Cantor y
varios de sus acompañantes.

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Encontré Gallos en El Salvador

Cuentan que el General Justo Rufino Barrios, que se


encontraba en la ciudad de Santa Ana, después de las batallas de
Apaneca, La Cumbre, San Juan de Dios y Ahuachapan, en abril
de 1876 y cuando se estaba firmando el convección del dia 25 del
mismo mes en Chalchuapa, en el cual se estipulo que las fuerzas
de Occidente se debían reconcentrar en Santa Ana, quiso ver a los
Jefes con quienes se había batido tan lucidamente, para
felicitarlos y como los Generales Menéndez, Pérez, Van Severen,
Luís Molina y otros se excusaran, Barrios insistió en verlos y se
reunieron en un salón lujoso de las mansiones de la ciudad, en
donde se abrazaron, y el General Barrios expuso que el no había
hecho la guerra al pueblo salvadoreño, sino al Presidente Valle y
al General González; que el estimaba a todos los salvadoreños y
en particular a los Jefes allí presentes, pues había encontrado
gallos en El Salvador, y que estaba dispuesto a probarles ese
cariño. Entonces uno de nuestros jefes le pidió que ordenara a su
representante en Chalchuapa, General López Uraga, que
modificara la cláusula del convenio en que se estipulaba que
nuestro armamento pasara a poder de Guatemala, pues si de veras
quería al pueblo salvadoreño, no debía dejarlo sin armas, a
merced de cualquier vecino, a lo que Barrios accedió
gustosamente, dejándolas en Santa Ana.
_____

Dos Mil Quinientos Pesos por un Viva

El año de 1890 a raiz de la guerra con Guatemala, que


afirmó en el poder al General Carlos Ezeta, una noche asistió al
Teatro, luciendo su costoso uniforme de gala, acompañado de
varias hermosas damas de esta capital, a quienes el galanteaba,
todo el mundo abría paso admirado tan gallarda figura, cuando de
repente logro arrimársele uno de esos tipos audaces callejeros,

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que tanto abundan a guisa de oportunidades, descubriese y a todo


grito dijo: «Viva el Napoleón Centroamericano», arrojando el
sombrero a los pies del General Ezeta, que una de las damas
recogió para devolverlo al adulador; pero, presuroso, el Presidente
lo tomó de las manos de la señora para devolverlo en persona, y
zafándose del dedo una hermosa sortija con un brillante, valorado
en 2,500 pesos, la dió al adulador en premio de tan oportuno viva.
Pocos momentos después, dos ayudantes del Presidente, no
se sabe si de orden del Jefe o de Mutuo Propio, ofrecían al
afortunado 200 pesos por la sortija; pero éste se imagino lo
primero y les contestó que no era posible que él se desprendiese
de una joya que se había honrado en los dedos del hombre mas
galán y valiente de todas las Américas.
_____

A Ratito Cada Uno

Había en San Miguel un sacerdote muy familiarizado con


los empleados del cuartel, de manera que entraba y salía por la
guardia cuando a el se le antojaba. En esos tiempos estaba en
boga la famosa Carrera de Baquetas. Cuando se sabía que se iba
a ajusticiar a algún desgraciado con tan bárbaro castigo, los
familiares de la victima acudían al padre para que intercediera por
él, consiguiendo casi siempre por lo menos que se rebajara el
castigo. Pasaron esos tiempos, convirtiéndose las victimas en
victimarios; pero el magnánimo cura conservaba sus
prerrogativas.
Una vez fue suplicado por los familiares de uno de los que
ayer eran verdugos, para que suplicara por su deudo, a quien
tenían, con los pantalones bajados, a horcajadas de un cañón
caliente a pleno sol. el cura llegó al Cuartel y se arrimó al
ajusticiado, que se retorcía en su martirio, y al ver al padre, con
lágrimas en los ojos, le suplico de por Dios que lo salvara de
aquel suplicio, a lo que el cura contestó: Ya se arreglará, hombre,

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tené paciencia; ayer eran Uds., hoy son los otros, a ratito cada
uno; pero ¿que ha conseguido, padre? lo mismo que conseguían
con Uds., rebajar a la mitad el castigo.
____

Perdieron sus nombres de Orden Superior

Después de los triunfos del 90, los aduladores apellidaron al


General Antonio Ezeta «El León de la Frontera», y como siempre
estaban buscando la manera de sacarle cumba, le hicieron ver que
no era correcto que otros, sobre todo siendo chapines, se firmaran
con el nombre de León, profanando el título que honrosamente le
había conferido la voluntad nacional, asi que, pocos días después,
de orden de la Mayoría General del Ejército, el Jefe del Cuartel de
Artillería de San Salvador, en sus comunicaciones, se firmó:
D.O.S. Bolaños, y el Director General de Policia; Juan Cevallos
de D.O.S.
____
El Proceder de Dos Jefes Militares

En los primeros días del mes de marzo de 1894, cruzaba el


río Goascorán (Departamento de La Unión) una pequeña columna
de militares, comandada por el General don Domingo Vázquez,
venían de la ciudad de Tegucigalpa de sostener una lucha titánica
contra las fuerzas nicaragüenses mandadas por el General J.
Anastasio Ortiz, y las falanges hondureñas encabezadas por el Dr.
Policarpo Bonilla; lucha que duro 33 días, llena de episodios
sangrientos y actos de heroísmo, que fueron la admiración de
propios y extraños. Desde Tegucigalpa los seguían numerosas
fuerzas atacándolos y tratando de cortar su retirada, cosa que
parecía fácil por la lentitud de la marcha a causa de venir muchos
heridos graves; pero esos bravos eran de los que no se rinden, que

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pelean hasta perder la vida; así, pues no era posible contenerlos.
Cruzaba el río, como antes dije y era de ver la solicitud paternal
del Jefe, General Vásquez, haciendo primero pasar a los heridos,
después a la tropa y oficiales, y por último él, que, acompañado
de sus fieles ayudantes defendía la retirada, haciendo los disparos
de despedida a sus tenaces perseguidores. De este lado del río se
encontraba una fuerza salvadoreña que hizo fuego sobre aquellos
hombres, como en negación de asilo, y a no haber intervenido el
invicto General Vásquez, con toda la energía que le caracterizaba,
prohibiendo que se contestaran aquellos fuegos, se hubiera
entablado un serio combate de funestísimas consecuencias. Las
armas fueron rendidas y aquellos valientes fueron conducidos
presos hasta la villa de Anamorós, donde se encerró en la cárcel
del lugar a los principales Jefes, y ¡aquel caballeroso soldado que
volara desde el puerto de Amapala hasta San Miguel, en junio de
1875, para salvar las honras y las vidas de las familias de aquella
metrópoli, amenazadas por una cuadrilla de malhechores! Aquel
hombre, pequeño de cuerpo, pero alma grande, que traía el
corazón traspasado de dolor, porque dejaba flameado en el
Capitolio de su querida patria una bandera extraña, a causa de la
desenfrenada ambición de unos pocos y la incomprensión de sus
demás hermanos. ¡Aquel hombre digno de respeto y
consideración por su intachable conducta patriota, fue vejado en
la cárcel del humilde pueblo de Anamorós, en unión de sus
valientes compañeros, que aunque derrotados, venían con la
frente muy alta y cargada de laureles! ¡Preciso es que no fuera
salvadoreño el Jefe despótico que ordenara tales atropellos, y
preciso tambien que tuviera atrofiada el alma para no inspirarle
respeto aquel grupo de héroes, que en su marcha, simulaba una
procesión fúnebre! Con el gran Vásquez venían Jefes de
reconocida honradez y valentía a toda prueba, como los Generales
Heriberto Jeffries, el mas joven de los Jefes, Jesús Quiroz,
Leopoldo Córdova y tantos Jefes mas, casi todos heridos en
distintas partes del cuerpo y en distintos combates; pues sin sanar
unas, eran recibidas otras heridas. Aquellos hombres, en lugar de

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encontrar un asilo sagrado en el territorio salvadoreño,
encontraron la cárcel y el despojo hasta de los objetos mas
insignificantes de su uso personal; pero, en San Miguel estaba
como Comandante y Gobernador un verdadero interprete de los
humanitarios y justicieros sentimientos del pueblo salvadoreño, y
obedeciendo a sus propios impulsos de genuino cuzcatleco, al
enterarse de los vejámenes que sufrían sus hermanos en desgracia,
destaco inmediatamente al Coronel José Dolores Nuila, con
fuerza suficiente, con la orden de arrebatarlos de las manos del
tirano y conducirlos con toda consideración a San Miguel. Nuila
llega a Anamorós a media noche y reclama a los presos y como se
tardaran en salir los Jefes de la cárcel, se dirigió el personalmente
a sacarlos, se arrima a la reja y, ¿Qué vió, que lo dejara como
clavado en el lugar? el cuadro siguiente: Vásquez estaba
sonriendo, sentado en una humilde camilla de soldado, y en el
suelo sentados sobre una manga chapina, a Jeffries con un cabo
de vela alumbrando a Córdova, que, solicito, remendaba los
pantalones de Quiroz que, abiertos de la parte mas ancha, en una
agachada, dejaban al descubierto las partes mas intimas del
hombre, y este Jefe, acurrucado en un rincón, operando que su
camarada terminara la operación, y Jeffries, ese gringo amargo
frente al enemigo y guasón por excelencia, que a todo el mundo le
toma el pelo con una franqueza sin igual, en su lenguaje bárbaro-
gringo-español amonestaba a Quiroz, diciéndole que era una
vergüenza para un Jefe hondureño dejarse fusilar así.
Digna de todo encomio fue la conducta del Coronel Nuila
que, aunque obraba obedeciendo ordenes de su Jefe, el entonces
Coronel don Emilio F. Avelar, probo el deseo sincero de mitigar
en todo lo que pudo la penosa situación de sus protegidos.
Antes de entrar a San Miguel, el Coronel Nuila mando a
formar su tropa en columna de honor y se coloco a la cabeza de
ella, la Banda Militar de la ciudad dejó oír los acordes
acompasados de nuestro conmovedor Himno Nacional, y a lo

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lejos se oyó, la detonación de veintiún cañonazos. Eran honores


de Altos Poderes con que se recibía aquellos valientes militares,
ordenados por el pundonoroso Jefe de la Plaza. La emoción
sentida por aquellos valientes, al darse cuenta del homenaje con
que eran recibidos, fue tal, que derramaron silenciosas lagrimas
de gratitud al desfilar entre la valla formada hasta el lugar
designado para hospedarlos, y entonces se oyeron de labios del
denodado General Vásquez, las profecías que textualmente
escribió: al entrar a la ciudad, Vásquez preguntó por el General
Avelar, y éste, con toda cortesía, se presentó poniéndose
incondicionalmente a las ordenes; pero objetando que no era mas
que Coronel a lo que Vásquez contestó: «Pocos días le faltan
para serlo; porque Carlos Ezeta, caído yo, está caído él, y Ud.
tiene que conquistar sus estrellas de General en los campos de
batalla defendiéndolo, y esta falange de hombres que Ud. esta
conquistando con su proceder, señalando a un grupo de los
suyos, estará con Ud. leal y valientemente como han estado
conmigo hasta ultima hora». Demás está decir que todo se
cumplió, pues un mes después estaba caído don Carlos Ezeta, y el
caballero Coronel Avelar era ascendido a General por sus propios
soldados, en los campos de «Primavera».
Solo me falta decir que, despechado el General León
Bolaños, Jefe de la fuerza que vejó al General Vásquez en
Anamorós, aviso al Presidente de la República de los honores
hechos a los reos, como el los llamaba, y del derroche que Avelar
estaba haciendo en sus festejos. El Presidente Ezeta pregunto a
nuestro simpático Chele de donde estaba haciendo tantos gastos,
éste contestó lacónicamente: de mis propios fondos, y era verdad.
_____

El Chane (Guía) del General Antonio Ezeta

Recién llegados a esta capital, a fines de marzo de 1894, el


General don Domingo Vásquez y los valientes Jefes que lo habían
acompañado en sus campañas de Honduras, Vásquez elogiaba con

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calor la inteligencia, pericia y valor del mas joven de sus


Generales, el norteamericano Heriberto Jeffries, ante la presencia
de los Generales don Carlos y don Antonio Ezeta. En una de las
visitas que hiciera al Señor Presidente el General Vásquez,
acompañado del General Jeffries, don Carlos expuso los deseos
de su hermano Antonio de llevarse a Jeffries como su segundo a
la ciudad de Santa Ana y como el General Vásquez hiciera
disimuladamente una señal negativa al designado, éste con toda
cortesía, declinó tan honroso nombramiento, provocando el
despecho e hiriendo el amor propio de «El León de la Frontera»,
como lo llamaba la prensa servil de aquella época. Oír la negativa
de Jeffries y levantarse del asiento don Antonio, todo fue uno; y
paseándose a pasos largos por la sala, dijo: «Cuando ocupe un
General hondureño, será únicamente como Chane » (Guía). Debe
recordarse que don Antonio soñaba con ser el amo, no solamente
de El Salvador, sino que tambien de Honduras, y con este fin,
siempre estaba en inteligencias con su hombre escogido, el
General Rosendo Ferrera (a) Remolino.
Un mes después de lo ocurrido, estallaba la revolución en
Santa Ana, el dia 29 de abril de 1894, que diera en tierra con el
régimen ezetista, y entre los Jefes de mas nombradía, figuraba al
General Heriberto Jeffries, defendiendo al Gobierno constituido
de don Carlos Ezeta. La lucha fue encarnizada durante todo el
mes de mayo, corrió sangre en abundancia: pero todo fue en vano;
el momento de tocar fagina (o sálvese el que pueda) llegó pronto,
y don Carlos, temeroso de caer prisionero en manos del General
Manuel Rivas, abandonó la capital y se embarcó en el puerto de
La Libertad (hizo la inversa del cuento del Capitan Araña)
dejando a su hermano Antonio en tierra, soñando con no dejar
piedra sobre piedra de la ciudad heroica. Le llega noticia de la
fuga de su hermano y empieza a recibir falsos telegramas
fechados en San Salvador; pero en realidad transmitidos de Opico
por el General Tomas Regalado, que audazmente ocupa ese
pueblo. Todo fue desconcierto y desbarajuste loco. Don Antonio

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Sale de peque para Santa Tecla, sin ordenar la preconcentración
de los puestos avanzados ocupados por el General Jeffries y el
valiente coronel Gregorio Molina, que avisados por una
vivandera, se dan cuenta de lo que pasaba y se retiran tambien
sobre Santa Tecla, recogiendo a su paso elementos de guerra
abandonados y engrosando sus filas con soldados dejados en
abandono por sus jefes. A su paso por la hacienda de «El Sitio del
Niño» apagan el incendio dejado por las fuerzas de don Antonio
y llegan a Santa Tecla en momentos que los vecinos se
preparaban para darle caza a «El León de la Frontera», que casi
estaba solo; pero la llegada de las fuerzas del Jeffries y Molina los
hace desistir de su propósito. Del puerto de La Libertad hablan
por teléfono y el Coronel Federico Breve no entiende lo que le
dicen, solo oye el nombre de Jeffries, cree que le hablan en
baturro y llama a este Jefe para ver si el entiende; resultando que
hablaba el Capitan del cañonero norteamericano «Bennigton»,
Thomas, amigo de infancia de Jeffries, que le ofrece refugio en su
barco. Este jefe le comunica a don Antonio la generosa oferta de
su amigo y le ofrece interceder para que Thomas lo reciba a bordo
del barco en unión de sus poquísimos compañeros. No había
tiempo que perder y se dirigen hacia el puerto; pero en Zaragoza
estaba el Coronel Salvador Ayala, con una fuerza destacada de
San Salvador, que estaba ya en poder de la revolución, con el
objeto de capturar a los fugitivos; pero Jeffries ordena a sus dos
cornetas, que no lo habían abandonado, que toquen atención y
ataque a la bayoneta por distintos rumbos de la población, y la
fuerza de Ayala se encierra en las casas dejando libre el paso. Don
Antonio llega al puerto y se embarca acompañado de diez y seis
compañeros, entre los que se encontraban Juan Cienfuegos,
Florencio Bustamante y Guzmán (El Choco), mas los Capitanes
José Maria Castro, Fernando Carranza Tenorio, y los dos cornetas
de Jeffries; de los demás no recuerdo el nombre. A bordo estaban
cuando llegó un oficial del puerto con una carta firmada por el
General Estanislao Pérez, de San Salvador, dirigida al Señor

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General de División don Heriberto O. Jeffries, cuyos términos,


mas o menos eran: «Teniendo datos fidedignos de la honrosa
conducta observada por Ud. en la emergencia política que toca a
su fin, en unión de mis compañeros de armas, le ruego no
abandonar el país y venirse a esta capital para ayudarnos en la
construcción de la patria, programa inicial de nuestra gloriosa
revolución. Queda empeñado mi honor de soldado patriota en el
cumplimiento y sinceridad de mi oferta, etc. etc. el General
Jeffries acepta quedarse y va a despedirse de don Antonio en la
forma siguiente: «Ya tuve el alto honor de servir a Ud. de Chane
y puede estar seguro de que le serviré como tal, cada vez que me
necesite». Don Antonio recordó la escena de un mes antes, y dio
excusas muy cumplidas al digno General Jeffries.
Poco tiempo después vimos el nombre del General Jeffries
figurando como Presidente de la Comision Reformadora de las
Leyes a Militares de El Salvado, y trabajando como ingeniero
constructor en unos pabellones del Asilo Sara; construyendo una
cloaca madre que arranca de la Penitenciaria y concluye en el
Zanjon Zurita; montando el primer crematorio de la capital;
haciendo la casa de doña Josefina de Uriarte y levantando un
edificio de dos pisos que sirvió para el Club Unión. e
interviniendo en muchos trabajos mas de importancia.

La Conducta de Dos Mayores del Ejército

El año de 1909 estaba haciéndose una de tantas reparaciones


en la carretera que de esta capital conduce al puerto de La
Libertad.
En el lugar llamado «El Coplanar» se establecio el
campamento general del «Cuerpo de Rurales», compuesto de
desertores del ejercito, faltistas a las paradas dominicales,
pequeños contrabandistas, (chicheros), algunos ladrones rateros y
en su mayoría, de presos de Orden Superior.

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Uno de tantos días dispuso el jefe del cuerpo mandar a bañarse a
un pelotón de reos al puerto, y designo al Mayor Chicas, para que
fuera en su custodia con un grupo de soldados; Chicas era el
segundo jefe del cuerpo, el Capitan Federico C. Grande, el
tercero: Jefe de flagelación, el Teniente Escobar (a) La Muerte, y
el terror del presidio, el Teniente Pleités.
Perdura la imaginación de los pacíficos habitantes de La
Libertad la tragedia siguiente: cuando el Mayor Chicas obligó al
pelotón de reos a internarse en el mar, como era natural, las
cadenas fueron aterradas por la arena y muchos de aquellos
desgraciados perecieron ahogados; y como los humanitarios
porteños quisiesen auxiliarlos, el Mayor Chicas lo impidió
diciéndoles «Son unos bandidos. Lo que hay que sentir son las
cadenas»…….
La Providencia, ya que no la justicia humana, se encargó de
castigar a esos criminales. El Coronel, Comandante del Cuerpo,
murió envenenado poco después en Olocuilla, el Mayor Chicas,
nombrado Comandante Local de Victoria, Departamento de
Cabañas, fue despedazado a machetazos por los vecinos de dicho
pueblo; el Capitan Calero Grande, fue muerto de una puñalada en
uno de los estancos de esta capital; el Teniente Escobar, fue
retirado del Ejercito, y por hambre, según dijo el, entro a prestar
servicios de policia de línea, y al Teniente Pleites, se le vio
ambular por las calles de esta ciudad consumido por la terrible
tuberculosis. Y para borrar la impresión dolorosa que ha dejado
en las conciencias honradas de la narración histórica anterior, voy
a referir otra no menos verídica, que prueba que siempre ha
habido, hay y habrá de todo en la Viña del Señor.
En el pueblo de Estancuelas allá por los años de 1905 a
1906, existió una modesta y graciosa muchacha que, por sus
virtudes era la adoración de todo el pueblo. En una de sus salidas
a un valle cercano un sátiro criminal abuso de la indefensa
muchacha, y como en su heroica resistencia golpeara y amenazara
a aquel malvado con denunciarlo ante las autoridades, aquel
hombre sin entrañas la asesino bárbaramente.

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Cuando los vecinos del pueblo se dieron cuenta del crimen


cometido, se unieron a las autoridades para perseguir y capturar al
criminal. Pronto se supo que el asesino había sido cogido y que
una escolta militar lo conducía preso. Aquel vecindario,
justamente indignado, salio al encuentro del reo con el propósito
de lincharlo; pero un jovencito se adelanto a todos disparándole
varios tiros al monstruo, dejándolo muerto instantáneamente; la
escolta capturo al joven dando cuenta con él al Comandante
Local, Mayor Raimundo Moscote; éste dio cuenta
inmediatamente al Comandante Departamental, General
Alejandro Gomez, de lo ocurrido, y el General Gomez le ordenó
instruir inmediatamente el informativo respectivo y dar cuenta
con el reo al Juez de Paz; pero el Mayor Moscote le contestó:
«Ruego al Señor Comandante General mandarme un sustituto,
pues la ley me prohíbe actuar como juez y parte en el asunto. El
reo es hijo mió».
El General Gomez mandó un oficial a sustituir al digno
Mayor Mascote, y le ordeno reconcentrarse a San Miguel.
Con el alma traspasada de dolor aquel militar cumplidor de
sus sagradas obligaciones, entrego al reo al nuevo Comandante y
se retiro en el cumplimiento de lo ordenado por su jefe, pero con
la conciencia del deber cumplido.
____

Lagrimas de un Mayor del Ejército

El 4 de febrero de 1913, como todos sabemos, se cometió el


bárbaro asesinato del Dr. Manuel Enrique Araujo en pleno parque
central; como había que engañar a los ingenuos, se les hizo creer
que se desventurado Presidente estaba vivo, para envolver bien el
tamal político. Todos los días del 4 al 9 de ese mes, llegaban
infinidad de personas a la casa Presidencial a informarse de la
salud del ilustre paciente, y mientras dejaban sus firmas en un
libro, el 2°Jefe del Estado Mayor Presidencial, deshecho en
llanto,

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hacía presente su pesar y deseos de fusilar a los célebres asesinos;


pero tanto disgusto causó con sus lagrimas, que el General
Manuel Rivas que llegaba con frecuencia para informarse, como
todos, de la salud del enfermo, para consolarlo le dijo: « Vea,
Mayor eso de fusilar a tres hombres atados de pies y manos lo
hace a Ud. el mas infeliz; la gracia sería que soltaran al Mulatillo
y le dieran un machete a él y otro a Ud. así si vengaría
merecidamente al Dr. Araujo». El remedio fue infalible. No solo
se secaron las lagrimas del Mayor, sino que se le alargo mas la
nariz.
ERRATAS NOTABLES
1° –En la página 10, ultima línea «La Republica
Federal»,
donde dice: López de Santa Ana, léase López de Santa
Anna.

2°.–En la página 16 primera línea, donde dice: deno-


minan, léase dominan.

3°.–En la página 24 antepenúltima línea, donde dice: de


aquellos de manifiesta hostilidad, debe leerse de a
aquellos actos de manifiesta hostilidad.

4°.–En la página 29, primera línea, donde dice Mayota,


léase Mayorga.

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