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Alcaldía de Managua
La Alcaldía del Poder Ciudadano
Mis memorias de José Dolores Gámez
CRÉDITOS
Autor:
José Dolores Gámez (1851-1918).
Cuido editorial:
Clemente Guido Martínez.
Contenido
Presentación.-..................................................... Pág.6
Introducción a
Mis memorias de José D. Gámez.-................. Pág.10
Exordio.-............................................................ Pág.13
Introducción.-.................................................... Pág.22
Capítulo I
En el principio................................................... Pág.28
Capítulo II
Mis antepasados.............................................. Pág.36
Capítulo III
Mis padres......................................................... Pág.56
Capítulo IV
El tiempo nuevo................................................ Pág.69
Capítulo V
Continuación del tiempo viejo........................ Pág.81
CapÍtulo VI
Siempre con el tiempo viejo.......................... Pág.103
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Mis memorias de José Dolores Gámez
Capítulo VII
La Guerra Civil de 1854...................................Pág.118
Capítulo VIII
Continuación de la Guerra Civil.................... Pág.144
Capítulo IX
Los filibusteros............................................... Pág.160
Capítulo X
El incendio de Granada ................................ Pág.181
Capítulo XI
El renacimiento de la paz.............................. Pág.201
Capítulo XII
Después de la expulsión de los yanquis......Pág.211
Capítulo XIII
Reorganización de Nicaragua....................... Pág.229
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Mis memorias de José Dolores Gámez
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Mis memorias de José Dolores Gámez
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Mis memorias de José Dolores Gámez
Presentación.-
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Mis memorias de José Dolores Gámez
Sobre la foto de
José Dolores Gámez.-
Por: Mario Hildebrando Castellón.
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Mis memorias de José Dolores Gámez
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Mis memorias de José Dolores Gámez
Introducción a
Mis memorias de José D. Gámez.-
José Dolores Gámez — Memorias
Aldo Díaz Lacayo.
T
oda Memoria enseña. Recogen vivencias, recuerdos,
interpretaciones sobre la propia vida y su entorno
socioeconómico y político, familiar y general. Quienes
escriben sus Memorias lo hacen porque sienten necesidad
de trasmitirlas a la posteridad. Alguna razón los impulsa. La
pedagógica es fundamental, aunque no siempre sea consciente.
Desde luego existen diferencias sustantivas entre los
Memorialistas. La propia personalidad y formación de cada
uno, pero también la época que les toca vivir marcan esas
diferencias. Finalmente, la vida está moldeada por las
circunstancias. Hacen al hombre, pero también el hombre las
hace. Circunstancias pasivas y circunstancias activas marcan
el rumbo de los Memorialistas.
Precisamente la personalidad, formación, y circunstancias del
Memorialista José Dolores Gámez convierten a sus Memorias
en referencia obligada en todos los ámbitos que relata. Basta
recordar que nace en 1851, cuando Nicaragua vivía la vorágine de
las luchas interimperiales por su posición geopolítica. Inglaterra
y Los Estados Unidos disputándose su posesión de hecho por
la entonces tricentenaria ruta del tránsito. Circunstancias que
enfrentaron la identidad nacional con la dominación extranjera
—por enésima vez desde Nicarao y Diriangén. Triunfó entonces
la identidad nacional, para retroceder después en 1909. Otra
vez por la intervención extranjera, esta vez yankee ciento por
ciento. Gámez sufrió ese retroceso porque muere en 1918.
En aquellas circunstancias el ciudadano José Dolores Gámez
terminó siendo referencial —en Nicaragua y Centroamérica
por lo menos. Él contribuyó a moldear las circunstancias de su
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Exordio
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que surcaban los lagos pasaban sobre los rieles con finos
guerreros de nuestros grandes lagos a las aguas de Pacífico
como elemento de rápido transporte.
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Hildebrando A. Castellón
Mario H. Castellón
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Introducción.-
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Capítulo I
En el principio
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Capítulo II
Mis antepasados
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y los otros criollos con los cuales conspiraba; pero tampoco era
querido de ellos por su carácter preponderante y un tanto egoísta,
y también por cuestiones litigiosas, de intereses privados. Su
elevación a las alturas del poder político y mando militar de la
provincia mejoró mucho su situación y lo hizo abrazar con buena
fe y hasta ardor la causa de la independencia y ser enemigo de
la preponderancia política de León que ya le perjudicaba.
“El Intendente de León Don Miguel González Saravia
dice el historiador Marure, el obispo de la misma provincia
y el Coronel de milicias Don Joaquín Arrechavala (todos tres
españoles europeos y el primero altamente resentido contra
los independientes, a cuyas manos había perecido su padre)
empleando el poder político y los recursos de la religión, habían
impedido que Nicaragua se pronunciase abiertamente por la
independencia absoluta; y en acta celebrada a principios de
octubre de 1821 el ayuntamiento y la diputación provincial
del mismo León, influidos por dichos europeos, se declararon
separados de Guatemala, expresando, “que pertenecían
independientes del gobierno español, hasta tanto que se
aclarasen los nublados del día y pudieran obrar con arreglo a
lo que exigen sus empeños religiosos y verdaderos intereses .
Posteriormente acordaron adherirse al «Plan de Iguala”
Sacasa contaba con el apoyo de Guatemala que, aunque
distante, infundía respeto a las autoridades de León. Éstas, sin
embargo, hacían públicamente preparativos de guerra para
lanzarse sobre Granada, por lo cual Sacasa concentró las
plazas veteranas del fijo que estaban en el fuerte de San Carlos
y de acuerdo con él ayuntamiento de la ciudad, envió a Masaya
155 plazas milicianas y 26 de la compañía de morenos con
sus respectivos oficiales, para que reunidas con las fuerzas de
guarnición existentes en dicha plaza y con otros cuerpos que
irían llegando, establecieren un campamento de vanguardia
a las órdenes inmediatas del Ayudante Mayor y Comandante
interino de Masaya, a quien se dio instrucciones para contener
el avance de las tropas de León, que se decía estaban próximas
a llegar a Managua, y dar garantía a las propiedades vecinales.
Las disposiciones anteriores alarmaron tanto en León que, al
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desde el 22 del último de abril por orden del general que está
en armas Don Cleto Ordóñez, que no ha quedado hacienda que
él mismo no nos haya embargado. La causa de tan extraños
procedimientos no es otra según se dice públicamente, que al
haberse salido Crisanto de Granada la noche que tomaron el
cuartel en el próximo pasado enero y haber dado al Gobernador
Saravia, que se hallaba acantonado en Masaya, treinta hombres
de las milicias de Chontales, que había podido recoger y no le
era posible negar sin haberse expuesto a sufrir las mayores
violencias de un hombre que como UD. sabe, es enemigo
capital suyo, desde que Granada siguió a Guatemala y se
separó de León.” “El motivo porqué mi hijo salió de Granada
la noche que proclamó ésta su absoluta independencia, fue
porque consideró que en un lugar tan pequeño no era posible
que pudiese resistir el poder del resto de la provincia, que
como sucedió vendría inmediatamente contra ella, al mando de
Saravia y que mejor era esperar que la cosa viniera como la vez
de marras y no hacer un esfuerzo inútil, y que si Guatemala no
se hubiera movido, hubieran corridos arroyos de sangre, y la
última ruina de Granada como sucedió a San Salvador.” “En fin,
ya UD. sabe cuál ha sido y es la opinión de Crisanto, y no ignora
lo mucho que ha tenido que sufrir en su mismo país por ser
secretario de UD. En esa virtud, y la de que estoy satisfecha
de su cariño, me tomo la libertad de incluirle esas dos memorias
que de prisa y con mil trabajos ha podido hacer mi nieto político,
para que me haga favor de presentar el que mejor le parezca.”
Después en otra carta de 7 de julio siguiente, fechada en
Managua decía la señora Parodi al Dr. Molina: “No crea UD.
que los padecimientos de mi hijo los han causado los cuarentas
hombres de tropa que a la fuerza le hizo dar a Saravia; vienen
sí de que don Juan Arguello, uno de los vocales de la Junta
Gubernativa de Granada, es su antiguo enemigo, por dos
pleitos que tiene con él , uno de la hacienda de San Pablo y
el otro de cierta herencia de las monjas Arguello, sobre que
podrá imponer a UD. Don Francisco O´Conor, y finalmente, los
ha causado el miedo y el terror que le tienen a mi hijo Ordóñez
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Capítulo III
Mis padres
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Capítulo IV
El tiempo nuevo
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cara para que su uso sea bien general. Además, la rutina hará
siempre que muchas personas prefieran la tortilla de maíz, y
aún no se puede negar que muchos serían incapaces de comer
sin ella. Para preparar la tortilla se hace hervir el maíz con
ceniza o cal para ablandar la materia “cornea”, y después
se muele a la mano y lo más fino que se puede, sobre una
piedra grande y plana. Una vez que la masa se separa en
pequeñas bolas por la mujer encargado de esta fabricación,
aplasta entre sus manos, bordándolas cuidadosamente con
los dedos, hasta formar un disco delgado que se expone a un
fuego claro sobre una placa de barro llamada “comal”, donde se
cuece en algunos minutos.
“En varios puntos el pan de trigo está siempre azucarado
y considerado como pastelería; se llama entonces pan dulce
y se toma con el café o el chocolate. El pan propiamente
dicho, lleva el nombre extraño de “pan francés”, sólo se hacen
panes pequeños, en forma de bollos puntiagudos de ambas
extremidades. La tortilla no deja en muchos lugares de ser
considerada como un objeto de lujo y es reemplazada por el
verde o plátano verde cocido”. Las anteriores noticias de Mr.
Levy son rigurosamente exactas, pero concretadas a Granada,
que iba a la vanguardia del adelanto social en aquella fecha.
En León según me refería en la misma fecha el joven Horacio
Guzmán, que vivió en casa de don Juan Bautista Sacasa,
reputado entre los primeros de la alta sociedad leonesa, la
comida se servía amontonándole porciones de las diferentes
viandas a cada persona sobre la tortilla de maíz, como de una
cuarta de diámetro que se utilizaba también para plato. Hay sin
embargo, en el relato de Mr. Levy dos ligeras equivocaciones:
la primera es llamar “tiste” y bebida nacional de Nicaragua a la
mezcla de cacao y maíz tostados y molidos y después batidos
en agua azucarada, porque esa bebida la más usada en
Granada, lleva el nombre de “tiste de panecillo”, cuando se le
pone “panecillo” triturado y el de “tiste de pinolillo” o simplemente
pinolillo cuando se hace con harina o pinole de maíz tostado
molido y mezclado con cacao crudo, humedecidos con agua, la
cual se bate con azúcar como los otros tistes y forma espuma.
Se conoce también en Granada otra bebida de la familia de
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Venid pastores,
Vamos a Belén,
A ver a María y
Al Niño también
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traje especial de marino negro, azul y verde que les llegaba más
debajo del pie y se cubrían la cabeza con un sombrero de fieltro
negro de alas, una de las cuales iban orlada con una pluma de
avestruz, también negra. Las mujeres del vulgo no montaban
solas, sino que eran llevadas por delante del jinete, sentadas a
través, sostenidas por el brazo del compañero que rodeaba su
talle, sin ningún vestido especial.
No había mercados tales como hoy los tenemos. Las ventas
de granos y comestibles se hacían en la plaza principal de
cada población al descubierto y bajo el sol por los indios, y
bajo pequeños toldos de “petate” (estera) por las revendedoras
ladinas. Esos mercados llevaban el nombre indígena de
“tiangues “ y el de Granada era servido por indios de Diriomo,
Diríá y Catarina, que llegaban a pie, temprano de la mañana
llevando pesadas redes sobre las espaldas, o en la cabeza, y
regresaban a las dos en punto de la tarde con las redes vacías
o con lo que no habían podido realizar de su contenido , y se
alojaban en el mesón municipal, donde vendían sus cargas,
midiéndolas en medios almudes, cuartillos y medio cuartillos, si
eran granos, o pesándolas en romanas, cuando se trataba de
azúcares y panelas, arroces y almidones.
En todos los hogares se conservaba cuidadosamente un
manojo de palmas benditas, que tenían la virtud particular
de librar de rayos y centellas a los que se amarraban una de
ellas en la cabeza, en los días de tempestad. El crédito de
la palma bendita era muy grande, pero comenzó a perderse
desde que un obispo de León tuvo la falta ocurrencia de poner
un pararrayos en la iglesia catedral, en lugar de cubrirlo con
palmas. Hombres y mujeres, llevaban también consigo a
modo de amuleto santo y bajo la ropa escapularios, rosarios y
camándulas para librarse del enemigo malo (diablo), que vivía
en acecho de los fieles devotos, y ponerse en gracias de Dios
.Había sobre todos esos amuletos, cierta panacea meritísima,
consistente en una oración que se llamaba de “La verdadera
sangre de Nuestro Jesucristo”), la cual escrita en cuartillas de
papel y fijada con engrudo, detrás de las puertas, ponía en
panera al diablo y libraban de la peste del pecado y de todo
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dicen que fue el suyo. Don Fruto logró ser querido con sus amigos
con el mismo idolatrar de los granaderos para Napoleón o de los
aborígenes para sus caciques. Personas inteligentes y sensatas
sugestionadas por el cariño, encontraban sublime todos los
actos de su ídolo, sin excluir ciertos rasgos de desequilibrio que
le caracterizaba, porque siempre lo veían a través del prisma
del afecto. Varias anécdotas se refieren acerca de su carácter
que le hacen ser mejor visto en su intimidad.
Refiérase que cuando él llegó de Guatemala a hacerse
cargo de la familia de su padre en Granada, estableció entre
ella la más rigurosa disciplina de obediencia a sus mandatos.
Sucedió en uno de tantos días, a la hora de almuerzo, que le
fue servida a Fernando, el menor de sus hermanos, un huevo
frito que rechazó con ira, manifestando tener ya dicho que él no
tomaba huevos en esa forma. Don Fruto le ordenó con tono
autoritario de mando, que se comiera aquel huevo, aunque no
le gustase. “No lo cómo”, repuso Fernando con voz alterada.
Saltó entonces don Fruto de su asiento, se colocó en una silla
inmediata a la que ocupaba su hermano y le repitió con energía:
“Cómase usted ese huevo”. “No me lo como”, contestaba el
otro; y cómale y no lo como, continuaron ambos diciendo todo
el día, desde la nueve de la mañana hasta por la noche, sin
moverse de sus sitios ni un momento, ni probar ni beber nada.
Se encendieron luces y la disputa continuó con igual empeño,
hasta las tres de la mañana del día siguiente, hora en que
Fernando, muerto de sueño y de fastidio, capituló y tuvo que
comerse frío y contra su gusto aquel malhadado huevo.
Otra vez, siendo don Fruto jefe político de Rivas, llegó a
visitarlo a su oficina el coronel Montiel, caudillo conservador
y amigo personal, suyo muy querido. Montiel tenía la mala
costumbre de comerse las uñas, y Chamorro que se molestaba
con eso lo reprendió varias veces y por último le previno que si
en su presencia volvía a comerse las uñas, estuviera entendido
de que le iba a pegar. Montiel tomaba la cosa en broma y le
daba excusas. En el día mencionado y en lo más animado de
la conversación con don Fruto, principió Montiel a morderse las
uñas. Don Fruto que le observaba se apoderó rápidamente de
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Capítulo X
El incendio de Granada
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no solo resistió con bríos por más de medio mes, sino que, para
burlarse de los aliados, continuó a la vista de estos el incendio
de la parte oriental de la ciudad en que todavía quedaba ilesos
algunos edificios. Embestidos sin embargo por todas partes y
batiéndose en retirada sobre la calle del lago en busca de los
vapores que le aguardaban cerca del muelle, pudo Henningsen,
cuando más estrecho se hallaba, ocupar las ruinas del templo de
Guadalupe, que Martínez cometió la torpeza pensando que no
se detendría en ellas y que continuaría de paso hasta la playa.
En aquellas ruinas protegido por gruesas paredes de piedra
basáltica, todavía en pie encontró el filibustero su salvación,
soportando con éxito el sitio que enseguida le pusieron las
fuerzas aliadas. Detrás de aquellas murallas inexpugnables
se batió día y noche, y aunque le faltaron alimentos y vio
casi aniquilada su tropa por la epidemia del cólera, pudo sin
embargo, sostenerse heroicamente diez y ocho días, al cabo
de los cuales, en la noche del 12 de diciembre, llego Walker en
su auxilio con 160 filibusteros, fueron bastante para librarlo del
ataque centroamericano.
Los auxiliares que llevó Walker a Rivas, a bordo de uno de
los vapores del lago, desembarcaron por la noche en Tepetate
y se abrieron campo a través de las líneas de los aliados, que
cercaban a Henningsen en Guadalupe, hasta incorporarse con
él cuando contaba con son sólo 150 hombres, muchos de ellos
enfermos y casi todos debilitados. Ambas tropas, comandadas
por el intrépido Henningsen, rompieron de nuevo en la mañana
del día siguiente, el circulo de bayonetas enemigas que las
rodeaba, fueron a embarcarse en el muelle a vista y paciencia
de los aliados, todavía amedrentados y corridos. Cuéntase que
en la noche en que desembarcó el piquete auxiliar de Walker,
llegó Martínez hasta Tepetape a cerrar el paso sobre la playa
con su columna de veteranos legitimistas; pero fue rechazado
con energía y huyó despavorido por entre los matorrales de
la playa, cubiertos a la sazón de vainas de “pica pica”, cuyos
pelillos le cayeron sobre los ojos y le dejaron casi ciego. El
caballo que montaba lo condujo al campamento de Jalteva en
donde fue asistido con solicitud.
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Capítulo XII
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Mis memorias de José Dolores Gámez
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Capítulo XIII
Reorganización de Nicaragua
La Junta de Gobierno inaugurada en Managua el 26
de junio de 1857, principió su labor en reorganización del
país animada de patriotismo y procediendo con la mayor
honradez. Nicaragua estaba cubierta de escombros y ruinas
humeantes; estaba también reducida a la miseria y su pueblo
había además perdido sus hábitos pacíficos y mucho de su
moralidad pública. Las primeras dificultades que tuvo la junta,
no fueron sin embargo de carácter interior, sino provenientes
de las diferencias con el gobierno de Costa Rica que quiso
tener expansión territorial, cercenándole a Nicaragua una faja
de territorio que abrazará la línea del tránsito interoceánico (de
San Juan del Norte a San Juan del Sur), que había despertado
su ambición. Conocidos como son sus detalles de ese conflicto,
porque los tengo publicados desde el año 1889 en mi “Historia
de Nicaragua” me parece superabundante el repetirlos aquí. La
junta de Gobierno convence a las poblaciones populares para
presidente de la República, y diputados a una Constituyente,
en los últimos meses del año, presidida por el diputado José
Antonio Mejía. En los comicios electorales salió victorioso el
partido conservador, o legitimista de Granada; pero el general
Martínez obtuvo casi unanimidad de votos para la presidencia,
porque ambos partidos lo habían proclamado con entusiasmo.
Martínez pertenecía a León por su nacimiento y a Granada
por sus vinculaciones políticas. Uno de los primeros actos de
la nueva asamblea fue decretar que para mientras tomaba
posesión del mando supremo el electo por los pueblos en las
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José Santos Zelaya y José Dolores Gámez.