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Salvador
La República Cafetalera de El Salvador, se remonta a la época de la Colonia, en la cual se
iniciaba el cultivo del café. Para ello los gobiernos incentivaban con exonerar a los que
sembraran y produjeran el "Grano de Oro”.
En El Salvador fue en el año de 1840 que inició el cultivo del café, aunque otros señalan
que fue en el año de 1846 a iniciativa del presidente Eugenio Aguilar.
El cultivo del café a El Salvador no fue por casualidad. El añil mostraba signos de
agotamiento en sus exportaciones, el aparecimiento de productos químicos, los europeos
compraban añil de Asia, etc.
Son algunas de las causas por las cuales se dio origen al cultivo del nuevo producto agrícola
de exportación.
Conclusión
La llegada del café a El Salvador dio como resultado la definición de un modelo económico
basado en la gran propiedad privada, y sustentado en la teoría del liberalismo económico.
El cultivo del café no solo estableció el rumbo económico de El Salvador, sino que además
definió las clases sociales basadas y originarias a partir de la oligarquía cafetalera.
Grupos beneficiados
Fue entonces que los grupos dominantes encontraron como forma de mantener el vínculo
con el mercado capitalista el nuevo producto: el café. Para impulsar su producción, los
gobiernos salvadoreños exentaron a particulares interesados en el cultivo de pago de
impuestos y del servicio militar.
De igual forma el 2 de marzo de 1882, se aprobó “La Ley de Extinción de Ejidos” por la cual
las tierras ejidales fueron expropiadas y declaradas propiedad privada y en 1887 por la
“Ley de Titulación de Terrenos Rústicos”, se estableció la potestad de los alcaldes para
entregar la propiedad de la tierra a los nuevos dueños, en este caso, mayoritariamente por
parte del reducido de hacendados cafetaleros.
Destacamos que aunque en 1872 el añil alcanzó el precio más alto en su historia, las
exportaciones de café a California se duplicaron en 1877; de 5 381 sacos ascendieron a 10
545 y ya para 1879 la exportación del café superó la del añil, representando el 48% de los
ingresos totales del ramo de exportaciones.
Con el despojo de sus tierras los campesinos se vieron obligados a vender su fuerza de
trabajo en el campo, migraron a las ciudades o fueron a trabajar en las plantaciones
bananeras en Honduras. Para reclutar, controlar y garantizar que la mano de obra no
“escapara” de la región, se creó la Ley sobre jornaleros y de jueces agrícolas. En 1889 se
creó la policía rural en los departamentos cafetaleros y en 1912 la Guardia Nacional. Esta
última instancia va a jugar desde su creación un papel represivo a lo largo de la historia
salvadoreña junto con la Guardia Civil.
Los principales interesados en el cultivo del café fueron, además del sector cafetalero, los
migrantes europeos que arribaron al país entre 1869 y 1872 y fundaron compañías
exportadoras, controlaron el mercado y parte de los créditos. Cuando en la segunda década
del siglo XX los precios del café empezaron a declinar, el control quedó completamente en
manos del sector cafetalero ya que los campesinos que aún no habían sido afectados por la
Ley de expropiación, tuvieron que vender sus tierras comunales.
A la vez los grandes propietarios del sector cafetalero, los poseedores de las tierras,
pasaron a controlar otras ramas económicas del país, especialmente la banca,
consolidándose un capital financiero como lo refleja la creación del Banco Internacional
(1880), el Bando Particular (1885), el Banco Occidental (1889) y el Banco Agrícola
Comercial (1895) el cual funcionó como banco emisor hasta 1933.
Consideramos que en las dos últimas décadas del siglo XIX quedo configurado el “bloque
de poder”, que llegó a imponerse mediante la importación de las diversas actividades
cafeteras como clase fundamental y dirigente del sistema hegemónico, formado por los
grandes productores del café, los inmigrantes que controlaban las firmas comerciales
importadoras-exportadoras, incluidos los capitalistas financieros. Y en esta última
categoría incluimos a “la burguesía financiera inglesa a través de sus representantes
bancarios, empresarios mineros y representantes ferrocarrileros.
El siguiente año, 1889, comienzan los empréstitos ingleses para la construcción del
ferrocarril. Esto le permitió a la Corona Británica el “control del comercio exterior
salvadoreño mediante casas comerciales inglesas, a las que luego se sumarían las alemanas
y francesas.”
Se estima que tanto el presidente Manuel Enrique Araujo como “todos los gobiernos que le
precedieron eran pro-ingleses…” pero que ya empezaban a surgir fraccionamientos al
interior del bloque oligárquico, “con la introducción de un nuevo grupo…los capitalistas
norteamericanos, que…desplazan a los ingleses de su posición influyente en las relaciones
económicas y políticas del país.”
Y además incluía la construcción del muelle de Cutuco. Minas y ferrocarriles, y muy pronto
se sumaría el capital bancario, para seguir el libreto inglés, aunque con el agregado ahora
de puertos. Como trasfondo se encuentra la disputa imperial con los ingleses y la decisión
de hacer fracasar la línea ferroviaria británica y su respectivo puerto de Acajutla.
También se notó un crecimiento en la actividad artesanal y el incremento del comercio
interior, pasando esta producción artesanal a una producción manufacturera.
A partir de 1898, con la llegada al poder del general Tomás Regalado y hasta 1931, se
sucedieron una serie de gobiernos relativamente estables, producto de que la presidencia
quedó en manos de los grandes terratenientes cafetaleros. La élite económica gobernó el
país pasándose la presidencia en forma directa. A este período histórico se le conoce como
la “República Cafetalera”.
El Dr. Manuel Enrique Araujo, presidente entre 1911 y 1913, creó la Guardia Nacional y
tomó una serie de medidas para aumentar la presencia del Estado en el interior del país. La
actual bandera del país fue adoptada en 1912 durante la presidencia de Araujo, quién fue
asesinado en febrero de 1913. Después del atentado de Araujo, la poderosa familia de los
Meléndez-Quiñonez gobernó el país hasta 1927.
Ante la grave situación económica que vivía el país por la caída de los precios del café [8],
el gobierno de Araujo entró en crisis y fue derrocado por un grupo de militares el 2 de
diciembre de 1931. Éstos entregaron el poder al vicepresidente de Araujo, general
Maximiliano Hernández Martínez, dando inicio a un período de gobiernos autoritarios
controlados por la Fuerza Armada y apoyados por los terratenientes cafetaleros.
Desde 1931 hasta 1979, los gobiernos autoritarios de este régimen militar-oligárquico
emplearon una política que combinaba la represión política y las reformas limitadas para
mantenerse el poder, resguardando los privilegios de la oligarquía salvadoreña.
El Personaje
Rafael Zaldívar
(San Alejo, 1834 - París, 1903) Político y destacado médico salvadoreño, presidente de la
República en varias ocasiones. Realizó estudios de Medicina y llegó a ser profesor de
fisiología e higiene en la Universidad de Guatemala. Elegido diputado en el año 1860, ese
fue el año de inicio de una gran carrera política. Ocupó diversos cargos diplomáticos y la
cartera del Ministerio de Guerra.
Fue elegido presidente de El Salvador con apoyo del guatemalteco Justo R. Barrios en el
año 1876, tras el derrocamiento de Andrés Valle. Reelegido para la presidencia en 1880 y
1884, llevó a cabo una política de tipo anticlerical, unionista y conservadora. Efectuó
también importantes obras públicas en todo el país. Además, fomentó la educación pública
y la industria. Logró, por otra parte, amortizar la deuda pública nacional. Fue un opositor a
la idea de la reunificación centroamericana que pretendía el presidente guatemalteco Justo
Rufino Barrios.
En el año 1885 el general Menéndez lo derrocó del poder. Aprovechó para realizar un viaje
a Europa, pasando por Madrid, donde fue recibido por el rey Alfonso XII, que le ofreció
una cena en palacio. Fue elegido académico de la Lengua y de Medicina, y se le hizo socio
del Ateneo y de la Asociación Económica de Amigos del País de Madrid. A su vuelta a El
Salvador, fue uno de los fundadores de la Academia salvadoreña, correspondiente de la
española.
Gerardo Barrios
Hijo de José María Barrios y de Petrona Espinoza de Barrios, ricos terratenientes de origen
franco-español, recibió su primera instrucción de su abuelo Pedro Joaquín Barrios, quien
le enseñó a leer y escribir. Prosiguió su formación con un tutor francés, buen amigo de su
familia, que le enseñó gramática española, geografía e historia de América y Europa,
matemáticas, astronomía y física, e inculcó en el joven Barrios el espíritu liberal ilustrado
que recorría Europa tras la Revolución Francesa.
Gerardo Barrios inició su carrera pública a muy temprana edad como secretario de la
municipalidad de Cacahuatique (actual Ciudad Barrios). Posteriormente se alistó en el
ejército, en el cual sirvió a las órdenes del general Francisco Morazán. Junto a Morazán
combatió los intentos separatistas dirigidos por José María Cornejo. Por esas fechas,
Barrios inició su militancia en el Partido Liberal. Años después, destacó en la defensa de
Centroamérica contra el filibustero estadounidense William Walker: en 1856 dirigió las
tropas salvadoreñas que viajaron a Nicaragua para combatir la invasión.
Desde ese momento, asumiendo sus funciones de jefe de Estado, proclamó su intención de
llevar adelante una serie de reformas que perseguían el bienestar y el progreso del país.
Entre otros aspectos, Gerardo Barrios asumió, como objetivos prioritarios de su gobierno
provisional, sanear las finanzas públicas, así como recuperar la agricultura y la industria, y
fortalecer la educación general y universitaria.
Entre 1860 y 1863 Barrios impulsó la reorganización de las finanzas públicas, alentó la
producción de café y las actividades relacionadas con la elaboración de la seda, se propuso
crear una institución armada de carácter permanente y profesional, y favoreció la
educación pública de naturaleza laica. Además, en los primeros años de su mandato buscó
la convivencia pacífica con el gobierno de Guatemala, lo cual se tradujo en una visita a ese
país en 1860. Sin embargo, no faltaron los conflictos, especialmente con la Iglesia.
Uno de los primeros incidentes fue la expulsión de tres religiosos capuchinos que hacían
cruzada contra el amancebamiento. En 1860 los conflictos se agravaron a tal punto que el
clero se negó a juramentar la Constitución de la República, aduciendo por boca del obispo
Tomás Pineda y Zaldaña que ninguno de los párrocos estaba obligado a cumplir los
preceptos del gobierno, ya que las únicas autoridades a que estaban sometidos eran las de
Dios, el obispo y el papa.