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Sumario
Editorial. Pág. 3

Guerras de Nuestra Independencia

“El Combate de San Lorenzo en el corazón argentino”


Por Roberto Colimodio. Pág. 5.

“Infantería sanmartiniana. Organización y tácticas”.


Por Diego Argañaraz. Pág. 11.

Historia Argentina

“La revolución de diciembre de 1828 según el diario de Julián


ISSN 2683-6904 Gregorio de Espinosa”.
Por Roberto L. Elissalde. Pág. 20.
Año IV N- 24 Febrero 2023

Staff:
Documentos de Nuestra Historia
Dirección:
María Teresa Fuster
“La documentación en soporte papel del Archivo General de la
Redactor principal Nación Argentina. Su historia y organización. Parte I”
Roberto L. Elissalde
Por Gustavo Fabian Alonso. Pág.34.
Redacción:
Sergio Fuster
Numismática
Comité científico:
Néstor Careaga Alfonso “¿Qué hace a una macuquina fea, hermosa?”
Fernando Chao +
Jorge N. Di Nucci Por Alan Luedeking. Pág.42.
Olga Fernández Latour de Botas
Susana Frías
Héctor Patiño Gardone
Historia de la Fotografía
Mary Monte de López Moreira
M. Cristina Scomazzon “Todo Sarmiento en dos retratos al daguerrotipo”
Eduardo Trigo O’Connor d’ Arlach
Juan Eduardo Vargas Cariola Por Carlos Gabriel Vertanessian. Pág. 44.
Corrección:
Eduardo Fusero Sociedad y Cultura
Diseño:
Demis Juliá
“La sociedad científica de Santa Fe y sus anales (1929-1943)”
Por Roberto A. Ferrari. Pág. 55.
San Blas 5158 CABA CP 1407.

Mail: revistahistopia@gmail.com
Reseñas por sus propios autores
© 2019. Registro de propiedad
intelectual. Ley 11.723. Se puede citar “Cinco naves para la victoria. La primera vuelta al mundo desde
cualquier parte del contenido de la una óptica rioplatense”
presente publicación siempre y
cuando se mencione la fuente.
Por Juan Antonio Varese. Pág. 66.

“La revista de la Junta de Mendoza. Su centenario”


Por Roberto L. Elissalde. Pág. 74.

Foto de tapa: San Martín en los Andes. Por Pablo Ducros Hicken (1943) AGN

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Editorial
En este nuevo año, Revista Histopía, ofrece a sus lectores un excelente número con
variados temas que enriquecen nuestro saber.
En la sección Guerras de la Independencia Roberto Colimodio especialista en el tema
nos hablará a 210 años del glorioso Combate de San Lorenzo, bautismo de fuego del
Regimiento de Granaderos a Caballo, además conoceremos acerca de la organización y
tácticas de la infantería del ejército del general San Martin de la mano de Diego
Argañaraz. Roberto L. Elissalde nos hablará del diario de Julián Gregorio de Espinosa
con datos inéditos sobre un año de crucial importancia en nuestra historia como lo fue
1828.
Todo historiador necesita nutrirse de documentos para comprender el devenir de la
historia por eso es tan importante conocer los tesoros que encierra el Archivo más
grande de la región, Fabián Alonso, de destacada labor en el Archivo General de la
Nación de Argentina y amplio conocedor de lo que la institución atesora, nos va a
detallar como esos invaluables documentos llegaron al Archivo para beneficio de toda la
ciudadanía.
Para seguir enriqueciendo nuestra cultura, Roberto Ferrari aportará información sobre
los anales de la Sociedad Científica de Santa Fe en la primera mitad del siglo XX.
Alan Luedeking, presidente de la Asociación Numismática de la hermana República
de Nicaragua, comparte su amplia experiencia y conocimiento en la temática aportando
interesante material sobre las monedas macuquinas. Mientras que Carlos Gabriel
Vertanessian, un permanente colaborador de esta Revista, nos presenta un extracto de
uno de los capítulos de su libro de reciente aparición: "Retratos del Plata. Historia del
Daguerrotipo. (1839-1860)” que sin duda es un valioso aporte a la temática de la
iconografía de nuestros grandes hombres, en este caso hablándonos de los daguerrotipos
existentes de Domingo F. Sarmiento. Además, Juan A Varese nos reseña su última obra
“Cinco Naves para la victoria. El primer paso hacia la globalización” que cuenta las
increíbles hazañas de Fernando de Magallanes y el regreso triunfal de la nao Victoria al
mando de Juan Sebastián Elcano. Además, en este número queremos homenajear a la
Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, que en el mes de noviembre del
año pasado celebró el centenario de su fundación, lo que la ubica en primer lugar entre
las entidades de esa naturaleza del interior de la Argentina.
Revista Histopía se complace en ofrecer a sus lectores otro importante número
acercándose a su quinto año de existencia.

Lic. Teresa Fuster


Directora de Revista Histopía.

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Revista PBT año 1915 (AGN).

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Guerras de Nuestra Independencia

COMBATE DE SAN LORENZO


EN EL CORAZÓN ARGENTINO
Roberto Colimodio1

Campanario del convento de San Carlos de Borromeo (San Lorenzo- Pcia. De Santa Fe) Fotografía
Alberto Nassivera.

Todos los 3 de febrero resaltan las efemérides de dos hechos bélicos: el Combate de
San Lorenzo (1813) y la Batalla de Caseros (1852). En esta oportunidad nos
ocuparemos de la significancia del Bautismo de Fuego del Regimiento de Granaderos a

1
Historiador. Miembro del Instituto Nacional Sanmartiniano. Autor de numerosos libros.

5
Caballo, a orillas del Paraná frente al Convento de San Carlos Borromeo, comandados
por su creador, nuestro Padre de la Patria: don José de San Martín.
Y si bien fue una “Acción” (así la llamó el propio Libertador) que duró escasos 15
minutos de encarnizada lucha, donde se enfrentaron 150 granaderos contra unos 300
realistas y, como bien explicara el prolífico historiador Juan José Cresto: “el examen
intelectual posterior es, a veces, más extenso y completo que el de la realidad misma”;
es por ello que intentaremos demostrar cómo este símbolo forma parte importante de
nuestro ser nacional. Mucho se ha escrito y seguramente se escribirá en el futuro sobre
este emblemático pasaje de nuestra Historia que tiene todos los atractivos que uno busca
para el relato.
Tenemos personajes sumamente ricos, desde su principal protagonista: San Martín; y
la participación de “actores secundarios” de la talla de Mariano Necochea, Hipólito
Bouchard, Ángel Pacheco, los hermanos Mariano y Manuel de Escalada – cuñados del
Gran Jefe- y hasta dos “participaciones especiales” como la de los granaderos Juan
Bautista Cabral y su tocayo Baigorria quiénes salvaron la vida del General cuando su
caballo -de color bayo- cayó muerto por la descarga de metralla de los realistas. Este
episodio dramático -que podría haber cambiado la historia- es otro de los condimentos,
como también el valor, el heroísmo, la entrega, el sacrificio y la planificación
estratégica que hacen del Campo de la Gloria el escenario perfecto para ser ese
símbolo… ¿y por qué se preguntarán ustedes tanto énfasis? Mi respuesta es sencilla:
San Lorenzo y su Convento son lo que llamo “Historia tangible”.
En cada rincón, en cada pasillo, ocupamos en cada visita el mismo espacio que más
de dos siglos atrás ocuparon nuestros héroes, Tenemos la dicha de que se ha conservado
en su mayor parte original y que su acceso es posible. Suerte que no tenemos con otros
símbolos como el Cabildo de Buenos Aires o la Casa de Tucumán, modificadas,
replicadas o acondicionadas hasta hacerles perder parte de su espíritu.
En San Lorenzo, con sólo cerrar los ojos, podemos oír el clarín que estridente sonó a
cargo del trompeta de órdenes Lino Guillermo, y las voces de aliento de los jefes de
ambas columnas de 60 hombres cada una, la primera al mando de San Martín y la
segunda de Justo Germán Bermúdez, nacido en Montevideo. Podemos oler la pólvora,
el humo, la sangre y escuchar los fusiles realistas y los cañones de los buques
disparando a ciegas cubriendo la retirada de los sorprendidos invasores. Y vemos, en
las manzanas que hoy ocupan casas bajas modernas, a Hipólito Bouchard, francés,
arrebatar la bandera realista ultimando al abanderado; al infortunado e impetuoso
Manuel Díaz Vélez desbarrancarse con su caballo y hecho prisionero; al mismísimo
Bermúdez herido en su pierna quedar fuera de combate, para fallecer tristemente
amputados días después en una celda del Convento, que aún se conserva.
E imaginar al Libertador en la Espadaña observando los movimientos antes y después
del Combate, hasta asegurarse que no habría un contraataque y que los realistas habían
tenido su escarmiento. Como consta en el parte de guerra que dictó a la sombra del
otrora Pino Histórico a su escribiente ocasional Mariano Necochea, imposibilitado por
el porrazo que se había pegado. Quedaban en el campo de batalla 14 granaderos
muertos (entre ellos Cabral) y 2 heridos graves que fallecieron posteriormente (Díaz
Vélez y Bermúdez).
Y San Lorenzo, como símbolo naciente, fue incluido en la letra de nuestro Himno
Nacional compuesto ese año, y la figura de San Martín cobró impulso y confianza para
convertirse en el Libertador de América, siendo San Lorenzo el único combate que
realizó en nuestra tierra. Los otros protagonistas mencionados merecieron extensas
páginas por sus destacadas actuaciones al servicio de la Patria, ganando el merecido
reconocimiento de la posteridad. Pero no sólo los mencionados lograron el justo laurel,

6
también los anónimos granaderos tienen su solar en el panteón de los héroes, esos
soldados que venían de las provincias y hasta de otros países. San Lorenzo es un crisol
federal, puntanos, riojanos, cordobeses, mendocinos, correntinos, santafesinos,
porteños, santiagueños, orientales, chilenos y franceses combatieron ese día,
amalgamando en la fragua parte de nuestra identidad.
Años más tarde, los historiadores fueron desbrozando el camino y rescataron los
nombres, los hechos y las participaciones de los milicianos rosarinos de Celedonio de
Escalada (nacido en España), del Cura Navarro, de los franciscanos del Convento y de
los vecinos del pueblo que se ofrecieron como voluntarios y tuvieron la ingrata tarea de
sepultar a los caídos. En San Lorenzo coincidieron codo a codo, el ejército, el clero, la
milicia y el pueblo en pos de un futuro mejor. La hoy Ciudad Histórica de San Lorenzo,
año a año, recoge ese legado. Celebra cada aniversario con una fiesta popular, donde las
instituciones participantes de ayer vuelven a unirse para recordar el inicio de la gesta
sanmartiniana.
Y por qué no, con don José observando con su catalejo desde la Espadaña la carga
simbólica de “sus muchachos”, sables en mano, recreando aquel 3 de febrero del año 13
acompañados por una multitud plena de espíritu patriótico, con el fondo musical de la
marcha militar que llevó su gesta al mundo y que desde chicos canturreamos: “Febo
asoma, ya sus rayos, iluminan el histórico Convento…”. ●

Interior del Convento de San Carlos de Borromeo (Fotografía Alberto Nassivera).

7
Celda del Convento de San Carlos de Borromeo (Fotografía Alberto Nassivera).

8
Celda del Convento de San Carlos de Borromeo (Fotografìa Alberto Nassivera).

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Interior del Convento de San Carlos de Borromeo (Fotografía Alberto Nassivera).

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INFANTERÍA SANMARTINIANA
Organización y tácticas
1815-1817
Diego Argañaraz2

Batalla de Chacabuco, por José T. Vandorse, 1863 (MHN de Chile); si bien posterior, la obra retrata
fielmente la formación en línea con los batallones patriotas a la izquierda. La pintura parece retratar a dos
batallones avanzando en columna contra los realistas (en primer plano, el que sería el 8° de Infantería de
los Andes).

Mucho hemos leído de las valientes legiones sanmartinianas del Ejército de los Andes
que, forjadas en Cuyo, cruzarían esos “inmensos montes” para liberar Chile, pero
¿Cómo combatían? ¿Cuál era su organización? ¿Se puede extraer algo de la mitografía
y llegar ponerse, llevados por las alas de la imaginación, en la piel de uno de aquellos
sufridos soldados?

2
Profesor de Educación Superior en Historia, docente en Educación Media, miembro de la Sociedad de
Historia Militar, miembro honorifico la Academia Peruana de Historia Militar, editor y redactor de la
revista en línea especializada en Historia militar de la SHM, cultor de la uniformología e ilustrador
amateur.

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En este artículo buscaremos dar un atisbo de respuesta a estas preguntas, sin analizar
las campañas del Ejército de los Andes o el rol desempeñado durante la guerra de
independencia, factores sobre los que existe un vasto campus historiográfico.

Criterios orgánicos para la infantería y formación de unidades

En las Provincias Unidas, el primer criterio organizativo para las unidades de infantería
siguió, lógicamente, los patrones españoles establecidos por las Reales Ordenanzas de
su Majestad Carlos III, de 1768. Estas establecían que cada regimiento de infantería
formaría con 2 o 3 batallones de a 9 compañías cada uno a saber 1 de granaderos y 8 de
fusileros; las primeras debían formar con 3 oficiales y 63 de clases (suboficiales y
personal de banda) y tropa. Las de fusileros con la misma cantidad oficiales y 77 de
clases y tropa. La separación en estos tipos de compañías tenía que ver, en teoría, con la
funcionalidad; así, los soldados de granaderos eran aquellos más fuertes, altos y con
servicios distinguidos mientras que, los fusileros, constituían la masa de la infantería.
Si bien esta ordenanza era para la tropa veterana o permanente, las milicias seguían
un parámetro similar. Luego, cuando los batallones de la guarnición de Buenos Aires,
creados al calor de las jornadas de 1806-1807, fueron reorganizados el 29 de mayo de
1810, siguieron esos lineamientos siendo elevados a regimientos de a 2 batallones.
Recién el 3 de noviembre de 1811 se modificó la estructura interna de las unidades,
sumando una décima compañía de infantería ligera, denominada de Cazadores3, a cada
batallón. Estas nuevas compañías debían estar conformadas por los soldados más ágiles
y de mejor puntería de la unidad.

Esquema de formaciones batallón de infantería (con 6 Cías.), de izq. a der.: columna abierta, columna
cerrada y línea; la 1era. y la 2da son las mismas formaciones, varía sólo la distancia entre compañías

Cuando San Martín se hace con la gobernación de Cuyo, recibió una nueva ordenanza
del 22 de noviembre de 1814, el “Nuevo Reglamento y el últimamente adoptado para la
formación de Batallones de Infantería de línea y escuadrones de caballería de línea” 4
que, sin romper con el criterio de los regimientos, establecía el nuevo organigrama para
la unidad táctica básica del arma. Por la misma, cada batallón debía formar con una
plana mayor y 1 compañía de granaderos, 1 de cazadores y 6 de fusileros, cada una con
4 oficiales y 120 de clases y tropa (haciendo un total para un batallón de 759 plazas) 5.
Estos lineamientos fueron los imperantes para la formación de las diversas unidades de

3
Fitte, E.; El motín de las trenzas, Buenos Aires, Ed. Fernández Blanco, 1960.
4
Mittelbach, F.E.; San Martín organizador militar, Buenos Aires, Ed. Dunken, 1998.
5
Fitte, E.; op. cit.

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infantería durante el resto del período y ejecutadas por San Martín en el Ejército de los
Andes.
El cúmulo de medidas de reclutamientos que ejerció San Martín en Cuyo, desde
sorteos, voluntariado, leva forzosa y alistamiento de esclavos manumitidos posibilitó
que, finalmente, los batallones del Ejército de los Andes cobraran fuerza. Así, los
negros del 8° de Infantería, que hasta agosto de 1816 apenas sumaban 355 hombres, con
el aporte de los libertos cuyano y el arribo de tropa negra desde Buenos Aires, posibilitó
a la unidad elevarse a regimiento a mediados de año con casi 1.500 soldados, mientras
que el N.°11, también para esas fechas, formaba con 2 batallones. El nuevo segundo
batallón, formado por tropa negra, fue separado del 11° y sirvió de base para constituir
un Regimiento N°12. No obstante, San Martín consideraba que la unidad táctica más
eficaz para el ejército era el batallón antes que el regimiento, por lo que recibió la
autorización para reorganizar los diversos cuerpos a esa entidad: el Regimiento N.°8 de
Libertos fue dividido y se sorteó su nueva numeración, tocándole al 1° batallón el
número 7 de la línea y, al 2°, el 8. El Regimiento N°11 volvió a batallón y el nuevo
Regimiento N.°12 pasó a ser el Batallón N°1 de Cazadores. Así, en los prolegómenos de
la campaña, para noviembre de 1816 la fuerza de cada unidad era la siguiente 6:

Bón. N°1 de Cazadores: 34 jefes y oficiales, 560 de clases y tropa.


Bón. N°7 de Infantería: 33 jefes y oficiales, 769 de clases y tropa.
Bón. N°8 de Infantería: 31 jefes y oficiales, 783 de clases y tropa.
Bón. N°11 de Infantería: 35 jefes y oficiales, 683 de clases y tropa.

Armamentos, equipos y vestuario

El arma básica de la infantería de este período, y en Argentina hasta bien entrada la


segunda mitad del siglo XIX, fue el fusil de avancarga a chispa. Robusto y
relativamente fácil de operar, comprendía un cañón de hierro de ánima lisa, fijado a una
culata de madera. El sistema de disparo comprendía una llave de chispa, que consistía
en un martillo que, accionado por el gatillo, hacía que el pedernal golpeara una pieza
metálica, denominada rastrillo, que producía las chispas que encenderían la pólvora de
ignición en la cazoleta. Esta explosión se comunicaba al interior del cañón por una
pequeña perforación (“oído”), deflagrando la pólvora que impulsaría el proyectil. Estos
eran balas esféricas de plomo, preparadas para el disparo en “cartuchos”: un tubo de
papel conteniendo una medida de pólvora y una bala. Estos cartuchos se llevaban en una
cartuchera de cuero negro, colgada sobre la cadera derecha de una ancha correa también
de cuero, pintada de blanco y llevada en bandolera; la cartuchera tenía en su interior un
armazón de madera perforado para colocar los dichos cartuchos, listos para extraer y
usar, aunque también podía contar con una separación para llevarlos sueltos.
El ejercicio de tiro estaba estipulado en las ordenanzas para realizarse en diez pasos,
aunque existía una versión abreviada para agilizar el proceso, según la exigencia táctica
del momento. En sí, consistía en que el soldado extrajera primero un cartucho de su
cartuchera, luego debía morder el extremo de este, reteniendo muchas veces la bala en
la boca, lo que con la repetición de la operación dejaba a poco tiempo a los soldados
sedientos y con la garganta seca por efecto de la pólvora. Entonces, con el fusil en
posición horizontal, amartillaba el martillo a una primera posición y colocaba en la
cazoleta una pequeña cantidad de pólvora, volviendo a cerrar aquella, lo que dejaba al
rastrillo en posición vertical. Luego apoyaba el arma con la culata al suelo, vertía el
6
Mittelbach, F.E.; pág. 201.

13
resto del contenido del cartucho de papel en el cañón, luego la bala y extraía la baqueta,
una varilla larga de madera o hierro con un tope en la punta, el cual servía entonces para
“atacar” la carga de pólvora y bala hacia abajo, al ánima del cañón, utilizando el papel
ya roto para evitar que se salieran. Entonces ponía el fusil en posición de disparo,
llevándoselo al hombro, accionaba el martillo hacia la posición de disparo montándolo
al completo, apuntaba y presionaba el gatillo, produciéndose el disparo.

Equipamiento de infantería (por el autor): se observa arriba a la derecha un ejemplo típico de mochila con
el abrigo (un capote) enrollado y fijo a aquella por medio de correas; una cartuchera con su armazón de
madera perforada, correajes y un fusil estándar de chispa, con su bayoneta.

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Como se ve, a pesar de la relativa simpleza de esta acción, una cuestión era llevarla a
cabo en el campo de instrucción y otra muy distinta en medio de un combate. La
mayoría de estas armas carecían de las modernas miras y alzas de las armas de la
actualidad, contando sólo con un punto de mira consistente en una pestaña cercana a la
boca del fusil. El método de puntería era rústico: en primer lugar, el alcance efectivo de
un arma estándar de este tipo no superaba los 50-60 metros, distancia que se
denominaba “tiro de fusil”; el soldado debía fijar la mira sobre el objetivo, apuntando a
determinada zona dependiendo la lejanía, calculada “a ojo”. Así, si el blanco se hallaba
más allá de la distancia de tiro de fusil, se debía apuntar sobre la cabeza o el morrión del
enemigo mientras que, a menor distancia, se apuntaba por debajo del tronco de este.
Lógicamente, esto era muy impreciso, sumado a que, como se dijo antes, estas armas
carecían del estriado de las actuales, por lo que el proyectil era expulsado casi sin
rotación, lo que lo volvía muy impreciso. Los soldados, por lo tanto, no eran instruidos
para fijar la puntería en objetivos concretos, sino que simplemente apuntaban en la
dirección general del enemigo, que se hallaría al igual que ellos, en formación cerrada,
ofreciendo un blanco más concreto. A pesar de esto, tratar de acertar, así fuera un
batallón en línea el blanco, más allá de los 100 metros el fuego era completamente
inútil.

Soldado de la compañía de granaderos del Bón. N.°7 de Infantería (por Guillermo Roux).

15
Dadas estas condiciones, la instrucción de tiro buscaba ejercitar las descargas
cerradas en un frente reducido; las compañías se dividían al interior en mitades y estas
en cuartas de compañía. En la línea de fuego, estas subdivisiones podían hacer fuego de
manera intermitente, hacia derecha, izquierda o al frente y a la menor distancia posible,
para que los disparos resultaran de alguna eficacia. En el Plumerillo se levantó una gran
tapia de aproximadamente 90 metros de largo, de poco más de la altura de un hombre y
doble grosor, que se utilizaba para los ejercicios de tiro. Según Mitre, una vez
blanqueado el paredón, San Martín ordenó que se pintaran a color las siluetas de dos
batallones formados en línea.

Soldado del Bón. N°1 de Cazadores, 1817 (por Guillermo Roux); este cuerpo lució un uniforme similar al
de las tropas ligeras británicas, que tanta fama tuvieron en los campos de batalla europeos durante las
guerras napoleónicas. Esto se ve en el perfil del morrión (cilíndrico antes que tronco-cónico) y los
correajes negros de cuero, en vez de blancos. Puede apreciarse, según la reconstrucción del artista, el
chifle a manera de cantimplora colgando de una correa a la izquierda del personaje.

Otro inconveniente para que los soldados pudieran disparar con esperanzas de acertar
a algo era que la pólvora negra, que era la que se utilizaba en la época, ocasionaba
enormes cantidades de un denso humo blanco que, a los pocos disparos de una línea de
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fuego, tornaba el frente invisible, incapacitando a los hombres ver más allá de un par de
metros en caso de que el fuego de fusilería se sostuviera por demasiado tiempo. La
conjunción de estos factores, junto a experimentos modernos, ha llevado a la conclusión
de que sólo un 0,5 % de los proyectiles disparados por un cuerpo de infantería
cualquiera en una batalla de la primera mitad del siglo XIX dieran en el blanco.
Es así como, en determinadas situaciones tácticas indecisas, se resolviera ganar la
mano al enemigo con la carga a la bayoneta. Sin embargo, aquí también se puede
derribar otro mito: la victoria en una de tales cargas se obtenía, muchas veces, no tras
una sangrienta lucha cuerpo a cuerpo, sino por la imposición moral de uno de los
contendientes sobre el otro. Esto no quiere decir que no se sucedieran tales encuentros,
sino que eran más bien raros; pocos hombres, tras largas horas de combate, sedientos,
con la incertidumbre de no saber qué ocurría a su alrededor, tenían el temple suficiente
para aguantar a pie firme a una masa de soldados vociferantes que de pronto surgían de
entre las nubes de la pólvora quemada, esgrimiendo las bayonetas caladas.
La bayoneta se llevaba en una funda de cuero, sujeta a una correa similar a la que
sostenía la cartuchera, de cuero blanco, llevada en bandolera y colgando de la cadera
izquierda (el conjunto de ambas correas se denominaba en la época “correajes”). Por
otro lado, las bayonetas mismas eran por lo general de un hierro de menor calidad que el
fusil al que se fijaban, siendo común que la hoja se doblara si chocaba con un objeto
contundente o por las mismas ropas de un individuo. El resto del equipo del infante se
completaba con una mochila de cuero o lona para llevar ropa de repuesto y otros enseres
y un morral de loneta. A modo de cantimplora, se proveyó a los soldados con chifles,
cuernos vacunos acondicionados para llevar líquido y que se colgaban en bandolera con
correítas de cuero o tientos.
En cuanto al vestuario, que era como se denominaba al conjunto del uniforme de un
soldado, se procedió a la confección local de las prendas más sencillas, como camisas y
ropa interior, además de tentar la fabricación de paños de lana de segunda, denominado
bayeta, que funcionó, pero que no dio abasto para las ingentes cantidades de prendas
que necesitaba el ejército. Por ello se dependió hasta el último momento de las remesas
de ropas enviadas desde Buenos Aires. Un soldado de cualquiera de los batallones debía
contar con un vestuario de “diario” (o sea de fajina, de uso diario y para campaña)
consistente en una chaqueta y un pantalón de paño, otro pantalón de brin (tela de lino)
para verano, camisa de lienzo, botines (así se denominaban a las actuales polainas) de
paño y otro par de brin, zapatos de cuero (una de las prendas más complicadas de
abastecer, dado la carencia de capacidades fabriles en el Río de la Plata y la poca
capacidad de producción de los escasos maestros artesanos zapateros) o alpargatas,
muchas veces construidas por los mismos solados para su uso en cuartel. Con respecto a
los zapatos, una curiosidad es que para la época no había diferencia en el calzado para
tropa entre pie izquierdo y derecho, sino que los zapatos eran de uso general para ambos
pies; para la cabeza una gorra cuartelera de paño. Los sargentos utilizaban prendas de
una calidad “entrefina”, es decir intermedia entre lo rústico del paño para tropa y la
primera calidad de los oficiales. Para “parada” o sea de gala, a este conjunto sumaba un
morrión (denominado en la época “gorra de suela” o “gorra de parada”, el primer
término más común y relacionado con la materia con que se lo confeccionaba). Para
abrigo, los infantes debían llevar capote, un tipo de sobretodo de grueso paño basto
llamado bayetón, pero, dada las grandes cantidades necesarias y la premura, se recurrió
a la provisión de ponchos cuyanos, cordobeses o porteños, así como de frazadas con las
cuales adaptarlas a manera de ponchos o para usar como mantas.

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Tácticas y combate

Para la época, las tácticas básicas de la infantería, si bien establecidas desde el siglo
anterior, el ímpetu francés del primer período de imparable avance de los ejércitos
napoleónicos había puesto en disputa los esquemas prexistentes. Básicamente, el debate
era entre la “línea” y la “columna”; así, un batallón compuesto por 6 compañías entraba
en combate en columna, esto es con una compañía al frente seguida por detrás por las
demás, con no más de un metro de separación entre la espalda del soldado del frente con
el pecho del de atrás. Luego, para realizar los fuegos, la unidad se “abría” hacia su
derecha, de manera de quedar una formación de tres líneas de a dos compañías cada
una. Por lo general, las que hacían fuego eran las dos primeras líneas, mientras que la
tercera servía de reserva, existiendo una cuarta línea “exterior” a la retaguardia de la
formación, formada por oficiales subalternos y suboficiales. Ahora bien, en un principio
la formación de ataque clásica era la línea, pero los franceses habían dejado ver, gracias
al influjo de sus ejércitos del período de la Revolución Francesa, los beneficios de la
formación en columna para realizar ataques rápidos con tropa con escaso entrenamiento.
La columna era más sencilla de maniobrar, otorgaba gran empuje contra un punto
cualquiera de la línea enemiga, pero carecía de todo el poder de fuego de la formación
linear. San Martín debió constatar todo o algo de ello de sus experiencias en Europa, y
de esa manera manejar la instrucción de sus infantes; recuérdese, además, que los
batallones del ejército recién estuvieron al completo pocos meses antes de iniciar la
campaña, por lo que muchos de los soldados eran bisoños y carecieron del
entrenamiento de los soldados más “viejos”.
El resto de las tácticas de la infantería eran la formación en cuadro, pensada para
resistir los embates de la caballería; en esta los hombres formaban un cuadro hueco, con
este último ocupado por los jefes y oficiales. Si bien esta formación era apta contra la
caballería, en tanto los soldados tuvieran el temple suficiente, tenía como desventaja ser
vulnerable a la artillería. Otra táctica era el despliegue “en guerrilla” o “guerrilla de
tiradores”; si bien estaba pensada para ser ejecutada por la compañía de cazadores del
batallón, durante la guerra de independencia tanto granaderos como fusileros
cumplieron ese rol. La táctica era la siguiente: con el batallón formado, por ejemplo, en
línea, una de sus compañías se adelantaba un centenar de metros al frente, divididos los
hombres en pareja y con varios metros entre cada grupo de maneta tal de cubrir un
frente más extenso que el propio del batallón (como medida general, un batallón
formado en línea con 2 compañías de 70 hombres cada una al frente podía ocupar,
aproximadamente, un espacio de 140 metros). El capitán de esta compañía contaría, a su
vez, con una pequeña plana mayor de un suboficial de experiencia y un trompa o tambor
para comunicar las ordenes a los hombres, que se hallaban dispersos. Cada pareja de
soldados se debía asegurar que uno de ellos tuviera su arma cargada, mientras el otro
disparaba; el objetivo de esta táctica era acosar al enemigo, distrayéndolo y evitando
que dilucidara los movimientos propios de la unidad. Servía además para, en caso de
avance, prevenir sorpresas. Las guerrillas tampoco debían alejarse demasiado, en tanto
quedara aislada del resto del batallón, al que debería volver en caso de ser amenazada
por fuerzas mayores.
Ahora bien, a la hora del combate ¿qué tan crudos eran, según testimonian las
fuentes? Teniendo en cuenta la ineficacia de las armas, los yerros, la confusión de una
batalla, con ruidos atronadores por doquier, la propia artillería retumbando, los gritos de
los oficiales, el humo de la pólvora quemada que secaba la garganta, todo hacía a que,
en realidad, la acciones fueran menos cruentas en pérdidas de vida de los que se puede
imaginar. Dos batallones enfrentados podían pasar media hora haciéndose fuego uno al

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otro que, en el recuento de bajas, estas no sobrepasaran la decena de heridos, con un
puñado de muertos. Esta misma irresolución del combate, podía llevar a la carga a la
bayoneta que, como se dijo antes, dependía el triunfo, más que del choque mismo, de la
voluntad de resistir de uno de los contendientes.

Conclusión

Esta reseña buscó tratar de dar una luz de realidad a las vivencias de aquellos hombres
que emprendieron la cruzada emancipatoria. De sacarlos del bronce de su anonimato
para que, si bien aún desconocidos para la mayoría, sepamos apreciar sus padecimientos
y el coraje que debieron anteponer, por voluntad propia o forzados a ello, para cruzar
esos “inmensos montes”, librar batalla en los campos de Chacabuco y dar la libertad a
Chile.●

Bibliografía
Camargui, P.; Nueva historia del cruce de los Andes, Buenos Aires, Aguilar, 2011.
Círculo Militar; Reseña Histórica y Orgánica del Ejército Argentino, T.1, Buenos Aires, 1972.
De Marco, M.A.; Guerra de Independencia. Una nueva visión, Buenos Aires, Emecé, 2013.
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1972.
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Fitte, E.; El motín de las trenzas, Buenos Aires, Ed. Fernández Blanco, 1960.
Haythornwaite, P.J; Napoleonic Infantry, Cassell, Londres, 2002.
Mittelbach, F.E.; San Martín organizador militar, Buenos Aires, Ed. Dunken, 1998.
Morea, A.; El ejército de la Revolución. Una historia del Ejército Auxiliar del Perú durante las guerras
de independencia, Prohistoria, Rosario, 2020.
Ornstein, L.; La Campaña de los Andes a la luz de las doctrinas de guerra modernas, Círculo Militar,
Vol.150, IGM, Buenos Aires, 1931.

19
Historia Argentina

LA REVOLUCIÓN DE
DICIEMBRE DE 1828
SEGÚN EL “DIARIO” DE JULIAN GREGORIO
DE ESPINOSA
Roberto L Elissalde7

Julián Gregorio de Espinosa nació en Buenos Aires el 27 de abril de 1777, en el hogar


del comerciante y funcionario Julián Gregorio de Espinosa y de la porteña María
Florencia Belgrano. A pesar de algún documento el mismo interesado afirmó que nació
en Montevideo8, en la parroquia de Nuestra Señora de la Merced figura que fue
bautizado al día siguiente por el canónigo Juan Baltasar Maciel, con los nombres de
Julián Vicente José Toribio; con el padrinazgo de su abuelo materno don Domingo
Belgrano Pérez y de su tía paterna doña Petrona Gregorio de Espinosa (esposa del
acaudalado comerciante Diego de Agüero)9.
Su padre había muerto unos meses antes de su nacimiento, el 10 de abril de 1777, y a
los tres años quedó huérfano de madre, quedando al cuidado de sus abuelos maternos,
dueño como hijo único de una cuantiosa fortuna personal que administraba don
Domingo Belgrano, siendo el mimado de la familia; a pesar de haber nacido con
posterioridad dos días con los que habrá jugado. Guillermo M. Pesaresi señala que los
Belgrano-González dieron el mismo trato al nieto que a sus hijos, pero fue “sin duda un
impacto psicológico para Juliancito el hecho de que cuando tenía once años de edad su
abuelo fue procesado con prisión domiciliara, encierro que se extendió a todos los
integrantes de la familia, él incluido, situación que duró más de un año”, sin que fueran
favorecidos los “cuatro chicos” que concurrían a la escuela para continuar su educación
a pesar de los pedidos a la virrey10.
Cursó estudios en el Colegio de San Carlos, donde fue condiscípulo de Mariano
Moreno, Pedro Agrelo y también de Juan Presas, después secretario de la infanta
Carlota Joaquina; en 1794 comenzó a dedicarse a administrar sus intereses, que no eran
pocos en ambas márgenes del Plata. Ese mismo año casó con María Candelaria
Somellera, apenas un poco mayor, después de una controversia en los tribunales
porteños, dada la oposición de su abuelo paterno y tutor, que se presentó en los
tribunales con el patrocinio de su sobrino Juan José Castelli; aduciendo que “con 17
años y medio su nieto no tenía experiencia alguna del mundo, y transitaba una tierna

7
Historiador. Miembro de número del Instituto y de la Academia Nacional Browniana, del Instituto
Bonaerense de Numismática Argentina y Antigüedades y de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina;
miembro correspondiente de la Academia Uruguaya de Historia Marítima y Fluvial, de la de Paraguaya
de la Historia y del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay. Vicepresidente de la Academia
Argentina Artes y Ciencias de la Comunicación.
8
Cutolo, V. O., Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, Buenos Aires, Editorial Eche, 1969, T. II, p.
700.
9
PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, Libro de Bautismos 14, folio 79.
10
Pesaresi, G.M., Los expedientes secretos de Belgrano, Buenos Aires, DB Editores, 2021, p. 248.

20
edad”11. En 1804 se trasladó a Salta a cobrar una deuda con la casa de los Zegada,
reputada familia de esa ciudad y de Jujuy, por una suma superior a los 70.000 pesos
fuertes que con generosidad condonó sus intereses. En su estadía de más de un año,
simpatizó con la sociedad local y de su peculio les donó un camino para paseo público.
Ya en Buenos Aires la encontró ocupada por la invasión británica, participando en la
Reconquista y enrolado en el cuerpo de Montañeses en la Defensa, a la vez que puso a
disposición todo el ganado que fuese necesario de su propiedad para mantener el
ejército. EL gobernador de Montevideo Francisco Javier de Elío escribió: “Se me
presentó don Julián de Gregorio Espinosa en ocasión de estar dispuesto a pasar a la
Banda Septentrional con algunas fuerzas para impedir que los enemigos ya
posesionados de Montevideo y la Colonia, hiciesen sus invasiones a aquellos dominios,
y me ofreció el ganado necesario para la manutención del ejército como ya de antemano
lo había efectuado a los alcaldes de la ciudad. Le admití la oferta, y a consecuencia pasó
a su estancia y desde allí condujo personalmente con sus peones el ganado que fue
necesario para el sostenimiento del ejército, dejando los cueros y demás
aprovechamientos a beneficio del Estado, con toda generosidad patriótica, no habiendo
seguido igual servicio, por haberle ordenado yo no continuase por no necesitar más
carne”12. No olvidemos que en 1794 la existencia de vacunos en sus campos de la
Banda Oriental sumaba 70.000 cabezas.
Monárquico en su tiempo estuvo en contacto con su ex condiscípulo Juan Presas,
Felipe Contucci y Carlos Guezzi, en las intrigas de Carlota Joaquina, que estudiara con
tanta autoridad en la materia Roberto Etchepareborda13.
En 1812 elevó un reclamo al Triunvirato por haber sufrido el vandalismo en su
establecimiento en Santo Domingo Soriano, en la Banda Oriental por los que seguían a
Artigas, después de haber donado 618 cabezas de ganado y 310 yeguarizos al ejército de
Rondeau. Le fue reconocido un crédito de 1.395 pesos y dos reales. Ese mismo año
ayudó al deán Funes cuando se produjo la conspiración de Álzaga, quien se salvó de la
prisión gracias al dinero que le facilitó para probar su inocencia.
Apoyó a Lavalleja y a sus compañeros cuando organizaban en Buenos Aires la
“cruzada Libertadora” en 1825, conocida como la gesta de los 33 orientales. Cuando
Fructuoso Rivera mantiene serias divergencias con los jefes que dirigían la lucha contra
el Imperio del Brasil y abandona la Banda Oriental rumbo a Buenos Aires, de Gregorio
Espinosa enterado que las autoridades porteñas tenían orden de arrestarlo, lo ayudó a
evadir el peligro y llegar a Santa F, donde contó con la protección del gobernador
Estanislao López.
En la Banda Oriental colaboró con el general Fructuoso Rivera, de quien era gran
amigo, ante quien fue comisionado por Dorrego. Cuando aquel lo quiso recompensar
por los servicios prestados con 10.000 cabezas de ganado, los rechazó, abonando los
gastos de su propio peculio. Senador y vicepresidente de la Cámara de Senadores,
prestó dilatados servicios a ese país.
Falleció en Buenos Aires el 16 de agosto de 1834 y fue sepultado en la Recoleta.

Espinosa y Fructuoso Rivera

Muy extensa es la correspondencia entre ambos personajes, que se guarda en el Archivo


General de la Nación de Montevideo o en el Archivo del Museo Histórico de la capital

11
Ib, p.250.
12
Etchepareborda, R., “Julián Gregorio de Espinosa y sus informes secretos (1810-1814), en Boletín,
Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1962, T. XXXIII (segunda sección), p. 567.
13
Ib., T. XXXIII, (segunda sección, p. 565-581.

21
uruguaya. La misma fue publicada por el Museo Histórico Nacional de esa ciudad en la
famosa “Revista Histórica” que dirigió don Juan E. Pivel Devoto. El interés que
despierta por tratarse de un epistolario entre amigos, y especialmente por su visión de la
revolución de diciembre de 1828, es que nos ha parecido de interés darla a conocer al
público lector a 60 años de su edición en la Banda Oriental.
Desde junio de 1828 había sido designado ayudante de campo de Rivera el teniente
coronel Pedro Calderón14, que quien le decía Julián Gregorio de Espinosa “mi primo
hermano, a quien excuso dar otra recomendación, después que tu sepas que me
pertenece de familia…”15 a la vez que le sugería que lo utilizara para conducir las
comunicaciones al gobierno porteño en caso de necesidad.
El 21 de noviembre de 1828 Gregorio de Espinosa le escribió desde Buenos Aires al
general Fructuoso Rivera una larga carta, en la que le comenta entre otras cosas “Están
por las Vacas (o Martín Chico) 2500 hombres de los que componían el Ejército de
operaciones, traen el parque, y tienen allí como 64 carretas y 40 galeras; ya están allá
todos los buques en que ha de venir la gente, están prontos todos los del cabotaje para
desembarcarlos, y citadas las tropas todas, para formarse y recibirlos”. A continuación,
le da un panorama de lo que se rumoreaba en la ciudad: “la llegada de estas tropas hace
recelar a algunos de que va a servir para hacer una revolución contra el gobierno de
cuya revolución hace ocho días que se habla públicamente, por los datos que tengo no
encuentro dificultad en que se verifique, mucho más si se hace militarmente. Me han
asegurado que piensan poner al general D. Juan Lavalle de gobernador, y que van a
desconocer la Junta de la Provincia; si esto sucede no será más que seguir el ejemplo
que dio D. Juan Antonia Lavalleja, y vendremos a quedar gobernados por la espada
como ha estado la Provincia Oriental en todo este tiempo anterior. Dios quiera que si la
tal revolución se hiciere no sea por estos medios; y que Dios nos libre de desgracias.
Hazte cargo como estaré viviendo tan inmediato al Fuerte. Por fin, de lo que suceda te
daré cuenta en otra ocasión” 16.
En esta misma carta adjunta un presente para doña Bernardina Fragoso, la mujer de
Rivera, con este curioso comentario: “Tengo el mayor gusto de mandarte (preséntaselo
a tu señora) un jabón transparente muy delicado y fragante en que está impreso un
retrato que lleva tu nombre y apellido, por el cual verás que la Europa civilizada sin
conocer tu persona, hace memoria de tu nombre, y que ya lo coloca entre los de los
hombres celebres, este reconocimiento que tus hechos te han labrado para los
admiradores de tu mérito, será un martirio que atormente a los que quisieron deprimirlo.
¿Ves mi amado Fructuoso el concepto que tienen para tu conducta? Sobre esta base que
es preciso conservar, ha de hacerse el edificio de tu fama inmortal. Mi corazón se
enternece de gozo”17.
En carta del 3 de enero Rivera le decía sobre el particular, con no poco humor: “Mi
Señora ha agradecido infinito el jabón transparente, delicado y fragante que le has

14
Pedro Alcántara José María Calderón de la Barca y Belgrano, nació en Buenos Aires el 19 de octubre
de 1794, hijo de don José María Calderón de la Barca y de María Josefa Belgrano. Militar, coronel
guerrero de la independencia, asistió a los combates de Puesto del Marqués, Venta y Media, Sipe-Sipe,
durante la independencia, y a los combates de Cañada de la Cruz, Gamonal durante la anarquía, y a la
campaña a Misiones durante la guerra contra Brasil. Afiliado al partido unitario, se expatrió a Montevideo
siendo uno de sus defensores contra las tropas de Oribe durante el Sitio Grande. Acompañó al General
Paz en su campaña de Corrientes contra Rosas en 1846, regresando al país después de Caseros, siendo
nombrado poco después Tesorero del Crédito Público y Diputado a la Legislatura. Falleció en Buenos
Aires el 23 de mayo de 1868, y fue sepultado en el cementerio de la Recoleta.
15
MUSEO HISTÓRICO NACIONAL, Revista Histórica, Montevideo, 1962, T. XXXII, Nos. 94-96, p. 428.
16
Ib, T. XXXII, Nos. 94-96, p. 454.
17
Ib., T. XXXII, Nos. 94-96, p. 455.

22
remitido con el retrato, nombre y apellido de Frutos. Él lo agradecerá mucho y se
envanecerá al ver que la Europa lo recuerda quedándole solo el sentimiento que lo
hayan retratado en una materia que se gasta y disuelve con la menor humedad. Yo estoy
seguro que habría tenido más gusto si lo hubiesen retratado en un pedazo de oro viejo
que tuviera cuando menos de peso diez o doce quintales y se lo hubiesen remitido para
eternizar su memoria, porque esto es lo real, y no se lo lleva el viento ni el agua”18.
Una semana después volvió a comentarle a Lavalleja la situación en Buenos Aires en
estos términos: “Las tropas del ejército de operaciones han empezado a llegar, y no
puedes figurarte el modo público con que se habla de la revolución; pero por lo que yo
he presenciado, o Dorrego no cree que se verifique, pues no le vemos tomar
providencias, más que muy limitadas, para cortarla, o tiene algún plan en el que confía y
se ignora, lo cierto es que la revolución a mi juicio, se hace y muy pronto; pero también
creo que Dorrego no ha de querer dejar el puesto así nomás. Las cosas están en términos
que es imposible y abrir opinión sobre los resultados: Lo único que yo puedo decirte de
corazón es que cualesquiera que sean los que rinda el movimiento han de ser fatales, si
por fortuna no en el acto a lo menos posteriormente. Dios por su infinita misericordia
haga terminar estos azares por un feliz avenimiento de los partidos, aunque degenerase
en una tercera entidad. Cada día le doy más gracias por no pertenecer a ninguno, yo solo
pertenezco a ti con esos lazos indisolubles que une la más íntima amistad, engendrada
por la igualdad de nuestros sentimientos”19.

El “Diario”

El “Diario” en realidad es una carta que Gregorio de Espinosa comenzó a escribir a


Rivera el 1º de diciembre de 1828, y ante la imposibilidad de enviarla a la Banda
Oriental, fue completando día a día y el mismo pone ese término en dos oportunidades.
La circunstancia de no poder despachar correspondencia normalmente, hizo que los
informes cotidianos se convirtieran en este pormenorizado relato.
El valor testimonial del documento que se conserva en Montevideo y fue publicado
hace más de medio siglo, nos parece una valiosa contribución a esa circunstancia de
nuestra historia, le hemos agregado al pie las Memorias Curiosas de Juan Manuel
Beruti, que complementan y lo dicho por Gregorio de Espinosa.
“Sr. D. Fructuoso Rivera.
Buenos Aires, Diciembre 1º de 1828
Mi amado Fructuoso: por el tiempo, y sobre todo por las ocurrencias no ha partido el
alférez Cardoso y el soldado Tiburcio Ayala con las comunicaciones para ti y demás
individuos de tu ejército; quiero detenerme en hacerte una narración de los sucesos
según se vayan presentando en los días que corran hasta que pueda caminar esta carta
con otras dos que te tenía escritas anteriormente, para tu conocimiento.
Al amanecer de este día tuvo efecto la revolución que hace más de 15 se estaba
propalando con tanta publicidad. Todas las tropas recién venidas del Ejército tomaron
posesión del Parque, del Cuartel del Retiro, del de la Recoleta, y se apoderaron de la
Plaza de la Victoria como dos mil hombres con sus jefes y oficiales encabezando este
movimiento el general D. Juan Lavalle. Las primeras voces fueron Viva el vencedor de
Ituzaingó = Viva el general Lavalle. Ocupada de este modo la Plaza aparecieron en los
baluartes del Fuerte que miran al pueblo dos cañones asestados con sus respectivos
artilleros y un piquete de infantería en cada uno. Serían las 5 ¼ de la mañana cuando

18
Ib, T. XXXIII, Nos. 97-99, p. 287.
19
Ib, T. XXXII, Nos. 94-96, p. 458.

23
pasó por las ventanas de esta tu casa20 el coronel Rolón con su regimiento y dos piezas
de batallón que habiendo entrado al Fuerte corrieron el rastrillo y se encerraron; ni ellos
dijeron nada a los que estaban en la plaza, no estos tentaron en estorbarles la entrada 21.
Corrió algún tiempo y todos no hacíamos más que mirarnos a las caras. Después de las
seis agito más la conmoción el repetido toque de la campana de cabildo, y de todo vino
a resultar una concurrencia numerosa ya de los que estaban en el secreto de la
revolución, ya de los inducidos de la curiosidad en medio de un riesgo que no dejaba de
existir. Hazte cargo de los corrillos que habría, de lo que se preguntaban unos a otros,
que estos opinaban mal del movimiento, que aquellos bien; y por último todos
esperaban ver por donde rompía un aparato el mayor que seguramente se ha visto en
Buenos Aires, porque lo ha hecho la fuerza militar, que siempre impone. Entre tanto no
sabíamos que haría esta fuerza, ni que haría Dorrego en el Fuerte donde había 600
hombres, a saber 200 artilleros, cuyo comandante don Bonifacio Ramos también estaba,
y 400 del regimiento de Rolón. A eso de las 11 de la mañana el general Lavalle publicó
una proclama a los ciudadanos inspirándoles confianza en la defensa de sus derechos y
que habiendo caducado de hecho el gobierno, debían reunirse en San Roque a la 1 de la
tarde para elegir gobernador provisorio = Mientras esta proclama se publicó por bando
ocupaban las fuerzas los puntos que he dicho. Después de esto salió el general D.
Tomás Guido del Fuerte y tuvo una, y otra conferencia con el general Lavalle, y aunque
entonces supimos que no estaba Dorrego en el Fuerte, se hablaba con variedad sobre lo
que Guido le dijo a Lavalle que pondría a la disposición lo que el pueblo eligiese, la
fortaleza y tropa que estaba dentro; y seguramente sería así por el rumbo que tomaron
las cosas hasta ahora que son las 11 de la noche en que te escribo 22.
El pueblo en consecuencia de la proclama de Lavalle se reunió en la capilla de San
Roque, de donde se trasladó a la iglesia de San Francisco por más capacidad, y allí
nombraron de gobernador provisorio a D. Juan Lavalle como lo verás por la adjunta
acta que ahora mismo me acaban de presentar, y es la misma que esta tarde publicaron
por bando = Después de esta elección, el gobernador nombrado pasó un oficio al Fuerte,
que no sé lo que contiene: lo cierto es que Balcarce, y Guido dejaron el Fuerte a eso de
las 6 de la tarde; poco después salió la tropa de Rolón y los dos cañones que yo había
visto entrar esta mañana. El gobernador Lavalle ocupó el puesto; las tropas se retiraron

20
La residencia estaba situada en la calle 25 de mayo 1, frente a la plaza y a la fortaleza. A CADEMIA
NACIONAL DE LA HISTORIA, Lista alfabética de los Señores Capitalistas sujetos al ramo de Contribución
Directa en esta capital…, Buenos Aires, 1970, p. 8.
21
“Como a eso de las cuatro de la mañana, las tropas de caballería e infantería, que hacía dos días que
habían acabado de llegar de la Banda Oriental por la conclusión de la guerra con el imperio del Brasil, se
posesionaron de la plaza Mayor, al mando del mayor coronel general don Juan Lavalle, que al nombre del
pueblo trató de deponer del mando de gobernador al señor coronel don Manuel Dorrego. Este señor
gobernador, no teniendo fuerzas con que resistir, pues las únicas que le fueron fieles, que eran el
regimiento de cazadores del Nº 4 su coronel don Mariano Benito Rolón y de artillería su coronel don
Tomás de Iriarte, únicas tropas que pudieron entrar a guarnecer el Fuerte, se vio en la precisión por no
exponer su persona, a fugar, como lo hizo esta misma madrugada, dejando el Fuerte al cargo de sus
ministros el de gobierno don Tomás Guido y el de Guerra don Juan Ramón Balcarce, pero sin saber éstos
su fuga”. JUAN MANUEL BERUTI, Memorias Curiosas, Emecé, Buenos Aires, 2001, p. 399.
22
“Balcarce por varias ocasiones quiso mandar batir a las tropas de Lavalle, que ciertamente las habría
derrotado; pero no lo hizo porque Guido lo contuvo, diciéndole que el gobernador no estaba y evitase el
derrame de sangre entre hermanos. Se tomasen medidas pacíficas, que con honor podría allanarse la
contienda, a lo que accedió Balcarce, quien después de varios oficios de contestación pasados por Lavalle
a éste, y éste a Lavalle, resultó convenirse de que en la iglesia de San Francisco se reuniese el pueblo y
libremente nombrase gobernador interino a la persona que gustase y saliese con mayores votos, ínterin se
disponía de formar nueva junta de representantes de la provincia que había de nombrar el gobernador en
propiedad, pues la junta quedaba disuelta y el gobierno de hecho había caducado”. Beruti, Memorias…, p.
399.

24
a sus respectivos destinos, y todo quedó desocupado y así permanece. La única
providencia que esta tarde se tomó fue despojar de los cargos a los coroneles D. Tomás
de Iriarte, y D. Mariano Benito Rolón; y con esto será hasta mañana que me voy a
acostar23.
Somos 2 de diciembre a las 9 de la noche.
Todo el día se ha corrido con incertidumbre el paradero de D. Manuel Dorrego, y lo
único que se sabe de cierto es que tomó para la campaña 24.
El gobierno provisorio ha empezado a tomar medidas, ha nombrado por su secretario
o ministro general al Dr. D. José Miguel Díaz Vélez, de inspector interino al general D.
Ignacio Álvarez25, quien ha admitido con la calidad de retirarse a su casa luego que las
cosas entren en arreglo; de comandante general de marina a D. José Matías Zapiola por
renuncia que hizo don Matías de Irigoyen, de capitán del puerto a D. Antonio Toll
quitando al que era D. Francisco Lynch, y a los dos ayudantes Gimeno, y Ramiro en
cuyo lugar no sé a quién habrán puesto, Ha pasado circulares a las corporaciones y
autoridades, para que le reconozcan, y ayuden en su empresa. Todo lo demás que
pudiera decirte sería aventurando la verdad y así dejaré hasta mañana a la noche, en que
apuntaré las ocurrencias del día.
Somos 3 del mismo a las 10 de la noche.
Desde esta mañana se ha empezado a decir que Dorrego se ha reunido a D. Juan
Manuel de Rosas; pero esto y otras cosas que se dicen es pura obra de los partidos; lo
que pueda decirte que hoy he averiguado de cierto, es que cuando el lunes día 1º salió
Dorrego del Fuerte, fue corrido cuatro cuadras por las quintas, y tuvo que ampararse en
una casa, en donde lo favorecieron poniéndolo dentro de una alacena en que permaneció
todo aquel día, hasta la madrugada del 2 que pudo escapar para esos lados de los
Quilmes.
Esta mañana fui a presentarme al Sr. Lavalle para se me despachase a Cardoso con la
contestación a tus últimas comunicaciones, y me dijo que él no las había visto ni tenía
antecedentes, que yo procurase al ministro y que volviese con la razón que el ministro
me diera; así lo hice; pero el ministro estaba muy ocupado, me hizo un elogio a tu favor,
me ofreció tener presente el asunto y tomó a su cargo dar al gobernador la respuesta que
yo debía haberle llevado; me despedí quedando en volver con un día de por medio, y así
lo haré pasado mañana.
Somos 4 del mismo a la oración.
Hoy ya presenta la revolución que se halla muy cerca del derramamiento de sangre;
así es de deducir de las noticias que hoy corren de la campaña, y de las providencias que
vemos tomar el gobierno. Han venido noticias que Dorrego se ha reunido con D. Juan

23
“Efectivamente el pueblo se juntó en dicha iglesia, se recogieron los sufragios y resultó, por mayor
pluralidad de votos, ser nombrado interinamente de gobernador de la provincia el referido señor general
mayor don Juan Lavalle, natural de esta ciudad de Buenos Aires; cuya acta de nombramiento se hizo
saber por bando con las formalidades de estilo, a la una de la tarde de este día, y a la misma se recibió en
la fortaleza, siendo reconocido de todas las autoridades, eclesiástica, civil y militar, como a tal gobernador
y capitán general de esta provincia, quedando en este mismo instante no solamente caducado el gobierno,
según opinión de los revolucionarios, sino disuelta la junta de nuestra provincia y nuestras instituciones,
que han caído todas por tierra, sin formas legales”. BERUTI, Memorias…, p. 400.
24
“El pueblo de Buenos Aires ha tomado muy a mal esta convulsión por el mal ejemplo que han dado las
tropas, sin anuencia del pueblo que estaba pacífico, y que mañana, u otro día, la fuerza armada, y
ambición de otro jefe, querrá ser gobernador y hará lo mismo con este mal ejemplo, haciéndose
revoluciones militares, a la voz del pueblo, que está inocente; y últimamente sintiéndose de que el pueblo
va a tener que sufrir muchos males, por las consecuencias fatales que se esperan, pues Dorrego se habrá
ido a la campaña y querrá sostenerse a todo trance, cuyos resultados si no se transan los padecerá el
pueblo y su provincia”. Beruti, Memorias…, p. 400.
25
Ignacio Álvarez Thomas.

25
Manuel de Rosas, que este ha hecho una citación a las milicias, que se hallan como 400
indios con ellos, y que mucha gente le busca para incorporársele. El Sr. Lavalle toma
activas providencias para salir a campaña en persona con toda la caballería y sus jefes, y
todo el día de hoy ha sido un laberinto de órdenes y disposiciones, según hemos visto
entrar, salir del Fuerte, y andar corriendo a caballo por las calles a una porción de
oficiales. Mañana veré lo que ocurra, y continuaré mi diario, en la inteligencia de que te
hablaré siempre en grande, sin detenerme en particularidades, que sería de nunca
acabar.
Somos 5 del propio a las 10 de la noche.
Se ha ponderado todo el día la mucha gente que tienen Rosas y Dorrego, y sucede en
esto lo que en todas las demás cosas en que intervienen partidos. Quiero decir que si los
afectos a Dorrego aumentan el número de la gente que se reúne, los devotos del
movimiento militar la disminuyen y miran con desprecio; sin embargo, el Sr. Lavalle ha
tomado hoy las providencias más activas para aprontar la expedición con que en
persona piensa salir a batir a Dorrego, y todo el día no se ha ocupado de otra cosa.
Hoy fui a ver al ministro para que despachase tus comunicaciones, y me dijo que no
podía absolutamente; pero que era lo más lo más presente que tenía; que lo dejaba a su
cuidado que él mismo me llamaría.
Somos 6 del mismo a la hora acostumbrada.
El Sr. Lavalle ha resuelto ir en persona a batir a Dorrego, y en su consecuencia ha
delegado el mando esta mañana en el Sr. Almirante Brown. Esta tarde a eso de las 6 de
la tarde salió el Sr. Lavalle con 600 hombres, según dicen todos que no los que visto, y
ha caminado con dirección al puente de Barracas. El Sr. Brown se ha hecho cargo del
mando manifestando decisión. El general D. Martín Rodríguez ha saludo también
siguiendo al Sr. Lavalle 26.
En los días anteriores he oído hablar sobre la opinión que en este movimiento ha
manifestado el Sr. Rivadavia; pero hoy ya se ha hecho tan común, que se cita a cada
paso. El Sr. Rivadavia fue invitado para que con sus luces acompañase con sus luces al
movimiento, y su contestación fue en estos términos: Yo acompañaré a ustedes a llorar
los males que van a venir a la Patria. Se dice que piensa irse del país, y se asegura que
no ha tenido la menor parte en esta revolución: así es de creer en vista de su respuesta.
Somos el 9 del mismo a las 10 de la noche.
Como el día 7 y 8 han sido de fiesta lo he pasado en Barracas con la familia 27; pero te
daré cuenta de lo más principal que ha ocurrido en ellos. El Sr. Brown ha echado una
proclama que la verás en la Gaceta de hoy u fue repartida antes de ayer; el mismo Dr.
Brown ha desembarcado la marinería de la escuadra, y con ella y sus respectivos
oficiales ha guarnecido el Fuerte, y Parque; ha metido víveres y aguada dentro del
mismo Fuerte, adonde ha hecho traer del Parque 19 piezas de tren volate, 11 carretillas
26
“El 6 de diciembre de 1828. Salió de esta ciudad el señor gobernador don Juan Lavalle con 600
hombres de caballería y varios jefes de opinión, con destino a atacar a Dorrego que se halla en la Guardia
del Monte reuniendo tropas. En su lugar ha nombrado de gobernador sustituto hasta su regreso, que será
dentro de dos meses a más tardar ínterin allana la campaña, al señor brigadier general almirante de la
escuadra el valiente e intrépido don Guillermo Brown, que ha sido recibida su elección con aplauso
general de este gran pueblo, que es natural de Irlanda en el reino de Inglaterra.
Las consecuencias fatales que de esta revolución militar se temía el pueblo ya se van a ver, pues si se
atacan, la resulta será horrorosa de una y otra parte, por las muertes que causarán, y sus resultas
trascendentales al partido vencido”. Beruti, Memorias…, p. 400.
27
Hemos intentado ubicar dicha propiedad, y llegamos a la conclusión que se trata de la quinta que había
sido de su hermano político don Juan Manuel de Álzaga y Cabrera, casado con Carmen Somellera
Gutiérrez. Cunietti Ferrando, A., Las chacaritas de Buenos Aires y sus habitantes. Una historia diferente
de nuestra ciudad. I. El pago del Riachuelo, Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades,
Buenos Aires, 2018,

26
con municiones, y yo no sé cuantas de fusiles, fornituras &a &a . Ha mandado fijar un
edicto de alarma con 7 artículos en que se designan los puntos donde deben concurrir
las gentes, y los jefes que las han de mandar; es regular que se imprima y lo agregaré a
la colección de impresos que estoy juntando para mandarte de estas últimas ocurrencias,
sin embargo de que también irán todos los atrasados anteriores, que ya tendrías en tu
poder si el gobierno hubiera despachado a Cardoso; pero yo no sé a qué atribuir esta
demora de contestarte, pues hoy he ido a ver al ministro, y me ha citado para pasado
mañana.
Corre de muy positivo que el Sr. Lavalle está a las inmediaciones de Dorrego, y
algunos me han asegurado de que hoy deben batirse: parece que la reunión de Dorrego y
Rosas es de alguna consideración, y se opina por muchos que Dorrego no presentará
acción, sino que hará una guerra de montonera; aquí es preciso que lo deje porque se me
ocurren reflexiones que no quiero hacer, habiéndome propuesto en mi diario ceñirme
puramente a los sucesos, que quiero contarte con pureza para tu gobierno por lo cual
será hasta mañana.
Somos 10 a la hora que acostumbro.
Esta mañana entre las 10 y las 11 llegó un parte del Sr. Lavalle que expresa haber
sido Dorrego derrotado completamente con toda su reunión que era de 1500 hombres,
por consecuencia acertaron los que dijeron que ayer era el día de la acción, y erraron su
cálculo los que creyeron que Dorrego no había de presentar acción ninguna, por eso es
que dicen que cada maestrito tiene su librito. Pero yo tengo el mío que no trata nada de
eso, sino lamentar las desgracias: ¡Pobres infelices los muertos e inutilizados así de una
parte como de otra!28
Somos 11 a las 9 de la noche
Esta mañana hubo sus críticas que empezaron desde ayer tarde sobre el parte del Sr.
Lavalle, no queriendo creer algunos que la derrota fuese tan completa como decía; pero
llegó el detalle de la acción, y se confirma, porque eso de disminuir los muertos y
heridos es moneda tan corriente que no se debe traer a consideración, pues es cosa muy
sabida y observada de cualquier jefe que tenga una acción. Ha llamado la atención la
venida del general Rodríguez, que dicen hallarse en su casa. Esta tarde ha salido con
100 hombres que dicen van a destacamento en la guardia de Luján, y creen algunos que
es auxilio que pide el Sr. Lavalle.
A eso del mediodía fui a ver al Sr. Brown por las comunicaciones del gobierno para
ti; tuve que hacerle una relación extensa de todo como se la hice al Sr. Lavalle, porque
me dijo que nada sabía, y en resolución el Sr. Brown se prestó en el acto y me dijo que
hoy mismo se debía hacer, para lo cual me mandó con esa orden al ministro, y el
ministro, que luego lo encontré, me dijo que estaba lleno de mil atenciones urgentes,
siendo entre otras la de despachar el Paquete, y que no podía ser; callé mi boca, y he
hecho resolución de ir mañana, y si no me dan las comunicaciones pedir el pasaporte de
oficial, y despachártelo con toda la correspondencia que tengo detenida de tantos
infelices que estarán creídos que yo me he muerto, o los he abandonado después de mis
ofertas.

28
“Llegó la noticia de haberse batido los dos ejércitos en las inmediaciones de Navarro; cuyas resultas fue
derrotar a Dorrego, muerto mucha gente, igual de heridos y quitado tres piezas de artillería; habiendo
Dorrego huido, en cuyo seguimiento se destacaron algunas partidas. Por la parte de Lavalle, murió un
capitán y tres soldados, tres jefes heridos y veintidós soldados. Ya principiamos a ver las fatales
consecuencias que de esta revolución militar temía el pueblo. Esta acción fue el 9 de dicho mes de
diciembre, en la que pelearon más de 250 indios pampas en favor de Dorrego, de los tenían sus tolderías
en la estancia de don Juan Manuel de Rosas, coronel de ejército, que como estaba a favor de Dorrego, los
llevó en defensa de Dorrego inclusos con las milicias y demás gentes de la campaña. Beruti, Memorias…,
Op. Cit., p. 401.

27
Somos 12 del mismo a las 10 de la noche.
Toda la mañana de hoy, y sin embargo de lo que dice “El Tiempo”, se ha creído que
la derrota de Dorrego no ha sido tan absoluta como se nos ha dicho. Se fundan en la
salida de los 100 hombres de ayer, y las muchas noticias que yo miro vulgares, de la
campaña que cuentan haber muchos heridos en San José de Flores, y otras ventajas a
favor de Dorrego, como por ejemplo es la de que D. Juan Manuel de Rosas estaba con
mil hombres y que no había entrado en la acción. Lo cierto es que en el Hospital se
preparan 104 camas que son las que se pueden colocar en la misma iglesia donde estaba
la fábrica de cañones; y que se ha dispuesto que D. Braulio Costa salga a la campaña
para tratar con Dorrego y Rosas de un avenimiento que ponga término a estas
desgracias.
Esta tarde ha venido el coronel D. Ángel Pacheco y dice que Dorrego fue agarrado, y
que en los precisos momentos él le libertó la vida, que querían, y amenazaron quitarle
los soldados del propio Pacheco. Aún no he podido saber cómo fue el lance; lo que sí sé
de cierto es que Dorrego ha escrito a su mujer, a Díaz Vélez, y a Brown y que esta
noche p mañana entrará en la ciudad; lo dejaremos pues hasta mañana si Dios quiere
que procuraré averiguártelo para decírtelo.
Somos 13 del mismo a la noche.
El gobierno con la noticia de que traían a Dorrego mandó un propio ordenando que
lo volviesen al campo del Sr. Lavalle en Navarro; esta orden y lo que hoy dice “El
Tiempo” puso en los mayores cuidados a los amigos de Dorrego, mucho más cuando
habiendo ido anoche una hermana29 de Dorrego a ver a Brown este se excusó y no le dio
entrada diciendo que estaba enfermo. En consecuencia, empezaron a dar pasos los
dichos amigos recelando el peligro de su vida, y al fin esta mañana vinieron al Fuerte
los diplomáticos extranjeros interponiendo su influjo, para que se respete la vida del Sr.
Dorrego. El Sr. Díaz Vélez manifestó entonces una especie de sentimiento porque se
creía que el gobierno pensaba quitar la vida de Dorrego, y dijo a los señores que no
había cuidado a ese respecto; la mediación de los ministros extranjeros por una parte, y
por otra una carta que el mismo Díaz Vélez mostró a la hermana de Dorrego haberle
escrito al Sr. Lavalle recomendándole la delicadeza del buen rato a la persona del Sr.
Dorrego ha tranquilizado sin duda los temores que se tenían sus amigos de que se le
quitase la vida, y se cree por estos datos que la orden del gobierno de hacer retroceder a
Dorrego cuando lo traían a esta ciudad, haya sido consultando la seguridad de su
persona, y evitar algún alboroto que su entrada pudiera causar, sino entre los dos
partidos, porque el uno nada puede contra el otro que está favorecido por las armas al
menos que no hubiese algún acto escandaloso por algunos exaltados del partido
preponderante a quienes el gobierno mismo quizá no podrá contener. Esta medida es del
caso, pues en cualquiera parte que aquí se tuviese a Dorrego sus amigos intentarían, y
estando seguro y a la distancia se irá endulzando la cosa, hasta que después de algún
tiempo venga a parar, según piensan algunos, en que echen a Dorrego a Norteamérica y
se acabe una convulsión que como han intervenido las armas ha costado hasta hoy
bastante sangre.
Somos 15 del mismo a la oración.
Ayer Domingo lo pasé en Barracas con la familia como lo hago los días de fiesta y
hoy te contaré lo ocurrido en los dos días 30. ¡Jesús!... ¡Dios lo haya amparado y recibido

29
Seguramente fue Dominga casada con el comerciante Antonio Miró, ya que Magdalena y María de las
Nieves habían fallecido.
30 “
El 14 de diciembre de 1828. Llegó la noticia de haber sido preso Dorrego el 13 del corriente, el que
conducido al cuartel del general Lavalle el mismo día a la una de la tarde, escoltado por 50 hombres del

28
en su gracia! Llegó el señor Dorrego al campo del Sr. Lavalle a eso de la 1 de la tarde
del 13, a la 1 ½ se le intimó por un edecán que se preparase para morir, porque dentro
de una hora debía ser fusilado = Dorrego dijo que para si para el no había leyes, y se le
contestó que no: pidió papel y ha escrito una carta para su mujer, se confesó con un
primo hermano que está allí31, y salió y fue fusilado a la hora prefijada. En aquel corto
período de hora y media hubo algunas ocurrencias, así como después de su muerte, que
no quiero referirlas, porque, aunque pueden conducir a la historia de este suceso, no
importan a tu conocimiento que es lo que yo me he propuesto.; una sola te contaré que
merece la pena, se le pidió al Sr. Ministro Díaz Vélez licencia para ir a buscar el
cadáver y traerlo aquí para hacerle las exequias y darle sepultura en el cementerio de los
cristianos. El Sr. ministro se ha negado a dar la dicha licencia, diciendo que “la llaga
estaba muy fresca y la venganza no estaba satisfecha”. Me lleno de angustia cuando
medito que aún se va a derramar más sangre en la Patria.
Un hijo de D. Juan Manuel de Rosas como de 11 años ha sido agarrado por una
partida de Lavalle, este lo tiene en su campo. Dicen que iba para Santa Fe donde está su
padre, y que le llevaba 400 onzas de oro y 7.000 pesos de papel.
Se asegura que para el día 20 saldrá contra Santa Fe una expedición de mil hombres,
a deponer a López, y que lo mismo se piensa contra Córdoba y Bustos. Hoy se ha
embarcado el Sr. Rondeau para la Colonia y han ido tres buques más para traer al
general Paz y toda la tropa restante del ejército.
Somos 16 del mismo a la noche.
Un sujeto de toda mi confianza me aseguró esta tarde que Díaz Vélez no se había
producido en los términos que te lo escribí ayer y por eso va rayado.

regimiento de húsares al mando de Rauch, fue pasado por las armas a las dos y media de la tarde de este
mismo día. El gobernador provisorio anuncia este suceso en los términos siguientes:
“Navarro, diciembre 13 de 1828. Señor Ministro. Participo al gobierno delegado que el coronel don
Manuel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden al frente de los regimientos que componen esta
división. La historia, señor ministro, juzgará imparcialmente si el coronel Dorrego ha debido o no morir;
y si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por él, puedo haber estado poseído de otro
sentimiento que el del bien público. Quiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires que la muerte del
coronel Dorrego es el sacrificio mayor que puedo hacer en su obsequio. Saludo al señor ministro con toda
atención. Juan Lavalle. Excelentísimo señor ministro de gobierno Dr. Don José Miguel Díaz Vélez”.
“Esta infausta noticia la ha recibido la mayor parte del pueblo con desagrado y sentimiento, porque en el
tiempo que gobernó no hizo mal a ninguno, no entró en su gobierno por revolución sino por la junta de la
provincia que lo nombró; y así cuanto dicen los papeles públicos contra él son falsos, y sólo por cubrir el
atroz atropellamiento que ha ejecutado Lavalle los estampan para alucinar a los incautos; pero aunque
hubiera tenido causa, es un borrón que se ha echado sobre sí Lavalle y sus tropas; lo uno por el mal
ejemplo que ha dado en matar a un gobernador en su provincia, y otro por su orden sin formarle causa ni
oírlo en justicia, pues a los mayores facinerosos se les deja el derecho natural de su defensa; por lo que ni
en Turquía se ve mayor despotismo que este”.
“Dorrego ha sido un hombre gran patriota, pues fue uno de los que hicieron la revolución en Chile contra
los españoles; por lo que aquel gobierno lo condecoró con el título de su libertador; se encontró en
muchas acciones de guerra en defensa de la patria; saliendo de ellas con muchas heridas, cuyas cicatrices
lo manifestaba su persona, porque andaba medio ladeado del pescuezo por una herida que en él recibió.;
finalmente el dio la paz con el Imperio del Brasil, trajo las tropas a descansar a su patria, y éstas al
segundo día de su llegada, faltando a la obediencia al gobierno, por medio de una revolución militar, lo
atropellan y a su persona le quitan la vida: pero este mal ejemplo hará que otro haga lo mismo, y en cada
mudanza de gobierno, hecho con estos mismos medios, será sacrificado el que mande, para cubrir el
sublevado su iniquidad calumniándolo, aunque Dorrego si padeció fue porque le temían, y de haber
existido, en cualquier lugar donde se hallase les había dado hacer la guerra, y el modo fue para evitarlo
desaparecerlo, mandándolo sepultar en la iglesia del cementerio de Navarro”. Beruti, Memorias…, p. 401-
402.
31
El Pbro. Juan José Castañer, que se desempeñaba como párroco de San Lorenzo mártir, de Navarro.

29
El coronel D. Ángel Pacheco ha sido puesto preso en un buque a eso de mediodía,
todos estamos en que la causa es la de haber dado este jefe un comunicado en la Gaceta
de hoy, sobre esta prisión se ejercita la crítica, fundada en lo que arroja el mismo
comunicado, y se ha engendrado un temor general de escribir libremente. Lo cierto es
que ya no hay más periódico que “El Tiempo” y ya verás de lo que más se ocupa, pues
te mando todos los números que han salido desde el día del movimiento en adelante.
Se ruge que el Sr. Lavalle se retira a esta ciudad y que el coronel Rauch es el que
marcha a la cabeza de la expedición sobre Santa Fe,
Somos 17 a la hora acostumbrada.
Se me olvidó decirte ayer que había estado con el ministro y que me ofreció para hoy
despachar tus comunicaciones; así lo ha hecho entregándome dos pliegos que lleva el
alférez Cardoso con toda la demás correspondencia para los individuos de este Ejército,
que ha estado detenido hasta ahora por mucho tiempo, como por las extraordinarias
ocurrencias.
Es forzoso que sepas que hay grande empeño en todos por saber de ti, no hay rato en
el día que no me pregunten lo que tu piensas y me escribes; hazte cargo de cuáles serán
mis respuestas, obrando en consonancia con nuestro acuerdo, y consecuentemente a los
principios de dignidad patriótica con que siempre has marcado tus pasos. Claro está que
estas preguntas no pueden ser con relación a los últimos sucesos que han sobrevenido;
porque hasta ahora te considero ignorante de ellos, y sólo tienden a querer cerciorarse
de tu conducta, que generalmente no cesan de alabar y admirar; pues yo no sé porque
fatalidad se te hace la injusticia de que tu comportación con las Misiones sería diversa
de la que has observado, más a todos les he hecho ver quien eres, tu decencia, y tu
ejemplar subordinación digna de imitarse. Ya estoy prevenido para esperar preguntas
más urgentes lo que se sepa por tus primeras comunicaciones que están al cabo del
nuevo orden de cosas desde el 1º del corriente, más yo sé quién eres tú, sé el punto de
vista en el que has de mirarlas, y por consiguiente mis respuestas serán siempre
conformes a ese plan de tu método. Aquí quiero detenerme un poquito, y atiende: muy
generalmente se ha dicho por los del movimiento militar que contaban contigo; más yo
no sé cómo pudieras coadyuvar estando a tan gran distancia, y es de creer que sea en un
sentido moral, esto es, de tú aprobación el movimiento, o que así se divulgase porque se
creyese conveniente al suceso del dicho día 1º. Si lo dijeron por tu aprobación es una
injuria que se hizo a tu disciplina militar, porque si lo creyeron conveniente no pasó, de
una intriga para hacer jugar tu respeto. Estoy viendo ya que cuando me escribas sobre el
particular vas a decirme = Mi amado Julián: nadie mejor que tú está al cabo de mis
justos resentimientos con la persona de Dorrego, y el mundo entero que vio mi
persecución, mi proscripción y el decreto de mi exterminio, vio también que de todo
supe prescindir, ya mandando al gobierno, que estaba en la misma persona, el timbre
que obtuve en Misiones, ya cumpliendo religiosamente sus órdenes hasta el
fenecimiento de la guerra en que únicamente me considero un ciudadano del nuevo
Estado Oriental. Yo en conformidad de estos principios habría observado la misma
conducta. Tú sabes que publicaste mi carta de 19 de setiembre, y que yo allí te decía que
nunca serviría a miras particulares,
Ha salido falsa la noticia de que estaba en esta D. Martín Rodríguez, pues se sabe que
está en el ejército con el Sr. Lavalle.
Se nos ha anunciado un convite en la Gaceta para asistir a los funerales de Dorrego en
San Francisco el 19 por su hermano D. Luis ¡Cuántos chismes corren con este motivo!
Somos 19 a la 1 del día.

30
Ayer no pude escribir nada y hoy menos porque recién vengo del entierro de Dorrego
sobre cuyo acto religioso te hablaré después 32 porque ahora mismo me urgen por la
correspondencia para dar la vela el buque inmediatamente.
Después escribiré a los demás dales memorias que no tengo más lugar.
Tuyo como siempre de corazón
Julián Gregorio de Espinosa
P.D.
Te incluyo parte de lo que escribió Dorrego antes de morir después te mandaré lo
demás que todo está sacado litográficamente, y es tal cual es el original.
Ha venido correo del Perú y estas son las noticias más interesantes.
En Santa Cruz de la Sierra se ha levantado un tal Aguilar proclamando a Fernando 7º.
En Córdoba luego que supieron esta revolución, la Sala ha depositado en Bustos todo
su poder para que se precava del contagio”33.

La reacción de Rivera ante el fusilamiento de Dorrego

El 3 de enero Rivera desde el Campamento a orillas del río Cuarey, tenía ante sus
ojos diez pliegos de papel escritos por Gregorio de Espinosa desde el 21 de noviembre
al 18 de diciembre, a las que le decía: “voy a contestar sin orden por que el tiempo que
puedo robar a las atenciones de mi ejército y gentío inmenso que me sigue es muy corto.
Considérate por un momento puesto en mi lugar a la margen de un rio respetable que
intempestivamente, ha crecido, con dos mil hombres de caballería y dos batallones de
infantería enemiga que hemos dejado por nuestra retaguardia: sesenta carretas, tráfago
correspondiente, y estoy seguro que me disculparás si mi contestación no llena todos los
objetos, o no satisface tus deseos en la explicación de pormenores que demanda tiempo
quietud y desocupación. Vamos a los objetos de importancia dejando los que no lo son,
para cuando tenga el gusto de volverte a escribir” 34.
Después de hacer referencia a distintas noticias que le enviara don Julián, pasa don
Fructuoso al tema de la muerte de Dorrego y menciona el “Diario” pormenorizado que
le hiciera llegar en estos términos: “Un Golpe mortal ha padecido mi alma con la lectura
de tu Diario que principia el día 1º de diciembre último, y que concluye el día 19 ¡Que
tropel de ideas tristes se me han agolpado en este momento! La idea de un gobernador
de Buenos Aires sentado en un patíbulo: del magistrado en que las provincias habían
depositado los destinos de la Patria en lo relativo a la guerra y relaciones exteriores, es a
la verdad la más funesta que nos han presentado los acontecimientos de 18 años de

32
“En la iglesia de San Francisco de esta ciudad se hicieron por el hermano, don Luis, del finado
Dorrego, unos funerales suntuosos, a los que asistió la mayor parte de esta población, siendo tanto el
concurso que fue extraordinario, sin embargo, que no convidó su hermano en particular; prueba es que el
finado no fue odiado por el pueblo, como lo dicen los papeles públicos de sus enemigos”.
“Dicho finado antes de morir escribió a su mujer doña Ana Baudrix y a sus hijas las cartas siguientes:
“Mi querida Angelita: En este momento me intiman que dentro de una hora debo morir; ignoro por qué,
más la providencia divina en la cual confío en este momento crítico así lo ha querido, perdono a los
enemigos y suplico a mis amigos que no den paso alguno en desagravio de lo recibido por mí. Mi vida.
Educa a esas amables criaturas. Sé feliz ya no lo has podido ser en compañía del desgraciado. Manuel
Dorrego”.
“Mi querida hija Angelita: Te acompaño esta sortija para memoria de tu desgraciado padre. Manuel
Dorrego.
“Querida hija Isabel. Te devuelvo los tiradores que hiciste a tu desgraciado padre, Sed católica y virtuosa,
que es la religión que consuela en este momento a tu infeliz padre. Manuel Dorrego”. Beruti,
Memorias…, p. 402.
33
Museo Histórico Nacional, Revista…, ob. cit T. XXXII, Nos. 94-96, p. 460-471.
34
Ib, T. XXXIII, Nos. 97-99, p. 281.

31
revolución. ¡Mi corazón se estremece con la idea de los males futuros que puede traer
una medida semejante!”
“Yo no estoy autorizado para disputar lo justo o injusto del hecho, pero como hombre
que tiene la facultad de pensar y discurrir, creo que me será lícito opinar sobre las
consecuencias que deben sobrevenir al País por un hecho que en la historia de la
América del Sur es el primero. La imaginación me pinta una cadena de males
interminables cuyo primer eslabón bañado de Sangre nace de la tumba del desgraciado
Dorrego”.
“Acaso los hombres que lo han hecho lo habrán creído muy justo y conveniente, pero
no es esto lo que han de creer las provincias y el mundo imparcial; ellas se han de creer
altamente ofendidas ultrajadas y envilecidas en uno de sus más preciosos derechos.
Verán en este cambio extraordinario el fin de su existencia política, y este va a ser el
grande choque de la federación y la unidad ¡desgraciadas provincias del Rio de la
Plata!”.
“Digan lo que quieran, todas se van a armar contra Buenos Aires por los dos grandes
motivos que han de poner en acción, a saber, la muerte del jefe de la República, y el
sistema federal amenazado”.
“Grandes cuestiones se han de agitar en favor de las Provincias y contrarias al hecho
de que vamos hablando, yo te confieso francamente que me temo del resultado.
Ventilado el asunto por los principios del derecho civil y público, el triunfo será de las
provincias Buenos Ayres podría haber juzgado y condenado a su Gobernador, pero no
en ningún sentido al jefe de la República. Esta atribución era inherente y peculiar a
todas reunidas en Congreso, Asamblea o Convención, y de ningún modo competía a una
de ellas el arrogarse facultades que existen esencialmente en la comunidad”.
“Yo no sé en un pueblo lleno de ilustración como ha tenido lugar un yerro tan notable
que se siente y se toca por el hombre más común. Yo no puedo atribuir a otra cosa que a
la fatalidad del destino. Está empeñado ciertamente en legarnos y hacernos marchar por
la senda de nuestra perdición. Leí la carta de Dorrego, y mi alma se sintió conmovida.
Mi señora tuvo un día entero de lamentación yo le acompañe algunos momentos para
pagar el tributo a la naturaleza y no ser indiferente a las desgracias de mis semejantes.
Luego me entregue a las meditaciones más profundas sobre aquellas eternas palabras de
banitas vanitatis. No hay una hora ni un momento que no tenga en mi idea clavada la
imagen del desgraciado Dorrego. ¡Quién hubiera podido hacer que aquel hombre
hubiera rectificado su juicio en las medidas políticas que tomaba! ¡Quién hubiera
podido inducirle a que no se mantuviera en divergencia con nosotros para que no se
precipitase en el abismo en que le hemos visto caer con asombro!”.
“Te confieso que estoy atormentado con la idea de un porvenir muy desastroso y
tiemblo que este Estado participe del contagio en unos momentos en que necesita tanto
de buenas doctrinas, y de ejemplos más saludables que los que tiene a la vista. En fin,
trabajaremos para conjurar la tempestad y si tenemos la dicha de ver nuestro país
constituido y tranquilo será la mejor recompensa de los sacrificios que hemos prodigado
en obsequio de su causa y la de todos los pueblos de la República Argentina”.
“Dejo de hablar sobre esta materia porque me afecta demasiado. Si algún día nos
vemos podremos hablar sobre ella con más detención pues entonces ya estará visto el
desenlace y no nos expondremos a errores que produce la opinión cuando se trata de
asunto políticos y complicados.” 35.
La lectura del “Diario” que fue llevando por no salir la correspondencia de Buenos
Aires en esos días trágicos de diciembre de 1828 don Julián Gregorio de Espinosa, los

35
Ib., T. XXXIII, Nos. 97-99, p. 284-285.

32
comentarios de Juan Manuel Beruti y la respuesta del general Fructuoso Rivera; nos
traen a la memoria el título que Vicente Gonzalo Massot puso a uno de sus libros y
parece ser recurrente en nuestra historia “Matar y morir”.●

33
Documentos de Nuestra Historia

LA DOCUMENTACIÓN EN SOPORTE
PAPEL DEL ARCHIVO GENERAL DE
LA NACIÓN ARGENTINA
Su historia y organización
(Parte I)36
Gustavo Fabián Alonso37

Descripción de documentos en el 5to piso de la sede de L. N. Alem 246 (AGN- Inv. 236686).

36
Este artículo está basado en el libro de Swiderski, Graciela, Las Huellas de Mnemosyne. La
construcción del patrimonio documental en la Argentina. Buenos Aires, Ed. Biblos, 2015.
Graciela Swiderski fue durante muchos años jefa del departamento Documentos Escritos y de la
Biblioteca del AGN y elaboró diversos inventarios y catálogos documentales, además de ser la
coordinadora del equipo que confeccionó los libros sobre fondos documentales, aplicando las normas de
descripción archivísticas ISAD-G por primera vez en el archivo (2011-2015).
En el trabajo me referiré solo a los documentos en soporte papel conservados en la sede Pichincha del
Archivo General de la Nación, dejando de lado, en esta ocasión, a la documentación que resguarda el
Dpto. Archivo Intermedio, así como la documentación gráfica, fílmica y fotográfica que también son
parte del acervo cultural de la Institución.
37
Profesor de Historia y Archivista. Especialista en referencia histórica. Desde 1987 trabaja en el Archivo
General de la Nación Argentina.

34
El Archivo General de la Nación de la República Argentina es considerado como uno
de los más importantes de América Latina, ya que conserva documentos de la antigua
gobernación y posteriormente Virreinato del Río de la Plata, y del actual estado
argentino
Fue fundado en la ciudad de Buenos Aires durante el gobierno de Martín Rodríguez
el 28 de agosto de 1821, por iniciativa de su ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores Bernardino Rivadavia.
Rivadavia, influenciado por las ideas liberales de Locke y el utilitarismo de Bentham,
pensaba un estado utilitario y que otorgara publicidad a sus actos de gobierno para
beneficio de los ciudadanos y salvaguarda de sus derechos. Los documentos dejaron de
ser secretos para los ciudadanos en el estado liberal. El control del estado por parte de
la ciudadanía era uno de los objetivos rivadavianos para hacer de aquel algo útil y
eficaz. Para el ministro, la producción de documentos era una garantía de buen gobierno
a la vez que reservorios de la memoria.
El estado secular y civilizado rivadaviano se proponía crear instituciones eficaces para
los ciudadanos y eliminar otras heredadas de la colonia. Así, lo primero que hace
Rivadavia es crear el repositorio donde concentrar los documentos provenientes de las
antiguas instituciones hispanas. Así el 28 de agosto de 1821 se firma el decreto de
fundación del Archivo General con el fin de conservar los archivos de los organismos
coloniales que al poco tiempo iban a ser eliminadas tales como el Cabildo de Buenos
Aires, el tribunal de cuentas, el tribunal militar, la junta de temporalidades,
administración de Diezmos, Pertenencias extrañas, Cabildo eclesiástico, entre otros.
Respecto a la función que se le otorgaba al recién creado organismo, el decreto de
creación especificaba claramente que funcionaría como un archivo administrativo y
utilitario al bien común. El decreto especificaba: “el arreglo y clasificación por ramos
(secretarias de gobierno, hacienda y guerra) y épocas de los antecedentes de las
diferentes oficinas que hacen al servicio de una administración contribuyen al acierto y
a la prontitud del despacho…”38 aclarando en las líneas sucesivas que el gobierno no
podía desentenderse de los reclamos de los ciudadanos, entre ellos los de evacuar sus
reclamos administrativos que pudieran presentarse.
El decreto asimismo le otorgaba al archivo su pata histórica podríamos decir, al
destacar: “la conservación de los archivos de un país asegura a su historia la materia y
los documentos más exactos sobre ella…”39
Por lo tanto, el Archivo General se crea con esta doble función de resguardo de la
historia, pero pensado más aun como salvaguarda de derechos ciudadanos. Pensamiento
innovador para la época en materia archivística, el decreto menciona que el arreglo y
clasificación de los documentos se hará por ramos y épocas, respetando el principio de
procedencia y orden original, tan propio y base de la archivística moderna. 40
En este sentido Rivadavia incluso intervino en la formación de los documentos
administrativos para asegurar la organización al momento mismo de producirse y de
alguna manera estandarizar los modelos documentales.
De tal forma que, el archivo creado en 1821, es dotado de una comisión encargada de
recibir los papeles de los entes eliminados, Esta comisión estaba integrada por personas
con antecedentes en otros archivos coloniales. El primer archivero designado fue

38
AGN (Archivo General de la Nación) Sala X 12-2-3, topográfico actual S 10- 907. Véase Swiderski,
G., Las Huellas de Mnemosyne. La construcción del patrimonio documental en la Argentina, Buenos
Aires, Ed. Biblos, 2015, p. 36.
39
AGN Sala 10- 907.
40
Ib.

35
Francisco de Paula Saubidet, proveniente del Tribunal de Cuentas, quien ocupó el cargo
de director junto a Jerónimo Lasala (quien posteriormente fue segundo director de la
institución entre 1829-1835), al día siguiente 29 de agosto se designó como tercer
integrante de la Comisión a Mariano Vega, archivero del Tribunal de Cuentas.
El primer edificio que ocupó el flamante Archivo estaba ubicado en la llamada
“manzana de las luces” al lado del fenecido Tribunal de Cuentas. Recién a principios
del siglo XX se trasladó al edificio del antiguo Congreso Nacional (Balcarce 139, actual
sede de la Academia Nacional de la Historia) y a mediados de los años ‘40 en la sede de
Leandro N. Alem 246 donde funcionara el Banco Hipotecario Nacional.

Traslado de documentación al Archivo

Desde un primer momento Saubidet tuvo problemas para que las instituciones le
remitieran los documentos, especialmente con el archivero del cabildo que se resistía a
remitir los fondos, entre otros. Algunas instituciones adujeron la falta de inventarios
hechos o que los documentos estaban muy desordenados para ser trasladados.
Para 1824 se quejaba amargamente de que no ha recibido casi nada… y que no podía
organizar y a la vez atender a todos los reclamos diarios que recibía por parte de
instituciones y ciudadanos. En lo teórico Rivadavia tenía buenas ideas, pero en la
práctica fue caótica la centralización de los documentos en un solo archivo, dada la
magnitud de la tarea y el poco personal a cargo.
En un primer informe de Saubidet en el año 1824, destacó la incorporación, aunque
desordenada y caótica de los fondos de la aduana, colecturía general, tesorería, diezmos,
temporalidades, estado mayor (sumarios por ejemplo), montepíos, cabildo, consulados,
hermandad de la santa caridad, correos, hospitales y hospicios, las visitas y revisitas de
hacienda, entre otros41.
Durante la administración rosista casi no se registraron grandes ingresos de
documentación (solo parte de la aduana y la receptoría general). En ese tiempo el
archivo estaba manejado por Pedro de Angelis a quien podemos considerar el primer
investigador histórico del archivo. Además de administrar el archivo inició una labor
como historiador y periodista con el objeto de defender el gobierno rosista.
Luego de 1852 Mariano Vega, que ya era integrante de la primera comisión de 1821,
quedó a cargo del archivo, se ocupó de traer el archivo del Fuerte donde se encontraba
parte de la documentación de la secretaria del gobierno, hemerotecas y revistas. Este
archivo empezó a venir desordenado hacia 1855 al Archivo General, lo que provocó un
mayor desorden al ya colapsado archivo.
Otro caso paradigmático de este periodo es el archivo de la Confederación, ubicado
en Paraná, que luego de idas y vueltas y pérdidas de material se dispersó por diferentes
organismos y al Archivo General llegó solo una parte, principalmente documentación de
Guerra y marina y del Congreso de la Confederación, más algo de Instrucción Pública.
Después de 1860 comienza lo que denominamos el giro historicista del archivo con la
influencia de Bartolomé Mitre y Ricardo Trelles. Los documentos pasan a ser la base
sustentativa de la conformación de la nación y la búsqueda de una identidad nacional.
Hacia 1858 bajo la administración de Trelles el archivo ya reunía unos 7500 legajos y
6000 libros42. Aunque se seguía organizando por ramos y épocas ya se empezaba a
organizar por materias y años. Se dividió al archivo en los famosos fondos gobierno
colonial y gobierno nacional.

41
AGN-S10-907. Véase: Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne…op.cit. p 36.
42
Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne…op.cit. p. 56.

36
Para esta época también aparecen otros fondos como policía (de 1812 a 1874),
tabacos y naipes, contribución directa, entre otros.
Es paradigmático como el proceso de organización nacional a partir de 1861 va de la
mano de la falta de transferencias de documentos al archivo general. Ya sea por falta de
espacio en este o por la creación de ministerios y oficinas que resguardan sus
documentos al crear sus propios archivos de guarda.

Empleados del AGN en la sede de Balcarce al 100 (AGN- Inv. 43727).

Continúan los problemas de organización del archivo del que Trelles hace referencia. A
pesar de su gusto por la historia, Trelles, sin embargo, seguía teniendo en cuenta el
valor administrativo del archivo y así lo dice en la publicación de la revista del archivo
en 1867 de la que fue su creador y también del primer auxiliar del archivo el cual fue la
edición y encuadernado de los documentos de gobierno del año 1810.
En ese tiempo se observa también un aumento de los usuarios al archivo para escribir
la historia nacional y dar sustento también a la nacionalidad y la territorialidad de la
argentina, en especial durante los conflictos limítrofes con Chile.
La influencia historicista en el archivo ya se imponía hacia la década del ‘70 del siglo
XIX. Como antecedente ya Mitre le había dicho a Trelles en 1862 que separara los
documentos de índole nacional de los de la provincia de Buenos Aires a lo que Trelles
dijo que era una tarea imposible y desvirtuaría documentos de uno y otro espacio 43.
Para 1875 Carlos Guido Spano 44 remplaza a Trelles en la dirección y empieza su
tarea de solucionar los graves problemas de espacio y edilicios del archivo. Guido
Spano fue un acérrimo defensor de que los documentos no salgan del archivo ya que
había una salida importante de los mismos por manos privadas e instituciones que
necesitaban para trámites administrativos (como el caso del ministerio de Relaciones
Exteriores).
Hacia 1880, a pesar de continuar respetando de alguna manera el decreto de creación
de Rivadavia, el archivo no había tenido la inversión necesaria en materia económica y
43
Véase: Nota de Trelles a Mariano Acosta, 15 de noviembre de 1862 cita en Swiderski, G., Las Huellas
de Mnemosyne…op.cit. p.67.
44
Carlos Guido Spano ocupa el cargo de director del Archivo General entre 1875-1894.

37
de personal que le permitiera ser efectivo en sus funciones. A esto debemos sumarle
empezar la clasificación por materia y el giro historicista que hace que se piense solo en
la consulta histórica desagregando y formando series facticias de documentos que
desvirtúan el orden original de los fondos. Esto contribuyó a la perdida de documentos
en su contexto con la consecuencia que aún hoy que dificultan la consulta de los
usuarios.45
A partir de 1880 se inicia un proceso de reorganización nacional y la formación de un
discurso nacionalista con el fin de dotar de identidad a la nación. Proceso que terminó
de definir definitivamente el giro historicista del archivo, y desarticuló los conceptos
principales del decreto de creación rivadaviano.
La enseñanza de la historia y la conformación de la nación serán las bases del
gobierno y para eran necesarios documentos que lo avalen. La memoria histórica se
empezaba a convertir en un asunto de estado.

Nacionalización del Archivo

Tras la federalización de la ciudad de Buenos Aires, 1884 es el año de la


nacionalización del archivo general pasando a denominarse a partir del 29 de agosto de
este año Archivo General de la Nación. También comienza aquí y teniendo como
antecedente el proyecto de Bartolomé Mitre de 1862 la separación de los documentos de
carácter nacional de los provinciales con la consiguiente disgregación de fondos que en
el futuro tendrán consecuencias a la hora de investigar46.
Así, se separaron los documentos disponiendo que eran nacionales todos aquellos
anteriores a 1820 y los de fechas posteriores en las épocas que el gobierno nacional
funciono en la ciudad de buenos aires. También eran nacionales aquellos posteriores a
1820 correspondientes a guerra, aduana, eclesiásticos de orden nacional, Relaciones
Exteriores.
De esta manera se produjo la salida del archivo de diversos documentos hacia al
futuro archivo histórico provincial, lo que provocó no pocos problemas de disgregación
de fondos, pérdidas de documentos y reclamos hasta bien entrado el siglo XX de los
directores del Archivo General de la Nación para que se restituyeran fondos, o que
fondos que estaban en la capital provincial se trasladaran al archivo nacional, como por
ejemplo el archivo de la contaduría provincial que por su carácter eran nacionales o
muchos expedientes de la Audiencia de Buenos Aires, Congreso Nacional de 1816-20,
otros de cuestiones limítrofes, entre otros como los reclamos efectuados por el director
Agustín Pardo en 1894 47. Documentos que fueron trasladados a la recién creada capital
provincial esperaron años, y muchos se perdieron en la estación de ferrocarril de aquella
ciudad.
En 1894 sucedió a Guido Spano, Agustín Pardo como director. Unos años después se
aprobaba el primer reglamento del archivo, en 1899, y durante este periodo se
publicaron muchas fuentes documentales. El archivo logra posicionarse definitivamente
como lugar de la memoria y abandona la clasificación por ramos y épocas y la sustituye
por la separación por piezas documentales por materia y orden cronológico. Los
documentos se empezaron a separar por caratulas donde se ponía la sección (por
ejemplo, Colonia) y se identificaban por número, fechas extremas y materia.

45
Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne…op.cit. .p.73.
46
El archivo de la provincia de Buenos Aires recién se crea en 1926. Su primer director fue el historiador
Ricardo Levene.
47
Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne…op.cit, p.89.

38
En 1894, bajo la dirección de Pardo hacen su ingreso al archivo importantes
documentos de la secretaria de la gobernación y de la gobernación intendencia que
ahora conforman las series conocidas como administrativos, interior, justicia, guerra y
marina, comerciales y hacienda, que constituyen un porcentaje de casi el 20% de la sala
colonial sección gobierno. Estos expedientes son de variada y rica temática porque
reflejan el trabajo de la secretaría de gobierno a cargo del gobernador intendente.
Proceden del archivo de actuaciones judiciales y notariales ya que era el escribano de
gobierno el que refrendaba todos los actos y estos documentos, suponemos, pasaron a
depender del ministerio de justicia por esos estaban en el archivo judicial.
Por esta época también se recuperaron documentos que habían sido sacados el
archivo en épocas pasadas por privados y otros organismos del estado. De esta manera
se explica que encontremos como piezas sueltas documentos que pertenecían a fondos
armados.
Fondos como la Real Audiencia se trasladó al archivo de la provincia de Buenos
Aires o los documentos del congreso constituyente. Otras instituciones como la
Biblioteca Nacional se las instó a que devolvieran documentos del archivo, pero no
hubo éxito hasta el decreto del presidente Juan Domingo Perón 19.021 del año 1954,
que establecía el traspaso de documentos históricos de distintas dependencias al AGN.
Otros reglamentos del archivo como los de 1914 y 1924 replican el ordenamiento por
materias y cronológico.
A principios del siglo XX el archivo ya estaba colapsado en su espacio y se hacía
necesario de forma urgente un nuevo edificio. Así en 1904 el archivo se trasladó al
edificio del antiguo Congreso en las calles Irigoyen y Balcarce. En este periodo llegan
los fondos del archivo de policía de 1812 a 1874 y parte de la contaduría nacional48.
En las primeras décadas del siglo XX (reglamento de 1924) el archivo comienza a
recibir por donación o compra colecciones privadas que conformaran un conjunto de
documentación de más de cien colecciones y fondos que remplaza de cierta manera
muchos baches de falta de documentos sobre todo de fines del siglo XIX y primeras
décadas del XX, periodo en el cual el archivo casi no posee documentos de carácter
oficial49.
Hacia 1914 el director José Juan Biedma 50 confecciona un nuevo reglamento e
introduce la clasificación en tres grandes secciones: Gobierno Colonial, Gobierno
Nacional, Hacienda y Contaduría General, para luego subdividirlas en divisiones y
subdivisiones. Al dividir los documentos en anteriores a 1809 (colonial) y posteriores a
1809 (nacional) separaba varios fondos en pos de la investigación histórica, aunque
algunos de hecho algunos siguieron juntos hasta su fenecimiento. Biedma inicia la
publicación de las Actas del Cabildo, Reales Cédulas, antecedentes políticos de la
revolución de mayo, guerras de la independencia,
En 1923 asume Augusto Maille que continua con un proceso de formación de
colecciones a medio camino entre un fondo y una colección en pos de ayudar a la
historia. La formación de agrupaciones facticias fue profundizando y alcanzo incluso a
fondos coloniales transferidos en el periodo 1821-24 como Invasiones inglesas,
revolución de la paz, etc.
Biedma y su sucesor Maille, insistieron en el desorden del archivo y la falta de
catalogación, de fondos desorganizados y piezas faltantes.

48
Contaduría Nacional se identifica como Sala III. Véase Swiderski, G., Las Huellas de
Mnemosyne…op.cit. p.91.
49
Fondos agrupados en lo que se denomina Documentación Donada y Adquirida, Sala VII.
50
José Juan Biedma ejerció el cargo de director del AGN entre 1904 y 1921.

39
Maille continuó la recuperación de documentos en manos privadas como las Actas
Secretas del Congreso de las Provincias Unidas o los reclamos hechos al ministerio de
relaciones exteriores que se había llevado en épocas pasadas muchos documentos. Sin
embargo, muchas piezas de 1810 a 1827 ya no volvieron al archivo desde aquel
organismo.
Otro envío muy importante se dio en 1924 cuando llegan los famosos tribunales
civiles, criminales y comerciales un total de 294 legajos provenientes del Archivo de
Tribunales. A principios de los años 60 llegan las sucesiones entre principios del siglo
XVII a principios del siglo XX con un total de unos 5000 legajos aproximadamente y
los Protocolos de Escribanos entre 1707 y 1900 aproximadamente.
En 1946 el archivo comienza su mudanza al edificio de Alem 246. En el inventario
realizado en 1944 se distinguen 13 salas o depósitos sumando aproximadamente unos
30.000 legajos, cajas, paquetes y carpetas.
Se continuó armando series facticias como separar los documentos del siglo XVI y
XVII extraídos de legajos del juzgado de bienes de difuntos, cabildo, hacienda y
tesorería. Aparecen así los llamados fondos denominados “Varios” presentes en todos
los archivos del mundo.
En 1949 se confecciona otro reglamento y se establecen cuatro divisiones: gobierno
colonial, contaduría colonial, gobierno nacional y contaduría nacional.
Hasta 1955 se continúan las tareas por reordenar, separar e intercalar documentos que
no ayudo a mantener el orden y la búsqueda de documentos en el futuro inmediato.
Hacia 1954 un decreto del presidente Perón (19021/54) establecía que se reunirán en
el archivo los documentos históricos y asi llegan los fondos de Biblioteca Nacional y
del Museo Histórico Nacional. El inventario que conserva el Archivo de estos dos
fondos data de 1956.51
A principios de 1960 se forma la Comisión de Recuperación del Patrimonio Histórico
Nacional órgano que se ocupó de la incorporación por donación o compra de
documentos históricos de interés nacional para el Archivo General de la Nación.
En 1961 se sancionó la ley 15.930 que establece las misiones y funciones del archivo
y que aún continúa vigente. Hacia 1966 el director Julio César González reclama que
casi no había ingresado nada al AGN entre 1862 a 1930, excepto el archivo del
ministerio del Interior y los Protocolos de Escribanos52.
El año 1862 parece haber sido el año límite del ingreso de documentos de carácter
oficial al archivo, ya que salvo la documentación privada y la incorporación de algún
que otro fondo estatal como el del ministerio del interior, anteriormente mencionado, no
ingresó nada oficial. González observaba que justamente en esos años se crean los
archivos administrativos de los ministerios que así empiezan a conservar sus propios
documentos.
Para otro director como Guillermo Gallardo (ejerció el cargo entre 1968 y 1973) dos
años después la situación de la misma ya que decía que no hay documentos
contemporáneos en el archivo, excepto los decretos del poder ejecutivo 53.
En 1979 se crea el departamento de archivo intermedio que concentra documentación
de fines del siglo XIX y XX para su ordenación y clasificación y posterior remisión al
sector de documentos escritos de aquellos documentos de guarda permanente.
En la actualidad la documentación en soporte papel (manuscritos e impresos) alcanza
unas 45.000 UC con un total de 7.200 metros lineales cuya consulta se realiza en la

51
Véase Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne op.cit. p.116.
52
Véase Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne op.cit. p.146.
53
Véase Swiderski, G., Las Huellas de Mnemosyne op.cit. p.148.

40
actual sede de Pichincha 2080 de la ciudad de Buenos Aires (el archivo intermedio
conserva unos 10 km lineales más). Sin contar la documentación fotográfica y la de
audio y video.
El Archivo Intermedio a partir de la década del 80 comienza a intervenir en la
administración pública nacional para asesorar o recuperar documentos si son de valor
permanente para incorporarlos al AGN. Asimismo, este departamento se nutrió de todas
las empresas privatizadas durante la década del 90 constituyendo gran parte de sus
acervos.

Conclusiones

Hace ya una década el Archivo General de la Nación comenzó la tarea de aplicar las
normas de descripción archivísticas para estandarizar las descripciones de sus fondos,
tarea que hoy se sigue mejorando y profundizando con equipos de trabajo dedicados
exclusivamente a tal fin.
El devenir histórico del proceso de construcción del patrimonio documental del
Archivo General de la Nación evidencia los inconvenientes en la conformación del
mismo. Efectivamente, desde un principio el archivo atravesó dificultades en la
recepción de la documentación y su posterior ordenamiento, entre otros problemas.
El cambio de un paradigma funcional de carácter administrativo a uno de carácter
histórico trajo como consecuencia dejar de lado el respeto a la procedencia y el orden
original de muchos fondos documentales para reordenarlos por materias y de forma
cronológica, desvirtuando en muchos casos su origen.
Los problemas edilicios fueron una constante, y la falta de remisión de documentos
oficiales ya desde fines del siglo XIX, a raíz de la falta de espacio y la creación de las
oficinas administrativas de los ministerios recién creados que empezaron a resguardar
celosamente sus documentos, son otras de las causas de la falta de fuentes para
reconstruir nuestro pasado más reciente.
Se hace harto necesaria una ley de archivos que haga respetar el ciclo vital de los
documentos del poder ejecutivo (nacional, provincial y municipal) para nutrir al AGN
de las fuentes de valor permanente que permitirán escribir la historia a las generaciones
futuras. ●

41
Numismática

¿QUÉ HACE DE UNA MACUQUINA


FEA HERMOSA?
Alan Luedeking54

54
Alan K. Luedeking es presidente honorario vitalicio de la Asociación Numismática Nicaragüense
(ANUNIC), y miembro corresponsal de IFINRA, autor de varios trabajos sobre numismática
nicaragüense.

42
A primera vista, ésta podría ser fácilmente una de las macuquinas más feas que
haya visto. Malformada, picada y desgastada, es casi un objeto de lástima, hasta
que empezamos a mirarla más de cerca y empezamos a percibir algunas cosas
realmente extraordinarias. En primer lugar, observamos la marca de ceca muy
prominente en el anverso, a la izquierda del escudo. Este es un elemento clave
en cualquier macuquina, ya que en muchas de ellas la marca de ceca falta o es ilegible.
Esta marca de ceca indica que la moneda fue fabricada en la ceca de la Ciudad de
México. Además, en el reverso vemos de forma destacada las bolas en los extremos de
los brazos de la cruz. Este es otro identificador importante, ya que sólo las macuquinas
mexicanas presentan esta característica.
A continuación, observamos la fecha de cuatro dígitos en la leyenda del anverso a las
11 del reloj, con los dos últimos dígitos totalmente presentes. Esta es una
característica muy especial, ya que, en muchas, si no en la mayoría de las
primeras macuquinas, la fecha está totalmente fuera del cospel o ilegible.
Esto significa que fue acuñada bajo el reinado de Felipe III de España. Todas
las macuquinas mexicanas fechadas de Felipe III pueden considerarse raras y
deseables. Luego, a las 6 del reloj, debajo del escudo, vemos un clarísimo “III”,
el ordinal del rey. Esta es una característica muy rara, ya que en la mayoría de las
primeras macuquinas el ordinal está casi siempre ocultado o fuera del cospel. Éste es
nítido y claro, siguiendo al nombre del rey (Phillippvs), del cual suficiente queda visible
como para que la identificación sea incontrovertible.
Si se observa con más detenimiento, se aprecian otros detalles significativos, como la
inicial ‘D’ debajo de la marca de ceca. Esta era la marca del ensayador (Diego de
Godoy), cuya responsabilidad era de asegurar que la finura del metal utilizado para
fabricar la moneda cumplía la norma legal (0.9306.) A la derecha del escudo se
distingue la denominación ‘8’ (por Real de a 8), la famosa moneda de plata del tamaño
corona que se convirtió en un pilar del comercio mundial en el siglo XVII. Por último,
los elementos de diseño del escudo con su distintiva corona son claros y distintivos de
este reinado, así como la cruz con sus castillos y leones, aunque algo desgastados.
En resumen, todos los elementos clave que buscamos en una macuquina están aquí
presentes: la marca de ceca, la fecha, la denominación, el ensayador, el monarca y el
ordinal, y todos juntos transforman esta macuquina fea en una moneda realmente linda,
digna de ser apreciada como objeto de significancia histórica. ●

43
Historia de la Fotografía

TODO SARMIENTO EN DOS


RETRATOS AL DAGUERROTIPO 55
Carlos Gabriel Vertanessian56

Ilustración 1: Buvelot & Prat (atrib.), teniente coronel D. F. Sarmiento, Río de Janeiro, abril de 1852.
(Daguerrotipo de media placa. MHS).

El retrato daguerreano de Sarmiento en uniforme militar que pertenece al Museo


Histórico Sarmiento (Error! Reference source not found.) resultó siempre un curioso

55
El presente trabajo es parte del libro de Carlos Gabriel Vertanessian titulado “Retratos del Plata.
Historia del daguerrotipo (1839-1859)” de reciente edición, a quien Revista Histopía agradece la primicia
de su publicación.
Agradecimientos del Autor: A Alejandra Uslenghi, Adriana Amante, Roberto Ferrari, Alberto del Pino
Menck, y Matteo Goretti.
56
Ingeniero. Historiador. Especialista en la historia de la fotografía. Miembro del Instituto Nacional
Browniano. Autor de números libros y trabajos científicos.

44
y pintoresco enigma. En un rápido recorrido por daguerrotipos de héroes de la
independencia y patriotas de la consolidación nacional en la colección del Museo
Histórico Nacional, se puede constatar que ningún hombre de armas se presenta de
manera tan inusual e informal. En ningún otro de sus retratos sucede algo parecido.
Sarmiento se ajusta a los cánones y gestualidades esperadas bajo las directivas del
artista, ya sea de pie, representado como un hombre de acción en una toma realizada en
París, o sentado, como un General de la Nación retratado en Buenos Aires en la cual,
aun ya entrado en años, conserva toda su prestancia.
Lo visible de una imagen daguerreana –lo que muestra– es siempre una construcción,
un encuentro de voluntades: la del artista y la del modelo. Sin embargo, en este caso hay
algo que excede esa regla. Cuesta imaginar a un fotógrafo proponiéndole a un
temperamental oficial de alto rango subir el pie al banquito o taburete, clavar allí mismo
su espada envainada, y posar de pie con su quepí sobre su cabeza, todo en un encuadre
de media pierna. La lógica derivación es que se trata de una elección del propio
Sarmiento. ¿Qué lo llevó a enfrentar la cámara con actitud y mirada desafiantes, para
éste, su primer retrato fotográfico del que tengamos evidencia?
Antes de 1852, durante su exilio político, Sarmiento tuvo sobradas oportunidades
para hacerse retratar al daguerrotipo. Estuvo en Chile entre fines de 1840 y 1845.
Durante su paso por Montevideo se cruzará con el publicista y daguerrotipista Florencio
Varela57 luego, va hacia Europa en compañía de otro artista de la cámara, el fourierista
Eugene Thandonet. En Francia, visita a San Martín en Le Havre, luego va a París, y
continúa por España, con escalas en Argelia y otros países: Italia, Suiza, Alemania y los
Países Bajos. Su retorno a América lo lleva primero por Canadá y Estados Unidos, para
volver a Chile. En 1851 se incorpora al Ejército Grande comandado por Justo José de
Urquiza, con el grado de teniente coronel y boletinero a cargo de la imprenta volante.
En todas esas instancias de viaje en ambos continentes tuvo sobradas oportunidades de
acceder a numerosos estudios daguerreanos.
Como sustento para la afirmación anterior, en nuestra Colección contamos con tres
retratos daguerreanos de Antonino Aberastain; en dos de ellos posa junto a su esposa. El
así llamado “padre eterno” fue, desde la infancia, comprovinciano, amigo y confidente
de Sarmiento: “Nunca he amado tanto como amé a Aberastain; hombre alguno ha
dejado más hondas huellas en mi corazón de respeto y aprecio” 58 A su muerte, le
dedicó sentidas palabras y una certera descripción física: Aberastain fue una
“encarnación de la moral, un ensayo hecho sobre sí mismo por un hombre para ser
impecable. […] La forma de sus facciones grandes, su cara ancha, sin ser fea ni bella, la
seriedad innata de su porte, lo inofensivo y dulce de su carácter y la claridad de su

57
El 15 de octubre de 1865, Sarmiento le escribió a Aurelia Vélez desde Boston, carta en la que
rememora su primer encuentro con Varela, en el que no p(1839-1859arecen haber congeniado: “… me
acuerdo de Florencio Varela, que al llegar yo a Montevideo me hizo en mis barbas el cumplido de que ese
libro no valía nada (NA: Facundo), ponderándome una baratija que yo había escrito, pero que él ignoraba
que yo era el autor de ella. (NA: Memoria al General Paz). Díjele riéndome en sus barbas: ‘Esto prueba
la capacidad de juzgar de Vd’. (…) No me trató en dos meses que estuve en Montevideo, por perder
tiempo y el día que partí para Europa, vino a despedirse a las ocho de la mañana y se fue a las cuatro de la
tarde: ‘ahora que lo he oído a Vd. ¡cuánto siento no haberlo tratado!´”. Domingo F. Sarmiento, Páginas
confidenciales, Editorial Elevación, Buenos Aires, 1944, pp. 134-135.
58
Domingo Faustino Sarmiento, Recuerdos de Provincia, Buenos Aires, Editorial Gradifco, Colección
Ombú, 2006, p. 180.

45
inteligencia, que se reputaba un talento superior, le afirmaban esta superioridad” 59.
Consciente de su momento frente a cámara, Aberastain tuvo la previsión de dejar señas
manuscritas en el papel engomado que sella la placa daguerreana. Oculto dentro del
estuche, su mensaje estuvo destinado a trascenderlo y, así, llega hasta nosotros:
“Valparaíso. Diciembre 18 de 1845. A la edad de 35 años 7 meses i 8 días. Antonino
Aberastain”. Estos retratos de Aberastain sugieren la factibilidad que Sarmiento también
se retratara para la misma época durante su exilio en Chile, y alientan la esperanza de
que algún día surja algún retrato al daguerrotipo suyo de fecha previa a la Batalla de
Caseros.
Integrado al Ejército Libertador de Urquiza, Sarmiento tuvo destacado desempeño
como cronista militar. Durante el primer encuentro de armas, el combate naval de
Tonelero, sin embargo, no participó de la acción y solo acompañó a las fuerzas
embarcadas brasileras junto a Bartolomé Mitre y a Wenceslao Paunero. Durante la
batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, ingresó a la casa fortificada por el ejército
defensor allí apostado, la derecha del dispositivo de Rosas en aquella batalla. Lo hizo
acompañando al batallón oriental “Resistencia”, bajo el mando del coronel Juan
Antonio de Lezica y Aramburu 60. En esta acción, –cuyos detalles e instancias nos aportó
Alberto del Pino Menck– el regimiento de Rosas ofreció quizás su mayor resistencia, y
fue allí que el Capitán Martín Aldecoa resultó herido (Error! Reference source not
found.). Poco después, Sarmiento se puso a las órdenes del General Virasoro, instancia
en la que obtuvo el estandarte –también denominado guion– del bando derrotado:
“Servile media hora de edecán, tomé un guion, hasta que me mandó a hacer ocupar la
batería de Chilavert 61(…)
Los días que siguieron a la victoria llenaron su escritura de un ánimo triunfal: “Estoy
en Buenos Aires,” [su primera vez en la ciudad] “saboreando el placer de recorrer sus
calles, rodeado de amigos, ebrio de popularidad […]”62 . Sin embargo, la euforia de la
victoria le duró tan solo hasta el párrafo siguiente: “Urquiza se empeña en hacer llevar
el cintillo colorado. Buenos Aires se le rebela contra esta exigencia, excepto algunos
débiles que han recogido del suelo el trapo que habían pisoteado en el momento en que
se creyeron libres.”63 Su decepción se torna indignación, y el día 23 le comunica a
Urquiza su decisión de dejar el país, por “no suscribir a la insinuación amenazante de
llevar un cintillo colorado, por repugnar a mis convicciones, y desdecir de mis
honorables antecedentes”64. Sarmiento se embarcó en el primer buque rumbo a Río de
Janeiro, para desde allí seguir tiempo después rumbo a Chile.

59
En, Marcos de Estrada, Seis Sanjuaninos Ilustres, Buenos Aires, Editorial Tucuma, 1987, p. 31.
60
Juan Antonio de Lezica y Aramburu (Buenos Aires 03/09/1812 - 25/06/1874).
61
De Marco, Sarmiento. Maestro de América, construcción de la nación, Emecé, Buenos Aires, 2016, p.
112. El historiador Alberto del Pino Menck nos refirió el origen de este guion/estandarte rosista a manos
de Sarmiento. Se reproduce el estandarte con el escudo nacional, cuatro gorros frigios a los costados y
leyenda rosista en: Juan Rómulo Fernández, Sarmiento (semblanza e iconografía), Buenos Aires, Librería
del Colegio, 1938, p. 11.
62
Segretti Carlos S.A. (advertencia y compilación)., La correspondencia de Sarmiento. Primera serie:
Tomo I años 1838-1854, Córdoba, 1988, p.188.
63
Ib.
64
Segretti, op.cit. p. 189.

46
Ilustración 2: Charles de Forest Fredricks, Capitán Martín Aldecoa luciendo su medalla recibida por la
Batalla de Caseros, Buenos Aires, 1852. Daguerrotipo de un cuarto de placa. Colección del autor.

La fiebre amarilla que azotaba a Río de Janeiro desperdigaba de manera centrífuga a


todo aquel que tuviera los recursos para escapar de la ciudad. Sarmiento se refugió
donde había marchado la corte imperial, Petrópolis: “una colonia alemana, sobre las
montañas de Río de Janeiro, –le narra a Aberastain– encerrado en mi cuarto por […]
ocho días, alejado de nuestro país y a oscuras de los acontecimientos que por allá tienen

47
lugar. Como usted sospechará soy un proscripto de la victoria” 65. Lo único que recibe
de Buenos Aires es una carta anónima del 3 de marzo que contiene “órdenes secretas a
todos los puntos de la república para que usted sea fusilado en el acto de pisar el
territorio argentino.”66. Dedica su tiempo aislado en la traducción de libros, y trata de
“rehacer páginas perdidas de mi biografía militar” 67.
A pesar de ello, y del silencio epistolar de Buenos Aires que tanto lo angustiaba 68–
“escríbame algo, le reclama a Mitre, para no creerme de todos olvidado” 69–, su estadía
en Brasil le deparó algunas vivencias que congeniaban con su personalidad. Compartió
con el Emperador Don Pedro II entrevistas “frecuentes y amistosas”: “Recordéle que
usted –le dice a Mitre–, Paunero y yo habíamos participado de las glorias de Tonelero.”
Sarmiento quedó satisfecho por haber sido distinguido por “este joven 70 lleno de
bondad”, que le habló con “tanta franqueza” durante sus largas entrevistas 71. En una
carta enviada a José Posse del 10 de abril concluye: “Hoy he recibido la condecoración
de la orden militar de la Rosa72, por haberme hallado en el combate de Tonelero, con
Mitre y Paunero”73.
La reconstrucción de este contexto permite acercarnos a las circunstancias en las que,
aun victorioso, Sarmiento decidió dejar Buenos Aires y emigrar una vez más, “resuelto
a seguir el plan de vida política que he seguido siempre, que consiste en conservar ilesa
la dignidad de hombre […]” 74. En medio de la incertidumbre sobre su futuro inmediato,
logró hacerse otorgar por un poder extranjero la máxima distinción por su desempeño
militar. En un envío a Mitre, fechado en Río de Janeiro el 13 de abril, le dice:

“El Golfinho probablemente les llevará a usted y a Paunero los diplomas


y las condecoraciones de Oficiales de la Orden militar de la Rosa, que da
en Brasil honores y tratamiento de coronel, como una honra con que el
Emperador ha querido que conservemos el recuerdo del combate naval
65
Segretti, op.cit. p. 192.
66
Segretti, op.cit. p. 190.
67
Miguel Ángel De Marco, Sarmiento, p. 119.
68
Sarmiento esperaba instrucciones de Mitre para saber qué hacer. Las cartas llegaron tarde, y se
embarcó hacia el Pacífico sin información que le cambiara sus planes iniciales. “El 14 de mayo tenía
pasaporte sacado para Buenos Aires: llega el paquete, no recibo una sola carta, y menos la que esperaba
de usted para guiarme. Entonces rompí mi pasaporte y tomé otro en el acto para Chile”, y finaliza “en
virtud de tal silencio, me embarcase para Chile”. La correspondencia, p. 214-215.
69
Segretti, La correspondencia, p. 191.
70
El Emperador don Pedro II de Braganza tenía 26 años cuando se entrevistó con Sarmiento de 41.
71
Segretti, La correspondencia, p. 202.
72
Sarmiento – al igual que Mitre y Paunero - recibió de Pedro II, la placa correspondiente al grado de
Oficial de la Orden da Rosa. La Orden fue creada por decreto del 17 de octubre de 1829, al conmemorar
Pedro I su enlace con la princesa Amalie-Augusta-Eugenie-Napoleón, y premiaba méritos civiles y
militares. Por un estudio aportado por Alberto Del Pino Menck, sabemos que la Orden contaba con seis
grados a saber: 1 – Cavaleiro; 2 – Oficial; 3 – Comendador; 4 – Dignitario; 5 – Grande Dignitario; 6 –
Gran-Cruz. El grado de Oficial mencionado en el artículo 4º reza: “Os (…) Officiaes (…) que Eu fôr
servido nomear; gosando (…) os segundos, das honras e continencias que competem aos Coroneis; (…).”,
aspecto mencionado por Sarmiento en su carta a Mitre del 13 de abril de 1852. La condecoración se
entregaba junto con un diploma que acreditaba su concesión. La correspondiente a Oficial, consistía en
una placa formada por una estrella de seis puntas esmaltadas en blanco, rematadas en glóbulos de metal
dorado, circulada por una corona esmaltada de rosas y hojas verdes. En el anverso, en el círculo dorado
central, –concluye del Pino Menck– figura un monograma con las iniciales “P.A.” (“Pedro y Amelia”),
orlado de azul con la inscripción en dorado “AMOR E FIDELIDADE”.
73
Segretti, op.cit. p. 197.
74
De Marco, Sarmiento, p. 86.

48
del Tonelero, a que asistimos los tres a la sombra del pabellón brasilero,
usted y yo literalmente, pues recordará que estábamos sobre la borda,
apoyándonos en el asta-bandera… […] El señor vicealmirante Grenfell,
al dar la cuenta del combate, tuvo la atención de poner nuestros nombres
entre los de jefes y oficiales a quienes concedió los honores de
permanecer en el puente lo que indico a usted haga para que lo haga
anotar en su foja de servicios. [//] Para mi, la mención honorable del
señor vicealmirante Grenfell, y la condecoración del Emperador, como
mi espada, las espuelas de Lavalle y el estandarte tomado al enemigo,
son los únicos recuerdos y los únicos trofeos adquiridos. Sin ellos, mi
nombre habría sido borrado de las listas del ejército, no obstante que fui
el único que, por su doble empleo, no tuvo hora de reposo en la
campaña, y se halló en los dos grandes combates que la ilustraron”75.

Esta carta brinda elementos para descifrar su retrato daguerreano. La primera


observación que surge en el análisis es que no debió ser su primera vez frente a un
daguerrotipista. Si bien por detrás de sus piernas se vislumbra la columna del
sujetacabezas, el hecho de plantarse sobre un solo pie fue por demás temerario, una
verdadera osadía.
Sarmiento sufre “horriblemente” lo que considera son las “ingratitudes de los
pueblos”. Consciente del peso que su pluma había tenido para inclinar el fiel hacia la
causa vencedora, se había enquistado en su intransigencia contra la cinta colorada –“que
el general decía que cuando llegásemos a Buenos Aires la pisotearíamos” 76–. La
realidad de los hechos le marcaba que debía tomar distancia del escenario local y
esperar su momento construyendo lazos y estrategias lejos del país.
El retratista espera unos breves minutos, no está convencido de lo que el militar le
pide. Sarmiento lleva ese uniforme que adquirió a su paso por Montevideo y, según sus
palabras, el corte francés del mismo “sentaba admirablemente a los soldados más
aguerridos, más disciplinados”–, pero que, debido a sus exóticas plumas, le había
deparado reiteradas burlas de sus compañeros de armas 77.
Durante sus largas tertulias, el Emperador habrá compartido con Sarmiento su pasión
por la daguerrotipia, ya que tuvo un interés más allá del aspecto científico asociado a la
modernidad, al punto de haberse ganado la fama de ser “el primer fotógrafo brasileño y,
también, el primer soberano fotógrafo del mundo78. Literatura, modernidad, ciencia,
75
Segretti, op.cit. p. 201.
76
Sarmiento, Campaña, p. 86.
77
En una visita de Sarmiento a Urquiza, este aprovechó para decirle con sorna de paisano que se le iban a
mojar las plumas, en alusión a su brillante uniforme y la tormenta que se avecinaba. Sarmiento
consideraba su uniforme como parte integral de su programa civilizador. “Era el caso que yo era el único
oficial del ejército argentino que en campaña ostentaba una severidad de equipo estrictamente europeo.
Silla, espuelas, espada bruñida, levita abotonada, guantes, quepí francés, paleto en lugar de poncho, todo
era una protesta contra el espíritu gauchesco, lo que al principio dio lugar a algunas pullas, a que se
contestaba victoriosamente por la superioridad práctica de mis medios.” Sarmiento, Campaña, p. 158. El
uniformólogo e historiador Alberto del Pino Menck, quien realizó un estudio exhaustivo de su vestuario,
nos confirmó que en el retrato viste de media gala, levita con charreteras y quepí en lugar de chacó o
morrión.
78
En marzo de 1840 don Pedro II compró su propio aparato de daguerrotipia, por 250.000 reales, en la
tienda de productos ópticos del italiano Felicio Luraghi. María Inéz Turazzi, El Oriental-Hydrographe y
la fotografía, La primera expedición alrededor del mundo con un “arte al alcance para todos” (1839-
1840), CdF, Montevideo, 2019, p.189.

49
tecnología y arte, fueron temas de mutua atracción. Así como también lo fueron los
viajes de Sarmiento por Europa y América, desbordantes de experiencias estéticas.
Todos estos puntos en común fueron extensamente abordados por Adriana Amante en
su ensayo sobre los exiliados en Brasil. 79. Es muy factible así, y hasta esperable, que el
joven Don Pedro sugiriera el nombre del estudio que había adoptado para sí y su
familia. El elegido fue Abraham Louis Buvelot80, un profesor de pintura suizo y
paisajista de mérito arribado a fines de la década anterior. Incursionó en la daguerrotipia
a partir de 1846; al año siguiente, el Emperador distinguirá a Buvelot con la
condecoración en el grado de Caballero de la Orden Imperial de la Rosa, y, asimismo,
en 1851 le otorgó el título de fotógrafo de la Casa Imperial 81 al estudio que formó con
Prat: Buvelot & Prat82. Los registros contables imperiales, dan cuenta que el Emperador
gastó en daguerrotipos solo en este estudio la cifra de 2.999.000 reales por aquellos
años. Como punto de comparación, mencionamos que un profesor de la Academia
Imperial de Bellas Artes ganaba entre 300 y 800.000 reales al año.
Así, artista y modelo –casi de la misma edad– pudieron llegar a conocerse en alguna
reunión protocolar, quizás incluso el mismo 10 de abril cuando Sarmiento fue
condecorado, o, sencillamente, por recomendación del joven Don Pedro, habrá
solicitado entrevista para visitar la galería. A la firma con su socio norteamericano,
Buvelot & Prat, se adjudican al menos cuatro daguerrotipos de un cuarto de placa: dos
del Emperador –uno en pose napoleónica de tres cuartos como el tomado en París de
San Martín, y otro de medio cuerpo de frente-; dos de la Emperatriz –uno de luto y otro
en vestido de verano–; y un último ejemplar de la princesa Isabel de niña. De todos
estos ejemplares, el daguerrotipo de la Emperatriz Thereza Christina de luto 83que
pertenece al Instituto Moreira Salles de Río de Janeiro, guarda diversas similitudes con
la toma del sanjuanino.
Sarmiento se presentó en el estudio con su impecable uniforme de teniente coronel de
caballería; llevó su espada y la condecoración de Oficial recién recibida y de estreno
para la cámara. Quizás también haya llevado a la sesión el estandarte del regimiento

79
Adriana Amante, Poéticas y políticas del destierro.
80
Abraham Louis Buvelot (1814-1888): nacido en Suiza, arribó a Bahía como profesor de pintura en
1835. A mediados de 1840 se mudó a Río de Janeiro y continuó como pintor paisajista y en 1845 publicó,
en coautoría con el francés Louis Auguste Moreau (1818-1877), el álbum Rio de Janeiro Pittoresco. Se
dedicó a la daguerrotipia a partir de 1846. El 12 de febrero de 1847 el Emperador le otorgó el título de
Caballero de la Orden Imperial de la Rosa, y el 8 de marzo de 1851 le concedió el título de Fotógrafo de
la Casa Imperial. En 1850 se asocia con Prat, como Oficina Buvelot & Prat. En 1851 realizaron dos
breves viajes a Petrópolis en los que realizaron vistas de la ciudad. Don Pedro II quedó tan complacido
que en marzo 1851 les otorgó el permiso de utilizar el Escudo de Armas Imperial en la fachada de su
galería. Su establecimiento pionero Officina Imperial Buvelot & Prat de la calle Rua dos Latoeiros nro.
36 (hoy Gonçalves Dias) permaneció en actividad hasta aproximadamente 1856. Ya en los primeros años
de la década de 1850 se presentaban como retratistas de Sus Majestades Imperiales (“DE SS. MM. II.”).
En 1852 contrajo malaria y viajó a Suiza. En los años 60 se encontraba radicado en Melbourne, Australia.
81
El 8 de marzo de 1851 otorgó su patrocinio imperial a la casa Buvelot & Prat, confiriéndole el título de
Fotógrafos de la Casa Imperial, anticipándose así en dos años a la Reina Victoria. Lilia Moritz Schwarcs,
As Barbas do Imperador. D. Pedro II, un monarca nos trópicos, Companhia Das Letras, Editoria,
Schvarcz ltda., San Pablo, Brasil, 1999, p. 345.
82
A Buvelot & Prat se adjudican al menos cuatro daguerrotipos de un cuarto de placa. Dos del
Emperador –uno en pose napoleónica de tres cuartos como San Martín, y otro de medio cuerpo de frente-,
dos de la Emperatriz –uno de luto y otro en vestido de verano– y un último ejemplar de la princesa Isabel
de niña.
83
Reproducido por primera vez antes de pasar a la colección del Instituto Moreira Salles, en: Pedro
Correa do Lago, O Século XIX na fotografía brasileira, Coleçao Pedro Correa do Lago, Fundaçao
Armando Alvarez Penteado, 2000, pp. 10 y 11.

50
derrotado. Según sus palabras, estos son sus únicos recuerdos y trofeos que había
adquirido durante su participación en el triunfo sobre Rosas, sin los cuales su nombre
habría sido borrado de las listas de hombres de armas. ¿Cómo componer en un solo
retrato todo lo que representa haber sido parte de esa gesta libertadora, por la que
trabajó intelectual y simbólicamente primero desde el exilio y luego como oficial y
cronista en operaciones? Una vez más, el escritor se narrará a sí mismo.
Sarmiento debió meditar la pose largamente. No sería solo un retrato. A sus cuarenta
y un años, esta imagen será un alegato a favor de su condición y mérito de militar
victorioso. Es su modo de inscribir la historia, atento al riesgo de quedar relegado en
una mera nota al pie del triunfo del Ejército Grande. Debió pedir un banquito el que
cubre fue cubierto con una tela –¿el estandarte? –, eleva una pierna y lo pisa, y con
ambas manos simula clavar la espada, afirmándose en el trípode que forman sus dos
piernas y el arma. El artista acude a ajustar el sujetacabezas por detrás de su nuca. Es el
otoño carioca, la exposición –según publicitaba Buvelot– debió ser de menos de un
minuto. El “digno soldado del Ejército Grande” no debió pestañear, ni mover un
músculo. Pisotea el trapo ignominioso, lo atraviesa con su espada, –acto teatral que,
según del Pino Menck, se inscribe dentro de las prácticas ancestrales de los vencedores–
y lleva la condecoración84como testimonio triunfal. Este retrato daguerreano –iluminado
al detalle en los oros del uniforme– es así una dramatización muy personal, o –en
palabras del propio Sarmiento– la “exposición teatral, poética y pintoresca”85 de un
momento atravesado por emociones vivísimas, su legado de haber “cumplido la tarea”
de destituir a Rosas86.
“Lo que mejor maneja este escritor es la puesta en escena […]” 87dice Adriana
Amante, y en verdad que este daguerrotipo fue concebido y escrito por él. Por otra
parte, y casi como si estuviera hablando de este retrato, la autora reflexionó que “todo
Sarmiento está en cualquier fragmento de su obra”. En este, su primer retrato
daguerreano, Sarmiento logra combinar muchos de los elementos recurrentes de su
obra, de sus ideas fijas –que para Amante son “sus condenas políticas, sus proyectos
desvelados, de furias incontenibles”– y los codifica en una elaborada metáfora visual
frente a cámara. Sarmiento es consciente de la importancia histórica de las dos décadas
de rosismo que acababan de terminar: “Para mí no hay más que una época histórica que
me conmueva, afecte o interese, y es la de Rosas. Este será mi estudio único, en
adelante, como fue combatirlo mi solo estimulante al trabajo, mi solo sostén en los días
malos”88.Este retrato daguerreano es su virtual último boletín de la campaña libertadora.
Fue escrito con la fidelidad del Lápiz de la Naturaleza, con destino a su foja personal de
servicios, literalmente.

84
Obsérvese que la condecoración luce del lado correcto, el izquierdo, por lo cual el artista debió prender
la misma del lado derecho, para que en la imagen daguerreana invertida se viera del lado correcto. Esta
fue una práctica habitual cuando se debió llevar algún distintivo de esta naturaleza, como divisas
federales y otro tipo de insignias.
85
“Las emociones del día habían sido para nosotros vivísimas,” recuerda después de Caseros.
86
De Marco op.cit. 113.
87
Adriana Amante (prólogo), Sarmiento. Diez fragmentos comentados, EUFyL, Buenos Aires, 2016, p.
10.
88
Carta a Mitre del 13 de abril de 1852. Segretti, La correspondencia, p. 207.

51
Décadas después, en 1884, se publicó una Introducción a las memorias militares89del
prócer. Varios ejemplares consultados de este raro opúsculo incluyen una reproducción
sobre papel albuminado de su retrato daguerreano 90que, en un reencuadre de medio
cuerpo, omite mostrar su. Pasados los años y despejada la turbación que la cercanía de
los hechos promueve, Sarmiento habría resignificado su propio retrato al evitar la
humillación al derrotado. En esta decisión resuena aquella otra de eliminar la “sombra
terrible de Facundo” en el inicio de la segunda edición (1851) de su obra consagratoria,
Civilización y Barbarie (1845)91.
Sobre el banco del estudio, visible en el encuadre original del daguerrotipo,
Sarmiento pudo haber colocado también las espuelas de Lavalle 92que menciona la carta.
Luego de haber visto la placa desnuda en una reproducción fotográfica de poca calidad,
pareciera que fue así. Por otra parte, no resulta esencial que lo que pisotea sea en
realidad el llamado guion o estandarte rosista, ya que simula hacerlo, por lo cual no
altera el sentido del gesto elegido. La pose es por demás singular, diríamos única en la
etapa del daguerrotipo en Sudamérica, quizás incluso una de las pocas a nivel global por
sus características.
La reconstrucción de la toma, si bien documentada, es un ejercicio de especulación.
Lo que Sarmiento elige mostrar frente a cámara y lo que expresa en su carta, no. Su
escrito enumera los elementos simbólicos que luego pone en escena en la elaboración de
su retrato en el estudio fotográfico. Uno entra en diálogo con el otro, y juntos se
resignifican. El registro visual de ese pasado junto a su lectura desde el presente echa
luz sobre una historia memorable, articulada entre relato e imagen. Ya no se puede
pensar en ese retrato sin recordar sus palabras. Tampoco puede leerse su carta sin
imaginar a Sarmiento firme frente a cámara.

89
El investigador Roberto Ferrari nos comentó esta publicación, que ubicó en el museo Gneco y luego en
un ejemplar en Estados Unidos, y la incluyó en su libro: Publicaciones Argentinas con Fotografías
Originales (1855-1900) – Bibliografía razonada con un apéndice latinoamericano, Olivos, Ediciones en
Foco, 2019.
90
La revista Las Provincias Ilustradas, publicada en Buenos Aires bajo la dirección de T. Padilla (H) y
R. Mendioroz y la dirección artística de Jaime Llampayas, publicó a la muerte de Sarmiento en su edición
del 15 de setiembre de 1888 un grabado realizado por el propio Llampayas de este retrato daguerreano,
realizado en igual encuadre al publicado en 1884. La imagen lleva el título “Sarmiento á la edad de 41
años”: “El retrato que presentamos en la segunda página, es, sin duda, desconocido por la generalidad de
nuestros lectores. / Representa al viejo publicista en su edad viril, el año 1852, cuando después de haber
cumplido con sus deberes con la patria combatiendo, la tiranía de Rosas, se retiró á Chile indignado
contra Urquiza, que, en su ceguera, había llegado a restablecer el uso del cintillo punzó. / Al primer golpe
de vista salta la diferencia que media entre ese militar de porte airoso y altivo y el anciano que aparece en
la doble; pero si se los examina con detención se nota la identidad de la mirada que, por su fuego,
penetración y viveza, formaba el rasgo más típico de Sarmiento.” Entendemos que la nota equivoca el
destino inicial de Sarmiento, que no fue Chile, sino Río de Janeiro, como hemos demostrado.
91
Amante op.cit.
92
Alberto del Pino Menck nos aportó el dato que a su paso por Montevideo recibe de regalo las espuelas
de Lavalle desde Montevideo, con fecha 20 de noviembre de 1851: Rafael Lavalle, dedica a su querido
compatriota y amigo, las espuelas, que fueron de su hermano el General Lavalle “y mandadas hacer por él
en su campaña de Quito”.

52
Ilustración 3: No identificado, Sarmiento y Mariano de Sarratea, Chile, ca. 1852/4. Daguerrotipo (1/1).
MHS

En el Museo Sarmiento existe también un segundo daguerrotipo del prócer, en el que


viste de civil con un traje tweed. A su lado posa de pie un caballero con pantalones
tartan (Ilustración 3Error! Reference source not found.), ambos a la moda. Esta
imagen plantea nuevos desafíos interpretativos. Al comparar sus facciones en ambos
retratos daguerreanos, en los que Sarmiento luce el mismo corte de barba y bigote, se
observa que es muy factible que hayan sido creados en fecha muy próxima, a lo sumo
con un par de años entre ellos, entre 1852-1854. Este otro daguerrotipo es de una
calidad y un tamaño de placa entera –el máximo disponible en la región– y está
preservado en un estuche de cuero de tafilete. En el caso anterior de Sarmiento militar,
el estuche fue extraviado y, como dijimos, se trata de una media placa.
En la nueva imagen Sarmiento posa sentado con su severa mirada clavada en el lente
y en la mano sostiene un papel plegado. Parece señalarlo con su dedo índice, como un
guiño al que mira, pero el membrete y el texto son por ahora indescifrables. El encuadre

53
es inusual, quizás no del todo acertado, ya que por encima de ellos sobra entorno, y el
paspartú recorta por debajo los pies de ambos. No queda clara esta elección del
fotógrafo, como así tampoco la altura de cámara, más elevada de lo habitual. Apunta
ligeramente hacia abajo, lo que produce el efecto –pocas veces deseables– de
empequeñecer las figuras. El hombre de pie se ve con un cuerpo algo reducido
comparado con su cabeza. Sarmiento, al estar sentado, luce más favorecido, ya que el
otro efecto de una cámara “picada” es agrandar los ojos del modelo, por lo cual la
mirada ascendente de Sarmiento ejerce una poderosa atracción al que observa.
La supuesta cercanía temporal entre ambos retratos hace pensar que el segundo fuera
tomado en Chile, luego de su paso por Río de Janeiro. De ser cierta esta presunción, el
otro enigma a resolver es la identidad del compañero de Sarmiento. En el legajo del
Museo existen dos recortes periodísticos, uno firmado por Natalio Botana que indica
que se trata de Bartolomé Mitre, en una toma realizada en Estados Unidos en 1860. El
otro recorte, indica que el mismo personaje es en realidad el chileno Francisco Solano
Astaburuaga Cienfuegos. Toda esta información pareciera inconsistente y sin un
fundamento sólido, por lo cual se trató de identificar alguna instancia de la vida de
Sarmiento que pudiera sugerir una visita al estudio. En diálogo con el investigador
Roberto Ferrari, y tras sugerir un período probable de toma entre 1852-1854, logró
ubicar un indicio sugerente: Sarmiento “fue iniciado masón en la Logia Unión Fraternal
de Valparaíso el 31/7/1854, junto con los argentinos Mariano E. de Sarratea y el doctor
Javier Villanueva, y el Chileno Jacinto Chacón.” 93 Si bien se trata de un dato más de su
vida, dirigió nuestra mirada hacia retratos de sus compañeros masones. Ferrari ubicó así
un retrato de Mariano E. de Sarratea94 en formato carte de visite de Helsby y Ca. en
poder de la Biblioteca Nacional que, si bien fue tomado años después (ca. 1865),
permitió confirmar efectivamente su identidad. Sentado en el escritorio de Rosas, el 4
de febrero tras la batalla de Caseros, Sarmiento dirigió a sus amigos en Chile una carta
que escribió a Sarratea, en nombre de todos. Este gesto pone al descubierto una
predilección y confianza especial hacia quien compartiera sus ideales y su cruzada
contra el rosismo desde Chile.
En este retrato, los dos llevan bastón de paseo. Lucen también ostensibles anillos
dorados, e impecables vestuarios, de telas y cortes singulares. No se dispone de
información suficiente como para avanzar o interpretar motivaciones. Sin embargo,
alguna razón debió justificar su nueva visita a la galería y la contratación de un retrato
de gran tamaño y precio elevado. Quizás se relacione con el ingreso de ambos a la
masonería durante el año 1854, o también con su retorno a Chile o un aniversario de la
Batalla de Caseros, algún acuerdo diplomático, literario o político. Hasta no tener una
imagen de alta resolución de la placa daguerreana desnuda que permita decodificar el
impreso que sostiene, no se podrá avanzar en la resolución de este otro enigma
sarmientino. ●

93
Alcibíades Lappas, La Masonería Argentina a través de sus hombres, Buenos Aires, 1966, p. 356.
94
Mariano Eleuterio de Sarratea Figueroa (Buenos Aires, 1814- Valparaíso, 1886): Jurisconsulto,
empresario y político. Amigo y partidario de las ideas de Sarmiento, desde Chile. Se le debe la iniciativa
del ferrocarril transandino. En 1884, el daguerrotipo de militar de Sarmiento estaba en su poder, y
posiblemente este otro también. La identificación de su identidad fue un trabajo colaborativo con Roberto
Ferrari, Adriana Amante y Matteo Goretti.

54
Sociedad y Cultura

LA SOCIEDAD CIENTÍFICA DE
SANTA FE Y SUS ANALES
(1929-1943)
Roberto A. Ferrari

Introducción

Entre fines del siglo XIX y 1919 se preparó y concretó la creación de la Universidad
Nacional del Litoral y su Facultad de Química Industrial y Agrícola. Esta Facultad se
puso en manos del Decano organizador, Dr. Horacio Damianovich, de Buenos Aires,
quien había realizado estudios en la Facultad de Ciencias Exactas y también en el
Instituto Nacional del Profesorado Secundario. De estas instituciones reclutó
colaboradores para iniciar las actividades en la Facultad de Química Industrial y
Agrícola en Santa Fe (Ferrari, 1997).
El Instituto Nacional del Profesorado Secundario había sido modelado por Joaquín V.
González según los cánones educacionales alemanes. El compromiso con el modelo
alemán era tal que se trajeron docentes de Alemania, quienes dirigieron el Instituto y sus
departamentos, incorporando criterios nuevos en la educación argentina.
El joven José Babini (1897-1984), profesor de matemáticas por el Instituto y aún sin
culminar sus estudios de ingeniería civil, fue de los primeros en integrarse al plantel. A
Santa Fe llegarían enseguida otros docentes y la Facultad iniciaría su primer período
lectivo en 192095.

95
Los antecedentes de la vida universitaria santafesina deben buscarse en 1868, cuando se sancionó una
ley por parte de la legislatura provincial, que dio lugar a las Aulas de Enseñanza para Facultades
Mayores, en el Colegio de la Inmaculada Concepción (Smiles et al., 1994). En 1889, el gobernador José
Gálvez creaba la Universidad de Santa Fe, pensada para cubrir un amplio espectro de las disciplinas
superiores, en realidad solo actuó en el terreno del derecho. El nuevo siglo comenzó con más ímpetu: en
1910 crearon la Escuela y Facultad de Farmacia, y en 1916 el Dr. Josué Gollán presentó un proyecto de
una Escuela de Química Industrial, que enseguida su autor amplió a la creación de una Facultad de
Química Industrial. En el Primer Congreso Nacional de Química, realizado en Buenos Aires, se
encontraron el Dr. Josué Gollán y el Dr. Horacio Damianovich; éste había sido profesor de Gollán y se
contaba entre sus amigos. Damianovich participaba en el Congreso con una ponencia relativa a la
creación de una escuela de ingeniería química y de minas, que coincidía mucho con el proyecto de
Gollán. En junio de 1916 un grupo de personalidades vinculadas a la cultura santafesina proponían al
ministro de Instrucción Pública de la Nación, Dr. Carlos Saavedra Lamas, la constitución de la
Universidad Nacional del Litoral. En 1917 el diputado nacional por Santa Fe, Dr. Jorge Rodríguez
presentó un proyecto para la creación de una Universidad Nacional de Santa Fe. Después de muchas
discusiones y tratamientos en las Cámaras de Diputados y Senadores, todos esos esfuerzos convergieron
en la fundación de la Universidad Nacional del Litoral, en 1919, bajo el gobierno de Hipólito Yrigoyen.
Nombraron al Dr. José Salinas como organizador de la Universidad y al Dr. Horacio Damianovich (1883-
1962) como delegado organizador de la Facultad de Química Industrial y Agrícola.

55
La modernidad en Santa Fe
La década del ´20 en Buenos Aires fue testigo de una activa recepción y despliegue de
la modernidad. Se entiende por tal a la constitución de movimientos vanguardistas y
campos culturales diferenciados y configurados en torno a ciertos valores iconoclásticos
de índole estética y política. Desde los territorios de las letras y las artes, así como de la
política se han realizado estudios que muestran la existencia de un caldo de cultivo
inducido por las manifestaciones de vanguardia al otro lado del Atlántico. Estas
influencias que llegaron a Buenos Aires se mantuvieron y multiplicaron gracias a una
comunidad local híbrida de inmigrantes y locales que estaba preparada, sensibilizada y
motivada para cambiar el statu quo de la cultura porteña (Sarlo, 1988; Liernur y
Silvestri, 1993; Prisley, 1995).
Una generación joven, que rechazaba el mercantilismo presente, impulsó sinnúmero
de planteos y actividades intelectuales. A través de revistas como Ideas, la Revista de
Filosofía, Claridad, Proa, Prometeo y una cantidad de efímeras publicaciones, se formó
una trama viva de ideas y propósitos (Pereyra, 1995).
Simultáneamente, fue un período de agitación social; huelgas, enfrentamientos y
atentados fueron preparando una crisis, que se manifestaría de lleno al coincidir con el
crash financiero de 1929, favoreciendo la aparición del primer golpe de estado en la
Argentina en 1930 (Romero, 1983).
En los años 20, en el plano de las ciencias también se producía una incorporación de
la modernidad europea. La aparición de la radiodifusión, el despliegue de la
aeronavegación, visitas de pensadores que traían novedosos conceptos, destacándose
entre ellos Albert Einstein, la peligrosa popularización del radium, la promoción de la
ciencia por parte del socialismo y los aspectos técnicos de la obra literaria de Roberto
Arlt son algunas de las señales que nos muestran la irrupción de la modernidad también
en el ámbito de la ciencia.
Los profesores alemanes del INPS, la presencia del matemático español Julio Rey
Pastor desde su primera visita en 1917, las conferencias renovadoras de Camilo Meyer
entre 1909 y 1914 eran caldo de cultivo para la intelectualidad porteña, que comenzó a
participar de la modernidad.
Probablemente el caso extremo en nuestro medio lo represente Damianovich, con su
posición revolucionaria en torno a la combinación química de los gases nobles. Éstos,
descubiertos entre el fin del siglo XIX y primera década del XX eran considerados
universalmente como inertes y la postura de Damianovich fue la de un enfant terrible,
quien deseaba demostrar la participación necesaria de estos gases en el juego químico
de los elementos y que volvería a la carga con su teoría de las fuerzas eléctricas en la
cariocinesis.
Pero nuestro análisis va más allá de los proyectos de Damianovich 96 para mostrar que
una buena parte de esa generación de científicos llevó el fenómeno gestado en Buenos
Aires a una provincia, donde se mantuvo y creció (Ferrari, 1997).

96
Damianovich fue un personaje multifacético e iconoclasta. Analizó bajo un novedoso enfoque -junto a
Ángel Gallardo- los fenómenos de cariocinesis; con Guglialmelli los fenómenos coloidales en los
albuminoides; la dinámica y la resistencia química y entre otros estudios, la química de los gases nobles
fue la cruzada de toda su vida. Profundamente comprometido con los ideales sociales y democráticos,
dedicó energías y tiempo a la divulgación científica en el ámbito obrero y popular, al tiempo que fue
organizador de asociaciones y centros culturales

56
Fueron llegando a Santa Fe el Ing. José Babini, el Dr. Horacio Damianovich y el Ing.
Francisco Urondo (1895-1977). Enseguida 2. después llegarían científicos extranjeros
como el Dr. Gustavo Fester (1886-1963) en 1922 y el Dr. José Frenguelli (1883-1958)
en 1927, los que incorporarían su visión europea al movimiento santafesino.
Con estos nuevos integrantes de la comunidad local surgían espontáneamente las
condiciones para que se gestara un ámbito intelectual y científico. Como sucede
habitualmente, con el aumento de los visitantes aumentaba la interacción entre los
mismos y el medio, lo que configuraba una circunstancia inédita en la ciudad: un grupo
creciente de intelectuales se expandía al calor de un medio receptivo (Babini, 1992).
Los profesores y los alumnos, guiados por Damianovich intentaron crear una sección
local de la Asociación Química Argentina97 pero fracasaron por la escasa cantidad de
miembros. Entonces hacia 1926 constituyeron la Sociedad de Ciencias Naturales, que
no alcanzó a durar un año. Sin desanimarse, estos hombres ansiosos por nuclearse en
una institución autónoma que permitiese difundir y auspiciar las disciplinas que
cultivaban, volvieron a intentarlo y fundaron la Sociedad Científica de Santa Fe.
En 1927 quedaba constituida dicha sociedad, mientras varios de sus miembros
también comenzaban a integrarse en peñas, círculos literarios y grupos de arte, además
de realizar aportes de difusión cultural a través del Instituto Social de la Universidad
Nacional del Litoral. Fue una época de oro para la cultura santafesina, ya existente pero
revivificada por este núcleo de científicos, que dejaron tras de sí décadas de
realizaciones.
Los miembros de la Sociedad no fueron exclusivamente los docentes de la Facultad
de Química, sino que se sumaron también profesores de otras instituciones de la región.
Un personaje como Gustavo Fester participó a la Sociedad de diversas
investigaciones en química, temas de tecnología y también sobre el estudio de los
colorantes indígenas, aleaciones precolombinas o esencias naturales, y mostró su activo
universalismo con intereses que iban desde la exploración patagónica hasta la filatelia,
sin dejar de mencionar que al llegar a Santa Fe ya era autor de una temprana historia de
la tecnología química98
Damianovich había asistido al ciclo de conferencias sobre historia de la química que
realizara el Dr. Walter Sorkau en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario y
probablemente esa influencia lo haya llevado a introducir a la historia de la ciencia y las
cuestiones filosóficas en la Facultad, al dictar un curso de Historia y Filosofía de la
Ciencia99.
El 5 de octubre de 1927 se firmaba el acta de fundación de la Sociedad Científica de
Santa Fe, con 40 firmas de los siguientes integrantes: F.Falco, G.Bueno, Josué Gollán
(h), Ángel Caballero, Martín J. Salaber, E.P. Gschwind, P.A. Candioti, J.P. Suarez,
J.Salgado, L.G. Mirso,n G. Maidana, J. Oliva, F. Gonzalez Zimermann, Francisco E.

97
Damianovich fue uno de los fundadores de la Asociación Química Argentina, en 1912, con el nombre
inical de Sociedad Química Argentina. Fue vicepresidente (1912-1913) y presidente (1913-1916) de dicha
institución. precolombinas o esencias naturales, y mostró su activo universalismo con intereses que iban
desde la exploración patagónica hasta la filatelia, sin dejar de mencionar que al llegar a Santa Fe ya era
autor de una temprana historia de la tecnología química
98
Fester pasaría sus últimos años en Buenos Aires, contratado por la Comisión Nacional de Energía
Atómica. Era un experto en química del uranio y sus aportes se sumaron a los de otros especialistas, que
optimizaron la producción nacional de uranio natural, grado nuclear. Su lema, reflejado en su ex libris era
"Leal en el consejo y también firme en la acción".
99
Damianovich dictó en la Facultad de Química Industrial y Agrícola un curso de Metodología e Historia
de las Ciencias, en 1935.

57
Urondo, Joaquín Frenguelli, J. Teitelbaum, E. Saenz Valiente, J. Benet, Guillermo
Berraz, D. Pucci, A. Boni, J.F. Santos, A. Schiavazappa, José Imbelloni, R. Reinare,s
J.B. Mullor, A. Rouzaut, E. Diaz-Piazza A.O. Abbate J. Rubio Olsson, A. Lapieza
Cabral, A. Muñoz Suñer, J. Cruellas, Gustavo Fester, E. Virasoro, R. Hereñú, José
Babin,i R. Schapira, R. Rovere y V.D. Avilés.

Encontramos enunciado en los Estatutos:100

"Art. 2 - Esta Sociedad tiene por objeto:


a) Estimular y difundir el estudio de las ciencias puras y aplicadas.
b) Celebrar reuniones periódicas de comunicaciones entre sus miembros y propiciar
conferencias y concursos científicos.
c) Publicar una Revista, órgano oficial de la Sociedad, que se denominará "Anales de la
Sociedad Científica de Santa Fe" y otras publicaciones que juzgare oportuno hacer.
d) Formar una Biblioteca compuesta de publicaciones que se relacionen con los fines de
la Sociedad.
e) Propiciar la creación y desarrollo de laboratorios y museos de investigación
científica. f) Establecer relaciones con las entidades similares del país y extranjeras.
Su primera Comisión Directiva tuvo como presidente a Josué Gollán y a Joaquín
Frenguelli como encargado de publicaciones. Babini fue presidente en el período 1928-
1930. Coincidiendo con su período presidencial, en 1929 comenzaron a aparecer los
Anales de la Sociedad Científica de Santa Fe, publicación periódica que recopilaba los
trabajos de investigación de los miembros de la Sociedad. Algunos de dichos estudios
se realizaban en el ámbito universitario local, pero muchos otros eran originados,
pagados y presentados en forma particular por sus autores, agregándose conferencias de
locales y visitantes.
La Sociedad organizó visitas y excursiones a zonas cercanas, estudios de fauna, flora
y gea. También participó activamente en la recolección de restos arqueológicos y
paleontológicos.
En los Anales, una sección incluía memorias y balances, listas de socios, información
sobre otras instituciones con las que se mantenía contacto, al tiempo que se anunciaban
reuniones de carácter nacional.
La crisis económica de 1930 también arrastró a la joven Sociedad, que después del
tomo III -publicado en 1931 con 297 págs.- el tomo IV cayó bruscamente a 27 págs.,
aclarándonos el Informe Anual de la Presidencia 1930-1931: "Las actividades
desarrolladas por la Sociedad Científica de Santa Fe, durante el período 1930-1931 han
sufrido, respecto al período anterior, una sensible disminución debido a la intensa crisis
reinante que por igual afecta a personas e instituciones" (Anónimo, 1932).
El golpe de estado de José Evaristo Uriburu realizó una ruptura en la cultura
argentina, marginando la actividad de ciertos sectores y favoreciendo el surgimiento de
otros, marcados por el nacionalismo y el autoritarismo. A la situación local se sumó la
internacional, con los ascensos en Europa del fascismo y del nazismo, la Guerra Civil
española y finalmente el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
La Sociedad tuvo dos épocas, ya que en 1934 perdió autonomía y se volvió filial de la
Sociedad Científica Argentina, para desaparecer finalmente en 1943.

100
Sería de interés conocer si se conservan documentos en archivos de otras sociedades que muestren la
interrelación institucional

58
No es casual que la desaparición de la Sociedad coincida con la intervención
universitaria de 1943, a cargo de Jordán Bruno Genta, que diezmó los claustros.
Recordemos que dicha intervención disolvió el Instituto de Historia y Filosofía de la
Ciencia, dirigido por el estudioso italiano Aldo Mieli (Ferrari y Galles, 1984). En
aquella intervención se cesantearon cientos de docentes.

La producción de la sociedad

Pasaremos revista a algunas líneas de investigación, que se mantuvieron a lo largo de


varios años: Babini y sus aportes a las matemáticas; Fester y su variada producción;
Urondo y las mediciones tempranas de radiactividad y aeroelectricidad; Damianovich y
discípulos alrededor de la química de los gases nobles; Frenguelli y sus estudios
paleontológicos y arqueológicos.
José Babini: La llegada del matemático español Julio Rey Pastor a Buenos Aires
conformó un acontecimiento vocacional para Babini, quien se volcó de lleno al estudio
de la matemática; así se inició una larga y fecunda relación discípulo-maestro101.
Los trabajos que sucesivamente encontramos en los Anales tuvieron como trasfondo
una activa correspondencia entre Babini y Rey Pastor, con consultas y opiniones, donde
el maestro apoyaba tal aproximación o confirmaba que determinada integral no existía
resuelta en la bibliografía. En los Anales Babini aborda diversos temas matemáticos, en
general sugeridos o aprobados por Rey Pastor. Algunos son problemas clásicos, otros
son modestos escolios a temas principales, siempre expuestos con precisión y claridad.
Gustavo Fester: Este polifacético profesor alemán llegó a Santa Fe en 1924,
proveniente de Estambul. Enseguida asumió la cátedra de Química Industrial, luego el
Museo y Laboratorio Tecnológico y desde allí generó diversas líneas de investigación
que se propagaron por décadas en la Facultad. Los estudios sobre extractos naturales
fueron una de sus pasiones. En los Anales de esta Sociedad encontramos trabajos que
siguen teniendo vigencia, algunos de los cuales no han sido superados; estudió el uso de
colorantes vegetales en tejidos precolombinos; las propiedades tanantes del extracto de
quebracho colorado; también los extractos de insectos como fuente de colorante fueron
tema de interés; y los extractos animales de glándulas de zorrino y de yacaré. De este
último descubrió que el yacarol, compuesto extraído por él de la glándula odorífera de
ese animal era idéntico a uno de los componentes de los extractos cítricos, el D-
citronelol, con lo que permitía arrojar una nueva mirada al proceso filogenético y
evolutivo de la naturaleza.
Francisco Urondo: Ingeniero y egresado del INPS, fue incorporado a la Facultad por
Damianovich, quien lo había frecuentado en el Instituto. Durante años, Urondo había
estado bajo la vivificante influencia de varios de los profesores del INPS, en especial de
Georg Berndt (1880- 19??). Este alemán que había llegado en 1914 a los 34 años de
edad, era un investigador formado de la Universidad de Halle. Discípulo de Friedrich
Dorn, el descubridor del radón, mantuvo desde Buenos Aires sus contactos con los
equipos alemanes de investigación. En el INPS siguió los lineamientos de sus estudios
europeos y realizó las primeras investigaciones locales sobre radiactividad atmosférica y
101
Rey Pastor y Babini comenzaron una relación cuando el primero impartía clases en la Facultad de
Ciencias Exactas y el segundo asistía como oyente. Babini tomó apuntes de las clases y luego de
finalizado el curso, sometió los mismos a la opinión del profesor. Éste decidió que se publicasen y así
comenzó una prolongada vinculación entre ambos.

59
ambiental, así como tempranos estudios de electricidad atmosférica. La influencia de
Berndt sobre Urondo se manifiesta ya desde su condición de alumno, cuando publicó un
artículo de divulgación sobre atomismo (Urondo, 1919). Berndt publicó extensivamente
en Buenos Aires y en Europa sus investigaciones ambientales sobre radiactividad y
electricidad en la Argentina. Cuando Urondo -diez años después- se hizo cargo del
Departamento de Física en Santa Fe, comenzó una serie de investigaciones similares a
las de Berndt y el primer medio que las publicó fueron los Anales que nos ocupan hoy.
Sus investigaciones sobre radiactividad ambiental formaron las bases para el futuro
Instituto de Energía Atómica de la Facultad, que dirigió el respetado científico alemán
Eduardo Steinke (1889- 19??)102.
Horacio Damianovich: Para la fecha en que pasó a actuar en Santa Fe, Damianovich
era un reconocido investigador, profesor titular de la cátedra de Físico Química de la
Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Buenos Aires. Sin abandonar ese
cargo, comenzó a viajar a Santa Fe. Para 1925 ya realizaba en Buenos Aires sus
primeros experimentos de la larga serie sobre química de los gases raros; en 1932
Damianovich reubicó su centro de operaciones: creó el Instituto de Investigaciones
Científicas y Tecnológicas en el marco de la Universidad del Litoral, donde la línea de
trabajo antedicha fue casi la única en desarrollarse. El Instituto publicó sus propios
Anales donde aparecían estas investigaciones, alternándose con los Anales de la
Sociedad Científica de Santa Fe.
Aunque la revolucionaria idea central de Damianovich era correcta (existía una
química de los gases nobles), sus enfoques excesivamente centrados en un solo proceso
de preparación de los supuestos compuestos lo limitaron a obtener compuestos falsos -
de adsorción- lo cual sumado a un débil enfoque teórico del problema, impidieron que
su carácter de pionero en esa disciplina lograra insertarse en la corriente internacional
que en la década de 1960 obtuvo los primeros compuestos de los gases raros 103.
Como en sinnúmero de casos que registra la historia de la ciencia, los esfuerzos
aplicados equivocadamente, igual dieron frutos, aunque de tipo inesperado. Se formaron
especialistas en instrumentación analítica; se desarrollaron instrumentos especiales de
medición, y esas escuelas de pensamiento se propagaron a lo largo de años en la vida de
la Facultad, que con el paso del tiempo había sido renombrada como Facultad de
Ingeniería Química (Ferrari, 1997).
Joaquín Frenguelli: Este italiano, formado como médico, pero desde siempre
apasionado por la paleontología, residió primero en Córdoba y luego en Santa Fe. La
Facultad de Ciencias de la Educación, de Paraná, lo incorporó tempranamente como
titular en el área de Geografía. Investigador entusiasta, se lo consideró el mayor experto
en diatomeas de América del Sur. Actuó en la Sociedad Científica de Santa Fe hasta su
alejamiento de la Facultad a resultas de la intervención universitaria impuesta por el
gobierno de Yrigoyen en 1928.

102
Steinke llegó a Santa Fe alrededor de 1955 y enseguida organizó un Instituto de Energía Atómica, que
llegó a publicar 3 boletines. Sabemos que volvió a Alemania y se incorporó al Kernforzungszenter, de
Karlsruhe
103
En 1962, los norteamericanos Howard Claassen, Henry Selig y John Malm centraron sus experimentos
en el empleo del poder oxidante del flúor y lograron producir compuestos cristalinos de tetrafluoruro de
xenón, XeF4.

60
Rápidamente, Ricardo Levene, interventor del Museo de La Plata y presidente de la
Universidad en dicha ciudad lo contrató como secretario y al poco tiempo pasó a dirigir
el Museo. En los Anales santafesinos vemos que su producción es abrumadora: 15
artículos entre 55 totales, en los primeros 5 volúmenes. Además, extendiéndose en los
más diversos temas de paleontología, geología y arqueología, relativos a varias regiones
geográficas.
Sabemos por Babini que Frenguelli contaba con holgura económica como para
dedicarse completamente a la investigación y que financiaba sus expediciones (Babini,
1992).

Aportes ocasionales:

Encontramos que el gran neurólogo Christofredo Jakob en 1937 llama la atención de sus
lectores con una nota sobre la necesidad de fiscalizar las reservas acuáticas andinas del
país, temprana preocupación por un tema que sería crítico en algunas décadas.
Y Rafael Grinfeld, físico de La Plata, diserta sobre isotopía en relación a los espectros
moleculares, tema en el cual realizaba investigaciones desde su época de tesista (Rocca,
1983).
En 1937 uno de los hermanos Wagner, Duncan, presenta un extenso estudio sobre
migración de símbolos, en el contexto de sus estudios sobre la civilización chaco-
santiagueña.

Los anales

Estos Anales aparecieron con su primer número a principios de 1929. La publicación,


con cubierta de cartulina flexible impresa, tiene como pie de imprenta el taller de Tomás
Palumbo, en Buenos Aires. En una presentación sobria y digna, de 25,5 cm de alto y
17,5 cm de ancho, los artículos y noticias de la Sociedad se extienden a lo largo de 70
páginas, más una de índice. Este primer número incluye reproducciones fotográficas de
buena calidad. El segundo volumen, correspondiente a 1930, tiene 142 páginas más una
de índice y el tercero llegó a 297 páginas, más índice, fotografías, dibujos y gráficos
desplegables. La crisis de 1930 los alcanzó y el cuarto tomo cayó a 22 páginas, con una
cubierta de papel "barrilete". Nunca volvió a recuperar las dimensiones originales y los
trabajos tuvieron una tendencia a aparecer solo, en resumen. Tampoco volvió a aparecer
el pie de imprenta de Palumbo y sospechamos que se continuó imprimiendo en la
imprenta de la Universidad, que Babini tenía a su cargo. En 1933, con el tomo V
comenzaron a fraccionar lo que inicialmente era una entrega anual y produjeron la
entrega 1-2 y luego las 3-4; en 1936 ya se alteró esa periodicidad y en los siguientes
años se presentaron varias combinaciones de una o más entregas por año104.

Comentario final

Los Anales de la Sociedad Científica de Santa Fe contienen investigaciones originales y


valiosas, relativas a diversas disciplinas. Como toda actividad social, se vio afectada por
los vaivenes económicos y por la mayor o menor incorporación de individuos al grupo.

104
Hemos incluido la continuación, como Sección Santa Fe de la Sociedad Científica Argentina.

61
La combinación del deterioro de las condiciones del trabajador intelectual y
universitario, junto con las crisis económicas y políticas, fueron disgregando aquel
núcleo de investigadores capaces y motivados de los primeros años.
Una investigación que aún queda por ser realizada es la de conocer la difusión que
tuvieron estos estudios en nuestro país. Eran años donde la profesionalización e
internacionalización de las ciencias comenzaba a constituirse y surgía la preocupación
por publicar en el extranjero, en publicaciones de primer nivel.
Tampoco conocemos la difusión que pueda haber tenido en países de la región, pero
la escasa presencia de la misma en las bibliotecas argentinas es un doloroso indicador;
es probable que mucho de esta obra haya quedado olvidada 105●

Bibliografía
Anónimo, Informe anual de la Presidencia. Anales de la Sociedad Científica de Santa Fe, Tomo I, pág.
II, 1932.
Babini, J., Páginas para una autobiografía, Buenos Aires: Eds. Letra Buena, 1992.
CONICET (Editor) Catálogo Colectivo de Publicaciones Periódicas, Buenos Aires: CONICET, 1962. 2ª
edición.
Ferrari, R. A. y Galles, Carlos D., “La etapa santafesina del Archeion de Aldo Mieli”. En: Actas de las 2ªs
Jornadas de Historia del Pensamiento Científico Argentino; Buenos Aires, FEPAI, 1984.
Ferrari, R. A. “Los inicios de los estudios de radiactividad en la Argentina”. En Encontro de história da
ciência. Rio de Janeiro: CT Brasil, 2001.
Ferrari, R. A. Un caso de difusión en nuestra ciencia - Presencia de científicos alemanes en el Instituto
Nacional del Profesorado Secundario (1906-1915) y de sus discípulos en la Facultad de Química
Industrial de Santa Fe (1920-1955) En: Saber y Tiempo, Buenos Aires, Vol. 1, nº 4, Julio-Diciembre
1997, págs. 423-448.
Holloway, J. H. Noble-Gas Chemistry Londres: Methuen & Co., 1968. Liernur, J. F. y Silvestri, G. El
Umbral de la Metrópolis. Transformaciones técnicas y cultura en la modernización de Buenos Aires
(1870-1930) Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1993.
Pereyra, W., La Prensa Literaria Argentina 1890-1974, tomo II, Los Años Rebeldes 1920-1929. Buenos
Aires, Librería Colonial, 1995.
Prisley, L., “Los intelectuales argentinos ante el problema de la modernización y de la selección de
tradiciones (1900-1920)”. En A.A.V.V. El arquitecto Martín Noel. Su tiempo y su obra. Sevilla: Junta de
Andalucía, 1995.
Rocca, C., El Dr. Rafael Grinfeld o el precio de la investigación científica en la Argentina. La Plata,
Ediciones Geocart, 1983.
Romero, J. L., El desarrollo de las ideas en la sociedad argentina del siglo XX. Buenos Aires, Solar,
1983
Sarlo, B., Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920-1930. Buenos Aires: Nueva Visión, 1999.
Urondo, F., “Atomismo y Energética”. En: Revista del Centro de Estudiantes del Profesorado
Secundario, Buenos Aires,VI; págs. 54-59, 1919.

Apéndice:

ANALES DE LA SOCIEDAD CIENTÍFICA DE SANTA FE


ÍNDICE ANALÍTICO.

TOMO I, 1929 Sección Oficial, págs. 1-20. Relaciones sumarias de las actividades científicas de la Sociedad, págs.
21- 28. Conferencias, págs. 29-33. Excursiones, págs. 34-41. Fester, G. Algunos tejidos indígenas del Perú, págs. 43-
51. Borzone, A.A. El sistema reticuloendotelial en algunas enfermedades tropicales, págs. 52-57. Borzone, A.A. Un

105
Para tener una idea sobre la distribución de los Anales, hemos consultado el Catálogo Colectivo de
Publicaciones Periódicas del CONICET y encontramos ubicadas 13 colecciones, 6 en Buenos Aires, 3 en
La Plata y 4 en Santa Fe. Increíblemente, falta la de la Sociedad Científica Argentina, que nos consta de
que existe.

62
caso de blastomicosis en Santa Fe y ensayo de revisión de las blastomicosis americanas, págs. 58-62. Hereñú, R. Un
tubo caudal fósil encontrado en Santa Fe, págs. 63-70. Índice, (pág. 71).
TOMO II, 1930 Sección Oficial, págs. 1-11. Relaciones sumarias de las actividades científicas de la Sociedad, págs.
13- 17. Excursiones. Excursión a Esperanza, págs. 18-22. Excursión a las barrancas entrerrianas del Rio Paraná, págs.
23-27. Frenguelli, J. Apuntes de geología patagónica - Sobre restos de vegetales procedentes del chubutiano de la
Sierra de San Bernardo en el Chubut, págs. 29-39. Borzone, A.A. Flora microbiana de la leche potable de Santa Fe
antes y después de higienizada, págs. 40-61. Borzone, A.A. Transmisión en serie del bacilo de Hansen humano a
cachorros de rata blanca, págs. 62-64. Frenguelli, J. Partículas de sílice organizada en el loess y en los limos
pampeanos. Células silificadas de gramíneas, págs. 65-109. Frenguelli, J. Conclusiones geológicas referentes a la
región preandina de Salta, págs. 110-137. Babini, J. Sobre un tipo de nomogramas de falsa alineación, págs. 138-142.
Índice, (pág. 143)
TOMO III, 1931 Sección Oficial, págs. I-XII. Frenguelli, J. Nomenclatura estratigráfica patagónica, págs. 1-115.
Babini, J. Sobre una generalización de una ecuación de Euler, págs. 116- 121. Fester, G. Comunicación sobre algunos
colorantes indígenas, págs. 122-124. Frenguelli, J. Nuevo hallazgo paleolítico en Miramar (Buenos Aires), págs. 125-
127. Imbelloni, J. El Toki mágico. La fórmula de encantamiento del carpintero Maori al derribar el árbol, conservada
textualmente en el cuento chileno del viejo Tatrapay, págs. 128-149. Hereñú, R. Restos del Lomaphorus del
Pampeano de Santa Fe, págs. 150- 156. Frenguelli, J. Sobre fulguritas de la Travesía puntana, págs. 157-163. Urondo,
F. Observaciones de potencial aero-eléctrico en Santa Fe, págs. 164-236. Frenguelli, J. Apuntes de geología
patagónica - Observaciones estratigráficas en Bahía Sanguinetti (Santa Cruz), págs. 237-283. Borzone, A.A. Peste
ambulatoria en Santa Fe, págs. 284-297. Índice, (pág. 229)
TOMO IV, 1932 Sección Oficial, págs. I-VII. Sesiones de Comunicaciones (Resúmenes): Damianovich, H.
Comparación dinámica de los sistemas físico-químicos. Nuevas contribuciones al estudio de las relaciones entre la
energía de activación de las moléculas y las temperaturas de isocinesia, págs. IX-X. Damianovich, H. y Piazza, J.
Densidad del producto obtenido por la acción del helio sobre el platino, pág. X. Damianovich, H. y Berraz, G. Acción
del nitrógeno sobre el platino bajo la influencia de las descargas eléctricas a baja presión, pág. XI. Damianovich, H.,
y Christen, C. Acción del hidrógeno sobre el platino bajo la influencia de las descargas a baja presión, pág. XII.
Damianovich, H. y Piazza, J. Densidad del producto obtenido por la acción del helio sobre el platino, pág. XII.
Christen, C. Acción de las descargas eléctricas en los hidrocarburos a bajas presiones, pág. XII. Berraz, G.
Viscosidad de las soluciones coloidales en función de la concentración, pág. XIV. Piazza, J. Nuevo volumenómetro,
pág. XIV-XV. Hochewer, C. Sobre los "Manchones blancos" y Cañadas del Norte Santafecino, págs. XV-XVI.
Frenguelli, J. Ammonitas neríticas en el Cretácico de Neuquén (Patagonia), pág. XVI. Babini, J. Sobre las sumas de
Gauss generalizadas, págs. XVI-XVII. Fester, G. Observaciones tecnológicas en la Patagonia, pág. XVII. Frenguelli,
J. Manifestaciones artísticas de antiguos indígenas en la margen de la Laguna de Guadalupe (Santa Fe), págs. XVII-
XVIII. Babini, J. Sobre el método de Herón para la extracción aproximada de raíces cúbicas, pág. XVIII. Borzone,
A.A. Nuevas investigaciones sobre el bacilo de Hansen. [Solo el título, no se publica el resumen], pág. XVIII.
Frenguelli, J. Nuevos elementos faunísticos del Patagóniano, pág. XIX. Fester, G. Sobre la formación de turba, págs.
XIX-XX. Urondo, F. Nuevas observaciones aeroeléctricas en Santa Fe, págs. XXXXII.
TOMO V, 1933 Entregas 1-2 Notas y Comunicaciones: Frenguelli, J. Sobre un hacha indígena de la Provincia de
Córdoba, págs. 5- 8. Fester, G. Substancia extraída de las glándulas del yacaré [Solo el título. Refiere a la Sección
Oficial, pero no existe], pág. 8. Gollán, J. Volumenómetro para la determinación de la contracción de los suelos,
págs. 9-13. Frenguelli, J. Restos de bovino en el Lujanense de Santa Fe, págs. 14-24. Babini, J. Sobre el
comportamiento de algunas series de Jacobi en el entorno de su círculo de convergencia, págs. 25-29. Urondo, F.
Primeras mediciones de radioactividad atmosférica en Santa Fe, págs. 30-34. Hochewer, C. Bases geográficas-
económicas para un ensayo de delimitación de zonas agropecuarias en la Provincia de Santa Fe, págs. 35-38. Fester,
G. Sobre la secreción de la glándula del zorrino [Solo el título. Refiere a la Sección Oficial, pero no existe], pág. 38.
Entregas 3-4 Frenguelli, J. Para el Centenario del paso de Darwin por Santa Fe, págs. 39- 44. Damianovich, H.
Analogía entre las leyes de isocinesia y de isobaria. Posibilidad de determinar la energía de asociación o de
polimerización y la complejidad de las transformaciones mediante las anomalías de la ley de isobaria, págs. 45-47.
Urondo, F. Cantidad de sustancias radioactivas derivadas de emanación de radio y de torio del aire de Santa Fe, págs.
48-53. Berraz, G. Acción del nitrógeno sobre los metales. Descargas eléctricas a baja presión, págs. 54-56. Fester, G.
Nuevo picnómetro [Solo el título, refiere a la Sección Oficial, pero no está], pág. 56. Frenguelli, J. Sobre variaciones
de un silicoflagelado (Dictyocha fibula ), págs. 57-60. Schivazappa, M. Investigaciones sobre un secado de los aceites
grasos. aparato para la determinación del oxígeno combinado, págs. 61-65. Índice [en contratapa].
TOMO VI, 1934 Entregas 1-2 Notas y Comunicaciones: Babini, J. Sobre los ceros de la serie n z , págs. 1-3.
Borruat, L. El uso del Gasoil en motores de explosión, págs. 4-16. Damianovich, H. Compuesto platino-helio.
Tamaño probable de las partículas coloidales, págs. 17-19. Damianovich, H. Microestructura del platino sometido a
la acción del helio, oxígeno e hidrógeno, bajo la influencia de las descargas eléctrica, págs. 20- 22. Piazza, J. Estudio
comparativo de la acción del calor sobre los óxidos de platino obtenidos por descargas eléctricas y vía química, págs.
23-25. Urondo, F. Conductibilidad, movilidad y densidad iónicas del aire, págs. 26- 31. Urondo, F. Primeras medidas
de electricidad del agua de lluvia, págs. 32-35. Índice [en contratapa] Entregas 3-4 [Aquí la publicación cambia de
nombre, pasando a ser Anales de la Sociedad Científica Argentina, Sección Santa Fe] Sesión de Comunicaciones
(Resúmenes): Babini, J. Sobre algunas propiedades de la función (z) de Riemann, págs. 37- 38. Larguía de

63
Crouzeilles, A. Algunos datos arqueológicos sobre paraderos indígenas en la provincia de Santa Fe, pág. 38 (Solo
título, remite a A.S.C.A., tomo CXVIII, pág. 216 y sigs., 1934). Fester, G. y Cruellas, J. Colorantes Preincaicos, pág.
39. Piazza, J. Contribución al estudio de la destilación fraccionada. Nuevo método gráfico para la determinación del
número de platos de una columna y de la temperatura y composición de las fases de cada plato, pág. 40. Urondo, F.
Variaciones en la radioactividad atmosférica, págs. 40-42. Sesión de comunicaciones del 21 de noviembre de 1934,
págs. 42-43. Besio Moreno, N. Palabras del presidente de la Sociedad Científica Argentina en oportunidad del pase
de la Sociedad a ser filial Santa Fe de la S.C.A., págs. 43-45. Guinle, H. Un método de predicción hidrométrica para
el Paraná, págs. 45- 46. Fester, G. y Bertuzzi, F. La secreción almizclada de las glándulas del yacaré. [Solo el título,
remite a A.S.C.A., tomo CXVIII, pág. 222 y sigs., 1934], pág. 47. Damianovich, H. Inercia y actividad química de los
gases raros. VI. Eliminación del helio por el compuesto platino-helio y por las sales de radio a diferentes
temperaturas, págs. 47-49. Índice [en contratapa]
TOMO VII, 1935 Entregas 1-2 Mallorquín, R. En torno al trabajo "El toki mágico" de J. Imbelloni [prácticamente
solo el título], pág.1. Babini, J. Generalización de los polinomios de Bernouilli, págs. 1-2. Urondo, F. Radioactividad
del aire del subsuelo de Santa Fe, págs. 2-4. Fester, G. Observaciones de la cordillera fueguina, págs. 4-6. Berraz, G.
Formación de nitruro estágnico por volatilización catódica del estaño en nitrógeno a presiones reducidas, págs. 6-7.
Piazza, J. Contribución al estudio de la destilación fraccionada. Nuevo método para la determinación rápida de las
curvas de equilibrio entre temperatura y composición del líquido y del vapor, págs. 14-18. Christen, C. y Virasoro, E.
Sobre la transformación de la caseína en paracaseína por acción de la presura. Sus espectros de absorción en el
ultravioleta, págs. 18-23. Falco, F. Contribución al estudio del glutation. Variaciones en el tenor de glutation reducido
en los tejidos animales y humanos con relación a determinadas enfermedades infecciosas, págs. 23-26. Babini, J.
Sobre los triángulos aritméticos [prácticamente solo el título], pág. 26. Índice [en contratapa] Entregas 3-4 Ciclo de
Conferencias: Mantovani, A. La pasteurización de la leche, págs. 27-28. Damianovich, H. Inercia y actividad química
de los gases raros. VIII. Acción del helio sobre el paladio bajo la influencia de descargas eléctricas, págs. 28-33.
Berraz, G. y Christian, C. Valoración simultánea del calcio y magnesio por volumetría potenciométrica, págs.33-37.
Urondo, F. Dosajes de Radón y Torón del aire del subsuelo de Santa Fe, págs. 38-42. Hotschewer, C. La acción del
hombre y el paisaje geográfico en el noroeste santafesino. Algunas observaciones, págs. 42-47. Babini, J. Matemática
y Poesía, pág. 48. Fester, G. La isomería en el grupo del citronelol, págs. 49-50. Urondo, F. Radioactividad del aire
de exhalación de la superficie terrestre, págs. 51-56. Damianovich, H. y Piazza, J. Inercia y actividad química de los
gases raros. IX. Descomposición térmica de las combinaciones helio-platino, págs. 57- 59. Damianovich, H. y Piazza,
J. Inercia y actividad química de los gases raros. X. Modificaciones de la densidad del platino por la acción química y
físicoquímica del helio e influencia de la temperatura sobre la densidad del producto formado, págs. 59-61. Ciclo de
Conferencias: Puig, I. Concepción actual del universo, pág. 61. Urondo, F. La Radiación Cósmica, pág. 62. El
fallecimiento del Dr. Mantovani, págs. 62-64. Índice [en contratapa].
TOMO VIII, 1936 Entrega 1 Fester, G. La rafaelita de Auca Mahuida, págs. 1-3. Hereñú, R. Informe sobre un
trabajo publicado por el Prof. Ángel Cabrera titulado "las especies del género glossotherium", págs. 3-4. Babini, J.
Una relación entre las expresiones factoriales de base igual al grado, pág. 4. Informe Presidencia 1936, págs. 5-13.
Excursión a Fábrica de Productos Cerámicos Alassio Hnos. & Cía., págs. 13-14. Índice [en contratapa] Entregas 2-3
Conmemoración del centenario de Ampére, pág. 17. Ciclo de Conferencias: Marino, A. La herencia mendeliana,
págs. 17-19. Laburu, J. Problemas sobre la psico-fisiología del carácter, pág. 19. Sánchez, E. La primera crisis
mundial de post-guerra y su repercusión en la provincia de Santa Fe, págs. 19-20. Sesión de Comunicaciones en
homenaje a Ameghino, págs. 20-21. Larguía de Crouzeilles, A. Datos arqueológicos sobre paraderos indígenas de
Santa Fe (Isla del periquillo, Helvecia y Sauce Viejo), págs. 22-30. Frenguelli, J. Apuntes estratigráficos acerca del
yacimiento del "glossotherium" de la laguna Guadalupe, págs. 31-35. Fester, G., Bertuzzi, F. y Pucci, D. La identidad
del yacarol con el DCitronelol, pág. 35. Damianovich, H. La química del helio y la transmutación de los elementos,
págs. 35-44. Excursión a las barrancas del Paraná, pág. 45. Índice [en contratapa] Entrega 4 Ciclo de Conferencias:
Tissembaum, M. El Trabajo. Función jurídica, social y educativa, pág. 49. Carabajal, s.j., R. Últimos descubrimientos
arqueológicos del arroyo Leyes (Prov. de Santa Fe), págs. 50-56. Urondo, F. Nuevas medidas de radioactividad del
aire del subsuelo, págs. 57-62. Índice del tomo VIII [pág. 63] Índice [en contratapa]
TOMO IX, 1937 Entregas 1-2-3 Ciclo de Conferencias: Damianovich, H. La química del helio y elementos
análogos, pág. 1. Fester, G. Viaje a la zona magallánica, pág. 1. Informe Presidencia 1937, págs. 2-9. Babini, J. Sobre
un problema de Descartes [solo el título], pág. 9. Berraz, G. Microanálisis elemental orgánico por gasometría.
Determinación simultánea del N, C e H, págs. 9-10. Christen, C. y Berraz, G. Representación convencional de los
aparatos y materiales de laboratorio, pág. 10. Fester, G. , Cruellas, J. y Gargatagli, F. La "magallanita", un nuevo
mineral bituminoso, pág. 11. Ciclo de Conferencias: Wagner, D. La migración de los símbolos, págs. 12-22. Lachaga,
D. Las grietas en los suelos de Santiago del Estero, págs. 23-29. Damianovich, H. La ley de producción del helio por
el radio. Resultados obtenidos hasta el presente y nuevas experiencias, págs. 29-34. Damianovich, H. y Piazza, J. La
química del helio y elementos análogos. Descomposición térmica de los compuestos helio-platino a altas presiones en
la atmósfera de helio, págs. 34-40. Damianovich, H. y Urondo, F. Helio y radioactividad en los minerales de uranio.
I. Autunita y sus fracciones, págs. 40-47. Piazza, J. Nuevo motor térmico [refiere a A.S.C.A.], pág. 47. Índice [en
contratapa]. Entrega 4 Ciclo de Conferencias: Jakob, C. Necesidad de fiscalizar las reservas acuáticas andinas en la
República Argentina, págs. 49-50. Fester, G. Viaje de estudio a la zona magallánica y Tierra del Fuego, págs. 50-51.
Kleer, G. Sobre la naturaleza de las rocas de la cantera Aguirre de las sierras de Tandil y su diferenciación, págs. 51-

64
52. Babini, J. Sobre algunas propiedades de las derivadas y primitivas de los polinomios de Legendre, pág. 53. Fester,
G. La geoquímica del vanadio, págs. 53-54. Índice del tomo IX [pág. 55] Índice [en contratapa]
TOMO X, 1938 Entrega 1 Visita a la fábrica de la Cía. Argentina de Cemento Portland (Paraná), págs. 3-4. Informe
Presidencia 1938, págs. 4-8. Gollán (h), J. y Mallea, O. Determinación de la capacidad de adsorción y bases
intercambiables en los suelos [solo el título], pág. 9. Nicollier, V. Límite líquido en los suelos [solo el título], pág. 9.
Kleer, G. Algunas rocas de Tierra del Fuego, págs. 10-11. Fester, G. La Cordillera Darwin, págs. 11-12. Cruellas, J. y
Valetto, R. Dosaje del manganeso con la formaldoxina, págs. 13-15. Ciclo de Conferencias: Frenguelli, J. ¿Qué son y
para qué sirven las diatomeas?, págs. 15-20. Índice [en contratapa] Entregas 2-3-4 Ciclo de Conferencias:
Castellanos, A. El subsuelo de Rosario (con dos planos desplegables), págs. 21-31. Gaibrois, R. Algunos aspectos de
la ingeniería sanitaria, págs. 31-49. Babini, J. Sobre un tipo de ecuaciones diferenciales lineales, pág. 50.
Damianovich, H. ¿Puede obtenerse helio molecular a partir de sus compuestos metálicos?, págs. 50-51. Gollán (h), J.
y Codoni, M. Control del análisis mecánico del suelo, págs. 51-54. Fester, G. Las materias tanantes del quebracho
colorado, págs. 54-55. Índice del tomo X [pág. 57] Índice [en contratapa]
TOMO XI, 1939 Única entrega Visita a la Destilería San Lorenzo de Y.P.F., págs. 3-4. Informe Presidencia 1939,
págs. 4-8. Ciclo de Conferencias: Martini, A. Ideas y sugestiones sobre la investigación microquímica, págs. 9-11.
Larguía de Crouzeilles, A. Correlaciones entre la alfarería indígena encontrada en la región de Santa Fe y la de la
provincia de Santiago del Estero, págs. 12-27. Damianovich, H. y Virasoro, E. La química del helio y de los
helionoides. Curvas fotométricas de espectrogramas de rayos X de compuestos He-Pt, pág. 28. Hereñú, R. Un tubo
caudal de Panochtus, págs. 29-32. Índice del tomo XI [pág. 33] Índice [en contratapa]
TOMO XII, 1940 Entrega 1 Visita al Instituto Experimental de Investigación Agrícola Ganadera, pág. 3. Visita a la
fábrica aceto-butílica Guller y Wenzel, pág. 3. Memoria Presidente 1940, págs. 4-8. Índice [en contratapa] Entrega 2
Ciclo de Conferencias: Grinfeld, R. Los espectros moleculares y la isotopía, pág. 9. Sesión de Comunicaciones
Científicas en el Instituto Experimental de Investigación y Fomento Agrícola-Ganadero, págs. 9-10. Gollán (h), J. y
Cruellas, J. Modificaciones y aplicaciones introducidas en la marcha para el análisis químico en suelos en agroinvest,
pág. 11. Nicollier, V. Distribución de agregados y la estructura del suelo, págs. 11- 12. Mallea, O. Aspecto de la
salinización de una zona de regadío en Mendoza, pág. 12. Ciclo de Conferencias: Lachaga, D. Algo sobre suelo y
agua en el valle de Conlara, pág. 13. Índice del tomo XII [pág. 15] Índice [en contratapa]
TOMO XIII, 1941 Entrega 1 Berraz, G. y Virasoro, R. Dispositivo para la obtención de capas de selenio gris por
sublimación en el vacío, pág. 3. Piazza, J. Destilación fraccionada con aparatos de contracorriente intensa, pág. 3.
Rouzaut, R. Aplicaciones de laboratorio con el destilador Piazza, pág. 3. Informe Presidencia 1941, pág. 5. Fester, G.
Colorantes de insectos, pág. 9. Fester, G. y Collados, A. Destilación por arrastre en medio anhidro, pág. 10. Piazza, J.
Calentamiento del vapor en equilibrio con una solución en las condiciones críticas, pág. 11. Schiel, E. y Ragonese, A.
La infección de la alfalfa con Rhizobium melitoti D. en la provincia de Santa Fe, pág. 12. Índice [en contratapa]
Entrega 2 Berraz, G. Estudio experimental de un vacuómetro termoeléctrico, págs. 15- 16. Piazza, J. Piezómetro de
laboratorio, págs. 16-18. Schiavazappa, M. Acerca de un nuevo criterio para el estudio racional de la electrología,
págs. 19-21. Virasoro, E. Extracción de la lignina del quebracho blanco con el éster acetilacético, págs. 21-22. Índice
del tomo XIII, pág. 23. Índice [en contratapa]
TOMO XIV, 1942 Entrega 1 Visita al Museo de Entre Ríos, pág. 1. Asamblea Ordinaria del 16 de Mayo de 1942,
pág. 1. Informe de Presidencia 1941-42, págs. 2-8. Homenaje a Galileo, pág. 9. Piazza, J. El n-Butanol como
estabilizador de mezclas de alcohol común e hidrocarburos, págs. 10-11. Vergara, E.A. Comportamiento
electroquímico del coloide inorgánico del suelo, págs. 11-13. Entrega 2 Homenaje a Copérnico y Vesale, pág. 15.
Vergara, E.A. Comportamiento electroquímico del coloide inorgánico del suelo (segunda comunicación), pág. 16.
Fester, G. y Lexow, S. Las raíces del género Rebulnium en la tintorería americana, pág. 17. Asamblea Ordinaria del
21 de Mayo de 1943, pág. 17. Informe Presidencia 1942-43, págs. 17-22. Entrega 3 Gollán (h), J. y Mallea, O.
Constitución química del rutosido, págs. 17-20. Fester, G. y Lexow, S. Sobre algunos colorantes naturales, pág. 20.
Berraz, G. Análisis electrocapilar, págs. 20-21. Babini, J. Determinación gráfica de las raíces reales y complejas de
las cúbicas, pág. 21. Índice del tomo XIV, pág. 23. Índice [en contratapa]
TOMO XV, 1943 Entrega 1 Giscafré, L. y Ragonese, A.E. Rinitis y asma alérgica ocasionada por el polen del género
ligustrum, págs. 23-24. Piazza, J. Ensayos en precipitación de aerosoles, págs. 24-25.
FIN DE LA COLECCIÓN

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Reseñas por sus propios autores

“CINCO NAVES PARA LA VICTORIA”


LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO DESDE UNA ÓPTICA
RIOPLATENSE

Juan Antonio Varese106

Título: Cinco Naves para la victoria. El primer paso hacia la globalización


Autor: Juan Antonio Varese
Editorial: Ediciones de la Bando Oriental
Montevideo, 2022
238pp.

106
Escribano. Historiador. Académico de número de la Academia Uruguaya de Historia Marítima y
Fluvial, del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, correspondiente de la Academia de Marinha de
Portugal, de la Fundación Histamar y de I.C.O.M Uruguay, es autor de una docena de libros de su
especialidad en temas marítimos y de la historia de Montevideo. jvarese@gmail.com

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El libro CINCO NAVES PARA LA VICTORIA, que narra la expedición de Fernando de
Magallanes y el regreso triunfal de la nao Victoria al mando de Juan Sebastián Elcano, tras
haber dado la primera vuelta al mundo, presenta el acontecimiento con impronta en la óptima
rioplatense. Es decir, poniendo el acento en los documentos y acontecimientos que tienen que
ver con esta parte del mundo. Que tendría que haber sido pródiga en celebraciones para festejar
los 500 años, pero que no fue tan así por coincidir con la pandemia de coronavirus.
Cuatro fueron los elementos locales y una consecuencia, los que tomamos en cuenta al
desarrollar la investigación:
- La entrada y el recorrido de la expedición a través del Río de Solís, 28 días navegando frente a
nuestras costas desde el cabo Santa María (la Punta del Este actual) hasta la desembocadura del
río Negro en el río Uruguay.
- La visita y comportamiento de algunos nativos con los que entraron en contacto en base a la
compulsa de los relatos y crónicas del viaje, un material de rico contenido antropológico.
- El naufragio de la nao Santiago, la nave de menor calado, frente a la costa de la bahía de Santa
Cruz. Tema de importancia arqueológica para Argentina por tratarse del primero o a lo menos
de los primeros siniestros de embarcaciones europeas ocurridos en la zona.
- El avistamiento de las islas Sansón (Malvinas) en 1520 por parte de un piloto portugués, según
mapa encontrado por el encargado de la Biblioteca de París en el año 1972 y publicado por el
historiador uruguayo Rolando Laguarda Trías.
- La detención y valorización de esta parte del continente americano, que hasta entonces se tenía
por estorbo en la ruta hacia las Molucas, donde radicaba la gran riqueza de la época.
Desde fines del siglo XX que venimos festejando aniversarios de cinco siglos con fechas que
representan acontecimientos que se fueron dando en rápida sucesión:
- 1992: 500 años del descubrimiento de América. En realidad, de la llegada de Cristóbal Colón a
la isla de Guanahaní con la idea de haber desembarcado en la costa oriental de Asia, ya fuese en
la India o en Cathay. Más que el descubrimiento de un nuevo continente hoy en día se lo
considera un encuentro o intercambio de culturas. De otra parte, se ha demostrado la previa
llegada de expediciones vikingas a la América del Norte.
- 1998: 500 años de la llegada de los portugueses a Cochin, un reino de la India, bordeando las
costas de África primero sobre el Atlántico, y luego sobre el Índico.
- 2000: 500 años del descubrimiento de Brasil por parte de una expedición portuguesa al mando
de Pedro Álvares Cabral, aunque se sabe que previamente desembarcaron en tierra una o dos de
las expediciones menores enviadas por Castilla.
- 2014: 500 años del descubrimiento del Mar del Sur por parte de Vasco Núñez de Balboa, tras
haberlo avistado desde lo alto de las montañas de la selva del Darién. Con lo que, si había un
mar al otro lado, tenía que haber un pasaje para conectarlo con el océano Atlántico, de ahí las
expediciones de Juan Díaz de Solís primero hacia la región del Caribe y luego hacia el sur.
- 2016: 500 años de la llegada del Piloto Mayor de Castilla, Juan Diaz de Solís, al Paraná Guazú
al que llamó Mar Dulce y que luego fue llamado en su honor Río de Solís. Y que recién después
de la expedición de Caboto pasó a ser conocido como de la Plata
- 2020: 500 años del pasaje de la expedición al mando de Fernando de Magallanes, portugués al
servicio de España, dentro del Río de Solís en busca de un estrecho hacia el Mar del Sur.
- 2022: 500 años, cumplidos el 8 de setiembre, del regreso de la nao Victoria al puerto de
Sevilla con la noticia de haber dado la primera vuelta al mundo.
Tales aniversarios, en especial los dos últimos, pasaron en la mayor parte del mundo sin
despertar grandes polvaredas de revisiones históricas ni festejos conmemorativos. La pandemia
de coronavirus silenció e hizo abortar muchos proyectos editoriales, celebraciones académicas e
incluso encuentros de investigadores previstos para celebrarlos con la importancia requerida. En
especial en los cuatro países sudamericanos por los que pasó la expedición magallánica: Brasil,
Uruguay, Argentina y Chile.

67
Incluso la fecha del regreso de la nao Victoria tras haber completado la primera circunvalación a
la tierra, acontecimiento trascendental en la historia de la Humanidad, no tuvo el brillo ni los
festejos que se esperaban.
No obstante, lo cual la ocasión resultó propicia para que algunos investigadores sacaran a
relucir documentos que yacían olvidados bajo el polvo de siglos en estantes de oscuras
bibliotecas. E incluso que se difundieran trabajos que se habían publicado años atrás, pero que
habían quedado inadvertidos, poniéndoselos en valor para consideración de los estudiosos del
tema.
A consecuencia de lo cual, en España, Portugal e incluso Filipinas e Indonesia se publicaron
decenas de libros –algunos sobre la travesía, otros sobre las naves y otros con las biografías de
los principales personajes, Fernando de Magallanes y Sebastián Elcano. Si bien estos fueron los
máximos protagonistas hubo otros de señalados méritos y vida apasionante como Gonzalo
Gómez de Espinosa, el alguacil que terminó siendo capitán de la Santísima Trinidad, el
vicentino Antonio Pigafetta, el principal, pero no único cronista de la expedición y el italiano
Leone Pancaldo, un personaje de novela (que años después regresó por su cuenta al Rio de la
Plata). Pero no solo se publicaron trabajos en libros y en revistas, sino que aparecieron blogs,
páginas web, videos interpretativos y hasta cómics para popularizar la travesía y sus resultados.
Lo mismo que la página “Ruta Elcano” dirigida por el ingeniero español Tomás Mazon, que
realizó un seguimiento día a día de la expedición y lo completó y continuó con la incorporación
de documentos poco conocidos, transformándose en una fuente invalorable sobre el desarrollo
de la expedición. Autor de dos libros, uno sobre Elcano y otro de reciente publicación sobre
Gómez de Espinosa.
Desde el punto de vista institucional, fueron varios los esfuerzos del Reino de España para
visibilizar la fecha y el papel que le correspondió en el acontecimiento. Un nuevo intento para
resaltar el rol que jugó en la historia durante siglos pasados, oscurecido por la llamada “leyenda
negra” que propició su enemiga Inglaterra –como técnica de guerra– seguida por los países
anglosajones. Levantar una fama adversa no resulta tarea fácil y el señalamiento de los grandes
méritos de la historia española puede y debe contribuir a ubicarla en el contexto de las naciones.

De Solís a Magallanes

Mi interés en el tema comenzó en el año 1992 con motivo del quinto centenario de la llegada de
Colón a las Antillas. Suponiendo haber llegado a la India o al Cathay. Por entonces yo estaba
investigando sobre los naufragios ocurridos frente a nuestras costas y me sorprendió que una de
las naves de dicha expedición, la capitana Santa María hubiera naufragado. Si bien el hecho
ocurrió en el Caribe, no dejó de llamarme la atención por lo emblemático, máxime que se había
perdido contra la costa recién descubierta y sus restos fueron aprovechados para la construcción
de un fuerte.
Años después, en 2012, tuve oportunidad de acompañar la expedición arqueológica que
buceó en el Río San Salvador tras descubrir los restos de un pecio, cuyas piedras de lastre y
ubicación podían dar a entender que hubiera pertenecido a la flota de Sebastián Caboto que
ancló en el lugar conocido como “puerto de las naos” o según otra hipótesis, que correspondiera
a la ciudad zaratina. En base a ella escribí con los antropólogos Alejo Cordero y Valerio Buffa
el libro A orillas del descubrimiento, editado por Torre del Vigía Ediciones en el año 2012.
Tiempo después, adentrado ya en la historia del Río de la Plata, continué mi investigación
enfocándola hacia la expedición de Juan Díaz de Solís, una de cuyas naves había naufragado
durante el viaje de regreso. Según las fuentes que consulté (Manual de navegación por el Río de
la Plata y sus principales afluentes, de los pilotos españoles Lobo y Riudavets, entre otros) el
hecho habría ocurrido frente a la desembocadura del arroyo Chuy, en la actual frontera con
Brasil. Posteriores investigaciones me llevaron a la comprobación de que el naufragio había
ocurrido en la parte sur de la isla de Santa Catalina. Pero quedé atrapado por el tema y continué

68
investigando sobre la figura de Juan Díaz de Solís, uno de los grandes marinos de su tiempo a
juicio de sus contemporáneos. Después de visitar el Archivo de Indias en Sevilla y recabar
información en el Museo Naval de Madrid, quedé sorprendido por la personalidad del marino,
mucho más rica de lo que hacían suponer los escasos datos que conocíamos sobre él en estas
latitudes. También visitamos las localidades sevillanas de Lebrija y Lepe, que conservan datos
interesantes sobre los últimos aprontes de la expedición. En nuevas fuentes documentales nos
enteramos de la compleja personalidad de Solís, hombre de evidente mal carácter, más que
probablemente nacido en el reino de Portugal, del que huyó tras haber asesinado a su esposa.
En el año 2016, en base a la investigación realizada y con motivo de la celebración de los 500
años del “descubrimiento” del Río de la Plata” –aunque en realidad fue visitado anteriormente
por expediciones portuguesas– publiqué el libro LOS VIAJES DE JUAN DIAZ DE SOLIS Y EL
DESCUBRIMIENTO DEL RÍO DE LA PLATA (Ediciones de la Banda Oriental). En el que,
además de sus datos biográficos y viajes anteriores, presentaba la llegada de sus tres pequeñas
naves al Paraná Guazú, nombre indígena del río y su desembarco el 2 de febrero de 1516 en la
bahía de la Candelaria, para tomar posesión de la tierra en nombre de la Corona de Castilla.
También rastreé en las crónicas en busca de los detalles de su muerte a manos de los
indígenas, llegando a la conclusión de que no fue comido en un banquete ritual como se afirma.
Como un tema nos lleva hasta el otro, tras haber puesto el ojo en la historia del Río de la
Plata, centramos la atención en el próximo visitante, nada menos que la expedición al mando de
Fernando de Magallanes. Personaje autoritario, mejor soldado que marino, obtuvo el mando de
una flota de cinco naves para continuar el proyecto de Solís de encontrar un pasaje al final del
del continente americano para llegar al Mar del Sur y continuar la ruta hasta las míticas islas
Molucas.
Magallanes, tras la ruptura con su rey y alejarse de su reino, tuvo la suerte de llegar a Sevilla
en el momento preciso, coincidente con la subida al trono de un joven rey de 18 años que venía
de Flandes. Con ganas y ansia de gloria y de dominar el mundo, el proyecto de llegar al mundo
de la Especiería por una ruta distinta a la portuguesa le vino como anillo al dedo y despertó todo
su apoyo. Voluntades y proyectos que se conjuntan.
Desde 2015 me aboqué al estudio de la expedición, tanto en las fuentes originales como en la
bibliografía y archivos de aparición reciente. Y luego de estudiado sobrevino la necesidad de
escribir sobre la expedición y sus resultados, pero enfocándola desde un ángulo rioplatense.

Magallanes en el Río de la Plata

Tal fue así que en el año 2019 publiqué el libro LA EXPEDICION DE MAGALLANES EN EL
RÍO DE LA PLATA (Ediciones de la Banda Oriental), poniendo el acento en el pasaje y estadía
dentro del Río de Solís. Fue un lapso de 28 días, entre el 10 de enero en que las naves arribaron
al cabo Santa María y los primeros días de febrero de 1520, en que el capitán general
Magallanes dio orden de continuar la ruta hacia el sur, avistando ese día el cabo San Antonio.
Por entonces me daba el fastidio que la mayoría de los historiadores españoles y portugueses
escribieran lisa y llanamente que la expedición, luego de una permanencia de 15 días en la bahía
de Santa Lucía (Río de Janeiro) pasó frente a la boca del Río de Solís y continuó viaje hasta la
bahía de San Julián, donde pasaron el invierno. Y allí sí escribían con lujo de detalles las
peripecias del motín a bordo y la crueldad de Magallanes en el castigo a los rebeldes. Pero lo
que me molestaba, lo que no era justo a mi entender, era lo rápido que pasaban frente al Río de
Solís, cuando en realidad habían pasado casi un mes entre nosotros. No debemos olvidar que la
expedición, por indicaciones de Lope de Carvalho, llegaba en busca del río Santa María
(nombre dado por los portugueses en una previa expedición), cuya boca estaba marcada por un
cabo del mismo nombre, que actualmente corresponde a la punta del Este. Y que la expedición
pasó luego frente a un cerro al pie de una bahía al que denominaron “Monte Vidi” y luego
enviaron a la nao Santiago al mando de Rodríguez Serrano a explorar río arriba. Según

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referencias de historiadores rioplatenses, habría subido el curso del río Uruguay hasta la
desembocadura del río Negro, mientras Magallanes a bordo de la San Antonio exploraba la
costa de la vecina orilla.
Durante la espera del regreso de la nao Santiago en su exploración, las otras naves recibieron
la visita de algunos nativos en actitudes recelosas. Sobre el punto recurrimos al cotejo de las
distintas fuentes para referirnos a estas formas de contacto, seguramente de gran interés para un
cotejo antropológico.
La expedición, como dijimos, a principios de febrero continuó viaje hacia el sur. Con cierta
desazón habían comprobado que el Río de Solís no era la vía de acceso al Mar del Sur, por lo
que tendrían que continuar la búsqueda de un pasaje en el Atlántico Sur.

La primera vuelta al mundo

De mi parte quedé tan atrapado en el tema que decidí continuar las investigaciones y seguir las
peripecias de las cinco naves a través del Atlántico. Luego de encontrar el bendito estrecho (que
la posteridad llamó con justicia de Magallanes) entraron en el Mar del Sur, que bautizaron
Pacífico por la engañosa calma del día en que lo avistaron y luego de vivir increíbles peripecias
dignas de la novela de aventuras más accidentada, atravesaron el Pacífico, hasta llegar a las islas
de Santo Tomás, luego conocidas por Filipinas. En una de las cuales el capitán Magallanes
encontró la muerte en un inútil ataque contra los nativos de la isla de Mactán. Más tarde
navegaron en procura de las ansiadas islas Molucas, ya la expedición al mando de dos capitanes
españoles, Gonzalo Gómez de Espinosa como capitán de la Trinidad y Juan Sebastián Elcano
como capitán de la Victoria. Y el regreso de esta última, tras que la Trinidad quedara en proceso
de reparaciones, atravesando el océano Índico en procura del cabo de Buena Esperanza para
remontar el Atlántico en dura travesía y terminar cumpliendo un triunfal regreso a Sevilla.
No pude sustraerme a continuar la ruta emocionándome con estas peripecias, cotejando las
fuentes antiguas con las modernas versiones aparecidas en internet.
El tema se presentaba muy distinto al de la expedición de Solís, sobre la que prácticamente no
existen fuentes originales y hasta se perdió la bitácora que debió llevar el capitán. Tampoco
hubo ningún tripulante que dejara referencias de primera mano. En este caso resulta al revés,
son tantas las fuentes que es necesaria una depuración y un cotejo permanente, siempre en base
a los documentos existentes. También resultó importante cotejar los testamentos de Magallanes
y de Elcano, dada mi profesión de escribano, para analizar la personalidad de ambos a través de
sus últimas voluntades.

Cinco naves para la Victoria

Con todo ese material, decenas de carpetas con apuntes, notas y textos impresos, volví a sentir
la necesidad de encarar la narración del viaje más importante de la historia en forma completa.
Pero como ya dijimos desde la óptica de un rioplatense del siglo XXI.
Igual que en el libro anterior, detallamos con esmero y detenimiento el pasaje por el Río de
Solís, el nombre de Monte Vidi exclamado desde lo alto del mástil y las varias hipótesis para
explicar el nombre de Montevideo, y luego la llegada a San Julián donde ocurrió un motín que
Magallanes logró reprimir a sangre y fuego.
Desde el punto de vista de la historia argentina ocurrieron contactos con los indígenas y la
explicación del término “patagones” al ver sobre la nieve las huellas de sus calzados.
Debemos destacar dos episodios importantes que tuvieron lugar en esa instancia:
1) El naufragio de la nao SANTIAGO frente a la costa patagónica en las inmediaciones de la
desembocadura de la ría de Santa Cruz, uno de los primeros ocurridos en la zona, cuya área fue
investigada por arqueólogos subacuáticos argentinos, en especial por la Dra. Dolores Elkin, en
busca de un pecio cuyo valor histórico resultaría invalorable.

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2) Que la deserción de una de las naves, la SAN ANTONIO, que tras reconocer la entrada al
estrecho de Magallanes resolvió tomar rumbo de regreso a la península en busca de una mejor
oportunidad, permitió un temprano, como posible, avistamiento de unas islas llamadas Sanson
por el capitán de una de las naves pero que actualmente se las identifica con las Malvinas.
Y, finalmente, el punto culminante que fue el regreso de la nao Victoria el 8 de setiembre de
1522 con tan solo 18 tripulantes con vida (18 europeos y 3 nativos de Ternate que no fueron
computados). Descendieron en medio de grandes festejos y la recepción de los miembros de la
Casa de la Contratación, alabando al cielo y gritando a voz en cuello que habían “dado la vuelta
al mundo”.

Descripción del libro

El libro se desarrolla en tres partes: 1) la primera los antecedentes, las exploraciones


portuguesas y castellanas, la búsqueda nuevas rutas marítimas para llegar al Oriente, en especial
a la tierra de las especias, la biografía de Magallanes y su llegada a Sevilla, su entrevista con el
joven Carlos I y la preparación de la flota en la que puso todo su empeño. 2) la expedición
propiamente dicha, encarada a través de cada una de las naves, hasta el regreso triunfal de una
de ellas a Sevilla después de haber completado la circunnavegación durante 2 años y 350 días y
3) la difusión de la noticia a través de los diarios de los expedicionarios, los escritos de los
cronistas y la obra de los cartógrafos que tuvieron que empezar a dibujar mapas con los
territorios que se habían visto y recorrido.
Por último, como todo hecho del pasado tiene vigencia si logra proyectar sus conclusiones
hasta el presente, por lo que tendrá vigencia y despertará nuestro interés en la medida en que nos
llame a la reflexión o nos brinde enseñanzas para encarar el futuro.
En el caso de este viaje, además de su importancia en sí mismo para la historia, nos convoca el
señalamiento de algunas de sus consecuencias:

Prueba de la redondez de la Tierra

La primera y más evidente, la demostración práctica y efectiva, fáctica, de que la Tierra era
redonda. Por lo que, partiendo en una dirección y siguiendo siempre la misma coordenada, se
termina por volver al punto de partida. Desde mucho antes, incluso desde el mundo antiguo y de
preclaros monjes medievales, se afirmaba que la Tierra era redonda, pero faltaba la
comprobación en los hechos.
A partir de entonces esta demostración fue la principal causa de la rápida difusión de las
narraciones de los distintos relatores del episodio, la mayoría de los cuales viajaron a bordo de
alguna de las naves.

Apertura de nuevas rutas comerciales


A consecuencia del descubrimiento del estrecho y de la navegación por el Índico se conoció y
confirmó una nueva realidad geográfica, lo que permitió en la forma y con los proteccionismos
de aquellos tiempos, el establecimiento de nuevas rutas comerciales. El mundo dejaba de tener
borrosos confines y era posible conectar nuevos mares con tierras de otros continentes. Infinidad
de nuevos productos de la naturaleza y de la mano de los hombres pudieron intercambiarse entre
los escenarios abiertos. Otras naciones europeas de a poco empezaron a asomarse y a
incursionar en los mares para terminar dominado el comercio, léase Inglaterra, Holanda y
Francia.

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Fin de los mundos compartimentados
Esta consecuencia corre pareja con la anterior, la apertura de nuevas rutas poco a poco fue
ensanchando los horizontes y las fronteras. El concepto de mundos cerrados y de comercio
exclusivo del medioevo fue cediendo a mundos más anchos y distantes. El mundo pasó a ser
uno, pero a la vez a tener varios caminos para recorrerlo y ampliarlo.
El gran beneficiado
El gran beneficiado, sin duda, lo fue el continente americano, que dejó de ser un estorbo en la
ruta hacia el Mar del Sur para captar el interés en descubrirlo y conquistarlo. Ya no era una
barrera, pasó a centrar en sí mismo el interés de los descubridores. Así empezaron las
exploraciones y las conquistas. Para bien y para mal, como pasa siempre y seguirá pasando en la
historia de los pueblos, vino la evangelización y el saqueo, el contacto y el rechazo, la muerte y
la sujeción.
Los comienzos de la globalización
En concreto y tal cual figura en el subtítulo del libro, la gloriosa vuelta de la nao Victoria fue el
primer paso hacia la globalización. El mundo pasó a ser más ancho y más ajeno. El término
globalización es típico de nuestros días, pero también reconoce sus antecedentes en ese
momento. ●
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LA REVISTA DE LA JUNTA MENDOCINA
Su centenario
Roberto L. Elissalde107

Hace un tiempo comentamos en estas páginas uno de los números de la Revista de la Junta de
Estudios Históricos de Mendoza, que en el mes de noviembre del 2022 celebró el centenario de
su fundación, lo que la ubica en primer lugar entre las entidades de esa naturaleza del interior de
la Argentina. Como suele suceder por distintas razones, al poco tiempo la institución dejó de
actuar con el impulso inicial, pero en 1934 un grupo de pioneros encabezados por Julio César
Raffo de la Reta, retomaron ese camino y hasta el presente desarrolla una vasta actividad.
Su Revista, ha tenido tres épocas diferentes, y es nuestro deseo y no dudo que el de sus
autoridades, que este año del centenario se puedan subir digitalizados todos sus números junto
con un índice actualizado, que seguro por la calidad de sus aportes documentales y los artículos
de reconocidos historiadores nacionales y del exterior, será un material altamente apreciado por
los investigadores del pasado regional y también de la Argentina.
La recepción del último número de la Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza
(Tercera Época. N. º 18) correspondiente a los años 2020-2021, como bien lo señala en las
palabras de presentación Raúl Romero Day -presidente de la entidad- ésta “emerge victoriosa de
los avatares de la pandemia COVID19” y la edición “se resume en un tributo a la virtud y al
compromiso social, humano e identitario nacional”.
Se publican las conferencias de incorporación de los miembros de número Fabiana
Mastrángelo: “Ciudad de Godoy Cruz. Hitos de la configuración socio-histórico-política”;
Pablo Pithod Bianchi: “Herramientas para contribuir con la gestión del Patrimonio Cultural de
Mendoza”; María Agustina Duprat: “Patria, milicias y poder político en los albores de la
Revolución”; Nicolás Sosa Bacarelli: “Félix Dardo Palorma y su tiempo”; Diego Bosquet:

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Historiador. Académico de número y vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de
la Comunicación. Miembro correspondiente de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza.

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“Alejo Abutcov: proceso de reconstrucción de su biografía”; y Ramiro Pontis Sarmiento: “El
gobierno de Ricardo Videla”; y la de los correspondientes Sergio Gurgui: “Entre San Juan y
Mendoza”; y de quien escribe estas líneas: “Historiadores y temas mendocinos en una revista
porteña”. También los discursos de recepción que pronunciaron para recibirlos: María Cristina
Seghesso, Liliana Ferraro, Carlos Parma, Teresa Giamportone, Florencia Ferreira y Adriana
Micale.
No faltan las conmemoraciones en 2020 de los bicentenarioso a cargo de Teresa
Giamportone: “Bicentenario del surgimiento de las autonomías provinciales”; Domingo
Godoy: “Bicentenario de la muerte del general Manuel Belgrano”; hechos por Carlos Parma:
“Bicentenario de la muerte del general Martín Miguel de Güemes” y Roberto L. Elissalde:
“Bicentenario del nacimiento del general Bartolomé Mitre”. A ello la nota del presidente sobre
“Sarmiento, sus maestras y el Dr. Edmundo Correas”, la necrológica del profesor Enrique Díaz
Araujo, conspicuo miembro de la entidad por Omar Alonso Camacho, y las presentaciones de
los libros de Andrea Greco, Gabriela Curi Azary el de Nicolás Sosa Bacarelli por Susana
Tarantuviez,
Todo ello que no es poco, fue posible gracias al aporte de la Fundación Amigos de la Junta
que preside Lucy P. de Pescarmona. No dudamos que en el centenario el gobierno provincial y
de la ciudad, junto con las empresas mendocinas podrán aportar los recursos para que la Junta
celebre un Congreso con la austeridad que corresponde a estos tiempos, pero con la jerarquía
necesaria para celebrar su centenario, con la presencia de historiadores representando a las
Juntas provinciales de todo el país. Lo requiere una obligación moral de gratitud y un deber de
inexcusable amor a esa “Belén” laica, cuna de la que partió el ejército que libertó también a
Chile y Perú.●

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