Está en la página 1de 3

Siger de Brabante y la 'teoría de la doble

verdad'
En este artículo, no vamos a hablar de un filósofo materialista, ni menos aún de una teoría
que se caracterice por el mismo principio. Pero, por lo menos, vamos a repasar la historia
de uno de los filósofos que sirvió como enlace para salir del oscurantismo religiosos y
aterrizar de nuevo en las doctrinas de los pensadores griegos, quienes habían sido
desterrados por la Iglesia Católica en medio del oscurantismo.

Sabido es que, durante los siglos II y IV, se afianzó la victoria absoluta de la religión
cristiana en Europa. En este período, las obras de los grandes pensadores del mundo
antiguo fueron desterradas y quemadas en la hoguera de la intolerancia cristiana. El
período de atraso y oscurantismo fue roto casi mil años después, nada menos que por los
árabes.

Grandes pensadores del mundo musulmán iniciaron el rescate de las obras de los griegos
y los romanos. Uno de ellos fue Ibn Rochd (en adelante Averrores), filósofo de la España
musulmana de quien hablamos en una de las notas recientes titulada Ibn-Sina: la luz de
la filosofía árabe medieval.

Con la dominación de la península ibérica, las obras de los filósofos antiguos regresaron
a una atrasada y supersticiosa Europa. Averroes leyó a profundidad e interpretó las obras
de Aristóteles, revolucionando la visión del mundo de una parte importante del Islám. La
ciudad de Córdoba, de donde eera originario, es un fiel testimonio de esa luz de la filosofía
árabe en la edad media.

Averroes, como era de esperar, dejó discípulos en el continente europeo. Uno de ellos fue
Siger de Brabante (1240-1284), quien era filósofo y profesor de la Universidad de París.
Fue uno de los principales averroistas de los que se tenga noticia fuera del mundo
islámico. Siger estudio y propagó la obra de Aristóteles, también lo haría Tomás de
Aquino, pero el Aristóteles de Averroes y el de Tomás no eran el mismo. Para mayor
información de este último, recomendamos la serie de artículos Tomás de Aquino: Cinco
vías a la nada publicada en tres partes en esta web.

Durante un período de 10 años, entre 1266 y 1276, hubo unos acalorados debates en la
Universidad de París. Decir debate en la actualidad, parece algo normal, y más cuando se
circunscribe en una universidad de algún país del viejo continente. No obstante, para la
época, la palabra era sinónimo de apostasía y podría acarrear terribles condenas por parte
del Santo Oficio. Así, estos debates fueron bastante atípicos, pues se centraban en la teoría
del conocimiento a partir de Aristóteles.

Como ya se sabe, Tomás de Aquino quiso cristianizar a Aristóteles, pero los averroistas
no, sino que trataron de mostrarlo en su justa dimensión, tratando de no entrar en conflicto
con los dogmas religiosos, tanto del Islám como del cristianismo. Siger, en la línea del
Averrores, mostraba el aspecto racional de Aristóteles, sin importar si estos contradecían
los dogmas de fe.

Durante esos diez años, Siger de Brabante, sostuvo postulados como la mortalidad del
alma humana, añadiendo que lo único inmortal del ser humano era el intelecto. Este otros
puntos de vista similares, aunque ingenuos, eran una terrible ofensa para la todopoderosa
Iglesia, la misma que no dudó en condenar al filósofo. Siger fue citado ante la
Inquisisción, pero abandonó su labor docente y se trasladó a Orvieto. Allí, en 1284, su
propio secretario lo apuñaló, provocándole heridas graves que le causaron la muerte.

Las clases de Siger eran concurridas en masa por centenares de personas y las charlas,
debates y conmociones que las mismas generaban, no concordaban con el espíritu de la
época, sino al de tiempos muy posteriores.

En la actualidad, el averroismo intenta generar una revolución científica en el mundo


árabe. Según teóricos como el fallecido Mohamed 'Abed al-jabri, es la respuesta para
superar el oscurantismo islámico en la mayoría de los países del Medio Oriente. Este
filósofo marroquí tiene, entre otros trabajos, el libro Crítica de la razón árabe, el cual es
muy importante para entender la actual función del neoaverroismo.

TEORÍA DE LA DOBLE VERDAD

Siger creyó que usando las mismas artimañas de Averroes para burlar a los clérigos
musulmanes, podría salir ileso frente a las altas esferas del cristianismo. Lo que no sabía,
es que el cristianismo era una religión bárbara y guerrerista en comparación con la
floreciente y culta cultura islámica de la época.

Para escapar de la persecución religiosa, el averroismo uso la 'teoría de la doble verdad',


según la cual, tanto los dictados de la razón como los de la revelación eran ciertos en la
misma medida, aun contradiciéndose los unos a los otros. De Brabante consideraba inútil
buscar una correspondencia entre la razón y los dogmas como hizo Tomás de Aquino.
Contrario a esto, consideraba que la revelación divina era cierta, pero los postulados del
razón eran necesarios.

Según esta teoría, en la que en nuestros días se aferran religiosos que se especializan en
ciencias particulares como la biología, la física y otras. "Si Aristóteles dijo una cosa, por
ejemplo, que el Universo es eterno, y la doctrina cristiana dice otra, por ejemplo, que el
mundo fue creado por Dios, el filósofo no tratará de armonizar o afirmar la contradicción,
aseverará como filósofo una cosa, y como cristiano creerá en otra", explica David
Knowles en su libro El contexto histórico del trabajo filosófico de Tomás de Aquino.

Algunas de las obras del filósofo que han sobrevivido son: "De anima intellectiva", "De
aeternitate mundi", "Quaestiones naturales", "Quaestiones logicales", "Quaestio utrum
haec sit vera: Homo est animal, nullo homine existente", entre otras.

Otro de los grandes averroistas latinos fue Boeci de Dacia, contemporáneo de Siger y
quien también fuera profesor de la Universidad de París. Este pensador, en la misma línea,
intentó defender la soberanía de la razón frente al oscurantismo imperante.

RIVALIDAD CON TOMÁS DE AQUINO


Uno de los tratados del "Doctor Angelicus" (Tomás de Aquino), es el conocido como
Tratado contra Averroistas. El mismo es una respuesta a De anima intellectiva, obra
principal de Siger. Este último, también mantuvo polémicas con Alberto Magno, otro de
los amigos de Tomás, así lo testimonia Contra praecipous viros Albertum et Thomam.

Uno de los puntos más candentes de estas polémicas, fue el referente a la eternidad,
soporte principal de la doctrina del castigo o la recompensa del cristianismo. Conociendo
el punto de vista de Tomás, Siger afirmaba, por el contrario, que el hombre era mortal,
pero la raza humana era inmortal, por lo que las cuestiones concernientes a la vida del
'más allá', perdían toda su importancia.

"El averroismo adopta como verdades absolutas la tesis de la eternidad del mundo y de la
infinidad de la materia y del movimiento, heredadas de Aristóteles. En esa concepción no
cabe el creacionismo, la creación divina del mundo a partir de la nada. Tampoco caben
en ella el dogma de la Iglesia acerca de la creación divina de cada alma racional
individual, así como la sanctasanctórum, la inmortalidad del alma individual y su vida de
ultratumba, principal punta psicológico de la fe en la recompensa y la redención, en la
felicidad del paraíso y los tormentos del infierno. Si se añade a eso la negación averroista
de la libre voluntad, ligada inseparablemente en la teología con la retribución, y el
planteamiento directo averroista de la idea de la ley natural universal sin ligazón con la
providencia divina, se puede comprender perfectamente la furia antiaverroista de los
clericales", asegura Bernard Byjovski en Erosión de la filosofía sempiterna.

Con semejantes puntos de vista, era normal que el ganador no fuera precisamente Siger
de Brabante. Aunque era religioso, este filósofo, tal como el conjunto de la filosofía
averroista árabe y latina, fue un puente entre el oscurantismo de los santos Agustín y
Tomás y el renacimiento de la razón.

Finalmente, podemos afirmar que en el contexto del siglo XIII, la 'teoría de la doble
verdad', fue un gran avance en el progreso del "fecundo árbol del conocimiento humano",
esta es la razón por la que le brindamos tributo exclusivamente en ese contexto. Tratar de
sostenerla en los días nuestros, es totalmente incoherente.

También podría gustarte