Está en la página 1de 5

La ética en los negocios

La ética de los negocios (business ethics), también conocida como ética de la empresa
(éthique de l’entreprise) o ética empresarial, es una disciplina nueva. En Estados Unidos
y Europa fue puesta en boga a finales de la década de 1980 y principios de la siguiente.

Aunque la preocupación por la dimensión ética de las actividades económicas tiene


antecedentes en Aristóteles y su rotunda crítica a la práctica de la usura. Los grandes
pensadores de la Edad Media, teólogos comprometidos con su iglesia, también
condenaron la avaricia y la codicia de los hombres de negocios. A esa época se remonta
la idea de que los negocios son amorales. Se trata de una forma de pensar muy enraizada
en nuestra cultura. Robert Solomon habla del persistente “mito de los negocios amorales”
(Salomon, 1995)

Se puede decir, incluso, que la historia de la filosofía moral es una continua diatriba contra
el afán de lucro. Esta forma de pensar no cambió ni cuando los hombres de negocios
separaron la ética de la economía, a finales del siglo XVIII por influencia de los
economistas clásicos, quienes justificaron la economía con un enfoque utilitarista y, para
efectos de análisis, la consideraron un conjunto de actividades lucrativas ajenas a
consideraciones éticas.

La ética en los negocios se podría decir que son los principios éticos y morales que surgen
en los negocios. En los negocios esto es muy importante ya que imperan los valores éticos
al momento de realizar un trato, sin la ética el negocio estaría condenado a perder o peor
aún la quiebra.

En un negocio o empresa es muy importante ser ético, se podría decir que es rentable ser
ético porque cuando una empresa actúa de manera respetuosa, respetando los principios
morales y éticos, inspirando confianza y generando en la gente la seguridad de que es una
empresa responsable y capaz se puede obtener muy buenos resultados.

La ética de los negocios es un movimiento mundial por el cual las corporaciones ofrecen
autorregularse. En su justificación filosófica pueden identificarse tres tesis: una que
considera la ética como garantía para evitar el fracaso, otra que piensa que la ética es una
inversión redituable y una tercera de carácter normativo. El concepto rector de este
movimiento es el de responsabilidad social de la empresa. Una empresa responsable sigue
un código de conducta explícito, por lo general escrito. No obstante, la efectividad de
estos códigos depende de quién escriba y supervise el código. Por esta razón, aunque el
movimiento se declara voluntario y rebosa optimismo, las posiciones escépticas han
trocado lo que en esencia es un modelo no contencioso de regulación en otro de carácter
contencioso. Tratándose de corporaciones globales, la opinión mayoritaria es que las
acciones voluntarias, aunque importantes, son insuficientes para la magnitud de los
problemas que las compañías confrontan cuando operan en países desarrollados donde el
Estado es con frecuencia débil y las leyes inexistentes (Aaronson, 2005)

Gracias a la ética en los negocios se puede lograr la confianza entre los empleadores y los
empleados, siempre respetando los acuerdos pactados generando satisfacción y seguridad
al momento de hacer negocios.

Razones para la ética

Por extraño que parezca, el movimiento de la ética de los negocios no se presenta como
una respuesta a la mala fama de los corporativos. No hay solución de continuidad entre
los escándalos y las promesas de un mejor comportamiento. La renovada conciencia ética
del mundo de los negocios se apoya en la tesis de que la falta de ética provoca pérdidas a
las empresas y a los mercados. Se dice, por ejemplo, que una actuación deshonesta puede
afectar negativamente los resultados financieros de las empresas que coticen en bolsa
(Lopez, 2007) y que la corrupción de un país desalienta la inversión. (Murray, 2002)

Es un hecho bien conocido, afirma Murray, que entre más corrupción haya en una
economía empresarial habrá menor inversión, con la consecuente disminución de
crecimiento. Una versión extrema de esta tesis afirma que los negocios no pueden tener
éxito sin ética. Pero abundan casos que desmienten semejante suposición. La falta de ética
en los negocios y los fraudes al consumidor significan grandes ganancias. Un ejemplo
ampliamente denunciado en México es la venta de gasolina en una menor cantidad de la
que efectivamente se cobra al consumidor, ya sea que se alteren las bombas de despacho
o se adultere la misma gasolina mezclándola con un gas incombustible de muy bajo
precio. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) estima entre 18 mil millones
a 20 mil millones de pesos el beneficio económico que obtienen las gasolineras robando
a los consumidores

Una segunda tesis afirma que la ética es un buen negocio, que “invertir en ética es quizá
uno de los negocios más rentables para la empresa” (Fundación Chile Unido, 2003). Para
quienes defienden esta tesis, la ética eleva las ventas y mejora la imagen corporativa,
fortalece la lealtad y el compromiso de los empleados, impide la sobre regulación del
mercado, evita perder negocios y brinda mayor acceso de financiamiento, entre otras
ventajas. Todo lo cual es cierto, y hay casos ejemplares que lo prueban; pero la ética
también puede llegar a ser un mal negocio. Un ejemplo, citado por Stephen Murray, es el
caso de las empresas que se adhirieron a la Ley para Prácticas Corruptas de Estados
Unidos; las que, de acuerdo con el Departamento de Comercio de ese país perdieron 15
mil millones de dólares en 1997 por negarse a vender productos a compañías con mala
reputación (Murray, 2002).

Por último, una tesis alternativa justifica la ética de los negocios en términos estrictamente
normativos con el argumento de que los negocios no son un mundo aislado y separado
con valores diferentes de los de la sociedad en que actúan.

Opiniones

Actualmente el comportamiento ético de las empresas en todas sus actividades y negocios


es una preocupación y un tema que ocupa no sólo al mundo empresarial, sino a los
diferentes núcleos de la sociedad, como el Estado, la academia, la iglesia y, por supuesto,
a quienes son los receptores de sus productos y servicios.

Una de las razones de esa inquietud es que la ética de las empresas busca resolver los
dilemas éticos que surgen durante el transcurso de su vida y proporciona los criterios para
tomar las decisiones correctas, que son aquellas que consultan los principios y las normas
que deben observar los dirigentes empresariales.

De acuerdo con lo anterior, en las empresas de cualquier naturaleza hay ciertos niveles
éticos que se relacionan o se refieren a la honestidad que también tiene que predominar
en los actos y relaciones de la organización con la sociedad, a la calidad de los bienes y
servicios que la compañía suministra y a la responsabilidad empresarial como un
instrumento necesario para su contribución al bienestar general de la comunidad.

La ética de las empresas, además de tener una responsabilidad con el bien común, es un
compromiso con el respeto permanente hacía con todos sus asociados: su personal, sus
clientes, sus inversionistas, sus proveedores, sus acreedores y el Estado como
representante de la sociedad.
Es decir, con lo que hoy se conoce como un grupo de interés o stakeholders.

Así, la ética debe contribuir a afianzar la credibilidad y la confiabilidad de toda la


sociedad en la empresa, logrando satisfacer los deseos y atendiendo los derechos de todas
sus partes interesadas.

Si una de esas partes o grupos recibe menos que los otros, la empresa actúa
antiéticamente, así como cuando se rehúsa a responder por la calidad de lo que ofrece a
sus clientes.

Es necesario que los principios de justicia, respeto y responsabilidad hagan parte


sustancial de su cultura y estén involucrados en el espíritu y en las acciones de todos sus
cuadros o estamentos. La ética para las empresas debe ser una actitud y una política
corporativas.

Actualmente la ética en los negocios ya no está exclusivamente centrada en la crítica de


los negocios y la práctica de estos, sino lo que interesa es como las cooperaciones no solo
deben perseguir beneficios propios o preocuparse solamente por encaminar sus acciones
y esfuerzos para obtenerlos, ya que también deben tener en cuenta la responsabilidad
social, la productividad y la manera en cómo pueden servir mejor tanto as sus propios
empleados como a la sociedad en quien les rodea.

Bibliografía
 Aaronson, S. (2005). Minding Our Business: Journal of Business Ethics. Netherlands:
Dordrecht.

 Lopez, S. P. (2007). Efectos financieros del gobierno corporativo y ética en los negocios
en México: un análisis econométrico. Mexico: Quintana Roo.
 Murray, S. (2002). Análisis y reflexión de la cultura y la práctica administrativa a partir
de la ética y los valores: el caso de las organizaciones modernas. Lisboa: ponencia
presentada en el VII Congreso Internacional sobre la Reforma del Estado y de la
Administración Pública, organizado por el Centro Latinoamericano de Administración
para el Desarrollo (CLAD).

 Salomon, R. C. (1995). La etica de los negocios. Madrid: Alianza editorial.

También podría gustarte