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LO APOLÍNEO Y LO DIONISIACO COMO MANIFESTACIONES DEL ARTE

Y LA VIDA

Verónica Patricia García Torres.

Abstract: El presente ensayo comprender la relación existente entre arte y vida en el pensamiento
del filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche (1844 -1900). Por tanto, se buscará investigar los
dos modos de expresión artística, a los que Nietzsche llama Apolíneo y Dionisíaco y que se
encuentran presentes en su primera obra, El nacimiento de la tragedia o helenismo y pesimismo
(Die Geburt der Tragödie oder Griechentum und Pessimismus) escrita en 1871.

Palabras claves: Arte, vida, apolíneo, dionisíaco.

En el Prólogo a Richard Wagner presente en El nacimiento de la tragedia o Helenismo y


pesimismo Nietzsche nos dice "estar convencido de que el arte es la tarea suprema y la actividad
propiamente metafísica de esta vida. Para comprender por qué el arte es considerado por nuestro
autor como "tarea” "Es importante primero comprender porque es también" la actividad
propiamente metafísica "de la vida”. El arte se hace una actividad metafísica porque ella nos habla
de la realidad a partir de una "no-realidad", es decir, por medio de una mímesis (Imitación) de la
misma. Una obra de arte es capaz de hablar de las verdades del objeto aunque no es el objeto en
sí, sino sólo una representación, una apariencia de él. Eso significa que es capaz de invertir los
valores de verdad / mentira, ya que ella habla la verdad siendo esencialmente una mentira. Por eso
el joven Nietzsche la considera "tarea suprema" de la vida, porque no desea imponerse de forma
absoluta como una verdad, como otras manifestaciones de la vida (como la religión) pero se sabe
esencialmente mentirosa.

Así, el arte y la vida se relacionan a medida que la primera ha de ser una manifestación de la
segunda. Manifestación que se expresa según Nietzsche, por medio de características Apolíneas y
Dionisíacas. En términos generales, se puede llamar apolíneo y dionisíaco todo lo que se relaciona
con los mitos griegos de Apolo y Dioniso. En lo referente al arte y la vida se pueden denominar
apolíneas las manifestaciones que expresen exactitud, armonía, prudencia, ilusión (un ejemplo de
esto es la escultura, el sueño lúcido), etc; Y dionisíacas las manifestaciones que expresen
embriaguez, desmedida, vibración, autenticidad (como, por ejemplo, la música, la poesía, el
sufrimiento, el sexo) entre otras.
¿Quién son Apolo y Dionisio?

Esto es lo que Nietzsche nos dice sobre Apolo en la sección 1 de El nacimiento de la tragedia: o
Helenismo y pesimismo:

Esta alegre necesidad de la experiencia onírica fue del mismo modo expresa por los griegos en
Apolo: Apolo, en calidad de dios de los poderes configuradores, es al mismo tiempo Dios
adivinatorio. Él, según la raíz del nombre, el "Resplandeciente", la divinidad de la luz, reina
también sobre la bella apariencia del hombre. (Nietzsche, página 29).

Retomando la cita, tenemos Apolo como dios de la experiencia onírica (del sueño), de la hermosa
apariencia y fantasía. Como dios de la experiencia onírica (o del sueño) Apolo figura como dios
de una experiencia ilusoria que nos aparece como verdadera, pero que en realidad no nos presenta
más que una falsa realidad. Esta experiencia onírica se refiere también a la adivinación practicada
en los templos apolíneos, en los cuales aquellos que deseaban saber sobre su futuro se introdujeron
en un proceso llamado incubación. La incubación en la inducción del individuo a un "sueño", o
mejor, un trance, en el cual los "sueños" eran capaces de revelar el futuro. Podemos nombrar a
Apolo como "dios de los poderes configuradores" (configurar significa dar forma o figura) porque,
en el mundo griego, él es el que gobierna la forma, la proporción que genera la armonía y la "bella
apariencia" de las cosas, incluso de los sueños. Nietzsche llama apolíneas a las artes que privilegian
la armonía de las formas, la figura, la perspectiva, los colores (entre otros elementos) siendo
capaces de generar alguna ilusión y proporcionar una apariencia de belleza, es decir, Nietzsche
denomina de apolíneas, sobre todo, a las artes plásticas. Apolo también figura como dios
"resplandeciente" y "divinidad de la luz" porque la luz también es capaz de generar ilusión. Este
resplandor se caracteriza por un gran volumen de luz; a tal punto de constituir un "espectáculo" de
gran belleza y ser capaz de ocultar todo lo que está a su alrededor. Por sí misma se hace apariencia.
Apolo es poseedor de todos estos atributos porque es el mito que expresa el gérmen del
pensamiento racional, desarrollado posteriormente por la filosofía. Pero ¿Cuál es la relación que
podemos establecer entre Apolo y la razón? Bueno, los mitos en sí mismos no pueden ser llamados
"racionales", ni siquiera Apolo. Sin embargo, el mito de Apolo revela experiencias que se
relacionan con la exactitud, característica muy propia de la razón. Incluso la fantasía apolínea
proviene de la creencia en la supremacía de la "objetividad", pues es por medio de la simetría de
las formas que se crea la ilusión de la belleza. La adivinación también proporciona una ilusión: la
de que es posible dominarla por medio de artificios que permitan prever el futuro. Esta ilusión de
dominio también es una característica de la razón. La razón cree que puede dominar la vida por
medio de algunos artificios reflexivos, tales como su capacidad de calcular, medir y ordenar las
cosas. En oposición a esta ilusión apolínea de dominación está presente la presencia dionisíaca.
¿Y quién es Dioniso? Dioniso es, entre otros atributos, el dios de la vida, de la metamorfosis, de
la desmedida, la embriaguez, el sexo, el dolor y la música. Se puede llamar dios de la vida porque
Dionisio es un dios genuinamente agrario, originariamente relacionado al florecer de la tierra, de
la vida en su aspecto más primordial. De eso deriva el motivo por el cual Dionisio es la expresión
de la vida como una experiencia auténtica, en la cual la alegría es vivida cuando la situación lo
pide y el sufrimiento no es negado cuando el dolor se presenta. Dioniso expresa así la necesidad
de asumir la responsabilidad: la vida tal cual es, sin artificios, sin apariencias, sin máscaras –
aunque Dionisio es conocido como dios máscara – sin embargo, la máscara en Dionisio asume
otro significado, el de la metamorfosis de la vida. Para esclarecer esto habrá que tomar tomar la
siguiente versión del mito de Dionisio.

Dionisio es fruto de la unión ilegítima entre Zeus y Seléle, y por esta razón es constantemente
perseguido por Hera, la esposa (legítima) de Zeus, éste a su vez, actúa siempre protegiendo al hijo
de los embustes de Hera. Uno de los modos encontrados por Zeus para proteger a Dionisio es
conferirle varias apariciones, convirtiéndolo en varios animales. ¿Quiénes son Zeus y Semele?
Zeus es el dios inmortal que rige la vida de los dioses y de los hombres. La hermana es una princesa
tebana, una mortal cuya vida se va como la de cualquier otro (mortal). Decir entonces que Dionisio
(dios de la vida) es hijo de Zeus (dios que rige la vida) y Semele (una mortal) nos permite decir
que la vida se hace es posible cuando se toma desde su finitud. Por lo que se dice finita que ella
busca medios de hacer posible, de afirmarse, aunque esto implique en el uso de los derechos
algunos artificios, de algunas "máscaras". Ahora bien, lo que Dionisio hace al asumir diversas
formas, varias "máscaras" no es más que intentar huir de la persecución de Hera, es decir, Dionisio
asume sus "máscaras" a fin de afirmarse, a fin de mantenerse "vivo". ¿Y en cuanto a Hera? Hera,
como ya hemos dicho, es la esposa legítima de Zeus, la cual persigue Dioniso, el fruto de la unión
ilegítima de su esposo con una mortal. Hera es la diosa que es protectora de las uniones legítimas,
y al perseguir a Dionisio, procura conferir a la vida un carácter más "adecuado", busca enmarcar
la vida en patrones más concordantes con lo que, según Hera, es la legitimidad de la vida. Por lo
tanto, Hera sólo podría hacerse enemiga de Dionisio, pues ella intenta a toda costa dominar la
existencia del dios de la vida, juzgando capaz de determinar el momento de su "muerte". Este
dominio, sin embargo, no cabe en Dioniso, ya que la vida es una experiencia que no es posible
dominar. Retomando los otros atributos de Dionisio, se le tiene también como dios de la muerte y
del sexo, y esto porque ambos son experiencias de la más radical pérdida de límites. En ellas no
existen El gobierno de la exactitud apolínea, por el "auto-olvido del estado dionisíaco". Podemos
nombrarle dios del dolor porque, como dios de la vida, Dionisio no permite el uso de ilusiones, de
artificios metafísicos para evitar que el dolor se manifieste. En cuanto a la música dionisíaca, no
se asemeja al carácter comedido, simétrico y armonioso que el arte apolínea presenta. Así, Dioniso
hace de la música una experiencia extática, que toma al viviente y le permite perderse en ella.
Dionisio es la expresión del arte no figurado, es decir, de la música en su aspecto nada racional y
comedido. Apolo también es la expresión de la música, sin embargo, de forma diferente, él es la
expresión de la música mientras que la armonía matemática y el arte capaz de elevar el alma y
hacerla más virtuosa. Para Nietzsche, entre todas las artes, la música es la que más se destaca, pues
ella a de alcanzar de forma diferente a las otras; nos toca de forma directa y, sin poseer imágenes,
es capaz de lanzarnos en ellas. Es por eso que para el joven Nietzsche, la tragedia nace más allá de
las esquinas y en el sentido de la palabra. Para él la música es la música el único arte capaz de dar
nacimiento al mito (que es recontado en la tragedia). Música y mito son trágicos, de igual manera,
expresión de la actitud dionisíaca de un pueblo e inseparables una de la otra. Aunque para
Nietzsche la música (dionisíaca) sea el arte capaz de dar nacimiento al mito trágico, no podemos
decir que Dioniso, el dios del "arte no - figurado" no de Apolo, el dios de la ilusión y de las artes
plásticas. Esto porque, si bien las características apolíneas y dionisíacas son diferentes, no se
excluyen, pero si se completan. Y es esta relación complementaria entre Apolo y Dionisio es la
que permite el El nacimiento de la tragedia. En la tragedia griega, lo apolíneo se hace presente
principalmente por medio del aspecto fantasioso de la escena trágica. Mientras en el ritual el
celebrante tiene la experiencia del mito, en la tragedia existe una distancia entre el mito –hecho
poesía trágica – y el espectador eso porque lo que tenemos en la tragedia no es más que una
representación del mito, es decir, lo que tenemos es el mito –experiencia viva en el ritual– tornado

ilusión en la tragedia. Así, es Apolo quien confiere forma, apariencia a la vida (experiencia
esencialmente dionisíaca) transformándola en arte trágico. Al dar forma al mito, es decir, al
convertirlo en arte trágico, Apolo le confiere una "bella forma" o "bella apariencia ". Y esto para
que el espectador pueda soportar la adversidad de la vida expresados de forma escenificada
(imitada) en la tragedia. Aquí, el dios de la experiencia onírica transforma la vida –que en Dioniso
desea mostrarse como experiencia de autenticidad– en "sueño". Y es Apolo quien conduce al
espectador al "trance catártico", es decir, es Apolo quien propicia la identificación del espectador
con la puesta en escena trágica, pero corresponde a Dionisio la tarea de lanzar al espectador en la
radicalidad de su vida, para la realidad de lo adverso de su propia existencia, pues la experiencia
de la catarsis no debe eximir al espectador de experimentar el dolor en su propia piel. Así, Dioniso,
mientras que dios máscara, permite que Apolo manifieste también sus "fantasías" durante el tiempo
de un espectáculo trágico, pero lo permite sólo en función de la afirmación de la vida que allí es
representada. Para Nietzsche, sin esa relación complementaria, o mejor, sin la "alianza fraterna"
entre Apolo y Dionisio la tragedia no sería un espectáculo posible. Esto es porque Dionisio necesita
de Apolo para hacer de la tragedia un espectáculo, una ilusión repleta de "bellas apariencias ". Si
Dioniso confiere vigor al espectáculo trágico - principalmente por medio de la Música -
permitiéndole ser una mímesis visceral, emocionante de la vida, Apolo, por su parte a la vez,
confiere medida a esa emoción, haciéndola una experiencia soportable e incluso catártica.

(katharsis = purificación)

"[...] Se habla de catársis sobre todo en relación a la idea aristotélica de la tragedia. Según
Aristóteles en la Poética

La tragedia describe en forma dramática, no narrativa, incidentes que suscita piedad y temor; De
este modo se logra la catarsis (purificación) de las pasiones. [...] ".

Que es una de las más importantes. Es la presencia apolínea en la tragedia que hace que no se
convierta el ritual dionisíaco de liberación de las emociones y los instintos. Es Apolo quien
evidencia para el espectador el carácter ilusorio de la tragedia, mostrando por medio de sus
elementos escénicos (Túnicas, máscaras, coturnos, intercambios de escenas ...) que los versos allí
entonados no son Ditirambos hechos para celebrar Dionisio, pero son narrativas míticas realizadas
de forma trágica para mostrarse en una representación de la vida. Así, retirar Apolo o Dioniso de
la tragedia significa condenarle al ocaso. Sin Apolo ella pierde su carácter mimético - ilusorio y
deja de ser arte, pues sin la medida apolínea regresa a su estado primitivo de ritual Dionisíaco, en
el cual los instintos vitales eran celebrados. Por otro lado, sin Dioniso (y sin música) la tragedia
pierde su vida y deja así de ser una expresión de la vida, pues se convierte en expresión de la forma,
de la métrica y, por consiguiente, de la supremacía de la razón, lo que, para Nietzsche, hace que la
tragedia pierde su estatus de arte. Según menciona, fue a través de la disolución de esta "alianza",
en favor solamente de la una medida apolínea, que la tragedia alcanzó su crepúsculo. Volviendo a
la valorización de los resultados elementos formales como, por ejemplo, la métrica de los versos,
la narrativa objetiva de los acontecimientos y la sustitución del canto coral por el habla "reflexiva"
de los actores que la tragedia fue corrompida, se convirtió en instrumento dialéctico y moralizante.
Por lo tanto, "Todo tiene que ser inteligible para ser bello" - símil de la máxima socrática "Sólo el
sabio es virtuoso" - la tragedia perdió su sentido como manifestación Dionisíaca de la vida, al
mismo tiempo que se asumió como búsqueda de la verdad por medio de la absolutización de la
forma.

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