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COMPORTAMIENTO?
Actitudes: Evaluaciones de varios aspectos del mundo social.
Este estudio fue realizado por LaPiere (1934) durante la gran depresión
económica de los años treinta.
En aquel momento, los psicólogos sociales definieron las actitudes mayormente
en términos de conducta como tendencias o predisposiciones a comportarse de
cierta forma en situaciones sociales
(Allport, 1924). Por tanto, ellos asumieron que las actitudes eran usualmente
reflejadas en la conducta explícita.
LaPiere, sin embargo, no pensaba así. Él quiso saber si las personas que tenían
varios prejuicios actitudes negativas hacia los miembros de grupos sociales
específicos (véase Capítulo 6) mostrarían estas actitudes en sus conductas
explícitas así como en sus afirmaciones verbales.
LaPiere (1934) interpretó sus resultados indicando que a menudo existe una gran
distancia entre las actitudes y la conducta entre lo que la gente dice y lo que
realmente hace. Este estudio clásico y hallazgos relacionados reportados en las
décadas siguientes condujeron a algunos psicólogos sociales (por ejemplo,Wicker,
1969) a concluir que este campo había malgastado su tiempo estudiando las
actitudes, ya que no influyen de manera importante en el comportamiento ¿Era
esto cierto? Absolutamente ¡no! Investigaciones más sofisticadas pronto indicaron
que bajo ciertas condiciones las actitudes influyen de hecho sobre el
comportamiento. La tarea clave entonces fue determinar cuáles eran estas
condiciones cuándo y cómo las actitudes moldean las acciones explícitas. Como
un ejemplo de investigación moderna sobre este tema, consideremos el estudio de
Armitage y Conner (2000), relativo al rol de la ambivalencia actitudinal en la
relación actitud-conducta.
Reconociendo la importancia de la ambivalencia de las actitudes en la relación
actitud-conducta, Armitage y Conner (2000) intentaron determinar si, como bien
podíamos esperar, las actitudes ambivalentes son predictoras más débiles de la
conducta que las que no son ambivalentes En pocas palabras, los
desconcertantes resultados reportados por LaPiere (1934) fueron sustituidos más
tarde por una investigación más sofisticada. Bajo ciertas condiciones por ejemplo,
cuando no son ambivalentes— las actitudes de hecho predicen la conducta. Ahora
revisaremos con más detalle cuáles son estas condiciones (es decir, otros factores
que determinan la influencia de las actitudes sobre el comportamiento y en qué
medida lo hacen). Pero el punto principal de nuestra expresión debe quedar claro:
los psicólogos sociales han hecho un gran progreso en relación a la meta de
comprender el vínculo entre actitudes y conducta; esto, a su vez, es uno de los
temas centrales para comprender las actitudes y su rol en nuestras vidas.
ACTITUDES
Aspectos de la situación: factores que nos dificultan expresar nuestras actitudes
En otras palabras, a menudo escogemos participar en situaciones en las cuales lo
que decimos y lo que hacemos coincide (Snyder y Ickes, 1985). De hecho, dado
que los sujetos tienden a escoger situaciones en las cuales ellos pueden
involucrarse en conductas consistentes con sus actitudes, las actitudes en sí
mismas pueden ser fortalecidas por su expresión explícita y así convertirse en
mejores predictores de la conducta (DeBono y Snyder, 1995).