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“ALCANCE DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LA NUEVA


LEGISLACIÓN PROCESAL PENAL COLOMBIANA”

CAROLINA ARISTIZABAL GONZALEZ

Presentado para optar al Título de

ABOGADO

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS
CARRERA DE DERECHO
Bogotá D. C.
2005
2

Nota de Advertencia: Artículo 23 de la Resolución Nº 13 de julio de


1946.

“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos


por sus alumnos en sus trabajos de tesis. Solo velará por que no se
publique nada contrario al dogma y a la moral católica y por que
las tesis no contengan ataques personales contra persona alguna,
antes bien se vea en ellas el anhelo de buscar la verdad y la
justicia”.
3

TABLA DE CONTENIDO

1. Origen y desarrollo del Principio de Oportunidad dentro del sistema penal


acusatorio.

1.1 Diferencias entre los sistemas inquisitivo y acusatorio.

1.2 Ubicación del Principio de Oportunidad en los sistemas procesales inquisitivo y


acusatorio.

2. Desde la obligatoriedad en el ejercicio de la acción penal y la discrecionalidad


absoluta, hasta la discrecionalidad reglada del principio de oportunidad.

3. El sistema acusatorio y el Principio de Oportunidad en la nueva normatividad


penal colombiana.

3.1 Origen y desarrollo del Acto Legislativo Número 003 de 2002

3.2 El Principio de Oportunidad en el nuevo Código de Procedimiento Penal.

4. Real alcance, cuantitativo y cualitativo, de la implantación del Principio de


Oportunidad en el sistema acusatorio del nuevo Código de Procedimiento Penal
colombiano.

4.1 Evolución de las causales en la redacción del nuevo Código de Procedimiento


Penal.

4.2 Tipos penales en los cuales tendría aplicación el Principio de Oportunidad por
parte del fiscal investigador.

4.3 Tipos penales en los cuales no tendría aplicación el Principio de Oportunidad


por expresa prohibición contenida en el parágrafo 3º del artículo 324 del Nuevo
Código de Procedimiento Penal.

4.4 La incidencia de las causales 2 a 17 del artículo 324 del Código de


Procedimiento Penal en la aplicación del Principio de Oportunidad.

5. Conclusiones.
4

INTRODUCCIÓN

Recientemente fue introducida la figura del Principio de Oportunidad en la normatividad


constitucional y legal colombiana a través del Acto Legislativo Nº 003 de 2002 y de la Ley
906 de 2004.

Esta institución generará un cambio fundamental en la cultura procedimental penal


colombiana, por cuanto permitirá al fiscal optar por la no acusación aún en el evento de
encontrar el mérito suficiente para hacerlo, no en el ejercicio de una facultad discrecional
absoluta, sino limitada a la existencia de unos requisitos taxativamente contemplados en la
ley, y a la aprobación del Juez de Control de Garantías cuando su aplicación conduzca a la
extinción de la acción penal.

Esta modificación en las funciones y facultades de la Fiscalía hace necesario el estudio y la


ubicación de la mencionada figura dentro de la estructura del nuevo procedimiento penal,
para establecer el real alcance que ella pueda tener al ser aplicada en los casos concretos de
las diferentes conductas investigadas.

Antes de abordar el análisis del artículo 324 del Código de Procedimiento Penal, que
constituye el objeto del presente trabajo, se hace necesario efectuar un resumido estudio
histórico-jurídico de la figura del Principio de Oportunidad en el marco de los sistemas
procesales tradicionales, por cuanto de sus lineamientos fundamentales surge el origen
social y hermenéutico de la misma.

En efecto, la evolución del procedimiento penal desde el antiguo sistema inquisitivo puro
hasta el moderno proceso de perfil acusatorio, ha girado alrededor de dos concepciones
divergentes: o la obligatoriedad absoluta de la acusación en la investigación de todas las
infracciones presuntamente delictuosas, o el establecimiento de una política criminal del
5

Estado que faculte a sus agentes fiscales para formular o no acusación en función de una
conveniencia social legalmente establecida.

Lo anterior permitirá entender el origen del Acto Legislativo Nº 003 de 2002 que reformó
el artículo 250 de la Constitución Nacional, modificó las funciones de la Fiscalía General
de la Nación y ordenó implementar el sistema acusatorio en el país, en cumplimiento de lo
cual se expidió la Ley 906 de 2004 que contiene el nuevo Código de Procedimiento Penal,
normas éstas dentro de las cuales se introdujo la figura del Principio de Oportunidad y se
señalaron las causales y requisitos para su aplicación, en sujeción a la política criminal del
Estado cuyo diseño fue encomendado al Fiscal General de la Nación.

Realizado lo anterior en los tres primeros capítulos, se abordará en el último de manera


aproximada el alcance cuantitativo y cualitativo de la implantación del Principio de
Oportunidad en el procedimiento penal colombiano, la evolución de sus causales en la
redacción del nuevo Código, y una clasificación aproximada de los tipos penales en función
de la aplicabilidad de la mencionada institución.
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1.ORIGEN Y DESARROLLO DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD


DENTRO DEL SISTEMA PENAL ACUSATORIO.

Antes de abordar el estudio de la figura del Principio de Oportunidad es necesario hacer un


somero recuento de los lineamientos fundamentales que rigen los sistemas procesales en
derecho penal con el fin de encontrar en ellos el origen social y hermenéutico de la nueva
figura que se introdujo recientemente en el ordenamiento procesal penal colombiano.

1.1 DIFERENCIAS ENTRE LOS SISTEMAS INQUISITIVO Y


ACUSATORIO.

Sistema Inquisitivo

Cuando el delito trasciende el campo de la ofensa privada para convertirse en un atentado


contra la sociedad misma, surge en ésta la necesidad de crear un sistema eficaz que le
permita neutralizar el daño ocasionado con el delito, la identificación de los responsables
para su juzgamiento y sanción y para la reparación de los perjuicios causados. Este sistema,
denominado inquisitivo o inquisitorio, implica los siguientes elementos, que compartimos
parcialmente con Cardona Galeano 1 :

a) Iniciación de la investigación de oficio, sin el requerimiento de acusación particular.

1
Cardona Galeano, Juan Pablo. Manual de Derecho Procesal Civil. Tomo I. Ed. Leyer. Bogotá, 2003
7

b) La existencia de funcionarios e instituciones permanentes para adelantar las


investigaciones. Carácter irrecusable de los juzgadores debido a que su legitimidad
y autoridad dependen de la sociedad misma que los designa.

c) Procedimiento escrito y sometido a la reserva e incluso al secreto aún para el


procesado, con el fin de proteger la eficacia de la investigación y su protección de
indebidas interferencias.

d) Papel decididamente activo de los funcionarios en el proceso, que comprende tanto


la iniciación como el impulso oficioso del mismo, para lo cual están dotados de
amplias facultades para la adopción de todas las medidas que consideren
conducentes para el éxito de su cometido, incluida la facultad para disponer de la
libertad de las personas investigadas y para adoptar medidas cautelares y comisorias
sobre sus bienes.

Ahora bien, como consecuencia de esta orientación, en procesos extremadamente


inquisitivos, superados históricamente, el procesado llegó a verse sometido a una posición
de inferioridad e inseguridad tales que sus posibilidades de defensa eran menguadas, casi
nulas, frente a la desmesurada potestad de sus juzgadores; en efecto, el procesado llegó a
verse, en algunas legislaciones regidas por el sistema inquisitivo puro, capturado
intempestivamente sin el cumplimiento de rigurosas formalidades, incomunicado desde su
captura e incluso aislado de asesoría legal, sometido a forzosas indagatorias bajo presión
directa o indirecta, sin control ninguno sobre el decreto y práctica de las pruebas y,
sobretodo, a merced de la valoración e interpretación de las pruebas determinadas por los
mismos juzgadores que magnificaban los elementos incriminatorios mientras desechaban
los elementos exculpatorios para arribar a una decisión a la cual no podía tener acceso el
procesado.

No debe olvidarse que el nombre del sistema inquisitivo o inquisitorio tiene alguna
relación con los procedimientos utilizados por la inquisición española a la cual diversas
bulas pontificias autorizaron el uso del tormento como instrumento legal que permitiera
8

obtener del procesado la confesión de su culpa que constituiría el factor determinante de su


condena. Tampoco debe olvidarse que en algunos países, incluido el nuestro durante el
período de la justicia sin rostro, llegó a acentuarse el sistema inquisitivo hasta los extremos
de ocultar la identidad de los testigos de cargo e incluso la identidad de los investigadores y
de los jueces, colocando al procesado en la completa ignorancia sobre personajes sin rostro
que estaban decidiendo sobre su inocencia y sobre la privación de su libertad, tanto la
transitoria como la definitiva subsiguiente a la condena.

Este encadenamiento consecutivo de actuaciones de los funcionarios e instituciones


participantes en la investigación, la instrucción y el juicio, en el cual las primeras etapas de
la actuación iban convirtiéndose en la base de las etapas subsiguientes, de tal manera que
los funcionarios intervinientes posteriores se apoyaban en las actuaciones de los primeros
legitimándose unos a otros desde el inicio hasta el fin de la actuación procesal, de tal
manera que la intervención de los funcionarios de Policía se convertía en la base de la
instrucción fiscal y esta última en la pre-redacción de la sentencia; en estas condiciones la
pluralidad de sucesivas etapas del proceso era sólo aparente y formal, pues a la luz del
carácter inquisitivo del proceso pareciera que todo procesado debía ser necesariamente
condenado para satisfacer la defensa de los intereses sociales encomendada a sus
instituciones judiciales.

En la parte extrema de este sistema procesal se llegó en algunas épocas a la situación de


que el mismo funcionario que calificaba el mérito del sumario adelantaba la etapa del juicio
y dictaba sentencia sobre la acusación por él mismo formulada. Este sistema llevado al
extremo en países autoritarios, ha terminado por consagrar excesos en detrimento de los
procesados a tal punto que llevó a Beccaria a sostener que “el juez se convierte en enemigo
del reo" y que “no busca la verdad del hecho, sino que busca en el preso el delito” 2 .

Este sistema inquisitivo puro fue atenuándose con el avance de la concepción más
humanística que permitió el tránsito del absolutismo político hacia regímenes democráticos.
Por ello, en la mayoría de los países se buscó controlar estos excesos mediante la adopción

2
Beccaría, Cesare. De los delitos y de las penas. Ed. Alianza Editorial. Madrid, 1998
9

de mecanismos de control y medidas que garantizaran que se adelantara el proceso con una
mayor imparcialidad. Fue así como se introdujeron reformas en lo referente a la regulación
de la prueba en su fuente legal, es decir, que la ley establece los medios de prueba y les fija
su valor a través del mecanismo de la tarifa legal; el establecimiento de causales de nulidad
para el proceso cuando se vulneren de manera notoria las garantías procesales; y
finalmente, la existencia de un proceso en dos instancias, de tal manera que los errores en
que pueda incurrir el fallador de primera instancia puedan ser corregidos por el superior.

Se adoptó, entonces, un sistema procesal mixto, sin los rigores del sistema inquisitivo puro,
como el que rigió en nuestro país antes de la Ley 906 de 2004. En éste, el fiscal tiene
funciones de investigación e instrucción del proceso, las cuales culminan en resolución de
preclusión o de acusación. En este último caso, el proceso continúa con la etapa del juicio
que se ventila ante el juez y en donde el fiscal es un sujeto procesal.

Si bien quedan separadas las funciones del fiscal y del juez, mediante lo cual al primero le
corresponde acusar y al segundo proferir sentencia condenatoria o absolutoria, este proceso
es mixto y no acusatorio. En efecto, durante la etapa de investigación e instrucción del
proceso el fiscal no solamente recopila la prueba sino que la valora y califica para decidir si
precluye o acusa, con lo cual ejerce frente al material probatorio un doble papel de fiscal y
juez. Igualmente, frente al procesado, el fiscal ejerce en alguna forma el papel de juez al
disponer directamente acerca de interceptación de llamadas, allanamientos, capturas y
medidas cautelares sobre sus bienes. Esta confluencia en la figura del fiscal de las
facultades arriba anotadas es lo que diferencia al sistema mixto del sistema acusatorio, este
último con una nítida separación entre las funciones del fiscal que investiga y acusa y la
función decisoria que corresponde exclusivamente al juez.
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Sistema Acusatorio

La principal característica del sistema acusatorio consiste en el principio acusatorio,


mediante el cual están separadas radicalmente la función de acusar que corresponde al
fiscal y la función de juzgar que corresponde al juez.

Esta diferenciación comporta dos aspectos:

a. Por una parte corresponde al fiscal una labor previa de investigación caracterizada
por la recopilación de los elementos que le permitan formular una acusación cuando
considere que el investigado ha incurrido en una infracción a la ley penal. Si el
trabajo investigativo no arroja la prueba necesaria para formular acusación, el fiscal
se abstendrá de hacerlo y, en consecuencia, no se llevará a cabo un juicio penal.
Para tomar su decisión de acusar o no acusar, el fiscal elaborará un raciocinio
propio que no es equivalente a la valoración de la prueba que realiza un fiscal en el
sistema procesal mixto con tendencia inquisitiva para dictar una resolución de
preclusión o una resolución de acusación. Por ello, se reitera, la función fiscal está
definitivamente diferenciada de la función judicial. En efecto, en el sistema procesal
penal mixto con tendencia inquisitiva, el fiscal decreta y practica pruebas que tienen
el carácter legal de tales y que él mismo valora en las resoluciones que dicta. En
cambio en el sistema penal acusatorio, la única prueba legalmente válida es la
decretada por el juez y practicada en desarrollo del juicio y, como tal, únicamente
puede ser valorada como prueba por el juez para dictar sentencia.
b. Y por otro lado, en el sistema acusatorio el fiscal no tiene facultad legal para
adoptar por sí mismo medidas relativas a la persona investigada o a sus bienes,
facultad que es exclusiva del juez. En consecuencia, el fiscal no está facultado para
allanamientos, detenciones o medidas cautelares, pues cualquier medida de esta
índole se requiere autorización judicial.

Establecido lo anterior, puede decirse que existen otras características que acompañan la
aplicación del principio acusatorio, para lo cual seguiremos el listado propuesto por el
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tratadista Granados Peña 3 debido al ordenamiento lógico de su clasificación, pero


advirtiendo que las características citadas por el mismo son complementarias del principio
acusatorio mencionado y en ningún caso lo reemplazan ni ocupan un lugar jerárquicamente
superior al mismo.

a. Oralidad: Que implica no solamente el uso del lenguaje oral sino fundamentalmente
la contraposición de argumentos entre el acusador y el acusado en presencia del juez
que debe decidir quien tiene la razón. Si bien es cierto que la oralidad no es esencial
al sistema acusatorio, también puede afirmarse que la oralidad facilita de mejor
manera la inmediación del juez con respecto a la prueba, con la natural ventaja que
de ella se deriva para la convicción del juez, ya que el debate oral tiende a crear en
el juzgador una directa certeza acerca de la culpabilidad o no del procesado, con lo
cual se acrecienta la posibilidad de acierto en la sentencia de primera instancia
mientras decrece la necesidad de la segunda.
b. Publicidad: En contravía de la reserva y aún el secreto con el cual se manejó en el
pasado la investigación en el sistema inquisitivo puro, con la natural desventaja del
procesado para su defensa, en el sistema acusatorio el acusador se ve obligado a
presentar públicamente su acusación, la cual es ventilada en un juicio público en
donde la comunidad puede percibir directamente el desenvolvimiento del proceso y
la defensa encuentra en ese mismo escenario público una mejor posibilidad de que
sean igualmente conocidos los argumentos aducidos para desvirtuar las pruebas
presentadas por el acusador. Lógicamente esta publicidad del proceso tiene que
verse razonablemente moderada para evitar que una excesivo carácter publicitario
pueda producir un fenómeno de retroalimentación del mundo exterior hacia el
ánimo del jurado de conciencia o del juez, según sea el caso, y se constituya en
factor de presión inadecuada al momento de tomar su decisión.

c. Contradicción: Mientras bajo el imperio del sistema inquisitivo puro,


afortunadamente superado, el funcionario investigador se erigía en adversario

3
Granados Peña, Jaime. “El sistema acusatorio”, en Garantismo, eficiencia y reforma procesal penal en
Colombia, Corporación Excelencia en la Justicia. Bogotá, 1999.
12

desproporcionado para el procesado, por el omnímodo y avasallador poder que


aquel tenía sobre su libertad y sus bienes, todo lo cual dificultaba en lugar de
facilitar la contradicción, en el proceso acusatorio el fiscal acusador y el procesado
se encuentran en un mismo nivel frente al juez. Esta constituye una mejor manera
de confrontación en la que puede darse una real dicción y una real contra-dicción a
la manera auténticamente dialéctica, por la libertad que este sistema brinda al debate
trabado en el juicio, la que debe ser garantizada por el juez que lo dirige
imparcialmente. Esta contradicción no se da únicamente en la confrontación
argumentativa directa entre el fiscal acusador y el procesado, sino de manera
indirecta pero igualmente efectiva en los contra-interrogatorios de los testigos y de
los peritos, efectuados sobre la marcha y en presencia del juzgador, lo que libera al
acusado de la presión del acusador y le permite la potenciación de su defensa.
Mediante dicha confrontación pueden hacerse visibles de manera directa ante los
ojos del juzgador las dubitaciones, las inconsistencias y las contradicciones de las
pruebas de cargo.

d. Celeridad: El sistema acusatorio encuentra en el principio de celeridad una garantía


complementaria para la defensa del procesado, porque en los países donde funciona
dicho sistema su aplicación tiende a coincidir con una gran valoración de la libertad
de los procesados, de tal manera que se trata de evitar en lo posible la privación de
la libertad del acusado antes de que sobre él recaiga la sentencia, mediante el uso de
cauciones pecuniarias de un costo proporcionalmente significativo y que asegure la
comparecencia del mismo al juicio. En el pequeño número de casos en donde el
funcionario investigador considere de extrema urgencia la privación de la libertad
del acusado antes de la realización del juicio, el juez podrá autorizarlo pero entonces
el sistema acusatorio tiene prevista la celebración del juicio a una celeridad tal que
se contrarreste al máximo el perjuicio ocasionado con una encarcelación prematura,
en el entendido que solamente deberán ser privados de la libertad los acusados que
resulten condenados por la real comisión de un delito y no los acusados por la
presunción del acusador.
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e. Inmediación: En el sistema acusatorio no se tiene por practicada ninguna de las


pruebas realizadas por el funcionario investigador, sino que todas deberán realizarse
a los ojos mismos del juzgador de forma que él pueda con su presencia garantizar el
rigor de su recaudo y elaborar sus conclusiones valorativas por sí mismo. En ningún
caso se tratará de repetir las pruebas practicadas por el funcionario investigador,
sino que se les negará a éstas el carácter de prueba real que sólo podrá predicarse de
las pruebas practicadas en el curso de la audiencia de juzgamiento.

f. Concentración: Como se ha mencionado arriba, el sistema acusatorio pretende la


reconstrucción probatoria de los hechos en la audiencia de juzgamiento, efectuada
con tal exactitud cuantitativa y cualitativa que en un solo golpe de aprehensión
permita al juez la elaboración de su certeza sobre la culpabilidad o no del
procesado, producida la cual se pretende una sentencia que deje satisfechas a las
partes y que evite el peligro del sistema inquisitivo de que la responsabilidad de la
decisión tenga que subir ante el superior del juzgador. Se pretende igualmente evitar
que se diluya la responsabilidad por una decisión equivocada, entre el funcionario
investigador y los jueces de primera y segunda instancia, lo que ocurre muy
frecuentemente en el proceso inquisitivo.

g. Identidad del juzgador: El proceso acusatorio, realizado de manera concentrada y


con debate contradictorio en presencia del juez, favorece la adopción de un
veredicto inmediato en el juicio con jurados de conciencia o de una sentencia
inmediata en el caso de un juez togado, con lo que se garantiza el acierto de la
misma. Esta característica que acompaña al sistema acusatorio, se ve acrecentada
con la obligación que se impone al juez togado de anunciar al final de la audiencia
de juzgamiento cuál será el sentido de su decisión final aun cuando ella deba
requerir algunos días para la redacción de su texto escrito.

En síntesis, el trámite del proceso acusatorio comporta dos funciones claramente definidas:
la del fiscal que acusa y la del juez que juzga. Ello implica que corresponde al fiscal tomar
14

la decisión de formular o no acusación contra el ciudadano sobre el cual ha adelantado la


actividad investigativa.

Esta facultad de elección puede ser absolutamente discrecional como en el sistema


anglosajón puro, o reglada como la que opera en el continente europeo y que es conocida
con el nombre de Principio de Oportunidad, figura a la cual nos referiremos a continuación.

1.2 UBICACIÓN DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN LOS


SISTEMAS PROCESALES INQUISITIVO Y ACUSATORIO.

No puede hablarse de sistema procesal acusatorio sin hacer referencia obligada a los dos
más importantes países de cultura anglosajona en los cuales éste tiene plena vigencia. Son
ellos el Reino Unido, conformado por Inglaterra y el país de Gales, ya que Escocia se
apartó de los lineamientos del sistema ingles, y los Estados Unidos de América. No
obstante coincidir en la utilización del sistema acusatorio, éste funciona de maneras
diferentes en ambas colectividades.

En Inglaterra y el país de Gales no existe una institución estatal a la que le corresponda por
imperioso mandato legal el ejercicio exclusivo de la acción penal, sino que esta acción es
ejercida a título privado por los particulares que tienen interés en acudir ante el juez para
que juzgue sobre una conducta que ellos consideran lesiva para sus intereses. No existe
pues ni el carácter público de la acción penal ni tampoco existe el monopolio del ejercicio
de la acción penal en cabeza del Estado. En consecuencia la única manera de que la acción
penal se ponga en marcha consiste en la denuncia presentada por una persona particular,
aún cuando esa persona particular sea un funcionario de la policía. Instaurada la denuncia
ante el juez, éste adelantará el juicio y concluirá en una decisión de carácter obligatorio
para las partes. Significa esto que el ejercicio de la acción penal carece en absoluto de
obligatoriedad, caracterizándose por una discrecionalidad sin cortapisas ni limitaciones.
15

Ello significa que si un funcionario policial tiene conocimiento de una acción delictuosa,
quedará en la más amplia libertad de llevar o no a juicio a su autor. Por ello en un gran
número de ocasiones el funcionario utiliza su criterio amonestando al infractor para que
revise su comportamiento, dejándole claro que la benevolencia con la cual se le trata en esta
ocasión quizá no se repita en el futuro. Puede también dicho funcionario conversar con el
infractor para convencerlo de aceptar ser conducido ante el juez bajo una acusación
mitigada que pueda significarle una fórmula de juicio expedita y una sentencia
significativamente más benigna que la que le sería impuesta en el caso de resistirse al
arreglo y ser llevado a un juzgamiento por un cargo de mayor gravedad que el que podría
acordarse voluntariamente.

Largo sería el razonamiento de tipo histórico y socio-cultural que tendríamos que emplear
para explicar las razones por las cuales funciona este modelo en Inglaterra y el País de
Gales, de difícil comprensión para el resto de países de occidente y en especial para un país
como el nuestro, en el cual este sistema de juzgamiento no sólo sonaría exótico sino
extraordinariamente ingenuo, por lo cual no entraremos en este tipo de exposición debido a
que desborda ampliamente el tema del presente trabajo.

Pero lo cierto es que funciona en Inglaterra y el País de Gales, donde funciona tan bien que
no han pensado en modificarlo. Por el contrario, ha servido de modelo y paradigma para
quienes desean modificar el duro sistema procesal inquisitivo. 4

Igualmente funciona el sistema procesal acusatorio en los Estados Unidos de América, país
conformado inicialmente por los ingleses que buscaban huir de las permanentes
persecuciones originadas en las guerras religiosas originadas en la intolerancia de católicos
y protestantes, en busca de una nueva tierra que les brindara la paz que en su país les había
sido esquiva y que los llevó a tomar como el fundamento de su nueva vida la absoluta
tolerancia por la amplia gama de diversidades que acompaña a la especie humana y que aún
hoy, a pesar de vicisitudes y críticas, es visto por las gentes desesperanzadas del mundo
como una tierra de libertad y de esperanza en una nueva vida que se traduce en la expresión

4
Díez-Picazo, Luis María. El poder de acusar. Cáp. 2. Ed. Ariel, S.A. Barcelona, 2000.
16

popular denominada “el sueño americano”. Quizás esto explique por qué razón funciona
allí un sistema procesal de corte acusatorio.

Pero a diferencia de lo que sucede en Inglaterra y el País de Gales, el ejercicio de la acción


penal por el conocimiento de una conducta delictuosa constituye un monopolio del pueblo
de los Estados Unidos de América, que actúa a través de los fiscales estatales o federales,
según se trate de un delito estatal o federal. En consecuencia, existe en los Estados Unidos
de América un sistema penal acusatorio caracterizado por la calidad de acción pública
ejercida de manera monopolística por los fiscales, lo que excluye la acción penal privada.
Pero al igual que en Inglaterra y el País de Gales, el fiscal cuenta con la más absoluta
discrecionalidad para decidir si su investigación culmina o no en la acusación ante una
corte judicial estatal o federal, ya que los fiscales deciden por sí y ante sí mismos a cuáles
de las personas investigadas llevan a juicio y a cuáles no, y en los casos afirmativos deciden
los fiscales bajo qué cargos más leves o más graves formulan la acusación, de tal manera
que al igual de lo que ocurre en Inglaterra y el País de Gales para un particular investigado
existe la favorable situación de escoger su juicio y conocer de antemano aproximadamente
el monto de su condena. Los fiscales federales y estatales gozan de esta autonomía
discrecional debido a que ellos, independientemente de que sean elegidos popularmente o
designados por el ejecutivo con el beneplácito de los entes legislativos federales o estatales,
no representan a ninguna institución de los tres poderes políticos tradicionales, sino que
representan exclusivamente al pueblo de los Estados Unidos de América a quien
únicamente rinden cuentas, con una sanción por excelencia política pues dichos cargos son
considerados obligatorio punto de paso para quienes aspiren a ostentar las altas dignidades
del poder político. Nos resta una observación acerca del funcionamiento del sistema
acusatorio en la comunidad norteamericana: cuando se trata de la averiguación sobre un
delito cometido por un funcionario público bien sea en materia relacionada con el ejercicio
de sus funciones o con actividades ajenas a las mismas, la investigación es adelantada por
un fiscal especial ad hoc con el fin de evitar que la cercanía del funcionario al poder
público pueda ocasionar el más ínfimo desvío al recto proceder del procedimiento
investigativo y ello porque, a partir del conocido caso Watergate, quedó claramente
establecido que el nominador del fiscal especial carece de la facultad para cesarlo en sus
17

funciones o interferir en la investigación que adelanta. De manera similar a lo observado


anteriormente para los países de Inglaterra y el País de Gales, tampoco es este trabajo el
escenario para adelantar el análisis histórico y socio-cultural del por qué este sistema
procesal acusatorio funciona en los Estados Unidos de América, pero es claro que
funciona y funciona bien porque hasta el momento tampoco ha sido modificado y también
constituye modelo para quienes pretenden orientar en los países de modelo inquisitivo una
modificación de tendencia más liberal y acusatoria 5 .

Lo cierto es que una vez el fiscal norteamericano o el particular inglés hayan decidido
ejercer la acción penal contra un presunto infractor, deberán concurrir ante la corte judicial
correspondiente para formular allí la acusación. La Corte recibirá en sesión al acusador y al
acusado en pie de igualdad y rituará con ellos un juicio en el que se decretará y practicará la
prueba de cargo y ésta será valorada con la exigencia de que produzca en el ánimo del
juzgador (jurado de conciencia o magistrado según sea el caso) la certeza o no de la
culpabilidad del procesado, ya que éste nada tendrá que probar en su favor al encontrarse
amparado por la presunción de su inocencia sin sujeción a prueba de la misma, pues éste es
el fundamento sin el cual no podría funcionar de ninguna manera el sistema penal
acusatorio.

Sea lo primero anotar que la figura del principio de oportunidad que ha sido introducida en
el nuevo Código de Procedimiento Penal colombiano, no corresponde a una figura
autónoma dentro del lenguaje procesalista.

Como acertadamente lo señala el tratadista Mestre Ordóñez en lugar de hablarse de un


principio de oportunidad lo correcto sería referirse a la discrecionalidad para acusar 6 que
tendría el fiscal investigador en los sistemas procesales penales:

5
Díez-Picazo. Op. Cit. Cáp. 3 y 4.
6
Mestre Ordóñez, José Fernando. La discrecionalidad para acusar, La Fiscalía y el principio de oportunidad
en el Estado Social de Derecho. Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Jurídicas. Bogotá,
2003.
18

“Después del estudio bibliográfico y jurisprudencial de rigor y del análisis respectivo, se


construyó la tesis a defender con el escrito. Una formulación, en pocas palabras, de esta
proposición podría ser: el principio de oportunidad – o, lo que es lo mismo, la facultad
discrecional para perseguir a los criminales o presentar la acusación en el proceso penal por
parte de la fiscalía – siempre y cuando se implementen controles adecuados, es un
instrumento de política criminal que favorece la consecución de los fines esenciales del
Estado Social de Derecho y que se aviene, con más armonía que la necesidad en la
acusación, al sistema acusatorio y a la garantía de los derechos fundamentales de los
ciudadanos, tanto víctimas como victimarios.” 7

La tesis planteada por el tratadista citado ubica en su justo término la dimensión que la
figura del denominado principio de oportunidad pueda llegar a ocupar en la práctica
procesal penal colombiana en el futuro inmediato.

Debe señalarse que en los países en los cuales se originó el sistema penal acusatorio
(Estados Unidos de América, Inglaterra y el País de Gales) no se menciona siquiera la
expresión “principio de oportunidad”, pues en ellos la discrecionalidad para la formulación
de la acusación es absoluta. La mencionada denominación tuvo su origen en los países del
continente europeo con régimen penal mixto con tendencia inquisitiva que, dentro de la
dinámica del acontecer social, se vieron abocados a cuestionar la aplicación rígida y
automática del principio de la obligatoriedad de formular la acusación en el ejercicio de la
acción penal debido al inmenso número de procesos frente a las limitaciones del aparato
judicial. Este cuestionamiento los condujo a plantear salidas estratégicas para descartar la
acusación obligatoria en un número limitado de causas que ellos justificaron por razones de
conveniencia o de oportunidad social, como se expondrá en el siguiente capítulo de este
trabajo. Pero debe llamarse la atención sobre el hecho de que a raíz de esta salida procesal
por razones de conveniencia o de oportunidad, nació a la vida del derecho procesal europeo

7
Ibidem. Pág. 18.
19

la figura del “principio de oportunidad”, que recientemente fue introducido con el mismo
nombre en la Constitución Política y el nuevo Código de Procedimiento Penal colombiano.
20

2. DESDE LA OBLIGATORIEDAD EN EL EJERCICIO DE LA ACCION PENAL


Y LA DISCRECIONALIDAD ABSOLUTA, HASTA LA DISCRECIONALIDAD
REGLADA DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

Tal como se expresó en el capítulo primero de este trabajo, el sistema penal acusatorio con
la discrecionalidad absoluta para acusar, nunca ha hecho crisis en los Estados Unidos de
América, Inglaterra y el País de Gales, Estados en donde este sistema siempre ha estado
vigente y que, hasta donde se sepa, parecen satisfechos con el mismo y sin intención
aparente de mutarlo hacia una tendencia inquisitiva.

Por contrapartida, el resto de países del mundo occidental, durante mucho tiempo,
manejaron sus procesos penales por el sistema procesal mixto con tendencia inquisitiva Y
fue en esos países, abrumadoramente superiores en número, en donde la tendencia de
obligatoria investigación y formulación de acusación planteó inquietudes de reforma hacia
la tendencia del principio acusatorio.

Lo anterior no deja de ser significativo, si se tiene en cuenta que en el terreno jurídico los
planteamientos tienden a influir unos sobre otros con el criterio de que la opinión de la
mayoría numérica genera un mayor margen de confianza que el parecer de las minorías. De
seguirse este camino, habría sido más fácil que el sistema mixto con preponderancia
inquisitiva del continente europeo hubiera terminado por imponerse sobre la minoría
numérica que conforman los países británico y norteamericano. Pero no ocurrió así, sino
exactamente a la inversa.

El punto de desequilibrio parece estar constituido, no por razones de índole doctrinario o


ideológico, sino por argumentos de tipo eminentemente práctico: la dinámica de los hechos
sociales.
21

Al referirse al tema comenta el tratadista Díez-Picazo. 8 “El siguiente pasaje referido a


Estados Unidos en 1988, puede tener valor ilustrativo general:

“Pasando ahora a un ejemplo más específico, considérese que en la ciudad de Chicago se


efectúan cada año alrededor de 250.000 detenciones, como consecuencia de las cuales se
celebran 45.000 procesos por faltas y 12.000 por delitos graves. Para gestionar este enorme
volumen de casos, hay únicamente 20 jueces penales. Ante el juez competente, por
ejemplo, para los delitos de lesiones y agresión con arma peligrosa son presentados de 100
a 120 casos al día. Incluso si en algunos de ellos se trata sólo de decidir sobre cuestiones
particulares y no sobre la culpabilidad, se está siempre ante un volumen de trabajo que
exige <soluciones prácticas>, a menudo no completamente en armonía con el modelo
acusatorio ideal.
A escala nacional, por lo demás, se ha calculado que sólo el 50% de los delitos contra las
personas es denunciado. De los denunciados, sólo el 25% es perseguido y de éstos sólo el
25% se resuelve con una condena. De este 25%, además, sólo el 10% conlleva la expiación
efectiva de la pena privativa de la libertad: se trata del 1% del total. Aún así, en las cárceles
norteamericanas hay alrededor de 1.300.000 personas al día. Naturalmente, hay una
rotación; pero la población estable supera las 500.000 unidades. Semejante cuadro permite
comprender, por tanto, por qué razón ha nacido y se ha desarrollado de manera tan radical
en el proceso penal norteamericano el procedimiento de plea bargaining”

A renglón seguido analiza el autor citado que una situación de tal naturaleza no puede
resolverse de manera simplista pretendiendo incrementar el presupuesto para la
administración de justicia porque incluso si fuera factible en términos financieros mantener
un crecimiento de los medios personales y materiales al mismo ritmo que el incremento de
la criminalidad y aún suponiendo que el electorado estuviera dispuesto a apoyar semejante
indexación, este argumento económico seguiría siendo válido en su versión cualitativa,

8
Díez-Picazo, Luis María. Op. Cit. Pág. 18-19
22

dado que no sería posible aumentar de manera indefinida el número de buenos


profesionales de la justicia penal (policías, fiscales, jueces, etc.).

Concluye luego el autor citado señalando que:

“En este sentido parece pronunciarse la Recomendación del Comité de Ministros del
Consejo de Europa, sobre <Simplificación de la Justicia Penal>, aprobada el 17 de
Septiembre de 1987. Allí se constata el generalizado incremento de la criminalidad y el
consiguiente retraso que sufre la justicia penal en los países miembros del Consejo de
Europa; y, entre otras medidas para hacer frente a la situación (mayor utilización de
procedimientos abreviados, simplificación del proceso penal, etc.), se aconseja recurrir al
principio de discrecionalidad en el ejercicio de la acción penal o, en aquellos países donde
por razones históricas o constitucionales rige la obligatoriedad del ejercicio de la acción
penal, a mecanismos equivalentes.” 9 (Subrayado fuera del texto).

Pese a su extensión era necesaria la trascripción de las citas anteriores, para dejar
claramente sentada la autenticidad de la argumentación en ellas contenida, pues de esta
manera se pone en evidencia el real origen del sustento empleado en los países del
continente europeo para recomendar a sus asociados la adopción de políticas de
discrecionalidad en el ejercicio de la acción penal, por razones de conveniencia y de
oportunidad social como arriba se había señalado.

Pero una cosa es recomendarlo, y otra diferente es asimilarlo.

Como lo anota Guerrero Peralta 10

“Esta influencia no deja de ser conflictiva para los procesalistas más tradicionales, así como
para quienes critican el sistema de administración de justicia penal por consenso, en virtud

9
Díez-Picazo, Luis María. Op. Cit. Pág. 19-20
10
Guerrero Peralta, Oscar Julián. Procedimiento Acusatorio y terminación anticipada del proceso penal. Ed.
Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez. Bogotá, 1998.
23

de las implicaciones filosóficas y jurídicas que tiene, el que el Estado de Derecho renuncie
a su tarea de persecución penal. Pero por otra parte está la argumentación de quienes
buscan una solución a los males crónicos de la administración de la justicia penal y a la
llamada crisis del Principio de Legalidad procesal.”

Al decir del autor citado, el planteamiento anterior dio origen a diferentes


pronunciamientos sobre la validez de la importación del sistema acusatorio hacia los países
de la Europa continental con un sistema procesal preponderantemente inquisitivo.

Por una parte se desestimó el argumento económico propuesto, respondiendo que “no
porque los economistas calculen el juez deba ponerse a calcular” 11 . Y se adujo que las
reformas recomendadas atentaban de manera directa contra la característica fundamental
del sistema inquisitivo que utiliza el proceso penal como el mejor camino para asegurar la
defensa de los valores ya que los intereses colectivos siempre deberán primar sobre las
conveniencias individuales.

Por otra parte se planteó el peligro, inherente a las reformas acusatorias propuestas, de una
modificación del papel que debe desempeñar el juzgador en los procesos de naturaleza
inquisitiva, pues en lugar de ejercer la función tradicional de valorar reflexivamente el
voluminoso acopio de prueba escrita aportado por el instructor como fundamento para
dictar sentencia, el papel del juez se vería convertido en el de coordinación entre las partes
acusatoria y defensora quienes librarían en su presencia y en pie de igualdad una
confrontación dialéctica que para nada le necesitaría desde el punto de vista argumentativo.
En efecto, todo esfuerzo por intensificar la incidencia del principio acusatorio en los
procesos con tendencia inquisitiva pasaría necesariamente por el imperativo de practicar las
pruebas en la misma audiencia de juzgamiento, con lo cual el afán instructivo previo del
investigador quedaría reducido a un pre-trabajo y el juez impelido a concentrar su atención
de manera inmediata en el desarrollo del debate probatorio oral para sustentar

11
Dahrendorf Ralf, citado por Díez-Picazo, Luis María. Op. Cit. Pág. 21
24

exclusivamente sobre el mismo el contenido del fallo final sobre la responsabilidad penal o
no del procesado.

Adicionalmente se consideraba que la distribución del poder que se extendía de manera


jerárquicamente vertical en el terreno procesal penal inquisitivo desde los primeros
informes policiales sobre la posible comisión de un delito, pasando por el papel instructivo
de un investigador dotado de grandes facultades sobre la libertad y los bienes del
procesado, y que culminaba en el voluminoso escrito de acusación fundamentado en
personal valoración del instructor sobre el material probatorio, hasta el despacho del juez
cuya función consistía en emitir sobre ella sentencia escrita, a su vez sometida a trámite
escrito de apelación ante el juez superior y eventualmente al trámite igualmente escrito y
formal de los recursos extraordinarios ante la Corte Suprema o instituciones equivalentes,
se vería reemplazada por una relación de coordinación horizontal propia del sistema
acusatorio que centra la importancia procesal exclusivamente en la audiencia misma de
juzgamiento.

Se explicitó que en la práctica este camino conduciría a modificar significativamente la


óptica acerca de lo que se considera el punto máximo de acierto en la administración de
justicia que en el sistema inquisitivo va de menos a más, en la búsqueda de un criterio
superior más justo; mientras que en el sistema acusatorio esta tendencia se invierte
volcando el interés procesal de manera casi exclusiva en dos momentos: a) en la
terminación anticipada del procedimiento por la renuncia del fiscal a formular acusación en
ejercicio de la facultad de discrecionalidad, o b) en ausencia de dicho evento, por la
concentración del proceso en la audiencia de juzgamiento. No todos los juristas europeos se
sentían inclinados a sacrificar la seguridad del extenso proceso inquisitivo, para confiar el
acierto judicial a un rápido procedimiento acusatorio oral que en una sola audiencia
recibiría la acusación, practicaría las pruebas de cargo que le servirían de sustento,
presenciaría el debate suscitado entre la acusación y la defensa y dictaría sentencia
inmediata, cuyo acierto se presumiría al punto de presentarse recursos en menor cantidad
que en el sistema inquisitivo. Situación difícil de aceptar para quienes creen que es más
25

justo un proceso cuanto más demorado es en el tiempo y cuenta con la participación de un


mayor número de funcionarios.

Así las cosas, de la tensión originada entre el imperativo de defender el principio de


legalidad y la necesidad de resolver de alguna manera la imposibilidad de las instituciones
judiciales para abordar la totalidad de las conductas investigadas, surgió una solución
intermedia: sin reemplazar en su totalidad el sistema procesal con preponderancia
inquisitiva por el sistema acusatorio anglosajón, facilitar la adopción progresiva de un
sistema procesal mixto con las siguientes características:

a) La separación nítida de funciones entre instrucción y juzgamiento, de tal


manera que el funcionario instructor ejerza de manera exclusiva la acción
penal en representación del Estado para salvaguardar el Principio de
Legalidad, que la inmensa mayoría de los países que conforman el mundo
occidental considera el fundamento del Estado de Derecho, limitando su
poder sobre la libertad y los bienes de los procesados, y demarcando sus
funciones a la investigación de los hechos y a la formulación de la
acusación, la cual deberá ser debatida en la audiencia pública de
juzgamiento en donde se librará realmente el debate probatorio acerca de la
responsabilidad del procesado, utilizando para ello procedimientos más o
menos similares a los acostumbrados en el sistema procesal acusatorio
anglosajón; y

b) La adopción de una política criminal del Estado que, manteniendo la


vigencia del principio de legalidad, confiera al funcionario instructor la
facultad para permitirle la abstención de investigación y acusación sobre
ciertas conductas, lo que en el derecho continental europeo se denomina
discrecionalidad reglada o principio de oportunidad reglado.
26

Al decir de Guerrero Peralta, esta discrecionalidad reglada, también denominada


oportunidad reglada o principio de oportunidad reglado, nació a la vida jurídica del
procesalismo europeo no como una excepción al principio de legalidad ni como flexibilidad
del mismo, sino

“como un componente del principio de legalidad, es decir, que los supuestos legales que
permiten la abstención del órgano de investigación y acusación sobre ciertas conductas, no
se aprecia como oportunidad o conveniencia, sino que las abstenciones al estar
consideradas por la ley señalan las reglas a que debe estar sometida tal actividad y por lo
tanto obran como complemento de la misma legalidad”. 12

Siguiendo estos lineamientos en desarrollo del tema de la discrecionalidad reglada, se creó


en Alemania, donde el debate cuenta con la literatura más extensa y donde se ha discutido
con mayor profundidad el asunto, el llamado principio de oportunidad que permite finalizar
el proceso por medio de un consenso informal entre procesado y acusador al que se une el
juez y cuyo objetivo es la sustitución de una pena no mayor de un año a cambio del
cumplimiento de unas condiciones o mandatos. 13 Sin embargo, los tratadistas Walter
Perron y Thomas Weigend concuerdan en que:

“en los países donde el principio de legalidad vale como absoluto y en los cuales la fiscalía
debe someter al criterio de los tribunales su actuación, respecto de los fundamentos de una
acusación, el principio de oportunidad se presenta como una manipulación de los elementos
fundamentales del acto delictivo, o como la simple ignorancia de las obligaciones jurídicas
impuestas a las autoridades del orden penal, a efectos de remediar problemas inmediatos de
la administración de justicia” 14

Se trataría, según el autor citado, de crear una “válvula de escape” al excesivo rigor del
principio de legalidad, en lo cual debe procederse con mucha cautela para no caer en el

12
Guerrero Peralta, Oscar Julián. Op. Cit. Pág. 109
13
Guerrero Peralta, Oscar Julián. Op. Cit. Pág. 106
14
Ibidem. Pág. 110.
27

peligroso riesgo de terminar por hacer nugatorio el mismo principio de legalidad que se
pretende preservar.

Razonamiento similar expone Heike Yung quien afirma que:

“entre el principio de legalidad y el principio de oportunidad no impera la lógica de regla


general y excepción, sino más bien una relación de preferencia” 15

Lo cierto es que, finalmente, los países europeos terminaron por aceptar en una u otra
forma el establecimiento del sistema procesal penal mixto de discrecionalidad reglada,
como complementación necesaria y útil del Principio de Legalidad replanteado por las
circunstancias económico-sociales que inciden en la administración de justicia.

Para no alargar indefinidamente el tema con consideraciones que no son objeto de este
escrito, se trae a colación la relación de las causales que para la abstención de formular la
acusación se han previsto en los países europeos, efectuada por el tratadista español
Cándido Conde–Pumpido Ferreiro, el cual se trae siguiendo el mismo criterio expuesto por
el tratadista Mestre Ordóñez 16 , y esto por tratarse de un punto específico de obligada
referencia:

1. Por causas relacionadas con la naturaleza del hecho: el carácter mínimo de la


infracción también denominado como “delitos bagatela”, el tratarse de un delito de
pequeña entidad conexo con otro de mayor gravedad que amerite una pena mayor,
la culpabilidad leve del infractor, la antigüedad de la infracción, tratarse de un
hecho al que pueda dejar de aplicarse la pena por perdón judicial o por remisión
condicional haciendo estéril el proceso, o por ser al delito fruto de un conflicto
ideológico o social.

15
Guerrero Peralta, Oscar Julián. Op. Cit. Pág. 113
16
Mestre Ordóñez, José Fernando. Op. Cit. Pág. 96.
28

2. Por causas relacionadas con el autor del hecho: por tratarse de un delincuente
primario, o de edad juvenil o senil, por concurrir en una misma persona las
circunstancias de infractor y víctima, por adolecer de salud precaria, por cambios
positivos del comportamiento tras una infracción menor, por conveniencia de
aplicarle una medida rehabilitadora en vez de la pena, o por el sometimiento de un
tratamiento desintoxicador cuando el delito se cometió bajo el influjo de material
tóxico.
3. Por causas basadas en la relación entre el delincuente y su víctima: por el parentesco
próximo, por la restitución de la cosa, por la reparación voluntaria del daño, por
haber sido el delito provocado por la víctima, o por terminar la acusación siendo
contraria a los intereses de la víctima.
4. Por causas basadas en el interés general: por interés del Estado como en el caso de
delitos políticos o de resonancia nacional, por falta de interés nacional en el castigo,
por falta de contribución significativa para promover el respeto a la ley, o por falta
de contribución significativa para el sentido de la pena.

Al anterior listado puede agregarse lo anotado por Guerrero Peralta de que:

“Algunas legislaciones han llegado a catalogar el principio, como una más de las
excepciones tradicionales al principio de legalidad entre las que se pueden contar los
llamados delitos privados o aquellos que requieren denuncia o querella por parte del
ofendido para el inicio de la actuación” 17

Para finalizar debe señalarse que las causales arriba mencionadas no operan de manera
automática, sino que están sujetas a precisas condiciones recomendadas por la Unión
Europea para su aplicación, en el sentido de que

17
Guerrero Peralta, Oscar Julián. Op. Cit. Pág. 120.
29

“Deben desarrollarse normas legislativas o administrativas en orden a la fijación de las


condiciones que puedan ser impuestas en la decisión de abstención”. 18

Visto el análisis de contextualización histórica arriba realizado, se procederá en los


siguientes capítulos de este trabajo al estudio del tema sobre la adopción de un sistema
acusatorio y de discrecionalidad reglada o principio de oportunidad, con la modificación de
las normas constitucionales y legales realizadas para ello en el inmediato pasado en
Colombia.

18
Ibidem. Pág. 120.
30

3. EL SISTEMA ACUSATORIO Y EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD


EN LA NUEVA NORMATIVIDAD PENAL COLOMBIANA

Siendo la especie humana una sola a pesar de las diferentes nacionalidades, las reglas que
rigen el comportamiento social tienden a aproximarse a través de las fronteras geográficas.
En consecuencia, los sistemas jurídicos tienden a comunicarse entre sí de manera similar
como en el campo de las ciencias físicas funciona el principio de los vasos comunicantes.
De tal manera que las grandes tendencias jurídicas operan como un progreso colectivo de
los pueblos, jalonado por los más adelantados que se constituyen en verdaderos creadores
de normas y de sistemas, seguidos por los demás países que podríamos denominar
consumidores de Derecho.

En el campo que nos ocupa, el derecho procesal penal, nuestro país ha seguido las
directrices desarrollados en el continente europeo, mediante la adopción del sistema
procesal mixto con tendencia inquisitiva, que tiene como características, entre otras, el
carácter público de la acción penal, el monopolio del Estado para ejercer dicha acción y la
obligatoriedad de sus funcionarios para iniciar de oficio la acción penal desde el mismo
momento en que llegue a su conocimiento la comisión de un delito, so pena de sufrir las
consecuencias legales que les acarrearía una actitud omisiva, obligatoriedad que perdura a
lo largo del proceso hasta su culminación natural en la sentencia.

Este carácter inquisitivo del derecho procesal colombiano no se ve disminuido ni


neutralizado por la creación de las figuras de la querella o de la conciliación penal, por
cuanto estas instituciones han venido siendo incorporadas dentro del proceso penal
inquisitivo como elementos moderadores del mismo, pero regladas de manera rigurosa por
31

estrictas normas legales que limitan su funcionamiento para evitar desviaciones subjetivas
tanto de los particulares como de los funcionarios judiciales.

País consumidor y no productor de Derecho, Colombia se ha caracterizado por ser un fiel


seguidor de las corrientes del continente europeo. En este contexto, no es extraño que
durante los últimos años se venga hablando en el país de la conveniencia de introducir
reformas al procedimiento penal, para adaptarlas a las nuevas tendencias menos inquisitivas
y más próximas a los principios acusatorios delineados en los países europeos, como
expondremos en el presente capítulo.

3.1 ORIGEN Y DESARROLLO DEL ACTO LEGISLATIVO NUMERO


003 DE 2002.

3.1.1.El trabajo realizado por el Comité Interinstitucional o Comisión


Preparatoria, para el anteproyecto del Acto Legislativo.

En el mes de abril de 2002, durante el gobierno del ex presidente Andrés Pastrana Arango,
sus ministros del Interior y de la Justicia y el Derecho, presentaron ante el Congreso
Nacional un proyecto de Acto Legislativo tendiente a modificar cuatro artículos de la
Constitución Política, según proyecto elaborado bajo la dirección del Fiscal General de la
Nación Luis Camilo Osorio Isaza, encaminado a introducir reformas en el sistema de
administración de justicia vigente.

Se trataba de un nuevo intento, ya que el año anterior había sido presentado un proyecto de
reforma en el mismo sentido pero con un contenido diferente, que no alcanzó a encontrar el
consenso necesario para su adopción, por lo cual debió ser retirado. De todas maneras el
nuevo proyecto recogía las opiniones recaudadas sobre el tema en el anterior intento.
32

Esta vez el proyecto fue preparado en un trabajo liderado por la Fiscalía General de la
Nación y en donde tuvieron activa participación el Ministro de Justicia, el presidente de la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, el presidente del Consejo Superior
de la Judicatura, el Defensor del Pueblo, el Procurador General de la Nación y
representantes de la Asociación de Universidades y de la Corporación Excelencia de la
Justicia representada por el Doctor Jaime Granados Peña.

Ello significa que no se trató de un simple comité ad hoc, como desafortunadamente se


estila de manera frecuente en nuestro acontecer nacional, sino de la presencia en la
discusión de las cabezas de las instituciones nacionales directamente implicadas en el
tema, o de sus delegados personales, con lo cual se garantizaba un abordaje serio del
mismo. A más de lo anterior, durante su trabajo de cuatro meses, fueron escuchadas las
opiniones de académicos y juristas especializados en la materia y se estudiaron textos
antecedentes de la Constitución de 1991 y de parlamentarios y de otras personas que habían
participado anteriormente en discusiones similares.

Estas aclaraciones se hacen necesarias por cuanto no se trataba de introducir reformas


sencillas o relativamente importantes en temas marginales. Se trataba, ni más ni menos, que
de introducir al más alto nivel constitucional unas normas que dieran un viraje significativo
a la política procesal penal colombiana, desde el sistema inquisitivo vigente hacia uno de
tendencia acusatoria, acorde con la práctica procesal que se estila en los países del
continente europeo, tal como lo manifestaron de manera expresa los ministros del Interior y
de la Justicia y el Derecho en la presentación del proyecto de Acto Legislativo:

“Esta iniciativa de reforma constitucional tiene la finalidad de modificar la estructura del


sistema de procesamiento criminal colombiano, para adoptar uno de clara tendencia
acusatoria, en donde el eje del proceso sea el juicio oral y, por esta vía, se respeten de mejor
manera los derechos de los ciudadanos durante la investigación y el juzgamiento.”
“El Gobierno Nacional está convencido de la necesidad de asumir el reto de reformar la
justicia penal, pues cada día es más dramática la situación de la rama penal del poder
judicial, toda vez que la inoperancia del sistema hace que, aún a pesar de los múltiples
33

esfuerzos de los funcionarios, las decisiones sean demoradas, es decir, la justicia sea
ineficaz.” 19

El Comité Interinstitucional o Comisión Preparatoria estuvo integrada así:

Por la Fiscalía General de la Nación: el Fiscal General Camilo Osorio Isaza con sus
Asesores Externos Julio Andrés Sampedro y Gustavo Gómez Velásquez, por el Vicefiscal
General Gustavo Morales Marín y su Asesora

Nora Angélica Lozano Suárez, por el Coordinador de las Fiscalías Delegadas ente la Corte
Suprema de Justicia Guillermo Mendoza Diago y en algunas sesiones el Fiscal Delegado
ante la Corte Ramiro Alonso Marín Vásquez;

Por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia: su Presidente Alvaro Orlando Pérez
Pinzón y en algunas sesiones el Magistrado Fernando Arboleda Ripoll;

Por el Consejo Superior de la Judicatura: su presidente Fernando Coral Villota y en


algunas sesiones por la Magistrada Lucía Arbeláez de Tobón;

Por el Ministerio del Interior y de la Justicia: el Secretario Privado del Ministro Felipe
Pinzón Londoño;

Por la Procuraduría General de la Nación: el Procurador General Edgardo Maya


Villazón y la Procuradora delegada para la Policía Nacional Dora Cifuentes Ramírez;

Por la Defensoría Pública: su presidente Karin Kuhfeldt Salazar y el Delegado Juan


Jaramillo Pérez;

Por la Asociación Colombiana de Universidades: Gustavo Salazar Trujillo;

19
Gaceta del Congreso número 134, Año XI. 26 de Abril de 2002. Pág. 3
34

Por la Corporación Excelencia en la Justicia: por Jaime Granados Peña, Juan David
Riveros Barragán, el Secretario Técnico de la Comisión Alfredo Rodríguez Montaña, y la
Secretaria Auxiliar de la Comisión Cristina Aya Caro.

Debe resaltarse el aporte de la Corporación Excelencia en la Justicia y en especial la de su


Delegado Doctor Jaime Granados Peña, quien a través de todo el trabajo fue el orientador y
el conductor real de las deliberaciones de la Comisión Preparatoria, soportado en los
documentos presentados por él mismo, unos como punto de arranque de las discusiones y
otros como puntos de referencia y complementación, entre los cuales se destacan los
siguientes:

• Cronograma de Actividades para la implementación de un sistema de procedimiento


penal de corte acusatorio en Colombia.
• Ideas Temáticas que debe contener el Acto Legislativo.
• Bases ideológicas para un esquema de procesamiento criminal de tendencia
acusatoria.
• Estudio número I de jurisprudencia internacional.
• Sentencias del Tribunal de Estrasburgo acerca de registros, allanamientos e
interceptaciones.
• Estructura proyectada del proceso penal en Colombia.
• Borrador del proyecto de Acto Legislativo para ser presentado al Congreso.
• Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, Octubre de 2000.
• Excurso sobre la conformidad de los Registros, Allanamientos e Interceptaciones
sin Intervención Judicial Previa con los Tratados de Derechos Humanos.
• Excurso sobre la conformidad de una organización piramidal y jerarquizada en la
Fiscalía con los Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos.

Igualmente se destaca la participación en dicha comisión del catedrático universitario Julio


Andrés Sampedro Arrubla, asesor externo del Fiscal General de la Nación, por su activa
participación a lo largo de la totalidad de las deliberaciones de la comisión y sus
permanentes aportes al tema de la participación de las víctimas en el proceso penal para
35

cuya discusión aportó el texto “El Libro Verde de Víctimas” del Consejo Europeo en el
cual se plantean, entre otros, unos interrogantes sobre la creación de un fondo estatal para la
compensación de las víctimas.

Tal como lo explicó el Doctor Granados Peña a la Comisión Preparatoria, el Proyecto de


Reforma al sistema de administración de justicia penal en Colombia comenzó antes de la
conformación de la mencionada Comisión. Pero no con un modelo teórico de escritorio,
sino con visitas académicas realizadas por él a la isla de Puerto Rico en el mes de julio de
2001, “con la participación del Vicefiscal, del Procurador y de otras distinguidas
personalidades, donde tuvieron la oportunidad de conocer el sistema judicial y la manera
cómo se llevan allí los casos, cómo investiga la Fiscalía y cómo es la relación entre el fiscal
y el juez, cómo se maneja la oralidad de los procedimientos y el modo de participación de
la comunidad en las decisiones”. En el mes de diciembre del mismo año repitió la visita,
esta vez acompañado del Fiscal General y del profesor Julio Andrés Sampedro Arrubla,
para visualizar el funcionamiento concreto del sistema con el fin de “despejar algunas
dudas que tenía el Fiscal, a quien la visita dejó muy impresionado y satisfecho al ver que es
posible avanzar hacia un sistema acusatorio con unos costos manejables y tratándose de un
país cuyo índice de criminalidad es elevado con la exigencia que ello implica en el
establecimiento de un aparato de justicia que sea sólido, confiable y económicamente
viable para ser financiado.” Según resaltó el Doctor Granados Peña el éxito conseguido en
estas dos visitas fue de tal magnitud que de allí surgió la idea de repetir la experiencia con
los Magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y con miembros de la
Comisión Preparatoria. Al igual que Puerto Rico se propone la observación del
funcionamiento del sistema en la Nación suramericana de Chile debido a la seriedad y
responsabilidad con la cual están manejando la transición del sistema inquisitivo al
acusatorio lo cual lleva un periodo de trabajo que ya lleva cinco años. Estas visitas han
tenido y tendrán como metodología la simple observación en contacto directo con la
realidad y a partir de allí desarrollar todos los interrogantes que de esas experiencias puedan
desprenderse. 20

20
Comisión Preparatoria, Acta No. 1 del Primero de Febrero de 2002, contenida en la publicación Reforma
Constitucional de la Justicia Penal, Tomo I, Actas de la Comisión Preparatoria y Documentos de Trámite
legislativa, Corporación Excelencia en el Justicia, 2002.
36

La metodología utilizada en desarrollo del proyecto de reforma, se encuentra así


sólidamente afianzada en un contacto directo con la realidad experimentada en dos países
latinos de diferentes tradiciones culturales, por lo cual no podrá decirse que se trató de
implantar una reforma de escritorio.

Así las cosas, la Comisión Preparatoria abordó la discusión del documento “Ideas
Temáticas que debe contener el Acto Legislativo” propuesto por el Doctor Granados Peña
que consta de diez puntos, seis de los cuales venían de un proyecto anterior y cuatro
agregados en esta etapa, en los cuales estaban plasmados los puntos concretos que se
buscaba incluir en el contenido del proyecto de Acto Legislativo que sería sometido a la
consideración del Congreso, cuyos apartes pertinentes al tema de la ubicación del principio
de oportunidad dentro del sistema acusatorio, que es el objeto de este trabajo, se transcriben
y analizan a continuación 21 .

1.”Fortalecer la capacidad investigativa de la Fiscalía General de la Nación, lo que


conlleva algunas modificaciones de las funciones judiciales que en la actualidad
ostenta, las cuales pasarían a ser competencia de los jueces penales de garantías, sin
perjuicio de la posibilidad de adelantar registros, allanamientos e incautaciones por
iniciativa propia, con el correspondiente control judicial posterior e inmediato”.

Se buscaba con ello preservar con el mayor cuidado los derechos de los ciudadanos, sin
lesionar la capacidad investigativa de la Fiscalía que constituye la garantía del recaudo
inmediato de las pruebas para el éxito de la investigación. Así las cosas, el fiscal se
dedicaría a investigar, pero no tomaría decisiones sobre la libertad del investigado, las
cuales deberían ser resueltas por un juez de garantías, con lo cual el fiscal no actuaría
como juez y parte lo que pondría en entredicho su imparcialidad.

Al respecto la delegada de la Procuraduría manifestó su inquietud en el sentido de que sería


inconstitucional que los fiscales, por no ostentar facultad judicial, pudieran adelantar

21
Ibidem
37

registros, allanamientos e interceptaciones sin el mandamiento escrito de la autoridad


judicial competente exigido expresamente por el artículo 28 de la Constitución Política, con
lo cual se planteó la Comisión el interrogante acerca de si la reforma a la Fiscalía implicaría
que esta dejara de ser un órgano de la Rama Judicial para pasar a ser un órgano de la Rama
Ejecutiva o una entidad independiente. Fueron varios los puntos de vista expresados a este
respecto, en donde se descartó que las funciones de la fiscalía dejaran de ser judiciales para
convertirse en administrativas e igualmente se descartó que la misma pasara de la Rama
Judicial a la Rama Ejecutiva o se convirtiera en entidad independiente a la manera de la
Procuraduría o de la Contraloría, por cuanto la opinión pública se muestra más inclinada a
confiar en la fiscalía en tanto la percibe como entidad judicial, por lo que la discusión
quedaría resuelta en el texto final del proyecto de acto legislativo que se presentó al
Congreso en los siguientes términos:

Artículo 3º. El artículo 250 quedará así:


“En ejercicio de sus funciones la Fiscalía General de la Nación, deberá: (...)
2. Adelantar registros, allanamientos, incautaciones, e interceptaciones de
comunicaciones. En estos eventos el juez que ejerza las funciones de control de
garantías efectuará el control posterior respectivo a más tardar dentro de las treinta y
seis (36) horas siguientes, al solo efecto de determinar su validez”.

2.- Dotar al aparato de justicia penal de una estructura que permita que durante la
etapa de investigación sea un juez de control de garantías quien tome las decisiones
sobre libertad, lo mismo que sobre las preclusiones”.

Este punto temático reviste especial interés en el anteproyecto de la reforma porque


constituye otra de las características importantes en el tránsito del sistema inquisitivo al
acusatorio, ya que reconoce a los ciudadanos el derecho a ser tratados como personas
inocentes aún durante la investigación que sobre ellos se adelante. En efecto, uno de los
mayores desconocimientos de la presunción de inocencia de un ciudadano consiste en la
privación de su libertad sin que medie una sentencia judicial que la desvirtúe. Este tema del
control de garantías sobre las medidas que puedan afectar la libertad de los investigados,
38

quedaría redactado en el texto final del proyecto de acto legislativo que se presentó al
Congreso en los siguientes términos:

Artículo 3º. El artículo 250 quedará así:


“En ejercicio de sus funciones la Fiscalía General de la Nación, deberá: (...)
1. Solicitar al juez de control de garantías las medidas que aseguren la comparecencia
de los presuntos infractores de la ley penal, las que procuren la conservación de la
prueba y la protección de la comunidad; así mismo aquellas necesarias para la
asistencia inmediata a las víctimas y hace efectivo el restablecimiento del derecho.
Excepcionalmente, la ley podrá facultar a la Fiscalía General de la Nación para
realizar capturas administrativas. En estos casos, el juez de control de garantías lo
realizará a más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes.
El juez de control de garantías no podrá se, en ningún caso, el juez de conocimiento.

Mientras que el tema de la preclusión quedaría redactado en el texto final del proyecto de
acto legislativo que se presentó al Congreso en los siguientes términos: “En ejercicio de sus
funciones la Fiscalía General de la Nación, deberá: (......)
7. Solicitar ante el juez competente la preclusión de las investigaciones cuando según
lo dispuesto en la ley no hubiere mérito para acusar.

3.- Incorporar al ordenamiento jurídico el principio de oportunidad en su modalidad


reglada. El juez, de manera previa, autorizará para que la Fiscalía General de la
Nación profiera la acusación, la cual no será vinculante.

Sobre este punto el Presidente del Consejo Superior de la Judicatura formuló la siguiente
pregunta “Con respecto al tercer punto, qué significa incorporar al ordenamiento jurídico el
principio de oportunidad en su modalidad reglada?”.

Este interrogante fue respondido por el Doctor Jaime Granados Peña en palabras que se
citan textualmente por la importancia que revisten para la precisión conceptual del tema:
39

“Hay dos dimensiones en el derecho comparado del “principio de oportunidad”, el de


origen continental europeo, principalmente alemán, y el anglosajón que es de absoluta
discrecionalidad.

“En el sistema anglosajón el Ministerio Público, el Ministerio Fiscal, tiene la absoluta


facultad de investigar y de acusar y solamente en casos de discrimen, principalmente
político o por razón de sexo o razón de raza se podría cuestionar ese tipo de actividad, de lo
contrario es responsabilidad de la Fiscalía investigar y acusar; y como se trata de una
Fiscalía en ese esquema anglosajón, que es del ejecutivo y que responde electoralmente, es
el Ejecutivo el que tiene que controlar si hizo un buen o mal uso de esa facultad
discrecional.

“El sistema continental europeo, principalmente el alemán, establece un sistema en donde sí


se puede ejercer el “principio de oportunidad”, pero en casos concretos y con control
judicial, lo hacen en la ordenanza procesal penal párrafo 152 a, b, c en adelante, y allí se
dice en qué casos, como los de pequeña criminalidad y delitos de bagatela, es decir, da unos
criterios y a eso nos referimos cuando decimos reglados. Es una regla y debe someterse a la
Fiscalía a esa regla para no abusar y para garantizar que es un ejercicio adecuado de esa
facultad. Ahora, aquí no está dicho, pero podría llevarse ante el juez cuando se estime que
hay un abuso de esa facultad, es decir, el Fiscal puede tomar las decisiones sin consultarlas
y sin intereses del poder judicial, pero si hay un abuso, una víctima de un delito, si ésta
siente que no está siendo atendida, tiene la oportunidad de quejarse ante el juez. Pero no es
que la Fiscalía tenga que investigar o tenga que pedir permiso si no va a investigar.” 22

Concepto que fue ratificado por el Doctor Julio Andrés Sampedro, en los siguientes
términos:

“Claro, lo cual tampoco supone que sea una discreción absoluta del Fiscal, porque eso
tendría controles, incluso de los sujetos procesales en la medida, por ejemplo, las víctimas

22
Ibidem Pág. 39—40
40

podrían entrar a controlar ese acto de acusación, más que el acto de acusación, el acto de
discrecionalidad del Fiscal si decide no acusar” 23

Posteriormente, en el curso de su sesión del 6 de marzo de 2002, al estudiar un nuevo


borrador del ante-proyecto de reforma al artículo 250 de la Constitución Política, se
encontró con que en la nueva redacción del numeral 5 de dicho artículo se reunían los
temas de la preclusión y el principio de oportunidad, que habían sido tratados por separado
en las Ideas Temáticas 2 y 3 del mencionado documento. En efecto, la nueva redacción
decía así:
El Artículo 250 de la C. P. quedaría así:
Corresponde a la Fiscalía General de la Nación (...) Para tal efecto la Fiscalía general dela
Nación, deberá: (...)
5. Requerir ante el juez competente la preclusión de las investigaciones conforme a la
ley, cuando no hubiere mérito para acusar. Se aplicará el principio de oportunidad con
sujeción estricta a la ley y previa autorización del juez de control de garantías

Lo anterior dio origen a una extensa discusión entre los miembros de la Comisión acerca
del alcance y delimitación entre estos dos temas y, de paso, se constituyó en un escenario
de clarificación sobre la modificación del papel de la Fiscalía en el nuevo sistema procesal
penal de corte acusatorio que se pretendía instaurar en el país, y la nueva relación surgida
entre fiscales y jueces en dicho proceso. Por la importancia de dicho debate, se trae tal
como éste se surtió en el seno de la Comisión: 24 (Subrayados fuera del texto citado)

“Así, se dio inicio a la discusión del artículo 250 numeral 5.

Dr. Juan Jaramillo: La Defensoría había solicitado una explicación de este numeral.

23
Ibidem Pág. 40—41
24
Comisión Preparatoria, Acta No. 7 del Primero de Febrero de 2002, contenida en la publicación Reforma
Constitucional de la Justicia Penal, Tomo I, Actas de la Comisión Preparatoria y Documentos de Trámite
legislativa, Corporación Excelencia en el Justicia, 2002.
41

Dr. Jaime Granados: La razón de ser es que la preclusión constituye una función judicial
que no solo pone fin a un conflicto sino que en la práctica ha demostrado que la ausencia de
control independiente judiciales puede prestar para abusos. Desde la discusión del proyecto
pasado se consideró prudente que precluir no fuera una facultad omnímoda del Fiscal, sino
que también existiera algún tipo de control judicial independiente; que la preclusión no la
decrete el Fiscal sino el Juez a petición del Fiscal como órgano requirente. En una manera
de complementar el principio de oportunidad como opción más prudente porque evita
abusos, y el cual ha tenido toda clase de defensas desde 1998 cuando era Presidente de la
Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia el doctor Fernando arboleda Ripoll. Me parece
que en Colombia evitaría abusos. Aquí, la Fiscalía lo haría, con autorización judicial Es una
selectividad transparente, por ejemplo para los delitos de bagatela, unido a criterios de
principio de insignificancia.

Señor Fiscal General: Estamos confundiendo un principio con un procedimiento;


oportunidad y preclusión son autónomos.

Dr. Julio Sampedro: El tema de la conciliación es fundamental ya que en la medida que


haya reparación a la víctima, la Fiscalía pueda dar paso a la aplicación del principio de
oportunidad. Por eso están unidos.

Dr. Juan Jaramillo: El numeral 5 se refiere al juez competente o al juez de garantías?

Señor Fiscal General: Para la reclusión debe ser el juez de control de garantías.

Dr. Jaime Granados: Es el juez de control de garantías en ambos casos. Hay una
observación importante: El principio de oportunidad, si lo hace el juez de control de
garantías porque se ejerce en la investigación (etapas 2 y 3 del cuadro proyectado del
proceso) 25 . Sólo hasta la “Lectura de Acusación / Preclusión” (3C) se puede dar la
preclusión, antes se aplica el principio de oportunidad.

25
En la sesión del 18 de febrero de 2002 el Dr. Jaime Granados había presentado el cuadro de la Estructura
del Proceso Penal Proyectada en Colombia, con las siguientes etapas: 1. LABOR PREVIA DE
INVESTIGACIÓN. Que en nuestro actual Código de Procedimiento penal está consagrada en el art. 314,
42

Dr. Gustavo Gómez Velásquez: Se podría plantear así “...requerir ante el juez la
preclusión...” y así no estaríamos determinando qué juez, simplemente se indica que es un
juez y que de acuerdo al procedimiento decidirá a dónde va. No nos adelantemos a algo tan
casuístico, además esto responderá al modelo de código que se elabore. En ese sentido
deberíamos dejar esos lineamientos al Código de Procedimiento Penal. No determinar cuál
juez si el de control o el de conocimiento.

Señor Fiscal General: Si, pero es fundamental saber hacia donde vamos y no dejar todo a
la ley.

Dr. Gustavo Gómez Velásquez: Pero que quede abierta la posibilidad y que se pueda ver
la conveniencia de acuerdo al nuevo Código. Lo que importa es que el juez obedezca esa
reglamentación. Garanticemos lo fundamental.

Dr. Julio Sampedro: Que quede en la ley, pero también voy por la línea de Jaime, el punto
es que el paradigma de fiscal cambia y va a manejar el tema de la investigación en su leal
saber y entender; la Fiscalía con su investigación que no judicial puede hacer lo que quiera.

consistente en las labores previas de verificación y de inteligencia. Esta etapa no tiene valor probatorio, es
dirigida por la policía judicial y no es una etapa de naturaleza procesal. 2. AUDIENCIA DE CONTROL DE
LEGALIDAD. Es el primer contacto procesal con el juez de control de garantías. No hay recursos (esto no
violenta la constitución por cuanto la violación constitucional es consagrar la posibilidad de recurrir la
sentencia condenatoria) 3 A. AUDIENCIA PRELIMINAR. Se da la contradicción probatoria y es un
imperativo práctico la distinción de si hay o no preso. 3 B. ACUSACIÓN. Es una fase intermedia en donde se
presenta la acusación y ésta la hace la Fiscalía en presencia del juez, informando cuándo va a ser el juicio.
Actualmente, en Colombia hay muchas demoras precisamente por las notificaciones y con este mecanismo se
pretende precisamente agilizar esto. 4 A. AUDIENCIA PREPARATORIA. Es una etapa ágil y previa al
juicio oral como tal, en donde se pueden controvertir elementos probatorios. Allí se determinan cuáles van a
ser las pruebas de la Fiscalía para acusar. Se podrá discutir aquí que las pruebas son ilegales, se determinarán
las pruebas que quiere el defensor, se pedirán nulidades, en fin, todas las discusiones previas al juicio oral. 4
B. JUICIO ORAL. Se podría proponer eventualmente un juez constituido por un cuerpo colegiado, que
otorgue mayores garantías, para delitos de mayor gravedad; en esta etapa sólo puede haber prórroga por
solicitud del sindicado, no de la Fiscalía General de la Nación; siempre habrá un término máximo del mismo
juicio so pena de una excarcelación. 5 AUDIENCIA DE DOSIFICACIÓN DE LA PENA. Es la “pre-
sentencia” como lo establece el derecho norteamericano, en donde el mismo juez que conoció, después de
evaluar agravantes, atenuantes, etc. Hace la tasación de la pena, teniendo en cuenta (sin que esto implique u
derecho penal de autor) porque para la imposición de la pena debe tenerse en cuenta la persona
independientemente del delito. La tasación de la pena no vendría en la sentencia, se haría en una audiencia.
(Comisión Preparatoria, Acta No. 4 del 18 de Febrero de 2002, contenida en la publicación Reforma
Constitucional de la Justicia Penal, Tomo I, Actas de la Comisión Preparatoria y Documentos de Trámite
legislativa, Corporación Excelencia en el Justicia, 2002.)
43

Limitar el tema de la preclusión es quitarle dientes a la Fiscalía. Eso es principio de


oportunidad. Allí radica una de las facultades especiales que le da el sistema acusatorio a la
Fiscalía como ente investigador. No creo que haya que hablar de preclusión durante la
investigación. Hay fases donde al descubrir que no hay delito puede archivar si judicializar
el tema, no hay necesidad de una preclusión. Ahora la cuestión cambia cuando se determine
si se va a judicializar el tema. Para qué se va a desgastar el fiscal pidiendo una autorización
judicial sobre algo que ni siquiera es judicial?

Dr. Jaime Granados: La investigación no es una investigación de naturaleza judicial, es


una tarea básicamente de inteligencia y esto debe quedar claro para que el sistema funcione,
por ello en la Fase 1 (Labor Previa de Investigación) no interviene un juez para nada, sólo
policía judicial y Fiscalía. Si hay una víctima, y la Fiscalía usa el Principio de Oportunidad,
entonces como garantía, si va ante el juez de control de garantías.

Dr. Fernando Coral Villota: De acuerdo a esta redacción, ¿cualquier decisión en


cualquier etapa del proceso desde la “Noticia Criminis”, del conocimiento del hecho, hasta
antes del juicio iría antes al juez?

Dr. Jaime Granados: La primera Fase no es proceso técnicamente, pero para abortarlo
porque no ha nacido el proceso, se utiliza el principio de oportunidad. El principio de
oportunidad surge cuando no hay proceso, porque cuando hay proceso existe es la
preclusión.

Señor Fiscal General: Por qué dice “conforme a la ley”, luego ¿es que hay solicitudes por
fuera de la ley? Eso trae un mensaje subliminal.

Dr. Jaime Granados: Se refiere a que es reglada.

Dr. Dora Cifuentes: Debería suprimirse la expresión “competente” y que sea conforme a
la ley, en cuanto que debe ser por las causales previstas en el Código de Procedimiento
penal.
44

Dr. Guillermo Mendoza Diago: El doctor entiende el principio de oportunidad como una
discrecionalidad que tiene el fiscal; con elementos de juicio tiene entonces una alternativa,
si va al juez o si archiva, allí no hay problema judicial; pero si va al juez entonces la
oportunidad es un ejercicio del fiscal discrecional, sin norma legal pero aquí, le vamos a
poner un mínimo de algo ¿eso no es contradictorio?

Señor Fiscal General: El principio de oportunidad es reglado, dicen algunos, sin embargo
otros dicen que es discrecional. Hay que aclarar primero qué es este principio y cuál va a
operar, sin mezclarlo con la preclusión. Si es reglado, no es principio de oportunidad.

Dr. Gustavo Gómez Velásquez: Al leer la exposición de motivos del pasado Acto
Legislativo, el principio de oportunidad funcionaba con sujeción a la ley previo control
judicial. Sin embargo enunciaba en qué eventos se aplicaba el principio y planteaba la
modalidad “reglada” en donde previamente el legislador establece unos parámetros y, la
“discrecional”.

Dr. Guillermo Mendoza Diago: Eso ya es principio de legalidad.

Dr. Jaime Granados: Esa exposición de motivos fue elaborada por la Corporación
Excelencia en la Justicia CEJ, y yo la respaldo. Deja las dos puertas para su aplicación
(reglado o discrecional). Para los clásicos la discreción es casi absoluta del fiscal. No está
obligado a actuar dentro de unas causales. En Alemania, se establecen eventos donde se
puede autorizar a la Fiscalía para que si quiere no actúe, pero con control. Normalmente por
actividad probatoria donde hay dudas. Algo de eso tuvo el Código de procedimiento penal
anterior con la audiencia especial.

Dr. Guillermo Mendoza Diago: ¿Cuándo comienza el proceso penal? Cuando decido
llevar a alguien ante una autoridad judicial. Con este sistema el primer compromiso con la
persona sería mediante el arresto o mediante su citación para que se pueda hacer una
audiencia preliminar que permita hacer los cargos.
45

Dr. Jaime Granados: Sí, el principio de oportunidad se ejercería antes del primer
compromiso.

Dr. Mendoza Diago: Es más práctico manejar un principio de legalidad para que el fiscal
no quede con esa discrecionalidad, porque en un país como el nuestro la discrecionalidad es
peligrosa.

Dr. Jaime Granados: Lo que se propone es un término medio.

Dr. Dora Cifuentes: El sistema acusatorio debe estar ligado a la Constitución y como en
ella se consagró una protección al derecho de petición, el Estado debe dar una respuesta
acerca de si se está llevando o no llevando a cabo una investigación. Hay que dar
respuestas.

Señor Fiscal General: ¿Qué pasa con el resarcimiento de daños cuando hay principio de
oportunidad?

Dr. Jaime Granados: La ley puede fijar criterios para condicionar algunas hipótesis
sujetas al tema.

Dr. Julio Sampedro: En las Bases Ideológicas, la Base 10 literal F prevé el derecho de las
víctimas a que sus intereses sean considerados al momento de aplicar el criterio de
oportunidad.

Dr. Fernando Coral Villota: Creo que deben quedar los dos principios separados, pero la
discusión debe darse luego en el Código de Procedimiento Penal. Es claro que debe ser una
facultad reglada, siguiendo el art. 6 de la Constitución.

Dr. Julio Sampedro: Con un principio de oportunidad reglado y estoy de acuerdo, permite
además un manejo ágil de la política criminal, de manera que hoy pueden ser unos y
46

mañana otros los criterios. En la parte inicial de la investigación el fiscal conserva toda su
autonomía. No amarremos tanto a la Fiscalía con unas causales y unas precisiones osbre la
preclusión porque eso es restarle fuerza a la Fiscalía. De hecho la investigación se debe
manejar fundamentalmente a través del principio de oportunidad, pero la ley dirá cómo, sin
que se entorpezca la labor.

Dr. Fernando Coral Villota: Sugiero que quede así: “se aplicará el principio de
oportunidad y de preclusión con sujeción a la ley”

Dr. Julio Sampedro: No sería adecuada esa redacción porque podría pensarse que habría
equivalencia entre los criterios de oportunidad y preclusión y eso confundiría los dos
principios.

Dr. Jaime Granados: Dejémoslo como dos numerales y así quedan separados los
principios, es lo mejor, lo más conveniente.

Dr. Juan Jaramillo: Considero que de todas formas debe quedar consagrada la expresión
“... y previa autorización del juez de control de garantías”.

Dr. Mendoza Diago: Si se consagra como lo sugiere el Dr. Jaramillo dejaría de ser
principio de oportunidad y se convertiría en procedimiento.

Finalmente la redacción quedó así:

5. Aplicar el principio de oportunidad en las causales definidas en la ley.


6. Solicitar ante el juez la preclusión de las investigaciones cuando no hubiera
mérito para acusar”.

Realizado el análisis en sus diferentes aspectos, finalmente la Comisión adoptó la


argumentación planteada en el documento presentado y, en consecuencia, este tema
47

quedaría redactado en el texto final del proyecto de acto legislativo que se presentó al
Congreso en los siguientes términos:

Artículo 3º. El artículo 250 quedará así:


“El artículo 250 de la Constitución Política quedará así:
Artículo 250. Corresponde a la Fiscalía General de la Nación, de oficio o con fundamento
en denuncia, petición especial o querella, desarrollar las investigaciones de los hechos
que puedan constituir delitos y acusar ante los jueces de la República, cuando fuere el
caso, a los presuntos infractores de la ley penal. Se exceptúan los delitos cometidos por
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo servicio. Para
tal efecto la Fiscalía General de la Nación deberá: (...)
4. Aplicar el principio de oportunidad en las causales definidas en la ley

Se hizo posible de esta manera, introducir en nuestro país el debate acerca de la


conveniencia de pasar del esquema inquisitivo al sistema acusatorio y un primer paso para
la aplicación por parte de la Fiscalía del principio de oportunidad al momento de tomar la
decisión de formular o no acusación, dejando a la ley el establecimiento de las causales
correspondientes.

En lo que respecta a otros aspectos del nuevo proceso penal, la Comisión consideró otras
ideas temáticas que se enuncian a continuación.

4.- “Modelar el juicio de tal manera que sea efectivamente oral, público y
contradictorio, en donde se respeten los principios de concentración e inmediación”.
Como quiera que este punto es un concomitante del sistema acusatorio que se pretendía
introducir con la reforma propuesta, no tuvo mayor discusión y quedó plasmado así en el
texto final del proyecto de acto legislativo que se presentó al Congreso en los siguientes
términos:

Artículo 3º. El artículo 250 quedará así:


“En ejercicio de sus funciones la Fiscalía General de la Nación, deberá: (......)
48

6. Presentar escrito de acusación ante el juez competente, con el fin de dar inicio a un
juicio público, oral, contradictorio y concentrado.

9.- “Establecer el régimen de transición para la implementación gradual del nuevo


sistema, el cual debe iniciar por los extremos”.

Este punto fue recogido en el proyecto de Acto Legislativo presentado al Congreso de la


República, de la siguiente manera:

Artículo transitorio.-
(...)
Con el fin de conseguir la transición hacia el sistema acusatorio previsto en el presente
Acto Legislativo, la ley podrá tomar las previsiones necesarias para garantizar la
presencia de funcionarios y demás servidores públicos que sean esenciales y, en
particular, el traslado de cargos entre la Fiscalía general de la Nación, la Judicatura,
la Procuraduría General, la defensoría del Pueblo y los demás organismos que
cumplen funciones de policía judicial de manera permanente.
El Gobierno Nacional garantizará los recursos indispensables para la implementación
gradual del sistema acusatorio.(...)

10.- Otorgar facultades extraordinarias al Gobierno Nacional para que, con la


asesoría de una Comisión Redactora, expida los nuevos estatutos normativos que
reglamenten el nuevo sistema.

Este punto fue recogido en el proyecto de Acto Legislativo presentado al Congreso de la


República, de la siguiente manera:

Artículo transitorio.-
(...)
49

El Presidente de la república conformará una Comisión asesora e indicará sus


objetivos y funcionamiento; término y periodicidad de sesiones; forma de
participación de otros estamentos y personas; capacitación de los servidores
judiciales; la gradualidad en la adecuación técnica de las salas de audiencia pública; y
determinará la fecha de presentación de informes y proyectos de la nueva
normatividad. De esta Comisión deberán hacer parte el Ministro de Justicia y del
Derecho, el Director del departamento de Planeación Nacional, el Fiscal general de la
nación, el Procurador General de la Nación, el Presidente de la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia y el defensor del Pueblo, o los delegados que ellos designen.
El término máximo de estas facultades es de seis (6) meses, contados a partir de la
vigencia de este Acto Legislativo.(...)

A más de los puntos temáticos arriba relacionados, la Comisión Preparatoria abordó el


estudio del documento “Bases ideológicas para un esquema de procesamiento criminal de
tendencia acusatoria”, en el cual estaban contenidos los Principios Rectores para un nuevo
Código de Procedimiento Penal, amén de otros documentos complementarios, los cuales no
serán objeto de análisis en esta parte del presente trabajo que está dedicada específicamente
a los temas del principio de oportunidad directamente relacionados con el proyecto de Acto
Legislativo.

Resta por decir que una vez surtidas las deliberaciones de la Comisión Preparatoria,
quedaron debidamente redactados la Exposición de Motivos y el texto del proyecto
definitivo de Acto Legislativo que a continuación se transcribe, tomado de la Gaceta del
Congreso No. 134 del 26 de Abril de 2002:
50

PROYECTO DE ACTO LEGISLATIVO


Por el cual se modifican los artículos 234, 235, 250 y 251 de la Constitución Política
TEXTO NORMATIVO PROPUESTO

Artículo 1º. El artículo 234 quedará así:


Artículo 234. La Corte Suprema de Justicia es el máximo tribunal de la jurisdicción
ordinaria y se compondrá del número impar de magistrados que determine la ley. Esta
dividirá la Corte en salas, señalará a cada una de ellas los asuntos que deba conocer
separadamente y determinará aquellos en que deba intervenir la Corte en pleno.
“La ley determinará el número de magistrados que conforman la Sala Penal, lo mismo
que la forma en que se dividirá para respetar el principio de la doble instancia y el
control de garantía constitucional respecto de las medidas judiciales limitativas de
derechos fundamentales que se tomen dentro del proceso penal.”

Artículo 2º.- El artículo 235 quedará asÍ:


Artículo 235. Son atribuciones de la Corte Suprema de Justicia:
1. Actuar como Tribunal de Casación en el estudio de sentencias ejecutoriadas. La ley
podrá determinar mecanismos sumarios de respuesta con el fin de lograr la
unificación de la jurisprudencia, la protección de las garantías fundamentales y la
restauración del derecho vulnerado.
2. Juzgar al Presidente de la República o a quien haga sus veces y a los altos funcionarios
del Estado y a los altos funcionarios de que trata el artículo 174, por cualquier hecho
punible que se les impute, conforme al artículo 175 numerales 2 y 3.
3. Juzgar mediante la Sala Penal, previa acusación del Fiscal general de la Nación, a
los miembros del Congreso de la República.
4. Juzgar, mediante la Sala Penal, previa acusación del Fiscal General de la Nación, al
Vicepresidente de la república, a los Ministros del Despacho, al Procurador General, al
Defensor del Pueblo, a los Agentes del Ministerio Público ante la Corte, ante el Consejo de
51

Estado y ante los Tribunales; a los Directores de los Departamentos Administrativos, al


Contralor General de la República, a los Embajadores y jefes de misión diplomática o
consular, a los Gobernadores, a los Magistrados de Tribunales y a los generales y
Almirantes de la Fuerza Pública, por los hechos punibles que se les imputan.
5. Conocer de todos los negocios contenciosos de los agentes diplomáticos acreditados ante
el Gobierno de la Nación, en los casos previstos por el derecho Internacional.
6. Darse su propio reglamento.
7. Las demás atribuciones que señale la ley.
Parágrafo. Cuando los funcionarios antes enumerados hubieren cesado en el ejercicio de su
cargo, el fuero solo se mantendrá para las conductas punibles que tengan relación con las
funciones desempeñadas. La intervención de la Fiscalía ante la Corte Suprema de
Justicia podrá ejercerla el Fiscal general de la Nación o, por delegación suya, el
Vicefiscal General o los fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia.

Artículo 3º. El artículo 250 quedará así:


Artículo 250. Corresponde a la Fiscalía General de la Nación, de oficio o con fundamento
en denuncia, petición especial o querella, desarrollar las investigaciones de los hechos
que puedan constituir delitos y acusar ante los jueces de la República, cuando fuere el
caso, a los presuntos infractores de la ley penal. Se exceptúan los delitos cometidos por
miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo servicio. Para
tal efecto la Fiscalía general de la Nación deberá:
1. Solicitar al juez de control de garantías las medidas que aseguren la comparecencia
de los presuntos infractores de la ley penal, las que procuren la conservación de la
prueba y la protección de la comunidad; así mismo aquellas necesarias para la
asistencia inmediata a las víctimas y hace efectivo el restablecimiento del derecho.
Excepcionalmente, la ley podrá facultar a la Fiscalía General de la Nación para
realizar capturas administrativas. En estos casos, el juez de control de garantías lo
realizará a más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes.
El juez de control de garantías no podrá se, en ningún caso, el juez de conocimiento.
52

2. Adelantar registros, allanamientos, incautaciones, e interceptaciones de


comunicaciones. En estos eventos el juez que ejerza las funciones de control de
garantías efectuará el control posterior respectivo a más tardar dentro de las treinta y
seis (36) horas siguientes, al solo efecto de determinar su validez”.

3. Asegurar los elementos probatorios, garantizando la cadena de custodia mientras se


ejerce su contradicción.

4. Aplicar el principio de oportunidad en las causales definidas en la ley.

5. Solicitar al Juez de control de garantías la autorización para acusar.

6. Presentar escrito de acusación ante el juez competente, con el fín de dar inicio a un
juicio público, oral, contradictorio y concentrado.

7. Solicitar ante el juez competente la preclusión de las investigaciones cuando según


lo dispuesto en la ley no hubiere mérito para acusar.

8. Solicitar ante el juez competente las medidas necesarias para la reparación integral
a las víctimas. Igualmente, velar por la protección de las víctimas, los testigos y demás
intervinientes en el proceso penal. La ley fijará los términos en que podrán intervenir
las víctimas en el proceso penal y los mecanismos de justicia restaurativa.

9. Dirigir y coordinar las funciones de policía judicial que en forma permanente cumplen la
Policía nacional y los demás organismos que señale la ley.

10. Cumplir las demás funciones que establezca la ley.

El Fiscal General de la nación y sus delegados tienen competencia en todo el territorio


nacional.
53

Artículo 4º. El artículo 251 quedará así:


Artículo 251. Son funciones especiales del Fiscal general de la nación:
1. Investigar y acusar, si hubiere lugar, a los altos funcionarios que gocen de fuero
constitucional, con las excepciones previstas en la Constitución.
2. Nombrar y remover, de conformidad con la ley, a los empleados bajo su dependencia.
3. Asignar y desplazar libremente a sus funcionarios en las investigaciones y procesos.
Así mismo, determinar el criterio y la posición que la Fiscalía debe asumir en cada
caso, en desarrollo de los principios de unidad, de gestión y de jerarquía.
4. Participar en el diseño de la política criminal del Estado en materia criminal y presentar
proyectos de ley al respecto.
5. Otorgar atribuciones transitorias a entes públicos que puedan cumplir funciones de
policía judicial, bajo la responsabilidad y dependencia funcional de la Fiscalía general de la
Nación.
6. Suministrar al Gobierno información sobre las investigaciones que se estén adelantando,
cuando sea necesaria para la preservación del orden público.

Artículo 5º. Vigencia. El presente acto legislativo rige a partir de su aprobación; el


nuevo sistema se aplicará de acuerdo con la ley, la cual establecerá el régimen de
transición que se iniciará en la Corte Suprema de Justicia (Sala Penal) y los Distritos
judiciales que allí se señalen, para que se extienda a los demás, en un término máximo
de cuatro años, contados a partir de la vigencia de este acto legislativo.

Artículo transitorio.-

Revístase al Presidente de la República de precisas facultades extraordinarias, por


una sola vez, para que expida las normas legales necesarias al nuevo sistema. A este
fin podrá modificar los cuerpos normativos indispensables incluidos los Códigos
Penal, de Procedimiento Penal y Penitenciario.
Con el fin de conseguir la transición hacia el sistema acusatorio previsto en el presente
Acto Legislativo, la ley podrá tomar las previsiones necesarias para garantizar la
54

presencia de funcionarios y demás servidores públicos que sean esenciales y, en


particular, el traslado de cargos entre la Fiscalía general de la Nación, la Judicatura,
la Procuraduría General, la defensoría del Pueblo y los demás organismos que
cumplen funciones de policía judicial de manera permanente.
El Gobierno Nacional garantizará los recursos indispensables para la implementación
gradual del sistema acusatorio.
El Presidente de la república conformará una Comisión asesora e indicará sus
objetivos y funcionamiento; término y periodicidad de sesiones; forma de
participación de otros estamentos y personas; capacitación de los servidores
judiciales; la gradualidad en la adecuación técnica de las salas de audiencia pública; y
determinará la fecha de presentación de informes y proyectos de la nueva
normatividad. De esta Comisión deberán hacer parte el Ministro de Justicia y del
Derecho, el Director del departamento de Planeación Nacional, el Fiscal general de la
nación, el Procurador General de la Nación, el Presidente de la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia y el defensor del Pueblo, o los delegados que ellos designen.
El término máximo de estas facultades es de seis (6) meses, contados a partir de la
vigencia de este Acto Legislativo.

3.1.2 El trámite del proyecto de Acto Legislativo

en el Congreso de la República

Así las cosas, el proyecto de reforma constitucional fue recibido el 26 de abril de 2002 en la
Cámara de Representantes, en donde fue radicado como “Proyecto de Acto Legislativo
Número 237-Cámara, Por el cual se modifican los artículos 234, 235, 250 y 251 de la
Constitución Política” cuyo texto normativo se encuentra en la Gaceta del Congreso
número 134 del año XI, correspondiente al viernes 26 de abril de 2002.

Los temas que se pretendía reformar, son los siguientes:


55

1. Se agrega un segundo inciso al artículo 234 de la Constitución Política, así: “La ley
determinará el número de magistrados que conforman la sala penal, lo mismo que la forma
en que se dividirá para respetar el principio de la doble instancia y el control de garantía
constitucional respecto de las medidas judiciales limitativas de derechos fundamentales que
se tomen dentro del proceso penal.”

2. Se introducen las siguientes modificaciones al artículo 235, sobre las atribuciones de la


Corte Suprema de justicia:

a) Se adiciona el numeral 1, para modificar sustancialmente el recurso de


casación penal, así: “1. Actuar como Tribunal de Casación en el estudio de
sentencias ejecutoriadas. La ley podrá determinar mecanismos sumarios de
respuesta con el fin de lograr la unificación de la jurisprudencia, la
protección de las garantías fundamentales y la restauración del derecho
vulnerado.” Este asunto ya había sido legislado en época anterior en el país
con el objetivo de recortar el término de prescripción de la acción penal,
debido a que muchos sindicados interponían este recurso extraordinario
buscando, no la casación de la sentencia, sino la prescripción procesal, pero
tal reforma había sido declarada inexequible.

b) Se cambia el numeral 3, para separar las etapas de investigación y


juzgamiento en los procesos que se adelanten contra los miembros del
Congreso de la República, dentro del espíritu del sistema acusatorio.

c) Se adiciona el texto del numeral 4, para incluir en la competencia de la Corte


el juzgamiento del Vicepresidente de la República, ajuste necesario por
reforma constitucional anterior que había creado dicho cargo.

d) Se adiciona el parágrafo del artículo, para aclarar que la intervención de la


Fiscalía ante la Corte Suprema de Justicia, podrá ejercerla directamente el
56

Fiscal General de la Nación o a través del Vicefiscal General o de los


fiscales delegados ante ésta.

No prosperaron las reformas a los artículos 234 y 235 propuestas, por lo cual no serán
materia de análisis en el presente trabajo. No obstante lo anterior, se deja constancia de las
mismas por razones históricas, ya que muchas reformas jurídicas sufren derrotas en varios
intentos antes de encontrar su aceptación final en el ordenamiento jurídico y, de todas
maneras, constituyen elementos útiles en el estudio de la hermenéutica jurídica.
En cambio sí encontraron respaldo en el Congreso la mayoría de las reformas propuestas en
el proyecto de Acto Legislativo para los artículos 250 y 251, resaltando que el Principio de
Oportunidad fue concebido originalmente como una de las diez funciones consagradas para
la Fiscalía General de la Nación, según se desprende del texto del proyecto que se
transcribe a continuación:

Art. 3º. El artículo 250 quedará así:


Art. 250. Corresponde a la Fiscalía General de la Nación, de oficio o con fundamento en
denuncia, petición especial o querella, desarrollar las investigaciones de los hechos que
puedan constituir delitos y acusar ante os jueces de la República, cuando fuere el caso, a los
presuntos infractores de la ley penal. Se exceptúan los delitos cometidos por miembros de
la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo servicio. Para tal efecto la
Fiscalía General de la Nación, deberá:

1. Solicitar al juez de control de garantías las medidas que aseguren la


comparecencia de los presuntos infractores de la ley penal, olas que
procuren la conservación de la prueba y la protección de la comunidad; así
mismo aquellas necesarias para la asistencia inmediata a las víctimas y hacer
efectivo el restablecimiento del derecho.
Excepcionalmente, la ley podrá facultar a la Fiscalía General de la Nación
para realizar capturas administrativas. En estos casos, el juez de control de
garantías lo realizará a más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas
siguientes.
57

El juez de control de garantías, no podrá ser en ningún caso, el juez de


conocimiento.
2. Adelantar registros, allanamientos, incautaciones e interceptaciones de
comunicaciones. En estos eventos, el juez de control de garantías efectuará
el control posterior respectivo, a más tardar dentro de las treinta y seis (36)
horas siguientes, contadas a partir de su conocimiento.
3. Asegurar los elementos materiales probatorios, garantizando la cadena de
custodia mientras se ejerce su contradicción.
4. Aplicar el principio de oportunidad en las causales definidas en la ley.
5. Solicitar al juez de control de garantías la autorización para acusar.
6. Presentar escrito de acusación ante el juez competente, con el fin de dar
inicio a un juicio público, oral, contradictorio y concentrado.
7. Solicitar ante el juez competente la preclusión de las investigaciones cuando
según lo dispuesto en la ley no hubiere mérito para acusar.
8. Solicitar ante el juez competente las medidas necesarias para la reparación
integral a las víctimas. Igualmente, velar por la protección de las víctimas,
los testigos y demás intervinientes en el proceso penal. La ley fijará los
términos en que podrán intervenir las víctimas en el proceso penal y los
mecanismos de justicia restaurativa.
9. Dirigir y coordinar las funciones de policía judicial que en forma
permanente cumple la Policía Nacional y los demás organismos que señale
la ley.
10. Cumplir las demás funciones que señale la ley.

El Fiscal General de la Nación y sus delegados tienen competencia en todo


el territorio nacional.

Del texto trascrito se puede resaltar lo siguiente:

La reforma al artículo 250 de la Constitución Política constituye el eje vertebral del


proyecto de Acto Legislativo. Ampliando numéricamente de cinco a diez sus numerales, y
58

modificando su redacción para acomodar las funciones de la Fiscalía a los principios de


corte acusatorio que constituyen precisamente el objeto de la reforma, así:

a) En adelante los fiscales no podrán dictar las medidas que aseguren la comparecencia
de los sindicados, que procuren la conservación de la prueba, la protección de la
comunidad, la asistencia inmediata a las víctimas y para hacer efectivo el
restablecimiento del derecho, sino que deberán solicitar al juez de control de
garantías que dicte tales medidas. Únicamente en casos excepcionales la ley podrá
facultar a la Fiscalía para realizar capturas administrativas pero en estos casos el
juez de control de garantías ejercerá control posterior de las mismas dentro de un
término máximo de treinta y seis horas.

b) En cuanto a los registros, allanamientos, incautaciones e interceptaciones de


comunicaciones, los fiscales podrán adelantarlos directamente pero con control
posterior del juez de garantías dentro del mismo término máximo de treinta y seis
horas.

c) Tampoco podrán los fiscales adoptar directamente y por sí mismos las medidas
necesarias para la reparación integral a las víctimas, para la protección de las
mismas y de los testigos y demás intervinientes en el proceso penal, sino que
deberán solicitar al juez de control de garantías la adopción de dichas medidas.

d) Se mantiene en cabeza de la Fiscalía la función de dirigir y coordinar las funciones


de policía judicial que en forma permanente cumple la Policía Nacional y los demás
organismos legales, pero en lo referente al material probatorio se limita el papel de
los fiscales a asegurar los elementos materiales probatorios, garantizando la cadena
de custodia mientras se ejerce su contradicción, lo cual garantiza que la valoración
de la prueba no estará a cargo exclusivo del fiscal como en el sistema inquisitivo,
sino que en adelante el material probatorio será materia de un verdadero debate en
la etapa del juicio según los lineamientos del sistema acusatorio que se pretende
adoptar con la reforma.
59

e) Se priva a la Fiscalía de las amplias facultades para cerrar la etapa de investigación


y dictar resolución de acusación o de preclusión, para en adelante tener que dirigirse
al juez de control de garantías para solicitar a éste la autorización para acusar 26 o,
para que el juez dicte la preclusión de las investigaciones cuando según lo dispuesto
en la ley no hubiere mérito para acusar. Esta propuesta no fue acogida en el texto
definitivo del Acto Legislativo 003 de 2002.

f) Se introduce en el ordenamiento jurídico colombiano la figura del Principio de


Oportunidad para lo cual se faculta a la Fiscalía para aplicar dicho principio por las
causales definidas en la ley, lo que significaría adoptar en el país el principio de la
discrecionalidad reglada.

g) Finalmente se busca adoptar en el país un sistema procesal acusatorio en materia


penal, asignando al fiscal la función de presentar su escrito de acusación ante el juez
competente con el fin de dar inicio a un juicio público, oral, contradictorio y
concentrado.

La reforma propuesta para el artículo 251 de la Constitución Política consiste en adicionar


un numeral, mediante el cual se crea una nueva función para el Fiscal General de la Nación,
consistente en asignar y desplazar libremente a sus funcionarios en las investigaciones y
procesos, facultad más amplia, si se tiene en cuenta que anteriormente el Fiscal General
únicamente podía llevar a cabo el desplazamiento de los funcionarios en las investigaciones
y procesos en circunstancias especiales y de manera motivada. Además de lo anterior se
busca asignar al Fiscal General de la Nación la función de determinar el criterio y la
posición que la Fiscalía deba asumir en cada caso, en desarrollo de los principios de unidad
de gestión y de jerarquía.
Por último, el proyecto de Acto Legislativo propone en su artículo 5º los términos de
vigencia y el régimen de transición necesario para pasar del sistema inquisitivo al sistema
acusatorio, dada la importancia de la materia.

26
Num. 5 del texto del art. 250 propuesto en el proyecto de Acto Legislativo.
60

Al proyecto de Acto Legislativo se acompañó la exposición de motivos, en la cual se


formularon los argumentos de justificación de la reforma, se hizo referencia a los tratados
de Derechos Humanos y al bloque de constitucionalidad, se explicitaron los principios del
mandato constitucional de imparcialidad del juzgador, al derecho a un juicio sin dilaciones
injustificadas y al principio de la doble instancia consagrado en la Constitución.

De igual manera se insertaron en dicha exposición de motivos los antecedentes de la


reforma, tales como el Acto Legislativo número 1 de 1979, la Asamblea Nacional
Constituyente de 1991 y el modelo deseable a partir de la misma y se incluyó un capítulo
sobre derecho comparado de diferentes países europeos y latinoamericanos.

Para fundamentar los puntos centrales del proyecto de Acto Legislativo, los ministros 27
sintetizaron su pensamiento en los siguientes aspectos:

a) El sistema inquisitivo que se pretende reformar presenta una notable dificultad


porque en el proceso penal actual el fiscal descubre, admite, practica y recauda la
prueba en calidad de investigador y como titular de la acción penal en la etapa
procesal de la investigación. Pero simultáneamente evalúa la prueba ya no como
fiscal, sino como si fuera un juez en el ejercicio propio de las funciones judiciales
que le han sido encomendadas desde la propia Constitución y la ley, situación
jurídica que por su propia naturaleza ha resultado completamente adversa para la
imparcialidad del fiscal-juez que tenemos diseñado. Por ello el proyecto de reforma
busca la realización de un verdadero proceso acusatorio con el fin de garantizar que
el fiscal que descubre y asegura la prueba no contamine al juez que va a practicarla
y evaluarla, sino que el juez pueda tomar contacto inmediato con la prueba en la
etapa del juicio, facilitándose el ejercicio de la contradicción y la defensa y
garantizando que el juez, con fundamento en su propia valoración probatoria, tome
una decisión independiente, autónoma e imparcial.

27
Ibidem. Pág. 11 a 14
61

b) Que, sin desconocer la prelación del principio de legalidad, se incluya de manera


explícita y como una novedad constitucional el Principio de Oportunidad como una
excepción al de obligatoriedad para generar la posibilidad a la Fiscalía de abstenerse
de perseguir determinadas conductas punibles, o de suspender el procedimiento en
curso, en atención a factores diversos, inmersos en una completa política criminal
rectora en un momento y lugar dados. Que la filosofía de este Principio de
Oportunidad radica en la necesidad de simplificar, acelerar y hacer más eficiente la
administración de la justicia penal, descongestionándola de la pequeña y mediana
criminalidad, con lo que en contraprestación se evitarían los efectos criminógenos
de las penas cortas de privación de libertad, se estimularía la pronta reparación a las
víctimas y se le otorgaría otra oportunidad de inserción social a quien cometió la
conducta punible.

Recibido y radicado el proyecto de Acto Legislativo28 , se surtieron en el Congreso los ocho


debates reglamentarios en dos vueltas, de conformidad con lo ordenado en la Carta Política
para el trámite de las reformas constitucionales, lo que se llevó a cabo de la siguiente
manera:

1. Primer debate. (Mayo 7 de 2002)

En ponencia colectiva suscrita por catorce Representantes 29 , en la cual se sintetizó en


manera sucinta la argumentación contenida en la exposición de motivos del proyecto de
Acto Legislativo, se recomendó dar trámite al proyecto en primer debate, con el mismo
tenor literal propuesto por el Gobierno Nacional. No sobra resaltar que los ponentes se
identificaron con la necesidad y la viabilidad de implementar un sistema de procedimiento
criminal de clara tendencia acusatoria en Colombia, tomando como propio y para
identificarse con el fundamento planteado en el proyecto, que a la letra citaron:

28
Gaceta del Congreso número 134, Año XI. 26 de Abril de 2002
29
Gaceta del Congreso número 148, Año XI. 7 de Mayo de 2002.
62

“La propuesta no surge como una simple aspiración teórica, sino como una idea que
ambiciona acabar con las deficiencias que caracterizan nuestro sistema hoy. Esta reforma es
garantía a la eficiencia del sistema, es la herramienta que permitirá imprimir mayor
celeridad al proceso, competitividad y especialidad a sus funcionarios, mayor salvaguarda
de los derechos fundamentales de los sindicados, en fin, una mejor calidad de la
administración de justicia.” 30
Igualmente fueron enfáticos los ponentes en dar unánime respaldo a la inclusión del
Principio de Oportunidad, manifestando que:

“Este principio pretenderá resolver los conflictos menores que se presentan con gran
frecuencia, que a pesar de que muchas veces no alcanzan a vulnerar materialmente los
bienes jurídicos tutelados por el legislador, aumentan las cifras de congestión judicial e
implican un desgaste innecesario del sistema. La filosofía del principio de oportunidad
radica pues, en la necesidad de simplificar, acelerar y hacer más eficiente la administración
de justicia penal, descongestionándola de la criminalidad de poca monta.” 31

Como se ve, los ponentes recogieron el espíritu con el cual se había adoptado en los países
europeos la filosofía del Principio de Oportunidad, esto es, una razón de simplificación,
aceleración y eficiencia práctica en la administración de justicia. Y para completar su
opinión acerca de la naturaleza de dicha figura, dejaron sentado que:

“El mencionado principio se concreta en una excepción al de legalidad, y funcionaría de


una manera similar a como operan las figuras del plea guilty y el plea bargaining en el
sistema anglosajón, donde la primera es la confesión y su efecto es evitar el juicio, y la
segunda es la negociación entre el fiscal y el imputado que supone pactar la acusación en
toda su extensión y, de este modo, reducir o mutar a conveniencia, si es el caso, el hecho
penal en sí mismo considerado.” 32

30
Gaceta del Congreso número 148, Año XI. 7 de Mayo de 2002. Pág. 2
31
Ibidem. Pág. 4
32
Ibidem.
63

Las anteriores citas traídas textualmente dan fe de que los Representantes ponentes sabían
perfectamente lo que estaban haciendo, tenían claro el alcance de la reforma que estaban
apoyando, a la cual no le pusieron limitaciones ni cortapisas. Valga esta observación como
constancia hermenéutica anticipada para el caso de que en el futuro los enemigos del
progreso jurídico quisieran negar la importancia que tiene este trascendental paso en el
establecimiento de una clara política criminal.
Al ser aprobada la ponencia en primer debate celebrado el 7 de Mayo de 2002 33 en la
comisión primera, sus integrantes se sumaron a la claridad filosófica en ella expresada.

2. Segundo debate. (Mayo 16 de 2002)

La ponencia para segundo debate 34 fue rendida por doce de los catorce Representantes que
habían rendido ponencia para el primer debate, en la cual resumen nuevamente los
argumentos formulados por el Gobierno en la exposición de motivos del proyecto de Acto
Legislativo, de manera textualmente exacta en los argumentos centrales del mismo,
agregando un breve recuento histórico sobre los temas del sistema acusatorio y el Principio
de Oportunidad para terminar solicitando a la plenaria de la Cámara de Representantes dar
segundo debate al mencionado proyecto.
En segundo debate celebrado en sesión del 16 de Mayo de 2002, fue aprobado el texto del
proyecto gubernamental, modificando únicamente el numeral 2 del artículo 250 que
originalmente decía así:

“Art. 3º. El artículo 250 quedará así:


Art. 250. Corresponde a la Fiscalía General de la Nación, de oficio o con fundamento en
denuncia, petición especial o querella, desarrollar las investigaciones de los hechos que
puedan constituir delitos y acusar ante los jueces de la República, cuando fuere el caso, a
los presuntos infractores de la ley penal. Se exceptúan los delitos cometidos por miembros
de la Fuerza Pública en servicio activo y en relación con el mismo servicio. Para tal efecto
la Fiscalía general de la Nación deberá:

33
Gaceta del Congreso número 156, Año XI. 10 de Mayo de 2002.
34
Gaceta del Congreso número 157, Año XI. 10 de Mayo de 2002.
64

(...)
2. Adelantar registros, allanamientos, incautaciones e interceptaciones de comunicaciones.
En estos eventos, el juez de control de garantías efectuará el control posterior respectivo, a
más tardar dentro de las treinta y seis (36) horas siguientes, contadas a partir de su
conocimiento.
(...)”

La mencionada modificación consistió en la eliminación de la expresión “contadas a partir


de su conocimiento”, modificación que se considera acertada no solo para dar claridad al
texto sino para evitar ambigüedades y distorsiones de un eventual funcionario al actuar
sobre un caso concreto. Pues no es lo mismo que el control de legalidad efectuado por el
juez de control de garantías deba realizarse dentro del término perentorio e improrrogable
de treinta y seis (36) horas, que condicionar dicho término a un elemento subjetivo de
difícil comprobación como sería el momento en el cual el juez tenga conocimiento de la
medida materia de su control.

A más de ello, en el texto aprobado 35 , fueron incluidas las reformas propuestas por los
ponentes a los artículos 182, 184 y 186 de la Constitución Política, relacionados con la
eliminación del conflicto de intereses en la votación de Actos Legislativos en el Congreso,
el proceso de pérdida de investidura de los congresistas y un procedimiento de doble
instancia en el juzgamiento de los congresistas por la Sala Penal de la Corte Suprema de
Justicia, temas que por no haber sido recogidos en la redacción final del Acto Legislativo
aprobado, se considera superfluo comentar en el presente trabajo.

3. Tercer debate. (Junio 6 de 2002)

En esta oportunidad fueron presentadas dos ponencias 36 .

35
Gaceta del Congreso número 174, Año XI. 22 de Mayo de 2002.
36
Gaceta del Congreso número 210, Año XI. 6 de Junio de 2002.
65

La primera ponencia fue suscrita por tres Senadores, en la cual se propone la supresión de
la reforma de los artículos 182, 184 y 186 de la Constitución Política que había sido
aprobada en segundo debate realizado en la Cámara de Representantes, mientras que la
segunda ponencia, presentada por un solo Senador, no se menciona la supresión de la
reforma de los artículos mencionados en la ponencia colectiva pero propone un texto
reformatorio para el artículo 249 de la Constitución Política atinente a la integración y
mecanismo de elección de los funcionarios de la Fiscalía General de la Nación, asunto éste
que por no haber sido recogido en el texto finalmente aprobado del Acto Legislativo, no
será materia de comentario en el presente trabajo.

En lo demás, ambas ponencias coinciden en recomendar trámite favorable en tercer debate


al proyecto de Acto Legislativo con el texto propuesto en el proyecto gubernamental, con la
salvedad de que la ponencia colectiva recomendó cambiar por la expresión “juez de
conocimiento”, la denominación de “juez competente” que venía consignada en los
numerales 6, 7 y 8 del artículo 250 del texto original; recomendación esta que se considera
apropiada por precisar de manera exacta la competencia del juez de conocimiento y porque
evita cualquier confusión con la competencia del juez de control de garantías que aparece
en los numerales 1, 2 y 5 del artículo 250 del mismo texto original.
Pese a que no tocan los puntos centrales del proyecto de Acto Legislativo sino que se
refieren a asuntos diferentes, no sobran las anteriores observaciones porque ellas sirven
para corroborar que la totalidad de los ponentes examinaron integralmente el texto del
proyecto y se apartaron en los asuntos marginales, pero que todos ellos coincidieron en
identificarse con el asunto principal de la reforma, consistente en el tránsito del sistema
inquisitivo al sistema acusatorio y en la adopción de la figura del Principio de Oportunidad,
lo que demuestra una vez más que hasta el momento no se habían presentado fisuras ni
contradicciones sobre la naturaleza y la bondad de las reformas propuestas.

En sesión celebrada el 6 de Junio de 2002, la comisión primera del Senado de la República


impartió su aprobación en tercer debate al proyecto de Acto Legislativo en los siguientes
términos 37 :

37
Gaceta del Congreso número 232, Año XI. 14 de Junio de 2002.
66

a) El artículo 250 fue aprobado con el texto original del proyecto gubernamental,
excluyendo la expresión “contadas a partir de su conocimiento” que también
había sido excluida en el texto aprobado por la plenaria de la Cámara en el segundo
debate reglamentario;

b) El artículo 251 fue aprobado con el mismo texto original del proyecto
gubernamental, pero se agregó a las funciones del Fiscal General de la Nación una
séptima, así “ 7. Investigar y acusar, si hubiere lugar, a los miembros del
Congreso, previa solicitud de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia”;

c) Finalmente, en el tercer debate se aprobó un texto que incluye reformas a los


artículos 182, 183, 184, 186, 234 y 235 de la Constitución Política, de los cuales no
se ocupará este trabajo por no haber sido recogidos en el texto del Acto legislativo
finalmente aprobado.

4. Cuarto debate. (Junio 18 de 2002)

Se mantuvo en la ponencia 38 el texto del proyecto de reforma al artículo 250 de la


Constitución Política que había sido presentado originalmente por el Gobierno Nacional,
con la introducción de la expresión “juez de conocimiento” en lugar de la denominación
“juez competente” en los numerales 6, 7 y 8 del mismo.

En lo referente al artículo 251, se agregó una función más al Fiscal General de la Nación,
así: “7. Investigar y acusar si hubiere lugar, a los miembros del Congreso, previa solicitud
de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia”, modificación que finalmente no fue
aprobada en el texto definitivo del Acto Legislativo.

38
Ibidem.
67

Así las cosas, en la sesión plenaria del Senado celebrada el 18 de Junio de 2002, el proyecto
de Acto Legislativo fue aprobado en cuarto debate celebrado, en las siguientes
condiciones 39 :
a) El artículo 250 fue aprobado con el texto original del proyecto gubernamental,
incluida la expresión “contadas a partir de su conocimiento” que había sido
excluida en el texto aprobado por la plenaria de la Cámara en el segundo debate
reglamentario;

b) El artículo 251 fue aprobado con el mismo texto original del proyecto
gubernamental, pero se agregó a las funciones del Fiscal General de la Nación una
séptima, así “ 7. Investigar y acusar, si hubiere lugar, a los miembros del
Congreso, previa solicitud de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia”;

c) Finalmente, en el cuarto debate se aprobó un texto que incluye reformas a los


artículos 174, 178, 182, 183, 184, 186, 234 y 235 de la Constitución Política, de los
cuales no se ocupará este trabajo por no haber sido recogidos en el texto del Acto
legislativo finalmente aprobado.

Así terminó en el Congreso Nacional el trámite de la primera vuelta del Acto Legislativo.

Para la segunda vuelta, fue introducido un pliego de modificaciones al proyecto de Acto


Legislativo, cuyo principal aporte consistió en un proyecto de reforma al artículo 116 de la
Constitución Política, en el sentido de adicionar su cuarto inciso para introducir la
posibilidad de restaurar el jurado de conciencia en los procesos penales.

39
Gaceta del Congreso número 258, Año XI. 2 de Julio de 2002.
68

5. Quinto debate. (Octubre 8 de 2002)

La segunda vuelta comenzó en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, para


cuya ponencia fueron designados seis que ya habían sido ponentes en la primera vuelta y
otros seis Representantes. La parte considerativa de la ponencia deja de lado los análisis
históricos y filosóficos que sirvieron en la primera vuelta como soporte de la reforma y se
concretó al estudio de la redacción del proyecto. La ponencia recomendó dar debate a las
reformas de los artículos 116, 174, 178, 179, 182, 184, 186, 234, 235, 250 y 251 de la
Constitución Política 40 .

En este quinto debate, la comisión primera de la Cámara de Representantes impartió su


aprobación al proyecto de Acto Legislativo al artículo 250 en los siguientes términos:

a) Fue aprobado el texto del artículo 250 que había sido aprobado por la plenaria del
Senado en el cuarto debate, incluida la expresión “juez de conocimiento” para los
numerales 6, 7 y 8 del mismo; y se excluyó del numeral 2 la expresión “contadas a
partir de su conocimiento”.

b) El artículo 251 mantiene el texto del proyecto original, sin incluir en el mismo el
numeral 7 que había sido incluido por el Senado de la República.

c) Fue aprobada la reforma propuesta para el artículo 116, adicionando el cuarto inciso
el cual quedaría así: “Los particulares pueden ser investidos transitoriamente de la
función de administrar justicia en la condición de jurados en las causas criminales,
conciliadoras o en la de árbitros habilitados por las partes para proferir fallos en
derecho o en equidad, en los términos que determine la ley.” (Subrayado fuera del
texto).

40
Gaceta del Congreso número 401, Año XI. 27 de Septiembre de 2002.
69

d) Finalmente, en el quinto debate se aprobó un texto que incluye reformas a los


artículos 182, 183, 184 y 234 de la Constitución Política, de los cuales no se
ocupará este trabajo por no haber sido recogidos en el texto del Acto legislativo
finalmente aprobado. 41

6. Sexto debate. (Octubre 24 de 2002)

Al igual que en el quinto debate, la ponencia 42 deja de lado las consideraciones históricas y
filosóficas para centrarse en el análisis del texto del proyecto.

Culminado el debate, fue aprobado en sesión plenaria del 24 de Octubre de 2002 el texto
del Acto Legislativo en las siguientes condiciones 43 :

a) Se aprobó el texto del artículo 250 del proyecto de Acto Legislativo originalmente
presentado por el Gobierno, pero con la supresión del numeral 5 que señala: “5.
Solicitar al juez de control de garantías la autorización para acusar.”; igualmente
se suprimió del numeral 2 la expresión “contadas a partir de su conocimiento”.

b) También fue aprobado el texto del artículo 251, contenido en el proyecto


gubernamental original, eliminando el numeral 7 que había sido introducido por el
Senado de la República.

c) Fue aprobada la reforma propuesta para el artículo 116, eliminando el inciso que
facultaba a la ley para atribuir excepcionalmente funciones jurisdiccionales en
materias precisas a autoridades administrativas pero sin que ellas pudieran adelantar
instrucción de sumarios ni juzgar delitos, y adicionando el cuarto inciso el cual
quedaría así: “Los particulares pueden ser investidos transitoriamente de la función
de administrar justicia en la condición de jurados en las causas criminales,

41
Gaceta del Congreso número 432, Año XI. 16 de Octubre de 2002.
42
Ibidem. Pág. 5
43
Gaceta del Congreso número 467, Año XI. 1 de Noviembre de 2002.
70

conciliadores o en la de árbitros habilitados por las partes para proferir fallos en


derecho o en equidad, en los términos que determine la ley.”

d) Finalmente, en el sexto debate se aprobó un texto que incluye reformas a los


artículos 182, 183, 184 y 234 de la Constitución Política, de los cuales no se
ocupará este trabajo por no haber sido recogidos en el texto del Acto legislativo
finalmente aprobado.

7. Séptimo debate. (22 y 28 de Noviembre de 2002)

En la comisión primera del Senado de la República el proyecto de Acto Legislativo sufrió


drásticas modificaciones.

Una, en el sentido de que fueron eliminadas la inmensa mayoría de las reformas que habían
sido aprobadas en los debates anteriores, para dejar únicamente aprobadas reformas a los
artículos 116, 250 y 251.
Y otra, porque en este debate se generó una discusión que puso en tela de juicio los
objetivos fundamentales del proyecto en trámite.

En efecto desde la ponencia 44 hasta la votación del texto, se cuestionó la conveniencia de


adoptar el Principio de Oportunidad que había sido recomendado de manera expresa por el
ejecutivo y que había sido compartido por la Cámara y el Senado, fundamentados siempre
en razones de índole filosófica y de conveniencia práctica.

Igualmente se cuestionó si debería reconocerse a la Fiscalía la facultad de decidir por sí


misma si acusaba al presunto infractor de una norma penal o si, por el contrario, debería
limitarse a la Fiscalía dicha facultad acusadora para condicionarla a la aprobación por parte
de un juez de control de garantías.

44
Gaceta del Congreso número 531, Año XI. 21 de Noviembre de 2002.
71

En la votación se impuso el criterio menos cercano al espíritu del sistema acusatorio y así
resultó el texto aprobado en séptimo debate 45 realizado los días 22 y 28 de Noviembre de
2002, en el que:

a) Fue eliminado el numeral 4 del artículo 250 que establecía la introducción del
Principio de Oportunidad en el régimen procesal penal colombiano; y también fue
eliminado el numeral 5 del mismo artículo relacionado con la necesidad de que la
Fiscalía solicitara al juez de control de garantías la autorización para formular
acusación.

b) El artículo 251 quedó “igual al aprobado por la Cámara de Representantes” 46

c) Fue aprobada la reforma al artículo 116, el cual quedaría con la misma redacción
que tiene en la Constitución Política vigente, con la única modificación de su cuarto
inciso, el cual quedaría así: “Los particulares pueden ser investidos
transitoriamente de la función de administrar justicia en la condición de jurados en
las causas criminales, conciliadores o en la de árbitros habilitados por las partes
para proferir fallos en derecho o en equidad, en los términos que determine la ley.”

8.Octavo debate. (9 y 11 de diciembre de 2002)

La discusión originada en la comisión primera del Senado, se trasladó a la plenaria. Los


mismos ponentes presentaron la misma ponencia con el mismo tenor literal. Se plantearon
los mismos argumentos en el debate. Así se llegó al texto aprobado en octavo debate 47 en
sesión realizada los días 9 y 11 de Diciembre de 2002:

45
Gaceta del Congreso número 553, Año XI. 29 de Noviembre de 2002.
46
Gaceta del Congreso número 531, Año XI. Pág. 5. 21 de Noviembre de 2002.
47
Gaceta del Congreso número 590, Año XI. 13 de Diciembre de 2002.
72

a) Se mantuvo la reforma efectuada al cuarto inciso del artículo 116 de la Constitución


Política referente a los jurados de conciencia.

b) Se devolvió al texto reformatorio del artículo 250 el Principio de Oportunidad, pero


no como una de las funciones asignadas a la Fiscalía, sino como una excepción al
principio de obligatoriedad de ésta para iniciar la acción penal siempre que tenga
conocimiento de la presunta infracción de una de sus normas, excepción que deberá
moverse dentro de precisas limitaciones legales que deberán ser supervisadas por el
juez de control de garantías. De esta manera, el primer inciso del artículo 250 quedó
redactado así: “La Fiscalía General de la Nación está obligada a adelantar el
ejercicio de la acción penal y realizar la investigación de los hechos que revistan
las características de un delito que lleguen a su conocimiento por medio de
denuncia, petición especial, querella o de oficio, siempre y cuando medien
suficientes motivos y circunstancias fácticas que indiquen la posible existencia del
mismo. No podrá, en consecuencia, suspender, interrumpir, ni renunciar a la
persecución penal, salvo en los casos que establezca la ley para la aplicación del
principio de oportunidad sustancial y procedimental regulado dentro del marco de
la política criminal del Estado, el cual estará sometido al control de legalidad por
parte del juez que ejerza las funciones de control de garantías. Se exceptúan los
delitos cometidos por Miembros de la Fuerza Pública en servicio activo y en
relación con el mismo servicio”. (subrayado fuera del texto)

c) También fue eliminado el numeral 5 del mismo artículo 250, relacionado con la
necesidad de que la Fiscalía solicitara al juez de garantías la autorización para
formular acusación.

d) Se eliminó el numeral 7 del artículo 251 que había sido introducido en debates
anteriores.

9. Conciliación de los textos aprobados en Cámara y Senado


73

Como quiera que en el curso de los ocho debates celebrados en las dos vueltas
reglamentarias fueron aprobados textos parcialmente diferentes sobre diferentes tópicos,
fue necesario acudir a la conciliación de los mismos por la comisión designada para ello de
conformidad con lo ordenado en la norma constitucional correspondiente.

Efectuado lo anterior, las actas de conciliación. fueron sometidas a consideración y


votación en la Cámara de Representantes y en el Senado de la República, obteniendo su
aprobación.

Como resultado del trámite anteriormente señalado, nació el texto definitivo del Acto
Legislativo número 003 de 2002, por el cual se reforma la Constitución Nacional 48 , el cual
fue publicado en el Diario Oficial número 45040.

Con el fin de facilitar la comprensión de la reforma constitucional, presentamos a


continuación su texto en doble columna, una con el texto del artículo en la Constitución de
1991 y la otra con el texto definitivo del Acto Legislativo número 003 de 2002, advirtiendo
que se ha redistribuido el orden del texto reformado para permitir su comparación temática
con el texto reformatorio al cual no se le introduce ninguna variación.

48
Gaceta del Congreso número 27, Año XII. 31 de Enero de 2003.
74

Texto de los artículos tal como estaban Texto definitivo del Acto Legislativo
redactados en la Constitución Política Número 003 de 2002, aprobado por el
Colombiana de 1991. Congreso Nacional el 19 de Diciembre
de 2002.

ART. 116.—La Corte Constitucional, la ART. 116.—La Corte Constitucional, la


Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Corte Suprema de Justicia, el Consejo de
Estado, el Consejo Superior de la Estado, el Consejo Superior de la
Judicatura, la Fiscalía General de la Judicatura, la Fiscalía General de la
Nación, los tribunales y los jueces, Nación, los tribunales y los jueces,
administran justicia. También lo hace la administran justicia. También lo hace la
justicia penal militar. justicia penal militar.

El Congreso ejercerá determinadas El Congreso ejercerá determinadas


funciones judiciales. funciones judiciales.

Excepcionalmente la ley podrá atribuir Excepcionalmente la ley podrá atribuir


función jurisdiccional en materias precisas función jurisdiccional en materias precisas
a determinadas autoridades a determinadas autoridades
administrativas. Sin embargo no le será administrativas. Sin embargo no le será
permitido adelantar la instrucción de permitido adelantar la instrucción de
sumarios ni juzgar delitos. sumarios ni juzgar delitos.

Los particulares pueden ser investidos Los particulares pueden ser investidos
transitoriamente de la función de transitoriamente de la función de
administrar justicia en la condición de administrar justicia en la condición de
conciliadores o en la de árbitros habilitados jurados en las causas criminales,
por las partes para proferir fallos en conciliadores o en la de árbitros habilitados
derecho o en equidad, en los términos que por las partes para proferir fallos en
determine la ley. derecho o en equidad, en los términos que
determine la ley.

ART. 250.—Corresponde a la Fiscalía ART. 250.—La Fiscalía General de la


General de la Nación, de oficio o mediante Nación, está obligada a adelantar el
denuncia o querella, investigar los delitos y ejercicio de la acción penal y realizar la
acusar a los presuntos infractores ante los investigación de los hechos que revistan
juzgados y tribunales competentes. Se las características de un delito que lleguen
exceptúan los delitos cometidos por a su conocimiento por medio de denuncia,
miembros de la fuerza pública en servicio petición especial, querella o de oficio,
75

activo y en relación con el mismo servicio. siempre y cuado medien suficientes


motivos y circunstancias fácticas que
indiquen la posible existencia del mismo.
No podrá, en consecuencia, suspender,
interrumpir, ni renunciar a la persecución
penal, salvo en los casos que establezca la
ley para la aplicación del principio de
oportunidad regulado dentro del marco de
la política criminal del Estado, el cual
estará sometido al control de legalidad por
parte del juez que ejerza las funciones de
control de garantías. Se exceptúan los
delitos cometidos por miembros de la
Fuerza Pública en servicio activo y en
relación con el mismo servicio.

Para tal efecto la Fiscalía General de la En ejercicio de sus funciones la Fiscalía


Nación deberá: General de la Nación, deberá:

1. Asegurar la comparecencia de los 1.Solicitar al juez que ejerza las


presuntos infractores de la ley penal, funciones de control de garantías las
adoptando las medidas de aseguramiento. medidas necesarias que aseguren la
Además, y si fuere del caso, tomar las comparecencia de los imputados al proceso
medidas necesarias para hacer efectivos el penal, la conservación de la prueba y la
restablecimiento del derecho y la protección de la comunidad, en especial de
indemnización de los perjuicios las víctimas.
ocasionados por el delito.

La ley podrá facultar a la Fiscalía


General de la Nación para realizar
excepcionalmente capturas; igualmente, la
ley fijará los límites y eventos en que
proceda la captura. En estos casos el juez
que cumpla la función de control de
garantías lo realizará a más tardar dentro
de las treinta y seis (36) horas siguientes.

2. Adelantar registros, allanamientos,


incautaciones e interceptaciones de
comunicaciones. En estos eventos el juez
que ejerza las funciones de control de
garantías efectuará el control posterior
76

respectivo, a más tardar dentro de las


treinta y seis (36) horas siguientes, al solo
efecto de determinar su validez.

3. Asegurar los elementos materiales


probatorios garantizando la cadena de
custodia mientras se ejerce su
contradicción. En caso de requerirse
medidas adicionales que impliquen
afectación de derechos fundamentales,
deberá obtenerse la respectiva autorización
por parte del juez que ejerza las funciones
de control de garantías para poder proceder
a ello.

4. Presentar escrito de acusación ante el


juez de conocimiento, con el fin de dar
inicio a un juicio público, oral, con
inmediación de las pruebas, contradictorio,
concentrado y con todas las garantías.

5. Solicitar ante el juez de conocimiento


la preclusión de las investigaciones cuando
según lo dispuesto en la ley no hubiere
2. Calificar y declarar precluidas las mérito para acusar.
investigaciones realizadas.

6. Solicitar ante el juez de conocimiento,


las medidas judiciales necesarias para la
asistencia a las víctimas, lo mismo que
disponer el restablecimiento del derecho y
la reparación integral a los afectados con el
delito

7. Velar por la protección de las víctimas,


los jurados, los testigos y demás
intervinientes en el proceso penal, la ley
fijará los términos en que podrán intervenir
las víctimas en el proceso penal y los
4. Velar por la protección de las víctimas, mecanismos de justicia restaurativa.
testigos e intervinientes en el proceso.

8. Dirigir y coordinar las funciones de


policía judicial que en forma permanente
77

cumplen la Policía Nacional y los demás


organismos que señale la ley.

3. Dirigir y coordinar las funciones de


policía judicial que en forma permanente
cumplen la Policía Nacional y los demás
organismos que señale la ley.
9. Cumplir las demás funciones que
establezca la ley.

El Fiscal General y sus delegados tienen


competencia en todo el territorio nacional.
5. Cumplir las demás funciones que
establezca la ley.

El Fiscal General de la Nación y sus


delegados tienen competencia en todo el
territorio nacional.

La Fiscalía General de la Nación está En el evento de presentarse escrito de


obligada a investigar tanto lo favorable acusación el Fiscal General o sus
como lo desfavorable al imputado, y a delegados deberán suministrar, por
respetar sus derechos fundamentales y las conducto del juez de conocimiento, todos
garantías procesales que le asisten. los elemento probatorios e informaciones
de que tenga noticia incluidos los que le
sean favorables al procesado.

Parágrafo. La Procuraduría General de la


Nación continuará cumpliendo en el nuevo
sistema de indagación, investigación y
juzgamiento penal, las funciones
contempladas en el artículo 277 de la
Constitución General.

ART. 251.—Son funciones especiales del


Fiscal General de la Nación:

1. Investigar y acusar, si hubiere lugar, a


78

los altos servidores que gocen de fuero


constitucional, con las excepciones
ART. 251.—Son funciones especiales del previstas en la Constitución.
Fiscal General de la Nación:

2. Nombrar y remover, de conformidad


1. Investigar y acusar, si hubiere lugar, a con la ley, a los servidores bajo su
los altos funcionarios que gocen de fuero dependencia.
constitucional, con las excepciones
previstas en la Constitución.
3. Asumir directamente las
investigaciones y procesos, cualquiera que
2. Nombrar y remover, de conformidad sea el estado en que se encuentren, lo
con la ley, a los empleados bajo su mismo que asignar y desplazar libremente
dependencia. a sus servidores en las investigaciones y
procesos. Igualmente, en virtud de los
principios de unidad de gestión y de
jerarquía, determinar el criterio y la
posición que la Fiscalía deba asumir, sin
perjuicio de la autonomía de los fiscales
delegados en los términos y condiciones
fijados por la ley.

4. Participar en el diseño de la política


del Estado en materia criminal y presentar
proyectos de ley al respecto.

5. Otorgar atribuciones transitorias a


entes públicos que puedan cumplir
3. Participar en el diseño de la política funciones de policía judicial bajo la
del Estado en materia criminal y presentar responsabilidad y dependencia función de
proyectos de ley al respecto. la Fiscalía General de la Nación.

4. Otorgar atribuciones transitorias a 6. Suministrar al gobierno información


entes públicos que puedan cumplir sobre las investigaciones que se estén
funciones de Policía Judicial, bajo la adelantando, cuando sea necesaria para la
responsabilidad y dependencia funcional preservación del orden público.
de la Fiscalía General de la Nación.

5. Suministrar al gobierno información


79

sobre las investigaciones que se estén


adelantando, cuando sea necesaria para la
preservación del orden público.

3.2 EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL NUEVO CÓDIGO DE


PROCEDIMIENTO PENAL.

Tanto el Acto Legislativo número 003 de 2002 como el nuevo Código de Procedimiento
Penal Colombiano contenido en la Ley 906 de 2004, han contado con el entusiasta respaldo
de la Fiscalía General de la Nación, institución que desde su creación en la Constitución
Política de 1991 venía detentando todo el peso y el poder del trámite de los procesos
penales que se tramitaban en el país.

Este apoyo es bastante significativo si se tiene en cuenta que ha sido tanto el poder que ha
tenido la Fiscalía durante la vigencia del sistema mixto con preponderancia inquisitiva que
ha operado en el país en los últimos años, que se ha criticado con justa razón el papel
secundario desempeñado por los jueces en la etapa de juzgamiento, los cuales con
demasiada frecuencia se limitan a adoptar en sus sentencias el texto de la resolución de
acusación dictada por los fiscales en la etapa instructiva. Incluso, fue el propio Fiscal
General de la Nación Dr. Luis Camilo Osorio Isaza quien, al intervenir en la Cámara de
Representantes para sustentar la introducción del sistema acusatorio en el proceso penal
colombiano, llamó la atención sobre este problema en las siguientes palabras:

“Si ustedes entienden, que hoy una investigación tiene un promedio de novecientos sesenta
y cuatro días, que es lo más parecido que hay a tres años, en la sola investigación cuya
etapa después de juzgamiento y de sentencia puede tener fatalmente una de dos
consideraciones: o que los jueces ya cansados y con un expediente demasiado amplio,
80

resuelvan decir que todo lo que hizo la Fiscalía y la investigación está bien y le den
simplemente la bendición para continuar en un proceso donde no hay pruebas, donde no
hay debates, donde no hay ningún tipo de garantías, fallen siguiendo el camino que les haya
trazado la investigación o, al contrario, empiezan a cuestionarlo y de tal manera, que ya no
hay manera de ampliar un testimonio, que ya no hay forma de enderezar un experticio
técnico, y conlleve a lo que es más grave todavía, que es a declarar una providencia
absolutoria, quedando en impunidad la conducta punible.

“Estos dos extremos llevaron al país a la reflexión de que a la par de tener que hacer
esfuerzos por mejorar la productividad, la capacidad, la idoneidad de los fiscales y de los
jueces, de pronto podría tener más allá el origen de esos males, y fue cuando precisamente
se vino a examinar una cuestión que desde hace cincuenta años, pero desde hace treinta con
mayor rigor y desde hace veinte con efectivo intento de modificar la legislación, ha querido
apuntarse hacia un mecanismo que sea más garantista, que sea más seguro para las partes
involucradas en ese proceso, y precisamente ese es el sistema acusatorio” 49

Por ello, en cumplimiento de lo ordenado en el artículo 4º transitorio del Acto Legislativo


003 de 2002, que determinó:

Artículo 4º. Transitorio. Confórmase una comisión integrada por el Ministro de Justicia y
del Derecho, el Fiscal General de la Nación, que lo presidirá, el Procurador General de la
Nación, el Presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, el Defensor del
Pueblo, el Presidente del Consejo Superior de la Judicatura, o los delegados que ellos
designen, tres Representantes a la Cámara y tres Senadores de las Comisiones Primeras, y
tres miembros de la Academia designados de común acuerdo por el Gobierno y el Fiscal
General, para que, por conducto de este último, presente a consideración del Congreso de la
República, a más tardar el 20 de julio de 2003, los proyectos de ley pertinentes para adoptar
el nuevo sistema y adelante el seguimiento de la implementación gradual del sistema.

49
Gaceta del Congreso número 15, Año XIII. 3 de Febrero de 2004.
81

3.2.1 Las Actas de la Comisión Constitucional que elaboró el proyecto


del nuevo Código de Procedimiento Penal

La Comisión Constitucional estuvo integrada por los siguientes miembros:

Fiscal General de la Nación y Presidente de la Comisión, Luis Camilo Osorio


Ministro de la Justicia y el Derecho, Fernando Londoño Hoyos
Procurador General de la Nación, Dr. Edgardo Maya Villazón
Presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, Alvaro O. Pérez
Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz – Defensor del Pueblo
Presidente del Consejo Superior de la Judicatura, Dr. Carlos Enrique Marín
Los Representantes a la Cámara Jesús Ignacio García, Eduardo Enríquez Maya y
Roberto Camacho
Los Senadores Germán Vargas Lleras, Rodrigo Rivera y Javier Ramiro Devia
como delegado del Senador Luis Humberto Gómez Gallo
Por la Academia, Jaime Enrique Granados Peña, Adolfo Salamanca Correa y
Gustavo Gómez Velásquez.

Cada uno de los Comisionados estaba facultado para actuar por sí mismos directamente o a
través de un delegado, pudiendo incluso participar conjuntamente con el mismo.

Para hacer más operativo el trabajo, se conformaron dos sub-comisiones, una liderada por
la Fiscalía, con sede en la misma institución y en la que se abordaron los temas del Código
de Procedimiento Penal, la normatividad Penal, el Estatuto Orgánico de la Fiscalía y la ley
estatutaria de habeas corpus; y la otra liderada por el Ministerio de Justicia, Gobierno
Nacional, en la que se prepararon los temas de la Ley Estatutaria de la Administración de
Justicia, el Código Penitenciario y Carcelario y el régimen del sistema nacional de
defensoría pública. Igualmente fueron conformadas
82

La Corporación Excelencia en la Justicia (CEJ), prestó su concurso como Secretaría


Técnica de la Comisión, y ejerció las funciones de secretaría en cada una de las
subcomisiones.

Al resaltar la importancia de la integración de la Comisión y las eximias calidades de sus


integrantes, el Fiscal General de la Nación se refirió así a la participación del Doctor Jaime
Granados Peña, representante por la Academia en la Comisión :

“Atención singular merece el profesor Granados, con su equipo de trabajo: Julio Andrés
Sampedro y la discreta y bien informada Mildred Hartmann. Granados, profundo
conocedor del sistema en la geografía universal, suministró el trabajo que sirvió de base
muy destacada para la elaboración del proyecto” 50 .

A solicitud del doctor Jaime Granados Peña, quien puso de presente la necesidad de hacer
una serie de convocatorias a fin de generar espacios de discusión y participación de todos
los sectores interesados en el perfeccionamiento de los proyectos, el Fiscal General
confirmó la invitación formulada a los decanos de las facultades de derecho para que
participaran en los conversatorios citados para tal efecto, iniciativa respaldada por el doctor
Julio Andrés Sampedro, quien expresó que dichos conversatorios serían organizados por
las universidades Javeriana y Andes, y por la Corporación Excelencia en la Justicia CEJ y
contarían con el auspicio de la Revista Derecho Penal Contemporáneo, editada por Legis.
Igualmente fueron convocadas las Salas Penales de los Tribunales de los diferentes
Distritos judiciales del país para que formularan sus preferencias en orden a generar
aportes científicos a los proyectos. Con estas iniciativas se logró la vinculación al estudio
del anteproyecto de casi todos los sectores vivos de la Nación.

En treinta y tres sesiones celebradas entre el 15 de Enero y el 18 de Julio de 2003, la


Comisión abordó el estudio del anteproyecto del nuevo Código de Procedimiento Penal,

50
Luis Camilo Osorio Isaza, Fiscal General de la Nación. Introducción al Proyecto de Ley Estatutaria del
Código de Procedimiento Penal Acusatorio. Reforma de la Justicia Penal. Tomo III. Corporación Excelencia
en la Justicia. 2003
83

artículo por artículo y en orden consecutivo, del cual analizaremos los apartes atinentes al
Principio de Oportunidad que constituye el objeto del presente trabajo de grado.

No sobra advertir que el Principio de Oportunidad es una figura que se adopta por primera
vez en nuestro ordenamiento procesal penal, por lo cual la doctrina jurídica nacional es
escasa, salvo el aporte de la Corporación Excelencia en la Justicia y, en concreto, del doctor
Jaime Granados Peña, quienes constituyeron en la práctica el hilo conductor de la
discusión, a través de la elaboración los borradores, anteproyectos, y documentos
complementarios, sino en la orientación del análisis en las mesas de trabajo, sub-
comisiones y la Comisión misma.

Por tal motivo, el contenido de las discusiones celebradas en el seno de la Comisión va a


constituir en el inmediato futuro una herramienta de obligatoria consulta cuando se trate de
encontrar la interpretación acertada de esta figura procesal tan reciente en nuestro país. De
ahí la importancia de adelantar el análisis de dichas Actas.

Ahora bien, por tratarse de un documento histórico que contiene en Actas inmodificables
el pensamiento de la Comisión Constitucional acerca de la aplicación procesal del Principio
de Oportunidad y de sus causales, cuyas conclusiones estuvieron precedidas y
fundamentadas en las diferentes posiciones sostenidas en cada punto específico por los
Comisionados, no existe mejor posibilidad para el análisis que estarse al tenor de las Actas
mismas. Con ello se garantizan el conocimiento de la totalidad de los temas discutidos, la
exactitud acerca de las posiciones y diferencias expuestas por los Comisionados en todas
las materias tratadas, y la precisión en la forma como dichas diferencias fueron resueltas en
el seno de la Comisión. Intentar un análisis diferente, mediante el resumen de dichas Actas
sin transcribir su literalidad, no solo no arrojaría mayor claridad sino que se correría el
riesgo de elaborar un resumen imperfecto e incluso distorsionado del trabajo realizado por
la Comisión.

Por lo expuesto anteriormente se traerán a este escrito los apartes relacionados con la
aplicación y causales del Principio de Oportunidad, contenidos en las actas Acta Nos. 20 y
84

30, que corresponden a las sesiones celebradas por la Comisión Constitucional los días 6 de
Junio y 15 de Julio de 2003,

ACTA No. 020 DEL 6 DE JUNIO DE 2003


REUNIÓN DE LA COMISIÓN REDACTORA CONSTITUCIONAL
CREADA POR EL ACTO LEGISLATIVO 003 DE 2002

Título IX, Principio de oportunidad: artículos 177 al 184

“El doctor Morales puso en consideración el Título IX, correspondiente al principio de


oportunidad y manifestó que quien tuviera alguna observación sobre la estructura de las
normas, propusiera la norma o las expresiones sustitutivas.

Artículo 177. Principio de Oportunidad: El principio de oportunidad es la


facultad que tiene la Fiscalía General de la Nación para abstenerse de ejercer la
persecución penal o de suspenderla, en los casos establecidos en este código. Su
aplicación sólo será posible antes de registrarse la acusación.

El doctor Jaime Granados manifestó que en desarrollo de lo dispuesto por el artículo 250,
inciso primero de la carta, es necesario unir el principio de oportunidad con el marco de la
política criminal del Estado y no solo de manera implícita como lo establece el documento
que se presentó a la Comisión, sino de manera explícita, como lo consagra el anteproyecto
de la Corporación Excelencia en la Justicia, del siguiente tenor:

Artículo 199. Principio de oportunidad y política criminal. La aplicación del Principio de


Oportunidad deberá hacerse con sujeción a la política criminal del Estado. A estos
efectos, el Gobierno Nacional y la Fiscalía General de la Nación concertarán un plan de
85

política criminal que garantice la aplicación efectiva de la ley penal y contribuya al


restablecimiento y mantenimiento de la paz social.

Explicó que es importante hacer la mención expresa del plan de política criminal del Estado
concertado por el Gobierno con el Fiscal General de la Nación, porque de lo contrario no
tendría sentido el reglamento consagrado en el artículo 184 del proyecto presentado.
Agregó que el reglamento, también propuesto por la Corporación, quedaría
descontextualizado si no se encuentra enmarcado en ese plan de política criminal. Propuso
que a renglón seguido del artículo 177, se incluya el artículo 199 del anteproyecto de la
Corporación. Aclaró que no está en desacuerdo con el artículo 177, sino que como la
función de un código además de dar nociones, es regular fenómenos, con sujeción a la
Constitución, en este caso específico ésta ordena que sea en el marco de la política
criminal. Explicó que la inclusión del artículo 199 es la propuesta aditiva.

El doctor Andrés Ramírez explicó que la mesa de trabajo no consideró oportuno insertar
dentro del artículo 177 dicha referencia, entre otras razones por las consecuencias
normativas y practicas que tendría esa inserción. Señaló que si se dice que el principio de
oportunidad se tiene que aplicar de acuerdo con el programa de política criminal trazado
entre el ejecutivo y el Fiscal General de la Nación, se estaría subordinando la aplicación de
este principio al plan, y podría abrirse una puerta para que el Ejecutivo se entrometa en
decisiones que el Constituyente ha asignado a la Fiscalía General como órgano judicial.

El doctor Granados manifestó que el margen que dio el constituyente al principio de


oportunidad es amplio pero con límites. Indicó que la propuesta inicial presentada por el
Gobierno a instancia de la Fiscalía era un principio de oportunidad amplísimo y
discrecional; durante el trámite en el Congreso, primero se rechazó dicho principio y luego
se aceptó condicionado a unos límites, el primero de ellos que estuviese sujeto al marco de
la política criminal del Estado. Señaló que de conformidad con la sentencia C-037 de 1996,
la política criminal es responsabilidad primordial del Ejecutivo, siendo labor de la Fiscalía
colaborar en su diseño, no solo presentando proyectos de ley sino también informándole
algunos temas que se hacen necesario por orden público. Indicó que la propuesta es que ese
86

plan sea concertado y que el reglamento sea el mecanismo para dar las pautas al interior de
la Fiscalía. Explicó que de esta manera se resuelven los interrogantes planteados en la mesa
de trabajo. Agregó que una política criminal que implique planes, ejecución, seguimiento,
valoración y retroalimentación es la oportunidad que el Constituyente fijó para dar
aplicación a dicho principio y evitar que sea arbitrario. Finalmente se refirió al principio de
oportunidad como mecanismo valioso para el tema de la paz social, particularmente a la
reinserción, lo cual en su concepto no es tenido en cuenta por el proyecto presentado para
estudio.

El doctor Gómez Pavajeau consideró que primero se debe debatir el articulado y


posteriormente discutir sobre la política criminal del Estado, ya que este es un tema
eminentemente técnico. Señaló que una vez se defina el articulado se debe someter a
consideración del Consejo de Política Criminal, con los estudios e insumos aportados por la
comisión.

Manifestó el doctor Gustavo Gómez Velásquez que la comisión no se opone al postulado


de paz, a que sea respetado, fundamental y necesario, pero se entendió que este aspecto de
la paz debe hacer parte de un estatuto especial, lo cual explica su exclusión del código de
procedimiento penal. Por otra parte, señaló que la política criminal es mucho y a la vez es
nada. Indicó que el proyecto de la Corporación consagra “el plan de política criminal”, lo
cual no aparece en el Acto Legislativo y en cambio si condiciona la presentación de
cualquier proyecto legislativo a conocer ese plan de política criminal, que no existe, o
mejor, existe pero imperfecto, pues no tiene el desarrollo que se espera. Propuso ajustar la
redacción a lo que dice el Acto Legislativo, es decir, incluir la expresión “en los casos
establecidos en este código y con respeto y aplicación a la política criminal del Estado”.

El doctor Jaime Granados expresó que el doctor Gómez Velásquez se refirió a puntos que
deben precisarse y aclaró, respecto de la intervención del doctor Gómez Pavajeau, que no
se propone aplazar la discusión del articulado, sino definirlo de acuerdo a los cambios más
convenientes. Indicó que la Constitución sabiamente determinó que la política criminal es
el marco, el escenario donde tiene lugar el principio de oportunidad, porque el temor que
87

asistió al Congreso fue que la Fiscalía, por su propia iniciativa, pudiera determinar cuáles
casos investiga y cuáles no. Explicó que finalmente el Congreso determinó que no se trata
de un principio de oportunidad reglado estilo alemán, sino un principio flexible en el
sentido
que por regla general todo delito debe investigarse oficiosamente, salvo loscasos de
querella en los cuales se requiere previamente la intervención del particular, pudiendo
suspender los procesos pero sobre el marco de la política criminal. El contenido cierto de
esta política criminal implica que efectivamente se trate de un principio de oportunidad y
no de legalidad. Precisó que se debe definir el criterio para establecer qué casos se
investigan y qué casos no, sin afectar el principio de igualdad, el cual, en su concepto, debe
ser la política criminal del Estado, que siendo movible puede determinar las prioridades
para el país en algún momento. Recordó la historia del Consejo de Política Criminal en
Colombia y manifestó que éste no ha tenido mayor peso, por ejemplo, el caso de las rebajas
de penas por el milenio, en donde luego de sesionar en tres oportunidades, recomendó una
rebaja de acuerdo con algunos criterios y finalmente se aprobó la tesis contraria, planteada
por el Gobierno. Recalcó que de conformidad con la Constitución, el Presidente de la
República y la Fiscalía General de la Nación, de común acuerdo deben fijar la política
criminal, porque de lo contrario, como lo ha dicho el doctor Darío Garzón, se tendría un
principio de legalidad disfrazado. Indicó que la comisión debe dejar claro si hace caso a lo
determinado por el Constituyente, que implica un principio de oportunidad discrecional,
enmarcado en la política criminal del Estado o un principio de oportunidad obligatorio
según lo que determine las causales establecidas en la ley.

El doctor Julio Andrés Sampedro señaló que la Corporación Excelencia en la Justicia


hizo entrega completa del anteproyecto de Código de Procedimiento Penal y en él se hace
una regulación sistemática del principio de oportunidad como desarrollo de la política
criminal del Estado. Se refirió al tema de la paz, pues hoy día el proceso penal es un lugar
de encuentro entre víctima y victimario para la consecución de la paz y ese lugar de
encuentro no será posible sin una adecuada regulación del principio de oportunidad con
unos marcos generales que le den la posibilidad al Estado de moverse para alcanzarla
solución del conflicto. Respecto del tema de las causales, manifestó que la mesa de trabajo
88

y la subcomisión decidieron suprimir aquellas que tienen que ver directamente con el tema
de la paz.

El doctor Rómulo González hizo referencia a dos aspectos. En primer lugar, aclaró que la
afirmación del doctor Gómez Velásquez de que la política criminal hoy día no es nada,
fueron palabras del doctor Mejía en una reunión del Consejo de Política Criminal, cuando
expresó que había que definirlo constitucionalmente. En segundo lugar, recordó que alguna
oportunidad un congresista citó al Ministerio de Justicia para que explicara la política
criminal y quien había citado el debate renunció al mismo por considerar que en Colombia
no existía política criminal. Respecto al proyecto de ley sobre rebaja de penas, precisó que
el proyecto presentado al Congreso fue el redactado por el Consejo de Política Criminal, el
cual fue modificado en el Congreso, lo que llevó al Gobierno a presentar objeciones por
inconstitucionalidad, acogidas por la Corte Constitucional. Agregó que durante el tiempo
que se desempeñó como Ministro de Justicia, se realizaron cuatro o cinco reuniones de
política criminal y en los años anteriores no hay constancia en actas de que se haya
realizado alguna.

El doctor Andrés Ramírez manifestó que las consideraciones presentadas por los doctores
Gustavo Gómez y Rómulo González sintetizan el ámbito de reflexión dentro del cual se
movió la mesa de trabajo y resaltó que en la subcomisión no se hizo mayor consideración
sobre el tema de la política criminal. En relación con las causales y el tema de la paz, indicó
que en reunión celebrada con el señor Fiscal General de la Nación se hizo un análisis muy
detallado de la conveniencia o inconveniencia de vincular estos aspectos en el Código de
Procedimiento Penal y el concepto del señor Fiscal fue que la paz debe ser definida por la
política que sobre esta materia determine el Ejecutivo, porque obedece a una coyuntura
exacta y precisa y no debe ser reglamentada de manera general por el Código de
Procedimiento Penal para las causales meramente habituales.

El doctor Gómez Velásquez consideró que se debe suprimir la expresión “los casos
establecidos en la ley” y sustituirla por “todo dentro del marco de la política criminal del
Estado”, que es lo que establece el Acto Legislativo.
89

El doctor Granados manifestó que afortunadamente el doctor Andrés Ramírez reconoció


que la subcomisión no estudió el tema y en esa medida debe ser debatido en la comisión.
Manifestó su preocupación, sin perjuicio de la admiración y respeto que le tiene al señor
Fiscal General de la Nación como presidente y líder de este proceso, que algo de esta
trascendencia se decida en reunón privada entre el Fiscal y el doctor Ramírez. En su
concepto, el escenario para determinar la conveniente o no de la inclusión de las normas
relacionadas con la aplicación del principio de oportunidad y el proceso de paz es la
comisión. En relación con la propuesta del doctor Gómez Velásquez, indicó que a pesar de
consagrar lo establecido por la Constitución, tiene el inconveniente de no resolver el
problema. La Constitución crea normas, principios generales y al código le corresponde
desarrollarlos. Agregó que debe existir un marco, que en su concepto debe ser la política
criminal, la cual se manifiesta a través de un plan, y si se considera que en lugar de éste sea
por vía de ley estatutaria, no se podría aplicar el Código de Procedimiento Penal mientras
esta no se expida o se declare inconstitucional. Recordó que la Corte Constitucional ha
reiterado que no se requiere ley estatutaria, sino que el Presidente como cabeza del
Ejecutivo, junto con el Fiscal, realicen su diseño. Agregó que es claro que la ley debe
determinar si el principio de oportunidad es facultativo y discrecional, o automático, un
deber, caso en el cual no es principio de oportunidad y no se estaría cumpliendo la
Constitución.

Por su parte, el doctor Adolfo Salamanca, en apoyo de la tesis planteada por el doctor
Granados de incorporar una norma igual o similar a la presentada por la Corporación,
precisó que en la práctica el Constituyente incorporó el principio de legalidad y muy
tímidamente el de oportunidad y justamente en la norma es donde se debe dar grandeza a la
posibilidad de transformar de alguna manera la capacidad del Estado de orientar
debidamente sus esfuerzos hacia lo realmente importante en la investigación criminal, en la
sanción de los delitos. Señaló que a pesar de las restricciones y limitaciones determinadas
en el Acto Legislativo, hay dos maneras de entender y orientar su esfuerzo; en
consecuencia, la propuesta que la comisión debe presentar al Congreso puede o centrarse en
esa perspectiva de oportunidad consagrada en la Carta Política como un simple mecanismo
90

de descongestión de los despachos judiciales, o como una verdadera herramienta del


Estado, para lo cual se requiere el marco de la política criminal, porque de lo contrario
pierden grandeza las causales, y así poder cumplir con el postulado señalado por el doctor
Yesid Ramírez en su excelente documento sobre el sistema acusatorio a la colombiana, que
pone de presente el papel político del juez, en el buen sentido de la palabra “político”; esta
alternativa trata de entender el principio de oportunidad como la capacidad que debe tener
el Estado, a pesar de lo limitado de la disposición constitucional, de orientar todos sus
esfuerzos a los casos que realmente sean trascendentes para evitar el daño social del delito.
Agregó que eso solo es posible en la medida en que existan acuerdos por parte de los
encargados de la política del Estado, es decir, los encargados del orden público: el
Gobierno, por un lado, y por otro, los encargados de la investigación criminal: la Fiscalía
General de la Nación. Finalmente, llamó la atención en el sentido de que esta es la mejor
oportunidad para mejorar lo que el Congreso dijo con mucha timidez que fue incorporar a
medias o como una excepción del principio de legalidad lo que en el mundo
entero se conoce como esa facultad discrecional del Estado de perseguir lo verdaderamente
importante y no perseguir las cosas que no merecen persecución; en otras palabras intentar
darle un viraje a esta tragedia nacional no solo desde el punto de vista de la paz como aquí
se plantea que por supuesto es trascendente y políticamente en primer punto en el orden del
día sino la otra paz, la paz social esa que se deriva de esa violencia contra sectores
desprotegidos mientras que el verdadero delito esta siendo favorecido con la impunidad del
Estado.

En respuesta a las palabras del doctor Granados, el doctor Andrés Ramírez recordó el
funcionamiento que ha tenido la mesa de trabajo, la cual está integrada por miembros de la
Fiscalía y por asesores de la misma y en ese orden de ideas, son tenidas en cuenta las
opiniones del Fiscal General de la Nación. No obstante lo anterior, por generosidad del
señor Fiscal General, Corporación Excelencia en la Justicia ha sido invitada a esas
reuniones, pero no ha vuelto a asistir. De otra parte, agregó que las reuniones de la
subcomisión son citadas por conducto de la Corporación y en esa medida el doctor
Granados tuvo la oportunidad de asistir a la sesión del pasado miércoles donde se discutió
el tema y se concluyó que dada su envergadura por las consideraciones políticas, son los
91

comisionados los llamados a trazar esas líneas para que se puedan redactar las normas.
Finalmente, señaló que no se pretendió sorprender a la comisión con temas no debatidos.
Por lo anterior, no estuvo de acuerdo con lo expresado por el doctor Granados, porque al no
asistir a la reunión, ni sus delegados debatir el tema, se entendió que el mismo sería
discutido en la comisión constitucional, y aclaró que nunca se pretendió en reunión privada
manipular asuntos propios de esta comisión.

El doctor Sampedro precisó, frente a la asistencia de la Corporación a la mesa de trabajo,


que él y el doctor Juan David Riveros renunciaron a concurrir a esas reuniones por cuanto
no se respetaba el trabajo realizado por la Corporación y había ataques directos y
personales a quienes asistían. Así se le hizo saber al señor Vicefiscal General de la Nación.

A su vez, el doctor Gómez Pavajeau señaló que se está cayendo en la trampa de una
discusión interminable para definir qué es la política criminal. Manifestó que si en la
comisión se encuentran los conocedores del tema y aun no se han puesto de acuerdo, más
grave sería delegar esa definición al Ministro de Justicia, al Procurador, al Presidente de la
Corte, al Fiscal o al Instituto de Medicina Legal, quienes por sus múltiples ocupaciones no
podrían cumplir esta tarea, viéndose obligados a crear otra subcomisión, quedando
aplazada la aplicación del Código. Estuvo de acuerdo con el doctor Gómez Velásquez en
cuanto a que mal o bien hay una política criminal, un código penal y una Constitución que
señalan los derroteros a través de la jurisprudencia de la Corte Constitucional y Corte
Suprema, mediante los cuales define cual es la función del derecho penal y de las penas,
como se van a proteger los bienes jurídicos, cuales son los importantes, cuales son las
protecciones que merecen ser llevadas o elevadas a la categoría del delito. Concluyó que el
proyecto está bien intencionado, pero lo encuentra tímido, por cuanto no consagrar las
directrices para manejarlo y que no son otras que las que señale el Consejo de Política
Criminal y desarrolle el Fiscal General de la Nación a través del principio de unidad de
dirección y administración. Propuso no estancar el estudio y decidir el tema para después
pasarlo al citado Consejo.
92

El doctor Mejía señaló que el problema es donde se toman las decisiones y el Consejo de
Política Criminal, por su función asesora, no las toma; tampoco el Código de
Procedimiento Penal puede hacerlo, salvo unas reglas muy generales. Manifestó que en
Colombia la política criminal no se ha planteado dentro de los términos de un plan de
coyuntura o de desarrollo, sin embardo, todos los autores reconocen que la política criminal
es parte de la política social y ésta se desarrolla en los planes de desarrollo, por lo menos en
el caso colombiano, donde es cuatrienal y enmarca el gasto publico, las funciones del
Estado, las grandes decisiones que se manifiestan en otro tipo de leyes. En Colombia la
jurisprudencia constitucional ha hecho menciones inasibles acerca de cómo debe definirse
la política criminal, sin que establezca de manera concreta si debe hacerse en el plan de
desarrollo o en una ley estatutaria como se ha planteado, o en un determinado tipo de ley,
porque tampoco el Constituyente quiso definirlo. Sugirió concretar el tema y hacer un
reenvío de la política criminal a la política social del Estado manifestada en el plan de
desarrollo cuatrienal, pues así se traslada la carga al Ejecutivo, quien tiene la
responsabilidad del orden público y al Congreso, quien aprueba las leyes. Indicó que el
artículo 184 propuesto trata de resolver el problema cuando se habla de la atribución
reglamentaria del Fiscal General y en su concepto no sería a través de reglamentos sino de
un modelo reconocido en muchos países y es el de las instrucciones, que infortunadamente
aunque en la subcomisión se planteó el tema, no se hizo la precisión en el artículo 130
numeral 4º que establece, en relación con el ejercicio de la acción penal, que el Fiscal
General de la Nación tiene como función determinar su criterio en virtud de los principios
de unidad de gestión y
jerarquía. Insistió en la propuesta de incorporar ese reenvío en la norma y precisar el marco
o las atribuciones y compromisos del Fiscal General de la Nación, además la institución de
las instrucciones generales para que la política sea una expresión y decisión del Estado y no
de la decisión coyuntural de un Fiscal en determinado caso.

El doctor Morales Marín preguntó al doctor Mejía cuál es la expresión normativa que se
propone y en qué acápite.
93

El doctor Mejía manifestó que en lugar de una norma de reglamentación, el artículo 184,
se señale que el marco de la política criminal del Estado será determinado dentro de la
política social en los planes de desarrollo cuatrienales, en lo que se refiera al principio de
oportunidad y que el Fiscal la desarrolle a través de instrucciones generales, debiéndose
complementar el artículo 130 en el numeral 4º, incluyendo que el criterio de la Fiscalía se
exprese a través de instrucciones generales.

El doctor Granados solicitó a la secretaría técnica informar si en subcomisión se discutió


el tema de la política criminal del Estado como marco para aplicar el principio de
oportunidad, pues tenía entendido, por información suministrada por su delegada, que no
fue debatido. Respecto de la propuesta del doctor Mejía, consideró que es muy sugestiva y
ambiciosa, porque de conformidad con ella habría que esperar al siguiente plan cuatrienal,
es decir, posponer 4 años la aplicación del principio de oportunidad. Señaló que el
Congreso determinó que había que vincular una política criminal al principio de
oportunidad porque implica una facultad, porque es la más importante herramienta para que
el Fiscal General pueda direccionar todo su equipo de trabajo y que no sea acusado de
arbitrario, de discriminación o de entorpecer y generar impunidad, y que cuando se
cuestione la aplicación del principio de oportunidad en un caso determinado, haya un marco
de referencia no solamente en la ley sino que además exista un plan de política criminal.
Expresó que lo cierto es que por el carácter de asesor del Consejo, no se ha cumplido el
cometido y la misma Constitución establece que es función del Gobierno Nacional, junto
con el Fiscal, concertar un plan y fijar los instrumentos y herramientas. Manifestó que lo
ideal seria lo que plantea el doctor Carlos Eduardo Mejía, pero constituye una amenaza
inmediata porque habría que esperar cuatro años para aplicar el código y el Acto
Legislativo obliga que el código entre a regir el 1º de enero del 2005. Por lo tanto, debe
previamente empezar con el plan que propone el proyecto de la Corporación y mas
adelante, si hay lugar a través del plan del Estado a nivel de política social.

El doctor Ariza aclaró que en la subcomisión del martes, a pesar de que se presentó un
proyecto de articulado acerca del principio de oportunidad, no coincide con el llevado a la
comisión y aunque fue someramente discutido, por considerarse un tema de suma
94

importancia, no se llegó a una definición ni a acuerdos o convenios, planteándose dos


posturas, una de la Defensoría del Pueblo y otra de la Corporación. Insistió que el proyecto
de articulado presentado en la subcomisión es distinto al de la comisión, ya que aquel
consagraba diez causas por las cuales el Fiscal podía abstenerse de iniciar la
correspondiente investigación y hacer la respectiva acusación, mientras que en este se
reducen a seis, lo que refleja lo señalado por el Viceprocurador en el sentido de que observa
cierta timidez en los motivos para ejercer el principio de oportunidad. Manifestó que ese
cambio de articulado obedece de pronto al buen propósito, por la importancia del tema, que
sea la comisión la que indique las directrices y defina la política que se debe establecer
respecto de algo tan esencial para el sistema como es el principio de oportunidad.

El doctor Morales Marín indicó que, en consecuencia, se integra una comisión accidental
para que en el termino de semana y media prepare un documento donde se sinteticen los
aspectos teoréticos y pragmáticos que convienen al tema y aconseje una posible solución
conciliada de acuerdo a las exposicione de los doctores Carlos Eduardo Mejía y Gustavo
Gómez. Señaló que esa comisión accidental estaría integrada por los doctores Salamanca,
Gómez Pavajeau y Gómez Velásquez.

Consideró el doctor Gómez Pavajeau que el catálogo presentado es muy tímido, porque
si la Constitución dio cabida al principio de oportunidad, se debería desarrollar de manera
amplia, pues este es el pilar que soporta el buen funcionamiento del sistema oral; éste, sin
un principio de oportunidad vigoroso, está llamado al fracaso, ya que no habría tiempo para
hacer tantos juicios y el sistema colapsaría. Indicó que para la Procuraduría se debe hacer el
máximo esfuerzo por desarrollar el principio de oportunidad dentro de un marco
consagrado en el código, dando la posibilidad de manejo por conducto de las directrices del
Fiscal, aplicando el principio de ordenación, de unidades de gestión, y a través de la política
criminal que vaya desarrollando el Estado. Las causales establecidas en el proyecto son
pertinentes, algunas tienen que ver con la estrategia para desbaratar organizaciones
criminales, otras con aseguramiento de bienes superiores del Estado, sacrificando los que
estarían comprometidos en el delito, quedando algunas por fuera. Expresó que en el articulo
78 numeral 1º falta la política de bienes, no solamente que el imputado colabore
95

eficazmente para desbaratar la organización criminal o cuando se evita que la organización


criminal cometa otros delitos o sirva como testigo de cargo contra los demás intervinientes,
porque está demostrado que en Colombia, en todos esos procesos, la organización criminal
estando en la cárcel sigue delinquiendo. Agregó que si la organización criminal no se
desbarata económicamente sería un sofisma, estando de acuerdo con lo expresado por el
doctor Carlos Eduardo Mejía, de otorgar beneficios a quien que contribuya a incautar los
bienes de la organización criminal. Se refirió específicamente al numeral 2º que sólo
menciona a los autores y partícipes, porque considera preocupante los casos, por ejemplo,
en que los grandes capos denuncian a los choferes y cocineros para obtener beneficios. En
su concepto se debe introducir alguna modificación, aunque se puede solucionar mediante
la política criminal, es decir, que solo se reconozcan los beneficios cuando se denuncia a un
cabecilla, o dependiendo del tipo de organización criminal. Respecto de las demás causales,
manifestó que están bien intencionadas aunque debe hacerse una mayor y mejor precisión.
De otra parte, señalo que por conducto de los bienes jurídicos protegidos y especiales, se
podrían fijar criterios para aplicar el principio de oportunidad, es decir que se podría ceder
cuando el daño sea insignificante, lo cual debe ser establecido por el Consejo de Política
Criminal. Citó como ejemplo los delitos menores que se cometen a diario en los
supermercados, en donde hasta los mismos supermercados están dispuestos a asumir el
daño en pérdidas, evitándose el desgaste frente a la persecución de dichos delitos de
insignificancia relativa. Frente a determinados delitos contra la administración pública,
manifestó que en aquellos donde no se lesiona tanto ese bien jurídico protegido, sino que se
cuestiona la infracción al deber como una antijuridicidad compleja, perfectamente el Estado
puede renunciar o suspender por un tiempo el proceso penal para ver como evoluciona el
disciplinario, ya que con este es suficiente para canalizar la respuesta del Estado a esa
actividad irregular. Precisó que esta sería otra aplicación del principio de oportunidad.
Finalmente, se refirió al tema de la paz y señaló que debe ser regulado en una normatividad
aparte, en la medida en que los códigos tienen carácter de permanencia.

El doctor Morales Marín, en atención a que en la exposición del doctor Gómez Pavajeau
se plantearon consideraciones de tipo normativo y sustancial, solicitó precisar las cláusulas
normativas en las cuales debe realizarse la adición correspondiente.
96

El doctor Yesid Ramírez estuvo de acuerdo con lo expuesto por el doctor Gómez
Pavajeau y propuso consignar una especie de norma penal en blanco, en la que se combinen
el principio de oportunidad y la antijuridicidad material a la que se hizo referencia, lo cual
también podría llegar a ser tratado a nivel de código sustantivo, como lo consagran las
figuras de la paratipicidad y hoy en día la de la equitipicidad, destinada a consagrar en
Colombia los tipos que consagra el bloque de constitucionalidad (artículos 93 y 94 Cons
Pol). Sugirió incluir como numeral séptimo una causal que establezca el ejercicio del
principio de oportunidad cuando no haya lugar a persecución penal, por ejemplo, por no
haber antijuridicidad material en delitos de bagatela. Adicionalmente recomendó a la
subcomisión accidental creada el doctor Morales para la redacción de dicha norma, tener en
cuenta que en realidad en el país no hay una política criminal coherente. Agregó que la
propuesta del doctor Mejía de incluirlo dentro del plan nacional, quedaría para el próximo
gobierno. Informó que tiene a su a disposición el proyecto de ley relativo al subrogado
penal para los alzados en armas presentado por la Presidencia de la República y el trabajo
preparado por la Vicepresidencia sobre el tema de corrupción, propuestas acordes con la
política criminal del Estado coyuntural, que son formas o casos de determinar si en la
práctica existe la relacionada política criminal y si el consejo de política criminal funciona.
Observó que esta reflexión es importante en la medida que se ha visto que son constantes
las modificaciones que se hacen a los códigos dependiendo del fenómeno que se presente,
incrementado las penas o creando tipos penales específicos. Concluyó que cuando hay una
política criminal, esta debe ser el punto de referencia y al dejar la norma en blanco esa es la
orientación que se tendrá para interpretarla.

El doctor Granados estuvo de acuerdo con los planteamientos del doctor Gómez Pavajeau
y que los mismos deben materializarse, como lo planteó el doctor Morales, en textos.
Agregó que en dichas observaciones hay puntos de contacto con lo que debe ser la reforma
del código penal, tanto en su parte general como en la especial. No obstante, reiteró que en
relación con las posibles causales del principio de oportunidad, si no se hace un plan, si no
hay ese marco de política criminal, se corre el riesgo de que sean automáticas, lo cual sería
un error. De otra parte, señaló que la propuesta presentada por la Corporación consagra 12
97

causales de las cuales solo se recogió la mitad, entre las cuales se hace referencia a los
delitos de bagatela. Agregó que en lo relativo al tema de la extradición se debe introducir
en el numeral 5 del proyecto, la entrega a la Corte Penal Internacional. La comisión decidió
devolver a la subcomisión y mesa de trabajo los artículos 178, 179, 180 y 181, para su
revisión de conformidad con las observaciones hechas.

Artículo 182. Control de legalidad. Dentro de las treinta y seis horas siguientes a
la determinación de la Fiscalía de dar aplicación al principio de oportunidad en
los casos anteriormente señalados, el Fiscal solicitará al juez que ejerza la
función de control de garantías la celebración de una audiencia con asistencia
del imputado y su defensor para los efectos pertinentes. La decisión que tome el
Juez obliga a todos los intervinientes y no es susceptible de recurso.

El doctor Granados informó que sobre este punto hay dos posturas: la primera, que
considera que el control de legalidad al principio de oportunidad debe ser automático, que
es la que recoge el proyecto presentado a la comisión. La segunda, propuesta por la
Corporación, que estima que el control debe ser rogado, es decir, un control que requiere
que el doliente o la víctima o el Ministerio Público lo soliciten. Explicó que tener un
control automático en términos radicales sería matar el principio de oportunidad porque
tener que ir siempre ante el juez cuando no hay nadie que se oponga a la aplicación de este
principio no estaría conforme a lo que establece el Acto Legislativo, porque si lo hubiera
establecido como automático estaría expreso. Reiteró que debe ser rogado y que dependa de
quienes tengan legitimidad para oponerse como son las víctimas y el Ministerio Público.

El doctor Gómez Pavajeau estuvo de acuerdo con las observaciones del doctor Granados
y señaló que la Constitución establece un control pero no automático, solo hay lugar al
cuando hay algún tipo de oposición, por ejemplo, de la víctima, la parte civil o el Ministerio
98

Público. En su concepto, es un buen mecanismo para agilizar el proceso y para que el


principio de oportunidad cumpla cabalmente con sus finalidades.

El doctor Mejía expresó su desacuerdo en el entendido que el Acto Legislativo dice lo


contrario: “la Fiscalía no podrá suspender, interrumpir ni renunciar a la persecución
salvo en los casos que establezca la ley para la aplicación del principio de oportunidad
regulado dentro del marco de la política criminal el cual estará sometido al control de
legalidad”. Señaló que el garante de la legalidad y del cumplimiento de esa política
criminal es el juez y en su concepto ahí es donde está la garantía ciudadana, porque la
nueva naturaleza del funcionamiento de la Fiscalía implica renuncia a muchas de sus
funciones y facultades y una permanente sujeción al control del juez, quien debe validar y
controlar la legalidad de la actuación. En su concepto este control es sano y no hay que
tenerle miedo porque es en beneficio de la sociedad.

El doctor Gómez Pavajeau consideró plausibles las objeciones del doctor Carlos Mejía,
pero debe analizarse el tema con pragmatismo; porque haciendo un ejercicio práctico le
costaría mucho a la administración realizar una audiencia cada vez que se utilice el
principio, ya que no necesariamente la intervención del juez tiene que ser explícita, puede
implícita porque hay que darle la oportunidad de observar si es procedente o no.

Al respecto, el doctor Garzón manifestó que se debe partir de la base de que el principio
de oportunidad se rige por necesidad, conveniencia y relación costo beneficio, y el juez
realiza un juicio de legalidad donde no se controla ni esa necesidad, ni la oportunidad ni la
relación costo beneficio.

El doctor Granados insistió que el Acto Legislativo se puede interpretar de dos maneras,
es decir, que el control de legalidad al principio de oportunidad sea automático o rogado.
Sin embargo, la interpretación sostenida por la Corporación es de una ponderación del
alcance de la norma enfrentado a otros aspectos del control de garantías que introdujo el
acto legislativo en donde es mucho mas vigoroso, por ejemplo, la restricción de la libertad,
la afectación de la intimidad, pues en esos casos la Constitución es mandatoria, exigente,
99

fija términos, no deja ningún punto de discusión sobre la posibilidad de control, y la razón
es que se afecta un derecho fundamental. Señaló que, como lo observó el doctor Garzón,
los criterios del principio de oportunidad son de naturaleza política, por eso se vincula la
política criminal del Estado, pero como la acción de la Fiscalía, como cualquier autoridad,
puede ser desviada en un momento dado en un caso concreto, el Constituyente determino
un control que tiene que ser razonable, necesario y proporcional, y si no hay controversia, si
la víctima no se opone porque debe ser siempre consultada según lo que aquí se ha
aprobado, si el Ministerio Público interviene en interés según lo que el acto legislativo ha
establecido como garante del orden jurídico en interés de la sociedad, no es necesario que
un juez intervenga oficiosamente. Agregó que crear tal congestión va a impedir que el juez
de control de garantías realice su verdadera tarea y en esa medida se estaría generando el
efecto contrario, lo que sucedió en América Latina donde solo se había podido aplicar en un
20% cuando las expectativas era que fuesen por lo menos el doble y la razón principal fue
la intervención judicial. Propuso que la comisión votara por una u otra interpretación.

El doctor Gómez Velásquez estuvo de acuerdo con los planteamientos de los doctores
Granados y Gómez Pavajeau y señaló que vale la pena correr el albur de interpretación
posterior de la Corte Constitucional. Agregó que si el principio de oportunidad está
debidamente reglamentado y si se toman una serie de consideraciones para que
verdaderamente esté modelado y atemperado, no hay necesidad de ese control total y fatal.
Adicionalmente manifestó que debe existir un término para que las partes soliciten el
control. Concluyó que sería un contrasentido establecer el principio de oportunidad con el
fin de descongestionar los despachos judiciales y a la vez determinar un control automático
que genera congestión de los mismos. Y de otra parte, no tiene sentido que un fiscal que
quiere ejercer el principio de oportunidad esté obligado a un control automático que
constituirá un desgano para seguir con el proceso. Agregó que se trata de un proceso
adversarial fundamentado en preacuerdos que llevan a no judicializar todas las
investigaciones.

El doctor Mejía indicó que no debe haber inmunidades de poder, que no debe haber
poderes sin control. Insistió que no se puede confundir los órganos con las personas, porque
100

se está hablando de la fiscalía como si fuera monolítica y no de las personas que van a
tomar las decisiones, que son los fiscales, quienes van a utilizar el principio de oportunidad.
Señaló que si las funciones son suspender, interrumpir y renunciar, la primera pregunta que
surge sería cómo renuncia el fiscal; si lo hace, debe ser a través de una petición de
preclusión para que tenga efectos de cosa juzgada. La segunda pregunta, cómo se suspende
o interrumpe; tiene que ser mediante un acto que produzca efectos jurídicos y sujeto a
control de legalidad, porque lo que se discute es la legalidad, no la oportunidad misma y
por eso se necesita el control. Como tercer interrogante, qué pasaría con la víctima que va a
la fiscalía para averiguar el proceso y se le contesta que se le aplicó el principio de
oportunidad.

Al respecto, el doctor Granados explicó que debe consultarse a la víctima la aplicación del
principio de oportunidad.

El doctor Mejía insistió en preguntar qué pasaría en los eventos en que la víctima no sabe
del proceso o se entera tarde y ya se ha dado aplicación al principio de oportunidad, es
decir, cuando el fiscal no conoce a la víctima, cómo va a tomar la decisión definitiva y si la
toma, cómo se reactiva el control a una decisión ya tomada.

El doctor Gómez Velásquez consideró que el que haya en un caso determinado víctimas
desconocidas, no se subsana con un control automático. Manifestó el doctor Granados que
nadie discute que todo acto de poder es susceptible de control, pero no necesariamente el
control tiene que ser automático porque no habría organización posible en la sociedad
contemporánea sujeta a que toda decisión este sometida a un control judicial. Señaló que en
Colombia nos acostumbramos a un punto de formalismo que, por ejemplo, cualquier
ciudadano puede demandar una norma ante la Corte Constitucional y esta puede revisar
oficiosamente. Insistió que en algunos casos es inexorable el control automático cuando
hay afectación de una garantía fundamental pero cuando no se afecta, el fiscal actúa de
manera reglada y donde el proceso es conocido por las partes, víctimas y el Ministerio
Público, de tal forma que deben ser consultadas, y no se oponen, no se justifica ese control
automático.
101

Consideró el doctor Gómez Velásquez que este artículo no puede leerse


independientemente del artículo 11, derecho de las víctimas, donde se establece que la
víctima debe ser enterada del proceso, los derechos, los recursos que puede oponer, estar en
contacto con el fiscal constantemente, no tiene sentido consagrar un artículo como el 11 si
puede haber lugar a víctimas que no gozan de estos derechos.

En ese caso, el doctor Granados señaló que puede generar además de la consulta la
oportunidad de solicitar el control porque no fue informada.

El doctor Mejía aclaró que él no estaba rogando el control automático, sino que se opone a
que no haya control; consideró conveniente que quede abierta la posibilidad en cualquier
momento de que ante la decisión de la fiscalía quien pueda tener interés en el control lo
ruegue, que esa decisión que tome la fiscalía en un momento dado, por el hecho de no
haberse controlado dentro de las 36 horas no quede validada. Agregó que se deben
distinguir las tres formas de ejercicio del principio de oportunidad, porque la renuncia es de
una trascendencia mucho mayor a la interrupción o a la suspensión. La renuncia implica
necesariamente una preclusión porque es el abandono definitivo de la pretensión acusadora,
ya sea a través de una causal de preclusión, cesación de procedimiento o desistimiento de la
acusación, es decir, que la renuncia de la acusación o de la persecución deben tener una
evocación definitiva y para que así sea evidentemente tiene el efecto jurídico de una
preclusión y por lo tanto tiene que ser el juez el que la tome

El doctor Gómez Pavajeau manifestó que en la tradición procesal, incluso inquisitiva, los
controles son rogados, lo importante es que exista la oportunidad jurídica de acudir a un
control, salvo el viejo instituto de la consulta.En este punto, el doctor Granados presentó la
siguiente propuesta sustitutiva:

“Control judicial en la aplicación del principio de oportunidad. A petición de la


víctima o del Ministerio Público, el juez que ejerza la función de control de
garantías deberá efectuar el control de legalidad respectivo dentro del plazo
102

de…”.

Sugirió que podría ser un término de cinco días, y en relación con el efecto que pueda tener
la decisión, indicó que el artículo 183 debe debatirse para distinguir la preclusión de la
renuncia a la persecución de los delitos en aplicación del principio de oportunidad, porque
son fenómenos diferentes.

El doctor Mejía consideró que se debe definir el acto procesal a través de cual se ejerce el
principio de oportunidad, el fundamento, el tipo de decisión que tome la fiscalía, si se tiene
que notificar o no al Ministerio Público y a la víctima y si dentro de un plazo determinado
estas pueden promover el control frente a la decisión que técnicamente no puede ser un
recurso. Por las anteriores observaciones sugirió que la norma fuera un poco más explícita.
De otra parte, respecto de la propuesta de introducir como causal para el ejercicio del
principio de oportunidad los casos en que no hay antijuridicidad material en delitos de
bagatela, manifestó que no habría lugar a consagrar esta causal en el código de
procedimiento penal porque estos casos no constituyen delito.

Al respecto, el doctor Granados manifestó que la fiscalía actúa por medio de ordenes,
entonces sería a través de una orden motivada porque así lo obliga la Constitución, que la
fiscalía comunica a los interesados para que si lo desean promuevan el control judicial en
un plazo que se propone de 5, 10 o 15 días, pero que todo caso debe ser razonable.

El doctor Yesid Ramírez insistió en su propuesta, coincidente con la del comisionado


Gómez Pavajeau, de introducir dentro de las causales del principio de oportunidad una
especie de norma penal en blanco, que aunque son sustanciales deben estar consagrados en
el código de procedimiento penal.

En este punto el doctor Morales sometió a consideración de la comisión las propuestas de


los doctores Granados, Gómez Velásquez, Gómez Pavajeau y en lo pertinente del doctor
Mejía y con las adiciones que presupone una norma de esta naturaleza.
103

Los doctores Jesús Ignacio García y Roberto Camacho dejaron constancia que no
estaban de acuerdo con la redacción de la norma. Señalaron que de todas maneras, el
principio de oportunidad debe tener control judicial y el juez debe ser quien notifique a los
interesados para que si hay lugar a alguna controversia, ella se desate en audiencia ante el
juez y pueda dar la oportunidad de recurso.

Con la constancia anterior, quedó aprobado el artículo en los términos propuestos, es decir,
agregando que es rogado, no automático y un plazo de cinco días para que el Ministerio
Público y la víctima soliciten el mencionado control.

Por su parte, el doctor Mejía señaló que quien no fue enterado, siempre que acredite
interés, puede promover el control para que se de la orden de reiniciar, mientras no
prescriba la acción penal, por ejemplo, en los casos de desplazamiento forzado, en los
cuales las víctimas no conocen que se interrumpió o se suspendió, tienen derecho a buscar
la persecución penal en la fiscalía en cualquier momento.

El doctor Granados manifestó que hay un elemento de seguridad jurídica que es


conveniente preservar, pues hay unas normas rectoras, articulo 11 que ya fue aprobado, que
establece que se debe consultar a la víctima, se le debe informar a la víctima que se conoce.
Ahora bien, si la víctima no se conoce, para esos casos está el Ministerio Público que actúa
en interés de la sociedad, busca preservar el orden jurídico y siempre va a ser informado
sobre la suspensión, si no se opone, para que ir ante el juez.

Finalmente, la norma fue aprobada condicionada a revisión comisionada a los doctores


Gómez Velásquez y Granados Peña, dejando la constancia de los doctores Roberto
Camacho, Jesús Ignacio García y Carlos Eduardo Mejía.
104

Artículo 183. Efectos de la aplicación del principio de oportunidad. La decisión


de abstenerse de ejercer la persecución penal extingue la misma respecto del
interviniente en cuyo favor se decide. La decisión que suspenda la persecución
penal una vez vencido el periodo de prueba y verificado el cumplimiento de las
condiciones impuestas extinguirá la acción penal. En caso contrario dará
origen a la reanudación inmediata del procedimiento. El principio de
oportunidad podrá cobijar a uno o a todos los imputados y no podrá aplicarse
más de dos veces a la misma persona en un período de diez años.

El doctor Mejía manifestó que el carácter preclusivo y absoluto de la decisión de


abstenerse extingue la persecución, pues obviamente frente al proceso sin doliente se debe
reclamar el control automático, porque una cosa es que se conozca a la víctima y se
convoque para que consienta el acto o lo impugne y otra frente a una víctima desconocida.
Manifestó el doctor Granados que el Ministerio Público cumple una función muy
importante y en estos casos, además de garantizar el orden jurídico representa a las
víctimas. En primer término, señaló que es conveniente no confundir el efecto “preclusivo”
que genera la extinción de la acción penal, con la aplicación del principio de oportunidad,
tienen controles diferenciados, en el caso de principio de oportunidad puede existir toda la
prueba necesaria para poder acusar o los elementos materiales cognoscitivos y seguramente
si se
va a juicio puede ser condenado, pero además hay otras razones de política criminal en las
causales previstas en la ley, sujeto a los reglamentos del Fiscal General. Solo hay lugar a
control, si alguien se opone a esa aplicación, lo que no es igual a una preclusión. En
segundo lugar, explicó que la preclusión se construye sobre la carencia de mérito, no tiene
discreción alguna, es general para todos los casos donde no exista mérito para acusar.
Finalmente, el principio de oportunidad es una herramienta fundamental en la persecución
de las organizaciones criminales, sirve para conseguir elementos probatorios y el hecho que
terminen en ambos casos por una extinción de la acción penal, no los convierte en la misma
naturaleza. Por lo anterior, expresó su apoyó a la norma con la única consideración que
105

debe consultarse a la víctima para ser coherente con el articulo 11 literal f) ya aprobado
como norma rectora.

La comisión aprobó el artículo con la observación del doctor Granados.

ACTA No. 030


REUNIÓN DE LA COMISIÓN REDACTORA CONSTITUCIONAL
CREADA POR EL ACTO LEGISLATIVO 003 DE 2002
PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD - CAUSALES PARA SU APLICACIÓN

EL PRIMER INCISO

“El doctor Gómez Pavajeau manifestó que si bien en términos generales la comisión estaba
de acuerdo en lo relativo al principio de oportunidad, la única novedad que se presentaba
era frente a algunas previsiones. Informó que después de analizar el tema de las causales o
casos en los que sería aplicable el principio de oportunidad, lo novedoso que se plantea es
el desarrollo de las causales desde una perspectiva sustancial, porque las que comúnmente
se conocen y se han trabajado por la doctrina internacional y por los sistemas procesales
modernos apuntan siempre a un aspecto puramente procedimental. Explicó que se trabajó
desde una perspectiva sustancial las categorías dogmáticas: la tipicidad, la antijuridicidad,
la culpabilidad y las funciones de la pena en un trabajo conjunto con el doctor Gustavo
Gómez Velásquez y que como conclusión de múltiples discusiones se presenta un consenso
sobre la redacción de 13 causales que tienen que ver con aspectos sustanciales de lo que es
la sistemática del delito, que enervarían el ejercicio de la acción penal y, en una causal de
corte procesal que se incluye a las ya existentes, propuesta por el doctor Adolfo Salamanca
que, en su concepto, es oportuna y beneficiosa. Agregó que se debe tener como presupuesto
la existencia efectiva del delito, pues de lo contrario lo procedente es la preclusión.
Adicionalmente aclaró que el lenguaje utilizado es absolutamente técnico en la medida que
106

no puede significar lo mismo con otras expresiones. Manifestó, antes de entrar a explicar
causal por causal, que se haría uso de ejemplos para facilitar su entendimiento.

Por su parte, el doctor Mejía en principio, estuvo de acuerdo con la propuesta pero resaltó
que en la medida que se determina: "tendrá lugar la aplicación del principio de
oportunidad", no se está definiendo el efecto, es decir si su consecuencia es la renuncia, la
abstención o a la suspensión. Al respecto, el doctor Gómez Pavajeau señaló que lo
procedente es determinarlo a medida que se fueran aprobando las causales.

Adicionalmente, el doctor Granados propuso que en lugar de: “tendrá lugar la aplicación”
se remplazara por la expresión “podrá”. Lo anterior en atención a que la primera expresión
da a entender que es una aplicación forzosa y en la medida que es una facultad que se ejerce
de conformidad con la política criminal del Estado.

La comisión aprobó la modificación propuesta por el doctor Granados

PRIMERA CAUSAL

1. "Cuando la antijuridicidad material de los delitos cuyo injusto sean susceptibles de


graduación, pierde entidad jurídica dada las condiciones del titular del bien jurídico
tutelado, muy a pesar de haberse descartado la insignificancia."

El doctor Gómez Pavajeau explicó que en los casos de insignificancia no hay tipicidad,
entonces, no daría lugar a ningún ejercicio de acción penal porque no hay responsabilidad,
por el contrario, indicó que hay otros casos en los cuales el titular del bien jurídico es muy
poderoso. Señaló como ejemplo el caso de unas manzanas en la medida que no es lo mismo
un bulto, un saco de manzanas en una plantación de 3 hectáreas, que un saco de manzanas
para aquel que se gana diariamente la vida vendiendo manzanas, pues en este último caso lo
arruinan, le acabaran el patrimonio y por lo tanto, no es susceptible de aplicación del
principio de insignificancia, pero el mismo suceso frente al que tiene una plantación de tres
hectáreas o que explota industrialmente el cultivo de manzana, frente a esos hechos donde
el titular del bien jurídico es tan poderoso que no le hace mayor daño a su patrimonio la
107

afectación por virtud de la antijuridicidad material, se podrá de acuerdo a la regulación que


el Fiscal General dicte al respecto. Por su parte, el doctor Osorio preguntó si en estos casos
debe mediar la devolución de la cosa, a lo que el doctor Gómez Pavajeau manifestó que no
necesariamente porque la previsión también daría origen a una indemnización integral,
además indicó que tiene que determinarse si es graduable la disponibilidad del bien jurídico
individual.

Adicionalmente, el doctor Delgado señaló que las normas están redactadas en un lenguaje
muy técnico y que en la medida que debe haber una relación de medio fin entre el lenguaje
y el hecho, estos conceptos no los puede entender el ciudadano común. No obstante,
reconoció que quien aplica el principio de oportunidad es el fiscal, el entendido en la
materia, pero reiteró que un código siempre está dirigido a la comunidad.

Al respecto, el doctor Gómez Pavajeau indicó que ello se puede predicar de las normas de
determinación, pero que por el contrario, las normas procesales no influyen hacia el
ciudadano para su comportamiento.

Por otra parte, el doctor Camacho preguntó si esto se puede aplicar frente a un peculado, a
lo que el doctor Gómez Pavajeau explicó que no porque solo hace referencia a bienes
jurídicos individuales, pero que la respuesta al peculado se encuentra más adelante.

Señaló el doctor Gómez Velásquez que el efecto sería abstención.

Frente a la fijación de quantum punitivo, el doctor Granados explicó que si bienlos delitos
tienen unas penas mínimas y máximas y que esa es una forma de identificar la lesividad del
bien jurídico, propuso fijar un quantum de 5,8,10 años entre el cual se entienda que el
Estado podrá aplicar el principio pero no dejando la facultad tan amplia porque en su
concepto ello se podría generar aplicaciones muy dispares.

Al respecto, el doctor Gómez Pavajeau sugirió que esa facultad se dejara al señor Fiscal
General de la Nación cuando regulara el manejo de los institutos.
108

El doctor Granados estuvo de acuerdo.

Por su parte, el doctor Mejía no compartió que se restringiera solo a bienes jurídicos
individuales en la medida que la única oposición al bien jurídico individual no es lo
funcional, porque los daños a la familia, al medio ambiente si bien en algunos casos puede
no ser trascendente y tener cierta graduabilidad en la entidad del daño, en su concepto es
mejor dejar abierto para que la jurisprudencia los derive, porque reiteró que hay casos de
bienes jurídicos que a pesar de no ser individuales tienen graduabilidad y no justifican la
persecución penal.

El doctor Gómez Pavajeau propuso que ello también se regulara por el reglamento.

La comisión aprobó el primer numeral incluyendo la expresión “individual”.

SEGUNDA CAUSAL

2. "Cuando no sea posible reconocer la relevancia excusante de una causal de tipicidad


por verificar sus excesos en su ejercicio, pero ante un juicio global normalidad social de
la situación la misma no amerita una reacción penal".

El doctor Gómez Pavajeau citó como ejemplo el vecino que está autorizado para entrar a
determinadas horas a la casa de otro vecino y, pasadas esas horas entra porque algún amigo
le dijo que el no tenía teléfono y lo llamaría a una diferente hora, entonces, estaría
abusando, yendo mucho más allá de la autorización y como tal no estaría actuando
amparado por la causa de tipicidad, pero en un juicio de normalidad social de lo que es el
trato de los vecinos, lo que es tolerable entre unos y otros eso se permitiría.

El doctor Mejía agregó como ejemplo el caso de la caleta de los soldados, por que la
mayoría de las encuestas arrojaron que la respuesta de la gente era de tolerancia frente al
hecho.
109

Al respecto, el doctor Gómez Pavajeau señaló que si bien en nuestro medio es normal
incumplir con ciertas normas, por ejemplo, las de tránsito, la costumbre no deroga el
derecho, entonces, la institución de la normalidad social o de lo que es adecuado
socialmente en lo que es compatible con la vigencia del orden jurídico sería la orientación
de la causal. Estuvo de acuerdo en que el caso de la caleta era susceptible de ser tratada
dentro del principio de oportunidad.

La casual fue aprobada con efecto de abstención.

TERCERA CAUSAL

3. "Cuando a pesar de ser ajena la figura delictiva, el consentimiento, éste por


razón del contexto social y las especiales relaciones entre acusado y víctima
puede apreciarse como una causa de la conducta punible."

El doctor Gómez Pavajeau señaló como ejemplo el manejo de los delitos en la familia, que
rayan entre el bien jurídico individual y el bien jurídico social de la familia. Explicó que si
bien había muchos casos que en la familia no admiten el consentimiento dentro del
contexto social puede ser posible apreciarse que esa creencia fue lo que conllevó a que se
causara o se llevara a cabo el tipo delictivo. Agregó que si bien con una causal como ésta se
puede prestar para malos manejos, la habilidad del fiscal en la regulación es la clave para
que ello
no sucediera.

En concepto del doctor Granados debe expresamente, al menos, excluirse los delitos en la
relación familia y los delitos de naturaleza sexual en atención a que cuando se trata de las
relaciones de familia o la libertad sexual sería ya muy amplio y sujeto a muchos problemas
casuísticos, además un retroceso frente a lo que la victimología ya aportado.
110

Frente a lo anterior, el doctor Gómez Pavajeau indicó que entonces se tendría que suprimir
la causal en atención a que está estructurada sobre la base de que no son bienes jurídicos
individuales, porque en éstos opera el consentimiento real y presunto. No obstante el doctor
Granados indicó que el Estado fija unos límites al consentimiento, es decir, en los delitos de
naturaleza sexual el consentimiento no está abierto a todas las posibilidades y mucho
menos las relaciones de familia porque el Estado hay zonas que veda incluso a ese
consentimiento.

Frente a ello, el doctor Gómez Pavajeau indicó que precisamente ahí estaba la destreza del
Fiscal en dictar los reglamentos que operen porque de lo contrario sino todas las causales
tendrían ese mismo cuestionamiento.

Respecto al efecto, el doctor Mejía señaló que en su concepto este daba lugar a la
suspensión y agregó que sería la fiscalía la encargada de determinar si esa suspensión sería
condicional o simple suspensión. Relativo al consentimiento señaló que está referido a que
se entienda como causa de la conducta y no como fundamento de la aplicación del principio
de oportunidad. Respecto al agregado del contexto social señaló que al dejarlo no solo
como causa sino también como fundamento de la aplicación del principio de oportunidad
no tiene inconveniente. Citó como ejemplo la Guajira.

El doctor Granados manifestó que lo que determina que hay oportunidad es la causa de
conducta, pues de lo contrario no tendría sentido. A lo que el doctor Mejía contestó
negativamente porque lo que determina la aplicación del principio de la oportunidad es el
consentimiento, que sería presunto en ese contexto social como causa de la conducta.
Agregó que si se deja en esos términos quedan comprendidas todas las hipótesis y en esa
medida no se condicionaría.

En conclusión, la comisión determinó que el efecto sería el de suspensión y que todo se


determinaría por reglamento y quedaría diferido a las instrucciones.
111

CUARTA CAUSAL

4. “Cuando el fenómeno de la creencia de la atipicidad pueda explicarse de


manera entendible como una apreciación del acusado en sentido de haber
descartado razonablemente la reacción penal de la comunidad”.

Al respecto, el doctor Gómez Pavajeau explicó que es lo que en derecho civil se ha llamado
como el reconocimiento del error general, incluso el error como casi derecho, que no puede
trascender con toda esa fuerza al derecho penal pero si se le hace un reconocimiento por
esta vía.

Citó como ejemplo el doctor Mejía a los cultivadores de coca y preguntó si el efecto sería la
suspensión. A lo que el doctor Granados manifestó que en su concepto sería una abstención
y renuncia pero no suspensión.

No obstante el doctor Gómez Pavajeau señaló que en su concepto también sería suspensión.

Explicó el doctor Mejía que por la naturaleza sería suspensión, ya que en su concepto esos
tipos de conducta normalmente eran reiterados y en esa medida se ven como un error
común, entonces la idea no sería que a través del reconocimiento del principio de
oportunidad se rehabilite la conducta, y se solicite la suspensión por eso.

Al respecto, el doctor Granados manifestó que con la suspensión lo que se busca es, en
primer término, un espacio de recuperación individual frente a la propia conducta mediante
un tratamiento psicológico, psiquiátrico, y en segundo término, generar un espacio de
justicia restaurativa. En atención a lo anterior señaló que si la causal en estudio estaba
dirigida en alguna de esas dos direcciones no habría problema con la suspensión, pero que
si por el contrario lo que se buscaba era reconocer un caso excepcional el efecto indicado
sería la abstención. Adicionalmente señaló que en su concepto sería pertinente cambiar la
expresión “acusado” por “imputado”. Al respecto estuvieron de acuerdo.
112

La comisión decidió aprobar la causal con efecto suspensión.

QUINTA CAUSAL

5. “Cuando los condicionamientos fácticos o psíquicos de la conducta permitan


considerar el exceso en la justificante como carente de valor jurídico social por
explicarse el mismo en la imprudencia.”

Al respecto, el doctor Gómez Velásquez señaló que en lo relativo a la imprudencia se


refería a que era un paso más allá del exceso. A lo que el doctor Mejía manifestó que en su
concepto normalmente el exceso terminaba en otra figura. Indicó que el exceso doloso en la
legítima defensa terminaba en un estado de ira o en un pretexto y por eso explicó que el
fondo del exceso era un problema de culpa.

Por su parte, el doctor Gómez Pavajeau señaló que precisamente ese último era el
reconocimiento del exceso por que no tenía las características del exceso punible y en ese
sentido le pareció pertinente su reconocimiento a través del principio de oportunidad.

Continuó el doctor Mejía señalando que en los casos donde la figura del exceso se utiliza
dolosamente lo que ocurría era que el dolo lo que negaba era precisamente la falta de
dimensión, porque aterriza el tipo en la realidad y dolosamente actúa, dolosamente viola el
bien jurídico entonces, indicó que lo que era razonable era que todos los casos de exceso
desembocaban en lo culposo. No obstante, señaló que no se oponía a que los casos de
exceso tuvieran esta salida teniendo en cuenta ese supuesto.

El doctor Gómez Pavajeau explicó que los casos de exceso doloso tenían otra respuesta en
el entendido que si el exceso era doloso sin amparo en ninguna situación motivacional,
simplemente se rebajaba por lo objetivo del exceso, por lo objetivo del principio de la
causal, pero que si se daba como consecuencia de una injusta agresión o de un miedo la
rebaja sería por la ira y en atención a ello precisó que no se tenía ninguna rebaja por culpa y
113

en ese sentido era que se había construido la causal. Agregó que el exceso doloso si debía
ser castigado.

Preguntó el doctor Mejía si se hacía referencia a todas las formas de culpa o solo las formas
imprudentes de culpa. A lo que el doctor Gómez Pavajeau manifestó que se estaba
utilizando la imprudencia en sentido genérico.

En atención a lo anterior, el doctor Mejía propuso que se usara la expresión “culpa” a


cambio de “imprudencia”. En atención a ello se aprobó el cambio.

Por su parte, el doctor Granados manifestó su preocupación en el sentido que si la


consecuencia era una carencia de valor jurídico social, no solo procedería la suspensión
para que se le diera un tratamiento de principio de oportunidad para no resolverlo en una
categoría dogmática anterior que le permitiera excluirlo en todos los casos, es decir,
establecer los casos de efecto justificante de naturaleza o sustrato culposo y valorarlo como
carente de valor jurídico social.

Explicó el doctor Gómez Pavajeau que desde ese punto de vista el valor jurídico social está
fundado en lo antijurídico del acto porque el exceso se da muy a pesar de la calificación de
antijuridicidad con todas sus consecuencias de antijuridicidad material y su valoración,
entonces en ese sentido no procederían las causales supralegales de justificación.

No obstante, el doctor Granados manifestó que tal como había quedado redactado generaría
confusión al catalogarlo como carente de valor jurídico social cuando el problema es
simplemente indicar que se está frente a un exceso de justificación culposo que tiene un
sustrato fáctico psíquico que ameritaría algún tratamiento más benigno por vía del principio
de oportunidad. En atención a ello propuso suprimir la expresión “carente de valor jurídico
social”.

Al respecto, el doctor Mejía estuvo de acuerdo y propuso que se cambiara por la expresión
"de menor valor jurídico social", es decir: “el exceso en la justificante de menor valor
114

jurídico social por explicarse él mismo en la culpa, cuando se considere el exceso en la


justificante de menor valor jurídico social.

Al respecto, el doctor Granados manifestó que prefería la formula de la imprudencia,


porque era una especie de la culpa y de esa forma se podía excluir otras posibilidades.

En atención a ello el doctor Mejía explicó que la imprudencia era el grado dentro de los que
quedan de culpa es el grado mayor, porque implica la representación.

El doctor Gómez Pavajeau estuvo de acuerdo en suprimir la expresión “carente de valor


jurídico social”. Por ello el doctor Mejía reiteró su propuesta de remplazarlo por “de menor
o de mínimo valor jurídico y social”, por explicarse en culpa.
La causal 5° se aprobó en los siguientes términos:

"cuando los condicionamientos fácticos o psíquicos de la conducta permitan considerar


el
exceso de la justificante como carente de un menor valor jurídico o social por explicarse
el mismo en la culpa"

Respecto a su efecto se determinó que sería abstención y renuncia.


SEXTA CAUSAL

6. "Cuando en atentados contra bienes jurídicos de la administración pública o recta


impartición de justicia la afectación al bien jurídico funcional resulte poco significativo y
la infracción al deber funcional tenga como respuesta adecuada el reproche y la sanción
disciplinaria".

Al respecto, el doctor Mejía preguntó si la causal se debía construir sobre una hipótesis
probable o sobre una realidad.
115

Por su parte, el doctor Quintero manifestó que ello se daría en casos en los que no aplica la
ley penal y aplica el derecho disciplinario, aclarando que lo importante era si ya había
habido respuesta disciplinaria o corrección funcional.

En atención a la pregunta del doctor Mejía, el doctor Gómez Pavajeau indicó que en su
concepto la causal se aplicaría sobre la hipótesis probable si fallaba la justicia disciplinaria.

Agregó el Dr. Mejía que se debía trabajar sobre casos abstractos en la medida que si se
supeditaba al hecho concreto no se estaría evacuando el asunto. Manifestó que en muchas
oportunidades la justicia disciplinaria era más pronta que la justicia penal, por ello reiteró
que no se debería insistir en la persecución penal cuando se puede obtener respuesta
disciplinaria adecuada y oportuna y en esa medida lo que procedería sería la suspensión.
Adicionalmente propuso que se agregara “cuando haya tenido respuesta adecuada de
reproche y la sanción disciplinaria será abstención o renuncia”, entonces, en el primer
eventos será suspensión y en el segundo evento será abstención o renuncia.

El doctor Gómez Pavajeau estuvo de acuerdo pero manifestó que los efectos quedarían
señalados en el catálogo.

La comisión aprobó la causal en los siguientes términos:

“cuando en atentado contra bienes jurídicos de la administración pública o recta


impartición de justicia, la afectación al bien jurídico funcional resulte poco
significativo y la infracción al deber funcional tenga o haya tenido como
respuesta adecuada el reproche y la sanción disciplinarios”.

SÉPTIMA CAUSAL

7. “Cuando el bien jurídico se encuentre en tan alto grado de deterioro que la


genérica protección brindada por la ley haga más costosa su persecución penal
comportando la judicialización reducido y aleatorio beneficio”.
116

Al respecto, el doctor Mejía señaló que se debía precisar que no era el bien jurídico en
abstracto en el contexto social sino el deterioro del titular.

Al doctor Gómez Pavajeau estuvo de acuerdo por lo que precisó” cuando el bien jurídico se
encuentra en tal grado de deterioro respecto del titular”.

La comisión aprobó la causal en los siguientes términos:

“Cuando el bien jurídico se encuentre en tan alto grado de deterioro respecto


del titular que la genérica protección brindada por la ley haga más costosa su
persecución penal comportando la judicialización reducido y aleatorio
beneficio”.

Se determinó que su efecto sería la suspensión.

OCTAVA CAUSAL

8. “cuando la imputación subjetiva proceda por culpa y la imprudencia resulte


insignificante, siempre y cuando no se trate de profesiones, oficios o
actividades que requieran especial cuidado y atención, y no causen daño social
de mayor relevancia”.

Al respecto, el doctor Granados citó como ejemplo las zonas de orden público en donde no
se puede tener una vaca porque se las roban, le roban a alguien una gallina, ahí el bien
jurídico de la propiedad está tan deteriorado.

Frente a ello, el doctor Quintero manifestó que si lo que afecta es el delito de abigeato de
ganado mayor y lo que está robando son las gallinas pues el otro puede pensar que tiene
derecho a robar gallinas porque justamente lo que se roban es lo otro.
117

Explicó el doctor Gómez Pavajeau que esta causal estaba referida a la propuesta de que
Roxin relativa a la culpa insignificante pues no debe ser punible, salvo en los eventos en los
que se requiera especial atención o cuidado, por ejemplo no se le admite al médico que está
controlando a sus pasantes en una intervención quirúrgica incurrir en ninguna culpa.

El doctor Mejía propuso que al final se agregara después del siempre y cuando: “y no
cause un daño social de mayor relevancia”.

Finalmente se indicó que el efecto sería la suspensión y la causal fue aprobada


en los siguientes términos:

“cuando la imputación subjetiva proceda por culpa y ésta resulte insignificante


siempre y cuando no se trate de profesiones, oficios o actividades que
requieren especial cuidado, atención y no cause un daño social de mayor
relevancia.”

NOVENA CAUSAL

Acto seguido, el doctor Granados preguntó si la causal novena estaba


vinculada la justicia restaurativa. El doctor Gómez Pavajeau procedió a dar
lectura de la causal 9 para determinar si estaba o no incluida.

9. “cuando se afecten bienes colectivos y se presente una reparación integral


siempre y cuando resulte previsible que la situación que origine el delito no
volverá a presentarse”.
Explicó que la idea se había incluido allí y se había combinado con los bienes
colectivos.
Se aprobó en esos términos.

DECIMA CAUSAL
118

10. “cuando el juicio de reproche de culpabilidad sea tan mínimo que haga de la sanción
penal algo manifiestamente innecesario y sin utilidad social. Darle identidad a la
necesidad de pena”.

El doctor Granados cuestiono la expresión “necesidad de pena”. Al respecto, el doctor


Mejía señaló que el principio de necesidad estaba consagrado en el código como
presupuesto de la aplicación de la pena.

Quedó aprobado en esos términos con efecto de abstención.

UNDÉCIMA CAUSAL

11. “cuando se presente un error no es suficiente para excluir la responsabilidad penal


en aquellos delitos cuyos tipos penales sean abiertos en blanco y el juicio de reproche
de culpabilidad tenga como soporte la conciencia actualizada del injusto originada en
una situación cuya probabilidad de repetirse resulte despreciable”.

Explicó el doctor Gómez Pavajeau que en materia de tipos abiertos y en blanco si bien se
ha discutido mucho sobre los problemas de legalidad, finalmente han sido aceptados
enfatizándolos en el entendido que el manejo adecuado del tema tiene que estar en el
ámbito de la culpabilidad generando errores de prohibición, entonces, indicó que había
casos en los cuales se regulan actividades muy especiales, especialmente en el ámbito de lo
económico, donde la persona puede desconocer la norma en ese ámbito de los tipos penales
en blanco que es posible que o es absolutamente seguro que posteriormente una vez haya
conocido eso no lo va a desconocer, entonces manifestó que así se compatibilizaba el
derecho penal de la culpabilidad que estaba afirmado en eso y de igual forma pasaba con la
política criminal en el manejo de los tipos abiertos para darle una mayor flexibilidad en
cuanto a la no punición o a la no efectiva punición de los tipos penales abiertos y en blanco.

Al respecto, el doctor Mejía señaló que sería un ejemplo de un tipo penal en blanco. Indicó
que sería un caso en que la cuantía de las comisiones, de los gastos de representación o de
119

los viáticos que al momento de la investigación ya había sido superada por las normas que
supuestamente llenaban el contenido del tipo.

Quedó aprobado en esos términos y se determinó como efecto la abstención.

DUODÉCIMA CAUSAL

12. “cuando se trate de delitos en cuya comisión hayan intervenido múltiples


personas y su judicialización cause más daño que provecho al orden jurídico, a
la administración de justicia y a las relaciones sociales involucradas en el
conflicto”.

El doctor Gómez Pavajeau citó como ejemplo la asonada.

Al respecto, el doctor Granados cuestionó hasta donde no estaría inmersa la causal en


estudio en los numerales 10 o 13, pues señaló que de una parte, habría una culpabilidad
mínima en muchos casos y, además sería innecesario y sin utilidad social la persecución y
en el otro estaría envuelto el delito masa.

Sin embargo, el doctor Mejía manifestó que en el delito masa la víctima es la que es
colectiva, y que en esta causal sería el acusado.
El doctor Granados indicó que en el delito masa se deban dos vertientes, tanto del extremo
de la víctima como del extremo del victimario.

Por ello, el doctor Mejía agregó que el problema entonces sería el vínculo con el punto
donde se rompe la protesta social que comienza a manifestarse violentamente.

Explicó el doctor Gómez Pavajeau que la diferencia entre la causal 12 frente la 13 era que
la 12 apuntaba a delitos de sujeto activo múltiple mientras que la 13 apuntaba a delitos de
sujeto pasivo múltiple.
120

Agregó el Dr. Mejía que en la casual 12 hacer la excepción para los eventos en que el
comportamiento fuera violento, en atención a que en su concepto los casos de reacción
violenta no deberían quedar incluidos.

Al respecto, el doctor Quintero indicó que eso se podría resolver por la vía de la
alternatividad que proponía el Fiscal General, con un medio alternativo de solución de ese
conflicto que, en esa medida, no se perdona la asonada de la manera como se va a manejar
el principio de oportunidad, sino que se tendría que establecer la obligación de indemnizar,
o reconstruir lo que se hubiera dañado, sin que necesariamente tenga que llegarse a medidas
aflictivas de la libertad, incluso podría pensarse que ese tipo de hechos requieran ir más allá
de la mera reparación monetaria, obligando a los partícipes a trabajar materialmente en la
reconstrucción. En todo caso, buscar alternativas que contribuyan a la reconstrucción del
tejido social y no que agraven su deterioro, que, en su concepto, es el propósito de la norma
propuesta.

El doctor Gómez Pavajeau estuvo de acuerdo con agregar la propuesta anterior, propuso
agregar “siempre y cuando exista y se produzca una solución alternativa adecuada a los
interese ofendidos”.

No obstante, el doctor Mejía manifestó que si solo era frente a la violencia contra las cosas
no tenía problema, pero que si también cobijaba violencia contra las cosas no estaba de
acuerdo.

Por lo anterior, el doctor Quintero aclaró que solo se hacía referencia a la violencia contra
las cosas, por lo que sugirió que se hiciera la distinción en la redacción.

La comisión aprobó la causal con efecto suspensivo y con los dos condicionamientos
anteriores, es decir que no implique afectación o violencia contra las personas y que
esté sujeto a los mecanismos de justicia restaurativa.
DECIMOTERCERA CAUSAL
121

13. “cuando la persecución penal de un delito más se comporte en problemas


sociales más significativos siempre y cuando exista y se produzca una solución
alternativa adecuada a los intereses de las víctimas”.

Propuso como ejemplo el doctor Quintero el caso de las urbanizaciones piratas. Manifestó
que ese caso existía en ciudad Bolívar, pues una familia se encontraba reclamando dos
barrios que son el sector Potosí y el sector La Isla.

El numeral quedó aprobado con efecto de suspensión.

CAUSAL ADICIONAL

A continuación, el doctor Gómez Pavajeau indicó que el doctor Salamanca Correa


presentaba una causal adicional de carácter procesal para agregar a las
que ya se tenían. Procedió a su lectura:

CAUSAL ADICIONAL. “cuando la persecución penal dificulte, obstaculice o impida al


titular de la acción orientar sus esfuerzos de investigación hacia hechos de mayor
relevancia o trascendencia para beneficio de la sociedad”.

Al respecto, el doctor Granados estuvo de acuerdo con la causal pero no con su explicación.
Los comisionados manifestaron su acuerdo y se determinó como su efecto la suspensión.

PARÁGRAFO PROPUESTO

En este punto, el doctor Gómez Velásquez manifestó que llevaba preparado el siguiente
parágrafo y que solicitaba someterlo a consideración.

PARÁGRAFO. “la aplicación del sentido de oportunidad debe ser totalmente ajeno a
todo concepto de ventaja particular para el fiscal o juez de control de garantías que
122

intervienen en su aplicación, igualmente estará vetado aprovechamientos de índole


partidista o de ventajas económicas sectorizables, de beneficios electorales individuales y
colectivos o de inexplicables posición, sentimiento sano, libre y de mejoramiento de la
comunidad, el beneficio podrá darse para uno, varios o la totalidad dependiendo del
ilícito, no cobijará a empresa u organización criminal, cuando se trate de acciones de
masa colectivas o de grupos ocasionalmente vinculados a los hechos no se aplicará a sus
ideadores, promotores, organizadores, directores, adiestradores o comprometidos en
suministrar recursos materiales o de servicios para su consumación”.

Al respecto, el doctor Granados manifestó que las ideas son inmejorables pero que deben
quedar plasmadas en la reglamentación que expida el señor Fiscal y adicionalmente porque
en su concepto cada idea debe ser discutida. Agregó que el destinatario de esa causal sería
el Fiscal, pues no se podrían favorecer ese tipo de cosas so pretexto no solamente de
aplicarlo en concreto sino el propio Fiscal General.

El doctor Quintero estuvo de acuerdo y manifestó que para el principio de oportunidad se


debía establecer una regla clara de conflicto de intereses del Fiscal General, pues sería
quien finalmente lo iría a manejar.

Para el doctor Granados la Constitución estableció las bases sobre las cuales el Fiscal puede
aplicar en su oportunidad, una de ellas, la política criminal del Estado, la ley y el control
judicial que se ha propuesto que sea rogado. Entonces señaló que si se iba a ocupar el
espacio del reglamento se tendría que hacer en todo. Por lo anterior, reiteró que se debía
dejar abierto. Agregó que en atención a la importancia del tema era pertinente que se
discutiera con la presencia del señor Fiscal General. Al respecto los demás comisionados
manifestaron su acuerdo.
123

3.2.2 El tramite de la figura del Principio de Oportunidad surtido en


el Congreso Nacional , en los debates reglamentarios al proyecto
del nuevo Código de Procedimiento Penal Colombiano

Terminado el trabajo de la Comisión Constitucional, el Fiscal General de la Nación,


presentó al Congreso el 20 de Julio de 2003 el proyecto de ley que haría realidad la
adopción legal del sistema acusatorio en el procedimiento penal colombiano.

Y así fue como, dentro del término ordenado en el Acto Legislativo 003 de 2002, fue
expedida la Ley 906 del 31 de Agosto de 2004 51 , mediante la cual se expidió el nuevo
Código de Procedimiento Penal Colombiano del cual se puede afirmar sin incurrir en
exageraciones que está inspirado en el profundo respeto por los derechos humanos,
especialmente el derecho a la libertad, en la presunción de inocencia, en la garantía de un
verdadero derecho de defensa dentro del marco del debido proceso, que a partir de su
vigencia se tramitará conforme al procedimiento acusatorio, con un juicio oral y público en
donde sean decretadas y practicadas las pruebas en contacto inmediato con el juez para que,
luego de presenciar por sí mismo el auténtico debate probatorio entre el fiscal que acusa y
el defensor que busca desvirtuar la acusación, pueda éste dictar una sentencia que
constituya verdadera administración de pronta y cumplida justicia con la cual quede
satisfecha la comunidad y restaurado el equilibrio que en ella se había roto con el inicio de
la investigación criminal.

Debe dejarse constancia de que el Título Preliminar 52 del Estatuto establece como
principios rectores y garantías procesales los de dignidad humana, libertad, prelación de los
tratados internacionales por formar parte del bloque de constitucionalidad, igualdad,

51
El proyecto de ley con su exposición de motivos, las ponencias y los textos aprobados en los cuatro debates
reglamentarios surtidos en el Congreso de la República, se encuentran en las siguientes Gacetas del Congreso:
Nº.339 del 23 de Julio de 2003; Nº. 564 del 31 de Octubre de 2003; Nº. 15 del 3 de Febrero de 2004; Nº. 18
del 3 de Febrero de 2004; Nº. 89 del 25 de Marzo de 2004; Nº. 104 del 26 de Marzo de 2004; Nº. 296 del 22
de Junio de 2004; Nº. 167 del 4 de Mayo de 2004; Nº. 200 del 14 de Mayo de 2004; Nº. 248 del 4 de Junio de
2004; Nº. 273 del 11 de Junio de 2004; Nº. 285 del 16 de Junio de 2004 y Nº. 286 del 16 de Junio de 2004.
52
Nuevo Código de Procedimiento Penal. Ley 906 de 2004. Título Preliminar, art. 1 a 27.
124

imparcialidad, legalidad, presunción de inocencia e in dubio pro reo, defensa, oralidad,


respeto y eficiencia en la actuación procesal, derechos de las víctimas, lealtad, gratuidad,
intimidad, contradicción, inmediación, concentración, publicidad, derecho a ser juzgado por
el juez natural, exigencia de la doble instancia, cosa juzgada, restablecimiento del derecho,
cláusula de exclusión de las pruebas ilegales, ámbito de la jurisdicción penal, integración
con otras normas procesales con prevalencia de las penales, y calidad moduladora de la
actividad procesal.

Que lo anterior sea suficiente como análisis global preliminar, pues no tiene por objetivo
este trabajo adelantar un análisis detallado de la totalidad de las normas que integran el
nuevo Estatuto Procesal, sino que su objetivo está claramente delimitado al estudio de
algunas figuras propias del tránsito del sistema inquisitivo al acusatorio y, muy
concretamente, a la figura del Principio de Oportunidad como facultad de discrecionalidad
para la Fiscalía en el transcurso del proceso de investigación. En esta materia es claro que
el nuevo Estatuto Procesal se regirá por dos criterios, complementarios entre sí, a saber:

a) La acción penal continuará rigiéndose por el principio de su obligatoriedad y la


titularidad monopolística del Estado para ejercerla por intermedio de la Fiscalía General de
la Nación, sea que llegue al conocimiento de la comisión de un presunto delito por
denuncia, petición especial, querella, o por cualquier otro medio. Consecuencias de este
principio son el deber de denunciar (con las excepciones constitucionales y legales), la
posibilidad de instaurar una querella limitada en el tiempo, el cumplimiento de los
requisitos exigidos para instaurar la acción por petición del Procurador General de la
Nación y, en fin, las causales y el trámite para la extinción de la acción penal 53 .

b) En desarrollo de la norma constitucional contenida en el Acto Legislativo número 003


de 2002 y como excepción al principio de la obligatoriedad en el ejercicio de la acción
penal, se introduce en el derecho procesal penal la figura del Principio de Oportunidad 54 ,
que busca asignar a la Fiscalía facultad discrecional para abstenerse de formular acusación

53
Ibidem Libro Primero, Título II Acción Penal, Capítulo I Disposiciones Generales, art. 66 a 81.
54
Código de Procediento Penal. Ley 906 de 2004. Libro II Técnicas de indagación e investigación de la
prueba y sistema probatorio. Título V Principio de Oportunidad, art. 321 a 323.
125

penal en algunos casos. La adopción de este principio se inspira, como en el derecho


continental europeo, en la necesidad de adoptar una política criminal que, resolviendo por
otros mecanismos la investigación de conductas delictuosas de menor importancia, permita
al ente fiscal dedicarse con mayor eficiencia a la investigación de los delitos que mayor
peligro representen para la paz y la tranquilidad ciudadanas.

c) La discrecionalidad otorgada a la Fiscalía por la figura del Principio de Oportunidad, no


es absoluta como en el derecho anglosajón que funciona en los países británico y
norteamericano, sino que es una discrecionalidad reglada. Por una parte su ejercicio está
delimitado a las causales expresamente establecidas por la ley 55 , y por la otra la
determinación de la Fiscalía de dar aplicación al Principio de Oportunidad a un caso
concreto deberá someterse al control de legalidad 56 respectivo dentro de los cinco días
siguientes.

d) El Fiscal General de la Nación deberá expedir un reglamento 57 , en el que se determine


de manera general el procedimiento interno de la entidad para asegurar que la aplicación
del Principio de Oportunidad cumpla con sus finalidades y se ajuste a la Constitución y a la
Ley. El mencionado reglamento deberá desarrollar el plan de política criminal del Estado,
lo que es apenas natural si se entiende el carácter exceptivo de la discrecionalidad reglada.

En los siguientes capítulos se abordarán las causales para la aplicación del Principio de
Oportunidad y se analizará el alcance real de su aplicación en desarrollo de los principios
contenidos en las normas constitucionales y legales mencionadas.

55
Ibidem. Art. 324.
56
Ibidem. Art. 327.
57
Ibidem. Art. 330.
126

4. REAL ALCANCE, CUANTITATIVO Y CUALITATIVO, DE LA


IMPLANTACIÓN DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD EN EL
SISTEMA ACUSATORIO DEL NUEVO CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTO PENAL COLOMBIANO.

Para medir el real alcance de la novedosa figura del Principio de Oportunidad en el


Derecho Penal colombiano, se hace preciso realizar un breve recuento de la manera como
fue planteado el texto original y las sucesivas modificaciones que sobre éste fueron
efectuándose a lo largo de los debates parlamentarios hasta culminar en el texto definitivo
de la Ley 906 de 2004, lo que se hará a continuación.

4.1. EXAMEN DE LAS CAUSALES EN LA REDACCIÓN DEL NUEVO


CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL.

El proyecto de Código de Procedimiento Penal presentado por el Fiscal General de la


Nación 58 , estableció en su artículo 348 dos tipos de causales para la aplicación del Principio
de Oportunidad: nueve causales de carácter sustancial y seis causales de contenido
procesal, como se transcribe a continuación.

Artículo 348. Casos en que procede la abstención. La Fiscalía General de la Nación podrá
abstenerse de ejercer la acción penal:

A. Cuando se presenten las siguientes causales sustanciales:


1. Cuando la antijuridicidad material, en los delitos cuyo injusto sea
susceptible de graduación, pierda entidad jurídica dadas las condiciones del

58
Gaceta del Congreso número 339, Año XII. 23 de Julio de 2003.
127

titular del bien jurídicamente tutelado, muy a pesar de haberse descartado la


insignificancia.
2. Cuando no sea posible reconocer la relevancia excusante de una causal de
atipicidad por verificarse un exceso en su ejercicio, pero ante un juicio
global de normalidad social de la situación, la misma no amerita una
reacción penal.
3. Cuando la creencia de la atipicidad pueda explicarse de manera atendible
como una apreciación del imputado en el sentido de haberse descartado
razonablemente la reacción penal de la comunidad.
4. Cuando los condicionamientos fácticos o síquicos de la conducta permitan
considerar el exceso en la justificante como representativo de menor valor
jurídico o social por explicarse el mismo en la culpa.
5. Cuando En atentado contra bienes jurídicos de la administración pública o
recta impartición de justicia, la afectación al bien jurídico funcional resulte
poco significativo y la infracción al deber funcional tenga o haya tenido
como respuesta adecuada el reproche y la sanción disciplinarios.
6. Cuando la imputación subjetiva proceda por culpa y la imprudencia resulte
insignificante, siempre y cuando no se trate de profesiones, oficios o
actividades que requieran especial cuidado y atención, y no causen daño
social de mayor relevancia.
7. Cuando el juicio de reproche de culpabilidad sea tan mínimo que haga de la
sanción penal algo manifiestamente innecesario y sin utilidad social.
8. Cuando se presente un error no suficiente para excluir la responsabilidad
penal en aquellos delitos cuyos tipos penales sean abiertos o en blanco y el
juicio de reproche de culpabilidad tenga como soporte la conciencia
actualizable de lo injusto, originada en una situación cuya probabilidad de
repetirse resulte despreciable.
9. Cuando se afecten bienes colectivos y se presente una reparación integral,
siempre y cuando resulte previsible que la situación que origina el delito no
volverá a presentarse.
B. En los eventos procesales en los cuales:
128

1. El imputado colabore eficazmente para evitar que continúe el delito por el


cual está siendo perseguido, o aporte información eficaz para desarticular la
organización criminal que lo ha cometido y a la cual pertenece, o para evitar
que esta organización cometa otros delitos, o sirva como testigo de cargo
contra los demás intervinientes.
2. El imputado colabore eficazmente en el descubrimiento de otro delito de
mayor entidad en el cual no intervino, así como de sus autores y partícipes,
suministrando los medios cognoscitivos o de información o sirviendo como
testigo de cargo.
3. El imputado haya sufrido en el delito cometido por comportamiento culposo
un daño físico o moral tan grave que haga desproporcionada o inhumana la
aplicación de la sanción correspondiente.
4. La realización del procedimiento implique riesgo o amenazas graves a la
seguridad exterior del Estado.
5. El imputado haya sido entregado en extradición a un gobierno extranjero, a
causa del mismo delito, en el cual se haya proferido sentencia condenatoria
con efectos de cosa juzgada.
6. El imputado haya sido entregado en extradición a un gobierno extranjero por
otro delito, y la sanción a la que pudiera llevar la persecución en Colombia
se encuentre como de escasa significación frente a la sanción que esté
cumpliendo en virtud de sentencia condenatoria proferida en el exterior.

Como puede apreciarse, las causales sustanciales están relacionadas directamente con la
relevancia de la conducta investigada dentro de las circunstancias de la vida cotidiana de la
comunidad, esto es, con una pérdida de trascendencia o importancia social de dicha
conducta. Este aspecto adquiere claridad con las expresiones “pierda entidad jurídica”, “no
amerita una reacción penal”, “haberse descartado razonablemente la reacción penal de la
comunidad”, “como representativo de menor valor jurídico o social”, “la afectación al bien
jurídico funcional resulte poco significativa”, “haya tenido como respuesta adecuada el
reproche y la sanción disciplinarios”, “la imprudencia resulte insignificante”, “el reproche
129

de culpabilidad sea tan mínimo”, “situación cuya probabilidad de repetirse resulte


despreciable” o “reparación integral en delito que no volverá a presentarse”.

Las expresiones citadas entre comillas, correspondientes al texto mismo del proyecto,
recogen la esencia de las causales consagradas en las legislaciones penales europeas que le
sirvieron de antecedente y cuya reiteración no deja ninguna duda de que ellas están
inspiradas en un concepto funcional sobre el grado de afectación de la conducta a las
normas sociales cotidianas. Importante motivación si se tiene en cuenta que en el sistema
mixto con tendencia inquisitiva el énfasis estaba puesto en la obligatoriedad de acusar en la
totalidad de los casos de una posible infracción penal, inspirada en la filosofía de
estabilidad de principios abstractos por encima de las variables circunstancias que rodean la
vida de los hombres.

Y en lo que hace referencia a los eventos procesales en los cuales podría aplicarse el
Principio de Oportunidad, el proyecto sigue una línea similar de funcionalidad, que tiene
como objetivos, por una parte estimular la colaboración eficaz del procesado para poner
término a conductas criminosas y para desarticular organizaciones criminales, y por otra
parte corregir un castigo desproporcionado para el procesado.

Dentro del panorama de la colaboración internacional para la investigación de los delitos,


merecen especial atención las causales procesales 5 y 6 que buscan aplicar el Principio de
Oportunidad para evitar las exageraciones punitivas en los casos de confluencia con la
extradición de nacionales a países extranjeros que, generalmente, aplican penas más
severas.

Causa curiosidad la redacción de la causal 4 “Cuando la realización del procedimiento


implique riesgo o amenazas graves a la seguridad exterior del Estado”, pues de su texto no
se desprende fácilmente en qué casos concretos podría ésta ser aplicada.
130

De todas maneras, es importante reconocer que el proyecto recogió en las causales


comentadas, los lineamientos principales de la nueva tendencia funcional que ha inspirado
las reformas al procedimiento penal europeo.

1. El debate en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes.

En dos párrafos 59 , los ponentes acogieron la aplicación del Principio de Oportunidad, pero
advirtiendo que frente a esta figura formulaban una significativa variación para las causales
de procedencia para ajustarlas también a la realidad colombiana, a sus formas de
criminalidad y a la política que para combatirla debe proyectarse.

De conformidad con lo anterior modificaron todo el Título VI, artículos 347 a 355, que se
refieren al Principio de Oportunidad, debido a la complejidad que contiene el proyecto y
con el fin de hacerlo más claro. A tal efecto propusieron la siguiente redacción del artículo
que finalmente fue aprobado en primer debate por la Comisión Primera de la Cámara de
Representantes, con el siguiente texto 60 :
Artículo 349. Ejercicio del principio de oportunidad. La Fiscalía General de la Nación
podrá abstenerse de formalizar los cargos, presentar la acusación o continuar con la
persecución penal antes del inicio del juicio oral, según el caso, cuando:

1. De conformidad con el artículo 251 numeral 3 de la Constitución Política, el Fiscal


General de la Nación, en el marco de la política criminal ya señalada, determine la
ausencia de un interés en el ejercicio de la acción penal, siempre y cuando el delito
tenga una pena privativa de la libertad cuyo máximo no exceda de diez (10) años.
2. Se trate de un delito castigado con pena privativa de libertad mínima inferior a
cuatro (4) años y decaiga el interés del Estado en la persecución, siempre y cuando
se repare integralmente a las víctimas.
3. Se trate de un delito castigado con pena privativa de libertad mínima inferior a dos
(2) años y decaiga el interés del Estado en la persecución.

59
Gaceta del Congreso número 564, Año XII. 31 de Octubre de 2003.
60
Gaceta del Congreso número 89, Año XIII. 25 de Marzo de 2004.
131

4. La sanción que se pueda imponer en el caso de sentencia condenatoria, no tuviere


importancia notable al lado de la sanción impuesta con efectos de cosa juzgada
contra el imputado a causa de otra conducta punible.
5. El indiciado fuera entregado en extradición, a causa de la misma conducta punible,
a un gobierno extranjero.
6. El indiciado fuera entregado a la Corte Penal Internacional.
7. El indiciado fuera entregado en extradición, a causa de otra conducta punible, a un
gobierno extranjero y la sanción a la que pudiera llegar la persecución en Colombia
carezca de importancia al lado de la sanción que le hubiera sido impuesta con
efectos de cosa juzgada contra él en el extranjero.
8. El imputado o acusado colabore eficazmente para evitar que continúe el delito o se
realicen otros, o aporte información esencial para la desarticulación de bandas de
delincuencia organizada.
9. El imputado o acusado sirva como testigo principal de cargo contra los demás
intervinientes, y su declaración en la causa contra ellos se haga bajo inmunidad.
10. El imputado o acusado haya sufrido, a consecuencia de la conducta culposa, daño
físico o moral grave que haga desproporcionada la aplicación de una sanción o
implique desconocimiento del principio de humanización de la sanción punitiva.
11. En los casos en que se haya perfeccionado una conciliación preprocesal como
desarrollo de la justicia restaurativa.
12. En los casos en que proceda la suspensión del procedimiento a prueba en el marco
de la justicia restaurativa y como consecuencia de este se cumpla con las
condiciones impuestas.

Como se ve, la Comisión Primera de la Cámara de Representantes eliminó la diferenciación


nominal entre causales sustanciales y procesales, reemplazando su redacción por un listado
de doce causales. En el mismo recogió la mayoría de las causales procesales y concretó las
causales sustanciales del proyecto que se referían a eventos de decaimiento del interés del
Estado para acusar, en tres casos, así:
132

a) Cuando se trate de delitos castigados con pena a privativa de la libertad mínima de


dos (2) años.
b) Cuando se trate de delitos con pena mínima inferior a cuatro (4) años y se haya
reparado integralmente el daño ocasionado a la víctima.
c) Cuando se trate de delitos con una pena privativa de la libertad cuyo máximo no
exceda de diez (10) años.

2. El debate en la Plenaria de la Cámara de Representantes

Para el segundo debate 61 , los Ponentes advirtieron que la aplicación del Principio de
Oportunidad constituye una excepción al principio de obligatoriedad en la iniciación y
persecución de la acción penal, para lo cual se confiere potestad al Fiscal de determinar de
acuerdo con razones de política criminal si sobre determinada conducta se debe ejercer la
acción penal, con la obligación de que su decisión sea objeto de examen por parte del juez
que ejerce la función de control de garantías.

Los Ponentes introdujeron al proyecto de ley un pliego de modificaciones que dejó en


dieciocho las causales para la aplicación del Principio de Oportunidad y aclaró la redacción
del texto 62 , eliminando algunas causales y modificando otras. Además agregaron un
parágrafo para limitar la aplicación del Principio de Oportunidad en las dos últimas
causales, lo que será abordado más adelante.

Dicha ponencia fue acogida en su integridad por la Cámara de Representantes la cual,


63
aprobó en segundo debate lo relacionado con el Principio de Oportunidad en el siguiente
texto:

Artículo 349: Aplicación del principio de oportunidad. El principio de oportunidad se


aplicará en los siguientes casos:

61
Gaceta del Congreso número 104, Año XIII. 26 de Marzo de 2004.
62
Ibidem.
63
Gaceta del Congreso número 167, Año XIII. 4 de Mayo de 2004.
133

1. Cuando se trate de delito sancionado con pena privativa de la libertad que no exceda
en su máximo de seis (6) años y se haya reparado integralmente a la víctima, de
conocerse esta, y además, pueda determinarse de manera objetiva la ausencia o
decadencia del interés del Estado en el ejercicio de la correspondiente acción penal.
2. Cuando la persona fuere entregada en extradición a causa de la misma conducta
punible.
3. Cuando la persona fuere entregada a la Corte Penal Internacional a causa de la
misma conducta punible. Tratándose de otra conducta solo procede la suspensión o
la interrupción de la persecución penal.
4. Cuando la persona fuere entregada en extradición a causa de otra conducta punible
y la sanción a la que pudiera llevar la persecución en Colombia carezca de
importancia al lado de la sanción que le hubiere sido impuesta con efectos de cosa
juzgada contra él en el extranjero.
5. Cuando el imputado o acusado colabore eficazmente para evitar que continúe el
delito o se realice otros, o aporte información esencial para la desarticulación de
bandas de delincuencia organizada.
6. Cuando el imputado o acusado sirva como testigo principal de cargo contra los
demás intervinientes, y su declaración en la causa contra ellos se haga bajo
inmunidad total o parcial.
7. Cuando el imputado o acusado haya sufrido, a consecuencia de la conducta culposa,
daño físico o moral grave que haga desproporcionada la aplicación de una sanción o
implique desconocimiento al principio de humanización de la sanción punitiva.
8. Cuando se haya perfeccionado una conciliación preprocesal como desarrollo de la
justicia restaurativa.
9. Cuando proceda la suspensión del procedimiento a prueba en el marco de la justicia
restaurativa y como consecuencia de este se cumpla con las condiciones impuestas.
10. Cuando la realización del procedimiento implique riesgo o amenaza graves a la
seguridad exterior del Estado.
11. Cuando en atentados contra bienes jurídicos de la administración pública o recta
impartición de justicia, la afectación al bien jurídico funcional resulte poco
134

significativa y la infracción al deber funcional tenga o haya tenido como respuesta


adecuada el reproche y la sanción disciplinarios.
12. Cuando en delitos contra el patrimonio económico, el objeto material se encuentre
en tan alto grado de deterioro respecto de su titular, que la genérica protección
brindada por la ley haga más costosa su persecución penal y comporte un reducido y
aleatorio beneficio.
13. Cuando la imputación subjetiva sea culposa y los factores que la determinan
califiquen la conducta como de mermada significación jurídica y social.
14. Cuando el juicio de reproche de culpabilidad sea de tan secundaria consideración
que haga de la sanción penal una respuesta innecesaria y sin utilidad social.
15. Cuando se afecten mínimamente bienes colectivos, siempre y cuando se de la
reparación integral y pueda deducirse que el hecho no volverá a presentarse.
16. Cuando la persecución penal de un delito comporte problemas sociales más
significativos, siempre y cuando exista y se produzca una solución alternativa
adecuada a los intereses de las víctimas.
17. Cuando la persecución penal del delito cometido por el imputado, como autor o
partícipe, dificulte, obstaculice o impida al titular de la acción orientar sus esfuerzos
de investigación hacia hechos delictivos de mayor relevancia o trascendencia para la
sociedad, cometidos por él mismo o por otras personas.
18. Cuando los condicionamientos fácticos o síquicos de la conducta permitan el exceso
en la justificante como representativo de menor valor jurídico o social por
explicarse el mismo en la culpa.
Parágrafo. En los casos previstos en los numerales 18 y 19, no podrá aplicarse el
principio de oportunidad a los jefes, organizadores o promotores, o a quienes hayan
suministrado elementos para su realización.

En la causal primera, se estableció la discrecionalidad de la Fiscalía para acusar en los


casos de delitos sancionados con pena privativa de la libertad que no exceda en su máximo
de seis (6) años, siempre y cuando haya decaído el interés estatal y se haya reparado
integralmente a la víctima. Como causal primera y principal, en ella se recogió la esencia
de la argumentación de funcionalidad social que inspiró el proyecto de reforma. Su
135

redacción supera el carácter vago y etéreo de las causales sustanciales 1, 2 y 3


contempladas en el articulado del proyecto, y condensa en uno solo los tres numerales
aprobados por la Comisión en primer debate, referentes a delitos con penas mínimas
inferiores a dos (2), cuatro (4) y diez (10) años. Los demás numerales recogen, con algunas
modificaciones, el texto del proyecto.

El Parágrafo de este artículo fue creado en la Cámara de Representantes para limitar la


aplicación del Principio de Oportunidad a los jefes, organizadores o promotores de los
delitos en las dos últimas causales. Pero obviamente en el parágrafo se incurrió en error al
referirse al numeral 19, pues éste no aparecía en el texto de las causales de aplicación del
Principio de Oportunidad; como es lógico ese parágrafo debería referirse a los numerales
17 y 18.

Así las cosas, fue en la Cámara de Representantes en donde quedó prácticamente elaborado
el texto de las causales de aplicación del Principio de Oportunidad, pues las variaciones
jurídicas introducidas en el Senado de la República fueron mínimas, con la excepción de
los Parágrafos 2º y 3º que serán materia de comentario a continuación.

3. El debate en la Comisión Primera del Senado de la República.

Al pasar el proyecto al Senado de la República sufrió nuevas modificaciones por parte de la


Fiscalía General de la Nación, de las cuales el Senado acogió unas y modificó otras.

Los Ponentes 64 modificaron la denominación “Aplicación del principio de oportunidad” del


artículo en mención, que fue sustituido por la expresión “Causales”. En cuanto a éstas
últimas, mantuvieron igual la redacción de las primeras cuatro causales que había sido
aprobada en la Cámara de Representantes. Para las causales 5, 6 y 7 mantuvieron el mismo
texto pero eliminando del mismo la expresión “o el acusado”, con la obvia razón de que el
principio de oportunidad solamente puede operar, por expreso mandato legal, antes de que
el fiscal formule la acusación. Además en el numeral 6 (referente al caso de que el

64
Gaceta del Congreso número 200, Año XIII. 14 de Mayo de 2004.
136

imputado ofreciere servir de testigo principal de cargo contra los demás intervinientes) se
introdujo una importante aclaración respecto a la revocatoria del beneficio en el caso de que
la persona beneficiada con el mismo incumpla con la obligación que motivó su aplicación.
Se eliminó la causal contemplada en el numeral 8 y se mantuvieron las demás causales
modificando su numeración y quedando correctamente redactado el parágrafo final del
artículo en mención. La Comisión aprobó en primer debate el texto contenido en la
ponencia.

4. El debate en la Plenaria del Senado de la República.

Para segundo debate los Ponentes 65 presentaron el mismo texto, que fue aprobado por la
Comisión Primera del Senado con la siguiente importante modificación:

“Por proposición del Senador Andrés González se adiciona el último parágrafo para
establecer que en los delitos sancionados con pena privativa de la libertad que exceda de
seis (6) años, el principio de oportunidad solo podrá aplicarlo el Fiscal General de la
Nación o su delegado especial con intervención del Ministerio Público.”

En el segundo debate en el Senado de la República, fue aprobado el texto de la ponencia 66 ,


con el agregado de un tercer parágrafo del siguiente tenor :

Parágrafo 3º. En ningún caso el fiscal podrá hacer uso del principio de oportunidad cuando
se trate de hechos que puedan significar violaciones graves al derecho internacional
humanitario, crímenes de lesa humanidad o genocidio de acuerdo con lo dispuesto en el
estatuto de Roma, y delitos de narcotráfico y terrorismo.”
Con la inclusión de las modificaciones contenidas en los parágrafos arriba mencionados, el
texto del artículo en mención, del proyecto de Código de Procedimiento Penal, quedó así:

Artículo 340: Causales. El principio de oportunidad se aplicará en los siguientes casos:

65
Gaceta del Congreso número 248, Año XIII. 4 de Junio de 2004.
66
Gaceta del Congreso número 273, Año XIII. 11 de Junio de 2004
137

1. Cuando se trate de delito sancionado con pena privativa de la libertad que no exceda
en su máximo de seis (6) años y se haya reparado integralmente a la víctima, de
conocerse esta, y además, pueda determinarse de manera objetiva la ausencia o
decadencia del interés del Estado en el ejercicio de la correspondiente acción penal.
2. Cuando la persona fuere entregada en extradición a causa de la misma conducta
punible.
3. Cuando la persona fuere entregada a la Corte Penal Internacional a causa de la
misma conducta punible. Tratándose de otra conducta punible solo procede la
suspensión o la interrupción de la persecución penal.
4. Cuando la persona fuere entregada en extradición a causa de otra conducta punible
y la sanción a la que pudiera llevar la persecución en Colombia carezca de
importancia al lado de la sanción que le hubiere sido impuesta con efectos de cosa
juzgada contra él en el extranjero.
5. Cuando el imputado colabore eficazmente para evitar que continúe el delito o se
realicen otros, o aporte información esencial para la desarticulación de bandas de
delincuencia organizada.
6. Cuando el imputado sirva como testigo principal de cargo contra los demás
intervinientes, y su declaración en la causa contra ellos se haga bajo inmunidad total
o parcial. En este caso el principio de oportunidad será revocado si la persona
beneficiada con el mismo incumple con la obligación que motivó su aplicación.
7. Cuando el imputado haya sufrido, a consecuencia de la conducta culposa, daño
físico o moral grave que haga desproporcionada la aplicación de una sanción o
implique desconocimiento al principio de humanización de la sanción punitiva.
8. Cuando proceda la suspensión del procedimiento a prueba en el marco de la justicia
restaurativa y como consecuencia de este se cumpla con las condiciones impuestas.
9. Cuando la realización del procedimiento implique riesgo o amenaza graves a la
seguridad exterior del Estado.
10. Cuando en atentados contra bienes jurídicos de la administración pública o recta
impartición de justicia, la afectación al bien jurídico funcional resulte poco
138

significativa y la infracción al deber funcional tenga o haya tenido como respuesta


adecuada el reproche y la sanción disciplinarios.
11. Cuando en delitos contra el patrimonio económico, el objeto material se encuentre
en tan alto grado de deterioro respecto de su titular, que la genérica protección
brindada por la ley haga más costosa su persecución penal y comporte un reducido y
aleatorio beneficio.
12. Cuando la imputación subjetiva sea culposa y los factores que la determinan
califiquen la conducta como de mermada significación jurídica y social.
13. Cuando el juicio de reproche de culpabilidad sea de tan secundaria consideración
que haga de la sanción penal una respuesta innecesaria y sin utilidad social.
14. Cuando se afecten mínimamente bienes colectivos, siempre y cuando se de la
reparación integral y pueda deducirse que el hecho no volverá a presentarse.
15. Cuando la persecución penal de un delito comporte problemas sociales más
significativos, siempre y cuando exista y se produzca una solución alternativa
adecuada a los intereses de las víctimas.
16. Cuando la persecución penal del delito cometido por el imputado, como autor o
partícipe, dificulte, obstaculice o impida al titular de la acción orientar sus esfuerzos
de investigación hacia hechos delictivos de mayor relevancia o trascendencia para la
sociedad, cometidos por él mismo o por otras personas.
17. Cuando los condicionamientos fácticos o síquicos de la conducta permitan
considerar el exceso en la justificante como representativo de menor valor jurídico o
social por explicarse el mismo en la culpa.

Parágrafo 1º. En los casos previstos en los numerales 15 y 16, no podrá aplicarse el
principio de oportunidad a los jefes, organizadores o promotores, o a quienes hayan
suministrado elementos para su realización.

Parágrafo 2º. La aplicación del principio de oportunidad respecto de delitos


sancionados con pena privativa de la libertad que excedan seis (6) años será proferida
por el Fiscal General de la Nación o el delegado especial que designe para tal efecto.
139

El Ministerio Público participará en los términos que establezca la ley.

Parágrafo 3º. En ningún caso el fiscal podrá hacer uso del principio de oportunidad
cuando se trate de hechos que puedan significar violaciones graves al derecho
internacional humanitario, crímenes de lesa humanidad o genocidio de acuerdo con lo
dispuesto en el estatuto de Roma, y delitos de narcotráfico y terrorismo.

5. Actas de Conciliación de los textos dispares.

De conformidad con lo normado en el Art. 161 de la Constitución Política, fue necesario


integrar comisiones accidentales del Senado de la República y de la Cámara de
Representantes que, reunidas conjuntamente prepararon el texto final para resolver las
discrepancias que se presentaron en los textos aprobados por las mismas en desarrollo del
trámite del proyecto de ley.

La comisión de conciliación estuvo conformada por los Senadores Luis Humberto Gómez
Gallo, Héctor Heli Rojas Jiménez y Germán Vargas Lleras, y por los Representantes
Eduardo Rodríguez Maya, Jesús Ignacio García Valencia y Reginaldo Montes Alvarez,
quienes suscribieron el Acta de Conciliación del 16 de Junio de 2004 que, en lo relacionado
con el Principio de Oportunidad, acordaron lo siguiente:

“El artículo 340 senado, en el numeral 3, se sustituye la expresión “otra” por la expresión
“misma”. En el numeral 6, la parte final queda de la siguiente forma: “En este caso los
efectos de la aplicación del principio de oportunidad serán revocados si la persona
beneficiada con el mismo, incumple con la obligación que motivó su aplicación”. Y
finalmente, el inciso segundo del parágrafo segundo se eliminó”.

El texto acordado por la comisión conciliadora fue aprobado por la Cámara de


Representantes 67 y por el Senado de la República 68 , en sesiones plenarias separadas e
independientes celebradas el mismo día del 16 de Junio de 2004.

67
Gaceta del Congreso número 286, Año XIII. 16 de Junio de 2004
140

Debe anotarse que, aparte de lo anteriormente mencionado, no se hizo mención en la


conciliación de ningún otro numeral ni parágrafo contenido en el artículo objeto de las
causales de aplicabilidad del Principio de Oportunidad, con lo cual, el texto definitivo del
nuevo Código de Procedimiento Penal, Ley 906 de 2004, en la parte correspondiente a las
causales de aplicación del Principio de Oportunidad, es el siguiente:

Artículo 324. Causales. El principio de oportunidad se aplicará en los siguientes casos:


1. Cuando se trate de delito sancionado con pena privativa de la libertad que no exceda en
su máximo de seis (6) años y se haya reparado integralmente a la víctima, de conocerse
esta, y además, pueda determinarse de manera objetiva la ausencia o decadencia del interés
del Estado en el ejercicio de la correspondiente acción penal.
2. Cuando la persona fuere entregada en extradición a causa de la misma conducta punible.
3. Cuando la persona fuere entregada a la Corte Penal Internacional a causa de la misma
conducta punible. Tratándose de otra conducta punible solo procede la suspensión o la
interrupción de la persecución penal.
4. Cuando la persona fuere entregada en extradición a causa de otra conducta punible y la
sanción a la que pudiera llevar la persecución en Colombia carezca de importancia al lado
de la sanción que le hubiera sido impuesta con efectos de cosa juzgada contra él en el
extranjero.
5. Cuando el imputado colabore eficazmente para evitar que continúe el delito o se realicen
otros, o aporte información esencial para la desarticulación de bandas de delincuencia
organizada.
6. Cuando el imputado sirva como testigo principal de cargo contra los demás
intervinientes, y su declaración en la causa contra ellos se haga bajo inmunidad total o
parcial. En este caso los efectos de la aplicación del principio de oportunidad serán
revocados si la persona beneficiada con el mismo incumple con la obligación que la
motivó.
7. Cuando el imputado haya sufrido, a consecuencia de la conducta culposa, daño físico o
moral grave que haga desproporcionada la aplicación de una sanción o implique
desconocimiento del principio de humanización de la sanción punitiva.
8. Cuando proceda la suspensión del procedimiento a prueba en el marco de la justicia
restaurativa y como consecuencia de este se cumpla con las condiciones impuestas.
9. Cuando la realización del procedimiento implique riesgo o amenaza graves a la
seguridad exterior del Estado.

68
Gaceta del Congreso número 285, Año XIII. 16 de Junio de 2004
141

10. Cuando en atentados contra bienes jurídicos de la administración pública o recta


impartición de justicia, la afectación al bien jurídico funcional resulte poco significativa y
la infracción al deber funcional tenga o haya tenido como respuesta adecuada el reproche y
la sanción disciplinarios.
11. Cuando en delitos contra el patrimonio económico, el objeto material se encuentre en
tan alto grado de deterioro respecto de su titular, que la genérica protección brindada por la
ley haga más costosa su persecución penal y comporte un reducido y aleatorio beneficio.
12. Cuando la imputación subjetiva sea culposa y los factores que la determinan califiquen
la conducta como de mermada significación jurídica y social.
13. Cuando el juicio de reproche de culpabilidad sea de tan secundaria consideración que
haga de la sanción penal una respuesta innecesaria y sin utilidad social.
14. Cuando se afecten mínimamente bienes colectivos, siempre y cuando se dé la
reparación integral y pueda deducirse que el hecho no volverá a presentarse.
15. Cuando la persecución penal de un delito comporte problemas sociales más
significativos, siempre y cuando exista y se produzca una solución alternativa adecuada a
los intereses de las víctimas.
16. Cuando la persecución penal del delito cometido por el imputado, como autor o
partícipe, dificulte, obstaculice o impida al titular de la acción orientar sus esfuerzos de
investigación hacia hechos delictivos de mayor relevancia o trascendencia para la sociedad,
cometidos por él mismo o por otras personas.
17. Cuando los condicionamientos fácticos o síquicos de la conducta permitan considerar el
exceso en la justificante como representativo de menor valor jurídico o social por
explicarse el mismo en la culpa.
Parágrafo 1°. En los casos previstos en los numerales 15 y 16, no podrá aplicarse el
principio de oportunidad a los jefes, organizadores o promotores, o a quienes hayan
suministrado elementos para su realización.
Parágrafo 2°. La aplicación del principio de oportunidad respecto de delitos sancionados
con pena privativa de la libertad que exceda de seis (6) años será proferida por el Fiscal
General de la Nación o el delegado especial que designe para tal efecto.
Parágrafo 3°. En ningún caso el fiscal podrá hacer uso del principio de oportunidad cuando
se trate de hechos que puedan significar violaciones graves al derecho internacional
humanitario, crímenes de lesa humanidad o genocidio de acuerdo con lo dispuesto en el
Estatuto de Roma, y delitos de narcotráfico y terrorismo.

Mientras se expide el Reglamento mediante el cual el Fiscal General de la Nación deberá


desarrollar el plan de política criminal del Estado, de conformidad con lo ordenado en el
artículo 330 del Código de Procedimiento Penal recientemente aprobado, cuyo primer
borrador se encuentra en preparación a la fecha de este escrito, sin que pueda aún
vislumbrarse cuándo será conocido, puede establecerse un primer análisis sobre las causales
para la aplicación del Principio de Oportunidad, así:
142

a) Definitivamente la figura del Principio de Oportunidad quedará implantada en el


sistema procesal penal colombiano como una excepción del Principio de
Obligatoriedad que permanecerá como fundamento del ejercicio obligatorio de la
acción penal por parte del Estado.

b) Si bien la primera causal contemplada en el artículo 324 del Código de


Procedimiento Penal determina la aplicación del Principio de Oportunidad para
delitos sancionados con pena privativa de la libertad que no exceda en su máximo
de seis (6) años, el parágrafo 2º del mencionado artículo establece que la aplicación
del mencionado principio respecto de delitos sancionados con pena privativa de la
libertad que exceda de seis (6) años, será proferida por el Fiscal General de la
Nación o el delegado especial que designe para tal efecto.

c) Cuando se trate de los casos previstos en los numerales 15 y 16 del Art. 324 del
Código de Procedimiento Penal, con el fin de proteger a la sociedad de los efectos
de conductas provenientes de la delincuencia organizada o que afecten a la sociedad
en los problemas más significativos, el parágrafo 1º del mencionado artículo
excluye expresamente la aplicación del Principio de Oportunidad para los jefes,
organizadores y promotores o a quienes hayan suministrado elementos para la
realización de delitos que comporten problemas sociales significativos.

d) De conformidad con las más modernas tendencias de la comunidad internacional en


la búsqueda de una política integral que garantice la protección de los Derechos
Humanos, el parágrafo 3º del mencionado artículo establece expresamente que en
ningún caso el fiscal podrá hacer uso del Principio de Oportunidad cuando se trate
de hechos que puedan significar violaciones graves al Derecho Internacional
Humanitario, crímenes de lesa humanidad o genocidio de acuerdo con lo dispuesto
en el Estatuto de Roma, y delitos de narcotráfico y terrorismo.
143

e) Dentro de los límites establecidos en los literales anteriores, la introducción de la


figura del Principio de Oportunidad en nuestra legislación, considerando sus
diecisiete causales, constituye una amplia facultad de discrecionalidad concedida a
la Fiscalía General de la Nación para que a partir de una política criminal
adecuadamente establecida, ésta pueda ejercer con mejor criterio la función que la
sociedad le ha encomendado de investigar las noticias criminosas que lleguen a su
conocimiento, dentro de adecuados parámetros que le permitan buscar un punto de
equilibrio entre la ausencia de la impunidad y una obsesiva persecución procesal sin
jerarquías y sin funcionalidad.

f) El control judicial en la aplicación del Principio de Oportunidad consagrado en el


artículo 327 del nuevo Código de Procedimiento Penal, garantiza que con la
utilización de esta figura procesal no se corra el peligro de caer en la arbitrariedad o
en la corrupción por parte de los servidores públicos encargados de la función
acusadora.

g) Las normas relativas al Principio de Oportunidad dejan a salvo y garantizan la


protección de las víctimas y la reparación integral del daño ocasionado como
consecuencia de la comisión de una conducta punible.

A continuación, se presenta una relación aproximada de los tipos penales contenidos en el


Código Penal colombiano en dos categorías diferentes, así: a) Los tipos penales con una
pena máxima que no exceda los seis (6) años y en consecuencia se enmarcarían en lo
normado por el numeral 1º del artículo 324 del nuevo Código de Procedimiento Penal; y b)
Los tipos penales que, a nuestro parecer, podrían quedar enmarcados dentro de la expresa
prohibición contemplada en el parágrafo 3º de dicho artículo, por cobijar hechos que
puedan significar violaciones graves al Derecho Internacional Humanitario, crímenes de
lesa humanidad o genocidio según lo establecido en el Estatuto de Roma y delitos de
narcotráfico y terrorismo. No efectuaremos la relación de los restantes tipos penales, es
decir, aquellos cuya pena máxima excede de los seis (6) años y en los cuales la aplicación
del Principio de Oportunidad correspondería al Fiscal General de la Nación o al delegado
144

especial que éste designe para tal efecto según lo establecido en el parágrafo segundo del
mencionado artículo, por cuanto ellos constituyen la totalidad de los que no quedaron
incluidos en los literales a) y b).

4.2. TIPOS PENALES EN LOS CUALES TENDRÍA APLICACIÓN EL


PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD POR PARTE DEL FISCAL
INVESTIGADOR.

Es necesario formular dos observaciones previas. La primera, es que la relación de los tipos
penales que a continuación se expone ha sido hecha a partir del marco de aplicación del
Principio de Oportunidad, contenido en el Art. 324 del Código de Procedimiento Penal, Ley
906 de 2004.

La segunda, hace relación al quantum de las penas privativas de la libertad contenidas en


dichos tipos penales ya ajustada a lo establecido en la Ley 890 de 2004 cuyo Art. 14 elevó
las penas privativas de la libertad contenidas en la parte especial del Código Penal en la
tercera parte de su mínimo y en la mitad de su máximo, con la excepción de algunos tipos
penales a los cuales les señaló penas específicas.

Esta aclaración se hace necesaria porque la vigencia del nuevo Código de Procedimiento
Penal, incluido el Principio de Oportunidad contenido en el mismo, va a coincidir con la
misma fecha de entrada en vigencia de la Ley 890 de 2004, el 1º de enero de 2005.

Así las cosas, en los procesos que se inicien a partir de dicha fecha los fiscales
investigadores van a contar con la facultad de discrecionalidad reglada para decidir si
formulan acusación contra el ciudadano investigado o se abstienen de hacerlo en los casos
de infracción a las siguientes figuras penales, que se relacionan a continuación respetando
el orden de títulos y capítulos del Código Penal sustantivo:
145

TITULO I.- Delitos contra la vida y la integridad personal.

CAPÍTULO SEGUNDO.- Del homicidio


• ART. 106.—Homicidio por piedad. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años
y seis meses.

CAPÍTULO TERCERO De las lesiones personales

• ART. 112.—Incapacidad para trabajar o enfermedad. Inc. 1º. Si el daño


consistiere en incapacidad para trabajar o en enfermedad que no pase de treinta (30)
días, la pena será de prisión de un año y cuatro meses a tres años; Inc. 2º. Si el daño
consistiere en incapacidad para trabajar o en enfermedad superior a treinta (30) días,
sin exceder de noventa (90) la pena será de un año y cuatro meses a cuatro años y
seis meses de prisión.

CAPÍTULO CUARTO Del aborto


• ART. 122.—Aborto. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.

CAPÍTULO QUINTO De las lesiones al feto


• ART. 125.—Lesiones al feto. Prisión de dos años y ocho meses a seis años.

• ART. 126.—Lesiones culposas al feto. Prisión de un año y cuatro meses a tres


años.

CAPÍTULO SEXTO Del abandono de menores y personas desvalidas


• ART. 128.—Abandono de hijo fruto de acceso carnal violento, abusivo, o de
inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas.
Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.

CAPÍTULO SÉPTIMO De la omisión de socorro


• ART. 131.—Omisión de socorro. Prisión de dos años y ocho meses a seis años.

CAPÍTULO OCTAVO De la manipulación genética


• ART. 134.—Fecundación y tráfico de embriones humanos. Prisión de un año y
cuatro meses a cuatro años y seis meses.
146

TITULO III Delitos contra la libertad individual y otras garantías

CAPÍTULO QUINTO De los delitos contra la autonomía personal


• ART. 182.—Constreñimiento ilegal. Prisión de un año y cuatro meses a tres años.
• ART. 184.—Constreñimiento para delinquir. Prisión de un año y cuatro meses a
cuatro años y seis meses.
• ART. 186.—Fraudulenta internación en asilo, clínica o establecimiento similar.
Inc. 1º. El que mediante maniobra engañosa obtenga la internación de una persona
en asilo, clínica o establecimiento similar, simulándola enferma o desamparada,
incurrirá en prisión de un año y cuatro meses a tres años y multa; Inc. 2º. La pena
será prisión de dos años y ocho meses a cuatro años y seis meses, y multa cuando el
responsable sea integrante de la familia de la víctima.

CAPÍTULO SEXTO Delitos contra la inviolabilidad de habitación o sitio de trabajo


• ART. 189.—Violación de habitación ajena. Multa.
• ART. 190.—Violación de habitación ajena por servidor público. Multa.
• ART. 191.—Violación en lugar de trabajo. Multa.

CAPÍTULO SÉPTIMO De la violación a la intimidad, reserva e interceptación de


comunicaciones
• ART. 192.—Violación ilícita de comunicaciones. Inc. 1º. El que ilícitamente
sustraiga, oculte, extravíe, destruya, intercepte, controle o impida una comunicación
privada dirigida a otra persona, o se entere indebidamente de su contenido, incurrirá
en prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses, siempre que la
conducta no constituya delito sancionado con pena mayor; Inc. 2º. Si el autor de la
conducta revela el contenido de la comunicación, o la emplea en provecho propio o
ajeno o con perjuicio de otro, la pena será prisión de dos años y ocho meses a seis
años.
• ART. 193.—Ofrecimiento, venta o compra de instrumento apto para
interceptar la comunicación privada entre personas. Multa.
• ART. 194.—Divulgación y empleo de documentos reservados. Multa.
• ART. 195.—Acceso abusivo a un sistema informático. Multa.
• ART. 197.—Utilización ilícita de equipos transmisores o receptores. Prisión de
un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.

CAPÍTULO OCTAVO De los delitos contra la libertad de trabajo y asociación


• ART. 198.—Violación de la libertad de trabajo. Multa.
147

• ART. 200.—Violación de los derechos de reunión y asociación. Multa.

CAPÍTULO NOVENO De los delitos contra el sentimiento religioso y el respeto a los


difuntos
• ART. 201.—Violación a la libertad religiosa. Prisión de un año y cuatro meses a
tres años.
• ART. 202.—Impedimento y perturbación de ceremonia religiosa. Multa.
• ART. 203.—Daños o agravios a personas o a cosas destinadas al culto. Multa.
• ART. 204.—Irrespeto a cadáveres. Multa.

TÍTULO IV Delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales

CAPÍTULO CUARTO Del proxenetismo


• ART. 213.—Inducción a la prostitución. Prisión de dos años y ocho meses a seis
años.
• ART. 219B.—Adicionado. L. 679/2001, art. 35. Omisión de denuncia. Multa.

TÍTULO V Delitos contra la integridad moral

CAPÍTULO ÚNICO De la injuria y la calumnia


• ART. 220.—Injuria. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.

• ART. 221.—Calumnia. Prisión de un año y cuatro meses a seis años.

• ART. 222.—Injuria y calumnia indirectas. Penas previstas en los artículos


anteriores.

• ART. 226.—.Injuria por vías de hecho. Pena prevista en el artículo 220.

TÍTULO VI Delitos contra la familia

CAPÍTULO PRIMERO De la violencia intrafamiliar


• ART. 229.—Modificado. L. 882/2004, art. 1º. Violencia intrafamiliar. Inc. 1º. El
que maltrate física o sicológicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar,
incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor,
en prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.
148

• ART. 230.—Maltrato mediante restricción a la libertad física. Prisión de un año


y cuatro meses a tres años.

• ART. 230 A.—Adicionado, L. 890/2004, art. 7º. Ejercicio arbitrario de la


custodia al menor de edad. Prisión de uno (1) a tres (3) años.

CAPÍTULO CUARTO De los delitos contra la asistencia alimentaria


• ART. 233.—Inasistencia alimentaria. Inc. 1º. El que se sustraiga sin justa causa
a la prestación de alimentos legalmente debidos a sus ascendientes, descendientes,
adoptante, adoptivo o cónyuge, incurrirá en prisión de un año y cuatro meses a
cuatro años y seis meses; Inc. 2º. La pena será prisión de dos años y ocho meses a
seis años cuando la inasistencia alimentaria se cometa contra un menor.

• ART. 236.—Malversación y dilapidación de bienes de familiares. Prisión de un


año y cuatro meses a tres años, siempre que la conducta no constituya otro delito.

CAPÍTULO QUINTO Del incesto


• ART. 237.—Incesto. Prisión de un año y cuatro meses a seis años.

TÍTULO VII Delitos contra el patrimonio económico

CAPÍTULO PRIMERO Del hurto


• ART. 239.—Hurto. Inc. 2º. Prisión de un año y cuatro meses a tres años cuando la
cuantía no exceda de diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

• ART. 243.—Alteración, desfiguración y suplantación de marcas de ganado.


Prisión de un año y cuatro meses a tres años.

CAPÍTULO TERCERO De la estafa


• ART. 246.—Estafa. Inc. 3º. Prisión de un año y cuatro meses a tres años cuando la
cuantía no exceda de diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

CAPÍTULO CUARTO Fraude mediante cheque


• ART. 248.—Emisión y transferencia ilegal de cheque. Prisión de un año y cuatro
meses a cuatro años y seis meses, siempre que la conducta no constituya delito
sancionado con pena mayor.
149

CAPÍTULO QUINTO Del abuso de confianza


• ART. 249.—Abuso de confianza. Inc. 1º. El que se apropie en provecho suyo o de
un tercero de cosa mueble ajena que se le haya confiado o entregado por un título no
traslaticio de dominio incurrirá en prisión de un año y cuatro meses a seis años; Inc.
2º. La pena será de prisión de un año y cuatro meses a tres años cuando la cuantía
no exceda de diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

CAPÍTULO SEXTO De las defraudaciones


• ART. 251.—Abuso de condiciones de inferioridad. Prisión de un año y cuatro
meses a seis años.

• ART. 252.—Aprovechamiento de error ajeno o caso fortuito. Prisión de un año y


cuatro meses a cuatro años y seis meses.

• ART. 253.—Alzamiento de bienes. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro


años y seis meses.

• ART. 254.—Sustracción de bien propio. Multa.


• ART. 255.—Disposición de bien propio gravado con prenda. Prisión de un año y
cuatro meses a seis años.
• ART. 256.—Defraudación de fluidos. Prisión de un año y cuatro meses a seis
años.
• ART. 258.—Utilización indebida de información privilegiada. Multa.

• ART. 259.—Malversación y dilapidación de bienes. Prisión de un año y cuatro


meses a tres años.

CAPÍTULO SÉPTIMO De la usurpación


• ART. 261.—Usurpación de tierras. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años
y seis meses.

• ART. 262.—Usurpación de aguas. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años


y seis meses.

• ART. 264.—Perturbación de la posesión sobre inmueble. Prisión de un año y


cuatro meses a tres años.

CAPÍTULO OCTAVO Del daño


• ART. 265.—Daño en bien ajeno. Inc. 2º. La pena será de prisión de un año y
cuatro meses a tres años cuando el monto del daño no exceda de diez (10) salarios
mínimos legales mensuales vigentes.
150

TÍTULO VIII De los delitos contra los derechos de autor

CAPÍTULO ÚNICO

• ART. 272.—Violación a los mecanismos de protección de los derechos


patrimoniales de autor y otras defraudaciones. Multa.

TÍTULO IX Delitos contra la fe pública

CAPÍTULO PRIMERO De la falsificación de moneda


• ART. 277.—Circulación ilegal de monedas. Prisión de dos años y ocho meses a
seis años.

CAPÍTULO SEGUNDO De la falsificación de sellos, efectos oficiales y marcas


• ART. 279.—Falsificación o uso fraudulento de sello oficial. Multa.

• ART. 281.—Circulación y uso de efecto oficial o sello falsificado. Multa.

• ART. 283.—Supresión de signo de anulación de efecto oficial. Multa.


• ART. 284.—Uso y circulación de efecto oficial anulado. Multa.

CAPÍTULO TERCERO De la falsedad en documentos

• ART. 295.—Falsedad para obtener prueba de hecho verdadero. Multa.

• ART. 296.—Falsedad personal. Multa, siempre que la conducta no constituya otro


delito.

TÍTULO X Delitos contra el orden económico social

CAPÍTULO PRIMERO Del acaparamiento, la especulación y otras infracciones


• ART. 299.—Alteración y modificación de calidad, cantidad, peso o medida.
Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.
151

• ART. 300.—Ofrecimiento engañoso de productos y servicios. Multa.

• ART. 303.—Ilícita explotación comercial. Prisión de un año y cuatro meses a seis


años.

• ART. 306.—Usurpación de marcas y patentes. Prisión de dos años y ocho meses


a seis años.
• ART. 307.—Uso ilegítimo de patentes. Prisión de un año y cuatro meses a seis
años.
• ART. 309.—Sustracción de cosa propia al cumplimiento de deberes
constitucionales o legales. Inc. 1º. El que sustraiga cosa propia, mueble o
inmueble, de utilidad social, al cumplimiento de los deberes constitucionales o
legales establecidos en beneficio de la economía nacional, incurrirá en prisión de un
año y cuatro meses a cuatro años y seis meses; Inc. 2º. La pena será de prisión de
dos años y ocho meses a seis años si la cosa fuere destruida, inutilizada o dañada.

• ART. 311.—Aplicación fraudulenta de crédito oficialmente regulado. Prisión de


un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.

CAPÍTULO CUARTO Del contrabando


• ART. 322.—Modificado. L. 788/2002, art. 73. Favorecimiento por servidor
público. Cuando el valor de la mercancía involucrada sea inferior a cincuenta (50)
salarios mínimos legales mensuales vigentes, incurrirá en multa.
• ART. 322--1.— Adicionado. L. 788/2002. art. 74. Favorecimiento por servidor
público de hidrocarburos o sus derivados. Multa, cuando la cantidad de los
hidrocarburos o sus derivados sea inferir a los veinte (20) galones.

TÍTULO XI DE LOS Delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente

CAPÍTULO ÚNICO Delitos contra los recursos naturales y medio ambiente

• ART. 335.—Pesca ilegal. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis
meses, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor.

• ART. 336.—Caza ilegal. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis
meses, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena mayor.
152

TÍTULO XIV Delitos contra mecanismos de participación democrática

CAPÍTULO ÚNICO De la violación al ejercicio de mecanismos de participación


democrática
• ART. 388.—Fraude al sufragante. Prisión de un año y cuatro meses a seis años.
• ART. 391.—Voto fraudulento. Prisión de un año y cuatro meses a seis años.

• ART. 392.—Favorecimiento de voto fraudulento. Prisión de un año y cuatro


meses a seis años.

• ART. 393.—Mora en la entrega de documentos relacionados con una votación.


Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses.

• ART. 395.—Ocultamiento, retención y posesión ilícita de cédula. Prisión de un


año y cuatro meses a cuatro años y seis meses, salvo que la conducta constituya
delito sancionado con pena mayor.

• ART. 396.—Denegación de inscripción. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro


años y seis meses.

TÍTULO XV Delitos contra la administración pública

CAPÍTULO PRIMERO Del peculado


• ART. 398.—Peculado por uso. Prisión de un año y cuatro meses a seis años.

• ART. 399.—Peculado por aplicación oficial diferente. Prisión de un año y cuatro


meses a cuatro años y seis meses.

• ART. 400.—Peculado culposo. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y


seis meses.

CAPÍTULO OCTAVO De los abusos de autoridad y otras infracciones


• ART. 416.—Abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto. Multa.

• ART. 417.—Abuso de autoridad por omisión de denuncia. Inc 1º. El servidor


público que teniendo conocimiento de la comisión de una conducta punible cuya
averiguación deba adelantarse de oficio, no dé cuanta a la autoridad incurrirá en
multa y pérdida del empleo. Inc. 2º. La pena será de dos años y ocho meses a seis
años de prisión si la conducta punible que se omitiere denunciar sea de las
contempladas en el delito de omisión de denuncia de particular.
153

• ART. 418.—Revelación de secreto. Inc 1º. El servidor público que indebidamente


dé a conocer documento o noticia que deba mantener en secreto o reserva incurrirá
en multa y pérdida del empleo. Inc. 2º. Si de la conducta resultare perjuicio, la pena
será de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses de prisión.

• ART. 419.—Utilización de asunto sometido a secreto o reserva. Multa, siempre


que la conducta no constituya otro delito sancionado con pena mayor.

• ART. 420.—Utilización indebida de información oficial privilegiada. Multa.

• ART. 421.—Asesoramiento y otras actuaciones ilegales. Inc.1º. El servidor


público que ilegalmente represente, litigue, gestione o asesore en asunto judicial,
administrativo o policivo, incurrirá en multa y pérdida del empleo o cargo público.
Inc.2º. Si el responsable fuere servidor de la rama judicial o del ministerio público
la pena será de prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por cinco (5) años.

• ART. 422.—Intervención en política. Multa.

• ART. 423.—Empleo ilegal de la fuerza pública. Prisión de un año y cuatro meses


a seis años, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena
mayor.

• ART. 424.—Omisión de apoyo. Prisión de un año y cuatro meses a seis años.

CAPÍTULO NOVENO De la usurpación y abuso de funciones públicas


• ART. 425.—Usurpación de funciones públicas. Prisión de un año y cuatro meses
a tres años.

• ART. 426.—Simulación de investidura o cargo. Multa.

• ART 428.—Abuso de función pública. Prisión de un año y cuatro meses a tres


años.

CAPÍTULO DÉCIMO De los delitos contra los servidores públicos


• ART. 429.—Violencia contra servidor público. Prisión de un año y cuatro meses
a cuatro años y seis meses.

CAPÍTULO ONCE De la utilización indebida de información y de influencias derivadas


del ejercicio de función pública
• ART. 431.—Utilización indebida de información obtenida en el ejercicio de
154

función pública. Multa.

• ART. 432.—Utilización indebida de influencias derivadas del ejercicio de


función pública. Multa.

• ART. 434.—Asociación para la comisión de un delito contra la administración


pública. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro años y seis meses, siempre que
la misma no constituya delito sancionado con pena mayor.

TÍTULO XVI Delitos contra la eficaz y recta impartición de justicia

CAPÍTULO PRIMERO De las falsas imputaciones ante las autoridades


• ART. 435.—Falsa denuncia. Prisión de un año y cuatro meses a tres años.

• ART. 437.—Falsa autoacusación. Prisión de un año y cuatro meses a tres años.

CAPÍTULO II De la omisión de denuncia de particular


• ART. 441.—Omisión de denuncia de particular. Inc. 1º Prisión de un año y
cuatro meses a cuatro años y seis meses.

CAPÍTULO CUARTO De la infidelidad a los deberes profesionales


• ART. 445.—Infidelidad a los deberes profesionales. Inc. 1º. Prisión de un año y
cuatro meses a seis años.

CAPÍTULO SEXTO Del encubrimiento


• ART. 446.—Favorecimiento. Inc. 1º. El que tenga conocimiento de la comisión de
la conducta punible, y sin concierto previo, ayudare a eludir la acción de la
autoridad o a entorpecer la investigación correspondiente, incurrirá en prisión de un
año y cuatro meses a seis años.
CAPÍTULO SÉPTIMO De la fuga de presos
• ART. 450.—Modalidad culposa. Multa.

CAPÍTULO OCTAVO Del fraude procesal y otras infracciones


• ART. 454.—Fraude a resolución judicial. Prisión de un año y cuatro meses a seis
años.
155

TÍTULO XVII Delitos contra la existencia y seguridad del Estado

CAPÍTULO PRIMERO De los delitos de traición a la patria


• ART. 461.—Ultraje a emblemas o símbolos patrios. Multa.
• ART. 462.—Aceptación indebida de honores. Multa.

CAPÍTULO SEGUNDO De los delitos contra la seguridad del Estado


• ART. 465.—Violación de inmunidad diplomática. Multa.
• ART. 466.—Ofensa a diplomáticos. Prisión de un año y cuatro meses a cuatro
años y seis meses.

TÍTULO XVIII De los delitos contra el régimen constitucional y legal

CAPÍTULO ÚNICO De la rebelión, sedición y asonada


• ART. 469.—Asonada. Prisión de un año y cuatro meses a tres años.

• ART. 471.—Conspiración. Prisión de un año y cuatro meses a tres años.


• ART. 472.—Seducción, usurpación y retención ilegal de mando. Prisión de un
año y cuatro meses a tres años.

De la relación efectuada, se desprende que en la investigación de ciento doce de los tipos


penales, la tercera parte del total de las figuras consagradas en el Código Penal sustantivo,
los fiscales investigadores van a tener facultad discrecional reglada para decidir si sobre
ellos formulan o no la acusación que dará origen a la celebración del juicio.

Sin conocerse en la actualidad qué contenido tendrá el reglamento que deberá expedir el
Fiscal General de la Nación y, por obvias razones, la doctrina que vaya a generarse en el
futuro con la aplicación del Principio de Oportunidad, puede preverse que el nuevo
procedimiento penal podrá generar como resultado una modificación en el criterio de los
fiscales investigadores, cuya ponderación del material probatorio recaudado les podrá
permitir una mayor flexibilidad y agilidad en el ejercicio de sus funciones, ya que
156

disminuirá la presión que sobre ellos ha ejercido hasta el momento el principio de la


obligatoriedad de acusación que ha constituido factor determinante en el proceso mixto con
tendencia inquisitiva que se pretende reformar.

4.3 TIPOS PENALES EN LOS CUALES NO TENDRÍA APLICACIÓN


EL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD POR EXPRESA
PROHIBICIÓN CONTENIDA EN EL PARÁGRAFO 3º DEL
ARTICULO 324 DEL NUEVO CODIGO DE PROCEDIMIENTO
PENAL.

Al mismo tiempo que el nuevo Código de Procedimiento Penal estableció normas sobre los
tipos penales en los cuales podrá aplicarse el Principio de Oportunidad, también señaló los
casos en los cuales este principio no podrá ser aplicado, de conformidad con el texto que se
trascribe literalmente:

Art. 324.
“Parágrafo 3º.—En ningún caso el fiscal podrá hacer uso del principio de oportunidad
cuando se trate de hechos que puedan significar violaciones graves al Derecho
Internacional Humanitario, crímenes de lesa humanidad o genocidio de acuerdo con
lo dispuesto en el Estatuto de Roma, y delitos de narcotráfico y terrorismo.”

Antes de abordar este tema, se debe advertir que cualquier opinión o clasificación sobre el
mismo es meramente provisional, por cuanto en la norma citada, aparte del genocidio, no se
hizo mención expresa de los tipos penales concretos que estarían cobijados por la
mencionada prohibición.

Por ejemplo, debe anotarse que en el Código Penal colombiano no aparece ningún tipo
penal concreto denominado “narcotráfico”, aún cuando sí se encuentran tipos penales en los
157

cuales se tipifica como delito el tráfico de algunas sustancias y también el incremento


patrimonial y las actividades económicas realizadas con dineros que provengan del tráfico
de las mismas. Esta situación se traduce en el interrogante de si la prohibición legal de
aplicar el principio de oportunidad a los delitos de narcotráfico, cobija o no a los delitos de
enriquecimiento ilícito, lavado de activos, testaferrato y otros delitos contra el sistema
financiero relacionados con el tema.

De igual manera se puede ejemplificar con el tema del terrorismo, con el fin de aclarar si la
prohibición de aplicar el Principio de Oportunidad al delito de terrorismo, cobija
exclusivamente la figura penal contemplada en el Art.343 del Código Penal colombiano o
si se extiende a todas las demás conductas contenidas en los Títulos XII y XIII del Código
Penal colombiano, en la medida en que sus respectivos capítulos se refieren a las siguientes
materias:

• El concierto, el terrorismo, las amenazas y la instigación.

• Los delitos de peligro común o que puedan ocasiona grave perjuicio para la
comunidad.

• Las afectaciones a la salud pública.

En procura de dilucidar el problema planteado, debe anotarse que el artículo 330 del nuevo
Código de Procedimiento Penal encargó al Fiscal General de la Nación para expedir un
reglamento que deberá cumplir dos objetivos: por una parte desarrollar el plan de política
criminal del Estado y, por la otra, determinar de una manera general el procedimiento
interno de la entidad para asegurar que la aplicación del Principio de Oportunidad cumpla
con sus finalidades y se ajuste a la Constitución y a la Ley. Dicho reglamento se encuentra
aún en preparación en la Fiscalía General de la Nación y no se cuenta con ninguna
información acerca de la fecha en la cual será finalmente expedido.
158

El cumplimiento de estos dos objetivos implica, desde la óptica del presente trabajo, que los
fiscales investigadores encuentren en el reglamento directrices claras y precisas que les
permitan ejercer de manera legal la discrecionalidad reglada que la ley les otorga.

Téngase en cuenta, además, que la nueva política procesal penal que se pretende introducir
en el país implica modificaciones radicales en la orientación y en la estructura de los
nuevos procedimientos que ellas implican. No sería aventurado prever la posibilidad de
instauración de demandas de inconstitucionalidad sobre la totalidad o parte del contenido
normativo de la nueva legislación, amén de que muy posiblemente los criterios de la
Fiscalía serán inicialmente tentativos mientras la experiencia va aquilatando la aplicación
concreta del espíritu de la reforma, lo que se traducirá en jurisprudencias y doctrinas
variables. Tampoco puede descartarse, la posibilidad de contrarreformas parciales, de
pequeño o amplio espectro, según sea la incidencia de los resultados visibles de la nueva
tendencia procesal en la opinión pública nacional.

Hechas las advertencias anteriores, se propone en este trabajo de grado una interpretación
personal acerca de las conductas contenidas en el Código Penal colombiano que quedarían
cobijadas por la prohibición de aplicación del Principio de Oportunidad, por mandato del
Parágrafo 3º de la norma comentada. Dicha interpretación obedece al criterio de que una
política criminal de Estado debe distinguir nítidamente entre dos clases de infracciones
penales: unas que afecten de manera grave las condiciones de seguridad y de tranquilidad
que afectan a la comunidad, sobre las cuales se hace imprescindible una enérgica
persecución penal, y otras conductas que afectan en menor escala a la comunidad por el
impacto más restringido que con ellas se ocasione, las cuales ameritan un tratamiento
diferente, que se encuentre enmarcado dentro de la política criminal diseñada por el Estado.

En este orden de ideas puede decirse que la persecución al genocidio y a las demás
conductas que atentan contra los Derechos Humanos debe extenderse a todas aquellas
actividades que de una u otra forma guardan conexidad directa o indirecta con el atentado
al bien jurídico protegido.
159

De igual manera la persecución al terrorismo debe llegar hasta los más mínimos detalles de
las conductas con él relacionadas, pues la conducta de un terrorista está compuesto por una
cadena de comportamientos que buscan la intimidación de la comunidad para lograr los
fines terroristas, mediante la manipulación del terror que despierta no solamente los
resultados de la actividad terrorista, sino la simple amenaza de que ellos puedan producirse.
De esta manera, no puede diferenciarse entre actos menos terroristas y más terroristas.

Y en lo que hace referencia al tema del narcotráfico, tanto la legislación nacional como la
internacional hacen énfasis en que el tráfico de drogas psicotrópicas no solamente afecta la
salud física y síquica de los consumidores de tales sustancias, sino que el gran volumen de
utilidades que de ellas se derivan genera severa corrupción en las comunidades nacionales.

En efecto, la comisión de tales conductas se ve frecuentemente acompañada por la


utilización del cohecho y de los atentados contra la vida y la integridad personal de los
funcionarios públicos encargados de la persecución de dichas conductas. A ello se agrega
que para tales delitos se requiera de la unión de los esfuerzos de sus autores en lo que se
denomina jurídicamente delincuencia organizada.

Lo anterior constituye razón suficiente para que la prohibición de aplicar el Principio de


Oportunidad a los delitos relacionados con el narcotráfico se extienda a todas las
actividades económicas conexas directa o indirectamente con el mismo.

A continuación, se presenta la clasificación anunciada con fundamento en las razones


expuestas en los párrafos anteriores:
160

1. GENOCIDIO

• ART. 101.—Genocidio.
• ART. 102.—Apología del genocidio.

2. VIOACIONES AL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

• ART. 135.—Homicidio en persona protegida.


• ART. 136.—Lesiones en persona protegida.

• ART. 137.—Tortura en persona protegida.

• ART. 138.—Acceso carnal violento en persona protegida.


• ART. 139.—Actos sexuales violentos en persona protegida.
• ART. 141.—Prostitución forzada o esclavitud sexual.

• ART. 142.—Utilización de medios y métodos de guerra ilícitos.

• ART. 143.—Perfidia.
• ART. 144.—Actos de terrorismo.
• ART. 145.—Actos de barbarie.

• ART. 146.—Tratos inhumanos y degradantes y experimentos biológicos en


persona protegida.

• ART. 147.—Actos de discriminación racial.

• ART. 148.—Toma de rehenes.

• ART. 149.—Detención ilegal y privación del debido proceso.

• ART. 150.—Constreñimiento a apoyo bélico.

• ART. 151.—Despojo en el campo de batalla.

• ART. 152.—Omisión de medidas de socorro y asistencia humanitaria.

• ART. 153.—Obstaculización de tareas sanitarias y humanitarias.


• ART. 154.—Destrucción y apropiación de bienes protegidos.
161

• ART. 155.—Destrucción de bienes e instalaciones de carácter


sanitario
• ART. 156.—Destrucción o utilización ilícita de bienes culturales y de lugares de
culto.

• ART. 157.—Ataque contra obras e instalaciones que contienen fuerzas


peligrosas.

• ART. 158.—Represalias.

• ART. 159.—Deportación, expulsión, traslado o desplazamiento forzado de


población civil.

• ART. 160.—Atentados a la subsistencia y devastación.

• ART. 161.—Omisión de medidas de protección a la población civil.

• ART. 162.—Reclutamiento ilícito.


• ART. 163.—Exacción o contribuciones arbitrarias.
• ART. 164.—Destrucción del medio ambiente.

3. CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

• ART. 165.—Desaparición forzada.

• ART. 168.—Secuestro simple.

• ART. 169.—Secuestro extorsivo.

• ART. 178.—Tortura.
• ART. 180.—Desplazamiento forzado.

• ART. 446.—Favorecimiento. Inc.2º. Si la conducta se realiza respecto de los


delitos de genocidio, desaparición forzada, tortura, desplazamiento forzado,
homicidio, extorsión, enriquecimiento ilícito, tráfico de drogas, estupefacientes o
sustancias psicotrópicas.
162

4. DELITOS DE NARCOTRAFICO

• ART. 323.—Lavado de activos.


• ART. 326.—Testaferrato.

• ART. 327.—Enriquecimiento ilícito de particulares.

• ART. 375.—Conservación o financiación de plantaciones.

• ART. 376.—Tráfico, fabricación o porte de estupefacientes.


• ART. 377.—Destinación ilícita de muebles o inmuebles.

• ART. 378.—Estímulo al uso ilícito.

• ART. 379.—Suministro o formulación ilegal.

• ART. 381.—Suministro a menor.

• ART. 382.—Tráfico de sustancias para procesamiento de narcóticos.

• ART.383.—Porte de sustancias.

• ART. 385.—Existencia, construcción y utilización ilegal de pistas de aterrizaje.

• ART. 446.—Favorecimiento. Inc.2º. Si la conducta se realiza respecto de los


delitos de genocidio, desaparición forzada, tortura, desplazamiento forzado,
homicidio, extorsión, enriquecimiento ilícito, tráfico de drogas, estupefacientes o
sustancias psicotrópicas.
163

5. DELITOS DE TERRORISMO

• ART. 173.—Apoderamiento de aeronaves, naves, o medios de transporte


colectivo.
• ART. 340.—Modificado. L. 733/2002, art. 8º.Concierto para delinquir.

• ART. 341.—Entrenamiento para actividades ilícitas.


• ART. 343.—Terrorismo.
• ART. 345.—Administración de recursos relacionados con actividades
terroristas.

• ART. 346.—Utilización ilegal de uniformes e insignias.

• ART. 347.—Amenazas.
• ART. 348.—Instigación a delinquir.
• ART. 349.—Incitación a la comisión de delitos militares.
• ART. 350.—Incendio.
• ART. 351.—Daño en obras de utilidad social.
• ART. 352.—Provocación de inundación o derrumbe.
• ART. 353.—Perturbación en servicio de transporte colectivo u oficial.

• ART. 354.—Siniestro o daño de nave.

• ART. 355.—Pánico.
• ART. 356.—Disparo de arma de fuego contra vehículo.

• ART. 357.—Daño en obras o elementos de los servicios de comunicaciones,


energía y combustibles.

• ART. 358.—Tenencia, fabricación y tráfico de sustancias u objetos peligrosos.


• ART. 359.—Empleo o lanzamiento de sustancias u objetos peligrosos.

• ART. 361.—Introducción de residuos nucleares y de desechos tóxicos.

• ART. 362.—Perturbación de instalación nuclear o radiactiva.


• ART. 363.—Tráfico, transporte y posesión de materiales radiactivos o
sustancias nucleares.

• ART. 364.—Obstrucción de obras de defensa o de asistencia.


164

• ART. 365.—Fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones.


• ART. 366.—Fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de uso
privativo de las fuerzas armadas.
• ART. 367.—Fabricación, importación, tráfico, posesión y uso de armas
químicas, biológicas y nucleares.
• ART.367.-A—Adicionado. L.759/2002, art.2º. Empleo, producción,
comercialización y almacenamiento de minas anti-personal.
• ART.367—B-- Adicionado. L.759/2002, art.3º. Ayuda e inducción al empleo,
producción y transferencia de minas anti-personal.
• ART. 368.—Violación de medidas sanitarias.
• ART. 369.—Propagación de epidemia.
• ART. 370.—Propagación del virus de inmunodeficiencia humana o de la
hepatitis B.
• ART. 371.—Contaminación de aguas.
• ART. 372.—Corrupción de alimentos, productos médicos o material
profiláctico.
• ART. 373.—Imitación o simulación de alimentos, productos o sustancias.
• ART. 374.—Fabricación y comercialización de sustancias nocivas para la salud.

4.4. LA INCIDENCIA DE LAS CAUSALES 2 A 17 DEL ARTICULO 324


DEL CODIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL EN LA APLICACIÓN
DEL PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD.

Hechas las clasificaciones anteriores, debe abordarse el tema de la incidencia de las


causales contenidas en los numerales 2 a 17 y el alcance del parágrafo 2º del Art. 324 del
nuevo Código de Procedimiento Penal, en la aplicación del Principio de Oportunidad.

Sea lo primero advertir que la mayoría de dichas causales están redactadas de manera tan
clara que su tenor literal se explica por sí solo y no requiere de explicaciones
complementarias.

Así, las causales consagradas en los numerales 2, 3 y 4 establecen la aplicabilidad del


Principio de Oportunidad para los casos de colaboración internacional, tanto en la
165

extradición del investigado a un país extranjero como en su remisión a la Corte Penal


Internacional, en congruencia con la evolución del Derecho Penal moderno.

Las causales consagradas en los numerales 5 y 6 consagran la aplicabilidad del mismo


principio para el caso de colaboración del procesado en la persecución de los delitos,
especialmente en los casos de la delincuencia organizada.

La causal consagrada en el numeral 7 constituye un principio de proporcionalidad y


racionalidad para el caso de los delitos culposos en los cuales el victimario resulta
simultáneamente afectado por la conducta punible.
La causal consagrada en el numeral 8 se refiere a la suspensión del procedimiento en el
marco de la justicia restaurativa, con lo cual se crea la posibilidad de utilizar los
mecanismos adecuados para generar procedimientos alternativos sin sacrificar el principio
de legalidad en la persecución de las conductas delictuosas.

La causal consagrada en el numeral 12 obedece al criterio universalmente aceptado en los


diferentes estatutos penales, en los cuales se contempla para las conductas culposas un
tratamiento distinto del que se otorga a las conductas dolosas, debido a que entre unas y
otras existen grados desiguales de peligrosidad del agente tanto en el aspecto subjetivo
como en el efecto objetivo de su impacto social.

Pero, en cambio, las causales consagradas en los numerales 9, 10, 11, 13, 14, 15, 16 y 17,
hacen necesaria la formulación de algunas observaciones en cuanto a su funcionalidad.

a. La aplicación de la causal consagrada en el numeral 9 constituye por el momento, un


enigma pues de su texto no se desprende a qué materia práctica podrá encaminarse. En
efecto su texto literal “Cuando la realización del procedimiento implique riesgo o amenaza
graves a la seguridad exterior del Estado.”, no tiene antecedentes conocidos en la
legislación procesal reformada, por cuanto en ella primaba el principio de la obligatoriedad
de la acusación sin excepciones de ninguna naturaleza. Y en ninguno de los artículos del
nuevo Código de Procedimiento Penal se encuentra una norma concordante con la
166

consagrada en la causal analizada. Puede aventurarse la interpretación de que esta causal


pueda referirse al caso de que el fiscal deba utilizar su facultad discrecional para no acusar
a un investigado que lo ameritara, por razones de política exterior del Estado colombiano,
como podría ser el caso de que un país extranjero amenazara con iniciar una guerra contra
nuestro país en el caso de que se acusara a un determinado ciudadano. Pero en todo caso, se
trata de una hipótesis provisional cuya exactitud únicamente podrá valorarse con la
experiencia jurídica que se genere a partir de la entrada en vigencia del nuevo
procedimiento penal.

b. La causal consagrada en el numeral 10 constituye una salida para las conductas que
afectan a la administración pública y a la impartición de justicia, en el caso de que una
sanción disciplinaria por los mismos hechos sea considerada suficiente castigo para el autor
de la conducta. Esta causal amerita un juicioso seguimiento de los efectos que pueda tener
en el futuro su aplicación, pues podría constituirse en fácil argumento de defensa para
servidores públicos inescrupulosos que encontrarían en leves sanciones de carácter
disciplinario el camino a la impunidad de su conducta ilegal. No debe olvidarse que la
administración pública y la impartición de justicia constituyen factor fundamental en la
organización del Estado Social de Derecho para garantizar la seguridad y la tranquilidad de
la comunidad. En efecto, las conductas de peculado, de cohecho y de prevaricato son
desgraciadamente frecuentes en nuestro país y su investigación y la sanción de los
responsables constituye la base de la trasparencia del comportamiento de los servidores
públicos, especialmente de aquellos que ostentan mando y jurisdicción.

c. Al contrario de lo que ocurre con la mayoría de las causales estudiadas, los efectos
concretos de la aplicación de la causal consagrada en el numeral 11 solamente podrán ser
aquilatados a medida que se vayan presentando en situaciones concretas, por cuanto la
redacción literal de la misma no genera por el momento claridad suficiente para su análisis.

d. El tenor literal de las causales 13 a 17 es tan claro que cualquier intento de explicación
terminaría por conducir necesariamente a la redacción original de la norma legal y, por lo
tanto, será el reglamento que expida el Fiscal General de la Nación el que determine los
167

criterios objetivos para la aplicación de dichas causales, en desarrollo de la política criminal


del Estado que en dicho reglamento debe quedar incorporada por expreso mandato
contenido en el Art. 330 del mismo Código de Procedimiento Penal.

Pero, independientemente de la claridad del texto o de la conveniencia práctica de alguna


de las causales analizadas, existen dos dificultades de interpretación sobre la aplicabilidad
del Principio de Oportunidad consagrada en la integralidad del texto del Art. 324 del
Código de Procedimiento Penal:

La primera es el interrogante acerca de si el fiscal investigador sólo puede aplicar las


causales 2 a 17 a los tipos penales que tengan una pena privativa de la libertad que no
exceda en su máximo de seis (6) años o si, por el contrario, podrá aplicarlas a cualquier tipo
penal independientemente del quantum de la pena contenida en el mismo.

Y la segunda, es el interrogante acerca de cuál es el alcance del texto del Parágrafo 2º del
Art. 324, introducido a petición del Senador Andrés González en la ponencia 69 para
segundo debate del Senado de la República, aprobado por la Plenaria de dicha Corporación
y que no fue objeto de conciliación 70 con el texto del artículo aprobado en la Cámara de
Representantes en el cual no figuró dicho parágrafo.

En efecto, el Art. 324 estableció las causales para la aplicación del Principio de
Oportunidad y en su numeral 1 restringió su aplicabilidad a los delitos sancionados con una
pena máxima que no excediera de seis años, sin que en dicha causal se mencionara a cuál
de los funcionarios de la Fiscalía le correspondía la competencia para tomar la decisión de
aplicar el Principio.

Debe entenderse, entonces, que la competencia estaría asignada al fiscal que adelantara la
respectiva investigación, ya que en dicho numeral no se mencionó para nada al Fiscal

69
Gaceta del Congreso número 248, Año XIII. 4 de Junio de 2004.
70
Gaceta del Congreso número 286, Año XIII. 16 de Junio de 2004. Gaceta del Congreso número 285, Año
XIII. 16 de Junio de 2004
168

General de la Nación o a algún delegado especial del mismo. Sin embargo, el Parágrafo 2º
del artículo 324 asignó la competencia al Fiscal General de la Nación o al delegado
especial del mismo para aplicar el Principio de Oportunidad en la investigación de delitos
cuya pena excediera seis años. Por ello es válido cuestionar si es posible que una norma
procesal pueda establecer competencia a un funcionario para aplicar el Principio de
Oportunidad en la investigación de unos delitos para los cuales no se estableció la
aplicabilidad del mismo. La única posibilidad de eliminar esta contradicción consistiría en
aceptar que el Parágrafo 2º del Artículo 324 del Nuevo Código de Procedimiento Penal
estableció implícitamente la aplicabilidad del Principio de Oportunidad para los delitos con
pena superior a los seis años cuando asignó competencia para ello al Fiscal General de la
Nación.

Con los elementos de juicio existentes hasta el momento, no se cuenta con argumentos
decisivos para adoptar una de las dos posiciones contrarias arriba expuestas.

Será necesario, en consecuencia, esperar la aparición del reglamento que debe expedir el
Fiscal General de la Nación para arribar a una interpretación ajustada al espíritu que inspiró
la reforma procesal.
169

5. CONCLUSIONES

A manera de Resumen

En vigencia del sistema procesal extremadamente inquisitivo, por fortuna superado, el


procesado llegó a verse reducido a una posición de inferioridad e inseguridad tales que sus
posibilidades de defensa eran menguadas, casi nulas, frente a la desmesurada potestad de
sus juzgadores; incomunicado desde su captura e incluso aislado de asesoría legal,
sometido a forzosas indagatorias bajo presión directa o indirecta, sin control ninguno sobre
el decreto y práctica de las pruebas y, sobretodo, a merced de la valoración e interpretación
de las pruebas determinadas por los mismos juzgadores que magnificaban los elementos
incriminatorios mientras desechaban los elementos exculpatorios para arribar a una
decisión a la cual no podía tener acceso el procesado. A más de ello, el procedimiento se
desarrollaba a través de un encadenamiento consecutivo de actuaciones de los funcionarios
e instituciones participantes en la investigación, la instrucción y el juicio, en el cual las
primeras etapas de la actuación iban convirtiéndose en la base de las etapas subsiguientes,
de tal manera que los funcionarios intervinientes posteriores se apoyaban en las actuaciones
de los primeros legitimándose unos a otros desde el inicio hasta el fin de la actuación
procesal, de tal manera que la intervención de los funcionarios de Policía se convertía en la
base de la instrucción fiscal y esta última en la pre-redacción de la sentencia; en estas
condiciones la pluralidad de sucesivas etapas del proceso era sólo aparente y formal, pues a
la luz del carácter inquisitivo del proceso pareciera que todo procesado debía ser
necesariamente condenado para satisfacer la defensa de los intereses sociales encomendada
a sus instituciones judiciales. En la parte extrema de este sistema procesal en alguna época
se llegó, incluso, a la situación de que el mismo funcionario que calificaba el mérito del
170

sumario adelantaba la etapa del juicio y dictaba sentencia sobre la acusación por él mismo
formulada.

Este sistema inquisitivo puro fue atenuándose con el avance de la concepción más
humanística que permitió el tránsito del absolutismo político hacia regímenes democráticos.
Se buscó entonces eliminar estos excesos mediante la adopción de mecanismos de control
y medidas que garantizaran que se adelantara el proceso con una mayor imparcialidad. Fue
así como se introdujeron reformas en lo referente a la regulación de la prueba en su fuente
legal, es decir, que la ley estableció los medios de prueba y les fijó su valor a través del
mecanismo de la tarifa legal, el establecimiento de causales de nulidad para el proceso
cuando se vulneraban de manera notoria las garantías procesales y, finalmente, la adopción
de un proceso en dos etapas procesales. Surgió, entonces, un sistema procesal mixto, sin los
rigores del sistema inquisitivo puro. En éste, el fiscal tenía funciones de investigación e
instrucción del proceso, las cuales culminaban en resolución de preclusión o de acusación.
En este último caso, el proceso continuaba con la etapa del juicio que se ventilaba ante el
juez y en donde el fiscal era un sujeto procesal. Si bien quedaban separadas las funciones
del fiscal y del juez, mediante lo cual al primero le correspondía acusar y al segundo
proferir sentencia condenatoria o absolutoria, este proceso era mixto y no acusatorio. En
efecto, durante la etapa de investigación e instrucción del proceso el fiscal no solamente
recopilaba la prueba sino que la valoraba y calificaba para decidir si precluía o acusaba, con
lo cual ejercía frente al material probatorio un doble papel de fiscal y juez.

Como contrapartida del sistema inquisitivo que regía en el continente europeo y en los
países que seguían sus orientaciones, el derecho anglosajón (Estados Unidos de América,
Inglaterra y el País de Gales), se ha venido rigiendo por el sistema acusatorio, el cual se
fundamenta en el principio acusatorio, en el cual están separadas radicalmente la función
de acusar que corresponde al fiscal y la función de juzgar que corresponde al juez. Esta
diferenciación comporta dos aspectos. Por una parte corresponde al fiscal una labor previa
de investigación caracterizada por la recopilación de los elementos que le permitan
formular una acusación cuando considere que el investigado ha incurrido en una infracción
a la ley penal; si el trabajo investigativo no arroja la prueba necesaria para formular
171

acusación, el fiscal se abstendrá de hacerlo y, en consecuencia, no se llevará a cabo un


juicio penal. Para tomar su decisión de acusar o no acusar, el fiscal elabora un raciocinio
propio que no es equivalente a la valoración de la prueba que realiza un fiscal en el sistema
procesal mixto con tendencia inquisitiva para dictar una resolución de preclusión o una
resolución de acusación. Por ello, se reitera, la función fiscal está definitivamente
diferenciada de la función judicial. En efecto, en el sistema procesal penal mixto con
tendencia inquisitiva, el fiscal decreta y practica pruebas que tienen el carácter legal de
tales y que él mismo valora en las resoluciones que dicta. En cambio en el sistema penal
acusatorio, la única prueba legalmente válida es la decretada por el juez y practicada en
desarrollo del juicio y, como tal, únicamente puede ser valorada como prueba por el juez
para dictar sentencia; y por otro lado, en el sistema acusatorio el fiscal no tiene facultad
legal para adoptar por sí mismo medidas relativas a la persona investigada o a sus bienes,
facultad que es exclusiva del juez. En consecuencia, el fiscal no está facultado para
allanamientos, detenciones o medidas cautelares, pues cualquier medida de esta índole se
requiere autorización judicial.

Debe señalarse que en el sistema penal acusatorio no se menciona siquiera la expresión


“Principio de Oportunidad”, pues en ellos la discrecionalidad para la formulación de la
acusación es absoluta. La mencionada denominación tuvo su origen en los países del
continente europeo con régimen penal mixto con tendencia inquisitiva que, dentro de la
dinámica del acontecer social, se vieron abocados a cuestionar la aplicación rígida y
automática del principio de la obligatoriedad de formular la acusación en el ejercicio de la
acción penal debido al inmenso número de procesos frente a las limitaciones del aparato
judicial. Este cuestionamiento los condujo a plantear salidas estratégicas para descartar la
acusación obligatoria en un número limitado de causas que ellos justificaron por razones de
conveniencia o de oportunidad social. Pero debe llamarse la atención sobre el hecho de que
a raíz de esta salida procesal por razones de conveniencia o de oportunidad, nació a la vida
del derecho procesal europeo la figura del “principio de oportunidad”, que recientemente
fue introducido con el mismo nombre en la Constitución Política y el nuevo Código de
Procedimiento Penal colombiano.
172

Así las cosas, de la tensión originada entre el imperativo de defender el principio de


legalidad y la necesidad de resolver de alguna manera la imposibilidad de las instituciones
judiciales para abordar la totalidad de las conductas investigadas, surgió una solución
intermedia: sin reemplazar en su totalidad el sistema procesal con preponderancia
inquisitiva por el sistema acusatorio anglosajón, facilitar la adopción progresiva de un
sistema procesal mixto con las siguientes características: a) La separación nítida de
funciones entre instrucción y juzgamiento, de tal manera que el funcionario instructor
ejerza de manera exclusiva la acción penal en representación del Estado para salvaguardar
el Principio de Legalidad, que la inmensa mayoría de los países que conforman el mundo
occidental considera el fundamento del Estado de Derecho, limitando su poder sobre la
libertad y los bienes de los procesados, y demarcando sus funciones a la investigación de
los hechos y a la formulación de la acusación, la cual deberá ser debatida en la audiencia
pública de juzgamiento en donde se librará realmente el debate probatorio acerca de la
responsabilidad del procesado, utilizando para ello procedimientos más o menos similares a
los acostumbrados en el sistema procesal acusatorio anglosajón; y b) la adopción de una
política criminal del Estado que, manteniendo la vigencia del principio de legalidad,
confiera al funcionario instructor la facultad para permitirle la abstención de investigación y
acusación sobre ciertas conductas, lo que en el derecho continental europeo se denomina
discrecionalidad reglada o principio de oportunidad reglado.

Esta discrecionalidad reglada, también denominada oportunidad reglada o principio de


oportunidad reglado, nació a la vida jurídica del procesalismo europeo no como una
excepción al principio de legalidad ni como flexibilidad del mismo, sino como un
componente del principio de legalidad.
Lo cierto es que, finalmente, los países europeos terminaron por aceptar en una u otra
forma el establecimiento del sistema procesal penal mixto de discrecionalidad reglada,
como complementación necesaria y útil del Principio de Legalidad replanteado por las
circunstancias económico-sociales que inciden en la administración de justicia.

Como país consumidor y no productor de Derecho, Colombia se ha caracterizado por ser un


fiel seguidor de las corrientes del continente europeo. A lo largo de los años, nuestro país
173

ha venido siguiendo sus directrices, mediante la adopción del sistema procesal mixto con
tendencia inquisitiva, que tiene como características, entre otras, el carácter público de la
acción penal, el monopolio del Estado para ejercer dicha acción y la obligatoriedad de sus
funcionarios para iniciar de oficio la acción penal desde el mismo momento en que llegue a
su conocimiento la comisión de un delito, so pena de sufrir las consecuencias legales que
les acarrearía una actitud omisiva, obligatoriedad que perdura a lo largo del proceso hasta
su culminación natural en la sentencia. Este carácter inquisitivo del derecho procesal
colombiano no se ha visto disminuido ni neutralizado por la creación de las figuras de la
querella o de la conciliación penal, por cuanto estas instituciones han venido siendo
incorporadas dentro del proceso penal inquisitivo como elementos moderadores del mismo,
pero regladas de manera rigurosa por estrictas normas legales que limitan su
funcionamiento para evitar desviaciones subjetivas tanto de los particulares como de los
funcionarios judiciales.

Y en el mismo contexto de influencia jurídica externa, no es extraño que durante los


últimos años se venga hablando en el país de la conveniencia de introducir reformas al
procedimiento penal, para adaptarlas a las nuevas tendencias menos inquisitivas y más
próximas a los principios acusatorios delineados en los países europeos.

Y así fue como fueron expedidos el Acto Legislativo 003 de 2002 y la Ley 906 del 31 de
Agosto de 2004 que contiene el nuevo Código de Procedimiento Penal Colombiano, del
cual se puede afirmar sin incurrir en exageraciones que está inspirado en el profundo
respeto por los derechos humanos, especialmente el derecho a la libertad, en la presunción
de inocencia, en la garantía de un verdadero derecho de defensa dentro del marco del
debido proceso, que a partir de su vigencia se tramitará conforme al procedimiento
acusatorio, con un juicio oral y público en donde sean decretadas y practicadas las pruebas
en contacto inmediato con el juez para que, luego de presenciar por sí mismo el auténtico
debate probatorio entre el fiscal que acusa y el defensor que busca desvirtuar la acusación,
pueda éste dictar una sentencia que constituya verdadera administración de pronta y
cumplida justicia con la cual quede satisfecha la comunidad y restaurado el equilibrio que
en ella se había roto con el inicio de la investigación criminal.
174

Debe dejarse constancia de que el Título Preliminar del Estatuto establece como principios
rectores y garantías procesales los de dignidad humana, libertad, prelación de los tratados
internacionales por formar parte del bloque de constitucionalidad, igualdad, imparcialidad,
legalidad, presunción de inocencia e in dubio pro reo, defensa, oralidad, respeto y eficiencia
en la actuación procesal, derechos de las víctimas, lealtad, gratuidad, intimidad,
contradicción, inmediación, concentración, publicidad, derecho a ser juzgado por el juez
natural, exigencia de la doble instancia, cosa juzgada, restablecimiento del derecho,
cláusula de exclusión de las pruebas ilegales, ámbito de la jurisdicción penal, integración
con otras normas procesales con prevalencia de las penales, y en la calidad moduladora de
la actividad procesal.

En esta materia es claro que el nuevo Estatuto Procesal se regirá por dos criterios,
complementarios entre sí, a saber:

a) La acción penal continuará rigiéndose por el principio de su obligatoriedad y la


titularidad monopolística del Estado para ejercerla por intermedio de la Fiscalía General de
la Nación, sea que llegue al conocimiento de la comisión de un presunto delito por
denuncia, petición especial, querella, o por cualquier otro medio. Consecuencias de este
principio son el deber de denunciar (con las excepciones constitucionales y legales), la
posibilidad de instaurar una querella limitada en el tiempo, el cumplimiento de los
requisitos exigidos para instaurar la acción por petición del Procurador General de la
Nación y, en fin, las causales y el trámite para la extinción de la acción penal.

b) En desarrollo de la norma constitucional contenida en el Acto Legislativo número 003


de 2002 y como excepción al principio de la obligatoriedad en el ejercicio de la acción
penal, se introduce en el derecho procesal penal la figura del Principio de Oportunidad, que
busca asignar a la Fiscalía facultad discrecional para abstenerse de formular acusación
penal en algunos casos. La adopción de este principio se inspira, como en el derecho
continental europeo, en la necesidad de adoptar una política criminal que, resolviendo por
otros mecanismos la investigación de conductas delictuosas de menor importancia, permita
175

al ente fiscal dedicarse con mayor eficiencia a la investigación de los delitos que mayor
peligro representen para la paz y la tranquilidad ciudadanas.

c) La discrecionalidad otorgada a la Fiscalía por la figura del Principio de Oportunidad, no


es absoluta como en el derecho anglosajón que funciona en los países británico y
norteamericano, sino que es una discrecionalidad reglada. Por una parte su ejercicio está
delimitado a las causales expresamente establecidas por la ley, y por la otra la
determinación de la Fiscalía de dar aplicación al Principio de Oportunidad a un caso
concreto deberá someterse al control de legalidad respectivo dentro de los cinco días
siguientes.

d) El Fiscal General de la Nación deberá expedir un reglamento, en el que se determine de


manera general el procedimiento interno de la entidad para asegurar que la aplicación del
Principio de Oportunidad cumpla con sus finalidades y se ajuste a la Constitución y a la
Ley. El mencionado reglamento deberá desarrollar el plan de política criminal del Estado,
lo que es apenas natural si se entiende el carácter exceptivo de la discrecionalidad reglada.

Debe anotarse que la figura del Principio de Oportunidad que ha sido introducida en el
nuevo Código de Procedimiento Penal colombiano, no corresponde a una figura autónoma
dentro del lenguaje procesalista. En lugar de hablarse de un Principio de Oportunidad lo
correcto sería referirse a la discrecionalidad para acusar que tendría el fiscal investigador en
los sistemas procesales penales.

Aclarado lo anterior, y en lo que hace referencia a los efectos prácticos que pueden
derivarse de la aplicación concreta del Principio de Oportunidad a la investigación de los
delitos contemplados en las normas penales sustantivas, se desprende que en la
investigación de la tercera parte del total de las figuras consagradas en el Código Penal
sustantivo (ciento doce delitos), los fiscales investigadores van a tener facultad discrecional
reglada para decidir si sobre ellos formulan o no la acusación que dará origen a la
celebración del juicio. De tal manera que, aún sin conocerse en la actualidad qué contenido
176

tendrá el reglamento que deberá expedir el Fiscal General de la Nación y, por obvias
razones, la doctrina que vaya a generarse en el futuro con la aplicación del Principio de
Oportunidad, puede preverse que el nuevo procedimiento penal podrá generar como
resultado inevitable una modificación en el criterio de los fiscales investigadores, cuya
ponderación del material probatorio recaudado les podrá permitir una mayor flexibilidad y
agilidad en el ejercicio de sus funciones, ya que disminuirá la presión que sobre ellos ha
ejercido hasta el momento el principio de la obligatoriedad de acusación que ha constituido
factor determinante en el proceso mixto con tendencia inquisitiva que se pretende reformar.

Ahora bien, al mismo tiempo que el nuevo Código de Procedimiento Penal estableció
normas sobre los tipos penales en los cuales podrá aplicarse el Principio de Oportunidad,
también señaló que este principio no podrá ser aplicado, cuando se trate de hechos que
puedan significar violaciones graves al Derecho Internacional Humanitario, crímenes de
lesa humanidad o genocidio de acuerdo con lo dispuesto en el Estatuto de Roma, y delitos
de narcotráfico y terrorismo.

Sobre el particular debe advertirse que cualquier opinión o clasificación sobre el mismo es
meramente provisional, por cuanto en la norma citada, aparte del genocidio, no se hizo
mención expresa de los tipos penales concretos que estarían cobijados por la mencionada
prohibición.

Por ejemplo, debe anotarse que en el Código Penal colombiano no aparece ningún tipo
penal concreto denominado “narcotráfico”, aún cuando sí se encuentran tipos penales en los
cuales se tipifica como delito el tráfico de algunas sustancias y también el incremento
patrimonial y las actividades económicas realizadas con dineros que provengan del tráfico
de las mismas. Esta situación se traduce en el interrogante de si la prohibición legal de
aplicar el Principio de Oportunidad a los delitos de narcotráfico, cobija o no a los delitos de
enriquecimiento ilícito, lavado de activos, testaferrato y otros delitos contra el sistema
financiero relacionados con el tema.
177

De igual manera se puede ejemplificar con el tema del terrorismo, para dilucidar si la
prohibición de aplicar el Principio de Oportunidad al delito de terrorismo, cobija
exclusivamente la figura penal denominada con ese nombre en el artículo 343 del Código
Penal colombiano o si debe extenderse a todas las demás conductas contenidas en los
títulos doce y trece del Código Penal colombiano, en la medida en que sus respectivos
capítulos se refieren a las siguientes materias: el concierto, el terrorismo, las amenazas y la
instigación; los delitos de peligro común o que puedan ocasionar grave perjuicio para la
comunidad; y las afectaciones a la salud pública.

En procura de dilucidar el problema planteado, debe anotarse que el artículo 330 del nuevo
Código de Procedimiento Penal encargó al Fiscal General de la Nación para expedir un
reglamento que deberá cumplir dos objetivos: por una parte desarrollar el plan de política
criminal del Estado y, por la otra, determinar de una manera general el procedimiento
interno de la entidad para asegurar que la aplicación del mismo cumpla con sus finalidades
y se ajuste a la Constitución y a la Ley. Dicho reglamento se encuentra aún en preparación
en la Fiscalía General de la Nación y no se cuenta con ninguna información acerca de la
fecha en la cual será finalmente expedido. Pero el cumplimiento de estos dos objetivos
implica, desde la óptica del presente trabajo, que los fiscales investigadores deberán
encontrar en el reglamento directrices claras y precisas que les permitan ejercer de manera
legal la discrecionalidad reglada que la ley les otorga.

Téngase en cuenta, además, que la nueva política procesal penal que se pretende introducir
en el país implica modificaciones radicales en la orientación y en la estructura de los
nuevos procedimientos que ellas implican. No sería aventurado prever la posibilidad de
instauración de demandas de inconstitucionalidad sobre la totalidad o parte del contenido
normativo de la nueva legislación, amén de que muy posiblemente los criterios de la
Fiscalía serán inicialmente tentativos mientras la experiencia va aquilatando la aplicación
concreta del espíritu de la reforma, lo que se traducirá en jurisprudencias y doctrinas
variables. Tampoco puede descartarse, la posibilidad de contrarreformas parciales, de
178

pequeño o amplio espectro, según sea la incidencia de los resultados visibles de la nueva
tendencia procesal en la opinión pública nacional.

Hechas las advertencias anteriores, se propone una interpretación personal acerca de las
conductas contenidas en el Código Penal colombiano que quedarían cobijadas por la
prohibición de aplicación del Principio de Oportunidad, por mandato del parágrafo tercero
de la norma comentada. Dicha interpretación obedece al criterio de que una política
criminal de Estado debe distinguir nítidamente entre dos clases de infracciones penales:
unas que afecten de manera grave las condiciones de seguridad y de tranquilidad que
afectan a la comunidad, sobre las cuales se hace imprescindible una enérgica persecución
penal, y otras conductas que afectan en menor escala a la comunidad por el impacto más
restringido que con ellas se ocasione, las cuales ameritan un tratamiento diferente, que se
encuentre enmarcado dentro de la política criminal diseñada por el Estado.

En este orden de ideas puede decirse que la persecución al genocidio y a las demás
conductas que atentan contra los Derechos Humanos debe extenderse a todas aquellas
actividades que de una u otra forma guardan conexidad directa o indirecta con el atentado
al bien jurídico protegido.

De igual manera la persecución al terrorismo debe llegar hasta los más mínimos detalles de
las conductas con él relacionadas, pues la conducta de un terrorista está compuesta por una
cadena de comportamientos que buscan la intimidación de la comunidad para lograr los
fines terroristas, mediante la manipulación del terror que despierta no solamente los
resultados de la actividad terrorista, sino la simple amenaza de que ellos puedan producirse.
De esta manera, no puede diferenciarse entre actos menos terroristas y más terroristas.

Y en lo que hace referencia al tema del narcotráfico, tanto la legislación nacional como la
internacional hacen énfasis en que el tráfico de drogas psicotrópicas no solamente afecta la
179

salud física y síquica de los consumidores de tales sustancias, sino que el gran volumen de
utilidades que de ellas se derivan genera severa corrupción en las comunidades nacionales.

En efecto, la comisión de tales conductas se ve frecuentemente acompañada por la


utilización del cohecho y de los atentados contra la vida y la integridad personal de los
funcionarios públicos encargados de la persecución de dichas conductas. A ello se agrega
que para tales delitos se requiera de la unión de los esfuerzos de sus autores en lo que se
denomina jurídicamente delincuencia organizada.

Lo anterior constituye razón suficiente para que la prohibición de aplicar el Principio de


Oportunidad a los delitos relacionados con el narcotráfico se extienda a todas las
actividades económicas conexas directa o indirectamente con el mismo.

Pero, independientemente de la claridad del texto o de la conveniencia práctica de alguna


de las causales analizadas, existen dos dificultades de interpretación sobre la aplicabilidad
del Principio de Oportunidad consagrada en la integralidad del texto del artículo 324 del
Código de Procedimiento Penal:

La primera es el interrogante acerca de si el fiscal investigador sólo puede aplicar las


causales 2 a 17 a los tipos penales que tengan una pena privativa de la libertad que no
exceda en su máximo de seis (6) años o si, por el contrario, podrá aplicarlas a cualquier tipo
penal independientemente del quantum de la pena contenida en el mismo.

Y la segunda, es el interrogante acerca de cuál es el alcance del texto del segundo parágrafo
del artículo 324, introducido a petición del Senador Andrés González en la ponencia para
segundo debate del Senado de la República, aprobado por la Plenaria de dicha Corporación
y que no fue objeto de conciliación con el texto del artículo aprobado en la Cámara de
Representantes en el cual no figuró dicho parágrafo.
180

En efecto, el Art. 324 estableció las causales para la aplicación del Principio de
Oportunidad y en su numeral 1 restringió su aplicabilidad a los delitos sancionados con una
pena máxima que no excediera de seis años, sin que en dicha causal se mencionara a cuál
de los funcionarios de la Fiscalía le correspondía la competencia para tomar la decisión de
aplicar el Principio.

Debe entenderse, entonces, que la competencia estaría asignada al fiscal que adelantara la
respectiva investigación, ya que en dicho numeral no se mencionó para nada al Fiscal
General de la Nación o a algún delegado especial del mismo. Sin embargo, el segundo
parágrafo del artículo 324 asignó la competencia al Fiscal General de la Nación o al
delegado especial del mismo para aplicar el Principio de Oportunidad en la investigación de
delitos cuya pena excediera seis años. Por ello es válido cuestionar si es posible que una
norma procesal pueda establecer competencia a un funcionario para aplicar el Principio de
Oportunidad en la investigación de unos delitos para los cuales no se estableció la
aplicabilidad del mismo. La única posibilidad de eliminar esta contradicción consistiría en
aceptar que el segundo parágrafo del Artículo 324 del Nuevo Código de Procedimiento
Penal estableció implícitamente la aplicabilidad del Principio de Oportunidad para los
delitos con pena superior a los seis años cuando asignó competencia para ello al Fiscal
General de la Nación.

Con los elementos de juicio existentes hasta el momento, no se cuenta con argumentos
decisivos para adoptar una de las dos posiciones contrarias arriba expuestas.

Será necesario, en consecuencia, esperar la aparición del reglamento que debe expedir el
Fiscal General de la Nación para arribar a una interpretación ajustada al espíritu que inspiró
la reforma procesal.
181

BIBLIOGRAFÍA

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Leyer. Bogotá, 2003
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Preparatoria y Documentos de Trámite legislativa, Corporación Excelencia en el
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Acusatorio. Reforma de la Justicia Penal. Tomo III. Corporación Excelencia en la
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• Actas Comisión Constitucional preparatoria del nuevo Código de Procedimiento


Penal. Corporación Excelencia en la Justicia. Versión Magnética.

• Oscar Julián Guerrero Peralta. Estudios Procesales. No. 2. Colección de


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Procuraduría General de la Nación. 2004

OTRAS FUENTES CONSULTADAS

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• Acto Legislativo 003 de 2004.
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• Gaceta del Congreso número 156, Año XI. 10 de Mayo de 2002.
• Gaceta del Congreso número 157, Año XI. 10 de Mayo de 2002.
• Gaceta del Congreso número 174, Año XI. 22 de Mayo de 2002.
• Gaceta del Congreso número 210, Año XI. 6 de Junio de 2002.
• Gaceta del Congreso número 232, Año XI. 14 de Junio de 2002.
• Gaceta del Congreso número 258, Año XI. 2 de Julio de 2002.
• Gaceta del Congreso número 401, Año XI. 27 de Septiembre de 2002.
• Gaceta del Congreso número 432, Año XI. 16 de Octubre de 2002.
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• Gaceta del Congreso número 467, Año XI. 1 de Noviembre de 2002.


• Gaceta del Congreso número 531, Año XI. 21 de Noviembre de 2002.
• Gaceta del Congreso número 553, Año XI. 29 de Noviembre de 2002.
• Gaceta del Congreso número 590, Año XI. 13 de Diciembre de 2002.
• Gaceta del Congreso número 27, Año XII. 31 de Enero de 2003.
• Gaceta del Congreso número 15, Año XIII. 3 de Febrero de 2004.
• Gaceta del Congreso número 339, Año XII. 23 de Julio de 2003.
• Gaceta del Congreso número 564, Año XII. 31 de Octubre de 2003.
• Gaceta del Congreso número 89, Año XIII. 25 de Marzo de 2004.
• Gaceta del Congreso número 104, Año XIII. 26 de Marzo de 2004.
• Gaceta del Congreso número 167, Año XIII. 4 de Mayo de 2004.
• Gaceta del Congreso número 200, Año XIII. 14 de Mayo de 2004.
• Gaceta del Congreso número 248, Año XIII. 4 de Junio de 2004.
• Gaceta del Congreso número273, Año XIII. 11 de Junio de 2004
184

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