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Unidad 1

EL PROCESO PENAL

01
1. OBJETIVO .................................................................................................. 3

2. EL PROCESO PENAL: CONCEPTO....................................................................... 3

3. SISTEMAS PROCESALES .................................................................................. 3

3.1. ÓRGANOS JUDICIALES COMPETENTES ............................................................... 6

4. TIPOS DE PROCEDIMIENTOS PENALES ................................................................ 7

4.1. PROCEDIMIENTOS A EXTINGUIR ...................................................................... 8

4.2. PROCEDIMIENTOS VIGENTES.......................................................................... 9

5. LAS PARTES EN EL PROCEDIMIENTO PENAL.........................................................12

5.1. PARTE ACTIVA: OFENDIDO, VICTIMA Y PERJUDICADO ............................................ 12

5.2. MINISTERIO FISCAL ................................................................................... 21

5.4. POSTULACIÓN ......................................................................................... 31

5.5. CONTENIDO DEL DERECHO .......................................................................... 32

5.6. DECLARACIÓN ......................................................................................... 33

...................................................................................................................................................................................................................1

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

1. OBJETIVO.

En este módulo se pretende trasladar al alumno un conocimiento generalizado de los


diferentes tipos de procedimientos penales existentes en el ordenamiento jurídico español,
realizando un análisis pormenorizado de estos e incluyendo las últimas novedades legislativas
en los mismos. Asimismo, se procederá a plasmar al alumno los conceptos de parte y de
postulación, deteniéndonos en el estudio del estatuto de la víctima.

2. EL PROCESO PENAL: CONCEPTO.

Al adentrarnos en el estudio del proceso penal y en el campo de la regulación legislativa


vigente, hemos de partir de la concreción del concepto mismo de proceso en el ámbito
jurisdiccional, y es que, si tomamos en cuenta las diferentes concepciones de este podemos
delimitar el mismo como la sucesión de actos tendentes a la aplicación o realización del
Derecho en un supuesto concreto, esto es el medio o instrumento por el que los órganos
jurisdiccionales cumplen con la función de aplicar el derecho objetivo al caso concreto.

Desde un punto de vista práctico hemos de entender que una vez cometido un hecho
delictivo, aquel que el código penal recoge como figura típica en su articulado, la única forma
de buscar el castigo del delincuente y su declaración de culpabilidad, lo es a través del cauce
procedimental adecuado, esto es el proceso penal, puesto que nadie puede ser condenado
sino en virtud de Sentencia dictada tras la cumplimentación de los trámites previstos
legalmente.

Los trámites procesales, por tanto, se han de entender como imprescindibles y


necesarios para el castigo del culpable, pero estos no han de salir de la órbita estatal, pues es
este quien ha asumido en régimen de exclusividad la posibilidad de sancionar las conductas
típicas y antijurídicas (ius puniendi), y este se ha reservado en exclusividad al ámbito
jurisdiccional, de modo que ningún otro órgano podrá ni declarar la existencia del delito ni
imponer penas.

3. SISTEMAS PROCESALES.

Cuestión distinta sin duda es la que contempla la posibilidad de concreción de estas


necesidades en los sistemas procesales penales, y ello ha implicado que a lo largo de la historia
se hayan conocido varios de estos tipos que irían desde los sistemas basados en el proceso
acusatorio, en la que se dejaba al ofendido la responsabilidad en la acusación y la de
aportación de los elementos necesarios para justificar el castigo, a los sistemas basados en el
proceso inquisitivo en el que es el juez quien asume tanto la función de acusar como de juzgar.

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En nuestro ordenamiento jurídico y a raíz de la promulgación de la vigente, aun cuando


modificada, Ley de Enjuiciamiento Criminal de 1882 (Real Decreto de 14 de septiembre de
1882), en adelante LECrim, se vino a implantar lo que la doctrina llama sistema acusatorio
formal o mixto. Sistema que se basa en la distinción en el proceso de dos fases diferenciadas,
una primera que tendrá por finalidad la de preparación del posterior juicio y en la que se
procede a la realización de todas las diligencias necesarias para la averiguación del delito y de
las circunstancias del mismo; y otra fase de celebración del juicio oral, en la que tras la
acusación formulada por un órgano extraño al judicial en la que se viene a delimitar el objeto
del proceso y tras la celebración del juicio oral se habrá de dictar la Sentencia correspondiente.
Este sistema, a lo largo de la ya extensa vigencia de la LECrim, se ha visto desarrollado a través
de diferentes tipos procedimentales, y en alguna ocasión se ha visto difuminado, quizás de
forma peligrosa, el espíritu de su origen. Es a raíz de la Sentencia del Tribunal Constitucional
de 12 de julio de 1988, cuando se viene a reconducir la necesidad de entender que no puede
formar parte del órgano juzgador y sentenciador quien ha intervenido en la fase de
instrucción, pues esa intervención puede hacer surgir en el ánimo del Juez prejuicios que
pudieran dar lugar al dictado de la Sentencia no ya con base en las pruebas practicadas en el
juicio oral sino atendiendo también a las diligencias practicadas en instrucción. Por tanto, en
nuestro Derecho el procedimiento penal está separado en dos fases bien distintas. La
instrucción y el enjuiciamiento:

En la fase de instrucción se produce la investigación de los hechos que tienen visos de


constituir una infracción penal y se realizan las diligencias necesarias que luego permitirán el
enjuiciamiento.

Fase de Enjuiciamiento, se produce el verdadero conocimiento de los hechos por el


órgano jurisdiccional competente, quien será el encargado de resolver sobre el asunto

Esta idea fundamental es la que sustenta los actuales tipos procedimentales que
regulados en la ya indicada LECrim se verán a continuación, sin olvidarnos del procedimiento
del tribunal del jurado que tiene su regulación propia y separada a través de la Ley Orgánica
5/1995, de 22 de mayo, del Tribunal del Jurado, en la que se viene a desarrollar el artículo 125
de la Constitución española de 1978 al establecer que «los ciudadanos podrán participar en la
Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en la forma y con res- pecto a
aquellos procesos penales que la ley determine», “modalidad del ejercicio del derecho
subjetivo a participar en los asuntos públicos y a la par es al mismo tiempo y de forma
complementaria, una manifestación del artículo 24 de la Constitución que declara que todos
tienen derecho al Juez ordinario predeterminado por la Ley; cumple por tanto una función
necesaria para el debido proceso, pero lo hace desde una óptica distinta a la que tenía
atribuida en su recepción en el Estado liberal burgués; no hay reticencia alguna al Juez
profesional; no se trata de instaurar una Justicia alternativa en paralelo y menos aún en
contradicción a la de los Jueces y Magistrados de carrera a que se refiere el Constitución sino
de establecer unas normas procedimentales que satisfagan al mismo tiempo y en paralelo
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todas las exigencias de los procesos penales con el derecho-deber de los ciudadanos a
participar directamente en la función constitucional de juzgar. “así viene a establecerse enla
exposición de motivos de la señalada Ley del Tribunal del Jurado.

¿Un hecho delictivo da lugar siempre a un proceso independiente?

Una circunstancia que debe dejarse plasmada de inicio, es la que sustentaba el derogado
Art. 300 LECrim, y que ahora refleja el art. 17. 1 de la LECrim al disponer que cada delito dará
lugar a la formación de una única causa. No obstante, los delitos conexos serán investigados y
enjuiciados en la misma causa cuando la investigación y la prueba en conjunto de los hechos
resulten convenientes para el esclarecimiento y la determinación de las responsabilidades
procedentes salvo que suponga excesiva complejidad o dilación para el proceso. En palabras
de recogidas en el preámbulo de la Ley modificadora de la LECrim, se pretende reformar las
reglas de conexidad con el fin de que tengan el contenido más adecuado para la rápida y eficaz
sustanciación del proceso, evitando el automatismo en la acumulación de causas y la
elefantiasis procesal que se pone de manifiesto en los denominados macroprocesos. En otras
palabras, cada delito habrá de tramitarse en cuanto su averiguación y posterior enjuiciamiento
en un proceso independiente, si bien, si en la comisión de varios delitos pudieran verse o
apreciarse síntomas de conexidad estos habrán de tramitarse conjuntamente. Y ¿cuándo
existe esta conexidad? La LECrim prevé y considera delitos conexos aquellos cometidos
simultáneamente por dos o más personas reunidas, los cometidos por dos o más personas en
distintos lugares o tiempos si hubiera precedido concierto para ello, los cometidos como
medio para perpetrar otros o facilitar su ejecución, o buscando la impunidad de otros, los
delitos de favorecimiento real y personal y el blanqueo de capitales respecto al delito
antecedente, o los cometidos por diversas personas cuando se ocasionen lesiones o daños
recíprocos. Esto implica en numerosas ocasiones acumulaciones de procesos en uno único que
habrá de dar lugar al dictado de una Sentencia que abarque todos los pronunciamientos
necesarios. Ahora bien los delitos que o sean conexos, pero cometidos por la misma persona
y tengan analogía o relación entre sí, cuando sean competencia del mismo órgano judicial,
podrán ser enjuiciados en la misma causa, a instancias del Fiscal, si resulta conveniente para el
esclarecimiento y determinación de las responsabilidades, salvo que suponga complejidad
excesiva o dilación para el proceso.

¿Cómo se determina el órgano judicial competente territorialmente?

Los delitos se cometen, en principio, en un lugar determinado, y es este el que


determinará la competencia del órgano judicial que habrá de conocer tanto de la instrucción
del mismo como de su enjuiciamiento, así lo señala el art. 14 de la LECrim, si bien, en ocasiones,
este lugar no se puede determinar en un primer momento, por lo que el Juzgado donde se
hubieran encontrado pruebas materiales del delito, o donde el reo hubiera sido detenido, o el
que hubiera tenido noticia de la comisión del hecho delictivo, será quien habrá de practicar
las primeras diligencias, y una vez conste el lugar deberá remitir las actuaciones. Esta

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competencia ordinaria de carácter territorial ha de dejar paso, en determinados supuestos a


fueros territoriales legalmente establecidos, así los Juzgados de violencia sobre la mujer, y por
ende los Juzgados de lo Penal y Audiencia Provincial que han de juzgar los procedimientos
penales por estos instruidos, tendrán competencia para conocer de los asuntos no por el lugar
de comisión del hechos, sino por el lugar de residencia de la víctima.

Entendiendo que el Juzgado competente territorialmente es aquel donde el delito se


comete, no plantea dudas en supuestos como los hurtos, los robos o incluso las lesiones, pero
en otros tipos delictivos estas sí que son constantes, así en un delito de estafa cometido por
Internet si el autor y la víctima no residen dentro del mismo partido judicial, o en supuestos de
delitos que traspasan los límites del partido, por ocurrir tras una sucesión de actos delictivos.
Son todas estas circunstancias que rodean la comisión del hecho delictivo las que dan lugar a
posibles cuestiones de competencia entre órganos judiciales de distintos partidos judiciales,
pues para el supuesto que venga claramente determinada el lugar de los hechos y el Juzgado
que haya tenido conocimiento, en primer lugar de estos, no sea el territorialmente
competente, ha de proceder a, una vez practique las primeras diligencias, si estas fueran
urgentes, inhibirse a quien lo sea.

Las cuestiones de competencia entre dos órganos judiciales, para el supuesto de que
ninguno entienda que es competente, denominadas negativas, serán resueltas por el Órgano
Judicial superior a ambos.

3.1. ÓRGANOS JUDICIALES COMPETENTES.

Antes de entrar en la enumeración y distinción de los diferentes tipos procedimentales,


no podemos dejar de citar los diferentes tipos de órganos judiciales a los que se atribuye
competencias en el ámbito de la jurisdicción penal, conforme a lo señalado en la LECRim y
en la Ley Orgánica 6/85, Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ):

Juzgados de Paz: solo y exclusivamente para los juicios de faltas en trámite de su


competencia, pues a raíz de la reforma llevada a cabo por LO 1/15 de 30 de marzo, en el Código
Penal de 1995 se suprimen las faltas y se crean los denominados delitos leves, que se extraen
de la competencia de estos por aplicación del art. 14 LECRim.

- Juzgados de Instrucción. Investigan los hechos ilícitos penalmente relevantes y también


tienen competencia para enjuiciar los delitos leves. Conocen igualmente de los recursos
de apelación contra las Sentencias dictadas por los Juzgados de Paz en los Juicios de Faltas.
- Juzgados de lo Penal. Enjuician los hechos delictivos para los que esté prevista una pena
no superior a 5 años de privación de libertad, multa cualquiera que fuese su cuantía y
penas de otra naturaleza si no superan los diez años.

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- Audiencia Provincial. Enjuicia todos los delitos cuya competencia no corresponda a los
Juzgados de lo Penal. En su ámbito, aunque no de manera exclusiva, tiene lugar el Juicio
con Jurado, en los casos en que procede. Igualmente conocen de los recursos de
apelación contra las Sentencias dictadas por los Juzgados de lo Penal.
- Tribunal Superior de Justicia (Sala de lo Civil y Penal): Conocen de las causas penales que
los Estatutos de Autonomía les reserven por aforamiento del autor de los hechos. Así
como de los recursos de apelación contra la Sentencia del Tribunal del Jurado y de las
Sentencias dictadas por las Audiencias Provinciales en primera instancia.
- Tribunal Supremo (Sala Segunda de lo Penal): Le corresponde la instrucción y enjuicia-
miento de los hechos ilícitos cometidos por aquellos que estén aforados ante el mismo.
Así como del recurso de Casación.

Existen Juzgados y Tribunales específicos en atención


a diversas consideraciones relación das con la
materia delictiva de que se trate, y concretadas en la
Ley Orgánica del Poder Judicial (Ley Orgánica 6/1985
de 1 de julio), art. 65 LOPJ, como son los:
- Juzgados Centrales de Instrucción.
- Juzgados Centrales de lo Penal.
- Audiencia Nacional (Sala de lo Penal)

También existen órganos judiciales en razón de los


sujetos a enjuiciar:
- Juzgados de Menores. Enjuicia los hechos ilícitos cometidos por menores de edad (18
años), siempre que sean mayores de edad penal (12 años), de conformidad con el
procedimiento y las penas reguladas en la Ley de Responsabilidad Penal del Menor. (LO
5/200 de 12 de enero.

Y por otro en relación a la naturaleza de los hechos ilícitos:


- Juzgados de Violencia sobre la Mujer. Instruye los hechos ilícitos en el ámbito de los de-
litos relacionados con la violencia de género contra mujeres, y el enjuiciamiento de los
delitos leves en ese ámbito, art. 87 ter LOPJ.

Por último, no debemos dejar de mencionar también la existencia de los Juzgados de Vigilancia
Penitenciaria, que tienen competencias en fase de ejecución de penas. Art. 94 LOPJ.

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4. TIPOS DE PROCEDIMIENTOS PENALES.

Sin entrar en el desarrollo de cada tipo o clase de procedimiento penal, pues ese es el
objetivo del curso a lo largo de todos sus módulos, debemos de inicio dejar citadas al menos
las diferentes fases o trámites por los cuales pueden y deben transcurrir estos, si bien no
podemos dejar de señalar que con las últimas reformas legislativas, sobre todos por las
llevadas a cabo en la LECrim, por la ya citada LO 1/15 de reforma del Código Penal, se procede
derogar unos tipos procedimentales y a crear otros con distinta denominación, provocando
un periodo de transición entre el final de los primeros y la consolidación de los segundos. Así,
los procedimientos penales que nos podemos encontrar en trámite actualmente en los
órganos jurisdiccionales son:

4.1. PROCEDIMIENTOS A EXTINGUIR:

Juicios de Faltas.

Para aquellos que se hubieran incoado con anterioridad a la entrada en vigor de la LO


1/15, para la tramitación de las faltas que estaban previstas en el Libro III del Código Penal,
ya suprimido, y que no hayan sido despenalizadas, continuando con la tramitación de los
mismos hasta la celebración de juicio oral. Se prevé incluso un régimen transitorio para
aquellas que hubieran sido despenalizadas, pero que llevaren aparejadas responsabilidad civil,
en el que se ha de celebrar el juicio oral únicamente con este objeto.

Juicio Inmediato de Faltas.

Para aquellos que al igual


que el tipo procedimental anterior
se hubieran incoado con
anterioridad a la entrada en vigor
de la LO1/15. Este tipo se preveía
para determinadas faltas como la
falta de hurto flagrante, las lesiones
no constitutivas de delito o las
injurias y amenazas, entre otros, y
se diferencia del anterior
únicamente en que es la Policía
quien realizaba las
citaciones ante el Juzgado de Guardia para la celebración del juicio, o si una vez recibido el
atestado en el Juzgado de Guardia, se consideraba la posibilidad de su realización por estar las
partes, denunciante y denunciado, plenamente identificadas, se procedía a su citación, todo
ello en el día preestablecido para ello.

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4.2. PROCEDIMIENTOS VIGENTES

Juicio por Delito Leve.

Previsto para aquellos hechos recogidos a lo largo del articulado del código penal y que
tengan prevista pena de carácter leve, esto es aquellas que señala el art. 33.4 del Código Penal,
entre ellas, y por ser las más características la de multa hasta tres meses, la localización
permanente de un día a tres meses o los trabajos en beneficio de la comunidad de uno a
treinta días. Si bien cuando por su extensión pueda considerarse como leve y como menos
grave, el delito se considerará en todo caso, como leve (véase art. 245.2 del Código penal que
castiga a quien ocupare, sin autorización debida, un inmueble, vivienda o edificio ajenos que
no constituyan morada, o se mantuviere en ellos contra la voluntad de su titular, será
castigado con la pena de multa de tres a seis meses). Este procedimiento, que viene a sustituir
al derogado juicio de faltas, es competencia de los Juzgados de Instrucción o de los Juzgados
de Violencia sobre la mujer, para aquellos hechos de su competencia (art. 87 ter LOPJ). Está
previsto legalmente para enjuiciar las infracciones penales de menor gravedad, y viene
regulado en el Libro VI de la LECRim, artículos 962 a 977.

Este procedimiento, al igual que el anterior juicio de faltas, viene caracterizado por
carecer de una fase delimitada de instrucción o averiguación delictiva, pues esto, como hemos
visto anteriormente impediría el conocimiento del juicio oral por el Juzgado de Instrucción, sin
perjuicio de que se puedan realizar diligencias que sirvan o ayuden a concretar el objeto del
juicio, como son aquellas que posibilitan la identificación correcta del denunciado, la tasación
de objetos sustraídos o daños producidos, o la realización de informes forenses sobre las
posibles lesiones del denunciante.

Juicio inmediato por Delito Leve.

Regulado bajo el contenido de los mismos artículos que el anterior se prevé para
determinados delitos leves, aquellos recogidos, en principio, en el art. 962 LECrim, y se
concreta en la especial actuación, al igual que ocurría para el desaparecido Juicio de Faltas
Inmediato, de la policía, pues habrá de citar ante el Juzgado de Guardia a ofendidos,
denunciantes y denunciados, y a los testigos, para la inmediata celebración del juicio. Si bien
cabe, igualmente la posibilidad anteriormente ya recogida, de acordar su celebración una vez
el atestado hubiera sido recibido en el Juzgado de Guardia. Procedimentalmente y una vez
señalado, salvo la distinción en cuanto a la forma de realización de las citaciones para juicio
oral indicada, es idéntico en su tramitación al Juicio por Delitos Leves.

Procedimiento Ordinario por Delitos graves.

Podemos entender este como el procedimiento tipo previsto en la LECrim, aun cuando
su tramitación sea escasa en cuanto a número de procesos por delitos graves se tramitan
anualmente en los órganos jurisdiccionales, frente a otros tipos procedimentales. Está

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previsto para aquellos delitos que el Código Penal castiga con penas de privación de libertad
superiores a 9 años. Se configura en la LeCrim en tres fases, una primera de investigación o
instrucción denominada Sumario, que se tramita en el Juzgado de Instrucción; una segunda
fase, fase intermedia, no nominada en el articulado de la LeCrim, pero concretada en su
redacción y denominada así por la doctrina, en la que se perfila el objeto de juicio mediante
la presentación de los escritos de calificación, acusación y defensa; y una tercera fase de
enjuiciamiento o de celebración de juicio oral. Estas dos últimas fases se tramitan ante la
Audiencia Provincial. Delitos como el homicidio o el secuestro se han de llevar
procedimentalmente por estos trámites.

Procedimiento Abreviado.

Regulado en los artículos 757 a 794 de la LeCrim, previsto para aquellos tipos delictivos
castigados con penas de privación de libertad inferiores a 9 años, o cualesquiera otras penas
de distinta naturaleza con independencia de su cuantía o duración. Es con diferencia el tipo
procedimental con mayor número de entrada en los órganos jurisdiccionales. Su tramitación
viene delimitada en una primera fase de instrucción ante el Juzgado Instructor, que procederá
a la averiguación delictiva en las llamadas Diligencias Previas, para que, una vez concretado
los hechos y el autor dictar el auto de incoación de procedimiento abreviado, iniciando así
ante este mismo órgano judicial una difuminada en la LECrim fase intermedia, con la
presentación del escrito de acusación, el dictado del auto de apertura de juicio oral y la
recepción de los escritos de defensa, para derivar el enjuiciamiento bien al Juzgado de lo Penal,
si la pena prevista en el código Penal es inferior a cinco años de privación de libertad o pena
de otra naturaleza inferior a diez años, o a la Audiencia Provincial se es superior a las
anteriores.Delitos como el robo con fuerza, hurto, estafas, lesiones o contra la salud pública
se han de tramitar por este tipo procedimental.

Procedimiento para el enjuiciamiento Rápido de Determinados Delitos.

Tipo procedimental regulado en la LECrim en los arts. 795 a 803, y se encuentra previsto
para aquellos delitos cuya pena privativa de libertad no exceda de cinco años, o con
cualesquiera otras penas, bien sean únicas, conjuntas o alternativas, cuya duración no exceda
de diez años, cualquiera que sea su cuantía, y que se trate de delitos flagrantes o que se trate
entre otros de delitos de lesiones, coacciones, amenazas o violencia física o psíquica habitual,
cometidos contra las personas a que se refiere el artículo 173.2 del Código Penal, Delitos de
hurto, Delitos de robo o Delitos contra la seguridad del tráfico; o en definitiva que se trate
de delitos cuya instrucción sea sencilla. Este procedimiento se caracteriza por atribuir a los
cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado amplias facultades, en cuanto que han de practicar
las suficientes diligencias como para que a la hora de la presentación del atestado en el Juzgado
de Guardia, bien junto con el detenido o bien por que el supuesto autor haya sido citado ante
él, se pueda tramitar el mismo, sin perjuicio de poder completarse las mismas en este.
Igualmente se caracteriza por la posibilidad de dictar Sentencia de conformidad en el Juzgado
de Guardia, si el acusado se conformara con la pena solicitada por la acusación, concediéndole

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entonces el beneficio de rebajar la pena en un tercio frente a la solicitada en la Sentencia que


se dicte. Procedimentalmente se denomina Diligencias Urgentes a la fase a tramitar ante el
Juzgado de Instrucción de Guardia, y Juicio Rápido a la fase de juicio oral a celebrar ante el
Juzgado de lo Penal para el supuesto de no existir conformidad, en cuyo caso será citado para
ello por el Juzgado de Guardia.

Procedimiento por aceptación de decreto.

Introducido en la LECrim por la última reforma llevada a cabo, como una forma de
procedimiento monitorio penal, y regulado en los arts. 803 bis a. a bis j. Mecanismo que
pretende acelerar la justicia penal con la finalidad de descongestionar los órganos judiciales y
dar una rápida respuesta punitiva a delitos de escasa gravedad, posibilitando la culminación
de la fase de investigación del Ministerio Fiscal de los hechos delictivos con una posibilidad de
actuación mayor que la prevista anteriormente, limitada a la presentación de denuncia o
querella. Este permite la conversión de una propuesta sancionadora realizada por el Ministerio
Fiscal en sentencia firme cuando se cumplan determinados requisitos objetivos y subjetivos y
el encausado da su conformidad. Se han de cumplir una serie de requisitos: el delito ha de
estar castigado con pena de multa, trabajos en beneficio de la comunidad o prisión que no
exceda de un año y pueda ser suspendida, llevando o no aparejada la privación del derecho a
conducir vehículos a motor y ciclomotores; el Ministerio Fiscal ha de entender en concreto
aplicable la pena de multa o la de trabajos en beneficio de la comunidad; y que no esté
personado acusación particular. El procedimiento consistirá en la proposición mediante
Decreto del Ministerio Fiscal de la imposición de la pena, remitiendo este al Juzgado, y si este
es admitido se citará a una comparecencia al encausado, a la que ha de asistir con abogado.
Es en esta comparecencia donde este podrá aceptar o rechazar la propuesta del Ministerio
Fiscal, para el primer supuesto se le atribuye carácter de resolución firme, con efectos de una
Sentencia condenatoria firme, y si no lo acepta, la propuesta por decreto deviene ineficaz,
prosiguiendo la causa por los cauces procesales correspondientes.

Procedimiento ante el Tribunal del Jurado.

Como ya señalamos anteriormente este procedimiento viene regulado en la LO 5/1995,


de 22 de mayo, y en ella se prevé la participación ciudadana a través de esta institución en la
administración de justicia, por cuanto se nombrarán una serie de personas que son quienes
habrán de adoptar la decisión sobre los hechos que resultarán probados y sobre la culpabilidad
del autor. SE prevé legalmente para una serie de tipos delictivos señalados en el art. 1 de la
meritada ley, entre ellos el homicidio, las amenazas, la infidelidad en la custodia de
documentos, el cohecho o la malversación de caudales públicos. Procedimentalmente la fase
de instrucción, en cuanto a la averiguación delictiva, no tiene especialidades frente a los demás
procedimientos, y su conocimiento corresponderá al Juzgado de Instrucción, si bien se prevén
en la Ley determinados hitos procesales con intervención tanto de la acusación como de la
defensa a fin de concreción de la imputación. Durante la fase intermedia, se prevé la
convocatoria de una audiencia preliminar a fin de solicitar más diligencias y realizar por las

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partes alegaciones, fase a llevar a cabo ante el Juzgado de Instrucción, aperturado el Juicio
oral se elevarán las actuaciones ante la Audiencia Provincial, pues es en su ámbito donde se
celebra el juicio oral, en esta se habrá de nombrar a aquellos ciudadanos que configuraran el
jurado de entre la lista bianual que se tiene formada, y una vez constituido el Tribunal por
nueve jurados, dos suplentes y el Magistrado Presidente se celebrará el juicio oral, a su
finalización este último habrá de concretar el objeto de veredicto por parte del tribunal del
jurado, junto con las instrucciones a estos para que procedan a deliberar y posteriormente a
redactar el acta que será leída, cesando así la intervención ciudadana, pues la concreción de
la pena, si se estimó la culpabilidad, sería función atribuida al Magistrado Presidente.

Vistos y analizados, aun someramente, los distintos tipos de procedimientos penales


que nos podemos encontrar, se ha de señalar que, como anteriormente se indicó, para cuando
el autor de los hechos delictivos sea menor de edad, la competencia para el conocimiento se
ve arrastrada hacia los Juzgados de Menores, y el procedimiento penal por el cual se ha de
regir este viene establecido por la Ley de Responsabilidad Penal del Menor, a la cual, por su
especialidad, se habrá de dedicar un espacio distinto al que nos concierne.

5. LAS PARTES EN EL PROCEDIMIENTO PENAL.

En este apartado nos hemos de adentrar en el análisis de las distintas partes que
intervienen en el procedimiento penal, profundizando, igualmente en las circunstancias que
adecuan la legitimación de las mismas en el proceso, y la necesidad de la postulación de estas
durante la tramitación de los autos, esto es la necesidad de personación mediante procurador
y abogado, circunstancia esta que no obliga a todos los participantes en el procedimiento penal.

5.1. PARTE ACTIVA: OFENDIDO, VICTIMA Y PERJUDICADO.

Tal y como hemos ido viendo a lo largo del presente módulo, el sistema sobre el que se
sustenta el procedimiento penal se basa en la configuración de entender que quien mantenga
la acusación no ha de coincidir con quien ha de juzgar, esta circunstancia, sin duda viene
solucionada con la atribución a otra institución distinta que la judicial la función de mantener,
si así procede la acusación, siendo esta la del Ministerio Fiscal. Si bien, en nuestro
ordenamiento no existe una adjudicación en monopolio de esta función en este instituto sino
que también se posibilita el ejercicio de esta al ofendido o perjudicado por el delito, victimas
del mismo, y sin que con esta atribución se les atribuya un derecho subjetivo a obtener una
sentencia en la cual se condene al acusado, sino que únicamente lo que se les otorga es con
la posibilidad de ejercitar la acción pertinente para tener derecho al proceso.

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Dicho esto, no debemos dejar de


señalar que se ha venido, por impulsos
doctrinales y jurisprudenciales, a otorgar
mayor protagonismo a quien es
considerado víctima del delito, esto ha
impulsado distintas reformas legislativas
entralas que destaca la provocada por la
Ley 4/15 de 27 de abril del Estatuto de la
Víctima del Delito, que viene, además de
contener una serie de derechos y directrices a favor de esta, a modificar la LECrim en cuanto
a facilitar el acceso de la misma a las actuaciones judiciales, su conocimiento y la necesidad de
dar trámite de alegaciones a estas en determinados hitos procesales.

La victima es por tanto el sujeto pasivo del delito, quien sufre directamente la lesión del
bien jurídico tutelado por el ordenamiento o protegido por el mismo, y que puede, pues no
está obligado a ello, participar en el procedimiento penal mediante el ejercicio de las acciones
que le competen, esto es, bien el ejercicio de la acción penal, pidiendo la condena a una pena
del acusado, o bien, conjunta o separadamente, el ejercicio de la acción civil, en reclamación
de los perjuicios económicos que haya sufrido. Hay que indicar que a lo largo de la historia
legislativa se ha identificado a la víctima con diferentes denominaciones, que implicaba la
confusión terminológica entre quien era directamente ofendido por el delito, por ser titular
del bien jurídico protegido por este (llamado también agraviado), del que lo era como
perjudicado, como aquel que sufre perjuicios causados por la comisión del delito. Si bien con
la reforma llevada a cabo con la Ley 4/15 se viene a aclarar esta confusión terminológica
distinguiendo entre quien es propiamente víctima, de quien es simplemente perjudicado por
el delito, limitando la posibilidad de acción de este último únicamente a la de reclamación de
los perjuicios sufridos por la comisión del hecho delictivo.

Referida, como ha sido ya, la Ley 4/15 de 27 de abril del Estatuto de la Víctima del delito, no
podemos dejar de detenernos en ella, pues tal y como señala el preámbulo de la misma
pretende ofrecer una respuesta amplia a las víctimas, no solo desde el marco de un proceso
penal, sino también ofrecer una respuesta minimizadora de los efectos traumáticos en lo
moralque puede generar esta condición.

Tiene este Estatuto la vocación de ser el catálogo general de los derechos, procesales y
extraprocesales, de todas las víctimas de delitos, sin dejar de entender que existen victimas
con necesidades especiales por su vulnerabilidad, las cuales vienen más amparada por su
normativa específica.

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Así por ejemplo la Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de Ayudas y Asistencia a las Vícti-
mas de Delitos Violentos y contra la Libertad Sexual o las medidas previstas en materia
de violencia de género en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre o la Ley Orgánica
10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual.

Se parte de un concepto amplio de víctima, que comprende tanto a la víctima directa,


como a víctimas indirectas, familiares o asimiladas. Así entiende que:

a) Como víctima directa, a toda persona


física que haya sufrido un daño o perjuicio sobre
su propia persona o patrimonio, en especial
lesiones físicas o psíquicas, daños emocionales o
perjuicios económicos directamente causados por
la comisión de un delito.

b) Como víctima indirecta, en los casos de


muerte o desaparición de una persona que haya
sido causada directamente por un delito, salvo que se tratare de los responsables de los hechos:

1. º A su cónyuge no separado legalmente o de hecho y a los hijos de la víctima que en el


momento de la muerte o desaparición de la víctima convivieran con ellos; a la persona hubiera
estado unida a ella por una análoga relación de afectividad y a los hijos de ésta que
convivieran; a sus progenitores y parientes en línea recta o colateral dentro del tercer grado
que se encontraren bajo su guarda y a las personas sujetas a su tutela o curatela o que se
encontraren bajo su acogimiento familiar.

2. º En caso de no existir los anteriores, a los demás parientes en línea recta y a sus herma-
nos.

Las disposiciones de esta Ley no serán aplicables a terceros que hubieran sufrido perjuicios
derivados del delito.

Esta consideración no es baladí pues se aclaran conceptos que históricamente venían de


algún modo confundiéndose al modificar la LECRim y proceder a la distinción clara de quien
es ofendido y víctima del delito, de quien es solo perjudicado por el mismo, limitando las
posibilidades de este último al ejercicio de la acción civil.

Así se recoge en los arts. 109, 109 bis y 110 de la LECRim.:

Pues y tal como señala el art. 109 de la LECRim al recibirse declaración al ofendido el
Secretario judicial le instruirá del derecho que le asiste para mostrarse parte en el proceso y
renunciar o no a la restitución de la cosa, reparación del daño e indemnización del perjuicio
causado por el hecho punible. Asimismo, le informará de los derechos recogidos en la
legislación vigente.

14
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Esta previsión hay que sumarla a la que prevé el art. 109 bis por la LO 8/21 de protección
integral de la infancia y la adolescencia frente a la violencia: Artículo 109 bis.

1. Las víctimas del delito que no hubieran renunciado a su derecho podrán ejercer la
acción penal en cualquier momento antes del trámite de calificación del delito, si bien
ello no permitirá retrotraer ni reiterar las actuaciones ya practicadas antes de su
personación. Si se personasen una vez transcurrido el término para formular escrito
de acusación podrán ejercitar la acción penal hasta el inicio del juicio oral
adhiriéndose al escrito de acusación formulado por el Ministerio Fiscal o del resto de
las acusaciones personadas.

En conjunto hemos de extraer de estos dos artículos la conclusión de que es el ofendido


por el delito quien ha de poder ejercer tanto la acción penal como la civil, bien de forma con-
junta o bien separadas, pero que también se admite la renuncia a la misma. Si bien la
personación de los ofendidos en las actuaciones penales, parece que pudiera estar limitada al
momento anterior al trámite de calificación del mismo, que se realizará en la denominada fase
intermedia, esto no es cierto, pues el derecho de defensa del mismo, no se ha de ver limitado o
restringido en ese sentido, pues se ha de poder personar en cualquier momento de las
actuaciones, si bien la Ley de Enjuiciamiento si prevé un punto de inflexión a partir del cual, no
es que se prescinda de la posibilidad de personación, sino que el ejercicio de la acción penal,
con la presentación de una calificación independiente a la del Ministerio Fiscal, se ha de
restringir, pues se admitiría así el cambio o variación del objeto de debate en el juicio oral,
cosa que vulneraría el derecho de defensa del acusado. Otra cuestión distinta es aquella que
entiende que la personación tardía del ofendido pueda dar lugar a la práctica de nuevas
diligencias por este interesadas, cuestión esta que veremos con mayor detenimiento en el
estudio de la fase de instrucción, módulo II, pero que, adelantándonos a su estudio, no contra-
viene lo señalado en el art. 109 bis, pues lo que se limita es la retroacción de las actuaciones
para la práctica de diligencias que ya hubieran sido realizadas, las cuales no han de reiterar-
se, si no se considerara estrictamente necesario.

Prevé, igualmente el art. 109 bis en su apartado 2, que el ejercicio de la acción penal por
alguna de las personas legitimadas conforme a este artículo no impide su ejercicio posterior
por cualquier otro de los legitimados. Cuando exista una pluralidad de víctimas, todas ellas
podrán personarse independientemente con su propia representación. Sin embargo, en estos
casos, cuando pueda verse afectado el buen orden del proceso o el derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas, el Juez o Tribunal, en resolución motivada y tras oír a todas las partes,
podrá imponer que se agrupen en una o varias representaciones y que sean dirigidos por la
misma o varias defensas, en razón de sus respectivos intereses.

15
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Como veremos más adelante, cuando hablemos de las acusaciones, se prevé la entrada
de entes distinto a la víctima a su ejercicio, pues la acción penal también podrá ser ejercitada
por las asociaciones de víctimas y por las personas jurídicas a las que la ley reconoce
legitimación para defender los derechos de las víctimas, siempre que ello fuera autorizado por
la víctima del delito, pues sin esta autorización no se podrán atribuir la defensa de intereses
sobre los cuales la víctima no está interesada en su persecución.

Con la nueva terminología introducida en la LECrim por la Ley reguladora del Estatuto de
la Victima, se viene a perfilar mejor las circunstancias diferenciadoras entre quién es ofendido
por el delito, como hemos visto anteriormente, esto es la víctima, y quien es mera- mente
perjudicado por el mismo, art. 110 por la LO 8/21 de protección integral de la infancia y la
adolescencia frente a la violencia “Las personas perjudicadas por un delito que no hubieren
renunciado a su derecho podrán mostrarse parte en la causa si lo hicieran antes del trámite de
calificación del delito y ejercitar las acciones civiles que procedan, según les conviniere, sin que
por ello se retroceda en el curso de las actuaciones. Si se personasen una vez transcurrido el
término para formular escrito de acusación podrán ejercitar la acción penal hasta el inicio del
juicio oral adhiriéndose al escrito de acusación formulado por el Ministerio Fiscal o del resto de
las acusaciones personadas.

Aun cuando las personas perjudicadas no se


muestren parte en la causa, no por esto se entiende que
renuncian al derecho de restitución, reparación o
indemnización que a su favor puede acordarse en
sentencia firme, siendo necesario que la renuncia de
este derecho se haga en su caso de una manera clara y
terminante.

Se viene a acotar extremadamente las


posibilidades de actuación procesal de aquellos que son
perjudicados por el delito, que han sufrido
consecuencias dañosas por la ejecución del mismo, pero
que no son aquellos que directamente vienen
protegidos por el ordenamiento jurídico y que el código
penal intenta salvaguardar en cuanto titulares de los
bienes jurídicos dignos de protección, las víctimas. Pues
del contenido
de este artículo se extrae la consecuencia principal que es la limitación en cuanto al ejercicio
de la acción penal, restringiendo su expectativa de actuación al ejercicio de la acción civil en
reclamación de los perjuicios que hubiera podido sufrir, perjuicios estos que han de ser
reparados mediante la Sentencia condenatoria que se dicte salvo que el perjudicado hubiera
expresamente renunciado a su resarcimiento, o que se hubiera reservado el derecho a
reclamarlos para ejercitar este en una vía independiente y a través de un procedimiento
distinto al proceso penal.

16
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

De otro lado en la LO 10/2022 de garantía integral de la libertad sexual se introduce una


modificación en el art. 112 LECrim, incluyendo un segundo parrafo en el sentido de que ahora
viene a indicar que “Ejercitada sólo la acción penal, se entenderá utilizada también la civil, a
no ser que el dañado o perjudicado la renunciase o la reservase expresamente para ejercitarla
después de terminado el juicio criminal, si a ello hubiere lugar.

No obstante, aun cuando se hubiera previamente renunciado a la acción civil, si las


consecuencias del delito son más graves de las que se preveían en el momento de la renuncia,
o si la renuncia pudo estar condicionada por la relación de la víctima con alguna de las
personas responsables del delito, se podrá revocar la renuncia al ejercicio de la acción civil por
resolución judicial, a solicitud de la persona dañada o perjudicada y oídas las partes, siempre
y cuando se formule antes del trámite de calificación del delito.
Si se ejercitase sólo la civil que nace de un delito de los que no pueden perseguirse sino en
virtud de querella particular, se considerará extinguida desde luego la acción penal”

Por otro lado, la protección y el apoyo a la víctima no es sólo procesal, ni depende de su


posición en un proceso, sino que cobra una dimensión extraprocesal. Se funda en un concepto
amplio de reconocimiento, protección y apoyo, en aras a la salvaguarda integral de la víctima.
Para ello, es fundamental ofrecer a la víctima las máximas facilidades para el ejercicio y tutela
de sus derechos, con la minoración de trámites innecesarios que supongan la segunda
victimización, otorgarle una información y orientación eficaz de los derechos y servicios que le

corresponden, la derivación por la autoridad competente, un trato humano y la posibilidad de


hacerse acompañar por la persona que designe en todos sus trámites, no obstante, la
representación procesal que proceda, entre otras medidas.

La efectividad de estos derechos hace necesaria la máxima colaboración institucional e


implica no sólo a las distintas instituciones públicas sino también a las personas concretas que,
desde su puesto de trabajo, tienen contacto y se relacionan con las víctimas y, en último
término, al conjunto de la sociedad.

No debemos dejar de resaltar la amplitud que con esta Ley se pretende en cuanto a la
posibilidad de actuación de la víctima, entendiendo que para poder llevar a cabo esta se leha
de informar de los trámites procedimentales, toda víctima tiene derecho a la protección,
información, apoyo, asistencia y atención, así como a la participación activa en el proceso
penal y a recibir un trato respetuoso, profesional, individualizado y no discriminatorio.

La Ley, como ya hemos señalado recoge una serie de Derechos de la víctima, como
son:

17
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Derecho a entender y ser entendida

Las comunicaciones con las víctimas, orales o escritas, se harán en un lenguaje claro,
sencillo y accesible, atendiendo a sus necesidades especiales si tuviera una discapacidad.

A la víctima, se le ha de facilitar asistencia o apoyos necesarios para que pueda hacerse


entender ante las instituciones públicas.

La víctima podrá estar acompañada de una persona de su elección desde el primer


contacto con las autoridades y funcionarios.

Derecho a la información desde el primer contacto con las autoridades competentes.

En especial tiene derecho a recibir sin retraso información sobre:

a) Medidas de asistencia y apoyo disponibles (médicas, psicológicas o materiales,


y procedimiento para obtenerlas).

b) Derecho a denunciar y aportar pruebas a las autoridades encargadas de la


investigación.

c) Procedimiento para obtener asesoramiento y defensa jurídica y, en su caso,


condiciones en las que pueda obtenerse gratuitamente.

d) Posibilidad de solicitar medidas de protección y, en su caso, procedimiento para hacerlo.

e) Indemnizaciones a las que pueda tener derecho y, en su caso, procedimiento


para reclamarlas.

f) Servicios de interpretación y traducción disponibles.

g) Ayudas y servicios auxiliares para la comunicación disponibles.

h) Procedimiento por medio del cual la víctima pueda ejercer sus derechos en el
caso de que resida fuera de España.

i) Recursos que puede interponer contra las resoluciones que considere


contrarias a sus derechos.

j) Datos de contacto de la autoridad encargada de la tramitación del


procedimiento y cauces para comunicarse con ella.

k) Servicios de justicia restaurativa disponibles, en los casos en que sea legalmente


posible.

l) Supuestos en los que pueda obtener el reembolso de los gastos judiciales y, en


su caso, procedimiento para reclamarlo.
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

m) A ser notificada de las resoluciones a las que se refiere el artículo 7. A estos


efectos, la víctima podrá designar una dirección de correo electrónico o, en su defecto, una
dirección postal o domicilio, al que serán remitidas las comunicaciones y notificaciones por la
autoridad.Derechos de la víctima como denunciante

Derecho a obtener una copia de la denuncia, debidamente certificada.

A la asistencia lingüística gratuita y a la traducción escrita de la copia de la denuncia


presentada.

Derecho a recibir información sobre la causa penal.

Toda víctima que haya realizado la solicitud de ser notificada de las resoluciones
dictadas en el procedimiento será informada de manera inmediata de la fecha, hora y lugar
del juicio, así como del contenido de la acusación dirigida contra el infractor, y se le notificarán,
a través de los medios señalados en ese artículo o en su caso, si se hubiera personado
formalmente a través de su procurador y abogado, de las siguientes resoluciones:

a) La resolución por la que se acuerde no iniciar el procedimiento penal (por


acordar el sobreseimiento de la causa penal)

b) La sentencia que ponga fin al procedimiento.

c) Las resoluciones que acuerden la prisión o la posterior puesta en libertad del


infractor, así como la posible fuga del mismo. (Notificación obligatoria en violencia de género).

d) Las resoluciones que acuerden la adopción de medidas cautelares personales


o que modifiquen las ya acordadas, cuando hubieran tenido por objeto garantizar la seguridad
de la víctima. (Notificación obligatoria en violencia de género).

e) Las resoluciones o decisiones de cualquier autoridad judicial o penitenciaria que


afecten a sujetos condenados por delitos cometidos con violencia o intimidación y que
supongan un riesgo para la seguridad de la víctima. (El Consejo General del Poder Judicial a
estos efectos y en materia de Delitos relativos a la violencia sobre la mujer instauró un apli-
cativo para poder remitir mensajes vía SMS a las víctimas por parte de los Órganos Judiciales).

f) Las resoluciones que en fase de ejecución de Sentencia se dicten que impliquen


la concesión de beneficios penitenciarios antes del tiempo normalmente establecido, o la
libertad condicional cuando la víctima lo fuera de un delito de homicidio, aborto, lesiones,
contra la libertad, tortura e integridad moral, delitos contra la libertad e indemnidad sexuales,
robos violentos, terrorismo o trata de seres humanos.

Como derecho que hay que entenderlo, podrán manifestar su deseo de no ser
informada, e igualmente se le facilitará información sobre el estado del procedimiento cuando
lo solicite.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Derecho a la traducción e interpretación.

Ser asistida gratuitamente por un intérprete y a la traducción gratuita de las


resoluciones.

Derecho de acceso a los servicios de asistencia y apoyo.

Servicios de asistencia y apoyo facilitados por las Administraciones públicas, así como a
los que presten las Oficinas de Asistencia a las Víctimas.

Derecho a participar en el proceso penal.

Mediante la posición activa que la víctima puede adoptar en el procesa, tiene derecho
ejercer la acción penal y la acción civil conforme a lo dispuesto en la Ley de Enjuiciamiento
Criminal, y a aportar las fuentes de prueba y la información que estime relevante para el
esclarecimiento de los hechos.

Derecho al reembolso de gastos.

La víctima que haya participado en el proceso tendrá derecho a obtener el reembolso


de los gastos necesarios para el ejercicio de sus derechos y las costas procesales que se le
hubieren causado con preferencia respecto del pago de los gastos que se hubieran causado al
Estado, cuando se imponga en la sentencia de condena su pago y se hubiera condenado al
acusado.

Derecho a acceder a servicios de justicia restaurativa (mediación).

Para ello se han de cumplir una serie de requisitos, como son que el infractor haya
reconocido los hechos esenciales de los que deriva su responsabilidad; que la víctima e
infractor hayan prestado su consentimiento; que el procedimiento de mediación no entrañe
un riesgo para la seguridad física o moral de la víctima; y que no esté prohibida por la ley para
el delito cometido. (recordemos que la mediación está expresamente prohibida en los delitos
de violencia sobre la mujer Ley Orgánica 1/04 de Protección Integral contra la violencia de
genero), igualmente a raíz de la modificación introducida por la Ley Orgánica 10/22 se prohíbe
igualmente la mediación y conciliación en los delitos de violencia sexual.

Derecho a la Justicia gratuita.


Habrá que tener en cuenta para su concesión los parámetros fijados en la Ley de
Asistencia Jurídica Gratuita (Ley 1/1996 de 10 de enero).

Derecho a la devolución de bienes.


Habrá que estar al curso de la investigación y de la necesidad de conservación de los
efectos que hubieran sido intervenidos.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Derecho de las víctimas a la protección.


Las autoridades adoptarán las medidas necesarias, de acuerdo con lo establecido en la
Ley de Enjuiciamiento Criminal, para garantizar la vida de la víctima y de sus familiares, su
integridad física y psíquica, libertad, seguridad, intimidad y dignidad.

Derecho a que se evite el contacto entre víctima e infractor.


Las dependencias en las que se desarrollen los actos del procedimiento penal estarán
dispuestas de modo que se evite el contacto directo entre las víctimas y el sospechoso de la
infracción o acusado.

Independientemente de estos derechos, y además de recoger la Ley numerosas


medidas protectoras de la víctima, bien en la toma de declaración de la misma, bien a la hora
de su asistencia a juicio, entre otras, podemos detenernos por su especialidad en las medidas
de protección que para menores y personas con discapacidad necesitadas de especial
protección que previstas se han de aplicar, así las declaraciones recibidas durante la fase de
investigación serán grabadas por medios audiovisuales y podrán ser reproducidas en el juicio
en los casos y condiciones determinadas por la Ley de Enjuiciamiento Criminal, y esta podrá
recibirse por medio de expertos. Se le nombrará un defensor judicial de la víctima, para que
la represente cuando los representantes legales tengan un conflicto de intereses derivado o
no del hecho investigado.
Igualmente reseñar que parte de estas prevenciones se han recogido para las víctimas de
violencias sexuales, pues se prevé a partir de la reforma introducida la aplicación de las
indicadas en el párrafo anterior para estas.

5.2. MINISTERIO FISCAL.


Referido todo lo anterior y por su relevancia en la posición activa del proceso penal la
actuación del Ministerio Fiscal viene impregnada por el principio de legalidad , en el sentido,

de que le corresponde promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los


derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, así lo señala el art. 124 de
la Constitución Española de 1978, esto viene a implicar, que como representante del Estado
viene obligado a actuar, solo o junto a las víctimas, en el ejercicio de las acciones que se
examinan en el proceso penal. Esta posición del Ministerio Fiscal en y durante el proceso penal
da lugar a que el mismo tenga atribuidas no solo la función de ejercicio de la acción (penal y
civil), sino que también en aplicación del principio de legalidad podrá solicitar el
sobreseimiento y archivo de la causa, cuando encuentre justificaciones para ello. Junto a estas
posibilidades también le corresponderá la inspección de los sumarios, en el sentido de que se
le debe comunicar la incoación de los procedimientos de instrucción y durante la tramitación
de estos podrá solicitar medidas cautelares, penales o civiles, así como instar del Juzgado
instructor diligencias de investigación.

21
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Hay que tener en cuenta que los delitos tipificados en el Código Penal español se pueden
clasificar en 3 categorías: delitos públicos, semipúblicos y privados. En primer lugar, si el delito
es público, el Ministerio Fiscal tiene el deber de ejercitar la acción penal, mientras que el
acusador particular y el acusador popular tienen la facultad de hacerlo. En segundo lugar, si el
delito es semipúblico, el Ministerio Fiscal también tiene el deber de ejercitar la acción penal,
pero su ejercicio está condicionado a que previamente el ofendido o perjudicado por el delito
presente denuncia; igualmente, en este caso el acusador particular podrá ejercer la acción
penal. Y en último lugar, si el delito es privado, el único legitimado para ejercer la acción penal
es el ofendido (a quien se denomina acusador privado), sin que puedan hacerlo ni el Ministerio
Fiscal ni los acusadores privado y público.

Evidentemente en el ordenamiento jurídico español la mayor parte de los delitos son


públicos, hay algunos semipúblicos (por ejemplo, los delitos societarios, con excepciones, el
descubrimiento y revelación de secretos, el impago de pensión alimenticia, etc.), y sólo los
delitos de injuria y calumnia contra particulares son privados.

¿Quién, por tanto, puede mantener la acusación?, y frente a ¿Quién puede mantenerse?

Estas cuestiones, que han sido objeto de numerosos artículos doctrinales y perfiladas,
estas posiciones, por la jurisprudencia tienen su razón de ser, en la necesidad de concretar
claramente dentro de un proceso penal los sujetos actuantes.

En la posición activa del proceso, como bien hemos adelantado anteriormente,


podrán estar:

- El Ministerio Fiscal, que ejerce por imperio de la ley la acción penal en los delitos
públicos, en los semiprivados y la acción civil, (o a oponerse a las ejercitadas por otros cuando
proceda.).

- Abogacía del Estado, en cuanto les corresponde la representación y defensa del


Estado, organismos autónomos y de los órganos constituciones; podrá actuar como acusador
particular en los procesos en los que el Estado resulta ofendido.

- El acusador particular, De la lectura global de la LECRim esta viene referida la


persona que asume la condición de parte en el proceso penal, más concretamente,
actualmente hemos de limitar esta, a tenor de las reformas llevadas a cabo en la LECRim, a
quien ha sido agraviado por el delito, legitimado de forma ordinaria a ejercer la acción penal.
Este ha de tener capacidad suficiente para ejercitarla. Se incluyen en la posibilidad de su
ejercicio toda clase de delitos, y no existen exclusiones en cuanto que es ejercida por quien
es la víctima del delito, y podrá realizarse bien mediante querella iniciadora del
procedimiento, o bien mediante el ejercicio de la acción una vez este iniciado, personándose
en el procedimiento.

22
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

- Acusador popular, plasmación de lo expresado en el art. 125 CE, y en el art. 101 de


la LECRim, al reconocer a todos los ciudadanos españoles el derecho a ejercitar la acción
popular, siempre que gocen de plenitud de derechos civiles, no hubiera sido condenado
anteriormente por delito de denuncia o querella calumniosa, ni los cónyuges entre si salvo
delitos cometidos el uno contra el otro o contra sus hijos, y al igual pasa con los ascendientes,
descendientes y hermanos.

Esta acusación precisa de querella y se ha de limitar a delitos de carácter público, y ha de ser


objeto de revisión en cuanto a su conceptuación tras la entrada en vigor de las
modificaciones llevadas a cabo por la Ley reguladora del Estatuto de la víctima.

- Acusador privado, limitado a aquello delitos denominados privados, se ha de


ejercer la acusación mediante querella y este es el único titular de la acción penal, por lo que
depende de él tanto la incoación o inicio del proceso como la continuación del mismo, puesto
que se admite la renuncia a la acción por el ofendido. (Injurias y calumnias contra
particulares).

- Actor civil, Señala el art. 100 LECrim que de todo delito nace acción penal para el
castigo del culpable, y puede nacer también acción civil para la restitución de la cosa, la
reparación del daño y la indemnización de perjuicios causados por el hecho punible,
buscando así la reparación obligatoria por parte de quien ha cometido el hecho delictivo.
Esta acción civil que se origina ha de acumularse en un único procedimiento, atribuyéndose
competencias al Órgano judicial penal para su resolución, y el actor civil, a estos efectos, es
quien ejercita una acción normalmente de naturaleza patrimonial reparatoria. Normalmente
es ejercitada también por el Ministerio Fiscal, salvo que haya habido renuncia o reserva por
su titular, pero también la ejercitara el acusador particular, víctima del delito o el privado,
no así la acusación popular por entender que no ha sufrido perjuicios. Igualmente se ha de
citar la figura del actor civil, que únicamente ejercita esta acción y que por aplicación del art.
110 LECrim se ha de entender limitado a quien es perjudicado por el delito sin ser víctima
del mismo.

5.3. PARTE PASIVA.

Avanzada pues estas consideraciones, y adelantada la posición de la que


consideramos parte activa del procedimiento, hemos de señalar a quien en un proceso ha
de ocupar la posición contrapuesta, esto es la parte pasiva del mismo, aquel frente a quien
se ejercita la acción, penal y/o civil, derivada de la comisión del hecho delictivo, en definitiva
aquel contra el que se dirige el proceso. Entendiendo que el fin primordial del proceso es la
determinación de quien es el autor del hecho y responsable del mismo, es posible que quien
haya ocupado esta posición, pasiva, durante el mismo sea finalmente absuelto en el
Sentencia.

23
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

La persona (física o jurídica, pues


conforme al Código Penal tanto uno como
otras pueden cometer hechos delictivos,
aún cuanto en lo que se refiere a las
segundas limitado a una serie de tipos
delictivos determinados) que ocupan esta
posición reciben a medida que avanza el
proceso una diferente denominación que
obedecen a la necesidad de que estas
refieran lo más fiel posible la realidad en la
que se encuentran. Así se le denomina imputado desde las primeras actuaciones, detenido
si así se hubiera procedido a realizar esta, procesado, solo en el procedimiento ordinario por
delitos graves, una vez dictado el auto de procesamiento, acusado, cuando formalmente se
ha formulado esta frente a él, condenado o absuelto dependiendo del resultado del juicio y
del dictado de la Sentencia, penado, en fase de ejecución del pronunciamiento condenatorio
y reo para el condenado que se haya cumpliendo condena.

En esta posición pasiva del proceso, igualmente hemos de recoger a quien es


responsable civil del hecho delictivo. Que conforme a las previsiones legales pueden ser de
carácter directo o subsidiario, diferenciación que se fundamenta en la posibilidad de ejercicio
directo de la acción de forma primigenia o de forma posterior para el supuesto que el
anterior no puede responder.

Al adentrarnos en el estudio de la parte pasiva del proceso penal, esta vendrá en


general referida al conocido como imputado por el hecho delictivo, sin dejar de referirnos a
los responsables civiles de este, y no nos posicionaremos en el análisis de la condición del
mismo como autor del hecho delictivo, cómplice, encubridor, inductor, o demás formas de
autoría que el Código Penal distingue. Su legitimación viene fundamentada en el mismo
hecho de ser considerado aquel quien haya cometido el delito, por tanto es aquella contra
quien se formula la acción penal, y ha de tener desde el punto de vista del Derecho Penal
capacidad para ser parte, y capacidad procesal, entendiendo esta como la actitud para
realizar actos procesales.

En cuanto a la capacidad y legitimación en el proceso penal es conveniente hacer una


distinción entre personas físicas y personas jurídicas.
Personas físicas:

El sistema penal y el proceso penal ha sido construido para que sean las personas físicas las
que reciban la condición de imputadas o acusadas. De esta manera hay que distinguir lo
siguiente:

- Capacidad para ser parte. Esta capacidad sólo ha sido atribuida a las personas físicas, por
lo que quedan excluidas de tal condición las cosas y animales y las personas fallecidas.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

- Capacidad procesal. La capacidad de actuación procesal o para realizar válidamente


actos procesales no se refiere en este caso a la plenitud de ejercicio de los derechos
civiles. Desde la perspectiva penal tienen esta capacidad todas aquellas personas que
pueden participar conscientemente en el proceso, es decir, aquellas a las que se atribuye
la posibilidad de ejercitar los derechos procesales reconocidos en la ley. La falta de
capacidad procesal ha de referirse, por tanto, a la imposibilidad del hecho de intervenir
de modo consciente en el proceso, esto es, el caso de la enajenación mental, a la
alteración grave de la percepción de la realidad, y en general, a cualquier enfermedad
que impida la actuación.

- Legitimación. Legitimado pasivamente en el proceso penal lo está simplemente aquella


persona que adquiera la condición de imputado acusado. El mero hecho de que se realice
la imputación convierte a una persona en parte y le atribuye legitimación.

Personas jurídicas:

Con anterioridad a la reforma de la LO 5/2010, de 22 de junio, del Código Penal, la regulación


jurídica de las personas jurídicas con respecto a la capacidad y legitimación en el proceso
penal se entendía que, debido a que sus actuaciones se realizaban por medio de personas
físicas, eran éstas a quienes se le atribuía a la capacidad criminal y con ella la capacidad para
ser parte. Sin embargo, tras la mencionada reforma del Código Penal la personas jurídicas sí
pueden ser imputadas, acusadas y condenadas, si bien no en todos los delitos.

Viene a introducirse en la LECRim , la modificación terminológica, en cuanto prevé la


sustitución de la nomenclatura tradicionalmente mantenida, por la de investigado o
encausado, sustituyendo el de imputado en determinados supuestos, y ello por cuanto como
indica la exposición de motivos de la misma, se viene a adaptar el lenguaje usado en la LECrim
a los tiempos actuales, pues en esta se usaba de forma indiscriminada el término imputado
para circunstancias en las que únicamente se viene a aludir a personas sobre las cuales recaen
meras sospechas, y por ello resulta investigado, pero respecto de la cual no existen suficientes
indicios para que se le atribuya judicialmente la comisión de un hecho punible. Conllevando

connotaciones negativas y estigmatizadoras, que se pretenden evitar con la acomodación del


lenguaje utilizado a la realidad de lo que acontece en cada una de las fases del proceso penal.

El sujeto pasivo del procedimiento penal, en sus distintas fases, es objeto de protección en
cuanto también se le han de respetar los Derechos y Libertades que constitucionalmente nos
amparan a todos. Dicho esto la LECrim viene a recoger un catálogo de Derechos que han de
salvaguardar el fundamental derecho de defensa de la persona a la que se atribuya la comisión
de un hecho punible. Así señala en esencia el art. 118 de la LECrim que:

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Toda persona a quien se atribuya un hecho punible podrá ejercitar el derecho de defensa,
interviniendo en las actuaciones, desde que se le comunique su existencia, haya sido objeto
de detención o de cualquier otra medida cautelar o se haya acordado su procesamiento, a
cuyo efecto se le instruirá, sin demora injustificada, de los siguientes derechos:

a) Derecho a ser informado de los hechos que se le atribuyan, así como de cualquier
cambio relevante en el objeto de la investigación y de los hechos imputados. Esta información
será facilitada con el grado de detalle suficiente para permitir un ejercicio efectivo del derecho
a la defensa.

b) Derecho a examinar las actuaciones con la debida antelación para salvaguardar el


derecho de defensa, y en todo caso, con anterioridad a que se le tome declaración.

c) Derecho a actuar en el proceso penal para ejercer su derecho de defensa de acuerdo


con lo dispuesto en la ley.

d) Derecho a designar libremente abogado.

e) Derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita, procedimiento para hacerlo y


condiciones para obtenerla.

f) Derecho a traducción e interpretación gratuitas.

g) Derecho a guardar silencio y a no prestar declaración si no desea hacerlo y a no


contestar a alguna o algunas de las preguntas que se le formulen.

h) Derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable.

Esta información de derechos se habrá de facilitar en un lenguaje comprensible y que


resulte accesible al imputado.

Este derecho de defensa comprende la asistencia letrada de un abogado de libre


designación o, en su defecto, de uno de oficio. Con este se habrá de poder comunicar y
entrevistarse reservadamente, incluso antes de la declaración policial, o la que haya de prestar
ante el Ministerio Fiscal o la autoridad judicial, estando este presente no solo en las
declaraciones, sino también en otras diligencias como las de reconocimiento, careos y
reconstrucción de hechos.

Para actuar en el proceso, las personas interesadas deberán ser representadas por
Procurador y defendidas por Abogado, designándoseles de oficio cuando no los hubiesen
nombrado por sí mismos y lo solicitaren, y en todo caso, cuando no tuvieran aptitud legal para
verificarlo.

Si no hubiesen designado Procurador o Abogado, se les requerirá para que lo verifiquen


o se les nombrará de oficio, si, requeridos, no los nombrasen, cuando la causa llegue a estado
en que se necesite el consejo de aquéllos o haya de intentar algún recurso que hiciese
indispensable su actuación.
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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Como veremos un poco más adelante al hablar de la postulación para el procedimiento


abreviado, se prevé que el abogado pueda asumir inicialmente la representación de la
persona a quien se atribuya el hecho punible.

Este mismo artículo, en su última redacción, indica que las comunicaciones entre el
investigado o encausado y su abogado tendrán carácter confidencial, salvo que existan indicios
de participación del abogado en el hecho delictivo.

Cualquier actuación judicial, que implique el inicio de un procedimiento penal por la


admisión de denuncia o querella y cualquier actuación procesal de la que resulte la imputación
de un delito contra persona o personas determinadas, será puesta inmediatamente en
conocimiento de los presuntamente responsables.

Esta última reforma ha implicado, igualmente, retoques en la redacción del art. 520 LECrim,
que a los efectos que nos ocupa, en cuanto estudio de la parte pasiva del procedimiento y los
derechos que le vinculan hemos de concretar en el apartado segundo y siguientes. Pues este
artículo viene a desarrollar la necesidad de que aquella persona a quien se hubiera detenido
por la presunta participación en la comisión de un hecho delictivo se le ha de amparar de una
serie de derechos, que constitucionalmente protegidos, art. 17 de la Constitución Española,
han de ser referidos a continuación pues desde el mismo momento de la detención habrá de
ser informada por escrito, en un lenguaje sencillo y accesible, en una lengua que comprenda y
de forma inmediata, de los hechos que se le atribuyan y las razones motivadoras de su
privación de libertad, así como de los derechos que le asisten y especialmente de los siguientes:

a) Derecho a guardar silencio no declarando si no quiere, a no contestar alguna o


algunas de las preguntas que le formulen, o a manifestar que sólo declarará ante el Juez.

b) Derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable.

c) Derecho a designar Abogado. En caso de que, debido a la lejanía geográfica, no sea


posible la asistencia inmediata del letrado, se facilitará comunicación telefónica o por
videoconferencia con aquel, salvo imposibilidad.

d) Derecho de acceso a los elementos de las actuaciones que sean esenciales para
impugnar la legalidad de la detención o privación de libertad.

e) Derecho a que se ponga en conocimiento del familiar o persona que desee, el hecho
de la detención y el lugar de custodia en que se halle en cada momento. Los extranjeros
tendrán derecho a que las circunstancias anteriores se comuniquen a la Oficina Consular de su
país.
f) Derecho a comunicarse telefónicamente, sin demora, con un tercero de su elección,
en presencia policial o funcionario designado judicialmente o por el Ministerio Fiscal.

g) Derecho a ser visitado por las autoridades consulares.

27
El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

h) Derecho a ser asistido gratuitamente por un intérprete, cuando se trate de


extranjero que no comprenda o no hable el castellano o la lengua oficial de la actuación de
que se trate, o de personas sordas o con discapacidad auditiva, así como de otras personas
con dificultades del lenguaje.

i) Derecho a ser reconocido por el médico forense o su sustituto legal y, en su defecto,


por el de la institución en que se encuentre, o por cualquier otro dependiente del Estado o de
otras Administraciones Públicas.

j) Derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita, procedimiento para hacerlo y


condiciones para obtenerla.

Asimismo, se le informará del plazo máximo legal de duración de la detención hasta la


puesta a disposición de la autoridad judicial y del procedimiento por medio del cual puede
impugnar la legalidad de su detención. (Procedimiento de habeas corpus).

Esta declaración de Derechos habrá de entregársela de forma escrita, si bien, cuando


no se disponga de una declaración de derechos en una lengua que comprenda el detenido, se
le informará de sus derechos por medio de un intérprete tan pronto resulte posible. En este
caso, deberá entregársela, posteriormente y sin demora indebida, la declaración escrita de
derechos en una lengua que comprenda.

En todos los casos se permitirá al detenido conservar en su poder la declaración escrita


de derechos durante todo el tiempo de la detención.

La información a que se refiere el apartado anterior se facilitará en un lenguaje


comprensible y que resulte accesible al imputado. Adaptándose a su edad, grado de madurez,
discapacidad y cualquier otra circunstancia personal de la que pueda derivar una limitación de
la capacidad para entender el alcance de la información que se le facilita.

Artículos cuya última redacción ha sido la otorgada por las reformas llevadas a cabo por
la LO 5/15 de 27 de abril, y, por la LO .................... , que vienen a remarcar la necesidad de
ofrecer no ya solo al detenido, sino también a quien es imputado, desde el mismo momento
de que esta se produzca, la posibilidad de defenderse en el procedimiento. Circunstancia es-
ta que se producirá con lo que se ha venido a llamar “lectura de derechos”, y que consiste en
la comparecencia a realizar ante el Secretario Judicial, para que este proceda a informar de los
Derechos que le amparan, entre los que debemos destacar:

Derecho a guardar silencio, a no confesarse culpable, a no contestar a las preguntas que


se le formulen, a la designación de abogado de su confianza, a interprete y, por su novedad, a
la traducción del procedimiento, siendo que será necesario en todo caso la traducción de los
autos que adopten medidas cautelares, como la prisión o medidas restrictivas de la libertad
deambulatoria, el escrito de acusación y el auto de apertura de juicio oral.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Desde el punto de vista pasivo del procedimiento, el autor o autores del hecho delictivo
punible, lo es igualmente de las consecuencias que con su realización se producen, en concreto
aquellas que producen daños bien en las víctima, bien en los perjudicados, como yahemos
visto anteriormente, y junto al ejercicio de la acción penal frente a estos, se podrá ejercitar,
conjunta en el mismo proceso penal o individualmente en proceso civil independiente, la
acción civil derivada del delito, para la reclamación bien de la reparación del daño, bien para
la restitución de las cosas o bien para la reclamación de una indemnización que pueda paliar
los perjuicios sufridos. Esta circunstancia o posibilidad es clara frente a quien aparece como
autor del hecho delictivo, pero en el Código Penal se recogen o señalan otrossujetos frente a
los cuales se podrá repercutir esta responsabilidad civil derivada del delito.

Sujetos sobre los cuales no debemos dejar de profundizar en su estudio, desde el


momento que configurar la parte pasiva del procedimiento.

Estos responsables civiles vienen identificados en el código penal, y se determinará


judicialmente la cuota que corresponda a cada uno respecto de los daños y perjuicios
causados, teniendo en cuenta que habrá algunos que responderán de forma solidaria con el
autor del hecho y otros que lo harán subsidiariamente al mismo.

Otros posibles responsables civiles directos.

En esta esfera de los responsables civiles hemos de englobar a las aseguradoras que
hubieran asumido el riesgo de las posibles consecuencias derivadas del uso o explotación de
cualquier bien, empresa, industria o actividad, cuando, como consecuencia de un hecho
previsto en el código penal, se produzca el evento que determine el riesgo asegurado, serán
responsables civiles directos hasta el límite de la indemnización legalmente establecida o
convencionalmente pactada, sin perjuicio del derecho de repetición contra quien
corresponda, así lo señala el art. 117 CP.

Igualmente se establecen otros parámetros para determinar quién ha de responder en


supuestos concretos, como por ejemplo la derivada de la actuación de los exentos de
responsabilidad penal, en cuyo caso se ha de atribuir la responsabilidad civil que se establezca
bien a estos o a personas distintas de ellos pero que han de asumir esta. Supuestos estos son
el de quien tengan bajo su potestad o guarda legal o de hecho del exento de responsabilidad
penal, el ebrio y el intoxicado, las personas en cuyo favor se haya precavido el mal, o los que
hayan causado el miedo. En estos supuestos, aun cuando hay que dictar Sentencia absolutoria
por la concurrencia de una causa de exención, se ha de proceder a fijar las responsabilidades
civiles, salvo reserva expresa.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Responsables civiles subsidiarios.

Como indica la Ley 8/2021 “Los curadores con facultades de representación plena que
convivan con la persona a quien prestan apoyo, siempre que haya por su parte culpa o
negligencia”

Las titulares de editoriales, periódicos, revistas, estaciones de radio o televisión o de


cualquier otro medio de difusión escrita, hablada o visual, por los delitos cometidos utilizando
los medios de los que sean titulares.

Las titulares de industrias o comercios, por los delitos que hayan cometido sus
empleados o dependientes, representantes o gestores en el desempeño de sus obligaciones
o servicios.

Las titulares de vehículos susceptibles de crear riesgos para terceros, por los delitos
cometidos en la utilización de aquellos por sus dependientes o representantes o personas
autorizadas.

El Estado, la Comunidad Autónoma, la provincia, la isla, el municipio y demás entes


públicos, de los daños causados por autoridad, agentes y contratados de la misma o
funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos o funciones siempre que la lesión sea
consecuencia directa del funcionamiento de los servicios públicos que les estuvieren
confiados.

Dentro de los responsables civiles subsidiarios se establece igualmente la de aquellos


que por título lucrativo hubiere participado de los efectos de un delito, si bien ésta se ha de
limitar bien a la restitución de la cosa o al resarcimiento del daño hasta la cuantía de su
participación.

Si la circunstancia de atribuir esta responsabilidad civil al autor de los hechos, incluso al


cómplice del mismo, no entraña dificultad desde el punto de vista de concreción en su persona
y la determinación de la posición, pasiva, dentro del procedimiento, no es menos cierto, que
en determinados supuestos no estará tan clara de otras personas, terceros en principio al
hecho delictivo cometido. A ambos desde que se concrete su posición se le exigirá la
prestación de fianza suficiente para responder de las consecuencias lesivas del delito, y para
el supuesto de no prestarla se procederá a embargar sus bienes. Si bien aquel tercero que
durante la fase de instrucción entienda que no se le ha de considerar responsable civil del
hecho delictivo, lo puede manifestar, iniciándose una especie de incidente donde se tramitará
esta petición, de la cual se habrá de dar traslado por el Secretario Judicial a las demás partes, e
incluso se practicará prueba para tal fin, resolviendo el Juez instructor lo procedente, sin
perjuicio de la resolución dictada, esta pretensión se podrá volver a plantear como defensa
para el juicio oral que haya de celebrarse.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Terceros afectados por el decomiso.


Determinados delitos, tráfico de drogas, blanqueo de capitales y otros, llevan
necesariamente aparejados l imposición de la sanción de decomiso de los bienes incautados,
para que con el resultado de su realización se puedan satisfacer las consecuencias delictivas.

Del resultado de las modificaciones llevadas a cabo en el Código Penal y con la


posibilidad abierta de que terceras personas, no responsables en principio del hecho delictivo,
se puedan ver afectadas por el decomiso de los bienes que le pertenezcan, a raíz de la reforma
de la LECRim por ley..... se abre la posibilidad al Juez para dar intervención en el proceso penal
estas, pudiendo participar en el mismo pero limitada a los aspectos que afecten directamente
a sus bienes, derechos o situación jurídica.

Más aún se regula, novedosamente, la figura del decomiso autónomo, cuando esta no
haya sido ejercitada con anterioridad esta acción, siempre que hubiera sentencia firme que
haya resuelto sobre las responsabilidades penales del encausado. En este supuesto, del cual
conoce directamente el órgano enjuiciador, la legitimación pasiva será atribuida a los sujetos
contra la que se dirija la acción por su relación con los bienes a decomisar.

5.4. POSTULACIÓN.

Sin duda, uno de los derechos sobre los que no se puede dejar de ahondar, pues viene a
reflejarse directamente sobre el derecho de defensa, art. 24.2 CE, es el de la defensa técnica,
más aún cuando se encontrare detenido aquel a quien se imputa un hecho delictivo, pues ha
de ser asistido en las diligencias policiales y judiciales. El proceso penal ha de real izarse, por
tanto, necesariamente con la asistencia de abogado del acusado, y si este no nombrara a uno
de su confianza se le habrá de designar de oficio, solicitando el mismo al Colegio de Abogados
correspondiente, quien mediante un turno preestablecido procederá a nombrar el mismo.
Esto es así para los juicios por delitos que lleven aparejada pena menos grave y grave, y se
tramiten por los cauces del Juicio Ordinario por delito grave, Procedimiento Abreviado, Juicio
del Jurado o el Procedimiento para el Enjuiciamiento rápido de determinados delitos, no así
para el antiguo juicio de faltas, ni para el enjuiciamiento de los juicios por delito leve, en los
que la intervención de Letrado no es preceptiva, no siendo necesaria su asistencia al acto de
juicio, ofreciéndose tal posibilidad a las partes en la citación a juicio que se realice.

Fuera de toda duda está la necesidad de intervención de abogado, quien ejerce la


defensa técnica, pero en el Ordenamiento Jurídico Española figura o instituto que asume la
representación de las partes es la del Procurador, siendo necesario su nombramiento desde
el mismo momento que el Letrado, aun cuando se prevé que en el procedimiento abreviado
asuma la representación el Letrado en un primer momento, no siendo necesaria, para la parte
pasiva, la representación de Procurador hasta el trámite de calificación tras el auto de apertura
de juicio oral.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

En relación a los detenidos, se reconoce que puedan designar libremente abogado, y si


no se le designará de oficio, esta asistencia consistirá en solicitar que se informe a su
patrocinado de los derechos, a intervenir en las diligencias de declaración, reconocimiento y
reconstrucción de hechos en que participe el detenido, e informar al detenido de las
consecuencias de la prestación o denegación del consentimiento a la práctica de las

diligencias que se le soliciten. A estos efectos tendrá derecho a entrevistarse reservadamente


con el de-tenido incluso antes de la declaración policial, ante el Ministerio Fiscal o el Juez.

Solo podrá renunciar a la preceptiva asistencia de abogado si la detención fuere por


hechos susceptibles de ser calificados como delitos contra la Seguridad del Tráfico, pudiendo
revocar esta renuncia en cualquier momento.

Esta posición, respecto a la representación por procurador que hemos visto, que lo es
para la parte pasiva, para la parte activa se ha de presenciar desde el punto de vista de la
necesidad de su designación desde el momento en el que pretenda su personación en las
actuaciones, designando procurador que lo represente, y abogado que la defienda en sus
intereses, bien mediante poder otorgado ante notario habilitado, o mediante apoderamiento
apud acta tras comparecencia realizada ente el Secretario Judicial.

Cuestión distinta es de un lado la posibilidad de designación de oficio de los profesionales


y otra el derecho a la asistencia jurídica gratuita de la misma, que depende de la situación
económica de la parte, pues de un lado se habrá de asegurar la protección del derecho de
defensa y el respeto a las garantías previstas en la LECrim, con independencia de que
posteriormente se declare o no con derecho al beneficio de la justicia gratuita a quien lo
solicita,permitiendo no abonar, en principio sus honorarios al abogado y procurador que lo
representen. Este Derecho constitucional, art. 119 CE, tiene alcance no solo frente a la parte
pasiva, sino que también ha de alcanzar a la parte activa del procedimiento, y en su desarrollo
habrá de estarse a la regulación del mismo que se realiza en la Ley de Asistencia Jurídica
Gratuita 1 /96 de 10 de enero.

Se reconocerá el derecho de asistencia jurídica gratuita a aquellas personas físicas, y


jurídicas, solamente las fundaciones y asociaciones de utilidad pública, que careciendo de
patrimonio suficiente cuenten con unos recursos e ingresos económicos brutos, computados
anualmente por todos los conceptos y por unidad familiar, que no superen los umbrales que
el art. 3 señala, y que tienen en cuenta el indicador público de renta de efectos múltiples vi-
gente en el momento de efectuar la solicitud.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

5.5. CONTENIDO DEL DERECHO

El derecho a la asistencia jurídica gratuita, en el ámbito del proceso penal, compre n- de


las siguientes prestaciones:

1. Asesoramiento y orientación gratuitos previos al proceso.

2. Asistencia de abogado al detenido o


preso que no lo hubiera designado, para
cualquier diligencia policial que no sea
consecuencia de un procedimiento penal en
curso o en su primera comparecencia ante un
órgano jurisdiccional, o cuando ésta se lleve a
cabo por medio de auxilio judicial y el detenido o
preso no hubiere designado Letrado en el lugar
donde se preste.

3. Defensa y representación gratuitas por abogado y procurador en el procedimiento


judicial, cuando la intervención de estos profesionales sea legalmente preceptiva o, cuando
no siéndolo, sea expresamente requerida por el Juzgado o Tribunal mediante auto motivado
para garantizar la igualdad de las partes en el proceso.

Si bien tenemos que indicar que comprenderá igualmente la inserción gratuita de


anuncios o edictos, asistencia pericial gratuita en el proceso a cargo del personal técnico
adscrito a los órganos jurisdiccionales, o, en su defecto, a cargo de funcionarios, organismos o
servicios técnicos dependientes de las Administraciones públicas, obtención gratuita de
copias, testimonios, instrumentos y actas notariales, reducción del 80 por 100 de los derechos
arancelarios notariales y por la obtención de notas, certificaciones, anotaciones, asientos e
inscripciones en los Registros de la Propiedad y Mercantil.

5.6. DECLARACIÓN

En cada capital de provincia, se constituirá una Comisión de Asistencia Jurídica


Gratuita como órgano responsable, en su correspondiente ámbito territorial, de efectuar el
reconocimiento del derecho de asistencia jurídica gratuita.

En la solicitud se harán constar, acompañando los documentos que reglamentaria-


mente se determinen para su acreditación, los datos que permitan apreciar la situación
económica del interesado y de los integrantes de su unidad familiar, sus circunstancias
personales y familiares, la pretensión que se quiere hacer valer y la parte o partes contrarias
en el litigio, si las hubiere.

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El proceso Penal. Teoría general. Unidad 1

Si de la solicitud y sus documentos justificativos resulta acreditado que el peticiona-


rio se encuentra incluido en el ámbito definido la Ley, el Colegio de Abogados, subsanados los
defectos advertidos, procederá en el plazo máximo de quince días, contado a partir de la
recepción de la solicitud por dicho Colegio o de la subsanación de los defectos, a la designación
provisional de abogado, comunicándolo inmediatamente al Colegio de Procuradores a fin de
que, en caso de ser preceptivo, en el plazo máximo de tres días, se designe procuradorque
asuma la representación.
Del expediente correspondiente y las designaciones provisionales efectuados, se dará
traslado en el plazo de tres días a la Comisión de Asistencia Jurídica Gratuita a los efectos de
su verificación y resolución. La Comisión podrá realizar las comprobaciones y recabar la
información que estime necesarias de índole económica y dictará resolución, en el plazo
máximo de treinta días, contados a partir de la recepción del expediente por la Comisión,
reconociendo o denegando el derecho a la asistencia jurídica gratuita. El reconocimiento del
derecho implicará la confirmación de las designaciones de abogado y de procurador
efectuadasprovisionalmente por los Colegios profesionales. Si, por el contrario, la Comisión
desestimara la pretensión, las designaciones que eventualmente se hubieran realizado
quedarán sin efecto y el peticionario deberá, en su caso, abonar los honorarios y derechos
económicos ocasionados por la intervención de los profesionales designados con carácter
provisional.

Quienes tengan derecho en los términos previstos en esta Ley a la asistencia jurídica
gratuita podrán, no obstante, lo previsto en el artículo anterior, renunciar expresamente a la
designación de abogado y procurador de oficio, nombrando libremente a profesionales de su
confianza debiendo constar expresamente este extremo en la solicitud y afectando
simultáneamente esta renuncia al abogado y procurador.
La renuncia posterior a la designación, que, asimismo, deberá afectar simultáneamente
al abogado y procurador designados de oficio, tendrá que ser comunicada expresa mente a la
Comisión de Asistencia Jurídica Gratuita y a los correspondientes Colegios Profesionales y no
implicará la pérdida de las demás prestaciones reconocidas en la concesión del derecho de
asistencia jurídica gratuita.

En el orden penal se aplicarán, además de las reglas contenidas en la Ley, las garantías
previstas en la Ley de Enjuiciamiento Criminal con objeto de asegurar, en todo caso, el derecho
a la defensa desde el mismo momento de la detención.

En el orden penal podrán los abogados designados excusarse de la defensa. Para ello
deberá concurrir un motivo personal y justo, que será apreciado por los Decanos de los
Colegios.

La excusa deberá formularse en el plazo de tres días desde la notificación de la


designación y resolverse en el plazo de cinco días desde su presentación. Igualmente habrá de
estarse a las normas colegiales, puesto que estas en determinados tipos delictivos recogen
supuestos en los cuales los abogados de oficio deben abstenerse de conocer, para que sea
otroel nombrado, si no alcanzan la experiencia suficiente.
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