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Heinz von Foerster

VISION Y CONOCIMIENTO:

DISFUNCIONES DE SEGUNDO ORDEN

Heinz von Foerster

En Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Dora Fried Schnitman. Paidos. Buenos Aires, 1995.

“Comprender el comprender.”

Gregory Bateson

Es un gran placer para mí contar con la posibilidad de rever ideas de Gregory Bateson, sus brillantes formulaciones de un
punto fundamental. Gregory quería comprender el comprender. Me refiero a esos fascinantes conceptos “de segundo
orden” que con frecuencia aparecen en sus trabajos, como la idea de “aprender a aprender” y otras que comentaré
luego.

Me centraré en dos conceptos fundamentales que, según creo, están presentes en todos los diálogos y escritos de
Gregory Bateson, aunque no siempre en forma explícita. El primero es el concepto del “ver” y al decir “ver” empleo este
término en el sentido que le daba William Blake cuando afirmaba que él no veía con los ojos sino a través de ellos. Esto
significa que ver equivale a un insight; equivale a alcanzar la comprensión de algo utilizando todas las explicaciones,
metáforas, parábolas, etc., con que contamos.

El otro concepto fundamental es el de “ética” en el sentido que le da Wittgenstein cuando dice: “Está claro que la ética
no puede expresarse con palabras” (en alemán: Es ist klar das Ethik sich nicht ausspechen laesst).

No ver que no vemos

Entre estos dos conceptos, ver y ética, hay obviamente una la-prueba-del-punto-ciego-de-la-miradaconexión que es la
que inspiró el título de esta presentación “Vísión y conocimiento: disfunciones de segundo orden”.

Observen la figura 1, en la que hay una estrella y un pequeño círculo.


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Figura 1

Sostengan la hoja con la mano derecha y cierren el ojo izquierdo, tapándoselo con la mano izquierda si es preciso.
Mantengan la hoja delante de ustedes y dirijan la vista hacia la estrella; luego muévanlo hacia atrás y hacia adelante, a la
altura de la línea de visión de sus ojos. Notarán que, de pronto, en cierta posición que puede estar más o menos a unos
20 ó 30 centímetros del ojo, el círculo negro desaparece de la vista. A este fenómeno se lo llama “punto ciego”. Lo
explicaré fisiológicamente. Mientras lo hago, los invito a que reparen en dos cosas: la primera, por supuesto, es la
explicación en sí; la otra es el efecto que produce en ustedes escucharla. Tienen una doble tarea: comprenderla y
observarse a sí mismos mientras la comprenden.

La explicación del punto ciego se halla en la figura 2, que representa el corte transversal del ojo, con la estrella y el
círculo, y el modo en que estas imágenes se proyectan sobre la retina a través del cristalino.

Si examinan la figura más cuidadosamente, notarán que la estrella se proyecta sobre la fóvea, que es la parte del ojo de
mayor agudeza visual, porque en ella los conos y bastoncillos [extremos de las dendritas de las células visuales] tienen
gran densidad. Pero, en ciertas condiciones, el círculo negro se proyecta sobre la parte de la retina en que sale del ojo el
nervio óptico, zona en la cual no hay ni conos ni bastoncillos, no hay receptores visuales, y desde luego lo que se
proyecta sobre ese punto ciego no puede verse.

¡Toda la magia que implica el punto ciego desaparece tan pronto se convierte en una cuestión natural! ¿Qué nos
produce esta explicación? Por lo menos dos cosas: no sólo barremos este fascinante fenómeno ocultándolo bajo la
alfombra, por así decir, sino que además tiene por efecto cegarnos ante otra observación, que es la siguiente: si uno
mira a su alrededor en todas direcciones con un ojo, luego con los dos, luego con el izquierdo, luego con el derecho, ve
siempre un campo visual sin solución de continuidad, sin interrupciones. No se ven puntos ciegos que recorran el campo
visual apareciendo aquí o allá, porque si eso sucediera ustedes irían a ver al médico.
No hay brechas en su campo visual, o sea, ustedes no advierten que están parcialmente ciegos. 0 lo que es lo mismo, no
ven que no ven. Esta es una disfunción de segundo orden. Como pueden apreciar, esta explicación introduce la
disfunción de segundo orden en el dominio cognitivo.

En rigor, no somos cognitivamente ciegos para ver estas características de la cognición en otros. Esta disfunción (no ver
que uno no ve) es una de la disfunciones de segundo orden fundamentales sobre las que quisiera centrar mi exposición,
y constituye la esencia de lo que quiero decir con mi imagen de la doble ceguera (ceguera de segundo orden).

En tal sentido, deseo destacar que la lógica de la percepción es muy distinta de la lógica ortodoxa. En la lógica ortodoxa,
una doble negación produce una afirmación (si en un enunciado introducimos dos negaciones sucesivas, lo convertimos
en un enunciado afirmativo); en cambio, es evidente que una disfunción perceptual como la ceguera de la ceguera no
nos otorgará la visión. De manera que en la lógica perceptual la doble negación no produce el mismo efecto que en la
lógica ortodoxa. Es un tema fascinante, del que se han ocupado reiteradamente muchos lógicos interesados en los
conceptos de segundo orden.

Este campo de la lógica, ligado a los conceptos de segundo orden, versa sobre aquellos conceptos que pueden ser
aplicados a sí mismos. No todos pueden serlo, pero algunos sí, y éstos generan una profundidad semántica totalmente
distinta. Podríamos dar algunos ejemplos corrientes. Supongamos que tratan de desarrollar una teoría sobre el cerebro,
su funcionamiento, cómo se comporta, etc. Un buen día les preguntan: “¿De qué manera está usted desarrollando su
teoría del cerebro? ¿Lo hace utilizando su propio cerebro’, “¡Claro! -responden ustedes- estoy utilizando mi propio
cerebro. “¿Entonces su teoría da cuenta únicamente de su cerebro, o también del mío?”, “Bueno, este…. ejem…. es la
respuesta.

Lo que quiero decir es que una teoría tiene que dar cuenta de sí misma. Si se escribe una teoría acerca del cerebro, ésta
tiene que dar cuenta de su propio proceso de escritura. Son los típicos problemas que surgen con los conceptos que
tienen que aplicarse recursivamente, a sí mismos. Nos encontramos en estos casos con considerables dificultades
lógicas, de las que luego les daré ejemplos. La dificultad para captar esta clase de conceptos ha sido bien destacada en la
obra de Bateson.

Para comprender dicha dificultad hay que examinar dos cuestiones esenciales: la primera acerca del lenguaje que
empleamos, y la segunda acerca del concepto -que hemos heredado de Platón- sobre qué es la realidad.

Los peligros del lenguaje

Examinaré brevemente dos temas referidos al lenguaje con los que nos topamos muy a menudo y estoy seguro que les
resultarár familiares. El primero es la confusión que nos lleva a suponer que el lenguaje es predominantemente
denotativo. Yo digo “silla” y la señalo para denotar el objeto llamado silla. Sin embargo, Susar Langer y otros
psicolingüistas comprendieron que el lenguaje es esencialmente connotativo. Cuando yo digo “silla” no señalo la silla
suya ni la de otro, sino que evoco en todos ustedes el concepto que tienen de las sillas, contando con que nos apoyamos
en nociones recíprocamente compartidas respecto de ese referente particular.

Margaret Mead narra una anécdota divertida que ilustra bien este punto. En el curso de una de sus investigaciones
sobre el lenguaje de una población aborigen, trató de aprender este lenguaje a través de un procedimiento denotativo.
Señalaba un objeto y pedía que le pronunciaran el nombre; luego otro objeto, y así sucesivamente; pero en todos los
casos recibió la misma respuesta “Chemombo”. Todo era “Chemombo”. Pensó para sí: “¡Por Dios, qué lenguaje
terriblemente aburrido! ¡Todo lo designan con la misma palabra!”. Finalmente, después de un tiempo, logró averiguar el
significado de “Chemombo”, que quería decir… ¡señalar con el dedo! Como se ve, hay notables dificultades aun en la
mera interpretación del lenguaje denotativo.

El segundo punto se refiere a una limitación propia de las lenguas indoeuropeas con respecto a la posibilidad de
sustantivar (nominalizar), o sea, la posibilidad de convertir un verbo en un nombre o sustantivo. Cuando un verbo es
transformado en un sustantivo, de repente se nos cuela adentro como si fuese una cosa. Si estamos ante un proceso
que puede convertirse en una cosa, vamos por mal camino. Muchas de nuestras dificultades para comprender se deben
a que constantemente tratamos con objetos que, en realidad, son procesos.

La sustantivación (o nominalización) es muy útil porque permite localizar las funciones. Si uno quiere conocer algo, lo
único que tiene que hacer es examinar el cerebro y ver dónde está situado ese algo. La figura siguiente es un ejemplo
interesante de localización funcional. Fue publicada en la década del 20, cuando estaba en boga la frenología. Vemos en
ella cómo se han localizado en la cabeza, con gran precisión, prácticamente todas las funciones mentales.

Como se lee en la nota al pie de la figura, ésta es una localización funcional “disparatada”. Por ejemplo, en el sector 65A
tenemos el “movimiento ondulatorio”, en el sector 149 el “republicanismo” y, entre sus vecinos inmediatos, el 148 es el
“amor fiel” y el 149A es la “responsabilidad”. Lo increíble es que todavía no hemos abandonado esta manera de pensar:
sigue incólume. Por ejemplo, si yo les preguntara dónde está la mente, más de uno contestaría que quizás está en el
sector B o algo similar. Hay gente que trata de identificar dónde se encuentra la memoria y abre el cráneo para buscar
las “micropastillas”, los chips, las cintas magnéticas, etc., y no las halla. No están en las sinapsis, no están en las
neuronas… ¿dónde están? ¿Dónde fueron a parar los lentes que usaba mi abuelita? No están allí.

La nominalización se cuela muy a menudo en nuestros argumentos. Resulta muy difícil captar el concepto mismo de
proceso cuando éste desaparece y se pierde entre las cosas. A consecuencia de la nominalización, por ejemplo, el
conocimiento se transforma en una mercancía: la información puede comprarse como cualquier otra materia prima,
puede ser cortada en pedazos, elaborada y vendida en “bits” a razón de dos dólares el kilo.

Esta es mi crítica a la posibilidad de la nominalización.


Los peligros de la “realidad”

El otro tema que mencioné se refiere a la noción de realidad tal como la hemos heredado desde hace más de dos
milenios, y que de hecho es el principal obstáculo para abordar los problemas que conlleva este concepto. Es una
interpretación errónea, consolidada con el transcurso del tiempo, sobre un diálogo entre Sócrates y Glauco (La
República, libro VII). Los invito a que lo lean, porque muestra que la interpretación habitual de la famosa metáfora de la
caverna no estaba ni en los propósitos de Platón ni en los de Sócrates. El tema fue muy diferente. Sócrates dice:*

-Glauco, préstame tu oído, escucha lo que tengo para decirte: represéntate a unos hombres encerrados en una especie
de vivienda subterránea en forma de caverna, cuya entrada, abierta a la luz, se extiende en toda su longitud. Allí, desde
su infancia, los hombres están encadenados por el cuello y por las piernas, de suerte que permanecen inmóviles y sólo
pueden ver los objetos que tienen delante, pues las cadenas les impiden volver la cabeza. Detrás de ellos, a cierta
distancia y altura, hay un fuego cuyo resplandor los alumbra, y entre ese fuego y los cautivos [ ... ] se alza una tapia [ ... ]
Figúrate, además, a lo largo de la tapia, a unos hombres que llevan objetos de toda clase y que se elevan por encima de
ella, objetos que representan, en piedra o madera, figuras de hombres y animales y de mil formas diferentes [....]
¿podrán ver otra cosa que no sea su sombra?

-¿Qué más pueden ver?

-Y si pudieran hablar entre sí, ¿no juzgas que considerarían objetos reales las sombras que vieran?

-Necesariamente.

-Considera ahora [prosigue diciendo Sócrates] lo que naturalmente les sucedería si [ ... ] a uno de esos cautivos se lo
libra de sus cadenas y se lo obliga a ponerse súbitamente de pie, volver la cabeza, caminar, mirar la luz. [ ... ] ¿Qué
habría de responder, entonces, si se le dijera que momentos antes sólo veía vanas sombras y que ahora [ ... ] goza de
una visión verdadera? [ ... ] ¿No piensas que quedaría perplejo y que aquello que antes veía habría de parecerle más
verdadero que lo que ahora se le muestra?

Por desgracia, muchos dejan de leer a Platón antes de llegar a este punto. Vale decir, se quedan con su visión de la
realidad como sombra, y entonces enuncian que lo que pretendía decir Sócrates es que la realidad no es más que una
sombra o algo similar. Pero la historia no acaba ahí:

-Y en caso de que se lo arrancara por fuerza de la caverna [continúa Sócratesl [ ... ] y no se lo soltara hasta sacarlo a la luz
del Sol [ ... ] necesitará acostumbrarse para ver los objetos de la región superior. [ ... ] Por último, creo yo, podría fijar su
vista en el Sol y sería capaz de contemplarlo, no sólo en las aguas o en otras superficies que lo reflejaran, sino tal cual es,
y allí donde verdaderamente se encuentra.

-Necesariamente -dijo [Glauco].

-Después de lo cual, reflexionando sobre el Sol, llegará a la conclusión de que éste [ ... ] lo gobierna todo en el mundo
visible y que, de una manera u otra, es la causa de cuanto veía en la caverna…
Tendríamos así diferentes realidades de diferentes realidades y, desde luego, si uno estaba tratando de describir1a
realidad ese propósito ya pierde sentido. Arribamos entonces al punto al que Sócrates, o Platón, querían llegar:

-Y ahora considera lo siguiente. Supongamos que ese hombre desciende a la caverna y va a sentarse a su antiguo lugar. [
... ] Si cuando su vista se halla todavía nublada, antes de que sus ojos se adapten a la oscuridad [ ... ] tuviera que
competir con los que continuaron encadenados, dando su opinión sobre aquellas sombras, ¿no se expondrá a que se
rían de él? [ ... ] Si alguien ensayara libertarlos y conducirlos a la región de la luz, y ellos pudieran apoderarse de él y
matarlo, ¿es que no lo matarían?

-Con toda seguridad -dijo [Glauco].

Así pues, yo estoy convencido de que el refrán “En el país de los ciegos, el tuerto es rey” es una metáfora totalmente
equivocada. En el país de los ciegos, el tuerto iría a parar directamente a un hospital psiquiátrico, porque ve las cosas de
otro modo que los demás. Creo que es esto lo que Sócrates quiso decir, y no que la realidad es la sombra de alguna otra
cosa.

Según nos muestra en la metáfora de la caverna, hay niveles sobre niveles de “realidad”. Esta es una de la dificultades
con las que constantemente tenemos que lidiar cuando enfrentamos el concepto de realidad: nuestra convicción de que
“hay algo detrás”.

La invención de la realidad

El lenguaje y la realidad están íntimamente conectados, por supuesto. Suele sostenerse que el lenguaje es la
representación del mundo. Yo más bien querría sugerir lo contrario: que el mundo es una imagen del lenguaje. El
lenguaje viene primero, el mundo es una consecuencia de él. Y estoy seguro de que Gregory Bateson coincidiría con
esto.

Ustedes exclamarán: “¿Realmente cree eso?’’. Sí, y tan convencido estoy que lo probaré. Quiero hacerlo recurriendo a
un hermoso relato que escribió Gregory Bateson en forma de metálogo. Un metálogo es un diálogo (que algunos
pueden considerar ficticio) entre un padre y una hija. Elegiré uno de ellos, por dos motivos: primero, porque se ocupa
del concepto de explicación, cuyos efectos importa mucho conocer, pues -como vimos- las explicaciones pueden resultar
muy peligrosas si nos vuelven ciegos a alguna otra cosa. El segundo motivo tiene que ver con la distinción entre
invención y descubrimiento. El metálogo que leeré, incluido en Steps to an Ecology of Mind (1972), se titula «¿Qué es un
instintoT’ y, como todos los demás diálogos de este tipo, comienza con una pregunta engañosa de la hija: “Papá, ¿qué es
un instinto?’’.
Ahora bien, si mi hija me hubiera hecho esa pregunta, yo habría comenzado prudentemente con una explicación tomada
de mis conocimientos de biología, y tal vez hubiera llegado a una explicación literal y elegante de lo que es un instinto.
Pero en este caso el padre no cayó en esa trampa. Se dio cuenta de inmediato que la palabra “instinto”, cuando es
utilizada en un diálogo, persigue algún fin “político”, y entonces se pregunta a sí mismo: “¿Qué es lo que quiere mi hija
de mi? ¿Cuáles son sus expectativa? Y le contesta:

Padre: Un instinto, querida, es un principio explicativo.

Hija: ¿Pero qué explica?

P.: Todo… casi absolutamente todo. Cualquier cosa que quieras explicar (nótese que si algo explica todo probablemente
no explique nada).

H.: No seas tonto: no explica la gravedad.

P.: No, pero eso es porque nadie quiere que el “instinto” explique la gravedad. Si_lo quisieran, lo explicaría. Podríamos
decir que la Luna tiene un instinto cuya fuerza varía inversamente al cuadrado de la distancia…

H.: Pero eso no tiene sentido, papá.

P.: Claro que no, pero fuiste tú la que mencionó el instinto, no yo.

H.: Está bien…. ¿pero qué es lo que explica la gravedad?

P.: Nada, querida, porque la gravedad es un principio explicativo.

H.: ¡Oh!

Breve pausa.

H.: ¿Quieres decir que no se puede usar un principio explicativo para explicar otro? ¿Nunca?

P.: Humm…. casi nunca. Eso es lo que Newton quería decir cuando dijo: Hypothesis non fingo.

H.: ¿Y qué significa eso, por favor? [Focalicen su atención en el padre mientras explica qué es una hipótesis. Noten cómo
al hacerlo permanece dentro del dominio lingüístico y dentro de la descripción no hace referencia a nada más allá del
lenguaje.]

P.: Bueno, tú ya sabes qué son las hipótesis. Cualquier aseveración que conecta entre sí dos aseveraciones descriptivas
es una hipótesis. Si tú dices que hubo Luna llena el 1º de febrero y nuevamente el 19 de marzo, y luego conectas esas
dos observaciones de una cierta manera, esa aseveración es una hipótesis.

H.: Sí, y también sé qué quiere decir non, ¿pero qué es fingo?

P.: Bueno, fingo es una palabra que en latín tardío significa «hago». Forma un sustantivo verbal fictio, del que procede
nuestra palabra “ficción”.

H.: Papá, ¿quieres decir que Sir Isaac Newton pensaba que todas las hipótesis se componen como los cuentos?

P.: Sí, precisamente.

H.: ¿Pero no descubrió la gravedad? ¿Con la manzana?


P.: No, querida, la inventó.

Si uno inventa algo, entonces es el lenguaje el que crea el mundo; si en cambio uno piensa que ha descubierto algo, el
lenguaje no es más que una imagen, una representación del mundo. Confío en haber podido demostrarles con esto que
es el lenguaje el que genera el mundo, y no el mundo el que es representado en el lenguaje.

Una versión moderna de la caverna de Platón

Hace un par de meses hablé acerca de la metáfora de la caverna a un grupo de físicos en Alemania. Al día siguiente, uno
de ellos me dejó un mensaje en el hotel donde me proponía una continuación del relato. Decía así:

De pronto vi que los hombres estaban encadenados a sillones muy confortables, y las cadenas eran suficientemente
sueltas como para no molestarles en absoluto. Hasta les oí decir que era una posición sumamente cómoda. Lo cierto es
que allí estaban sentados, con los brazos cruzados, contemplando la pantalla que tenían enfrente. Sobre ésta, las
sombras danzaban con colores rutilantes, y los hombres no tenían más que un anhelo: ser capaces de crear una sombra,
aunque sólo fuese una vez, o convertirse ellos mismos en esa sombra. Uno de ellos se levantó y se sacó las cadenas; vi
cómo lo hacía sin ayuda. Los otros sacudieron la cabeza con un gesto reprobatorio, sin comprender; algunos, casi
enfadados, ni siquiera dieron vuelta la cabeza para verlo, no querían apartar sus ojos de la pantalla. Se acomodaron
mejor en sus mullidos almohadones y pensaron: “¡Este maníaco sigue tratando de mirar afuera y de ver lo que alguna
vez se llamó la realidad verdadera!».

Tres ejemplos

Quisiera ahora ilustrar algunas de mis afirmaciones con unos pocos ejemplos. El primero se refiere a las explicaciones, y
lo he tomado de un relato de Carlos Castaneda.

Como ustedes recordarán, Castaneda fue al pueblo de Sonora, en México, a conocer allí a un brujo llamado Don Juan, a
quien le pidió que le enseñaraaver. Así, Don Juan se interna con Castaneda en medio de la selva mexicana. Caminan una
o dos horas, y de pronto Don Juan exclama: ¡Mira, mira lo que hay ahí! ¿Lo viste?”. Castaneda le responde: “No… no lo
vi”. Continúan caminando, y unos diez minutos más tarde Don Juan vuelve a detenerse y exclama: “¡Mira, mira allí! ¿Lo
viste?”. Castaneda mira y contesta: “No, no vi nada”. ¡Ah!, es la lacónica respuesta de Don Juan. Siguen su marcha y
vuelve a suceder lo mismo dos o tres veces, pero Castaneda nunca ve nada; hasta que, al fin, Don Juan encuentra la
solución: “¡Ahora entiendo cuál es tu problema! -le dice-. Tú no puedes ver lo que no puedes explicar. Trata de olvidarte
de tus explicaciones y comenzarás a ver”.
El segundo ejemplo está tomado de la clínica. Durante la Primera Guerra Mundial las tropas aliadas iban cubiertas por
unos cascos que no les protegían muy bien la cabeza, por lo cual algunos soldados sufrieron heridas y lesiones
cerebrales. El proyectil perforaba el casco, fracturaba el cráneo, aunque no completamente, y salía por el otro extremo,
con la consecuencia clínica de que quedaba un agujero en el cerebro del soldado. En la mayoría de los casos, este
problema físico se solucionaba en un par de meses; el herido parecía andar bien y se lo daba de alta. Pero hubo algunos
que, unos meses después de haber sido dados de alta, volvían con síntomas de disfunción motriz: no podían caminar
bien, usar las manos como correspondía, etc. De inmediato los médicos se aplicaron a estudiar esas disfunciones, pero
no encontraron nada anormal, todo parecía estar en orden. No sabían qué hacer con estos pacientes.

En una de estas situaciones, un médico norteamericano que estaba en Francia le ofreció a uno de los pacientes un
cigarrillo. Le mostró el paquete y le preguntó: “¿Quiere usted un cigarrillo?”. El paciente pareció no comprender la
pregunta. “¿Qué?”, dijo. “Le preguntaba si quería un cigarrillo”. “¿Qué?”, repitió el paciente. Entonces el médico sacó un
cigarrillo del atado y se lo puso delante de los ojos, mientras le volvía a preguntar: “¿Quiere usted un cigarrillo?”. “¡Oh,
sí! -fue la rápida contestación del paciente-, me encantaría.”

De ese modo, el médico advirtió que el paciente tenía algún problema relacionado con la visión y se le hizo un examen
oftalmológico. En la figura 4 podemos apreciar la lesión cerebral que presentaba: un trauma originado en la zona
occipital y que abarcaba la corteza visual, como consecuencia del cual la grave escotomizáción periférica había dejado a
esta persona virtualmente ciega.

En otros términos, esta persona tenía un punto ciego casi tan extenso como el campo total de la retina. Prácticamente
no veía, y al mismo tiempo no veía que no veía. Observaba que a veces los amigos con los que estaba charlando no
tenían cabeza, pero bastaba que se moviesen un poco para que la cabeza reapareciera. Si él no le prestaba atención al
asunto, apenas se daba cuenta. ¿Qué hicieron, pues, los médicos para ayudar a este paciente a recobrar su
funcionamiento motriz? Tuvieron una idea brillante, sobre la cual hay numerosos informes: le cubrieron los ojos con una
venda, de modo tal que no recibiera ningún indicador visual.

Por supuesto, se sabe que aunque uno esté así vendado conoce exactamente la posición de su cuerpo; su sistema
propioceptivo le informa si tiene la mano extendida, o la pierna doblada en la rodilla; y uno lo sabe porque atiende a su
cuerpo, sin necesidad de ver sus miembros extenderse o doblarse. El paciente al que aludimos no veía sus propios
miembros al moverse, motivo por el cual había perdido control de ellos al punto de ser incapaz de desplazarlos. Pero,
cuando lo vendaron, su sistema propioceptivo recobró la fuerza y pudo volver a caminar y a trasladarse a todas partes. Y
al sacarle la venda, pudo al fin ver y caminar, porque se había disociado de la necesidad de controlar sus movimientos
con la vista. Como carecía de todo indicador, sólo podía controlar sus movimientos a través de su sistema propioceptivo.
Menciono este ejemplo porque, a mi entender, en muchas situaciones terapéuticas una disociación de esta índole entre
un estado y otro puede resultar un instrumento enormemente eficaz, una estrategia útil, cuando existe un acoplamiento
concreto de ciertas cuestiones con otras cuestiones y no es posible separarlas con facilidad.

El tercer ejemplo es una anécdota que a Gregory Bateson le gustaba mucho. Yo tenía en mi laboratorio un alumno
llamado Peter que, padecía una ceguera congénita. Era un hombre muy brillante (había sido nombrado presidente de la
Asociación de Estudiantes Ciegos) y colaboraba conmigo ayudándome a traducir del alemán al inglés ciertos textos
matemáticos difíciles. Todas las semanas nos reuníamos y me informaba cómo iba su trabajo.

En mi oficina, yo tenía detrás de mi una pared con un pizarrón, y el escritorio delante; los alumnos que venían a charlar
se sentaban del otro lado del escritorio. Toda vez que Peter venía a informarme, señalaba con el dedo un punto situado -
así lo imaginaba yo- a mis espaldas; pero cuando me daba vuelta, lo único que había era el pizarrón sobre la pared, nada
más, y yo me quedaba pensando que ese ademán era un despropósito. Hasta que de pronto caí en la cuenta de que del
otro lado de la pared estaba la oficina de Peter y en ella su escritorio, y como él era ciego, podía ver a través de la pared,
en tanto que yo, que tenía visión, no podía verlo. Me pareció sumamente interesante, y le pregunté: “Peter, ¿cómo
sabes que ahí está tu oficina?”. “Es muy simple -me contestó-. En lugar de caminar por el pasillo de este edificio, hago
que el edificio gire a mi alrededor. Para venir a su despacho, lo hago dar una vuelta completa, después retrocedo unos
pasos, lo hago dar otra vuelta, y ya estoy aquí”. Dado que maniobraba con el edificio, sin moverse de su lugar, siempre
sabía exactamente dónde se encontraba él. Este es un ejemplo maravilloso de percepción a través de un circuito
sensoriomotor, el mismo que vimos antes en el caso del paciente con el escotoma.

No lo veo si no lo creo

Les daré ahora un último ejemplo de estas investigaciones, para después delinear algunas breves conclusiones. Es un
ejemplo sorprendente tomado de un experimento que llevó a cabo hace unos quince años el profesor Oakland, creo que
en el Hospital General de Massachussets.

Oakland estaba realizando experiencias sobre la agudeza auditiva de los gatos. Aplicando microelectrodos, registraba las
variaciones que se daban en los canales auditivos desde el núcleo de la cóclea (situado inmediatamente detrás de ésta)
hasta el trapezoide, y así paso a paso a lo largo de todo el camino hacia la corteza. Se implantaron 8 ó 10
microelectrodos en el cerebro del gato y se lo colocó en una jaula donde había una cajita con un trozo de pescado. La
cajita tenía una tapa que podía abrirse moviendo una palanca para sacar el pescado. Aquí llegamos al meollo de la
cuestión: la conexión entre la palanca y la tapa sólo funcionaba cuando se hacía sonar una pequeña señal auditiva, un
tono de alrededor de 1000 Hz. Se ponía, pues, al gato en la jaula y se empezaba a emitir tales señales.

Cada diagrama de la figura 5 muestra los registros obtenidos de los diversos núcleos, y en la primera línea el registro de
cada tono presentado al sujeto experimental. Las abreviaturas de la izquierda indican el núcleo al que corresponde el
registro. Se emite el tono por primera vez (recuérdese que para el gato es absolutamente la primera vez que lo escucha)
y, si se examina la parte superior izquierda del gráfico, se advierte que en la actividad neuronal de ese órgano sensorial
no hay registro acústico, que presumiblemente tendría que indicarle al gato que un tono estaba presente. Se repite la
prueba varias veces, y en el decimotercer ensayo, como pueden apreciar, empieza a haber una correlación mínima entre
la señal acústica y la actividad de ciertos núcleos. Si ahora pasan a la parte de la derecha del diagrama, notarán
claramente que en la sesión 4, ensayo 20, al emitirse el tono es registrado a lo largo de todo el camino auditivo hasta la
corteza, y esa respuesta persiste cada vez que el tono es emitido. En ese momento el gato «sabe» que el tono significa
“pescado” y que puede hacerlo suyo moviendo la tapa con la palanca. Cuando adquiere pleno dominio de la situación
(como en el último diagrama de la sesión 6, ensayo 9), tan pronto aparece el tono, todo su sistema nervioso se percata
de él. De ahí en más, sin embargo, el gato puede desentenderse del problema, porque incluso si el tono continúa él
puede seguir adelante y disfrutar de su pescado.

Creo que hay dos cosas importantes en este contexto. La primera es que si bien se emite el tono, el sistema nervioso del
gato, que según suponemos debe registrarlo, de hecho no lo escucha, pues de lo contrario habría algún signo en
nuestros registros. Esto significa que aunque ha habido una señal acústica el gato no la oyó: la empieza a oír cuando
comprende lo que significa. Uno debe comprender lo que ve, o de lo contrario no lo ve.

En este lugar debo mencionar los trabajos realizados por dos científicos chilenos, Humberto Maturana y Sammy Frenk,
en el campo de la neuroanatomía y la neurofisiología. En su investigación sobre las trayectorias visuales, ellos
demostraron la existencia de las fibras centrífugas, que se originan en la porción central del cerebro y se dirigen a la
retina distribuyéndose a lo largo de ésta de modo tal que ejercen control sobre lo que la retina ve. Por consiguiente, la
retina está sujeta a un control central, y es por esto que uno debe creer para ver.

Análogamente, y en términos más generales, la manera de describir aquello que sucede puede inhibir o facilitar su
percepción. Aquí lo que tenemos no es un mero circuito sensoriomotor sino más bien un circuito sensoriosensorial
completo; y cuanto más de cerca observamos estos circuitos, más sorprendentes se vuelven sus resultados. No puedo
proporcionarles en este momento un informe completo sobre los trabajos que se han llevado a cabo en este campo,
pero me gustaría darles una idea de los resultados que logran estas recursiones construidas en nuestro sistema
nervioso.

Empecemos por un ejemplo: si se realiza una operación cualquiera y se la repite una y otra vez, se obtiene un concepto
de segundo orden: se habrá realizado la operación sobre la operación. Esto también es aplicable al proceso de cálculo
computacional, y entonces podría hablarse de una computación de la computación, en cuyo caso se ha modificado el
modus operandi básico: operando sobre el operador se cambia aquello sobre lo cual se opera. ¿Cuáles son los
resultados de estas operaciones? Para e emplificar, tomaré un caso muy sencillo: la raíz cuadrada de un número
cualquiera, digamos 16, aplicada una y otra vez a sí misma: después de una cierta cantidad de operaciones, se converge
hacia el número 1. Podemos ver qué sucede en la figura 6.

Tenemos una raíz cuadrada que registra el resultado del comportamiento del sistema motor, tomándolo y
computándolo una y otra vez hasta que se obtiene 1 como resultado; si luego se perturba esa cifra, convirtiéndola por
ejemplo en 1,4 ó en 1,03, después de una o dos series de operaciones se vuelve a 1. En la figura 6 aparece un ejemplo
que parte del número 137; puede apreciarse cómo, después de unas dieciocho operaciones de raíz cuadrada, ya se está
muy próximo al 1, lo cual significa que muy rápidamente nos hemos aproximado a un funcionamiento estable del
sistema.

Ahora quisiera mostrar algo semejante referido al sistema sensoriomotor. Examinemos el cuadrado que aparece en la
figura 7. Los cuadraditos negros representan conjuntos de fibras adyacentes que se proyectan a lo largo de todo el
sistema motor. Cuando uno mueve la mano, por ejemplo, lo que sucede es que a través de la retina uno puede observar
sus cambios y éstos son de inmediato realimentados dentro del sistema por vía de los receptores, volviendo así al
sistema motor. Pero hay un segundo circuito o “cierre” que es, desde luego, el que afecta a las sinapsis mediante las
hormonas que segrega la hipófisis. Esta es una glándula muy inervada que produce cierta cantidad de hormonas, las
cuales actúan sobre las sinapsis y generan un doble cierre, representable mediante una figura geométrica llamada
“toro” (que tiene la forma de una rosquilla). La división sináptica entre la superficie motora y la sensorial está
representada por el meridiano rayado central de la superficie anterior, en tanto que la hipófisis lo está por el ecuador
punteado, que hace las veces de segundo cierre.

A esta altura se plantea el siguiente interrogante: ¿qué consecuencias trae este cierre? Las consecuencias se relacionan
centralmente con un deslizamiento de la noción de propiedades de un objeto, que dejan de concebirse como
pertenecientes al objeto y pasan a ser concebidas como pertenecientes al observador. Les daré algunos ejemplos: no
hay relatos aburridos, hay escuchas aburridos; no hay viejos relatos, sólo hay viejos oídos; si le muestran a alguien una
fotografía y le preguntan si le parece obscena y su respuesta es afirmativa, ustedes habrán averiguado muchas cosas
sobre la persona que dio la respuesta pero muy poco sobre la fotografía.

Al respecto me gustaría contarles una última anécdota vinculada con Pavlov, el célebre psicólogo que era además un
gran observador y dirigió un laboratorio famoso por la precisión y minuciosidad de sus investigaciones. Como
recordarán, Pav1ov estudió las respuestas reflejas que pueden producirse en los perros tras presentarles un trozo de
carne acompañado del sonido de una campana: el perro salivaba, etc. Después de un tiempo, no se le daba carne, se
hacía sonar la campana, y el perro igual salivaba: reflejo condicionado. Ahora bien, Konorski, un famoso psicólogo
experimental, quiso reproducir la experiencia de Pav1ov, y pudo hacerlo con mucha exactitud gracias a que Pav1ov, en
su excelente libro, había especificado todos los detalles: cómo había que atar al perro, de qué color tenía que ser la ropa
del experimentador, ete. Konorski reprodujo el experimento al pie de la letra: su asistente se situó frente al perro, hizo
sonar la campana, le presentó la carne, el perro salivó y todo el mundo se puso contento. Hasta que en el último ensayo,
sin que lo supiera su ayudante, Konorski le quitó el badajo a la campana. El asistente se colocó frente al perro, quiso
hacer sonar la campana… silencio… ¡y el perro salivó! Konorski llegó entonces a la conclusión de que el sonido de la
campana era un estímulo para Pav1ov, no para el perro.

Conviene recordar estas cosas.

¿Seres humanos o devenires humanos?

Quisiera concluir con un comentario, retomando el tema del lenguaje y el hecho de que, en muchos casos, a raíz de su
aspecto denotativo, nos seduce y nos hace buscar las propiedades de la realidad “afuera” en lugar de buscarlas dentro
de nosotros. Este hábito genera a menudo una cierta complacencia; considérese, por ejemplo, que al referirnos a
nosotros mismos hablamos de seres humanos. Como somos seres humanos que somos y no que devenimos, nada
puede sucedernos. Ahora los invito a renunciar a esta autocomplacencia de ser seres humanos y a emprender la
aventura de convertirse en devenires humanos. La situación cambia muchísimo: pruébenlo. Hablen de ustedes mismos
como devenires humanos y observen qué pasa. La cuestión es, entonces: “¿Cómo podemos observarnos a nosotros
mismos?”. La única manera de vernos a nosotros mismos que puedo sugerirles es verse a través de los ojos de los
demás.
Aprendí esto de Viktor Frankl. Al final de la Segunda Guerra Mundial la situación en Austria era catastrófica. Muchos
regresaban de los campos de concentración o habían sido víctimas de los bombardeos, y Viktor Frankl en ese momento
ayudó a mucha gente. Cuando llegó a Viena procedente de Belsen, de inmediato se instaló en la misma clínica en la que
había trabajado antes. Allí en Viena vivía una pareja cuyos integrantes venían de dos campos de concentración distintos;
ambos habían logrado sobrevivir y se reencontraron en esa ciudad. Pasaron juntos unos seis meses y la esposa murió de
una enfermedad contraída en el campo de concentración. El marido quedó desconsolado. Se pasaba el día entero en su
casa sin querer salir, dejó de responder a quienes trataban de consolarlo y le decían: “¡Piensa qué hubiera pasado si ella
se moría antes del reencuentro!” pero él no reaccionaba. Finalmente alguien lo convenció de que fuese a pedir ayuda a
Viktor Frankl.

El hombre acudió a verlo y hablaron largo rato, dos horas, tal vez tres. Al término de la conversación, Viktor Frankl le
dijo: “Supongamos que Dios me concediera el poder de crear una mujer exactamente igual a su esposa: ella recordaría
todas las conversacíones que ustedes han tenido, los chistes que se hicieron, todos los detalles. Usted no podría
distinguir a esta mujer creada por mí de la esposa que acaba de perder. ¿Le gustaría que yo la crease?”. El hombre
guardó silencio un rato y después le dijo: “No, gracias”. Le dio la mano, se levantó, se fue y comenzó una nueva vida.

Cuando Frankl me contó este episodio, le pregunté: “¿Qué sucedió, doctor? No comprendo…”. El me respondió: “Lo que
ocurre es que nos vemos a nosotros mismos a través de los ojos de los demás. Cuando ella murió, él se quedó ciego;
pero al ver que estaba ciego… ¡recuperó la vista!”.

Referencia bibliográfica

Bateson, G., Steps to an Ecology of Mind, Nueva York: Ballantine, 1972.

7 Comentarios

1.Andrea Bravo :

Para realizar mi comentario voy a tomar el subtítulo que dice “Los peligros del lenguaje”, y cuando pienso en la misma, y
la asocio con otras manifestaciones del autor sobre que a través del lenguaje creamos la realidad, se me ocurre que otra
frase seria “el lenguaje es una amenaza para las emociones”, y digo esto porque he sentido personalmente y visto en
otros casos, como las palabras negativas, destructivas, afectan las emociones y como consecuencia como condicionana
la visión de la realidad… y respecto a lo que escribo recuerdo un documental que estaba viendo sobre los límites de
padres hacia hijos, entonces un especialista hablaba justamente de como decir una misma cosa de una manera u otra va
a repercutir positiva o negativamente en el niño, y daba el ejemplo de cuando el hermano menor le saca las cosas al
mayor, entonces la forma positiva de resolver la tensión es diciendole al mayor que su hermano menor no comprende
todavía que no son sus juguetes y que además te quiere copiar porque vos sos su ejemplo, a diferencia de la forma
negativa de decirle “no sean malo no ves que tu hermano es más chico, dale ese juguete” …. de la primera forma se esta
reforzando su autoestima y de la otra se lo esta degradando y creando entre ambos sujetos una tensión y sentimientos
de rencor, celos, etc.

No se si este comentario es oportuno respecto a lo que escribió el autor, pero a mi me llevo hacia ese lado lo que leí,
que en síntesis sería deberíamos pensar más antes de hablar y reflexionar más sobre como y que hablamos, y en ese
sentido trata de usar palabras que construyan y no que destruyan, sobre todo emocionalmente… “como dice un parrafó
de la biblia y que me parece que resume lo que quiero ejemplificar: el problema no es lo que entra a tu boca, sino lo que
de ella sale” (aclaración: no es textual porque recuerdo el sentido y no el contenido literal)….

2.Vanesa Bassani :

Hola a todos, como va?

Creo que este texto es muy rico, el famoso “ver que no vemos” para darnos cuenta que somos espejos de los demás y
debemos aprender a percibirnos en el reflejo de las demás personas.

Plantea dos cuestiones esenciales: el lenguaje (connotativo) y la realidad.

La noción de realidad “es el principal obstáculo para abordar los problemas que conlleva este concepto” y es que esta,
junto con el lenguaje está conectada por supuestos: este crea nuestra imagen del contexto y nos impone dicha imagen
al mismo tiempo, basada en nuestra subjetividad.

El lenguaje viene primero, el mundo es una consecuencia de el, contiene una visión determinada del mismo, determina
la forma de nuestra percepción y concepción de la realidad.

Sabemos que la conducta de los individuos esta “determinada” en parte por el lenguaje y que simultáneamente la
conducta de los individuos se ve reflejada en él, me parece un buen disparador para explorar ya que si la realidad es
constituida por el lenguaje y nuestras conductas, que condicionados estamos!!!

Seguiré pensando en esto, después les cuento si conclui a algo jaja.

Saludos!

3.Rosana :

Tomo para hacer mi intervencion una frase de Vanesa ,”el lenguaje viene primero, el mundo es consecuencia de él”.
Coincido con esto y he aqui mi preocupacion, si por medio del lenguaje creamos la realidad, cuál sera la vision de
realidad futura (por no decirla actual).

Es preocupante ver como cada vez se hace uso de menos cantidad de palabras, como se esta limitando el vocabulario de
muchos. La palabra es la herramienta del pensamiento, pensamos a traves de ellas (los invito a hacer la prueba de
pensar tratando de no ponerlo en palabras, yo no puedo!), nos llevara esto a una vision empobrecida de la realidad?. Es
preocupante tambien no darnos cuenta de que esto (nos)esta sucediendo, “no ver que no vemos”, no darnos cuenta
tampoco de que otros miran desde una ventana imposible para nosotros.
4.Paz Rosalia Mota :

VISION Y CONOCIMIENTO: DISFUCIONES DE SEGUNDO ORDEN

Coincido con el autor cuando dice” El lenguaje hace el mundo”. El lenguaje y lo que una persona dice y como lo dice
habitualmente causa mucho efecto en otra persona.

El mundo cultural tiene explicaciones para todo y el problema es que el hecho de tener explicación para todo hace que
se anule la posibilidad de ver otra cosa.

Las explicaciones que le damos a las cosas nos mantienen en un espacio de seguridad en el cual nos sentimos muy
cómodos , cuando tenemos un problema y en seguida le damos una explicación cultural, no podemos ver que capaz que
lo que ocurrió , ocurrió por otra cosa, no por lo que decimos, al decir esto pasa por esto otro se terminó el problema y
actuamos inmediatamente sobre algo que posiblemente es equivocado.

El ser humano se desarrolla a través del lenguaje, con el se comunica con otros y tiene la posibilidad de ayudar o destruir
al otro. La palabra tiene mucha fuerza, crea conciencia, ideologías, no son los hechos los que hacen esto, lo primero es la
palabra, y por eso muchas veces las personas se equivocan porque “creen” que ven porque es más fácil y más rápido
creer en lo que dice el otro y no ponernos a indagar otras posibilidades.

Bajo el título ¿seres humanos o devenires humanos?

Cuando el autor dice que a menudo se busca la realidad afuera y no dentro de nosotros. Si uno no entiende, lo que ve, o
ve algo desfigurado y eso es muy peligroso porque nos hace actuar mal, y luego sufrimos las consecuencias.

Cuando uno cree en algo lo puede visualizar, cuando uno entiende algo lo puede explicar y transmitir a los demás.

Con relación a la caverna de Platón, yo creo que expresa lo que dije anteriormente, esos hombres estaban
acostumbrados, seguros y cómodos en el lugar donde estaban, probablemente sentirían gran inseguridad con el hecho
de salir a la realidad y encontrarse con algo completamente diferente a lo que ellos estaban acostumbrados a ver al no
ver.

Con la palabra se dice y con la no palabra, con el silencio también se dice. La no palabra también es un lenguaje.

Que el refrán “En el país de los ciegos el tuerto es rey” es equivocado, yo creo lo mismo porque cuando tenemos
explicaciones para todo y viene alguien a cuestionar esas explicaciones, lo más probable es que ese alguien se quede
solo, quede excluido por pensar distinto y manifestarlo y la exclusión ubica a las personas en un lugar de inseguridad,
por eso en general es mejor ver lo que se ve a simple vista y no indagar en profundidades que nos pone cara a cara con
lo que no queremos ver.

Cada uno ve con las herramientas que tiene y actúa en consecuencia, llámese herramientas a la educación, a la cultura,
a los valores.

Se aprende a aprender, se aprende a comprender ,se aprende a ver con las herramientas que nos da la cultura ,no con
sus explicaciones, y si aprendemos, comprendemos y vemos lo que pasa a nuestro alrededor vamos a poder construir si
decimos lo que aprendimos, lo que comprendimos y lo que vimos a través del lenguaje posiblemente podamos construir
un mundo mejor.
Paz R Mota

5.norma benner :

Creo que desde cualquier punto de vista, el lenguaje es primordial, es la manera que tenemos los seres humanos de
poder entendernos, comprendernos. Lo que sucede que a veces es muy difícil poder expresar todo lo que llevamos
dentro, muchas veces es mas fácil y realista poder hablar del otro y no inmiscuirnos en nuestro interior,como dice el
refrían la paja se ve en el ojo ajeno. Las herramientas que poseemos para tener un buen uso del lenguaje pasa por la
enseñanza de decir lo que pensamos sin tapujos y poder heredar eso a nuestros hijos o cualquier niño o joven que este
en contacto con nosotros. Lo que si me gustaría que si el lenguaje viene primero y luego el mundo que este lenguaje sea
lo suficientemente inteligente para darle un mejor giro a este mundo tan conflictivo en este momento.

Norma Benner

6.Eliana Agis :

Al leer este texto recuerdo algo que lei que habla sobre las afectaciones que nos transmiten y transmitimos.

El medio (el sistema, los poderes, etc.) se ocupa de transmitirnos afectos tristes para mantenernos ocupados en esa
tristeza y bloquernos…porque la tristeza generalmente nos bloquea, no nos permite crear ni transmitir otra cosa mas
que tristeza….Teniendo en cuenta esto podemos llegar a afectarnos de manera diferente y podemos crear afectaciones
que transmitan otras cosas…

Con respecto al lenguaje, al pensar y ponerlo en palabras recuerdo una frase que lei hace poquito en el Facebook que
decia “No te lo puedo explicar por que no existen las palabras que te quiero decir. Puedo inventar las palabras pero si las
invento no me las vas a entender”

Como el lenguaje nos limita a comunicarnos y nos homogeiniza….

Intentemos con nuevas palabras, no nos limitemos solo a las palabras que nos transmite la television y el medio que nos
rodea….intentemos comunicarnos de otra manera y no solo con las palabras….hay miles de maneras…solo hay que saber
explotarlas….

Nos vemos!! (cuando nos veamos y tambien por aca porque tambien nos vemos a traves de las palabras como tambien
al vernos nos encontramos sin necesidad de usar palabras)
CIBERNETICA DE SEGUNDO ORDEN

Los nuevos desarrollos de la física quántica, los aportes del filósofo Ludwig Wittgenstein, del neurofisiólogo Warren Mc.
Culloch, del físico, cibernetista, biomatemático y filósofo Heinz von Foerster y los biólogos chilenos Humberto Maturana
y Francisco Varela constituyen los pilares sobre los que se ha configurado el territorio de la cibernética de segundo
orden.

En 1972, la presidenta de la Asociación Norteamericana de Cibernética, Margaret Mead, pronuncia un discurso titulado
"Cibernética de la cibernética". Es el Profesor Heinz von Foerster quien sugiere cambiar este nombre por "Cibernética de
Segundo Orden" o "Cibernética de los Sistemas Observantes" diferenciándola de la Cibernética de Primer Orden definida
como Cibernética de los Sistemas Observados.

La epistemología tradicional considera que la realidad existe indepen-dientemente de quien la observa. El pensamiento
científico se basa en esta premisa al considerar que la objetividad en la ciencia es fundamental y que por lo tanto, las
propiedades del observador no deben estar incluídas en la descripción de sus observaciones.

Como señala von Foerster "Mientras que en el primer cuarto de este siglo los físicos y cosmólogos fueron obligados a
revisar los conceptos fun-damentales que gobiernan las ciencias naturales, en el último cuarto de este siglo serán los
biólogos los que impondrán una revisión de los conceptos fundamentales que gobiernan a la ciencia misma. En el
temprano siglo XX era claro que el concepto clásico de una 'ciencia última', o sea de una ciencia que significara una
descripción objetiva del mundo en la cual no haya sujetos (un 'universo sin sujetos') contenía contradiccio-nes.

Para eliminar estas contradicciones, era necesario tomar en cuenta a un 'observador'(al menos un sujeto): (i) Las
observaciones no son absolu-tas, sino relativas al punto de vista del observador (es decir a su sistema de coordenadas: la
teoría de la relatividad de Einstein); (ii) El acto de observar influye sobre el objeto observado al punto de anular toda
expectativa de predicción de parte del observador (es decir que la incertidumbre, la indeterminación, se transforma en
absoluta: Heisenberg)". (24)

Para von Foerster "La reintroducción del observador, la pérdida de la neutralidad y de la objetividad, son requisitos
fundamentales para una epistemología de los sistemas vivientes" (24).

Según este científico, la respuesta a la pregunta: "Las leyes de la naturaleza, los objetos, una fórmula matemática, los
números, las leyes, son descubrimientos o invenciones?" (24) define la posición epistemoló- gica del observador, ya sea
que éste considere la existencia de una realidad trascendente a ser descubierta, o se defina como inventor o constructor
de la realidad observada. Desde esta posición lo único que un observador puede hacer "...es hablar de sí mismo". "...de
todas maneras qué otra cosa puede uno hacer?" (26). Sugiere por lo tanto modificar la frase de Korszybski: "El mapa no
es el territorio" por: "El mapa ES el territorio", definiendo una epistemología que da cuenta del observador. Maturana
también dirá "Todo lo dicho es dicho por un observador a otro observador, o a sí mismo" (12).
La cibernética de segundo orden nos introduce en la observación del observador. El objeto de estudio pasa a constituirse
en el observador ob-servando su propia observación; cibernéticamente hablando, la cibernética se transforma en
cibernética de la cibernética, o cibernética de 2do. orden.

Von Foerster está interesado en explicar la naturaleza de la vida, los procesos cognitivos, el problema de la percepción,
del conocimiento de los objetos y la naturaleza del lenguaje, para lo cual incursiona en las matemáticas, la
neurofisiología, la computaci¢n y la cibernética, reflexionando sobre las nominalizaciones, los silogismos lógicos, las
paradojas, la causalidad y las explicaciones, para desarrollar los conceptos de recursividad, autorreferencia, auto-
organización, comple-jidad y autonomía de los sistemas vivientes.

La circularidad y la retroalimentación, temas centrales de la ciberné-tica, están representadas por el ouroborus, la


serpiente mítica que se muerde su propia cola. Estos conceptos están implícitos en la noción de recursividad, las
operaciones que se repiten sobre sí mismas, siendo la autorreferencia una noción particular del concepto más general
de recursividad. Con respecto a ella, von Foerster analiza la exclusión de las paradojas del pensamiento lógico
aristotélico - toda proposición debe ser verdadera o falsa -, dado que éstas son falsas cuando son verdaderas y
verdaderas cuando son falsas, y también su exclusi¢n de la Teoría de los Tipos Lógicos de Whitehead y Russell - la
paradoja de la pertenencia a sí misma o no, de la clase de todas las clases -, y plantea que las paradojas surgen de las
proposiciones autorreferenciales o reflexivas, ("Soy un mentiroso" Epimiménides de Creta) preguntándose: "qué sucede
si la autorreferencia es el modus-operandi del organismo humano?" (20). La respuesta afirmativa a esta pregunta
resuelve el dilema planteado por las paradojas.

La epistemología tradicional plantea que los datos son incorporados a través del sistema sensorial y luego procesados
por el cerebro para generar una acción. Desde la posición constructivista se considera que "Hay efectivamente un
contínuo proceso circular y repetitivo en el que la epistemología determina lo que vemos; esto establece lo que
hacemos; a la vez nuestras acciones organizan lo que sucede en nuestro mundo, que luego determina nuestra
epistemología" (24).

Para von Foerster, los objetos son construídos a través de las acciones motoras, es decir que el conocimiento es
inseparable de la acción. "Piaget desarrolló en 1937 en 'La construcción de la realidad en el niño' la idea de que la
cognición surge de la adquisición de habilidades sensomo-toras. El clarificó la naturaleza recursiva de estos procesos al
llamar nuestra atención sobre las acciones circulares de lo sensorial siendo interpretadas por lo motriz y, de la misma
manera, aquellas motrices siendo interpretadas por lo sensorial" (25). Von Foerster coincide con Piaget al proponer su
imperativo estético: "Si decides ver aprende a actuar".

Otro de sus aportes ha sido la incorporación del término computación a los procesos cognitivos. Según Von Foerster el
conocimiento es la computación de descripciones de una realidad. Utiliza este término en sentido amplio como "toda
operación por medio de la cual se transforma, modifica, rearregla, ordena, y demás, entidades físicas observadas
('objetos') o sus representaciones ('símbolos')" (27). Al postular que toda descripción se sustenta en otras descripciones
que son también cómputos, propone definir el conocimiento como procesos ilimitadamente recursivos de cálculo, es
decir, la computación de la computación de la computación, etc.
En su análisis del lenguaje von Foerster plantea que se lo puede con-siderar desde dos puntos de vista diferentes: el
lenguaje en su apariencia, que se refiere a las cosas como son, o el lenguaje en su función, que se refiere a las nociones
que cada uno tiene de las cosas. Desde la primera posición uno es un observador independiente, separado del Universo
y el lenguaje es monológico, denotativo, descriptivo, sintáctico; dice como eso es. Desde la segunda posición uno es un
actor participante en mutua interacción con los otros y el lenguaje es dialógico, connotativo, constructivo, semántico,
participativo, es como uno dice. "Cuando pronuncio algo, no me estoy refiriendo a algo allí afuera. Más bien, genero en
Ud., toco, por decir -como un violinista pulsando una cuerda, lo toca a Ud. con su música- toda una resonancia de
correlatos semánticos" (20).

La clausura operacional del sistema nervioso, la auto-organización y la autorreferencia están inextricablemente ligadas a
la autonomía de los sistemas vivientes, pero "la autonomía implica responsabilidad. Si yo soy el único que decide cómo
actúo, también soy responsable por ello" (20).

La cibernética de segundo orden abre un espacio para la reflexión sobre el propio comportamiento y entra directamente
en el territorio de la responsabilidad y la ética. Dado que se fundamenta en la premisa de que no somos descubridores
de un mundo exterior a nosotros, sino inventores o constructores de la propia realidad, todos y cada uno de nosotros
somos fundamentalmente responsables de nuestras propias invenciones. Según von Foerster el cambio fundamental
que implica asumir esta posición no sólo se manifiesta en el quehacer científico, docente, empresarial o tantos otros,
sino en la comprensión de las relaciones humanas en la vida diaria. Si uno se considera un observador independiente,
"...puede decir al otro como pensar y actuar: 'Tú debes...' 'Tú no debes...': Este es el origen de los códigos morales". "Si
uno se considera un actor partici-pante en el drama de la mutua interacción, del dar y recibir en la circularidad de las
relaciones humanas"....."...dada mi interdependencia, sólo puedo decirme a mí mismo cómo pensar y actuar: 'Yo
debo...', 'Yo no debo...': Este es el origen de la ética" (26).

El Prof. Heinz von Foerster ha aceptado gentilmente la invitación a colaborar en este trabajo. "Sara Jutoran me ha
invitado a dar mi punto de vista respecto a las ideas sistémicas relacionadas con la Terapia Sisté-mica. La mitología en la
que crecí, la mitología respecto al surgimiento de la Terapia Sistémica, comienza con Gregory Bateson, el antropólogo,
cuyo interés en la forma y la patología de la relación lo puso en contacto con los psiquiatras. Una vez se le pidió observar
a un niño, el 'paciente identificado' en una familia, cuyo comportamiento era aparentemente insoportable para sus
maestros, compañeros, padres, etc. Bateson rehusó ver al niño solo: qué podía ver él en este niño aislado, separado del
mundo que lo rodeaba? Sería como preguntar por el significado de una palabra excluída del contexto. Cuando llegó el
niño con su familia, fue evidente que toda la familia necesitaba ayuda, siendo el niño, quizás, el más sano en ese
'sistema'.

Probablemente debido a mi amistad con Bateson desde el final de los años cuarenta, y a su conocimiento de mi interés
sobre los aspectos más formales de la filosofía y la epistemología, fuí invitado por la gente del Mental Research Institute
de Palo Alto en California, para hablar a los terapeutas familiares sobre las anomalías lógicas que surgen cuando uno
observa sistemas de los cuales uno mismo es parte. Elegí para mi conferencia el título: 'Paradojas, Contradicciones,
Círculos Viciosos, y Otros Recursos Creativos.'

Parece ser que a la audiencia le gustó lo que dije y, por razones im-penetrables para mí en ese entonces, fuí varias veces
invitado para refe-rirme a estos problemas epistemológicos y otros relacionados con ellos. Lentamente empecé a
comprender que las experiencias y percepciones que surgían en la práctica terapéutica y algunas de las ideas, que
resultaron del trabajo del grupo interdisciplinario de investigación al que yo pertenecía, el Laboratorio de Computaci¢n
Biológica de la Universidad de Illinois, dedicado a estudiar los procesos cognitivos desde un punto de vista experimental,
teórico y epistemológico, estaban conceptualmente tan estrechamente entrelazadas que dieron a luz nuevos insights y
perspec-tivas en esta productiva interfase.

Fue, por supuesto, la autoridad de la lógica Aristotélica la que hizo dudar a los terapeutas de entrar al mundo paradójico
de la clausura, la auto-referencia, y los sistemas, 'sistemas' en el sentido original griego de 'synhistamein', es decir, 'estar
juntos', en el sentido de 'nosotros' más que 'tú allí - yo aquí'; y fue, por cierto, la empatía del terapeuta en su práctica, la
que permitió a los formalistas ver el más profundo significado de su trabajo. Estoy agradecido de haber sido invitado a
participar en la construcción de un puente entre la autoconciencia y la conciencia moral*, es decir, un puente entre el
conocimiento y la ética" (Heinz von Foerster, 1992).

HUMBERTO MATURANA

Los fundamentos de la teoría del conocimiento del biólogo Humberto Maturana R. surgen de tres preguntas: ¨Cuál es la
organización del ser vivo? ¨Cuál es la organización del sistema nervioso? ¨Cuál es la organización del sistema social?
Maturana desarrolla una teoría sobre la organización de los seres vivientes y la naturaleza del fenómeno del conocer
basada en la autonomía operacional del ser vivo, proponiendo una descripción del operar cognoscitivo del ser vivo sin
referencia a una realidad externa.

Percepción e Ilusión, Sistema Nervioso y Cognición.

A partir de sus investigaciones sobre las distinciones cromáticas en la percepción de los colores, Maturana pone en duda
la objetividad cientí-fica y plantea la imposibilidad de distinguir en la experiencia, entre percepción e ilusión, entre
verdad y error (distinción que se hace comparativamente en referencia a otra experiencia que se considera vá- lida),
considerando que para explicar los fen¢menos de la percepción es necesario entender cómo opera el sistema nervioso.
Define este operar como una red circular cerrada de cambios de relaciones de actividad neuronal.

Autopoiesis

En su trabajo sobre la organización de los seres vivos Maturana, con la colaboración de Francisco Varela, propone que
éstos se constituyen y operan como sistemas cerrados de producciones moleculares abiertos al flujo material y
energético. Maturana acuña el término autopoiesis para referirse a la organización que define y constituye a los seres
vivos (autos=s¡ mismo; poiesis=producir). Así Maturana dice: "Una unidad compuesta cuya organización puede ser
descrita como una red cerrada de producciones de componentes que en sus interacciones constituyen la red de
producciones que los producen, y especifican su extensión al constituir sus fronteras en su dominio de existencia es un
sistema autopoiético" (15).
Lo que hace a los seres vivos sistemas autónomos es su organización autopoiética, y los seres vivos existen en tanto se
realizan como sistemas autopoiéticos moleculares, explican Maturana y Varela en su libro "El árbol del conocimiento".
Maturana aplica además a los seres vivos la noción de determinismo estructural señalando que los seres vivos, en tanto
sistemas moleculares, son sistemas determinados en su estructura. Los sistemas vivientes son sistemas tales que todo lo
que pasa en ellos surge determinado en su dinámica estructural, de modo que lo externo sólo puede gatillar en un ser
vivo cambios estructurales determinados en él. Esto significa que el ser humano, en tanto ser vivo, sólo podrá oír y
actuar desde sí mismo. Como señala Maturana, la coincidencia que un observador ve en el operar de un ser vivo con su
circunstancia resulta de que su dinámica estructural es concordante con el medio en que opera. Esto es así porque el ser
vivo tiene una estructura plástica que cambia en concordancia con la estructura del medio, sino se muere (acoplamiento
estructural). La noción de acoplamiento estructural es fundamental pues se refiere a la dinámica que hace posible que
ser vivo y medio, aunque sistemas determinados en su estructura, cambien estas estructuras de manera coherente de
modo que el ser vivo mientras vive, genera conductas concordantes con el medio.

La comprensión de lo que dice Maturana exige operar con la noción de determinismo estructural. Con respecto a esta
noción, Maturana es claro en señalar que ésta no es un supuesto ontológico, sino una abstracción de las coherencias de
la experiencia. Hay tantos dominios de determinismo estructural como dominios de coherencias experienciales y cada
dominio de coherencias experienciales es un dominio de determinismo estructural. En los múltiples dominios de
acoplamiento estructural los sistemas cambian juntos en sus interacciones recurrentes y conservan su coherencia
operacional como resultado de su plasticidad estructural. Es decir que, aunque los seres vivos, en tanto autopoiéticos,
son sistemas cerrados, su modo de operar cambia según las contingencias de sus interacciones porque su estructura
plástica cambia de manera contingente al curso de esas interacciones. Es desde este entendimiento que Maturana ha
generado los conceptos de: clausura organizacional del sistema nervioso: estamos cerrados a la información;
determinismo estructural: lo que nos pasa depende de nuestra estructura; acoplamiento estructural: vivimos en
congruencia con el medio y con los otros y en constante cambio estructural. "Organismo y medio se gatillan
mutuamente cambios estructurales"... "Uno existe como ser vivo en un espacio de coherencia operacional con su
circunstancia, en acoplamiento estructural. Por lo tanto no pasa cualquier cosa, sólo pasa lo que puede pasar de acuerdo
a la dinámica estructural del sistema y de la circunstania" (16).

Al explicar el fen¢meno del conocer, Maturana parte de la experiencia del observar y se pregunta por el origen de las
capacidades del observador aceptando la pregunta : ¨cómo se explican mis habilidades o capacidades como observador?
En el proceso de responder a esta pregunta desarrolla lo que él llama "La ontolog¡a del observar". En este proceso
muestra que el explicar científico no hace referencia a una realidad independiente del observador y que no se requiere
el supuesto de una tal realidad postulan-do que la noción de realidad es una proposición explicativa. Así dice: "Todo lo
dicho es dicho por un observador a otro observador que puede ser él o ella misma" (12) en su propuesta de suspender la
convicción respecto a la objetividad de nuestras percepciones "... invitando a poner la objetividad entre paréntesis en el
proceso de explicar" (13).

G. Spencer Brown, en su libro Leyes de la Forma, considera que el punto de partida de todo conocer implica el trazar una
distinción, "un univer-so se engendra cuando se separa o aparta un espacio" y "los límites pueden trazarse en cualquier
lugar que nos plazca" (22). De manera independiente de Spencer Brown Maturana dirá "todo acto de conocer trae un
mundo a la mano" (11) para referirse a las operaciones de distinción del observador que traen a la mano lo distinguido.
Según él la operación de distinción especifica lo distinguido, y lo distinguido surge de la nada con la operaci¢n que lo
distingue y lo configura. Para el observador lo distinguido surge como si hubiese existido antes de la distinción y como si
fuese a existir siempre después de ella. Es en la explicación de la experiencia de la distinción que surge el problema de la
realidad.
Maturana mantiene que lo que el observador explica es su experiencia, y que la experiencia es lo que el observador
distingue que le pasa en circunstancias que el explicar es también una experiencia a explicar. Desde esta perspectiva
surgen dos caminos explicativos según uno acepte o no acepte la pregunta por el observador y el observar. Uno es el
camino explicativo de la objetividad sin paréntesis que surge a partir de que el observador acepta que posee como
propiedad constitutiva la capacidad de hacer referencia a una realidad trascendente para validar su explicar (13). El otro
es el camino explicativo de la objetividad en paréntesis, que surge al aceptar el observador que sus habilidades como tal
surgen de su operar como ser vivo en el lenguaje, y reconocer que como ser vivo no puede distinguir en la experiencia
entre ilusión y percepción. La postura de la objetividad en paréntesis no corresponde a lo subjetivo sino que señala un
darse cuenta. El observador se da cuenta de que en la experiencia no puede distinguir entre ilusión y percepción y
acepta no usar,dado que no es posible, el supuesto acceso a una realidad trascendente para validar su explicar.
Reconoce de esta manera que explica la experiencia con coherencias de la experiencia y que lo que valida su explicar son
las coherencias de su experiencia. Respecto a las explicaciones científicas, Maturana muestra que el criterio de
validación no requiere el supuesto de una realidad independiente. Por lo tanto la ciencia como dominio explicativo, al
operar con coherencias de la experiencia se constituye como un dominio generador de mundos experienciales.

Maturana da origen a un giro fundamental en la comprensión de las relaciones humanas al aceptar como condición
constitutiva de lo humano el no acceso a una realidad independiente del observador y su observar. Ningún ser humano
tiene un acceso privilegiado a La Realidad y/o La Verdad, y cada dominio experiencial y su respectivo dominio explicativo
son legítimamente válidos, aunque pueden no ser deseables. Si uno acepta la existencia de una realidad independiente y
de un conocimiento objetivo de esa realidad, entra en un dominio en el cual supone que puede tener acceso a ella, y
que en consecuencia puede imponer sus argumentos al otro, con lo cual se justifica todo tipo de violencia. Si se acepta la
invitación a poner la objetividad entre paréntesis, entonces "la realidad aparece como lo que es, un argumento
explicativo" (16). Uno no es parte del universo, sino que participa en un "multiverso", considerado como el conjunto de
todos los dominios de realidad que surgen de nuestras distinciones y explicaciones. En el multiverso cada realidad, es
decir, cada dominio explicativo de la experiencia, es legítima, pero uno es siempre responsable por las consecuencias de
cada uno de sus actos.

Para Maturana creamos el mundo en el lenguajear. Es en nuestras con-versaciones - entrelazamiento del emocionar y el
lenguajear - que somos humanos. El planteo de Maturana nos lleva a darnos cuenta que las preocu-paciones éticas no
surgen de la razón o de un argumento trascendente sino de la biología del amor, del ver al otro como alguien que a uno
le importa, lo que remite a la ética en la convivencia y tiene fundamentales repercusiones para el devenir de las
relaciones humanas. "La responsabi-lidad se da cuando nos hacemos cargo de si queremos o no las consecuen-cias de
nuestras acciones; y la libertad se da cuando nos hacemos cargo de si queremos o no nuestro querer o no querer las
consecuencias de nuestras acciones" (13). "Cuando uno opera con la objetividad en paréntesis, en la medida que sabe
que no puede hacer referencia a una realidad independiente de uno, sabe que sólo puede operar en las relaciones
humanas en consenso o en acuerdo si se quiere la convivencia" (16).

CONSTRUCTIVISMO

Aunque el término constructivismo, en sentido estricto, deriva de un movimiento de las artes plásticas y la arquitectura
en la Unión Soviética alrededor de 1920, se podría considerar que fue Jean Piaget el que inició esta escuela de
pensamiento a partir de su trabajo "la construcción de la realidad en el niño", aunque las raíces de este movimiento
pueden rastrearse hasta Platón, pasando por Gianbattista Vico y Kant.
Una de las características fundamentales del constructivismo es el reemplazo de la noción de descubrimiento por el de
construcción o invención. Bateson lo menciona en su Metálogo "Qué es un instinto?" (1) al referirse a Newton como
inventando y no descubriendo la gravedad. Desde esta posición se sostiene que no es posible un acceso directo a una
realidad independiente del observador y que no es necesario presuponer la existencia independiente de un mundo
externo para explicarlo.

A diferencia de la epistemología tradicional cuyo objetivo es "qué es lo que conocemos", el constructivismo se basa en
una epistemología del ob-servador, planteándose "cómo es que conocemos" En este sentido, el conocimiento es un
conocimiento del propio conocimiento.

"El constructivismo es, como sugiere von Foerster, una epistemología de la epistemología, es decir una epistemología
que debe dar cuenta de sí misma" (24).

"Los constructivistas descartan la objetividad e intentan desarrollar una epistemología 'de adentro hacia afuera'.
Comienza con el observador y luego elige postular o estipular el mundo exterior" (20). Albert Einstein dirá "...en una
conversaci¢n con Heisenberg: En una teoría es imposible aceptar sólo magnitudes observables. Es más bien la teoría la
que decide lo que se puede observar" (31).

El constructivismo radical propuesto por Ernst von Glasersfeld para explicar el pensamiento racional se fundamenta en
cuatro fuentes: el Len-guaje, el Escepticismo, la Teoría de la Evolución de Darwin y la Ciberné-tica.

Considera que el mundo es diferente de acuerdo al lenguaje. Desde esta posición el constructivismo se fundamenta en
dos principios básicos: " 1. El conocimiento no es recibido pasivamente ya sea a través de los sentidos o por medio de la
comunicación, sino construído activamente por un sujeto cognoscente. 2. La función de la cognici¢ó es adaptativa y sirve
para la organización del mundo experiencial, no para el descubri-miento de una realidad objetiva ontológica" (28). El
conocimiento es, por lo tanto, el resultado de la actividad racional; es una construcción del sujeto; no es una
representación de la realidad. Es imposible acceder al conocimiento de la realidad y la experiencia de la imposibilidad de
conocer la realidad se nos aparece sólo cuando surgen obstáculos que impiden la viabilidad respecto a una meta
deseada. Según von Glasersfeld el constructivismo radical no niega la realidad ontológica, sino que plantea la
imposibilidad de una representaci¢n verdadera de ella. El conocimiento es "...el mapa de los caminos de acción y
pensamiento que, en ese momento, en el curso de nuestra experiencia, se ha hecho viable para nosotros" (28). El
concepto de viabilidad se refiere a la no aparición de obstáculos en la instrumentación de una meta. "...la viabilidad y el
encaje (fit) deben siempre referirse al mundo experiencial del sujeto cognoscente" (28). La noción de encaje está por lo
tanto centrada en saber si el objeto "... cumple el servicio o se comporta como se espera de él y, por lo tanto, si 'encaja'
o no a la situación" (29). El planteo de von Glasersfeld se basa en la teoría evolucionista al considerar que "los
organismos o nuestras ideas nunca pueden ajustarse a la realidad, sino que es la realidad la que mediante su limitación
de lo posible elimina sin más lo que no es apto para la vida" (29). Sostiene que de la misma manera se puede considerar
al conocimiento como "capaz de sobrevivir si resiste al mundo de la experiencia y nos capacita para hacer ciertas
predicciones o para hacer que ciertos fenómenos (apariciones, eventos, experiencias) ocurran o para impedir que
ocurran" (29). El mundo aparece al sujeto sólo cuando las construcciones no encajan y éste fracasa o surgen obstáculos
para lograr una meta. Define al constructivismo como radical porque "... rompe con las convenciones y desarrolla una
teoría del conocimiento en la cual éste ya no se refiere a una realidad ontológica, 'objetiva', sino que se refiere
exclusivamente al ordenamiento y organización de un mundo constituído de nuestras experiencias" (29).
BRINGFORTHISMO

Ha sido Heinz von Foerster el que acuñó el término bringforthista para referirse a Maturana, y es Karl Tomm (1990) el
que propone el concepto de bringforthismo. Según Karl Tomm, "Maturana es el principal originador del bringforthismo.
El ofrece una explicación heurística del fenómeno del ob-servar, y como surge el observador. También explica c¢mo son
traídas a la mano las observaciones y construcciones en el lenguaje, en la conversa-ción y en la conciencia". Maturana
considera que no es un constructivis-ta. Si lo comparamos con el pensamiento de Von Glaserfeld, éste "...tiende a
centrarse en los constructos y su viabilidad, mientras que Maturana toma en cuenta tanto el constructo como su
dominio de existencia, y la viabilidad de ambos. Es decir, Maturana considera la simultaneidad al traer a la mano 'figura
y fondo' cuando se hace una distinción. Cualquier distinción o construcción no puede aparecer sola; necesita tener un
contexto o dominio de existencia si se la trae a la experiencia con algún grado de coherencia y autenticidad. La
construcción tiene que acoplarse experiencialmente con su medio, de manera complemen-taria, antes de que pueda
aparecer, en primer lugar, y sólo después puede acoplarse al fluir de nuestra experiencia" dice Karl Tomm. Pero
Maturana insiste que lo distinguido y el medio surgen en la distinción y que nada preexiste a su distinción (23).

Los constructivistas consideran que es posible trazar cualquier dis-tinción. Según Maturana sólo podemos traer a la
mano a nuestra conciencia y nuestras descripciones aquello que es consistente con nuestra experiencia en el vivir.

"La epistemología no es por lo tanto ni un mapa, descripción, teoría, modelo, paradigma, ni paradigma de paradigmas.
Es un proceso del conocer, construir, y mantener un mundo de experiencia" (9).

La decisi¢n de pensar y actuar desde esta epistemología tiene como consecuencia fundamental la pérdida de la
certidumbre y la consiguiente apertura a un mundo participatorio y responsable en un universo de infinitas
posibilidades.

Principio de Indeterminación: Dado que la posición y la velocidad de un objeto no pueden ser medidos al mismo tiempo,
el momento de un observable cambia con respecto al observador, por lo tanto la medida exacta de un objeto es incierta.
El observador está siempre incluído en lo observado.

Principio de complementariedad: Extensión del Principio de Indeterminación. Considera que los distintos lenguajes
posibles y los distintos puntos de vista sobre el sistema son complementarios. No existe la posibilidad de un único punto
de vista de la realidad.
Principio del orden a través del caos: La termodinámica del no equilibrio de Prigogine se refiere al concepto de orden a
través de la fluctuación y considera que los sistemas evolucionan por medio de saltos discontínuos hacia nuevas
organizaciones logradas por medio de fluctuaciones dentro del sistema. La transformación discontínua de los sistemas
se debe a la amplificación impredecible de alguna de sus fluctuaciones.

Segunda ley de la Termodinámica: el concepto de entropía propuesto por Clausius, considera que la energía no se
transforma, sino que se gasta en el proceso de transformación; hay una tendencia hacia una creciente degradación de la
energía y a un máximo desorden.

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