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S ii

) establecido por Alejandra Fidel berg.


' rvtt* '*¿5 en -r
) dictado por Graciela Brodsky en el d e lo lectivo de 2001.
koradores docentes: Marcelo Barros, Eduardo Benito, Viviana Cammilli,
Carmona, Alejandra Eidelberg. Alberto Grünfeld, Graciela López. María Inés
ít Pallarés, Fabián Naparstek, Alicia Pico. Alberto Saúl y Alicia Yaco!.
FUNDAMENTOS
EL ACTO ANALITICO

GRACIELA BRODSKY

i
1

i
I. N u n c a v is to ni o íd o

Como es nuestro primer encuentro, bienvenidos. Bienvenidos a los


que, entre ustedes, se acercan por primera vez ai Instituto Clínico de
Buenos Aires, y bienvenidos también a los que han cursado ya el arto
pasado con nosotros.
Este es un seminario propedéutico sobre los fundamentos del
psicoanálisis. Fundamentos es una palabra que tiene significaciones muy
diversas. Básicamente, se refiere a los cimientos de un edificio, de ahí la
expresión “se colocó la piedra fundamentar. Es el asiento. Eso hace que
los fundamentos, por esta metonimia con asiento, sean también algo
con lo que se nombra a la parte del cuerpo con la cual uno normalmente
se sienta: el apoyo.
Son fundamentos porque sostienen el edificio. En este caso,
sostienen el edificio conceptual, y no son contingentes; la idea es que no
se los puede quitar, no se los puede quebrar sin que el edificio completo
se resienta.
Normalmente estamos acostumbrados, cuando tenemos un cierto
recorrido o hemos escuchado algo de la enseñanza de l^can, a
equiparar los fundamentos con El Seminario 11, Los cuatro conceptos
fundamentale&ylel psicoanálisis, aquellos sobre los que el psicoanálisis
se asienta. Intentaré demostrar -creo que es factible- que los cuatro
conceptos de dicho seminario no agotan los fundamentos ¿el
psicoanálisis v que pueden sumarse otros. La empresa de este año es
sumar, a los conceptos fundamentales, eJ concepto de acto, más
específicamente, el concepto defacto psicóüñühdó'o\Es lo que nos hace
tomar este año como texto de relerencia el Seminario 15. es decir, el
seminario que se titula “El acto psicoanalítlccTT'"
Las versiones de este seminario no están establecidas Vamos a
acompañar su lectura no exhaustiva con esta pequeña recopilación
titulada Reseñas de enseñanza; no sé si ustedes conocen de dónde
surge. Al final de cada año, como Lacan daba sus seminarios para esa
época en la Escuela Normal Superior, las autoridades le pedían que,
terminado el año, hiciera un pequeño resumen de lo que habla
trabajado durante el mismo.

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Estas Reseñas... no se conocieron hasta bastante tiempo después de
la muerte de Lacan, porque nunca habían sido publicadas. Formaban
parte de esos papeles de archivo que hay en las instituciones. La
primera en aparecer en una caja correspondía a El Seminario 7, La ética
del psicoanálisis, mucho más larga de lo que podría esperarse de una
reseña. Incompleta, con partes manuscritas. Y es ahí donde se Inicia la
investigación del destino de los resúmenes de los otros seminarios que,
una vez hallados, constituyen las reseñas que están recopiladas en esta
publicación.
La reseña correspondiente a “El acto..." es la última escrita por Lacan.
Tiene la ventaja de ser un escrito, o sea que no tiene los vaivenes propios
del discurso hablado, sino que es lo que queda, el concentrado de su
propio seminario. Pero tiene el defecto de ser un escrito, es decir, su
lectura es notablemente más complicada que la lectura del seminario
mismo. Y también tiene la virtud de haber sido escrita un año más tarde,
cuando la perspectiva de Lacan sobre el asunto ya era un poco más
lejana. Es la segunda referencia fundamental a la cual vamos a remitimos.
Este seminario, como los otros propedéutlcos, está dividido en dos
instancias que no se superponen. Por un lado, están las reuniones como
ésta, que son colectivas y a las que he llamado, retomando una vieja
nomenclatura que utilizamos alguna vez en el Campo Freudiano, el
argumento. Me propongo desplegar en ellas el argumento del Seminario
15, tomado en su máxima extensión. Tomando un término de la
economía, podríamos decir que es una perspectiva “macro" sobre el
seminario en la cual me valdré de un método que es tratar siempre de
ubicar cuál es el problema al cual Lacan responde: para qué dice esto,
de dónde saca esto otro. Se trata de hacer el ejercido de encontrar la
lógica a la que responde el texto con esta dirección: ¿a qué problema
está respondiendo?
En los talleres, en cambio, ustedes no van a hacer un trabajo
"macro", van a hacer un trabajo “micro", en detalle. De todos los temas
que abarca el seminario se tomará uno. Por ejemplo: el acting out, la
angustia, la transferencia o el tiempo lógico, y se explorará en la máxima
profundidad, excediéndose, por cierto, del seminario mismo. Los
talleres están a cargo de los colaboradores docentes: los nombro, para
quienes no los conozcan: Marcelo Barros, Eduardo Benito, Viviana
Cammilli, Raúl Carmona. Alejandra Eldelberg, Alberto Grünfeld, Grádela
López, María Inés Meinet Pallarés, Fabián Naparstek, Alicia Pico, Alberto
Saúl y Alicia Yacoi.
Cada taller está a cargo de dos docentes, quienes han elegido un
tema de acuerdo a su interés, y yo he hecho lo mismo con respecto al
tema del seminario de este año,' que no es el mismo que el del año
pasado. Es asi que cada taller tiene un tema, un recorrido y una
bibliografía distintos. Les sugiero que sigan la misma lógica y que se
inscriban donde más Ies interese; la única limitación que hay es
espacial. La dinámica va a ser la siguiente: después de dos primeros
teóricos seguidos, la alternancia será un taller, un teórico.
Retomemos la cuestión del problema al que el Seminario 15
responde.
Hay distintas maneras de plantear un problema para encontrar su
solución. Está la manera convencional, donde tenemos los datos: 4 * 4 .
Esto no tiene mucha ciencia. Es: dado los datos, encontrar la solución. Y,
en este caso, la incógnita se escribe después del signo “igual": 4 ♦ 4 - x.
La respuesta es: x - 8. Y hemos resuelto el problema 4 ♦ 4.
La otra manera de encarar una operación es al modo de una ecuación
donde la incógnita se localiza en otro lugar. Por ejemplo: 4 ♦ x » 8. Es una
manera de plantear el problema en la cual uno tiene la solución. Se sabe,
da 8. Pero no se conoce uno de los datos que permitió llegar a ese
resultado. Las respuestas son variadas, porque la incógnita se puede
despejar como:
x« 4
x -2 2
x-V l6
Son tres maneras que requieren de trabajos totalmente distintos.
El trabajo que imponen los seminarios de Lacan es de este tipo,
porque Lacan no despliega todos los datos del problema; da la solución
pero la Incógnita -a la cual responde toda la construcción que hace- hay
que despejarla para obtener el dato que nos falta.
El resultado en este caso es el Seminario 15, "El acto...", y la pregunta
es: ¿a santo de qué? Se podría simplemente decir que se le ocurrió por
azar trabajar este tema o que se le apareció en algún sueño. Sin
embargo, preguntarse "por qué el acto" requiere ubicar el seminario,
clase a clase —
Propongo responder esta cuestión en tres direcciones, al estilo de: 4
ó 2 al cuadrado ó raíz cuadrada de 16.

y \ frim em dirección en el Seminario 15.


~ Paríamos da la sorpresa, de lo Inesperado. El 10 de junio del 69. dos
años después de haber dado el seminarlo en forma oral, Lacan escribe:

11
GACELA BttOuSZY

.“Nunca visto, ni oído, a no ser por nosotros, es decir, nunca señalado y _ •


aun menos cuestionado: el acto analítica./. ¿Por qué darle al concepto ~ :
de acto un carácter tari noveaoso o aesapercíbido (“nunca visto, ni ’ ^3
Oído..."1), cuando la tradición psicoanalítica no ha descuidado nunca la
dimensión deLacto? Freud mismo coloca el acto, tanto al comienzo^
como a mediados de su enseñanza, en un lugar totalmene prevalente.'
Así que orientémonos en primer lugar hacia la obra freudiana.
El tema del acto está presente en Freud y tiene dos grandes entradas/ r - \
La primera es ubicable a comienzos de su enseñanza, e n y j
“Psicopatología de la vida cotidiana", de 1901. Es un gran escrito sobre vi/
eTücto que puede ser colocado en la misma serie de las otras.Cjc.Vcr
formaciones aei inconsciente es decir, en serle con “La interpretación
de los sueños" y "El chiste y su relación con lo Inconsciente", los tres Y / * * 3
textos que hacen a la primera tópica de Freud y a la gran novedad que ^
hace surgir en el mundo: la Idea de que el inconsciente es tn te rp re ta b le ,^ ^ ^
que el Inconsciente no se manifiesta a cielo abierto sino a partir de sus
o . L-w
retoños, de sus formaciones; es a través de ellas que podemos d a r ,
cuenta de la hipótesis del inconsciente.
• La primera forma, entonces, en que aparece el acto en e i ° ^
psicoanálisis freudiano es desde la perspectiva, como ustedes conocen,
del acto fallido o del acto sintomático..
Toda la “Psicopatología de la vida cotidiana" es una gran
clasificación -no del todo segura- sobre los actos. La idea que guía a
Freud esjjue-los actos.no son inocentes, no son meros movimientos.
sino que-tienen una significación:-Ésta es la puerta por la que el acto
entra ai psicoanálisis/Y a partir de esto, uno ya no puede decir que si
toma un colectivo equivocado cuando tenía que Ir a sesión es porque
había dormido poco y estaba cansado; o que si cuando llega al
consultorio del analista y saca la llave de su casa es por la costumbre.
Todos .estos actos son interpretables.» de la misma manera en que es
i interpretable. unsueñol
I — Actualmente está más de moda leer el Seminario 24 de Lacan -donde
se supone que está la piedra filosofal del psicoanálisis- que"
."Psicopatología de la vida cotidiana", Sin embargo, conviene volver a
leer este texto freudiano del cual se aprende y se disfruta (dimensiones
que están en estrecha relación, pues solamente se aprende cuando se
disfruta). Conviene darse una vuelta por el .capítulo que se llama
“Errores", que es la referencia que toma Lacan en la primera clase del
Seminario 15.*Se puede ver ahí cómo Freud interpreta la confusión del
nombre de Aníbal con el de Asdrúbal en “La interpretación de los
Fu7>ZM.W37GL£ —3 JL'WTlCO

sueños", c por qué confunde una ciuGad con otra. También se puecer.
encontrar allí veinte renglones donde Freud explica de qué manera la
peculiaridad de la lengua favorece estos errores, Indicando asilo que ha
sido siemnre el interés de Lacan: las_coordenadas de lenguaje,
simfrftliras, qnp h^y pnrnntri1r de todo acto! "
„ Pasemos a 1912. “Recuerdo, repetición y reelaboractón" es la segunda
gran entrada a la cuestión del actóen laeñseñanzá de Freudr Hay aquí un
cambio de perspectiva. Fréud no se desdice pero hay que reconocer que
_aborda el acto desde otro lugar, desde lo que se opone a la rememoración* ,%
Y es entonces cuando introduce la famosa expresión- agieren* términóV
alemán que ha sido traducido a las versiones inglesas debtrachey como . . u .
artina mit
•gains out. .Proviene riel latín aoere:
-Proviene- del agere: aacto, actuación, artlvn
rto actuación activo, actividad
actividad, •
actor, actriz.* La misma raíz da cuenta de estas distintas modalidades dei \ J
acto. - Pero cuando Freud lo trabaja en “Recuerdo, repetición y
reelaboración", no lo hace como e! acto interpretable sino como el acto.-o ^ v-
que se opone a larememorarión que desembocaría en la interpreted r,.* L».
. Ls decir, ubica en ei acto aigo que es contrario a !a lógica del inconsciente,*
puesto queel inconsciente tiene una maneraae repetirse y el acto. otra._
Lacan aborda estas dos maneras de la repetición en El Seminario fl. Les
cuatru conceptos fundamentales del psicoanálisis, cuando trata de hacer la
diferencia entre tyche y automaton.
. Estas son, entonces, las dos grandes perspectivas que tiene Freud Y \
sobre el acto: en tanto interpretable, remite a “Psicopatología de la vida
cotidiana"; en tanto lo que se opone al inconsciente, remite a "Kecuerdq í <
repetición v reclaboraclón". En las dos primeras clases del Seminario 15
Lacan empieza a desplegar todo esto muy lentamente..
— / Qué es lo que la lleva a Lacan a decir: "hunca visto, ni oído, antes
que nosotros..."?
Evidentemente, hay que orientarse y entender qué está diciendo, en
su estilo, sin dar las coordenadas.i^acan está diciendo que la práctica
l
de Freud no era una práctica acorde al acto analítico.* Y si ustedes
quieren alguna prueba de que ailrmar eSTO ntrse debt* a mi manera de
ubicar a Lacan respecto de Freud, lean la página 58 de El Seminario 11,
donde Lacan dice que ni Freud ni ninguno de sus epígonos dieron nunca i <
el valor que convenía al concepto de acto.

2 Segunda dirección en el Seminario 15.


' y 5e reliere, ya no a Lacan respecto de Freud, sino a la ubicación de
g t e seminario en la propia enseñanza de Lacan.
-El concepto de acto tiene sus antecedentes en el concepto de
relación analítica^ por ejemplo. Es así como Lacan se expresa en los
'comienzos. Pero la idea de la relación analítica supone el esquema con
el que la piensa: el esquemi
or*

>

Ei lugar del analista, /.tiene que estar en el eje S-A, o en el eje ¿k ?? .


Conocen la respuesta: no tiene que estar en el eje a-a', porque asi la ^
relación analítica se degradaría a la especularidad. La buena posición
del analista es en el lugar dei Otro, en A: esta ubicación tiene una
variación cuando después el Otro es el Otro tachado. ?
Esto acompaña la enseftanza de lacan hasta el Seminarlo 6, "D deseo 1
y su interpretación". Inclusive, bon los iNUIIlL’Mus en qüeTTírán teoriza 1
-siguiendo la primera tópica de Freud y traoajando el chiste, el aíTU —
fallido, la pslcopatología de la vida cotidiana- sobre la primacía de lo \
simbólico v las formaciones del inconsciente. ' * 1
la ética. ¿ [ Seminario 7. introduce la CnsaJ algo que no se extrae de
los textos de la primera tópica y que hace que, por ejemplo, Lacan se O e s A
dirija al “Proyecto de una psicología para neurólogos”, de 1895.
El Seminario 8. “La transferencia", una vez ubicada la Cosa, es la 5/
p , primera transtórmacíon en lá concepción de la relación analítica. cV>
tLacan ubica la Cosa eii el COnsiiltQfló. ¿Lomo/ Surge la idea de
imaTporno la co6a preciosa queestá encubierta, tapada por ropaj^T q t ,-^ULC *
eo es el tesoro. Y la relación analítica deja de ser pensada en los j
mismos términos porque comienza a ser pensada según el analista y la
Cosa: q! analista encarnando, no al Otro (A) sino a la Cosa, el acalma, lo
que va a devenir luego el objeto a.
Es así como la idea de" la relát'lUrranalítica va cayendo, acompañada
por la caída del analista del lugar del Otro. A partir del momento en que
la dialéctica de la C^osa entra ai consultorio, ¿dónde está? ¿Del lado del
analizante o del lado del analista? ¿Dónde se ubica ese peso de la Cosa?
L Peso que no lo tiene el Otro y su interpretación.
^ E! Q Identificación” y el S e n a r io W “la angustia",
, siguen las consecuencias de esta transformación, tn el Seminario 9. se
ven las consecuencias del lado del sujeto, es decir, se ve cómo haber
introducido la Cosa redefine el estatuto mismo del sujeto. En e! Seminario
l'j s 6 ven ¿as consecuencias del lado del objeto y de los efectos subjetivos
de ja Cosa, es decir, la angustia. Es en esta dialéctica qnp
Seminario 1$, dáñelo más vueltas sobré la misma cuestión.
bemiñanc^ \ marca el comienzo de su ruptura con FrenH Hay pn»
reconorérqueen este seminario Lacan cuestiona radicalmente a Freud,
no sólo desde la perspectiva de la institución analítica sino también de
la organización de la experiencia analítica misma, en la medida -si se
sigue la lógica del seminario- que Freud no le da su lugar al objeto a en
la dirección de la cura.
- Si ustedes leen por ejemplo El Seminario 1, Los escritos técnicos de
Freud, en la página 156 Lacan está hablando del actins out v “se
r
trata de encontrar en un acto su sentido de palabra". Es exactamente la
tesitura de Freud en “Pslcopatología de la vída cotidiana^ un acto vale
lo mismo que una palabra Dice Lacan: “...en ^p trar en un artn su
sentido de palabra, ya que se trata, para el sujeto, de hacerse reconocer.
Ún acto es una palabra . Hay una equivalencia total entre acto v palabra.»
en el horizonte poréTque lo que Busca la palabra es el reconocimiento
deTUiru. Por éjei'liplü, ¿uanrtu dtgu "tQ'Wts 1TTTalumno", es para que del
otro lado venga “tú eres mi maestro". Se trata de la palabra, no en una
función de comunicación, sino en su función de ubicar a quien habla, de
ubicar el lugar de quien profiere 1APalabras-------- -------------------------
Lingüísticamente, el emisor recibe del receptor su propio mensaje en
forma invertida,~péróya antes de eso esta Ia~pálabra como búsqueda de
—reconocimiento y el Otro como testigo. Es la perspectiva de que un
análisis no llega al final si el analista no reconoce la palabra v e r d a d e s
;.Qué es lo que hav que obtener, en la enseñanza de Lacan, para llegar
a la idea del acto analítico?. Evidentemente, hay que separ'áfSé dé
concepción del acto. ¿Qué pasos hacen falta?^ “
, - bn primer lugar, se debe demostrar la inconsistencia del Otro: es
'del Utro no se puede esperar ni el reconocimiento ni la función de testigo
f e la palabra que reconoce la palabra verdadera.]Demostrar que lo que es
activo en la experiencia analítica es el objeto a, que el concepto de sujeto
no es exactamente equiparable al sujeto del inconsciente y que el análisis
por la vía del inconsciente es un análisis infinito. Hay que pasar por todas
esas demostraciones para que se vea el recorrido completo del arco al
cual después vamos
_ fistingue un acto de una acción? Lai respuesta de Freud es la
;ue da Lacan en El Seminario 1: un acto no es equiparable a una acción
porque las coordenadas del acto son coordenadas simbólicas: es decir,
cí acto es significativo, significa, es Interpretable.»Y cuando lean la
primera clase van a ver toda la discusión que hace Lacan con Pavlov y

15
GñAOEiA ÜPCOSKY

~ su perro para explicar el concepto de acto reflejo.


Seguramente conocen el renianírioejempln de liaran sobre qué sería
un acto: el ejemplo de César cuando cruza el Ruhicón; Alguna vez habría
que hacer una excursión organizada por el Campo Freudiano para Ir a ver
el Rubicón. Ninguna empresa de turismo Italiana ha tenido la idea, pero es
seguro que sería un buen negocio, a condición de que se acompañe de un
buen guía, porque el Rubicón se salta como se salta un charco. No crean
que saltar el Rubicón es como el cruce de los Andes que hizo San Martín,
una epopeya, días de hambre, nieve... Nada de eso, no hay que hacer
ningún esfuerzo físico para cruzar el Rubicón, se cruza en un salto.
Justamente por esto, ¿qué es el acto? No hay ninguna acción
grandiosa en César que permita decir que pasó a la historia por ella. Se
trata simplemente de que.el Rubicón marcaba el límite que no podía
atravesarle! ejérdtc _de_la República, no podía entrar en lo que se
llamaba Italia, propiamente dicha. Y quien pasaba esc limite,
automáticamente pasaba a la categoría de enemigo. Lo que hace César,
entonces, es desafiar á las leyes de la República,Jr más allá de las
coordenadas simbólicas que regían las leyes de la época. César,
A fectivam ente, antes de cruzar el Rubicón es un soldado de la
República, después de cruzarlo es un rebelde. No es más el mismo/ Y,
por supuesto, esto entraña muchas consecuencias para su vida; pasa de
ser un genera) de la República a ser un rebelde.
Este es el ejemplo ooe da Lacan para explicar qu&un acto se mide por
las coordenadas simbólicas, que no representa ninguna accíOn. ningún
gasto físico*Pero se entiende que para ir más allá de las leyes, hay que
tener a los leyes en el horizonte! h.iv Que ubicarla Otro e ir más allá de él
Es lo oue permite presuponer que siempre el Otro acompaña la dimensión
del acto, precisamente para ir maslfllálle éT perñhn hay acto sin OtmiEl
ejemplo de César muestra esto. Hay que trazar primero el límite para
despuésver cómo se replantea. Hace falta la ley simbólica para ver cófqo /
yse la transgrede, cóm oséta sobrepasa; si eso no está, no hay acto.
Una vez que uno tiene esto asegurado, hav oue poder entender ln
implica que a partir del año 67, a partir del Seminario 15. “El acto
psicoanaiiuco »Lacañ~aflr!ne quo erado ei sin Otro.oe trata de una doble
sorpresa: el acto es sin Otro y también es sin sujeto, pues en d momento
del acto no hay sujeto. Ni hay Otro, ni hay suiety.~V es eso lo que define el
acto en tanto acto analítico»tensar la relación analítica así es complicado.
~~Lo vamos a tener que demostrar, pues de evidente no tiene naflaT"1
Pero, si se sigue el razonamiento “macro", se entiende que Lacan diga
que.el acto cae del lado del analista.«Ah( se comprende un poco más.
I
FuSUMi&iTOS* ¿ i . ACTJ ASJdTT.X
%
4
■porque decir quADfl-h&Ptro y que no hay sujeto en el acto, no quiere
dgcir que para el analizante no haya Otro y no sea'sujeto.'guierp ¿¿¿¡r I
qge el acto le corresponde al analista; es para el analista para quien en \%
ei acto ni hay Otro ni hay sujeto.* Ésto serla !a pureza cet ac*ó, flór %
supuesto. El control es una práctica que sirve para darse cuenta de gu^
manera, para el analista, hay utro y hay suje:o. y cómo eso dificulta la %
conducción de la cura. ---------------
Si se piensa en el simple hecho del Rubicón, se ve quo-el acto tiene
f¿ $ ¿ . algo oue_ver con el corte, oue instala uñantes y un después'. Tiene una
^ tot^rqpntp y estructural con la cuestión de la i
k temporalidad:porque uno no se pasa la vida haciendo unlcto. Un acfo [%
^nÉ nstanteís eLmomento en que.se salta. Su temporalidad es la del
in st a n t^T sex ac t am ente lo que no puede ei neurótico. El neurótico.
sobre todo el obsesivo, considera que nunca llegó "el fruen m
el agua está fría, se- no jan los zapatos, mejor esperar la primavera
porque el tiempo es más lindo, mejor ir a pedir permiso, qué me van a
decir después, ya lo hice una vez y no resultó, en fin...
es |a ngi,irnsis?-La neurosis es el relato de la negación ¿?\ ?c*r,
ST Y se puede hacer el esfuerzo, en algunos talleres se va a hacer, ce ubicar
cómo la cuestión se verifica no solamente en la obsesión, donde es i%
rutilanteTsino para la histeria y para la fobia también. »
/ ;.Qué es el perverso? fcs el sujeto que se engaña respecto de un acto. P
> c i Es alguien que quiere tener un saber Hacer sobre ef acto y eso 10 ;%
precipita a hacer muchas cosas, cosas ante las cuales, por cierto, el i*
neurótico retrocede; pero no es un acto básicamente porque la
dimensión del Otro es totalmente necesaria oara la perversión v. ti
normalmente, uno puede preguntarse ante lo que es el acting out .*
perverso: ¿a quién va dirigido?
Toda la lógica de la sesión, de la sesión corta, de la puntuación, la
lógica de esa manera tan especial que Lacan tenía de utilizar el tiempo.
v> es totalmente so ft!fcléfcW*EKTBíSWwdiTtif.TiWiP acto. «El gran texto de 0 V
Lacan sobre el acto es el nuevo sofisma*eI texto sobre los prisioneros
E
que tienen que tomar la decisión de salir. £s a partir de lo cual Lac¿-n
formula, los tiempos lógico^: el instante de ver, el tiempo para ¿
r , comprender y el momento de concluir oue constituyen su teoría del ^ *
aiiq_antes que se ocupara explícitamente del tema en el Seminario 15/
¿Adónde nos conduce todo esto? Vamos a completar la lectura de los
primeros cuatro renglones de/la reseña sobre “El acto...", que dice:
“nunca visto, ni oído, a no ser por nosotros, es decir, nunca señalado, y
aún menos cuestionado, el acto analítico ¡o vamos a suponer a partir del
%
momento selectivo en que el psicoanallzante pasa a psicoanalista”. Es
decir, que el acto del que ahora se trata no es el de te sa r cruzando el
Rubicán. Ahora César es el analizante y el Rubicón es el momento en el
que dice: “soy psicoanalista”.*
4 De esto se trata Toda la interrogación del Seminarlo 15 desemboca en
Interrogar al analista por su acto, no solamente por su acto en la dirección
dé la cura sino por ese acto a partir del cual es otro. Antes era analizante,
paciente: ahora esanalista/No es: antes era estudiante, ahora es psicólogo,
o antes era estudiante y ahora es médico, o antes era estudiante y ahora *
terminó de cursar los seminarios del ICBA. Es otra dimensión. No es: alquilé
un consultorio, puse una chapa, colgué el diploma y puse un aviso en algún
diario. No tiene nada que ver con el ejercido profesional, con el ejercicio del
psicoanálisis como praónca social. »ls un instante, un instante que
solamente se deduce de un análisis, un instante en ef que se cambia de
posiciónJüs Jo que Lacan interpreta para decir a la comunidad analítica que
el analista se olvida de ese momento.
be suele contraargumentar esto diciendo que sólo ocurre en el
supuesto caso de que uno no practique el psicoanálisis, pero que la
verdad es que uno practica mucho tiempo antes de que ese salto se dé
en el propio análisis.
Es cierto, pero podemos recurrir a algunas cuestiones de
“Psicopatología de la vida cotidiana" o de “El chiste..." para comprobar
que son dos planos distintos. No hace mucho un colega me comentaba
que. aun después de quince años de práctica, cuando tenía que tomar
un avión y llenar el formulario que dan en la aduana donde se pregunta
por la profesión, nunca le resultaba cómodo poner "psicoanalista". En
efecto, no es una profesión ser psicoanalista. Hay algo deslocalizado en
esa cuestión de decir “soy psicoanalista", que se manifiesta en esta
tontería de la vida cotidiana relatada por un colega. Quizás conocen el
famoso chiste: “¿Qué es un psicoanalista? Es un médico judío que le
tiene miedo a la sangre*.
Hay algo fatalmente difícil para un analista en decir “soy". También a
la comunidad en general le cuesta su definición: ¿es un psiquiatra, un
psicólogo, puede dar recetas? La comunidad no tiene por qué saber qué
es un psicoanalista, pero cuando es el psicoanalista mismo quien no lo
sabe, es un problema. 'Ese momento en el que podría decir “soy
analista", Lacan dice que “está~oTvidadcr. -*

rerr°ra dirección pn p( Seminario J5.


Desembocamos en ella por todo lo dicho anteriormente.
Esta tercera dirección ya no es ni en relación a Freud ni en relación a
la enseñanza del propio Lacan, sino que se refiere al momento mismo en
que se despliega este seminario.
/E l acto psicoanaiítlco" es del año 67»Vov a dar algunas referencias
temporales de este momento que considero importantes.
^En 1964 Lacan funda su Escuela. El Seminario 11, Los cuatro
concepl(K~rque elegí trabajar el año pasadoTtiene. por supuesto, un
valor en sí mismo, pero también es importante porque coincide con el
momento en que Lacan hace su arlo, el acto de fundadóñcíe su Escuela,
a continuación del acto que vino por parte de la IPA de excomulgar a
Lacan. NI la IPA ni Lacan fueron los mismos después de ese momento.
Haber elegido para trabajar este año el Seminario 15, “El acto../,
también tiene una motivación similar.»Hay que recordar que este
seminario,empieza un mes después de que Lacan propone a su Escuela
fcTque conocemos como la rreposición del 9 de octubre de 1967 sobre
el psicoanalista de la Escuela": el pase, un nuevo procedimiento para ser
psicoanalista de la Escuela, oue de alguna manera completa lo que venia
desde el año 64 con su acto de la fundación.»
Hay dos cosas a destacar. Primero: la eliminación de la lista de
nominados. Segundo: la famosa frase-»» analista sólo se autoriza de sí
mismo", hsta frase remite a ese momento en que alguien dice “soy analista"*
no porque recibió un diploma ni porque cursó diecisiete años un estudio.
Reconozcamos que ese momento en que uno dice “soy* no es fácil para
nadie. Es como si uno siempre estuviera en falta respecto a ese “soy".
La “Proposición...” completa el acto de fundación. ¿Qué quiere decir
autorizarse, no por la parte de saber profesional que uno adquiere, sino
por k? que uno obtuvo en su propio análisis? Esto implica que Lacan
introduce una~dIferencia con la terapía y las jerarquías e inaugura el
procedimiento deTpáse destinado^ Que. 165-flu*' quieran. den menta de-
ese momento de pasaje de analizante a analistaTpara que no lo olviden
y para que hagan de eso algo que ¿é ¿éDa. qué Sé haga saoer a los otros.
~ La Proposición..." es del y de octubre de 1967, la primera clase del
Seminario 15 es del 15 de noviembre d d mismo año; sólo un mes y días
de diferencia.
En d acto de fundación, ¿qué dice Lacan? Empieza así: “Fundo -tan
solo como siempre he estado en mi relación con la causa
pslcoanalítica...”. La palabra fundo pertenece a unajdase especial de
palabras cue en lingüística se llaman^>erformativos7en donde la misma-
. palabra equivale ai acto. Es decir, una vez gt*» nnn diré "tnrnn ja rpsa
está fundada: Es lo mismo que cuando uno dice "disuelvo", una vez

19
Q u o o a Bxcostn

dicho, la cosa está disuelta. Decir "propongo" es totalmente distinto.


Cuando uno dice fundo, al otro puede gustarle o no, puede ser que uno
se quede solo, como siempre estuvo y seguirá estando, se asume el
riesgo ya que una vez que se dice "fundo", algo está fundado.
Cuando se dice “propongo", en cambio, se espera la respuesta del
Otro, le propongo al Otro. SI ustedes recuerdan los avatares de la
historia del movimiento pskroanalítico lacaniano, Lacan propone y lo
que obtiene es un “no". Ahora en las Escuelas se obtiene el sí más
fácilmente; Lacan en esa época debía roer huesos un poco más duros.
Su Escuela dice “no".
Es sobre el fondo de esa propuesta y de ese "no" -no al pase- que
Lacan, una semana después, empieza su seminario sobre “El acto
pslcoanalítlco". Veamos todo k> que Lacan trabaja en esos meses.
•£19 de octubre del 67 hace la propuesta. Recibe un "no".
•El 15 de noviembre del 67 empieza el Seminarlo 15.
•El 6 de diciembre del 67, tres semanas más tarde, da un famoso
djscurso en la Escuela Freudiana de París.
•El 14 de diciembre del 67 escribe “La equivocación del Sujeto
supuesto Saber".
•El 15 de diciembre del 67, en Roma, escribe “La razón de un
fracaso", donde empieza a teorizar el porqué del “no".
•El 18 de diciembre del 67, en Roma también, escribe “Del
psicoanálisis y sus relaciones con la realidad". ¡
Entre el 9 de octubre y el 18 de diciembre Lacan elabora todos estos
textos decisivos, donde despliega las razones que lo llevaron a su
“Proposición..." sobre el pase, a considerar que el psicoanalista tiene
horror de su acto, que lo olvida porque tiene horror y no quiere saber
nada de eso* Lacáh_ recién obtiene la aprobación de su Escuela a su
propuesta dos aflos más tardecen el 69.*
Esta tercera dirección permite entonces entender por qué interroga
el acto" entendido LiHflo ailu mwHtteo^fflPque imeríoga finalmente su
propio actóT sil acto de fUTRlál'IOn y l'OnsecuériciaS. por ¿¡ue
interroga- el "no" de su Escuela y por qué interroga la relación del "
p sicqanalisla co n el ai'lty. ------------------------------------------------------------------
Fl Spqiinarin 15 está dedicado al psicoanalista y también a la clínica.
Pero es cierto que se PuedeJeer desde tres perspectivas: 1) desde la
perspectiva de la rUnirá del acto: acto, pasaje al acto, acting out,
angustia, acto verdadero, etc.; Zl desde la perspectiva del acto analítico,
del acto del analista en la sesión; es decir, la interpretación, el corte, la
puntuación. toda la dimensión del tiempo; 3) desde la perspectiva del
Fusdamextos. El acó asautico

a n o r f , I-aran, v la rw n n ^ ta que obilane de su acto. En esta


perspectiva, este seminario puede leerse como una Interpretación a la
comunidad analítica.
Es esto lo que tenía para decirles hoy. Les propongo que lean las
cuatro primeras clases del Seminario 15. Las tres primeras están en el
eco de lo que comenté hoy, la cuarta adelanta lo que voy a trabajar la
próxima. Les recomiendo además que lean dos textos: de “La cosa
freudiana o sentido del retorno a Freud en psicoanálisis", que está en los
Escritos, el apartado “Yo, la verdad, hablo"; y un segundo texto de los
Escritos que se llama “La ciencia y la verdad". También pueden leer de Ei
Seminario 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicocnalítica. ei
capítulo que se titula “El saber y la verdad". Cuando lean la cuarta clase
del Seminarlo 15. van a ver hacia dóndé^nos dirigimos, hacia la
InTerrogaclOiTdc un triángulo auc Lacan hare, tfopdc .interroga ja.-;
relaciones entre el saber, la verdad-v-eL^y^. Es por eso que les
recomiendo que lean estos textos que aluden" en otra época de su
enseñanza, a las relaciones entre el saber y la verdad.

Pregunta inaudible.

Graciela Brodsky.
Es una pregunta muy pertinente, dónde queda ia interpretación, en
tanto la interpretación es el correlato de -as formaciones de-
inconsciente. aquello que podría darle sentido al sinsentido de las
formaciones del inconsciente y parece quedar un poco desplazada con
esta perspectiva del acto. Lo interesante es ver cómo Lacan Incluye la
interpretación en esta perspectiva, porque si no se puede producir algo
que ocurría mucho en otra época y que era muy divertido. Se decía:
"hoy le hice un acto al paciente X". Se habla puesto muy de moda. Así
como se suele decir “me hace pregunta" y cosas así. en esa época se
decía: ‘le hice un acto", k) cual quería decir “le corté la sesión, le
aumenté los honorarios, lo miré con cara rara"; en fin. como si el
registro de la interpretación fuera opuesto al registro del acto. Hay que
entender que están exactamente del mismo lado el corte, la puntuación,
la cara rara, el aumento de los honorarios y la interpretación. Así que
mucho más pertinente que decir “le hice un acto", es decir “lo
interpreté".

15 de mano de 2GC0.
II. Lo q u e falla en el sa b e r

Las cuatro primeras clases del Seminario 15 -que des embocan en^l
esquema de los triángulos, al final de la cuarta clase- están atravesadas
por un tema que, si bien no es el único, marca la dirección en la cual
avanza este seminario, al menos en sus inicios.
Hay dos perspectivas que se pueden correlacionar. La primera del \
ellas es la relación entre saber v verdad. La segunda es la correlación i -
que hage Lacan entre aclQ v ética (pues se puede articuiar~é5TéT
Seminarlo - “El acto psicoanalítico"- con El Seminario 7, La ética del £
psicoanálisis). ¿Cómo se 1un tan estas dos perspectivas? / 0
La pregunta con la que empieza esta reflexión se inscribe en las
múltiples variantes que Lacan va mencionando del acto: el acto fallido,
el acto sintomático, la pregunta sobre si el acto es la transferencia, si es
la interpretación, si se confunde con la acción, si es equivalente al
binomio pasivo-activo.
Ijw^n ^ r fi"tfTi modos en míe aparece el térmiqo
"acto" ^ n la obra de_ Freud v también en sus usos habituales. En
determinado momento hace yn desplazamiento er.tre acto v acta, que
en francés se escriben y se pronuncian exactamente igual. De ahí que
durante mucho tiempo se haya hablado del "acta" de fundación de la
Escuela Freudlana de París, y después se haya pasado a hablar del
“acto" de fundación. Nada indica que haya que llamarlo de una manera
u otra, a no ser la Interpretación que uno hace. Es una manera de volver
a decir que el sentido siempre surge a partir de la Interpretación. Y el
ejemplo que tenemos aquí es esta vacilación entre acto y acta.
Lacan usa la expresión “acta" para dar cuenta de lo que menciona
como “acta notarial”: el acta de nacimiento, el momento a partir del cual
se inscribe que algo ha nacido, pues la constatación lenorn¿nica no
. haceiaita mscnEirloTgue se diga. Y es en esta deriva de
su reflexión sobre el acto de nacimiento (recordemos que no se trata de
un escrito sino de un seminario que se va armando a medida que lo dice)
que Lacan se formula en la primera clase la gran pregunta: Este campo

23
Graciela Brodsky

Hay que definir cuál Lacan lo aclara a continuación:


es el canino del Inconsciente. Entonces, la pregunta permite
cíiinensionar las importantes consecuencias que implica, pues se trata
de saber si el inconsciente pyistia, antas rie nnp el nsicoanál|sjs lo
nombrara como su campo, como aauello de lo cual se ocupa.
La reflexión continúa en los siguientes términos:'Por supuesto, había
hecho sentir sus efectos pero, ¿quién lo_sabía? ¿Quién sabía que los
actos faJI¡dos7To5 sueftos, los síntomas -que existían, por supuesto-
eran formaciones del inconsciente?
Es así como en este breve comentario Lacan articula dos (¡gestiones.
La primera es preguntarse "quién lo sabía"; se trata de una pregunta por
eil ^ evocar el famoso sueño oue Freud comenta: "soñé
’que mi padre estaba muerto, pero no lo sabía". Lacan toma ese sueflo
como el paradigma del Inconsciente, llegando a afirmar que no se trata
de que el padre no exista o. más aún, no se trata de que Dios no exista,
sino de que es inconsciente.
La s e t ^ dg <^ie^ión que se abre ya había sido anticipada en El
Seminario H , cuando Miller le pregunta cómo concibe el estatuto del
inconsciente, qué es el inconsciente. Y Lacan responde que el inconsciente
no es una cuestión de ontologia, sino de étffi. ¿Qué quiere decir con esto?
4?" í a es una rama de la filosofía que se ocupa de responder
' las preguntas sobre el ser: si algo es o no es. Los desarrollos sobreveste
tema llegan a grados increíbles que se pueden seguir, por ejemplo, en
los primeros capítulos del Curso de Miller Los signos del goce, donde
retoma la Interrogación de la escuela de Platón, específicamente de
Plotino, quien reflexiona sobre si lo Uno es o no es.
Lacan responde entonces, que cuando se habla de Inconsciente no
se lo puedeiiacrr correr por los carriles del ser o no ser, que serían los
carriles ontológicos.
Hay una vieja discusión en filosofía sobre qué es primero si “el huevo
o la gallina", es decir, la discusión que pone en tensión la gnoseología y la
ontologia. La ontologia se ocupa de si las cosas son o no son. La
gnoseología se preocupa por si las cosas pueden o no ser conocidas. ¿Qué
sentido tiene decir que existe algo oue no puede ser conocido por nadie?"
v ¿Qué es esa existencia material que escapa totalmente al conocimiento?
bon enormes discusiones que han atravesado La historia de las ideas.
En esa dupla de lo que es y lo que se conoce, Lacan Introduce una
tercera dimensión oye es la que le va bien al inconsciente, y llama la
dimensión é j ya. No es un problema de ser, tampoco un uroblema de
conocimiento; es un problema de querer ser.
x r —; r e . > v <- ¡-
v\ 'v A C
j c c - 5 'L¿\¿AML\70S. El acto a xo itkc

Es asi como en El Seminario 11 Lacan piensa al (gconsciehte. no


como algo que es. sino como algo que quiere ser. En torno a esfgquprMr
ser describe su Freiid anticipa de alguna manera ese empuje
del inconsciente en el capítulo 3 de “Más.allá del principio de placer",
cuando dice que "el Inconsciente sólo quiere emerger", como si hubiera
un querer propio del Inconsciente.
Se vislumbra ya, en este breve comentario, cómo se pmpiwa a articular
la cuestión del saber y de la ética, entendiendo por ética la manera como
Lacan la presenta en El Seminario7, es dear, como una cuestión de desee.
Es por eso cue puede decir Que el estatuto del inconsciente es a i c a porg^T'
'lo tormuia como un querer ser, como algo cei orden del deseo
La cuestión admite algunos pequeños desplazamientos porque, si
no, parece una teoría un poco anímista que permite imaginar un
inconsciente dotado de un querer. El inconsciente tiene un mecanismo
que Freud y Lacan describen v que puede ser tomado o bien desde el
ángulo de la repetición, n hipn p! Ha la pulsación: romo algr> Hp'
orden de lo que insiste o de lo que emerge; de lo que se repite o de lo
que se encuentraTSon distintas mar.~¿r¿s ae formular el modo en que
presenta eso que llamamos el inconsciente.
Cuando se articula el inconsciente con una cuestión de desee,
conviene hacer la salvedad de que no es seguro que el deseo i®
pertenezca al inconsciente mismo, sino oue tal vez hava Que suponer e:
deseo de Freud en ese hacer existir al inconsciente. Es así como en
dialéctica, que se juega en las preguntas "¿quién lo sabía?" v “;cuál es su
gstgtuto?’*, se llega a fnrmnl^pjó^ ^ 1 deseo del analista, entendida^:
^ s te c a so ro m o el flesgg-dj»-fa»ud
»to implica una increíble consecuencia: el inconsciente, ese campo
sobre el cual pretendemos reinar y gobernar más o menos -y que es la
materia de nuestro trabajo cotidiano como psicoanalistas-, es un
terreno t^yaimont» trihutariA .a »i Hacpa Hp Freud: si no fuera por su
deseo, el inconsciente no existiría. Tiene un peso enorme afirmar esto.
puesto que al mismo tiempo se constata que sus efectos se hadan sentir
mucKo antes de que Freud llegara al mundo.
£ste és el campo' en el cual se va introduciendo Lacan con su
reflexión sobre el acto.^1 tema no es nuevo. Finalmente lo que recoge es i
algo que viene desde muy lejos, que es la vieja tensión~que formula ia
Escuela de Atenas, mucho antes que la^scuela Freud lana, la tensIS __
entre_sl terreno del acto y el terreno ce !a xtencia.
Hay una manera convencional de referirse a esto. Algo está,/ '
potencia y hace falta una. c? jsa_ericientq^u.^!pjranyorjr.e
or

jn faga actual, 1^ dialéctica entre el acto y la potencia Implica ya la


dimensión del cambio; el esT5Tut5~irilsm(nígt 'Objeto cambia. Esto
Implica, de porsíT una dimensión temporal: qué estaba antes_y_gué *
.iHviq^^jgsmiés. Es decir, desde los Inicios de la rehcxiOrTsobre ia~
noción de acto, lasj nrstinnrt H>»; ^¡ i ;■c-i están presentes.
Tomemos el viejo ejemplo de "¿dónde está la estatua?". Está en ^
potencia en el mármol, que es la causa material. Está en potencia como
idea en la cabeza~deTescuItor, y eTla causa formal. Pero hace falta una
causa eficiente: la mano que agarra la herramienta para martillar el
mármol y consigue que se parezca a la idea que se tenía. Finalmente está
el resultado, la preciosa estatua, que es la causa final-
Toda la cuestión que atraviesa el pensamiento filosófico durante
siglos. desde Flatón hasta la actualidad, es si es legítimo decir que la
estatua estaba en potencia en el pedazo de mármol. Hay algo de cierto
en esta afirmadSn. pues si en lugar de un pedazo de mármol uno tuviera
agua, no se tendría en potencia una estatua, a no ser que se la congele.
Aunque parezca una digresión, plantear esta cuestión es. sin
embargo, uno de los pasos necesarios para entender cuál es el
problema del Seminario 15 al que Lacan está tratando de darle una
solución. Él se tomaba normalmente un afio para darle respuesta a un
problema, pero con un poco más de perspectiva, deberíamos decir que
se tomó toda una vida.
En esta discusión -sobre si es legítimo pensar que la estatua está en
- cTJii^^eiTefmarmol- se asienta el famoso concepto de retroacción
que manejamos frecuentemente. También se apoya y i esta cuestión
to3o eTproblemq la interpretación, del estatuto del inconsciente y
tPorque este debate, que atraviesa los siglos, termina por creáT
una de las cuales -la que a Lacan le Interesa- es la
que afirma rym aun m *nHn el mármol existiera antes que la estatua, en
una cronología temporal, solamente " ^ nnede decir-qiir la *
estaba en potencia en el mármol después que ía estatua ha sido hecha.
Es decir, aun cuando desde una perspectiva la temporanaao es1'*
cronológica, desde otra perspectiva primero está el acto y despuéTestá
la potencia. Sólo una vez que está la estatua se puede decir que ya
"estaba en potencia en d mármol. Pero con el solo mármol no se puede-
decir “ahí está la futura estatua". Se trata del rpecankmn rip Ja^ -o *
nUcipación que Lacan utiliza para el estadio del espejo y también. en el
Í eseo. bs el esquema mismo de una temporalidad q¿
■<i5TCTTT^'á'úñ?cronologia v quo depende precisamente del acto en X
tanto_creador. Se abre así un territorio que permite distinguir un antes ^

26
un después, algo que era de una manera y cambia para ser de otra, y que
hubiera sido imposible formularlo sin el acto. .
Esto apunta a señalar que el Inconsciente esperó durante siglos, j
; Dónde? Es como el mármol de la estatua, hizo falta el gesto, el acto j e 1
Freüifl, para que se pudiera decir que eso que los egipcios interpretaban i
como la palabra que se transmitía en el sueño o que para \os griegos
provenía del oráculo, era el Inconsciente. Bien, de acuerdo, pero ¿quién
lo sabía? Aquí es donde Lacan, en lo que hace al estatuto mismo del
inconsciente, da el peso decisivo a lo que es el acto de Freud. ___
Una de las referencias de Lacan en la tercera clase del seminario
remite al capitulo “Saber, verdad y opinión" de El Seminario 2, donde
tacan retoma uno de los diálogos platónicos: ei Menón. Se trata de un
diálogo sobre la virtud, marcado por una pregunta: ¿es la virtud algo
que se puede enseñar? ¿De dónde viene?
Platón señala en esta pregunta la diferencia entre dos modos del
saber: por un lado, el saber formalizado, el saber de la ciencia, la
episteme: por otro lado, otra forma del saber que no es tan sensible a la
‘HrmaJlzación y que se liama la orthodoxa, la opinión verdadera.
En este debate sobre cómo ubicar la virtud, aparece el gran desafío
de interrogar a un esclavo, de quien se supone que no sabe nada: la
suposición de saber es nula. El esclavo no conoce nada de la ciencia de
la geometría en la cual se entretenían los nobles de la ciudad. La
cuestión radica en interrogarlo para ver si, a pesar de no saber (en el
sentido de estudiar, de leer, de dedicarse a la filosofía), de todos modos
hay un saber en él. Y si lo hay. ¿de dónde viene?
La pregunta que se le hace al esclavo es: dado un cuadrado, ¿cómo
se hace para obtener otro que tenga el doble de superficie? Guiado por
la intuición, el esclavo dice que hay que duplicar la longitud de sus
lados, y lo dibuja en la arena. Pero lo que resulta no es lo pedido, pues
la superficie obtenida es el doble de lo que se hubiera tenido que
obtener (Figura 1], Sócrates le muestra esto y el esclavo se da cuenta,
pero aun así, no logra avanzar en la solución.

27 '
G raciela B ro d sk y

Dice Platón que Sócrates trata entonces de que salga a la luz eso que
se supone que el esclavo sabia desde siempre. Arriba asi a la
construcción de un cuadrado que es el doble del primero con el método
de la diagonal: se toma como lado la diagonal del primer cuadrado y se
construye un segundo cuadrado en el que la longitud de cada uno de
sus lados es igual a la diagonal del cuadrado de origen [Figura 2].

Figura 2

Platón nos da a entender que Sócrates logra la solución de una


manera totalmente intuitiva. ¿Qué es lo que Platón quiere demostrar
con esto? La t g ^ ^ ^ e ja j[e m in is c g n ^ Quiere demostrar que no se
aprende nada nuevo. que .todo lo que se aprende es algo ya sabido, y
que lo único que hace falta es iluminarlo bien para quc salga a la luz.
~~ Es exactamente la concepción que Lacan critica en El Seminario 11,
cuando*'aborda el temá~de la intgrDffftaciOrt ^soDre_todo. ei ae ia
repetición. Se trata de la misma pregunta: lo que se repite. ; dónde
estaba antes? La teoría platónica de la reminiscencia indica que no hay
naBanuevrTqiir, todo In q n r hay "
En realidad, Lacan ya critica esta concepción en El Seminario 2
(páginas S3 y 34) al referirse a la resolución d d problema del cuadrado.
Dice allí que el esclavo, "... con toda su reminiscencia y su intuición
inteligente, ve la buena forma (...) a partir del momento en que ésta le es
seflalada" por Sócrates (deben ser 8 triángulos y no 16). Pero esto no le
alcanza. Sócrates debe mostrarle que,"... al eliminar las cuatro esquinas
d d cuadrado grande, se le sustrae la mitad y se llega así a 8”, que es la
solución. Dicho de otra manera: Sócrates debe mostrarle que si d
primer cuadrado tenía 4 triángulos, d segundo debe tener 8; debe
mostrarle que es d doble de triángulos que contiene un cuadrado lo que
permite obtener otro cuadrado d d doble de superficie [Cf. Figuras 1 y 2].
Lacan quiere indicar asi la brecha que hay entre el esclavo y Sócrates
o, lo que es lo mismo, entre d elemento Intultlvo-imaglnarlo y el
elemento simbólico. El resultado es obtenido gradas a la noción que
Sócrates tiene de los números -8 es la mitad de 16-; "... aquí palpamos
el clivaje entre el plano de lo imaginario o de lo Intuitivo -donde

no
Funoaxlstgí £ : acto a.'^lthco

funciona, en eiecto, ia reminiscencia- (...) y la función simbólica".


Más adelante (en la página 35) dice Lacan: “Creo, precisamente, que
; hay dos clases de relación con el tiempo. A par^r riH ?n que
I una parte del mundO-SlmbóliCQ emerge, ella q eaTen efe^tq, su propio
j pasado. Pero no de la misma manera que laJorm a a nivel intuitivo,
j- Justamente en ia confusión de ambos planos estriba el error, el error de
I creer que lo que la ciencia constituye mediante la intervención de la
; función simbólica, estaba allí desde siempre, que es algo que está dado".
NóTiay que dejar que se escape esta afirmación de El Seminario 2: a
partir d d momento en que una parte del mundo simbólico emerge, ella
crea su propio-pasado, generando el error de suponer q- ^ ahí
desde siempre. Es exactamente la lógica del acto._Se trata de un
^hágase", un fíat, fíat lux. hágase la luz y la luz se hizo.
Esta afirmación es dei arto 54. En los artos 13-74 va a hablar de la
funcióp de la. nnminafi6n.rorn» lü Que hace existir la cosa. Es üh
-fenómeno muy curioso que el acto engendre la creencia de mu» a ^ l l o
•Jli-a-i piorno crea e^taha desde < ^ nm
Una vez formulado esto, se puede entender mejor lo que Lacan
menciona en estas cuatro primeras clases del Seminario 15 sobre el
Sujeto supuesto Saber.
~ En primer lugar, elSuieto supuesto Saber la ^reencia de que el
saber ya estaba allí, en Pofentia-En segundo lugar, es la suposición de
que^si hay saber hay un sujeto nue ennnre esp saber. Es lo oue lleva 11 a
Lacan a afirmar tajantemente que
_____________________ Queíonue
lo 9ue ^en «esta
l* perspectiva se le debe
, Hr al psicoanálisis, es una subversión del sujeto en réláólófl ai saber. .
T j%rsupuesto, se puede escuchar en esto el eco del textó
del sujeto y dialéctica del deseo en el Inconsciente freudlano" cuyo
núcleo es esta Idea de acabar con el error que supone dar a las cosas
como existentes desde siempre. Más precisamente en nuestro campo,i v
se trata de acabar con el error de dar al inconsciente el estatuto de! ' '
existente desde siempre, antes de ser nombrado.
Lacan también se refiere a la subversión del sujeto cuando dice que
ei acto es una estructura e i r i a . e u a i l ^ o b ^
subvertido. Y en la tercera clase del Seminario 15 llega hasta el punto de
decir que el análisis de la transferencia no quiere decir otra cosa que la
eliminación de ese Sujeto supuesto Saber.
51 estas cuatro prlmerái Clases 5é teen desde esta orientación,
resulta más fácil sumar a ella la reflexión cue hace Lacan sobre el perro
de Pavlov y entender de dónde saca la Idea Increíble de que todo este
experimento (que da origen al conductismo) dice algo, nc~3iT perro.
sino de Pavlov. Es decir, e! reflejo condicionado creado en el perro
(segregar jugos gástricos con sólo escuchar un sonido en lugar de
segregarlos ante la presencia de la came) de lo único que da prueba, es
de algo del lado del experimentador. En la misma línea pero algunos
años después, en el capítulo de Él Seminario 20. Aun, llamado "La rata
en el laberinto , Lacan retomaJa cuestión: si la rata, puesta en situación
artifidalTeh lugar de ir a buscar la comida deja de comer con tal de
hacer aparecer una luceclta v termina asi suicidándose, guiada por el
más allá del principio de placer, es por el deseo del científico. No se
prueba nada sobre las ratas, sino que ahí la rata es el científico, pero no
lo sabía. Es decir, el sujeto del experimento es el propio experimentador,
al igual que Pavlov en el dispositivo que inventa.
Al llegar a este punto, hace falta hacer un pequeño paréntesis y
echar mano a otra cosa.
En psicoanálisis, todo depende de una cuestión de perspectiva; es
decir, trabajamos con un objeto cuvo estatuto cambia de acuerdo a
cómo lo miremos. Si se elige como .punto, de mira, por ejemplo, la
perspectiva del síntoma, ¿qué es lo que se encuentra?, ¿qué estatuto del
inconsciente se encuentra?
Lo que se encuentra es el automaton, la.repetición de lo mismo. Nada
más ajeno ai estMufto del síntoma que lo nuevo. El 'síntoma és lo que no
cesa. Lacan lo define así años después desde la lógica modal. Es loque
se repite una vez y otra vez, casi siempre de la misma manera, al punto
tal que a veces lo único que se logra es desplazarlo un poco. Es más afín
al eterno retomo de b mismo. Nada en el orden del síntoma es afín a la
sorpresa, al acontecimiento Imprevisto. Pero hay que señalar una
excepción: lo qué podemos llamar el desencadenamiento, que quizás
sólo se vea en su verdadera dimensión en la psicosis y, a veces, en el
desencadenamiento de una fob la, que tiene puntos en común con la
psicosis por las mejores razones estructurales -con la salvedad de que
ésta última es una estructura solidaria con la forclusión del Nombre-del-
Padre y la otra ni siquiera es seguro que sea una estructura, “placa
giratoria" la llama Lacan.
De tedas maneras, salvo estas excepciones, el síntoma no es algo del
orden de la sorpresa. El obsesivo da cuenta de eso, es b que se conoce
como e! síntoma egos intónico: está tan acostumbrado a vivir con él que
ni siquiera le da estatuto de síntoma. Efectivamente, d síntoma es del
orden de la costumbre y para dar cuenta de esto. Lacan concibe el
Inconsciente como una cadena de significantes. En determinado
momento de su enseñanza hace una diferencia entre un significante y30

30
otro, es cuando piensa el síntoma desde la cuestión de su sentido. Y para
responder a esta cuestión le hacen falta al menos dos significantes: uno
que dé sentido al otro. En cambio, cuando piensa el síntoma como sin­
sentido. lo piensa como un significante, y un significante, y un significante,
nada distingue a uno del otro en esta cadena de lo mismo. Si se pasa de la
perspectiva del síntoma a la del acto, apelar al recurso d d inconsciente
como cadena formal no es lo mejor. J.-A. Miller apuntaba a esto cuando en
su última estadía en Buenos Aires habió del
inconsciente-suieto. Porque cuando estamos en la perspectiva del acto,
mis' bien volvemos a lo quesón los inicios en la enseñanza de latean.
donde se p»fierp snhre tyKr<^srianfft£úüii¿¿ulgtq o como verdad.
iiiüchomÁsqug al lnconscieñte“como saber.
' En realidad, desde una perspectiva global de la qiseflanza de Lac
se obtiene una cierta decadencia del Inconsciente como verdad y una
promoción del inconsciente como saber, y eso obedece sencillamente a
que Lacan dedica los últimos años de su a\ fftnrfio riel'
síntoma. Pero si ahora queremos volver a otra perspectiva del
Inconsciente -como destóio. como ¡o que emerge-, se entiende que no_
hay nada más antagónico con la estructura del acto que la repetición, al
punto tal que se puede hacer todo un ordenamiento de la enseñanza de
Lacan poniendo en una columna tcxlo lo oue queda del lado del acto v
eiToFra, lo que pueda del lado de la repetición. El cuadrángulo que se j
inaugura en la quinta clase del Seminario 15 va en esa dirección.
Si el síntoma tiene el modo lógico d ñ ¡o eme no cesa, el acto tiene el
modo lógico de lo oue cesa, de lo que “cesa de no escribirse4: es decir.
d¿pen üe abso Iutam ente" de la contingencia, nada ¡o hace necesario, 0
nada k? toma imposible.
Si el síntoma es del orden de lo que se repite, el acto es del orden de
Ip due se hace una sola vez"~
se Sospechá si verdádéraméhte lo son. El solo hecho de que el acto
entre en la repetición lo asemeja más al síntoma. Una cosa es fundar y
otra cosa es pasársela fundando. Una cosa es casarse y otra es
pasársela casándose. Hay algo que parece indicar que el acto déla de ser
acto cuando se repite. Es así como no contamos todas las Infinitas veces
que el Rubicon fue atravesado, contamos esa vez, la que marca un antes
y un después. Cuando entra en la repetición, su carácter de ~acto ~se
desvanece. Es lo oueTó llevaba a Freud a decir que en la interpretación
“el león salta una sola vez". Una vez es sorpresa pero a la quinta vez que
interpretamos lo mismo, ya se sabía: cuando se corta la sesión
imprevistamente, ¡qué sorpresa!, pero cuando siempre se corta la sesión
CXAOSIA BfiGDSXY

a los ocho minutos y medio es exactamente equivalente a cortarla


siempre a los 50. La lógica temporal del acto está acompañada por este
factor de acontecimiento, de evento, de sorpresa, toqos%rgnificantes~
que no usam<
~~ Si se sigue esta misma partición - que no es más que la partición del
objeto de acuerdo al punto desde el que lo miremos-, se entiende que
la pulsión quede del lado del síntomg. En tanto recorre siempre eí
mismo camino o circuito -en el que parece que se desplaza, pero para
volver al punto de partida-, la pulsión le va bien ai síntoifljL miel
Cjno el d ese o *
A ta f punto el acto es algo que no se repite oue Lacan piensa que
todos los actqs^SQrLfinalm ene fallidos, a excepción del único acto que,
cuando es logrado, no se repite: el suicidio. Y lo llama, en un momento
un poco patético de su enseñanza, el único acto logrado, porque no
tiene ocasión r+notirs*
La cuestión del acto se separa de la cuestión del saber. Esto fue
\ abordado nace unos aiRJi» un las Jomadas' dtrl a' fiQL "UT lógica de la
cura”, donde se trabajó sobre la operatividad de la lógica en tanto
aparato de formalizadón del saber. Se pudo constatar que -aun en la
lógica más clásica, aun en la lógica de las premisas y las condusiones-
el psicoanálisis es un dispositivo tal que nunca partiendo_ de las
premisas se llega a la conclusión, que entre las premisas y la conclusión
hay siempre una discontinuidad, un salto a dar. Esto echa luz sobre lo
Inútil de la anamnesis, de la recopilación de datos extraídos de un
cúmulo de preguntas que nunca permiten “saltar” de eso al síntoma
histérico u obsesivo, o al desencadenamiento de la fobla. En el análisis
se trata de entender por qué, por qué hay un síntoma, por ejemplo. Y
con la asociación Ubre se trata de ubicar la primera vez que se registró
o con qué tiene relación.
Lo que ocune es que, al mismo tiempo que cada uno de los hallazgos
en la asociación libre parece efectivamente dar cuenta del síntoma y
permite entender su porqué, inmediatamente hay algo que se escabulle.
Se pueden sumar los factores predisponentes, los genéticos, los
desencadenantes, todos los factores causales que Freud llamó las series
complementarias y, sin embargo, esta suma exhaustiva no llega a dar
cuenta del síntoma.
Ese hiato que hay entre las premisas v la conclusión Implica que
finalmente hav que dar un sa lta oue no hay otro moda de. atravesar el
Rubicón. En ese momento, lo que cuenta no es cuánto uno se ha
preparado previamente (con las mejores botas, todo un ejército atrás y

32
Fusüaml'sTOS El acto avalmeo

muchos pertrechos) sino algo que e*s del orden de la decisión, que
supone una cierta osacíia -aun cuando sea un esfuerzo físico reducido-,
que supone un clerto_soraje> que inaugura un antes y después, v que
escribe la historia que no estaba escrita antes de ese momento.
Se vislumbra entonces, por qué está en juego el concepto de
retroacción. Se puede pensarlo desde la clínica, tomar en cuenta el
momento en que algo irrumpe, el desencadenamiento de la fobia de
Juanito, por ejemplo. El pasado de esta fobia se escribe en el momento
en que se desencadena, no estaba antes. Lo que estaba antes era la vida
de Juanito. Pero la historia se escribe en el momento en que la fobia se
desencadenó, y no antes. Lo que está en juego aquí es el concepto de
retroacción del grafo de “Subversión del sujeto...’.
Si el síntoma nos inclina a concehir al inrr>n*ri«>ntP rr»mr> una
cadena, como articulación significante o como enjambre de
significantes, el acto^q carpblo. nos conduce a Interrogar lo que falla en
esa .cadena. Es decir"bolamente hav acto donde ¿ cadena significante,
falla. Mientras la cadena signi^ H p ^ ^ lo. míe hav es la
repetición. Por^eso^el^acto tiene más afinidad con todo lo que lacan ha
teorizado, a lo largo de su enseñanza, en relación a ja verdad. Vale la
pena recordar que cuando dice que el síntoma es el retomo de la verdad
en Ja falla del saber, está hablando de su aspecto disruptivo, del síntoma
en tanto aparece como pelo en la sopa, tal como aparece la fobia en 1
vida de Juanito.
¿Cómo formula Lacan esta cuestión en las cuatro primeras clases del
Seminario 15?
En la página 27 de una de las ediciones que circulan, dice:
"... poniendo aparte aquellos casos en donde lo que podemos, lo que
pretendemos, es hacer aséptica a ia verdad..." ¿Qué es hacer aséptica a
la verdad? Lacan responde que “hacer aséptica a la verdad es formularla
como la formula la lógica, en términos de tetras -verdadero ojalso-, esa
es una verdad aséptica”. Y aclara: “Hacer aséptica a la verdad, vale decir,
asexuar a la verdad, como hace la lógica, escribiéndola sólo con un
valor (V) que funciona en oposición a otro (F), verdadero o falso".
La primera cuestión a ubicar -y que será retomada por Lacan más
adelante en este seminario- se refiere a lo que hace el pensamiento
formal: asexuar a la verdad. Dirá después que “hay algo irreductible del
acto sexual a toda relación verídica": vuelve a aparecer la referencia a la
verdad. Es decir, si hay algo de lo cual no se puede predicar en términos
dg verdadero o falso, algo para lo cual las tablas de verdad de la lógica
n o s irven, es para predicar respecto de la sexiialidadTv agrega Lacan
t IjMCZtA ZPODSXY

“£1 acto pslcuanaiftico responde a esta deficiencia que experimenta la


sexual". Retoma asila formulación del
u

Seminario i4, La lógica del fantasma", donde inaugura la idea rip qnr pi
arto analítico se asienta en ese punto en el que la verdad se revela
t

Impotente para dar m em a Hp la f* en su texto Radiofonía,


donde juega con el “se asienta", en parte porque el analista es el que se
sienta.
m

Retoma esto mismo unas páginas después, en la página 37 de la


misma versión del Seminario 15, donde dice: el saber, en ciertos
puntos que pueden ser, por supuesto, siempre désconocidos. talla; y
son precisamente esos puntos los que para nosotros cuestionan el
m

nombre de la verdad1’. Dn poco antes había hablado de la incapacidad


ae la veraacfy áflOFá'Rabia de la falla del saber. Y cuatro renglones más
t

abajo aclara: V. eso? puntos en los eme falla el saber son los que
conciernen al gnjgfl ffl fcegft ffig H1np flUfi ftlBfltCaOC CMPB
s ^ S S i c l a s e 3).
m

Lacan no va a delar nunca esta idea de lo que falla en el saber, del


saber c^ue no tiene un significante, de lo que no se escribe, de la verdad
que no alcanza para nombrar al sujeto en tanto que sexuado. Asf ubica
u

bTário-CCT^^»hiir«PTix«c»rut»jbj<!irBi me.nace tallar al saber y que


Condenaa ia verdad a ser slemprejma;/erdad amedias. Anos mas tarde
t

va a referirse ál medio deci7de la verdad. Es lo que en los Seminarios 14


y 15 formula como: "solamente hay acto allí donde no hay acto sexual"
i

V q ue después _me iora_ai_s u_ fo apulacBrTcCM ja ’exp résión:_rno Jiay


reg l ó n sexual". Se trata de la idea, explorada hasta sus últimas
consecuencias, de esta relación inversamente proporcional entre la
u

contingencia del acto y la Inexistencia de la relación sexual.


Los términos que hemos recorrido hasta aquí son aquellos cuya
relación Lacan va a intentar establecer en la cuarta clase y que nombra
m

c o m o g o c ^ a b e r^ v e rd ^ .
goce
m
m

verdad saber
m

O*4
u
Fuw ax & tqs. El acto amaíitkd

Entre estos tres términos hay una articulación de exclusión. $1 se


quiere, que en esta clase hemos sobrevolado y que en iáHPíóxlma
exploraremos más en detalle.
La bibliografía sugerida es la misma, pero puede agregarse un texto
que en cuatro renglones condensa los tres triángulos de la clase 4 del
Seminario 15: “Del psicoanálisis y sus relaciones con la realidad". Es uno
de los textos que Lacan escribió en el lapso de un mes y medio,
inmediatamente después de haber presentado la “Proposición (...)
sobre el psicoanalista de la Escuela". Vale la pena leerlo aunque no se
entienda fácilmente, pues es una manera de familiarizarse con la
perspectiva desde la cual Lacan aborda la cuestión.

Pregunta.
¿Cómo se podría pensar la construcción en psicoanálisis a la luz de
lo planteado? ¿Habría también en Lacan otras dos vertientes: la del acto
y la de la Interpretación?

Graciela Brodsky.
No hay que perder de vista cómo surge la idea de la construcción en
Freud. En su texto “Construcciones en d análisis", ¿qué es lo que
constata? Que, a veces! Io~qüe supuestamente está reprimido es
inaccesible, que no hay interpretación que lo haga concierne Lo que
ubica como un punto ciego, un significante que falta y que nunca vuelve,
que no tiene la forma del retomo de lo reprimido que caracteriza el
funcionamiento de las formaciones del inconsciente Es decir, hay algo
que deja un agujero.
Freud dice que en esos casos, la construcción puede tener para el
sujeto el mismo valor de verdad que la interpretación, aun cuando el
recuerdo nunca vaya acompañado de eso que se construye. Y,
precisamente, ninguna de las distintas formas de la interpretación da
m ejo r,cuent^_ de esta falla del saber que la construcción. La
construcción que hace el analista, la que hace el paciente, o la
construcción deUantjKrna que se realiza" a lo largo de la cura, es,
justamente, lo que viene a ocupar el lugar de jo que falla en eTsab^r
Es importante recordar que el estatuto del inconsciente no es
ontológico, no resiste a las perspectivas, su concepción cambia
totalmente de acuerdo a cómo se lo mire y a qué se quiera extraer de él.
Una cosa es el inconsciente formulado y I: ST/Ci v qtra rn.<LH e* p!
Inconsciente y crjtq - S».__
\ En el primer caso, se da cuenta de que la estructura del saber -el

a
CtAOEiA BHODSXY

Otro dfl) sjgfljfieante. el Otro del lepguaie- está afectada por una falla
radicáf y que, finalmente, el significante no va a estar nunca adentro de
los paréntesis completando al Otro. Ésta es la estructura qui»
corre^opq4f,,ffln I? construcción: algo falta y ef significante viene a

queda siempre por fuera de una recurrencia que nunca acaba. La


*construcción implica exactamente que hay falla en el saber, y es en esa
falla donde se ubican tanto la interpretación como el acto.

Pregunta.
Si el su)eto es efecto del significante y hay una falla en el saber, ¿cuál
seria el sujeto del acto?

G. Brodsky.
No hay sujeto del acto.
Si estamos en la dimensión del sujeto, suponemos al Inconsciente
como una cadena. La Idea de sujeto es solidaria del inconsciente como
cadena, de un significante que representa ai sujeto para otro
significante. El efecto sujeto resulta de la correlación que hay entre dos~
significantes, es un efecto inesperado como lo es el acto fallido o
cualquier otra formación dd inconsciente.
Precisamente, guando estamos en_la dimensión del acto no
suponemos al sujeto como efecto del Inconsciente-cadena. Desde esta
perspectiva, en cambio, lo que hay que recuperar es algo que en la dase
de hoy nos ha servido para hacer la distinción entre síntoma y acto,
. pero que, en realidad, también puede ponerse en relación al acto: la
pulsión.
Retomaremos la oposldón entre la pulsión y d Inconsdente que
• Lacan plantea en este seminario que nos ocupa, para poder entender
que en d acto no hay sujeto, que sólo hay acto a condición de que no /
haya sujeto.
Pregunta inaudible.

G Brodsky.
El acto es fallido porque d sujetase entromete, pero el verdadero
acto sólo después recupera la dimensión del sujeto, en una
temporalidad especia; Esto es el corazón ae roao
acto psícoanalitíco.

5 de abril de 2000.
III. El s u je to su b v e rtid o

Hoy vamos a hacer un recorrido, siguiendo a Lacan, por las distintas


maneras en que nos referimos a loque hacemos en el coreultono.
Por ejemplo, hablamos de la experiencia analítica. Y no "esfi mal,
básicamente porque experiencia remite a la idea de prueba. No la
usamos en el sentido de una experiencia iniciática. inefable sino, mis
bien, en el sentido en que la toma la ciencia: poner algo a prueba y
esperar de eso resultados.
Lo que se pone a prueba, cada vez, es la consistencia misma de la
doctrina psicoanalítlca. Muchas veces, en supervisiones, los analistas
tienen la Idea de que se ponen a prueba ellos mismos. Es cierto. Los
pacientes también pueden sentir que son puestos a prueba; hay quienes
k> toleran más y quienes menos. Algunos piensan, por ejemplo, que son
conejitos de indias del analista. Otros lo toman desde otra perspectiva,
pensando que se pone a prueba su propia capacidad de analizarse, de
estar a la altura de lo que se espera de un analizante en el dispositivo.
Es decir, la dimensión de la prueba tiene su peso, es válida
efectivamente, en tanto supone resultados. Y esos resultados ataflen a
si el analista pasa sus pruebas y si la doctrina psicoanalítlca misma las
pasa. Lo más interesante es cuando no las pasa, cosa que no ocune
todos los días porque tenemos una doctrina consistente, pero cuando
se verifica un caso que desmiente la teoría, ése es el caso
verdaderamente interesante.
Freud tomó esta idea a partir de un caso de paranoia que
contradecía la teoría pslcoanalítica y a partir de la teoría de la
seducción, que no pasó sus pruebas para dar cuenta de la histeria.
Considerando la prueba del lado del analizante, muchas veces se
constata que, aun terminado el análisis, el analizante busca probar algo
más: si eso fue un verdadero análisis, si su anaiista fue un verdadero
analista y si su final de análisis es un verdadero final de análisis. De
hecho, hay un dispositivo al cual se puede recurrir legítimamente para
eso. pero que en realidad está hecho para otra cosa, justamente para
poner a prueba la teoría psicoanalítlca: es el dispositivo del pase.
No solamente hablamos de ia experiencia analítica, también
umucia tjjtoosxr

hablamos del proejo analihCQ^y está muy bien llamarlo proceso.


En primer IflJ'hr porque hay algo que se procesa ahí adentro, lo cual
permite decir que en el análisis hay algo que se cocina, que se tritura,
que se condensa; hay una materia prima que se pone a trabajar y da por
resoltado un producto, distinto de la materia prima de la cual se partió.
Para decirlo rápidamente: un análisis es un dispositivo de procesar la
transferencia. Por supuesto, también se procesa eísíntoma, pero es más
"ajustado decir que lo que se procesa es la transferencia.
¿Qué otro término usamos para referimos a eso que hacemos?
Trabajo gp/.-v-p Tamhípn hablar de trabajo es totalmente adecuado
desde distintas perspectivas.
Es un trabajo por parte del analizante y por parte del analista, a tal
punto que se espera que el analista viva de ese trabajo; cada analista
espera eso y padece cuando no lo logra, cuando para vivir necesita
recurrir a otra actividad. También es un trabajo porque se cobra,
porque hay una fuerza que se emplea, como en física. La fórmula del
trabajo que pone en relación la masa y el tiempo, es decir, la materia y
el tiempo, es perfectamente aplicable al dispositivo analítico. Por otro
lado, es un trabajo para el analizante plegarse a la regla de la asociación
libre, verdadero trabajo que no se hace sin un cierto empeño, porque lo
usual no es asociar libremente.
SI se Jo piensa desde la perspectiva del trabajo, lo mejor es
preguntarse qué es lo que se gasta, lo que se pierde y, por supuesto, qué
es lo que se recupera. T s decir, para pensar lo que se hace en el
consuftórTócbmo un trabajo, lo mejor es recurrir por un lado a la física
y por otro, a Mar^.
Hablemos ahora del £ sg o sitiv ^^ totalmentelegítimo
hablar de dispositivo porp u ^ o hay nada natural_gn el análisis, es un
artefacto. Cuando se'atraviésá^TiTTTtjra^ defañálista se
entra, efectivamente, en un artefacto simbólico. No es lo que pasa en la
vida cotidiana, si bien hay quienes tienden a hacer de cada episodio de
la vida cotidiana un episodio de tipo analítico. Recuerdo el caso de un
colega -profesor universitario- que tenía entre sus hábitos no hablar, al
estilo del analista que entiende la posición analítica como la posición
del muerto; entonces, en cada reunión donde se discutían temas de la
vida cotidiana o de la política del psicoanálisis, desde su posición sotía
crear un cierto clima de inquietud a su alrededor, de lo cual es probable
que gozara. Pero, normalmente, no vamos así por la vida. También
recuerdo de mis épocas de estudiante a un compañero de facultad que,
casi a modo ce saludo, decía: “¿Qué tal tu análisis?". Uno no sabía qué

33
FunDAMEypos. El acto anautko

contestar, porque normalmente se responde "bien" o "mal" a "¿cómo te


va?", pero ante esta otra pregunta no se sabía qué dedr. si uno decía
"bien'*, mentía, si uno ¡e decía “sentate que te cuento", empezaba un
análisis con él. Son posibles maneras de gozar y, justamente, el marco
simbólico del dispositivo está hecho para que el analista no goce de eso.
En la orientación lacaniana no se habla de contrato, como en la IPA,
pero sí mantenemos la dimensión de un artefacto, con un tiempo equis,
con una disposición espacial equis. Se trata de un artefacto paradójico,
pues está montado para que trastabille. No es un artefacto que se le echa
aceite para que siempre ande bien; al contrario, es un artefacto al cual se
le busca la piedra con la cual tropieza. Es un artefacto destinado a obtener
la falla del engranaje. Es un dispositivo experimental, si se quiere.
ambién llamamos acto a lo que hacemos. No se trata de que cuando 2 '
Í ■nos el acto analítico hemos llegado a la quinta esencia de lo que 4 '
hacemos. De hecho, Lacan lo tomó en cierto momento de su enseñanza g i
y después prefirió darle otro matiz v hablar, por ejemplo, de discurso.! .ti
analítico, que también tiene su pertinencia. Pero, puesto que estamos g
alrededor del tema del acto, vale la pena preguntarse desde qué 1 ¿
perspectiva consideramos lo que hacemos cuando lo llamamos así.
Pensar lo que hacemos como acto no flebe confundirse, como ya fue
señalado en la primera reunión, con la noción de actividad Debemos
pensar lo que hacemos como acto rtiva de la
transformación. Y lo pensamos desde la ambición* de que
forma dentro del dispositivo no da marcha atrás. P 10 queXacan
condensa en e¡ título cle uno de sus Escritos:

fu le ro recordarles quécüándo CacalT____________________


en SU horizonte la va a Hreplpgar en <11 a la
palabra revolución, flay que ubicarse en el contexto ca m ay o del 6 jL ¿ s 77
dedr, un momento de revueltas. Y Lacan no deja deHecir q u eu n a ^
revolución es una vuelta en redondo. Con los antiguos discos de 78,4S ~
¡^ ^ "rev o lik io n es por minuto (objetos actualmente en desuso,
reemplazados por los CD), se entiende perfectamente el sentido de la
palabra revolución; también con las revoluciones del sistema solar: se
trata de cuántas vueltas se dan alrededor de un mismo eje.
Es decir, cuando Lacan usa la palabra subversión, la utiliza para,
indicar oue no se trata de girar en redondo; si bien en un análisis a veces
se pasa en varias ocasiones por el mismo lufgar, finalmente sesale

39
G rac iela B r o d sk y

transformado. La dimensión del acto apunta a eso, a tomar lo que se


hace en el consultorio desde'el punto q^/isuTdel a transformación del
sujeto que no debería dar marcha atrás.
Cuando'se habla de lo que s e hace en el consultorio en términos de
acto también se lo pone en relación a la certeza. V eslólBálgo de peso,
totalmente solidario a ponerlo en relación con una subversión del sujeto.

Lacan siempre ubica al sujeto c o ^ p qrj lo liga a un “entre


dos", un efecto de la cadepa^ ig n lf ic a n ^ - o sea, al menos dos
significantes. SI hay algo que define al suíefoTes la indeterminación, la
! falta en ser. A diferencia de un individuo que se supone algo no divisible
-es eísentido de “iixlivkluo", que no se divide-, un sujeto puesto a
prueba en el dispositivo analítico es alguien que verifica que no sabe lo
que dice y que no sabe quién es.
La histeria viene normalmente con esa carta de presentación, con la
idea de que todo lo q u e dice tiene un punto ~de falsedad~;:que ñTgJa'
misma se lo cree-, de sentirse impostora, de sentir que eso no es. El
obsesivo viene normalmente con otra presentación, inflado con su yo, y
es tarea deTlas entrevistas preliminares":onseguir que esa armadura
jo ic a se deflacione un poco para obtener -lo cual no es fácil- lo que
llamamos el efecto sujeto.
Sé trata del efecto de" la falta en ser que en El Seminario 11 Lacan
demuestra conuñaoperaaS n llamada^nienacfifl^Para que este efecio
se producía. dLJdliSTBfHn í ^ i T ^ u J ^ a otro, con que un
sujeto hable y, según las reglas de la comunicación, reciba del emisor su
propio mensaje en forma invertida; alcanza con que el sujeto se dirija al
carñpor del~Otrorfotfria no TiacerTó, pero pensando "en el dispositivo
analítico, se trata de alguien que se dirige ¿ campo del Ütro. 7"
Fúndame*tos. El acto maluco

Si-- '
£i primero es el campo del sujeto ($) y este otro es d campo del Otro
(A) o, para utilizar los términos que Cacan usa. nos referiremos a! Já?¿a!
sentido.
Si el sujeto busca en el camsg_dgLI)tro un sentido a su ser, una
r€s3 tiesta a Qué es. lo que prorinrr» fi! snin h e c h o de buscar eseTsent'tdo~
es el efecto de perder toda certeza identificatoria respecto de quién es:
es el producto de la alienación - cuya demostración paso a paso
obviaremos (se puede buscar en £/ Seminario 11). Eli solo hecho de
dirigirse al Otro tratando de encontrarle sent ido al síntoma trae como"
efecto la falta en ser. Ni tengo el sentido ni tengo el ser.
Normalmente consideramos esto CQjqQ-djaavoc-wdSador da qua.
alguien está en análisis. Las identificaciones que le dan su ser al sujete,
Lacan lasescribe más adelante así:
Si
S *
Snn Ira significar á ?m°f .(Si) a los q ules^Lsukla_sc_alÍ9na v oue
encubren su division subjetiva. Normalmente. cuandcH ia^jna cierta ~
vacilación de estas identificaciones imaginarias o simbólicas, sejc_
considera una prueba de que hay algo de la falta en ser en juego y puede
ser el momento de pasaje al divan, por ejemplo; se considera que el
análisis está en marcha. En cambio, una afirmación desde la perspectiva
del ser por parte del paciente no entusiasma al analista, quien más bien
"prefiere que se vuelva a abrir la brecha que pone de manifiesto al sujeto
er^su máxima indeterminación.
Es cierto que esa es una dimensión, no la única, ya q u e j^ a n _
completa la operación de alienación con una secunda operación gracias
¿Tía cual espera demostrar que es posif)T?separarse de la alienación,
que la alienación no és la condena (W y él dispositivo que arma
és equivalente al anterior, no igual.

Es un dispositivo por el cual esa falta en ser -jugada del lado del
analizante- encuentra del lado del analista no al Otro del significante
sino ai deseo del añadís tq, lo cual supone encontrar la falta del lado del
C.iA.aciA B bodsxy

analista^ Asi. el encuentro de esas dos faltas da como resultado la


1í3fflS3S¡cia del 1?jeto a.
__________
íprimera operación -la alienación- cuya raíz es “¿qué quiere decir
esto que me pasa?", se Juega en tomo al sentido y produce como efecto
la falta en ser y Ta pérdida del sentido. La segunda operación -la
separación- es ya un intento de Lacan de ver cómo se termina con el
.1 efecto de la falta en ser. La solución que da a nivel de El Seminario 11 es:
se termina con ta faiteen ser vía el objeto a que da una respuesta: soy.
Y para completar ese soy hay que poner en Juego jos objetos con los
cuales el sujeto imagina que podría responder a “qué quieren de mí". En
este desplazamiento ya no se trata de la pregunta "¿qué significa?",
"¿qué quiere decir?", sino "¿qué quiere de mí?", “¿qué quiere este
analista de mí?", "¿por qué me dice lo que me dice’*.
Para responder al “¿por qué?", "¿qué me Quiere?**, "die uuotT, el sujeto
pone enjuego jos objetos que toma de los orificios corporales; dirá Lacan
• n su momento: los cuatro objetos con los que el sujeto intenta dar una
respuesta a "qué quiere de mí". Esa respuesta construida con el material
del op)eio de la pulsión es ei rañtasma..en sus distintas formas: me quiere"
sacar todo lo que tengo, me quiere cagar, devorar, etc.
A partir de esto se ve todala estrategia del sujeto que Lacan describe
muy bien en los últimos párrafos de “Subversión del sujeto...", estrategia
del sujeto que arma el fantasma de lo que el Otro quiere de él, de lo que
el Otro le pide, no a nivel de la demanda, por cierto, pero tamfMCO Sin
relación con ella. ---------- '
Esta síntesis apretada es para Indicar que ya en El Seminario 11, con
estas dos operaciones, la Idea de Lacan que luego profundizará es la del
estatuto del sujeto tal como lo encontramos en el análisis, o tal como lo
producimos en el análisis cuando no lo encontramos. Es decir, lo que el
in -.'¡sis t:er.e cue transformar es el estatuto del suleto como falta en ser."
Es importante tomar "estí^Iírarción. También se puede decir que el
análisis debe transformar el síntoma. Por supuesto qué debe transformar
eTsintoma, pero en esta via no estaríamos en la perspectiva del acto. La
perspectiva, d e le c ta cuando llamamos a lo que hacemos acto, es la
perspectiva que supone que el análisis debe transformar el estatuip de
mHitermTñaglón de! sujeto, ts decir,' estoque^ tanto cultivamos rft/ que
tan contento* nns pnn¿ y<n »m análisis lo debe modificar. ^
Ese estatuto del sujeto se transforma en el análisis, a punto tal que
Ucan desemboca en la pregunta sobre si el nombre de sujeto le viene
bien al producto de un análisis. El analizante es un sujeto. El analizado
también Td es en un sentido, por supuesto. Pero la Indeterminación o
Fl7*D¿.<!5 YT0 S. El ACTO AKAUT3CO

falta en ser que define ai suie|o np pj¡yde estar Airt-ntc ai fipal del
análisis. Cuando se da como parádigma del acto a César cruzando el
KubicórT, es simplemente para Ilustrar que el acto de levantar el pie y
cruzar el charco es un acto que no requiere un gran despliegue a nivel
corporal, pero el sujeto no es el mismo: entró como César y salló como
el subversivo (es una lectura posible), como el que rompe con las leyes
de la ciudad. Insisto en esto para demostrar o anticipar dónde nos
situamos cuando hablamos del acto.
Ya en el texto “Observación sobre eL informe de Daniel Lagache:
■Psicoanálisis y e s tru c tu ra d la personalidad»’ (texto de los Esenias)^
Lacan indica muy bien que la indeterminación subjetiva es algo a perder
erTeTanálisis, flue no bay (alta en ser al salir del análisis y, a partir de
aquí, se puede encontrar en los distintos momentos de !a enseñanza de
Lacan cómo entiende este final de la falta en ser que es equivalente a
pensar el final del análisis.
decir, cuando se toma lo que se hace en el dispositivo desde la
óptica del acto, se piensa en el final del análisis. En cambio, para pensar
la1 noci¿n cJTprocesoo'de experiencia se utilizan otras ópticas.
Cuando se habla de acto -en tanto supone el final de la falta en ser-
, es en términos de una interrogación sobre el final del análisis^ sobre el
estatuto del sujeto al final del análisis. En
Lacan se pregunta sobre el estátuto de la pulsión una vez atravesado el
fagtasma fundamental, que es una forma preguntare» cuál es ei
estatuto del síntoma al final del aq^lUi* El problema que reaparece en
distintos seminarios es siempre el mismo: cómo se acaba con este
efecto de ta falta en ser, es decir, con el efecto sujeto. F* lo nup en
i “Proposición del 9 de octubre de 1967..." (contemporánea al Seminario
iaj -proposición que Lacan hace a su Escuela para la implementación
del dispositivo del pase- se llama destitución subjetiva. ¿y¿ue es 10 que un
I final de análisis debe producir en ei analizante? La destitución del
, sujeto, es decir, que el sujeto quede destituido.
H Seminarla. 15. “El aeto psiennnnlítirn", or im mtfntf? \
responder a este problema, va no con las operaciones de alienación v_r \
separación^ -como en El Seminario 11- sino con un esauema donde,'
(Tcan trata de ubicar un recod o del ^ J r siLn^ H^ ^ - b9 Qu^ en **
ctesTITüción subletivaJJc todos >us esquemas, es el único en el que ‘ y
intenta desplegar lo <jue es el transcurso n recorrido de un análisis
"desde la perspectiva (Je c¿m~o obtener la destitución del sujeto, el llñai
flÉTtlnalta en ser, una afirmación del sov, pero no como la da ei fantasma.
trata de un esfuerzo por obtener una afirmación del ser

*13
Gkaoela Bkoosky

pnr la via nl dp la Irienliik-yftn Imaginaria, nl de la Irientinrarlrtn simhAlkJ.


ni de las identificaciones ideales, pero tampoco es d soy d d fantasma
Tengo que aclararles que tampocoW laultima respuesta quq va a dar
Lacan a esto, porque su respuesta final es d soyvíagLs^^ Y decimos
que ésta es la n n i i ^ o r q u e '^ ^ S u f ^ s T n u b ie r ^ s e g ^ viviendo,
probablemente habría dado otras respuestas, pues una obra no es nunca
una obra acabada; lo que se acaba es la vida y eso es lo que pone punto
final a una obra, pero sin que se haya llegado a una supuesta "quinta
esencia" de nada. Es la última respuesta de Lacan para dar algo de
consistencia a esta afirmación -soy-, que es la cara opuesta d d sujeto
tachado. Pero la solución del síntoma no es la que va a desplegar en este
Seminario 15, sino un esquema que se repite en dos seminarios. Comienza
en_el anterior, TiTlógica del fantasma", se repite en el 15 y se explica
brevemente en las reseñas de ambos que están publicadas en Reseñas de
enseñanza, editado por Manantial A estos tres materiales debemos
agregar los cursos de Jacques-Alain Miller dd año 85, que se Hama "1,2,3,
4". que ilumina d esquema, y del año 94, llamado"Done”, donde lo retoma.
El esquema al que nos referimos es un rectángulo, un rectángulo que
Lacan arma siguiendo un texto d d matemático Marc Barbut llamado
"Sobre el sentido de la palabra estructura en matemática", cuya
traducción se puede conseguir en d Departamento de Publicaciones de
la Facultad de Psicología. Es d momento de esplendor d d
estructurallsmo, donde se trata de ver la vigencia d d concepto de
estructura en las denclas sociales -antropología, sociología- y también
en la matemática. El texto de Barbut es muy interesante, y en él se inspira
Lacan para armar la estructura d d rectángulo de estos seminarios y
también las secuencias de letras de "El seminario sobre La carta robada"
cuando trabaja las combinaciones posibles de la moneda tirada al azar y
sus agrupamientos. Todo eso está explicado en este pequeño texto de
Barbut publicado en Temps Modemes, una revista muy de moda en la
época. No voy a comentario en detalle, simplemente indicaré que d
modelo del rectángulo corresponde a lo que en matemática se llama un
~ J ru fñ J este modo de giupoftasjfo demostrado por Félix Klein.


Fu n d a íg n io s . E l acto ax a u tk o

¿Qué es lo que hace de este rectángulo un grupo esp- : 1:1


En primer lugar, que sus lados son vectores: es decir, que tienen una
^origUacjóir Las flechas diagonales, horizontales y verticales están
ITralcada^on distinto grosor en el esquema, tal como lo hace Klein y lo
retoma Barbut.
• La primera propiedad de este grupo es que está constituido por
vectores orientados. La segunda - que es la propiedad decisiva por !a
9 cual Lacan lo adopta-, es que es un grupo involutivp. La tercera es cue
O también germlte ubicar el producto.
carDui da^uatro’"ejemplos para demostrar que se trata de una
estructura. Es decir, se pueden poner objetos totalmente distintos y se"
verifica oue lo que se mantiene es la estructura. Vfov a tomar la más
sencilla que, quienes provienen de la psicología seguramente habrán
visto en algún momento: la aplicación del grupo de Klein en los llamados
tests de inteligencia, como el Dominó y el Raven.
Supongamos que tomamos un objeto (un círculo blanco, por
ejemplo), se puede modificar su forma, su color o su forma y su color.


A

Y

Dice Barbut: este es el diagrama del grupo de Klein. Así de sencillo.


Si no hay más que dos formas (círculo y cuadrado) y dos colores
(blanco y negro), no hay más que cuatro estados posibles para nuestro
objeto, estados que están ligados por transformaciones elementales.
También aclara Barbut que estas transformaciones o permutaciones se
pueden indicar con letras.

a
O** --------------------► □
Si se toman los vectores horizontales, lo que varía es la forma y no el
color. Se pasa del círculo al cuadrado blancos, o viceversa, y deí círculo
al cuadrado negros, o viceversa, tomando solamente en cuenta la
variación de la forma. A esta permutación la anota con la l c t r / a j
En el caso de los vectores verticales lo ¿ue.se mantiene estfform a
y cánrtflréTTgTór. Se puede pasar del cuadrado blanco al negro o al
revés, y del redondel blanco al negro o al revés. A la variación del color
se le adjudica la le tra ^ ft
Se entiende rápTOmente lo que indican los vectores de las
diagonales. Cada diagonal implica las dos variaciones: varía el color y la
forma. Paso del cuadrado blanco al círculo negro o viceversa y del
círculo blanco al cuadrado negro o viceversa. Cada una dgr~estas\
transformaciones en diagonal es el producto de las otras dos((a y 6 ) J
Cada permutación en diagonal sería la intersección -en términos de
con)untos- de las otras.
Se puede ~dar un paso más y operar con números. Barbut nos explica
’ la r*‘gla de signos" con el siguiente diagrama:

¡' niamos el número )^ S u o D u « ^ lp escrlbimos'-X^se le cambia el


signo, y cambiar dos vec ¿ ^ S i! E S s ig D O - d e X es volver a X. Así, la
(lecha •««— ► simboliza la o ^rarióryg^y^
hace que nadaj¿ar¡ibie) “tomar eHSpuesto*!
^oa-hrTrusma situación si a un mímero X se le asocia su inverso 1/X:
eTínverso déTínve.-so es el número del que partimos. EsJaflecha
la que simboliza la op¿^iQ Ú iLaü^ la inversa".
La fje<±a siflihflliza-Ja operación -producto" de las dos
precedentes: tomar :a inversa de la opuesta o la opuesta de la inversa^
Está operación es también involutiua.
Se pueden también combinar varias operaciones. Partiendo de
cualquiera de las cuatro esquinas y aplicando, o bien la operación
“opuesta", o bien la operación “inversa", o bien la operación "producto",
se puede recorrer el camino en varias direcciones posibles. Y lo propio

46
de un diagrama Involutlvo es la Idea de que siempre se puede volver aJ
p u n to d e p a r tid a , * • "

opuesto

inverso Inverso

opuesto

¿Qué es lo que le interesa a Lacan de todo esto? Hacer d e lm jp o jle


Klein un sistema no involutivo. Es decir, que a partir dcTproducto no se
)U<
En principio, se vale de cstej^gigma-par^ |lij¡f([?r el recorrido
analítico. Le sirve porque tiene vectores v po(pye implica la Idea de
"producto, ti grupo de KJeln es el único esquema matemático que tiene
t flHSS^umada a la de recorrido^ es decir, la idea del producto de un
recorrido, tn la multiplicación también habiamés oe producro, pero no
de recorrido, -
El grupo de Klein demuestra que la estructura es tai que, a partir del I
producto; siempre se puede volver ai punto de partida aplicando las
operaciones de oposición e inversión. Pero Lacan lo útil
que, a partir del producto, no sepueda
utiliza con esta ioea par^demostraréTci
luctoTmewerlnvetativo:
El esquema de Lacan lo comenzaremos a desplegar la vez que viene J I
DcroadeTailtcmus tTOVffOe tiene un punto despartida.-Xi- un recorrido ■ '
preferencia! -lo que quiere"ieclr que no da k? mismo recorrerlo en un
sentido que en otro- y un producto, que va a ubicar asi.
T -k ? íM .
- f k » 3 rte = I «a.

Lo Que Miller deduce de la resefla que hace d propio Lacan de su


seminarlo “La lógica dd fantasma", es que este esquema Im p lic a u n

47
f
Gkaoua Bm bsky i
*
segundo gráfico, igual al pero cuyo punto de partida es el
punto de llegada del antert^FMllle£desaiTolla esto en su clase del 15 de
mayo de 1985 de su curso
Es decir, tenemos un primer recorrido con un producto (Pt). y fe^e
producto es tomado como el punto de partida (XQ de un segundo
recorrido, cuya estructura es la misma pero que comprende la segunda
mitad de los vectores (ausentes en el primer esquema). Este segundo
gráfico redobla el precedente, dice Lacan, completando así el grupo de
Klein. Y la cuestión es ver cuál es el punto de llegada del segundo

Si se hace con papel se puede obtener esta simetría inversa sobre las
diagonales, porque lo que aparece sobre el extremo de esta diagonal, es
decir, el producto, pasa al punto de partida, se juega en esta dirección:

Y entonces tenemos al primer producto Pt (que es el punto de


llegada del primer recorrido), como el punto de partida del segundo
recorrido (PJ.

Pregunta inaudible.

Graciela Brodsky.
No conviene quedarse demasiado pegado a la perspectiva
matemática porque Lacan ha hecho con el grupo de Klein lo que suele
hacer con tos modelos tomados de otras ciencias: los subvierte.
fU ru Y E v ro s El acto x - « u .tjc o

quedándose con lo que le viene bien para seguir avanzando en los


conceptos del psicoanálisis. Recordemos que lo que define al grupo de
Klein es ser Involutivo. Entonces, cuando Lacan dice que su esquema no
iñvóTutivo es un grupo de Klein, en cierta manera es un witz, un chiste.
Pero es lo quele viene a la mano en ese momento.
" Se trata d*dn* rsqnpma^q::*» tal romo están en las transcripciones
que tenemos/parecen uno solo/cuvos términos van carr.hiardn
lo dice en dos palabras: el segundo es la Inversa del primer?. Una ve:
obtenido el pnfflcr prooucto ^que lo es del rccorridoje^in análisis-,
7ouí es ése segundo esquem¿ Parle^eToqüeoffuvo en un análisis y
lo vuelve a poner como el punto flé inicio ae un segundo recorrido ¿pT
Téndrá otro producto. Se entiende la idea de la doble vuelta que le da a
J a cuestión.
No retá mal que se Intente utilizarlo para pensar la lógica del análisis
más la lógica 3 d pase. Es de alguna manera responder a la pregunta: “y
coíT el prgHutfn d r rrl ¿Qué ahora ^ue el
recorrídode mi análisis terminó?". Lacan inventa la segunda vuelta que
no desemboca, por supuesto, en la repetición del primer esquema,
porque no es un segundo análisis. O reanálisis implicaría que se hizo
una vez el recorrido y que, como el producto fue insuficiente, se
empieza otra vez. No es esa la idea. Se trata del verdadero producto y
de qué hacer con éL- un nuevo recorrido que no es el mismo que e:
anterior, que tiene una estructura equivalente porque tiene que
desembocar en un producto, pero en un producto que no es el mismo
del primer recorrido. Justamente, Lacan piensa esta doble vuelta en d
momento que hace la “Proposición...", y Miller la retoma en su curso
“Done" bajo el título “La lógica del pase" y anteriormente, en la clase del
29 de mayo de 1985 de su curso “l, 2,3,4".
Lacan concibe siempre de la misma manera esta cuestión, ya que
cuando piensa en términos del nudo borro meo, también dice que hace
falta una segunda vuelta en la que no se obtiene el mismo producto"que
en laj)rimera. Se trata~de un segundo corte en un contexto totalmente
diferente, pero esta segunda vuelta siempre es concebida por Lacan no
como un doble anáJi s , sino^como 10 que^sejace con su producto.

3 de mayo de 2CCu
I

I
*

%
IV. El c o g ito Iacan iano

Antes de empezar la ciase que tengo preparada para hoy, quiero, como
se dice, “abrir el paraguas antes de que llueva" porque lo que viene no es
fácil. Siempre hay preguntas sobre qué es finalmente un propedéutico, si
es lo suficientemente básico o si es lo suficientemente profundo. Y hay
gustos para todos, por supuesto. Así que, para abrir el paraguas, les voy a
dar dos ejemplos en los que Lacan usa el término propedéutico.
El primero de ellos es cuando lo presenta, diciendo que es un
método.en el que no se da ningún paso sin haber demostrado lo bien
fundado del precedente. En el otro ejemplo, dice que el estudio de la
lógica sería un estudio propedéutico para el psicoanálisis.
Como se ve, Lacan no tiene la idea de que el propedéutico es
introductorio, sinoque es preparatorio. Son dos cosas verdaderamente
distintas. Nadie se Imagina que estudiar lógica sea fácil. Sin embargo, !a
idea de Lacan es que estudiar lógica seria un paso previo para poder
entender el psicoanálisis. Y en ese sentido dice que los estudios de
lógica serían un propedéutico para el estudio del psicoanálisis.
Abierto el paraguas, vayamos al cuadrángulo de Klein.
Trataremos de desplegarlo de a poco, sin olvidar que de lo que
estamos hablando es del recorrido de un análisis, que no es un ejercicio
de teoría conjuntlsta por el mero gusto por la teoría misnu*51
inscribe en este cuadrángulo lo que él Interpreta como el reco
un análisis, desde el estado del sujeto jal como entra, hasta
espera de él en la «salida. Al hablar de ese recorrido no lo hace en
férmínos psicológicos, descriptivos; no dice: uno entra mal y sale mejor,
uno entra mal y sale peor, o uno entra bien y sale mal. No da ese tipo de
descripciones, sino que arma una estructura que corresponde a la
teoría de los grupos en matemática y donde agrega el álgebra de boolé.
bse es el punto fle partida de Lacan. Es algo oue había trabajado en
el Él Seminario 11, pon el cogito cartesiano. El cogito es algo que forma
parte, básicamente, de dos textos de Descartes, y que tiene relación con
la llamada “duda metódica" (que no tiene nada que ver con la duda
obsesiva). Lá auaa metódica consiste en preguntarse qué tipo de
certeza puede tener un sujeto y de dónde extrae esa certeza.

51
Graciela B ro d sky

En la clase anterior abordamos las distintas perspectivas en que


podía tomarse la experiencia analítica. Si uno toma la perspectiva del
acto se orienta en relación a la certeza. Esta búsqueda, que no es
azarosa, es la idéa de Lacan: que un análisis, su recorrido, las vueltas
que hay que dar tienen que desembocar en una certeza, es decir, en lo
opuest^La-La^ivisión subjetiva""
juramente han oído hablar alguna vez del'cogrtji'cartesiano. ¿Qué
asegura que los sentidos no engañan? ¿Cómo sepnede obtener certeza
a partir de los sentidos? Bien pueden ser ilusiones. ¿Acaso no se tiene
en el sueño la misma convicción de que algo es cierto? ¿Acaso en la vida
de vigilia no se tienen a veces imágenes borrosas que hacen dudar si
algo es cierto o no? Los sentidos no sirven. Y con un procedimiento
totalmente metódico. Descartes desemboca en la afirmación de que
Jinalmente se puede dudar de todo. El pensamiento -desde el más
concreto (basado en las conclusiones obtenidas de los datos de los
sentidos) al más abstracto- no genera ninguna certeza. Elprimer paso
es esta constatación.
El segundo paso es la constatación de que, al mismo tiempo que el
pensamiento permite poner en duda todo, hay un instante en que el
sujeto se da cuenta de que hay algo de lo que no se puede dudar d
hecho mismo de que piensa. El mismo proceso por el cual se obtiene d
pensamiento de que todo es dudoso es un proceso de pensamiento y,
en determinado momento, se llega a la conclusión "pienso", Y es a partir
de ese4nstantc de certeza en el pensamiento que Descartes puede sacar
la conclusión inmediata de que "si piensa, entonces es", porque no
podría pensar st no fuera.
E$ lo que se conoce como: "pienso, luego soy". Pero no hay que
entender d luego en un sentido crónológico^primero pienso y después
soy), sino que es instantáneo. La idea de Descartes es que la duda
metódica, que desemboca
______ en un instante de cerveza erT
___________________
ionde al mismo tiempo se ar rmaeLpsnsamiento y el ser^Si pienso, soy".
ÉDuegorelTcIe lacondusión lógicadd silogismo, e s d "si...entonces..."
Descartes encuentra a partir de este proceso ei único lugáT a n g L
puede obtener dd pensamiento una certe7* *ohre el ser F1 rptnlLadndp.
la duda metódica es la afirmación: "sov. puesto qiiP ptpnso"
" A t.acan. que le interesa cómo se ohtip^» unq certeza respecto del
ser (no el de la (ilosoíla. sino respecto al “;qué sov?T le parece muy
interesante aprovechar este método cartesiano para el psicoanálisis
phesto que la división subjetiva no da ninguna respuesta al "¿qu¿ soy?".
La única respuesta que da es “soy entre dos", entre dos significantes. £s
F I m m m e st ü s . E l a c t o a l m j ik o

lo que escribe Lacan con la fórmula ya conocida; el sujeto representado


por un significante para otro significante. En esto algo del sujeto se
pierde. Se trata entonces de la falta en ser.

S2
%
Conociendo la promoción dentro del análisis de la falta en ser. es fácil
darse cuenta del peso de lo que estamos empezando a desglosar, pues
implica la idea de que lo que se espera de un psicoanálisis no tiene nada
que ver con la falta en ser, todo ló COntraricrse espeutm á certeza s püre
el serTEs decir, se espera una rpspuegtaJlU£LiaJIO.p.uéde más ser puesta
'en duda; y es por esto que a Lacan le resulta ciertamente interesante el
método cartesiano.
¿Cómo pasar esto a la teoría de los conjuntos? Pensando que existe
? \ r n n j i m t f t ap< A n c/i" y n] r n 1 1j i !i
idea de Lacan es que el cogito cartesiano finalmente es la
intersección de esos dos conjuntos, •‘pienso" y “soy"! es el punto donde
el pensamiento y el ser se entrecruzan. -

~oy
Es decir, Lacan ubica al cogito cartesiano' en la intersección del
p e n s a m i e n t o y *i v * Hasta ahí se puede seguir bastante fácilmente.
Pasemos al Seminario 15, donde le da una vuelta distinta.
Para empezar, retomaremos el cuadrángulo con sus cuatro términos
^ y tres operaciones. Este es el punto de partida (X$:

-<--------------------►

■fn
Si al término de partida le aplico la operación “opuesto", obtengo el
negativo -X. si le aplico la operación inversa obtengo 1/X. Si a 1/X le
aplico la operación opuesta, ¿qué es lo que obtengo? -1/X, que es al
mismo tiempo la Inversa de -X.
Cada una de las Hechas es bidireccional, de modo tal que si a -X le
aplico el opuesto obtengo X, y si a l/X le aplico el Inverso obtengo X. Se
puede recorrer de varias maneras. A cualquier término le puedo aplicar
la operación opuesta o la operación inversa y llego siempre al punto de
partida.
opuesto
-X-«------------------- ► X

Este es el grupo de Klein, al _Oue Lacan le nrnrfur* tre.s


m odlfh
á na primera es que las flechas van en una sola dirección; es decir, ya
no reversiPié. Dél~puntó de ongen solamente se puede ir en estos dos
», no en oíros., " “
X

i La segunda modificación es que al vector que en el grupo de Klein se


llama oguesto, Lacan lo llama^ e ^ i ó r ^ l l e n ^ i ó n , y al yector inverso
lo llamaoSaciór^verdad. *
alienación

verdad

Cambia la direcclonalldad de las flechas que ya no son reversibles.


Cambia el nombre de lo que significan las operaciones y frtercera
54
modificación- cambia el término de partida. /Qué pone Lacan ahí?
Ubiquémonos en _d punto de partida de ud análisis. Se inicia el
circuito; es decir, estamosfflfe el esiaruto de un sujeUf antes de nasar
por el dispositivo analítico. Es er^u)cio en su estado cero. Es ahí donde
va-a-ul^g^r el cosito cartesiano o, mejor dicho, lo que queda de ¿1 una
vez que pasa por la licuadora de Lacan.
El cogito cartesiano afirma que se puede obtener una certeza sobre
el ser en el acto de pensar: pienso y soy. Lacan dice que eso no va, que
el estatuto del sujeto es la'hegación del cogito cartesiano (lo cual es ir
enc 8 B iT (feIo q u een n iS ^ estatuto del
sujeto es tal que ni^iensa ni es.
AntesV gracias a la operación conjuntista, había escrito el cogito
cartesiano en términos de la intersección de dos conjuntos: S n P (este
signo n es el signo de intersección); es decir, como la intersección del
conjunto soy (S) y el conjunto pienso (P). Ese es el cogito cartesiano de
El Seminario 11.
¿1 movimiento del Seminarlo 15 es decir “hay que negarlo", es la
negación de la intersección de “soy y pienso1:

SnP

La negación se escribe con una barra.


Siguiendo a Miller en “1 ,2,3,4", podríamos utilizar los diagramas de
Venn para negar la Intersección.5

S-P P*S
Las partes rayadas de cada conjunto quedan así designadas por la
negativa: no pienso; no soy.

55
Gzagela Bxoosjcy

f Entonces, Lacan ubica la iqjerSPrHón n*>yHa p n p 1 ptjptn dp partida


No h a y 11 d en jl^ntersecdón. No se juntan el pensamiento v el se r
' mas*DS'en,~e!^!a!u?o??5r^5Te!o es oue ni es. ni oicn^.
\ Hay d o s c onjuntos, e n to n c e s, pero no hav intprTfTHAn
"Veamos una manera de hacerlo un poco más inteligible, con una
representación más evidente que incorpora la idea del entrecruzamiento
de las coordenadas. Tenemos acá la columna del pensamiento, “pienso"
(P), y aquí hcoium na d d “no pienso” (P). Tenemos aquí el “soy" (S) y aquí
el “no soy" (S). Las cuatro variantes quedan desplegadas así:

P P

Se entiende que el cogito cartesiano (C. C.) se ubica en la intersección


del “pienso" y del "soy", donde se cruza el pensamiento con el ser. Se ve
adónde llega Lacan en el Seminario 15, exactamente al opuesto del
cogito cartesiano, es decir, a la casilla en la intersección del "no pienso"
y el “no soy".
P P

S C.C.

S • Sem.
15

Quedan dos casillas libres: "soy y no pienso" (S = ?)y “pienso y no soy"


(P -5 ):

P P

C.C. Soy
no pienso
Pienso Sem. .
no soy 15
Fumwr.vros. El acto asautko

Con este cuadro se ve más fácil que con el sistema de los diagramas
de Venn, pero es exactamente el mismo mecanismo. Es decir, en el
punto de partida, Lacan va a ubicar la antítesis del cogito cartesiano: T.l
soy ni pienso".foro agrega una complicación, pues dice que finalmente
ese estatuto del no ser v_eLna pensar es un estatuto que sólo es
concebible cggjo punto cero, pero que a partir rie él ¡jav una eleccl¿h.
1 Hay que'aclarar'que' ia cuestión de elegir es una dimensión
totalmente ajena al cogito cartesiano, al álgebra de Boole y a los grupos
de Klein. EsTacan quien la plantea al afirmar que ese sujeto que ni es ni
piensa tiene una elección para hacer. Y es una idea que le viene de muy"
l€jós7Por ejemplo, hay un pequeño párrafo en uno de sus primeros
escritos “Acerca de la causalidad psíquica", donde habla del insondable
consentimiento a la libertad. También en “De una cuestión preliminar a
todo tratamiento posible de la psicosis", donde introduce la elección er.
el sentido de aceptar o rechazar la impostura paterna.
Estos términos -aceptar y rechazar- son absolutamente contrarios a
una posición mecaníclsta. Es el margen de libertad que Lacan simpre deja,
por ejemplo, en “La ciencia y la verdad", donde termina diciendo que “de
nuestra posición de sujetos somos siempre responsables". Es decir, no
somos integramentesujetos de una máquina determinista. Y es este
problema de la elección lo qúe vincula siempre al psicoanálisis conk ética.
~ Lacan ya había trabajado este problema en El.Seminario 11. donde |
usa el cogito cartesiano para desembocar rápidamente en una elección: |
"la bolsa o la^lda 17 pIanté¿ñdo que es una elección forzada, pues st se
opta por la vida se pierde la bolsa, pero si se opta por la bolsa, se
pierden la vida víaboíSS.'Eynna elección íor/ñc.¿\ r¡¡- .--pilca siempre
la di iidida.
tabla exacFamente de elección forzada, sino preferenclal.
Todo snjpto que- ni piensa ni es, tiene, antes de todo análisis, una
elección preferencia! que llama alienación. Es decir, que la elección
prelerencial es este vector:

Este vector parte de un “ni pienso ni soy" y clip no pensar


__ alienación ____
S - P ^ ------------ S n P
Lo que dice Lacan es que la pendiente por la que se desliza todo
sujeto es la de no pensar. Como se ve, es una manera distinta de
concebir la alienación, distinta a la del Seminario 11. En el Seminarlo 15
I e s jjn jn ^ g e r a a ^ u c y ^ se puede ubicar así:

alienación
C.C no pienso

Pienso Sem. Le->c x i > ^ '


no soy
0 O & -Í .

"No pienso y soy". v>^ _


¿Cómo entender esto? Se supone que el “soy" debería ser lo que se
al final de un análisis y Lacan lo coloca en la alienación
espontánea de todo sujeto antes del análisis. ¿Qué clase de “soy" es
¡ ■■■can lo llama el falso ser de un sujeto. Quizás la forma más
conoddacrpresentarlo como e lf a ls ^ e r a el vo. que permite decir un
“yo soy"
soy fundado en un desconocimiento radical. En francés hay Tos dos yo:
elye y el mor, aquí Lacan no dice el falso moi, que es el yo del estadio del
¡-jo, dice el falso je. La mejor manera de ilustrarlo para entendemos,
aunque más no sea poFahora, es decir oue la pendiente natural del
sujeto es no pensar y afirmar un "sov" falso. ; ¿ u é sería, en
‘ cdnlraposición. la o p e ra o R i^ rS a c iy ^ ienso y no soy . lsq es lo que
1 llama operación verdad: "" — —

CC alienación

S. Sem.
15

*
Pero lo que Lacan afirma inmediatamente después es que^nadie-
esa operación, que el estatuto inicial del sujeto tiene una sofaelec
__________ que- es Ta elección del Jsoy y no pienso". La operadórT
"pienso y no soya. es Hedí, la que mega la amenui. ticuna operación
Rólülá/hénle rechazada por el sujeto.
Rechazada, ¿por qué si a IÓÓÓS M I encanta pensar? Porque Lacan
no se refiere a la actividad del pensamiento, habla del "pienso" que se58

58
produce si uno se deja llevar por sus pensamientos. Es decir, como lo
q u esele pide a un sujeto en la asociación HbreTpaTTgue afloren lo que
Freud llamaba los pensamientos del inconsciente. ¿Qué es el
Inconsciente? Pensamientos, respondía Freud.
fcste “pienso*-trae aparejado un “no soy", pues una vez que el sujeto
se pone a pensar de esta manera ya no sabe quién es. todo el falso ser
sedesmorona. el narcisismo teclea, es la promocionada falta en ser que.
produce un análisis. A partir de un “piense en lo que le pasa”, “diga lo
que le pasa", “largue sus pensamientos no sabidos", se desemboca en la
falta en ser. Pero Lacan dice que esa es una operación rechazada.
Entonces plantea así la estructura:

alienación ____
S-P ------------- S n P
verdad '* *-

P -S

Pasemos al tercer momento.


¿Cómo se lograría pasar de la opción preferencial a la opción
rechazada?
Se puede decir que la época contemporánea promodona el "no
pienso", que hay una cierta desvalorización del “pienso". ¿Por qué existe
un cierto temor en algunos de una declinación del psicoanálisis respecto
de otras disciplinas? ¿Por qué las neurociencias y otras nuevas soluciones
amenazar, con ¿altarle terreno aJ psicoanálisis? No sólo por una cuestión
de mercado, de novedad, sino porque constituyen una oferta totalmente
solidaria con la elección preferencia! de todo sujeto. Han encontrací^cómó'
ofertar algo que responde exactamente al “no pienso, soy", a la elección de
perder dpensar. Es una oferta que, como dice Raúl ¿amyw ^ justo
en d mercado neurótico. Es la compra preferencial d d sujeto, quien
siempre prefiere el no pensar y afirmar un ser que no provenga del
prnsamirnto. 5 3 3 8 ? de esto dtfá l&discusión que surge en los finales
de los 60, comienzos de los 70, sobre lo que en esa época se llamaba "las
contradicciones en última instancia", una terminología que proviene de la
lectura de Marx hecha por Althusser.
Finalmente, dentro del gran campo “psi", la contradicción en última
instancia para el psicoanálisis lacaniano no está en la IPA, con quien uno
tiene contradicciones de coyuntura. La contradicción en última
instancia del psicoanálisis es toda práctica que no reconozca que el

59
Grachia B rodsxy

síntoma tiene un sentido. Es eso lo que divide las aguas. Es la pregunta


al estilo del juego infantil “Martín Pescador": ¿el síntomTtiene sentido o
no tiene sentido? Según la respuesta se va de un lado o del otro. No hay
término medio. Una vez que estamos dentro de las filas robustas de “el
síntoma tiene sentido", podemos entrar en un debate posible dentro del
vasto campo “psl". Es decir, podemos debatir con la IPA si ese sentido
es imaginario, simbólico o real, podemos discutir por qué dar sentido y
reforzar el síntoma. Se trata de un debate que es factible.
En cambio, si se parte de que el síntoma no tiene sentido, es decir,
que es algo que obedece a un problema físico-químico, estamos en un
debate que puede ser interesante pero es difícil. Me parece que más
bien es un debate que se resuelve como en el "Martín Pescador": viendo
quién tiene más de su lado, quién puede tirar más fuerte, quién gana, un
debate donde no hay acuerdo posible.
Son las neurodencias, entonces, quienes verdaderamente han captado
algo de esta tendencia espontánea del sujeto, realizando su oferta al sin
sentido del síntoma, ya que se ubican exactamente en la opción
preferenda! que es el ser sin pensar. Toda la temporalidad inmediata a la
que da acceso la tecnología, la computación, contribuye a la posición dd
“no pienso". Es lo que hace que el psicoanálisis sea finalmente siempre,
aún con sus variantes algo un poco a contracorriente, lo cual hace que su
éxito sea un poco más a n a l y requiera ser sostenido un poco a pulmón
(los psicofármacos no son sostenidos a pulmón).
Esta digresión tiene que ver con dos encuentros próximos: uno de ellos
con colegas de la ¡PA, con quienes compartiré una Investigación clínica
sobre la eficada de la interpretación; d otro es d Encuentro Internacional
d d Campo Freudiano sobre d tema de la sesión analíticá, es decir, sobre la
cuestión d d tiempo. Dos temas que no son ajenos a este curso.
Para retomar ¿por qué nosotros en el psicoanálisis tenemos que hablar
d d deseo d d analista? Es sencillo: porque para ir a contracorriente de esta
elecci¿n~ preferencia! no_ Tenemos ~á nadie que"nos subvencione,~a
diferencia de las neurodencias que recurren a los psicofármacos,
obteniendo así d respaldo de toda la industria de los laboratorios (una de
las industrias más importantes dd momento), lo cual permite que la"
investigación siga. Por eso las investigaciones del CONICET son
Investigaciones interesantes, apasionantes, pero muertas si no hay un
laboratorio detrás que las financie. A falta de este motor que es la Inversión
de dinero, ¿cómo nos arreglamos los psicoanalistas? A pulmón.
Es por eso que hablamos d d deseo d d analista. ¿Por qué sostener a
pulmón al psicoanálisis? No ha de ser por el dinero que se gana en

«n
1
F um uam os. El acto akautko

muchos de los contextos en que se lo practica (hospitales, por


ejemplo). ¿Por un Ideal? No estoy muy segura. Pienso que es una
Inversión llbldinal. A falta de dinero, se invierte libido. Y es nuestra
oportunidad para hacer funcionar el esquema con libido, que es lo que
permite la diagonal.

S nP

verdad

P .T

Si la opción preferencia! va hada el "sov y no pierso", ¿cómo


conseguimos pasar al “pienso y no s o /, siena(5^ué 1¿ flpgfágk
ui 14 operación rechazada, ya que nadie quiere enterarse de la
La idea que prés'éhfá Lacan en el Seminario 15 es que el p<
a la otra es la tercera operación que se Hama:IraHsferencia.

alienación
*s .p SnP
verdad
S i
% % P -?

Tenemos los tres términos del primer cuadrángulo de Klein: ¡a”


jT|^|(Sninirial La opr|ón Dfeterencial1v ía opclóh7ecFa22da.~Y tenemos
7amhi¿n el vector transferencia que permitiría pasar de |¿ QDCi'n
preferencial a la opción rechazada, pues nadie elige pensar para no ser
si no es a condición de estar baio transferencia.
«¿¿.'IHlf-.tiUg ^Q tirrS M n o led aaestap o sic.j;,
_____________________
~ ,t ;^ TÍorirarmraÍ
del sujeto obtenida gracias a la transferencia y que se caracteriza por
pensar y lio le r, pdr JJerder el s é ra medida queTe piensa? Es ahí que
Lacañ coloca el inconsciente. Y en laótr^ITñ^TdPi vprtcTrolfxfl $} falso
ser, el yo, un yo soy falso.
falso ser

' Inconsciente
El cuadrángulo es por ahora un triángulo que representa lo mínimo
de toda experiencia analítica: obtener la pérdida del ser. laJalta en ser
sus lormiiciones en las que el sujeto no se reconoce
.o ááóe quien es (enei lapsus, en el sintoma;, lóelas las formaciones
pel inconsciente colocan'al su(etcTeñ la evídcñcla~de que no sabe qut¿n
es, de que hay otro que piensa en su lugar, que sus pensamientos se
* ju < ?gan en otra escena, que no quiso decir lo que dijo. Es
^verd ad eram ente un error pensar que a esto se reduce el psicoanálisis,
" p u e s sólo es su movimiento mínimo. La falta en ser no es el final de
^ a n á lisis, ni siquiera es lo que permite el paso necesario para eí final
^ Así, Lacan va anim ando su reflexión contra sí mismo.Verifica
_ clínicamente que la falta en ser, promocionada por ¿1 en su momento, no
^ a lc a n z a y exige que un análisis dé más.
♦ Este triángulo permite ver la mitad de la operación, lo mínimo que se
^ p nrdc esperar de un análisis, que produzca la falta en ser. Serta lo Que
esperamos de las entrevistas preliminares: verificar que un sujeto es
^ . n p a / de plegaj^eTulT ^ ñ s S ^ u r ^ u a n d o conduzca a un punto en que
4% .1 no sal>e q uién es. Que un paciente suerte no alcanza para pasarlo al
^ 3 jv Ín. pues nacerla prueba del inconsciente es otra cosa, es consentir
j T i i " |H?nsar a costa ~de~perder el s e r o s o es la entrada eri análisis y no
A liene nada que ver con el s ^ o de uñañálisis, con su final.
Es Interesante ver cÓmasfijibica j á l ^ s fereñda: como condición previa
^ ¿ a rfa
í la entp d p en gn#» no se obtiene si no es primero con uná
irán
Tansferencia hacia el psicoanálisis y después con una transterenda coñ
A lg u ien que puede ser cualquiera, pero tiene que ser alguien, estar presente
^ Voy a adelantar dos cuestiones más.
^ La primera es que hay que llegar a un ser que no sea el falso ser. Esta
O p c ió n Inicial “soy y no pienso" que, vista desde la alienación, es la
. tfcne la cara oculta deja_piu]i¡¿p.
n “s o v y f)o pienso", al Igual que eTaflg.
seguir todos los pasos, porque así parecería que el
sicoanálisis es exactamente la promoción del “pienso y no soy".
^Q uandoen realidad, la persggctlva 4fcj¿acan es que el psicoanálisis debe.
^ pl r|el p arcicism o .
^ Queda así^janleada la pnmer¿Tcuestión a resolver: ¿cómo volver al
p r o n to de partida, siendo que no es exactamente el puntode partida, ya
^%U£_Lacan ha eliminado la propiedadHe la reversibilidad? Pero, de todas
^<uaneras7Eav'áue volver a la opción “soy y no pienso". Este es el primer

En el Seminarlo 15 van a encontrar que la peculiaridad del


cuadrángulo es que Lacan ubica en el mismo lugar el falso ser y después
ía dimensión de la pulsión y del acto. Este es un cuadrángulo que tiene
dos facetas. Tiene una faceta eminentemente ligada al recorrido del
análisis, que es la que estamos desplegando. V tiene además una faceta
que no corresponde a un recorrido, que corresponde a una clínica que
no es lá ^ ¿ Ja-Qtfurosis-perversión-psicosis, sino la oue se puede llamar
una ciútica d e lacfo,
Este t^quennr. entonces, además de permitirle a Lacan esbozar un
recorrido que va desde esta posición inicial hasta el pase (recorrido de
un análisis del cual la falta en ser es sólo el comienzo), es también un
esqnoma qi¡^ lo permite ubicar fenómenos clínicos vinculados con el
acto. Es así como Lacan ubica ell acringMt en esa opción rechazada que
rs el pienso v uo-say". a la cual sSTo se llega vía transferencia.
jESSSS l

inconsciente
acting out

Ubicar ahí al acting out permite una ganancia enorm e respecto de


cómo lo ubica en el Seminario 10. Porque ubica al acting esencialmente
ligado al inconsciente, como algo que diceTuna verdad, que puede ser
interpretado y que no tiene"naga que ver con un “no pienso". Kor eT
contrario, se trata de un fenómeno cien por ciento significante y lo ubica
en relación a la Transfereñcíá cómo 'salvaje-, «"decir, la transferencia
sin análisis. Pero lo que abre como" perspectiva esta clínica del acto
ublcanrifr at acting ÓTJf'asf, 65 la perspectiva del acting out interpretable."
----- Pn cambio, l^ enn ubica el pasaje al acto en la opción "soy v no
pienso", es decir, en el rechazo absoluto Hél T nconsdenteren el np
. querer ¿aber nada de él. Sé ve. entonces, la tensión en la cual coloca la
dialéctica acting ouf-pasaje al acto: el actma out como un fenómeno
vinculado a la dialéctica del inconsciente, dirigido al Otro, descifrable.'
interpretable, vinculado a la verdad, mientras que el pasaje al acto como
Ún rectia7q al incnn<;ripntf> I s* rnnHnnidarl qiu» »aran va a Harlg a cu
Idea es que finalmente un pasaje al acto logrado es el suicidio, máxima
expresión de una posición de rechazo al in c o n sc ie n te ;^ agrega,
e n to n e » , que ésta sería la única razón por la cual un analista estaría
contra del suicidio: porque implica una posición de rechazo al
inconsciente.

63
Cracjoa B rodsky

Se va comprendiendo cómo esta utilización de la teoría de los grupos


por parte de Lacan tiene un pie pufeno eri io que es ei recorrido analítico.
y el otro en la clínida pslcoanalítica desde la perspectiva del acto. Es lo
¿{ire USlwhS'Rtláii irdüájdhao en los talleres: qué relación con d acto
tienen la obsesión, la histeria, el héroe trágico; qué es el acting out.
Escucho sus preguntas.

Pregunta inaudible.

Graciela Brodsky.
La pregunta es sobre la diferencia entre elección preferencial y
elección forzada.
La elección forzada tiene la siguiente lógica: basta que se elija una
cosa para que se piérdala otra. Si se elige el ser, sé plérflc gTfgntlflo. Si
se elige el sjentldo, se pierde éí ser. Si se elige la bolsa, se pierde la vida.
Son éstos las formas d e la elección forzada de &£§minario 11.
¿Por qué pasar a hablar de elección preferencial? Una posibilidad de
respuesta es que en eTSemlnario 15 sobre el acto, la dimensión que él
llama ética (que jio es la moral), es la dimensión de la elección, n ím ás 1 .
ñi menos. EsdecG^ que siempre que se habla de ética en el psicoanálisis / J
se habla de elección. Entonces, hablar de opción pieíeienclaLén lugar
de opción forzada es reintroducir la Cuestión de la elección en
psicoanálisis. Miller, en su curso "Causa y consentimiento" (que quizás
debería ser publicado después de El banquete de los analistas, que acaba
de salir) explora la tensión que hay en toda la obra de Lacan entre lo que
sería el mecanicismo y la posibilidad de elección.J^ elección forzada da
cuenta de una estructura mecaniclsta, pues no hay posibilidad de no
elegir y el margen de elección es a pura pérdida.
La elección preferencial es más solidaria con la lógica del acto que,
no siendo un pasaje al acto, tiene que ver con algo del orden de la
elección, de la decisión. No es algo que obedece a una lógica i
mecanicista, no tiene la lógica del acto fallido. El acto fallido no es con
consentimiento del sujeto, es a su pesar. El acto verdadero, en cambio,
no es pensable sin el consentimiento del sujeto.
La elección forzada no iría bien con el tema del acto. El acto se lleva
mejor con la elección preferencial.

Fabián Naparstek.
Quizás están en niveles diferentes. La elección forzada supone que
todo el mundo elige, no hay vuelta (aunque haya sujetos que vienen a
Fumutzvros. E l a c t o a n au tk o

análisis creyendo que no eligieron nada). En cambio, la elección


preferencial implica que hay una tendencia natural hacia una elección.
Es decir, hay dos niveles, bien separados: uno es que hay que elegir
entre dos opciones, con las consecuencias que esto trae, y otra cosa es
que hay una tendencia natural a elegir una de las opciones.

G. Brodsky.
El aporte de Fabián me hace pensar, efectivamente, que se podría
pensar en dos niveles. En este sentido, ¿cuándo echa mano Lacan a la
elección forzada? En El Seminario 11, paraTiáblar de la constitución del
sujeto, de Cómo el sujeto se constituye en el ser y el sentido, entre loá
cuales se juega una elección forzada. SI se opta por el sentido, pierde el
ser. SI se opta por el ser, pierde el sentido. Después lo complica diciendo
que si se opta por el sentirlo, s e pierden el ser y el sentido. Es cierto que
no hay nadie que no haya elegido, cji tanto hav un sujeto, se trat&jfe
áígulen que ha pasado por esa elección forzada, haya optado en un
sentido ó en otro.
Acá en el Seminario 15, Lacan ya no está pensando en la lógica de la
constitución del sujeto, sino en la lógica del dispositivo analítico. Eillá
’pensando en alguien que ya ha pasado~pÓr esa~eIecci¿n forzada, esta
pensando que hay alguien que puede no querer saber nada de su
constitución como sujeto y hacer, entonces, una elección alienante 1
hacia el yo. Pero Lacan también plantea que alguien puede querer saber
algo de su condición de sujeto y tULei una opción víj Ij traiiSféreiiiTa
haClá el inconsciente. Son dos momentos lógicos que no responden a la
misma coyuntura: una es la producción A* 55 y ia g g g B 3 á
elección que ese sujeto ha hecho a f^vnr n on rn n tn Hel inconsciente.7

7 de junio de 2000.
i

_____
f

V. El im p a s s e del análisis t

Estamos pensando el acto analítico como el trayecto de una cura. Es


decir, estamos utilizando una referencia que no supone una sincronía,
sino una diacronía, una temporalidad, que tiene un punto de partida y
I un punto de llegada que riópueden ser el mismo, ya que en el circuitoTT
trayectoria se produce una transformación irreversible. Contradiciendo
kTque es la estructura del grupo de Mein sobré la qué se basó, Lacan
afirma que el resultado del recorrido analítico no es involutivo, que el
estado presunto de un sujeto al final del análisis no da marcha atrás.
Este grafo tiene la virtud de indicar un recorrido y. al mismo tiempo,
sus impasses, las falsas salidas, las consecuencias o los efectos de
apurar el final o demorarlo.
« i ia primera reunion evocamos el clásico ejemplo del acto de César
que consistió en atravesar un riacho, sin que esto implicara ningún
despliegue físico o proeza; consistió apenas en un salto, pero que no sólo
transformó la vida de César, sino también la lógica de las leyes del imperio.
Entonces, cuando Lacan piensa este esquema y piensa el
psicoanálisis desde la perspectiva del acto es porque lo está pensando
en términos de atravesamiento^Eso explica que sea una lógica de la
cura y de final de"anállsl¿ pgnSSda en términos del fantasma, en tanto >
éste es, por definición, lo que se puede atravesar en un análisis. Es decir7
el fantasma no ocup3"Et lugar fiiialjjl lugar dé llegada, sino que supone
un mas allá de sí mismo: un atravesamiento de ese aparato.
Se puede recurrir al final del film The Truman Show para pensar
sobre esto: nada es verdadero, todo es una ficción, una curiosa
articulación imaginaría, simbólica y real, pero uno puede atravesar la
pantalla blanca y hay otra cosa detrás. Es quizás la representación más
notable que ha hecho el cine de los últimos tiempos de lo que es el
aparato fantasmático y !a posibilidad de su atravesamiento.
Este film no tiene nada que ver con Big Brother y otras modalidades
parecidas que están a punto de llegar a nuestro país. Sabrán que el
mayor hecho mediático del año ha sido un programa que se inició en
Estados Unidos, siguió en España, después en Alemania y otros lugares,
que se llama Big Brother. Es un programa de televisión donde un grupo

67
Gía o e l k B rodsky

de gente seleccionada convive durante un mes en una casa, siempre


filmados en cada uno de sus gestos y sus movimientos. Y parece que el
mayor tiempo de filmación se empleó en el limpiado de los dientes, con
el hilo dental y todo esas interesantes minucias. Son horas de filmación
abiertas a todo el mundo. El público vota, pero en contra; es decir, se
van eliminando personajes de la escena hasta que queda uno como
ganador que se lleva una determinada cantidad de dinero. No hay nada
que haya tenido un rating comparable en el mundo, ni en la historia de
la televisión. Pero ha sido mejorado con otro programa que se llama
Survivors, sobrevivientes. Es un grupo de gente muy bien seleccionada,
que tienen que sobrevivir en una isla de verdad, comiendo ratas y raíces
de árboles. Pretende no ser ficción, si no fuera porque uno los ve por
televisión y que los sujetos saben que están siendo vistos. En este
programa también el público los va eliminando y ha alcanzado un rating
sólo superado por Seinfeld, que es el segundo programa más caro de la
historia de la TV. donde un señor que pasa media hora hablando de
nada ha hecho un show excepcional.
Toda esta digresión es para mostrar cómo el aparataje del fantasma da
para mucho. Estos programas son nada más que ficción, a pesar de que
tienen el semblante de la verdad. Constituyen quizás una modalidad
contemporánea que permite comprobar que la verdad tiene estructura de
ficción.
En The Truman. Show, en cambio, el sujeto es efectivamente
engañado por su fantasma como aparato eminentemente simbólico, no
imaginario, y hay en juego una decisión de atravesar la pantalla. Es
cierto que la película no dice qué hay del otro lado. Y no es seguro que
del otro lado de la pantalla lo espere la muchacha y encontremos la
conjunción del hombre y la mujer, como parece prometer el ñlnr, más
bien del otro lado siempre hay una puesta en cuestión radical de ese
encuentro. Pero durante todo su desarrollo, The Truman Show nos
permite ver muy bien lo que es un trayecto pensado en la dimensión del
itasma y su atravesamíento.
]ue este grafo está pensado desde esta lógica que en él no hay
referencias al síntoma; y hay que ubiCárM
'como previo a iQ ¿uc~cmpieza a esbozarse en los años 69-70: la lógica
del Uno, en la oue no hay atravesamiento alguno yqüe si
a la lógica del síntoma. Es por esto que Lacan, cuando se refiere al final
le anállsis desde esta* perspectiva, lo formula como irientifirariAn-aL
síntoma. como saber hacer ahí con el síntoma. No hay nada que indique
■unmWaiia del síntoma, mas bien lo ubica como lo incurable.

co
fOXOAXL\TOS. CL ACTOASA1SXO

Pero en este grafo estamos un paso antes en la obra de Lacan, y


también en una dimensión del análisis que supone efectivamente un
atravesamiento y que no dice nada de la dimensión del síntoma.
Esta cuestión -la ubicación del fantasma- es lo que hace a la
dificultad intrínseca del esquema mismo. Son cinco los lugares donde
Lacan aborda este grafo: en el Seminario 14. “La lógica del fantasma"; en
el Seminario 15. "El acto psicoanalítico"; en la reseca de enseñanza de
“La lógica del fantasma", donde aparece la indicación de que en realidad^
son dos grafos y el punto de llegada de uno es e! punto de partida del
otro; en la reseña de “El acto..."; y en un quinto texto, contemporáneo
del Seminario 15, del año 67, que es “Del psicoanálisis y sus relaciones
con la realidad", publicado -al igual que las reseñas- por Manantial.
Estos son ios cinco textos de Lacan que le dan vuelta a este esquema.
Hay además dos cursos de Miller que vuelven sobre este tema: el curso
“1.2,3,4", en sus clases de abril y mayo del 85. donde por primera vez
trata de encontrar la lógica de este grafo, y en una segunda oportunidad
bastante más reciente, su curso Done, de mayo^unio del 94.
Done es el curso que antecede al Encuentro IntemacionaTdel Campo
Freudiano dedicado a la conclusión de la cura. DonCj que quiere decir
"entonces", es el término utilizado en el cogito cartesiano: si je pense,
done je suis, si pienso, entonces existo. Done es la cláusula que establece
la conexión. Es el operador que permite la conclusión. El curso estaba
destinado a ver qué es lo que a un analizante le permite decir "entonces
terminé". En realidad, se puede decir esto en cualquier momento, pero
la cuestión es cómo se verifica para el analizante, para el analista
también, por supuesto, y para la comunidad analítica que ese
“entonces" Implica una conclusión genuina En este curso sobre la
conclusión de la cura Miller retoma el esquema.
Evoco esto porque en los cinco textos de Lacan el esquema es distinto;
no se trata de un grafo seguro y consistente como el de “Subversión del
sujeto..." establecido de una vez y para siempre por el mismo Lacan. Se
trata de seminarios, en los que no se puede conñar como en los Escritos; es
en ellos que aparecen las claves para entender e! grafo y esas claves son
las que Miller trabaja en el 85 de una manera y en el 94 de otra
Esto permite que me tome ciertas licencias con este esquema. Me
convence más el desarrollo de Miller del 85 que el del 94. porque es un
desarrollo bastante más amplio y, más precisamente, por la cuestión de!
fantasma. El problema es dónde ubicarlo en el cuadrángulo.
Así que voy a volver sobre él, una vez más. y seguramente continuaré
la vez que viene.
El grafo tiene vectores que indican la dirección de la cura. También
-tie'nelugarps >_<; una iHpa <pmpjanfp a la qiip tuvo añn< más tarde ron
la escritura de los cuatro discursos. El recorrido del grafo parte de la
negación del cogito cartesiano, es decir, de la negación de que se pueda
hacer coincidir el pensamiento y el ser. No se puede decir “si pienso
entonces existo", eso es ipiposible.
Mientras que el cogito cartesiano es la intersección del ser y el
pensamiento:
SnP

en el psicoanálisis partimos de que eso es imposible, es decir, la


intersection es negada, no hay intersección dpi ppnsamipntn y p I spr K
que queda indicado con la raya arriba:

Gracias a las le v e s d e M organ s o b r e la teoría de ios conjuntos, se


sabenque la negación de la intersección es igual a la unión de los
complementps. Si niego la intersección, dejándola vacía, lo que obtengo
es la unión de “no pienso" con "no soy":’"

v4 SnP«PuS 'y
Esto quiere decir que lo que queda rayado de un lado es el ser sin
ninguna intersección con el pensar (no pienso), y del otro lado, lo que
queda es el pensar sin ninguna intersección con el ser (no soy). Con la
Intersección vacía, el ser es equivalente al no pensar y el pensar es
equivalente al qo ser.

S -P P -S

SnP*PuS

Esta lógica no es la del conjunto “todo" o universal, que tendría que


incluir los dos conjuntos y la intersección entre ambos. La lógica de
Descartes tampoco es una lógica del conjunto “todo", pues sólo toma la

70
intersección del pensar y el ser, dejando afuera el "no pienso" y el "no
soy". El "no pienso" (equivalente al S.erl rs el complemento del “nipnsn"
y el "no soy" (equivalente al pienso) es el complemento del "soy". En la
íógica del punto de partida de un análisis los unimos, unimos los
Complementos, pero tampoco obtenemos el conjunto universal porque
dejamos la intersección vacwL ---------- ----- -
l s para reforzar esta Idea que Lacan agrega algo que no tiene nada
que ver ni con la teoría de los conjuntos, ni con las leyes de Morgan. En
vez de decir "no pienso y no soy", Inventa que hav que elegir entre una
de las dos opciones.
Así que una vez que construyó estos dos conjuntos -llamados el
conjunto “no pienso" y el conjunto “no soy", cuya intersección está
vacía- dice: ahora hay que elegir “o no pienso o no soy"%no se pueden
elegir los dos al mismo tiempo. Que esto se convierta en esta lógica no
tiene ningún fundamento más que la experiencia analítica misma, es de
ella que Lacan se nutre para inventar esta elección.
Recordemos que la opción natural del sujeto es ir hacia el “soy", o
sea, hacia el "no pienso". El ser no tiene ningún ínteres en él péllW . Se
podría objetar esto con el ejemplo de la neurosis obsesiva, ésos señores
y señoras que se pasan la vida pensando, que sufren del pensamiento,
que son enfermos del pensamiento. ¿Acaso el obsesivo no ha elegido el
"pienso"? La respuesta de Lacan es que no; al contrarío, nadie más que
el obsesivo elige el “soy”. Entre muchas otras cosas, entonces, en la
opcion del "soy", podemos colocar a la obsesión.

Los pensam ientos del obsesiv< pensam ientos contra el •


inconsciente. El Hombre de las Ratas lo Ilustra muy bien cuando tiene
que contar cuántos segundos hay entre el rayo y el trueno. Es
exactamente una actividad del pensamiento destinada a hacer una
cadena significante lo suficientemente compacta como para que nada

71
Gragua Brodsky

del Inconsciente aparezca. El pensamiento forzado del obsesivo que no


p ara de pensar es, finalmente, una manera de no d ejar ese esp ad o por
donde algo imprevisto se pueda filtrar. Nada es más antinómico a la
estructura clínica obsesiva que el inconsciente. Esto se relaciona, en
primer lugar, con su dificultadjjara entrar en análisis (que no se suele
producir a partir de las fallas del inconsciente, sino a partir de la
emergencia de la angustia). En segundo lugar, explica muy bien el “soy"
del obsesivo, su voluntad de d o n d ñ lo ^ ü «OTÓ lexicalT^vTuso del
jm perattvo. del “pero", es decir, de las frases a d v e rs a tiv a s ^ gramática_
le brinda al obsesivo herramientas para hacer este traba jó le soldadura
significante, de modo tal que pueda mantener a~raya el inconsciente.
For el contrario, la opción verdad -que Lacan dice que no se obtiene
directam ente- es la opción del “pienso, entonces pierdo el ser", siendo
it que la primera opción es “soy. entonces pierdo el pensar". 1.a opción
« verdad es el pensar inconsciente. No p**A directamente a ella, pues
la lógica del circuito, los pasos de la cura suponen una flecha adicional
J que es la flecha de la transferencia.
I
PuS
I
i
obsesión
<
j
3!
s
c

n
La obsesión es refractarla a la transferencia porque, para asegurar un
e
je, un yo (yo hablo, yo digo), no se puede estar muy dispuesto a
r¿
consentir al Otro, lo cual es equivalente a consentir al Inconsciente.
C Freud llamaba al Inconsciente “la otra escena". Ese otro yo del Dr.
n
Merengue que define al inconsciente no es nada grato para el obsesivo.
El obsesivo intenta mantener a raya al Otro y al Inconsciente en el
tr
* mismo movimiento. Se preocupa por calcular el cálculo del Otro, para
c así adelantársele y convertirlo en cien por ciento calculable. Su
estrategia falla cuando el Otro aparece más allá de todo cálculo. Es en
ese momento cuando para el obsesivo se produce el fenómeno de la
c
angustia que usualmente lo lleva a consultar a un analista. Es el
y
72
Fundaíuntqs. El acto axajtkq

momento en que el Hombre de las Ratas se encuentra con su capitán


cruel, la encarnación del Otro no calculado. Para orientarse en el
análisis de un obsesivo siempre conviene buscar quién encama eñ su ^
vida al capitán cruel. Las instituciones tienen un funcionamiento un
poco obsesivo, ya que se guían por reglamentos y se trata de hacer que
las cosas sean previsibles. Aunque a veces también fallan (al modo
histérico), lo que se espera de ellas es que las cosas funcionen, que se
cumplan los reglamentos, que no haya imprevistos, y en ese tipo de
régimen, siempre es fácil encontrar quién es el capitán cruel de una
Institución. i
Por eso se habla de que hace falta la histerización del obsesivo. ¿En
qué consiste? En lograr su consentimiento al Otro, a la transterencia. a
q ue el saber se le escape y pueda estar en'óttá 1«MU. ¿ que no se
siempre del “yo sé". Y en el grafo lo ubicamos asi: I

PuS

La posición histérica es la del sujeto que siempre dice: “no sé quién


soy; no sé qué lugar tengo en este mundo, no sé por qué estoy aquí;
siento que engaño al otro: cuando presento un curriculum, cuando aoy
una clase, cuando recibo un paciente, cuando tengo que cobrar" JLs la
consecuencia subjetiva de no poder afirmar un "soy". Esto es lo que
hace a la histeria proclive a la transferencia, porque ese "quién soy^
lleva al sujeto a formular preguntas a todo bicho que camina. Como dio
la casualidad que también se lo fueron a preguntar a Freud, gracias a eso
Inventó el psicoanálisis, que es una historia de histerias. Nunca lo
hubiera inventado con la obsesión; son las histéricas las que se dirigen
$1 médico a decirle “no sé qué me pasa" y Freud hace algo con eso.
La histeria es totalmente proclive a la transferencia, al Otro, no por
las mejores razones, por cierto, pues se pliega al Otro normalmente para
demostrarle Que no sabe nada, que flñálftténte Tló le da una respuesta
\ sobre el ser, que todo lo que le dice no alcanza, que hace diez artos que
dstá hablando de lo mismo y no va ni para atrás ni para adelante, que el
analista parecía un poco más consistente de lo que parece ahora y que
finalmente no tiene una respuesta. Es decir, la histeria es totalmente
proclive a la verdad: el Otro está errado, no sabe, no tiene la respuesta.
Se ve bien que la histeria está amarrada a la operación verdad, lo q u ila
hace también decir: “yo soy la que digo siempre las verdades", como si
alguien le pidleTTpue hHfíga. Suele ser una abanderada de ía verdad, al
mismo tiempo que la Invade ese sentimiento de ser una impostora. Van
totalmente de la mano uno con el otro: “yo la verdad miento". La histeria
siempre nos atrapa en la paradoja de Epiménides: “yo miento", ¿qué
quiere decir eso? ¿El sujeto confiesa ser mentiroso o demuestra que
dice la verdad porque dice que miente?
Esta es. entonces, una de las maneras de utilizar el grato: desde una
perspectiva de las estructuras clínicas.' r
El problema dé Lacan con el grafo no es éste. La operación “pienso no
soy" es la operación que se extrae de la experiencia analítica y Lacan la
maneja con mucha soltura, no hay duda sobre cómo funciona. Es junto al
"pienso", o sea, junto al "soy negado" (P - 5 ) donde ubica al inconsciente.
FuS

No es un “pienso entonces no soy " cualquiera, es el “pienso" acorde


a los pensamientos inconscientes.
En tste mismo sentido, junto al "pienso" negado, es decir al "soy" (S « P ).
coloca el eDo.
Lacan afirma que optar por el “no pienso", es decir, optar ñor el ‘‘soy'*
desemboca en una afirmación del vo. del vo como suíptn gramatical (no
"3eí yo imaginario), ae 10 que se escribe en francés je para diferenciarlo
del moi. Hace entonces coincidir la zona rayada con el ye. ¿Qué es lo que
le falta al ye. estructura fWOpiáihenle del lenguaje) ¿Cuál es el pedazo
que le quito? La respuesta que da Lacan parece poco satisfactoria. Dice
\ que en el lugar sin rayar queda toda la estructura gramatical, toda la
estructura de la lengua, menos el jé.

Si esta opción permite afirmar el ye. el yo. el dominio del yo. lo que
resta es toda la estructura gramatical menos el ye; es decir, todas las
formas que se puedan concebir donde no se pueda decir ye. ¿Qué
concluye Lacan? Que eso es el ello, la estructura gramatical de la
pulsión que no puede ser formulada en términos de vo. que se lormula
én términos de “se pega a un nlAo" o “un niño es pegado", pero donde
no se puede decir "yo", porque la pulsión es acéfala: no hay sujeto de la
pulsión. Entonces ubica ahí el ello, haciendo coincidir de una manera 3?
Sorprendente en el mismo lugar v c ó m o 'productu de" Id mi¿mT
operación de alienación, el yo (como afirmación de autodominio, de
dominio de sí mismo, como la identificación mayor oei sujeto) y ei ello ~
(como el lugar donde el sujeto no puede pronunciarse, donde no se
puede decir y o l
Ahora bien, ¿qué permitiría ponerlos a los dos en el mismo lugar? La \
afirmación “soy y no pienso", ya que en el ello no estamos en el terreno
dé los pensamientos délTñconscienteTéstamos en el terreno del “soy 75
eso ', eso que es pegado, o eso que pega (pero no como el agente que
pega, sino como el látigo). Se ve la diferencia: “soy eso que pega" no es
una afirmación del lado del yo, es una afirmación de! lado del ello y está
ubicando ahí el objeto. “Soy el látigo" quiere decir "soy el objeto”. No
hay ninguna dimensión de agente.
leñem os entonces del lado del “soy" -al precio de perder el
inconsciente, de no estar allí donde él está, de no saber nada de él- la
obsesión, el ello, la pulsión y el objeto a.

i 75
Graqela Brodsky

PuS
obsesión
ello
pulsión
objeto o

histeria
Inconsciente

Si se pasa al otro lado, también podemos ampliar la lista. Ubicamos


en este vértice la histeria, el inconsciente y aquello a lo que llega el
análisis desde la perspectiva del desciframiento del inconsciente. A lo
que llega es adonde llegó el análisis treudiaño, adonde llegó Fréud en \
‘Análisis terminable e interminable", al punto donde hay un tope para el
análisisi-tope que del lado de los hombres aparece formulado como
temor a la castración y del lado de las mujeres como Penisneid. El final
del análisis íreudiano es una cuestión de tom ar la decisión de
! interrumpir, de no encontrarse más el analista y el analizante. En
. realidad, este final llega a un límite que está dado por la lógica del falo y
j que se inscribe de las dos maneras antes mencionadas para cada uno
de los sexos, entendiéndose que el temor a la castración es equivalente
I al temor a la femineidad; la protesta masculina no es el temor a sufrir
* ninguna castración a nivel del imaginario corporal y mucho menos a
< nivel del real corporal, es el no querer saber nada con las mujeres, que
^ vienen a encam ar en este mundo la verdad de la castración o, mejor
dicho, lo real de la castración,
r El análisis íreudiano, que es el análisis del inconsciente, desemboca
<j en esto, desemboca en la castración; es decir, en -<p.
r
PuS
obsesión
ello
pulsión
objeto a

histeria
inconsciente
“<P

1 1 75
-
FunOAMDOOS. El acto axautko iI
ii
r
Es un pasaje ineludible, pero si se toma esto como el punto terminal,
lo que se encuentran son finales de análisis del estilo "y Bueno...
resignación... la vida es así”, castración para todo el mundo. Es un final
de análisis que en el mejor de los casos desemboca en la solución de
una impotencia, pero en la perspectiva de una versión imaginaria de la
I
castración. Hay castración, no hay nada que la elimíne. Si se hace la V
experiencia de la transferencia se desemboca en eso porque la víanle!
inconsciente desemboca ahí. Y es lo que hace que se coloque acá <
Cuando Lacan dice, por ejemplo, que la histérica es en sí misma un
analizante, quiere decir que hay. efectivamente, una posición solidaria
entre la pérdida del sentimiento de existencia y la elección del
jnconsciente. El dispositivo analítico requiere la hlsterización; es decir, ¡•i
Lacan supone que la posición del analizante hay que ubicarla en el
mismo lugar que la histeria.
El analizante es el que está dispuesto a pagar con su existencia, con
sif no sabei más quién es. con la a ctl gQr
sorprender por las formaciones del inconsciente y por las
Interpretaciones del analista. Esta opción llamada verdad es a tavor del
Inconsciente y es lo que
castración, a la falta en ser, al -9 , y también
al analizante. Mientras que al analista lo ubica en el oiro vé¡n!ce.

PuS

histeria
Inconsciente
-<P
analizante

• Esta ubicación del analista se debe a que el analista tiene prohibido


decir “yo" (cuando dirige una cura, se entiende). No puede porque sí
dice -yo"7ño habla el analizante. Es una abstención muy difícil de lograr,
pero se puede ir haciendo la prueba: abstenerse durante un día de usar
la palabra “yo" con los pacientes, luego una semana, después un mes.
Hablar sin decir “yo" es quizás una de las dificultades más grandes
Por supuesto, hay situaciones especiales en que puede decir “yo", pero
normalmente esto le está prohibido. La primera persona le está interdicta.
Lacan dice, efectivamente, que el analista no piensa en su acto, que no es
sujeto del inconsciente en la dirección de la cura; es decir, no es alguien
que se libra a su falta en ser Cuando eventualmente hace gala de ella, se
lo llama “vacilación calculada de la neutralidad”. Pero la posición del
analista no es la de librarse a lps pensamientos inconscientes, no es la de
dejarse llevar por sus propias asociaciones. En la dirección de la cura
debe renunciar a su inconsciente. Cuan.d- hace, surge lo que se
llama •‘contratransferencia'’ Creo que es en este mismo seminario que
l-acan dice también que al analista le está prohibido el “me gusta" o “no
me gusta”, todo lo relativo al gusto le está interdicto.
Se podrían ubicar muchas otras cosas en ambos vértices, pero
vamos a darnos por satisfechos ubicando un último binario: abajo el
psicoanálisis, como práctica que apuesta a favor del inconsciente y
arriba la práctica que apuesta a favor-del “no pienso", la ciencia, que
Sólo funciona si es ciega, pues nadie puede avanzar en ella si al mismo
tiempo está preocupado por las consecuencias de lo que va a hacer (de
« •. ( upan después los comités de ética). Una voz hecho «i mapa del
gonoma humano surge la inquietud sobre su uso. ¡Horror! ¿Y si ahora se
clonan y congelan embriones humanos? La ciencia es ciega, no se
detiene ante ia duda sobre si lo que hace es bueno o malo, porque para
decir “no sé si es bueno o es malo" hay que estar del lado de la falta en
ser y de la vacilación del inconsciente. La ciencia va derecho al grano
sin hacerse más preguntas que aquellas sobre cómo funciona la cosa.

PuS

psicoanálisis

9 La cuestión es que por un lado tenemos la solución del inconsciente,


) l>oro la gran pregunta de este seminario es cómo volver a armar el cogito
cartesiano; es Qe^lf. tiOmo VülVéf a juntar lo que ha sido separado, cómo
darle un ser a ese sujeto que ha hecho la experiencia de la falta en ser,
*c6 mo juntar el “pienso" del inconsciente con el "soy" del ello, la
castración con la pulsión, -<p con a.
Lejos cíe conlormarsc con la solución del inconsciente, Lacan piensa
outTLil .il final de au-análisis.' tiene uuti encontrar una manera
nueva de formular el cogito “y pienso y soy", concibiendo el "pienso"
como el inconsciente. Es para eso que le sirve el grupo de Klein: para
encontrar la operación resultado en que lo separado se junta.
Lacan trata de ubicar qué daña Id conjunción de "pienso y no soy"
con “soy y no pienso", qué daría la conjunción de los dos extremos de
la diagonal. Y lo escribe sirviéndose, por un lado, de y. por otro lado,
del objeto a. Esa sería la conjunción: juntar castración y goce.

obsesión PuS

verdad

histeria
inconsciente
-9
analizante
psicoanálisis

Siendo que -<t> es la marca de la castración y o es lo que queda de


goce, es paradójico, porque -<p implica que el goce se ha perdido v a es
01 oDieto pulslonai. Es decir. ; cómo juntar el significante v el goce?
¿Cómo juntar el inconsciente y la pulsión? ¿Cómo juntar la castración y
el objeto a? És ésa la pregunta. Lacan dice que el final de análisis no esta
aquí, que el final de análisis implica la conjunción de estas dos cosas. No
contento con esto, lo escribe ai revés. — *

Por otro lado, en la reseña de “La lógica del fantasma", dice que el
cu arto ángulo combina los resultados de cada operación.
"^representando su esencia en su residuo". ¿Por qué decir que es el
residuo de la operación?

79
*

Gkaoeia Bhoosky

No voy a ir más allá que una pequeña pista. Efectivamente, del


vértice derechoabajo se produce -<p. Del vértice arriba-izquierda se
producá; es decir, habría que escribirlos como estaban al principio,
sería lo lógico, pero eso no da cuenta de la solución, porque la solución
del “no soy" está en el ello y la solución del “no pienso" está en el I
inconsciente. Es decir, la solución tiene que venir del otro ángulo, si no,
se sigue circulando entre lo mismo. La solución a cada uno de los
vértices tiene que venir necesariamente del otro. Para solucionar la
cuestión de -9 , de la castración, necesito el a. V para solucionar l a '
Cuestión del a, del ello, necesitó -<p. " •
Asi, Lacan explica bien por qué lo escribe de esta manera, no como
el producto de la operación -donde h^hría quo p^rrilúr— lado
® derecho y o del lado Izquierdo-Tslno como la solución que cada vértice
a le da al otro. Parece entoncessensato darlos vuelta v escribir a como la
Ó solución de la operación verdad y -<p como ía solución de la operación
“ alienación. Me parece sencilla y entendible esta posible explión,
a diferenciando producción y solución.
b Ahora bien, Miller indica en algún momento que se trata de un nuevo
d esquema “Z". “
ir
n
9

n
n

v El cuadrángulo sería, finalmente, una reformulación del esquema “Z".


d Pero volvamos al vértice de abajo a la Izquierda, que es el lugar del
resultado.
******........ . , 11 n ■■■■árfi ,

ei Para ser siempre imprevisto, para no decir nunca lo que uno espera,
es decir, para intervenir como un psicoanalista,. Lacan dice Q u e ese lugar
es el lugar del impasse del sujeto.
FUSVAñíEtfTOS. E l acto akauoco

decisivo de un análisis, un momento muy especial, pero Lacan ubica ahí


él impasse del sujeto. En realidad, podía esperarse que ubicara ahí la
salida del análisis (de hecho, en su curso del 94. Miller comprímete
cuestión y la ubica ahí), pero Lacan no lo hace, ni en el Seminario 14 m
en el 15.
¿Qué quiere decir esto? Lo primero que quiere decir, si este punto es
el impasse, es que no es el pase. Hay que acordarse que en él Seminario
15 ya tiene escrita la “Proposición del 9 de octubre de 1967..."Lacanjio s
indica que no hay posibilidad de pase si no se despliega todo este
recorrido y si no se llega al resultado de abajo a la izquierda, pero llegar .
ahí no es el pase, es el impasse.
Debo decir, a partir de mi experiencia en los carteles dei pase, que
este es el lugar del noventa por ciento de las falsas salidas de análisis,
no de las falsas salidas porque son interrupciones, no de las tonterías,
sino de las exquisitas falsas salidas, pero que no dan lugar a una
nominación. Es por eso queXacan construye un segundo grato.
Es a partir de este impasse del sujeto que Lacan indica que hay un
segundo grafo que tiene este punto de partida y este recorrido: " "

81
¡
VI. D o s g ra fo s, tr e s d u p la s

Para ubicar el tema en el que dejamos hace una semana, voy a


Indicar los puntos nodales de lo que, a mi entender, hay que tener en
cuenta para dar los pasos siguientes.
f
La primera cuestión es recordar que cada vez que se está en laJógica
d elacto se esta en la lógica del atravesamiento. y “que el grafo explorado
por Lacan en los Seminarios 14 y 15 está pensado desde la lógica del
fantasma. Esto quiere decir que el grafo no permite ubicar lo que sería
propiamente del orden del síntoma, pues en él no se trata del registro
del atravesamiento. Lacan prefiere hablar en términos de Identificación
para pensar una solución del síntom a, lo que no supone
desembarazarse exhaustivamente de él. sino que implica que algo
sintomático queda y que hay un saber hacer que se espera en tom o a
eso. En cambio en la lógica del fantasma, en cambk), lo que se espera es
; un atravesamiento.
La segunda cuestión que conviene dejar asentada para poder dar los
pasos siguientes es que el grafo es un grain que anuda v articula
vectores y términos. En una primera vuelta del grafo los vectores que
Tacan nombra son tresTalienación, verdad y transferencia.

^ Soy
(no pienso)

•<P

Los términos son mudaos. Recordemos que del lado del “soy / no

83
Graciela B roosxy

pienso” podemos ubicar la estructura clínica de la o bsesión, la pulsión.


¿Tobjéto a, el analistá y 1A~cTgficfoT todos términos distintos pero que
responden a la misma lógica Del otro vértice de la diagonal - “pienso /
no soy"- podemos ubicar el inconsciente, la histeria, el lugar del
analizante, el lugar del psicoanálisis mismo, . Y a partir de estas^
oposiciones, podemos ver cómo se ordenan histeria y obsesión, el lugar
dél analista y el lugar del analizante, inconsciente y ello, castración y
ones que se ~
obtienen siguiendo una lógica que va o en la dirección del "sqv " o ep |a ~
dirección-deLIpiensol estableciéndose una tensión entre uno y otro
vértice que la diagonal Indica.
Recordemos también que la operación verdad produce la falta en ser, \ .
lo que en psicoanálisis llamamos frustración, v que la operación
alienación produce el obieto a . Son los Residuos obtenidos de, las dos
operaciones, de este lado -<p, castración, falta en ser, v del otro lado ,
objeto a. La idea de Lacan es que el cuarto vértice debe indicar una
nuevíTconiunción. Es decir, que la idea que él explora es cómo, a partir
de la experiencia del inconsciente que es la experiencia del análisis, es
posible volver a afirmar un “soy’1, siendo que la experiencia del
inconsciente lo que produce es una falta en ser, no un ser. ¿De dónde se
obtiene una solución a la falta en ser? ¿Qué es lo que le pone un límite?
Es esto lo que hacía que presentara la solución del cuarto vector de
una manera invertida. Es decir, en lugar de poner acá el o (como
correspondería), pone acá a para indicar que el límite o solqción del -<p
se encuentra por ei iaao dei a, pues si no, de este lado sólo vamos a
tener análisis Infinito. Xg falta en ser, entonces, se resuelve por el lado“~*
dei "soy". A su vezTel producto de la operación alienación que es el i
“soy” vía el objeto a, tiene su límite y es acotado por el -cp.

Soy
(n o pienso)

o no pienso o no soy

verdad

Pienso
(no so y )
Inconsciente
-9
Fusüamevtos. El acto axaithco

Por eso -cpy a aparecen invertidos en sus lugares, porque una cosa es
el producto y otra cosa es cómo Cacan escribe lo qüe sena la solución.
Entre los términos que ubicábamos en los extremos de la diagonal falta
ubicar, del lado del inconsciente, la metonimia de la palabra puesta a
prueba en la asodadón libre, que hace que el sujeto pierda los referentes
de su propia identificación yoica y haga la experiencia de un “no saber
quién es”. Todo este movimiento que se resume en la expresión falta en ser
es finalmente ei lugar donde se puede ubicar toda la cJiaíéctica dél deseoT^
dél deseo articulado a la dimensión de la falta. Mientras que deTlacjo del'..
ello, de la afirmación del “soy", donde no se da la vacilación subjetiva que
implica la (alta en ser. de ese lado no ubicamos el deseo, ubicamos, más
, 6 fen. el goce. Tenemos así la tensión entre el deseo y el goce.

Soy
(no pienso)

Si uno quisiera ubicar en este graío las estructuras clínicas no podría


ubicar la jpsicosis, en tanto ella no responde a este trayecto, le es
resistente a este recorrido. Por el contrario, aún siendo un dispositivo
pensado para la neurosis, sí se puede ubicar la posición del perverso,
que tiene un pie en cada vértice.
Hago esta reflexión por algo que tuve la ocasión de escuchar hace
algunos días respecto de la perversión y que me pareció iluminante la
perversión es la neurosis más la perversión. Es decir, que cuando uno habla
de la perversión habla de una posición en relación al goce Lo que se
plantea simpre en la clínica, cuándo se intenta hacer una clínica de la
perversión es: ¿por dónde pasa el posible análisis de un perverso? Se puede
entender por qué la indicación de Lacan ha sido siempre dejar la perversión
de lado en el análisis de un perverso, para hacerlo girar alrededor do todo
lo que en la perversión misma aparece como falta en ser.
Es lo que permite ubicar en la misma tensión de la diagonal, del lado
del “soy", la certeza, que no es la certeza de ¡deas o de pensamientos,
pues m¡T es ésta la dimensión que le interesa al psicoanálisis. La
dimensión que le interesa es la certeza sobre el goce, la única certeza
que cuenta y que el neurótico no tiene, puesto que no sabe qué es lo Que _
1c vlene~bíen para su goce, hso no le impide gozar, pero no tiene
respecto de eso ninguna certeza y, al contrario, tiene siempre la
pregunta de si ese es el buen goce.
El_obsesivo, por ejemplo -que es el más creyente de los neuróticos-
muestra de una manera muy patente esto/pues su posición es siempre *
la de una inadecuación respectQ_£Jel goce. El tiene la convicción de que
en la casa del otro está la fiesta y que él ha quedado afuera y se la está
perdiendo. “Esto tiene relación con los fenómenos de insonmlo de los
obsesivos que pueden llegar a pasar una noche en vela porque el vecino
de arrriba hace un pequeño ruido. La vigilancia del obsesivo indica
básicamente la convicción que tiene de que la mansión del goce está en
otro lado al que él no accede.
La posición de la histérica no es exactamente equivalente, pero
también implica una inadecuación respecto del goce que hay.
Es el perverso el que tiene en este punto la c e rteza sobre el goce: él
sabe cómo ubicarse, cómo moverse, sabe ftdonde Ir a buscarlo. Pero
eso nóTTOtta TáTalta en ser riel perverso v. tómenlo como un pequeño
paréntesis, pero considero esto como una indicación clínica muy
precisa que orienta la dirección de la cura en casos que parecerían
totalmente sin futuro si sólo se tratara de conmover una certeza
inconmovible que está adquirida dé~eñtrada (a diferencia del caso del
neurótico, en el que se trata de que y rih e a ella¡) .
Es Ió*'qüé"Te permite a Lacan decir en algún momento que la
perversión, entre comillas, está abierta para cualquier neurótico al final
del análisis, lo cual no quiere decir que hay un cambio de estructura,
i quiere decir que hay una certeza respecto de la pulsión, y que hay una
certeza respecto del goce, que deja de estar en eseTügar la vacilación,
Ja lncertidumbre, y en su lugar adviene un saber (el problema que tiene
H perverso es que lo tiene_de antemano).
Hice éste pequeño paréntesis para mostrar cómo se ubican también
en la diagonal el deseo y el goce.
Si se piensan todas estas tensiones que se ordenan en tom o a la
diagonal, se entienoe que el cuarto término está pensado por luirán
como una nueva conjunción entre el Inconsciente y el ello, entre el
objeto a y él entre CáStfáción y pulsión, entre deseo y goce. ¿De qué i

86
manera se puede obtener una conjunción de lo que durante todo el
recorrido aparece ordenado en las diagonales como opuesto y en
tensión? ¿Cómo se juntan al final? Esa es la pregunta oue ordena la
rimera parte del «rato. "
7^ué coloca Lacan en el cuarto lugar? Voy a dar una de las dos
elaboraciones que hace Miller de este seminario de Lacan q ue, dlcj)o
sea de paso, se contradicen. Voy a plantear la que me parece mejor,
aclarando que no corresponde a algo escrito por Lacan; es decir, no
responde a algo que se pueda decir “es así".
Hay que recordar que el cuarto lugar, contrariamente a lo que unp
podría esperar, en lugar de llamarlo solución, final de recorrido o salida,
Pican lo llama el impasse del sujeto, su callejón sin salida, su punto de"
Obstáculo. Considero, entonces, que es acorde a la lógica del Seminario
T4 y aerSgmlnario 15 ubicar en este punto el lantasma
Mantiene la estructura de los dos círculos, disyunción-conjunción,
mantiene el objeto a como la solución del -<p y coloca de este lado, en
\ lugar qei -<p, el Pienso que es totalméflté~licito hacer este pefto
desplazamiento puesto que de este lado, entre otras cosas, se puede
escribir $, así como acá escribimos el Je.
Soy
(no pienso)
dk>

-9
d e seo

Me parece que se gana mucho en claridad si se ubica ahí d fantasma.


No es d camino que toma Miller en el curso Done, que es del 94. donde
coloca d fantasma arriba a la Izquierda. No me parece fructífero ese
camino. Prefiero la lectura que él mismo hace artos antes en su curso “1.
2, 3. 4". en las clases de abril y mayo; me parece más provechosa.
¿Qué me autoriza a dar ese paso y colocar ahí el fantasma?
En primer lugar, pensar que, efectivamente, para Lacan el fantasma

87
Gracela B rodsky

es el impasse del sujeto y lo que debe atravesar. Un análisis que permite


ja formulación del tantasma no es equivalente a un análisis que conduce
a un sujeto a) atravesamiento del mismo, no basta con formularlo' hay
q ue ir a dar una vuelta a ver qué hay delofro lado (es lo que ilustraba
la vez pasada con la película The Truman Show).
Pienso que hay que tom ar la construcción del fantasma como el
punto de partida del segundo grafo, puesto que s í nos qüédarfíósahf, se
desemnoca en un im p a sse . T ensar el trayecto analítico en su totalidad
supone, una vez alcanzado ese punto, ver cuál es el trayecto que hace
falta recorrer aún.
Tasem os, entonces, al segundo grafo. /Cómo se obtiene?
Recordemos que el graJo está tomado del grupo de Klein, y que el
grupo de {Clein es un grupo involutivo, es decir, que partiendo de
cualquiera de sus puntas se hace un recorrido y se vuelve al punto de
partida Lacan objeta eso al usar el grupo de Klein para el dispositivo
analítico y considera, k> cual es evidente, que este dispositivo no puede
conducir al punto de partida, lo que lo distingue de toda práctica
médica, que siem pre espera que un paciente, luego de atravesar una
enfermedad, vuelva al punto de partida. El psicoanálisis no tiene esa
lógica, el punto de llegada no es volver al punto de partida.
Este es grafo 1,^1 que hemos trabajado todo este tiempo:
alienación

verdad

Grafo 1 de Lacón
Si esto fuera un grupo de Klein, todos, los vectores tendrían una
doble direcdóp^iin a dirección contraria a la prlm era^aue la anula.
Tendríamos el grupo de Klein tal como lo concibió Félix Klein, es decir,
un grupo involutivo donde se va y se viene por el mismo vector.

Grupo de Klein

88
Fundamentos. El ac¿o ahaltiko

Lo que hace Lacan es desdoblar esos dos trayectos en dos gratos. El


segundo cstA construido tomando en cuenta cada uno de los vectores
1Involutlvos del primero, construyendo un segundo recorrido o trayecto.

Ésa es la estructura de construcción.


¿Cómo llama a los vectores de este segundo grafo? Para no hacerlo
Involutivo no $e reliere a los mismos vectores que están nombrados en
d primer esquema, porque si no serla: ir por la alienación y volver por
la repetición. No l e pone nombre a los mismos vectores, sino a los
vectores que en el grafo anterior no nombró.
—UbTca entonces éTvéctor opuesto al de la alienación (horizontal
superior en el primer ’grafo), en la horizontal inferior y lo llama
repetición.

A I
Lo que en el pHmprjfrafp <>ra el lugar del punto de partida, ahora es
el déllegada. V se arriba a él por una diagonal que no es la diagonal que
teníamos al principio. En el vector diagonal del segundo grafo ubica la
sublimación. ------------ -

Finalmente, como vector opuesto a la verdad (vertical derecha en el


primer grafo), ubica a fa prisa en el vector vertical izquierdo.

i
89
Queda así construido el segundo grafo con sus vectores: repetición,
sublimación y prisa. .

Grafo 2

Hay que entender que es un grafo desdoblado, que se obtiene un


cierto efecto de simetría, que con j?l secundo grafo se completa el
cuadrángulo, pero sin ios efectos' ¡nvoíutivcs del cuadrángulo original de
Klein. ----------------
~ Uña vez ubicados los vectores hay que ubicar los términos que
inventa para este segundo grafo.
Allí donde está e! impasse del sujeto, el lugar donde debería
escribirse la relación o la unión sexual. allí donde debería haber un acto
i que dé certeza sobre la sexualidad, ahí mismo LacanuBrcrertamasma;—

acto sexual

( Es decir, la r^n«;tnirriAn h«»| fantacm* es |a respuesta gracias a lá


cuál un sujeto, en el análisis encuentra cómo hacer existir láTPlanón
¿éxuál en tanto flin. ésta, notáoste. El fantasma es la manera en que la
ta ce existir. Por eso es un impasse, porque en lugar de algo que diera la
\’
90

I
fórmula de la conjunción entre lo femenino y lo masculino, lo que
tenemos es la conjunción de un sujeto con un objeto. Y es lo único con
que se cuenta~para hacer existir la relación sexual. Porjeso no ubica ahí
la salida sino el impasse del fantasma, p! punto donde el fantasma
cngafla al sujeto.'
¿Qué se abre a partir da ahí?
Primera Indicación: si el primero es un grafo en el que el sujeto está
amarrado por la ti ja, el segundo no es tan asi. fcjfél ano 84“
Miller dice que este es un esquema^que reposa enteramente erfTa
categoría del acto, lo cual es cierto. Y más bien ubica variantes del acto
a frá/TIr f lé ljp f tu e podríam os llamar un debilitamiento de la
transferencia, de una transferencia que no funciona como en el grafo
anterior, que ya no conduce al “pienso y no soy" del inconsciente, a la
ásocláción libre, a la falta en ser, a la castración. No es eso lo que ubica
Lacan en el segundo grafo. Es como si dijera: la construcción del
fantasma, el impasse que significa abre las puertas a la dimensión del
acto y no siempre de la mejor manera. Eso, a partir de un acto imposible
que sería el acto sexual. El Seminarlo 15 es el primero en donde Lacan
dice “no hay acto sexual", y donde empieza a desplegar una lógica del
no hay que desemboca en el “no hay relación sexual". • /'
El acto que no hay, entonces, abre las puertas a formas fallidas del acto,
a falsos actos oue coexisten con una modalidad de la tráñsferéríCiá~qüg~h5y~
"que pensar de qué tipo es, pero que no es la misma del primer grafo. ¿Qué
ubica entonces como actos que se abren a partir del acto que no hay? f
En el segundo grafo (y no como vectores sino como términos), ubica
abajo a la derecha el acting out.

acting out

unión sexual
acto sexual

Si encimáramos los dos grafos, el acting out y el inconsciente


ocuparían el mismo lugar, aunque respondiendo a estructuras y a
lógicas diferentes.

91
Gx a o e la B ro d sky

F,l pasaje al acto lo ubica arriba a la izquierda. -


e al acto

prisa

repeUclón acting out

unión sexual
acto sexual

SI uno quisiera podría colocar estas dos modalidades del acto en el


primer grafo, en la serie de las tensiones de la diagonal. Así como se puso
Inconsciente y ello, analista y analizante, ciencia y psicoanálisis, histeria y
obsesión, también podría ponerse pasaje al acto y acting out. Sin embargo,
no es esa la lógica de la cuestión. Pues no se entiende la lógica ni del acting
out ni del pasaje al acto si no se entiende que parten ae un tmpasie. Y de
ün impasse que no es "o no pienso o no s o y , sino otro.
Pero, al mismo tiempo, las homologías permiten ver cómo el pasaje
al acto está del lado d é la pulsión, del ello. d eid b ieroTTv cómo el acting
cut está del lado que vamos a tra ta r de precisar ahora, que es.m ás
acorde al inconsciente.
Tenemos entonces tres vectores: repetición, prisa y sublimación.
Tenemos tres términos: el acto sexual, el pasaje al acto y el acting out. La
pregunta del millón es: ¿cuál es el cuarto término? Lacan no dice nada
dei-cuarto término en este segundo recorrido. Miller tampoco k> dice.
Tengo mi idea de lo que va ahí, pero se aceptan propuestas.

Raúl Carmona.
¿S Q fít

Graciela Brodsky.
Efectivamente, podríamos ubicar A, A y S(f) en el grafo, pero sería
otra perspectiva. Lo que me interesa especialmente del segundo grafo
es que está todo pensado en términos del acto. Entonces, ¿cómo hacer
para no mezclarlos? Tenemos el acto sexual como lo que no hay y las
dos falsas salidas 0 o que en su momento se llamó el lapsus del acto).

Alicia Pico.
¿El acto analítico?

92
FUNÜAMSVTOS. El acto ammjtko

G. Brodsky.
Sí. es lo que yo pondría allí, exactamente. Como dice A. Pico, pondría
ahí el acto analítico.

unión sexual
acto sexual

R. Carmona.
Pero hay una relación entre acto analítico y S (£).

G. Brodsky.
Por supuesto. Lo que digo es que prefiero posponer un poco esa
reflexión porque antes tendríamos que ubicar A y ^ e n e í circuito mismo
para entender cómo se llega a S (Á). Sería otra vuelta que habría que
darle al circuito completo. Pero para no salir de la perspectiva del acto,
pienso que. en todo caso, el único acto que puede darle una solución a
« t e lugar del acto sexual como impasse, es el acto analítico (y no
SüWlUB lü Alli&fer exfsur). Entiendo que es por eso que Lacan
piensa esto e i y ‘1 mismo momento en que piensa el pase. Y también
oitíendo que es por eso que_no_ ubica el pase en el vértice inferior
izquierdo, pues el pase se refiere al pasaje de analizante a analista

Pregunta.
Y el pase a la entrada, ¿dónde lo ubicaría?

G. Brodsky.
No lo ubicaría en el grafo. El pase a la entrada es el pase a la Escuela.
Es la mezcla de un dispositivo que juzga algo sobre un análisis con un
dispositivo institucional que es la entrada a una Escuela. El grafo. en
cambio, se refiere a un recorrido analítico que no prejuzga que exista la
Escuela. Si bien es cierto que Lacan los hace al mismo tiempo (funda la
Escuela y da este seminarlo), si bien es cierto que hay una articualción
entre ambos, el recorrido que indica el grafo no prejuzga la entrada a la

93
Escuela; más bien prejuzga el estatuto de un sujeto a la salida del
análisis, objetando tanto la salida por el lado de la falta en ser como la
salida por e! lado del fantasma (que sería una respuesta a la falta en ser
que no resuelve el impasse).
Tenemos tres vectores, tres términos y se complica porque ahora
tenemos tfH oposiciones: la oposición entre alienación y .repetición,
entre sublimación y transferencia y .entre prisa y verdad. Son los
térm inosque quedan opuestos si se yuxtapone el primer grafo al
segundo.
Entonces, tenemos un paso más que es:

repetición
sublimación -<■
prisa

No parece evidente por qué Lacan ubica la repetición en el grafo. En


el Seminario 14. sobre todo, “La lógica del fantasma", no se entiende
bien por qué la repetición aparece como un "ovni" y ordena todo el
seminario. No entiendo por qué la coloca en ese vector. Sí entiendo el
esfuerzo de Lacan por ubicar la dimensión simbólica del acto.
Si este grafo se trasladara al Seminario 11 se podría tener la dupla
alienación-separación. Pero estamos en un momento posterior y esta
dupla ya no va porque el lugar que pensó para la alienación en El
Seminario 11 es exactamente el contrario ai QueTconcibió en~eT
Seminario HTdonde alienación es equivalente a separación. Invito a
todos los que tengan alguna idea sobre este problema a hacérmela
llegar para-que de aquí a un mes veamos si tenemos una mejor manera
de resolverlo. Invito, sobre todo, a mis colaboradores a que den Ideas
que permitan esclarecer esto. Puedo pasarles, por ejemplo, una Idea de
Miller en “1. 2. 3, 4", quien dice que tanto en la alienación como en la
repetición, lo que se obtiene es una desaparición del Otro, un imposible.
Pero, ¿por qué adjudicar eso a la repetición? Si Lacan ya hubiera tenido
el concepto de enjambre de S, (S,, Slf S]) se entendería mejor, pero el
hay de lo Uno viene algunos años después. Entonces, no se termina de
entender cómo piensa Lacan la repetición.

R. Carmona..
En realidad. Lacan enuncia en la primera clase del Seminario 14 que
va a trabajar sobre la repetición. No es mi hipótesis de lectura que eso
caiga como un “ovni*. Me parece que la oposición entre alienación y

94
repetición es porque en la repetición -tal como lo elabora en este
seminario cuando dice “repitiendo, etc., etc." y hace el ocho interior
como figura topológica- se verifica la inatrapabilidad de ese elemento
qcfe finalmente lo ileva a empezar a esbozar el no hay relación sexual. No
lo dice con todas las letras, pero dedica varios capítulos a analizar el
tema del acto sexual. Y, Justamente, es la lógica que él extrae del acto
sexual en este seminarlo la que lo va a llevar a pensar el acto analítico a
partir de eso. Pienso, entonces, que la repetición está ahí como un
vector que lleva a la verificación de un imposible, de un Inalcanzable.

G. Brodsky.
Es la Idea de un trayecto que es impulsado y recorrido a partir de lo
que no hay. Se entiende así la repetición porque no sería otra cosa que
lo que dice Freud: si el acto sexual se repite, si no alcanza con uno, es
porque hay algo intrínseco a la pulsión que determina la insatisfacción;
lo que conduce al circuito o trayecto repetitivo que se recorre una y otra
vez es la distancia que hay entre la satisfacción esperada y la
satisfacción obtenida. Entonces, se instala a nivel del acto sexual una
repetición que sólo se entiende a partir de lo que no hay.
Pero, ¿por qué ubicarlo junto con la alienación cuando la alienación
es una afirmación del ye? Es ahí donde no veo claramente el por qué de
esta dupla. Quizás uno no debería aspirar a que sea tan evidente como
las otras dos. Por ejemplo, la dupla transferencia-sublimación es
evidente en que n oJiay sublimación si hay lra ñ sí eren cía. Lacañ va
cambiando el concepto de sublimación, pero mientras existe- Sujeto
a p u e sto Saber no hay lugar para la creación; mientras hay Sujeto
supUéstcTSáSer, lo único que hay es repetición. Se entiende bien la
repetlciótfgri~ é sta dlrección. ~
La segunda~dupla tambíéñ es evidente, hay referencias que saltan
Inmediatamente a la viita: la verdad se obtiene en la prisa; se trata de la
estructura del tiempo lógico fou i algunos de ustedes están trabajando
eñ~Íos talleres). No haymodo de alcanzar la verdad si no es en la prisa.
Se ve claramente, entonces, cómo se pueden armar las duplas
sublimación-transferencia y prisa-verdad (aunque por supuesto hay que
desplegarlas para ver más en detalle el tipo de relación que tienen). Pero
sobre la dupla alienación-repetición hay algo que permanece oscuro en
cuanto a cómo se articulan o se oponen.

A Pico
No es una respuesta lo que voy a dar, es una pista. Me parece que en

95
Cracíu ¿rodsk7

relación al análisis y a la repetición, Miller formula algo sobre la repetición


que es lo que fija los caminos necesarios y por lo tanto los caminos
imposibles. Me parece que ahí hay una pista para pensar la repetición
como opuesta a la alienación, como algo que, a fuerza de repetirse por los
caminos necesarios, va dejando Indicado el lugar en donde podría
aparecer lo Imposible. Sería como una dupla entre lo necesario y lo
Imposible por un lado, y lo contingente y lo posible, por el otro.

R. Carmona.
Además, por el estudio del Uno, porque justamente en "La lógica del
fantasma" está hecho todo ese análisis y el uso del cuadrángulo de Klein
a partir del uso de los distintos tipos de Unos: contable, Incontable.
Lacan muestra cómo ese Uno repetitivo lleva a la Inconsistencia o la
Inexistencia del discurso.

Intervención
Él lo toma de *..la carta robada".

R. Carmona.
Bueno, también de ahí se puede sacar. Sí, son temas que en Lacan
tienen raíces tempranas.

G. Brodsky.
La cuestión es cómo se vincula la lógica del Uno con la lógica de la
alienación en el sentido de este seminario, porque se entiende cómo la
lógica del Uno desemboca en la repetición, pero yo no veo cómo se
puede hacer algún tipo de lazo con la alienación.

R. Carmona.
La alienación es un significante del Otro, y: el jiestlno de ese un
significante es la insistencia repetitiva de ese Uno.

Intervención
La confusión que yo planteaba en relación a eso es que la repetición
la entiendo más ligadaa! objeto, a lo pulsional, y la alienación la pensaba
más ligada al Uno. Por eso me costaba ponerla como opuesta, porque la
alienación la veía más en relación a ese significante inverosímil al cual el
sujeto está sujetado. Y la repetición la pensaba más en relación al
objeto. Por eso era la confusión.
FusDAjieyros. El ¿ttg aml-tbo

G. Brodsky.
No sirve para esta cuestión pensar la alienación como alienación a
un significante, porque en este seminario la alienación va en dirección
al “soy y no pienso". En todo caso se puede pensar la hipóstasis del
sujeto a un Sl como forma máxima de alienación.
Al mismo tiempo no es seguro que Lacan, cuando ubica en la
alienación el je y todas las formas de dominio y desconocimiento,
ubique también al Otro en esa dirección. De hecho, hay indicaciones
precisas que se pueden seguir en el Seminario 15, "El acto
psicoanalítico", que ubican la dirección al Otro en el vector de la verdad,
no en el vector de la alienación.
Como ven, no es evidente, pero toda esta discusión ha sido una
buena ejempliflcación de lo que pasa a nivel de la estructura; basta que
aquél de quien se supone que tiene el saber o que debería tenerlo para
dar una clase diga “no sé", para que ustedes hablen. Quizás esta sea la
respuesta a mi pregunta de por qué no Intervenían más.

F Ñapantek
Quiero dar simplemente algunas ideas.
La primera es sobre qué entendemos por repetición aquí. Yo siempre
entendí la repetición como automaton y tyche; vos misma indicabas que
en la transferencia también tenemos la repetición en base ai Sujeto
supuesto Saber, del lado del automaton. Quizás esta repetición tenga
que ver con la repetición de lo nuevo, fundamentalmente porque se
trata de! acto, y el acto implica la dimensión de lo nuevo en cada una de
las versiones: pasaje al acto, acting y acto analítico.
Agrego además un elemento nuevo a la cuestión que a ir.í me hace
objeción: la cuestión de la repetición ligada al acting. Eric Laurent señala
en varias oportunidades el pasaje al acting del síntoma y cómo el
síntoma implica la repetición y el acting no; entonces habría que ver de
qué repetición se trata allí.
La otra cuestión es que en el Seminario 15, Lacan define al acting
como una verdad que se da a leer en forma impersonal. Habría que ver
si no hay relación allí, entonces, entre el je y el acting así definido.

G. Brodsky.
Cuando Lacan expilca qué es el acting en el Seminario 14 dice algo
muy claramente: imagínense que ustedes quieren representar o contar
una obra de Sha ispeare y lo hacen muy mal. no se ende ‘.de r.aiv
entonces alguien dice: “un memento", y repite lo mismo ce
UMUCi/ /VrtXWf

Es decir, ubica acting out y repetición diciendo que cl acting repite con
otro lenguaje o recu fio loque r.o fue recibido como mensaje por el Otru.
Cuando el mensaje no liega a su destinatario se lo repite de otra manera.
Lacan ubica así acting y repetición, ^cteñ^ fln a im e n te q u e e l acting
sólo se concibe en relación al analista, en relación al Otro y supone que
algo no fue escuchado, que algo no fue interpretado, que algo no pasó y
que entonces viene la puesta en escena para decir lo mismo: repetición,
de otra manera. Esto es lo que permite decir que finalmente el acting es
interpretable, que no se interprete técnicamente o tácticamente es otra
cosa, pero que es interpretable porque remite a una interpretación que
no hubo.
Entonces, en el sistema del Seminario 14, tiene todo su sentido poner
acting en la misma linea de repetición, ya que el acting está definido
como una repetlcíón' se repite de una manera distinta ío que no fue
acogido por eTOtro, lo que na quedadtf eludido del campo del Otro.
Recuerdo de la vez pasada un cierto efecto de entusiasmo al final de
la clase, cuando alguien me decía llegando al ascensor: M ¡Cómo entiendo!
¡Qué bien cómo estoy entendiendo!". No creo que el efecto de la clase de
hoy sea el mismo, pero confío en que la elaboración colectiva permita
entender mejor lo que yo no entiendo muy bien.
Me com prom eto a desplegar exhaustivam ente sublimación-
transferencia y prisa-verdad, pero para la dupla restante pido
colaboración; todo lo que me puedan mandar por escrito será
bienvenido. Tai vez. siguiendo la indicación de Carmona, haya que hacer
un pequeño paréntesis y ubicar las formas del Otro, y eso sirva de
puente; es un camino que se puede ensayar. Quizás ubicando las formas
del Otro que corresponden a cada uno de estos momentos se puede
entender mejor el parentesco, aunque sea por disimilitud, que existe
entre repetición y alienación. Es una propuesta, con algunos signos de
InterrogKión y puntos suspensivos.

6 de septiembre de 2000.

98
Vil. P ris a y v e rd a d
— ------- ^ j a m t n r n B g n ie n ; ■

Varios de ustedes estarán preguntándose a qué se debe mi presencia


aquí. Es absolutamente correlativa de una ausencia, la de Graciela
Brodsky, quien ha tenido que viajar por cuestiones relacionadas con la
transmisión del psicoanálisis en el mundo, por cuestiones de la AMP.
Ella se ha ido “de gira", podríamos decir, con el tema del acto analítico,
a Bogotá, Maracaibo y Miami. Quizás a la vuelta nos pueda contar
algunas cuestiones de cómo se inserta el acto analítico en esos lugares.
Estoy aquí porque Graciela me ofreció hacerme cargo de esta clase,
lo que acepté gustosa y agradecida. La oferta fue concreta: tomar el par
p risa-verdad, que se inserta dentro del tema del tiempo lógico, tema que
Tía motivado mi interés v trabajo desde hace mucho. Lo que espero
-está por verse- es poder transmitirles algo de este interés. Así que, sin
más, me pongo manos a la obra.
He pensado para esta clase tres ejes. En el primero ubicaré el par
prisa-verdad en el recorrido hecho hasta aquí en este propedéutico. En
el segundo presentaré brevemente el sofisma, el famoso apólogo de los
tres prisioneros que se despliega en el escrito de Lacan “El tiempo
lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma". Por
último, quisiera poder extraerle a este Escrito mucho de su jugo a nivel
de sus consecuencias para el campo del psicoanálisis.
En prim er lugar, entonces, la ubicación del par prisa-verdad.
Recordemos que este par forma serie con otros dos que Graciela
retom ará en la s ~ ró x im a s clasesT transferencia-sublimación v
repetición-alienación. _ -nr ' —
Del par prisa-verdad, comenzaré por el términc^verdad.) En el
primero de los grafos, la operación alienación se u b ic a^ T r^ í’/ector
horizontal superior, la operación verdad se ubica en el vector vertical
d e la derecha, y es definida por Lacan como la operación que. con la
ayuda del vector Sujeto supuesto Sabe r (SsS) ae la kransierencia.
permite que el sujeto pase de una consistencia de ser a lo q~ue'
podríamos llamar la Inconsistencia del inconsciente, bajo la forma del
*no soy".

99
GkAOELA BftOUSKY

consistencia de ser alienación

verdad

Inconsistencia del Inconsciente


v No soy

La inconsistencia del inconsciente remite al sujeto barrado y al


inconsciente definido como inconsciente-verdad por Lacan,
especialmente al comienzo de su enseñanza. Lon esta operación, lo que se
logra es que algo traicione esta fijeza del je, del je de dominio que, como
dice Lacan de manera preciosa y precisa, "está anestesiado para toda
sorpresa de la verdad". En efecto, está anestesiado y se lo despierta con la
operación verdad que supone también el vector transferencia.
La-verdad, entonces, traiciona al je que dice: “yo sé. yo sé lo que
soy". Y es por eso mismo que Lacan dice que la verdad reprimida
retorna en las fallas del saber. Hay una afirmación lacaniana muy fuerte
y muy ampulosa, seguramente la recordarán; es la siguiente: “Yo, la
verdad^hablo”. Efectivamente, la verdad retom a en el habla, en las fallas
del saber q ue son l o s lapsus, por ejemplo, como formaciones del
inconsciente.
Toda e sta cuestión responde a una prim era concepción del
inconsciente como verdad que l.aran oponeJuerlcm entc al saber, al
saber de la ciencia que forcluye al sujeto del inconsciente. Por eso en
este primer grafo la ciencia se ubica también del lado del ser.

consistencia de ser ^ alienación

verdad

’r
Inconsistencia del Inconsciente
No soy

Al comienzo de su enseftanza, Lacan rescata de Frcud la concepción


del inconsciente como verdad y dice de él que supo dejar a la verdad
hablar. Esto está emparentado con que supo dejar a las histéricas
hablar. Más tarde, en El Seminario 17, El reverso del psicoanálisis, lo

100
A /•
FWiDAMETfWS. El ACTOANAimon

critica, señalando que a esos -piquitos de oro" que son las histéricas, en
realidad Freud, no las supo escuchar. Pero de todas maneras sigue
rescatando de él su saber dejar hablar a la verdad, es decir, a la histeria,
lo cual permite ubicar a ambas del mismo lado en el grafo.

consistencia de ser
ciencia

inconsistencia del inconsciente


No soy
histeria

Hay que aclarar que después Lacan pasa a otra concepción del
inconsciente, definido como saber. Y es justa~mente a la altura del
'yppip^rin Lü—tñn t\7 quo óTtn ocurre. especííiFamente a Partir cíe'T.T—
“Proposición..." sobre el pase. El recorrido de un análisis, sin embargo,
no deja de ser concebido como un recorrido doffdierse vair alcanza! Kt(J
verdades parciales, en sucesivos actos conclusivos anticipatorios del~
HpI m íe se espera uña elaboración de saber sobre la
verdad. En El Seminario 17. concretamente, va a ubicar el saber en el'
Ttrffar de la verdad en el discurso del analista.
Es precisamente en este punto donde el sofisma de los tres
prisioneros va nos permite articular algunas cuestiones, puesto que
podemos decir que en el análisis se avanza de un “no sé", “'no sé lo que
soy^Ta un "s^ lo que sov"._de la misma manera oue en el sofisma cada
uno de los prisioneros, avanza desde üñ “fío sé qué color de disco soy",
a un “soy blanco", y algo más, pues cada prisionero dice "soy blanco y
he aquí cómo lo sé”. Es decir, alcanza una verdad sobre su disco» pero
además elabora un saber sobre esa verdad.
Entonces,_se podría en primer lugar concluir, siguiendo a Miller, que
en la enseñanza de Lacan hay una cierta “degradación" de la verdad. No
hay que entender esto como un desprecio; más bien se trata de un
cierto rebajamiento del aspecto más subjetivo, más apasionado, más
vehemente que tiene la verdad asociada a la estructura histérica, o
también asociada a cierto clima de exaltación que puede tener la
entrada en análisis, que es justamente un momento de hlsterificaclón.
Hay una degradación de este aspecto pasional, casi patético de la
verdad que dice exultante "yo hablo", hacia üñ cierto estado en donde
este aspecto de la verdad es dominado por el saber, por un saber

101
fundadc_enja lógica. (Una digresión: hay una cierta tendencia a pensar
que !a lógica es la obsesión, y no es así; en realidad, puede haber un uso
obsesivo de la lógica, puede haber un uso histérico de la lógica, pero la
lógica en sí misma no se homologa a ninguna estructura ni tipo clínico).
Pasemos al otro término del par -la prisa- que también se ubica
unolfe ios vectores del segundo grafo. En la clase pasada G. Brodsky lo
ubicó en el sentido contrario de la operación verdad:

Quizás no sea la única ubicación posible, ya veremos.


La prisa nos remite al tema del tiempo, tema que Lacan ha
considerado especialmente a IcTIargÓ de foda su enseñanza. Por
ejemplo: en la importancia dada ai concepto del uprCs qquv freudlano.
formulado como futuro anterior: ^ ‘habrá _sidoM. Otro ejemplo que
tenemos para po ler pensar en la importancia del tiempo en Lacan es
como él. a diferencia de Freud, ha utilizado grafos para su enseñanza; los
grafos lacanianos siempre implican vectores que aluden a recorridos, y
los recorridos son temporales. Un tercer ejemplo fundamental, es que le
ha dedicado un escrito al tema del tiempo, “El tiempo lógico...", que es
retomado hasta el final de su enseñanza, y erfdonde la prisa tieneüna
fuñcróñTicdar crJclal que es de índole lógica. * _
Una cita dé “La cosa freudiana.V’ puede ser útil para presentar la
articulación de ía prisa con la verdad, antes de Ir desplegándola en
detalle. Dice así Lacan: “la prisa se liga a Ia verdad e n taiitP, porque ésta '•
siempre-escapa, hay que pasar al acto". Es una frase muy breve que
condensa un conjunto de conceptos riquísimos cada uno en sf mismo y
en su articulación: reúne la cuestiónale J a prisa_CQP_la .verdad,.
articulados a su vez con un tercer concepto que es el del acto.
Antes de terminar- :oñ la presentación dél par, quiero retomar h»—
cuestión de la ubicación del término prisa en el grafo. Preparando la
clase y al consultar el curso U1,2,3,4" de Miller, encontré una ubicación
diferente a la planteada por Graciela. Quizás sólo se trate de un
problema de-mí versión, o de un error de tlpeado. Pero aunque así sea
como esta diferencia me ha hecho cavilar algunas cuestiones, quiero
compartirlas con ustedes.
AI encontrar esta diferencia, me sentí como uno de los tres
prisioneros, pero a mucha distancia de los otros dos como para poder
usarlos como partenaires en la resolución de este problema (que en
realidad, era sólo mío); así las cosas, me arreglé como pude.
No inventé nada nuevo, pues para eso hubiera necesitado ubicar la
prisa en otro vector que no fuera ni uno ni otro, pero ya no quedaba
ninguno libre, asi que lo resolví de otra manera que paso a comentar.
En este curso propedéutico hemos aprendido que cada uno de estos
grafos tiene varias lecturas posibles. Entonces, lo que someto a
discusión es que. de acuerdo a cómo se lea este segundo grafo, la prisa
tiene sentido ubicarla en un lado o en otro (Cf. los últimos dos gráficos).
Entiendo que el grafo que le permite a Miller ubicar la prisa en el
vector horizontal inferior es el grafo en el cual se pueden ubicar los
distintos estatutos del acto: el acto sexual que no hay (y en su
reemplazo el fantasma), el pasaje al acto y el acting.

acting

Miller habilita esta interpretación porque liga explícitamente la prisa


con la verdad que se precipita en el acting histérico.
En cambio, el grafo que le permite a G. Brodsky ubicar la prisa en el
vector vertical izquierdo es aquel en el que, entre sus vértices» aueda
alojada la tensión entre el ser y el no ser.

ser

prisa

no ser

i 03
Graoeia Brodsky

En esta lectura d d grafo, la prisa está ligada a la vendad del acto en


el que el sujeto "se hace al ser" en el final de un análisis. Esto se
¡ con lo ya desplegado por Graciela: habiendo pasado por"la
óperáclóñ de lá Inconsistencia del inconsciente en un primer recorrido?
un segundo recortado debcTIgfrar a rescatar algo del ser en el final.
Concluyo aquí con el primer eje de esta clase y paso al siguiente, en
el que me referiré a algunas cuestiones del escrito sobre el tiempo
lógico. Voy a presentar algunos"de sus línéamíéñtós principales, para *
inmediatamente después extraer algunas consecuencias.
Lacan presenta así el apólogo: “El director de una cárcel convoca a tres
detenidos selectos, les dice que debe liberar a uno de ellos por razones
que no tiene por qué exponerles y, para esto, los somete a una prueba, si
a los prisioneros les parece". Ya hay aquí cuatro cuestiones sumamente
Interesantes que pueden rescatarse para la experiencia analítica.
En primer lugar, el carcelero decide seleccionar tres prisioneros a los
que, en principio, les otorga la posibilidad de ser liberados. Podríamos
pensar que también hay una decisión y selección por parte de un
analista cuando sanciona con su acto la entrada en análisis de un
paciente. Quizás estad ecisión no les convenga a todos, qufcásno a todo
paciente le convenga liberarse de su prisión que, en la experiencia
analítica, es el fantasma.
También puede pensarse sobre qué basa su selección un analista,
sobre qué se basa para sancionar la entrada de un paciente en análisis.
G sofisma nos enseña un posible criterio: la capacidad de pensar de un
analizante; no se trata del pensar desde el punto de vista del je
cartesiano, sino del pensar a partir de los efectos de verdad, de poder
realizar suposiciones, hipótesis; de poder suponer un sentido al
sinsentido que aparece del lado de las formaciones del inconsciente, en
esto consiste el Sujeto supuesto Saber del lado del analizante.
Una tercera cuestión a señalar es que eT direct or no expone sus
razones. De la misma manera, el analista no expone su saber frente al
paciente; éste se lo supone (el Sujeto supuesto Saber del lado del
analista).
Finalmente, también es interesante que cada prisionero se va a
someter a la prueba "si le parece"; o $ea, que es necesario por parte del
posible analizante un acto de consentimiento, ;.A qué? A someterse a
esta prueba que es la experiencia analítica que impiica someterse a la
inconsistencia del inconsciente Es un consentimiento que implica un
acto de fe, de creencia en eL inconsciente., en este sentido, se ubica
como un elemento tercero; es decir, no sólo del lado del analizante y del
Fc\VA.y&TO$ El .-.ero xuim co

analista, sino también como un Sujeto supuesu> Saber al inconsciente


mismo.
Avancemos un poco más con el sofisma. El director de la cárcel
Informa las condiciones del problema. Hay cinco discos en total, tres
son blancos y dos son negros:

O C C O O

A cada uno de los prisioneros les pondrá un disco cuyo color deberán
deducir y fundamentar en motivos de lógica. Sólo les está permitido ver el
color de los otros, pero sin realizar ningún intercambio entre ellos; no
pueden hacer gestos ni hablar, sólo pueden ver el disco que tienen los
otros dos. Además, sólo el primero en concluir será liberado.
Me interesa señalar como ya, en este extracto, se percibe el clima de
urgencia, prisa y angustia que está en juego en los datos mismos que el
carcelero informa a los prisioneros. Este clima caracteriza a toda la
resolución del problema, a pesar de que se les dice que les será dado
todo el tiempo del mundo para resolverlo. Est2 paradoja es más
evidente en el texto original, donde dice que les será dado todo ei loisir,
que en francés, en realidad, es tiempo de ocio. Entonces, lo paradoja!
está en que en la oferta de un tiempo de ocio haya algo del orden de la
angustia, algo que precipita. Esto es interesante para relacionarlo con ia
sesión analítica, ya que ésta se recorta del ajetreo de la vida-cotidiana
como un tiempo de ocio, pero que, al Igual que en el sofisma, se trata de
un ocio donde algo apura, pues está la prisa en juego.
Ahora bien, es importante aclarar que en la sesión analítica no se
trata del apuro a que nos somete la sociedad capitalista actual que hasta
los ocios programa. No se trata de esa prisa, sino de aquella que
podríamos emparentar con el concepto de levedad de Itaio Cálvíno, tal
como la propone en un libro que les recomiendo: Seis propuestas para el
próximo milenio (en el que ya estamos). Creo que el concepto de prisa
en el sofisma y en el psicoanálisis tiene mucho que ver cor» esta
propuesta de Calvino, porque dice que la levedad es lo que ie da aristas
cortantes, filosas, agudas a lo que se presenta como redondo,
homogéneo, aburrido a veces, inerte. 0 sea. todas características que
en realidad podemos asociar bastante fácilmente al goce fantasmático.
Por otro lado, que se les dé a los prisioneros todo ei tiempo o loisir
que necesiten implica (y esto es otra consecuencia interesante para la
sesión analítica) que no hay un tiempo fijado de antemano. Es esto lo
que inquieta en realidad; el carcelero no Ies dice que van a tener poco
tiempo, no Ies dice que van a tener 10 minutos, Ies dice que van a tener
todo el tiempo que necesiten y. sin embargo, es (justamente porque no
hay límite^que ia prisa, la urgencia^ convoca al acto.
T e señala también que el problema a resolver tiene que estar
fundado "en motivos de lógica" y que sólo el primero en concluir será
liberado. Hay algo del orden de la rivalidad que se instala desde el
comienzo, una rivalidad particular, pues está fundada, como dice Lacan,
eñ~~sú}étos de pura lógica~~Cuando el carcelero les aclara a los
prisioneros"que no pueden intercambiar nada entre ellos, lo que está
anulando es toda pregnancia imaginaria especular para la resolución del
problema, y esto es fundamental. No se trata de que un prisionero le
dice al otro: “dale que vos me das algún datito sobre qué color tengo y
entonces yo después te devuelvo el favor, pero que el otro no se entere
porque...". Ninguna de estas cosas (que a veces ocurren en las
comunidades) son las que se Juegan en'el sofisma, donde no hay ningún
rumor, chisme o alianza que permita su resolución. Se trata de otra cosa:
de poder pensar gracias a otros.
Finalmente, el carcelero termina su exposición diciendo: “en cuanto
uno de ustedes esté dispuesto a formular una conclusión cruzará esta
puerta a Tin de que, tomado aparte, sea juzgado por su respuesta". Esto
nos interesa muchísimo, pues el “cruzar la puerta" tiene que ver con el
concepto de acto. Cruzar una puerta remite a un movimiento, a un ir más
iB O é un umbral, a un franqueamiento, a un acto conclusivo que deberá
ser fundamentado. En un análisis ocurre lo mismo, hay franqueamientos
sucesivos y hay un franqueamiento final; este franqueamiento final -que
fue precedido por muchas peripecias previas- puede ofrecerse para que
sea juzgado en el dispositjvo del pase. ,
Concluiré la presentación del sofisma con las tres configuraciones
posibles de acuerdo ai color de disco que el carcelero les puede poner
a cada uno de los prisioneros. La primera configuración posible es: “dos
negros, un blanco". La segunda es: "un negro, dos blancos". Y la tercera
es: “tres blancos". •
1 0 9 0

n. O O O
ni. o o o

El carcelero les poneun hianm araria uno, opta por la configuración


TI. ¿Cómo resuelven el problema?
Es esta configuración lo que hace que el problema sea, en principio.

' *
- vO
i

insoluble para los prisioneros (que llamaremos A, B y C). ¿Por qué?


Porque A, al ver a los otros dos, en realidad no puede deducir nada. Si
ve dos blancos y por las condiciones del problema sabe que hay tres
blancos y dos negros, él puede ser o bien negro o bien blanco; se
pregunta entonces: ¿qué^soy? La única configuración que le permitiría
concluir Inmediatamente sería la primera, pues se sabe que “ante dos
negros, soy blanco". Es la única configuración que le permitiría salir sin
necesidad de suponer ni elaborar nada.
Entonces, la genialidad de Lacan en este Escrito es mostramos que
por esto el problema a resolver es un sofisma, porque desde el punto de
vista de la lógica clásica, al no poder resolverse nada ante dos blancos,
habría que volver a la prisión (y si se está en el consultorio de un
analista, habría que volverse a casa, sin resolver nada).
Miller precisa de manera muy iluminante esta genialidad lacaniana,
aclarando por qué se trata de un sofisma y cómo Lacan señala la
importancia fundamental de los datos suplementarios que hay que
agregar a |os datos iniciales para la resolución del problema.
¿Cuáles son los datos iniciales? El número de prisioneros, el número
de discos, el color de los discos y k) que cada uno ve; sólo con estos
datos, al tratarse de tres blancos, no se puede resolver nada.
/ Cuáles son los datos suplementarios? Son dos.
E5 primer lugar: el tiempo y el derecho a taponar. NfiDer presenta el
derecho a razonar como eTderecho a pensar más allá de ios datos iniciales
del problema, y este pensar integra el comportamiento de los otros, ya que
es porqye los otros dos no se mueven que cada, uno puede seguir
pensando. Esto sería la primera parte del sofisma en la que el sujeto llega
a un primer acto conclusivo donde la verdad dice: “me he apresurado a
decir que yo era un blanco porque si no ellos debían adelantárseme...”
Una verdad muy apasionada, pero que no alcanza, porque los tres se
mueven en el primer acto conclusivo al mismo tiempo y tos_tres
retroceden al mismo tiempo. Esto se repite dos veces más y son los
datos suplementarios de la segunda parte del sofisma, lo que Lacan
llama las mociones suspendidas: los pasos y contrapasos que dan los
otros. t§~en esta segunda parte donde la prisa -y también la espera-
adquieren su fund<fóTCgfca._Además, en esta segunda parte hay algo de
TóTeal del tlenTpo que sejuéga, no es un mero derecho a razonar, hay
algo del movimiento de los cuerpos vivientes que compromete la
presencia de los prisioneros. Si lo pensamos para la experiencia
analítica, el tiempo real en que ésta transcurre compromete la presencia
tanto del analizante como del analista.

107
G rá q ü a B r c o sx y

De aquí en más podría seguir dos caminos: abordar el rompecabezas


de la lógica del sofisma (lo que sería muy tedioso dado el poco tiempo
del que disponemos), o extraer -como anticipé que haré- algunas de
sus consecuencias, aun a riesgo de saltear el desarrollo lógico del
sofisma sobre el que se basan.
Si a alguien le interesa, hay una ficha que fue confeccionada para uno
de los talleres que coordino con Alberto Saúl y que está disponible en
Secretaría; si no me equivoco, los coordinadores también la tienen. En
ella están desplegados los pasos lógicos del sofisma. Ese material está
basado sobre dos cursos, cada uno de un año entero de duración (lo
aclaro para que se den una idea de lo denso del tema. Me refiero a un
curso de Juan Carlos Indart dictado en 1992 en la EOL y al último curso
de Jacques-Aiain Miller Les us du laps, ambos dedicados a comentar el
escrito de Lacan "El tiempo lógico...".
Vamos_a^ abordar, entonces, algunas cuestiones de la clínica que
pueden pensarse a partir del sofisma.

Una primera cuestión es la diferencia entre los conceptos de acto y prisa


cónlós de acting y pasaje al acto.
En la prisa deTac/mg éf sujeto no se pregunta qué quiere decir esto.
En el acting "eso" dice, la verdad habla apasionadamente recurriendo
generalmente a~un escenario y a un público. Hay un e/ecto de verdad en
el acting, pero no está subjetlvado; en eTacto, en cambio, el sujeto
piempre es responsable del mismo. Es como si el analizante en un acting
de pronto se hiciera actor, con un texto que le es ajeno. Al revés,
también puede ocurrir que un actor se convierta en analizante. He
tenido la posibilidad, en dos oportunidades, de comprobar, escuchando
a sujetos dedicados a la actuación -actores-, cómo el texto del
personaje encamado produjo en ellos, como sujetos, un efecto de
verdad motivando la consulta analítica.
El pasaje al acto se diferencia del acto en que se ubica en el vértice
jjel falso ser, como respuesfáde un 7 e~de~dominio que no quiere decir.
*Miller nos enserta que el pasaje al acto ñoDice más que lo que quiere
silenciar, el pasaje al acto no supone la operación verdad, cosa que d
acto sí. no supone el pasaje por~<?, no' supone la Taifa en ser.

Otro punto: acto e histeria.


La prisa en la que se alcanza un acto da certidumbre al sujeto. Desde
ahí puede leerse la ubicación que le da Graciela al vector prisa que, si
concluye en un acto, da una cierta certeza al sujeto indefinido en el “no
FjxDJiaxms. Ei ,.CTz axujixo

joy". f$t£_£S_el pim to~«n-donde un sujeto que encuentra una


certidumbre de ser en un acto, se diferencia de la histeria, que siempre. ‘
defiende a ultranza (corno abanderada de la verdad), la falta en ser, s»;
condición de sujeto barrado. Podemos Jugar un poco con esta cuestión
y decir que, en relación al sofisma, la histeria -si está firmemente
ubicada en la excepción- siempre va a tratar de sostenerse en: "jamás
me obligarán a ser blanco". Si de pronto vira hacia la meiancolizatión.
quizás se lamente diciendo: ‘‘todos son blancos mer.es yo...",
encamando el objeto a de desecho.
La histérica no puede consentir a lo que se pone en juego en el límite
del tiempo de comprender: la imposibilidad de que el Otro la defina: la
bañradura del Otro (A), su Inconsistencia. En ese punto, la histérica
insiste'en seftalar la impotencia del Otró,~ justamente porque ?;o
consiente a aceptar su Imposibilidad de responder con un saber sobre. '
suláemi3ad (fa deellajTtlude entonces este punto donde lo único qué
cabe es^que ella haga aigo, que invente algo, que funde algo. un
sígniticante nuevo que, siguiendo a Lacan, escribimos S(A). No
casualmente este es el materna con que Lacan también se refiere al Otro
goce, ahí donde el Otro no da una respuesta ce te
**•
denunciando como .impotencia este no saber del Otro, en vez ce V-
animarse a hacerse un ser ahí, inventando un significante, justamente,
en el lugar adjuntó a*una Imposibilidad. 1,

Relaciones entre acto y obsesión.


Ustedes saben que es en el tiempo de comprender del sofisma donde
se genera la angustia que es condición de la precipitación del acto7~
Esfetlémpo de comprender es vivenciado como espera, pero es una
« p e ra que no tlepe.nada que ver con la postergación de! obsesivo. De
igual modo, la duda que retoma en cada prisionero después de una
certidumbre no tiene nada que ver con la duda compulsiva.
Recordemos que hay tres actos, pero dos de ellos son de certidumbre
anticipada, lo cual quiere decir que todavía el prisionero no sabe con'
certeza si es blanco: “por sí me ven negro me apresuro a concluir que soy
6 lanco, pero co.no todos se mueven me vuelve ia duda". Esta duda no es
obseslvaporq Jésü funcion es justamente la de permitir seguir avanzando
ene! problema, descartando hipótesis, hasta llegar a u. cerddum5 re firál. '
Al obsesivo, en cambio, el tiempo de comprender le puede durar toda una
vida y es en ese tiempo de comprender l n f y m i n a b l ¿ dzr.de sigue
«perando que los otros le demanden qué hacer, renunciando así a su
deseo, que toma la modali dad de lo imposible; con sus pensamientos trata
UtACZA ÜRQOSKY

de ociuir cualquier emergencia de la dimensión del Otro como barrado; la


angustia no lo precipita al acto, más bien incide en una cierta coloración
parano ide que les otros toman bajo la forma, por ejemplo, del “qué dirán".
El obsesivo es un candidato muy firme a confirmarse en el error,
pues, como dice Lacan, si la verdad no se alcanza a través de la prisa en
una conclusión de certidumbre anticipada, el riesgo es que el retraso
engendre el error. Pues bien, al obsesivo lo que le suele ocurrir en la vida
es que se queda fijado a esta inercia.

El ccto y la depresión.
c ~ Ei ¿LturSTsé precipita £On_prisa.en el momento en que surge la
Inconsistencia del Otro, implica dar un salto, implica un riesgo y cierto
arrojo. A la depresión, en cambio. Lacan la definió como cobardía moraL
Entonces, nada m is opuesto a la depresión que el acto. El depresivo
1 suele quejarse de q'ue^ya natfc tiene sentido", cuando en realidad, es
I por eso mismo, porque el Otro con su inconsistencia no puede darle
\ sentido a "quién soy", que algo hay que hacer para "hacerle un ser".
'£sto es lo que el depresivo no asume, porque se acobarda.

y parnnfHa
Quizás se podría pensar que es con la paranoia que el acto tiene algún
punto más afín porque, en tanto barrado, el Otro puede volverse un poco
persecutorio. Recordemos cómo lo formula cada prisionero: "es por miedo
a que el otro se me adelante que me apresuro, porque si no..."
Miller en su último curso alude a que "sólo los paranoicos
sobreviven", y esto es claro en el sofisma. Ahora bien, entre acto y
paranoia hay. obviamente, diferencias. Por ejemplo: el prisionero no le
atribuye un goce al Otro, él no cree -como el paranoico- que el Otro
quiere su mal y por eso se le va a adelantar. En realidad, el prisionero
asume esta paranolzación como un asunto de pura lógica, nada más.
Alicia Yacoi aporta que esto puede relacionarse con e! conocimiento
paranoico de la primera etapa de la enseñanza de Lacan.
El paranoico, en cambio, se queda en el tiempo de comprender
elaborando un delirio sobrecargado de sentido sobre por qué y cómo el
Otro se le quiere adelantar queriendo así su mal y, a veces, "hasta puede
pasar aTacfo para librarse de este Otro persecutorio.

Sobre Qtfoyang±vi<±
^ ÍÜ ie r dícé~que la angustia es la madre d d acto. En un sentido
correlativo, el acto £fue se anticipa a su certidumbre alivia la angustia de
r V X J M t JTXLAJ. M .

la espera. Y es por esto que en el sofisma hay dos partes.


w "Eri la primera de ellas, la verdad apasionada, cargada de angustia y
de máxima tensión temporal se alcanza en un primer acto conclusivo.
Será después de dos mociones suspendidas, de los movimientos de
marcha y contramarcha de los tres prisioneros, que tanto la exaltación
como la angustia van descargándose, degradándose, hasta que, como
dice Lacan, la verdad alcanzada se formula así: “se puede saber que se
es un blanco cuándo lo só tros han variladocfos veces eñsálir". Esta
formulación puede reducirse aún más y simplemente decir, “si dos
vacilaciones, entonces blanco”; la verdad apasionada queda reducida
asi a una proposición lógica.
Conviene aclarar que no toda espera es angustiante. Para que lo sea,
algo relativo a la necesariedad del acto tiene que estar en luego. ¿Por
qué? Porque la certidumbre anticipada de la premisa que Justamente
permite la realización del acto, rió podría confirmarse como verdadera
si el acto iw se realizara.
¿Cuándo una espera no angustia? Siguiendo a Calvino. cuando no
tiene ningún filo, cuando puede convertirse en algo aburrido. Hay
esperas o tiempos de comprender en la vida, en un análisis también, que
son aburridos, sin aristas, en los que la prisa perdió su función lógica.
La angiL<ttia, pn realidad, em erge en el momento preciso, no del acto
mismo, sino del preacto; es decir, en el momento en que el sujeto se da
cuenta de que, si realiza el acto, va a quedar cómo aquél que “habrá sido
o habrá hecho eso”. Esto se relaciona con el tiempo retroactivo.

^ a c t o
jS Premisa
sujeto
U acto.es lo que va a verificar la verdad anticipada de la premisa y
además, a nivel del sujeto, éste quedará definido como el que ‘habrá
hecho eso", lo cual no es poca cosa.
Egtaangustia por lo que el act ¿Implica justifica que a veces el sujeto
elija la inacción. Recordemos todo lo yatrabajado en clases anteriores:
la soledad del acto, la dosis de transgresión que supone. Miller dice algo
fuerte también, pues se refiere a “la dosis de suicidio que Implica un
acto”. ¿Por qué? Porque un sujeto nunca es d mismo después de un
acto, como si algo ahí muriera. Paul Válery también habla de las “mil
muertes" del sujeto.

111
Graciela S roosxy

¿Qué decir de la relación deJ tiempo con el a m o r y e l acto sexual?


Cuando Miller trabaja el tem a del tiem po lo asocia a los a f f a i r e s de!
amor y del acto de amor, pues suele com entarse si es d e m a sia d o c o rto ,
demasiado largo, demasiado rápido, si es dem asiado tard e, si se q u ie re
que sea eterno o, al revés, que dure poco.
Por mi lado, se me ocurrió un disparate, un desatino: com o en el tiem po
lógico !os tres prisioneros concluyen al mismo tiem po, p e n sé q u e algún
desprevenido podría querer elaborar una sexología d e o rien tac ió n
Iacaniana que tuviera como manual el escrito sobre “El tiem po lógico y el
aserto de certidumbre anticipada...’. Sin embargo, no es d e satin ad o
relacionar cuatro cuestiones de la vida am orosa con el tiem po lógico, p ero
no precisamente en el punto de la conclusión simultánea.
La primera es que, justamente, porque no hay relación sexual q u e se
pueda escribir a nivel significante entre los sexos, sólo hay la contingencia
de algún encuentro y. recordemos, no hay encuentro sin acto.
La segunda cuestión es que Lacan sugiere ubicar el a m o r ju sta m e n te
en el lugar del significante que se inventa, de la invención, a h í d o n d e el
Otro aparece en su inconsistencia: S ( K ) .
También en El Seminario 20 hay algo interesante a señalar, c u a n d o
Lacan relaciona el am or con lo imprevisto y dice: “sa b e r lo q u e la p a re ja
va a hacer no es una prueba de am or”. Esta afirm ación - q u e v a en
contra de cualquier com pletud n arcisista- se puede relacio n ar c o n el
sofisma, con la angustia de la espera, cuando no se sa b e lo q u e el o tro
va a hacer: si va a avanzar, si va a volver a retroceder, p o r q u é re tro c e d e .
Hay una cuarta cuestión que tam bién p uede relacio n arse c o n el
sofisma. Dice Lacan en El Sem inario 20 que el am or es c o n tin g en te , p e ro
que su dram a es querer volverse n ecesario , e te rn o , a te m p o ra l.
Podríamos usar el sofisma y decir que, p o r m ás q u e la am b ició n del
ampr sea mantenerse en un tiem po de coníprch’d e r infinito y sin lím ite,
lo real del amor se juega an o tra Instancia, en el acto, en la c o n tin g en c ia
del acto que, obedece más bien, a la lógica del instante.
Quisiera desplegar ahora ciertas consecuencias del sofism a p a r a la
práctica analítica. - *
Comencemos por el m anejo del tiem po en la experiencia analítica.%
Graciela Brodsky, efi su artículo “Lá prisa y la e sp e ra ’ (p u b lic a d o e n
el último Caldero 80) señala con precisión varias ten sio n e s te m p o ra le s.
Por un lado, se refiere a la tensión entre el “hace falta tie m p o ’ p a ra la
experiencia analítica en su conjunto y la p risa q u e c a ra c te riz a c a d a
sesión. Otra tensión es la que se establece en tre el an alizante -s ie m p re
apurado por terminar su análisis- y el analista, q u e siem p re le p ro p o n e
fto u a -v ro s E l actc A.*-u/no)

“vamos... ¿dale que una vueltita más?". Hay también otra tensión entre
el analizante -para quien el analista siempre concluye demasiado rápido
la sesión- y el analista, que en realidad así evita que su intervención
llegue demasiado tarde y que ei retraso engendre el error. La última
tensión que Graciela señala se refiere a la regularidad necesaria da las
sesiones para que, justamente, el acontecimiento de la Intervención dei
analista sea subjetlvado como imprevisto; sólo sobre ei fondo da le
previsto, lo imprevisto tiene sentido; y es por esto que sólo sobre el
fondo de la espera, la prisa produce un efecto.
Por mi lado, hay un tema que me gustaría especialmente subrayar
sobre el tiempo de la sesión. Lo que el sofisma permite aprender es que
no importa si este tiempo es corto, largo o mediano, porque no es lo
cuantitativo lo que está en juego. El sofisma nos ensefta que no se trata
de un tiempo lineal, que no hay reloj que marque el límite del tiempo de
comprender para así poder concluir.
Lo importante en cada sesión -que no siempre se logra- es que el
tiempo esté determinado por la prisa como función lógica^ Esto quiere
decir que no se trata de la prisa a secas, sino articulada a uña lógica. De
lo contrario, sólo se trataría de la prisa como sinónimo de apuro: “mejor
que hable rápido porque a los 10 minutos me tengo que ir". No es eso lo
que Lacan pretendía, me parece.
^La prisa articulada a la lógica tiene ia función ce precipitar una
conclusión, aunque sea anticipada. ¿Para qué? Precisamente, para que
té pueda avanzar en el problema y para que además algo áhf emerja,
álgo que no es totalmente del orden significante, me estoy refiriendo al
objeto a. Asf como cada prisionero porta ese elemento que es el disco,
sin saber mucho de él, de la misma manera el sujeto ignora qué objeto
es en el deseo, angustiante, del Otro. Para que algún saber se eiabore
sobre esto, mitigando la angustia, la prisa tiene la función de precipitar
un acto conclusivo.
La sesión, a mi entender, no garantiza esto por ser 'certa"; diez
minutos serán lo mismo que cincuenta si todo se reduce al tiempo reloj.
La cuestión es otra: que no hay un segundo significante cue marque el
límite, que el tiempo de comprender, dice Lacan, no está objetivado, no
está objetivado por un reloj. Y esto es lo angustiante, no sólo para el
analizante, quizás más para el analista, porque e! horror al acto analítico
tiene que ver con esta angustia. No es que sea horroroso lo que
hacemos, sino que uno tampoco tiene, como analista, ningún límite
prefijado. ¿Quiénes son los otros con quienes lidiamos para decidir el
corte de la sesión, o sea. el límite del tiempo de comprender? Otros

112
casos, los libros. los cursos, el propio análisis, el control; pero a pesar
de todos estos “otros*, hay un punto en que el analista -habiendo hecho
cierto cálculo- se juega en su acto y después se verá.
Con esto quiero decir que la brevedad y la prisa en una sesión, si no
tienen fundamentos lógicos, son equivalentes al apuro, a la presión que
a veces se experimenta en la vida cotidiana, a un “hay que hablar
rápido" y nada más.
Por otro lado, la prisa no es lo que debe caracterizar a la sesión en su
totalidad. En realidad, la prisa tiene su función en el momento de concluir.
La lógica temporal de una sesión Implica el instante de ver, el tiempo de
comprender y e í momenld de Concluir. La prisa no está desde el comienzo
presión anao al modo de “tenemos que apuramos porque esto se acaba
dentro de poco". La función lógicajie la prisasejuega específicamente en
un punto de la sesión que es el preacto de la conclusión.

Sobre las entrevistas preliminares y la transferencia.


Miller seftala que a los datos iniciales del problema, con los cuales uno
no puede concluir nada, hay que agregarle otros datos suplementarios (por
lo cual se convierte en un sofisma! :11<>s es el derecho a razonar, o
sea, la vertiente epistémica de la transferencia, la del Sujeto supuesto Saber
(Ss5). Este aporte me parece muy fructífero en dos aspectos.
Per un lado, porque efectivamente en las entrevistas preliminares se
tren?, ce eso Con los datos iniciales, con los problemas y dificultades de
tidiana que trae un paciente, en general, no se puede concluir
nada Si la terapéutica fuera otra, no analítica, quizás los problemas
iniciales podrían encontrar una fácil solución, con una pastilla, con una
terapia basadas sobre la sugestión. El análisis no usa estos recursos y
por eso se toma todo un tiempo preliminar. El análisis consiste,
paradojalmente. en poder resolver un problema gracias al hecho de
haberle agregado otros Se trata de poner en juego un tiempo de
jupowd o j 06 RTpí>tesis Est quiere <! teír que si sujeto viene con la
convicción de user~, de ser un negro, no basta con pintarlo de otro color,
Hay que hacer que esa convicción o certeza se convierta primero en una
suposición: “si yo~fuera negro, entonces...". A esto apuntan las
entre*.'.s* --s pre!innnares. Es por esto que !a er.irada en anáisis ali\ia
algo, porque no es lo mismo estar convencido de ser un negro que
suponerse negro.
Hay un segundo aspecto que quisiera resaltar de! aporte de Miller
sobre la conversión del problema en un sofisma a partir del agregado de
datos, de! agregado de la suposición que implica la transferencia. La

114
Fundamentos. El acto aaautko

noción del Sujeto supuesto Saber, !a vertiente epistémica de la


transferencia en un análisis, sufre a veces de un cierto desprecio, quizás
motivado por un cierto malentendido de algunas afirmaciones de Lacan.
Por ejemplo, cuando dice en el Seminario 15, que el Sujeto supuesto
Saber “es falso, se presenta como algo falseado" o cuando comenta el
carácter de "estafa" del psicoanálisis, justamente, porque sostiene una
suposición que en sí misma es falsa y que debe caer al final.
El aporte de Miller me ha permitido pensar que quizás sea más
operativo definir a la experiencia analítica como un sofisma (en lugar de
una estafa), un sofisma que, como tal, implica la noción de falsedad,
pero que permite la resolución de un problema.
Voy a desarrollar dos puntos más para poder luego dialogar un poco.

Sobre el fin de análisis.


J. £»Jndart plantea que en el sofisma se despliega un problema de
"exclusión-. eirdos sentidos, •
SI este es el conjunto de los blancos, el que no sabe s. es un blanco
£uede ubicarse excluido del conjunto, como como excepción. ¿En
relación a qué? A un ideal que es "ser blafiCóT '

Hay otra manera de ubicarse como excluido del conjunto de todos


blancos y es como objeto a, objeto a encamado y segregado, excluido
del conjunto pero por segregación. £n este sentido tiene relación con el
superyó.

Pues bien, la sqlycióq a la exclusión que da el sofisma no es ni por


identificación al ideal, ni por sometimiento a la presión del superyó'
encarnando definitivamente el objeto a segregado.

115
Gp a c zu B xc zsk y

jL? solución a la exclusión que el sofisma permite ¿e. alcanza en el


punto límite del tiempo de comprender, ahí donde emerge el Otro corno
barrado, ahí donde, dice Lacan en El Seminario 20, el objeto a “tetlza la
prisa . ¿Qué quiere decir? Que el objeto hacg d e la prisa una tesis, o sea,
que le da posición a la prisa y conduce hacia el acto, conduce a que la
verda J del objeto que el soleto s upone ser se revele. ¿Como qué? Como
una :ner ia lógica a la que el sujeto ha recurrido para darle
consistencia al Otro. Y es por esto que en el vértice izquierdo inferior
del grafo. en el lugar del acto sexual, está el fantasma. Ahí donde el Otro
se presenta en su inconsistencia, el sujeto ubica el objeto para
sostenerse en su relación a él. También podemos decir que es sólo a
través del objeto que el sujeto accede al Otro cuerpo. Por eso se dice
el fantasma suple el acto sexual que no hay.

Entonces, ej recorrido de un análisis está escandido por sucesivos


actos conclusivos en los que se alcanzan verdades parciales, que a su
' vez están al servicio de alcanzar una verdad final en donde, como dice
Lacan, la verdad del objeto se revela como mera consistencia lógica con
fa que el sujeto hace existir al Otro.
Considero muy importante cómo el sofisma ensef.a así qug la salida
de ucLanálisis no es por Identificación a un Ideal que encama el analista;
fncnos-jqún^que su saldo sea quedar confirmado como objeto de
desecho, segregadóTTampoco es por fratern[Jad.o-solldarldad con los
cftros prisionerosTpues esto es lo que queda anulado desdé él punto
mismo de partida. Digo esto porque podemos pensar que el consultorio
es una especie de cárcel (Miller dice que es la cárcel del analista). Y
puede ocurrir que, al compartir la misma cárcel-consultorio varios
prisioneros-analizantes, alguno de ellos crea que, si algún olro ya salió,
él también tendría asegurada la salida, por el sólo hecho “fraterno" de
estar en la misma cárcel y compartir el mismo carcelero. Pero no es así
porque los “otros” que cada analizante pone a trabajar en su análisis no
son los otros analizantes de su carcelero-analista, sino que son los otros
de su historia.
Dejo acá para poder escucharlos y dialogar con ustedes.
Fl.'.'ZtítSNTOS. £ S.CTZ A M U R C O

Viviana Cammilli.
Pensaba si no se podría aplicar también la cuestión de la prisa, de
una precipitación, en relación al dispositivo del pase.

Alicia Yacoi
Me interesó la diferencia que enunciaste entre la versión de estaia en
Lacan y la de sofisma; me gustaría que lo retomaras.

Pregunta
Me gustaría que hables un poco más de la prisa en las entrevistas
preliminares, ¿cómo se trabajaría el tiempo lógico para producir ese
paso de la certeza a !a suposición?

Pregunta.
Es algo que no tengo claro: la cuestión de la consistencia o
inconsistencia del Otro en el acto de concluir.

Alejandra Eidelberg.
Responderé primero a esta última intervención.
En el momento final lo que se revela es la inconsistencia dd Otro, o sea,
.la barrad lira del Otro (A)- V se revelatambién que el cbj&o g. ese objeto
que uno_supone ser en el deseo del Otro, rantasmátlctí.v.2E T 5 sitio :i
forma de darle consistencia a! C 1'^
"rebusque" fant asmático que un ar.ól.sis permite construir para, ai UlItn iQ
tiempo, “atravesarlo". Sin fantasma n o te vive. p e ro ra p e ra teal
sujeto estar advertido de esta fundón que el objeto cumple en el fantasma,
advertencia qué á vec® ^e alcánizá en una experiencia tipo "relámpago".
Ahora bien, e! objeto a también tiene -una vez
función particular que es ¡a de precipitar al sujeto en d momento de
concluir a través de un acto: porque e! Otro es inconsist
pena pasar al acto, no como pasaje

a acto

Se trata de un acto de conclusión en que un ser se a e n e a y cu- 1


permitiría al sujeto afirmar: “soy este invento”. Lacan ic dice así: “soy
esta verdad incurable".
Sobre ia cuestión del pase que planteaba Viviana...

*t 7
G.U-Z£L\ 3R02SKY

V Camrr.illi.
Lo poGés articular con lo que dijiste.

.4. Eideiberg.
¿Q uise te ocurre?

V. Cammilli.
Pienso que cuando hablaste de precipitar en un acto ya estabas
articulando lo que me ibas a responder.

A Eidelberg.
Bueno, gracias por la ayuda. Me parece que una cosa es el llamado
pase clínico, la precipitación de un acto como fin del análisis, y otra
cuestión es que después el sujeto decida, como analizado, dar a saber
los fundamentos lógicos de este acto conclusivo. Por lo que vos
aportás. quizás pueda concebirse como un acto la decisión de
testimoniar en el dispositivo del pase, lo cual pone en juego la
posibilidad de la nominación.
Graciela Brodsky aludió a este tema cuando comentó que Miller, en
"La lógica del pase", utiliza el segundo cuadrángulo de Lacan para
ubicar la cuestión del pase, mientras que ella prefería tomar este
segundo grafo tal como Miller lo trabaja en el 84, como un segundo
recorrido del análisis una vez construido el fantasma. El atravesamiento
no es Instantáneo, quizás lleva, como bien acaba de aportar Paula
Kalfus. alguna marchas y contramarchas, algunas mociones
suspendidas más, hasta alcanzar este “soy" que no es “soy el ob|eto
fantasmátlco con el que doy consistencia al Otro", es otra cosa, es un
Invento diferente. La afirmación de Lacan "soy una verdad incurable", si
bien aparece muy tempranamente en su enseñanza, creo que se
emparents con lo Incurable del síntoma, y de esto se trata en el segundo
recorrido.
¿Por qué creo que es mejor pensar el análisis como un sofisma y no
como una estafa?
“Estafa" es un término con cierto contenido moral. Un sofisma remite
a la lógica. Me parece más Interesante pensar la experiencia analítica
como un sofisma porque eso la convierte en un problema de lógica y no
en un problema moral.
En realidad, fue el mismo Lacan quien habló de la experiencia
analítica como una estafa, pero esto dio lugar a muchos malentendidos,
me parece. Por supuesto que él no hablaba en términos morales, pero

118
Fwdaxs 'íTCS. El acto akkutko

dio lugar -especialmente cuando no hay transferencia positiva con el


psicoanálisis- a que surgieran malas interpretaciones, de mala fe.
además. En cambio, el apólogo de los tres prisioneros permite que
pensemos la experiencia analítica como el desarrollo de un sofisma que
se basa sobre una suposición falsa como punto de partida; suposición
falsa que, sin embargo, permite avanzar hacia la verdad.
Para contestar la pregunta sobre las entrevistas preliminares y el
acto a la entrada le daría la palabra a alguno de los integrantes del taller
que trabaja este tema, no sé si alguien tiene ganas... quizás Patricia...

Patricia Pellegrini.
No, pero tengo una pregunta sobre el goce. Entiendo lo del objeto a
como consistencia lógica para darle consistencia a ese Otro que no hay;
sin embargo, me queda la duda de cómo articularlo con la otra vertiente
del síntoma, con el síntoma como goce.

A Eideiberg.
Me parece importante lo que seftalás. Es uno de los puntos que había
de)ado entre paréntesis porque todo no se puede decir. Sin embargo,
quizás algo se pueda agregar.
En efecto, el disco puede ser tomado en dos vertientes según Miller.
Una es la vertiente significante, la oposición binaria: “soy blanco", “soy
negro"; esta vertiente puede corresponderse, en el algoritmo de la
transferencia, con la cadena de significantes como saber inconsciente
que se desarrolla bajo la barra.

Pero hay otra vertiente del disco: la del objeto a como referente
latente de esta cadena significante y en ese punto el disco es lo oculto,
lo que “no sé que soy ’ en el deseo enigmático del Otro. En esta vertiente
no se trata de un tiempo eplstémico, sino de un tiempo libidinal, dice
Miller. Es así como la cuestión de la prisa ligada al objeto a que la tetiza
y la conduce al acto, necesariamente Implica Introducir el campo del
goce en el análisis. El Sujeto supuesto Saber que el analista encarna pero
al cual no debe Identificarse, tiene como referencia el objeto o. Es con el
objeto a que algo de lo libidinal se introduce en esta búsqueda sobre la
verdad que es el análisis, funcionando como causa.

119
G ua¿u Bjuxsxy

Voy a retomar ahora ia pregunta que no fue respondida. Hay un acto


a la entrada por parte del analista, hay un acto con el que se sanciona
que un sujeto ha hecho un pasaje de la consistencia de ser & la
Inconsistencia del inconsciente. Se trata de un pasaje desde el “yo soy,
no pienso" hacia el “yo pienso, no soy". Ante un lapsus de su paciente,
un analista puede, por ejemplo, interrumpir una entrevista. Ahora bien,
estará por verse que esa maniobra tenga un efecto de operación verdad
para el analizante instalando el vector transferencia. Estará por verse si
el paciente regresa en la próxima entrevista diciendo: “Ah! Eso que dije
algo debe querer decir", suponiéndole un saber al analista sobre lo que
eso quiere decir si interrumpió justo ahí, y suponiéndole también un
saber a su propio inconsciente. Estará por verse si ese efecto se
produce para poder sancionarse, por parte del analista, como una
‘entrada en análisis. En las entrevistas preliminares el analista va
haciendo algunas maniobras que pueden pensarse como actos de
certidumbre anticipada, hasta que finalmente sanciona con un acto
conclusivo de certidumbre verificada la entrada en análisis de un sujeto.

4 de octubre de 2000.

i2G
VIH. T ra n s fe re n c ia y su b lim a c ió n

Hasta hace poco pensaba que la única referencia que había sobre !o$
dos grafos que venimos trabajando era la indicación de Lacan en la
reseña del Seminarlo H “La lógica de! fantasma", pero encontré en la
clase : 1$7. del mismo seminarlo, otra mención sobre
los dos cuadrángulos. La cita dice: “Intenté dar una armadura cor. una
cierta lógica que nos interese a nivel de los registros de la alienación y
la repetición, con ios dos esquemas cuadrangulares superpuestos*. .Aj í
que hay al menos dos referencias de la arquitectura totalmente
disimulada de los dos cuadrángulos supei puestos. No tenía presente
esta indicación en el Seminario 14 mismo.
Pude leer la clase que dio Alejandra Eidelberg hace un mes. Me
parece que despliega muy bien y con mucha claridad todas las
consecuencias clínicas de la articulación clásica en Lacan entre la prisa
y la verdad. También pude leer la referencia que sugirió sobre un trabajo
que se utilizó en el taller que ella coordina con Alberto Saúl, donde está
desplegada la lógica misma del sofisma. Hay suficiente material,
entonces, para este tema; no agregaré nada más.
Voy a dedicar la clase de hoy a la segunda de las articulaciones. Son
tres, empezamos con la prisa y la verdad, que es la buena manera de
empezar. Voy a seguir por lo'qus vincula las dos diagonales, es decir.
transferencia y sublimación.
En el primar cuadrángulo, la operación transferencia es la que
permite pasar de la posición de la elección primordial dei sujeto (que es
la elección del “no pienso", la afirmación del jé) a la posición apta para
el psicoanálisis (la posición del “pienso", a costa de perder la referencia
de “quién soy").

En el segundo grato. a la otra diagonal (que no esta c.L ¿Jaca • n el


(JrAOHA bRCDSKY

primero), Lacan la llama sublimación, y desemboca en lo que


acordamos en llamar el acto analítica

^ Es en la relación entre el prinier movimiento -hacia el inconsciente-


y efsegundo movimioitp -hacía el acto analítico- que voy a_tratar de
centrarj^cufistión.. •
‘ “T araseguir el recorrido hay que empezar por lo más elemental: por
la referencia a la transferencia en el primer cuadrángulo, que conduce al
Inconsciente. Es una referencia conocida y explorada en términos de
Sujeto supuesto Saber. Tomaré distintas aristas de esta noción.
E! concepto mismo de Sujeto supuesto Saber Implica dos
supos!c;ónés. n ó ü n á. La~PrTrr.gra ~wta~ decisiva, pues á partir dé ella
TJueüe suTgtrla'seguncfa. Es la suposición de: hay saber. Tiene un empleo
pslcoanalítico, pero su procedencia ñ o ' es ae ninguna manera
psicoanalítica. La afirmación “hay saber" es la afirmación que le viene
bienal instinto, en su sentido más lato, más animal. Todo bicho que
nace se orienta de determinada manera. ¿De dónde viene ese saber? Se
pueden hacer todo tipo de conjeturas, pero es indudable que hay un
saber. Una perra tiene cria y sabe perfectamente lo que tiene que hacer,
no necesita consultar ningún libro de pediatría. Es el plano de la
supervivencia;-eso no se ensefta, está programado, los animales saben
lo que tienen que hacer.
El problema se le plantea al ser humano, pues son los hombres
quienes no saber, qué tienen que hacer. Hay una distancia entre las
especies animales, que tienen un saber que guía la acción, y la especie
humana, que no tiene ningún saber que guíe su acción, solamente
ciertos mecanismos reflejos. Esta distancia permite la siguiente
pregunta: ¿en qué se diferencian? Y es ahí donde se ubica toda la
reflexión de Lacan sobre el peso enorme del aparato simbólico y del
lenguaje en la estructura.
En el plano Instintivo decirnos "hay saber". La ciencia se apoya en un
“hav^ saber1. Sólo secundariamente la ciencia se hace ía pregunta
gnoseoiógica, la pregunta sobre el conocimiento. Pero lo que podemos

122
r tl'MDArJSr.TCS. C.L ACTO AXm U TKO

llamar la ciencia antigua se diferencia de la contemporánea en que ponía


en primer plano la suposición del sujeto: es porque los dioses lo han
querido que sucede el terremoto, la erupción del volcán; en fin, los
fenómenos naturales son producto de la voluntad de un sujeto.
Podríamos decir que esto es lo que define lo que son las sabidurías, las
formas tradicionales de la ciencia.
La ciencia moderna progresa justamente por la sustracción del \
factor sujeto, pero desemboca en esa sustracción a condicióiT'de
afirmar: “hay saber". No importa si es fechable el momento en que
Newton escribe la ley de gravedad, eso es secundario. Antes de Newton
los cuerpos Igual caían siguiendo la ley de la gravedad, y esto puede dar
lugar a la pregunta metafísica: ¿cómo saben los cuerpos que tienen que
caer así? ¿Dónde está ese saber? Esa pregunta se responde o bien por el
lado de ia voluntad divina, o bien por el lado del capricho. Desde el
positivismo, por ejemplo. Hume decía: "Bien, hoy sale el sol pero, ¿quién
nos asegura que mañana va a salir?". No lo pensaba como un efecto
divino, pero pensaba que ese saber es un poco inestable y que
solamente se puede afirmar algo respecto del saber pasado: sólo se
puede decir que hace muchos años que el sol sale todos los días, pero
no se puede decir si mañana va a volver a salir, aunque es altamente
probable que sí. Esta es una reflexión que no proviene de la ciencia, es
una reflexión que extrema el límite del saber vía el empirismo. Pero no
es una reflexión científica, porque el científico no calcula los fenómenos
de las mareas preguntándose sí mañana habrá luna o no, da por sentado
que la va a haber, que la cosa va a funcionar siempre siguiendo las
mismas leyes y que van a producirse los mismos efectos. En esto
consiste la afirmación “hay saber".
Lacan completa esa afirmación diciendo: “hay saber en lo real". Y
una vez asentado esto, la Indicación lacanlana (que no es exactamente
la indicación de la ciencia) es que es imposible sustraerse a la
afirmación hay sujeto; una lleva de la mano a la otra.
Ese sujeto ha ido cambiando de encarnadura a lo largo de la historia
de !a ciencia. Actualmente no pensamos que llueve porque hemos
enejado a los dioses; sin embargo, recuerdo que catorce años atrás,
cuando vivía en Venezuela, toda la ciudad salió en una procesión a pedir
que llueva. No era en un pueblito. era en plena ciudad de Caracas. El
arzobispo convocó a la población a una gran manifestación colectiva
para pedir que llueva porque había sequía y esto era un desastre para
el agro. Pues bien, la población salió entera... y llovió. Así se salvó el
prestigio del arzobispo y nos pusieron la tapa a todos los que

123
GUCEH S ttC ú S K Y

mirábamos burlonamente semejante espectáculo no acorde con los


tiempos que corren. Es una demostración extrema de la persistencia
1 que en cada ser humano tiene la referencia a un sujeto, en última
( instancia, aún cuando no se sea un obsesivo. Esta referencia parece ser
*ineludible en nuestro modo de funcionamiento en los extremos, en la
1 desesperación, en el límite; se trata de recurrir a una figura de otra
1 potencia que pueda torcer el destino de los cosas.
1 Es un fenómeno, si se quiere, sociológico o psicológico. La ciencia no se
1hace este tipo de problemas pues prescinde del sujeto. Sin embargo, no
*prescinde cuando se le formula la pregunta ¿por qué caen los cuerpos así?
*Se extrema filosóficamente la pregunta y surge entonces la referencia a la
' naturaleza o la referencia a la lev- y. finalmente, esa ley no es caprichosa,
pues está garantizada en alguna parte. Es como decir: “no creo en Dios pero
creo en la naturaleza". Podríamos decir que es una manera contemporánea
de nombrar la fundón del sujeto ligada a la función del saber.
Tenemos testimonios como el de Descartes, por ejemplo, quien,
cuando extrema su pregunta “¿de qué fiarse?", termina él mismo diciendo:
“hay que suponer que Dios no se dedica a engañar". La referencia última
es ésa. El mismo Einstein ha dicho: “Dios no juega a los dados". Pienso
que es más digna la posición de Einstein cuando dice esto que la posición
de decir “creo en la naturaleza"; en la naturaleza sólo se puede creer si se
piensa que la naturaleza puede mentir o engañar.
r Lacan dice q ue puesto que todo progreso de la ciencia requiere la
afirmación de que hay saber, y la afirmación de que hay saber conlleva
| automáticamente la suposición de un sujeto que sabe sobre ese saber,
|| la suposición de que ese saber está escrito en alguna parte, entonces la
conclusión “brutal" de Lacan es: toda ciencia es creyente, aún la más
declaradamente atea. Toda ciencia cree en la función Si^eto supuesto
Saber, que puede estar encarnada pór diversos ‘personajes, pero ló
importante es la función: se puede creer qua es Dios o la naturaleza el
stffetó al que se le supone saber. Se puécíe creer, entrando un poco más
en el terreno psicoanalítico, la explicación que da Freud, para quien
todas las versiones de suponerte un sujeto al saber constituyen la
cxeencia en el padre. Es asT^como interpreta la religión, como uña
creencia en el padre, como'una extensión del mito edípico a nivel social.
Para Freud -leído desde Lacan- es el padre quien encarna para el
psicoanálisis la función del Sujeto supuesto Saber.
/ Una versión totalmente chata y sin ningún interés hace coincidir la
función Sujeto supuesto Saber con la persona del analista. Pero
sabemos que si verdaderamente alguien supusiera en su analista la

124
i
FÜ3M*SS70~ Zl ACTO A.\AL'nCO

ligara misma de! Sujeto supuesto Saber, habría que descartar la


paranoia. En mi experiencia, que por momentos se suponga que ei
analista sabe dura, normalmente, poco. Por otro lado, no tiene ningún
Interés teórico argumentar que es la persona del analista quien encama
el Sujeto supuesto Saber, aunque es uno de los fenómenos posibles.
Para el osicoanálisis^ J a fórmula *hay saber" es totalmente
problemática. Y es de ahí de donde hay que partir" Para el psicoanálisis
no es evidente que haya saber. Lacan va en un sentido, retrocede y
avanza nuevamente; es a partir de una grar. construcción Iacaniana que
puede decirse que para ei psicoanálisis hay saber.
Para Lacan el saber se escribe así:

SL S2
Son dos significantes que forman cadena, pues el saber es el
producto de ía'artTcuTagTgTTde [os significantes, fcsto se corresponde
con la época de su enseñanza en la que afirma que esa es la estructura
misma del inconsciente: una cadena articulada de significantes que
siguen el principio diacrítico de Saussure y que tienen entre sí una
relación de sustitución o combinación. Es lo que Freud llamó
condensación y desplazamiento, son significantes que se sustituyen o
rnn^hínan: se trata de una cadena cuya articulación da una estructura
totalmente formal, yesones un saber.
Una vez que se Keg.i a esta afirmación, se puede d e d f q je p a r a d
psicoanálisis hay saber; esto requiera afirmar que B g B » 5 el
‘inconsciente; más aún, que el inconsciente mismo es un saber y que' /
nuestro saber es" el saber del inconsciente.
Se trata de un saber supuesto. Cuando alguien nos viene a ver.\
iniciamos la experiencia analítica pidiéndole que asocie libremente por i
nuestra creencia en el saber del Inconsciente, porque pensamos que ¡
baStaqüeaíguien empiece a hablar, que articule un significante con otro
para que emerja esa cadena desconocida para nosotros y para el
paciente. Confiamos así en que hay un saber articulado y que se trata de
ponerlo en juego.
Esto es solidario con muchas afirmaciones del psicoanálisis; por
ejemplo, con que el inconsciente es el Otro. No decimos que es Dios, ni
que es la naturaleza. Sin embargo, desde otra perspectiva, se podría
decir que el Otro es Dios, que es ahí donde está escrito el Libro del cual
somos ei texto que además ignoramos. También se podría decir que el
Gran Libro es el libro de la Naturaleza, así como se puede decir que el
Gran Libro es el libro del inconsciente.
Es una Idpa que Lacan explotó: el lugar del Otro como tesoro o
batería de los significantes, como si se representara ese espacio donde
están los si^ñlfiCant^Q'ueTian marcado la vicia de un sujeto y que, en
un análisis, se trata de hacer emerger Asi se entiende bien que "la otra
escena” -como la llamaba Freud-, o el Otro -según Tacan~ es el
Inconsciente, el saber inconsciente. Finalmente, eso es lo gue escribe en
'súlam os^al^oriurto ce la transtereñcTaTcontemporáneo al Seminario
15, “El acto^icoanalítico". 3a‘o la barra supone la cadena significante
y le agrega una “s“ minúscula que es la suposición del sujeto; pone
entonces bajo la barra tanto el saber como el sujeto que se le supone.

s (S ’, S ".S "....Sn)
En el lenguaje popular, se habla de “mi otro yo". Son muchas las
formas que aluden a la personificación de ese saber, pero Lacan
demuestra que su estructura está más allá de lo imaginario.
Una vez afirmado esto, hay que ir hacia atrás y hacia adelante. Hacia
atrás, no en la cronología de la enseñanza de Lacan, sino en lo que puede
ser su lógica. Hay que ubicarse, aproximadamente, en el Seminario 19.
Seminario 20 para encontrar el atisbo del problema, pues es donde Lacan
cuestiona que el inconsciente esté estructurado como un saber.
SI se afirma que el inconsciente es una cadena articulada según
determinadas reglas, como decía antes, todo va como por un carril y
tendríamos el psicoanálisis asegurado. Pero Lacan empieza a cuestionar
la MfnictiBi mir™ <kl Inconsciente y a formular que no es seguro que
el inconsciente sea un saber en « e momentoTaciinaiin flüevóT¿rmlno:
Habla de “enjambre" en lugar de caacna. (.Miner rastrea que, mueno»
artos antes.Ilaean ya nan’a hablado <3e*constelaclón" en lugar de hablar
de cadena).
Lacan formula entonces en el 73 .que el Inconsciente es en principio un
enjambre de significantes que no forman una cadena; es decir, no son
significantes articulados y por consiguiente, no prod agen ningún efecto de
sentido. El inconscléntéyáno se escribe, como lo había escrito antes. S! S?.
~~En lá~"Pf~oposición ." de 196? (que es anterior a la escritura St SP*
como escritura del saber inconsciente^ 1-aran va escribe el saber como
una cadena de significantes, distintos unos de otros: S* S" S’" hasta S„.
Mantiene así el principio diacrítico saussureano de que un significante
sólo es tal por su diferencia con otro significante. Introduce ya el otro,
pero no el otro imaginarlo, el otro omnipotente, el otro que me manda.

126
i
i
i- j;.zá .vf*-ros. £- /.ero axmjtko

el otro que me quiere; tampoco se trata del Otro simbólico, del lugar del
Otro. Simplemente introduce el otro significante, y ya en esta expresión
mínima -que es el corazón mismo de la estructura simbólica- se trata
de algo totalmente dcsimaginarizado, porque el lugar del Sj es el lugar
del otro significante. Para Lacan, una vez que hay un significante y otro
significante distinto del primero, el efecto que_ se deduce es el efecto
sujetó; T>asta que haya un sigñificánte y otro significante para que la
suposlcí5ñdeísü]etosé produzca.

J i ____ h_
. S
Es el sujeto escrito abajo como supuesto, es el efecto sujeto que se
pone de manifiesto cuando uno dice: “no sé quién soñó eso que softé".
La sola formulación “no sé quién softó", “no fui yo", quiere decir: “fue el
otro, ese enano maldito que está dentro mío". Puede tomar las formas
más diversas, pero basta que uno diga “no soy yo quien softó" para que
la suposición del sujeto esté ahí ya presente.
Así que en la mínima forma depurada de la cadena S, S*. ya está el
lygáFdeTOtro. como lugar del otro slgnlfícanteTe! que no es igual al 1
£n cambio, cuando Lacan habla de enjambre, y no más de cadena, lo que
intenta demostrar es ur. estatuto del inconsciente donde los significantes
son todos 1. donde no hay nada que diferencie un significante del otro. No
forman cadena, ninguno puede retroactivamente decir lo que quiere decir el
anterior porque son todos lo mismo. La combinación de dos significantes
con la producción de un efecto de sentido parece diluirse como concepción,
y Lacan pasa a formular que el inconsciente es este "enjambre":

SI se formula que el inconsciente es esto, no se llega de ninguna


malíéra a la suposición del Sujeto supuesto Saber, no hay cómo, porque
así sólohay re'peflclón'msersata dé Ió mismo sin efecto significante. Así
nó~hay saber nrtampoco hay suposición de sujet^ Y esto es. podríamos
in tím áx im a objeción que se le puédé'háceh al psicoanálisis. Si el
inconsciente es esto, así no hay pregunta por el sentido, por la
significación, no hay efecto sujeto, no hay suposición de saber en el
„ Inconsciente. Tenemos sólo algo que se repite.

127
G r a o e ia B ao o sxy

Correlativo a esto, Lacan acuña un estatuto peculiar del sujeto: el de


desabonado del inconsciente ¿Hay sujetos desabonados del
inconsciente? Es seguro que no son los sujetos neuróticos que vienen a
vemos, quienes están abonados al inconsciente o, si se presentan
alienados en el yo. nuestra tarea será IntroducirTa creencia en el
inconsciente. La “invitación" que hace el analista podría formularse así:
“si no cree usted en el inconsciente, venga y hable de todos modos, que
ya va a creer, ya va a ‘pisarse’, ya va a decir lo que no quería decir".
Como si la convicción del analista fuera: “basta que hable y va a
terminar creyendo". En cambio, el estatuto de jiesabanado del
inconsciente da cuenta del estatuto de un sujeto imposible de analizar,
sería el c asolí el inanalizable, el que ñ o c rée ñTcreerá en el inconsciente.
Lacaii da al m enos"rTéjempio agtrnTuJeto así: JoyceTél escritor, de !
<11m c 11 se sirve! para'demostrar que e! inconsciente 5 UTj gocé repetitivo
, que sólo goza de esta repetición i|p_piqduclr ningún efecto dé sentido, *
que no^se dirige aí Otro, que no pregunta por el saber, q u elíó instala (
ninguna suposición de saber. ___ •
Es un momento extremo e q j u^ensehanza, en ei que Lacan quiere
demostrar algo: míe la estructura de! Inconsciente como saber es «ó
rel^tlva-básicamente ál campo de la neurosis y relativa a cierto campo j I
d éla psicosis. _P.or_supuQsto, es relativa a la perversión también. *^
Si uno supone que el estatuto del inconsciente en su "naturalidad’' es
i un enjambre de significantes que no forman una cadena, h prfgunta que
I se abre es: ¿y de dónde surge ta suposición de saber? Es una pregunta
enorme y poco divertida, porque sin la suposición d e saBer
inconsciente no Hay psicoanálisis.
Hay muchas fórmulas mínimas sobre qué es el deseo del analista,
pero si se trata de pensar en una fórmula máxima, sería garantizar,
asegurar en el mundo (no solamente en su pequeño consultorio) la
suposición de saber en el inconsciente. Es en este punto donde nos
separamos (creo haberlo comentado) de lo que es toda la.
psicofarmacología contemporánea que no piensa que haya saber en el \
Inconsciente. ¿Qi^- es el deseo del analista? Es ir -doy la fórmula ,
extrema- contra el estatuto de los desabonados del inconsciente, es _
llevar adelante en él mundo ia causa analítica, ai punto tal de extremar %
"el tratamiento de la psicosis para que también conceda algo al .
Triconscienfe. El cinismo post-moderno le" plantea un problema a ia
causa pslcoanalítlca, con su falta total de creencia en el Otro que .
conlleva una degradación de la creencia en el Inconsciente. # -* j
En el campo más estrecho del consultorio, uno se podría preguntar

128
FCXOAXL'.TOS. EuACTOAWJJfiSO

qué es lo que hace que la suposición de saber se Instate, Te_n¿n que


decirles que pienso que es fácil, muy fácil. SI ei sujeto consulta y se
dirige a un Otro social como es el psicoanálisis y á un Otro encamado
como es un fulano analista con un nombre y un apellido, si el sujeto se
dirige ah( por su dolor por su sufrimiento, nada permite suponer un
inconsciente al modo de un enjambre de 5lt eso ya es 5, S2. Y lo que nay
que hacer es retrabajár ese bj ^ por ejemplo, para que en lugar de creer
en las maldades del otro piense que él tiene aigo que ver en eso que le
pasa. Se trata de producir un desplazamiento de la suposición, pero no
es hacerla nacer de la nada.
Las entrevistas preliminares permiten desplazar la suposición de .
saber formulada como “es por culpa de mi madre, es por culpa de mi
familia, es por culpa del país, de Menem, de De la Rúa..., es por culpa del
otro", a “es por culpa del Inconsciente". Pero no se trata más oue de un
desplazamiento, de una suposición de saber que ya está instalada
porque el sujeto es un creyente en el (j)tro. Que pase a creer en el Otro
rajo la’forma del inconsciente es una ganancia respecto de oue crea en
el Otro bajo la forma del vecino cor, malas ipteneionesTSon distintas
figuras del Otro. Esto es lo que da cuenta de la escritura del piso,
superior del algoritmo de la transferencia:

r Es suficiente con oue un auleto ge h a y representar por un


significante (de su angustia, de su síntoma, de su desgrada) para otro
significante, en este "caso un ahallsta. Basta con que alguien lleve tu
queja al analista -e s lo que se escribe arriba- para que un significante lo
represente: “soy el que sufre He esto y se lo digo a ustedY Esto requiere
una respuesta, nó necesariamente una Interpretación: basta que exista
ese movimiento para que la suposición de saber y de sujeto esté
Instalada. Los psicoanalistas le damos valor a este otro significante pues
es el que^encamamos; por eso Lacan podía decir que el analista ocupa
el lugar del Otro, del otro significante.
iín significante St (significante ele la transferencia) representa al
sujeto para otro significante cualquiera (quelconqvé) Sq -el analista- y el \
efecto cooqqmitante es la suposición de sujeto y ¡a suposición de saber. ,
¿£sta es la arquitectura o estructura del algoritmo de la transferencia.
Después lo va a escribir así:

! 29
El v a lo r jf t..d e p e n d e de-Sj, es retroactivo, y el electo sujeto
depende de esta cadena.
Toda • un sujeto viene a representarse por un
significante Que es el significante de la transferencia. Desde el primer
momento ya hay transierencía, no hay que buscar con lupa su
sigr ficante, basta con que sea; “padezco de algo que no sé qué quiere
decir’'; no hay que buscarlo en los sueños como si fuera una
manifestación del dios mconsciente.^El^jgnificante de la transferencia
es un significante que significa algo, que no se sabe qué quiere decir y
qué se^di^e_alí¿iiL_,
Depende de cuál sea la respuesta del Otro -como en toda fórmula de
la comunicación- para que encuentre acá, en Sq, un psicoterapeuta. o
un psicoanalista o alguien que medique. La estructura es la misma, pero
conviene aclarar que el algoritmo de la transferencia no es la estructura
del psicoanálisis, es la estructura de la transferencia.

Si en Sq se contesta; “es por los pecados que has cometido, hijo mío",
la estructura sigue siendo la misma^pero el saber estará puesto en Dios;
es decir, la estructura es la de telrafttfgrgflCia, pero no"Ta d e ja
transferencia analítica. £sta soio se constituye a conoicion desque el
funcione de detenninaSa manera y no de oirá: es la responsabilidad del
"acto analítico.
Hasta aquí con la primera cuestión. Pasemos a la segunda.
En el primer grafo. la idea de Lacan es que el ejercicio de la
transferencia como Sujeto supuesto Saber debe desembocar en la
verificación^ de~qüe~TTay,~saber sin-sujeto; ~y q u e e s b e s en realidad el
Inconsciente. *------------ 1

Voy a dar al menos tres versiones del inconsciente, quizás cuatro.


El recorrido del Sujeto supuesto Saber en el transcurso de un análisis
FLS V & S ■■•ZK7CS. El acto akautko

debería desembocar en la afirmación de que en el Inconsciente hay_\ \


saber, pero que es un saber sin sujeto. NI piensa,ñTcaÍcuÍa, ni )uzga, sólo
to b aja, dice Lacan en Televisión. El inconsciente es el trabajador
automático. En El Seminario 17 lo relaciona con los lirios del campo: "los /
lirios del campo ni tejen..."; es decir, se refiere a algo que arma una trama
pero sin sujeto.
Miller, en su curso Los signos del goce dice que son exactamente la
misma escritura: Sujeto supuesto Saber y Saber sin Sujeto.
S s S |
S s S Y
□ recorrido de imanáis * flgf Suteto «ypuesto Saber al Saber sin
SujcTfr F-sta es la fórmula del inconsciente que le permite a Lác'aflmofc.
Hemplo decir que solamente alguien oüéfialíevácfoel análisis hasta el
final oM
puede serjjn verdadero ateo. Se trata de la idea de que hay saber
pero no Tiay sujeto.
Se puede decir que en los años 60 la enseñanza de Lacan está
marcada por esto: del Sujeto supuesto Saber al Saber sin Sujeto. Se
ubica al inconsciente en el vértice, al Sujeto supuesto Saber en el
trayecto mismo de la transferencia y al Saber sin Sujeto como lo que
entrega e! inconsciente, también en el vértice.

Hay un momento donde la cosa vuelve a complicarse. Doy los pasos


del problema.
Primera interrogación: ¿es el inconsciente un saber? Si lo es.
pasamos directamente ál punto Tiguiente. Si no lo es, ¿cómo se
transforma su estatuto en un saber? Respuesta: por el deseo del analista
en lo global, y en lo particular de una cura. Una vez transformado el
. estatuto del inconsciente en un saber, en una cadena articulada, ¿es un
saber al que le suponemos un sujeto o es un saber sin sujeto? La
transferencia misma es la suposición de un sujeto a ese saber; y el final
de análisis es la verificación de que no hay sujeto de ese saber, lo que es
equiparable a decir que no hay Otro. f
Paso síguIente.^YSTestamos dentro del inconsciente como saber. ¿Es

131
GRACIELA BROOSXY

un saber consistente o Inconsistente? ¿En el Inconsciente está todo el


saber? Me refiero a los significantes de la cadena que permiten
reconstruir el sentido del síntoma, la novela familiar, las
identificaciones, el Edipo. todo lo que se construye en un análisis.
Parecería que es una cadena que se podría armar $! £> S3 S4, hasta el
infinito, aunque habría que seguir asociando libremente hasta el final de
los tiempos para recorrer toda la cadena de saber. La acotamos
entonces, y tratamos de agotar todas las combinatorias posibles.
El tercer paso implica otra pregunta extrema: aun habiendo saber.
hay un saber que falta. Lacan avanza con precisión sobre este tema en
Tu artículo del 74, “Nota a los italianos". La ambición dei psicoanálisis, a
diferencia de la ambición de la ciencia, no es demostrar que hay saber
en lo real; la ambición del psicoanálisis es demostrar que hay un saber
que falta eñ lo real. Es decir, aun cuando el inconsciente sea un saber,'
hay un saber que no está, que falta.
El "disparate’ de Lacan -en ei sentido de su ambición increíble- es
que el psicoanálisis demuestre, como la ciencia, que hay un saber. La
ciencia, la experimentación va a demostrar que siempre los cuerpos
caen, pero hay formas más sutiles de demostración, por supuesto. El
psicoanálisis debería demostrar que, aun siendo ei inconsciente un
saber, es un saber inconsistente o incompietoTno es lo mismo, pero éñ
todo caso la buena escritura es: 5(A).
Entonces^hay un saber que falta, y es ahí donde entra a Jugar el
segundo cuadrángulo.

Aquí Lacan extrema las cosas.


El recorrido del primer grafo desemboca en lo máximo que puede daf

no hay unión sexual.

unión sexual
(que no hay)

132
Fu\D>VWfTOÍ Su A,CTOK-ÁUIKO

Esto quiere decir que no hay nada a nivel del inconsciente que
permíta establecer cómo se vincula un hombre con una muler. La
1 fórmula de la relación sexual no~se éSCilbe, no está escrita en el
inconsciente, es ése el saber que falta. _^n el punto de partida dej%
segundo graío, allí donde hay un saber qué falta. lo que viene a ocupar
y cubrir ese lugar, a hacer existir lo que no hay, es ei fantasma. . *
\
i

unión sexual
(que no hay)
SOa

El atravesaraiento del fantasma es la verificación de su función:


hate r existir algo que no existe. Allí donde astah* el fantasise
cumpliendo esa buena función para nuestra tranquilidad,
permitiéndonos esa confortable creenc a en que soy el producto def
deseo de nó sé quién, allí donde estaba eso7To qinrgé encuentra es un
"no hay" radical oue no se puede extraer del inconsciente La respuesta
t^ue daba el fantasma no esté en el inconsciente, en e! inconsciente está
lo que go. hay, V rs a p a rtlr de ese punto, a partir de esa confrontación
ron “np h?y nfarjAp q u e se a b re la posibUljad de lo que

susiuunvas, cuanao pueae sausiacerse con ooje;os que estar,


completamente alelados de lo que seria el ob]eto sexual.
Lasan-extrema esc. io extrema al punto de decir_que cada vez que se
hace el amor se sublima, es decir, se obtiene satisfacción con abo qué
nc tiene nada qué ver coñ la relación sexual. No hay que ir a Leonardo
Da Vinel para buscar un ejemplo de sublimación: la práctica más
perversa es finalmente una práctica subllmatoria Hay que hurgar en .c
que implica quitarle a la sublimación la idealización, trabajo qué Lacan
se dispone a hacer en El Seminario ¿TLa ética. .. y que Freud comienza a
Gsaceu Brossxt

hacer en d capítulo Vil de "Psicología de las masas y análisis del yo".


- no hay relación sexual y <1 ** atgaulft¿a.fll fantasma, ln que queda
abierto es esta vfa que se llama sublimación y que.es otro modo de
^SPisiacción. Esto requiere una precisión, que no voy a desplegar ahora.
pero la dejo indicada: la diferencia entre sublimación e Invención.
/ Hay que pensar que cuando Lacan habla de sublimación, habla de
satisfacción pulslonal; y^jue la salidTbada*el acto analítícó'ál final dél
ahálTsis la ubica, ño en la vlaüel Inconsciente, sino en la vía de la
pulsión. H a b lá r^ e ^ g t^ n T ^ ó T re rh ^ la rd e pulsión'. ~
HnaUufiOte^ se trata de una respuesta a“la“ pregunta que queda
flotando en ¿TSiemmono"! 1: ¿cómo se satisface la pUl51óft~ufl¿ VGt
~aTf5vesado el fantasma fundamental? Ante el impasse íélTu¡eto«Teste
punto, ¿corr.o se satisface la pulsión? Es en esa dirección que escribe
"sublimación . que en su raigambre más freudlana está siempre
^onéóiada corfla satisfacción pulsional.
Algunos aóos después va a hablar de la Invención de satyr. Allí
donde no hay saber en lo real ni en el inconsciente, ai» dondeHay un
saber que falta. lo que queda disponible para alguien que~Ka llegado
hasta ese punto es la invención de saber “
Pero es totalmente pertinente la utilización de ambos términos,
porque cuando habla de invención de saber se desemboca en un
sTgnihcanté~ñúév<y.'0 'gn~tní^^ á b e r fíQ ceráU f c o ñ e T s íñ io m q. Esto tiene que
ver con un "hacer algo cor. ei saber" en él punto en que ya no hay
desciframiento posible cara i r ‘E ren eMTírtíte”déI saber, en lo imposible
de saber que se puede Inventar algo.
Sublimación e Invención se podrían ubicar en el mismo vector.
Taiflblíñ podríamos pensar que lJacañ"ñó‘póne Invención, no porque no
dispusiera del término, sino porque prefiere privilegiar el registro
\ pulslonal Así como la invención es un destino para el saber que no hay,
\ la sublimación es una solución^para lá'salísfacción que no hay.
— P*en, es lo que quería decir ¿n esta cíase. Tenemos diez minutos para
dialogar. Como nos queda sólo un teórico más, estamos exactamente en
el punto de prisa que explicó Alejandra Eidelberg la clase pasada: es
mejor apresurarse porque si no, uno va a quedar en el error. Así que, si
tienen la pregunta que hace ocho meses están pensando, es mejor que
la hagan ya* porque no va a haber mucho tiempo más.

Diana AntebL
Quería hacer dos preguntas. La primera: el punto en que se
diferenciaría la ciencia moderna del psicoanálisis, tomando en cuenta el

134
FlSUaMSIfTOS t i ACTO AMALfTKO

desarrollo del Sujeto supuesto Saber, ¿sería el saber que falta?

Graciela Brodsky.
Sí.

D. Antebi
La otra cuestión se refiere a lo que planteás sobre la sublimación. Me
preguntaba si algo en relación a la Invención no podría rastrearse en
Freud. Recordaba la “Conferencia XXIII", en la que él se pregunta por el
valor de realidad que tiene la realidad íantasmática y concluye que la
realidad psíquica es la decisiva para la neurosis; dice también, s» no
recuerdo mal, que la realidad difiere ampliamente de la invención.
Utiliza ese término para terminar hablando de otro destino posible de la
pulsión que no sea el síntoma. En un momento habla de la realidad
diferenciándola de la Invención.

G. Brodsky.
Está bien la observación, porque para Freud la realidad es la realidad
psíquica, que es exactamente lo que Lacan llama el fantasma. El que
quiera buscar dónde encontrar el fantasma en Freud, si bien se pueden
buscar todas las referencias a las fantasías, las más interesantes son Tas
referencias a la realidad psíquica, donde engloba un campo más extenso
que el campo de la fantasía y dice que eso es el fantasma Ubicar en
Freud que hay una tensión entre la re-Iidad psíquica^ la Invención,
ubica muy bien el punto de partida entre el fantasma y lo que se abre
una vez corrida esa pantalla.

Alicia Yacol.
En el taller trabajamos ese tema. En “La lógica del fantasma" se parte
del punto en que “o no pienso o no soy". Se podría escribir el materna
S(¿) si partimos de que no hay Otro, y ubicar el acting para pensar la
entrada en análisis en la dirección al Otro. Partimos del “no hay Otro”
para construirlo en esa línea del acting.

G Brodsky.
Sí. es lo que le permite a Lacan decir que, incluso a diferencia del
síntoma, el acting es transferencia, salvaje o no Interpretada, pero es
transferencia. Así que la dimensión del acting Introduce, muy de
entrada, al Otro. Esto no significa que alentemos el acting.
Efectivamente, la cuestión es cómo producir, en ese caso, no un

135
GjUCTZIA Brodsky

desplazamiento en el saber sino hacia el Otro: que el lugar del Otro


pueda ser el Sq: es decir, el lugar desde donde el analista puede
Interpretar, para evitar así la repetición del acting, que se repite porque
está dirigido a un Otro que no puede darle interpretación, por eso
•vuelve a insistir.

Pregunta.
Entiendo de dónde parte el concepto de sublimación, pero no
entiendo cómo se llega a este punto de “no saber" que da lugar a la
invención.

G. Brodsky.
Hay momentos en el análisis donde es totalmente verifiable para el
sujeto que no hay más saber que buscar. Son momentos en los cuales el
ui
d é la indeterminación dennconsciente. Esto se constata en la clínica.
El desciframiento del saber, del sentido lleva al punto de “basta, no
hav mÁs nadá úue buscar, lo que no entendí hasta ahora no lo v o v a
entender^más", no dc~párteUeT anáTIiTi.^sino de parte del analizante.
Cuando so encuentra eso. e. tiene que poder captar ese
momento y no relanzar la pregunta, siempre y cuando ese momento sea
verdadero SI la pregunta tiene que relanzarse, se va a relanzar sola,
simplemente con una cita para la próxma sesión.
Hay un límite er. el saber, y es en esa dimensión que se puede hablar
de invención. Por otro ladd, hay un *no hay" a nivel de la satisfacción y
es ahí que se puede hablar de sublimación. Son dos registros diferentes
-uno del lado del saber y otro del lado de la satisfacción pulslonal- para
d.if cuenta de una resolución del impasse a! que sé üc.^n ahí

Pregunta.
Vos hablabas del “saber hacer" y hay otra expresión que es “servirse de".
Yo quisiera saber qué distinción se puede hacer entre estas exp resiones.

G. Brodsky.
“Saber hacer allí con" es una expresión precisa y íechafcle, que
corresponde al Seminario “El sinthoma". en relación a Joyce. Cuando el
síntoma es imposible de seguir analizando -y no porque se haya
evaporado como muchos otro síntomas, sino porque tiene una
consistencia que lo liga a su carácter objetal. al punto donde se
intrincan síntoma y objeto- lo único que queda es “saber hacer allí con";

136
F lW X L U L \7 0 S . E l ÁZTL- AXAU71CO

es decir, usarlo, inventando algo.


La expresión "servirse de" r.o sé si puede ser ubicable :an
precisamente en Lacan. Servirse del Nombre-del-Pacre a condición de ir
más allá de é! es equivalente a decir servirse de! Sujeto supuesto Saber
a condición de ir más allá. La creencia en e! padre se ubica en la diagonal
del primer cuadrángulo: la del Sujeto supuesto Saber, que desemboca en
un Saber sin Sujeto. Se usó también el “servirse de" come servirse del
fantasma, no sé de dónde viene esa expresión. Me parece que "servirse
de" es ubicable en relación al padre y “saber hacer allí con" es en
relación al síntoma.

Alberto Saúl
“Servirse de" y “saber hacer allí con" son dos expresiones que
corresponden a distintos momentos, pero ambas jerarquizan la
cuestión del uso. mucho más allá de la cuestión metafísica, y ese es el
tema de las Jomadas de la EOL este año: "Usos actuales de la clínica".

G. Brodsky.
Bien. Es encontrar, efectivamente, que cuando hablamos del uso. de
los usos de la clínica actual nos referimos a cómo los psicoanalistas
saben hacer con su síntoma. Es e! subtítulo que propongo para las
Jomadas.

Ia de noviembre de 2000 .
IX. Dos b u e n o s d e s tin o s

Empezamos la última clase, ya un poco en clima de vacaciones.


Quisiera dedicar esta última reunión del año a responder al menos tres
cuestiones que me han hecho llegar.
La primera, que he Ido postergando un poco, ha insistido como
pregunta desde mitad de año y se trata de la diferencia entre el concepto
de alienación en El Seminario 11 y en el cuadrángulo de los Seminarios 14
y 15. Tengo que decirles que tengo una hipótesis sobre esta insistencia.
Sospecho que esta pregunta es, como toda buena pregunta, una pregunta
histérica, que se apoya en la Idea de que los que asistieron al curso que
di el año pasado tuvieron la oportunidad de trabajar la alienación en El
Seminario 11; como si hubiera algunos que tienen algo que otros no
tienen; entonces, se insiste en querer o desear lo mismo que tiene el otro.
Pero me parece muy bien, porque finalmente la histeria mueve al mundo,
así que voy a responder... sin ninguna expectativa de satisfacer el deseo.
Como es la última reunión, sobre lo que quede insatisfecho ya no van a
poder preguntarme; es una manera de generalizar la histeria, pues existe
la posibilidad de que queden todos insatisfechos.
La segunda cuestión es una reflexión muy trabajada que me hizo llegar
Paula Kalfus y que voy a Intentar responder, seguramente de una manera
rápida en comparación con lo que exigiría trabajar en detalle su aporte.
La tercera es una pregunta práctica: ¿cómo vamos a trabajar el año que
viene? Voy a empezar por esta última porque, por supuesto, es la más fácil.
El Instituto Clínico de Buenos Aires será exactamente el mismo el año
que viene. Pero los cursos y los seminarios avanzados varían porque, por
supuesto, los docentes tenemos una posición de franca resistencia a la
rutina universitaria: no queremos dar todos los años el mismo programa,
como ocurre con algunos docentes de la Universidad, quienes repiten
automáticamente un programa aprendido hace diez o quince años. Nadie
quiere eso, lo cual hace que cada año, el recorrido programático de cada
curso no sea equivalente al del año anterior, esto se corresponde con el
espíritu mismo del Instituto Clínico de Buenos Aires.
Para «segurar e:‘.e interés en los docentes -que es lo único que asegura
despertar el interés on les alumnos- Ricardo Nepomlachi y yo hemos

139
Gñ^dElA Rzozsxy

hecho un enroque para el arto que viene: él va a dar ‘Los fundamentos del
psicoanálisis", y yo voy a dar “Clínica de las neurosis". Es el único cambio
que hay en el sector propedéutico. “Clínica de las psicosis” queda
exactamente igual para el 2001, a cargo de Jorge Chamorro.
El funcionamiento es exactamente el mismo para los tres
propedéuticos, con las pequeñas variaciones que a cada uno le guste
hacer, es decir, va a haber teóricos y va a haber talleres. “Clínica de las
neurosis" seguirá con una frecuencia quincenal y la cantidad de talleres
que haya dependerá del número de alumnos. No sé si será posible, pero
me gustaría poder dar más teóricos, al menos algunos más de los que
he dado este año. ya que con una frecuencia mensual como la
mantenida hasta aquí, se hace difícil seguir su secuencia.
Probablemente la mayoría de ustedes ya haya cursado "Clínica de
las neurosis”, pero para los que todavía no lo hicieron, les comento que
espero realmente poder intensificar los teóricos, contando con la
colaboración de los colaboradores docentes que podrán ayudarme si el
ritmo de los mismos se duplica, por ejemplo.
Paso ahora a la cuestión de la alienación.
Lo primero que surge como sorpresa, cuando se compara la
alienación_en El Seminario 11 y en los Seminarlos 14 v 15. es su
orientación inversa. El primer efecto es que, en estos dos últimos
seminarios, Lacan dice exactamente lo centrarlo de lo que dice de la
alienación en el AY Y en cierto sentido es así, aunque quizás se pueda
dar una vuelta más. Pero partamos de lo primero.
¿Qué es la alienación? No es un concepto inventado por Lacan.
Tampoco es un concepto Inventado por Marx, quien le dio a la
alienación una dimensión totalmente renovada. Tampoco es un término
inventado por Hegel, en quien está la raíz de donde parte tanto la
elaboración marxista como la lacaniana.
La alienación es un concepto griego muy antiguo, va presente en
Heráciito, que le viene muy bien a Lacan. Ya veremos por rué. Es el termino
que pretende dar cuenta, en la filosofía clásica, de cómo lo Idéntico se
transforma en alteridad. de cómo se obtiene la alteridad a partir de lo
idéntico; es decir, de cuál es la esencia del cambio, de cómo se produce.
Recordemos que hay al menos dos grandes posturas. La primera
sostiene que no hay cambio; la segunda, que sólo hay cambio y no hay
identidad. Heráciito se presenta como el defensor de la idea de que todo
es cambio. Zenón es el que sostiene que nada es cambio; su flecha, por
supuesto, se desplaza pragmát lean ente, pero filosóficamente, como para
llegar ai fondo hay que llegar a la mitad esl cuarto y para llagar a la mitad

J V
r(//*OA¿t£STQZ. i - .1 CTO /Ji/jSttV O

del cuarto *iuy que atravesar ia mitad de !a mitad y luego la mitad de la


mitad de la mitad y así hasta el infinite, Analmente la reflexión indica cus
no hay movimiento, que la flacha no -ale de su lugar.
Esto alude ¿ la paradoja ¿c! movimiento; y el término alienación está
presente en estas reflexiones sobre cómo se produce el cambio, sobre
cómo se pasa del ser ai no ser: algo que es, ¿puede no ser?; o a la
inversa, algo que no es, ¿puede llegar a ser?
Es la pregunta por el ser y el no ser que ha ocupado buena parte de
la reflexión platónica. Es también la pregunta sobre lo mismo y lo otro :
r*.
Finalmente, es la pregunta aristotélica por el acto y la potencia: ¿cómo r .v
es que algo que está en potencia puede devenir acto, puede
actualizarse? El espacio de la transformación es el espacio intermedio,
el de la interrogación de la alienación, que no es ni el estado inicial ni el
estado terminal: es la pregunta por la transformación misma. Hay un
pasaje cuyo término es retomado por Kegel.
Toda la cuestión deinailsnaciór. se puede entender si uno se fcs
siguiente pregunta: ¿qué e s jo ^ u e s= privilegia' ¿I .■ ¿mo o~!ó~c:ro?
Esta reflexión habita todas las referencias que utiliza Lacan sobre ¡a
alienación.
A partir de Hegei, lo que se pr.vdegia es ei ser. el "¿i rr.ismo^ La
alienación es un momento del trayecto de! espíritu que pasa por su
objetivación, en el que e! sujeto se objetiva como otro, como otro de sí
mismo. Toda ia dialéctica hegeliana es una dialéctica de cómo se surera
esa alienación: es ‘decir, de cómo se supera esa alteridad y
recupera el “en s f . Se trata de un regreso del espíritu a su ser y ¿i "sí
mismo" Se ve que con Hegel hay una devaluación de alienación, de ia
dirección hacia ei Otro que supone la objetivación del ser, y una
recuperación de la dirección hacia el ser, hacia el sujeto
Quizás ia mejor forma de entender la alienación como concepto es
pensarlo como fenómeno de enajenación, porque este término tiene ia
raíz de lo -ajeno". Es así como Marx dice que el trabaje apropia?
e! capitalismo se convierte en ajenc~pará el productor, y o;
alienación. Marx, seguidor de Hege!. tiene la idea del fin de la alien .
de acabar con la enajenación, con el trabajo apropiado por el otro; es
decir, propone que el trabajo vuelva al ser.
Es en este marco reíerenclal que se ubica Lacan, y es por eso que en
El Seminario II !a alternativa c::e coloca er. la ai
alternativa clásica entre el ser y el 0 . *o. Es ia criar.;-.-:.:- t.aci::: . . .
él le da a este concepto.
\jn .l u c u t IM U U M I

5c trata de ver qué privilegia Lacan en £/ Seminario 11: o el ser o el


Otro. Como sTve. ter.emcs la introducción de “o una cosa o la otra".
¿CCrmj ^ d e fin e el campo del Otro articulado a la alienación en El
Seminarlo 11? Como el campo del sentido, lo cual es consecuente en
Lacan, por esta idea de que lo propio del Otro es el sentido, o que el
sentido proviene del Otro. Esta afirmación es al comienzo un poco
general, pero Lacan consigue reducirla progresivamente, ya a partir de
El Seminario 17 y hasta el final de su enseñanza, indicando que el es
e! significante Uno. y e! S2 es el “otro" significante; así, el sentido d á S,
depende de que haya otro significante, pues el Sj solo no tiene sentido,
hace falta otro significante que se llama S2 y que es el que
retroactivamente produce el efecto de sentido.

Como se ve, no hay abandono por parte de Lacan de que el sentido es


producto del Otro, sino que llega a reducirlo al otro significante. Vale decir,
que esta primera gran presentación clásica del ser y el Otro es objeto de un
primer reemplazo en el que se equipara al Otro con el sentido.
Esto ihdlca que, finalmente, la oposición de la alienación se puede
reducir a la elección entre el ser y el sentido. Esta Idea de !a elección es
una idea nueva, no forma parte de la dialéctica clásica; es Lacan quien
-~obre este esquema de la alienación, reduplicándolo,
completándolo, compiejizándola
Lo oue este agregado Introduce es que no se puede elegir el ser y el
sentidp. Si se pudiera, lo representaríamos como la íñtérsecdón de
ambos círculos: “conservo mi ser y adquiero el sentido de mi ser".
Ser Sentido
F lm m ís.’tc z El / e r o ahautoo

I-a parte sombreada Indicaría la elección que no se puede hacer: la


del ser y el sentido, que es la ilusión de! que pide análisis queriendo
saber quién es. En el “quiero saber" está la búsqueda del sentido y en el
“quién soy" está la afirmación del ser.
Lo que indica Lacan es que se trata de una opción a pura pérdida y
da él famoso ejemplo de “la bolsa o la vida". Parece que uno puede elegir
"o bien la bolsa o bien la vida". Pero sólo parece, pues si uno elige la
bolsa, pierde la vida y también la bolsa. Y si uno elige la vida, queda una
vida mochada, desprovista de aquello que le daba su valor. Es una
opción a pura pérdida porque cualquiera sea la elección, se pierde.
Lacan extrema esto para eliminar todo interés material en la elección,
planteando la opción como “la libertad o la muerte".
¿Cómo escribe el campo del Otro, el campo del sentido0 Como el
campo donde están los significantes, ¡a cadena significante, que es la
única que puede producir el sentido.

¿Cómo se nombra el campo del ser? Hay que ver cuál es la pequeña
astucia de Lacan aquí. Dice que el campo del ser. tal como se presenta
en el psicoanálisis, es e! campo de la hipóstasis del sujeto.
Este es un concepto griego que Lacan utiliza al comienzo de su
enseñanza de la mano del concepto de alienación. Utiliza esa referencia
para el estadio del espejo, donde el sujeto se ve en el espejo y se aliena
en esa imagen, se toma por otro para salir de la prematuración y así se
pierde él mismo. La anticipación que implica ia imagen especular -pues
permite salir de la prematuración y de la fragmentación- explica su
efecto de júbilo para el sujeto. Pero en ese mismo movimiento el sujeto
se aliena, se enajena, pues al tomarse por otro pierde su ser en la imagen
y queda fijado a ella.
A esto Lacan lo llama la hipóstasis del sujeto. Es una identificación
“sin desplazamiento", contrariamente a lo que es el estatuto usual de la
identificación. Y utiliza en el esquema lo que sería la carta de
presentación del sujeto: el “soy" del sujeto; es decir, el significante al
cual el sujeto se aliena y que es su máxima identificación, el S..

143
Graoela Brodsky

Lacan plantea que d sujeto entra en el campo del Otro a partir de


este significante, a partir de ia máxima hipóstasis del sujeto; es con este
significante que se dirige al campo dei Otro. Este Si soto cs~un
significante sin sentido, su sentido le viene del otro significante, fisto
tiene relación con el “ser nombrado para", que da la consistencia
imaginaria en algunas psicosis y que fue comentado hace poco por J. C.
Indart y E. Laurent en las Jomadas “Cuando el paciente empeora". 0,
para tomar un ejemplo del campo de las neurosis, cuando un sujeto se
presenta diciendo: "nací para ser noble, para estar sentado a la mesa de
los nobles". No tiene sentido eso.
Lacan se refiere a esto en “Subversión del sujeto..." cuando dice: “lo
dicho primero decreta, legisla, aforiza, es oráculo, confiere ai otro real
su oscura autoridad". Es decir, que el punto de partida de la alienación
en El Seminario 11 es que el dicho primero ya está, es el primero, el Sx.
También hay otra referencia en este texto, cuando dice que el sujeto
tiene una marca grabada en su cuero cabelludo, como el esclavo
mensajero del uso antiguo que llevaba la marca grabada bajo su
cabellera, desconociendo su texto y su sentido.
Es también el disco del sofisma, el disco blanco o negro que cada uno
porta sin saber cuál es, y que requiere del movimiento de los otros para
saberlo. Se trata del mismo problema: partiendo de suponer que en la
alienación el sujeto entra al campo del Otro con el S, a cuestas, con ese
disco que no se sabe qué color tiene, con ese mensaje que no se sabe
qué dice, con ese dicho primero que se desconoce. Es con eso que se
c' * ampo del Otro en busca de sentido.
ts una construcción muy útil para pensar la práctica
psicoanalítica más allá de la constitución del sujeto, porque es la pi x
con la que viene el sujeto. Su utilidad justifica que se le dedique un
seminarlo específico, como lo va a hacer Leonardo Gorostlza el af.o que
viene bajo el título “Clínica de la alienación y la separación".
£s en este encuentro entre el significante de L hipóstasis de! sujeto
y el campo del Otioque se juega la alienación, pues es en su movimiento
c..e e! sujeto hace que ese significante lo represeñti para otro, es decir,
ru \O U fC V 7 0 £ f t i .'> C 7 ‘J A tM ltt

para el campo ¿el Otrc. Lacan ubica esa í lcl— t n _!¿p v .í


y define a la operación como una unión; es daclr, torr e en cuenta
elementos comunes y Tío‘ comunes ce ambos gonjuntns y en
intersección ubica, entonces, el Si, que es el elemento común de ambos
conjuntos.

ÍladoQueda del lado derecho el saber (S,-) y la cuestión es qué queda del
izquierdo, del lado del ser. En e! encuentrcTer. e! a'cícmlsmo er.
el sujeto se hace representar por un significante p&ra otro significante,
Lacan usa el esquema para demostrar que lo que se pone de manifiesto
j deTTado del sujeto y su ser es un vacio, tn realidad. e! mecanismo de la
alienación está hecho para poner de relieve esta parte vacía
{sombreado-), es decir, io que no es el Sj, lo que no es la hipóstasis del
sujeto y que sólo se pone de manifiesto cuando se produce este
encuentro con el OtroTAntes no se notaba. Es a partir de haber puesto
en la parte central el elemento común S, que se pone en evidencia que
resta una parte mochada del Sj. ¿Qué quiere decir esa parte vacia?

La referencia que hace a la matemática es sencilla, r.o demostrativa


(como todas las referencias que hace Lacan a la matemática. lo cual
vuelve locos a los matemáticos).
Todo conjunto está compuesto por elementos. Como S, es un.
elemento tanto del conjunto “Ser" como del conjunto ‘Sentido", se ubica
eñTa intersección.
Sj es otro elemento del conjunto "Sentido".
I Además de elementos, todo conjunto tiene lo que se Hartan "partes".
* Un conjunto está compuesto por partes y elementos. Y hay una parte
que forma parte de todo conjunto: es e! ccr.Junto vacíe. Y as a ise
conjunto vacío, a esa parte de! ser del sujeto que no está hioostasiaca a
1
un significante, que ha quedado sin referencias, que Lacan llama “sujeto
barrado": ^ " —
I
0 • $

Es como si uno dijera que el S es un ser al cual se le ha extraído el S,.


Es decir, que no puede decTF^soy blanco", ni “soy el que lleva este
mensaje". ni “soy el que ha de sentarse a la mesa de los nobles". El asoy"
le está vedado, porque para el “soy" necesitaría el y no es éste el
aspecto que a Lacan le interesa en El Seminario 11.
En este seminario, la alienación está pensada para demostrar que en el
encuentro con el sentido, con el campo del Otro, lo que surge es el sujeto
como vaciado de toda sustancia, de toda representación, incapaz de
cualquier hipóstasis. Unsujeto que es un lugarvado. Ese sujeto ha perdido
todo en esta dirección al Otro, no ha obtenido el sentido que buscaba y
además ha perdido el significante con el qbe venía: ya no sabe quién es.
Está claro, entonces, que la alienación del seminario parte del ser y
\
\ se dirige al sentido. Es buscando el sentido que se pierde el sentido y el
ser. Tiene esta dirección:
alienación
S e r ------------------------- ► Otro/Sentido

A' Se pierde el sentido y el ser, y to q ú ese obtlene^eLS.


Pasemos ahora al Seminario 14 y sus cuadrángulos,
g o jg te seminario la alienación no parte del ser sino que d e s e m b o c a
en el ser y es la opción por el “soy y no pienso". Es decir, que es
exactamente a la Inversa. El mecanismo de la alienadón de B S e m in a r io
U, ¿dónde se ubicaría en el cuadrángulo del Seminarlo 142.
Electivamente, en la operación verdad; es decir, en el “pienso y no soy",
en la dirección al Otro en búsqueda de sentido, donde se ubica d í e n
el vértice derecho inferior del cuadrángulo.

Pienso
No soy
(campo del Otro)
148
Una vez que el sujeto se pone a pensar, entregado a la asociación nure,
ya no sabe más quién es, pierde el ser Es decir, que la alien^Káón de El
Seminario 11 -tal como está pensado el cuadrángulo en los Seminarios 14
y 15- sejxxlría ubicar en él en la juntura entre la operación vejdad^Ja
operación transferencia, pasando por el campo del Otro.
Este recorrido es el recorrido que planteamos para el análisis ij la
hipóstasis d d sujeto del lado del “soy’*; 2) la opción de la transferencia.
es decir, poñér ese "soy” en referencia al campo 3el Otro; 3) d resultado;
“ahora pienso y ya no soy", d g.
El $, que es el resultado de la alienación en B Seminario 11. equivale
al resultado de la operación verdad bajo transferencia d d Seminario 14.
Cuando hablamos de alienación en términos de El Seminario li,
hablamos de la dirección hacia el Otro. Cuando hablamos de alienación
en el Seminario 14 hablamos de la afirmación del ser.
FlrtáflBHne. 10 que Lacan demuestra en E¡ Seminario 11 es la
impotencia del saber para darle sentido al sujeto y esto le permite abrir
d camino para la segunda operación, la separación, en la que el
conjunto vado se coloca también del lado d d sentido, d d Otro, junto
con d S2.

La segunda operación, la separación es, entonces, la intersección de


los dos conjuntos vacíos.

En la separación se trata de la Intersección de dos faltas: el 9 y el Otro


tachado (Jfi,
Estoy dispuesta a contestar las preguntas que quieran hacerme
sobre esto.

Mariela Del Ciúdice.


Bueno, lo que me pasa es que yo no tenía ese conflicto, no lo conocía
y me resulta muy nuevo.

147
Gracjeu B rodsky

Graciela Brodsky.
Parece que hemos traído conflictos donde no los había.

M. Del Giúdice.
Me puse a pensar entonces: ¿por qué este cambio en Lacan? ¿Qué
consecuencias tiene pensarlo de una manera o pensarlo de otra para la
clínica?

G. Brodsky.
Efectivamente, esa es la buena pregunta. Cuando Lacan cambia sus
perspectivas, siempre conviene preguntarse para qué lo hace.
La respuesta fácil es decir que los mecanismos de alienación y
separación están pensados por Lacan, en Eí Seminario 11, para dar
cuenta de la constitución del sujeto; mientras que el recorrido del
cuadrángulo está pensado, en los Seminarios 14 y 15, para dar cuenta
i del recorrido de un análisis. Son dos problemas distintos. En El
I\ Seminario 11 se plantea cómo es que donde algo no existía algo adviene,
cómo de la nada se pasa a algo; mientras que el cuadrángulo es el
recorrido de la cura. Pero no es una respuesta completa, porque
también se pueden usar los mecanismos del Seminario 11 para dar
cuenta de la cura.
Otra respuesta, pero que habría que. demostrarla, es que Lacan
utiliza' lo que tiene a mano cada vez: sean los diagramas de Venn o el
artículo de Barbut sobre las estructuras en la matemática y la
descripción del cuadrángulo de Klein. Es decir, que hay una cosa
totalmente circunstancial que no obedece a ningún plan prefijado. Se
podría, desde esta óptica, responder que no hay ningún “para qué" en
Lacan, que usa lo que le sirve mejor.
Tercera respuesta: el esquema de la alienación desemboca en la
separación. El extremo al que Lacan llega con la alienación es al de ver
de qué manera el sujeto se separa del Otro! Se trata de la pista hegeüañá:
cómo e! sujeto recupera el “sí mismo", cómo la enajenación se deshace.
La separación no da cuenta del acto analítico. La separación da cuenta
de lo que, en el mejor de los casos, es la solución ele la transferencia, la
separación del analista: no buscar más el sentido en el Otro.
De esta manera, los dos esquemas responden muy bien al
movimiento de un análisis. El interés que para mí tienen los
cuadrángulos de los Seminarios 14 y 15 está en el segundo de ellos, es
decir! en el que se plantea qué hacer con la separación. En efecto, si uno
se limita al primer cuadrángulo de Klein, es posible hacerlo coincidir

i
Fuxdamevtos. El acto asawxxj

con la operación de alienación, porque a pesar de la orientación distinta


del vector, el resultado del trayecto de todo el primer grafo es el mismo:
f
$. operación alienación en El Seminario 11 v la operación
transferencia más la operación verdad en los Seminarios 14 y 15,1o que
producen es el $. Es decir, que tenemos el mismo producto.
Pero lo interesante es la segunda vuelta, por lo que implica: que no
basta la separación, que la separación indica un final de análisis, pero
no explica por qué alguien quiere retomar ese lugar de objeto a en la
cura de otro, siendo que sabe a qué quedó reducido su analista por su
propio análisis. Es decir, que sabe del lugar de “menos que nada" a que
queda reducido ese objeto.
Esa es una cuestión con la que Lacan da un paso más y que solamente
la aborda en los Seminarlos 14 y 15, pero no lo vuelve a Intentar.
Veamos qué pasa con la escritura de los cuatro discursos, donde hay
una brecha que deseo señalar.
En el discurso analítico, el analista está en el lugar del agente como
causa de la división del sujeto.

Y abajo tenemos St S2, la cadena.

S2 S,
El lugar que le corresponde al analista es a fy. Es así como Lacan lo
plantea en un pequeño texto del 75 sobre el discurso analítico,
presentado en las Universidades de Estados Unidos. Lo que le
corresponde al analizante es: J / S,.
El inconsciente puesto en marcha en d dispositivo analítico produce
el objeto a Es el discurso del amo o del Inconsciente, que se escribe así:

La brecha o el hiato que se me plantea es entre el objeto a producido


en el discurso analítico, en el transcurso de un análisis y el objeto a
como agente en d discurso analítico. ¿Cómo pasa de un lugar al otro?
¿Cómo es que el mismo objeto que se decanta como producto de una
cura se convierte en causa de la cura de otros? Sobre ese pasaje Lacan
no da casi razones. Es decir, que las escrituras de los cuatro discursos
son discretas, Lacan no da la fórmula del pasaje de uno al otro. In
ORAOEU tSJtOOSKY

cambio, el cuadrángulo de Klein de los Seminarios 14 y 15 es continuo


y permite describir un trayecto, señalar el lugar del fantasma como el
impasse del sujeto e Indicar una salida hacia el acto analítico vía la
sublimación.
Es el momento Justo para intentar al menos una respuesta a lo que
plantea Paula Kalfus, quien hace una crítica a la solución vía la
sublimación, lo cual es acorde a ciertos momentos de la enseñanza de
Lacan que han sido críticos de este concepto, sobre todo porque en
Freud está articulado a cierta valoración social del producto. Es decir,
la sublimación se desliza hacia la idealización en Freud. Paula lo indica
bien. Puedo leerlo porque ella tiene la gentileza de citar el texto
freudiano, la “Conferencia XXIII": “De este modo, el artista acaba por
conquistar merced a su fantasía (...) aquello que antes no tenía sino una
realidad imaginativa; honores, poder y amor de las mujeres".
Es cierto que la lectura que hace Freud de la sublimación, en tanto lo
que pone es el reconocimiento social, parece implicar que el fantasma
pudiera realizarse y desliza la idea de un “hay relación sexual".
Cuando Lacan utiliza en el Seminario 15 el concepto de sublimación,
no lo utiliza como idealización. Pienso que lo utiliza acorde a la lectura
que hace de esta noción en El Seminario 7, refiriéndose a la posibilidad
de elevar el objeto a la dignidad de la cosa. Es decir, piensa en un plus
del objeto, en un trabajo con ese objeto, en un hacer algo con éL Es
decir, que la idea de sublimación en El Seminario 7 recoge lo más
freudiano de esta noción: ¿cómo satisfacerse con algo que no está
destinado a eso?
Tomemos a Duchamp: pone un mingitorio sobre un pedestal y firma
Duchamp (si np firmara Duchamp no pasaría nada). Es el objeto
transformado. No es el mingitorio en el baño. ¿Por qué nos reímos?
Efectivamente, por lo que nos resuena del baño; no nos reímos por otra
cosa; ése es el chiste, que le gana de mano al inconsciente.
Pero cuando Lacan se refiere a Duchamp, no lo toma desde la
perspectiva de que entonces se hizo famoso, ganando los honores de la
prensa y el amor de las mujeres. Lo que parece rescatar Lacan de
Duchpmp es que con su goce ignorado hace gozar al Otro. La obra de
arte funciona, no por la crítica o por el valor de venta, sino como
separada del fenómeno de mercado que le viene asociado; funciona por
lo que resuena de goce en el Otro. Y en esto consiste convertir el objeto
a, que es puro desecho, en u n sa b e ria c e r con él.
Después de haber criticado tanto a la sublimación a favor de la
Invención, a favor de la creación, la verdad es que no me parece mal

150
fíjNDAUENTOS. El ACTO AKAUTKO

sacarle un poco de jugo, tomándola desde esta perspectiva que no es


Idealizante, que sería ia forma de hacer existir la relación sexual y que
colmaría la falta en ser del artista.
Es exactamente ia misma cuestión del análisis. A partir de ese objeto
a que es el sujeto, como resto de su análisis (y que finalmente también
es su analista), a partir de esa falta en ser, por un lado, que es el sujeto
(•<?) y de este plus-de-goce que también es, ¿cómo hacer con eso y para
xjüé? Pues para hacer resonar -con sus palabras, con su presencia, con
su gesto, con su acto-, el goce del inconsciente en el Otro.
Con el objeto a se pueden hacer muchas cosas; por ejemplo, un sujeto
se puede tirar por la ventana (para dar un ejemplo extremo de lo que se
puede hacer con su ser de objeto). Pero, en lugar de tirarse por la
ventana, es decir, en lugar de ser efectivamente la basura arrojada fuera
del campo del Otro» eso se puedeconvertiren una obra artística, también
emparentada con el chiste. Duchamp se puede tomar como ejemplo de
cómo hacer del objeto algo que resuene en el inconsciente del otro.
Me parece una muy digna utilización del concepto de sublimación y
una muy digna utilización de la función del objeto a para la dirección de
lacüra. Me parece que es lo mejor que alguien puede hacer con su ser
de objeto. Y debo decir, a pesar de todas sus aristas criticables que P.
Kiüfus describe bien, que a mí me gusta mucho llamar a eso
sublimación. No pienso en absoluto que lo que se hace en el consultorio
sea una obra de arte, pero sí creo que la sublimación es el mejor destino
para el ser de objeto de un sujeto.
. Podría tener otros. Pienso que él amor es otro buen destino para el
saber hacer con la condición de objeto de cada uno. Son dos buenos
destinos, el amor y el psicoanálisis, y la transferencia Indica que van de
la mano.
Me parece que es un buen momento para concluir.

6 de diciembre de 2000.

151
I

/ (

I
IND ICE

l. Nunca visto ni oído 9

1!. Lo que falla en el saber 23

III. El sujeto subvertido 37

IV. El cogito lacaniano 51

V. El impasse del análisis 67

VI. Dos grafos, tres duplas 83

Vil. Prisa y verdad. Alejandra Eidelberg 99

VIH. Transferencia y sublimación 121

IX. Dos buenos destinos y 139

Bibliografía general * 153

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