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FACULTAD DE PSICOLOGÍA
IX Ciclo
Lima – Perú
Introducción
Para empezar, debemos mencionar que, la psicología evolutiva se preocupa por los
cambios que tienen lugar en la conducta y las habilidades que surgen al producirse los cambios
durante la vida. Esta es la parte de la psicología que se ocupa de los procesos del cambio
psicológico que ocurren a lo largo de la vida humana y tiene dos objetivos fundamentales:
describir la conducta de los sujetos y la manera cómo evolucionan e identificar las causas y los
procesos que producen cambios (evolución) en la conducta entre una época y otra. Estos cambios
generan una crisis que podemos mencionar como “crisis evolutiva”.
Para Erikson una crisis comprende el paso de un estadío a otro, como un proceso
progresivo de cambio de las estructuras operacionales, o un proceso de estancamiento (o
regresivo) en el mismo, manteniendo las estructuras operacionales. Comprende, también, la
relación dialéctica entre las fuerzas sintónicas (virtudes o potencialidades) y las distónicas
(defectos o vulnerabilidad) de cada estadío (Bordigon, 2005). De Las fuerzas sintónicas y
distónicas pasan a hacer parte de la vida de la persona, influenciando la formación de los
principios de orden social y las ritualizaciones (vinculantes o desvinculantes) así como todos los
contenidos y procesos afectivos, cognitivos y comportamentales de la persona, asociados a su
interacción social y profesional. Asimismo Bordigon (2005) recalca que esto está relacionado con
los ciclos de vida, los cuales son:
El niño aprende a recibir y a aceptar lo que le es dado para conseguir ser donante. La
confianza básica como fuerza fundamental de esta etapa, nace de la certeza interior y de la
sensación de bienestar en lo físico (sistema digestivo, respiratorio y circulatorio), en el psíquico
(ser acogido, recibido y amado) que nace de la uniformidad, fidelidad y cualidad en el
abastecimiento de la alimentación, atención y afecto proporcionados principalmente por la
madre. La desconfianza básica se desarrolla en la medida en que no encuentra respuestas a las
anteriores necesidades, dándole una sensación de abandono, aislamiento, separación y confusión
existencial sobre si, sobre los otros y sobre el significado de la vida. Cierta desconfianza es
inevitable y significativa desde el punto de vista personal y social de la niñez, para la formación de
la prudencia y de la actitud crítica. (Pérez, 2011).
Esta etapa está vinculada con la adolescencia, por ello el adolescente experimenta tanto
unas transformaciones corporales aceleradas como nuevas demandas por parte de las personas
que la rodean. Estos cambios desafían un sentido de la identidad (de saber quién es uno mismo)
que ha de ser logrado en esta etapa. Se trata de que el adolescente afronte unos primeros
compromisos tanto en el plano interpersonal como en el académico o ideológico (Gaete, 2015)
Existe el riesgo de caer en una confusión de roles, en verse superado por todas por
todas las opciones a su disposición y por la necesidad de tomar desiciones, lo que puede
conducir al establecimiento de compromisos precipitados, bien a no comprometerse en lo
absoluto
Tras haber conseguido establecer una identidad personal en la etapa anterior, durante la
adultez temprana (típicamente en los años comprendidos entre los veinte y los treinta), la persona
se ve en la encrucijada de arriesgarla comprometiéndose de manera íntima con otra persona
(Molina, 2012)
Una vez lograda ciertas metas en la vida en pareja, existe la posibilidad de caer en el
aburrimiento y el egoísmo, de no ser capaz de ir más allá de esa relación para contribuir al
bienestar de los demás en sentido amplio y centrarse sólo en uno mismo, valorando la seguridad y
el confort personal por encima de la sunción de nuevos desafíos vitales, tales como compartir la
experiencia que ya se posee con otras personas (Molina, 2012).
¿Qué se espera de la resolución de esta crisis o etapa?
La última etapa de la vida que menciona Erikson supone una reflexión en los logros previos
obtenidos. Cuando el individuo está satisfecho con éstos, se da la integridad del ego, tarea
principal de este periodo. Implica la unificación de toda la personalidad, con el ego como principal
fuerza determinante. Se les da un orden y un significado a las cosas vividas. Es un amor
posnarcisista del ego humano, nuevo y diferente al de los propios padres; una experiencia que
transmite cierto orden del mundo y sentido espiritual, sin importar cuán costoso sea; es la
aceptación del propio y único ciclo de vida como algo ineludible (Molina, 2012).
Según lo visto en las crisis de cada etapa, se rescata que el ser humano nunca deja de
evolucionar, por tanto la personalidad no queda establecida solo en la infancia sino que ademas
en la edad adulta es esta flexible. Afrontar las crisis que marcan estas etapas juega un papel
importante por lo que el psicólogo debe tener una acción muy atinada y asertiva pues el fracaso
ante las crisis significa una acumulación de problemas y necesariamente impiden los intentos por
solucionar las crisis que se van generando.
Referencias
Bordignon, N. (2005) El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama epigenético del adulto
Revista Lasallista de Investigación, vol. 2, núm. 2, julio-diciembre, 2005, pp. 50-63
Corporación Universitaria Lasallista Antioquia, Colombia
Gaete, V. (2015) Desarrollo psicosocial del adolescente. Revista Chilena de pediatría N° 86 vol.(6)
pág:436-443.
Perez, G. (2011) El desarrollo del ego. Sus ocho etapas según Erik Erikson. Recuperado de
http://www.unam.mx/rompan/50/rf50d.html