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Según diferentes enfoques, el texto o discurso se puede definir como una estructura verbal, como un evento
comunicativo cultural, como una forma de interacción, o como un sentido, una representación mental, un signo,
etcétera.
Se entiende por estructura verbal o textual los modos de organizar globalmente la información en un texto o
discurso, tanto en cuanto a la forma como al contenido.
Así, cuando hablamos de las estructuras verbales o textuales podemos referirnos a las partes formales que
componen un texto (algunos la denominan superestructura textual) como también al contenido o tema que
aborda (lo que algunos denominan macroestructura textual).
Ambas estructuras (forma y contenido) tienen, independientemente de su denominación, una propiedad
común: no se definen con respecto a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino con respecto al texto en
su conjunto o a determinados fragmentos de este.
Por esta razón se habla de estructuras textuales o globales, para diferenciarlas de las estructuras
locales o microestructuras en el nivel de las oraciones.
En líneas generales, tanto el discurso hablado como el discurso escrito (texto) se consideran hoy en día como
una forma de interacción contextualmente situada o como una estructura lingüística supraoracional cuyo
objetivo es la funcionalidad o eficacia comunicativa (comprensión del mensaje).
Como interacción (conversación, diálogo) el discurso es una secuencia coherente de turnos y acciones de
varios participantes, en que cada acto se lleva a cabo en relación con el anterior, y prepara el siguiente.
Como estructura verbal, un discurso es una secuencia coherente de oraciones; por lo tanto, su organización o
estructuración textual debe obedecer a mecanismos de coherencia, de cohesión y de estructuración discursiva,
que garanticen la comprensión del mensaje.
Hay quienes utilizan indistintamente los términos coherencia y cohesión para referirse a un mismo conjunto de
relaciones, mientras que otros establecen una diferencia clara entre la coherencia y la cohesión como
dimensiones de relacionamiento distintas.
Por coherencia entendemos la ausencia de secuencias ilógicas y de lagunas. En otras palabras, cada parte
de un texto coherente tiene una función —una razón verosímil o aceptable para su existencia— evidente a los
lectores, y, además, produce la impresión de que no le falta nada. Podríamos decir que la coherencia es un
término que se aplica más a relaciones de carácter lógico-semántico y pragmático en el texto o discurso.
La cohesión, en tanto, se refiere al conjunto de recursos que permiten vincular una oración con las que se han
presentado antes en el texto. O sea, se refiere a los varios medios lingüísticos (gramaticales, léxicos,
fonológicos) mediante los cuales las oraciones se unen y son ligadas dentro de unidades más grandes, como
párrafos, estrofas o capítulos.