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MÓDULO II

EL TEXTO
Los textos son objetos que se hallan en nuestro medio social de modo masivo (en forma oral,
escrita y otras), por tanto, forman parte de nuestra experiencia habitual y cotidiana.
La disciplina lingüística que se encarga del estudio del texto es la Lingüística del texto. Esta estudia
la organización interna de los textos (Gonzales, 2001), fundados en sus propiedades de cohesión
y coherencia que permiten procesos de comprensión y elaboración de textos.
Se concibe que los textos se producen en situaciones comunicativas concretas y se abordan desde
diferentes puntos de vistas:
• Frases y palabras coherentes y ordenadas que permiten ser interpretadas y transmiten las
ideas de un autor (emisor o locutor).
• Entretejido de significaciones que pueden reducirse a un significado global (unidad de
comunicación).
• Unidad lingüística específica que no puede considerarse solo como un conjunto de
proposiciones.
• El mayor signo lingüístico.

PROPIEDADES TEXTUALES
Beaugrande y Dressler (1997) señalan que las palabras, frases, enunciados y secuencias fónicas o
escriturales constituyen un texto, en la medida en que cumplen ciertos procesos lingüísticos
estrechamente relacionados con las siguientes propiedades: cohesión, coherencia, adecuación,
informatividad, situacionalidad e intertextualidad. De estas, las tres primeras son básicas.
COHESIÓN
Se define como una relación sintáctica entre las partes de un texto: palabras, enunciados, párrafos
y secuencias discursivas.
Hace referencia a las formas de relación entre proposiciones y secuencia de proposiciones del
texto. Las oraciones que conforman un discurso no son unidades aisladas e inconexas, puestas una
al lado de otra, sino que están vinculadas o relacionadas por medios gramaticales diversos
(puntuación, conjunciones, artículos, pronombres, sinónimos, entonación, etc.), de manera que
conforman entre sí una imbricada red de conexiones lingüísticas, la cual hace posible la
codificación y descodificación del texto (Centeno, 2019).
Mecanismos de cohesión:
La noción de cohesión comprende cualquier mecanismo lingüístico que permita relacionar las
secuencias lingüísticas entre sí. Beaugrande y Dressler (1997) mencionan que la estabilidad de un
texto se mantiene gracias a la continuidad de elementos que lo componen.
Estos elementos lingüísticos que constituyen el texto (enunciados) aluden al mismo referente.
Estas referencias pueden ser exofóricas (cuando los elementos están fuera del texto) y endofóricas
(cuando los elementos están dentro del texto).
Estas referencias pueden ser personales, demostrativas, comparativas, sustitutivas, elípticas y
conjuntivas. Y producen relaciones anafóricas, catafóricas y conjuntivas.
Sustitución
Busto (1996); Díaz (2009); Fernández y Salom (2000), señalan que, en gramática, se habla de
sustitución cuando se reemplaza una pieza léxica por otra, cuyo significado sea textualmente
equivalente. Lo que se quiere es que la pieza sustitutoria evoque el mismo sentido y significado en
uso. Según estos autores, es necesario que la información suprimida se pueda recuperar
semánticamente sin problemas, es decir, su ausencia no debería afectar el sentido de lo que se
quiso manifestar (hiperónimos e hipónimos, sinonimia, etc.)

Elipsis
Cuenca (2010) define que la elipsis es un mecanismo que omite morfemas nominales, verbales u
oraciones, que ya han aparecido antes y no es necesario volver a mencionarlo, pero se garantiza su
recuperabilidad. Las elipsis más utilizadas son: nominal, verbal y fragmental u oracional.

Anáfora:
Ávila (2001) señala que la información ya dicha o antepuesta suele reemplazarse mediante
pronombres y adverbios. Se debe tener en cuenta que este elemento es endofórico puesto que
remite a lo que ya se dijo sin salir del texto.

Catáfora:
Ávila (2001) afirma que tiene que ver con la anticipación de la información nueva o las palabras
que serán mencionadas a posteriori dentro del texto. Este elemento permite anticipar lo que se va
a escribir más adelante.

Conectores textuales
Carneiro (2005) señala que los conectores textuales son recursos lingüísticos que permiten el
progreso de las ideas, así mismo su detención o retroceso. Esto se da a nivel del párrafo y del texto
y propone la siguiente clasificación: causa, consecuencia, contraste, concesión, adición,
reiteración, orden, condición, comparación, énfasis, secuencia, ejemplificación, conclusión,
disyuntiva y copulativo.

COHERENCIA
Se define como el efecto combinado entre la unidad de las partes y su relación con el mundo (la
imagen mental que se posee se los hechos de la realidad). Tiene que ver con la información lógico-
semántica del texto.
Hace referencia al dominio del procesamiento de la información. Establece cuál es la información
pertinente que se ha de comunicar y cómo se ha de comunicar (en qué orden, con qué grado de
precisión o detalle, con qué estructura, etc.).
Niveles:
a) Coherencia global. Asunto y tema
Para que pueda decirse que una sucesión de enunciados constituye un texto, tiene que poseer
un núcleo informativo fundamental que denominamos asunto.
Llamaremos tema, por otra parte, a la idea que resume el sentido de cuanto se dice en el texto.
El tema incluye tanto aquello de lo que trata el texto (es decir, el asunto) como la intención que
el autor tiene al producir el discurso y su actitud ante los hechos de los que habla.

b) Coherencia estructural o lineal. La progresión temática


El concepto de progresión temática, fundamental para la coherencia estructural del texto, está
relacionado con la unidad temática y con la estructura del contenido. Cada uno de los
enunciados que componen el texto introduce información relacionada con su tema. Por eso
decimos que el tema está presente, de manera explícita o implícita, en todos los enunciados del
texto.

c) La coherencia local
Entre los distintos enunciados y también dentro de cada uno de ellos y de sus constituyentes
sintácticos, los elementos lingüísticos establecen entre sí relaciones de significado. Estos
elementos han de ser coherentes unos con otros si se quiere que el texto pueda ser entendido en
todas sus partes por el oyente o lector, es decir, si se quiere que la comunicación tenga éxito.
De lo que enunciamos el receptor deduce implicaciones y establece presuposiciones.
Criterios de valoración de la coherencia:
Para valorar la coherencia de un texto, podemos destacar tres aspectos:
a) Selección de información:
La cantidad de información: El texto debe poseer la información necesaria para la
comprensión de un hecho o tema.
Los conocimientos culturales se presuponen compartidos entre emisor y receptor. Cuantos más
conocimientos compartan los interlocutores, más sencillo resulta el texto porque hay más
información común que no hay que explicitar.
• La calidad de la información: Se fundamenta en el principio de la verdad o falsedad de la
información que se presentan de una manera clara y comprensible.

b) Tema
El tema es la idea central de un texto, el cual puede apreciarse externamente en:
1. Los elementos del texto (párrafos, epígrafes, capítulos, etc.) que se relacionan con los diversos
aspectos del tema.
2. Asunto, tema e idea que están relacionados, pero no son iguales. El tema es la concreción de un
asunto genérico en un texto determinado, en el que se tocarán determinados aspectos del asunto
y con una finalidad o intención comunicativa. Sobre dicho tema, a su vez, se formularán una
serie de ideas de diverso tipo y relevancia según cada texto concreto.

c) Estructura
La estructuración de los contenidos u organización de la información:
1. Debe ser progresiva y seguir un esquema previo para evitar los defectos característicos de la
falta de orden (repetición y mezcla de ideas).
2. Varía en función del texto.
Las cuatro reglas de la coherencia:
• Regla de repetición o recurrencia: Es necesario que los enunciados se encadenen siguiendo
un tema o temas comunes que se van retomando a lo largo del texto, mediante distintos
procedimientos de recurrencia semántica o sintáctica.
• Regla de la progresión y pertinencia: El texto se debe desarrollar con una aportación
constante de nueva información y esta ha de ser acorde con su intención comunicativa.
• Regla de no contradicción: Los enunciados no pueden contradecir los contenidos
establecidos anteriormente (ni implícita, ni explícitamente).
• Regla de relación temática: Los temas o hechos a los que se refiere el texto deben tener
relación con el mundo que representa.

ADECUACIÓN
Tiene que ver con la acertada identificación de los elementos del acto comunicativo y selección de
registros verbales correspondientes a cada situación comunicativa
La lengua no es uniforme ni homogénea, sino que representa variaciones según diversos factores:
geográficos, históricos, sociales y situacionales. Además, comprende la interrelación entre los
hablantes, el canal de comunicación, etc. Ser adecuado significa saber escoger de entre todas las
opciones lingüísticas que da la lengua, la más apropiada para cada situación de comunicación. Para
saber si un texto oral o escrito consigue la adecuación necesaria, vale la pena fijarse en los
siguientes puntos relevantes:
a) Propósito comunicativo.
b) Situación comunicativa.
c) Nivel de formalidad.
d) Especificidad temática.

UNIDADES TEXTUALES
Son los diversos niveles de organización verbal que se consideran para la construcción o
comprensión de un texto.
Enunciado: Equivale a la oración. Se comprende como una secuencia finita de palabras
delimitadas por pausas muy marcadas que puede estar constituidas por una o varias proposiciones.
La oración es una entidad abstracta, una unidad gramatical desvinculada del aspecto situacional
de comunicación. En cambio, el enunciado se concibe como una manifestación particular o
realización de la oración u oraciones en un acto comunicativo.
Párrafo o parágrafo: Se inicia en una mayúscula y termina en un punto parte. Se define como
una unidad mínima de pensamiento que conforma el texto. Los lingüistas precisan que es la unidad
intermedia entre la oración y el texto global mediante la cual se articulan las ideas.
a) Estructura: Por su contenido, se estructura mediante una idea principal y un conjunto de
oraciones que se gradúan en secundarias, terciarias y complementarias. La idea principal se
caracteriza por ser la más abstracta, conceptual, generalizante y sintetizante del párrafo en relación
a las secundarias que sólo detallan, ejemplifican, amplía, mediante ideas concretas. Y por su forma,
se clasifican en deducativa o analizante (inicia con idea principal y termina con ideas secundarias),
inductiva o sintetizante (comienza con ideas secundarias y termina con una idea principal),
deductivo-inductiva o mixta (cuando la idea principal se encuentra en la mitad del párrafo) y
cuadrante o paralela (párrafo irregular que dos ideas principales, uno al inicio y otro al final).
b) Función: Los párrafos no se distribuyen espontáneamente. Cumplen una función específica en
el contexto de la estructura global del texto. Hay párrafos de introducción (presentan el tema),
informativos (desarrollan el tema), de conclusión (cierran el tema), independientes (que resuelven
un tema especifica) y de enlace (conectan las partes textuales).
c) Clases o tipos: se clasifican en narrativos (relatan un suceso), descriptivos (caracterizan seres
u objetos), argumentativos (expresan un razonamiento lógico) y expositivos (indican las
condiciones de algo).
Unidad textual: Es la unidad global que se configura mediante un modelo discursivo. Y adoptan
las siguientes formas textuales:
Textos narrativos. Es el relato de hechos (verídicos o falsos) ocurridos en un tiempo y lugar
determinados. La función lingüística que predomina es la referencial.
Textos descriptivos. Es representar lingüísticamente la imagen de un objeto (sea éste una persona,
un animal, un ambiente o una cosa). La función lingüística que predomina es la expresiva.
Textos expositivos. Es la explicación y desarrollo de un tema con el propósito de informar rigurosa
y objetivamente acerca de él. La función lingüística que predomina en ella es la referencial.
Textos argumentativos. Es aportar razones válidas para defender o refutar una opinión o una idea.
Su objetivo es convencer al receptor de algo. La función lingüística que predomina es la apelativa.
Textos dialógicos. Se manifiesta el intercambio comunicativo entre dos o más personas, ya sea
este real o imaginario (propio del teatro).
Textos instructivos. Aparecen en las recetas de cocina, en las instrucciones de usos de aparatos y
hasta en conversaciones de nuestra vida cotidiana.

CATEGORÍAS TEXTUALES
Llamadas también estructuras textuales, estas categorías se definen como las maneras de organizar
la información dentro de un texto. Así, tenemos la superestructura, la microestructura y la
macroestructura.

LA SUPERESTRUCTURA
La superestructura, como señala Van Dijk (1992), es la estructura formal o esquemática que
representa las partes en que se divide un texto: funciona o se comporta como un molde. Es, por así
decirlo, el esqueleto reconocible que caracteriza un determinado tipo textual. La superestructura
representa el formato o la configuración que adopta el texto.

Asimismo, en la superestructura, el contenido de un texto se organiza en un esquema o en un plan


constituido por segmentos funcionales (partes), unos obligatorios y otros opcionales.

LA MICROESTRUCTURA

La microestructura, tal como lo indica Van Dijk (1992), es la estructura semántica local de un texto
y abarca la organización de los enunciados y las relaciones de cohesión y coherencia, entre ellos,
al interior de un párrafo. También podemos definir la microestructura como la estructuración o
disposición adecuada de los elementos locales y superficiales (frases y enunciados) que hacen que
un párrafo sea cohesivo y coherente.

LA MACROESTRUCTURA

La macroestructura, según Van Dijk (1992), es la organización estructurada y global del


significado o contenido semántico de un texto; esto es, la información más importante que uno
recuerda. Por ejemplo, de la lectura de una leyenda, se formula básicamente una macroestructura
que se explicita a través de una macroproposición o locución temática global o resumen.
Si una red de párrafos carece de tema global o macroestructura, el conjunto es percibido como una
sucesión de bloques incoherentes, y, por lo tanto, no llega a constituirse como texto. La
macroestructura, en este sentido, es el eje que organiza la arquitectura textual: un dispositivo que
proporciona coherencia al texto.

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