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Informe de los dos primeros capítulos del libro de ensayos La Llama doble

(1993) de Octavio Paz

1. Síntesis

Escrito en 1993, el libro La llama doble. Amor y erotismo es una selección de textos que versan
la más importante pasión humana y su constitución en la historia de Occidente. Las reflexiones
presentes sobre el erotismo, la sexualidad y el amor se esgrimen sobre un carácter dual, el cual
está señalado desde el título. Así, el primer capítulo, que se titula “Los reinos de Pan”, comienza
por señalar la relación entre erotismo y poesía, siendo el primero una poética corporal y la
segunda una erótica verbal. “La imagen poética es abrazo de realidades opuestas y la rima es
cópula de sonido” (1993, p.10), y, de similar manera, el erotismo es una construcción metafórica
de la sexualidad animal. Paz afirma que la relación entre el erotismo y la sexualidad es semejante
al de la poesía con el lenguaje. En el primer caso, el erotismo se desvía de su fin biológico: la
reproducción, mientras que, en el segundo caso, el lenguaje se aparta de sin natural: la
comunicación. Por ello, “[p]oesía y erotismo nacen de los sentidos pero no terminan en ellos”
(1993, p.12). Luego, Paz se propone establecer las diferencias entre el erotismo y la sexualidad.
El primero es la sexualidad socializada y transfigurada por la imaginación, de ahí que tenga
diversas formas de manifestarse. En contraste con la sexualidad, el erotismo es invención
humana a partir del deseo. Además, el sexo ignora las clases y jerarquías; por lo que el erotismo
se afianza como una regulación a través de reglas que canalicen los desbordes del instinto sexual.
Esto lleva a observar la dualidad del erotismo tanto en la abstinencia como en la licencia. Dicha
dualidad, según Paz, se aprecia en la cuaresma y el carnaval, en la penitencia y en la orgía. Una
doble faz que trasluce una “fascinación ante la vida y ante la muerte” (1993, p.18). En
consecuencia, el erotismo ostenta dos figuras emblemáticas: el religioso solitario y el libertino,
que se oponen en su modo de vida, pero se asemejan en negar la reproducción. Luego de señalar
que el culto a la castidad en Occidente es herencia del platonismo, Paz se detiene en reflexionar
sobre la naturaleza del libertinaje, para lo cual acude a la impronta del Marqués de Sade.
Finalmente, se hace mención a otra dualidad del erotismo, la cual no solo implica la desviación
sino el regreso o retorno a una realidad primordial.

Con respecto a “Eros y Psiquis”, Paz retoma el cuento incluido en El asno de oro de Apuleyo para
hacer notar cómo por primera vez figuraba la atracción por el alma de la persona amada. Luego,
se hace mención a la construcción del concepto de amor, para lo cual establece diferencias con
el erotismo. Así, “El amor es elección; el erotismo aceptación. Sin erotismo - sin forma visible que
entra por los sentidos- no hay amor, pero el amor traspasa al cuerpo deseado y busca al alma en
el cuerpo y, en el alma al cuerpo. A la persona entera” (1993, p.33). los contrastes vuelven a
relucir en las ideologías del amor, pues en Oriente el amor fue pensado dentro de una tradición
religiosa, mientras que en Occidente fue concebida fuera (o en oposición) a la religión. En
consecuencia, “El amor occidental es el hijo de la filosofía y del sentimiento poético que
transfigura en imagen todo lo que toca” (1993, p.40), de ahí que la concepción del alma de Platón
sea esencial en la filosofía del amor. Además, a partir del discurso de Diotima en El Banquete, Paz
aduce que el amor es el camino o ascenso a la contemplación de la idea. No obstante, dicha
concepción platónica para la época moderna ha dejado de tener validez, pues nuestra idea del
amor ha cambiado.

2. Reflexión

A partir de lo expuesto, podemos trazar algunas comparaciones entre las concepciones


desarrolladas por Georges Bataille y Octavio Paz sobre el erotismo. En su libro El erotismo (1997),
Bataille menciona que la actividad sexual ocurre en la vida animal, pero esa actividad en la esfera
de la humanidad tiene un aspecto “diabólico”, al cual denomina “erotismo” (1997, p. 41). Esta
idea es similar a lo expresado por el autor de La llama doble, pues tanto para Bataille como para
Paz, el erotismo no es mera sexualidad; sin embargo, en esta última es donde se da. Es decir, el
erotismo depende de la sexualidad, pero no en toda actividad sexual hay erotismo. La actividad
sexual está anclada al mundo de la vida y como proceso biológico está limitada a la materia o la
corporeidad, mientras que el erotismo, en términos de Paz “es poética corpórea” (1993, p. 12).
En ese sentido, el erotismo como poética es creación, es continuidad y expresión artística que
trasciende la mecánica rutinaria de la actividad sexual al desplazar el fin biológico o natural de la
actividad sexual que es la reproducción. En esta misma interpretación, el erotismo, según
Bataille, es infracción y trasgresión, ya que “[…] el erotismo es una infracción a la regla de las
prohibiciones: es una actividad humana” (1997, p. 99). Será por ello que Paz recurre a la figura
de Sade para dar cuenta del erotismo. Y es que en Sade la noción de trasgresión yace en la noción
de erotismo con la que se construye en su obra. Por tanto, la obra de Sade le permite a Paz
iluminar al erotismo en sus límites: desde la naturaleza que involucra al sexo, pero también desde
la moral y el crimen. Este vínculo del erotismo con la muerte también se halla presente en las
reflexiones de Bataille, especialmente cuando menciona que “[l]a poseía lleva al mismo punto
que todas las formas del erotismo: a la indistinción, a la confusión de objetos distintos. Nos
conduce hacia la eternidad, nos conduce hacia la muerte y, por medio de la muerte, a la
continuidad: la poesía es la eternidad” (1997, 30). Como vemos para ambos el erotismo puede
llegar a ser una experiencia estética y transgresora.

Bibliografía

BATAILLE, G. (1997). El erotismo. Barcelona: Tusquets.

PAZ, O. (1993) La llama doble. Amor y erotismo. Barcelona: Seix Barral.

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