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11 Física del pensamiento

A SINGULARIDAD DEL RECORRIDO SE FUNDA EN UNO DE ESOS


MISTERIOS AÚN IRRESUELTOS DE LA OBRA DE SPINOZA,
GENERALMENTE ELUDIDO EN LOS COMENTARIOS, Y QUE SE
PLANTEA AQUÍ DE MANERA INUSUALMENTE FRONTAL: HAY EN
LA ÉTICA UNA FÍSICA DE LA EXTENSIÓN, DE LA COMPOSICIÓN Y
DESCOMPOSICIÓN DE LOS CUERPOS, PERO NO HAY DEL MISMO
MODO -"PORQUE NO SE LA BUSCA DONDE HAY QUE HACERLO"-
UNA FÍSICA DEL PENSAMIENTO, QUE SIN EMBARGO ES CLAVE
PARA UNA FILOSOFÍA QUE RECHAZA EXPLÍCITAMENTE EL
MATERIALISMO VULGAR. ¿CÓMO SE COMPONEN LAS IDEAS?
¿SON INDIVIDUOS? ¿CUÁL ES SU PRINCIPIO DE INDIVIDUACIÓN?
¿CUÁNDO SE TRANSFORMAN? ¿CÓMO CONCEBIR LA MUERTE DE
UNA IDEA? ESTOS SERÁN LOS INTERROGANTES PARA
DESARROLLAR UNA FÍSICA COGITATIVA QUE NO PUEDE SER
EFECTO NI CALCO METAFÓRICO DE LA FÍSICA DE LOS CUERPOS.

FRANÇOIS ZOURABICHVILI. SPINOZA. UNA FÍSICA DEL


PENSAMIENTO
Partíamos de Heidegger para meternos un poco más las
cuestiones del pensar, que nos permitieron una idea de cierta
física interviniente en ellas. Buscamos una imagen, y nos
encontramos con François Zourabichvili. Así es esto, se va en
busca y algo se encuentra, por fuera del mundo de la
cotidianeidad, que es otra cosa que esta aventura del
pensamiento, propio.

Y también reencontramos a Spinoza, de quien hablamos antes en


cierta Hermenéutica de lo Humano, y que admitimos que en su
momento nos apasionó, y que escribió doscientos años que
Nietzsche, quién a su vez lo respetó, en esas cosas hay noblezas
que obligan, impulsan, porque dan para pensar. Antes
mencionamos la condición del rugido moral, ético, recto, noble
para los que lo merecen, de los habitantes del desierto. Y el libro
principal de Baruch Spinoza, La Ética, escrita según el orden
geométrico, además de una ontología se presenta bajo el
paradigma de la época como una física, y remite a cuestiones
que en otras palabras recorren un camino similar al león
nietzsheano.

Y mencionada la física a la que referimos, adelantamos como ya


se planteara en La cuestión del pensar, donde se menciona un
intento fallido de Freud en su Proyecto de una Psicología para
Neurólogos, que abandona el paradigma fisicoquímico del que
había partido para fundar el psicoanálisis una vez descubierto lo
inconsciente, como cuestión de lo humano. Y lo retraemos en
cuanto explicitación clara que no mencionaremos los modernos
intentos positivistas de encontrar con modelos puramente
provenientes de las ciencias físicas, químicas o neurológicas
fundamentos algunos que hagan interpretación de lo que aquí se
menciona como pensamiento, porque si bien tienen alguna
importante audiencia en lo común, no nos parece que haya que
repetir diferenciadamente lo ya dado cuenta, casi con Nietzsche
al final de su vida, con la resignación y abandono freudiano del
mismo modelo. Suena bien como ciencia popular, una mecánica
popular, pero que no solo no ayuda a el tránsito del camino que
es el pensar, sino que además, y lo mantendremos, lo aleja, lo
oculta, aunque resulte de fácil digestión, un Reader Digest para
enciclopedistas.

Hay algo que es a la mano, que debe aprenderse, como una


manualidad, con la diferencia que no hablamos, aunque haya
una muy cercana relación, de la acción de la mano sino de la
acción del pensar. La estrecha relación, es que el aprendizaje de
una manualidad tiene un correlato inmediato con lo que aprende
el pensamiento que lo acompaña. La mano humana dispone del
pulgar independiente, el pensar humano de su trayecto
independiente. Cada carpintero tiene sus trucos, cada pensador
también, aquellos que le facilitan la acción en curso, y además
saben que ese aprendizaje no termina nunca, salvo al final de los
días.

Freud escribe su Esquema del psicoanálisis hasta días antes de


decidir que debe morir. Spinoza muere antes de terminar su
Tratado de la reforma del pensamiento, comenzado 10 años
antes que los tratados teológicos políticos y la Ética. Nietzsche
estaba trabajando en su Voluntad de Poder, que esperaba
terminarlo en cuatro años, cuando enloquece. No hay en ellos
mecánica alguna, no hay sino cada uno en sí mismo, transitando
el camino hasta el final. Y seguimos aprendiendo de ellos,
necesitamos y deseamos aprender de ellos.

Y nos tomamos del ejemplo. De nada sirve profundizar en las


conexiones eléctricas, químicas, o del orden cuantitativo entre
las sinapsis de los varios billones de neuronas que componen un
cerebro, para dar cuenta alguno de los caminos del pensamiento.
En todo caso logran lo contrario, lo cierran, lo establecen como
un objeto material que funciona como una máquina. Una
máquina no crea ni poesía ni abre el camino, por más
esquizofrenia que se expanda como el desierto, con todo respeto
a Gilles Deleuze y Félix Guattari.

Inseparable esto anterior debe por favor tomarse para una


Introducción a lo que dio lugar al título elegido, ocurre que
encontramos a François Zourabichvili, y nuestra idea más
preliminar siguió por otro rumbo, cuestiones de asociación, lo
que también es un ejemplo, aunque siempre en derredor de lo
mismo, aquello que nos concita el interés. Ya nos meteremos
con la "física del pensamiento" de Spinoza, siempre resulta
curiosamente lúcida y nos causa alegría que las partes se
compongan en el sentido de agregar potencia en lugar de
obturarla o disminuirla.

¿Qué significa que nos pensemos?, es una forma que cae


pesadamente sobre nosotros, arbitraria y violenta atribuye un
nuevo significado diferente al que se entiende comúnmente por
parte de quien la lea o escuche. Hay un juego de palabras, y la
que pierde el juego es la palabra que se sostiene en el verbo de
la nueva pregunta. Estaremos jugando con la palabra "significar".
(Con 3 significados, solo en alemán).
Del significado más común de "significar" como denominar,
como se de-signa el nombre del niño que está naciendo. Pero si
nos desplazamos hacia "por lo que nos dirige hacia el pensar”
empleamos un significado del verbo que no es familiar. Se nos
sugiere que usemos que escuchemos otro significado que declina
hacia "intimar a una acción", exigir, ordenar, remitir. Pero, aclara
Heidegger que de estas cosas sabe mucho, en el verbo
"significar" no está contenida necesariamente la exigencia, o una
orden que se imparte; más bien es un extenderse en pos de algo,
de tratar de alcanzar algo donde se desea llegar, aquello que se
significa. En forma llana es poner en marcha, poner en camino,
suave y por eso efectivamente. Corresponder equivalentemente
al verbo latino "iubere", propiamente desear que ocurra. O del
griego "pegeqox", poner en camino, no el intento de exigir si el
de "hacer llegar", del diccionario: moverse, acercarse, elevarse,
avanzar, ir, venir, salir, ser, estar, haber. O en sánscrito: "invitar".

Teniendo esta historia del significado de la palabra "significar",


su sentido deja de ser sorprendente, aun cuando siga siendo
nada habitual en nuestros oídos, al encontrar que la pregunta
"¿Que significa pensar?" al escucharla no se nos aparece en nada
el sentido de instruir, solicitar, hacer llegar, poner en camino: en-
caminar; señalar un curso, acercarse, avanzar, etc.

Está claro, que no habitamos (no tenemos hábito) en estos


sentidos preexistentes de la palabra significar, esos sentido son
opacos al sonido que nos es familiar, que es el corriente "ser
denominado", que se queda corto cuando llega el momento de
pensar, sobre todo porque no recuerda (y no tiene por qué
hacerlo) el sentido original histórico que se le confiriera a esa
cadena de sonidos que son las letras de una palabra, en su
origen.

Todo el inventario de significados más originales nos remite a


ideas algo diferentes: encomendar, confiar, poner a salvo,
acercase, estar, ir y venir, ser, que de entrada permanecen
ocultos en lo cotidiano por falta de hábito, y eso es parte de lo
grave. Si se ha entendido, una memoria presente de los
significados más originales nos habría ayudado a pensar. Y
quedaría así al menos en parte señalado el camino a transitar,
aunque para ello convenga irse al desierto.

[Spinoza diría las partes que se conviene se componen, y


aumentan la potencia. Cuando faltan partes, cualquier
composición, o descomposición, no se produce].

Por lo tanto, y hasta aquí, al escuchar la pregunta ¿Que significa


pensar? de modo como ¿Qué es lo que nos dirige la palabra para
hacernos pensar?, entonces preguntaremos por aquello que
encomienda a nuestro pensar a la propia esencia, permitiendo
llegar a nuestra esencia el pensar, a fin de mantenerla en
resguardo en ese pensar. Pero la búsqueda de esa respuesta será
la continuación.

Las palabras, pronunciadas, leídas, y mejor en voz alta, son


físicamente sonido, ondas de presión del aire que hacen vibrar
los tímpanos de nuestros oídos. Esa vibración, complejamente
transducida llega como impulsos (de la naturaleza que las
ciencias explican) a nuestra mente. Y dejan de ser sonidos, se
convierten en sentidos del pensamiento. Diríamos, es el
momento donde comienza lo realmente humano del hombre, en
todo aquello que los sentidos den lugar a los contenidos de su
pensar, que nunca son poca cosa, porque luego de eso
dependerá su capacidad de independencia, o lo opuesto,
dependencia, de aquello que lo va a habitar en cada caso, y
mezclado con lo cotidiano que apunta a lo segundo.

Hay un resultado interesante que reunimos entre Heidegger,


Spinoza, Nietzsche (por ser los aquí nombrados). Todos, con
claras diferencias de dar sentido a sus respectivas cotidianidades
que ya hacen frente, es como que arriban al mismo resultado de
que un hombre, recorriendo el camino que mejor convenga a su
interés y deseo, reconoce y se reconoce en una ética del respeto
primero a sí mismo, y luego por simple contacto de partes, a los
demás. Porque reconocida las relaciones que se dan en la
cuestión del pensar, finalmente arriban a una esencia honesta de
cada uno consigo mismo, luego de haber transitado el camino
que hubieron de recorrer, además, para donarlos en escritos y
lecciones que no se pueden olvidar.

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