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Antígonas, tribunal de mujeres: memoria Foto: Juan Domingo Guzmán

poética
y conflicto
en
Colombia

Carlos Satizábal

E s esta una reflexión sobre la memoria poé-


tica del conflicto.

EL PROBLEMA
El trabajo se refiere a un ejemplo de hacer
memoria poética entre artistas de dedicación
sistemática a la creación y mujeres víctimas
del conflicto colombiano, las cuales, en el
camino de su reconstrucción personal y de
volver a habitar su cuerpo propio, han deve-
nido en defensoras de derechos humanos y en
narradoras y poetas de la escena. El ejemplo a
considerar es el proceso de creación de Antí-
gonas, tribunal de mujeres, obra de arte acción
que se propone la elaboración poética de cua-
tro casos de crímenes de estado en Colombia,
crímenes sucedidos en el contexto del largo
conflicto armado, social y cultural que vive
la sociedad colombiana, conflicto que consti- de la guerra. Y las víctimas, convertidas en cul-
tuye hoy la más grande tragedia humana del pables, son revictimizadas. Incluso esto sucede en
hemisferio occidental. el lenguaje coloquial: ante un hecho violento del
Esos cuatro crímenes son: Los llamados que alguien es víctima
falsos positivos: jóvenes de barrios muy mar- es frecuente escuchar
ginales son asesinados y presentados mediá- expresiones como: “Por
ticamente por el ejército como guerrilleros algo sería”. Las voces
dados de baja en combate; el genocidio político de las víctimas no son
del grupo la Unión Patriótica; la persecución de dignas de confianza
la seguridad del Estado a abogadas defensoras porque son las voces
de derechos humanos y a políticos de oposi- de gentes a quienes por
ción conocida como las chuzadas del DAS, y algo les pasó lo que les
los montajes judiciales a líderes estudiantiles ha pasado. Que la víc-
universitarios. tima sea culpable es
Nos interesa ver cómo en el proceso de algo que ha sido esti-
invención de Antígonas, tribunal de mujeres el mulado por la guerra
mito milenario de Antígona acoge estos rela- de la información, por
tos y les da una dimensión mítica y poética. el operativo de guerra
Esta reflexión quiere también explorar las psicológica y manipu-
relaciones entre autorreferencia, representa- lación mediática al que
ción y presencia en la elaboración poética de lo está sometida la socie-
trágico vivido. Porque en la investigación, en dad colombiana. La cual es así también víctima

Foto: Viviana Peretti


la composición poética y en la presentación de la mentira y de la falsificación de los hechos.
en vivo de la obra están juntas mujeres artis- Con frecuencia la versión mediática reproduce la
tas y mujeres que sufrieron directamente versión de los reales victimarios: los muertos eran
esos crímenes. La reflexión, finalmente, se auxiliadores de la guerrilla, eran guerrilleros, fue- 16
pregunta por la necesidad –para la consecu- ron dados de baja en combate, etc. Pero la verdad
ción de la paz y la reconstrucción del tejido siempre se abre camino.
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humano y societal en Colombia– de un ambi- La construcción del relato poético de la ver-
cioso proyecto de elaboración poética de la dad desde las voces de las mismas víctimas es
memoria vivida del conflicto –en todos los len- asunto urgente, inmediato, necesario. Y no sólo
guajes– y con la participación creadora y pre- porque el melodrama televisivo narcoparamilitar
sente de las víctimas directas mismas. Lo que presenta cada día en la intimidad de las casas de
no significa limitar al conjunto de la sociedad. cada familia la versión de los victimarios y geno-
Muy al contrario, ese gran proyecto de arte y cidas, una mirada que criminaliza a las víctimas.
cultura para la paz, la lucha contra el olvido y También porque en la elaboración estética del
la reparación poética y cultural precisa de la horror vivido es posible volver a habitar nuestro
movilización de los afectos, de los imaginarios cuerpo, nuestra voz, nuestra mirada: transformar
y de los cuerpos de toda la sociedad, que hoy el dolor en fuerza. Y en poesía. Es lo que se des-
sucumbe en el escepticismo o está sometida cubre en el trabajo poético artístico y político con-
o adormecida e indiferente o exaltada hasta el junto entre artistas y víctimas.
deseo de muerte por la cultura mediática de la El trabajo de investigación y arte acción de
guerra y del espectáculo. Antígonas, tribunal de mujeres ha sido realizado
por el grupo Tramaluna Teatro, de la Corpora-
LA MEMORIA SILENCIADA ción Colombiana de Teatro. Durante varios años
La sociedad colombiana tiene una deuda el colectivo de artistas de la Corporación Colom-
histórica con la memoria de los sucesos atro- biana de Teatro que integran el grupo Tramaluna
ces de la guerra que vivimos: esos hechos son ha trabajado en la construcción conjunta entre
sometidos a la guerra de la información y a la artistas y víctimas de relatos poéticos y políticos
mediatización. En su lectura es silenciada la de lo vivido por la población civil, en medio de la
voz de las víctimas, y las víctimas, con fre- degradación de la guerra colombiana. En Antígonas,
cuencia, son presentadas como victimarias. este grupo creativo ha visto cómo el dolor elabo-
Así la verdad de lo sucedido es otra víctima rado poéticamente se convierte en fuerza para
reclamar por los derechos vulnerados, para recu- la reconstrucción de la vida y de los afectos, muje-
perar la dignidad de sus familiares falsamente res que resisten a la barbarie y buscan verdad y
acusados. Es una fuerza para seguir viviendo, justicia, y un nuevo lazo societal no patriarcal,
para recuperar la potencia de pensar y de actuar, que se construya desde la ética y la economía del
para perseverar en existir, como diría el filósofo cuidado femeninas.
Spinoza. En este largo trabajo de investigación se El que estén juntas en escena las mujeres que
ve que la búsqueda de la elaboración creadora del han padecido crímenes atroces junto con las muje-
duelo, de la verdad y de la justicia, también en res artistas, y que todas ellas se sitúen en el lugar
Colombia está fundamentalmente liderada por del cuidado, del afecto y de la solidaridad feme-
las mujeres. Pasa de modo semejante en otros ninas, del mito milenario de Antígona, la desobe-
Foto: Viviana Peretti

países, en Argentina con las Madres o Abuelas diente, y de los rituales sagrados y funerarios, al
de la Plaza de Mayo; o con las líderes indígenas tiempo que en los ritos forenses de un tribunal de
en Guatemala; o las mujeres de negro. No hemos justicia, le da a esta obra una distancia ética y una
hondura poética muy especiales, muy poderosas.
Las víctimas de esta cruenta guerra son hombres,
mujeres, niños, niñas, abuelas y abuelos que pre-
cisan no sólo de reparaciones materiales y que
les sean restituidos sus bienes y propiedades, sus
casas y sus fincas, sus animales y ganados que
les fueron robados por los asesinos y comprados
por los grandes propietarios, beneficiarios últi-
mos de esta guerra. También precisan de repa-
raciones sociales y simbólicas a través de relatos
públicos en los que ellas y ellos mismos partici-
pen como creativos, relatos que elaboren síntesis
estéticas de los hechos violentos y de las viola-
ciones masivas de sus derechos, que padecieron
junto con sus familiares y seres cercanos. Preci-
san de presentar su memoria poética, su canto
propio. El trabajo creativo conjunto entre artistas
y víctimas es también un esfuerzo por procurar la
no repetición de los hechos victimizantes y por la
preservación de la memoria histórica a través del
arte, promoviendo la dignificación de las víctimas
al transmutar el dolor en fuerza y poesía. Que es
lo propio del arte, como escribió Homero en La
Odisea: “Parece que dioses y diosas labraran des-
dichas para que las generaciones humanas ten-
gan qué cantar”.
Para la invención de Antígonas, tribunal de mujeres
oído que se hable en Argentina de los padres o el grupo creativo desarrolló un proceso de crea-
los abuelos de la Plaza de Mayo. Tampoco en ción-investigación en dos caminos simultáneos:
Colombia se habla de los padres de Soacha o de investigar sobre el mito de Antígona y elaborar
los padres o hermanos de La Candelaria. Oímos, poéticamente los hechos terribles vividos por las
sí, de la lucha de las madres de Soacha y de las víctimas que participan en el proceso creativo. El
madres de La Candelaria. primer asunto –el mito de Antígona– se explora
Antígonas, tribunal de mujeres es un home- sobre los textos canónicos y la selva de comenta-
naje y también un resultado de esa tenacidad de rios y versiones de estos textos. Antígona y Edipo
los colectivos de mujeres. Porque es una acción son los mitos griegos más recreados por la tradi-
creada entre mujeres artistas y mujeres vícti- ción poética occidental. En el proceso creativo esa
mas y familiares de víctimas, por las Antígonas exploración de los textos se impregnó de lo vivido.
colombianas que son símbolo y presencia de las El grupo vio la necesidad de escribir escenas ins-
mujeres que por doquier en nuestro país lideran piradas en la obra de Sófocles y en sus personajes
y situaciones, y hacerlo desde los hechos de la tra- El mito de Antígona sirve de inspiración para
gedia propia. El segundo asunto –las memorias poetizar la búsqueda tenaz de los colectivos de
personales de lo vivido–, se trabajó por el grupo madres, de mujeres y de defensoras de los dere-
con improvisaciones: las víctimas y familiares de chos. Una lucha amorosa en la que las mujeres
las víctimas que hacen parte del equipo creativo van transformando el dolor en rebeldía y en accio-
utilizan los objetos de los familiares para contar nes poéticas civilizatorias. En esa transformación
qué pasó y quiénes son esos familiares asesinados son esenciales el relato, la canción, el teatro, la
o desaparecidos. Se trabaja con los procesos de la danza, la fuerza misteriosa de la poesía que habla
creación colectiva teatral. El resultado: Antígonas, a las fibras más hondas de la vida, del alma y de
tribunal de mujeres, una creación colectiva. Como la memoria personal y colectiva. En el proceso, el
ya lo señalé, el equipo creativo está integrado grupo investiga, escribe e improvisa sobre Antí-

A veces grito, Casa de Teatro (Colombia - República Dominicana - Cuba)


por mujeres sobrevivientes del genocidio contra gona y su presencia viva en las propias vidas e
la Unión Patriótica, por varias de las madres de historias de cada cual que participa en la aventura
Soacha,1 por estudiantes víctimas de montajes creativa: buscan equivalencias entre lo vivido y
judiciales, por abogadas defensoras de los derechos los personajes e incidentes de Antígona. Trabajan
humanos que fueron víctimas de la persecución de con los objetos personales de los familiares desapare-
la seguridad del Estado (DAS) y por actrices y artis- cidos: su foto, una camisa, un juguete, una biblia. Y
tas de dedicación sistemática y permanente a la en el proceso se impone la necesidad de emplear
creación escénica, la música, el canto, la danza, el diversos lenguajes para elaborar la poética de la
video y la poesía. acción en vivo, la poética polifónica de la presen-
Antígonas, tribunal de mujeres es una acción cia: la actuación, la danza, las canciones, el video,
poética en la que cada mujer con objetos de su las fotografías; datos, imágenes, proyecciones, textos,
familiar nos cuenta quién es su hijo, su compa- músicas. Y el cuerpo. El cuerpo es el gran soporte
ñero o su amiga desaparecidos o asesinados. En de la acción viva, el cuerpo que canta, que actúa,
sus ropas y objetos personales sigue habitando la que habla, que enmudece, que está presente. El
presencia viva del ausente. Cual nuevas Antígo- cuerpo que danza: coros danzados que articulan 18
nas, ellas van por el país y por las oficinas del las dos líneas narrativas de Antígonas, tribunal de
poder y de la justicia; buscan a sus seres queridos mujeres: el mito de Antígona y los relatos de cada
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desaparecidos y buscan justicia. Cada una llega al una de las mujeres de nuestro grupo creativo. Los
tribunal imaginario de la escena y con los objetos relatos de las mujeres llevan a la pregunta final de
personales de su familiar cuenta quién era él o si hay o no en todos esos crímenes un hilo común;
ella. Y cómo y por quién fue desaparecido y ase- si el país y la sociedad son víctimas de un proyecto
sinado. Ellas, con las ropas y los objetos de sus sistemático: del horror como dominación. Es la
familiares, y con cantos, hierbas y flores, buscan la pregunta por las causas. Porque es falsa la idea de
restitución poética y simbólica de sus irreparables que padecemos la enfermedad de la llamada cultura
vidas perdidas. Y de sus nombres. Restituirles en de la violencia, de que somos un país violento.
el lenguaje, en la imaginación colectiva y en la
vida pública, es esencial para que haya justicia y
verdad. Una verdad y una justicia compartidas.
Cómo se han hecho públicos los crímenes y la
transformación de las víctimas en culpables. La
acción poética teatral es un primer gesto de resti-
tución. Es necesario el relato poético público de lo
vivido por las víctimas del conflicto para iluminar
el sueño de la paz justa.

Las madres de Soacha se denominan así por el nombre


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de la ciudad colombiana de procedencia de un grupo de


jóvenes que fue asesinado por el ejército de Colombia en
2008, y luego presentados como “guerrilleros muertos en
Foto: Viviana Peretti

combate”. Desde entonces, esas mujeres luchan incansa-


blemente para conseguir justicia, bajo amenazas, hostigamien-
to y vigilancia con el fin de silenciarlas. [N. de la R.]
En esa idea desaparecen las causas y los benefi- que para reconstruir sobre el dolor y la tragedia
ciarios y promotores del sistema de la violencia. y comprender las dimensiones de lo que vivimos,
Somos, sí, un país violentado. ¿Por quién? ¿Por necesitamos situar la vasta y cruenta tragedia de
qué? ¿Cómo? ¿Desde cuándo? En el cuadro final, este país –la más grande tragedia humanitaria
Antígona, enterrada viva, dice ver los hilos, la del hemisferio occidental– en los órdenes del mito
urdimbre, que une a un mismo delirio de oro y de y de la resistencia femenina, de la verdad y de la
sangre de cada uno de los casos presentados ante el reparación poética, de la justicia y de la poesía.
Tribunal, un Tribunal que quizá sea, finalmente, Porque sólo poéticamente habitamos entre cielo
el de los mismos espectadores. Ella pregunta al y tierra. Porque todo lo humano se hace humano
Tribunal: “¿Dónde están todos esos delirantes porque está construido de rituales, de feminidad,
tejedores de tanta muerte? Que vengan a aquí a de estética y de acciones vitales y colectivas. La
presentarse ante nosotras, ante ustedes. ¡Ustedes obra sitúa al Tribunal en el lugar del público. Es al
les conocen! ¿Les conocen?” tribunal, al público a quién las mujeres interpelan,
a quien le reclaman actuar para cambiar nuestra
LOS RIESGOS ARTÍSTICOS Y SU RECREACIÓN compleja e infame realidad.
Varios riesgos y desafíos artísticos asumió el Por ello decimos también que en sociedades
grupo en el proceso creativo de esta obra y su como la colombiana –o la mexicana– que padecen
puesta en escena final; riesgos y desafíos que de modo tan cruento la alianza del horror crimi-
implican a los diversos asuntos de la investigación- nal y del terror estatal, son necesarios esfuerzos
creación, de la actuación, de la puesta en escena artísticos y creativos que exploren posibilidades
y de las posibilidades de la dramaturgia. Quizá el nuevas de elaborar el duelo y de construir un
principal de esos riesgos era poner sobre la misma relato compartido. El ejemplo de este trabajo
escena y en la misma obra dos tipos de lenguajes: creativo llama a la invención de formas inéditas
el de la representación –el mito de Antígona– y el de poetizar para compartir las memorias de las
de la presentación de los cuatro casos de crímenes víctimas. Llama a un esfuerzo tenaz por crear una
de Estado –por las víctimas mismas y con obje- nueva memoria poética compartida. Como tantos
tos de sus familiares–; poner juntas la ficción y la otros esfuerzos semejantes que hay en Colombia
vida real de unas víctimas, una realidad silenciada –y en México–, silenciados o invisibilizados por
y desconocida por el público manipulado por las la cultura funcional a la guerra; invisibilizados
representaciones mediáticas del conflicto.¿Cómo porque aún no tiene un amplio espacio público
el mito puede contener la ficción y, al mismo el gran proyecto de arte y cultura para la paz que
tiempo, dejarnos recrear poéticamente hechos tre- necesita nuestra sociedad.
mendos, dolores que no surgen de la acción escénica Antígonas, tribunal de mujeres ha generado
sino de la realidad misma, de la vida de quiénes largos reportajes periodísticos y comentarios de
los exponen ante el público? ¿Sería ello posible e artistas. El escritor Nelson Fredy Padilla publicó
interesante para el público? La relación que esta un extenso reportaje en la edición impresa del
acción teatral ha tenido con el público nos ha reve- periódico El Espectador, de Bogotá, el domingo 6
lado que poetizar los hechos del conflicto necesita de abril, y un video y una versión de este repor-
de riesgos como el que hemos corrido; que es taje en la versión digital de ese periódico: “La
necesario acosar los recursos conocidos del relato catarsis de las madres de Soacha”.2 Igualmente la
poético. Hemos visto desde el público el resultado: periodista Melissa Franco hizo un reportaje en el
es muy poderoso, muy conmovedor. El público sale periódico Vanguardia, de Barcelona.3 Y la crítica
siempre estremecido. Pareciera que Antígonas, tri- cubana y pensadora de las artes escénicas Vivian
bunal de mujeres toca uno de los núcleos simbóli- Martínez Tabares publicó en La Ventana, portal
cos y afectivos de una memoria viva, pero oculta, digital de la Casa de las Américas, en La Habana,
del alma colectiva e inconsciente de la ciudadanía una emotiva reseña de esta obra.4
colombiana. La obra levanta igualmente el velo de 2
http://www.elespectador.com/noticias/cultura/
la secreta negación o el confuso reconocimiento a madres-de-soacha-ahora-son-antigonas-articulo-485110
la ética y a la economía femenina del cuidado; ética http://www.elespectador.com/entretenimiento/arteygente/
y economía que son la fuerza afectiva que impide catarsis-de-madres-de-soacha-articulo-485667
3
http://www.lavanguardia.com/internacional/20140627/
que las violencias de la sociedad patriarcal hagan 54411330367/la-revolucion-de-las-madres-de-soacha.html
sucumbir la vida. Quizá también la conmoción que 4
http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News
produce Antígonas, tribunal de mujeres confirma &file=article&sid=8417
Fotos: Viviana Peretti

El experimento de Antígonas, tribunal de muje-


res plantea nuevas posibilidades para la creación
teatral y dramatúrgica. Nos recuerda las antiguas
tradiciones del arte de la representación y de la
acción teatral que lo enraízan con el juego y con
la fiesta y el convivio humano. En sus escritos
sobre teatro, Brecht relata que para sus actores
y actrices fue de gran importancia formativa el
trabajar conjuntamente en la escena con no artis-
tas, con obreras y obreros, con niñas y niños. El
narcisismo radical de los sangrantes corazones del
arte escénico se despoja para entregarse a la obra
y al otro y a la otra que hacen parte de la acción
escénica aunque no sean (aún) artistas de la
representación, pero gozan de la flor y la riqueza
de la verdad de sus presencias. El proyecto y los
resultados vivos de Antígonas, tribunal de muje-
res nos plantean también otro tipo de relación
entre la representación y la presencia. El escritor
y dramaturgo Sandro Romero, publicó en redes
sociales este comentario: Después de ver Antígo-
nas, tribunal de mujeres se ponen en tela de juicio
muchos de los parámetros por los cuales vamos al
teatro y, por supuesto, de por qué se hace teatro.
Cuando se sabe que quien está sobre el escenario
no está “haciendo de cuenta” sino que está con- 20
tando un dolor que viene de mucho más adentro
que el de los límites de la escena, surgen muchas
21
preguntas y la manera de reflexionar sobre el
oficio de la representación se sacude. Por otro
lado, el hecho de que el espectáculo esté “prote-
gido” por los griegos le da una nueva dimensión,
no sólo al espanto de nuestra realidad, sino a los
griegos mismos.5

ENTRE LA REPRESENTACIÓN Y LA PRESENCIA


Un gran proyecto de presentación artística y
poética de las voces de quienes han vivido la guerra es
necesario para resarcir el dolor colectivo incons-
ciente y para hacer posible la invención colectiva
de la paz, un arte de minuciosa y larga elabora-
ción, que exigirá varias generaciones, así como
varias generaciones han padecido la persistente
perturbación cultural y humana de la guerra y sus
violencias. Hay en esto importantes coincidencias
con lo que plantean quienes historian el conflicto
en Colombia. Álvaro Camacho, de la Comisión
de la Memoria, escribió al presentar el libro de la
Asociación de Víctimas de la masacre de Trujillo:
“Una nueva narrativa de los hechos es necesaria
Citado en “Vuelve el teatro de Patricia Ariza”, ViceVersa, 16
5

de marzo 2015. Ver http://www.viceversa-mag.com/vuel-


ve-el-teatro-de-patricia-ariza/ [N. de la R.]
no sólo para las víctimas y sus comunidades, sino taburetes a la calle y contarnos esta historia antes
para la sociedad colombiana en general (…) que de que lleguen los historiadores.Con las numero-
el público lector pudiera recordar lo que no ha sas personas inermes no combatientes que han
visto porque le ha sido trasmitido en el relato…” caído en la guerra colombiana, ha también des-
Es lo que produce el trabajo del arte: hacer que aparecido la verdad de lo que pasó. De quienes lo
el público recuerde lo que le era invisible. Que la vivieron. La narración de los hechos es también
obra le produzca una imagen mental que le per- un territorio de la guerra. La guerra de las cifras y
mita vivir o revivir lo que desconocía, compren- sus lecturas es un ejemplo. Es una guerra de infa-
der lo que no comprendía. mias, de mentiras y negaciones, de sumas, restas
Es necesario en Colombia –como en toda socie- y estadísticas. De negar los hechos. Negación que
dad que haya padecido una guerra– elaborar la oscila entre la negación del “aquí no ha pasado
poetización de la memoria silenciada, hacerlo de nada” y el maquillaje o la falsificación del “si pasó,
muchos modos y en todos los lenguajes, y hacerlo no fue así”.6 Las voces de quienes aún sobrevi-
igualmente con quienes han vivido los desastres ven para contar, las memorias de los resucitados,
de la guerra y conocen la intimidad del dolor. de las víctimas, de sus familiares y vecinos, son
Renunciar a la tentación de interpretar sus voces; suplantadas o representadas, son leídas o habla-
dejar que desde la singularidad, desde la peri- das por otros, son interpretadas y mediatizadas.
feria, las memorias de los grupos de familiares, Así la voz de los muertos se mantiene en el silen-
de víctimas, de las comunidades sin medios, los cio. O interpretada en otras voces. Suplantada por
relatos de sus memorias inéditas avancen hacia la otra voz que impone su versión de lo que pasó,
consolidación de un relato nacional polifónico. Un lo que es un silenciamiento más poderoso. Como
relato donde la polifonía no sea de silenciamientos lo demostró Sócrates en varios de los Diálogos de
o falsificaciones de los hechos sino poética, musi- Platón, la ignorancia no es un estado de vacío sino
cal, novelística, cinematográfica, teatral, dancís- un estado de llenura: estamos llenos de opiniones
tica, pictórica, performática. Y conflictiva. Sobre difundidas por el poder, que sustituyen el trabajo
todo conflictiva. Es decir, que no victimiza a las de investigar y de pensar por nosotros mismos.
víctimas sino que revela su lucha, sus anhelos, Pero las voces silenciadas y suplantadas, como
sus búsquedas. Una memoria rebelde. Resistente las voces de lo reprimido, siguen hablando, mani-
y polifónica. Una polifonía de voces y lenguajes festándose, produciendo un lenguaje perturbado,
que derrote la desmemoria y la dominación. Los que lleva a la repetición enferma de lo que pasó.
relatos de la ciencia histórica y de las comisiones
científicas son muy importantes. Pero ese relato Del informe “Trujillo: una tragedia que no cesa”,
6

coordinado por el sociólogo Álvaro Camacho, ci-


no puede sustituir al relato ciudadano. Como tado en El Espectador, 6 de septiembre 2008. Ver
sugiere García Márquez al final de Los funera- http://www.elespectador.com/impreso/judicial/
les de la Mama Grande, tendríamos que sacar los articuloimpreso-trujillo-una-tragedia-no-cesa
Fotos: Viviana Peretti
Esto que nos pasa ya ha pasado antes. Las nue- POÉTICA DE LAS CAUSAS
vas masacres de los neoparamilitares replican las En las piezas creadas por la gente refugiada:
masacres de los paramilitares, y estas las de los mujeres, niñas, niños y gente mayor, en las can-
pájaros y chulavitas, y estas las matanzas de ciones compuestas por ellas y ellos, se revela una
las bananeras y del campesinado de las ligas cam- causa central del conflicto interno colombiano:
pesinas de comienzos del siglo xx, y estas las en Colombia no hay desplazamiento porque hay
masacres de la guerra de los mil días, y estas las guerra; hay guerra para que haya desplazamiento.
matanzas de las guerras del siglo XIX y la persecu- El desplazamiento continúa la estrategia de acu-
ción y asesinato de los radicales y de los artesanos mulación y poder, del despojo genocida a sangre,
de la revolución del general Melo, y estas las de fuego y horror de la conquista española. La luz de
la independencia y las de los comuneros… Y así riquezas y dominación cultural de los largos años
hasta la degollación masiva de la Conquista, que que van del Renacimiento a la Modernidad y al
fue llamada “leyenda negra” por los historiadores Capitalismo industrial financiero, se funda en la
españoles o españolizantes, realistas, carlistas y acumulación originaria imperial conseguida a san-
franquistas. Borrar lo que está frente a nuestros gre y matanza: en el saqueo de las riquezas, del
ojos es una antigua saber de las dramaturgias oro, las perlas y la plata que consumió las vidas
del poder. Por ello muchas personas ignoramos de millones; en la encomienda y la gran planta-
lo que pasa ante nuestros ojos o creemos que ción; en el trabajo esclavo, indígena, africano y
no pasó o que pasó otra cosa. Entonces la igno- mestizo; en el despojo y la esclavitud genocida.
rancia y el silenciamiento pronto encarnan una En los últimos veinte años la guerra interna
nueva repetición. Sólo la verdad es la condición en nuestro país, que replica el modelo colonial
de la no repetición. Lo saben bien los juristas, los de acumulación violenta, ha despojado a más de
psicoanalistas. Y también quienes nos dedicamos cinco millones de familias campesinas de entre 22
a las artes. Y cualquier persona que piense por seis y diez millones de hectáreas de tierras cultas,
sí misma. La escena traumática cae en el olvido, en producción. La cifra varía de CODHES al CINEP
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pero sigue hablando, se vuelve causa de un nuevo y la FAO. En una astuta estrategia de engaño
síntoma, de un nuevo dolor. Sólo cuando la tragedia e inversión dramatúrgica de efectos y causas,
se reconozca a sí misma poetizada en la voz y los esta guerra es vendida mediáticamente como
cuerpos de los que la padecieron, podrá cesar la una guerra antiterrorista y antinarcotraficante:
repetición de la tragedia, y el hecho trágico dejará la guerra contra “el mal”. Pero en verdad es la
de ser causa de otra catástrofe para convertirse vieja estrategia de despojo y dominio imperial.
en memoria, en relato, en lenguaje, en poesía; en Ello se evidencia en que las tierras de las familias
fuerza poética y humana para fundar otra reali- desterradas quedan en manos de las familias de
dad posible. parapolíticos y grandes latifundistas. Los campe-
sinos y campesinas lo saben. Varias de las obras
de la conquista que persiguen con machetes a
indígenas desnudos mientras a otros los des-
membran. Cuerpos descuartizados y colgados de
teatrales creadas por las víctimas en los proyectos ganchos como carnicería de comercio, o asados
de la Corporación Colombiana de Teatro, así lo sobre parrillas. Torsos sin brazos ni pies ni cabeza
revelan. Y también el nuevo teatro colombiano. abiertos por el centro, despojados de sus entra-
En La maestra, de Enrique Buenaventura, obra ñas. Los mismos rituales carniceros y caníbales
sobre la llamada violencia de los años 50, se dice: que hacen hoy los paramilitares con sus víctimas
“Estas tierras ya tienen dueño”. También lo revela e hicieron ayer pájaros y chulavitas con las suyas.
la canción popular: “La yegua con mi potranca /
y mi vaquita lechera / las perdí en la cruel violen- PRESENTACIÓN Y AUTOREFERENCIA
cia / lo mismo la platanera”, canta un bambuco Creo que entre nosotros –gentes del teatro y la
de Silva y Villalba. Varias de las obras creadas en escena teatral, de la invención sobre las tablas– el
los últimos veinte años por los grupos teatrales crear con las víctimas de la violencia o con los habi-
que se dedican a la invención artística de modo tantes de la calle o con la población marginalizada
sistemático, han relatado el nuevo despojo de la o con la cultura hip hopera y el rap, al estimular la
nueva violencia. Detrás de nosotros, creación colec- creación de los relatos de lo vivido por esos gru-
tiva de Rapsoda Teatro, grupo que fundamos en pos humanos, este trabajo ha influenciado nuestro
la Corporación Colombiana de Teatro (CCT) con propio trabajo artístico. Las personas víctimas de
Patricia Ariza. Guadalupe años sin cuenta y Solda- la tragedia de la violencia y la exclusión hablan por
dos, del Teatro La Candelaria, remontados recien- ellas mismas, no son habladas por otro, no son la
temente por Tramaluna Teatro, con producción tercera persona de otro, no le prestan su cuerpo a
de la CCT. Kilele, de Varasanta. El nuevo montaje un personaje. Ellas hablan en primera persona, de
de La maestra, realizado por Barcoebrio, de Cali. ellas mismas, de lo que les pasó y les pasa.
La maestra es una de las piezas de Los papeles del Con el trabajo con ellas se aclara para las
infierno, textos emblemáticos del Nuevo Teatro y gentes del teatro y el arte acción que también
del teatro latinoamericano en los que el querido venimos hablando en primera persona, que el
maestro Enrique Buenaventura estudió los años proyecto de una dramaturgia nacional, nuestra,
de La Violencia. Pareciera que el artículo la, que que cuente nuestras historias y hable de noso-
antecede a la palabra violencia, al individualizar, tros es un proyecto en primera persona: nosotros.
subrayara el horror, las prácticas atroces sobre Un teatro de la presentación. Entonces aquí el tea-
los cuerpos de las víctimas, los cuerpos insepul- tro de la presentación no sólo nace de las tendencias
tos, los descuartizamientos de escarnio y terror de explorar los límites de lo teatral, asunto que
usuales en esta guerra. Pero quizá ha terminado siempre ha sido propio del teatro en cuanto es un
por naturalizar lo atroz, porque lo relata despo- arte polifónico que usa múltiples lenguajes artísti-
jado de sus causas, como si fuera sólo una per- cos. En el teatro colombiano lo hemos aprendido
turbación o mutación cultural, que lo es. Pero fundamentalmente de hacer teatro con la gente
una perturbación heredada, instalada desde los más marginalizada: con los habitantes de la calle;
días cruentos de la conquista europea. Estos ritos
atroces de desmembración y carnicería humana
se remontan a los rituales de la conquista pinta-
dos por el hugonote Theodore De Brye en 1555,
en sus ilustraciones del libro del Padre Bartolomé
de Las Casas Brevísima relación de la destrucción
de Indias. Imágenes del garrote vil. De soldados
Fotos: Viviana Peretti
con los jóvenes raperos de los barriadas popu-
lares; con las gentes sobrevivientes de la guerra,
las gentes desterradas del campo, refugiadas en
las ciudades; con las organizaciones sociales y de
derechos humanos que ellos y ellas fundan en su
trabajo de resistencia y humanidad.
Nuestro teatro de la presencia viene de este
trabajo, y no de las tendencias que subyugan o
animan las artes hoy. Influenciados por esas
voces de los no artistas, que hablan con tanta ver-
dad y presencia, el nuevo teatro colombiano se ha
topado con el juego de la presencia. Los actores
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y las actrices precisamos poetizar nuestras vidas,
mirar la vida propia, y, en ella, la mirada personal
de artista y persona, e investigar el personaje que
somos o podemos ser. Hacer la poesía de la auto-
rreferencia. Como Dante: hacer la Commedia del
mundo desde sí mismo.
Lo vemos en varias de las últimas obras del
grupo más emblemático de nuestro teatro, el Tea-
tro La Candelaria, el grupo más antiguo, recono-
cido y arriesgado del teatro colombiano. (Uno de
los grupos fundadores e integrante de la Corpora-
ción Colombiana de Teatro). Hablo de piezas de
creación colectiva como A título Personal y A man-
teles –dirigidas por el maestro Santiago García– y
de Soma Mnemosine: el cuerpo de la memoria, diri-
gida por Patricia Ariza. Creadas desde la relabo-
ración poética de hechos de las vidas mismas de
las actrices y los actores del grupo; desde el grupo
mismo que recrea su propia experiencia teatral y
humana y de la memoria del conflicto. Estas piezas
constituyen una mirada poética sobre la tragedia
de los muertos, los desaparecidos, las fosas comu-
nes, la violencia patriarcal masculina, la máscara
deshumanizada de la fiesta y los lazos del vínculo,
rotos por la espera sin esperanza, el desafecto,
el despojo y la violencia. Pero también sobre la fes- colectiva y la vida personal. El personaje de la
tiva muerte carnavalesca, viva en la música y en las autorreferencia lanza una velada y potente invi-
fiestas populares. Y sobre la resistencia. tación al público a mirar la escena como poeta,
El primer Stanislavsky le da vida al personaje como creador y creadora que continúa el juego de
con sus memorias emotivas. La representación la invención, como quien sigue soñando al con-
se alimenta así de lo propio, de lo presente, de tar su sueño. Como decía Borges: un libro es sólo
la memoria personal, que, como bien afirmó San un bello objeto, la poesía sólo sucede al leerlo. La
Agustín, es la identidad: “la identidad personal imagen teatral inquietante no está en la escena,
reside en la memoria, y la pérdida de esta facultad es la que se crea en la imaginación el espectador:
comporta la idiotez”, escribió en sus Confesiones. la que se produce en su imaginación al choque
Con la autorreferencia, el actor o la actriz usan su de la biblioteca arquetípica personal de ese espec-
memoria personal no para crear una mímesis de tador o espectadora con los arquetipos rotos de
otro y dar vida a Hamlet o a Manuelita Sáenz o ese otro que el grupo y la actriz y el actor han
a Bolívar u a otro mito histórico, sino para crear puesto en escena. El espectador, la espectadora,
el mito del sí mismo: una representación de su se hacen así creadores, poetas.
presencia. Los personajes o fragmentos de per- En Antígonas, tribunal de mujeres la auto-
sonajes están construidos de memorias poetiza- rreferencia es a la vez metafórica y directa: las
das del sí mismo de cada actor y de cada actriz. mujeres se refieren a ellas mismas como Antígonas
Son vida transformada por el juego revelador de –como símbolos míticos de la rebeldía, del amor y
la poesía. Así, tras el sí mismo, aparece el otro. del cuidado, enfrentadas al autoritarismo criminal
“Je suis un autre”, decía el joven poeta Rimbaud. del patriarcado– y se presentan también con sus
Yo es otro, dirá Jung. El otro está sometido a los nombres propios. Son ellas mismas. Y ellas mis-
deseos inconscientes y a la memoria arquetípica. mas son mito, personajes que encarnan el mito.
Ese otro que a menudo es una especie de mons- Son la presencia del mito y la presencia de lo
truo o fantasma, o secreto ser indecible que se personal, de la autorreferencia. Le conceden a lo
nos presenta en los ataques de locura, o en la ira propio el orden mítico secreto al que pertenece.
santa, o en los delirios, o en los sueños, o en la Nos lo hacen presente a través del tremendo relato
comedia de las equivocaciones. de lo que están ellas viviendo y padecieron sus fami-
Explorar la larga tradición de la autorreferen- liares, y del cuidado amoroso con el que vienen
cialidad en la historia del arte y del pensamiento a reclamar justicia al Tribunal de la ciudadanía,
fue de gran importancia para la investigación. La del público. La presencia de la mujer en su acción
literatura y la novela, como las investigaciones de poética escénica nos hace ver al hijo o familiar en
la antropología, y, en especial, del psicoanálisis, el objeto. En el objeto se hace presente el desapa-
resultaron esenciales: cómo el otro que yo soy es recido. Y ellas nos invitan, como público y Tribu-
al mismo tiempo una metáfora o un arquetipo nal, a participar de la acción poético política que
del universo colectivo y de cada espectador. Así restaura el buen nombre de sus hijos y familia-
como lo serían los personajes del novelista para res. Las voces y las acciones de estas Antígonas
él y para cada quien de sus lectores: el Marcel contemporáneas reviven la acción y la voz de la
de Proust o el Quijote de Cervantes; el Dante de mítica Antígona milenaria y condensan en ella,
Dante Alighieri o el señor Bloom o el Dedalus ante nuestra respiración y nuestra presencia, en
de Joyce; o la señora Dalloway o el Orlando de el aquí y ahora de la acción viva, el mito y el canto
Virginia Woolf; o el Otro de Borges. poético de nuestra propia tragedia. Ellas, en el
Trabajar con el sí mismo en una creación coro danzado, son, todas, una sola mujer: poetas
colectiva hace más elaborada y compleja la con- del cuerpo, presencia de la ética y la estética del
sideración de la presencia, o de la representación cuidado y la solidaridad femeninas. Esa unidad
de la presencia, y del sí mismo, de la autorrefe- afectiva nos hace sentir la solidaridad y la ética
rencialidad, como fuente para los materiales femeninas del cuidado como valores esenciales
creativos y del poetizar desde lo propio lo colec- para fundar una nueva sociedad no patriarcal,
tivo. El personaje otro del mí mismo que soy reconciliada consigo misma, con su femineidad,
como actor o actriz, es una metáfora que invita con sus mujeres, con la naturaleza, con nuestros
al público a crear una perspectiva propia que nos muertos, con lo sagrado. m
permita comprender la oscura complejidad y el
entramado simbólico y de poder que ata la vida

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