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NIVEL I:
INFORMANTES:
Pelayo
Elisenda
Padre Gonzaga
INDICIOS:
Sobre La FE en el relato (
a) “Es un ángel (…) seguro venía por el niño pero el pobre está tan viejo…”
b) (…) poco después el niño despertó sin fiebre y con deseos de comer. Entonces se sintieron magnánimos y decidieron poner al ángel en una balsa…”
c) “(…) tuvo la primera sospecha de su impostura al comprobar que no entendía la lengua de Dios ni sabía saludar a sus ministros…”
e) “Los escasos milagros que se le atribuían al ángel revelaban un cierto desorden mental…”
Maltrato a lo desconocido
a) “Antes de acostarse lo sacó a rastras del lodazal y lo encerró con las gallinas en el gallinero…”
b) “(…) echándole cosas de comer por los huecos del alambre como si no fuera una criatura sobrenatural sino un animal de circo…”
c) “El padre Gonzaga se enfrentó a la frivolidad de la muchedumbre con fórmulas de inspiración doméstica…”
d) “La única vez que consiguieron alterarlo fue cuando le abrasaron el costado con un hierro (…) lo creyeron muerto…”
NIVEL II:
ESQUEMA ACTANCIAL
OPONENTES
AYUDANTES SUJETO
El Padre Gonzaga
La manosanta La mujer Araña
Elisenda
Los vecinos y curiosos Ella misma (ya no lo quería
Su esposo Pelayo más en su hogar)
Los narradores presentes en este relato son narrador TESTIGO (en gran parte del texto) y OMNSCIENTE (en algunos párrafos muy breves)
Narrador testigo Barthes señala que el narrador limita su relato a lo que puede observar o saber (tercera concepción)
Ejemplo: (en tercera persona) “Cuando el niño aprendió a caminar se cuidaron de que no estuviera muy cerca del gallinero…”
“(…) Concluyeron con muy buen juicio que era un náufrago solitario de alguna nave extranjera…” Pelayo y Elisenda
(ellos)
Narrador omnisciente ( o según Roland Barthes “la segunda concepción) emite la historia desde un punto de vista superior, es interior a sus
personajes ya que conoce todo lo que sucede en ellos y exterior ya que jamás se identifica con uno más que con otro.
Ejemplo: El único momento en la historia (al final) donde el narrador ve dentro del interior del personaje, en este caso, lo que sentía Elisenda. (ver)
“Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas casas (…). Siguió viéndolo hasta cuando
acabó de cortar la cebolla, y siguió viéndolo hasta cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque entonces ya no era un estorbo en su vida,
sino un punto imaginario en el horizonte del mar…”