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Fundación Universitaria TEMA 11: El peritaje psicológico

SANPABLO-CEU PROFESOR: F. Sánchez

TEMA 11
EL PERITAJE PSICOLÓGICO

Como es sabido dentro del procedimiento judicial es clásica la distinción entre


tres modalidades probatorias como son la testimonial, la documental y la pericial.
- Testimonial. La probanza de los hechos mediante la aportación del testimonio de
las personas que presenciaron los hechos en forma directa o indirecta.
- Documental. La acreditación mediante documentos que revistan carácter público
o privado y, finalmente.
- La pericial. La intervención de personas que por sus conocimientos de orden
práctico, artístico o científico, pueden avalar una determinada hipótesis o avalar
una determinada conducta, característica o circunstancia de los acontecimientos
juzgados.
Dicha intervención pericial será acordada por el Juez cuando se precise conocer o
apreciar algún hecho o circunstancia que revista particular importancia para determinar los
hechos o, en el supuesto del derecho penal, para determinar la existencia de responsabilidad o
el grado en que se da la misma.
Estos peritos se clasifican legalmente en titulares o no titulares.
1. Son peritos titulares, como su nombre indica, los que poseen adecuada titulación
oficial en un arte o ciencia cuyo ejercicio aparece legalmente regulado.
2. Los peritos no titulares, por el contrario carecen de dicha titulación oficial, pese a
lo cual poseen conocimientos o prácticas especiales en alguna ciencia o arte.
La Ley de Enjuiciamiento Criminal establece la preferencia del informe pericial
titular sobre el que no lo sea. Y, al propio tiempo, establece que dichos peritajes se ejercitarán
preferentemente por dos personas a fin de que se pueda encontrar una mayor ratificación o
coincidencia de pareceres (o discrepancia en su caso).
La comparecencia de peritos ante el Juez es preceptiva bajo los perjuicios que se
establezcan en las leyes (multa, imputación de delito de denegaron de auxilio a la justicia,
etc.) y su nombramiento se hará por escrito con las mismas formalidades que las establecidas
para los testigos.
En el particular supuesto del peritaje psicológico son diversos los extremos a los que
el mismo puede contraerse. Avila Espada establece una división básica, en función de las
diversas ramas jurídicas de nuestro ordenamiento legal, como son, fundamentalmente:
 En el derecho penal (responsabilidad, peligrosidad, anomalías derivadas de
toxicomanías etc.).
 En el campo del derecho civil (derecho de familia).
 En del derecho laboral (evaluación de discapacidad o de negligencias laborales).
Nos ocuparemos preferentemente del derecho penal.
En relación a la evaluación de la imputabilidad y responsabilidad en la ejecución del
delito, hallamos los artículos 20 y 21 del Código Penal, que analizaremos más adelante, sobre
la posible exención o atenuación de la responsabilidad cuando concurran los oportunos
supuestos legales. Asímismo, en el artículo 80, la posibilidad de suspender la ejecución de la
pena "atendiendo fundamentalmente a la peligrosidad criminal del sujeto”. En el artículo 90,
cuando se regula la libertad condicional se dispone que deberá existir "un pronóstico
individualizado y favorable de reinserción social, emitido por los expertos que el Juez de
Vigilancia estime convenientes".
Los referidos informes son reiterados también para la aplicación de las medidas de
seguridad (art. 95 del C.P.) y, particularmente cuando los Jueces de Vigilancia eleven sus
propuestas anuales sobre el mantenimiento, cese, sustitución o suspensión de las medidas de

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seguridad privativas de libertad, en cuyo caso se nos dice. (art. 98 del C.P.) que dicho Juez
"deberá valorar los informes emitidos por los facultativos y profesionales que asistan al
sometido a medida de seguridad, y, en su caso, el resultado de las demás actuaciones que a
este fin ordene".
1.- FASES DEL PERITAJE
Haciendo abstracción del contenido específico el informe, es preciso aludir a la
mecánica global y a la metodología sobre su elaboración. En este terreno es clásica la obra
elaborada por T.H BLAU sobre el tema (“el psicólogo como perito experto” y “practica
privada en la psicología clínica”) distinguiendo dentro del proceso de peritación seis etapas
bien diferenciadas a saber:
1.- Iniciación del caso.
Dicha iniciación suele arrancar de un contacto del psicólogo con alguna de las partes
intervinientes en el proceso o con el propio Tribunal. Raramente son las partes las que
solicitan el informe, sino es por iniciativa o mediación de sus abogados o asesores legales. La
selección suele venir determinada por el puesto de trabajo del profesional (servicios
psicológicos anexos al Tribunal o a los Establecimientos Penitenciarios) o, si acaso, a través
de las denominadas listas de oficio de los Colegios Profesionales. Las informaciones previas
de las que debe arrancar este inicio son fundamentalmente las siguientes:
- Los hechos que configuran el caso. Este cuadro de hechos, debidamente
estructurados y resumidos en sus puntos esenciales, deben concentrarse en aquél
sector al que vaya a contraerse el informe. Ello decidirá la competencia exclusiva
del informe psicológico o la necesidad de complementarla con otros informes.
- El factor tiempo. Cronológicamente y debido a dilaciones procesales es frecuente
que se solicite información sobre unos hechos pretéritos y distantes en el tiempo
(V.g.: si el individuo sufría trastornos derivados de su toxicomanía al momento
de ingresar en prisión) que no resultan fáciles de evaluar de modo objetivo para
compulsar la mera declaración del interesado. Y, por otra parte, también es
importante la fecha en que se celebrará la vista o juicio. Ello determinará si hay o
no tiempo material para practicar las actuaciones que conlleva el peritaje en
función de su complejidad.
- Los hipotéticos planteamientos que podrán surgir en torno al informe. El
psicólogo tendrá que responder como perito al cuadro de preguntas o repreguntas
que las partes puedan hacer en el juicio en torno a las manifestaciones contenidas
en el peritaje
- La disponibilidad o accesibilidad del sujeto peritado. Esta circunstancia aparece
también ligada frecuentemente a avatares cronológicos (sujetos peritados difíciles
de localizar o no disponibles por circunstancias personales), y en otros casos a
que por sus circunstancias personales ofrezcan unas posibilidades limitadas de
exploración (estado físico o mental con limitaciones verbales o motoras).
- Disponibilidad de informes complementarios. El peritaje psicológico requiere
muchas veces de otros informes de tipo hospitalario, escolar o laboral e,
inclusive, de otras evaluaciones psicológicas previas que nos puedan servir de
referencia a la hora de obtener una perspectiva sobre evolución del probando o a
los efectos test-retest. Es innecesario recordar aquí la mutua complementariedad
que se da entre informes psiquiátricos y psicológicos.
2.-La preparación del expediente.
El expediente pericial debe ser objeto de adecuada preparación, especialmente en la
organización de datos y la planificación de su contenido orientados hacia unas conclusiones-
meta. Dichas conclusiones son, precisamente, las que suelen motivar que se recabe el peritaje
(V.g. Si se considera que el imputado es o no responsable, etc.). La preparación, según Blau
debe centrarse en los siguientes puntos:

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- Valoración de cada una de las pruebas y procedimientos, así como su
interpretación y articulación en vistas a posibles preguntas hipotéticas sobre el
contenido de las mismas o su valor predictivo.
- Documentación inicial del peritaje y la complementaria obtenida durante la
elaboración.
- Otros informes o pruebas periciales efectuadas sobre el sujeto por distintas
instancias que hayan podido intervenir en el caso.
- Conjunto de notas acumuladas a lo largo de la elaboración, tanto en las
entrevistas, como en las relaciones con abogados, autoridades judiciales, otros
organismos, etc.
3.- La recogida de los datos.
Se ha dicho, y con no poco fundamento, que los peritajes oficiales suelen ser poco
complejos en su planificación y metodología, mientras que los privados son excesivamente
amplios y complejos (¿justificación de minutas y honorarios?). Un peritaje complejo y
extenso conlleva bastante tiempo, una selección de técnicas y métodos sofisticados y una
dedicación importante, que por razones prácticas son desechadas bastantes veces. En
cualquier caso, la recogida de datos debe ir encaminada a cubrir el informe-meta que se
pretende cumplimentar, y atender a las posibles preguntas hipotéticas que puedan surgir en
torno al contenido del propio informe. Así, por ejemplo el psicólogo deberá atender
planteamientos sobre la fiabilidad o validez de los instrumentos empleados, la vigencia de la
conceptuación utilizada o esclarecimiento sobre extremos conceptuales técnicos.
4.- La evaluación de las necesidades.
En esta etapa habrá que proceder a considerar si el conjunto de datos recogidos en las
fases anteriores y mediante el conjunto de exploraciones realizadas es adecuado y suficiente
para afrontar el dictamen sobre el caso y las cuestiones que puedan plantearse en torno al
informe forense.
5.- Selección de las estrategias a utilizar.
Aunque realmente esta selección de estrategias ha de iniciarse en la etapa de recogida
de los datos, tras efectuar la evaluación de necesidades anterior habrá que reconsiderarla para
decidir la conveniencia de una ampliación o cambio. Es decir, es el momento para
replantearse el carácter práctico del trabajo efectuado. La decisión hay que tomarla en función
de la peculiaridad de la dinámica judicial, de modo que pueda quedar avalada la selección o
aplicación de la metodología empleada o, en algún caso, de una técnica o prueba en concreto.
Tal sería el caso de explicar el objetivo y la sistemática de un instrumento psicométrico
mediante su cuaderno explicativo o de una ficha elaborada al efecto.
6.- El núcleo del informe pericial.
Por último habrá que proceder a la elaboración del documento pericial que obrará
oficialmente en las actuaciones, tanto si el peritaje es hecho por el titular de puesto oficial o
bien de carácter privado. En caso de exposición oral, servirá al perito como autoguía y
directriz de la exposición del caso. Tanto si es oral como escrito es recomendable que el
informe revista los requisitos siguientes:
- Claridad de exposición, tanto en la línea argumental interna, en el proceso
silogístico seguido para la obtención de conclusiones, como en la propia
terminología empleada, eludiendo el uso de tecnicismos que recaben aclaraciones
o den lugar a preguntas aclaratorias.
- Búsqueda de la máxima objetivación, tratando de eludir hipótesis carentes de
confirmación o que resulten desconectadas de la tarea pericial. Se adecuará en su
contenido a los aspectos básicos del caso (introducción, procedimiento utilizado
y conclusiones obtenidas)
- Concluir el informe con las ampliaciones recabadas a causa de las preguntas
hipotéticas que se le puedan formular, y mediante las opiniones periciales que
pudiera instale la propia autoridad judicial.

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Habremos de explorar cuidadosamente diversos aspectos:
- Historia personal: Antecedentes personales y familiares, curva vital, infancia,
adolescencia e historia sexual y de pareja.
- Historia de delincuencia: Recogemos aquí datos pertinentes relativos a edad de
inicio, tipo de delito, número de detenciones, número de condenas, tiempo de
encarcelamiento actual y/o pasado, etc. Debemos explorar la adaptación
carcelaria. La relación con el ambiente físico y social penitenciario. Actividades
que realiza en el Centro. Adscripción a grupos informales dentro de la prisión.
Sanciones, actitud ante los otros internos y el funcionariado, etc.
- Drogodependencias: Inicio y curso. Tipos. Relación entre esta drogodependencia
y el delito actual, si la hubiere. Deshabituación. Ingreso en centros.
Sintomatología asociada a la drogodependencia descrita. Situación actual dentro
del marco penitenciario.
- Aspectos cognitivos: Visión particular del sujeto sobre su propia situación actual.
Atribución causal. Locus de control. Expectativas. Capacidad intelectual.
- Personalidad: Conducta durante la entrevista. Rasgos y dimensiones de
personalidad. Motivaciones y actitudes. Desarrollo y cambios biográficos.
- Psicopatología: Examen del estado mental. Síntomas y signos psicopatológicos;
inicio y curso. Diagnóstico diferencial. Tratamientos actuales y pasados.
- Integración sociolaboral y apoyos psicosociales: Historia laboral. Historia
familiar. Agentes familiares con potencial de apoyo positivo a la reinserción.
Adaptación social. Recursos sociales en la zona. Recursos sociales del sujeto en
su entorno habitual: centros de ayuda al drogodependiente, amigos o relaciones
no inmersas en la subcultura delincuente, esposa, hijos, etc.
- Motivación: Motivación hacia el cambio. Aspectos cognitivos. Motivación hacia
la simulación. Grado de coherencia del relato. Indices de simulación o no de
síntomas. Conocimiento del sujeto sobre la implicación del dictamen para el
proceso legal.
Exámen del estado mental
La inteligencia es la capacidad para aprender o comprender. Suele ser sinónimo de
intelecto (entendimiento), pero se diferencia de éste por hacer hincapié en las habilidades y
aptitudes para manejar situaciones concretas y por beneficiarse de la experiencia sensorial. En
psicología, la inteligencia se define como la capacidad de adquirir conocimiento o
entendimiento y de utilizarlo en situaciones novedosas. En condiciones experimentales se
puede medir en términos cuantitativos el éxito de las personas a adecuar su conocimiento a
una situación o al superar una situación específica. Los factores o elementos de inteligencia
son:
- Habilidad verbal: Definición y comprensión de palabras.
- Habilidad Numérica: Ser capaz de hacer y resolver problemas aritméticos.
- Fluidez verbal: Capacidad de pensar palabras rápidamente.
- Perceptual: Captar similitudes, diferencias y detalles.
- Espacial: Comprender relaciones espaciales.
- Mecánica: Capacidad de memorizar y recordar.
- Razonamiento: Comprender principios y conceptos para resolver problemas.
Tabla de interpretación cuantitativa de la inteligencia
CI= EM/EC x 100
- Inteligencia muy superior:…………….. C.I.: 130 o más
- Inteligencia Superior:………………….. C.I.: 120-129
- Inteligencia normal alta:……………….. C.I.: 110-119
- Inteligencia normal:……………………..C.I.: 90-109
- Inteligencia normal baja:………………. C.I.: 80-89
- Inteligencia baja:………………………. C.I.: 70-79
- Inteligencia muy baja (retraso mental):... C.I.: 69 o menos.

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El examen del estado mental del sujeto forma parte generalmente de la evaluación
psicológica realizada para un caso civil o penal. A su nivel más básico, consiste en la
observación de la conducta, actitud y rendimiento durante la evaluación. Esta observación
puede permitir identificar signos o indicadores de un trastorno mental. Es también
recomendable preguntar al sujeto sobre su estado de ánimo, sueño, apetito preocupaciones,
medicación y consumo de drogas y alcohol. Esto puede revelar información sobre síntomas
clínicos. Algunos elementos del funcionamiento mental del sujeto relevantes en el ámbito
forense son:
1.- Cooperación y motivación: La falta de cooperación del sujeto con la evaluación
necesita ser controlada e interpretada apropiadamente. Puede implicar no responder a las
preguntas, hacerlo deforma inapropiada o negarse a responder a un test.
2.- Alerta: El nivel de alerta mental del sujeto es relevante para una evaluación
correcta. Algunos clientes aparecen letárgicos o tienden a no reaccionar durante la evaluación.
Es necesario determinar la razón de esto. A veces los sujetos están bajo los efectos de una
droga.
3.- Orientación: La orientación del sujeto está indicada por su consciencia personal,
espacial y temporal. Se puede pedir que de su nombre completo, edad, fecha de nacimiento
así como otros nombres y fechas interesantes. Puede pedirse que nombren el lugar dónde se
está realizando el examen, la fecha actual y la hora. La falta de orientación puede indicar
posibles problemas orgánicos.
4.- Atención y concentración: La atención se refiere a la capacidad del sujeto para
centrar su mente en estímulos específicos del ambiente. Durante la evaluación el cliente puede
no atender plenamente a las preguntas o a los ítems de un test. Otro problema relacionado que
se detecta habitualmente en la práctica clínica es un déficit en concentración. Esto hace
referencia a las dificultades del evaluado para mantenerse centrado en estímulos relevantes
durante un periodo de tiempo. Existen distintas razones para problemas de atención y
concentración. Pueden deberse a factores como el cansancio, el sueño o el desinterés. Puede
deberse a problemas como la ansiedad, preocupaciones obsesivas, alucinaciones, delirios,
dolor físico o un problema orgánico.
5. Problemas de lenguaje o lectura.

Para ello utilizaremos las siguientes pruebas:


Podemos utilizar cualquier prueba psicológica que nos permita emitir un diagnóstico
sobre la persona objeto del peritaje. Analizaremos alguna prueba:
a.- La entrevista: Es a partir de la entrevista inicial donde el profesional entra en
contacto real con el sujeto. La entrevista más frecuente es la individual. En cuanto a la
estructura se aconseja una entrevista inicial semiestructurada para pasar a entrevistas clínicas
abiertas. Sobre la entrevista se destaca la aproximación evaluativa sobre aspectos cognitivos,
de personalidad y situación actual que podemos obtener a partir de la entrevista atendiendo a
signos (no contenidos) como: La demora de la voz. Cambios en el tono de voz. Empatía o
relación de entrevista. Vivencia de los hechos. Signos psicopatológicos en general.
b.- La evaluación del nivel cognitivo de los inculpados para estimarles responsables
de los delitos imputados, se ha venido haciendo tradicionalmente mediante test de evaluación
intelectiva complementados con algunas pruebas de naturaleza proyectiva. Consiste en la
administración de un determinado número de test a un grupo de personas. Esto permite a los
psicólogos identificar las características de la inteligencia que, aparentemente, están
relacionadas con los test. Es un método netamente estadístico.
Los tests de medición de inteligencia más importantes son: El Test de TERMAN-
MERRILL: La Escala de Inteligencia de WECHSLER para Adultos- III (WAIS-III):
Comprende dos variedades: el WISC ( Weschler Intelligence Scale for Children) que es una
escala analítica de examen mental de individuos comprendidos entre los 5 y los 15 años y el
W.A.I.S o escala para adultos. La Escala de ALEXANDER. Matrices progresivas. Escalas
SPM General y APM superior (RAVEN). D-48. Test de dominós. El INPA no verbal,
c.- Técnicas psicodiagnósticas: Las técnicas psicométricas, cuestionarios de
personalidad y otras técnicas de evaluación nos servirán básicamente como métodos de
verificación de hipótesis. Es aconsejable la utilización de técnicas convenientemente

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baremadas para la población española. Se puede iniciar la evaluación con cuestionarios de
personalidad de tipo general (ej. El EPQ de Eysenck), cuando no exista sospecha inicial de
psicopatología específica a través de la entrevista, reservando la utilización de cuestionarios
clínicos como complemento de los anteriores, cuando la exploración inicial así lo aconseje;
Por ej. Utilización combinada de 16PF-5, CAQ, MMPI-2. Si sospechamos de psicopatología
en la persona se pueden pasar pruebas más específicas, Ejemplo, pruebas para detectar si
existe psicopatía o no. Técnicas sobre trastornos en la esfera de la sexualidad.
d.- Evaluación Neuropsicológicas: Las utilizaremos en casos puntuales para evaluar
daños o lesiones neuropsicológicas que expliquen determinadas deficiencias cognitivas y/o
psicomotoras que puedan manifestar el interno relacionadas con posibles minusvalías, con el
delito cometido o con comportamientos disfuncionales que tenga el interno en el Centro. Son
pruebas complejas y necesitan un entrenamiento especial, como: Examen cognoscitivo Mini-
mental (MMSE) (Folstein, Mchugh, Fanjiang, 1975). Test de Laberintos PORTEUS
(Porteus), Luria-DNA. Diagnóstico Neuropsicológico de Adultos (Christensen, Manga y
Ramos, 2000).

2.- REDACCIÓN DEL INFORME PERICIAL

La redacción de un informe pericial viene sujeta a un doble sistema de


requisitos: por un lado los preceptuados en la ley y, de otro, los propios de una adecuada
estructuración metodológica.
A.- En el terreno legal. La Ley de Enjuiciamiento Criminal (art. 478) establece que
el informe pericial, si fuera posible comprenderá.
- Descripción de la persona o cosa que sea objeto del mismo, en el estado y del
modo en que se halle. El Secretario extenderá esta descripción, dictándola los
peritos y suscribiéndola todos los concurrentes.
- Relación detallada de todas las operaciones practicadas por los peritos y de su
resultado, extendida y autorizada en la misma forma que la anterior.
- Las conclusiones que en vista de tales datos formulen los peritos, conforme a los
principios y reglas de su ciencia o arte.
B.- En cuanto respecta a la elaboración metodológica del informe se ha dicho que
existe para ello una regla de oro que cabría sintetizar diciendo que conviene atenerse a la
máxima observación, a una media descripción y a la mínima inferencia. En términos más
concretos, Avila recomienda la siguiente estructura del informe:
1.- Encabezamiento en el que se determinará quien emite el informe, sus
cualificaciones, a petición de quién se emite, sobre que sumario o causa y sobre que extremos
se ha recabado la información.
2.- Un resumen descriptivo del método empleado para efectuar la exploración
pericial y responder a las preguntas. Asimismo se especificaran las incidencias que se
pudieran haber producido durante la exploración.
3.- Un resumen de todos los datos relevantes recogidos que se centrará en especial
sobre: los hechos del caso, la versión y recuerdos del inculpado en tomo al delito y su
valoración; observaciones de terceros sobre el comportamiento del acusado; observaciones
del perito sobre la conducta a través de las exploraciones valorando la fiabilidad, posible
incidencia de simulación, etc.
4.- Resumen sobre las evidencias obtenidas sobre el estado mental del acusado y
sobre su conducta.
5.- Valoración de dicho estado mental en relación a la ejecución del acto delictivo,
especificando las injerencias que sobre dicha relación puedan hacerse en torno a la valoración
de la responsabilidad del sujeto en la realización del hecho.
6.- Respuestas específicas a las preguntas hipotéticas sobre el caso.
7.- Conclusiones: En estas debemos atenernos a una serie de reglas, como son:

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- No expresión de juicio de valor.
- No expresión de aspectos irrelevantes a la causa o preguntas del juez.
- Omitir datos injuriosos o falsos de una verosimilitud mínima.
- Evitar términos técnicos sin explicarlos.
- No afirmar nunca en unas conclusiones lo que no podemos probar por algún
medio.
- Evitar en lo posible dictaminar sobre la imputabilidad de las personas objeto del
peritaje, puesto que no somos jueces sino asesores del juez. (En ocasiones, donde
la pericial verse precisamente sobre la imputabilidad esto no es posible).
- No entrar en los hechos del delito, si no es imprescindible.
- No confundir labor pericial con policial.

3.- EVALUACIÓN DE LA RESPONSABILIDAD EN EL ÁMBITO PENAL

Ya vimos anteriormente que el peritaje psicológico puede versar sobre distintas


ramas jurídicas, como son, fundamentalmente, el derecho penal (responsabilidad,
peligrosidad, anomalías derivadas de toxicomanías etc.), en el campo del derecho civil
(derecho de familia) o en del derecho laboral (evaluación de discapacidad o de negligencias
laborales).
Suele centrarse el peritaje psicológico penal en dos extremos primordiales:
A. La determinación de la imputabilidad: Analizando la capacidad de dolo y el
grado de conocimiento y voluntariedad que poseía el sujeto al momento de la
ejecución del delito
B. Responsabilidad del sujeto: Por otro lado la incidencia o no de una predicción de
peligrosidad en las conductas analizadas (comportamientos violentos y agresivos,
ataques sexuales, etc.).

3.1.- LA DETERMINACION DE LA IMPUTABILIDAD

Imputar, según el Diccionario de la Real Academia española, significa “atribuir a


otro culpa, delito o acción”. Siendo la imputabilidad uno de los problemas más importantes
para la Psiquiatría forense en el ámbito penal, ya que es el fundamento y la base sobre la que
se sustenta la responsabilidad y la culpabilidad. La imputabilidad tiene su origen clásicamente
en dos planteamientos derivados de la escuela aristotélica-tomista: “la capacidad de
entender y la libertad volitiva”, o lo que es lo mismo, la capacidad sustentada de la persona
de apreciar la criminalidad y lo injusto de su conducta (sepa lo que hace), y la capacidad de la
persona de dirigir su actuación conforme a dicho entendimiento (sea libre para realizar un
acto).
Por tanto, ser culpable de un delito significa que el acusado está implicado en el acto
criminal (actus rea) y que lo cometió con el estado mental idóneo (mens rea) para llevarlo a
cabo dentro de los términos de la definición legal del delito. La imputabilidad puede verse
anulada o reducida por factores individuales o situacionales. Entre los factores individuales
hay que citar la enfermedad mental, la oligofrenia y lo que en nuestro sistema legal se
denomina "trastorno mental transitorio". Estas alteraciones suponen la disminución o incluso,
anulación de la imputabilidad por cuanto el individuo no tiene capacidad para comprender lo
injusto del hecho y para dirigir la actuación de acuerdo con ese conocimiento. Dicho de otra
forma, el inimputable no puede responder penalmente por qué actúa o, mejor dicho, ha
actuado sin libertad.
La definición Psicológica que hace Hart de la mens rea o imputabilidad es
conocimiento de las circunstancias y previsión de las consecuencias. El establecimiento claro
de los hechos delictivos (actus rea) debe ser previo a cualquier consideración sobre
imputabilidad (mens rea). Una vez establecidos es preciso buscar la consistencia o no de la

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conducta del acusado, a través de observaciones de la misma durante períodos prolongados y
ante una gran variedad de circunstancia.
El concepto de responsabilidad es estrictamente de índole jurídico y sobre el perito
no debe pronunciarse en ningún caos, solo el Tribunal deberá decidir si un sujeto es
responsable y en su caso culpable. También se ha debatido mucho si el perito debe referirse
al concepto de imputabilidad como tal. En opiniones de muchos autores este es un término
jurídico y que compete su delimitación a los juristas, los psicólogos forenses deberíamos
hablar sobre las bases psicobiológicas (inteligencia, afectividad, voluntad, etc), que la
componen pero no sobre el término como tal.
El código penal de 1995 no define la imputabilidad y se limita enumerar las causas
que la restringen o anulan. Dentro de ellas las que tienen un componente biológico, y por lo
tanto patrimonio del profesional sanitario son las siguientes: (art. 20-eximentes y art. 21-
atenuantes)
1.- El artículo 20 (eximentes) del C.P.dice en su punto 1º que están exentos de
responsabilidad criminal:
“el que al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o
alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión. El trastorno mental transitorio no eximirá de la pena cuando hubiese sido
provocado por el sujeto con el propósito de cometer el delito o hubiera previsto o debido
prever su comisión”.
a.- En el primer apartado el CP ha optado por una fórmula mixta en la que se
combinan el elemento biológico (la anomalía o alteración psíquica) y el psicológico (la
incapacidad para comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión). En
esta eximente se encuentran además incluidos supuestos de anomalías o alteraciones psíquicas
tanto permanentes como transitorias. La expresión "anomalía o alteración psíquica" no forma
parte del lenguaje técnico médico o psiquiátrico, de tal forma que cualquier alteración o
anomalía de carácter permanente, tenga la denominación técnica que tenga, puede dar lugar a
la aplicación de esta eximente.
Se puede hacer la siguiente distinción: ANOMALÍA: defecto o disfunción congénita
o precozmente adquirida (retraso mental, trastorno de personalidad ... ) y ALTERACIÓN:
trastorno mental de nueva aparición en una mente previamente sana y bien desarrollada (p.e.
demencia)
Tradicionalmente se distinguen en la doctrina y la jurisprudencia penales, 4
categorías fundamentales de anomalías o alteraciones psíquicas a efectos de la aplicación de
esta eximente: psicosis, oligofrenias, psicopatías y neurosis
No obstante, la clasificación anterior no se corresponde con las clasificaciones
recogidas en el DSM o la CIE.
b.- En cuanto al Trastorno Mental Transitorio (TMT), se trata de un concepto
Jurídico sin relación con la nosología, acuñado por el psiquiatra Sanchís Banús a principios
del s.XX para denominar aquella situación de enajenación que lo fuera por breve tiempo y
curara sin dejar secuelas. Inicialmente fue diseñado para referirse a reacciones como la
obnubilación de conciencia, posteriormente ha sido aplicado en casos de cuadros pasionales
momentáneos de gravísima intensidad, exigiendo en un principio un fondo psicopatológico y
posteriormente sin darse esa exigencia.
Una de las definiciones más recientes se encuentra en las sentencias del Tribunal
Supremo (STS 16-9-93 y 9-5-94:
- "es una profunda alteración de la mente o de los frenos inhibitorios, que aparece
bruscamente, de forma súbita e inesperada, anula momentáneamente la
capacidad de autodeterminación del sujeto y desaparece después sin dejar
secuelas. El profundo disturbio mental o volitivo que eL TMT comporta, puede
presentarse en una personalidad más o menos anómala o desencadenarse sin
base patológica alguna en el sujeto, pero es necesario, en todo caso, que los
estímulos exteriores que lo provocan sean de extraordinaria importancia, tanto

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para la aplicación de la eximente completa como para la estimación de la
incompleta"
El diagnóstico del retraso mental requiere, al menos, los 3 siguientes criterios:
1. Capacidad intelectual muy inferior al promedio con un C.I. menor de 70 obtenido
mediante un test de inteligencia aplicado individualmente.
2. Déficit concurrente en la capacidad adaptativa (habilidades sociales, independencia,
etc.)
3. Comienzo antes de los 18 años.
4. La imputabilidad (vía penal) dependerá del grado de inteligencia y capacidad
adaptativa.
Tipos de retraso mental
Retraso mental leve: …………..C.I.: 50-70
Retraso mental moderado: …….C.I.: 35-50
Retraso mental grave:………….C.I.: 20-35
Retraso mental profundo:…… C.I.: menor de 20
Así, la diferencia entre el TMT (art. 20 CP) y el arrebato u obcecación (art. 21 CP),
es la "mayor o menor intensidad del efecto que la causa exógena produce en la mente del
sujeto.
El TS exige, para la apreciación del TMT:
- brusca aparición
- irrupción en la mente del sujeto con pérdida de facultades intelectivas y/o
volitivas.
- breve aparición
- curación sin secue1as
- que no sea autoprovocado para delinquir
A pesar de lo dicho se ha discutido si la causa de este trastorno tiene que ser exógena
o endógena, es decir, si es necesario o no la presencia de una base patológica. Tanto la
doctrina como la jurisprudencia modernas admiten ambos supuestos, de tal forma que es
indiferente el origen del TMT siempre que éste provoque el efecto psicológico exigido por la
eximente.
El art. 20 CP en su punto 2° establece que están exentos de responsabilidad
criminal:
“el que al tiempo de cometer la infracción penal se halle en estado de intoxicación
plena por el consumo de sustancias alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias
psicotrópicas u otras que produzcan efectos análogos, siempre que no haya sido buscado con
el propósito de cometerla o no se hubiese previsto o debido prever su comisión, o se halle
bajo la influencia de un síndrome de abstinencia, a causa de su dependencia de tales
sustancias, que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa
comprensión”.
Desde el punto de vista jurídico-penal, para la valoración de la situación de
intoxicación plena será necesaria la concurrencia de un elemento biológico pero también de
un elemento psicológico (la imposibilidad de comprender la ilicitud del hecho o actuar
conforme a esa comprensión).
En primer lugar hay que determinar qué sustancias se incluyen en la expresión
"sustancias alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras que
produzcan efectos análogos". El primer elemento de la enumeración no plantea problemas,
pero no ocurre lo mismo con el resto de sustancias mencionadas. No es fácil determinar qué
se entiende por "droga tóxica"" "estupefacientes" y "sustancias psicotrópicas". Algunos
autores identifican unos términos con otros, otros intentan establecer diferencias más o menos
claras. Para complicar más este panorama, existen Tratados Internacionales ratificados por
España que contienen listados de sustancias estupefacientes y psicotrópicas, lo que plantea la
duda de si tenemos que incluir en la enumeración únicamente las sustancias recogidas en esos

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tratados o pueden tenerse también en cuenta los estados de intoxicación producidos por otro
tipo de sustancias no incluidos en los mismos.
En opinión de la mayoría de la doctrina, esta variedad de clasificaciones y
definiciones no es relevante a la hora de aplicar la eximente, puesto que la introducción de la
referencia "u otras (sustancias) que produzcan efectos análogos" indica que lo importante no
es la denominación que se de a la sustancia que provoque la intoxicación, sino los efectos que
la misma produce.
Por otro lado, el art. 20.2 CP también recoge la eximente del síndrome de
abstinencia "a causa de su dependencia", sin especificar nada más, por lo que no parece
correcto limitar la eximente a supuestos en los cuales la dependencia sea física y excluir de
aquellos en los que ésta sea sólo psíquica.
Finalmente, el art. 20 CP en su punto 3°, establece que son inimputables:
“el que por sufrir alteraciones de la percepción, desde el nacimiento o la infancia,
tenga alterada gravemente su conciencia de la realidad”.
Existe una grave alteración de la conciencia de la realidad (utilizando palabras del
TS) cuando una persona sufre una alteración de la percepción de tal intensidad que, "no
habiéndole sido transmitido un marco de referencia ético-cultural no ha llegado a ser, desde
este trascendental punto de vista, un verdadero miembro del grupo social al que teóricamente
pertenece" (STS 20-4-87). 0, dicho con otras palabras, consiste en "una profunda
desfiguración interpuesta en el conocimiento reflexivo de las cosas, es decir, conocimiento
distorsionado o erróneo de los elementos culturales que integran la convivencia social
existente en cada momento, bien se trate de una carencia del saber o de una grave disociación
de la jerarquía de los valores o normas y pautas de comportamiento" (SSTS 20-4-87 y 1-12-
87).
La alteración de la conciencia ha de derivarse de una "alteración de la percepción",
que en sentido estricto, y utilizando de nuevo palabras del TS, serían "deficiencias o
alteraciones sensoriales" (STS 20-4-87). Se trata por tanto de limitaciones físicas o biológicas
(los supuestos de sordomudez son los que más se presentan en la práctica judicial).
Existen posturas doctrinales y jurisprudencias que consideran aplicable la eximente
en otro tipo de supuestos en los cuales no existen este tipo de limitaciones físicas o biológicas,
sino que la grave alteración de la conciencia de la realidad se deriva de un "contorno social
desfavorable", de "excepcionales circunstancias ambientales capaces de bloquear el proceso
de integración del individuo en la sociedad".
2.- El artículo 21 (atenuantes) del CP recoge aquellas circunstancias que provocan
una disminución de la culpabilidad de menor entidad, como son las atenuantes.
Así, el arto 21 CP en su punto 2° recoge como circunstancia atenuante:
“la de actuar el culpable a causa de su grave adicción a las sustancias mencionadas
en el número 2 del artículo anterior”
El elemento central de esta atenuante es la "grave adicción". El TS no se remite a
criterios médicos o psiquiátricos para determinar si una persona sufre una grave adicción o no.
Lo que hace es valorar todos los datos que se demuestran probados en el juicio, relativos a la
relación de esa persona con las drogas y concluir tras esa valoración conjunta sobre la
presencia o no de una grave adicción.
Un criterio reiterado por el TS es el siguiente: la afirmación de que un sujeto es
consumidor de drogas, sin aportar ningún dato más referido a ese consumo, no permite aplicar
ningún tipo de atenuación, puesto que el CP exige que haya una adicción grave, y el simple
consumo no nos dice nada acerca de la presencia de ese requisito.
La jurisprudencia no ha elaborado ninguna lista con las pruebas que es necesario
presentar ante el tribunal para que éste valore la presencia de una grave adicción; todos los
elementos que tengan alguna relación con el consumo de drogas van a ser útiles. No obstante,
algunos datos que suele valorar el TS a estos efectos son:
- la antigüedad de la adicción

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- los patrones de consumo de la sustancia
- los intentos de deshabituación
- el modo de proceder el sujeto al llevar a cabo la conducta delictiva
- la presencia en algún momento de un síndrome de abstinencia
Asimismo, los datos presentados ante el tribunal no tienen que ir necesariamente
referidos al momento de la comisión del delito, pudiendo referirse a momentos anteriores o
posteriores en el tiempo, siempre que permitan afirmar que la grave adicción existía en el
momento de la comisión del delito.
El arto 21 CP en su punto 3° recoge como circunstancia atenuante:
“la de obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato,
obcecación u otro estado pasional de entidad semejante”.
El arrebato y la obcecación son perturbaciones del ánimo, estados pasionales que
pueden tener una entidad suficiente como para afectar a la imputabilidad disminuyéndola,
puesto que restringen la capacidad de raciocinio. Es tradicional la distinción entre el arrebato
y la obcecación identificando la primera con la emoción y la segunda con la pasión.
El arrebato es una reacción, una emoción súbita, momentánea, de corta duración y
que opera de forma instantánea, es una "especia de conmoción psíquica de furor", con fuerte
carga emocional (el ejemplo más claro es la ira).
La obcecación, por el contrario, representa una explosión pasional más persistente y
prolongada, requiere un proceso más prolongado culminando, frecuentemente, en un estallido
emocional: "la obcecación es duradera, porque perdura por asentamiento en los entresijos de
la mente", es un "estado de ceguedad u ofuscación" (la envidia, los celos, son ejemplos de
este tipo de estados).
Los "estados pasionales de semejante entidad" vendrían constituidos por todos
aquellos estados que perturben el ánimo de forma similar al arrebato u obcecación.
Así, el TMT es el límite superior de esta atenuante, de manera que la diferencia entre
una circunstancia y otra es únicamente la intensidad con la que se presentan las
perturbaciones.
Por otro lado, el arrebato, obcecación u otro estado pasional, se deben a la presencia
de ciertas causas o estímulos.
La doctrina mayoritaria considera indiferente cuáles sean las características
concretas de la causa o estímulo que provoca el arrebato u obcecación, siempre que
provoquen una disminución en la imputabilidad del sujeto, pero el TS es más restrictivo y
suele exigir una serie de requisitos adicionales para aplicar esta atenuante:
- las causas o estímulos tienen que provenir de la persona que resulta ser víctima
del delito
- las causas o estímulos no tienen que ser socialmente repudiables
- tiene que existir 'una conexión temporal entre la causa o estímulo de arrebato u
obcecación, de manera que se excluye la aplicación de la atenuante si ha
transcurrido demasiado tiempo entre la causa y el efecto, de modo que pueda ser
apreciado este paso del tiempo como causa eliminatoria de la efectividad del
estímulo
- es necesaria una cierta proporción entre el estímulo y la reacción, no cabe
apreciar la atenuante cuando la respuesta es desproporcionada, cuando la
reacción es absolutamente discordante respecto del hecho motivador
- Por último, el arto 21 CP en su punto 6° establece que son atenuantes: cualquier
otra circunstancia de análoga significación que las anteriores. Esta circunstancia
es conocida como atenuante analógica.
- En ocasiones, el TS parece utilizar esta atenuante como un cajón de sastre
aplicable a situaciones que en su opinión merecen una atenuación sin detenerse a
examinar la presencia de la análoga significación. De hecho, en numerosas
ocasiones se aplica esta atenuante sin referirse a la atenuante de la que se
considera análoga.

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3.2.- LA PREDICCIÓN DE LA PELIGROSIDAD


Uno de los temas criminológico-penales más complejos es la de emitir pronósticos
de conducta futura en relación a la posibilidad de reincidencia delictiva. Pese a las múltiples
investigaciones sobre el tema, hasta el día de la fecha no existe una clara respuesta de
predicción psicométrica fiable y valida sobre la peligrosidad del delincuente. Nos
encontramos con posturas tan contrapuestas como son, por un lado la de autores como
Holland, Holt y Beckett defendiendo la opinión de que la conducta obedece a estados
psíquicos transitorios, producidas bajo circunstancias atípicas y, consecuentemente es
impredecible, y en el polo contrario la elaboración de tablas o esquemas de pronóstico con
valoración estadístico-matemática sobre la probabilidad de reincidir.
El tema aparece bastante vinculado a la aplicabilidad de las medidas de seguridad y a
la obtención de la excarcelación en régimen de libertad condicional. Así, en el art. 6.1 del
Código Penal se dice que "las medidas de seguridad ... no deben exceder el límite necesario
para prevenir la peligrosidad del autor".
Aún así, tampoco encontramos un criterio unánime dado que, mientras en lo que
respecta a la conducta sexual peligrosas suele coincidiese en que existe una mayor
consistencia de reiteración conductual, en otras áreas delictivas (delitos agresivos, estafas,
etc.) tal característica es difícil de mantener.
Como consecuencia de todo ello los dictámenes psicológico forenses sobre el tema
de pronostico de peligrosidad deben ser bastante moderados y prudentes en sus conclusiones,
eludiendo afirmaciones categóricas que sean difícilmente demostrabas o evaluables.
La Universidad de Barcelona ha publicado unas guías o protocolos de predicción de
violencia. Sirven para hacer valoraciones de riesgo de comportamientos violentos futuros:
- GUIA PARA LA VALORACIÓN DEL RIESGO DE COMPORTAMIENTOS
VIOLENTOS (HCR-20),
- MANUAL PARA LA VALORACIÓN DEL RIESGO DE VIOLENCIA CONTRA
LA PAREJA (S.A.R.A)
- MANUAL DE VALORACIÓN DE RIESGO DE VIOLENCIA SEXUAL (SVR-20).
4.- EVALUACIÓN DE LA SIMULACIÓN Y EL ENGAÑO
1.- Retención de información y falta de cooperación: La memoria de un simulador
tiene vacíos importantes, es cauteloso y piensa que entre menos información tenga el
examinador, es mejor. Con frecuencia afirman haber olvidado muchas cosas o no saber.
Tratan de tomar el control de la entrevista y se comportan de una manera intimidante, gastan
tiempo para pensar las respuestas que van a dar. Presentan abundancia de respuestas evasivas
si están dirigidas a una cuestión vital para el simulador; contestaciones burlescas, irónicas y
ridículas; ausencia del trastorno de la afectividad.
2. Exageración: Los simuladores creen de forma equivocada que entre más extraños
parezcan, más creíbles son. Clemente (1995) lo denominó elevación del número de
dramatismos.
3. Llaman la atención sobre su enfermedad: Los simuladores están ansiosos por
llamar la atención sobre su enfermedad, lo cual contrasta con la conducta de los enfermos
reales que a menudo, son reticentes a hablar de sus síntomas. El auténtico enfermo sin
proponérselo puede presentar abandono en su cuidado físico tener el pelo largo, aparecer sin
afeitar, con las ropas sucias, desaliñado, con abandono de su limpieza; mientras que el que
finge se pone ropas extravagantes; la camisa al revés; la bufanda fuera de su sitio con
vestimentas artificialmente alteradas; a menudo, esa alteración de su aspecto exterior sólo se
da durante los reconocimientos médicos o declaración ante funcionarios judiciales.
4.- Los acusados actúan comúnmente como sordos y tontos.: se muestran
excesivamente psicóticos, intelectualmente impedidos y con amnesias y delirios. Las personas
que fingen actúan como "tontos y locos" por que ellos creen que las personas mentalmente
enfermas son tontas.

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5. Ausencia de perseveración: La perseveración es un signo de consistencia en la
personalidad y/o en la patología, por tanto es una conducta que debe presentar constancia en
el tiempo, rara vez se ve en los simuladores.
6. Incoherencia entre resultados de pruebas y funcionalidad del evaluado: La falta de
coherencia entre los resultados de test formales y la funcionalidad real del sujeto en su vida
cotidiana. Ej. El simulador puede asegurar o mostrar una incapacidad para trabajar, pero
mantiene la capacidad de su esparcimiento como por ejemplo disfrutar del teatro, ver TV,
jugar cartas, etc.
7. Alteraciones del lenguaje no verbal: El tono y la intensidad de la voz varían
significativamente ante la mentira, la velocidad de fraseo es lenta y evasiva, el evaluado tarda
en responder porque necesita pensar varias veces para contestar con coherencia, produce
pausas y errores en el discurso, además es de carácter indirecto, las expresiones faciales
varían contingentemente con el contenido temático. Las características de la mirada tienen
mucha importancia: la del auténticamente trastornado se caracteriza por su mirada fija y
expresión extraviada; la mirada del simulador es menos franca, se muestra con una expresión
de desconfianza como temeroso de ser descubierto.
8. Los síntomas del simulador son generalmente inconsistentes con los síntomas
legítimos de la enfermedad mental: El simulador actúa de manera normal cuando no se
percata de que está siendo observado, por lo cual hablar con el personal que tiene oportunidad
de observar al preso es útil para descubrir su comportamiento inconsistente. Los síntomas del
simulador son generalmente inconsistentes con los síntomas legítimos de la enfermedad
mental: Por ejemplo un farsante dice que no puede recordar su nombre o la fecha de
nacimiento, pero si es capaz de recordar otros eventos pasados, como la dosis de los
medicamentos que ingiere. El simulador por lo general confunde los síntomas psicóticos con
los impedimentos cognoscitivos y cree que la persona que escucha voces no sabe en que año
está. Los amnésicos auténticos generalmente recuerdan cosas como: nombre, edad, fecha de
nacimiento, dirección, nombre de la madre, de familiares cercanos y lo que desayunaron; lo
cual es lo que pretenden olvidar los farsantes; y es muy raro que finjan amnesia global. Los
simuladores pretenden tener alucinaciones visuales o auditivas y hablan con personas
imaginarias.
9. La simulación es más difícil de mantener por períodos largos: El hecho de simular
exige una extremada concentración y resulta extenuante por lo cual la persona sana requiere
períodos de descanso. Por eso también hay más oportunidad de descubrir el engaño durante
una entrevista larga.
10. Evidencia de complicidad: En los casos en los que se alega que el acusado
presenta un determinado tipo de patología mental, se sospechará simulación si hay un
cómplice implicado en el crimen. En efecto, la mayoría de los cómplices de inteligencia
normal no participarán en crímenes motivados psicóticamente.
11. Engaños anteriores: Las investigaciones retrospectivas algunas veces revelan
evidencias de engaños pasados, como utilización de alias, escapes de la prisión o mentira en
un negocio; es común encontrar un patrón de comportamiento antisocial engañoso. La
enfermedad actual es tan sólo otra instancia de éste patrón.
12. Historia laboral incoherente con la enfermedad: Los simuladores pueden tener un
historial laboral desfavorable "la persona que siempre ha sido responsable, honrada, miembro
adecuado de la sociedad es menos probable que simule". Aunque la estabilidad laboral puede
ser positiva previa al aparecimiento de la enfermedad y deteriorarse desde entonces, si se
alegan síntomas crónicos esto alteraría también crónicamente el historial laboral, también
puede ser indicador de simulación, ya que una persona que padece una enfermedad mental,
difícilmente puede tener un óptimo funcionamiento laboral.
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BIBLIOGRAFIA:

URRA PORTILLO, Javier y VÁZQUEZ MEZQUITA, Blanca: “Manual de Psicología


Forense”. Edit.: Siglo XXI. Madrid, 1993

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