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¿Qué es la semiótica/semiología?

La semiología es la ciencia que estudia los sistemas de signos: lenguas, códigos,


señalizaciones, etcétera. Actualmente, no hay consenso, ni autor que se atribuya o tome
la iniciativa de plasmarla en algún manual. Se propone que la semiología sea el
continente de todos los estudios derivados del análisis de los signos, sean estos
lingüísticos (semántica) o semióticos (humanos y de la naturaleza).

Para Ferdinand de Saussure, la semiología es “una ciencia que estudia la vida de los
signos en el marco de la vida social”. Su definición de signo como entidad de dos caras
(significado y significante) ha anticipado y determinado todas las definiciones posteriores
de la función semiótica. Así pues, consideraba implícitamente al signo como un artificio
comunicativo que afectaba a dos seres humanos dedicados intencionalmente a
comunicarse y a expresarse algo.

Por su parte, el estadounidense Charles Sanders Peirce definió a la semiótica como “la
doctrina de la naturaleza esencial y de las variedades fundamentales de cualquier clase
posible de semiosis. (…) Por semiosis entiendo una acción, una influencia que sea o
suponga, una cooperación de tres sujetos, como por ejemplo, un signo, su objeto y su
interpretante, influencia tri-relativa que en ningún caso puede acabar con la acción
entre parejas”. Una diferencia respecto a la definición de Saussure, es que para Peirce,
el signo no requiere ser emitido intencionalmente. En otras palabras, podríamos decir
que un signo es todo aquello que, a partir de una convención aceptada previamente,
pueda entenderse como alguna cosa que esta en lugar de otra.

De acuerdo a la definición de Charles William Morris (1938) “algo es un signo sólo porque
un intérprete lo interpreta como signo de algo… por tanto, la semiótica no tiene nada
que ver con el estudio de un tipo de objetos en particular, sino con los objetos comunes
en la medida en que participan en la semiosis”.

Para P. Guiraud (1972) la semiótica estudia las distintas señales, signos y códigos de
comunicación lingüísticos y los no lingüísticos. Esta definición tiene el mismo sentido
abarcador que la de Saussure, pues asigna a la semiótica la tarea de encargarse del
estudio científico, tanto del lenguaje oral (código lingüístico) como de otros signos y
señales no lingüísticos (lenguaje de banderas, gestos, el lenguaje Braille, etc).

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La semiología de los mass media en Roland Barthes


Su obra ha sido considerada por algunos filósofos alemanes como un intento de construir
una filosofía de la semiótica, cuya identidad reside en el reconocimiento de su
singularidad. Entre sus obras destacan: Elementos de semiología (1965), Crítica y
verdad (1966), Sistema de la moda (1967), S/Z (1970), El imperio de los signos (1970), El
placer del texto (1973), Fragmentos de un discurso amoroso (1977) y La cámara
lúcida (1980). En 1980 Barthes fue víctima de un mortal accidente de automóvil cerca de
la Sorbona.
Barthes es parte de la escuela estructuralista, influenciado por el lingüista Ferdinand de
Saussure, por Benveniste, Jakobson y Lévi-Strauss. Crítico de los conceptos positivistas en
literatura que circulaban por los centros educativos franceses en los años 50. Una parte
de la obra inicial de Barthes, si bien heterogénea y a menudo abstracta, puede ser
accesible con una lectura metódica y concentrada; los conceptos propuestos para el
análisis semiológico, en un primer momento provenientes de lingüistas como Saussure,
Hjelmslev y otros van derivando a una especificidad mayor que permite avanzar por el
entonces poco transitado camino de la Semiótica.

En S/Z, de 1970, realiza un análisis extenso de una historia breve, el Sarrasine de Balzac,
donde pretende identificar otras fuentes de significado y de relevancia. Con su lectura
tan abierta, establece cinco grandes códigos que determinan los tipos de significado, y
que pueden encontrarse en un texto a través de múltiples lexias. Estos grandes códigos lo
llevaron a definir que las historias tienen la capacidad de ofrecer una pluralidad de
significados, si bien ésta se halla limitada por otros elementos formales, como es la
secuencia lineal de la escritura: al ser una línea temporal definitiva, que debe ser
seguida por el lector, restringe su libertad analítica e interpretativa. De este proyecto
concluye que un texto ideal debiera ser reversible; es decir, abierto a una gran variedad
de interpretaciones diferentes. Un texto solo puede ser reversible al evadir los artefactos
restrictivos que Sarrasine tiene, por ejemplo las líneas temporales restrictivas, así como
definiciones exactas de eventos. Él lo describe como la diferencia entre un
texto escribible, en la cual el lector reinterpreta libremente y adquiere un papel activo
en el proceso creativo; y un texto legible, en los cuales se restringen estas posibilidades
y son textos simplemente leídos. Este proyecto le ayudó a identificar lo que él buscaba
en la literatura, la apertura para múltiples interpretaciones. Su noción de textos
escribibles es similar al concepto del hipertexto, el cuál será desarrollado posteriormente
por otros autores.

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El signo como referente de la cultura según Umberto Eco

Se pueden definir dos presupuestos clave en la amplia producción del autor: en primer
lugar, el convencimiento de que todo concepto filosófico, toda expresión artística y toda
manifestación cultural, de cualquier tipo que sean, deben situarse en su ámbito
histórico; y en segundo lugar, la necesidad de un método de análisis único, basado en la
teoría semiótica, que permita interpretar cualquier fenómeno cultural como un acto de
comunicación regido por códigos y, por lo tanto, al margen de cualquier interpretación
idealista o metafísica.

Teniendo en cuenta este planteamiento, se puede comprender el porqué de la variedad


de los aspectos analizados por Umberto Eco, que abarcan desde la producción artística
de vanguardia, hasta la cultura de masas.
A la sistematización de la teoría semiótica dedicó, sobre todo, el Tratado de semiótica
general(1975), obra en la que el autor elabora una teoría de los códigos y una tipología
de los modos de producción sígnica.

Durante los años del auge del estructuralismo, Eco escribió, enfrentándose a una
concepción ontológica de la estructura de los fenómenos naturales y culturales, La
estructura ausente(1968), que alcanza su óptima continuación en Lector in
fabula (1979). En esta última obra, efectivamente, se afirma que la comprensión y el
análisis de un texto dependen de la cooperación interpretativa entre el autor y el lector,
y no de la preparación y de la determinación de unas estructuras subyacentes, fijadas de
una vez por todas.

Algunos conceptos básicos del Tratado, en cambio, fueron estudiados nuevamente,


discutidos y, en ocasiones, modificados por el propio autor en una serie de artículos
escritos para la Enciclopedia Einaudi y recogidos después en Semiótica y filosofía del
lenguaje (1984). El concepto de signo, especialmente, abandonando el modelo propio
“de diccionario” por un modelo “de enciclopedia”, ya no aparece como el resultado de
una equivalencia fija, establecida por el código, entre expresión y contenido, sino fruto
de la inferencia, es decir, de la dinámica de las semiosis.

Eco define a la semiótica como el “estudio de todos los procesos culturales (es decir,
aquellos en los que entran en juego agentes humanos que se ponen en contacto
sirviéndose de convenciones sociales) como procesos de comunicación”. De ahí que el
autor considere a la semiótica como “una teoría general de la cultura y un sustituto de la
antropología cultural”, según explica Eco en las primeras páginas de su libro La
estructura ausente.

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Postulados de la semiología

Para que algo sea un signo, debe “representar”, como solemos decir, a otra cosa,
llamada su objeto, aunque la condición de que el signo debe ser distinto de su objeto es,
tal vez, arbitraria, porque, si extremamos la insistencia en ella, podríamos hacer por lo
menos una excepción en el caso de un signo que es parte de un signo. El signo puede
solamente representar al objeto y aludir a él. No puede dar conocimiento o
reconocimiento del objeto. Saussure define signo como la combinación de un
“significante” (imagen acústica) y de un “significado” (que representa la idea).

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Definición de lengua.- La lengua es una forma, es decir, un conjunto de relaciones entre


sus componentes, no una sustancia. Plantea que la lengua es un conjunto de
convenciones sociales, es una institución como la jurídica y las políticas, pero tiene una
diferencia respecto de éstas: se trata de un sistema de signos. Advierte, no obstante, que
no es el único sistema de signos existentes en la sociedad. La lengua es el más
importante, pero hay otros.
Definición de habla .-El habla, parole en français, es la plasmación concreta de la lengua
que hacemos cada uno de los hablantes. En lingüística se conoce como habla a la
selección asociativa entre imágenes acústicas y conceptos que tiene acuñados un
hablante en su cerebro y el acto voluntario de fono-articulación que se llevará a cabo
para iniciar el recorrido de la lengua. Habla: materialización individual de los
pensamientos de una persona, sirviéndose del modelo o sistema que facilita la lengua. Es
la actualización aquí y ahora de los fonemas de la lengua por un hablante. El habla es el
uso particular e individual que hace un hablante de una lengua. Desde esta perspectiva,
como acto individual, se opone a la lengua que es social.
Significante.- Es la imagen acústica, lo significante, en un ejemplo, es la imagen sonora
evocada por la voz “manzana”.
Significado.- Representa la idea, en el mismo ejemplo de la manzana, lo significado no
es (como falsamente se podría intuir) la manzana misma, sino el concepto de la
manzana.
Diacronía.- El análisis diacrónico describe la evolución histórica de un idioma a lo largo
del tiempo. Es diacrónico todo lo que tiene que ver con las evoluciones. Diacrónicos
(históricos).
Sincronía.- El estudio sincrónico se detiene en analizar el estudio particular de ese
idioma en una determinada época o período temporal. Es sincrónico todo lo que se
refiere al aspecto estático de nuestra ciencia. Sincrónicos (sobre un momento concreto).
Definición de sintagmático.- Saussure lo define así: “las palabras contraen entre sí, en
virtud de su encadenamiento, relaciones fundadas en el carácter lineal de la lengua, que
excluye la posibilidad de enunciar dos elementos a la vez. Los elementos se alinean uno
tras otros en la cadena del habla. Estas combinaciones que se apoyan en extensión se
pueden llamar sintagmas. El sintagma se compone siempre, pues, de dos o más unidades
consecutivas y colocado en un sintagma un término solo tiene valor porque se opone al
que le precede o al que le sigue o a ambos (…) La noción sintagma no solo se aplica a las
palabras, sino también a los grupos de palabras, a las unidades complejas de toda
dimensión y de toda especie (palabras compuestas, derivadas, miembros de oración,
oraciones enteras)(…) La oración es el tipo por excelencia de sintagma”.
Definición de paradigmático.- Las relaciones paradigmáticas definen el valor de un signo
por lo que éste es y por lo que no es. El conjunto de posibilidades combinatorias de los
signos permite relacionarlos en oposición (eje paradigmático) y contraste, relaciones
sintagmáticas.

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Postulados de semiótica

En esencia, el argumento es que toda síntesis proposicional implica una relación


significativa, una semiosis (la acción del signo), en la que se articulan tres elementos:
1) El signo o representamen (que es el nombre técnico que emplea Peirce), es “algo que
está para alguien en lugar de algo bajo algún aspecto o capacidad. Se dirige a alguien,
esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quizá un signo más
desarrollado. Ese signo creado es al que llamo interpretante del primer signo. Este signo
está en lugar de algo, su objeto. Está en lugar de algo no en todos sus aspectos, sino sólo
en relación con alguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del
representamen”.
2) El objeto es aquello por lo que está el signo, aquello que representa.
3) El interpretante es el signo equivalente o más desarrollado que el signo original,
causado por ese signo original en la mente de quien lo interpreta. Se trata del elemento
distintivo y original en la explicación de la significación por parte de Peirce y juega un
papel central en toda interpretación no reduccionista de la actividad comunicativa
humana. Este tercer elemento convierte a la relación de significación en una relación
triádica —frente a todo dualismo cartesiano o estructuralista post-saussureano—, pues el
signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante relaciona el signo y el
objeto, y el objeto funda la relación entre el signo y el interpretante.

Todo signo es un representamen. Representar es la operación más propia del signo, es


estar en lugar del objeto “como el embajador toma el lugar de su país, lo representa en
un país extranjero». Representar es «estar en una relación tal con otro que para un
cierto propósito es tratado por una mente como si fuera ese otro. Así, un portavoz, un
diputado, un agente, un vicario, un diagrama, un síntoma, una descripción, un concepto,
un testimonio, todos ellos representan, en sus distintas maneras, algo más a las mentes
que los consideran”.

Pensar es el principal modo de representar, e interpretar un signo es desentrañar su


significado. El representamen no es la mera imagen de la cosa, la reproducción sensorial
del objeto, sino que toma el lugar de la cosa en nuestro pensamiento. El signo no es solo
algo que está en lugar de la cosa (que la sustituye, con la que está en relación de
“equivalencia”), sino que es algo mediante cuyo conocimiento conocemos algo más. Al
conocer el signo inferimos lo que significa.

El representamen amplía así nuestra comprensión, de forma que el proceso de


significación o semiosis llega a convertirse en el tiempo en un proceso ilimitado de
inferencias. Por ello los signos no se definen sólo porque sustituyan a las cosas, sino
porque funcionan realmente como instrumentos que ponen el universo al alcance de los
intérpretes, pues hacen posible que pensemos también lo que no vemos ni tocamos o ni
siquiera nos imaginamos.

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Categorías del signo

Peirce definió tres categorías de signos, cada una de las cuales muestra una relación
diferente entre el signo y su objeto, o aquello a lo cual se refiere:
a) ícono– el signo se parece de alguna manera a su objeto, se ve o se oye parecido.
b) índice– hay un lazo directo entre el signo y su objeto, tienen una conexión real. Un
estornudo es indicio de resfriado.
c) símbolo– no hay conexión o parecido entre el signo y el objeto: un símbolo comunica
solamente porque la gente se ha puesto de acuerdo en que va a representar algo. Una
fotografía es un ícono, el humo es indicio de fuego, y una palabra es un símbolo. Las
palabras en general son símbolos, los números son igualmente símbolos.

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La organización de los signos

Los signos se organizan en códigos de dos maneras:

a) Por paradigmas (un paradigma es un conjunto de signos de entre los cuales se escoge
el que se va a usar). Por ejemplo, el conjunto de formas para las señales de carretera
(cuadradas, redondas o rectangulares).
b) Por la sintagmática (un sintagma es el mensaje dentro del cual se combinan los signos
escogidos). Por ejemplo, una señal de carretera es un sintagma, una combinación de la
forma con el símbolo seleccionado.

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Definición de código
Código: conjunto de signos y reglas para combinarlos que componen el mensaje, y tiene
que ser común al emisor y al receptor.
Para Uumberto Eco, en su Tratado de semiótica general, el código es un sistema de
significación que reúne entidades presentes y ausentes. Siempre que una cosa
materialmente presente a la percepción del destinatario representa otra cosa a parir de
reglas subyacentes, hay significación.

“Para que el destinatario pueda comprender la señal correctamente es necesario que,


tanto en el momento de la emisión como en el momento de la destinación, se haga
referencia a un mismo código. el código es un sistema de reglas que atribuye a
determinadas señales un determinado valor. Demos valor y no “significado”, porque en el
caso de un aparato hemostático (relación entre dos máquinas) no puede decirse que la
máquina destinataria “comprenda el significado” de la señal (como no se en sentido
metafórico): ha sido instruida para responder de una determinada forma a una
solicitación determinada”, según explica Eco.

En otras definiciones, código es el modo, la forma en que se estructuran en él los


símbolos o los mensajes, quedando traducidos o convertidos en un lenguaje comprensible
apara el receptor o para el canal que lo descodificará y lo pondrá en otro o en el mismo
código.
Podríamos decir que los códigos son los sistemas de organización de los signos y están
gobernados por reglas que son aceptadas por todos los miembros de la comunidad que los
utiliza. Esto quiere decir que el estudio de los códigos da mayor énfasis a la dimensión
social de la comunicación.

La comunicación no verbal se realiza por medio de códigos presenciales tales como


gestos, movimientos de los ojos o calidades de la voz. Estos códigos pueden transmitir
mensajes solamente sobre el aquí y ahora, se limitan a la comunicación cara a cara.

El alfabeto y la lengua son quizá los códigos más comunes, pero también existen otro tipo
de códigos no verbales, entre ellos, los gestos faciales, que pueden expresar diferentes
emociones. También hay códigos visuales como los colores del semáforo, por ejemplo, o
los señalamientos viales.

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Denotación y connotación
Definición de denotación.- Se llama denotación al tipo de significado de una palabra que
es objetivo y se da en el plano saussuriano de la lengua. Es el significado universal, el
que una palabra tiene para todos los conocedores de una lengua, sin que exista la más
mínima discrepancia entre ellos: el que tiene por ejemplo metal y recoge
el Diccionario de la Real Academia. Propiamente dicho, se trata del significado tal como
se presenta fuera de cualquier contexto. Por ejemplo, aurora denota la parte del día
correspondiente a la salida del sol, y es así como se define en los diccionarios.
Definición de connotación.- También conocida como significado connotativo, es aquello
que poseen las palabras y expresiones cuando se les da un significado personal e
individual subjetivo que no figura en el diccionario y por lo tanto se opone a la
denotación o significado objetivo. Es, pues, el significado en el plano saussuriano del
habla. Por ejemplo, la palabra lluvia posee el significado connotativo de “tristeza” o
“melancolía”. Otro ejemplo seria, en la frase “una vida de perros”. La denotación sería
la vida de los animales (perros), pero casi nunca, usamos ese significado. La connotación
podría ser tener una vida vaga, floja, mala. Muchas palabras, pues, poseen un significado
casi por entero connotativo.

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Significantes de connotación
La connotación, por ser un sistema, abarca significantes, significados y el proceso que
une unos con otros (significación), por lo que sería necesario emprender antes que nada
el inventario de estos tres elementos en cada sistema. Los significantes de connotación,
que llamaremos connotadores, están constituidos por signos (significantes y significados
reunidos) del sistema denotado; naturalmente, varios signos denotados pueden reunirse
para formar un solo connotador, si está provisto de un solo significado de connotación;
dicho de otra manera, las unidades del sistema connotado no tienen forzosamente la
misma dimensión que las del sistema denotado; largos fragmentos de discurso denotado
pueden constituir una sola unidad del sistema connotado (es el caso, por ejemplo,
del tono de un texto, formado por palabras múltiples, pero que remite sin embargo a un
solo significado).

Cualquiera que sea la manera en que maquilla el mensaje denotado, la connotación no lo


agota: siempre subsiste algo de «denotado» (sin lo cual el discurso sería imposible) y los
connotadores son siempre, en última instancia, signos discontinuos, «erráticos»,
naturalizados por el mensaje denotado que los vincula.

En cuanto al significado de connotación, tiene un carácter a la vez general, global y


difuso: es, si se quiere, un fragmento de ideología: el conjunto de los mensajes franceses
remite, por ejemplo, al significado «Francés»; una obra puede remitir al significado
«Literatura»; estos significados están en estrecha comunicación con la cultura, el saber,
la historia; mediante ellos, si es lícito expresarse así, el mundo penetra el sistema;
la ideología sería en suma, la forma (en el sentido de Hjelmslev) de los significados de
connotación, en tanto que la retórica sería la forma de los connotadores.

En la semiótica connotativa, los significantes del segundo sistema están constituidos por
los signos del primero; en el metalenguaje, sucede lo inverso: son los significados del
segundo sistema los que están constituidos por los signos del primero.

Hjelmslev precisó la noción de metalenguaje de la manera siguiente: dado que


una operación es una descripción fundada sobre el principio empírico, es decir, no
contradictoria (coherente), exhaustiva y simple, la semiótica científica o metalenguaje
es una operación, en tanto que la semiótica connotativa no lo es.

Es evidente, por ejemplo, que la semiología es un metalenguaje, puesto que se hace


cargo, a título de segundo sistema, de un lenguaje primero (olenguaje-objeto) que es el
sistema estudiado; y este sistema-objeto es significado a través del metalenguaje de la
semiología. La noción de metalenguaje no debe reservarse a los lenguajes científicos;
cuando el lenguaje articulado, en su estado denotado, se hace cargo de un sistema de
objetos significantes, se constituye en «operación», es decir, en metalenguaje: es el
caso, por ejemplo, de la revista de moda que «habla» las significaciones de la ropa; caso
absolutamente ideal, puesto que el periódico no presenta de ordinario un lenguaje
puramente denotado; tenemos aquí, pues, para terminar, un conjunto complejo donde el
lenguaje, en su nivel denotado, es metalenguaje, pero este metalenguaje está, a su vez,
comprendido en un proceso de connotación.

Sin embargo, nada prohíbe que un metalenguaje se convierta a su vez en lenguaje-objeto


de un metalenguaje; sería el caso de la semiología, por ejemplo, el día en que fuera
hablada por otra ciencia; si se aceptara definir las ciencias humanas como lenguajes
coherentes, exhaustivos y simples, (principio empírico de Hjelmslev), es decir,
como operaciones, cada ciencia nueva aparecería entonces como un metalenguaje nuevo
que tomaría como objeto el metalenguaje que la precede, poniendo la mirada
simultáneamente en lo real-objeto que está en el fondo de estas “descripciones”; la
historia de las ciencias humanas sería de esta manera, en cierto sentido, una diacronía
de metalenguajes, y cada ciencia, incluida, por supuesto, la semiología, contendría su
propia muerte, bajo la forma del lenguaje que la hablara.

Esta relatividad, interior al sistema general de los metalenguajes, permite rectificar la


imagen demasiado rígida que se podría tener inicialmente de la semiología frente a la
connotación; el conjunto de un análisis semiológico moviliza a la vez ordinariamente,
además del lenguaje estudiado y la lengua (denotada) que con más frecuencia se hace
cargo de ella, un sistema de connotación y el metalenguaje del análisis que es aplicado;
podría decirse que la sociedad, detentadora del plano de la connotación, habla los
significantes de sistema considerado, en tanto que el semiólogo habla sus significados;
parece, pues, poseer una función objetiva de desciframiento (su lenguaje es una
operación) frente al mundo que naturaliza o enmascara los signos del primer sistema
bajo los significantes del segundo; a pesar de ello, su objetividad se hace provisional por
obra de la historia misma que renueva los metalenguajes.

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Ejemplo de denotación y connotación en la publicidad


A partir del análisis que hace de Barthes de una propaganda de los fideos Panzani, en su
libro Retórica de la imagen, analizaremos las siguientes imágenes tomadas de una
campaña publicitaria del vodka Absolut, las cuales nos servirán para ejemplificar
claramente lo que explica el semiólogo francés. Para el siguiente análisis, optaremos por
utilizar los términos de mensaje icónico codificado (connotación) y no codificado
(denotación), ya que de acuerdo a Barthes, es la terminología más apropiada a la hora de
interpretar mensajes visuales.

Quizá el mayor acierto de la campaña de Absolut, es que los creativos lograron hacer de
la botella, un ícono distintivo. Este elemento ha sido utilizado de diferentes formas.

En el primer anuncio, los diferentes códigos son similares a los utilizados en un sistema
operativo de computadoras, formando una imagen de la botella del producto. Sin
embargo, la imagen no tendría ningún sentido sin la frase ‘ABSOLUT HACKER’ (que hace
la función de anclaje). Para que el mensaje logre su cometido, el receptor debe estar
familiarizado con el manejo de computadoras y debe de saber que un hacker, es un
experto en códigos computacionales. De esta forma, podemos decir que el mensaje
icónico no codificado serían los números en clave y la silueta de la botella, mientras que
el mensaje icónico codificado, sería la pantalla de computadora que aparece de manera
implícita para el receptor, así como la frase.

En la segunda imagen los mensajes icónicos cambian, ya que el mensaje icónico no


codificado (denotación) sería la botella de cabeza apoyada en el tapete azul. Sin
embargo, cuando se descifra el mensaje icónico codificado, sabemos que la imagen hace
referencia a una de las posturas que se practican en el yoga. Esto lo sabemos gracias a la
frase, que nuevamente hace la función de anclaje y que termina por darle sentido a todo
el cuadro, redondeando el mensaje lingüístico.

En la tercera imagen, varias rebanadas de pepino forman la silueta de la botella


acompañadas de la frase ABSOLUT BEAUTY (que podría traducirse como ABSOLUTAMENTE
BELLA). En este anuncio, el mensaje icónico codificado es un poco más complejo, ya que
el receptor debe saber de antemano, que las mascarillas de pepino, con sus respectivas
rebanadas cubriendo los ojos, son una técnica común dentro del área de belleza y
cosmetología, principalmente utilizado por las mujeres para ponerse “aún más bellas”.
Por ello, la frase es lo que termina por construir el mensaje completo, ya que sería difícil
entenderlo únicamente con la imagen.

En el último anuncio, sucede un caso parecido. En esta ocasión el nombre del producto se
ve censurado por algunos recuadros. Ésta sería la denotación. Sin embargo, la frase
ABSOLUT ANONYMOUS (ABSOLUTAMENTE ANÓNIMO), nos remite a las técnicas utilizadas
en televisión para resguardar la identidad de personas dispuestas a declarar sobre algún
tema comprometedor, lo cual representaría la connotación del mensaje, es decir, lo que
viene de forma implícita.

Lo original y exitoso de estos anuncios radica en que de alguna forma, el mensaje lo


termina de construir el receptor, asociando diversos elementos de la cultura popular
occidental, ya que la imagen sólo “sugiere” (intencionadamente) ciertos elementos que
permitirán al receptor darle forma a todo el mensaje de manera conjunta.

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El texto
Proveniente del latín textus, se define como “enunciado o conjunto coherente de
enunciados orales o escritos”, según la Real Academia de la Lengua Española. Dentro de
la semiótica, el texto es un ensamblaje de signos construido e interpretado en referencia
a la convención asociada al género de su medio particular de comunicación (Chandler,
1994). Para Umberto Eco, es el resultado de la coexistencia de varios códigos, o por lo
menos, de varios subcódigos.

El análisis semiótico es con frecuencia utilizado para el análisis de textos en un intento


de caracterizar su estructura y la identificación de significados potenciales, aunque su
potencial de objetos observables es más amplio e incluye el análisis del medio, la
publicidad, el cine, la fotografía, el arte o la dimensión estética humana. Es necesario
notar que “texto” no se refiere a la connotación logocéntrica del término y que este
existe en cualquier medio y puede ser verbal, no-verbal o ambas, siendo “un mensaje
con existencia física propia, independiente de su emisor o receptor”, lo que nos permite
hablar, en nuestro caso, de textos mediáticos.

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Semiótica de la imagen

Entendemos por semiótica de la imagen el estudio del signo icónico y los procesos de
sentido-significación a partir de la imagen. El estudio de la imagen y las comunicaciones
visuales en realidad desborda lo estrictamente pictórico o visual, tal como pueden ser los
análisis de colores, formas, iconos y composición, para dar paso a los elementos
históricos y socio-antropológicos que forman parte de la semiótica de la imagen.

La semiótica de lo visual se configura como una parte de esa macro semiótica del mundo
natural que constituye con la macro semiótica de las lenguas naturales el lugar natural
del ejercicio del conjunto de las lenguas naturales el lugar natural del ejercicio del
conjunto de las prácticas semióticas.

También parece evidente que el campo de la semiótica de lo visual desborda


ampliamente el campo del análisis de las imágenes, de los denominados textos icónicos.
Algunos autores hablan de la semiótica plenaria y contraponen a ella una semiótica de la
imagen constituida por signos icónicos. En esta última la iconicidad se integra de manera
natural en la orientación elegida.

Representar se identifica con evocar por descripción, retrato e imaginación, con situar
semejanzas de algo ante la mente o los sentidos. Hay que subrayar que la
representación, tal y como la entiende la filosofía clásica se plantea como una función
del lenguaje en general.

La significación se produce siempre que una cosa materialmente presente ante la


percepción de un destinatario represente a otra cosa a partir de reglas subyacentes, tal
como lo explica Barthes con su defiición de mensaje icónico codificado y no codificado.
Hay que precisar tres puntos importantes:

-La cosa representada no tiene porque existir ni sustituir de hecho en el momento en que
el signo sustituto significante de otra cosa la represente.

-El acto de significación es autónomo con respecto a cualquier acto potencial de


comunicación.

-Debe existir un código que establezca una correspondencia entre lo que el signo
representa y lo representado.
Cuando un código relaciona elementos de un sistema transmisor con elementos de un
sistema transmitido se produce la significación a través de la aparición de una función
semiótica:

a) Un signo no es una entidad física. No forma más que el plano expresivo.

b) El signo no es una entidad semiótica fija, sino un lugar de encuentro de elementos


independientes que proceden de sistemas diferentes y que se asocian a través de una
correlación codificada transitoria.

c) La denotación se identifica con el hecho de que, según una correlación codificadora


dada a unos elementos dados del plano expresivo les corresponde de forma unívoca y
directa una posición permanente del contenido. Asimismo, se habla de connotación
cuando el plano expresivo de una función semiótica se presente formado por otro sistema
de significación, que incluye un plano expresivo y de contenido.

El concepto de imagen se divide en un campo semántico determinado por dos polos


opuestos. Uno describe la imagen directa percibible o hasta el mismo existente. El otro
contiene la imagen mental simple que en ausencia de estímulos visuales puede evocarse.

Para Barthes, el anclaje es la función más frecuente del mensaje lingüístico; aparece por
lo general en la fotografía de prensa y en publicidad. La función de relevo es menos
frecuente (por lo menos en lo referente a la imagen fija); se la encuentra principalmente
en los dibujos humorísticos y en las historietas. Aquí la palabra (casi siempre un trozo de
diálogo) y la imagen están en una relación complementaria. Las palabras, al igual que las
imágenes, son entonces fragmentos de un sintagma más general, y la unidad del mensaje
se cumple en un nivel superior: el de la historia, de la anécdota, de la diégesis (lo que
confirma en efecto que la diégesis debe ser tratada como un sistema autónomo).

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Mensaje lingüístico

Se refiere al lenguaje articulado escrito que podría llegar a formar parte de la misma
imagen. Por otra parte, la ausencia de palabras recubre siempre una “intención
enigmática”. Las posibles funciones del mensaje lingüístico son:

Función de anclaje.- Sostiene o apoya la imagen, la función es denominativa y


corresponde al anclaje de tdoso los posibles sentidos denotados. Contribuye a una
conveniente identificación de los objetos. A nivel de mensaje simbólico, el lingüístico
guía, ya no el reconocimiento sino que la interpretación y constituye una “tenaza” que
impide que los sentidos connotados se desorienten. En otras palabras, se limita el poder
proyectivo de la imagen.
Función de relevo.- Es menos frecuente que la anterior y se la encuentra
frecuentemente en las historietas (comics). Se trata de una intercalación inseparable
entre el texto y la imagen, no se encarga de otrorgarle sentido a ésta última sino que
constituye un elemento más del sintagma icónico. En los casos en que el mensaje
lingüístico cumple una función de relevo, posee una carga informativa mucho mayor que
cuando se trata de anclaje. La significación recae sobre las palabras y la imagen aparece
como soporte.
Mensaje icónico codificado.- Está formado por agrupaciones de determinados elementos
de la figura que aluden a conocimientos pertenecientes a la realidad cultural compartida
por emisor y receptor. Barthes intenta establecer a nivel teórico las reglas que aparecen
en el proceso de connotación icónico, proceso que se hallará limitado por las habilidad
interpretativa de los receptores. Es así que, ante una determinada imagen, solo hay una
cantidad limitada de posibles lecturas vinculadas a diferentes saberes (ej: práctico,
estético, etc.). Esos saberes constituyen lo que Barhtes denominará “léxicos”. El
conjunto de léxicos incorporado en un individuo, se llamara idiolecto.
Mensaje icónico no codificado.- Su análisis, nos refiere a la denotación. Para captar el
nivel denotativo, solamente se requiere la percepción. Sin embargo, cabe puntualizar
que el análisis estructural denotativo nunca debería confundirse con una simple
enumeración de los elementos, sino que explica y describe la relación de los mismos en
función de una estructura. La imagen literal es la imagen denotada, a la que le
corresponde la identificación, la cual es una operación ‘natural’, en el sentido en que la
relación entre signficante y significado se establece en un primer nivel de lectura.

En el análisis de un anuncio de fideos, Barthes propone como principal objetivo la


separación de todos los elementos y signos para ser estudiados por separado y otorgarles
un significado, estos significados se enlazan uno con otro para complementarse, en un
análisis los colores, la posición y el tamaño influyen directamente en el resultado final,
para llevar a cabo dicho análisis se necesitan tener conocimientos previo sobre el tema y
sobre el contexto cultural en el que se efectúa dicho mensaje.

La estructura de un anuncio publicitario se refiere básicamente a sus componentes, y lo


que nos dicen en sentido literal, sin leer entrelineas y mucho menos dar nuestro punto
vista. Al describir la estructura de un mensaje, sólo debemos mencionar el tamaño, la
intensidad de los colores, así como el espacio que ocupan, a estos detalles se les conoce
como composición estética. En este sentido, la teoría de la sintaxis visual afirma que
existen ciertos elementos que permiten la construcción de un mensaje, (tal como las
letras del abecedario son la base para construir palabras) y por ende, el significado que
se desprende de la combinación de dichas palabras.

Podríamos decir que para lograr la alfabetización verbal, es necesario aprender una
sintaxis común que establezca límites constructivos acordes a los usos aceptados. En
otras palabras, podría decirse que “existen líneas generales para la construcción de
composiciones, existen elementos básicos que pueden aprender y comprender los
estudiantes de medios audiovisuales (…) para crear claros mensajes visuales”. Otras
acepciones como la de Lindekens (1976) establece a la imagen como un signo autónomo,
en principio independiente del texto que lo acompaña.
Asimismo, Bense postula “una semiótica visual como esencia de los problemas del
lenguaje visual”, en donde todo objeto de percepción está constituido por una unidad de
forma y color.

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¿Qué es placer y goce?


En El placer del texto, Roland Barthes hace una diferencia entre el placer y el goce:
“texto de placer: el que contenta, colma, da euforia; proviene de la cultura y está ligado
a una práctica confortable de la lectura. Texto de goce: el que pone en estado de
pérdida, desacomoda (tal vez incluso hasta una forma de aburrimiento), hace vacilar los
fundamentos históricos, culturales, psicológicos del lector, la congruencia de sus gustos,
de sus valores y de sus recuerdos, pone en crisis su relación con el lenguaje”.

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La semiótica narrativa

Señala que todo cuanto existe es dialéctica significativa y por lo tanto texto. Su análisis
se guía por una racionalidad subjetiva. Es el estudio semiótico de un texto o mensaje
cualquiera como relato, es decir como una unidad en la cual existe una representación
de sucesos o acciones que de verifican en un devenir espacio-temporal. De hecho existen
tipos de textos (cuentos, novelas, relatos televisivos, cinematográficos) que no pueden
ser analizados sino por una semiótica narrativa, que es la única que puede dar cuenta de
la organización temporal y dinámica de dicho tipo de textos. Pero aún los textos
descriptivos o espaciales son susceptibles de ser analizados por la perspectiva diacrónica
de este tipo de semiótica.

Aborda el estudio de la narratividad a partir del análisis de lo que denomina, con rigor,
la estructura narrativa del texto. Es precisamente su procedencia teórica la que
garantiza la solidez de la construcción de los objetos que manipula. El parentesco de
estos objetos teóricos con los elementos que se consideran propios del análisis narrativo,
tales como los personajes, acciones, etc.). Por ahora será necesario dedicar una mínima
discusión a los conceptos centrales de la teoría y, en particular, al denominado recorrido
generativo, cuya armazón, fundadora de toda la aproximación de Greimas.

De esta forma, podemos decir que el recorrido generativo es una construcción teórica
que intenta modelar el modo cómo se genera y se articula el sentido en un texto. No se
trata de una simulación del modo cómo se produce el tránsito entre una “idea” y una
película, sino de una estructura que puede construirse mediante el análisis y que permite
comprender el funcionamiento semiótico de este tipo de texto en particular.

Este recorrido generativo consta de dos grandes niveles: el nivel de las estructuras
discursivas y el nivel de las estructuras semio-narrativas.
a) El nivel de las estructuras discursivas es el nivel de la manifestación textual, es
decir, aquel con el que nos enfrentamos al “leer” el texto. Corresponde a un nivel
analítico que sólo puede derivarse del discurso del texto.
b) El nivel de las estructuras semio-narrativas es un nivel más abstracto cuyos
constituyentes no se manifiestan directamente en el texto, sino que son reconstruidos a
través del análisis. Asimismo, el nivel de las estructuras semio-narrativas se encuentra,
subdividido en dos subniveles: un subnivel profundo y en un subnivel de superficie.
El nivel más profundo de las estructuras semio-narrativas es el nivel más abstracto, el
nivel en donde, para la teoría, tienen lugar las primeras articulaciones del sentido, es
decir, donde aparecen los términos menos elaborados y más elementales de la
significación: bueno-malo, masculino-femenino, vida-muerte, por ejemplo. Estas
unidades se presentan en sencillas oposiciones binarias, que en su conjunto dan lugar a
un entramado puramente lógico cuya estructura podría recordarnos el nivel semántico
primario del lenguaje con el que opera una computadora.

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Semiótica del discurso en Greimas

Para Greimas, el estudio de la semiótica se desarrolla con el objetivo de buscar los


sentidos de los textos. Con la influencia de Propp, Hjelmslev, Lévi-Strauss y otros,
Greimas desarrolló un método que permite analizar la organización de los discursos, en el
plano del contenido, a partir del concepto de narratividad.

Estos estudios llevaran Greimas a identificar la existencia de formas universales de


organización de la narrativa en el texto. Tales formas se repiten en los más diversos
textos y son esas estructuras que sustentan la construcción de los sentidos y de la
significación de los textos. La existencia de esa estructura narrativa se manifiesta en
cualquier tipo de discurso. Se percibe bien esto cuando Greimas dice:

“Todos los cuentistas del mundo repiten incansablemente: la calificación del sujeto,
manifestada bajo diversas formas (rituales de iniciación, ritos de pasaje, concursos y
condecoraciones); la realización del sujeto en la vida, considerada como un espacio
virtual en que el hombre es convocado a llenar por sus actos, ejecutando alguna cosa y
revelándose a sí mismo en el mismo gesto; el reconocimiento, ese mirar del otro que
atribuye los actos a su autor y lo constituye en su ser”.

Es necesario decir también que el esquema narrativo se desarrolla a través de relaciones


paradigmáticas, esto es, elementos que pueden substituirse unos a los otros en un mismo
contexto y sintagmáticas, identificada por ser un proceso lineal. Esto queda claro cuando
Greimas explica que la narración debe interpretarse como un solo bloque de contenido
semiótico.

“Reconocer la existencia de unidades narrativas de carácter (ya sean o paradigmático o


sintagmático), constituidas por las relaciones que los enunciados narrativos mantienen en
sí, e interpretar la narrativa como una estructura narrativa, esto es, como una vasta red
relacional subentendida por el discurso de superficie que solamente la manifiesta
parcialmente”.

Para Greimas la narratividad se construye en tres niveles de complejidades diversas:


estructura fundamental, estructura narrativa y estructura discursiva.

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Estructura fundamental
Se caracteriza por ser la estructura mas profunda y abstracta. Greimas identifica
los semas en la base de esta estructura. Un sema se define como la extremidad de una
relación funcional binaria entre sememas. El sema es, pues, la más pequeña unidad de
significación definida por el análisis. Y un sema es como es, pues tiene otro sema como
referencia, lo que posibilita la identificación de las diferencias. Para aclarar mejor ese
aspecto, Courtès menciona los tipos de relaciones existentes entre ellas:
“La relación que se encuentra establecida entre los dos semas es de naturaleza
antonímica, relevando al mismo tiempo de la disyunción y de la conjunción”.

Los semas tienen carácter binario. Ellos se unen por una relación de oposición. Por lo
tanto, esa relación se da siempre entre dos semas. Tal relación puede ser representada
en el cuadrado semiótico, y “permite darse cuenta del orden de los universos semânticos
en su conjunto”.

De esta forma, la estructura elemental es concebida de forma lógica en una categoría


sémica binaria del tipo blanco y negro, y los términos están en relación de contrariedad,
de contradictoriedad y de implicación. Esa estructura existe en cualquier discurso y
organiza las relaciones, sea en el orden sintagmático, sea en el paradigmático.

Las características formales del cuadrado semiótico son esclarecidas por Courtès cuando
afirma que “esta presentación del modelo constitucional, se hizo al nivel de sistema,
esto es, en una perspectiva paradigmática. Se puede entonces, complemenaáriamente,
considerarlo del punto de vista del proceso, esto es según el eje sintagmático”.

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Estructura narrativa

La estructura narrativa es la etapa más superficial del percurso generativo. Esa


organización es dada sobre los sememas, y es llamada por Greimas de “modelo
actancial”. La organización actancial es formada por actuantes que, conforme Greimas
son “seres o cosas que, a un título cualquiera y de un modo cualquiera, todavía a título
de meros actores secundarios y de manera más pasiva posible, participan del proceso “.

Todo el discurso se desarrolla encima de objetos, personajes, lugares, etcétera. Los


actuantes son seres del discurso. El modelo actancial propuesto por Greimas está
estructurado de la siguiente forma:
a) El enunciado conjuntivo es la relación entre el sujeto y el objeto, que puede ser
diferentemente situado, en la medida que el objeto puede ser dotado de diferentes
valores, “objetivos” o “subjetivos “.

b) En los enunciados disyuntivos, el objeto, entre tanto, dotado de valor, no está en


conjunción con el sujeto.

Para Greimas, “la disyunción solamente virtualiza la relación entre sujeto y objeto,
manteniéndola como una posibilidad de conjunción. Por ello, el sujeto y el objeto no son
los únicos a hacer parte de la estructura narrativa. Tenemos también el destinador y el
destinatario, que forman el segundo par de actuantes. Estos están interligados por el
objeto de deseo.

“La confrontación, a su vez, puede ser quera polémica, quera transaccional,


manifestándose sea por combate, sea por una troca, permitiendo esta distinción
reconocer dos concepciones de las relaciones inter-humanas”.

Toda la confrontación ocurre porque existe un objeto a ser disputado. A partir del
momento que este objeto es deseado por las partes envueltas, el mismo pasa a tener un
determinado valor, y entonces pasa a ser un objeto de deseo para el sujeto, estando
situado entre el destinador el destinatario. Destinador es aquel actuante que hace
hacer, diferente del sujeto que tiene la acción, que hacer ser. Diferentes relaciones se
establecen: entre el destinador y el destinatario, una relación de implicación; entre el
sujeto y el objeto, una relación de proyección y, entre ayudante y opositor, una relación
de contradicción.

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Estructura discursiva

La estructura discursiva está identificada al nivel más superficial. Los tres niveles
caracterizan un percurso de pasaje de lo más abstracto a lo mas concreto. Se puede decir
todavía que la estructura discursiva está en el limpiar de la relación de la significación
(expresión y contenido). La estructura discursiva viste la narrativa, sino el nivel más
próximo de la textualización. Y en ese nivel es donde ocurren los procesos de
figurativización, temporalización, espacialización, gestualidad, sociabilidad y sexualidad.

Las figuras se organizan en el discurso y se agrupan para dar lugar a


configuracionesdiscursivas. La construcción de las figuras se da por un procedimiento de
desembrage y embrage. El desembrage consiste en la retirada de todas las marcas de
temporalidad, especialidad, mientras el embrage dota estos elementos de marcas de
tiempo, espacio y otros elementos similares.

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Bibliografía:
Saussure, Ferdinand. Curso de Lingüística General. Editorial Losada. España. 2008.
Barthes, Roland. El placer del texto. Siglo XXI. México. 1986
Barthes, Roland. Elementos de semiología. Editorial Paidós. 1995
Eco, Umberto. Tratado de semiótica general. Editorial Debolsillo. México. 2005.
Eco, Umberto. La estructura ausente: introducción a la semiótica. Editorial Debolsillo.
México. 2005.
A. J. Greimas. Maupassant, la semiótica del texto. Editorial Paidós, 1983.
A. J. Greimas y Joseph Courtés. Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del
lenguaje. Madrid. Gredos, 1982.
Macagnan Pretto, Clea Beatriz. Una visión interdisciplinar de comunicación: semiótica y
negociación. Revista Latina de Comunicación Social. La Laguna, Tenerife. Enero de 1999.
Número 13
González Montes, Antonio. Semiótica. Editorial Wari, Lima, Perú. 1989.
Baiz, Franz. Nuevos instrumentos para la escritura del guión. Fundación Cinemateca
Nacional. Colombia. 1998.
Santaella, Lucía y Winfried Nöth. Imagen: comunicación, semiótica y medios. Kassel.
Editorial Reichenberger. 2003

Art and the Semiotics of images: Three Questions About Visual


Meaning: http://faculty.washington.edu/dillon/rhethtml/signifiers/sigsave.html

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