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Qué Es La Semiótica
Qué Es La Semiótica
Para Ferdinand de Saussure, la semiología es “una ciencia que estudia la vida de los
signos en el marco de la vida social”. Su definición de signo como entidad de dos caras
(significado y significante) ha anticipado y determinado todas las definiciones posteriores
de la función semiótica. Así pues, consideraba implícitamente al signo como un artificio
comunicativo que afectaba a dos seres humanos dedicados intencionalmente a
comunicarse y a expresarse algo.
Por su parte, el estadounidense Charles Sanders Peirce definió a la semiótica como “la
doctrina de la naturaleza esencial y de las variedades fundamentales de cualquier clase
posible de semiosis. (…) Por semiosis entiendo una acción, una influencia que sea o
suponga, una cooperación de tres sujetos, como por ejemplo, un signo, su objeto y su
interpretante, influencia tri-relativa que en ningún caso puede acabar con la acción
entre parejas”. Una diferencia respecto a la definición de Saussure, es que para Peirce,
el signo no requiere ser emitido intencionalmente. En otras palabras, podríamos decir
que un signo es todo aquello que, a partir de una convención aceptada previamente,
pueda entenderse como alguna cosa que esta en lugar de otra.
De acuerdo a la definición de Charles William Morris (1938) “algo es un signo sólo porque
un intérprete lo interpreta como signo de algo… por tanto, la semiótica no tiene nada
que ver con el estudio de un tipo de objetos en particular, sino con los objetos comunes
en la medida en que participan en la semiosis”.
Para P. Guiraud (1972) la semiótica estudia las distintas señales, signos y códigos de
comunicación lingüísticos y los no lingüísticos. Esta definición tiene el mismo sentido
abarcador que la de Saussure, pues asigna a la semiótica la tarea de encargarse del
estudio científico, tanto del lenguaje oral (código lingüístico) como de otros signos y
señales no lingüísticos (lenguaje de banderas, gestos, el lenguaje Braille, etc).
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En S/Z, de 1970, realiza un análisis extenso de una historia breve, el Sarrasine de Balzac,
donde pretende identificar otras fuentes de significado y de relevancia. Con su lectura
tan abierta, establece cinco grandes códigos que determinan los tipos de significado, y
que pueden encontrarse en un texto a través de múltiples lexias. Estos grandes códigos lo
llevaron a definir que las historias tienen la capacidad de ofrecer una pluralidad de
significados, si bien ésta se halla limitada por otros elementos formales, como es la
secuencia lineal de la escritura: al ser una línea temporal definitiva, que debe ser
seguida por el lector, restringe su libertad analítica e interpretativa. De este proyecto
concluye que un texto ideal debiera ser reversible; es decir, abierto a una gran variedad
de interpretaciones diferentes. Un texto solo puede ser reversible al evadir los artefactos
restrictivos que Sarrasine tiene, por ejemplo las líneas temporales restrictivas, así como
definiciones exactas de eventos. Él lo describe como la diferencia entre un
texto escribible, en la cual el lector reinterpreta libremente y adquiere un papel activo
en el proceso creativo; y un texto legible, en los cuales se restringen estas posibilidades
y son textos simplemente leídos. Este proyecto le ayudó a identificar lo que él buscaba
en la literatura, la apertura para múltiples interpretaciones. Su noción de textos
escribibles es similar al concepto del hipertexto, el cuál será desarrollado posteriormente
por otros autores.
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Se pueden definir dos presupuestos clave en la amplia producción del autor: en primer
lugar, el convencimiento de que todo concepto filosófico, toda expresión artística y toda
manifestación cultural, de cualquier tipo que sean, deben situarse en su ámbito
histórico; y en segundo lugar, la necesidad de un método de análisis único, basado en la
teoría semiótica, que permita interpretar cualquier fenómeno cultural como un acto de
comunicación regido por códigos y, por lo tanto, al margen de cualquier interpretación
idealista o metafísica.
Durante los años del auge del estructuralismo, Eco escribió, enfrentándose a una
concepción ontológica de la estructura de los fenómenos naturales y culturales, La
estructura ausente(1968), que alcanza su óptima continuación en Lector in
fabula (1979). En esta última obra, efectivamente, se afirma que la comprensión y el
análisis de un texto dependen de la cooperación interpretativa entre el autor y el lector,
y no de la preparación y de la determinación de unas estructuras subyacentes, fijadas de
una vez por todas.
Eco define a la semiótica como el “estudio de todos los procesos culturales (es decir,
aquellos en los que entran en juego agentes humanos que se ponen en contacto
sirviéndose de convenciones sociales) como procesos de comunicación”. De ahí que el
autor considere a la semiótica como “una teoría general de la cultura y un sustituto de la
antropología cultural”, según explica Eco en las primeras páginas de su libro La
estructura ausente.
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Postulados de la semiología
Para que algo sea un signo, debe “representar”, como solemos decir, a otra cosa,
llamada su objeto, aunque la condición de que el signo debe ser distinto de su objeto es,
tal vez, arbitraria, porque, si extremamos la insistencia en ella, podríamos hacer por lo
menos una excepción en el caso de un signo que es parte de un signo. El signo puede
solamente representar al objeto y aludir a él. No puede dar conocimiento o
reconocimiento del objeto. Saussure define signo como la combinación de un
“significante” (imagen acústica) y de un “significado” (que representa la idea).
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Postulados de semiótica
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Peirce definió tres categorías de signos, cada una de las cuales muestra una relación
diferente entre el signo y su objeto, o aquello a lo cual se refiere:
a) ícono– el signo se parece de alguna manera a su objeto, se ve o se oye parecido.
b) índice– hay un lazo directo entre el signo y su objeto, tienen una conexión real. Un
estornudo es indicio de resfriado.
c) símbolo– no hay conexión o parecido entre el signo y el objeto: un símbolo comunica
solamente porque la gente se ha puesto de acuerdo en que va a representar algo. Una
fotografía es un ícono, el humo es indicio de fuego, y una palabra es un símbolo. Las
palabras en general son símbolos, los números son igualmente símbolos.
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a) Por paradigmas (un paradigma es un conjunto de signos de entre los cuales se escoge
el que se va a usar). Por ejemplo, el conjunto de formas para las señales de carretera
(cuadradas, redondas o rectangulares).
b) Por la sintagmática (un sintagma es el mensaje dentro del cual se combinan los signos
escogidos). Por ejemplo, una señal de carretera es un sintagma, una combinación de la
forma con el símbolo seleccionado.
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Definición de código
Código: conjunto de signos y reglas para combinarlos que componen el mensaje, y tiene
que ser común al emisor y al receptor.
Para Uumberto Eco, en su Tratado de semiótica general, el código es un sistema de
significación que reúne entidades presentes y ausentes. Siempre que una cosa
materialmente presente a la percepción del destinatario representa otra cosa a parir de
reglas subyacentes, hay significación.
El alfabeto y la lengua son quizá los códigos más comunes, pero también existen otro tipo
de códigos no verbales, entre ellos, los gestos faciales, que pueden expresar diferentes
emociones. También hay códigos visuales como los colores del semáforo, por ejemplo, o
los señalamientos viales.
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Denotación y connotación
Definición de denotación.- Se llama denotación al tipo de significado de una palabra que
es objetivo y se da en el plano saussuriano de la lengua. Es el significado universal, el
que una palabra tiene para todos los conocedores de una lengua, sin que exista la más
mínima discrepancia entre ellos: el que tiene por ejemplo metal y recoge
el Diccionario de la Real Academia. Propiamente dicho, se trata del significado tal como
se presenta fuera de cualquier contexto. Por ejemplo, aurora denota la parte del día
correspondiente a la salida del sol, y es así como se define en los diccionarios.
Definición de connotación.- También conocida como significado connotativo, es aquello
que poseen las palabras y expresiones cuando se les da un significado personal e
individual subjetivo que no figura en el diccionario y por lo tanto se opone a la
denotación o significado objetivo. Es, pues, el significado en el plano saussuriano del
habla. Por ejemplo, la palabra lluvia posee el significado connotativo de “tristeza” o
“melancolía”. Otro ejemplo seria, en la frase “una vida de perros”. La denotación sería
la vida de los animales (perros), pero casi nunca, usamos ese significado. La connotación
podría ser tener una vida vaga, floja, mala. Muchas palabras, pues, poseen un significado
casi por entero connotativo.
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Significantes de connotación
La connotación, por ser un sistema, abarca significantes, significados y el proceso que
une unos con otros (significación), por lo que sería necesario emprender antes que nada
el inventario de estos tres elementos en cada sistema. Los significantes de connotación,
que llamaremos connotadores, están constituidos por signos (significantes y significados
reunidos) del sistema denotado; naturalmente, varios signos denotados pueden reunirse
para formar un solo connotador, si está provisto de un solo significado de connotación;
dicho de otra manera, las unidades del sistema connotado no tienen forzosamente la
misma dimensión que las del sistema denotado; largos fragmentos de discurso denotado
pueden constituir una sola unidad del sistema connotado (es el caso, por ejemplo,
del tono de un texto, formado por palabras múltiples, pero que remite sin embargo a un
solo significado).
En la semiótica connotativa, los significantes del segundo sistema están constituidos por
los signos del primero; en el metalenguaje, sucede lo inverso: son los significados del
segundo sistema los que están constituidos por los signos del primero.
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Quizá el mayor acierto de la campaña de Absolut, es que los creativos lograron hacer de
la botella, un ícono distintivo. Este elemento ha sido utilizado de diferentes formas.
En el primer anuncio, los diferentes códigos son similares a los utilizados en un sistema
operativo de computadoras, formando una imagen de la botella del producto. Sin
embargo, la imagen no tendría ningún sentido sin la frase ‘ABSOLUT HACKER’ (que hace
la función de anclaje). Para que el mensaje logre su cometido, el receptor debe estar
familiarizado con el manejo de computadoras y debe de saber que un hacker, es un
experto en códigos computacionales. De esta forma, podemos decir que el mensaje
icónico no codificado serían los números en clave y la silueta de la botella, mientras que
el mensaje icónico codificado, sería la pantalla de computadora que aparece de manera
implícita para el receptor, así como la frase.
En el último anuncio, sucede un caso parecido. En esta ocasión el nombre del producto se
ve censurado por algunos recuadros. Ésta sería la denotación. Sin embargo, la frase
ABSOLUT ANONYMOUS (ABSOLUTAMENTE ANÓNIMO), nos remite a las técnicas utilizadas
en televisión para resguardar la identidad de personas dispuestas a declarar sobre algún
tema comprometedor, lo cual representaría la connotación del mensaje, es decir, lo que
viene de forma implícita.
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El texto
Proveniente del latín textus, se define como “enunciado o conjunto coherente de
enunciados orales o escritos”, según la Real Academia de la Lengua Española. Dentro de
la semiótica, el texto es un ensamblaje de signos construido e interpretado en referencia
a la convención asociada al género de su medio particular de comunicación (Chandler,
1994). Para Umberto Eco, es el resultado de la coexistencia de varios códigos, o por lo
menos, de varios subcódigos.
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Semiótica de la imagen
Entendemos por semiótica de la imagen el estudio del signo icónico y los procesos de
sentido-significación a partir de la imagen. El estudio de la imagen y las comunicaciones
visuales en realidad desborda lo estrictamente pictórico o visual, tal como pueden ser los
análisis de colores, formas, iconos y composición, para dar paso a los elementos
históricos y socio-antropológicos que forman parte de la semiótica de la imagen.
La semiótica de lo visual se configura como una parte de esa macro semiótica del mundo
natural que constituye con la macro semiótica de las lenguas naturales el lugar natural
del ejercicio del conjunto de las lenguas naturales el lugar natural del ejercicio del
conjunto de las prácticas semióticas.
Representar se identifica con evocar por descripción, retrato e imaginación, con situar
semejanzas de algo ante la mente o los sentidos. Hay que subrayar que la
representación, tal y como la entiende la filosofía clásica se plantea como una función
del lenguaje en general.
-La cosa representada no tiene porque existir ni sustituir de hecho en el momento en que
el signo sustituto significante de otra cosa la represente.
-Debe existir un código que establezca una correspondencia entre lo que el signo
representa y lo representado.
Cuando un código relaciona elementos de un sistema transmisor con elementos de un
sistema transmitido se produce la significación a través de la aparición de una función
semiótica:
Para Barthes, el anclaje es la función más frecuente del mensaje lingüístico; aparece por
lo general en la fotografía de prensa y en publicidad. La función de relevo es menos
frecuente (por lo menos en lo referente a la imagen fija); se la encuentra principalmente
en los dibujos humorísticos y en las historietas. Aquí la palabra (casi siempre un trozo de
diálogo) y la imagen están en una relación complementaria. Las palabras, al igual que las
imágenes, son entonces fragmentos de un sintagma más general, y la unidad del mensaje
se cumple en un nivel superior: el de la historia, de la anécdota, de la diégesis (lo que
confirma en efecto que la diégesis debe ser tratada como un sistema autónomo).
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Mensaje lingüístico
Se refiere al lenguaje articulado escrito que podría llegar a formar parte de la misma
imagen. Por otra parte, la ausencia de palabras recubre siempre una “intención
enigmática”. Las posibles funciones del mensaje lingüístico son:
Podríamos decir que para lograr la alfabetización verbal, es necesario aprender una
sintaxis común que establezca límites constructivos acordes a los usos aceptados. En
otras palabras, podría decirse que “existen líneas generales para la construcción de
composiciones, existen elementos básicos que pueden aprender y comprender los
estudiantes de medios audiovisuales (…) para crear claros mensajes visuales”. Otras
acepciones como la de Lindekens (1976) establece a la imagen como un signo autónomo,
en principio independiente del texto que lo acompaña.
Asimismo, Bense postula “una semiótica visual como esencia de los problemas del
lenguaje visual”, en donde todo objeto de percepción está constituido por una unidad de
forma y color.
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La semiótica narrativa
Señala que todo cuanto existe es dialéctica significativa y por lo tanto texto. Su análisis
se guía por una racionalidad subjetiva. Es el estudio semiótico de un texto o mensaje
cualquiera como relato, es decir como una unidad en la cual existe una representación
de sucesos o acciones que de verifican en un devenir espacio-temporal. De hecho existen
tipos de textos (cuentos, novelas, relatos televisivos, cinematográficos) que no pueden
ser analizados sino por una semiótica narrativa, que es la única que puede dar cuenta de
la organización temporal y dinámica de dicho tipo de textos. Pero aún los textos
descriptivos o espaciales son susceptibles de ser analizados por la perspectiva diacrónica
de este tipo de semiótica.
Aborda el estudio de la narratividad a partir del análisis de lo que denomina, con rigor,
la estructura narrativa del texto. Es precisamente su procedencia teórica la que
garantiza la solidez de la construcción de los objetos que manipula. El parentesco de
estos objetos teóricos con los elementos que se consideran propios del análisis narrativo,
tales como los personajes, acciones, etc.). Por ahora será necesario dedicar una mínima
discusión a los conceptos centrales de la teoría y, en particular, al denominado recorrido
generativo, cuya armazón, fundadora de toda la aproximación de Greimas.
De esta forma, podemos decir que el recorrido generativo es una construcción teórica
que intenta modelar el modo cómo se genera y se articula el sentido en un texto. No se
trata de una simulación del modo cómo se produce el tránsito entre una “idea” y una
película, sino de una estructura que puede construirse mediante el análisis y que permite
comprender el funcionamiento semiótico de este tipo de texto en particular.
Este recorrido generativo consta de dos grandes niveles: el nivel de las estructuras
discursivas y el nivel de las estructuras semio-narrativas.
a) El nivel de las estructuras discursivas es el nivel de la manifestación textual, es
decir, aquel con el que nos enfrentamos al “leer” el texto. Corresponde a un nivel
analítico que sólo puede derivarse del discurso del texto.
b) El nivel de las estructuras semio-narrativas es un nivel más abstracto cuyos
constituyentes no se manifiestan directamente en el texto, sino que son reconstruidos a
través del análisis. Asimismo, el nivel de las estructuras semio-narrativas se encuentra,
subdividido en dos subniveles: un subnivel profundo y en un subnivel de superficie.
El nivel más profundo de las estructuras semio-narrativas es el nivel más abstracto, el
nivel en donde, para la teoría, tienen lugar las primeras articulaciones del sentido, es
decir, donde aparecen los términos menos elaborados y más elementales de la
significación: bueno-malo, masculino-femenino, vida-muerte, por ejemplo. Estas
unidades se presentan en sencillas oposiciones binarias, que en su conjunto dan lugar a
un entramado puramente lógico cuya estructura podría recordarnos el nivel semántico
primario del lenguaje con el que opera una computadora.
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“Todos los cuentistas del mundo repiten incansablemente: la calificación del sujeto,
manifestada bajo diversas formas (rituales de iniciación, ritos de pasaje, concursos y
condecoraciones); la realización del sujeto en la vida, considerada como un espacio
virtual en que el hombre es convocado a llenar por sus actos, ejecutando alguna cosa y
revelándose a sí mismo en el mismo gesto; el reconocimiento, ese mirar del otro que
atribuye los actos a su autor y lo constituye en su ser”.
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Estructura fundamental
Se caracteriza por ser la estructura mas profunda y abstracta. Greimas identifica
los semas en la base de esta estructura. Un sema se define como la extremidad de una
relación funcional binaria entre sememas. El sema es, pues, la más pequeña unidad de
significación definida por el análisis. Y un sema es como es, pues tiene otro sema como
referencia, lo que posibilita la identificación de las diferencias. Para aclarar mejor ese
aspecto, Courtès menciona los tipos de relaciones existentes entre ellas:
“La relación que se encuentra establecida entre los dos semas es de naturaleza
antonímica, relevando al mismo tiempo de la disyunción y de la conjunción”.
Los semas tienen carácter binario. Ellos se unen por una relación de oposición. Por lo
tanto, esa relación se da siempre entre dos semas. Tal relación puede ser representada
en el cuadrado semiótico, y “permite darse cuenta del orden de los universos semânticos
en su conjunto”.
Las características formales del cuadrado semiótico son esclarecidas por Courtès cuando
afirma que “esta presentación del modelo constitucional, se hizo al nivel de sistema,
esto es, en una perspectiva paradigmática. Se puede entonces, complemenaáriamente,
considerarlo del punto de vista del proceso, esto es según el eje sintagmático”.
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Estructura narrativa
Para Greimas, “la disyunción solamente virtualiza la relación entre sujeto y objeto,
manteniéndola como una posibilidad de conjunción. Por ello, el sujeto y el objeto no son
los únicos a hacer parte de la estructura narrativa. Tenemos también el destinador y el
destinatario, que forman el segundo par de actuantes. Estos están interligados por el
objeto de deseo.
Toda la confrontación ocurre porque existe un objeto a ser disputado. A partir del
momento que este objeto es deseado por las partes envueltas, el mismo pasa a tener un
determinado valor, y entonces pasa a ser un objeto de deseo para el sujeto, estando
situado entre el destinador el destinatario. Destinador es aquel actuante que hace
hacer, diferente del sujeto que tiene la acción, que hacer ser. Diferentes relaciones se
establecen: entre el destinador y el destinatario, una relación de implicación; entre el
sujeto y el objeto, una relación de proyección y, entre ayudante y opositor, una relación
de contradicción.
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Estructura discursiva
La estructura discursiva está identificada al nivel más superficial. Los tres niveles
caracterizan un percurso de pasaje de lo más abstracto a lo mas concreto. Se puede decir
todavía que la estructura discursiva está en el limpiar de la relación de la significación
(expresión y contenido). La estructura discursiva viste la narrativa, sino el nivel más
próximo de la textualización. Y en ese nivel es donde ocurren los procesos de
figurativización, temporalización, espacialización, gestualidad, sociabilidad y sexualidad.
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Bibliografía:
Saussure, Ferdinand. Curso de Lingüística General. Editorial Losada. España. 2008.
Barthes, Roland. El placer del texto. Siglo XXI. México. 1986
Barthes, Roland. Elementos de semiología. Editorial Paidós. 1995
Eco, Umberto. Tratado de semiótica general. Editorial Debolsillo. México. 2005.
Eco, Umberto. La estructura ausente: introducción a la semiótica. Editorial Debolsillo.
México. 2005.
A. J. Greimas. Maupassant, la semiótica del texto. Editorial Paidós, 1983.
A. J. Greimas y Joseph Courtés. Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del
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Macagnan Pretto, Clea Beatriz. Una visión interdisciplinar de comunicación: semiótica y
negociación. Revista Latina de Comunicación Social. La Laguna, Tenerife. Enero de 1999.
Número 13
González Montes, Antonio. Semiótica. Editorial Wari, Lima, Perú. 1989.
Baiz, Franz. Nuevos instrumentos para la escritura del guión. Fundación Cinemateca
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Editorial Reichenberger. 2003