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PLANTEL VALLADOLID
FILOSOFÍA
UNIDAD II
ANÁLISIS DE INTERPRETACIÓN DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA Y MEDIEVAL
2.1 Distingue las ideas principales de la filosofía de la Edad Antigua, considerando los
planteamientos de la perspectiva presocrática, socrática, platónica y aristotélica.
TALES DE MILETO: es el primer griego que admite una causa natural de las cosas. Para Tales
"todo procede del agua", esta afirmación implica la idea de la unidad de todas las cosas; hay,
por lo tanto, dos novedades decisivas:
a) que todas las cosas tienen un común y natural origen
b) la idea de que tras los cambios de los fenómenos se oculta un principio común a todas las
cosas e invariable (Arjé).
PITAGORAS de SAMOS: más bien debemos hablar de una comunidad de carácter ascético-
religioso. Para los pitagóricos el arjé es el número, ya que todo es explicable a partir de ellos y
el orden es un conjunto; así, la unidad se representa por un punto, con dos puntos tenemos una
línea, con tres la superficie y con cuatro el volumen. La suma de estos cuatro números básicos
es igual a 10 (Tetraktys) y se representa por un triángulo.
Así pues, las cosas son números, y por ello el arjé no es algo físicamente material sino algo
formal y abstracto: todo es matematizable, es decir, reducible a números.
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PLANTEL VALLADOLID
FILOSOFÍA
FILOSOFÍA
3.-Los entes son mezclas o compuestos de cuatro elementos básicos: Fuego, Aire, Tierra y
Agua.
4.-dos fuerzas antagónicas mueven este ciclo cósmico: el Amor, que tiende a reunir todos los
elementos en lo Uno, y la Discordia que tiende a separarlos en la multiplicidad.
5.-el dominio del Amor y la Discordia es alternativo, con dos períodos de transición, en los cuales
surge la vida: el hombre surge en el paso de la Discordia al Amor.
ANAXÁGORAS:
1.-en el principio era el Caos (la mezcla de todas las cosas infinitas en número y pequeñez)
2.-este Caos entra en movimiento por la acción de un principio exterior a él: el NOUS, la
Inteligencia que le impone un movimiento circular.
3.- las cosas no nacen ni perecen, sino que se componen y se disuelven a partir de lo existente
4.-las cosas no son una combinación de sólo cuatro elemento sino que hay muchas más
cualidades irreductibles y distintas unas a otras
5.- las cosas están compuestas por una multitud de partículas (semillas u homeomerías), según
la que predomina se nos aparecen bajo un aspecto u otro (ello explica las transformaciones).
Cada una de ellas contiene en esencia lo mismo que ha de producirse.
6.- los seres vivos llevan en sí un fragmento de Nous, por medio del cual participan en el
movimiento. El Nous es causa de todo movimiento y ordenador de todo lo real. (A veces se ha
identificado con Dios, no como creador, sino como Arquitecto del Mundo).
DEMÓCRITO Y LEUCIPO:
1.- las causas materiales de lo existente están constituidas por dos elementos: lo lleno (el ser)
y lo vacío (el no-ser)
2.- El no-ser existe, es el vacío que permite el movimiento; el ser está constituido por cuerpos
indivisibles, infinitos, invisibles e imperecederos llamados átomos
3.-los átomos se distinguen por su forma, orden y posición, y al agregarse se componen los
cuerpos perceptibles.
4.-los átomos, al moverse en el vacío, forman un torbellino en el cual chocan unos con otros
formando el universo en su orden actual: para ello siguen dos leyes: el azar y la necesidad ( los
choques son fortuitos e infinitos, pero sólo unos cuantos dan origen a lo existente).
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PLANTEL VALLADOLID
FILOSOFÍA
SÓCRATES
FILOSOFÍA
FILOSOFÍA
b. Reconocer la propia ignorancia: “Sólo sé que no sé nada”. Sólo el que tiene conciencia de su
ignorancia está en disposición de llegar a la verdad.
2. Una vez limpia la mente de erróneos prejuicios y de falsas opiniones ya se puede aspirar a
conocer las verdades absolutas, por un camino plano que parte de las pequeñas cosas
conocidas y mediante el uso de la inducción mayéutica.
Por ejemplo, para saber qué es la belleza, podemos comenzar dando su definición (método
deductivo rechazado por Sócrates y utilizado por los sofistas) o bien buscar cosas bellas -una
flor, una persona, una puesta de sol, etc.- y ver entre todos en qué cosas coincidimos
acercándonos al modelo de belleza que hay en nuestra mente. Este modelo será en último
extremo universal y común a todos los seres humanos. Lo mismo podemos decir de la justicia,
el bien o la felicidad.
Es el camino de las cosas concretas y conocidas a las desconocidas y abstractas.
La moral socrática es intelectualista, es decir, se alcanza la virtud a través de un proceso de
clarificación racional, mediante el cual se encuentra la verdad en el interior de nosotros mismos,
o bien haciendo un buen uso de la razón, o bien con la ayuda del diálogo (mayéutica) para ir de
las cosas conocidas a las verdades absolutas.
El ser humano virtuoso deja de actuar ciegamente y pasa a actuar por sabiduría. "Quien piensa
correctamente, actúa correctamente, luego la ignorancia es el mal" El que obra mal no es malo
ni peca, es ignorante, ignora el bien, por lo tanto "Nadie obra mal a sabiendas"
(voluntariamente). Una vez descubierta la verdad ya no se puede dejar de desear el llevarla a
la práctica porque lo contrario significaría violentar nuestra propia conciencia e ir en contra de
nuestros intereses como seres racionales.
La virtud, el obrar bien, no es otra cosa que saber lo que es el bien, lo que es la justicia, la
libertad, las leyes, etc. Porque una vez ves claro qué es cada una de esas cosas es tanta la
fuerza que tienen estas verdades que todos las querrán alcanzar (El conocimiento nos lleva a
la virtud, a ser virtuosos). En definitiva, "ser bueno" equivale a "saber": "No hay seres humanos
malos, sino simplemente ignorantes". Cuando el hombre conoce el bien no puede sino hacerlo.
Esta es la tesis que defiende con el optimismo antropológico que le caracteriza.
Resumiendo, a través del conocimiento llegamos a la virtud y a través de esta llegamos a la
felicidad. (Esto es el intelectualismo moral).
Para Sócrates ni se hereda, como pensaba la aristocracia, ni es convencional ni relativa como
pensaban los sofistas. Tampoco puede enseñarse, es decir, no puede ser el resultado de seguir
simplemente patrones o normas que otros nos han indicado. La virtud debe aparecer como el
resultado de una búsqueda racional infatigable en el curso de la cual el ser humano se va
adentrando en sí mismo a medida que va desechando toda vana curiosidad, todas las falsas
opiniones. Es la búsqueda de la definiciones universales: belleza, justicia, bien…
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FILOSOFÍA
PLATÓN
Platón nació en Atenas el 427 a. C., era hijo de Aristón y Perictione, que procedía de una de las
familias más antiguas y nobles del país. Su juventud transcurrió en la época de la guerra del
Peloponeso que Atenas vivió en el esplendor de la cultura de Pericles. El suceso más importante
en su formación intelectual fue su encuentro con Sócrates del que fue discípulo durante ocho
años. La influencia de Sócrates, de la que hablaremos más adelante, se muestra en la misma
forma externa de los escritos platónicos, los diálogos, que, en un principio, Platón dedicaba a
presentar a su maestro. Algunos años después de la muerte de Sócrates (399) en el 390 a. C.,
Platón emprende un gran viaje. En primer lugar, visita Egipto, de allí marchó a Cirene donde,
bajo la dirección del matemático Teodoro, estudia profundamente la Geometría. Parte después
a la Magna Grecia, estableciendo una estrecha relación con los pitagóricos: conoce sus
matemáticas, su teoría de los números y las doctrinas que sobre el alma mantenían estos
filósofos. Desde la Magna Grecia emprende el que será el primero de sus tres viajes a Sicilia.
Allí conoce a Dión, hermano de Aristómaca que estaba casada con el tirano Dionisio de
Siracusa. Parece ser que el tirano después de haberle tratado amistosamente, lo hizo conducir
a bordo de un barco de guerra y vender como esclavo en Egina. De esta situación lo rescata
Aniceris de Cirene y Platón regresa a Atenas. A su regreso, en el año 387 a. C., funda Platón
La Academia. Esta institución, dedicada a la enseñanza, tomó el nombre de su emplazamiento,
un lugar a escasos dos kilómetros de las murallas de la ciudad, consagrado al héroe Academos,
e incluía un huerto con árboles, jardines, un gimnasio y otros edificios. La mayor parte de la
instrucción tenía lugar por medio del método dialéctico, aunque Platón también daba
continuamente conferencias. El plan de estudios que se seguía en La Academia, que es
razonable suponer que no difería mucho del diseñado en La República, incluía las matemáticas
(que contenían, además de las materias clásicas, la teoría de la harmonía y la astronomía) y la
teoría política. En algún período se enseñó ciencia natural. El objetivo principal de esta
instrucción era la formación de políticos expertos. Platón tenía la intención de que muchos de
sus discípulos, al terminar sus estudios, se dedicasen a la política, no para participar en la lucha
por el poder, sino para legislar o aconsejar a los que estaban en posesión de él, y es cierto que
algunos así lo hicieron. Platón fue, hasta su muerte, el director de esta institución y tan sólo
interrumpió su trabajo por dos veces con ocasión de dos nuevos e importantes viajes a Sicilia.
Este ateniense, nacido en el siglo V a. C., empezó interesándose por seguir desarrollando la
filosofía moral que había caracterizado a su maestro, pero terminó creando algo muy diferente,
centrado en la naturaleza de lo que existe más que en lo que debe hacerse y lo que no. Esta
contribución es conocida como la teoría de las ideas de Platón.
El mundo de lo ideal
Platón regresó a las preguntas fundamentales desde las que partieron los filósofos
presocráticos: ¿qué es lo que existe? ¿Cómo funciona el cosmos? El ateniense se fijó en que,
mientras que los grandes ideales que guían los actos de los hombres, como por ejemplo el bien
y la justicia, son perfectos y válidos en todas partes independientemente del contexto, el mundo
que nos rodea es siempre cambiante, dependiente de todo lo que ocurre en el tiempo y el
espacio: los árboles crecen y se secan, las personas envejecen y desaparecen, las montañas
son modificadas por las tormentas, el mar cambia de forma dependiendo del viento, etc.
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FILOSOFÍA
Además. nada de lo que podamos saber acerca de nuestro entorno es universal, ya que
depende del punto de vista de cada persona o, incluso, de la información de la que
dispongamos. Un buey puede resultar relativamente grande visto desde lejos, pero si nos
acercamos podemos ver que el árbol que tiene a su lado es prácticamente un arbusto y que el
animal, por consiguiente, es más bien pequeño.
Y, a pesar de esto, detrás de las cosas que vemos parecen existir ideas gracias a las cuales
entendemos ese caos de materia cambiante que conforma los paisajes por los que nos
movemos: cuando vemos un olivo sabemos que eso es un árbol, y cuando vemos un pino, que
es muy diferente, también sabemos que es un árbol. Las ideas sirven para permitirnos pensar
correctamente y no perdernos en la confusión constante, ya que, si están bien fundamentadas,
son válidas en todas partes.
Pero, según Platón, las ideas no formaban parte del mismo plano de existencia que lo que nos
rodea en el mundo físico. Para él, cuando vemos diferentes tipos de sillas y las reconocemos
como tales, no nos limitamos a reconocer las propiedades físicas comunes de estos objetos,
sino que evocamos una idea de "silla" que existe más allá de ellos.
Lo material está compuesto por sombras
Según la filosofía de este pensador, detrás de cada elemento del mundo físico hay un ideal, la
idea perfecta de cada cosa, que aparece en nuestra mente de manera más o menos imperfecta
pero que, definitivamente, no emerge del reino de lo material, porque pertenece al mundo de
las ideas, un lugar de elementos perfectos, universales e inmutables. Este concepto es central
en la teoría de las ideas de Platón.
Así, la realidad que percibimos a través de los sentidos es para Platón fundamentalmente un
engaño, un conjunto de malas copias de los elementos que componen el mundo de las ideas,
cada una con unas imperfecciones que la alejan de su verdadera esencia. Por ejemplo, las
figuras geométricas solo existen en las ideas, ya que no hay ningún elemento de la naturaleza
que las reproduzca fielmente: ni siquiera los cuerpos más o menos esféricos, como las burbujas
o las gotas de agua, forman una esfera real.
La verdad está en las ideas
Platón no se limitó a señalar que existe una brecha insalvable entre el mundo de las ideas y el
de las cosas materiales; también defendió la idea de que lo verdadero pertenecía al primer reino
y no al segundo. Para demostrar esto recurrió a las matemáticas, tal y como lo habían estado
haciendo las sectas pitagóricas: las relaciones geométricas y numéricas son siempre ciertas en
sí mismas, independientemente de lo que ocurra en el mundo de la materia.
Del mismo modo, Platón llegó a creer que la verdad existe más allá de lo que puedan percibir
nuestros sentidos. Si las matemáticas y la geometría son ciertas independientemente de lo que
podamos encontrar a nuestro alrededor, tiene que existir un reino de ideas en el que todas ellas
puedan ser encontradas.
Un lugar en el que exista la idea perfecta de silla, de flor, de río y de todo lo que existe. Plasmó
esta idea en una de sus alegorías más recordadas, conocida como: el mito de la caverna, lo
cierto existe aunque nadie haya podido acceder a ella a causa de las limitaciones que conlleva
vivir en el mundo de lo físico.
Las ideas innatas según Platón
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FILOSOFÍA
Pero la teoría de las ideas de Platón planteaba un interrogante que no podía ser ignorado:
¿cómo puede ser que siendo el mundo de las ideas y el de lo material dos reinos separados,
nosotros estemos en contacto con ambos? Para responder a esto, el filósofo ateniense partió
de la idea de que aquello que identificamos con nuestra persona es, en realidad, la combinación
de dos elementos: cuerpo y alma.
Nuestra mente, relacionada con la consciencia de nosotros mismos y nuestra capacidad de
pensar, es en realidad una entidad perteneciente al mundo de las ideas que, a pesar de ser
eterna, ha quedado encerrada provisionalmente en una prisión material (nuestro cuerpo).
El cuerpo, por su parte, dispone de sentidos para saber lo que ocurre en el mundo de lo físico,
pero es imperfecto, fácil de dañar y además está sujeto al engaño de las apariencias, mientras
que el alma dispone de la razón y, como pertenece al mundo de los ideales, tiene la capacidad
innata de evocar los elementos del mundo de las ideas. Para Platón, por lo tanto, conocer es
recordar a través del uso de la razón, volver a hacer aparecer en nuestra consciencia imágenes
y conceptos que ya llevábamos con nosotros desde nuestro nacimiento y que corresponden a
un reino eterno y universal.
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FILOSOFÍA
ARISTÓTELES
Aristóteles (384-322 a. C.) nació en Estagira (Macedonia), por eso se le llama el "estagirita". Su
padre, Nicómaco, era médico al servicio del rey de Macedonia, y probablemente heredó de él
su interés por la naturaleza. A los diecisiete años ingresó en la Academia de Platón, en Atenas,
donde permaneció veinte años hasta la muerte de su maestro (347 a. C.). A partir de ese
momento comenzó a elaborar su propia filosofía apartándose de algunos de los planteamientos
de su maestro, y dedicándose de forma cada vez más intensa a la investigación naturalista. En
el 342 Filipo de Macedonia le encargó la educación de su hijo de trece años, el que será
Alejandro Magno. En el 335 regresa a Atenas contando con la protección de su antiguo alumno,
ahora dueño de Grecia y del mundo. Funda su propia escuela "el Liceo", donde se trataban los
temas paseando, y de ahí, el apelativo de peripatéticos. En el año 323 muere Alejandro Magno,
y Aristóteles, temiendo la reacción antimacedónica, huye a la isla de Eubea, donde muere al
año siguiente en el año 322 a. C.
Aristóteles cree que el bien supremo del hombre es la felicidad. Ésta es la máxima virtud. Pero
a diferencia de su maestro Platón, para quien el Bien es único, la felicidad (o el bien en
Aristóteles) consiste en el ejercicio perfecto de cada actividad propia del hombre. En este
sentido, hay muchos tipos de bien, unidos cada uno de ellos a una virtud distinta. Es necesario
partir de la experiencia propia y de los hechos para alcanzar el máximo grado de perfección y
virtud en cualquier actividad. De este modo, se alcanza la felicidad o la bondad, a la que se
llega por muchos caminos.
La ética aristotélica es eudemonista, pues considera que la felicidad es el fin u objetivo último
del ser humano. En su obra Ética a Nicómaco (o Ética Nicomáquea), Aristóteles compara al ser
humano con un arquero apuntando al blanco, donde, de la misma forma que el objetivo de aquel
es dar en el blanco, el fin del hombre no puede ser otro que el de ser feliz (cualquier otra
finalidad, como el dinero, la salud, etc. no es sino un instrumento o medio para alcanzar el fin
supremo que es la felicidad).
La felicidad, según Aristóteles, consiste en una forma de vida, estable y duradera, y no en
momentos concretos que sólo nos pueden dar un disfrute pasajero. La auténtica felicidad
consiste para él en una tarea a realizar a lo largo de toda nuestra vida. Más concretamente,
para Aristóteles la felicidad del ser humano se basa en llevar una vida conforme a la razón y la
sabiduría (puesto que lo peculiar del hombre es que es un ser racional), y guiados siempre por
la virtud. Por ello considera que el hombre más feliz es el filósofo. Además de la vida basada
en la razón (sabiduría) y la virtud, Aristóteles considera que para alcanzar la felicidad es
necesario disponer de los bienes materiales necesarios para poder tener una vida digna (lo cual
sólo se puede conseguir en el seno de la polis).