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Siendo América Latina una inmensa olla en la que se cuecen tantos problemas a altas temperaturas y pre
siones
violentas, ¿tiene sentido ocuparse de cuestiones metafísicas? ¿No estamos, más bien, en la hora del eco
nomista, del
sociólogo, del político, del ideólogo, del re
voluc
ionario? Hacer metafísica hoy en América Latina, ¿no es una manera
de perder el tiempo o de evadir pro
blemas que como hombres y como pueblos tenemos planteados? En respuesta al
anterior discurso, lo prime
ro que se nos ocurre es el hecho de que confundimo
s lo urgente con lo importante. Sin duda,
es urgentísimo ba
jar la temperatura de la fiebre, pero lo realmente impor
tante del caso es buscar la causa de la fiebre y
ponerle remedio en sus raíces.
Germán Marquínez Argote
CONCEPTUALIZACIÓN
ORIGEN DE LA ONTOLOGÍA
I.E. COLEGIO ANDRÉS BELLO
GESTIÓN ACADÉMICA
GUÍA DIDÁCTICA
¡HACIA LA EXCELENCIA...
COMPROMISO DE TODOS...!
CÓDIGO:
ONTOLOGÍA MEDIEVAL
Agustín de Hipona
En Agustín de Hipona (354- 430), se materializaron las luchas y los propósitos del pensamiento cristiano. Formado en la tradición pagana,
después de llevar una vida apasionada y disoluta, se convirtió al cristianismo y realizó una inmensa obra filosófica.
En ella logró conciliar el pensamiento platónico con el dogma cristianismo. La sentencia cree para entender sintetiza el pensamiento
agustino y de la Alta Edad Media, pues para él, la verdad buscada por la filosofía era Dios, y concretamente, su verbo intelectual
encarnado en Cristo.
En ontología, Agustín identificó a Dios con el Ser, pues Él es el único a quien corresponde la entidad, es decir, la esencia. Sólo Él es.
Agustín consideraba el Demiurgo platónico como una primera formulación del Dios cristiano, pero a diferencia del concepto platónico,
el santo consideraba a Dios como la inteligencia que contiene en sí las ideas de las cosas del mundo sensible. Por lo tanto, Dios creó el
mundo de la nada y tanto las ideas como las cosas sensibles son creación libre, espontánea y voluntaria de Dios.
Esta postura trajo grandes consecuencias. Desde entonces, toda idea filosófica que no coincidiera con el cristianismo sería rechazada. El
único propósito de la filosofía era ayudar a entender la fe y las escrituras. La razón humana dejaba de ser todopoderosa y debía estar al
servicio de la fe. Era más importante, entonces, la fe que la razón, para comprender los misterios de la realidad.
Las condiciones de posibilidad del conocimiento En cuanto a los límites del conocimiento metafísico, Kant estableció que de las cosas
no podemos conocer más que las impresiones que de ellas tenemos, que es lo que llamó el fenómeno.
Esto es lo que nuestra sensibilidad, nuestra imaginación y nuestra razón crean a partir de la experiencia de las cosas, pero no son más que
datos o intuiciones en el sujeto que conoce. En cambio, lo que son las cosas en sí, aquello que está fuera del sujeto y que compone al
mundo, eso es incognoscible como tal, y es lo que Kant denominó el noúmeno.
Según esta distinción, la ciencia se encarga de conocer los fenómenos, mientras que la filosofía se encarga de conocer la forma en la que
podemos obtener este conocimiento, es decir, la forma en que creamos los datos o intuiciones en el entendimiento. Por lo tanto la
metafísica, es decir, el conocimiento de la realidad que está fuera del sujeto, es un imposible, al menos en los términos críticos.
La crítica a la metafísica Para el criticismo no era posible la metafísica en el sentido tradicional, y por lo tanto, era necesario volver a
fundarla. La nueva metafísica debía ser la comprensión de la relación que hay entre el noúmeno y el fenómeno. Kant llevó a cabo una
crítica desde la lógica, en la cual analizó las cuestiones metafísicas, tales como la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y la
naturaleza del mundo. Mostró los errores lógicos que éstas encerraban por no tener en cuenta la experiencia, que como lo habían
establecido los empiristas, era la fuente primaria de todo conocimiento.
Luego estas cuestiones, que eran imprescindibles y tradicionales de la metafísica, no podían probarse teóricamente, ni resolverse
racionalmente, pues daban lugar a errores, contradicciones y paralogismos (racionamientos falsos en los que se cae involuntariamente
por ilusiones de la naturaleza humana), al intentar solucionarlas. Esto sucedía porque la razón se ve obligada a imaginar lo que sucede
con el noúmeno, puesto que no puede conocerlo directamente.
El error estaba en considerar que las ideas de la razón fueran constitutivas de las cosas, cuando no eran más que ideas regulativas.
Esto quería decir que las cuestiones metafísicas no debían ser fundamentos o principios de la realidad. En lugar de ello, debían tener un
"uso", es decir, debían servir para la vida práctica, para la moral; las ideas de la metafísica no debían dar razón de la existencia, debían ser
ideas que regularan el comportamiento humano.
A partir de Kant, la filosofía empezó a entenderse a sí misma como epistemología — es decir, como una ciencia que estudia el modo en
que se adquiere el conocimiento —, puesto que el criticismo mostró que esa era su única posibilidad.
EL CULMEN DE LA METAFÍSICA MODERNA