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LOS RETOS PARA LA

IMPLEMENTACIÓN
DEL SISTEMA PENAL
ACUSATORIO ADVERSARIAL
ORAL Y LA SEGURIDAD PÚBLICA
EN MICHOACÁN
ANUARIO 2011
1

Anuario 2011
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Anuario 2011
Anuario 2011
Los retos para la implementación del sistema penal
acusatorio adversarial oral y la seguridad pública
en Michoacán

Anuario 2011 3
Compilación y coordinación
Área de Difusión y comunicación del
Consejo para el nuevo sistema de justicia
penal en Michoacán

Corrección de estilo
Renata Ximena Mendoza Cortés

Diseño y formación editorial


Vicente Noyola Villanueva

Impresión
ImpresionArte S.A. de C.V.
Anuario 2011

Los retos para la implementación


del sistema penal acusatorio adver-
sarial oral y la seguridad pública en
Michoacán
Anuario 2011

Primera edición, marzo 2012

Revista anual del Consejo para el nuevo


sistema de justicia penal en Michoacán.
Domicilio de la publicación: Tchaikovski
#133 Int. 1, Col. La Loma, Morelia,
Michoacán, C.P. 58290.

4 El material publicado en esta revista


podrá reproducirse total o parcialmente
siempre y cuando se cuente con la
autorización expresa, extendida por
escrito, del o de los autores cuyos textos
deseen reproducirse, así como de la
Secretaría ejecutiva del Consejo para
el nuevo sistema de justicia penal en
Michoacán. Los artículos firmados son
responsabilidad de los autores, por lo que
no necesariamente reflejan la opinión del
Consejo para el nuevo sistema de justicia
penal en Michoacán o de la institución a
la que está afiliado el autor.

ISBN: 978-607-95835-0-7
5

Anuario 2011
6
Anuario 2011
Índice
9 La práctica judicial en el análisis económico del Derecho
Edgardo Buscaglia

35 ¿Cuáles son las ventajas y los retos que enfrenta


Michoacán al avanzar con el proceso de implementación
de un nuevo modelo de justicia penal?
Diana Cristal González Obregón

45 Formación y capacitación. Reto del sistema

Anuario 2011
procesal acusatorio
Irma Nora Valencia Vargas

57 ¿A quién capacitar? Perspectiva de un operador jurídico


Gerardo Magadán Barragán

93 El nuevo sistema de justicia penal y las técnicas de


litigación oral
Mario Alberto García Herrera

109 El interrogatorio y la objeción en el nuevo sistema 7


acusatorio adversarial
Arnulfo Torres Delgado

125 Breves consideraciones acercar de la reforma penal y


procesal operada en la República del Paraguay
Manuel Guanes Nicoli
Santiago González Bibolini

147 Algunas reflexiones al sistema acusatorio adversarial y


los juicios orales en materia penal
Didier del Ángel Ortega Ramírez
8
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La práctica judicial en el
análisis económico
del Derecho

Edgardo Buscaglia1

Resumen: El objetivo general de este estudio es explicar las

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metodologías de diagnóstico de la efectividad/eficiencia judicial
a través del análisis económico del Derecho. Esto, además de
posibilitar un diagnóstico completo y sistemático del estado
de las instituciones y sus falencias, permite identificar y sobre
esa base, promover las mejores prácticas tendientes generar los
mecanismos de mejora de cada una de esas áreas.

Palabras clave: Políticas públicas, Efectividad del sistema


judicial, Análisis económico del Derecho, Acceso a la justicia,
Mejores prácticas

Abstract: The main target of this article is to explain the


methodologies to measure judicial efficiency through a Law 9
economic analysis. This, besides enabling a full and systematic
diagnosis of the status of institutions and their shortcomings,
allows to identify and promote best practices tending to
generate improvement mechanisms in every area.

Keywords: Public policies, Judicial system efficency, Law


economic analysis, Access to justice, Best practices

1
Doctor en Derecho y Economía, Jurisprudencia y Política Social; presidente del Instituto de Acción
Ciudadana para la Justicia y la Democracia AC.
I. Introducción

M
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ás allá de toda pretensión restrictiva acerca de los alcances


y fronteras del análisis económico del Derecho, existe una
pluralidad de procedimientos e instrumentos teóricos
que comparten propósitos y bases suficientemente
comunes como para considerarlos enrolados en la misma corriente
de pensamiento. Algunos de esos instrumentos permiten verificar
ciertos rasgos de la práctica jurídica, consistentes o inconsistentes
con aquellas bases teóricas y posibilitan, en consonancia con aquéllas,
extraer conclusiones sobre el estado de cosas y diseñar estrategias
hacia el futuro.

10
Sobre esas bases, el contenido de este artículo se concentra en la
necesidad de contar con mecanismos de evaluación económica que
permitan conocer el estado actual en que se encuentran tanto las
instituciones judiciales, así como las políticas públicas responsables
de velar por los derechos de las personas, y a partir de ello generar la
información que permita redireccionar dichas políticas.

Muchos esfuerzos se han realizado en esta materia en las últimas


décadas y existe una literatura que los expone de modo sistemático.
No obstante ello, no son frecuentes en Latinoamérica iniciativas
que propongan líneas de análisis que consideren los productos del
trabajo de jueces, agentes del Ministerio Público (fiscales), policías
y abogados litigantes.
La focalización metodológica de nuestro estudio apunta a explicar
cómo diseñar las políticas públicas, en materia penal y civil, para mejorar
la efectividad del sistema judicial, a través la consideración de variables
económicas. Los indicadores que se pueden obtener están basados,
en su mayoría, en datos técnico-jurídicos objetivos, convalidados más
tarde a través de indicadores de percepción e información obtenida a
través de grupos focales de usuarios de juzgados, abogados litigantes,
jueces, fiscales, y policía.

En síntesis, el objetivo general del presente estudio es explicar las


metodologías de diagnóstico y análisis de la efectividad/eficiencia
judicial a través del análisis económico del Derecho, con vistas a
alimentar las políticas públicas en las diversas materias. Cabe mencionar
que esta metodología fue aplicada a través de grupos internacionales
de profesionales dirigidos por este autor en 107 países desde 1994 a la
fecha, y que derivó en un programa de recomendaciones encaminado
a reducir las causas subyacentes que originan la incapacidad y omisión

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de las autoridades para investigar, impulsar, y procesar causas civiles
y penales, lo que a su vez genera incertidumbre económica entre el
público usuario del sistema judicial en particular y la población en
general. Este objetivo exige normalmente un replanteamiento integral
del diseño e implementación de políticas públicas en la materia.

En ese marco y dentro de los objetivos específicos, podemos destacar


las siguientes acciones:

• Estudiar los criterios que aplican las instituciones judiciales


seleccionadas, para sus decisiones (en materia penal y
civil), tendiente a evaluar la consistencia, coherencia y
homogeneidad de las mismas. 11
• Evaluar la calidad de la argumentación y motivación de los
actos de las diferentes autoridades a través del análisis de los
controles internos y externos para la emisión del acto.
• Analizar la normatividad vigente a efectos de detectar sus
deficiencias, lagunas o ausencia de regulación, que impiden
su correcta aplicación.
• Analizar los criterios jurisprudenciales en la materia que permitan
establecer su compatibilidad con los estándares internacionales
plasmados en las convenciones internacionales ratificadas por
los diferentes países examinados.
• Obtener los indicadores de efectividad de las políticas de
protección a los derechos fundamentales, que nos permita
identificar las mejores y peores prácticas a subsanar o mantener
dentro de la actividad de las instituciones analizadas.
• Planear el proceso de cambio legislativo y apoyar las posibles
reformas en la materia.
• Diseñar un programa de recomendaciones dirigido a reducir las
causas subyacentes que originan los problemas antedichos.

La metodología aplicada a la evaluación de los sistemas judiciales


que introduce el presente trabajo combina desde elementos de la
teoría de la argumentación jurídica, la teoría general del derecho penal,
del derecho procesal y del derecho constitucional, hasta elementos de
análisis económico del Derecho en las áreas civil y penal, aplicados a la
evaluación del desempeño de los sistemas judiciales y del cumplimiento
o incumplimiento de las normas internacionales plasmadas en
instrumentos legales ratificados por los países correspondientes.

Adicionalmente, como surge de lo expuesto, el objetivo final de


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esta metodología es prescriptivo. Esto, además de posibilitar un


diagnóstico completo y sistemático del estado de las instituciones
y sus falencias, permite identificar y sobre esa base, promover las
mejores prácticas tendientes generar los mecanismos de mejora de
cada una de esas áreas.

II. El análisis económico del Derecho y la práctica2


Más allá de toda discrepancia política o ideológica, parece importante
identificar aquellos canales por los cuales los sistemas legales y
judiciales afectan el desarrollo económico. Dentro del amplio abanico
de posibilidades implicado en esa búsqueda, nos focalizaremos aquí
12 en las estrategias tendientes a mejorar los niveles de efectividad de las
políticas públicas de protección a las normas sustantivas y procesales.
Asumiremos, al respecto, para comenzar, que las mismas deben ser
coherentes, consistentes, y predecibles en su aplicación. Para esa tarea,
el auxilio del análisis económico del Derecho parece insoslayable.

Ello, en cuanto dicha corriente de pensamiento comporta un


esfuerzo interdisciplinario que permite identificar aquellos cambios
normativos (procesales y sustantivos), regulatorios y judiciales que,

2
El desarrollo completo de este punto puede verse en el capítulo tercero de Buscaglia,
E. et al., El sistema de justicia penal y su reforma. Teoría y práctica, México, Fontamara, 2005.
dentro de la tradición jurídica de cada país, tienen la capacidad
de fomentar el desarrollo económico, a través de la generación de
valor agregado resultante tanto de las transacciones económicas
de mercado, cuanto de aquellas ajenas al mercado. Es por ello que
el análisis socioeconómico del Derecho utiliza metodologías de
investigación que concentran su atención en el impacto que el marco
jurídico (entendido como sistema de premios y castigos) posee en el
comportamiento individual, organizacional y colectivo.

Los sistemas de administración de justicia requieren, para su


efectivo funcionamiento, que sus partes integrantes y las decisiones
de los sujetos procedan dentro de un marco en donde los procesos
de interacción se vean beneficiados por una común comprensión
y aceptación de las reglas sustantivas y procesales básicas que rigen
al sistema. Este factor consensual requiere un supuesto básico de
legitimidad de los mecanismos por los cuales estas reglas sustantivas y
procesales se generan.

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Dentro de la concepción metodológica del análisis socioeconómico
del Derecho, las políticas públicas deben focalizarse en un mejoramiento
de la delineación y de la aplicación del derecho procesal y sustantivo,
para así promover una reducción de la incertidumbre entre los actores
sociales. Es por ello que determinadas preguntas abarcadas por el
análisis económico del Derecho poseen relevancia para la formación
de políticas públicas. Por ejemplo: ¿Qué rasgos o aspectos del Derecho
afectan el desarrollo social en general y el crecimiento económico en
particular? ¿En qué medida se afecta el desarrollo económico y social al
promoverse un ejercicio más transparente y predecible de la autoridad
judicial? ¿En qué medida los proyectos privados de inversión se ven
impactados por la presencia de jueces, de fiscales y de un cuerpo 13
policial que realmente protejan con efectividad, eficiencia y equidad a
la persona y los derechos de los ciudadanos de un país en general y de
sus inversionistas privados en particular?

Todo esto, a través de decisiones judiciales que sean ejecutadas


por las autoridades mediante procedimientos que se beneficien de la
ausencia de sesgos o corrupción y por la presencia de independencia
y autonomía de las instituciones judiciales en relación con el ámbito
político del gobierno de turno, lo que promueve una imparcialidad
procesal ante las partes. El análisis económico del Derecho ha abordado
y respondido estas preguntas, a través de verificaciones empíricas
realizadas con rigor científico.
Una herramienta indispensable para el análisis socioeconómico
del Derecho es la jurimetría, entendida como la medición de los
diferentes aspectos ligados al funcionamiento de los sistemas
legales y de administración de justicia. Es así como variables
de insumo institucional (tales como el número de personal en
la nómina, la utilización de tecnología de punta, partidas de
presupuesto ordinario, controles de manejo administrativo o
cargas de trabajo), otras que miden la independencia judicial (tales
como un efectivo control de responsabilidades y obstáculos a los
procedimientos) o variables de accesibilidad (tales como número
de juzgados penales en áreas geográficas distantes, número de
defensores públicos, difusión y claridad de las leyes) pueden lograr
identificar focos causales de inoperancia. Para alcanzar los fines
antes descritos normalmente también se obtienen indicadores
a través de expedientes judiciales, por vía de las percepciones de
los usuarios no letrados, de los abogados litigantes y funcionarios
de los juzgados, y de la conjunción del análisis cualitativo de los
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expedientes y de datos cuantitativos de las encuestas focalizadas.

III. Análisis económico de los sistemas de administración


de justicia
El análisis económico del Derecho también analiza el impacto
beneficioso que posee la existencia de un sistema de administración
de justicia comprometido con una predecible, coherente y consistente
interpretación y ejecución de normas sustantivas y procesales
transparentes. Estas normas deben ser el producto de un consenso
social alcanzado en la dimensión política de un sistema democrático que
traduzca las preferencias sociales en políticas judiciales. En este marco
14 analítico, estudios recientes,3 enmarcados en el análisis económico
del Derecho, han demostrado que la corrupción a altos niveles de los
Estados atenta contra la fiel traducción de preferencias sociales en
políticas judiciales y, por ende, atenta contra el desarrollo económico
de las naciones, afectando así a los sectores económicamente más
marginados de la sociedad.4

3
Buscaglia, E., Ratliff, W. y Dakolias, M., Judicial Reform in Latin America: A Framework for
National Development, Essays in Policy Studies, Stanford, Stanford University Press, 1995.
4
Buscaglia, E., Judicial Corruption in Developing Countries: Its Causes and Economic
Consequences, Stanford, Hoover Institution Press, 1999.
Mientras países en desarrollo continúen sus procesos de reformas
legislativas, esto hará cada vez más evidente la necesidad de poseer
sistemas de administración de justicia más efectivos, que sean capaces
de interpretar y ejecutar normas dirigidas a interacciones humanas y
delitos más complejos.

En un trabajo precedente, en coautoría con Dakolias,5 se demuestra


que los sectores judiciales de Latinoamérica están débilmente
preparados para promover el desarrollo económico del sector privado.
En el mismo, y según encuestas efectuadas por el Banco Mundial, se
concluye que los poderes judiciales de la región se encuentran entre
las primeras diez restricciones más serias al desarrollo e inversión del
sector privado.

De acuerdo con esta investigación, no se verifican ciertos factores


básicos necesarios para calificar a un sistema judicial como efectivo.
Por ejemplo, se percibe falta de predictibilidad de las resoluciones

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judiciales debido a excesivos abusos de discrecionalidad por parte
de jueces y fiscales, un limitado acceso de la población a los servicios
que debería brindar el sistema, demoras excesivas en relación con los
plazos procesales establecidos en códigos, faltas de compensación
adecuada a víctimas y a partes en conflicto, altísima carga de casos y
una gran incertidumbre asociada a los fallos que, en su conjunto, se
revelan como factores perniciosos que contribuyen a la disminución de
la calidad de la justicia.

Adicionalmente, los sistemas de justicia, entendidos en un sentido


amplio (policía, fiscalías, jueces y mecanismos penitenciarios), se
enfrentan a otros obstáculos, tales como la percepción generalizada de
corrupción sistémica dentro de su seno, conjugada con una percepción 15
de incompetencia de sus actores.6 Otro trabajo de época cercana al
anterior7 confirma parte de estas percepciones al realizar una medición
e interpretación estadística del desempeño de los poderes judiciales
de la región, aplicando metodologías de investigación situadas en el
campo antes referido de la jurimetría.

5
Buscaglia, E. y Dakolias, M., An International Comparative Study of Court Performance,
Washington DC, World Bank, 1999.
6
Buscaglia, E. y Dakolias, M., An International Comparative…, 1999.
7
Buscaglia, E., “Legal and Economic Development: The Missing Links”, Journal of Inter-
American Studies and World Affairs, Vol. 35, 1994, pp. 153-169.
Este trabajo produce índices comparativos de la efectividad de los
poderes judiciales de diecisiete países de la región. En el mismo, se
observa que el incremento porcentual anual en los tiempos procesales
y que el incremento porcentual anual promedio en la carga de causas
específicas (también promedio), como es el caso de quiebras, desalojos
o robos con violencia, ha ido aumentando. Si se comparan los periodos
1973-1982 con el periodo 1983-1993, se puede observar un claro
deterioro, que justifica las pésimas percepciones de la población
recogidas por el Banco Mundial en su encuesta de 1994.

Una de las premisas básicas del análisis económico del Derecho es


que las normas e instituciones transmiten precios implícitos asociados
al comportamiento de los individuos y organizaciones a los cuales
van dirigidas. Por lo tanto, un análisis empírico de los procedimientos
judiciales debería identificar, por ejemplo, cómo los precios implícitos
de acceso a la justicia impactan en el comportamiento de los usuarios
del sistema.
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En un trabajo realizado sobre una muestra de juzgados penales y


civiles en Argentina y Ecuador8 se muestra cómo influye el incremento
del costo de acceso a los servicios de un juzgado (causado por el
incremento de los tiempos procesales), en la disminución de la cantidad
de casos per capita ingresados a ese mismo juzgado. Esta medición
de casos ingresados por juzgado asume constante la cantidad de
juzgados, un aumento poblacional y aumentos del PBI per capita
durante el periodo 1973-1993. Las conclusiones prueban con claridad
que los aumentos en los costos promedios de acceso al sistema judicial
ocasionan una reacción “precio” que se traduce en una disminución de
los índices de presentación de demandas por juzgado (en el marco de
16 las asunciones antes referidas).

Estos resultados pueden ser interpretados como una prueba más


del efecto precio implícito, un efecto general que se reproduce en
este caso empírico individual, basado en las jurisdicciones geográficas
antes referidas (Argentina y Ecuador) y en un par de materias
específicas (civil y penal). La explicación de fondo es sencilla: ante
el aumento de los costos de acceso, los individuos y organizaciones

8
Buscaglia, E. y Ulen, T., “A Quantitative Assessment of the Efficiency of the Judicial
Sector in Latin America”, International Review of Law and Economics, Vol. 17, Nº 2, 1997,
pp. 275-291.
tienden a no acudir al sistema de justicia para resolver sus disputas.
Esta demanda, en ocasiones utiliza válvulas de escape, como puede
interpretarse, a estos efectos, el recurso a sistemas de ajusticiamiento,
obviamente ilegales e institucionalmente inadmisibles, como los
linchamientos en Guatemala.

Estos resultados también confirman los resultados empíricos


publicados por De Soto9 y Buscaglia (2004), en donde ambos autores
medimos la reacción de los sectores más económicamente marginados
de la población de Perú y de Colombia, respectivamente, ante los
aumentos de los costos de acceso a la justicia. En el caso de Colombia,
muestro cómo, a lo largo de un período de diez años, una parte creciente
de la población que experimenta conflictos elige acudir a mecanismos
alternativos de resolución de disputas (mediación y conciliación),
debido a los costos crecientes del sistema formal de administración de
justicia. Estos mecanismos informales son percibidos por la población
de usuarios como “menos afectados por la típica corrupción judicial del

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sistema formal” y menos costosos en relación con el valor monetario
en disputa.

Como hemos señalado en un trabajo anterior,10 los crecientes


procesos de democratización y la cada vez más compleja globalización
económica a nivel mundial, que se dio desde finales de la década de los
ochenta, han demandado un más efectivo y más transparente rol de
los sistemas de justicia. Estos dos factores han hecho que los sectores
privado (empresarial y social) demanden una más efectiva delineación
de los derechos y una mayor seguridad pública.

En este sentido, estudios empíricos han demostrado que el sistema


de administración de justicia es clave para el desarrollo económico.11 El 17
sistema de administración de justicia tiende a disminuir los costos de
transacción social siempre y cuando este sistema posea la capacidad
de interpretar y ejecutar las normas de manera predecible, coherente
y consistente, de forma tal que los individuos y organizaciones en una
sociedad determinada puedan extender su horizonte de certidumbre

9
De Soto, H. et al., The Other Path, New York, Harper & Row, 1989.
10
Buscaglia, E. y Domingo, P., “Political and Economic Impediments to Judicial Reform
in Latin America”, en Buscaglia, E., Ratliff, W. y Cooter, R. (eds.), Law and Economics of
Development, JAI Press, 1996.
11
World Development Report de 1997, 1998, 1999 y de 2000. Washington DC, Banco Mundial.
en el proceso de interacción humana. En tales condiciones, el sistema
judicial provee el marco normativo y procesal dentro del cual individuos
y organizaciones pueden resolver conflictos, prevenir delitos y
compensar a las víctimas de crímenes y a la sociedad en general. Este
es el rol productivo que los jueces, fiscales y policías deben cumplir.

Pero estas condiciones deseables, desgraciadamente, no se


verifican adecuadamente en los sistemas de administración de justicia
vigentes en la mayoría de los países en desarrollo. Dichos sistemas, muy
frecuentemente permiten injustificadas demoras en sus procesos, no
son capaces de atender adecuadamente a una significativa proporción
de sus causas civiles y penales que se le presentan y muestran patrones
de corrupción sistémica extendidos entre sus actores.

Todo esto atenta contra el rol productivo del sistema y mina la


legitimidad misma del Estado en una democracia. Más allá de esta
última consecuencia política, el análisis económico del Derecho ha
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demostrado cómo esta perniciosa situación crea mayor incertidumbre


y bloquea la consecución de transacciones económicas beneficiosas
para una sociedad, lo que conlleva a un menor crecimiento económico.
En este contexto institucional, ninguna reforma legislativa puede
proyectar un impacto significativo, si los actores encargados de
implementarla no poseen la capacidad y condiciones adecuadas para
llevarla adelante en los hechos.

IV. Instrumentos para la medición y obtención de datos


sobre la efectividad de los sistemas judiciales
Existen instrumentos de análisis que permiten obtener la información
18 relevante para los estudios antes mencionados. Los mismos consisten
en recursos tales como la elaboración de cuestionarios, encuestas y
matrices de análisis de expedientes, que posibilitan obtener y analizar
las percepciones de los usuarios no letrados, de los abogados litigantes
y de los funcionarios de los juzgados y del Ministerio Público.

A partir de los datos obtenidos, es posible generar diversos indicadores


para conocer, desde el punto de vista de los actores, la calificación del
juzgado y del Ministerio Público respecto de aspectos tales como:

• Discriminación de género
• Abusos de discrecionalidad procesal
• Abusos de discrecionalidad normativa
• Capacitación
• Conocimientos
• Tiempos procesales
• Imparcialidad
• Calidad de las resoluciones
• Meritocracia y sistema de ascensos
• Recursos humanos y materiales
• Independencia
• Corrupción, confianza en las resoluciones y en el personal
• Calidad del servicio
• Rendición de cuentas
• Confianza
• Transparencia procesal

En los estudios referidos, por ejemplo, la escala de valoración para


cada uno de los rubros anteriores se estableció de 1 a 7, en donde
1 representa la peor percepción y 7 la mejor. Por lo tanto, aquellos

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aspectos que hayan sido evaluados con calificaciones menores a 4
denotan problemas en el rubro de que se trate, y los rubros evaluados
por encima de 4, deberán ser considerados como poseedores de una
calificación de mediana a excelente. Una calificación de 4 significa que
el encuestado no percibe aspectos ni negativos ni positivos ligados al
rubro de que se trate.

Por otra parte, para las preguntas abiertas o semiabiertas, es


preciso codificar y clasificar las posibles respuestas en la adopción,
revisión o –si fuera necesario– reformulación de las clasificaciones,
donde deben considerarse otros aspectos. Entre las opciones de
respuesta, las diferencias que se den en función del género deben
estar claramente señaladas. 19

La elaboración del muestreo se basa en los resultados de los censos de


población correspondientes a cada una de las jurisdicciones judiciales.
Sólo teniendo un buen marco de muestreo se puede garantizar la
obtención de una muestra estratificada recogida de manera aleatoria
que permita, por ejemplo, hacer mediciones representativas y
confiables de los problemas críticos de género.

Los estratos obligatorios en la encuesta son: género, edades de la


población, nivel de educación, niveles socioeconómicos imperantes
en cada entidad, así como otras características personales. Es decir,
no se deberá aplicar una fórmula general de muestreo para todas las
jurisdicciones geográficas.
Por otra parte, es evidente que en cada entidad, la naturaleza y diseño
de la muestra tendrá sus particularidades y se deberá intentar lidiar con
las mismas, caso por caso, según los objetivos que se propongan para
el trabajo. Se requerirá, en consecuencia, otorgar a los coordinadores
locales de cada jurisdicción, libertad suficiente para proponer estratos
adicionales, tendientes a captar esas particularidades relevantes, tales
como diferencias socioeconómicas, victimológicas, etc., que existen
entre las diferentes regiones del país o territorio objeto del estudio.

En algunos países que carecen de recursos suficientes o enfrentan


otras limitaciones en su sistema estadístico nacional que afectan a la
descripción que hacen de su población,12 la información se obtiene
utilizando un muestreo probabilístico. Este modo de proceder
procura superar la imposibilidad de delinear un marco de muestreo
estratificado aleatorio.

Cuando no se pueden utilizar ni los registros nacionales, ni los


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resultados de los censos de población en cada entidad para así derivar


una muestra representativa, entonces la enumeración se llevará a cabo
sobre la base de las áreas geográficas o zonificaciones urbanas y rurales.
En este caso, todas las unidades geográficas deben ser identificadas
por el encuestador. El diseño de muestreo se construirá en dos etapas:

• En la primera, se divide el territorio de cada entidad federativa


o circunscripción territorial definida, en áreas geográficas que
se enumeran y, sobre estas áreas, se realiza una selección
inicial basada en criterios sociales, económicos, (rural vs.
urbano); conflictividad social (índices delictivos de violencia
en general), acceso geográfico a instituciones judiciales.
20
• En la segunda etapa, se realiza una selección representativa
del número de juzgados, fiscalías y policías que luego
proporcionan el flujo anual de causas penales y civiles, para
luego efectuar la selección aleatoria de los usuarios que se van
a entrevistar en cada juzgado/agencia del Ministerio Público.

12
En estadística, del tamaño de cada estrato de la población se deriva una muestra
representativa de cada estrato. Por ese motivo, es importante conocer la participación
relativa de cada estrato en el universo poblacional.
En el diseño del muestreo es importante prestar atención especial a
factores tales como diferencias geográficas, donde las disparidades
en materia de género pueden, igualmente, ser examinadas según
la estratificación geográfica. Dado que mujeres y hombres pueden
llegar a trabajar en distintos tipos de actividades focalizadas en
espacios geográficos concentrados o en sectores específicos de la
economía, el diseño de la muestra –en esos casos– debe garantizar la
captación de esas diferencias, con el fin de asegurar la inclusión del
mayor número de usuarios de cada estrato, requisito indispensable
de un muestreo adecuado.

Una prueba preliminar de los instrumentos y procedimientos


puede ser decisiva para evaluar su validez. Además de verificar el
funcionamiento del cuestionario-encuesta, la prueba sirve para
entrenar al personal en las labores del levantamiento de la información
en el campo, corregir las instrucciones previas y prever las necesidades
de capacitación. Igualmente, con ello se somete la logística a un sondeo

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para determinar si la organización opera adecuadamente en todas sus
instancias o si es necesario hacer cambios.

Entre la prueba preliminar piloto y la encuesta real debe transcurrir


un lapso razonable que permita analizar los resultados obtenidos en las
tabulaciones derivadas de la primera, evaluar los aspectos operativos
y detectar los posibles problemas y errores de los encuestadores y/o
del instrumento mismo empleado, para buscar una solución adecuada.

En cuanto a las estadísticas con perspectiva de género, el sondeo


cobra especial importancia ahí donde los factores de género, sociales,
económicos y culturales pueden afectar la naturaleza (sesgos o
ausencia) de las respuestas. Las discrepancias que a menudo se 21
presentan entre la teoría y la realidad pueden ser identificadas por
los encuestadores en la práctica. Entre la recolección de los datos en
el terreno y su análisis, existen varias tareas trascendentales que van
desde la captura y procesamiento hasta la medición con relación a las
variables comunes.

Para evaluar la calidad de toda la información recopilada, es


indispensable medir los porcentajes de no-respuesta total y de no-
respuesta parcial. La primera puede deberse a la negativa a dar la
información, la inaccesibilidad geográfica (por accidentes topográficos,
ausencia de infraestructura de caminos, inundaciones, etc.) o la
ausencia de personas en el momento del censo. Los motivos deben
registrarse cuidadosamente porque cada caso tiene un significado
distinto en la evaluación de los resultados. La no-respuesta parcial, en
cambio, puede explicarse por la ausencia de un informante adecuado
(la persona entrevistada sólo conoce parte de la información que se
solicita) o por el ocultamiento voluntario de la información.

La validación del procesamiento de los datos y la revisión de su


congruencia son fases importantes en una encuesta. Los procedimientos
para imputar los valores faltantes sólo se deben aplicar cuando sea
estrictamente indispensable y deben basarse en criterios cuantitativos
y cualitativos. Adicionalmente, es particularmente importante evitar
imputaciones o cambios erróneos derivados de estereotipos en materia
de género.

Las unidades sin repuesta y con respuesta efectiva pueden diferir


sistemáticamente entre sí. Por lo tanto, es pertinente verificar si las
características clasificadas por género son similares para unas y otras.
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Es fundamental evitar que los –usualmente importantes– esfuerzos


realizados para utilizar clasificaciones adecuadas que contemplen las
diferencias de género y para codificar la información, se vean neutralizadas
por defectos de ejecución en fases ulteriores del trabajo. En este sentido,
es preciso garantizar que al momento de compilar la información para
elaborar los cuadros, por ejemplo, no se conformen grupos que oculten
diferencias significativas basadas en propiedades género.

La presentación de los datos en grupos detallados enriquece el valor


de la información. Los sistemas más generales y los más específicos no
son incompatibles. En efecto, para mantener una homogeneidad y para
que los datos puedan ser comparables a nivel internacional y nacional
22 (series históricas) se pueden construir grandes divisiones, mientras que
contemporáneamente para análisis más minuciosos o específicos (por
ejemplo, nuevamente, cuando se intenta una perspectiva de género),
es posible definir categorías más detalladas.

A partir de lo expuesto, la selección de indicadores y medidas de


distribución estadística es decisiva para la interpretación correcta de
los datos. Igualmente, si la información se presenta en un formato
sencillo y los indicadores se explican adecuadamente, las estadísticas
podrán llegar a un mayor número de personas.

Resulta de central importancia que cada cuadro y cada gráfico


suministre a los usuarios una información específica. Dado que el
mensaje varía en función del modo en que se exhiben los datos, hay
que evitar que la información esencial no pueda percibirse a causa de
una presentación poco explícita.

En este sentido, los cuadros y gráficos no deben estar sobrecargados


de información. Todas las columnas y renglones deben estar
claramente descritos y acompañados de las correspondientes notas
explicativas. Cabe insistir en que el grado de divulgación y utilización
de la información estará directamente relacionado con la claridad de la
presentación de los datos.

Para que los usuarios de los datos tengan más libertad en el análisis,
es conveniente expresar todos los valores en cifras absolutas. Sin
embargo, en ocasiones resulta necesario presentar porcentajes. En
estos casos, hay que indicar el universo respecto del cual se efectuó
el cálculo (cuál es el ciento por ciento tomado como referencia). Con
esta salvedad, se puede mostrar, por ejemplo, la composición por

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sexo de una categoría dada o expresar el porcentaje de mujeres con
determinada característica étnica con relación al total de la muestra,
y el porcentaje de los hombres con determinada característica con
relación al total de hombres. En la presentación de las estadísticas
sobre género, los dos tipos de información pueden resultar útiles para
proyectar un panorama completo de la situación. Es importante decidir
cuál es la presentación más apropiada e incluir los comentarios técnicos
indispensables para la comprensión del cuadro y para la realización de
un análisis correcto.

Análisis de expedientes
Para el análisis de expedientes, en los estudios referidos se desarrolló 23
una matriz que auxilió a los equipos locales en cada entidad federativa
en el proceso de revisión de las actuaciones de los fiscales, de juzgados
y salas. Para ello, se tomó en cuenta no sólo la revisión del debido
cumplimiento del derecho sustantivo y de las normas procesales, sino
de la aplicación de la jurisprudencia y los criterios internacionales
usuales en cada materia.

La selección de la muestra estuvo basada en datos estadísticos


proporcionados por las autoridades en cada jurisdicción judicial
(con base en los libros en mesas de entrada de cada juzgado, en
aquellos países donde las autoridades no poseen un departamento
de estadísticas judiciales organizado), a partir de su solicitud directa
por parte de los equipos de trabajo. La solicitud de la información
estadística incluyó los elementos que se detallan a continuación. No
obstante, esa información no fue proporcionada en todos los casos.

El primer elemento estadístico requerido fue el número de juzgados


penales y civiles (incluidos los de familia) en funcionamiento. Ello, a fin
de permitir identificar el universo correspondiente a la institución.

El segundo fue el número de sentencias definitivas dictadas en


un año calendario, acerca de los tipos de causas más frecuentes, por
un lado, y las más complejas, por otro. Por ejemplo, se trabajó con
casos de homicidio doloso, violación, incumplimiento de deberes
alimentarios, incumplimiento de obligaciones de asistencia familiar,
violencia familiar y abuso sexual o estupro dependiendo, en cada caso,
del índice delictivo. Cabe agregar que el número de sentencias, a estos
fines, debe referirse a cada juzgado para así determinar cuáles son los
juzgados que tienen el mayor número de asuntos resueltos en un año
Anuario 2011

calendario y –de modo más general– cuál es el valor de esa variable


para cada uno de los juzgados estudiados.

La solicitud de la estadística en materia civil o de familia, en el


caso de división de fueros, es muy similar y se refiere de igual forma
al número de juzgados familiares y mixtos, así como al número de
sentencias dictadas en materias típicas, como divorcio por causal
de violencia familiar o causas análogas, o casos que versan sobre
pensión alimentaria.

En todos los casos, para garantizar la representatividad de los


resultados del estudio, la muestra deberá contemplar los expedientes
24 seleccionados que se calculan con base en un nivel de confianza del
95%.13 Adicionalmente, para determinar el funcionamiento real de los
juzgados, se deben solicitar las estadísticas anuales (en la mayoría de
los casos se refería al año 2007) respecto a todas las actividades dentro
del sistema, así como fuera del mismo. Lo anterior incluyó:

13
En los trabajos aludidos, debido a que la información estadística proporcionada por las
autoridades a veces reflejaba el número de causas radicadas en lugar de sentencias, se
debió tomar este dato como el universo total y calcular la muestra con base un nivel de
confianza del 90%, lo que en ningún momento perjudicó a los resultados de los estudios.
• Causas radicadas
• Causas en movimiento
• Sentencias (con su sentido)
• Apelaciones promovidas contra las sentencias (con su sentido)
• Amparos indirectos (con su sentido)
• Amparos directos (con su sentido)
• Autos de libertad
• Perdón
• Suspensión de procedimientos
• Convenios conciliatorios
• Incompetencias
• Consignaciones negadas
• Consignaciones devueltas
• Órdenes de aprehensión libradas

V. La jurimetría como instrumento de reformas legales y


judiciales: análisis empírico de la eficiencia judicial

Anuario 2011
Sobre la base de los instrumentos explicados en las secciones anteriores,
se pueden analizar los datos jurimétricos para determinar la calidad del
servicio judicial y la eficiencia con la cual se presta este servicio. De esta
manera, la jurimetría, entendida como la medición de los diferentes
aspectos del funcionamiento de los sistemas de administración de
justicia, se aboca a identificar el nivel de sostenibilidad (o la falta de
ella) de un sistema judicial.

Por ejemplo, si se verifica la presencia de tiempos procesales


reales que exceden los plazos procesales establecidos en los códigos
formales y que, como resultado, excluyen del acceso a la justicia a los
usuarios de un sistema, esa circunstancia da la pauta de una posible 25
medida a adoptar para evitar un colapso institucional. También, es
posible advertir que, a veces, resultados de esa clase obedecen a causas
subyacentes que van más allá de la simple falta de recursos económicos.
Muchas veces, por ejemplo, obedecen de modo prioritario a la falta de
legitimidad que perciben los actores de un sistema, en relación con
aquellas reglas que rigen el sistema de justicia.

Es así como variables de insumo institucional (tales como el


número de personal, la utilización de tecnología de punta, partidas
de presupuesto ordinario, controles de manejo administrativo, o
cargas de trabajo, entre otras), variables que miden la independencia
judicial (como un efectivo control de responsabilidades y obstáculos
a los procedimientos) o variables de accesibilidad (como número
de juzgados en áreas geográficas distantes, número de defensores
públicos, difusión y claridad de las leyes) pueden lograr identificar
focos causales de ineficiencia medidos en términos de una más pobre
calidad de la resolución judicial.

Es por ello que el análisis económico de los sistemas judiciales


debe focalizarse no sólo en la variable output (es decir, la calidad de
las resoluciones de jueces y fiscales) sino también en las variables
inputs (que miden los cambios porcentuales en los flujos de recursos
humanos, financieros, institucionales, tecnológicos, organizacionales y
legislativos) que se le asignan al sistema de administración de justicia.

Si, por ejemplo, se verifica jurimétricamente que un 10% de


aumento salarial (ceteris paribus) causa una disminución de la calidad
de las resoluciones judiciales, esta conclusión sugeriría la ineficiencia
en la asignación de recursos a los salarios. Por otro lado, si se verificara
Anuario 2011

jurimétricamente que un aumento del 10% del presupuesto asignado


a entrenamiento de jueces y fiscales (también, ceteris paribus)
estuviese causalmente relacionado con un aumento de la calidad
de las resoluciones de esos funcionarios y magistrados, se podría
argumentar, en ciertas condiciones, que una asignación de recursos
tal conllevaría a un incremento en la eficiencia en el sistema de
administración de justicia.

La ineficiencia de determinados eslabones del sistema judicial puede


también obedecer al hecho de que los actores del sistema no logran o
no desean un entendimiento y aplicación común de las reglas formales
que rigen la organización y funcionamiento de dicho sistema. Muchas
26 veces la misma pugna de facciones políticas, que objetan e intentan
impugnar las reglas constitucionales básicas rectoras del sistema de
justicia, es la causante de los colapsos institucionales que impiden una
mayor efectividad y eficiencia del trabajo que realizan jueces, fiscales,
policías y sistemas penitenciarios.

En estas situaciones, muy difícilmente se podrá encontrar que las


decisiones emitidas por jueces de diversos niveles confluyan en líneas
comunes y tiendan a solidificar un consenso razonable acerca de la
interpretación y aplicación del material legislativo existente. También,
en este tipo de ambientes institucionales, la jurimetría representa un
instrumento que permite identificar los tipos de variables cualitativas o
cuantitativas relevantes para atacar los problemas subyacentes al sistema.
Uno de los problemas empíricos a enfrentar es que la información
que publican muchos países en vías de desarrollo no resulta suficiente
para tomar decisiones necesarias que reviertan las ineficiencias de
las fiscalías, tribunales, o de la policía. Esta falencia se ha verificado,
desgraciadamente, en la mayoría de los países latinoamericanos. Con
relación a éstos, particularmente, para determinar si las asignaciones
presupuestarias al sistema judicial conllevan eficiencia, sería necesario
incluir bases de datos analíticos (y no sólo de flujos) de expedientes
judiciales y mediciones periódicas sobre aspectos tales como las
frecuencias de abusos de discrecionalidad sustantivos y procesales
por cada tipo de causa. La captación de dichos aspectos, mediante la
metodología de indicadores de expedientes judiciales explicada en
la sección precedente, debe incluir la medición de las necesidades
institucionales, basadas en las quejas de ciudadanos y en la
documentación interna relevante. Esta tarea es responsabilidad de los
departamentos de estadísticas de los tribunales superiores u organismos
de control de la magistratura y constituye, lamentablemente, una

Anuario 2011
asignatura pendiente en la generalidad de los casos.

La correlación y análisis cualitativo de estos datos brinda normalmente


una brújula en la elaboración de políticas judiciales implementadas en
países desarrollados y sirve para esa finalidad en cualquier otro caso
nacional. Por ejemplo, técnicas jurimétricas han demostrado que el
caso de Chile representa una instancia de buenas prácticas o mejores
prácticas en la utilización de sistemas de control de calidad aplicados
al trabajo judicial, en lo que hace a la evaluación del desempeño de
los actores del sistema y de la interacción entre los eslabones de la
estructura judicial. Los indicadores empleados en ese caso incluyen,
entre otras variables analizadas, la revisión y medición periódica de
tasas de resolución, de demoras que violen plazos procesales, de las 27
frecuencias de revocaciones y nulidades de sentencias y del costo de la
oferta judicial. En ese caso se realiza, también, un análisis comparativo
con otros sistemas judiciales.

Los estudios jurimétricos sobre los sistemas de administración de


justicia latinoamericanos son pocos y, en su mayoría, no representan
esfuerzos interdisciplinarios ni abordan empíricamente el concepto
de eficiencia. Algunos estudios pioneros, no obstante, se abocaron
al estudio del funcionamiento del sistema judicial desde una
perspectiva legal-económica-estadística y concentraron su atención
en la elaboración de indicadores cuantitativos del desempeño de los
sistemas de administración de justicia latinoamericanos.14
Las conclusiones de un trabajo anterior, por ejemplo, echan por tierra
la hipótesis de que la falta de recursos económicos es una causa asociada
a las demoras procesales experimentadas en juzgados en materia civil
de Argentina, Ecuador y Venezuela.15 El argumento tradicional consistía
en sostener que la escasez de recursos presupuestarios constituía una
de las principales causas asociadas a las demoras, a las altas cargas
de casos, a la alta corrupción del personal judicial y a la baja calidad
de los profesionales que atrae a su seno. Sobre estas bases, varios
investigadores argumentan que al Poder Judicial se le debe asignar,
por ley, una proporción fija del presupuesto del gobierno nacional.

Sin embargo, en el estudio antes referido se prueba que las


diferencias internacionales acerca de la naturaleza y alcance de los
procesos judiciales, en la tradición judicial y cultura judicial, hacen
inviable la especificación de una proporción fija del presupuesto
nacional tal, a ser asignada al Poder Judicial. Una comparación puede
ilustrar al respecto. Mientras que la asignación presupuestaria a dicho
Anuario 2011

poder representaba aproximadamente un 0,71% del PBI en Argentina


en el 2002, Estados Unidos asignó a la justicia el 0,31% en el 2003 y
España el 0,26% de su PBI en años anteriores. Como ilustración aplicada
a diecisiete países atendiendo causas similares, en el mismo trabajo
presentamos un gráfico que demuestra que no existe asociación
estadística alguna entre los aumentos en la cantidad total o proporción
relativa de los recursos humanos asignados por juzgados, por un lado,
y la disminución de los tiempos procesales y cargas de causas, por el
otro. Sin embargo, la relación existente entre aumentos en recursos
de capital (sistemas de información y capacitación) y disminución de
tiempos procesales demuestra ser significativa.

28 Este tipo de diagnósticos, como los del párrafo anterior, son


normalmente realizados sobre la base en indicadores jurimétricos.
Los indicadores más comunes utilizados en uno de los trabajos antes
referidos incluye variables de impacto presupuestario en los diferentes

14
Buscaglia, E. y Dakolias, M., Judicial Reform in Latin America: Economic Efficiency vs.
Institutional Inertia, Washington D.C., Georgetown University, 1995; Buscaglia, E. y Dakolias,
M., Judicial Reform in Latin American Courts - The experience in Argentina and Ecuador, World
Bank, Washington DC, 1995; Pastor Prieto, S., “¡Ah de la Justicia!, Política Judicial y Economía”,
Madrid, Civitas, 1998; Buscaglia, E. y Ulen, T., “A Quantitative Assessment...”, 1997.
15
Buscaglia, E. y Ulen, T., “A Quantitative Assessment...”, 1997.
output del sistema judicial, medidos en términos de frecuencias de
abusos de discrecionalidad procesal y sustantiva (frecuencias objetivas
de violaciones a artículos de los códigos de procedimientos y códigos
de fondo).

Como ya se señalara y cabe reiterar aquí, en un trabajo precedente16


se concluyó que, muy frecuentemente, los problemas de la justicia
no se deben a la falta de fondos, sino, y sólo en parte, a la incorrecta
asignación de fondos existentes a áreas de bajo desempeño y altos
niveles de percepciones de corrupción.

Por otro lado, el impacto que poseen las asignaciones


presupuestarias en las tasas de resolución y en las cargas de casos
demuestra que un incremento es beneficioso cuando las asignaciones
de partidas se concentran en inversión de capital anual, en aquellas
jurisdicciones en donde existe un menor acceso de la población a las
instituciones del sistema. En tales casos, efectivamente se observa el

Anuario 2011
impacto de los cambios presupuestarios en las tasas de resolución de
casos (sentencias).

Adicionalmente, en un trabajo ya referido se propone un análisis


jurimétrico de control de calidad a partir de un estudio cuantitativo
y cualitativo realizado a través del seguimiento de causas para
computar tiempos procesales mínimos/máximos; frecuencias
de violaciones a las normas procesales y sustantivas; sentencias
absolutorias/condenatorias, prescripciones, así como causas que se
archivan consignadas. Este modo de proceder proporciona un filtro
adecuado para calcular una tasa depurada de causas que se resuelven
anualmente respecto de las ingresadas y, además, establece un
sistema de alarma temprana para así detectar anormalidades en los 29
desempeños de jueces y fiscales. Como resultados de este trabajo,
el Banco Mundial ha fomentado la aplicación de sistemas de control
de calidad a sus diagnósticos y evaluación de sectores judiciales. Esto
implica el cálculo de indicadores con base en el examen minucioso de
expedientes judiciales, atendiendo a la motivación y fundamentación
de las decisiones dictadas en los mismos.

Esta metodología de diagnóstico jurimétrico ha sido aplicada a


los casos de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, México (estado de

16
Buscaglia, E. y Ulen, T., “A Quantitative Assessment...”, 1997.
Chihuahua), Venezuela, y a más de cien países adicionales pertenecientes
a tradiciones jurídicas diversas, en Europa, Asia, y África.17 Luego de
calcular las frecuencias de abusos de discrecionalidad de diferentes
tipos en sesenta y cuatro países, se demostró su fuerte asociación a los
altos niveles de victimización de los usuarios de los sistemas judiciales
de cada país, calculados a través del índice de victimización judicial
desarrollado por las Naciones Unidas.

Lo relevante del cálculo de estos indicadores de frecuencias y tipos


de abusos de discrecionalidad es que proveen una guía para señalar
aquellos aspectos específicos que requieren ser atendidos como parte
de una reforma judicial tendiente a mejorar la calidad de las resoluciones
basada en el cambio de determinados rubros presupuestarios, sin
necesidad de acudir a indicadores subjetivos de percepción. Ello es
particularmente útil en áreas en las cuales las percepciones ciudadanas
o empresariales difícilmente pueden arrojar elementos para diseñar
una reforma judicial.
Anuario 2011

El análisis efectuado en otro de los trabajos antes referidos,18 a


través de la utilización de técnicas jurimétricas no paramétricas,
identifica otras variables específicas asociadas a demoras
procesales. El estudio parte de la premisa de que toda reforma a la
justicia no debe sólo focalizarse en los simples síntomas técnicos de
los problemas que experimentan los juzgados, sino, sobre todo, en
corregir las raíces de los problemas ligadas a ciertos rasgos propios
del sistema político vigente, a determinados defectos legales, a
la falta de controles judiciales internos y externos al sistema, a las
interrelaciones perniciosas entre los eslabones del sistema (policía,
fiscalías y mecanismos penitenciarios), a factores económicos
30 latentes y a la debilidad de los sistemas de control externo, que
deberían estar a cargo de organismos especializados de la sociedad
civil (por ejemplo, colegios de abogados o colegios de médicos).

Posteriormente, el estudio identifica factores asociados a la


disminución de los tiempos procesales en una muestra representativa

17
Buscaglia, E., “A Quantitative Analysis of Judicial Corruption: A Governance Based
Approach”, International Review of Law and Economics. Vol. 23, 2001, pp. 145-178 y en el
Informe de Diagnóstico preparado por las Naciones Unidas, ligado a los feminicidios de
Ciudad Juárez (Chihuahua).
18
Buscaglia, E. y Ulen, T., “A Quantitative Assessment...”, 1997.
de juzgados en Argentina, Ecuador y Venezuela. Esto se realiza a través
de una medición de tiempos procesales en cada una de las etapas
procesales de tres mil causas del mismo tipo, correspondientes a siete
juzgados por país durante un periodo de diez años. Como resultado,
se identifica presencia o ausencia de determinados factores asociados
a las mejores prácticas en materia de reforma judicial, tales como, la
presencia de un estilo de administración del juzgado, conjugado a un
rol preponderante del consejo de la judicatura (presencia o ausencia
de técnicas modernas de administración); un estilo gerencial del juez
y secretario en el manejo de causas; la presencia o ausencia de cursos
de capacitación entre los jueces, secretarios y empleados judiciales; la
presencia de programas de asistencia jurídica y judicial a los sectores
de la población más marginados; la disponibilidad de mecanismos
alternativos de resolución de disputas formalmente reconocidos; la
existencia de autonomía en la asignación de recursos presupuestarios;
transparencia y meritocracia en los procesos de selección, promoción y
remoción del personal judicial; y la adopción de reformas a los códigos

Anuario 2011
procesales penal y/o civil.

Las falencias encontradas en esas áreas se manifiestan en una


correlativa incapacidad de los nuevos sistemas de juicio oral (de carácter
acusatorio) de procesar sus causas de manera expedita. En el mismo
sentido, se observa que estos nuevos sistemas no están logrando
disuadir del modo deseable los comportamientos antisociales. Esta
capacidad o incapacidad de disuasión de esta clase de conductas
(obviamente sujeta a la protección de garantías del imputado y a
los derechos de los victimas), precisamente, representa el requisito
de evaluación de éxito o fracaso más esencial de todo sistema de
administración de justicia penal.
31
El comportamiento de los índices, por cierto, no es uniforme. A
pesar de que los índices de transparencia y de menor complejidad
administrativa de los nuevos sistemas de juicio oral han mejorado, se
observan también países, tales como Guatemala, Paraguay y Venezuela,
en donde los índices de abusos judiciales de discrecionalidad normativos
y procesales y las frecuencias de corrupción judicial han experimentado
un incremento porcentual. Las razones que explican estos deterioros
bajo los nuevos modelos de juicio oral acusatorio son variadas y, en
general, apuntan a identificar aquellas condiciones que deben existir
antes de la implantación de un nuevo sistema comunicativo entre los
actores judiciales.
Son frecuentes las resistencias naturales de los actores del sistema
judicial a estar sujetos a mediciones de efectividad, eficiencia, o a
sistemas de monitoreo y de control de calidad jurimétricas. Sin embargo,
el testimonio de aquellos sistemas judiciales que han incorporado
estos mecanismos de evaluación con éxito da debida cuenta de los
beneficios de poseer elementos de guía en la arquitectura de toda
reforma judicial que pretenda ser sostenible.

Existen diez reformas judiciales que representan las ya mencionadas


mejores prácticas internacionales y que han sido originalmente
identificadas como tales a través de los estudios jurimétricos antes
mencionados. Se trata de países tan diversos como Botswana, Chile,
Colombia, Costa Rica, Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña,
Finlandia, Italia y Singapur. Sus experiencias demuestran que a veces se
requiere realizar reformas a los sistemas políticos tendientes a permitir
una mayor gobernabilidad, como paso previo a las reformas judiciales,
que luego se mostraron aptas para producir un impacto beneficioso en
Anuario 2011

el crecimiento económico y el desarrollo social de dichas naciones. En


este contexto, el análisis económico del Derecho brinda herramientas
útiles para delinear, implementar y, posteriormente, evaluar, esa clase
de reformas judiciales.

32
Bibliografía

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World Development Report de 1997, 1998, 1999 y de 2000. Washington, DC,


Banco Mundial.
34
Anuario 2011
¿Cuáles son las ventajas
y los retos que enfrenta
Michoacán al avanzar con el
proceso de implementación
de un nuevo modelo de
justicia penal?

Diana Cristal González Obregón1

Anuario 2011
Resumen: Mediante una clara exposición de los principios rectores y
de las etapas del proceso en el sistema acusatorio adversarial y oral,
la autora identifica puntualmente las ventajas que ofrece este Nuevo
sistema de justicia penal de cara a la ciudadanía y al estado.

Palabras clave: Etapas del proceso, Principios rectores, Salidas alternas


al juicio, Presunción de inocencia, Teoría del caso
35
Abstract: By means of a clear exposition of the guiding principles
and the stages of the criminal proceedings as in the acusatory judicial
system, the author identifies specifically the advantages that this new
criminal justice system offers to both citizens and state.

Palabras clave: Stages of criminal proceedings, Guiding principles,


Alternative solutions to trial, Presumption of innocence, Theory of
the case

1
Coordinadora de Capacitación en el sistema acusatorio para el Instituto de Formación Profesional
de la PGJDF, abogada litigante y asesora legal en juicios orales en México
E
l proceso penal será acusatorio y oral, así lo manda la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos2. Cumpliendo con la
obligación constitucional, Michoacán avanza permitiendo que el
Anuario 2011

sistema acusatorio sea, muy pronto, una realidad en la entidad.


Se cuenta no solamente con la legislación, sino con la capacitación
intensa, que día a día se brinda a los operadores y a la sociedad para
lograr este avance tan importante para Michoacán y nuestro país. Este
cambio de paradigma conlleva tanto ventajas como retos, los cuales se
deben asimilar responsablemente en el desarrollo de implementación.

Las ventajas del nuevo sistema se pueden analizar a través de los


beneficios que aportan a la sociedad, a las víctimas u ofendidos, y a los
imputados o ya sentenciados. La sociedad se beneficiará con el nuevo
sistema acusatorio, entre otras cosas, al contar con un procedimiento
penal rápido, sencillo, transparente y respetuoso de los derechos de
todos. Lo anterior, se logrará gracias a la aplicación de disposiciones
36
novedosas que serán parte de la legislación del nuevo esquema de
justicia. Se exige que los principios rectores se cumplan a cabalidad, en
cada acto, para avanzar en el nuevo procedimiento penal acusatorio.

Con la publicidad,3 la sociedad puede conocer el funcionamiento


del esquema de procuración e impartición de justicia de manera
transparente y confiable, pues no se le cuenta lo que sucede, sino

2
Artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
3
Artículo 276. Publicidad. Código de Procedimientos Penales del Estado de Michoacán de Ocampo.
El debate será público. En casos excepcionales el tribunal podrá resolver, aun de oficio, que se
desarrolle, total o parcialmente, restringir la publicidad, cuando:
que vive y presencia el desarrollo del procedimiento. La publicidad
también es el mejor control de la calidad de los operadores. Tanto los
intervinientes como los testigos realizan sus manifestaciones frente
a las partes y en audiencias públicas por regla general. Puede haber
excepciones a la publicidad, atendiendo a las particularidades del caso
y las solicitudes de las partes.

A través de la oralidad, la sociedad escuchará y comprenderá cada


una de las manifestaciones de las partes de manera más clara, sintética
y sencilla al ser la oralidad el principal medio de comunicación entre
las partes.

Gracias a la inmediación, existe un contacto directo entre las partes


que permite que la coordinación y comunicación entre éstas se brinde
de manera más rápida y con la exigencia de la presencia ininterrumpida
de las partes para efectos de poder tener validez la audiencia.

Anuario 2011
Con el principio de igualdad, cada parte podrá escuchar las
manifestaciones de la contraparte y los ciudadanos podrán apreciar
cómo el tribunal resolverá hasta después de escuchar a los intervinientes
y haber cerrado el debate.

A través de la imparcialidad, la sociedad podrá apreciar cómo


el juzgador sin conocer del asunto y para efectos de poder resolver,
solicitará la justificación fundada y motivada de cada una de las
peticiones. El juez, como autoridad imparcial, resolverá hasta después
de haber escuchado a los intervinientes.

Con el principio de contradicción las partes tienen el derecho de


refutar cada una de las pretensiones. Esto ayuda a la depuración del 37
caso y, en consecuencia, facilita el adecuado esclarecimiento de lo que
realmente sucedió en la causa penal.

I. Pueda afectar el pudor, la integridad física o la intimidad de alguno de los intervinientes


o de alguna persona citada para participar en él;
II. Pueda afectar gravemente el orden público o la seguridad del Estado; y,
III. Peligre un secreto oficial, particular, comercial o industrial cuya revelación indebida sea
punible; o esté previsto específicamente en este código o en otra ley.
IV. Desaparecida la causa, se hará ingresar nuevamente al público y quien presida el debate
informará brevemente sobre el resultado esencial de los actos cumplidos, cuidando de no
afectar el bien protegido por la reserva, en lo posible.
Al existir la concentración, se podrán realizar el mayor número de
actos en el menor número de tiempo, lo que permite a la sociedad y
al Estado que se ahorren recursos, tanto humanos como económicos,
logrando un avance rápido en las investigaciones. Los recursos
ahorrados se podrán destinar a aquellas investigaciones que requieran
de un mayor número de actos de investigación.

Si hubiese alguna interrupción, por alguna causa de fuerza mayor


como las contempladas en la ley, entonces se procederá de acuerdo
con el principio de continuidad, con el cual se anula la audiencia que
no continúe dentro de los diez días siguientes. Así, se contribuye al
esclarecimiento rápido de los hechos y se evita que se pierdan medios
de prueba, todo lo anterior en beneficio de la sociedad.

Al aplicarse los principios rectores, se permite un avance en el


procedimiento penal acusatorio a través de una metodología de
audiencias. Con esta metodología se permite que las víctimas u
Anuario 2011

ofendidos conozcan y participen activamente, desde el inicio de la


investigación, de todos y cada uno de los medios de prueba que
el ministerio público presente ante los jueces de garantía en las
diferentes audiencias.

Las víctimas u ofendidos presencian directamente cada de


las audiencias. Por ejemplo, observan cómo el ministerio público
argumenta sobre todos los hechos, medios de prueba y el fundamento
jurídico de su teoría del caso, cómo debate los argumentos y medios
de prueba de la contraparte y cómo el juez las considera y resuelve
enfrente de las partes.

38 Bajo el nuevo esquema, los conflictos penales se podrán resolver


no sólo a través de los juicios orales sino también por medio de salidas
alternas. Las salidas alternas son aquellos mecanismos creados por el
legislador, dentro de una nueva política criminal, para que se ponga fin
al conflicto penal a través de un acuerdo satisfactorio entre las partes.
Además de poner rápido fin al conflicto penal antes de la tercera etapa
del procedimiento penal, permiten que las víctimas sean reparadas del
daño a la brevedad. El ministerio público tiene la facultad de solicitarlas
al juez siempre y cuando exista acuerdo por ambas partes, se contemple
un plan de reparación y no exista alguna limitante de acuerdo al caso
en concreto.
¿Qué faculta al ministerio público para poder solicitar una salida
alterna? El principio de legalidad establece que el agente del Ministerio
Público deberá ejercer la acción penal en todos los casos en que sea
procedente, con arreglo a las disposiciones de la ley. No obstante,
el ministerio público podrá prescindir, total o parcialmente, de la
persecución penal que se limite a alguno o a varios hechos o a alguna
de las personas que participaron en su realización. Las salidas alternas
significan un ahorro de recursos económicos y humanos importantes;
el Ministerio Público podrá dedicarse a investigar con más recursos
y tiempo aquellas causas que requieran un especial cuidado para el
esclarecimiento de los hechos.

¿Cómo puede asegurarse la víctima u ofendido de que se le dará


cabal cumplimiento al acuerdo y la reparación de daño? Al haber una
metodología de audiencias, y no de expedientes, tanto la solicitud de la
salida alterna como el plan de reparación y la aceptación de las partes
se dan ante la presencia del juez de garantía, en audiencia frente a las

Anuario 2011
partes. Escuchados los intervinientes y convencido el juzgador, éste
decreta la suspensión de la acción penal y da fecha, lugar y hora para
una audiencia posterior donde se dará cabal cumplimiento al acuerdo
y al plan de reparación del daño. Sólo hasta que el juez de garantía
verifique el cumplimiento de lo anterior, podrá decretar la extinción de
la acción penal. Así, las víctimas ven una reparación del daño rápida
y real. En caso de incumplimiento, el caso vuelve al procedimiento
ordinario. Pero, ya no se le permite al imputado tener nuevamente la
oportunidad de poner fin al conflicto penal mediante una salida alterna.

Los imputados se benefician por varias razones. Con el nuevo


sistema, se plasma en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y en los códigos de procedimientos penales de los estados 39
el principio de presunción de inocencia, que permite el funcionamiento
del proceso penal acusatorio. Con la incorporación expresa de este
principio, las medidas cautelares cumplen con el objetivo del nuevo
sistema. Solamente se aplican cuando haya riesgo fundado para la
víctima, para la sociedad o de que se pueda evadirse el imputado
de la acción de la justicia. Así se evita que se apliquen como castigo
adelantado, antes de que se pruebe plenamente la responsabilidad del
imputado a través de sentencia condenatoria firme, la cual es dictada
por el Tribunal de Juzgamiento.4

4
Artículo 167.- Delitos de prisión preventiva oficiosa y principio de proporcionalidad.
(Código Procesal Penal del Estado de Durango).
No se podrá decretar una medida cautelar cuando ésta resulte desproporcionada en relación con las
circunstancias de comisión del hecho atribuido y la sanción probable.

Tratándose de medidas cautelares que impliquen privación de la libertad, en ningún caso podrán
sobrepasar la pena mínima prevista para el delito de que se trate, ni exceder el plazo fijado en los
artículos 196, fracción II y 197 de este Código, sin perjuicio de que vencido el plazo se aplique
una medida cautelar distinta a la privación de libertad, conforme a las reglas previstas en este
ordenamiento.

De conformidad con lo previsto en el segundo párrafo del artículo 19 de la Constitución General


de la República, se impondrá oficiosamente la medida cautelar de prisión preventiva, cuando la
imputación se haga respecto de los siguientes delitos:

I. Homicidio doloso simple o calificado;


Anuario 2011

II. Violación;
III. Secuestro;
IV. Cometidos con medios violentos como armas y explosivos; y
V. Contra el libre desarrollo de la personalidad.

Para los efectos de este artículo, sólo podrán considerarse delitos cometidos por medios violentos
los siguientes: desaparición forzada de personas, tortura, robo cometido con armas. Se consideran
delitos contra el libre desarrollo de la personalidad: Pornografía con personas menores de edad o
que no tienen la capacidad para comprender el significado del hecho; Delitos contra la formación
de las personas menores de edad y protección integral de personas que no tienen la capacidad
para comprender el significado del hecho; Lenocinio en menores de edad la persona que no tenga
capacidad de comprender el significado del hecho o de resistirlo; y Trata de Personas en los términos
del artículo 305, fracción III, incisos a) y c).

La tentativa punible de los ilícitos penales mencionados en las fracciones anteriores, también se
40 califica como de prisión preventiva oficiosa.

Con excepción de los delitos de homicidio calificado, secuestro, violación, pornografía con personas
menores de edad o que no tienen la capacidad para comprender el significado del hecho, delitos
contra la formación de las personas menores de edad y protección integral de personas que no
tienen la capacidad para comprender el significado del hecho, lenocinio en menores de edad
personas que no tenga capacidad de comprender el significado del hecho o de resistirlo, trata de
Personas en los términos del artículo 305, fracción III, incisos a) y c), las partes podrán solicitar al
juzgador, respecto de los delitos anteriores, que no aplique oficiosamente la prisión preventiva
y el juez lo acordará en consecuencia, si estima que el imputado cumplirá con sus obligaciones
procesales, no constituye un riesgo para el desarrollo de la investigación, para la víctima u ofendido
o para terceros. El juez, en estos casos, podrá no aplicar la prisión preventiva y sustituirla por otra medida
cautelar, siempre que el Ministerio Público no se oponga fundadamente.

Tratándose de otros delitos, podrá aplicarse la prisión preventiva u otras medidas cautelares, siempre
que resulten procedentes de conformidad con las disposiciones de este título.
El imputado contará con un abogado defensor titulado, capacitado
en estrategias de litigio, quien lo asesorará antes de cada audiencia. Al
aplicarse el principio de contradicción, se necesita que tanto la defensa
como el ministerio público preparen y conozcan, previamente, los
medios de prueba que presentarán ante los jueces en las audiencias.
El imputado escuchará y presenciará, en audiencias públicas y orales,
todas las decisiones que tome el juez, siempre presididas de debate por
las partes. Podrá ser escuchado por el juez en todo momento y cuando
así lo desee. Conocerá en todo momento y desde el inicio, el desarrollo
del procedimiento y la evolución de la investigación que realice en su
contra el Ministerio Público.

La teoría del caso en el procedimiento penal acusatorio


¿Cómo realizarán las partes una investigación para el esclarecimiento de
los hechos? ¿Cómo avanzarán en las diferentes etapas del procedimiento
penal acusatorio? A través de la elaboración, depuración y desahogo de

Anuario 2011
sus respectivas teorías del caso. Dentro del nuevo esquema de justicia
penal, la teoría del caso es la explicación de lo que realmente pasó, es
la versión del Ministerio Público y de la defensa.

La teoría del caso contempla tres componentes: los hechos, los medios
de prueba y el fundamento jurídico. Tanto el ministerio público como la
defensa deben tener una teoría del caso, como versión explicativa de
lo que realmente sucedió. Es a través del contraste y debate de ambas
versiones, por medio del principio de contradicción, que los jueces
podrán llevar a cabo la valoración de las pruebas en el esclarecimiento
de los hechos y determinar la sentencia correspondiente.

Etapa de investigación y la teoría del caso 41


El objetivo de la primera etapa del procedimiento penal es que
ambas partes elaboren sus respectivas teorías del caso. El ministerio
público, por ejemplo, deberá realizar entrevistas con víctimas, testigos,
peritos y policías que puedan aportar información necesaria en el
esclarecimiento de los hechos. Las entrevistas permiten dar dirección
a la teoría del caso. El agente del Ministerio Público analiza cada
declaración, sus fortalezas y debilidades, para identificar desde un
inicio aquellos hechos y medios de prueba que sí apoyen fuertemente
su teoría del caso y desechar aquellos que no. Debe coordinarse con
policías y peritos horizontalmente, por medio de una comunicación
constante y directa para que, a través de la experiencia de los tres, se
pueda llegar a descubrir la verdad en el caso en concreto.
Después, para la elaboración de la teoría del caso, el ministerio
público deberá preparar los medios de prueba que haya seleccionado
como apoyo y sustento de su versión del caso. Debe preparar no sólo
aquella información relevante que puede conocer el juez a través de
la prueba, sino debe familiarizar a sus testigos con el desarrollo de
las diferentes audiencias del procedimiento. Si el Ministerio Público
decide presentarlos a declarar en la audiencia de juico oral, debe
informarles cómo se hace un interrogatorio, un contrainterrogatorio,
las repreguntas, cuál es el protocolo de las objeciones y cómo debe
conducirse ante éstas.

Con la metodología de audiencias, habrá más confianza por parte


de los declarantes y de la sociedad en la forma en la que se desarrolla
el proceso penal acusatorio. En esta etapa, el ministerio público deberá
también encaminar qué hechos y medios de prueba le sirven para
apoyar el tipo penal que está investigando en el caso en concreto.
Asimismo, deberá adelantar aquellas debilidades que surjan tanto de
Anuario 2011

los hechos como de los medios de prueba que empieza a obtener.

Por su lado, desde la etapa de investigación, la defensa no sólo debe


enfocarse en atacar la teoría del caso del Ministerio Público, su rol es
mucho más activo. Tiene que dar a los jueces una historia o versión
alterna para que comprendan por qué no puede concretizarse la
versión del Ministerio Público. De ahí que en el sistema acusatorio, los
defensores también cuentan con el apoyo de peritos y otros elementos,
si lo consideran necesario, para construir su teoría del caso.

Como se contempla en la ley secundaria, bajo el nuevo esquema,


el objetivo de la etapa de investigación es el esclarecimiento de los
42 hechos materia de la denuncia o querella. También, tiene por objeto
determinar si hay fundamento para abrir un juicio penal contra
una o varias personas, mediante la obtención de la información y la
recolección de los elementos que permitan fundar, en su caso, la
acusación y garantizar el derecho a la defensa del imputado. Lo anterior
sólo es posible con la construcción de una buena teoría del caso.

La etapa intermedia y la teoría del caso


Ésta tiene por objeto el ofrecimiento y admisión de pruebas, así
como la depuración de los hechos controvertidos que serán materia
de juicio oral. En esta etapa las partes depuran sus respectivas
teorías del caso y desechan aquellos medios de prueba ilícitos,
irrelevantes o meramente dilatorios. Es fundamental porque es la
última oportunidad para solicitar al juez de garantía, antes de la
etapa de juicio oral, que se permita a las partes poner fin al conflicto
penal por medio de salidas alternas.

Etapa de juicio oral y la teoría del caso


Esta es la fase de desahogo de la teoría del caso del ministerio público
y de la defensa. Ambas partes llegan a esta etapa precisamente por la
complejidad de la causa, ante la imposibilidad de resolverla a través de
una salida alterna. Es la etapa de decisión de las cuestiones esenciales
del proceso. Se realizará sobre la base de la acusación y asegurará la
concreción de los principios de oralidad, inmediación, publicidad,
concentración, igualdad, contradicción y continuidad.

En el juicio oral, ambas partes expondrán al Tribunal de Juicio Oral,


a través de alegatos de apertura, sus respectivas teorías del caso o su

Anuario 2011
versión explicativa del caso. En los interrogatorios, a través de preguntas
abiertas y no sugestivas, se apoya la teoría del caso de quien presenta
la prueba. El contrainterrogatorio lo hace la contraparte al declarante,
a través de preguntas cerradas y sugestivas, su objetivo es quitar
credibilidad a la prueba ofrecida por la otra parte. Con la formulación
de las repreguntas, ambas partes aclaran, de manera estratégica, lo
dicho por el declarante. Finalmente, la última oportunidad de las partes
de mostrar al tribunal oral sus respectivas teorías del caso es con los
alegatos de clausura; se debe enfatizar lo que se haya podido acreditar
y desacreditar de las pruebas desahogadas en el juicio oral. Cerrado
el debate entre las partes, el tribunal se retira para deliberar. Una vez
que se reanuda la audiencia, dicta la sentencia correspondiente, ya sea
condenatoria o absolutoria. 43

El nuevo esquema de justicia trae consigo muchos cambios y


ventajas, pero también retos, que poco a poco deben ser asimilados
para que cada entidad implemente un sistema acusatorio integral
eficiente, atendiendo a las necesidades específicas y a la realidad de
cada lugar. Cada entidad debe contribuir al gran esfuerzo y avance
histórico que México hace al reformar completamente la forma en
la que se imparte justicia. Entidades como Durango, Chihuahua,
Zacatecas, Morelos, Estado de México, Baja California, Hidalgo, Yucatán,
Guanajuato, Baja California, Oaxaca, y muy pronto Michoacán ya lo han
empezado a hacer.
México enfrenta uno de los retos más importantes en su historia.
Aun cuando la implementación del sistema acusatorio se realiza de
manera gradual, nuestro país avanza cada día, a pasos agigantados.
Con el cumplimiento del mandato constitucional, los mexicanos
contaremos con una justicia más trasparente, pronta y expedita. Como
se ha mencionado, en el proceso de implementación del sistema
acusatorio existen tanto retos como ventajas para los intervinientes
y para la sociedad. Para poder obtenerlas, es necesario trabajar en un
cambio de mentalidad, en una intensa capacitación y en la socialización
del nuevo esquema de justicia.

Michoacán está consciente de la necesidad de cumplir con el


mandato constitucional de implementar un sistema acusatorio
para que la sociedad cuente con un sistema de justicia penal más
transparente, rápido y eficaz. Michoacán debe seguir con la intensa
y constante capacitación, así como con la socialización del nuevo
esquema de justicia. Igualmente, es importante la participación de
Anuario 2011

todos los ciudadanos en la entidad, no solamente deben conocer la


nueva legislación, sino interesarse en los cambios que el nuevo sistema
requiere.

Michoacán se coloca en una posición de liderazgo al estar listo


para la aplicación de un sistema acusatorio y es, sin duda, ejemplo
a nivel nacional. Estoy segura que la implementación del sistema
acusatorio en Michoacán será exitosa si cuenta con la unión y
participación de todos.

44
Formación y capacitación.
Reto del sistema
procesal acusatorio

Irma Nora Valencia Vargas1

Resumen: La reforma constitucional representa una oportunidad

Anuario 2011
para afianzar el cambio cultural que antaño se viene dibujando. Es
fundamental prepararse para enfrentar los retos que la reforma impone.
La responsabilidad de la eficacia y efectividad de este nuevo sistema no
depende solamente del Estado sino de toda la sociedad.

Palabras clave: Capacitación y formación de operadores, Igualdad de


las partes, Contradicción, Cambio cultural, Destrezas de litigio

Abstract: The constitutional reform represents an opportunity to


assure the cultural change that for years has been outlining in our
community. It is essential, therefore, to be well prepared to face
the challenges that the reform imposes. The responsability of its
efficiency and effectiveness rely no only on the government but on 45
society as well.

Keywords: Justice operators training, Equality of parts, Contradiction,


Cultural change, Litigation skills

1
Doctora en Derecho (Centro de Investigación y Desarrollo del Estado de Michoacán), Maestra
en Gobierno y Asuntos Públicos (Centro de Investigación y Desarrollo del Estado de Michoacán),
Licenciada en Derecho (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo) y Candidata a
Doctora en “Sociedad Democrática, Estado y Derecho” (Universidad del País Vasco Euskal Herriko
Unibertsitatae). Diplomada en Derecho a la Información (Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo) y Diplomada en Género y Políticas Públicas (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
FLACSO). Actualmente es profesora e investigadora en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de
la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Buzón electrónico: irnova16@yahoo.com.mx
1. Introducción. Transición del sistema procesal penal al
sistema acusatorio adversarial

D
Anuario 2011

esde hace algunas décadas, México ha venido transitando


en caminos florecientes hacia la democracia que exigen el
reconocimiento, protección y garantía normativa, institucional
y jurisdiccional de los derechos humanos, que en no pocas
ocasiones, se traducen en derechos fundamentales por ser la vía que
ofrece garantías constitucionales suficientes para su debida tutela.2 La
reforma constitucional en materia de justicia penal establece, para que
algún justiciable pueda ser privado de su libertad, un proceso penal
previo e inexcusable, fundamentado en principios de inmediación
procesal, contradicción, publicidad y preeminencia en la oralidad.
Además, la sentencia debe sustentarse en la justa y legal razón.
46
De esa manera, se estructura un sistema procesal acusatorio,
característica elemental de los regímenes democráticos liberales
que pretenden impedir que el uso del poder degenere en abuso.
Este diferente sistema tiene como principio rector la separación
de funciones procesales. Esto lo coloca en posición antagónica
al sistema inquisitorial agonizante en nuestra sociedad. Adopta
principios garantistas como de jurisdiccionalidad, de relevancia
de la acusación, imparcialidad del juez, presunción de inocencia

2
Torres Del Moral, Antonio, Principios de Derecho Constitucional Español, Tomo I, Ediciones Madrid,
1985, pp. 189-193.
y esclarecimiento judicial de los hechos, así como la oralidad,
inmediación, concentración, economía procesal, publicidad y
contradicción en el proceso.

Al mismo tiempo, establece mecanismos jurídicos para garantizar


los derechos de las víctimas u ofendidos del delito, sin perjuicio de la
implementación de criterios de oportunidad. La discriminalización
de hechos punibles tiene la finalidad de evitar la aplicación del
poder del Estado donde, para alcanzar mejores resultados, pueden
instrumentarse otras formas de reacción frente a la conducta
socialmente reprochable, consistentes en la adecuación social del
hecho, la culpabilidad mínima del autor, la ausencia de prisión
preventiva y la eficiencia del sistema penal a través de la posible
implementación de la justicia alternativa y de mecanismos auto
compositivos.

En México, la transición de un sistema inquisitorial a uno acusatorio

Anuario 2011
reviste sustancial importancia, dados los rasgos característicos de
ambos procesos y la cultura social existente. El proceso inquisitivo
se sustenta en la importancia de la función investigadora realizada
por el Ministerio Público. Durante la averiguación previa penal,
tras una actuación en secreto y por escrito, se reúnen las pruebas
suficientes para presentar la acusación formal.

Posteriormente, el juez, actuando oficiosamente en la búsqueda,


recolección y valoración apriorística de las pruebas, dicta sentencia
condenatoria sin garantizar suficientemente el derecho a la
debida defensa del inculpado, quien se encuentra excluido de la
investigación y limitado a la contradicción de las pruebas. Durante
el proceso, se privilegian estructuras judiciales burocratizadas y 47
procedimientos fundados en poderes de instrucción del juez, acaso
compensados por vínculos de pruebas legales y por pluralidad de
grados de enjuiciamiento.3

3
Contreras López, Rebeca Elizabeth. “Principios generales del proceso penal”, Revista Letras Jurídicas,
Núm. 20, julio 2009, http://www.letrasjuridicas.com/Volumenes/20/rcontreras20.pdf (consultado el 9
de octubre de 2011).
En contraste, en el sistema penal acusatorio el juez tiene una posición
de sujeto pasivo, está rígidamente separado de las partes. El juicio se
desenvuelve como una contienda entre iguales. Al juez, en su actuación
independiente e imparcial, le corresponde decidir la sentencia según
su libre convicción, con base en pruebas buscadas y acercadas tanto
por la parte acusadora como por la defensa, las cuales se enfrentan
en un juicio contradictorio, oral y público en un plano de paridad. La
elección realizada por el juez entre las diversas reconstrucciones del
hecho histórico es estimulada por la contradicción dialéctica que se
desarrolla entre las partes que representan intereses contrapuestos.

Tal sistema favorece procedimientos que valorizan el juicio


contradictorio como método de investigación de la verdad histórica,
real y no sólo formal o legal. La verdad se obtiene a través del contraste
entre la exposición máxima de las hipótesis acusatorias con la
refutación de la defensa. Es decir, hay un libre desarrollo del conflicto
entre las dos partes del proceso que son portadoras de puntos de vista
Anuario 2011

contrastantes y antagónicos, precisamente, porque son titulares de


intereses opuestos.

El desplazamiento de la carga de la prueba sobre la acusación incide,


lógicamente, en el derecho a la defensa para el imputado. La defensa,
impensable en los sistemas inquisitivos, significa la posibilidad de
refutar la acusación. Sólo son atendibles las pruebas obtenidas según
las formas y procedimientos predeterminados por la ley, que hayan
pasado por sus posibles refutaciones y contrapruebas a través del
conflicto entre las partes opuestas.

Ferrajoli expresa que, para que la contienda se desarrolle lealmente


48 y con igualdad de armas, es necesaria la perfecta igualdad de las partes.
Es decir, la defensa debe estar dotada de la misma capacidad y de los
mismos poderes que la acusación. Asimismo, se debe admitir su papel
de contradictor en todo momento y grado del procedimiento, y en
relación con cualquier acto probatorio.4 El desarrollo de los juicios
orales se lleva a cabo en presencia del juez o tribunal, con participación
activa y de viva voz de las partes. Las pruebas y alegatos se estructuran

4
Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, sexta edición, Colección Estructuras y
Procesos, serie Derecho, Madrid, Editorial Trotta, 2004.
ante el juzgador, de ahí la afirmación de que la inmediación y oralidad
se unen en aras de una recta administración de justicia, debido a la
publicidad de los debates.5

A diferencia del sistema inquisitorial, los juicios orales se


fundamentan en principios propios del sistema acusatorio adversarial
y consisten en la oralidad, inmediación, identidad del juzgador,
concentración, publicidad de la causa. Estos principios garantizan a
las partes la celeridad de los procedimientos y, sobre todo, el respeto
de los derechos fundamentales de la persona y del debido proceso. La
publicidad del proceso toma una perspectiva de control ciudadano de
la actividad jurisdiccional, que inhibe actos de corrupción, soborno y
cohecho. Además, a diferencia de los juicios escritos o inquisitoriales,
se propicia la condena de personas y no de expedientes. Todos estos
elementos revisten una importancia especial en el fortalecimiento y
consolidación de toda sociedad democrática.

Anuario 2011
El sistema de justicia penal acusatorio adversarial entraña un
profundo cambio cultural. Los actores de este nuevo sistema tienen
sus propias concepciones del Derecho, así como una fuerte carga
de creencias y valores que pueden llegar a influir en la manera en
que asumirán este cambio estructural y, sobre todo, en cómo se
interrelacionarán con sus pares, superiores y demás participantes del
juicio. Por ello, uno de los retos –y es el que se aborda en este trabajo–
es la capacitación y la formación de los actores del nuevo sistema de
justicia penal, misma que es de primordial relevancia para vislumbrar
los beneficios que éstos representan para la sociedad.

2. Realidad de la formación de los abogados


49
La práctica de la oralidad en los procesos penales inquisitoriales no es
ajena. Atendiendo a los diferentes cuerpos normativos de la materia,
diversas audiencias, entre las que se encuentran la declaración
preparatoria, el desahogo de pruebas y las conclusiones son audiencias
verbales, aunque de ellas se levante constancia escrita. Podemos
afirmar que la oralidad forma parte del conjunto de manifestaciones
procesales del sistema garantista que pueden favorecer, pero no

5
Existe una limitante para aquellos casos en que, por la naturaleza del litigio, se pueda producir
escándalo o afectación al honor de las personas o a la seguridad del Estado. En esos casos, la
publicidad tiene una acotación.
constituye, por sí misma, la solución al problema de justicia penal que
vive México y otros países de Latinoamérica.

Aun cuando los juicios orales no son nuevos en nuestro actual


sistema procesal penal, imponen una revisión y análisis dela enseñanza
del Derecho en las universidades, la cual incide en el insuficiente
conocimiento de la teoría procesal penal y su nula vinculación con
el desarrollo de habilidades y destrezas. Los conceptos teóricos de la
teoría procesal penal y las destrezas y habilidades son dos caras de la
misma moneda, diferentes pero complementarias.

Cuando se revisan los programas de estudios de las universidades y las


prácticas en la enseñanza del Derecho, se advierte que ideológicamente
el Derecho se encuentra al servicio de sistemas judiciales apartados
de los fines y necesidades de la sociedad. Está redactado y aplicado
en formas incomprensibles para los ciudadanos, quienes se sienten
atrapados dentro de una cultura inquisitorial. Es un Derecho desgastado
Anuario 2011

por su ineficacia y contrario a las necesidades sociales de igualdad,


seguridad, credibilidad, certidumbre y consolidación institucional.

De allí, la necesidad de un profundo cambio estructural en la


aplicación del derecho penal, así como en la cultura de la sociedad.
El cambio normativo que representa la reforma constitucional es la
oportunidad para su recomposición integral, considerando una nueva
estructura institucional, procedimientos y formas de trabajo, incluso,
una diferente asunción de la función jurisdiccional y el litigio a cargo de
los abogados y fiscales, del servicio público y su remuneración.

La enseñanza del Derecho debe incidir no sólo en la formación de


50 abogados con conocimientos en teorías y conceptos sistematizados y
estructurados para su análisis, sino también en el entrenamiento en el
litigio, mediante el desarrollo destrezas y habilidades suficientes para
establecer la competencia de los estudiosos. En el mundo fáctico, el
primer nivel, valorado y explotado por el mercado académico, es
considerado como el interés primordial de las universidades y escuelas.
Se encuentra reconocido mediante los programas estructurados,
aprobados, incluso acreditados. El segundo nivel se encuentra
actualmente olvidado y menospreciado.

Los licenciados en Derecho, futuros defensores, abogados,


jueces y fiscales se han venido sometiendo a esta enseñanza formal
institucionalizada. La dificultad que plantea la implementación del
nuevo sistema de justicia penal acusatorio, por falta de formación y
capacitación, es medular. Por lo tanto, requiere ser asumida, en forma
integral, por todos los involucrados y desde las propias instituciones.

3. Capacitación y formación de las partes dentro del


proceso en los juicios orales
Los juicios orales tienen una fuerza institucional que proviene de su
vinculación con la dinámica del conflicto, la inserción social de ese
conflicto y las finalidades políticas de la administración de justicia, que
son la disminución de la violencia y el abuso del poder. En no pocas
veces se ha evidenciado la profunda contradicción e incongruencia
de nuestra cultura jurídica con las necesidades sociales de seguridad,
igualdad procesal y social, así como creatividad jurídica. El conocimiento
teórico, el saber práctico y el litigio o la abogacía deben reconciliarse
entre sí y con sus más importantes funciones sociales.

Anuario 2011
El sistema acusatorio establecido en la Carta Magna se levanta
sobre la base de una competencia adversarial, se erige sobre la
certidumbre y confianza en la competencia del adversario.6 Es decir,
los juicios orales plantean una franca confrontación entre las partes
la cual arroja basta información sobre el caso y que posteriormente
debe depurarse en atención a la calidad de ésta. Para ello, es necesario
que tanto los juzgadores, como el fiscal y la defensa tengan un amplio
conocimiento de la teoría del proceso penal. La exposición de los
conceptos, instituciones y principios comunes a las distintas ramas del
enjuiciamiento, permite hacer la depuración de la información; pero
también una amplia experiencia, así como el desarrollo de habilidades
y destrezas permiten la argumentación razonada jurídicamente
y fundada en esos principios teóricos.7 Tal desarrollo debe estar 51
sustentado en la ciencia del Derecho y la metodología de la enseñanza
e investigación.

La actitud de los sujetos del juicio debe circunscribirse a explorar


los elementos legales disponibles, investigar exhaustivamente los
hechos, desconfiar de toda la información, buscando su verificación,
y detectar cada una de las inconsistencias o debilidades de la

6
Artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
7
Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto, La Teoría General del Proceso y la Enseñanza del Derecho Procesal,
Madrid, España, 1968.
propuesta argumentativa y probatoria de la contraparte. Se debe
construir el caso en el entendimiento de que la contraparte hace
lo propio. El riesgo de una determinación adversa está presente
en todo momento, lo que impone una exigencia mayor para
aprovechar las habilidades que se tengan en la materia.

A toda esta actividad es a lo que se ha venido denominando


“litigar”, que es el núcleo central de la abogacía. Se define como
el vínculo profundo entre las formas del juicio y la vida social,
del cual nacen diferentes maneras de transitar por el juicio oral,
conectadas a las mismas características del conflicto y necesidades
de institucionalizarlo. Es decir, litigar es transitar sobre las reglas,
habilidades, saberes, conocimientos, y compromisos éticos-políticos.8

Todo lo anterior debe realizarse subyaciendo en un contexto


humanista. Deben conectarse los principios fundamentales de
la debida defensa de la persona con las herramientas concretas
Anuario 2011

y eficaces para que el juego de intereses se resuelva en armonía,


y conforme a la verdadera justicia. Se deben dejar de lado los
legalismos hasta ahora existentes.

De ahí que el primer paso para la preparación en el sistema


acusatorio es aprender a litigar. Es decir, hay que aprender a
controlar la prueba, bajo la luz de los instrumentos internacionales
de derechos humanos. Es necesario aprender a luchar para que se
haga el Derecho y la justicia social en una sala de audiencia que,
como espacio de civilidad, estamos obligados a respetar y cuidar.
Con esto, seguramente se avanzará en la creación de una nueva
cultura jurídica.
52
Cabe destacar que el principio de oralidad presente en el sistema
acusatorio no implica la verborrea y el dramatismo. Implica la
organización de una audiencia oral por parte de cada uno de los
involucrados en el juicio, teniendo como finalidad la concreción de los
fines individuales en la causa. Implica la organización y estructuración
metodológica de argumentos fundados en la teoría del proceso y

8
Baytelman, Andrés y Duce, Mauricio, Litigación penal. Juicio oral y prueba, Chile, Ed. Universidad
Diego Portales, p. 23.
en la verdad del hecho, estrechamente relacionados con las pruebas
aportadas y desahogadas por las partes. Dichos argumentos, deben
hacerse valer en el momento oportuno y de viva voz, en presencia no
sólo de las partes en juicio, sino del público asistente.

La tarea de los litigantes y jueces no es fácil si se adiciona la


necesaria toma de decisiones inmediatas, rápidas y oportunas. Lo
anterior es el ingrediente que garantiza la publicidad y oralidad del
debate, y no admite la duda. Cabe advertir que para lograrse esto es
indispensable que se introduzca al debate calidad en la información
y la argumentación, y que obliga a provocar pronunciamientos en
torno a la reconstrucción de la verdad del hecho en estudio. Se
deben sentar criterios y referentes firmes y sostenibles que permitan
el avance de este nuevo proceso penal.

La oralidad no debe ser relacionada con el histrionismo y


dramatismo; tampoco debe ser vista como la panacea que resolverá

Anuario 2011
la problemática de la justicia social. Es una forma de desahogar el
proceso penal; pero, debe ser suficiente para lograr los objetivos
de la reforma constitucional planteada. Para ello, se requiere una
diferente formación y capacitación a la actual enseñanza y práctica
del litigio.

La capacitación y formación debe generar un verdadero cambio


cultural no sólo de las partes en el proceso, sino de la sociedad en
su conjunto. Es la bisagra que une y da sentido a los principios de
la teoría del proceso penal con la praxis. Dota realmente de sentido
a la reforma, lo que permite cerrar el círculo en la mente y en las
acciones de los operadores.
53
4. Conclusiones
La reforma constitucional que introduce el sistema procesal acusatorio
adversarial, complementada con el reconocimiento de derechos y
aplicación de los instrumentos internacionales de derechos humanos,
nos coloca en un momento histórico para el desarrollo de nuestro país
y el fortalecimiento de la democracia participativa.

Además, se estructura como una oportunidad para provocar


el cambio cultural que antaño se viene dibujando. Dentro de este
contexto, las reformas estructurales del Estado conllevan a generar
condiciones para una verdadera justicia social, a la vez que se
desahoga el agonizante y obsoleto sistema penitenciario, que
ninguna trascendencia representa en la inserción de quienes han
quebrantado una norma penal, a la sociedad.

Todos los cambios son dolorosos mientras se asimilan y la


Anuario 2011

transición de un sistema inquisitorial al sistema acusatorio adversarial


no es la excepción. Los cambios per se traen consigo resultados
positivos y negativos. El quid se encuentra en prepararse para
enfrentar los retos que la reforma impone y no en el análisis sesgado
de la adversidad presente en el nuevo sistema. La experiencia en
Chile, así como en otros países de Latinoamérica, arroja resultados
positivos que vale la pena explorar.

Uno de los retos es la formación de licenciados en Derecho


especializados en el litigio, lo que obliga a revisar los programas
académicos y las enseñanzas del Derecho. Otro es su capacitación
acorde a los fines teleológicos del Derecho, como instrumento de
54 emancipación y justicia social. Dicha formación no sólo incide en
el sistema acusatorio, sino en la función misma del profesional del
Derecho. Se requieren actualizaciones que el nuevo orden mundial
globalizador y la problemática de nuestro país impone.

El reclamo de seguridad y la exigencia del respeto y garantía de los


derechos humanos merece ser satisfecho. Este momento histórico
es la oportunidad que la sociedad estaba esperando y por la cual
estaba luchando. La responsabilidad de la eficacia y efectividad de
este nuevo sistema no depende solamente del Estado sino de toda
la sociedad. De ninguna manera se circunscribe a infraestructura y
recursos financieros, sino a la voluntad de la sociedad por seguir
avanzando en conjunto a una verdadera democracia.
Bibliografía

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Ubijus - Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General
de Justicia del Distrito Federal, 2008. 55

TORRES DEL MORAL, Antonio, Principios de Derecho Constitucional


Español, Tomo I, Ediciones Madrid, 1985.

VILLANUEVA MEZA, Javier Antonio, El principio de oportunidad en el


sistema penal acusatorio, Colombia, Señal, 2007.
56
Anuario 2011
¿A quién capacitar?
Perspectiva de un
operador jurídico

Gerardo Magadán Barragán1

Los procesos penales se desarrollan en un mundo real,

Anuario 2011
en el cual se violan los derechos humanos todos los días,
aunque las leyes establezcan garantías formales.
Eugenio Raúl Zaffaroni

Resumen. La reforma al sistema de justicia penal en México es


una realidad. En nuestro estado de Michoacán es inminente la
implementación del nuevo modelo de Justicia Penal. Este sistema
necesita actores con una formación especial para el despliegue de los
diferentes roles que lo acompañan. Por ende, se exige la capacitación
de la policía, peritos, agentes del Ministerio Público, jueces y abogados,
quienes se enfrentarán ante un colosal reto en el plano de la preparación.
Brevemente desarrollaré, tanto el panorama del nuevo estado de cosas 57
a implementar, como el escenario donde se pretende aplicar y operar.
Asimismo, expondré un pronóstico respecto a los desafíos actuales y
los retos que urge superar.

Palabras clave: Justicia, Reforma Constitucional, Capacitación, Juicio


Oral, Operadores Jurídicos.

1
Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo, con Especialidad en Derecho Penal y Maestría en la División de Estudios
de Posgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la misma universidad. Actualmente, es
Secretario Proyectista adscrito al Juzgado Primero de Primera Instancia en Materia Penal del Distrito
Judicial de Zamora de Hidalgo, Michoacán. Correo electrónico: ge_ma_ba9@hotmail.com
Abstract. The reform of the Criminal Justice System in Mexico is a reality.
Also the requirement of training of legal practitioners: the police (who
will now research) experts, prosecutors, judges and lawyers, who in a
new dynamic will be faced with a huge challenge in terms of preparation,
given the imminent arrival of the new Criminal Justice model, within a
time immediately be implemented in our state of Michoacan; system
itself requires specially trained actors for the deployment of the different
roles that accompany it (given the logic of this new reality). Thus, shortly
will develop, both the picture of the new state of things to implement,
as the scene where he intends to implement and deploy (run), giving
a prognosis for what I consider a current challenge to the table urged
introducing the challenges to overcome.

Keywords: Criminal Justice System, Constitutional reform, Training,


Oral Judgement, Legal Operators.
Anuario 2011

58
1. Presentación:

Anuario 2011
ucho se habla de que en México estamos viviendo un
proceso de transición en los campos del proceso penal.
Todo indica que la reforma constitucional del 18 de junio del
año 20082 pronto se materializará en territorio michoacano
como uno de los cambios más representativos que se hayan intentado
en el sistema de justicia penal en nuestro país en los últimos cien
años. Varios autores coinciden en que los procesos de transición
democrática, vividos desde comienzos de la década de los ochenta,
la mayor valorización de los derechos humanos y la expansión de la
actividad económica son factores que alentaron replanteamientos,
algunos bastantes radicales, de la estructura y funcionamiento de los
servicios judiciales en toda Latinoamérica.
59
También se diserta que estas reformas han tenido por finalidad hacer
que la oferta de medios racionales y justos para resolver conflictos,
que efectúa el Estado a sus ciudadanos, deje de ser algo abstracto y
distante para convertirse en una realidad concreta para todos ellos, a
la que efectivamente puedan echar mano en caso de necesidad.3 En

2
Mejor conocida como la Reforma Constitucional de Seguridad y Justicia Penal, generada mediante
el procedimiento especial previsto por el artículo 135 Constitucional. A través de la correspondiente
publicación en el Diario Oficial de la Federación, entró en vigor para todo el territorio nacional y
reformó, entre otros, los artículos 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos.
3
Binder, Alberto, et. al. Manual de Defensoría Penal Pública para América Latina y el Caribe, Santiago,
Chile, Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) y Programa de las Naciones Unidas para
ese sentido, Miguel Carbonell y Enrique Ochoa Reza identifican como
causas generales que justificaron e impulsaron las profundas reformas
al procedimiento penal: a) el proceso de democratización presente
en varios países de América Latina, luego de décadas de gobiernos
dictatoriales o autoritarios; b) la crítica a sistemas políticos obsoletos; c)
las presiones para modernizar al Estado en general; d) la reevaluación
del papel de los derechos humanos; e) la percepción negativa sobre el
sistema judicial y, en particular, sobre los juzgados penales.4

Para María Olga Noriega Sáenz y Mariel Albarrán Duarte, la reforma


promueve un nuevo enfoque con el fin de hacer del derecho penal un
derecho más humano, menos represivo, que responda a los intereses
de la víctima y su interacción con el victimario, con el fin de recomponer
los tejidos rotos de la sociedad derivados de la comisión del delito,
encarando la solución del conflicto de una manera más constructiva
y realista, sin que haya vencedores y vencidos.5 Por su parte, Cristal
González Obregón dilucida que impartir justicia no solamente implica
Anuario 2011

la ley, sino tener la sensibilidad suficiente y paciencia para lograr un


equilibrio entre la seguridad de las personas y la eficaz persecución de
los delitos para dar a cada quien lo que se merece. De ahí la necesidad
de entender que la sociedad cambia constantemente y que al cambiar,
es necesario adecuar y crear las medidas indispensables para que las
personas puedan obtener respuesta inmediata y satisfactoria ante la
comisión de un delito en su contra y para que tengan la certeza, en el
caso de los individuos a quienes se les acuse de cometer un delito, de
que no se violarán sus derechos, serán juzgados con apego al marco
legal correspondiente y obtendrán una sentencia justa.6

En ese mismo sentido, Raúl Tavolari Oliveros señala que el anhelo


60 de justicia en las relaciones interpersonales es un deseo permanente
de todo ciudadano. El Estado tiene un rol insustituible en la provisión

el Desarrollo (PNUD), p. 10, http://www.cejamericas.org/portal/index.php/es/biblioteca/biblioteca-


virtual/doc_details/3313-manual-de-defensoria-penal-publica-para-america-latina-y-el-caribe
4
Carbonell, Miguel y Ochoa Reza, Enrique, ¿Qué son y para qué sirven los Juicios Orales?, 3ª ed., México,
Porrúa, RENACE, UNAM, 2008, p. 1.
5
Noriega Sáenz, María Olga y Albarrán Duarte, Mariel, “La Justicia Alternativa en la Reforma al Sistema
de Justicia Penal”, Iter Criminis, Revista de ciencias penales, Núm. 6, Cuarta época, http://portal.uclm.
es/portal/page/portal/IDP/Iter%20Criminis%20Documentos/Iter%20Criminis%20N%FAmero%20%206/
maria%20olga%20noriega.pdf
6
Obregón González, Cristal, Manual Práctico del Juicio Oral, México, Ubijus, 2010, p. 14.
de seguridades y certezas que permitan resolver los conflictos
dentro de plazos razonables. Todo intento por mejorar la capacidad
de respuesta pública frente a las expectativas de justicia ha de ser
tomado en cuenta como un factor clave en el reconocimiento de
los derechos básicos y en la promoción de convivencias pacíficas al
interior del sistema democrático.7

Finalmente, Eric Lorenzo Pérez Sarmiento destaca que, con la


consolidación del Estado de derecho y las formas democráticas
universales, el proceso penal se convierte en necesidad vital para el
orden social y la convivencia civilizada en cualquier sociedad humana.
Lo que es más importante, cuando más justo y equitativo sea ese iter
procesal, mayores serán los valores de convivencia y acatamiento
consciente de las leyes. En ello reside el inmenso valor político social
del proceso penal.8

En resumidas cuentas, se coincide en que el tratamiento procesal de

Anuario 2011
la criminalidad que exigen los tiempos actuales se ha venido gestando
desde esas perspectivas. El cambio elemental versa en que se deja atrás
la persecución inflexible del Estado y nos proyectamos a la idea de ver
el delito como un conflicto de intereses entre las partes; intereses que
esperan ser amparados por la justicia penal.9

Ahora bien, como igualmente lo reseña Carbonell, debemos partir de


una certeza: el sistema penal mexicano está en completa bancarrota10.
Ninguno de sus principales actores puede estar satisfecho con su
funcionamiento actual. Todas las estadísticas disponibles11 permiten
concluir que el proceso penal mexicano hace agua por todos lados:

61

7
Cfr. (prólogo) Blanco Suárez, Rafael, et al., Litigación Estratégica en el Nuevo Proceso Penal, Chile, Lexis
Nexis, 2005.
8
Pérez Sarmiento, Eric Lorenzo, Fundamentos del Sistema Acusatorio de Enjuiciamiento Penal, Bogotá,
Temis. S.A, 2005. p. 9.
9
Esta idea ya se encuentra recogida en legislaciones como las Morelos y Chihuahua, donde sus
artículos primero establecen, entre otras cosas, que el proceso penal tiene por objeto resolver el
conflicto surgido como consecuencia del delito.
10
Carbonell, Miguel y Ochoa Reza, Enrique, op. cit., nota 4, p. 2.
11
Algunas de ellas se pueden consultar en: Azaola, Elena y Bergman, Marcelo, Delincuencia,
Marginalidad y Desempeño Institucional. Resultados de la tercera encuesta a población en reclusión
en el Distrito Federal y el Estado de México, México, CIDE, 2003, http://es.scribd.com/doc/28582675/
Delincuencia-marginalidad-y-desempeno-institucional
a) no sirve para atrapar a los delincuentes más peligrosos; b) permite
la existencia de un altísimo nivel de impunidad y corrupción; c) no
asegura los derechos fundamentales ni de víctimas, ni de acusados; d)
no establece incentivos para una investigación profesional del delito y
e) es sumamente costoso si se toman en cuenta sus pobres resultados.12

De ahí la importancia de abordar un tema de tanta actualidad como


lo es la implementación del sistema penal acusatorio13 adversarial. En
un horizonte temporal breve, Michoacán se sumará a este proyecto
nacional,14 aunque dicho fenómeno se está acogiendo con más
escepticismo que entusiasmo.

II. Perspectiva del nuevo sistema de justicia penal


El nuevo procedimiento penal que aspiramos a operar tiene su fuente
primordial en los modernos sistemas acusatorios de consistencia
adversarial. Esto implica un cambio total en lo que respecta a las formas
Anuario 2011

en que hoy por hoy se desarrolla el procedimiento penal, bajo el sistema


inquisitivo mixto.15 Cambiamos de una metodología de expedientes a
una metodología de audiencias.

12
Cfr. Binder, Alberto, et. al. op. cit., nota 3.
13
El principio acusatorio significa que el órgano (estatal) habilitado para tomar la decisión de
controversias de carácter penal no puede intervenir en el caso, a menos que exista un pedido
concreto de un particular, cuya actuación se desempeña fuera de la de cualquier órgano público
o dependiente del Estado. Tanto en un sistema de acción privada como en un sistema de acción
62 popular, el órgano llamado a cumplir funciones decisorias necesita de la intervención de un particular
que cumpla las funciones de acusador, solicite su pronunciamiento y, a la vez, defina el objeto de
discusión. Cfr. Bovino, Alberto, Problemas del derecho procesal penal contemporáneo, Buenos Aires,
Argentina, Editores del Puerto S.R.L. 1998, p. 11.
14
En sus disposiciones principales, se abarcan temas como la seguridad pública (cuerpos policíacos
y prevención del delito), la procuración de justicia (el trabajo del Ministerio Público, el monopolio
de la acción penal que desaparece al menos en parte) y la administración de justicia (a través de la
incorporación de elementos del debido proceso legal y de los llamados juicios orales).
15
Este sistema todavía sigue vigente en gran parte del territorio nacional, a pesar de significativos
avances de reforma a nivel estatal. Si bien existe una aparente separación de funciones entre el
Ministerio Público (que hace funciones de investigar y acusar) y el juez (quien determina la
culpabilidad o inocencia de un individuo), hay una creciente participación del órgano investigador
en funciones que deben ser materia exclusiva del juez. Una muestra de ello es el valor probatorio
de las diligencias que realiza el Ministerio Público, en un fenómeno que se identifica en la literatura
penal como “la prueba tasada”. El legislador ha establecido que las pruebas presentadas por el
Ministerio Público en el expediente, siempre que se ajusten a los parámetros que establece la ley,
El sistema acusatorio a que nos referiremos a lo largo de este trabajo,
aunque existió en otras épocas, es propio del Estado moderno. En este
sistema, al imputado se le reconoce su calidad de sujeto de derechos y
le corresponden una serie de garantías penales de carácter sustantivo
y procesal, que constituyen límites infranqueables para el poder penal
del Estado. Pretende equilibrar los dos intereses en pugna en todo
proceso penal: compatibilizar la eficacia de la persecución penal y el
respeto de las garantías del imputado.16

La experiencia histórica ha demostrado, de modo inequívoco, la


imposibilidad del sistema de enjuiciamiento inquisitivo para garantizar,
en un grado aceptable, el respeto de los derechos humanos de las
personas. En consecuencia, la única opción posible, si pretendemos
establecer un procedimiento penal que no vulnere las exigencias
mínimas del Estado de derecho,17 es que transformemos las actuales
prácticas de la justicia penal, con la aplicación de los principios
derivados del sistema acusatorio.

Anuario 2011
Como bien lo señala Alberto Bovino, sólo a través de un
enjuiciamiento penal estructurado sobre estas bases es que resultará
posible organizar una política de persecución penal respetuosa de los
derechos humanos. Además, considera que hasta hoy no se ha logrado
consolidar el cumplimiento de dos garantías fundamentales que son
un requisito indispensable de este modelo procesal. Se refiere, por un

tendrán valor probatorio pleno. Es decir, valdrán más que una prueba en contrario presentada por el
acusado. Ante la presencia de ambas pruebas, el juez tendrá que valorarlas de manera distinta, con 63
lo cual el Ministerio Público está determinando la inocencia o culpabilidad del acusado, con base en
la fuerza legal preestablecida de su prueba y no en los meritos de la misma. Así, el Ministerio Público
desempeña dos funciones procesales distintas, una como investigador y otra, indirectamente, como
juez. El desigual valor probatorio de lo que ofrecen las partes ante el juez rompe el principio de
igualdad procesal y supone, de hecho, un grave riesgo para la presunción de inocencia. Cfr. Binder,
Alberto, et. al. op. cit., nota 3, pp. 31 y 32.
16
Lazcano, Erika Bardales, Guía para el Estudio del Sistema Acusatorio en México, 3a ed., México, D.F.,
Magíster, 2010, p. 20.
17
El Estado de derecho se caracteriza –al menos– por garantizar la seguridad de los ciudadanos,
mediante una vinculación de la actuación del Estado a normas y principios jurídicos de justicia
conocidos de tal manera que los mismos resulten en todo caso comprensibles. En lo demás, se
sostiene en la actualidad que el Estado de derecho es una “forma de racionalización de la vida
estatal” que permite un eficaz cumplimiento de los cometidos del Estado y a la vez, hacer calculable
la acción estatal mediante la seguridad jurídica. Bacigalupo, Enrique, Principios Constitucionales de
Derecho Penal, Buenos Aires, Argentina, Hammurabi S.R.L., 1999, p. 231.
lado, a la exigencia de imparcialidad y, por el otro, al respeto al principio
de inocencia.18 Asimismo, expone que quinientos años de cultura
inquisitiva generaron un sistema de justicia penal burocrático, rígido,
secreto, lento, ineficiente y extremadamente injusto que ha resultado
casi imposible de abandonar.

En este contexto, la justicia penal opera sin satisfacer ningún interés


legítimo. Por un lado, cualquier investigación empírica –en algunos
casos, sin necesidad de investigación alguna– demuestra la violencia
e irracionalidad con que opera cotidianamente el aparato punitivo. En
este sentido, se puede afirmar que la administración de justicia penal
de nuestro país, en general, es una fuente de violación sistemática de
los más fundamentales derechos humanos reconocidos en los textos
constitucionales y en los instrumentos internacionales.

Al mismo tiempo, la administración de justicia penal resulta


incapaz de atender las necesidades sociales mínimas que se supone
Anuario 2011

debe satisfacer, en particular las siguientes: a) dar respuesta a todos


o a gran parte de los casos incorporados al sistema; b) dar respuesta a
conflictos sociales que presenten, mínimamente, mayor complejidad
que los casos comunes procesados por el sistema –v. gr., delitos contra
la propiedad–; c) dar respuesta a los delitos más graves –especialmente
aquellos cometidos por órganos estatales–; d) dar respuesta a las nuevas
formas de criminalidad –v. gr., económica, ecológica, informática–;
e) satisfacer los intereses legítimos de quien ha resultado víctima del
delito; y f ) brindar soluciones alternativas a la sanción penal o a la pena
privativa de libertad.

Además, Bovino sostiene que el esquema de enjuiciamiento penal


64 inquisitivo es el principal responsable del estado de la situación actual.
Decisiones legales expresas que estructuran un procedimiento penal
fundado en principios autoritarios y perimidos, que establecen la
persecución estatal obligatoria de todos los hechos punibles –principio
de legalidad procesal de los delitos de acción pública– y que imponen
la sanción penal de privación de libertad como respuesta inevitable

18
Bovino, Alberto, “El principio acusatorio como garantía de imparcialidad en el proceso de reforma
de la administración de justicia penal”, conferencia pronunciada en el Primer Congreso de la
Asociación de Ciencias Penales de Costa Rica, “Sistemas penales y derechos humanos”, en San José,
el 30 de mayo de 1997, p. 7, http://www.congresoson.gob.mx/docs_biblio/docBiblio_27.pdf
frente al comportamiento punible, constituyen una valla insuperable
para la realización de una política de persecución penal eficaz, racional
y respetuosa de los derechos humanos.19

En el sistema procesal penal de carácter acusatorio, la justicia será


más transparente20 y comprensible (por la generación de audiencias
públicas donde los jueces deberán dar a conocer sus decisiones
luego de cerrado el debate entre las partes), más expedita y oportuna
(disminución de los plazos de duración de los procesos, incorporando
reglas de oralidad en reemplazo de los sistemas escritos y burocráticos)
y más cercana e imparcial (generación de juicios públicos y orales ante
un tribunal objetiva y subjetivamente imparcial). Será una justicia
que incorpore mecanismos que permitan considerar de mejor forma
los intereses y derechos de las víctimas de los delitos en el marco del
proceso penal (incorporación de sistemas alternativos de resolución de
conflictos), una justicia que haga de la prisión preventiva una excepción
y produzca certeza procesal de manera más expedita (menos presos

Anuario 2011
preventivos y más condenados y absueltos).

Es decir, operaremos un sistema procesal penal de carácter


acusatorio que establece un juicio público, oral, con inmediación de
las pruebas, contradictorio, concentrado y con todas las garantías.
Se caracteriza, también, por el enfrentamiento argumentativo de las
partes en condiciones materiales de igualdad. Al no ser solamente
una reforma legal, sino un cambio destinado a modificar las maneras
actuales de hacer las cosas en sede procesal penal generará un gran
impacto. Por su importancia, será un punto de quiebre para los sistemas
de seguridad pública, penitenciario y administración de justicia. Nos
proyectará a un nuevo panorama sobre cómo se debe vivir la justicia
desde las exigencias de un Estado democrático. 65

19
Bovino, Alberto, op. cit., nota 18, pp. 1 y 2.
20
La mayor transparencia se ve reflejada en la absoluta publicidad de las audiencias, a las que pueden
acceder todos los ciudadanos para observar el modo en que trabajan y toman sus decisiones los
jueces, los razonamientos empleados por las partes, así como las solicitudes y planteamientos que
realizan fiscales, defensores y representantes de la parte agraviada u ofendida. Esta transparencia se
ve materializada también en la eliminación del secreto del sumario, con lo cual se permite a todos
los que tengan el carácter de intervinientes acceder a los elementos de la investigación.
Algunas entidades federativas del país ya dieron inicio a la sustitución
del actual sistema inquisitivo, heredado desde la época colonial (mixto
moderno), por uno de raigambre acusatoria o de corte adversarial.21
Los aportes novedosos de este último consisten, esencialmente, en: a)
la separación de funciones entre la investigación y el juzgamiento, b)
la radicación de la investigación en un Ministerio Público, c) la creación
de tribunales de control22 de la investigación como cosa distinta de
los tribunales de juzgamiento; d) la instauración de juicios orales, y e)
la ejecución de las sanciones, de manera general. Cada uno de esos
aspectos y sus particularidades se señalarán de manera breve por no ser
un trabajo que pretenda exponer todo el sistema en su configuración.

Se debe partir de la idea de que todas las variantes que se


susciten modificarán el actual sistema procesal penal y cambiarán las
reglas vigentes. El nuevo modelo está basado en la contradicción23,
concentración24, inmediación25, publicidad26 y continuidad, entre
otros.27 Además, se utilizará la oralidad28 como un instrumento para
Anuario 2011

concretar estos principios en la práctica. Lo más importante es que el


sistema acusatorio separa y delimita cada uno de los roles, y los delega
a sujetos procesales distintos e independientes entre sí. La finalidad
es garantizar el equilibrio procesal y el juicio sereno por medio de la
contradicción entre partes adversas (acusación y defensa) frente a un
tribunal imparcial.

21
Una de las consecuencias más importantes de la hegemonía global de los EEUU en el Derecho
y en la práctica legal, ha sido el avance inexorable del modelo adversarial de proceso penal en
todo el mundo. Desde el final de la segunda guerra mundial en 1945, esta doctrina innovadora
de la adversarialidad se difundió a un ritmo creciente en Europa occidental, derribando sistemas
“inquisitivos” en la persecución y enjuiciamiento de los delitos. Se ha expandido a regiones tan
66 diversas como China, Japón y América Latina, donde a lo largo de las últimas décadas cerca del 80
por ciento de países han adoptado nuevos códigos de tipo adversarial. Se ha convertido en uno
de los desarrollos culturales más profundos y ubicuos de nuestra generación en el ámbito de la
justicia penal. Vogler, Richard, “El Sistema Acusatorio en los Procesos Penales en Inglaterra y Europa
Continental”, en Bachmaier Winter, Lorena (coord.), Proceso Penal y Sistemas Acusatorios, Marcial Pons,
2008. p. 178.
22
En estos tribunales se controlará el cumplimiento de las garantías constitucionales y legales de
los participantes en el proceso, especialmente en lo que se refiere a los derechos del procesado y la
observancia del debido proceso en el desarrollo de la fase preparatoria o de investigación.
23
Este principio es importante en el proceso porque se convierte en un instrumento eficaz para la
comunicación, para la construcción de los hechos. También, actúa como un elemento facilitador
en el equilibrio de las partes. Su inherencia al sistema acusatorio se hace vital porque permite
al indiciado oponerse a los hechos base de la pretensión punitiva, a las pruebas o datos que la
sustentan y otorga la posibilidad de argumentar y contra argumentar sobre ello.
Conlleva los siguientes derechos y facultades para la defensa: a) derecho a oponerse a la
realización del juicio por no prestar suficiente mérito para que una persona sea juzgada, causa
probable; b) derecho a conocer la información, actuación, medios de investigación o de prueba que
tiene el acusador, así como a sus órganos de prueba; c) derecho a oponerse a la admisión de medios
de prueba por ilegales, inexistentes o que llaman al prejuicio (en el caso de jurados); d) derecho a
presentar sus órganos de prueba y a acceder a los del Estado; e) obligación de la carga de la prueba
cuando ejerza una defensa afirmativa (legitima defensa, estado de necesidad, etc.)
Derechos y facultades para la Fiscalía: a) derecho a que la determinación sobre la admisión
de la acusación se haga sólo con base en la probabilidad de la participación; b) derecho a
oponerse a la admisión de medios de prueba ilegales; c) derecho de oponerse a un determinado
medio de prueba.
Derechos y obligaciones comunes: a) derecho a oponerse a la admisión de un determinado
órgano de prueba; b) derecho a examinar sus testigos y contra examinar los testigos de la contraparte;
c) derecho de introducir actos informativos o declarativos y a argumentar según su teoría del caso;
d) obligación de introducir la acreditación de las calidades de sus respectivos expertos; e) obligación
de no argumentar sin haber probado. Cfr. Técnicas del Juicio Oral en el Sistema Penal Colombiano,
República de Colombia, Bogotá, Programa para una cultura de la oralidad desde la universidad
colombiana y Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), 2003, pp. 32 y
ss., http://www.cal.org.pe/pdf/diplomados/juicio_oral1.pdf

Anuario 2011
24
Se trata de un principio relativo a la forma en que deben programarse, desarrollarse y,
excepcionalmente, suspenderse las audiencias de juzgamiento. La regla general es que deben
realizarse tantas audiencias continuas como sea necesario para garantizar que el juez concentre su
actuación en un solo asunto y de manera constante, evitando así la dilación de los procedimientos
y los fallos basados en práctica de pruebas y debates probatorios interrumpidos que conducen a
perder el hilo de la controversia y dificultan la determinación de un conocimiento o convicción
adecuado por parte del juez. Véase, Técnicas del Proceso Oral en el Sistema Penal Acusatorio Colombiano.
Manual general para operadores jurídicos, República de Colombia, Bogotá, Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), 2005 p. 44, http://litigacionoral.com/Publicaciones/
ARCHIVO%20DE%20PDF%201.pdf
25
Este principio indica que todas las pruebas deben ofrecerse o solicitarse, practicarse o introducirse
y controvertirse en el juicio ante el juez de conocimiento. La inmediación es el contacto directo
del juez con las demás personas que intervienen en el proceso, especialmente con los testigos.
Francisco Muñoz Conde señala que si no se cumple con esta exigencia, antes de proceder a la
valoración de la prueba, realmente hay una carencia total de actividad probatoria y por tanto, una 67
vulneración de la presunción de inocencia, por infracción grave de una de las garantías básicas
del proceso penal. Muñoz Conde, Francisco, La búsqueda de la verdad en el proceso penal, 2da. ed.,
Hammurabi, 2003, p. 57. Citado en el libro Módulo IV para Defensores Públicos, La prueba en el
sistema penal acusatorio colombiano, Bogotá, Programa de Fortalecimiento y Acceso a la Justicia de
Colombia (PFYAJ) y Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), http://
www.cal.org.pe/pdf/diplomados/prueba_sistema.pdf
26
La publicidad del enjuiciamiento penal permite que los particulares ejerzan un control sobre
el poder judicial consistente en la verificación de las condiciones, requisitos y presupuestos que
se desarrollan en la administración de justicia por parte de aquellos que tienen a su cargo la
representación del Estado en este segmento. Cfr. Daza Gómez, et. al. Principios Generales del Juicio
Oral Penal, México, Flores Editor y Distribuidor, 2006. p. 40
27
Se refiere a la exigencia de que el debate no sea interrumpido, es decir, la audiencia se desarrolla en
forma continua, pudiendo prolongarse en sesiones sucesivas hasta su conclusión. Levene, Ricardo,
III. ¿De dónde surge la reforma y hacia dónde nos
perfilamos?
Acudiendo precisamente al actual contenido de los artículos 16, 17,
18, 19, 20, 21 y 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se puede constatar que se rehízo la lógica del proceso
penal mexicano a través de las reformas efectuadas a esos apartados.
Se pretende que el proceso penal ahora sirva a la sociedad en muchas
maneras. Se establecieron reglas que van desde la protección a la
víctima del delito para que forme parte activa en el proceso, así como
reglas pensadas en función de establecer los derechos del imputado.
No perdamos de vista que el proceso penal en un Estado de derecho
constitucional aparece como una justificación de la sanción, tan es así
que, al día de hoy, la sanción o la pena no la puede imponer más que
el Estado.

El proceso es el espacio donde a todo ciudadano se le deben


Anuario 2011

garantizar sus derechos fundamentales vigentes, previéndose que la


sanción no sea arbitraria, o lo que es lo mismo, que el proceso penal
sea una garantía de las garantías. La reforma se enfoca hacia un cambio
de paradigma procesal que aporte nuevas prácticas, otros nombres y
otras exigencias para el pensamiento. La idea es que el proceso penal
se conciba como un mecanismo que sirva a la sociedad como garantía
y que le asegure al ciudadano, cuando eventualmente lo atrape el
proceso penal, un conjunto mínimo de derechos (principalmente el
debido proceso) que le permitan defenderse, conocer de qué lo acusan,
presentar pruebas (desde la indagatoria), obtener más transparencia y
menos impunidad. No se trata de un sistema de “juicios orales”, como
normalmente se identifica. Esta fase sólo forma parte del sistema, pero
68 no lo es todo.

Manual de Derecho Procesal Penal Argentino, 2da. ed., Buenos Aires, Desalma, 1993, Tomo I, p.112.
Citado por Pastrana Berdejo, Juan David, et al., El Juicio Oral Penal. Técnica y Estrategias de Litigación
Oral, México, Flores Editor y Distribuidor, 2009, p. 70
28
La oralidad, como forma de los actos procesales, ofrece economía, seguridad, rapidez,
dinamismo, lenguaje gestual y coherencia. Tiene dos formas: el aspecto escénico y el contenido
contradictorio. Es predicable tanto en la recolección de pruebas como en las intervenciones de
las partes. En la búsqueda de la verdad, es el medio ideal para reproducir el hecho histórico,
porque permite la verificación directa, revela las actitudes falsarias y propicia la comunicación
entre todos los sujetos procesales.
El nuevo proceso penal –se insiste– está pensado en construir
el proceso penal desde otra lógica, teniendo en consideración su
utilidad, tanto para implementar una política pública, como para
resolver conflictos. Sobre esto último, se debe mencionar que la
reforma constitucional introduce, en su artículo 17, la resolución de
conflictos como una de las finalidades del proceso penal, tal es el caso
de los acuerdos reparatorios,29 los medios alternos de solución de
conflictos,30 la facultad del Ministerio Público para no ejercitar la acción
penal, como actualmente es su obligación en aquellos casos que en
términos vigentes esté justificado el cuerpo del delito y la probable
responsabilidad de un individuo en su comisión, y pueda hacer uso
del principio de oportunidad31. Incluso, ya en la etapa intermedia32, se

29
Es una salida alterna en donde el imputado y la víctima u ofendido convienen una forma de
reparación satisfactoria de las consecuencias dañosas del hecho punible. Una vez que el juez de
garantías la aprueba, se produce como consecuencia la extinción de la acción penal. Obregón

Anuario 2011
González, Cristal, op. cit., nota 6. pp. 63 y ss.
30
Aunque el texto constitucional no lo señala, los mecanismos que menciona el nuevo párrafo
tercero del artículo 17 constitucional son alternativos al proceso judicial. Lo que se trata de evitar es
que los particulares tengan que recorrer la ruta, a veces tortuosa y no muy barata, de los procesos
ante las autoridades judiciales. Se pretende que los mecanismos alternativos –como la mediación
y la conciliación– sean el eje toral del sistema de justicia penal, cuando se trate de delitos leves,
a efectos de que la capacidad del Estado se vea fortalecida al concentrarse en la investigación,
persecución y sanción de los delitos graves.
31
Este principio enuncia que el Ministerio Público, ante la noticia de un hecho punible o, inclusive,
ante la existencia de prueba completa de la perpetración de un delito, está autorizado para no iniciar,
suspender, interrumpir o hacer cesar el curso de de la persecución penal cuando así lo aconsejan los
motivos de utilidad social o razones político criminales. Véase, Horvitz Lennon, María Inés y López
Masle, Julián, Derecho Procesal Penal Chileno. Principios, sujetos procesales, medidas cautelares y etapa
de investigación, Editorial Jurídica de Chile, Tomo I, 2003. Cítese el caso donde dada la cuantía de 69
un robo, no amerite que se active la maquinaria procesal. El principio de oportunidad permite,
entonces, racionalizar la selectividad intrínseca del sistema penal, dejando fuera de éste, aquellos
hechos en donde aparezca como innecesaria la aplicación del poder punitivo del Estado. Con ello
se contribuye, significativamente, a la eficiencia real del sistema. Mediante la exclusión de los hechos
de menor entidad, se posibilita el adecuado tratamiento de aquellos casos que indudablemente
requieren la efectiva intervención de la justicia penal.
32
La etapa intermedia consta de dos fases: una escrita y una oral. La fase escrita está compuesta por
la acusación y la fase oral por la audiencia intermedia, o también conocida como la audiencia de
preparación de juicio oral. La importancia de esta etapa versa no sólo en la depuración que se hace
de los medios de prueba y de los hechos controvertidos que serán materia del juicio oral, sino que
es la última oportunidad para poder poner fin al conflicto penal por medio de las salidas alternas;
toda vez que dictado el auto de apertura de juicio oral ya no se podrá utilizar ninguna de las salidas
alternas. Para una explicación más extensa de esta etapa véase, Obregón González, Cristal, op. cit.,
nota 6, pp. 94 y ss.
puede suspender el proceso a prueba sin necesidad de esperar una
sentencia33, estableciéndose las condiciones pertinentes a cada caso, o
los casos en que se pudiera generar un juicio abreviado34.

Asimismo, el nuevo sistema de justicia penal acusatorio generará


una auténtica investigación que, necesariamente, se habrá de confiar
en una policía con conocimientos científicos, capacitada para que
cumpla con esa función. De ahí que el tema de la seguridad pública se
vincule rigurosamente al tema tratado, pues no se debe olvidar que
quien llega primero al lugar del hecho criminal, habitualmente, es la
policía municipal o estatal. Por ello, es importante que se brinde a los
policías una capacitación que abone los conocimientos y habilidades
oportunos, a fin de que lo que conozcan o encuentren en la escena
del crimen pueda ser utilizado y defendido, de ser necesario, en un
proceso penal.35

El Ministerio Público deberá ser capaz de señalar, de manera concreta


Anuario 2011

y circunstanciada en cada etapa procesal, cuáles son los hechos que le


atribuye a un imputado o acusado, con la necesaria expresión de cuál ha
sido su participación concreta en el hecho. Todo se hará de manera oral
y ante un juez que velará por los derechos y garantías constitucionales
y procesales del incriminado. La reforma también enmarca lo que ahora

33
Este instrumento procesal detiene el ejercicio de la acción penal en favor del imputado por la
comisión de un delito, quien se somete durante un plazo a una prueba que deberá cumplir
satisfactoriamente con ciertas y determinadas obligaciones legales e instrucciones que le
impondrá el juez para el caso en concreto, a cuyo término se declara extinguida la acción penal sin
70 consecuencias jurídico-penales posteriores. Tal es el caso de los asuntos de violencia familiar, lo más
conveniente sería brindar apoyo emocional a los protagonistas en lugar de hacer el drama familiar
más intenso.
34
El procedimiento abreviado consiste en la salida alterna que permite dictar sentencia de forma
más rápida y de cuantía menor que el procedimiento ordinario en los casos en que, previa solicitud
del representante social, el imputado admita el hecho que le atribuyera el Ministerio Público en
su escrito de acusación, acepte la aplicación de este procedimiento y no haya oposición fundada
de la víctima u ofendido constituido como acusador coadyuvante. En este juicio abreviado, el
imputado renuncia al derecho de tener un juicio oral y reconoce los hechos de la acusación. Es un
procedimiento especial que excluye la generalidad constituida por el juicio oral.
35
En una conferencia impartida en la ciudad de Zamora de Hidalgo, Michoacán, Isabel Maldonado
Sánchez, capacitadora certificada por la SETEC, mencionó que Guanajuato, desde su punto de
vista, era uno de los estados de la república mexicana que había puesto especial enfoque en la
capacitación de sus policías (en la que dicho sea de paso, ella participó).
se conoce como una defensa adecuada, generada por un abogado
capacitado (técnico en el ramo, que sepa de Derecho), capaz de armar
una teoría del caso36 y defenderla públicamente de ser necesario. No
ganará menos que las percepciones económicas de un agente del
Ministerio Público (en caso de los defensores públicos) y contará con
una carga de trabajo razonable.

Dicha reforma, en trazos del magistrado Víctor Barragán Benítez,37


abrirá la puerta para contar con una nueva forma de impartir y
administrar justicia de cara al justiciable y a la sociedad, abierta a la
crítica y a la reflexión, tan necesaria para todos los ámbitos del Derecho
en el inicio de esta centuria. Con el rediseño institucional del Poder
Judicial de la Federación y de los estados, se podrá designar jueces
eruditos en Derecho, conocedores de nuestra cultura, humanos,
sensibles a la exigencias concretas de justicia y conscientes de la alta
responsabilidad social.

Anuario 2011
Todo aquel que se ha inquietado en conocer lo relativo al nuevo
sistema de justicia penal acusatorio, y ha acudido a la amplia gama de
bibliografía que brinda el ejercicio del derecho comparado38, sabe que,
al margen de las reformas que necesariamente tendrán que efectuarse,
se trata de un profundo cambio cultural. Resulta delicado que no se
esté publicitando de manera efectiva, ni se explique en qué consiste,

36
La teoría del caso es el relato de cómo sucedieron los hechos, observados desde nuestro punto
de vista. Para autores como Andrés Baytelman Aronowsky y Mauricio Duce Jaime, “la teoría del caso
es la idea básica y subyacente a toda nuestra presentación en juicio, que no sólo explica la teoría 71
legal y los hechos de la causa, sino que vincula la evidencia tanto como es posible dentro de un
todo coherente y creíble. Sea que se trate de una idea simple y sin adornos o de una compleja y
sofisticada, la teoría del caso es un producto del trabajo del abogado. Es el concepto básico alrededor
del cual gira todo lo demás.” Véase Baytelman Aronowsky, Andrés y Duce Jaime, Mauricio, Litigación
Penal. Juicio Oral y Prueba, Santiago de Chile, Editado por la Universidad Diego Portales, 2004, http://
es.scribd.com/doc/21133542/Litigacion-Penal-y-Juicio-Oral-Baytelman-Andres-y-Duce-Mauricio
37
Véase, (introducción) Barragán Benítez, Víctor, Bases Constitucionales del Nuevo Sistema de Justicia
Penal. El Proceso Penal de las manos limpias: revolucionario y democrático, Popocatépetl editores,
volumen I, 2008.
38
La comparación jurídica, en términos generales, es un elemento de gran importancia en el
desarrollo de los sistemas jurídicos contemporáneos, tanto por lo que hace a la tarea legislativa,
como por lo que se refiere al quehacer judicial. Observando las experiencias de otros países, se
pueden allegar elementos útiles para el mejor desempeño de los distintos roles.
real y exactamente, ese cambio cultural y cómo se podría influir en
él. La mayoría de los autores advierten que el problema de fondo
en muchos países latinoamericanos se centra en lo cultural, lo que
consideran sumamente serio. Es complejo tratar de desarraigar una
cultura de autoridad, enquistada en el subconsciente colectivo, de la
que lamentablemente se ha perdido la conciencia. Ya se percibe como
si fuera parte de la vida real, común, normal y saludable, cuando no
debería ser así.

IV. El panorama actual


De acuerdo con críticos del vigente sistema procesal, la situación
criminológica y jurídica actual se caracteriza por un alto nivel
delictivo, un reducido personal jurisdiccional para enfrentar
adecuadamente el fenómeno antisocial, métodos y un sistema
procesal inquisitivo que provocan mayor dilación en los procesos,
carencia de efectivas garantías y errores judiciales. Lo anterior
Anuario 2011

genera una imagen inadecuada de los operadores del sistema


penal. La población –inconforme y ajena al enjuiciamiento de los
casos– les atribuye corrupción, falta de transparencia y ausencia de
un adecuado nivel de preparación profesional.39

Esto deja entrever que el desconocimiento debe considerarse


delicado. No debemos soslayar que se depositan, en los que tenemos
el encargo de operar jurídicamente el proceso penal en Michoacán, un
sin numero de creencias y valores que configuran la escala de cómo
cada operador jurídico conceptualiza el Derecho, el rol que se juega en
el campo procesal y, principalmente, la forma en que cotidianamente
realizamos nuestro trabajo. La gran generalidad que conforma la
72 plantilla de los juzgados penales de Supremo Tribunal de Justicia del
Estado recibimos una educación formal40 (tradicional), la cual nos
heredó las conocidas deficiencias.

Una explicación más detallada de esa realidad se encuentra en Torres Bodet, Jorge, El Juicio Oral.
39

Doctrina y experiencias, México, Flores Editor y Distribuidor, 2009.


40
Se caracteriza por programas cuyo común denominador es la clase magistral (del sujeto activo),
la repetición memorística (del sujeto pasivo), la ausencia de una preparación adecuada tanto para
resolver problemas, como para usar información al enfrentar situaciones nuevas.
Las facultades o escuelas de Derecho sólo exhiben en su currícula
cursos racionalistas, sobre leyes, códigos y, en el mejor de los casos, sobre
jurisprudencia. Los métodos por los que se enseñan estas fuentes se
concentran en terminología legal, conceptos, categorías, clasificaciones
y métodos de razonamiento del Derecho. Algunas escuelas añaden las
habilidades y destrezas requeridas, pero desatienden el inmenso resto
que constituye el problema de fondo. Esta es la razón subyacente,
además de otras, de la desarticulación, en nuestra región, entre justicia,
leyes y comunidades.41

De ahí que, el papel central lo deben jugar las escuelas y facultades


de Derecho. La enseñanza del Derecho deberá asumir ciertos patrones
de cambio a fin de preparar adecuadamente a los futuros jueces,
fiscales, abogados defensores e incluso policías y peritos. La educación
jurídica deberá privilegiar la formación de abogados con buenas
habilidades comunicativas. Se debe generar en los estudiantes las
destrezas necesarias para operar en un esquema de juicios orales, el

Anuario 2011
cual requiere de un desempeño profesional distinto al que se necesita
para trabajar en un proceso inquisitivo (mixto) escrito.

Los operadores jurídicos adultos tienen una preparación más o menos


artesanal, fruto de las generaciones pasadas, donde poco interesaba la
capacitación. Bastaba con que el aspirante a ocupar un nombramiento,
ya fuera de escribiente, actuario o secretario de acuerdos, tuviera un
manejo más o menos admisible de las necesidades procesales que
el contexto de un juzgado o sala penal exigía. Quienes cumplían las
funciones de operador jurídico (en las modalidades descritas) nunca
fueron sometidos a procesos de capacitación específicos para el
cumplimiento de tales roles.42
73
Previo al proceso de la actual reforma, existían pocos motivos
estructurales para que un aspirante o un operador jurídico activo
tomara enserio su preparación, pues una mayor escala profesional

41
Véase, MacLean, Roberto G, “Reformar la justicia: ¿de qué se trata?”en Pásara, Luis (comp.), En
busca de una justica distinta. Experiencias de reforma en América Latina, México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Jurídicas, 2004, pp. 85-23, http://www.bibliojuridica.org/libros/4/1509/4.pdf
42
Con excepción de aquellos que en los últimos años han surgido de los diversos cursos que
ha implementado el Instituto de la Judicatura Local y que no me ocuparé de cuestionar en este
momento.
(alguna especialidad o maestría) no establecía una gran diferencia en
la vida práctica. El atreverse a estudiar un grado profesional superior
no era lo suficientemente rentable como para que el esfuerzo extra
valiera la pena. En ese entorno profesional, se increpa la ausencia de
desarrollo de aptitudes propias para un mejor desempeño del encargo,
no hay distinciones. Los operadores jurídicos que optan por acceder a
un estudio de posgrado no obtienen mayores ingresos, ni un ascenso
o prestigio. Por el contrario, el actual sistema inquisitivo se caracteriza
por ser sobrecogedoramente indulgente con la incompetencia, el
oscurantismo y la falta de destreza de los actores del juego procesal
(todos los que se imaginen, con sus evidentes salvedades).

Ser inteligente, instruido o hábil no asegura una mayor


competitividad o éxito dentro del sistema que estamos por abandonar.
Muchas veces, estas cualidades pueden –aunque no en todos los casos–
jugar en contra de las arraigadas prácticas de los superiores jerárquicos
que ocupan la titularidad de los órganos jurisdiccionales. Ellos, en uso
Anuario 2011

de esa supremacía diferenciada, imponen sus ideas, sus dogmas, sus


particulares ideas (acertadas o desacertadas) sobre cómo se deben
hacer las cosas, en cuanto al método para la solución de casi todo lo
puesto a su consideración; en ese mundo de creencias, aprisionan la
función de la mayoría de los operadores jurídicos subordinados. Hasta
hace poco tiempo bastaba con que el operador jurídico tradicional
desarrollara las destrezas que el sistema parecía recompensar (acoplarse
a las prácticas atávicas con que se venía operando el proceso penal),
pero que no pertenecen, necesariamente, al imaginario colectivo
acerca de cómo se cree que funciona la profesión jurídica.

V. Los pasos a seguir.


74
A la luz de lo anterior, por la inmensidad del reto, casi cualquiera
renunciaría a mejorar algún aspecto del sistema penal que se pretende
abandonar. No es para menos, pues la tarea se antoja titánica. De ahí que
en estas líneas se sostenga que, para que el nuevo sistema pueda tener
la funcionabilidad que se aspira, hay que centrarse en la capacitación.

Andrés Baytelman y Mauricio Duce consideran que el gran problema


para la vigencia real de los nuevos sistemas lo han constituido aquellos
que quieren actuar en consonancia con él, pero que al no comprenderlo
del todo y, principalmente, al no saber cómo ajustar su conducta
diaria, su actuar más cotidiano al nuevo sistema, terminan llenando
todos esos vacíos con lo único que conocen que no es otra cosa que el
antiguo sistema.43 En una de sus publicaciones, Baytelman Aronowsky
sugiere que la mejor forma de impregnar los principios que subyacen
en la filosofía de un sistema adversarial es capacitar a los actores de ese
nuevo drama penal como se entrena a los jugadores de fútbol, o sea, se
debe aprender jugando o mejor dicho practicando.

Esto consiste en desplazar la imagen de capacitación como


instrucción hacia la imagen de capacitación como entrenamiento, sobre
la base de simulaciones. Ese tipo de enseñanza se basa en que para
aprender a jugar, hay que jugar y mucho. Una vez que se haya obtenido
la información (las reglas del juego), se practicarán las formas instruidas
en la capacitación en el campo de entrenamiento.

La consolidación de un procedimiento penal fundado en los


principios del sistema acusatorio no es tarea fácil, por la falta de
experiencia y el temor que generan las transformaciones propias
de todo proyecto que parte de cero. Los operadores de justicia

Anuario 2011
tendremos que adaptarnos a los cambios de manera paulatina
y sobre la marcha.44 Ahora bien, a pesar de las dificultades que
pudieran presentarse, entre las que la fuerza conservadora de la
tradición sea quizá la mayor, el establecimiento y la consolidación
del sistema acusatorio son absolutamente necesarios como vía para
el perfeccionamiento de su régimen democrático y en aras de la
celeridad procesal y la seguridad jurídica.

Para que la implementación de la reforma garantice un éxito


aceptable, se sugiere poner atención al sistema de capacitación de
los operadores jurídicos. Más allá de una cuestión de información45 es
necesaria una modificación del paradigma, de la cultura, de la forma
de aproximarse al Derecho, al proceso penal, así como la forma de 75
interpretar sus normas y de aplicarlas. Hoy se cuenta con una reforma
constitucional46 que atribuye a los jueces y tribunales nacionales, la

43
Baytelman Aronowsky, Andrés y Duce Jaime, Mauricio, op. cit., nota 36.
44
Baytelman Aronowsky, Andrés, “Capacitación como en el fútbol”, Revista Sistemas Judiciales, Núm.
1, 2002, http://sistemasjudiciales.org/content/jud/archivos/notaarchivo/570.pdf
45
Tal como lo fueron los recientes cursos regionales de capacitación del nuevo sistema acusatorio,
impartido a los distintos distritos judiciales participantes, por parte del Supremo Tribunal de Justicia
del Estado.
46
Su nueva redacción trae consigo el reconocimiento de un abundante cuerpo jurídico de origen
internacional y, principalmente, una forma de concebir la relación entre el Estado y las personas y
grupos, orientada a ampliar su ámbito de protección. En particular, el artículo 1 diseña un orden
obligación de efectuar esa especie de “control de convencionalidad”47,
en esa promoción, respeto, protección y garantía a los derechos
humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Se debe aplicar e
interpretar el contenido de los tratados internacionales, velando que
las disposiciones de los instrumentos interamericanos no se vean
mermados por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin. Por
eso, es necesario analizar la compatibilidad entre las leyes internas con
dichos instrumentos.

Esto significa que, necesariamente, se tendrá que capacitar bajo


una metodología especial que, a parte de que incluya la información
teórica, atienda a ese otro tipo de capacitación “cultural” para
remover las arcaicas prácticas y demoler, incluso, instituciones e ideas
profundamente arraigadas de nuestra cultura jurídica. Se debe partir
del esfuerzo por innovar ese sistema de enseñanza que está basado en
la explicación discursiva y abstracta de las instituciones de la reforma, y
Anuario 2011

acoger nuevas formas que hinquen el aprendizaje en el adiestramiento.


El nuevo sistema procesal penal exige que la enseñanza sea capaz
de transmitir no sólo las nociones de sus principios (concentración,
contradicción, inmediación, publicidad, etc.), sino que éstos se
concreten en la práctica.

Una reforma tan radical, como la que se va a experimentar, demanda


reformas radicales en el ámbito de la capacitación judicial. Las exigencias
que impone operar ese nuevo sistema acusatorio de corte adversarial
versan sobre una preparación que responda adecuadamente a un
ejercicio profesional distinto de lo que tradicionalmente ha venido
ocurriendo en nuestros tribunales penales estatales. El estado de
76

constitucional fundado en la dinámica propia de los derechos humanos, al incluir la interpretación


conforme, que trae consigo no sólo el desarrollo jurisprudencial de los derechos, sino también
criterios de aplicación e interpretación propios del derecho internacional de los derechos humanos
(DIDH), como el principio pro persona. Asimismo, explicita las obligaciones del Estado en su conjunto
para desarrollar las condiciones estructurales necesarias para la realización, mantenimiento y avance
de los derechos humanos.
47
Véase Castilla, Karlos, “El Control de Convencionalidad: Un nuevo debate en México a partir de la
sentencia del Caso Radilla Pacheco” en Anuario Mexicano de Derecho Internacional, vol. XI, 2011,
pp. 593-624, http://www.ijf.cjf.gob.mx/cds/Materiales%20Seminario/Bibliografía%20básica/Control%20
de%20convencionalidad/El%20control%20de%20convencionalidad%20(Carlos%20Castilla).pdf
cosas cambia y las decisiones deberán tomarse de manera rápida y
oportuna48, lo que se potenciará por el asunto de la publicidad y la
oralidad. El debate intenso que trae implantada la lógica adversarial
del juicio oral no admite tiempo para dudar. El juzgador tendrá que
desarrollar la habilidad de captar la información. Los abogados
tendrán que argumentar y los jueces tendrán que tomar decisiones
y justificarlas, sin que gocen del vigente refugio, de un espacio desde
donde escasamente tienen que rendir cuentas sobre sus decisiones49.

De modo que, el verdadero problema de la capacitación no consistirá


en que los operadores jurídicos aprendamos las nuevas formas
(procesales), sino que abandonemos ideas culturalmente arraigadas
en nuestras conciencias. Por ejemplo, hay ideas que sostienen que las
pruebas recabadas por el Ministerio Público investigador no requieren
ser sometidas a un control de credibilidad.50 Son cotidianos los casos
en los que se brinda un valor formal a versiones de testigos, cuando
a todas luces se advierte la carencia de toda lógica y congruencia con

Anuario 2011
la forma normal de ser las cosas. Se califica de legal la detención de
un inculpado tomando como referencia las razones (muchas veces sin
fundamento ni motivación) que tradicionalmente usa para esos casos
la autoridad investigadora en la privación de la libertad a un indiciado
(prisión preventiva).

Además, se está habituado a un formulismo irreflexivo que conduce


a enjuiciar con banalidad y sin apego a la verdad, concretamente en
relación con el tratamiento y valoración de las pruebas. Existen casos
en que éstas ni siquiera se ubican dentro de los parámetros mínimos
de congruencia, de lógica, de sentido común, es decir, de verosimilitud,
y sobre lo cual necesariamente se deberían enmarcar los estudios de
determinados hechos sometidos a nuestro conocimiento. 77

En ese sentido también existe la siguiente tesis aislada:


CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EN SEDE INTERNA. LOS TRIBUNALES MEXICANOS ESTÁN
OBLIGADOS A EJERCERLO. Tratándose de los derechos humanos, los tribunales del Estado
mexicano como no deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales, sino también la Constitución,
los tratados o convenciones internacionales conforme a la jurisprudencia emitida por
cualesquiera de los tribunales internacionales que realicen la interpretación de los tratados,
pactos, convenciones o acuerdos celebrados por México; lo cual obliga a ejercer el control de
convencionalidad entre las normas jurídicas internas y las supranacionales, porque éste implica
acatar y aplicar en su ámbito competencial, incluyendo las legislativas, medidas de cualquier
orden para asegurar el respeto de los derechos y garantías, a través de políticas y leyes que los
garanticen. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS ADMINISTRATIVA Y DE TRABAJO DEL
DÉCIMO PRIMER CIRCUITO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
Tribunales Colegiados, tesis XI.1o.A.T.47 K, página 1932 (registro IUS 2010: 164611).
En suma, hay una serie de prácticas anómalas que desgraciadamente
forman parte de nuestra cotidianeidad en la tarea judicial. En lo
concerniente a la valoración de la prueba, lucirá mejor ese cambio
trascendental, pues la valoración de la prueba será el pilar fundamental
del nuevo sistema de justicia penal al que aspiramos llegar. El principio
de libertad de prueba, también conocido como principio de prueba
libre, consiste en la posibilidad, legalmente consagrada, de acreditar
la veracidad o falsedad de los hechos objeto del proceso, por medio
de cualquier clase de fuente de prueba, libremente valoradas por los
jueces, sin más limitaciones que la legalidad de dichos medios, las
reglas de la lógica y las máximas de experiencia.

De tal manera, se sabe que los ordenamientos procesales penales


que están basados en el sistema de prueba libre se limitan a proclamar
la máxima de admisibilidad general, con especificaciones acerca de los
límites de la libertad probatoria por razones de utilidad, pertinencia,
idoneidad y legalidad de los medios, especialmente de los utilizados
Anuario 2011

usualmente por el Estado para incriminar a los ciudadanos imputados,


según el llamado principio favor regulae o favorabilidad de la reglas
de obtención de la evidencia a favor de los ciudadanos.51 Esa libertad
para elegir los medios probatoria y el objeto de prueba implica que
las partes pueden, en principio, traer al proceso cualquier hecho que
tenga relación directa o indirecta con el objeto del proceso e intentar
probarlo por cualquier medio útil, conducente y lícito, susceptible de
valoración por el sentido común.

78 48
El adecuado manejo de las objeciones será una de las cuestiones más complejas de controlar,
desde el punto de vista de las destrezas de litigación.
49
Recuérdese que el artículo 17 constitucional refiere que las sentencias que pongan fin a los
procedimientos orales deberán ser explicadas en audiencia pública previa citación de las partes.
50
Ejercicio que está destinado a corroborar que los instrumentos de prueba que el Ministerio
Público glosa a su indagatoria, efectivamente aportan datos claros de su génesis que repercutan
en su veracidad, para que el juez esté en condiciones de analizar esas circunstancias y someterlas
a un juicio con la realidad o la experiencia en hechos similares y determinar si es creíble o no la
información que contienen. En ocasiones se le brinda más valor a una jurisprudencia (formula
preestablecida) que sostiene que el Ministerio Público es una institución de buena fe que a hechos
concretos, deducidos de un juicio donde se constata que dicho órgano no hizo su labor apegándose
a los principios jurídicos elementales ni de respeto a los derechos fundamentales de todo imputado.
51
Blanco Suárez, Rafael, et al., op. cit., nota 7
A través de la libre valoración de la prueba, el juez puede dar a
cada una de las pruebas presentadas a su consideración el peso que
considere conveniente en la formación de su convencimiento, pero
con la condición de que explique esas consideraciones en su decisión.52
Cuando hoy se defiende la valoración de la prueba conforme a la sana
crítica o las reglas del criterio humano, lo que se está propiciando es
la valoración de la prueba realizada por el juez, no por reglas legales
apriorísticas, sino expresando siempre en la sentencia la relación
existente entre cada uno de los hechos que se estiman probados y el
medio de prueba del que se ha desprendido la convicción judicial.53 A
esto tenemos que añadirle la importancia de tener en consideración las
máximas de la experiencia,54 las reglas de la lógica y los conocimientos
científicos como núcleo esencial de la libre valoración de la prueba. La
idoneidad55 y la pertinencia56 son los límites a esa libertad probatoria.

Esta gama de irregularidades dan noticia clara y detallada de cómo, a


lo largo y ancho de nuestro estado, quienes tienen la encomienda tanto

Anuario 2011
del combate a la delincuencia, como la de procuración y administración
de justicia operan el proceso penal con una liviandad preocupante. Se
incumple el objetivo principal que justifica la existencia de cada uno de
esos entes, en términos de utilidad y funcionabilidad. La experiencia

52
Así, por ejemplo, el juez tiene absoluta libertad para estimar que un testigo le aporta mucha más
convicción que varias peritaciones o documentos. Pero, está obligado a explicar en qué estriba la
cualidad convincente de ese testimonio y qué le hace superior a aquellos otros medios de prueba.
53
Véase, Montero Aroca, Juan, Principios del Proceso Penal, Valencia, Tirant lo Blanch, 1997, pp. 79
161-162.
54
Son reglas generales extraídas de la experiencia cotidiana como producto de la observación
continua de la conducta humana y de los fenómenos naturales que nos permiten predecir cuáles
hechos conocidos y comprobados pueden ser la causa o la consecuencia de otros desconocidos
pero que pudieran ser sus antecedentes lógicos y probabilísticas (juicio de hecho). Se trata de una
regla promedio de la razón humana ante un estado general de las cosas que, empero, cada juzgador
viene obligado a interpretar para cada caso concreto.
55
La idoneidad o conducencia de la prueba es su cualidad de ser apropiada para demostrar los
hechos del proceso.
56
Puede definirse como la relación que existe entre un medio probatorio admisible y los hechos del
proceso. De tal manera, una prueba será pertinente si está dirigida a acreditar hechos que tienen
relevancia para un proceso concreto.
como operador jurídico es fuente inagotable de esa extensa colección
de situaciones inadmisibles. De ninguna manera me vanaglorio de
haber descubierto el hilo negro de la perversidad que encierra nuestra
realidad judicial, dado que ya se han escrito ríos de tinta revelando el
escenario propio de los sistemas inquisitivos en vía de transformación.

VI. ¿Que hay con la praxis judicial?


El magistrado Víctor Barragán Benítez, sobre el tema de la impartición
de justicia, refiere que el decreto del 18 dieciocho de junio del
2008, a parte de marcar un hito en el sistema procesal penal, deja
al descubierto que nuestro actual sistema jurídico se encuentra en
déficit con los mexicanos. Los procedimientos se han convertido en
mecanismos obsoletos que exigen renovación propia de los tiempos
actuales57 por la falta de prontitud y rapidez en la substanciación de
los procesos, la falta de mecanismos que faciliten el acceso a la justicia,
la burocratización de los procedimientos y, sobre todo, por la falta de
Anuario 2011

comunicación en los procesos jurisdiccionales entre el juez, las partes


y el justiciable. Señala que nuestra justicia se imparte desde lejos, más
que en una sana y prudente distancia.

Además, puntualiza que hemos caído en la inveterada usanza


del juez descorazonado, insensible, escéptico de la comunicación
personal y activa. El juez todo lo sabe y teje su argumento dogmática
y verticalmente, basado en la letra fría que representa la ley. Los
jueces dejaron de ser críticos y creativos, todo lo resuelven mediante
los formatos del procesador de textos, bastándoles conocer la ley, su
interpretación, la estructura del silogismo y el manejo de un procesador
de textos para dictar una sentencia. No hace falta experiencia sobre
80 los hechos porque todo es programático, cada concepto de derecho
sustantivo o procesal tiene un valor predeterminado que actúa como
camisa de fuerza en la operación mental llamada subsunción.58

57
Barragán Benítez, Víctor, op. cit., nota 37.
58
Resulta oportuno citar la leyenda de la mitología griega de Procusto quien vivía en una posada
en la ciudad de Eulesis de la antigua Grecia. Procusto obligaba a sus huéspedes a acostarse en
una cama de hierro, si la persona no cabía en el lecho, le cortaba las extremidades sobrantes. Si el
huésped era más pequeño que la cama, le estiraba las piernas. De una u otra forma lograba que
la persona se adecuara exactamente al catre. Finalmente, como en todo mito, Procusto recibió su
merecido a manos de Teseo.
Esta es la atmósfera idónea para que el proceso penal haya dejado
de ser práctico, instrumental y utilitarista. Se convirtió en un obstáculo
para el conocimiento de los hechos y centro de discusiones inútiles.
Hombres calamitosos, laberintos inaccesibles e historias de penumbras
esperan ser encerrados, a modo de cónclave, para que sean un prototipo
de experiencias de lo que nunca debió ser.

Barragán Benítez considera que la reforma constitucional, al


modificar esos rubros delicados que ameritaban un cambio apremiante,
puede abrir el proceso a los hechos, sacándolo de su prisión formalista
y dogmática. Termina su despliegue de reflexiones, diciendo que
percibe la impartición de justicia de forma cuadrada, fría, esquelética
y esquematizada en “formatos o “machotes”, desprovistos de
razonamientos y de buenos oficios. Generalmente, la fundamentación
o motivación viene sustentada –más que en el caso concreto–, en los
precedentes interpretativos gestados por los órganos dependientes de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación que, dicho sea de paso, en

Anuario 2011
ocasiones suelen ser abandonados por otros, en apariencia más claros
o justos, que a fin de cuentas son causa de incertidumbre jurídica.

A pesar de que ese conocido contexto auguraría un fracaso en la


implementación del nuevo sistema de justicia penal, yo lo considero,
más bien, como un pronóstico serio. Hay que reconocer tanto el
escenario en el que estamos estancados, como el terreno donde se
pretende sembrar la nueva semilla. Se debe tomar el ejemplo que nos
brindan aquellos países que, con condiciones similares a las nuestras,
solventaron satisfactoriamente esas contingencias.

El catedrático Carlos Escalera Montaño59 manifiesta que el sistema


puede funcionar. Es obvio que al principio habrá en el camino ciertos 81
obstáculos que requerirán determinadas adecuaciones en nuestra
legislación, pero Chile no es México, ni Michoacán es Chihuahua,
Nuevo León u Oaxaca, por elegir algunas entidades donde ya está
implementado este sistema. Sugiere que se tenga en cuenta lo que dice
el gran poeta español Antonio Machado: “caminante no hay camino, se
hace camino al andar”.

59
Tomado de su artículo que nombró “Sistema procesal penal mixto versus acusatorio (El sistema
acusatorio “puro” e inquisitivo)”.
Como salta a la vista, este nuevo contexto ofrece menos misericordia
a quienes muestren escasa preparación. Las distintas etapas
(audiencias de control de detención, de formulación de imputación,
de vinculación a proceso, audiencia para solicitar medidas cautelares,
entre otras) deberán desarrollarse de forma expedita. No habrá espacio
para aquellos que no sepan exactamente sus roles y cómo hacerlo
con efectividad; las decisiones se jugarán realmente en el trabajo
efectivo con la prueba y la argumentación jurídica. Para quienes ya
han venido aventajando su preparación en esos terrenos, esto será
algo profesionalmente atractivo y estimulante, principalmente, porque
el buen desempeño de los intervinientes en un proceso penal, en esa
atmósfera de nuevas lógicas y destrezas, será la clave para el éxito en la
implementación de la reforma.

Por esas razones me inquieta el hecho de que en la actualidad


el reflector se oriente a la gestación del código de procedimientos
penales del estado (concretamente en los vaivenes del proceso de
Anuario 2011

proyecto de reforma) y no al factor humano que requiere de una


delicada capacitación y será el destinatario más importante. La función
práctica llevará al sistema a tener el éxito que por ahora se representa
en lo imaginario. Por esta razón, reitero mi preocupación en focalizar
las buenas intenciones en la capacitación que reclama la situación,
pues no podemos darnos el lujo de hacer un intento que no funcione.
A través de estas breves líneas, alzo la voz para no perder de vista que la
conquista de la reforma procesal penal dependerá, en gran medida, de
la capacidad de los operadores jurídicos para satisfacer las expectativas,
estándares y objetivos del modelo.

Como siempre, habrá aspectos que seguir debatiendo en el futuro


82 y consideraciones jurisprudenciales a tomar en cuenta. No quepa duda
de que estamos frente a una obra que persigue colaborar en la correcta
comprensión del modelo adversarial60 y en la calidad de los servicios
profesionales entregados a los intervinientes. Todos tendremos que
cambiar los esquemas intelectivos y profesionales bajo los que hemos

60
Este modelo, en definitiva, está orientado a consolidar nuestro estado actual de cosas, con el único
fin de acrecentar la legitimidad del sistema de justicia, brindar un mejor servicio a quien pueda ser
tocado por el engranaje judicial y, en suma, consolidar la convicción en el sistema democrático
como forma de gobierno y como escenario en el que se modela el accionar de todas nuestras
instituciones, entre las que, por cierto, aparece en un sitial de primer orden la justicia.
venido trabajando durante años o décadas. Para lograr que ese proceso
de cambio se realice es necesario que todos los actores involucrados
asuman como propio el compromiso de administrar un sistema nuevo,
el cual les presentará retos y desafíos hasta ahora desconocidos.

VII. Los caminos sugeridos


Las exigencias actuales (fenómeno de la globalización) hacen necesaria
la creación de un nuevo bloque de operadores jurídicos ilustrados,
abiertos a la deliberación racional, que haga frente al irreversible cambio
de paradigma que se está suscitando en el mundo jurídico actual. El
arraigado positivismo y el formalismo judicial han provocado que se
pierda el sentido de la realidad social y la validez ética de la función
jurisdiccional, y convirtieron al juzgador en un técnico del derecho y un
mero intérprete de la ley. Como lo sostiene el doctor Rodolfo Luis Vigo,
en ese paradigma no había espacio ni necesidad de razonamiento
justificatorio, pues la decisión creadora del legislativo se justificaba en

Anuario 2011
sí misma y era incontrolable; a pesar de que aparecía a su rescate el
irrelevante silogismo formal judicial de rigurosidad teórica. 61

Este magnífico personaje62 ha expresado su incesante preocupación


acerca de que el actuar del juez debe tener como fuente primordial
una ética judicial que lo dirijan a alcanzar esa plenitud o perfección
como juez, alejándolo tanto de la “maldad” como de la “mediocridad
judicial”. Menciona que la ética judicial es inescindible a la actividad
del juez de la misma manera que la ética es inescindible a lo humano.
Aunque el juez se muestre escéptico y rechace cualquier compromiso
con ella, ineludiblemente su quehacer será fuente de obtención o
de privación de ciertos bienes o excelencias que distintos sujetos y
realidades ganarán o perderán. Hay una nómina de principios que, 83
desde su tonalidad iusnaturalista, identifican y sintetizan la serie de

61
Véase, Vigo, Rodolfo Luis, “Razonamiento justificatorio judicial”, en Cuadernos de Filosofía del
Derecho. Actas del XVIII Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Filosofía Jurídica y Social
(Buenos Aires, 1977), Alicante, Doxa, Núm. 21, vol. II, 1998 pp. 483-499, disponible en:
http://www.lluisvives.com/servlet/SirveObras/doxa/23582844322570740087891/cuaderno21/volII/
DOXA21Vo.II_33.pdf
62
Tuve el privilegio de conocerlo a principios del 2011 en un breve profesorado que se denominó
Segunda Edición del Diplomado en Argumentación e Interpretaciones Jurídicas, ofrecido por el
Supremo Tribunal de Justicia en el Estado, a través de su Instituto de la Judicatura, a una privilegiada
parte de los operadores jurídicos (pues la asignatura lo ameritaba).
exigencias que conforman a la ética judicial, estando entre ellos: la
conciencia funcional, independencia, imparcialidad, capacitación
permanente, prudencia, justicia, diligencia, decoro, honestidad,
secreto profesional, afabilidad, responsabilidad institucional,
fortaleza y austeridad republicana.63

En relación con lo dicho por el profesor Vigo, Carlos Arturo Cano


Jaramillo señala que la ética es un saber práctico que pretende que el
ser humano, desde el ejercicio de la libertad y de la razón, seleccione
sus metas y oriente el curso de sus acciones o comportamientos de una
manera racional, usando la inteligencia. Es decir, se pregunta por las
acciones y por los fundamentos de lo que debe hacer u omitir. Detalla
que, en todos los campos de la vida, el ser humano toma decisiones y
actúa, por eso es ineludible que se pregunte acerca de los modos del
actuar correcto. Por lo anterior, es necesario buscar los fundamentos o
las razones de las decisiones que tomamos y con mayor razón cuando
se trata de investigar y de juzgar a alguien, porque se pueden afectar los
Anuario 2011

derechos de las personas. La ética precisamente se encarga de mostrar


cómo reflexionar bien para establecer los mejores fines y hallar los
fundamentos o los argumentos que apoyen nuestro comportamiento
y la buena toma de decisiones.64

Posteriormente, el 7 de marzo de 2011, Día del Juzgador Mexicano,


Luis Vigo expuso, ante los más altos representantes de la judicatura
nacional, dieciséis retos que –según su estimación– cualquier juzgador
atento y responsable de su tarea debe tener presentes bajo una visión
que corresponda al Estado de derecho constitucional, que la sociedad
de nuestro tiempo reclama. Dichos retos consisten en:

84 1) Pasar del juez espectador al juez protagonista, 2) del juez


prescindente de la opinión pública a un juez interesado
por definir una política comunicacional, 3) del juez guiado
solamente por su conciencia a un juez preocupado por
inspirar confianza en una permanente actitud transparente,

63
Para más información al respecto véase Vigo, Rodolfo Luis, Ética y Responsabilidad Judicial, Buenos
Aires Argentina, Rubinzal-Culzoni Editores, 2007
64
Cano Jaramillo, Carlos Arturo, Oralidad, debate y argumentación, Bogotá, Grupo Editorial Ibáñez,
2006, pp. 44 y ss.
4) del juez que “sabe” a aquel al que se exige una capacitación
permanente, 5) del juez preocupado por el tiempo a la
exigencia de la diligencia y la eficacia del servicio, 6) de la
irrelevancia de la administración del poder a su trascendencia
y complejidad, 7) de pasar de estructuras judiciales estáticas
a estructuras judiciales flexibles, 8) del acceso limitado a la
justicia a la sunción de las pequeñas causas, 9) de la justicia
beligerante a la justicia consensuada, 10) de una justicia
soportada en “papel” a una canalizada informáticamente,
11) de una justicia despreocupada por los saberes no
jurídicos a otra conscientes de las importancia de conseguir
conocimientos confiables sobre los hechos que serán
juzgados, 12) de una justicia reducida a los jueces a una
comprensible y atenta al campo de sus auxiliares, 13) de
una justicia sólo preocupada por lo que ocurrió a una
justicia abierta al futuro, 14) de un poder judicial carente
de capacidad jurídica a otro que en su ámbito cuente con

Anuario 2011
capacidad normativa, 15) de un poder judicial sin o con
escasa participación en su presupuesto a otro implicado en
su formulación, y finalmente, 16) de una débil a una fuerte
eficaz preocupación por la difusión de la jurisprudencia.65

Bajo esa misma reflexión, Luigi Ferrajoli ha señalado que el mundo


no ha sido nunca tan igual en derecho y tan desigual de hecho. Además,
ha expuesto que la época de los derechos, como la llamaba Norberto
Bobbio, es también la época de la máxima desigualdad y de la máxima
violación de los derechos humanos.66 Igualmente, este reconocido
autor expone que hoy en día la sujeción del juez a la ley ya no es, como
en el viejo paradigma positivista, sujeción a la letra de la ley, cualquiera
que fuere su significado, sino sujeción a la ley en cuanto válida, es decir, 85
coherente con la Constitución.

En esta sujeción del juez a la Constitución y, en consecuencia, en su


papel de garante de los derechos fundamentales constitucionalmente
establecidos, está el principal fundamento actual de la legitimación de

65
Para el desarrollo de cada uno de esos tópicos véase Vigo, Rodolfo Luis, “Exigencias actuales para
el mejor juez”, Conferencia magistral impartida el 7 de marzo de 2011, en el Gran Salón Tabasco del
Hotel Hillton (Villa Hermosa, Tabasco), con motivo de la celebración del Día del Juzgador Mexicano,
disponible en línea.
66
Véase Ferrajoli, Luigi Garantismo y Derecho Penal. Un diálogo con Ferrajoli, México, Ubijus, 2010, p. 21.
la jurisdicción y de la independencia del poder judicial de los demás
poderes, legislativo y ejecutivo; aunque sean –o precisamente porque
son– poderes de mayoría. Lo sostiene así, precisamente porque los
derechos fundamentales sobre los que se asienta la democracia
sustancial están garantizados a todos y a cada uno de manera
incondicionada, incluso contra la mayoría, sirven para fundar, mejor
que el viejo dogma positivista de la sujeción a la ley, la independencia
del poder judicial, que está específicamente concebido para garantía de
los mismos.67 Por ello, es importante la labor de los jueces y el grado de
compromiso institucional y personal que sean capaces de desarrollar.

En ese sentido, Robert MacLean señala que en la administración


de justicia, la calidad del servicio depende principalmente, por una
parte, de los instrumentos, de las herramientas o el equipo que se
facilita al servidor para cumplir su tarea; y por la otra, de que el servidor
entienda su misión frente al usuario y la contribución que debe ofrecer
a la sociedad en que le toca desempeñarse. Acerca de esto último, es
Anuario 2011

imprescindible que el juez tome conciencia de que no es un simple


burócrata, mecánico aplicador de los textos legales, sino que es uno de
los líderes que, caso a caso, va moldeando la estructura de la economía,
la política, el comercio, la familia, el individuo y la paz de su comunidad.
La responsabilidad del futuro corresponde no sólo a los políticos sino
depende de manera principal de cómo se desempeñan los jueces de
un país.68

Por esta razón, queda claro que la dinámica que se avecina exige
que el nuevo operador jurídico incursione en un nuevo proyecto
paradigmático que modificará las lógicas escritas por lógicas y prácticas
que descansan en la oralidad como el motor del sistema. Además,
86 interpretará el Derecho no sólo como conjunto de normas jurídicas, sino
que al mismo tiempo lo hará parte activa de esa nueva obra colectiva de
principios, valores y reglas, que lo eleva por encima de la atávica creencia
de que la ley es la única, suprema y racional fuente del Derecho. De
subsistir estas deficiencias, provocarían daños concretos a los derechos
fundamentales de las personas imputadas y a la configuración del
sistema adversarial en su conjunto, cuyo desarrollo reclama que cada
actor cumpla su papel con profesionalismo y dedicación.

67
Véase una extensa explicación al respecto en Ferrajoli, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más
débil, 4ª ed., Madrid, Trota, 2004.
68
MacLean, Roberto G., op. cit., nota. 41.
VIII. Consideraciones finales.
Como se pudo apreciar, la reforma del procedimiento penal en
Michoacán será un esfuerzo de largo plazo que requerirá del apoyo y
del compromiso de los actores del sistema e incluso de los usuarios.
Como todo cambio, la reforma afectará intereses creados, pero también
ofrecerá nuevas oportunidades para quienes decidan sumarse al
fascinante reto de mejorar nuestra justicia penal. La ruta no será fácil
y tendrán que enfrentarse obstáculos de considerable magnitud, los
cuales van desde la falta de recursos económicos hasta la persistencia
de una cultura jurídica sumamente tradicionalista y conservadora,
alérgica a cualquier cambio que suponga un esfuerzo de actualización
y de aprendizaje de nuevas rutinas profesionales.

Cierto es que a corto plazo los obstáculos son innumerables. Pero,


si tomamos en cuenta la situación de la que estamos partiendo, que
es desde todos los puntos de vista desastrosa, la reforma del sistema

Anuario 2011
penal es el único horizonte aceptable. Por lo tanto, hay que ser capaces
de elevar por un momento la mirada y tratar de vislumbrar el objetivo
al que debemos dirigirnos. Una vez que lo tengamos claro basta con
que miremos nuestra realidad actual. Esto deberá suministrarnos la
energía y el impulso necesarios para comenzar a andar lo antes posible.

La nómina de asuntos a tomar en cuenta se podría alargar hasta


sumar cientos o quizá miles de asuntos. Sin embargo, opino que
los más importantes dilemas a los que habrá que ponerles especial
atención son aquellos que conducirán a evaluar si es mejor comenzar
por los distritos judiciales que presenten menores índices delictivos, o
si conviene abarcar en un solo momento todo el territorio michoacano.
Ambas opciones presentan ventajas e inconvenientes. 87

La idea de comenzar por algunos distritos judiciales, de


forma progresiva, tendría la ventaja de enfocar el esfuerzo e ir
aprendiendo sobre la marcha. De este modo se corregirían los
naturales y comprensibles errores que pudieran existir. Pero, tiene
el defecto de introducir un régimen diferenciado de derechos
fundamentales, lo que es complejo de justificar. Luego, la idea de
avanzar al mismo tiempo en todo el territorio tendría la ventaja de
suministrar un mismo piso mínimo compartido de derechos para
todos los habitantes del estado. Tiene la desventaja de suponer un
reto que, por su magnitud, tal vez rebase la disponibilidad objetiva
de recursos económicos, técnicos y humanos.
Debe subrayarse la necesidad de que los autores de la reforma se
hagan cargo de un cambio de fondo, un cambio de paradigma de
nuestro enjuiciamiento penal. No puede hacerse de un día para otro.
Por esta razón, es importante prever un periodo transitorio de tiempo
que permita a los actores estar listos cuando el sistema finalmente entre
en vigor. Un buen sistema penal debe ser capaz de ir introduciendo
cambios cada vez que sea necesario, por lo que el cumplimiento de
un plazo no evita que se sigan haciendo reformas para mejorar el
funcionamiento del sistema.

Por todo lo anterior, concluyo que el conocimiento que deberemos


adquirir quienes deseamos intervenir en el nuevo sistema procesal
penal supone un cambio profundo en las metodologías de aprendizaje.
Éstas deberán incorporar desde la enseñanza pasiva teórica hasta juego
de roles, simulaciones, aprendizaje interinstitucional, entre otras. Será
a través de estas nuevas herramientas de entrenamiento, educación
y formación que podrá comprenderse y aprovecharse de manera
Anuario 2011

estratégica la función de muchas de las nuevas formas en que operará


el nuevo sistema acusatorio con tendencia adversarial.

Ahora bien, sobre el liderazgo e impulso para la reforma, la


experiencia de otros países acredita la necesidad de que exista un
órgano coordinador como el Consejo para el Nuevo Sistema Penal
de Justicia en Michoacán. Este órgano tiene la importante tarea de
ser el gestor de las ideas, auxiliar en la capacitación, supervisar los
aspectos relacionados con la infraestructura y explicar a la sociedad
las consecuencias del cambio. Asimismo, debe proponer los pasos
a seguir en el camino hacia la completitud de la reforma, proponer
nuevos y sucesivos ajustes, así como analizar el desempeño de los
88 actores, etcétera.

Una buena reforma no puede descansar en la inspiración


espontánea de los actores ni puede confiar en que el simple paso del
tiempo provea los elementos necesarios para su consolidación. Por el
contrario, se requiere de un impulso político, de un respaldo técnico
y de un apoyo presupuestal considerable, entre otras cuestiones. En
ese sentido, estimo necesaria la constante intervención de ese órgano
de coordinación, dentro de lo que hoy consideramos retos, para la
implementación del sistema penal acusatorio adversarial oral y la
seguridad pública en Michoacán. 
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92
Anuario 2011
El nuevo sistema de justicia
penal y las técnicas de
litigación oral

Mario Alberto García Herrera1

Anuario 2011
Resumen: En el siguiente artículo el lector va a encontrar un estudio
particular sobre la importancia que reviste el reto fijado por el Estado
mexicano derivado de la reforma Constitucional de junio de 2008.
El sentido de la reforma, las innovaciones que ofrece, los desafíos
que conlleva su implementación son algunos aspectos estudiados.
Énfasis especial se hace en la capacitación de los operadores del
sistema y la importancia que reviste la teoría del caso para el sustento
argumentativo de las partes en el proceso. Parte del éxito de la reforma
es la preparación adecuada de quienes participarán en el sistema;
se hace necesaria la inclusión más insistente de las instituciones de
educación superior y el fortalecimiento de las áreas de capacitación
con que cuentan las instituciones de seguridad pública, procuración e
impartición de justicia. 93
Palabras clave: Teoría del caso, Policía de investigación, Sistema
Nacional de Seguridad Pública, Órgano Implementador, Capacitación
de operadores jurídicos

1
Profesor Investigador de la Facultad de Derecho UMSNH y miembro del CIJUS. Fue director del
Instituto para la Capacitación y Profesionalización de la PGJ de Michoacán. licg@hotmail.com
Abstract: This article contains a particular study on the importance
that the constitutional reform implies. Its sense, the innovations and
the challenges it entails are some of the aspects treated. The training
of justice operators is emphasized as well as the importance of the
theory of the case, as it is the argumentative support of the parts in a
criminal process. The participation of education and public institutions
is essential.

Key words: Theory of the case, Investigative police, National public


security system, New criminal justice system implementation
department, Justice operators training
Anuario 2011

94
P
or décadas, el Estado mexicano ha invertido una gran cantidad

Anuario 2011
de recursos materiales y humanos para ampliar y fortalecer sus
instancias de seguridad pública, así como las de procuración
e impartición de justicia. Al mismo tiempo, ha incrementado
las conductas tipificadas como delitos y las penas impuestas a los
mismos. Sin embargo, estas dos grandes estrategias no han arrojado
los resultados esperados. No se ha detenido la escalada delictiva y
los porcentajes de impunidad siguen siendo elevados, por lo tanto la
población desconfía aún de sus instituciones de justicia.

Es así como, sumando esfuerzos de los diferentes sectores de


la población, surgió la intención de transformar al país en un marco
normativo diferente, garantista, que permita retomar la credibilidad de
las instituciones de seguridad pública, procuración y administración de 95
justicia. Con la reforma constitucional de 2008, una de las de mayor
alcance desde 1917, se modificaron 10 artículos de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. Se ordenó la transformación
integral del modelo de justicia penal mixto en uno de corte acusatorio y
oral. Además, se establecieron nuevas disposiciones jurídicas dirigidas
a fortalecer la lucha contra la delincuencia organizada.
El Estado mexicano se encuentra en la transición de un sistema
inquisitivo a uno oral, que implica la aplicación de la justicia
alternativa, los criterios de oportunidad, el procedimiento abreviado,
la suspensión del proceso a prueba, el juez de control, de juicio
oral y el de ejecución de sanciones.2 Los juicios se desarrollarán
plenamente en audiencias orales y públicas, ante la presencia
obligatoria de un juez, quien obligadamente también presenciará el
desahogo de las pruebas y los alegatos. Así, los ciudadanos gozarán
de un sistema de justicia más transparente, que proteja con mayor
celeridad y eficacia sus derechos. Con ello, se evitará que el sistema
esté dirigido a la fabricación de culpables.

Con la reforma se deja atrás el sistema en el cual el indiciado,


prácticamente, se consideraba culpable hasta que se demostrara
lo contrario. Se adopta el principio elemental de presunción de
inocencia: toda persona es inocente hasta que se demuestre su
culpabilidad. Se sientan las bases para crear una defensoría pública
Anuario 2011

más eficiente y profesional.

Se establecen nuevas medidas en favor de los derechos de las


víctimas, como el recibir asesoría jurídica, coadyuvar con el Ministerio
Público, intervenir en el juicio, recibir atención médica y psicológica
cuando sea necesaria y fortalecer los instrumentos para la reparación
del daño. En aquellos casos en los que la seguridad de la víctima lo
requiera, se mantendrá en secreto su identidad y sus datos personales.

Se reformó el artículo 17 Constitucional en donde se establece la


justicia alternativa, a fin de restituir al agraviado el goce de sus derechos.
Esto permitirá que asuntos meramente civiles, comerciales o penales se
96 descriminalicen y pueda haber un espacio para el entendimiento y la
razón. Así, el Estado centrará todas sus capacidades en la investigación
y persecución de los delitos, más que en la solución de conflictos.

La reforma en sí es garantista. Garantiza que el operador jurídico sea


el que realmente conozca del asunto, dando con ello una transparencia
en la impartición de justicia. Se estableció una nueva distribución
de funciones y lineamientos para introducir los correspondientes
servicios civiles de carrera. Se otorgan facultades de investigación a las
policías, las cuales actuarán bajo la conducción del Ministerio Público.

2
Véase http://www.reformapenal.inacipe.gob.mx/
También se fortalecen las facultades de las instituciones policíacas
para la investigación preventiva y para la formación de inteligencia e
información, indispensable para combatir el delito, particularmente,
el crimen organizado. Las autoridades tendrán nuevas y mejores
herramientas constitucionales para combatir a la delincuencia
organizada como el arraigo y la extinción de dominio en favor del
Estado de bienes asegurados producto de ilícitos.

Se establecerán centros especiales de reclusión preventiva y


reinserción social. Se crea la figura del juez de ejecución de sanciones
penales quien será el encargado de garantizar el efectivo cumplimiento
de las sanciones, sean o no privativas de la libertad, y de la prisión
preventiva. Constitucionalmente, se establece el Sistema Nacional
de Seguridad Pública, en el cual los tres órdenes de gobierno deben
homologar reglas para seleccionar y capacitar a los policías para
garantizar su permanencia; habrá evaluaciones constantes, así como el
reconocimiento y certificación de los policías del país.

Anuario 2011
Con la reforma a la Constitución, se dio el primer paso para la
instauración del nuevo sistema de justicia penal, pero sólo es un paso;
lo que sigue es aún más dedicado. Hay que revisar las constituciones,
códigos de procedimientos penales y, en general, toda la normativa
que tenga que ver con seguridad pública, procuración y administración
de justicia de las entidades federativas para adecuarlas al margen de la
Constitución Federal.

A la par de la labor de los legisladores, la reforma constitucional


estableció en el artículo transitorio noveno un plazo máximo de
dos meses, a partir de la entrada en vigor, 3para crear un Consejo de
Coordinación para la Implementación del Sistema de Justicia Penal 97
que apoyara a las autoridades locales y federales a implementar la
reforma, cuando éstas así lo solicitasen. Dicho órgano cuenta con
una Secretaría Técnica y esta integrado por los poderes de Estado,
Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como por sector académico, la
sociedad civil, las conferencias de seguridad pública, procuración de
justicia y tribunales de justicia. De esta forma se dio la pauta para que
las entidades federativas hicieran lo propio y crearan una instancia para
la implementación del nuevo sistema de justicia penal.

3
Ver el decreto de reforma constitucional del 18 de junio de 2008.
Varias son las entidades que ya están trabajando con el nuevo
sistema (incluso antes de la reforma). La mayoría de los Estados ya
cuentan con su órgano implementador. En el caso de Michoacán, dicho
órgano fue creado el 10 de junio de 2010 y denominado Consejo para
la Implementación, Seguimiento y Evaluación del Nuevo Sistema de
Justicia Penal en el Estado de Michoacán de Ocampo. 4Estos órganos
implementadores estatales deben de trabajar de manera coordinada
con el Consejo de Coordinación Federal para poder lograr el fin de la
reforma y para poder obtener los subsidios correspondientes

Sin embargo, uno de los grandes retos será reformar profundamente


la estructura burocrática de las instituciones. Éste ha sido un problema
común en los países de América Latina que han sustituido su viejo
sistema penal por uno de juicios orales. 5En México se tiene resistencia
similar tanto a nivel federal como estatal. No es fácil modificar una
práctica burocrática, para establecer en su lugar un sistema nuevo y en
cierta medida desconocido.
Anuario 2011

En Michoacán se podría trasladar la hipótesis anterior. Los implicados


en la seguridad pública, procuración y administración de justicia, así
como defensores y académicos están tan acostumbrados al sistema
actual que es difícil cambiar a uno completamente nuevo. Pero, se
debe entender que la reforma no es algo que “quizás” ocurrirá, por el
contrario, es un hecho. Entrará en vigor de manera gradual, atendiendo
al nuevo Código de Procedimientos Penales del Estado.6

Ciertamente la puesta en marcha de la reforma requiere de un


proceso amplio de selección y capacitación del personal encargado
de procurar e impartir justicia. Solamente con una adecuada
98 capacitación, se podrá lograr satisfactoriamente aterrizar la reforma
constitucional. La capacitación tiene que ser personalizada para
cada uno de los operadores del nuevo sistema de justicia penal. Es
decir, un ministerio público no requiere la misma capacitación que
un juez, un perito o un policía.

4
Decreto por el que se crea el Consejo para la Implementación, Seguimiento y Evaluación del Nuevo
Sistema de Justicia Penal del Estado de Michoacán, publicado el 10 de junio de 2010 en el Diario
Oficial del Estado.
5
Fix Zamudio, Héctor, Aproximación al estudio de la oralidad procesal, en especial en materia penal,
México, UNAM-Porrúa, 2007, p. 221.
6
Decreto número 425 que expide el Código de Procedimientos Penales del Estado Michoacán de
Ocampo, de fecha 13 de enero de 2012.
Dentro del Poder Judicial, al personal con funciones jurisdiccionales
se le debe capacitar en cuestiones como la conducción de la audiencia
previa al juicio, la conducción de la audiencia de juicio oral, la
consideración de la prueba, la toma de decisiones de forma inmediata
dentro de la audiencia de juicio oral y ejecución de sanciones penales.
Por su parte, al personal ministerial se le debe capacitar en cuestiones
de integración de la carpeta de investigación, la teoría del caso, medios
alternos de solución de controversias, resguardo del lugar de los
hechos, recursos impugnatorios, técnicas de litigación oral, entre otros.

Aunque la capacitación de los actores institucionales es la de


mayor importancia, tampoco se debe descuidar la capacitación de
los abogados litigantes. Ésta se ha dejado excesivamente de lado en
los procesos de implementación que ya han tenido lugar en algunas
entidades federativas. Así, la experiencia de los estados que ya trabajan
con el nuevo sistema penal debe servir de apoyo para aquellos que
se encuentren en un cuadrante inferior. Como un gesto de cortesía,

Anuario 2011
podrían facilitar a sus operadores del sistema, como capacitadores de
alta especialización.

En el rubro de la capacitación, Michoacán se ha interesado en dar


a conocer el cambio de justicia penal que se avecina. El Consejo para
la Implementación, Seguimiento y Evaluación del Nuevo Sistema
de Justicia Penal en el Estado ha realizado una serie de actividades
académicas tendientes a fortalecer la capacitación de los futuros
operadores del sistema, entre las que se encuentran conferencias,
diplomados, cursos, talleres y seminarios. Ha impartido siguientes los
cursos: Taller de capacitación y actualización sobre la Ley de Ejecución
de Sanciones Penales; Cursos regionales sobre el nuevo sistema penal
acusatorio; segundo curso intensivo teórico práctico de formador 99
de formadores en justicia oral penal en México, con simulación
de juicios orales, zona centro; la conferencia “El interrogatorio y
contrainterrogatorio en el nuevo sistema de justicia penal”; capacitación
para Juicios Orales en las Américas (CJO) y la división International
Career College INC (ICC).7 Por su parte, en el periodo de 2008 a 2012
la Procuraduría General de Justicia del Estado ha impartido un total de
55 cursos, capacitando a 1825 servidores públicos entre ministerios
públicos, policías ministeriales, peritos y personal de estructura.8

7
Informe de actividades 2011, Poder Judicial Michoacán.
8
Informe de actividades del Instituto para la Capacitación y Profesionalización de la PGJE 2011.
La estabilidad del sistema de juicios orales dependerá de quienes
hoy estudian Derecho. Es necesario someter a modificación los
planes y programas de estudio para que se enseñe de otra manera el
derecho procesal penal. Se debe desarrollar las habilidades oratorias,
argumentativas, así como de litigación oral.

Es necesario impulsar una especialización o línea terminal en juicios


orales para los estudiosos del Derecho en la Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo (como máxima casa de estudios del estado de
Michoacán), a través de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y sus
áreas de Posgrado. Se debe profesionalizar en materia de justicia penal
acusatoria a la comunidad jurídica de nuestro estado, facilitando así el
conocimiento teórico-práctico. Para dar cumplimiento a lo establecido
por el Sistema Nacional de Seguridad Pública se deben fortalecer
los institutos o academias, como responsables de la capacitación de
los operadores del sistema de las áreas de procuración y seguridad
pública, acorde a las políticas de justicia penal, debidamente reguladas
Anuario 2011

y sustentadas en los propios programas Rector de Profesionalización.9

Por la trascendencia social que reviste la reforma constitucional de


2008 resulta evidente que la sociedad michoacana requiere de una
adecuada y exitosa implementación, así como la plena operatividad
de dicho sistema y la aplicación oportuna de sus ejes ya señalados,
mismos que deben ser generados, supervisados y subsidiados a través
de la SETEC.

La teoría del caso y las técnicas de litigación oral


El objetivo central de las partes que participan en una litis penal es
100 establecer su caso como el más creíble y explicar mejor la prueba,
ante los ojos del juzgador. El afrontar un litigio oral requiere de una
adecuada planeación a fin de que las pretensiones que se expongan
logren ser declaradas ciertas por el juzgador. Esto exige, por ende,
que se tenga un buen conocimiento de las técnicas de litigación oral,
las cuales: la elaboración de la teoría del caso, saber cómo realizar un
efectivo examen directo (interrogatorio), un contra examen (contra
interrogatorio), presentar la prueba material, objetar, realizar un buen
alegato de apertura y alegato de clausura.

9
Véase el artículo 47 de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En el nuevo sistema de justicia penal, a diferencia del sistema
tradicional, no existe lo que se conoce como expediente de la
averiguación previa, ni del pliego de consignación. Sin embargo, lo
que dará vida y fuerza al procedimiento penal es la teoría del caso.
En tal sentido, la teoría del caso es la herramienta más importante
de las técnicas de litigación oral para organizar nuestro desempeño
en el proceso penal. Respecto a la teoría del caso, Baytelman y Duce
sostienen que:

La teoría del caso es, por sobre todas las cosas, un punto
de vista. Siendo el juicio penal ineludiblemente un asunto
de versiones en competencia la teoría del caso es un ángulo
desde el cual ver toda la prueba; un sillón cómodo y mullido
desde el cual apreciar la información que el juicio arroja, en
términos tales que si el tribunal contempla el juicio desde ese
sillón, llegará a las conclusiones que le estamos ofreciendo.10

Anuario 2011
En ese sentido, la teoría del caso es la versión explicativa que cada
una de las partes tiene y plantea ante el órgano jurisdiccional, sobre
la forma en que, a su juicio, ocurrieron los hechos, la existencia de la
responsabilidad o no del acusado, de acuerdo con las pruebas que se
presentarán durante el juicio oral. Es decir, es la versión que cada uno
de los adversarios tiene de los hechos. En consecuencia, es la estrategia
que cada uno pretende acreditar en el juicio. La teoría del caso contiene
el planteamiento que el Ministerio Público o la defensa hace sobre los
hechos penalmente relevantes, las pruebas que los sustentan y los
fundamentos jurídicos que los apoyan.

Con base en lo anterior, se puede decir que los planteamientos


fácticos, probatorios y jurídicos de los hechos controvertidos que 101
hacen las partes deben ser concatenados de tal manera que, frente
al juez, cada adversario demuestre que su teoría apunta a demostrar
una verdad que se argumenta respecto de una causa o caso penal
en concreto.

10
Baytelaman A., Andrés y Duce J. Mauricio, Litigación Penal. Juicio Oral y Prueba, México, Ibáñez,
2008, p. 90.
Para que cumpla su objetivo, la teoría del caso debe contener ciertas
características:

• a) Sencillez. Lenguaje claro, sencillo en inteligibilidad y


razonamientos nada ambiguos o confusos.
• b) Lógica. Los hechos deben coincidir y guardar plena armonía
con los planteamientos nocionales, conceptuales y jurídicos
de la exposición de la causa.
• c) Credibilidad. El planteamiento debe ser creíble, confiable
y bastante acercado a la realidad de las cosas, no puede ser
artificioso ni armado sobres falsas premisas.
• d) Suficiencia jurídica. Todo razonamiento jurídico y actuación
procesal se soporta bajo el principio de legalidad.
• e) Flexibilidad. Debe ser elástica, modificándose, acoplándose
y adaptándose a los presupuestos sobrevinientes que se
integren a la dinámica del proceso.
Anuario 2011

La teoría del caso es vital, ya que de ella depende todo lo que se


hace, no sólo en el juicio oral, sino en todo el proceso penal. Cada
una de las partes empieza a construir su teoría del caso desde el
momento en que tiene conocimiento de los hechos presumiblemente
delictuosos. Primero se plantea como hipótesis de lo que pudo haber
ocurrido. Dicha hipótesis debe verificarse o comprobarse mediante las
diligencias que se practiquen durante la investigación, si se trata del
Ministerio Público, y durante el tiempo posterior al momento en que
tuvo conocimiento de los hechos, si se trata de la defensa. Al finalizar
la investigación, esa hipótesis se convierte en teoría; se modifica y se
ajusta hasta que empiece la etapa de juicio oral.

102 El Ministerio Público es el responsable de establecer con elementos


sólidos, válidos y demostrables su teoría del caso, desde que recibe la
noticia criminal y hasta el momento de su alegato de clausura dentro
del juicio oral, a través de sus hechos, sus medios de prueba y su
fundamento jurídico, relacionados entre sí.

El abogado litigante no puede improvisar ni inventar una historia


del caso para explicarlo, tiene que estudiarlo y conocerlo muy bien.
Sólo así podrá preparar sus teorías jurídicas, las proposiciones fácticas
y ver con qué pruebas cuenta para corroborarlas. De ese modo, en
el juicio oral, cuando el abogado tenga que presentar su alegato de
apertura, explicará la teoría del caso que ha venido manejando durante
el procedimiento de manera objetiva, sin argumentar sobre opiniones
personales ni concluir subjetivamente. Si el abogado no desempeña
un buen papel no sólo perderá, sino que quedará en tela de juicio su
credibilidad como litigante.

El agente del Ministerio Público y la defensa deben presentar,


respectivamente, una sola teoría del caso, de una manera persuasiva,
lógica y coherente. De lo contrario, se creará confusión y se afectará su
credibilidad en el litigio. Al construirla, los litigantes deben creer en su
teoría del caso, para que el tribunal también la crea.11

Por tanto la citada teoría del caso se elabora desde la etapa de


investigación. En esta etapa, cada adversario prepara y expresa ante el
órgano jurisdiccional correspondiente, su teoría del caso de acuerdo
al objeto de cada una de las audiencias hasta la etapa de juicio oral,
donde las partes la presentan a manera de alegato de apertura ante un
panel de jueces que, por primera vez escuchan sus respectivas teorías.
Por ejemplo, en la audiencia de control de la detención, el Ministerio

Anuario 2011
Público y el abogado defensor preparan su teoría del caso dirigida a las
circunstancias de control de la detención. Es decir, no pueden incluir
elementos que tengan que ver con la vinculación a proceso o con la
culpabilidad propiamente del imputado pues, en esencia, no es el
objeto de la audiencia a la cual fueron citadas las partes.

En el transcurso del juicio oral se debe proveer al tribunal un punto


de vista convincente, pues se debe considerar que la contraparte lo
hará. Asimismo, con la teoría del caso, se deben aportar los medios
probatorios idóneos, ya que de esa manera el tribunal no va a adquirir
un punto de vista independiente (convicción judicial), muchas veces
imprevisibles para los abogados. Se debe considerar que toda la
actividad que realizan las partes debe ser funcional con la teoría del caso 103
planteada. Manejar más de una teoría es perjudicial para el objetivo
que se plantee, lo cual no implica la estática dentro del planteamiento,
sólo implica ser coherentes con el mismo.

Para poder presentar al órgano jurisdiccional un buen alegato de


apertura se debe tomar en consideración los puntos siguientes:

11
González Obregón, Diana Cristal, Manual Práctico del Juicio Oral, México, Ubijus, 2011, pp. 230 y 231.
• No se debe argumentar. El momento del alegato de apertura
no es para emitir conclusiones, ya que materialmente no se
tiene nada probado (desde el punto de vista normativo es
causal válida de objeción). Las conclusiones, esto es, el por
qué el caso debe prevalecer, se deben dejar para los
alegatos finales.
• Solo se debe prometer, lo que se cumplirá. No se debe
sobredimensionar los alcances de la prueba que se presentará,
esto genera costos de credibilidad.
• No se pueden emitir opiniones personales. El alegato de
apertura no es una instancia para apelar a los sentimientos
del juzgador.
• Se debe tratar de personalizar el conflicto. Presentar el caso
de manera humana, no se debe caer en abstracciones.

Con la introducción de la teoría del caso dentro del alegato


de apertura se da paso para que se desahoguen los medios de
Anuario 2011

prueba correspondientes para que causen convicción al Tribunal


de Juicio Oral. El desahogo se realiza a través de los interrogatorios,
contrainterrogatorios y repreguntas. El interrogatorio, también
conocido como examen directo, es la forma a través de la cual las partes
presentan sus medios de prueba al órgano jurisdiccional. Constituye
una serie de preguntas que elabora la parte examinadora a su testigo.
Se debe llevar un hilo secuencial a efectos de que el testigo vaya
acreditando los hechos que se pretenden probar.

Asimismo, el interrogatorio es la mejor oportunidad que los


litigantes tienen para establecer su caso y probarlo, pues le brindan al
tribunal la versión del testigo. Uno de los objetivos del examen directo
104 es obtener del testigo la información necesaria, sea del caso completo
o partes del mismo, para construir la historia que se ha presentado en
el alegato de apertura, es decir, para que se acredite la teoría del caso.
Otro propósito principal es probar y convencer al tribunal acerca de lo
verosímil de las teorías planteadas por las partes.

En tal circunstancia, acreditar al testigo es el primer acto que debe


realizarse al examinarlo, lo cual emana de la lógica de los juicios orales
en un sistema acusatorio adversarial. La acreditación del testigo es la
respuesta a la pregunta de ¿por qué el juzgador debe creer lo que el
testigo declara? El testigo es el protagonista del examen directo y no al
abogado; él debe ser quien relate la historia, ya que conoce los hechos
de manera inmediata. El objetivo específico es que el juzgador escuche
al testigo y lo conozca, por eso se debe tratar de personalizar al testigo.
La información con la cual el juzgador decidirá el caso es aquella que
emana de los testigos.

Una vez acreditado el testigo, se le deben formular preguntas


que justifiquen el por qué de su presencia en el lugar de los hechos.
También, deben formularse las preguntas que describan la escena
del lugar de los hechos, así como las que establezcan y describan lo
que ahí ocurrió. Por último, se harán aquellas interrogantes que hagan
referencia al desenlace, consecuencia o fin de los mismos.

Para conseguir los objetivos anteriormente descritos se deben


formular las interrogantes pertinentes a los testigos. Hay que tener en
cuanta la siguiente clasificación de preguntas:

• Abiertas. Son las que se formulan con la finalidad de obtener


información general sobre el hecho o acontecimiento y que el

Anuario 2011
abogado necesita obtener de la voz del testigo.12 Permiten al
testigo expresarse en lenguaje común y explicar así los hechos
que percibió. Las preguntas abiertas son la herramienta
más importante en el examen directo, invitan al testigo a
formular su respuesta de manera directa y general. Este tipo
de preguntas permite evaluar el conocimiento de los hechos
por parte del testigo y elevar su credibilidad. Sin embargo, en
caso de que el testigo no esté bien preparado para afrontar
un juicio oral, no aportará los datos relevantes.
• Cerradas. Se definen como aquellas preguntas que pretenden
que el testigo proporcione información concreta. No dan
lugar a que el testigo se explique, solamente le permiten
contestar, específicamente, sobre lo que se le interroga. De tal 105
forma, no se debe de abusar de este tipo de preguntas.
• De transición. Son una técnica para controlar al testigo y
ubicarlo en un tema y espacio concreto sobre el cual se le
cuestiona.

12
Maldonado Sánchez, Isabel, Litigación en Audiencias Orales, México, Palacio del Derecho, 2011,
p. 216.
Las preguntas que no se permiten en el interrogatorio son:

• Sugestivas. Son aquellas que sugieren u ofrecen la respuesta


al testigo.
• Impertinentes. Son aquellas interrogantes que no tienen
relación con los hechos, con la declaración anterior del testigo
o las que ya hayan sido contestadas.
• Ambiguas. Son aquellas que pueden entenderse de varios
modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por
consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión.

El contraexamen o contra interrogatorio es el conjunto de


repreguntas que hace el abogado examinador al testigo que ya fue
interrogado por la contraparte, a efectos de impugnarlo. Lo que se
pretende es desestimar la credibilidad e idoneidad del testigo de la
contraria. En el contraexamen, se pone a prueba la información obtenida
en el examen directo y es la mejor oportunidad que se tiene para
Anuario 2011

confrontar la prueba de la parte adversa. Es una técnica de litigación


sumamente importante que permite sacar a la luz, inconsistencias,
falsedades, dudas, parcialidades y sobre todo, evidenciar a los testigos
que son aleccionados. Las preguntas del contra interrogatorio deben
ser breves y sencillas. A diferencia de las del examen directo, en éstas
impera la sugestividad, por regla general se formulan preguntas
cerradas y se excluyen las abiertas.

En un contexto donde se asegure un equilibrio jurídico entre las


partes deberán existir límites para las actuaciones que los sujetos
presenten. Estos límites se denominan objeciones. Objetar significa
poner reparo a algún elemento o material de prueba que se pretenda
106 introducir en el proceso por alguna de las partes litigantes o por el juez.
La objeción es un mecanismo o recurso procesal práctico que tienen
las partes en la audiencia, a fin de impedir que alguna circunstancia
improcedente o determinada información ingrese, violentando las
normas o reglas de los interrogatorios.13

El objetar no es una obligación, es un derecho. No debe ser


considerado como un acto personalista en contra de la parte adversa,
hay que dirigirse siempre con respeto y firmeza: “objeción”. Se pueden

13
Vázquez Libién, José Sotero, Presentación “Técnicas de litigación oral”, apuntes personales.
objetar las actuaciones del abogado contrario, del testigo y del juez. Se
debe objetar, tan pronto surja la situación que da lugar a ella. En ese
contexto existen dos momentos: justo cuando el abogado termina de
formular la pregunta o desde el momento que se detecta la pregunta
que ha de ser objetable. Al hacer la objeción la parte debe señalar qué
es lo que objeta. Lo importante es fundamentar la objeción.

El papel de las partes dentro del juicio oral concluye con el


alegato de clausura. A diferencia del alegato de apertura, en éste sí
se puede argumentar y hacer conclusiones sobre el caso porque ya
se han desahogado las pruebas. En esencia, el alegato de clausura
es un ejercicio argumentativo que versa sólo sobre la prueba que
ha desfilado en la audiencia; responde a la pregunta ¿por qué debe
prevalecer mi caso?

El alegato final debe ser acorde con la teoría del caso y es, en estricto
sentido, la última oportunidad que el litigante tiene para exponer al

Anuario 2011
tribunal lo referente a su teoría del caso y persuadir al juzgador. Sin
embargo se debe ser consciente que el juzgador evaluará toda la
actuación en el juzgamiento (alegato de apertura, examen directo,
contra examen, y el propio alegato de clausura) para poder emitir
la sentencia correspondiente. Se desprende pues, que la teoría del
caso logra su culminación una vez que se desahogan cada uno de los
elementos de prueba frente al Tribunal de Juicio Oral y se formulan los
alegatos de clausura, donde se sistematizan los argumentos ofrecidos
que imprimen un cierto valor por parte del órgano jurisdiccional.
Finalmente, con el pronunciamiento que haga el órgano jurisdiccional
de lo expuesto y probado en la misma audiencia de juicio oral, se tendrá
por culminada la acreditación o no de la teoría del caso.
107

Bibliografía

BAYTELMAN A., Andrés, et al, Litigación penal. Juicio oral y prueba, México,
Ibáñez, 2008.

CARBONELL, Miguel, Los juicios orales en México, 2ª ed., México, Porrúa,


2010.

FIX ZAMUDIO, Héctor, Aproximaciones al estudio de la oralidad procesal


en especial en materia penal, México, UNAM-Porrúa, 2007.

GONZÁLEZ OBREGÓN, Diana Cristal, Manual práctico del juicio oral, 2ª ed.,
México, Ubijus, 2011.

MALDONADO SÁNCHEZ, Isabel, Litigación en audiencias orales y juicio oral


penal, México, Palacio del Derecho, 2009.
Anuario 2011

VÁZQUEZ LIBIÉN, José Sotero, Apuntes personales, curso “Técnicas de


litigación oral”.
Decreto que crea el Código de Procedimientos Penales para el Estado de
Michoacán de Ocampo de fecha 13 de enero de 2012.

Informe de Actividades del Instituto para la Capacitación y Profesionalización


de la PGJ Michoacán, 2011.

Informe de Actividades del Poder Judicial 2011.

Informe de Actividades 2010-2011 del Consejo para el Nuevo Sistema de


Justicia Penal Michoacán.
108
Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública
El interrogatorio y la
objeción en el nuevo sistema
acusatorio adversarial

Arnulfo Torres Delgado1

Anuario 2011
Resumen. El interrogatorio es una de las técnicas de litigación
medulares que constituyen este nuevo sistema. Por lo tanto es
importante diferenciar la técnica de interrogación que deberá usar
quien presente al testigo así como conocer el tipo de preguntas
susceptibles de objetarse.

Palabras clave: Interrogatorio, Contrainterrogatorio, Objeción,


Técnicas de litigación, Testigo

Abstract. The interrogatory is one of the most important litigation


techniques in the new criminal justice system; therefore it is important
to understand the different discovery devices to be used by whom
presents a witness, as well as the kind of questions that may be objected. 109
Keywords: Interrogatory, Cross interrogatory, Objection, Litigation
techniques, Witness

Los testigos son los ojos y los oídos de la justicia


Jeremy Bentham

1
Titular del juzgado 6º penal de la ciudad de Morelia, Michoacán.
Introducción

C
Anuario 2011

on motivo de la adopción en nuestra entidad federativa –en


febrero de 2013– del nuevo sistema acusatorio adversarial,
derivado de la reforma Constitucional de junio de 2008, es
dable hacer algunas reflexiones en torno al interrogatorio. Éste
es el fundamento central del principio de contradicción de la prueba,
durante la audiencia de juicio oral.

Afortunadamente, en lo que a capacitación sobre el nuevo


sistema de justicia penal se refiere, el Poder Judicial del Estado, ya
tiene un camino recorrido, el cual tuvo su génesis en el Consejo de
dicho Poder –que luego fue continuado por el Consejo para el nuevo
110
sistema de justicia penal de Michoacán–, gracias al apoyo que se ha
aprovechado de diversos organismos como la Comisión Nacional
de Tribunales Superiores de Justicia del país (CONATRIB), la Agencia
Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y
por supuesto de la Secretaría técnica del Consejo de coordinación para
la implementación del sistema de justicia penal, dependiente de la
Secretaría de Gobernación.

No está demás comentar que tanto magistrados como jueces


estatales han recibido capacitación sobre el nuevo sistema de justicia
penal, a través de la Conferencia de Procuradores de los Estados
Occidentales de los Estados Unidos de Norteamérica (CIWAD) y del
instituto norteamericano denominado Capacitaciones para Juicios
Orales de las Américas. Esas capacitaciones han sido de mucha ayuda.
Cabe precisar que el sistema procesal penal norteamericano no
coincide totalmente con el que se está implementando en nuestro país.
En el sistema acusatorio norteamericano, tiene prevalencia el jurado
puesto que determina la culpabilidad o no del acusado. En cambio,
en el sistema acusatorio mexicano, fieles a nuestra cultura jurídica, los
jueces decidirán sobre la culpabilidad o no del acusado.

Hay que resaltar que las capacitaciones tuvieron su punto álgido en


la práctica de los interrogatorios y contra-interrogatorios, que son el eje
del principio de contradicción que priva dentro de la audiencia de juicio
oral, en lo que a la producción de la prueba se refiere. Estas prácticas
fueron impartidas por jueces, fiscales y defensores norteamericanos,
profesionales a quienes les es natural esa técnica de litigación, por
su costumbre jurídica. De ahí la trascendencia de aprovechar sus
experiencias forenses, dotadas de la claridad y precisión necesarias
para trasmitir la esencia de dichas técnicas.

Anuario 2011
Es por esas razones que se decidió realizar este pequeño resumen
sobre las técnicas de litigación en cuestión. Es producto de los
diplomados y cursos de capacitación sobre el nuevo sistema de justicia
penal y tiene la única finalidad de contribuir en la mejor comprensión
de este cambio de paradigma procesal penal.

1. El interrogatorio
El interrogatorio es la técnica adecuada por excelencia para la obtención
de información de un testigo o perito, frente a un tribunal –atento al
principio de inmediación–, a fin de que éste perciba directamente lo
vivido o practicado por aquéllos, dentro de una audiencia de debate.
El objetivo principal del interrogatorio es que el testigo o perito den a 111
conocer al tribunal de instrucción los hechos que les conste, por haberlos
percibido, visto o escuchado. También a través de este instrumento,
esos hechos pueden ser sometidos a un riguroso escrutinio a cargo de
la contraparte, conforme al principio de contradicción de la prueba.

La importancia del interrogatorio es tal que, incluso, algunos


profesores norteamericanos lo señalaron como uno de los tres
momentos en los que se podía ganar un juicio –los otros dos son el
alegato de apertura y el de clausura–. Es por ello que el interrogatorio
no se debe tomar a la ligera. Debe corresponder a una estrategia bien
estudiada y fundamentada sobre la teoría del caso que se haya definido.
Otro punto a considerar sobre el interrogatorio es que debe
proporcionar toda la información que el tribunal necesite escuchar para
lograr su convencimiento, bajo el entendido de que lo no declarado
no existe. Por ende, esto puede tener como consecuencia que la
pretensión del oferente de la prueba quede trunca.

Empero, no sólo se trata de que el testigo se constriña a


proporcionar información que guarde de los hechos materia de la
instrucción, sino que debe acreditarse su idoneidad e imparcialidad,
ante el tribunal que lo va a escuchar. Tal acreditación consiste en
demostrar que se trata de una persona digna de fe y, obviamente,
que tiene relación directa con los hechos a juzgar. Para ello, es
necesario realizarle preguntas como ¿quién es?, ¿a qué se dedica?,
¿tiene antecedentes penales?, ¿qué relación tiene con los hechos a
juzgar?, así como la razón por la cual declara.

En este sentido, hay que señalar que la posibilidad de interrogar


Anuario 2011

sobre la persona del testigo con la finalidad de juzgar la veracidad


con que se vaya a conducir se establece en el artículo 293 del recién
aprobado Código de Procedimientos Penales del Estado de Michoacán
de Ocampo:

Artículo 293. Antes de comenzar la declaración, el testigo será


instruido acerca de sus obligaciones y de las responsabilidades
por su incumplimiento, prestará protesta o promesa de decir
verdad y será interrogado sobre su nombre, apellidos, estado
civil, oficio o profesión, domicilio, vínculo de parentesco de
interés con las partes, así como cualquier otra circunstancia
útil para apreciar su veracidad.
112
Otro aspecto importante, previo a la presentación de los testigos
ante el tribunal, es su preparación mediante una entrevista. Ésta ha
de efectuarse por quien los va a llevar a juicio, sin que ello conlleve
a una acción de aleccionamiento. La preparación de los testigos debe
centrarse en la información que éstos van a dar al tribunal, así como en
el tipo de cuestionamientos que la contraparte o quien los presente
puedan formular, a fin de que no vayan a discurrir sobre temas
impertinentes que no interesen al caso.

Sobre el tema nos ilustra Diana Cristal González quien, atinadamente,


nos indica los siguientes motivos para entrevistar a los testigos:
• Para conocer a profundidad lo que éstos saben y ver si hay
alguna contradicción entre ellos,
• Para poder explicar algunas contradicciones o las debilidades
que haya en sus testimonios,
• Para poder analizar con los testigos, las diferentes versiones
de testimonios que otros han presentado al abogado, sobre
el caso en cuestión,
• Para decidir –el abogado– si el testigo que tiene enfrente
podrá o no apoyarlo en su teoría del caso, la cual presentará
al juzgador,
• Para conocer más detalles sobre el caso que direccionen al
abogado hacia otros medios de prueba que apoyen su teoría
del caso.

Una vez iniciado el interrogatorio, el abogado que presente al


testigo deberá guiarlo por medio de un lenguaje coloquial. Para evitar
divagaciones que tengan como consecuencia la pérdida de la ilación

Anuario 2011
de las ideas, por parte del testigo, se deberá tratar el punto concreto
respecto de los hechos a juzgar y se seguirá un orden cronológico. De
igual forma, deberá ponerse atención en lo declarado por éste para
que, de existir inconsistencias o ambigüedades, se aminoren en la
medida de lo posible.

2. Tipo de preguntas
Las preguntas pueden formularse de manera abierta o cerrada;
también, una pregunta puede ser sugestiva, narrativa, de transición y
de seguimiento.

Preguntas abiertas 113

Las preguntas abiertas son el instrumento adecuado para la práctica


del interrogatorio directo, esto es, cuando el testigo declara frente a
quien lo presenta en la audiencia de debate. Se trata de preguntas
que permiten al testigo narrar de manera libre y en lenguaje común
los hechos que interesan al tribunal y a las partes. En este sentido
resulta atinado mencionar el primer párrafo del numeral 305 del nuevo
código penal del estado de Michoacán, de corte acusatorio adversarial,
en el que –en lo inherente– enuncia: “Realizada su identificación y
otorgada la protesta, el presidente concederá a la parte que propuso
el [sic] testigo para que lo interrogue y, con posterioridad, a los demás
intervinientes, respetándose siempre el orden asignado”.
Las preguntas abiertas pueden partir de una pregunta general,
para que, dependiendo de su respuesta, se generen preguntas más
específicas y se esté en condiciones de seguir formulando interrogantes
como las que a continuación se enuncian:

• ¿cómo?
• ¿cuándo?
• ¿dónde?
• ¿quién?
• ¿qué?
• explique
• describa

Preguntas cerradas
Las preguntas cerradas, por su parte, son aquellas que no permiten
que el testigo realice un relato, sino que se limite a contestar sobre
Anuario 2011

una cuestión concreta o sobre alguna de las opciones que le ofrece


el interrogador, por ejemplo, contestar un sí o un no. Este tipo de
preguntas se recomiendan en los ejercicios para refrescar memoria,
o bien, para enfatizar respuestas dadas con antelación por el testigo
con la finalidad de evidenciarlo, en caso de que se haya conducido con
falsedad. En un supuesto, la pregunta se formularía así: “Sr. Pérez, usted
acaba de mencionar que vio cuatro sujetos, ¿cierto?”

Preguntas de transición
Las preguntas de transición son utilizadas para acentuar el lugar o el
momento en que se quiera ubicar al testigo, a fin de darle relevancia a
114 su dicho y llamar la atención sobre ello al tribunal. También, se utilizan
para traer a colación detalles que omitió el testigo sobre algún punto
trascedente de su relato. Un caso de cuestionamiento de transición
podría ser el que sigue: “Sra. López, quiero llamar su atención sobre el
momento en que dice le fue arrebatado el bolso, ¿nos puede decir la
hora en que ello sucedió?”

Preguntas sugestivas
En este tipo de cuestionamientos, la respuesta está contenida en
la misma pregunta y su estructura obliga a que la respuesta sólo
sea afirmativa o negativa. Por regla general, aceptada tanto por la
doctrina como por los códigos procesales penales, no se permiten en
el interrogatorio directo. Esta prohibición se estatuye en el segundo
párrafo del precitado artículo 305, en el cual se dispone que: “En su
interrogatorio, las partes que hayan propuesto a un testigo o perito
no podrán formular sus preguntas de tal manera que ellas sugieran la
respuesta”. Sólo se aceptan en el contra-interrogatorio, a cargo de la
contraparte, y su finalidad es evidenciar las pruebas de la contraria.

La diferencia entre las preguntas sugestivas y las preguntas cerradas


radica en que en las últimas no se sugiere la respuesta, como sí se hace
en las preguntas sugestivas. En este ejemplo, como se puede observar,
ya se incluyó la respuesta: “Usted vio que el acusado traía el cuchillo en
la mano cuando lo vio correr, ¿es correcto?” Al respecto, en el párrafo
tercero del artículo 305 del nuevo Código de Procedimientos Penales
del Estado de Michoacán, se menciona que: “Durante las repreguntas,
las otras partes sí podrán confrontar al perito o testigo con sus propios
dichos u otras versiones de los hechos presentados en el juicio de
forma sugerida”.

Anuario 2011
Preguntas narrativas
Las preguntas narrativas se utilizan para que el testigo narre de manera
libre su respuesta, dejándosele en libertad de exponer al tribunal,
de manera amplia, el punto sobre el cual se espera la respuesta. Sin
embargo, no se debe abusar de este tipo de interrogantes. Se corre
el riesgo de que el testigo pierda el orden cronológico de los hechos
a exponer, lo que conlleva a que el abogado pierda el control sobre
el testigo.

Se recomienda que estas preguntas se realicen al comenzar el


interrogatorio directo, por ejemplo: “¿Recuerda la mañana del seis de 115
enero de este año?” En este caso hipotético, se formula la pregunta con
la finalidad de que el testigo haga del conocimiento del tribunal qué
sucedió ese día, permitiendo que con ello se ponga énfasis sobre el
relato inicial. Otra pregunta narrativa sería la siguiente: “Usted dijo que
vio cuando atropellaron al ofendido, ¿podría decirnos qué más observó
al respecto?”

Preguntas de seguimiento
Las preguntas de seguimiento son precisamente las que se utilizarán
para dar continuidad a la respuesta derivada del cuestionamiento
narrativo. Su finalidad es que al abogado no se le escape de las manos
la narración del testigo y le permita llevar un orden cronológico de los
hechos a informar. Un ejemplo de esta clase de cuestionamiento es:
“Después de que le apuntaron con el arma, ¿qué hizo?”

3. Otras técnicas de interrogatorio


Además del interrogatorio denominado directo, se cuentan con otras
técnicas de cuestionamiento que son usadas durante la audiencia de
debate, tales como el contra-interrogatorio, el interrogatorio re-directo
o repreguntas, el recontrainterrogatorio o segundo interrogatorio, así
como el interrogatorio que puede hacer el tribunal. A continuación,
estas técnicas se explican de manera sustancial.

El contrainterrogatorio
La técnica del contra-interrogatorio le corresponde practicarla a la
contraria de quien presenta al testigo. Su finalidad es, generalmente,
Anuario 2011

evidenciar el testimonio consecuencia del interrogatorio directo; de allí


que esta técnica sólo orbite alrededor de lo producido en aquél.

Como ya se dijo líneas arriba, la forma sugestiva es la adecuada para


la formulación del contra-interrogatorio. Sólo se trata de reafirmar,
mediante la sugerencia, lo que ya se ha declarado con la finalidad de
enfatizarlo, siempre y cuando ello tenga como consecuencia evidenciar
al testigo.

El interrogatorio redirecto o repreguntas


En el interrogatorio re-directo, como su nombre lo indica, quien efectuó
116 el interrogatorio directo –quien presentó al testigo– puede volver a
interrogar a su ateste. Mediante la formulación de preguntas abiertas
puede salvar situaciones que se hayan puesto en entredicho durante el
contra-interrogatorio. Por ende, no se pueden plantear interrogantes
que no hubiesen sido materia del interrogatorio directo, pues serían
susceptibles de objetarse.

El recontrainterrogatorio o segundo contrainterrogatorio


Finalmente, en cuanto al debate producido entre los testigos o
peritos, se cuenta con el recontra-interrogatorio. Si se sigue la lógica
de la contradicción, corresponde practicarlo a la contraparte de quien
presentó al testigo, como consecuencia de las respuestas dadas en el
interrogatorio re-directo o de repreguntas. Su finalidad será la misma,
evidenciar al testigo de la contraria. Al respecto, sólo cabe agregar que
las preguntas se formularán de forma sugestiva y se evitará introducir
tópicos que no se hayan tocado en las técnicas anteriores.

Interrogatorio del tribunal


Durante la audiencia de instrucción, es factible que el tribunal realice
preguntas durante la práctica de alguna de las técnicas de interrogatorio
antes mencionadas; empero, no tiene un poder absoluto para cuestionar
sobre cualquier punto del debate. Su participación debe limitarse a
realizar cuestionamientos únicamente para efectos aclaratorios.

La razón de esa limitación acogida en los nuevos códigos procesales


de corte acusatorio adversarial obedece precisamente esta última
característica. Se trata de la confrontación de dos adversarios en
igualdad de condiciones –principio de contradicción– a quienes, de

Anuario 2011
acuerdo con el principio dispositivo, les corresponde instar todo lo
relativo a la prueba que sirva a sus intereses. De modo que el juez se
convierte en un mero director del debate, para evitar poner en juego
su imparcialidad.

Cabe destacar que esta restricción, tal como se menciona, ha sido


arropada en el nuevo Código de Procedimientos Penales para el estado
de Michoacán. En el cuarto párrafo del artículo 303, en relación con la
declaración del acusado, se establece que: “Los miembros del tribunal
podrán formular preguntas destinadas a aclarar sus manifestaciones”.
Asimismo, al aludir a las declaraciones de los testigos y peritos, el
quinto párrafo del artículo 305 del mismo código refiere lo siguiente:
“Los peritos y los testigos responderán directamente a las preguntas 117
que les formulen los intervinientes o sus abogados y los miembros del
tribunal, estos últimos sólo podrán formular preguntas aclaratorias”.

4. Las objeciones
La objeción es un instrumento jurídico que tiene como esencia la
oposición a la presentación de cierta evidencia. Es un recurso muy
usado durante la audiencia de debate, en lo que a las técnicas de
interrogación se refiere. En este sentido, la contraparte de quien esté
interrogando o contra-interrogando tiene que hacer valer la objeción
ante el tribunal, el que resolverá si ha lugar o no, dependiendo de lo
acertado y fundado de los argumentos que al respecto se esgriman.
La objeción se hace valer una vez formulada la pregunta y hasta
antes de que sea contestada, de lo contrario, operará la preclusión. De
este modo, la recomendación es estar muy atento porque, a partir de la
formulación de la pregunta y hasta el momento en que sea contestada,
correrán solamente algunos segundos.

Puede acontecer que alguna pregunta sea susceptible de objetarse,


sin embargo, no es regla general oponerse. Al respecto, es necesario
atender a dos cuestiones; por un lado, si la respuesta no daña la teoría
del caso, no valdrá la pena objetarla y desgastarse en un debate estéril,
convendría más dejar correr la pregunta para darle mayor fluidez al
debate. Por otro lado, puede acontecer que la pregunta favorezca la
teoría del caso, entonces, lo mejor será dejar que se formule la cuestión.

La objeción tienen una mención especial en algunos de los códigos


de procedimientos penales de corte acusatorio adversarial que están
vigentes o aprobados en el país. Por ejemplo, los artículos 362 de los
Anuario 2011

códigos instrumentales de la materia de los estados de Baja California


y Chihuahua coinciden en señalar que: “En ningún caso se admitirán
preguntas engañosas, ambiguas o aquellas que incluyan más de un
solo hecho, así como aquellas destinadas a coaccionar ilegítimamente
al testigo o perito, ni las que fueren formuladas en términos pocos
claros para ellos.” Del texto se desprende que las preguntas que se
formulen bajo los términos allí prohibidos se pueden objetar.

El numeral 328 del código de Baja California refiere que, entre otras
cuestiones, el tribunal resolverá las objeciones que se le formulen. De
igual manera, en el párrafo tercero del numeral 384 del Código Procesal
Penal del Estado de Durango, se enuncia que:
118
Las partes podrán objetar las preguntas que consideren
capciosas, ambiguas o aquellas que incluyan más de un
solo hecho, así como aquéllas destinadas a coaccionar
ilegítimamente al testigo o perito, y las que sean
formuladas en términos poco claros para ellos y el
Tribunal resolverá lo conducente.

Luego, en el artículo 372 del Código de Procedimientos Penales


del Estado de México, se señala que no pueden formularse preguntas
sugestivas por quien presenta al testigo, obviamente, cuando se trata
del interrogatorio directo. Además, menciona que: “en ningún caso
será procedentes las preguntas engañosas o las que sean poco claras.
Las partes podrán objetar solo por esos motivos y el juez o tribunal
resolverán sin ulterior recurso”. El precepto establece la limitación de
objetar sólo por los motivos indicados. Estos precedentes coinciden,
más o menos, en el tipo de preguntas que son susceptibles de objetarse.

Sin embargo, en el Código de Procedimientos Penales de la


Michoacán, que se acaba de aprobar en diciembre de 2011, no se
aborda de manera expresa el tema de la objeción. El único argumento
que da motivo para ello está fundado en el párrafo segundo del artículo
305, en el cual se indica que: “En su interrogatorio, las partes que hayan
propuesto a un testigo o perito no podrán formular sus preguntas de
tal manera que ellas sugieran la respuesta”. A partir de esto, pareciera
que sólo las preguntas sugestivamente formuladas en el interrogatorio
directo son materia de objeción; sin embargo, sería contrario al sentido
común interpretarlo tan restrictivamente. Habrá que esperar las
objeciones opuestas y resoluciones que al respecto se emitan, una vez
iniciado el nuevo proceso penal acusatorio.

Anuario 2011
Existen muchos motivos para objetar una pregunta. A continuación,
se hará un listado de las objeciones que pueden ser viables en audiencia
de debate –con base en el material proporcionado por CIWAD–, en
relación con la práctica de los interrogatorios.

Sugestiva
Una pregunta es sugestiva si durante el interrogatorio el abogado 119
sugiere la respuesta. Esta objeción no tiene validez durante el contra
interrogatorio.

Ejemplo: “Usted vio al acusado apuñalar al occiso, ¿verdad?”

Compuesta
Las preguntas compuestas piden más de un solo hecho en la respuesta.
Normalmente son unidas con la palabra y o con la palabra o.

Ejemplo: “¿Usted llegó a la taberna de Morales el día 13 y a la


Ortiz al otro día?”
Presume hechos que no se han incorporado al proceso
Presume la verdad de hechos que no han sido establecidos o aceptados
en al evidencia del tribunal.

Ejemplo: “¿Cuándo dejó de golpear a su perro?”

Esto presume que el testigo anteriormente había golpeado a su perro.

Ambigua, vaga o confusa


Una pregunta es ambigua, vaga o confusa si es posible que el testigo
entienda mal la pregunta o la pregunta pueda tener más de un sentido.

Ejemplo: “La luz estaba de verde o de rojo cuando usted cruzó


la calle, ¿verde?”
Anuario 2011

Especulación
El testigo no tiene conocimiento personal de los hechos sobre los
cuales está testificado. Requiere que el testigo adivine la respuesta.

Ejemplo: “¿Por qué piensa que Roberto decidió robar el


banco?”

Pide una narrativa


Una pregunta que pide que el testigo narre, normalmente, deriva en
respuestas con muchos hechos sin pertinencia.
120
Ejemplo: “Sr. Madrid, cuéntenos lo que hizo durante la
segunda semana de julio 2010”.

Argumentativa
El abogado no hace una pregunta; sino que argumenta o
expone conclusiones.

Ejemplo: “Sr. González, como Ud. estaba a una distancia de 30


metros, estaba oscuro y lluvioso y el robo ocurrió durante sólo
unos segundos, Ud. no pudo tener una buena oportunidad
de verle la cara al ladrón, ¿verdad?”
La pregunta que no es pertinente
Pide que el testigo dé testimonio que no es pertinente a los hechos
del caso.

Ejemplo: “¿Es usted aficionado de Cruz Azul o de Pachuca?”

Respuesta basada en rumores


La pregunta pide información obtenida de personas que no están
testificando. Ejemplo:

“P: Díganos lo que su vecina, Doña Fulana, le dijo sobre lo que


ella vio ese día.
R: Doña Fulana me dijo que vio al acusado entrar a la casa de
la víctima.”

Anuario 2011
Esta respuesta pide que el tribunal acepte los hechos de la respuesta
como verdaderos. Viola el derecho del acusado a enfrentar y
contrainterrogar al testigo.

El testigo ya ha contestado la pregunta


Ya se le ha hecho la misma pregunta al testigo, o una similar sobre los
mismos hechos.

Ejemplo: “¿Dónde estaba Ud. el 27 de junio de este año”? o


“¿El 27 de junio de este año, donde se encontraba Ud.?”

Cumulativa 121

Varios testigos ya han testificado sobre los mismos hechos, y el


testimonio del testigo es el mismo que el testimonio de los otros.

Opinión o conclusión impropia


Se le pide al testigo, quien no es perito, testimonio sobre un área afuera
del conocimiento común.

Ejemplo: Sr. Madrid, al ver los dos agujeros en la pared, usted


pudo determinar que el arma que hizo esos agujeros era de
calibre 45, ¿verdad?
Tergiversa el testimonio o las pruebas
Distorsiona el testimonio de un testigo o alguna prueba introducida
durante el juicio.

Ejemplo: “Sr. Madrid, después de ver los cinco agujeros en al


pared, Ud. relató este hecho al oficial, ¿verdad?”

Opinión impropia de un perito


El perito no ha sido reconocido por el tribunal como idóneo para testificar
sobre el tema. En América Latina la objeción sería sobre pertinencia.

Las credenciales no fueron presentada o no aceptadas por el tribunal


(Decisión del Juez de Control en América Latina)

La respuesta no responde a la pregunta


Anuario 2011

El testigo no responde a la pregunta. Ejemplo:

P: ¿A qué hora llegó usted a su trabajo?


R: Ese día comencé a trabajar al momento de entrar a mi
oficina y comencé con las tareas más difíciles.

122
Conclusión
Con este trabajo se pretende contribuir a la culturización sobre el
nuevo sistema de justicia penal a implementarse en nuestra entidad
federativa. El interrogatorio corresponde a una de las técnicas de
litigación de este nuevo sistema y es uno de los aspectos medulares
que lo constituyen.

La idea central de este resumen es diferenciar la técnica de


interrogación que deberá usar quien presente al testigo –interrogatorio
directo– en audiencia de juicio oral, y la que corresponde emplear a la
parte contraria respecto de ese ateste –contra-interrogatorio–. De igual
modo, se enfatizó sobre el tipo de preguntas susceptibles de objetarse,
cuyo motivo de objeción será resuelto por el tribunal de instrucción.

La recomendación es que esta síntesis se complemente con


lecturas sobre el tópico visto, afortunadamente, ya se cuenta con

Anuario 2011
mucha bibliografía tanto nacional como extranjera. Asimismo,
se sugiere profundizar en temas relacionados con el presente
trabajo, como los ejercicios de “refrescar memoria”, “impugnación” y
“rehabilitación” de testigo.

123
124
Anuario 2011
Breves consideraciones
acercar de la reforma penal
y procesal operada en la
República del Paraguay

Manuel Guanes Nicoli1


Santiago González Bibolini2

Anuario 2011
Resumen. En la presente colaboración se exponen los puntos más
resaltantes de la reforma penal y procesal penal operada en la República
del Paraguay, la cual adecuo en cierta forma el ordenamiento jurídico
penal de este país a los tiempos que se viven. Es así que la mentada
reforma significó un salto que se dio de un sistema de corte inquisitivo
a un sistema acusatorio y garantista en virtud al cual se da su lugar al
Estado, ius puniendi, al Ministerio Público, titular de la acción en los
delitos de acción penal pública, a la víctima y a las partes en general. Los
autores exponen sus comentarios sobre los principios introducidos por
la reforma como ser los de juez natural, independencia e imparcialidad,
inocencia, in dubio pro reo. También, hacen referencia al plazo de 125
duración de los procesos y a la descongestión del sistema judicial con la
introducción de las denominadas salidas alternativas al proceso penal.

1
Doctor en Derecho Penal por la Universidad Complutense de Madrid-España, con calificación
sobresaliente cum laude (por unanimidad).Profesor de la Maestría en Ciencias Penales de la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Asunción- Paraguay. E-mail: mguanesn@msn.com
2
Ejerce el cargo de Fiscal Penal ordinario en la sede de la Fiscalía Barrial de la ciudad de Asunción. Es
docente titular, en la Universidad de la Integración de las Américas (UNIDA) de las cátedras de Criminología,
Derecho Penal (parte general), Derecho Penal (parte especial) y Derecho Procesal Penal. Con calificación
cum laude por su tesis doctoral La teoría de la imprevisión en la legislación paraguaya, los límites legales de la
norma, los vacíos legales del instituto y sus posibles soluciones, por la Universidad del Norte de la ciudad de
Asunción. E-mail: sgbibolini@hotmail.com y bibolini@yahoo.com
Palabras clave: Reforma procesal penal, Sistema acusatorio,
Garantismo, Oportunidad, Procedimiento abreviado.

Abstract. The most relevant matters regarding the penal and criminal
procedures reform made by the Republic of Paraguay, whereby the
criminal judicial legislation of this country was some way updated to
the current times are disclosed in this work. The reform implied the
leap from an ¨inquisitorial¨ system to an ¨adversorial¨ and ¨guarantorial¨
system whereby the state, ¨ius puniendi¨, the District Attorney, main
prosecutor of criminal public actions, the victim and the parties in
general are given their place. The authors disclose their comments
on the principles introduced by the reform, such as natural judge,
independence and impartiality, innocence, and ¨in dubio pro reo¨. They
also allude to the proceedings duration and the clearance of the judicial
system with introduction of the so-called alternative resolutions to the
criminal proceedings.
Anuario 2011

Key words: Criminal procedures reform, Adversarial, Guarantorial, Plea


bargaining, Probation

126
E
l presente trabajo pretende ser una colaboración para aquellas

Anuario 2011
sociedades que se encuentran en proceso de cambio o
modificación de su forma de perseguir y prevenir hechos punibles
“saltando” del paradigma denominado inquisitivo al paradigma
denominado acusatorio. A modo de introducción, en líneas generales,
luego de más de diez años de implementación del sistema acusatorio
en la República del Paraguay, se puede decir que se tiene un balance
positivo. No obstante, debe reconocerse que el cambio no ha estado
exento de bemoles y aún quedan muchas cuestiones por mejorar.
En las líneas que siguen se intentará dar una visión retrospectiva del
proceso experimentado. Se resaltan sus puntos positivos así como
los negativos, a fin de que sean objeto de reflexión y análisis. Si se
quiere, pueden servir de ejemplo a quienes se encuentran en proceso
de modificación legislativa sobre cuáles serán algunos de los desafíos 127
a los que se enfrentarán y de qué manera deben ser encarados para
fortalecer el ideal de justicia dentro de un Estado que se jacte ser
democrático de derecho.

I. Antecedentes. Código Penal de 1914:


Sistema inquisitivo
El Código Penal de la República del Paraguay, que tiene su antecedente
en el Código de Baviera de 1813, fue promulgado en el año 1914.
Presentaba rasgos fuertemente inquisidores, no se respetaba el
principio de inocencia, ni tampoco los principios de proporcionalidad
y de reprochabilidad, en lo que a la aplicación de las penas se refiere.
Por citar algunos ejemplos, el artículo 16 de dicho código consideraba
que toda acción se cometía con intención criminal, lo cual violentaba
claramente el principio de la presunción de inocencia. También, su
artículo 51 definía la pena como el mal que se imponía al culpable, lo
que contradice el principio de dignidad humana. Infringir un mal no
puede ser jamás un objetivo trazado por un Estado democrático.

En ese sentido, la Constitución de la República del Paraguay del


año 1992, ya en su preámbulo demarca los límites del Estado frente
al ciudadano: “el pueblo paraguayo por medio de sus representantes
invocando a Dios, reconociendo la dignidad humana”. Es decir, se
reconoce que el poder reside en el pueblo paraguayo. El centro de
todo el sistema jurídico en un Estado de derecho es la persona a la que
está intrínsecamente ligada la dignidad humana. Cualquier sistema
penal que atente contra esa dignidad humana de alguna forma, ya sea
a través de penas crueles o cargando en el acusado la responsabilidad
de demostrar su inocencia, es inaceptable.
Anuario 2011

El artículo 1 de la Constitución Nacional paraguaya dice: “La


República del Paraguay es para siempre libre e independiente. Se
constituye en Estado social de derecho”. El Estado social de derecho
es un sistema de organización orientado a servir al núcleo social y no
una organización que se nutre de él. La legitimación del poder punitivo
del Estado no conlleva el derecho de administrarlo arbitrariamente.
Al contrario, debe cuidarse de hacerlo dentro de un sistema jurídico
que respete la dignidad humana. En otras palabras, el mensaje debe
decir: “Usted violenta una norma jurídica y recibirá una sanción”.
Para que pueda aplicarse una sanción, se requiere un fundamento
racional y éste sería: “Usted atenta contra el resto de las personas que
128 integran esta sociedad, yo reacciono, pero lo hago de manera racional,
proporcionalmente a la gravedad de su reproche”.

Cuando el Código Penal de 1914 indicaba en su artículo 51 que la pena


era el mal que se imponía al culpable, esto implicaba la inexistencia de límites
proporcionales y racionales. La reacción se limitaba a imponer un mal por
un mal anteriormente causado, sin límites. De ahí que fueran admisibles la
pena de destierro y la pena de muerte, las cuales no respondían a ningún
principio de proporcionalidad, ni de racionalidad. Ante tal coyuntura, en
el Paraguay se introduce una reforma integral del orden jurídico penal.
La misma fue puesta en marcha en 1998 con la entrada en vigencia del
Código Penal Paraguayo, Ley 1160/97; luego, se completó con la entrada
en vigencia del Código Procesal Penal, Ley 1286/98.
Entre las causas que motivaron la reforma se debe citar, en primer
lugar, a la Constitución Nacional del año 1992 que precipitaba la
necesidad de responder a los nuevos lineamientos democráticos
y republicanos, así como a un cúmulo de derechos y garantías
procesales acordes con los instrumentos internacionales, tratados,
acuerdos, convenios, etc. Además, se requería dar solución inmediata
a la insostenible morosidad judicial que tornaba el acceso a una
justicia “pronta y barata” en una auténtica utopía. La acumulación
de los procesos en trámite en los juzgados, que acababan siendo
abandonados sin resolución alguna, dejaba una notable sensación de
impunidad y de falta de seguridad jurídica.

La reforma procesal penal operada en la República del Paraguay


pretendió sustituir un arcaico sistema con fuertes rasgos inquisitivos
en el que el juez contaba con un protagonismo discrecional ya que
él mismo investigaba, obtenía y practicaba pruebas, y finalmente
juzgaba. Además, se practicaba un procedimiento casi íntegramente

Anuario 2011
escrito, desposeído de cualquier contacto con las partes del proceso en
detrimento de los derechos de cada uno de ellos.

Con la sanción del Código Procesal Penal se introducen en el


sistema los principios de juicio previo, el sujeto es juzgado con base en
reglas anteriores al hecho cometido; juez natural, tribunal competente
independiente e imparcial; inviolabilidad de la defensa en juicio y la
presunción de la inocencia hasta que el individuo sea condenado en
audiencia pública en la que a la vez rigen los principios de publicidad,
oralidad, concentración, inmediación, contradicción y economía
procesal. Se tenía el firme objetivo de desterrar aquel sistema inquisitivo
desprovisto de garantías y en frontal oposición con principios
consagrados en diversos instrumentos normativos internacionales y 129
en la propia Constitución Nacional.

En el sistema acusatorio implementado en el Paraguay se encuentran


bien definidos los roles de los intervinientes en el proceso, sobre todo
en cuanto se refiere al juzgamiento y la acusación. Se dejó de lado la
posibilidad de que el juzgador sea, a la vez, un órgano acusador o con
facultades investigadoras. Por medio de tal separación, se pretende
evitar que el uso de un poder se degenere en abuso, garantizando
el ejercicio irrestricto de los derechos fundamentales consagrados
en tratados internacionales y las respectivas constituciones o cartas
magnas existentes en países que gozan de un régimen que se jacte de
ser democrático.
II. Nuevo Código Penal:
Ley 1160/97
A raíz de las características que marcaban el Código Penal de 1914,
era imperioso el cambio del sistema penal para respetar los nuevos
postulados de la Constitución Nacional. Los principios básicos del
Código Penal prescriptos en sus artículos 1al 3 se encuentran de
alguna manera plasmados en la Constitución Nacional. El principio de
legalidad encuentra acogida en el artículo 9 y parte del artículo 12 de
la Constitución Nacional.

El artículo 1 del Código Penal paraguayo hace referencia al


principio de legalidad; el segundo al principio de reprochabilidad
y de proporcionalidad y el tercero al principio de prevención. Lo
más importante es que los tres principios establecidos en la primera
parte del Código Penal tienen un sentido lógico. El motivo por el
Anuario 2011

cual se introducen en el Código es concretar en una ley los principios


consagrados en la Constitución Nacional, lo que otorga una herramienta
concreta para el juez, en defensa de los bienes jurídicos.

Cualquier violación a estos principios implica no solamente la


violación de principios constitucionales en las decisiones judiciales,
sino la violación de principios que sustentan la estructura misma del
Código Penal, pues son la columna vertebral del mismo. El principio de
legalidad establecido en el artículo 1 del Código Penal dice:

Nadie será sancionado con una pena o medida sin que los
presupuestos de la punibilidad de la conducta y la sanción
130 aplicable se hallen expresa y estrictamente descritos en una
ley vigente con anterioridad a la acción u omisión que motive
la sanción.

Como se puede notar, la Constitución Nacional de 1992 ha


establecido las bases de la nueva sociedad política paraguaya al
buscar una transformación profunda y estructural de la justicia en su
función más sensible, la administración de la justicia penal. En el seno
de la comunidad jurídica existía un consenso generalizado que veía
imperiosa la reforma penal.
III. Principios y garantías procesales
El proceso penal se halla estructurado conforme a un conjunto de
garantías mínimas de rango constitucional que deben ser cumplidas
para otorgarle legitimidad, pues se trata de instaurar el debido proceso
legal. Generalmente, se habla de “principios” para referirse a estas
máximas fundamentales que deben inspirarlo, por lo que cada uno
de los actos realizados por los sujetos procesales se halla sustentado
en ellos. Se habla de “garantías” porque están concebidas para exigir
la observancia de los principios. Ellas pueden ser permanentemente
controladas por los órganos competentes en cada una de las actividades
realizadas en el proceso penal, como una manifestación de la tutela
que efectivamente ejercen.

El aforismo nemo iudex sine autore es el principio rector del


procedimiento acusatorio adoptado por el Código Procesal Penal

Anuario 2011
paraguayo, Ley 1286/98, en virtud del cual: “no habrá juicio sin
acusación”. Se consagra como fundamento del proceso penal la
existencia de una acusación previa como condición para ir al juicio.
En este contexto, el órgano estatal habilitado para tomar decisión
de controversias de carácter penal no puede intervenir en el caso,
a menos que exista un pedido concreto del Ministerio Público o del
particular ofendido.

La redefinición del principio acusatorio exige la separación de


las funciones requirentes y decisorias que antes confluían en el juez
inquisidor y su atribución a dos órganos estatales diferentes: el
Ministerio Público y el juez o tribunal. Precisamente, para garantizar
una mayor imparcialidad en la decisión, la función de la acusación le 131
corresponde al fiscal o querellante y resulta inadmisible que el juez o
tribunal tenga la posibilidad de aplicar sanciones penales, si no existe
una acusación que concrete una pretensión punitiva.

Actualmente, puede afirmarse que el principio acusatorio rige en


un proceso penal cuando las fases de investigación y de juicio oral se
encomiendan a órganos distintos, prohibiéndose al órgano decisor
realizar funciones de la parte acusadora y al órgano requirente,
funciones de contenido jurisdiccional. Puesto que la actividad
investigadora comporta una labor esencialmente inquisitiva, esa fase
procesal se encomienda a un órgano unipersonal, el juez penal de
garantías. Para prevenir el prejuzgamiento y evitar que el imputado sea
juzgado por un juez carente de imparcialidad, al juez de garantías se le
ha de vedar expresamente la posibilidad de intervenir en el juicio oral,
el cual ha de ser encomendado a otro órgano jurisdiccional, el tribunal
de sentencia.

Por otro lado, la vigencia del sistema acusatorio exige una determinada
correlación, subjetiva y objetiva, entre la acusación y la parte penal
dispositiva de la sentencia, a efectos de posibilitar el ejercicio de la
defensa. El sistema acusatorio tiene las siguientes características:

• No hay juicio penal sin acusación;


• Los poderes del juez están limitados por los poderes de las
partes y en particular por la acusación penal;
• Hay igualdad de partes;
• El imputado permanece generalmente en libertad hasta el
dictado de la sentencia definitiva, salvo en caso de crímenes
(tema que se tratará luego);
Anuario 2011

• El juicio es público, oral, contradictorio y concentrado;


• Las pruebas se producen libremente en presencia del tribunal,
en virtud de la libertad probatoria y la inmediación;
• El tribunal valora las pruebas conforme a la sana crítica;
• Existe instancia única sobre los hechos;
• El sistema recursivo se limita únicamente al control de la
correcta aplicación de la ley.

Juicio previo: legalidad del juicio


La concepción del proceso penal como límite al poder general del
132
Estado se expresa de manera inequívoca en el artículo 17, inciso 3
de la Constitución Nacional y el artículo 1 del Código Procesal Penal,
constituyendo la consagración del juicio previo. Este principio establece
que ninguna persona podrá ser sancionada o condenada a sufrir una
pena sin haber sido juzgada a través de un procedimiento establecido
con anterioridad al juicio, en el cual tenga la posibilidad de defenderse
plenamente. El juicio previo es el espacio político procesal diseñado
como único modo de llegar a la verdad de lo acontecido, a efectos de
la aplicación de la ley penal. Constituye una garantía de justicia pues
no es sólo la afirmación de la hipótesis delictiva, sino que se averigua la
verdad de lo realmente acontecido.
Juez natural
El derecho al juez legal o natural se encuentra previsto en la
Constitución Nacional y en el Código Procesal Penal en su artículo 2. Es
el juez predeterminado por la ley para entender en la causa. Todos los
ciudadanos sometidos a un proceso tienen derecho a ser juzgados por
un órgano jurisdiccional, creado por la ley con anterioridad al hecho
sometido a juicio. Ninguna persona podrá ser juzgada por tribunales o
jueces creados con posterioridad al hecho.

Independencia e imparcialidad
Se encuentran establecidas en el artículo 3 del Código Procesal Penal.
La independencia está relacionada con la intervención o injerencia de
otros órganos o poderes del Estado en la tarea jurisdiccional propia del
juez. Esto significa que el juez o tribunal que juzga un caso, no debe
aceptar ningún tipo de instrucción o directiva de otro juez o tribunal,

Anuario 2011
ya sea de igual clase o superior, ni de representantes de otros poderes
del Estado.

La imparcialidad supone que el titular de la potestad jurisdiccional


no puede ser, al mismo tiempo, parte en el conflicto que se somete
a su decisión. Aunque la imparcialidad sea subjetiva, lo que la ley
hace es objetivarla, al establecer una serie de situaciones que pueden
constatarse objetivamente, en virtud a las cuales el juez se convierte en
sospechoso de parcialidad. Por ello, se han establecido los mecanismos
de excusación de magistrados, previstos en el artículo 50 del Código
Procesal Penal.

Principio de Inocencia 133

El artículo 4 del Código Procesal Penal establece que “se presumirá


la inocencia del imputado, quien como tal será considerado durante
el proceso, hasta que una sentencia firme declare su punibilidad”. El
sentido normativo de la presunción de inocencia es que toda persona
se considera libre de cualquier responsabilidad penal que se le atribuya,
lo cual le da derecho a ser tratada de determinada manera. El Código
Procesal Penal establece la presunción de inocencia del imputado
desde el momento mismo en que es sindicado por la comisión de
un hecho punible hasta la expedición de la sentencia definitiva que
confirme o rechace esta presunción. Deberá ser tratado como inocente
hasta que se demuestre lo contrario, lo que implica que no puede ser
presentado por la policía, ni por el fiscal o el juez como “culpable” en
ningún caso.

In dubio pro reo


El artículo 5 del Código Procesal Penal establece que “en caso de duda
los jueces decidirán siempre lo que sea más favorable para el imputado”.
La presunción de inocencia es una regla del juicio que juega en materia
probatoria arrojando la carga de la culpabilidad del imputado sobre la
parte acusadora, la que deberá trabajar para probarla más allá de toda
duda razonable. De manera que, si no existe ese grado de certeza, la
ley no puede exigirle al juez que alcance la verdad sobre los hechos
que investiga, ni tampoco que afirme un hecho cuando ello no está
debidamente acreditado. Si el juez duda, será legítimo que así lo afirme
y absuelva o sobresea, en consecuencia, al imputado.

De esto se desprende que, cuando la duda se manifiesta en la


Anuario 2011

verificación de la prueba, debe resolverse a favor del imputado. En


cambio, cuando la duda aparece en la interpretación de la norma, la
misma tiende a ser eliminada. Por lo tanto, el principio pertenece al
campo de la valoración de la prueba, se trata de una cuestión de hecho
y no de derecho.

Inviolabilidad de la defensa
El artículo 6 del Código Procesal Penal establece que “será inviolable
la defensa del imputado y el ejercicio de sus derechos”. El debido
proceso exige que el imputado tenga la posibilidad de comparecer
ante el juez desde el primer momento y ser oído sobre el contenido
134 de la imputación en condiciones de igualdad. Para ello, debe valerse
de la asistencia de un jurista competente, precisamente, para controlar
y examinar la legalidad de los actos coercitivos del Estado. En ese
sentido, la asistencia técnica de un defensor resulta imprescindible
para restablecer la plena igualdad entre las partes y asegurar la vigencia
efectiva del principio de contradicción.

Principio de único proceso o del ne bis in dem


El artículo 8 del Código Procesal Penal establece que “nadie podrá ser
procesado ni condenado sino una sola vez por el mismo hecho”. El
principio de único proceso o ne bis in idem constituye una garantía
básica que impide que una persona sea juzgada un número ilimitado
de veces por el mismo hecho. La prohibición de la persecución múltiple
implica un obstáculo a las pretensiones punitivas del Estado ya que
no se podrá perseguir más de una vez, en forma simultánea, varios
procesos sobre el mismo hecho. El principio también tiene relación
con el alcance de la cosa juzgada que se otorga a la sentencia dictada
en un proceso y el deber de respetar la misma, evitando un nuevo
pronunciamiento sobre el fondo del asunto.

Igualdad procesal
El artículo 9 del Código Procesal Penal establece el principio de igualdad
de oportunidades procesales. Dice que “se garantiza a las partes el
pleno e irrestricto ejercicio de las facultades y derechos previstos en
la Constitución, en el Derecho Internacional vigente y en este Código”.
Esta igualdad de armas dentro de un proceso penal, aunque existan
varios querellantes y el fiscal contra un solo imputado, preserva que
todos tengan los mismos derechos y las mismas restricciones respecto

Anuario 2011
a su intervención como partes. El juez tiene el poder disciplinario
sobre ellos e, inclusive, puede sancionarlos con apercibimiento,
cancelación de personería o multa. El hecho de que la parte acusadora
esté conformada por varias personas no significa que tenga mayor
probabilidad de ganar que la parte imputada. Todos tienen las mismas
oportunidades de intervenir y controlar el desarrollo del proceso.

IV. Las denominadas salidas procesales alternativas al


proceso penal
En los sistemas procesales modernos, la vigencia irrestricta del
principio de legalidad, de oficialidad de la persecución pública y de
indisponibilidad de la acción pública va perdiendo vigor, ya que se 135
admite la posibilidad de que los órganos encargados de la persecución
penal (Ministerio Público fiscal en la mayoría de los casos) prescindan
de la misma por razones político criminales o de utilidad social
fundadas en la discrecionalidad u oportunidad. En cierta medida, tal
realidad ha sido positivizada por medio de la regulación en el Código
Procesal Penal Paraguayo del denominado criterio de oportunidad y
de la suspensión condicional del procedimiento, también conocida
como probation. Antes de entrar a analizar los mismos, merece la pena
hacer una breve referencia a la aparente disyuntiva existente entre la
legalidad y la oportunidad.
Legalidad vs. Oportunidad
Se ha definido la legalidad como la automática e inevitable reacción
del Estado por la que, frente a la hipótesis de comisión de un hecho
punible de acción penal pública y por medio del Ministerio Público
Fiscal, requiere el juzgamiento y en su caso el castigo del autor ante el
órgano jurisdiccional. El principio de legalidad se encuentra respaldado
por las teorías absolutas de la pena (fiat iusticia, pereat muridus), por lo
que el delito es visto como una infracción que debe ser retribuida por el
Estado. El mismo está cargado de un alto grado ético, consecuente con
el Estado de derecho. Sus valores principales residen en la pretensión
de igualdad de tratamiento de los habitantes ante la ley, de conservar al
máximo la división de poderes y de tornar realidad que la solución del
conflicto provenga de un juicio público, inmediato y oral. En definitiva,
todas estas razones residen en el ámbito de la equidad ideal de la
administración de justicia penal.
Anuario 2011

Frente a él se ubica el principio de oportunidad que se encuentra


respaldado en las teorías relativas o utilitarias respecto de la pena
estatal y el delito es visto como conflicto. Los motivos que lo avalan
se vinculan más a los criterios de orientación a fines y consecuencias,
y a la efectividad del sistema. Se prioriza la posibilidad de solución real
del conflicto, no sólo simbólica. Además, se sostiene que, por motivos
de política criminal y económica, no es recomendable cargar a los
funcionarios de la investigación con el deber de perseguir penalmente
de la misma manera y con la misma intensidad todos los casos penales.

De esto surge que el principio de legalidad debe ser la regla general


para la persecución penal de hechos punibles. Pero, indudablemente,
136 deben aceptarse excepciones a dicho principio fundadas en los criterios
de oportunidad. Es por ello que se ha llegado a afirmar que no existe
en realidad un enfrentamiento entre la legalidad y la oportunidad, sino
que esta última constituye una complementación de eficacia.

El criterio de oportunidad en la legislación paraguaya


Como excepción al principio de legalidad enunciado y como alternativa
al proceso penal, en el ordenamiento jurídico paraguayo, así como
en muchos otros, se encuentra previsto el denominado criterio de
oportunidad. Así, el artículo 19 del Código Procesal Penal faculta al
Ministerio Público a prescindir de la persecución penal en situaciones
que así lo ameriten como son: la insignificancia del hecho delictivo, el
grado de reproche reducido del autor cuando la pena que se espera
por el hecho carece de importancia, en consideración a una sanción
ya impuesta o a la que se espera por los demás hechos punibles que
constituyen el objeto de procedimientos pendientes; o cuando es
requerido por autoridades extranjeras vía extradición. No obstante,
con el fin de proteger los derechos de la víctima del hecho, se establece
la exigencia al imputado de reparar el daño ocasionado.

La suspensión condicional del procedimiento


Como ya se había adelantado, otras de las salidas alternativas al
procedimiento penal es la suspensión condicional del procedimiento,
instituto de origen anglosajón de suspensión a prueba o también
llamado probation. Está centrado en tratar de resarcir los daños causados
–en especial hacia las víctimas–, y en hacer una eficaz prevención de las
futuras conductas delictivas. Es decir, trata de enmendar los efectos y
de re-educar a los individuos.

Anuario 2011
Esto no significa restar importancia al hecho punible u olvidar el
pasado, pero sí se trata de poner mayor énfasis en el futuro del imputado;
vale decir, es un sistema de prevención para evitar la reincidencia del
mismo en otros actos delictivos. Lo más importante de estos métodos
es que más que aplicar penas a los imputados su labor se concentra
en brindar la posibilidad de que el sometido a prueba se reinserte en
la sociedad. Además de que el damnificado obtenga un resarcimiento
satisfactorio por lo sucedido, se procura evitar que el imputado vuelva
a reincidir en acciones indeseables.

Conforme a lo dispuesto por el Código Procesal Penal es necesario


verificar inicialmente en el caso concreto si la penal que se aplicaría 137
haría posible la suspensión de ejecución (suspensión condicional
de la condena, artículo 44 del Código Penal Paraguayo: condena a
pena privativa de libertad de hasta 2 años). Además de ello, deberán
mediar ciertos requisitos que a criterio del juez permitan considerar la
innecesaridad de continuar con un proceso largo, oneroso e ineficaz
en el ámbito de la prevención de la aplicación de una pena privativa
de libertad de hasta dos años de duración. No obstante, el imputado

3
Los que se encuentran a favor sostienen que esta práctica brinda beneficios tanto al acusado
como al fiscal, jueces y abogados defensores. La admisión de culpabilidad ahorra al imputado, el
queda vinculado al proceso aplicándose obligaciones y reglas de
conducta. En caso de cumplirlas a cabalidad el imputado quedaría
desvinculado y sin antecedentes; pero, en caso de incumplirlas se
revocaría la suspensión y continuaría el proceso en su contra.

El procedimiento abreviado
Otras de las instituciones incorporadas por la reforma penal fue el
procedimiento abreviado que, dicho sea de paso, cuenta con adeptos
y detractores en el ámbito doctrinal.3 Básicamente, constituye el
establecimiento de un mecanismo que permite la imposición de una
pena o sanción sin la realización del juicio oral y público. En la mayoría
de los casos se justifica su aplicación cuando se está frente a conductas
que resultan claramente punibles por lo que resultaría innecesario
habilitar el procedimiento ordinario (juicio oral y público). Se opta por
la abreviación del proceso sin que lo mismo importe la vulneración del
sistema acusatorio, ni del principio de juicio previo a la aplicación de
Anuario 2011

una pena.

En el ámbito doctrinal se discute la constitucionalidad del mismo.


Cabe referir que el imputado acepta la comisión de los hechos a él
atribuidos libre de toda coacción o método ilegal. No se vulnera el

esfuerzo y los gastos que el proceso requiere cuando no es probable que éste obtenga un resultado
favorable. Supone para el imputado menor exposición pública, pues se acelera el proceso; se
prescinde de la publicidad y se pasa directamente a la fase de la imposición de la pena y la condena.
Tanto para el fiscal como el juez, el beneficio consiste en que mejora su estadística –aumento de
condenas– y con ello mejora su eficiencia; a la vez, supone un alivio importante de trabajo. Para los
138 abogados defensores, este procedimiento permite que sus clientes obtengan una pena mínima, en
comparación con la que pudieran recibir en un juicio oral y bajo la incertidumbre. Además, le permite
al defensor dedicarse a estudiar con más detenimiento otros asuntos pendientes para defender.
Estas tesis son las que plantean los apologistas del juicio abreviado. Pero, quienes no defienden este
procedimiento tienen posiciones tajantes en contra. El jurista Luigi Ferrajoli, considerado padre del
moderno garantismo, dice: “el juicio abreviado por su carácter no contradictorio, no puede ser un
mecanismo procesal idóneo para demostrar la verdad de la imputación con un grado mínimo de
confiabilidad. El primer problema de este instituto consiste en que la sentencia se fundara en los
elementos de convicción de la investigación, muchos de ellos incorporados sin control alguno de
la defensa.” También, se afirma que la vía abreviada obliga al imputado a colaborar con el acusador,
quien no cuenta con las pruebas suficientes para condenar, consintiendo una condena sin prueba,
con lo que se violenta el derecho de defensa. Julio Maier, destacado jurista argentino, cuestionó la
regulación de esta figura jurídica en el código procesal penal de Córdoba y señaló que tal regulación
jurídica no era necesaria para lograr los fines que sus defensores le asignan. Las críticas en contra
del Plea Bargaining norteamericano ha servido de influencia a los que critican al juicio abreviado.
Según el jurista
principio de presunción de inocencia ya que, de todas formas, a la
misma debe acompañar suficiente prueba de cargo controlada por
el juez de garantías, quien en definitiva dictará sentencia. El Código
Procesal Penal establece que este procedimiento podrá ser aplicado a
hechos punibles que merezcan penas privativas de libertad inferiores
a cinco años, previa aceptación de los hechos por parte del imputado y
consintiendo la aplicación del procedimiento.

Resulta importante resaltar que el quantum de la pena a ser tenido


en cuenta es el que merece el hecho punible in abstracto, es decir el
previsto como máximo en el tipo y no la pena que se podría llegar a
aplicar en el caso concreto –pena in concreto–. Esto es así ya que antes
de la realización del juicio oral y público, momento procesal en el que
se realiza la medición de la pena a ser aplicada, difícilmente se podrá
establecer el quantum de la misma.

Este modelo de procedimiento tiene una función interesante

Anuario 2011
dentro de lo que podemos llamar políticas en la administración de
justicia. Se orienta en criterios puramente económicos, tales como
aprovechamiento de los recursos, tanto económicos como humanos,
descongestionamiento de los tribunales, reducir la inflación en el
volumen de los procedimientos orales. Lo que el legislador busca con
este procedimiento es rapidez y eficiencia, pero no a cualquier costo.
Como ya se explicó, el procedimiento abreviado está limitado sólo para
aquellos delitos que no revistan mayor gravedad, de lo contrario, se
estaría desnaturalizando el instituto abreviando cualquier proceso sin
limitación alguna.

V. La prisión preventiva
139
Sin lugar a dudas este tema se erige como uno de los más polémicos en
cualquier sociedad por los valores que están de por medio y lo sensible
del tema. La Constitución Nacional del Paraguay propugna la libertad
como el primero de los valores supremos del ordenamiento jurídico
paraguayo. Durante el proceso penal, muchas veces resulta necesario
restringir la libertad individual, en los casos y modos que la ley
expresamente establece, para que se cumplan sus fines (averiguación
de la verdad y aplicación de la ley penal).

Si el imputado con su conducta entorpece el logro de esos fines,


se justifica y legitima entonces la coerción personal en cualquiera de
sus formas. Debe entenderse que las medidas cautelares (personales
y reales) constituyen instrumentos de coerción procesal. No tienen
una finalidad en sí mismas, sino están determinadas a procurar el
cumplimiento de los fines del proceso y, de ninguna manera, implican
una sanción.

Se puede decir que la prisión preventiva representa e implica la más


grave intromisión que puede ejercer el poder penal del Estado en la
esfera de la libertad del individuo, sin que medie todavía una sentencia
firme que la justifique. Sólo está justificada en la medida en que resulte
absolutamente imprescindible para la defensa de los bienes jurídicos
fundamentales y en caso de no haya otros mecanismos menos radicales
para conseguirla. En consecuencia, no debe prolongarse más allá de lo
necesario. El artículo 242 del Código Procesal Penal establece que:

El Juez sólo podrá decretar la prisión preventiva siempre


que medien conjuntamente los siguientes requisitos: 1) que
existan elementos de convicción suficientes sobre la existencia
Anuario 2011

de un hecho punible grave; 2) sea necesaria la presencia


del imputado y existan hechos suficientes para sostener,
razonablemente, que es autor o partícipe de un hecho
punible; y 3) cuando por apreciación de las circunstancias
del caso particular, existan hechos suficientes para suponer
la existencia de peligro de fuga o la posible obstrucción por
parte del imputado de un acto concreto de investigación.

Luego, los artículos 243 y 244 del Código Procesal Penal explican
que sobre el peligro de fuga se deben tomar en cuenta circunstancias
como la falta de arraigo, la gravedad de la pena esperada o la conducta
o actitud del imputado respecto al daño causado por ese hecho u otro
140 anterior. El peligro de obstrucción se refiere a la posibilidad de que el
imputado realice un acto concreto que obstruya la investigación como
la destrucción, modificación, ocultamiento, supresión o falsificación de
pruebas; influya en los testigos, coimputados, peritos, o induzca a otros
a efectuar tal comportamiento.

Pero, tomando en sentido amplio el concepto de libertad, dentro


de las libertades de la personas, más allá de la puramente ambulatoria,
el Código Procesal Penal autoriza la imposición de otras medidas de
carácter coercitivo que restrinjan con menor severidad el derecho a la
libertad del imputado. Estas limitaciones consisten en determinadas
prohibiciones o imposiciones tendientes a garantizar la consecución
de los fines del proceso, y tienen las mismas formalidades que las
demás medidas (presupuestos, fundamento, orden expresa, etc.).
Son las llamadas medidas alternativas o sustitutivas de la prisión
preventiva. Se encuentran previstas en el artículo 245 del Código
Procesal Penal y se sugiere su aplicación en caso de que el peligro de
fuga u obstrucción pueda evitarse con estas medidas menos gravosas.
Las medidas cautelares personales o reales están basadas en criterios
de proporcionalidad y razonabilidad y lo que pretenden es asegurar la
comparecencia del imputado al proceso y posterior juicio en su caso.

VI. El endurecimiento de la medida cautelar


de prisión preventiva
La redacción del artículo 242 del Código Procesal Penal es clara en
cuanto a los requisitos que deben exigirse para la imposición de la
prisión preventiva. En ese sentido, todas las actas de imputación
emanadas del Ministerio Público y el requerimiento respectivo deben
estar claramente fundamentadas al momento de la solicitud de dicha

Anuario 2011
medida cautelar.

En algunos casos el trabajo de los fiscales fue seriamente criticado,


así como el de los jueces penales de garantía intervinientes, pues al no
poder argumentar dichos requisitos para un caso puntual, no había “otra
alternativa” que la imposición de las medidas alternativas o sustitutivas
de la prisión preventiva previstas en el artículo 245 del Código Procesal
Penal. En estos casos, algunos de los sujetos (imputados), mientras
gozaban de una libertad ambulatoria supuestamente controlada,
volvieron a cometer hechos punibles, a veces más graves.

En su momento, esto ameritó el enjuiciamiento de representantes


del Ministerio Público y de los jueces penales que habían otorgado 141
dichas medidas alternativas, de parte del Jurado de Enjuiciamiento de
Magistrados. Lo anterior, sumado a las críticas de la ciudadanía ante
el auge de la delincuencia, provocó que la política criminal legislativa
endureciera las penas y se redujera la posibilidad de aplicación de las
medidas cautelares alternativas o sustitutivas de la prisión preventiva,
previstas en dicho artículo 245 del Código Procesal Penal.

Tal reforma se realizó sin mayor fundamentación dogmática y sin


hacer un análisis previo sobre la eficacia del endurecimiento de las
penas y el régimen de medidas cautelares como herramientas efectivas
de prevención. Tampoco se tomó en consideración la situación
carcelaria y penitenciaria del país. Como dato estadístico debe referirse
que la Penitenciaría de Tacumbú (la más importante del país) tiene
una capacidad real para 1200 personas, pero alberga a más de 3500
personas, de las cuales el 70% está sin condena. Eso significa que
muchas personas están con prisión preventiva o cumpliendo penas
anticipadas sin haber sido condenados, con lo que se vulnera todo tipo
de derechos humanos y de debido proceso.

Es indudable que el sistema penitenciario paraguayo necesita


reformularse para buscar los fines a los cuales constitucionalmente
y por el principio de prevención especial se haya obligado, que es
buscar la readaptación del condenado. También es urgente revisar
la construcción de nuevas penitenciarías. Se debe tener siempre a
la vista lo acontecido en la famosa cárcel de Panchito López, donde
durante un incendio murieron varios internos y el Estado paraguayo
fue demandado.

En cuanto a la reforma operada en este ámbito, el pasado año fue


promulgada por el Poder Ejecutivo la Ley 4431 que modifica el artículo
Anuario 2011

245 del Código Procesal Penal de las medidas alternativas o sustitutivas


a la prisión. Uno de los puntos a resaltar de ley es el párrafo siguiente:

Durante el proceso penal, no se podrán otorgar medidas


alternativas, ni la prisión preventiva decretada podrá ser
modificada por una medida sustitutiva, cuando el hecho sea
tipificado como crimen o cuando su comisión lleve aparejada
la vulneración de la vida de la persona como resultado
de una conducta dolosa; tampoco se podrá modificar la
prisión preventiva cuando el imputado esté incurso en los
presupuestos previstos en el numeral tercero de la figura de la
reclusión en un establecimiento de seguridad regulado en el
142 Código Penal; o cuando el sindicado esté imputado en otras
causas, cuya expectativa de pena sea superior a cinco años
de privación de libertad. Esta limitación será exclusivamente
aplicable a los tipos penales descriptos en este párrafo.

A simple vista se puede notar que esta norma endurece el régimen


de la medida cautelar de prisión preventiva al limitar los casos en los
que la misma puede ser sustituida por una medida menos gravosa.
Todas aquellas personas que desarrollen conductas dolosas que
merezcan una pena privativa de libertad superior a cinco años (según
el artículo 13 del Código Penal son crímenes y los que merezcan pena
inferior son delitos) y a la vez lleven aparejada la vulneración de la vida
de las personas no podrán ser beneficiadas con una medida alternativa
o sustitutiva de la prisión preventiva. Esto no quiere decir que a todas
aquellas personas que realicen tal conducta se les deba imponer la
prisión preventiva, ya que como se vio anteriormente conforme al
artículo 242 del Código Procesal Penal deben darse ciertos requisitos,
sobre todo en lo referido al peligro de fuga o de obstrucción a la justicia.

De ahí que sea una práctica errónea la aplicación automática de la


prisión preventiva por el sólo hecho que se está ante un crimen que
vulnera la vida de las personas sin sopesar los requisitos establecidos
en el artículo 242 del Código Procesal Penal. Además, se debe tener
en cuenta que la prisión preventiva es de carácter excepcional y su
imposición se da sólo cuando sea indispensable. Un análisis somero
del sentido de esta norma parece ser que sólo la imputación penal ya
impide que un individuo sea beneficiado con una medida alternativa.
El individuo puede ser declarado inocente más tarde, lo cual podría
constituir la vulneración del principio de inocencia.

Anuario 2011
Para muchos este endurecimiento del régimen de la prisión
preventiva es considerado desacertado por ser una solución política a
un problema forense. Posiblemente, es fruto de un discurso en el que
el aumento de la criminalidad e inseguridad es responsabilidad de una
ley penal benigna y de un sistema procesal sumamente “garantista”
para los delincuentes. En realidad, el aumento de la criminalidad e
inseguridad se debe más a la errónea aplicación de la norma y no a
la norma en sí. Por ello, resulta recomendable reflexionar acerca de
esta situación y sopesar las auténticas causas de la misma (errónea
aplicación de la ley, problemas sociales, corrupción judicial, etc.) antes
que modificar la norma esperando que la situación mejore por sí sola.

143
VII. Conclusión
Pasados más de diez años de la reforma penal y procesal penal, se
puede afirmar que en la República del Paraguay el balance es positivo.
Se ha dado un paso sumamente importante en lo que se refiere al
aggiornamiento del ordenamiento jurídico penal a los tiempos en que
vivimos. Se saltó de un sistema “inquisitivo” a un sistema “acusatorio”
y garantista en el cual se pretende dar su lugar al Estado, ius puniendi,
al Ministerio Público, titular de la acción en los delitos de acción penal
pública; a la víctima y a las partes en general. Como se pudo notar, se
han introducido en el proceso penal los principios de juicio previo, juez
natural, independencia e imparcialidad, inocencia, in dubio pro reo, etc.,
los que sin lugar a dudas ofrecen mayor seguridad jurídica y respetan,
por sobre todo, la dignidad humana.

Se ha mejorado en la duración de los procesos y en la descongestión


del sistema judicial con la introducción de las denominadas salidas
Anuario 2011

alternativas al proceso penal (criterio de oportunidad y suspensión


condicional del procedimiento, entre otras). En lo relacionado al
régimen de medidas cautelares, también se puede decir que se ha
mejorado y bastante. Ahora bien, eso no quiere decir que no quede
nada por hacer. En la práctica forense la errónea aplicación de la norma,
la falta de capacidad en los operadores del sistema y la corrupción,
entre otras cosas, no hacen más que trasmitir un mensaje nefasto
de impunidad. Mientras no se mejore en estos aspectos la reforma
procesal no dará del todo sus frutos.

Por último, como reflexión, debe referirse que las causas de la


criminalidad y de la inseguridad están en la sociedad; no están en
144 las leyes ni se combaten sólo con sentencias condenatorias. Deben
hacerse políticas de Estado acertadas que, en materia social, aseguren
al ciudadano su inclusión en los beneficios sociales a fin de que no sea
conducido a la exclusión social; en materia de fiscalización y control de
la administración judicial, desalienten la corrupción; en política exterior
y de control de fronteras, obstaculicen el contrabando y el narcotráfico,
etc. La mejor fórmula para paliar la criminalidad y el auge de la
delincuencia es proponer, desde la sociedad y el Estado, respuestas a
estas realidades. Sin esto, poco será lo que puedan resolver las leyes y
las reformas.
Bibliografía

LLANES, María Carolina, Lineamientos sobre el Código Procesal Penal,


Asunción, INECIP, 2005.

FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón, España, Editorial Trota, 1995.

COUTURE, Eduardo J., Fundamentos del Derecho Procesal, Buenos Aires,


Desalma.

Anuario 2011
145
146
Anuario 2011
Algunas reflexiones
al sistema acusatorio
adversarial y los juicios
orales en materia penal

Didier del Ángel Ortega Ramírez1

Anuario 2011
No tengamos miedo al caminar del papel a la palabra

RESUMEN. Este artículo académico pretende hacer una exposición


breve del nuevo sistema de justicia penal que ha de integrar a nuestro
derecho positivo mexicano un nuevo proceso criminal. Se detallan
los principios de ese nuevo sistema y las etapas en que se deberá
desarrollar el litigio acusatorio y adversarial, eminentemente oral. De
manera entendible, se resume la secuela procesal que se ha de llevar
desde la etapa de investigación desformalizada hasta la sentencia de
juicio oral. El presente artículo es sólo un acercamiento a lo que debería
ser ese nuevo proceso penal. La visión y opiniones del que suscribe se 147
han obtenido de las lecturas realizadas y del contraste que se ha hecho
con las legislaciones de las entidades federativas que ya cuentan con
ese nuevo sistema.

Palabras clave: acusatorio, adversarial, continuidad contradicción


publicidad, inmediación

1
Licenciado en Derecho por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, egresado con
mención honorífica por la tesis La Corte Interamericana de Derechos Humanos, órgano efectivo para la
tutela de Derechos Humanos y Garantías Individuales. Maestrante en Derecho con orientación a juicios
orales por el Instituto de Formación e Investigaciones Jurídicas de Michoacán. Correo electrónico.
ircsteein@hotmail.com
ABSTRACT. This academic article, is to make a brief statement of what
the new Criminal Justice system has to integrate Mexican positive
law a new criminal process, detailing clearly the principles of which
is invested with this new system, the stages that must be developed
accusatory and adversarial litigation, eminently oral. Understandably
short of procedural sequel has to be carried from one stage to de-
formalize a research trial sentence. I should stress at this time, that this
is only an approach to what should be, in conformity with the vision
that I could get some readings, contrast, we have done with some
friends of the laws of the states that currently already have the New
Criminal Law Adversarial Adversarial and running, so the mere opinion
of the undersigned, is not definitive or completely true, I admit with
humility that must be overcome by some other scholars in the field,
and that those who we learn.

Key Word: acusatory, adversarial, continuity, contradiction, publicity,


immediacy
Anuario 2011

148
Introducción

Anuario 2011
H
ablar del sistema acusatorio adversarial y especialmente de los
juicios penales ahora orales representa un tema novedoso. Sin
embargo, éste no es nada fácil de abordar, debido a la gran
variedad de elementos metodológicos que lo conforman y
los presupuestos básicos para su implantación exitosa,2 además de
las diversas perspectivas y opiniones que tenemos —si se me permite
incluirme— los distintos operadores jurídicos. No cabe duda que la
gran mayoría de los profesionales del Derecho, nos encontramos
dormidos —como en alguna ocasión comenté con la maestra
en Derecho Isabel Maldonado Sánchez3— en la vacatio legis, que
generosamente nos concedió el legislador en la reforma penal de 18
149

2
Respecto a los instrumentos de la oralidad procesal penal y los presupuestos para su implantación
véase Fix-Zamudio, Héctor, “Aproximación al estudio de la oralidad procesal, en especial en materia
penal”, Estudios jurídicos en homenaje a Cipriano Gómez Lara, México, Porrúa-UNAM, Facultad de
Derecho, 2007. También, Hernández, Roberto, “¿Cuáles son los alcances del juicio oral ante los
problemas del proceso penal en México?”, en Sour, Laura (ed.) Nuevos cuestionamientos sobre política
presupuestaria en México, México, CIDE-Programa de Presupuesto y Gasto Público, 2007, pp. 3-8;
y Herrera Tello, María Teresa “Incorporar los juicios orales a nuestro sistema penal”, en Laveaga, G.
(coord.), 65 propuestas para modernizar el sistema penal en México, México, Instituto Nacional de
Ciencias Penales, 2005, pp. 125-134.
3
Abogada y docente capacitadota en sistema Acusatorio Adversarial y Juicios Orales, certificada a
nivel internacional por el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) y por la Secretaría
Técnica para la Implementación del Reforma Procesal Penal en México (SETEC).
dieciocho de junio de 2008 dos mil ocho. No nos hemos dado cuenta
que esa reforma integral de justicia penal, que cimienta al sistema
acusatorio adversarial y a los juicios orales, obedece a un principio de
transparencia y al compromiso que tenemos con la sociedad todos los
que desempeñamos la labor de la abogacía en sus diversas facetas:
catedráticos, investigadores, litigantes y aquellos que tenemos el
honor de pertenecer a las instituciones encargadas de la investigación
y persecución de los delitos, y de administración de justicia.

Debemos ser consientes de que las aportaciones que hagamos, por


pequeñas que éstas sean, nos han de permitir los resultados que tanto
esperamos y la sociedad merece. La gente espera certeza, objetividad,
capacidad, imparcialidad, responsabilidad, profesionalismo y ética del
sistema de justicia penal que imparte el Estado, y de las personas que
han de juzgarlos; no quieren ser un Antonio Zúñiga Rodríguez más.4 Se
han dado cuenta de la existencia de diversas problemáticas irregulares
que han minado los procesos penales, por la falta de garantías para
Anuario 2011

la correcta aplicación de la ley penal, que procuren el respeto por la


libertad y el derecho igualitario de defensa entre las partes.

En respuesta de ese reclamo social, el Estado mexicano puso en


marcha una serie de trabajos que culminaron en la creación de una
reforma integral de justicia penal y la implementación de un proceso
acusatorio adversarial eminentemente oral, el cual se regirá por los
principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad
e inmediación.5 Pero, esa incorporación del juicio oral en nuestro país
también implica la creación de nuevos ordenamientos procesales en
materia penal para las diversas entidades federativas y de la propia
legislación federal de procedimientos penales, a fin de que los
150 principios enunciados se adecuen para que la sociedad pueda aspirar
a una justicia penal más moderna, eficiente, transparente, accesible y
humana, como aspiraciones de un Estado liberal y democrático.6

4
Sujeto a proceso penal por el delito de homicidio calificado, en agravio de Juan Carlos Reyes
Pacheco, en el proceso penal número 327/2005, tramitado en el Juzgado Vigésimo Sexto en Materia
Penal del Distrito Federal. Inicialmente, fue condenado a 20 veinte años de cárcel y, tras la reposición
del procedimiento penal por una defensa inadecuada, a 23 veintitrés años 6 seis meses de cárcel;
finalmente fue absuelto.
5
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, texto vigente, reforma del 18 de junio
de 2008.
6
Molina Martínez, Sergio Javier, “Nociones del juicio oral en el Estado de Chihuahua”, Revista del
Instituto de la Judicatura Federal, Núm. 26, México, 2008, p. 105.
Generalidades del juicio oral penal
La Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia (CONATRIB),
como punta de lanza, proyectó un Código Modelo del Proceso Penal
Acusatorio para los Estados de la Federación,7 en el que lo delimita de
la siguiente manera:

El proceso penal tiene por objeto determinar si se ha cometido


un delito a través del esclarecimiento de los hechos, proteger
al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que
los daños causados por el delito se reparen, para garantizar
la justicia en la aplicación del derecho y restaurar la armonía
social entre sus protagonistas y con la comunidad.

El extracto anterior permite comprender que los juicios orales buscan


hacer que la justicia sea rápida, transparente y de calidad;8 permiten
que las partes sean escuchadas por el juez de forma directa, pronta y

Anuario 2011
con una mayor transparencia.9 De modo que en la teoría del proceso, la
oralidad cambiará los estándares comunes de la comunicación durante
la etapa de juicio pues, por su naturaleza, ha de resultar más fluida
entre las partes, que precisamente es lo que se busca en el principio de
contradicción. Tiene como fin romper la barrera que forma el derecho
escrito dentro del juicio penal, es decir, no existe comunicación aislada
por ninguna de las partes y por tanto el derecho de defensa no podrá
verse lesionado. Al comparecer ambas partes ante el juez y tener la
oportunidad de conocer los argumentos, posturas y pruebas de su
contraria, los que se encuentren en el imperio del juicio oral tendrán la
certeza de una defensa adecuada.

Esta novedosa reforma, no sólo pone de relieve los principios 151


enunciados en el primer párrafo del artículo 20 de la Constitución
General de la República, sino que materializa el principio de presunción
de inocencia. Si bien es cierto que lo conocemos y usamos en el ámbito
penal, su inscripción en el texto constitucional deberá dejar atrás

7
Código Modelo del Proceso Penal Acusatorio para los Estados de la Federación, p. 4.
8
Ficha de rescate de información de 15 quince de Mayo de 2008, http://www.forojuiciosorales.com/
jonhtm
9
Vargas Viancos, Juan Enrique, Lecciones Aprendidas: Introducción a los juicios orales en Latinoamérica,
Centro de Estudios de Justicia de las Américas, 1996.
vetustas actitudes prepotentes y criterios castrantes que imponían al
acusado la obligación de probar su inocencia y no al ministerio público
la de acreditar debidamente su acusación. Por ende, desde el inicio del
proceso, toda persona es y será inocente hasta que se establezca lo
contrario en una sentencia condenatoria. Al respecto,10 en el artículo
9°del Código Modelo del Proceso Penal Acusatorio, se lee lo siguiente:

Toda persona se presume inocente, en todas las etapas del


proceso, mientras no se declare su responsabilidad en sentencia
firme, conforme a las reglas establecidas en este Código. En
caso de duda se estará a lo más favorable para el imputado (…)
Hasta que se dicte sentencia Condenatoria, ninguna autoridad
pública podrá presentar a una persona como culpable ni
brindar información sobre ella en ese sentido.

La presunción de inocencia, la inmediación, publicidad,


contradicción, concentración y continuidad han de constreñir a
Anuario 2011

los justiciables a un ámbito de certeza judicial. Es decir, los sujetos


de una relación jurídica penal —activo y pasivo— y la sociedad
en general, tendrán el convencimiento de que el juez al decir el
Derecho, decidiendo su controversia, procederá imparcialmente,
pues la inmediación ha de garantizar la relación directa entre el juez
y las partes, así como para con los medios de prueba. El juzgador, la
defensa y el ministerio público desarrollan su función directamente,
de manera que la intervención es activa, máxime cuando se trata
de delitos no graves. En el acto de la audiencia se puede llegar a un
arreglo, según la etapa en que se encuentre el juicio.

La publicidad propiamente dicha, no es otra cosa más que —como lo


152 sostiene el maestro en Derecho Juan Ruiz Barrera11— la transparencia
del juicio, de las actuaciones judiciales. Consiste en que las audiencias
sean públicas y ello implica la presencia de espectadores ajenos al
juicio. Este principio sólo podrá restringirse si se perjudica el normal

10
Código Modelo del Proceso Penal Acusatorio, p. 6.
11
Ruiz Barrera, Juan, Implementación de los Juicios Orales en el Estado de Michoacán, tesina presentada
en la Especialidad en Administración de Justicia y Maestría en Derecho, Universidad Michoacana de
San Nicolás de Hidalgo y el Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Michoacán. Juan Ruiz Barrera
es juez primero de Primera Instancia en Materia Penal del Distrito Judicial de Morelia, Michoacán;
y representante del Poder Judicial de Michoacán ante el Consejo para la Implantación del Sistema
Acusatorio Adversarial del Estado de Michoacán.
desarrollo del proceso, o si existen razones de seguridad nacional,
seguridad pública, protección de las víctimas, testigos y menores de
edad o que se ponga en riesgo la revelación de datos legalmente
protegidos, así lo establece el artículo 9° del Código Modelo del Proceso
Penal Acusatorio.

Al respecto, el peruano Hesbert Benavente Chores12 y Juan David


Pastrana Berdejo definen la publicidad como la situación en que se
permite la participación de la comunidad, que representa a la parte
interesada en que el problema se solucione, observando que los jueces
cumplan su función, sancionando los excesos y abusos.13 Pero, a criterio
del que suscribe, se trata del acercamiento conjunto de las partes con
el juzgador, quien recibe de las partes los argumentos, propuestas y
necesidades en el procedimiento oral, constituyendo, como ellos
sostienen, un control implícito del poder judicial. Lo anterior es así,
porque la función política de control del poder judicial que cumplen
los particulares, a través de su presencia en un acto judicial público,

Anuario 2011
consiste precisamente en la verificación del cumplimiento de las
condiciones, requisitos y presupuestos jurídicos por parte de quienes
desempeñan la tarea de administrar justicia.14

Considero que la contradicción deviene de una concepción de


equidad, traducida en el sano equilibrio de facultades y prerrogativas,
derechos y obligaciones de las partes durante la tramitación de la
secuela procesal, tan es así, que garantiza la capacidad de examen y
contra-examen en la audiencia pública. La contradicción consiste en dar
vista a la parte contraria para que diga lo que a su derecho convenga,
con el fin de que a toda acción le corresponda una reacción. Asimismo,
este principio se deriva del Derecho natural de equidad, dicho sea
brevemente, es la aplicación práctica de la garantía de audiencia.15 153

12
Tuve el gusto de conocerlo y compartir con él, por invitación del doctor Uriel Piña Reyna, la
presentación de tres de sus obras en materia de juicios orales, sistema acusatorio adversarial y
medios alternativos de resolución de conflictos en la Universidad Latina de América de la capital
michoacana.
13
Pastrana Berdejo, Juan David y Benavente Chorres, Hesbert El Juicio Oral Penal. Técnica y estrategias
de litigación oral, México, Flores Editor, 2009, pp. 63 y 64.
14
Jurisprudencia emitida por la Corte Europea de Derechos Humanos, mediante sentencia de 8
ocho de diciembre de 1983.
15
Constantino Rivera, Camilo, Introducción al estudio sistemático del proceso penal acusatorio, tercera
edición, México, Magíster, 2009, p. 24
Este principio supone pues la posibilidad que tienen las partes
para sustentar sus planteamientos mediante la aportación de pruebas,
de discusión o debate sobre las mismas y de la argumentación final
del juzgador.16 Es decir, implica la actividad litigiosa entre las partes,
en el mismo instante de la audiencia, la facultad de refutar, objetar, y
defender los argumentos y pruebas. El principio de contradicción es, a
mi modo de ver, la manera de hacer valer la ley y queda en la facultad
del juez hacer valer ese derecho.

Finalmente, la continuidad es el candado para evitar las dilaciones


procesales que actualmente existen en el proceso penal. De acuerdo
con el mandato constitucional, una persona debe ser juzgada antes de
cuatro meses cuando la pena a imponer no sea mayor de un año, o
antes de un año si la pena excede ese tiempo. Con este principio se
busca que las pruebas queden frescas en la mente del juez y de las
partes. Así, se impide que existan lapsos de tiempo entre las audiencias
donde se pierda la ilación de los hechos y cuyo único resultado será
Anuario 2011

retardar el juicio.

La continuidad va de la mano con el principio de concentración,


el cual implica que lo que se haga en la audiencia, sea en presencia
de los intervinientes. Asimismo, implica que la audiencia se diferirá
excepcionalmente, no sólo por la simple inasistencia de una de
las partes, práctica cotidiana en los juzgados por conveniencia o
irresponsabilidad de los contendientes y sus abogados patrocinantes.
Viene incluso a acabar con la etapa de pruebas, que es la más tardía
del actual proceso penal escrito. Muchas veces, porque las pruebas
resultan vanas en su desahogo o por la imposibilidad de su desahogo,
sus oferentes optan por el desistimiento; entonces, la oralidad permite
154 un margen mucho más corto para el deshogo de los datos de prueba.

Los principios anotados no son los únicos que han de operar en el


juicio oral, existen otros más que requieren un estudio pormenorizado
y atender a circunstancias concretas que, de momento, serían difíciles
de recordar. Quiero finalizar este apartado trayendo a colación la
oralidad que, como principio de ese juicio, implica la utilización de
la palabra como medio de comunicación y garantiza la fluidez y

16
Pastrana Berdejo, Juan David y Benavente Chorres, Hesbert, op. cit., p. 66
operatividad del debate17. Consiste en la utilización del sistema de
signos fonéticos. Tiene como ventaja una mayor facilidad de emisión,
una mayor potencia expresiva y la ineludible inmediación entre emisor
y receptor, con la posibilidad de que esos signos sean acompañados
por acciones.18 Por ende, siempre ha de ir de la mano de la correcta
dicción, de la argumentación y la retórica.

Etapas del nuevo proceso penal mexicano


Si bien es cierto que en Michoacán no se ha implementado aún el
nuevo sistema de justicia penal, tras analizar el Código Modelo de
Procedimientos Penales para los Estado de la Federación realizado por
la CONATRIB, así como los códigos de procedimientos penales de los
estados de Chihuahua, Estado de México, Morelos y Oaxaca, considero
que la correcta estructura de los juicios orales sería el siguiente:

Etapa de investigación

Anuario 2011
En ella se lleva a cabo la investigación del delito y del probable
responsable; investigación que realiza el ministerio público, auxiliado
con los agentes de la policía ministerial y peritos, con la intervención
del juez de garantías, quien se encarga de resolver la situación jurídica
del imputado. El primero de los operadores en mención mantiene el
curso de la averiguación previa, que recibe el nombre de carpeta de
investigación y puede iniciar por denuncia o querella. Una vez que
cumpla dicho requisito, según el resultado de los antecedentes que le
proporcionen los agentes ministeriales, puede optar por a) ejercer la
facultad de no iniciar la investigación; b) archivar temporalmente; c)
aplicar el principio de oportunidad, o d) iniciar la investigación.
155
Si la investigación arroja antecedentes suficientes que permitan
determinar la existencia de un delito y que una persona probablemente
ha participado en su comisión, el representante social formulará la
imputación a partir de las pruebas que haya recabado, en una audiencia
pública y con la presencia del juez de garantías, el imputado y su
defensor. Una vez conocido el cúmulo de las pruebas contenidas en
la carpeta de investigación, en ese mismo acto procesal, el imputado

17
Ibidem, p. 24.
18
Ibidem, p.63
puede contestar el cargo, así como rendir su declaración. Cabe
mencionar que en los casos de presentación del imputado por orden
de detención, dictada por el juez de garantías, o por detención en
flagrancia o cuasiflgrancia, el acto procesal previo sería la audiencia de
control de detención y obviamente a posteriori o inmediatamente en la
misma audiencia el fiscal puede formular su imputación.

Formulada la imputación, y habiendo escuchado al imputado,


en la misma audiencia, el Ministerio Público solicitará al juez de
garantías se le vincule a aquél formalmente al proceso. Dicha petición
se sujetará a la determinación del defensor y del imputado, para que
en ese mismo momento manifiesten su conformidad, o bien se emita
la resolución sobre la vinculación a proceso dentro del término que
constitucionalmente se contempla para ese efecto (72 horas siguientes
o 144 al duplicarse), a fin de que puedan ser ofrecidos los medios de
prueba que la defensa estime oportunos.19
Anuario 2011

En el auto de vinculación a proceso, el juez de control de garantías


fija al ministerio público un plazo de hasta seis meses para que cierre
la investigación, según la complejidad del caso y las solicitudes de las
partes. Al final del dictado de dicho auto y previa petición de la fiscalía,
se aplicarán las medidas cautelares al imputado a fin de garantizar la
reparación del daño a la víctima y evitar que se fugue, obstaculice la
investigación o ponga en riesgo la seguridad de la víctima. Al concluir
el plazo otorgado en el auto de vinculación a proceso, se debe cerrar la
investigación. El ministerio público debe solicitar el sobreseimiento, la
suspensión del proceso, o bien acusar formalmente al imputado.

156
19
Antes de la entrada en vigor del decreto de reformas constitucionales publicado en el Diario
Oficial de la Federación de 18 de junio de 2008, ese aspecto representaba una de las cuestiones más
complicadas de dicha etapa de investigación, dada la premura con la cual deberán ser dictadas las
vinculaciones y la elevada fundamentación y motivación que exigía el artículo 19 constitucional. En
la actualidad, de conformidad con el artículo tercero transitorio de dicho decreto —que permite
la aplicación de los supuestos constitucionales en las entidades que ya hubieran incorporado en
sus ordenamientos legales dicho sistema penal acusatorio—, la exigencia mencionada por los
juzgadores de garantías se ha modificado. Ahora se alude a datos del delito y “probabilidad” de que
el imputado lo cometió o participó en su comisión, en lugar del cuerpo del delito y la probable
responsabilidad. El primer párrafo del artículo 19 indica que ninguna detención ante autoridad
judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea puesto a
su disposición, sin que se justifique con un auto de vinculación a proceso en el que se expresará:
el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y circunstancias de ejecución, así como los
datos que establezcan que se ha cometido un hecho que la ley señale como delito y que exista la
probabilidad de que el indiciado lo cometió o participó en su comisión.
Se puede acortar el proceso y evitar que el caso llegue a juicio
(oral o abreviado), cuando se trate de delitos culposos, patrimoniales
o aquellos cuya sanción media aritmética no exceda de cinco años.
Si se cumplen ciertos requisitos durante toda esta etapa se pueden
presentar salidas alternas o alternativas como a) la suspensión del
proceso a prueba y b) acuerdos reparatorios. En esas salidas se procura
la reparación del daño en beneficio del ofendido y la víctima, las
posibilidades de rehabilitación y reinserción en la comunidad para el
imputado, y el ahorro de recursos materiales y humanos para el Estado.

Etapa intermedia
De nueva cuenta en ella intervienen el ministerio público y el juez
de garantías. El doctor Héctor Fix-Zamudio señala que en esa etapa
inicia propiamente el juicio oral.20 En términos generales, tiene como
objeto depurar el procedimiento, resolver las cuestiones incidentales y
examinar la procedencia de los medios de convicción, a fin de preparar

Anuario 2011
eficazmente la audiencia de juicio oral.

Esta etapa comienza con la formulación de la acusación por parte del


ministerio público. Da lugar a una audiencia llamada intermedia, en
la cual la fiscalía y la defensa, discuten sobre a) las pruebas que cada
una pretende presentar en el juicio oral, b) los hechos que se darán
como probados por los acuerdos probatorios y c) las pruebas que serán
admitidas o excluidas del juicio.

Una vez desahogada la audiencia en comento, el juez de garantías


dicta el auto de apertura del juicio oral en el cual se precisa la acusación
que será objeto del juicio; se señala las pruebas que deberán rendirse
en él y el tribunal oral penal ante quien se ventilará. En este momento, 157
el acusado puede acogerse al beneficio del procedimiento abreviado,
similar al actual juicio sumario, el cual es resuelto en su totalidad por
el juez de garantías. Dicho procedimiento debe abrirse después de la
presentación de la acusación y hasta antes de que concluya la audiencia
intermedia. Asimismo, debe existir una renuncia del imputado a un
juicio oral y aceptar ser juzgado de inmediato con los antecedentes
que hasta ese momento haya arrojado la investigación.

20
Véase, Fix-Zamudio, Héctor, op. cit., p. 85.
A cambio, el ministerio público puede solicitar una rebaja de hasta
un tercio de la pena mínima señalada para el delito por el que se haya
acusado al imputado. De ser aceptado el procedimiento abreviado,
el juez de garantías, en la misma audiencia o en otra, debe dictar
sentencia. Pero, no puede imponer una pena superior a la solicitada
por el ministerio público.

Etapa del juicio oral


Es el juicio de fondo, pues se considera por el propio código como la etapa
esencial del proceso. Se realiza sobre la base de la acusación y asegura
la concreción de los principios de oralidad, inmediación, publicidad,
concentración, contradicción y continuidad. Esta etapa se compone
de la audiencia del juicio oral y la audiencia de individualización de
sanciones y reparación del daño.

La primera de ellas se lleva a cabo en el tribunal oral. Tiene un


Anuario 2011

carácter colegiado, integrado por tres jueces. La audiencia debe


ser concentrada, oral y pública. En ella se conocen directamente la
acusación, la defensa y las pruebas de la siguiente manera:

• El presidente del tribunal de juicio oral da inicio al juicio una


vez que ha verificado la presencia de las partes, los testigos y
peritos;
• El ministerio público y el defensor presentan sus alegatos de
apertura;
• Si el acusado lo desea, puede declarar ante el tribunal de
juicio oral en ese momento o durante el interrogatorio de la
defensa;
158 • Cada parte presenta sus pruebas. Primero lo hace el ministerio
público y luego el acusado;
• El tribunal conoce directamente las pruebas y las valora
libremente;
• El Ministerio Público y el defensor presentan sus alegatos de
clausura;
• Participa el acusado si estima conveniente su intervención,
declarándose cerrado el debate;
• El tribunal delibera y resuelve si condena o absuelve en un
plazo no mayor a veinticuatro horas. Si hace lo primero, cita a
las partes a una audiencia de individualización de sanciones
y reparación del daño. En cambio, si el tribunal resuelve
absolver, a más tardar en cinco días debe dar lectura a la
sentencia en una audiencia pública.
En la audiencia de individualización de sanciones y reparación del
daño se recibirán las pruebas y alegatos relativos a la pena que debe
imponerse al condenado. Las partes, con aprobación del mismo
tribunal, podrán renunciar a la celebración de esta audiencia y en
ese supuesto se citará a una de lectura de sentencia condenatoria.
Necesariamente, a la audiencia deben concurrir el ministerio público,
el acusado y su defensor.

Se presentarán, si procede, los medios de convicción relativos a la


materia de la audiencia y se formularán los alegatos finales de las partes.
Después de deliberar brevemente, el tribunal decidirá sobre la sanción
que debe imponerse al sentenciado y la existencia del daño causado
a la víctima u ofendido, así como su reparación. Fijará las penas y se
pronunciará sobre la eventual aplicación de algunas de las medidas
alternativas a la pena de prisión o sobre su suspensión e indicará, en
su caso, la forma de reparar el daño. Finalmente, el tribunal procederá a
dar lectura íntegra al fallo condenatorio.

Anuario 2011
159
Conclusión
Por todo lo anterior, considero que el nuevo sistema de justicia penal
es una novedosa alternativa para la solución de los problemas sociales
que constituyen hechos delictivos. Este nuevo sistema implica que
se haga una reestructuración orgánica al Poder Judicial de nuestra
entidad federativa porque los juzgados tradicionales (de juicio escrito)
desaparecerán. El personal que en ellos labora deberá ser readscrito
en nuevas unidades, pues un juzgado de juicio oral estará conformado
por el juez o jueces —si se trata de órganos colegiados— el encargado
de sala, los notificadores y algún técnico operativo para los sistemas de
audio y video.

Se presume que los secretarios de acuerdo y escribientes judiciales,


que actualmente se encargan del trámite cotidiano de los asuntos,
serán colocados en los juzgados de ejecución de sanciones, al tener
que desaparecer la Dirección de Prevención y Readaptación Social
Anuario 2011

dependiente del Poder Ejecutivo del Estado. O bien, serán colocados


como defensores de oficio, al poderse absorber la Dirección de la
Defensoría de Oficio del Fuero Común del Estado de Michoacán;
toda vez que, al menos en Michoacán, esa dependencia figura por la
ignorancia, irresponsabilidad, negligencia y falta de profesionalismo de
la gran mayoría de los abogados que en ella laboran.

Asimismo, este nuevo sistema implica un compromiso de los


juzgadores. Francesco Carnelutti21 hace ver la gran responsabilidad de
un juez al compararlo con un árbitro de fútbol; también, hace notar
la agilidad que éste debe tener al dictar una sentencia y para analizar
los medios de prueba existentes en el sumario. Lo anterior, porque
los secretarios proyectistas, al menos de los juzgados penales —en
160 cualquiera de sus competencias por la gravedad de la pena— se han
convertido en una especie en peligro de extinción, y al tener que resolver
en una audiencia “combo” cuando el propio juez de garantías tiene
que resolver en definitiva. En la audiencia de juicio oral, al acogerse el
acusado al procedimiento abreviado o en la propia de individualización
de sanciones, será no sólo como un árbitro que tiene los hechos a la
vista y debe resolver en segundos, sino que deberá comprometerse en
ser un virtuoso del Derecho que ya no impresione por su toga —como
lo hace ver Francesco Carnelutti en su obra Las miserias del proceso—.
Deberá emitir una resolución oral que otorgue a las partes la certeza
de su contenido, atento a los principios de imparcialidad, sana crítica y
libre apreciación de las pruebas; “ahora sí, un juez hará una sentencia.”

21
Carnelutti, Francesco, Cómo se hace un proceso, Edición facsimilar, México, Temis, 2000.
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161
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Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, texto vigente


reforma del 18 de Junio de dos mil ocho.

Jurisprudencia emitida por la Corte Europea de Derechos Humanos,


mediante sentencia de 08 ocho de diciembre de 1983 mil novecientos
Anuario 2011

ochenta y tres.

162
163

Anuario 2011
Anuario 2011

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Los retos para la implementación del sistema penal


acusatorio adversarial oral y la seguridad pública
en Michoacán

Anuario 2011
Se terminó de imprimir en el mes de
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