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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS

CENTRO DE ESTUDIOS URBANOS Y REGIONALES

JORGE UBICO (1931-1944): DICTADURA,


ECONOMIA Y “LA TACITA DE PLATA”

PAUL J. DOSAL
OSCAR PELAEZ ALMENGOR

Guatemala, agosto de 2015


972.81
U58

Universidad de San Carlos de Guatemala, Centro de


Estudios Urbanos y Regionales -CEUR-

Jorge Ubico (1931-1944): Dictadura, economía y “La tacita


de plata.” Por: Paul J. Dosal y Oscar Guillermo Peláez
Almengor. Guatemala: Ediciones CEUR-USAC, 2015.

92 páginas.

Descripción de las fuerzas económico-sociales que


perfilaron la estructuración de la ciudad de Guatemala
durante la dictadura del General Jorge Ubico Castañeda.

ILUSTRACION DE LA PORTADA
General Jorge Ubico Castañeda
Cortesía de: Fundación para la Cultura y el Desarrollo.

EDITOR:
Marco Tulio Escobar.

Tercera reimpresión 2015

Es nuestro interés que se de a conocer el contenido de este


trabajo. Se condiciona sin embargo la reproducción del
mismo, a que se cite textualmente mencionando en forma
explícita su procedencia.
Guatemala, agosto de 2015.
INDICE

PRESENTACION.......................................................... 7

INTRODUCCION. .......................................................9

I. POLITIZACION DE LA OLIGARQUIA
INDUSTRIAL GUATEMALTECA, 1931-1944.
Paul J. Dosal. ................................................. 13

II. LA TACITA DE PLATA Y SUS CONTRASTES:


LA CIUDAD DE GUATEMALA 1931-1944.
Oscar Peláez Almengor. ................................ 52

Introducción. ................................................ 53

La infraestructura de la ciudad. ................... 57

La construcción pública. ............................... 64

La otra cara de la ciudad............................... 70

La feria de noviembre. ...................................77

La industria y el comercio. ............................81

Los contrastes de la tacita de plata. .............. 86


PRESENTACION :

De nuevo, en la línea de investigación de la “Historia


territorial”, el Centro de Estudios Urbanos y Regionales
(CEUR) de la Universidad de San Carlos de Guatemala
(USAC), presenta a la comunidad científica nacional e
internacional, dos estudios que vierten luz sobre la sociedad y
la ciudad existente durante la dictadura ubiquista, en el período
comprendido entre 1931 y 1944. Ambos estudios presentados,
como podrá comprobar el lector, se complementan. El primer
trabajo es una traducción realizada del inglés por el Dr. Oscar
Guillermo Peláez Almengor, de un artículo ya publicado del
Dr. Paul Jaime Dosal. El segundo es inédito del mismo Peláez
Almengor.

El primer estudio, titulado “La politización de la


oligarquía industrial guatemalteca, 1931-1944” de Paul Jaime
Dosal, muestra el comportamiento de la élite de industriales
durante la dictadura de Jorge Ubico Castañeda. El profesor
Dosal nos presenta las reivindicaciones de los industriales hacia
el gobierno, la forma en que éstas son procesadas, resueltas
o desechadas. Además, hace interpretaciones, no solamente
sobre hechos y fenómenos ocurridos durante la dictadura,
sino también polemiza en torno a algunas aseveraciones y
postulados hasta hoy no cuestionados sobre el comportamiento
del dictador en varios tópicos. Un ejemplo de ello, es la propuesta
de Dosal en torno a la política de sustitución de importaciones
que según este autor, Ubico implementó durante su régimen.
Si bien polémicas, sus aseveraciones y los datos que aporta,
abre una fisura plausible en temas y aseveraciones sobre
determinados aspectos hasta hoy no contestados. Lo anterior,
es sano en términos del afinamiento de las interpretaciones que
sobre nuestro pasado económico debemos lograr.

En el segundo estudio, “La tacita de plata y


sus contrastes: la ciudad de Guatemala, 1931-1944” del
historiador guatemalteco Oscar Guillermo Peláez Almengor,
se realiza una evaluación de la obra pública desarrollada
por la dictadura ubiquista, la lógica empleada y los recursos

7
utilizados, en su debido contexto socioeconómico. Por ello,
en tanto el investigador Peláez Almengor, describe la “fiebre
constructiva de Ubico”, se aclaran paralelamente las relaciones
de este proceso con el tipo de fuerza de trabajo empleada, ya
sea en forma “gratuita” como sucede con los presidiarios o
bien los “asalariados” como el caso de quienes devengaban
Q.0.25 o Q.0.30 diarios. Lo mismo sucede, al revelarse el
origen de los fondos financieros provenientes de los “bolsillos”
de los comerciantes y de los vecinos que contribuían para
el mejoramiento de calles y avenidas. El interés del sector
productor de materiales de construcción para que el Estado
ampliara su plan constructor en la capital queda manifiesto.

Esperamos contribuir con la publicación de estos


dos trabajos al conocimiento específico de este lapso de la
historia de Guatemala, hasta hoy bastante descuidado. En
los últimos años, han aparecido una serie de publicaciones no
solamente sobre la dictadura ubiquista, sino especialmente
respecto a la historia urbana de la Nueva Guatemala de la
Asunción, entre los que destacan los trabajos de Gisela Gellert
(1996) “Ciudad de Guatemala: desarrollo de su estructura
urbana”, (En Historia General de Guatemala. Tomo IV.
Desde la República Federal hasta 1898. Ciudad de Guatemala:
Asociación de Amigos del país - Fundación para la Cultura y
el Desarrollo -305-316 p.) y de Carlos Ayala et. al. (1996): “La
modernización de la Ciudad de Guatemala. Reconfiguración
arquitectónica de su centralidad urbana (1918-1955)” Ciudad
de Guatemala: DIGI-USAC 33 p.

En suma, deseamos que los estudios que ahora


presentamos vengan a contribuir al desarrollo de este proceso
de conocimiento, creando inclusive una fértil polémica que
abone el terreno para el desarrollo de nuevos estudios sobre ese
lapso de nuestra historia socioeconómica y urbana.

LA COORDINACION

8
INTRODUCCION

Ante la depresión mundial de 1929, Guatemala


encontró su propio camino para salir del problema.
Jorge Ubico Castañeda fue electo Presidente a principios
de 1931, y gobernó el país hasta 1944. Fue reelecto en
dos ocasiones, la primera en 1935 y la segunda en 1941,
constituyéndose en el segundo periodo presidencial más
largo en la historia guatemalteca del siglo XX, después
de Manuel Estrada Cabrera (1898-1920) Finalmente, fue
derrocado por un movimiento político y social de carácter
popular, en el que participaron militares, terratenientes,
industriales, comerciantes progresistas y demás sectores
de las capas medias del país. Durante su gobierno Ubico
desarrollo la red de caminos, edificios gubernamentales
y las radiocomunicaciones. Así, su régimen se dedicó a
mejorar las condiciones materiales de la administración
pública y su eficiencia, con el objetivo de mejorar la
imagen interna y externa de su gobierno. Para alcanzar
esto, Ubico forzó a la población indígena y a los pobres de
las ciudades a trabajar por salarios de hambre. El y sus
hombres mejoraron la eficiencia de la policía para luchar
contra la delincuencia común, pero también contra sus
adversarios políticos. El resultado fue la famosa “Ley
Fuga,” por medio de la cual la policía asesinó a mucha
gente que supuestamente trataba de escapar de la justicia.

En base a lo anterior, sobre el régimen de


Ubico predominan dos imágenes. Una, basada en la
preocupación por el mejoramiento de la infraestructura
que introdujo al país en la era moderna. La otra, se refiere
al dictador inmisericorde que gobernó a Guatemala
con mano de hierro, usando para el efecto al ejército
y la policía. Así, se tienen finalmente dos versiones
de la dictadura ubiquista, ambas generadas por la
historiografía contemporánea.

El conocimiento sobre Ubico y su gobierno


procede de dos fuentes principales: primero, sus
adversarios, quienes finalmente lo derrotaron en 1944.

9
Ellos nos muestran a Ubico pintado con los peores vicios
de un tirano, gobernando el país solo por sus deseos y
caprichos personales, dispuesto a asesinar a cualquiera
que intentara retar su poder político. El principal trabajo
en esta corriente es el de Rafael Arévalo Martínez:
“Ubico” (Guatemala: Tip. Nac., 1948). Arévalo lo dibujó
destacando la represión de su gobierno, primero contra
los trabajadores urbanos en 1932, y segundo contra la
oligarquía en 1935. Este trabajo indica especialmente cómo
la policía y el ejército apoyaron incondicionalmente su
gobierno. Algunos de los adversarios de Ubico escribieron
sobre la represión durante el tiempo de su gobierno. La
fuente principal para conocer sobre esto es Efraín de los
Rios: “Ombres contra Hombres: drama de la vida real”
(México: El libro perfecto, 1945), y Carlos Samayoa
Chinchilla: “El Dictador y yo” (Guatemala: Edit. Iberia,
1950). Recientemente en el artículo de Piero Gleijeses, “La
aldea de Ubico: Guatemala, 1931-1944,” en Mesoamérica
No. 17 (junio 1989), p.p. 25-59, y en Eduardo Antonio
Velásquez Carrera, comp., La Revolución de Octubre:
diez años de lucha por la democracia en Guatemala 1944-
1954 (Guatemala: CEUR, 1994), encontramos algunas de
las visiones más negativas sobre el gobierno de Ubico.
Como ejemplo de esto, L. Alberto Paz y Paz escribió:

“Este es el General Ubico, una fiera que


presenta características comunes con el tigre, la
hiena y la garduña, pero que no es garduña, ni
hiena, ni tigre, sino una fiera especial, resto de
una especie zoológica que está extinguiéndose
ya para bien de la humanidad y regocijo de
la historia, que pertenece al género de los
déspotas y tiranos de cuarta categoría.”1

La segunda fuente para conocer sobre Ubico


son los escritos de sus amigos, colaboradores y

1 L. Alberto Paz y Paz.: Semblanza. En La revolución de octubre:


diez años de democracia en Guatemala, 1944-1954. Eduardo Velásquez,
comp. Guatemala, CEUR-USAC. 1994. vol. 1 p.p. 1-4.

10
apologistas. Entre los primeros, podemos situar la obra
del historiador Federico Hernández de León, “Los
viajes presidenciales: breves relatos de algunas de las
expediciones administrativas del General D. Jorge Ubico,
Presidente de la República” (Guatemala: Tip. Nac.,
1940). En el segundo grupo el libro de Guillermo Flores
Avendaño, “Memorias 1900-1970” (Guatemala: Edit.
del Ejército, 1974), y el de J. Enrique Ardón, “El Señor
General Ubico” (Guatemala: Comercial Tipográfica,
1968). En estos libros Ubico es retratado como un
gobernante progresista y benevolente. En efecto, Ubico
fue famoso por sus viajes al interior de Guatemala para
encargarse personalmente de todo tipo de problemas,
especialmente administrativos. Los colaboradores de
Ubico hicieron un intenso trabajo editorial durante su
gobierno, y muchos de estos trabajos están dedicados
a mostrar cómo Ubico manejó los negocios públicos y
lo exitoso que fue en estos asuntos. Muchos de estos
trabajos fueron publicados por el partido político Liberal
Progresista, el partido oficial de entonces.

Cercano al último grupo (los apologistas)


pero con substanciales diferencias debido a que los
trabajos fueron escritos bajo las exigencias académicas
estadounidenses, están Kenneth Grieb, “Guatemalan
Caudillo” (Athens, Ohio: Ohio University Press, 1979),
y Joseph Apolonio Pitti, “Jorge Ubico and Guatemalan
Politics in the 1920’s” (University of New Mexico, Ph.D.
Dissertation, 1975). El primero es una clara defensa del
gobierno de Ubico; usando como fuentes los periódicos
y los escritos oficiales. La visión de Griebb sobre el
gobierno de Ubico es positiva. Según este autor, el
régimen ubiquista significó un parteaguas en la historia
de Guatemala, porque llevó el país a la época moderna,
construyendo caminos y telecomunicaciones. El
segundo, Joseph Pitti, escribió sobre Ubico durante su
camino a la presidencia en los años veinte y sobre los
antecedentes familiares de gobernante. Pitti nos muestra
cómo Ubico fue seleccionado por la élite guatemalteca y

11
la Embajada de Estados Unidos para gobernar el país en
un momento de crisis. En general estos trabajos fueron
escritos en respuesta a los detractores y enemigos de
Ubico; y los autores intentaban probar que su gobierno
fue progresista y positivo para Guatemala.

Recientemente Paul J. Dosal, “Power in


Transition. The Rise of Guatemala’s Industrial Oligarchy,
1871-1944” (Wesport, Conn.: Prager, 1995), demuestra
cómo Ubico apoyó a la élite industrial guatemalteca y
cómo ésta creció durante su gobierno. Se trata de una
temática sobre la que no se ha escrito todavía, y el autor
aporta material empírico que muestra claramente que esa
fue la tendencia. El trabajo de Dosal que aquí se presenta
constituye un capítulo de dicho libro. En el mismo orden,
el segundo trabajo, “La Tacita de Plata y sus contrastes.
La Ciudad de Guatemala, 1931-1944,” analiza el apoyo
que recibió Ubico de los comerciantes citadinos y los
industriales durante su régimen. Se intenta probar que
estos dos sectores de la élite guatemalteca crecieron al
amparo del gobierno ubiquista y lo dejaron sin apoyo
cuando ya no convino a sus intereses. A nuestro entender,
estos dos trabajos abren una nueva veta de investigación
en la historiografía moderna sobre Ubico y su gobierno.

Finalmente, ambos trabajos descubren otros


aspectos del gobierno de Ubico, y muestran cómo la
modernización del país para aquel momento fue en
orden de mejorar las condiciones para la industria, los
negocios y el comercio sobre las espaldas de los menos
favorecidos en la sociedad guatemalteca: los indios y los
habitantes pobres de las ciudades.

Oscar Peláez Alemengor.


Guatemala de la Asunción, noviembre de 1996.

12
LA POLITIZACION
DE LA OLIGARQUIA INDUSTRIAL
GUATEMALTECA, 1931-1944

Paul J. Dosal
LA POLITIZACION DE LA OLIGARQUIA
INDUSTRIAL GUATEMALTECA, 1931-1944.1

Paul J. Dosal2

Traducción: Oscar Guillermo Peláez Almengor3

El17deenerode1929,loscoronelesMarcianoCasao
y Fernando Morales, gobernadores de Quetzaltenango y
Suchitepéquez, levantaron sus tropas en rebelión contra
su comandante en jefe y presidente General Lázaro
Chacón. Como suelen hacerlo los rebeldes, iniciaron su
actividad con una proclama revolucionaria clamando
por justicia, progreso y honestidad para liberarse
de la “gran plaga” de maquiavélicos traficantes que
robaban el tesoro nacional. Cuando otros tres coroneles,
incluyendo el tercer designado a la presidencia, Baudilio
Santos, respondieron llamando a las armas, los rebeldes
comandaban 3,000 hombres, un significativo reto para
un ejército regular de 5,000. Sin embargo, en unas pocas
horas Chacón levantó un ejército de 14,000 y despachó
la infantería y la fuerza aérea a los altos occidentales. El
18 y 19 de enero, aviones del gobierno bombardearon
Mazatenango y Quetzaltenango, causando muchas bajas

1 Nota del traductor: El presente estudio es una traducción libre


del capitulo No. 5 del libro de Paul J. Dosal, Power in Transition. The Rise
of Guatemala’s Industrial Oligarchy, 1871-1994 (Wesport, Connecticut:
Prager, 1995), pp. 85-108. El título original del capitulo es: “Politization
of the Industrialist, 1931-1944.” Considerando que el título en inglés no
ofrecía una idea completa al traducirse, se le hicieron algunos cambios
necesarios. Los fines de la traducción son eminentemente académicos sin
afán de lucro.
2 Paul J. Dosal es profesor asociado de historia en la Universi-
dad del Sur de La Florida en Tampa. Ha publicado numerosos artículos y
un libro, Doing Business with the Dictators: A Political History of United
Fruit Company in Guatemala, 1898-1944 (1993).
3 Oscar Guillermo Peláez Almengor es profesor titular del Centro
de Estudios Urbanos y Regionales y de la Escuela de Historia de la Univer-
sidad de San Carlos de Guatemala. Autor de varios artículos y del libro,
La Nueva Guatemala de la Asunción y los Terremotos de 1917-18 (1994).

15
en la población civil, forzando a los rebeldes a rendirse.
Como un mensaje a los rebeldes potenciales, Chacón
ejecutó a sus líderes la noche del 20 de enero. El coronel
Casao milagrosamente escapó a México.4

A pesar de que Chacón aplastó la rebelión de


los coroneles, él no pudo sobrevivir a la crisis política
y económica en que se sumergió el país. Tuvo la poca
fortuna de ocupar la presidencia cuando los precios del
café cayeron de Q. 21.50 por quintal en 1927-28 a Q. 11.45 en
1929, marcando con esto el fin de cinco años consecutivos
de expansión económica. El sector de exportación había
tenido sus altas y bajas en oportunidades anteriores, pero
como el mundo cayó en la depresión, el precio del café llegó
a un tercio de su precio más alto alcanzado durante los años
veinte, manteniéndose así durante los años treinta. Como
la economía se deterioró, el desempleo rural y urbano se
incrementó y los finqueros, industriales y hombres de
negocios extranjeros se preocuparon por el rompimiento
de la ley y el orden, especialmente en el área rural, que
estaba supuestamente “inundada” de criminales. Un
levantamiento de 2,000 campesinos indios en Totonicapán
el 28 de julio de 1930, confirmó los peores temores de los
finqueros y de los oficiales del ejército. No obstante que
el ejército de Chacón controló la rebelión fácilmente, su
torpeza para manejar la crisis económica erosionó su
apoyo entre todos los sectores poderosos --los oficiales del
ejército, la oligarquía y los diplomáticos estadounidenses.
El ministro estadounidense Sheldom Whitehouse concluyó
que la inteligencia de Chacón era “tan limitada que no es
capaz de entender los problemas de gobierno.”5

Para manejar la crisis, los sectores poderosos


buscaban a un hombre inteligente y autoritario quien
4 Joseph Apolonio Pitti, “Ubico and Guatemalan Politics in the
1920s,” 309-13.
5 Pitti, “Ubico and Guatemalan Politics,” 362-67, 376; Víctor Bul-
mer-Thomas, Political Economy, 48-49; Sheldom Whitehouse (minister to
Guatemala) to State, July 31, 1930, SD 814.00/1015; Whitehouse to State,
July 9, 1930, SD 814.00/1013 (quoted).

16
pudiera adoptar soluciones innovadoras a los complejos
problemas económicos y mantener la estabilidad social.
A lo largo de una década, los oficiales del ejército y los
oligarcas habían reconocido el crecimiento de la estrella
del general Jorge Ubico Castañeda, hijo de un alto
funcionario de los gobiernos liberales: el oligarca Arturo
Ubico Urruela. Nacido en 1878, Jorge había tenido la
ventaja adicional de haber sido ahijado de Justo Rufino
Barrios, amigo personal de su padre. Descendiente de
una familia que había arribado a Guatemala en el siglo
diez y ocho, el árbol genealógico de la familia Ubico los
relacionaba con dos de las más poderosas redes familiares
de los siglos diez y ocho y diez y nueve, los Urruela y
los Klee. Por matrimonio con Marta Lainfiesta Dorión
en 1905, Jorge Ubico estaba relacionado con la familia
Dorión Klee, que incluía al futuro presidente Carlos
Herrera Luna. Enraizado en la aristocracia colonial y
ligado a la oligarquía modernizante, Jorge Ubico poseyó
las mejores credenciales sociales en la oligarquía.6

Contrariamente a sus ricos parientes, Ubico no


siguió el tradicional camino de estudiar leyes e ingresó
a la Escuela Politécnica en los años 1890. A pesar de no
haber concluido sus estudios, la influencia de su padre le
consiguió un nombramiento como segundo teniente en
1897. Mientras su padre sirvió en los niveles más altos de la
administración de Manuel Estrada Cabrera, Jorge se ganó
la reputación de cruel pero eficiente administrador como
Jefe Político de Alta Verapaz (1907-1909) y Retalhuleu
(1911-1919). Intimamente conectado con la dictadura que
asfixió las ambiciones de las élites económicas, Ubico se fue
a los Estados Unidos luego de la victoria unionista en abril
de 1920. Para este tiempo el era un producto del ejército,
identificándose más con la facción militar del Partido
Liberal que con la rama civil o los oligarcas conservadores
que apoyaron la administración de Herrera. Regresó en

6 Edgar Aparicio y Aparicio, “La familia Ubico,” 151-61; Marta


Casaus Arzú, Guatemala, 140-49.

17
1921 para participar en el golpe de estado que removió
del poder al oligarca y tío de su esposa, Carlos Herrera.
Durante dos años como Ministro de la Guerra de Orellana
(1921-1923), Ubico persiguió conservadores, comunistas
y trabajadores logrando el rango de general de división
y primer designado a la presidencia antes de retirarse a
manejar las fincas de su familia.7

Al éxito de Ubico como finquero se agregó


su reputación de enérgico, eficiente e innovador
administrador. Estas habilidades le gustaban a los liberales
disidentes y a “la generación de 1920,” un grupo amorfo
de estudiantes e intelectuales quienes desilusionados con
los partidos liberal y conservador les llevó a visualizar
nuevas soluciones para los problemas del país. En 1926,
Ubico fue contendiente de Chacón como candidato
presidencial del Partido Liberal Progresista, organización
que el fundó para promover su propia carrera política
y aprovechar los sentimientos reformistas de la época.
Pese a ser el candidato preferido de reformistas como
Miguel Angel Asturias, Jorge García Granados y el futuro
presidente Juan José Arévalo, Ubico perdió una reñida
elección y regresó a su vida privada, confiando en que la
oportunidad política vendría pronto.8

Y llegó el 11 de diciembre de 1930, cuando una


hemorragia cerebral incapacitó al Presidente Chacón,
quien no tenía ya ningún poder. En el general Ubico
la élite vio a un honesto e inteligente hombre quien
podría restaurar el orden y promover la recuperación
económica. De manera diferente a los dos generales que
le precedieron, Ubico disfrutaba de la confianza y respeto
del ejército y la oligarquía. La severidad de la crisis
demandó la reconciliación de los intereses de este bloque
con los de la élite gobernante, y en Ubico, producto de la
oligarquía y del ejército, los intereses de los dos bloques de

7 Keneth Grieb, Guatemalan Caudillo, 5-7; Willian Krehm, De-


mocracies and Tyrannies, 34-35; Jim Handy, Gift of the devil, 89-92.
8 Pitti, “Ubico and Guatemalan Politics,” 198-241; Handy, Gift, 90-92.

18
poder convergieron perfectamente. Luego de un caótico
mes en el cual dos golpes de estado trataron de negarle a
Ubico la presidencia una vez más, finalmente triunfó en
una incuestionable elección, ganando la presidencia por
medio de 305,841 votos a cero.9

Ubico rápidamente consolidó su régimen que


perduró hasta 1944. La dictadura de Ubico, la última de
la época liberal, ha sido frecuentemente retratada como
un instrumento de la oligarquía terrateniente y el capital
extranjero. En la biografía de Jorge Ubico, Kenneth Grieb
argumenta que el carácter oligárquico del régimen se
explica porque este persiguió políticas que en primera
instancia beneficiaron a los ricos terratenientes. Asociado
con la aristocracia de la tierra y descrito como un brutal
defensor del status quo por destacados periodistas, Ubico
emerge en la literatura como el último de los dictadores
oligarcas. Como representante de la élite terrateniente y los
monopolios estadounidenses, Susanne Jonas argumenta
que Ubico optó por defender el status quo antes que
romper con el modelo de exportaciones agrícolas e iniciar
un proceso de sustitución de importaciones.10

Dados los orígenes de Ubico, es una tentación


pensar en fáciles generalizaciones para caracterizar
su régimen como oligárquico. Uno debe recordar sus
orígenes en el ejército. Ubico representó una facción
modernizadora en ambos lados la oligarquía y el ejército;
el fue un finquero técnicamente competente, oficial y
burócrata. Durante la década de 1920, un momento
de fermento intelectual, Ubico y otros miembros de la
élite terrateniente, incluyendo Jorge García Granados,
defendieron la progresiva modernización de la
economía y el Estado. Mejor que un instrumento de la
oligarquía terrateniente casada con el pasado, Ubico

9 Grieb, Guatemalan Caudillo, 9-12; Casaus Arzú, Guatemala, 140.


10 Grieb, Guatemalan Caudillo, 34; Sthepen Schlesinger and Ste-
phen Kinzer, Bitter Fruit: The Untold Story of the American Coup in Gua-
temala (New York: Doubleday, 1983); Susan Jonas, Battle, 21-22.

19
marchó autónomamente dentro de una nueva época,
estableciendo una dictadura personal que continuó el
asalto al poder que la oligarquía había iniciado en 1898.
La dictadura de Ubico no fue simplemente el apéndice
administrativo de la oligarquía terrateniente, a pesar de
que esta fue la última beneficiada de su accionar político.
“La inmensa mayoría de la élite,” concluyó Piero Gleijeses,
“se sometió a los deseos del dictador, participó en el culto
a su personalidad, y le dio la espalda a aquellos que él
marco como sus enemigos --aún cuando fueran amigos o
parientes. A cambio, a ellos les fue permitido vivir como
pequeños señores feudales.”11

No hay duda que Ubico preservó la estructura


de poder oligarca a través de una crisis económica
sin precedentes, pero él incluso modernizó sus bases
promoviendo diversificación económica y apoyando a
las facciones progresistas de la élite. Enfrentado con un
desempleo creciente, una economía paralizada y unas
pocas manifestaciones de descontento popular, la tarea
inmediata de Ubico fue suprimir el descontento popular. La
primera prueba a su poder llego en febrero de 1931, cuando
los trabajadores de la planta de cemento se declararon en
huelga. Como resultado de la depresión, la costosa y nueva
maquinaria de la compañía estaba operando debajo del 50
por ciento de su capacidad. Carlos Novella, asistido por sus
dos hijos, Estuardo y Enrique, trataban de reducir la semana
laboral a cinco días y minimizar el número de trabajadores
en la planta como fuera posible, pero esto falló tratando de
mejorar la situación financiera de la empresa. Las ventas de
cemento cayeron de 60,447 barriles en 1929 a 17,129 en 1933.12

Antes de que Novella pudiera despedir algún


trabajador, los empleados fueron a la huelga con la

11 Susan Berger, Political and Agrarian Development, 26; Piero


Gleijeses, Shattered Hope, 19.
12 “Visita a la Fábrica Nacional de Cemento,” Ingeniería Nacional
1:19 (August 31, 1933): 319; entrevista con Enrique Novella, Ciudad de
Guatemala, 2 de junio de 1986.

20
dirección y apoyo de la Federación Regional Obrera de
Guatemala (FROG). La FROG fue fundada en 1925 por
anarquistas y comunistas influyentes entre los carpinteros,
panaderos y artesanos de la capital. En 1929, la FROG
representaba trece sindicatos y 2,000 trabajadores. Esta no
era la única organización obrera, pero si la más progresista.
La Federación Obrera de Guatemala para la Legalización
de Trabajo (FOG) tenía 5,000 miembros, pero esta era
subsidiada por el gobierno y promovía cooperación entre
el gobierno y los empresarios. Los sindicatos afiliados a
la FROG, en contraste, usaron la huelga eficazmente en
muchas ocasiones durante los años veinte. En respuesta a la
creciente presión de los trabajadores y artesanos, el gobierno
aprobó una ley del trabajo en 1926 que reconoció el derecho
de los trabajadores a la huelga bajo ciertas circunstancias
pero instituyó el arbitraje obligatorio en las disputas.13

La nueva legislación sobre trabajo benefició a los


trabajadores industriales, sin embargo su número había
sido relativamente insignificante en las organizaciones de
trabajadores y en las huelgas de los años veinte. A la par
de limitadas acciones de huelga en Cantel en 1906 y de
nuevo en 1921, los trabajadores industriales no se habían
comprometido en acciones colectivas y organizadas. La
huelga de Cementos Novella, sin embargo, representó
el surgimiento del proletariado industrial como fuerza
militante dentro del movimiento de trabajadores. Esta fue
la primera vez en que los trabajadores industriales formaron
parte de un movimiento organizado. Los líderes de la FROG
--Antonio Ovando Sánchez, Antonio Avelar González, Julio
Cristales y Vitalino López García-- dirigieron la huelga.14

13 Arturo Taracena, “El primer Partido Comunista,” 56; idem,


“Presencia anarquista en Guatemala entre 1920 y 1932,” Mesoamérica 15
(1988): 4-5; Mario López Larrave, Breve historia del movimiento sindical
de Guatemala (Guatemala: Edit. Universitaria, 1976), 21-22.
14 Antonio Ovando Sánchez, Memorias: la historia del movimien-
to obrero (Guatemala: Edit. Universitaria, 1978), 77-78; Enrique Novella
indicó que los hombres que presentaron las peticiones de los trabajadores
no trabajaban en la fábrica y que eran organizadores comunistas de El
Salvador; entrevista con Novella, 2 de junio de 1986.

21
Ubico compartió la creencia de los Novella
que “agitadores” extranjeros divulgaban las creencias
comunistas entre sus empleados. Desde su perspectiva,
agitadores extranjeros, específicamente dos salvadoreños,
habían roto la “atmósfera familiar,” en la cual los
trabajadores recibían beneficios lucrativos, incluyendo
casa, asistencia médica y educación. De acuerdo con
Carlos Novella, los agitadores extranjeros incitaban a los
trabajadores a la sublevación con ideas y propaganda
bolchevique. A pesar de que la ley del trabajó reconoció
a los trabajadores el derecho a la huelga, Ubico buscaba
demostrar que ni él ni los empleadores deseaban negociar
con agitadores. Al momento en que los trabajadores
presentaron su lista de peticiones, un gran número de
policías intervino. Se les informó a los huelguistas que
aquellos que no quisieran trabajar por los sueldos que
los empleadores ofrecían, serían desalojados a la fuerza
de las propiedades de la empresa. La mayoría de los
trabajadores se rindieron ante la demostración de fuerza,
pero la policía arrestó a los líderes de la huelga y los
detuvo por tres meses. Ubico ordenó su libertad el 1o.
de mayo de 1931, cuando las organizaciones obreras
marcharon en honor de su benefactor: Jorge Ubico.15

El presidente, asociando las organizaciones


laborales con la subversión, sin misericordia suprimió
al pequeño Partido Comunista y las organizaciones de
trabajadores. Utilizando el levantamiento de campesinos
salvadoreños en enero de 1932 como una excusa
conveniente para encarcelar a los líderes laborales, los
agentes de Ubico capturaron entre 200 y 400 sindicados
de ser comunistas. Un tribunal militar posteriormente
condenó a los líderes del Partido Comunista de tratar
de establecer una república soviética, un cargo ridículo
dado que el partido tenía solamente 250 miembros.
Con el aplauso de los industriales y las élites agrarias,

15 “La Fábrica Novella Cement Company y sus trabajadores,” Bo-


letín de la AIG 6 (mayo 1931): 5; Ovando, Memorias, 77-78.

22
Ubico ejecutó a muchos líderes comunistas y silenció
el movimiento laboral. No se podía tolerar “agitación”
laboral por el resto de la dictadura ubiquista.16

Ubico tampoco toleró ninguna oposición de las


clases altas. En septiembre de 1934, la policía arrestó
y torturó a personas sospechosas de conspirar contra
el gobierno, obteniendo confesiones que implicaban
a prominentes políticos y oficiales de alto rango. Una
corte militar sentenció a diez y seis personas a morir, y
Ubico ordenó a otras sesenta personas sospechosas de
complicidad a ver las ejecuciones. Uno de los testigos
fue Jorge García Granados, un líder oligarca y nieto
del héroe liberal, quien había criticado los métodos
brutales usados por la policía ubiquista durante las
investigaciones. Luego de una breve estancia en la
cárcel, García Granados salió del país rumbo a México.17

Con los militares leales, Ubico intimidó a la


oligarquía, purgó la burocracia y subordinó la corte
suprema de justicia y el congreso. La asamblea, que
había sido el escenario de constructivos debates durante
los años 1920, posteriormente se reunió solamente dos
meses por año con sesiones en su mayoría de treinta
minutos, y nunca paso legislación alguna que Ubico
no hubiese aprobado anteriormente. El gabinete de
gobierno nunca se reunió. Considerando las reuniones
una perdida de tiempo, Ubico trató personalmente
con cada uno de sus ministros. Uno de los oligarcas
prominentes, Alfredo Skinner Klee, sirvió como Ministro
de Asuntos Exteriores durante cinco años, pero como
todos los ministros tenían prohibido tomar decisiones

16 Taracena, “El primer Partido Comunista,” 60-61; Whitehouse to


State, 8 de enero de 1932 814.00B/10; Gleijeses, Shattered Hope, 9-12.
17 Matthew Hanna (minister to Guatemala) to State, 14 de septi-
embre de 1934, SD 814.00/1151; Hanna to State, 22 de septiembre de 1934,
SD 814.00/1156; Hanna to State, 22 de septiembre de 1934, SD 814.00/1157;
Hanna to State, 31 de octubre de 1934, SD 814.00/1174; Grieb, Guatemalan
Caudillo, 116-17; Quién (diccionario biográfico), 75.

23
sin consultar primero a Ubico, por lo que la élite encontró
el servicio gubernamental nada atractivo.18

En 1931, Ubico también suspendió las actividades


de la Asociación General de Agricultores, un signo claro
de que él no permitiría a la élite dictar sus políticas. Las
ambiciones nacionalistas de los terratenientes habían
resurgido durante los debates legislativos sobre los
planes de la United Fruit de desarrollar plantaciones de
banano en la costa del pacífico. El presidente Chacón
favoreció otra concesión a la UFCO, pero muchos
de los plantadores se opusieron a esto. Unos pocos
oligarcas, incluidos Alfonso Alejos, Rafael Aparicio,
Leopoldo Berger, Carlos Dorión y Daniel Rodríguez,
habían empezado a cultivar bananos en la costa sur y
su éxito dependía del acceso al ferrocarril y facilidades
portuarias. Si la UFCO obtenía la concesión, que le
daba los derechos exclusivos para construir y operar
un puerto nuevo en el pacífico, esta podía absorber y
eliminar a sus competidores, justamente como la United
había hecho en la costa del Caribe. Con la AGA haciendo
una campaña vigorosa contra la concesión, la legislatura
rechazó el contrato con la United varias veces.19

Contrariamente a los intereses de los finqueros,


Ubico favoreció la expansión de la United Fruit en la costa
del pacífico. Habiendo subordinado al poder legislativo,
Ubico les mandó el contrato en mayo de 1931 para su
aprobación formal, el primer signo de que él solamente
determinaría la política económica del gobierno. Su
decisión en favor de la UFCO, permitió a esta extender
su monopolio de ferrocarriles y cultivo de bananos al
pacífico, doblegando los esfuerzos de los oligarcas para

18 Berger, Political and Agrarian Development, 28; Grieb, Guate-


malan Caudillo, 12-13, 23-31.
19 Geissler to State, 4 de mayo de 1928, SD 814.52CAG/2; Geissler
to State, 31 de mayo de 1928, SD 814.52CAG/5; “Exposición de los agricul-
tores ante la Asamblea Legislativa,” El Imparcial (24 may. 1928); Diario de
Guatemala (20 jun. 1928).

24
diversificar la producción agrícola. En una década,
la United eliminó a los productores independientes
de banano, en parte porque esta tenía más influencia
sobre Ubico que los oligarcas. Como su mentor político
Manuel Estrada Cabrera, Ubico suprimió las ambiciones
nacionalistas de la oligarquía.20

Pese a que en el largo plazo, la oligarquía se


benefició de la estabilidad impuesta por Ubico, los
cultivadores de café perdieron influencia durante los trece
años de la dictadura. En 1934, Ubico abolió la servidumbre
por deudas y la reemplazó por la ley de vagancia que
compelió a todos los individuos que cultivaban menos de
dos acres de tierra a trabajar entre 100 y 150 días por año.
El Estado posteriormente puso a los trabajadores indios
en manos de los terratenientes, incrementando su control
en el área rural del país. Una ley municipal, aprobada
al año siguiente, reemplazó a los alcaldes electos del
país con oficiales designados por Ubico, haciendo los
gobiernos locales más dóciles a los dictados de la capital
que a los terratenientes locales. Ubico posteriormente
debilitó la alianza tradicional entre los terratenientes y
los gobernadores por medio de rotar periódicamente a
estos a diferentes departamentos. En adición, designó un
general como gobernador de cada uno de los veintidós
departamentos. Como comandante en jefe del ejército y
presidente, Ubico presidió sobre la jerarquía militar y civil
que se extendía desde la Ciudad de Guatemala a la más
pequeña comunidad indígena en el interior del país.21

Reduciendo el poder político de los caficultores,


Ubico abrió un espacio para los elementos más dinámicos

20 Whitehouse to State, 1 de junio de 1931, SD 814.1561/37; Dosal,


Doing Business, 166-79; para una crítica completa de la concesión, ver: Al-
fonso Bauer Paiz, Como opera el capital yanqui en Centroamérica; el caso
de Guatemala (México: Editora Ibero-Mexicana, 1955), 224-75.
21 Richard N. Adams, Crucifixion by Power; Essays of Guatema-
lan National Structure, 1944-1966 (Austin: University of Texas Press, 1970),
174-79; Gleijeses, Shatered Hope, 13-14; Berger, Political and Agrarian De-
velopment, 28-30.

25
de la oligarquía, incluyendo a unos cuantos prominentes
industriales. Como en la dictadura de Estrada Cabrera y
los regímenes de los años setenta del presente siglo, unos
pocos oligarcas disidentes colaboraron con el dictador
en beneficio de sus intereses. Rufino Ibargüen, dueño
de Cantel, sirvió como director del Banco Nacional
Hipotecario. Su hermano Roberto, diputado en la
asamblea, fue el secretario personal del presidente; y
los dos, de acuerdo con la Embajada de Estados Unidos,
lograron mucha riqueza fuera de sus ingresos legales.
El licenciado José María Reyna Andrade, el presidente
provisional que transfirió el poder a Ubico en febrero
de 1931, se retiró del gobierno en 1936 con una pensión
de por vida. Ubico, a pesar de sus iniciales luchas para
expulsar la corrupción gubernamental, se convirtió en el
más grande terrateniente del país al comprar propiedades
al precio que él mismo fijó. En 1940, la asamblea regaló a
Ubico $ 200,000 por sus servicios al país.22

A pesar de la represión política y la corrupción,


los oligarcas estuvieron de acuerdo en la restauración
de la estabilidad económica bajo el régimen de Ubico.
Asignándole la mayor prioridad para revitalizar la
economía, Ubico impuso un programa de austeridad para
restablecer la solvencia del gobierno, preservar el crédito
nacional y prevenir el colapso del sistema monetario. Al
mismo tiempo, Ubico bajó el impuesto de exportación
del café de Q. 2.10 a Q. 1.50 por quintal, una medida que
impulsó a los finqueros para mantener la producción a
los niveles anteriores a la depresión. La exportación de
banano se incrementó de 4.9 millones de racimos en 1930
a 10.6 millones en 1939, dado en gran parte por el éxito de
la nueva división en el Pacífico de la United.23

22 Susanne Jonas and David Tobis, Guatemala, 238-39; Fay Al-


len Des Portes (minister to Guatemala) to State, 9 de enero de 1937, SD
814.00/1291; Gleijeses, Shattered Hope, 18.
23 Grieb, Guatemalan Caudillo, 65-66; Víctor Bulmer-Thomas, Po-
litical Economy, 51, 74-75.

26
El autoritarismo y austeridad de Ubico
estabilizó las industrias del café y el banano, los motores
gemelos de la economía de exportación tradicional. La
depresión duró básicamente de 1929 a 1934, cuando
el PIB creció a un porcentaje anual de menos O.6 por
ciento.24 La recuperación económica empezó en 1934 y la
productividad se incrementó anualmente hasta 1942.

No obstante que Ubico reconoció que una


economía estable no podía ser alcanzada sin su
diversificación, se concentró en las exportaciones
tradicionales. El gobierno también promovió el cultivo
de maíz, frijol, arroz, trigo y algodón y logró algún éxito
reduciendo las importaciones de estos productos. La
producción de trigo se incrementó de 98,632 quintales
en 1927-28 a 505,011 quintales en 1942-43, contribuyendo
a la reducción de la dependencia de Guatemala sobre
las exportaciones de café y banano, que bajaron del 94.5
por ciento del total de exportaciones en 1936 al 76.9 por
ciento en 1943.25

Contrariamente a la interpretación de algunos


académicos, Ubico también impulsó la substitución de
importaciones industriales. Susanne Jonas argumenta
que “Guatemala bajo los liberales no tuvo una burguesía
nacional, no tuvo un programa nacional de desarrollo,
y tampoco una substitución de importaciones basada
en el mercado interno.”26 Los registros demuestran
que los cultivadores progresistas intentaron romper el
monopolio sobre la exportación de banano de la United
Fruit en los años treinta, favoreciendo la nacionalización
del ferrocarril y las facilidades portuarias, que desde

24 Bulmer-Thomas, “Central America in the Inter-War Period,” in


Latin America in the 1930s: The Role of the Periphery in World Crisis, ed.
Rosemary Thorp (New York: St. Martin’s Press, 1984, 283.
25 Grieb, Guatemalan Caudillo, 151, 157-58; Bulmer-Thomas, Po-
litical Economy, 80; John Hans Adler, Public Finance and Economic Devel-
opment in Guatemala (Wesport, Conn.: Greenwood Press, 1970), 33.
26 Jonas, Batlle, 20.

27
los primeros días de la Reforma Liberal habían
apoyado la industrialización y la diversificación de la
economía. Ninguno de ellos apoyó la reforma agraria
como medio de expandir el mercado nacional, pero
muchos de ellos reconocieron el valor de desarrollar una
base manufacturera, particularmente después que la
depresión demostró la falacia de la excesiva dependencia
de Guatemala de las exportaciones de café.

De acuerdo con Bulmer Thomas, la declinación


de los ingresos a través de las exportaciones redujo
la capacidad de importar y presentó a las élites una
disyuntiva “escoger entre proseguir con la importación
de artículos de consumo o producirlos.”27 Ubico escogió
estimular la producción de artículos. Reconociendo
los obstáculos para un rápido crecimiento industrial,
promovió la diversificación agrícola agresivamente, pero
incluso estimuló la industrialización como parte de un
esfuerzo a largo plazo para sacar al país de la depresión.
El 28 de agosto de 1932, Ubico eligió de entre los miembros
de la Cámara de Comercio y la Asociación de Industriales
personalidades para formar un Comité para el Desarrollo
Industrial a quienes les consultaría sobre las medidas para
promover la expansión industrial. La designación de este
consejo consultor, compuesto totalmente de miembros
del sector privado, fue el primer esfuerzo de colaboración
entre el gobierno y la oligarquía industrial. Por medio
de solicitar las directrices de la AIG, en contraste con la
supresión de la AGA, Ubico legitimó la organización y
le dio la oportunidad de dibujar sus propias políticas.28
Desde este momento, los industriales demandaron que
el gobierno reconociera su derecho de plantear y revisar
políticas que afectaran su desarrollo.

Rafael Felipe Solares, anterior presidente de


la Cámara de Comercio y director de la AIG, presidió

27 Bulmer-Thomas, “Central America in the Inter-War Period,” 296.


28 “Los poderes políticos y las industrias,” Boletín AIG 19 (septi-
embre-octubre de 1932): 14-15.

28
el Comité. Asistido por Carlos F. Novella (productor
de cemento) Federico Kong (productor de jabón) y
Otto Dorión (productor de azúcar), Solares dirigió una
revisión del sector manufacturero y proveyó las bases
para una política de desarrollo que contribuyera a un
notable incremento de la productividad industrial. Sin
embargo, el sector comercial se opuso al incremento
de impuestos a las importaciones favorecido por los
industriales, las recomendaciones del Comité establecían
las bases de una legislación proteccionista, como reflejo
de los intereses personales de Solares interesado en la
industria de productos farmacéuticos. Comerciante
de medicinas a principios del siglo, Solares empezó a
manufacturar productos farmacéuticos en los años 1920,
y su hijo desarrolló Lancasco, una de las pocas firmas
guatemaltecas que operaban en el sector farmacéutico.29

La designación del Comité reflejó y promovió la


influencia que los industriales adquirieron. No obstante el
sector manufacturero fue generalmente subdesarrollado,
la AIG representó poderosos negocios nacionales y
extranjeros, incluyendo la Empresa Eléctrica, IRCA, la
Tabacalera Nacional y muchas otras firmas extranjeras.
Los miembros de la AIG tuvieron acceso a capitales,
controlando sectores económicos clave, teniendo además,
vinculación con la oligarquía nacional. El éxito de los
Castillo y los Novella había empujado a otras familias
oligárquicas a invertir en industria y unirse a la AIG. En
1927, por ejemplo, Arturo Matheu Durán, un finquero
antigüeño, fundó una fábrica de materiales de construcción
y agregó su prestigioso nombre a la recién fundada AIG.
Ernesto Rodríguez Benito, otro cafetalero que había
recientemente invertido en la industria de cemento, fue
secretario de la AIG en 1931.30 Dada la riqueza y el status
de la membresía de la AIG, Ubico encontró difícil ignorar
sus recomendaciones en materia de política económica.

29 Cámara de Industria de Guatemala, “Lancasco, S.A.; 50 años de


una industria,” Industria 184 (julio 1977), 20-21.
30 Boletín de la AIG 3 (febrero 1931), 1; “Fábrica de Pisos El Aguila,
S.A.,” Industria 188 (noviembre 1977): 18-19.

29
La huelga en la planta de cemento de Novella
había demostrado una declinación en la producción
industrial, retardando la estabilidad política, debidoa que
la consecuente reducción de puestos de trabajo producía
inconformidad social. La experiencia de la industria del
cemento no fue única, la depresión golpeó el pequeño
sector manufacturero en un momento inoportuno.
Como fue explicado por la AIG, “No pocas de nuestras
industrias fueron sorprendidas por la crisis, justamente
en el momento cuando ellas estaban terminando con su
instalación o cuando ellas se encontraban en un proceso
de expansión; otras habían tenido éxito, a gran costo, al
abrir un mercado para sus productos, solamente para
perderlo todo súbitamente.”31 En el corto plazo, Ubico
pudo mantener orden por medio de la represión, pero
en el largo plazo, él y los industriales debían poner a las
personas nuevamente a trabajar.

Al final, la AIG había estado cabildeando por la


expansión del mercado y políticas proteccionistas desde
su inicio. En 1931, la AIG recomendó la formación de
un mercado regional a través de reducir las barreras
arancelarias en Centro América. Con el acceso a los
mercados vecinos, los industriales predecían aumentar
su capacidad de producción y establecer nuevas
industrias. Los industriales argumentaban que no
habría un desarrollo satisfactorio de las manufacturas
sin la ampliación del mercado de consumidores, la
demanda nacional limitada mantenía sus altos costos
de producción y no permitía el desarrollo de algunas
industrias intermedias como papel y vidrio.32

La designación del Comité para delinear el


Desarrollo Industrial del país les dio a los industriales
la oportunidad de poner sus ideas en práctica.

31 “Editorial,” Boletín de la AIG 20 (noviembre-diciembre 1932), 1.


32 “El intercambio comercial de manufacturas nativas entre los
países centroamericanos,” Boletín de la AIG 10 (septiembre 1931): 5-6; “El
riesgo industrial en Guatemala,” Boletín de la AIG 7 (junio 1931): 10.

30
Iniciaron por distribuir un cuestionario a 162 firmas
clasificadas como industrias. Solamente sesenta y nueve
respondieron las preguntas, muestra que la mayoría,
como los hombres de negocios en general, tenían poca
fe en la integridad del gobierno. En los cuestionarios
se preguntaba acerca de la productividad, ganancias y
número de empleados; sospechando que el gobierno
intentaba usar esa información para otros propósitos
que los de la promoción de la industria se negaron a
cooperar. La Cervecería Centroamericana, por ejemplo,
no respondió el cuestionario, dejando al Comité con la
falta de toda la información que necesitaba para formular
sus recomendaciones en materia de políticas.33

En cualquier caso, la encuesta reveló que muchas


bien organizadas firmas con mucho capital invertido
coexistían con talleres artesanales. El Comité urgió
al gobierno a concentrar sus esfuerzos en las plantas
mecanizadas que se podían convertir en industrias
productivas con el apoyo gubernamental. El obstáculo
mayor era la inadecuada fuente interna de materias
primas. Cantel; por ejemplo, importaba un sustancial
porcentaje de su materia prima, aunque el algodón
podía cultivarse localmente. El Comité urgió al gobierno
a coordinar la diversificación y el desarrollo de las
firmas manufactureras que procesaban recursos locales,
incluyendo la cerveza, alcohol, textiles, jabón e industrias
de zapatos. Sin embargo, el Comité concluyó que el
desarrollo de nuevas industrias podía generar empleo
y mantener el intercambio comercial con el extranjero,
sabiendo que Guatemala “no posee las condiciones que
pudieran convertirlo en un país industrial y pretenderlo
podría ser anti-económico, porque sus más importantes
recursos pertenecen a la producción agrícola.”34

33 “Informe que el Comité para el Fomento de la Industria presen-


ta al señor Ministro de Hacienda y Crédito Público,” Boletín de la AIG 22
(marzo-junio 1933): 18-27. Las sub-siguientes referencias al informe del
Comité pertenecen a la misma fuente.
34 Ibid., 20.

31
Sin embargo, el Comité argumentó que la
industrialización era necesaria y conveniente, y por
esta razón presentaban recomendaciones detalladas de
como el gobierno podía proteger las industrias existentes
y promover el establecimiento de nuevas. Las tres
principales recomendaciones vislumbraron la política
de sustitución de importaciones del Mercado Común
Centroamericano impulsado en la década de los sesenta.
Primero, el gobierno podía proveer directa e inmediata
ayuda a los manufactureros ayudándolos a tener acceso
a nuevos mercados. En lugar de estimular la demanda
en el propio país, los industriales urgieron al gobierno a
promocionar el comercio con Centro América eliminando
las barreras arancelarias en la región. Segundo, el Comité
sugirió al gobierno crear tarifas proteccionistas a las
industrias que reemplazaran manufacturas importadas.
Esto, por supuesto, no indicaba que se impusieran tarifas
proteccionistasaindustrias ineficientes, las cuales no podían
existir sin las tarifas proteccionistas. Tercero, el Comité
promovió un plan llamado “drawback” para estimular
las industrias de exportación. Bajo un esquema similar al
de las leyes de maquiladoras (plantas de ensamblado) de
los años ochenta, el gobierno daba incentivos fiscales a las
industrias de exportación que procesaran materias primas
importadas. Cuando la firma empezara a exportar sus
productos, el gobierno podía reembolsarse a través de los
impuestos que estas pagaran por las materias primas.

Ubico implementó algunas de las muchas


propuestas del Comité. Habiendo probado una
pequeña dosis de poder político, la AIG recomendó
que el Estado formalizara el papel consultivo del
sector privado, extendiendo la vida del Comité para el
desarrollo industrial o creando un nuevo cuerpo que
incluyera la representación de la industria, agricultura,
comercio y el Estado. Para los industriales, el desarrollo
podía caerse sin la participación de las fuerzas vivas (la
forma favorita en que el sector privado se describió en la
década de los ochenta), los terratenientes, comerciantes,

32
banqueros e industriales que tenían sus propios negocios
y creaban fuentes de trabajo. Sin embargo, el Comité
notó alguna hostilidad de los sectores comerciales sobre
el desarrollo industrial, los industriales no creían que
sus intereses fueran contrarios a los de los terratenientes
y comerciantes. Los industriales no se concebían a si
mismos en oposición a la oligarquía establecida. Ellos
no concebían una reforma agraria ni siquiera el disgusto
político de los terratenientes o los comerciantes. Los
industriales vislumbraban un sistema político en el cual
la industria, la agricultura y el comercio podrían trabajar
de la mano con el gobierno para presentar e implementar
políticas económicas.35

Dos décadas después, los representantes del


sector privado pudieron formar su brazo político (CACIF),
con una estrecha relación con el gobierno, pero ni Ubico
ni muchos de los terratenientes compartían la visión
política de los industriales en los años treinta. Ubico
ambicionaba un sistema político en el cual el sector
privado fragmentado estuviera subordinado a su voluntad
personal. Su deferencia a los industriales en 1932 aumentó
las ambiciones políticas de estos, pero esto no produjo
reformas económicas. En la conferencia Centroamericana
de 1934, Ubico presentó un extenso acuerdo que podía
haber abolido las tarifas aduaneras en el istmo, pero
las rivalidades políticas entre las diferentes repúblicas
condenó las esperanzas de integración económica. La
propuesta “drawback” nunca fue tomada en cuenta, pero
Ubico siguió la segunda recomendación del Comité y
otorgó tarifas preferenciales a industrias seleccionadas.36

La recuperación y expansión del sector industrial


demostró el valor de su poder político, su desarrollo
industrial en los años treinta fue en parte producto de

35 “Editoriales,” Boletín de la AIG 22 (marzo-junio 1933), 6, 10.


36 Grieb, Guatemalan Caudillo, 106-11; “Protección a la Industria
Nacional,” Diario de Centro América (21 jun. 1932).

33
la colaboración cercana entre industriales y el Estado.
Por ejemplo, el Comité recomendó un incremento en
los impuestos de importación de la harina para sacar a
la industria nacional de su decadencia. Así se hizo, y
se estableció que un 25 por ciento de la harina utilizada
en las panaderías locales tenía que provenir de los
productores nacionales. Con el impuesto y el sistema de
cuotas, dos modernos molinos fueron instalados en 1935
y 1936. Entre 1935 y 1944, la producción de harina de
trigo se dobló, de 7.7 millones a 14.8 millones de libras.
Sin embargo, solamente un tercio de los 110 molinos del
país usaban energía eléctrica o hidráulica, ellos satisfacían
el 56 por ciento de la demanda nacional en 1944.37

El Comité recomendó fuertes medidas para


modernizar la industria de los cigarros, un sector que
contribuía de manera vital al gobierno y estimulaba la
agricultura. La mecanización de la producción avanzó
con la inversión de la British American Tobacco Company
en la Tabacalera Nacional, una firma que compró los
bienes y las patentes de muchos pequeños productores de
cigarrillos en 1929. Ubico, hambriento por incrementar
los ingresos del gobierno y mostrando tangibles signos
de progreso, apoyó las ambiciones monopólicas de la
subsidiaria extranjera. En 1931, el gobierno aprobó un
impuesto alto al papel para hacer cigarrillos y obligó a
todos los manufactureros a comprarlo a través de una
oficina estatal. Lewis Corbin Newbill, el estadounidense
director de la Tabacalera Nacional y miembro activo de la
AIG, informó a la legación estadounidense que el impuesto
afectaría duramente en los negocios pequeños que hacían
los cigarrillos a mano y no pagaban impuestos. Los
cigarrillos hechos a mano gradualmente desaparecieron

37 Oficina Revisor de Precios, Pesas y Medidas de la Municipali-


dad de Guatemala al Ministerio de Fomento, 16 de agosto de 1938, AGCA,
B 129, leg. 22224; René Augusto Flores, 100 industrias guatemaltecas (Gua-
temala: Empresa Eléctrica, 1961), 131-32; Promotora Continental, Quién es
quién, 111; Grieb, Guatemalan Caudillo, 157-58; United States Comission,
Mining and Manufacturing Industries in Guatemala (Washington, D.C.:
Government Printing Office, 1949), 20-21.

34
del mercado mientras la producción de la Tabacalera
Nacional se incrementó de 509 millones de cigarrillos en
1937 a 975 millones en 1944, dándole a esta prácticamente
el monopolio de la producción de cigarrillos.38

La industria textil sufrió durante la fase inicial de


la depresión, pero ésta disfrutó de un alto proteccionismo,
para la que el Comité tan sólo había recomendado
algunos ajustes para sacarla de la crisis. La recuperación
de la industria estaba enlazada con la productividad de
Cantel la más vieja y productiva planta. Evidentemente,
la depresión golpeó fuerte a los hermanos Ibargüen,
cuando ellos reorganizaron la firma en julio de 1932, ellos
vendieronlosmayoresinteresesalosNottebohnHermanos
(una firma alemana) y pagaron por sus acciones con la
hipoteca de algunas propiedades familiares. Cantel, sin
embargo, mantuvo su preeminencia, aún compartiendo el
mercado con dos nuevas industrias. Nortropic, fundada
por Fraterno Vila en 1927, sobrevivió a la depresión,
como lo hizo Mishanco, fundada por Samuel Mishan en
1937. Durante la segunda guerra mundial, los artículos
importados de algodón cayeron drásticamente, y los
productores domésticos consolidaron su posición en el
mercado local. 39

A pesar de que las tarifas proteccionistas habían


estado funcionando por muchos años, Ubico prosiguió esa
política con más vigor, extendiéndola a las industrias nacientes.
La producción industrial creció establemente de 1922 a 1931 y

38 Memoria de Fomento, 1931, 509-12; W. J. McCafferty (charge


d’affaires ad interim) to State, 6 de septiembre de 1931, SD 814.602/19;
U.S. Tariff Commission, Mining and Manufacturing Industries, 28-29.
39 “Informe que el Comité para el Fomento de la Industria, pre-
senta al señor Ministro de Hacienda,” Boletín de la AIG 22 (marzo-junio
1933): 23; Tania Sagastume Paiz, “Cantel,” 55; René Augusto Flores, 100
industrias guatemaltecas, 47; Guatemala, Ministerio de Economía y Tra-
bajo, “Directorio de Grandes Industriales,” Boletín de la Dirección Gener-
al de Comercio, Industrias y Controles II: 3 (junio 1953): 38-39; Secretaría
Permanente del Tratado General de Integración Económica Centroamer-
icana (en adelante citada como SIECA), El sector manufacturero en Cen-
troamérica (Guatemala, 1965), 49.

35
cayó sensiblemente en 1932. Siguiendo las modestas reformas
de Ubico, la producción industrial resurgió, alcanzando un
alto indicador anterior a la guerra de $ 90 millones en 1936.

Ubico también continuó la política de dar


concesiones exclusivas a las nuevas industrias. A principios
de 1940, George J. Plihal, el director centroamericano de
Bata Shoe Co. de Nueva York, aplicó para una concesión
gubernamental para manufacturar zapatos de cuero
y medias de algodón. Plihal solicitó la asistencia de la
Embajada estadounidense, pero cuando el Departamento
de Estado descubrió que Bata era una subsidiaria de una
firma checoslovaca que trabajaba con los alemanes, rechazó
darle alguna asistencia. El 11 de abril, el Ministro de
Finanzas también rechazó la propuesta de Plihal, esperando
proteger a los artesanos de la Ciudad de Guatemala
quienes manufacturaban zapatos de cuero. Sin embargo,
el gobierno dejó abierta la posibilidad que ellos podían
aprobar una concesión para manufacturar zapatos y ropa
de hule, productos que no producían los artesanos locales.
Ubico otorgó una exención de impuestos de importación en
maquinaria, pero prohibió a la firma de Plihal (Compañía
Guatemalteca Incatecu) producir zapatos de cuero para el
consumo local, una provisión que afecto sustancialmente
la capacidad de la maquinaria instalada.40 A pesar de esto,
luego de la segunda guerra mundial, Incatecu se desarrolló
como uno de las industrias guatemaltecas más grandes, y
Plihal pudo diversificar la producción de caucho al fabricar
neumáticos para vehículos.

Ubico no fue tan agresivo como los industriales


esperaban. El Comité favoreció la mecanización de la
producción aún cuando esta significó el desplazamiento

40 Des Portes to State, 28 de febrero de 1940, SD 814.653/1; George


Wythe (liaison officer, Departament of Commerce) to James J. Murphy,
Jr. (Departament of State), 9 de marzo de 1940, SD 814.653/BATA/2; Des
Portes to State, 24 de abril de 1940, SD 814.653/BATA/3; Dunn to State,
18 de septiembre de 1940, SD 814.653/BATA/6; Recopilación de las Leyes
de Guatemala 59 (1940), 669; Archibald R. Randolph (acting commercial
attaché) to State, 10 de agosto de 1943, SD 814.653/1.

36
de cientos de artesanos. Sin embargo, Ubico no actuó
en el sentido que los industriales indicaron con respecto
a la reforma del sistema bancario. Los industriales se
quejaron que los bancos financiaban al sector agrícola
e ignoraban completamente las necesidades de la
industria. Aún los más exitosos no podían obtener
préstamos a corto plazo. Carlos Novella, sin duda uno
de los industriales guatemaltecos con más recursos,
no podía obtener apoyo financiero en su lucha para
eliminar el cemento importado del mercado local. La
depresión recortó grandemente las ventas de cemento y
asustó a los socios de Novella, forzándolo a juntar dinero
a duras penas para pagar la salida de sus socios. El 30
de noviembre de 1934, Novella reorganizó la firma bajo
la razón social de Carlos Novella y Cía, en la cual él y su
familia tenían la mayoría de las acciones.41

El continuo incremento de la demanda hizo posible


para Novella evadir la bancarrota y pagar sus deudas en
1938, pero él aún no podía encontrar un banco que quisiera
financiar la adquisición de nueva maquinaria. Habiendo
eliminado al cemento importado para este momento,
Novella buscaba expandir su capacidad de producción y
exportar a los países centroamericanos, pero sin el apoyo
de un banco, tenía que depender de sus propios esquemas
de financiamiento. Luego de haber recibido una gran
solicitud de cemento de Enrique Engel, el propietario de
un teatro en la Ciudad de Guatemala, Novella solicitó a
Engel un fuerte adelanto sobre la orden con lo cual podría
comprar maquinaria alemana. Engel estuvo de acuerdo,
solicitando a su vez que Novella lo ayudara para que un
pariente judío escapara de la Alemania Nazi solicitándolo
como ingeniero experto junto con la maquinaria que
compraría a la firma Krupp. Novella consintió, firmó los
papeles, recibió $ 32,000 de adelanto y compró la nueva

41 “Los bancos de crédito comercial e industrial,” Boletín de la


Cámara de Comercio e Industria de Guatemala (en adelante citado como
Boletín CCIG) 15:163 (marzo 1936): 4; Recopilación de las Leyes de Guate-
mala 52 (1934), 796; entrevista con Novella, 2 junio 1986.

37
maquinaria, así mismo el pariente de Engel escapó de los
horrores de los campos de concentración. La capacidad
productiva de la planta de cemento se duplicó, permitiendo
a Novella reducir las compras de cemento importado y
aún exportar a los países centroamericanos.42

Sin embargo, la industria de cemento representa


solamente un caso de éxito en la substitución de
importaciones, esto también revela las limitaciones del
sector manufacturero antes de 1944. Esta fue la única
industria intermedia que se desarrolló antes de la segunda
guerra mundial, y en comparación con otras plantas de
cemento, esta usaba anticuados métodos intensivos de
trabajo. La mayor parte de los trabajadores pasaban sus
días partiendo con martillos las piedras de cal en pedazos,
llenando carretillas con estos y luego depositando su
contenido en pequeños carros que operaban sobre rieles.
Un cinturón mecánico podía haber eliminado el doble
trabajo de cargar los pedazos de piedra y reducir los
costos, pero estos modernos mecanismos costaban dinero
y Carlos Novella, como otros industriales, tenían bastantes
problemas para comprar maquinaria en el extranjero.43

Ubico falló en la organización de un programa


comprensivo de sustitución de importaciones, pero el
sector industrial se expandió durante sus trece años de
dictadura. Las fábricas existentes como la Cervecería
Centroamericana, Cantel, Cementos Novella y la
fábrica de jabones Köng Hermanos incrementaron su
productividad y aparecieron nuevas industrias. En 1937,
José Cofiño Ubico, director de la Tabacalera Nacional,
inició la modernización de la industria de licor al reunir

42 “Evolución de Novella,” La Hora Dominical (Guatemala), 16 de


abril de 1950; “Industria de Cemento,” Estrella de Centro América (Gua-
temala), V (septiembre-noviembre 1947), XXV; entrevista con Novella, 2
junio 1986 y entrevista con Melville, 15 mayo 1986; Guatemala, Dirección
General de Estadística, Guatemala en Cifras, 1955, 51; Memoria de Fomen-
to, 1939-1941.
43 C.D. Cline Management Associates, Survey of Guatemala (Chi-
cago: The Associates, 1947), 359-61.

38
a muchas pequeñas productoras en la Industria Licorera
Guatemalteca. La competencia en la industria de los
refrescos carbonatados se intensificó en 1939 con la
inauguración de la Embotelladora Guatemalteca, una
planta embotelladora de Coca-Cola propiedad de Antonio
Mata Inglada, un hombre de negocios español, y la Fábrica
de Bebidas Gaseosas Salvavidas, una planta de la Canada
Dry propiedad de la familia Castillo. La industria del
vestido también se desarrollo significativamente durante
los años treinta. La Fábrica New York, fundada por
Salvador Abularach en 1928, empleaba 150 trabajadores
para 1934 y exportó calcetines y medias de lana a
Nicaragua y Honduras.44

Unas pocas plantas, modernas para los estándares


centroamericanos, se desarrollaron con algún apoyo
del gobierno, pero aún las más productivas dependían
de capital, maquinaria, inversionistas y materia prima
extranjeros. Cantel, por ejemplo, importaba algodón
crudo, aunque la costa sur de Guatemala tenía condiciones
ideales para este cultivo. El desarrollo industrial bajo
Ubico fue, de acuerdo con un diplomático británico, “un
error económico.” El explicó: “Con pocas excepciones
Guatemala no posee ninguna de las materias primas para
los artículos manufacturados localmente, con esto, en
adición a toda la maquinaria, tienen que ser importadas. El
resultado es que el precio de la mayoría de los artículos esta
fuera de proporción con respecto a su calidad y ellos fueran
inobtenibles si no hubiera sido porque, debido a los altos
impuestos, los productos importados son aún más caros.”45

44 “En plena marcha está la poderosa Industria Licorera Guate-


malteca S.A.,” El Liberal Progresista (12 nov. 1937); Recopilación de Leyes
de Guatemala, 58 (1939), 692; Promotora Continental, Quién es quién,
80-84; Howard Tewksbury (commercial attaché) to Douglas Sharp, 29 de
agosto de 1939, SD 814.6586/3; “La fábrica de medias y calcetines New
York de Salvador Abularach,” Boletín de la CCIG 145 (septiembre 1934): 7;
“En la fábrica New York,” Boletín de la CCIG 158 (octubre 1935): 25-26.
45 Great Britain, Department of Overseas Trade, Report on Eco-
nomic and Commercial Conditions in the Republic of Guatemala (Lon-
dres: julio 1937), 8.

39
Como resultado de unas pocas reformas, la
producción industrial se incrementó a mediados de los
treinta y declinó en los cuarenta. Con la producción
agrícola incrementándose a un porcentaje más alto que
la industria, la manufactura cayó en el PIB del 13 por
ciento en 1929 al 11.6 en 1943.

Al margen de una economía nacional,


con ganancias para unas pocas redes familiares, la
industria había establecido sus bases, pero permanecía
relativamente insignificante. Explotando trabajo barato, no
organizado, protegida por concesiones e impuestos altos
a las importaciones, los oligarcas industriales cosechaban
excesivas ganancias. Un estudio de 1945 de la industria
licorera, por ejemplo, reveló excepcionales márgenes de
ganancia, en algunos casos excediendo en 75 por ciento
los activos de la firma. Aún sin industrias de capital y
solamente una industria intermedia, nadie puede hablar
de una “revolución” industrial. En un país donde se
criaba ganado de carne y leche, no había procesadoras de
carne o una planta de pasteurización de leche que pudiera
producir algo adecuado para el consumo humano46

El sector industrial continuaría operando en los


márgenesdelaeconomíahastaqueelgobiernopromoviera
una agresiva reforma bancaria, diversificación agrícola
e integración económica regional. El Comité había
urgido a Ubico promover el cultivo del algodón y otras
materias primas procesadas por el sector industrial, pero
el gobierno ignoró sus recomendaciones. Para corregir
algunasde las deficiencias que el Comité identificó, la AIG
tenía que fortalecer su influencia política. El desarrollo
industrial devino de un proyecto político, en el sentido
que los oligarcas modernizantes tendrían que tomar
control de la política institucional para su desarrollo. A

46 Nestor K. Ovalle, Industrial Report on the Republic of Guate-


mala (Washington: inter-American Development Commission, 1946), 66;
“La industria lechera en la Ciudad de Guatemala,” Feria de Guatemala,
Guía Oficial, noviembre 21 al 28, 1937.

40
pesar que los industriales se organizaron políticamente y
cabildearon efectivamente durante los años treinta, ellos
aún no tenían poder político autónomo, una debilidad
reflejada en 1934 al unirse a la Cámara de Comercio e
Industria de Guatemala (CCIG). A través de la Cámara,
los industriales continuaron promoviendo sus intereses
económicos, pero la alianza con los intereses comerciales
circunscribió la agenda política de los industriales,
porque ellos no podían cabildear agresivamente por
altos impuestos de importación debido a que estaban
asociados con los comerciantes que se oponían a esto.47

A pesar de esto, los industriales continuaron


presionando por sus intereses ante el gobierno. En 1936, la
CCIG urgió a Ubico poner en acción las recomendaciones
del Comité creando el mercado regional a través de una
serie de acuerdos recíprocos con sus vecinos. En esto
también se quejaron de la falta de un sector bancario
que pudiera servir a las necesidades a largo plazo del
sector industrial. Sin un apoyo efectivo del gobierno, la
industria no podía crecer ni prosperar. En 1938, la CCIG
se quejó de que las plantas manufactureras estaban
trabajando muy abajo de su capacidad. De nuevo, los
industriales sugirieron que el libre comercio en Centro
América era un remedio para sus problemas.48

Para esta época, Ubico se había alejado de


la idea de promover la industrialización con tarifas
proteccionistas. En 1936, firmó un tratado de reciprocidad
con los Estados Unidos que obligaba a Guatemala a
reducir las tarifas de importación en doce productos y
congeló otras. Como resultado, el gobierno incrementó
tarifas en defensa de la industria local, porque algunos
de los productos cubiertos por el tratado podían ser
47 Boletín de la AIG 24 (julio-agosto 1933): 5; Recopilación de las
Leyes de Guatemala 53 (1934-35), 494.
48 “Los productos guatemaltecos en los mercados centroamericanos,”
Boletín de la CCIG 15:170 (1936): 5; “Los bancos de crédito comercial e industri-
al,” Boletín de la CCIG 15:163 (1936): 4; “El volumen de producción como fun-
damento de la prosperidad industrial,” Boletín de la CCIG 17:191 (julio 1938): 5.

41
producidos en Guatemala si el gobierno aumentaba los
aranceles proteccionistas. Con el tratado, sin embargo,
el gobierno no podía proteger a los industriales de la
competencia extranjera.49

Sin embargo, el gobierno no tenía el derecho


de regular la política arancelaria interna, porque la
IRCA monopolizaba la red de ferrocarriles y la UFCO
dominaba el transporte en Puerto Barrios. El Comité
había urgido a Ubico a negociar tarifas preferenciales para
los manufactureros nacionales, pero el dictador consintió
las prácticas monopólicas de los ferrocarriles. En 1936,
tácitamente reconoció la adquisición de la United Fruit
para controlar los intereses de la IRCA, renovando los
contratos de la UFCO en el puerto del pacífico y retirando
los $ 2 millones de deuda de la IRCA. Además, reafirmó
los derechos de la United a administrar exclusivamente
sus propiedades, que incluían los ferrocarriles y los
puertos del país. Con la United monopolizando la red de
transportes, por consiguiente controló el flujo de materia
prima y maquinaria de la cual dependían los industriales.50

La Uniteddemostrósu poder económico violando


el espíritu del tratado de reciprocidad firmado en 1936.
Habiendo firmado un acuerdo comercial diseñado
para promover el comercio entre los Estados Unidos
y Guatemala, los diplomáticos estadounidenses no le
dieron la bienvenida a la decisión de la IRCA de apoyar el
comercio de Guatemala con Alemania. En la mercadería
importada de los Estados Unidos la IRCA recargaba
de 50 a 1650 por ciento más que al artículo importado
de Europa. La IRCA incluso trató de incrementar las
exportaciones de café a Alemania ofreciendo un 20 por
ciento de descuento en los cargamentos hacia Europa.

49 Kenneth J. Grieb, “Negotiating a Reciprocal Trade Agreement


with an Underveloped Country: Guatemala as a Case Study,” Prologue 5
(Spring 1973): 22-29.
50 “Editoriales,” Boletín de la AIG 22 (marzo-junio 1933), 10; Dosal,
Doing Business, 191-95.

42
El comercio de Guatemala con Alemania se incrementó
a expensas de los Estados Unidos. Sin embargo, el
Subsecretario de Estado Summer Welles llamó la
atención de la compañía por tomar “para si misma la
función de arbitrar directamente el curso del comercio
internacional guatemalteco,” la IRCA, representada
por el futuro director de la CIA Allen Dulles, rechazó
modificar sus tarifas discriminatorias.51

Con una revisión de aranceles, obstruida por


un tratado con Estados Unidos y por dos monopolios
extranjeros, los industriales tenían poca esperanza de una
revisión de acuerdo a sus necesidades. Así, el tratado de
1936 marcó el final de un breve período en que el gobierno
consideró y llevó a cabo reformas que beneficiaron al
sector manufacturero. A mitad de los años treinta, la
estabilidad regresó a las industrias del café y el banano, y
el entusiasmo de Ubico por la diversificación económica y
la industrialización se disipó en la medida que la situación
económica se mejoró. Habiendo restaurado el tradicional
poder económico y político, Ubico fue más represivo
y aparentemente perdió interés en los programas de
diversificación económica que él alguna vez impulsó.52

Los industriales, como la oligarquía en general, no


tenían suficiente fuerza política para retar a Ubico después
que perdió su entusiasmo por la reforma económica. De 1936
a su renuncia en 1944, Ubico se apegó al poder a través del
incremento de sus tácticas represivas que aplicó igualmente
a las clases altas y bajas. Los diplomáticos estadounidenses
sospechaban que sus políticas reaccionarias y sus lazos con
la comunidad alemana revelaban simpatía por el fascismo y
desdén por las prácticas democráticas. Sin embargo, Ubico
siguió a los Estados Unidos en la guerra contra la Alemania
Nazi, poniendo sus bases militares a la disposición del

51 Sumner Welles (undersecretary of state) to Whitney Shepardson


(véace president, IRCA), (mayo 1938), SD 814.773/40 (quoted); Dosal, Do-
ing Business, 202-21.
52 Grieb, Guatemalan Caudillo, 49-50.

43
ejército estadounidense. Aunque altamente agradecidos
por el apoyo de Ubico, los oficiales estadounidenses
criticaban privadamente sus prácticas dictatoriales, que
dejaban a la mayoría del pueblo guatemalteco empobrecido
y analfabeto.53

A pesar que los estadounidenses describieron


a Guatemala como una sociedad de dos clases, donde
un 5 por ciento de su población controlaba la riqueza
del país entero, las políticas de Ubico estimularon la
expansión de las clases medias urbanas. Creciendo a un
tasa promedio de 5 por ciento, la población de la Ciudad
de Guatemala se incrementó de 115,447 habitantes
en 1921 a 284,276 en 1950. Cuando Ubico se embarcó
en su tercer período presidencial en 1943, una ola de
actividad política abrió paso a las frustraciones de los
pequeños comerciantes, manufactureros, burócratas,
banqueros, abogados, médicos, trabajadores industriales
y estudiantes. Con sus derechos negados durante
la guerra contra el totalitarismo, ellos empezaron a
demandar libertad política y económica. No obstante
que el sistema de cuotas aseguró a los exportadores
ganancias en el mercado durante la guerra, los costos del
transporte y la relación con Estados Unidos contribuyó
a reducir las importaciones y a un rápido incremento en
los costos. El estándar de vida fue aumentando mientras
que la productividad declinaba. Aunque no fue como
en la crisis de 1920, cuando la oligarquía y el ejército
construyó la respuesta del país a la depresión económica,
en 1944 las clases medias, localizadas en la Ciudad de
Guatemala transformada por seis décadas de gobierno
del Partido Liberal, luchó por reformas democráticas.54

53 Des Portes to State, 3 de febrero de 1937, SD 814.504/35; Des


Portes to State, 15 de marzo de 1938, SD 814.00B/30; Thomas Leonard,
The United States and Central America, 1944-1949 (University, Ala.: The
University of Alabama Press, 1984), 76.
54 Carol Smith, “Desarrollo de la primacía urbana,” 197, 214;
Grieb, Guatemalan Caudillo, 270-71; Berger, Political and Agrarian Devel-
opment, 35-36; Bulmer-Thomas, Political Economy, 94.

44
En este esfuerzo, las clases medias compartieron
interés político con la oligarquía. No obstante Kenneth
Grieb argumenta que Guatemala “era dirigida por y para
la oligarquía,” las élites tenían sus propias revanchas
contra el tirano y apoyaron su derrocamiento en julio de
1944.55 A pesar que Ubico representaba a los oligarcas,
no los dejo gobernar. Ubico, un general moldeado por el
maestro de la política de las dictaduras, Manuel Estrada
Cabrera, gobernó por si mismo: un oligarca progresista
y un oficial del ejército. El empujó a los cafetaleros a
modernizar sus fincas y transformar sus antiguas
prácticas laborales, pero también quebró la tradición de
control de los terratenientes sobre los gobiernos locales.
Centralizó el poder del Estado a expensas de las élites
terratenientes, y los oligarcas nunca olvidaron que ellos,
como las clases medias, también sufrieron bajo la bota
del tirano. Ubico creó un Estado militar premoderno,
gobernado por generales amateur, jóvenes políticos y
burócratas de clase media, pocos de ellos compartiendo
la devoción de la oligarquía a los negocios privados.

Ubico sin duda alguna consideró la propiedad


privada como un derecho sagrado. Al mismo tiempo,
como sus sucesores militares de los años setenta y
ochenta, creía que el Estado poseía el derecho, si no la
obligación, de intervenir en la economía cuando fuese
necesario para la seguridad nacional. Durante la guerra,
Ubico y sus aliados estadounidenses delinearon un
trato para los 3,500 alemanes residentes en Guatemala,
muchos de ellos abiertamente simpatizantes de la causa
nazi. En noviembre de 1941, Ubico cedió a la presión de
Estados Unidos e impuso cuotas y puso en lista negra las
propiedades alemanas. Debido a que los alemanes no
sufrían a satisfacción de Estados Unidos bajo el sistema
de cuotas, los estadounidenses urgieron a Ubico la
nacionalización de las propiedades alemanas. Por temor
de desestabilizar la economía y alejarse de la colonia

55 Grieb, Guatemalan Caudillo, 270-71.

45
alemana y sus simpatizantes, Ubico retrasó la decisión
hasta el 22 de junio de 1944, cuando nacionalizó 130
propiedades alemanas, que colectivamente producían
del 20 al 25 por ciento del café del país.56

De un plumazo, Ubico eliminó a los finqueros


más eficientes y productivos de la nación e hizo al
Estado el más grande terrateniente del país. A pesar
de que los cafetaleros guatemaltecos se convirtieron en
los mayores productores de café por ausencia, ellos no
estaban totalmente satisfechos con las expropiaciones.
Los alemanes habían sido innovadores, productores
eficientes, a través de los cuales muchos guatemaltecos
habían tenido acceso a los mercados extranjeros y
capital. Sin embargo, las expropiaciones sentaron un
peligroso precedente, porque el Estado se convirtió
en el propietario y administrador de fincas altamente
productivas. No obstante los liberales habían apoyado
el control del Estado sobre los puertos y los ferrocarriles,
los oligarcas nunca pensaron al Estado como gran
terrateniente. La expropiación de las fincas alemanas
envió a la oligarquía el ominoso mensaje de que el
Estado tenía el derecho y la obligación de nacionalizar
propiedad privada. Si el Estado podía expropiar a los
alemanes, este podía también expropiar a los finqueros
guatemaltecos.

Aunque no como la reforma agraria de 1952,


la nacionalización de la propiedad de los alemanes no
debilitó la red de familias oligarcas porque solamente
unos pocos alemanes se habían asociado con familias
de la élite guatemalteca. Emigrantes españoles,
italianos, franceses y suizos se casaron con miembros
de la oligarquía y a través de esto adquirieron prestigio
social y poder político. Los alemanes, sin embargo,

56 John M. Cabot (chagé d’affaires) to State, 1 de agosto de 1940,


SD 814.5011/10; Grieb, Guatemalan Caudillo, 257-63; Des Portes to State,
12 de agosto de 1942, SD 814.61333/59; Berger, Political and Agrarian De-
velopment, 35-36.

46
corrientemente se casaban con alemanes, manteniendo
su identidad alemana y reuniéndose con compatriotas
en el Club Alemán. Si ellos se hubieran integrado con
la oligarquía local o al menos establecido una conexión
permanente con Guatemala, posiblemente habrían
evadido la confiscación. Carlos Novella, el hijo de un
inmigrante italiano, evadió la expropiación traspasando
el titulo de propiedad de la fábrica de cemento a sus hijos
en 1938. El Departamento de Estado lo consideró un
subversivo potencial, pero bajo la propiedad y dirección
de sus dos hijos estadounidenses, ni Washington ni
Guatemala puso a la compañía en la lista negra.57

La oligarquía, una dominante pero subordinada


fuerza durante la dictadura, mantuvo su poder político
y lo uso efectivamente durante la crisis política que
surgió en junio de 1944. A pesar de que estudiantes
universitarios lanzaron la campaña y las clases medias
urbanas y trabajadores se unieron, la oligarquía también
jugó un significativo papel forzando la renuncia de
Ubico. Entre los líderes de la oposición estuvieron los
hermanos Toriello Garrido, Jorge, Enrique, Guillermo y
Alfredo. Estos jóvenes, abogados y hombres de negocios
educados en Estados Unidos, mantenían una posición
marginal dentro de la oligarquía a través de casamientos
y negocios. Alfredo Toriello se caso con Elvira Saravia
Castillo, hija de Salvador Augusto Saravia y Manuela
Castillo Córdova. Guillermo se caso con María Mercedes
Castillo Menocal, hija de Rafael Castillo Lara y cuya
esposa poseía dos ingenios de azúcar en Escuintla.
Ligados por matrimonio a la principal familia industrial
y a la aristocracia colonial, los Toriello representaban a
la facción modernizadora de la oligarquía, ansiosa de
respirar nueva vida dentro del sistema político y acelerar
el desarrollo económico derrocando a la asfixiante
dictadura. El 24 de junio de 1944, dos días después
que Ubico suspendió las garantías constitucionales,

57 Dosal, “Career of Carlos F. Novella,” 321-58.

47
Guillermo condenó públicamente al dictador y clamó
por su renuncia leyendo la Carta del Atlántico.58

Guillermo además colaboró con los jóvenes


profesionales que elaboraron el famoso Memorial de
los 311, una petición escrita por Toriello, Ernesto Viteri
Bertrand, Enrique Muñoz Meany, Eugenio Silva Peña y
Federico Rölz Benett. El breve documento sorprendió
a Ubico, era una expresión de solidaridad con los
estudiantes y una demanda por la restauración de los
derechos constitucionales. Este fue firmado por 311
prominentes ciudadanos, incluyendo Pedro Aycinena,
Eduardo Arrivillaga, Ramón Aceña Durán, Roberto Arzú
Cobos y José Azmitia descendientes de la aristocracia
colonial. Aún el sobrino segundo de Ubico Oscar Ubico
Zabadúa firmó el memorial. Si bien es cierto que el
95 por ciento de los firmantes provenían de las clases
medias, las firmas de la oligarquía tenían un peso mayor.
Entregado por Jorge Serrano (padre del ex-presidente
Jorge Serrano Elías) y Federico Carbonell el 25 de junio,
éste fue un reto directo para Ubico de la clase alta que él
respetaba. De acuerdo con el embajador estadounidense
Boaz Long, Ubico fue profundamente sacudido por la
petición y herido en su orgullo propio cuando supo que
hasta sus allegados se le oponían.59

En los días siguientes, cuando profesores,


estudiantes y trabajadores se enfrentaban a la dictadura
en las calles, los profesionales de la clase media y la
oligarquía negociaron una salida política a la crisis.
La campaña masiva de desobediencia civil molesto al

58 Manuel Galich, Del pánico al ataque (1949, reimpresión, Guate-


mala: Edit. Universitaria, 1977), 287-326; Haeussler, Diccionario General,
vol. III, 1558-59; Edgar Aparicio y Aparicio, Bernal Díaz, 85-89, 95-96; NA-
CLA identificó a la familia Toriello como una de las veinte más impor-
tantes de Guatemala, Jonas and Tobis, Guatemala, 248-49.
59 Baltasar Morales, Derrocamiento de una tiranía (Guatemala:
Tip. Nac., 1958), 47-56; Gleijeses, Shattered Hope, 25-26; Aparicio y Apari-
cio, “La familia Ubico,” 152-61, 174-85; Tomás Herrera, Guatemala: revo-
lución de octubre (San José: EDUCA, 1986).

48
dictador, pero lo último fue la defección de la oligarquía
que pedía su renuncia. Con el ejército y la policía leales
a él, Ubico podía haber suprimido las protestas, pero
no podía gobernar sin la oligarquía. Para desmayar a
Ubico, los negocios y la industria apoyaron una huelga
general que paralizó la capital el 26 de junio. A través de
Arturo Saravia Ubico y Federico Chacón Ubico, sobrino
segundo de Jorge, las clases altas y la comunidad
diplomática comunicó su disgusto por la suspensión de
las garantías constitucionales y urgieron al dictador a
evitar un innecesario baño de sangre. Solamente quince
años antes frente a una crisis económica los oligarcas
fueron compelidos a demandar una mano de hierro;
en 1944 ellos apoyaron la democratización antes que la
dictadura. Desilusionado y ofendido por la defección
de prominentes ciudadanos, Ubico llegó a la dolorosa
conclusión que tenía que renunciar. Ubico contemplaba
la designación de Saravia como su sucesor y presidente
interino, pero cuando renunció el 1o. de julio, designó
un triunvirato militar conformado por Federico Ponce
Vaides, Eduardo Villagran Ariz y Buenaventura Pineda,
tres generales retirados que estuvieron en el palacio
nacional cuando Ubico escapaba de una batalla que
pudo haber ganado.60

Obligando a Ubico a renunciar, y tres meses


más tarde apoyando una rebelión militar, una facción
modernizadora de la oligarquía intentó institucionalizar
un orden más democrático y económicamente
progresista. Una nueva generación de inversionistas, los
hijos y los nietos de los liberales oligarcas como también
de los pioneros industriales, concluyeron en que la
diversificación económica y el desarrollo industrial
requería de la construcciónde un Estadomás responsable,
y para este fin, unos pocos oligarcas colaboraron con la
clase media en sus esfuerzos para derrocar al régimen

60 Gleijeses, Shattered Hope, 24-26; Grieb, Guatemalan Caudillo,


273; Morales, Derrocamiento de una tiranía, 77-81, 92-100.

49
liberal. Sin embargo, como la revolución desató fuerzas
políticas que las élites no podían controlar, la oligarquía
perdió interés en la democratización. Los industriales
estaban preparados para tomar un papel activo en el
gobierno, pero ellos no estaban listos para destruir la
estructura del poder oligárquico bajo el cual se habían
desarrollado.

50
“LA TACITA DE PLATA Y SUS
CONTRASTES. LA CIUDAD DE
GUATEMALA, 1931-1944.”

Oscar Guillermo Peláez Almengor


“LA TACITA DE PLATA Y SUS CONTRASTES. LA
CIUDAD DE GUATEMALA, 1931-1944.”

“No más canes vagabundos! Ni mendigos por las


calles de la Ciudad. 2.000 bocados para los chuchos.-
Pordioseros al Asilo de Inválidos.”

El Imparcial (22-6-37), p. 1.

Oscar Guillermo Peláez Almengor1

INTRODUCCION

El 14 de febrero de 1937, la Ciudad de Guatemala


amaneció de fiesta. Se conmemoraba el sexto aniversario
de “la exaltación al poder del general Jorge Ubico (1878-
1946)” El centro de la ciudad presentaba, de acuerdo
con los periódicos capitalinos, un aspecto encantador.
Los edificios públicos y las calles adyacentes a la casa
presidencial, fueron “regiamente adornados.” La sexta
avenida entre la cuarta y quinta calles tenía un alumbrado
multicolor, especialmente preparado para el evento. En
la cuarta calle y sexta avenida se pusieron “dos columnas
con una antorcha en su parte más alta.” En la esquina
de la casa presidencial se colocó “un número 5 adornado
con foquitos de colores.”2 En la esquina de la sexta
avenida y sexta calle fue ubicado un arco construido
por los vecinos de San Juan Sacatepéquez, “adornado
de claveles rosados y hojas de encino.” En la puerta
principal de la casa presidencial se puso un gran escudo
con las letras J.U.; y como “marco escénico” por toda la

1 Profesor titular del Centro de Estudios Urbanos y Regionales


(CEUR) y de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos
de Guatemala. El presente trabajo fue presentado al III Congreso Cen-
troamericano en Historia, San José, Costa Rica, 15 al 19 de julio de 1996.
2 De acuerdo con El Imparcial, (14 feb. 1937), p.p. 1 y 5; el número
cinco era en referencia al viejo escudo federal que representaba a los países
centroamericanos con cinco volcanes.

53
cuadra se colocaron adornos en las ventanas, cordones de
luces de colores, banderas azul y blanco y “escuditos.” La
Guardia de Honor y el edificio del Ministerio de Fomento
fueron embellecidos con cordones de pino, estrellas de
luz eléctrica y banderitas.3

El diario capitalino El Imparcial presentó, “en la


más atenta y respetuosa forma,” susaludo al general Jorge
Ubico. Alcumplirse los “seis primeros años de gobierno,”
el rotativo se unió a las múltiples manifestaciones de
reconocimiento por la “obra de progreso material y
orden” llevada a cabo durante su administración. Entre
tanta algarabía, se realizó un fastuoso desfile, en que
participaron indígenas de diferentes comunidades del
interior del país. Hombres y mujeres de Quetzaltenango,
Cobán, Concepción Chiquirichapa, Olintepeque,
Santiago La Laguna, San Juan Sacatepéquez, Comalapa,
etc., luciendo sus atuendos tradicionales y las insignias
de sus cofradías marcharon al son de tunes, chirimías y
tamborones recibiendo los aplausos de la concurrencia,
cumpliendo, de acuerdo a la nota periodística, una
función “decorativa” y “una nota pintoresca.”4

Estas manifestaciones y otras que se celebraron


en el interior del país trataban de reflejar fastuosamente
la aprobación del pueblo guatemalteco a los primeros
seis años de gobierno de Ubico. Sin embargo, como en
las fiestas de Minerva durante el gobierno de Manuel
Estrada Cabrera (1898-1920), no había indicios de los
acontecimientos que posteriormente se desatarían contra
la dictadura. La Ciudad de Guatemala como centro de
poder manifestó su supuesta adhesión al régimen a través
de su engalanamiento.5 En este sentido consideramos

3 Ibíd., p.p. 1 y 5.
4 Ibíd., p.p. 1 y 5.
5 Elizabeth Wiskemann, La Europa de los dictadores 1919-1945
(México: Siglo Veintiuno, 1983), p. 25; señala refiriéndose a Benito Mussolini
el dictador italiano que “siguió, medio a ciegas, su camino hacia una dict-
adura basada en aclamaciones populares organizadas por él, que expresa-
ban un entusiasmo popular, aunque no siempre compartido por todos.”

54
que las aclamaciones populares organizadas en honor
de Jorge Ubico no expresaban el sentimiento general de
la población, sino solamente la aprobación de una élite
favorecida por la dictadura y alentada particularmente
por el Partido Liberal Progresista.

Lo importante de este retrato de la ciudad, para


el presente trabajo, son los cambios ocurridos en la capital
durante los años treinta y sus actores sociales. Fue en
aquella década que la ciudad empezó a recuperarse
definitivamente del daño causado por los terremotos de
1917-18, especialmente en lo que se refiere a servicios
urbanos y edificios públicos. Además, este período
coincidió con el inicio en 1931 de la dictadura de Jorge
Ubico6, quien gobernó el país hasta 1944. En aquellos años
se empezaron a sentir los efectos de la crisis económica
mundial de 1929. La principal medida económica adoptada
por el régimen para sortear la crisis fue fortalecer el cultivo
del café. Se enfrentó la crisis, con medidas como las leyes
de vagancia y vialidad que obligaban a la población rural a
trabajar por un salario tan bajo que condenaba a vivir una
vida semi-esclava en las fincas de café. Así, se mantuvo
un severo control sobre la población rural obligada de esta
forma a ofrecer su trabajo por un pago miserable.7 En la
ciudad esta situación se reflejó en la estructura económica.
La mayor parte de su habitantes en 1938 se dedicaban
a actividades del comercio; sin embargo, muchos se
ocupaban aún en la agricultura.8

6 Kenneth J. Grieb, Guatemalan Caudillo (Athens, Ohio: Ohio Uni-


versity Press, 1979), Rafael Arévalo Martínez, Ubico (Guatemala: Tip. Nac.,
1984); Carlos Samayoa Chinchilla, El dictador y yo (Guatemala: José de Pineda
Ibarra, 1967), J. Enrique Ardón, El señor general Ubico (Guatemala: Comercial
Tipográfica, 1968), Baltasar Morales, La caída de Ubico (Guatemala: Sánchez
& De Guise, s/f), Joseph Apolonio Pitti, Jorge Ubico and Guatemalan Politics
in the 1920’s (University of New Mexico, Ph.D. Dissertation, 1975).
7 Piero Gleijeses, “La aldea de Ubico: Guatemala, 1931-1944”, en
Mesoamérica 17 (junio 1989), pp. 25-59.
8 Gisela Gellert, “Ciudad de Guatemala: crecimiento espacial y
desarrollo de su estructura urbana 1898 hasta 1944.” (Guatemala: Fun-
dación para la cultura y el desarrollo, 1992), p.p. 28-30. Inédito.

55
Pese a la crisis, la población de la ciudad creció
a un ritmo estable. El censo de 1937 indica que vivían
en la ciudad 166,456 personas, y el censo de 1940 registró
174,868. Pero, el crecimiento es significativo solamente
si lo comparamos con los 115,447 habitantes que tenía la
ciudad en 1921.9 Debe mencionarse que parte de la política
de la dictadura fue la manipulación de los censos, por lo
que las cifras durante este período no son confiables.

Ubico consideró que la construcción de edificios


públicos paralelamente a la de carreteras eran los
factores fundamentales para el desarrollo del país. La
Dirección General de Obras Públicas, dependencia del
Ministerio de Fomento, fue la responsable de planificar y
ejecutar las obras de carácter nacional y también a nivel
local. Las municipalidades estaban encargadas de los
problemas locales como calles, drenajes, introducción de
agua, mercados y edificios de servicios. Pero no obstante
el papel formalmente asignado a las municipalidades,
los grandes proyectos fueron controlados de manera
centralizada por el gobierno.10

Los métodos de construcción en la ciudad


fueron los mismos que los usados para la construcción
de caminos; el trabajo fue hecho, en su mayoría, a mano
ya que poca maquinaría se podía adquirir en aquellos
momentos. Para el efecto se puso en vigor la Ley
contra la Vagancia, la cual establecía que los jornaleros
(trabajadoresdelcampo)debíanportarunlibretoenelcual
constaba que trabajaban, caso contrario eran obligados
a laborar en las construcciones gubernamentales. El
número de jornales a que estaban obligados era de
cien en el caso que tuvieran cultivos propios y ciento
cincuenta al no tenerlos.11 Tratando de evadir el castigo
de trabajo forzoso, los trabajadores fueron pobremente

9 Ibíd., p. 30.
10 Grieb, p.p. 163-164.
11 Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las leyes de la repúbli-
ca de Guatemala 1937-1938 (Guatemala: Tip. Nac., 1939), vol. 56, p.p. 94-95.

56
pagados y sometidos a las arbitrariedades de patrones
inescrupulosos.
De esa manera, la mano de obra fue pagada
a capricho y aquella con que se nutrió las obras
gubernamentales, en su mayoría, fue proporcionada por
las municipalidades locales en calidad de “voluntarios”.
Los presos también fueron utilizados como mano de obra
semi-gratuita, especialmente en la capital. La policía
ubiquista implementó diversas modalidades para la
“captura” de esa fuerza de trabajo, hacía recorridos los
sábados por la noche, especialmente en la cantinas, en
busca de peones o artesanos que eran encarcelados y
obligados a trabajar para el gobierno por algunos días.

Sin embargo, estos métodos no fueron suficientes


para proveer el número necesario de trabajadores para las
grandes obras emprendidas, por lo que muchos tuvieron
que ser reclutados por la vía del salario. La mayor
fuente de ingresos para pagar la fuerza de trabajo fue
el Impuesto de Vialidad, el cual obligaba a la población
en general a pagar una suma para el mejoramiento de la
red vial del país. Quien no pudiera cancelar el impuesto
tenía la obligación de trabajar por un determinado
número de días en las obras. Así, más de la mitad de
los trabajadores en obras públicas fueron pagados por el
gobierno a 25 ó 50 centavos diarios.12

La infraestructura de la ciudad.
Desde 1931 la pavimentación y los drenajes de
las calles fueron los mayores proyectos emprendidos
en la capital. Se abrieron las calles y avenidas de la
ciudad, previa instalación de las tuberías del drenaje, se
pavimentaron con concreto y se construyeron aceras y
tragantes.13 En primer lugar, se pavimentó un tramo de

12 Grieb, p.p. 164-65.


13 Ibíd., p. 165.

57
la sexta avenida y paulatinamente se cubrió la totalidad
del Parque Central hasta la 18 calle. Se utilizó concreto
de 15 centímetros de espesor la 6a. avenida norte (7,065
vr.2), la 12 calle poniente, la 5a. avenida (3,199.14 vr.2) y
la 7a. avenida sur (3,662.75 vr.2). Además, en partes de la
6a. y 5a. avenidas se colocaron adoquines y se cubrieron
con carpeta asfáltica.14 En la medida que el proyecto
avanzó se mejoraron las condiciones de salubridad del
centro de la ciudad. El plan general de pavimentación,
preparado de antemano por la Municipalidad, era
construir una “parrilla” de comunicaciones del centro
con los cantones y entradas de la capital.

En 1932, se anunció el arreglo y refacción de las


principales calles de cada barrio capitalino. Para esto se
tomó en cuenta las rutas del transporte colectivo, de tal
manera que cada barrio de la ciudad tuviera una calle
bien pavimentada. Además, se pensaba darle especial
importancia a las entradas de la ciudad debido a sus
“deplorables condiciones.”15 En 1933, las principales calles
y avenidas en el centro de la ciudad, alrededor de los
principales edificios de gobierno, ya estaban pavimentadas.16

Otra de las prioridades del gobierno fue conectar


a través de arterias pavimentadas los principales
cuarteles de la ciudad. Las que conectaban el fuerte
Matamoros con el de San José fueron las primeras en
terminarse; obviamente en esto prevaleció el criterio del
control militar de la población. A mediados de los años
treinta el gobierno centró sus esfuerzos en extender la
14 El Imparcial, Suplemento, (15 sep. 1931), p. 5; al respecto Jorge
Ubico indicó: “se encuentran en estudio varios proyectos de importancia y
que tienen relación con el definitivo saneamiento y ornato de las ciudades y
regiones, mas por la dura crisis actual, una elemental prudencia aconseja con-
formarse con mantener lo existente, ir terminando lo empezado y empren-
der con carácter urgentes, únicamente aquellas obras que demanden necesi-
dades ineludibles.” Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las Leyes de la
República de Guatemala 1932-1933 (Guatemala: Tip. Nac., 1935), vol. 51, p. 28
15 El Imparcial, (1 feb. 1932), p.p. 1 y 2.
16 Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las Leyes de la Repúbli-
ca de Guatemala 1933-1934 (Guatemala: Tip. Nac., 1936), vol. 52, p.p. 29-30.

58
pavimentación hacia el sur de la ciudad, en dirección
del aeropuerto. Paulatinamente, creció el número de
calles pavimentadas, en 1936, estas obras y los drenajes
llegaron hasta La Parroquia (actual Zona 6). De manera
que para aquel momento los trabajos en el centro de la
ciudad estaban concluyéndose.17

La propaganda gubernamental utilizó


abundantemente el hecho de presentar la obra concluida
del gobierno, especialmente los trabajos del centro de la
capital. En el año de 1937 una publicación oficial exaltó
la pavimentación con bloques de concreto, los drenajes
y la tubería del agua potable. Con esto evidentemente
mejoraron las facilidades para el transporte en vehículos
de motor y se posibilitó vivir en los barrios alejados del
centro. El punto central de la argumentación oficial fue que
el trabajo se realizó utilizando únicamente trabajadores
del país, un 90% de materias primas nacionales y que
se hizo con dinero del Estado. Finalmente, se indicó la
eficiencia lograda por la administración y los beneficios
en cuanto a circulación, higiene y ornato que se obtendría
con la nuevas calles.18 El trabajo de pavimentación y
drenajes de la ciudad no se detuvo; a finales de los años
treinta y principios de los cuarenta, estos se extendieron en
dirección sur y oriente a través de calles y bulevares. 19 No
obstante, algunas de las calles y avenidas del sector central
de la ciudad no fueron pavimentadas sino hasta los años
cuarenta y la mayoría tuvo que esperar mucho más.

En cuanto al drenaje se debe indicar que esta


obra fue planificada antes del gobierno de Ubico. En
el año de 1931, el Director General de Obras Públicas
ingeniero León Yela indicó que la planificación total
de la obra estaba terminada y que ésta había requerido

17 Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las Leyes de la


República de Guatemala (Guatemala: Tip. Nac., 1938), vol. 55, p. 52.
18 Seis años de gobierno presidido por el general Jorge Ubico
(Guatemala: Tip. Nac., 1937), p.p. 243-44.
19 Grieb, p. 166.

59
más de dos años de trabajo. El objeto del proyecto era el
saneamiento de la ciudad y era producto del trabajo de
un grupo de ingenieros de la Dirección de Obras Públicas
dirigidos por Carlos Malau. Además, el proyecto
planteaba la construcción de seis grandes colectores y la
conducción de la aguas negras al barranco de Chinautla.
La ubicación geográfica de la ciudad, argumentó Malau,
facilitaba la conducción de los desechos por gravedad.20
Así, con la planificación de esta obra la Ciudad de
Guatemala ingresaba a la modernidad sanitaria.

El arreglo de la calles fue logrado a partir de


contribuciones económicas de los vecinos. En 1931,
cuando se inició la pavimentación de la principal arteria
comercial de la ciudad (Sexta Avenida de la Zona 1), los
vecinos estuvieron anuentes a contribuir con el pago de
un quetzal por cada metro cuadrado de extensión del
frente de sus propiedades. Así mismo, se llamó a los
vecinos de las otras avenidas importantes de la ciudad a
contribuir “voluntariamente.”21 Al terminarse los trabajos
sobre una parte de la sexta avenida, vecinos de otras calles
y avenidas se ofrecieron a colaborar económicamente con
la pavimentación. Por ejemplo, los de la 18 calle de la
Zona 1 se comprometieron voluntariamente a cooperar
económicamente para el pago del asfalto que cubriría el
empedrado.22 De igual forma, lo solicitaron los de la 9a.
calle oriente “a semejanza del trabajo que se efectúa en la
sexta avenida sur.”23 En este sentido podemos suponer
que la pavimentación de la ciudad tomó dos direcciones.
La primera, sobre la sexta avenida, que tuvo un efecto
demostrativo, lo que motivó que otros vecinos solicitaran
se efectuaran esos trabajos también en sus calles y avenidas,
como lo muestran los ejemplos citados. La segunda,
la municipalidad descubrió que el único camino para

20 El Imparcial, (24 mar. 1931), p. 1; e Ibíd., (29 abr. 1931), p.p. 1 y 10.
21 Ibíd., (18 may. 1931), p. 1.
22 Ibíd., (20 may. 1931), p. 1.
23 Ibíd., (17 jun. 1931), p. 1.

60
realizar el trabajo era con la contribución económica de los
vecinos. Así, en agosto de 1931 la municipalidad acordó
cobrar a los propietarios de bienes urbanos la cuota de un
quetzal por cada metro cuadrado de pavimentación al
frente de sus propiedades.24 La justificación para el cobro
de este impuesto se basó en que realmente el pavimento
más barato costaba “dos quetzales y algunos centavos
la vara cuadrada”, y el concreto en las calles costaba
“cerca de tres quetzales.”25 Los vecinos de la Ciudad de
Guatemala costearon con sus propios medios el arreglo de
las principales calles y avenidas citadinas, especialmente
los comerciantes de las principales arterias citadinas.

A pesar del interés municipal y de los vecinos


por el arreglo de las calles y avenidas no todo fue como lo
dibuja la propaganda gubernamental. En 1931, se criticaron
las sumas de dinero invertidas por la municipalidad
en la compostura de calles y se indicó que pese a esto se
encontraban en un estado “desastroso,” cuestionándose los
controles de los trabajos que se efectuaban para conservar
el pavimento.26 Ello hizo que la municipalidad reclamara
a la compañía estadounidense Warren Brothers (compañía
responsable del asfalto), por la desintegración de la capa de
asfalto en tramos de la sexta avenida y exigió su reparación.27

En el año 1932 se dispuso mejorar las condiciones


de las calles que no tenían empedrado, las que en la
estación lluviosa se volvían intransitables a consecuencia
de las aguas que se estancaban. El sistema que se propuso
para solucionar el problema fue pasar por las calles una
“escarificadora --especie de rastrillo de los que se emplean
en las carreteras--,” y hacer canales con una cuchilla a
ambos lados de las calles “dejando la parte central en forma
de lomo de tortuga.” Posteriormente a esta operación se

24 Ibíd., (29 ago. 1931), p. 1.


25 Ibíd., (2 sep. 1931), p. 1 y 8.
26 Ibíd., (12 ago. 1931), p. 3.
27 Ibíd., (20 ago. 1931), p. 1.

61
pasarían las aplanadoras para dejar el terreno sólido y en
condiciones para el tráfico. Finalmente, la municipalidad se
comprometió a hacer los trabajos provisionales en las calles
y avenidas de los suburbios donde no había empedrado
para mejorar el tránsito y evitar los “charcos de agua.”28

El reclamo por el arreglo de las callesde los barrios


periféricos de la ciudad fue constante. La situación que
preocupaba a los vecinos era el estancamiento del agua
en las calles y avenidas, indicando que eran “peligrosos
para el tránsito y para la salud.”29 Algunos sectores
de la ciudad necesitaban reparaciones urgentes; por
ejemplo, en 1932 el ingeniero Luis Schlesinger Carrera
(Alcalde 1o. de la ciudad), en una entrevista indicó
que con carácter de emergencia la Municipalidad
había iniciado los trabajos de reparación de todas las
calles de la ciudad. Los “hoyancos,” indicó, se habían
principiado a rellenar con piedrín que a precio de
costo estaba siendo proporcionado a la municipalidad
por la dirección general de caminos. La inquietud del
periodista anónimo de El Imparcial fue que el piedrín
sería arrastrado también por las corrientes de agua, a lo
que el funcionario municipal contestó que si esto pasaba
un noventa por ciento del piedrín permanecería, lo cual
demostraba la utilidad del trabajo que se realizaba.30

Sin embargo, las quejas de los vecinos fueron


severas en razón de que algunas calles “se encontraban
en desastroso estado.” Se citó como ejemplo la
quince calle oriente entre la octava y novena avenidas
indicando que “tenía esa transitada arteria unos baches
formidables, que abarcaban todo el ancho de la calle
en algunos puntos.” Así también, la novena avenida
“en cuyos hoyancos peligrosos,” se había colocado
piedrín y tierra. Pero, este sistema no parecía perfecto

28 Ibíd., (1 jun. 1932), p.p. 1 y 8.


29 Ibíd., (3 jun. 1932), p. 3.
30 Ibíd., (16 jun. 1932), pp. 1 y 6.

62
y tampoco permanente para evitar que se formaran
“enormes charcas de agua putrefacta.” En algunos casos
la Municipalidad únicamente rellenó los hoyos en las
calles con tierra, sistema aún menos deseable para los
vecinos.31 El deplorable estado de calles y avenidas era
manifiesto; en 1934 se indicó que la 7a. Avenida Norte
estaba en “abandono desde hacía ya largo tiempo”.32
Aún en 1940, con motivo de las reparaciones que
se llevaban a cabo en la 8a. y 9a. calles entre 1a. y 2a.
avenidas se pidió que los trabajos se extendieran a otras
calles próximas, “o siquiera a aquellos tramos que más
urgen de una refacción.”33 Este mismo año se indicó que
en el trayecto de la calle de fray Bartolomé pasaba un
“desagüe bastante grande, maloliente y profundo que
pone en peligro la salud de los vecinos.”34

Elmercadocentralysus alrededores fueron objeto


de los señalamientos de la prensa en cuanto a su ornato
e higiene. Desde 1931 las “locatarias” (vendedoras del
mercado) indicaron la necesidad de mejoras sanitarias.
En aquel año se criticó el “fuerte olor fétido aún a
distancia de los mingitorios y de los inodoros, de la falta
de agua para el lavado y en fin del sistema anticuado
de letrinas.”35 Sobre el exterior del mercado se indicó
años más tarde, que tenía un “deplorable estado de las
aceras y en general de todo el frente que da a la octava
avenida.” Se dijo además que “Las aceras se mantienen
llenas de mugre y de agua, y el paso se hace dificilísimo.
Hay un ángulo de la avenida con la octava calle, que más
parece una laguna.”36 Lo anterior invita a relativizar
la obra urbanística del gobierno de Ubico. Si bien es
cierto que las principales arterias de la ciudad fueron

31 Ibíd., (8 jun. 1932), p. 3.


32 Ibíd., (3 sep. 1934), p. 3.
33 Ibíd., (23 may. 1940), p. 3.
34 Ibíd., (28 may. 1940), p. 3.
35 Ibíd., (26 mar. 1931), p. 1.
36 Ibíd., (13 jun. 1940), p. 3.

63
pavimentadas, muchas calles y avenidas de los barrios
pobres y aún sectores cercanos al centro no lo fueron
sino hasta gobiernos posteriores.

Debido a la mejoría de las calles los barrios


marginales empezaron a ser conectados con el sector
comercial de la ciudad en esta época. Esto permitió una
ampliación del servicio de transporte urbano. En el año
de 1943 dicho servicio cubría varias zonas de la capital
guatemalteca. Las principales líneas de autobuses fueron:
Parque Central a la Avenida de La Reforma, Pamplona
y museos de La Aurora; La Parroquia al Cementerio
General; Aduana Central al Hospital General y Zapote;
Parque Isabel la Católica al Barrio La Palmita; Cerro
del Carmen a Ciudad Vieja; Hipódromo del Norte a la
Estación de Ferrocarriles.37 Se debe indicar que en 1932
se creó la Empresa de Autobuses Unidos, cuyos gerentes
Rafael H. Monroy, Roque Rosito y Miguel Paredes,
intentaron monopolizar el servicio. Los autobuses
circulaban por la ciudad cobrando la suma de 5 centavos
por viaje. Así, con el remosamiento de calles y avenidas
fue evidente que el servicio mejoró, sin embargo este
monopolio también exigió garantías al gobierno contra
futuras competencias en el ramo.38 El establecimiento del
transporte urbano de autobuses consolidó la integración
de la capital guatemalteca en aquellos años.

La construcción pública.

La construcción de edificios públicos fue otro


de los puntos importantes del programa del régimen
ubiquista. Desde 1932 se concluyeron obras que habían
sido iniciadas por el gobierno anterior. Entre ellas estaba
la Facultad de Ciencias Médicas y Odontología, la cual se
terminó en junio de aquel año. Sobre el mismo indicó un
37 Guatemala en 1943 (Guatemala: Tip. Nac., 1943), s/p, sección
transportes.
38 El Imparcial, (2 ene. 1932), p.p. 1 y 2.

64
periódico capitalino “es uno de los edificios más hermosos
y modernos que enriquecen el ornato de la ciudad.”39 El
primer edificio fruto exclusivo de la época ubiquista fue el
Palacio Legislativo inaugurado en 1934. La propaganda
oficial opinó sobre el mismo que: “La pureza de sus líneas
de estilo jónico, lo destacan inconfundible entre la masa
de construcciones ciudadanas.” Así mismo, el edificio
era: “Suntuoso en conjunto y estrictamente dentro del
orden arquitectónico adoptado.”40 En 1937 fue abierto
al público el Palacio de Justicia y el edificio de Sanidad
Pública.41 La Casa Presidencial fue terminada en 1942. Las
publicaciones oficiales indicaron: “Sin lujo, con la sencillez
y decoro indicados, se construyó la casa para habitación
del Jefe de Estado y su familia.”42 Sobre el edificio de la
Policía Nacional, inaugurado en noviembre del mismo
año, indicó el mensaje presidencial: “se combinaron
los estilos románico y gótico. Está dotado de todas las
comodidades indispensables para el buen funcionamiento
. . .”43 El Palacio Nacional fue el proyecto principal de la
administración de Ubico, sin embargo, no fue terminado
sino hasta 1944. A pesar de que el proyecto fue autorizado
desde 1931 y los planos del arquitecto Rafael Pérez de
León fueron entregados en 1932,44 por la envergadura de
la construcción, terminarlo tomó toda la dictadura.

Como parte de la fiebre constructiva del gobierno,


en 1934 fue concluido el edificio de la Aduana Central.
Las publicaciones oficiales indicaron que: “es el vasto
edificio de la Aduana Central una de las más significativas

39 Ibíd., (4 jun. 1932), pp. 1 y 4; ver también: Mensaje Presidencial,


en: Recopilación de las Leyes de la República de Guatemala 1932-1933
(Guatemala: Tip. Nac., 1935), vol. 51, p. 28.
40 Seis años de gobierno..., p. 249.
41 Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las Leyes de la Repúbli-
ca de Guatemala 1938-1939 (Guatemala: Tip. Nac., 1940), vol. 57, p. 103.
42 Seis años de gobierno..., p.249.
43 Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las leyes de la repúbli-
ca de Guatemala 1943-1944 (Guatemala: Tip. Nac., 1944), vol. 62, p. 95.
44 El Imparcial, (8 jun. 1932), p.p. 1 y 8.

65
y de la que teníamos urgente necesidad.” Agregando
que sobraban los elogios porque: “está escrito en acero
y concreto.”45 Con respecto a este edificio en 1932 un
periódico capitalino señaló que Ubico dispuso que
“cuanto antes principien la reconstrucción del edificio de
la aduana central.”46 El Palacio de Comunicaciones, que
albergó a la Dirección General de Correos y Telégrafos fue
inaugurado en 1938. Así también, fue abierto el edificio
de la Tipografía Nacional en 1939 y el Hospital Militar.
Varios edificios para exposiciones fueron construidos en el
campo de la feria al sur de la ciudad. Por ejemplo, el tercer
salón de industrias para exhibiciones en el Hipódromo del
Sur fue inaugurado en 1936 y el cuarto en 1937. La mayor
parte de las construcciones fueron concluidas a finales
de los años treinta, luego que el régimen superó la crisis
económica de principios de aquella década.

Otras obras fueron emprendidas con el objeto


de mejorar el ornato de la ciudad. A principios de la
década de los treinta los basureros estaban en el centro
de la ciudad. Un rotativo capitalino señaló que en el
terreno desocupado entre la 9a. y 10a. avenidas y 15
calle de la Zona 1: “se convirtió en una verdadera selva,
que aprovechan los vecinos ... para arrojar basura y los
transeúntes urgidos de necesidades corporales para
satisfacerlas sin mayor recato.” De esta manera indicaron:
“basuras, heces y animales muertos que se corrompen al
sol, vuelven aquellos andurriales intransitables.”47 Así
también, en 1932 la prensa indicó con respecto al Cerro del
Carmen: “hay que limpiarla de las lacras e inmundicias
que la rodean. Nuestro paseo más pintoresco es, en verdad
el más grande basurero de la capital.”48 Tres años después,
en el mensaje presidencial al Congreso, se señaló sobre el
particular: “Esta colina se ha transformado en el paseo

45 Seis años de gobierno ..., p. 249.


46 El Imparcial, (13 jun. 1932), p. 1.
47 Ibíd., (18 sep. 1931), p. 3.
48 Ibíd., (21 mar. 1932), p. 3.

66
más pintoresco de la capital, embelleciéndola con jardines
artísticos y construcciones de tópicos coloniales.”49

Como gobiernos anteriores, el régimen ubiquista


no escapó al “embellecimiento” de la ciudad con
obras ornamentales; la Torre del Reformador fue una
construcción iniciada en 1935, tratando de perpetuar
la memoria del caudillo liberal Justo Rufino Barrios. A
imitación de la Torre Eiffel en París se construyó totalmente
de acero y en la parte superior se colocó una campana
adquirida en Bélgica.50 Siguiendo la línea ornamental
se construyó la Plaza España al final de la 7a. Avenida,
en el sur de la ciudad. En 1936, se inició el Parque y
monumento a la Independencia al final de la actual
Avenida la Reforma Zona 10.51 En 1931, se inició el trabajo
para la construcción de un nuevo estadio para la práctica
deportiva. La Dirección General de Obras Públicas se
comprometió a proporcionar el material necesario y el
jefe de la Penitenciaría Central a proporcionar la mano de
obra. La prensa guatemalteca esperaba que los “cien reos
facilitados ... terminen en breve tiempo la construcción del
estadio.”52 El nuevo estadio fue inaugurado finalmente
en enero de 1933, con un encuentro de fútbol entre la
selección capitalina y la chiquimulteca.53

Piero Gleijeses refiere la anécdota que Francisco


Javier Arana y Jacobo Arbenz Guzmán se conocieron
mientras vigilaban cuadrillas de presos trabajando en la
infraestructuracapitalina.54 Lossectoresmenosfavorecidos
de la sociedad guatemalteca llevaron sobre sus espaldas

49 Mensaje Presidencial, en: Recopilación de las leyes de la repúbli-


ca de Guatemala (Guatemala: Tip. Nac., 1938), vol. 54, p. 55.
50 Ibíd., Recopilación de las leyes de la república de Guatemala
1936-1937 (Guatemala: Tip. Nac., 1938), vol. 55, p. 52.
51 Ibíd.
52 El Imparcial, (7 agos. 1931), p.p. 1 y 8.
53 Ibíd., (30 dic. 1932), p.p. 1 y 2.
54 Piero Gleijeses, El mundo de Jacobo Arbenz (Guatemala: USAC,
1995), p. 10.

67
las ambiciones monumentales y decorativas del régimen
ubiquista. Indios, presos y artesanos capitalinos fueron
obligados a realizar los trabajos de construcción, higiene y
ornato de la Ciudad de Guatemala durante este período.
La situación no fue idílica como la presentó la propaganda
de la Municipalidad cuando indicó: “Centenares de
artesanos y jornaleros guatemaltecos que padecían bajo el
rigor del desempleo han hallado retribuida ocupación.”55

Buscando mejorar las condiciones de vida


de algunos de los pobladores de la ciudad capital se
emprendieron dos proyectos habitacionales, los que
constituyeron el inicio de las colonias en Guatemala. Con
fondos del Crédito Hipotecario Nacional se principió a
construir la colonia “Presidente Ubico”, en la actual Zona 5
de la ciudad capital. En noviembre de 1937, se entregaron
las primeras 120 casas completamente terminadas de un
total de 229. Al final de la dictadura ubiquista se inició
la edificación de la que posteriormente se llamó “Colonia
20 de Octubre” también en la Zona 5. Por otro lado, se
realizó la lotificación de la “Colonia Progresista” a orillas
del lago de Amatitlán, de carácter recreacional para los
grupos pudientes de la sociedad guatemalteca.56

Durante esta época se hicieron mejoras en los


servicios citadinos y rurales. En 1931, se limpió por
primera vez en ciento treinta años uno de los acueductos
de la ciudad. El acueducto de Pinula estaba en un estado
lamentable, pues de las 30 pulgadas que tenía de altura
24 estaban formadas de lodo, por lo que resultaba difícil
explicarse como había funcionado hasta aquel momento.57
Con respecto a la introducción de agua potable a la ciudad
de Guatemala se realizó el proyecto del río Teocinte,

55 El Imparcial, Suplemento, (15 sep. 1931), p. 3.


56 Mensaje Presidencial, Recopilación de las leyes de la república
de Guatemala 1937-1938 (Guatemala: Tip. Nac., 1939), vol. 56, p.75.
57 El Imparcial, (29 oct. 1931), p. 1; e Ibíd., (1 ene. 1932), p. 3.

68
concluido en 1939.58 Así mismo, en términos de la
generación de energía eléctrica se creó la “Planta Nacional
Hidroeléctrica de Santa María de Jesús”, la cual desde
1936 se utilizó para abastecer de electricidad a varias
poblaciones del occidente del país,59 aunque esta última
fue construida con el objetivo principal de suministrar
energía al Ferrocarril de los Altos, malogrado proyecto de
la empresa alemana AEG.60

Debe señalarse que la infraestructura de la


ciudad fue construida específicamente con el propósito
de mejorar la administración pública y el aspecto y
salubridad del sector comercial de la misma. Como
en los mejores tiempos de Manuel Estrada Cabrera, se
benefició la labor administrativa del gobierno central,
descuidando las condiciones de vida de la población en
general, especialmente la menos favorecida. De acuerdo
con Gisela Gellert, Ubico encontró un terreno fértil para la
realización de sus proyectos. Los terremotos de 1917-18
habían dejado a la ciudad sin edificios públicos. Además,
resultó un buen negocio la relación del dictador con el
sector privado vinculado con la construcción tal el caso
de los cementos Novella. El trabajo forzado proporcionó
la mano de obra necesaria para la realización de este tipo
de obras monumentales,61 las cuales no se concentraron
solamente en la Ciudad de Guatemala. La pasión
dictatorial por la construcción de edificios públicos,
caminos, puentes y canales con mano de obra casi gratuita
alcanzó todos los confines del territorio nacional.62

58 Mensaje Presidencial, Recopilación de las leyes de la república


de Guatemala 1939-1940 (Guatemala: Tip. Nac., 1942), vol. 58, p. 93.
59 Ibíd., Recopilación de las leyes de la república de Guatemala
1937-1938 (Guatemala: Tip. Nac., 1939), vol. 56, p. 87.
60 Al respecto ver: María Olimpia Ochoa Rabanales de Barillas,
Historia del Ferrocarril Nacional Eléctrico de Los Altos Quetzaltenan- go-
San Felipe 1902-1936 (Guatemala: USAC, 1995).
61 Gisela Gellert, p. 34.
62 A este respecto ver: Vías de comunicación. Síntesis de la obra de
vialidad desarrollada por el gral. Jorge Ubico Presidente de la República
de Guatemala (Guatemala: Tip. Nac., 1941).

69
La otra cara de la ciudad.

En los barrios miserables que rodeaban el centro


de la ciudad, las condiciones de vida eran diferentes.
En la Reformita (Zona 11), por ejemplo, en 1931 los
vecinos clamaban por obras de saneamiento, en vista que
contaban “con varios focos de infección.” El primero,
un pantano situado en terrenos de Domingo Pinal y
como complemento los desagües que corrían a flor de
tierra.63 Este mismo año en el Cantón Independencia y
San Pedrito (Zona 5) los vecinos solicitaron se empedraran
las avenidas centrales y se instalara alumbrado eléctrico.
Los vecinos manifestaron “la necesidad y urgencia de
mandar a arreglar las calles de San Pedrito” para evitar
los lodazales durante el invierno.64 La fragilidad de las
viviendas urbanas las hacía susceptibles de ser afectadas
por los fenómenos naturales. En mayo de 1931 un fuerte
viento “arrancó de cuajo la casa de madera donde vivía el
Sr. Daniel Salamanca,” en el barrio La Palmita. Además,
levantó el techo de otras dos viviendas.65 En este mismo
barrio en junio de aquel año los vecinos solicitaron la
construcción de desagües.66 La falta de agua potable se
manifestaba también en La Palmita, así “verán decenas
y decenas de mujeres que hacen cola por horas enteras
esperando turno para llenar sus cántaros en un hilillo de
agua que cae desmayadamente.”67

En julio de 1931, el Cantón Palomo sufrió una


grave inundación. Producto de los desagües obstruidos
con basura; más de quince agentes policíacos actuaron para
salvar vidas y bienes de los pobladores del sector.68 En julio
de 1931, los vecinos de Ciudad Vieja enviaron una solicitud,

63 El Imparcial, (12 mar. 1931), p. 1.


64 Ibíd., (20 marzo 1931), p. 1.
65 Ibíd., (9 may. 1931), p. 1.
66 Ibíd., (9 jun. 1931), p. 1.
67 Ibíd., (6 nov. 1931), p. 3.
68 Ibíd., (21 jul. 1931), p.p. 1 y 10.

70
en vista de que su barrio no estaba experimentando las
ventajas que ya disfrutaban otros sectores favorecidos
y solicitaron se les instalara alumbrado eléctrico en las
calles.69 Así mismo, en el Barrio Gerona (Zona 1) se carecía
de agua potable, alumbrado eléctrico y desagües, pero los
habitantes solicitaban especialmente los desagües. En el
Guarda de Chinautla se indicó que por falta de desagües
en “se han formado grandes lagunetas de donde se
levantan nubes de zancudos,” además, las aguas estaban
putrefactas y hacían del sector un lugar “enfermizo”.70 El
único barrio capitalino que tuvo motivos de alegría aquel
año fue El Gallito. En éste se construyeron desagües y
se introdujo alumbrado público, ante lo cual los vecinos
manifestaron que se había “mejorado en esta forma la
salubridad de aquel cantón, habitado de personas pobres
y trabajadoras.”71 Sin embargo, las condiciones sanitarias
de El Gallito dejaban mucho que desear; en octubre de
1931 los vecinos dirigieron un memorial para que Sanidad
Pública tomara medidas contra “los cerdos que a todas
horas del día vagan por las calles de aquel centro sub-
urbano” provocando problemas de salubridad e higiene.72
Lo anterior es un ejemplo palpable que mientras se
mejoraba ostensiblemente el ornato y funcionalidad del
centro de la ciudad, en los barrios aledaños las carencias
eran múltiples. Agua, drenajes y alumbrado eran las
principales demandas de los capitalinos pobres.

Además de estar sujetos a las inclemencias del


clima y el descuido de las autoridades, los habitantes de
los barrios pobres tuvieron que luchar por regularizar la
tenencia de los lotes de tierra que habitaban. El caso del
barrio Gerona, es ilustrativo; en 1932, debido a la crisis
económica por la cual atravesaba el país, los vecinos se
atrasaron en el pago de las cuotas de los terrenos que

69 Ibíd., (27 jul. 1931), p. 10.


70 Ibíd., (8 agos. 1931), p.p. 1 y 7.
71 Ibíd., (17 sep. 1931), p. 1.
72 Ibíd., (1 oct. 1931), p. 1.

71
ocupaban por lo que tuvieron que renegociar la deuda.
Los propietarios accedieron a rebajar el valor de los
lotes y dar un plazo de tres años para que los morosos
efectuaran el pago.73

Otra manifestación de la crisis fue el desempleo.


En 1931 se elaboró una estadística para establecer el
número de desempleados en la capital guatemalteca,
mostrando el recuento oficial la cifra de 4,000, de los
cuales indicaron las autoridades 400 tenían otras fuentes
de trabajo para sostenerse.74 La veracidad de las cifras es
discutible, debido a la manipulación gubernamental de
las mismas en su intento de proyectar una imagen falsa de
la realidad nacional. Sin embargo, de alguna manera éstas
mostraban como la crisis económica mundial afectaba de
manera drástica la situación del empleo en la ciudad. Es
claro que los sectores menos favorecidos fueron aquellos
donde se asentaba la mayoría de la población. La que se
caracterizaba principalmente por las condiciones de sus
viviendas y la mala calidad de los servicios urbanos.

En el año de 1932, se hizo evidente la falta de


agua potable en el Barrio de Guadalupe. Los vecinos se
mostraron quejosos porque la cantidad de líquido que
les llegaba no era suficiente para cubrir sus necesidades
básicas de higiene personal.75 En algunos lugares los
afectados tomaron la solución de los problemas en sus
manos, tal el caso del Cantón Barrios, que ante la falta
de drenajes manifestaron estar dispuestos a construirlos,
siempre y cuando se les exonerara de contribuciones.76
En el Barrio La Palmita se organizó una asociación
deportiva y acordó gestionar la colocación de un ramal
de tubería para agua potable. La asociación ofreció
pagar el costo por medio de una cuota prudencial.77

73 Ibíd., (18 ene. 1932), p.p. 1 y 8.


74 Ibíd., (19 ago. 1931), p. 1.
75 Ibíd., (28 abr. 1932), p. 1.
76 Ibíd., (7 may. 1932), p.p. 1 y 6.
77 Ibíd., (1 sep. 1934), p. 1.

72
Por otro lado, también se criticaron las penosas
condiciones del inquilinato en la ciudad capital. En 1931
se solicitó que los “palomares” fueran inspeccionados
porque sus condiciones eran “escandalosamente
desastrosas.” Esto en perjuicio de “Infelices obreros . . .
que sufren habitando los departamentos del palomar.”78
En general podemos indicar que aunque las condiciones
del centro administrativo y comercial de la ciudad
mejoraron durante estos años, las condiciones de vivienda
para los sectores pobres de la capital continuaron siendo
precarias. Y en aquellos en que se dio alguna respuesta
gubernamental, fue más a instancias de los vecinos que
fruto de un política institucional.

Aprincipiosdeladécadadeloscuarentalasituación
económica del país cambió. Progresivamente las ventas y
los precios de café fueron mejorando, especialmente hacia
los Estados Unidos de América. Washington se mostró
interesado en crear capacidad adquisitiva y de consumo
en los mercados latinoamericanos.79 Se suscitó un intenso
movimiento en las exportaciones; entre julio de 1939 y
mayo de 1940 se exportó el 73.7% del café hacia Estados
Unidos. De manera que, ante el cierre de los mercados
europeos debido a la segunda guerra mundial, se
modificó el panorama internacional y con esto las ventajas
para el país crecieron. Además, el interés estadounidense
se amplió a una diversidad de productos agrícolas como
cacao, hule, cardamomo, citronela y maderas preciosas.80
La posición de la banca central de Guatemala se mejoró
notablemente, presentando “Una situación halagadora”,
en un momento de crisis mundial.81 El respaldo en oro
de la moneda nacional subió en el mercado de Nueva
York.82 Un alza notable de la economía se produjo como

78 Ibíd., (28 oct. 1931), p. 3.


79 Ibíd., (6 mar. 1940), p. 1.
80 Ibíd., (10 jun. 1940), p.p. 1 y 2.
81 Ibíd., (11 jun. 1940), p. 1.
82 Ibíd., (1 mar. 1940), p. 1.

73
consecuencia de estos hechos; la perspectiva de los años
cuarenta fue diferente a la de los treinta.

Sin embargo, la ciudad continuaba creciendo y


generando la misma clase de problemas que en la década
anterior. Los apologistas del régimen ubiquista afirman
que en la Ciudad de Guatemala de aquellos años:

“estaba coartada la libertad para arrojar


basura en la calles y avenidas de las ciudades,
ni en los predios urbanos, y fue por eso que
precisamente en ese tiempo, tuvo Guatemala
fama internacional de ser tan limpia como una
tacita de plata...”83

Para otras personas la ciudad en época de Ubico


“empezaba a crecer,” con el encanto de los pasatiempos
importados de Estados Unidos, afirmando una visión
idílica de la ciudad. La descripción de sus hoteles, bares,
restaurantes, teatros y cines llena páginas nostálgicas
del ideario capitalino.84 Sin embargo, la realidad fue
menos grata. A principios de los años cuarenta la ciudad
continuó creciendo sin planificación alguna como lo
demuestra el aparecimiento de nuevas lotificaciones. Un
rotativo capitalino la denominó “fiebre de lotificaciones,”
y enumeró seis de las cuales se tenían planos en aquel
momento. Se trataba en realidad de lotificaciones en los
suburbios; por ejemplo, lotificación San Antonio, en San
Pedrito, con diez manzanas de casas; lotificación Prem
también en San Pedrito con cinco manzanas de casas.85
Pese a esto, las necesidades básicas de los barrios de
personas pobres estaban lejos de solucionarse. El Gallito,
uno de los sectores más populosos de la capital, presentaba
el siguiente cuadro a principios de los cuarenta luego de

83 J. Enrique Ardón F., El señor general Ubico (Guatemala: Comer-


cial Tipográfica, 1968), p. 63.
84 Claudia Dary Fuentes, “Una ciudad que empezaba a crecer”, en
Crónica-Revolución 1944/1994 (oct. 1994), p.p. 72-77.
85 El Imparcial, (3 jun. 1940), p.p. 1 y 5.

74
diez años de régimen ubiquista: “Su apariencia era el
de una nueva ciudad, constantemente creciendo con los
desagües ... casi todos a flor de tierra”. Este barrio tenía
algunos sectores que “en realidad infunden temores en
cuanto a la sanidad pública, tal es la condición de algunos
conductores de inmundicias que salen a flor de tierra,” y
otros irrumpían en los barrancos “llenando el ambiente de
un aroma no muy delicado.” El aspecto de las viviendas
era “simpático”, barracas frágiles sostenidas por maderos
livianos, con techo de teja o lámina, con paredes que no
eran tales pero servían para proteger a las familias de la
lluvia y otros elementos naturales. Había también barracas
“más modernas,” pero que conservaban el estilo de
construcción “pobremente logrado, y a base de la barraca
que se originó en los terremotos de 1918.” Se mencionan
además las numerosas casas de adobe de estilos diversos
y pintadas conforme a los medios del propietario. Había
también algunas “más sólidas, que pertenecen a gente
más acomodada y varias ofrecen aspecto encantador por
las flores de sus jardines.” La cantidad de lotes registrados
en éste barrio de la capital guatemalteca era de 1,673 con
una población aproximada de seis a ocho mil personas.
Estos pobladores estaban a diez minutos de las avenidas
pavimentadas del centro de la ciudad, a minutos de los
palacios administrativos y la Torre del Reformador; pero,
para ellos no hubo tal modernidad. Quizá por esto al
reportero anónimo de El Imparcial le pareció importante
dejarnos las siguientes líneas: “Porque hay en El Gallito
una abrumadora cantidad de radios que suenan día y
noche, como si buscaran espantar la sombra de la crisis.”86

Pero eso no fue posible, en el año de 1941 se


concluyó un catastro sanitario de este barrio capitalino y
sus resultados ofrecen una panorámica de los problemas
que enfrentaban los vecinos. Para aquel año este
barrio contaba con 1,775 viviendas y 9,872 habitantes,
solamente un 25% de las viviendas eran formales el

86 Ibíd., (12 jun. 1940), p.p. 1 y 8.

75
resto eran provisionales fabricadas de “pedazos de
lámina de zinc, telas de costales, pedazos de petates,
tablas, adobe de canto y muchos otros materiales de
desecho.” El 67% de las viviendas tenían piso de tierra
“sin ningún revestimiento,” 1,736 unidades tenían techo
de lámina de zinc, solamente 307 tenían servicio de
agua domiciliar, y el resto utilizaban el servicio público
para aprovisionarse del preciado líquido. Los servicios
sanitarios eran deficientes en extremo, solamente
existían 103 inodoros, 272 excusados lavables, 1,018
excusados de “pozo negro” y 382 viviendas sin servicio;
1,272 viviendas drenaban sus desechos líquidos a flor
de tierra, 451 lo hacían mediante tubería subterránea
hasta el barranco más próximo y existían 52 con pozos
absorbentes.87

De manera que la precariedad campeó libre por


los barrios aledaños al centro renovado de la ciudad,
renovación que solamente tenía sentido para fines de
mejorar las condiciones del comercio en el área central
de la ciudad. De esta forma, como lo indicó Julio
Pinto Soria para ésta época: “riqueza y pobreza fueron
también en este caso las dos caras de la medalla; a la
par de lujosas zonas residenciales proliferaron sobre
todo las colonias habitadas por población de escasos
recursos, la base laboral del sistema.” Pinto Soria
añadió lo siguiente: “viejas distorsiones de la estructura
socioeconómica guatemalteca, se profundizaron al
interior de la ciudad.”88 Así, la “Tacita de Plata” presentó
un marcado contraste entre la ficción creada alrededor
del régimen ubiquista y la realidad cotidiana vivida por
los trabajadores urbanos.

87 Ibíd., (23 jun. 1941), p. 1.


88 Julio C. Pinto Soria, “Guatemala de la Asunción: una semblanza
histórica (1776-1944), en Mesoamérica 27 (junio de 1944), p.p. 69-92.

76
La Feria de Noviembre.

Para la proyección de una imagen de progreso,


el gobierno ubiquista utilizó eficientemente las
ferias nacionales. Así, la crisis mundial de 1929 y sus
posteriores secuelas presentó el escenario apropiado
para el desarrollo del comercio y la industria nacional.
Las ferias se revitalizaron a partir de 1931; en la ciudad
de Guatemala se realizaba en el mes de agosto, como
tradicionalmente se hacía, llevando el nombre de Feria
Nacional de Agosto. Por acuerdo gubernativo de 4 de
julio de 1931, su organización se delegó a las autoridades
municipales. En el año de 1933, debido al mal tiempo,
el evento dejo un déficit de Q.13,997.01.89 Tomando en
consideración las condiciones climatológicas del mes
de agosto (y seguramente las perdidas económicas del
año anterior) la feria fue transferida al “tercer domingo
de Noviembre”. En esta ocasión y a través del acuerdo
gubernativo del 15 de febrero de 1934 su organización fue
encargada a las Secretarías de Fomento y Agricultura.90

En este cambio debe considerarse también el


espíritu servil de las élites capitalinas y de las autoridades
ediles ya que “coincidentemente” en noviembre cumplía
años el presidente Ubico. Vale la pena señalar que fue
la Municipalidad capitalina quien en 1935 promovió
la prórroga del período presidencial de Ubico. Luego
de tomar la determinación de apoyar la Reforma a
la Constitución, el 5 de abril de 1935 telegrafió a las
municipalidades del interior del país para que pidieran
a la Asamblea Legislativa el cambio. El “Plebiscito”
fue organizado en su totalidad por la Municipalidad,
que en opinión de los municipales fue “un trabajo de

89 Memoria de los trabajos realizados por las municipalidades de la


capital en los años 1933-1934 (Guatemala: Centro Editorial, S. A., 1934), p. 26.
90 Memoria en que el secretario de la Municipalidad de la capital
da cuenta a la corporación de 1935 de los trabajos verificados por la 1934
(Guatemala: Centro Editorial, S. A., 1935), p. 20.

77
gran magnitud.”91 Este mismo año la organización de
la Feria Nacional de Noviembre, por disposición verbal
del Señor Presidente, quedó nuevamente a cargo de la
Municipalidad.92

Sin embargo, pese a la actitud de los servidores


municipales, los principales impulsores de la feria fueron
comerciantes e industriales capitalinos organizados desde
1921 en la Cámara de Comercio e Industria, la que tenía
entre sus fines: “fomentar, conservar, ensanchar y defender
el comercio y la industria del país, tanto interior como
exterior y promover, a la vez, el desarrollo de la industria
y de las finanzas nacionales.”93 Para las élites comerciales
e industriales guatemaltecas “Las Ferias son reuniones
periódicas y públicas de comerciantes, que se celebran en
lugares y días señalados, y a la que acuden comerciantes,
consumidores y productores, para hacer sus transacciones
con mayor facilidad.” A esto se le agregaba la importancia
de las ferias en la vida económica de los pueblos al buscar
mercados, estimular las industrias, fomentar el comercio,
intensificar la industria ganadera, manufacturera y textil.94
De manera que el principal objetivo de la Feria Nacional
fue económico: mostrar y vender productos.

La organización formal de la feria varió debido a


la ley Municipal de 1935 (Decreto Gubernativo No. 1692
del 22/7/1935), que reemplazó a los alcaldes electos
del país con intendentes nombrados por el gobierno.
De 1935 en adelante la feria fue organizada por la junta
Municipal capitalina quien se constituyó en la autoridad
máxima. Los ministerios de Agricultura y Caminos,

91 Memoria de los trabajos realizados por las municipalidades de


la capital en los años 1935-1936-1937 (Guatemala: Centro Editorial, S. A.,
1938), p. 13.
92 Ibíd., p. 14.
93 “La cámara de comercio e industria en el desenvolvimiento de
sus funciones”, en Album Gráfico de la Exposición Industrial. Feria Na-
cional de Noviembre 1936. Guatemala C.A. (Guatemala: s/e, 1936).
94 Guía de la Feria Nov. 1935 (Guatemala: s/e., 1935), p. 1.

78
Fomento y Educación colaboraban con la Municipalidad.
Agricultura se encargaba de las exposiciones ganaderas
y agrícolas, Fomento de las exposiciones industriales y
Educación se encargó de los deportes en la feria.95

La feria nacional se transformó paulatinamente en


un evento de importancia en la vida citadina de aquellos
años. En 1936 se construyó, con el objeto de atraer a la
población, un parque de diversiones en el campo de la
feria que recibió el nombre de Coney Island. De acuerdo
con El Imparcial fue la “clamorosa novedad y nervio de
la feria.” Las montañas rusas fueron la mayor atracción
en aquel año.96 Además la propaganda oficial señaló que
había: “un conjunto de juguetes distintos,” en el cual “no
entrará el cansancio que nos viene de la repetición y las
horas felices dejarán huellas dulces, y el aburrimiento se
irá por caminos perdidos.” Así también se indicó, en tonos
románticos, que: “Más bello será el paisaje que inunda
los campos de la Feria Nacional de Noviembre, viendo
desfilar en vértigo desde uno de estos aparatos la alegría,
sentiremos la impresión de que el cielo nos moja de azul
la piel de la cara... La Feria será más feria este año.”97

Un periódico capitalino remarcó: “Inusitada


concurrencia en el parque de diversiones.” El total de
personas que entraron al campo fue de 90,537; de éstas las
que subieron a la montaña rusa fueron 47,764; a los aviones
22,572; a los carros locos 24,161; al ferrocarril 39,961; al
Zig-Zag 27,739; a la rueda de saltos 9,152; al Loop o Plane
10,687; al carrusel 5,561; al barril 2,682.98 Sin duda alguna, el
parque de diversiones se convirtió en la principal atracción
para los visitantes a la feria nacional en aquel año.

95 Guía de la Feria Nacional de Noviembre 1936 (Guatemala:


Unión Tipográfica, 1936), p. 1-5. Ver también: Memoria de los trabajos re-
alizados por las municipalidades de la capital en los años 1935-1936-1937
(Guatemala: Centro Editorial, S. A., 1938), p. 14.
96 El Imparcial (16 nov. 1936), 7a. páginas, p. 1.
97 Ibíd., p. 7.
98 El Imparcial (30 nov. 1936), p. 1.

79
Además del parque de diversiones, otro
“atractivo” lo constituyó la exhibición de nuestros propios
connacionales en el área denominada “Pueblo Indígena.”
La propaganda señaló que desde todos los puntos
del país venían a la feria los exponentes de “esa raza
estupenda” como “exponente del tipismo guatemalteco”
y con “Toda la policromía de la indumentaria chapina.”
También se indicó: “Pedazos de paisaje son los trajes de
las indias. Pedazos de paisaje de la tierra fría o de la
tierra cálida... Pedazos de paisaje son también los trajes
de los hombres.”99 El objeto de esto era que el visitante
pudiera “conocerlos y admirarlos” en su ambiente,
por lo que se construyó una aldea “típica”, donde las
“casas” eran habitadas por “familias aborígenes de
diversas regiones.” Las familias, con sus indumentarias
tradicionales, trabajaban durante los días de la feria en sus
“industrias primitivas; y ejecutaban danzas autóctonas
con instrumentos y música propia.” Para la propaganda
oficial este era un “espectáculo, único en el mundo, es
verdadero alarde de color y armonía.”100 Así mismo,
durante esos días se realizaban eventos deportivos como
encuentros de fútbol, carreras de caballos y carreras de
motocicletas. También se instituyeron concursos de
pintura, fotografía y literatura. Pese a estos aspectos,
que pretendían mostrar la cara amable del evento, en el
corazón del mismo se encontraban los intereses de los
industriales y comerciantes nacionales y extranjeros.

En 1939, los organizadores indicaron que desde el


punto de vista económico la feria tenía gran trascendencia
para el país, significaba el balance de lo realizado cada año.
Las exposiciones anuales eran más nutridas e interesantes:
la ganadería, productos industriales y agrícolas marcaban
los índices de la actividad del agricultor, el industrial,
el comerciante y el hombre de negocios en general. Las

99 Guía de la Feria Nacional de Noviembre 1936 (Guatemala:


Unión Tipográfica, 1936), p.p. 10 y 11.
100 Feria Nacional de Guatemala del 19 al 26 de Noviembre 1939
(Guatemala: s/e, s/f.), p. 2.

8
0
exposiciones de la feria eran un vehículo de propaganda
para los artículos naturales o manufacturados, nacionales
y extranjeros. En la feria se exhibieron productos de El
Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica. También
se contó, en aquel año, con la participación de México y
Chile en las exposiciones.101 Así, como lo atestiguan los
listados de expositores en la feria nacional de diferentes
años, los industriales y comerciantes guatemaltecos y
extranjeros tuvieron el mostrador adecuado para exhibir
sus productos año con año con el beneplácito y ayuda del
gobierno, quien les construyó los locales adecuados para la
realización del evento.102 En este sentido la administración
Ubico sirvió bien a los intereses de quienes buscaban “el
desarrollo” del comercio y la industria en el país.

La industria y el comercio.

Antes y después de realizarce la Feria Nacional en


agosto de 1931 aparecieron una serie de publicaciones en
El Imparcial con el objeto de promocionar a los industriales
nacionales. Así, la industria de jabón y velas apareció
representada por la Compañía Nacional de Industrias y
por Kong Hnos. La primera estaba ubicada en la 16 calle
oriente y doce avenida sur y había sido fundada en 1885.
En esta se fabricaban especialmente “velas esteáricas y de
parafina” a razón de 4,000 cajas al mes y jabones de tocador
en cantidades limitadas. Los negocios de la Compañía se

101 Ibíd., p. 1.
102 El Imparcial (19 nov. 1936), p. 4. En el artículo “Panorama de las
industrias que se exhiben en la Feria Nacional” aparecen entre los princi-
pales expositores en aquel año: Tabacalera Nacional, La Casa Sharp (dul-
ces y helados), Calzado Cobán, La Estrella (fábrica de ladrillos de cemen-
to), Tabacalera La Altense, Laboratorios Lancasco, Litografía Byron Zadik
y Co., Camas Ideal, Confitería Arlequín, Casimires de Amatitlán, Cemento
Portland (Carlos F. Novella), El Cóndor (fábrica de ladrillos de cemento),
Cervecería Centroamericana y Cantel (fábrica de tejidos). Así mismo, la
publicación oficial: Feria Nacional de Noviembre Album Gráfico (Guate-
mala: Centro Editorial, S.A., 1940), contiene información sobre los produc-
tos nacionales y extranjeros que se exhibieron en la feria de noviembre de
1940, además de información sobre el comercio del país en general.

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extendían “desde Puerto Barrios (en el Atlántico) hasta
Ayutla (en el Pacífico).”103 Kong Hnos. por su lado se
especializaba en la producción de “jabón de lavar ropa
fino” cuya principal marca en el mercado era el jabón
“Zinnia en marquetas y bolas.” Pero, con la contratación
del jabonero francés Vicente Barlá, el señor Federico Kong
introdujo al mercado las marcas Perfect Bath Soap, Helios
y Sonia, los cuales fueron elogiados en varios lugares del
país. Los Kong también se dedicaban a la fabricación de
velas en menor escala y tenían una tostaduría de café. El
número de operarios del establecimiento de Kong Hnos.,
eran, “entre hombres y mujeres, cien personas.”104 Al
margen se menciona la fábrica de velas y jabón de Cordón
Hermanos, una de las más importantes en la época.105

En cuanto a la fabricación de ladrillos de piso


y artículos de cemento destacaba la fábrica El Aguila,
cuya producción abarcaba no solamente el mercado
capitalino, “sino otros muchos de toda la república.” El
Aguila fabricaba “sanitarios y adornos para jardines”;
pero su principal producción eran ladrillos para piso
y tubos “de concreto impermeable” para drenajes y
desagües. El principal equipo de la fábrica eran cuatro
prensas hidráulicas las cuales podían producir 150,000
ladrillos de piso mensuales aproximadamente.106

Algunas fábricas de alimentos como la firma


Masselli hermanos se dedicaba a la producción de
fideos y pastas alimenticias. Esta fábrica fue establecida
aproximadamente en 1907, su planta se situaba en la
décima avenida sur, atrás de la estación central del
ferrocarril, contaba con un edificio de “cemento armado

103 El Imparcial (1 ago. 1931), p.p. 1 y 2.


104 Ibíd., (5 ago. 1931), p.p. 1 y 2.
105 Oscar Guillermo Peláez Almengor, “Francisco Cordón Batres
y los Orígenes de la Fábrica de Jabones Aurora,” en Edeliberto Cifuent-
es Medina, et.al, Historia del proceso de industrialización en Guatemala
(Guatemala: USAC, 1993), p.p. 1-37.
106 Ibíd., (8 ago. 1931), p.p. 1 y 7.

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y con pisos higiénicos, de ladrillo de cemento liquido” y
estaba dividido en departamentos de: pasta larga, pastas
alimenticias cortadas, pastas roscadas, como tallarines,
fideo grueso, entrefino, pelo, etc.

Entre los artículos fabricados en el país que


“no dejan nada que desear a los del extranjero” se
promocionaron los productos farmacéuticos de Lanquetin
S.A. Laprincipalmarcadeestacompañíaeranlosproductos
Lancasco, elaborados en un local bastante espacioso
en donde “Limpieza absoluta reina aquí y las señoritas
operan bajo las órdenes de expertos.” Los laboratorios
contaban con un “bien organizado departamento de
empaque y pedidos,” lo cual era resultado de que los
productos Lancasco “han conquistado muchos mercados
de la república y aún algunos extranjeros.”

En la rama textil se contaba con la Industria de la


señora Amalia Gálvez de Neutze. En esta se fabricaban
trajes de lana para niños, gorras, trajes de baño, etc. La
fábrica ubicada en la segunda avenida sur número sesenta
y dos (actual Zona 1) producía en cantidad suficiente para
abastecer el mercado y sostener cualquier demanda.107
Como dato importante se consigna en estos casos el
mercado que tenían, o pretendían tener, los industriales
en el interior del país el cual necesitaba de vías de
comunicación. Así, la necesidad de ferias, caminos,
teléfonos, telégrafos y radio no fue solamente sentida
por los agricultores sino también por los comerciantes e
industriales, los principales interesados en estas obras.

La mejoría de la infraestructura de la ciudad


es importante de ser vista con mayor detenimiento.
En primer lugar, como se ha indicado los vecinos con
propiedades inmuebles fueron obligados a contribuir
para la pavimentación de las calles céntricas de la ciudad,
suponemos que los mayores contribuyentes fueron los
comerciantes. En segundo lugar, estos trabajos fueron

107 Ibíd., (15 sep. 1931), p.p. 1 y 12.

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realizados por contingentes de trabajadores semi-
gratuitos, la propaganda oficial utilizó esta situación
para presentarla como la contribución del gobierno a la
solución de la crisis de desempleo por la que atravesó el
país en aquellos años, cuando en realidad se utilizó al
sector mayoritario de la población en beneficio de la élite
comercial.108 Finalmente, porque estos trabajos fueron
posibles solamente con la aprobación, colaboración y
para el beneficio de la élite comercial citadina la cual
respaldó las medidas del gobierno en cuanto al impuesto
de vialidad y el trabajo obligatorio de los indios y ladinos
pobres de las ciudades. Así, la relación de Ubico con los
sectores comerciales e industriales del país no parece tan
distante, quizá porque fue de mutuo beneficio.

En noviembre de 1936, los comerciantes


capitalinos iniciaron una serie de actividades con el objeto
de celebrar la inauguración del pavimento de la novena
calle oriente, una de las principales calles comerciales de
la ciudad. Los festejos para inaugurar el pavimento se
realizaron como una contribución de los establecimientos
comerciales con “un entusiasmo extraordinario y una
animación inusitada.” El sábado 7 de noviembre se
realizaron conciertos de marimba sobre esta arteria,
participaron los conjuntos marimbísticos Alma India,
Excélsior y Tecún Umán con “programas selectos,” la
animaciónduró hasta las 23 horas. Laafluenciade público
fue numerosa y la calle, se indicó, estaba “como Gran
Vía en las horas de mayor movimiento; la iluminación
era profusa; reflectores, hilos de focos eléctricos, y de gas
neón le daban un aspecto bellísimo.”109 El esfuerzo de
los comerciantes por embellecer la novena calle oriente
tenía un objetivo, aquel mismo día desde las ocho de la
mañana “celebrando la inauguración del pavimento,”
ofrecieron al público descuentos extraordinarios en el

108 Memoria de los trabajos realizados por las municipalidades de la


capital en los años 1933-1934 (Guatemala: Centro Editorial, S.A., 1934), p. 13.
109 El Imparcial, (9 nov. 1936), p.p. 1 y 2.

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valor de sus mercaderías. El domingo 8 los almacenes
estuvieron abiertos medio día, de las 10:00 a las 13:00
hubo nuevamente marimba; de las 12:00 a las 14:00
horas se ofreció un coctail en el Gran Hotel, por la noche
“la fiesta llegó a su máximum de alegría... A las veintidós
horas, la concurrencia al baile era extraordinaria, y
desde entonces hasta la madrugada no decayó la
alegría.” La magnitud de las celebraciones nos dan
un indicador de la importancia que los comerciantes
capitalinos le asignaron a la mejora de las calles del
centro de la ciudad, para ellos el asunto fue aumentar
las ventas y afirmar el poderío comercial de los cuarenta
y ocho almacenes establecidos en esta calle.110 Pero
no desestimamos el deseo de diversión y alegría que
provocó la pavimentación en la población en general.

Los comerciantes, la mayoría de ellos llegados


al país después de los terremotos de 1917-18, fueron
los principales interesados en el mejoramiento de la
infraestructura del centro de la ciudad con el objeto de
tener mejores condiciones para presentar su mercadería
al público consumidor. Los mismos que saludaron la
pavimentación de la novena calle oriente bajo el lema:
“Con el nuevo pavimento la mercadería es puesta por
los suelos en sus precios.”111

Los principales comerciantes e industriales


capitalinos se identificaron plenamente con el proyecto
modernizante de la administración ubiquista. En 1943,
a un año del derrocamiento del régimen, los principales
comerciantes e industriales del país le enviaron su saludo
al presidente Ubico de la manera siguiente:

“los más genuinos representativos del


comercio nacional, de una manera tan
gentil como espontánea, se han unido en un
entusiasmo común para rendir -por medio
110 Ibíd., 3era. Sección, p.p. 3 y 8.
111 El Imparcial, (9 nov. 1936), p. 3.

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de estas modestas páginas- este público
homenaje al Presidente de la República,
General don Jorge Ubico, tanto como una
demostración de simpatía personal como por
ofrecer en esta forma, un galardón espiritual
a su obra de progreso, probidad y justicia.
Guatemala, 10 de noviembre de 1943.”112

La élite fue la portadora del saludo al dictador,


pues eran ellos los principales beneficiados de las medidas
del gobierno y a ellos benefició el trabajo de los pobres de
la ciudad y los campesinos indígenas guatemaltecos.

Los contrastes de “La Tacita de Plata.”

El principal contraste de la llamada “Tacita de


Plata”, lo constituyó el mejoramiento de las principales
calles comerciales de la ciudad a costa del deterioro y
descuido de los barrios suburbanos. Estos no recibieron
la atención adecuada, de manera que a fines del período
no contaban con los servicios mínimos de salubridad y
alumbrado público. Como se ha señalado, en El Gallito
los pobladores ni siquiera tenían servicios sanitarios
en sus viviendas mucho menos servicios de desagües.
Así, la administración Ubico mostraba su verdadero
carácter de una dictadura de clase poderosa del país
sobre los sectores menos favorecidos. Los obreros y
artesanos capitalinos trabajaron diariamente durante
estos años en la construcción de edificios, pavimentación
y drenajes sin una remuneración adecuada; los presos
de la Penitenciaría Central también lo hicieron semi-
gratuitamente, lo cual no constituyó “un fortalecimiento
de la economía proletaria,” como lo señaló la
Municipalidad en 1933.113 Todo lo contrario, fue un

112 Homenaje del Comercio (Guatemala: Centro Editorial, S.A.,


1943), dedicatoria.
113 Memoria de los trabajos realizados por las municipalidades de la
capital en los años 1933-1944 (Guatemala: Centro Editorial, S. A., 1934), p. 20.

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aprovechamiento de las condiciones de pobreza urbana
y las secuelas de la crisis en beneficio de los sectores de
poder. Por ejemplo, en el año de 1932 se organizó en la
Penitenciaría Central una fábrica de tubos de cemento
la cual operó con éxito durante varios años. En el año
1937 se elaboraron en ésta 16,346 tubos de diferentes
diámetros, con trabajo gratuito de los reclusos.114 Así,
los que tenían poco o nada les regalaron trabajo a
los que tenían con que pagarlo y les dotaron de una
infraestructura que les sirvió para crear el mostrador
adecuado con que aumentar sus ganancias.

El segundo contraste importante de señalar


fue el respaldo que el gobierno brindó a las élites del
país. No se trató solamente del apoyo a los caficultores
como se ha indicado abundantemente, los industriales
y comerciantes también recibieron apoyo a sus
actividades. Jorge Ubico no fue “Frío y desdeñoso
con la clase alta guatemalteca.”, tampoco “un caudillo
exótico que construía carreteras,”115 todo lo contrario
el gobierno se caracterizó por construir toda aquella
infraestructura que permitió el ingreso del país a la
“modernidad;” una modernidad que benefició solo
a industriales y comerciantes que no dudaron en
manifestar públicamente su adhesión a las políticas que
llevó adelante con el fin de favorecerlos. Así entonces,
la imagen elaborada durante años por la historiografía
guatemalteca y extranjera en torno al dictador resultan
falsas. Ubico sirvió primordialmente a los intereses de
la clase alta guatemalteca y extranjera. Sus políticas
favorecieron decididamente a una dictadura de clase,
de la clase poderosa sobre los sectores populares indios
y ladinos pobres de la ciudad y el campo. Las ferias
de noviembre creando las condiciones adecuadas para
la realización de los negocios, la pavimentación y la

114 Memoria de los trabajos realizados por la Municipalidad de la


Capital 1937 (Guatemala: Centro Editorial, 1938), p. 53.
115 Gleijeses, p.p. 42 y 45.

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construcción de edificios públicos solamente tienen
sentido si las unimos a los intereses de comerciantes
e industriales nacionales y extranjeros en su afán de
construir un mercado nacional que pudiera ofrecerles
mayores ganancias. La figura de Ubico, solitario y
encerrado en el laberinto del poder, se desvanece ante la
evidencia histórica de quienes al amparo de la dictadura
se llenaron las bolsas de dinero con el trabajo gratuito o
semi-gratuito de miles de trabajadores.

De esta manera, la mejora en la red vial del país


y sus telecomunicaciones no solamente fue la mejor
forma de controlar políticamente a la población, sino
además, la forma ideal de hacer negocios con el interior
de Guatemala, desligados del monopolio de transportes
que tenía en la época la I.R.C.A. La mayor eficiencia en el
aparato administrativo, dotándola de la infraestructura
adecuada debe verse en la misma perspectiva; el control
sobre el contrabando, la persecución de los productores
clandestinos de aguardiente y fósforos solamente podía
funcionar en beneficio del Estado y de quienes a partir
de los gobiernos liberales de fines del siglo pasado
gozaban del monopolio de la producción. Los Herrera
con los tejidos, los Castillo con la cerveza, los Kong con
la fabricación de jabón, los Novella con la producción de
cemento, los Cordón Horjales con el abastecimiento de
carne para la ciudad, los Denby con las comunicaciones
aéreas; los Rosemberg, Zadik, Schacher, Sabbaj y Kaire
con el comercio. En fin, los comerciantes e industriales
guatemaltecos impulsaron su proyecto desde posiciones
de retaguardia, colocando al frente del mismo a un
hombre fuerte: Jorge Ubico Castañeda.

Kenneth J. Grieb ha indicado que la revolución de


1944 fue un intento de las clases emergentes para tomar
el control del país y abordar las necesidades sociales
resultantes del desarrollo económico de la nación, para
las cuales Ubico había probado su incapacidad. Los
revolucionarios se centraron en atender las necesidades

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de una nueva Guatemala que en buena parte era
producto del programa de desarrollo de Ubico. En
este sentido, indica Grieb, que la revolución social de la
década subsiguiente a 1944 no podía imaginarse sin el
caudillo y sus programas, este proveyó las bases sobre
las cuales la revolución funcionó. La revolución, en
palabras de Grieb, fue una creación y una respuesta al
régimen de Ubico.116 Un mercado nacional fue pensado
hasta el momento en que el sistema de carreteras,
combinado con los existentes ferrocarriles, constituyeron
el vínculo de regiones apartadas del país con la ciudad
capital. Una próspera economía citadina fue también
resultado de la obra física llevada a cabo en la ciudad en
este período. El desarrollo económico de Guatemala, en
su particular forma de sobrexplotación de los sectores
pobres, sentó las bases sobre las cuales se crearon
nuevos bloques de poder político y se reformaron los
tradicionales para enfrentar las demandas del siglo
XX. Solamente con una comprensión de esta situación
resulta clara la indicación de Huberto Alvarado Arellano
de que las fuerzas motrices de la revolución de octubre
fueron: “las capas medias acomodadas y un sector de
la burguesía nacional con el apoyo activo de la clase
obrera urbana y los campesinos.” Este autor señaló,
refiriéndose a la primera fase de la revolución durante el
gobierno de Juan José Arévalo (1945-1951), que tuvo la
influencia predominante del pensamiento y los intereses
de la “burguesía nacional y la pequeña burguesía
democrática.”117 De esta manera los industriales y
comerciantes empujaron la modernización del gobierno
de Ubico y cuando ya no lo necesitaron lo abandonaron
a su suerte en la soledad del poder.

Jorge Ubico, el “hombre”, “tata Ubico”, “El


pequeño Napoleón del Caribe”, quien recorrió el país “de

116 Grieb, p.p. 282 y 283.


117 Huberto Alvarado Arellano, Apuntes para la historia del Parti-
do Guatemalteco del Trabajo (Guatemala: Ediciones P.G.T., 1975), p.p. 26 y
27.

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cabo a rabo” en sus giras presidenciales anunciado en
cada población por el estruendo de motocicletas Harley
Davison, transportado en un Cadillac descapotable con
su perro faldero, fue moldeado por los intereses de una
camarilla de comerciantes e industriales quienes a través
de las condiciones que el gobierno generó pudieron
cobrar fuerza y atentar contra los privilegios del sector
cafetalero, principal beneficiario de las medidas de
trabajo forzoso.

Ubico murió, sin pena ni gloria, el 14 de junio


de 1946 en el Hospital Bautista de Nueva Orleans;118
recordando quizá aquella mañana del 1o. de julio de
1944 en que lloró cuando los que le habían jurado lealtad
le pidieron la renuncia depositando su nombre y su
“tacita de plata” en el olvido de la historia y que ahora
se intenta revivir.

118 Times Picayune (23 oct. 1994).

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