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Círculo Hermenéutico
SECCIÓN ABIERTA

Adorno y Horkheimer:
Odiseo o mito e Ilustración
Comentario crítico del Excursus I de Dialéctica de la Ilustración

IVÁN TEIMIL, Estudiante de Filosofía, 2º ciclo. Universidad de Oviedo.

n este Excursus I de todos los ámbitos incluidas, y mitos que habían venido
e Dialéctica de la
Ilustración Adorno
este es uno de los principales
problemas, los esferas de lo
transmitiéndose oralmente du-
rante generaciones se fijan en
y Horkheimer toman moral y lo político. Es enton- la escritura, dejan de ser pro-
como punto de partida de su ces cuando ese proyecto su- piamente mitos y se convier-
argumentación el relato ho- puestamente emancipador se ten en doctrina, en mitología.
mérico de La Odisea, que re- vuelve contra la razón misma, Dicho de otro modo, al racio-
flejaría o pondría de relieve, que se convierte en razón fé- nalizarse y organizarse con
a través de los mitos que se rreamente positiva y, lo que mayor o menor coherencia
recogen en ella y de las vicisi- es aún peor, en razón domi- (mediante la escritura), los mi-
tudes del héroe del poema, la nadora que somete bajo su tos dan paso a la Ilustración.
primera parte de su célebre propia algoritmia toda reali- Así, como dicen los autores,
sentencia, “El mito es ya Ilus- dad existente. los poemas homéricos “con-
tración, la Ilustración recae Pero, si dirigimos una mira- fieren universalidad al lengua-
en mitología”. da atenta a los mitos repara- je”2, requisito primordial este
Pues bien, “el mito es ya mos en el hecho de que en de la universalidad que quie-
Ilustración”; ¿cuál es el por- ellos palpita ya el germen re cumplir toda concepción
qué de esta afirmación? Dice mismo de la Ilustración; tanto ilustrada. Nos encontramos,
Horkheimer en su Crítica de la es así que, dicen los autores por tanto, ante La Ilíada y La
razón instrumental: “La enfer- de Dialéctica de la Ilustración, Odisea.
medad de la razón radica en los mitos querían “narrar, Como ya he comentado, los
su propio origen, en el afán
del hombre de dominar la “La enfermedad de la razón radica en su propio
naturaleza” 1 La Ilustra-
ción nos propone un pro- origen, en el afán del hombre de dominar la natu-
yecto emancipador que raleza”
quiere disolver toda duda,
todo error o ambigüedad, to-
do encantamiento o quimera nombrar, contar el origen”, autores toman principalmente
mitológica. En definitiva, el tenían por tanto la pretensión La Odisea y no La Ilíada co-
proyecto ilustrado, bajo el de explicar lo que “es”, de mo punto de partida. La ac-
pretexto de nuestra privilegia- controlar y dominar, a fin de ción de La Ilíada se desarrolla
da naturaleza racional pre- cuentas. Nada más parecido de manera rectilínea en un
tende dar una explicación a los objetivos últimos del pro- solo lugar frente a los muros
global del mundo mediante el yecto ilustrado, que olvida la de Troya y su materia es casi
conocimiento y el saber cientí- originaria unidad de la razón exclusivamente la cólera de
fico, aduciendo una serie de con la naturaleza y erige a Aquiles. La Odisea, en este
causas y principios que no só- aquella en razón instrumen- sentido, presenta una comple-
lo sirven para explicar lo fe- tal, identificadora y domina- jidad mucho mayor: los esce-
noménico y lo físico sino que dora. narios que se describen son
su universalidad se extiende a En el momento en que los muy diversos, tanto por la tie-

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rra como por el mar; el orden concepto de burgués en el fi- querer emancipar, liberar de
cronológico se ve alterado en nal del feudalismo medieval. las ataduras del dominio
gran parte y, sobre todo, es El poema homérico escrito, cuando la escisión y la quie-
grande la variedad de los uno de los textos base de bra de la anterior ideología
lances y los sucesos. Es posi- nuestra cultura occidental re- ya es irremediable. Dicen
ble que por esta razón Ador- fleja ya el espíritu burgués; la Adorno y Horkheimer a este
no y Horkheimer hayan queri- razón ordenadora, ilustrada, respecto: “La ideología de
do fijarse en La Odisea por a fin de cuentas, se abre pa- moda, que hace de la liqui-
entender quizá que los acon- so e inicia el proceso y el pro- dación de la Ilustración su ob-
tecimientos que el héroe de la greso universal de la historia jetivo fundamental, rinde a es-
misma vive desde su salida humana, aun cuando persi- ta sin querer reverencia. Pues
de Troya, cuando emprende gue el efecto contrario, esto incluso en la lejanía más re-
el viaje de regreso a su pa- es, reflejar lo establecido y la mota está obligada a recono-
tria, Ítaca, ejemplifican más invariabilidad del mito. Dicho cer la presencia de pensa-
fielmente la diversidad de re- mito muestra es ese punto su miento ilustrado”3
alidades que quieren manifes- propia irrealidad y se nos em- En La Ilíada, observamos ya
tar de una forma contundente- pieza a presentar como som- esta unidad indiscernible en-
mente crítica; asimismo, el re- bra difusa de una época que tre prehistoria e historia o lo
lato leído a su vez críticamen- queda atrás en ese constante que es lo mismo, entre mito e
te, pondría de relieve también devenir de la razón, y en su Ilustración. Aquiles, airado,
la imbricada relación entre continuo e indefinido progre- se rebela contra lo estableci-
mito e Ilustración. so. Desde ese momento, el do, contra su rey y superior
La Odisea, desde el punto lenguaje ilustrado, en tanto Agamenón cuando éste le
de vista de la dialéctica de la que tiene pretensiones de uni- arrebata a su esclava, pero
Ilustración, al reflejar los mi- versalidad, copa todo resqui- controla el ansia asesina ha-
tos y el orden jerárquico de cio cia él por medio del dominio
aquellas sociedades con cier- de su propia naturaleza.
ta unidad y sistematicidad Aquiles entonces, se
universales destruye la retira, se sitúa
“esencia” de las al margen
mismas reali- de la lu-
dades que cha, no
quiere re- quie-
flejar y re
Uli-

de reali-
dad y se adueña
de todo ámbito explica-
tivo. He aquí la ambivalen- sa-
cia de la Ilustración: mientras ber, no
ses se sabe a sí misma como pro- quiere ver ni
principal ac- greso, trata de instaurar una entender. Ante la
tante de las historias doctrina legitimadora definiti- imposibilidad de vengarse
que pasan ahora a ser el en- va, que enseguida se convier- por la ofensa de Agamenón,
tramado de ese todo más o te en ideología cuando, opre- protegido por la diosa Ate-
menos ordenado y organiza- sivamente, se le impone a los nea, se recluye en sí mismo,
do, se nos “revela como pro- individuos. Sin embargo, el mientras su propia ira, su pro-
totipo del individuo burgués”, que al servicio de esta ideolo- pio instinto de dominio frus-
dicen los autores. gía represiva, quiere frenar la trado le mortifica por dentro.
La concepción histórica ye- Ilustración desata de nuevo el Pero con la muerte de su fiel
rra cuando sitúa el origen del mismo proceso que vuelve a amigo Patroclo, Aquiles no‹

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puede más que deponer su convierte ella misma en recor- a Ulises de su ruta a cambio
cólera y salir de nuevo a la datorio de aquella diversidad de las hecatombes de bueyes
lucha. La misma barbarie cae que quiso superar. Así, Odi- que le ofrecían los etíopes.
ahora sobre él arrebatándole seo, al regresar a Ítaca victo- Como contrapartida, Odi-
a un ser querido, y le hace rioso, es a la vez fehaciente seo, que actúa como víctima
despertar. Su “sí mismo” que- reflejo de aquellas potencias y sacerdote a la vez al entre-
daría seriamente dañado si inarticuladas e inconexas de garse a la naturaleza, ad-
así no lo hiciera y por eso tie- la naturaleza que logra ven- quiere para sí un carácter di-
ne que vengar la muerte de cer o eludir en su periplo. vino, se diviniza. En definiti-
su amigo, tiene que doblegar Su mecanismo, el mecanis- va, en el sacrificio se unen en-
para no ser doblegado. La mo que le sugiere que debe gaño, astucia y racionalidad;
Odisea, en tanto que más cer- abandonarse, perderse en mientras el poder de la divini-
cana a la novela de aventu- aquellas naturalezas extrañas dad parece disolverse en el
ras, se ajusta más a la evolu- –los mitos- para luego volver momento en que se restringe
ción de este “sí mismo”. Di- a encontrarse, es la astucia. a la esfera de los fines huma-
cen los autores: “La odisea Con su astucia, Odiseo enga- nos, el elegido triunfa, toman-
desde Troya a Itaca es el iti- ña a las divinidades naturales do un nuevo cariz divino.
nerario del sí mismo a través y busca el favor de las deida- Mas, si damos otra vuelta de
de los mitos” 4. En ella se ex- des olímpicas personales que tuerca a este concepto nos
presa la contraposición entre le apoyan para vencer a damos cuenta de que este
el, todavía en ciernes, yo úni- aquellas. El héroe ofrece sa- triunfo esconde también su la-
co y las múltiples trabas que crificios y dirige plegarias a do oscuro. Dicen Adorno y
el destino le va deparando.
La diversidad de peligros
que Odiseo atraviesa, Su “sí mismo” quedaría seriamente dañado si así
amenaza con fragmentar no lo hiciera y por eso tiene que vengar la muerte
su unidad desviándole de su amigo, tiene que doblegar para no ser do-
del camino de regreso a
su patria. Son inconvenien- blegado.
tes que a toda costa quieren
poner en peligro su triunfo fi- los dioses para superar las vi- Horkheimer que la fe en la re-
nal, pero el héroe no huye de cisitudes y a cambio ellos presentación del sacrificio “se
ellos sino que, muy al contra- acuden en su ayuda. Se pro- convierte (...) en falsedad pa-
rio, avanza a su encuentro a duce un canjeo recíproco de ra el sí mismo ya constituido:
sabiendas del mal que le es- bienes que manifiesta que si (pues) el sí mismo es precisa-
pera, se abandona a la natu- bien el intercambio puede ser mente el hombre a quien ya
raleza alienándose respecto la secularización del rito sa- no se atribuye la fuerza mági-
a ella, cuando en cada nueva crificial, en este último se ca de la representación”5.
prueba quiere derrotarla. Su aprecia ya dicho intercambio El sacrificio supone la antíte-
propio sí mismo, su propia ri- como pacto racional con las sis de individuo y sociedad y
gidez y fuerza de superviven- divinidades. En ese mismo en esta misma antítesis se re-
cia se constituye en la multi- momento del pacto el sacrifi- vela su engaño. El yo se anu-
plicidad de problemas que cio se revela como estratage- la, se somete y tiene que ani-
tiene que enfrentar y por eso ma de la astucia del sí mis- quilar su momento presente
Ulises se entrega a ellos de mo: los dioses caen estrepito- en aras de la permanencia fu-
manera sumisa. Su unidad se samente desde su monte sa- tura del grupo. Un solo indivi-
configura, dicen Adorno y grado, cuando se les rebaja duo debe ser sacrificado a fa-
Horkheimer, “solo en la diver- ofreciéndoles dones puramen- vor de la comunidad entera
sidad de aquello que niega la te perecederos. Su poder que- que encuentra la expiación
unidad”. Esta unidad, por da limitado, restringido, como de sus faltas en la sangre de-
tanto, necesita de lo no idénti- se queda el de Poseidón en rramada de la víctima. El sa-
co para legitimarse y en la La Odisea, cuando acepta ce- crificio se nos presenta así co-
medida en que lo necesita se jar en su empeño de desviar mo “La señal de una catástro-

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fe histórica” como un acto de da a salvar a un grupo res- cia de sí mismos, legitimando


violencia y barbarie que no tringido sino que quiere ser la así, sin darse cuenta, el siste-
sólo se levanta contra la natu- causa redentora de todos los ma y la ideología que la so-
raleza no idéntica sino que hombres, quiere alcanzar una ciedad de clases acuña en
atenta por igual contra la hu- universalidad total. Pretende cada época. Y a este respec-
manidad misma. ser universal como universal to puede ser pertinente citar
Su irracionalidad, sin em- aspira a ser también el capi- las siguientes palabras de
bargo, no le hace perecer, talismo, que enarbolando la Ador no en Dialéctica
pues la racionalidad autocon- bande- negativa: “La situación deses-
servadora avalada por la as- perada en que se en-
tucia intenta rescatarlo incan- cuentra la concep-
sablemente en su afán por ción teológica
huir de la naturaleza a de la pa-
la vez que trata de radoja
dominarla. En su como
intento por pre- últi-
ser var la uni-
dad de su
“sí mismo”
y de opo-
nerse al
medio
que le
rodea
va al
encuen-
tro de
sus peli-
gros, en
cuya su-
peración
se autoa-
firma y así,
la racionali-
dad misma
preserva el sa- mo
crificio y sus ritos y fa-
que per viven bajo mélico
la forma secularizada bastión
del intercambio. queda ratifi-
Si atendemos a nuestro pa- cada por la mar-
norama religioso occidental cha del mundo; el es-
actual reparamos en que, ra de cándalo que fascinó a Kierke-
aunque teñido de monoteísmo la razón instrumental, copa gaard lo traduce ésta en
allí está todavía presente el hasta el último resquicio de abierta blasfemia”6. Es decir,
sacrificio legendario que tan- realidad en el que al hombre ¿cómo es posible que a la vis-
tas veces aparece en los rela- todavía le es posible respirar. ta de la instrumentalización,
tos clásicos. En la tradición El Cristo del que la religión de la alienación, del dominio
cristiana, es Jesucristo el nue- nos dice que es Dios mismo del hombre por el hombre y
vo héroe que actúa como ex- se ofrece como víctima para de la barbarie misma, Dios se
piador de los males del mun- salvarnos al igual que el indi- haga humano y se iguale a
do y de toda la humanidad; viduo burgués y el obrero se nosotros? Seguramente, si ob-
su inmolación ya no va dirigi- someten, niegan la concien- servamos sin recortes la nega-‹

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tividad de lo existente, no nos para vencer a las fuerzas de pues en la mímesis correcta el
quedaremos satisfechos con la naturaleza tiene que adap- hombre no domina pero tam-
la respuesta de la teología, tarse a ellas, que su astuta poco se disuelve en lo inerte
tomada de las cartas pauli- subjetividad le sugiere, que sino que se da una compene-
nas, que nos dice que Cristo ante esas potencias no do- tración con el objeto viviente,
se hizo igual a nosotros en to- mesticadas su fuerza, por in- y con el mundo mediante la
do excepto en el pecado. gente que sea ésta, es más cual el individuo mismo se in-
En definitiva, la gran para- débil que ellas y de nada ser- terroga constantemente ante
doja nos deslumbra pero a su viría que hiciese ímprobos es- él en aras de poder alcanzar
vez descubre el momento de fuerzos por dominarlas, sin la algún día, quizá, un conoci-
falsedad del sacrificio que adaptación y la alienación miento del mismo, sin repre-
nos lleva de regreso hasta la con respecto a las mismas. sión, destrucción o dominio.
contemplación de aquellos ri- Sólo esta alienación conscien- Este es el esquema de una
tuales primigenios y nos hace te le puede permitir dominar- “mímesis” correcta.
reparar en que el cristianismo las. Esta actitud de dominio La condición de permanen-
no es más, como dicen Ador- frente a esas potencias ex- cia de los monstruos míticos
no y Horkheimer, que la aco- trahumanas no es más, como está fijada en un contrato ina-
gida del mito en la civiliza- hemos dicho, que un intento movible determinado por una
ción. de dominar la naturaleza y instancia superior a ellos (los
Volviendo al mito, Odiseo como dicen Adorno y Hork- dioses). Y esta condición con-
expresa de manera significati- heimer ese intento es lo con- siste simplemente en la repeti-
va la irracionalidad del siste- trario a la mímesis pues, se- ción constante de sus atroci-
ma capitalista al que estamos gún la define Adorno, la mí- dades, en destruir todo aque-
aludiendo. Dicen los autores: mesis se refiere a esas formas llo que cae en sus dominios.
“El mismo Odiseo es un sacri- comunicativas de comporta- Para vencer a estos seres anti-
ficio: el ‘sí mismo’ que con-
tinuamente se vence a sí Odiseo expresa de manera significativa la irracio-
mismo y de este modo
nalidad del sistema capitalista al que estamos
pierde la vida que gana
y que ya sólo recuerda aludiendo.
como peripecia”7. Del mis-
mo modo, el capitalismo im-
pone un sistema, una técnica miento del ser vivo que no quísimos, el héroe tiene que
que los individuos deben ejer- tienden al control del otro, si- engañarlos con el mecanismo
citar si es que quieren satisfa- no que se acomodan al otro de la astucia que le invita a
cer sus necesidades. Pero al dejándole ser lo que es. Pero, disolverse en la naturaleza,
caer esta técnica bajo el sig- a su vez, el impulso domina- de la misma manera que la
no del dominio, el individuo dor que exprime a la mímesis autoconservación exige al in-
alienado debe renunciar a su es también igual a ella: el in- dividuo burgués que renuncie
vida y conformarse, en pro dividuo al mismo tiempo que a sus sueños, que sea pacien-
de su autoconservación, con trata de dominar se disuelve te, que se adapte al sistema y
las migajas con las que el so- en la naturaleza “desanima- olvide el constituirse a sí mis-
lapado sistema paga su fuer- da”. ¿Y por qué “ desanima- mo como un “yo”, si es que
za de trabajo. De no hacerlo da?”; porque lo que trata de alguna vez se lo propone. La
así y en el supuesto de que in- hacer el individuo es negar la repetición está implícita en el
tentara alzar la voz contra la fuerza vital que se aviene concepto de capitalismo y en
injusticia, avanzaría directa- contra él y se convierte de es- su realización. Los sujetos son
mente hacia la muerte. Prefie- te modo en “mímesis de lo simples marionetas que obe-
re entonces integrarse en la muerto”, en tanto que imita la decen las leyes del sistema
falsa sociedad y negarse a sí inactividad e inconsistencia llegando a un estado de ins-
mismo, sacrificándose con el de lo no viviente. Esto es en trumentalización y cosifica-
fin de evitar males mayores. todo caso una mímesis no en- ción tal que ya no preguntan
Hemos dicho que Odiseo tendida adecuadamente, por el férreo contrato donde

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se establecen las bases de su mando y él mismo ordena que es precisamente el último


sometimiento; sencillamente lo que le aten al mástil principal palpitar que también le resta
cumplen sin ulterior reflexión del barco para impedir que al individuo alienado cuando
perpetuando y asegurando al oír las melódicas voces le se somete al sistema.
sin darse cuenta la “ratio” de sea imposible arrojarse a la El burgués medio busca
su propia coacción. muerte. El mecanismo de la también eludir el castigo pre-
Pero, ¿cuáles son las poten- astucia le indica el camino a parado a los que, diría He-
cias míticas que Odiseo tiene seguir, le ayuda a descubrir gel, “se salen de su ser”. En
que vencer en su viaje? o más la laguna existente en el con- la medida en que se amoldan
concretamente ¿qué hitos de trato prefijado: en él no se es- al sistema alienándose y dan-
La Odisea escogen los auto- pecifica la forma en que de- do cumplimiento a las leyes
res de Dialéctica de la Ilustra- be pasar el oyente delante de que lo sostienen, disuelven, a
ción como ejemplos en los las Sirenas, esto es, si debe la vez que legitiman, el poder
que se recogen claramente escuchar el canto atado o li- mortal que tal sistema ejerce-
los signos que pudieran consi- bre de sus cadenas. Una vez ría sobre ellos si hicieran lo
derarse ya ilustrados?. En es- más el sí mismo aparece co- contrario. Y esto ocurre sim-
ta exposición nos remitiremos mo contraposición a lo inexo- plemente porque al adaptarse
sobre todo al pasaje de las si- rable . Odiseo debe tratar a las normas represivas que
renas y al encuentro del hé- por todos los medios de elu- en cada época se imponen,
roe Odiseo con el cíclope Po- dir el contrato olímpico por el el sistema abdica, por así de-
lifemo, aunque habría que cual nadie puede escuchar el cir, de su capacidad y fuerza
apuntar que son más los epi- canto de las sirenas sin darse coactiva sobre el individuo.
sodios míticos que se citan en de bruces con la muerte, si La propia norma al cumplirse
este Excursus I. quiere regresar sano y salvo “a pies juntillas” pierde su po-
En el canto XII se relata el a Ítaca. Cómo lo hace: cum- der de castigar a los hom-
paso de Odiseo y sus hom- pliendo al pie de la letra lo bres, puesto que ese poder se
bres por las aguas en las que sancionado en el contrato pe- ejerce solamente cuando al-
habitan las Sirenas. El héroe, ro con una salvedad, está guno de ellos se sale de la
advertido por Circe de que atado y su tripulación sorda senda de lo establecido.
nadie puede ser inmune a su ante las voces de las cantoras Asimismo, la astucia le or-
canto, sabe que esas fuerzas e incluso ante la voz del hé- dena a Odiseo que se deje
del mar no se pueden derro- roe que pide que le desaten. atar para escuchar el canto
tar enfrentándolas impune- Odiseo ha preparado su pa- de las Sirenas, es decir, le di-
mente y trama un ardid. A sus so ante las sirenas de manera ce la forma en que debe so-
compañeros les tapa los oí- que aún sometido por su pro- meterse al contrato para no
dos con cera para que no pia voluntad todavía le quede perecer en el intento. Y apun-
puedan oír mientras están re- ese último resquicio de vida, tan Adorno y Horkheimer: “El‹

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poema épico no dice qué les él. Se convierte así en víctima héroe a la tierra de los cíclo-
ocurre a las Sirenas una vez de lo inexorable y él mismo pes.
que la nave ha desaparecido. fir ma su propia condena Odiseo, sordo ante los con-
Pero en la tragedia debería cuando, imprudentemente, sejos de sus hombres que le
haber sido sin duda su última dicta ante el pueblo la senten- sugieren tomar los manjares
hora, como lo fue para la Es- cia de muerte o destierro con- de la gruta de Polifemo y par-
finge cuando Edipo resolvió tra quien sea el causante de tir de nuevo, prefiere esperar
el enigma, cumpliendo su or- los males de los tebanos. Al a que el gigante regrese para
den y derribándola”8 Las sire- descubrirse como verdugo de solicitarle el don de la hospi-
nas en ese mismo momento sí mismo no puede más que talidad. Sabe que esto es del
dejan de cumplir el requisito cumplir lo designado para el todo imposible, sabe que ta-
de la repetición que asegura culpable poco tiempo antes. les monstruos míticos viven sin
su permanencia: alguien ha La intención de castigar al ley ni norma y que su mundo
escuchado su canto y no se malhechor es también una in- es un mundo aparte respecto
ha arrojado a las aguas. De tención emancipadora, la ex- del mundo de la civilización y
la misma manera, Edipo des- piación que hará volver a las sabe incluso que jamás po-
truye, desvelando el enigma, cosas a su orden normal. Pe- drían acceder a sus ruegos
la propia fuerza destructiva ro cuanto más se afana Edipo pero no porque su reflexión
de la Esfinge. Pero, esto nos rey en llevarla a la práctica, les haya llevado a mantener
puede sugerir, aunque los au- tanto más esa intención vuel- una actitud hostil hacia el ex-
tores no lo apuntan, una refle- ve a caer sobre sí como con- tranjero sino simplemente por-
xión distinta, a saber, la de dena de sí mismo. En su vida que carecen de tal reflexión:
que la historia de Edipo re- se reproducen ya las relacio- “no haré yo gracia alguna ni
presenta la historia del sí mis- nes de dominio como también a tus hombres ni a ti cuando
mo que aunque cree ser due-
ño de sus actos, cumple
Odiseo y Edipo caen víctimas de su propia estrata-
paso a paso lo prescrito.
Cuando Edipo derrota a gema cuando asimilándose a la naturaleza le dan
la Esfinge no vence, más a esta lo que pide.
bien avanza de lleno ha-
cia su maldición. Sin saber-
lo, mata con sus propias ma- fielmente las reproduce la so- no me lo imponga mi gusto”9,
nos a su padre, el rey de Te- ciedad burguesa, en la que el responde el cíclope Polifemo
bas, casa con su madre e in- individuo sin darse cuenta se ante las súplicas de Odiseo y
cluso tiene hijos fruto de esa diluye en la falsa sociedad y sin más toma a dos de sus
relación incestuosa. Cuando un día descubre su vida como hombres y los devora. El hé-
descubre los horrores cometi- un conjunto de historias su- roe en ese momento piensa
dos, su vida se revela como perpuestas sin más conexión en una venganza inmediata,
un gran fracaso. Pero ya es que la que otorga la instru- en un enfrentamiento directo
tarde, no cabe ya ninguna es- mentalización allá donde se con el monstruo, pero ense-
peranza en su vida fallida y extienden sus dominios. guida le frena su instinto de
es preferible no ver. Con el Odiseo y Edipo caen vícti- autoconservación. Una vez
mismo broche con que su ma- mas de su propia estratage- más, la astucia le indica una
dre y esposa se había dado ma cuando asimilándose a la vía alternativa, le vuelve a su-
muerte, Edipo se ciega para naturaleza le dan a esta lo gerir la táctica del engaño.
no ver la realidad que se pre- que pide. Le ocurre a Edipo Tras la muerte de los dos pri-
senta ahora fragmentada, in- cuando desvela el enigma de meros compañeros Odiseo
vertida, se presenta tan agrie- la Esfinge y le ocurre también tiene que reprimir su sed de
tada, espantosa y negativa a Odiseo al superar el trance venganza. No es lo adecua-
que lo mejor es no mirar de las Sirenas, pero hay otros do -piensa el héroe-, si quie-
atrás, lo mejor es huir, no sea pasajes significativos en su ren salir con vida de ese tran-
que la sombra de la barbarie viaje como al que se recoge ce deben actuar sibilinamen-
vuelva a caer de lleno sobre en el canto IX, la llegada del te. Dice textualmente, tras ver

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al cíclope devorando a dos hombre las reses? ¿O acaso allí, ante los vanos intentos
de los suyos, “otro impulso a tí mismo te está dando del monstruo, que ciego, trata
detúvome entonces, pues hu- muerte por dolo o por fuer- de atraparlos. El cíclope cae
biéramos muer to nosotros za?. Desde el fondo del antro claramente bajo el engaño
también sin remedio incapa- les dijo el atroz Polifemo: ¡Oh del nombre. Su mente más ru-
ces de alzar con los brazos la queridos!. No es fuerza. Nin- dimentaria y básica no puede
piedra terrible que él dejaba guno me mata por dolo. Y en jamás llegar a comprender la
en la gran abertura cerrando
su cueva”10. Y comienza a ur-
dir un plan para salvarse or-
dena a sus compañeros que
preparen una estaca de olivo
que después servirá como ar-
ma homicida y consigue que
el monstruo se duerma en pro-
fundo sueño haciéndole be-
ber el vino que llevaba en su
nave: “toma y bebe este vino
cíclope, una vez que has co-
mido carnes crudas de hom-
bre” 11, le dice. Y entretanto,
la trampa fatal se tendía so-
bre Polifemo que sucumbe an-
te el encantamiento del nom-
bre. Cuando el gigante le
pregunta a Odiseo por su
nombre el héroe responde:
“ese nombre es Ninguno.
Ninguno mi padre y mi ma-
dre me llamaron de siempre y
tambien mis amigos. Tal dije
y con alma cruel al momento aladas palabras respuesta le disolución entre la palabra y
me dio la respuesta: -A Nin- daban aquéllos: Pues si nadie la cosa. Odiseo, al llamarse
guno me lo he de comer el te fuerza en verdad, siendo tú a sí mismo “Udeis”, o sea
postrero de todos, a los otros como eres, imposible es Ninguno, ha entendido, sin
primero; hete aquí mi regalo rehuir la dolencia que manda embargo, que la palabra que
de huésped-.”12 Pero la senten- el gran Zeus, pero invoca en designa y la cosa no forman
cia de muerte de Polifemo ya tu ayuda al señor Posidón, parte de la misma realidad si-
está firmada. Mientras duer- nuestro padre”13 no que se pueden disociar y
me Odiseo y sus hombres le Ante la respuesta los otros que una misma palabra pue-
hincan la estaca de olivo en cíclopes le dejan sólo. Si no de referir cosas diversas. Cla-
su único ojo. Al oír los desga- hay nadie que te haga daño, ro, Ninguno o Nadie son abs-
rrados alaridos sus semejan- entonces nosotros no tenemos tracciones que pueden referir-
tes acuden en su ayuda, aún nada que hacer, responden. se tanto a cualquier cosa co-
cuando normalmente a los cí- Es Zeus el que te inflinge do- mo a nada. Pero Polifemo no
clopes se les describe como lor y contra él no se puede lu- puede entender esta disocia-
asociales, y le preguntan a char, piensan ellos. Odiseo y ción, para él la referencia de
Polifemo la causa de su an- los suyos esperan después a Nadie es única y es el hom-
gustia: “¿Por qué así, Polife- que a la mañana siguiente bre Nadie (Odiseo). En su
mo, angustiado nos das esas Polifemo mueva la roca que odio vengativo, dirige única-
voces a través de la noche in- sella la gruta para así salir mente sus amenazas contra
mortal y nos dejas sin sueño?. agarrándose al vientre lanoso ese nombre y ese hombre, es
¿Te ha robado quizás algún de los carneros que moran decir, contra Nadie. Y este‹

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nominalismo que vemos ya re-


flejado en el relato homérico,
es el prototipo del pensamien-
to burgués, dicen los autores.
La tendencia hipostasiante del
nominalismo es el telón de
fondo de la sociedad instru-
mental:“Odiseo se afirma a sí
mismo en cuanto se niega a
sí mismo como “nadie”, salva
su vida en cuanto se hace de-
saparecer” 14, dicen textual-
mente Adorno y Horkheimer.
La pura abstracción y la pu-
ra potencialidad del nombre
que puede reflejar todos los
contenidos posibles como nin-
guno, permite que los indivi-
duos sean tratados como ins-
trumentos de un sistema en el
que nadie cuenta en especial.
Bajo la apariencia de la na-
da se sienten a salvo de la
coerción del sistema de tal
manera que sólo en ese mar-
co de falsa vida les es posible
sobrevivir, aunque sea en for-
ma alienada. El formalismo
que de este modo se impone
y su pretensión de validez
inamovible y universal está
presente en los albores de la
razón ilustrada así como en en osadía en el momento en de su sometimiento. La segun-
los relatos míticos. Una vez que, creyéndose libre de sus da la del hombre que sabién-
más las esencias liberadoras males, Odiseo se burla del gi- dose seguro en la bonanza
no emancipan sino que predi- gante y desvela su verdadero se olvida de la reflexión y de
can la destrucción de la natu- nombre, arriesgando así su la crítica y cuando el mal lla-
raleza extrahumana y, en últi- vida y la de la tripulación ma a su puerta no quiere más
ma instancia, la de los pro- pues Polifemo intenta destruir- que vengarse de forma vio-
pios sujetos humanos que las los arrojando al mar las ci- lenta del causante de su des-
instauran. Odiseo al negarse mas de las montañas colin- gracia.
a sí mismo como “nadie” asi- dantes que finalmente no La “hybris” que se manifies-
milándose así a lo muerto, aciertan a dar en los navíos ta en Odiseo al escapar del
iguala a la estulticia del gi- de Ulises. Las dos personali- peligro, vuelve a manifestarse
gante cuya mente no alcanza dades, tanto la del héroe co- a la llegada a su patria bajo
a comprender la disociación mo la del malvado desembo- el amparo de la propiedad y
de palabra y cosa. Aún así, can en dos de los arquetipos de la vida estable, cuando se
satisfecho de su ardid, cae del individuo burgués: la pri- venga insensiblemente contra
víctima de la “hybris” cuando mera de ellas la que hace todos los que, al contrario
se anula por amor propio pa- que el sujeto se ría del peli- que su fiel Penélope, quisie-
ra conservar su vida. Y esta gro tan pronto como lo elude ron en su ausencia hacer zo-
“hybris”, sinónimo de la so- con la astucia de la autocon- zobrar los cimientos de su
berbia burguesa, se convierte servación, sin darse cuenta civilización. El héroe ha esca-

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pado de las potencias ex- gar, en su mismo estado y en una distancia abismal entre la
trahumanas que le amenaza- este sentido se constituye en historia contada y lo ocurri-
ban: ha huido del país de los refle- do. Ante la matanza de las
lotófagos que olvidan su pa- sier vas infieles el narrador
tria y su familia y que sólo nos consuela diciendo que
ansían saciarse con la su agonía duró sólo un
flor de loto, ha pa- instante, un instante
sado con sus naví- que fue una vez,
os delante de la hace mucho
gruta Caribdis tiempo. Pero
que engulle ese instante
todo a su eter no en
paso y ha que los
escapado llevados
de las a la hor-
garras ca se
temibles debaten
de Esci- entre la
la. Ha vida y
logrado la muer-
oír el te, gra-
canto de ba como
las sire- a fuego
nas sin pe- en nuestra
recer, hacer mente la
efectivo el en- imagen del
gaño del nom- trágico final de
bre para librarse los caídos bajo
de ser devorado el signo del domi-
por Polifemo, no ha su- nio. También Aus-
cumbido a las pasiones y witsch fue hace mucho
ansias amorosas de Calipso y tiempo, o quizá no tanto si lo
Circe la hetaria y ha regresa- miramos “sub specie aeterni-
do airoso de su viaje al Ha- jo y cómplice de aquellos se- tatis”, pero la idea de esa
des. Pero al llegar a la patria res que una vez quisieron de- aparente distancia parece re-
el mecanismo de la astucia se rrotarle. Todo se narra, sin confortarnos y nos permite se-
relega a un segundo plano embargo, con la impasibili- guir viviendo aún cuando nos
como lo demuestran pasajes dad propia de la “frialdad es imposible enterrar el re-
tan atroces como el de la lu- burguesa” como si hubiese cuerdo de las víctimas. ■
cha y matanza de los gala-
nes, el de la castración del NOTAS
pastor Melantio o el del sacri-
1.- M. Horkheimer, Crítica de la razón instrumental, Sur, Buenos Aires, 1973, p.184.
ficio de las siervas infieles. La 2.- El plural es mío.
astucia es aquí depuesta a fa- 3.- Horkheimer, M y Adorno Th.W., Dialéctica de la Ilustración,Trotta, Madrid,1994,p.98
vor de la propia fuerza des- 4.- Ibid.,p.100.
5.- Ibid., p.104.
tructiva del dominio que re- 6.- Adorno,Th. W., Dialéctica negativa, Taurus , Madrid,1977,p.
cae sobre lo que ya no son 7.- Ibid.,pp.107-108.
monstruos invencibles sino se- 8.- Ibid., p.111.
9.- Odisea,Gredos , Madrid,1982;Canto IX, p.234.
res humanos domesticados. 10.- Ibid., p.235.
Odiseo al sucumbir a la se- 11.- Ibid., IX, p.237.
ducción del dominio se asimi- 12.- Ibid., IX, p.237.
13.- Ibid, IX, pp.238-239
la a aquellas fuerzas de las 14.- D.I.p,112.
que escapó, se pone en su lu-

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