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El Epicureísmo y su Ética

a) El placer.- Dado este concepto materialista de la


realidad, el fin del hombre queda reducido a lograr la
felicidad posible en este mundo, que consiste en vivir
evitando el dolor, que es el único mal, y conseguir la
mayor cantidad posible de placer, que es el único bien.
Así lo atestigua la experiencia. Todos los seres vivientes
buscan los placeres y huyen de los dolores. Este es el
único criterio que debe presidir la conducta humana.

No obstante, Epicuro no es un puro hedonista. Su


Epicuro (342 a.C.-Atenas, h. 270 a.C)
Nació en la isla de Samos en el seno de
doctrina sobre el placer es mucho más elevada y hasta
una familia ateniense. Fue el primer opuesta a la de los cirenaicos y Eudemo. El hombre es
filósofo de la etapa helenística. Hijo de un un compuesto de cuerpo y alma, y a cada uno de estos
maestro que lo educó junto a varios elementos corresponden sus propios placeres. Los del
filósofos. Cuando cuenta 18 años viaja a cuerpo son esencialmente carnales. Pero el alma tiene
Atenas para cumplir con el servicio militar. una clase de placer más elevado, que Epicuro denomina
En el 322, se reunió con su padre en
Colofón, donde empezó a enseñar. Sobre
χαρά (gozo). Además, en cuanto dotada de
el 311, fundó una escuela filosófica en conocimiento y reflexión, le corresponde regir y regular
Mitilene, isla de Lesbos, y posteriormente la vida del sabio, refrenando las actividades propias del
fue director de una escuela en Lampsaco cuerpo mediante la prudencia (φρόνησή), con la cual
(hoy, Lâpseki, Turquía). Se radica en debe moderar los apetitos y señalar la norma de
Atenas en el 306 y enseña sus doctrinas. conducta, cuya finalidad es el equilibrio del hombre, su
La sabiduría consiste, para él, en una
comprensión que permita al hombre ser paz interior y su tranquilidad. Asimismo, debe prever las
feliz. La felicidad, según Epicuro, consiste consecuencias que pueden tener sus acciones.
en el placer (gr. hedoné); el hedonismo
epicúreo juzga que el deseo natural de b) La virtud.- Consiste en el medio de evitar el dolor y
felicidad es idéntico al deseo de placer. de conseguir la mayor cantidad posible de placer. No
Estableció en el jardín de su casa una todos los dolores son absolutamente malos, sino que a
escuela, el Jardín, cuyas enseñanzas
competían con los legados de las de veces son preferibles a los placeres, pues pueden
Platón y Aristóteles. Tanto las mujeres reportarnos un bien mayor. Ni todos los placeres son
como los hombres frecuentaban este deseables, pues pueden ser causa de dolores. El sabio
lugar, lo que provocó calumnias sobre las deberá moderar la satisfacción de sus apetitos
actividades que allí tenían lugar. mediante la virtud de la templanza, puesto que el abuso
Estudiantes de toda Grecia y Asia Menor
de los placeres puede ocasionar dolor. Debe saber
acudieron para incorporarse a la escuela
de Epicuro. Según el historiador y biógrafo calcular (αϊρεσίξ) las sensaciones y distinguir su
del siglo III d.C. Diógenes Laertes, a su duración, su intensidad y sus consecuencias.
muerte dejó 300 manuscritos, incluyendo
37 tratados sobre física y numerosas No se debe elegir a ciegas cualquier placer, y menos los
obras sobre el amor, la justicia, los dioses propios del cuerpo, porque pueden ir mezclados con
y otros temas. De sus escritos, sólo se
muchos males. Epicuro recomendaba una vida austera
han conservado tres cartas y algunos
fragmentos breves, incluidos en la y refrenar los apetitos inmoderados, anejos a la
biografía de Diógenes Laertes. Las satisfacción de las necesidades corporales. Distinguía
principales fuentes sobre las doctrinas de entre necesidades naturales y no naturales o no
Epicuro son las obras de los escritores necesarias. El sabio debe excluir el lujo, contentándose
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romanos Cicerón, Séneca, Plutarco y con lo necesario para la vida. Con pan, agua y un
Lucrecio, cuyo poema De rerum natura
alimento frugal el sabio es más feliz que con los festines.
(De la naturaleza de las cosas) describe
el epicureísmo en detalle. Epicuro dio ejemplo con su conducta. Se contentaba
con agua y pan moreno. En una carta a un amigo le

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escribe: ≪Envíame un poco de queso citrídeo para que yo pueda hacer una comida más
excelente≫

En el placer distinguía dos aspectos, uno negativo, que es el principal, logrando la ausencia de
dolor (apovia), el reposo, el descanso y la imperturbabilidad (άταραξία), de donde proviene la
paz interior del alma, libre de dolores, de temores y perturbaciones, que es lo característico del
sabio. El sabio debe librarse de los cuidados de la familia, de las riquezas, de los negocios y
honores y de todo cuanto pueda perturbar la paz de su espíritu y producirle inquietud y dolor.
≪Si quieres hacer rico a Pitocles no le agregues riquezas, sino disminúyele sus deseos≫. En esta
paz interior es en lo que consiste el placer más intenso. Es una moral propia de un hombre
enfermo, para quien la mayor felicidad posible es la cesación de sus dolores.

El aspecto positivo del placer va unido al movimiento y a la actividad (ενέργεια) propios del
cuerpo o del alma. Pero el sabio debe sobreponerse a todo mediante una severa disciplina,
limitando sus apetitos, moderando sus deseos y regulando sus pensamientos e imaginaciones.
Debe ser siempre libre y conservar su paz interior. Su norma es bastarse a sí mismo,
contentándose con poco y logrando la autosuficiencia. Epicuro condenaba el suicidio como
medio de liberación de los dolores físicos o morales.

Dentro de lo que cabe en una filosofía materialista, que niega la providencia de Dios, la
inmortalidad del alma y las sanciones más allá de esta vida, la moral de Epicuro permanece en
un plano de dignidad humana. No consiste en un puro hedonismo ni es una moral de libertinaje.
Aunque carece de una norma superior a la propia naturaleza humana, aconseja la austeridad de
vida, poniendo la felicidad, no en el desarreglo de las pasiones ni en los placeres inferiores del
cuerpo, sino en la paz y en la tranquilidad del alma, en la ≪gracia≫ (χαρά), en el buen humor y
en la ecuanimidad del sabio, dueño de sí mismo, sobreponiéndose al dolor y a la adversidad y
superando los temores y las perturbaciones exteriores. Así Epicuro sobrellevo sus enfermedades
con grandeza de alma y hasta con alegría, por lo que sus discípulos lo tuvieron en la más alta
estimación. No obstante, estos no supieron mantener la dignidad de conducta de su maestro, y,
con más lógica que él, dedujeron de sus principios otras tendencias inclinadas al hedonismo en
su aspecto menos elevado.

c) La conquista de la Ataraxia (άταραξία): Epicuro distingue tres clases de deseos, por un lado,
se encentra los deseos naturales y necesarios, relacionados con la supervivencia. SI no se
satisfacen causan dolor y su satisfacción produce placer al reequilibrar el cuerpo. Así el hambre
o la sed producen dolor y se evitan con la comida y la bebida.

Por otro lado, están los deseos naturales no necesarios. Se basan en cubrir los deseos naturales
de una forma determinada. Así comer y beber son una necesidad, pero no lo es el comer o beber
algo exquisito. Esto también produce placer, pero es un placer distinto de la simple necesidad
de comer: Sólo modifica la cualidad del placer.

Por último, existen los deseos que no son naturales pero necesarios, estos no nacen de ninguna
necesidad sino de la vana opinión, como son los deseos de los honores y la gloria. Son deseos
generados por la cultura, la política y la vida social.

La primera clase de deseos es fácil de satisfacer y en ello se encuentra ya el placer. La segunda


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necesita de una ≪medicina≫ que permita darles satisfacción sin que produzca dolor. Para ello
es necesaria la filosofía que permite distinguir los verdaderos deseos de los que no lo son. Sólo
de esta manera se llega a la tranquilidad del alma, la ataraxia (άταραξία), ésta es propia del
sabio que distingue los deseos naturales de los que no lo son y es capaz de alejarse de los
superfluo.
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Para la tercera clase de deseos, la fórmula de Epicuro se basa en la autarquía. Esta supone el
librarse de los problemas de la ciudad. EL sabio debe vivir alejado de la ciudad, no aceptar cargos
públicos y cumplir con las leyes. Esta solución refleja la nueva situación social en la ciudad, ya
no es el marco con el que se identifica el individuo y en el cual cumple con su propia naturaleza.
De este modo, Epicuro se aparta definitivamente del modelo de Platón y de Aristóteles, para los
que la verdadera virtud se realiza en la ciudad.

Moral Estoica
En sus rasgos esenciales, la Moral estoica se remonta hasta Zenón de Citio. Pero su desarrollo y
la formulación precisa de sus principios es obra principalmente de Crisipo.

a) Su idea fundamental procede del concepto


estoico de la Naturaleza. El hombre es una mínima
parte del Universo, un mundo en pequeño. En todo
el Universo reina un orden perfecto, rigurosamente
regido y determinado por la Razón y la Providencia
divina. Todo en la Naturaleza es bueno y ordenado.
Por lo tanto, el hombre debe ajustar su conducta al
orden universal que domina en el mundo,
sometiéndose voluntariamente a la finalidad que
impulsa a todos los seres. El sabio debe dejarse
arrastrar por la corriente de vida universal, en lugar
de oponerse al orden que reina en la naturaleza. Zenón de Citio (333/332 - 264/263 a. C.),
nació en Citio, Chipre, en aquel tiempo colonia
Por lo tanto, el principio supremo de la virtud es griega. Fue discípulo de Polemón, Crates de
vivir conforme a la Naturaleza (όμολογουμένως xrj Tebas y de Estilpón de Megara. Fue
φύσει ζην). Viviendo conforme a la naturaleza, el comerciante, como lo fuera su padre, hasta los
sabio vive también en conformidad consigo mismo 45 años, momento en el que funda su escuela.
(όικείωσις). O, viceversa, viviendo conforme a sí Su pensamiento toma elementos de Heráclito,
mismo, el sabio vive también conforme a la de la escuela cínica, de Platón, y algunos de
Naturaleza universal. Este es, además, el medio de Aristóteles, y combate sobre todo la escuela
asegurar la verdadera felicidad (εΰροια τοϋ βίου), contrincante de su tiempo: la de Epicuro.
que va unida siempre a la virtud, así como el Poco satisfecho de los sistemas que
sufrimiento al vicio. ≪Non potest enim cuique idem enseñaban en Atenas fundó, en el año 300,
semper piacere nisi rectum≫. aproximadamente, la célebre Escuela estoica
o del “pórtico”, llamada así por enseñar bajo el
Otra fórmula equivalente es la de vivir conforme a Pórtico Pintado (Stoà Poikile). Acostumbraba a
la razón (όμολογουμένως τω λόγω). El alma del dar lecciones en público en el pórtico pintado
hombre es una centella desprendida del principio de Atenas. Zenón y sus discípulos Cleantes y
divino universal, y su parte principal es el sobre todo Crisipo fueron los tres miembros
principales del primer período del estoicismo.
hegemonikon, principio rector que debe regular
Zenón, de forma similar al epicureísmo,
toda la conducta practica y establecer en el
subdividió la filosofía en lógica, física y ética (y,
individuo humano un orden riguroso, ajustado al al parecer, impulsó a sus seguidores a dominar
orden universal impuesto en todo el Cosmos por el la retórica).
Logos inmanente, que es la ley suprema de todo el
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mundo. Así, pues, vivir conforme a la razón


individual equivale a vivir conforme a la Razón que rige el orden del mundo.

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En todos los seres existe un impulso instintivo (ορμή, επιβολή, δρεξις) a su propia conservación
y a lograr su perfección, que es el fin propio de su naturaleza. En los minerales, vegetales y
animales ese impulso es inconsciente. Pero el hombre se distingue de todos ellos en que está
dotado de razon (λόγος, ηγεμονικόν), con lo cual debe elevar el simple impulso natural de simple
apetito (δρεξις) a volición racional (φρόνησις, συγκατάθεσις) y a elección (εκλογή). De esta
manera la vida humana se caracteriza por ser racional y libre. Y la vida virtuosa consistirá en
obrar racional y libremente, ajustando su conducta al. orden universal de toda la Naturaleza,
regida por la Razón universal.

b) El Bien.- Los estoicos distinguían las cosas en: buenas (άγαθά), como la virtud, que es el único
y Sumo Bien; malas (κακά), como las pasiones y los vicios; indiferentes (αδιάφορα), que son las
que no están conformes ni disconformes con la naturaleza ni dependen de la voluntad.
Indiferentes son la vida y la muerte, el placer y el dolor, la salud y la enfermedad, la pobreza y la
riqueza, la reputación, etc. Acompañan a los actos humanos, pero nunca deben constituir el fin
de las acciones. En estas últimas introducían además otras distinciones entre cosas: preferibles
(προηγμένα) y no-preferibles (άποττροηγ- μένα); utiles (ώφελεία), convenientes (καθήκον) y no-
convenientes.

Estas cosas no son propiamente bienes y solamente tienen un valor relativo. Pero pueden
desearse condicionalmente (μεθ’ύπεξαιρέσεως) y evitarse sus contrarios. No obstante,
consideraban indigno del verdadero sabio preocuparse por las cosas indiferentes, y algunos
llegaban a decir que los males son preferibles a ellas: ≪No son las cosas las que turban al
hombre, sino las opiniones que tenemos sobre las cosas. No e la muerte misma lo terrible, no le
pareció así a Sócrates, sino nuestra idea de la muerte≫.

c) La Virtud.- El único verdadero bien es la virtud, que consiste en vivir conforme a la naturaleza
y a la razón, ajustando todas las acciones al orden del Universo. Es deseable por sí misma, y no
por ningún motivo extrínseco de utilidad, de esperanza o de temor 57. La felicidad va unida a la
virtud, y el sufrimiento al vicio. Lo esencial de la virtud es la rectitud (κατόρθωμα), por la cual la
conducta particular del hombre se ajusta al orden general del Mundo de una manera constante
y firme (affectio animi constans) .

La virtud es una, como también es uno el hombre, cuya unidad procede fundamentalmente del
hegemonikon, de la razón que lo dirige. Si se habla de muchas virtudes es solamente a la manera
como Fidias puede hacer muchas figuras de la misma materia o una misma de diversos
materiales, oro, plata o bronce. Pero en realidad las virtudes están tan estrechamente
compenetradas entre si, que constituyen una sola. Es una unidad indivisible, que no admite
grados. O se posee toda entera o no se posee. Por esto, el que posee una sola virtud, posee
todas las demás. Y el que tiene un vicio, los tiene todos a la vez.

La virtud no es innata. Hay que adquirirla y cultivarla por el ejercicio continuo. Es inmutable e
inalienable. Una vez que se ha adquirido, ya no se puede perder. La virtud debe dominar
perfectamente la vida. Siempre es buena, y el vicio siempre malo. Debe amarse y practicarse
por sí misma (αιρετή δι’ αύτήν), sin miras a ninguna ventaja ni recompensa extrínseca,
independientemente de la utilidad o del placer, que nunca pueden ser la finalidad de la vida.

La virtud fundamental es la sabiduría o prudencia (φρόνησή), que corresponde a la parte


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racional del alma (hegemonikon), y de la cual proceden todas las demás. Aunque mas que
virtudes particulares son distintos matices o manifestaciones de una misma virtud general.

Los estoicos retoman a la tesis socrática de la virtud identificada con la ciencia, la utilidad, el
bien y la belleza.
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d) Las pasiones.- Los estoicos sutilizaron mucho en el análisis de las pasiones (πάθος). Las
pasiones tienen su origen en el impulso general primitivo de la naturaleza (ορμή, επιβολή).
Cuando ese impulso inicial en el hombre no es regulado por la razón, y no está sometido a ella,
se hace irracional, se desvía de la rectitud (κατόρθωμα) y desde entonces va contra la misma
naturaleza.

Son movimientos excesivos de la parte sensitiva (πλεονά- ζουσα) contrarios a la naturaleza y a


la razón. ≪Aversa a recta ratione, contra naturam animi commotio≫. Desviaciones de la
rectitud (κατόρθωμα) que debe imponer la razón. Enfermedades del alma (νοσήματα,
άρρωστήματα). Perturbaciones que proceden de representaciones falsas, las cuales originan un
juicio erróneo de la razón (κρίσις ήμαρτημενη). Por esto, para dominar las pasiones es preciso
no prestar asentimiento (σν/κατάθεσις) a las representaciones engañosas que perturban el
juicio. ≪Borra la fantasía≫.

La naturaleza es buena. Por esto, aunque las pasiones provengan originariamente de ella, sin
embargo, consisten propiamente en el desorden de la razón, originado por la ignorancia, que
enturbia la inteligencia y es causa de opiniones falsas y de juicios erróneos. El ignorante siempre
obra mal. Las cuatro principales, que Crisipo subdividía en otras muchas, son:

1.) Concupiscencia ciega (επιθυμία, δρεξις), consiste en el deseo desordenado de un bien futuro.
2) Temor (φόβος), que tiene por objeto un mal futuro.
3) Dolor o tristeza (λύπη), que se refiere a un mal presente.
4) Placer (ηδονή), que se refiere a un bien actual.

El exagerado racionalismo moral de los estoicos se revela claramente en su concepto de las


pasiones. Es necesario, no solo dominarlas y someterlas a la razón, sino extirparlas. Solo así se
llega a la imperturbabilidad, a la impasibilidad (απάθεια), que es la condición indispensable
para lograr la serenidad de alma y la libertad características del sabio y base de su felicidad.

e) Norma de moralidad.- Su ontología suministra a los estoicos una norma fija y estable de
conducta para orientar la actividad moral, en este sentido superior a la de Aristóteles. En
Aristóteles la norma de las acciones era subjetiva. Se basaba en la proporción, en la medida, en
el justo medio conforme a la apreciación de un varón prudente. Los extremos contrarios viciosos
quedaban como anulados, al ser armonizados en un medio proporcional, en el cual consistía la
virtud. La moral estoica, en cambio, se basa en la relación objetiva de las acciones humanas con
un principio superior al hombre, que es la Razón eterna que rige toda la naturaleza y el orden
cósmico universal. La razón humana es recta (ορθός λόγος) cuando se ajusta exactamente
(κατόρθωμα) a la Razón universal, que equivale a una ley eterna fija e inmutable.

En esa Ley eterna se basa la ley natural, común a todos los hombres y que es anterior y superior
a todas las leyes positivas, civiles y escritas de los Estados, pues procede de la Razón o de la Ley
divina inmanente al mundo y a todas las cosas. ≪Lex est ratio summa, insita in natura, quae
iubet ea quae facienda sunt, prohibetque contraria≫.

≪La ley natural es una ley divina y posee como tal la fuerza de regular y medir lo que es justo y
lo que es injusto≫ ≪A uno y lo mismo llamamos Zeus, común naturaleza de todo, destino y
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necesidad; y esto es también la justicia y el derecho, la unidad y la paz≫ ≪Al que le ha cabido
en suerte por naturaleza tener razón, también se le ha dado tener recta razón, y con ello la ley...,
y si la ley, también lo justo≫.

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f) Cosmopolitismo.- De este concepto universal de la ley natural procede el de la fraternidad
universal, la condenación de la esclavitud como contraria a la igualdad humana y el
cosmopolitismo. El estoicismo coincide históricamente con la disolución de la ≪polis≫ griega.
Se disipa el concepto estrecho de patria y de ciudad, tal como aparece en Sócrates, Platón y
Aristóteles, y la Política adquiere un sentido más universal.

g) La felicidad.- Su racionalismo exagerado conduce a los estoicos a proponer un ideal moral,


que a veces reviste matices inhumanos. La felicidad consiste en la práctica de la virtud, y la virtud
esencialmente en la sabiduría. Por lo tanto, la felicidad viene a reducirse a la sabiduría.

Sin embargo, esta sabiduría-virtud tiene en los estoicos un sentido mucho más elevado que en
Sócrates. Para este el bien era lo más útil. El que conoce el bien no puede menos de quererlo y
de practicarlo. Pero Sócrates no llego al concepto de un Bien trascendente. Su Bien era
simplemente el conjunto de bienes, que unidos proporcionan la felicidad. La inteligencia
intervenía para conocerlos, discernirlos y elegir entre ellos los mejores y los más convenientes
para el hombre.

Para los estoicos, el bien particular de cada ser está integrado dentro del Bien total del Universo.
El orden particular es una parte del orden universal. Y la razón particular de cada hombre tiene
la misión de introducir en su vida el orden y la armonía, en correspondencia exacta y rígida con
el orden total del Cosmos, impuesto y regido por la Razón universal, que es a la vez la Ley eterna.
En esta acomodación consiste la virtud, que hace vivir al hombre racionalmente, sometiéndolo
a la Razón universal.

La razón debe, pues, dominar por completo la vida humana, subyugando tiránicamente al
hegemonikon todos los movimientos de la parte pasional y sensitiva. La felicidad no resulta
solamente de un puro conocimiento teórico del Bien, sino de la armonía y el orden efectivos que
la razón introduce en todo el ser humano, ajustándolo al orden general del Universo.

Esto distingue también a los estoicos del ideal ético de Aristóteles. Para este la felicidad consistía
en la posesión de un conjunto suficiente de bienes materiales y espirituales, completados con
el ejercicio especulativo de la actividad intelectual versando sobre su objeto más elevado, aun
cuando considerara este objeto como inaccesible para el hombre. Los estoicos, por el contrario,
no cultivan la ciencia por la ciencia, en su simple valor especulativo, sino en cuanto que la
sabiduría es un medio para introducir el orden y la armonía en la vida del hombre, ajustándola
al orden general del mundo y regulando su actividad por la misma Razón y la misma Ley
necesaria que preside el desarrollo cósmico. En esto consisten el bien y la felicidad del hombre,
que no consideran simplemente una posibilidad teórica, sino practica y accesible, si no a todos,
por lo menos a los que de veras quieren esforzarse por alcanzarla. Estos son los sabios.

h) El sabio.- El ideal estoico se concentra en el concepto de sabio (σοφός), cuya rígida perfección
lo convierte en una entelequia antihumana. El sabio se basta a sí mismo. No debe dejarse
impresionar por nada. Debe mantenerse impasible ante los sufrimientos físicos y morales, ante
el dolor, la enfermedad, la muerte, los bienes de fortuna y las opiniones de los hombres. ≪Si
fractus illabatur orbis, impavidum ferient ruinae≫ Debe distinguirse por su firmeza ante las
contrariedades. ≪Ha de ser como una roca contra la que se estrellan todas las olas. Ella está
firme y el oleaje se amansa en su derredor≫ ≪Debe mantenerse siempre en un mismo querer
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y no querer≫. Aguantar y renunciar: άνέχου καί άπέχου (Sustine et obstine). Irónicamente lo


describe Cicerón: ≪Sapientem nihil opinari, nullius rei poenitere, nulla in re falli, sententiam
mutare nunquam≫. Una vez lograda la impasibilidad, el sabio puede ser en la tierra tan feliz
como Zeus en el cielo.

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