Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los estoicos pensaban que la mejor manera de vivir nuestra vida, de hacer
que valga la pena y encontrarle significado, es vivir de acuerdo con la naturaleza,
concretamente con la naturaleza humana. ¿Cómo determinamos qué significa
esto en la práctica? Estudiando tres temas interrelacionados: la «física», la
«lógica» y la «ética». Cada uno de estos tres términos tenía en la Antigüedad un
significado mucho más amplio que en la actualidad (de ahí las comillas).
Por física, los estoicos se referían al estudio de las ciencias naturales, así
como a la metafísica; entender cómo encaja el mundo. El concepto de lógica
incluía lo que es actualmente, es decir, el estudio formal del razonamiento, así
como la psicología e incluso la retórica en un sentido más amplio; todo lo
necesario para pensar y comunicarse bien. La ética no se limitaba a discernir entre
el bien y el mal, como sucede en gran medida hoy en día, sino que se interpretaba
de una manera más general, como el estudio sobre cómo dotar de significado a
la vida.
Para decidir cuál es la mejor forma de vivir (ética), hay que entender cómo
funciona el mundo (física) y razonar adecuadamente sobre ello (lógica). Esto nos
lleva a la idea de vivir de acuerdo con la naturaleza. Los estoicos pensaban que
los aspectos más importantes de la naturaleza humana son dos: que somos
animales sociales (y, por tanto, profundamente dependientes de otras personas)
y que somos capaces de solucionar problemas basándonos en la razón. De modo
que vivir de acuerdo con la naturaleza significa utilizar la razón para mejorar la
vida social. O, en palabras de Séneca: «Usa la razón para las dificultades».1 Este
aspecto del estoicismo se aparta en cierto modo de otras formas de autoayuda,
las cuales se centran más en hacer que te sientas mejor. El estoicismo aborda esto
y va más allá, ayudando a quien lo practica y al mundo que lo rodea a ser mejores.
ESTOICISMO
Es fácil pensar que tenemos control sobre nuestras vidas cuando las cosas
van como queremos. Pero ¿qué sucede cuando experimentamos la
incertidumbre? Pensemos, por ejemplo, en nuestra amiga Alice, la cual se plantea
esta pregunta en su trabajo. Se aproxima su evaluación de rendimiento trimestral
y, aunque le ha ido bien, una conocida sensación de ansiedad invade su cuerpo
mientras posibles escenarios negativos cruzan por su mente. ¿Aprender más
sobre qué depende realmente de ella podría ayudar a Alice? ¿Qué efecto tendría
eso en su psique?
«Cuando alguien cometa una falta contra ti, considera enseguida qué
opinión sobre el bien o el mal le ha llevado a ello. Cuando hayas visto la causa,
le compadecerás y no experimentarás ni sorpresa ni cólera. Porque si tú mismo
tienes su misma opinión, o parecida, sobre el bien, debes perdonarle; y si no
compartes su opinión sobre el bien y el mal, entonces te será más fácil ser
indulgente con su error.»
«Puedes acabar con las cosas superfluas que te preocupan y que sólo están
en tu imaginación. Así te abrirás un vasto campo: con el pensamiento abarcarás
todo el universo y el tiempo infinito; considerarás la rápida transformación de
las cosas, aisladamente, y el breve intervalo del nacimiento a la disolución, junto
con la infinitud que les acontece y sigue.»
¿Te has dado cuenta alguna vez de que dejarte llevar por tus ansias hace
que éstas se vuelvan más intensas? Asha conoce esa sensación. El otro día regresó
de una visita a Prada con los últimos diseños. Aunque Asha se lo puede permitir
sin problemas, los estoicos sugerirían que perseguir tus deseos sin pensar o evitar
lo que no te gusta no es la mejor forma de vivir una vida buena o ni siquiera
agradable. El ejercicio de esta semana te ayudará a poner a prueba esa hipótesis.
«De modo que cuantas más veces somos tentados por el placer de la
comida, tanto más numerosos son los peligros en ello, ya que cada vez que nos
presentan alimentos no es uno el riesgo de yerro, sino múltiples. Porque yerra el
que come más de lo que debe y otro tanto el que come demasiado aprisa y el que
se mancha de comida más de lo necesario y el que prefiere los alimentos más
placenteros a los más sanos y el que no reparte porciones iguales a los
comensales. Cabe aún otro yerro en lo relativo al alimento, cuando comemos
fuera de hora y, siendo necesario que hiciéramos alguna otra cosa, la dejamos y
nos ponemos a comer.»
«¡Cuánto más feliz el que no le debe nada a nadie más que a quien puede
negárselo facilísimamente, a sí mismo! Pero como nosotros no tenemos tanta
fortaleza, hemos de reducir, al menos, nuestras haciendas, para estar menos
expuestos a los ultrajes de la suerte. En la guerra son más adecuados los cuerpos
que se pueden encoger tras sus defensas que los que sobresalen y cuyo tamaño
se ofrece por todas partes a los golpes: la mejor proporción de dinero es la que ni
cae en la pobreza ni se distancia lejos de la pobreza.»
Hasta cierto punto sabemos que vamos a morir. ¿Hasta dónde llega ese
conocimiento? En ocasiones buscamos obsesivamente la salud o la belleza en un
intento de retrasar lo inevitable. Aunque podemos tomar precauciones, no
depende por completo de nosotros. Katie lo aprendió a las malas, al ver morir de
cáncer a sus padres cuando aún eran jóvenes. Desde entonces se ha concentrado
en la salud, controlando cuidadosamente su ingesta de alimentos y haciendo
ejercicio a diario. Una vida larga y próspera es un indiferente preferido, según
los estoicos; ellos se centraban más en la calidad de la vida que en la cantidad.
No pensaban que la calidad de la vida dependiera de la salud o de los ideales de
éxito tradicionales. Por el contrario, creían que consiste en la calidad de los
pensamientos y el carácter. Esta semana te centrarás en arraigar cada vez más
profundamente en tu mente este concepto.
El grito del cuerpo es este: no tener hambre, no tener sed, no tener frío. Pues quien consiga eso y confíe
que lo obtendrá competiría incluso con Zeus en cuestión de felicidad.
EPICURO1
Pues al menos yo no sé qué pensar del bien si excluyo el gozo proporcionado por el gusto, si excluyo
el proporcionado por las relaciones sexuales, si excluyo el proporcionado por el oído y si excluyo las
dulces emociones que a través de las formas llegan a la vista.
EPICURO2
La ética es el estudio de cómo vivir y qué hacer. Como dice Epicuro, trata acerca
de «elección y rechazo» personal. Trata de mis elecciones acerca de qué buscar y
qué evitar, y evitar, el rechazo, es tan importante como escoger.
PLACER Y DOLOR
Por cuanto respecta a las acciones que solo atañen a uno mismo, Epicuro
nos recuerda que la búsqueda de pequeños placeres inmediatos puede
provocarnos graves dolores más tarde, mientras que soportar ciertos dolores
ahora puede traernos más placeres pasado el tiempo. He de escoger y rechazar
con prudencia, a la vista de los efectos previsibles a largo plazo de nuestras
acciones. Lo sensato es pasar por el dolor leve de una limpieza bucal para evitar
los grandes problemas futuros de que los dientes se pudran y se caigan, o sufrir
el pinchazo de una vacuna para huir de una enfermedad invalidante. Se pueden
justificar más intervenciones médicas dolorosas y agotadoras por su impacto
positivo en la función general una vez hayan sanado las heridas. Limitar los
gastos de vacaciones para asegurarnos una vejez cómoda y reducir el consumo
de deliciosa pastelería para evitar la diabetes en la mediana edad es, según los
epicúreos, un cuidado de uno mismo previsor y racional. Negarse a pensar en
las consecuencias a largo plazo puede ser agradable ahora, pero las
consecuencias a largo plazo de negarse a pensar en esas consecuencias pueden
ser muy dolorosas.
Los epicúreos de hoy en día creen que la pregunta «¿cuán prudente debería
ser en este caso?» debería investigarse empíricamente siempre, incluso si la
decisión, al final, depende de tus preferencias. Con las estadísticas en la mano,
uno puede decidir que realmente no necesita el seguro de las tuberías del agua,
ni una garantía extendida para el nuevo lavavajillas, ni beneficiarse de esa
mamografía. Pero ¿y si esas garantías y pruebas te producen una enorme
comodidad y seguridad? Si, una vez posees los datos, hasta donde se los
conoce, acerca de las probabilidades de varios resultados, solo puedes aliviar
tus miedos y ansiedades mediante estas pruebas y garantías, un epicúreo te
recomendaría que te libraras de la carga de esos dolores. De igual modo, si has
leído la literatura médica acerca de, digamos, fumar, y estás bien informado
acerca de sus efectos en tu corazón, pulmones, piel, sistema circulatorio,
dientes, etcétera, pero te encanta fumar, en ese caso, y en condiciones en las que
tu humo no moleste a nadie más, y si a nadie hace daño tu avance prematuro
hacia la decrepitud y la muerte, o nadie imita tu ejemplo, el consejo del
epicúreo será: «Adelante, fuma».
El epicúreo no te dará una lista de cosas que hacer para disfrutar, pero
puede recordarte las riquezas del mundo sensorial y animarte a que disfrutes. A
diferencia de la mayoría de los filósofos, pasados y presentes, te da permiso
para ser descaradamente sensual, y ejercer tanto el rechazo como la elección. A
modo de recordatorio, he aquí un rápido itinerario por lo que hay disponible.
Estas listas no pretenden de ningún modo ser exhaustivas ni encajar en las
preferencias de todo el mundo. Pero son ejemplos de placeres al alcance de la
mayoría de las personas… y desafortunados recordatorios de que el entorno
sensorial que la mayoría de nosotros cree normal es, en realidad, una fuente de
dolor sensorial.
VISTAS AGRADABLES: El mar. El cielo nocturno. Plantas verdes. Muebles, colores de paredes, ropa de
mesa y vestimenta bien escogidos. Iluminación interior cálida.
SONIDOS AGRADABLES: Música de propia elección. El canto de las aves. Las olas.
AROMAS AGRADABLES: Flores. Hierbas y especias como la lavanda, la nuez moscada o la vainilla. El
olor natural de algunos humanos sanos.
SABORES AGRADABLES: Carnes, quesos, fruta y verduras. Vinos y otras bebidas fermentadas o
destiladas. Pan. Té, café y caca
TACTOS AGRADABLES: Seda, terciopelo, cuero. El pelaje de los animales. Piel suave. Instrumentos y
herramientas bien moldeados.
VISTAS DOLOROSAS: Arrabales y guetos. Juguetes de plástico. Interiores de instituciones como pasillos
de hospitales, escuelas y nodos de transporte público.
SONIDOS DOLOROSOS: Sirenas, cláxones, tráfico. La música de otras personas. Perros ladrando. Llanto
de bebés. Agua goteando.
TACTOS DOLOROSOS: Ropa que pica, que hace sudar, demasiado ajustada. Utensilios que funcionan
mal. Suelo de cemento.