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REALIDAD NACIONAL
INTEGRANTES DE GRUPO:
- Abril, 2018 -
INDICE
INTRODUCCIÓN ................................................................................... 1
1. INICIACIÓN DE LA REPÚBLICA ....................................................... 2
2. EXPORTACIÓN DEL GUANO EN LA HISTORIA REPUBLICANA
DEL PERÚ............................................................................................... 7
3. GUERRA CON ESPAÑA – ERA DEL GUANO ................................. 15
4. EL CONTRATO DE DREYFUS .......................................................... 20
5. HACIA LA GUERRA DEL PACÍFICO ............................................... 24
6. LA DEUDA ........................................................................................... 33
7. VENTAJAS Y DESVENTAJAS........................................................... 38
8. CONCLUSIONES ................................................................................. 40
9. BIBLIOGRAFIA ................................................................................... 42
INTRODUCCIÓN
La Era del Guano o también llamada República del Guano (1840-1872), se presenta en la
historia del Perú en un contexto posterior a la "formal" proclamación de la Independencia del
Perú en julio de 1821, el cual se da como resultado del acuerdo político entre el Ejército
Unido de los Andes compuesto por tropas argentinas, chilenas y colombianas y el Ejército
Realista, compuesto en su mayoría por peruanos.
Los primeros años republicanos se caracterizaron por una crisis que produjo una competencia
comercial selectiva, que va a reducir el número de comerciantes que domina en los años de
1840 cuando se incrementa la producción de Cerro de Pasco y empieza a exportarse el guano.
La década de 1840 significó el inicio de cierta estabilidad política para el Perú, tras décadas
signadas por las guerras civiles, los golpes de Estado y la crisis económica y social. En 1845
se inició el primer gobierno del general Ramón Castilla (1845-1851), el cual coincidió con
el comienzo de un crecimiento económico basado en las exportaciones de guano, las cuales
sostuvieron el gasto público hasta cerca de treinta años más tarde.
Hasta 1862 la explotación y venta del guano estuvieron confiadas a varias casas comerciales
extranjeras, como la de Anthony Gibbs, firma inglesa que era la dominante, por el monopolio
de venta que ejercía en el mercado británico. Al expirar en 1862 el contrato firmado una
década antes, la Casa Gibbs no pudo obtener la renovación del mismo. El gobierno del
Mariscal Castilla prefirió, no sin reticencias, entregar esta consignación a un grupo de
comerciantes peruanos, asociados bajo el nombre de Compañía de Consignatarios
Nacionales, es así como estos comerciantes pasaron a tener el control de la venta del guano
en el mercado inglés, hasta que Piérola, en 1869, les arrebató esta concesión para entregarla
al francés Auguste Dreyfus, mediante el contrato de Dreyfus.
Sobre la Guerra del pacifico lo más perjudicial para el Perú como resultado fue la pérdida
territorial de las provincia de Tarapacá y Antofagasta o el Litoral en favor de Chile, generó
profundas heridas en el Perú, ya que estos sitios eran muy ricos en GUANO Y SALITRE.
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PRIMERA GENERACIÓN REPUBLICANA
“LA ERA DEL GUANO”
1. INICIACIÓN DE LA REPÚBLICA
Cabe mencionar que con la llegada de José de San Martín al Perú en 1820 y el
consecuente inicio de la guerra de independencia, el virreinato del Perú empezó
a dar paso a la lenta constitución de la República, proceso que no concluyó sino
hasta 1826, con la caída de la fortaleza del Real Felipe en el Callao.
La economía colonial había sufrido grandes transformaciones a lo largo del
siglo XVIII en el sector agrario —agrícola, ganadero y forestal— mostraba
ciertas características propias de la transición de una economía tradicional a otra
moderna, en un contexto preindustrial marcado por limitaciones de mercados,
mano de obra y producción.
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La historia de la República del Perú, se abre poco más de un año después de la
ceremonia del 28 de Julio de 1821, al instalarse el primer Congreso Constituyente y
se proponen diversos proyectos de gobernabilidad que estuvieron fuertemente teñidos
por concepciones ideológicas ajenas a la realidad peruana e inspiradas en otros
espacios del continente.
Ya proclamada la Independencia, el mando efectivo del ejército patriota, y por lo
tanto la dirección de la guerra por la Independencia, que recién se iniciaba, al igual
que la política interna; estaba en manos de "extranjeros" (San Martín, Monteagudo,
Bolívar y Heres), se reconoce que no existía ningún grupo social y menos un proyecto
de gobernabilidad hegemónico que podría haberse impuesto, tomando la conducción
de un Estado recientemente constituido.
Los sucesos acaecidos entre 1821 y 1826 (cese de la influencia bolivariana) elevan
hasta el paroxismo el proceso político de consolidación de la Independencia.
En junio de 1823 los Realistas ocupan Lima. El Congreso se dividió en tres facciones,
una de ellas se quedó en la capital y se adhiere al bando Realista; otro grupo se refugió
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en los castillos del Callao y declara fuera de la ley a Riva-Agüero, quien se retira a
Trujillo con otro grupo de congresistas y desconoce a la facción que se quedó en el
Callao; estos últimos nombran Jefe Supremo primero a Sucre y luego a Torre Tagle.
Entre febrero y marzo de 1824, Lima nuevamente es ocupada por los Realistas.
Después Torre Tagle y un significativo número de ex republicanos vuelven sobre sus
pasos y se declaran abiertamente a favor de la causa Realista. Luego de la
desocupación de Lima, Bolívar inicia un violento proceso de represión en contra de
los residuos de la aristocracia limeña y de la oposición civil a la Independencia.
Todos estos acontecimientos no son sino las consecuencias políticas inmediatas del
precario mandato social sobre los que se fundaron el Estado, la gobernabilidad, la
nueva "soberanía" republicana y el sistema político en los inicios de la República.
En relación con el primer punto son cuatro las entidades que destacan
como nuevos espacios de gobernabilidad.
Lo segundo tiene una realidad de origen más remoto, se trata del desorden
político a raíz de la crisis de gobernabilidad con motivo de la invasión
napoleónica a España y los sorprendentes efectos sobre un vasto conjunto
de unidades territoriales: los "pueblos" de Hispanoamérica.
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precisamente porque la naturaleza deliberativa de la Asamblea impedía toda acción
ejecutiva y rápida para la conducción de la guerra.
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por parte de una entidad, que reclama una soberanía fundada más en la retórica que
en efectivos mecanismos de obediencia política y administrativa.
Aquí estamos frente a un problema que afecta directamente a uno de los fundamentos
de la gobernabilidad, como es la obediencia política y la legitimidad
contemplativa. Efectivamente, se trata de explorar el paradójico modelo de transición
política que experimentó el conjunto de la monarquía española y el modo concreto en
que fue experimentado en los espacios coloniales de Hispanoamérica.
Lo que interesa aquí es explicar esta conducta. En primer lugar, quienes redactaban
los principales artículos de contenido político eran en su gran mayoría intelectuales
provenientes de profesiones liberales (abogados, médicos y publicistas). Es decir, no
existían miembros efectivos de la clase propietaria, salvo Manuel Salazar y Baquíjano
y José Baquíjano y Carrillo, de modo que estamos frente a intelectuales orgánicos al
sistema que planteaban modelos para una reforma política más que de su liquidación,
que es en todo caso lo que se pretendía.
Hipólito Unanue, Fernando López Aldana, Diego Cisneros, José Joaquín de Larriva
y Félix Devoti en ningún momento fueron más allá de exigir el fiel cumplimiento de
la Constitución de Cádiz; y no lo hacían porque su pensamiento político y su propia
identidad estaban íntimamente ligados al resultado del funcionamiento del sistema de
dominio colonial español aún intacto; y no apostaron por la Independencia, sino
buscaban su adhesión a un sistema constitucional que se les presentaba como una
oportunidad propicia para acceder a los más altos cargos políticos y en abierta disputa
con el mayoritario sector de la clase dominante de la época que se identificaba con
los intereses del Estado colonial español.
Desde 1820, con el arribo de la Expedición Libertadora, hasta 1824, con la batalla de
Ayacucho, el virreinato peruano asistió a una guerra civil en la que un gran porcentaje
de su población se alineó bajo las banderas del Rey. Durante estos decisivos años, las
percepciones políticas de los diferentes grupos sociales que componían la sociedad
peruana estuvieron fuertemente sujetas a violentas alteraciones ideológicas.
Personajes éstos que ejercieron el poder real durante las primeras décadas de la
República por intermedio de una compleja red de alianzas y negociaciones. Y es sobre
este escenario social que debe estudiarse los proyectos de gobernabilidad del
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temprano s. xix. Una sociedad profundamente militarizada, con una cultura política
fuertemente disgregada por efecto de las permanentes guerras civiles y el desorden
institucional que siguió a la Independencia.
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Así, Bolívar trató, sobre todo en el norte del Perú, de usar recursos, inclusive el oro y
la plata de los ornamentos sacramentales de las iglesias, para abastecer y pagar los
gastos del Ejército Libertador. En consecuencia, podría esperarse una crisis
económica de largo alcance; sin embargo, esta no fue tal. Si bien el efecto de la guerra
se sintió agudamente en sectores económicos como el agrícola o ganadero, la minería
se recuperó rápidamente y en los años 1830 estaba creciendo de nuevo o, tal vez
habría más bien que decir, estaba recuperando sus niveles de producción coloniales.
La Era del Guano, también llamada La Republica del Guano, fue una época de la
historia republicana del Perú entre la década de 1840 y la de 1870 durante la cual la
exportación del guano de las islas de la costa transformaron la economía y la política
nacional, así como la evolución de la economía peruana en especial los sectores del
guano, el salitre, la minería metálica y no metálica, y el petróleo, sectores clave para
entender la naturaleza y el funcionamiento de la sociedad y economía nacionales.
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guano fluctuaron entre 16 y 28 libras esterlinas por tonelada en el mercado de
Londres, en otras palabras, entre 80 y 140 pesos.
c) Estos precios eran relativamente altos, pues la exportación guanera era una
actividad económica que recién surgía y los montos de su exportación eran
aún relativamente pequeños. Para años posteriores, Shane Hunt —un
economista estadounidense que ha estudiado tanto el ciclo exportador peruano
en el siglo XIX, como el impacto del guano sobre el crecimiento de la
economía peruana en ese mismo siglo— establece precios entre 70 pesos (o
soles) por tonelada o aun menores, 41,4 o 42 soles por tonelada,
especialmente, para la época del Contrato Dreyfus.
d) Si estimamos el valor de la producción y exportación guanera multiplicando
el monto exportado por sus precios, obtendríamos que esta llegó a unos 32
millones de pesos anuales. Frente a la minería de plata, que en su punto más
álgido alcanzó unos 6 millones de pesos anuales, el guano representó entre 5
y 6 veces más que aquella; aunque este cálculo es ficticio, pues el guano
también tuvo fluctuaciones y auges, uno de los más altos precisamente en
1870. Es decir, en algunos momentos, el guano representó 7 u 8 veces las
dimensiones de la producción minera en el ciclo 1820-1840.
e) Con el auge del guano, se alcanzó otro nivel del desarrollo en la economía
exportadora y capitalista en el Perú: se inició “la danza de los millones”.
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de las ya mencionadas en el primer contrato, fueron Puymerol Poumarroux & Co.
(francesa), Montané (también francesa), la del empresario peruano Pedro Candamo,
Pedro Blanco & Co., José Canevaro, Zaracóndegui, entre otras.
El boom del guano generó gran cantidad de capitales y ganancias que fueron
distribuidas entre el Gobierno peruano y, hasta 1861, casas comerciales mayormente
extranjeras, con predominancia de la casa Gibbs, que mantuvo un control casi
monopólico del comercio del guano en el mercado británico.
Muchas veces se adelantaba dinero al Estado en préstamos con una tasa de interés, en
promedio, al 6%, mientras las casas comerciales se encargaban de la comercialización
y distribución del recurso, tras lo cual se repartían las utilidades. En este caso, el
comerciante privado era el favorecido, pues mantenía el control del proceso y era
quien recibía el dinero de los compradores. La magnitud de las operaciones guaneras
significó un nuevo nivel en el desarrollo de las operaciones financieras y de crédito.
El propio Estado usó los recursos del guano para pagar la deuda interna y externa,
generada en la época de la Independencia. Asimismo, la renta recibida sirvió para
pagar una lucrativa indemnización a los propietarios de esclavos para abolir la
esclavitud, para organizar y desarrollar ampliamente un presupuesto del Estado
central, que ahora era un agente de acción económica y política mucho más
consolidado, y, en general, para desarrollar una burocracia, un aparato militar y
educativo nunca antes visto en la historia del Perú.
Las décadas de 1850 y 1860, que correspondieron al boom guanero, fueron años de
modernización económica, política y cultural en el país.
En cierto sentido, representan la refundación de la República Peruana.
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Poco después, Mendiburu firmó otros dos contratos: uno con la casa J. J. Urribarren
de Londres por 9 millones de pesos, y otro con la casa consignataria francesa
Montané, por 4 millones de pesos; el último de ellos, para cambiar bonos de la deuda
interna por nuevos títulos de la deuda externa. Según el historiador Heraclio Bonilla,
operaciones como estas sirvieron para transferir más de 23 millones de pesos a
diversos acreedores, fueran peruanos o extranjeros. Existía, pues, una masa enorme
de capital-dinero, en buena parte en manos privadas, para invertir productivamente
en diversos ramos de la economía peruana o para especular financieramente con ella.
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Por unos siete años, entre 1862 y 1869, la explotación del guano y su venta, sobre
todo en el mercado inglés, estuvo en manos de la Compañía de Consignatarios del
Guano. En varios sentidos, esta fue la oportunidad perdida que tuvo el país —o “los
hijos del país”, como se les llamaba entonces— para crear las condiciones necesarias
para un desarrollo económico autónomo.
Este abrupto cambio, llevado a cabo por los gobiernos de Castilla a Balta, creó un
cisma en la política peruana desde entonces (fines de los años 1860) hasta comienzos
del siglo XX. Algunos de los miembros de la Compañía de Consignatarios del Guano
pertenecían a los grupos políticos dirigentes de entonces y, en especial, a la Sociedad
Independencia Electoral, que luego se convertiría en el Partido Civil o Civilista,
dirigido por Manuel Pardo.
El detonador fue una reyerta entre civiles peruanos y vascongados que no fue resuelta
satisfactoriamente y escaló a nivel internacional.
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Pareja las condiciones exigidas por la antigua potencia colonial, lo que causó su
derrocamiento y reemplazo por la dictadura de Mariano I. Prado.
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TOMA DE LAS ISLAS DE CHINCHA
Cuando Salazar se reunió con Pinzón le expresó que Perú no resolvería justamente el
caso de los asesinatos de Talambo y que además, el país se estaba armando. Aunque
las órdenes principales dadas en Madrid indicaban: «fije V.S. [Salazar] altamente su
intención en que la misión que el Gobierno de S.M. le confía es de paz: que el
Gobierno quiere paz y buena inteligencia», Salazar entregó a Pinzón las instrucciones
secundarias en las que el deseo de paz estaba condicionado por la resolución justa del
caso de Talambo y en las que se afirmaba que quedaba justificado el uso de la fuerza
en el caso extremo de atentado contra la seguridad de los barcos, su personal o el
honor nacional. Aunque Pinzón solicitó el resto de las órdenes, Salazar le indicó que
no eran importantes. Así, el 14 de abril de 1864 la escuadra ocupó la isla Chincha.
Los españoles colocaron al gobernador peruano de las islas bajo arresto a bordo de
la Resolución, capturaron la barca Iquique, ocuparon las islas con 400 infantes de
marina e izaron la bandera española. Según M. Barros, Salazar lisa y llanamente
falsificó supuestas órdenes de la reina.
El tratado, firmado a espaldas del Congreso del Perú, causó conmoción en el país.
El Mariscal Ramón Castilla, presidente del Senado, protesto de manera airada y
directa en una aspera discusión con Pezet, que se había presentado en la Cámara
para explicar la situación. En el Callao falleció el 5 de febrero un marinero a
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consecuencia de ataques sufridos por españoles desembarcados en manos de los
habitantes del puerto que protestaban contra el tratado.
La artillería naval española contaba con 272 cañones en 7 naves. La defensa costera
poseía 56 cañones y 13 en 5 buques de guerra. En caso de un desembarco se disponía
de dos batallones de infantería y caballería que debían repelerlos. El combate
comenzó al las 11:30 de la mañana y continuó, con variada intensidad, hasta las
17:30 horas.
El resultado del combate ha sido materia de controversia. Según el almirante
Méndez Núñez y los protagonistas españoles, la casi totalidad de las baterías del
puerto fueron silenciadas al punto de que al momento de retirarse, solo tres cañones
del Fuerte Santa Rosa continuaban disparando, versión respaldada por el capitán de
la corbeta francesa Venus, presente durante el combate. También sustentan su
victoria en el hecho de no haber sido hundida una sola de sus naves y que, si bien
dos de ellas (la Berenguela y la Villa de Madrid) sufrieron daños de consideración
y fueron puestas temporalmente fuera de combate, esto no les impidió realizar el
viaje de regreso a España.
Fuentes peruanas por su parte, afirman que las baterías mantuvieron el fuego durante
todo el combate y, a excepción de la ubicada en la Torre La Merced (que explotó),
no sufrieron daños que les impidieran continuar disparando; por otra parte en lo que
se refiere a la población y el puerto los daños materiales fueron escasos de igual
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manera en los buques defensores; respalda esta versión el testimonio del comodoro
estadounidense John Rodgers, que presenció el combate desde la cubierta
del Powhatan.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
4. EL CONTRATO DE DREYFUS
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1. La Casa “Dreyfus Hnos.” se comprometía a adquirir el guano al término de los
contratos con los consignatarios, en un volumen de dos millones de toneladas.
3. En los meses sucesivos, Dreyfus se comprometía a entregar 700 mil soles cada
mes hasta marzo de 1871.
5. Para todos los casos de pagos e inversiones se establecían los intereses y primas
del caso.
6. Dreyfus tendría el comercio del guano para los mercados de Mauricio, Europa y
sus colonias (a excepción de Cuba y Puerto Rico).
7. El precio de venta del guano a Dreyfus quedó señalado dándose un tipo único de
S/. 36.50 por tonelada, en vez de S/. 31.00 por tonelada pactada con los
consignatarios en mayo de 1869.
El contrato originó un gran debate en el Perú, sobre las ventajas o desventajas del
mismo. Como era de esperarse, los primeros en alzar su protesta fueron los
consignatarios nacionales (aunque entre ellos había también algunos extranjeros),
quienes iniciaron una querella judicial al Estado por “despojo”, reclamando a su favor
el derecho de “retracto”, esto es, el de sustituirse en igualdad de condiciones a Dreyfus
en el contrato, amparados en una resolución legislativa del año 1849 que mandaba dar
preferencia a los nacionales en los contratos de venta del guano.
La Corte Suprema falló a favor de los consignatarios y en contra del Poder Ejecutivo.
Sin embargo, el Gobierno de Balta estaba decidido a llevar adelante el contrato y fue
tajante al señalar que era el Congreso de la República, y no la Corte Suprema, quien
debía decidir si el Ejecutivo había procedido correctamente o no al aprobar el contrato.
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excesivos adelantos que de ella pidió el Gobierno, para los gastos interiores,
desvirtuando la idea que había inspirado el plan”.
Auguste Dreyfus, cabeza de la Casa Dreyfus & Hnos. Era un judío-francés que hacia
1852 se estableció en Lima para comerciar con telas, y gracias a su habilidad en los
negocios llegó a hacer una gran fortuna. Para 1869 era la cabeza de la Casa Dreyfus
& Hnos. con sede en París. Asociado con la Sociedad General de París (poderosa
entidad bancaria), formó una empresa que fue la que suscribió con el estado peruano
el Contrato que lleva de su nombre, que le dio la exclusividad del negocio del guano
peruano.
Balta, para salir de la crisis, nombró como ministro a Nicolás de Piérola, político
conservador–demócrata, de apenas 30 años de edad. Había estudiado instrucción
media, Teología y Derecho en el Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo de Lima.
Se separó del Seminario en 1860 y se graduó en la Facultad de Derecho de Lima.
Piérola como ministro de Hacienda, pidió autorización al Congreso de la República
para negociar directamente (sin consignatarios) la venta del guano al extranjero, en un
volumen que bordeaba los dos millones de toneladas métricas. Los comisionados
Toribio Sanz y Juan Martín Echenique (hijo del expresidente José Rufino Echenique)
viajaron a Europa para dar a conocer las bases del contrato, a fin de que las empresas
interesadas lanzaran sus propuestas. Los comisionados aceptaron la propuesta de la
casa judío francesa “Dreyfus & Hnos.”
El contrato se firmó en París, el 5 de julio de 1869, entre los representantes del Estado
peruano y los de la Casa Dreyfus & Hnos. Este contrato se celebró no en forma
definitiva sino ad referéndum, es decir, con cargo a la aprobación del gobierno
peruano. Con algunas mejoras, éste lo aprobó el 17 de agosto de 1869. Posteriormente,
se harían otras ampliaciones.
CAMBIOS EN EL CONTRATO
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l) Otro cambio del contrato fue en relación al millón de libras esterlinas,
equivalentes a 5 millones de soles, que Dreyfus tenía que aportar cada año
hasta amortizar los bonos del empréstito de 1865.
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consignación entre el Estado y la Peruvian Guano Company, el Contrato
Raphael.
La guerra del Pacifico o también llamado guerra del Guano y el Salitre se produjo en
el Desierto de Atacama, entre los años 1879 y 1883. En esta guerra participaron los
países de Perú, Bolivia y Chile.
Muchísimos años de paz aun no logran borrar definitivamente las cicatrices de esta
guerra. El Clarín de guerra sonó en los pueblos, ciudades y caseríos de tres Patrias-
Chile, Perú y Bolivia- llamando a sus hijos a reconocer cuartel. Miles de campesinos,
mineros y ciudadanos se transformaron en soldados para escribir con su sangre
derramada, gloriosas páginas de historia.
Fue una sangrienta lucha en que Por más de 4 años se puso a prueba la fuerza de los
pueblos y el valor, la nobleza e hidalguía de soldados y marinos- especialmente de
chilenos y peruanos, que se fundieron con el mismo ímpetu para lograr el triunfo.
En ese entonces en el año 1879, la frontera de Chile llegaba hasta Tarapacá, por lo
cual Antofagasta formaba parte del territorio Boliviano.
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Chile no quería ir a la guerra, pero cuando quedó al descubierto que en 1873 Bolivia
había firmado con el Perú un pacto secreto que los obligaba eran parte del Perú. A
pesar de todo esto, la riqueza salitrera que cubría el suelo antofagastino era explotada
por capitales extranjeros, fundamentalmente chilenos.
Chile hizo ver que el cobro de ese impuesto implicaba la ruptura del tratado y que,
por lo mismo, ellos podrían hacer valer sus antiguas reclamaciones territoriales. Estas
consistían en que la frontera de Chile y Perú se había establecido en el río Loa (23º
de latitud sur). Cuando se creó Bolivia, sus gobernantes estimaron conveniente tener
salida al mar por lo que se establecieron en Cobija, territorio indiscutiblemente
chileno, sin embargo, Chile se mantuvo indiferente. Al descubrirse grandes reservas
de guano y minas de oro plata y cobre; ante este hecho, Bolivia declaró tener posesión
sobre toda la región hasta el paralelo 26º de Lat. sur. La empresa nacional, apoyada
por el gobierno chileno, se negó a pagar el tributo que consideraba completamente
ilegal. Sin embargo, el gobierno boliviano, que estaba decidido a seguir adelante,
ordenó el remate de la compañía salitrera.
De esta forma, llegó el 14 de febrero de 1879, día que los bolivianos habían fijado
para el remate de la empresa y fecha establecida para la ocupación por parte de las
tropas chilenas.
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éste. Sin embargo, el 2 de abril de 1879, el presidente Aníbal Pinto declaró la
guerra a Perú.
Zarparon con dirección al norte las unidades de la armada chilena, Cochrane y Blanco
Encalada, además la corbeta O'Higgins con un contingente militar a cargo del coronel
Emilio Sotomayor, el que debía ocupar la ciudad de Antofagasta el día de la subasta,
el 14 de febrero.
Esta acción llevó a la declaración de guerra por parte de Bolivia a Chile. Perú hizo lo
propio en virtud del tratado de 1873. Chile respondió declarando la guerra a ambos
países el 5 de abril de 1879.
Una vez declarada la guerra, el presidente Aníbal Pinto, designó al general Justo Arteaga
como jefe del Ejército de Operaciones del Norte, en abril de 1879, oficial que tenía vasta
experiencia y gran ascendiente en el ejército. Sus subalternos inmediatos eran los
generales Erasmo Escala y Manuel Baquedano. En ese momento Chile contaba con
cuatro regimientos de infantería, un regimiento de artillería, dos de caballería y un
batallón de zapadores, una fuerza operativa total de 2.595 soldados.
Desde el comienzo hubo serias diferencias entre el gabinete del ministro Belisario Prats
y el propio presidente Pinto, quien se inclinaba por una solución pacífica al conflicto.
El ministro tenía el plan de atacar directamente al Callao, pero Juan Williams,
comandante de la Escuadra, quería bloquear Iquique, zona de abastecimiento de los
aliados, este plan consistía en que le privaran de recursos a Perú y con esto obligar a su
escuadra a batirse en alta mar. Con dicha acción comenzó la campaña marítima. El
bloqueo se hizo efectivo desde comienzos de mayo. Cabe destacar que el ministerio
Prats hubo de renunciar, siendo reemplazado por el que encabezó Antonio Varas. Las
naves que debían hacerlo cumplir eran las más antiguas de la armada chilena: la
Esmeralda y la Covadonga.
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La escuadra chilena que se componía de los barcos blindados Cochrane y Blanco más
unos cuantos buques de madera, viejos y lentos, entre los cuales estaban La Esmeralda
y La Cobardona y estaban muy debilitados en comparación al enemigo.
Perú tenía un mejor ejército humano que Chile (en cuanto a número), contaba con
cuatro barcos blindados que conformaban una armada muy poderosa y tenían un
histórico predominio sobre Chile, ya que Perú heredó el virreinato.
A los pocos meses, la trampa hecha para capturar al Huáscar tuvo éxito: en Punta
Angamos se estrelló contra una barrera y tras un desesperado combate en el que murió
el almirante peruano Miguel Grau, el barco tuvo que rendirse. De este modo, la ruta
hacia el Perú quedaba despejada.
EL FIN DE LA ESMERALDA
Grau espoloneó nuevamente. Ahora saltó al abordaje el teniente Ignacio Serrano con
algunos hombres, pero fue abatido igual que su comandante. Los cañones peruanos
proferían mortales heridas al débil casco de la corbeta. Un tercer espolonazo mandó
a pique a la vieja mancarrona desde la proa, con la bandera al tope. La Esmeralda se
hundía a las 12:10 del 21 de mayo. Los sobrevivientes fueron recogidos por el
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Huáscar. Los cadáveres de Prat y sus hombres fueron enterrados en Iquique y las
pertenencias mandadas por Grau a su esposa en un gesto de caballerosidad sin par.
Finalmente, el "Cochrane " a la altura de Angamos salió al paso del Huáscar y obligó
a aceptar el combate. El primer disparo del Cochrane, a una distancia de 2.200 metros,
perforó al Huáscar a un pie de la línea de flotación y además causó numerosas víctimas.
Otro disparo corto un elemento importante de la rueda de combate, dejándola casi sin
gobierno, y un nuevo disparo perforó la torre de mando y estalló dentro de ella,
destrozando gran parte del barco y dándole muerte al Almirante Grau. Luego llegó el
Blanco al campo de batalla, de esta manera comenzaba de nuevo la persecución, hasta
que el Huáscar arrió su bandera en signo del triunfo del contrario, esto sucedió a las
10:55 después de dos horas de desigualdad y glorioso combate. El Perú de esta manera
perdía el mejor de sus buques, y también sufría la pérdida de uno de sus más valiosos,
valerosos e inteligentes marinos; Miguel Grau Seminario. Quedaban abiertas las costas
peruanas a la invasión.
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LA BATALLA DE DOLORES
EL COMBATE DE TARAPACÁ
Después de Dolores se avanzó hacia Iquique, a reunirse con los fugitivos en el oasis
de Tarapacá por lo que Chile quedaba en posesión de un territorio rico en recursos.
El error de no cerciorarse del número del enemigo motivó a que se enviara una
división de dos mil hombres, cabe destacar que estos hombres contaban con escaso
provisiones y municiones y falta totalmente de agua, un elemento indispensable en
toda operación en el desierto. El peruano Buendía había logrado juntar en Tarapacá
cinco mil hombres, incluyendo los defensores de Iquique, que le aportaron
abundantes municiones. El mayor chileno Jorge Wood intentó contraatacar, pero la
falta de municiones y agua, además del cansancio, hizo que el éxito inicial de esta
carga se desvaneciera. La llegada de Baquedano alivió en algo la desastrosa situación.
El combate fue un desastre para las armas chilenas ya que sus hombres quedaron
reducidos en un 32%. En este combate murió el comandante Eleuterio Ramírez.
Después del combate Buendía se retiró hacia Tacna por la falda de la cordillera y
llegó con sólo 3.700 soldados. Las fuerzas chilenas fueron arrasadas. La campaña de
Tarapacá dejaba en poder de Chile la rica provincia salitrera del mismo nombre, cuyas
entradas sirvieron para financiar la guerra.
Para asegurar la ofensiva del mando militar después de cavilaciones que habían
inmovilizado al ejército, el gobierno entendió que era necesario establecer un mando
político en la ciudad de Iquique, que había sido ocupada por Latorre. Patricio Lynch
ejerció la jefatura del gobierno político con gran eficacia, comenzando por organizar
los servicios locales y un municipio con cónsules, de una eficacia admirable. En lo
militar, para concretar la campaña, desembarcaron en Ilo trece mil soldados,
asegurando la retaguardia.
El plan de Baquedano era detener el frente del coronel Andrés Gamarra, que se dirigía
a Arequipa con dos mil hombres de la artillería y la infantería. Pretendía hacerlo en
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la quebrada de Tumillaca, para cortar la retirada, y escalar con el regimiento Atacama
el acantilado del norte por el camino de Guaneros. La maniobra resultó exitosa. El día
22 de marzo los soldados treparon por el escarpado y sorprendieron a los peruanos
indefensos, los que retrocedieron desbandados. Los chilenos protegían de esa forma
su retaguardia, infringiéndoles a sus enemigos una fuerte derrota.
Como bastión de la defensa peruana, el morro de Arica era fácil de proteger. Su acceso
era complicado, ya que tiene una altura de 133 metros sobre el mar, y además estaba
protegido por 2.000 hombres, al mando del coronel francisco Bolognesi. Y dominaba
buena parte del plan y el puerto. La planicie del morro se fortificó previendo un ataque
marítimo, único posible hasta ese momento. No obstante, la importancia del morro
para las comunicaciones entre las fuerzas chilenas hacía vital su captura. Se designó
al coronel Lagos. Se fabricó un puente sobre el río Lluta, para acceder más libremente
al morro, y una vez cercado se pidió la rendición del general Bolognesi.
Bolognesi rechazó la petición. Con una estrategia inteligente, Lagos hizo creer al
comandante peruano que atacaría por el norte, pues una columna se desplazó hacia
ese punto. Mientras el verdadero ataque se gestaba por el sur y de noche, ya que los
fuegos del campamento permanecieron encendidos. El ataque fue exitoso,
rápidamente destruyeron la línea defensiva y siguieron subiendo, lo mismo sucedió
en las siguientes defensas del Morro, hasta que llegaron a la cima como una turba
infernal, destruyendo todo lo que estuviera a su paso. El Morro era chileno luego de
cincuenta y cinco minutos.
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Al finalizar la campaña de Tacna, quedaba en poder de Chile toda la parte sur del
Perú, hasta el río Sama.
La organización de las fuerzas para ir en expedición contra Lima fue dirigida por el
propio presidente Pinto y José Francisco Vergara. El ejército aumentó su dotación en
42.000 hombres. Con la derrota del ejército peruano del sur, el presidente Piérola
intentó reorganizar sus tropas en la defensa de la capital en una línea fortificada que
cortaba todos los accesos a la ciudad por el sur y que se creía impenetrable. El número
de sus fuerzas, con la ausencia de sus mejores cuadros y jefes llegaba a 26.000
soldados de línea y tenía una reserva de segunda línea de 13.000 hombres.
Baquedano, que no era hombre de planes complicados y que tenía confianza en sus
tropas, ordenó el ataque frontal a sus soldados y con esto consiguió la victoria.
Las acciones fueron rápidas, luego de una breve tregua. Barceló, apoyado por la
artillería de la Escuadra, atacaba por el flanco derecho de los peruanos. Urriola
retrocedía combatiendo. Lagos, a pesar de sus escasos hombres, apoyó eficientemente
a las fuerzas de Urriola y Barceló, con lo que se aseguraba el flanco derecho. Lagos
aprovechó el buen ánimo de sus soldados y lanzó un ataque contra el fuerte y la doble
línea de trincheras. Barceló cayó abatido y fue reemplazado por el comandante
Demófilo Fuenzalida, logrando el triunfo final de los chilenos.
LA CAMPAÑA DE LA SIERRA:
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EL COMBATE DE SANGRA. (26 DE JUNIO DE 1882)
Uno de los combates más heroicos de la guerra tuvo lugar en Sangra el 26 de junio,
en el territorio peruano de Canta, y tuvo como protagonista a una compañía de 52
hombres del regimiento Buin a cargo del capitán José Luis Aravena. Al mediodía las
fuerzas del coronel peruano Vento bajaban hasta el valle para envolver a las tropas
chilenas. Un nutrido fuego de fusiles se desarrolló toda la tarde. Los chilenos fueron
rodeados; un grupo salió en busca de refuerzos, mientras otro mantenía la defensa
valientemente hasta que llegó la ayuda y se revirtió la situación.
CONSECUENCIAS
En Perú se formó con muchas dificultades el gobierno del general Miguel Iglesias
bajo el amparo de las armas chilenas, con el cual se pudo celebrar un acuerdo. Este
fue el tratado de Ancón, ocurrido en 1883, y con el cual se terminó la guerra y estipuló
las siguientes condiciones principales:
Con Bolivia se hizo un simple pacto de tregua que declaró terminada la guerra
(1884). Según este, Chile mantendría la ocupación del territorio de Antofagasta,
ejerciendo plena soberanía. Además, se fijaron algunas disposiciones comerciales y
aduaneras.
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permitió el libre tránsito de las mercaderías bolivianas y pagar en dinero una
compensación.
Pero lo más perjudicial para el Perú como resultado de la Guerra del Pacifico fue la
pérdida territorial de las provincia de Tarapacá y Antofagasta o el Litoral en favor de
Chile, generó profundas heridas en el Perú, ya que estos sitios eran muy ricos en
GUANO Y SALITRE.
6. LA DEUDA
El Perú desde que se declaró independiente atravesaba una fuerte crisis. En la parte
social había pocos habitantes para el extenso territorio y la población era heterogéneo
racialmente.
En la parte económica destrucción masiva de los campos, decae la minería y el callao
pierde supremacía como puerto.
En político hubo continuas conmociones, poco poder del estado y aparece el
caudillismo.
Todo esto causo que en un inicio no se consolidara el poder del estado el país
llevándola a la mala administración, ante una eventual crisis el país no tenga la fuerza
necesaria para poder sostenerse.
Con los años siguientes la aparición del guano en el Perú va generando casi nada de
ganancias, después de dos años, quita el contrato y se lo da a la casa Gibbs. Con este
nuevo ingreso va cancelar la deuda externa e interna contraída en el proceso de
independencia, va a invertir en expandir y fortalecer la burocracia, fuerza militar,
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creación de ferrocarriles, reduce el tributo generando le mas gasto al estado, además
un creciente números de consignatarios por parte de la casa Dreyfus que origino una
política de préstamos y crisis económica.
Los préstamos que Perú adquirió del exterior eran para solventar los gastos contraídos
en infraestructura, solventar gastos dela guerra con España y la negación de la casa
Dreyfus a seguir pagando al estado. Agregando la crisis mundial que atraviesa ese
periodo, el Perú se declaró en banca rota.
La experiencia del Perú con la deuda soberana durante el auge del guano es una de
las más notables en el siglo XIX. El país surgió de la quiebra en la que se sumió
después de la independencia para convertirse en el deudor más grande en América
Latina. Los bonos del Perú comandaron altos precios en el mercado de Londres, en
muchos casos mayores al de los países mejor considerados en América Latina por su
probidad fiscal.
s) Los ingresos del guano se cobraban en una localidad geográfica donde era
prácticamente imposible para el gobierno peruano apropiarse unilateralmente
de ellos.
t) La casa mercantil extranjera que actuaba como consignataria y agente
financiera tenía fuertes incentivos para no coludirse con el gobierno peruano
en una hipotética suspensión de pago.
u) Finalmente, la suspensión unilateral del mecanismo contractual por el
gobierno peruano hubiese llevado a una interrupción del comercio del guano
y de los flujos de ingresos de los cuales el Estado peruano, crónicamente
inestable, dependía. Sin ninguna buena alternativa al guano, los ingresos
asociados a este eran indispensables para la defensa contra enemigos externos
e internos. Así, paradójicamente, la vulnerabilidad financiera y militar de los
sucesivos gobiernos peruanos contribuyó en los hechos a incrementar la
credibilidad del país en los mercados financieros internacionales.
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Con respecto al debate teórico sobre los roles de las sanciones versus la reputación
en la credibilidad de los contratos de deuda soberana, el caso peruano es un híbrido.
La sanción aplicable no fue la amenaza de represalias militares o financieras por parte
de gobiernos extranjeros. A pesar de que el Perú estaba sujeto a la amenaza de
interrupción en el comercio del guano en caso de cesación de pagos, ese riesgo fue
voluntariamente adoptado por el Perú como una manera de afianzar su capacidad
crediticia. En lo que respecta a su reputación, los sucesivos gobiernos militares y los
civiles del Perú no obtuvieron un gran respeto en Europa, pero a través de los
contratos de la deuda pudieron acceder a capitales internacionales «prestándose» la
reputación de la Casa Gibbs y posteriormente de la Thomson and Bonar.
Las ganancias extraordinarias del guano produjeron una era de relativa prosperidad
para muchos en el Perú, particularmente para las élites. Aquellos que destacan los
impactos positivos que tuvo el auge del guano mencionan el acceso al capital
extranjero y el flujo de ingresos que facilitó la creación de los primeros bancos en el
Perú, así como inversiones en algodón, nitratos y azúcar. Sin embargo, la percepción
de la gran mayoría de historiadores que han estudiado esta etapa de la historia
republicana es que la prosperidad del guano fue efímera y que no dejó un legado
positivo en la economía peruana o en sus instituciones.
El primer pago de la deuda inglesa, que se hizo con dinero proveniente del guano, fue
decretado el 15 de enero de 1842. El Perú acordaba entregar a los acreedores de
Londres, la mitad de los beneficios que le correspondían de acuerdo al segundo
contrato por la venta del guano. De esta manera, el Perú reanuda sus pagos por
concepto de deuda externa; hasta algunos años después, el 9 de abril de 1849, cuando
el Perú logra una reconversión de nuestra deuda al hacer un contrato con la casa
Murrieta. El monto de este nuevo préstamo fue de 3 millones 736 mil 400 libras
esterlinas. Previamente, el 4 de enero, se firmó con la casa Gibbs y Cía un contrato
de consignación de venta de guano, comprometiéndose para esto con el pago de parte
de la deuda externa. Con esto se pagaba el monto de las deudas de 1822 y 1825, y
tres cuartas partes de los intereses acumulados; para esta nueva deuda se daba como
garantía el 50% sobre el producto neto del guano. Al parecer en esta reconvención se
especuló mucho con los papeles de la deuda.
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800 mil pesos, y curiosamente, no se conserva ningún documento que hace mención
o que proporciona mayores datos sobre este préstamo.
El año de 1853, fue un año agitado en lo concerniente a los temas de la deuda interna
y externa del Perú, ya que se dieron cuatro importantes transacciones económicas. El
15 de febrero de ese año se consigue un empréstito para reconvertir parte de la deuda
inglesa (la que estaba con un interés del 6%) y la deuda con Chile. El arreglo fue
pactado con las casas Murrieta y Hambro e hijos, por un monto de 2 millones 600 mil
libras esterlinas, con un interés del 4 ½ % y un valor de colocación del 85%. La
garantía se dio en base al guano en los términos del contrato de 1849. Como este
arreglo iba a reconvertir una deuda con un interés del 6% a otra con un menor interés
(4 ½ %), implicó que el monto original de la deuda a reconvertir se incrementara con
1 millón 64 mil 200 libras más.
La guerra con Chile en 1879 encontró al país en una situación económica crítica, tanto
así que ni siquiera teníamos crédito en el extranjero, ya que en 1876 nos declaramos
unilateralmente en moratoria, nuevamente. Previamente a esto hubo una serie de
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factores que en parte colaboraron para que esta catástrofe se diera, y entre esos
factores está el manejo que se le dio a nuestra deuda externa.
En 1862 se contrata otro préstamo, esta vez por el monto de 5 millones 500 mil libras,
de las cuales se utiliza la mayor parte para el pago de la deuda externa, quedando un
saldo a favor del Perú de 2 millones 308 mil 374 libras. Las deudas que se pagaron
fueron la inglesa que estaba al 4.5%, la deuda Hegan del ferrocarril de Tacna, y la
deuda Urribarren de conversión de deuda interna a externa. Esta deuda tenía un
interés del 4.5%, con un fondo de amortización del 8% al año, al tipo de 93% (¿valor
de colocación?), con una comisión del 2%.
En 1866 se negoció otro préstamo pero esta vez, con Estados Unidos. Con esto se
obtuvo 5 millones de dólares, que equivalía la misma cantidad de pesos en aquella
época. Los bonos de esta transacción tenían un interés anual del 7%, que era un interés
bastante alto en comparación con los préstamos anteriores. Este emprésito se solicitó
para la compra de armamento por un posible conflicto bélico con España,
nuevamente. Al final, solo se llegó a emitir 2 millones 750 mil, de los cuales solo
llegaron a circular 1 millón 626 mil dólares. Hasta este préstamo se tiene la casi total
seguridad de que todos estos empréstitos fueron dados con una garantía por nuestra
producción del guano.
El Perú tuvo que tomar ciertas medidas en busca de solventar esta crisis. Entre estas
medidas se estatizaron las empresas de extracción guanera, y se dejó a cargo de su
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comercialización a empresarios peruanos - previamente en 1873 se intervino a la
actividad bancaria, y en 1875 se estatizó el salitre- .
De igual manera se dejó de pagar la deuda externa con acreedores ingleses, como ya
lo mencionamos. Estas medidas afectaron a los intereses británicos, y según Enrique
Amayo, en su libro "La influencia británica en la guerra del Pacífico" esto fue
determinante para que Inglaterra estuviera a favor de esta guerra e inclinara su balanza
a favor de Chile, como forma de garantizar las inversiones británicas en el salitre y el
guano.
Por ello, cuando en plan guerra el Perú buscaba nuevos empréstitos para financiar la
compra de más armamento y barcos de guerra, los empresarios ingleses sabotearon
todos estos intentos.
Como punto final a toda esta triste etapa se firmó el contrato Grace, a fines del siglo
XIX, lo que le permitía al Perú saldar todas sus deudas pasadas pero a un alto costo.
7. VENTAJAS Y DESVENTAJAS
Este presupuesto significó un desaliento para el Estado, puesto que si bien era
una ayuda para el control de gastos, en un principio representó notar la
tremenda deuda yaciente en el Estado peruano.
Como un ejemplo está el presupuesto del año 1871. Según este último, los
ingresos estaban calculados en aproximadamente unos 9 millones de soles,
provenientes de las aduanas, las rentas de varios establecimientos, el guano y
otros gastos menores. Sin embargo, los gastos bordeaban los 112 millones de
soles, usados en obras públicas en su mayoría.
Evidentemente, hay una colosal diferencia entre los gastos y los ingresos, por
lo que se puede implicar que se está creando una nueva deuda. Analizando la
importante información que revela el Presupuesto Nacional, se puede estipular
que esta consecuencia tiene un carácter positivo, puesto que le permite al
Estado peruano realizar cambios a costa de disminuir sus deudas.
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b) Una mayor estabilidad política, los caudillos lograron disminuir los golpes de
Estado, al lograr una mayor estabilidad política, gracias a las relaciones de
clientelaje.
OTRAS VENTAJAS
a) Y en general la ventaja de la era del guano se dio porque poseíamos las islas
guaneras en nuestro litoral, por lo cual fue un monopolio natural. La poca
competencia que tuvo se situó en el África, pero el producto africano era de
menor calidad, aparte que los recursos fueron agotados o “saqueados” en poco
tiempo.
b) Esta época de bonanza para el Perú atrajo a muchos inmigrantes e incluso el
país estuvo al borde de una guerra con los Estados Unidos, quienes
amenazaron tomar las islas por la fuerza, a no ser que se bajara el precio,
llevando un barco de guerra a las costas peruanas.
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c) La única ventaja del “monopolio” es la fijación del precio del guano, sin
competencia, para el país o las empresas productoras. Dichos ingresos fueron
destinados a pagar la deuda externa e interna peruana y para la construcción
de ferrocarriles y la adquisición de armas, que se usaron después en la
contienda con Chile. Se usó también para que el gobierno “pagara” por los
esclavos negros, declarándose su libertad por ley.
DESVENTAJAS
8. CONCUSIONES
1. Los ingresos producidos por la explotación del guano permitieron atenuar las deudas
que se arrastraban desde la independencia.
2. El gobierno actuó irresponsablemente y se endeudó crecidamente, confiado en las
rentas del guano, que no serían duraderas.
3. La exportación del guano genero una bonanza fugaz para el país. Así el guano se
convirtió en el principal agente del desarrollo nacional, situación que nos haría pensar
en una mejora de la economía del Perú, pero lejos de ello la deuda externa se
acrecentó, hasta el punto de quedar adeudados
4. Se puede añadir que la razón de este fracaso ha sido explicada por la falta de una clase
dirigente peruana. Tanto los militares como los civiles surgidos bajo esta bonanza no
pudieron trazar un proyecto nacional coherente. Dirigieron su mirada hacia el
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extranjero, apostaron por el libre comercio y compraron todo lo que venía de Europa
arruinando la escasa industria nativa. Se convirtieron en un grupo rentista sin vocación
por la industria.
5. En la guerra del pacifico el único país que fue beneficiado es chile, ya que Perú al
igual que Bolivia, perdieron territorios, habitantes, héroes, economía, etc. Y tenemos
que diferenciar que las guerras nunca resuelven nada.
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9. BIBLIOGRAFIA
Basadre G. J.: Historia de la República del Perú (1822 - 1933), Tomo 7. Ed. El Comercio
Lima, 2005. ISBN 9972-205-69-X (V.7)
López M. H.: «Augusto Dreyfus: una historia portentosa». Artículo publicado en el diario
El Comercio, Lima, 25 de mayo de 1997
Orrego Penagos, J. L. (s.f.). Rumbo al bicentenario: Historia del Perú, América Latina y el
mundo. Siglos XIX y XX. Recuperado el 25 de Noviembre de 2011, de
http://blog.pucp.edu.pe/item/28461/la-era-del-guano-la-nueva-elite
Cosamalón, J., Armas, F., Deustua, J., Monsalve, M., Salinas, A. (2011). Ed. Contreras
Carranza, Carlos, IEP; BCRP, 2011. Compendio de Historia Económica del Perú.
Economía de la Primera Centuria Independiente.
• Basadre G. J.: La Iniciación de la República del Perú (1929-1930). Tomo 1, Lima, 1929, p.
x.
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